Feijoo, Benito Jeronimo Obras Escogidas

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    ndice

    Obras escogidas

    o Msica de los temploso Paralelo de las lenguas castellana y francesao Defensa de las mujereso Las modaso Sabidura aparenteo Mapa intelectual y cotejo de nacioneso Amor de la patria y pasin nacionalo Fisionomao Impunidad de la mentirao Razn del gustoo El no s quo

    Verdadera y falsa urbanidado Abusos de las disputas verbaleso Arte de memoriao Introduccin de voces nuevas

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    Obras escogidasFr. Benito J. Feijoo

    Es imposible aquilatar actualmente el mrito relativo de las numerosas obras del P.Feijoo, sin que las preceda un profundo anlisis del estado social e intelectual deEspaa, durante la primera mitad de la pasada centuria. Nadie ignora en el da que elilustre escritor benedictino fue el primer crtico de su tiempo, y consagr principalmentesu vasta erudicin a combatir, casi siempre con criterio negativo, los innumerables ycrassimos errores de sus contemporneos en toda suerte de materias, y a promover, portanto, la reforma de todos los abusos, legado de un lamentable perodo de decadencia.Ahora bien; fuerza seria conocer a dnde haba llegado sta, y en qu estado se hallabala opinin y nuestra cultura, si hubiera de medirse exactamente cun poderoso fue el

    esfuerzo, cun grande la osada, cunto el talento y originalidad del gran benedictino, ysobre todo, qu extraordinario celo y desinteresado nimo necesitaba para su arduaempresa. Como de todo escribi, y supo de todo y en todas las materias hubo de hacerfrente a la rutina o a la ignorancia, apenas bastara para poner de resalto su figura, elcuadro completo, vasto, detenidamente compuesto de toda aquella sociedad. Hoy que lainvestigacin literaria, como la cientfica, procede por induccin laboriosa y paciente yantes que formular juicios generales, acumula y pone a la vista datos y hechos, muchosnos seran necesarios para esclarecer debidamente el menor tratado del P. Feijoo. No esdifcil comprender la trascendencia de sus luminosas consideraciones sobre laenseanza pblica, sin el conocimiento de las leyes que la organizaban y los principiosy sistemas dominantes en universidades y seminarios. En orden a la filosofa y lateologa, cunto dijo Feijoo se relaciona ntimamente con la historia de estas dosfacultades en Espaa. Por lo que dice a las ciencias naturales, matemticas, medicina,eterna preocupacin del ilustre benedictino, poner de manifiesto el inconcebible atrasoen que se hallaban, sera recorrerla distancia que separaba a aqul de sus

    contemporneos. Ms interesante, si cabe, la pintura de aquel perodo, en lo que serefera a literatura y artes (que empezaban a recibir de los primeros Borbones singularproteccin), o a las supersticiones religiosas y vulgares, a los risibles errores comunes ala sazn en todos los ramos. Entonces, sobre este revuelto panorama de la Espaa deFelipe V y Fernando VI, entre el bullir de ergotistas y frailes, mdicos ramplones,mayorazgos estpidos, y un pueblo comido de miseria, y entregado a su imaginacin

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    El alcance que tuvo su ruda campaa fue, repetimos, extraordinario; ahora, sobre eltemple de las armas empleadas en ella, ya difieren las opiniones. No puede juzgarse a

    Feijoo con criterio absoluto. En nuestros tiempos se hizo proverbial el dicho de que alP. Feijoo deba erigrsele unaestatua y pie de ella quemar sus escritos; una estatua,para el hombre que con su soplo poderoso barri las preocupaciones de su siglo; lahoguera, dicen, para sus libros cuya oportunidad pas, cuyas opiniones, entoncesatrevidas, son hoy en buena parte dignas del olvido, o tan errneas y risibles como lasde sus impugnadores.

    ***

    Hay, sin embargo, quien se revuelve contra aquella afirmacin paradjica. El Sr. D.Vicente de La Fuente que ha escrito la ms completa noticia de la vida de Feijoo, y, ennuestro concepto, el mejor juicio de sus obras, lo resume as en breves pginas,combatiendo aquella opinin ya vulgar:

    La erudicin vasta y profunda en casi todos los ramos del saber humano, nadie la

    podr negar a Feijoo, aun en cosas bien ajenas a su estado monstico y a sus estudios enlas ciencias eclesisticas, que eran la base de todos sus conocimientos, y en lo que sehaba ejercitado durante su larga carrera de profesor. En una poca en que la fsica y lasciencias naturales se reducan a una cbala y jerigonza ridcula de palabras vacas desentido, Feijoo se present adornado de muy buenos conocimientos fsico-matemticos,que demostr, no slo combatiendo errores y el charlatanismo peripattico, sinotambin asentando grandes verdades y demostraciones, que an hoy da reconoce laciencia, siquiera de entonces ac, al cabo de un siglo, haya adelantado ms. Pero no poreso dejan de ser grandes verdades las que l consign; aun cuando hoy da estn alalcance de los principiantes algunas, que entonces solan ignorar an los que pasabanpor adelantados.

    ***

    Como profesor, uno de los mayores servicios que hizo Feijoo al pas fue combatir

    estas rutinas, y manifestar los abusos de que adoleca entonces la instruccin pblica enEspaa; iniciando felices pensamientos acerca de su reforma. Basta para ello leer losdiscursos que public sobre esta materia, en el tomo VII de su Teatro, acerca de loscuales su bigrafo annimo se expresa as:

    [Manifiesta en ellos los abusos que se padecen en la enseanza de la dialctica,

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    de stos, el Padre Feijoo, puso en lengua vulgar las observaciones acomodadas a nuestrotiempo.

    El canciller Francisco Bacn, despus de Vives, adelant el plan de perfeccionar losconocimientos humanos, con admiracin de todos. Mucho debi nuestro benedictino asu lectura, que se halla tambin recomendada por su gran amigo el doctor don MartnMartnez.

    ***

    En el discurso XI empieza su plan de reforma por las smulas o dialctica,asegurando que en dos pliegos y medio redujo cuanto hay til en ellas, al tiempo de leersu curso de artes a los discpulos. No se detienen como debieran los que cuidan de laenseanza pblica, en busca de todos los medios de facilitarla y apartar lassuperfluidades; pues en este nico cuidado consiste el mejoramiento de los estudios.

    En prueba de su pensamiento, hace ver la inutilidad con el ejemplo de la reduccin

    de los silogismos; porque nunca se usa casi de ella en la prctica de la escuela, y lomismo sucede con las modales, exponibles, apelaciones, conversiones, equipolencias,etc., en el ejercicio literario de los estudios. Y as infiere que convendra instruir slo enestas 'reglasgenerales, y no descender a tanta menudencia, cuya enseanza consumemucho tiempo, y despus no es de servicio.' De todo da varios ejemplos, para demostrar,que la utilidad de la dialctica o smulas se lograr con poqusimos preceptos generales,que pueden ser reducidos a dos pliegos ayudados de la viva voz del catedrtico y de unbuen entendimiento o lgica natural, sin la cual la artificial sirve slo, en el concepto denuestro sabio, para embrollar y confundir.

    En el discurso XII trata de reformar la lgica y metafsica por los mismos mediosde cercenar lo intil.

    De la primera intenta desterrar las muchas cuestiones intiles en los proemiales yuniversales, concluyendo en que todo lo perteneciente el arte de raciocinar se les diese a

    los discpulos en preceptos seguidos, explicados lo ms claramente que se pudiese, sinintroducir cuestin alguna sobre ellos.

    Aade: 'Todo esto se podra hacer en dos meses o poco ms. Qu importara queentre tanto no disputasen? Ms adelantaran despus en poqusimo tiempo, bieninstrudos en todas las noticias necesarias, que antes en mucho sin ellas. La disputa es

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    El discurso XIII analiza lo que sobra y falta en el estudio de la fsica, haciendohincapi en la experiencia, y en que el mismo Aristteles, a quien se sigue comnmente

    en las escuelas de Espaa, recurri a ellas; reprehendiendo, como muy nociva, laignorancia de los dems sistemas filosficos.Para confirmar su nuevo plan traeejemplos de los que han tratado de perfeccionar este estudio en Espaa sobre el mismomtodo.

    En el discurso XIV se extiende, por su conexin con los conocimientos filosficos,a tratar del estudio de la medicina. En l refiere habrsele elegido por individuohonorario de la Real Sociedad Mdica de Sevilla; (la noticia de los progresos de sta, yde la fundacin de la Academia Mdica Matritense, en 1734, habiendo aprobado susestatutos el Consejo, atento siempre a adelantar las ciencias. Concluye en que el rumbopara acertar en esta facultad es el de la observacin y experiencia, corno ya lo habapropuesto Cornelio Celso siglos ha. En estos dos libros abiertos estudi el granHipcrates los principios de donde sac sus aforismos e historias de las enfermedades.]

    Y sigue el seor La Fuente ms abajo:

    Feijoo fue, no solamente erudito, sino profundo crtico, profundo filsofo, yhombre de pensamientos sumamente libres y despreocupados, sin faltar en un pice ni ala Fe, ni a la ley, ni a las conveniencias sociales; antes bien con gran utilidad y ventajade todas ellas. En varias cuestiones filosficas de las que trata Feijoo no hemosavanzado de entonces ac ni una pulgada; en el criterio histrico quiz hemosretrocedido, pues los estudios son hoy ms extensos, pero menos profundos, que en elsiglo pasado. Ahora se habla y se escribe ms, pero entonces se lea ms. La historia

    fantstica, que nuestros crticos del siglo pasado dejaron muerta y casi enterrada, havuelto a levantar su cabeza, adornada de lentejuelas y de diamantes como puos, y dice,por boca de sus modernosfabricantes, que la historia est por escribir, y que es precisoque los hombres de imaginacin la rehagan desde sus gabinetes. Esta misma opininllevaban Anio de Viterbo, Romn de la Higuera y Lupin de Zapata. El Padre Feijoo, ensu Vindicacin de personajes calumniados, en sus dos discursos acerca de Las gloriasde Espaa, y enotros muchos se acredit de crtico profundo en materias histricas.

