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16 VidaRURAL (Julio/2011) OLIVAR REPORTAJE Descripción del cultivo del olivo en los valles de las provincias de Catamarca, La Rioja y San Juan Historia y condicionantes del cultivo del olivo en los valles del noroeste de Argentina M. Gómez del Campo (1) , A. Morales–Sillero (2) , F. Vita Serman (3) , M. C. Rousseaux (4) y P. S. Searles (4) (1) Dpto. Producción Vegetal: Fitotecnia. Universidad Politécnica de Madrid. (2) Dpto. Ciencias Agroforestales. Universidad de Sevilla. (3) Estación Experimental Agropecuaria San Juan, INTA. Pocito, San Juan. Argentina. (4) CRILAR–CONICET, Anillaco, La Rioja. Argentina. E l cultivo del olivo en Argentina tiene su origen en la colonización españo- la, siendo la localidad de Arauco (La Rioja) donde se realizaron las prime- ras plantaciones. El desarrollo del cultivo no tuvo lugar, sin embargo, hasta finales del siglo XIX, como consecuencia de la fuer- te inmigración latina que no encontraba su- ficiente aceite en el mercado argentino. En 1953 llegaron a estimarse en 7,5 mi- llones los olivos plantados en el país; algu- nos de estos olivares se mantienen cerca de los cascos urbanos. A partir de 1960 se ini- ció, no obstante, una decadencia de la olivi- cultura argentina como consecuencia de la competencia con los aceites de girasol y ma- íz (en teoría más sanos y baratos), lo que pro- vocó la caída de la rentabilidad de las explo- taciones y, en consecuencia, el abandono de plantaciones o la reconversión mediante in- jerto con variedades de mesa o de doble ap- titud. En 1984 se cultivaban tan sólo 3,72 millones de plantas, muchas de ellas en con- diciones inadecuadas. Esta situación cambió radicalmente a prin- cipios de los años 90, en los que se estimaba que la superficie cultivada en Argentina no su- peraba las 30.000 ha. Desde entonces dicha superficie no ha parado de crecer debido, no sólo al aumento de la rentabilidad de la pro- ducción oleícola por el precio del aceite de oli- va y las campañas de información sobre el be- neficio para la salud humana de su consumo, La situación del cultivo del olivo en Argentina cambió radicalmen- te a principios de los años 90, momento en el que no superaba las 30.000 ha. Desde entonces, ésta no ha parado de crecer debido, no sólo al aumento de la rentabilidad de la producción oleícola por el precio del aceite de oliva y las campañas de información sobre el beneficio para la salud, sino también a las medidas de apoyo adop- tadas por el Gobierno argentino, destacando particularmente las Leyes de Diferimientos Impositivos. En este artículo se realiza una revisión de la historia del cultivo en este país, de los valles en los que se cultiva y de sus condicionantes, dejando para un artículo posterior el diseño de las plantaciones y técnicas de cultivo. Foto 1. Olivares en el Valle Central de Catamarca. Al fondo se observa la Sierra de Ambato, que alcanza los 4.405 m. Foto 2. Olivar en el valle de La Rioja Capital con la Sierra de Velasco (4.029 m) al fondo.

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16 VidaRURAL (Julio/2011)

OLIVARREPORTAJE

Descripción del cultivo del olivo en los valles de las provincias de Catamarca, La Rioja y San Juan

Historia y condicionantes delcultivo del olivo en los vallesdel noroeste de Argentina

M. Gómez del Campo (1), A. Morales–Sillero (2), F. Vita Serman (3), M. C. Rousseaux (4) y P. S. Searles (4)

(1) Dpto. Producción Vegetal: Fitotecnia. Universidad Politécnicade Madrid. (2) Dpto. Ciencias Agroforestales. Universidad de Sevilla.(3) Estación Experimental Agropecuaria San Juan, INTA. Pocito,San Juan. Argentina.(4) CRILAR–CONICET, Anillaco, La Rioja. Argentina.

El cultivo del olivo en Argentina tienesu origen en la colonización españo-la, siendo la localidad de Arauco (LaRioja) donde se realizaron las prime-

ras plantaciones. El desarrollo del cultivono tuvo lugar, sin embargo, hasta finales del siglo XIX, como consecuencia de la fuer-te inmigración latina que no encontraba su-

ficiente aceite en el mercado argentino.En 1953 llegaron a estimarse en 7,5 mi-

llones los olivos plantados en el país; algu-nos de estos olivares se mantienen cerca delos cascos urbanos. A partir de 1960 se ini-ció, no obstante, una decadencia de la olivi-cultura argentina como consecuencia de lacompetencia con los aceites de girasol y ma-íz (en teoría más sanos y baratos), lo que pro-vocó la caída de la rentabilidad de las explo-taciones y, en consecuencia, el abandono deplantaciones o la reconversión mediante in-jerto con variedades de mesa o de doble ap-titud. En 1984 se cultivaban tan sólo 3,72millones de plantas, muchas de ellas en con-diciones inadecuadas.

