Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

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Historia del istmo centroamericano Tomo I C O O R D I N A C I O N E D U C A T I V A Y C U L T U R A L C E N T R O A M E R I C A N A C EC C

Transcript of Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

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Historia del istmocentroamericano

Tomo I

COOR

DINACIONEDUCA

TIVAYCULTURAL

CENTROAMERICANA

CECC

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COORDINACIÓN EDUCATIVA Y CULTURAL CENTROAMERICANA

Instituciones de los gobiernos centroamericanos que aprobaron e impulsaron el proyecto de elaboracióndel texto sobre la historia del istmo centroamericano

Costa RicaMinisterio de Educación Pública

Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes

El SalvadorMinisterio de Educación

Consejo Nacional para la Cultura y el Arte

GuatemalaMinisterio de Educación

Ministerio de Cultura y Deportes

HondurasMinisterio de Educación

Ministerio de Cultura, Arte y Deportes

NicaraguaMinisterio de Educación, Cultura y Deportes

PanamáMinisterio de Educación

Instituto Nacional de Cultura

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Coordinación académicaDr. Knut Walter Franklin

AUTORES

Costa RicaDr. Víctor Hugo Acuña OrtegaDr. José Antonio Fernández Molina

El SalvadorDr. Jorge Rafael Cáceres PrendesDr. Knut Walter FranklinDr. Héctor Raúl Lindo FuentesLic. Othón Sigfrido Reyes

GuatemalaLic. Edgar Leonel Barillas BarrientosDr. José Luis Muñoz NavichoqueDr. Arturo Taracena Arriola

HondurasDr. Mario Posas AmadorLic. Rigoberto Paredes Fernández

NicaraguaDr. Germán Romero Vargas

PanamáDr. Francisco Alberto HerreraDra. Beatriz Rovira de Pacheco

Coordinación del proyectoMarvin Herrera Araya

ConalitegHumberto Blanco PedreroPedro Javier Herrera AriasFrancisco Oviedo VillavicencioStanislao Fabbrizzi Buonavita

Coordinación editorialAna Laura Delgado

Cuidado de la ediciónMartha Poblett MirandaSonia Zenteno

Investigación iconográficaRosario Ponce PereaGerardo Uriz BorrásAna Laura DelgadoEsther Torres Guerrero

Reproducciones fotográficasPedro Hiriart

Diseño gráficoHumberto BreraAna Laura Delgado

Formación electrónicaDavid Cruz MartínezMarco Antonio Ponce Perea

Corrección de estiloRosario Ponce PereaAna María Carbonell

Elaboración de mapasDavid Cruz Martínez

Servicios editorialesGrupo Editorial Siquisirí

El Gobierno de México, en el marco de Tuxtla Gutiérrez II y a través de la Secretaría de Educación Pública y la ComisiónNacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), aportó fondos para la investigación iconográfica, la edición y la impresiónde esta obra, concebida por la Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana (CECC).

D.R. © 2000, por Coordinación Educativa y CulturalCentroamericana (CECC)175 m norte de la esquina oeste del ICE, SabanaNorte, San José, Costa Rica, C.A.

Se prohíbe la reproducción parcial o total de estaobra, sin el permiso escrito del titular de los derechos.

ISBN 970-18-4409-2 (obra completa)ISBN 970-18-4421-1 (tomo I)

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AGRADECIMIENTOS

A la UNESCO, por la cooperación financiera, canalizada por mediode la Oficina Subregional para Centroamérica y Panamá, que sustentó todo

el proceso de preparación de este texto de historia.

Al Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), por haber contribuidoeconómicamente para su elaboración.

Al Gobierno de la República de China en Taiwan, por la donación del papel para imprimir esta importanteobra sobre la historia de Centroamérica.

Al Gobierno de México, por su valiosa colaboración en la investigación iconográfica,edición e impresión de Historia del istmo centroamericano.

COMISIÓN ACADÉMICA

Dr. Víctor Hugo Acuña Ortega • Coordinador académico • Costa RicaDr. Knut Walter Franklin • Coordinador académico • El Salvador

Lic. Edgar Leonel Barillas Barrientos • GuatemalaDr. Mario Posas Amador • Honduras

Dr. Germán Romero Vargas • NicaraguaProf. Euribiades Chérigo Canto • Panamá

Sr. Marvin Herrera Araya • Coordinador regional

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PresentaciónIntroducción

CAPÍTULO 1 El espacio y los seres humanos

IntroducciónOrigen geológico de América CentralEl relieve centroamericanoLos suelos de América CentralEl clima en América CentralEl recurso aguaRutas de dispersión biológicaBiodiversidad: la floraBiodiversidad: los bosquesBiodiversidad: la faunaRecursos no renovablesLa población centroamericanaConclusión

CAPÍTULO 2 Orígenes y evolución de los pueblos del istmo

IntroducciónLos descubridores del continenteLos inicios de la domesticaciónLa base económica de las primeras aldeasEl antiguo espacio ístmicoConclusión

CAPÍTULO 3 Antiguas civilizaciones de la Zona Norte

IntroducciónDe las aldeas a los centros políticos: el período PreclásicoLos mayas clásicos

—Cultivo y comercio—Organización política—Religión y poder—El papel de la guerra en las ciudades-Estado mayas—Parientes, poder y política—Conocimientos necesarios para el sostenimiento de un Estado

Los cambios sociales y políticos a partir del 900: el período PostclásicoConclusión

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ÍNDICE

UNIDAD I

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CAPÍTULO 4 Sociedades antiguas de las zonas Central y Sur

IntroducciónLa Zona Central

—Los desarrollos autóctonos y el contacto mesoamericanoLa evidencia arqueológica

—El noroeste—La Gran Nicoya—El nordeste de Honduras—El noroeste de Nicaragua

La Zona Sur—Las primeras aldeas igualitarias

Surgimiento de sociedades complejas—Símbolos de poder

La orfebreríaLa cerámica policromada

—Las sociedades cacicales—Los intercambios económicos

Conclusión

CAPÍTULO 5 Las poblaciones nativas en el momentode la conquista hispánica

IntroducciónMigraciones y comercioLas zonas de poblamiento

—La región Norte—La región Central—La región Sur—La subregión nororiental de Nicaragua—Los grupos indígenas de Costa Rica—La subregión panameña

Conclusión

Conclusión de la Unidad I

CAPÍTULO 6 La conquista de Centroamérica (1492-1542)

IntroducciónLa expansión europeaLa España del descubrimiento y la ConquistaEl descubrimiento de Centroamérica: 1502La conquista de Centroamérica

—La conquista de Panamá—La conquista de Nicaragua

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UNIDAD II

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—La conquista de Guatemala—La conquista de El Salvador—La conquista de Honduras—La conquista de Costa Rica

Conclusión

CAPÍTULO 7 El establecimiento del dominio español (1542-1600)

IntroducciónEl descenso de la población indígenaLa instauración del dominio españolLa nueva sociedadLa cristianización de CentroaméricaConclusión

CAPÍTULO 8 La crisis del siglo XVII

IntroducciónLa crisis europea del siglo XVII

Los problemas en CentroaméricaLa crisis económica y socialEl mestizajeConclusión

CAPÍTULO 9 La sociedad centroamericana en el siglo XVIII

IntroducciónEuropa y España en el siglo XVIII

Economía y sociedadLas reformas borbónicasVida cultural y religiosaConclusión

Conclusión de la Unidad II

BibliografíaCréditos de iconografía

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PRESENTACIÓN

La excelente y retadora idea de elaborar un texto de historia del istmo centroameri-cano surge en la XIV Reunión Ordinaria de la Coordinación Educativa y CulturalCentroamericana (CECC), realizada en Panamá en 1994. A partir de ese momen-to, se inicia el proceso en el que el Dr. Rodolfo Pastor Fasquelle, Ministro deCultura, Arte y Deportes de Honduras en ese entonces, juega un destacado papelen su calidad de historiador al preparar una rigurosa propuesta de objetivos, crite-rios y contenidos consultada y retroalimentada por los despachos de Educación y deCultura de los países centroamericanos. En la IV Reunión Extraordinaria de la CECC,llevada a cabo en Panamá en marzo de 1995, se dispone, por medio de la resolu-ción CECC/RM(E)/PAN-95/RES/004, aprobar el contenido del texto distribuido; in-tegrar la Comisión Académica de Historiadores, conformada por un historia-dor de reconocido prestigio de cada país miembro de la CECC; agradecer a laUNESCO su valiosa ayuda y autorizar al ministro Pastor Fasquelle a continuar susgestiones para solicitar la cooperación de la Secretaría de Relaciones Exterio-res de México.

Durante esas ocasiones, en el seno de la CECC, se consideró que la poblacióncentroamericana, particularmente los estudiantes de educación media, debían co-nocer y valorar el acervo cultural común de la sociedad centroamericana, desdesus orígenes hasta el presente. También influyó en la materialización de esta ideala voluntad de los Excelentísimos Señores Presidentes de las Repúblicas Centro-americanas de fomentar la unidad, los valores y la identidad centroamericanos. Elobjetivo es sistematizar, con un enfoque holístico y regional, la historia del istmo;incluir y explicar los acontecimientos más relevantes y los procesos evolutivos en loscampos social, económico y político, así como forjar una conciencia ciudadanacentroamericana en el contexto de una sociedad unificada, de cara a los desafíosque demanda el desarrollo sostenible y la convivencia pacífica con otros pueblos ynaciones.

La Comisión, en su primera sesión de trabajo, reconoció la importancia y lanecesidad del texto y definió que éste, al fortalecer los valores, resaltar la identidad yrevitalizar la historia, debía ser una valiosa contribución a la unidad de los puebloscentroamericanos. Sus miembros consideraron que esta obra de historia debía serdidáctica, motivadora, útil a los estudiantes y docentes y, sobre todo, cumplir el pro-pósito de hacer esta materia atractiva y fácil de aprender, y con ello, favorecer elpensamiento crítico y reflexivo.

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Con el propósito de buscar la mejor distribución de los temas del texto, laComisión Académica de Historiadores los agrupó de la siguiente manera: El espa-cio y los seres humanos, El mundo antiguo (10000 a.C.-1502), El mundo colonial(1502-1821), Fundamentos del mundo contemporáneo (1821-1979) y El mundoactual y el futuro de Centroamérica. De estos amplios bloques temáticos se derivanlos 21 capítulos de esta singular obra, escritos por connotados historiadores de laregión.

Los objetivos aprobados por la Comisión para orientar la elaboración del textosobre el istmo centroamericano fueron los siguientes:

• Contribuir al acercamiento de los estados, naciones y pueblos de Centro-américa, como un esfuerzo educativo y cultural en el marco de la integraciónregional.

• Fortalecer la formación de los estudiantes con sentido crítico, reflexivo, res-ponsable y solidario.

• Promover el conocimiento de las raíces históricas y culturales de la región, yel respeto a la diversidad cultural, política y religiosa.

• Contribuir a la formación de jóvenes con sentido pluralista, conscientes de ladiversidad cultural, de la tolerancia y de la construcción de la paz y de la demo-cracia.

La Secretaría General de la CECC, con satisfacción, deja constancia escrita de lamagnífica disposición de trabajo de los miembros de la Comisión, así como de susolvencia académica, evidente desde el inicio, cuando definieron las característi-cas técnicas del texto. Esta capacidad intelectual y la vasta experiencia de cadauno en la preparación de otros textos escolares, hicieron posible la superación deobstáculos o limitaciones, lo mismo que la conclusión de este texto, único en sugénero. Felizmente, con la publicación de esta importantísima obra, de gran valoren el marco de la historia centroamericana, se da un fuerte impulso al procesoregional de integración, porque las generaciones de jóvenes que la estudiarántendrán una visión diferente de nuestros países, de nuestros pueblos y su historia,así como del Sistema de Integración Centroamericana.

MARVIN HERRERA ARAYASecretario General de la CECC

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INTRODUCCIÓN

CENTROAMÉRICA EN UNA GOTA

La historia de la presencia humana en Centroamérica comenzó cuando varios gru-pos de cazadores debieron transitar por el puente del istmo centroamericano, de-cenas de miles de años antes de nuestra era, en búsqueda de la megafauna queabundaba en aquellos tiempos. Los que se establecieron finalmente aquí vinieron,quizá, unos cinco mil años antes de nuestra era cuando, tanto en México como enlos Andes, ya se había inventado la agricultura; tal vez inmigraron como conse-cuencia, precisamente, del crecimiento demográfico que indujo el cultivo.

En Centroamérica, a diferencia de México o Perú, no hubo una etnia belicosaque impusiera su dominio. Cohabitaron el istmo una miríada de pueblos, provenien-tes de dos tradiciones culturales en continuo desplazamiento, encuentro y conflicto.Distinguimos entre ellos a los mesoamericanos, cultura de maíz, frijol y chile que,encabezados por los olmecas, llegaron a Guatemala, El Salvador y Honduras haceunos cuatro mil años. Y grupos provenientes de un tronco cultural circuncaribeño,pueblos de río y selva, cultivadores de pejibaye, yuca y malanga, ancestros de losmiskitos, ramas, sumos, payas y tawahkas. Desde entonces, el istmo encarna a unaunidad geográfica, enraizada en su particular diversidad cultural.

En el primer milenio de nuestra era, los mesoamericanos desarrollaron Es-tados nucleados en torno a grandes ciudades-Estado, mientras que sus vecinosnahuas y lencas organizaron cacicazgos hereditarios. Los pueblos de la regióncircuncaribeña formaban clanes familiares, cuya subsistencia dependía en ma-yor medida de la caza y la recolección; organizados en tribus independientes,los hombres del río y la selva conservaron sus poblamientos temporales cerca de lasmárgenes, pero a salvo de la furia estacional de los ríos.

El descubrimiento por los europeos de las tierras y pueblos del istmo, ha sidoatribuido por los investigadores a varios viajeros, pero ha quedado registrado comomérito de Cristóbal Colón, quien llegó con sus barcos a Guanaja y exploró la costadel caribe en 1502, describiéndola como un paraíso terrenal. “Contacto” ciertamen-te es un eufemismo para calificar lo que ocurrió después: una invasión violenta, unaguerra a sangre y fuego de los europeos contra los nativos. Seis ejércitos españolesrivales atacaron el istmo por tres flancos, entre 1519 y 1526, y a menudo pelearonentre sí por los territorios que suponían ricos en metal precioso.

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A medida que las tropas españolas avanzaban sobre el istmo, los príncipesnativos se levantaban para oponerles resistencia. Pero una vez derrotados, los venci-dos alimentaban a la tropa del conquistador, cargaban sus bultos, y proveían logís-tica e información contra el vecino. Así, las rebeliones eran cada vez más exiguas,dirigidas por figuras de menor rango y fracasaban más rápidamente. Quedabanzonas en las selvas tropicales del istmo —El Petén, en Guatemala; la Taguzgalpa, enHonduras; la Tologalpa, en Nicaragua y la Talamanca en Costa Rica y Panamá— derefugio efectivo, que el español sólo dominaría parcial y lentamente dos siglos des-pués; pero éstas se ovillaban, estaban cada vez más aisladas y no alteraban el con-trol establecido sobre la mayor parte de la población, ni representaban un reto aldominio español.

La construcción de la colonia en Centroamérica fue una empresa de otro tipo.Del esclavismo y la minería de oro, los españoles pasaron a organizar una explota-ción fiscal en torno a la “encomienda” del tributo indígena en el norte del istmo;fundaron reales mineros para explotar la plata y establecieron ranchos y estanciasganaderas vinculados a las minas y las ciudades de las provincias del centro. Losnativos fueron congregados en pueblos, bajo la supervisión de los frailes y de supropia élite, responsabilizada de las obligaciones colectivas con la economía colo-nial. Los encomenderos pasaron de virtuales “señores de horca y cuchillo” a bene-ficiarios de una concesión fiscal, cuando la minería de plata permitió la articula-ción de una economía mercantil. Las ciudades españolas y los pueblos indígenasfueron dotados de gobiernos municipales. Asimismo, se organizó una burocraciaimperial con su centro en Santiago de Guatemala, y representada en cada provin-cia por alcaldes mayores, corregidores y gobernadores nombrados por el rey.

Con la introducción de nuevas plantas, animales, artes y oficios, medios decambio y relaciones mercantiles, la economía colonial centroamericana creció des-de mediados del siglo XVI hasta la segunda década del siglo XVII, cuando el comer-cio del istmo era el tercero del imperio atlántico español según el volumen de lamercancía embarcada en los puertos. Hacia 1630, la incapacidad del imperiopara proteger de la piratería las redes de tráfico tan extensas condujo, empero, alcolapso del sistema comercial de flotas y al consecuente aislamiento especialmentede las colonias pobres.

Durante las décadas intermedias del siglo XVII, siglo de “crisis” y de síntesis, laeconomía española decayó, la población indígena se estabilizó y el istmo fusionóelementos de las tradiciones indígenas y de los inmigrantes para producir sus pro-pias culturas sincréticas. Fue entonces cuando cristalizó la cultura del criollo, ex-presada en notables obras literarias, como La recordación florida, de FranciscoAntonio de Fuentes y Guzmán, y en las grandes catedrales. También el indio sinte-tizó una nueva cultura a partir de su tradición; es así como surgió el culto de lossantos y las vírgenes, que encarnaban a antiguas deidades paganas para las co-fradías indias. Marginados por definición del sistema colonial, los mestizos de

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Introducción 13

casta todavía minoritarios ocuparon y dominaron pronto las áreas periféricas de lacolonia, en donde crearon su propio mundo social y se dedicaron a actividadesmarginales, que nadie más quería asumir. Muchas de las diferencias precolombi-nas se conservaron dentro de los mestizajes. En la antigua mesoamérica centro-americana los criollos aprendieron a comer maíz en tamales y pan, en tortilla yatol; en el sur chibcha, a comer arepas de yuca y pejibaye soasado.

A fines del siglo XVII, la ya asfixiada economía había derivado en el contraban-do. Los ingleses, apoderados desde 1650 de gran parte del Caribe y de San Andrésy Providencia, amenazaban la costa y terminarían por colonizar Belice, las Islas de laBahía y la Mosquitia. Los costarricenses desarrollaron toda una economía de planta-ciones de cacao, orientada por esa exportación, para ello importaron esclavos ne-gros que compraban a los ingleses.

El cambio dinástico y las primeras reformas administrativas de los Borbones aprincipios del siglo XVIII no fueron suficientes para restablecer la conexión con lapenínsula. Pero el programa de reformas modernizadoras, así como el estableci-miento de monopolios y compañías reales, la apertura de puertos y el fomento dela minería, terminaron por transformar las condiciones de producción y comercio eindujeron cambios sociales. La población creció con un nuevo ritmo y, a mediadosdel siglo XVIII, ya era predominantemente mestiza (aunque en Guatemala seguiríanprevaleciendo los indígenas). Se transformó asimismo la cultura oficial, que se con-cretó en el movimiento ilustrado de la Universidad de San Carlos en Guatemala.

La mala administración y las guerras napoleónicas quebraron al gobierno es-pañol y determinaron, a fines del siglo XVIII, la descomposición del imperio, del cualel Reino de Guatemala era una remota provincia secundaria. El alza de los impues-tos y otras reformas fiscales draconianas dieron al traste con la administración colo-nial y provocaron descontento general. Los movimientos insurgentes, especialmenteel de México, y la efervescencia popular obligaron a los notables reunidos en Guate-mala en 1821 a asumir la independencia. José del Valle, el más lúcido teórico de lailustración centroamericana, redactó el acta. Tres años después, una constituyenteproclamó la República compuesta por las Provincias Unidas de Centro América. Seconvocó a elecciones y ganó el liberal salvadoreño Manuel José Arce, contra quiense alzaron los gobiernos provincianos unos meses después. Ganaron la primeraguerra civil los liberales, cuyo jefe, Francisco Morazán, intentó gobernar la Fede-ración desde 1830 hasta 1838, cuando fue derrotado por los conservadores.

Como en otras regiones de América, los intereses locales impidieron la forma-ción de la nación, pero las antiguas jurisdicciones coloniales conservaron cierta co-herencia. En cada ex provincia del istmo se impusieron dictaduras conservadoras,empeñadas en restablecer el antiguo régimen. Centroamérica transitó luego por ladisolución, y perdió en el camino tiempo, territorio y dominio sobre sus recursos, loque obligó a una larga espera para la incorporación a la dinámica mundial, que enese momento se aceleraba con el surgimiento de nuevas potencias industriales.

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No todo por cierto era oscuro. Los gobiernos conservadores buscaron nuevosproductos de exportación, como el algodón y el café. Manejaron hábilmente lascontradicciones entre los Estados Unidos y Gran Bretaña, cuyo conflicto por el controldel futuro canal quedó teóricamente resuelto con el Tratado de 1850. El mayor logrode los conservadores fue neutralizar la amenaza, en cierto momento ominosa, delfilibusterismo, que pretendió apoderarse primero de Nicaragua y después del istmo.La “Guerra Nacional”, organizada por los gobiernos (encabezados por Rafael Ca-rrera en Guatemala, Santos Guardiola en Honduras, Juan Rafael Mora en CostaRica, el general José Dolores Estrada en Nicaragua, y Rafael Campo en El Salvador)expulsó a los filibusteros, cuyo jefe, William Walker, fue fusilado en Trujillo cuandointentó regresar en 1860.

El triunfo definitivo de los liberales en México y Colombia precipitó en los paí-ses del área una revolución liberal que, de 1871 a 1893, estableció gobiernosreformadores con una visión moderna de la economía y de la administración públi-ca. La revolución liberal nicaragüense triunfó en 1893 y se extendió durante el perío-do 1893 a 1909, año en el que concluye el gobierno del general José Santos ZelayaLópez. Esos regímenes reformaron las leyes y expropiaron los bienes de la Iglesia yde las corporaciones, para impulsar un nuevo desarrollo mercantil. Aprovecharon lanueva bonanza del mercado internacional y de las exportaciones del café para res-tablecer el comercio centroamericano con las economías centrales; en Honduras sereactivó la minería.

El inusitado auge del comercio y del café a finales del siglo XIX, trajo aCentroamérica una nueva prosperidad y permitió a los nuevos gobiernos reformarlos Estados incipientes y emprender programas de infraestructura y desarrolloinstitucional. Se construyeron ferrocarriles, teatros y palacios nacionales, se esta-blecieron bibliotecas, archivos y cátedras en las universidades. Los intelectualesparticiparon entusiastas. Por otro lado, los estadounidenses promovieron la sece-sión de Panamá y construyeron su soñado “canal americano”, que convertiría elistmo en región estratégica para el comercio mundial y reforzaría sus nexos con losEstados Unidos. La prosperidad atrajo nuevas migraciones de europeos, estadouni-denses y levantinos, quienes se dedicaron a trabajar y enriquecieron la economía yla cultura local.

La bonanza atrajo además un tráfico naviero de vapores, que abarataron losfletes y permitieron el transporte en gran escala del banano a los Estados Unidos. Lademanda de ese nuevo producto acarreó un desarrollo agrícola en el litoral delmar Caribe. Los norteamericanos rápidamente se apropiaron del tráfico, por la víade las concesiones ferrocarrileras, que les facilitaba el acceso a las tierras. Surgieronasí los enclaves norteamericanos que, al mismo tiempo, significaron un desarrollo sinprecedentes del litoral. Sin embargo, la fragilidad del desarrollo dependiente quedómanifiesta cuando sobrevino la crisis financiera mundial de 1930 y la contracción dela demanda de nuestros productos “de postre”, el café y el banano.

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Introducción 15

La crisis económica desembocó en movimientos sociales, entre los cuales destacael de 1932 en El Salvador. Sobrevino entonces el establecimiento de regímenes dictato-riales: Maximiliano Hernández Martínez, Jorge Ubico, Tiburcio Carías y AnastasioSomoza García se encargaron de garantizar las inversiones y sofocar las protestas. Ensus manos entraron estos países a la Segunda Guerra Mundial contra el Eje. Solamenteen Costa Rica y Panamá se mantuvieron regímenes encabezados por políticos civiles.

La Segunda Guerra Mundial consolidó la reorientación de Centroamerica ha-cia los Estados Unidos. Los dictadores invirtieron los réditos de la recuperacióneconómica de la posguerra en obras públicas. Pero el crecimiento y el nuevo climainternacional creaba ya, hacia 1944, un ambiente incómodo para las dictadurasquinceañeras. Por entonces, el desarrollo de las comunicaciones —la radiodifusióny la prensa escrita— estimulaba una opinión pública alerta, ampliando los vasoscomunicantes del istmo. Cayeron Ubico y Hernández Martínez en 1944. Guatema-la eligió presidente a Juan José Arévalo; con su ayuda, José Figueres dirigió unarevolución victoriosa y eliminó el ejército en Costa Rica. Al final cayó Carías enHonduras. Los regímenes “progresistas” dieron paso a un fermento social y a unaapertura política a mediados del siglo.

Las organizaciones populares recuperaron con creces la fuerza reprimida y seconvirtieron en agentes políticos eficaces, al organizar huelgas importantes que apo-yaban a los gobiernos reformistas. Con desfases temporales y la excepción parcialde Nicaragua, los regímenes reformadores establecieron una serie de adelantos:leyes laborales y agrarias, sufragio universal y el seguro social. Entablaron, además,las negociaciones que propiciaron la integración del Mercado Común Centroameri-cano. Se inicia entonces un período de nuevo crecimiento industrial e integracióncomercial y un proceso de urbanización acelerada.

Pronto, sin embargo, el ritmo de cambio resultó molesto para los inversionistasextranjeros y para el capital local. La guerra de Corea precipitó una mentalidad de“guerra fría” mientras que, con patrocinio de la Unión de Repúblicas SocialistasSoviéticas, los comunistas nativos se radicalizaron. En Guatemala, la contrarrevolu-ción derrocó al gobierno de Jacobo Arbenz con apoyo norteamericano. El creci-miento económico continuó durante otro par de décadas, con efectos deformadoresy polarizantes.

Salvo en Costa Rica, en los demás países continuaron, por la vía del golpe,dictaduras militares, apoyadas por sectores conservadores, que veían en los regí-menes de fuerza la tabla de salvación para continuar su control. Los militarescooptaron la burocracia para controlar una situación inestable, reprimiendo a losmovimientos guerrilleros incipientes. Sistemáticamente se produce entonces un di-vorcio entre la clase intelectual y el poder, que queda aislado y sin ideólogos.Hacia 1969, la mal llamada “Guerra del Fútbol” entre Honduras y El Salvadorpone de manifiesto las contradicciones soterradas, así como el costo y la peligrosi-dad de la dictadura militar.

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Los generales Oswaldo López Arellano, en Honduras, y Omar Torrijos, en Pa-namá, intentaron, emulando al gobierno reformista del general Juan Velasco Alvaradoen Perú, arrebatarle banderas a la izquierda con programas populistas, que no pu-dieron sostenerse, aunque Torrijos negoció la recuperación progresiva de la zona delcanal. Hacia 1974, sin embargo, el encarecimiento del petróleo y el descenso del valorde nuestros productos tradicionales de exportación invirtieron los términos de inter-cambio comercial y le plantearon a los países del istmo nuevos problemas, doble-mente complicados en Honduras y Nicaragua por devastadores terremotos y hura-canes, que pusieron de rodillas a sus economías. De inmediato, sirvió como mitigantela disponibilidad de créditos blandos que ofreció la banca internacional, pero esosrecursos se gastaron en proyectos mal concebidos, sentando las bases de una ago-biante deuda externa y alimentando la corrupción. Entraban en crisis un modelo decrecimiento económico concentrador y excluyente, y uno político de gobierno militarrepresivo.

La más armada de las dictaduras, la dinastía de los Somoza en Nicaragua,sucumbió, en 1979, ante una rebelión pluriclasista con la que comenzó el experi-mento “sandinista” que precipitó la devolución de los gobiernos a manos civiles enHonduras, El Salvador y Guatemala. Pero las imprudencias del novel régimen nica-ragüense provocaron grandes tensiones y la intransigencia de la administración nor-teamericana del presidente Reagan, cuya respuesta fue una guerra “secreta y sucia”que derramó sangre inocente, inhibió el posible desarrollo económico de la región eincrementó todavía más la deuda externa. El colapso de la Unión Soviética, laprudencia de los gobernantes civiles y la astucia del pueblo nicaragüense en lasurnas desactivaron la tragedia inminente de un enfrentamiento regional.

Mientras tanto, entre 1940 y 1990 la degradación ambiental había corridopareja con la urbanización y el avance de la frontera agrícola mercantil. Después deque la economía agroexportadora se apropiara de los valles fértiles y la franja delcafé, los campesinos migrantes avanzaron sobre las selvas tropicales casi vírgenes,donde la tala de árboles y las siembras en laderas provocaron desecamiento, erosióne inundaciones cada vez más graves. El incremento absoluto y relativo de la miseriapor retraso y polarización mantuvo un continuo desperdicio de recursos humanos yuna devastación de los recursos naturales, que condujo a una crisis ambiental, quesólo se ha detenido en Costa Rica.

Los medios masivos de comunicación subvirtieron las estructuras mentalestradicionales y las culturas de nuestros pueblos; crearon un régimen de opiniónpública pero también de enajenación colectiva. Con el divorcio de la clase pensan-te, la cultura oligárquica entró en crisis al tiempo que la cultura popular se vioasediada por la globalización alienante. Gran parte de la población vive aúndesorientada, entre la desesperanza y la incertidumbre, la carencia de solidaridad y lamentalidad de la selva. Esto se traduce en violencia consuetudinaria, delincuenciae inseguridad.

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Introducción 17

En la última década, Centroamérica se ha transformado profundamente y el pa-norama luce esperanzador, aun bajo el fardo pesado de los “ajustes” económicosimpuestos. Algunas de nuestras economías, especialmente en Honduras y Nicaragua,caminan aún sobre un campo minado por la deuda, pero tienen nuevas perspectivas einversiones. Los gobiernos civiles asumen un verdadero control y combaten la corrup-ción, al tiempo que luchan por una integración. La empresa privada, que ha visto unanueva oportunidad, empieza a repatriar el capital que exportó y surgen nuevos gruposde poder, financieros y exportadores de productos no tradicionales. La sociedad civilmadura y se apresta a asumir su nueva responsabilidad. La firma de la paz en ElSalvador y Guatemala augura un nuevo desarrollo pacífico. Los movimientos étnicoshan conseguido respuestas políticas que prometen disminuir su marginación social.Los premios nobeles de Óscar Arias y Rigoberta Menchú son emblemas de esa nuevacondición y de cierto reconocimiento en la comunidad internacional.

Nuestro reto es construir sobre la base de la reunificación, que ya han plan-teado nuestros presidentes en la ONU, una patria grande que ofrezca oportunida-des para todos, con una cultura de identidad en la diversidad, con paz y demo-cracia, y con el compromiso compartido de conservar el medio ambiente quepueda garantizar la calidad de vida del futuro. Esa gran tarea exige, en primerlugar, que nos eduquemos para ella y esa educación es el fin de este texto. Hantrabajado en él durante dos años los mejores historiadores del istmo, por inicia-tiva de los ministros de Educación y Cultura. Depende ahora de los estudiantes ylos maestros que esta obra cumpla con la finalidad de sustentar una concienciacentroamericanista perdurable.

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Rafael Ángel “Felo” García

Sin título

Acrílico sobre madera

1973

Costa Rica

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El espacio y los seres humanos 21

INTRODUCCIÓN

l istmo centroamericano tiene dos características físicas únicas en el mundo:

es el lugar de paso más angosto entre los dos océanos más grandes del

planeta y es el corredor obligado para trasladarse por tierra entre las dos

masas continentales de Norte y de Sur América. Es decir, tanto para los huma-

nos que se mueven por tierra como aquellos que navegan por los mares, América

Central es un lugar de importancia estratégica. No siempre fue así. En los tiempos

antiguos, cuando eran pocos los que se aventuraban mar afuera, la ubicación espe-

cial de América Central no tenía mayor importancia para los navegantes. Sin embar-

go, desde tiempos inmemoriales, desde que los humanos se hicieron presentes en

América, los suelos de nuestro istmo han sido marcados por las pisadas de numero-

sos individuos que buscaban pasar de una masa continental a otra en busca de

mejores tierras, mejor caza o mejores mercados para sus productos.

La presencia de los seres humanos en el istmo centroamericano no tiene que ver

solamente con su afán de pasar de América del Norte a América del Sur. Muchos se

quedaron en el istmo, construyeron sus viviendas y echaron raíces, convirtiéndose así

en pobladores permanentes. Por lo tanto, América Central también ha sido punto de

atracción para diversas poblaciones por sus notables características físicas: clima y

topografía variados, abundantes fuentes de agua, suelos ricos y gran diversidad de

vegetación y animales silvestres. Pero la presencia humana también comenzó a alterar

significativamente el entorno natural centroamericano gestado durante millones de

años, aislado, incluso, del resto del mundo.

Para comprender cómo es que el humano ha alterado el medio natural en

América Central, y cómo el medio también ha influido en el desarrollo de la sociedad

humana, en las siguientes páginas se analizarán las principales características físicas

y biológicas del istmo centroamericano, tal como lo fueron hace muchísimo tiempo, y

cómo han evolucionado hasta convertirse en lo que son en el presente.

ELos volcanes son quizá

la característica más

espectacular de la geografía

centroamericana. Desde

tiempos inmemoriales, sus

erupciones han provocado

destrucción de poblados

y cultivos, pero sus cenizas

también han abonado las

tierras del istmo, creando así

algunos de los suelos más

fértiles del mundo.

Page 22: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano22

egún los antiguos cakchiqueles,

la obsidiana —piedra divina

con que se fabricaban instru-

mentos y ornamentos— prove-

nía de Xibalbay, un reino subterráneo de

magníficos tesoros naturales. “Entonces

fue creada la Piedra de Obsidiana por el

hermoso Xibalbay, por el precioso Xibal-

bay,” escribieron en el Memorial de So-

lolá. Ellos, como los otros pueblos cen-

troamericanos originarios, poseían un

amplio conocimiento sobre los bienes que

la tierra podía proporcionar. En Pana-

má y Costa Rica se trabajaba el oro. El

jade era usado en toda el área. Con la

obsidiana se fabricaban cuchillos, pun-

tas de flecha y adornos. Los mayas es-

culpían sus estelas en las calizas del Pe-

tén y las ignimbritas de Copán. Los

chorotegas sabían que era más fácil tra-

bajar una escoria volcánica que un den-

so basalto. También entendieron cómo

su territorio se originó aun antes de que

existiera ser vivo alguno.

ORIGEN GEOLÓGICO DE AMÉRICA CENTRAL

Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni unanimal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni

bosques: sólo el cielo existía... Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz... ¡Hágase así!¡Qué se llene el vacío! ¡Qué esta agua se retire y desocupe el espacio, qué surja la tierra

y qué se afirme! Así dijeron. ¡Qué aclare, qué amanezca en el cielo y en la tierra!

Popol Vuh

SLa obsidiana, un vidrio

natural, usado por los

centroamericanos para

fabricar herramientas

de trabajo y de cacería, como

estas puntas de flecha.

Los principales yacimientos se

encuentran en Guatemala.

Page 23: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 23

Esos conocimientos y concepciones

sobre temas que ahora llamamos geoló-

gicos, fueron desarrollándose y amplián-

dose con el tiempo. A partir de las refor-

mas borbónicas en el sistema colonial, a

finales del siglo XVIII, se organizaron ex-

pediciones científicas que estudiaron los

tres reinos de la naturaleza americana.

Durante los dos siglos siguientes, nume-

rosos científicos se dieron a la tarea de

sistematizar los conocimientos sobre nues-

tro medio. Hoy se posee una idea bien

fundamentada sobre cómo se constituyó

el istmo centroamericano y se desarro-

llaron las formas de su relieve, montañas

y mesetas, planicies y colinas, así como

las riquezas que contienen.

Desde lejos, América se observa

como dos grandes masas triangulares con

la base hacia arriba y el vértice hacia

abajo. Las dos parecen flotar entre los

océanos, pero no están sueltas, pues las

une una franja estrecha. Ese eslabón es

lo que se llama América Central. Una

descripción más objetiva, basada en su

geografía física, la define como el área

terrestre y de plataforma continental que

se extiende desde el istmo de Tehuante-

pec (México) hasta las tierras bajas de

Atrato (Colombia). Desde una perspec-

tiva biológica, se dice que es una co-

nexión continua entre los neotrópicos del

sur y el neoártico del norte, sirviendo de

puente para las formas vivas terrestres y

de barrera para las formas marinas del

mar Caribe y del Pacífico. Esta caracte-

rística de puente entre el norte y el sur de

América fue determinante hasta el siglo

XVI. A partir de entonces, América Cen-

tral fue incorporada cada vez más a la

economía mundial y privilegiada por su

condición ístmica. La fácil comunicación

La América Central se ubica

en los trópicos, pero buena

parte de su territorio está

cubierta de cerros y montañas

de cierta altura y de clima

más bien templado.

El altiplano de los

Cuchumatanes en Guatemala

(arriba) y el departamento

de Chalatenango

en El Salvador (abajo) son

ejemplos de la topografía

montañosa de la región.

Page 24: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano24

entre los océanos más grandes del mun-

do aumentó su importancia geoestraté-

gica para las potencias mundiales. Esto

condicionó, en gran medida, el desarro-

llo de la región en general y de cada país

en particular.

En términos de su geología, la re-

gión centroamericana está formada por

dos partes o provincias diferentes: una

septentrional y otra meridional, cuya se-

paración se localiza al sur de Nicaragua.

Una zona de origen más reciente se ex-

tiende por el Pacífico a lo largo de am-

bas. Así pues, la historia geológica de la

América Central septentrional —Guate-

mala, Honduras, El Salvador y gran par-

te de Nicaragua— está ligada a la Amé-

rica del Norte y es la más antigua de las

dos provincias. La América Central meri-

dional —sur de Nicaragua y los territo-

rios de Costa Rica y Panamá completos—

tiene vínculos con el Caribe, el Pacífico y

parte de Colombia.

La América Central septentrional

tuvo dos ciclos en que emergió y se su-

mergió sucesivamente, iniciándose este

proceso hace 600 millones de años. Al

concluir el primer ciclo, el núcleo principal

Los volcanes

centroamericanos, tanto

activos como inactivos, se

encuentran sobre una línea

que corre paralela a la costa

del Pacífico hasta internarse

en la Meseta Central de Costa

Rica. Su ubicación coincide

con la región donde la placa

de Cocos se hunde bajo

la placa del Caribe, creando

así las condiciones de calor

y fracturamiento de la corteza

por donde puede ascender

el magma.

Page 25: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 25

de la región norte de América Central ya

se había formado. Con la sumersión si-

guiente, hace unos 130 millones de años,

sólo quedaron emergidas algunas islas.

La última fase de emersión, que comenzó

con una intensa actividad geológica ex-

tendida por toda Norteamérica cien mi-

llones de años atrás y que culminó hacia

el Eoceno, hace 60 millones de años, ter-

minó por darle la forma actual a las tie-

rras emergidas. No obstante, las formas

del relieve y la cadena volcánica termi-

narían de formarse sólo en los últimos cin-

co millones de años.

Cuando la América Central septen-

trional era una serie de islas, comienza

la historia de la América Central meri-

dional. Se dice que comenzó a formarse

como un cinturón de islas volcánicas que

dio paso a la unión de las dos masas con-

tinentales, hasta entonces separadas por

el llamado canal centroamericano. Coin-

cidiendo con los movimientos en Nortea-

mérica, entre los 100 y los 60 millones

de años, la intensa actividad geológica de

la región formó un sistema de montañas.

La formación de esta provincia concluyó

con el levantamiento general de toda la

región, hace cinco millones de años. En

esta última fase se formaron las sierras

volcánicas de Guanacaste, la cordillera

Central de Costa Rica y el volcán de Chi-

riquí en Panamá. Es decir, la unión de

América del Norte y América del Sur no

se realizó sino hasta hace menos de cin-

co millones de años.

La zona marginal del Pacífico pro-

viene de finales del Terciario e inicios del

Cuaternario, hace dos o tres millones de

años. Está formada por la cadena volcá-

nica cuaternaria y, en el océano Pacífico,

la fosa mesoamericana. A lo largo de esta

zona se origina la mayor cantidad de sis-

mos de la región. De hecho, la cadena

volcánica es una de las zonas de vulca-

nismo más activas del mundo.

Cráter del volcán Telica,

Nicaragua.

Page 26: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano26

a región huista se ubica en las

montañas más altas de Améri-

ca Central, en la región fronte-

riza de Guatemala con Méxi-

co. Es uno de los lugares en donde los

científicos suponen que comenzó a do-

mesticarse el maíz. Muchas de las mani-

festaciones culturales de la población

huista tienen como referente el maíz,

como ocurre en buena parte del área

mesoamericana. Desde hace siglos, los

pueblos de la región huista identifican sus

cultivos con el clima y a éste con la alti-

tud de las tierras.

En el párrafo transcrito arriba, los

huistas identifican cuatro regiones por su

altitud: tierra caliente, tierra menos ca-

liente, tierra templada y tierra fría. En una

reciente historia general de América Cen-

tral, en la que participaron numerosos

académicos dedicados a las ciencias so-

ciales, también se utiliza el mismo pará-

metro, con similar clasificación. El con-

traste ecológico fundamental en América

Central es el existente entre las tierras al-

tas y las tierras bajas, o tierra templada y

tierra caliente, que, a su vez, se subdivi-

den por su grado de humedad. La rela-

ción actual entre altitud, clima, animales

y plantas, no difiere de la que existía an-

tes de la venida de los europeos en el si-

glo XVI.

Estas formas de explicarse el terri-

torio centroamericano, tienen mucho que

ver con una de las características predo-

minantes del paisaje: las tres cuartas par-

tes de su superficie son montañosas. Con

la sola excepción de las planicies del Pe-

tén y de La Mosquitia y el norte de Costa

Rica, parecería que la América Central

es una larga montaña, interrumpida por

una depresión en territorio nicaragüense

y salvadoreño, y otra, muy angosta, en

Panamá. Hacia el Pacífico, una angosta

franja plana separa las montañas del mar.

El sistema de cordilleras que atra-

viesa América Central no es sino parte

de esas cadenas montañosas mucho ma-

yores que corren a lo largo del continen-

te americano y que se extienden desde

Alaska hasta la Patagonia. Si a ello suma-

mos el cinturón volcánico paralelo a las

costas del océano Pacífico, tendremos

los aspectos más relevantes del relieve

del istmo, que aparecen repetidamente en

los símbolos nacionales centroamericanos.

Así fueron sacando la clase de maíz y el color también. Semillas de tierra caliente, semillasde un poco menos caliente, tierra templada, tierra fría. Hay maíz amarillo, hay maíz

blanco... el pinto y el negro, son cuatro colores y así sacaron las semillas, la variedadde semillas que hay en cada clima.

Tradición oral huista

EL RELIEVE CENTROAMERICANO

L

La agricultura

centroamericana siempre se

ha identificado con el cultivo

del maíz. Esta planta

proporcionó alimentación

a los primeros agricultores

y sus granos siguen siendo

todavía un componente básico

de la dieta de muchos

centroamericanos.

Page 27: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 27

Con estos elementos podemos pre-

sentar una clasificación de las regiones

centroamericanas por las formas de su

relieve: 1) planicie del Pacífico o tierras

bajas del Pacífico; 2) planicie del Caribe

o tierras bajas del este; 3) tierras bajas

del norte (que incluiría las zonas bajas del

norte de Honduras); 4) tierras altas del nor-

te o zona montañosa del norte, y 5) zona

montañosa del sur o istmo sur. De es-

tas cinco regiones, el geólogo Gabriel

Dengo diferencia la cadena volcánica

del Pacífico, y las sierras y mesetas vol-

cánicas.

La planicie del Pacífico es, en reali-

dad, una serie de regiones planas, inte-

rrumpidas por el acercamiento de las

Según su altura, las tierras

centroamericanas pueden

clasificarse en cinco áreas,

como se aprecia en este mapa.

La caoba, es un árbol de

madera fina que ha sido

explotada para diversos fines.

Durante la Colonia se

transportó caoba

centroamericana

a los astilleros españoles

en La Habana, en virtud

de su resistencia al agua

salada y a los crustáceos

que atacan los cascos

de los barcos.

Page 28: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano28

montañas a la costa, que tiene una alti-

tud no superior a los 200 m sobre el nivel

del mar. Su parte más ancha se ubica en

Guatemala, en donde alcanza hasta los

50 km. Su vegetación es la característica

del bosque tropical seco, aunque en al-

gunos lugares cambia a bosque tropical

húmedo. Esta fue una región de grandes

bosques de maderas preciosas y de abun-

dante fauna. En la actualidad, la gana-

dería y la agricultura de exportación, esta

última con sus sistemas de utilización de

fertilizantes y plaguicidas químicos, aca-

baron con aquella bonanza silvestre.

Ahora es una de las regiones más ricas

del área centroamericana, pero sus re-

cursos forestales sólo se pueden apreciar

por los restos que existen a la orilla de

los ríos o de algunas especies en los cer-

cos que dividen las fincas y las haciendas

ganaderas. Es una región de alta densi-

dad demográfica, de mucho desarrollo

vial y de gran fertilidad en sus suelos.

Al igual que la del Pacífico, la pla-

nicie del Caribe, presenta un relieve plano

de baja altura (menos de 200 m). Aunque

su ancho es variable, adquiere grandes

proporciones si se compara con aquélla.

En La Mosquitia, llega a tener entre 80 y

150 km, por un largo de 1000 km. La ve-

getación predominante es la del bosque

tropical húmedo. Es una región de gran-

des ríos, en comparación con los otros de

América Central. En el litoral abundan las

lagunas, bahías y estuarios. Por ser muy

poco habitada y con poblaciones situadas

principalmente en los puertos de la costa,

en esta región se encuentra una de las

grandes reservas naturales de América

Central.

Las tierras bajas del norte tienen un

relieve plano y bajo, que no supera los

500 m. Forma parte de una gran planicie

Los pinos centroamericanos

son la principal fuente

de madera para

la construcción. En tiempos

pasados, también se les extraía

la brea que se usaba para

sellar los cascos de barcos

y lanchas.

En las riberas de los ríos

de la vertiente caribeña

de la América Central

generalmente se da

una vegetación tupida propia

de una selva tropical.

Page 29: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 29

que se inicia en Veracruz, México, y se

extiende hasta Sudamérica por la costa ca-

ribeña; comprende la región del Petén y

la península de Yucatán. Las montañas pe-

teneras, de poca altura, son formaciones

de rocas calizas. En el sur de la región

llueve con mayor intensidad, por lo que

existe un bosque tropical húmedo. Los bos-

ques densos de árboles de maderas pre-

ciosas y de muchas especies útiles se com-

binan con sabanas y bosques de pinos de

zonas bajas. Al norte, el bosque presenta

las características de tropical seco. En la

parte que le corresponde a América Cen-

tral, la región presenta escasos puntos de

poblamiento, los cuales se localizan prin-

cipalmente al centro del Petén y el Valle

de Sula en Honduras. Su principal atrac-

tivo es la extensa reserva forestal que, sin

embargo, está cediendo lugar por la am-

pliación de la frontera agrícola y la des-

controlada explotación maderera. Existen

algunos lugares de explotación petrolera.

Las tierras altas del norte abarcan

gran parte de la región central de Guate-

mala, el norte y centro-oriente de Hondu-

ras, el norte de El Salvador, y el norte y

centro de Nicaragua. Es la región geoló-

gica más antigua de América Central, sien-

do prolongación natural de la Sierra Ma-

dre mexicana. La región está formada por

una serie de sierras alineadas de este a

oeste, que varían desde los 200 m hasta

más de 3 000 m y que están separadas

entre sí por valles de ríos como Negro,

Polochic y Motagua, en Guatemala, Ulúa,

Un bosque de coníferas típico

de la región montañosa

del norte de la América

Central.

Page 30: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano30

Chamelecón, Aguán, Tinto y Patuca en

Honduras, y Coco entre Honduras y Nica-

ragua. Esta diversidad del relieve, además

de las diferencias significativas en el régi-

men de lluvias, hacen de ella una región

rica en microclimas. Esto, a su vez, propi-

cia la existencia de numerosas variedades

de zonas de vida: bosque tropical húme-

do, bosque tropical seco, bosque tropical

muy seco, bosque montano, y bosques

nubosos y de coníferas. Los famosos bos-

ques de coníferas de Honduras son exten-

sas zonas de amplio potencial para el ma-

nejo forestal. Por ser una región extensa

presenta gran variedad de asentamientos

humanos, siendo la zona más poblada el

altiplano guatemalteco. También destacan

la diversidad de fauna y flora, y lo abrup-

to de la topografía que dificultó la cons-

trucción de vías de comunicación.

Al sur del istmo centroamericano se

alza la zona montañosa del sur separada

por la depresión de Nicaragua. La carac-

terística más notoria es su angostura de

200 a 100 km. La condición centroameri-

cana de istmo, es decir, de franja estrecha

de tierra entre dos océanos, en ningún otro

lugar es más apreciable que en esta re-

gión. Aunque sus montañas llegan a tener

hasta 3 800 m en Costa Rica y alcanzan a

cubrir hasta las cuatro quintas partes del

Fue posible construir un canal

en Panamá precisamente

porque su topografía no es ni

muy elevada ni accidentada.

Éste fue revertido a la nación

panameña el 31 de diciembre

de 1999.

El volcán Momotombito,

ubicado en una isla del lago

de Managua, todavía

manifiesta señales

de actividad.

Page 31: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 31

territorio panameño, están cortadas en

muchos lados por las cuencas de los ríos,

lo que facilita la comunicación interoceá-

nica. Por ello, la depresión de Panamá ha

sido utilizada para la construcción del ca-

nal interoceánico. La diversidad del relie-

ve propicia múltiples variaciones climáti-

cas y, por tanto, de expresión ecológica.

Las reservas naturales de la región pre-

sentan un potencial tanto para el desarro-

llo del ecoturismo como para el manejo

forestal y de cuencas.

La cadena volcánica se extiende

desde Guatemala hasta el poniente de Pa-

namá. El relieve es variado, siendo en al-

gunos lugares accidentado, mientras en

otros presenta pendientes poco pronun-

ciadas. La altitud también es variable,

desde las altas cumbres de 4 000 m has-

ta las zonas bajas colindantes con el lito-

ral del Pacífico. Los volcanes más altos

están en Guatemala y Costa Rica, mien-

tras que Honduras y Panamá son prácti-

camente ajenos al vulcanismo. La fertili-

dad de los suelos de origen volcánico ha

provocado el auge de la economía de

agroexportación, siendo el café el más

beneficiado de todos los productos. Es una

zona de gran concentración humana.

La depresión de Nicaragua ha sido

mencionada pero necesita mayor atención.

Esta depresión comienza en el lago de

Güija —frontera de Guatemala y El Salva-

dor— y se extiende en dirección oeste-este

hasta la desembocadura del río San Juan,

en la frontera de Nicaragua y Costa Rica.

Buena parte del río Lempa se ubica en

esta depresión. También se encuentran

en ella los grandes lagos nicaragüenses

y la cuenca del río San Juan, que juntos

constituyen casi un canal natural entre el

Atlántico y el Pacífico. La concentración

humana y el desarrollo de la zona en ge-

neral, dan cuenta de un pasado intenso,

por la atracción que significaba el relati-

vamente fácil paso de un océano a otro.

Desembocadura del río Lempa,

Usulután.

Page 32: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano32

iedo o ambición, los volcanes

nunca pasaron desapercibi-

dos para los centroamerica-

nos. Los mitos y las crónicas

dan cuenta de ello. Pedro de Alvarado

daba noticia a Hernán Cortés de lo “es-

pantoso” del volcán de Fuego. Ciertamen-

te, los volcanes no daban oro ni plata,

pero tampoco sólo destrucción y muerte.

Durante miles y miles de años los volca-

nes han sido formadores de suelos y

creadores de una fertilidad de la que aún

gozamos. Las cenizas volcánicas nos le-

garon uno de los suelos más fértiles del

mundo.

También los ríos han dejado vida

en sus márgenes y siguen haciéndolo. De

esa manera, aquellas regiones alejadas

LOS SUELOS DE AMÉRICA CENTRAL

Muchos cristianos creen que el Masaya es una boca delinfierno, y que las llamaradas y los fogosos humos anuncian castigos eternos. Otros

aseguran que son hervores de oro y plata los que alza hasta las nubes esa humaredaincandescente, que se ve a cincuenta leguas...

Eduardo Galeano

MEl volcán Izalco de El Salvador

surgió a fines del siglo XVIII.

Durante dos siglos, el humo

y el fuego de sus erupciones

regulares ayudaron

a los marineros a orientarse,

por lo que recibió el apodo

de El faro del Pacífico.

Actualmente, está inactivo.

Page 33: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 33

de la cadena volcánica recibieron la fer-

tilidad por las corrientes fluviales. Las

partículas minerales y vegetales, suspen-

didas en las aguas, se fueron depositando

río abajo, creando así terrenos no sola-

mente ricos en nutrientes sino también

húmedos.

Por último, debemos mencionar los

bosques, donde las hojas, las ramas y

los troncos viejos, al igual que los ani-

males que mueren, comienzan a descom-

ponerse y pasan a formar parte de la

materia orgánica que constituye el sue-

lo. Cuanto más viejo sea el bosque, más

gruesa es la capa de materia orgánica

que cubre el suelo. Por supuesto, no to-

dos los suelos de los bosques son fértiles

ni todos los que son fértiles lo serán por

siempre. La erosión, los incendios y el

uso irracional pueden destruirlos.

Los suelos más feraces del istmo cen-

troamericano son los ubicados en las proxi-

midades de la cadena volcánica. Ellos han

hecho posible la producción de café, uno

de los cultivos sobre los que se han soste-

nido las economías de buena parte de

América Central. La concentración de la

La actividad volcánica

se aprecia claramente

en los estratos de ceniza

y piedra producto

de las erupciones,

como en este corte realizado

en el sitio arqueológico de Joya

de Cerén en El Salvador.

El río Reventazón en Costa

Rica tiene una caída

pronunciada, que permite

su explotación para

la generación de electricidad.

Page 34: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano34

población ejerce una gran presión sobre

estas tierras, dados los grandes desequili-

brios sociales. Muchas de las fincas más

ricas sobreviven con grandes grupos hu-

manos en condiciones difíciles de vida. Por

otra parte, los cultivos anuales, en los que

durante parte del año se elimina la cubierta

forestal, dan lugar a la erosión y la conse-

cuente pérdida de los suelos.

En la planicie del Pacífico, los sue-

los son de origen aluvial, es decir, se han

formado por la acción de los ríos. Al

igual que los suelos vecinos de la boca-

costa, representan lo mejor de los suelos

centroamericanos por su contenido mi-

neral y sus condiciones físicas. Sin em-

bargo, la utilización indiscriminada de

los fertilizantes e insecticidas químicos ha

provocado la contaminación de los sue-

los, al igual que de las aguas, los ani-

males y los humanos. Esta situación ha

llevado a que las aguas costeras del Pa-

cífico tengan la reputación de ser un mar

de veneno.

Los suelos de la planicie del Caribe

son variados, predominando los aluviales.

En las tierras altas del norte

centroamericano, el caudal

de los ríos se reduce

sensiblemente durante

la época seca, como se aprecia

en este afluente del río Lempa

en El Salvador.

Donde los bosques se han

conservado, los ríos fluyen

todo el año, aunque su caudal

se reduce en la época seca.

Page 35: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 35

Los árboles contribuyen

a detener la erosión

en las pendientes, ya que

sus hojas frenan el golpe

de las gotas de lluvia

y sus raíces le dan

consistencia a los suelos.

Las laderas no siempre son

adecuadas para los cultivos.

Los grandes ríos, en su lento desplaza-

miento, han formado franjas de materias

fértiles en las márgenes de sus cauces o

en los deltas que se forman en su desem-

bocadura. Los expertos señalan que las

amplias zonas boscosas pueden llevar al

engaño de creer que la calidad de los

suelos es mejor de lo que en realidad es.

Empero, dicen, luego de la destrucción

de los bosques la capa fértil del suelo se

agota rápidamente.

Algo similar sucede con la capa

orgánica de las tierras altas del norte.

Esta zona siempre fue considerada

como un granero potencial de Guate-

mala, porque se suponía que si los suelos

podían contener tanta riqueza vegetal

y animal, serían aptos para la activi-

dad agrícola. No es así. La mayor par-

te de los suelos del Petén y La Mosqui-

tia son pobres, aún más en las zonas

del norte, en donde la roca debajo del

suelo es caliza y donde los suelos son

poco profundos, en especial en las se-

rranías. Hacia el sur de la región, exis-

ten suelos mejores, más propios para

la agricultura.

