HISTORIA EXICANA

I OL LII ENERO-MARZO, 2003 NÚM. 3

Rugqi'ero Romano, in rnemoriam

(Fmo 1923-Pa& 2001)

E L C O L E G I O D E M É X I C O

HISTORIA MEXICANA

1 OL.. LII . ..

NÚM. 3 --

ENEROMARZO, 2003

S U M A R I O

,%anr I 0 5

.h ionio 1 a w : d modo & presmiarrón: b historáa econ6 mzr a m ~ c a a a & los noventa, una apt.siaci&n pera l

Guillemina DEL \'u P &N: Historia Jnan c i de la I%Tum~ Lspcliín m e1 $I~!I) mm y p?+incipios rlel m, rma ma~h of t ip

(,ustavo pn ;\Nc.E~. y Carlos niJARIm.: Po& y Wis: hutmogr~fia v~ienh? &! crédito y la banca en Mixico, -5 #ghs XrA" y xx

Luis Jwu.~r't: Vino viejo y adra tzrrmar. La hislvriafafcal #L ,Iff.ri CO

:4urora Gíihrr.z G ~ v m r u r o FE=: Indwtridizaciún, em- p a s 3 trubujadwes industiiales, de! @&to a La Re- tioluczbn: la nuwa historiografza

Mnria Eugenia ROMERO [R~RILK La hsstcnia mparanal Eric TAN YOL-G: La prarPja d q a q ' a : breves comlarios

acería d~ h relariórr entre historia e c o h i c a y cultural

C K I T I < A DI LIBRO

Guilleriiiina ~ L L \',m E PAVON y Las Gerardo M o m s M ~ N U 1.u titestion del uxzicar: d vinculo entre lo mx- cm y lo ?mcm mi /a anvesti$an'Ón histórica

LA HISTORIA ECONÓMICA MEXICANA DE LOS NOVENTA,

UNA APRECIACIÓN GENERAL

Antonio I R ~ R R ~ ~ '

Lrniz~rrs tdad Nacimal Autónomu Ilt i2féxica

1 ii-\rr RFQS DE t NA n f c a r i QUE Enrique Fiorescano ofreció una z eraon sistrriiiitica de los c.mbios ocurridos en la Iiistorio- grafia niexicana de la segunda niitad del siglo xx, advirtió entre los procesos inh relevantes: ia insti tucionalizacirjn de la disciplina, así como la consecuente profesionalización en <U ejeic~rio, e1 protagoriismo epistemol6gico de las ciencias \oí !ale% en cl conocimienta histbrico y la influencia signi- hr a t i u de L historiografia extranjera en la constniccibn de un ' nuevo pasado mexicano". En su balance, derivado del analisis curdarlciso de esta evoliiciiin del conociiniento his- trjrico ~nexiranista, advirtió con perspicacia lo siguiente:

[..a i i ~ c , í j p i t a de la presente generaci8n reside en el misterio cle ratiet 4 t tndd la capacidad para leer con objetividad ta his-

4g1adrz.co a Solange A i b e ~ o su interes y confianza para srcund~r 1 I iriic rauva de estc balance. A Oscar Muin y Beatriz Morán ,&U pacien- 1 ra I ctimprerisiiiri La hospitalidad académica del (:enter for U.S.-Mexi- 1 iri Studrcs, de In Llnitrrsidati de Califwnia, en &ri Dirgo. Por sil parte, I is freciitrttes y cstimri1,mtes conr;rrsacion~ con Eric Van h i ing , estin t 11 E 1 ririgen dt- este provciecto. Girstavo delAngel leyó ron su sentido rrí- iicn wrt texro i: lo mejoro. Finalineiiie, agradezco a Ins colaboradores :!E t ~ t i - r l (~r5ir1 qire, con entusiasmo v ohjetívidad, nos ayidaron a mirar 12-wa atr.tc ram!iiantlo hacia adela~rte.

0:14 ANTONIO IBARRA

tnria de rupturas, inconsjstericiiis. djstoi-siones y fracasos de la investigación reciente, v si dispondrá del animo para levantar, sobre los burnos cimieiitos de una tradición historiografica s e tiresnlientr, iin provecto de reconstrucción histórica que at-tualice las conquistas del pasado, se vincule a las corrientes que hov transforman el pensamiento historico, y promueva el desarroHo de gcncmciories creativas y productivas.2

En cierto modo, Ia historiografia econ6mica de la década (le los noveiit;i es un testimonio de esta lúcida prospectiva hecha en los primeros años de la rnisma ya que, justamen- ir, n lo Iargo de ese periodo Hegó a un punto de madurez ~~igniticdtivo: fuentes mejor sisternatizadas, mayor capaci- dad analiuca y un giro historiográfico hacia una economía nplicada al análisis hist6rica. entre otras evidencias de esa < ~olucibn. En efecto, la revisi611 de viejos temas coii iiiievos t doques, iriscnimentos analíticos y evidencia cuantitativa lia signndo el desarrolla de la historiopfía econbmica nie- kícana reciente. Adicionalmente, una nueva historia ii-isti- turional v de la conducta económica han contrihuido a 4iiperar vrejos esquemas interpretativos sobre el Estado, las iriqtitucianes y las organizaciones, el mercado y los actores ecoricimicos, sociales e individua le^.^

