HISTORIA Y FILOSOFIA F EN FEIJOO - f002.backblazeb2.com · UNIVERSIDAD DE MEXICO HISTORIA Y F...
Transcript of HISTORIA Y FILOSOFIA F EN FEIJOO - f002.backblazeb2.com · UNIVERSIDAD DE MEXICO HISTORIA Y F...
UNIVERSIDAD DE MEXICO
HISTORIA Y
FELIZMENTE ha sido siempre advertida por los hombres de letras, losfilósofos, los historiadores, y en
cierto modo también por los eientíficos.la gran influencia que ha ejercido la obrade Feijóo en los países de habla españolay aun en los de lengua lusitana. Y ciertamente sus ideas, más todavía que las oeTosca, Zapata, Martínez, Mayans, Piquer, Cadalso, están estrechamente ligadas a la historia de una época en que eltradicionalismo fue sacudido por las diversas manifestaciones de la modernidad.Como consecuencia de esta lucha surgieron las actitudes y los principios que habían de ser la tónica fundamental de lospensadores hispanoamericanos, desde el.lejano siglo XVIII hasta nuestros días.
FEIJOO ES YA UN FILOSOFO ILUSTRADO
El pensamiento de Feijóo no es extraño a la suerte del pensamiento hispanoamericano, porque los pueblos de hablaespañola, y los lusitanos, tuvieron en elTeatro crítico y en las Cartas, igualmentecríticas, una filosofía de la ilustraciónpropia, coetánea de la europea. Nadie como el fraile benedictino predicó en todoslos tonos y por todos los lugares que lagrandeza patria o el fin de la decadenciadependía de lo que ahora llamamos modernidad. Según él, España, y con ellaAmérica, ocuparía el puesto a que estllba destinada entre las naciones cultas delorbe, cuando todos los habitantes, el borlado y el campesino, el docto y el rústico,fuesen hombres de luces, inteligencias debuen gusto, amantes de la verdad, desconfiados, críticos, racionalistas, esto es,cuando fuesen filósofos a la manera ilustrada. Es la primera vez en la historiahispanoamericana que un filósofo intentade una manera expresa, consciente, salvarun pueblo salvándolo para la filosofía pormedio de una razón que, también por primera vez en la cultura de los pueblos dehabla e~pañola, es libre de saberes y métodos ajenos a ella. Con ella no sólo hacela crisis de la conciencia antigua, sino quelevanta el plano de un mundo nuevo. T.Jnmundo nuevo que se forma sobre un escepticismo, un individualismo, un dualismo de r~zón y fe, una razón experimental, que, por ser todos ellos peculiares,constItuyen la segunda gran contribuciónhispánica (la primera aconteció en el Renacimiento) a la cultura universal. Si Feijóo lle~ó con su nombre' un siglo, nadamenos que el siglo de las luces, se debióa que su obra es creadora de tradiciónhispanoamericana en igual o mayor porción que Bello, Montalvo, Hostos, Martí,Rodó, Ortega, Clavijero, Alzate, Bartalache, Hidalgo, acampo, Juárez, Sierra,
LA HISTORIA LO DOMINA TODO
Cabe señalar ante todo que la historiano es accidental, como es perceptible acualquiera que lea un discurso o una carta. Los errores en lógica, medicina, física,matemáticas; las credulidades del vulgo,las deficiencias teológicas, la negación delpasado, por una parte; la autonomía de larazón, los frutos de la ciencia, la verdaden todas las actividades del espíritu, porotra, son conocidas de los lectores pormedio de una exposición histórica. Pero,
FILOSOFIAEN
FEIJOOPor Rafael MORENO M.
con todo y que esta importancia es decisiva para destruir un pasado decadentey levantar un futuro de grandeíla, la historia no es un puro instrumento en la configuración del mundo nuevo. No sólo descubre ella el tema filosófico, sino que loenvuelve todo, y tanto se hunde en lamisma obra crítica que se puede afirmarcon razón que la nueva filosofía, y enconsecuencia el destino de la obra de Feijóo, depende fundamentalmente de la histo!ia, en el sentido y con el alcance queindicaremos a continuación.
EL HOMBRE COMO TEMA
Feijóo es, al igual que los ilustrados,de tendencias moralistas en la historia.Tal vez la -protesta frente a la herencia
Feijóo - "la gran influencia de su obra"
política del siglo anterior, que caracterizaa los ilustrados, y la dolorosa experienciade las guerras de sucesión en el propiopaís, hicieron que Feijóo, bastantes añosantes de Voltaire, mostrara un marcadodesprecio por los héroes, los grandes conquistadores, las guerras, la fuerza, la política de rapiña, los nobles que solamente viven, segün gusta recalcar, de las acciones de los antepasados sin concurrir albien de los ciudadanos. Así la historia sedesplaza de los grandes hechos políticos,como la vida de los reyes, las batallas, laprosperidad y decadencia de los reinos, 'y considera principalmente "los sucesoshumanos", el genio o carácter de los hombres. En lugar de conocimientos generales, se busca el conocimiento de la felicidad, del cultivo de las artes, de los beneficios de la ciencia, de los recursos delos campos, de la comodidad. No se tratade la historia humana en el sentido deBacon o de Vives, pues ellos identifican
l~ palabra humano con la palabra civilsl.no. de la.historia que comprende el mo~VImIento mtegro del espíritu e interesaa un nuevo tipo de hombre para el cuallos valores fundamentales, como elocuentemente enseña .el fraile antes de que loexpresar~ Voltalre, son lo útil y el buengusto. TIene ya la historia otro significa~o en na.da diferente de aquel que tendna dos SIglos después. Su objeto es elhombre, mas no el hombre en general, sino el .hom?re considerado como parte deuna sltuaclOn concreta en el caso de unpaís llamado España, 'con errores' que 10encadenan al pasado, lo sumen en la decadenciél; y le 'impiden participar en la cultura ulllversal. El conocimiento históricodeja de. ser general y se vuelve' concreto,necesano para la subsistencia del individuo y de la nación. Educa, salva al hombre presentándole conocimientos acercade todo género de materias. .
