Historia Del Arte Moderno Andaluz - Valdivieso

59
Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez HISTORIA DEL ARTE MODERNO EN ANDALUCÍA PROF. DR. ENRIQUE VALDIVIESO GONZÁLEZ 1

description

historia del arte moderno en andalucía

Transcript of Historia Del Arte Moderno Andaluz - Valdivieso

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

HISTORIA DEL ARTE MODERNO EN ANDALUCÍA

PROF. DR. ENRIQUE VALDIVIESO GONZÁLEZ

1

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

HISTORIA DEL ARTE MODERNO EN ANDALUCÍA

Tema 1: Introducción general. Arquitectura Renacentista en Sevilla: Palacio de las Dueñas. Casa de Pilatos.

Existe un factor a tener muy en cuenta en el desarrollo del renacimiento en España, consistente en que mientras que Italia tiene dos espléndidos siglos de renacimiento, España, y por ello Andalucía, sólo tiene uno. Es más, mientras que en Florencia en el siglo XVI se construye en pleno renacimiento, en Andalucía se construye todavía en gótico.

El renacimiento llega a España durante el reinado de los Reyes Católicos, en fechas cercanas a 1492, aunque no será hasta aproximadamente 1500 cuando se produzca el tránsito del gótico al renacimiento. Coincidiendo con el emperador Carlos V se introduce decididamente el mundo renacentista, que destaca por ser un mundo más moderno, más claro, más racional, en el que se asienta una cultura humanística muy interna procedente del mundo grecorromano, donde el ser se aleja de la Edad Media, abriéndose una concordancia del humanismo con las ideas religiosas aunque éstas dejan de ser un leit motiv obsesivo.

Son unos años en los que se viven en España unas circunstancias económicas muy favorables, gracias a la plata procedente del continente americano, que será explotado. Sevilla se convierte en la ciudad más importante de España al poseer el monopolio del comercio con América. Como la riqueza promueve el arte, serán la monarquía y la nobleza los máximos promotores de obras de arte. También se asentarán en la ciudad de Sevilla numerosos burgueses y banqueros que acumulan enormes riquezas.

Los principales edificios están promocionados por la Monarquía a pesar de que Sevilla no llegará a ser una ciudad real, no obstante en la ciudad se encontraban los reales Alcázares que los reyes no dudarán en embellecer continuamente. En cuanto a la nobleza, nos encontramos con dos grandes casas nobiliarias, la Casa de las Dueñas (que actualmente pertenece a la Casa de Alba) mandada a construir por doña Catalina de Ribera; y la Casa de Pilatos mandada a construir por don Fadrique Enríquez de Ribera. En cuanto a los banqueros que se establecieron en Sevilla hay que destacar a Francesco Pineli, que se construye su casa, la Casa de los Pinelo.

A comienzos del renacimiento nos lo vamos a encontrar junto con una serie de reminiscencias góticas y árabes, que pasarán a formar un estilo góticomudéjar al que se añadirá perfectamente ensamblado el renacimiento, tal y como sucede en la Casa de las Dueñas.

También se produce una venida de materiales genoveses, puesto que el mármol es un material esencial durante el renacimiento y éste brilla por su ausencia en este periodo. Entre las obras más interesantes de procedencia foránea que es posteriormente montada en Sevilla contamos con la Portada de la Casa de Pilatos realizada por la familia Aprile. El nombre de Casa de Pilatos se debe al hecho de que en uno de los muros exteriores de la casa se colocó la primera estación de un vía crucis que partía de la plaza que se extendía delante de la casa (y que recibió el nombre de Plaza de Pilatos) hasta el humilladero de la Cruz del Campo en las afueras de la ciudad. Como la primera estación recibía el nombre de “Cristo azotado en la Casa de Pilatos”, la casa se asoció con su actual nombre.

La Casa de Pilatos que vemos hoy en día es consecuencia de toda una serie de ampliaciones que ha hecho posible que se considere como la casa privada más grande de España. Fue levantada por Fadrique Enríquez de Ribera, I Marqués de Tarifa, al regreso de su viaje a Jerusalén en 1519. Algunos componentes de esta ilustre familia llegaron a ser virreyes de Nápoles, lo que explica su maravillosa colección de arte, entre cuyas obras podemos contar con obras romanas originales o bien copias. El núcleo de la casa está formado por un gran patio central cuadrangular en el que se entremezclan los diferentes estilos de la época (gótico, mudéjar y renacimiento) sin desentonar en ningún momento.

La Casa de los Pinelo es el mejor ejemplo de una casa de tipo burgués, mandada a construir por el banquero italiano Francesco Pineli que prestó dinero a los mismísimos Reyes Católicos para la conquista de Granada. Sin duda alguna, entre lo más interesante de la Casa de los Pinelo se encuentra el patio y su fachada, que deja de ser cerrada, abriéndose hacia el exterior, si bien con cierta precaución. La fachada se abre con un balcón en el piso superior y una galería corrida de remate, que alberga la mayor parte de la decoración de la fachada mediante candelieri y grutescos. Decoración observable también en la escalera principal de la casa.

2

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Tema 2: Arquitectura Renacentista en Sevilla. Diego de Riaño: Ayuntamiento, Catedral: Sacristía de los Cálices, Sacristía Mayor.

En 1526 tiene lugar en Sevilla la boda del emperador Carlos V, ante lo cual los caballeros 24 y el alcalde se reúnen para dar la bienvenida al emperador a la ciudad. La bienvenida se produce en un modesto Ayuntamiento que estaba situado junto a la Catedral. Cuando Carlos V llegó al Ayuntamiento manifestó entre otras cosas que el mismo era “pequeño e indigno” para la importancia y grandiosidad de la ciudad. Ante tal manifiesto, los munícipes hispalenses se reunirán en un pleno extraordinario llegando a la conclusión que debe realizarse uno nuevo, eligiéndose el lugar emplazado junto a la Plaza de San Francisco, junto al muro del Convento de San Francisco. De este modo adquiría mayor importancia si cabía, puesto que en la misma se encontraba la Real Audiencia y la Cárcel de la ciudad, y sobre todo era la plaza en la que se realizaban los autos de fe.

Para la construcción del nuevo Ayuntamiento, los munícipes se plantean el problema de buscar un arquitecto que lleve a cabo el diseño y construcción del mismo. Como en Sevilla no existía un arquitecto que cumpliera con las expectativas, se mira al arquitecto castellano más importante de la época, Diego de Riaño, que por aquellos años trabajaba en la Colegiata de Valladolid. Diego de Riaño llega a Sevilla en 1527, falleciendo en 1534, pero afortunadamente su segundo, Juan Sánchez, seguirá escrupulosamente con los planos originales de Riaño, finalizando la obra.

El Ayuntamiento original era mucho más pequeño que el actual, levantándose en dos cuerpos de altura y dividiéndose en cinco calles en vertical. Cuenta además con una hermosa decoración tallada, que recibió el nombre de estilo “plateresco” debido a su comparación con el estilo empleado por los plateros en la decoración de candelieri y grutescos en sus obras de platería.

La decoración que se lleva a cabo en el Ayuntamiento no es gratuita, sino que responde a toda una simbología en su decoración. En algunas partes del mismo se emplean elementos arquitectónicos góticos como tracerías. En el exterior destaca el arquillo que servía de acceso al Convento de San Francisco y que además cumple la función de entrada al Ayuntamiento por el apeadero. A continuación del apeadero y ya en el interior del edificio, se levanta la escalera, sobre la cual podemos contemplar la primera cúpula renacentista española que descansa sobre trompas. En esta planta se encuentra el salón principal con la sala del cabildo totalmente decorada con toda una serie de alegorías que se refieren al buen gobierno de la ciudad. Así podemos ver la representación de la Justicia y las virtudes cívicas, destacando la de la Antigüedad.

Aprovechando la estancia de Diego de Riaño en Sevilla, los canónigos de la Catedral les encargan algunas dependencias auxiliares para la Catedral que se hacían necesarias y que aún no se habían construido, como por ejemplo la realización de una buena sacristía. Para ello, el arquitecto realiza primero un espacio pequeño denominado la Sacristía de los Cálices, que se denomina así porque en dicha sala se encontraban los armarios para guardar los cálices de la Catedral, y que aún será cubierta por una bóveda gótica.

A continuación, Diego de Riaño levanta la Sacristía Mayor, que por sus dimensiones podríamos hablar casi de una iglesia dentro de la Catedral. En 1530 se presentan los planos a los canónigos siendo aprobados y comenzándose la construcción de la Sacristía Mayor en 1532. La Sacristía Mayor se levanta en un amplio cuadrado cubierto con una cúpula renacentista que descansa sobre pechinas. El arquitecto dotó a la sacristía de una enorme luminosidad, concibiéndose incluso como un lugar sagrado por la erección de tres altares.

En la Sacristía Mayor se quiere representar todo un resumen de la historia de la Iglesia mediante la plasmación de toda una serie de alegorías del Antiguo y Nuevo Testamento, exaltándose la representación de la Fe victoriosa, destacando en la cúpula la representación del Juicio Final.

Tema 3: Arquitectura Renacentista en Sevilla: Martín de Gainza: Capilla Real. Hospital de las Cinco Llagas. Hernán Ruiz II: Campanario de la Giralda, Sala Capitular, Iglesia de las Cinco Llagas. La Casa Lonja.

El plateresco se extiende aproximadamente durante los treinta primeros años del siglo XVI, sucediéndole una tipología constructiva que se caracteriza por su decoración restringida, denominada “arquitectura purista”. Éste consiste en un segundo periodo en el que la decoración se depura.

Hernán Ruiz II (1508–1569), discípulo de Diego de Siloé, será un arquitecto cuya vida coincidirá con el mayor esplendor arquitectónico del ámbito andaluz. De procedencia cordobesa, donde se había forjado un respetable nombre, no pudo hacer frente ante el poder de atracción que suponía la ciudad de Sevilla donde el dinero emanaba a raudales y por ello se construía.

Su primera etapa como arquitecto la desarrolla en Córdoba, donde era Maestro Mayor del Arzobispado, así como del Ayuntamiento. Era un hombre de culta formación, que se formó como arquitecto estudiando la arquitectura antigua romana,

3

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

algo que no era muy habitual en su época. Para ello se formó con los tratados de Vitrubio, Alberti, Serlio..., sin que hubiese ido nunca a Italia a formarse. Hernán Ruiz II entra en la arquitectura directamente en el periodo plateresco, pero en su arquitectura predomina más la estructura que la decoración.

En Córdoba realiza la fachada renacentista de la Iglesia de San Pedro, que era gótica pero cuya fachada quedaba por realizar, para la cual realiza una fachada sobria, monumental, potente. En Córdoba, por estos años, se estaba construyendo una catedral en la Mezquita, que estaba siendo dirigida por su padre, Hernán Ruiz. No obstante, a Hernán Ruiz II le dio tiempo a ser el maestro mayor de la Catedral tras fallecer su padre. También realiza el Palacio de los Páez de Castillejo y el Palacio de los Villalones.

En un momento determinado los canónigos de la Catedral de Sevilla necesitan del servicio de Hernán Ruiz II que había destacado por su brillantez. Hernán Ruiz II llega a Sevilla en 1557 para realizar la coronación del cuerpo de campanas sobre el alminar almohade, la Giralda. Para ello realiza un diseño que se acomoda perfectamente al alminar almohade, mediante un elegante lenguaje renacentista donde alterna el arco y dintel en tres cuerpos en decreciente, siendo todo coronado por la estatua de la Fe victoriosa, creándose de este modo todo un ritmo ascensional. En esta coronación se muestra una elegancia que indica que Hernán Ruiz II había conocido la moderna arquitectura renacentista italiana y sobre todo a arquitectos como Palladio.

Los canónigos satisfechos con esta obra le encargan en 1558 una segunda obra que consiste en la construcción de una Sala Capitular en la Catedral. Para ello, la Sala Capitular debe responder a unas características muy específicas sobre la acústica, puesto que la palabra era un hecho fundamental en dicha sala, ya que en ella se llevaban a cabo todo tipo de discusiones entre los canónigos catedralicios como aquellos relacionados con los negocios de la Catedral. De este modo Hernán Ruiz II diseña una plata oval con una elegante solería de mármol que se inspira en la realizada por Miguel Ángel en la Plaza del Campidoglio, siendo la sala cubierta por una cúpula oval.

La Sala Capitular responde además a todo un programa decorativo de tipo iconográfico, destacando las imágenes de las virtudes teologales necesarias para todo buen canónigo. Hernán Ruiz II fallecerá sin ver finalizado su trabajo en la Sala Capitular, por lo que será sucedido al frente de las obras por Asensio de Maeda, siguiendo éste los planos originales de Hernán Ruiz II.

Martín de Gainza será el encargado de construir la Capilla Real que está decorado con un enorme escudo de la Familia Real. Para la construcción de la Capilla Real, Martín de Gainza añadió un enorme ábside al testero de la Catedral para que ésta sirviera como Capilla Real. Diseña una capilla cuadrada con cúpula y un pequeño ábside, que será comenzada en 1551, pero Martín de Gainza morirá en 1556, siendo nombrado como sucesor del proyecto a Hernán Ruiz II para que la terminara. Se trata de una arquitectura funeraria, decorada con todo un repertorio de esculturas con las que trata de representar toda la historia de España a través de sus diferentes reyes.

En cuanto al sistema asistencial hay que decir que a mediados del siglo XVI se organiza todo un sistema asistencial por el cual desaparecen los pequeños hospitales dando paso a un modelo inspirado en el Hospital Mayor de Milán de El Filarete. Como en Sevilla no había un espacio lo suficientemente espacioso para enclavar el nuevo hospital, se decide construirlo a las afueras de la ciudad para evitar además la propagación de epidemias, construyéndose cerca del Arco de la Macarena.

Este hospital es el conocido como Hospital de las Cinco Llagas (1545), que fue patrocinado por don Fadrique Enríquez de Ribera, siguiendo el ya mencionado modelo del Hospital Mayor de Milán de El Filarete, al igual que se estaba realizando en la construcción de los Hospitales Reales de la Santa Cruz de Toledo, el de Santiago y el de Granada.

El hospital se dispone en naves longitudinales cruzadas con transversales formando de este modo una serie de patios para facilitar la ventilación e higiene en el hospital. Se conforman un total de seis patios, en cuyo centro se sitúa la Iglesia, que fue realizada por Hernán Ruiz II, siguiendo una planta central con una amplia nave sobre la cual se levanta una cúpula sobre el crucero, constituyendo de este modo un edificio muy moderno y organizado.

La Casa Lonja, supone otro de los grandes edificios de la época, y fue levantado como lugar para el negocio, el comercio, para formalizar tratos... Antes de la construcción de la Casa Lonja el movimiento comercial en Sevilla tenía lugar en los aledaños de la Catedral, en torno a la calle Alemanes, en las mismísimas gradas de la Catedral, y cuando hacía mal tiempo, los comerciantes se guarecían en el Patio de los Naranjos o en la propia Catedral, pero en 1572 debido a las elevadas protestas de los canónigos catedralicios obligaron a la corona, que eran los responsables de dichos comercios, a que realizase un edificio adecuado a dicha función puesto que la norma de comerciar en las escaleras de la Catedral se estaba haciendo costumbre. De este modo, Felipe II encargará el proyecto de la Casa Lonja al arquitecto Juan de Herrera, quien traza el edificio situándolo frente a la Catedral.

La Casa Lonja se levantará en un solar de propiedad real, resultando un edificio exento, de estructura sencilla, con una traza tremendamente sobria. Está realizado con ladrillo, siendo reforzada en las esquinas con grandes bloques de piedra para conferirle mayor consistencia, siendo decorado como remate con un juego de pirámides y bolas, al igual que hiciera en El

4

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Escorial, diseño que posteriormente fue copiado para la Antigua Real Fábrica de Tabacos. Juan de Herrera será quien realice los planos de la obra, pero delegará la misma en diferentes aparejadores tales como Francisco de Mora, Juan de Minjares, Andrés de Vandelvira, Miguel de Zumárraga... hasta finalizar las obras en 1598. En el siglo XVIII, concretamente en 1785, como extinción de la actividad mercantil y el traslado del puerto a Cádiz, los archivos comerciales fueron trasladados a Simancas (Valladolid) donde se creó un Archivo Real, siendo la Casa Lonja en la actualidad el Archivo de Indias.

Tema 4: Arquitectura Renacentista en Granada. Diego de Siloé: Hospital Real, San Jerónimo, la Catedral.

El reino de Granada, y concretamente la propia ciudad de Granada, constituirá la última conquista de los Reyes Católicos en su empresa por unificar el territorio peninsular. Parece ser que este hecho influyó mucho en el empeño de los Reyes Católicos por preparar a Granada como una gran ciudad. Para ello a partir de 1492 se lleva a cabo un reemplazo de lo musulmán por lo cristiano, con la consecuente desaparición de la ciudad nazarí de Granada y el comienzo constructivo de la nueva ciudad, a finales del siglo XV, siguiendo el espíritu constructivo del gótico.

Con el fin de la guerra de Granada, los nobles fieles a los Reyes Católicos se verán recompensados por éstos con extensas propiedades señoriales en donde los señores levantan sus grandes residencias, residencias que seguirán una estética partidaria del renacimiento italiano, estética de influencia genovesa y napolitana. Los mármoles eran muy escasos en Granada, por lo que la mayor parte de ellos eran de procedencia extranjera, sobre todo de Italia, parte de la cual pertenecía a la corona de Aragón. Estos mármoles desembarcaban en Málaga con el cual llegaban, además, artistas e ideas y tratados italianos. Todo con el fin de convertir Granada en una gran ciudad cristiana para lo cual se levanta un Hospital, una Audiencia, una Catedral...

Entre los castillos – palacios más destacados se encuentran la Calahorra y Vélez – Blanco.

El Castillo – Palacio de La Calahorra fue mandado construir por Diego de Vivar y Mendoza, Marqués de Cenete, uno de los principales militares al servicio de los Reyes Católicos en la conquista de Granada, que agradecidos le entregaron un amplio territorio. Este noble decide vivir fuera de la ciudad de Granada, en un palacio independiente en Calahorra, como símbolo del poder nobiliario. Exteriormente parece una fortaleza pero interiormente es un palacio con patio central, dos cuerpos de altura y elegante decoración a lo italiano.

El Marqués de Cenete era un hombre culto, de gran formación humanista, y como su cultura es amplia, decide construir su palacio en estilo renacentista, para lo cual manda llamar a artistas procedentes del norte. Por ello en torno a 1509 llega a Granada Lorenzo Vázquez de Segovia, iniciador del renacimiento en Castilla, para hacerse cargo del diseño del castillo – palacio, siendo Michele Carlone el decorador del mismo. Este castillo – palacio es una de las manifestaciones más tempranas del renacimiento en España. En la puerta del salón principal se encuentra la mayor decoración renacentista, recordando en su traza un arco de triunfo romano.

El Castillo – Palacio de Vélez Blanco (1506–1515), fue mandado construir por el 1º Marqués de los Vélez, D. Pedro Fajardo y Chacón, sobre las ruinas de una antigua alcazaba musulmana, siendo encargada la obra a Francesco Florentini. Su patio central fue vendido en 1904 y se encuentra en la actualidad montado en “The Metropolitan Museum of Art” de Nueva York.

Ambas construcciones dan idea del poder de la nobleza en tiempos de los Reyes Católicos. Pero los Reyes Católicos también quisieron dotar Granada como una gran ciudad y no sólo ofrecer recompensas a la nobleza que le apoyó en la conquista de la última ciudad musulmana de España. Debido a la enorme habitabilidad de la ciudad, los Reyes Católicos se vieron obligados a dotar a la ciudad de un gran hospital, que por estar bajo patrocinio real, recibirá el título de Hospital Real, al igual que sucediera con el de Santiago y el de Toledo.

El Hospital Real de Granada se levantará extramuros por la necesidad de un amplio espacio que la ciudad carecía tener, y también por evitar posibles brotes de epidemia. Sigue una estructura clara y ordenada con una planta cuadrada con dos crujías en cruz que proporciona cuatro patios. En el cruce se levantó una capilla para que pudiera seguirse la ceremonia religiosa por todos los enfermos. Esta capilla está culminada por un cimborrio alto con una decoración gótica. De los cuatro patios de los que consta el Hospital Real, sólo se concluyó el llamado Patio de la Capilla.

El edificio se construye entre 1512 y 1522, año en el que las obras se paralizan siendo reanudadas años más tarde aunque sin llegarse a concluir. Las partes más antiguas tienen reminiscencias góticas, con un piso bajo gótico y una decoración plateresca. Siendo realizada la portada en el siglo XVII. Aunque no hay una documentación exacta sobre sus arquitectos, el primero se supone que fue Enrique Egas, arquitecto real que trabajaba por aquellos años en Granada en la construcción de la Catedral. A su

5

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

muerte, el Hospital pasará a una fase renacentista con el arquitecto Diego de Siloé, estando los dos vinculados a la corona y a las obras reales de Granada.

Los Reyes Católicos convocan a su servicio al arquitecto de mayor prestigio, Diego de Siloé que además fue un magnífico escultor. Su familia era oriunda de Flandes, y fue hijo de Gil de Siloé. Nació en Burgos en una fecha incierta, pero debió nacer hacia 1495, falleciendo en Granada en 1563. En su formación es fundamental el viaje a Italia en torno a 1515 donde vio y estudió modelos renacentistas. En 1517 lo encontramos en Nápoles y en 1519 regresa a Castilla, concretamente a Burgos, donde entre otras cosas realiza la Torre de Santa María del Campo y la Escalera Dorada de la Catedral de Burgos.

En 1528 es mandado llamar por el emperador Carlos V, donde se dedicó fundamentalmente a la arquitectura en Granada, interviniendo en la Iglesia de San Jerónimo. Fue el segundo arquitecto histórico de la Catedral de Granada, que había sido comenzada a construir en gótico bajo el mando de Enrique Egas, pero que será acabada en renacimiento. También interviene en la Real Cancillería o Audiencia.

La iglesia conventual de San Jerónimo fue realizada por Jacopo Florentini para la orden de los jerónimos, una de las más importantes órdenes de la época, quienes levantan una gran iglesia en Granada con el patrocinio de los Reyes Católicos a partir de 1495 siguiendo el estilo gótico imperante en la época.