-46 I.LS viejas orientaciones y temáticas se hati reto tnado y thrigído, al p,irrcer. en una nueva estrategia de investigacihn. Una renovdda coilibinación de influencias historiografi- r señaladariiente estadoiiilidenses y españolas, asociada A una evolución tein Atica en los intereses de investigación de la comunidad de historiadores de economía mexicanos, ha producido resultados visibles que ponen a la historiogra- 11a econrimica sobre MExico en un notable grado de desa- r r 0110, medido por parámetros de la actual produccihn in te rna~iona l .~

' FI .ii~b.sra\<i, 1991, pp. 168169. ' ( ' i ~ ~ l ~ ~ l ~ l , 1995; C O A ~ ~ ~ O R T H , 1990: F1.0~~sC.4~0, 1992; &CHAL., 1992

: 1996, r k11Qu, 1992. Ello puede advertirse en la diversidad y calidad de la investigación

ii~sronra qobre M6xica y su impacto en la hktoriognfia internacional, t i considermos la participación de historiadores inrxicai~ot; rn rl re-

tllSTOXUA EC~~YOMXCA DE LOS NOVENTA 615

El giro historiográfiro de la década, niás visible en la investigación concreta que en declaraciones de ruptura e~~sternol6gica~ como soliari adornar la existencia de "no- ~edosas" corrientes revisionistas, ha dado como resultado un c@~w de conocimientos significativamente mayor en su í antidad y calidad, marcado por una pluralidad metodolb gica t una ostensible base empírica de reflexión.

Sin embargo, dos mgos llainan la atención en esta madu- rdci6n histciriográFtca: primero, el abandono de la "cultura pcdlemica" que la caracterizh en las décadas precedentes, se- iI,iladnmentc con el marxismo y el estructuralismo depen- rlrntisi,~, segundo, una consecuente desacreditación de la ttoria como recurso metoddógico para emprender la inves- ticfncion hlrtcirica que desembocó en un movimiento geiierñl a las fuentes, en muchos casos prescindió de la tenria y adop t ( i un empirisrno acrítico, y en otros elaboró modelos de ir iterpretacriin con auxilio exclusivo de la teórica econoniica L\itu~ e tementos, probablemente concurrentes, produjeron otro t ~ n j e significativo: la mudanza de tradiciones historiw p;ifica en un medio cada vez más profesionalizado y per- rneado por IA influencia de teorías modernas. Me refiero, c rincretamente, al eclipse de la historiogrdía francesa atite la rihdounidense, mejor estructurada en relacian coti uria te* r ia Útil al trahajo e~iipírico del historiador, en terminos de iina mtadiwjca aplicada a la hi~tona.~ Probablemente, des- tle los primeros afíos de la décridri pasada, el programa de in- ct-stigación en historia económica para México aparece muy Iigado a la fuerza rnonogr3ica e interpretativa de la historio- qr.&a estadounidense, más que a viejas tradiciones de hist* rra wnal y cuarititativa de corte h-ancés.%a nouvelle hhire , posiblemente contribuyii a ello al anunciar la obsolescencia

crfrite Co~ip-eso de la Sociedad Iiiteinacional de Historia Económica, er! Buenos Alrcs.

' Lqta a~recidciln, originalmente defendida por Carlo Cipolla, re- 4 ientcmentir lia sido muy difundida en la historingrafia espanola, y c e i ~ r i i relevancia en Xa investigaci6n rnexicanista. CIPULIA. 1c391; COL, 2000, t Rostdlo, 1998.

AVEI.LA, 2002; C E R ~ , 1995, e I m , 1998.

de la historia estnictud, en particular la e~onómica;~ pero fue el decliw del marxismo y del pensamieiito estnicnidis- ta latinoaniericann lo que tuvo mayor efecto convergente.

Asimismo, la acreditacion del anaiisis cuantitativo en la inveatigaci~n histórica y las; exigencias impuestas por fuen- tes numkricas, junto a la creciente influencia de la teoría econOiiii(~a neoclásica, hicieron posible que buena parte de la historia economica recurriera al anáiisis económico apli- cado al pd>ado, corno una estrategia historiográfica válida.' La ruma de todo ello, muy probablemente significa una mudanza profiinda de [a manera de entender, investigar y enseiiar la historia econiirnica.

$1 bien se disciite nienos, en términos de los otrora de- bates que mar-cnron épocas en la historiogratTa econcimica, como e1 r,~lativo a la hacienda, el. trabajo libre y forzado, el siglo de depresión demográiíca, la crisis del siglo xc?r o la llamada prci5peridad liorbónica? por no hablar de la em- blemitica discusión sobre loa "modos de produ~c ión" ,~~ el c-r>nucimien to del pasado económico mexicano ha avanza- do ~ignific~itivamen te y sin tropiezos retoricos en la Última de< ada. Ahora bien, de m e r a elocuente ha sido la época colonial brdía la que más progresos ha registrado, gracias ii un re\isiox~isrrio historiagfico que orientó sus esfiier-zos a recuperar los vacíos de conocimiento dejados por uria historiogxaf ía esenciali-iiente jurídica y política. Este u1 timo n;r;pecto es significativo, porque Ia historiografia economi- c a probablemente se haya separada del análisis político, in- ditidualizandose en un territorio disciplinario propio de variadas corrietites, para volver de i-iuevo a la explicación