    ***

    Algunas de sus opiniones polticas son tan avanzadas, que hoy da asustaran a msde un sujeto. Puede citarse como muestra el principio de su discurso Honrar provechode la agricultura y el final del otro La ociosidad desterrada, en que establece la

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    Y despus de censurar el estilo y el lenguaje del Padre, aade el Sr. Lafuente,procediendo a la clasificacin de sus obras:

    En materia de economa y derecho poltico, no todas las doctrinas que escribiFeijoo estn conformes con los adelantos de las ciencias; pero como stas son materiasabstractas, conviene siempre or a todos. Entre sus paradojas hay algunas sumamenteverdicas, como las impugnaciones del tormento, del excesivo nmero de das festivos,de la lenidad con los criminales, y otras; pero quin defender hoy da que los oficiosdeben ser hereditarios, y otros puntos a este tenor? El Padre Feijoo, en esta parte, comoen otras, acierta cuando niega, y suele equivocarse cuando afirma. Su destino era para lanegacin y la polmica; esto es, para combatir errores y abusos, ms bien que para creary ofrecer innovaciones saludables y positivas, y eso que su carcter era no poco

    positivista, en la acepcin que solemos dar a esta palabra. En el discurso acerca delAmor de la patria, lleva ya su excepticismo hasta un punto que da grima, y hoy da, enque la tendencia es a excitar este santo entusiasmo por la patria y por nuestranacionalidad, no se leen sin un poco de disgusto algunas de las observaciones quecontiene aquel discurso. El rey de Espaa era entonces francs, la familia de Borbn

    haba triunfado a duras penas de la dinasta austraca, despus de una prolongada yterrible guerra civil. El Padre Feijoo manejaba de continuo libros franceses, a los quetena gran aficin, y su lenguaje mismo se resiente de ello; por ese motivo no es extraoque tanto en aquel discurso, como en los de Antipata entre espaoles y franceses,Preferencia del francs sobre el griego, y la Introduccin de voces nuevas, consignaseopiniones con las que no estoy conforme. Quiz se le hubieran hecho las impugnacionesde falta de amor patrio que se hicieron sin razn al padre Mariana, si en otros discursoshistricos no hubiese acreditado ardiente espaolismo. Los dos discursos tituladosGlorias de Espaa, y otrosmuchos, en que vindica diversos puntos de nuestra historia,son muy notables. Por ese motivo tenemos que considerar Feijoo como uno denuestros principales crticos en materia histrica, y digno de figurar en tal concepto allado de Burriel, Flrez y Masdeu. Repartidos sus estudios crticos e histricos entre lamultitud de sus heterogneos discursos, apenas se echa de ver este gran mrito; perosalta a la vista cuando todos ellos aparecen reunidos y en conjunto.

    En materia de filosofa y letras, fue una de las cosas en que el Padre Feijoo semostr muy adelantado a su siglo, y muchos de sus discursos, no slo puedenconsultarse hoy da con gran utilidad, sino que de algunos de ellos apenas se ha podidoaadir despus cosa alguna, como sucede con respecto a las cuestiones de racionalidadde los brutos, el medio entre el espritu y la materia, existencia de otros mundos yalgunos otros.

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    imaginacin, Descubrimiento de una nueva facultad o potencia sensitiva en el hombre,Simpatas y antipatas, El no s qu.

    Aun en las noticias que dio con respecto a las bellas artes no dej de hacer muchoprovecho y manifest que sus conocimientos estticos eran trascendentales a ellos. Eneste concepto escribi:De la resurreccin de las arles y apologa de las antiguas, De lamsica de los templos De las maravillas de la msica antigua comparada con lamoderna. Algunos de estos discursos son tan importantes hoy da como cuando seescribieron, especialmente el de la Msica de los templos, que est hoy da en Espaatan perdida, o ms, que, en el siglo pasado.

    Feijoo, al hablar de las bellas artes no descuid el dar noticias, ora histricas, oracrticas, como el Arte de ensear a los mundos, el de beneficiar la plata, lamnemotecnia, en que no quiso creer y la taquigrafa, cuya existencia neg, peroreconoci ms tarde, con noticias que tuvo de que se ejercitaba en Inglaterra.

    Pero en lo que estuvo ms feliz fue en todo lo relativo a la moral cristiana y

    filosfica, como puntos ms conexos con sus principales estudios... Algunos de ellosson de inters actual, pues consigna mximas, que si las dijera otro, hoy da se lellamara impo. Y quin se atrever a decirlo de Feijoo, sin incurrir en la nota de tonto?Su impugnacin De las romeras, De las virtudes aparentes, De las limosnasindiscretas, y otras a este tenor, son muy notables; su tratado sobre el Valor de lasindulgencias plenarias y la Devocin a la Virgen son de estudio e importancia y ojalfueran ms conocidos y aun populares.

    Habla luego el Sr. La Fuente de las preocupaciones vulgares, que combati Feijoo,tarea en la cual reside toda su fama para algunos, y dice a este propsito, terminando sunotable juicio:

    De intento los he dejado aparte... (los escritos de Feijoo sobre las supersticiones denuestro pueblo), para que se vea cun poco es lo que sobre este punto escribi el PadreFeijoo comparativamente con lo mucho que escribi de historia, fsica, filosofa,

    medicina, moral y dems secciones en que se han clasificado la mayor parte de susescritos. A qu, pues, esta puerilidad de acordarse de las brujas y de los duendes asque se nombra el Padre Feijoo, como si de esto hubiera escrito principalmente? Aun as,preciso es reimprimir algunas de las disertaciones de Feijoo. No todos los errores handesaparecido; existen an en pie muchos de los desatinos que impugn aquel clebrepolgrafo. Los almanaques salen an con todas las sandeces del tiempo los Junperos y

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    maravillas magnetismo, del sonambulismo y la doble vista, las mesas giratorias y loscaracoles simpticos. Ninguno de estos portentosos descubrimientos ha salido de

    Espaa; todos ellos nos los han adelantado los extranjeros, como igualmente losgrandes progresos de la frenologa y crancoscopia, con arreglo a la cual, luego que lecortan la cabeza a un asesino, se descubre que tena desarrollado el rgano de laasesinatividad. Y verdaderamente que no se concibe por qu se haya de agarrotar ocortar la cabeza a un pobre hombre, porque tenga en ella un chichn ms o menosabultado. El Padre Feijoo nos dej ya algunas noticias acerca de esto,... y por cierto queen las Causas y remedios del amor, algunos otros puntos, se muestra algo partidario dela medicina materialista, pero sin rayar en error teolgico.

    En conclusin, queda probado el mrito de Feijoo como polgrafo en crtica,historia, filosofa, literatura y moral filosfica y cristiana, aun omitiendo sus vastosconocimientos en ciencias fsico-matemticas, historia natural y medicina, y los grandesservicios que hizo al pas combatiendo preocupaciones, que quiz sus mismosdetractores hubieran profesado y sostenido si vivieran en aquella poca.

    ***

    Nacido el P. Feijoo en 1676, en Casdemiro, Galicia, provincia de Orense, hijoprimognito de noble familia, no fue primogenitura, sin embargo, obstculo poderoso asu vocacin monstica. A los 14 aos profes en la orden de San Benito, desde entoncessu vida se redujo al estudio, a la enseanza de la teologa y la filosofa y a la publicacinde sus numerosas obras. Profesor y escritor pblico estos fueron sus dos nicos ttuloscomo tambin sus ms importantes Publicaciones, el Teatro Crtico que vio la luz por

    tomos, desde 1720 a 1739 y las Cartas eruditas que en igual forma dio a la estampadesde 1742, a 1760; obras que en junto comprenden 163 artculos, o verdaderos tratadossobre las ms variadas e inconexas materias. A este catlogo hay que aadir unosveintisis opsculos destinados en su mayora a contestar a sus impugnadores en lairritada y acre polmica que promovieron sus escritos.

    Los ms importantes episodios de su vida se relacionan con esta batalla intelectual,

    que le caus profundos disgustos y que lo granje por otra parte grandes honores, vivasmuestras de afecto de los hombres ms ilustres, encarecidos elogios del mismo PadreSanto Benedicto XIV y la decidida proteccin de Fernando VI. Lleg ste al extremo deescudarle con su real manto contra la envidia o la ignorancia. Una Real orden sepromulg en 1750 para acallar la polmica literaria promovida, que deca: Quiere S.M. que, tenga presente el Consejo que cuando el Padre Maestro Feijoo ha merecido de

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    institutos cayeron sobre l con la saa singular que han revestido siempre los celos delas diversas rdenes monsticas y el insoportable orgullo de los sabios constitudos en

    corporacin.

    Esta misma saa aument la fama del P. Feijoo, que lleg a ser escritorverdaderamente popular en nuestra patria. A medio milln hace subir el seor La Fuenteel nmero de ejemplares de las diversas ediciones del Teatro crtico, las Cartaseruditas, y opsculos sueltos; por donde se ve que no se lea tan poco en el siglo pasadocomo suponemos. Los extranjeros hicieron varias traducciones de aquellas obras; tres enItalia, una en Francia, y el mismo Feijoo habla de otra en ingls, y otra en alemn. De supopularidad da l mismo razn describiendo lo que le pas en la Corte, cuando en ellaestuvo de paso: ...era cosa de ver las cuestiones extraas y ridculas que me proponanalgunos. Uno, por ejemplo, dedicado a la historia, me preguntaba menudencias de laguerra de Troya, que ni Homero ni otro algn antiguo escribi. Otro, encaprichado en laquiromancia, quera le dijese qu significaban las rayas de sus manos. Otro, que iba porla fsica, pretenda saber qu especies de cuerpos hay a la distancia de treinta leguasdebajo de tierra. Otro, curioso en la historia natural, vena a inquirir en qu tierras se

    cran los mejores tomates del mundo. Otro, observador de sueos, quera le interpretaselo que haba soado tal o tal noche. Otro, picado de anticuario, se mataba por averiguarqu especies de ratoneras haban usado los antiguos. Otro, que slo era apasionado porla historia moderna, me pona en tortura para que le dijese cmo se llamaba la mujer delMogol, cuntas y de qu naciones eran las mujeres que el Persa tena en su serrallo.Digo, porque vuestra seora no torne esto tan al pie de la letra, que, o stas u otraspreguntas tan impertinentes y ridculas como stas, venan a proponerme algunos. Sicuando no haba dado a luz ms que dos libros padeca esta molestia, qu sera ahora,

    cuando los libros se han multiplicado, siendo natural que por la mayor variedad dematerias que en ellos toco, me atribuyan mayor extensin de ciencia para resolver todassus dudas, por extravagantes que sean y esto sera vivir?

    Algo descubre tambin de su propio carcter, lo que dice de s mismo en su cartaPoltica en la senectud: Lo que con muchos acredita mi aparente robustez, y a algunosde stos lo oira el padre N., es que nunca me ven consultar al mdico ni usar cosa de

    botica, como hacen los que son algo enfermizos. Pero esto consiste en que yo s, y otrosignoran, lo poco o nada que para lo que padezco puedo esperar de los mdicos.

    Es cierto que no soy de genio ttrico, arisco, spero, descontentadizo, regan;enfermedades del alma comunsimas en la vejez, cuya carencia debo, en parte altemperamento, en parte a la reflexin. Tengo siempre presente que cuando era mozo

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    Otra cosa en que pongo algn cuidado, por no hacerme tedioso a las gentes, cuyaconversacin frecuento, es no quejarme importunamente de los males o incomodidades

    corporales de que adolezco. Hgome la cuenta de que Dios me impuso esta pensin paraque padezca yo, y no para que la padezcan otros... Y ve usted aqu otra circunstancia, noexpresada arriba, que ocasiona en muchos el errado concepto de que soy ms fuerte ysano de lo que realmente experimento. Yo no me quejo ni publico mis dolores sinocuando son bastante vivos, sirvendome entonces la queja de algn alivio o desahogo.Esto sucede pocas veces porque son poco frecuentes en m los dolores agudos...