Tras la subida de Carlos V al trono de España, éste seguirá siendo el patrono de la iglesia conventual, pero en 1523 concede la misma a la Duquesa de Sesa, viuda de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, para enterrar a su marido y como capilla funeraria de la familia. De este modo la cabecera, que aún no se había construido se convertirá en espacio de enterramiento, para lo cual se interrumpe la idea de seguir la construcción en estilo gótico para replantearse en renacimiento.

En 1528, Diego de Siloé se hace cargo de la construcción de la cabecera de San Jerónimo constituyendo un ejercicio máximo de poder. Siloé realiza un crucero con cimborrio en el centro que descansa sobre trompas, y una arquitectura con bóvedas de casetones y una cabecera de forma trapezoidal, todo decorado con gran esplendor que se refleja en el exterior. En el exterior de la cabecera nos encontramos con un inmenso escudo del Gran Capitán y una cartela con una inscripción en la que glorifica al héroe y guerrero que había servido a la corona española.

La Catedral de Granada se comienza durante el periodo correspondiente al último gótico, el llamado isabelino. Fue encargada por los Reyes Católicos al arquitecto real Enrique Egas para que la construyera en gótico, pero el emperador Carlos V cuando llega a Granada con motivo de su luna de miel manda detener las obras por considerar el estilo gótico anticuado, encargándole las mismas a Diego Siloé entre 1527 y 1528 para que retome el templo en estilo renacentista. Como las obras estaban ya avanzadas en su cimentación, no puede cambiar la planta que ya estaba levantada.

Posiblemente Carlos V tenía la idea de convertir el templo y concretamente la cabecera de la Catedral en Panteón imperial, al ser el lugar más próximo al altar mayor. La Catedral se levanta mediante cinco naves con una enorme cabecera semicircular con girola, siendo cubierta con una cúpula de 17 metros de diámetro. Probablemente Siloé aplica a la Catedral conocimientos del mundo clásico, de la arquitectura de Bramante. La nave central se encuentra más elevada, y logra conferir a la Catedral una mezcla de planta basilical y cabecera como planta central. Siloé se encontrará con el problema de la altura de la Catedral, la cual no puede cambiar aunque sí disimular en los soportes o pilares, para lo cual los disimula con una planta cruciforme y con un entablamento que disimula la altura de los pilares, otorgando visualidad y proporción clásicas. Las bóvedas de la Catedral son renacentistas si bien en el siglo XVIII los canónigos mandaron decorar con tracerías góticas. La fachada catedralicia fue finalmente finalizada por Alonso Cano en el siglo XVII.

Tema 5: Arquitectura Renacentista en Granada. Palacio de Carlos V, la Audiencia. Las Catedrales de Guadix y Málaga.

Al igual que hicieran sus abuelos maternos y sus padres posteriormente, el emperador Carlos V continuará con la herencia familiar de dotar a la ciudad de Granada como una gran ciudad. Es por ello por lo que se plantea levantarse un gran palacio para su residencia, al igual que hicieran los antiguos gobernantes de la Granada nazarí, aprovechándose además del buen clima que hace en verano y por el encanto tan personal de su relieve circundante.

En 1526, el emperador Carlos V se casa con Isabel de Portugal en Sevilla, y como luna de miel deciden viajar a Granada. En Granada deciden establecerse en los antiguos palacios nazaríes de la Alhambra, pero por diversas razones la reina Isabel no se encontró muy a gusto en los palacios nazaríes por lo que decidió marcharse junto con su corte a San Jerónimo. Ante tal reacción de la reina, los gobernantes de Granada decidieron erigir un palacio, que sirviera de residencia a los reyes y que sirviera para mayor prestigio de Carlos V, dentro del recinto de la Alhambra.

6

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Los gobernantes le encargaron el proyecto al arquitecto Pedro Machuca, toledano que se había formado en el Vaticano, en el entorno del genial Miguel Ángel, quien no dudó en derribar almacenes y establos de la Alhambra para comenzar a levantar el palacio en 1528.

El Palacio de Carlos V sigue una planta sencilla con forma cuadrada en la que se inscribe el círculo. El palacio se configura en dos cuerpos de altura, destacando por su solemnidad y potencia. El patio es descubierto y fue concebido como lugar de asueto en el que se celebraban actuaciones teatrales, espectáculos al aire libre en verano… El patio está cubierto por una serie de arcos adintelados, con un segundo cuerpo abierto desde donde los reyes contemplarían el espectáculo.

La fachada se concibe en dos cuerpos, subsistiendo en el primer piso un potente almohadillado como señal de fortaleza y potencia. La portada principal destaca como un canto a la gloria de la persona del emperador Carlos V siguiendo todo un programa iconográfico con una serie de relieves mitológicos en la que el personaje principal es Hércules, trasposición del propio emperador, así como también relieves en los que se narran diferentes escenas de la Guerra de Túnez.

Para la decoración escultórica se mandó llamar a los artistas más hábiles del momento, Niccolo da Corte y Juan de Orea. El conjunto final es excepcional en el Renacimiento europeo, lo que ha dado que pensar a algunos expertos, como Manfredo Tafuri, que posiblemente el proyecto fuese de un gran arquitecto italiano y que Pedro Machuca sería un arquitecto a su servicio o el Maestro Mayor de las obras.

El Palacio de Carlos V ha sido estudiado con gran profundidad, gracias a lo cual se sabe que responde a toda una simbología, en la que se quiere ver en su potencia y solemnidad un claro reflejo de la grandiosidad del emperador y de su Imperio. El cuadrado responde a una forma perfecta vinculada con el pensamiento platónico, mientras que el círculo desde la Antigüedad es la forma más pura y perfecta y hace alusión a lo divino. De este modo se conjuga lo terrenal con lo divino. Además, los cuatro lados se identifican con los cuatro elementos, los cuatro puntos cardinales, los cuatro continentes conocidos… El Palacio cuenta con un patio circular central, que antes de esa fecha no se había hecho nunca, siendo el primero en erigirse en Europa, pues el de Vignola en el Palacio Caprarola o el de Rafael en Villa Madama son posteriores.

La construcción del Palacio supuso un gasto enorme y poco provechoso puesto que el emperador no llegó a hospedarse nunca en él. Pedro Machuca nunca llegó a verlo terminado, siendo finalizado a finales del siglo XVI por Juan de Herrera, aunque en realidad fue finalmente acabado en el siglo XX con la techumbre de algunas salas y sobre todo del segundo piso del patio.

Debido a que Granada aspiraba a tener aires de grandeza, debía estar dotada de todos los elementos civiles y jurídicos, para lo cual se levantó la Real Chancillería o Real Audiencia, la segunda en construirse en España tras la de Valladolid. Se comienza en 1531 siguiendo una planta rectangular en torno a un gran patio igualmente rectangular con arquerías en el primer cuerpo y adintelado en el segundo piso. El patio fue finalizado hacia 1540, y seguía la tipología de patio castellano, muy sencillo, por lo que se ha querido atribuir a Diego de Siloé por su belleza y elegancia.

La fachada de la Real Audiencia estaba sin terminar a finales del siglo XVI, por lo que se encarga a Francisco Castillo que la finalice, comenzando las obras en 1584 y finalizando tres años después, si bien la balaustrada no se finalizará hasta 1726. La fachada tiene como norma deshacer las normas clásicas, inspirándose directamente en el manierismo italiano. Para ello Castillo crea una fachada con dos cuerpos con balaustre y balcón central siguiendo un estilo puramente manierista. Podemos contemplar una simbología en el balcón central con unos relieves de la Justicia y la Fortaleza.

Por su proximidad geográfica con la capital granadina, los cabildos de Málaga y de Guadix quisieron tener una catedral que siguiera el estilo de Diego de Siloé en la Catedral de Granada. Al igual que sucedió en Granada, la antigua mezquita musulmana de Málaga fue derribada y en el solar resultante el cabildo quiso levantar una gran catedral digna de la época, para lo cual siguieron un proceso similar al de Granada.

La catedral de Málaga fue pensada y comenzada a levantarse en estructura gótica, siendo el encargado de las obras el arquitecto Enrique Egas en 1528, sin embargo, con posterioridad se quiso cambiar la estructura gótica a una más moderna siendo patente el nuevo giro que estaba llevándose a cabo en el arte y la construcción, para lo cual se mandó llamar a Diego de Siloé quien diseñaría una catedral renacentista.

De este modo podemos explicar que la catedral de Málaga siga la misma disposición que la de Granada, aunque la original de Granada contaba con cinco naves y la de Málaga sólo cuenta con tres. Como era muy habitual en las grandes construcciones, la realización de la catedral se dilató en el tiempo, y tras el fallecimiento de Diego de Siloé se encargaron las obras a Andrés de Vandelvira, quien, afortunadamente, siguió con fidelidad a Diego de Siloé. El edificio se concluye en el siglo XVIII con la realización de la portada, la cual no se finalizó. También hay que señalar que las bóvedas vaídas corresponden a los siglos XVII y XVIII.

7

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

La catedral de Málaga responde en su interior al espíritu de Siloé como podemos observar en el empleo de pilares con capitel corintio a los que se les añade un trozo de entablamento y cornisa, y sobre estos otro tramo de pilar, no obstante, el resultado final no es tan elegante como ocurría en la catedral de Granada.

La catedral de Guadix se levantará sobre el solar de la antigua mezquita de la ciudad, siguiendo igualmente las trazas de la catedral de Granada, no obstante, el plano inicial corresponde al mismo Diego de Siloé. Al igual que la de Málaga, el interior se estructura en tres naves y la portada responde al espíritu barroco del siglo XVIII, siendo su autor Vicente Acero.

Tema 6: Arquitectura Renacentista en Almería. La Catedral. La Catedral de Jaén. Catedral de Baeza. El Salvador de Úbeda.

La catedral de Almería por su proximidad al mar repercutió en el diseño de la misma al dotarse de la catedral de un carácter defensivo, de aspecto rudo, muy baja, como una fortaleza, además responde más a un espíritu gótico aunque se construye en un momento renacentista.

En la catedral de Almería interviene Juan de Orea (a quien ya habíamos visto en la decoración del Palacio de Carlos V en Granada), quien en 1550 bajo el patronazgo del franciscano Diego Fernández de Villalón se encarga de la construcción de la catedral siguiendo un diseño de nave rectangular con cabecera semicircular y cimborrio sobre crucero. En la cabecera se abren tres grandes capillas que contribuyen aún más al aspecto de fortaleza de la catedral. En el interior de la catedral podemos observar la sepultura del obispo Diego Fernández de Villalón encargada al mismo Juan de Orea.

A la altura del crucero el cabildo catedralicio le encarga a Juan de Orea dos portadas, una que daba al claustro y otra que daba al exterior, que siguieran un lenguaje renacentista. Ambas portadas son muy parecidas. Posiblemente, debido al recuerdo de un terremoto ocurrido en la capital almeriense en 1522, hizo que al diseñarse la torre de la catedral, ésta respondiera a unas características muy significativas, puesto que se levantó una torre muy ancha, compacta y muy baja.

En Andalucía, la ciudad de Jaén fue una de las primeras ciudades conquistadas por el rey Fernando III el santo durante la Reconquista, que no obstante, no adquirirá importancia económica hasta el siglo XVI, cuando se produzca un incipiente desarrollo económico que benefició al clero y a la aristocracia debido al comercio y desarrollo textil.

Como pasa siempre, donde hay una propicia economía, se produce una buena arquitectura, además el reino de Jaén contaba con una abundante presencia de artistas castellanos tanto en su territorio como en los territorios aledaños, es decir, Córdoba, Granada, Murcia… En Jaén destacará como artista dominante Andrés de Vandelvira (Alcaraz, Albacete 1509–1575), que fue el fundador de una amplia dinastía de arquitectos. Se formó leyendo textos de arquitectura italiana y estuvo bajo la protección del segundo hombre más poderoso de España durante el reinado de Carlos V, el secretario del emperador, Francisco de los Cobos.

También estuvo al servicio del cabildo de la catedral de Jaén, quienes le encargan la construcción de la nueva catedral, haciéndose cargo entre 1553 y 1575. En Jaén, a lo largo de la Edad Media había existido una catedral gótica muy modesta, la cual el cabildo catedralicio no dudó en derribar para hacer una nueva en estilo renacentista.

La catedral presenta una planta rectangular con tres naves y una cúpula sobre crucero, aunque la cabecera es rectangular. Las tres naves están dispuestas a la misma altura y son cubiertas por bóvedas rebajadas vaídas. Los pilares son típicos del renacimiento con medias columnas adosadas al mismo, con capitel, entablamento y cornisa. La fachada es finalizada en el barroco.

Junto a la catedral de Jaén se disponen la Sacristía y la Sala Capitular que destacan por una serie de detalles arquitectónicos de notable calidad. A las paredes se adosan una serie de pilastras sobre las cuales descansan unas bóvedas de cañón con casetones. La Sacristía es de pequeñas dimensiones pero con una armonía de diseño debido al juego de arcos de mayor y menor tamaño que proporcionan un extraordinario ritmo decorativo.

La catedral de Baeza cuenta también con la resonancia de Andrés de Vandelvira. En 1567, los canónigos desean construir una nueva catedral acorde con los nuevos tiempos, y por ello le encargan las obras a Vandelvira, no obstante, la decisión final que tomaron fue la de conservar parte del templo antiguo, concretamente la cabecera gótica, mientras que desde el crucero hacia los pies se levanta el templo renacentista con tres naves y arcos y bóvedas vaídas con pilares cruciformes.

Francisco de los Cobos, secretario personal del emperador Carlos V quiso construirse una iglesia para su propio enterramiento y el de su esposa y familia, la Iglesia de El Salvador de Úbeda. De este modo manifestó todo su poder a través de la arquitectura en la que se representa toda una simbología funeraria como compás de espera hasta la resurrección.

8

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

A la hora de pensar en la construcción del edificio, acudió al arquitecto más importante de la época que afortunadamente trabajaba no muy lejos de Úbeda, se trataba de Diego de Siloé. Podemos decir que el diseño de la Iglesia corresponde a Diego de Siloé que realizó los planos del edificio en 1536, no obstante, el aparejador encargado de levantar la obra será Andrés de Vandelvira.

Como la iglesia va a estar destinada a capilla funeraria, piensa en un interior de una sola nave con capilla semicircular. El templo respira gran clasicismo excepto en la nave donde se observan bóvedas con nervaduras de carácter gótico. A los lados del altar están dispuestos los sepulcros de don Francisco de los Cobos y su mujer doña María de Mendoza y Sarmiento. En la iglesia además van a trabajar los mejores especialistas de España en escultura y rejerías, así podemos constatar que la extraordinaria reja que acota la capilla principal de la familia fue realizada por Francisco de Villalpando en 1557; o que el Retablo Mayor de la iglesia fue realizado por el genial Alonso de Berruguete, aunque desgraciadamente fue mutilado durante la Guerra Civil.

Tanto la fachada exterior como el interior de la iglesia posee una rica decoración escultórica desarrollada por Esteban Jamete que actuó como director escultórico, siendo obra suya la Puerta de la Sacristía. En la fachada principal se representa un relieve con el tema central del episodio de la Transfiguración de Cristo en el monte Tabor, siendo acompañado por Moisés y el profeta Elías. Tanto en la fachada como en el retablo principal de la iglesia se quiere acentuar el tema de la inmortalidad que se quiere identificar con el alma del propio Francisco de los Cobos y sus descendientes.

Tema 7: Edificios civiles en Úbeda. La Catedral de Córdoba.

La ciudad de Úbeda está llena de buenos palacios renacentistas en su mayoría trazados por el genial arquitecto Andrés de Vandelvira.

Entre estos palacios destaca el Palacio Vázquez de Molina, datado entre 1560 y 1562, y que actualmente es el ayuntamiento de la ciudad. También recibe el nombre de Palacio de las Cadenas pues a lo largo de su fachada se levantan numerosas columnas enlazadas unas con otras mediante cadenas. Fue levantado por el sobrino de Francisco de los Cobos frente por frente a la antigua Colegiata de Santa María.

Presenta tres plantas con clara influencia de lo italiano, con una clara correspondencia de lo horizontal, de los órdenes clásicos… presenta una característica importante como es la libertad en la interpretación de dichos órdenes, encontrándonos en el piso inferior pilastras de orden corintio, en el piso superior pilastras de orden jónico, y en el último piso unas cariátides que se alternan como figuras femeninas y masculinas. La portada no rompe con la armonía de la fachada, y en el último piso hay una serie de óculos que recuerdan a los existentes en el palacio de Carlos V, aunque en este caso son ovalados.

El Hospital de Santiago, también llamado como el Escorial de Andalucía, fue fundado por don Diego de los Cobos, obispo de Jaén, quien bajo el pretexto del hospital y de la fundación benéfica, dispuso en el hospital su capilla funeraria, a lo que se debe la gran amplitud de la iglesia. Su edificación comenzó en 1562, y por problemas financieros no se pudo terminar. El edificio se considera toda una maestría por la conjugación de los volúmenes arquitectónicos, de tal modo que pueden articularse sin que los volúmenes pierdan importancia.

El edificio está compuesto por una gran fachada, en la que predomina la horizontalidad, y por dos torres en los ángulos. La fachada queda resaltada del conjunto por el ritmo de las ventanas y las molduras, y por la cornisa con que se remata el segundo piso. El centro lo ocupa la portada muy poco relevante. Lo escultórico se releva a una imagen de Santiago. El patio presenta un aire muy gracioso, típico de Vandelvira, en donde las columnas de mármol blanco se presentan con arcos de medio punto rebajados, y las galerías cubiertas con bóvedas de madera salvo en las esquinas donde se presenta una bóveda vaída.

Es de resaltar la escalera de tipo claustral decorada con pinturas con dos tramos y un gran rellano y una bóveda con casetones con ilustraciones pintadas demasiado elevada como necesidad funcional. De toda su complejidad, lo más atractivo es la iglesia, compuesta por una nave y dos cruceros, entre los cuales se sitúan dos torres muy esbeltas que juegan con las dos torres de la fachada.

Cuando Córdoba es reconquistada por las tropas cristianas durante la Reconquista, nadie se atrevió a tocar la Mezquita ante lo espectacular de la obra musulmana, pero se hacía necesaria la construcción de un templo cristiano, la actual Mezquita – Catedral de Córdoba.

Aproximadamente en 1526 cuando Carlos V pasa por Córdoba, el cabildo catedralicio de la ciudad le comunica al emperador su idea de adecuar el antiguo edificio islámico al pensamiento y a la ideología cristiana sin tener por qué tirar toda la mezquita.

9

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

El emperador aceptó a dicha proposición y se derribó un tercio de la catedral para construir una iglesia catedral dedicada a Santa María de la Asunción que se eleva sobre el tejado de la Mezquita. En planta la iglesia presenta tres naves y responde a dos fases constructivas diferentes, una gótica y otra renacentista.

Hernán Ruiz I comienza las obras en 1525 aún con pilares, arcos y bóvedas góticas, pero al sucederle su hijo Hernán Ruiz II, éste realiza una reinterpretación renacentista del interior. El alminar de la vieja mezquita era indigna para la iglesia catedral, por lo que se hizo necesaria la construcción de una nueva torre, aunque no se llegó a derribar el alminar, sí se revistió a finales del siglo XVI, llevándolo a cabo Hernán Ruiz III, mediante un proyecto de gran solidez y torpeza aunque respetaba el ritmo característico ascensional, no obstante la calidad deja mucho que desear.

La autoría del Ayuntamiento de Jerez no está nada clara, pues aunque algunos atribuyen dicha autoría a Hernán Ruiz II, suponiendo que realizara las trazas desde Sevilla que era donde se encontraba, parece poco probable, pues Hernán Ruiz II falleció en 1565, mientras que las obras comenzaron diez años después.

De lo que no se tienen dudas son de sus aparejadores Andrés de Ribera, Martín de Oliva y Bartolomé Sánchez. Estos aparejadores desarrollan un estilo más puro y solemne que el plateresco, acorde con el templo de las virtudes cívicas. La fachada del Ayuntamiento está decorada con unas figuras de Hércules y Julio César, que según la leyenda fundaron la ciudad, Hércules como personificación de la prudencia y la templanza, y Julio César, como personificación de la justicia y la fortaleza.

Tema 8: Escultores italianos renacentistas en Andalucía: Fancelli, Torrigiano, Florentino. Escultores franceses: Felipe de Bigarny. Escultores españoles: Bartolomé Ordóñez.

En España se formarán tres corrientes escultóricas italianas, la florentina, desarrollada durante todo el siglo XV italiano; la lombarda, procedente de la zona de Milán, que ya intervino en el plateresco español; y la napolitana.

Las dos últimas corrientes están representadas por una serie de obras importadas y realizadas en esos lugares, destinadas normalmente para sepulcros. La corriente florentina en cambio si supone una presencia activa de artistas en España, destacando Domenico Alessandro Fancelli, Pietro Torrigiano y Jacopo Florentino. De los tres existen importantes obras en Andalucía.

Domenico Fancelli (1469–1519)

La obra de Fancelli tendrá gran eco en la escultura española renacentista, dejando una estela de acentuado italianismo en nuestro país. De Fancelli no se conoce nada de su vida ni de su obra antes de venir de Italia, aunque sin duda tuvo que haber realizado un gran número de ellas, dada la exquisitez de las obras realizadas posteriormente en España.

El documento más antiguo en el que se hace referencia de Fancelli y su profesión data de 1508 en las canteras de Carrara (Génova), donde estaba trabajando de escultor, aunque no hay noticia alguna referida a obras suyas en Italia. Tampoco se sabe de sus contactos con España, aunque estos bien pudieron haberse realizado mediante los banqueros genoveses, relacionados con los comercios nobiliarios españoles.

Sus obras con mármoles de Carrara las realiza en Italia, aunque posteriormente las monta en España, como hace con el Sepulcro del Cardenal Diego Hurtado de Mendoza para la Capilla de la Virgen de la Antigua de la Catedral de Sevilla.

Diego Hurtado de Mendoza, hermano de don Íñigo López de Mendoza, 2º conde de Tendilla y alcaide de la Alhambra, murió en 1502. A su muerte, su hermano encargó el sepulcro a Fancelli. Se trata de un sepulcro de arcosolio adosado al muro. Esta tipología de sepulcro no es que sea nueva, pero fue muy frecuente en la Roma y Florencia del siglo XV, en el que el difunto aparece yacente en el suelo del mismo.