' Dtilsi, 19M. VGasr la crítica de Romano a la nouvelk Itisfotre. Rohu- hr,. 1999

M (:UKSPC~. ~ C ~ ~ ~ ; Y L . Y I E , 1995, e IRWU, 1998. Una visió~i diferente rn R r r wiwj, 199'4 ' PIiw HE-RXERO, 1991 )- 2996; ROMANO, 1993, y VAN YOUNG, 1992, pp.

l'iF196 I L ' 1- .,na rccrrute recuperariiin de esm perspectiva, en SA\(:HPJ SAYTI-

V ' l 1'001

i fi5TOñM E,CON~MICA DE LOS NOVENT.4 617

pol~uca tiestle el aniilisis económico, como nos lu sugiere ia histor iugrafía neoinsritucionalista." La histoi iografia econórnicaactuaI es, tan~bii. t i , una con*

eelacirin de enfoques yparadigmas que conrrrgeri en mayor prtik~ionaGzaci811, especialmente aquella de corte acadé- inicti, que ha consolidado su presencia institucional y su espacio epi5tcmoliigico en el ejercicio de economistas e his- tonadores. Se han dejado a un lado debates sobre las fron- teras entre estas disciplinas para hacer de la investigación un mejor lcnguajc de entendimiento: frente al declive de id, ortodoxias, la l-iisroria econiimica ha enriquecido siis eri- foques en el eclectirisnio. Ia investigacibii empírica y eti rrna más pcrmeable influencia de modelos de explicación de otras ddí~riplinas.'~

Desdc Iucgo que las corrientes historiográficas iriterna- cionales Iian tenido replicas en la investigaciói~ rnexicanis- ra, pero !a no sc defineii como ortodoxia3 y en general, se aprecia una actitud de cooperación. Vale decir, la histnria rconhmica se ha cansolidado como un mercado de ofertas intelectuales que se miden frente al conocimiento, con la r on~zstenci3. de sus argumentos y la solidez de la evidencia, antes que por su ideología explicita. Y si bien aliora pode- rnos advei rir el naciiniento de una cliometn'a t n c x i ~ a n a , ~ ~ tambiFn es prisihle reconocer la continuidad creativa de la IineL& embIernáticas de una historiografia estructuralista, (le1 analisis serial e incluso de un marxisrrio mejor ciil ti\.ado en la investigación que en la ret6rica.14 El resultado de todo se resume en que cada vez importa menos la adscripción a r ornentes cerradas de pensamiento v más un eclecticismo rnetodologico qrie \lene impuesto por la investigación misma.

" E l prerupo de Douplass North entre los hisconadrirc-S, prohable yittntc resLrrri*i csta nirwa tendencia por incorporar e1 andlisls tcnnrjmi- I o 4 Ia F ' c ~ ~ I L ~ < rtín his t~nca .

': &,F 2 ~ ~ ~ 0 , l' htk~lw IL, 2000. " In.w.s, 19i*8 1 LWCHEZ SLNTIRC~, 2001

TEORIA Y EWDENLA HIST~RICA:

L4 IMBTll D RENOVADORA DE LAS K l E m S

I n ocasión de su homenaje en México, en noviembre de 1998. Ruggiero Romano hizo ante nosotras una reflexibn \~ilioqa robre su pasiiin por la historia que se centrh en 1111

hielo programa para una nueva situación: adfmrfes. ad fontes! I a tuelta a Ias fuentes, coi1 los ojos críticos posados sobre ti pasddo, 1 x 1 O con 10s pies eri el presente.15 Sin enibargo, cntre SUS recoinendaciones estaba la de evitar el vértigo tle lo ue 11ariio "anacronismo" y el recurso del "anatropis- mow.'2v icaso rca en ello que se man tic nen divergencias en- rr e Iris histux+adorcs de la economía hoy. Por otra parte, la hi5tciria Llene a cuento !a que la historiografia económica scihre Mérrcu, en la d6cada de los noventa, probableineiite k-xpcriment6 una transformación profunda en su calidad, dtnplzanda notatilerrieri te su campo de conocimiento, su rífistirar irjn nietodolágica y su universo de conocimientos que han hecho de la vuelta a las fuentes, cualitativas y cuan- ratativas, uti cjcrcirio de mayor creatividad.

Si la investigacibn de los años ochenta se abrió paso len- rmentr enue el follaje de las generalizaciones socioli,gicas, riiedidnte un empiiismo deteminado por la expIoraci6n mtemátlca de rnormes acervos de fuentes contables, eii los rrovanta la historiografia económica volliij sobre algunos terna$ de debate que iiabian llegado a callejones sin salida por la ausencia de nlejsr evidencia etripirica y elementos de rnedicir'in v conocimiento, como el "atraso ec~nhmico". '~

La estñdistica econbmica. que se edifica Ient,iinente en la investigaciiin histórica, proveyó de nuevos eleineritos de

" R<~P.I~Yo, 1 WPa I h Romano era iiri tipo de historiador qur confiaba e11 el debate c e

rim hcrramienia de conocimicnto y además de que procuraba no crrrar- 1 . 1 de manera coiicl i i~nte, probablemente porque era mayor su gurtci 1 ii)r la di~riiliirin que por hacer p r d e c e r sm opiniones; fue un persis- irntt crihco que gustaba del usa de fuences ciiantitativas para ambar 6 onctiisiones de raractcr cualiwtivo. Sin embargo, sus advertencias rne- I odologic~s al manejo de lo& kitos fueron un estímulo permanente a la + eflexinn que rxwaiiamos. ROICRNO, 1998.