Esta situación cambió radicalmente a prin-cipios de los años 90, en los que se estimabaque la superficie cultivada en Argentina no su-peraba las 30.000 ha. Desde entonces dichasuperficie no ha parado de crecer debido, nosólo al aumento de la rentabilidad de la pro-ducción oleícola por el precio del aceite de oli-va y las campañas de información sobre el be-neficio para la salud humana de su consumo,

La situación del cultivo del olivo en Argentina cambió radicalmen-te a principios de los años 90, momento en el que no superaba las30.000 ha. Desde entonces, ésta no ha parado de crecer debido, nosólo al aumento de la rentabilidad de la producción oleícola por elprecio del aceite de oliva y las campañas de información sobre elbeneficio para la salud, sino también a las medidas de apoyo adop-tadas por el Gobierno argentino, destacando particularmente lasLeyes de Diferimientos Impositivos. En este artículo se realiza unarevisión de la historia del cultivo en este país, de los valles en losque se cultiva y de sus condicionantes, dejando para un artículoposterior el diseño de las plantaciones y técnicas de cultivo.

Foto 1. Olivares en el Valle Central de Catamarca. Al fondo se observa la Sierra deAmbato, que alcanza los 4.405 m.

Foto 2. Olivar en el valle de La Rioja Capital con la Sierra de Velasco (4.029 m) alfondo.

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sino también a las medidas de apoyo adopta-das por el Gobierno argentino, destacandoparticularmente las leyes de Diferimientos Im-positivos para emprendimientos industriales,agrícolas, ganaderos y turísticos (Ley 22.021en La Rioja, Ley 22702 para Catamarca y Ley22973 en San Juan) que comenzaron a apli-carse en el ámbito agrícola a principios de losaños 90 y finalizaron en 2008. Dichas leyesimpulsaron el desarrollo de nuevas plantacio-nes olivícolas en las provincias del noroeste:San Juan, La Rioja y Catamarca (figura 1).Muchos de los nuevos inversores eran ajenosal sector agropecuario ya que las leyes permi-tían a las empresas argentinas diferir el pagode impuestos durante diecisiete años en el ca-

so del olivo. El dinero diferido se devolvía pos-teriormente en cinco años mediante el pagode cuotas anuales, consecutivas e iguales, ysin ningún interés.

Las cifras hablan por sí solas: a principiosde los 90 las principales provincias olivareraseran Mendoza, San Juan y Córdoba (cuadroI). En ellas se concentraba aproximadamenteel 80% de la superficie cultivada, estimadaen 29.600 ha, localizadas fundamentalmen-te en los departamentos de Pocito, Rawson,Rivadavia y Zonda en San Juan; Junín, Maipú,Lavalle y Lujan de Cuyo en Mendoza y Cruzdel Eje en Córdoba. Se trataba de plantacio-nes tradicionales, caracterizadas en generalpor un tamaño medio de 5–15 ha, marcos de

plantación a 10 x 10 m, poda a varios brazosprincipales y sistema de riego por inundación.La variedad principal era la Arauco por su al-ta producción, gran tamaño del fruto y dobleaptitud. La producción nacional se estimabaen 30.000 t de aceituna de mesa y 8.000 taceite (figura 2), y el destino prioritario eraun mercado liderado por el precio de los pro-ductos y no por su calidad. En algunos casoslos aceites eran defectuosos (atroje y borras)por la falta de fábricas modernas y almacena-miento adecuado.

En 1998 se cultivaban en Argentina71.000 ha de olivo, el 70% con variedadesdestinadas a la elaboración de aceite y el30% restante a la aceituna de mesa.

FIGURA 1Mapa de Argentina en el que se hanseñalado las provincias de Catamarca,La Rioja y San Juan.

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2002/03

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2004/05

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2006/07

2007/08

2008/09

2009/10

Aceite Aceituna de mesa

FIGURA 2

CUADRO I.Superficie (ha) olivarera en Argentinaprevista para después de la aplicación de lasleyes de Diferimientos Impositivos.

Provincia Superficieprevia

Superficie adiferir

Superficietotal

Mendoza 13.700 300 14.000

Córdoba 5.000 470 5.470

San Juan 4.800 13.800 18.600

La Rioja 2.900 27.000 29.900

Buenos Aires 1.800 0 1.800

Catamarca 1.400 30.000 31.400

Total 29.600 71.570 101.170

Evolución de las producciones de aceite y aceituna de mesa en Argentina entre 1990/91 y2009/10. Las estimaciones de las dos últimas campañas son provisionales.

Elaboración propia (Fuente: COI, 2009).