La decoración escultórica se completa con escenas del yacente junto con algunos apóstoles y santos, rematado todo por la Ascensión de Cristo. En el cuerpo inferior aparece la Resurrección, Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, y la Virgen con el niño, todo flanqueado por dos retratos de los hermanos del cardenal.

En el Sepulcro de los Reyes Católicos se puede decir que se materializa plásticamente todos los contenidos de la Capilla Real, puesto que se hace con la intención de que sean los únicos protagonistas de la Capilla, logro que no se consigue hasta 1603.

El sepulcro es todo bello, y responde a un solemne símbolo que según Bertaux aúna el refinamiento italiano con la grandeza del estado español. En las cuatro esquinas podemos encontrar nuevamente las criaturas mitológicas correspondientes con grifos, cuya lectura, si bien tenía un sentido desfavorable, podía tener también una simbología del triunfo del cristianismo sobre el

10

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

paganismo musulmán, puesto que a cada grifo le corresponde en cada esquina la representación de una de las cuatro figuras de los padres de la Iglesia: San Agustín, San Gregorio, San Ambrosio y San Jerónimo.

El sepulcro en su conjunto viene a ser la exaltación del triunfo del cristianismo sobre el paganismo musulmán, para ello junto a las figuras se representan una serie de alegorías y símbolos políticos referentes a la familia real, como podía ser el escudo real, el yunque y las flechas, el castillo (símbolo del reino de Castilla), el león (símbolo del reino de León)…

En el sepulcro encontramos también cuatro grandes medallones que corresponden con cada uno de los lados del propio sepulcro, en los que se representan cuatro escenas distintas: la Resurrección de Cristo, que simboliza la salvación y la vida eterna; el Bautismo de Cristo, que simboliza la eliminación del pecado original; San Jorge matando el dragón, símbolo de la victoria sobre el pecado; y Santiago Matamoros, símbolo del triunfo del cristianismo sobre el paganismo musulmán.

Para contemplar el sepulcro encontramos una serie de refinadas figuras de ángeles que, en tres de los cuatro lados, sostienen el escudo de los Reyes Católicos, mientras que a los pies dos ángeles sostienen una cartera que hace referencia a los yacentes, todo con la presencia manifiesta de unos leones que vigilan el sueño eterno. La idealización del rostro de la reina Isabel contrasta con los rasgos más naturales del rey Fernando. El conjunto se completa con una serie de hornacinas que cobijan las figuras de los doce apóstoles, que simbolizan los pilares de la fe, los pilares de la Iglesia. Con este sepulcro se entra en el mundo de la modernidad, y se considera como el mejor testimonio del significado político y cultural del momento en España.

Jacopo Florentino (1476 – 1526)

Nacido en Florencia, como su propio nombre indica, estuvo como aprendiz en el taller de Ghirlandaio, y se le conecta también con Pinturicchio.

Tenía fama de persona afable, charlatana, divertida, aunque se le acusaba de ser bastante perezoso, ya que perdía mucho el tiempo y sólo trabajaba cuando veía la necesidad. A pesar de todo esto, Miguel Ángel le apreciaba mucho y lo tomó como ayudante para pintar la Capilla Sixtina.

Independientemente de su labor como pintor y arquitecto, interesa más su obra como escultor, aunque su llegada a España está más relacionada con su faceta de arquitecto, ya que viene a España para la realización de las obras del Monasterio de San Jerónimo de Granada.

Será un artista que domine a la perfección la talla sobre la madera, situándose todas sus obras en Granada. De sus obras destaca el Entierro de Cristo para el retablo del Monasterio de San Jerónimo, lugar que ocupó antes de colocarse el actual que data del siglo XVI. Después se situó en una capilla del mismo monasterio hasta que finalmente pasó al Museo de Bellas Artes.

En aquella época era normal que en cada iglesia hubiera un entierro de Cristo. En esta obra que es reprochable la técnica, sabe aunar el clasicismo en la composición con las composiciones de lo expresivo. Se trata de una composición a ritmos cerrados del clasicismo, destacando en la composición un óvalo perfecto en el que se inserta un triángulo, y una gran expresividad en los rostros. La postura de la Virgen está contenida en su expresividad, en la que el Laocoonte ejerce una gran influencia en la fuerza expresiva.

Felipe Bigarny (h. 1470–1542)

Es uno de los máximos representantes de la escuela flamenca. Se estableció en Burgos hacia 1498, cuando, se supone que pasaba de paso por la ciudad para trabajar en Santiago de Compostela donde se estaban realizando importantes trabajos decorativos en escultura para la catedral compostelana.

Su obra fundamental está en Burgos y Toledo, pero en Andalucía también dejó una magnífica obra en el Retablo de la Capilla Real de Granada. Fue encargada por el emperador Carlos V, en la que triunfa plenamente el renacimiento, como lo demuestra la elasticidad y plasticidad de las figuras, que se muestran con menor dureza. Aunque las figuras no están idealizadas, hay alguna intención de idealizar algunos rostros, pudiéndose encontrar también influencias de Berruguete.

La Capilla Real de Granada es el símbolo del espíritu de la unidad de los Reyes Católicos, tanto en lo político como en lo religioso, constituyendo el punto de partida de la reforma religiosa emprendida por los reyes, mediante la eliminación de escenas superfluas y la representación de escenas primordiales, que constituyen un elemento de didáctica del nuevo cristianismo.

11

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Lo más importante en el retablo es la figura de Cristo, que otorga un mayor protagonismo al tema de la muerte. Generalmente en los retablos, la crucifixión constituía el remate del mismo, pero en este retablo la crucifixión tiene un protagonismo enorme, junto con los representantes de los fundamentos de la Iglesia, representados por los cuatro evangelistas junto con sus atributos, y los santos patronos de los Reyes Católicos, San Juan Evangelista y San Juan Bautista.

En el banco del retablo se realizaron una serie de relieves que constituyen un documento histórico de la campaña de Granada, representados a la izquierda la reina Isabel, el rey Fernando, el cardenal Cisneros y los ejércitos cristianos, junto con Boabdil que sale de la ciudad para rendirse ante los ejércitos cristianos, mientras que a la derecha se representa el bautismo de los moriscos, y el bautismo de las moriscas.

El retablo consta de dos cuerpos, banco y sotabanco, ordenada su arquitectura conforme al gusto romano y lo decoran columnas y adornos de tipo italiano entre los que impera la granada como tema local, y los fondos, ornados de grutescos, están pintados de blanco y oro. El sotabanco ostenta relieves de la entrega de Granada a los Reyes Católicos los del lado del Evangelio, y del bautismo de moros y moras los de la Epístola y, en los extremos, unos maceros arrodillados, ejecutados todo conforme al modo de Bigarny, finamente modelado y trazados los ropajes con extraordinaria gracia.

El resto del retablo se divide en encajamientos ocupados por composiciones escultóricas, representándose en el centro del banco la Adoración de los Reyes, uno de los cuales – el Rey joven – parece retrato de Carlos V y, a un lado y otro el Bautismo del Señor y San Juan en Patmos y los santos Pedro y Pablo en los extremos. Sobre éstos, en el primer cuerpo, aparecen figuras pequeñas de los evangelistas junto con sus atributos, y en los encajamientos centrales San Juan Evangelista y San Juan Bautista, titulares de la Capilla, junto con sus marritos, en figuras de tamaño natural.

Coronando el segundo cuerpo se alza en el centro un crucifijo que rompe la cornisa con sus brazos y al pie de la Cruz la Virgen y San Juan. En los encajamientos laterales hay otros dos grupos que representan a Cristo camino del Calvario y la Piedad, completando el retablo un frontón sobre lo alto de la parte central, rematado por la Cruz de Jerusalén y en el cual aparece el Padre Eterno, y en los laterales otros dos frontones pequeños con la Virgen y el arcángel San Gabriel, simbolizando el misterio de la Encarnación. En los extremos de este segundo cuerpo, y escoltando a Cristo camino del Calvario y la Piedad, se representan en cuatro casetones a los cuatro padres de la Iglesia. A los lados del retablo, sobre los extremos del sotabanco y arrodillados en doble almohadones ante unos atriles, están las figuras de los Reyes Católicos y, tras ellas, los relieves de sus patronos San Jorge y Santiago Matamoros. Estas estatuas debieron ejecutarse después que el retablo y revelan autor distinto del de éste, atribuyéndose a Diego de Siloé, que las haría hacia 1526 representando al rey Fernando con su armadura dispuesto para el combate, y a la reina Isabel representada con un vestido más recatado, sustituyendo a las de Bigarny, de figuras más cortesanas, y más mezquinas en la interpretación de los tipos.

Bartolomé Ordóñez (h. 1490–1520)

Nacido en Burgos, su trabajo discurría entre Italia y Barcelona. Los únicos años de su vida que han sido documentados son los correspondientes a los años comprendidos entre 1515 y 1520. No podemos saber cómo se formó Ordóñez ni con quien aprendió el arte de escultor, aunque lo más probable es que fuera con Domenico Fancelli, ya que estilísticamente debe mucho a Fancelli, y porque algunos de los encargos que éste no pudo terminar fueron encargados al propio Ordóñez, como por ejemplo el Sepulcro de Juana la Loca y Felipe el Hermoso.

El Sepulcro de Juana la Loca y Felipe el Hermoso es el trabajo más importante de Bartolomé Ordóñez, encargado hacia 1519, pero que no se llegó a instalar en la Capilla Real de la Catedral de Granada hasta 1603, aún por motivos desconocidos. Con las características típicas de Siloé tiene unos recuerdos evidentes en las soluciones decorativas y en la importancia de los volúmenes en los relieves, sin embargo, hay una mayor presencia en el movimiento plástico, para ello monta a los yacentes en una urna más elevada y prescinde de los ángulos inclinados, lo que sirve para potenciar los detalles de los ángulos.

En los cuatro frentes, e insertos en grandes medallones, se representan cuatro escenas que se identifican con el Nacimiento de Cristo, la Adoración de los Reyes Magos, la Oración en el huerto y el Descendimiento. Los cuatro frentes se completan con doce hornacinas que cobijan las siete virtudes, estas son, la fe, la esperanza, la caridad, la prudencia, la fortaleza, la templanza y la justicia, y cinco alegorías que tienen que ver con las matemáticas, la filosofía, la astrología… Rematando los ángulos se colocaron cuatro figuras airosas, que representan a San Andrés, a San Miguel (éste sin terminar), San Juan Evangelista y San Juan Bautista, mientras que en la parte baja de los mismos ángulos sustituye los habituales grifos por cuatro figuras híbridas, dos masculinas y dos femeninas. A todo esto le acompañan motivos de heráldica tales como escudos, granadas, yugos y flechas, por parte de Juana la Loca, y por parte de su marido, Felipe el Hermoso, el vellocino de oro y el eslabón del ducado de Borgoña. Para finalizar se representan a los pies de los yacentes unos putis sosteniendo una cartera con una inscripción.

12

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Pietro Torrigiano (1472–1528)

Conocido por su carácter violento y su fuerte temperamento. Vasari lo sitúa en Florencia en el entorno del Jardín Mediceo, en el que aprendió a dibujar las figuras antiguas. Su carácter competitivo y su fuerte temperamento, lo llevaba a instigar siempre a sus compañeros en numerosas competiciones, a los que, debido a su gran habilidad en el modelaje, vencía con asiduidad.

Se cuenta como cierto el encontronazo que tuvo una vez con el propio Miguel Ángel, al que no podía tolerar su éxito como escultor y su favoritismo por Lorenzo el Magnífico, por lo que un día, en una de estas competiciones, Pietro se enfadó y le soltó un puñetazo a Miguel Ángel que le rompió la nariz.

La primera noticia que se tiene de él en España, es en Andalucía, a donde llegó posiblemente llamado por la imperante necesidad que había en Granada de escultores italianos, o tal vez atraído por el sepulcro de los Reyes Católicos que estaba instalado en Granada.

En Sevilla realizará varias esculturas en terracota para el Monasterio de San Jerónimo de Buenavista, así como dos crucifijos que no han llegado hasta estos días, pero que se tiene certeza de su existencia, ya que uno de ellos llegó al siglo XVIII y Palomino pudo observarlo.

Obra suya es el San Jerónimo penitente del Museo de Bellas Artes de Sevilla, realizado en terracota policromada. La creación de sus obras en barro no tiene otra explicación que su facilidad en la ejecución. Representa un desnudo espléndido con una anatomía correcta, para la cual se sirvió de modelo de un criado de una familia florentina instalada en Sevilla.

En la representación del San Jerónimo se observa un contrapposto a pesar de estar de rodillas, presentándose a un personaje mayor, cuya anatomía está vencida por la edad, pero a su vez con un ritmo cerrado de contraposición, aunque manteniendo la corrección propia renacentista. Su éxito fue tal que durante muchos años ha servido de estudio y de copia para numerosas obras de escultores como Martínez Montañés, llegando a considerarlo el propio Goya como la mejor escultura de época moderna.

Tema 9: Pintura Renacentista en Andalucía. Introducción general. Sevilla: Alejo Fernández.

Hacia 1500 la mentalidad gótica en España va decreciendo, formándose un nuevo ideario en torno al humanismo y a la razón, no obstante se avanza con más de un siglo de retraso, puesto que el renacimiento en Italia surge hacia 1400.

La principal influencia es de ámbito italiano, aunque de Flandes también nos llegan referencias pero éstas son referentes a pintura hacia el año 1500, y no sólo de Flandes, sino también de los países cercanos, tales como Alemania, Francia y Holanda. Estas primeras referencias llegan a través de los propios artistas que vienen a trabajar a España, cargados de un espíritu gótico totalmente transformado y sorprendido por un nuevo lenguaje y sobretodo por una novedosa técnica. De este modo, los artistas locales ceden la primacía artística en la primera mitad del siglo XVI a los artistas extranjeros.

La primera mitad del siglo XVI va a constituir una época muy propicia para la pintura gracias al trasiego comercial que se establece en toda Europa, debido al periodo de riqueza económica que se está viviendo… pero el arte que va a destacar es sobretodo religioso, dejándose de lado los temas de índole mitológico, histórico o literario. Los propios retratos van a estar vinculados a obras religiosas, estando relacionados directamente con los donantes de dichas obras, situándose en el banco de los retablos. Probablemente debió existir una pintura laica, pero en proporciones escasas en comparación con la religiosa.

Alejo Fernández (1745–1545)

Es uno de los primeros pintores extranjeros en hacer fortuna en España, quien pasará casi cincuenta años de su vida en España. Alejo Fernández era un pintor de origen alemán, cuyo auténtico nombre era Alexo, pero al casarse con una sevillana de nombre María Fernández adoptó el apellido de su mujer. No es de extrañar la presencia de alemanes en España en estos años, pues no hay que olvidar que el propio emperador era de origen alemán, estableciéndose en búsqueda de riquezas, tanto banqueros, comerciantes, los propios artistas…

Las primeras noticias que tenemos de Alejo Fernández nos llevan a Córdoba, donde nos lo encontramos tras su formación con apenas veinte años, hacia 1495, aunque dicha presencia es un poco dudosa, si bien es cierto que estuvo viviendo en la ciudad hasta 1508, fecha en la que se marchó a Sevilla.

13

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Sus primeros trabajos en España consisten en la realización de policromados, como el del Retablo Mayor de la Catedral de Sevilla, que realiza junto a un hermano suyo. También realiza diversas pinturas para personajes ilustres de la ciudad, con la distinción de ser el primer pintor de la ciudad.

Su mujer María Fernández fallece en 1520, casándose en segundas nupcias con Catalina Avilés. Alejo Fernández sufrirá de una grave enfermedad entre los años 1540 y 1545, año en el que fallece en la Parroquia de San Pedro.

De su etapa cordobesa todas las pinturas son atribuidas por su estilo ya que no hay ninguna firmada. Son pinturas en los que se hace presente cierta perspectiva, profundidad espacial, medida, ritmo, el estudio de la luz, aspecto éste último muy importante pues durante el gótico el fondo se caracteriza por su neutralidad dorada, etc. La mayor aportación de Alejo a la pintura en estos años es la introducción del espacio como lugar arquitectónico, y el empleo de la perspectiva desde un primer plano hacia el infinito. Los retratos son muy pequeños y las figuras religiosas muy grandes. Muestra un enorme interés por la anatomía humana, la expresión, expresión que durante la Edad Media era inexistente, sin embargo con la llegada del primer renacimiento aparece una primera expresión aunque aún es tímida.

Algunas obras destacables de esta primera etapa son la Anunciación de San Isidoro del Campo (Santiponce), que se encuentra en el Museo de Sevilla aunque procede de Córdoba; la Flagelación del Museo del Prado; La Flagelación del Museo de Córdoba…

En 1508 Alejo Fernández llega a Sevilla tras el llamamiento de los canónigos de la Catedral quienes le encargan la construcción de una viga tras el Retablo Mayor con una serie de pinturas que narrasen episodios de la vida de la Virgen, aunque dicha viga se encuentra actualmente desmontada. De todas las realizadas por Alejo Fernández se conservan cuatro, las que representan el Abrazo de San Joaquín y Santa Ana, la del Nacimiento de la Virgen, la de la Adoración de los Reyes Magos y la de la Presentación del Niño en el templo. Debido a su condición de extranjero, Alejo Fernández no gozaba de mucha popularidad entre la población sevillana, sin embargo con la realización de esta obra se ganó el respaldo y la aceptación definitiva de toda la sociedad sevillana. Las imágenes están concebidas desde un punto de vista en perspectiva desde abajo arriba, lo que lleva a que sean concebidas con una serie de correcciones ópticas.

La consagración del artista llega hacia 1520 cuando realiza el Retablo de la Capilla de la Puerta Jerez, capilla que perteneció a la primera universidad de Sevilla, diversidad que era en realidad el Colegio Universitario de Santa María de Jesús. El retablo fue encargado por Maese Rodrigo de Santaella, gran devoto de la Virgen de la Antigua, que nos lo encontramos retratado a los pies de la propia Virgen. La traza es típica gótica pero está decorado con pinturas renacentistas, con escenas de devoción, con personajes de la iglesia que dan doctrina, con los cuatro padres de la iglesia (San Jerónimo, San Agustín, San Ambrosio y San Gregorio), puesto que al principio la universidad de Sevilla impartía estudios de teología, También podemos ver representaciones de San Pedro y San Pablo, los pilares de la Iglesia, y la representación de dos arcángeles, San Gabriel y San Miguel.

Para el trascoro de la antigua Catedral de la ciudad hispalense, la actual Iglesia de Santa Ana, realiza La Virgen de la Rosa, una Virgen sentada en un interior dando al Niño Jesús una rosa. La Virgen es representada con un semblante tierno, muy dulce, reflejándose en el rostro melancólico el presentimiento de la Pasión de su hijo. Con la representación de los dos vanos en el fondo de la pintura crea una cierta perspectiva.

Para el Alcázar de los reyes cristianos de Sevilla realiza la Virgen de los Navegantes de la Lonja en 1535. En esta ocasión se trata de una Virgen ingrávida, en el que abre su manto para acoger a los navegantes, entre los que aparecen retratados personajes como Hernán Cortés, Colón… pero no hay garantías para identificarlos.

Para la Catedral de Sevilla, donde trabajó en algunas obras junto con Pedro Fernández de Guadalupe, realiza junto al Monumento a Colón un pequeño Retablo dedicado a la Piedad que fue encargado por Doña Mencía de Salazar, quien se retrata como donante junto con su esposo Don Alonso Pérez de Medina.

Por último se conserva una pintura firmada sobre tabla de una Virgen con el Niño un tanto desfigurada que se encuentra muy estropeada debido a una serie de malas restauraciones que hicieron que se estropeara más aún.

Tema 10: Pintura Renacentista en Sevilla. Pedro de Campaña.

Pedro de Campaña (h. 1500–1580)

14

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Fue contratado por los canónigos de la Catedral de Sevilla para que pintara los órganos de la Catedral y al pagarle fue llamado Pedro Campanero. Al igual que Alejo Fernández, Pedro de Campaña es extranjero, que llega a España atraído por la gran época de riqueza económica debido al comercio con América y a la llegada de oro y plata. En este periodo se desarrolla una importante nobleza que invierte en realizaciones artístico-religiosas para asegurarse de este modo su salvación eterna. Entre otros actos, los nobles comprarán numerosas capillas sepulcrales para su propio enterramiento y asegurarse así la celebración de misas perpetuas.

El flamenco Pedro de Campaña será el gran dominador de la pintura en Sevilla por estos años junto con el holandés Hernando de Esturmio. Su vida se desarrolla en dos fases, la que se identifica con sus años de juventud y formación en Italia, y la que vive en Sevilla durante su madurez artística en la que podemos ver como debe gran influencia al arte flamenco, caracterizado por su realismo y dramatismo.

Como ya se ha mencionado, Campaña conoce de primera mano el arte italiano, pero no desarrolla sus características hasta que Luis de Vargas pone de moda en Sevilla el arte italiano a partir de 1550, momento en el cual Pedro de Campaña recupera su aprendizaje italiano y lo desarrolla, desplegando su herencia rafaelesca como podemos apreciar en el Retablo de Santa Ana.

Pedro de Campaña es junto con Luis de Vargas el pintor más célebre. Llega a Sevilla en 1537, y aquí permanece hasta 1562, año en el que vuelve a su patria para morir. Realiza su aprendizaje en Bruselas donde hereda la tradición y la gran técnica flamenca.

El primer documento donde se hace referencia a su persona es el libro “Retratos” de Francisco Pacheco, aunque dicho libro no es muy fiable en cuanto a datos se refiere. Pacheco nos cuenta que trabaja en Bolonia en 1529 para la coronación del emperador Carlos V contando veintisiete años. También nos cuenta que estuvo en Venecia trabajando al servicio del cardenal Marcelo Grioni. Entre otros datos nos cuenta que se encuentra en Sevilla entre 1537 y 1562 donde realiza sus mejores obras. En Sevilla se casa y tiene tres hijos, aunque envidiado y amargado tiene que volverse para morir en su tierra.

Según Francisco Pacheco, Pedro de Campaña “fue benigno, casto, prudente. Amó la abstinencia y la templanza. Fue amado y estimado por muchos príncipes”. Lo cierto es que Pedro de Campaña destaca por ser un buen técnico y por ser el introductor de las relaciones psicológicas y con ello una mayor expresividad en las imágenes.