    Finalmente, observo no ingerirme, sino tal vez, que alguna razn poltica me obligaa ello, en las diversiones, por decentes y racionales que sean, de la gente moza. La raznes, porque en sus concurrencias alegres y festivas, la presencia de un anciano,especialmente si a la reverencia que inspira la edad aado algo su carcter, encadena encierto modo su libertad, no permitindole, ya la verecundia, ya el respeto, aquellahonesta soltura y esparcimiento del nimo, que aun en los religiosos jvenes no desdicede la modestia propia de su estatuto, en aquellos pocos ratos que la observancia concedealgunas treguas para el regocijo...

    Para certificarse el padre N. de lo que aadi a vuestra paternidad de que soy bastante jovial en la conversacin, era menester ms experiencia que la que tuvo en ellimitadsimo espacio de dos das, pues podra sucederme lo que a otros, que algunospocos das del ao gozan una accidental alegra, y en todo el resto estn dominados dela tristeza. Mas la verdad, sino me engao, es, que mi conversacin sigue por lo comnla mediocridad entre jocosa y seria; lo que proviene tambin, en parte deltemperamento, y en parte de la reflexin. La aversin a todo gnero de chanza es un

    extremo vicioso, que Aristteles llama rusticidad.

    Despus de estos pequeos rasgos bastan para completar el retrato las siguienteslneas de otros de sus bigrafos, el seor D. Jos Mara Anchoriz: Su inclusindominante, dice, fue el estudio; su primera virtud la caridad. Recibidos sus escritos conentusiasmo indecible, circularon por todos los puntos de la Pennsula y por muchos delextranjero, produciendo su venta cuantiosas sumas. Con ellos se cree fue edificada una

    casa en esta capital,

    (2)

    y como, segn las Constituciones de su orden, no podan losmonjes poseer ninguna clase de bienes, fue autorizado por ella para disponer de losproductos de sus obras, y aun impetr, y obtuvo, de su Santidad la dispensacinconveniente. Jams la pidieron limosna que no diese; y sola decir, llorando, que unvirtuoso, a quien socorra diariamente de su propia mesa, le haba de llevar al cielo de lamano. Si en algo su conducta contrari a sus palabras, fue en esto, pues escribi sobre la

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    As vivi hasta la edad de ochenta y siete aos, demostrando con su ejemplo, comolo sostuvo con su doctrina, que las tareas literarias pueden conciliarse con la

    longevidad.

    No hicieron realmente con su cadver lo que l manifest alguna vez, mostrando aqu punto llegaba su desenfrenado amor a la ciencia, y era: llevar sus despojos a unhospital para el estudio de la anatoma. A un fraile y por aquellos tiempos no se lepuede pedir ms.

    ***

    El citado Sr. La Fuente, en el juicio crtico que, en parte hemos copiado, dice del P.Feijoo que fue el tipo del periodista en el siglo pasado. En nuestro concepto esta es lacalificacin que ms le cuadra, el toque ms certero que caracteriza el retrato. La formaperidica con que public el Padre sus obras, la falta de ilacin entre ellas, las causasque le movan a escribir, como quien dice, al da, dan a los tratados de Feijoo el carcterde artculos de fondo. Mirados as es mucho ms fcil ya excusar muchos de sus

    defectos, particularmente los literarios, del modo que hoy da se toleran en el estilo delos periodistas corrupciones de forma y cierta jerigonza de moda que pasa con ella y queno se perdonara en un libro escrito despacio, y corregido con tiempo.

    Dispuestos a resucitar en esta Biblioteca clsica el nombre de Feijoo fue ademsaquella exactsima apreciacin rayo de claridad para elegir con mayor acierto entre losinnumerables artculos los que pudieran ser hoy de ms sabroso pasatiempo, y msgratos al mayor nmero de lectores. Una cualidad fue nuestra gua. Puesto que entre

    ellos haba de todo, entresacamos los que ms se parecieran por su ndole a artculos decostumbres contemporneas del autor, los ms pintorescos y entretenidos, con objeto deofrecerlos como muestra. Los dems, cientficos, histricos, de teologa o de poltica ono tienen ya inters suficiente, o son menos cientficos en nuestros das de lo que suautor crey. Dicho est, sin embargo, que ha sido imposible ajustarnos en la eleccin aun criterio riguroso. Artculos hay que no contienen exclusivamente observacionesmorales, y van cuajados de citas y eruditas anotaciones. Es imposible nunca lograr una

    clasificacin precisa de las obras de un autor, y mucho menos si este autor es, como elP. Feijoo, de los que se valen a un tiempo de todos sus innumerables recursos en un solotratado. Pero conste al menos que tal ha sido nuestra intencin: dar una muestra, la msamena y grata de los escritos del gran benedictino, as como en esta breve noticia, en lacual apenas reconocemos propio si no es la coordinacin de materiales, no llevamosotro objeto que llamar la atencin de los inteligentes acerca de esta personalidad

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    I

    En los tiempos antiqusimos, si creemos a Plutarco, slo se usaba la msica en lostemplos, y despus pas a los teatros. Antes serva para decoro del culto; despus seaplic para estmulo del vicio. Antes slo se oa la meloda en sacros himnos; despusse empez a escuchar en cantinelas profanas. Antes era la msica obsequio de lasdeidades; despus se hizo lisonja de las pasiones. Antes estaba dedicada a Apolo;despus parece que parti Apolo la proteccin de este arte con Venus. Y como si nobastara para apestar las almas ver en la comedia pintado el atractivo del deleite con losms finos colores de la retrica y con los ms ajustados nmeros de la poesa, por hacerms activo el veneno, se confeccionaron la retrica y la poesa con la msica.

    Esta diversidad de empleos de la msica indujo tambin como era preciso moverdistintos afectos en el teatro que en el templo, se discurrieron distintos modos demeloda, a quienes corresponden, como ecos suyos, diversos afectos en la alma. Para eltemplo se retuvo el modo que llamaban dorio, por grave, majestuoso y devoto. Para elteatro hubo diferentes modos, segn eran diversas las materias. En las representaciones

    amorosas se usaba el modo lidio, que era tierno y blando; y cuando se quera avivar lamocin, el mixo-lidio, an ms eficaz y pattico que el lidio. En las belicosas el modofrigio, terrible y furioso. En las alegres y bquicas, el eolio, festivo y bufonesco. Elmodo subfrigio serva de calmar los violentos raptos que ocasionaba el frigio; y ashaba para otros afectos otros modos de meloda.

    Si estos modos de los antiguos corresponden a los diferentes tonos de que usan losmodernos, no est del todo averiguado. Algunos autores lo afirman, otros lo dudan. Yo

    me inclino ms a que no, por la razn de que la diversidad de nuestros tonos no tieneaquel influjo para variar los afectos, que se experimentaba en la diversidad de los modosantiguos.

    II

    As se dividi en aquellos retirados siglos la msica entre el templo y el teatro,

    sirviendo promiscuamente a la veneracin de las aras y a la corrupcin de lascostumbres. Pero aunque esta fue una relajacin lamentable, no fue la mayor quepadeci este arte nobilsimo; porque esta se guardaba para nuestro tiempo. Los griegosdividieron la msica, que antes, como era razn, se empleaba toda en el culto de ladeidad, distribuyndola entre las solemnidades religiosas y las representacionesescnicas; pero conservando en el templo la que era propia del templo, y dando al teatro

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    en el rgano el mismo menuet que oy en el sarao, qu ha de hacer, sino acordarse dela dama con quien danz la noche antecedente? De esta suerte la msica, que haba de

    arrebatar el espritu del asistente desde el templo terreno al celestial, le traslada de laiglesia al festn. Y si el que oye, o por temperamento o por hbito, est mal dispuesto,no parar ah la imaginacin.

    Oh, buen Dios! Es esta aquella msica que al grande Augustino, cuando an estabanutante entre Dios y el mundo, le exprima gemidos de compuncin y lgrimas depiedad? Oh, cunto llor (deca el Santo hablando con Dios, en sus Confesiones),conmovido con los suavsimos himnos y cnticos de tu Iglesia! Vivsimamente se meentraban aquellas voces por los odos, y por medio de ellas penetraban a la mente tusverdades. El corazn se encenda en afectos, y los ojos se deshacan en lgrimas. Esteefecto haca la msica eclesistica de aquel tiempo; la cual, como la lira de David,expela el espritu malo, que an no haba dejado del todo la In de Augustino; yadvocaba el bueno: la de este tiempo expele el bueno, si le hay, y advoca al malo. Elcanto eclesistico de aquel tiempo era como el de las trompetas de Josu, que derriblos muros de Jeric; esto es, las pasiones que fortifican la poblacin de los vicios. El de

    ahora es como el de las sirenas, que llevaban los navegantes a los escollos.

    III

    Oh, cunto mejor estuviera la Iglesia con aquel canto llano, que fue el nico que seconoci en muchos siglos, y en que fueron los mximos maestros del orbe los monjesde san Benito, incluyendo en primer lugar a san Gregorio el Grande y al insigne GuidoAretino, hasta que Juan de Murs, doctor de la Sorbona, invent las notas, que sealan la

    varia duracin de los puntos. En verdad que no faltaban en la sencillez de aquel cantomelodas muy poderosas para conmover y suspender dulcemente los oyentes. Lascomposiciones de Guido Aretino se hallaron tan patticas, que, llamado de sumonasterio de Arezzo por el papa Benedicto VIII, no le dej apartar de su presenciahasta que le ense a cantar un versculo de su Antifonario, como se puede ver en elcardenal Baronio, al ao de 1022. Este fue el que invent el sistema msico moderno, oprogresin artificiosa, de que an hoy se usa, y se llama la escala de Guido Aretino, y

    juntamente la pluralidad armoniosa de las voces y variedad de consonancias, la cual, si,como es ms verosmil, fue conocida de los antiguos, ya estaba perdida del todo sunoticia.

    Una ventaja grande tiene el canto llano, ejecutado con la debida pausa, para el uso dela Iglesia; y es, que, siendo por su gravedad incapaz de mover los afectos que se

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    me hace desear el canto llano; al modo que el paladar busca ansioso el manjar menosnoble, pero sano, huyendo del ms delicado si est corrupto.

    IV

    Qu odos bien condicionados podrn sufrir en canciones sagradas aquellosquiebros amatorios, aquellas inflexiones lascivas, que, contra las reglas de la decencia, yaun de la msica, ense el demonio a las comediantas, y stas a los dems cantores?Hablo de aquellos leves desvos que con estudio hace la voz del punto sealado; deaquellas cadas desmayadas de un punto a otro, pasando no slo por el semitono, mas

    tambin por todas las comas intermedias; trnsitos que ni caben en el arte, ni los admitela naturaleza.

