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La laguna véneta durante el Reno de los Godos En la época del Reino de los Godos en Italia (493-553d.C.), unimportante dignatario de la corte, Cassiodoro , nos revela significativas informaciones, fruto del conocimiento directo, sobre la forma de vida de los habitantes de la laguna véneta tras el ocaso de la época romana . Éstas se encuentran en una carta burocrática de otoño de 537d.C., transcrita en la recopilación “Variae”. Se dirige a los pilotos de los barcos de los centros costeros regionales, encargados de transportar, a costa del estado godo, productos alimenticios desde Istria hasta la sede de Ravena. Su recorrido transcurre por aguas del interior, protegidas por cordones arenosos litorales entre zonas palustres, canales artificiales, estuarios fluviales y espejos lagunares. Se trata de una vía en uso desde la antigüedad, como alternativa a las rutas por caminos o marítimas, que permitía transportar hombres y mercancías también durante la estación invernal o en condiciones atmosféricas adversas . Se valían de embarcaciones de modesto cabotaje con el fondo plano, que, en ciertos tramos, tenían que ser arrastradas por los marineros siguiendo el método llamado del “allagio” (mediante sogas tiradas desde las orillas o desde los “caminos de soga”). De esto deriva la sugestiva imagen de los “barcos que vistos desde lejos parecen pasar entre los prados, remolcados con sogas desde las riberas” y la paradoja de hombres que transportan barcos en lugar de barcos que transportan hombres. Los habitantes de las zonas lagunares eran, por tanto, frecuentemente empleados en la actividad marítima, de tal forma que Cassiodoro habla de las embarcaciones, antes que de los animales, como habituales junto a las casas palustres. Después recuerda las bases del sustento de la población local: la pesca, que suministraba la base de la alimentación y la Sal, señalada como principal recurso económico de la costa alto-adriática: “Todo el esfuerzo está dirigido a explotar las salinas: en lugar de los arados y de las hoces os dedicáis a los cilindros (es decir, los rulos para nivelar el terreno en las piletas de evaporación); de ahí os llega cada beneficio, sea que las explotéis personalmente sea que sólo las poseáis. En cierto modo allí se acuña una moneda alimenticia. Cada ola es favorable a vuestra actividad". Alguno puede no buscar el oro pero no existe nadie que no desee encontrar la sal, ya que justamente todos los alimentos deben a la sal su gusto agradable”. En realidad la sal no se limitaba a dar sabor a las comidas sino que participaba en gran medida en los procesos de desecación (y por tanto de conservación) de los alimentos, así como a la integración alimenticia de los rebaños, de gran difusión en una región como la véneta, que había hecho siempre de la ganadería trashumante y de la producción de la lana uno de los principales ingresos de su economía. Las palabras de Cassiodoro parecen implicar además el uso del producto como moneda de cambio durante las transacciones y, de todas formas, sugieren una gran difusión de esta mercancía y su alto valor comercial.

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La laguna véneta durante el Reno de los Godos

En la época del Reino de los Godos en Italia (493-553d.C.), unimportante dignatario de la corte,

Cassiodoro , nos revela significativas informaciones, fruto del conocimiento directo, sobre la

forma de vida de los habitantes de la laguna véneta tras el ocaso de la época romana .

Éstas se encuentran en una carta burocrática de otoño de 537d.C., transcrita en la recopilación

“Variae”. Se dirige a los pilotos de los barcos de los centros costeros regionales, encargados de

transportar, a costa del estado godo, productos alimenticios desde Istria hasta la sede de

Ravena. Su recorrido transcurre por aguas del interior, protegidas por cordones arenosos

litorales entre zonas palustres, canales artificiales, estuarios fluviales y espejos lagunares. Se

trata de una vía en uso desde la antigüedad, como alternativa a las rutas por caminos o

marítimas, que permitía transportar hombres y mercancías también durante la estación

invernal o en condiciones atmosféricas adversas . Se valían de embarcaciones de modesto

cabotaje con el fondo

plano, que, en ciertos tramos, tenían que ser arrastradas por los marineros siguiendo el

método llamado del “allagio” (mediante sogas tiradas desde las orillas o desde los “caminos de

soga”). De esto deriva la sugestiva imagen de los “barcos que vistos desde lejos parecen pasar

entre los prados, remolcados con sogas desde las riberas” y la paradoja de hombres que

transportan barcos en lugar de barcos que transportan hombres.

Los habitantes de las zonas lagunares eran, por tanto, frecuentemente empleados en la

actividad marítima, de tal forma que Cassiodoro habla de las embarcaciones, antes que de los

animales, como habituales junto a las casas palustres. Después recuerda las bases

del sustento de la población local: la pesca, que suministraba la base de la alimentación y la

Sal, señalada como principal recurso económico de la costa alto-adriática: “Todo el esfuerzo

está dirigido a explotar las salinas: en lugar de los arados y de las hoces os dedicáis a los

cilindros (es decir, los rulos para nivelar el terreno en las piletas de evaporación); de ahí os

llega cada beneficio, sea que las explotéis personalmente sea que sólo las poseáis. En cierto

modo allí se acuña una moneda alimenticia. Cada ola es favorable a vuestra actividad".

Alguno puede no buscar el oro pero no existe nadie que no desee encontrar la sal, ya que

justamente todos los alimentos deben a la sal su gusto agradable”. En realidad la sal no se

limitaba a dar sabor a las comidas sino que participaba en gran medida en los procesos de

desecación (y por tanto de conservación) de los alimentos, así como a la integración

alimenticia de los rebaños, de gran difusión en una región como la véneta, que había hecho

siempre de la ganadería trashumante y de la producción de la lana uno de los principales

ingresos de su economía. Las palabras de Cassiodoro parecen implicar además el uso del

producto como moneda de cambio durante las transacciones y, de todas formas, sugieren una

gran difusión de esta mercancía y su alto valor comercial.

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De la misiva se extrae un vivo cuadro de las condiciones de habitabilidad. Como motivo de

añoranza permanecen las nobles moradas costeras alto-adriáticas de la edad romana, un

tiempo admiradas por el poeta Marcial que las comparaba con las renombradas villas de

Campania y que, en tiempos de dominación de los Godos, debían mostrar las señales del

abandono y de la ruina. Parece que estas villas han sido sustituidas por modestas edificaciones

palustres, iguales para ricos y pobres, que surgen sobre el terreno consolidado mediante

entramados de mimbre, y que, suspendidas entre tierra y agua, el autor las equipara a los

efímeros nidos de los pájaros.

El elemento ambiental más caracterizador que enciende el increíble estupor de Cassiodoro,

igual que de otros autores antiguos, es siempre el fenómeno de las mareas. Éstas vinculan

alternativamente a los habitantes bien como isleños, bien como continentales, dependiendo

del flujo y reflujo de las aguas, que alimentan un delicado ecosistema saneado tanto por la

naturaleza como por las intervenciones correctivas del hombre.

La situación del asentamiento que se deduce del testimonio de Cassiodoro es, por tanto, la de

un poblamiento ya preferentemente concentrado en los islotes lagunares, uniforme en las

costumbres de vida y enteramente dedicado a los recursos de aquella “economía del cenagal”

a la que, a pesar de ser considerada marginal en época romana, no le faltaba vitalidad ni

dinamismo.

Formación de un Estado de caracteres peculiares

El proceso que dio lugar al àrea lagunar de la tarda antigüedad y de la primera Edad Media,

llegando a ser un estado de creciente relevancia, fue tan complejo como largo . Se trató de

dar la vuelta a antiguos equilibrios, transformando un territorio del todo marginal en un

organismo que, en algunos siglos, supo colocarse entre las grandes potencias europeas.

Toda la primera fase del desarrollo de la ciudad y del estado veneciano se cumple en un marco

de acontecimientos perturbadores, cuyo inicio efectivo, en lo que se refiere al origen de

Venecia, se sitúa en tiempos de la llegada de los longobardos en el 568, cuando las lagunas

quedaron en el ámbito del Imperio Bizantino, mientras el resto de Italia sufría la progresiva

expansión del reino longobardo y después, en el 774, la conquista franca.

En toda esta fase el arco alto-adriático desde Grado hasta Cavarzere (es decir, lo que llegaría a

ser el Ducado de Venecia) permanece unido a Constantinopla en cualidad de provincia suya,

cada vez más alejado de una capital que estaba perdiendo peso irremediablemente en las

vicisitudes itálicas.

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Fueron siglos de subordinación para la naciente Venecia, a la que por otro lado convenía

depender de un dominio lejano cada vez menos capaz de interferir, más que de poderes

cercanos e invasivos. En este sentido se dio un momento crítico a principios del siglo IX, en

tiempos de Carlo Magno y de su conflicto con el imperio bizantino, cuando las lagunas

estuvieron muy cerca de una conquista por parte del gran soberano franco.

Tal evento habría reabsorbido Venecia en un occidente de tierra firme y cultura de feudo-

vasallaje, interrumpiendo la proyección marítima que estaba caracterizando su desarrollo. La

permanencia dentro de la esfera bizantina, garantizada por el éxito del enfrentamiento con los

francos, tenía una consecuencia muy importante también para la disposición de los equilibrios

lagunares.

De hecho, la capital de la provincia véneta, que había pasado a lo largo de los años de la

antigua Aquileia a Oderzo (también en tierra firme), después a Eracliana Cittanova (en los

márgenes de la laguna) y por último a Malamocco (en los lidos, hacia el mar), se trasladaba en

el 810-811 en los islotes agrupados alrededor de Rialto, donde estaba naciendo la ciudad de

Venecia.

La dependencia de Constantinopla implicaba consecuencias y ventajas importantes no sólo en

el plano político, sino también en el ámbito económico, comercial y cultural. Significaba estar

estructuralmente relacionados con un mundo que, respecto a Occidente y a su tierra firme, era

decididamente más desarrollado y rico y garantizaba con esto la participación en una

commonwealth, capaz de asegurar, entre otras cosas, la continuación de los avances ya

positivamente iniciados, sobre todo los dirigidos hacia una mayor autonomía.

Realmente, la historiografía veneciana, ya desde sus primeros pasos, ha insistido en una

libertad originaria del Ducado: el mito del nacimiento en lugares desérticos y salvajes estaba

en la base. Si – como se pretendía – Venecia había surgido de la nada entre aguas sin ninguna

subordinación, esto comportaba una independencia absoluta, disfrutada desde siempre. En

realidad las lagunas habían sido parte integrante de las provincia romana de Venetia et Histria

(Venecia y Istria), por tanto incluidas en el cuadro político del Imperio Romano. Aún en el siglo

X, Bizancio habría podido enviar con legitimación una comisión de investigación para controlar

que su lejana provincia alto-adriática respetase las obligaciones que se le requerían (en

concreto: la prohibición del comercio con los enemigos sarracenos).

Sin embargo, su dependencia de Bizancio estaba cada vez más caracterizada por grandes

márgenes de autonomía y de hecho Venecia se convertía de súbdita en aliada. Las acciones

contra los eslavos y sarracenos, ya en el siglo IX y después en el siglo X, indicaban el aumento

de un papel, que en el Mediterráneo estaba tomando el puesto del desempeñado un tiempo

por la flota bizantina.

El dux, sobre todo tras la conquista longobarda de Ravena , en el 751, representaba cada vez

menos el poder de Constantinopla y era cada vez más el exponente de la autonomía véneta: el

proceso resultaba ya totalmente completado – en los hechos – en tiempos del gran dux Pietro

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II Orseolo (991-1009), que en el año 1000, después de una afortunada expedición naval,

asumía el título de “dux Veneticorum et Dalmaticorum”, es decir, dux de Dalmacia además de

Venecia.

El crecimiento de la autonomía política se había producido en paralelo al desarrollo económico

e institucional.

Gradualmente Venecia había asumido el papel de elemento de unión entre áreas económicas,

políticas y culturales diferentes, enlazando la Europa cristiana con la civilización bizantina e

islámica, frente a las que Occidente se presentaba como zona subdesarrollada. Ya en los siglos

IX y X, los buques venecianos se movían sin problemas por el Mediterráneo y, como señal de

esta presencia, quedan los restos del evangelista Marcos, sacados a escondidas en 828 de

Alejandría en Egipto por mercaderes venecianos que se encontraban allí a pesar de las

restricciones del comercio con los sarracenos.