Entre sus obras más importantes se encuentra la Adoración de los Reyes, en 1545, donde aparece la expresión de los sentimientos a modo de expresionismo nórdico, se trata de un retrato psicológico, fue comprada por un canónigo de la Catedral de León. Otras obras suyas son la Pentecostés de la Catedral de Burgos, realizada en 1545; el Cristo atado a la columna con San Pedro arrepentido, de 1546, en el que retrata también a los dos donantes del Barrio de Santa Catalina, y donde representa una figura de gran vigor manierista y dureza anatómica.

También realiza un magnífico Retablo de San Antón y San Pablo ermitaño para la Iglesia de San Isidoro, en 1546, representando a ambos santos en el desierto dando gracias a Dios y siendo alimentados por un cuervo que les trae un trozo de pan en el pico. Es una pintura con gran rotundidad flamenca.

Otra obra suya es el Descendimiento de Montpellier o de la Iglesia de Santa María de Gracia, en 1546, para una capilla funeraria, por lo que representa una iconografía dramática ofreciendo una imagen de culto a la muerte. Se encuentra en el Museo de Montpellier donde fue enviado por Aguado en plena Guerra Civil. También es suyo otro Descendimiento para la Iglesia de la Capilla de la Santa Cruz, en 1547, en cuyo contrato decía que: “debía ser mejor que el Descendimiento de Santa María de Gracia”. Hoy es el descendimiento más célebre, y tras desaparecer la iglesia en la Guerra de la Independencia, la obra pasó a la Catedral de Sevilla, encontrándose en la actualidad en la Sacristía Mayor. Esta obra presenta gran movilidad de los personajes entre los que bajan el cuerpo de Cristo, aunque también hay gran movilidad sentimental entre las Marías lo que genera gran tensión dramática y patetismo colectivo, sentimientos que no se habían reflejado antes. Para la realización de este Descendimiento se ayuda de un grabado de Marco Antonio Raimondi de una obra de Rafael.

Del periodo de influencia italianizante o rafaelesca destaca el Retablo de la Purificación de la Capilla del Mariscal, realizado en 1555, que fue mandado realizar por don Diego Caballero, que aparece también retratado en el mismo. Es un retablo sin precedentes, a la flamenca, con gran fuerza expresiva. Aparecen representadas las siete virtudes teologales: Fe, Esperanza, Caridad, Templanza, Justicia, Fortaleza y Prudencia, además de representarse a Santiago Matamoros y a San Ildefonso.

Otra obra suya es una pintura sobre tabla donde se representan las Siete Virtudes y que se encuentra en el Museo de San Carlos de México. En el centro representa la Caridad como la principal, la más importante, jugando con la figura de la Caridad con un doble sentido, tanto como amor a Dios como amor hacia el prójimo.

15

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Finalmente hay que atribuir el Retablo Mayor de la Iglesia de Santa Ana, realizado en 1556, que parece ser una pintura de Campaña aunque no existen documentos que así lo acredite, aunque tenemos la palabra de Pedro Pacheco. Al ser la Iglesia muy importante, obtenía grandes beneficios, pero estos beneficios se contrarrestaban con el alto costo en la construcción del retablo pues su construcción supuso veinte años. El retablo se comienza en 1542 siendo dedicado a Santa Ana y a la vida de la Virgen y sus hermanas María Salomé y María Cleofás. Es un retablo con quince tablas, en cuyo centro se representa el titular junto con San Jorge luchando contra el dragón. Otras representaciones son el Nacimiento de la Virgen; el Nacimiento de San Juan Bautista… con la representación de los interiores a la flamenca.

Tema 11: Pintura Renacentista en Sevilla. Hernando de Esturmio. Luis de Vargas.

Hernando de Esturmio

Pintor nacido en Holanda hacia 1515. Es de suponer que el aprendizaje principal lo realizara en su tierra, si bien realizó algún viaje a Italia para completar su formación, recalando en Sevilla en 1537, ciudad en la que permaneció durante veinticinco años en la parroquia de San Andrés, casándose con Catalina Hernández.

Hernando de Esturmio fue un pintor secundario en comparación con Pedro de Campaña, pues poseía una menor calidad técnica y cobraba mucho menos que Campaña, aún así acumuló gran trabajo tanto en Sevilla como en las ciudades de su antiguo reino, podemos contar con obras de Hernando de Esturmio en Alcalá del Río, Osuna, Arcos de la Frontera… viéndose obligado a trabajar con un equipo de pintores y doradores.

Suyo parece el Retablo de Arcos de la Frontera, aunque en él trabajan diferentes manos y la obra está sin firmar, por lo que es difícil identificarla como obra suya. También realiza un retablo para la capilla de la Universidad de Osuna con el tema de la Anunciación. También en Osuna, aunque para la Colegiata realiza una Alegoría de la Inmaculada Concepción, que en esta ocasión aparece firmada y fechada en 1555.

Para la Iglesia de la O de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), que está dedicada al culto de la Virgen embarazada, realiza una pintura de la Sagrada Parentela, es decir, la Sagrada Familia junto con San Joaquín y Santa Ana. También es obra suya el Retablo Mayor de la Capilla de los Evangelistas de la Catedral de Sevilla, con pinturas en el banco y en la parte superior con grandes tablas de aproximadamente tres metros de altura, donde representa la misa de San Gregorio y en los laterales a los cuatro evangelistas. En el banco del retablo se encuentran las mejores tablas. El banco está ocupado por tres tablas fechadas en 1555 donde aparecen agrupados diferentes santos de medio cuerpo. En la primera tabla representa a Santa Catalina y Santa Bárbara; en la siguiente tabla a tres santos, San Sebastián, San Juan Bautista y San Antonio; y finalmente representa a Santa Justa y Santa Rufina, siendo en la representación de esta última donde alcanzó el punto más alto de su calidad pictórica.

Para la Iglesia Monasterio de Santa Clara realiza una tabla de aproximadamente dos metros de altura con la representación de San Roque, que estaría destinada a formar parte del retablo de Martínez Montañés. Finalmente debemos mencionar como obra suya una Virgen con el Niño de una colección particular de Oviedo.

Luis de Vargas (1505/1506–1567)

Junto a Hernando de Esturmio destaca el primer pintor sevillano llamado Luis de Vargas, que es la primera gran personalidad renacentista, hijo de Juan de Vargas, pintor muy modesto.

Luis de Vargas piensa que no puede progresar sin salir de Sevilla, por lo que va a Roma para completar su formación con apenas veintiún años, donde se formó en el círculo de los seguidores de Rafael de la segunda mitad del siglo XVI. Tras su formación regresa a Sevilla, pero al poco tiempo de su regreso siente añoranza por Roma y regresa a la ciudad eterna hasta que en 1550 vuelve a Sevilla para siempre, por lo que en realidad en Sevilla sólo pasa diecisiete años de su madurez.

El libro de Pacheco lo recoge como un “hombre humilde, modesto, piadoso y sobretodo como un gran pintor”. No sabemos de qué fuentes bebió en Roma porque no conocemos nada de allí, tal vez recibió influencias de Pierino del Voga, de Salviati, Rafaellini, Giorgio Vasari… lo que está claro es que su visión romanista influirá en Pedro de Campaña.

Su primera gran obra es el Retablo del Nacimiento y Adoración de los pastores de la Catedral de Sevilla, realizado en 1555. Es una obra dinámica, de gran movimiento, de gran herencia rafaelesca aunque también manierista. También es suyo el Retablo de la Alegoría de la Inmaculada en el que se representa la Genealogía de la Virgen a través del árbol de Jesé, que se encuentra también en la Catedral de Sevilla.

16

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

De impronta italiana son estas otras obras: una bella tabla con los preparativos de la Crucifixión de Cristo que se conoce por el nombre del Cristo de la Paciencia del Museo de Philadephia; una tabla representando la Purificación de la Virgen con la presentación del Niño en el templo, pertenecientes a un retablo desmontado; por influencia de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel realiza una pequeña tabla con la representación del Juicio Final, que podemos ver en la Fundación Rodríguez Acosta; finalmente para la Iglesia de Santa María la Blanca, que es una extraordinaria gruta de las maravillas, realiza un Retablo de la Piedad, haciendo compañía a otras obras extraordinarias como una Santa Cena de Bartolomé Esteban Murillo.

Tema 12: Pintura Renacentista en Sevilla: Pedro de Villegas. Granada: Pedro de Machuca. Córdoba: Pablo de Céspedes.

Pedro de Villegas (1519–1596)

Fue un artista sevillano, secundario entre los de su época, pero a pesar de coincidir con figuras como Pedro de Campaña supo abrirse paso en el panorama artístico de la época. Amigo de Arias Montano, en su madurez estuvo vinculado con el ambiente cultural de la época, siendo enterrado en la Iglesia de San Lorenzo de Sevilla.

En 1553 realiza las pinturas del Hospital de San Lázaro, que actualmente se encuentran insertos en un retablo barroco. El Hospital está dedicado a San Lázaro pues el santo representa la resurrección y con ello la esperanza de los enfermos. Únicamente se conservan cuatro pinturas, las dedicadas a la Resurrección de San Lázaro, al Martirio, a la Magdalena penitente y al Noli me tangere.

En 1556 realiza el Retablo de la Visitación donde además retrata al capellán don Diego de Bolaños y sus familiares, que son los donantes del retablo, así como el escudo de armas de la familia en la parte baja del mismo.

Para la Iglesia de San Vicente realiza la Sagrada Familia de origen rafaelesco donde cultiva el espíritu de Rafael. En la misma iglesia tenemos también suya una Virgen de los Remedios. Finalmente para la Iglesia de San Lorenzo realiza una Anunciación, con un canon alargado cercano al manierismo.

Pedro de Machuca (h. 1490–1550)

Pintor y arquitecto toledano que residió largos años en Granada realizando la construcción del Palacio de Carlos V, por lo que también dedicó tiempo a la pintura en la capital granadina. Su pintura evoca una fuerte impronta de espíritu italiano.

Sus principales obras son una Virgen con el Niño o Virgen del Sufragio que se encuentra en el Museo del Prado, se denomina del sufragio porque es a la Virgen a la que se dirigen las almas del purgatorio para alivianar sus penas. Es una obra grandiosa, potente, rotunda… claramente influenciada por Miguel Ángel. Otra obra suya es la Sagrada Familia de la Catedral de Jaén caracterizada por su volumetría nítida y potente. Finalmente otra obra maestra es el Descendimiento del Museo del Prado.

Pablo de Céspedes (1540–1608)

Cordobés de nacimiento, su tío canónigo fue quien le educó, siendo enviado en 1556 a Alcalá de Henares donde estudió cultura humanista, teología y artes, además fue conocedor del latín y griego, y traducía del hebreo.

En su formación pictórica marchó en 1559 a Roma donde recogió la tradición artística de Rafael. En Roma se interesó por todas las artes, por lo que realizó estudios de arquitectura, escultura y pintura. Recorrió las colecciones artísticas de Roma, donde pasó casi veinte años, regresando en 1577 a España. En Roma han quedado algunas obras de Pablo de Céspedes como por ejemplo los frescos de la Capilla de Santa Trinidad del Monte que se encuentra en la parte alta de la Escalinata de la Plaza de España, frescos realizados en 1570.

Pero por lo que destaca Pablo de Céspedes es por realizar el proceso decorativo de la Sala Capitular de la Catedral de Sevilla con una serie de alegorías de las virtudes y de la conducta cívica, hecho que realiza a partir de 1585 cuando regresa a Sevilla. También realiza una Santa Cena para la Catedral de Córdoba, que es una de sus obras más importantes; así como un grupo de Santa Ana, la Virgen y el Niño.

17

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Para los jesuitas sevillanos hace una Aparición de Cristo a San Ignacio en la Capilla de Stortta, que se encuentra en el Paraninfo del Rectorado de la Universidad de Sevilla. También hizo un tema de Cristo servido por los ángeles tras los cuarenta días en el desierto, que actualmente está desaparecido. Este tipo de cuadros se solían colocar en los refectorios de los conventos para los jesuitas.

Tema 13: El Barroco en Andalucía. Introducción general. El siglo XVII. Las grandes fachadas barrocas: Granada, Jaén, Cartuja de Jerez.

Entre los siglos XVII y XVIII se produce una serie de circunstancias determinadas que no obstante no afectaron a la producción artística, pues la actividad fue muy fecunda. En el siglo XVII se produce una gestión negativa por parte de los Austrias que generó en una decadencia absoluta, con el consiguiente aumento de los impuestos, a los cuales sólo las grandes familias podían hacer frente.

La Contrarreforma se desarrolla en estos siglos, intentando mostrarse aspectos tales como la fe, la piedad… a través de un arte educado. Mientras llega el siglo XVIII, en España se construye con modestia de materiales, abundando la mampostería, el ladrillo y el tapial… que sin embargo se revisten con unas espléndidas yeserías, mientras que la piedra se deja para las fachadas, es decir, la pobreza se suple con ingenio, aunque los edificios se construyen con simplicidad.

Con la llegada en el siglo XVIII de los Borbones, las relaciones políticas y comerciales existentes se ven alteradas, pues la nueva familia reinante comienza una política de consolidación y de no agresión mediante el establecimiento de la Paz y la concordia con los países con los que antes se libraban numerosas guerras, y con el fomento de actividades comerciales, industriales…

A partir de la llegada de los Borbones se muestra en la población una mayor ilusión por la vida y eso se refleja en una mayor abundancia constructiva. Es la época de las grades torres en los edificios religiosos, llegando a rivalizar en una misma población entre las distintas parroquias por ver quien tiene la torre más alta de la ciudad. Son torres de tres cuerpos de altura.

También es la época de la construcción de bellísimos camarines, que son pequeños ambientes donde se coloca una figura religiosa para su devoción que generalmente suele ser la Virgen. Estas pequeñas estancias suelen abrirse tanto a la calle como a la iglesia y se ven envueltas por un halo sobrenatural gracias a los efectos lumínicos, creándose unos maravillosos espacios interiores. Suelen tener diferentes disposiciones en planta, aunque predominan los circulares y los octogonales en cuyo centro se erige un pequeño templete para albergar la figura religiosa y se decoran con una profusa decoración de yeserías.

También es el momento de la construcción de las fachadas de las grandes catedrales andaluzas, como la de Jaén, la de Granada, la Cartuja de Jerez…

La fachada de la Catedral de Granada se realiza en torno a 1644 y 1645, siendo el autor de la misma Alonso Cano. El escultor, pintor y arquitecto Alonso Cano se traslada a Sevilla con apenas trece años debido a que su padre debe marchar por cuestiones de trabajo a la capital andaluza, y por lo tanto, a pesar de su nacimiento granadino, su formación es totalmente sevillana. Alonso Cano diseña una espléndida y solemne fachada en piedra, en plan de gran arco de triunfo con tres grandes arcos que ocupan la calle central y las dos laterales, quedando las dos exteriores sin representación en la fachada. La decoración es muy abultada mediante elementos de carácter vegetal y geométrico, como son muy abultadas, la luz proyecta juegos de claroscuro.

La fachada de la Catedral de Jaén no la pudo realizar Andrés de Vandelvira pues falleció antes de que se finalizaran las obras de la Catedral, y se mandó a Eufrasio López de Rojas que realizara las obras de la fachada en 1667. Se trata de una fachada horizontal con dos elegantes torres laterales muy ascensionales. El frente es de dos cuerpos: el primero es solemne y grandioso, mientras que el segundo es más pequeño y reducido, con una balaustrada y unas hornacinas. Delante de la Catedral se dispuso de una amplia plaza para la contemplación de la fachada.

La fachada de la Cartuja de Jerez se levanta igualmente en 1667, obra de Fray Pedro del Piñar. La Cartuja fue ocupada por monjas cartujas francesas. Se trata de un edificio de tres cuerpos en altura que va decreciendo conforme asciende, creando un hermoso cuerpo ascensional con movimiento y dinámica espléndida. La fachada engloba un rosetón y destaca por su movilidad, gracia, dinamismo y ascensionalidad.Tema 14: Arquitectura Barroca en Sevilla. Iglesia del Sagrario. El Hospital de la Santa Caridad.

Para la Iglesia del Sagrario trabajan varios arquitectos entre los cuales destacan nombres como el de Miguel de Zumárraga, Alonso de Vandelvira o Cristóbal de Rojas. Afortunadamente la Iglesia ha permanecido prácticamente intacta hasta nuestros dias.

18

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

La Iglesia del Sagrario se levanta adyacente a la Catedral, para lo cual hubo de derribarse el ala oeste del antiguo Patio de los Naranjos de la mezquita musulmana. La erección del Sagrario hispalense se realiza con motivo del enorme culto existente en España y en especial en Andalucía hacia el cuerpo de Cristo, hecho acentuado tras la celebración del Concilio de Trento.

Para la honra de dicho culto, los arquitectos intentan plasmar la dignidad en el contenido arquitectónico, por ello la fastuosidad es imperante en el interior de la Iglesia del Sagrario, si bien de cara al exterior ofrece una extraordinaria sobriedad. El edificio de cara al exterior se levanta sobre tres cuerpos que disminuyen de tamaño conforme aumentan en altura y que apenas se señalan gracias a unas pequeñas cornisas. La simpleza de la decoración exterior finaliza con unas simples ventanas que además sirven para iluminar el interior. Lo más reseñable en cuanto a la decoración es la pequeña portada exterior que además destaca por su sobriedad.

Ya en el interior de la Iglesia del Sagrario destacan las tribunas con balconadas situadas sobre las capillas y las espléndidas esculturas del flamenco José de Arce que intentan resumir la doctrina de la Iglesia, representando por ello a los Cuatro Padres de la Iglesia (San Gregorio, San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo) y a los Cuatro Evangelistas (San Mateo, San Juan, San Marcos y San Lucas). Además, destaca el espléndido retablo de Pedro Roldán perteneciente a la Capilla de los Vizcaínos del desaparecido Convento de San Francisco que fue situado en esta iglesia en 1840 tras derribarse el antiguo convento, ocupando el espacio del primitivo retablo de Jerónimo Balbás que fue eliminado por los neoclásicos. La Iglesia cuenta con una potente bóveda de cañón adornada con ricos adornos en piedra tallada.

El Hospital e Iglesia de la Santa Caridad responde a un recinto excepcional y muy sevillano. Desde época medieval existió en Sevilla una hermandad caritativa que realizaba dos funciones que nadie deseaba realizar consistentes en enterrar a los ejecutados en Tablada y enterrar a aquellos marineros anónimos que fallecían en el puerto de la ciudad. La sede de dicha hermandad estaba situada en la antigua Iglesia de San Miguel, actualmente desaparecida, y que hoy ocuparía el solar del edificio de los Sindicatos de la Plaza del Duque. Además hay que sumarle una pequeña capillita cerca de la actual sede para socorrer a los marineros que llegaban al puerto de la ciudad en el Arenal.

Esta pequeña Hermandad de la Santa Caridad creció con el tiempo hasta que en 1640 obtuvo una concesión del rey para levantar una iglesia y un hospital en los terrenos que ocupaban algunas de las naves de las antiguas Atarazanas Reales. De este modo en 1645 se prepararon los presupuestos y en 1647 se iniciaron las obras bajo las órdenes del maestro Pedro Sánchez Falconete.

Pocos años después, concretamente en 1662, Don Miguel de Mañara solicitó ser admitido en la hermandad para de algún modo poder expiar sus pecados cometidos a lo largo de su vida, pero precisamente por esta fama de pecador fue recibido con muchas reticencias. No obstante, tan piadoso y bondadoso tuvo que ser su comportamiento nada más entrar en la hermandad, que al año siguiente fue nombrado hermano mayor, decidiendo justamente ese mismo año de 1663 que la hermandad debía dedicar su caridad también a los enfermos. Es en este año cuando surge la idea de construir una iglesia sencilla pero con un interior puramente barroco.

En su obra ““Discurso sobre la verdad”, Don Miguel de Mañara señala que el ser humano debe atender a las postrimerías de su vida pues si hay algo seguro es que el hombre muere irremediablemente. Por ello, ante el hecho de que el ser humano cuando fallece debe presentarse ante Dios, el hombre debe presentar ante tal juicio más virtudes que pecados, para lo cual hay que ejercer la Santa Caridad.

Esta primera reflexión la manda reflejar a la entrada de la Iglesia a través de dos pinturas encargadas personalmente a Juan de Valdés Leal, que mandará colgar en el Coro, siendo acompañadas por unas frases del Evangelio según San Mateo. Las pinturas encargadas a Valdés Leal son las tituladas “In ictu oculi” y “Finis gloriae mundi”.

A estas pinturas de Valdés Leal le acompañan una serie de pinturas encargadas a Bartolomé Esteban Murillo con temas de la Misericordia: “Multiplicación de los panes y los peces”; “Moisés dando de beber al pueblo judío en el desierto”; “Abraham dando posada a los tres ángeles”; “El hijo pródigo”; “Curación del paralítico en la piscina probática”; “Liberación de San Pedro”; “San Juan de Dios transportando a un enfermo al hospital” y “Santa Isabel de Hungría ayudando a los enfermos”.

Para finalizar, Don Miguel de Mañara manda colocar una gran pintura encima del Coro de la Iglesia en la que se representa una Exaltación de la Cruz narrando el acontecimiento ocurrido en 629 que recuerda la recuperación de la San Cruz de manos de los persas, que había sido trasladada a Persia por el rey Cosroes como botín de guerra después de apoderarse de Jerusalén y matar en ella a muchos miles de cristianos. Años después el emperador de Constantinopla, Heraclio, venció a Cosroes y quiso entrar en Jerusalén portando la Santa Cruz, pero la leyenda dice que cuando quiso entrar por la puerta empezó a caer una lluvia de piedras impidiendo la entrada al cortejo imperial, tras lo cual aparecieron unos ángeles y le dijeron al emperador que al igual que Cristo entró en Jerusalén con humildad y sin aires de grandeza, el emperador debía actuar del mismo modo. Ante tal milagro, el emperador Heraclio se deshizo de sus vestiduras y entró humildemente por las puertas de Jerusalén para reponer la

19

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Santa Cruz en el monte Calvario. A esta pintura le acompaña el texto que dice: “Ningún rico podrá entrar en el reino de los cielos”.

Tema 15: Arquitectura Barroca. Siglo XVIII. Catedral de Málaga: José de Bada. Granada: Hurtado Izquierdo. Catedral de Guadix y Catedral de Cádiz: Vicente Acero.