    La experiencia muestra que las mudanzas que hace la voz en el canto, por intervalosmenudos, as como tienen en s no s qu de blandura afeminada, no s qu delubricidad viciosa, producen tambin un afecto semejante en los nimos de los oyentes,imprimiendo en su fantasa ciertas imgenes confusas, que no representan cosa buena.

    En atencin a esto, muchos de los antiguos, y especialmente los lacedemonios,repudiaron, como nocivo a la juventud, el gnero de msica llamado cromtico, el cual,introduciendo bemoles y substenidos, divide la octava en intervalos ms pequeos quelos naturales. Oigamos a Cicern: Chromaticum creditur repudiatum pridie fuissegenus, quod adolescentuna remollescerent eo genere animi; Lacedaemones improbasse

    feruntur.(3) Supnese que con ms razn reprobaron tambin el gnero llamadoenarmnico, el cual, aadiendo ms bemoles y substenidos, y juntndose con los otrosdos gneros diatnico y cromtico, que necesariamente le preceden, deja dividida la

    octava en mayor nmero de intervalos, hacindolos ms pequeos; por consiguiente, enesta mixtura, desvindose la voz a veces del punto natural por espacios an ms cortos,conviene a saber, los semitonos menores, resulta una msica ms molificante que la delcromtico.

    No es harto de lamentar que los cristianos no usemos de la precaucin que tuvieronlos antiguos, para que la msica no pervierta en la juventud las costumbres? Tan lejos

    estamos de eso, que ya no se admite por buena aquella msica que, as en las voceshumanas como en los violines, no introduce los puntos que llaman extraos, a cadapaso, pasando en todas las partes del diapasn del punto natural al accidental, y esta esla moda. No hay duda que estos trnsitos, manejados con sobriedad, arte y genio,producen un efecto admirable, porque pintan las afecciones de la letra con mucha mayorviveza y alma que las progresiones del diatnico puro, y resulta una msica mucho ms

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    El caso es, que esta mudanza de modas tiene en el fondo cierto veneno, el cualdescubri admirablemente Cicern, cuando advirti que en la Grecia, al paso mismo

    que declinaron las costumbres hacia la corruptela, degener la msica de su antiguamajestad hacia la afectada molicie, o porque la msica afeminada corrompi laintegridad de los nimos, o porque, perdida y estragada sta con los vicios, estragtambin los gustos, inclinndolos a aquellas bastardas melodas que simbolizan ms consus costumbres: Civitatumque hoc multarum in Graecia interfuit, antiquum vocumservare modum: quarum mores lapsi, ad mollitiem pariter sunt inmutati in cantibus; authac dulcedine, corruptelaque depravati, ut quidam putant; aut cum severitas morum abalia vitio cecidi set, tum fuit in auribus animisque, mutatis etiam, huic mutationi

    locus.(4) De suerte que el gusto de esta msica afeminada, o es efecto, o causa, de algunarelajacin en el nimo. Ni por eso quiero decir que todos los que tienen este gustoadolecen de aquel defecto. Muchos son de seversimo genio y de una virtudincorruptible, a quien no tuerce la msica viciada; pero gustan de ella, slo porque oyenque es de la moda, y aun muchos sin gustar dicen que gustan, slo porque no los tenganpor hombres del siglo pasado, o como dicen, de calzas atacadas, y que no tienen ladelicadeza de gusto de los modernos.

    V

    Sin embargo, confieso que hoy salen a luz algunas composiciones excelentsimas,ahora se atienda la suavidad del gusto, ahora la sutileza del arte. Pero a vueltas de estas,que son bien raras, se producen innumerables que no pueden orse. Esto depende, enparte, de que se meten a compositores los que no lo son, y en parte, de que loscompositores ordinarios se quieren tomar las licencias que son propias de los maestros

    sublimes.

    Hoy le sucede a la msica lo que a la ciruga. As como cualquiera sangrador demediana habilidad luego toma el nombre y ejercicio de cirujano, del mismo modocualquiera organista o violinista de razonable destreza se mete a positor. Esto no lescuesta ms que tornar de memoria aquellas reglas generales de consonancias ydisonancias; des buscan el airecillo que primero ocurre, o el que ms les da, de alguna

    sonata de violines, entre tantas como se ha ya manuscritas, ya impresas; forman el cantode la letra aquel tono, y siguiendo aquel rumbo luego, mientras que la voz canta, la vancubriendo por aquellas reglas generales con un acompaamiento seco, sin imitacin niprimor alguno; y en las pausas de la voz entra la bulla de los violes, por el espacio dediez o doce compases, o muchos ms, en la forma misma que la hallaron en la sonata dedonde hicieron el hurto. Y aun eso no es lo peor, sino que algunas veces hacen unos

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    oficios, o por lo menos, que no exciten a los actos contrarios. En todo caso, aunque seaarriesgndose al desagrado del concurso, evtense esos sainetes cosquillosos que tienen

    cierto oculto parentesco con los afectos vedados; pues de los dos males en que puedecaer la msica eclesistica, menos inconveniente es que sea escndalo de las orejas, queel que sea incentivo de los vicios.

    VI

    Bien se sabe el poder que tiene la msica sobre las almas para despertar en ellas o lasvirtudes o los vicios. De Pitgoras se cuenta que, habiendo con msica apropiada

    inflamado el corazn de cierto joven en un amor insano, le calm el espritu y redujo albando de la continencia mudando de tono. De Timoteo, msico de Alejandro, queirritaba el furor blico de aquel prncipe, de modo que echaba mano a las armas, como situviera presentes los enemigos. Esto no era mucho porque conspiraba con el arte delagente la naturaleza del paso. Algunos aaden que le aquietaba despus de haberleenfurecido, y Alejandro, que jams volvi a riesgo alguno la espalda, vena a serfugitivo entonces de su propia ira. Pero ms es lo que se refiere de otro msico con

    Enrique II, rey de Dinamarca, llamado el Bueno; porque con un taido furioso exacerbla clera del Rey en tanto grado, que arrojndose sobre sus domsticos, mat a tres ocuatro de ellos; y hubiera pasado adelante el estrago, si violentamente no le hubierandetenido. Esto fue mucho de admirar, porque era aquel rey de ndole sumamente mansay apacible.

    No pienso que los msicos de estos tiempos puedan hacer estos milagros. Y acasotampoco los hicieron los antiguos, que estas historias no se sacaron de la Sagrada

    Escritura. Pero por lo menos, es cierto que la msica, segn la variacin de lasmelodas, induce en el nimo diversas disposiciones, unas buenas y otras malas. Conuna nos sentimos movidos a la tristeza, con otra a la alegra; con una a la clemencia, conotra a la saa; con una a la fortaleza, con otra a la pusilanimidad, y as de las demsinclinaciones.

    No habiendo duda en esto, tampoco la hay en que el maestro que compone para los

    templos, debe, cuanto es de su parte, disponer la msica de modo que mueva aquellosafectos ms conducentes para el bien espiritual de las almas y para la majestad, decoro yveneracin de los divinos oficios. Santo Toms, tocando este punto enla 2. 2. quaest.91. artic. 2, dice, que fue saludable la institucin del canto en las iglesias, para que losnimos de los enfermos, esto es, los de flaco espritu, se excitasen a la devocin: Et ideosalubriter fuit institutum, ut in Divinas laudes cantus assumerentur, ut animi

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    adelantamiento, es ruina, o est muy cerca de serlo. Todas las artes intelectuales, decuyos primores son con igual autoridad jueces el entendimiento y el gusto, tienen un

    punto de perfeccin, en llegando al cual, el que las quiere adelantar, comnmente lasecha a perder.

    Acaso le suceder muy presto a la Italia (si no sucede ya) con la msica, lo que lesucedi con la latinidad, oratoria y poesa. Llegaron estas facultades en el siglo deAugusto a aquel estado de propiedad, hermosura, gala y energa natural en que consistesu verdadera perfeccin. Quisieron refinarlas los que sucedieron a aquel siglo,introduciendo adornos impropios y violentos, con que las precipitaron de la naturalidad

    a la afectacin, y de aqu cayeron despus a la barbarie. Bien satisfechos estaban lospoetas que sucedieron a Virgilio y los oradores que sucedieron a Cicern, de que dabannuevos realces a las dos artes; pero lo que hicieron se lo dijo bien claro a los oradores elagudo Petronio, hacindoles cargo de su ridcula y pomposa afectacin: Vosprimiomnium eloquentian, perdidistis.

    VII

    Para ver si la msica en este tiempo padece el mismo naufragio, examinemos en quse distingue la que ahora se practica de la del siglo pasado. La primera y ms sealadadistincin que ocurre es la diminucin de las figuras. Los puntos ms breves que habaantes eran las semicorcheas, con ellas se haca juicio que se ponan, as el canto como elinstrumento, en la mayor velocidad, de que sin violentarlos son capaces. Pareci yapoco esto, y se inventaron no h mucho las tricorcheas, que parten por mitad lassemicorcheas. No par aqu la extravagancia de los compositores, y inventaron las

    cuatricorcheas, de tan arrebatada duracin, que apenas la fantasa se hace capaz decmo en un comps pueden caber sesenta y cuatro puntos. No s que se hayan vistohasta este siglo figuradas las cuatricorcheas en alguna composicin, salvo en ladescripcin del canto del ruiseor, que a la mitad del siglo pasado hizo estampar elpadre Kircher, en el libro I de suMusurgia universal; y aun creo que tiene aquella solfaalgo de lo hiperblico; porque se me hace difcil que aquella ave, bien que dotada dergano tan gil, pueda alentar sesenta y cuatro puntos distintos, mientras se alza y bajala mano en un comps regular.

    Ahora digo que esta diminucin de figuras, en vez de perfeccionar la msica, laestraga enteramente, por dos razones: la primera es, porque rarsimo ejecutor se hallarque pueda dar bien ni en la voz ni en el instrumento puntos tan veloces. El citado padreKircher dice que, habiendo hecho algunas composiciones de canto difciles y exticas

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    La segunda razn porque esa diminucin de figuras destruye la msica es, porque nose da lugar al odo para que perciba la meloda. As como aquel deleite que tienen los

    ojos en la variedad bien ordenada de colores no se lograra, si cada uno fuese pasandopor la vista con tanto arrebatamiento, que apenas hiciese distinta impresin en el rgano(y lo mismo es de cualesquiera objetos visibles), ni ms ni menos, si los puntos en quese divide la msica son de tan breve duracin, que el odo no pueda actuarsedistintamente de ellos, no percibe armona, sino confusin. As este inconvenientesegundo como el primero, se hacen mayores por el abuso que cometen en la prctica losinstrumentistas modernos; los cuales, aunque sean de manos torpes, generalmente hacenostentacin de taer con mucha velocidad, y comnmente llevan la sonata con ms

    rapidez que quiere el compositor, ni pide el carcter de la composicin. De donde sesigue perder la msica su propio genio, faltar a la ejecucin lo ms esencial, que es laexactitud en la limpieza, y or los circunstantes slo una trpala confusa. Siga cada unoel paso que le prescribe su propia disposicin; que si el que es pesado se esfuerza acorrer tanto como el veloz, toda la carrera ser tropiezos; y si el que slo es capaz decorrer quiere volar, presto se har pedazos.