El culto a San Marcos se convertía a partir de entonces en el punto de referencia ético-político

del estado lagunar.

El precoz desarrollo económico acompañó un perfeccionamiento de las estructuras

institucionales, que estaban dando forma a un estado sólido y con caracteres peculiares.

En primer lugar, con el pasar del tiempo, la antigua dependencia de Bizancio había cedido el

paso a una plena independencia y es más, durante la época de las cruzadas, la desviación de la

Cuarta Cruzada llevó, en 1204, a la conquista de Constantinopla y al final

temporal del Imperio Bizantino, cuyo puesto fue tomado por un Imperio Latino de Oriente,

nacido y crecido bajo el control veneciano; el dux asumió entonces el título de dominator, es

decir, Señor «de la cuarta parte y media del Imperio», o sea de los tres octavos que

correspondían como parte asignada a Venecia durante el reparto de los territorios entre las

tropas cruzadas.

La figura del dux (doge en veneciano), en su primera aparición, había sido el representante del

poder imperial bizantino, para después transformarse gradualmente en el símbolo de la

autonomía y, a continuación, de la independencia de Venecia.

En realidad, el siglo X había vivido una fase en la que el cargo tendía a asumir connotaciones

dinásticas (con las familias Candiano y Orseolo), pero el crecimiento institucional había

coincidido con una progresiva reducción del poder ducal, con progresos encaminados a hacer

del dux el símbolo de la soberanía del estado, limitando cada vez más drásticamente sus

poderes. Se debía convertir, concretamente, en la imagen viva de lo que realmente importaba,

es decir, el Estado. De esta manera, y ya desde el siglo XII, al lado del dux crecía el rol de otros

organismos institucionales.

Un fecha fundamental en este proceso fue 1143, cuando al lado del dux Pietro Polani y de sus

jueces, apareció un «Consejo de Sabios»

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destinado a cuidar «el orden, lo útil y la seguridad del estado». Casi contemporáneamente (en

1144), se habló del «Comune», como en otros numerosos lugares de Italia del centro y

septentrión, pero la experiencia veneciana creció con sus propias características; estas se

hacen patentes sobre todo en el hecho que el cargo de quién estaba en la cúspide del poder

(el dux) era vitalicio y no de breve duración (normalmente anual) como en cualquier otro lugar.

Mientras tanto, el Consejo Mayor había tomado el lugar del antiguo «consejo de sabios» en

las funciones legislativas y de deliberación. El Consejo Menor, más ágil, acompañaba al dux en

las competencias específicas del ejecutivo.

tras magistraturas se iban afirmando, como los Avogadori di Comun (Abogados del Común),

dedicados a defender los derechos públicos y de las leyes, o los Giustizieri (Justicieros) que

controlaban los arti, (gremios) en fase de crecimiento.

Permaneciendo en las funciones principales, se debe recordar la Quarantia (Consejo de los

Cuarenta), primero órgano consultivo y después tribunal de apelación y vértice de las

funciones jurisdiccionales, y sobretodo el Consiglio dei Rogati (el Senado) que aumentó su

peso convirtiéndose en el alma verdadero de la República.

El sistema político e institucional llegó a un cambio decisivo, en sentido oligárquico, hacia el

final del siglo XIII, al definirse los requisitos para el acceso al Consejo Mayor. La disposición,

asumida con la intención de aumentar la participación en este organismo, en la realidad se

reveló como una operación de efectivo cierre al determinar qué familias podían formar parte,

de tal forma que fue conocida como «serrata del Maggior Consiglio» (cerrada del Consejo

Mayor). A pesar del propósito inicial, desde aquel momento el cuerpo soberano veneciano se

convirtió en hereditario, dando una connotación aristocrática al estado.

Como característica tanto de la aristocracia como de toda la República, convertida en poder

imperial durante el siglo XIII, estaba la fuerte cultura mercantil. Las fortunas de Venecia

estuvieron desde sus orígenes unidas al mar y a al comercio y la clase dirigente veneciana no

tuvo nunca temor de presentarse como tal, a diferencia de cuanto ocurría entre la aristocracia

de tierra firme, para la cual, el uso del dinero y la práctica del comercio, durante los siglos

iniciales y centrales de la Edad Media (hasta la recuperación económica, el renacimiento de la

ciudad y la cultura de la burguesía), fueron consideradas inconvenientes y motivo de escaso

prestigio.

La precocidad de Venecia en este plano se comprende recordando, por ejemplo, que ya en

828, el dux (entonces Giustiniano Particiaco) no tuviese el menor problema en incluir en su

testamento una fuerte suma de dinero invertida en empresas comerciales de ultramar: un

auténtico capital de riesgo.

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La práctica del comercio, con función de intercambio y mediación entre áreas lejanas, más que

de producción, hizo bien pronto del mercado de Rialto una de las mayores plazas financieras

de su tiempo, y las monedas venecianas (especialmente “el grosso”, moneda acuñada en plata

desde inicios del siglo XIII y el ducado de oro, emitido en 1284) circularon por todas partes.

El Arsenal fue durante mucho tiempo la mayor fábrica de la época y la República se preocupó

también de organizar el comercio a través de una actuación directa muy atenta y eficaz, por

ejemplo, organizando aquellas expediciones navales, las “mude”, que periódicamente partían

hacia levante y después hacia las costas del Mediterráneo occidental y hacia el Norte hasta

Inglaterra y Flandes, con una funcional combinación entre actuación y dirección por parte del

poder público y participación de privados.

Este eficaz enredo entre público y privado es otro elemento peculiar de la larga historia de

Venecia, que supo obtener la adhesión por parte de los súbditos sin que estos pidiesen muchas

aclaraciones. Un dato aparentemente extraño si se considera el carácter oligárquico del

aparato estatal, que se explica por la capacidad de llevar los asuntos públicos en términos

ampliamente aceptables para la población, dentro de la lógica del “buen gobierno”, que llegó

casi a ser un mito y que caracterizaba la República de San Marcos. Cierto es que la solidez del

estado, construida en los siglos medievales, permitió, también posteriormente, la superación

de los momentos más difíciles, como en 1509, en tiempos de la Liga de Cambrai, cuando se

enfrentó a media Europa alzada en armas y, tras la desastrosa derrota de Agnadello ,

Venecia supo recuperarse de un golpe que todos creían mortal.

En resumidas cuentas, se puede decir que en este tipo de situaciones fue decisiva la solidez de

la República, sostenida por la difundida percepción de que también las ventajas personales

podían ser mejor garantizadas por un estado robusto y bien regulado. Con esta visión y sin

hacer uso de amores patrióticos o de buenos sentimientos que, en verdad, no parecen ser el

motor de la historia, la misma cultura mercantil de la sociedad veneciana reconocía la

coincidencia entre el bien común y los intereses individuales.

Naturalmente, el ambiente veneciano, así como las estructuras con las que supo organizarse,

tuvieron características extremadamente complejas y frecuentemente contradictorias, pero el

sistema en conjunto supo funcionar y mantener en pie la República durante casi un milenio,

encontrando su fulcro en una ciudad que fue por mucho tiempo una de las mayores

metrópolis de Europa.

Aún hoy, a pesar de que se la haya querido reducir a un barrio perteneciente a un centro

urbano fuertemente de tierra firme, construido sobre plano en época fascista, todavía

permanece como un ejemplo extraordinario de ciudad en el sentido más amplio de la palabra.

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La piratería en el alto Adriático

Desde épocas remotas, la zona nororiental del Mar Adriático ya albergaba numerosos grupos

de personas que se dedicaban a la piratería. Tales grupos fueron más o menos numerosos y

agresivos, dependiendo, en concreto, de la época histórica y de su coyuntura económica.

Las actividades desarrolladas por éstos, estaban esencialmente dirigidas a depredar las

embarcaciones mercantiles que transitaban cerca de sus asentamientos. Más raramente

realizaban rápidas incursiones por tierra a la caza de mercancías de las que apoderarse y de

hombres a los que esclavizar o por los que pedir rescate. Esta actividad está documentada a

partir de los primeros decenios del siglo I d.C. y continuó con la misma modalidad al menos

hasta la mitad del siglo XVII.

En el caso dálmata, muchos factores hicieron que las poblaciones costaneras se decantaran

por la piratería.

Un factor particularmente importante era la posición estratégica de sus asentamientos, desde

siempre pasaje obligado de las ricas rutas mercantiles que unían Oriente, primero bizantino y

después otomano, con los vastos territorios del continente europeo.

La presencia del comercio ha sido siempre, de hecho, la principal atracción para las

poblaciones dedicadas a la piratería.

Otro factor relevante era la morfología del territorio, que favoreció a lo largo de los siglos la

fuga y la ocultación tras sus empresas. Las muchas islas y los estrechos canales han facilitado

también la capacidad para apostarse y prever la consistencia y fuerza de la víctima de turno,

con frecuencia ignorante del peligro que se le avecinaba.

No se puede olvidar el apoyo y la connivencia de las poblaciones del lugar. La actividad de

pillaje de los piratas ha sido frecuentemente apoyada por otros poderes, explotándola y

usándola para su beneficio, a veces como una especie atípica de competición comercial con el

estado o los mercaderes saqueados.

De todas formas, el área comprendida entre el extremo oriental de la península de Istria y las

islas al norte de la ciudad de Zara ha sido en el trascurrir de los siglos sede de la piratería

dálmata.

La voluntad de eliminar el fenómeno de la piratería dálmata se hace evidente en los hechos

que llevaron a la República de Venecia a intervenir hacia el año 1000. El envío de la flota,

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organizada por el Dux Pietro Orseolo II contra los piratas narentani, hay que analizarlo

teniendo en cuenta el panorama de los equilibrios internacionales de la época.

Tras la expedición, Venecia fue de hecho capaz de extender su dominio sobre gran parte de

Dalmacia, creando las bases para el futuro control del Adriático y transformándose, de una

ciudad lagunar, todavía enlazada al imperio bizantino , en una auténtica potencia regional .

En aquella época, el problema de la piratería dálmata se conocía en el estado veneciano desde

hacía casi un siglo y medio. Vale la pena, por tanto, recorrer los eventos que llevaron a un

transformación tan profunda del papel y del peso político de la República.

Desde la época del Doge Pietro Tradonico , en el 836, ya se habían verificado los primeros

enfrentamientos que llevaron a una sustancial victoria, no duradera, sobre los piratas

dálmatas. En el 880 las correrías de los eslavos hasta las puertas de Grado, hicieron que la

República buscase la alianza con los pueblos dálmatas víctimas de la piratería, como la ciudad

de Zara, y con otros pueblos que habían rehuido el dominio imperial en el 820.

La victoria llevada a cabo contra los piratas eslavos fue completa, sin embargo, el hecho de que

Venecia dejase en libertad a los piratas, una vez restituidos los bienes que le habían robado,

indicaba la búsqueda aún de la paz y de una convivencia pacífica. En otras palabras, aún no

convenía eliminar el problema y por tanto tal estrategia no se planteaba.

Algunos años después, en el 887, tuvieron lugar las dos expediciones organizadas por el Doge

Pietro Candiano , ambas desafortunadas,

en la segunda de las cuales el mismo conductor veneciano perdió la vida a manos de los

neretvanos. Las vicisitudes prosiguieron con altibajos hasta la mitad del siglo X.

Algunos acontecimientos relacionados con dichos enfrentamientos se siguen conmemorando

durante las celebraciones venecianas. Por ejemplo, la fiesta celebrada el 31 de enero, día de la

Purificación, trata de recordar la victoria de los venecianos sobre los piratas istrianos y

neretvanos. Estos habían capturado algunas doncellas venecianas mientras se dirigían a la

catedral de San Pedro en Olivolo , para bendecir sus dotes antes del matrimonio, como era

tradición. Al parecer, los piratas estaban junto a sus prisioneras cerca de Caorle, en un lugar

llamado todavía hoy Puerto de las Doncellas, donde fueron alcanzados por los venecianos,

derrotados y obligados a ceder el botín. Además de estos episodios puntuales, se puede intuir

cómo la realidad dictada por la piratería ha influido en la vida y celebración de fiestas y

aniversarios en el seno de la República de Venecia.