Catamarca 24500

La Rioja 20500San Juan

19500

Mendoza 17500

Córdoba 5000

Buenos Aires2500 Río Negro

600

FIGURA 3Distribución de la superficie olivícola (ha) en Argentina (SAGPyA, Secretaría de Agricultura,Ganadería, Pesca y Alimentos de la República Argentina, 2009)

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En 2008 las hectáreas cultivadas habíanaumentado hasta 90.100 (más del 90% enregadío), siendo aproximadamente el 60%para aceite, y el 40% restante para aceitunade mesa. Esta superficie ha situado a Argen-tina en la decimotercera posición a nivel mun-dial en cuanto a superficie cultivada. Convie-ne matizar que muchas de las nuevas planta-ciones se realizaron en zonas donde no seconocía bien el comportamiento agronómicoe industrial de las variedades de olivo impor-tadas de Europa. Esto ha contribuido a queuna parte de la superficie plantada, acogién-dose a las leyes de Diferimientos Impositivos,haya sido improductiva por daños de heladas,problemas edáficos y sanitarios, o se hayacambiado la variedad.

Las plantaciones realizadas desde la pro-mulgación de las leyes citadas anteriormentetienen una superficie mínima entre 100 y 150ha, aunque algunas superan el millar de hec-táreas. En todas se ha intensificado el marcode plantación con densidades que varían en-tre 250 y 330 olivos/ha. Estas plantacionesse realizaron con material procedente de otrospaíses productores, a menudo monovarieta-les, con una o dos variedades polinizadoras ytécnicas de manejo más avanzadas, como esel uso del riego localizado y la fertirrigación.Todo esto ha favorecido el aumento de losrendimientos de 5–6 t/ha de las plantacio-nes tradicionales a 10–12 t/ha y, por tanto, elde las producciones nacionales, estimándo-se en 100.000 t la producción de aceitunade mesa y 27.000 t la de aceite de oliva en

2007/08 (figura 2), con una estrategia co-mercial que cada vez prioriza más la calidad.Argentina es en la actualidad el primer pro-ductor de aceituna de mesa y aceite de olivaen América del Sur. Según datos medios delperiodo 2002–07 del Consejo Oleícola Inter-nacional (COI), es el noveno país en produc-ción de aceituna de mesa (4%), aunque tieneescasa importancia mundial en la producciónde aceite (<1%).

El mapa olivícola argentino actual lo inte-gran principalmente las provincias de Cata-marca, La Rioja, San Juan y Mendoza (figura3). En ellas, las áreas olivareras más impor-tantes son: Valle Central, Pomán y Tinogastaen Catamarca; Chilecito, Aimogasta y La Rio-ja Capital en La Rioja; y Valle del Tulúm, Já-chal y Ullum–Zonda en San Juan. Otras pro-vincias donde se cultiva el olivo son Córdoba

y Buenos Aires. Recientemente han surgidonuevos proyectos de expansión del cultivo enRío Negro, San Luis y Neuquén.

Descripción de los valles

Esta región se caracteriza topográfica-mente por estar formada por una secuenciade depresiones o valles longitudinales, pa-ralelos a la Cordillera de los Andes y separa-dos entre sí por diversas sierras conocidascomo Sierras Pampeanas, cuyo nombre nodebe llevar a equivocación ya que no tienenrelación con la región de la pampa húmeda(figura 4). Si observamos los valles de estea oeste, nos encontramos, en primer lugar,con el Valle Central de Catamarca, delimita-do por la Sierra de Ancasti del Alto al este(donde se alcanzan cotas de 1.573 m) y laSierra del Ambato al oeste (4.405 m) (foto1). Los siguientes valles son el bolsón delPipanaco (donde se encuentran las zonasproductivas de Aimogasta y Pomán), entre laSierra del Ambato al este y la Sierra de Ve-lasco al oeste (4.029 m), el valle de La Rio-ja Capital, al pie de la Sierra de Velasco (fo-to 2), el valle de Chilecito, entre Sierra Velas-co al este y la Sierra de Famatina al oeste(6.097 m), y por último, el valle de Tulúm enSan Juan, que se encuentra al pie de la Sie-rra del Tontal, perteneciente a la precordille-ra. Dentro del mismo destaca la zona piede-monte de Cañada Onda–El Acequión dondese observa actualmente el más activo des-arrollo de plantaciones olivareras.

Foto 3. Las suaves temperaturas y las altas dosis de riego (>1.200 mm), junto con el abonado, provocan un crecimiento en el olivo superior al de la Cuenca Mediterránea.Olivos de la variedad Arbequina de once años en el Valle Central de Catamarca, plantados a 8 x 4 m (izq) y Barnea de diez años en Chilecito (La Rioja) plantado a marco de6 x 4 m (dcha). El crecimiento de los brotes era superior a 1 metro.

FIGURA 4Mapa de relieve de las provincias deCatamarca, La Rioja y San Juan, donde seobservan las Sierras Pampeanas paralelas ala Cordillera y los valles intermedios.

