Historia Histeria

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CAPÍTULO 1 La afección histérica 1 Thomas Sydenham Thomas Sydenham nació en 1624 en Winford-Eagle, Condado de Dorset, en el seno de una familia uritana de !uen asar" su adre era terrateniente# Comen$ó sus estudios en %&ford, 'ue tu(o 'ue interrumir de!ido a la guerra ci(il entre Carlos ) y Crom*ell de cuyo e+ rcito fue cait n# Derrotado el rey, Sydenham regresó a %&ford# . los (einticuatro a/os de edad era !achiller en medicina, ero la guerra (ol(ió a estallar y Sydenham de nue(o se incororó al e+ rcito del 0arlamento# .l terminar la contienda se instaló como m dico en ondres, en Westminster, con una formación de ciente y sin mayor entusiasmo, tan oco 'ue se resentó de candidato al arlamento# 3o tu(o &ito y entonces retomó T HOMAS S YDENHAM (1624-1689) 1. Fragmento de %era omnia !ene"#a 1$%%. 12 | N ORBERTO A LDO CONTI |J UAN CARLO TA!NARO la carrera de medicina# .l arecer se fue a ontellier, adonde fue alumno de 5ar!eirac, comletó su formación y regresó a ondres a los treinta y siete a/os de edad, aun'ue sus ideas ol ticas imosi!ilitaron su ertenencia al 7oyal College of 0hysicians" en 1668 ha! a (uelto al trono Carlos )) con las consiguientes consecuencias ara los 'ue ha! an aoyado la causa ouesta# Sydenham fue gran amigo de 7o!ert 5oyle, 'uien lo alentó a emrender el estudio cl nico de las eidemias de ondres lo 'ue dio como fruto un li!ro u!licado en 1666 con el t tulo de Met&od' "'rand# e*re # Sydenham, critica!a a la medicina 9me$cla de galenismo residual, iatromec nica y iatro'u mica9 y a los m dicos de su tiemo, or'ue considera!a 'ue esta!an ale+ados de la e&eriencia cl nica y asigna!an a las enfermedades :fenómenos 'ue +am s han acontecido, como no sea en su roio cere!ro;# <uer a, como 5acon, un sa!er e&clusi(amente !asado en la e&eriencia# En efecto, la atolog a de =aleno de n a los modos de enfermar seg>n la ntima consistencia sioatológica del transtorno mor!oso? algo arecido consideraron los aitro'u micos y los iatromec nicos del siglo @A))# Sydenham, en cam!io, rouso una nosograf a y una nosota&ia comletamente em ricas, atenidas e&clusi(amente a lo 'ue los sentidos del cl nico od an erci!ir en el cuero del enfermo# 0or ello ostuló el retorno al hiocratismo, al contacto ingenuo, inmediato y constante con la realidad del enfermo, tal como sta se ofrece a los sentidos# Su rograma retend a :e&oner con nitide$ los fenómenos de cada enfermedad, sin fundarlos en hiótesis alguna ni reunirlos de manera for$ada;# Su amlia e&eriencia cl nica 'uedó lasmada en el li!ro O* er+at#one med#"ae , u!licado en 16B6, en cuyo rólogo e&uso un rograma ara construir una nue(a atolog a !asado en la descrición de todas las enfermedades :tan gr ca y natural como sea osi!le; ordenando los casos de la e&eriencia cl nica en esecies igual 'ue lo hac an los !ot nicos# 5as ndose en la regularidad de los fenómenos naturales, incluso cuando se trata de alteraciones, Sydenham a rmó la necesidad de descri!ir de forma inducti(a las :esecies mor!osas; o las :entidades nosológicas; con los lanteamientos metodológicos de 5acon y de oc e, la noción de

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CAPTULO 1La afeccin histrica1Thomas SydenhamThomas Sydenham naci en 1624 en Winford-Eagle, Condado deDorset, en el seno de una familia puritana de buen pasar: su padre eraterrateniente. Comenz sus estudios en Oxford, que tuvo que interrumpirdebido a la guerra civil entre Carlos I y Cromwell de cuyo ejrcito fuecapitn. Derrotado el rey, Sydenham regres a Oxford. A los veinticuatroaos de edad era bachiller en medicina, pero la guerra volvi a estallary Sydenham de nuevo se incorpor al ejrcito del Parlamento. Al terminarla contienda se instal como mdico en Londres, en Westminster, conuna formacin deficiente y sin mayor entusiasmo, tan poco que sepresent de candidato al parlamento. No tuvo xito y entonces retomTHOMAS SYDENHAM (1624-1689)1. Fragmento de Opera omnia, Venecia, 1755.12 | NORBERTO ALDO CONTI | JUAN CARLOS STAGNAROla carrera de medicina. Al parecer se fue a Montpellier, adonde fuealumno de Barbeirac, complet su formacin y regres a Londres a lostreinta y siete aos de edad, aunque sus ideas polticas imposibilitaronsu pertenencia al Royal College of Physicians: en 1660 haba vuelto altrono Carlos II con las consiguientes consecuencias para los que