En las tierras altas del norte, la si-

tuación de los suelos es más difícil. Los

suelos son muy frágiles en las pendien-

tes, sobre todo en las que sufren avan-

zados procesos de deforestación. Los

más fértiles se encuentran en los valles y

en los altiplanos, en donde la capa or-

gánica se conserva mejor. Es de hacer

notar que los sistemas de cultivo prehis-

pánico eran más eficaces para la con-

servación de los suelos que las técnicas

modernas. Una herramienta como la coa

prehispánica (vara cuya punta era en-

durecida por el fuego) es un instrumento

más simple que el azadón o el arado

traído por los europeos en el siglo XVI.

Sin embargo, el potencial destructivo del

suelo de estos últimos es mucho mayor,

si no se utilizan adecuadamente y en con-

junto con ciertas técnicas de preserva-

ción como lo son las barreras vivas y las

terrazas.

Los mejores suelos de la zona mon-

tañosa del sur se encuentran en las par-

tes que han recibido el beneficio de las

cenizas volcánicas. Esto ocurre en la me-

seta central, en el Valle Central de Costa

Rica y en la depresión interior de Pana-

má. En el resto de la región, predominan

los suelos muy poco fértiles, sujetos a la

erosión y a la filtración.

Page 36: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano36

l 20 de octubre de 1852 los

centroamericanos se prepara-

ban para el fin de la época de

lluvias. Pero ese día comenzó

un temporal que no parecía terminar. Al

llegar noviembre y no cesar las lluvias

la alarma cundió. En Amatitlán, Guate-

mala, la cosecha de grana se perdía en

las bodegas. En la costa caribeña de

Honduras, el Ulúa y el Aguán se habían

desbordado destruyendo haciendas, se-

menteras y trojes. Se decía que en Oco-

tepeque, Honduras, los cerros se partían

y se inundaban los poblados. De León y

Chinandega, en Nicaragua, se reporta-

ban también los estragos causados por

el desbordamiento de los ríos. Los habi-

tantes de América Central se encontra-

ban otra vez con la prueba de que su

territorio estaba propenso a catástrofes

naturales, no sólo por estar sobre una

zona sísmica, sino también por causa de

su clima. Ya los primeros pobladores, ha-

bían aprendido que debían convivir con

los terremotos y con los fenómenos me-

teorológicos. Pero si bien sólo podían

prepararse en caso de los sismos, debie-

ron aprender que las alteraciones de su

medio ambiente aumentaban la posibili-

dad y la magnitud de los fenómenos del

clima. Por esa época, Jacobo Haefkens,

un diplomático holandés que viajaba por

la región, señalaba cómo la tala inmode-

rada en Belice podía alterar la lluvia fina

conocida como “chipi chipi”, en Cobán,

Alta Verapaz.

El surgimiento mismo de América

Central produjo modificaciones en el cli-

ma mundial hasta niveles insospecha-

dos. Antes de que se uniera la América

del Norte con la del Sur, existía una co-

rriente marítima que circulaba alrede-

dor del planeta. Esto tenía efectos en el

EL CLIMA EN AMÉRICA CENTRAL

Venía lloviendo tieso por los potreros. El cerro pelón, parado en medio de los llanos, gordoy cobarde, no halló dónde meterse y se quedó. Llovió sin pringar, de golpe, a torrentes;

con un viento encontrado, que corría atropelladamente en todos los rumbos, como sillevara agarrado un tigre a la espalda.

Salarrué, Cuentos de barro

ELas corrientes marinas son

los grandes reguladores

de las temperaturas del globo.

Las dos principales,

la corriente de Humboldt (a)

y la corriente del Golfo (b),

la primera fría y la segunda

tibia, tocan las costas

de Norte y Sur América.

Page 37: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 37

clima mundial al estabilizarse las tem-

peraturas. Cuando se produjo la eleva-

ción final de la región centroamericana,

cortando la comunicación entre los dos

océanos, se formaron las dos grandes

corrientes marítimas hoy conocidas: la del

Golfo de México en el Atlántico y la co-

rriente de Humboldt, en el Pacífico.

Como consecuencia de ello se forma-

ron los desiertos del Sahara, en África,

y de Atacama, en Sudamérica. Desde

entonces, la angosta franja centroame-

ricana quedó bajo la influencia de los

dos climas oceánicos. Lo que se puede

apreciar de manera especialmente cla-

ra cuando ocurre el fenómeno climáti-

co llamado “El niño”, en el cual las

aguas superficiales del Pacífico se ca-

lientan y desvían la corriente de Hum-

boldt, provocando sequías en el litoral

del Pacífico centroamericano.

América Central se ubica en el he-

misferio norte, entre el trópico de Cán-

cer y el ecuador. Es decir, es un peque-

ño territorio tropical, lo que significa

temperaturas cálidas. Esto definiría, en

gran medida, las variedades vegetales

y animales que la poblarían. Pero la di-

versidad del relieve hace que las varia-

ciones térmicas sean importantes. La

variedad climática se va acentuando y

esto posibilita la multiplicación de los eco-

sistemas. En términos generales, se puede

decir que existen en la región tres provin-

cias térmicas: las tierras con temperatu-

ras altas (60% del territorio), las tierras

templadas (30%) y los páramos que es-

tán a más de 3 000 m de altura (10%).

A eso debemos sumar la diferente expo-

sición a los vientos, lo que propicia una

gran diversificación en la precipitación

pluvial. Estos tres factores —latitud, alti-

tud y precipitaciones— hacen que en un

territorio relativamente pequeño existan

al menos veinte zonas de vida.

Los centroamericanos hablamos de

la existencia de dos estaciones: una seca,

En algunas regiones

de América Central se

encuentran paisajes

semidesérticos, como éste

del oriente guatemalteco.

En la costa caribeña del istmo,

llueve torrencialmente

en cualquier momento

del año, como se aprecia

en esta imagen

de La Mosquitia de Nicaragua.

Page 38: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano38

que se inicia en noviembre, y una lluvio-

sa, que se inicia en mayo. Sin embargo,

esto es aplicable sólo a las regiones del

Pacífico. En la costa caribeña las monta-

ñas que se extienden perpendicularmen-

te a la dirección de los vientos, hacen au-

mentar la precipitación cuando las nubes

cargadas de vapor de agua chocan en

sus alturas. De esta forma llueve casi todo

el año. La diferencia entre las regiones

en donde llueve más y aquellas en donde

llueve menos es muy grande. Existen bos-

ques nubosos con una precipitación de

7 500 mm anuales (en comparación con

10 000 mm en la zona más lluviosa del

mundo, en la India), mientras que hay zo-

nas semidesérticas con 400 mm al año

(en comparación con 5 mm en el lugar

más seco del planeta, en Iquique, Chile).

En términos generales, las condiciones del

régimen de lluvias en la región centro-

americana están determinadas por varios

fenómenos meteorológicos que, a su vez,

son modificados por factores locales. Los

vientos alisios provocan la estación llu-

viosa de mediados de mayo a mediados

de octubre. A estos vientos se une otro

fenómeno conocido como ondas tropi-

cales o del este. Cuando éstas se esta-

cionan, los dos fenómenos provocan los

“temporales”, tal como el ya menciona-

do de 1852. La irrupción del llamado

anticiclón de las islas Bermudas provo-

ca un fenómeno conocido como “caní-

cula”. Esto ocurre porque el anticiclón

empuja hacia el sur a los vientos alisios,

produciéndose entonces un descenso de

la lluvia, fenómeno que se da por lo ge-

neral entre el 14 de julio y el 16 de agos-

to. Cuando termina la influencia de los

vientos alisios y de las ondas tropicales,

la tierra tiende a calentarse en compa-

ración con la temperatura de los mares.

Entonces se forman centros térmicos de

baja presión atmosférica, lo que hace

más fuerte el “verano” en los meses de

febrero a abril. Finalmente, un sistema

de brisas marinas provoca unos agua-

ceros aislados a principios de mayo. Du-

rante seis meses, América Central se ha-

lla bajo la influencia de los vientos alisios

y las ondas del este, y los otros seis me-

ses por los aires fríos y masas de aire

polar. Estas condiciones, combinadas

con los aspectos del relieve y orientación

de las montañas que se mencionaron, de-

terminan en gran medida la variedad de

climas y microclimas que caracterizan a

la región.

Corrientes marinas en

Centroamérica.

Esta ilustración se basó enel mapa elaborado por Alejandro

Gutiérrez E. y Carlos BrenesRodríguez, oceanógrafos físicos del

Laboratorio de Oceanografía yManejo Costero, UNA.

Page 39: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 39

uando el ser humano pudo ver

la Tierra desde el espacio, le pa-

reció azul. Este color se lo daba

el agua y, desde entonces, se le

ha llamado el “planeta azul”. No es casual

que la Tierra sea el único planeta donde

existe vida, al menos en nuestro sistema

solar. El agua y la vida son inseparables.

Pero, contrario a lo que se podría suponer,

el agua es un recurso limitado. La cantidad

de agua que existe en la Tierra (estimada

en 1 400 millones de km cúbicos) no se

puede aumentar ni disminuir. De toda esa

agua, 97.5% es agua salada de los océa-

nos y 1.76% se encuentra en glaciares y

casquetes de hielo. Solamente 0.4% es agua

dulce que está en los ríos, lagos, embalses,

subsuelo, pantanos, atmósfera y en los or-

ganismos vivos.

El agua no permanece en estado

líquido en la superficie de la tierra y de

los mares. Es transferida (reciclada) con-

tinuamente a la atmósfera por la energía

solar que la convierte en vapor de agua,

y de la atmósfera, regresa a la tierra con-

vertida en lluvia, granizo o nieve. Al lle-

gar a la superficie de los continentes, toma

diversos rumbos. Una pequeña parte se

evapora desde la tierra o desde las plan-

tas (transpiración). La mayor parte o se

infiltra reponiendo los depósitos subterrá-

neos (acuíferos) o se escurre por grave-

dad sobre la superficie, llenando los ríos

que la llevan al mar o a los lagos. Esta

última fracción del ciclo hidrológico es de

la que se sirve la población humana para

beber, regar y generar energía hidroeléc-

trica. El agua de lluvia se distribuye en

cuencas, es decir, en territorios dentro de

los cuales todas sus aguas confluyen en un

río, lago o mar. El agua que fluye por una

cuenca es el principal agente en la defi-

nición del paisaje. Construye montes, ca-

ñones y mesetas. Por otra parte, trans-

porta y deposita nutrientes y sedimentos.

La distribución de las aguas que flu-

yen en América Central tiene que ver con

su historia geológica. El movimiento inicial

de la región hacia el Pacífico, produjo un

levantamiento de esa área y la inclinación

del territorio hacia el Atlántico. Esto se vi-

sualiza por las cuencas de drenaje actua-

les, con ríos de mayor longitud hacia el

Caribe y con la división de las aguas mu-

cho más cerca del Pacífico. Así, existe un

gran desbalance en la disponibilidad de las

EL RECURSO AGUA

En las cuatro leguas últimas se cruzan dos ríos sobrado caudalosos; el 1o. se llama el RíoSeco; el 2o. Río de Gotera, por estar a la entrada del pueblo; ambos corren de como

de norte a sur y se incorporan en el Río Grande de San Miguel; en sus madres hay muchaspiedras que los hacen de mal paso.

Pedro Cortez y Larraz, 1768

C

Visto desde el espacio,

el nombre del planeta

Tierra no concuerda

con su apariencia, pues

la mayor parte de su superficie

está cubierta de agua.

El nuestro es el único planeta

del sistema solar con

abundante agua y, por lo que

sabemos hasta ahora, el único

con vida.

Page 40: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano40

La mayoría de los principales

ríos de la América Central

desembocan en el mar Caribe.

La razón es que la vertiente

del Pacífico es angosta

y la lluvia que capta

proporcionalmente menor.

Además, la región caribeña

recibe más lluvia

que la del Pacífico.

HIDROGRAFÍA DE AMÉRICA CENTRAL

O C É A N O PA C Í F I C O

M A R C A R I B E1

2

3

45

7

8

6

910

11 12

13

14

15 16

17

1819

20

21

22 23

24

2526

272829

3031

32

3334

3536

37

3839

4041

42

43

44 45

Belice 1. Río Belice

Guatemala 2. Lago de Petén 3. Río Usumacinta 4. Lago Izabal 5. Río Polochic 6. Río Motagua 7. Lago Atitlán 8. Lago Amatitlán

El Salvador 9. Embalse Cerro Grande10. Lago Coatepaque11. Lago Ilopango12. Río Lempa13. Río Goascorán

Honduras14. Río Chamateca15. Río Ulúa16. Lago Yajos17. Río Humoya18. Río Aguán19. Río Tinto20. Río Sico21. Río Patuca22. Río Choluteca

Nicaragua23. Río Negro24. Río Coco25. Río Wawa26. Río Kulcalaya27. Río Elambana28. Río Prinzapolka29. Río Tuma30. Río Grande de Matagalpa

31. Lago de Apanás32. Río Estero Real33. Lago de Managua34. Laguna de Apoyo35. Lago de Nicaragua36. Río Escondido37. Río San Juan

Costa Rica38. Río Tepizque39. Laguna de Arenal40. Río Reventazón41. Río Sixaola42. Río Térraba

Panamá43. Río Chiriquí44. Lago de Gatún45. Lago de Bayan

46

aguas entre las dos vertientes. Del agua de

lluvia que cae sobre la región, 70% lo hace

en la vertiente atlántica, donde las cuencas

son más extensas y húmedas, los ríos son

más caudalosos y su caudal está más regu-

larizado a lo largo del año.

Las cuencas de la vertiente del Pací-

fico son más cortas y los ríos tienen cau-

Page 41: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 41

dales menores. Si a esto agregamos que

es en la región del Pacífico en donde his-

tóricamente tiende a concentrarse la po-

blación centroamericana, podremos com-

prender la existencia de una permanente

escasez de agua en esa región. Debido a

la corta distancia entre la cadena volcáni-

ca y la costa, los ríos descienden a gran

velocidad. Al aumentar su caudal en la

época de lluvias los ríos salen de su cauce

con frecuencia, arrastrando los suelos vol-

cánicos mundialmente famosos por su fer-

tilidad. En la costa caribeña la elevada

precipitación pluvial provoca suelos de

drenaje más lento y de mayor compacta-

ción. En esa región, los terrenos más férti-

les se encuentran en las vegas de los ríos.

Los lagos son fáciles de estudiar, por

lo tanto, de conocer y valorar sus carac-

terísticas de aprovechamiento. Esto se

debe a que tienen límites bien definidos.

El origen, evolución y destino de los la-

gos está en relación con lo que sucede a

su alrededor; en su cuenca de drenaje,

por efecto de la erosión, la persistencia y

desplazamiento de las masas de aire so-

bre su superficie y por la acción e interre-

lación con los seres humanos que habi-

tan sus márgenes. Los lagos, a semejanza

de los seres vivientes, tienen juventud,

envejecen y se extinguen. Se inician o for-

man como depresiones u hoyas rellena-

das u ocupadas por las lluvias o las aguas

corrientes; gradualmente a causa de la

sedimentación, la sequía o la evapora-

ción van perdiendo su volumen. Todos los

lagos y sus cuencas constituyen centros de

turismo y refugios de fauna y flora silvestre;

también se pueden aprovechar para la pes-

ca artesanal, los cultivos locales y la extrac-

ción de agua potable y para riego, entre

otros. Son uno de los fundamentos del ciclo

hidrológico. Asimismo, actúan como cuen-

cas para el asentamiento de los sedimentos

arrastrados por los ríos, moderan el clima

y provocan mayor precipitación pluvial, re-

ducen las extremas inundaciones y sequías,

conservan el agua para usos domésticos y

para la generación de energía eléctrica.

La mayor parte de los lagos centroame-

ricanos se originaron debido a la activi-

dad volcánica o como resultado de la

formación de depresiones o fosas tectó-

nicas engendradas por la acción de fuer-

zas o movimientos geológicos desde el

interior de la Tierra. La depresión lacus-

tre ocupada por los grandes lagos de Ni-

caragua (Cocibolca y Xolotlán) es de

origen tectónico.

Page 42: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano42

Los lagos centroamericanos

tienen orígenes variados:

las calderas de volcanes

extinguidos (como

los de Ilopango y Coatepeque

en El Salvador);

las depresiones naturales

de las planicies (como

los Grandes Lagos

de Nicaragua), y las regiones

montañosas (como

el de Atitlán en Guatemala).

También se han creado varios

lagos artificiales como

resultado de la construcción

de represas hidroeléctricas.

1. Laguna Petén Itzá

2. Lago de Izabal

3. Lago de Atitlán

4. Lago de Yojoa

5. Laguna de Caratasca

6. Lago de Güija

7. Lago de Ilopango

8. Lago del Cerrón Grande

9. Lago de Managua

10. Lago de Nicaragua

11. Lago Arenal

12. Lagunar Bosque Alegre

13. Lago Gatún

Page 43: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 43

ace doscientos años, una expe-

dición científica enviada por la

Corona española, formada por

el naturalista José Longinos Mar-

tínez y el botánico José Mariano Moziño,

abrió la brecha para los estudios de los

minerales, la flora y la fauna de la región

centroamericana. Un siglo después, el

científico alemán Karl Sapper llegó a

América Central con el mismo propósito.

Sus estudios abarcaron los aspectos físi-

cos de la geografía, pero también las

formas de desarrollarse y distribuirse los

seres vivientes en el área, es decir, las ru-

tas centroamericanas de dispersión bio-

lógica. Al evaluar sus observaciones, Sap-

per concluyó que gran número de las

formas vivientes que aquí existían proce-

dían de América del Norte, de América

del Sur o de las Antillas, idea que ha sido

verificada en la actualidad.

Actualmente, los científicos tienen un

cuadro más completo que el esbozado por

Sapper. Los mayores cambios en las for-

mas vivientes de América Central se die-

ron en los últimos 60 millones de años,

es decir, luego de la masiva elevación de

las tierras de principios del Cenozoico. Los

mamíferos y las angiospermas (plantas

superiores) se convirtieron en las especies

dominantes y, junto con las aves, tuvieron

un amplio proceso de dispersión. En ese

momento las partes emergidas de Amé-

rica Central estaban unidas a Nortea-

mérica y no existía una comunicación

con Sudamérica. De ahí que las especies

predominantes de la fauna fueron nor-

teamericanas. La flora, en cambio, pre-

senta más similitudes con el sur, posi-

blemente por migraciones a través de

islas. Precisamente, entre lo que hoy son

Nicaragua y Colombia existía una serie

RUTAS DE DISPERSIÓN BIOLÓGICA

La tierra ha pasado de su niñez a su primera juventud, y existía ya en aquellos tiemposabundancia de seres organizados; tanto plantas como animales, los cuales, si fuesen

presentados a nuestra vista, ciertamente nos parecerían de aspecto muy extraño y antiguo.Por lo mismo se llama esta época la Paleozoica.

Karl Sapper, 1897

HAl final del Plioceno,

después de la formación del

istmo de Panamá, distintas

especies, como el armadillo,

se desplazaron hacia el norte,

ampliando su hábitat.

Page 44: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano44

de islas como las actuales Antillas Me-

nores, que permitían un moderado in-

tercambio de especies entre el norte y el

sur. Se supone que, mientras tanto, varias

especies mesoamericanas tuvieron un de-

sarrollo independiente hasta la actualidad.

Al terminar de formarse hace poco

menos de cinco millones de años, Améri-

ca Central unió a las regiones biogeo-

gráficas del norte y del sur. De esta ma-

nera comenzó a funcionar como puente

continuo para el intercambio de plantas,

aves y mamíferos. En este mismo período

se formaron los sistemas montañosos ac-

tuales, lo que implicó la diversificación de

los climas, con su consecuente formación

de hábitat. Se presume que en esta épo-

ca se desarrolló una fauna de mamíferos

pequeños que se dispersó desde aquí.

Los grandes cambios climáticos del

Pleistoceno (desde hace dos millones hasta

diez mil años) provocaron movilizaciones

y reubicaciones de la flora y de la fauna.

Al generarse temperaturas frías en el tró-

pico, hubo un desarrollo de especies como

las grosellas, las uvas de Corinto y los

sauces. Por otra parte, de acuerdo con

algunas hipótesis, los climas fríos propi-

ciaron condiciones de mayor aridez que

las actuales. Esto tendió a favorecer la ex-

tensión de las sabanas, facilitando la mi-

gración de especies adaptadas a las zo-

nas áridas y a la alimentación con el

pasto. Algunas de ellas, como los glipto-

dontes, los caballos y los camellos, son

especies que más tarde desaparecerían

del suelo americano. Las sabanas llega-

ron a formar una franja casi ininterrum-

pida entre el norte y el sur.

Al terminar las variaciones climáti-

cas características del Pleistoceno, hace

10 000 años, esta situación cambió. Hubo

un incremento de las lluvias y se desarro-

llaron los bosques tropicales de la actua-

lidad. Las agrupaciones bióticas actuales

se formaron entonces. Los bosques fun-

cionaron como barrera para el paso de

especies de sabana. El intenso vulcanis-

mo en la zona marginal del Pacífico fue

también significativo para la definición de

la biodiversidad en el área al provocar

desplazamientos y extinciones de gran

magnitud.

Las zonas biogeográficas que hoy

conocemos en América Central tomaron

su forma definitiva en los últimos 10 000

años. Es decir, son relativamente recien-

tes, producto de condiciones geológicas

y climáticas cambiantes, de procesos mi-

gratorios entre el norte y el sur de Amé-

rica, así como de la función de la región

como centro de evolución de especies ve-

getales y animales.

La fauna centroamericana

hace más de veinte mil años

incluía algunos verdaderos

gigantes, como el perezoso

terrícola, a la izquierda

y al fondo, y el gliptodonte,

mucho más grande que

su descendiente actual,

el pequeño armadillo.

Contemporánea

de los mamíferos gigantes,

la pequeña zarigüeya parece

fuera de lugar. Sin embargo,

ésta ha sobrevivido hasta

nuestros tiempos mientras

que los mamíferos gigantes

se extinguieron.

Page 45: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 45

ace poco más de cinco siglos,

cuando los europeos llegaron a

América, encontraron un mun-

do para ellos desconocido. Co-

lón y los expedicionarios de las tres cara-

belas se asombraron ante lo que para

Europa era el descubrimiento de socie-

dades y naturaleza diferentes.

Buscando las especias asiáticas tan

apreciadas en el viejo mundo, encontra-

ron una flora y una fauna abundantes que

despertaron su interés. Al retorno de su

primer viaje llevaban ejemplares de la

diversidad biológica encontrada en es-

tas tierras. A partir de entonces comen-

zaron a utilizar y a estudiar las varieda-

des vegetales y animales americanas.

La observación de la naturaleza del

Nuevo Mundo fue más bien una activi-

dad aislada de algunos de los recién lle-

gados, como fray Francisco Ximénez. Su

libro Historia natural (1722) es tal vez el

primer tratado sobre la diversidad bioló-

gica americana. En él anotó las descrip-

ciones de aves, reptiles, mamíferos, insec-

tos, árboles y flores de la región. También

describió montes y volcanes, las aguas y

sus habitantes, piedras y minerales. Hubo

quienes advirtieron el conocimiento que los

pueblos americanos tenían sobre su en-

torno, al utilizar los bienes de la naturale-

za como alimento, ornamento, medicina

o estimulantes. Se impuso el criterio de que

los conocimientos tradicionales de los pue-

blos eran satánicos y estaban, por tanto,

en contra de las ideas y costumbres cris-

tianas. Por mucho tiempo fueron relega-

dos y hasta olvidados. De esa manera la

sabiduría popular y el conocimiento insti-

tucionalizado siguieron rumbos diferentes.

Ha sido sino hasta la crisis ambiental de

nuestros días cuando han vuelto a encon-

trarse, debido a la actual destrucción ace-

lerada de la diversidad biológica. Los cien-

tíficos reconocen hoy que los conocimientos

de los pueblos sobre su medio son un re-

curso para luchar contra su desaparición.

La ciencia y la tradición trabajan para

defender el planeta que habitamos e im-

pedir que se destruya la biodiversidad.

BIODIVERSIDAD: LA FLORA

El estudio de la flora iberoamericana es, en cualquier caso, un capítulo inacabado. Seinició inmediatamente con el descubrimiento...

Benito Valdez C.

Una de esas plantas que para los occidentales fue un descubrimiento es el akepandup.Hace 10 años, los científicos reportaron haber descubierto esta liana espinosa

y la bautizaron Randia peporformis. Desde hace miles de años los kunas la utilizan paracurar muchas enfermedades.

Guillermo Archibold

HPlantas cultivadas por los

indígenas del área

mesoamericana.

tabaco

cacao

cacahuete

yuca

chile

frijol

Page 46: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano46

Hace más de una década, los am-

bientalistas comenzaron a llamar diversi-

dad biológica a la variedad de recursos

biológicos y a la diversidad genética. Rá-

pidamente el término biodiversidad fue

adoptado por los científicos. La biodiver-

sidad se refiere al número y abundancia

de las diferentes clases de organismos vi-

vos que existen. Los organismos vivos se

relacionan con el mundo físico que los ro-

dea. A esas interacciones se les llama sis-

temas ecológicos o ecosistemas. De esta

manera, existen ecosistemas forestales,

montañosos, de desiertos, océanos y sa-

banas. Cuando una especie está elimina-

da de todos los ecosistemas se dice que

la especie está extinta. La biodiversidad

es vital para el mundo porque las diver-

sas especies pueden servirle al humano

en los campos de la medicina y la indus-

tria, y como reservas para el futuro.

La región centroamericana, a pe-

sar de su pequeña extensión, es una de

las regiones del mundo con mayor di-

versidad biológica. Ello se debe a la

gran variedad de sus entornos. De ahí

la existencia de por lo menos veinte zo-

nas de vida, lo que permite una enorme

biodiversidad. Las zonas de vida van des-

de los bosques nubosos hasta los man-

glares, desde los sistemas lacustres hasta

las zonas semiáridas, desde los arrecifes

de coral hasta los bosques lluviosos, siem-

pre verdes.

Dada su posición entre las biorre-

giones de América del Norte y del Sur,

América Central es un ecotono, ya que sir-

ve de apoyo a las otras dos y comparte

sus características. A esto ha contribuido

la ubicación de norte a sur de las monta-

ñas, creando corredores por donde se dis-

persaron las especies.

Las especies centroamericanas tienen

su origen en cuatro regiones: en la Améri-

ca del Norte, la del Sur, la América insular

y el desarrollo de especies en la propia re-

gión, es decir, especies endémicas. Las del

norte se ubicaron en las regiones más frías,

compensando la ubicación tropical de

América Central con la altitud. Las especies

provenientes de Sudamérica buscaron las

zonas más cálidas y húmedas. Por su par-

te, las formas antillanas se asentaron en la

costa del mar Caribe.

Respecto a la flora, en América Cen-

tral existen más de 20 000 plantas supe-

riores, muchas de las cuales son endémi-

cas. De las plantas de la región neártica

—que vinieron del norte de América— se

pueden mencionar las coníferas (como pi-

nos, pinabetes y cipreses), los encinos, el

sauce, el liquidámbar, la mora, la manza-

nilla y el nogal. Entre las de origen neotro-

pical —de América del Sur— están: las

orquídeas, el amate, las palmas, el cedro,

los helechos gigantes, el palo blanco, la

caoba y el conacaste. La prolongada exis-

tencia de las especies en el área centro-

americana condujo al desarrollo de espe-

cies propias, endémicas de la región. Entre

ellas se pueden mencionar diversas espe-

cies de musgos, helechos y orquídeas.

Los bosques centroamericanos

que todavía existen contienen

árboles de gran tamaño como

el amate.

El helecho es de las plantas

más antiguas de la Tierra.

Crece en zonas sombreadas

y se reproduce por medio

de esporas.

Page 47: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 47

n aquel 1827, hacía un año que

Jacobo Haefkens había venido

a tomar posesión como cónsul

general de Holanda en Améri-

ca Central. Se había establecido en la ciu-

dad de Guatemala y ahora visitaba El Sal-

vador. Más tarde, cuando repasaba sus

notas y escribía la relación de su viaje, el

bosque cercano en pocas millas a San

Vicente, le hizo reflexionar. La naturale-

za centroamericana le sorprendía a cada

paso. Admiraba los inmensos árboles, en-

tre ellos a la majestuosa ceiba. Las aves

le causaban placer. Gustaba de ver las

bandadas de loros y las parejas de gua-

camayas, los colibríes y las tortolitas.

Evidentemente, algunas cosas no le

gustaban al cónsul. Los pueblos indíge-

nas le parecían atrasados y las tortillas

de maíz, insípidas y de mal gusto. Pero si

rechazaba el maíz, el principal cereal

americano, creía en cambio que el añil

de la región no tenía paralelo en el mun-

do. Degustaba con placer el chocolate que

le servían. Las anonas tenían para él un

“sabor y, sobre todo, el olor sumamente

aromáticos”. En los mercados encontra-

ba manzanas y peras al lado de bana-

nos y piñas. Arvejas y repollos al lado de

calabazas y cocos. Papas y nabos junto

a camotes y yucas. “De la flora puede

decirse que comprende todos los produc-

tos de la tierra”, escribió.

Aunque en la región centroameri-

cana no se encontrara toda la flora del

mundo, los elogios de Haefkens no eran

vanos. En pocos lugares del planeta se

halla en tan reducido espacio una varie-

dad vegetal y animal como la que existe

en América Central: 10% de los vertebra-

dos y 8% de la flora mundial. La mayor

parte de esta biodiversidad se localiza en

los bosques. En los bosques lluviosos lati-

noamericanos —entre los cuales los de

América Central juegan un papel impor-

tante— se encuentran más especies de ani-

males y plantas que en todos los demás

ecosistemas del mundo juntos. Ellos son los

principales estabilizadores del clima del

planeta. Además, según Hedstrom, son “la

maquinaria más grande que maneja el

sistema energético de la Tierra”.

A pesar de esa riqueza, las accio-

nes humanas atentan contra la cubierta

BIODIVERSIDAD: LOS BOSQUES

Al fin... se avanza por un bosque lleno de bellos árboles, generalmente altos... Si algunavez he lamentado mi falta de conocimientos científicos, de seguro que lo ha sido

en estas selvas americanas. ¡Cuán infinita variedad de árboles, arbustos y matas...!¡Cuántas de las plantas... serán aún desconocidas en el viejo mundo, aun poseyendo quizá

las más benéficas cualidades!

Jacobo Haefkens

ELa flora centroamericana

a partir de la llegada

de los europeos en el siglo XVI,

se modificó con

la introducción de plantas

del viejo mundo. Ya para

el siglo XIX, a la par de plantas

autóctonas como el maíz,

el camote, la tuna y el cacao,

se estaban cultivando

manzanas, piñas, naranjas

y mangos, traídos

de otras partes del mundo

por los europeos.

Page 48: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano48

forestal de América Central. En 1950, tres

cuartas partes de la región centroameri-

cana tenían bosques. Ahora sólo queda

30% de cubierta forestal. Anualmente se

deforestan 400 000 hectáreas, lo que

afecta a todos los tipos de bosque: secos,

húmedos, fríos y cálidos. Y, como hecho

significativo, las áreas que menos han

sufrido el deterioro ambiental, son aque-

llas donde habitan pueblos indígenas que

han tenido una mejor relación con su

medio ambiente.

De acuerdo con el Plan de Acción

Forestal para Centroamérica (1990), los

principales tipos de áreas naturales de

la región son:

Grandes áreas originales. Se tra-

ta de bosques naturales continuos, de

gran diversidad biológica, con exten-

sión de más de 100 000 hectáreas y

ubicados en zonas remotas de suelos

no fértiles. Frecuentemente tienen gran

diversidad de altitudes: desde la costa

hasta las altas cordilleras. La más grande

se ubica en el oriente de Nicaragua. Mide

cinco millones de hectáreas y contiene

pantanos, esteros, bosques lluviosos cos-

teros, sabanas de pino y áreas monta-

ñosas de bosque húmedo tropical. La

población humana es escasa. Otras re-

giones como ésta son: La Mosquitia

oriental de Honduras; la cordillera de

Talamanca, en Costa Rica, y áreas ad-

yacentes del occidente de Panamá; la

provincia del Darién y comarca de San

Blas, en el oriente de Panamá, y El Pe-

tén, en el norte de Guatemala.

Reductos con bosques menores.

En la actualidad, la mayor parte del

área centroamericana está ocupada por

zonas alteradas por la actividad huma-

na. Esto ocurre particularmente en las

zonas más secas y en la vertiente del

Pacífico.

Los ecosistemas naturales que han

subsistido son reductos medianos y pe-

queños. En algunos casos llegan hasta

100 000 hectáreas, pero generalmen-

te no pasan de las 20 000. Están ro-

deados regularmente de zonas dedica-

das a usos agropecuarios o urbanos. La

importancia de estos ecosistemas reside

en la producción hídrica, la de madera

y la de productos forestales menores.

Igualmente se utilizan para turismo, re-

creación, investigación científica, educa-

ción ambiental, protección de la diversi-

dad genética y prevención de desastres

Las selvas que bordean el lago

Gatún en Panamá son típicas

de los bosques tropicales, como

las del río Amazonas en Brasil

y el río Congo en el África

central.

La ceiba, árbol autóctono

de América, crece a gran

altura. Después

de la Independencia,

se convirtió en el símbolo

de la Federación

Centroamericana.

Page 49: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 49

mala. Tienen potencial para el manejo

intensivo a escala industrial de produc-

tos como leña, carbón, postes y taninos.

Otros pueden ser usados a nivel local,

como Monterrico, en Guatemala y la

bahía de Jiquilisco y Barra de Santia-

go, en El Salvador.

naturales. Caso especial de estos reduc-

tos menores son los bosques nubosos de

las altas cordilleras. Ellos garantizan la

producción hídrica, que puede ser utili-

zada para proyectos de agua potable,

hidroeléctricos y de riego. Producen

agua en forma sostenida durante todo

el año, por lo que son importantes en el

manejo de cuencas críticas.

Pinares y otros ecosistemas fores-

tales con potencial para la producción

sostenida. En Guatemala, Honduras y

Nicaragua existen grandes extensiones

de pinares que exigen un manejo fo-

restal activo y no son aptos para la agri-

cultura. Además, son fuente de semillas

para programas mundiales de refores-

tación y proyectos de resinación. Pue-

den contribuir a la producción hídrica

sostenida y a la recreación, tanto como

para la reproducción de fauna. “Otros

ecosistemas sumamente importantes son

los manglares. Estos forman parte de los

humedales. Los humedales son extensio-

nes de marismas, pantanos; turberas o

aguas de régimen natural o artificial,

permanentes o temporales, estancadas

o corrientes, dulces salobres o saladas,

incluyendo las extensiones de agua ma-

rina cuya profundidad en marea no ex-

ceda de seis metros.” (Ramsar, 1990). Los

manglares representan 10% de la co-

bertura forestal de Panamá. Se encuen-

tran también en la región del golfo de

Fonseca, en Nicaragua, Honduras y El

Salvador, y en El Manchón, en Guate-

En la América Central todavía

quedan importantes zonas

de bosques vírgenes

que debemos proteger

y conservar. De lo contrario,

se perderá buena parte

de la biodiversidad del istmo.

Los manglares son ecosistemas

muy delicados que contienen

la planta del manglar, aves,

peces, crustáceos y reptiles.

La tala del manglar para sacar

leña amenaza la existencia

de todas las demás especies.

Page 50: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano50

acia el norte de México existe

una región árida formada por

los desiertos de Sonora y Chi-

huahua y las sierras Madre

Oriental y Occidental. Constituyen una

frontera natural que sirve de barrera para

la migración de especies animales y ve-

getales. Al norte, se extiende una zona

biogeográfica con rasgos particulares: la

zona neártica. Hacia el sur, la región

neotropical tiene una población también

característica. Es, biológicamente, la

América del Sur. La región centroameri-

cana posee, en general, una fauna neo-

tropical, con algunas especies neárticas

asentadas en sus cordilleras y otras espe-

cies endémicas. Estas características ac-

tuales sólo se desarrollaron con el trans-

currir del tiempo.

Al sur, una cadena de islas volcá-

nicas se extendía como un rosario entre

las dos masas continentales.

Algunas especies,

“los saltadores

de islas”, como

los llamó Simp-

son, viajaron de

norte a sur. Esa fue

la ruta de los platirri-

nos, o monos del Nuevo Mundo. Estos

tendrían un desarrollo cuantitativa y cua-

litativamente importante en Sudamérica.

Otras especies emigraron en sentido in-

verso, de sur a norte. En su viaje, unas

se asentaron y comenzaron un desarro-

llo independiente en las partes emergi-

das de la región centroamericana.

Cuando los actuales países de Cos-

ta Rica y Panamá finalmente emergieron,

hace casi dos millones de años, la migra-

ción tuvo un incremento. El encuentro de

ambas faunas fue intenso. Muchos de los

migrantes primitivos y de los saltadores

de islas desaparecieron. De los primiti-

vos animales de América Central se han

encontrado restos. Se sabe, por ejemplo,

de la existencia de rinocerontes, de ca-

ballos y camellos primitivos, unos cinco

millones de años atrás. Los mastodontes

también radicaban en la región. Los pri-

meros seres humanos del área los caza-

rían con armas rudimentarias. En otras

regiones como el valle de Comayagua,

en Honduras, en el sur de Nicaragua y en

varios sitios de Costa Rica, también se

han encontrado restos de mastodontes,

glyptodontes (antecesores del armadi-

llo actual), patos, tortugas y roedores

BIODIVERSIDAD: LA FAUNA

H

Estos monitos capuchinos,

están en peligro de extinción

ante la inminente destrucción

de su hábitat y la demanda

que tienen como mascotas

en los países desarrollados.

Esta boa es una de las más

comunes entre las grandes

culebras centroamericanas.

Los más primorosos y juguetones [monos capuchinos] son los que en aquesta tierra llamande Nicaragua que los hay en toda la Provincia de Honduras. Y tienen carillas blancas

y los pechos, y se domestican mucho y aprenden muchas cosas.

Fray Francisco Ximénez, 1722

Page 51: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 51

venados, conejos, saínos, tepezcuintles,

mapaches, zorros, tapires, puercoespines

y perezosos.

En un bosque nuboso, como el par-

que nacional La Tigra, en Honduras, al-

gunas especies están en peligro de extin-

antiguos y un perezoso terrestre. Al fi-

nal del Pleistoceno, hace 10 000 años,

hubo un aumento de las lluvias. Los bos-

ques cubrieron la región. El callejón de

sabanas entre Norte y Sur América se

cerró. La fauna y flora centroamerica-

nas terminaron de adquirir sus rasgos

actuales.

Entre la fauna centroamericana de

origen neártico están, entre otros, el vena-

do, el pavo silvestre, mapaches y coyotes.

Entre la fauna neotropical hay tapires o

dantas, osos hormigueros, loros, boas, ja-

guares y monos. Entre las especies endé-

micas, es decir, que no se encuentran en

ninguna otra parte del mundo, existen 45

de vertebrados. Especies endémicas de

mamíferos hay 11 en Panamá, ocho en

Costa Rica, cuatro en Guatemala, dos

en Nicaragua y una en Honduras. Entre

los mamíferos endémicos más importan-

tes están algunas especies de murciéla-

gos y de roedores.

La fauna de algunas áreas cen-

troamericanas nos puede dar una idea

de la diversidad existente en la región.

En los territorios de los kunas, en Pana-

má, las aves son innumerables. En sus

bosques existen tucanes, búhos, colibríes,

gavilanes, águilas, pavos y pericos. Las

serpientes son huéspedes habituales en la

zona kuna: boas, corales, cascabeles y

terciopelos. Otros reptiles son las igua-

nas, los garrobos y los camaleones. En-

tre los bosques habitan monos, jaguares,

pumas, tigrillos y cauceles. También hay

El armadillo se caza por

su carne, lo que ha

contribuido a su desaparición

en algunas partes

de la América Central.

Los tucanes llaman

la atención por su enorme

y vistoso pico.

Actualmente, la iguana

se reproduce en cautiverio

para venderse como mascota.

Page 52: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano52

El tapir se encontraba silvestre

hace tiempo en todos los países

centroamericanos.

La destrucción de su hábitat

ahora restringe su existencia

a partes de Panamá

y Costa Rica.

El perezoso es totalmente

arbóreo, a diferencia

de su ancestro gigantesco

del Pleistoceno.

ESPECIES DE VERTEBRADOS MAYORES POR PAÍS

ción. De ellas, tres son de anfibios y 13

de serpientes. De estas últimas, se desta-

can la serpiente ciega, la coral venenosa

y la toboba de altura. En el parque hay

31 especies de mamíferos, de las cuales

hay varias en peligro de extinción y otras

amenazadas. Entre ellas se mencionan

el león de montaña, el tigrillo, el ocelo-

te, el quequeo y el coataquil.

La laguna El Jocotal, en El Salva-

dor, sirve de descanso para aves que

emigran desde el hemisferio norte. Entre

las aves residentes están los pishishes de

ala blanca, el piche real, el pato enmas-

carado y el real. También existen garci-

llas verdes o charancuacos, gallinetas

de pico blanco, gallitos de agua y co-

limbos pico rayado. Hay caimanes y, en

los alrededores, iguanas verdes, garro-

bos y boas. Los manglares centroameri-

canos, como el de Monterrico, en el sur

de Guatemala, también albergan una

fauna diversa. Hay allí más de cien espe-

cies de aves, entre las residentes y las mi-

gratorias, tales como pelícanos, garzas,

patos, quiebrahuesos, águilas, gavila-

nes, gallinillas y pericos. Las especies ma-

rinas son aprovechadas por los pescado-

res del área. Hay camarones, cangrejos

y conchas, además de 26 especies co-

merciales de peces, entre lisas, mojarras,

leches y cuatro ojos. Existen al menos 10

especies de reptiles y tres de tortugas, que

llegan a poner sus huevos a las playas.

Los mamíferos ya no son tan abundantes

como antes, pero aún se puede ver la za-

rigüeya, el venado cola blanca, el cabri-

to, el mapachín y el pizote.

País Mamíferos Aves Reptiles AnfibiosCosta Rica 203 796 218 151El Salvador 129 432 92 38Guatemala 174 666 204 99Honduras 179 672 161 57Nicaragua 177 610 162 59Panamá 217 920 212 155

Page 53: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 53

penas hacía un día, John Ste-

phens había desembarcado en

el puerto de Caldera. Al entrar

en la ensenada, vio la cordille-

ra de Aguacate, a la izquierda el anti-

guo puerto de Puntarenas y a la derecha

el llamado volcán de San Pablo. A la ma-

drugada siguiente abandonaba el puer-

to, rumbo a San José. Mientras el diplo-

mático subía la cordillera, un ruido

retumbante, “como trueno lejano”, se fue

haciendo cada vez más fuerte. Finalmen-

te llegó a un claro. Una bonita edifica-

ción de madera apareció ante su vista. A

la par de ella, la máquina que producía

el ruido: una trituradora que convertía en

polvo la piedra de la montaña. “Extran-

jeros del otro lado del Atlántico” estaban

escarbando la tierra para obtener uno de

los recursos no renovables más precia-

dos: el oro. “Toda la cordillera —dice Ste-

phens— el mismo terreno que nuestros ca-

ballos herían con sus cascos, contenía ese

tesoro por el cual el hombre abandona a

la familia y a la patria.”

Por supuesto que no era Stephens

el primer extranjero que se emocionaba

con los metales preciosos de la región cen-

troamericana. Pedro de Alvarado obligó

a sus aliados, los reyes cakchiqueles, a

entregarle oro, bajo la pena de crueles

castigos. Los puso a lavar oro en los ríos.

En fin, la obtención de riquezas era una

de las motivaciones de la conquista. Pero

esta técnica de enriquecimiento por ob-

tención de metales en los ríos sólo duró

dos décadas en América Central. Cuando

los primeros europeos por fin llegaron a la

conclusión de que en esta tierra no se

encontraban las minas y ríos dorados con

que soñaron, buscaron la riqueza en la

agricultura. Todavía un siglo después,

Tomás Gage, un fraile irlandés que vivió

en la región, se burlaba de los españoles

por su hambre de oro. Decía que al ha-

cer morir a los indios que no indicaban

dónde había metales preciosos, se ha-

bían quedado sin indios y sin tesoro.

Como no poseían los medios nece-

sarios para invertir en capital fijo (insta-

laciones, maquinaria y medios de comu-

nicación), las naciones centroamericanas

no pudieron explotar sus riquezas mine-

ras. En algunos casos fue posible utilizar

medios artesanales, como con el hierro.

Mientras en Inglaterra, ya en el camino

RECURSOS NO RENOVABLES

Según la opinión de unos cuantos geólogos que han visitado ese país —Costa Rica—,inmensas riquezas yacen sepultadas en la montaña de Aguacate; y muy lejos de estar

escondidas, los propietarios dicen que sus lugares se hallan tan bien marcados, que todoel que busca puede encontrarlas.

John L. Stephens

AEl principal interés

de los conquistadores

españoles en Centroamérica,

inicialmente, fue la búsqueda

de oro y plata. Aquí

observamos a un grupo

de indígenas excavando

un cerro para sacar el mineral

de oro.

El mineral de oro era fundido

en un horno tipo castellano,

calentado por carbón vegetal.

Page 54: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano54

de la Revolución Industrial, se utilizaba

carbón de piedra para la fundición del

metal, en España y sus colonias ame-

ricanas se continuaba con los métodos tra-

dicionales, utilizando la leña y el carbón

vegetal como combustibles. En el reino de

Guatemala, la producción de hierro nun-

ca superó al importado de España. La

producción local más bien se mantenía

por la irregularidad de las importaciones.

Así, en el período final de la Colonia,

cuando los nexos comerciales con Espa-

ña se interrumpieron, se producía hierro

en Metapán, San Salvador y pequeños

poblados de Guatemala.

A la falta de mano de obra, hay

que agregar las técnicas atrasadas y la

escasez de insumos como factores que

impidieron el desarrollo de la industria

colonial de la plata, incluso en un centro

de producción tan importante como Te-

gucigalpa, el más importante en Améri-

ca Central. A pesar de la riqueza de sus

vetas, la explotación hondureña de la

plata nunca llegó a ser una gran indus-

tria como las de México y Perú.

El problema ha sido la dificultad de

la explotación. Muchos de los recursos ya

se conocían desde la época prehispánica:

en el litoral del Pacífico y la región costera

de Belice, por ejemplo, la sal fue extraí-

da del mar; también fueron explotadas las

minas de sal del altiplano de los Cuchuma-

tanes (Sacapulas y San Mateo Ixtatán); en

la planicie del Caribe, se recogían peque-

ñas cantidades de oro en algunos ríos,

como en los tributarios del Guayape, en

Honduras, y los ríos que desembocan en el

golfo de Honduras; en la planicie petene-

ra, la roca caliza se utilizó en la construc-

ción, como bloques o como argamasas y

estuco, y de las montañas mayas se extraía

piedra volcánica con la que se fabricaban

utensilios para moler. En las montañas del

norte, la existencia de minerales era más

conocida. Entre Chiapas (México) y Nica-

ragua, se explotaban el oro, la plata y el

cobre. La obsidiana, material de suma im-

portancia para la elaboración de armas y

utensilios hogareños, se obtenía en el cen-

tro y en el oriente de Guatemala. La jadeí-

ta y las serpentinas se encontraban en las

montañas del nororiente. El ámbar de Chia-

pas se comerciaba en toda la región norte

de América Central. La piedra volcánica

se aprovechaba al máximo para las pie-

dras de moler y morteros. El oro, que se

encontraba en los ríos de ambas vertien-

tes, como en las montañas de Guanacaste,

Osa y Chiriquí, fue el principal metal ex-

traído en la zona montañosa del sur.

Otros recursos no renovables que

se encuentran en cantidades limitadas en

América Central son el plomo, el zinc, el

mercurio y el azufre. Se han encontrado

algunos depósitos de petróleo en la zona

norte de Guatemala que están siendo ex-

plotados en forma cada vez más crecien-

te. Aunque la producción no es suficiente

para dejar de importarlos, se comienza

a tener autosuficiencia en materiales pe-

sados como el bunker y el asfalto.

La piedra caliza ha sido

utilizada para la construcción

en la América Central desde

tiempos muy antiguos,

tal como se aprecia en esta

imagen de un templo del sitio

maya de Copán.

Esta águila de oro proviene

de la Costa Rica precolombina.

Page 55: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 55

sto opinaban, hace casi dos si-

glos, los miembros del Real Con-

sulado de Comercio acerca de

América Central. Hoy se dice,

al contrario de lo expresado por ellos, que

somos demasiados los que vivimos en el

istmo. Se habla de mantener al ser hu-

mano fuera de las reservas naturales. Pero

hasta ahí llegan las diferencias. El lamento

por las condiciones de vida de centroame-

ricanos y centroamericanas sigue escu-

chándose acaso con más intensidad.

La Colonia marcó a América Cen-

tral en muchos sentidos, aun cuando hoy

la dinámica de la sociedad sea diferente.

Una de esas huellas ya presentes en el

período precolombino es la de los patro-

nes de ocupación del territorio. Si se ob-

serva un mapa en donde se contrasten

los centros de concentración humana de

aquellos en donde la presencia de habi-

tantes es nula o casi nula, se verá que, en

términos generales, los lugares de asenta-

miento español siguen siendo los polos de

aglomeración, incluso en aquellos luga-

res en donde la capital cambió de asien-

to durante el período republicano.

Comenzando desde el norocciden-

te, Guatemala presenta gran densidad ha-

cia el Pacífico y el altiplano occidental, el

principal asentamiento precolombino. Ha-

cia el norte, principalmente en la región

petenera, la ocupación es poca. Honduras

y El Salvador presentan grandes contras-

tes. Honduras es el segundo país en tama-

ño y uno de los menos poblados, mien-

tras El Salvador es el más pequeño y el

más densamente poblado. En Honduras,

la densidad de la población es de menos

de 50 habitantes por km2, pero en la repú-

blica salvadoreña es de más de 200. Esto

ocasiona una presión constante en la fron-

tera entre ambos países. Pero todavía hay

más, en Honduras la población se concen-

tra en el interior y en las zonas bananeras

del Caribe, quedando el resto del territo-

rio con poca ocupación.

LA POBLACIÓN CENTROAMERICANA

Pero hallándose tan inmenso espacio de país [América Central] ocupado por un millónescaso de habitantes derramados en todo él, a distancias enormes interpoladas de

desiertos y montañas, que no ha penetrado su centro la huella humana, y de costumbresdiametralmente opuestas a todo lo que verdaderamente podría constituirlos felices en sus

respectivas condiciones: ¿qué probabilidad ha de haber de que... se eleve repentinamentea un grado de opulencia que compita con los mejores Reynos del mundo?

Apuntamiento sobre la agricultura y comercio del Reyno de Guatemala, 1811

Familia guatemalteca

Familia guaymi de Panamá

E

Page 56: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano56

Nicaragua es el más grande de los

países centroamericanos. Es también el

menos poblado, en términos relativos y

absolutos. La tendencia a la ocupación

en Nicaragua es hacia el Pacífico. En el

Caribe, la población se asienta en puer-

tos y en algunos enclaves económicos. En

Costa Rica, el asentamiento colonial en el

Valle Central sigue siendo el más impor-

tante, con casi las dos terceras partes de

la población. Ha ocurrido, sin embargo,

un desplazamiento hacia Puntarenas, en

el Pacífico, y hacia Puerto Limón, en el

Atlántico, formando un eje de desarrollo

entre los dos océanos. En Panamá, la po-

blación se concentra también en el paso

interoceánico, en donde se destacan am-

pliamente las ciudades de Panamá y de

Colón, la primera hacia el Pacífico y la

segunda en el Caribe.

En términos generales, la mitad de

la población de América Central ocupa la

región del Pacífico, 40% la región monta-

ñosa central y sólo la décima parte la ver-

tiente atlántica. La tendencia es hacia la

macrocefalia, es decir, a la aglomeración

en las capitales o en algunas ciudades im-

portantes, dejando con poca ocupación el

resto del territorio. En Panamá, el caso ex-

tremo, la mitad de la población reside en

la capital. Casos similares son los de Gua-

temala y El Salvador, mientras en Hondu-

ras la población se distribuye entre Teguci-

galpa, la capital, y San Pedro Sula, ciudad

industrial y comercial del Caribe. En Nica-

ragua, la población se concentra entre los

Niña salvadoreña

Niñas nicaragüenses

Niñas costarricenses

grandes lagos, el Pacífico y el río San Juan.

En Costa Rica, la población se asienta en

las ciudades del Valle Central, principal-

mente en San José, Cartago, Heredia y

Alajuela.

La aglomeración de la población en

algunas áreas ha contribuido a su emigra-

ción, especialmente hacia los Estados Uni-

dos, o su desplazamiento hacia regiones

del interior en cada país. Aquí, las áreas

más apetecidas son las de las reservas na-

turales, que han resentido el peso de las

migraciones. Estas siguen un patrón casi

inmutable. Primero, se abre una carretera

para unir algún punto de interés con una

ciudad, luego llegan los grandes agricul-

tores, los madereros o las compañías ex-

tranjeras, que talan enormes extensiones.

En algunos casos, las extensiones descom-

bradas son ocupadas posteriormente por

pequeños agricultores migrantes, quienes

agotan los suelos, sumamente pobres de

por sí. Finalmente, las áreas son ocupa-

das por las haciendas ganaderas.

La población centroamericana es

joven; casi la mitad es menor de 18 años.

Respecto a las identidades culturales, la

población centroamericana es esencial-

mente mestiza, con la notable excepción

de Guatemala, en donde al menos la mi-

tad de la población corresponde con los

pueblos indígenas que han mantenido,

desde la Colonia, una resistencia a los

patrones culturales impuestos, y actual-

mente sus demandas van mucho más allá

de la propia reclamación étnica.

Page 57: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El espacio y los seres humanos 57

n los tiempos actuales, uno de los temas que más ocupa y preocupa a los

centroamericanos es el de los recursos naturales, de su escasez y agota-

miento. Lo que antes parecía abundante e inagotable, ahora se presenta

vulnerable y finito. El recurso natural que antes se explotaba sin que se

pensara dos veces, ahora requiere de mayores esfuerzos o cuidados o, simplemente,

ya no existe. Por lo tanto, la historia del istmo centroamericano, cuyo estudio iniciare-

mos en los siguientes capítulos, también es la historia de las estrechas y complejas

relaciones entre las sociedades humanas y todos los demás seres vivientes e inanima-

dos que las rodean. Además, mucho podemos aprender de las experiencias del pa-

sado para enfrentar los retos ambientales del futuro, los cuales requerirán, sin duda,

grandes esfuerzos y mucha creatividad para superarlos.

CONCLUSIÓN

E

La preservación

de los recursos naturales,

una de las principales

preocupaciones

de los centroamericanos.

Page 58: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 59: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 60: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Fabio Herrera

Rupestre

Elbacite y papel

1995

Costa Rica

Page 61: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Orígenes y evolución de los pueblos del istmo 61

INTRODUCCIÓN

n todos los lugares del mundo donde los humanos domesticaron plantas e

inventaron la agricultura, surgieron rápidamente poblados más o menos

fijos, donde la comunidad de agricultores se reunía para protegerse y apo-

yarse mutuamente. América no escapa de esta realidad. Después de entrar

en el continente americano desde el Asia, y de deambular como cazadores y recolec-

tores, los humanos finalmente dieron el salto clave a la vida sedentaria asociada con

la domesticación de las plantas y la agricultura. En Centroamérica, los humanos

comenzaron a practicar la agricultura, cultivando y cosechando las plantas que me-

jor se daban en los distintos climas y topografías.

Casi todos los territorios centroamericanos fueron ocupados por los primeros

habitantes, lo que no quiere decir que todos fueron poblados por igual. Los rasgos de

poblamiento que actualmente observamos en Centroamérica ya se estaban perfilan-

do hace muchísimo tiempo, conformados, en buena medida, por las posibilidades

que ofrecía el entorno. En algunas regiones existían condiciones naturales que permi-

tían sostener poblaciones más grandes y densas, mientras que en otras la presencia

humana era escasa. En este capítulo se describirán y analizarán las primeras etapas

de la presencia humana en Centroamérica como preámbulo al florecimiento de los

grandes núcleos de la civilización y los Estados indígenas.