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19(Julio/2011) VidaRURAL

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No todos los valles se encuentran a lamisma altitud. Mientras que el Valle Centralde Catamarca y el valle de La Rioja Capital seencuentran a una altitud entre 400 y 450 me-tros sobre el nivel del mar, el valle de Tulúmestá a 650 m, las fincas de Pomán y Aimo-gasta en el bolsón de Pipanaco a 800 m, elvalle de Chilecito a 950 m, y la zona de Tino-gasta en Catamarca a 1.100 m, lo que provo-ca importantes diferencias climáticas, a pe-sar de encontrarse en latitud similar.

Estos valles son depresiones que fueronrellenándose con sedimentos procedentes dela meteorización de rocas de las sierras cir-cundantes y, por ello, la mayoría de los suelosson de origen aluvial. Las parcelas situadasen el centro de dichos valles son práctica-mente llanas, mientras que las que se en-cuentran en los bordes de los cordones mon-tañosos presentan pendientes constantes ymoderadas. Es característico que las faldasorientales de estos cordones sean tendidas,así como abruptas las occidentales. La pen-diente de los piedemonte permite el movi-miento de las masas de aire frío hacia el fon-do de los valles, aspecto especialmente rele-vante en las zonas más frías, concretamenteen San Juan y Mendoza.

La vegetación natural la integran especiesxerófitas como cactáceas, arbustos coriáce-os, achaparrados y espinosos. Desde antiguo,la región ha sido explotada para pastoreo deganado caprino aunque algunos de los vallesfueron demasiado áridos para pastoreo agran escala y todavía incluyen grandes áreasde monte virgen. La construcción del ferroca-rril supuso, además, una deforestación en al-gunas áreas.

Antes de que comenzaran a aparecer lasfincas promovidas por las leyes de Diferi-mientos Impositivos, en estos valles se culti-vaban en oasis vides, olivos, dátiles (traídospor los inmigrantes libaneses y sirios a prin-cipios del siglo XX), granados, aloe y otrosfrutales como duraznero, almendro, membri-lleros y hortalizas de todo tipo. Actualmente,en las provincias de La Rioja y Catamarca,las actividades agrícolas principales son lle-vadas a cabo bajo riego y se cultiva: olivo,vid, nogal, jojoba y, en menor cantidad, otrosfrutales, hortalizas y aromáticas. La agricul-tura en secano está limitada a las zonas don-de la precipitación supera los 300 mm anua-les (La Rioja capital y Valle Central de Cata-

marca) y está principalmente ligada a la pro-ducción de pasto y granos para la ganade-ría. En el caso de las provincias de San Juany Mendoza su actividad agrícola se centra enla vid. Aunque los frutales de hueso y pepitay las hortalizas tuvieron una gran expansiónen estas dos provincias, la olivicultura se haconvertido en la actualidad en la segunda ac-tividad agrícola en San Juan.

Condicionantes para el cultivo del olivo

Características edafológicasLos materiales en los que se desarrollaron

los suelos en los valles cordilleranos son sedi-mentos aluviales que incluyen conglomera-dos, arenas gruesas, medias y finas, y limosloesoides. Debido a este origen, la granulo-metría de los terrenos donde están ubicadaslas plantaciones olivareras puede variar se-gún la distancia a las montañas y cursos deagua, siendo más fina a medida que se aleja

de ambos (Lucas Moretti, comunicación per-sonal). Los suelos corresponden a los órde-nes entisoles y aridisoles y tienen muy esca-so desarrollo. En general, las parcelas son lla-nas, con suelos muy profundos, de más de 2m, texturas frecuentemente francas, francoarenosas, franco arcillo limosas o arcillo limo-sas, escaso contenido en materia orgánica(menos de 1%) y pH neutro o ligeramente bá-sico (entre 7,2 – 8,5). La capacidad de inter-cambio catiónico en los suelos de texturasgruesas es baja, debido al escaso contenidode arcillas. En algunos sectores deprimidosde San Juan suele haber problemas para elolivo debido a que los niveles freáticos sonsuperficiales y hay acumulación de sales. Lossuelos de piedemonte, debido a su granulo-metría gruesa y a la ausencia de horizontescalcáreos, no presentan problemas de en-charcamiento.