El concepto de la historia en Feijóo espue~, un,a .historia del saber que, aunqu~enclcIopedlco y erudito, no consiste en'amontonar por medio de la memoria datosinnumerables, sino en indicar detalles delespíritu humano o en tapar los resquiciospor donde los hombres puedan llegar acreer o a afianzarse en el pasado o t~n
los errores. En esto también se adelantóal consejo, que Voltaire daba a su disCÍpulo D'Alambert, de estudiar la cienciacomo una historia del saber y no comouna acumulación de nuevos conocimientos. Tal es el sentido profundo que vertebra los discursos y las cartas, aparentemente disparatados, que el benedictino escribe con mano rápida de enciclopedista.Cualquier escrito suyo puede servir deprueba. ' '
CRITICA Y RAZON
Esta idea ilustrada de la historia comociencia del saber requiere la existencia deuna razón que muestre cuáles son los sucesos humanos o cuál es la verdad queconviene al hombre y cuál es el error delque debe apartarse. De hecho Feijóo ~e
pronuncia, desde el principio, incansableenemigo de la ignorancia, de las tinieblasy el error, con lo que también se adelanta al intento volteriano de hacer triunfarla razón sobre la sin razón. En el Teatroy las Cartas la historia lleva a cabo eltiempo de la razón, al realizar lo' quepara el benedictino es su doble fin fundamental: uno, la relación de los erroresy las verdades; otro, proporcionar losdatos que sirvan de fundamento a la razón para distinguir o discernir las tinieblas de las luces. Esto quiere decir quela historia es una disciplina esencialmente crítica, como ya lo indican los títulosreveladores del Teatro y las Cartas. Nosolamente proporciona datos, ella mismaes crítica. Ahora bien, el concepto anterior, que es central en' toda la filosofíadel Siglo de las Luces, hace ver a lahistoria y la filosofía como dos mundoscoexistentes. Uno está dentro del otro yse condicionan mutuamente. Todavía más.La historia es en definitiva la que define la verdad o el error filosófico. Lo histórico y lo crítico resultan ser por igualmanifestaciones primeras de la razón.No solamente se conoce ésta en la historia, sino que la misma razón no es posible sin ella, de modo que donde se e.ncuentra la razón ahí se encuentra la hIStoria. Por eso el fraile prefiere la argu-
16 '
JUAN L U 1 S V 1 V E S,(1492-1540). Se doctoró en la SorbOlla.Fue p re c le p t o r delpríncipe Guillermo deCroy, y más ta:de lector de C a tal I n a deAragóll. Dictó cátedraen la Universidad deLovaina, y luego enOxford. Hizo frecuen-'
: tes viajes de estudio.::4. Obras: De las wusas
. . de la corrupción delarte; Del alma y de la vida; Introd~cc-ión.a lasabidur·ía; De censura veri; D.e DlsputatlOne;De Civitate Dei; De Subvenh.one pa.upemm;De Tradentis discip'linis; E-rerCltatlO ltngua latinae; De Ratione studii puerilis, etc.
mentación salida de la historia a la quese basa en una sutil metafísica.
Las ideas anteriores dan pie para afirmar que la crítica universal del Tea.tr.oy las Cartas es el res,u!tado de la .actI~l
dad de una razón cntIca de la hlstona,que, por causas compr;nsi?le:, .no pudoser la crítica de la razon hlstonca; peroque es filosofía tanto o en la misma medida que la filosofía estrict<lfIlente hablando, según parecen entenderse hoy lascosas.
LA VERDAD CIENTIFICA .'
La verdad que señala al hombre unahistoria crítica así concebida se caracteriza por ser objetiva, La crítica en Feijóonace como una necesidad, la misma porotra parte del mundo moderno, de adquirir principios claros y evidente~, deadquirir un método seguro, semejanteal método de las matemáticas, para alc;mzar la verdad y hacer a un lado elerror. Frente a la actit\ld cartesiana según la cual la historia carece de ideasclaras y distintas, Feijóo exalta la confianza en el conocimiento histórico: élsí entrega las cosas tales cuales son.
Como hombre del XVIII busca un saber que se apoye en documentos y testimonios depurados, y 10 hace con tal insistencia que podemos decir, al igual q1.lede voltaire, que todos sus razona~ientos
sobre la historia son crítico-objetIvos, ala manera de los razonamientos de lasciencias de la naturaleza. En efecto, lacrítica supone la capacidad de la inteligencia para señalar lo probable como probable, 10 cierto como cierto, lo dudosocomo dudoso, 10 falso como falso. Loque no es posible sin una firme convicción acerca de la existencia de una verdad obj-etiva, independiente de los caprichos de los hombres. El móvil manifiesto a través de su obra es conocer lossucesos humanos tales cuales son, se~'
guir el hilo de los errores, juzgar conimparcialidad los datos ofrecidos por losautores o los testigos. No hay medio entre la verdad y la mentira. La experiencia y la razón, 'dice, militan contra elapotegma vulgar según el cual el errorsiempre tiene algo de verdadero.