    La segunda distincin que hay entre la msica antigua y moderna consiste en elexceso de sta en los frecuentes trnsitos del gnero diatnico al cromtico yenarmnico, mudando a cada paso los tonos con la introduccin de substenidos ybemoles. Esto, como se dijo arriba, es bueno cuando se hace con oportunidad ymoderacin; pero los italianos hoy se propasan tanto en estos trnsitos, que sacan laarmona de sus quicios. Quien no lo quisiere creer, consulte desnudo de todapreocupacin sus orejas, cuando oyere canciones o sonatas que abundan mucho deaccidentales.

    La tercera distincin est en la libertad que hoy se toman los compositores para irmetiendo en la msica todas aquellas modulaciones, que les van ocurriendo a lafantasa, sin ligarse a imitacin o tema. El gusto que se percibe en esta msica suelta, ydigmoslo as, desgreada, es sumamente inferior al de aquella hermosa ordenacin conque los maestros del siglo pasado iban siguiendo con amensima variedad un paso,especialmente cuando era de cuatro voces; as como deleita mucho menos un sermn depuntos sueltos, aunque conste de buenos discursos, que aquel que, con variedad denoticias y conceptos, va siguiendo conforme a las leyes de la elocuencia el hilo de laidea, segn se propuso al principio lo planta. No ignoran los extranjeros el subido preciode estas, composiciones, ni faltan entre ellos algunas de este gnero excelentes perocomnmente huyen de ellas, porque son trabajosas; y as, si una u otra introducen algnpaso, luego le dejan, dando libertad a la fantasa para que se vaya por donde quisiere.

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    Esta es la msica de estos tiempos, con que nos han regalado los italianos, por manode su aficionado el maestro Durn, que fue el que introdujo en la msica de Espaa las

    modas extranjeras. Es verdad que despus ac se han apurado tanto stas, que si Durnresucitara, ya no las conociera; pero siempre se le podr echar a l la culpa de todasestas novedades, por haber sido el primero que les abri la puerta, pudiendo aplicarse alos aires de la msica italiana, lo que cant Virgilio de los vientos:

    Qua data porta ruunt, et terras turbine perflant.

    Y en cuanto a la msica, se verifica ahora en los espaoles, respecto de los italianos,

    aquella fcil condescendencia a admitir novedades, que Plinio lamentaba en los mismositalianos respecto de los griegos:Mutatur quotidie ars interpolis, et ingeniorum graciaestatu impellimur.

    Con todo, no faltan en Espaa algunos sabios compositores, que no han cedido deltodo a la moda, o juntamente con ella saben componer preciosos restos de la dulce ymajestuosa msica antigua, entre quienes no puedo excusarme de hacer segunda vez

    memoria del suavsimo Literes, compositor verdaderamente de numen original, pues entodas sus obras resplandece un carcter de dulzura elevada, propia de su genio, y que noabandona aun en los asuntos amatorios y profanos, de suerte que aun en las letras deamores y galanteras cmicas tiene un gnero de nobleza, que slo se entiende con laparte superior de la alma; y de tal modo despierta la ternura, que deja dormida lalascivia. Yo quisiera que este compositor siempre trabajara sobre asuntos sagrados;porque el genio de su composicin es ms propio para fomentar afectos celestiales quepara inspirar amores terrenos. Si algunos echan menos en l aquella desenvoltura

    bulliciosa que celebran en otros, por eso mismo me parece a mi mejor, porque lamsica, especialmente en el templo, pide una gravedad seria, que dulcemente calme losespritus; no una travesura pueril, que incite a dar castaetadas. Componer de este modoes muy fcil, y as lo hacen muchos; del otro es difcil, y as lo hacen pocos.

    IX

    Lo que se ha dicho hasta aqu del desorden de la msica de los templos, nocomprehende slo las cantadas en lengua vulgar; mas tambin salmos, misas,lamentaciones y otras partes del oficio divino, porque en todo se ha entrado la moda. Enlamentaciones impresas he visto aquellas mudanzas de aires, sealadas con susnombres, que se estilan en las cantadas. Aqu se lea grave, allairoso, acull recitado.Qu! a un en una lamentacin, no puede ser todo grave? Y es menester que entren

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    son tan mal la ctara de Nern cuando estaba ardiendo Roma, como suena la armonade los bailes, cuando se estn representando tan lgubres misterios.

    Y sobre delinquirse en esto, contra las reglas de la razn, se peca tambin contra lasleyes de la msica, las cuales prescriben que el canto sea apropiado a la significacin dela letra; y as, donde la letra toda es grave y triste, grave y triste debe ser todo el canto.

    Es verdad que contra esta regla, que es una de las ms cardinales, pecan muyfrecuentemente los msicos en todo gnero de composiciones, unos por defecto, y otrospor exceso. Por defecto, aquellos que forman la msica sin atencin alguna al genio de

    la letra; pero en tan grosera falta apenas caen sino aquellos que no siendoverdaderamente compositores, no hacen otra cosa que tejer retazos de sonatas o coserarrapiezos de las composiciones de otros msicos. Por exceso yerran los que,observando con pueril escrpulo la letra, arreglan el canto a lo que significa cadadiccin de por s, y no al intento de todo el contexto. Explicarme un ejemplo de queusa el padre Kircher corrigiendo este abuso. Trazaba un compositor el canto para esteversculo: Mors festinat luctuosa. Pues qu hizo? En las voces mors y luctuosa meti

    una solfa triste; pero en la voz festinat, que est en medio, como significa celeridad ypresteza, plant unas carrerillas alegres, que al rocn ms pesado, si las oyera, le harandar cabriolas. Otro tanto y aun peor, vi en una de las lamentaciones que cit arriba, lacual, en la clusulaDeposita estvehementer nonhabens consolatorem, sealaba airoso.Qu bien viene lo airoso para aquella lamentable cada de Jerusaln, o de todo elgnero humano, oprimido del peso de sus pecados, con la agravante circunstancia defaltar consuelo en la desdicha! Pero la culpa tuvo aquel adverbio vehementer, porque laexpresin de vehemencia le pareci al compositor que peda msica viva; y as,

    llegando all, apret el paso, y para el vehementergast en carrerillas unas cuarentacorcheas; siendo as que aun esta voz, mirada por s sola, peda muy otra msica, porqueall significa lo mismo que gravissim, expresando enrgicamente aquella pesadez, opesadumbre, con que la ciudad de Jerusaln, agobiada de la brumante carga de suspecados, dio en tierra con templo, casas y muros.

    En este defecto cay, ms que todos, el clebre Durn, en tanto grado, que, a veces,dentro de una misma copla variaba seis u ocho veces los afectos del canto, segn se ibanvariando los que significaban por s solas las dicciones del verso. Y aunque eramenester para esto grande habilidad, como de hecho la tena, era muy mal aplicada.

    X

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    diferentes rasgos de la composicin, tomado cada uno de por s, no siguen ese orden,porque uno empieza en el primer semitono, otro en el tono que est despus de l, y as

    de todas las dems partes del diapasn, y acaban donde ms bien le parece alcompositor, con que en cada rasgo de la composicin se vara la positura de lossemitonos, tanto como en los diferentes diapasones, que constituyen la diversidad de lostonos.

    Esto se confirma con que los mayores msicos estn muy discordes en ladesignacin de los tonos, respectivamente a diversos afectos. El que uno tiene poralegre, otro tiene por triste; el que uno por devoto, otro por juguetero. Los dos grandes

    jesuitas, el padre Kircher y el padre Dechales, estn en esto tan opuestos, que un mismotono le caracteriza el padre Kircher de este modo: Harmoniosus, magnificus, et regiamajestate plenus. Y el padre Dechales dice: Ad tripudia et choreas est comparatus,diciturque propterea lascivus; y poco menos discrepan en sealar los caracteres de otrostonos, bien que no de todos.

    Lo dicho se entiende de la diversidad esencial de los tonos, que consiste en la diversa

    positura de los semitonos en el diapasn; pero no de la diversidad accidental, queconsiste en ser ms altos o ms bajos. Esta algo puede conducir, porque la mismamsica puesta en voces ms bajas, es ms religiosa y grave, y trasladada a las altas,perdiendo un poco de la majestad, adquiere algo de viveza alegre, por cuya razn soy desentir que las composiciones para las iglesias no deben ser muy subidas; pues sobre quelas voces en el canto van comnmente violentas, y por tanto suenan speras, carecen deaquel fcil juego que es menester para dar las afecciones que pide la msica, y aunmuchas veces claudican en la entonacin; digo que, a ms de estos inconvenientes, no

    mueven tanto los afectos de respeto, devocin y piedad, como si se fomaran en tonoms bajo.

    XI

    Por la misma razn estoy mal con la introduccin de los violines en las iglesias.Santo Toms, en el lugar citado arriba, quiere que ningn instrumento msico se admitaen el templo, por la razn de que estorba a la devocin aquella delectacin sensible queocasiona la msica instrumental; pero esta razn es difcil de entender, habiendo dichoel Santo que la delectacin que se percibe en el canto, induce a devocin a los espritusflacos, y no parece que hay disparidad de una a otra, porque si se dice que lasignificacin de la letra que se canta, ofreciendo a la memoria las cosas divinas, haceque la delectacin en el canto sirva como de vehculo que lleve el corazn hacia ellas, lo

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    Conozco y confieso que es mucho ms fcil que yo no entienda a santo Toms, queno que el Santo dejase de decir muy bien. Mas en fin, la prctica universal de toda la

    Iglesia autoriza el uso de los instrumentos. El caso est en la eleccin de ellos; y por mdigo que los violines son impropios en aquel sagrado teatro; sus chillidos, aunquearmoniosos, son chillidos, y excitan una viveza como pueril en nuestros espritus, muydistante de aquella atencin decorosa que se debe a la majestad de los misterios,especialmente en este tiempo, que los que componen para violines ponen estudio enhacer las composiciones tan subidas, que el ejecutor vaya a dar en el puente con losdedos.

    Otros instrumentos hay respetosos y graves, como el arpa, el violn, la espineta, sinque sea inconveniente de alguna monta que falten tiples en la msica instrumental; antescon esto ser ms majestuosa y seria, que es lo que en el templo se necesita. El rganoes un instrumento admirable, o un compuesto de muchos instrumentos. Es verdad quelos organistas hacen de l, cuando quieren, gaita y tamboril, y quieren muchas veces.