habanapoyado la causa opuesta.Sydenham fue gran amigo de Robert Boyle, quien lo alent a emprenderel estudio clnico de las epidemias de Londres lo que dio como fruto unlibro publicado en 1666 con el ttulo de Methodus curandis febres.Sydenham, criticaba a la medicina mezcla de galenismo residual,iatromecnica y iatroqumica y a los mdicos de su tiempo, porqueconsideraba que estaban alejados de la experiencia clnica y asignaban alas enfermedades fenmenos que jams han acontecido, como no sea ensu propio cerebro. Quera, como Bacon, un saber exclusivamente basadoen la experiencia. En efecto, la patologa de Galeno defina los modos deenfermar segn la ntima consistencia fisiopatolgica del transtorno morboso;algo parecido consideraron los aitroqumicos y los iatromecnicos delsiglo XVII. Sydenham, en cambio, propuso una nosografa y una nosotaxiacompletamente empricas, atenidas exclusivamente a lo que los sentidosdel clnico podan percibir en el cuerpo del enfermo. Por ello postul elretorno al hipocratismo, al contacto ingenuo, inmediato y constante conla realidad del enfermo, tal como sta se ofrece a los sentidos. Su programapretenda exponer con nitidez los fenmenos de cada enfermedad,sin fundarlos en hiptesis alguna ni reunirlos de manera forzada.Su amplia experiencia clnica qued plasmada en el libroObservationes medicae, publicado en 1676, en cuyo prlogo expusoun programa para construir una nueva patologa basado en ladescripcin de todas las enfermedades tan grfica y natural como seaposible ordenando los casos de la experiencia clnica en especies igualque lo hacan los botnicos.Basndose en la regularidad de los fenmenos naturales, incluso cuandose trata de alteraciones, Sydenham afirm la necesidad de describir deforma inductiva las especies morbosas o las entidades nosolgicas conlos planteamientos metodolgicos de Bacon y de Locke, la nocin deespecie botnica del fitgrafo Ray y la postura antisistemtica del qumicoBoyle.Insisti en la necesidad de apartarse de los prejuicios tericos cuando seobservaba a los enfermos, atenindose a los fenmenos que pudieran serrecogidos y separando claramente los sntomas principales (peculiaresHISTORIA DE LA ANSIEDAD | 13de cada especie morbosa y que se presentan de forma constante en todoslos enfermos que la padecen) de los sntomas secundarios o accidentales(que dependen de circunstancias concretas como el tratamiento quehan recibido, la edad del enfermo, su estado general, etc.).Pero Sydenham no se qued en el nivel terico sino que personalmentecomenz a hacer realidad su programa. Describi el cuadro clnico de lagota, que l mismo padeca desde los treinta aos de edad, y de diversasenfermedades epidmicas: la viruela, la disentera, el sarampin, la sfilisy la corea menor, que lleva su nombre. Adems hizo aportes en lateraputica: introdujo el hierro en el tratamiento de la anemia, utiliz laquina en el paludismo e ide varios derivados opiceos como el ludano.En su distincin entre enfermedades agudas y crnicas, pensaba que enlas primeras el mdico tena que eliminar de forma rpida y certera lacausa morbi; en las crnicas, destruyendo la enfermedad en su especie,conforme al plan de Paracelso.Su inters se centr en qu eran las enfermedades, y para ello considernecesaria la observacin clnica desde la aparicin de lossntomas hasta su desaparicin, es decir, el conocimiento del cursonatural de la enfermedad. Al aceptar la existencia de entidadesmorbosas, haba que reconocer qu sntomas eran propios de tales, yqu sntomas eran atribuibles a peculiaridades del individuo enfermo.Y para lograr tal propsito haba que ser muy buen observador, muybuen clnico.As naci el concepto ontolgico de enfermedad como entidad morbosaabstracta pero abstrada de la observacin real de los pacientes.Entidades, por lo tanto, que pueden estudiarse en los libros. Y la importanciade reconocer estas entidades estaba en la posibilidad de mejorarel tratamiento en lo posible con uno especfico.La historia de la medicina lo recuerda como el Hipcrates ingls, elHipcrates de su siglo. No fue un erudito ni un escritor fecundo, msbien fue un mdico prctico. Muri en 1689 a los dos aos de recibir elgrado de doctor en la Universidad de Cambridge, y fue enterrado en laAbada de Westminster.La patologa moderna se constituy cuando las observaciones clnicasobjetivas e independientes de prejuicios tericos se convirtieron en sufundamento de modo consciente y sistemtico. A esta tarea contribuyde forma decisiva Thomas Sydenham. Su fama adquiri un relieveuniversal luego de su muerte, sobre todo gracias al holands HermannBoerhaave (1668-1738), profesor en Leyden, quien asoci el14 | NORBERTO ALDO CONTI | JUAN CARLOS STAGNAROprograma de Sydenham a la enseanza junto a la cama del enfermoe insisti en la realizacin de las necropsias para buscar la lesinanatmica.