E

El estrecho de Bering visto

desde un satélite. La distancia

entre la Rusia asiática

(izquierda), y Alaska (derecha),

es de apenas 85 km.

Los colores de esta foto no

corresponden con la realidad

sino que son producto del uso

de filtros especiales

para detectar

los tipos de vegetación

en la zona.

La cacería fue primordial

para la sobrevivencia

de los grupos nómadas.

Page 62: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano62

a especie humana había al-

canzado ya su etapa moder-

na de Homo sapiens cuando

se hizo presente en el conti-

nente americano. Hoy está fuera de

discusión el hecho de que estos po-

bladores iniciales tuvieron su origen

en emigraciones del nordeste asiático.

La migración fue efectuada a finales del

último episodio glacial del Pleistoceno.

Fue posible debido al descenso del nivel

del mar, fenómeno asociado a las trans-

gresiones glaciales, y que en la zona

del estrecho de Bering dio lugar a la

exposición de una franja de continente

de un ancho considerable (entre 1 500

y 3 000 km), la cual fue ocupada pau-

latinamente por poblaciones humanas.

En algún momento, hace 12 000 a

20 000 años, estas poblaciones fueron

ingresando poco a poco en las tierras

americanas, espacio nunca antes colo-

nizado por nuestra especie, producién-

dose así el verdadero descubrimiento de

este continente. Existen arqueólogos que

postulan fechas más tempranas; sin em-

LOS DESCUBRIDORES DEL CONTINENTE

L

La tierra perdida de Beringia

apareció al bajar el nivel

del mar durante la última

glaciación, cuando

una enorme cantidad de agua

líquida pasó a formar parte

de los casquetes polares

y de los enormes glaciares que

cubrieron vastas regiones

de Norteamérica y Eurasia.

Por Beringia pasaron

los primeros humanos

de Asia a América.

BERINGIA

Page 63: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Orígenes y evolución de los pueblos del istmo 63

bargo, se trata de un tema abierto toda-

vía a la discusión.

En aquellos lejanos días, los pai-

sajes centroamericanos diferían de los

presentes: la temperatura y la humedad

eran menores. Se calcula una reducción

de entre 4 y 6 grados centígrados en las

temperaturas promedio. Áreas de bos-

que tropical, como las de las tierras ba-

jas de Guatemala, estaban cubiertas por

bajos matorrales y era posible ver nieve

en los picos más altos de la cordillera de

Talamanca.

Esta etapa inicial del poblamien-

to americano se conoce con el nombre

de período Paleoindio. Existen testimo-

nios de este período en todo el conti-

nente, desde Alaska hasta la Patagonia,

con una antigüedad de 10 000 a 12 000

años, aproximadamente. La presencia de

estos antiguos pobladores está señala-

da casi siempre por el hallazgo de pun-

tas de proyectil confeccionadas con ro-

cas de grano fino, con una técnica

denominada bifacial, es decir, talladas

en ambas caras.

En Centroamérica se han hallado

estas puntas en contextos estratigráfi-

cos fechables, en Los Tapiales, en tie-

rras altas guatemaltecas y en Los Gri-

fos, en el estado de Chiapas, México.

Las fechas de carbono-14 obtenidas

para estos hallazgos se ubican entre

9 000 y 11 000 años antes de nuestra

era. Materiales similares se han colecta-

do en el sitio de Turrialba, en Costa Rica;

si bien no se dispone de pruebas radio-

carbónicas para éstas, su antigüedad ha

sido estimada en alrededor de 11 000

años. En Panamá, evidencias relaciona-

das con este período se han reportado

en la cuenca del río Chagres (Lago

Madden), donde se han hecho hallazgos

superficiales de puntas bifaciales. Las con-

diciones de su descubrimiento imposibili-

tan establecer una cronología absoluta,

pero dadas sus características tipológicas y

de manufactura, no queda duda acerca de

su edad paleoindia. En algunos sitios de la

Este ejemplar de una punta

paleoindia demuestra

el dominio de la técnica

del trabajo en piedra

que tenían los cazadores

nativos hace miles de años.

CRONOLOGÍA DE LA ERA GEOLÓGICADEL PLEISTOCENO

Hace 600 millones de años

500

440

350270

180

225

135

400

7060

40 205

3

Com

ienz

a el

tiem

po p

rese

nte

CENOZOICO

PALEO

ZOICO

MES

OZO

ICO

ChordataVertebrata

Tetrapoda

Animalia

Mammalia

Theria

Primata (?)Eutheria

Cretácico

Jurásico

Triásico

Pérm

ico

Car

boní

fero

Devónico

Silúrico

Ordovícico

Cámbr

ico

70

60

40 25 53Primata

Anthropoidea (?)

AnthropoideaHiminoidea

Himinoidea

Paleoceno

Eeoceno

Oligoceno

Mioceno

Pleistoceno

Plioceno

Homo erectusHomo sapiensHomo sapiens sapiens

Page 64: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano64

cuenca del río Santa María, en las pro-

vincias centrales de Panamá, se han re-

cobrado fragmentos de materiales líticos

bifaciales, como en el sitio Corona, con

fechamiento de carbono-14 del orden de

los 11 000 años de antigüedad.

Estos artefactos debieron ser efec-

tivos para la cacería. El repertorio de

utensilios de piedra se completaba con

raspadores, cuchillos, martillos, raederas,

perforadores y buriles utilizados segura-

mente en otras actividades económicas

como la recolección, la preparación de

alimentos, la confección de instrumentos

de madera y otros.

La gente del Paleoindio fue con-

temporánea de algunos mamíferos her-

bívoros de gran talla que se han extin-

guido y que se conocen como la

megafauna del Pleistoceno. Es por esta

razón que algunos arqueólogos consi-

deran que la prueba más contundente de

hallarse ante restos de esta época es la

proporcionada por los sitios de matan-

za. Se llama de esta manera a aquellos

en los que se encuentran restos de ani-

males extintos, con señales evidentes de

haber sido cazados por seres humanos.

Dichas señales consisten en la presencia

El ser humano le llegaba

a las rodillas a los grandes

mamíferos del pleistoceno,

los cuales, por fortuna para

nuestros antepasados, eran

completamente herbívoros.

A pesar de su tamaño,

algunas especies de fauna

extinguida en América Central

fueron cazadas por

los primeros humanos.

Page 65: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Orígenes y evolución de los pueblos del istmo 65

de instrumentos de piedra, empleados en

la cacería o en la labor de desollar y

trozar la pieza, junto al esqueleto del ani-

mal, al cual por lo general le falta algu-

na de sus partes, debido a que una con-

ducta usual del cazador era la de

transportar porciones hacia los campa-

mentos en los que se encontraban sus

parientes.

En Centroamérica, sin embargo,

no se ha localizado ninguno de estos si-

tios, pero algunos hallazgos paleontoló-

gicos efectuados en yacimientos pleisto-

cénicos de Nicaragua, Costa Rica y

Panamá nos permiten conocer la fauna

que existió contemporáneamente con los

primeros centroamericanos.

Los arqueólogos que han estudia-

do este período concuerdan con que las

poblaciones paleoindias fueron pequeñas,

dispersas y móviles. Sin embargo, que-

dan por resolver muchas interrogantes

acerca de estos antiguos americanos. Una

de las controversias es si fueron éstos, en

efecto, los primeros pobladores o si aún

es posible hallar testimonios de grupos

más antiguos. Las investigaciones realiza-

das en Panamá, al menos, demuestran

que no se detecta presencia humana con

anterioridad al Paleoindio.

Page 66: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano66

l concluir el Pleistoceno con la

retirada de la última glacia-

ción, hace unos 10 000 años,

se produjeron considerables al-

teraciones en los ecosistemas a nivel

mundial. En Centroamérica, el clima co-

menzó a hacerse más cálido y húmedo,

se transformaron los paisajes y se extin-

guieron algunos animales que conforma-

ban la fauna pleistocénica. En conse-

cuencia, la población humana comenzó

a reorientar sus modos de vida y a en-

sayar nuevas estrategias de subsistencia.

La mayor cantidad de información

acerca de este fenómeno procede de la

Zona Sur de Centroamérica, particular-

mente de Panamá y Costa Rica, aunque

es lícito pensar que el proceso tuvo es-

trechas semejanzas en el resto de la re-

gión. La cantidad y calidad de informa-

ción existente depende de la orientación

particular de las investigaciones arqueo-

lógicas en los diferentes países.

La recolección y la domesticación

incipiente de algunas plantas, la cacería

de animales de menor tamaño y el uso de

un amplio espectro de recursos fluvia-

les, estuarinos y marinos (moluscos, pe-

ces, aves), fueron las actividades econó-

micas que cobraron paulatinamente más

importancia. Consumir o utilizar regu-

larmente algunas plantas silvestres trae

consigo la modificación de las relacio-

nes ecológicas, las cuales se reflejan en

las características que las especies van

desarrollando. Llamamos domesticación

a este proceso.

Todo parece indicar que no hubo

una ruptura dramática entre los sistemas

económicos de cazadores y recolectores

y aquéllos en los que comenzó a practi-

carse la domesticación de ciertas plan-

tas. Por ende, podemos suponer que tam-

poco se dieron cambios drásticos en el

estilo de vida. Fue éste un proceso gra-

dual de adaptación a nuevas condicio-

LOS INICIOS DE LA DOMESTICACIÓN

AEn estos sitios se verifica

la incursión en nuevas

prácticas económicas que

incluyen la utilización

de un amplio espectro

de recursos.

Page 67: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Orígenes y evolución de los pueblos del istmo 67

nes ecológicas del período postglacial u

Holoceno, de clima más cálido y más hú-

medo que el del Pleistoceno final.

En la actualidad, los arqueólogos

están de acuerdo en que las personas

no se plantearon en un principio el de-

seo o la intención de hacer más útiles

las plantas para la alimentación, sino que

fueron dándose cambios relativamente

simples en las formas de explotación de di-

chas plantas. Por eso, la domesticación

fue un proceso prolongado y no un in-

vento genial que a alguien se le ocurrió

poner en práctica en un determinado mo-

mento. Ha sido consecuencia de las re-

laciones ecológicas de las poblaciones

humanas con las plantas, al consumir re-

currentemente algunas especies.

El vínculo entre los grupos huma-

nos del Holoceno inicial y una varie-

dad de plantas silvestres que comenza-

ron a desempeñar un papel importante

en su alimentación se dio tempranamen-

te. Sabemos, por ejemplo, que algunas

poblaciones centroamericanas comenza-

ron a emplear los frutos de palmas y ár-

boles de tal manera que su reproducción

natural comenzó a modificarse. Pense-

mos solamente en los efectos que puede

tener el hecho de que la gente transporte

semillas de un lugar a otro: los seres

humanos contribuyen a la dispersión de

estas plantas y es altamente probable que

crecieran en lugares próximos a los

usualmente transitados por grupos hu-

manos. Inclusive algunas plantas, entre

las cuales cabe mencionar a los tubércu-

los como la yuca y el camote, encuen-

tran condiciones óptimas de propaga-

ción en ambientes alterados por la

ocupación humana.

Esta reorientación en la base eco-

nómica se asocia a la aparición en los

sitios de este período de piedras de mo-

ler, empleadas en el procesamiento de

plantas. Con el tiempo, la domesticación

condujo al cultivo de una variedad de

especies en parcelas desmontadas, por lo

general en las proximidades de los sitios

de habitación, y a los sistemas agrícolas

orientados fundamentalmente al cultivo

sistemático de una o dos especies de

plantas.

La domesticación de animales no

fue significativa en las economías cen-

troamericanas. Muy pocas especies, ta-

les como el perro y el pavo, estuvieron

sujetas a este proceso. Por lo tanto, el

balance alimentario en lo que a proteí-

nas animales se refiere, debió lograrse

a través de la práctica de la cacería de

animales silvestres y la pesca de la fau-

na marina, lacustre y fluvial. Los antro-

pólogos creen encontrar en la reducida

Un indígena cosecha

camotes, un tubérculo

de sabor dulce. El vocablo

proviene del náhuatl camotli.

La mandioca fue

probablemente una

de las primeras plantas

cultivadas en las tierras

bajas del litoral caribeño

de Centroamérica.

Page 68: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano68

disponibilidad de animales adecuados

para la domesticación, una de las más

notables diferencias con los procesos de

evolución sociocultural que se dieron en

algunas partes del viejo mundo, donde

la cría de ovejas, cabras y bóvidos estu-

vo estrechamente asociada al surgimien-

to de precoces sociedades sedentarias.

Cerro Mangote, sitio conocido desde

mediados de este siglo, fue en su épo-

ca de ocupación uno de los aproxima-

damente 200 pequeños asentamientos

ubicados en la cuenca del río Santa

María en Panamá. Los datos obtenidos

en investigaciones realizadas sugieren

que, alrededor del 4000 a.C., fue ocu-

pado por períodos sucesivos de varios

años cada uno. No se han registrado

restos de viviendas, por lo cual la esti-

mación demográfica para cada perío-

do de ocupación resulta prácticamente

imposible. Actualmente, debido a las

fluctuaciones de la línea de costa, Cerro

Mangote está a unos siete kilómetros de

la playa. En épocas de ocupación, su

distancia del mar era de menos de dos

kilómetros.

La pesca y la recolección de mo-

luscos eran de importancia vital. Los os-

tiones (Crassostrea) y otros moluscos

constituyen la parte más significativa de

los restos alimentarios encontrados. En

el manglar adyacente se obtenían can-

grejos y mamíferos tales como el ma-

pache. Algunas especies de aves del li-

toral también se incluían en la dieta. A

cierta distancia del sitio de habitación,

se cazaban iguanas y venados.

Han sido excavados alrededor

de 60 esqueletos humanos. Predomi-

nan los llamados enterramientos secun-

darios. Esta práctica funeraria consis-

te en dejar los cadáveres expuestos a

la intemperie para que se descarnen,

y luego enterrar las osamentas en pe-

queñas cestas. En ocasiones se encuen-

tran restos de más de un individuo en

cada una de ellas. También aparecie-

ron enterramientos primarios, es decir,

cadáveres que habían sido directamen-

te colocados en las fosas, generalmente

en posición fetal. Entre los restos hu-

manos analizados, la incidencia de

caries dentales, si bien menor a la usual

en un grupo agricultor, revela que los

carbohidratos, tales como semillas y tu-

bérculos, eran también parte significa-

tiva de su dieta.

DOMESTICADORES INCIPIENTES EN CERRO MANGOTE

(PANAMÁ)

Restos humanos encontrados

en un entierro en Cerro

Mangote, Panamá.

Page 69: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Orígenes y evolución de los pueblos del istmo 69

diferencia de la domesticación

en la que los seres humanos, sin

proponérselo y sólo como con-

secuencia de su carácter de

consumidores interfieren en la reproduc-

ción de las plantas, el cultivo implica una

intención humana de modificar los am-

bientes en que las plantas se desarrollan

con el propósito de aumentar su produc-

tividad. Dos modalidades de cultivo de

la tierra que representaron adaptaciones

humanas a ambientes particulares y des-

empeñaron un papel importante en el sur-

gimiento de aldeas estables son el cultivo

de roza y los sistemas agrícolas.

El sistema de roza o de tala y que-

ma no hace uso intensivo de ninguno

de los factores de producción, es decir,

tierra, trabajo y herramientas. Empero,

puede sustentar poblados relativamente

densos en la medida de la disponibili-

dad de tierras que permitan la rotación

periódica de los cultivos y la regenera-

ción del bosque. El cultivo de roza impli-

ca la quema regular de parcelas de bos-

que a f in de desbrozar espacio

cultivable y proporcionar fertilizantes en

forma de ceniza. Se trata de una técnica

extensiva, es decir, que requiere relativa-

mente amplias superficies de tierra en

diversas fases de cultivo y barbecho, el

período en que la vegetación se rege-

nera antes de que pueda ser quemada

nuevamente para repetir el ciclo.

A medida que las poblaciones au-

mentaban, en algunos casos, esta técni-

ca fue complementada con otras que per-

mitían producir más por unidad de

superficie, aunque requerían mayor in-

versión energética; usualmente los llama-

mos sistemas agrícolas. En efecto, los sis-

temas agrícolas utilizan la tierra de manera

intensiva y continua, haciendo imprescin-

dible la construcción de obras de infraes-

tructura de regadío y aterrazamiento y,

con frecuencia, el uso de fertilizantes.

En Centroamérica prevaleció la téc-

nica de tala y quema, aunque a medida

que se avanza en el conocimiento de las

sociedades del pasado van apareciendo

LA BASE ECONÓMICA DE LAS PRIMERAS ALDEAS

A

En esta ilustración

se aprecian las tres etapas

del cultivo de roza y quema:

la tala del bosque, la quema

de la maleza y, finalmente,

la siembra de la milpa.

Page 70: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano70

evidencias del empleo de técnicas más

intensivas. En lo que se refiere al área

maya, por ejemplo, hasta hace relativa-

mente poco tiempo se determinó que en

ciertos sitios se utilizaba el riego.

La mayoría de los investigadores

considera que el maíz es el resultado de

la domesticación de un pasto silvestre lla-

mado teocinte. Se postula que se inició

su proceso de domesticación en las altu-

ras del occidente de México, donde hoy

aún abunda el teocinte. Si bien es difícil

establecer con certeza cuándo comenzó

tal proceso, debió ser antes del 5000 a.C.

En efecto, se dispone de datos obtenidos

en el valle de Tehuacán, México, que con-

firman el cultivo del maíz alrededor de

esa fecha. Además, estudios paleobotá-

nicos recientes señalan que el maíz se

cultivaba en el sur de Centroamérica y

en el norte de Sudamérica por la misma

época.

Es peligroso generalizar sin tomar

en consideración factores locales, ecoló-

gicos, históricos y sociales, pero podemos

decir que la incorporación de un grano,

en este caso el maíz, tiene efectos consi-

derables en cualquier grupo humano por

su facilidad de conservación y almace-

namiento. El cultivo del maíz desempeñó

un papel central en el surgimiento de las

aldeas permanentes en el contexto cen-

troamericano. No obstante, los efectos no

fueron inmediatos. Por algunos milenios

más, las sociedades siguieron siendo sen-

cillas, a pesar de haberse producido al-

gunas innovaciones tecnológicas como la

fabricación de la cerámica en Panamá

en los albores del tercer milenio a.C., y

un poco más tarde en Costa Rica. Ade-

más, recientemente se ha reportado la

presencia de cerámicas tempranas en el

área metropolitana de Managua.

El establecimiento de sistemas

agrícolas orientados a una cosecha prin-

cipal como el maíz sentó las bases para

el aumento demográfico, mientras que los

grupos domésticos comenzaron a hacer-

se más amplios, en respuesta a los reque-

rimientos de la producción agrícola.

Bajo la influencia

del agricultor precolombino,

el maíz evolucionó desde

la variedad silvestre hasta que

alcanzó la forma y el tamaño

que se asemejan mucho

al maíz que se consume

hoy en día.

La siembra del maíz

se realizaba con una coa,

palo puntiagudo

endurecido al fuego que

permitía abrir un hoyo

en la tierra dentro del cual

se colocaban dos o tres

semillas de maíz.

Page 71: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Orígenes y evolución de los pueblos del istmo 71

asta aquí hemos tratado el es-

pacio centroamericano como

una unidad. Nos hemos referi-

do globalmente a los proce-

sos generales que de manera más o

menos sincrónica se produjeron en dis-

tintos puntos de esta región hasta el ad-

venimiento de sistemas económicos ba-

sados en el cultivo. Hemos abordado

Centroamérica en su conjunto, funda-

mentalmente por dos razones: en primer

lugar, la información arqueológica dis-

ponible para las épocas previas al pri-

mer milenio a.C. no es igualmente abun-

dante en toda la región; en segundo

lugar, las similitudes observadas en los

procesos adaptativos iniciales de las po-

blaciones humanas presentan, en tér-

minos generales, más recurrencias que

disparidades, aun cuando existen des-

de muy temprano diferencias culturales

que se observan, por ejemplo, en las

características de los instrumentos líti-

cos y en la antigua separación de len-

guas vecinas que revelan procesos lar-

gos de divergencia.

Los procesos desencadenados por

las economías de cultivadores, por otra

parte, además de estar mejor documen-

tados arqueológicamente, tienen conse-

cuencias sociales diferentes en cada zona,

debido a una multitud de factores tanto

culturales como naturales. Por esta razón,

en los siguientes capítulos nos referiremos

por separado a tres zonas dentro del con-

texto centroamericano: la zona norte, la

zona central y la zona sur. También se

analizarán las dificultades que se presen-

tan al intentar subdividir el ámbito centro-

americano, al igual que los criterios utili-

zados en la definición de las tres zonas

mencionadas.

La zona norte, escenario de los

grupos usualmente llamados mayas, se

extiende desde el istmo de Tehuantepec,

abarcando los estados meridionales de

EL ANTIGUO ESPACIO ÍSTMICO

H

Page 72: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano72

norte y noroeste de los lagos nicara-

güenses —lago Xolotlán o Managua y

lago Cocibolca o de Nicaragua— y las

tierras adyacentes al golfo de Nicoya

en Costa Rica. El desarrollo sociocultu-

ral de esta zona estuvo muy vinculado

a Mesoamérica a partir del primer mile-

nio a.C., hasta el punto de ser considera-

da por algunos autores como su perife-

ria. Sin embargo, y a medida que

progresan los estudios arqueológicos, se

refuerza la hipótesis de una larga histo-

ria de desarrollos locales. Un ejemplo lo

constituye, como ya lo hemos consigna-

do con anterioridad, el hallazgo de ce-

rámica temprana en el área metropoli-

tana de Managua, fechadas, hacia

2000-800 a.C.

Por último, la Zona Sur abarca el

sureste de Nicaragua, Costa Rica y Pa-

namá. Debe hacerse la salvedad de que,

si bien no se contempla como parte inte-

gral de Centroamérica, definida en tér-

minos políticos y económicos actuales,

el noroeste de Colombia guarda estre-

cha afinidad con los procesos sociocul-

turales que se dieron en la historia anti-

gua de esta zona. La arqueología de la

Zona Sur ha realizado avances signifi-

cativos en las últimas décadas, rastrean-

do las huellas de procesos autóctonos de

adaptación humana que se remontan

al Paleoindio. Además, se empeña en

comprender el carácter de la interac-

ción con otras áreas, desde los prime-

ros siglos de nuestra era.

México, la república de Guatemala y

Belice, hasta los territorios norocciden-

tales de Honduras y El Salvador. Como

se verá más adelante, sin embargo, re-

sulta imposible desvincular la historia

de la zona norte de un contexto más

amplio mesoamericano, en la medida

en que sus sociedades en diferentes

momentos mantuvieron vínculos con

otras sociedades complejas que se de-

sarrollaron tanto en la costa del Golfo

de México como en el altiplano mexi-

cano. Las investigaciones arqueológicas

en esta zona se han orientado hasta

hace poco tiempo al estudio de la so-

ciedad estatal maya. Hoy se observa

una tendencia a profundizar más en el

tiempo, tratando de conocer los desa-

rrollos previos.

La Zona Central comprende la ma-

yor parte del territorio de Honduras y El

Salvador (a excepción del sector corres-

pondiente a la Zona Norte), el flanco pa-

cífico de Nicaragua, las estribaciones

Page 73: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Orígenes y evolución de los pueblos del istmo 73

Durante la época prehispánica, Cen-

troamérica no constituyó una unidad eco-

nómica ni política. Sin embargo, existie-

ron redes de interacción más o menos

intensas dependiendo de la época y los

lugares específicos que se tomen en consi-

deración. Las culturas del pasado trasla-

paron las fronteras políticas actuales de

los países centroamericanos, por lo cual,

por ejemplo, es imposible estudiar sepa-

radamente el oeste de Panamá y el sures-

te costarricense, como también lo es tratar

de entender el desarrollo cultural del flan-

co pacífico nicaragüense prescindiendo del

noroeste de Costa Rica.

Quizás la observación más impor-

tante que debemos hacer, antes de finali-

zar este capítulo, es que, contrariamente a

la visión simplista de Centroamérica como

frontera entre los desarrollos mexicano por

un lado y andino por el otro, fue un rico

caldo de cultivo de procesos sociocultura-

les autónomos y de múltiples identidades

étnicas, de las cuales somos herederos.

Page 74: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano74

El concepto de territorio permanente no

es una constante en las diferentes cultu-

ras humanas. A lo largo de la historia

de la humanidad, los territorios ocu-

pados o controlados por las diversas

entidades sociopolíticas no han sido fi-

jos, es decir, las fronteras, respondien-

do a presiones internas o externas, se

han expandido, retraído, desapareci-

do o redefinido. Por otra parte, las con-

quistas, invasiones, desintegraciones,

fusiones y alianzas, son sólo algunos

de los factores que constantemente hi-

cieron fluctuar los límites territoriales. En

nuestros días, se aplica claramente lo

expresado. Basta comparar la actual

división política euroasiática con la de

pocos años atrás: las dos Alemanias se

han reunificado; la Unión de Repúbli-

cas Socialistas Soviéticas se desmem-

bró; Checoslovaquia es hoy la Repúbli-

ca Checa y Eslovaquia; y la antigua

Yugoslavia se fragmentó en una cons-

telación de nuevos Estados.

Al profundizar en el estudio de

la historia antigua centroamericana,

llegamos a la conclusión de que re-

sulta prácticamente imposible propo-

ner una división territorial que sea vá-

l ida para todas las épocas. De

hacerlo, estaríamos implícitamente

aceptando la ausencia de dinamismo

en las formaciones sociales del pasa-

do, posición que no concuerda con lo

que conocemos de dicha realidad. En

definitiva, no es posible delimitar el

espacio sin tener en cuenta la dimen-

sión temporal.

Los estudiosos de la arqueología

centroamericana, movidos por la necesi-

dad de ordenar la información, de ma-

nera que permita obtener una imagen re-

lativamente coherente de los hechos del

pasado, han desarrollado diferentes pro-

puestas de divisiones o áreas culturales.

Las cuales se basaron en la dis-

tribución de rasgos culturales y lenguas,

tal como se presentaban a fines de la

época prehispánica, aproximadamen-

te desde el año 900 en adelante. Una

de las limitaciones es que realza las in-

fluencias de las sociedades de Meso-

américa en el resto de Centroamérica,

descuidando la importancia del desa-

rrollo propio de los otros pueblos. Por

ejemplo, los pueblos que habitaban

Honduras, El Salvador y la costa pací-

fica nicaragüense, incluidos dentro del

área mesoamericana, tuvieron su pro-

pia historia autóctona, tal como lo de-

muestran los trabajos arqueológicos ac-

tuales, aun cuando se vincularon en

determinado momento a la esfera de

interacción mesoamericana.

TERRITORIOS Y SOCIEDADES

Page 75: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Orígenes y evolución de los pueblos del istmo 75

CAPITANÍA GENERAL DE GUATEMALA (1753-1821)

O C É A N O PA C Í F I C O

M A R C A R I B EVirreinato de

Nueva España

Yucatán

Chiapas

Virreinato deNueva Granada

Soconusco

Provincia deGuatemala

Intendencia deSan Salvador

Honduras

Intendencia deNicaragua

Nicoya

Gobierno deCosta Rica

NUEVO MUNDO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX

1. Virreinato de Nueva España

2. Virreinato de Nueva Granada

3. Virreinato del Perú

4. Virreinato del Río de la Plata

5. Capitanía General de Cuba

6. Capitanía General de Guatemala

7. Capitanía General de Venezuela

8. Capitanía General de Chile

Virreinato deNueva España

VeracruzAcapulco

Oaxaca

La Habana

Belice Haití

Capitanía Generalde Cuba

Santo Domingo

San Juan

Francia e InglaterraGuyanas

(Ingt.; Fr.; Hol.)Porto Bello

Panamá

Quito

Cuzco

Lima

Brasil(Portugal)

Virreinato deRío de la Plata

Buenos AiresSantiago

Capitanía Generalde Chile

Page 76: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano76

uizá la observación más importante que debemos hacer, al finalizar este

capítulo, es cuestionar aquella visión simplista de Centroamérica como fron-

tera entre los desarrollos mexicanos, por un lado, y los andinos por el otro.

Más bien, Centroamérica se constituyó en un caldo de cultivo de procesos

socioculturales autónomos y de múltiples identidades étnicas, de las que somos here-

deros. Difícilmente podía haber sido de otra manera: en un territorio relativamente

estrecho sin barreras naturales importantes, la gente y los productos se movían con

gran facilidad, influyéndose mutuamente y dando lugar a una mezcla rica de expre-

siones culturales. A partir de estos contactos e intercambios, se difundieron variedades

y técnicas agrícolas y estilos de producción artesanal, lo cual permite hablar, desde

muy temprano, de una Centroamérica con rasgos que se comparten en toda la región

dentro de una gran variedad de características locales.

CONCLUSIÓN

Q

Fabricación de utensilios,

intercambio de estilos

de producción artesanal entre

los centroamericanos.

Page 77: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 78: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 79: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 80: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Pedro Arrieta

Amarillo candente

Acrílico sobre tela

1994

Costa Rica

Page 81: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Antiguas civilizaciones de la Zona Norte 81

os pueblos de habla maya tuvieron por escenario histórico desde hace mi-

lenios, el territorio que hoy abarcan los estados de Yucatán, Campeche,

Tabasco, la mitad oriental de Chiapas y el territorio de Quintana Roo en

México; el departamento del Petén y las tierras altas adyacentes por el lado

sur, en Guatemala; la sección occidental de Honduras y El Salvador; y la totalidad de

Belice. En su conjunto, este territorio, denominado Zona Norte en este texto, ocupó

aproximadamente 325 000 km2.

Entre las lenguas mayas, que suman alrededor de treinta, se encuentran el

quiché y el cakchiquel hablados en Guatemala, y el tzotzil y tojolabal hablados en

Chiapas, México.

Durante el período Clásico, estos pueblos constituyeron una constelación de

ciudades-Estado. La intensa interacción económica, política e ideológica entre dichas

unidades, evidente en los datos arqueológicos, permite distinguir una amplia esfera

de interacción, denominada mundo maya.

Las sociedades de la Zona Norte, respondiendo a la diversidad de ambientes en

que se gestaron, presentan cierta variabilidad. Las adaptaciones humanas tuvieron

rasgos propios y efectos particulares en los bosques de pinos y robles de las tierras

altas; en las tierras bajas del sur, cubiertas de bosque tropical salpicado de sabanas; y

en las más secas y calizas tierras bajas del norte.

INTRODUCCIÓN

L

Escultura del sitio maya

de Copán, Honduras. Como

toda civilización en el mundo,

los mayas se preocuparon

por levantar edificaciones

monumentales para

reconciliarse con los dioses

y para impresionar a

propios y extraños.

La agricultura fue actividad

económica fundamental para

el desarrollo de la sociedad

maya.

Page 82: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano82

l comienzo del primer milenio

a.C. existió una constelación

de aldeas, de tamaño variable,

dispersas en la mayor parte del

territorio. Entre ellas, el modo de vida

apenas difería. Hombres y mujeres se de-

dicaban a la producción de alimentos,

sin que existieran personas desligadas

de esta actividad fundamental. Las vi-

viendas no presentaban contrastes entre

sí, además no se advierte la existencia

de estructuras arquitectónicas especiali-

zadas. Eran sociedades claramente igua-

litarias. Los arqueólogos reconocen dicho

igualitarismo, en lo sencillo y homogé-

neo de los ajuares funerarios que acom-

pañan a los enterramientos.

Ejemplo de estas antiguas aldeas

lo constituye el sitio de Cuello cerca de la

costa del Caribe, en Belice. Su econo-

mía se basaba en el cultivo del maíz y de

la yuca, en la recolección de plantas y ca-

racoles, en la pesca y en la cacería de di-

versas especies tales como venados,

tortugas, agutíes, armadillos, puercos de

monte y perros. Cabe la posibilidad de que

estos últimos fueran domesticados. Se uti-

lizaba la arenisca, el pedernal y la ob-

sidiana para la fabricación de instrumentos

de trabajo. También se encontraron ador-

nos confeccionados con jade y conchas.

Existen también evidencias de aldeas si-

milares en el valle de Belice; más hacia el

oeste, en Tikal, Nakbé, Altar de los Sacri-

ficios y Ceibal; en Copán, en el sudeste;

en Komchen, en el norte, y en las tierras

altas, en Sakajut, El Portón y Kaminaljuyú.

DE LAS ALDEAS A LOS CENTROS POLÍTICOS:

EL PERÍODO PRECLÁSICO

AEl área ocupada por los mayas

se ha clasificado según la

altura del terreno: las tierras

bajas del norte, bajas del sur

y altas.

Page 83: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Antiguas civilizaciones de la Zona Norte 83

En el primer milenio a.C., este pa-

trón de vida igualitario comenzó a modifi-

carse. Algunas aldeas empezaron a

volverse más complejas; aparecieron in-

dicadores de estratificación y diferencia-

ción sociales basados en la existencia de

clanes. A partir de estos tiempos, se esta-

blecieron vínculos —probablemente co-

merciales— entre las tierras altas mayas y

el mundo olmeca. Es más, un estudioso de

la arqueología mesoamericana opina que

los olmecas hablaban una de las lenguas

del tronco maya. El sitio de Chalchuapa,

en el occidente de El Salvador, parece ha-

ber sido la avanzada meridional de la red

de intercambios olmecas.

En sitios tales como Altar de los Sa-

crificios, Kaminaljuyú, Izapa y Chiapa de

Corzo se inició tempranamente la cons-

trucción de plataformas, con graderías de

piedra y fachadas con repello de cal, es-

tructuras arquitectónicas especializadas

que denotan la existencia de funciones

administrativas, políticas y ceremoniales.

Surgieron los primeros centros organiza-

tivos que caracterizaron a la sociedad

maya clásica. Todo parece indicar que las

tierras altas llevaron la vanguardia en el

proceso de estratificación social, aunque

en Talgua Olancho (Honduras) existen evi-

dencias de clanes socialmente diferencia-

dos ya alrededor del año 1000 a.C. Más

al norte, en Komchen, hacia el 800 a.C.,

y en varios sitios del Petén, alrededor de

600 a.C., empezaron a construirse pirá-

mides en forma masiva. En Nakbé, entre

Escena de la vida cotidiana

en el poblado maya de Joya

de Cerén en El Salvador

alrededor del año 500.

Ilustración basada

en la evidencia arqueológica.

Estela encontrada

en la región de Izapa,

occidente de Guatemala,

correspondiente al período

Preclásico Tardío.

600 y 400 a.C., sobre grandes platafor-

mas, se erigieron elaborados complejos de

edificios finamente terminados.

El surgimiento de estos centros or-

ganizativos sólo puede explicarse en la

medida en que se postule la existencia

de: a) grandes contingentes de campesi-

nos en la periferia, cuya producción pu-

diera sostener un aparato burocrático

político-religioso, una constelación de ar-

tesanos y trabajadores dedicados a to-

das las tareas imaginables requeridas

para su funcionamiento (construcción,

mantenimiento y fabricación de objetos

de uso cotidiano y suntuarios), y b) un

aparato de control social y coercitivo, es

decir, un gobierno, para garantizar a los

grupos dominantes el tributo requerido

para perpetuarse.

En definitiva, en estas tempranas fe-

chas están ya plenamente establecidos los

rasgos de la sociedad clásica maya que

seguirá modelándose durante los siglos

siguientes.

Page 84: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano84

os centros organizativos mayas

alcanzaron su máxima expre-

sión entre los años 250 y 900

de nuestra era. Si bien el desa-

rrollo maya fue autónomo y distintivo, en-

tre los años 300 y 600 de nuestra era,

existieron activas relaciones comerciales

con Teotihuacan, en la meseta mexicana.

Entre el 600 y el 900, y coincidiendo con

transformaciones sociales en el centro de

México, fundamentalmente el despobla-

miento de Teotihuacan, dicha interacción

se atenuó considerablemente. Mas los

mayas siguieron impulsando un intenso

desarrollo. Fueron construidos cientos de

complejos arquitectónicos, en los que se

concentraron las funciones religiosas y

administrativas, y que sirvieron de resi-

dencia a las élites. El pueblo maya, de-

dicado principalmente a la agricultura,

ocupaba territorios periféricos de los cen-

tros organizativos. Debido al sesgo par-

ticular que han tenido las investigaciones

arqueológicas en el área maya, se ha en-

fatizado la investigación en los sitios mo-

numentales, quedando pendiente, casi en

su totalidad, la arqueología de las aldeas

circundantes.

Cultivo y comercio

Hasta hace poco tiempo, se consideraba

que el cultivo maya se había basado ex-

clusivamente en el sistema de tala y que-

ma, también conocido como sistema de

roza. Esta técnica, empleada aún por el

campesino de la región, exige un perío-

do de recuperación de cuatro a ocho

años, luego de tres años de explotación

de las parcelas. Las investigaciones re-

cientes han revelado la existencia de

amplias redes de irrigación y otras obras

hidráulicas en diferentes áreas. Se han

registrado, por ejemplo, restos de cam-

pos elevados en los ríos Usumacinta,

Candelaria y Hondo, así como también

extensas terracerías en el este de Gua-

temala, Belice y Río Bec. Por lo tanto,

LOS MAYAS CLÁSICOS

L

Estructura desenterrada

en Joya de Cerén que servía,

probablemente, como punto

de reunión para

la administración

de la justicia y el ejercicio

del poder político.

Baño de vapor o temazcal,

utilizado por los pobladores

mayas del sitio de Joya

de Cerén en El Salvador para

limpieza corporal

y purificación espiritual.

Page 85: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Antiguas civilizaciones de la Zona Norte 85

podemos considerar que el proceso de

desarrollo de la sociedad maya estuvo

asociado tanto a técnicas extensivas —la

milpa— como a una serie de técnicas

intensivas adaptadas a las diferencias de

terreno, suelo y humedad.

La diversidad de productos cultiva-

dos, sin duda fue amplia: maíz, calaba-

zas, frijoles y frutas variadas. Entre estos

últimos tenemos que mencionar a la fruta

de pan o ramón (Brosimun alicastrum),

alimento de alto valor calórico en la die-

ta maya. Además, los mayas produjeron

y consumieron cacao. Su cultivo fue im-

portante en el área de Chetumal y en So-

conusco. La producción de semillas de

cacao requirió técnicas intensivas y cui-

dados especiales. Era estimada como

fuente de una bebida estimulante y nutri-

tiva y formó parte de los rituales religio-

sos, apareciendo en los mitos de origen

quiché y cakchiquel; además se utilizaba

como bien de intercambio.

Los tubérculos, a veces considera-

dos como de menor importancia dietética

que los granos, tienen sin embargo una

larga historia de domesticación en las

tierras bajas de Centroamérica. Además

de producir más calorías por unidad de

área que el maíz, sus demandas de fer-

tilidad de suelo y de trabajo son meno-

res que las de aquél, con la ventaja

adicional de ser más resistentes a la se-

quía. Sin duda, junto al maíz y los frijo-

les, conformaron una parte vital en la

subsistencia del campesino.

El abastecimiento de proteínas ani-

males se logró a través de la cacería.

Entre las especies consumidas preva-

leció el venado. Existen, además,

indicios de cría de perros y pa-

vos para el sustento humano.

En las tierras bajas del sur,

aún bajo la técnica de roza, la

productividad debió ser elevada

en la época en que había gran-

des extensiones de selva virgen.

Sin duda, las condiciones fueron pro-

picias para la rápida expansión de la

población y el surgimiento de grupos

dirigentes. Los suelos excepcionalmente

fértiles de las tierras altas, a menudo vol-

cánicos o aluviales, hicieron posible que,

bajo el régimen natural de las lluvias, se

diera la milpa de alto rendimiento, con

dos o tres cosechas anuales. Sin embar-

go, el crecimiento demográfico y su con-

secuencia inmediata, la necesidad de

intensificar la producción, prefiguró,

según algunos autores, la crisis que ge-

neralmente se denomina “colapso

maya”, tema sobre el cual se

volverá más adelante.

La actividad comercial a

larga distancia jugó un papel sig-

nificativo en la economía maya. Ka-

minaljuyú, en las tierras altas del sur,

mantuvo un constante flujo comercial con

el altiplano mexicano durante la época

de Teotihuacan. Por su parte, Tikal pa-

rece haberse establecido como cen-

tro principal de las tierras bajas para

Las calabazas, componente

central de la dieta

de las poblaciones

precolombinas

en Mesoamérica.

Los pueblos centroamericanos

de la vertiente del Pacífico

llegaron a depender en alto

grado del cultivo del maíz.

Page 86: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano86

la articulación del sistema comercial Teoti-

huacan-Kaminaljuyú. En todos los sitios

estudiados se encuentran productos im-

portados. No sólo circulaban artículos bá-

sicos tales como la sal y la obsidiana, de

la cual se fabricaban instrumentos cortan-

tes, sino que poco a poco se fue creando

un mercado excepcional para objetos

suntuarios, tanto de uso doméstico como

ceremonial: cerámicas policromas de las

tierras altas salvadoreñas, conchas y ra-

dios [espinas] de raya de las costas, y

jade y piedras verdes de los altos de Gua-

temala. La existencia de vínculos comer-

ciales constituye uno de los factores

importantes para interpretar la integra-

ción del mundo maya.

Organización política

La mayor parte de la población residió

en áreas rurales, en los alrededores de

los centros organizativos. Sin su aporte

es incomprensible el sostenimiento de una

sociedad como la maya clásica. Es pro-

bable que los gobernantes, burócratas y

sacerdotes, que constituían un grupo mi-

noritario, vivieran permanentemente en

dichos centros. Algunos autores sugieren

que poca gente vivía en los centros du-

rante la mayor parte del año, pero que

durante las fiestas religiosas se congre-

gaba allí la dispersa población campesi-

na de los alrededores. Una hipótesis

compartida por la mayoría de los mayis-

tas es que los 60 o 70 centros principales

que existieron durante los tiempos clási-

cos eran ciudades-Estado. Cada una de

ellas controló un territorio de 2 500 km2

en promedio.

La civilización maya parece haber

estado estructurada como un mosaico de

unidades políticas, algunas grandes y

otras pequeñas. Es, hasta ahora, difícil

asegurar cuál fue la naturaleza exacta de

la relación entre tales unidades. Algunos

estudios de desciframiento de glifos em-

blemáticos correspondientes a varios cen-

tros de las tierras bajas del sur, conducen

a pensar en afiliaciones políticas entre

varios centros. Tales glifos eran análogos

a títulos de nobleza correspondientes a

los gobernantes y sus allegados. Los cen-

tros subordinados a otro más importan-

te, emplearían el glifo emblemático de este

último como señal de afiliación. Todo

parece indicar la existencia de una orga-

nización política jerárquica, en la que los

centros menos importantes estaban subor-

La cerámica policroma

es característica del período

Clásico maya. Sus colores

vivos, finos acabados y diseños

atractivos sirven

de inspiración para

los ceramistas

de nuestros tiempos.

La escritura de glifos

de los mayas ha sido

mayormente descifrada

en tiempos recientes. Estos

glifos identifican a cuatro

de las principales ciudades

de la civilización

maya clásica. Tikal Copán Calakmul Palenque

Page 87: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Antiguas civilizaciones de la Zona Norte 87

dinados a otros de mayor poder, consti-

tuyendo Estados regionales.

De acuerdo con esta hipótesis, al-

rededor del año 731, según las inscrip-

ciones que aparecen en una estela de

Copán, había cuatro Estados regionales,

cada uno de los cuales controlaba una

extensa región circundante: Copán, Tikal,

Calakmul y Palenque. Habría, además,

dos territorios con centros de baja jerar-

quía: Yaxchilán y Petexbatún. Con el

tiempo, éstos, a su vez, se convirtieron en

centros políticos de primer orden.

La comprensión de la naturaleza

de las fronteras mayas exige que se re-

pare en la particularidad del concepto

de territorialidad entre los mayas, sus-

tancialmente diferente al de los actua-

les Estados. En efecto, los territorios

mayas fueron discontinuos, es decir, que

entre ellos había “tierras de nadie” y

no hay evidencia de la existencia de lí-

mites o fronteras precisas. Así, el con-

cepto de límite político es de dudosa

aplicación a la territorialidad maya.

Aún no se comprenden cabalmente

los mecanismos que hicieron posible la in-

tegración territorial en torno a los centros

hegemónicos. Sin embargo, el papel de la

ideología religiosa y el de los vínculos de

parentesco entre los grupos dirigentes

constituyeron factores de cohesión. Se con-

sidera que la guerra, ampliamente referi-

da en las inscripciones y la iconografía,

así como el comercio, deben ser incorpo-

rados al modelo explicativo general.

Religión y poder

La existencia de creencias y rituales má-

gico-religiosos es casi universal. Se pre-

sentan en una gran variedad de formas y

cumplen diferentes funciones, respon-

diendo al nivel de organización políti-

co-económica de las sociedades o de los

momentos históricos específicos. Es así

como, en las sociedades más simples, las

de cazadores y recolectores, predomi-

nan los llamados cultos individualistas.

En ellos, cada persona, sin la participa-

ción de especialistas religiosos, realiza ri-

tuales que su cultura considera necesarios

Extensión probable

de los territorios controlados

por las principales ciudades

mayas hacia finales

del período Clásico.

Page 88: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano88

radas por el Estado. En el contexto ac-

tual, aparecen cultos eclesiásticos, es de-

cir, regulados por una jerarquía de

especialistas a tiempo completo en asun-

tos religiosos y dedicados a conservar y

desarrollar conocimientos y habilidades

al servicio de los grupos dirigentes. Existe

entonces un clero o sacerdocio profesio-

nal organizado como una burocracia y

se establece una escisión rotunda entre

miembros activos y pasivos del culto.

Los especialistas religiosos eclesiás-

ticos son los encargados del manejo de

una serie de conocimientos necesarios

para la estabilidad y el control social: as-

tronomía, matemáticas, escritura, ritua-

lismo e historia oficial. No es asombroso

entonces que las sociedades estatales in-

viertan una gran porción de la energía

socialmente disponible en la construcción

de edificios y monumentos que represen-

tan el centro del orden legitimado por su

íntima articulación con las poderosas fuer-

zas de los dioses.

Los centros organizativos mayas se

caracterizan, en efecto, por su monumen-

talidad. Las estructuras arquitectónicas y

su elaborada ornamentación transmiten

mensajes relacionados con el mundo so-

cial, político y religioso.

Los bajorrelieves y esculturas con-

vierten a los monumentos en verdaderos

textos donde se registran las dinastías go-

bernantes, remontándose a sus ancestros

mitológicos, en los cuales se localiza la

fuente de su poder terrenal. Algunos de

para la supervivencia y el bienestar. En

las sociedades aldeanas preestatales, es

frecuente la existencia de chamanes, es-

pecialistas en ritual a tiempo parcial, que

llevan por lo demás una vida corriente

con casi todas las obligaciones cotidia-

nas del resto de la gente y pocos privile-

gios distintivos.

Cuando en la historia de la huma-

nidad surgen sociedades estatales, com-

plejas y estratificadas, es común que

sobrevivan antiguos comportamientos re-

ligiosos (individualistas, chamanistas).

Usualmente son incorporados o, en su

defecto, combatidos por subversivos, por

las nuevas expresiones religiosas ampa-

Campo de juego de pelota,

Copán, Honduras. El juego de

pelota, que tenía un sentido

ritual, se practicaba en buena

parte del territorio

mesoamericano.

Arco del sitio de Copán,

Honduras. El arco maya

se encuentra en la mayoría

de los principales sitios

ceremoniales y refleja

el dominio de la técnica

de la construcción

monumental de sus creadores.

Page 89: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Antiguas civilizaciones de la Zona Norte 89

los centros de mayor jerarquía presen-

tan una amplia tipología de edificacio-

nes con funciones tanto residenciales

como públicas.

Sobre grandes plataformas se cons-

truyeron edificios con muchas dependen-

cias, agrupados simétricamente alrededor

de plazas. Se encontraban, además, es-

telas, altares y juegos de pelota. Sobre

el conjunto destacan las pirámides trun-

cadas, revestidas de piedra y con esca-

linatas empinadas que conducen a tem-

pletes en la cima, rematados casi siempre

con una crestería imponente.

Si bien es arriesgado realizar estima-

ciones demográficas en arqueología, se

calcula que el centro urbano de Tikal

debió haber albergado alrededor de

45 000 habitantes en una superficie

de 123 km2. En el apogeo de su poder,

Tikal controló un territorio de alrededor

de 2 500 km2, con una población de

360 000 habitantes.

Sus edificaciones

están construidas con pie-

dra caliza unida con

mortero y recubiertas

con estuco. Las paredes

son típicamente anchas

en relación con los espa-

cios que limitan. No se

UN CENTRO ORGANIZATIVO DE LAS TIERRAS BAJAS:

ALGUNOS DATOS SOBRE TIKAL

emplea la ventana. El corazón del asen-

tamiento lo constituye la gran plaza,

flanqueada por dos pirámides masivas,

los templos I y II, y por una serie de edi-

ficios bajos y patios. El Templo I recibe

el nombre de Templo del Jaguar Gigan-

te. Esta pirámide de nueve escalones so-

porta un templete de tres recintos en su

cúspide. Los recintos son

oscuros y pequeños, y sus

bóvedas falsas están sos-

tenidas con dinteles de

madera de dureza consi-

derable; muchos de los

cuales han conservado, a

pesar del clima húmedo,

sus tallados originales.

El templo II de Tikal,

en Guatemala. A diferencia

de las pirámides del México

central, las del Petén son más

espigadas.

En este bajorrelieve

maya, una mujer entrega

una cabeza de jaguar,

símbolo de la fertilidad, a un

hombre finamente ataviado,

probablemente un sacerdote

o jefe.

Page 90: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano90

terrado con un fino ajuar que incluía

180 piezas de jade. Además, se reco-

bró en este enterramiento una multitud

de astillas de hueso delicadamente la-

bradas, algunas de ellas con textos glí-

ficos.

En las inscripciones de Tikal, se

halla la crónica de una dinastía que

gobernó durante varios siglos. El mo-

narca más antiguo de los registrados

en los relieves fue Yac-Moch-Xoc, quien

reinó entre los años 219 y 238, y dio

origen a un gran linaje real al que per-

tenecieron los siguientes reyes de Tikal.

Sobre la pared del último de los re-

cintos se eleva la masiva crestería, de-

corada en su parte frontal con pie-

dras talladas. El Templo del Jaguar

Gigante fue construida sobre una tum-

ba preexistente, cuyo ocupante fue en-

Este sector del sitio de Tikal

permite apreciar el complejo

diseño de sus niveles

y escalinatas.

Plano de Tikal. El sitio cubre

una extensión de

aproximadamente un

kilómetro cuadrado.

Templo 1

Templo 2Templo 3

Templo 4

Page 91: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Antiguas civilizaciones de la Zona Norte 91

El papel de la guerra

en las ciudades-Estado mayas

Los conflictos bélicos, con característi-

cas propias dependiendo del nivel de

complejidad social, son una constante

en la historia de la humanidad a partir

de la instauración de economías agríco-

las. La guerra es considerada, además,

como un factor de importancia a tomar

en cuenta en el estudio del surgimiento

de sociedades estatales prístinas. A pe-

sar de ello, hasta hace muy poco tiempo

se consideraba a los mayas clásicos

como una excepción a dicha regla, en-

fatizando el carácter pacífico, supuesta-

mente teocrático, de sus instituciones y

explicando el surgimiento del militaris-

mo en el Postclásico por influencias fo-

ráneas procedentes del México central.

Hoy, a partir de los avances reali-

zados en la teoría antropológica para

explicar los procesos de evolución socio-

cultural, y en la obtención de datos ar-

queológicos concretos, podemos decir

que la guerra jugó un papel muy impor-

tante en el surgimiento de la sociedad

estatal maya, y que no fue meramente

un síntoma de su decadencia al final del

Clásico. Los murales de Bonampak mues-

tran, por ejemplo, a un gobernante

maya, a un grupo de guerreros y sus

cautivos; las inscripciones de Piedras

Negras y Yaxchilán sugieren que la guerra

formaba parte importante de los esfuer-

zos dinásticos por conservar su poder,

mientras que la existencia de fortifica-

ciones que se remontan a principios del

período Clásico revelan una larga histo-

ria de conflictos bélicos.

La guerra no sólo cumplió el come-

tido de anexar o controlar territorios en

respuesta a una presión demográfica sino

que operó como mecanismo de reforza-

miento de la diferenciación jerárquica y

la estratificación económica. El desempe-

ño notable de un guerrero se convertía

en trampolín para la apropiación y acu-

mulación de bienes y recursos, reforzan-

do no sólo su propia influencia político-

económica sino la de su linaje. Éste, a su

vez, conformará un segmento social di-

ferenciado de mayor prestigio y poder.

Al constituirse un grupo de parentesco

muy jerarquizado, sus miembros trata-

rán de monopolizar las funciones reli-

giosas, mecanismo de coacción proba-

blemente más eficiente que la fuerza

física, dado lo disperso de la población

rural.

Este guerrero maya, armado

de mazo y escudo y una

expresión temible, debe haber

sido un adversario peligroso

en el campo de batalla.

Las pinturas murales

de Bonampak (México)

muestran escenas

de la historia maya. En ésta,

un jefe guerrero maya

condena a muerte

a los guerreros derrotados,

uno de los cuales pide

clemencia.

Page 92: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano92

neal. Aunque el hiato temporal es sig-

nificativo, la analogía con los antiguos

mayas no es totalmente descartable. De

todas formas, es cierto que existen muy

pocos datos acerca de la tenencia de la

tierra y de las relaciones existentes en-

tre los linajes aristocráticos y el campe-

sinado.

En cada una de las unidades polí-

ticas, existió un linaje real, cuya genea-

logía se remontó hasta antepasados

mitológicos, al mundo sobrenatural de

los dioses. Esta conexión sagrada cons-

tituyó el más eficaz de los instrumentos

de legitimación del poder. Dentro de este

linaje, el cargo político más importante,

el de rey, fue transmitido de padres a

hijos, o de hermanos a hermanos.

Los matrimonios entre los miembros

de dinastías gobernantes fueron proba-

blemente los más importantes recursos de

integración política. Algunas inscripcio-

nes describen la visita de los líderes de

un centro, o sus delegados, a los centros

aledaños en ocasión de la toma de pose-

sión de algunos herederos. Los vínculos

de parentesco funcionaron, por lo tanto,

como agentes de consolidación de poder

e integración.

De acuerdo con la distancia

genealógica que los separara de los lina-

jes reales, el resto de los linajes se orde-

naba en una estructura de rango: una

mayor proximidad genealógica se tradu-

cía en mayor rango y, por consiguiente,

en mayores privilegios.

Parientes, poder y política

No está totalmente esclarecido el carác-

ter de la organización política interna de

las ciudades-Estado o de los Estados re-

gionales, aunque se conoce que el poder

se transmitía a través de los canales esta-

blecidos por los vínculos de parentesco.

Estos vínculos determinaban, en términos

generales, el lugar que cada individuo

debía ocupar dentro de la sociedad. El

acceso al poder dependía de la pertenen-

cia a linajes de rango elevado.

Se entiende por linaje un grupo

de personas emparentadas por línea

materna o paterna. En el caso de los

mayas, parece haber existido un sistema

de linajes de filiación patrilineal, en los

cuales la herencia operaba de padres

a hijos. Si bien este fenómeno se ha es-

tudiado mejor en relación con los lina-

jes de los grupos dominantes, es pro-

bable que los mismos principios hayan

operado entre los campesinos mayas.

En una investigación realizada recien-

temente en una comunidad

indígena campesina de El

Quiché, se describe en

qué consistía el sis-

tema de tenen-

cia de la tie-

rra de tipo

patrili-

La sociedad maya estaba

claramente estratificada.

En la base de la sociedad,

están campesinos,

artesanos y esclavos. Encima

de ellos, los comerciantes,

seguidos en el tercer nivel por

guerreros y sacerdotes.

En el cuarto nivel se

encuentran los nobles,

y en la cúspide de la pirámide

social, el rey.

Page 93: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Antiguas civilizaciones de la Zona Norte 93

Conocimientos necesarios

para el sostenimiento

de un Estado

La aparición de sistemas de escritura, de

cómputo y de mediciones calendáricas,

está estrechamente asociada al surgimien-

to de sociedades de nivel estatal. Tales

conocimientos, monopolizados por gru-

pos exclusivos, constituyen efectivos me-

canismos, no sólo para describir el mundo

circundante sino, fundamentalmente, para

administrar a la sociedad, ordenar el

transcurso del tiempo con el objeto de

regular aspectos de la vida religiosa y

mundana, y transmitir las historias dinás-

ticas, reforzando así el recuerdo de los

ancestros de los linajes reales.