En la Catedral de Málaga interviene el arquitecto José de Bada hacia 1720, construyendo la fachada que era lo único que estaba inconcluso de la catedral. Las torres eran de cuerpo cuadrado con un campanario de remate. Sólo se pudo concluir una de las torres, la otra aún permanece sin acabar. Lo que sí se termina es el efecto de las bóvedas en el interior de la Catedral.

En Granada destacan dos obras, el Sagrario y la Sacristía de la Cartuja. El Sagrario de la Cartuja es obra de Francisco Hurtado Izquierdo (Lucena, Córdoba), como encargo de los cartujos que querían incorporarse al culto hacia el Santísimo con la construcción de un Sagrario. El edificio se levanta en torno a 1720, y se trata de un pequeño recinto cuadrado cubierto por una cúpula circular a modo de gruta de las maravillas que recibe una fuerte luz natural. Se encuentra decorada con una serie de estucos, esculturas, pinturas y un prodigioso diseño del Sagrario central.

La Sacristía de la Cartuja es tan bella que se ha atribuido al mismo autor, pero no era posible porque ya había fallecido cuando se realiza. Rivaliza con el Sagrario en belleza, revestida de las yeserías que crean un efecto óptico maravilloso. Desde los zócalos (mármol de Loja rojizo con vetas blancas) se articulan pilastras adosadas a las paredes de los que arrancan los arcos de las bóvedas. Sobre el “crucero” una bóveda elíptica. Abultada yesería, realizada por Luis Cabello, muy movida en la que se combina geometría con naturaleza. Es un espectáculo recargado y bello.

La fachada de la Catedral de Guadix es realizada por Vicente Acero, discípulo de Hurtado Izquierdo. De Vicente Acero sólo sabemos que trabaja entre 1713 y 1738. Hacia 1720 Acero hace la interesante fachada de la Catedral, de cuya fachada entran y salen machones que le proporciona gran movimiento.

A partir de 1722 Cádiz suplanta a Sevilla como puerto de América, lo que genera numerosos beneficios para los canónigos de la Catedral de Cádiz. En la primera mitad del siglo XVIII la ciudad adquiere gran entidad y deciden realizar una gran Catedral que se pareciera a la de Granada, para lo cual realizan una catedral de cinco naves con cabecera semicircular y una gran cúpula, sucedáneo moderno de la Catedral de Granada. Deciden además realizar una plaza abierta a la fachada principal, de forma similar a la que había en Guadix por eso contrataron a Acero. La fachada se enmarca con dos espléndidas torres de casi 100 metros de altura que enmarcarían la cúpula del crucero. Actualmente están reducidas a la mitad porque las obras no se terminaron ya que en la segunda mitad del siglo XVIII se produjo una crisis económica que afectó a la propia catedral, aunque interiormente el efecto está completo.

Tema 16: Arquitectura Barroca. Siglo XVIII. Sevilla: Leonardo de Figueroa.

Leonardo de Figueroa (h. 1650–1730)

Tanto en Sevilla capital como en su provincia se vive una época propicia para el comercio y esto favorece la labor arquitectónica, alcanzándose un barroco extraordinario en la primera mitad del siglo XVIII.

Aunque Leonardo de Figueroa nace en Utiel (Cuenca) y llega hacia 1670 a Sevilla, se puede decir que es sevillano, pues aquí vive la mayor parte de su vida, al morir en 1730. Al parecer fue un hombre inteligente, culto, que consiguió ser arquitecto del arzobispado de Sevilla, por lo que debió de tener gran talento, y a juzgar por sus construcciones fue muy sabio y gozó de un talento muy elegante. Sabemos que realizó un tratado de arquitectura del que no queda rastro. En sus construcciones sigue la tradición de estructuras sencillas adornada ricamente de elementos superficiales. A él le corresponde haber promovido el llamado ladrillo avitolado.

El Hospital de los Venerables Sacerdotes es una institución eclesiástica que ofrece servicio a aquellos sacerdotes que no pueden ofrecer su ministerio. Es una iglesia de las llamadas planta de cajón. El edificio fue comenzado por Juan Domínguez en 1675, que era un artista de segundo orden, pero será finalizado por Leonardo de Figueroa en 1697. En el edificio destaca la belleza del patio y su sencillez estructural. Es una iglesia pintada por Juan Valdés Leal en compañía de su hijo Lucas Valdés con una iconografía que trata de un canto a la dignidad sacerdotal, para ello representa la celebración de la misa y la consagración del santo cuerpo en la Santa Cena, pintura central del retablo.

20

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

La Parroquia de la Magdalena era el Antiguo convento de San Pablo de los frailes dominicos, de la que hoy sólo queda la iglesia de San Pablo. La iglesia es una de las más antiguas de la ciudad, pues la iglesia era de origen gótico pero en 1691 se produjo un gran hundimiento parcial de la antigua iglesia y las partes destruidas tuvieron que ser reconstruidas totalmente nuevas. Para ello revisten la antigua iglesia y hacen desaparecer los arcos góticos siendo revestidos por arcos de medio punto, remodelando la iglesia en una barroca. La remodelación perdura en el tiempo hasta 1709. Para la decoración pictórica contratan los servicios de Lucas Valdés, con una iconografía en la que se exalta la orden dominica.

El Colegio de Mareantes de San Telmo se construye próximo al río, pues en el colegio estudiarían aquellos jóvenes que pasarían a formar parte de la armada española, recogiendo de este modo una institución renacentista. En 1691 se construye uno de los edificios más importantes de la época, formado por cuatro pabellones, uno en cada esquina siguiendo un eje central con dos patios, uno a cada lado. Se le da una espléndida fachada que da a la ciudad un gran efecto barroco, perteneciendo las esculturas a Pedro Duque Cornejo. El edificio está consagrado a San Telmo porque es un santo dominico protector de las flotas. Las esculturas que rodean al santo aluden a las ciencias que se imparten en el colegio, ciencias tales como las matemáticas, la astronomía, la geografía, la cronología, la náutica… El edificio ha cumplido posteriormente diversas funciones para las cuales se han llevado numerosas reformas, aunque ninguna ha beneficiado al edificio, por ejemplo, tras ser residencia de los Duques de Montpensier, la infanta María Luisa cedió el edificio al arzobispado para que fuese sede del seminario para cuya función las reformas realizadas fueron desastrosas.

El Sagrario de Santa Catalina responde al rango de obra maestra. El espacio es muy pequeño de gran modestia estructural, pero de gran decoración interior. Se levanta en 1721 con una cúpula y una linterna muy modesta, pero el juego de pinturas, maderas y retablos hacen mágico el interior.

La Iglesia de El Salvador destaca por su importancia, pues es después de la Catedral el templo más solemne de la ciudad. Su proceso constructivo está directamente vinculado con la historia de la ciudad, pues ocupa el solar de la antigua mezquita aljama que se conservó hasta 1671 como Colegiata de El Salvador, año en el que debido a las malas condiciones de conservación se tuvo que derribar, aprovechándose esta circunstancia para levantar un gran templo cristiano de tres naves, con cúpula sobre crucero… De la antigua mezquita aljama queda parte del viejo patio musulmán y restos de columnas, capiteles, arcos…

En 1674 Esteban García está construyendo el nuevo templo, pero sin gastar en exceso, por lo que las obras van a un ritmo lento. En pleno proceso constructivo se cae parte de lo hecho y Esteban García cae en desgracia, ante lo cual le encargan a Leonardo de Figueroa que continúe con las obras, siendo el máximo responsable desde 1692 hasta 1712. A él le corresponde el remate y la fachada inconclusa en la que se trata de recuperar las antiguas fachadas jesuitas. En el siglo XIX se finalizaron las obras de la fachada. En el interior se conserva un magnífico retablo barroco de Cayetano de Acosta.

La construcción de San Luis de los Franceses se encarga a Leonardo de Figueroa con unos matices, al ser la iglesia de índole privado, pues pertenecía al seminario de los jesuitas. La construcción se realiza entre 1700 y 1730, y por lo que parece, no está trazada en Sevilla, sino que se trazó en Roma, por lo que es una iglesia romana pero construida a la sevillana, es decir, con ladrillo. No obstante, Figueroa le da un tratamiento sevillano tanto por fuera como por dentro. Se trata de una planta circular inscrita en un cuadrado con tres altares en los que se da culto a diferentes santos jesuitas. Las esculturas, al igual que en el Colegio de Mareantes de San Telmo, pertenecen a Pedro Duque Cornejo. Entre las columnas salomónicas de las diferentes capillas se abren tribunas para ver la misa, a estas tribunas accedían los jesuitas para asistir a las misas sin ser vistos. En estas tribunas se colocaron balcones con celosías de gran calidad y de diseño admirable.

Tema 17: Arquitectura Barroca. Siglo XVIII. Sevilla: Van der Borch.

La Real Fábrica de Tabacos corresponde al esfuerzo industrial promovido por los reyes Borbones a comienzos del siglo XVIII. La erección del edificio se realizó aprovechando el comercio tan fructífero con América así como las plantaciones en el Bajo Guadalquivir. Para el comercio del tabaco ya existía una antigua fábrica de tabacos en la actual Plaza de San Pedro o Cristo de Burgos, pero ésta se había quedado pequeña ante el ingente comercio americano, por lo que se hizo necesaria la construcción de una nueva fábrica, fábrica que se levanta entre los años de 1726 y 1757.

La Real Fábrica de Tabacos se trata de un edificio inmenso lo que indica su potencial económico y su aporte para la corona real. A pesar de todo, el edificio se concibe como arquitectura industrial, siguiendo una planta rectangular, y fue realizada por un arquitecto real de Fernando VI, Ignacio de Sala. El arquitecto real se aprovechó del paso del arroyo Tagarete para mover los molinos que trituraban el tabaco mediante una conducción subterránea. El edificio sigue un eje longitudinal y en el centro se encuentra una fuente realizada por Cayetano de Acosta. Existen cuatro patios interiores y el edificio se divide interiormente en cuatro alturas, la planta inferior que corresponde al sótano y es donde se trituraba el tabaco procedente de América y las

21

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

plantaciones andaluzas; la primera planta en la que se almacenaba el tabaco antes de trabajarse; la segunda planta en la que se encontraban las grandas salas de las manufacturas; y finalmente las terrazas que servían de secaderos del tabaco.

La fachada principal es alegórica a su función industrial, pues en ella podemos ver relieves relacionados con el comercio del tabaco en América así como a grades descubridores y conquistadores del Nuevo Mundo. A ambos lados de la cara principal del edificio se levantan dos pabellones que servían de capilla, que actualmente sigue funcionando como tal, y la cárcel de la fábrica. Todo el edificio está rodeado por un foso para facilitar su defensa e impedir que se robara el tabaco por los contrabandistas. El edificio muestra un elegante inicio del clasicismo en España, mientras que el barroco se deja para la zona de la portada, siendo el autor de la portada el propio Cayetano de Acosta.

En realidad, el ingeniero al servicio de la corona, Ignacio de Sala, se hace cargo de las obras hasta 1731, mientras que el holandés Sebastián van der Borch será quien las finalice en 1757.

Sebastián van der Borch será también quien restaure el Alcázar tras sufrir una serie de desperfectos en 1755 a causa del terremoto de Lisboa. El clasicismo de la Fábrica lo repite van der Borch además en el Pórtico del Salón de Carlos V. También trabaja en el Edificio de la Moneda.

Tema 18: Escultura Barroca andaluza. Introducción general. Sevilla: Juan Martínez Montañés.

Desde el punto de vista religioso y social, existía gran demanda de imágenes nuevas porque las antiguas no servían para satisfacer el culto impuesto por la Contrarreforma, puesto que las imágenes debían incitar hacia la devoción, la piedad, el amor y suscitar efectos de arrepentimiento, puesto que tenían que convencer al espectador de que se estaba contemplando la propia realidad. Estas imágenes tratan de conmover al espectador y participar en los fieles a esos sentimientos.

En Castilla gusta el drama de la sangre algo que en Andalucía no existe prácticamente. En Sevilla y Andalucía se promueve la serenidad, la calma, la intuición del dolor, la dulzura interior… Sevilla abasteció a su reino y a América que compraba imágenes en la ciudad, que gozaba una enorme actividad creativa. El barroco hispalense tiene sus fundamentos en la última etapa renacentista sevillana.

Juan Martínez Montañés (1568–1649)

Fue el escultor que mejor interpretó el sentimiento barroco en Sevilla, a pesar de no ser sevillano, sino de Alcalá la Real (Jaén), aunque llegó a Sevilla a muy temprana edad, en 1582. En cuanto a su formación, tuvo una primera toma de contacto en Granada donde se forma con el escultor Pedro de Rojas, pero será en Sevilla, cuando se relacione con Jerónimo Hernández, donde su formación obtenga el grado de maestro escultor en 1588.

Su creatividad es un resultado que hay que considerar prebarroco, pues todavía no tiene efectos de teatralidad y efectos dramáticos interiores, sino que su escultura se ve imbuida de una calma espiritual todavía renacentista, lo que ha hecho que se le llame como “escultor clasicista” e incluso textos antiguos le llamaban el “Lisipo andaluz”. Sus imágenes se expresan con una especial belleza serena y tiende a evitar en lo prescindible el dramatismo, el dolor y la sangre. Trabaja en Sevilla con una amplia producción.

Aún perteneciente al siglo XVI es el San Cristóbal de El Salvador, cuya historia es legendaria pues no se recoge en el Nuevo Testamento y procede de la “Aurea Legenda” de Santiago de la Vorágine, quien lo describe como un gigante cananeo, que tras su conversión al cristianismo ayudaba a los viajeros a atravesar un peligroso vado llevándolos sobre sus hombros. La leyenda afirma que en una ocasión, ayudó al niño Jesús a cruzar el río; sorprendido por el peso del infante, éste le explicó que se debía a que llevaba sobre su espalda los pecados del mundo, tras lo cual bautizó al gigante y le encomendó la prédica. El nombre de Cristóbal (del griego Χριστοφοροσ, Christóforos, "portador de Cristo") le vendría de esta hazaña. Martínez Montañés lo resuelve como un gigante corpulento, fuerte con la cara vuelta asombrado, mientras que el Niño es su contrapunto en el sentido de lo lindo, lo bello, lo liviano y pequeño.

En 1603 realiza el Cristo de la Clemencia, un Cristo aún vivo. La imagen procede de una capilla de la Cartuja que fue propiedad de un canónigo de la Catedral, Vázquez de Leca, y que actualmente se conserva en la Catedral. La escultura es una obra maestra tanto espiritual como físicamente.

En 1606 realiza el Niño Jesús del Sagrario. Una obra excepcional y de pequeña talla que trata de darle devoción y culto hacia la infancia de Cristo. Es una escultura graciosa, amable, tierna… con un cuerpo muy elegante.

22

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

En 1609 realiza el Retablo de la Iglesia de San Isidoro del Campo (Santiponce), que fue encargada por los jerónimos, por ello en el centro del retablo se coloca una escultura de San Jerónimo para lo cual tiene en cuenta el San Jerónimo de Pietro Torrigiano. En bulto redondo representa a un santo enérgico, mayor, penitente, suplicando por el perdón de sus pecados. También son suyos los dos relieves que lo acompañan a ambos lados, el de la Adoración de los pastores y el de la Adoración de los Reyes Magos. Por encima de estos relieves se encuentra una Anunciación y una Resurrección, y culminando la composición una imagen de San Isidoro. Los relieves destacan por su geometría clara y ordenada.

En 1608 realiza un Jesús de la Pasión. Concebido como obra procesional, responde a una imagen propia de la Semana Santa, ejemplo típico de la espiritualidad. Es una imagen de gran importancia porque representa a Cristo en la vía dolorosa y sin embargo el dolor está contenido, serenado, más bien derrocha mansedumbre.

También realiza el pequeño Retablo de la Inmaculada, más conocida como La cieguecita que tiene gran popularidad y devoción. El dogma de la Inmaculada Concepción ha tenido mucho arraigo en Sevilla y ha sido una de las ciudades que más insistieron en la proclamación de dicho dogma, si bien no se aceptó hasta 1853. La Inmaculada sigue un prototipo de una niña adolescente, con unas características típicas de una doncella de la época, pues las doncellas en el siglo XVII no podían mirar a los ojos de un hombre a menos que fuera de la familia, y es por eso que Martínez Montañés la represente con la mirada baja hacia el suelo, entornando levemente sus ojos hacia el suelo.

En 1640 en compañía de otros artistas hace el Retablo de San Miguel de Jerez de la Frontera, interviniendo en el Relieve del Triunfo de San Miguel en la escena central del retablo. San Miguel lucha contra los ángeles rebeldes, a quienes derrota y los envía al infierno. Ya en este relieve se aprecia alguna convulsión de tipo barroco en los ángeles rebeldes.

Tema 19: Escultura Barroca sevillana. Juan de Mesa. Pedro Roldán.

Juan de Mesa (1583–1627)

Aunque es cordobés de nacimiento, es artísticamente sevillano. Fue discípulo de Martínez Montañés, de quien aprendió el espíritu clasicista, de equilibrio, asumiendo las virtudes y características de su estilo, buscando la calma y el espíritu de belleza.

Ha pasado a ser conocido como especialista en Cristos crucificados, encontrándose entre los más afamados el Cristo del Amor de la Iglesia de El Salvador; el Cristo de la Buena Muerte o de los Estudiantes; y el Cristo de la Agonía, el más dramático porque traduce el episodio más dramático de la crucifixión, cuando Cristo lanza al cielo un fuerte grito diciendo: “porqué me has abandonado”.

También es el autor del Cristo de El Gran Poder, realizado en 1620, como imagen procesional. Este Cristo es una transposición del Cristo de Pasión de su maestro e igualmente transmite mansedumbre. Por adversidades de conservación, la policromía del rostro ha aumentado el efecto de dolor original debido al descascarillado de la pintura, proporcionándole mayor expresividad.

En 1625 realiza una Cabeza cortada de San Juan Bautista, donde se refleja el espíritu contrarreformista de dar culto a los santos mártires para que sirviesen de ejemplo a los fieles. Intenta plasmar el realismo del drama de la muerte violenta, por ello el artista se esmera en el cuello cortado para que traduzca la brutalidad del martirio.

También realiza un San Juan Bautista joven que predica la venida de Cristo, reproduciendo la belleza religiosa de la juventud. Se encuentra actualmente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Finalmente, realiza en 1627 la Virgen de las Angustias para la Iglesia de San Pablo de Córdoba. Es una piedad con una disposición escenográfica totalmente andaluza, sin drama desgarrado.

Pedro Roldán (1624–1699)

Aunque nació en Sevilla, su formación es netamente granadina. Se formó como discípulo de Pedro de Mena, y permaneció en Granada hasta su vuelta a Sevilla en 1646, donde permanecerá el resto de su vida. Pedro Roldán será el causante del cambio de los prototipos existentes en la ciudad, renovando el prototipo de Martínez Montañés, que triunfa rápidamente y prueba de ello es el gran taller que tiene a su cargo, taller próspero con una enorme actividad.

En 1666 realiza el Retablo de la Capilla de los Vizcaínos para el Convento de San Francisco de Sevilla, convento desaparecido, que pasa a la Iglesia del Sagrario de la Catedral. El tema principal es el de la Piedad, siendo acompañado de las santas Marías y

23

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

los santos varones. La escena representa el drama colectivo con una gran expresividad barroca y teatral, por las gesticulaciones, las diferentes disposiciones…

En 1670 realiza el Retablo del Hospital de la Santa Caridad, siendo el tema principal el Entierro de Cristo. Las figuras en este caso están resueltas en bulto redondo. La escena principal es la representación de una obra de misericordia, la de enterrar a los difuntos, acto principal de la hermandad de la Santa Caridad. En la realización del retablo trabajó Bernardo Simón de Pineda como retablista, mientras que la policromía de las figuras fue realizada por Valdés Leal. La escena refleja el patetismo colectivo junto con San Jorge y San Roque, también se representan las tres grandes virtudes teologales, la Fe, la Esperanza y en medio de ambas la Caridad. Para el mismo retablo realiza el Cristo de la Caridad arrodillado representado antes de que le clavasen en la Cruz, plasmados los dolores físicos y espirituales. Para su realización se siguieron los dictámenes de Miguel de Mañara en cuyo contrato se dice que: “se lleve a cabo la realización de un Cristo de los Dolores tal y como lo vi”.

En 1671 se proclama la santidad al rey Fernando III, por lo que inmediatamente se comienzan a realizar representaciones del rey. En Sevilla se concibe al rey triunfal, vestido a la moda de finales del siglo XVI, puesto que en el siglo XVII no se sabía como se vestían en la Edad Media. Se representa al rey santo de pie, triunfante, con la espada en la mano que gobierna el orbe en la otra mano como alegoría de los territorios que están bajo su poder.

También realiza en 1682 el Cristo del Hospital del Pozo Santo. Es un Cristo triunfante ante la muerte, por eso se representa pisando una calavera.

Tema 20: Escultura Barroca granadina. Alonso Cano. Pedro de Mena.

Alonso Cano (1601–1667)

Al contrario que Pedro Roldán, Alonso Cano es un artista granadino, pero sevillano de formación, aunque es verdad que tuvo una segunda formación en Madrid, donde recibió la influencia de los artistas de la corte, y sólo en los últimos años vivió en Granada.

Antonio Palomino señala que Alonso Cano tenía un temperamento enérgico y en ocasiones violento, incluso nos cuenta de una pelea que tuvo con Sebastián de Llanos en la cual éste salió mal parado por la paliza recibida de Cano. Su vida ha suscitado mucha leyenda.

Su formación en escultura la hace siguiendo la estela de Martínez Montañés. Su primera formación la tiene con su padre, el retablista Miguel Cano. No obstante, es un artista que sólo ha sido estudiado en tiempos modernos, pues es muy difícil de estudiar debido a que muchas de sus obras son atribuidas. En todo caso lo más interesante para estudiar son sus obras seguras.

En 1630 realiza el Retablo mayor de la Parroquia de Santa María de Lebrija donde actúa como tracista aunque también trabaja como escultor en la escena central que preside el retablo de la Virgen de Santa María de la Oliva con el Niño. En esta imagen nos muestra su influencia de Martínez Montañés, representando a la Virgen con gran melancolía y tristeza interior.