En el fondo de las convicciones feijonianas se advierte la tradición realistaque recibe al mismo tiempo de la escolástica y de la ciencia del XVIII fundada enla ,experiencia, pero sobre todo se ad-
1 vierte la firme persuasión de que el objeto del conocimiento es una !1aturaleza queprocede de una manera uniforme, porqueacata leyes que no pueden ser violadas.De aquí la confianza en el conocimientode una verdad objetiva y necesidad de
acabar con las dudas, los errores, las ignorancias de los hombres. Estamos frente al fruto máximo del racionalismo mecanicista característico de la primera etapa de la ilustración, miope a todo lo .queno sea ciencia y conocimiento de vahdezuniversal objetiva. Consecuente a él, afirma que los poetas no. tienel: voto. ;uandose trata de la verdad, aÍlrmaclOn querecogen los pensadores hispanoamericanos del' siglo XVIII.
HISTORIA PRAGM ATICA
En el Teatro y las Cartas la historiaentendida" como verdad objetiva está reciamente ligada a la idea de utilidad. Feijóo, y todo el siglo de las luces, da elcalificativo de verdadero sólo a lo quees útil. ¿ Util para qué? ¿ Cómo puedeser útil la historia? La historia es el útilpor excelencia para librar a la mentedel error y. para establecer las verdades,los hábitos, las costumbres, con que seformará el moderno pueblo español. Deesta manera Feijóo se anticipa algunos
. años al Ensayo sO.bre las costumbres,aparecido en 1740, en donde Voltaire pone a la historia como base de la reformade una nación. En efecto, 10 que al fraile le interesa es la historia como apoyoe instrumento de una reforma general dela inteligencia y la vida española, comouna salida airosa de la decadencia que ensu sentir oprimía a la nación. La historiaes considerada, pues, útil porque significa ilustración y porque mediante esa ilustración España logrará su grandeza allado de las otras naciones.
Esta concepción pragmática de la historia, de la que Feijóo es consciente, tiene poco que ver con el pensamiento cIá.sico que expresa. la frase de Cicerón.Ciertamente la historia es todavía maestra de la vida en cuanto enseña en elpasado decadente todo 10 que no debe seren lo futuro. Pero también muestra losfrutos de la razón' actual, la novísima,con que España alcanzará la grandeza,de la que carece debido a su propio pasado. Así la historia se convierte en rostro de dos miradas: una al pasado queno debe ser, otra al futuro que sí debeser. y 10 e}):traordinario de la posición deFeijóo consiste erI que la historia quita laratón al pasado y da la razón al futuro.Función en verdad ajena a la tradiciónhistórica.
Por 10 anterior se puede decir con justicia que Feijóo hace con el Teatro crít-ico y las Cartas una filosofía de la historia, aunque el fraile no haya dado asus ideas el nombre con que Voltaire calificó a las suyas. Lo cierto es que unoy otro, el español y el francés, con diferencia de años, manejaron ideas sobre lahistoria muy similares, pues concibieronesta disciplina a la manera de una verdad salvadora de sus pueblos.
CRITICA E IN MANENCIA
La concepción jusnaturalista de la historia aparta a Feijóo del mundo tradicional al que pertenece por su educación ysu religión. Todavía en el siglo XVII Pascal sostiene que en la teología es válidoel respeto a la antigüedad, debido a queesta· ciencia no depende exclusivamentedel razonamiento. Mas según el fraile, larazón crítica se ejerce por igual en la
UNIVERSIDAD DE MEXICO
historia, en la lógica, que en la teología.De aquí que lo. tr~dicÍ<:)11~1 ~o pueda aceptarse como cnteno hlstonco. Y en verdad así como la física descansa únicamel~te sobre una nueva razón dotada deexperiencia, así la hi;toria descansa ,~ni
camente sobre la razon en cuanto cnbca.y así como la físira se explica dentrode la inmanencia en cuanto ésta significauna despreocupación radical por los p~o
blemas del más allá, y en cuanto encIerra a la ciencia dentro de los límites dela tierra no menos que en cuanto niegatoda pretensión metaf.ísica, así .Ia historiaestá condenada a la mmanencla.
Este nuevo saber, que según Feijóointeresa al nuevo tipo ele hombre, no estátodavía acuñado y expuesto en sistemasrígidos. Es parecido a las cosas del Siglode las Luces: preciso en sus finalidades,activo y ya convertido en realidad, ~ero
indefinible. N o está hecho, se va haCIendo. Por de pronto es un espíritu, el espíritu de crítica. Nada en aquel siglo seaceptó de buena fe, todo se criticab~: Laobra de Feijóo representa en Espana elespíritu crítico universal; es el ejemplodel último grado a que pudo llegar unreligioso en la avidez de críti~a que en~
pieza a privar en Europa a fmes del SI
0'10 XVII con un Leibniz o con un Bayle,b • ••
y que no era otra cosa que e! pr!?ClplOdel largo proceso de la seculanzaclOn delsaber. Para San Agustín o para Bossuetlo importante históricamente es todo .10que tiene relación con Cristo y la Iglesl~.
Para Feijóo, al igual que un poco despuespara la Enciclopedia, 10 histórico es todo~quello en donde se puede ejercitar lé¡.. inteligencia crítica. Rechaza por eso la Ideacorriente en aquellos días, por lo menosen España, de que la historia verdaderadescansaba en los hombros del pueblojudío y de que se había corrompido enlos demás. Para él todos los pueblos hanhecho la historia, porque todos han tenido razón y porque ésta no deja de serrazón antes bien tiene muchas veces' unclesar~ollo más amplio, en los gentileso en los herejes.