Temperatura y fenología del olivoComo puede observarse en el mapa de

la figura 4, la región de Argentina en la quese ha desarrollado fundamentalmente la oli-vicultura se encuentra entre las latitudes 28y 32ºS, por tanto, más cerca del Ecuadorque las zonas tradicionales de cultivo del oli-vo de la Cuenca Mediterránea (30–45ºN).Sin embargo, la topografía de los valles cor-dilleranos argentinos es la que determinaclaramente su clima, que corresponde a ári-do de sierras y bolsones (http://www. am-biente.gov.ar/ aplicaciones/mapoteca), y nosubtropical, como cabría esperar. La presen-cia de las Sierras Pampeanas y de la Cordi-llera Andina (altura sobre el nivel del mar en-tre 3.000–6.900 m) suponen barreras natu-rales que aíslan esta región de la influenciade los vientos húmedos del Atlántico y el Pa-cífico, haciendo que descarguen el agua enlas cumbres y llegue el aire seco a los valles.Además, la orientación NS de estas sierraspermite la entrada de las masas de aire fríodel sur. No obstante, es la precipitación ní-vea en las alturas de la Cordillera de los An-des la que produce el viento cálido y seco,como es el Zonda, que afecta en mayor o me-nor medida a la totalidad de los valles pre-cordilleranos. La altitud de los diferentes va-lles confiere, como ya se ha indicado, dife-rentes características climáticas.

En el cuadro II se muestran los datos delas principales variables climáticas proceden-

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E-Jl F-Ag Mz-S Ab-O My-N Jn-D Jl-E Ag-F S-Mz O-Ab N-My D-Jn

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La Rioja - Argentina Chilecito Aimogasta Catamarca San Juan Toledo Tabernas (Almeria) Sevilla Úbeda

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La Rioja - Argentina Chilecito Aimogasta Catamarca San Juan Toledo Tabernas (Almeria) Sevilla Úbeda

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E-Jl F-Ag Mz-S Ab-O My-N Jn-D Jl-E Ag-F S-Mz O-Ab N-My D-Jn

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La Rioja - Argentina

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Catamarca

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Sevilla

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FIGURA 5Evolución de las temperaturas medias demedias, ETo y precipitaciones en losobservatorios de Argentina (Catamarca ySan Juan) y España (Sevilla y Toledo).

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tes de cuatro observatorios de Argentina, loca-lizados en Catamarca, La Rioja Capital, Chile-cito y San Juan, así como de tres observato-rios de España de zonas con gran importanciaolivarera: Sevilla, centro de producción de laaceituna de mesa (60.000 ha) donde se cul-tiva fundamentalmente la variedad Manzanillade Sevilla; Úbeda, en el corazón de la zonade cultivo de la variedad Picual (800.000 ha);y Toledo, la región más fría donde se cultivaCornicabra (200.000 ha). Las evoluciones, alo largo del año, de la temperatura media, ETo

y precipitación en los observatorios de Cata-marca, San Juan, Sevilla y Toledo, se mues-tran en la figura 5.

Las temperaturas medias anuales son, engeneral, más suaves en los valles cordillera-nos que en las zonas olivareras de España.Estas condiciones térmicas, junto con la bajahumedad ambiente, provocan una fuerte de-manda atmosférica que alcanza valores su-periores a 1.500 mm en todos los observato-rios. El Valle Central de Catamarca es el máscálido, seguido por La Rioja Capital, llegandoa registrarse temperaturas máximas absolu-tas cercanas a 45oC en verano.

Las temperaturas suaves a lo largo delaño modifican el ritmo de crecimiento vegeta-tivo del olivo respecto a la Cuenca Mediterrá-nea. En los valles de La Rioja Capital y Centralde Catamarca, donde el período invernal esmás corto, la estación de crecimiento se des-arrolla desde el inicio de la primavera hasta elfinal del otoño, permitiendo un activo creci-miento vegetativo, de manera que algunos

brotes llegan a alcanzar hasta 1 m de largocuando los olivos son abundantemente rega-dos y fertilizados. Esto acarrea problemas deexceso de vigor (foto 3).

En primavera, las suaves temperaturasadelantan la floración del olivo, así como lafenología en general (figura 6). Esto haceque la síntesis de ácidos grasos se concentre

Foto 4. Olivos de la variedad Picual en el valle de Chilecito (La Rioja) dañados porlas heladas registradas en mayo de 2008 (-6ºC durante 8 h).

Foto 5. Olivar con dos filas de cortavientos en el Valle Central de Catamarca,orientadas EW prácticamente perpendiculares a las filas de olivo.

‘Arbequina’

‘Manzanilla de Sevilla’

Sevilla

F REH

Catamarca EH RF

Chilecito

EHF RSan Juan

EHF RÚbeda

EHF R

Toledo

E F Mz Ab My Jn Jl Ag S O N D Jl Ag S O N D E F Mz Ab My Jn

F REH

Chilecito

EH RFCatamarca

EHF RSan Juan

EHF RSevilla

E F Mz Ab My Jn Jl Ag S O N D Jl Ag S O N D E F Mz Ab My Jn

F EH R

FIGURA 6Fecha media de floración (F), endurecimiento del hueso (EH) y recolección (R) de lasvariedades Arbequina y Manzanilla de Sevilla en localidades argentinas (Chilecito,Catamarca y San Juan), en rojo, y españolas (Toledo, Úbeda y Sevilla), en verde.

