Historia Contemporanea, Primer Parcial

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En un máximo de hasta tres carillas por cada respuesta (en hoja A4), responda a las siguientes

preguntas:

1) Prácticos (4 puntos):

Desarrolle las diferencias que se presentaron en el fenómeno de "culto a la nación" o "sacralización de

la política" en Alemania e Italia. 

2) Teórico-Prácticos (3 puntos):

Explique el sistema de alianzas de Bismarck y comente qué papel jugó dicho sistema en la política

europea de la época.

3) Teóricos (3 puntos):

Explique en qué consistió la “política de la democracia” en la Europa de la segunda mitad del siglo

XIX. Brinde una caracterización general de dicho fenómeno y profundice en el caso francés en

particular.

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Universidad de Buenos AiresFacultad de Filosofía y LetrasHistoria Contemporánea (Otero- De Cristóforis). Primer Parcial Domiciliario (Segundo Cuatrimestre 2012).Alumna: MORÁN, ILSA EDITH.D.N.I: 33084950.

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1) El mito de la Revolución Francesa permaneció en la cultura política de la historia europea e influyó

en el surgimiento y desarrollo del “culto a la nación” o “sacralización de la política", que ocurrieron en

Alemania e Italia1. La continuidad histórica de dichos fenómenos se basa en la acción pedagógica del

Estado y el culto de una religión patriótica, en busca de la regeneración moral. El Nazismo en

Alemania y el Fascismo en Italia son la máxima expresión de dicho proceso2.

Tanto el nacionalsocialismo como el fascismo retoman los mitos creados por la revolución francesa

para crear un nuevo estilo político basado en la movilización de las masas. Cuando los mitos y los

símbolos actúan como elementos para rendir culto a la nación, surge un nuevo estilo político, que al

vincularse con la religión se sacraliza. Estos fenómenos se han producido en Alemania e Italia

enfatizando en diferentes aspectos del proceso, aunque el nacionalismo y la democracia son retomados

por ambos3.

En Alemania, la nacionalización de las masas se divide en dos etapas. En la primera etapa (1813-1871)

la falta de unidad y el gobierno fragmentado generan un sentimiento de decepción4. En este contexto,

surgen la democracia y el nacionalismo, como punto de partida hacia una nueva política, mediante el

uso de símbolos, mitos y movimientos de masas. Recién a partir de 1860, luego de la unificación

italiana, se intensifica el nacionalismo, con una nueva política orientada en contra de los gobiernos. En

la segunda etapa (1871-1918) la unificación se contrajo a cuestiones necesarias y el Estado intentó

tener una dinámica nacionalista. El nuevo estado con su política trata de manipular la liturgia. Luego de

1918, la República de Weimar inicia la era de la política de las masas, que culmina en 1933 con el

triunfo del nacionalsocialismo que pese a su totalitarismo se basa en la política de masas5.

En la base para el desarrollo del culto a la nación se encuentran dos fenómenos: el nacionalismo y los

movimientos y políticas de masas6.

El nacionalismo (ideología y movimiento social y político) se fue definiendo como popular y basado

en el volk (pueblo o nación) cohesiona los mitos y símbolos históricos, dándole al movimiento el

carácter de religión secular7.

Para constituir una fuerza política coherente, los movimientos de las masas (que se desarrollan mucho

antes de la Primera Guerra Mundial) requieren de un nuevo estilo político, que basado en el

nacionalismo, emplea el culto y la liturgia a tal fin. El nuevo estilo político (que mantiene la forma de

liturgia cristiana y la idea de belleza determinada por el clasicismo) se desarrolla fusionando lo artístico

con lo político, pero se basa fundamentalmente en el movimiento de las masas. El nazismo es la mayor

expresión del culto a la nación 8.

El Partido único del Estado totalitario funcionaba como un mediador entre su máximo líder (Hitler) y

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los seguidores. Los mitos y los símbolos funcionaban dentro de la esfera política de los movimientos de

masas y actuaban como un mecanismo de control social.

