Historia de un reencuentro (2016) · Historia de un reencuentro (2016) SALVADOR JOVER De nuevo el...

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1 Historia de un reencuentro (2016) SALVADOR JOVER De nuevo el mes de marzo, en Valladolid, es testigo de la reunión anual de exalumnos del Centro Educativo Lacome. Es la segunda edición de un encuentro memorable que comenzó el año pasado, por iniciativa de un grupo de entusiastas compañeros, nacidos en torno a 1950, de este colegio ya extinguido. El sábado 12 de marzo de 2016, una treintena de amigos nos hemos reunido para reencontrarnos en una jornada que quedará grabada en nuestra memoria y nuestro corazón. Para que el papel refleje con justicia el desarrollo de los hechos, es necesario comprender que ya desde el año pasado se empezó a proyectar este segundo encuentro. Como dice Julio Bermejo, un reto más difícil que el del primer año, pues supone mantener la llama de la ilusión encendida, dejando a un lado los problemas cotidianos que a todos nos asaltan. La fecha se eligió cuidadosamente, para respetar la época primaveral sin coincidir con el puente de San José. La habitación 302 del Hotel Meliá Recoletos, que corresponde a la antigua “mediana” también fue reservada con gran antelación por Javi Martín de Francisco, huésped veterano de dicho hotel. Ya con la experiencia del año anterior, donde el frío tuvo un gran protagonismo, esta vez el programa se simplificó un poco, y eludimos revivir nuestra época del recreo en el Campo Grande. Así es que este año nadie llevó la comba. Sin embargo, guiados de un espíritu “novelero” e innovador, se nos ocurrió iniciar la jornada a la vera de “La Leyenda del Pisuerga” Tras mucha incertidumbre y sabiendo que a lo largo de esa semana el barco que surca el río vallisoletano, había estado funcionando, nos reunimos en el embarcadero de las Moreras, 17 compañeros, con la ilusión de hacer una travesía inolvidable. La Empresa nos informó esa misma mañana que tenían intención de navegar. A pesar del frío invernal, no puedo olvidar el paseo tan agradable hasta el embarcadero, que disfruté desde la Estación del Norte, donde me había citado con Berardo Berástegui, Milagros Ballesteros, y los hermanos Teté y José Enrique Puente, que vinieron de Madrid en el AVE de las 9,30 h. José Enrique nos dejó atónitos cuando al pasar por delante de la Acera Recoletos, empezó a recitar portal por portal, las ilustres familias que las

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    Historia de un reencuentro (2016)SALVADOR JOVER

    De nuevo el mes de marzo, en Valladolid, es testigo de la reunión anual de exalumnos del Centro Educativo Lacome. Es la segunda edición de un encuentro memorable que comenzó el año pasado, por iniciativa de un grupo de entusiastascompañeros, nacidos en torno a 1950, de este colegio yaextinguido.

    El sábado 12 de marzo de 2016, una treintena deamigos nos hemos reunido para reencontrarnos en unajornada que quedará grabada en nuestra memoria y nuestrocorazón.

    Para que el papel refleje con justicia el desarrollo delos hechos, es necesario comprender que ya desde el añopasado se empezó a proyectar este segundo encuentro. Como dice Julio Bermejo, un reto más difícil que el del primer año, pues supone mantener la llama de la ilusión encendida, dejando a un lado los problemas cotidianos que a todos nos asaltan.

    La fecha se eligió cuidadosamente, para respetar la época primaveral sin coincidir con el puente de San José. La habitación 302 del Hotel Meliá Recoletos, que corresponde a la antigua “mediana” también fue reservada con gran antelación por Javi Martín de Francisco, huésped veterano de dicho hotel.

    Ya con la experiencia del año anterior, donde el frío tuvo un gran protagonismo, esta vez el programa se simplificó un poco, y eludimos revivir nuestra época del recreo en el Campo Grande. Así es que este año nadie llevó la comba. Sin embargo, guiados de un espíritu “novelero” e innovador, se nos ocurrió iniciar la jornada a la vera de “La Leyenda del Pisuerga”

    Tras mucha incertidumbre y sabiendo que a lo largo de esa semana el barco que surca el río vallisoletano, había estado funcionando, nos reunimos en el embarcadero de las Moreras, 17 compañeros, con la ilusión de hacer una travesía inolvidable. La Empresa nos informó esa misma mañana que tenían intención de navegar.

    A pesar del frío invernal, no puedo olvidar el paseo tanagradable hasta elembarcadero, quedisfruté desde laEstación del Norte,donde me habíacitado con BerardoBerástegui,Milagros Ballesteros, y los hermanos Teté y José Enrique Puente, que vinieron de Madrid en el AVE de las 9,30 h. José Enrique nos dejó atónitos cuando al pasar por delante de la Acera Recoletos, empezó a recitar portal por portal, las ilustres familias que las

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    habitaban. Y además con una envidiable capacidad narrativa, de cada una contaba alguna pequeña historia, desde Colón hasta la Plaza Zorrilla!

