Historia del Señor de Luren

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Historia del Señor de Luren de Ica Allá por el siglo XVI, un caballero inglés de apellido Smith compró del genial escultor Miguel Angel un Cristo Crucificado para ser llevado a Londres. A los pocos años, este caballero fallece, quedando la imagen en poder de uno de sus hijos, quien la coloca en la capilla de esta real familia. A mediados del siglo XVI, estalló en Inglaterra un enfrentamiento entre Protestantes y Católicos, en el cual los primeros arrasaban casas y capillas destruyendo a su paso imágenes de Santos que encontraban y fue así como Lord Smith ordeno ocultar el Cristo, en el sótano para salvarlos de caer en las manos de los Protestantes, permaneciendo en dicho lugar por espacio de diez años, en que decidió enviarlo a América y llega al Perú, hacia donde traía un conjunto de imágenes para el convento de los padres Franciscanos, debiendo desembarcarlos en el puerto del Callao. Cuando el barco estaba próximo a llegar al puerto de destino, se desató una tormenta que casi hizo hundir la embarcación. La tripulación alarmada por orden del Capitán del barco, arrojó todos los bultos pesados para evitar la tragedia y entre ellos la caja que contenía a Cristo crucificado, que años mas tarde sería el Señor de Luren, de Ica. Al calmarse la tormenta y luego de salido el sol, unos pescadores divisaron los bultos, que eran arrastrados por la corriente, que fueron rescatados y al ver que eran destinados al convento de San Francisco en Lima, los hicieron llegar a los padres Descalzos por intermedio de las autoridades aduaneras. Los padres del convento poco interés le tomaron y depositaron los bultos en el almacén del Convento. Esto ocurrió en el año 1568. Dos años, en Ica (Villa de Valverde), la congregación Franciscana que estaba a cargo del Padre Fray Francisco de Madrigal, quien enterado del percance ocurrido en el Callao y que las imágenes se encontraban prácticamente abandonadas en el convento de San Francisco de Lima y careciendo de imágenes el templo de los Descalzos de Ica, decidió viajar a Lima, a comprar algunas de ellas y del almacén escogió el Padre Fray Francisco de Madrigal.

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Historia del Señor de Luren de Ica

Allá por el siglo XVI, un caballero inglés de apellido Smith compró del genial escultor Miguel Angel un Cristo Crucificado para ser llevado a Londres. A los pocos años, este caballero fallece, quedando la imagen en poder de uno de sus hijos, quien la coloca en la capilla de esta real familia.

A mediados del siglo XVI, estalló en Inglaterra un enfrentamiento entre Protestantes y Católicos, en el cual los primeros arrasaban casas y capillas destruyendo a su paso imágenes de Santos que encontraban y fue así como Lord Smith ordeno ocultar el Cristo, en el sótano para salvarlos de caer en las manos de los Protestantes, permaneciendo en dicho lugar por espacio de diez años, en que decidió enviarlo a América y llega al Perú, hacia donde traía un conjunto de imágenes para el convento de los padres Franciscanos, debiendo desembarcarlos en el puerto del Callao.

Cuando el barco estaba próximo a llegar al puerto de destino, se desató una tormenta que casi hizo hundir la embarcación. La tripulación alarmada por orden del Capitán del barco, arrojó todos los bultos pesados para evitar la tragedia y entre ellos la caja que contenía a Cristo crucificado, que años mas tarde sería el Señor de Luren, de Ica.

Al calmarse la tormenta y luego de salido el sol, unos pescadores divisaron los bultos, que eran arrastrados por la corriente, que fueron rescatados y al ver que eran destinados al convento de San Francisco en Lima, los hicieron llegar a los padres Descalzos por intermedio de las autoridades aduaneras. Los padres del convento poco interés le tomaron y depositaron los bultos en el almacén del Convento. Esto ocurrió en el año 1568.

Dos años, en Ica (Villa de Valverde), la congregación Franciscana que estaba a cargo del Padre Fray Francisco de Madrigal, quien enterado del percance ocurrido en el Callao y que las imágenes se encontraban prácticamente abandonadas en el convento de San Francisco de Lima y careciendo de imágenes el templo de los Descalzos de Ica, decidió viajar a Lima, a comprar algunas de ellas y del almacén escogió el Padre Fray Francisco de Madrigal.