Los mitos se vinculan con la religión y el cristianismo, por lo cual se secularizan. Son puestos en

funcionamiento por los símbolos. Estos expresan de manera concreta y visible a los mitos, al incorporar

lo estético y lo artístico9.

Entonces, tanto los mitos como los símbolos (que contienen ciertas características del romanticismo

alemán) que dotan al pueblo de su identidad, son elementos que contribuyen al culto nacional alemán y

expresan de manera tangible el nuevo estilo político10.

Tanto los festejos como la estructura y forma de los monumentos nacionales se inspiran en la estética,

dando lugar a este nuevo estilo político que substituye el concepto liberal de gobierno parlamentario,

pero que se somete al pasado a partir del arte y el drama.

Entonces, el culto a la nación en Alemania utiliza los símbolos y los mitos centrándose en la

importancia de su estética por el vínculo que establece entre los mitos, los símbolos y los sentimientos.

Esta nueva política contribuye al control de las masas . Un ejemplo lo constituye el nazismo, que si

bien presupone la existencia del terror, desarrolla un arte y una literatura popular. En Italia, esa nueva

política no se centra en la estética ni tampoco pone tanto énfasis en el desarrollo de los mitos y

símbolos de la misma manera en que ocurre en Alemania. Además, no tiene lugar en el mismo

momento ni contexto histórico11.

La Revolución Francesa genera un mito revolucionario que reaparece en la historia italiana,

fundamentalmente a fines del siglo XVIII a partir del nacionalismo, basada en la regeneración moral de

la población a través de la12 acción pedagógica del Estado y el culto de una religión patriótica. El

misticismo político de Mazzini, el Fascismo y las ideas de Gioberti son ejemplos de dicho

resurgimiento13.

Según Mazzini, el Estado liberal carecía del alma de la nación, puesto que no había sido el pueblo

instruido en la nueva fe de la religión a la patria el que lo había creado14. En este contexto, los italianos

del Risorgimento intentan la renovación civil y moral mediante la sacralización de la nación. Para ello,

la unidad política debía ir acompañada de la unidad moral (basada en la fe y en la conciencia común).

Por lo tanto era necesario instaurar una religión civil. El problema era encontrar las herramientas para

hacerlo, que a su vez coincidía con el problema de educar a las masas de manera nacional. La Italia

liberal difunde la religión de la patria mediante dos pilares fundamentales para la nacionalización de las

masas: la escuela y el ejército. Pero también participan los ritos, las fiestas y los símbolos15

Si bien ambas son la base de la pedagogía nacional para crear una religión civil de las masas, no fue

grande el avance con respecto a la difusión de la religión, puesto que la participación en los ritos era

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más bien colectiva en vez de una masa litúrgica. Las clases dirigentes no tenían el suficiente

compromiso y convicción como para que sea eficaz y efectiva la nueva religión. La fe en la religión de

la nación, libertad y democracia no logra la difusión suficiente a través de las escuelas. Las sociedades

gimnasticas son grupos poco numerosos y sin respaldo del estado. El ejército no cuenta con un plan

ordenado y sistemático de nacionalización16.

La tradición del risorgimento influye en la época del fascismo, pero con relativas diferencias.

Reaparece el movimiento nacionalista que intenta constituir una religión secular, basada en la

nacionalización de las masas (a través de su culto a la patria), para enfrentar la movilización política de

los socialistas y los católicos. Así, se pierde el liberalismo y lo humanitario presente en la religión de la

patria de la tradición del risorgimento17.

Para que la nación adquiriese carácter sacro debía ser santificada con la sangre de los italianos. Esta

actúa como un símbolo de la salvación, la purificación y la santificación, a través del culto a los héroes.