    Tras el cafelito de rigor en la cafetería anexa al embarcadero, a las 12 de la mañana, atravesamos lasoñada pasarela de acceso al barco, en ordenada cola. Fuimos pasando uno a uno, tras abonar el pasaje, bonificado porque nuestro carnet ya refleja mayoría de sesenta. Aquello fue inenarrable. ¡Que emoción! Caras conocidas del año anterior como la de Julio Bermejo, Maricarmen Allue, María Dolores Arribas, Paloma Pérez de la Cruz, Luis Mingo… y otras caras que desde hacía más de 55 años no veíamos!: Maricarmen Cisnal, Belén Arribas, Lola Bielza, Sara González-Calvo, Isabel Mateo, María Jesús Puente, Ana Saracíbar.

    Todos queríamos estar con todos yqueríamos absorber en pocos minutos eltorrente de información que cada unoguardaba. No nos daba tiempo derecrearnos en el análisis fisiognomónico dela huella que el tiempo y la experienciavivida había dejado en la figura. La cámarafotográfica nos ayudaba a inmortalizaralgunos momentos. El barco se mecía en elagua y nadie miraba por fuera pues toda laemoción estaba en cubierta.

    Al cabo de una hora caímos en lacuenta que el barco no había zarpado. Peroa todos nos daba igual, porque el milagro del encuentro se había producido. El capitán con toda la amabilidad del mundo nos indicó que debido al fuerte viento reinante, era muy difícil gobernar el barco, y por eso se cancelaba la excursión.

    De nuevo pasamos por taquilla donde nos reembolsaron los seis euros, y fuimos andando hasta el Campo Grande, para proseguir el programa. Algunos hicimos un alto en el camino, visitando el emblemático Bar Suizo, iniciativa de José Enrique, que fue un gran acierto.

    A las 13,45 llegamos al colegio donde seguimos viendo a los compañeros que no pudieron ir al Pisuerga: Por fin pudedar un gran abrazo a Javi Martín de Francisco, que nos recibió con los brazos abiertos. El año anterior se perdió el eventounas horas antes tras un accidente fortuito.

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    Se acercaba el momento mágicodel cruce de Recoletos, y Javi se aprestó a conducirme a su habitación del hotel, es decir la mediana, donde yanos esperaba la campanillera para cumplir su misión.

    - Mamá! Ya estamos aquí, -le dije emocionado, por la circunstancia de ser mi madre la persona que iba a reencarnar a Mademoiselle Emilie, llamándonos a cruzar al toque de campanilla, auxiliada por mi hermano Jaime (también exalumno).

    Varios compañeros se apuntaron a visitar la famosa habitación 302, donde Javi comentaba con su privilegiada memoria y aguda perspicacia dónde se sentaba la mademoiselle, dónde estaba el armario de los fósiles, la pizarra con el cuenco de agua, la papelera donde afilábamos los lápices, etc,etc. En diez minutos revivimos la época de 1956-60 con nítida realidad. No podíamos entretenernos más. El deber nos esperaba y bajamos por la escalera precipitadamente al Campo Grande al citado cruce.

    Allí estaba Berardo esperando con su cámara, para dejar testimonio del acto. Julio Bermejo de un ágil salto al banco y tras rápido recuento de los allí presentes (21), con su mente práctica, improvisó una fila inédita: Propuso formar de tres en fondo, chico y dos chicas, a ser posible, lo cual se cumplió en seis de las siete filas. Seguro que en esta ocasión desde allá arriba las mademoiselles, lo dieron por bueno y celebraron la revolucionaria idea.

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    La campanilla sonó enérgica y todos cruzamos sin peligro, unos de la mano, otros de brazo, en una especie de nube maravillosa, causando la sorpresa de los viandantes de la acera Recoletos (1).

    Antes de que el portal del hotel nos tragara, nos disolvimos unos minutos para comentar entretodos y entre los que seguían incorporándose, las sensaciones que experimentábamos.

    Allí estaban Vicente González Calvo, Blanca Sáiz y sus tres hermanos, Cristina Gallego y su hermano Carlos, Ramón Hitos. De los comensales esperados ya solo faltaba Paco García Padilla que ese mismo día regresaba de un viaje fabuloso por Tailandia, Singapur y los alrededores. ¿Le daría tiempo a llegar? Mientras tanto abrazos, besos, preguntas…

    Nos encaminamos por la escalera al mismo salón comedor del año pasado, que el hotel puso a nuestra disposición con todo esmero y donde Fernando Carazo y Julio Bermejo habían estado ensayando la víspera el equipo multimedia, para que no faltara detalle.