'' I J ~ ~ ~ ~ ~ o ~ r ~ r , 1995.

HISTORLA ECON~MICA DE LOS NOVENTA 619

rcflexi8n frente a hipbtesis penuasims, pero poco formaliza- rk3. De rn.tnera st'iídada, el enorme esfiierzo de recopilaciiin i sistematitarión de la contabilidad de la Real Hacienda, Iircha por TePaske Klein,18 así como las- estimaciones de- riinales a partir de la contabilidad e~Iesi&tica,'~ o bien las w r ics de ~&~uestas a la circulación interior, como las alca- balas, realizadas por Garavaglia y G r o s ~ o , * ~ han coiisti tuido i ina plataforma para la investigación ulte~ior.~' El resulta- rio puede advertirse, entre otros desarrollos, en un nuevo programa de investigaci611, siguiendo las hipotesis de Assa- dounan .22 sobre el funcionamiento de los mercados regie na le~ . Ins dimensiones de la demanda urbana, Ias redes iriternas de circulación de mercancías y la integración es- pacial de la economía ca10nial.~~

Pero, parndójic.amente, la herencia de una rica historio- xr.afía de los precios, iniciada con los estudios de FIoresca- r i o , no se vio continuada, como lo merecía la i-elevmcia de ronux con series continuas, sistemáticas y confiables sobre la evolución de estos indicadores cmciales para contrastar uuas se~irs económicas y lograr explicar b formacióln del sistema de precios.*' El debate sobre la inflacion del perio-

'" ,oino Irreri resumió Kieiii refinendose a su esfuenci para cimentar 1,' irivestiqacian cn Ix Fuentes fiscales: "Se m t a de poner iina estructu- i 1 -on la sistrmatización de fiient~s-, un patriin sobre la,econcimia +. <:tonla1 alli rlondc carecemos de esndistics importantrs. Esta es una tiitnte difícil cit. analizar, difícil de utilizar, pero qiie proporciona iina ii- rltleza inforinativa extraordinaria para ttrier una idea clara de las eco- somias repoliales y las colonia5 dcl imperio". ELEIN, 1I)96, p. 95.

: ' SILVA ~ Q L I I . I Z y UPEZ hlAR11w1, IQ98. " <,sPA\.-~(J JA y GROS';O, 1 SS7 Y CROS$II y GARAVALLIA, 1996. y ,2i +..=.K,,F~D, 1995; la=\. 1995 y 1997, y Srivn RIQUER, 1993. '+ 51 hdv un ejemplo de continuidad creatiili en el pensamlenio mar-

u~stii en la his~oria econárriica, puede ser el uatiajo de Assadoiiiian y las iri~eas de investigaciiin que abriera hace más de dos décadas. W o V - ~ í - f i , PqHS, Pma una apreciacidn sobre su impacio en la historiografía riicxicana, veanse h l ~ 1 ~ ~ ~ 7 B . 4 ~ 4 ~ 3 , 1995 y M ~ N E G ~ ~ s , 1999.

CHO~N?, Sil \ *% v YUSTE, 19%; 1- 2000; KL~NLJ, 1995: ME~EGUS, 2000; Q - r ~ c i . ? . 2000, y Srrm RIQI'ER. 1997.

" Uii iilarno esfuerzo notable en GARC~AOOSTA, 1995. El texto de Car- rirr sobre pre(-iou y salarios s i p e siendo un elemento capital para ctial- qmer ~ I S C U S I O ~ . T L V D ~ R ~ ~ O H N S O N , 1992.

do colonial tardío quedo en suspenso. eri tanto que e l c* iinr imieri to sobre la dinámica efectiva de los precios de rnercado r'arecia de evidencias seriadas, homogéneas y sis- teniaticas, frente a los registros de precios institucional- mente

El interés por una bist~ria monetaria, resultado de los ivances alcanzados en d estudio de la produccihn minera en el periodo colonial tardío, tal vez sea un elemento que \e deba considerar en la investigación futura sobre precios, inflacion Y niveles de \ida. El libro de Ruggiero Romano, iririentado a explicar el funcionamiento de una economia productora de metales I; sedienta de monedas, puede su- poner iin giro en la discusión sobre el impacto de la masa monetaria en el índice de precicis.2%i bien, Romano enfa- i i z 0 el carácter deficiente de la circulación monetaria, su tnterks por demostrar la existencia de formas seudomone- &mas de circulación puede mover a la reflexión sobre el riero entre el sistema monetario y la escala de precios: con cina masa decreciente y una velocidad multiplicada por su- c edaneos monetarios. Es posible pensar, incluso, en causas rswucturale~ más que en trastornos cíclicos que nos expli- quen la inflacidn, iwi como entender los mecanismos defla- ciondrios de un mercado sujeto a procesos de aceleracion en la demanda y prolongadas ~ontracciones.~~

En cualquier caso, ahora contamos con una estadística fiscal Y ecorihmica mas diversiñcada, espacial y temporal- meri te, que ha redundado en esfuerzos de síntesis que nos penni ten discutir sobre: conceptos económicos que requie- re-n de elemei-itos de medición. Un producto maduro, sin duda debatible. e5 el libro de Garner sobre la economía

" Vcacc- d~rnens~nn~s de este problema eti el delme etrtre John- viii 4 Rurn.irici, piir.i el Buenos Aires culonial. RO~LWO. 1992

k h t e 1.1 histoi i @ p f i a iriinem, véase HFRKFR~ (;IN~[ t<i ~t al., 1099. E I libro dc R~iinann, rrrrrnos. tcndrj iin efecio rignikativu eri la futii- ra invtstig~t ion sobre el qisleriin monetario colonial R~J\Lw~)> 1999.