***La afeccin histrica, tambin llamada vapores histricos, es, si nome equivoco, la afeccin ms frecuente entre las enfermedades crnicas.Y como las fiebres y sus afecciones conexas, comparadas con las enfermedadescrnicas, constituyen los dos tercios del total de las enfermedades,de igual manera las afecciones histricas constituyen la mitad de esteltimo tercio; es decir, la mitad de las enfermedades crnicas. En efecto,muy pocas mujeres estn exentas de ellas, salvo las acostumbradas a unavida dura y laboriosa. Por otra parte, las mujeres constituyen la mitad delos adultos e, incluso entre los hombres, muchos de los dedicados alestudio y que llevan una vida sedentaria estn sujetos a igual enfermedad.Todos los antiguos han atribuido los sntomas de la afeccin histrica aun vicio de la matriz; sin embargo si se compara esta enfermedad con aquellacorrectamente denominada entre los hombres afeccin hipocondraca ovapores hipocondracos, atribuidos a obstrucciones del bazo u otras vscerasdel bajo vientre, se encontrarn grandes similitudes entre estas dos enfermedades.Cierto es que las mujeres estn atacadas ms a menudo que loshombres; pero no porque la matriz est en peor estado que otra parte delcuerpo sino por las causas que explicamos a continuacin.La afeccin histrica no es slo muy frecuente: se presenta tambinbajo formas diversas e imita a casi todas las enfermedades que afectan algnero humano porque, en aquellas partes en que se encuentra, reproduceinmediatamente los sntomas propios de esta parte; y si el mdicono tiene mucha sagacidad y experiencia, se equivocar fcilmente yatribuir a una enfermedad esencial, propia de tal o cual parte, sntomasnicamente dependientes de la afeccin histrica.Para ejemplificar: cuando esta enfermedad ataca al cerebro produce, aveces, una apopleja en todo similar a la apopleja verdadera y que, deigual manera, termina en una hemipleja. La apopleja comn est causadapor una pituita que, mandando la sustancia cortical del cerebro, comprimelos nervios e impide la circulacin de los espritus. La apopleja histricaparece provenir de un cambio diferente puesto que acontece a menudo alas mujeres inmediatamente despus de un parto en el cual han perdidomucha sangre o a raz de un parto laborioso o de una pasin violenta.HISTORIA DE LA ANSIEDAD | 15A veces, la afeccin histrica produce convulsiones horribles parecidasa las epilpticas. El vientre y el pecho se hinchan y perturban la respiracin;y el enfermo hace tan grandes esfuerzos que, aunque por otra partetenga bastante pocas fuerzas, los asistentes casi no alcanzan a contenerlo.Durante este lapso, grita sin pronunciar palabras claras y articuladas y segolpea el pecho. Esta suerte de afeccin histrica se llama comnmentesofocacin de la matriz y las mujeres que la padecen tienen frecuentementeun temperamento vigoroso y muy sanguneo.Otras veces, la afeccin histrica ataca la parte exterior de la cabeza,entre el crneo y el pericrneo y, permaneciendo fijada solo en un lado ensu largo no mayor de un travs de dedo, causa dolores insoportables acompaadosde vmitos enormes. Esto es lo que llamo clavo histrico; y estedolor ataca principalmente a mujeres que tienen color plido. () Otrosntoma, que es el ms esencial de la enfermedad y que es casi insuperable,es la abundante miccin de orina, clara como el agua de roca, de las mujereshistricas y los hombres hipocondracos durante el acceso de la enfermedad.Esta orina clara es casi siempre un signo patognomnico; y heobservado, a veces, en los hombres, que al poco tiempo e inmediatamentedespus de haber proporcionado una orina de color cetrino, se agitabanpor una pasin violenta, mingen ipso jacto una orina muy clara y estabanmal hasta tanto la orina retomaba su color natural, porque entonces seterminaba el paroxismo. () En efecto, aunque las mujeres histricas y loshombres hipocondracos sean extremadamente enfermos del cuerpo, lo sonan ms del espritu porque desesperan de su curacin; y si se les da algunaesperanza de ello, se