De tal manera la historia es un cometido meramente humanó. El Teatro y lasCartas dan la convicción a quien los leyere que Feijóo aparta de la historia lamano de Dios para poderla dejar a laresponsabilidad ele los hombres. El cristianismo, desde San Agustín, ha afirmado que Dios convierte el mal en instrumento de los designios divinos. Feijóo, alcontrario, insiste, clavadas sus ideas enel conocimiento de España y los -españoles, en que la decadencia, el mal máximodel hombre, no se debe a Dios, sino a lospropios españoles, reacios a la cultura ya la filosofía modernas.
CARLOS DE SECONDANT,
barón de Montesquieu,(1689-1755) . Notablepublicista francés. Dimitió al cargo de magistrado para dedicarse a las letras. Después de viajar y estudiar publicó: Cartaspersas, libro extraordinario; Consideraciones sobre las causasdel engrandecimiento
¡le los ,romanos y su decadencia, el más popularc.:,~ sus escritos; Espíritu de las leyes, su obranaestra, donde examina las diferent7s formasde gobierno; publicó además otros hbros, modelos de polémica y buen gusto.
UNIVERSIDAD DE MEXICO17
F R A N C r S e o MARÍAAROUET DE vOLTArR~:,
(1694-1778). Las numerosísimas obras deVoltaire se han reimpreso varias veces, yno pocas se han reunido en ediciones completas. Obras: Edl:po; ,Artemisa; Mariamne;Bntfo; Te 111 pi o delp I a e e 'r; Historia deCarlos XII; Cartasfilosóficas; Elementosde la f i los o f ·í a de
Newton; Discursos sobre el hombre; Ensayo sobre las costumbres; Orestes; Roma libertada;Nanina; Historia de Rusia; Tancredo; Filosofía de la historia; La Biblia comentada; Diccio¡~ario filosófico; Historia del Parlamento dePcurís, etc.
¿ LA VERDAD ES OBJETIVA?
El hecho de que la obra de Feijóo descanse en la crítica y precisamente en unacrítica aplicada dentro de la inmanencia,implica una desconfianza, no en la capacidad de la razón o en el triunfo de susideales, sino en el objeto que la define,el saber humano y, en definitiva, en elhombre mismo. Pues bien, esta tesis permite a Feijóo establecer al mismo tiempolas condiciones de una verdad objetiva yescapar, por así detir, del racionalismomecanicista. Conviene detenerse a probar lo anterior, pues de ser cierto, EspaTIa no sólo tuvo desde los primeros tiempos una filosofía de la historia, sino unaconcepción de la historia más modernaque la 'ilustrada.
En primer lugar, tanto el Teatro comolas Cartas, son un monumento a la obje~
tividad histórica. En todos lados se queja el fraile de la facilidad con que se introducen o toman vuelo tantas fábulas enel mundo, debido a que la mayoría de loshumanos tiene una fe casi ciega en losautores. No se ex;aminan las fuentes dedonde se derivan las noticias. No se usala crítica para discernir 10 posible de loimposible, 10 verosímil de 10 inverosímil,y muy pocos tienen los principios paraeste discernimiento. N o se advierte quelos demás clásicos autores usaron de informes ajenos, sin exceptuar de esta regla aun a los coetáneos a los sucesos.
Esta' convicción sobre la credulidad delos hombres es probada satisfactoriamentepor Feijóo con la misma fuerza con queBay1e lo había hecho años atrás en elDiccionario crítico e histórico. Por unaparte crea la duda sobre las verdades delos antepasados. Por otra vuelve necesaria la existencia de leyes críticas quedescubran las fábulas, las supersticiones,las falsas tradiciones, los milagros supuestos las narraciones maravillosas. Así seentrega, ya en el primer discurso del Teatro, a mostrar cómo funcionan las leyesde la crítica. Según la formulación teórica son tres. La primera regla, 'fundamental para los' milagros y las apariciones, enseña que no deben admitirse comoverdaderas ni como falsas todas las narraciones. La segunda, que la historia sealeja de 'lo inverosímil. La tercera, queel asenso o disenso a los hechos históricos se ha de reglar por el número y gravedad de los testimonios que los califican, debiendo ser éstos mayores cuantolos hechos fueren más extraordinarios.Trata extensamente de las tradiciones populares, de la veracidad heroica que serequiere en las narraciones portentosas,de la calidad de los testigos, de la crítica
textual, del conocImIento directo de lasobras, de la necesidad de ir hasta las primeras fuentes. Es un apotegma para élque no basta la lectura de los autores mo~ernos ni la de los antiguos, y que la rectItud del juicio histórico exige que todossean oídos y se pronuncie la sentenciaror la calidad de las pruebas.
En segundo lugar, al lado de estas normas objetivas, señala la dificultad deljuicio histórico por el hecho de que sonho~bres quienes narran los sucesos yqUIen trata de ordenarlos. Por eso le interesa mucho que se "conozca la índoledel autor", su país, su religión. La fidedignidad de un' autor no es sufícientepara aceptar el hecho por él narrado. Sepuede y aun se debe dudar si tenía lals.agacídad y aplicación necesarias paradiscurrir entre la realidad y el embuste.
. ¿ o LA VERDAD ES HIsroRIcA?