Se puede documentar el pago de una especie de tributo por parte de Venecia a los piratas

hasta los años 80 del siglo X.

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Esta situación constituyó para la clase dirigente de la República, entregada al comercio, la

elección del mal menor. Pagar ciertas cantidades a los neretvanos significaba “asegurar” el

propio y rico tráfico contra los ataques y depredaciones piratas. En el caso específico, se podría

considerar que el precio a pagar para afrontar una guerra, sería demasiado alto comparado

con el pago de un pequeño porcentaje de los beneficios mercantiles. La paz y la relativa

prosperidad de la actividad comercial habrían compensado ampliamente la suma

desembolsada. Sería erróneo considerar el pago de esta suma como una especie de debilidad

militar o política de la República.

Con este propósito es significativa la denominación del Adriático como “mar de los

venecianos” dada por el geógrafo iraquí Ibn Mawqal de Palermo, ya en el 972. De todas

formas, tal situación estaba destinada a consolidarse con el creciente peso económico y

político de la República. De hecho, en 1513, el almirante y geógrafo otomano Piri Reis definía

el Adriático con el término de “Golfo de Venecia”. La elección como Doge de Pietro Orseolo II,

contribuyó a cambiar el precario equilibrio obtenido entre la República y los piratas. El Doge,

decidiendo no pagar más el tributo, desencadenó la represalia de los neretvanos contra el

comercio veneciano.

La siguiente expedición, organizada por Venecia bajo el mando de Badoario (llamado

“Bragadino”), se adentró hasta Lissa (actual Vis) que fue destruida. El saqueo de la ciudad

conllevó la cruenta represalia de los neretvanos, esta vez extendida a gran parte de la costa

dálmata.

No pudiendo confiar en la ayuda de Bisancio, los pueblos y puertos asaltados vieron en

Venecia la única potencia capaz de oponerse a la fuerza de los eslavos de Neretva. Se realizó

así una unión de intereses y perspectivas en un bloque que comprendía por un lado Venecia y

por el otro Dalmacia, sometida a Bizancio, pero en busca de independencia y auto legitimación

desde hacía ya más de un siglo.

Para Venecia constituyó una ocasión inigualable y el Doge Orseolo no dudó en atender la

petición de ayuda de los dálmatas.

Las dos expediciones militares comandadas por él mismo, cosecharon grandes resultados. En

la primera, las poblaciones de Grado, Parenzo, Pula y del Quarnero se le sometieron

espontáneamente, suministrando ayuda a la armada veneciana. También juraron fidelidad los

eslavos de Cres y Osor. Lo mismo sucedió en Zara y en las islas de Arbe y Veglia. Después de

haber tenido contactos con los croatas, el Doge firmó una primera tregua, que comportó el

cese del pago tributario veneciano a los neretvanos y el empeño por parte de éstos de no

obstaculizar el tráfico veneciano.

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A causa de la ruptura de esta última cláusula, una segunda expedición, partida el día de la

Ascensión, conllevó el sometimiento de Korčula y la destrucción de Lastovo, que no se había

rendido. A este suceso siguió la deportación de sus habitantes como esclavos a Venecia.

Como consecuencia de las dos expediciones, Venecia se convirtió en una auténtica potencia

regional con el reconocimiento por parte de las ciudades conquistadas, aunque respetando las

instituciones y las normas vigentes de aquellos lugares. Este hecho estaba destinado a

mantenerse como característica del dominio veneciano, tanto en los siglos venideros como en

áreas muy heterogéneas entre ellas.

El poder político y el comercial se fundían de forma cada vez más inseparable.

Es lícito, de todas formas, preguntarse qué final tuvieron los piratas, que tan obstinadamente

habían obstaculizado la afirmación de la potencia veneciana. Es posible responder a esta

pregunta recordando que las poblaciones de la costa dálmata, que se encontraban a lo largo

de ricas rutas comerciales, tuvieron la posibilidad de defenderse en fortalezas muy bien

protegidas, a sus espaldas por las montañas y hacia el mar por un dédalo de islas y una red de

estrechos canales.

A los factores estratégicos y geográficos del lugar se añaden los políticos y económicos, es

decir, el deseo de controlar parcialmente el lucrativo negocio oriental de paso por Venecia, por

parte de otros estados competidores en dicho comercio. Entonces, las poblaciones costaneras

se reorganizaron ya que la atracción de la posibilidad de un fácil enriquecimiento representó

un empuje aún mayor que el miedo a la represión.

La lucha contra los piratas de la costa dálmata prosiguió por todo el siglo XIII asumiendo, a

veces, considerables proporciones a causa del recrudecimiento del fenómeno. En 1221, el

Papa Honorio III

convocó una cruzada contra los piratas de esta región. En 1278, éstos perdieron dos islas

básicas para su actividad: Brac y Hvar. Hasta 1444, los venecianos no consiguieron hacerse con

la fortaleza de Almissa acabando, durante casi un siglo, con los problemas de la piratería

adriática.

De todas formas, a partir de la mitad del siglo XVI, la cuestión volvió con fuerza por causas

diferentes y con otros protagonistas. Tras la avanzada otomana en los Balcanes, grupos

heterogéneos se establecieron en las costas, un tiempo ocupadas por los neretvanos. Los

Uscocchi (término croata traducible como fugitivos), tendrán ocupada durante largo tiempo a

la República, hasta la mitad del siglo XVII.

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El nacimiento de Venecia

En el V siglo, período histórico al que se suele remontar el nacimiento de Venecia, el imperio

romano estaba definitivamente dividido en dos partes. El imperio de oriente , con capital en

Constantinopla, que se mantuvo hasta 1453, año en el que los turcos tomaron la capital; y el

imperio de occidente, con capital en Roma, que fue desmembrado bajo la presión de varios

pueblos procedentes del Nordeste de Europa .

El mito que envuelve el nacimiento de Venecia la coloca en este período y en concreto la hace

coincidir con la inauguración de la iglesia de San Giacometto el 25 de marzo del año 421. Los

historiadores sin embargo opinan que la Venecia lagunar, compuesta sólo por la parte insular

de la Décima Región en la que estaba dividido el territorio itálico por el emperador Augusto, se

haya formado con el tiempo. A los habitantes estables de los islotes de la laguna, dedicados a

la pesca y a la producción de sal, única mercancía de intercambio para obtener todo lo que

necesitaban, se añaden los habitantes de tierra firme, empujados por la necesidad de

encontrar un refugio ante las primeras incursiones de las poblaciones nómadas y belicosas

procedentes del Nordeste. Al principio se trata de traslados momentáneos que, tras el paso de

los “bárbaros” por su ciudad, permiten volver a los refugiados a la vida normal. A las correrías

de los Visigodos las siguieron en el año 452 las de los Unos, que destruyeron las ciudades de

Aquileia, Altino, Oderzo, Padua y Concordia, provocando la migración forzada de los habitantes

hacia el litoral, hacia la laguna y sus asentamientos alrededor de Rivo Alto, más tarde conocido

como Rialto, el punto más alto de la laguna, y sobre la isla de Torcello. Después de un etapa de

paz gracias a la victoria de Justiniano, emperador romano de oriente, sobre los Godos de Totila

, y la consiguiente reincorporación de los

territorios de Ravena y de Venecia al imperio bizantino, en el año 568 se dio la primera

invasión de los Longobardos, procedentes de las tierras de la actual Hungría. Éstos, invaden

Friuli y parte de Véneto, obligando de nuevo a la migración en masa a los habitantes de

muchas ciudades hacia las islas: los habitantes de Concordia fundaron Caorle, mientras los de

la ciudad de Altino, guiados por su obispo, se dirigieron hacia Torricellum, la actual Torcello, y

en el año 639 iniciaron la construcción de la catedral de Santa María de la Asunción .

Característico de esta migración fue el traslado, junto a la población, de los representantes de

los mayores cargos civiles y religiosos que mantuvieron sus papeles y funciones en el nuevo

territorio.

La evolución de la ciudad

En el año 812, el dux Agnello Perticiago transfirió por motivos de seguridad la capital del

Ducado (ya trasladada en el 742 de Eraclea a Metamauco), a los islotes de Rialto y dio inicio a

Page 12: Historia de Venecia.pdf

la construcción de su residencia sobre el Canal Grande, una especie de fortaleza de cuyo

núcleo original se desarrolló el actual Palacio Ducal . En el mismo

año se acuñó la primera moneda veneciana, el dinar de plata .

En el año 828, el traslado de los restos de San Marcos, sacados por dos mercaderes venecianos

de Alejandría en Egipto, marcó el inicio de la unión indisoluble entre Venecia y el santo. A San

Marcos, nuevo patrón de la ciudad, fue dedicada la homónima basílica consagrada en 1094. La

basílica, junto con las otros edificios del gobierno, constituía la Civitas Rivoalti (ciudad de

Rialto) , que conservó esta denominación hasta el final del siglo XIV cuando comenzó a

llamarse Venecia, ya que hasta entonces con el nombre de Venecia se entendía todo el

territorio del estado.

Rialto se convirtió de esta manera en el centro administrativo y religioso de la ciudad,

protegida por un lado por una muralla que unía S. María Zobenigo con el Castillo de Olivolo

en el actual barrio de

Castello, y por otra parte por una gigantesca cadena de hierro que permitía controlar el pasaje

y atraco de los barcos mercantiles.

Primera organización administrativa y anhelos de independencia

El primero de los 118 dux que han marcado en el tiempo la historia de Venecia, fue Paulicio

Anapesto. En su elección como dux, y no como magister militum, título habitual bizantino, se

quiso ver una señal del deseo de autonomía. Sin embargo el cargo de dux era también de

origen bizantino y dependía del Exarca de Ravena . Las funciones

del dux eran tanto de carácter civil como militar y a él le debían obediencia los tribunos

propuestos para gestionar los poderes locales. A la casta de los tribunos accedían los

pertenecientes a las clases más pudientes, que llegaron a constituir una especie de aristocracia

oligárquica. Los tribunos, a los que fue reservado el acceso a los mayores cargos de gobierno,

junto con los principales representantes de la jerarquía eclesiástica, determinaron la suerte de

la futura Serenísima.

En los años 726 y 727, se fue delineando una posibilidad de autonomía del 'Imperio Bizantino

cuando los tribunos y el clero venecianos

Page 13: Historia de Venecia.pdf

prevaricaron el nombramiento imperial y eligieron por aclamación a Orso Ipato como nuevo

duque de la Venecia marítima, apoyados por el papa Gregorio II y como respuesta a los

medidas sobre la iconoclasia anheladas por el emperador León III. La aspiración a la

independencia de Bizancio se fue reforzando todavía más después de que en el 751, Ravena,

sede del poder bizantino en Italia centro-septentrional, fuese conquistada por Astolfo I, rey de

los longobardos.

Tras la caída del exarcado de Ravena, en el año 774, el papa Adriano llamó en su ayuda a

Carlos, rey de los francos, el futuro Carlomagno que bajó a Italia poniendo fin a la dinastía

longobarda con el decisivo asedio a Pavía y la captura del rey Desiderio. El Rey Carlos no

escondió la ambición de apoderarse de los territorios bizantinos en Véneto e incluso proyectó

la invasión de Venecia con sus tropas. Sin embargo la diplomacia ganó y evitando el

derramamiento de sangre se llegó a un acuerdo en el año 810-811: Venecia quedaba bajo la

tutela bizantina y el emperador de oriente reconocía al rey Carlos el título de Emperador del

Sacro Imperio Romano , ya recibido directamente

del papa León III en la navidad del año 800.

De esta forma Venecia conseguía no participar en la organización feudal de Europa.