    XII

    No ser fuera del intento, antes muy conforme a l, decir aqu algo de la poesa quehoy se hace para las cantadas del templo, o como llaman, a lo divino. Sin temeridad meatrever a pronunciar, que la poesa en Espaa est mucho ms perdida que la msica.Son infinitos los que hacen coplas, y ninguno es poeta. Si se me pregunta cules son lasartes ms difciles de todas, responder que la mdica, potica y oratoria; y si se mepregunta cules son ms fciles, responder que la potica, oratoria y mdica. No haylicenciado que, siquiere, no haga coplas. Cuantos religiosos sacerdotes hay, suben al

    plpito y cuantos estudian medicina, hallan partido; pero adnde est el mdicoverdaderamente sabio, el poeta cabal y el orador perfecto?

    Nuestro eruditsimo monje don Juan de Mabilln, en su libro de Estudiosmonsticos, dice que un poeta excelente es una alhaja rarsima; y yo me conformo consu dictamen, porque, si se mira bien, dnde se encuentra, entre tantas coplas comosalen a luz, una sola que, dejando otras muchas calidades, sea juntamente natural ysublime, dulce y eficaz, ingeniosa, clara, brillante sin afectacin, sonora sin turgencia,armoniosa sin impropiedad, corriente sin tropiezo, delicada sin melindre, valiente sindureza, hermosa sin afeite, noble sin presuncin, conceptuosa sin obscuridad? Casiosar decir, que quien quisiere hallar un poeta que haga versos de este modo, le busqueen la regin donde habita el fnix.

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    Esto en general de la poesa espaola moderna; pero la peor es la que se oye en lascantilenas sagradas. Tales son, que fuera mejor cantar coplas de ciegos, porque al fin

    estas tienen sus afectos devotos, y su misma rstica sencillez est en cierto modohaciendo seas a la buena intencin. Toda la gracia de las cantadas que hoy suenan enlas iglesias, consiste en equvocos bajos, metforas triviales, retrucanos pueriles; y lopeor es, que carecen enteramente de espritu y mocin, que es lo principal o lo nicoque se debiera buscar. En esta parte han pecado aun los buenos poetas. Don Antonio deSols fue sin duda nobilsimo ingenio, y que entendi bien todos los primores de lapoesa, excedindose a s mismo, y excediendo a todos, en pintar los afectos con tanpropias, ntimas y sutiles expresiones, que parece que los da mejor a conocer su pluma

    que la experiencia. Con todo, en sus letrillas sacras se nota una extraa decadencia, puesno se encuentra en ellas aquella nobleza de pensamientos, aquella delicadeza deexpresiones, aquella mocin de afectos, que se halla a cada paso en otras poesas lricassuyas; y no es porque le faltase numen para asuntos sagrados, pues sus endechas a laconversin de San Francisco de Borja son lo mejor que hizo, y acaso lo ms sublimeque hasta ahora se ha compuesto en lengua castellana.

    Creo que esto ha dependido de que, as Sols como otros poetas de habilidad, a estasletrillas que se hacen para las festividades, las han mirado como cosa de juguete, siendoas, que ninguna otra composicin puede atenderse con tanta seriedad. Qu asunto msno le que el de estas composiciones, donde ya se elogian las virtudes de los santos, ya serepresenta la excelencia de los misterios y atributos divinos? Aqu es donde se habande esforzar ms los que tienen numen. Qu empleo ms digno de un genio ventajosoque pintar la hermosura de la virtud, de suerte que enamore; representar la fealdad delvicio, de modo que horrorice; elogiar a Dios y a sus santos, de forma que el elogio

    encienda a la imitacin y al culto? Lo grande la poesa es aquella actividad persuasiva,que se mete dentro de la alma, y mueve el corazn hacia la parte que quiere el poeta.Este no es juego de nios, dice nuestro Mabilln hablando de la poesa; mucho menosser juego de nios la poesa sagrada. Con todo la que se canta en nuestras iglesias noesotra cosa.

    Aun aquellos cuyas composiciones se estiman, no hacen otra cosa que preparar losconceptillos que les ocurren sobre el asunto; y aunque no tengan entre s unin derespeto o conducencia a algn designio, los distribuyen en las coplas; de modo que todolo que se llama dicho o concepto, aunque uno vaya para Flandes y otro para Marruecos,se hace que entre en el contexto; y como cada copla diga algo (as se explican), aunquesea sin mocin, espritu ni fuerza, ms es, aunque sea sin orden, ni direccin a findeterminado, se dice que es buena composicin, como no merece el nombre de

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    Pero an no he dicho lo peor que hay en las cantadas a lo divino; y es que, ya que notodas, muchsimas estn compuestas al genio burlesco; con gran discrecin por cierto,

    porque las cosas de Dios son cosas de entrems! Qu concepto darn del inefablemisterio de la Encarnacin mil disparates puestos en las bocas de Gil y Pascual? Djoloaqu, porque me impaciento de considerarlo. Y a quien no le disonare tan indigno abusopor s mismo, no podr yo convencerle con argumento alguno.

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    I

    Dos extremos, entrambos reprehensibles, noto en nuestros espaoles, en orden a lascosas nacionales: unos las engrandecen hasta el cielo; otros las abaten hasta el abismo.Aquellos, que ni con el trato de los extranjeros, ni con la lectura de los libros,espaciaron su espritu fuera del recinto de su patria, juzgan que cuanto hay de bueno enel mundo est encerrado en ella. De aqu aquel brbaro desdn con que miran a lasdems naciones, asquean su idioma, abominan sus costumbres, no quieren escuchar, oescuchan con irrisin, sus adelantamientos en artes y ciencias. Bstales ver a otroespaol con un libro italiano o francs en la mano, para condenarle por genio

    extravagante y ridculo. Dicen que cuanto hay bueno y digno de ser ledo, se hallaescrito en los dos idiomas latino y castellano; que los libros extranjeros, especialmentefranceses, no traen de nuevo sino bagatelas y futilidades; pero del error que padecen enesto, diremos algo abajo.

    Por el contrario, los que han peregrinado por varias tierras, o sin salir de la suya,comerciado con extranjeros, si son picados tanto cuanto de la vanidad de espritusamenos, inclinados a lenguas y noticias, todas las cosas de otras naciones miran conadmiracin, las de la nuestra con desdn. Slo en Francia, pongo por ejemplo, reinan,segn su dictamen, la delicadeza, la polica, el buen gusto: ac todo es rudeza ybarbarie. Es cosa graciosa ver a algunos de estos nacionalistas (que tomo por lo mismoque antinacionales) hacer violencia a todos sus miembros, para imitar a los extranjerosen gestos, movimientos y acciones, poniendo especial estudio en andar como ellosandan, sentarse como se sientan, rerse como se ren, hacer la cortesa como ellos lahacen, y as de todo lo dems. Hacen todo lo posible por desnaturalizarse, y yo me

    holgara que lo lograsen enteramente, porque nuestra nacin descartase tales figuras.

    Entre estos, y aun fuera de estos, sobresalen algunos apasionados amantes de lalengua francesa, que, prefirindola con grandes ventajas a la castellana, ponderan sushechizos, exaltan sus primores, y no pudiendo sufrir ni una breve ausencia de suadorado idioma, con algunas voces que usurpan de l, salpican la conversacin, auncuando hablan en castellano. Esto, en parte, puede decirse que ya se hizo moda; pues losque hablan castellano puro, casi son mirados como hombres del tiempo de los godos.

    II

    Yo no estoy reido con la curiosa aplicacin a instruirse en las lenguas extranjeras.Conozco que son ornamento, aun cuando estn desnudas de utilidad. Veo que se

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    erudicin se hallan hoy muy estimables libros escritos en idioma francs, que no puedensuplirse con otros, ni latinos ni espaoles. Pongo por ejemplo: para la historia sagrada y

    profana no hay en otra lengua prontuario equivalente al gran Diccionario histrico deMoreri; porque el que desea un resumen de los hechos de algn sujeto, ignorando la eraen que floreci, en defecto del Diccionario histrico, ser menester revuelva muchoslibros con gran dispendio de tiempo, y en el Diccionario, siguiendo el orden alfabtico,al momento halla lo que busca. Asimismo, para la geografa son prontsimo socorro los

    Diccionarios geogrficos de Miguel Baudrand y Toms Cornelio; cuando faltandostos, el que quiere instruirse de las particularidades de alguna ciudad, monte o ro, siignora la regin donde estn situados, habr de revolver muy de espacio los agigantados

    volmenes de Gerardo Mercator, Abrahan Ortelio, Bleu, Sansn o Da-Fer.

    De la fsica experimental, que es la nica que puede ser til, se han escrito en elidioma francs muchos y curiosos libros, cuyas noticias no se hallan en otros. La

    Historia de la Academia real de las Ciencias es muy singular en este gnero, comotambin en infinitas observaciones astronmicas, qumicas y botnicas, cuyo cmulo nose encontrar, ni su equivalente, en libro alguno latino, mucho menos en castellano.

    De teologa dogmtica dieron los franceses a luz en el patrio idioma preciosas obras.Tales son algunas del famoso Antonio Arnaldo, y todas las del insigne obispo meldense,

    Jacobo Benigno Bossuet, especialmente su Historia de las variaciones de las iglesiasprotestantes y la Exposicin de la doctrina de la Iglesia Catlica sobre las materias decontroversia; escritosverdaderamente incomparables, y que redujeron ms herejes a lareligin verdadera, que todos los rigores justamente practicados con ellos por el granLuis XIV; en que no se deroga a la grande estimacin que se merecen los inmortales

    escritos del cardenal Belarmino y otros controversistas anteriores. Ni stos hacenevitarla necesidad de aquellos, porque los nuevos efugios que despus de Belarminodiscurrieron los protestantes, y las variaciones o novedades que introdujeron en susdogmas, precisaron a buscar contra ellos otras armas, o por lo menos a dar nuevos filosa las que estaban depositadas en los grandes armamentarios de los controversistasantecedentes.

    Para la inteligencia literal de toda la Escritura Sagrada, reina hoy en la estimacin detodos los profesores la admirable exposicin, que poco ha dio a luz el sapientsimobenedictino don Agustn Calmet, como un magisterio destilado a la llama de la ms

    juiciosa crtica de cuanto bueno se haba escrito en todos los siglos anteriores sobre tannoble asunto. En que logr tambin el padre Calmet la ventaja de aprovecharse de lasnuevas luces, que en estos tiempos adquiri la geografa, para ilustrar muchos lugares

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    este mbito o su erudicin, o su curiosidad, debe buscar como muy til, si noabsolutamente necesaria, la lengua francesa. Y esto basta para que se conozca el error

    de los que reprueban como intil la aplicacin a este idioma.III

    Mas no por eso concederemos, ni es razn, alguna ventaja a la lengua francesa sobrela castellana. Los excesos de una lengua respecto de otra pueden reducirse a trescaptulos: propiedad, armona y copia. Y en ninguna de estas calidades cede la leguacastellana a la francesa.