El talento de Alonso Cano era muy notorio en Sevilla y todo lo que sucediera en Sevilla era conocido en la corte de Madrid, por eso con Alonso Cano ocurrió lo mismo que sucedió con Velázquez. El Conde-Duque de Olivares a instancias del rey Felipe IV llevó a Alonso Cano como profesor del entonces primogénito Baltasar Carlos.

También realiza una bella escultura del Niño Cristo llevando una cruz a cuestas perteneciente a la Hermandad de San Fermín de los Navarros, y que sólo podemos atribuirla a Alonso Cano, pues algunos historiadores actuales la atribuyen al portugués Manuel Pereira, mientras que otros la atribuyen a Luisa Roldán, la Roldana.

Como ya hemos dicho con anterioridad, su vida fue muy tumultuosa y como ejemplo tenemos el episodio de la extraña muerte de su mujer. Alonso Cano se casó en Sevilla, pero nunca se llevó demasiado bien con su esposa pues Alonso Cano no era muy fiel al matrimonio. Un día su mujer apareció asesinada y debido a las malas relaciones que tenía con su mujer se inculpó inmediatamente a Alonso Cano, pero resultó que su mujer también tenía un amante que por celos fue quien la asesinó. Ante tal escándalo Alonso Cano tuvo que abandonar la corte y marchar a Valencia, hospedándose en La Cartuja hasta que todo se aclarase, hecho que sucede en 1652 cuando es llamado a Madrid para resolverse tal situación.

Para resolver el tema, Alonso Cano pide que el rey interceda por él para ocupar una plaza de canónigo en la Catedral de Granada que casualmente estaba libre, hecho que el rey acepta. Pero existe un problema, para ocupar esa plaza Cano debe

24

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

tomar hábitos y hacerse cura, además de aprender latín, y Cano se niega a ambas cosas, por lo que los canónigos de la Catedral lo echan. Ante tal situación, Alonso Cano marcha a Madrid para hablar con el rey para que interceda por él y le permita volver a Granada. El rey toma la decisión de trasladar a Cano a Salamanca para que allí adopte los hábitos y pueda de este modo volver así a Granada donde realizará trabajos de escultura y pintura para los canónigos.

Su trabajo destaca por ser un arte menudo en las pequeñas obras, que son un ideal de belleza graciosa, menuda, pequeña, de gran intimidad y delicadeza. En 1655 realiza una pequeña Inmaculada para el Coro de la Catedral de Granada, en forma de huso, con un movimiento muy suave y amable. También es autor de una Virgen de Belén de gran prodigio para la Catedral de Granada. Obras suyas son los bustos de Adán y Eva que se comunican con las miradas. También realiza obras de mayor tamaño en colaboración con Pedro de Mena, como podemos ver en las imágenes de San José con el Niño y San Antonio con el Niño.

Pedro de Mena (1628–1688)

Hijo del discreto escultor Alonso de Mena. Cuando Alonso Cano llega a Granada Pedro de Mena se acerca al maestro de quien aprende la elegancia y la dulzura sevillana. Es un artista que dominó el área granadina y su entorno, hasta llegar a Málaga.

En 1658 realiza la Sillería de Coro de la Catedral de Málaga siguiendo la petición de los canónigos de la catedral. Los coros suelen ser de una madera de muy buena calidad por lo que no se policroman, a excepción de la del obispo. Realiza los relieves del espaldar pertenecientes a la historia de la Iglesia, con más de cuarenta tableros con relieves de santos de gran amabilidad, intimismo…

Es además el creador de unos prototipos de gran devoción popular, el de la Virgen María en actitud dolorosa y el Cristo como Ecce Homo. Son esculturas independientes pero que van formando pareja. En el Cristo se sigue manifestando la mansedumbre, son de rasgos bellos, empleándose ojos de cristal para brillar en la oscuridad, gran dramatismo…

También es el autor de unos prototipos de santos como el San Francisco de Asís de la Catedral de Toledo que está interpretado de una manera genial, aunque interpretado a unos niveles muy distantes del culto original italiano. En España en el Barroco esa figura se dramatiza, siendo el primero en interpretarla el Greco. Se representa de pie con capucha puesta y con las manos unidas en actitud de rezo, tal y como se encontró al ser desenterrado.

También realiza un prototipo muy propio, el de la Santa María Magdalena penitente, que hace oración y penitencia. Es una obra maestra donde se expresa el ascetismo barroco español, muy típico de las enseñanzas contrarreformistas.

Tema 21: Pintura Barroca andaluza. Introducción. Sevilla: Francisco Pacheco.

Con la pintura sucede lo mismo que con la escultura, en la primera década del siglo XVII se anuncia la llegada del barroco, aunque no se desarrolla plenamente hasta la llegada de la década de 1650. Es durante estos primeros años cuando se desarrolla lo que se ha identificado con el mundo pre-barroco.

Francisco Pacheco (1564–1644)

Francisco Pacheco vivió en un momento en el que el renacimiento manierista se encadenaba con el pre-barroco. Pacheco en su persona enlaza con los antiguos maestros sevillanos, y aunque estaba dotado de un cierto talento, no fue un genio para dedicarse a la pintura como sucediera con su discípulo Velázquez. Sin duda alguna fue mejor dibujante que pintor e hizo unas aportaciones en este campo muy interesantes en la retratística de la época.

En realidad su apellido directo no era Pacheco, sino que lo adoptó para identificarse con un tío suyo que era un canónigo muy influyente de la Catedral de Sevilla llamado Francisco Pacheco y que fue quien le trajo de su tierra de origen, Sanlúcar de Barrameda y le presentó en los ambientes más importantes de Sevilla, ambientes en los que se codeaba con la nobleza, el clero y la burguesía.

Este tío suyo le acercó además a los artistas y tratadistas de épocas pasadas, cuyos trabajos Francisco Pacheco leyó con especial atención tomando para sí lo que le interesaba y aportando sus propias experiencias y conocimientos en la teoría de la pintura. De estas reflexiones surgió su libro “Arte de la pintura”.

Hombre eminentemente teórico para la pintura, se esforzó sobretodo en conocer la práctica de la pintura porque un artista debe conocer bien sus recetas y procedimientos para saber pintar. Lo cierto es que asimila lo que puede de Vasco Pereira, Alonso

25

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Vázquez y Pablo de Céspedes, entre otros, y lo aplica a su propia pintura, y ya a finales del siglo XVI lo vemos trabajando en Sevilla, aunque es muy modesto como pintor.

Francisco Pacheco estuvo siempre al lado de la Iglesia, sirviendo siempre los intereses de la Contrarreforma y no sólo en la realización de su pintura, sino que si había que informar a la Inquisición de que algún pintor no seguía la doctrina contrarreformista, él era el primero en denunciarlo.

A medida que pasan los años, su pintura dura y seca que se había caracterizado en los primeros años se fue corrigiendo hacia una pintura donde se apreciaba un cierto rasgo de dulzura. En 1611 realiza un viaje por Castilla pasando por diversas ciudades como Toledo donde conoce la obra de El Greco a quien admirará profundamente, llegando hasta El Escorial donde admirará a los artistas italianos que habían estado trabajando en la decoración del palacio. Gracias a este viaje su paleta cromática mejora sensiblemente.

Su carrera como pintor llega a un punto culminante en 1625, a partir de cuya fecha se va retrotrayendo hacia la pintura dura y seca de su periodo inicial, parte de la culpa la tendrá la aparición en el panorama sevillano del extremeño Francisco de Zurbarán.

Al siglo XVI le corresponde todavía este San Antonio de Padua con el Niño, de 1599, que se encuentra en el convento de las Hermanas de la Cruz de Utrera. En esta pintura todavía se advierten rasgos renacentistas, como por ejemplo la enorme rigidez del santo y del Niño o la frialdad en la relación entre ambos.

Del mismo año que la obra anterior, 1599, es este Cristo con San Juan Bautista y San Juan Evangelista, que se encontraba en la capilla de la cofradía de la Vera Cruz existente en el desaparecido Convento de San Francisco de Sevilla, y que hoy se encuentra en una iglesia de Carabanchel (Madrid).

En 1600 los hermanos del Convento de la Merced de Sevilla deciden adornar las frías paredes del claustro puesto que de los conventos el claustro era la parte pública que podía visitar el pueblo y de este modo se mostraba al pueblo la trascendencia de la orden. Pacheco estará encargado de realizar seis de los doce murales, entre los cuales mostramos el Desembarco de San Ramón Nonato y otros frailes de la hermandad rescatando cautivos y La Virgen en diálogo con San Ramón Nonato.

De 1602 es este San José con el Niño de la Capilla del Capitán Barrionuevo de la Iglesia de Santiago de Sevilla, en donde representa a un San José joven pero de carácter serio. Es una de las primeras pinturas en las que se representa a San José con cierta juventud, este hecho se debe a que se debía cumplir con las directrices mandadas por la Contrarreforma.

En 1604 le encargaron la Decoración del techo de la Casa de Pilatos para la cual se sirve de la Apoteosis de Hércules en el Olimpo con toda una serie de dioses a su alrededor que sirvieron como excusa para retratar a los personajes más influyentes de la sociedad sevillana de la época además de retratar a los propios duques de Alcalá. Junto a esta escena principal, el techo se adornaba de numerosas escenas mitológicas además de variados paneles decorativos. Entre las escenas secundarias destacamos este Rapto de Ganímedes donde se muestra que su dominio con los desnudos era escaso.

En 1614 para el altar del Juicio Final de la Iglesia de Santa Isabel realiza precisamente un Juicio Final donde parece ser que se autorretrata en el grupo de los elegidos, puesto que según sus palabras, él mismo esperaba estar entre ellos. Destaca su composición muy rigurosa.

De 1614 es este Cristo en la Cruz el cual tuvo que inspirar años después al Cristo de San Plácido de su discípulo Velázquez, y que se inspira en la revelación de Santa Brígida, la cual vio a Jesucristo con cuatro clavos en lugar de tres.

En 1616 realiza para el Convento de San Clemente un Cristo servido por los ángeles, que narra el episodio en el cual unos ángeles fueron enviados por el Santo Padre para servir a Cristo tras pasar los cuarenta días con sus cuarenta noches en el desierto.

Otra representación conocida de Francisco Pacheco son las Inmaculadas aunque no llega a la genialidad de Murillo, en esta primera representación de la Inmaculada Concepción vemos al famoso coplero sevillano de la época Miguel Cid o Miguel del Cid a sus pies. Otra es la Inmaculada con un clero a sus pies (1624), que se ha supuesto un retrato de Vázquez de Leca. Finalmente, mencionamos a la Inmaculada de la Parroquia de San Lorenzo, en la que la representa con la Santa Trinidad.

De 1628 es esta Santa Inés de los desposorios místicos, que recibe precisamente del Niño, en los regazos de la Virgen, el anillo de desposada. Quizá la imagen de la santa sea una de las imágenes más bellas que haya representado Pacheco.

26

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

También son suyos la representación de dos grupos de donantes (1630), en donde queda reflejado como Pacheco era mejor retratista que pintor.

Finalmente, en 1634, mencionamos esta pintura en cobre de carácter histórico en la que se le hace Entrega por parte de los musulmanes de las llaves de la ciudad de Sevilla al rey San Fernando.

Tema 22: Juan de Roelas.

Juan de Roelas (h. 1572–1625)

Pintor contemporáneo de Francisco Pacheco, figura extraordinaria del barroco sevillano. Es el introductor de las emociones espirituales que Pacheco fue incapaz de vislumbrar.

Desde hace poco tiempo es sabido que Juan de Roelas no es sevillano, sino que tanto él como su padre son de origen flamenco según unos documentos de 1598 redactados por el propio Juan de Roelas donde dice mencionar su origen flamenco y que por aquella fecha tenía más o menos unos veinticinco años. En este mismo documento se recoge que se ordenó sacerdote, si bien no se sabe la fecha exacta. Lo cierto es que aunque especialistas como Palomino o Ceán Bermúdez recogieran en sus extraordinarias compilaciones de obras de artistas que Juan de Roelas debió nacer en 1598, esta fecha tiene más bien relación con su primera aparición en el panorama español, pues en 1598 está participando en el túmulo levantado en la Universidad de Valladolid con motivo de las honras fúnebres de Felipe II. Poco más tarde, en 1601, se encontrará trabajando para el duque de Lerma, valido de Felipe III, en la iglesia de San Pablo de Valladolid, que por entonces era la capital del reino. En esa ciudad debió permanecer hasta que en 1603 ocupó la capellanía de Olivares en Sevilla.

El hecho de su formación sacerdotal explica su gran formación humanista, al igual que sucediera años atrás con Pablo de Céspedes. También tenía una concepción de la vida más amable que el “desabrido y frío” Francisco Pacheco. Aunque no existe documentación alguna sobre el lugar de su formación, probablemente ésta sucediera en Venecia donde conoció a pintores de la talla de Tintoretto, Tiziano… pero sobretodo la labor de los hermanos Bassano, a quienes debe mucho de su técnica pictórica.

Como ya hemos dicho, en 1603 aparece como capellán en el pueblo de Olivares (Sevilla), donde alterna la ocupación de pintor y sacerdote, y así en 1604 es contratado por los jesuitas sevillanos para terminar el Retablo de la Iglesia de la Anunciación, concluyéndose en 1605. En este retablo introduce una novedad absoluta ya mencionada, la del sentimiento expresivo en la pintura espiritual, sobretodo en el cuadro central del retablo, en la Circuncisión o Imposición del nombre de Jesús.

En 1606 se traslada a Sevilla como capellán de la Iglesia de El Salvador, y en muy poco tiempo se convierte en el pintor preferido de la ciudad, lo que sin duda debió irritar a Francisco Pacheco. En Sevilla trabaja para la hermandad de los jesuitas en el Retablo Mayor de la iglesia jesuítica de Marchena. También recibe encargos de los canónigos de la Catedral, trabaja para la Iglesia de San Isidoro, para la Iglesia de Santo Tomás de Aquino, para la Iglesia del Espíritu Santo… en definitiva, recibió los principales encargos pictóricos de la época.

Como cualquier pintor que se preciara, Juan de Roelas pretendía ir a Madrid para ser pintor de la corte, oportunidad que se le presenta en 1616, para lo cual se traslada a Madrid como capellán, y aunque finalmente no ocupa el puesto de pintor de cámara, trabajará en Madrid para la nobleza. En 1619 es mandado llamar por el duque de Medina Sidonia para pintar el Retablo de la Iglesia de la Merced de Sanlúcar de Barrameda.

Finalmente, cansado de esperar un imposible se vuelve a Sevilla en 1621 volviendo a ocupar la plaza de capellán en Olivares, donde fallece en 1625.

A Juan de Roelas debemos considerarlo como un claro precedente de Murillo, con un colorido cálido y una pintura muy suelta que sin duda alguna se debe a su paso por Venecia durante su etapa de formación. Fue autor de una amplia producción en donde abundan los cuadros de gran formato. Como ya hemos dicho fue el pintor que introdujo los sentimientos y las emociones en la pintura barroca sevillana, en donde se confunde lo divino con lo humano.

Entre sus primeros trabajos debemos mencionar la finalización del Retablo Mayor de la Iglesia de la Anunciación, donde realiza el cuadro central donde se representa la Circuncisión o Imposición del nombre de Jesús, la Adoración de los Reyes Magos, y los cuadros laterales del piso superior, que son de menor formato, de San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Los dos cuadros restantes son una Epifanía, perteneciente a Gerolamo Lucente, y una Anunciación, realizada por Antonio Mohedano.

27

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

El cuadro central representa la Circuncisión o Imposición del nombre de Jesús, desarrollándose la escena en tres planos. En el inferior aparecen arrodillados San Ignacio de Loyola y San Ignacio de Antioquía. El primero justifica su presencia por ser fundador de la Compañía de Jesús, orden a la que pertenecía la iglesia; el segundo por ser el portador del nombre que más tarde sería el del glorioso Ignacio de Loyola y por haber pronunciado el nombre de Jesús en el momento de su muerte en martirio. Ambos llevan el anagrama de Jesús inscrito en sus pechos, figurando junto a San Ignacio de Antioquía un león, símbolo de su martirio.

Con la representación del Niño Jesús en la puerta del Sagrario o tabernáculo del altar (h. 1605) Roelas recrea un prototipo característico de su producción, al describir al Niño de facciones amplias y expresión inocente, que constituye un claro precedente de las representaciones infantiles de Murillo. Esta pintura posee además un interesante contenido iconográfico, pues en ella el Niño anticipa su papel de Cristo resucitado, al apoyar uno de sus pies sobre una calavera, símbolo de su triunfo sobre la muerte, y lleva en sus manos la cruz con banderola, que es el estandarte de la resurrección.

Para el Retablo Mayor de la Iglesia jesuita de Marchena realiza este San Joaquín y Santa Ana satisfechos y contemplando a la Virgen como reina de los cielos. En 1609 los canónigos de la Catedral de Sevilla le encargan para la Capilla de Santiago este Santiago Matamoros luchando contra los moros.

En 1612 ingresa en la orden sacerdotal de San Pedro para lo cual se debe pagar una cuota de ingreso en la orden, pero a cambio del pago de esta cuota, decide pintar esta Liberación de San Pedro de la cárcel.

Otra obra suya es esta Muerte o Tránsito de San Isidoro en la Iglesia de San Vicente para la Iglesia de San Isidoro de Sevilla. En 1613 realiza para el Retablo Mayor del Hospital del Espíritu Santo esta Pentecostés o Venida del Espíritu Santo.

Para la capilla de los flamencos del Colegio de Santo Tomás de Aquino, que es el actual edificio de Correos, realiza este extraordinario Martirio de San Andrés, en el que muestra su destreza en el magnífica estudio anatómico del santo martirizado.

Para el Retablo de la Iglesia de la Merced de Sanlúcar de Barrameda encargado por el duque de Medina Sidonia realiza en 1619 esta Virgen de la Merced entregando el hábito de la orden al duque de Medina Sidonia, así como esta Adoración de los pastores.

Para el Hospital de Santa Leocadia realiza la Resurrección de Santa Leocadia. También es obra suya esta Santa Ana enseñando a leer a la Virgen del Museo de Bellas Artes de Sevilla, que pertenecía al Colegio de los Mercedarios. Para la Casa Cuna pinta una Sagrada Familia, posiblemente durante uno de los descansos en la huída a Egipto pues la preocupación parece quedar reflejada en los rostros de San José y la Virgen. Finalmente mencionamos esta otra Sagrada Familia con Santa Ana y San Juanito, descubierta hace unos meses en una sala de subastas de obras de arte en Madrid.

Tema 23: Velázquez en Sevilla.

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599–1660)

Velázquez pasará veinticuatro años en Sevilla, su ciudad natal, antes de marcharse a la corte de Madrid. En el comienzo de su formación es la de cualquier otro joven durante la cual nadie puede intuir su genialidad, pero obtuvo el apoyo incondicional de su maestro Francisco Pacheco.

Velázquez fue hijo de un portugués y de una sevillana, de claro origen plebeyo, y sin embargo, cuando se tuvo que hacer un juicio para ver si se le podía conceder la orden de Santiago, todos los examinadores “hicieron la vista gorda” sobre su humilde origen y mintieron como bellacos, pues dicha orden sólo se podía conceder a miembros pertenecientes a una familia noble.

Lo cierto es que durante su niñez debió dar muy buenas pruebas de habilidad para su corta edad, pues con apenas once años (1610) se colocará en el taller de Francisco Pacheco, quien debió ver con prontitud mucha virtud en el joven, y en lugar de deshacerse de él, Pacheco le apoyó hasta tal punto que llegó a acogerlo en su familia logrando emparentarlo con su hija.

Pacheco como ya se ha mencionado, aspiraba a ser pintor de la corte del rey, pero nunca fue aceptado en Madrid, y volvió a intentarlo cuando Velázquez fue llamado a la corte pensando que con la influencia de su yerno podría entrar al servicio del rey, pero también fue desestimada su petición.

Llegamos al año 1618, fecha en la que Velázquez se examina como maestro y además se casa con la hija de su maestro, Juana Pacheco, con lo que además se convierte en su yerno. Desde esta misma fecha forma un taller independiente, comprendiendo

28

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

sus obras juveniles las que transcurren desde 1618, año en el que consigue el título de maestro pintor, hasta 1624, año en el que se incorpora a los servicios del rey.

Como cualquier joven que se inicia en la pintura, busca pintores que le sirvan de ejemplo en la historia de la pintura de su ciudad, fijándose en los grandes autores, y sólo debió encontrar a Juan de Roelas como un pintor interesante, pues debe mucho a este pintor. No obstante, debido a que Sevilla era por entonces una ciudad en la que confluían muchos viajeros que querían embarcarse con destino a América, por la ciudad tuvieron que pasar muchísimas obras de arte y el propio Velázquez debió estar informado de lo que se hacía en Flandes y en Italia, interesándose sobretodo por la obra de Caravaggio y su entorno, de quien tomó la idea de representar a personajes de carácter popular y el claroscuro o tenebrismo.

Como nos podemos imaginar, el interés por representar a santos como personajes de carácter popular no debió gustar a su suegro Pacheco, que destacaba por su ortodoxia religiosa, pero ante la magnífica respuesta del público y el interés creciente en Madrid aceptando esta nueva tipología, Pacheco debe reconocer la nueva tendencia de Velázquez.

En sus inicios Velázquez destacará por su extraordinario dibujo y por un empleo duro del color, destacando tres géneros fundamentales en su obra de juventud: religioso, costumbrismo y retrato.

En cuanto a su obra, comenzamos con un retrato existente en el Museo del Prado y datado hacia 1620 de un Retrato de un desconocido que la crítica actual quiere ver un probable Autorretrato juvenil de Velázquez.

Hacia la misma fecha (1620) y para el desaparecido Convento del Carmen, que actualmente es el Conservatorio de Música de la ciudad, realiza esta Inmaculada Concepción, que se encuentra en la Nacional Gallery de Londres, donde se aparta del rigor y la inexpresividad de su suegro Pacheco.

Haciendo compañía a esta Inmaculada Concepción, realizó este San Juan Evangelista en la isla de Patmos, de un claro naturalismo con un gesto y una actitud muy real, y cuyo rostro está sacado de la vida real, incluso podemos observar la moda del fino bigotillo, muy popular entre los jóvenes del siglo XVII.

Entre 1620 y 1621 crea esta Adoración de los Reyes Magos, que igualmente que la anterior son rostros sacados de la vida real. Si comparamos este cuadro con los que está realizando por la misma época Rubens, el abismo es absoluto, pues ante la grandeza y teatralidad de la obra de Rubens, nos encontramos con la sencillez y naturalidad de la obra de Velázquez, en la que representa a un San José joven y a una Virgen María sacada de la obra de Montañés.