A diferencia del caso de los jero-

glíficos egipcios, no existe ningún texto

paralelo en alguna lengua previamente

conocida que facilite la tarea de desci-

frar la escritura maya. Gracias a la labor

constante y paciente de algunos epigra-

fistas se han realizado avances consi-

derables en la transcripción.

Los mayas escribían textos en este-

las y monumentos, pero también tenían

libros muy parecidos a los nuestros, co-

nocidos con el nombre de códices. Esta-

ban confeccionados con la corteza del

Un segmento del Códice

Trocortesiano, uno de los tres

que sobrevivieron a

la Conquista. Las figuras son

de dioses y animales

relacionados con los ciclos

agrícolas.

Un fragmento del Códice

París, cuyas figuras guardan

relación con los ceremoniales

propiciadores de buenas

cosechas.

Page 94: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano94

árbol llamado cobó (Ficus cotinifolia), la

que era reducida a pulpa, y se mantenía

unida y compacta mediante la aplicación

de goma natural. Las largas hojas de

papel de corteza se plegaban a manera

de biombo.

Lamentablemente, durante la con-

quista española la mayoría de estos do-

cumentos escritos fueron destruidos por

considerarlos heréticos. Sólo han sobre-

vivido tres de ellos, los códices de Ma-

drid, Dresden y París (denominados así

por encontrarse actualmente en museos

de dichas ciudades europeas), que son de

naturaleza calendárica y ritual. Proba-

blemente, como en otras culturas meso-

americanas, hubo también códices de

tema histórico, que señalaban las fechas

de inicio de la construcción de templos,

conmemoraban victorias en el campo de

batalla, identificaban las tierras que se

hallaban bajo el poder del Estado y re-

gistraban genealogías de personajes

prestigiosos, listas de gobernantes e his-

torias dinásticas.

Su sistema numérico era vigesimal

e incluyó nociones tan importantes para

el manejo de las cantidades como el

concepto de cero y de valor relativo.

Para la medición del tiempo emplearon

simultáneamente dos calendarios. Uno

de ellos era un calendario solar (Haab),

en el cual los 365 días se organizaban en

18 meses de 20 días cada uno, más cin-

co días adicionales al final del año. Es-

tos días adicionales eran considerados

de particular peligrosidad y mala suer-

te. El otro calendario (Tzolkin) consistía

en 260 días organizados en torno a la

conjugación de una secuencia de 13 nú-

meros con 20 nombres de días. Ambos

corrían paralelamente, por lo que cada

día particular del calendario de 260 días

tenía su posición en el calendario solar.

Las permutaciones posibles son tantas

que una misma combinación sólo vol-

vía a aparecer en la misma posición

cada 52 años solares. Al cumplirse un

ciclo de 52 años, de acuerdo con la con-

cepción maya, el mundo llegaba a su

fin. Una vez celebrados los ritos pres-

critos, garantes de la continuidad del

tiempo circular, el mundo y la vida se

reiniciaban.

Cada día tenía un especial signifi-

cado astrológico. Toda actividad estaba

sujeta rígidamente a tales predicciones.

Algunos autores consideran que las per-

sonas recibían su nombre de acuerdo

con el número y nombre de su día de

nacimiento.

Además de situar las fechas en el

contexto de los ciclos de 52 años, ellas

se ubicaban también en relación con un

punto fijo en el pasado, calculado en

3113 a.C. La cuenta larga fue precisa-

mente un sistema que señalaba cuántos

días habían transcurrido desde este pun-

to fijo considerado como el inicio de los

tiempos. (De la misma manera opera

nuestro calendario, a partir del año 0

de la era cristiana.)

Números mayas.

A la izquierda, los números

tal como aparecen en estelas

y otros grabados a la par

de deidades; a la derecha,

una representación

esquematizada de los mismos.

0

1

4

5

10

14

15

Page 95: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Antiguas civilizaciones de la Zona Norte 95

Las fechas de la cuenta larga se

expresaban con cinco posiciones de nú-

meros. Cada una de las posiciones co-

Baktún 144 000 días

Katún 7 200 días

Tun 360 días

Uinal 20 días

Kin 1 día

Ejemplo: Fecha 9.14.8.0.0,

significa

9 Baktún

14 Katún

8 Tun

0 Uinal

0 Kin

rrespondía con unidades de tiempo es-

pecíficas, cuyas denominaciones y du-

ración eran las siguientes:

Los glifos de los dieciocho

meses mayas, más el glifo

de los cinco días adicionales

para completar los 365 días

del año solar.

A pesar de que el sistema

numérico maya era vigesimal,

cuando se trataba del cálculo

del tiempo se introducía una

modificación a partir del tun,

que en vez de tener 400 días,

tenía solamente 360 para que

guardara relación con

la duración del año solar.

De similar manera, el katún

tenía 7 200 días en vez

de 8 000.

Los glifos de los veinte días

mayas. La representación

de la izquierda corresponde

a la versión que se tallaba

en piedra; la de la derecha

a la que se pintaba

en los códices.

Imix Ik Akbal Kan

Chicchan Cimi Manik Lamat

Muluc Oc Chuen Eb

Ben Ix Men Cib

Caban Eznab Cauac Ahau

Pop Uo Zip Zotz

Tzec Xul Yaxkin Mol

Chen Yax Zac Ceh

Kayab Cumhu Uayeb

Mac Kankin Muan Pax

Page 96: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano96

l intento de explicar los cambios

ocurridos en el mundo maya a

partir del año 900, ha genera-

do múltiples discusiones en la

arqueología americana. Además, ha con-

ducido a especulaciones y fantasías acer-

ca de una supuesta repentina y misteriosa

desaparición de los mayas. Lejos de des-

aparecer, la sociedad maya enfrentó una

etapa de transformaciones políticas y ad-

ministrativas de carácter y profundidad

variables en cada una de las regiones.

Los efectos más visibles en términos

del registro arqueológico se presentaron

en las tierras bajas del sur, en donde los

grandes centros organizativos fueron

abandonados, reflejando una disolución

de las estructuras burocráticas del Estado

y, por consiguiente, una desarticulación de

las élites gobernantes. La más aceptada

de las hipótesis elaboradas para explicar

este fenómeno considera que un elemento

clave fue la degradación de los suelos

como consecuencia de una sobreintensi-

ficación de la producción agrícola.

A medida que la población creció y

las demandas de las élites aumentaron, los

ciclos de recuperación del suelo entre co-

sechas fueron acortados. El consiguiente

deterioro del nivel de nutrientes del suelo

condujo a la reducción de los rendimien-

tos. Si bien se pusieron en práctica algu-

LOS CAMBIOS SOCIALES Y POLÍTICOS A PARTIR DEL 900:

EL PERÍODO POSTCLÁSICO

E

El sitio clásico maya de San

Andrés, en El Salvador, tal

como pudo haberse visto hacia

el año 800. La ilustración

coloca al observador

en la cima de la pirámide

principal, viendo hacia

al norte. Las pirámides

de la derecha y el fondo

son actualmente montículos.

En la plaza principal, algunos

se han congregado

para ofrecer sus productos.

Page 97: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Antiguas civilizaciones de la Zona Norte 97

nas técnicas de cultivo intensivo, como los

campos elevados y la irrigación, no pa-

recen haberse llevado a cabo políticas es-

tatales al nivel requerido para mitigar los

efectos de la degradación y así sostener,

por más tiempo, rendimientos adecuados.

Si hubo alguna política al respecto, no

fue tan evidente como aquellas que con-

dujeron a la construcción de edificios

suntuosos. La crisis de la base agrícola

hizo insostenible la continuidad de la es-

tructura jerárquica de los Estados mayas

clásicos, aunque muy probablemente no

afectó de manera significativa los patro-

nes de vida de la población rural. La en-

tidad política más importante del Postclá-

sico en las tierras bajas fue Tayasal, centro

de una confederación que fue el núcleo de

los territorios adyacentes al lago Petén.

En las tierras altas, se constituyeron

varios Estados regionales que revelan la

herencia del Clásico maya. Entre ellos, el

más grande y poderoso fue el Estado

quiché, cuya capital fue Gumarcaah. De

él se desprendió, alrededor de 1500, el

Estado cakchiquel. Hacia el oeste existie-

ron varios pequeños Estados independien-

tes, entre los cuales sobresalía Zinacantán.

Los pocos datos que existen acerca del

patrón de asentamiento, muestran que las

aldeas tendían a ocupar las partes altas

de los montes y presentan evidencias de

fortificación. Las relaciones con la me-

seta mexicana fueron aquí como en las

tierras del norte, aspectos importantes de

la política de estos Estados.

La existencia de estructuras defen-

sivas alrededor de los centros muestra

claramente de la presencia de conflic-

tos. Las redes comerciales se hacen mu-

cho más extensas y las rutas marítimas

fueron particularmente notables. Los

principales puertos, Xicalango, Cozumel,

Chetumal, Nito y Naco, tendían sus ten-

táculos hacia el interior del mundo maya.

Este último, por hallarse en el límite del

mundo maya, jugó un papel importante

en los vínculos de la zona norte con el

resto de Centroamérica.

A la llegada de los españoles, el

área maya de las tierras bajas estaba di-

vidida en una serie de Estados relativa-

mente pequeños. Probablemente esta

fragmentación impidió que el control co-

lonial español no se hiciera efectivo sino

hasta bien entrado el siglo XVII. Por el con-

trario, las tierras altas fueron las prime-

ras en caer bajo el control de la Corona.

Bajorrelieve maya que

representa a dos jugadores

de pelota preparados para

iniciar el juego.

A medida que de la población

creció, se pusieron en práctica

algunas técnicas de cultivo

intensivo.

Page 98: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano98

CONCLUSIÓN

La organización social que crearon los mayas es uno de tantos ejemplos en

el mundo del auge y el decaimiento de la civilización. Después de un largo

período de gestación, los mayas lograron combinar la abundancia material

de una agricultura basada en el maíz, el frijol y las calabazas con una serie

de conocimientos prácticos y abstractos, sobre los cuales organizaron impresionan-

tes sistemas políticos. La magnitud de los restos arqueológicos mayas, en Guatemala,

México, Belice, Honduras y El Salvador son testimonio del avance de la civilización

maya, del poder de sus gobernantes y de la productividad de sus campesinos y

artesanos.

Efectivamente, la civilización maya es uno de los más destacados casos en el

mundo del desarrollo de la civilización en las zonas tropicales, donde la lucha

contra la naturaleza requiere grandes esfuerzos. Si a esto sumamos que los mayas

no conocían el uso del metal para fabricar herramientas de labranza, la magnitud

de sus realizaciones es todavía mayor. Todo el trabajo en piedra que se aprecia en

sus templos y monumentos tuvo que hacerse también con herramientas de piedra.

Quizás el logro más excepcional de los mayas fue la integración que lograron

entre los conocimientos abstractos y prácticos. El sistema de numeración y la matemá-

tica que construyeron sobre él les permitió efectuar cálculos astronómicos y llevar un

control del tiempo que fueron casi tan precisos como los de la actualidad. Sus construc-

ciones incorporaron innovaciones técnicas como el arco y la bóveda, y sus ciudades

reflejan un dominio del diseño urbano. Todo esto hubiera sido muy difícil, si acaso

imposible, sin un conocimiento de los números y de las maneras de aprovecharlos.

Para completar la lista de principales logros de la civilización de la Zona

Norte de Centroamérica, es necesario mencionar la escritura, requisito indispensa-

ble para que una sociedad pueda llamarse civilizada. Hasta nuestros días ha

llegado una fracción mínima de los escritos de los mayas. El desciframiento de

este sistema de escritura permite conocer mucho acerca de la cronología de las

ciudades mayas, de sus casas gobernantes y de los principales acontecimientos de

su vida política. Pero es muy probable que los mayas también hayan escrito mu-

chas otras cosas: crónicas y epopeyas, rituales y rezos, documentos tributarios y

censales, y poesía y cuentos. Todo eso, si es que existió, se ha perdido para siem-

Estela de Copán. Las estelas

se labraban y colocaban

para celebrar las efemérides

de las ciudades mayas

y sus gobernantes. Por medio

de las fechas labradas

en las estelas, es posible

conocer la cronología

de la civilización maya.

Page 99: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Antiguas civilizaciones de la Zona Norte 99

pre. En consecuencia, el punto de contacto más directo que tenemos con la cultura

del pasado maya, aparte de la evidencia arqueológica, son las tradiciones orales

que se fueron transmitiendo de generación en generación. El Popul Vuh y el Memo-

rial de los señores de Sololá, escritos después de la Conquista, son los dos ejemplos

más conocidos de esta literatura, basada en la tradición oral.

Los logros de la civilización tienen que balancearse con sus desaciertos. Hace

algún tiempo, a los mayas se les consideraba como un pueblo pacífico y contemplativo.

Ahora se sabe que, como ocurre en todos los pueblos y las civilizaciones del mundo,

sus gobernantes estaban movidos por la ambición del poder y la expansión territorial,

por lo cual entraban en guerra con sus vecinos en los momentos oportunos. También se

sabe que efectuaban sacrificios humanos con cierta frecuencia y que tenían esclavos a

su servicio. Nada de esto debe sorprendernos: estas características eran muy comunes

entre sus vecinos y entre las otras civilizaciones de la región que les siguieron.

Tampoco se trata de evaluar a los mayas como “buenos” o “malos”, sino que

hemos analizado los principales rasgos del desarrollo de la sociedad maya con miras

a conocer mejor cómo los humanos aprovechan las oportunidades que ofrece el

medio, tanto natural como social, para realizar su mayor potencial. La civilización

maya es un ejemplo sobresaliente en este sentido.

Ilustración del Popul Vuh,

ejemplo de la tradición oral.

Page 100: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 101: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 102: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Irene Torrebiarte

Sin título

Plata sobre gelatina

1996

Guatemala

Page 103: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Sociedades antiguas de las Zonas Central y Sur 103

ntes de introducirnos en el estudio de las sociedades antiguas de la Zona

Central y la Zona Sur, es conveniente dedicar unos párrafos a dos conceptos

que se emplearán con el fin de caracterizarlas. Tales conceptos son el de

sociedad estatal y el de sociedad cacical. Ambas, a pesar de las diferencias

que expondremos, son consideradas como sociedades complejas, es decir, que presen-

tan una jerarquización de sus miembros en cuanto al prestigio y poder que detentan.

En el capítulo anterior, al referirnos a los mayas, tuvimos la oportunidad de

exponer aspectos fundamentales de las sociedades estatales, aun cuando no lo

hicimos en términos generales sino en relación con un caso particular. Si hacemos

el ejercicio de abstraer los rasgos básicos, podemos decir que los Estados se carac-

terizan: a) por ser entidades políticamente centralizadas, con instituciones de go-

bierno permanentes basadas en las desigualdades sociales, y b) por la existencia

de élites que detentan el poder y el monopolio sobre recursos estratégicos, que

utilizan la coacción física o ideológica para reforzar la autoridad, y que tienen, por

ende, la capacidad de apropiarse de excedentes.

Precisar el concepto de sociedad cacical implica un verdadero reto en la

medida en que su definición ha conducido a discusiones aún no acabadas entre los

especialistas. Los cacicazgos, denominados también jefaturas por los antropólo-

gos, son formas de organización sociopolítica, constituidas por un grupo de aldeas

dirigidas por individuos que, junto a sus grupos de parentesco, tienen acceso pre-

ferencial a los recursos. En otras palabras, se trata de sociedades con una jerarqui-

zación más o menos notable. A diferencia de los Estados, no existe en ellos un

aparato burocrático institucionalizado y sus líderes no ejercen un poder coercitivo.

Un elemento importante en la conservación de su prestigio social lo constituye su

desempeño en los enfrentamientos bélicos. En términos de territorio y demografía,

los cacicazgos son entidades de menor escala que los Estados. A pesar de las

diferencias señaladas, en la práctica es muy difícil establecer límites tajantes entre

una sociedad cacical y un Estado.

Si bien es cierto que las sociedades estatales, la mayoría de las veces son

precedidas por cacicazgos o jefaturas, no es correcto afirmar que toda sociedad

cacical sea sólo un escalón hacia el Estado.

INTRODUCCIÓN

ALa región panameña del istmo

centroamericano se

caracteriza por

la abundancia de objetos

de oro precolombino que

se han encontrado

en diversos sitios.

Page 104: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano104

os actuales territorios de

Honduras y El Salvador (a

excepción del área maya), el

flanco pacífico de Nicara-

gua, incluidos los dos grandes lagos, y

la sección noroccidental de Costa Rica,

constituyen la denominada zona cen-

tral de Centroamérica. Esta zona reve-

la una larga historia de interacción con la

Zona Norte y con el área mesoameri-

cana en general. Sin embargo, debe-

mos plantearnos la hipótesis de que la

influencia mesoamericana se sintió so-

bre poblados preexistentes. Éstos, como

resultado de procesos locales de adap-

tación sociocultural, fueron sometidos a

la influencia mesoamericana, a través de

mecanismos que aún queda por diluci-

dar apropiadamente, pero que debieron

transitar desde relaciones comerciales

hasta colonización y sojuzgamiento.

Los esfuerzos realizados por la ar-

queología en los últimos veinte años con

el objeto de interpretar la historia anti-

gua de esta zona muestran que, a pesar

de la evidente liga con Mesoamérica,

persistieron rasgos regionales propios.

Conocer a fondo la historia previa a la

mesoamericanización constituye uno de

los retos de la arqueología de la Zona

Central.

Como indicamos en el capítulo se-

gundo, es casi nulo el conocimiento que

tenemos de los habitantes de la Zona

Central más allá del primer milenio a.C.

Las evidencias más tempranas, de unos

7 000 años de antigüedad probable-

mente, aunque su cronología es contro-

versial, parecen ser improntas de pisa-

das en suelos volcánicos halladas en el

sitio Huellas de Acahualinca, Nicaragua,

y en Guaimaca, Honduras.

No debe confundirse la carencia de

información disponible, con la inexisten-

cia de población temprana. En la medi-

da en que continúen las investigaciones,

sin duda comenzarán a ser visibles las

primeras etapas de ocupación humana

en la Zona Central. De hecho, si el po-

blamiento inicial de América se llevó a

cabo desde Alaska hacia el sur, resulta

altamente probable, por no decir nece-

sario, que en el proceso de ocupación del

continente, algunos grupos se hayan es-

tablecido en estas tierras.

La lingüística, disciplina que hace

aportes significativos a la reconstrucción

del desarrollo de las sociedades, apoya

la visión de una ocupación temprana en la

Zona Central. En efecto, revela que exis-

LA ZONA CENTRAL

LLos desarrollos autóctonos

y el contacto mesoamericano

La región costarricense

también se caracteriza

por las figuras precolombinas

de oro.

Page 105: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Sociedades antiguas de las Zonas Central y Sur 105

ten lenguas con identidad propia desde

por lo menos 5 000 años atrás. Esto sig-

nifica que se habían diferenciado mucho

antes de la aparición de las influencias

mesoamericanas. La familia lingüística

lenca distribuida en el centro y suroeste

de Honduras y en la mayor parte de El

Salvador, y las lenguas macrochibchas,

tales como paya y sumu, del noreste de

Honduras, son ejemplo de ellas.

Por otro lado, una serie de lenguas

habladas en la época de la conquista es-

pañola, por ser más afines a algunas de

las habladas en Mesoamérica, nos indi-

can la existencia de desplazamientos de

población desde el norte, en épocas rela-

tivamente recientes, a partir de la segun-

da mitad del primer milenio de nuestra

era. Ejemplo de estas lenguas son la cho-

rotega, pipil y nahua.

La variedad de lenguas

en la Zona Central

refleja, en cierta medida,

su ubicación como punto

de contacto de influencias

lingüísticas de Sudamérica

y del norte mesoamericano.

Page 106: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano106

continuación se presenta una

reseña de los datos arqueoló-

gicos de la Zona Central. Esta

reseña es forzosamente esque-

mática dado que la información frag-

mentada y la ausencia hasta ahora de

una síntesis integradora hace difícil trans-

mitir una visión de conjunto. Para orde-

nar la exposición del tema utilizaremos

la siguiente subdivisión del territorio de la

zona central: el noroeste, la Gran Nico-

ya, el nordeste de Honduras y el noroes-

te de Nicaragua.

El noroeste

A partir del primer milenio a.C., se co-

mienza a detectar la influencia de las cul-

turas norteñas. Esta situación se vincula

al surgimiento en el área mesoamerica-

na, específicamente en las costas del

Golfo de México, de la primera sociedad

americana que alcanzó niveles elevados

de complejidad social, los olmecas. Se ha

dicho que Chalchuapa, en la República

de El Salvador, fue la más austral de las

bases de operación de la red de inter-

cambios comerciales olmecas.

Estas primeras manifestaciones de

influencia mesoamericana se hacen sen-

tir en el sector noroccidental de la Zona

Central, de donde la sociedad olmeca

obtenía probablemente elementos impor-

tantes para reforzar su prestigio social:

plumas empleadas en mantos, tocados

y adornos de los personajes de presti-

gio, cacao, obsidiana y piedra usada en

la elaboración de variados artefactos,

tanto utilitarios como suntuarios.

Algunos ejemplos de asentamien-

tos tempranos con características que los

vinculan a los desarrollos mesoamerica-

nos se hallan en la cuenca de El Paraíso

(El Salvador) y Los Naranjos y Yarume-

la, en las tierras altas centrales de Hon-

duras. En ellos se encuentran construc-

ciones sobre plataformas de más de veinte

metros de alto. El sitio Playa de los Muer-

tos, en la costa noroccidental atlántica

de Honduras, presenta rasgos afines a

esta influencia.

Alrededor del 300 a.C., comenzó

a manifestarse una clara relación con los

mayas. Los estudiosos de esta época to-

davía no están de acuerdo acerca del

carácter de esta relación. Algunos sos-

tienen que fue tanto de índole comercial

como político-ideológica. El sitio Quele-

pa en El Salvador fue en ese entonces

un centro regional importante.

En las fértiles tierras del valle del río

Sulaco en Honduras se encuentra el si-

tio Salitrón Viejo, cuyos inicios se remon-

LA EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA

ACerámica anaranjada

Page 107: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Sociedades antiguas de las Zonas Central y Sur 107

tan al 400 a.C. En los siglos subsiguien-

tes, este asentamiento creció conside-

rablemente. Entre el 500 y el 1000 pro-

liferaron numerosos asentamientos

adicionales, alrededor de cuarenta, en

los bolsones fértiles del mencionado río.

Un fenómeno similar tuvo lugar en

el río Ulúa, en cuyo curso medio se de-

sarrolló el sitio de Gualjoquito. Su loca-

lización geográfica y sus características

arquitectónicas hacen pensar en un fuerte

vínculo con la gente de Copán.

En el valle de Sula se perciben de-

sarrollos culturales similares. Allí surgieron

una serie de centros regionales, subdivi-

diendo las llanuras fértiles del valle en

numerosas unidades políticas en perma-

nente interacción entre ellas y con las tie-

rras mayas. Tanto Salitrón Viejo, como

Gualjoquito y otros sitios del valle de Sula

fueron prácticamente abandonados alre-

dedor del año 1000, coincidiendo con la

época de desestructuración de las tierras

bajas mayas del sur. Más tarde, después

del año 1100, surge en ese valle un sitio

dominante, El Palenque, que tendrá un

auge vinculado al Postclásico hacia el

1300.

A partir de estos acontecimientos,

y de la emergencia de Tula, un nuevo

foco de poder en el centro de México, se

detecta la presencia de inmigrantes pi-

piles, sobre todo en el flanco del Pacífico.

Los asentamientos de Chalchuapa y de

la cuenca de El Paraíso muestran seña-

les claras de la interacción con la mese-

ta mexicana, tanto en los estilos cons-

tructivos como en las representaciones

iconográficas. La arquitectura, la esta-

tuaria y la magnitud y complejidad de

los sitios, que incluyen residencias y otros

edificios dispuestos alrededor de un nú-

cleo de funciones públicas, se conside-

ran como indicadores de la existencia

de una organización de tipo estatal.

Alrededor del siglo XIII, Cihuatán

y Las Marías, los dos principales sitios

del valle de El Paraíso, fueron súbitamen-

te destruidos. Este fenómeno se adjudi-

ca a la existencia de conflictos con otro

grupo pipil, los llamados nonoalcas,

quienes al momento de la conquista con-

trolaban parte del territorio salvadoreño.

Aun cuando arqueológicamente no se ha

podido identificar con certeza a los no-

noalcas, el históricamente documentado

Estado de Cuscatlán probablemente co-

rresponda con esta sociedad.

Una reconstrucción del sitio

arqueológico de Quelepa,

en el oriente salvadoreño.

Quelepa corresponde

a la zona de influencia

de la cultura lenca, de origen

sudamericano.

Page 108: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano108

La Gran Nicoya

El área de los grandes lagos de Nicara-

gua —lago Xolotlán y lago Cocibolca— y

la península de Nicoya es considerada por

algunos arqueólogos como una entidad

geográfico-cultural, a la cual han deno-

minado Gran Nicoya. En los últimos años

se han hecho progresos importantes en el

estudio arqueológico de la Gran Nicoya.

Se dispone de colecciones de cerámica

cronológicamente ordenadas, que hacen

posible relatar la historia de las ocupacio-

nes humanas en asentamientos aldeanos

permanentes, a partir aproximadamente del

2000 a.C. A partir del 300, las sociedades

eran complejas y jerarquizadas. Además

de los tipos cerámicos que muestran conti-

nuidad con los de las épocas precedentes,

se encuentran algunos que revelan intercam-

bios con el sur de Honduras. Aparece, ade-

más, una gama variada de herramientas

de piedra pulida, fundamentalmente ha-

chas, indicadoras de un proceso de inten-

sificación de las actividades de limpieza de

Page 109: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Sociedades antiguas de las Zonas Central y Sur 109

la vegetación para el cultivo. Esta intensi-

ficación se asocia con un proceso de des-

pegue demográfico. Las conocidas esta-

tuas de las islas Ometepe y Zapatera, en

la región lacustre nicaragüense, si bien aún

no han sido ubicadas cronológicamente

de manera fehaciente, podrían represen-

tar este proceso, en la medida en que su

erección requirió una inversión conside-

rable de energía, más allá del mero nivel

de subsistencia.

Tanto la arqueología como la lin-

güística, proponen que, alrededor del

800, grupos nahuas, originarios del cen-

tro de México, penetraron en la Gran

Nicoya. Se trata de los chorotega-man-

gue. En el registro arqueológico, la lle-

gada de estos nuevos pobladores se aso-

cia con un tipo de cerámica policromada

denominada “papagayo policromo”.

En vísperas de la conquista, los ni-

caraos, escindidos de los pipiles de El

Salvador, parecen haber desplazado a

algunos de los chorotega más hacia el

sur y hacia el interior de la península de

Nicoya.

El nordeste de Honduras

Si bien los más antiguos vestigios ar-

queológicos del nordeste de Honduras

hallados hasta el momento se remontan

tan sólo hasta el 600, los datos de la

lingüística proponen la existencia de po-

blamiento con anterioridad a tal fecha.

La evidencia parece indicar que dichos

vestigios arqueológicos, consistentes en

asentamientos con plataformas y pla-

zas, datan del momento en que grupos

de migrantes de lengua nahua se insta-

laron en la región a manera de enclaves

comerciales, ejerciendo el control de la

población preexistente de lengua

misumalpa.

Estos enclaves nahuas tenían como

fin explotar los recursos regionales y ar-

ticularse con la amplia red de comercio

mesoamericano. Muy probablemente

son estos migrantes nahuas quienes in-

trodujeron el cultivo comercial del cacao

en esta región. Un caso particular, do-

cumentado en las crónicas, es el asenta-

miento de Popayeca, en la denominada

por los españoles “provincia de Taguz-

galpa”. Los arqueólogos consideran que

el sitio Río Claro, situado en un afluente

del río Aguán, es, en efecto, el Popaye-

ca de los documentos escritos.

El noroeste de Nicaragua

Esta región ha comenzado a ser estudia-

da arqueológicamente hace muy poco

tiempo. Por ejemplo, en los departamen-

tos de Estelí y Madriz han sido localiza-

dos alrededor de noventa sitios de ocu-

pación humana.

Estos sitios han sido clasificados te-

niendo en consideración su tamaño y la

densidad de artefactos encontrados:

a) aldeas y caseríos de menos de una

hectárea, con pocos o ningún montículo

y bajas densidades de artefactos; b) pue-

blos de más de una hectárea, con o sin

En vísperas de la Conquista,

los nicaraos, divididos de los

pipiles, desplazaron a algunos

chorotegas de la región.

Page 110: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano110

montículos y una mediana densidad de

artefactos; c) centros locales o pueblos

nucleados de más de una hectárea y con

montículos de diferentes tamaños, en tor-

no a plazas, y alta densidad de artefac-

tos, y d) centros regionales, con más de

una plaza, de más de una hectárea y

con montículos de dimensiones variadas.

Tales centros regionales hacen pensar en

la existencia de cacicazgos.

En general, la cultura material, fun-

damentalmente la cerámica, muestra

mayores semejanzas con la de las áreas

adyacentes hacia el norte que con la del

sur (Gran Nicoya).

No se ha establecido aún una cro-

nología precisa para estos sitios, pero

la información es bastante ilustrativa

acerca de los modos de vida de la gente

que ocupó esta región en épocas preco-

lombinas. Los sitios, a excepción de tres

localizados sobre sendos cerros, se ubi-

can en tierras planas, próximos a que-

bradas o ríos, en ambientes propicios

para la agricultura. Se perciben seme-

janzas con el patrón de asentamiento

del río Sulaco al que ya hemos hecho

referencia.

La historia antigua de la Zona Norte

se tejió a partir de la interacción de dos

grandes tendencias socioculturales:

a) Los desarrollos autóctonos, re-

sultado de la evolución de los primeros

inmigrantes paleoindios, que, si bien no

han sido documentados apropiadamen-

te en términos arqueológicos, revelan su

presencia temprana y su diferenciación,

a partir de los estudios lingüísticos.

Como ya hemos dicho, las lenguas ma-

crochibchas tienen una larga historia en

la zona, la cual se inicia mucho antes

de la incursión de los grupos mesoame-

ricanos.

b) La expansión de grupos meso-

americanos, orientada a la integración

de las poblaciones de la Zona Central

a una amplia red de comercio. El inter-

cambio de cacao, plumas, algodón, oro,

y manufacturas líticas y alfareras, y qui-

zá esclavos, fueron probablemente la

base de este sistema. La naturaleza de

las relaciones entre los migrantes

mesoamericanos y los grupos aboríge-

nes parecieran variar según los casos

específicos, e irían desde el sojuzga-

miento militar hasta las alianzas con los

grupos dirigentes locales.

El algodón silvestre se utilizó

en toda la región

mesoamericana para elaborar

telas y adornos.

Tal fue su importancia,

que los tributos que pagaban

los pueblos incluían con

frecuencia telas

de algodón.

Page 111: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Sociedades antiguas de las Zonas Central y Sur 111

omprende la porción sureste de

Nicaragua, Costa Rica y Pana-

má. No perdamos de vista, sin

embargo, que la frontera en-

tre Panamá y Colombia es, en términos

de la historia antigua, totalmente artifi-

cial. El noroeste colombiano forma par-

te de la dinámica que expondremos en

esta sección. Muy claramente lo demues-

tra el hecho actual de que los cunas y

los waunan habitan ambos lados de la

frontera.

En el tratamiento de la información

se percibirá, sin duda, un énfasis consi-

derable en ciertas áreas geográficas. Esta

situación responde a que las investiga-

ciones arqueológicas no han tenido la

misma intensidad en todo el territorio de

la Zona Sur. Existen áreas prácticamente

desconocidas tales como las costas cari-

beñas de Nicaragua, Costa Rica y Pana-

má, el Pacífico central de Costa Rica, y el

oriente de Panamá.

Las investigaciones realizadas has-

ta la fecha demuestran que las sociedades

nativas de la Zona Sur fueron el resultado

de procesos autóctonos que se remontan

a las más antiguas adaptaciones huma-

nas de fines del Pleistoceno. A diferencia

de la Zona Central, no se verifican aquí

LA ZONA SUR

C

Los petrograbados son

de las expresiones artísticas

más tempranas que se conocen

en Centroamérica. Con el paso

del tiempo, el relieve se ha ido

perdiendo, por lo que sólo

delineándolo con tiza se

puede apreciar el diseño,

como en el caso de estos

petrograbados encontrados

en Costa Rica.

Page 112: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano112

migraciones o invasiones masivas. Su lo-

calización geográfica contribuyó a que

siguiera caminos evolutivos originales.

Sus pueblos se desarrollaron con inde-

pendencia de influencias mesoamerica-

nas, las cuales sólo se han detectado en

momentos muy tardíos de su historia an-

tigua.

Ya nos hemos referido, en el ca-

pítulo segundo, a los datos más anti-

guos disponibles, y retomamos aquí el

hilo de la historia a partir del primer

milenio a.C., cuando la zona que nos

ocupa ya estaba habitada por grupos cul-

tivadores de maíz. Desde ese momento y

a grandes rasgos, incursionaremos en la

evolución de estas sociedades.

Las primeras aldeas

igualitarias

En este tipo de organización social no se

manifiestan diferencias de rango o jerar-

quía entre sus habitantes, y el control so-

cial se ejerce a través de mecanismos vin-

culados a las relaciones de parentesco y a

ritos comunitarios, tales como el chama-

nismo. Los asentamientos son pequeños

y no presentan áreas funcionales espe-

cíficas. Las viviendas presentan homo-

geneidad, aun cuando es difícil reconocer

estos rasgos en una excavación arqueo-

lógica, sobre todo cuando ésta se limita

a unos cuantos pozos de prueba y no

cubre la totalidad del sitio. Mucho más

sencillo es reconocer el igualitarismo en

los entierros: los muertos son acompaña-

dos de utensilios de uso común, herramien-

tas y vasijas utilitarias.

Sitios representativos de esta mo-

dalidad social, de reducida complejidad

en la medida en que no hay estratos so-

ciales diferenciados, se han identificado

en varios puntos de la geografía de la

Zona Sur, como La Montaña, La Pochota

y Curré en Costa Rica, y La Mula-Sarigua,

Sitio Sierra, Volcán y la península de Azue-

ro, en Panamá. La importancia de la agri-

cultura se manifiesta en el conjunto de

utensilios de piedra, tales como hachue-

las, morteros y manos de moler, utilizados

en la producción y el procesamiento de

plantas y semillas.

Como consecuencia de la eficien-

cia lograda en el sistema productivo, los

arqueólogos han detectado que en este

momento se produjo un incremento del

tamaño de las aldeas. Por ejemplo, La

Mula-Sarigua, Panamá, alcanzó en los

últimos años a.C. una extensión de apro-

ximadamente 58 hectáreas.

Los metates y las manos son

de los objetos más frecuentes

en los sitios arqueológicos

donde el maíz era el principal

cultivo.

Page 113: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Sociedades antiguas de las Zonas Central y Sur 113

Una imagen bastante completa de la vida

de un grupo aldeano surge de la investi-

gación arqueológica de Sitio Sierra, en

la cuenca baja del río Santa María, que

desemboca en la Bahía de Parita, Pana-

má. Alrededor del año 200 a.C., la gente

vivía en casas de planta oval de 8 m de

diámetro mayor por 4 de diámetro me-

nor, con techos de penca y paredes de

caña. Una gama amplia de restos ar-

queológicos revela la importancia eco-

nómica de la agricultura: metates y ma-

nos de moler, cuchillos y hachas pulidas,

junto a cantidades elevadas de semi-

llas de maíz preservadas por haberse

carbonizado en los fogones de las vi-

viendas.

Los restos de animales terrestres

que se consumían, entre los cuales ocu-

pa un papel significativo el venado de

cola blanca (Odocoileus virginianus),

indican que los ambientes aledaños a

la aldea presentaban alteraciones de-

bidas al cultivo: había pastizales, pan-

tanos y bosques en diferentes etapas

de regeneración. Se hacía uso, ade-

más, de aves y de especies marinas

adaptadas a esteros y estuarios. La exis-

tencia de agujas fabricadas con hue-

sos de venado probablemente esté aso-

ciada a la manufactura de redes.

Los muertos se enterraban con

ofrendas consistentes en utensilios de

uso cotidiano. Se encontró una asocia-

ción entre enterramientos de individuos

de sexo masculino con ofrendas de

hachas y otras herramientas para tra-

bajar la madera, y enterramientos de

individuos de sexo femenino con

ofrendas de vasijas y cuchillos. Las di-

ferencias en los ajuares obedecen sólo

a una división sexual del trabajo sin

observarse distinciones en función de

la posición del individuo dentro de una

escala jerárquica de poder, prestigio

o riqueza.

LA VIDA Y LA MUERTE EN UNA ALDEA:

SITIO SIERRA, PANAMÁ

Una de las viviendas

encontradas en Sitio Sierra

es de forma ovalada. Cuando

las viviendas son construidas

con materiales no perdurables,

los arqueólogos tienen que

determinar la forma

y el tamaño de las estructuras

fijándose en otros detalles,

como el lugar del fogón

y la ubicación de los horcones

que sostenían el techo.

Page 114: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano114

La cerámica precolombina

de Panamá es muy vistosa.

Sus diseños abstractos y sus

colores vivos no dejan

nada que desear para

los gustos contemporáneos.

aralelamente al mencionado

aumento en el tamaño de los si-

tios, se verifica una reducción

de su número: todo parece in-

dicar un proceso de concentración de la

población en áreas cuyas características

ambientales eran propicias para el culti-

vo, tales como las llanuras aluviales y los

valles fértiles de las tierras altas. Paulati-

namente, los sitios comienzan a definir

características distintivas, las cuales se

manifiestan, por ejemplo, en los estilos de-

corativos de las cerámicas. Algunas al-

deas, aquellas que por su ubicación geo-

gráfica y por su acceso a los recursos se

hallaban en condiciones privilegiadas,

fueron convirtiéndose en incipientes cen-

tros de control de aldeas periféricas y

adquirieron los rasgos de complejas so-

ciedades cacicales. Este fenómeno se ma-

nifestará claramente a partir de los ini-

cios de la era cristiana. La arqueología

de la zona sur nos brinda informaciones

concretas acerca del proceso de surgimien-

to y posterior consolidación de cacicaz-

gos hasta el siglo XVI.

Estas sociedades tenían un grado

considerable de especialización económi-

ca. La ocupación de variados ambientes

aledaños, costas, valles y piedemonte, con

recursos particulares, dio cuenta de di-

cha especialización. Las aldeas centrales

actuaban como agentes de concentración

y de redistribución de la producción es-

pecífica de las aldeas periféricas: agri-

cultura, actividades extractivas, cacería,

pesca y recolección de moluscos, entre

otros. Además de la confección de ins-

trumentos necesarios para la subsisten-

cia y las actividades productivas, se co-

mienza a producir de manera notable una

serie de objetos suntuarios de gran cali-

dad y belleza que de alguna manera se

transforman en símbolos de prestigio so-

cial: cerámica policromada con excelen-

tes diseños, orfebrería y trabajos en pie-

dras semipreciosas. Es en las tumbas de

personajes de mayor prestigio donde se

van a encontrar los ajuares funerarios más

lujosos.

Símbolos de poder

La orfebrería

Algunos autores consideran que las téc-

nicas de fabricación de objetos de alea-

ciones de cobre y oro, incluidos los de

cera perdida, son de origen sudamerica-

no. Aun cuando esto fuera realmente así,

una vez introducida la metalurgia en la

Zona Sur de Centroamérica, adquirió es-

tilos propios y distintivos. El uso de ador-

SURGIMIENTO DE SOCIEDADES COMPLEJAS

P

Page 115: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Sociedades antiguas de las Zonas Central y Sur 115

nos (brazaletes, pectorales, narigueras,

pendientes, ajorcas) se convirtió, en el

contexto de las sociedades jerarquizadas,

en atributo de poder y como tal, acom-

pañaba a los individuos prestigiosos a su

tumba, allí donde los arqueólogos los han

encontrado.

Las piezas más antiguas provienen

de las provincias centrales de Panamá, y

se ubican cronológicamente en los pri-

meros quinientos años de nuestra era. Se

trata de pendientes en doble espiral, ani-

males de todo tipo y aves de dos cabezas

de cierto sabor sureño, específicamente de

la zona de Sinú y Quimbaya. A medida

que transcurrió el tiempo, la técnica sir-

vió de expresión para los principios esté-

ticos y la simbología local. En algunos

casos, se encuentra interpretada en me-

tal la misma iconografía de la cerámica

pintada, rasgo que siguió en vigencia

hasta la época de la conquista. En Cos-

ta Rica, el jade fue reemplazado por el

oro como símbolo de prestigio social.

La cerámica policromada

La producción cerámica alcanza un ele-

vado grado de maestría, fundamental-

mente aquella corrientemente denomina-

da “funeraria” por encontrarse asociada

a los enterramientos, a modo de ofren-

da. El estudio de la cerámica es una de

las tareas principales de los arqueólogos

porque la identificación de diferentes es-

tilos y su distribución geográfica contri-

buye a reconocer los territorios ocupados

por grupos culturalmente afines, y a esta-

blecer patrones de intercambio. La cerá-

mica producida en las sociedades caci-

cales de la región sur sobresale por su

elaborada iconografía, plasmada a tra-

vés de la policromía o de la decoración

plástica (grabado, inciso, aplicado).

Comprender el significado de las

representaciones es una tarea ardua: no

se tiene información directa acerca de

su simbología. En el caso de los motivos

zoomorfos, y específicamente en la ico-

nografía de la cerámica de Sitio Conte

(Panamá), se dice por ejemplo, que la

fuerza, agresividad o belleza de algunos

animales se asocia a los valores consi-

derados importantes por los grupos que

los adoptaron como sus referentes, como

sus ancestros mitológicos.

Las sociedades cacicales

En un principio, los cacicazgos consistie-

ron en grupos pequeños de varias aldeas

vecinas que respondían a un liderazgo co-

mún. Con el paso del tiempo, se fueron

dando alianzas de donde surgieron de

confederaciones que controlaban extensos

territorios. Los diferentes cacicazgos riva-

lizaban entre sí, principalmente por el ac-

ceso a las tierras de cultivo y al agua,

ambos recursos fundamentales. La beli-

gerancia entre territorios era una carac-

terística esencial de este tipo de sociedad.

Numerosos sitios correspondientes

a aldeas cacicales se han identificado

en la zona que nos ocupa. La población

Objetos suntuarios, símbolo

de prestigio social.

Page 116: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano116

vivía en casas de materiales perecederos,

de los que pueden reconocerse sólo sus

huellas en excavaciones extensas cuida-

dosamente realizadas. En otros casos, el

uso de la piedra ha dado como resultado

la preservación de estructuras visualmente

llamativas. En efecto, en algunas aldeas

se encuentran basamentos de piedra, cal-

zadas y líneas de columnas de piedra ta-

llada, indicando que, además de vivien-

das comunes, se levantaban estructuras

con otra finalidad. Si bien es arriesgado

afirmar qué tipo de actividad se desarro-

llaba en tales estructuras especializadas

(reuniones, fiestas, ritos, celebraciones, in-

tercambios de productos, entre otras), sin

duda reflejan la complejidad de las rela-

ciones sociales.

En Costa Rica, los sitios correlacio-

nados con la sociedad cacical presentan

esculturas y construcciones de piedra de

diferentes tipos: montículos circulares, rec-

tangulares, muros de contención, calza-

das, plazas, basamentos, puentes e in-

cluso obras de canalización y drenaje de

agua. Bolas y Rivas, en el sur de Costa

Rica, son conocidos por sus singulares

esferas de piedra de gran tamaño. El más

estudiado, aunque no del todo explora-

do arqueológicamente, es Guayabo de

Turrialba, en la provincia de Cartago. Es

un complejo arquitectónico en el que se

encuentran alrededor de cuarenta mon-

tículos, tres acueductos, dos plazas y una

calzada. Dichos elementos se encuentran

intercomunicados por calzadas menores,

gradas y puentes.

En el oeste de Panamá sobresale

el sitio Barriles por la elaboración de sus

esculturas en piedra. Se encuentran las

grandes figuras antropomorfas y los me-

tates gigantescos labrados con suma ha-

bilidad. El sitio panameño con estructu-

ras arquitectónicas más complejas es El

Caño en la región central del país. Allí

se encuentran los restos, notablemente

alterados, de una estructura compuesta

por cientos de columnas de piedra, en

su mayoría esculpidas, y una calzada.

Numerosos montículos distribuidos en

una extensa zona son testigos de la exis-

tencia de construcciones de materiales

perecederos. El Caño ha sido hasta el

presente, pese a su importancia, míni-

mamente investigado.

Los intercambios económicos

Además de los patrones de rivalidad que

hemos mencionado, la arqueología de-

muestra la existencia de intercambios de

productos propios de diferentes regiones:

oro, cobre, sal, algodón, pigmentos na-

turales, perlas y conchas, con lo cual que-

da claro que en nuestra América antigua,

Esta pieza de cerámica

panameña representa a

un animal compuesto: tiene

cuernos de venado, patas

de pájaro y una boca que bien

podría ser de caimán.

Esta choza de techo de palma

en Costa Rica puede ser muy

parecida en sus generalidades

a las que construían

los antepasados indígenas

hace centenares de años.

Page 117: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Sociedades antiguas de las Zonas Central y Sur 117

al igual que en el mundo moderno, co-

mercio y guerra no eran excluyentes.

Este doble juego de alianzas y hostili-

dades, permite postular la existencia de

territorios cuyas fronteras fluctuaban a

través del tiempo.

Los productos de las diferentes al-

deas especializadas circularon dentro de

la entidad cacical, a través de mecanis-

mos redistributivos. Esto significa que el

cacique y su grupo de parientes tenían

la capacidad de concentrar la produc-

ción y reasignarla a la gente que estaba

bajo su liderazgo. Entre las diferentes

unidades cacicales, aun cuando existió

rivalidad y un acentuado patrón de beli-

gerancia, se verificó un activo intercam-

bio comercial. Algunos autores visuali-

zan el intercambio entre las sociedades

antiguas de Costa Rica, Panamá y de

Colombia noroccidental, como eslabo-

nes de una cadena, es decir, que los in-

tercambios entre sociedades vecinas,

permitirieron, además, la circulación

amplia de los bienes.

Como ejemplo, podemos mencio-

nar la cerámica producida en Guayabo

de Turrialba, en la zona caribeña cen-

tral de Costa Rica, la cual aparece en

otros sitios de la región; la materia pri-

ma empleada en las esculturas del sitio

La Pitahaya en Chiriquí, procedente de

áreas aledañas; y el uso de ciertas con-

chas para la fabricación de adornos per-

sonales, en localidades alejadas de las

costas. Si bien los intercambios de ca-

dena seguramente fueron los más impor-

tantes, falta estudiar el carácter del in-

tercambio a larga distancia que vinculó

áreas más alejadas. El hallazgo de una

pieza de oro panameña en Chichén Itzá,

es elocuente al respecto.

Page 118: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano118

L

CONCLUSIÓN

as sociedades indígenas del Centro y Sur de Centroamérica desarrollaron

diversas formas de organización social, desde las más sencillas de las tri-

bus hasta las más complejas de los cacicazgos. Algunas de estas socieda-

des vivieron más integradas a otras mediante el comercio de sus artesanías

y materias primas que intercambiaron con otros grupos. Otras no generaron mayor

cantidad de excedente y vivieron relativamente aisladas. En algunos casos, las diferen-

cias y la competencia llevaron a la guerra, para la cual estaban bien preparadas

muchas de estas sociedades. Al salir victoriosos en la guerra, los grupos rectores

extendieron su control y dominio sobre grandes extensiones de tierra.

En todo caso, la situación en las regiones Central y Sur de Centroamérica

resultó ser muy dinámica, en virtud de los altos niveles de intercambio comercial y

de migraciones, y de conflictos bélicos continuados. Si bien se hablaba diversas

lenguas, la región fue adquiriendo una unidad básica en torno a los contactos y los

intercambios.

En este capítulo, se presentó una síntesis de los procesos que, con peculiarida-

des locales, condujeron al desarrollo de las sociedades complejas de la época de la

Conquista, en las zonas Central y Sur de Centroamérica.

El intercambio comercial en

las regiones Central y Sur de

Centroamérica fue muy

dinámico.

Page 119: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 120: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 121: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 122: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Sila Chanto

El silencio de Hugo

Monocopia xilografía

1998

Costa Rica

Page 123: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Las poblaciones nativas en el momento de la Conquista hispánica 123

ara comprender cabalmente el significado de la Conquista, será nece-

sario caracterizar a los pueblos indígenas que se encontraban en el

territorio centroamericano durante el período histórico conocido como

de contacto, cuando los europeos se dedicaron a explorar estas tierras.

Se trata de ver a las sociedades indígenas en la etapa inmediatamente anterior a

la Conquista, como en una fotografía, aunque muchos de los datos que se presen-

tan dependen necesariamente de lo que registraron los españoles después de

someter a los indígenas.

Las tres regiones centroamericanas, tal como se describieron en los capítulos

anteriores, tenían, al momento del contacto, sociedades con diversos grados de

complejidad en sus respectivas organizaciones sociales, desde el nivel de tribus

hasta el de Estados, pasando por el de cacicazgos. En este sentido, la región Norte

se caracterizaba por una presencia importante de sociedades estatales, mientras

que el Centro y el Sur se mantenían, por lo general, al nivel de cacicazgos y de

tribus. Los datos históricos y arqueológicos permiten sólo cierto grado de inferen-

cias en su interpretación.

P

INTRODUCCIÓN

Existen algunas

representaciones gráficas

de los mismos indígenas, como

este fresco del Templo

de los Guerreros de Chichén

Itzá, Yucatán, que representa

un pueblo de pescadores.

Es posible saber cómo fue

la vida cotidiana de los pueblos

indígenas mediante el estudio

de sus restos materiales.

Page 124: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano124

a historia del período prehispá-

nico en Centroamérica identifi-

ca tres eventos que repercutie-

ron en toda la región, pero que

ocurrieron fuera del área centroamerica-

na: la decadencia de Teotihuacan (año

600), el colapso de Tula (año 1200) y

la emergencia de Tenochtitlan (año

1300). Al menos dos grandes migra-

ciones ocurrieron entre la primera y la

última fecha, ambas escenificadas por

pueblos de lengua nahua y náhuatl, que

a su vez presionaron a otros pueblos y

los desplazaron fuera de sus territorios.

Hacia 1500, predominaban al menos

tres grandes familias lingüísticas, pro-

ducto de esos procesos: la macro-maya,

la uto-azteca y la chibcha. Los grupos

pertenecientes al phillum oto-mangue y

hokan tenían menos representación,

aparentemente, en el área.

Los últimos quinientos años antes de

la Conquista fueron testigos de la emer-

gencia de los aztecas en el valle central de

México, y el desarrollo de las culturas

de la región Sur de Centroamérica hacia

formas de organización como los caci-

cazgos y jefaturas, y también unidades

menos complejas, al nivel de tribus. A

pesar de la crisis de los estados mayas

de las tierras bajas del sur, las redes de

intercambio entre regiones distantes se

habían desarrollado y fortalecido; en ellas

participaban pueblos tanto mayas como

náhuatls, vinculándose a los pueblos de

las regiones del Centro y del Sur. Debe

destacarse el papel que ejercían los pochte-

cas y los putún, comerciantes mexicas, o

aztecas, y mayas, respectivamente, que

practicaban el comercio a larga distan-

cia entre los principales centros políticos

y el exterior. Los comerciantes aztecas

MIGRACIONES Y COMERCIO

LLas migraciones desde el norte

hacia la región central

del istmo centroamericano se

dieron hasta unos dos siglos

antes de la llegada

de los conquistadores

españoles.

Page 125: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Las poblaciones nativas en el momento de la Conquista hispánica 125

también recababan información política

y militar que resultaba útil a los gober-

nantes de Tenochtitlan para sus empresas

de conquista. Los comerciantes, al pare-

cer, avanzaron hasta el noreste de Costa

Rica y el noroeste de Panamá, aunque

está por verificarse la magnitud e impor-

tancia de su presencia. Muchos de estos

movimientos de población deben enten-

derse también como involuntarios, es de-

cir, producto de presiones de unos pueblos

sobre otros o por crisis agroecológicas.

Mientras, pueblos de lengua nahua

y náhuatl se desplazaron en diferentes

olas migratorias entre 800 y 1300 desde

la meseta central de México hasta muy

cerca de la región sur de Centroamérica,

en Panamá, siguiendo una ruta asociada

principalmente a la vertiente del Pacífico,

aunque también hubo rutas de desplaza-

miento comercial terrestre y marítimo que

rodeaban la costa de Yucatán hasta el

golfo de Honduras y más al este. Entre

estos pueblos nahuas se menciona a los

pipiles en El Salvador y sur de Guatema-

la, los nonoalcos, nombre que designa

una pluralidad de grupos étnicos, y los

nicaraos, en el istmo de Rivas, al sur de

Nicaragua. Los españoles detectaron la

presencia de grupos de lengua náhuatl

como los sigwas en la frontera entre Cos-

ta Rica y Panamá.

En toda la región, el cultivo del

maíz, los frijoles y las calabazas, com-

binado con la caza y la pesca, constitu-

yó la base de la subsistencia.

En la región Norte, el cacao fue,

tanto un producto cultivado de gran va-

lor ritual como una moneda de intercam-

bio que circuló hasta en las tierras altas

de la meseta mexicana. El comercio, o

un sistema de intercambios parecido al

comercio, se abrió paso a lo largo de

toda la región, con grupos de viajeros

especializados dedicados a esta función,

por mar y tierra. También se desarrolló

una extensa red en torno a los denomi-

nados “puertos de intercambio” o cen-

tros donde los productos de origen

distante eran comercializa-

dos. Una extensa lista de

productos eran objeto

de este sistema, entre los

cuales se menciona la

cerámica, orfebrería,

pepitas de oro, man-

tas, telas e hilos de al-

godón, ágatas y otras

piedras semipreciosas,

pedernal y cuchillos de

obsidiana, plumas de que-

tzal, guacamaya y otras

aves, miel y cacao.

Las telas de algodón eran

importantes artículos

de intercambio comercial

en Centroamérica. Su

elaboración en telares

artesanales no se diferencia

mucho de la que todavía se

realiza en diversas

comunidades del istmo.

Esta figura de pedernal de

aproximadamente 43 cm

de altura, fue encontrada

en el sitio de San Andrés en

El Salvador. Representa a un

personaje de alto rango.

Su procedencia es de Belice

o Petén, lo que comprueba

la existencia de extensas

redes comerciales en toda

la región centroamericana.

Page 126: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano126

La región Norte

n conjunto de ciudades-Estado

y Estados territorialmente más

amplios, la mayor parte de ellos

de lengua maya, caracterizan la

región Norte de Centroamérica en la eta-

pa de precontacto. Xicalanco al norte, el

Soconusco al suroeste, y Naco al nordes-

te, en el Caribe, representan importantes

enclaves y centros de intercambio aztecas.

Al norte de Yucatán se localiza-

ban 13 ciudades, como Mayapán y Chi-

chén Itzá, dos reinos venidos a menos

para la época de la Conquista, aunque

el último presidía un precario sistema

de Estados confederados, es decir, uni-

dos pero manteniendo sus autonomías

políticas. Al este, en la región costera,

Tulum y Cozumel fueron importantes

centros económicos y ceremoniales. Co-

zumel, una isla hoy famosa por el turis-

mo, era un importante centro religioso

y de peregrinaje. También funcionaba

como un centro de intercambio en la ex-

tensa red de comercio terrestre y marí-

timo que comunicaba el este de Centro-

américa con el oeste, hasta Xicalanco

en el extremo suroccidental de la pe-

nínsula de Yucatán. Esta red comunica-

ba también con Acalan y su capital It-

zamcanac, otro reino en el interior que

mantenía relaciones tanto con el norte

de Yucatán como con el este, hacia

Naco, en la zona del golfo de Hondu-

ras. Mercaderes de Xicalanco pudieron

dibujarle estas rutas al conquistador

Hernán Cortés durante su recorrido

hacia Guatemala y Honduras, las cua-

les aparentemente llegaban hasta el sur

de Nicaragua.