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en el verano y principio del otoño, particular-mente en el Valle Central de Catamarca y LaRioja Capital, en los que las temperaturas al-canzadas en dicho periodo son elevadas(cuadro II). En España, sin embargo, dichasíntesis se produce fundamentalmente en elotoño, época en la que las temperaturas sonmenores. Probablemente ésta sea la causade la reducción en la síntesis de aceite en lamayoría de las variedades cultivadas en elnoroeste de Argentina, ya que las temperatu-ras moderadas favorecen la síntesis de acei-te en el olivo (Salas et al. 2000, Bongi2004). Como ejemplo, comentar que Arbe-quina no suele superar el 12% de rendimien-to graso. Además, en algunas variedades és-ta parece ser también la causa del bajo con-tenido en ácido oleico de los aceites y, porel contrario, de los elevados contenidos enlinoleico. En el caso particular de la variedadArbequina, y en menor medida en Arauco, elaceite puede quedar fuera de los límites delCOI debido a su bajo contenido en ácidooleico (menor a 55%). Ello es corregido a ni-

vel comercial a través del encabezado delaceite de Arbequina con los de otras varie-dades (por ejemplo, Coratina y Picual), conalto contenido de ácido oleico en su compo-sición. Resultados preliminares de un ensayosugieren que las temperaturas alcanzadasdurante los meses de mayor síntesis de acei-te (febrero–marzo) serían las que mayor im-pacto tendrían sobre el contenido de aceite,mientras que las temperaturas alcanzadaspróximas al endurecimiento del hueso sonlas que mejor explicarían las variaciones enla composición de ácidos grasos (Gar-cía–Inza, Castro y Rousseaux, datos no pu-blicados).

La temperatura durante la recoleccióntambién puede afectar a la calidad del acei-te. Las temperaturas medias de marzo (finalde verano, principio del otoño), mes en el quese recolectan las primeras variedades en Ca-tamarca, alcanzan los 25ºC, con medias demáximas de 31ºC, por lo que pueden iniciar-se fermentaciones en la aceituna recolecta-da si no es molida inmediatamente.

En el invierno también se registran tem-peraturas medias más altas que en España.Así, mientras en Sevilla se alcanzan 501 ho-ras–frío, según el método de Mota, en los va-lles más cálidos, como son el Valle Central deCatamarca y La Rioja Capital, sólo se acumu-lan 287 y 330 horas–frío, respectivamente.Puesto que el olivo precisa de bajas tempera-turas en el invierno, que le permitan la salidadel reposo de las yemas de flor, esta falta defrío en los valles citados parece ser la causapor la que algunas variedades exigentes enfrío, como Empeltre, Frantoio y Leccino, no flo-recen. La floración no se ve, sin embargo,afectada en otras variedades con menores re-querimientos de frío, como Manzanilla, Cora-tina, Arauco y Arbequina (De Melo–Abreu ycol., 2004; Aybar, 2010).

En lo que respecta a las temperaturasmedias de mínimas en invierno, éstas puedenser más bajas en los valles cordilleranos queen España, debido a la llegada de frentes frí-os del sur que provocan fuertes heladas (foto4). El Valle de Tulúm, por estar localizado ge-

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ográficamente más al sur, es que recibe elmayor impacto de la llegada de masa de airepolar. Según los datos agroclimáticos de lalocalidad de Media Agua y sobre un registrode los últimos veinticinco años, en el 45% delos inviernos la temperatura mínima absolutafue inferior a –7ºC, suceso que impacta fuer-temente sobre la productividad de los oliva-res, como lo demuestran las bajas produccio-nes de las temporadas 2007/08 y 2009/10que se alcanzaron –10ºC y –10,5ºC respec-tivamente.

En la figura 6 se recogen las fechas me-dias en las que acontece la floración, endure-cimiento del hueso y recolección de las dosvariedades más ampliamente difundidas enlos valles cordilleranos: Arbequina y Manzani-lla de Sevilla. Se indican también las corres-pondientes fechas en los observatorios espa-ñoles. Para Manzanilla de Sevilla sólo se indi-ca la fenología en Sevilla, ya que ni Úbeda niToledo son zonas importantes de cultivo deesta variedad.

Debido a las temperaturas elevadas enprimavera, la floración se adelanta un mes enlos valles cordilleranos respecto a los seis me-ses de diferencia que le correspondería porestar en el hemisferio sur. Deben pasar unosdos meses para el endurecimiento del hue-so, igual que en España, y dos o tres máshasta recolección de la Manzanilla de Sevilla,o cuatro en el caso de Arbequina.

La recolección tan temprana de Arbequi-na en Toledo (antes del 15 de noviembre) nose debe al adelanto en la maduración sino alriesgo de heladas de otoño que perjudican lacalidad del aceite. La recolección de la Arbe-quina se inicia a finales de marzo en ValleCentral de Catamarca, le sigue La Rioja y fina-liza en mayo en San Juan y Chilecito. En Espa-ña no se inicia la recolección hasta noviem-bre. La variedad Manzanilla de Sevilla se em-pieza a recolectar a mediados de febrero enArgentina y siete meses después (septiembre)se recolecta en España.