Tanto en la guerra como en la revolución, la violencia está vinculada con lo sagrado, para regenerar al

hombre y transformarlo en un hombre nuevo. Por ejemplo los cementerios de guerra, los monumentos

1 Según los utopistas y reformistas jacobinos de la Francia de 1789, la revolución política y social produciría una nueva religión laica, que mediante fiestas y ritos serían capaces de educar a los ciudadanos en los sentimientos de libertad e igualdad como así también en el respeto hacia las leyes y el amor. Si bien dicho movimiento político-religioso no tuvo éxito, dejó vigente en la cultura política un mito revolucionario. 2 George Mosse, “La nueva política”, en La nacionalización de las masas. Simbolismo político y movimientos de masas en Alemania desde las Guerras Napoleónicas al Tercer Reich, Buenos Aires, S. XXI, 2007, pp 15 a 35.3 Idem4Luego del Congreso de Viena en 1815 siguen gobernando los príncipes en una confederación de treinta y nueve estados.5 Op cit: George Mosse.6 Op cit: George Mosse.7 Op cit: George Mosse.8 Op cit: George Mosse.9 Op cit: George Mosse.10 Estos símbolos pueden ser permanentes como por ejemplo los fuegos sagrados, banderas, canciones y monumentos nacionales (los monumentos nacionales sirven para anclar los mitos y símbolos nacionales en la conciencia del pueblo). Pero también es uno de los pilares de los festejos públicos. Otro pilar son las manifestaciones festivas y litúrgicas de varios grupos como las sociedades corales masculinas, de tiro al blanco, de gimnastas11 Op cit: George Mosse.12 Para Rousseau el Estado debía reunir el poder político y religioso para lograr la unidad política de la Nación. Para ello, el estado adquiere un rol educador que restaura la unidad política y forma ciudadanos al inculcarles los dogmas de la religión civil. En este sentido la política se dota de un valor religioso y el Estado de una misión educadora, en la Búsqueda de una religión para la patria sobre la cual fundar la unidad moral de la tercera Italia. Por lo tanto ocurre la sacralización de la nación. 13 Emilio Gentile, “Introducción. En busca de una religión civil para la Tercera Italia”, en El culto de littorio. La sacralización de la política en la Italia fascista, Bs. As., S. XXI, 2007, pp.17-42.14 Surge el radicalismo nacional que impugna a la tercera Italia monárquica y liberal , invocando a la revolución o la guerra como medio para hacer surgir la nueva Italia15 Op cit: Emilio Gentile.16 Op cit: Emilio Gentile.17 Op cit: Emilio Gentile.

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en memoria a los caídos, que le dan carácter nacional a los ritos y a los símbolos de la religión de la

patria18.

El mito de la gran guerra y la resurrección de la patria son el escenario en el que el fascismo retoma el

culto a la nación19.

En conclusión, la Revolución Francesa origina un mito que influye en Italia y Alemania dando lugar a

dos fenómenos: “El culto a la nación” y la “sacralización de la política”. Ambos basados en el

nacionalismo y la democracia, tienen características distintivas. En Alemania se intensifica en la

segunda etapa luego de la unificación (1871). Su principal preocupación es el nuevo estilo político, que

emplea mitos y símbolos, vinculados a la religión y a la estética. El totalitarismo de Hitler en 1933, se

basa en el apoyo de las masas, a través de dichos elementos de la nueva política.

En Italia, el fenómeno adquiere relevancia durante la época del risorgimento. Preocupados por instaurar

una nueva religión civil, se asientas en dos pilares fundamentales: el ejército y la escuela. Estos son los

instrumentos fundamentales para la transmisión de y símbolos, pero que no alcanzan a provocar los

objetivos esperados. La gran guerra inicia el culto a los héroes, que es la base sobre la que Mussolini

(1922) intenta proseguir con la instauración de esta nueva religión.

Entonces, el culto a la nación y la sacralización de la política, son fenómenos dirigidos hacia el control

de las masas. Para llevarlo a cabo Alemania se centra en la importancia de los mitos y los símbolos e

Italia se preocupa por el rol pedagógico del Estado a través de la escuela y el ejército.

2) El sistema de alianzas no es un acontecimiento nuevo, pero durante la época de Bismarck se

convierte en un perfecto instrumento de paz, en la que dicho canciller sacará provecho a las rivalidades

y conflictos entre las diversas potencias europeas20.