Hacia el sur de la península de Yu-

catán, un número menor de ciudades, to-

davía en tierras bajas, competía con las

de tierras altas. Pocas se encontraban a lo

largo del río Usumacinta, como ocurría en

el período Clásico. De hecho, el número

de ciudades y unidades políticas se ha-

bía reducido sustancialmente. En las tie-

rras altas, ciudades como Gumarcaah e

Iximché, mantenían su estatus político como

capitales de los reinos quiché y cackchi-

quel. El primero se extendió hasta Zacu-

leu, otra ciudad del grupo lingüístico mam.

Todavía más al oeste, en territorio tzeltal y

tzotzil, se desarrollaron “Estados regiona-

les independientes”, como Zinacantán.

Desde un punto de vista cultural, la

arqueología revela un proceso de reduc-

ción general de la monumentalidad arqui-

tectónica propia del período Clásico maya,

lo que reflejaba a su vez una mayor flexi-

bilización de las formas de organización

LAS ZONAS DE POBLAMIENTO

U

El cacao fue un producto

altamente cotizado antes

y después de la Conquista.

Page 127: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Las poblaciones nativas en el momento de la Conquista hispánica 127

social, en las que los reyes perdieron mu-

cho de su poder, al igual que las clases

altas. La reducción del poder real contras-

tó con la posibilidad de ascensos sociales

de los sectores menos ricos.

Al otro lado del altiplano, grupos

de lengua nahua y náhuatl dominaban

en el Soconusco, enclave azteca en la

vertiente del Pacífico, e importante zona

productora de cacao, moneda y produc-

to de valor ritual para los aztecas y mu-

chos otros pueblos mesoamericanos. Junto

con Xicalanco, constituyó un centro de

intercambio en territorio maya, con pro-

yecciones hacia los territorios de Cen-

troamérica. El Soconusco se comunicaba

con la región noroccidental de El Salva-

dor, en territorio de los nahuas pipiles,

así como Xicalanco lo hacía con las tie-

rras mayas de Yucatán a través de los pro-

pios comerciantes mayas. La dependencia

de estas redes con el principal centro he-

gemónico, Tenochtitlan, se comprobó

cuando, al desaparecer el imperio azte-

ca, desaparecieron igualmente tales in-

tercambios y las redes.

La región Central

La Zona Central está comprendida entre

los actuales territorios de Honduras y El

Salvador, excluyendo la zona maya, el

flanco del Pacífico de Nicaragua y las es-

tribaciones al norte y noroeste de los gran-

des lagos, y se extendieron en dirección

al golfo de Nicoya, en la región norocci-

dental de Costa Rica.

Se decía que la civilización

maya había desaparecido

hacia los años 800-900.

En realidad, siguió existiendo

en torno a centros políticos

distintos a los del período

Clásico.

Es lógico suponer que en la región

Central se hayan dado intensos intercam-

bios culturales entre Mesoamérica y la

región intermedia o sur. De hecho, las

áreas de mayor concentración de pobla-

ción fueron principalmente aquellas que,

en la vertiente del Pacífico y al norocci-

dente de Honduras, sirvieron de asiento

a pueblos mesoamericanos. Por otra par-

te, grupos de lenguas chibchas ocupa-

ron los territorios de tierras bajas de la

Page 128: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano128

vertiente del Caribe, al norte de Hondu-

ras y noreste de Nicaragua. Entre éstos

estaban los grupos de lengua sumo-mata-

galpa-miskito, así como grupos ulva y

matagalpas, en las llanuras costeras del

Caribe nicaragüense.

La etnohistoria ha identificado unas

21 provincias o unidades sociopolíticas

independientes. Para los españoles, una

provincia indicaba el territorio bajo con-

trol de un señor, rey o cacique, o también

una región con cierta unidad lingüística

y cultural. En el siguiente mapa se pre-

sentan las 21 provincias de acuerdo con

su posición de oeste a este y de norte a

sur, con costas en el Caribe y costas en el

Pacífico.

No siempre hay consenso entre

los investigadores respecto a la filiación

lingüística de los grupos. El problema

reside en las mutuas influencias deriva-

das de los contactos entre pueblos de

cultura y lenguas distintas. Estas rela-

ciones condujeron a adopciones de

modelos culturales y lingüísticos por se-

parado, especialmente en las zonas

fronterizas, condicionando manifesta-

ciones que ocultan sus orígenes.

En la zona central de Honduras, y

todo el este de El Salvador, dominaron

los lencas, que hablaban una lengua de

origen chibcha, pero que habían asimi-

lado mucho de la cultura mesoamerica-

na circundante. Los lencas constituyeron,

al parecer, cacicazgos muy desarrollados

que llegaban hasta el golfo de Fonseca,

dominando toda la zona entre el río Lem-

pa y el golfo.

La región presentó una notable di-

versidad cultural y sociopolítica en el

momento de la Conquista. En su extremo

occidental encontramos los límites de la

cultura maya, así como colonias muy de-

sarrolladas de pueblos de habla nahua y

náhuatl. Se discute todavía si estas uni-

dades eran Estados o cacicazgos. Para

algunos especialistas, los territorios do-

minados por nahuas pipiles, al noroeste

de El Salvador, eran Estados, en tanto que

la mayor parte de las unidades políticas

del este, también de habla nahua como

Page 129: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Las poblaciones nativas en el momento de la Conquista hispánica 129

los nicaraos y los chorotegas, tenían es-

tructuras cacicales. Los pipiles mantenían

también una relación de intercambio con

el valle del río Motagua, en la provincia

de Naco, al norte de Honduras, donde,

al parecer, su presencia era la de una co-

lonia dominante en medio de grupos de

lengua maya.

Tanto los pipiles como los nicaraos,

sobre los cuales se posee más informa-

ción que sobre los chorotega y lenca, re-

flejan muchos rasgos considerados pro-

pios de los Estados aunque, al mismo

tiempo, mantienen otros que son típicos

de los cacicazgos. En general, los arqueó-

logos afirman que en la región se dieron

interacciones de tipo variado entre socie-

dades étnicamente diferenciadas. En ellas

predominó una estricta estratificación so-

cial con poca movilidad vertical, consti-

tuida con una jerarquía de poder en tres

niveles (nobles, comunes y esclavos). Exis-

tieron, además, sistemas de tributo y ejér-

citos de guerreros, quienes se mantenían

alerta ante cualquier ataque de poblacio-

nes vecinas. Por lo demás, entre todas

ellas se efectuaron intercambios que abar-

caron todo el istmo centroamericano y

más allá.

La estratificación social fue carac-

terística de la mayor parte de los pue-

blos de la región, con variantes muy

amplias que hace difícil precisar cuáles

eran Estados, cacicazgos y señoríos. Un

rasgo que es general para los Estados,

la existencia de los ejércitos profesiona-

les, apareció entre los chorotega y los ni-

caraos, ambos grupos considerados ca-

cicazgos. Tezoteaga, una provincia

nicarao, tenía 6 000 hombres de arco y

flecha, mientras que en Managua los

chorotega tenían un ejército de 10 000

guerreros, armados con arcos y flechas.

Su papel no era ocasional a cualquier

ataque sino que tenía la función de ejér-

cito en pie de guerra, lo cual exoneraba

a sus miembros de otras tareas.

Hacia la costa del Pacífico, gru-

pos de habla chorotega-mangue se ha-

brían desplazado desde mucho antes,

procedentes de la costa sur de México,

entrando hasta el istmo de Rivas en Ni-

caragua y estableciéndose en esa zona

hasta la península de Nicoya. Detrás de

ellos vinieron los pipiles, por la misma

La riqueza lingüística del

territorio maya se aprecia en

este mapa, que abarca

porciones de México,

Guatemala, Belice

y Honduras:

1. maya; 2. chontal; 3. chol;

4. tzeltal; 5. tzotzil;

6. tojolabal; 7. chuj;

8. lacandona; 9. motozintleca;

10. mame; 11. jacalteca;

12. kanhobol; 13. solomeca;

14. ixil; 15. aguacateca;

16. quiché; 17. tzutuhil;

18. uspanteca; 19. rabinal;

20. poconchí; 21. pocomán;

22. chortí, y 23. kekchí.

Page 130: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano130

ruta y, posteriormente, un grupo multiét-

nico nahuatizado, conocido como los no-

noalcos. Éstos empujaron a los pipiles

hacia el sur de Nicaragua, penetrando

en los territorios chorotega-mangue y los

subtiaba-mangue. Este grupo de pipiles

se conoció en el momento de la Conquis-

ta como los nicaraos. Al norte y al su-

reste del río Lempa en El Salvador,

pueblos de habla lenca, dominaron parte

del territorio de Honduras y El Salva-

dor. En la región nordeste de los lagos de

Nicaragua, en las tierras bajas que vier-

ten al Caribe, pueblos ulvas y matagal-

pa, de lenguas chibcha, se establecieron

en la región desde hacía varios miles

de años.

La economía se basó en la produc-

ción agrícola mediante la técnica de la

roza y quema. El maíz, los frijoles y el

ayote (chayote), eran los productos prin-

cipales, junto con diversos tubérculos. En

algunas zonas, como el noroeste de Hon-

duras —región de Trujillo— aún se utili-

za la yuca amarga para procesar

cazabe, una variedad que con seguri-

dad procede del sur. Otro producto

sudamericano, la coca, también se mas-

ticaba en algunas áreas; la sal y el ca-

cao fueron importantes productos de

intercambio. Árboles frutales como el

nance y el coyol (una palma de corozos)

probablemente se dejaron en el terreno

selectivamente, después de derribar el

bosque para las parcelas de cultivos. En

la zona media de Nicaragua (León y

Granada), el cultivo del algodón se de-

sarrolló como producto de intercambio.

La elaboración de hilos, entintado y teji-

do, refleja una cadena de actividades

técnicas, al igual que un intercambio a

larga distancia. Las telas de algodón

fueron un producto final de consumo

entre las clases altas. El perro nativo y

el pavo representaron los únicos anima-

les domésticos.

La región Sur

Una característica notable de la región

Sur (como parte de la región interme-

dia) es la ausencia de sistemas políti-

cos estatales. La región Sur se extiende

desde la zona nororiental de Nicara-

gua, al norte de los lagos, hasta el ist-

mo de Panamá.

En esta región, grupos de lengua

macro-chibcha y paezan tenían varios

miles de años de haberse establecido has-

ta muy cerca de la actual Guatemala. Los

grupos de lengua misumalpa-matagalpa

y miskito (chibchas) se desarrollaron en

la región nororiental de Honduras y Ni-

caragua, hacia la vertiente del Atlántico,

Baile de indígenas

nicaragüenses según se lo

imaginó un europeo

del siglo XVI.

Se talaban árboles para

preparar las parcelas

de cultivos.

Page 131: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Las poblaciones nativas en el momento de la Conquista hispánica 131

donde dominaban gran parte de estos

territorios.

Se encontraban en plena fase de de-

sarrollo tecnológico y sociopolítico, al ni-

vel de cacicazgo o jefatura, donde la me-

talurgia, especialmente la orfebrería, la

cerámica pintada, la artesanía sobre pie-

dras esculpidas (metates) y las filigranas

sobre conchas de espondilus, tiempo atrás,

se convirtieron en objetos de intercambio

entre estos pueblos y las sociedades más

al norte o mesoamericanas.

Otra característica de la región,

además del mosaico de pueblos de habla

chibcha, fue la presencia de avanzadas

de pueblos de habla náhuatl que se esta-

blecieron en el nordeste de Costa Rica y el

noroeste de Panamá. Se piensa que los

sigwas identificados en esta zona, consti-

tuyeron colonias de mexicas o aztecas en

funciones de comercio, o grupos despla-

zados allí por la fuerza. La mayor parte

de estos grupos de habla nahua llegaron,

al parecer, en los últimos siglos antes de la

Conquista. La etnohistoria y la arqueolo-

gía confirman que el número de pobla-

ciones de origen mesoamericano (nahuas

y náhuatl) en la zona nororiental de Ni-

caragua, era la mayor en la región. En la

provincia de Tegucigalpa (Honduras) se en-

contraban colonias de papayeca, de ha-

bla nahua, que controlaban hasta 18 co-

munidades tributarias, la producción de

oro del valle de Agalta y otros medios ex-

portables hacia el norte.

Todavía se discute acerca de la in-

tensidad de las influencias culturales del

norte y del sur frente al supuesto desa-

rrollo endógeno de la Zona Sur. Esta úl-

tima hipótesis sugiere que las influencias

La distribución lingüística

de la región Sur

de Centroamérica evidencia

los nexos con Sudamérica.

Page 132: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano132

del norte y el centro habrían sido minimi-

zadas por la creatividad de los propios

pueblos de la región. En estas condicio-

nes, las influencias de Sudamérica, más

fuertes, serían readaptadas. Por endóge-

no también se entiende que estas influen-

cias habrían disminuido en términos re-

lativos, al menos en los últimos trescientos

años antes de la Conquista. En Panamá,

las técnicas y estilos de la orfebrería sud-

americana influyeron aparentemente en

los de la cerámica pero, al mismo tiem-

po, se desarrollaron formas estilísticas

propias.

La subregión nororiental

de Nicaragua

En Nicaragua, los pueblos identificados

comprenden numerosas unidades polí-

ticas de lenguas sumo, matagalpa,

misquito y rama, con organizaciones so-

ciopolíticas a nivel de tribus y cacicaz-

gos. También se encontraron pueblos de

habla lenca, del grupo otomangue, aun-

que hay opiniones que los vinculan con

las lenguas chibchas. En Honduras, el

cacicazgo de la “provincia” de Cerquín

era de habla lenca. Los mayangna (su-

mus) constituían probablemente uno de

los grupos etnolingüísticos de habla

chibcha más numerosos en la zona. Se

dividían en siete dialectos, de los cua-

les sobreviven tres: tawahka, panamahka

y ulwa. Se cree también que la región

noreste de Nicaragua fue una zona pe-

riférica, aun en el marco de la evolu-

ción de la propia región sur. Los pue-

blos que fueron identificados aquí

reflejaron niveles de desarrollo propios

pero menos complejos, con efectos li-

mitados desde el punto de vista de los

cambios culturales.

Los grupos indígenas

de Costa Rica

La arqueología ha dividido el territorio

de Costa Rica en tres zonas: norte, sur y

occidente. La zona noroccidental ha sido

incluida en la región central ya comenta-

da, más mesoamericana. La etnohistoria

menciona los siguientes grupos, incluidos

los huetar, o güetares: los quepos, al su-

roeste, en los ríos Grande de Térraba y

Pirris; los suerres en la costa del Caribe;

los chirripos y estrellas en los ríos de los

mismos nombres; los tucurrique y orosis,

del alto Reventazón; los cabecares del río

Page 133: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Las poblaciones nativas en el momento de la Conquista hispánica 133

Tarire (actual Sixaola); los bribris, en el

río Lari, afluente del Tarire; y los térrabas

y los borucas; los primeros localizados en

la zona noroccidental de Panamá, y los

segundos en la vertiente del Pacífico. De

todos estos grupos, sobreviven los boru-

cas, cabecares, bribris, térrabas y los gua-

tusos, muy aculturados.

Aproximadamente 18 cacicazgos

estaban establecidos en el territorio de

Costa Rica, entre los cuales se mencio-

nan los de Garabito y Guarco en el valle

central; Boruca y Coto, al oriente en el

valle del General y en la zona de Tala-

manca. En esta última zona se desarro-

llaba una intensa relación de intercambio

en donde la isla Tojar (hoy isla Colón) era

aparentemente un centro de convergen-

cia de distintos pueblos, como los texbi o

teribe y los chánguenas, en la zona de la

bahía de Almirante y el río Changuinola,

en territorio panameño, su límite sureste.

El límite norte era el río San Juan, donde

habitaban los votos, lingüísticamente re-

lacionados con los ramas.

Los cacicazgos de Costa Rica man-

tenían una red de intercambio de recur-

sos y de relaciones sociopolíticas que

garantizaba su unidad a través de un sis-

tema de colaboración y antagonismo en-

tre grupos semejantes. Además de los

modos de intercambio, la reciprocidad y

la redistribución de bienes constituían for-

mas de garantizar el flujo de recursos y

productos desde zonas vecinas y distan-

tes. Este sistema favoreció en la región

costarricense cierto grado de integración

interna, independientemente de los con-

flictos y guerras que se dieran entre sus

distintas unidades cacicales. Es probable

que los chorotegas, nicaraos y sigwas, de

origen mesoamericano, ya estuvieran cul-

turalmente integrados a este sistema in-

terno regional.

La subregión panameña

Los arqueólogos han dividido el istmo de

Panamá en tres zonas, oriental, central

y occidental; división que todavía resul-

ta problemática para el análisis evoluti-

vo de las culturas. Desde el punto de vista

de los estudios, se conoce más sobre la

zona central y la occidental que sobre

la oriental, virtualmente un territorio inex-

plorado arqueológicamente. La etnohis-

toria compensa al menos parte de este

desconocimiento, puesto que fue por esta

región por donde penetraron los espa-

ñoles para descubrir el Pacífico y domi-

nar el resto del istmo. Por razones de

espacio, distinguiremos entre la zona

Este metate chorotega proviene

del norte de Costa Rica.

Page 134: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano134

oriental y la occidental, que incluiría la

zona central (actuales provincias de He-

rrera, Los Santos, Coclé y Veraguas). La

zona oriental comprendería el territorio

entre el Atrato y el golfo de Urabá (en

Colombia) y una vertical que cruzaría

desde Chame en el Pacífico, hasta el río

Indio, en el Caribe, como territorio de

los cacicazgos cueva.

En Panamá se identifican no menos

de treinta cacicazgos mayores, pero es

probable que hubiera más de un centenar

de unidades cacicales menores y tribus.

En la zona oriental o provincia de Cueva

(hablantes de la lengua cueva, posiblemen-

te chibcha), existía un número considera-

ble de pequeños cacicazgos, ribereños la

mayor parte. En 1545 se contaban 89

cacicazgos o comarcas en territorio cue-

va, cuyo número podría fluctuar entre una

docena de familias hasta 8 000 y 15 000

habitantes. La mayor parte llevaba por

nombre el de los caciques o queví, en len-

gua cueva. La lista de estos cacicazgos

puede presentarse de este a oeste y de

norte a sur: a) en la vertiente del Caribe,

de la cordillera de San Blas: Bea, Coroba-

ri, Micana, Careta, Comogre y Pocorosa;

b) de la desembocadura del Tuyra en el

golfo de San Miguel, hacia el sur: Cho-

chama, Abanumaque, Churruca; c) en la

cuenca del río Chucunaque, vertiente al

sur de la cordillera de San Blas: Ponca,

Cuquera, Timame; d) en la cuenca del río

Bayano, el cual corre de este a suroeste:

Pacra, Careca Buchiribuca, Chiman, Tu-

banamá, Chepo, Mahe, Chanina y Pa-

sagra; e) en la bahía de Mandinga, ac-

tual San Blas: Secativa; f) en la cuenca del

Chagres: Chagres y Ataracherubi; g) ha-

cia el oeste del canal, los cacicazgos de

Totonaga, Perequeté, Taboré y Chame,

mientras que al norte, por el río Indio, el

cacicazgo Queboré, límite noroccidental

de la provincia de Cueva. Muchos de es-

tos gentilicios han quedado como topóni-

mos de la región.

Una de tantas estimaciones de po-

blación le asigna un total de 235 000

habitantes, distribuidos en los 25 000 ki-

lómetros cuadrados del territorio cueva,

la mayor parte en el área del Pacífico. La

vertiente del Caribe mostraría poblacio-

nes menores, localizadas sobre las már-

genes de los ríos, alejados de la costa.

Una característica es que, con la excep-

ción de un supuesto grupo nahua en la

costa de Nombre de Dios, la mayor par-

te de la población hablaba una misma

lengua y la cultura era igual, con las va-

riaciones dialectales propias de cada

zona y las adaptaciones propias de las

ecozonas.

Las aldeas variaban en tamaño. Los

cacicazgos mostraban cierto grado de

estratificación, entre dos y seis distintas

clases, aunque se discute la conveniencia

de esta interpretación. El cacique o queví

era soberano absoluto de su territorio,

pero con obligaciones, incluidas las de

ejecutar la redistribución de los recursos

y productos que sus súbditos entregaban.

Mujer ngobe

Familia ngobe de Las Palmas,

en la provincia de Veraguas.

Page 135: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Las poblaciones nativas en el momento de la Conquista hispánica 135

Este tipo de organización permite califi-

carla de sociedad tribal dominada por

relaciones de parentesco con diversos

grados de integración local, de pobla-

dos o aldeas, donde las unidades tribales

se integraban en unidades más amplias

como el cacicazgo.

Al oeste del río Chame, las pobla-

ciones indígenas que habitaron el terri-

torio, en la vertiente del Pacífico, cons-

tituían cacicazgos con poblaciones más

numerosas y con una organización so-

ciopolítica relativamente más compleja,

así como condiciones de afluencia ma-

yores que las del este de Panamá. No

obstante, hay reservas por el grado de

complejidad de estas sociedades. La de-

signación de provincia a territorios do-

minados por un cacique o jefe corre el

riesgo de sugerir una imagen de socie-

dades más complicadas de lo que eran

en realidad: posiblemente aldeas de ma-

yor densidad de población y un espacio

territorial inmediato y asociado a la

cuenca de algunos de los ríos donde se

residía. La afirmación de Andagoya de

que los cacicazgos de Escoria, Nata,

Parita, Esquegua y Urracá, estos dos úl-

timos en las tierras altas, hablaban len-

guas distintas y que mantenían frecuen-

tes enfrentamientos, contrasta con la

unidad de los estilos en la cerámica (pin-

tura negra y polícroma) observados en

la misma región y que llegaron a ser con-

temporáneos de estos cacicazgos. Una

posible explicación sugiere que el inter-

cambio de mujeres entre estas unidades

políticas contribuía a dar homogeneidad

en los estilos cerámicos, dado que ellas

eran las artesanas. Por otra parte, la di-

versidad lingüística pudiera explicarse

mediante el concepto de exogamia lin-

güística. La lengua se heredaba del pa-

dre y tenía una función emblemática en

una comunidad multilingüe. Los enfren-

tamientos podrían reflejar más bien que-

rellas entre aldeas vecinas, algo común

entre pueblos amerindios, cuya expre-

sión podría tener elementos rituales.

El número de tribus identificadas

en la zona occidental podría alcanzar

alrededor de cuarenta unidades socio-

políticas, la mayor parte nuevamente en

el área del Pacífico. Hacia el noroeste,

en la zona del Caribe, visitada por Cristó-

bal Colón en 1502, los cacicazgos pa-

recen haber estado confinados en los es-

trechos valles de las estribaciones que

conducen sus aguas hacia el Caribe. Si

bien hubo diferencias lingüísticas, los

grupos doraces, changuenas, chirildes,

yrbolos, chalivas, suarimis y zuries, iden-

tificados realmente un siglo después del

cuarto viaje de Colón, reflejaron separa-

ciones relativamente recientes de grupos

de un tronco común. Estas tribus, ya des-

aparecidas, estuvieron en realidad em-

parentadas con los actuales ngobes y

buglere, situados más al este de la re-

gión. Los doraces, en particular, proba-

blemente representaron un grupo domi-

nante en la región.

Vivienda ngobe,

en Las Palmas, provincia

de Veraguas.

Dirigente emberá

de la república de Panamá.

Page 136: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano136

a diversidad cultural y lingüística era la característica primordial de la

región de Centroamérica en el momento del contacto con los europeos.

Esta diversidad estaba condicionada, en parte, por la diversidad ecológi-

ca de la región y por su función como puente ístmico. Cada región y sus

subregiones mostraban distintos grados de dinamismo sociopolítico, con formacio-

nes estatales en la región Norte y cacicazgos y tribus en fases de complejidad

diversa en el resto del territorio. Las redes de intercambio de productos y recursos

comunicaron las regiones más distantes, especialmente con las civilizaciones azteca

y maya, sin que esto implicara dominio político. Por lo demás, los estilos cerámicos y

de orfebrería reflejaron un notable desarrollo tanto artístico como económico.

CONCLUSIÓN

L

Mercado en la plaza central

de Tazumal, Chalchuapa.

Page 137: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Conclusión de la Unidad I 137

os pueblos indígenas que encontraron los españoles en Centroamérica a

partir de 1502 fueron los herederos de un largo proceso de evolución cul-

tural que se interrumpió parcialmente en la etapa de la Conquista, aconte-

cimiento que determinó cambios en la demografía, la organización social y

política, y las culturas de los pueblos que lograron superar o sobrevivir al primer

choque con los españoles. En algunas regiones, el impacto fue tan violento que causó

la desaparición física, lingüística y cultural de pueblos enteros, como los cuevas de la

región este de Panamá y la mayor parte de los pueblos de la vertiente del Pacífico

centroamericano. En otras, como en el altiplano de Guatemala y Chiapas (México),

la densidad de la población en el momento de la llegada de los europeos era tan alta,

y las estructuras sociales y políticas tan complejas, que los españoles utilizaron méto-

dos de dominio que favorecieron el mejor uso y explotación de los indígenas como

fuerza de trabajo. Por su parte, la vertiente del Caribe no fue conquistada por los

españoles y se convirtió en un área de resistencia para los pueblos indígenas que

lograron superar la Conquista y la Colonia hasta el presente.

La etapa inmediatamente anterior al momento del Descubrimiento y la Con-

quista muestra características muy especiales. En primer lugar, es importante recor-

dar que los pueblos indígenas tenían tecnologías y organizaciones sociales y políticas

muy diversas. En la región Norte y Central, entre Chiapas y Honduras, los mayas y

otros pueblos, desde mil años antes, tenían formaciones estatales. Pero para el perío-

do de precontacto, los pueblos mayas se encontraban organizados en Estados poco

integrados o confederaciones de pequeños Estados débilmente relacionados. En la

región Central, los pueblos reflejaban niveles de organización variados, desde Esta-

dos hasta cacicazgos y sociedades tribales. En el Sur, dominaban igualmente los

cacicazgos, con diversos grados de complejidad en su organización, así como las

tribus. Estados, señoríos, cacicazgos y tribus son conceptos que indican la compleji-

dad relativa alcanzada por una sociedad en su organización social y política.

En segundo lugar, ya antes de la Conquista la región estuvo sometida a cam-

bios demográficos debido a guerras de dominio de unos pueblos sobre otros, así

como desplazamientos de población por motivos ambientales y de intercambio eco-

nómico. En consecuencia, nuestra comprensión de la situación ha estado limitada por

CONCLUSIÓN DE LA UNIDAD I

L

Page 138: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano138

la calidad de los registros y las observaciones de los españoles, a veces realizados

pobremente.

En tercer lugar, la Conquista interrumpió el desarrollo de las sociedades indíge-

nas y le imprimió otra dirección, provocando un profundo cambio demográfico y

cultural en los pueblos sometidos. A partir de ese momento desaparecieron numero-

sos pueblos, y muchas culturas se desarticularon por la imposición de nuevas formas

de vida. Las enfermedades que los españoles trajeron de Europa, frente a las cuales

los indígenas carecían de inmunidad natural, fueron también un factor de gran im-

portancia para el descenso de la población.

Por lo tanto, la Conquista implicó la fusión de unos pueblos indígenas con

otros, también indígenas, así como la ocupación de territorios por pueblos nuevos en

territorios que fueron vaciados, casi literalmente, de sus ocupantes originales. No

obstante, en Centroamérica, a diferencia de las islas del Caribe, subsisten hasta hoy

numerosos pueblos indígenas, la mayor parte de los cuales son nativos de la región;

mientras otros llegaron después de la Conquista, traídos a la fuerza desde otras

partes. En Nicaragua, por ejemplo, el conquistador Pedrarias Dávila esclavizó nume-

rosas poblaciones, enviándolas hacia Panamá, México y el Perú. La isla de Roatán en

el Caribe hondureño, fue igualmente despoblada para llevar esclavos a Cuba. En

Panamá, el descubrimiento del Perú determinó el envío de miles de indígenas del

istmo a labores forzadas en el nuevo territorio.

En general, es preciso comprender que las comunidades indígenas de princi-

pios del siglo XVI fueron el resultado de un proceso histórico cuyos antecedentes más

inmediatos se remontan hasta 700 años antes. En particular, resultan decisivos los

efectos de la dispersión de pueblos de habla nahua hacia el sur, así como el inicio de

cambios en las estructuras sociopolíticas de los Estados mayas del Clásico Tardío.

La Conquista interrumpió

el desarrollo de las sociedades

indígenas.

Page 139: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 140: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 141: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 142: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Silfrido Ibarra

Esperando la eternidad

Óleo

1996

Panamá

Page 143: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La conquista de Centroamérica (1492-1542) 143

Muchas veces y muchas noches se oía una voz de mujer que a grandes voces lloraba ydecía, anegándose con mucho llanto y grandes sollozos: ¡Oh, hijos míos, del todo nos

vamos ya a perder!

Sexto presagio mexicano antes de la llegada de los conquistadores

E

INTRODUCCIÓN

Esta escena de la marcha

de Cortés hacia Tenochtitlan

muestra al conquistador frente

a una columna de indios

amigos, quienes fueron

incorporados a las filas

de los españoles como

guerreros y cargadores

en la batalla final contra

los aztecas.

l 12 de octubre de 1492, navegantes españoles, bajo el mando de Cristó-

bal Colón, divisaron por primera vez tierras americanas. Medio siglo más

tarde, casi todo el hemisferio americano, en parte ocupado por brillantes

civilizaciones, se hallaba bajo el dominio de españoles y portugueses. La

gran mayoría de las poblaciones asentadas en el istmo centroamericano, en particu-

lar las que tenían una organización más compleja, pasaron a formar parte de la

monarquía española.

Tanto el Descubrimiento como la Conquista fueron fenómenos que hay que

entender dentro de la perspectiva de la evolución general de la historia universal y, en

particular, de la historia española. La conquista de América le permitió a España

convertirse en la mayor potencia europea, si bien por poco menos de un siglo.

Para el mundo indígena fue una catástrofe en tanto eliminó de golpe los siste-

mas políticos nativos, sustituyó las religiones ancestrales y causó un tremendo descen-

so de la población.

Presagio de la llegada

de los españoles

a México-Tenochtitlan.

Page 144: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano144

l descubrimiento de América

por los europeos se sitúa en un

vasto movimiento de expansión

que se inició a principios del

segundo milenio y concluyó a principios

del siglo XX. A partir del segundo mile-

nio, las sociedades de la Europa occiden-

tal comenzaron a experimentar una serie

de transformaciones fundamentales en

lo demográfico, económico, social, polí-

tico y cultural.

El aumento de la población y las

transformaciones económicas que se pro-

dujeron en Europa después del año 1000

marcaron una nueva fase en el desarro-

llo histórico del viejo mundo. Grandes

extensiones fueron roturadas, ampliándo-

se así el espacio agrícola. La introduc-

ción del sistema de rotación trienal, que

dejaba sólo una tercera parte de la tierra

agrícola en barbecho, propició un incre-

mento de la producción. Por otro lado,

una serie de innovaciones de carácter

técnico significaron un latigazo a la eco-

nomía agrícola: el arado de hierro más

eficaz que el arado de madera romano;

la collera de paletilla para el caballo; y

los molinos de viento y de agua. Todo

ello contribuyó a aumentar la produc-

ción agrícola que, a su vez, permitió ali-

mentar a una población cada vez más

numerosa y, al mismo tiempo, acumular

excedentes para la comercialización.

El subsuelo europeo se excavó in-

tensamente en busca de hierro y de meta-

les preciosos para satisfacer las crecientes

demandas de la nueva economía. La cons-

trucción, la agricultura y las nuevas tácti-

cas de combate exigieron más hierro. En

el siglo XIV se inventó el fuelle de cuero

movido hidráulicamente, lo que permitió

elevar la temperatura del horno a los

1 200 grados, facilitando la producción

de artículos de hierro y acero.

Paralelamente, se desarrolló la pro-

ducción textil. Las fibras textiles utiliza-

LA EXPANSIÓN EUROPEA

E

Escena de la vida

rural en Europa occidental

en el siglo XV. A diferencia

de los agricultores americanos

de aquellos tiempos,

los europeos contaban

con animales de trabajo, como

el buey y el caballo,

y con instrumentos

de labranza, como el arado

y la guadaña.

Page 145: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La conquista de Centroamérica (1492-1542) 145

das hasta entonces habían sido la lana,

el lino y el cáñamo, pero fue la primera

la que se impuso. En los Países Bajos e

Inglaterra, miles de artesanos se dedi-

caron a la producción de telas de lana,

mientras que la región de Castilla se ocu-

pó de la cría de ovejas para suplir la de-

manda de materia prima. Otras industrias

como las del vidrio y el jabón tuvieron un

desarrollo paralelo.

Con el incremento de la produc-

ción artesanal se reactivó el comercio

bajo la dirección de una nueva clase

social: la burguesía.

Los burgueses, radicados en las ciu-

dades y los pueblos, se preocuparon por

el desarrollo de los centros urbanos y el

mejoramiento de los caminos; bajo su

patrocinio también se realizaban ferias,

donde llegaban comerciantes de todas

partes a intercambiar sus productos. La

necesidad de agilizar los negocios y el

comercio dio lugar a innovaciones en las

empresas y la banca, tales como la con-

tabilidad de doble partida y las cartas de

crédito. El comercio a larga distancia, que

se extendió hasta el Extremo Oriente y el

África negra, paulatinamente ocupó un

lugar creciente en la economía europea.

De manera que entre los años 1000 y

1500, salvo algunas interrupciones, Eu-

ropa entró en plena ebullición económi-

ca y social.

Inmensas fueron las repercusiones

políticas y culturales de estos cambios

económicos y sociales. El sistema político

predominante en la Europa medieval era

el feudalismo, cuya característica funda-

mental era la fragmentación del poder

político, basada en la existencia de gran-

des latifundios y en las relaciones de va-

sallaje a un señor. El sistema feudal co-

menzó a entrar en decadencia en algunas

regiones de Europa occidental a partir del

siglo XIII debido a varias razones. Por una

parte, las monarquías nacionales, alia-

das con la emergente burguesía de las

ciudades, debilitaron el poder de los terra-

tenientes feudales. Por otra, los campesi-

nos comenzaron a emigrar hacia las ciu-

dades y los pueblos en busca de libertad

y mejores oportunidades de trabajo.

La vida religiosa conoció una revi-

talización a partir del año 1000. Varios

pontífices de gran prestigio lograron co-

locar a la Iglesia romana a la cabeza de

La catedral de Amiens

en el norte de Francia,

es una muestra del estilo

gótico, de gran altura,

con grandes vitrales

y abundante decorado.

Uno de los grandes avances

de la civilización europea

a partir del siglo XV

lo constituyó el diseño

y la fabricación de máquinas

para hacer más eficiente

la producción. Este

es el diseño de una máquina

para moler metales.

Page 146: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano146

la cristiandad occidental. Se fundó una

serie de órdenes religiosas que, por el

contrario de las anteriores, se dedicaron

a trabajar entre las poblaciones europeas;

eventualmente, sus miembros empren-

dieron largos viajes hacia el Oriente, con

el fin de propagar el cristianismo. Se cons-

truyeron inmensas catedrales, gracias a

la generosidad de los fieles, pero tam-

bién como consecuencia de la mayor ri-

queza disponible.

A finales del siglo XI, monarcas,

señores feudales y pueblo en general aco-

metieron la primera cruzada para recu-

perar el control de las tierras santas en el

Medio Oriente que habían pasado a

manos de los musulmanes. Esta y las si-

guientes cruzadas rebasaron los fines re-

ligiosos, militares y políticos originales

pues abrieron el Asia al comercio con

Europa. Fue, en efecto, la primera vez que

los occidentales emprendieron expedicio-

nes más allá de sus fronteras desde tiem-

pos del imperio romano. Este episodio de

expansión territorial europea sólo termi-

naría ocho siglos después. Dentro de ese

contexto hay que situar el Descubrimien-

to y la Conquista de América.

Los inicios de la expansión europea

ocurrieron de manera simultánea a impor-

tantes convulsiones en el Asia. En el siglo

XII, India y China perdieron la hegemonía

política. En 1167 nació en una tribu mon-

gol Gengis Khan, un líder militar que uni-

Gengis Khan, el guerrero

mongol, se hizo de un imperio

que se extendía desde

la China hasta la Rusia

occidental. Aquí se observa

sentado en su trono ante

sus consejeros.

Page 147: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La conquista de Centroamérica (1492-1542) 147

ficó a los pueblos mongoles y emprendió

la conquista de la China. A su muerte, en

1227, su imperio se extendía desde Pekín,

en China, hasta el río Volga, en Rusia. Sus

sucesores intentaron incluso, sin mayores

éxitos, la conquista de Europa central.

Los misioneros franciscanos vieron

la oportunidad de convertir al cristianis-

mo a los pueblos mongoles; el mismo

papa se interesó en el proyecto. Por pri-

mera vez los europeos conocerían el Le-

jano Oriente. A mediados del siglo XIII

salió de Italia el franciscano Juan Pian

Carpino, enviado por el papa Inocente IV

ante el gran khan mongol. Después de

cruzar Alemania, Polonia, el principado

de Kiev y el Quitchag, Pian Carpino llegó

en 1246 a Quaragarum, donde se entre-

vistó con el khan antes de regresar a Ita-

lia. En 1250, el rey francés San Luis envió

Para llegar al Lejano Oriente

desde Europa había que viajar

por mar y tierra. En esta

ilustración, Marco Polo

y sus acompañantes cruzan

el mar Negro en un barco

impulsado por velas y remos.

otra misión integrada por tres religiosos

dominicos. En 1253, Guillermo de Ro-

bruck, franciscano, salió de Constanti-

nopla y llegó hasta Quaragarum. Bajo

el papado de Nicolás IV, los misioneros

pudieron llegar hasta el Lejano Oriente.

En Pekín se construyeron dos iglesias ca-

tólicas y, en 1307, el franciscano Juan

de Montecorvino fue nombrado obispo de

Pekín por el papa Clemente V que sobre-

vivió hasta 1370.

Paralelamente a los viajes de los

misioneros se desarrollaban las expedi-

ciones de los comerciantes italianos. Des-

de la antigüedad hubo intercambios en-

tre el mundo romano y la China, pero

desaparecieron en el siglo V cuando la

economía europea se contrajo. En el si-

glo VII los árabes restablecieron la circu-

lación entre el Medio Oriente y la China,

Page 148: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano148

fueron los hermanos venecianos Niccolo

y Maffeo Polo, que llegaron a Pekín por

primera vez en 1266. En su segundo via-

je, comenzado en 1271, llevaron consi-

go al joven Marco, hijo de Niccolo. Marco

Polo fue nombrado funcionario en la cor-

te imperial de la China, en donde per-

maneció quince años, y conoció el enorme

país como ningún otro europeo había te-

nido antes la oportunidad de hacerlo. De

regreso en Venecia escribió un libro céle-

bre conocido con el nombre de Libro de

las maravillas.

A finales del siglo XIV el imperio

mongol se desintegró y los ensayos euro-

peos de penetrar en el Asia se vinieron al

suelo. No así el espíritu que los había

animado, pese a que en 1453 cayó Cons-

tantinopla, capital del imperio bizantino,

en manos de los turcos otomanos. De esta

manera quedó inutilizado este vital puente

comercial entre Europa y el Oriente. Sin

embargo, se mantuvo la necesidad de los

europeos de procurar especias en el

Oriente, “tumba” del oro y la plata con

que las pagaban. Por otra parte, la ex-

pansión del comercio en general hacía

necesario que se utilizaran metales pre-

ciosos para realizar los intercambios, si-

tuación que se complicó cuando se ago-

taron las minas de plata alemanas y

españolas.

Los portugueses fueron los prime-

ros en tratar de llegar a la India por la

vía marítima. Desde principios del siglo XV,

el príncipe Enrique el Navegante se ha-

pero Europa siguió aislada en su pobre-

za y desunión política. No fue sino hasta

el siglo XII cuando Europa se reincorporó

al comercio euroasiático a través de la

“ruta de la seda”, nombre que se daba

en el siglo XII a las vías continentales que

unían a China con Occidente. Intermina-

bles caravanas, de hasta mil camellos, lle-

vaban oro y plata, a veces perfumes y

algodón, hasta la China, de donde vol-

vían con especias, sedas y joyería. El viaje

en una dirección duraba seis o más me-

ses y estaba plagado de peligros e incer-

tidumbres.

Entre los comerciantes italianos que

viajaron al Oriente, los más conocidos

Marco Polo, viajero y

comerciante veneciano, autor

del Libro de las maravillas.

Page 149: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La conquista de Centroamérica (1492-1542) 149

Carabelas del tiempo

del Descubrimiento

de América.

bía instalado en el sur de Portugal, don-

de fundó una escuela de navegación en

Sagres, con la idea fija de llegar a la

India dándole la vuelta al África. Se hizo

rodear de expertos cartógrafos y de há-

biles navegantes para llevar adelante

su proyecto, así como de mercaderes

árabes que habían estado en China, de

marinos venecianos y de astrónomos

alemanes. A partir de 1416, desde el

Cabo de San Vicente, comenzó a en-

viar expediciones al África. En 1420 se

construyó por primera vez en sus asti-

lleros la carabela mejorada, que se con-

virtió en la embarcación por excelencia

de las expediciones portuguesas y, más

tarde, de las de Cristóbal Colón. En

1446, los portugueses lograron doblar

el Cabo Verde y llegar a Guinea. En

1488, Bartolomé Díaz alcanzó el Cabo

de las Tormentas, más tarde llamado de

Buena Esperanza, y en 1499, Vasco de

Gama arribó a la India. Siete años an-

tes, sin embargo, Cristóbal Colón, ma-

rino genovés al servicio de la monar-

quía española, había l legado a

América.

El príncipe portugués Enrique

el Navegante. Su afán por

conocer tierras distantes

permitió a los portugueses

llegar hasta la India antes

de finalizar el siglo XV.

Page 150: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano150

niente. En 1492 cayó el último bastión mu-

sulmán —Granada—, y ya no hubo más

tierras que repartir, por lo que muchos

miembros de la pequeña nobleza y los se-

gundones de la gran nobleza vieron com-

prometidos su ascenso e incluso su estabi-

lidad social. Para unos y otros las tierras

americanas ofrecieron una opción para

satisfacer sus ansias de riqueza y poder.

La monarquía los apadrinó.

En 1469 habían contraído matri-

monio Fernando, príncipe de Aragón, e

Isabel, princesa de Castilla. Al ascender

cada uno a su respectivo trono, Isabel en

1474 y Fernando en 1479, se realizó la

unificación de dos reinos, que daría ori-

gen al Estado español. Su hija doña Jua-

na, quien heredó ambas coronas, se casó

con Felipe, apodado “el Hermoso”, de

las casas de Austria y Borgoña; su hijo

LA ESPAÑA DEL DESCUBRIMIENTO Y LA CONQUISTA

CEl matrimonio de Isabel

y Fernando fue el evento

decisivo para la consolidación

de una España unida.

Los Reyes Católicos aceptan

la rendición de Granada

en 1492, entonces último

reducto del poder musulmán

en la península ibérica.

abe hacerse la pregunta: ¿qué

era España en el momento del

Descubrimiento de América? A

principios del siglo VIII, la pe-

nínsula ibérica fue invadida por los ára-

bes. Los reinos cristianos tuvieron que re-

plegarse hacia el norte, mientras que los

árabes, de religión islámica, desarrolla-

ron una brillante civilización en el sur de

la península. Comenzó entonces una “re-

conquista” cristiana que habría de durar

siete siglos hasta 1492. La guerra entre

musulmanes y cristianos, además de po-

lítica, era religiosa.

El avance de los cristianos hacia el

sur se acompañaba de la repartición de

tierras entre los jefes guerreros que parti-

cipaban en los combates, quienes recibían,

al mismo tiempo, títulos del rey con lo que

se fue conformando una nobleza terrate-

Page 151: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La conquista de Centroamérica (1492-1542) 151

Carlos (es decir, el nieto de Isabel y Fer-

nando) heredó, además de la Corona es-

pañola, lo que hoy son Bélgica, Holanda,

el Franco Condado (en Francia), Sicilia y

Nápoles, y también las cabezas de pla-

ya establecidas en el Caribe americano

por las expediciones de Colón. Así, la

monarquía española fue, en la primera

mitad del siglo XVI, el Estado más podero-

so de Europa, al cual, por medio de los

conquistadores, se enfrentaron los se-

ñoríos indígenas de Centroamérica.

La beligerancia entre las bandas

de soldados españoles y los diferentes

grupos indígenas de Centroamérica fue

el enfrentamiento entre dos civilizacio-

nes con medios técnicos desiguales en

extremo. Desde hacía varios milenios, los

guerreros castellanos utilizaban armas

de bronce y hierro, incluidas espadas,

picas, lanzas, puñales y dagas. En los

siglos XIV y XV se había introducido el

uso de la pólvora, cuya efectividad se

comprobó en las últimas etapas de la

guerra de reconquista. Estas armas ofen-

sivas se complementaban con las de-

fensivas, tales como cotas, corazas, mo-

rriones, celadas, cascos, petos, coseletes

y rodelas. Frente a los metales europeos,

los indígenas opusieron piedra, piel y

madera. Arcos de madera y flechas con

puntas de piedra o hueso de pescado

fueron las armas que utilizaron común-

mente los indígenas contra los españo-

les. Las lanzas podían tener la punta de

madera endurecida al fuego o de obsi-

diana. Cerbatanas, macanas y porras

completaban el arsenal indígena, todos

de madera.

A las armas de los españoles hay

que añadir dos poderosos auxiliares: los

caballos y los perros. En el segundo via-

je de Colón se trajeron caballos para

ayudarse en la lucha contra los indíge-

nas. Los caballos iban protegidos con

pecheras, testeras y monturas de algo-

dón o cuero. El perro también fue de gran

ayuda para los conquistadores. Un cro-

nista, años después de la Conquista, se-

ñaló a este propósito: “...los perros, con

el artificio de la guerra y despedazar in-

dios, se hacían bravos como tigres”.

El cronista Fernández de Oviedo

relata una anécdota ocurrida en las cer-

canías de León de Nicaragua, en la déca-

da de 1520. Habiendo los indios de las

comarcas vecinas matado a varios espa-

ñoles, el gobernador Pedrarias Dávila

Cortés llega a la costa

mexicana en 1521 y emprende

la lucha contra los guerreros

indígenas. La armadura

de los españoles

les proporcionaba gran

protección contra las armas

indígenas.

Page 152: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano152

sido una serie ininterrumpida de triun-

fos desde la batalla de los Navas de To-

losa, en 1212, hasta la toma de Grana-

da, en 1492. La unión dinástica de los

reinos de Castilla y Aragón, en 1479,

fue un rotundo éxito político. Cuarenta

años más tarde, el rey Carlos fue electo

emperador del Sacro Imperio Romano

Germánico. Por otra parte, en el cristia-

nismo español se unían el espíritu de la

guerra santa contra los infieles con el sen-

tido misionero. A la lucha se iba con el

fin de expander la religión católica, que

concebía la historia en términos universa-

les, como una historia providencial de sal-

vación de la humanidad, en la que se

actuaba como agentes de la voluntad di-

vina. Por supuesto, hay que agregar los

intereses personales.

La cosmovisión indígena era muy

distinta a la española, pues concebía el

mundo cíclicamente: destrucción y recons-

trucción periódica del mundo. Habían

ocurrido ya varias catástrofes y ocurri-

rían otras. El calendario mesoamericano

dividía el tiempo de acuerdo con ciclos,

a cuyo término era posible o necesaria

una catástrofe. Para garantizar la estabi-

lidad del mundo eran necesarios los sa-

crificios humanos. Una expresión de los

cakchiqueles de Guatemala recoge esta

forma de ver la vida: “Para morir naci-

mos”. Los pueblos americanos no tenían

una visión de conjunto de la historia sino

fragmentada en historias étnicas, contra-

puestas y antagónicas.

Carlos I de España y V

de Alemania. Fue el monarca

más poderoso de Europa

en su tiempo; además

de sus posesiones

en Italia, Países Bajos,

España y Alemania, también

ejercía dominio sobre

los vastos territorios

americanos recientemente

sometidos por

los conquistadores.

ordenó capturar a algunos miembros de

la nobleza indígena. En la plaza de León

hizo enfrentarse a los capturados con pe-

rros hambrientos. Los indios fueron des-

pedazados por los perros y Pedrarias

ordenó colgar sus despojos en la plaza

para escarmiento de la población.

Si los medios materiales con que

contaban españoles e indígenas eran

muy diferentes, las mentalidades de unos

y otros lo eran más aun. El pensamiento

prevaleciente en Europa a finales del si-

glo XV y principios del XVI era de opti-

mismo, propio del humanismo y del es-

píritu renacentista. Los intelectuales

creían en un renacer de la civilización

después del prolongado letargo medie-

val. En España, la Reconquista había

Las armas de fuego

y los caballos fueron

de las principales ventajas

de los españoles durante

la Conquista, tal como

lo demuestra este grabado

de la conquista de

Tenochtitlan a manos

de Cortés en 1521.

Page 153: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La conquista de Centroamérica (1492-1542) 153

racias al apoyo de los reyes

españoles Isabel de Castilla y

Fernando de Aragón, Cristóbal

Colón emprendió cuatro viajes

exploratorios que le permitieron llegar a

tierras hasta entonces desconocidas por

los europeos. Es en este sentido que se

habla del Descubrimiento de América,

pues los primeros descubridores del terri-

torio americano fueron, en realidad, como

ya se vio, los grupos provenientes del

Asia. Sin embargo, la llegada de Colón

a América en 1492 le reveló a los euro-

peos la existencia de “otro mundo”, “nue-

vo”, distinto del que hasta entonces

conocían. Paradójicamente, Colón murió

sin saberlo, pues hasta el fin de sus días

pensó que había llegado a la India; de

ahí el nombre dado a los nativos ameri-

canos: indios.

En los viajes segundo y tercero,

Colón se enfrentó a numerosos proble-

mas no sólo en las islas del Caribe, en

donde se habían hecho los primeros in-

tentos de colonización, sino también en

España, donde el conflicto entre la Coro-

na y Colón habría de volverse crónico, y

cuya solución final repercutió en la colo-

nización del continente americano. La

controversia tuvo que ver con los intere-

ses políticos y económicos del descubri-

dor y de la monarquía española. Isabel

la Católica afirmó desde un principio que

los indígenas serían vasallos de la Corona

y no del descubridor. Las ambiciones de

Colón, sin embargo, basadas en parte en

EL DESCUBRIMIENTO DE CENTROAMÉRICA: 1502

G

Nadie sabe cómo se desarrolló

la llegada de Colón a tierras

americanas. Esta escena

probablemente exagera

algunos detalles pero

transmite la sensación

de alivio y triunfo que deben

haber experimentado

los navegantes después de

tantos días de incertidumbre

en alta mar.

Page 154: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano154

sus primeros arreglos con los reyes, re-

basaban las concesiones de la Corona,

la que al final se impuso.

Al regresar de su tercer viaje, Colón

tuvo que enfrentar muchas dificultades.

Aun así, pudo emprender un cuarto y últi-

mo viaje, autorizado por los reyes de Es-

paña el 26 de febrero de 1502. El objetivo

principal era explorar y encontrar un es-

trecho entre Cuba, que suponía un pro-

montorio chino, y el continente adonde

había llegado en 1498, durante su tercer

viaje. La flota de cuatro carabelas salió de

Sevilla el 3 de abril de 1502 con una tri-

pulación compuesta por unos 130 hom-

bres, quienes en su mayoría tenían entre

12 y 18 años.

El viaje oceánico duró 21 días. El

15 de junio llegaron a la isla de Martini-

ca y, ante la amenaza de un huracán, se

guarecieron en la isla de Santo Domin-

go. Pasado el fenómeno meteorológico,

siguieron su ruta hacia el suroeste cru-

zando el mar Caribe hasta arribar a la

isla de Guanaja. Habían llegado a Cen-

troamérica.

En la isla de Guanaja, los españo-

les avistaron una canoa indígena, la más

grande que hasta entonces hubiesen vis-

to, movida por velas y remeros. Se trataba

de una canoa de comerciantes que viaja-

ban entre las islas de la Bahía, Honduras,

y la isla de Cozumel, frente a la península

de Yucatán, cargada de artículos de me-

tal y algodón. Guiados por un rehén to-

mado de esa canoa, Cristóbal Colón al-

canzó por fin la Tierra Firme en las

cercanías de la actual Trujillo (Honduras).

Después de bordear las costas en

dirección al oriente, encontraron gente

“muy selvática”, que comía “carne huma-

na y peces crudos...” y que tenía las ore-

jas horadadas. Siguieron navegando

hasta enfrentarse con una terrible tormen-

ta, con rayos y truenos, que puso en peli-

gro la expedición. Los barcos estaban a

merced de las aguas, con las velas rotas,

y parte de las anclas, cordelaje y botes

estaban perdidos. La tripulación estaba

aterrorizada y muchos pensaron que ha-

bía llegado su última hora.

El 12 de septiembre en la madruga-

da, la flota dobló un cabo. Allí, donde la

costa sigue hacia el sur, la tormenta se cal-

mó. Colón bautizó ese lugar con el nom-

bre de Cabo de Gracias a Dios, denomi-

nación que conserva hasta el presente.

Siguiendo hacia el sur llegó al río Grande

de Matagalpa, llamado por Colón el río

El retorno de Colón después

de su primer viaje causó

asombro en la corte real

española, en marzo de 1493.

Page 155: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La conquista de Centroamérica (1492-1542) 155

de los Desastres porque dos de sus mari-

neros se ahogaron cuando buscaban agua

y madera. Después de pasar por el río San

Juan arribó a Cariari, cerca de lo que hoy

es Puerto Limón, en Costa Rica. Los habi-

tantes del lugar usaban ropa de algodón

y, lo que era más importante para los ex-

pedicionarios españoles, llevaban objetos

de oro “colgados del cuello”. De allí Co-

lón siguió a lo largo del litoral y llegó en

su travesía hasta el límite de los países

actuales de Panamá y Colombia.

En la región panameña de Veragua

volvió a encontrar nativos con adornos de

oro. Fue informado de que este metal se

extraía en minas, tierra adentro, y tam-

bién se recogía en los ríos. Tales nuevas

indujeron a la idea de establecer, en vez

de un puerto para el comercio, una colo-

nia para conseguir oro. No obstante, la

colonia bautizada con el nombre de Santa

María de Belén, en territorio panameño,

fue un fracaso.

Colón volvió a las Antillas, desde

donde emprendió el retorno a España el

12 de septiembre de 1504. Desembarcó

en Sanlúcar de Barrameda el 7 de noviem-

bre del mismo año. Concluía el último y más

aventurado y decepcionante de sus cuatro

viajes. Para los nativos centroamericanos

estos primeros contactos tampoco signifi-

caron gran cosa, pues no hubo conquista

ni mayores intercambios comerciales. Lejos

estaban de pensar que estas exploraciones

extranjeras abrirían el camino a futuras ex-

pediciones que hirieron el corazón mismo

de sus culturas y significaron para mu-

chas de ellas el principio del fin.

En su último viaje a América,

Colón bordeó la costa

caribeña de Centroamérica

desde Honduras hasta

Panamá.

Page 156: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano156

l fenómeno de la conquista de

América es único en la histo-

ria de la expansión europea.

Iniciada en las islas del Cari-

be a finales del siglo XV, se extendió a

tierra firme en la primera mitad del si-

glo XVI. En términos de su extensión, los

territorios conquistados se ampliaron

entre 1493 y 1560 de la manera si-

guiente:

50 000 km2 entre 1493 y 1500

250 000 km2 entre 1502 y 1515

2 000 000 km2 entre 1520 y 1540

500 000 km2 entre 1540 y 1560

El período de mayor expansión, entre

1520 y 1540, corresponde con la con-

quista de México y Centroamérica, la

cual se ubica entre la ocupación espa-

ñola del Caribe y los procesos de con-

quista en Sudamérica, a saber:

• Entre 1493 y 1520, los españoles con-

quistaron buena parte del Caribe.

Consiguieron controlar las Antillas

Mayores y las costas caribeñas del ist-

mo de Panamá. Las poblaciones nati-

vas fueron exterminadas casi en su

totalidad.

• Entre 1520 y 1534 se produjo la con-

quista del poderoso imperio azteca y

de la región centroamericana.