Tanto el Santo Tomás como el San Pablo se dice que pertenecieron a un apostolado existente en la Cartuja. El Santo Tomás, que se encuentra en el Museo de Orleáns, se le representa con una túnica muy espesa y densa y con una emotividad muy característica al ser representado con la boca entreabierta. A San Pablo, que se encuentra en un museo de Barcelona, lo representa como un anciano barbado igualmente con unas densas vestiduras.

Procedente del Convento de San Antonio, pero que actualmente se encuentra en el Alcázar de los Reyes Cristianos, aunque pertenece al Ayuntamiento de Sevilla, es la Imposición de la casulla a San Ildefonso, donde se transmite una honda emoción y trascendencia, así como refleja la humildad de la Virgen.

Con el cuadro de Cristo en casa de Marta y María, Velázquez inaugura un tipo de pintura en la que se cuenta una historia religiosa enmascarada de un acontecimiento cotidiano, pues la escena principal ocurre en un segundo plano que apenas pasa inadvertida, mientras que en primer plano vemos una escena de cocina con un extraordinario bodegón. Velázquez se inspira en un grabado flamenco de la época para concebir este cuadro.

La misma temática la vemos representada en La mulata, donde se conecta una escena de cocina en primer plano donde se representa a la criada mulata con la escena religiosa principal en la que se cuenta el relato bíblico de Cristo con los discípulos de Emaús.

En la Casa Wellington podemos ver El aguador de Sevilla que muestra una visión de la vida cotidiana. Es una pintura donde se muestra a un digno, sobrio y honrado aguador de la ciudad, en la que algunos críticos han querido ver una alegoría de las tres edades de la vida. El aguador (símbolo de la madurez) pasa su experiencia al joven. Es un cuadro que transmite quietud y calma. En el vaso que traspasa el aguador al joven se ha querido ver un higo en medio de la copa como símbolo del conocimiento sexual, pero posiblemente se trate de un bulbo decorativo existente en algunas copas de la época.

Al igual que sucede con la obra anterior, la Vieja friendo huevos, que se encuentra en la Galería Nacional de Edimburgo, es un reflejo de la realidad cotidiana.

29

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Otras obras juveniles de Velázquez son Los tres músicos, del Museo de Berlín, que muestra una escena muy común en la que ante, un magnífico bodegón, unos músicos se ponen a cantar después de un almuerzo.

También vemos la representación de dos obras muy parecidas con escenas donde se representa un almuerzo, procedentes del Museo de San Petersburgo y del Museo de Budapest. Así como la obra de Los borrachos, igualmente en la Casa Wellington donde se muestra a dos jóvenes borrachos a punto de caer de sueño en la mesa.

También es de destacar sus retratos como el de la monja franciscana Sor Jerónima de la Fuente o el Retrato de Don Cristóbal Suárez de Ribera, del Museo de Bellas Artes de Sevilla, fundador de la iglesia de San Hermenegildo, por eso está representado el emblema de la hermandad.

Tema 24: Zurbarán I.

Francisco de Zurbarán (1598–1664)

Artista pre-barroco que nace en Extremadura, en un pequeño pueblo que por aquella época pertenecía al reino de Sevilla, llamado Fuente de Cantos, y después de pasar la mayor parte de su vida en Sevilla, fallecerá en Madrid.

Como todo joven deseoso en aprender el arte de la pintura, sabía que si quería ser un gran pintor debía marcharse a Sevilla, cosa que hace en 1614 para ponerse al servicio del pintor Pedro Díaz de Villanueva, que debió ser un pintor policromador, puesto que no nos ha llegado ninguna obra de este pintor. Cuando Zurbarán llega a Sevilla, Diego Velázquez ya está como aprendiz de Pedro Pacheco, y posiblemente debido a su edad muy pareja entablaran cierta amistad.

Zurbarán permanecerá en Sevilla hasta 1618, año en el que acaba su aprendizaje, y antes incluso de presentarse para obtener el título de maestro, se vuelve a su tierra, estableciéndose en Llerena donde va a comenzar a desarrollar su actividad pictórica. Gracias a su extraordinaria facilidad para la pintura y al prestigio que estaba obteniendo en Extremadura, el Ayuntamiento de Sevilla le reclama volver a la ciudad.

En 1626 se instala en Sevilla, donde al poco de llegar pasa a ser el pintor más solicitado de la ciudad, desarrollando una enorme dinámica creativa y una gran actividad comercial, interesándose por el enorme deseo de renovar el antiguo arte de las hermandades religiosas, renovación impulsada por la Contrarreforma.

Zurbarán se hace famoso entre las instituciones religiosas de la ciudad debido a que éstas buscaban un pintor que supiera reflejar en sus obras una propaganda de su orden para rivalizar en popularidad frente a la orden vecina, puesto que literalmente, muchas órdenes se encontraban pared con pared en la ciudad. Para ganarse la popularidad entre los fieles buscaban reflejar la grandeza de la orden mediante su historia y la historia de sus hermanos. El arte claro, ordenado y preciso de Zurbarán convenía a las órdenes religiosas para el adoctrinamiento de los fieles; mostraba una pintura didáctica que gustaba a los clientes, con un dibujo claro, severo, firme, preciso, un colorido nítido…

Es fundamentalmente un pintor de historias religiosas, aunque también destacará en los retratos y en los bodegones. Ofrece en sus pinturas religiosas, una quietud, una calma, un recogimiento y una meditación, propias de la vida conventual. También es importante como interpreta las escenas de temática religiosa pero con escenas extraídas de la vida cotidiana, procedentes de la vida hogareña.

Zurbarán se muestra sobrio y comedido en las actitudes de las figuras el sentimiento se interioriza, y propio de ello es que ninguna de sus figuras sonríen, a excepción de una pastorcilla en la Adoración de los pastores del Retablo del Monasterio de la Cartuja de Jerez, que por tradición siempre se representa así. También destaca por dominar las texturas y las calidades de las telas de los religiosos, de los metales en los bodegones… y se mostrará siempre partidario de las escenas simples, pues no gusta de representar lo complejo ya que pierde calidad en la composición.

Zurbarán permanecerá en Sevilla hasta 1656, año en el que se marcha a la corte de Madrid para intentar ser nombrado pintor del rey para lo cual confía en la amistad con Diego Velázquez para que interceda por él, por lo que seguramente fue uno de los personajes que declararon en favor de Velázquez para que se le concediera a éste la orden de Santiago.

Tradicionalmente se ha dicho que Zurbarán murió pobre en Madrid, pero esto no es así, sino que murió en Madrid encontrándose en un estado de permanencia provisional, puesto que todos sus bienes y su taller se encontraba en Sevilla, y Zurbarán estaba esperando el nombramiento de pintor del rey para trasladar todos sus bienes a la capital.

30

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Una de sus primeras pinturillas es un Niño Jesús resucitado que realiza para la portezuela de un Sagrario. Es una pintura delicada y muy bella que refleja una clara composición geométrica.

Francisco de Zurbarán realiza también numerosas imágenes de la Inmaculada, puesto que Sevilla es una ciudad muy profesa de dicha imagen. Entre las numerosas imágenes inmaculadas destacamos la Inmaculada del Museo Diocesano de Sigüenza, de composición triangular que sigue la tradición de la Cieguecita de Martínez Montañés; la Inmaculada del Museo de arte de Barcelona, procedente de un colegio de Sevilla en el que dos niños le rezan para pedirle amparo; también realiza una Inmaculada Niña, donde radicaliza la niñez de la Virgen puesto que la representa como si fuera una niña de corta edad; hacia 1660 representa una Inmaculada muy barroca, puesto que al encontrarse en la corte madrileña supo advertir los nuevos gustos barrocos; y una última Inmaculada representada con los brazos abiertos y con gran movilidad barroca.

Otra obra suya es la Sagrada Familia en la huída a Egipto, una obra muy intimista y muy bella, donde destacamos el borrico perfectamente definido. También realiza un San José y el Niño, donde representa a San José llevando de la mano al Niño Jesús, pero con mucha modestia a sabiendas que el Niño es un ser superior por lo que no le mira directamente a los ojos, sino que dirige su mirada al suelo. Otra obra es un San Joaquín y Santa Ana despidiendo a la Virgen en la que representa una escena cotidiana interpretada como una escena religiosa. La obra de la Sagrada Familia, San Joaquín, Santa Ana y San Juan Bautista está compuesta con una clara construcción geométrica y una gran nitidez pictórica.

Zurbarán representa también, como suceda con las inmaculadas, una serie de la Virgen en su niñez, así la representa rezando (Niña Virgen rezando), dormida (Virgen Niña dormida) o también cosiendo, o más bien rezando tras dejar de coser, y que parece una escena extraída de la vida cotidiana (Virgen rezando).

Una de sus obras más conocidas es La casa de Nazareth del Museo de Arte de Cleveland, en el que interpreta una escena en la que un Cristo Niño está haciendo una corona de espinas y en un momento determinado se pincha y comienza a sangrar, la Virgen contempla el suceso y como una premonición de la pasión de Cristo su cara refleja preocupación y melancolía, escapándosele una lágrima.

Entre sus representaciones de santas destacamos a una Santa Rufina que haría compañía a una Santa Justa que se ha perdido. Zurbarán la representa con un vestido contemporáneo a pesar de ser una santa que vivió en época romana, y porta en una de sus manos un par de vasijas de barro por su condición de alfarera. Otra santa que destacamos es Santa Isabel de Portugal que ben podría ser un retrato puesto que la cara de la santa parece un retrato. Al ser esta santa una reina, va vestida como tal. Por último destacamos a Santa Marta, que debido a su condición humilde Zurbarán la representa vestida como pastora. Esta santa va acompañada por un dragón porque según la leyenda fue devorada por un dragón. El milagro sucedió cuando estando la santa en el interior del estómago del dragón hizo una señal de la cruz y el vientre del animal se abrió. Por este motivo es la santa patrona de las parturientas.

Destacamos a continuación un San Francisco con la capucha sobre la cabeza del santo que crea un efecto magnífico de sombreado y también una Sagrada Familia muy intimista realizada probablemente cuando el pintor estaba en Madrid. Finalmente mencionamos el Retrato de José Carrillo de Albornoz, siendo aún niño y vestido como militar.

Francisco de Zurbarán será además un consumado pintor de bodegones como el atribuido Bodegón del Museo del Prado, que destaca por su nitidez, orden y claridad; o el Bodegón del Museo de Pasadena, muy esencial, y en el que se ha querido ver un homenaje a la Virgen María en la representación las cidras, el azahar, el agua cristalina y la rosa, todos elementos simbólicos de la Virgen.

También realiza dos obras de la Santa Fa de la Verónica, como la Santa Faz del Museo de Copenhague, de una simetría marcial en el paño; o la Santa Faz del Museo de Valladolid en donde representa la santa faz muy borrosa. Otra obra muy interesante es un Cordero que está a punto de ser sacrificado y en el cual capta el pelaje del animal con gran maestría.

Tema 25: Zurbarán II.

Francisco de Zurbarán es además el pintor de los grandes encargos eclesiásticos en el segundo cuarto del siglo XVII. Acapara los encargos más importantes nada más llegar a Sevilla en 1626 puesto que los precios que pedía Zurbarán eran más asequibles para las órdenes monásticas de Sevilla.

El primer encargo importante en Sevilla le llega por parte de los dominicos del desaparecido convento de San Pablo, actual Parroquia de la Magdalena donde se le encargan catorce cuadros con historias de los dominicos, además de la representación de otros cuatro cuadros con la representación de los Padres de la Iglesia, aunque sólo se conservaron dos en el convento.

31

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Los dos cuadros que se pudieron conservar en el convento son la Aparición de la Virgen a los monjes de Soriano y la Curación milagrosa del beato Reginaldo de Orleáns. En la Aparición de la Virgen a los monjes de Soriano se representa un milagro acaecido en el convento de Soriano, donde un dominico le rezaba a la Virgen pidiéndole que le mostrara una imagen del santo fundador de su orden, ante cuya petición, la Virgen se le apareció al dominico junto a Santa Catalina y la Magdalena quienes le mostraron una imagen del santo.

En la obra de la Curación milagrosa del beato Reginaldo de Orleáns, se le representa al santo con la Virgen, Santa Catalina y la Magdalena en presencia de Santo Domingo, quienes se aparecieron al beato moribundo para curarle. En esta obra muestra aspectos de la vida cotidiana como el detalle de una mesita junto a la cama.

Para el mismo convento de San Pablo, concretamente para la capilla de la Sacristía, realiza un bellísimo Cristo crucificado (1627), que hoy se encuentra en el Museo de Chicago.

En 1629 para la Iglesia de San Buenaventura del Convento de San Francisco se quiere realizar una serie de ocho cuadros donde se narren distintas historias de religiosos de la orden de San Buenaventura, encargándosele cuatro cuadros a Zurbarán y otros cuatro a Herrera el Viejo. Dos de los cuadros que realiza Zurbarán son San Buenaventura en oración en el cónclave de Viterbo de la Pinacoteca de Dresde y La muerte de San Buenaventura del Museo del Louvre, que destacan por un modelado soberbio, gran precisión y exactitud.

Como tarjeta de presentación artística para la orden de los mercedarios realiza el cuadro de San Serapio mártir (1629), santo que fue martirizado abriéndosele en canal, aunque Zurbarán no lo representa en pleno martirio, sino ya muerto y vestido con el hábito de los mercedarios. Para el mismo convento de la Merced de Sevilla y hoy en el Museo del Prado, realiza la Visión de San Pedro Nolasco. Para la biblioteca de la orden mercedaria representa a los principales santos mercedarios o hermanos que destacaron por su sabiduría, como sucede con Fray Jerónimo Pérez (h. 1629), que se encuentra representado en la biblioteca por su sabiduría.

Para el colegio dominico de Santo Tomás de Sevilla, en el solar que hoy ocupa el actual edificio de Correos, colegio en el que se impartía enseñanza de teología, realiza la Apoteosis de Santo Tomás de Aquino (1631), que actualmente se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. El cuadro se representa con rompimiento de gloria, en donde se sitúa en el centro al santo acompañado de Cristo y la Virgen a un lado, y de San Pablo y Santo Domingo al otro lado. En la parte terrenal se representa a los fundadores del colegio, el arzobispo Deza y el emperador Carlos V, acompañados de frailes doctores dominicos.

En 1634, Francisco de Zurbarán es llamado junto a otros siete pintores por el rey para que decore el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro con las batallas más famosas de su familia, los Austrias. Zurbarán se encargará de La defensa de la Bahía de Cádiz contra la flota inglesa, que representa como si de una escena de teatro se tratase. Además, se pintan los Doce trabajos de Hércules para ocupar los espacios intermedios entre los grandes cuadros de batallas, puesto que el mismo rey se creía ser descendiente del propio Hércules. Zurbarán realizará el trabajo de Hércules luchando contra el león de Nemea.

En 1636, para el retablo de los dominicos de Portaceli pinta dos pequeñas pinturas acompañando la imagen central de Martínez Montañés, con las imágenes de Luis de Beltrán y La bendición de Enrique Suso.

La fama de Francisco de Zurbarán trascendió las fronteras del reino de Sevilla, llegando los ecos de su fama hasta Extremadura, por lo que para la Sacristía del Monasterio de Guadalupe se le pidieron una serie de imágenes de santos jerónimos o de jerónimos que habían destacado en alguna virtud. Así representa la Aparición de Cristo al padre Salmerón, que representa la aparición de Cristo al fraile en un sueño según palabras del propio fraile. Otro cuadro es el de La misa de Fray Pedro de Cabañuelas, en la que representa el momento en el que el fraile dudó durante una misa si lo que estaba consagrando era el cuerpo de Cristo, ante cuya duda la hostia se elevó produciéndose el milagro. Por último, realiza Fray Gonzalo de Illescas, un ilustre polígrafo, por eso se le representa con un excepcional bodegón de libros, y que además se le quiso representar como un alma caritativa.

Para la antesacristía del Monasterio de San Jerónimo realiza Las tentaciones de San Jerónimo y la Flagelación de San Jerónimo, en la cual se narra un episodio confesado por el propio San Jerónimo en el que, al parecer en un sueño, Cristo castigó al santo enviándole dos ángeles para que le flagelaran por leer a Cicerón.

Entre 1639 y 1640 trabaja para el retablo del convento de los cartujos de Jerez de la Frontera, firmando como “pintor del rey”, en donde se representa la Batalla del Sotillo, una imagen de San Bruno y la Anunciación, la Circuncisión, la Adoración de los pastores y la Adoración de los reyes o Natividad.

32

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Finalmente, para la Cartuja de Sevilla, hacia 1655, realiza tres obras que afortunadamente hoy se encuentran en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Representa la Virgen protegiendo a los cartujos; San Hugo en el refectorio de los cartujos, y el Papa Julio II y San Bruno.

Tema 26: Francisco de Herrera el Viejo.

Francisco de Herrera (h. 1590–1654), llamado el Viejo para diferenciarlo de su hijo. Es uno de los pintores más importantes de su época, a la altura del propio Zurbarán con quien colabora en más de una ocasión. Nacido en Sevilla, su padre fue pintor de miniaturas que ilustraban libros.

Es uno de los artistas que hacen aparición en el libro de Antonio Palomino titulado “El Parnaso español pintoresco laureado”, en donde además se menciona que el propio Velázquez estuvo de aprendiz con Herrera antes de marchar con Pacheco. Antonio Palomino lo describe del siguiente modo: “Hombre rígido y de poca piedad, pero en las artes de consumado gusto”. De Herrera destacan además numerosos aspectos muy novelescos como el hecho de ser detenido por falsificar moneda, por lo que sufrió cárcel, y gracias a la intervención del mismísimo rey se salvó de una pena mayor. También le obligaron señalar la circunstancia de que no hizo examen de maestro pintor

En 1625 se casó con María de Inestrosa, mujer perteneciente a la baja nobleza sevillana, por lo que sus hijos pudieron llevar el título de Don, lo que delataba una categoría de hidalguía, y esa es la causa de que a su hijo se le llame Don Francisco Herrera el Joven.

Antonio Palomino nos informa además sobre la relación tormentosa existente entre el hijo y el padre, pues nos cuenta que Herrera el Joven llegó a robarle a su padre marchándose de casa para huir a Italia.

Parece que como todos los pintores que se preciaran, Francisco de Herrera el Viejo se marchará de Sevilla a Madrid en 1650 porque aspiraba a ser pintor del rey, pero morirá en la capital en 1654 a la espera de una oportunidad que nunca le llegó.

Si Francisco de Herrera nace hacia 1590, eso quiere decir que empezaría a pintar hacia 1610, fecha en la que todavía está planteada la dicotomía entre el viejo manierismo fomentado por Pacheco, y el nuevo naturalismo representado por Juan de Roelas. Este nuevo naturalismo, aunque todavía presente un fuerte manierismo, podemos verlo en la Visión de Constantino (1614), realizado para la cofradía de la Vera Cruz del convento de San Francisco, que es la única conservada de las doce obras de la historia de la Vera Cruz realizadas para la cofradía.

En el mismo año realiza los Desposorios místicos de Santa Catalina (1614) para Sudamérica, aunque actualmente se encuentra en el Museo de Sevilla, donde dulcifica el manierismo.

Hasta la fecha de 1620 no conocemos otra obra suya, El triunfo de San Hermenegildo, obra que realiza para el Colegio jesuítico de San Hermenegildo que se encontraba en la Plaza de la Concordia. En esta pintura abandona el manierismo, y realiza una obra típicamente sevillana. El tema de los reyes mártires siempre fue muy célebre como ejemplo de santidad.

En 1625 para los jesuitas de la antigua universidad de Sevilla realiza La levitación de San Francisco Javier. En 1628, junto con Francisco de Zurbarán, realiza cuatro pinturas para la decoración de la Iglesia de San Buenaventura, entre las que destacamos la obra de El ingreso de San Buenaventura en la orden franciscana, que actualmente está en el Museo del Prado.

En 1629, la Hermandad de las ánimas de la Parroquia de San Bernardo le encarga un Juicio Final de gran tamaño, en la que destacamos la calidad en el tratamiento del desnudo.

Obra recientemente descubierta de Francisco de Herrera el Viejo es esta obra de La Virgen con su madre Santa Ana, de gran dulzura.

Para el convento de Santa Paula realiza en 1635 dos pinturas sobre la historia de la orden de los jerónimos, éstas son San Jerónimo adoctrinando a Santa Eustoquia y Santa Paula y El embarque de Santa Paula.

En 1638 diseña un magnífico retablo para el desaparecido convento de San Basilio de Sevilla con la escena central que representa El triunfo de San Basilio, donde representa la iglesia oriental, en la que aparece rodeado de Cristo y de los doce apóstoles. También mencionamos la pintura de San Basilio dictando su doctrina que se encuentra en el Museo del Louvre o el San José con el Niño del Museo Lázaro Galdeano.

33

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

En los años finales de su vida realiza para el Palacio Arzobispal de Madrid la Multiplicación de los panes y los peces. Finalmente, hacia 1640, realiza una pintura que no responde a una temática religiosa como es El ciego con su lazarillo, que se encuentra en el Museo de Viena.

Tema 27: Francisco de Herrera el Joven.

Don Francisco de Herrera el Joven, hijo de Herrera el Viejo, nace en Sevilla en 1627, para constituirse en uno de los casos en los que podemos catalogar a un artista como polifacético. Como él mismo recordará en alguna ocasión, la práctica de la pintura no era propia de su noble condición, pues sólo pintaba para encargos del rey o los canónigos de la catedral hispalense.

Además de pintor, fue también grabador, y estuvo bajo las órdenes de Carlos II diseñando las obras escenografías teatrales del Parque del Retiro. En Sevilla se encuentran dos de sus mejores pinturas, aunque por su formación deberían estudiarse como pertenecientes a la escuela madrileña. Es el primero en pintar con formas barrocas debido a su formación.

Sabemos por Antonio Palomino que al poco de casarse se separó por razones aún desconocidas, aunque se barajan hipótesis que apuntan a una homosexualidad. También sabemos por Palomino que se marchó a Italia tras robar a su padre entre finales de 1647 y principios de 1648. Lo cierto es que regresa al poco tiempo y ya en 1650 lo encontramos en Madrid donde convive durante unos años con su padre Herrera el Viejo.