A todas las indicaciones anteriores necesarias para la buena historia, el lrailelas l1ama reglas matemáticas de la verdad humana. Señalar las normas de lacrítica histórica no es otra cosa que "reglar matemáticamente la fe humana". Yen verdad sus ideas son un claro índicede una historia tan racionalista como ladel setecientos. La razón parece dominara, lo histórico y sólo falta que las leyescríticas sean concebidas a la manera de
SAN AGUSTÍN, (354430). Nació en Tagaste, Africa, cercade Hipona, don d emurió. Combatió con'seVleridad a los maniqueos, a los donatistas ya' los {Je1agios. Sus doctrinascontribuyeron al desarrollo de la, vid:!contemplativa, y a lafundación de los mo
n~sterios. Sus ideas sobre la gracia divina ej erCleron una gran influencia en la Edad Media.Su vasto g¡enio abrazó muchas disciplinas: metafísica, historia, antigüedades, ciencias y costumbres. Sus obras más notables son: Ciudad deDios; Confesiones; Tratados acerca de laGracia.
las matemáticas y que la certeza históricahaya de tener la misma naturaleza de lamatemática. Sin embargo, Feijóo, sin dejar de ser ilustrado, salva la singularidadde lo histórico. Pese a sus pretensionesde encontrar una verdad objetiva y a quela inercia de su naturalismo 10 lleva ahablar de la regla matemática, sabe, 10mismo que después Voltaire, que la historia, precisamente por considerar los hechos humanos, tiene escaso número deencadenamientos auténticos con que igualar la certeza de las matemáticas y queen consecuencia nunca será posible cerrarla puerta al error. Muchos, se queja,sólo aceptan la verdad y las objecionesdotadas de evidencia, mas en materia decrítica no caben verdaderas demostraciones. Fuera de la ciencia matemática, dice, "es preciso contentarse con la verosimilitud, la cual cuando llegue al más altogrado de perfección dentro de su línea,no puede pasar de constituir certeza natural". Con esto y el cuidado por considerar la subjetividad del historiador, suministra las ideas básicas para superar laconcepción mecanicista de la filosofía ilustrada. Cuando no se advierte el sentidoprofundo que sustenta a las normas críticas, es común pensar que sus ideas his-
tóric~s siguen el cauce normal del jusnaturahsmo pragmático. Cuando, en cambios~, cae en esa cuenta, produce satisfac~clOn _saber que un pensador de lenguaespanala se adelanta a las orientacionesque acabarán por sobreponerse al Siglode las Luces.. Si las leyes de la crítica, según Feijóo,
tIenen como fin principal salvar a la historia de l~s !ntereses humanos por mediode conOCImIentos objetivos, no puedenmenos que indicar la dificultad de labuena historia. La historia no es una disciplin~ ~imple. Lo subjetivo irrumpe enlo obJetIVO y lo objetivo es siempre captado por un hombre de carne y hueso.De esta doble convicción resulta el dobleplano dentro del cual se mueve toda .laobra de Feijóo. En ocasiones parece imponerse la historia concebida a la manerade la ciencia. En ocasiones surge el hombre con una naturaleza irreductible a leye~ ev!d~ntes. La ~istoria, lejos de ser lamas fac~l. de l~s CIencias como pensabanlos tradICIonalIstas, es la más difícil nosólo porque un historiador debe tener 'amplias noticias sobre todas las facultadessin? ~o:que. interfiere la subjetividad ;la mdlvld~altdad. Son muchos los poetasque se dIcen perfectos, pero no existeun solo historiador perfecto. Aun los mássobresalientes tienen graves defectos. Así,en opinión de Feijóo, la naturaleza delhombre no hace más que poner tropiezosa la verdad de la historia, de manera queni siquiera como ciencia de lo más verosímil es posible. Dejando a un lado lasgrandes dificultades por concepto del es-
. tilo y del método, aun suponiendo queexistan sujetos en quienes concurran conocimientos excepcionales sobre los autores, la religión, las leyes, las costumbresde las naciones, la mentalidad de los "iglos en que se desarrollan los sucesos;es casi moralmente imposible, según Feijóo, que también estén adornados con ungrán amor a la verdad, con un espÍl'itucomprensivo de tanta multitud de noticias y, sobre todo, con un ingenio tanpenetrante, que disciernan las legítimasseñas de la verdad entre tantas apariencias encontradas.
VERDAD, VEROSIMILITUD- y DUDA
Para Feijóo la dificultad inherente ala historia adquiere mayores proporciones, cuando se -advierte que los autoresque refieren los sucesos pueden ser 111;1merosos y que cada uno de ellos se depllevar inconscientemente por el amor asu país, por la pasión religiosa, por elhalago del lector, en pocas palabras, porsu propio temperamento. Poco se puedecreer a un autor contemporáneo que narra sucesos oculares y mucho menos alque se apoya en personas fidedignas, pues
" R A N C I S C o BACON,
(1560-1622). Bar ó nde Varulam y conde deSan Albano. Obras:Instaura.t-io magna; Deaugmentis sci e n t i a"~tm; N ovum organumscientiarum; Vida del:nrique VII; Colección de los actos y hechos acaecidos en elParlamento de Inglaterra en el reinado deJsabel, etc.
UNIVERSIDA,D DE MEXICO
entonces debe ser veraz el historiador yel que dio la noticia. Cuando existen muchos conductos' desde el hecho hasta elhistoriador, parece difícil que alguno nodeje de corromperlo. Ya Séneca sabía quela verdad de .la historia es obstruida porla credulidad, la negligencia y la mendicidad de los historiadores. ¿ Cómo sabercuál es la verdad si entran de alguna manera en el hecho histórico elementos individuales subjetivos? Según Feijóo ladificultad de la historia consiste en que elhombre hace imposible la aplicación pelas leyes críticas. "De modo, dice, que laverdad navega en el mar de la historiasiempre entre dos escollos, la ignoranciay la pasión." El miedo, la esperanza, elamor, el odio, "son cuatro vientos fuer-
; tes que no dejan parar en el punto de laverdad la pluma".