Pluviometría y agua de riegoEn cuanto a la pluviometría de los valles,

hay dos aspectos a señalar: por un lado, laescasez de precipitaciones y, por otro, unadistribución diferente a la Cuenca Mediterrá-nea (cuadro II y figura 5). La precipitaciónmedia anual es inferior a 500 mm, siendo losvalles más secos el bolsón del Pipanaco

(donde se encuentran Aimogasta y Pomán) yel Valle del Tulúm, con menos de 100 mm.Más de la mitad de la precipitación se pro-duce en el verano y, en muchos casos, de for-ma torrencial. Estas lluvias no suelen incre-

mentar el riesgo de enfermedades, por la ba-ja humedad relativa ambiental y la rápida per-colación en el perfil de suelo. En contraste, elverano es la estación más seca en la CuencaMediterránea.

CUADRO II.Datos climáticos medios de observatorios situados en las zonas olivareras de Argentina yEspaña.

Observatorio Variables Primavera Verano Otoño Invierno Anual

Catamarca28.36 S65.46 O454 m

Tmed (ºC) 23,1 27,3 20,8 13,8 21,3

Tmax (ºC) 30,2 33,7 27,2 21,4 28,1

Tmin (ºC) 16,0 20,9 14,5 6,1 14,4

Precipitación (mm) 79 211 94 13 397ETo (mm) 480 544 343 252 1.619

Horas-frío 287

La Rioja Capital29.23 S66.49 O429 m

Tmed (ºC) 22,8 27,5 20,5 13,4 21,0

Tmax (ºC) 30,2 34,3 26,6 20,7 28,0

Tmin (ºC) 15,3 20,7 14,4 6,1 14,1

Precipitación (mm) 64 222 117 12 415ETo (mm) 491 565 335 244 1.634

Horas-frío 330

Chilecito (La Rioja)29.14 S67.26 O945 m

Tmed (ºC) 19,8 25,3 18,4 10,5 18,5

Tmax (ºC) 27,9 32,6 25,4 18,7 26,2

Tmin (ºC) 11,6 18,0 11,5 2,2 10,8

Precipitación (mm) 18 110 29 7 164ETo (mm) 474 556 337 234 1.602

Horas-frío 641

San Juan31.33 S68.25 O598 m

Tmed (ºC) 19,0 26,0 18,1 9,6 18,2

Tmax (ºC) 27,5 33,8 25,3 17,7 26,1

Tmin (ºC) 10,6 18,1 10,9 1,5 10,3

Precipitación (mm) 14 45 22 6 87ETo (mm) 465 586 321 203 1.576

Horas-frío 733

Sevilla37.22 N6.00 O8 m

Tmed (ºC) 17,0 26,3 19,7 11,9 18,7

Tmax (ºC) 23,2 34,0 26,0 17,1 25,1

Tmin (ºC) 10,6 18,3 13,5 6,6 12,2

Precipitación (mm) 134 20 167 233 554ETo (mm) 372 600 288 147 1.408

Horas-frío 501

Úbeda (Jaén)37.56 N3.18 O358 m

Tmed (ºC) 15,1 24,7 16,2 8,2 16,0

Tmax (ºC) 20,8 31,1 20,8 12,3 21,3

Tmin (ºC) 8,8 18,3 11,9 4,1 10,8

Precipitación (mm) 153 32 123 187 495ETo (mm) 341 524 220 110 1.195

Horas-frío 929

Toledo39.53 N4.03 O516 m

Tmed (ºC) 13,6 24,6 15,8 7,3 15,3

Tmax (ºC) 19,7 31,9 21,7 12,1 21,3

Tmin (ºC) 7,5 17,3 10,0 2,5 9,3

Precipitación (mm) 110 49 100 100 359ETo (mm) 324 556 238 107 1.225

Horas-frío 1.022

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La escasez de precipitaciones y la elevadademanda atmosférica en estos valles obliga,por tanto, al uso del riego en olivares intensi-vos. El agua de riego usado en las fincas co-merciales en las provincias de Catamarca y LaRioja procede principalmente de los acuíferos.El agua es bombeada desde 80–300 m deprofundidad, y la recarga procede de las Sie-rras Pampeanas, donde se produce mayor pre-cipitación. Sin embargo, hay indicios de que larecarga anual es, a menudo, menor que el con-sumo de agua por las fincas (>1.000 mm/ha).El agua de los pozos tiene una conductividadeléctrica (CE) que varía entre 0,5–2,0 dS/m,aproximadamente, y un elevado contenido encarbonatos en algunos casos. Sin embargo, elnivel de salinidad no suele reducir los rendi-mientos del cultivo si se mantiene la humedaddel suelo del bulbo húmedo. En la provincia deSan Juan, el agua superficial es más importan-te, y tanto la precordillera como la CordilleraAndina alimentan las aguas de los ríos SanJuan, al sur, y Jáchal, al norte, y son de grancalidad, con baja CE.