Dicho sistema se basa en la concreción de tratados públicos y secretos que podían actuar como armas

para la diplomacia, puesto que conformaban una exigua red de intrigas, espionaje, formas de

inteligencia naval y militar para descifrar mensajes en clave, etc. De hecho, en esto se basa la paz

bismarckiana donde las rivalidades y los conflictos son motivos para sacar ventaja, en un contexto de

grandes cambios económicos, sociales y culturales. Además a este sistema se le puede atribuir la causa

de la guerra europea que se transformó en mundial21.

Bismarck fue un terrateniente de la nobleza prusiana que en 1862 (y hasta 1873) se encargará de dirigir

el gobierno de Prusia como Primer Ministro. Además, desde 1871 ocupó el cargo de canciller de

18 Op cit: Emilio Gentile.19 Op cit: Emilio Gentile.20 Asa Briggs y Patricia Clavin, “Rivalidad e interdependencia, 1871-1914”, en Historia Contemporánea de Europa. 1789-1989, Barcelona, Crítica, pp. 137-167.21 Idem.

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Alemania, hasta 1890 cuando Guillermo II lo obligó a presentar su dimisión. La diplomacia y habilidad

del canciller lo harán superar las dificultades del contexto en el que asume: Austria y Prusia son dos

grandes potencias que primero se disputan la hegemonía de Alemania y luego presentan diferencias con

respecto al Deustscher Nationalverein (el movimiento de la unidad nacional alemana) que se extendió a

todos los estados alemanes. Además el Parlamento había rechazado un proyecto con respecto al ejército

para aumentar el tiempo de servicio y modificar el destino de la milicia territorial22.

La diplomacia de Bismarck fue el elemento más importante del sistema de alianzas establecido por el

canciller, puesto que preparó militar y diplomáticamente la guerra 23.

Más allá de las características de cada uno de los tratados y acuerdos que Bismarck logra concretar, lo

que realmente importa para comprender el sistema de alianzas es tener en cuenta el contexto y los

verdaderos motivos del canciller, que determinan su estrategia para mantener la unificación y

supremacía de Alemania, en un estado de paz.24

El primer acuerdo se firma en 1873(La Alianza de los Tres Emperadores) estableciendo una alianza

entre Austria, Rusia y Alemania (e Italia cuando fuese necesario) para resistir a las fuerzas

revolucionarias25.

En 1879 luego del Congreso de Berlín de 1878, Alemania establece una nueva alianza con Austria, de

carácter defensivo que en principio duraría hasta 1919, pero se renueva en 1883 y 190226.

La Alianza de los tres emperadores de 1873 se refuerza en 1881 mediante otro acuerdo secreto

renovado en 1884 y que concluye con graves consecuencias en el 87. En 1882 un acuerdo

complementario se firma entre Italia, Alemania y Austria. Se firma en secreto con una duración de

cinco años y es de carácter defensivo27.

En 1881 Serbia se alía con Austria y en 1883 Rumania con Austria y Alemania.

En 1884 Bismarck establece un acuerdo de colaboración con Francia.

En 1887 Gran Bretaña, Austria e Italia conforman el Pacto del Mediterráneo. Además se firma el pacto

de garantía secreto con Rusia.

Todos los acuerdos establecidos entre las diferentes potencias y que han sido mencionados

previamente, tenían determinados objetivos de acuerdo a los intereses de Bismarck28.

22Pasquale Villani, “Desde 1848 a 1871”, en La Edad Contemporánea, 1800-1914, Barcelona, Ariel, 1996, pp. 123-129.23 Idem.24 Asa Briggs y Patricia Clavin, “Rivalidad e interdependencia, 1871-1914”, en Historia Contemporánea de Europa. 1789-1989, Barcelona, Crítica, pp. 137-167.25 Op. Cit: Asa Briggs y Patricia Clavin.26 Op. Cit: Asa Briggs y Patricia Clavin. 27 Op. Cit: Asa Briggs y Patricia Clavin.28Op. Cit: Asa Briggs y Patricia Clavin.