Verdaderamente no podía darnos elfraile español del siglo XVIII imagen mejor para indicar las luces y las sombrasde la historia, la inclinación a la objetividad y el imperio del individuo, un individuo recalcitrante, a las leyes originadas en el naturalismo iluptrado. De lamisma manera que exalta a las leyes críticas, así exalta al individuo. Por ejemplo, la dificultad que en la historia implica el estilo, depende de que cada clasede asuntos tiene sus. locuciones correspondientes y cada individuo tiene sus propias expresiones. Igualmente, el métododepende de la comprensión, de la perspicacia, del genio del autor, pues sólo élpuede saber cómo escribir cada cosa y'dónde colocarla. "Son tantos los motivosparticulares que pueden movernos al engaño, dice, que aun respecto de los he-.chos que son indiferentes al partido, lareligión y el estado, rara vez podemostener seguridad alguna. ¿ Quién puedecomprender todos los afectos que hay enel corazón de un escritor que no conoceni ha tratado? ¿ Quién puede determinara cuántos objetos se extiende su amor osu odio? Aun en los hechos que pare~enmás remotos, o de su afecto o de su interés, puede tener parte o su conve'nienciao su inclinación. Mienten a veces los historiadores, quedando incomprensibles losmotivos."
Pero el afán crítico llevado a sus últimos ~xtremos I?or Feijóo no sólo produce fIsuras de Importancia en la razónmecanicista del siglo. También terminaen u~ cierto escepticismo al que por desgracia ahora tenemos que soslayar. Enefecto, se sabe ya que en ~a historiacuenta mucho el individuo, pues graciasa su presencia,ya en la trasmisión de losdatos, ya en la interpretación de ellos, sedes~ubre algo que no. es comprensibleracIOnalmente. Por eso el individuo elsujeto que hace la historia, pone límit~s auna razón, cuya grandeza consistió enquerer conocer todo. De lo anterior cabed~stacar. que, como Feijóo lo repite endIscursos y cartas, las dificultades queimpiden comprender la verdad fundanla incertidumbre, la duda, en la historia.Las contradicciones de los autores producen dudas sobre la existencia de ·los hechos a que se refieren. "Por donde seconocerá, concluimos con el benedictinocuán difícil sea no sólo apurar lo cierto'mas' aun señalar lo más verosímil en l~historia." Sin embargo, hijo del Siglo delas Luces, no se atreve a llevar hasta elfin ~u. individ~alismo y su incipiente escepticIsmo, sahendo de la duda o por la
verdad o por la senda de la verosimilitud.Por una parte insiste en las grandes dificultades de la historia y afirma expresamente que un historiador es moralmente imposible; pero, por otra, siempre encuentra la verdad enmedio de los errores,las fábulas y las supersticiones. Todoacaba cuando se entrega, confiado, a larazón.
DIOS Y LA HISTORIA
Por todas estas razones el fraile benedictino está a la altura del espíritu analítico propio de la segunda mitad del Siglo de las Luces. Historiza en cierto modo la razón universal que le sirve de sostén. La importancia que concede al individuo pesa con todas sus consecuencias.Si para Voltaire y después para Montesquieu la naturaleza humana se ve individualizada por la costumbre, el clima y el .suelo, para Feijóo se ve individualizadapor las circunstancias del propio individuo. Descubre que lo histórico, la verdad histórica y el historiador son individuales. Sabe por otra parte que del individuo no existe ciencia. En estas ideasFeijóo fundamenta la incomprensión dela historia y la falta de crítica para discernir la verdad del error. Cualquier hom-
BENITO JuÁREz, (18091872). Presidente dela República de México. De humilde origen,merced a sus esfuerzos llegó a recibirse dedoctor en derecho. Decretó la institución delcasamÍJento civil, y laconfiscación del o sbienes del clero. Combatió a los francesesque habían impues~o
a Maximiliano comoEmperador de México.C u a n d o el ejércitofrancés se retiró, Juá
rez derrotó a los conservadores, y logró restablecer el orden interior y las relaciones amistosas con casi todas las potencias extranjeras.
bre puede saber las reglas críticas, peroel cómo y el cuándo deben aplicarse depende de la. luz natural de la inteligenciaque cada uno tiene como gratia gratisdata.. La crítica buena, justa y acertada,ni la dan los libros ni los títulos. "SóloDios la da, porque sólo Dios da el claroentendimiento, el ingenio perspicaz, eljuicio exacto; que en esto y nada másconsiste la buena crítica." Ni siquiera elestudio de la propia crítica hace buenoscríticos. La misma comprensión de lasreglas pide un juicio crítico. De todo estose deduce que la facultad crítica es individual y que existirán en consecu;nciatantas historias como individuos que lashagan. Un relativismo histórico y no otracosa enseña el fraile cuando escribe quecada uno explica y entiende las' reglascríticas a su manera. "Sobre todo en orden a la inverosimilitud de un hecho, esmuchas veces' absolutamente imposibleconvencer al que lo afirma; porque el dis··cernimiento de lo verosímil e inverosí:ni¡a, veces pende ~uramente de cierta saga.cldad, pulso otmo mental, que no puedeexplicarse en silogismos." Palabras degraves consecuencias si las hubiera desarrollado de modo sistemático o si al menos las hubiera referido a la verd'l.d engeneral. Pero así como termina por confiar en la razón cuando la duda y los
elementos subjetivos lo conducen al"escepticismo, así escapa al relativismo atribuyendo el don de la crítica, de la buenainteligencia o de la buena razón, a Dios.Sin duda, Feijóo; por su circunstanciaespañola, por las inconsecuencias mismas'del siglo, ni pudo hacer una historia completamente humana, ni concibió al individuo con una razón que no fuera la me·canicista de la época, y aun ésta con resabios de una mala escolástica. Hay quereconocer, con todo, que la dualidadapuntada hace original a su obra y lepermite solucionar la antinomia razónhistoria, aun cuando el resultado no fuera tan satisfactorio como el del siglo XIX.