En el largo trayecto el arriero se detuvo a mitad del camino para descargar y dar de comer agua a la bestias, vencido por el cansancio se quedó dormido y cuando despertó se dió con la sorpresa que una de las mulas había desaparecido con su valiosa carga, Vanos resultaron los esfuerzos de buscarla, el animal había continuado hasta detenerse en un bosque denominado RODAMONTE, para ponerse a pastar. Varios vecinos del lugar al darse cuenta de la mula y su carga, pensaron que se había perdido y se acercaron para llevarla a las autoridades de Villa de Valverde, pero el animal no quiso moverse del lugar, parecía que estaba clavado en el suelo, poco a poco fueron acercándose los pobladores vecinos que avisaron de este hecho a los Padres Franciscanos, quienes también se constituyeron al lugar y ante la imposibilidad de mover a la mula decidieron bajar la carga y destapar la caja y ver su contenido; cayeron de rodillas al suelo la bendita mañana del día 25 de febrero de 1570. Interpretando el mensaje divino de que la efigie deseaba quedarse en dicho lugar ubicado en la parte sur del valle de Ica (Hurin Ica), como se le denominaba, y que con el tiempo esa palabra fue deformada por el nombre de Luren, Edificando los pobladores una capilla la que más tarde sería el Templo de Luren, casa de oración del Santo Patrón de Ica, donde se encuentra su altar en una Cruz de Mármol.

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La Historia Del Señor De Los Milagros

A mediados del siglo XVII, Lima, una ciudad que hoy alberga más de 7 millones de habitantes, cobijaba apenas unas 35,000 personas; cantidad que se iría incrementando progresivamente por el arribo de miles de variopintos personajes empujados por las noticias de una prosperidad fácil de alcanzar en la capital.Por el año de 1650, los negros angolas se agremiaron y constituyeron la cofradía en la zona de Pachacamilla, lugar que anteriormente había sido habitado por indios venidos de la zona de Pachacamác, y donde actualmente se ubican la iglesia y el monasterio de las Nazarenas y el local de la Hermandad del Señor de los Milagros. Las condiciones en las que vivían eran de una pobreza absoluta.Fue un 13 de noviembre de 1655, a las 2:45 de la tarde, cuando un terrible y destructor terremoto estremeció Lima y Callao, tirando abajo las iglesias y sepultando mansiones, dejando tras de sí miles de muertos y damnificados. El sismo afectó la “zona de Pachacamilla” y las viviendas de los angola se precipitaron al suelo; todas las paredes del local de la cofradía se cayeron, produciéndose entonces el milagro: el débil muro de adobes donde se erguía la imagen del Cristo crucificado quedó intacto, sin ningún tipo de resquebrajamiento. Debido a los daños ocurridos, los angola se mudaron a otro lugar dejando en el más absoluto abandono la pared con la sagrada imagen. Aunque hay otras versiones que dicen que los negros angola se habían retirado del lugar antes del sismo, lo cierto es que después de la catástrofe, casi toda la población limeña se entregó por entero a las plegarias, cánticos y rezos en las derruidas calles y plazas de la Capital, intentando pedir perdón por sus pecados y rogando que no se produzca otro fenómeno de la misma naturaleza.Pasaron 15 años y un vecino de la parroquia de San Sebastián, Antonio León, encontró la imagen abandonada y comenzó a venerarla. Según los relatos de la época, León fue el primero que se preocupó por arreglar la ermita, sin imaginar que a partir de entonces crecería el culto y la devoción al sagrado Cristo de Pachacamilla.Cuentan que al subir el pintor la escalera para borrar la imagen, empezó a sentir temblores y escalofríos, teniendo que ser atendido de inmediato para proseguir con su labor. Al reaccionar intentó nuevamente subir y borrar la imagen pero fue tanta la impresión causada que bajó raudamente y se alejó asustado del lugar sin culminar con la tarea encomendada.Un segundo hombre, un soldado de Balcázar, de ánimo más templado, subió pero bajó rápidamente, explicando luego que cuando estuvo frente a la imagen vio que se ponía más bella y que la corona se tornaba verde; por esa razón no cumplió la orden dada.Ante la insistencia de las autoridades por desaparecer la imagen, la gente manifestó su disgusto y comenzó a protestar con airadas voces y actitudes amenazantes que obligaron a retirarse a la comitiva. Pronto, el Virrey se enteró de los acontecimientos y reflexionando sobre las posibles consecuencias si persistía en borrar la imagen, mandó revocar la orden y acordó que en ese lugar se le rindiera culto y veneración a la portentosa imagen.El 14 de setiembre de 1671 se ofició la primera misa ante el crucificado de Pachacamilla, fecha que coincide con la exaltación de la Santísima Cruz. Conforme avanzaban los días los devotos aumentaban en forma considerable.Venían de lejos en piadosa plegaria y mística romería, comenzando a denominarlo “El Santo Cristo de los Milagros o de las Maravillas”.Sin embargo la ira de Dios no se calmaba y volvió a manifestarse en octubre de 1687, cuando un maremoto arrasó con el Callao y parte de Lima y derribó la capilla edificada en honor de la imagen de Cristo, quedando erguida solamente la pared con la imagen dibujada del Señor crucificado.Tan terrible designio originó que se confeccionara una copia al óleo de la imagen y que, por primera vez, saliera en andas por las calles del barrio de Pachacamilla, estableciéndose que a partir de ese momento la procesión tuviese lugar los días 18 y 19 de octubre de cada año.