Comienzo de la política comercial de la Serenísima

Se remonta al siglo IX la corriente de pensamiento, lanzada por un grupo de patricios

venecianos, dirigida a favorecer una política exterior de apertura al mar y al comercio hacia

oriente, dada la fuerza y la habilidad con que Venecia asumía cada vez más la función de punto

de unión entre Europa, el mundo islámico y las zonas de influencia bizantina. La vecindad con

el Imperio Franco y las relaciones privilegiadas con el oriente bizantino y Constantinopla

hicieron de Venecia en poco tiempo uno de los principales puertos de intercambio entre

oriente y occidente. Se permitió así el desarrollo de una clase mercantil dinámica y

emprendedora que a lo largo de casi cuatro siglos, transformó la ciudad, de un remoto

asentamiento y avanzadilla imperial en una potencia independiente y patrona de los mares.

La mayor parte de las mercancías procedentes del Norte de Europa y de Oriente, productos

preciados y materias primas entre las que estaba la madera, empezaron a pasar por Venecia.

Ésto contribuyó al nacimiento y al desarrollo de actividades lucrativas subsidarias a comercios

como el transporte de esclavos, el transporte de personas, el servicio postal y el comercio por

cuenta de terceros.

Page 14: Historia de Venecia.pdf

Redefinición del papel del dux

En los siglos IX y X se abrió un gran paréntesis de asentamiento y revisión de los cargos.

Muchos descontentos y algunos episodios especialmente dramáticos, relacionados con la

codicia de poder de algunos duces, empujaron a descentrar la gestión de los bienes públicos,

vinculando el poder ducal a nuevos órganos institucionales.

En este período se apaciguó una revuelta popular contra el dux, durante la que se incendió el

Palacio Ducal y se confirmó la prohibición de la compra y transporte de esclavos.

En el año 991 fue elegido dux Pietro II Orseolo , gran artífice de las victorias sobre los dálmatas

en el 1000 y sobre los sarracenos que asediaban la ciudad bizantina de Bari en 1202-1203.

Triunfos que llevaron a Pietro II a asumir el título de Dux Veneticorum et Dalmaticorum (dux

de Véneto y Dalmacia), con la recuperación de la tranquilidad en los barcos venecianos para

recorrer en paz el Adriático y una relativa independencia veneciana de Bizancio, de todas

formas controlada con un acuerdo tácito de fidelidad. Aún hoy, diez siglos más tarde, para

conmemorar la victoria sobre los dálmatas, cada año Venecia celebra la sugestiva ceremonia

del “Matrimonio con el mar” .

Bajo el ducado de Pietro II, se extendió la idea de rechazar la adhesión a los esquemas rígidos

de la sociedad feudal, que a grandes rasgos dividía los súbditos entre los que rezaban, los que

trabajaban o los que combatían. En Venecia, y quizás por primera vez en Europa, se comenzó a

discutir el concepto por el que la dignidad de una aristócrata se midiese sólo en base al blasón

y a la propiedad de terrenos. Se consiguió dar también una valía noble y por ello nunca más

negativa, al uso y al manejo del dinero, reforzando de esta forma la ya potente clase mercantil

veneciana .

En política exterior tuvo que contrarrestar la actividad de los barcos corsarios dálmatas en el

Adriático y, por petición de Bizancio, la presencia sarracena en Italia meridional. Estas

situaciones hacían inseguro el comercio hacia oriente, fuente de riqueza, sobre todo a raíz del

edicto de la Bula de Oro que daba particulares privilegios a los comerciantes venecianos.

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El papel de la diplomacia

El siglo XI se caracterizó por dos momentos de gran tensión, que se revelaron como un

formativo y exitoso banco de pruebas para la diplomacia veneciana: las pretensiones sobre la

ciudad de Grado por parte del patriarca de Aquileia , apoyado por el emperador

Conrado II en 1027, y las intenciones de los Normandos de conquistar la orilla oriental del

Adriático, con el objetivo final de la ciudad de Constantinopla . El enfrentamiento con estos

últimos constituyó un gran compromiso económico y militar para Venecia, gobernada por el

dux Vitale Falier . La guerra se concluyó con la muerte en 1085 del

cabecilla normando Roberto Guiscardo . El emperador de Constantinopla, Alejo I Comneno,

otorgó como reconocimiento en 1082 otra Bula de Oro a los venecianos, que vieron así

consolidarse los privilegios económicos que ya se les había concedido ampliamente.

El 26 de noviembre de 1095, en el concilio de Clermont, el papa Urbano II proclamó la primera

cruzada Venecia se unió a la

empresa, asegurando el transporte de los cruzados tras una abundante retribución. Las

enormes ventajas económicas que se obtenían la llevaron a rivalizar con la Repúblicas

marineras de Génova y Pisa.

La Costa Dàlmata y los Balcanes

El 9 de mayo del año Mil, una flota veneciana, guiada por el Doge Pietro Orseolo II zarpó hacia

las costas dálmatas para combatir a los piratas. Tras dos meses de batallas, los venecianos

extendieron su jurisdicción marítima a todo el litoral de Istria y Dalmacia. Venecia comenzó la

conquista y el control de las rutas del Adriático y del Mediterráneo. Desde entonces fue

predominante su influencia política, cultural y comercial sobre las costas orientales del

Adriático, aunque si la consolidación definitiva del poder veneciano llegó solamente entre los

siglos XIV y XV.

Durante el siglo XII, las ciudades dálmatas de Zara, Split, Trogir, Dubrovnik y sus territorios

circunstantes, cambiaron varias veces de mano entre Venecia, Hungría y los Bizantinos. Tras la

Cuarta Cruzada de 1202, Trieste y Zara pasaron bajo el dominio veneciano, mientras

Dubrovnik, importante ciudad-puerto, fue conquistada en 1205 y mantenida, con altibajos, por

los venecianos hasta 1382.

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En el siglo XIV, Venecia era ya el centro de un vasto imperio marítimo que dominaba sobre

gran parte de las costas orientales del Mar Adriático, lo que comprendía grandes ciudades

como Trieste, Pula y Zara y numerosas otras de menor importancia. Se remonta a 1420, ya con

gran parte de Dalmacia veneciana, el período en el que los dálmatas, enrolados por la

Serenísima y llamados Schiavoni o marineros de ultramar, se pusieron al servicio de la nueva

ya adquirida patria véneta.

Toda la costa dálmata y balcánica, con sus islas y sus escalas, sirvió a los barcos venecianos en

viaje hacia y desde oriente, como punto de apoyo y de recuperación para los equipajes. La isla

de Korčula; el puerto de Antivari (actual Bar) en Montenegro, veneciano desde 1443 a 1571;

las albanesas Vlorë, veneciana en 1690 y Durrës, veneciana ya desde 1205, fueron sólo algunas

de las escalas adriáticas orientales con las que Venecia, en diferentes momentos, pudo contar.

Mientras en Dalmacia era floreciente el artesanado, en los países balcánicos como

Montenegro y Albania, ciertamente más pobres, se producían sobre todo pieles que en gran

parte se exportaban y se utilizaban como revestimientos en la misma Venecia, donde eran

florecientes las industrias del curtido y de la elaboración del cuero.

Constantinopla y el mar negro

Las relaciones de Venecia con Oriente han sido siempre muy estrechas: las rutas hacia el Este

fueron la meta de los comercios venecianos durante toda la existencia de la República. Entre

los años 800 y Mil, Venecia intensificó y desarrollo el comercio, y la navegación tocó puertos

cada vez más lejanos, presupuestos indispensables para la fortuna de Venecia y para el control

del mar hacia Oriente. En concreto, la política veneciana se orientó desde el principio hacia

Bizancio (o Constantinopla, la actual Estambul), atraída por su economía y por su arte. Venecia

nació bizantina y por siglos se mantuvo como tal. Hasta el final del siglo XIV y más allá, las

inspiraciones en los esquemas y modelos del arte oriental fueron muy fuertes, así como

florecientes los intercambios culturales y económicos con la espléndida ciudad del Bósforo.

Costantinopla, con su envidiable posición geográfica como confín entre dos mares, fue durante

siglos un punto fundamental de paso para los convoyes marítimos hacia el Egeo y el Mar

Negro. Entre las mude de institución más antigua está aquella llamada de Rumanía, que

pasaba por el estrecho del Bósforo. La mayor parte de las mercancías de proveniencia oriental,

llegaba mediante largos recorridos a lomos de camello a través de Persia y Turkestán del Sur, o

atravesando Kazajistán y las tierras del pueblo Calmuco al Norte, hasta los puertos del Mar

Negro. Antes de los venecianos, los genoveses habían sido los primeros a aprovecharse de las

Page 17: Historia de Venecia.pdf

escalas del Mar Negro, que durante el siglo XIII, llegaron a adquirir una posición privilegiada en

los mercados del Impero Bizantino y de su capital. De hecho, habían llegado hasta el Mar

Negro y a las costas de la península de Crimea, donde habían fundado las tres colonias de

Teodosia, Balaclava y Sudak.

En 1381, tras la Paz de Turín que decretó el final de la guerra de Chioggia entre Venecia y

Génova, esta última fue obligada a reducir su presencia en el Mediterráneo Oriental. De esta

manera se consintió a Venecia de predominar también en el Mar Negro fundando en la

desembocadura del rio Don la nueva colonia de Tana (hoy llamada Tanais), cerca de la actual

ciudad rusa de Azov. En Odesa surge también una nueva base veneciana, que recibí grano,

pieles y madera procedentes de Rusia, mientras en la costa meridional del Mar Negro,

Trapisonda y la isla vecina de Tanedo eran los tradicionales puntos de llegada de las

mercancías procedentes de Asia, principalmente las especias y la seda china.

La conquista del Mediterráneo oriental

En mayo de 1202, el Dux Enrico Dandolo , en la víspera de la cuarta cruzada, con el pretexto

de sugerir a sus promotores algunos cambios en los acuerdos económicos para el transporte

de las tropas a Jerusalén, impuso modificaciones decisivas en los itinerarios del recorrido.

Entre las razones de los cambios estaba el intento de calmar la revuelta de Zara y Trieste que,

protegidas por el Reino de Hungría, intentaban salir de la influencia de Venecia. Por otro lado

estaba la aspiración de sanear la difícil situación que se había creado en Bizancio en 1170,

donde el emperador Comneno se había visto obligado a decretar la detención de los

venecianos y la confiscación de sus bienes, debido a las presiones de la población local,

descontenta por los enormes privilegios comerciales otorgados a ellos. El itinerario de las

tropas cruzadas, completamente revisado , primero les dirigió hacia el norte para reconquistar

las dos ciudades rebeldes, después hacia oriente a la conquista de Constantinopla que

aconteció el 15 de abril de 1204 y que marcó el inicio del imperio latino de oriente bajo la

tutela de los venecianos , y finalmente les dirigió al sur, hacia

Jerusalén. Con el consiguiente reparto de los territorios bizantinos entre los cruzados y los

venecianos, estos últimos se aseguraron casi totalmente el control de las vías comerciales

hacia oriente y llevaron a Venecia un botín de guerra de extraordinario valor y belleza que

contribuyó a enriquecer la ciudad: mármol y obras de arte, entre las cuales estaban los cuatro

caballos de bronce retirados del hipódromo de Bizancio que fueron colocados sobre la fachada

de la Basílica de San Marcos. Venecia controlaba ahora un potente imperio comercial en plena

expansión, con la bandera de San Marcos que ondeaba en gran parte del Mediterráneo

oriental.

Page 18: Historia de Venecia.pdf

En el siglo XIII, en la cúspide de su potencia, Venecia había llegado a dominar gran parte de las

costas del Adriático, Dalmacia, Istria, muchas de las islas del Egeo, Creta, Chipre y Corfú. Era

además la principal potencia militar y estaba entre las primeras fuerzas mercantiles presentes

en Oriente Medio.

El nacimiento de la República nobiliaria

Entre los siglos XIII y XIV se fue transformando la organización política veneciana. En 1297 se

votó una ley que preveía el acceso al Gran Consejo sólo para los varones descendientes de las

familias que ya lo conformaban, impidiendo el acceso a hombres y familias nuevas. En 1315,

con tal intención, se instituyó un registro de la nobleza veneciana, el llamado Libro de Oro , en

el que se inscribían todos los mayores de dieciocho años pertenecientes a las antiguas familias.