EL PASADO Y EL FUTURO
Hasta qué punto se imponga en la historia lo individual, una vez descubierto, nos lo van a mostrar los dos límites dentro de los cuales se mueve todo el pensamiento histórico de Feijóo: el pasádo yel futuro. En efecto, los discursos y 1<1scartas son una pintura magistral del pasado concebido como error y del futuroconcebido como verdad. Uno ha producido la decadencia a los españoles, el otroles traerá necesariamente la grandeza.Uno significa el atraso, la ignorancia, lastinieblas. El otro auncia el progreso, elsaber, las luces. Se trata, I,mes, de dos·mundos que se excluyen mutuamente, demanera que no pueden darse al mismotiempo. ¿ Quiere decir que Feijóo alcan-zó a formular la doctrina del progreso oque tuvo ya una idea de las formacioneshistóricas? Vayamos con tiento. El progreso es el sustrato del Siglo de las Luces,algo así como el aire que respiraban losilustrados con una naturalidad que nodespertaba ninguna sospecha. Ni siquieraera necesario explicar o <;iefinir lo quefuera el progreso. Sólo supo aquel sigloque tenía su principio en el pasado y quesu meta era el mismo progreso. Fue estemodo de ver las cosas la consecuencia deldescubrimiento de la riqueza humana ymaterial del universo. El hombre se diocuenta de que gracias al su laboriosidadera cada vez más el propio autor de símismo, el saber de su historia.
Todas estas ideas existen a montonesen Feijóo. No gusta, como no gustó ningún pensador ilustrado, de elaborarlas teóricamente. Las vive, las comunica de lamisma manera que se vive y se comunicaun hecho. Así nada tiene el extraño que lahistoria sea la mojonera que señala el ca- ..mino que 4a de recorrer el hombre de España en particular y la humanipad en general. Todas las cosas, la realidad, las instituciones, las costumbres, caminan haciaun desarrollo y progreso, indefinidos, menos la razón Y' sus postulados. Aquí está elsecreto. La fe en el conocimiento de la naturaleza y la razón universal del sigloconstituyen la base de las conviccionesde Feijóo y por eso permaneció ligado ala ilustración, pese a que en puntos trascendentales vislumbró y hasta aplicó lassoluciones que habían de generalizarse enla segunda mitad del dieciocho o a principios del diecinueve. Si exaltó la importancia negativa que lo individual tienepara el conocimiento histórico, no pudodestacar su descubrimiento de que lo individual es el objeto de la historia. Habría hecho teoría y se habría salido de su"circunstancia". El progreso,esa idea que
UNIVERSIDAD DE MEXICO19
¿ ES FEIJóo UN ADIVINO o UN GENIO?
OTHON
No puede encontrarse en el Ttatro críticoo en las Cartas eruditas, es cierto, unafilosofía sistemática en las formas y enI~s te~as. Pero, ¿no es precisamente lahlstona, que para el siglo de las luces,el siglo por antonomasia de la filosofía,era filosofía también, la que vuelve humano el pensamiento filosófico y le muestra como objeto ineludible el saber circunstancial, propio para unos hombres vuna época? Sin duda el fraile es filósof~
como han sido filósofos los grandes pensa~ores. de habla española, en quienes elestIlo sIempre es bello y la pluma está alservicio de las causas sociales. O, paradecir verdad, en Feijóo es donde cristalizan por primera vez las propiedades delpensamiento hispanoamericano.
"Otilón, el 'seco, el desgarrado"
¿ Qué nos dice Othón? La pregunta parece superflua de$pués de que ya el propio Othón ha dicho su palabra poética ydespués de que la crítica ha sido tan verazcomo generosa con su obra. Sin embargono creo que la pregunta sea exactamentesuperflua. Tengo para mí que la expresiónpoética está en razón inve~sa a la expresión lógica. Si la segunda procede mediante la identidad, la primera procedemediante semejanzas decisivamente alteré'.J3s por la diJerencia. Lo cual quierec~ecir que cada quien percibe en la mismaobra de un mismo autor -identificaciónbásica sin la cual la comunicación seríaiíllposible- puntos de vista, perspectivaspersonales. Lo que dice el poeta es, porun ladq', 10 mismo para todos; por otro,lo que despierta en cada uno de sus lector.es. Y es en este sentido precíso en elque la poesía es comunicación. Toca 10más hondo de nuestra íntima subjetividad.
Ya en 1910 decía Reyes: "Si hay librosque producen la impresión de cosa unificada, orgánica, éste es uno de ellos" (op.cit., 183). Y si esto podía afirmarse de
JOS EMANUEL
ca, unido a una extraordinaria percepción de los temas y actitudes que andabanen el ambiente en espera de alguien quelos expresara, 10 lleva a superar significativamente el mundo de la Ilustración.¿ Cómo podremos negarle el título de filósofo a Feijóo, si expresa con claridad,de una manera consciente, las mismasideas que después se considerarán características de Voltaire, el pensador quemás empuja hacia adelante la Ilustraciónuniversal? ¿ Cómo nos atreveremos a despreciar, nosotros que formamos parte delos pueblos de habla española, la filosofíaque Feijóo descubre por la historia y conla cual él ha participado en la formaciónde la conciencia hispanoamericana, y, através de ella. en la cultura universal?