• Entre 1534 y 1555 la conquista se ex-

tendió hacia las regiones periféricas

e interiores de Sudamérica. Se domi-

nó al imperio de los incas, al igual

que extensas regiones de Venezuela,

Colombia, Chile y Argentina.

La conquista de Centroamérica con-

sistió en una especie de operación tena-

za: desde México por el norte, desde

LA CONQUISTA DE CENTROAMÉRICA

ELos mayores esfuerzos

militares de la Conquista se

hicieron en México y Perú,

los núcleos de las principales

entidades políticas: los incas

y los aztecas. Sin embargo,

expediciones españolas

deambularon por todo el sur

de lo que es ahora los Estados

Unidos, el sur de Chile,

y llegaron hasta el Amazonas.

Page 157: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La conquista de Centroamérica (1492-1542) 157

Panamá por el sur. Una peculiaridad fue

que en algunos puntos del istmo hubo

enfrentamientos y disputas entre los mis-

mos conquistadores por el control de los

nuevos territorios, reflejo de las ambicio-

nes contrapuestas de los expedicionarios,

ya que su móvil principal fue la búsqueda

del oro. Para las poblaciones sometidas,

la conquista significó capturas masivas

de indios para venderlos como esclavos

y trabajos en condiciones inhumanas,

además de la propagación de epidemias

y la destrucción de pueblos enteros. Es-

tas fueron las notas macabras de la con-

quista.

La conquista de Panamá

Se considera a Rodrigo de Bastidas como

el descubridor del istmo de Panamá, pues

tocó tierra firme en la Guajira y Puerto

Escribano en 1501, un año antes de que

Colón arribara a esas costas en su último

viaje. En 1504 llegó una expedición a

Panamá al mando de Diego de Nicue-

sa, a quien cuatro años más tarde se le

asignó el gobierno de la Provincia de

Castilla del Oro, que incluía desde el golfo

de Urabá hasta Cabo de Gracias a Dios.

Ese fue el punto de partida de la coloniza-

ción de Panamá. En 1510 partió de la isla

de Santo Domingo una nueva expedición

Los esfuerzos de conquista

de los españoles

en Centroamérica

se concentraron

en la vertiente del Pacífico,

donde estaba la población

indígena.

Page 158: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano158

dirigida por Martín Fernández de Enci-

so, la cual fundó la ciudad de Santa

María de la Antigua en la región del Da-

rién, la primera del continente americano.

En esos tiempos el Darién tenía fama de

ser una región densamente poblada.

El 25 de septiembre de 1513, uno

de los expedicionarios de Enciso, Vasco

Núñez de Balboa, avistó el océano Pa-

cífico. Su descubrimiento le valió el títu-

lo de adelantado y la gobernación de

Panamá y Coiba, pero su poder no duró

mucho tiempo, ya que en 1514 salió Pe-

drarias Dávila de España como capitán

de una formidable expedición compues-

ta con 19 navíos en los que venían 1 500

hombres armados. Traían toda clase de

semillas de plantas desconocidas en

América, ganado bovino, ovino y mu-

lar, aves de corral, aperos de labranza

agrícola y herramientas de artesanos.

Pedrarias fue recibido por Balboa en

Santa María “con quinientos” españo-

les que se hallaban establecidos en el

lugar. La ciudad contaba, además, con

más de 1 500 indios que servían a los

españoles.

Pedrarias consideró que había que

apresurar la conquista, pero el nuevo ata-

que español provocó una tenaz y firme

oposición de los indios. Varios asenta-

mientos españoles como Fonseca, Dávi-

la, Santa Cruz y el fuerte Tubanamá fue-

ron destruidos por los indios. Pedrarias

decidió crear dos nuevos poblados. En

1515, fundó Acla en la vertiente oriental

del país. Su función original era la de

consolidar el territorio conquistado. Pos-

teriormente sirvió de punto de partida de

expediciones hacia el sur.

Años más tarde, en 1519, después

de ejecutar en Acla a Balboa, Pedra-

rias decidió la fundación de una nueva

ciudad. Una expedición compuesta con

trescientos hombres se dirigió al sitio

“más angosto y estrecho de la tierra, de

la una mar a la otra” para fundar en

medio de un poblado de pescadores la

ciudad de Panamá. El lugar sirvió pocos

años después como base de varias ex-

pediciones conquistadoras al resto del

área centroamericana. La conquista de

Panamá duró varios años. Desde las ex-

pediciones de Nicuesa en 1510 hasta la

década de 1520, los indígenas tuvieron

que soportar el asedio continuo de los sol-

dados españoles. En las descripciones del

cronista Gonzalo Fernández de Ovie-

do, el gobernador Pedrarias Dávila sur-

ge como la figura más cruel. Es cierto

que Gonzalo Fernández de Oviedo era ene-

Vasco Núñez de Balboa llegó

al Océano Pacífico

atravesando el istmo

de Panamá, en septiembre

de 1513.

La importación de esclavos

del África para sustituir

la mano de obra indígena

que moría de enfermedades

y malos tratos fue

uno de los episodios más

ominosos de la historia

de Occidente.

Page 159: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La conquista de Centroamérica (1492-1542) 159

migo de Pedrarias, pero no hay duda al-

guna de que muchos poblados fueron arra-

sados. La despoblación llegó a tales extre-

mos que, a partir de 1527, fue necesario

importar esclavos indios de otros lugares,

en particular de Nicaragua. Más tarde se

hizo necesaria la importación de esclavos

africanos, que significó la sustitución casi

por completo de la población original.

La conquista de Nicaragua

En 1518 salió de España una expedición

al mando de Gil González Dávila con rum-

bo al Darién, donde encontró la hostili-

dad del gobernador de Castilla de Oro,

Pedrarias Dávila. Desobedeciendo las ór-

denes del rey, éste se negó a entregar a Gil

González los barcos que le había quitado

a Vasco Núñez de Balboa. Gil González,

sin embargo, logró fabricar sus propias

naves y emprendió un viaje por la costa del

Pacífico hasta Chiriquí. Recorrió luego, por

tierra, toda la costa hasta las tierras de los

caciques Nicarao y Diriangén, en el sur de

Nicaragua. Los indios de la región le di-

jeron que hacia el norte se encontraban

riquezas y grandes poblaciones, por lo que

Gil González avanzó en esa dirección, en-

trando en abril de 1523 a la tierra del caci-

que Nicarao, ubicada entre los actuales

poblados de Rivas y San Jorge. Fue recibi-

do en paz y entabló conversaciones e in-

tercambios con el jefe indio.

El cronista Francisco López de Gó-

mara relata así el primer encuentro en

tierra nicaragüense entre el conquistador

español, Gil González Dávila, y el caci-

que Nicarao: “Pasó grandes pláticas y

disputas con Gil González y religiosos,

[el cacique] sabio en sus ritos y antigüe-

dades”. Notando la sed de oro de los

soldados españoles, Nicarao les pregun-

tó “para qué tan pocos hombres querían

tanto oro”. Y añade el cronista: “cierta-

mente fue un admirable razonamiento...

y nunca indio, a lo que alcanzo, habló

como él a nuestros españoles”.

A poca distancia de donde vivía

Nicarao, Gil González tomó posesión del

lago Cocibolca en nombre de Castilla. Al

cabo de recorrer unos ochenta kilómetros

llegó al territorio del cacique Diriangén.

Acompañado de 500 hombres y 17 mu-

jeres, el jefe indio le hizo regalo de pavos

y de oro, cuyo peso era de “dieciocho mil

castellanos”. Diriangén, sin embargo, ata-

có posteriormente a los españoles en la

primera batalla que se libró entre los con-

quistadores y los indios en esa región.

Esta escena del Lienzo

de Tlaxcala muestra

a los conquistadores españoles

luchando contra los guerreros

indígenas en Masaya,

Nicaragua.

Page 160: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano160

Pedro de Alvarado, jefe

de los ejércitos indohispanos

que conquistaron buena parte

de las actuales repúblicas

de Guatemala y El Salvador.

Después de estos logros,

Alvarado se afanó

infructuosamente

en organizar una expedición

hacia el Perú. Sus últimos

años los pasó peleando

en el norte de México, donde

murió después de que

su caballo le cayera encima.

Iglesia de la Merced, en

Granada. Los españoles

decidieron asentarse

en Granada por su ubicación

en las riberas del Gran Lago

y la concentración de

población indígena en la zona.

Gil González emprendió el repliegue ha-

cia el sur. Al pasar por las tierras de Ni-

carao fue recibido con hostilidad, lo que

le obligó a seguir hasta llegar al lugar

donde se hallaban los navíos de Andrés

Niño, quien, mientras Gil González ex-

ploraba por tierra, había emprendido una

expedición a lo largo de la costa del Pa-

cífico de Nicaragua hasta el golfo que

bautizó con el nombre de Fonseca. Niño

también exploró la costa de lo que hoy es

El Salvador antes de regresar a Panamá

junto con Gil González en junio de 1523.

Los resultados de las expediciones

de Gil González y Andrés Niño se difun-

dieron rápidamente, pues habían vuelto

con regular cantidad de oro. Además,

ahora se tenía conocimiento de tierras al

norte y de los accidentes principales de

la costa. Sin embargo, Gil González no

había logrado establecer dominio algu-

no sobre los indios.

A finales de 1523, Pedrarias envió

una expedición al mando del capitán Fran-

cisco Hernández de Córdoba, compuesta

por unos doscientos soldados españoles y

unos cuantos esclavos negros. En 1524 fun-

dó las ciudades de León y Granada, las

principales poblaciones de la que más tar-

de sería la provincia de Nicaragua, y la

Villa de Bruselas, hoy Costa Rica. En los

enfrentamientos con los indios, el pueblo

de Managua, a orillas del lago Xolotlán,

fue casi destruido. Ese mismo año de 1524

comenzaron a salir oro y esclavos indios

de Nicaragua hacia Panamá. A pesar de

que en 1543 se fundó la ciudad de la Nue-

va Segovia al noreste del país, ésta no pros-

peró ante el ataque de los indios vecinos,

por lo que el avance conquistador se detu-

vo en el centro del país. Casi dos tercios del

territorio de la actual República de Nicara-

gua quedaron fuera del dominio español.

La conquista de Guatemala

En 1519, Hernán Cortés desembarcó

en Veracruz y, tras una larga marcha

y negociaciones con los indios, llegó a Te-

nochtitlan, la capital de los aztecas. Des-

pués de consolidar en dos años su dominio

sobre los territorios de lo que fuera el “im-

perio azteca”, decidió enviar a dos de sus

capitanes, Pedro de Alvarado y Cristóbal

de Olid, hacia el sur. Había recibido em-

bajadas de los cakchiqueles de Guatema-

la y noticias de hostilidades contra los

pueblos sometidos en Soconusco, así como

de tierras ricas en metales preciosos en el

Page 161: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La conquista de Centroamérica (1492-1542) 161

istmo. Alvarado debía dirigirse hacia las

tierras del Pacífico, y Olid, por su lado,

hacia el golfo de Honduras.

Alvarado salió de Tenochtitlan a fi-

nales de 1523. Su expedición se compo-

nía de 120 soldados de caballería y 300

de infantería, además de un regular nú-

mero de guerreros indios aliados. Antes

de emprender la marcha hacia el sur, Al-

varado había estado en el Soconusco,

donde sentó las bases de una alianza con

el rey cakchiquel.

En febrero de 1524, el ejército de

Alvarado entró en territorio quiché. En las

cercanías de Xelajú (actual Quezaltenan-

go) se enfrentó y derrotó a los guerreros

quichés, quienes opusieron una férrea re-

sistencia bajo el mando de Tecún Umán.

Los quichés entonces invitaron a Alvarado

a su capital Kumarcaaj (Utatlán) para dis-

cutir los términos de la rendición, pero apro-

vecharon para llevar a cabo una última

acción armada contra el invasor. La res-

puesta de los españoles fue drástica:

después de derrotar a los guerreros qui-

chés, Alvarado capturó a sus jefes y los con-

denó a morir quemados, además de

ordenar la destrucción de la capital quiché.

A principios de abril de 1524, sa-

lió Alvarado hacia Iximché, capital de los

cakchiqueles. Desde allí preparó expedi-

ciones hacia el sur, a las regiones del lago

de Atitlán y de Escuintla, en la planicie

costera del Pacífico. En dos meses, du-

rante abril y mayo de 1524, sometió al

dominio español a sus poblaciones. Así,

en un corto período, Alvarado había con-

quistado los principales centros mayas en

Guatemala.

Posteriormente, entre 1525 y 1530,

los españoles organizaron expediciones

para tomar control de las poblaciones in-

dígenas de la sierra de los Cuchumata-

nes, quienes, tras una fiera resistencia y

repetidas batallas, fueron derrotados por

los conquistadores. Durante ese período, los

cakchiqueles, antiguos aliados de Alva-

rado, se rebelaron por el tratamiento bru-

tal que recibían. La rebelión de los cakchi-

queles puso en serios aprietos a los

colonos españoles antes de 1532, pero

al final fueron también reducidos por la

fuerza al dominio español. De 1532 a

1534, varios ejércitos españoles que ope-

raban desde la nueva capital establecida

en la original Santiago de los Caballeros

(Ciudad Vieja) se desplazaron para so-

focar resistencias focalizadas y para ter-

minar de conquistar el área del oriente,

La batalla de Quezaltenango,

según el Lienzo de Tlaxcala,

elaborado por los tlaxcaltecas

de México hacia mediados

del siglo XVI para apoyar

sus peticiones de que se

les exonerara del pago

de tributos en reconocimiento

a la ayuda que prestaron a

Hernán Cortés durante

la conquista del imperio

azteca.

Page 162: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano162

cuzcalco, los conquistadores siguieron

hacia Azacualpa, que los indios habían

abandonado. Desde allí se dirigieron ha-

cia Ateos (Atehuán), donde recibieron a

los enviados de los señores de Cuscatlán,

capital de los pipiles, quienes traían men-

sajes de paz.

Cuando los españoles llegaron a

Cuscatlán, la hallaron casi desierta y se

ordenó apresar a cuantos indios se pudie-

se para reducirlos a esclavitud. Alvarado

regresó a Guatemala con la frustración de

no haber encontrado oro ni otras rique-

zas en El Salvador. Al año siguiente, los

españoles volvieron a Cuscatlán y funda-

ron la ciudad de San Salvador. La región

occidental de El Salvador fue sometida en

su totalidad nueve años después de la en-

trada inicial de Alvarado.

El dominio español de la región

oriental de El Salvador comenzó en 1529

cuando soldados españoles cruzaron el

río Lempa. Al año siguiente, fuerzas pro-

cedentes de Guatemala fundaron San Mi-

guel de la Frontera. La expedición había

sido enviada para evitar que Pedrarias

Dávila, para entonces en Nicaragua, pe-

netrara en territorio salvadoreño.

La conquista de Honduras

Las expediciones de exploración y con-

quista de Honduras procedieron de lu-

gares diferentes: de la isla de la Espa-

ñola, bajo el mando de Gil González

Dávila; de México y Guatemala, dirigida

por Cristóbal de Olid y Francisco de las

Escena de la batalla

de Acajutla según el Lienzo de

Tlaxcala. En esta batalla,

los izalcos mostraron una fiera

resistencia contra las fuerzas

combinadas de españoles

e indígenas tlaxcaltecas.

El mismo Pedro de Alvarado

fue herido, tal como

lo describe con sus propias

palabras: “Me dieron

un flechazo que me pasó

la pierna... de la cual herida

quedo lisiado, que me quedó

la una pierna más corta que

la otra, bien cuatro dedos...” poblada por los chorti. Para 1544, los

españoles dominaban casi todo Guatema-

la, excepto por la región montañosa de la

Alta Verapaz, “tierra de guerra”, que con-

quistaría pacíficamente fray Bartolomé de

las Casas evangelizando a los indios.

Mientras, la región selvática del Petén per-

maneció inhóspita y rebelde hasta el siglo

XVIII, bajo el control de los indios itzaes.

La conquista de El Salvador

La conquista del territorio salvadoreño fue

una prolongación de la de Guatemala, a

partir del establecimiento del dominio

español en la región de Escuintla. En efec-

to, al salir Alvarado de este lugar, mar-

chó hacia la costa del Pacífico en direc-

ción sureste. Cerca de Acajutla, los

españoles y sus aliados indígenas se en-

frentaron a un considerable número de

guerreros pipiles a quienes vencieron, no

sin dificultad; el mismo Alvarado fue heri-

do seriamente en una pierna por una lan-

za indígena. Tras vencer de nuevo en Ta-

Page 163: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La conquista de Centroamérica (1492-1542) 163

Casas, enviados por Hernán Cortés en

1524, y por el mismo Cortés posteriormen-

te; de Panamá, comandadas por Andrés

Niño y Gil González; y de Nicaragua al

mando de Francisco Hernández de Cór-

doba, enviado por el gobernador Pedra-

rias Dávila.

La primera expedición que tocó tie-

rra hondureña fue la de Andrés Niño, en

1522. El 5 de marzo de ese año, Niño tomó

posesión de la isla de la Petronila en el gol-

fo de Fonseca. Dos años más tarde, Gil

González salió de la isla de la Española

con rumbo a Honduras, con el fin de bus-

car el famoso “estrecho dudoso”, es decir,

la conexión entre el Océano Pacífico y el

Océano Atlántico que supuestamente de-

bía existir entre el golfo de Honduras y el

de Fonseca. Al llegar a la costa de Guay-

mura, el mal tiempo lo obligó a echar al

mar varios caballos de los que traía. Fue

por eso que bautizó el lugar con el nombre

de Puerto Caballos, hoy Puerto Cortés.

En 1524 también, Hernán Cortés

envió a Cristóbal de Olid a Honduras

desde México, con el mismo propósito de

encontrar el “estrecho dudoso”, pero evi-

dentemente con el objetivo de extender

sus dominios hacia el sur. Después de

desembarcar en Honduras, Olid se rebe-

ló contra Cortés quien, informado de la

traición de su subalterno, envió a Fran-

cisco de las Casas por mar para castigar

su desobediencia. Por el mal tiempo, los

barcos de Francisco de las Casas naufra-

garon frente a la costa en medio de una

batalla con las fuerzas de Olid, y fue cap-

turado por el capitán rebelde. Había,

ahora, tres conquistadores en territorio

hondureño: Gil González, las Casas y

Olid, quien encarceló a los dos primeros,

pero éstos lograron escapar y ejecuta-

ron a Olid. González y las Casas termi-

naron juntando a sus hombres en una

sola expedición, que estableció una colo-

nia en Trujillo. Por su lado, Francisco Her-

nández de Córdoba envió desde León una

fuerza expedicionaria al mando de Her-

nando de Soto, la que se enfrentó en Olan-

cho a la tropa de Gil González. Derrotado,

Hernández de Córdoba regresó a León.

Hernán Cortés, entre tanto, igno-

rante de lo que ocurría en Honduras, en

1525 salió de México con 140 españo-

les y 3 000 guerreros indígenas mexica-

nos, de los cuales la mayor parte sucum-

bió en el camino, ya que llegaron con él

a Honduras apenas treinta, después de

cruzar por los pantanos y las selvas del

Petén en la más desastrosa de las expe-

diciones españolas. El conflicto en Hon-

duras comenzó a apaciguarse y, de re-

greso a México, Cortés dejó en su lugar

a Hernando de Saavedra, quien tuvo que

enfrentar la sublevación de los indios de

Olancho. La resistencia comenzó hacia

1528, cuando los indios de los alrede-

dores de Trujillo, fundado en 1525, y del

valle de Olancho se rebelaron contra los

malos tratos y la esclavitud.

El caso es que los funcionarios es-

pañoles no hicieron nada para impedir

Hernán Cortés, jefe

de la expedición española

que conquistó Tenochtitlan.

Posteriormente recibió el título

de Marqués del Valle

y muchas encomiendas

que lo convirtieron

en uno de los hombres

más ricos de su tiempo.

Page 164: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano164

los maltratos y la esclavitud de los indí-

genas. La Audiencia de Santo Domingo

había nombrado a Diego López de Sal-

cedo gobernador de Honduras, en 1526.

Bajo su administración, la esclavitud in-

dígena aumentó considerablemente y la

disputa por los territorios y los esclavos

se agudizó entre Trujillo y León. Los hom-

bres de Pedrarias capturaron a López de

Salcedo y lo mandaron preso a León,

donde Pedrarias lo tuvo encarcelado du-

rante seis meses. En 1529, Andrés de

Cerezeda asumió el gobierno. Bajo su ad-

ministración, miles de indios fueron cap-

turados y vendidos como esclavos en las

Antillas.

En 1530, la resistencia indígena se

hallaba generalizada y dirigida por Co-

zumba en el noroccidente del país. La

resistencia fue vencida por Pedro de Al-

varado quien, auxiliado por indios gua-

temaltecos, en 1536 tomó y destruyó con

sus huestes la capital rebelde, Cerro Pa-

lenque. Ese mismo año, el cacique Lem-

pira logró reunir a 30 000 indios en

Cerquín para luchar contra los españo-

les. En el Valle de Comayagua y en otras

regiones proliferaron simultáneamente

movimientos de resistencia.

No fue sino hasta 1539 cuando

Francisco de Montejo, nombrado gober-

nador de Honduras desde 1535, logró

sofocar los levantamientos indígenas en

el centro y el occidente, pero la resis-

tencia en el oriente persistió. En 1542,

1544 y 1546 hubo nuevos levantamientos

en la región de “las minas de Olancho”.

Por su parte, Montejo se instaló en Santa

María de Comayagua, una región mi-

nera fundada en 1537. Larga y difícil,

anárquica y conflictiva fue, pues, la con-

quista de Honduras. Una tercera parte

del territorio de esa gobernación que-

dó fuera del control español hasta el si-

glo XVIII.

La conquista de Costa Rica

La conquista de Costa Rica revistió ca-

racterísticas especiales. Iniciada en 1519,

sólo concluyó después de un largo inter-

valo, en 1573. Aun así, varios grupos

indígenas no pudieron ser sometidos al

dominio español.

En 1516, una expedición explora-

dora, dirigida por Juan de Castañeda y

Hernán Ponce de León, llegó a Nicoya.

Antes de entrar en combate

contra los españoles,

los guerreros indígenas

celebraban ritos propiciatorios

para alcanzar la victoria, tal

como se aprecia en esta

ilustración.

Page 165: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La conquista de Centroamérica (1492-1542) 165

Refiriéndose a esta expedición, fray Bar-

tolomé de las Casas escribió lo siguiente:

“hallaron un golfo... lleno de islas, y es

puerto cerrado admirable; llámanle los

indios Chira... es una provincia muy fértil

y graciosa de Nicaragua”. Con relación a

la recepción que hicieran los indios a los

expedicionarios, escribe que rodearon a

los navíos españoles “gran número de

canoas, llenas de gente armada... que

apareció en la costa con sus trompetillas

o cornetas haciendo grandes... amenazas;

pero tirados algunos tiros de pólvora,

no quedó hombre en la mar ni en la

tierra que huyendo no volase”. Pese al

miedo que metieron inicialmente a los na-

tivos con el estruendo de sus armas de

fuego, los españoles no lograron estable-

cer dominio alguno sobre el territorio ante

la resistencia montada por los indios.

En 1522, la expedición encabezada

por Gil González entró por tierra a Costa

Rica desde Panamá, recorrió parte del

territorio que se conoce hoy con el nom-

bre de Guanacaste y siguió de paso hacia

Nicaragua. A su retorno a Panamá el año

siguiente, Gil González tampoco intentó

conquistar grupo alguno en Nicoya. A fi-

nes de 1523, el gobernador de Panamá,

Pedrarias Dávila, envió una expedición al

mando de Francisco Hernández de Córdo-

ba con el fin de evitar que Gil González

tomase ventaja a su expedición. Hernán-

dez de Córdoba fundó la villa de Bruselas,

en la franja costera oriental del golfo de

Nicoya, cerca de donde encontró oro. Des-

de Bruselas, Andrés Garabito hizo un in-

tento infructuoso por conquistar el territorio

de los indios huetar pero no fue sino unos

cuarenta años más tarde cuando se realizó

la conquista de Costa Rica.

En 1560, Juan de Cavallón asumió

los cargos de gobernador de Nicaragua

y alcalde mayor de Nicoya. Fue Cava-

llón quien organizó el primer intento sis-

temático de conquista de Costa Rica a

partir de dos expediciones, una hacia la

costa del Caribe y la otra bordeando el

Pacífico. La del mar Caribe fue un fraca-

so y la del Pacífico no resultó más que en

la fundación, en el Valle Central, del Cas-

tillo Garcimuñoz, donde los indios veci-

nos siguieron presentando una fuerte

resistencia.

En 1562 Juan Vásquez de Coro-

nado fue nombrado alcalde mayor de

Nueva Cartago y Costa Rica. En 1563

conquistó varios territorios en el Valle

Central y fundó la ciudad de Cartago,

capital de Costa Rica durante toda la

época colonial. Durante el resto de la dé-

cada de 1560 la resistencia indígena

siguió sin tregua frente a diversas ex-

pediciones españolas que intentaban

controlar todo el Valle Central y zonas cos-

teras. Sin embargo, no fue sino hasta en

1573 cuando las fuerzas al mando del nue-

vo gobernador, Alonso Anguciana de Gam-

boa, pacificaron el Valle Central, momento

en que las poblaciones indígenas ya ha-

bían sido debilitadas por el acoso español

y diezmadas por las enfermedades.

Juan Vásquez de Coronado,

uno de los conquistadores

de Costa Rica.

Juan Cavallón, gobernador

de Nicaragua.

Page 166: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano166

CONCLUSIÓN

La expansión del poder español desde comienzos del siglo XVI afectó de ma-

nera dramática a las sociedades nativas establecidas, desde miles de años

atrás, en lo que hoy es Centroamérica. El último viaje de Colón despejó la

ruta a expediciones militares emprendidas de 1523 en adelante. Partiendo

de México, en el norte, y de Panamá, en el sur, estas expediciones bélicas resultaron

en el sometimiento al dominio español, a veces fulminante, a veces paulatino, de los

pueblos asentados en el istmo centroamericano. En 1560, este proceso, conocido

como la Conquista, había concluido, aunque muchas zonas poco pobladas como

el Petén, La Mosquitia (o Taguzgalpa) y la Tologalpa y Talamanca quedarían fue-

ra del control español por siglos todavía.

Representación desde la óptica

indígena de la conquista

española de la ciudad

de Texcoco, uno

de los principales núcleos

poblacionales del México

prehispánico.

Page 167: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 168: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 169: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 170: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Juan Luis Rodríguez Sibaja

Iconos en cruz (Políptico)

Polvos de piedra y piedras sobre yute

1994

Costa Rica

Page 171: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El establecimiento del dominio español (1542-1600) 171

Murieron vuestros abuelos y junto con ellos murieron el hijo del rey y sus hermanos yparientes. Así fue como nosotros quedamos huérfanos ¡oh hijos míos! Así quedamos

cuando éramos jóvenes. Todos quedamos así. ¡Para morir nacimos!

“Memorial de Sololá” de los indios cakchiqueles

U

INTRODUCCIÓN

La conversión de los indios

al cristianismo fue

indispensable para lograr

su incorporación plena

a la sociedad colonial. Aun

así, muchas comunidades

indígenas conservaron

prácticas religiosas heredadas

de sus antepasados que

los eclesiásticos no pudieron

erradicar.

na vez concluida la conquista de la mayor parte del territorio centroameri-

cano se inició su organización política, social, económica y cultural bajo el

control de la Corona española. La derrota militar de los aborígenes por las

huestes españolas fue más que un simple episodio bélico, o más que el

desenlace de una guerra corriente. Fue, por una parte, el fin de un proceso histórico

—el aborigen— iniciado hacía unos 10 000 años y, por otra, el comienzo de un

proceso sociohistórico del que somos herederos.

En los inicios de este proceso, el acontecimiento más dramático fue la disminu-

ción en proporciones elevadas de la población indígena por causas de naturaleza

diversa. Sobre los escombros de la antigua sociedad indígena se comenzó a levantar

una sociedad de inspiración hispánica con algunos remanentes indígenas. Al mismo

tiempo, se montaron sobre la herencia indígena nuevos sistemas económicos, socia-

les y culturales. Y esos sistemas, y las formaciones sociales derivadas, interactuaron y

sintetizaron nuevos fenómenos socioculturales de nuestra propia manufactura. Tal fue

el origen de nuestras actuales sociedades centroamericanas.

Los españoles llegan al valle

de México, según el Códice

Florentino.

Page 172: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano172

ntre 1523 y 1542 finalizó el

aislamiento en que habían vi-

vido las sociedades indígenas

centroamericanas, que hasta

entonces sólo habían tenido contacto con

sus vecinos más inmediatos. La llegada

de los españoles les puso en relación con

guerreros cuyas armas producían destruc-

ción y muerte, y con colonizadores que tra-

jeron consigo plantas y animales ex-

traños pero, sobre todo, enfermedades

que les eran del todo desconocidas y

contra las cuales no tenían inmunidad al-

guna. En consecuencia, la población in-

dígena experimentó una baja enorme.

Los autores divergen en sus cálcu-

los sobre el número de habitantes que

poblaban Centroamérica antes de la lle-

gada de los europeos. Tampoco están de

acuerdo sobre la cifra de la disminución

de los nativos después del contacto. A

pesar de estas divergencias, hay un con-

senso sobre el fenómeno global: la po-

blación indígena bajó en enormes propor-

ciones.

Desde una posición conservadora

puede afirmarse que la población indíge-

na centroamericana disminuyó en 90% en-

tre 1502 y 1600. El período más desas-

troso ocurrió entre 1523 y 1545, cuando

se redujo fuertemente en algunos lugares

y en otros desapareció por completo.

La primera causa de la baja de la

población, mas no la más importante, fue

la guerra entre indios y españoles, que dejó

un saldo entre los primeros, difícil de pre-

cisar. Una vez victoriosos, los conquista-

dores impusieron una explotación cruel y

despiadada sobre los indios. Muchos ven-

cidos fueron calificados de “rebeldes” y

esclavizados de acuerdo con una tradición

y un estatuto legal que, por cierto, ya ha-

bía sido derogado. Cualquier oposición o

resistencia indígena era duramente repri-

mida. Los malos tratos y vejámenes eran

corrientes y generalizados antes de 1544.

El primer sistema jurídico para

normar las relaciones entre indígenas y

EL DESCENSO DE LA POBLACIÓN INDÍGENA

E

Los españoles obligaron

a los indígenas a realizar

trabajos bajo diversas formas

de organización de la mano

de obra, desde la esclavitud

hasta el trabajo asalariado

obligatorio. Dicha explotación

contribuyó a mermar

la población indígena.

Page 173: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El establecimiento del dominio español (1542-1600) 173

españoles fue la encomienda. Ésta era un

favor concedido por el rey a los conquis-

tadores para compensarlos por los tra-

bajos realizados en la guerra contra los

indígenas. El beneficiado recibía de los in-

dígenas un ingreso determinado en pro-

ductos y servicios. Como contrapartida,

el encomendero tenía la obligación de

defender los derechos del rey en el terri-

torio de su encomienda, proteger a los

propios indígenas contra terceros, y ase-

gurar su conversión a la fe cristiana.

Este tipo de sometimiento laboral

generó innumerables abusos y se apro-

vechó para esclavizar al indígena. En dos

regiones en particular, Honduras y Nica-

ragua, la principal causa de disminución

de la población nativa fue la esclavitud.

Los indígenas capturados en la guerra

eran esclavizados y posteriormente expor-

tados a las Antillas, a Panamá y al Perú.

Un cálculo, quizá exagerado, de la ex-

portación de indios esclavos desde Ni-

caragua se ubica entre doscientos mil y

quinientos mil. En 1530, 1535 y 1542

se prohibió la esclavitud de los indios,

salvo circunstancias muy especiales, pero

ya para entonces el daño estaba hecho:

para mediados del siglo, más de la mi-

tad de la población indígena se había

extinguido.

Los conquistadores españoles y los

esclavos africanos que fueron traídos pos-

teriormente eran portadores de enferme-

dades contra las que ellos ya habían

desarrollado cierta inmunidad, no así los

indígenas. La involuntaria “guerra micro-

biana” que se desató con la conquista fue

la principal causa de la disminución de la

población indígena en el conjunto del

área centroamericana, entre 1502 y

1600. Refiriéndose a las nuevas enfer-

medades, un historiador ha dicho recien-

temente: “La viruela era el capitán en esa

guerra, la fiebre tifoidea el primer teniente

y el sarampión, el segundo teniente.”

La mayor mortalidad ocurría duran-

te los momentos en que la enfermedad

adquiría características de epidemia. En

1519-1520, aun antes de la llegada de

los conquistadores a Guatemala, se pro-

pagó una peste de viruela que exterminó

a la tercera parte de la población en el

altiplano guatemalteco. Peor aún, se ex-

tendió a otras áreas centroamericanas.

Otras epidemias se desataron entre 1529

y 1586 desde Chiapas hasta Costa Rica

sin exceptuar a Honduras, El Salvador o

Nicaragua. El cuadro de la siguiente pá-

gina presenta la relación de estas “pes-

tes” del siglo XVI.

El conjunto de estas pestes constitu-

yó para la población del istmo una catás-

trofe demográfica, de la que no se recu-

peraría sino hasta mediados del siglo XIX.

La despoblación, a su vez, condicionó las

estructuras y los procesos sociales de la

colonización: desintegró familias y comu-

nidades, facilitó la aculturación, limitó el

crecimiento, dificultó el control político,

impulsó unas formas de explotación e im-

posibilitó otras.

La viruela fue la más terrible

de las enfermedades

introducidas por los europeos

en América. Se extendió

con más rapidez que

los mismos conquistadores,

debilitando la capacidad de

resistencia de las poblaciones

indígenas.

Page 174: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano174

AÑOS LOCALIZACIÓN ENFERMEDADES

O SÍNTOMAS

IMPACTO

DEMOGRÁFICO

1519-1520

1529-1531

1532-1534

1545-1548

1563-1565

1570

1571

1573

1576-1577

1585-1586

Mortalidad muy alta: untercio de la poblacióntotal. Se extendió enmuchas áreas deCentroamérica despuésde la conquista deMéxico.

Mortalidad muy alta: deun tercio a la mitad dela población.

Mortalidad alta: unasseis mil muertes,equivalente a un terciode la población deNicaragua.

Mortalidad muy alta;Desaparecieron muchasaldeas.

La desnutricióny la enfermedad juntasprodujeron muchasmuertes.

Muchas muertesen Soconusco.

Mortalidad alta.

300 muertes en Nicoya.

Mortalidad muy alta.Desaparecieron muchasaldeas.

Mortalidad muy alta.

Viruela en la NuevaEspaña. Probablementeacompañada de pestepulmonaria o tifusen Centroamérica.

Peste neumónica,tabardillo en Chiapas,seguida de hambruna.

Sarampión.

Peste neumónica,llamada por losindígenas “gucumatz”.

Sequía y hambrunas,seguidas de epidemias.

Hambruna localy “fiebres”.

“Peste”.

Fiebres.

Peste neumónicay viruelas“matlazhuatl”.

Hambrunay enfermedades.

Altiplanoguatemalteco.

Nicaragua,Honduras yChiapas.

General.

General.

Guatemala.

Verapaz ySoconusco.

Guatemala yVerapaz.

Nicoya y CostaRica.

General.

Nicaragua.

EPIDEMIAS DEL SIGLO XVI

Page 175: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El establecimiento del dominio español (1542-1600) 175

ortugueses y españoles acudie-

ron al arbitraje del papa —máxi-

ma autoridad moral europea—

para zanjar las disputas surgi-

das en el avance de sus expediciones ex-

ploratorias y de conquista. En relación con

el hemisferio americano, hay dos documen-

tos fundamentales que sirvieron de base a

los monarcas españoles para justificar, más

tarde, la legitimidad de su dominio. Uno

de ellos, la bula papal Inter Caeterea

(1490), concedió a la Corona de Castilla

los territorios situados en el Atlántico, cien

leguas al este de las islas Azores y de Cabo

Verde. El otro, el tratado de Tordesillas de

1494, movió la línea fronteriza entre los

territorios de España y Portugal 270 leguas

al oeste de la línea anterior.

Desde el primer viaje de Colón, los

españoles tomaron posesión de los terri-

torios en el Nuevo Mundo a nombre de

los monarcas españoles. La colonización

se fundamentó en los derechos que el rey

supuestamente tenía sobre el continente

americano. Así, pues, cuando un grupo

indígena no reconocía voluntariamente la

autoridad española era sometido a la fuer-

za por los conquistadores y quedaba bajo

la autoridad del monarca español y de las

leyes del Reino de Castilla. Fue por eso

que una vez conquistados, los nativos

pasaron a ser súbditos de la Corona de

Castilla.

La instauración del poder real, me-

diante leyes, instituciones y funcionarios,

no fue tarea fácil. Tanto los conquista-

dores como sus descendientes entraron

en conflicto con la monarquía cuando

ésta intentó establecer su dominio en las

tierras conquistadas. La manzana de la

discordia era el tributo y el trabajo de los

indígenas, reglamentados inicialmente

por la encomienda. Pronto surgieron gra-

ves conflictos entre el rey y los conquistado-

res, en vista de que los beneficiarios de la

encomienda reclamaron el derecho per-

petuo para heredarla a sus sucesores. Por

otra parte, los malos tratos dados por los

encomenderos a los indígenas suscitaron

una fuertísima ola de protestas por parte

LA INSTAURACIÓN DEL DOMINIO ESPAÑOL

P

Los encomenderos, como

los que se representan aquí,

fueron los españoles más

privilegiados de los se

asentaron en Centroamérica.

Muchos españoles

no recibieron encomienda

alguna y terminaron viviendo

en relativa pobreza.

Page 176: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano176

de la Iglesia y legitimaron el esfuerzo de

la Corona por rescatar la prerrogativa real.

En 1542 se dictó un conjunto de le-

yes conocidas como Leyes Nuevas. En ellas

se estipuló, entre otras disposiciones,

que, a la muerte del beneficiario inicial, la

encomienda volvería a ser propiedad del

rey, quien podía otorgarla a quien él qui-

siera, como una afirmación clara de su au-

toridad en el Nuevo Mundo. Todos los

beneficiarios de la encomienda levanta-

ron el grito al cielo. Hubo oposición en

toda América a ésta y a otras medidas rea-

les. En León de Nicaragua, los hermanos

Contreras se levantaron en armas contra

el poder real. El obispo Valdivieso, defen-

sor de los indios y de la autoridad del rey,

fue asesinado por Hernando Contreras el

26 de febrero de 1549. A pesar de la opo-

sición, el rey salió victorioso.

A mediados del siglo XVI ya se ha-

bía organizado un gobierno que abar-

caba al istmo, y en la cabeza se hallaba

el rey. En 1542 se creó la audiencia de los

Confines con sede en la ciudad de Gra-

cias, Honduras. Tenía jurisdicción sobre

Guatemala, El Salvador, Honduras y León

(que abarcaba a Costa Rica). En 1548 la

audiencia se trasladó a la ciudad de Gua-

temala. En el sur, se creó la audiencia de

Tierra Firme para Panamá.

Las audiencias eran los órganos ju-

diciales y centrales de gobierno y adminis-

tración de la Corona, bajo las que se halla-

ban organismos regionales o locales tales

como las gobernaciones, las alcaldías ma-

yores, los corregimientos, los cabildos de

españoles y de indios, las tesorerías, los

obispados, los curatos y las milicias. Es de-

cir, su jurisdicción era no sólo civil sino tam-

bién militar y religiosa. Todos dependían

del Consejo de Indias, con sede en España,

y en última instancia del rey mismo.

Los distintos funcionarios de las

audiencias tenían nombramiento real, al

igual que los gobernadores, alcaldes y

corregidores. Nadie podía ejercer juris-

dicción si no era a nombre del rey. Otro

tanto ocurría con las leyes a las que esta-

ban sujetos los súbditos, aunque los cabil-

dos españoles e indígenas elegían de

manera intermitente a sus alcaldes ordi-

narios y otros oficiales locales, igual que

Como se aprecia en este mapa,

casi todas las villas

de españoles de comienzos

del período colonial se

encuentran en la región

del Pacífico de Centroamérica,

reflejo de la mayor

concentración de población

indígena en esa zona.

Page 177: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El establecimiento del dominio español (1542-1600) 177

los gremios y las organizaciones autóno-

mas civiles y eclesiásticas.

La legislación colonial que fue sur-

giendo incorporó elementos de la tradi-

ción indígena anterior a la llegada de los

conquistadores y el derecho de la monar-

quía castellana. Las costumbres indígenas

se podían conservar, si no iban en contra

de las disposiciones legales españolas. Por

ejemplo, la propiedad comunitaria indí-

gena se conservó e incluso se legalizó. De

igual manera, los caciques conservaron sus

puestos en los pueblos de indios.

Estas instituciones y leyes nuevas se

impusieron sobre las poblaciones que

ocupaban los territorios de las dos au-

diencias: la audiencia de Guatemala, que

incluía una inmensa región en la que se

hallaban las gobernaciones de Soconus-

co, Honduras, Nicaragua y Costa Rica; y

la audiencia de Tierra Firme o Castilla del

Oro, mucho más pequeña, que cubría las

gobernaciones de Panamá y Veragua.

En 1574, había en el territorio de

la audiencia de Guatemala 19 poblados

de españoles, de los que 14 tenían el títu-

lo de ciudad. La población total de espa-

ñoles era de unos 2 200 vecinos, de los

cuales sólo la mitad eran encomenderos.

La población indígena dominada era de

unos 120 000 habitantes repartidos en

aproximadamente mil encomiendas. Ade-

más de las cuatro gobernaciones, en la

audiencia de Guatemala había tres al-

caldías mayores: Zapotitlán, Sonsonate y

Verapaz. El territorio estaba dividido, a

su vez, en cinco obispados: Guatemala

(que comprendía El Salvador), Coma-

yagua (Honduras), León (que incluía Ni-

caragua y Costa Rica), Verapaz (supri-

mido en 1603) y Ciudad Real (Chiapas).

En ellas se hallaban 16 monasterios de

dominicos, franciscanos y mercedarios.

En Guatemala existían, hacia fines

del siglo XVI, cinco poblados españoles:

dos ciudades y tres villas. De sus 1 300

Había cinco obispados

en el istmo centroamericano.

Cuatro pertenecían al Reino

de Guatemala y uno a Tierra

Firme (Panamá).

El convento de Nuestra

Señora de la Merced

en la ciudad de la Antigua

Guatemala, primera capital

del Reino de Guatemala.

Page 178: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano178

vecinos españoles sólo 300 eran enco-

menderos. También había 300 pueblos

de indios con 45 000 tributarios. La cir-

cunscripción eclesiástica tenía 98 cura-

tos y cuatro conventos de dominicos, tres

de franciscanos y uno de mercedarios. La

ciudad de Guatemala tenía 500 vecinos,

de los que 70 eran encomenderos. En sus

alrededores había 140 pueblos de indios

con 22 000 tributarios. La audiencia es-

taba compuesta de un presidente, tres oi-

dores y un fiscal. La caja real estaba

servida por un tesorero y un contador. Fi-

nalmente, hay que señalar los dos hospita-

les: uno de indios y otro de españoles.

El Soconusco tenía un sólo pobla-

do de españoles y 33 pequeños pueblos

de indios con 2 000 tributarios. En Chia-

pas se hallaba Ciudad Real, hoy San

Cristóbal de las Casas, con 200 vecinos

españoles. Los indios eran 26 000. No

había gobernador, por eso los asuntos

corrían a cargo de los alcaldes ordina-

rios del cabildo español de Ciudad Real.

San Salvador tenía 150 vecinos es-

pañoles de los que 70 eran encomende-

ros. También había un monasterio de

dominicos. En su circunscripción se halla-

ban 80 pueblos de indios con 10 000 tri-

butarios. La villa de la Santísima Trinidad

de Sonsonate contaba con 400 vecinos es-

pañoles, pero las encomiendas en su terri-

torio pertenecían mayormente a vecinos

de la ciudad de Guatemala. La villa de

San Miguel, fundada por orden de Pedro

de Alvarado, tenía 130 vecinos y 80 pue-

blos de indios con 5 000 tributarios.

En 1582, Valladolid, Honduras, te-

nía 70 vecinos españoles de los cuales 22

tenían pueblos de indios en encomienda.

Era residencia del gobernador, del obis-

po, de los oficiales de finanzas y tenía su

cabildo de españoles. En ciudad de Gra-

cias, en donde había funcionado origi-

nalmente la audiencia, entre 1544 y 1548,

residían hacia 1582 un teniente de go-

bernador y justicia, el alcalde mayor, los

oficiales reales y el cabildo. Las otras ciu-

dades en Honduras eran San Pedro, con

20 vecinos, y Trujillo y San Jorge de Olan-

cho, con otros tantos. San Juan de Puerto

Plano del siglo XVIII

de la ciudad de Sonsonate

en el occidente de El Salvador

y, al fondo, el puerto

de Acajutla.

Las ruinas de la iglesia

de Cristo en la Antigua

Guatemala; al fondo,

el volcán de Agua.

Page 179: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El establecimiento del dominio español (1542-1600) 179

Caballos apenas llegaba a ocho vecinos.

Recientemente, en 1579, se había creado

la alcaldía mayor de Tegucigalpa en un

rico “real de minas”. La villa de la Cholu-

teca (“Jerez de la Frontera y de mis Rea-

les Tamarindos”), fundada por Alvarado,

tenía 30 vecinos en 1574.

Nicaragua tenía tres ciudades: León

y Granada, fundadas en 1524, y la Nue-

va Segovia, fundada en 1543. León era

la capital; en 1574 residían allí 150 ve-

cinos, de los cuales 100 eran encomen-

deros y los demás “pobladores y tra-

tantes”, además de un monasterio de

mercedarios. Residían allí también el go-

bernador, el obispo, los oficiales de las

cajas reales y el cabildo español. Grana-

da tenía 200 vecinos, la mitad de ellos

encomenderos bajo quienes había 7000

tributarios. Al sur se hallaba Nicoya, don-

de vivían 400 tributarios de la Corona

pero ningún español. La ciudad de Car-

tago, en la meseta central de Costa Rica,

tenía 60 vecinos.

En la gobernación de Panamá se

hallaban dos ciudades cuya función pri-

mordial era facilitar el traslado de la pla-

ta, a través del istmo, que iba del Perú a

España y de las mercancías que toma-

ban el camino contrario. En 1610, la ciu-

dad de Panamá, en el Pacífico, contaba

—igual que Guatemala— con 500 veci-

nos españoles y un gran número de ne-

gros y mulatos libres. Prácticamente todo

el mundo vivía de las actividades ligadas

al comercio. Sus habitantes, se dice, eran

“tratantes y mercaderes”. En la ciudad

residían los funcionarios de la audiencia,

cuyo presidente era también gobernador

y capitán general. Había una catedral y

varios conventos, además de un hospital.

El otro punto del eje de la ruta del

tránsito panameño era Portobelo, en el

Caribe, donde había, hacia 1610, 150

casas de españoles, negros y mulatos.

Portobelo se comunicaba con Panamá por

un camino muy fragoso de unos 80 km,

recorrido por mulas que cargaban plata

y mercancías de toda clase. Había dos

fuertes, uno a la entrada del puerto y el

otro a la de la ciudad, que protegían el

lugar contra cualquier incursión pirata. A

media legua se hallaba un poblado de ne-

gros libres bajo la autoridad de un capi-

tán español, que servían en la ciudad. En

la gobernación de Veragua funcionaba un

gran número de aserraderos, donde tra-

bajaban unos 4 000 negros aserradores

y oficiales para los astilleros vecinos.

La feria anual en Portobelo,

Panamá, que se celebraba

en ocasión de la llegada

de la flota de España

cargada de mercancías para

el Perú. Simultáneamente,

se embarcaba la plata

de las minas peruanas

para su envío a España.

Page 180: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano180

partir del establecimiento de los

españoles en los territorios cen-

troamericanos se instauraron

nuevas formas de vida econó-

mica en la región. Sin desmantelar la

antigua economía indígena, se alteraron

la tecnología, las relaciones de produc-

ción y el comercio.

La primera (algunos dirían única)

obsesión de los conquistadores fue la

adquisición de metales preciosos. El oro

fue como un imán para los españoles del

siglo XVI, aunque en Centroamérica no

encontraron mucho. En los años que si-

guieron a la Conquista, miles de indios

fueron enviados a las zonas altas de Nica-

ragua y bajas de Honduras para buscar

oro en los ríos, pero el experimento fue

de corta duración y fatal para muchos

indígenas.

Pasado el ciclo del oro y de la es-

clavitud, se trasladó el interés hacia otros

sectores. Durante los siglos restantes de

dominación colonial se produjo una su-

cesión de ciclos económicos en búsque-

da de un producto de exportación

susceptible de sostener el nexo colonial

articulado al mercado interno. Es decir,

se buscaría producir aquellos bienes que

tendrían demanda en el mercado espa-

ñol y, por extensión, europeo, a cambio

de los cuales se podría importar lo que

no se producía en Centroamérica.

En el Soconusco, el cultivo del ca-

cao se hallaba fuertemente desarrollado,

al igual que en el valle de Sula donde,

sin embargo, la despoblación total obli-

gó al abandono de las plantaciones. Se

adoptó un mecanismo especial para con-

seguir cacao: los indígenas siguieron cul-

tivando el cacao, pero una buena parte

la entregaban a los españoles, ya fuera

en forma de tributo o en trueque por otros

productos. Las devastadoras epidemias

que se desataron en 1545 redujeron la

mano de obra indígena y la producción

LA NUEVA SOCIEDAD

A

Los españoles que tuvieron

posibilidad de controlar mano

de obra indígena la ponían

a trabajar en sus tierras

o en los llamados obrajes,

talleres donde se producían

telas para el mercado local.

Page 181: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El establecimiento del dominio español (1542-1600) 181

de cacao descendió, incluso en la re-

gión de Soconusco. Entonces, los espa-

ñoles comenzaron a pedir tributo en

cacao a indios de otras regiones como

Chiapas, Verapaz y Quezaltenango. Esto

obligó a muchos indígenas a trasladar-

se de esas regiones al Soconusco para

cosechar el cacao con el cual pagarían

el tributo pero, a pesar de ello, la pro-

ducción no se recuperó.

En Sonsonate también se exigió a

los indios el pago del tributo en cacao.

Eran los encomenderos de la ciudad de

Guatemala quienes controlaban el tribu-

to, exigiendo, además, a los indios de Los

Izalcos el pago de un impuesto sobre las

plantaciones de cacao. Aquí, como en So-

conusco, la producción entró en decaden-

cia como consecuencia del agotamiento

de los cacaotales y de la competencia de

otras regiones que empezaron a produ-

cir cacao a menor precio. Hacia 1590

había concluido el ciclo del cacao en Cen-

troamérica.

En resumidas cuentas, los colonos

de la audiencia habían ensayado con tres

En la región de Los Izalcos,

en el occidente salvadoreño,

el cultivo del cacao tuvo

una gran importancia

en los primeros años de vida

colonial. En esta ilustración,

un español inspecciona

la calidad del cacao que

se le va a entregar como

producto de su encomienda

mientras que el cacique

del pueblo, con camisa

blanca, observa.

La caña de azúcar se cultivó

en casi todas las regiones

de la Centroamérica colonial

para consumo doméstico

y para la fabricación

de aguardiente. En esta

ilustración, un trapiche

de madera, movido por mulas,

muele la caña.

Page 182: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano182

productos de exportación durante el si-

glo XVI, de los cuales esperaban ganan-

cias abundantes y rápidas: el oro, los es-

clavos indios y el cacao. Un cuarto

producto, el añil, se había comenzado a

sembrar desde mediados del siglo. Este

tinte natural terminó sustituyendo a los

anteriores como principal producto de

exportación a principios del siglo XVII y

sobreviviría a las crisis coloniales hasta

el siglo XVIII, cuando experimentó su ma-

yor auge.

La economía tradicional indígena

sobrevivió, tanto para producir el susten-

to de los pueblos indígenas como com-

plemento de la producción que deman-

daban los colonos españoles. Los cultivos

de maíz, frijol, tomate, calabaza y algo-

dón se siguieron practicando. Pronto, sin

embargo, diversos cultivos y animales do-

mésticos europeos se hicieron presentes

en la comunidad indígena: cerdos, ove-

jas, cabras, aves de corral, cítricos y otros

árboles frutales. El cultivo del trigo se in-

trodujo con éxito en Guatemala y en la

meseta central costarricense. La gana-

dería cobró un auge extraordinario en

algunas regiones como Nicaragua y

Honduras, donde también se desarrolló

entonces la minería de plata. Eventual-

mente se introdujeron otras plantas de ori-

gen asiático y africano: la caña de azú-

car, los plátanos y el mango.

A nivel de las técnicas de produc-

ción, hubo varias innovaciones impor-

tantes en el agro, incluido el uso de

mejores herramientas agrícolas, como el

arado y el hacha. Los medios de trans-

porte, que en tiempos indígenas estaban

limitados a los cargadores humanos y a

las canoas, se transformaron radicalmen-

te con la incorporación de la carreta, los

bueyes y los caballos en los terrenos pla-

El transporte durante

la Colonia fue lento y caro.

Donde había caminos

se podían emplear las carretas

tiradas por bueyes.

El transporte de personas

y bienes se hacía por medio

de recuas de mulas, cuya

agilidad les permitía sortear

los peores obstáculos

en las veredas que se hacían

pasar como caminos reales.

Page 183: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El establecimiento del dominio español (1542-1600) 183

nos, y de las mulas en las zonas acci-

dentadas. De más está mencionar los

navíos, grandes y pequeños, que los es-

pañoles utilizaron para atravesar los

mares y remontar los ríos.

El indígena suministró la mano de

obra en la vida económica. La regulación

del uso de la mano de obra indígena en

Centroamérica fue un asunto extremada-

mente espinoso y complejo, en el que in-

tervinieron la Iglesia y la Corona para

moderar y controlar excesos. Sin embar-

go, la tremenda disminución de la pobla-

ción nativa, combinada con el afán de

lucro de los colonos, se conjugaron para

mantener a los indígenas en un estado

permanente de explotación desmedida.

A pesar de que se introdujeron esclavos

africanos en Centroamérica, desde la dé-

cada de 1520 no desempeñaron ningún

papel importante en la producción o en

los servicios.

El estatuto de la tierra se vio pro-

fundamente alterado al consolidarse el

dominio español. Cuando se fundaba al-

gún pueblo o ciudad se distribuían sola-

res a los nuevos vecinos españoles, como

una concesión real, razón por la cual se

le llamaba merced, o sea, regalo. Más

tarde, los encomenderos, al ver caer sus

ingresos por la disminución de la pobla-

ción indígena, adquirieron tierras como

propiedad privada. Se les concedía un

título, que fue el origen de la propiedad

privada y del latifundio primigenio en

Centroamérica.

A pesar de todos los asaltos a la

propiedad indígena, la tenencia comu-

nitaria de la tierra de la época preco-

lombina se preservó y recibió el apoyo

Plano del siglo XVII

de la ciudad de Sonsonate

en el occidente de El Salvador

y, al fondo, el puerto

de Acajutla.

Page 184: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano184

eficaz de la ley. Las autoridades locales

indígenas regulaban la distribución de

acuerdo con sus propias tradiciones. Toda

la tierra desocupada, sin embargo, pasó

a ser del rey, realenga, y por lo mismo

susceptible de ser “mercedada” o vendi-

da por la Corona, de modo que la des-

población y reducción despojó irreversi-

blemente a los grupos indígenas de los

territorios que habían trabajado y usu-

fructuado originalmente.

En lo que se refiere a la artesanía,

las tradiciones indígenas de los textiles, la

cestería y la alfarería, en particular, se

conservaron sin mayores innovaciones

técnicas. Desapareció la cerámica artísti-

ca al decaer el poder de los señores indí-

genas, clientes de esa producción. En

cambio, la alfarería doméstica, destina-

da a un público más amplio, sobrevivió.

Simultáneamente se introdujeron diversas

artesanías y tecnologías europeas, tales

como la herrería, la fundición, la ebanis-

tería, la curtiembra y la elaboración de

productos de cuero como zapatos, botas

y monturas.

Así, un nuevo mundo económico

fue tomando forma. Allí, el indígena que-

dó en parte sometido a las presiones la-

borales que exigía una producción

destinada a la exportación y orientada a

la obtención de ganancias. Pero, a la vez,

sobrevivieron prácticas económicas cuya

finalidad era el consumo local, y el mer-

cado y la satisfacción de las necesidades

para la sobrevivencia. Ambas constitu-

yeron el eje de la economía colonial.