    En la propiedad juzgo, contra el comn dictamen, que todas las lenguas son igualesen cuanto a todas aquellas voces que especficamente significan determinados objetos.La razn es clara, porque la propiedad de una voz no es otra cosa que su especficadeterminacin a significar tal objeto; y como esta es arbitraria o dependiente de la librevoluntad de los hombres, supuesto que en una regin est tal voz determinada asignificar tal objeto, tan propia es como otra cualquiera que le signifique en idiomadiferente. As, no se puede decir, pongo por ejemplo, que el verbo francs tromperseams ni menos propio que el castellano engaar; la voz rien, que la voz nada. Puedehaber entre dos lenguas la desigualdad de que una abunde ms de voces particulares oespecficas. Mas esto en rigor ser ser ms copiosa, que es captulo distinto, quedandoiguales en la propiedad en orden a todas las voces especficas que haya en una y otra.

    De la propiedad del idioma se debe distinguir la propiedad del estilo, porque estdentro del mismo idioma, admite ms o menos, segn la habilidad y genio del que habla

    o escribe. Consiste la propiedad del estilo en usar de las locuciones ms naturales y msinmediatamente representativas de los objetos. En esta parte, si se hace el cotejo entreescritores modernos, no puedo negar que por lo comn hacen ventaja los franceses a losespaoles. En aquellos se observa ms naturalidad; en estos ms afectacin. Aun enaquellos franceses que ms sublimaron el estilo, como el arzobispo de Cambray, autordel Telmaco, y Madalena Scuderi, que se ve que el arte est amigablemente unido conla naturaleza. Resplandece en sus obras aquella gala nativa, nica hermosura con que elestilo hechiza al entendimiento. Son sus escritos como jardines, donde las floresespontneamente nacen; no como lienzos, donde estudiosamente se pintan. En losespaoles, picados de cultura, dio en reinar de algn tiempo a esta parte una afectacinpueril de tropos retricos, por la mayor parte vulgares, una multitud de eptetossinnimos, una colocacin violenta de voces pomposas, que hacen el estilo, nogloriosamente majestuoso, s asquerosamente entumecido. A que aaden muchos una

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    idioma espaol la impropiedad o afectacin de algunos de nuestros compatriotas, s defaltas de conocimiento del mismo idioma, o defecto de genio, o corrupcin de gusto.

    IV

    En cuanto a la armona, o grato sonido del idioma, no s cul de dos cosas diga, oque no hay exceso de unos idiomas a otros en esta parte, o que no hay juez capaz dedecidir la ventaja. A todos suena bien el idioma nativo, y mal el forastero, hasta que ellargo uso lo hace propio. Tenemos hecho concepto de que el alemn es spero, pero elpadre Kircher, en su Descripcin de la torre de Babel, asegura, que no cede en

    elegancia a otro alguno del mundo. Dentro de Espaa parece a castellanos y andaluceshumilde y plebeya la articulacin de lajota y la g de portugueses y gallegos. Pero losfranceses, que pronuncian del mismo modo, no slo las dos letras dichas, mas tambinla ch, escuchan con horror la articulacin castellana que result en estos reinos delhospedaje de los africanos. No hay nacin que pueda sufrir hoy el lenguaje que en ellamisma se hablaba doscientos aos ha. Los que vivan en aquel tiempo, gustaban deaquel lenguaje, sin tener el rgano del odo diferente en nada de los que viven ahora; y,si resucitasen, tendran por brbaros a sus propios compatriotas. El estilo de AlanoChartier, secretario del rey Carlos VII de Francia, fue encanto de su siglo; en tal grado,que la princesa Margarita de Escocia, esposa del Delfn, hallndole una vez dormido enla antesala de palacio, en honor de su rara facundia, a vista de mucha corte, estamp unsculo en sus labios. Digo que en honor de su rara facundia, y sin intervencin dealguna pasin bastarda, por ser Alano extremamente feo; y as, reconvenida sobre estecaptulo por los asistentes, respondi, que haba besado, no aquella fesima cara, sinoaquella hermossima boca. Y hoy, tanto las prosas como las poesas de Alano, no

    pueden leerse en Francia sin tedio, habiendo variado la lengua francesa de aquel siglo aeste mucho ms que la castellana. Qu otra cosa que la falta de uso convirti endisonancia ingrata aquella dulcsima armona?

    De modo que puede asegurarse que los idiomas no son speros o apacibles, sino aproporcin que son o familiares o extraos. La desigualdad verdadera est en los que loshablan, segn su mayor o menor genio y habilidad. As entre los mismos escritoresespaoles (lo mismo digo de las dems naciones) en unos vemos un estilo dulce, enotros spero; en unos enrgico, en otros lnguido; en unos majestuoso, en otros abatido.No ignoro que en opinin de muchos crticos hay unos idiomas ms oportunos que otrospara exprimir determinados afectos. As se dice, que para representaciones trgicas nohay lengua como la inglesa. Pero yo creo, que el mayor estudio que los ingleses,llevados de su genio feroz, pusieron en las piezas dramticas de este carcter por la

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    pronunciacin; siendo cierto que una misma diccin, una misma letra, puedepronunciarse o fuerte o blanda, segn la varia aplicacin del rgano, que por la mayorparte es voluntaria. Y as, no faltan espaoles que articulen con mucha suavidad, y auncreo, que casi todos los hombres de alguna polica hoy lo hacen as. Lo segundo, digo,que aun cuando se admitiese esta diferencia entre los dos idiomas, ms razn habra deconceder el exceso al castellano, siendo prenda ms noble del idioma una valentavaronil que una blandura afeminada.

    Marco Antonio Mureto, en susNotas sobre Catulo, not en los espaoles el defectode hablar hueco y fanfarrn: More patrio in statis buccis loquentes. Yoconfieso que es

    ridiculez hablar hinchando las mejillas, como si se inspirase el aliento a una trompeta, yen una conversacin de paz entonar la solfa de la ira. Pero este defecto no existe sino enlos plebeyos, entre quienes el esfuerzo material de los labios pasa por suplemento de laeficacia de las razones.

    V

    En la copia de voces (nico captulo que puede desigualar substancialmente losidiomas) juzgo que excede conocidamente el castellano al francs. Son muchas lasvoces castellanas que no tienen equivalente en la lengua francesa, y pocas ha observadoen esta que no le tengan en la castellana. Especialmente de voces compuestas abundatanto nuestro idioma, que dudo que le iguale aun el latino ni en otro alguno,exceptuando al griego. El canciller Bacon, ofrecindose hablar(6) de aquella versatilidadpoltica que constituye a los hombres capaces de manejar en cualquiera ocurrencia sufortuna, confiesa, que no halla en alguna de las cuatro lenguas, inglesa, latina, italiana y

    francesa, voz que signifique lo que la castellana desenvoltura. Y ac estamos tan desobra, que para significar lo mismo tenemos otras dos voces equivalentes: despejo ydesembarazo.

    Ntese que en todo gnero de asuntos escribieron bien algunas plumas espaolaspara mendigar nada de otra lengua. La elegancia y pureza de don Carlos Coloma y donAntonio de Sols, en materia de historia, no tiene que envidiar a los mejoreshistoriadores latinos: las empresas polticas de Saavedra fundieron a todo Tcito encastellano, sin el socorro de otro idioma. Las teologas expositiva y moral se hallanvertidas en infinitos sermones de bello estilo. Qu autor latino escribi con msclaridad y copia la mstica, que santa Teresa? Ni la escolstica en los puntos mssublimes de ella, que la madre Mara de greda? En los asuntos poticos, ninguno hayque las musas no hayan cantado con alta meloda en la lengua castellana. Garcilaso,

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    El emprstito de voces que se hacen unos idiomas a otros, es sin duda til a todos, yninguno hay que no se haya interesado en este comercio. La lengua latina quedara enun rido esqueleto si le hiciesen restituir todo lo que debe a la griega; la hebrea, con sermadre de todas, de todas hered despus algunas voces, como afirma san Jernimo:Omnium pene linguarum verbis utuntur hebraei.(7) Lo ms singular es, que siendo lacastellana que hoy se usa, dialecto de la latina, se halla que la latina mendig algunasvoces de la lengua antigua espaola. Aulo Gelio, citando a Varrn, dice que la vozlancea la tomaron los latinos de los espaoles;(8) y Quintiliano, que la voz gurdus, quesignifica hombre rudo o de corta capacidad, fue trasladada de Espaa a Roma: Etgurdos, quos pro stolidis accipit vulgus, ex Hispania traxisse originem audivi.(9)

    Pero cuando el idioma nativo tiene voces propias, para qu se han de substituir porellas las del ajeno? Ridculo pensamiento el de aquellos que, como notaba Cicern enun amigo suyo, con voces inusitadas juzgan lograr opinin de discretos: Qui recte

    putabat loqui esse inusitate loqui.(10) Ponen por medio el no ser entendidos, para serreputados por entendidos; cuando el huirse con voces extraas de la inteligencia de losoyentes, en vez de avecindarse en la cultura, es, en dictamen de san Pablo, hospedarseen la barbarie: Sinesciero virtutem vocis, ero ei, cui loquor, barbarus: et qui loquiturmihi barbarus.

    A infinitos espaoles oigo usar de la voz remarcable diciendo: Es un sucesoremarcable, una cosa remarcable. Esta voz francesa no significa ni ms ni menos quela castellana notable; as como la voz remarque, de donde viene remarcable, nosignifica ms ni menos que la voz castellana nota, de donde viene notable. Teniendo,pues, la voz castellana la misma significacin que la francesa, y siendo por otra parte

    ms breve y de pronunciacin menos spera, no es extravagancia usar de la extranjera,dejando la propia? Lo mismo puedo decir de muchas voces que cada da nos traen denuevo las gacetas.

    La conservacin del idioma patrio es de tanto aprecio en los espritus amantes de lanacin, que el gran juicio de Virgilio tuvo este derecho por digno de capitularse entredos deidades, Jpiter y Juno, al convenirse en que los latinos admitiesen en su tierra lostroyanos:

    Sermonem Ausonium patrium, moresque tenebunt.

    No hay que admirar, pues la introduccin de lenguaje forastero es nota indeleble dehaber sido vencida la nacin a quien se despoj de su antiguo idioma. Primero se quita a

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    del ajeno, exceptuando empero algunas voces facultativas, cuyo emprstito esindispensable de unas naciones a otras.

    VI

    Aunque el motivo porque hemos discurrido en el cotejo de la lengua castellana conla francesa, no milita, respecto de la italiana, porque esta aun no gan la aficin, ni sehizo en Espaa de la moda; la ocasin convida a decir algo de ella, y juntamente de lalusitana, por comprehender en el paralelo, para satisfaccin de los curiosos, todos losdialectos de la latina.

    He dicho por comprehender todos los dialectos de la latina, porque aunque estosvulgarmente se reputan ser no ms que tres, el espaol, el italiano y el francs, el padreKircher, autor desapasionado,(11) aade el lusitano, en que advierto se debe incluir lalengua gallega, como el realidad indistinta de la portuguesa, por ser poqusimas lasvoces en que discrepan, y la pronunciacin de las letras en todo semejante; y as seentienden perfectamente los individuos de ambas naciones, sin alguna instruccinantecedente.