En 1654 al morir Herrera el Viejo deja una serie de rentas en Sevilla que hereda su hijo Herrera el Joven para lo cual el joven pintor debe marchar a Sevilla. Durante su estancia en Sevilla, entre 1656 y 1657, se ocupa junto con Murillo en la creación de una Academia de Pintura que llegó a ser la única que contara con modelos vivos gracias al patrocinio del rey, por lo que la Iglesia tuvo que aceptarlo. Al mismo tiempo, la Catedral de Sevilla le encarga para la capilla de San Francisco una pintura con el Éxtasis de San Francisco. La escena la resuelve con San Francisco levitando ante la presencia de un compañero de la orden, el hermano León, con un movimiento en escorzo y gran teatralidad. La pintura destaca por un movimiento agitado, por la dinámica y la tensión… con esta obra llega el barroco a España. Para la el Sagrario de la Catedral realiza también el Triunfo de la Eucaristía.

En 1654 Francisco de Herrera el Joven dejó su tarjeta de presentación en Madrid con un extraordinario Triunfo de San Hermenegildo para los Carmelitas Descalzos de Madrid asombrando a los madrileños. La obra no deja de ser una apología de la Santidad de la Monarquía, pues hay que recordar que San Hermenegildo fue rey antes que santo. La obra muestra su aprendizaje del barroco flamenco en Madrid con las obras de Rubens, cuyas obras tuvo que conocer en la colección real.

Meses después para la Hermandad Sacramental del Sagrario de la Catedral de Sevilla realiza El triunfo de la Eucaristía (1656), donde muestra como los jóvenes son partidarios de la nueva concepción de lo moderno, que se observa en la composición de la pintura, reflejando en el centro de la composición la irradiación de la luz de la Sagrada Forma junto con la Inmaculada adorándola. A un lado del cuadro y rompiendo con la simetría de tiempos pasados, Herrera el Joven representa a los cuatro Padres de la Iglesia en primer plano como defensores y adoradores de la Eucaristía, añadiéndose a San Buenaventura, mientras que al otro lado de la composición se representa a Santo Tomás de Aquino. La obra refleja un toque fluido, con un gran movimiento de muñeca, todo favorecido con un magnífico estado de conservación.

En 1560 le encargan para la Capilla de San José de la Iglesia de Santo Tomás una pintura con el tema de El sueño de San José, que narra el capítulo en el que San José tras abandonar a María por su estado de gestación que él no había producido, se para a descansar y se queda dormido, momento en el que se le aparece un ángel enviado por Dios y le cuenta el milagro de la concepción de la Virgen. De esta pintura destacamos el ángel en una posición de escorzo inverosímil.

Tema 28 y 29: Bartolomé Esteban Murillo.

Murillo vive durante toda su vida en Sevilla, desde que nace en 1617 hasta que fallece en 1682. Nacido en el seno de una casa humilde, su padre era barbero cirujano, y pronto quedará huérfano, siendo tutelado por su hermana. No sabemos a ciencia cierta quien fue su maestro, pero es muy probable que fuera Juan del Castillo.

34

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Aproximadamente desde 1640 nos lo encontramos ya pintando, aunque en principio significó muy poco junto a los otros maestros sevillanos del momento, no obstante su gran talento fue madurando lentamente haciéndose un hueco entre los grandes pintores del barroco.

De modo que hacia 1650 se convierte en el primer pintor de Sevilla. Los años comprendidos entre 1649 y 1650 estuvieron marcados por una terrible peste, y su golpe fue muy duro para la ciudad, viéndose el comercio muy perjudicado. Los años que siguieron a la peste, la década de 1650, fueron muy duros debido a la miseria, la pobreza, el hambre, las enfermedades…

Es por esto que la pintura de Murillo va a insertarse en un mundo de imágenes que dulcifiquen la crudeza de la vida. De este modo Murillo interpreta a los personajes celestiales con dulzura, sensibilidad, cariño… su pintura se llena de aspectos populares como los obispos ofreciendo limosnas… la población humilde consigue ser la protagonista de sus pinturas. Se trata de un arte amable, dulce, simpático, agradable…

Murillo conecta con la sensibilidad popular haciendo que los niños sean los protagonistas de sus pinturas, además es frecuente ver en sus lienzos la práctica de la caridad. Murillo era un hombre bueno, inteligente, amable, que conocía bien la vida popular y la traducía en la pintura. También está presente la vida callejera.

Su arte se basa en una virtud doble respecto a la técnica, es un magnífico dibujante y un extraordinario colorista. Explotando el mejor recurso para reproducir la dulzura, la gracia… con un sentido barroco. La popularidad la convierte en belleza.

Desdramatiza la pintura religiosa, suprime el drama y crea un sentido de cielo y tierra. Crea afecto y termina entre ambos campos, el celestial y el terrenal.

Murillo destaca por ser un extraordinario pintor de temática sagrada, como por ejemplo la Virgen con el Niño del Museo del Prado de una manifiesta intimidad familiar; u otra en la que se representa a la Virgen con el Niño en la soledad de las afueras de la ciudad y con una vestimenta de aldeana; la Inmaculada de la Sala Capitular de la Catedral de Sevilla; o La Sagrada Familia del pajarito. También podemos mencionar al delicado Niño Buen Pastor o a la bellísima Inmaculada de los Venerables.

Otra temática muy vinculada a Murillo es la que tiene como protagonistas a niños, como por ejemplo en su pintura Muchacha en la ventana o en Los niños de la concha donde interpreta a Cristo y San Juan siendo niños junto con el cordero que es símbolo de ambos. De esta misma temática, aunque de temática popular destacamos la pintura del Niño despiojándose o Vieja despiojando a un niño. La vida de los niños pobres y huérfanos que viven en la calle también se refleja en su pintura como en Niños pícaros; Niños jugando a los dados; Niñas fruteras…

Otra temática, aunque menos popular es la que lo vincula con alegorías como la Alegoría de la Primavera o la Alegoría del Verano, así como la retratística, aunque la domina con una excelente maestría como podemos observar en su Autorretrato; en el Retrato de don Diego de Esquivel o Retrato de Josua van Belle.

En 1645 para el claustro del convento de San Francisco realiza la pintura de San Diego de Alcalá dando de comer a los pobres. Para la Iglesia de Santa María la Blanca realiza una serie pictórica en 1665 sobre la Fundación de Santa María la Blanca en Roma. También son extraordinarios sus santos como el San Antonio de Padua del Retablo de la capilla de los capuchinos; San Antonio y el Niño, y el San Isidoro y San Leandro.

De las numerosas pinturas del Retablo de la capilla de los capuchinos (1665–1670), destacamos la pintura de las Santas Justa y Rufina, de gran belleza.

Otras obras a destacar son las de Santo Tomás de Villanueva dando limosnas; San Francisco abrazando a Cristo crucificado; la Adoración de los pastores…

Finalmente, señalamos la serie pictórica para la Iglesia de la Santa Caridad (1670–1672) con obras como Abraham recibiendo a los tres ángeles; Regreso del hijo pródigo o Cristo curando al paralítico.

Tema 30: Juan de Valdés Leal.

Juan de Valdés Leal (1622–1690) es uno de los pintores más conocidos y populares si bien en la historia ha sido mal interpretado. Artista sevillano, es el pintor barroco más arrebatado, agitado, tenso, sentido… De padre portugués y madre sevillana, desconocemos quien fue su maestro aunque bien pudiera ser Francisco de Herrera el Viejo.

35

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Sólo tenemos dos documentos sobre la persona de Valdés Leal, el documento de su partida de bautismo y el de su enlace matrimonial. Entre ambos documentos existe un vació documental absoluto. En cuanto a su enlace matrimonial, sabemos que se casa en Córdoba en 1647 con Isabel de Morales, y desde su boda se establece en dicha ciudad, donde pasa los siguientes nueve años. En 1656 se data su presencia en Madrid, aunque debe estar poco tiempo pues ese mismo año regresa a Sevilla para convertirse en el segundo pintor de la ciudad, debido a la presencia de Murillo, encargándose de realizar los trabajos peor pagados.

En 1660 participa junto con Francisco de Herrera el Joven y Bartolomé Esteban Murillo en la fundación de la Academia de Pintura de Sevilla. En 1664 marcha a Madrid conociendo durante los seis meses de estancia a los pintores madrileños y la colección de pintura de la Casa Real.

En 1667 tenemos documentado que entra a formar parte de la Hermandad de la Santa Caridad. Gracias a la labor de Antonio Palomino, sabemos que pocos años antes de morir, en 1682, estaba muy afectado de achaques debido a su avanzada edad y al hecho de que había trabajado en exceso, lo que contribuyó a que sufriera un ataque de apoplejía. Aunque no murió ante este ataque, sí le dejó unas graves secuelas que le impidió seguir ejerciendo su labor de pintor, y es a partir de entonces cuando su hijo Lucas Valdés plasma las ideas de su padre. Su estado de salud va empeorando conforme pasan los años hasta que muere en 1690.

Antonio Palomino, cordobés, llegó a conocerle personalmente, y de él dice que “fue un hombre erudito y práctico, espléndido y generoso, altivo y despreciativo, un hombre de principios, de carácter, impetuoso…”. El tópico de considerarle como un necrófilo, neurótico y que buscaba pintar lo putrefacto, lo descompuesto, lo horrible, lo muerto… surgió años después debido sobre todo a Ceán Bermúdez, quien en 1800 calificó a Valdés Leal de “intratable, orgulloso, iracundo…”. Toda esta tropelía negativa y sin razón llegó a su culmen en 1904 cuando el periodista Navarro Ledesma tildó a Valdés Leal de “macabro, pestífero, odioso…”.

Lo que sí es cierto es que Valdés Leal siempre estuvo preocupado por el dinero que nunca le alcanzaba para vivir, siempre envuelto en deudas y compromisos, todo lo contrario que le ocurrió a Murillo, no obstante hay que señalar que Valdés Leal fue un hombre de interés notable y de personalidad definida.

Por sus características técnicas, podemos afirmar que Valdés Leal algo aprendió de Antonio del Castillo, si bien en sus comienzos, su pintura se caracteriza por ser muy severa y rígida. A partir de 1655 empieza a soltar la mano y su pintura comienza a ser muy sutil y restregada, dando paso a un enriquecedor colorido, mostrándose vitalista, con un temperamento vivo, enérgico… En sus pinturas se refleja un gran sentido emocional en los rostros.

Para el Retablo del Carmen de la Hermandad de las Carmelitas de Córdoba realiza el cuadro central con el tema de El triunfo de Elías (1655).

También realiza una serie de pinturas para el Convento de las franciscanas de Santa Clara de Carmona en 1653. Valdés Leal realiza una gran pintura donde narra el milagro ocurrido en la ciudad de Asís en 1241 durante el ataque de la ciudad por parte de los sarracenos. Cuando los musulmanes se estaban acercando para atacar el convento, en el exterior de las murallas de Asís, las monjas clarisas se fueron a rezar muy asustadas y Santa Clara que era extraordinariamente devota al Santísimo Sacramento, tomó en sus manos la custodia con la hostia consagrada y se les enfrentó a los atacantes. En ese mismo instante, un viento huracanado azotó a los sarracenos y éstos ante tan terrible oleada de terror, huyeron despavoridos. Es lo que se narra en La procesión de Santa Clara y en Los sarracenos derrotados por Santa Clara.

Para la sacristía del Convento de San Jerónimo de Sevilla (1656) realiza dos pinturas sobre historias de San Jerónimo, concretamente, Las tentaciones de San Jerónimo y La flagelación de San Jerónimo.

Entre otras de sus obras destacamos La liberación de San Pedro que se encuentra en la Catedral; una Piedad que se encuentra en el Museo Metropolitano de Nueva York.; o dos vanitas tituladas Vanidad, del Museo de Harford, y Camino de la salvación, que se encuentra en el Museo de York, y que ponen en relieve la fugacidad y la brevedad de la vida.

También realiza unas pinturas para el claustro de los jesuitas de Sevilla en 1660 con historias sobre la vida de San Ignacio de Loyola, como San Ignacio curando a un endemoniado.

Otras obras a destacar son una Inmaculada (1661), una bellísima Anunciación (1661), una magnífica Asunción para el convento de San Agustín (1670)…

También destacamos las pinturas para la Iglesia de la Hermandad de la Santa Caridad, que representan una temática de vanitas, y cuyos títulos son Sic transit gloriae mundi (Finis gloriae mundi) e In ictu oculi, que nos recuerdan el frugal paso por la vida.

36

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Finalmente mencionamos una Aparición de Cristo y la Virgen a San Francisco en la porciúncula (1673), que actualmente se encuentra en Cabra; un San Fernando en la conquista de Jaén, con un bellísimo paisaje de Jaén al fondo; y por último un Retrato de Miguel de Mañara.

Tema 31: Pintura Barroca en Sevilla y Granada: Alonso Cano, Pedro Atanasio Bocanegra y Juan de Sevilla.

Nacido en Granada, Alonso Cano (1601–1667) tendrá una primera formación seguramente con su padre, quien fue retablista, pero con apenas treces años se marcha a Sevilla donde comienza su verdadera formación. Al poco de llegar entra en el taller de Francisco Pacheco, en cuyo taller estaría menos de un año formándose, conociendo a Diego Velázquez fraguando con toda seguridad una fuerte amistad.

Desde muy joven Alonso Cano supo labrarse una buena reputación por su maestría con el dibujo, su sentido refinado y la elegancia de acuerdo con el estilo sevillano. Destacó ante todo por ser un verdadero entusiasta por la anatomía, por mostrar un enorme interés por el cuerpo humano que supo reflejarlo hermoso, alegre, grato… seguramente debió conocer la pintura flamenca e italiana, lo que le ayudó para alcanzar un prestigio notable. Busca la gratitud visual en el aspecto físico.

El talento de Alonso Cano era muy notorio en Sevilla y todo lo que sucediera en Sevilla era conocido en la corte de Madrid, por eso con Alonso Cano ocurrió lo mismo que sucedió con Velázquez. El Conde-Duque de Olivares a instancias del rey Felipe IV llevó a Cano en 1638 a Madrid como profesor de dibujo del entonces primogénito Baltasar Carlos, haciendo posible retomar la amistad con Velázquez y conocer la colección real.

Como ya hemos dicho con anterioridad, su vida fue muy tumultuosa y como ejemplo tenemos el episodio de la extraña muerte de su mujer. Alonso Cano se casó en Sevilla, pero nunca se llevó demasiado bien con su esposa pues Alonso Cano no era muy fiel al matrimonio. Un día de 1644, su mujer apareció asesinada y debido a las malas relaciones que tenía con su mujer se inculpó inmediatamente a Alonso Cano, pero resultó que su mujer también tenía un amante que por celos fue quien la asesinó. Ante tal escándalo Alonso Cano tuvo que abandonar la corte y marchar a Valencia, hospedándose en La Cartuja hasta que todo se aclarase, hecho que sucede en 1652 cuando es llamado a Madrid para resolverse tal situación.

Para resolver el tema, Alonso Cano pide que el rey interceda por él para ocupar una plaza de canónigo racionero (una plaza de canónigo para cantar en el coro), en la Catedral de Granada que casualmente estaba libre, hecho que el rey acepta. Pero existe un problema, para ocupar esa plaza Cano debe tomar hábitos y hacerse cura, además de aprender latín, y Cano se niega a ambas cosas, por lo que el obispo de Granada le expulsa en 1656. Ante tal situación, Alonso Cano marcha a Madrid para hablar con el rey para que interceda por él y le permita volver a Granada. El rey toma la decisión de trasladar a Cano a Salamanca para que allí adopte los hábitos en 1658 y pueda de este modo volver así a Granada en 1660 donde realizará trabajos de escultura y pintura para los canónigos de la catedral granadina.

Entre su obra pictórica destacamos un San Francisco de Borja; las magníficas pinturas que entusiasmaron tanto al mariscal francés Schulz del Retablo del convento de Santa Paula (1635) que estaba dedicado a San Juan Evangelista, y en cuyo banco están representados San Juan Evangelista y Santiago de un magnífico colorido y dibujo. También pertenecen a dicho retablo un San Juan Evangelista y la visión de la Jerusalén celeste de la Wallace Collection de Londres; o una Santa Inés que está desaparecida y que fue expoliada igualmente por Schulz.

Durante muchos años, el San Juan Bautista del Museo de Chicago fue atribuido erróneamente a Velázquez, y en la actualidad cobra un mayor peso que se trata de una obra de Cano que recibe influencias de su amigo Velázquez.

Otras obras interesantes son el Retrato de un clérigo desconocido de la Spanish Society, y que se trata de una vanitas; el Cristo del Expolio de la Parroquia de Santa Inés de Madrid; el Cristo antes de ser flagelado del Museo de Bucarest; la Bajada de Cristo al limbo; el Cristo crucificado de la Academia de San Fernando, que lo representa con cuatro clavos y un supedáneo por influencia de su maestro Pacheco.

También mencionamos la Virgen con el Niño del Museo del Prado; el Noli me tangere del Museo de Budapest; el Cristo y la samaritana de la Academia de San Fernando; el San Jerónimo del Museo del Prado de gran elegancia y estilización del cuerpo del santo; un supuesto Retrato del príncipe Baltasar Carlos, puesto que no sería extraño que siendo su maestro de dibujo le hiciera algún retrato; El llanto por el Cristo muerto, en el que un ángel sostiene el cuerpo inerte de Cristo.

Otras obras son una Inmaculada del Museo de Vitoria; un Adán y Eva después del pecado original del Museo de Glasgow; Virgen con el Niño; o la recién descubierta Diosa Juno.

37

Arte Moderno en Andalucía Enrique Valdivieso Gonzalez

Finalmente mencionamos su serie de siete cuadros de la vida de la Virgen para la Catedral de Granada, entre cuyos temas destacamos los de la Visitación; la Presentación de Jesús en el templo; la Inmaculada y la Asunción.

Entre sus discípulos contamos con Pedro Atanasio Bocanegra (1638–1689), creador de una Virgen con el Niño que sigue el modelo de su maestro, y una Virgen con el Niño y santos para el convento de las carmelitas de Antequera (Málaga); y Juan de Sevilla (1643–1695), autor de una Apoteosis de la Eucaristía para la Iglesia de la Magdalena de Granada y de un Padre Eterno con Cristo muerto y la Virgen.

Tema 32: Pintura Barroca en Córdoba: Antonio del Castillo.

Antonio del Castillo se trata sin duda del mejor pintor en el mundo barroco, aunque por su cronología se mantuvo siempre en los límites del manierismo. Hijo del pintor Agustín del Castillo, tendrá unos inicios de marcada herencia manierista, de cuya herencia no se libró nunca, pues sus figuras destacan por el canon alargado manierista, canon que en ciertas ocasiones está muy acertado.

En 1634 llega a Sevilla procedente de su ciudad natal, Córdoba, para completar su formación cordobesa. En la ciudad hispalense probablemente conociera a Zurbarán, puesto que el círculo artístico no era muy grande en la ciudad. Desde su llegada estuvo muy conectado con el mundo sevillano, donde además tuvo conocimiento a través de las estampas que llegaban al puerto de la ciudad, del mundo italiano y flamenco.

Fundamentalmente, Antonio del Castillo es un pintor de temas religiosos. Sus mejores obras son aquellas de temática religiosa, aunque las figuras suelen ser de pequeño tamaño cobrando gran protagonismo los amplios paisajes del fondo, de clara influencia flamenca. Estos paisajes suelen ser inventados, es decir, no eran copiados del natural, a pesar de lo cual son interesantes por su dibujo correcto, aunque no fue un excelente dibujante. En cuanto al colorido, podemos hablar de un color seco, severo, sin matices refinados, algo muy habitual por aquel entonces en Sevilla.

Sin duda alguna, la obra más importante de Antonio del Castillo son seis pinturas sobre la historia de José, que se encuentran en el Museo del Prado, y que refleja ambientes tantos de interiores como de exteriores.

Antonio Palomino dice de Antonio del Castillo que “era un hombre de lindo trato, discreto, de buena estatura y de muy buen arte. Copiaba algunos sitios por el natural aprovechando cabañas y cortijos, animales y las casas”.

En 1660 volvió a Sevilla y pudo contemplar las pinturas de Murillo, en especial el San Antonio de la Catedral de Sevilla, ante la cual repleto de admiración confesó “Ya murió Castillo”.

Entre sus primeras obras se encuentra El martirio de San Pelagio para la Catedral de Córdoba. Para una capilla de la Catedral cordobesa realiza el Retablo de la Virgen del Rosario, cuyo tema central está presidido por una pintura de la Virgen del Rosario (h. 1650), acompañado a ambos lados por unas pinturas de San Sebastián y San Roque, culminado por un sencillo Calvario.

A continuación tenemos una Inmaculada muy manierista aún, con una disposición frontal. También realiza otra Inmaculada acompañada por San Felipe y Santiago el Menor, pareja cuya representación era muy habitual. Hecho que corroboramos cuando nos encontramos además pinturas independientes con la temática de San Felipe y Santiago el Menor. Otra pareja de santos es la conformada por San Acisclo y Santa Victoria, santos muy devotos en Córdoba.

Otro tema muy interesante es el de la Anunciación, en el que Antonio del Castillo se atreve a representar al ángel de forma un tanto indecorosa. La Adoración de los pastores refleja el gusto por el claroscuro de la época.

Al San Pablo lo representa enorme, rudo, monumental, mientras que en el San Jerónimo vemos un canon alargado muy espiritual. Otra obra destacable es el David con la cabeza de Goliat del Palacio Arzobispal de Granada.

Con el San Juan Bautista ya comienza a reflejar en sus pinturas los magníficos paisajes que sólo él sabía representar; también lo podemos comprobar en el San Antonio, donde representa en el paisaje de fondo los alrededores de Córdoba.

Su serie pictórica más famosa es la que representa seis historias sobre la vida de José, que se encuentran en el Museo del Prado, y que fueron encargadas para la colección de un particular. Los títulos de dichas obras son José y sus hermanos; La venta de José como esclavo; La interpretación de los sueños del faraón; José como gobernador de Heliópolis; José y la mujer de Putifar; y José reconoce a sus hermanos.

Finalmente, mencionar un cuadro de temática pastoril, titulada Pastores; y un San Sebastián que se encuentra en una colección particular en Sevilla.

38