La República de Venecia tomó así la forma (bajo la apariencia de una oligarquía ampliada) de

una especie de república nobiliaria mercantil, ya que los representantes de su nobleza eran

casi todos armadores o comerciantes, la mayor parte de ellos burgueses. Las acciones de

protesta de los opositores a esta prevaricación, algunas de las cuales acabaron en sangre,

como la dramática rebelión guiada por Querini y Tiepolo en 1310, determinaron el nacimiento

de un tribunal especial, el Consejo de los Diez, que desde 1335 se convirtió en un órgano del

estado permanente y con poder de decisión. Hasta tal punto era su poder, que en 1355 llegó a

decretar la condena a muerte de un dux, Marino Falier , acusado de intentar hacer caer el

régimen Republicano para instaurar una Señoría personal. Fueron decenios difíciles para

Venecia: a las revueltas acabadas en sangre y a los intentos de cambiar el poder, se unió en

1348, el violento terremoto del 25 de enero que golpeó la ciudad, seguido en marzo por una

terrible peste que provocó la muerte de al menos tres quintos de los 100.000 venecianos.

La época de los grandes cambios

El siglo XII significó para Venecia el siglo de los grandes cambios. Se construyeron los astilleros

navales del Arsenal como primera industria de estado (1104) . Se renovó la organización

gobernativa con la introducción de nuevos procedimientos para la elección de los dux (1172).

Se construyó el puente en madera de la Moneda (1181) en el Canal Grande, uniendo la

“ciudad” administrativa y política con la zona de los mercados. Se dividió todo el área edificado

de la ciudad en los seis distritos o barrios existentes todavía a día de hoy, dando a cada uno de

ellos un representante en el gobierno. Surgieron los primeros palacios importantes, mientras

que el Palacio Ducal, destruido varias veces por los incendios, se restauró completamente

perdiendo su inicial aspecto de fortaleza. Se reestructuró la plaza a la que se asoma la

Page 19: Historia de Venecia.pdf

magnífica basílica de San Marcos, renovada y enriquecida en 1063-1066 con mármol, mosaicos

y otros elementos decorativos de estilo oriental que la convirtieron en “la iglesia más bella del

mundo”.

La elección de Venecia como lugar de encuentro y reconciliación del papa Alejandro III con el

emperador Federico I Barbarroja (24 de julio de 1177) implicó nuevas ventajas para la

Serenísima, confirmando a nivel internacional su papel de potencia “fiable y prestigiosa”. La

imagen de Venecia se cuidaba y se consolidaba en gran medida a través de una serie de

eventos y liturgias, con los que los símbolos del poder imperial y de la iglesia se unían a los

símbolos reales del dux. De esta forma retomaban vigor ceremonias y rituales tradicionales

como el “Matrimonio con el Mar” durante el cual, el dux arrojaba un anillo en la laguna para

simbolizar la unión de la ciudad con el agua, elemento fundamental para el poder y la fortuna

de Venecia.

La Costa Itàlica

El Mar Adriático fue fundamental para el crecimiento del Estado de Venecia y el desarrollo de

sus comercios. Muchas ciudades y puertos distribuidos por las orillas al Este y al Oeste del Mar

Adriático, incluso sin estar bajo la dominación veneciana, sirvieron frecuentemente de apoyo y

de punto de distribución de los convoyes y barcos venecianos, fuesen civiles o militares.

Al Oeste, por la costa itálica, fueren varias las ciudades-puerto que en épocas y formas

diferentes, acabaron bajo la influencia veneciana. Empezando por Ravena, con una antigua

tradición portuaria que se remonta al siglo I a.C. Los venecianos, invitados en 1441 por la

misma Ravena, tomaron posesión de la ciudad, gobernándola hasta el 17 de mayo de 1509,

cuando la entregaron al papa Julio II. A mitad del siglo XV y en el apogeo de su poder, Venecia

persiguió el objetivo de dominar directamente también a otros puertos de Romaña, en

concreto al de Cesenatico.

Hacia el Sur, también Ancona, definida al final del siglo XI como una de las Repúblicas

marineras menores junto con Gaeta, Trani y Ragusa, se enfrentó a Venecia. Esta no aceptaba

en el Adriático una ciudad marinera que, aunque de manera reducida, le hiciera la

competencia en los negocios con Oriente. Entre acuerdos y fricciones con Venecia, la ciudad

llegó a su máximo esplendor entre los siglos XIII y XIV, convirtiéndose en uno de los puertos

más importantes del Adriático.

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En Italia Meridional, una región muy unida a la suerte veneciana fue Apulia. En 1259,

Manfredo de Suabia, que gobernaba la región, concedió a Venecia, como había hecho con

Génova, el derecho de exportar 10.000 salme de trigo desde algunos puertos de Los Abruzos y

de Apulia como Brindisi. La misma Brindisi en 1496, más de dos siglos después, fue ocupada

por los venecianos junto a otros puertos importantes de Apulia como Monopoli, Polignano,

Mola y Trani, que permanecieron sometidos a Venecia hasta 1509. En aquellos años la ciudad

de Brindisi, que vivía de la producción de vino, ganado y aceite, antes de la llegada de los

españoles, desarrollaba un papel importante de redistribución de los productos del territorio,

abasteciendo a la flota veneciana sobre todo con trigo para Corfú. También la blanca Otranto,

otro importante atracadero, estuvo durante once años (1484-1495) bajo el dominio veneciano,

antes de la ocupación francesa. Las costas de Apulia ofrecían además mucha sal para los

barcos de carga venecianos, producida en las salinas al sur de Manfredonia.

Tras la caída de Constantinopla (1453) a manos de los turcos y el descubrimiento de América

(1492), el centro del comercio empezó a trasladarse del Mediterráneo al Atlántico y por todas

las ciudades marineras italianas inició un grave periodo de recesión que duró hasta el final del

siglo XVII.

Islas griegas y Chipre

Durante la cuarta cruzada (1202-1204), Venecia tomó posesión de las islas y de las localidades

marítimas más importantes comercialmente del imperio bizantino, que cambió de nombre por

el de imperio de Oriente. La conquista de una red de puertos junto con las islas de Corfú (1207)

y de Creta (1209), garantizó a Venecia una importante actividad comercial con el Levante . En

posesión ya de la isla de Eubea, adquirida en 1204, Venecia empezó a convertirse en el centro

de un vasto imperio marítimo que en su culmen, durante el siglo XIV, comprendía, además de

las costas dálmatas y las grandes islas griegas anteriormente citadas, la parte meridional de la

Morea o Peloponeso, la mayor parte de las islas Cícladas y la gran isla de Chipre. Al final del

siglo XIV, la flota veneciana podía contar con casi 17.000 marineros y más de 3.000 barcos de

diferentes tipos, que permitían a la ciudad lagunar tener casi completamente el control

comercial de la cuenca oriental del Mediterráneo.

La isla de Corfú, la más veneciana de las islas griegas, después de pocos años de dominio

veneciano, fue tomada primero por los Suevos y después por la Casa de Anjou napolitana, que

en 1402 la vendió de nuevo a Venecia por 30.000 ducados de oro. También la isla de Cefalonia,

en el mar Jónico, y la de Rodas, ubicada bajo Turquía, estuvieron muy unidas a la suerte

veneciana.Todas las islas griegas, grandes y pequeñas, fueron determinantes para mantener el

poder comercial en el Mediterráneo oriental, ya que servían como escala equipada y

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confortable atracadero para los convoyes y barcos mercantiles y militares venecianos. De igual

forma la isla de Chipre fue un centro básico de confluencia para el poder y los comercios

venecianos. La isla, anexionada oficialmente a Venecia en 1489 como don de la reina de Chipre

Caterina Cornaro, fue gobernada durante ochenta años por Venecia hasta la invasión turca de

1570. En Chipre se producía algodón, sal y azúcar: el algodón dió nombre a una muda o

caravana marítima instituida en 1334 con etapa final en la isla, mientras que el azúcar se

recogía en las grandes plantaciones pertenecientes a la familia veneciana de los Corner, para

ser después enviado y refinado en Venecia.

Entre el final del siglo XVII y el principio del sigloXVIII, comenzó el declive de la gloria militar y

comercial de la Serenísima, primero con la cesión de Creta a los turcos en 1669 y a

continuación por la rendición de Morea con sus ricas plazas de Modona, Korone y Navarino

(actual Pilos), así como de todas sus posesiones en el Egeo. En 1778, con el tratado de

Passarowitz, estipulado entre Austria y el Imperio Otomano, se puso fin al imperio marítimo de

Venecia, el llamado “Estado de Mar”, reducido únicamente a la costas dálmatas.

Medio oriente y los países árabes

Venecia, gracias a su vocación comercial, se convirtió en poco tiempo en el centro europeo

más desarrollado debido a las relaciones con el Oriente. Las rutas comerciales con Oriente

fueron dominadas por el gobierno de la Serenísima durante siglos. Como prueba de esto se

recuerda el nombre dado a Venecia por los orientales, bunduqiyya. Parece que fueron

precisamente los mercaderes venecianos a exportar por primera vez en las numerosas escalas

de Oriente estas primitivas armas de fuego.

Sin embargo, los elegantes palacios y los refinados trabajos de piedras preciosas muestran

también cuanto Venecia haya adquirido de la civilización oriental, en un intercambio cultural

de siglos de duración.

La colonización comercial del Mediterráneo oriental fue llevada a cabo por Venecia después de

las Cruzadas: en la primera de estas (1099-1100), el Estado veneciano envió a Jaffa una flota

de 200 barcos, poniéndola a disposición de Godofredo de Buglione, obteniendo como

compensación, además de la exención de los impuestos por todo el Reino de Jerusalén, la

concesión de una iglesia y de un lugar apto para el mercado en cada ciudad que fuese tomada

por los Cruzados. De esta forma, las colonias diseminadas en el siglo XII desde Alejandreta

hasta Jaffa, se convirtieron en importantes centros comerciales y lugares de amarre, parecido

a lo que sucedió antiguamente con los Fenicios Griegos y Romanos. Los productos de las

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Indias, de Persia y del Extremo Oriente como la pimienta y otras especias, perfumes, piedras

preciosas y seda, a las que se añadían los productos locales, especias de Siria como el algodón,

alumbre, armas y otros manufacturados artesanales, se intercambiaban con pocos productos

de Occidente como la madera, los metales y las prendas de lana.

Otras importantes escalas comerciales fueron Laiazzo (actual Ayas) y Antioquía en Turquía,

Trípoli, Alepo en Siria, y Jerusalén.

Si el Oriente Medio y Siria en concreto eran, junto al Mar Negro, el gran punto terminal de los

flujos mercantiles procedentes de la India y del Extremo Oriente, Egipto representaba la salida

para las mercancías procedentes del interior de África, de la sal de Libia, de las piedras

preciosas de Arabia como el ónix y la calcedonia, aunque también de productos de los

habitantes de las islas del Océano Índico. Éstos los confiaban a embarcaciones empujadas por

los monzones hasta las costas orientales de África, a los puertos del Golfo Pérsico y del Mar

Rojo, que remontando el Nilo llegaban hasta Alejandría. Entre las mude venecianas más

antiguas, de hecho se recuerdan las de Siria y Alejandría en Egipto.

India, china y oriente

Desde el final de las mude de Oriente, algunos mercaderes, los más osados, continuaban el

viaje por las vías de las caravanas de Asia central, de India y de China. Uno de los primeros fue

el viajero veneciano Marco Polo, que atravesó Asia hasta llegar a China a la corte del

emperador Kublai Khan, donde vivió durante 17 años en la segunda mitad del siglo XIII.

Describió su aventura en el Libro del Millón de Maravillas, una obra que durante mucho

tiempo fue la más importante fuente de noticias sobre Asia oriental. Sin embargo, antes de él

habían viajado por aquellos caminos algunos misioneros cristianos. A todos los caminos, que

con el tiempo fueron atravesados por nuevas caravanas, se les dio en el siglo XIX el sugestivo

nombre de Vía de la Seda. Se trataba de un retículo de itinerarios terrestres, marítimos y

fluviales desarrollado por casi 8.000 Km que permitía a las caravanas recorrer Asia central,

uniendo China a Asia menor y al Mediterráneo a través de Oriente Medio.