    Que la lengua lusitana o gallega se debe considerar dialecto separado de la latina, yno subdialecto o corrupcin de la castellana, se prueba, a mi parecer, con evidencia delmayor parentesco que tiene aquella que esta con la latina. Para quien tiene conocimientode estas lenguas no puede haber duda de que por lo comn las voces latinas hangenerado menos en la portuguesa. Esto no pudiera ser si la lengua portuguesa fuesecorrupcin o subdialecto de la castellana; siendo cierto que con cuantas ms mutaciones

    se aparta una lengua de la fuente, tanto se aleja ms de la pureza de su origen.

    Si por el mayor parentesco que tiene un dialecto con su lengua original, o menosdesvo que padeci de ella, se hubiese de regular su valor entre todos los dialectos de lalantina, daramos la preferencia a la lengua italiana, y en segundo lugar pondramos laportuguesa. A algunos les parecer deber hacer as, porque siendo una especie decorrupcin aquella declinacin que insensiblemente va haciendo la lengua primordialhacia su dialecto, parece se debe tener por menos corrompido, y por consiguiente por

    menos imperfecto, aquel dialecto en quien fue menor el desvo.

    Sin embargo, esta razn tiene mas apariencia que solidez. Lo primero, porque lacorrupcin de que se habla no es propia, sino metafricamente tal. Lo segundo, porqueaunque pueda llamarse corrupcin aquel perezoso trnsito con que la lengua original va

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    Por este principio, pues, no se puede hacer juicio de la calidad de los dialectos. Yexcluido ste, no veo otro por donde, de los tres dialectos en cuestin, se deba darpreferencia a alguno sobre los otros. Parceme que la lengua italiana suena mejor quelas dems en la poesa; pero tambin juzgo que esto no nace de la excelencia del idioma,s del mayor genio de los naturales, o mayor cultivo de este arte. Aquella fantasa,propia a animar los rasgos en la pintura, es, por la simbolizacin de las dos artes, la msacomodada a exaltar colores de la poltica: Ut pictura poesis erit. Despus de lospoemas de Homero y Virgilio, no hay cosa que iguale en el gnero pico a la Jerusalndel Tasso.

    Los franceses notan las poesas italiana y espaola de muy hiperblicas. Dicen quelas dos naciones dan demasiado al entusiasmo, y por excitar la admiracin, se alejan dela verosimilitud. Pero yo digo, que quien quiere que los poetas sean muy cuerdos, quiereque no haya poetas. El furor es la alma de la poesa. El rapto de la mente es el vuelo dela pluma: Impetus ille sacer, qui vatum pectora nutrit, dijo Ovidio. En los poetasfranceses se ve, que por afectar ser muy regulares en sus pensamientos, dejan suscomposiciones muy lnguidas; cortan a las musas las alas, o con el peso del juicio lesabaten al suelo las plumas. Fuera de que, tambin la decadencia de sus rimas esdesairada. Pero la crisis de la poesa se har de intento en otro tomo.

    Corolario

    Habiendo dicho arriba por incidencia que el idioma lusitano y el gallego son unomismo, para confirmacin de nuestra proposicin, y para satisfacer la curiosidad de losque se interesaren en la verdad de ella, expondremos aqu brevemente la causa ms

    verismil de esta identidad.

    Es constante en las historias que el ao cuatrocientos y poco ms de nuestraredencin, fue Espaa inundada de la violenta irrupcin de godos, vndalos, suevos,alanos y selingos, naciones septentrionales; que de stos, los suevos, debajo de laconducta de su rey Hermenerico, se apoderaron de Galicia, donde reinaron gloriosamenos despoj por ms de ciento y setenta aos, hasta que aquel florentsimo reinoLeovigildo, rey de los godos. Es asimismo slo dominaron los suevos la Galicia a ms

    tambin la mayor parte de Portugal. Manuel de Faria, en el Eptome de las historiasportuguesas,(12)con fray Bernardo de Brito y otros autores de su nacin, quiere, que noslo fuesen los suevos dueos de la mayor parte de Portugal, mas tambin de cuantotuvo el nombre de Lusitania, en tanto grado, que, perdida esta denominacin, tornaquel reino el nombre de Suevia. En fin, tampoco hay duda en que al tiempo que

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    consiguientemente al continuo y recproco comercio de portugueses y gallegos (secuelanecesaria de estar las dos naciones debajo de una misma dominacin), era preciso queen ambas se formase un mismo dialecto.

    Adese a esto que el reino de Galicia comprehenda en aquellos tiempos buenaporcin de Portugal, pues se inclua en l la ciudad de Braga, como consta del Cronicnde Idacio, que floreca a la sazn. As dice en el ao de Cristo 447: Theodorico regecum exercitu ad Bracaram, extremam civitatem Galiciae, pertendente, etc.

    En fin, en honor de nuestra patria, diremos, que si el idioma de Galicia y Portugal no

    se form promiscuamente a un tiempo en los dos reinos, sino que del uno pas al otro,se debe discurrir que de Galicia se comunic a Portugal, no de Portugal a Galicia. Larazn es, porque durante la unin de los dos reinos en el gobierno suevo, Galicia era lanacin dominante, respecto de tener en ella su asiento y corte aquellos reyes. Por locual, as los escritores espaoles como los extranjeros llaman a los suevosabsolutamente reyes de Galicia, atribuyendo la denominacin a la corona por laprovincia dominante, como antes de la unin con Aragn se llamaban absolutamentereyes de Castilla losque, juntamente con Castilla, regan otras muchas provincias deEspaa. Y lo mismo diremos de los reyes de Aragn respecto de las dems provinciasunidas a aquella corona. Siendo, pues, durante aquella unin el reino de Galicia asientode la corona, es claro que no pudo tomar el idioma de Portugal, porque nunca laprovincia dominante le toma de la dominada, sino al contrario.

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    En grave empeo me pongo. No es ya slo un vulgo ignorante con quien entro en lacontienda: defender a todas las mujeres, viene a ser lo mismo que ofender a casi todoslos hombres, pues raro hay que no se interese en la precedencia de su sexo condesestimacin del otro. A tanto se ha extendido la opinin comn en vilipendio de lasmujeres, que apenas admite en ellas cosa buena. En lo moral las llena de defectos, y enlo fsico de imperfecciones; pero donde ms fuerza hace, es en la limitacin de susentendimientos. Por esta razn, despus de defenderlas, con alguna brevedad, sobreotros captulos, discurrir ms largamente sobre su aptitud para todo gnero de cienciasy conocimientos sublimes.

    El falso profeta Mahoma, en aquel mal plantado paraso, que destin para sussecuaces, les neg la entrada a las mujeres, limitando su felicidad al deleite de ver desdeafuera la gloria que haban de poseer dentro los hombres. Y cierto que sera muy buenadicha de las casadas ver en aquella bienaventuranza, compuesta toda de torpezas, a susmaridos en los brazos de otras consortes, que para este efecto fingi fabricadas de nuevoaquel grande artfice de quimeras. Bastaba para comprehender cuanto puede errar elhombre, ver admitido este delirio en una gran parte del mundo.

    Pero parece que no se aleja mucho de quien les niega la bienaventuranza a lasmujeres en la otra vida, el que les niega casi todo el mrito en esta. Frecuentsimamentelos ms torpes del vulgo representan en aquel sexo una horrible sentina de vicios, comosi los hombres fueran los nicos depositarios de las virtudes. Es verdad que hallan afavor de este pensamiento muy fuertes invectivas en infinitos libros; en tanto grado, queuno a otro apenas quieren aprobar ni una sola por buena; componiendo, en la que estasistida de las mejores seas, la modestia en el rostro con la lascivia en la alma:

    Aspera si risa est, rigidasque imitata Sabinas,

    Velle, sed ex alto dissimulare puta.

    Contra tan insolente maledicencia, el desprecio y la detestacin son la mejor apologa.No pocos de los que con ms frecuencia y fealdad pintan los defectos de aquel sexo, seobserva ser los ms solcitos en granjear su agrado. Eurpides fue sumamente

    maldiciente de las mujeres en sus tragedias, y, segn Ateneo y Stobeo, era amantsimode ellas en su particular: las execraba en el teatro, y las idolatraba en el aposento. ElBoccacio, que fue con grande exceso impdico, escribi contra las mujeres la violentastira, que intitul Laberinto del amor. Qu misterio habr en esto? Acaso con laficcin de ser de este dictamen quieren ocultar su propensin; acaso en las brutales

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    individuos de nuestro sexo! Quien quisiere hacer buenas a todas las mujeres, convierta atodos los hombres. Puso en ellas la naturaleza por antemural la vergenza, contra todaslas bateras del apetito; y rarsima vez se le abre a esta muralla la brecha por la parteinterior de la plaza.

    Las declamaciones que contra las mujeres se leen en algunos escritores sagrados, sedeben entender dirigidas a las perversas, que no es dudable las hay: y aun cuandomiraran en comn al sexo, nada se prueba de ah; porque declaman los mdicos de lasalmas contra las mujeres, como los mdicos de los cuerpos contra las frutas, que, siendoen s buenas, tiles y hermosas, el abuso las hace nocivas. Fuera de que, no se ignora la

    extensin que admite la oratoria en ponderar el riesgo, cuando es su intento desviar eldao.

    Y dganme los que suponen ms vicios en aquel sexo que en el nuestro, cmocomponen esto con darle la Iglesia a aquel con especialidad el epteto de devoto?Cmo, con lo que dicen gravsimos doctores, que se salvarn ms mujeres quehombres, a mi atendida la proporcin a su mayor nmero? Lo cual no fundan ni puedenfundar en otra cosa, que en la observacin de ver en ellas ms inclinacin a la piedad.

    Ya oigo contra nuestro asunto aquella proposicin, de mucho ruido y de ningunaverdad, que las mujeres son causa de todos los males; en cuya comprobacin, hasta losnfimos de la plebe inculcan a cada paso que la Cava indujo la prdida de toda Espaa, yEva la de todo el mundo.

    Pero el primer ejemplo absolutamente es falso. El conde don Julin fue quien trajo

    los moros a Espaa, sin que su hija se lo persuadiese, quien no hizo ms que manifestaral padre su afrenta. Desgraciadas mujeres, si en el caso de que un insolente lasatropelle, han de ser privadas del alivio de desahogarse con el padre o con el esposo!Eso quisieran los agresores de semejantes temeridades. Si alguna vez se sigue unavenganza injusta, ser la culpa, no de la inocente ofendida, sino del que la ejecuta con elacero y del que dio ocasin con el insulto, y as, entre los hombres queda todo el delito.

    El segundo ejemplo, si prueba que las mujeres en comn son peores que los

    hombres, prueba del mismo modo que los ngeles en comn son peores que las mujeres;porque, como Adn fue inducido a pecar por una mujer, la mujer fue inducida por unngel. No est hasta ahora decidido quin pec ms gravemente, si Adn, si Eva; porquelos padres estn divididos; y en verdad, que la disculpa que da Cayetano a favor de Eva,de