Después de la Conquista, indíge-

nas y españoles se encontraron en posi-

ciones diferentes, aun cuando ambos eran

súbditos del mismo rey. Los primeros ha-

bían sido vencidos, los segundos vence-

dores. Las instituciones y los funcionarios,

así como la mayoría de las leyes, eran

las de los vencedores. No podía ser de

otra manera, pues Centroamérica fue in-

corporada al dominio español en función

de los intereses de la monarquía españo-

la y de los colonos españoles antes que la

de los indios.

Como se ha visto, los conquistado-

res desplegaron inicialmente una explota-

ción desmedida de los indígenas. Varios

Fray Bartolomé de las Casas,

protector de los indígenas,

hizo una labor destacada

en Chiapas. También escribió

extensamente sobre

la conquista, dando lugar

a la leyenda negra sobre

los excesos y desmanes

de los españoles en América.

El hierro en la Centroamérica

colonial era muy escaso

y caro. La producción local

era limitada; casi todo

el hierro se traía desde

España, a un alto costo. Eran

pocos los que podían costearse

alguno que otro objeto

de hierro, como estos utensilios

de cocina.

Page 185: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El establecimiento del dominio español (1542-1600) 185

Las diferencias entre españoles

e indígenas no eran solamente

de origen étnico también

reflejaban enormes

disparidades de poder

y riqueza, como se aprecia

en esta ilustración

del siglo XVIII.

hombres de iglesia se levantaron contra

este estado de cosas y protestaron con

vehemencia ante el rey. Con títulos reales

de “protectores” de los indios, los obis-

pos Valdivieso, de Nicaragua, Pedraza,

de Honduras, y las Casas, de Chiapas,

fueron ardientes defensores de los dere-

chos de los indios. Las Leyes Nuevas de

1542, protectoras del indio, fueron en

gran parte el resultado de la actividad

incansable de fray Bartolomé de las Ca-

sas. Aun cuando ya en 1542 muchos

miles de indígenas habían sucumbido

ante el impacto de la Conquista, las leyes

contenían el germen protector para la for-

mación de una nueva sociedad. La reali-

dad, sin embargo, aunque posibilitaba

la aplicación de muchas de estas leyes,

no impidió la formación de una socie-

dad en la que el indígena quedó someti-

do a otros grupos sociales.

En la sociedad que comenzó a per-

filarse después de la Conquista surgieron

dos grupos principales. Por un lado, la

minoría de los españoles conquistadores

y sus descendientes, cuyas filas se engro-

saron con el arribo de funcionarios y

comerciantes. Eran ellos los que contro-

laban el poder bajo todas sus formas: po-

lítica, económica y social. Ser español fue,

en la colonia, sinónimo de superioridad

social.

Por otro lado, el indígena quedó

sometido a la voluntad de sus conquis-

tadores. Hasta 1542, este dominio se ha-

bía ejercido prácticamente sin freno,

dando origen a múltiples desmanes. Pos-

teriormente, aunque su suerte mejoró,

siempre quedó bajo la tutela española. A

nivel de la comunidad, el indio conservó

algún poder político y religioso, pero éste

siempre estuvo supeditado al poder es-

pañol. La calidad de noble indígena se

mantuvo en la legislación, pero fuera del

pueblo indio ese estatus tenía un signifi-

cado social muy relativo. Ser indio pasó

a ser sinónimo de baja condición social.

Esta sociedad surgida de la Conquis-

ta, compuesta por sólo dos elementos, no

duró mucho tiempo. Desde la primera

mitad del siglo XVI comenzó a producir-

se una mezcla entre indios, españoles y

esclavos negros traídos del África. El

mestizaje era inevitable. Así, un nuevo

mundo social comenzó a formarse en el

siglo XVI.

El mestizaje surgido

de la Conquista fue inevitable.

Page 186: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano186

a bula del 28 de julio de 1508

estableció el patronato del rey

de Castilla para la evangeli-

zación de América. El rey era

el patrón de la Iglesia, cargo desde el

cual tenía el derecho de fijar los límites

de las diócesis americanas y de nom-

brar a las autoridades religiosas. Poseía

ese derecho a cambio de la obligación de

evangelizar a los indígenas, y erigir y con-

sagrar iglesias y capillas.

La obra misionera de conversión

de los indígenas centroamericanos al

cristianismo dio inicio poco después de

la llegada de los primeros exploradores

y conquistadores. En 1514 seis francis-

canos acompañaron al obispo del Da-

rién a Santa María la Antigua. Allí se

levantó el primer convento franciscano

en Centroamérica. Después, tanto Gil

González Dávila como otros conquista-

dores se hicieron acompañar por reli-

giosos cuando partieron hacia Nicoya y

Nicaragua. Las órdenes de los francis-

canos, dominicos y mercedarios fueron

las que más activamente trabajaron en

esta misión del siglo XVI. En 1551 se fun-

daron las provincias dominicanas de

Chiapas y Guatemala.

Aunque en teoría la Conquista era

una empresa conjunta de la cruz y la

espada, desde muy temprano surgió un

conflicto entre los religiosos misioneros

y los conquistadores. Los excesos come-

tidos por los conquistadores en contra

de los indígenas provocaron una fuerte

reacción por parte de obispos y misio-

neros. El religioso más conocido, fray

Bartolomé de las Casas, infatigable de-

fensor de los indios, fue uno de tantos

religiosos, que se ocuparon de censurar

y contrarrestar las injusticias que sufrían

los indios.

Refiriéndose a la acusación de los

conquistadores de que los indígenas ha-

cían sacrificios humanos, fray Bartolomé

respondió: “[más hombres] han sacrifi-

cado los españoles a su diosa muy ama-

da... la codicia, en cada un año que han

LA CRISTIANIZACIÓN DE CENTROAMÉRICA

L

La manifestación más evidente

de la Iglesia católica en la

América colonial eran

los sacerdotes quienes, además

de administrar las parroquias,

también administraban

los sacramentos.

En esta ilustración,

un indígena peruano

se confiesa ante un sacerdote

en el siglo XVII.

Page 187: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El establecimiento del dominio español (1542-1600) 187

estado en las Indias... que en cien años

los indios a sus dioses”. Convencidos de

que la cristianización se podía empren-

der por medios pacíficos, solicitó y consi-

guió autorización para ir al territorio te-

nido por “tierra de guerra” en el noroeste

de Guatemala. Logró la conversión pací-

fica de los indígenas y el territorio tomó

el nombre de La Verapaz.

En este conflicto entre misioneros y

conquistadores, la Corona se hallaba en

una posición intermedia. Aunque no

aprobaba los métodos utilizados por los

conquistadores, temía que el otorgamien-

to de demasiada responsabilidad y po-

der a los misioneros daría pie al surgi-

miento de estados misioneros autónomos

que escaparan del control real. Igual se

preocupaba por el surgimiento de un feu-

dalismo distante e incontrolable, encabe-

zado por los conquistadores y sus des-

cendientes. En consecuencia, pudo apro-

vechar las contradicciones entre misione-

ros y encomenderos para prevenir am-

bos peligros.

Los misioneros tuvieron que enfren-

tar numerosos problemas en su tarea de

cristianización; particularmente difícil fue

el que planteaba la dispersión de la po-

blación indígena. El cronista Remesal re-

fiere que vivían los indios en su gentilidad

Las órdenes

de los franciscanos, dominicos

y mercedarios trabajaron

activamente

en la evangelización

del siglo XVI.

La obra misionera

de conversión de los indígenas

al cristianismo se inició poco

después de la llegada

de los conquistadores.

Page 188: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano188

en pueblos diferentes unos de otros, con

distintos nombres, señores, gobiernos y

lenguas: “Los pueblos no se ordenaban

por calles o barrios sino que... estaba aquí

una casa, acullá otra, y otro trecho otra...

y por esta razón un lugar de quinientos o

menos de vecinos... ocupaba una legua

de tierra...” El obispo Marroquín de Gua-

temala, preocupado por la dispersión de

los indios, propuso su reducción en po-

blados agrupados con el fin de facilitar

la evangelización. La iniciativa fue reco-

gida en las Leyes Nuevas de 1542.

El obispo García Peláez relató

cómo se comenzaron a juntar los pueblos

a partir de 1548. Se hacía un plano, en

donde se asignaba un lugar a la iglesia y

a su lado la casa cural. Frente a la iglesia

se trazaba una plaza grande y en una

de las cuadras frente a la plaza se levan-

taba la casa de la alcaldía, y a un lado,

la cárcel. Siempre alrededor de la plaza,

se disponía un terreno para un mesón que

alojase a los forasteros de paso por el

pueblo. El resto del pueblo se dividía “por

cordel, las calles derechas y anchas... en

forma de cuadros”. El problema era el

traslado de los indios quienes, a veces,

se negaban a adaptarse a este sistema

de reducción.

No menos grave que la dispersión

de la población indígena fue el proble-

ma lingüístico. Los misioneros enviados

por fray Bartolomé de las Casas comen-

zaron su labor componiendo en lengua

quiché poemas y canciones en que se

contaban las enseñanzas bíblicas. Uno

de los que más trabajaron en la cate-

quesis indígena en Guatemala fue fray

Pedro Betanzos, quien compuso un ca-

tecismo y el Arte en lengua de Guate-

mala en cakchiquel, impreso este último

en México en 1545. Otros libros de

catequesis, diccionarios y sermonarios

fueron compuestos por los misioneros en

las diferentes lenguas indígenas, con el

Con el fin de facilitar

la evangelización, en 1548

se propuso la agrupación

de poblados.

Page 189: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

El establecimiento del dominio español (1542-1600) 189

fin de atraer a las comunidades al cono-

cimiento del evangelio.

Desde el siglo XVI quedó estableci-

do un patrón eclesiástico para la audien-

cia de Guatemala: una iglesia urbana ser-

vida, sobre todo, por el clero secular

(diocesano), y una iglesia rural servida por

el clero regular (órdenes religiosas). Se

estableció la Inquisición para velar por la

pureza de la fe, pero su jurisdicción que-

dó limitada a la población española. En

los pueblos de indios se conservaron mu-

chos elementos de la religión ancestral. Si

bien es cierto que no se llegó a un sincre-

tismo religioso en materia de dogma o de

moral, el sentimiento religioso, el culto y

la liturgia se comenzaron a impregnar

de la herencia religiosa indígena. En la

Iglesia en Centroamérica surgieron, ade-

más, nuevas formas de expresión religio-

sa canalizadas, sobre todo, a través de

las cofradías de españoles, indígenas y

castas. A finales del siglo XVI el territorio

centroamericano bajo la administración

real se había convertido al cristianismo,

pero a una manera especial de cristianis-

mo, propia, sincrética; en muchos senti-

dos un mundo religioso nuevo.

La construcción de iglesias

y catedrales requería grandes

esfuerzos y abundantes

recursos en tiempos coloniales.

En esta ilustración se aprecia

la construcción

de la catedral de la Antigua

Guatemala, posteriormente

destruida, en gran parte por

el terremoto de 1786.

Page 190: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano190

L

CONCLUSIÓN

a conquista militar había sido un proceso fulminante que duró relativamen-

te pocos años. El establecimiento del dominio español tardó mucho más y

tuvo que realizarse mediante una serie de cambios en las sociedades indí-

genas y de la organización del poder español. Por un lado, las comunida-

des indígenas fueron convertidas al catolicismo y recibieron algún conocimiento del

idioma de los conquistadores. Sus tierras fueron igualmente reconocidas por la mo-

narquía española, además de otros derechos. Sus obligaciones como súbditos del rey

incluyeron el pago del tributo y, por algún tiempo, el trabajo en encomiendas.

También los españoles que vinieron a Centroamérica quedaron bajo el domi-

nio del monarca español y estaban obligados a corresponder las mercedes del rey

con servicio en la milicia. Al principio, los conquistadores y sus hijos se resistieron a

aceptar que el rey, en la distante España, tuviera derechos sobre sus vidas y fortunas,

pero después de varios forcejeos aceptaron la autoridad que llegaba a Centroaméri-

ca en la forma de múltiples funcionarios reales, que legitimaban y armonizaban su

propio poder e interés creado. En efecto, los españoles eran los terratenientes y los

miembros de las alcaldías, lo que les daba una considerable cuota de poder frente a

los indígenas y aun frente a los funcionarios reales.

Los siglos de dominación colonial fueron muy dinámicos, en tanto cada grupo

trataba de velar por sus intereses y de sacarle ventajas a los otros. De esta compleja

interrelación de conquistadores, conquistados y funcionarios reales se fue formando

la sociedad colonial.

Aparte de los servicios

religiosos, las procesiones

de las fiestas mayores (como

Navidad y Semana Santa)

o de los santos patrones

jugaban un papel central

en el año litúrgico. Con

frecuencia se mezclaban

la solemnidad religiosa

con el estallido de los cohetes

y la música de pueblo.

Page 191: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 192: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 193: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 194: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Brooke Alfaro

El clarividente

Óleo sobre canvas

1992

Panamá

Page 195: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La crisis del siglo XVII 195

Abandonados los cacaos, se llevó todas las atenciones al añil, fruto noble que soporta loscrecidos fletes de tierra que desde sus principios fue uno de los ramos considerables de

exportación de este Reino... Se extraía en grandes cantidades para el Perú y para México,de donde pasaba a España por segundas y terceras manos, y todavía dejaba utilidad.

Memorial del Cabildo de Guatemala, 1683

E

INTRODUCCIÓN

Obraje de añil de la segunda

mitad del siglo XVII encontrado

en el sitio de San Andrés,

El Salvador. Las paletas para

agitar la solución

en la segunda pila se movían

con fuerza hidráulica.

l establecimiento de la dominación española en el Reino de Guatemala y la

gobernación de Castillo del Oro vinculó la evolución histórica de sus pue-

blos a la europea. Los grandes acontecimientos en el viejo mundo que invo-

lucraban a España, con toda seguridad se hacían sentir en Centroamérica.

En tanto el siglo XVII en Europa fue de crisis, de conflictos y dificultades de diversa

índole, en Centroamérica también hubo crisis, aunque no se manifestó de la misma

forma. Se pasó de una sociedad dicotómica, apenas incrustada en la economía mun-

dial, a una sociedad multiétnica, con una tendencia exportadora cada vez mayor

hacia la economía mundial. Fue una sociedad en la que elementos culturales de

origen e índole diversos se comenzaron a fusionar a un ritmo más o menos rápido

según los lugares.

Una de las aportaciones

americanas al mundo,

el tabaco.

Page 196: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano196

l siglo XVII europeo ha llevado

muchos nombres. En España se

ha llamado Siglo de Oro, en

consideración al florecimiento de

la literatura y las artes. Los historiadores

de la ciencia y la cultura en Europa lo han

llamado también Siglo de Genio, por la

proliferación de aportes en la fisiología hu-

mana, la matemática y las ciencias físi-

cas, químicas y astronómicas. Fue también

el siglo de Luis XIV en Francia, cuando el

absolutismo llegó a su más acabada ex-

presión, pero también fue el siglo durante

el cual, en Inglaterra, el poder del rey fue

cuestionado y limitado por nuevas ideolo-

gías e intereses políticos democratizantes.

No cabe duda que el siglo XVII fue

decisivo para Europa. Durante esos cien

años entró en crisis todo el antiguo régi-

men europeo. Una vieja sociedad de-

clinaba, mientras que se esbozaba con

más claridad un nuevo mundo económi-

co, social y cultural. Las guerras religio-

sas se prolongaban y se convertían en

guerras imperialistas. Para España, en par-

ticular, el siglo XVII fue un siglo extremada-

mente difícil, pues competía en desventaja

con las otras potencias europeas.

En el campo económico, hay que

señalar dos fenómenos al parecer contra-

dictorios. Se pasó de una fase de expan-

sión económica, de inflación y abundancia

a una de contracción, acarreada, en gran

medida, por la disminución de la llegada

de los metales preciosos de América. Con

la baja en la oferta de los metales ameri-

canos disminuyó también la demanda de

la producción. Esto no provocó, sin em-

bargo, la caída económica de Inglaterra,

que ya iba marcando las etapas que la

llevarían a convertirse en la primera po-

tencia económica del siglo XVIII.

Todos los grupos sociales sufrieron

las consecuencias de la crisis económica

pero especialmente el campesinado. Si

bien es cierto que en muchas partes se

constata un ascenso de la burguesía y una

LA CRISIS EUROPEA DEL SIGLO XVII

E

El rey Luis XIV de Francia fue

el monarca europeo más

poderoso de sus tiempos. Fue

él quien mandó construir

el enorme palacio de Versalles

en las afueras de París.

Page 197: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La crisis del siglo XVII 197

decadencia de la nobleza, hay que desta-

car que los problemas del campesinado

europeo se debieron a diversas causas,

incluidas las guerras y las exacciones tri-

butarias del Estado. En todo caso, la se-

gunda mitad del siglo se caracterizó por

diversos levantamientos del campesinado

que fueron duramente reprimidos.

En el campo político, tres fenómenos

son dignos de destacar. Primero, el desa-

rrollo del absolutismo monárquico durante

la primera mitad del siglo, en particular en

Francia e Inglaterra, apoyado en la teoría

del derecho divino. En segundo lugar, la

Guerra de los Treinta Años, entre 1618 y

1648, que desoló los campos de Europa

central, al principio como disputas de na-

turaleza religiosa, a las cuales se superpu-

so después el interés de los Estados. Final-

mente, hay que destacar las convulsiones

políticas en Inglaterra, incluida la dicta-

dura de Cromwell y la Revolución Glorio-

sa de 1688, a partir de la cual se comenzó

la instauración en este país de la preemi-

nencia del parlamento sobre el monarca

en aspectos tan importantes como la tribu-

tación y la administración de la justicia.

En lo que se refiere a la cultura, un

autor ha hablado de “la crisis de la con-

ciencia europea”. Con ello se refiere al

triunfo del racionalismo y el inicio del de-

sarrollo de las ciencias experimentales.

Fue, en efecto, en 1644 cuando René Des-

cartes escribió el Discurso del método y

diez años más tarde Isaac Newton inició

los experimentos que le permitirían descu-

brir la ley de la gravedad. También en ese

siglo se fundaron las primeras academias

de ciencias. Las teorías acerca de los fe-

nómenos naturales aprobadas por la

Iglesia comenzaron a ser cuestionadas por

numerosos pensadores, algunos de los

cuales, como Galileo, tuvieron que enfren-

tarse a las autoridades eclesiásticas bajo

acusaciones de herejía.

Desde fines del siglo XVI era inmi-

nente la decadencia española. En lo mili-

tar, la destrucción de la armada española

La guerra de los Treinta Años

causó destrozos enormes

en Europa, especialmente en

la región central. Esta pintura

recrea la batalla de Lützen

(1632) entre tropas suecas

y alemanas.

René Descartes de Francia, sus

contribuciones a la física,

la matemática y la filosofía

del conocimiento todavía son

materia de estudio obligado

en colegios y universidades

de todo el mundo.

Page 198: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano198

—la llamada “Armada Invencible”—,

que intentaba realizar una invasión a In-

glaterra en 1588, y la prolongada gue-

rra en los Países Bajos contra rebeldes

protestantes, le costaron muy caro a Es-

paña. En lo financiero, la producción de

las minas de plata de América empezó a

declinar, afectando así los impuestos que

cobraba el Estado español sobre el metal

precioso. En lo económico, la crisis se ini-

ció en Castilla, más vinculada a las pose-

siones españolas en América, para

después difundirse por toda España. Los

grandes éxitos de esta nación en el

siglo XVI se debieron, efectivamente, al

crecimiento demográfico y a la expan-

sión económica, política y militar de Cas-

tilla. La publicación de Don Quijote en

1605 fue como el canto del cisne de la

época gloriosa del siglo anterior.

En Centroamérica, la crisis espa-

ñola se manifestó en una reducción de

los intercambios comerciales. La pira-

tería en la región caribeña, favorecida

por la decadencia militar española, tam-

bién incidió negativamente en la activi-

dad comercial. Entre 1620 y 1630, el

comercio del Reino de Guatemala con

España se desplomó, víctima del colap-

so de la flota mercante. El vacío del

comercio español comenzó a ser llena-

do por los comerciantes ingleses, quie-

nes se instalaron en Jamaica y otras is-

las claves del Caribe, conquistadas por

Inglaterra a mediados del siglo y reco-

nocidas formalmente por España como

posesiones inglesas hacia 1670. Algu-

nos cortadores de maderas comenza-

ron a establecerse en las costas caribe-

ñas del reino, en Belice y la Mosquitia.

Esta ocupación inglesa del territorio

centroamericano ya se había iniciado

hacia 1630, cuando algunos comer-

ciantes comenzaron a incursionar en la

zona costera de Matina, Costa Rica. Ha-

cia esa misma fecha, los ingleses —me-

dio piratas, medio comerciantes— com-

praban conchas de tortugas de carey a

los misquitos de la costa caribeña de Ni-

caragua.

Isaac Newton, figura cimera

del pensamiento científico

inglés del siglo XVI.

Escena de uno

de los enfrentamientos entre

los barcos españoles

de la Armada Invencible

y la flota inglesa (1588)

en el canal de la Mancha.

La flota española terminó

dándole la vuelta a Inglaterra

por el norte, donde encallaron

y se hundieron la mayoría

de sus barcos.

Page 199: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La crisis del siglo XVII 199

lo largo del siglo XVII, la pobla-

ción centroamericana siguió en-

frentando los problemas que se

le habían presentado durante el

primer siglo de dominio español, tales

como las epidemias y las plagas de cha-

pulín, que tanto daño causaron en todo

el territorio centroamericano. Al comen-

zar ese siglo, tuvo que hacerle frente a

otro gran peligro, producto de la codicia

que despertaron las riquezas de las colo-

nias españolas de América, frecuentemen-

te exageradas. Las costas centroamerica-

nas fueron atacadas por elementos

europeos que actuaban al margen de la

ley, llamados indiferentemente corsarios,

bucaneros, filibusteros o piratas. Todos ac-

tuaban de modo semejante: invasión, sa-

queo y destrucción de los poblados en el

flanco expuesto del imperio.

Uno de los puntos más codiciados

por los piratas desde el siglo XVI fue el

istmo de Panamá, debido a que por allí

pasaba la plata que se dirigía del Perú

a España. En 1595, el inglés Francis

Drake tomó y quemó la ciudad de Nom-

bre de Dios. Para sustituirla, las autori-

dades españolas ordenaron una nueva

fundación en 1597. En 1602, el mismo

personaje atacó con éxito la ciudad de

Panamá, la cual fue acometida de nue-

vo por el pirata Henry Morgan en 1671.

Éste ocupó y saqueó el poblado antes

de llevarse, según un testigo ocular, 175

bestias cargadas de tesoros, además de

600 prisioneros. La ciudad completa-

mente destruida fue abandonada y tras-

ladada a otro lugar. En 1680 el pirata

Sharp cruzó el istmo del Darién para

capturar varios navíos.

El Caribe hondureño fue objeto de

numerosos ataques. El puerto de Trujillo

fue saqueado en varias ocasiones entre

1560 y 1603 y otros ataques se produ-

jeron en 1638, 1639 y 1641. En 1643 el

pirata Jackson, después de saquear las

casas de los moradores de Trujllo, lo des-

truyó y el lugar fue abandonado por sus

habitantes. El cercano Puerto Caballos

también fue saqueado a principios del

LOS PROBLEMAS EN CENTROAMÉRICA

ALa piratería arreció

en las costas

centroamericanas durante

el siglo XVII. Esta escena

muestra el ataque

de los piratas ingleses

a Portobelo (Panamá),

el principal puerto español

en el istmo centroamericano,

donde se embarcaba la plata

peruana con rumbo a España.

Page 200: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano200

siglo XVII, igual que el puerto de San Pe-

dro Sula que se hallaba en el interior.

En 1666, los piratas Mansfelt y

Morgan trataron de tomar Cartago en

Costa Rica. En 1681 la villa de Esparza,

en el golfo de Nicoya, fue saqueada por

el pirata Sharp; el lugar de mayor atrac-

tivo ahí era Matina, debido a la presen-

cia de grandes haciendas de cacao, sobre

todo después de 1670. Por las buenas o

por las malas, el cacao era adquirido por

individuos que ejercían la piratería y el

comercio a la vez, provenientes de Ja-

maica y Curazao.

Las poblaciones de Nicaragua asi-

mismo fueron el blanco de los piratas. El

río San Juan y el Gran Lago permitían

fácil acceso a la ciudad de Granada, que

fue invadida y saqueada tres veces entre

1665 y 1700. En 1676, 1687 y 1688 la

ciudad de la Nueva Segovia fue atacada

y hubo que cambiar su ubicación. En

1685, Dampier atacó, saqueó e incen-

dió las ciudades de León y Granada.

Aunque Santiago les resultaba inac-

cesible, la misma Guatemala no escapó del

acoso de los piratas. En 1587 el pirata

Cavendish amagó la costa de Sonsonate.

El golfo Dulce fue atacado a principios del

siglo XVII. En 1687, un grupo de piratas ata-

có la región de Iztapa, aunque sin éxito.

Los ataques piratas, pese al terror

que creaban entre la población y las pér-

didas materiales que ocasionaban, no eran

el principal problema que afligía a los

pobladores centroamericanos. Las epide-

mias recurrentes fueron una desgracia

todavía mayor, debido a que afectaban

a territorios más grandes y golpeaban a

mucha más gente. En el siglo XVII las hubo

de carácter general y de carácter local.

Aunque menos mortíferas que las del si-

glo anterior, no por ello dejaron de provo-

car estragos entre los indios, impidiendo

la recuperación de su población.

Entre 1600 y 1601 se desató una

epidemia general de una enfermedad in-

determinada que “mataba en tres días”.

La mortalidad fue grande y en la Verapaz

se acompañó de viruela. En 1607 y 1608

hubo una peste de “tabardillo” (plaga pul-

monar o neumónica) en todo el territorio

centroamericano, pero sus peores efectos

fueron en las tierras altas; se calcula que

unas treinta mil personas murieron, es de-

cir, 10% de la población del reino aproxi-

madamente. En 1631 hubo una epidemia

de tifus, y en 1686 otra de peste neumóni-

ca. Entre 1693 y 1694 se registró una fuer-

te mortalidad por el triple ataque epidé-

mico de sarampión, viruela y tabardillo en

todo el ámbito de la audiencia.

Las epidemias locales también re-

vestían un carácter desastroso. Nicaragua

fue asolada en 1610. En 1614 una peste

barrió en el valle del Reventazón, en Cos-

ta Rica. La peste cayó de nuevo en Costa

Rica en 1645 y en Guatemala en 1647 y

en 1676. Las décadas de 1680 y 1690

fueron particularmente mortíferas: una epi-

demia de peste neumónica causó estra-

gos en Guatemala en 1686, mientras que

Dos de los más temibles piratas

que tuvieron que enfrentar

los centroamericanos

en el siglo XVII: el francés

Francis Lolonois y el inglés

Henry Morgan.

Page 201: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La crisis del siglo XVII 201

al año siguiente, una décima parte de la

población sucumbió, entre ellos veinte mil

indios. En 1693 y 1695 hicieron su apari-

ción la viruela y el sarampión, tanto en

Guatemala como en toda la provincia de

Nicaragua.

Las epidemias adquirían proporcio-

nes devastadoras, en particular cuando las

malas cosechas provocaban hambrunas.

Una mala cosecha, por causa de insuficien-

tes lluvias o plaga de insectos, tenía efectos

catastróficos sobre la población y sobre la

economía. Una plaga particularmente te-

mida por los agricultores indios durante el

período colonial fue la del chapulín o lan-

gosta, de la cual hubo varias en el siglo

XVII. Cuando el maíz comenzaba a crecer,

después de las primeras lluvias de mayo,

aparecían a veces nubes de chapulines, en-

La producción de brea para

calafatear los cascos de barcos

y lanchas fue una actividad

de gran importancia

en diversas regiones

de Centroamérica.

La alta mortalidad

que golpeó a la población

centroamericana durante

el período colonial significó

que su número aumentara

con lentitud. Aquí, los deudos

rezan antes de enterrar

a su ser querido.

negreciendo el cielo y haciendo crujir las

ramas de los árboles en que se posaban,

listos a devorar los tiernos brotes del maíz.

Una de las peores invasiones de

chapulines en el área centroamericana

se produjo entre 1616 y 1618. Todos los

esfuerzos para controlar la plaga, inclui-

da la destrucción de larvas, el fuego y

las siembras tempranas, fueron inútiles.

Tres cosechas seguidas de maíz se ma-

lograron. Incluso la incipiente industria

de la grana (cochinilla) se vino al suelo

al destruirse los nopales con que se ali-

mentaban los insectos que producían el

colorante. A partir de 1683 otra plaga

de chapulines en Guatemala devastó los

cultivos durante cinco años consecutivos.

El Salvador tampoco permaneció inmu-

ne a estas plagas en la década de 1680.

Page 202: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano202

i a la piratería, a las plagas de

chapulín y a las epidemias se

añaden los desastres naturales

como sequías, lluvias excesi-

vas, terremotos y huracanes (como los

de 1641 y 1659, que destruyeron las

plantaciones de cacao en el Soconusco),

es posible apreciar claramente las difi-

cultades que experimentó el conjunto de

la sociedad colonial en este siglo que tan-

to dependía de uno o dos cultivos de ex-

portación. Aunque la élite mantuvo su

preeminencia social, su poder económi-

co se debilitó. Las encomiendas, que

para esas alturas sólo poseían unos

cuantos españoles, les procuraban aho-

ra un ingreso insignificante.

El trabajo de una población indí-

gena disminuida y escasa no permitía

el desarrollo de una economía fuerte

que generara un excedente comercial.

La intromisión sistemática del Estado en

los asuntos económicos era una barrera

que, aunque franqueable, constituía una

molestia permanente. Pero, sobre todo,

las dificultades de insertarse en un mer-

cado mundial mal conocido contribuyeron

al estancamiento económico.

Entre la población criolla que se

había dedicado a la producción para la

exportación se dieron dos reacciones

opuestas. Muchos dejaron sus casas en

pueblos y ciudades, y se retiraron al cam-

po para dedicarse, en pequeña escala, a

LA CRISIS ECONÓMICA Y SOCIAL

S

Las actividades agrícolas,

incluida la ganadería, fueron

la base de toda la economía

centroamericana durante

la Colonia. Fueron

especialmente importantes

durante el siglo XVII cuando

disminuyó la actividad

comercial en todo el imperio

español.

Page 203: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La crisis del siglo XVII 203

la ganadería (leche y carne), y al cultivo

de la caña de azúcar y de granos bási-

cos. Desarrollaron una economía de

autoconsumo y subsistencia. Varias ciu-

dades y villas que prosperaron en la pri-

mera década del siglo, para mediados

habían perdido buena parte de su po-

blación permanente.

Otros trataron de encontrar algún

producto comercializable para sobrevi-

vir en el naufragio de la crisis. La bús-

queda de ese producto fue intensa entre

1600 y la década de 1630. El cacao, que

en la segunda mitad del siglo XVI había

sido un producto rentable, entró en de-

cadencia en el siglo XVII. Así que, aparte

de los problemas de mano de obra, el

cacao de Guayaquil comenzó a penetrar

en los mercados y desplazó al cacao cen-

troamericano; y cuando el cacao de Gua-

yaquil comenzó a venderse en México,

la producción cacaotera centroamerica-

na perdió su más importante mercado y

se colapsó.

Una alternativa a la producción

agrícola fue la minería. La minería de la

plata se había iniciado en los valles y las

montañas de Comayagua hacia 1530.

Hacia 1580 existían unas treinta minas

ahí y en Tegucigalpa, y la producción ofi-

cial alcanzaba los 12 500 marcos de pla-

ta anuales. El descenso de la producción

comenzó en 1585; medio siglo después

era evidente la franca decadencia de la

minería hondureña. Sólo comenzaría su

recuperación a finales del siglo XVII. Las

razones del fracaso de las actividades

mineras fueron varias, entre ellas puede

citarse la tecnología primitiva utilizada

en las minas, la escasez de mano de obra

y falta de capital.

Hacia finales del siglo XVI, el añil co-

menzó a sustituir al cacao como el princi-

pal producto de exportación. Se cultivaba

en las tierras cálidas del Pacífico. La in-

dustria del añil también decayó a causa

de las plagas de chapulín y, más impor-

tante, la escasez de mano de obra, ya que

la Corona prohibió que los indígenas tra-

bajasen en esta actividad. Para colmo de

males, el desarrollo del cultivo del añil

coincidió con un período de grandes di-

ficultades financieras de la monarquía

Aquí se ilustra claramente

el sistema de producción

del añil basado en una pila

para extraer el tinte

de la planta por inmersión,

otra para agitar y oxidar

la solución, y una tercera

para sedimentar el tinte.

Este sistema se usó de manera

casi universal.

Page 204: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano204

española. Fue así como, en 1629, el rey

solicitó a la audiencia de Guatemala cua-

tro mil ducados anuales por un período

de quince años; esto obligó a crear nue-

vos impuestos sobre el cacao y el añil, los

cuales en nada contribuyeron a mante-

ner o incrementar su producción.

El consumo local del añil era mí-

nimo y pequeñas cantidades se envia-

ban a Panamá, Cartagena, la Habana, el

Perú, Ecuador y México. El gran merca-

do, sin embargo, era Europa. Ahora

bien, entre 1618 y 1648, buena parte

de los países europeos estuvieron inmer-

sos en el conflicto generalizado conoci-

do como la Guerra de los Treinta Años.

España fue, precisamente, uno de los

principales protagonistas de este con-

flicto. Hasta 1630 los navíos españoles

llegaron con regularidad a recoger el

añil centroamericano pero después

prácticamente dejaron de arribar a sus

costas a causa de los descalabros de la

guerra.

Otros productos que se intentó ven-

der en el exterior fueron la brea, el al-

quitrán y la grana. La brea y el alqui-

trán producidos en Honduras y en la

Nueva Segovia tenían un excelente mer-

cado en el Perú. Por diversas razones,

pero especialmente para proteger el

monopolio del vino fabricado en Espa-

ña, la Corona limitó el comercio que

existía entre Perú y Centroamérica. Al

perder su mercado más importante, la

producción de la brea y el alquitrán dejó

de ser rentable. En cuanto a la grana, el

presidente de la audiencia ordenó, en

1617, la creación de nopalerías para la

crianza del insecto, conocido como co-

chinilla, que al triturarse produce un tin-

te (grana) de color rojo intenso. Se pro-

cedió con entusiasmo a hacerlo en el

Pacífico, pero hacia 1621 el experimento

había fracasado.

Uno de los problemas principales

que enfrentaban los productos centro-

americanos de exportación en el siglo

XVII fue su colocación en los mercados

europeos. Una vez procesados el añil y

la grana, y extraída la plata de los mi-

nerales, éstos se transportaban por ca-

minos en muy mal estado a los puertos

en la costa caribeña para iniciar el lar-

go viaje hacia Europa, pasando a veces

primero por Veracruz y La Habana an-

tes de continuar la travesía del Atlánti-

co. Trujillo fue el primer puerto caribeño

Nopal de la cochinilla

o grana.

La grana o cochinilla, un tinte

de color rojo intenso,

se extraía de un pequeño

insecto que se reproducía

en nopales. Aquí se observa

cómo los insectos son

removidos del nopal antes

de proceder a triturarlos para

extraer el tinte.

Page 205: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La crisis del siglo XVII 205

mientras se mantuvo la producción de

plata; posteriormente, entre 1560 y

1604, Puerto Caballos ocupó ese lugar.

En 1604 se terminó la construcción del

nuevo puerto de Santo Tomás de Casti-

lla y se suprimió el de Caballos. Santo

Tomás experimentó una cierta eferves-

cencia durante un par de décadas, pero

luego, junto con los demás puertos, en-

tró en decadencia ante la amenaza de

los piratas y los pocos barcos españoles

que lo visitaban. La decadencia de los

puertos de Honduras y la mengua del trá-

fico marítimo repercutieron especialmen-

te en la minería en Honduras, ya que se

encareció la importación de azogue (mer-

curio). También sufrieron las exportacio-

nes nicaragüenses de brea y alquitrán,

todo lo cual propició el contrabando en

esas provincias.

Otro grave problema que enfren-

taron los productores y comerciantes cen-

troamericanos fue el de la circulación

monetaria. En el reino de Guatemala se

producía poca plata, pero en aquella

época el circulante estaba hecho de ese

metal. ¿Cómo conseguirlo? A través del

comercio con México y el Perú, ambos

grandísimos productores de plata. Mien-

tras se exportaban productos de Centro-

américa a esos virreinatos, se recibió

suficiente metal para abastecer las nece-

sidades de la circulación monetaria local

y regional. Antes de 1630, ingresaron

importantes sumas de plata a Centroamé-

rica. Entre 1630 y 1660, a pesar de la

crisis, todavía había cierto excedente de

ese metal, aunque de baja calidad. Pero

cuando, a mediados del siglo XVII, des-

cendieron las exportaciones a otras co-

lonias, surgió un gravísimo problema

monetario para el comercio interno cen-

troamericano. No existía, o había muy

poca moneda con qué comprar. A partir

de 1660 solamente circuló plata de mala

calidad. Los granos de cacao que se ha-

bían utilizado como moneda en la épo-

ca precolombina volvieron a usarse en

muchos lugares para aliviar, en parte,

las necesidades del pago de productos

y servicios.

La falta de numerario abundante

fue catastrófico. El comercio se hundió,

debido, en gran parte, a la falta de mo-

neda de buena ley con la cual comprar y

vender. Esto, a su vez, contribuyó a la

decadencia de las ciudades y los pueblos,

y a la ruralización de la población, ya

que el funcionamiento de la economía de

autoconsumo y subsistencia a la que se

entregaron muchos no necesitaba mayor

cantidad de moneda.

La crisis también afecto a Panamá

a pesar de su ubicación privilegiada. En

La plata fue el medio

circulante más común

de la Centroamérica colonial,

como lo sugieren estas

monedas de plata. Cuando

este metal escaseó, el comercio

se vio afectado.

El procesamiento del refinado

de la plata comenzaba

al triturarse el mineral bajo

pesadas ruedas de piedra;

después se mezclaba, ya

pulverizado, con mercurio

para obtener una solución

antes de proceder a separar

la plata del mercurio

aplicándole calor.

Page 206: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano206

el siglo XVII disminuyó la producción de

plata en el Perú debido a que se agotaron

las minas y a las dificultades de suministro

del mercurio para procesar el mineral. Las

múltiples de actividades que generaba el

tránsito de la plata a través de Panamá se

vieron profundamente afectadas; desde los

criaderos de mulas hasta los dueños de

posadas y cantinas fueron perjudicados.

La magnitud del deterioro de la activi-

dad económica de Panamá puede com-

prenderse mejor cuando se toma en

cuenta el movimiento de barcos. Hasta

1650 el istmo de Panamá recibió en pro-

medio una flota cada 1.28 años, lo que

equivale a un poco menos de una flota

por año. Este promedio bajó entre 1651 y

1663 a una flota cada 1.7 años. Después

de 1664, el promedio fue de una flota

cada 4.6 años. El nexo colonial que ge-

neraba el comercio, la actividad princi-

pal de los vecinos españoles, parecía estar

a punto de desaparecer.

Los indios siguieron viviendo en sus

pueblos y en sus chozas de paja, dis-

persos en cerros y valles, y cultivando

sus tierras ejidales y comunales con maíz

y frijol. Los ataques piráticos les afecta-

ban, pues cada vez que se temía o se

producía una invasión se les solicitaban

víveres y servicios de vigía. Pero éstas

no eran amenazas vitales para ellos. Mu-

cho más serias eran las frecuentes ma-

las cosechas, provocadas por las plagas

de chapulín, o por falta o exceso de llu-

vias, seguidas a su vez de escasez de

víveres y hambrunas. Peor aún, si una

mala cosecha se combinaba con una epi-

demia, la mortalidad de los indios era

todavía mayor debido a su estado de

debilidad orgánica.

Las exigencias laborales de los ve-

cinos españoles disminuyeron en alguna

medida durante el siglo XVII en relación

con el anterior, debido a la decadencia

de la producción para la exportación.

La encomienda como institución ya ha-

bía sido restringida por el poder real

en el siglo XVI y la despoblación acen-

tuó su decadencia. Para 1570 su exis-

Durante el siglo XVII,

los barcos que llegaban

de España a sus colonias

se redujeron

considerablemente. Para

Centroamérica,

el debilitamiento del vínculo

comercial con España supuso

una producción dedicada más

hacia el autoconsumo que

a la exportación.

Page 207: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La crisis del siglo XVII 207

tencia no era significativa. Es cierto que

los indios siempre tenían que pagar tri-

buto el cual, sin ser excesivo, constituyó

una carga pesada para algunas comu-

nidades indígenas en ciertos momentos,

sobre todo cuando las cosechas no eran

abundantes.

La gradual desaparición de la en-

comienda no significó que los indios de-

jaran de tener obligaciones laborales

hacia los españoles. En Centroamérica,

como en buena parte del resto de las co-

lonias españolas en América, se desa-

rrolló en el siglo XVII un sistema laboral

conocido como repartimiento de indios,

mediante el cual cada pueblo indio tenía

que suministrar periódicamente un cierto

número de trabajadores a los vecinos es-

pañoles para que les trabajaran durante

un determinado período. A cambio, los

trabajadores indios debían recibir herra-

mientas, comida, alojamiento y paga,

condiciones que no siempre se cumplían.

En el siglo XVII fueron frecuentes las que-

rellas entre los mismos españoles por ob-

tener esta mano de obra, como lo fueron

también entre los españoles y las comu-

nidades indias, que procuraban enviar el

menor número de sus hombres a traba-

jos de repartimiento.

Los pueblos de indios también fue-

ron afectados en su bienestar por la prác-

tica denominada repartimiento de bienes,

mediante el cual los funcionarios espa-

ñoles obligaban a los indios a comprar,

a un precio elevado, productos que no

siempre necesitaban. Esta forma de com-

pra forzada que los indígenas pagaban

con productos de la tierra y artesanías,

mermaba aún más la escasa base mate-

rial de las comunidades. Se puede decir,

sin exageración, que el mundo indígena

centroamericano vegetó en el siglo XVII,

sin posibilidad alguna de salir de la po-

breza en que vivía.

El siglo XVII fue un siglo difícil para

todos los grupos sociales del reino de

Guatemala y de la audiencia de Castillo

de Oro. Sin embargo, la depresión eco-

nómica afectó en forma más severa, en

términos relativos, a las élites de Centro-

américa. La riqueza fundada en las en-

comiendas o en el comercio exterior se

evaporó.

Muchas de las familias cuyos orí-

genes se remontaban a la Conquista se

vieron reducidas a la pobreza perdiendo

su ascendencia social. Otras, aunque tam-

bién en la pobreza, lograron conservar

parte de su antiguo prestigio social, el cual

en adelante descansó en el ejercicio de

los cargos públicos, la gran propiedad,

la participación en los mercados locales

El cobro del tributo

de los indígenas al monarca

español lo efectuaban

las autoridades de los pueblos

de indios. En esta escena,

los miembros del cabildo

indígena reciben los tributos

en forma de productos

de la tierra y en artesanías. Al

fondo, un indígena que no ha

pagado es castigado con

latigazos.

Page 208: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano208

o la inserción en los puestos más eleva-

dos de la comunidad eclesiástica.

Algunas nuevas actividades econó-

micas hicieron su aparición. La interrup-

ción del comercio entre Centroamérica y

España creó graves problemas de abas-

tecimiento para la élite colonial, por lo

que los comerciantes buscaron mercados

alternativos para comprar y vender. Sin

embargo, muchas veces, tal búsqueda de

nuevos mercados violentaba las disposi-

ciones comerciales españolas, las cuales

buscaban orientar hacia la metrópoli

cuanto comercio fuera posible. Fue así

que se desarrolló el contrabando como

alternativa inevitable, tanto en el Pacífico

como en el Atlántico.

En el Pacífico, los puertos en que

se efectuaba el contrabando con el Perú

fueron Acajutla y El Realejo. Cuatro pro-

ductos, sobre todo, fueron objeto de con-

trabando: el vino y el aceite peruanos y la

brea y el alquitrán centroamericanos. A

finales del siglo XVI, el éxito de la oleocul-

tura y de la viticultura en el Perú acarreó

la necesidad de madera, alquitrán y brea

para la fabricación de barricas y barriles,

tres productos que se obtenían fácilmente

en Honduras y Nicaragua. A pesar de que

un activo comercio entre el Perú y Cen-

troamérica era necesario y conveniente,

la Corona se opuso activamente a que

ocurriera. La respuesta inevitable fue el

contrabando, que el gobierno fue inca-

paz de controlar.

Entre 1640 y 1665 la intensidad

de la crisis económica disminuyó este

contrabando pero, a partir de la década

de 1670, el comercio del vino con el Perú

se reactivó. Para efectos de comparación,

entre 1673 y 1679 únicamente llegaron

tres barcos procedentes de España al

golfo de Honduras, trayendo 4 598 boti-

jas de vino. Asimismo, en ese período in-

gresaron legalmente del Perú 15 954

botijas más una cantidad desconocida de

contrabando. Los principales beneficia-

dos fueron algunos comerciantes y fun-

cionarios de la Corona, cómplices del

tráfico ilegal. Las ganancias que perci-

bían les permitieron mantener una cómo-

da posición social.

En la segunda mitad del siglo XVII,

comenzaron los cortes de madera de tin-

te en Belice y surgieron algunos estable-

cimientos de este tipo en Honduras, en

En la costa del Pacífico

centroamericano hubo una

intensa actividad comercial,

especialmente hacia el Perú,

cuando se interrumpía

el tráfico marítimo con

España. Con frecuencia, este

comercio era en realidad un

contrabando ante el cual

las autoridades locales

no ponían mayores objeciones.

Page 209: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La crisis del siglo XVII 209

cuyos puertos del Caribe se hacía contra-

bando abierto de plata por manufactu-

ras inglesas. La amistad de los piratas y

comerciantes ingleses con grupos indíge-

nas de la región de Cabo Gracias a Dios,

los misquitos y los zambos-misquitos, les

facilitaron su desplazamiento por distintos

lugares del Caribe centroamericano. El

producto más codiciado por los ingleses

fue, quizá, el cacao de Matina. Varias acu-

saciones de contrabando se hicieron a ve-

cinos, clérigos y funcionarios de Costa

Rica, igual que a los gobernadores y sus

tenientes en Honduras. Pero el contraban-

do continuó e incluso se amplió.

Costa Rica orientó parte de su pro-

ducción comercial con el sur utilizando el

camino de mulas. Exportaba, a lomo de

mula, productos como sebo, manteca, cue-

ro y harina a Panamá, Portobelo y Carta-

gena, entre otros. Pequeñas embarcaciones

llegaron a Punta Blanca, Jueme y León a

cargar cerdos, harina, maíz y gallinas. En

el Pacífico, el puerto más utilizado era La

Caldera. Por los caminos de Costa Rica

cruzaban las recuas que venían desde

Honduras y Nicaragua con destino a Pa-

namá. De este último lugar se enviaba de

regreso vino, ropa, aceite, hierro y escla-

vos. Como consecuencia de la contracción

económica, la demanda de productos cen-

troamericanos en Panamá se redujo y se

tuvo que cubrir parte de las importaciones

desde Panamá con plata. Al escasear la

plata en Costa Rica, se sustituyó la mone-

da con granos de cacao, al igual que en

otras partes de Centroamérica. También

debe mencionarse que el deterioro del co-

mercio con Panamá sentó las bases del

contrabando con los ingleses por el mar

Caribe, el cual alcanzaría enormes pro-

porciones en el siglo XVII.

Uno de los grandes problemas es-

tructurales del comercio centroamericano

en el siglo XVII se derivó de la concentra-

ción de la población y la producción en

la vertiente del océano Pacífico, cuando

el Atlántico se había convertido, desde el

siglo XVI, en el eje del comercio mundial.

Para que la producción centroamericana

cruzara el Atlántico camino a Europa,

había primero que llevarla a las costas

del mar Caribe, alejadas e incomunica-

das de los principales núcleos de po-

blación centroamericana. Además, la ma-

yor parte de esas costas ya no estaba en

manos de los españoles: para 1600, sólo

la región entre el Golfo Dulce y Trujillo en

el Caribe estaba ocupada por ellos.

Los productos de la tierra eran

llevados a los puertos

y a las ciudades en recuas

de mulas. Un importante

sector de la población se

dedicaba a la cría de mulas

y al arreo de las recuas.

Page 210: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano210

a sociedad colonial se había fun-

dado sobre el binomio de indios

dominados-españoles domina-

dores. El indio era natural,

“hijo” de un pueblo, donde trabajaba

y tributaba, constituyendo el rodaje fun-

damental de la vida económica. El espa-

ñol era vecino de una ciudad, y

gobernaba y administraba en lo civil, mi-

litar y religioso. Además, estaba el ne-

gro, muchas veces esclavo, considerado

como un objeto en la posesión y bajo la

jurisdicción de un amo.

En la segunda mitad del siglo XVII,

la población indígena presentó la ten-

dencia a un crecimiento lento, contraria-

mente al descenso ocurrido en el siglo

anterior. Se trataba de una población

bastante joven, tal como lo revelan los

datos de algunos pueblos indios de Ni-

caragua. Por ejemplo, 40% de la pobla-

ción del pueblo de Diriamba en 1663 era

menor de doce años, mientras que en Mo-

zonte, en el norte de Nicaragua, 91% de

la población en 1676 tenía menos de cua-

renta años, edad que parecía ser el límite

de la vida humana en Centroamérica para

la mayoría de la población indígena.

La población española siguió

siendo minoritaria en alto grado. Los es-

pañoles que llegaron a Centroamérica

fueron muy pocos y eran casi todos va-

rones, por lo que su prole con mujeres

españolas fue muy escasa. Más bien, pre-

dominaron las uniones de españoles con

mujeres indias. Fue así como, frente a la

población nativa, comenzó a surgir des-

de el siglo XVI una población, mezcla de

EL MESTIZAJE

L

La diversidad social y étnica

de los tiempos coloniales se

aprecia en esta ilustración

mexicana del siglo XVIII que

muestra la mezcla (mestizaje)

de españoles, indígenas

y afroamericanos.

Obviamente, el ilustrador

ha idealizado la realidad.

Page 211: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La crisis del siglo XVII 211

indio y español, a la cual se agregaría

poco después el negro. En el siglo XVII se

incrementó la mezcla de los diferentes

grupos étnicos que poblaban el área cen-

troamericana. La mezcla de indios, es-

pañoles y negros dio origen a un fenó-

meno que las leyes españolas habían

tratado de impedir: el mestizaje.

Desde finales del siglo XVI, los mes-

tizos se desempeñaban en diferentes ti-

pos de actividades. A diferencia de los

indios, quienes se dedicaban casi por

entero a la agricultura y las artesanías

tradicionales, los mestizos eran pastores,

capataces, baqueanos, tayacanes, car-

pinteros, albañiles, plateros y músicos,

entre otros; de hecho, el grupo que ejercía

las más variadas ocupaciones. Como no

tenían un lugar fijo de residencia, esca-

paban a los privilegios y obligaciones

tanto de los españoles como de los in-

dios: no tenían que pagar el tributo ni

estaban sujetos a los trabajos de repar-

timiento ni tenían que permanecer en de-

terminado pueblo o ciudad. Pero, al ser

mezcla de las tres etnias, se les veía como

intrusos en la sociedad colonial. Por tan-

to, se les consideraba rebeldes innatos,

refractarios a las leyes y resentidos so-

ciales. Atemorizaban a muchos pueblos

indios. A mediados del siglo XVII era ru-

mor común —bien fundamentado— que

mestizos y mulatos aumentaban más

que la población española.

Con el paso del tiempo, el mesti-

zaje adquirió más importancia, así como

mayores consecuencias. En algunas par-

tes fue más intenso, mientras que en

otras más discreto. En todos lados, sin

embargo, la base fue indígena. En al-

gunos sitios se injertó el elemento espa-

ñol, en otros el africano y en ocasiones

ambos. El resultado fue una nueva so-

ciedad que, aunque fundada sobre el

mundo indígena, no era ya puramente

indígena, sino que, al contrario, se de-

finía por contraposición a ella.

La presencia de los mestizos no es-

capó a los ojos de las autoridades colo-

niales. En repetidas ocasiones, las leyes

trataron de hacerlos abandonar los pue-

blos donde se suponía que solamente vi-

vían indios. En algunos casos se recurrió

a la fundación de poblados que no fue-

sen indios, pero fue en vano. A la vez

que se crearon esos poblados, los habi-

tantes mestizos aumentaban en los pue-

blos, villas y ciudades. Era un movimiento

que, aunque de origen demográfico,

adquiría un carácter social e iba trans-

formando paulatinamente a la sociedad

centroamericana.

La población española, que

en Centroamérica no pasaba

del cinco por ciento del total,

tenía una preponderancia

casi absoluta en lo político

y un dominio muy extenso

sobre la riqueza que se

prodicía.

La población indígena,

representada por esta

vendedora del mercado, era,

con mucho, la mayoritaria

al comienzo del período

colonial. Con el paso

del tiempo, los mestizos

se tornaron mayoría

en muchas partes.

Page 212: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano212

l siglo XVII fue particularmente difícil para las mujeres y los hombres que

vivían en Centroamérica en aquel momento. Los problemas de diferente

naturaleza que experimentaron los países europeos, en particular España,

tuvieron profundas repercusiones en el desarrollo de la sociedad centro-

americana. Por otra parte, la piratería, las catástrofes naturales y las dificultades de

carácter demográfico, económico y social se hicieron sentir con intensidad en todo el

territorio de las audiencias de Guatemala y Tierra Firme.

Una nueva sociedad comenzó a perfilarse en este siglo. El modelo social mo-

nárquico del siglo XVI de las dos repúblicas, la de indios y la de españoles, entró en

crisis frente a la deriva de la dinámica demográfica. Una sociedad étnica y cultural-

mente heterogénea, que había comenzado a forjarse desde la Conquista, aceleró su

ritmo de desarrollo. Ahora había no sólo conquistadores y conquistados, sino tam-

bién un nuevo grupo sin ubicación legal en el sistema colonial impuesto en el siglo

anterior, desarraigado socialmente, que cada vez más reclamaría su propio lugar.

E

CONCLUSIÓN

Los mulatos no tuvieron lugar

dentro de la sociedad colonial

de los siglos XVI y XVII.

Page 213: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 214: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 215: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I
Page 216: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Brooke Alfaro

Between el cielo y la tierra

Óleo sobre canvas

1992

Panamá

Page 217: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La sociedad centroamericana en el siglo XVIII 217

INTRODUCCIÓN

a Centroamérica del siglo XVIII vivió momentos de cambio social y económi-

co de grandes consecuencias para el futuro del istmo. El siglo comenzó con

una crisis política en España que la llevó a la guerra y terminó también

marcado por las grandes luchas que surgieron de la Revolución Francesa.

En los años intermedios, comenzó en Inglaterra la Revolución Industrial, cuyo impac-

to se haría sentir en casi todo el globo, y se sentaron las bases de un nuevo pensa-

miento político y social que contribuiría a los procesos de independencia en la

Norteamérica inglesa y la América española.

Aunque el Reino de Guatemala estaba alejado y aislado del impacto directo de

estos procesos y acontecimientos, sus efectos no tardaron en sentirse. Los escritos de los

pensadores más destacados empezaron a leerse en libros y panfletos —a veces clan-

destinos— y a discutirse en los centros de estudio, especialmente en la Universidad de

San Carlos, en Guatemala.

Igualmente importantes fueron los cambios que se dieron a nivel de la economía

y la sociedad. La reactivación de la economía europea —especialmente la relacionada

con la industrialización de Inglaterra— se tradujo en un incremento de la demanda de

ciertos productos tropicales que Centroamérica estaba en condición de suplir. Esto obli-

gó a cambiar la vocación de ciertas tierras y a invertir capitales en la construcción de

infraestructura y maquinaria para el procesamiento de la materia prima.

Dentro de Centroamérica el cambio social se aceleró, especialmente en lo que

se refiere al crecimiento del sector de la población comunmente conocido como ladi-

no. Los ladinos se constituyeron en un grupo de amplia presencia social, a pesar de

que las leyes coloniales no les conferían mayores derechos. La población indígena

también creció pero seguía viviendo en una pobreza ancestral y sujeta a la gama de

exacciones propias del régimen colonial.