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La alianza de los tres emperadores en 1873 y 1881 tenía como objetivo evitar el acercamiento entre la

Rusia zarista y la Francia republicana. Además, en el primer caso también se pretendía mantener

alejada a Gran Bretaña. Entre las cláusulas de 1881 se establecía que Alemania y Austria no ayudarían

a Gran Bretaña en el caso de que esta entre en conflicto con Rusia. Además Rusia debería permanecer

neutral en caso de guerra entre Francia y Alemania o entre Italia y Austria. Con respecto a la alianza

complementaria de 1881 el objetivo era mantener alejadas a Italia y Francia, disminuyendo el posible

conflicto entre Austria e Italia29.

La alianza de Alemania con Austria luego del Congreso de Berlín pretende evitar el aislamiento de

Prusia y ayudar a Austria en caso de ataque ruso. En 1881 y 1883 Serbia y Rumania pretenden alejarse

de Rusia30.

Pese a que en 1884 Alemania colabora con Francia para aislar a Gran Bretaña, en 1887 la política de

Bismarck adquiere un carácter diferente con respecto a sus relaciones con Francia y Gran Bretaña. Ello

lo demuestra el Pacto del Mediterráneo del cual Gran Bretaña formaba parte y en el que se buscaba

mantener el statu quo en el Mediterráneo, Adriático, Egeo y Mar Negro, que actúen como una barrera

frente a Rusia y Francia31.

Por la disputa del trono de Bulgaria, Rusia refuerza militarmente la frontera con Austria y Alemania.

Además era el mes de vencimiento del tratado de los Tres Emperadores y Francia había destituido a

Boulanger. Por ello, Bismarck se siente atraído a concretar el pacto de garantía secreto con Rusia,

asegurándose neutralidad mutua en caso de ataque de otras potencias. Es decir que por ejemplo

Alemania permanecería neutral si Austria o Gran Bretaña atacaban a Rusia. Pero, seguía vigente el

acuerdo con Austria de 1879 según el cual Alemania ayudaría a Austria en caso de agresión Rusa.

Entonces, para demostrar el compromiso con Austria, Alemania publicó el texto de la doble alianza y

disminuyó los créditos concedidos a Rusia. Esto produjo el acercamiento de Rusia y Francia en busca

de créditos y suministros militares32.

Una relación fundamental dentro del sistema constitucional del Imperio alemán fue la relación

establecida entre el canciller y el Emperador Guillermo I, puesto que sin su apoyo y confianza,

Bismarck no hubiese sido capaz de establecer en Europa el sistema de alianzas33.

En la época analizada, dicho sistema se desarrolla por la habilidad y capacidad del canciller para

mantener a las potencias europeas alejadas entre sí y así contribuir a la llamada paz bismarckiana que

29Op. Cit: Asa Briggs y Patricia Clavin.30 Op. Cit: Asa Briggs y Patricia Clavin.31 Op. Cit: Asa Briggs y Patricia Clavin.32 Op. Cit: Asa Briggs y Patricia Clavin.33 Op. Cit: Asa Briggs y Patricia Clavin.

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mantiene a Alemania en su posición hegemónica. En este sentido, el sistema es determinante en los

acontecimientos políticos de la época. En general muchos de los tratados eran de carácter defensivo y

establecían la ayuda entre las partes firmantes en caso de agresión por alguna potencia considerada

peligrosa. Luego de la unificación alemana, al canciller le interesaba mantener la paz y para ello quería

alejar a Rusia de Francia y mantener a alejadas a esta y Gran Bretaña. Pero, a partir del 84 esto cambia

y el sistema de alianzas se vuelve cada vez más complejo al establecerse acuerdos con Francia y Gran

Bretaña. También con Rusia, que parece entrar en contradicción con el doble tratado que Alemania

mantenía con Francia, hecho que al final le cuesta un hecho que él no quería: el vínculo entre Rusia y

Francia por considerarlas potencias peligrosas para la paz establecida34.