'' Yrr dr baic sobre la 1 i i .m niuiirtana Y el crecimiento económico i~-+ ir lh i fpdr i i , r.1) Jlisrnrtu ,\lmr,ann. a1m:Z ( l Y 4 ) (oct.-dir ), IRAKK~, 1999 y & l ~ e 1 - 1 \ . i 19'4'4~

HfSTC)RM ECONOMICA DE LOS NOt'ENT.4 621

rneaicana del sigIo X\~ I I ,~%S~ como las sucesivas r~visiones a la tradicionai visi611 dd siglo de prosperidad borbónica a la luz de e~idencias empíricas contrascantes, como se apre- ( la en los rral~ajos de lranYoung v Pérez He~rero, '~ aunque hava disrnmuido el interés por la estimación de los estin- r ixes de \-ida en la niedida en que las investigaciones se oneritarnn hacia aspectos más estructuralcs.

Ei debdte sobre el atraso relativa mexicano tal como fue fcirmdado por Caatswarth en 1980, estirndó notablemente Id tnvestigaciún empiiica tanto en su dimerisióii cuaxititatí- va como en Ias criterios interpretativos que la sustentaron. Las rkphcas y los ulteriores esfuerzos de rnedicián hechos por Lirdcnas" y Salruccisl coristatan la relevancia de esta p,efipechva, pero aún aguardamos a que esta rnaduracion 5ea n aducida en argiiinentos m% solidos. Por ello, es nota- tile que rlu sc: Irüya despertado un interés mayor por cons- truir estadisticas cisternaticas sobre el producta interno ~ L ) P utu mexlcano antes de 1890, asimismo, que n o con ternos crin uri serdadrro índice de precios para la época colonial hrdia y el siglo XIX temprano, que nos permita obtener ea timaciones sobre el producto, en términos reales. tanto pa- ra tor tatecer laliipótesis de referencia como ara someterla d un¿ críti~d en sus argumentas empíricos. 3?

'' ( ,iiino t p mbido. el mhajo de Gamer desperto s~ispicaáas por el rtlmqo "rnod~rnri" de una contabilidad 'prenioderiia", sin rmbargo, su ,wpirnmto 2 0 ~ a dc irna graii sulrckz ernpirica. GARLERY STFFWOU, 1993. I.lri t$fu~no cont*nuadodcl avtor por difundir sus e~tadísticas, que tne- r r r f CFX seguido, pucde verse en su p5gina web Latan Amencan Cohzai I.c.:nm*tc Histoq Data Bnrk (http://mansell.stiiren.gñtech.edu/rlq7/ urt-ibu: J.

'"a critica a Ia imagen de un siglo próspero, fue planteada ini- t.i.iln~rnte por Van Yriung v secundada por K r e z Herrero. ron fuentes fist ~ I C P \'&Y Y u ~ NL, 1992 y PEWZ HERRERO, 1991.

'' C CE\LS, 1983,1995 y 1997. ;' 5 9 ~ t i l ~ r 1 , 1 9 8 4 ~ 1997 y S.U.\I*LW v Siuvtco, 1994.

Dos caos notiihlcs, empero, son la critica historiográfica que Iii- : Itiun Enrique E'lorestiano: "A- y modernidad en el desarrollo de Mt ULU, lh0-1910", ponencia ai coloquio M k o : Thr C k l h g e ofiTlo&r-

11M-1991 La Jolla: Center far lbenan and Latin ,&encan Studies, I.'rrrvt trlw r,f Califr>rriia, San Diego. 1991 y hlido, 1992, asi conm el con-

C b n menor suerte, la investigación ecoriiimica sobre el si- glo xrx ha buscado arajos frente a una heredada desorgani- ~acion instñtucional y una consecuente irregularidad de la ~nfonnacicín ccon6mica?' Ha sido particularmente impor- tante EI (Issarrollo de la tiistoriografía regional, en algunos CASOS creai-ido modelos de análisis,% así como tambiiri la in- veatigacihri sistemática en la historia fiscal." Si bien existe una pobreza rela tiva de información cuantitativa para el siglo =Y, crornpatxda con el periodo colonial tardío, las investiga- ciiines regionales y el estudio sistemático de la información npomda por las memorias de Hacienda han creado una ba- se precia de informacióii que ha estimulado discusiones de mayar alíento, como la relativa d modelo de fiscalización confedera1 mexicano antes de 1880 y las transformaciones ue ennitierori la '~evolución" liberal en las fiiiaiizas públi-