(APUNTE CONMEMORATIVO)
Por Ramón XIRAU
AL ANÁLI!\IS que Alfonso Reyes dedica a los Poemas rústicos en 1910debemos una idea ya: indispensable
y reconocida por todos. Othón no es unpoeta bucólico en el sentido tradicional dela palabra sí por bucolismo entendemos"lo que tiene por principal y único fin lanarración de la vida de los pastores, y notanto de los pastores reales cuanto de losde aquella fingida Arcadia ..." (Obrascmnpletas, 1, 185.) Sólo podría llamarsea Othón poeta bucólico si se entendiesep~r poesía bucólica "la qu~ gusta de de~cribir el campo y toma pIe en el sentimiento del paisaje natural para llegar porallí a la expresión de todo sentimiento"(op. cit., 185). También a Alfonso Reyesse debe la idea de que Othón no ha~e sólopoesía descriptiva -forma objetiva delpaisaje-, sino que revela en su obra unmundo "transcendental" y. más específicamente, cristiano, católico. El Padre Valdés hace observar con atingencia que.entreMonseñor Pagaza y Othón "vendría más
. a propósito hablar de ~p?sic¡ón que d:paralelo" (Poesía neoclastca, XL). Y. SIbien Manuel Calvillo afirma que la mfluencia de Pagaza existe--especialmenteen Sonetos paganos- no deja de aclararque se trata de influencia y no de "paralelo" (Paisaje, XXII). Por 10 menos dosde estos autores- Calvillo y Paz- coinciden en ver a Othón como poeta "crepuscular": "hay un constante gusto porel tema del crepúsculo, en el que nos dafrecuentemente tantos de sus más afortunados hallazgos" (C a Ivi 11 o, op. cit.,XXVIII); "Othón, el seco, el desgarradoOthón, si posee la lucidez, la angustia, elresplandor herido del sol en el crepúscu- \lo" (Octavio Paz. Emula de la llama, enLas peras del olmo, 54). Pero Paz vecon agudeza que en Othón "no hay medias tintas"... "¿ Será porque el crepúsculo del norte es más violento. másvital y neto, menos complaciente, que eldel Valle de México?" (op. cit., 54).Dejando a un lado cuestiones de influencias y de escuelas obtenemos tres elementos medulares en la obra de Othón: elpaisajismo (desde Reyes, en Valdés, enCalvilla ), la religiosidad (en Reyes, Valdés, Calvillo), el tono crepuscular (enCalvil10 y en Paz) .
mueve todas las ambiciones en la Epoc;¡de las Luces, no reconoce el valor de loindividual, ha~ta cien años después.
Esto explica por qué para Feijóo· el fu-'turo no puede tener ni ha tenido su origen o causa en el pasado. El pasado noes el antecedente, sino 10 que no debía sery no será por el sencillo motivo de queno le asiste razón alguna. Hay ciertamente historia del pasado, pero en cuantohistoria del error y la ignorancia. Má~
bien la historia es la mojonera que deslinda la decadencia y la grandeza y sefiala el camino hacia el futuro. Hay historia, pues, hacia adelante. Según la feilustrada de Feijóo, el hombre se perfeccionará mediante las luces hasta llegar almomento en que domine totalmente larazón. Pero, otra vez la agudeza -¿ aestas alturas ya la podemos llamar genial?- del fraile, descubre que el mundono puede ser tan simple. El error, queimpide el advenimiento del futuro, anidaen -la inteligencia de cada uno. Así cadauno, el individuo, tiene que conv«rtirseen crítico para desterrar el error. Ha dereconocerse, por eso, que al lado de larazón universal existe un nuevo tipo derazón, una razón' que es individual. Elbuen benedictino deja maltrecho lo universal de la vieja razón, pues la persecución de los errores y las fábulas a travésde la historia, hasta encontrar su origen,sólo es posible con una razón individualizada.
BLAS PASCAL, (16231662). Desde muy joven manifestó un grantalento para la geometría, la física y lasmatemáticas. Su T,'atoda de los cónicoscausó la admiracióndel mismo Descartes.También hizo experiencias sobre el equilibrio de los líquidosy la pesantez del ai re.Se ocupó luego en hacer una apología de la
religión cristiana, que no pudo terminar; se pnblicó despnés de sn mnerte con el títnlo dePenso·l1Iientos.
Feijóo ocupará un puesto de primerorden en la historia y en la historia de lafilosofía si son ciertas o al menos fundabIes las ideas anteriores sobre la historia.Para nosotros el monje, que no conociómás mundo que las cuatro paredes de sucelda, es un verdadero ciudadano en larepública de las letras, como gustaba élmismo llamarse. En verdad participa activamente de la cultura peculiar del sigloen que le toca vivir y, sobre todo, sabepensar con originalidad, repiensa los problemas modernos y su fino sentido críti-
ANDRÉS BELLO, (li811865). Eminente literato y gramático venezolano, de instrucción y de talento notorios. Escribió sobrederecho, gramática \'literatura, y una co'I,ección de poesias. Fueel fundador de la Universidad de Santiago'de Chile. Sus obr~:
la Gramática de laleng11a castellan.a, anotada por R. J. Cuervo, sigue siendo fundamental para nuestros estudiosgramaticales; además escribió el Análisis ideológico de los tiempos de la conjugación castellana; O/'tologia y métrica, etc.