Las diversas alianzas de preguerra terminan generando conflictos que desembocan en la guerra de

1914. En este período de hegemonía europea, fueron cuatro las fuerzas contradictorias que operaron en

el sistema de alianzas: el imperialismo, el militarismo, la autocracia y la desintegración moral35.

Entonces, el sistema de alianzas que Bismarck establece con el resto de las potencias europeas, durante

la época de su hegemonía, responden al interés del canciller por mantener la supremacía de Alemania,

garantizando la paz entre las potencias.

34 Op. Cit: Asa Briggs y Patricia Clavin.35 Op. Cit: Asa Briggs y Patricia Clavin.

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3) Una de las fuerzas históricas que reconocen los gobiernos de Europa a mediados del siglo XIX es la

democracia36. Esta forma parte de una nueva política que consiste en integrar a las masas (numerosas,

peligrosas e ignorantes) a la esfera política de los gobernantes, las cuales constituyen un movimiento

masivo37.

En Europa dominaban las monarquías y un tipo de gobierno representativo. Este se basaba en la

existencia de Asambleas (que representan a individuos con el mismo status legal) y cámaras (de

tendencia más conservadora y cuyos miembros en su mayoría eran designados por herencia o ex

oficio)38. En ellas se distinguía a los analfabetos de los graduados de universidad, a los supersticiosos

de los ilustrados y a los pobres de a aquellos que tenían propiedades. Pero estos argumentos de

diferenciación no eran válidos en la práctica, porque la igualdad legal no hacía distinciones de clase.

Además estaba ocurriendo una gran movilidad social y un avance educativo39.

Las monarquías se basaban en el apoyo político basado en la clase, porque la riqueza, la influencia y el

poder personal de las aristocracias hacendadas y hereditarias eran la fuerza que los mantenía en su

lugar de poder40.

Luego del fracaso de la Revolución de 1848 y de la expansión económica, el movimiento obrero pierde

fuerza política. Varios hechos lo demuestran : el socialismo se estanca ( Blanqui encarcelado, Marx y

Blanc en el exilio), varias organizaciones políticas se paralizan,( como por ejemplo la Liga Comunista

de 1852 o el cartismo británico), se prohíben los sindicatos y las huelgas (excepto en Gran Bretaña).

Pese a esto persiste la organización de la clase obrera y su constante crecimiento. Además, no se

censuran las sociedades de ayuda mutua y las cooperativas41.

Basada en la ideología liberal, la burguesía adquiere una fuerza política con cierta constitucionalidad y

a su vez se produce la decadencia del absolutismo en Alemania, Austria-Hungría e Italia. En este

contexto de progreso hacia un gobierno representativo surgen dos problemas políticos: el de las clases

y el de las masas42.

En 1860 resurge con fuerza el proletariado que adquiere un carácter internacional por la solidaridad que

presentan las clases obreras y la izquierda radical y reaparece el socialismo. En este contexto se

constituye la Primera Internacional (1864-1872) en Londres, la cual es dirigida por Marx, y en la que se

enfrenta la tendencia liberal- radical con los viejos revolucionarios. Marx fue el inspirador teórico de 36 La otra fuerza histórica es el nacionalismo.37 Eric Hobsbawn, “Las fuerzas de la democracia”, en La era del capital, 1848-1875, Bs. As., Crítica, 2006, pp. 109-126.38 Gran Bretaña, Escandinavia, Holanda, Bélgica, España y Saboya son ejemplos de este modelo.

39 Eric Hobsbawn, “Las fuerzas de la democracia”, en La era del capital, 1848-1875, Bs. As., Crítica, 2006, pp. 109-126.40 Op Cit: Eric Hobsbawn.41 Op Cit: Eric Hobsbawn.42 Op Cit: Eric Hobsbawn.

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dos movimientos: el partido socialdemócrata y el partido socialdemócrata de Alemania. Ambos

obtienen apoyo y Bismarck concede el sufragio universal al norte de Alemania en 1866 y a Alemania

en 187143.