?&s<gCorrrspande a Carmagnani el merito de haber dado este giro a la invcstigaci6n en la historia fiscal y de trazar las Iíneas de una agenda de trabajo que se ha diversificado ex- cepriondmcn te, pamdo de aspectos oibutarios y adrninism- tivos a explicaciones genedes sobre los modelos histbricos de la fwd ibd rnexi~ana.~' De manera paradójica. la información disponible para el

siglo xx no es sustancialmente mejor que la compilada para fines del Mirx, entre otras razones porque sti sistematizaci6n no ha sido puesta bajo la crítica del 'historiador y, claramen- te, su elaboracibn ha respondido a criterios institucionales de agumcntacirin Sin embargo, en la década de.

traste ernplrico del argumento de Coatswrrrth que hiciem en su ctitica Pmno DE, L.r:Qh, 1998. Por otra parte se antoja fundamental jiis tificai la pertinencia dt nphrar iiri md'deflactor" de productos ahmentarios regula- das pard rne-dir la producc16n de dinem, esto es plau amonedada, y es- timar la din.imira sectorial de la economia.

95 PESA v W w t , 1994. '4 C;I-IOW~JK~., 1997; I w , 2000a, e EahaRA B E I L ~ ~ N , 1998. '" J + I , R L ~ . - ( 1 v SERRANO, 1998. " S t m ~ i i y JA~~REGGI, 1998. '' C . W ~ L ~ . ~ N I , 1983, 1 9 8 9 ~ 1994. '"a crii~i a que hiciera C ~ a t w o r t h a las estadísticas del porfiiiato

dawa no ha sidti replicada con iin acervo de información equivalente a (OS wtos de investigarion planteados. Un caso excepcional, es el traba-

HISI OORM EC'OXOMICA niY LOS NO\TNTA 62 3

i«% noventa los avances han sido notables en campos espe- I ificos de investigación, como la histoiia fiscal ): financiera, pero tanibien industrial y empresarial, fincada en archivos prívados y de empresa.

Sin duda la mejor mirada al impacto de las niievas fuen- te5 en la historiografia de los noventa, se puede advertir por rriedio del briletin de fuentes América Latina m la historia e c e

¶

ncirnara3' que, desde 1994, viene piablicando el Instituto de iiivestlgaciones Dr. José María Luis Mora. En él, pueden reconocerse Ias simetnas y divergencias que la nueva his- r:r~riografl~ inexicanista ha ci-dzado con el conjunto de la ~ri~estigaciíin latinoamericana y sia diálogo con la estado- i~nidense ? la española. Asimismo, la publicación de una ser-ie de ~Ecturas S&F~ la h i s t k ermómico m~xicana revelan Id c onsistrncia y diversidad de la producción historiogra- t :r recientr )- líneas de continuidad temática."

Si esta suma de evidencias nos sugiere que se ha pro- (Sucido un giro decisivo en la investigación, tanto por sus

D fixentes corno por sus recursos interpretativos J: metodológi- c cis, probableniente convengamos en que la historiografía e t.onómica de los noventa supone un punto de inflexion en la trayectoria del conocimiento de nuestro pasado eci* rcsmico.

i r . & de J Bort7. quien ha hecho una estadistica histiirica a partir de Fuen- trs vfirdes sorneud~3 a un escmnuloso exruunio. BoR-~. 1988. Un es- fil~rz.0 .oiIogu, gefo con otros prophitos analíticos, es el hecho por E iinque C ; i r d ~ n x para Ia economía mexicana entre 1929 v 1940, conti- II?IR~O m& urde, con ese enfoque rnetodolbgico, hasta llegar a 1958. I ,rnru*c5, I987, pp. 190-276 y ENAS AS, 199,%.

Entre Ios niiinrros terniticos del boletín, merecen saialarse los de incrudm Ijiil -dic. 19941, manufactura e industria I j d . d i c . 19951, preciw 1 ~ 1 1 e -]u1 1996 j . c'sas comerc-ides (ene.-jun. 1998), entre otros.

as asompi!~ciones temáticas, con trabajos weditados v orros origi- rti~les, fueron sobre crtdito prebmcario (Valle Pavón y Martinez Lopez- ( moi , industria textil (GmezCdvamiato) ; finanzas pfiblicas (Jáwegui Y 5c-rrano Ortrga i : Deuda yiiblira (ludlow v Maricbal); ferrocarriles i rihr-a pubiicaq (Qntz y Connoll~): moneda (Báuz y Covambias), y mi F rrado intet no (Silva Riquer y Lopez).

t n este contexto de renovacián y abandonos, el contenido de la h~stonnpf ia ecnnómira ha mudado de manera pr* tunda, Entw lus nuevos campus de conocimiento, con mayor relevancia te6ricap rnetodú16gica, quizá deban mencionar- *c cuatro. la "nuei~a historia financiera", tanto prebaiicaria t omo moderna, que ha generado una nireva iriterpretacion wbre los cib~táculas financieros al creciniiento económico,