ponen muy colricos; tanto la desesperacin es nsitaa su enfermedad. Por otra parte, se llenan el espritu con las ideas mstristes y creen que les acontecer toda suerte de males.A la menor causa e incluso sin ella se abandonan al miedo, a la clera,a la sospecha y a las pasiones ms violentas, atormentndose a s mismas. Nopueden soportar la alegra; y si, por azar, se alegran no es sino raramente ypor pocos momentos e, incluso en estos momentos, agitan su espritu tantocomo lo haran las pasiones ms afligentes. No conservan ninguna ecuanimidady slo son constantes en su versatilidad. De pronto aman con exceso uodian sin razn a las mismas personas. Si se proponen hacer algo, cambianinmediatamente de proyecto y realizan lo contrario, tan indeterminadas eindecisas son que nunca saben qu hacer, sumidas en constante inquietud.La noche, que es para los otros hombres tiempo de reposo y tranquilidad,es para los enfermos a los cuales nos referimos, lo mismo que paralos supersticiosos, ocasin de mil penas y mil miedos a causa de los sueos16 | NORBERTO ALDO CONTI | JUAN CARLOS STAGNAROque hacen, referidos habitualmente a muertes y fantasmas. Esto no sloacontece a manacos y a furiosos sino tambin a personas que, fuera deello, son muy sabias y bien aplomadas, con penetracin y sagacidadextraordinaria. No en vano Aristteles ha observado con razn que losmelanclicos tienen un espritu ms fino que los dems.Y es verdad que tan triste estado no es la suerte de todas las personasatacadas por la enfermedad a la cual nos referimos, sino slo de aquellasque, desde hace tiempo, padecen sus ms rudos asaltos y estn, por deciras, agobiadas, en especial si las afirmaciones, las inquietudes, las penas,la demasiada aplicacin al estudio y la demasiada contencin del esprituse unen, para aumentar el mal, a la mala disposicin del cuerpo.No terminara si me propusiera citar aqu todos los sntomas de laafeccin histrica, tan diversos, e incluso contradictorios, son. Esta enfermedades un Proteo que tiene infinidad de aspectos; es un camalen quecambia, sin cesar, de colores. Por esto me parece que Demcrito en su cartaa Hipcrates tiene razn al decir que la afeccin histrica era la fuente deinfinidad de males, si bien se equivoca al afirmar que tena por causa deellos la matriz. Sus sntomas no slo son numerosos y muy variados; supeculiaridad es que, en comparacin a las dems enfermedades, no sigueninguna regia, ni tipo uniforme y slo es un agregado confuso e irregular.Por ello es tan difcil proporcionar la ordenacin cronolgica de la afeccinhistrica. () Las causas externas o antecedentes de esta enfermedad sonlos movimientos violentos del cuerpo y, mucho ms a menudo, las agitacionesviolentas del alma, sbitamente producidas por la clera, la pena, eltemor o alguna pasin semejante. Por este motivo, cuando las mujeres meconsultan acerca de cierta enfermedad cuya naturaleza no sabra discernirpor medio de los signos habituales, siempre me cuido de preguntarles si elmal del cual se quejan no aparece principalmente cuando tienen pena o suespritu est turbado por alguna otra presin. Si confiesan que las cosas sonas, entonces estoy realmente seguro de que la enfermedad es una afeccinhistrica, en especial si durante esos momentos expulsan una gran cantidadde erina clara y lmpida. (...)Veamos ahora cules son las causas internas e inmediatas de laafeccin histrica tanto como sea posible descubrirlas examinando latotalidad de los sntomas que hemos descrito. Me parece, en consecuencia,que lo llamado en las mujeres afeccin histrica y en los hombres afeccinhipocondraca, y, en general, los vapores, provienen del desorden omovimiento irregular de los espritus animales, los cuales, cargandoimpetuosamente y en gran cantidad tal o cual parte, causan espasmos oHISTORIA DE LA ANSIEDAD | 17incluso dolor cuando la tal parte est dotada de una sensibilidad exquisita,y perturban las funciones de los rganos, tanto de aquellos de los cualesse retiran, como las de los que cargan. Unos y otros no pueden dejar deestar fuertemente daados por esta distribucin desigual de los espritusque es netamente contraria a las leyes de la economa animal ().Las mujeres histricas y los hombres hipocondracos expulsan amenudo grandes cantidades de erina clara y lmpida, como lo he hechonotar ms arriba. Este sntoma proviene tambin del desorden de losespritus animales, los cuales, alterando la economa de la