El nombre de la Vía de la Seda derivaba del hecho de que Oriente, y la China en concreto, eran

los mayores suministradores de seda para Europa. El precioso producto era fundamental para

la sociedad occidental de aquel tiempo, que con sus florecientes industrias de elaboración, la

había convertido en la materia prima para todas las prendas de prestigio, desde los vestidos

para las damas a los de los soberanos, caballeros, magistrados y obispos. Oriente abastecía

además piedras preciosas y semipreciosas, procedentes sobre todo de la India, Persia y de la

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isla de Ceilán, y también los cristales de roca de Afganistán y el lapislázuli del Cáucaso.

También los productos tintóreos y el alumbre, utilizado para fijar el color sobre los tejidos,

procedían de las lejanas tierras de Oriente para ser engullidos por la industria textil occidental.

Sin embargo, la mayor parte de las mercancías de procedencia oriental estaba constituida por

las especias. De hecho llegaban en gran parte desde el extremo Oriente, desde la India y en

concreto desde el puerto de Goa, en la isla de Ceilán, desde Indonesia y desde China. Llegaban

gracias a largos recorridos a lomos de camello a través de Persia y Turquestán, hasta los

puertos del Mar Negro, o más al sur, hasta las costas mediterráneas del Oriente Medio.

Enfrentamientos entre las repúblicas marineras

La rápida expansión de Venecia no pasó desapercibida a los ojos de las ciudades rivales, en

concreto de la República marinera de Génova . Todo el siglo XIV fue escenario de repetidas

guerras entre la República de Venecia y la República de Génova. Esta última deseaba disputar a

Venecia el dominio del rico comercio hacia oriente y bloquear la aspiración veneciana de

desarrollar sus propios comercios más allá del Mediterráneo. Hasta ese momento, la República

de Génova había realizado su comercio en el Mediterráneo occidental con los países del

Magreb y de África occidental, mientras que Venecia se había limitado al Mediterráneo

oriental y al comercio con Egipto, Etiopía y Somalia, países por donde pasaban parte de las

mercancías procedentes de India y China. Con el final de imperio latino de oriente (1261) y la

apertura de la ruta comercial hacia Catai, también Génova intentó conquistar aquellos

mercados, mientras que Venecia tendía a abrir nuevas salidas comerciales hacia el Atlántico.

Los primeros enfrentamientos se habían producido al final del siglo XIII, con las batallas de

Laiazzo (1294) y Curzola (1299) a las que siguió el tratado de paz de Milán.

En 1311 la Serenísima, ampliando sus confines comerciales, fundó la primera línea regular de

navegación hacia el Mar del Norte. Esto aumentó aún más la tensión entre las dos Repúblicas,

con las respectivas flotas marinas que continuaron enfrentándose con hostilidad creciente por

todo el Mediterráneo, entre escaramuzas, auténticas batallas y relativos tratados de paz. Sólo

el encuentro más duro consiguió tener un resultado definitivo en 1378. Con el pretexto de la

posesión de la isla de Tanedo en Turquía, estalló la guerra total entre Génova y Venecia. En

realidad, tanto Venecia como Génova querían el libre acceso a los puertos de Tana y

Trebisonda, en la costa nororiental del [Mar Negro], tradicionales puntos de llegada de las

mercancías procedentes de Asia.

Page 24: Historia de Venecia.pdf

La ciudad de Chioggia fue la víctima y lugar del enfrentamiento entre las dos rivales,

conquistada en un primer momento por los Genoveses y después llevada de nuevo bajo

dominio veneciano. La guerra de Chioggia acabó en 1380, con el fin de las hostilidades

promulgado por el tratado de paz de Turín, en 1381, que marcó también el comienzo de la

decadencia de la República Genovesa.

Desarrollo de la política económica

El gobierno veneciano supo incrementar y consolidar cada vez más su hegemonía comercial en

el Adriático y en el Mediterráneo, a través de una densa y hábil red diplomática que consiguió

asegurar la tranquilidad de tránsito para sus barcos y situaciones de privilegio en las escalas

marítimas. La libre circulación de las mercancías con el aumento del volumen de intercambios

y compraventas, obligó a la Ceca del estado a aumentar la producción de monedas,

añadiendo al ducado o zecchino d’oro (1284), también la copiosa producción de monedas de

cobre.

La actividad comercial fue regulada por procedimientos y leyes severas por los órganos de

poder con la intención de dirigir la vida económica del Estado. Las nuevas disposiciones

permitieron el establecimiento de empresarios extranjeros en Venecia para facilitar las

transacciones comerciales y favorecer beneficios mayores a los comerciantes venecianos.

Nacieron entonces los Fondachi , lugares en los que los extranjeros podían depositar sus

mercancías y alojarse. Nacieron también las primeras compañías comerciales, llamadas “las

fraternales” porque eran casi todas de carácter familiar. Se inició además el uso de la cuenta

corriente y se afinó la técnica de la partida doble en los libros contables, hasta la creación en

el siglo XVI del primer Banco de la Plaza de Rialto .

También en el campo de las finanzas públicas se introdujo una importante novedad: a los

impuestos indirectos, los aranceles y a los préstamos obligatorios debidos por los ciudadanos

al Estado, se unieron los impuestos directos, entre los que estaba el llamado diezmo.

Otra gran fuente de rédito para las finanzas estatales venía de la primera industria del Estado,

el Arsenal , con su actividad de construcciones navales y base de los transportes marítimos .

Casi todos los buques venecianos, comerciales, de guerra y de transporte, se construían en el

Arsenal, bajo la protección estatal y se alquilaban a privados que hubieran hecho la petición.

Page 25: Historia de Venecia.pdf

El transporte de las mercancías, sobre todo las valiosas, se aseguraba frecuentemente con

convoyes escoltados, las "mude", que constituían un servicio de línea regular. El desarrollo

cada vez mayor del sistema infundió seguridad a los comerciantes con la consiguiente bajada

del precio de las aseguradoras marítimas, instituciones en boga desde el siglo XV.

La expansión en tierra firme

La necesidad de continuar a utilizar el paso de las mercancías por el valle de Padanía para el

comercio directo desde y hacia Europa del Norte, había hecho que los venecianos estuviesen

atentos a las miras expansionistas de dos Señorías, la de los Scaligeri de Verona y la de los Da

Carrara de Padua. Los Da Carrara en concreto constituían un peligro para Venecia, porque ya

durante el asedio de Chioggia (1380), en la guerra entre venecianos y genoveses, habían

sostenido a estos últimos. Tras el éxito en la guerra de Chioggia, el estado veneciano empezó a

mirar hacia tierra firme, adquiriendo autosuficiencia y aliados para mantener su propia

población, diezmada años antes por la Peste Negra de 1348. Hacia el final del siglo XIV fue

cuando las Señorías de Verona y Padua se aliaron contra Venecia. Casi todo el Véneto fue

conquistado por los Scaligeri, pero la muerte de Giangaleazzo Visconti (1402) , Duque de

Milán y Señor de buena parte del Norte de Italia, y la crisis sobrevenida por su sucesión,

jugaron a favor de los venecianos que consiguieron anexar a sus territorios también las

provincias lombardas de Brescia, Bérgamo, Crema y las ciudades vénetas de Feltre, Belluno,

Bassano, Vicenza, Verona, Padua y parte del Polésine.

También las guerras contra los Húngaros, al comienzo del siglo XV, ampliarán las posesiones de

la República de Venecia a este, con la anexión de gran parte de Friuli y la consolidación del

dominio sobre Dalmacia e Istria. La pérdida de la ciudad de Grado por parte del patriarca de

Aquileia, dio lugar a la instauración de un único Patriarcado con sede en Venecia. La nueva

situación territorial se ratificó a través de los tratados de 1451 con el Patriarca de Aquileia y de

1453 con los Húngaros.

El Imperio Otomano en el Mediterráneo

Hacia la mitad del siglo XIII, bajaron desde los altiplanos de Armenia, los Turcos Osmanli, de

creencia islámica, que se establecieron en Anatolia desde donde, bajo la guía de Othman I

conquistaron Asia Menor.

Page 26: Historia de Venecia.pdf

En 1453, guiados por Mehmed II (1451-1488) , los Turcos tomaron Constantinopla

convirtiéndola en la capital de su reino y poniendo fin al imperio romano de oriente. Sólo un

año después, los Venecianos consiguieron que se reconociera su colonia en Constantinopla,

pero el bailo perdió sus prerrogativas de gobernador de la Serenísima, transformándose en

simple embajador ante el Sultán. Los Turcos siguieron conquistando por Grecia y los Balcanes

y fue entonces cuando Venecia y Hungría, animadas por el papa Pío II y finalmente aliadas,

organizaron una guerra contra éstos con la excusa de ayudar a Skanderberg , jefe de la

resistencia albanesa. Las fases de la guerra no fueron positivas para Venecia y el tratado de paz

que promulgó el final del conflicto fue muy duro. Venecia perdió la base de Negroponte, tuvo

que reconocer la presencia turca en Albania y en el Egeo y pagar una contribución periódica en

dinero al gobierno del Imperio Otomano, llamada de la “puerta sublime”.

En 1480 los Turcos intentaron apoderarse también de las costas de Apulia conquistando

Otranto, pero, con la muerte de Mehmed II, perdieron los territorios conquistados hasta

entonces.

El 11 de junio de 1488, como don de la reina Caterina Cornaro ,

Venecia se anexionó oficialmente la isla de Chipre undefined, base neurálgica de los comercios

en el Mediterráneo e importante lugar para la producción de azúcar, sal y vinos preciados.

Mediterràneo Occidental y Mares del Norte

Los puertos de las ciudades costeras italianas que se asoman al Mar Tirreno no eran muy

frecuentados por los barcos venecianos, ya que la costa tirrena estaba, al menos hasta el siglo

XV, bajo la influencia de la República Marinera de Génova, durante muchos años enemiga de

Venecia. Los únicos fondeaderos comerciales seguros eran algunos puertos de Sicilia Oriental y

de Cerdeña, donde los barcos venecianos cargaban grandes cantidades de sal, sustancia muy

preciosa en aquella época. Lo era tanto, que el estado veneciano animó de tal forma su

importación hasta convertir en obligatorio una cierta cantidad en el cargamento de cada barco

mercantil. Más hacia el oeste también las islas Baleares producían mucha sal, preparada para

ser cargada en las cocas venecianas.

Por la costa sur del Mediterráneo, en los países llamados “del Garbo”, el Magreb

norteafricano, los comerciantes venecianos compraban lana de buena factura que era después

exportada de nuevo a los centros de la industria textil de Val Padana.

Page 27: Historia de Venecia.pdf

En 1344 se armó una importante nueva muda dirigida a Aigues-Mortes en Gard, el principal

puerto de la Francia de aquella época. En el mismo año, a una muda ya existente en 1311, se le

añadieron otras dirigidas a Inglaterra y Flandes. Gracias a estas últimas, con convoyes de

barcos obligados a afrontar el Océano Atlántico y los mares del norte, en Venecia se

empezaron a construir galeras más grandes y robustas, con una carga máxima de hasta 250

toneladas. Las mude trazaron nuevas líneas de navegación y rutas comerciales, de tal forma

que las flotas venecianas pudieron gestionar regulares enlaces marítimos entre el sur y el

norte de Europa: transitando por el Estrecho de Gibraltar, con etapa en Ceuta, los barcos

mercantiles continuaban por el puerto inglés de Southampton, y de Ostende y Amberes en

Flandes, hasta el confín con el otro área funcional del comercio costero gestionado por la Liga

de Hanse, que operaba por el Mar del Norte y en el Báltico. Los puertos del sur de Inglaterra y

de Flandes servían a muchas grandes ciudades del norte de Europa, sedes de importantes

ferias comerciales donde los venecianos compraban sobre todo lanas y telas, vendiendo a

cambio los productos que llevaban desde Oriente, como las especias, piedras preciosas y

semipreciosas y seda.

A inicios del siglo XVIII, la introducción en el mercado internacional, a precios más bajos, de los

encajes de Brujas, de Gante y los franceses en general, llevó a una neta bajada de la

producción de Burano y a la crisis de la industria veneciana del encaje.