roriducra de las agentes financieros en un conrextr, de rncer tidumhre y los conflictos con el Estado por la renta dis- l-ion~ble:" 'YA nueya historia fiscal*, que ha promovido una reciente inrerpretaciGrr de la consirucción dcl Estado en el s ~ g h ?(m, Lmto en su dimensión institucional co~iio en su aopor re finmciero, alentando la incorporación del análisis i-ronornico d e las rentas y pulíricas irriposrrivas coi1 Ia cxpli- r aciori de un peculiar régimen &cal liberal.42 De manera wrneyante, una "i-iuem historia industrial" ha renovado el intrres tanto por el modelo histórico de industrializaci61i, exp1ir;tndo las razones económims de su rezago, disconti- nuid~d v patrbn organizacional altamente concentrado, así iomti las raracteristicas de los agentes ecrinomicris y s e íralef que lo protagonizar~n,~ Cada vez cori mayores ele- rnentns de conocimiento y mejores análisis, sabemos de las dt~mativas i opciones económicas de tos eriipresarios, los ectándar es de vida de los trabajadores y estimaciones sobre la productilidad de PmprPraq y del sector mismo. Por ulti- mo, irn tiuevo horizonte se ha abierto con la "nueva histe iin empresdrial", que suslava viejos prejuicios ideológicos G atadura3 teúricss, y reconoce la dive~ifirada suerte de agentes económicas que, a su vez, han sido relevantes a c t p r e3 sociaies e interlocutores politicos del En LO&\ ella, quizá aparerc un elemento común: la impnrt~n-

Ví.,anse Ivs trabnjuk dc Valle Paviin Y r i ~ Marichal v Dd .hgel sobre el Etnia en ciic número.

" i e a s c rl trabajo dejiiurqui en este número. 4 5 X ' t ~ ~ el trabajo de C;órnez-C.ah.amato en este níirncro. " Trase el lrabajo de Ramero Iban-a. en este numero.

( IA de la ausencia o asuingencia de un marco institucioiial .~proplddo al ciunbio económico, acusado por la persisteii- c la de prácticas discrecionales. arreglos informales y ciria í onitnnte en Ia cunriiirta de los agentes econiitnicos y del propio gobieimo, de pri~ilegiar la bíisqueda de rentas ati- tes que transformar el orden in~titucional.~"

La importancia del marco instiruciorid en la exp l i~~~c ihn ec oriiimIca ha sido aceiitimda porque ha resultado penineii- te para explicar la diiláliiica de los mercados, la organizticibn ~~idusbllal O 10s lii~lites iinpiiestos a Ia actividad empresarial, a s 1 como por constitujr un punto de preocupación coinuii catre estas ~iue\~as coirjei~tes historiogdkas; por tanto, el en- foque institucional de la economia aparece como un instru- xnentu útil en la expljcacióri histbrica.

F,:n otra direccihn, la llamada "historia cultural" constituye una estrategia I~istoriogcSca alterna, orien rada a explicar esos componentes "extraeconómicos" que influyen en la conducta Idi\;idual y colectiva ante el mercado, el ahorro y el consumo, y la política y las in~tituciones.~~ Sin embar- go, para alp-iriios historiadores identificados con el enfoque neoinstitucional, la "historia cultural" no constituye una al ternauva (le c,onocimiento, debido a su subjetivismo episte- inologico. inconsistencia metodológica y ausencia de catege i iai \- tnodelos de causalidad capaces de explicar la relacibn c iitre cul t~ira~ econornia y política.47 Sin embargo, también A ~ L I I es relevante advertir que el enfasis en aspectos cultura- Ics ha ido de la mano de la historiografia econhmica mexi- C,U~ISW. v quiz5 este antagonismo no sea tan extremo como en la h is to riograña estadounidense .48

" [ 'ese el ensayo de Riguui, para una maluación anaiíuca de la impor- i incia del inarco iiistitricional en rtna ecanomía atrasada. Rcrrzu, 1999.

4 " 4 ~ YWNG, 1999, Vease también su trabajo en este voiiirnen, don- A+ i r ckploran 1 s Luentes hiseoIío@~cas de una historia cuttural larga- i i i t r i t t construida cn Los contornos de la historia económica. Una crítica .I I debate estadorinidense en KVGTH, 2002. '- FI ~ A E R , 1999. '" Y ~ a s t rl trabajo de Vkn Young, en este volumen, donde se explw

I , i r 1 I , i s t~itntes historiograficas de una historia cultural largamente c o ~ i s I I uida eti 10s CDntOmOS de la Iiistoria econiimica

Hasta la década de los noventa nuestro conocimiento sobre las finanzas, imperiales y privadas, estuvo timitado a los m onien tos de crisis, sefialadamen te a la Consolidación de Vales Reales, pera poco se sabia sobre los mecani~mos es- pec Ific-os en que instituciones, corporacioiies y parliculares pai t ic ~pahan de un mercado de dinero en uri rnarco de ne- gor iacibn aparentemente organizado que se p~rcipi taba al caoq La historiografia de los noventa nos ha revelado la ~omplejjdad insti tucianal de dicho mercado, el peso gra- viracional de los comerciantes y sus corporaciones en la competencia por el crédito y el carácter regulatorio de las inititiicicines religiosas." Por momentos, la dinamica finan- c terti iios da señales sobre la existencia de un mercado de di- nero eii c-1 crial las tasas de interés compiten con las fuerzas instituc ion;iles del oligapolio financiero que las con tienen, en un arreglo beneficioso para los dueños del dinero."' El estudio del financiamiento de la producción interna, par- i

ucularmente la minería, así como los movimientos especu- Inuvo,~ frente a la demanda insaciable de capitaIes por la corona, hari marcado una nue\a perspectiva en el entendi- miento de las relaciones eriti-e la esfera privada, corpordtiva, v ta "publican, o las finanza reales, en el arreglo y dinami- ca del mercado de crédito, lo cual ha arrojado una serie de r onclusionrs interpretativas completamente nuevas.52