sangre, hacenque la serosidad se separe antes de que ella haya tenido tiempo de serimpregnada con las partculas salinas que han de darle su color cetrino.Todos los das vemos un bello ejemplo en las personas que han bebidocopiosamente algn licor ligero y diurtico porque, inmediatamente,mingen una orina muy clara; porque la sangre sobrecargada y comocircundada de una serosidad imposible de retener la deja escapar antesde haber tenido tiempo de tomar el color natural de la orma.Hace cerca de tres aos un hombre de alta condicin me hizo llamarpara atenderlo de una enfermedad que me pareci ser un clicohipocondraco semejante a la pasin ilaca, debido al dolor y enormevmito que lo acompaaba y que haba agotado casi enteramente lasfuerzas del paciente. Not cuidadosamente que cuando se encontrabapeor, su orina era siempre clara y sin color; y que cuando estaba un pocomejor era de un color aproximado al cetrino y esto dur toda la enfermedad.Un da, habiendo ido a ver al enfermo, percib una orina cetrina quehaba mingido en tres diferentes veces y que haban guardado en tres frascosdiferentes. Se alegraba de este feliz acontecimiento y pensaba tomaralgn alimento liviano dicindole que tena apetito; pero en este momento,apareci alguien que lo puso de tal manera en clera que se encontr malen ese mismo momento y habiendo pedido la bacinilla, expuls en esemismo momento gran cantidad de orina clara como el cristal. (...).Creo haber mostrado suficientemente que la afeccin histrica ehipocondraca proviene slo del desorden de los espritus animales, y que no seproduce, como dicen algunas autores, por la corrupcin de la simiente o de lasangre menstrual capaz de llevar los vapores malignos a los lugares afectados:ni, como lo aseguran otros, debido a cierta depravacin de los jugos o a unaconglomeracin de los humores amargos, sino por las cosas sealadas (...).La causa antecedente del desorden de los espritus animales es sudemasiada debilidad, ya sea natural, ya accidental, que los hace fciles adesacomodarse y a disiparse; la constitucin de los espritus, que no18 | NORBERTO ALDO CONTI | JUAN CARLOS STAGNAROpuede percibirse sino por el entendimiento, responde al estado de las pautasque caen bajo el imperio de los sentidos; es decir que los espritus son ms omenos aptos a desacomodarse segn que el temperamento de la gente seams o menos difcil. Por este motivo hay mayor nmero de mujeres atacadaspor los vapores que hombres, pues ellas son naturalmente ms delicadas y deun tejido menos prieto y menos consistente, pues estn destinadas a funcionesmenos penosas; por l contrario, los hombres tienen un cuerpo robustoy vigoroso por estar destinados a grandes y penosos trabajos.Ahora bien, los sntomas que hemos descrito y de los cuales recordamossolamente los principales, comenzando por lo que vulgarmente se llamasofocacin de la matriz, prueban suficientemente que la causa inmediatade los vapores es el desorden de los espritus animales. En esta ocasin losespritus, habindose acumulado en el vientre, se arrojanmultitudinariamente y con impetuosidad sobre los msculos de la faringey la laringe produciendo espasmos en toda la extensin que recorren, ycausan en el vientre una hinchazn que parece como bola enorme, y queno es sino un efecto de la convulsin de las fibras, las que, por no tenerfuerza, estn obligadas a ceder y hacer prominencias (...).De acuerdo con todo lo que hemos dicho me parece que la principalindicacin a proponer en el tratamiento de la afeccin histrica, es fortificarla sangre que es la puerta de los espritus animales, a fin de quelos espritus, fortificados por este modo, estn en condiciones de custodiarel orden que conviene a la economa de todo el cuerpo en general ya cada una de sus partes. Pero como el desorden de los espritus, causaprimaria de la enfermedad, ha viciado y corrompido lo humano antesde fortificar la sangre, conviene debilitarlo mediante la sangra y la purgasiempre y cuando las fuerzas del paciente lo permitan; porque mientrasla sangre est sobrecargada de los humores nocivos, jams se podrafortificara (...) Despus del hierro en sustancia utilizo principal ypreferentemente su jarabe. ste se prepara con limadura de hierro o deacero puesto en infusin en vino del Rin hasta suficiente impregnacindel vino; luego se cuela el licor y se le agrega la suficiente cantidad deazcar y se lo hace hervir hasta consistencia de jarabe.