Heladas y vientosLos valles cordilleranos también se carac-

terizan por sufrir el daño de dos tipos diferentesde viento: viento frío del sur y viento cálido delnoroeste, denominado Zonda. El viento del sures SE y mueve, en algunos valles, durante elotoño e invierno, masas de aire frío desde laAntártida que llegan a alcanzar entre –8 y–14ºC, registrándose las temperaturas más

bajas en los valles más elevados, como Jáchalo Chilecito. Cuando este viento se produce enotoño, no sólo provoca daño en las estructu-ras vegetativas del árbol, sino que, si la aceitu-na no ha sido recolectada, puede comprome-ter la calidad del aceite por la fuerte oxidaciónque sufren las células del fruto helado.

Las reducciones de las dosis de riego y deabonado en el otoño pueden reducir los dañosvegetativos al favorecer la lignificación de lamadera. Además, la instalación de cortavien-tos (foto 5) con la especie siempre verde Ca-suarina equisetifolia, de Australia (foto 6), esutilizada para proteger el cultivo de estos vien-tos. Otras especies, como por ejemplo Popu-lus nigra, tiran la hoja y no protegen las planta-ciones en invierno. La Casuarina es una espe-cie bastante rústica, con escasos problemassanitarios que puedan afectar al olivo. Los cor-tavientos se suelen instalar con orientación EWpara evitar el paso del viento del sur, pero nun-ca en parcelas con pendiente, ya que en dichocaso no permitirían que el aire drenara. A pesarde la entrada de aire polar, muchas de las he-ladas son de radiación y una pendiente supe-rior a 1% permite el drenaje de aire a las zonasmás bajas. Además, son relativamente comu-nes las heladas tardías al principio de la prima-vera que causan daño significativo a la flora-ción y resultan en reducciones en producción.

El viento Zonda se produce principalmen-te en invierno y primavera y afecta a los vallesmás cercanos a la Cordillera, siendo, por tan-to, el de Tulúm, en San Juan, el más afectado.

Se produce cuando una masa de aire húme-do del Pacífico asciende por la Cordillera, per-diendo su humedad y enfriándose. Al descen-der se va calentando, llegando a los valles co-mo ráfagas de viento cálido y seco,generalmente de dirección noroeste. Cuandosopla en primavera se puede ver comprome-tida la floración, ya que suele venir acompa-ñado de una subida de temperaturas y muybaja humedad ambiental, que pueden provo-car la deshidratación de la flor. Es, por tanto,un viento seco y cálido, que llega a alcanzarlos 35ºC, y son características sus fuertes rá-fagas (40–100 km/hora). ●

Agradecimientos

Este artículo se pudo escribir gracias al apo-yo de varias entidades. La Universidad Poli-técnica de Madrid ha financiado la colabo-ración de su profesorado con el CRILAR (Ac-ción complementaria AL09–PAC–10 yProyecto–Semilla AL10–PID–20). La Conse-jería de Innovación, Ciencia y Empresa dela Junta de Andalucía ha financiado la cola-boración a través de programa de Incentivosa Actividades de Carácter Científico y Técni-co (Convocatoria 1/2009). La estancia delas profesoras Gómez–del–Campo y Mora-les–Sillero en La Rioja y Catamarca fue fi-nanciada por la Agencia de PromociónCientífica y Tecnológica de Argentina (PICT2005 No 32218). La estancia en San Juanfue financiada por la empresa AgromilloraAndina. Este artículo ha sido publicado en la re-vista Olivae nº114.

Bibliografía ▼

Aybar V. 2010. Floración en olivo (Olea europea l.): eva-luación del ajuste de un modelo predictivo para las con-diciones del chaco árido argentino y utilización dehormonas exógenas. Tesis de Maestría, Escuela paraGraduados, Facultad de Agronomía, Universidad deBuenos Aires

Bongi G. 2004. Modelli produttivi in olivioltura. Olive-to vol 9, pp 8–15.

De Melo–Abreu JP, Barranco D, Cordeiro AM, Tous J, Ro-gado BM, Villalobos FJ (2004) Modelling olive flowe-ring date using chilling for dormancy release and ther-mal time. Agricult. For. Meteorol. 125: 121–127

Salas J., J. Sánchez, U. Ramli y A. Manaf A. 2000. Bio-chemistry of lipid metabolism in olive and other oil fruits.Progress in Lipid Res. 39: 151–180.

Foto 6. Cortavientos de Casuarina equisetifolia en Chilecito (La Rioja), plantados a 15 m de un olivar de Picual.Cada 200 m hay una nueva cortina.

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