A partir de 1860 predomina un cambio dentro del contexto liberal, en el que la burguesía necesitaba el

apoyo de las masas para constituir una mayoría electoral. Aquí es importante tener en cuenta la

habilidad que tienen para movilizar ese apoyo,(que podía ser de la pequeña burguesía, la clase

trabajadora o los campesinos). En este aspecto la verdadera oposición la constituía la derecha

conservadora que defendía la tradición de la sociedad vieja y ordenada, negándose a los cambios de las

medidas liberales y apoyándose en pequeños grupos como por ejemplo agricultores y proteccionistas y

también la iglesia oficial católica44.

Pero el derecho al voto permaneció restringido a la clase media, pretendiendo que representaban al

pueblo. En el caso de Alemania, Bismarck se oponía a la alianza entre la burguesía liberal y las masas,

por eso carecía de poder político esta burguesía.

Esta nueva política de la democracia se caracterizó de manera parecida en Francia con respecto al resto

de Europa45.

Luis Napoleón (también llamado Napoleón III) había tenido una experiencia personal (su vínculo con

los carbonarios y los saint simonianos) que lo llevo a considerar la importancia de fuerzas históricas

como el nacionalismo y la democracia, a las cuales pensó que no podría resistirse en el contexto

histórico de la época. De hecho, él es el único gobernante que llega a ser emperador por el sufragio

universal (masculino) salvo EEUU pero que no pertenece a Europa, y en 1852 y 1870 el plebiscito

ratifica su triunfo con la gran mayoría de los electores a su favor46.

Su política electoral fue ambigua, porque se seguía basando en un sistema parlamentario que

funcionaba con la elección de individuos reunidos en asamblea, al mismo tiempo que el sufragio lo

llevó al poder. Pero este doble juego fracasó porque el emperador no supo controlar la fuerza que la

burocracia ejercía sobre las elecciones y la prensa. Además el apoyo popular que recibía al no estar

organizado políticamente no constituía un movimiento. Dicho grupo tampoco era homogéneo. Aunque

no supo obtener el apoyo de los progresistas y las clases trabajadoras que seguían vinculados a la

izquierda, tuvo que apoyarse en la fuerza de los campesinos, que eran una masa incapaz de hacer valer

sus intereses por sí mismos47.

43 Op Cit: Eric Hobsbawn.44 Op Cit: Eric Hobsbawn.45 Op Cit: Eric Hobsbawn.46 Op Cit: Eric Hobsbawn.

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Para concluir, la política de la democracia es una de las fuerzas históricas que emergen a mediados del

siglo XIX en Europa. Esta se caracterizó por incluir a las masas (campesinos, trabajadores, pequeña

burguesía) al ámbito de decisión del gobierno( basado en Asambleas y Cámaras), puesto que el

movimiento del proletariado se estaba haciendo cada vez más visible. En casi toda Europa tiene mayor

impulso luego de 1860, a partir de la habilidad de la burguesía para movilizar a las fuerzas que le

harían ser la mayoría electoral. Pero, en Francia el proceso había comenzado con la elección de

Napoleón III como emperador a través del sufragio universal. Aunque la movilización de las masas que

47 Op Cit: Eric Hobsbawn.

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produjo no llegó a constituirse en un movimiento, por la falta de organización y homogeneidad, dentro

del doble juego político del Emperador.

BIBLIOGRAFÍA:

Villani, Pasquale, “Desde 1848 a 1871”, en La Edad Contemporánea, 1800-1914, Barcelona,

Ariel, 1996, pp. 95-135.

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movimientos de masas en Alemania desde las Guerras Napoleónicas al Tercer Reich, Buenos

Aires, S. XXI, 2007, pp 15 a 35.

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de littorio. La sacralización de la política en la Italia fascista, Bs. As., S. XXI, 2007, pp.17-42.

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Contemporánea de Europa. 1789-1989, Barcelona, Crítica, pp. 137-167.

Hobsbawn, Eric, “Las fuerzas de la democracia”, en La era del capital, 1848-1875, Bs. As.,

Crítica, 2006, pp 109-126.

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