Tierra firme

Por tierra firme, los venecianos entendían las áreas situadas fuera de las lagunas. En la

segunda mitad del siglo XIV, Venecia se aseguró el dominio de gran parte del territorio Véneto,

que unido al vasto imperio marítimo, dominante sobre gran parte de las costas orientales del

Mar Adriático, la colocaba de hecho entre los mayores Estados italianos por amplitud de

territorio, solidez económica y estabilidad social. La expansión por tierra aconteció también al

oeste, cuando aprovechando del vacío de poder creado por la muerte de Giangaleazzo Visconti

al final del siglo XIV, los venecianos consiguieron anexarse las provincias lombardas de Brescia,

Bérgamo y Crema.

Por esto, Venecia, cada vez más próspera bajo la guía de una oligarquía mercantil, además que

de las vías de mar, se ocupó mucho de las carreteras de tierra. Estas, recorridas por caravanas

de animales de carga, eran muy cuidadas por parte de la administración veneciana, que con tal

objetivo estipulaba acuerdos para su mantenimiento con los potentados vecinos y lejanos. La

carretera más recorrida era la que partía de Treviso, donde cada día las mercancías llegaban

por las vías fluviales del Piave y del Sile, y se bifurcaba después en un ramal que llevaba, por un

lado, al paso de Pontebba, dirigido a Viena pasando por Corintia, y por el otro por Val Pusteria

Page 28: Historia de Venecia.pdf

a Innsbruck y desde allí a Augusta (Augsburgo), Núremberg y Hamburgo, en el norte de

Alemania. Otra ruta por carretera hacia el norte muy frecuentada partía de Venecia pasando

por Verona hasta Milán y después hacia arriba por Franckfurt y Colonia, en Alemania. Bajando

hacia el sur, importante y transitada era la ruta que, siguiendo las huellas de las antiguas

calzadas romanas, desde Venecia llevaba a Roma, pasando por Pisa. De la Toscana salían

tejidos de uso común, aunque también telas preciadas, en particular de Florencia, que

competía con Milán y con la misma Venecia como primera ciudad del sector textil.

Hierro, cobre y maderas para la construcción formaban la mayor parte de las mercancías que

viajaban por tierra, procedentes tanto del interior véneto como de Austria y de Alemania.

Mercancías que se paraban en Venecia, pero que sobre todo continuaban el trayecto hacia los

litorales de Oriente. También muchos géneros como el azúcar y la sal eran fuente de vastos

comercios entre Venecia y su tierra firme. Lombardía compraba cantidades de azúcar a

Venecia por un valor de 85.000 florines al año, una cifra enorme en aquella época. Respecto a

la sal, el Gobierno Veneciano, que siempre había propulsado su producción e importación,

creó una compleja red de acuerdos y tratados que garantizaban la colocación de sus

aprovisionamientos en municipios y señoríos de tierra adentro; la sal se convirtió de esta

manera, con el tiempo, en un instrumento de penetración política, además de económica.

Dominio veneciano y turco

Siguieron años de relativa paz hasta la mitad de 1400, cuando el Imperio Otomano comenzó la

conquista de Occidente. Fueron cediendo por orden: Costantinopla en 1453, Serbia en 1459,

Bosnia en 1463, Herzegovina en 1483, y la misma Hungría, que vio desvanecerse de esta

manera cualquier aspiración sobre un futuro control de Dalmacia.

El avance otomano hizo que los confines Turcos y Venecianos se encontrasen, con la

consiguiente proliferación de las guerras de frontera. En 1508, la Liga de Cambrai, hostil a

Venecia, desvió militarmente a ésta hacia otros frentes, de tal forma que los Turcos, tras haber

derribado Hungría, fueron capaces de conquistar gran parte de Dalmacia en 1537, dejando a

Venecia sólo las ciudades marítimas.

Los habitantes eslavos de religión cristiana, escapando de los territorios ocupados por los

Turcos, afluyeron entonces hacia la costa y hacia las islas llenando las ciudades. Empezaron así

a superar en número a la población italiana y a difundir cada vez más su idioma. Entre estas

poblaciones fugitivas, sobresalieron los Uscoques, que se establecieron en la costa cerca de la

actual Split. Animados por los Austríacos, insidiaron con acciones piratas las rutas marítimas de

Page 29: Historia de Venecia.pdf

la República de Venecia y empezaron una guerra sin cuartel contra los Turcos que duró 80

años. Los piratas Uscocchi, belicosos, tenaces y en número inferior a 2.000 unidades, fueron

derrotados y aniquilados tan sólo en 1617, tras el estallido de la Guerra de Gradisca, ciudad

entre Venecia y Austria.

En la famosa batalla de Lepanto de 1571, se vio a la marina veneciana en primer plano, junto a

las de países de media Europa, derrotar a la marina turca. Muchos dálmatas se enrolaron al

servicio de la nueva patria véneta fortaleciendo de manera incluso decisiva a la marina

veneciana.

Durante toda la segunda mitad de 1600 se combatió la guerra entre Austria y los Turcos

concluyéndose con la paz de Karlowitz en 1699, que determinó el declive del Imperio Otomano

y convirtió a Austria en la potencia dominante de la Europa sur-oriental. El tratado de paz fue

muy favorable a Venecia, concediéndole toda Dalmacia y las costas de Herzegovina, con la

excepción de Dubrovnik, que permaneció de dominio libre.

En el siglo XVIII, finalmente en tiempo de paz, Dalmacia experimentó un período de intenso

crecimiento económico y cultural, con el restablecimiento de las rutas comerciales internas y

la migración de muchos habitantes dálmatas y de Istria hacia las tierras vénetas. Convertidos

en ciudadanos a pleno título de la República, se distinguieron también como notables locales

(en Padua la familia de origen dálmata de los Tonzig tuvo entre sus filas un obispo y un

alcalde). En 1797, con la caída de la República de Venecia, cualquier relación política entre

Venecia y Dalmacia se interrumpió.

Los Turcos y Occidente

Con la denominación de Turcos, se designaban varias poblaciones de lengua uralaltaica,

antiguamente establecidas en Asia nordoriental, que emigraron a partir del siglo VI hacia

occidente y se convirtieron al islamismo.

El Occidente europeo, y Venecia en particular, instauró y mantuvo en el tiempo fuertes enlaces

comerciales y también políticos con los islámicos. Antes de la caída de Constantinopla, el

poder y los comercios por el Mediterráneo oriental entre Egipto y Siria, estaban en manos de

los Mamelucos que tuvieron relaciones continuas con Venecia. Desde la segunda mitad del

siglo XV, los Turcos Otomanos se convirtieron en la primera referencia comercial para Venecia

en la zona del Mediterráneo suroriental.

Page 30: Historia de Venecia.pdf

El deseo de profundizar el conocimiento de la cultura turca creció en Occidente paralelamente

al interés por el mundo bizantino, pero fueron sobre todo acontecimientos históricos como la

caída de Constantinopla en 1453 y la serie ininterrumpida de sus victorias militares, a

incrementar en Italia y en el resto de Europa la curiosidad por la civilización otomana. Cuando

Suleiman II conquistó Rodas, Serbia, Hungría y asedió Viena en 1529, la expansión turca hacia

Occidente y el relativo conflicto entre el mundo musulmán y la cristiandad llegaron a un

dramático ápice. El miedo a una invasión otomana alimentó una reacción que desembocó en

un gran publicidad anti-turca que relanzaba la idea de una nueva cruzada, atenuada sólo tras

la victoria de Lepanto en 1571.

El siglo XVI

Fue una época de grandes acontecimientos y transformaciones que implicó a toda Europa. El

período medieval se había acabado y los Comuni y las Señorías se estaban transformando en

estados, modificando completamente la geopolítica del siglo anterior.

A las intenciones para apoderarse de Italia por parte de la Francia de Carlos VIII y de la España

de Fernando el Católico (ya constituidas en potencias nacionales), se añadieron también

después de algún año las del emperador de Habsburgo. Al mismo tiempo el imperio Otomano

conquistaba Siria y Egipto (1516) y en 1570 revindicó Chipre, isla estratégica para el

Mediterráneo.

Muchos fueron los acontecimientos, las alianzas alternas y los acuerdos no siempre positivos

para Venecia, que dieron prueba de su habilidad política y diplomática. Durante el comienzo

del siglo, Venecia ya tuvo que enfrentarse a la Liga de Cambrai, una coalición entre las tropas

de Francia y España, capitaneada por el emperador Maximiliano de Habsburgo, a quien se unió

poco después Julio II. El pacto que se originó fue estipulado en Cambrai, Bélgica, en 1508.

Empezó una guerra que duró ocho años, durante los que las ciudades fieles a Venecia fueron

invadidas y saqueadas: batalla de Agnadello, 14 mayo 1509.

La República perdió el Véneto y parte de Friuli, mientras que fue obligada a restituir al papado

las ciudades de las regiones de Las Marcas y Romaña que se había atribuido en 1504. Entre

1516 y 1519 murieron Fernando el Católico de España y el emperador Maximiliano de

Habsburgo. Carlos de Habsburgo, sobrino de ambos, asumió con el nombre de Carlos V el

poder del imperio más vasto del mundo: España, Alemania, Flandes, Austria, Italia meridional y

Page 31: Historia de Venecia.pdf

los grandes territorios conquistados en las Américas. Tras la abdicación de Carlos V y la

sucesiva paz de Cateau-Cambrésis de 1559, España se instaló a pleno título en el Reino de

Nápoles, en Sicilia, en Cerdeña y en Lombardía. Sólo en 1517, con la reconquista de Verona por

parte de las tropas venecianas, se puso fin al conflicto con la paz emanada en el tratado de

Noyon, que restituía a Venecia sus dominios.

En 1571 el estado veneciano, incluso después de obtener una gran victoria naval, como aliada

de España y de la Iglesia contra los turcos en Lepanto undefined, prefirió firmar un tratado de

paz en 1573, con el que renunciaba a cualquier tipo de intención soberana sobre Chipre

undefined, que pasaba a los turcos, como compensación a la reapertura de los comercios con

oriente. Se abrió desde entonces una nueva fase, durante la que Venecia intentó adoptar una

línea de política exterior neutral frente a los conflictos europeos y conservadora en política

interior.

Los enfrentamientos con el Estado Pontificio

El siglo XVI se caracterizó también por los momentos de tensión que surgieron entre Venecia y

el Estado Pontificio, quizás una inevitable consecuencia de la Reforma y de la Contrarreforma

religiosas. El Concilio de Trento (1545-1563) había establecido algunas normas a las que

debían atenerse los países católicos. Venecia, a pesar de haber aceptado la normativa, no

estaba de acuerdo en algunos puntos específicos: por ejemplo que el Patriarca de Venecia,

desde siempre nombrado por el Senado veneciano, tuviese que presentarse a un examen de

teología en Roma, o que los “marranos”, los judíos de origen ibérico, fuesen obligados a

cambiar de religión. Otros puntos de desacuerdo eran las Reglas del Estado de la Iglesia que

indicaban la gran cantidad de volúmenes a incluir en el Índice de los Libros Prohibidos, en

fuerte contraste con la floreciente industria editorial veneciana que publicaba muchos de

aquellos. También estaba la posibilidad de hacer pasar algunos bienes del ámbito laico al

eclesiástico sin la aprobación del Senado. Sin embargo la controversia más importante y

política nació de la imposición del Papa Paulo V de entregar al foro eclesiástico, bajo pena de

interdicto, dos sacerdotes acusados de delitos comunes por el Consejo de los Diez. El gobierno

veneciano resistió declarando nulo el documento del papa ya que iba en contra de las sagradas

escrituras. La controversia, que pasó a ser de carácter internacional con los estados europeos

posicionados a favor o en contra de Venecia, terminó con un compromiso, entregando los dos

sacerdotes primero al estado francés y después al Papa Paulo V.

Page 32: Historia de Venecia.pdf

El Renacimiento y Venecia

El siglo XVI no fue sólo una sucesión de guerras y alianzas, sino que para Italia y Venecia

significó la cumbre del largo período de florecimiento intelectual iniciado en el siglo anterior. El

Renacimiento fue vivido por sus mismos protagonistas como “edad nueva”. Tuvieron la

posibilidad de leer las obras de los clásicos griegos y latinos en versión original, conservadas en

los principales monasterios europeos, y de mirar con nuevos ojos la naturaleza con sus

símbolos y misterios, colaborando de esta forma al renacimiento del arte y de la arquitectura.