LLa Revolución Industrial

en Inglaterra, sentó las bases

de un nuevo pensamiento

político y social.

Page 218: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano218

n 1700 murió el rey español

Carlos II, el último de la Casa

de Austria, sin dejar heredero.

Su muerte abrió un gravísimo

problema político en España y Europa:

el de la sucesión dinástica. Las poten-

cias de la Europa occidental entraron en

guerra para ver quién tendría el dere-

cho de colocar en el trono al sucesor del

rey Carlos II. Finalmente, se aceptó que

el trono español fuera ocupado por un

nieto del rey francés Luis XIV. El nuevo

monarca tomó el nombre de Felipe V,

dando inicio a la dinastía de los Borbo-

nes en España.

A partir de ese momento, la políti-

ca exterior española quedó supeditada a

la francesa. Como consecuencia, cada

vez que Francia entabló guerra contra In-

glaterra, Holanda u otra potencia euro-

pea, España se veía involucrada y, por lo

tanto, el territorio centroamericano se con-

virtió en escenario de combates, tal como

ocurrió entre 1740-1749, 1756-1763,

1779-1783 y en 1798.

En cuanto al ámbito económico, se

produjo en Europa un cambio que se co-

noce con el nombre de Revolución Indus-

trial; éste se inició en Inglaterra y con-

sistió, fundamentalmente, en el paso de

una economía basada en la agricultura

a una basada en la producción indus-

trial. Las consecuencias de este fenóme-

no se vivieron en todo el mundo. La can-

tidad de productos manufacturados no

podían ser absorbidos por los mercados

nacionales. Fue necesario, para los paí-

ses europeos, buscar nuevos mercados.

Por otro lado, hubo en Europa una nue-

va acumulación de riqueza por la pro-

ductividad incrementada y una deman-

da mayor de productos tropicales.

En el área centroamericana, la

consecuencia principal de esta revolu-

ción tecnoeconómica fue el incremento

del contrabando. España no permitió

que sus colonias comerciaran con otros

países. Pero no estaba capacitada para

abastecer la demanda de sus colonias

de productos manufacturados ni para

comprar los que las colonias america-

nas producían. De allí que en el área

centroamericana se desarrollase el con-

trabando, inglés sobre todo, en la se-

gunda mitad del siglo XVIII.

Este afán comercial extendió los

establecimientos ingleses en el Caribe

centroamericano. Las bases de la pe-

netración inglesa se ubicaron en Beli-

ce, Río Tinto e Islas de la Bahía en Hon-

duras, la Mosquitia en Nicaragua y el

río Matina en Costa Rica. Los esfuerzos

EUROPA Y ESPAÑA EN EL SIGLO XVIII

EEl rey Carlos II de España

fue el último de la dinastía

de los Austria o Habsburgo.

La Revolución Industrial

comenzó en Inglaterra

a mediados del siglo XVIII. En

el área de los textiles, se pasó

de instrumentos para hilar

y tejer movidos por fuerza

humana o hidráulica

a hiladoras y tejedoras

movidas por la máquina

de vapor.

Page 219: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La sociedad centroamericana en el siglo XVIII 219

que hizo la Corona española por dete-

ner este comercio fueron inútiles.

El XVIII, llamado el “Siglo de las Lu-

ces”, fue también de aceleración de la

dinámica cultural europea, especialmen-

te del desarrollo del racionalismo, huma-

nista y secularizador, que logró grandes

avances en Europa. La secularización del

pensamiento, que se había iniciado en

el siglo anterior, alcanzó su apogeo. Ha-

cia 1760 la “filosofía de la Ilustración”

parecía triunfar. Fueron en particular los

ingleses y los franceses los que más ac-

tivamente tomaron parte en este movi-

miento intelectual, pero por la vía de

Francia, este pensamiento que todo

abarcaba tuvo profundas repercusiones

en España. Para comprender la histo-

ria centroamericana hay que señalar al-

gunas consecuencias.

El espíritu que animaba a la Ilus-

tración era racionalista, positivista y uti-

litario. La razón lo podía lograr todo. La

sociedad debía organizarse con el fin de

lograr la felicidad de los individuos. Esta

felicidad sólo se conseguía si se obser-

vaban los derechos del hombre, funda-

mentados en leyes naturales, que incluían

el derecho a la vida y el derecho a la

propiedad. Para garantizar estos dere-

chos, debía existir un contrato entre go-

bernantes y gobernados en el que se es-

tablecía que si los gobernantes no

respetaban los derechos naturales de los

gobernados, éstos podían rebelarse en

su contra. Se creía, además, que la hu-

manidad progresaba continuamente

gracias a la difusión del espíritu de la

Ilustración y de la educación, el más po-

deroso medio para alcanzar el progreso.

La revolución de las colonias inglesas de

1776 y la francesa de 1789 retomaron

estos principios; la primera en su Decla-

ración de Independencia y la segunda

en la Declaración de los Derechos del

Hombre y del Ciudadano, en las que,

por lo demás, se repudiaba el colonia-

lismo y la monarquía absoluta por dere-

cho divino y se abanderaba el republi-

canismo liberal.

Tal fue la influencia de estas ideas

que penetraron en algunos medios inte-

lectuales de la élite española centro-

americana. Encontraron respuesta en la

Universidad de San Carlos de Guatema-

la y en la Gaceta del Reino de Guate-

mala; posteriormente conformaron el nú-

cleo de la ideología de la Independencia.

La independencia

de las colonias inglesas

de América del Norte en 1776

fue uno de los acontecimientos

más importantes de los tiempos

modernos. Sus dirigentes

estaban profundamente

influidos por las ideas

de la Ilustración, tal como

se aprecia en la Declaración

de Independencia,

que aparecen ratificando

un 4 de julio en Filadelfia.

La Declaración

de los Derechos del Hombre

y del Ciudadano es uno

de los documentos

fundamentales de la historia

del mundo occidental.

Redactada en los momentos

iniciales del proceso

revolucionario francés,

su carácter universal

la convirtió rápidamente

en lectura obligada de todos

los individuos comprometidos

con la libertad, y en bandera

de lucha de los pueblos

oprimidos.

Page 220: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano220

a actividad más importante de

la inmensa mayoría de la po-

blación centroamericana era la

agricultura. En el siglo XVIII no

había restricciones para el acceso a la

tierra. Los indios tenían sus tierras comu-

nales, suficientes todavía o aun sobradas

para su número. Los españoles podían ad-

quirir tierras realengas, mientras que los

ladinos se establecían en cualquier terre-

no que encontraban desocupado o, bien,

tomaban tierras en arriendo en las pro-

piedades comunales indígenas o en las

haciendas españolas.

La economía de exportación co-

noció una reactivación debido a la de-

manda de colorantes de los mercados

europeos, especialmente como conse-

cuencia de la Revolución Industrial in-

ECONOMÍA Y SOCIEDAD

Lglesa, una de cuyas primeras manifes-

taciones fue el desarrollo de la actividad

textil. Por su parte, el añil se convirtió en

un “producto motor” de la economía y

el más importante de exportación, y sus

precios en la bolsa de Londres condicio-

naron la vida, tanto económica como

social de los habitantes del reino. Cono-

cido por los indígenas desde la época

prehispánica, su cultivo tomó un auge

extraordinario en Centroamérica. Crecía

bien en Escuintla, Chiapas, Sonsonate,

Nicaragua, Chiquimula y Honduras, pero

fue en El Salvador donde más prospe-

ró. Así, una actividad agrícola centro-

americana se integró al mercado mun-

dial, quedando, por supuesto, a merced

de las oscilaciones del precio del mer-

cado y, a la vez, generando un progre-

so material nada desdeñable.

El cacao, también de origen pre-

hispánico, repuntó en el siglo XVIII. La

competencia del cacao de Guayaquil y

de Caracas había provocado anterior-

mente una decadencia del grano cen-

troamericano. En el siglo XVIII se cultivaba

en Rivas, Nicaragua, y en el valle de

Matina, en Costa Rica. Rivas debió su

prosperidad al desarrollo del cacao. En

1777 se llegó a exportar 800 000 libras.

En el valle de Matina había, en 1768,

Durante el siglo XVIII,

la exportación de añil

en Centroamérica experimentó

un repunte considerable

gracias a la demanda

generada por la Revolución

Industrial. Aquí se aprecian

los métodos empleados

para accionar las paletas

que agitan la solución

de agua y tinte.

Planta del añil

Page 221: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La sociedad centroamericana en el siglo XVIII 221

El comercio siguió

entorpecido por medios

de comunicación terrestre

muy lentos, como esta carreta

de bueyes.

En algunas regiones

de Centroamérica, como

Nicaragua, la actividad

ganadera tuvo un incremento

importante dentro del proceso

de reactivación económica del

siglo XVIII.

120 haciendas cuyo producto era ad-

quirido por comerciantes ingleses de

Jamaica.

Desde el siglo XVI se había intro-

ducido en América el ganado mayor y

menor. Era común la crianza de gallinas

y cerdos en las casas de los indígenas.

En cambio, la crianza de ovejas sólo se

desarrolló en las provincias frías de Que-

zaltenango y Totonicapán. El ganado va-

cuno fue el más importante tanto para el

consumo interno de carne, leche y que-

so como para la exportación de cuero y

sebo. Se desarrolló en Sacatepéquez,

Chiquimula, Suchitepéquez, San Salva-

dor y Nicoya. Pero las áreas de mayor

desarrollo ganadero estaban en Nicara-

gua y Honduras. En torno a la ganadería,

se desarrolló un comercio regional. Los

regidores del cabildo de Guatemala

hicieron de la compra de ganado un

verdadero monopolio. Había ferias en La

Lagunilla y en los llanos de Sacatepequez,

cerca de la capital. Hasta allí llegaba el

ganado procedente de Honduras y Ni-

caragua. En 1756 ingresaron a la ciu-

dad de Guatemala 40 000 cabezas y

en 1764 hasta 52 000. Posteriormente,

el comercio decayó y en 1797 sólo en-

traron 3 975 reses de Honduras y

10 159 de Nicaragua; con altibajos, ese

comercio se conservaría a lo largo del

siglo XIX.

A diferencia de la agricultura para

la exportación de los propietarios crio-

llos, quienes introdujeron técnicas nuevas

para el procesamiento del añil y otros

productos, el agricultor indígena conser-

vó las técnicas heredadas de sus ances-

tros precolombinos y aquellas introduci-

das después de la Conquista. También el

uso del arado y de implementos agríco-

las de hierro no se modificó; tampoco la

carreta, los bueyes y la mula como me-

dios de transporte en los terrenos llanos.

Page 222: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano222

La producción de tejidos es

otra actividad artesanal

centroamericana antiquísima

que se sigue practicando en el

presente, ya sea para el

consumo propio o para la

venta en el mercado.

Una de las tradiciones

artesanales más antiguas de

Centroamérica es la alfarería.

En algunas partes se siguen

empleando las mismas

técnicas para formar y cocer

el barro.

En lo que se refiere a la artesanía

indígena, el estancamiento fue similar. El

hilado y el tejido de algodón o de otras

fibras vegetales continuaron usando téc-

nicas de producción de origen precolom-

bino. Los trabajos en madera, barro y

piedra apenas cambiaron sus métodos.

Podemos decir, sin temor a equivocarnos,

que en el terreno de la producción el

mundo indígena cambió muy poco entre

los siglos XVI y XVIII. Esto es así porque su

producción se orientaba fundamental-

mente a satisfacer las necesidades fami-

liares. El escaso excedente que podía

lograr estaba destinado al rey y al alcal-

de mayor, en forma de tributos, o a su

comunidad, en forma de aportes a las co-

fradías y a las celebraciones religiosas.

Muy distinto era el caso de los es-

pañoles y criollos, quienes se in-

teresaban en producir para

vender en el mercado

exterior, donde colo-

caban la mercancía a

buenos precios.

La sociedad cen-

troamericana a finales del

siglo XVIII, aunque presentaba carac-

terísticas del siglo XVI, era una sociedad

transformada. Si bien es cierto que la pre-

ponderancia del criollo y la sujeción del

indio eran sus características primordia-

les, un nuevo grupo había surgido entre

los siglos XVI y XVIII, a saber, el mestizo, al

que se empezaba a llamar “ladino”, por

suponerlo de origen indígena. En cuanto

a la esclavitud, muy poca incidencia tuvo

en la economía o en la sociedad, aunque

se siguieron importando algunos escla-

vos a regiones tales como Omoa, para fi-

nes específicos hasta mediados del siglo

XVIII. Para entonces, la mayor parte de los

descendientes de los esclavos africanos im-

portados eran libres y se mezclaban entre

las castas mestizas, diluyéndose su origen

étnico y su condición original.

La mayoría de los indios vivía en

sus pueblos bajo la autoridad de sus al-

caldes y regidores, reclutados entre los

descendientes, reales o supuestos, de la

antigua nobleza indígena. Los alcaldes

indígenas rendían cuentas ante los co-

rregidores, funcionarios españoles en-

cargados del cobro del tributo y de las

otras obligaciones del pueblo ante el Es-

tado español. El establecimiento de sub-

delegados a finales del siglo XVIII, en lu-

gar de corregidores, no cambió del todo

la situación de los indios. Aun cuando ofi-

cialmente el repartimiento ya había sido

abolido, los subdelegados españoles con-

tinuaron aprovechando el cargo que ejer-

cían para hacer trabajar a los indios en su

beneficio.

Page 223: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La sociedad centroamericana en el siglo XVIII 223

Hacia el siglo XVIII, en la gran ma-

yoría de los pueblos indígenas, existían

cofradías, fundadas originalmente por

el clero secular en el siglo anterior, con el

fin ostensible de celebrar la festividad

del santo patrón.

Desde el siglo XVI, los funciona-

rios de la Corona trataron, en vano, de

reducir su número. Las cofradías proli-

feraron en los pueblos indios porque res-

pondían a sus necesidades sociales y cul-

turales, funcionando como sociedades de

ahorro, crédito, producción y apoyo mu-

tuo para la seguridad social de sus miem-

bros. Por eso, los indígenas aportaban

dinero y servían gustosamente en su ad-

ministración.

A finales del siglo XVIII, las cofra-

días de Guatemala y El Salvador tenían

un capital de más de medio millón de

pesos, sin incluir sus tierras. En Nicara-

gua, las cofradías de pueblos pequeños

y pobres eran dueñas de miles de cabe-

zas de ganado. Con frecuencia, las co-

fradías sufragaban los gastos de orna-

mentación de las iglesias, como ocurría

también en los pueblos indios de Hon-

duras. Sin embargo, a raíz de la políti-

ca desamortizadora y el decreto de Con-

solidación de Vales Reales con que la

Corona buscó superar su crisis finan-

ciera derivada de las guerras napoleó-

nicas, el gobierno intervino sus fondos

en los primeros años del siglo XIX, des-

capitalizándolas y dando al traste con

el sistema de apoyo social que represen-

taban. Aun así, las cofradías, empobre-

cidas, sobrevivían y estaban lejos de des-

aparecer cuando ocurrió la independen-

cia en 1821.

Si las comunidades eran ricas en

tierras, dinero y ganado, los indios eran

pobres. Todos los autores de la historio-

grafía de los siglos XVIII y XIX señalan la

pobreza con que vivían. Su género de

vida cambió muy poco en los tres siglos

que duró la Colonia, siendo fundamen-

talmente cultivadores del maíz y artesa-

nos del barro, la piedra, la madera y las

fibras vegetales, en particular del algo-

dón. A pesar de los cambios políticos y

económicos que se produjeron entre 1502

y 1821, su condición de dominados no

se alteró y recibieron a cambio muy po-

cos servicios públicos del Estado al que

sustentaban. Encomienda, esclavitud, tri-

buto y repartimiento sólo fueron modifi-

caciones en cuanto al grado y la forma

de sujeción en que se encontraban.

Los españoles criollos se creían

herederos de los beneficios de la Con-

quista. En su ideología de supremacía

social se confundía lo étnico con lo so-

cial. Sus estereotipos mentales se funda-

ban, por un lado, en el recuerdo de

valores peninsulares encarnados en taxo-

nomías y conceptos de origen medieval,

tales como “limpieza de sangre”, “cris-

tianos viejos”, “hidalgos” y “nobles”; por

otro, estaban enraizados en la “recorda-

ción” de la Conquista, que enarbolaba

expresiones como “conquistadores” y

Las cofradías se organizaron

desde principios de la Colonia.

Este segmento de una cruz

procesional es conservado

por una cofradía del occidente

salvadoreño de fines

del siglo XVI.

Page 224: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano224

Esta representación

de la ciudad de Guatemala

de mediados del siglo XVII

obviamente no es fiel

a la realidad pero sí destaca,

con toda razón, el carácter

volcánico de la zona

y los sistemas de transporte

empleados entonces.

“primeros pobladores” para, de esta

manera, justificar su pretensión de pri-

vilegio. Asimismo, los servicios presta-

dos al rey en la milicia, en la Iglesia o en

el gobierno justificaban otros reclamos.

Los focos de la dominación espa-

ñola eran las ciudades, desde donde

irradió el poder de los criollos sobre otros

grupos de las diferentes regiones del

área centroamericana. Entre todas las

ciudades, Guatemala adquirió un lugar

especial. Su fundación data de 1524, y

en 1541 fue trasladada a lo que hoy es

La Antigua, conocida entonces como

Santiago de los Caballeros. Guatemala

era la ciudad más poderosa: sede del

arzobispado y residencia definitiva de la

Audiencia —que englobaba Chiapas, el

Soconusco, Guatemala, El Salvador,

Honduras, Nicaragua y Costa Rica— a

partir de 1567.

Como las otras ciudades del rei-

no, Santiago de los Caballeros tenía su

cabildo español, pero éste era el más in-

fluyente de todos, epítome de la aristo-

cracia criolla y del gobierno de un cuarto

de la población española del reino. En

efecto, además de las atribuciones co-

múnmente asignadas a los cabildos en

sus respectivas ciudades, tenía faculta-

des de cogobierno. El corregimiento del

Valle, que el cabildo gobernaba y ad-

ministraba, agrupaba a más de ochenta

pueblos indios y a más de 40% de la

población indígena de todo el reino. De

allí derivó, fundamentalmente, la rique-

za, el poder y el prestigio de los criollos

de la ciudad de Guatemala y también allí

nació, vivió y murió el más importante

portavoz de la ideología criolla, Francis-

co Antonio de Fuentes y Guzmán (1542-

1599) quien, en su Recordación florida,

concluida en 1595, nos presenta a los

criollos como equivalentes a los nobles eu-

ropeos, los mejores súbditos en todo caso,

los que tenían derecho a los empleos y a

Page 225: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La sociedad centroamericana en el siglo XVIII 225

los otros beneficios, por ser descendien-

tes de los conquistadores.

En las otras ciudades del reino, los

criollos asumían el mismo papel de do-

minadores, aunque limitado a la región

circunvecina. Cada ciudad se considera-

ba independiente de las otras y tenía su

propia zona de influencia particular. Lo

que unía a los criollos de las diferentes

ciudades del reino era su ideología de

superioridad social en relación con los

otros grupos étnicos.

Los criollos controlaban el poder

civil, militar y religioso del reino y, entre

ellos, se reclutaba buen número de los ad-

ministradores de las diferentes institucio-

nes reales. Todos los cargos militares de

cierta relevancia eran su patrimonio.

De igual manera, la inmensa ma-

yoría del clero, tanto secular como regu-

lar, era criollo. En el campo de los cargos

civiles, tuvieron la competencia, a veces,

La vida contemplativa

de los monasterios y conventos

atraía a cierto número

de personas durante

la Colonia. La mayoría

de estas instituciones estaban

en Guatemala.

Una familia española de fines

del siglo XVIII de la ciudad

de Guatemala. Son pocos

los retratos de este tipo que

se hicieron en su momento

y menos los que han

sobrevivido hasta el presente.

de los funcionarios reales peninsulares.

En cambio, en lo que se refiere a las fun-

ciones de carácter religioso y militar, su

poder fue, con la excepción del cargo

episcopal, indiscutible.

A principios del siglo XIX, los mesti-

zos constituían un grupo numeroso y en

plena expansión. Sobre el millón de ha-

bitantes de la Audiencia de Guatemala,

575 000 eran indígenas, 375 000 eran

ladinos —como se tipificaba oficialmen-

te a los mestizos de diversas castas— y

50 000 eran criollos.

Page 226: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano226

Los ladinos se diferenciaban de los

criollos porque no tenían, salvo excepcio-

nes, acceso a los cargos civiles, militares

y religiosos. Por otra parte, sólo en con-

tadas ocasiones disponían de alguna

fortuna. Además, las leyes de la monar-

quía, en general, los consideraban como

extraños en el cuerpo social. Por eso el

deán de la catedral de Guatemala, Gar-

cía Redondo, decía de ellos en el siglo

XVIII: “...estando en sociedad, no han te-

nido parte en el realengo, ni son dueños

de lo que es dueña la sociedad... súbdi-

tos sin derechos, extraños a los bienes

comunes y forasteros en el suelo natal”.

Por su parte el gobernador de Nicara-

gua, don Manuel de Quirazo, afirmaba,

refiriéndose específicamente a los mula-

tos, parcialmente descendientes de afri-

canos: “...han olvidado que su origen

primero fue la esclavitud y que los verda-

deros dueños del país son los españoles

por derecho de conquista y los indios por

derecho de ocupación”.

Los ladinos se diferenciaban, asi-

mismo, de los indios. La primera expre-

sión de esa diferencia, más importante y

más evidente, era el hecho de que los in-

dios estaban obligados a vivir agrupa-

dos en sus pueblos, sujetos al tributo y al

repartimiento, aunque tenían su propia

autoridad —los cabildos y caciques— y

una legislación que les daba derechos

específicos, que reclamaban ante jueces

y audiencia. Carecían, en cambio, de bie-

nes poseídos en común, tales como eji-

dos de pueblos, tierras comunales y bie-

nes de cajas de comunidad. Sin embargo,

cuando alguno de los ladinos adquiría

una cierta fortuna o se casaba con algún

miembro del grupo de los criollos, sus

descendientes trataban de insertarse en

este último grupo, para beneficiarse de

los privilegios que les podía acarrear tal

estatus.

El dinamismo demográfico de los

ladinos, en particular en algunas regiones

del reino, inquietaba a las autoridades y

a la población española. Sin embargo,

muy poco podían hacer para contener este

movimiento. Los tres siglos de dominación

española habían engendrado una nueva

sociedad.

Los mestizos fueron

constituyéndose gradualmente

en el grupo social mayoritario

en buena parte

de Centroamérica. Solamente

Guatemala conservó

—y conserva— una población

de mayoría indígena.

Page 227: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La sociedad centroamericana en el siglo XVIII 227

l asumir el trono, los Borbones

se dieron a la tarea de recupe-

rar el poder real que se había

debilitado durante el último si-

glo de la Casa de los Austria. Las estre-

chas relaciones entre los gobiernos de

Francia y España facilitaron la difusión

de las ideas de la Ilustración e influyeron

en la corte española. Fue así como, en la

segunda mitad del siglo XVIII, la Corona

tomó una serie de medidas de gobierno

y de administración en todas las áreas,

conocidas con el nombre de reformas

borbónicas. Estas medidas ejercieron una

profunda influencia en la vida política,

social, económica y cultural de la región,

aun sin alcanzar todas las metas que se

planteaban.

El rey más involucrado en dichas

reformas fue Carlos III (1759-1788), cu-

yos ministros se orientaron por este pro-

grama puntualizado en el Nuevo sistema

de gobierno económico para la Améri-

ca de Campillo y Cossío, manuscrito que

estaba en circulación desde 1743 y que fue

publicado en 1762. Las reformas procura-

ron esencialmente centralizar las funcio-

nes del Estado para contrarrestar las

fuerzas centrífugas de las corporaciones

(Iglesia secular, órdenes religiosas, cabil-

dos) y fortalecerlo para controlar los de-

sarrollos económicos, tales como el con-

trabando, que parecían escapársele, así

como para garantizar la estabilidad del

imperio contra amenazas externas.

La política borbónica se orientó en

Centroamérica a estimular las comunica-

ciones y el comercio, limitar el poder ecle-

siástico, cambiar el sistema de impuestos,

establecer el régimen de intendencias y

luchar contra la presencia inglesa. En las

reformas emprendidas por los Borbones

hay que distinguir dos fases: en un pri-

mer momento, se realizó una alianza con

las nuevas familias comerciantes para

LAS REFORMAS BORBÓNICAS

A

Carlos III, el monarca

que impulsó las reformas más

importantes del sistema

colonial español.

A su muerte, sin embargo,

ya se manifestaban

las primeras muestras

de inconformidad con

el dominio que ejercían

los españoles en América.

Page 228: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano228

debilitar a las antiguas fuerzas colonia-

les de los terratenientes criollos; en un

segundo momento, a partir de 1763, la

lucha fue contra los comerciantes.

El primer paso fue la creación de

una fuerza militar adecuada, como de-

fensa contra ataques extranjeros y le-

vantamientos internos. En 1752, la Au-

diencia dispuso la creación del castillo

de San Fernando de Omoa. En 1765 lle-

gó como presidente de la Audiencia, el

mariscal don Pedro de Salazar y Herre-

ra, quien, entre otras, tenía instrucciones

de organizar el ejército y la dotación de

las plazas fuertes del reino, tanto en las

costas septentrionales de Honduras como

en el río San Juan, de Nicaragua, para

lo que dictó disposiciones con el fin de

mejorar los armamentos de sus fortale-

zas. En un informe de 1767 se revela que

el ejército miliciano alcanzó 30 714 hom-

bres de infantería y caballería. Estas me-

didas permitieron a España recuperar la

costa de Mosquitos, que se hallaba bajo

el control de comerciantes ingleses desde

finales de siglo XVII. Por un tratado con

los ingleses de 1786, España consiguió

la evacuación de la región, que se exten-

día desde Río Tinto en Honduras, hasta

Matina, en Costa Rica, permitiéndoles a

los ingleses únicamente el derecho de

corte de madera en un territorio delimi-

tado en Belice.

En el esfuerzo por rescatar el po-

der disperso, la Corona comenzó al mis-

mo tiempo por recuperar el control de la

Iglesia que, en América, podían reivin-

dicar los reyes por las prerrogativas que

le daba el Patronazgo Real. Se recalcó

la labor educativa que debía desempe-

ñar la Iglesia por medio de colegios y

escuelas parroquiales y se contuvo la

Vista del Castillo de San

Felipe, fortaleza construida,

a mediados del siglo XVII,

en la entrada del lago Izabal.

Los cañones de la fortaleza

de Santa Bárbara de Trujillo,

en la costa norte de Honduras,

apuntan al mar, tal como

lo hicieron hace más de tres

siglos para repeler

a los piratas.

La fortaleza de San Fernando

de Omoa, en Honduras, fue

la más importante de todas

en el Reino de Guatemala.

Se ha conservado casi intacta

y se usó, hasta entrado

el siglo XX, como cárcel.

Page 229: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La sociedad centroamericana en el siglo XVIII 229

dad ocupaba una manzana, y también

eran dueños de ricas haciendas produc-

toras de azúcar.

Obedeciendo una orden real, tu-

vieron que salir del reino hacia Europa

en julio de 1767. Entre los expulsados

iba el guatemalteco Rafael Landívar

(1731-1793), el más grande de los poe-

tas centroamericanos de la época colo-

nial. Su partida significó para la Iglesia

una enorme pérdida de poder y de in-

fluencia en la sociedad guatemalteca.

En relación con los comerciantes,

en un primer momento las reformas les

fueron favorables. En 1728 la Corona, a

cambio de un donativo, les concedió el

derecho, que antes había sido del cabil-

do, de recaudar los impuestos de alca-

bala, barlovento y almojarifazgo en todo

el territorio de la audiencia. Aquellos que

eran miembros del cabildo de la capital,

contaban con el derecho de reclutar in-

dios para trabajar en sus haciendas, au-

torizar el destace y venta de ganado, dis-

tribuir el agua y otorgar licencias de

comercio a tiendas y tabernas.

Pronto, sin embargo, surgieron con-

flictos. Era costumbre pagar los impues-

tos de acuerdo con la calidad de las

mercancías y no con el valor y peso del

artículo. Por otro lado, en Guatemala, la

ciudad donde se recaudaba más impues-

tos, era el cabildo el órgano encargado

de cobrarlos. La Corona ordenó la crea-

ción de una administración fiscal inde-

pendiente, lo que acarreó una fuerte

proliferación de conventos de contempla-

tivos, que habían acumulado grandes

propiedades y controlaban inmensos

capitales. La moralidad pública debía ser

tarea de los párrocos, además de que

había que hispanizar a toda la pobla-

ción y no mantener la tradicional divi-

sión de etnias.

Entre la Conquista y finales del si-

glo XVII, la Iglesia había acumulado rique-

za, poder y prestigio. Sólidamente

organizada y hábilmente dirigida por

gran número de excepcionales obispos,

había sido aliada del Estado, pero rece-

lando de aumentar su autonomía. Inclu-

so, llegó un momento, a finales del siglo

XVII, en que el clero secular y regular te-

nía más autoridad que los representantes

del rey. Eran, a la vez, los mentores inte-

lectuales y espirituales de la aristocracia

criolla y los dirigentes y pastores de los

pueblos de indios.

Desde la primera mitad del

siglo XVIII, se emitieron cédulas reales,

cuyo objetivo era limitar el poder del clero

regular. Por una de ellas, en 1717, que-

dó prohibida la creación de nuevos con-

ventos. El golpe más espectacular, sin em-

bargo, fue la expulsión de los jesuitas en

1767. Los primeros padres jesuitas ha-

bían llegado a la ciudad de Santiago de

los Caballeros en 1606. En 1615 fun-

daron el seminario de San Francisco de

Borja que, reorganizado en 1690, llegó

a competir con la Universidad de San

Carlos. El convento que tenían en la ciu-

El comercio entre las regiones

del Reino de Guatemala

estaba sujeto al pago

de impuestos, como

lo demuestra esta llamada

torna guía extendida a quien

transportaba la carga para

que pasara por las garitas

donde se controlaba

el comercio que entraba

y salía de cada ciudad.

Page 230: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano230

El aguardiente era otro

producto estancado

(monopolizado) por el Estado.

Sin embargo, siempre tuvo

que competir con

el aguardiente

de contrabando, destilado

y distribuido ilegalmente.

oposición del cabildo que obligó al gobier-

no a rebajar los impuestos. La Corona,

sin embargo, continuó aplicando las re-

formas.

La reforma fiscal era un punto par-

ticularmente importante. A comienzos del

siglo XVIII, la estructura impositiva no ha-

bía cambiado sustancialmente desde que

se estableció el dominio español. El tri-

buto indígena seguía siendo la principal

fuente de ingresos fiscales. En 1700, 80%

de los ingresos estatales provenían del

pago de tributo, pero el rey sólo percibía

una parte de lo que se cobraba debido a

la corrupción de los funcionarios, quie-

nes, además, exigían a los indígenas más

de lo que, de acuerdo con la ley, debían

pagar.

Con la llegada a Guatemala en

1763 de los visitadores, enviados por

la Corona para inspeccionar la admi-

nistración de la Colonia, comenzó una

verdadera “revolución burocrática”, cu-

yos dos elementos fundamentales fueron

la reforma del sistema fiscal y la crea-

ción del sistema de intendencias. Esta

“segunda conquista” del reino, como la

ha llamado un historiador, permitió in-

crementar otras rentas reales de forma

dramática. Después de 1763, el tributo

sólo constituyó 50% de los ingresos del

Estado.

En 1765 una orden real estable-

ció el monopolio estatal del tabaco, la

pólvora y los naipes. En lo relativo al ta-

baco, se decretó que sólo el gobierno

podía autorizar su producción. Para tal

efecto, fueron seleccionadas regiones es-

pecíficas en Honduras, Costa Rica y Gua-

temala donde se establecieron factorías

reales que controlaban la producción del

tabaco, mientras que en Chiapas, El Sal-

vador y Nicaragua estaba prohibido

cultivarlo. El negocio del gobierno con-

sistía en comprar el tabaco a los pro-

ductores y luego venderlo a los expen-

dedores, obteniendo, así, grandes

ganancias.

En 1820, por ejemplo, se le com-

praba el tabaco al productor a un precio

entre medio real y tres reales la libra y se

le vendía a los expendedores a seis reales.

Los ingresos de la Corona aumen-

taron hasta que, entre 1771 y 1775, los

impuestos sobre las ventas rebasaron

aquellos que se obtenían del tributo. An-

tes de 1763, el cabildo de Guatemala

entregaba al gobierno 18 000 pesos

anuales; a partir de 1780 se recaudaron

más de cien mil. El tabaco produjo

71 894 pesos entre 1766 y 1771; a fi-

nales del siglo se recogieron 132 882,

mientras que en los años 1818-1819 la

recaudación fue de 338 250 pesos.

Este mapa antiguo del Reino

de Guatemala fue elaborado

con el fin de ilustrar

la producción y el consumo

de tabaco en las diversas

provincias. Producto que era

un monopolio del Estado

español que permitía ingresar

a las arcas reales cantidades

importantes de dinero.

Page 231: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La sociedad centroamericana en el siglo XVIII 231

Estas ganancias no se acumulaban

en las arcas del tesoro real sin dificultades

o resistencias. Las zonas tabacaleras que

cayeron bajo la prohibición se rebelaron

y lo cultivaron clandestinamente, vendían

la producción por la vía del contrabando,

sin que la Corona tuviera el poder de im-

pedirlo. El bajo precio que el gobierno pa-

gaba a los productores de tabaco incluso

provocó protestas populares en Costa Rica

en 1812. El monopolio de la producción y

venta de aguardiente, decretado en 1766,

produjo actos de sedición en varias partes

del reino.

A pesar de las reformas, en las

provincias la colecta de impuestos era

deficiente. Entre 1770 y 1774 el pro-

medio anual de impuesto de la alcaba-

la fue de 102 524 pesos en la capital y

tan sólo de 37 803 en el resto del reino.

Esta situación se atribuía “al poco celo

mostrado por los alcaldes mayores y co-

rregidores”. Con el fin de mejorar la re-

caudación de los impuestos, se crearon

cuatro subadministraciones bajo control

real directo en El Salvador, León, Chiapas

y Comayagua. Estas fueron la base para

la introducción del sistema de intenden-

cias posteriormente.

Las intendencias reemplazaron un

su mayoría a las gobernaciones. En 1778,

había cuatros gobernaciones: el Soconus-

co, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.

También había doce alcaldías mayores:

Tuxtla, Ciudad Real de Chiapas, Suchite-

pequez, Teconicapán, Chimaltenango, Sa-

catepequez, Escuintla, Verapaz, Sololá,

Sonsonate, San Salvador y Tegucigalpa.

A éstas se le sumaban los corregimientos

de Quezaltenango, Chiquimula, Realejo-

Subtiava, Matagalpa-Chontales y Nicoya.

Entre 1785 y 1787 se introdujo el

régimen de intendencias, que fue la cul-

minación de las reformas administrati-

vas de los Borbones. Los intendentes te-

nían atribuciones de recaudación fiscal

y control policial y militar, y goberna-

ban sus territorios por medio de subde-

legaciones. Se crearon intendencias en

San Salvador, Ciudad Real, Comayagua

y León. Sólo Costa Rica quedó como go-

bernación, supeditada a la intendencia

de León.

Una de las reformas

borbónicas más importantes

fue la creación

de las intendencias.

En el Reino de Guatemala

se crearon varias, tal como

lo indica el mapa.

Page 232: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano232

a vida cultural de la Colonia

estuvo dominada por la Iglesia.

Los centros de estudio principa-

les fueron los colegios, conven-

tos y seminarios. Las expresiones artísticas

y literarias, por su parte, reflejaron, en la

mayoría de los casos, una profunda reli-

giosidad a pesar del influjo seculariza-

dor de las reformas.

Para el siglo XVII había cuatro se-

minarios en el reino de Guatemala. El más

antiguo era el de Nuestra Señora de la

Asunción, que se fundó en el siglo XVI. En

el siglo XVII se crearon tres más: el de

Nuestra Señora de la Concepción, en

Chiapas, en 1676; el de San Ramón

Nonato, en Nicaragua, en 1680; y el de

San Agustín, en Honduras, en 1682. Se

enseñaban las materias de gramática,

teología moral, cánones, filosofía y leyes.

Los conventos, por su lado, tenían cole-

gios. En el siglo XVIII el más famoso era el

de San Francisco de Borja, a cargo de

los jesuitas, que existió hasta 1773.

En 1681 se fundó en la ciudad de

Guatemala la Universidad de San Carlos.

Tenía cátedras de teología, filosofía, insti-

tuta, cánones, leyes, medicina y lengua

cakchiquel. Hasta 1768 sólo se enseñó con

el método escolástico. A partir de ese año,

se introdujo la filosofía cartesiana, dán-

dose impulso, asimismo, a la física expe-

rimental y las matemáticas. En la última

década del siglo XVIII se hicieron progre-

sos en anatomía y cirugía.

La introducción de la imprenta en

Guatemala fue obra del obispo fray Payo

de Rivera en la segunda mitad del

siglo XVII. En 1727 don Sebastián Aréva-

lo estableció una imprenta; mientras que

otros talleres se abrieron a lo largo del

siglo. Las publicaciones eran esencialmente

de carácter religioso. El primer libro im-

preso en Centroamérica fue Explicatio apo-

logética (1663), cuyo autor era el mismo

obispo Rivera. El alto índice de analfabe-

tismo explica la poca difusión de obras im-

presas en latín o manuscritas. Entre estas

últimas cabe destacar el Memorial de So-

lolá, crónica indígena también conocida

VIDA CULTURAL Y RELIGIOSA

L

El único centro de enseñanza

superior en el Reino

de Guatemala fue

la Universidad de San Carlos,

que comenzó a funcionar

en la ciudad

de la Antigua Guatemala.

Page 233: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La sociedad centroamericana en el siglo XVIII 233

como Anales de los cakchiqueles, que fue

escrita en cakchiquel por varios autores,

de los que sólo se conoce al indígena

Francisco Hernández Arana (1505?-

1581?) y contiene el relato de la Con-

quista vista por los indígenas. El punto

de vista de los españoles y criollos, por

su lado, se refleja en la Recordación flo-

rida, del guatemalteco Francisco Antonio

de Fuentes y Guzmán.

Entre 1729 y 1731 se publicó por

primera vez la Gaceta de Guatemala. En

ella se indicaban las festividades religio-

sas del mes, las crónicas de conventos y

algunas noticias del reino y, raramente,

de España. Reapareció en 1797 como

semanario. En esta nueva publicación

aparecían artículos relacionados con la

literatura y la vida económica y social del

reino. La Gaceta desapareció en 1803,

perseguida por la autoridad.

La arquitectura, esencialmente re-

ligiosa, y las artes plásticas reflejaron,

por una parte, la fuerte influencia de la

Iglesia, y por otra, los estilos españoles

de las diferentes épocas. Su costo mate-

rial fue asumido tanto por la Corona

como por la mitra, los conventos y, so-

bre todo, por los indígenas, quienes eran

el nervio de la economía colonial y gran-

des constructores de iglesias para sus

pueblos. Las primeras que se construye-

ron eran sencillas, en ellas se utilizaron

materiales tradicionales de construcción

indígena como la madera y el barro. Pos-

teriormente se usaron el adobe y la

mampostería. Sólo muy raramente se le-

vantaron edificaciones de cantera. En

la primera mitad del siglo XVI se erigió la

iglesia de Santiago en Ciudad Vieja,

Guatemala. En el siglo XVII fueron cons-

truidas numerosas iglesias y conventos en

El obispo Pedro Cortés

y Larraz realizó un viaje

de inspección por su diócesis

a fines del siglo XVIII.

El informe que elaboró es

una mina de oro

de información sobre

la situación social y religiosa

de las parroquias. También

contiene ilustraciones

detalladas de pueblos

y haciendas, como ésta

del cuarto de San Miguel

y San Vicente, en El Salvador.

Francisco Antonio de Fuentes

y Guzmán, regidor y cronista

de Guatemala, escribió

una de las principales obras

del período colonial,

la Recordación florida,

una visión de la Conquista

y la Colonia desde la óptica

de los conquistadores.

Page 234: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano234

Los religiosos fueron

los educadores principales

durante la Colonia.

A su cargo estaban los colegios

y la Universidad de San

Carlos. A la izquierda,

un dominico y a la derecha

un agustino.

diferentes lugares del reino. Fue, sin em-

bargo, en el siglo XVIII cuando se edificó

la mayoría de las obras de la arquitec-

tura colonial que todavía sobreviven en

diferentes lugares del área centroameri-

cana: fortalezas en Panamá, Costa Rica,

Nicaragua, Honduras y Guatemala; im-

ponentes edificios administrativos en las ca-

pitales; iglesias y catedrales en todas las

regiones del área, y conventos y monas-

terios en Guatemala más que en otros

sitios. Como puede verse, la Antigua

Guatemala conserva, en nuestros días,

el mayor número de monumentos reli-

giosos concentrados en un solo lugar.

La pintura floreció principalmente

en Guatemala. En cambio, la escultura

religiosa se desarrolló en todas las pro-

vincias, dejando, aun en pequeños sitios

remotos y pobres, verdaderas obras

maestras que revelan una religiosidad

profundamente anclada en el alma co-

lectiva centroamericana.

En 1743 se erigió el arzobispado

de Guatemala. Los obispados de Chia-

pas, Honduras y Nicaragua quedaron

como sufragáneos. Sólo el presidio del

Petén Itzá, con cinco curatos, quedó bajo

un obispado fuera del reino. En 1773, un

severo terremoto destruyó Santiago de

Guatemala, por lo que la ciudad fue

reubicada. Aunque el arzobispo Cortez

y Larraz no se trasladó a la Nueva Gua-

temala, el siguiente Arzobispo Monseñor

Cayetanos Francos y Monrroy sí se insta-

ló en 1778 en la nueva sede. En cada

catedral había un cabildo eclesiástico

compuesto de por lo menos cinco miem-

bros, casi siempre controlado por las éli-

tes criollas, aunque la mayoría de los

arzobispos y obispos eran de origen fo-

ráneo; únicamente tres obispos nacieron

en el istmo.

Las órdenes religiosas más impor-

tantes siguieron siendo en el siglo XVIII las

de los dominicos, los mercedarios y los

franciscanos. La Compañía de Jesús sólo

tenía colegios en la capital y en Ciudad

Real. La orden hospitalaria de San Juan

de Dios tenía hospitales en Ciudad Real,

Sonsonate, León y Granada, y la de Be-

La iglesia parroquial de San

Miguel tal como se veía

a mediados del siglo XIX.

Page 235: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

La sociedad centroamericana en el siglo XVIII 235

de la Corona, en donde la Iglesia tenía

una presencia activa y dominante.

No se puede, sin embargo, obviar

el nacimiento de un pensamiento y una

cultura secularizadora a fines del siglo XVIII,

misma que daría sustento a los liberales

radicales que, más tarde, retomarían las

políticas secularizadoras de los Borbones.

Los mismos clérigos ilustrados ya pensa-

ban de una manera distinta a sus ante-

cesores del siglo XVII. Se mencionaron las

profundas reformas curriculares en la

Universidad de San Carlos. Sabemos de

individuos que poseían libros incluidos

en el índice de libros prohibidos por la

Iglesia, como el de Dionisio de Herrera,

con quien se educó Francisco Morazán.

lén (orden nacida en Guatemala) sólo en

Santiago.

Las órdenes de Santo Domingo, San

Francisco y La Merced tenían, además de

los conventos en la villas y ciudades, doc-

trinas y curatos en los pueblos de indios.

A mediados del siglo XVIII, los Misioneros

de Cristo Crucificado reanudaron sus ac-

tividades en diferentes partes del reino. Su

mayor campo de acción fueron las mon-

tañas de Mulia y Leán, en Honduras; de

Matagalpa, en Nicaragua, y de Talaman-

ca, en Costa Rica, en donde su labor se

vio seriamente obstaculizada por la pre-

sencia inglesa en el Caribe. A principios

del siglo XIX , la “conquista espiritual” del

actual territorio centroamericano no se ha-

bía completado. Las zonas de refugio en

las densas selvas tropicales del istmo al-

bergaban poblaciones que seguían con-

servando la religión de sus ancestros.

Un historiador reciente ha escrito

lo siguiente: “Las instituciones eclesiásticas

eran la argamasa de la sociedad, pues

atendían las necesidades sociales impor-

tantes e integraban a los diferentes secto-

res de la Colonia en una unidad funcional

de una manera que el gobierno civil no

podía.” De ahí, la preocupación de los

Borbones por someterla al poder real.

Comenzó, desde entonces, una pugna en-

tre los poderes civil y eclesiástico que ha-

bría de prolongarse en los años venideros.

Lo que sí quedó como un elemento indis-

cutible fue la conversión al cristianismo de

todos aquellos que vivían bajo el dominio

Las tres órdenes religiosas

más importantes

en la Centroamérica colonial

fueron las de los franciscanos,

los dominicos

y los mercedarios, como

se aprecia en este mapa.

Page 236: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano236

Durante el siglo XVIII, la sociedad centroamericana experimentó cambios pro-

fundos derivados, en gran medida, del desarrollo económico europeo, en

particular el de Inglaterra y su Revolución Industrial. También fue determinan-

te la difusión de las ideas de la Ilustración francesa y de los liberales ingleses.

La economía centroamericana, sin perder la preponderancia de las actividades

tradicionales de origen precolombino, se colocó en el mercado mundial con la pro-

ducción del añil, solicitado por la creciente industria textil inglesa, y después del

tabaco. La preeminencia de los comerciantes de la capital del reino generó tensiones

entre los pobladores de las provincias, perfilándose así el separatismo regional.

En lo político, cabe destacar el proyecto de reformas de los monarcas Borbo-

nes, cuyo fin esencial era recaudar más impuestos y centralizar en forma racional la

administración imperial.

Constatamos, asimismo, un florecimiento de la arquitectura y la escultura, prin-

cipalmente de carácter religioso, sin precedentes, cuya expresión más destacada

sobrevive, en nuestros días, en la Antigua Guatemala. En el campo intelectual, la

publicación de obras impresas y la penetración de las ideas liberales, sobre todo en

la Universidad de San Carlos de Guatemala, produjo en algunos sectores criollos una

cierta efervescencia política.

CONCLUSIÓN

Plaza mayor de San Salvador

a finales del siglo XVIII.

Page 237: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Conclusión de la Unidad II 237

E

CONCLUSIÓN DE LA UNIDAD II

ntre 1502 y 1821, Centroamérica experimentó profundas transformaciones.

A lo largo de los tres siglos de dominio español, fuerzas internas y externas

actuaron en forma tal que la Centroamérica de 1821 era muy distinta de la

de 1502.

La sociedad colonial surgió a raíz de la Conquista. Sus dos componentes ini-

ciales fueron el indio y el español. Una población indígena disminuida en proporcio-

nes apocalípticas, aunque en cifras difíciles de precisar, y un pequeño grupo de

europeos, conquistadores primero, funcionarios y comerciantes después, formaron el

núcleo inicial de la nueva sociedad. La introducción de esclavos africanos en pro-

porciones insignificantes, añadió un tercer ingrediente étnico y cultural a esta socie-

dad. La mezcla de los tres grupos, indígena, español y africano, fue uno de los

rasgos de la demografía colonial centroamericana. El otro fue el crecimiento pobla-

cional tanto de los indígenas como de los ladinos: el primero, sólo en términos

absolutos, el segundo, tanto en términos absolutos como relativos.

Un millón de habitantes para Centroamérica a principios del siglo XIX es una

cifra considerable. A Guatemala le correspondía más de la mitad. Costa Rica, en

cambio, sólo tenía 3% del total. La población era escasa en el conjunto de la re-

gión. De esta población, 58% era indígena, 37% ladina y 4.5% española. El mesti-

zaje era más intenso en algunas regiones que en otras: en Nicaragua, desde 1776

por lo menos, la mitad de la población era ladina; en Honduras, en 1804, 61.8%

era ladina, mientras que en El Salvador ésta se componía de 53.5%. En Chiapas y

Guatemala, por el contrario, más de 50% de los habitantes eran indígenas. Las

ciudades, diseñadas para residencia de los vecinos españoles, tenían, a principios

del siglo XIX, poblaciones mayoritariamente no españolas; para esa época, los es-

pañoles sólo constituían, por ejemplo, 17% de la población de Guatemala, 14% de

la de León y 5% de la de San Salvador.

La economía presentaba características variadas. Al lado de prácticas milena-

rias, se veían tendencias modernizantes que propiciaban la inserción de Centro-

américa en el mercado mundial. En muchas regiones se seguía cultivando el maíz y el

frijol de acuerdo con un sistema antiquísimo. En otras, en cambio, se sembraban si-

guiendo las pulsaciones del mercado mundial, como era el caso del añil. La propiedad

Page 238: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano238

y el uso de la tierra presentaban los mismos rasgos de yuxtaposición de elementos

precolombinos y de origen hispánico. Las formas de trabajo, finalmente, dependían

de la orientación de la actividad económica: familiar si producían para la subsis-

tencia, y asalariado e incluso, aunque raramente, esclavo, si se producía para la

exportación.

La sociedad, tal como la había concebido la monarquía española en el siglo XVI

formada por dos repúblicas, de indios y de españoles, estaba profundamente tensio-

nada, aunque aparentemente en orden. Una minoría de españoles acaparaba rique-

za, poder y prestigio. Asentada en las ciudades, ejercía un dominio indiscutible sobre

la población indígena y una minoría esclava de ascendencia africana, y aunque su

poder sobre la población ladina era menor, no por ello escapaba a su control.

Esta sociedad era extremadamente compleja y la filiación étnica de los indi-

viduos era fundamental. Había conflictos por asuntos políticos y de carácter eco-

nómico entre los mismos españoles; unos, los recién llegados llamados peninsulares,

y otros, plenamente integrados, a veces desde hacía siglos en la sociedad colo-

nial, llamados criollos. Conflictos, asimismo, entre los españoles y los indios por

razones laborales y agrarias que dieron lugar, sobre todo en el siglo XVIII, a le-

vantamientos y motines. Dificultades dentro de la sociedad indígena, provocadas

por las presiones laborales, cuyo conducto era la nobleza local indígena. Friccio-

nes, también, entre los indios y los mestizos por la creciente penetración de estos

últimos en los pueblos y tierras de indios. Colisiones dentro de la misma pobla-

ción mezclada por asuntos de pertenencia étnica: no era lo mismo un mestizo,

supuestamente de ascendencia española e india, y un mulato, parcialmente de

origen africano.

En lo que se refiere a la vida cultural, si bien es cierto que la Iglesia ejercía un

papel preponderante tanto en la vida artística como en la intelectual, su monopolio

en el mundo de las ideas pertenecía al pasado en las postrimerías de la era colonial.

Una minoría criolla tenía acceso, a partir de entonces, a nuevas ideas que abogaban

por un nuevo orden político, económico e intelectual.

Así, la sociedad centroamericana de principios del siglo XIX ya no se parecía a

la del siglo XVI. En 1523, existían numerosos grupos humanos de distintas lenguas,

religiones, costumbres y sistemas políticos. Podríamos decir, incluso, de una sola etnia:

indios, nativos, indígenas, aborígenes o incluso, como acostumbraban decir los es-

pañoles, naturales. En todo caso, estas eran poblaciones relativamente homogé-

neas en su nivel socioeconómico. En 1821, la sociedad centroamericana era muy

distinta. Ahora era étnicamente heterogénea, con una lengua, el español, que habría

Page 239: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Conclusión de la Unidad II 239

de volverse un elemento unificador, con una religión de origen semítico, el catolicis-

mo, unida bajo la monarquía española y con una economía vinculada, no siempre

estrechamente, al mercado mundial. Sobrevivían, es cierto, elementos indígenas en

todos los aspectos sociales, en algunos lugares más que en otros, pero lo que es

importante recordar es que el legado colonial en 1821 fue el mestizaje. ¿Qué queda

de aquella herencia colonial en nuestros días?

Aceptémoslo o no, nuestro presente es el resultado de nuestra particular evolu-

ción histórica que duró varios milenios y en donde el período que se extendió de

1502 a 1821 dejó una huella profunda en la población, la economía, la sociedad, la

política y la cultura centroamericanas del presente.

La población centroamericana es de ascendencia indígena, española y africa-

na. En algunas regiones, la preponderancia será de unos, en otras de otros. El carác-

ter mestizo o mezclado del centroamericano es innegable. En el patrón indígena se

injertaron el español y el africano.

La economía centroamericana lleva todavía la marca de la época colonial,

cuando se inició su entrada en el mercado mundial. Pero esa inserción se efectuó de

manera especial, mediante la venta de productos principalmente de origen agrícola.

La producción para la exportación quedó sujeta a los vaivenes de la demanda y a los

altibajos de los precios del mercado mundial.

La sociedad heredada en 1821 era controlada desde y para las ciudades. Era

en ellas donde el grupo minoritario de los criollos tomaba las decisiones que afecta-

ban al resto de la población, tanto rural como urbana. El poder político, económico,

social y cultural se concentró en las ciudades. El mundo rural quedó al servicio de la

ciudad. Todavía hoy, el campo centroamericano, en donde se genera gran parte de

la riqueza nacional, está sujeto a la ciudad.

Si bien es cierto que en 1821 la dicotomía de las dos repúblicas, la una españo-

la, la otra india, había desaparecido, su fundamento ideológico y social subsistía. Es

decir, una sociedad compuesta de una minoría dominante que gobierna y administra y

una mayoría dominada que trabaja. A pesar de los cambios que se han producido en

Centroamérica después de 1821, la sociedad centroamericana no tiene todavía una

clase media amplia y fuerte que sea la base social. En su conjunto, Centroamérica es

una región en la que —a pesar de la tentativa democratizadora en todos los ámbitos de

la vida social— la concentración del poder y la riqueza en relativamente pocas manos

es característica. La clase media en Centroamérica aún no es decisiva.

La época colonial dejó como herencia una profunda tendencia al autoritarismo

ejercido por el rey. Todos los demás miembros de la sociedad eran súbditos que

Page 240: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Historia del istmo centroamericano240

debían acatar y obedecer los mandatos reales. Esta conducta social fue retomada

más tarde por las élites criollas. Todavía hoy, pese al avance en la construcción de

regímenes democráticos, la tentación del autoritarismo sigue presente en algunos

países de la región.

El pasado no es una cadena que ata a los pueblos. Su significado profundo

está en los lazos unificadores que deja en la sociedad. Centroamérica tiene, en gran

parte, una historia común que puede ser un elemento importante en la construcción

de un mundo libre, más justo, más democrático, en una palabra, más humano.

La época colonial dejó como

herencia una profunda

tendencia al autoritarismo.

La mayoría de los miembros

de la sociedad eran súbditos,

quienes debían acatar

y obedecer los mandatos

reales.

Page 241: Historia Del Istmo Centroamericano-Tomo I

Créditos de iconografía 241

BIBLIOGRAFÍA

Introducción:

Esta lista comprende únicamente obras publicadas en forma de libro, en español. Se trata de libros escritostanto por investigadores de la región como por extranjeros. Se incluyen tanto estudios relativos a cada unode los países como síntesis sobre el conjunto del istmo centroamericano. Se seleccionaron las obras másrecientes y algunas que pueden ser consideradas como clásicos en los estudios de la historia antigua ycolonial del istmo centroamericano. Estos criterios se formularon pensando en las dificultades que puedenencontrar estudiantes y profesores de todos los países del istmo para tener acceso a la bibliografía másespecializada sobre la región. De cualquier forma, en los libros aquí indicados encontrarán informaciónbibliográfica suplementaria.

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Créditos de iconografía 243

CRÉDITOS DE ICONOGRAFÍA

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Agradecemos la colaboración de las siguientes instituciones para la ilustración de este libro: CoordinaciónEducativa y Cultural de Centroamérica (CECC), y a las bibliotecas del Archivo General de la Nación, de laFacultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), y del Instituto Tecnológico de Estudios SuperioresMonterrey, campus Estado de México.

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Historia del istmo centroamericano. Tomo Ise imprimió en la

Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos,con domicilio en

Acueducto número 2, Parque Industrial Bernardo Quintana,Municipio El Marqués, Querétaro, C.P. 76246

El tiraje fue de 220 000 ejemplares.

Sus páginas interiores han sido impresas en papel ecológico, con lo cualse evitó la tala de 2 700 árboles y se contribuyó a preservar la riqueza forestal

de la humanidad y a mejorar su calidad de vida.

Impreso en papel ecológico

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