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Biografía de Francisco Pizarro

Francisco Pizarro nació en Trujillo de Extremadura, España, hijo del Capitán Gonzalo Pizarro y Dora Francisca Gonzáles. Acerca de la fecha exacta de su nacimiento sus biógrafos no se ponen de acuerdo. El historiador Federico Acedo, señala como fecha de su ilustre conciudadano el 16 de marzo de 1468, basándose en archivos parroquiales de Trujillo, España. Sobre su infancia se tiene poca información, el biógrafo más discreto, Quintana, menciona que Pizarro fue abandonado a las puertas de una iglesia de Trujillo, sustentándose en los primeros instantes de su vida con la leche de una puerca , por no hallarse quien le diese de mamar..., hasta que su padre lo recogió y lo reconoció como hijo, aunque no le dio educación ni le enseñó a leer, sino que le asignó la tarea de guardar las piaras de cerdos que poseía.A la edad de 36 años ya gozaba de la fama de soldado valeroso y experimentado, corría el año de 1504 cuando Pizarro pasó a indias (según el texto Real de Cédula de 1529) y era dueño del real favor y se ocupaba en alistar las naves que lo conducirían al país de los Incas, y que luego le darían fama y gloria.En 1522 se conocía vagamente en Panamá la existencia, hacia el sur, de un

poderoso imperio, rico en yacimientos de oro y plata, cuyos monarcas llamábanse Incas, por lo cual se inicia una serie de buscadores del imperio.Finalmente después de muchos incidentes, Pedrarias, gobernador de Panamá, les dio la oportunidad a Pizarro, Almagro y Luque para que intentasen el descubrimiento del Perú, en correspondencia de ciertos servicios recibidos en tiempos pasados. Efectuó su salida con rumbo al sur, el 14 de noviembre de 1524, al mando de 80 soldados y 4 caballos.El hambre y al miseria se apoderó de la empresa cuando se encontraban en la isla del Gallo, a donde Pizarro creyó conveniente llevar a su tropa, lejos de los nativos, obligando a muchos soldados a volver a Panamá. Francisco Pizarro que deseaba seguir tuvo una inspiración: con la punta de la espada trazó sobre la arena de la playa una raya a mitad del camino y se dirigió a sus soldados, señalando al dirección a Panamá les dijo que encontrarían pan amargo, luego, señalando a la isla, dijo encontrarían hambre y miseria hoy, y riqueza y fama mañana; es así que Pizarro se dirigió al sur, seguro por los trece de la fama, dando inicio a la conquista del imperio incaico.Para 1532 Pizarro hacía su entrada a Cajamarca, tomando prisionero al monarca inca, Atahualpa. Posteriormente dio orden de ejecutarlo, consolidando así su conquista.Teniendo presente sus informes recibidos acerca de la bondad de las tierras, abundancia de aguas, proximidad del mar y demás circunstancias que favorecían al valle del Rímac, dispuso Pizarro fundar la ciudad de los Reyes, ciudad capital, el 18 de enero de 1535.Las disputas entre las tierras y tesoros del imperio incaico acrecentaron le diferencias entre Pizarro y almagro, comenzando así las guerras entre estos dos conquistadores. Muerto almagro, Pizarro se adueñó de las 900 leguas de tierra desde Ecuador a Chile, conociendo, además, las primeras satisfacciones y las primeras horas de reposo de su ya larga y fatigada existencia.Los vencidos de las Salinas conspiraban contra su vida, siendo continuas aquellas advertencias que sus amigos de toda la confianza le hacían, aconsejándole que no saliera a misa el domingo y que fingiera estar indispuesto.Amaneció el domingo 26 de junio de 1541, los almagristas atraviesan toda la plaza con las espadas desnudas, dispuestos a matar a Pizarro. Matando a los amigos y sirvientes del conquistador, entran a palacio. Este se defiende valientemente y mata a uno de sus enemigos. Fue una lucha que enfrentó a Pizarro, de 70 años, y sus cuatro acompañantes con 19 soldados enemigos.Pizarro peleó hasta que una gran herida en la garganta le hizo caer al suelo. Pidió confesión e hizo con el dedo y con su sangre una cruz en la tierra, la besó y expiró, mientras su cadáver quedaba abandonado en un charco de sangre. Sus restos descansan en la bóveda de la iglesia Catedral de la ciudad de Lima.

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