    Nos despojamos de los abrigos y tomamos asiento donde a cada uno de forma instintiva le guiaban sus pasos. Allí apareció Paco García Padilla, exultante, con ese rostro tan coloreado que contagia felicidad, contando anécdotas sin parar. Nuestro pensamiento

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    de vez en cuando se perdía imaginando a esos amigos que por causas de fuerza mayor no pudieron asistir. (Carazo, Rafa, los Delibes, Pulpón…) No hace falta seguir escribiendo nombres pues prácticamente son todos los que vinieron el año pasado y este no.

    Una vez sentados (2), Julio Bermejo tomó la palabra y lanzó al aire un reto que nos puede hacer pensar: La posibilidad de hacer en el futuro unmacro-encuentro de exalumnos de Lacome de todas lasgeneraciones, en vez de esta limitada a tres o cuatro. No olvidemos que este colegió funcionó 50 años desde 1925 a 1974 inclusive, y por allí pasaron 828

    alumnos. Además nos aderezó los entremeses con un pase de lista que sirvió para que los nuevos terminaran de darse a conocer.

    El menú exquisito, aunque pasó a segundo plano. Pasó lo mismo que a bordo del barco, es decir que el almuerzo en sí, dejó de ser protagonista, porque los auténticos protagonistas eran los queestaban delante del plato. El plato principal era rabo de toro para los carnívoros y merluza para los piscívoros.

    La sobremesa también fuesensacional, pues fue muy variada,empezando por el recuerdo aMiguel Delibes, padre de Germán,Elisa, etc, que este año no pudieronasistir por coincidencia delhomenaje que estaba recibiendo elilustre novelista vallisoletano enotro lugar, con motivo de sufallecimiento hace un lustroexactamente. Además pudimoscontemplar el trivial del año pasadocon preguntas de Lacome, quemuchos de los allí presentes (18) noconocían. Se escuchó músicaseleccionada, cortesía de Julio, y loque fue la guinda, los planos del colegio, con todo detallismo explicados por su autor Javi Martín de Francisco.

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    Con sus comentarios inolvidables, nos trasladó al día que le castigaron al lado de la pizarra, y calmó su sed con el cuenco de agua que estaba debajo, para borrar la misma. La tiza sedimentada no era tóxica, sino todo lo contrario, ja, ja, ja! También nos llegó al alma, el análisis de las tareas que tenían nuestras mademoiselles, que le permitían saciar la sed en el grifo de la cocina, al pasar al “petit”.

    Todos recordamos, otra vez, aquel teléfono negro, depared, de antes de la guerra, desde donde llamábamos a casa paradecir que nos habían castigado, y no podía faltar la anécdotaescatológica de Ramón Hitos, que contada por él mismo, no tieneparangón.

    La nota luctuosa que alguien comentó, fue el fallecimiento enoctubre del año pasado, del compañero Juan Carlos Núñez de la Viña,dentista muy querido en Valladolid.

    La sorpresa mayúscula, fue la aparición de una foto de Mademoiselle Sofie y de Mademoiselle Emilie, que poseía Isabel Ocaña, en formato digitalizado en su móvil yque al enterarnos corrió entre nosotros como la pólvora (vía WhatsApp, email, etc).

    En resumen fue una jornada inolvidable, que nos da fuerzas para empezar a organizar la próxima, que no dudamostendrá la brillantez de las anteriores.

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    (1) Identificación de los alumnos que cruzaron la acera Recoletos, de izquierda a derecha del lector:

    1ª fila: Milagros Ballesteros - Julio Bermejo - María Dolores Arribas2ª fila: Teté Puente - Javi Martín de Francisco - Maricarmen Cisnal3ª fila: Paloma Pérez de la Cruz - Ramón Hitos - Maricarmen Allue4ª fila: Sara González-Calvo - Salvador Jover - María Jesús Puente5ª fila: Lola Bielza - José Enrique Puente - Isabel Mateo6ª fila: Asunción Ocaña - Luis Mingo - Ana Saracíbar7ª fila: Isabel Ocaña - Cristina Gallego - Belén ArribasEl fotógrafo de pie: Berardo Berástegui

    (2) Disposición de los comensales en sentido de las agujasdel reloj:Julio BermejoAlberto SáizRafael Sáiz (está tapado en la foto grande)Cristina GallegoPaco García PadillaRamón HitosPaloma Pérez de la CruzMaría Jesús Puente (solo se ve el pelo)Isabel MateoSara González-CalvoCarlos GallegoBelén ArribasAsunción OcañaLoli BielzaJosé Enrique PuenteAna SaracíbarMilagros Ballesteros (ángulo muerto)Berardo Berástegui (no sale en la foto porque es el que la hace)Maricarmen Cisnal (ángulo muerto)Vicente González-Calvo (ángulo muerto)Isabel Ocaña (solo se ve el pelo)Blanca Sáiz (solo se ve el pelo)Maricarmen AllueMariole ArribasJosé Luis SáizTeté PuenteLuis MingoSalvador JoverJavi Martín de Francisco