El artista se convirtió entonces en creador más que en artesano, con sus obras valoradas en

base a cánones estéticos que tenían en cuenta, en concreto para los pintores, los conceptos de

“escorzo” (la torsión en la pose de la figura), de la proporción de los espacios y del estudio de

la luz .

Venecia recogió la vivacidad creativa del momento transformándose con todo el esplendor

que después ha constituido su identidad. Se convirtió en una ciudad cosmopolita en la que

estaban presentes numerosas y activas comunidades de griegos, armenios, albaneses,

alemanes y judíos. Una ciudad donde la madera fue sustituida por la piedra en la construcción

de puentes y casas, renovando así las técnicas de construcción, sin realizar más saneamientos

ni elevaciones del terreno sino edificando sobre palos altísimos hincados en el fango. Una

Venecia donde se empezó a construir o a mejorar obras que la defendiesen del mar y de los

ríos, que regulasen los canales y la viabilidad, con el descubrimiento de nuevos tipos de

embarcación como las ensalzadas góndolas. En Venecia se revisaron los estilos antiguos para

crear nuevas interpretaciones en arquitectura y escultura con Palladio, Sansovino, Codussi y

Sanmicheli, mientras en pintura se asistió a la aparición de genios extraordinarios como

Mantegna, los Gentile Bellini y Giovanni Bellini, Carpaccio , Giorgione, Tiziano, Lotto,

Tintoretto; Veronese , etc. La población de Venecia alcanzó los 150.000 habitantes, ocupados

entre los diferentes sectores de las manufacturas y del artesanado, y en concreto en la

fabricación y elaboración del vidrio, de los encajes, de la orfebrería, del cuero y de las pieles,

del material de construcción y de las editoriales. Nacieron los gremios, que desempeñaron un

papel social determinante para la constitución del consenso general de la población veneciana

en las acciones del estado.

Muchos detalles de la vida veneciana de la época nos han llegado a través de los Diarios del

cronista Marin Sanudo, mientras que la antigua imagen aérea viene de la extraordinaria planta

a vuelo de pájaro dibujada por Jacopo de Barbari.

En el campo científico, el gran matemático Galileo Galilei, profesor en la universidad de Padua,

descubrió las leyes del péndulo y mostró por primera vez, en 1609, en Venecia sobre el

campanario de la catedral al entonces dux Leonardo Donà, su invento universal: el telescopio .

Otro descubrimiento particularmente importante fue el de la brújula.

Page 33: Historia de Venecia.pdf

Inicio de la decadencia

En el siglo XVII la necesidad de contrarrestar los continuos ataques de los Uscocchi obligó a

Venecia a asediar Gradisca en Friuli (1615), convencida de que detrás de las acciones de

pirateo de los Uscocchi estuviese Austria, deseosa de poner en discusión su soberanía en el

Adriático. Venecia, después de la guerra, en la que resultó evidente la debilidad de su fuerza

naval, aceptó la mediación española y la aseguración del desalojo de los Uscocchi hacia el

interior. Más larga e inútil fue la guerra de Candia , donde los Ottomani, tras arrestar al bailo

veneciano en Constantinopla, asediaron las fortalezas venecianas de las isla que, después de

una resistencia de veinticuatro años, se rindieron en 1669. Venecia ya no era el centro del

comercio mediterráneo y sus flotas comerciales ya no podían competir con las francesas,

inglesas y holandesas. De igual manera, ya no había ni la voluntad ni la mano de obra para

armar flotas y ejércitos suficientemente grandes y equipados que pudiesen estar en paridad

con los de las fuerzas rivales. La participación de Venecia al lado de Austria contra los

otomanos, por el predominio en Hungría y Transilvania, contribuyó a reequilibrar en parte la

potencia territorial de la Serenísima. La paz de Carlowitz (1699) llevó a Venecia a retomar una

buena parte de la Morea pero que perdió de nuevo en el sucesivo ataque de los turcos

concluido con la paz de Passarowitz (1718). El stato da mar de Venecia se limitaba ahora al

dominio sobre Istria, Dalmacia, las islas jónicas y una pequeña parte de Albania.

Respecto a su situación interior, a una clase política que asistía impotente a la propagación de

la corrupción, se añadió el flagelo de la peste: la epidemia de 1630-1631, más grave todavía

que la del siglo anterior (1575-1576), barrió un tercio de la población y comportó

consecuencias muy pesadas a la ya desastrosa situación social, económica y demográfica de la

Serenísima.

En el siglo siguiente, el siglo XVIII, Venecia, ya en plena decadencia política, comercial y militar,

consiguió de todas formas influir en el arte, en la arquitectura y en la literatura del momento,

convirtiéndose en una de las ciudades más refinadas de Europa. Se dio además un fuerte

empeño en el desarrollo en varios campos y en concreto en el registro de estado. Se tomaron

medidas de reestructuración del comercio marítimo y del puerto, acompañadas de la creación

de un Código de la Marina Mercantil. Se hicieron recopilaciones legislativas. Se solicitaron

innovaciones en el campo de la manufactura y de la agricultura y en la gestión de las carreteras

y del territorio, hasta la realización en 1774 de la gran obra de los murazzi.

Tras la revolución francesa de 1789, Venecia, si bien intentando mantener su política de

neutralidad en los enfrentamientos entre Francia y Austria, no pudo impedir que su gobierno

abdicase ante Napoleón el 12 de mayo de 1797. Después de más de mil años de

independencia, la República Serenísima se había acabado irremediablemente, y en el tratado

de Campoformido se ratificó el reparto de los territorios: Véneto, Istria y Dalmacia fueron

Page 34: Historia de Venecia.pdf

asignados a Austria mientras Bergamo, Brescia y Crema pasaron a la República Cisalpina. El

primer dominio francés fue muy breve porque Napoleón cedió rápidamente Venecia y Véneto

a Austria a cambio del reconocimiento de la República Cisalpina . El 18 de enero de 1798 las

tropas austríacas entraron en Venecia.

Las dominaciones francesa y austríaca en Venecia

El siglo XIX ve un constante traspaso de la Serenísima del dominio austríaco al francés y

viceversa. La reestructuración administrativa de las provincias del Véneto, iniciada bajo el

poder de Austria, se reforzó con el traspaso del Véneto al Reino de Italia gracias al tratado de

Presburgo de 1806 . Napoleón, emperador de los franceses, se proclamó desde 1803 Rey de

Italia y entró de nuevo en Venecia, comenzando una serie de intervenciones sustanciales . La

reducción de la ciudad al estatus de puerto franco dio nuevas energías a la actividad del

Arsenal, a las estructuras portuarias y de defensa de la laguna y a la Cámara de Comercio, con

el aumento de las financiaciones públicas. Se estudió y se aplicó una nueva estructuración de

la ciudad que preveía, a través de demoliciones y derribos el nacimiento de jardines y espacios

verdes y la creación de un cementerio central. Se eliminaron todas las asociaciones

asistenciales y corporativas, en parte las religiosas, y se introdujo el reclutamiento obligatorio.

Tras el Congreso de Viena de 1814-1815, que decretó el final del imperio Napoleónico ,

Venecia retornó a Austria, convirtiéndose de esta manera en sede del gobernador austríaco

que, por deseo del emperador Francisco II, continuó la obra de renovación iniciada por

Napoleón. Se mejoró la escolarización primaria y la burocracia administrativa y en 1846 se

construyó el puente ferroviario a través de la laguna, lo que aumentó el turismo y el comercio,

favoreciendo de hecho el final del estado insular de la ciudad.

Sin embargo, los austríacos nunca consiguieron ser aceptados completamente por los

venecianos y, en 1848, Venecia se unió a la larga lista de las ciudades rebeldes que se

sublevaron por toda Europa contra el poder constituido. Los primeros movimientos

insurreccionales a favor de la independencia nacional, nacieron en Venecia de la mano de un

grupo de intelectuales, hacendados, patriotas y profesionales apoyados por la masa popular. El

16 de marzo de 1848, el pueblo invadió las prisiones liberando al patriota Daniele Manin , que

el 22

de marzo instauró un gobierno presidido por él mismo y que duró sólo un año, pero que fue

representativo del deseo de los venecianos de liberarse de la dependencia de los Habsburgo.

Page 35: Historia de Venecia.pdf

El 23 de marzo Carlos Alberto de Saboya , rey de Cerdeña, dio inicio a la primera guerra de

independencia declarando la guerra a Austria. Venecia, para convertirse en italiana, tuvo que

esperar al final de la tercera guerra que se concluyó el 3 de octubre de 1866 en Viena con la

firma del tratado de paz. El Véneto, liberado de los austríacos, se anexó al Reino de Italia con

el referéndum del 21 de octubre del mismo año: fue un auténtico plebiscito con 674.426 votos

a favor y sólo 69 en contra.

Renovación urbanística y administrativa de la Venecia italiana

Los primeros años de Venecia tras la anexión al Reino de Italia, fueron de asentamiento

político y administrativo. En 1869, acabados los trabajos del Canal de Suez, se abrieron nuevas

perspectivas para el puerto de Venecia, durante siglos “puerta” hacia oriente. Con el inicio de

un servicio regular de línea con medios a propulsión mecánica por las aguas del Canal Grande y

de la laguna (1881), y con el aumento del tráfico portuario paralelo a su creciente

industrialización , el puerto de Venecia se convirtió en el segundo más importante de Italia

después del de Génova. Los últimos dos decenios del siglo XIX vieron una fervorosa actividad

en la ciudad de Venecia: además del desarrollo portuario, se ampliaron y dragaron muchos

canales, se crearon las infraestructuras necesarias (el matadero, el gasómetro, el acueducto),

se constituyeron zonas peatonales y nuevos puentes en el centro de la ciudad, y se inició el

despegue de un notable movimiento turístico.

El primer plan regulador de la ciudad se remonta a 1891, así como la realización de una serie

de programas que tendían a democratizar y laicizar estructuras públicas como la escuela, la

asistencia, la administración local, el servicio sanitario y la construcción de casas popular. En

1903, la elección como papa del Patriarca de Venecia Giuseppe Sarto con el nombre de Pío X,

favoreció un cambio del clima político local que fue asumiendo una connotación clerical

moderada. Al mismo tiempo, aquellos años vieron surgir varios proyectos de desarrollo

económico y cultural: se realizó la primera edición de la Bienal de Arte ; mientras Venecia se

preparaba para convertirse en el centro propulsor de la actividad artística en el mundo y del

mercado del arte, se creó la zona industrial de Marghera ; se redobló la línea ferroviaria sobre

el puente a través de la laguna; el Lido se transformó en una de las localidades balnearias más

elegantes de Europa, gracias también a la construcción del Hotel Excelsior que hoy acoge

anualmente el Festival Internacional de Cine; nacieron los estudios cinematográficos en

Giudecca e iniciaron su actividad varios institutos y fundaciones.

Los servicios públicos fueron en parte municipalizados y en parte financiados por capitales

privados internacionales y venecianos, como los del magnate Giuseppe Volpi.

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Debido a la primera guerra mundial, que supuso graves consecuencias económicas y sociales

para Venecia y Véneto, todo se interrumpió entre 1914 y 1918. No obstante, al final de las

hostilidades, al recomenzar las actividades programadas, se inició la construcción real del

Puerto de Marghera, puerto subsidiario cuyo desarrollo ofrecía grandes posibilidades de

trabajo al interior veneciano, incluso con la crisis industrial de un contexto de posguerra. Crisis

que se transformó en una contínua disminución de la actividad industrial en los decenios

siguientes.

En 1926, el distrito formado por la ciudad de Mestre fue declarado parte integrante del

Municipio de Venecia.

En 1933, se inauguraron el puente para los coches a través de la laguna , al lado del

ferroviario, y la gran terminal con aparcamiento en

Piazzale Roma. Al final de abril de 1945, en la parte final de la segunda guerra mundial,

Venecia, con la aportación y empeño de muchos de sus ciudadanos participantes en la lucha

partisana, fue liberada de los nazis y fascistas.