Gracias a este avance historiográf~co, se ha podido e17a- luar el carácter depredador del Estado colonial a partir de

N I las cxacciones financierac, pactadas o forzadas, que repre- ipntaron iin eatrucmrado proceso cle de~ca~ital izacihn.~~ T I e j ~ r aún, la quiebra financiera del Estado colonial, según

i tios lo ha mostrado M a r i ~ h a l , ~ ~ tuvo una de sus explicacio- i

'' ~L:JJCHAL, 1996. '" W a n r w ~ 1980,1989a y 1994. - ' \'u I J P~v\.h\, en este número. '" h h c n u 7 UPEZCANO v VALLE PAVÓX, 1998. 5 3 Mmc HU, 1997. '' MWCIL*I , 1999.

nes en la relacibn perversa entre lealtad y privilegios con que ae consti uvo un vinculo de dependen~ia .~~ La idea de I:i existencia de unos costos crecientes del colonialisnio, mi- i ando sdo la dimensión fiscal, se complementó con el es- t pnario tiiianciero que nos muestra cómo se rompieron las liga\ de .autoridad y el nexo de legtimidad con la quiebra f inanc jer a imperial. Dos nuevas kistoriografías, social y po- litic-a se derprenden de este anáiisis del colapso colonial.

En erta trama de arreglos corporativos con el Estado ioionlal, el estiidio de los Consulados de comercio ha sig- nificado un avance sustancial para explicar la acción colec- rtva de 105 p p o s de intereis en el reino, en especial de los r .3rner.r inntes de la capital, quienes pese a perder el control ulígop~licci del mercado novohispano, como resiiltado de 1:s puliticas de liheracihn del comercio interior de impor- larrones, interitaron recuperar sus prhllegios mediante el financiamiento de la deuda pública del monarca." Por su p m , el riexo entre favores financieras y el quebrmtamiento (le la po11tica cornrrcial durante el comei-cio libre, ha ma- nifestado la importancia de los arreglos infomales, de privi- Ir go, entre grupos de comercjanres y la corona, en notoria i ontxadicci8n con las reglas establecida^.^^

Por su parte, la historiogrdia h c a i ha hecho notables progreso.5 al pas:ir del análisis contable de registros fiscales A una nue1.a inteipretación, centrada en aspectos instituci* n a h v politicos, sobre las características de la fiscalidad de .m tiguo regimen y siis cori tinuidades en Ia nueva repúbli- c A LA brecha de con~cimieilto entre Ia época colonial y la h dc letida liberal rnoderna se ha ido cerrando lentament~. par ia% a la convergencia de dos ciclos de investigacit5i-i i elativitmente independientes: por una parte, gracias al es- rlmulo que produjo a la historiop-afia colonia1 )a publica-

-;\ ~J*lrwLL'l, 1997.

" ' F:t trabajo fundamental de esta coniente es, sin diida. la tesis de +Il+ictcir.,~do de h'aile Pavón. VAUE P ~ ~ Q N , 1997.

Li ~nresrigacioii de Souto. es una notable explicaci6~1 de esros as- I .JCY tu3 %L'TO, 2001. Obra colectivas, por aparecer, vendrán a suplir al-

iririt hriet os h~utoriogt-SICOS de la investigación. &L,~~RF,RC.ER e I m , YiO- \ \. %I J P-,ii-13\ (coord.l, 2003.

ciori de los datos de recaudación en las cnrtasciierita, cw mo va hemos mencionado, y gracias a un i-iiejor análisis de la organización y funcionamiento del apai-ato tinanciero colonial, ahora podemos estimar su eficiencia g compleji- I dad:5R qegundo, por un estimulo a la invescigaciiin de la fis- cdidad liberal, nacida de los trabajos de Camagnani, er;pecritlmente entre la primera repíiblica federal y el régi- men porfiriano19 El resultado evidente es que ahora la his- tni~ografia econcimica, en particular la fiscal, tiene nuevos

I

argiimeiltos p;ir;i i~itcrpre'etar el siglo XIX, esclarecer la pug- 1 !

na entre proyectos aibutíuias y explicar la contiiiuidad de fignr;is fiscales de antiguo régimen y prácticas uibiitarias tr,adjr ionales, en un contexto de cambio politico liberal.

T,itito por el lado de la recaudacihn como por el del gas to. nuestro conocimiento es mayor y cada vez se tienen rnavorcs elementos para explicar la política fiscal. Prir ejem- plo. lci irtipcirtancia del análisis del presupuesto, tanto como irisu utnt%ii tu de politica y negociaciiin como de economía publica, hn abierto un horizonte de reflexihn sobre la ini- pnmncia de los arreglos instinicionales en la definicióri de la politica de gasto e jnversion del régimen porfiriano.M' El conocimieilto sobre el iráhsito de un régimen tiscal confe- deral a u i ~ modelo centnlista es, pi-obablemente, el mejor balance que pueda hacerse sobre este desarrollo historio- grfico. Sin embargo, aunque coilocernos mejor el desern- peño de las finanzas del gobierno central, así como algunos r-asos ~inradigmáticos y divergentes de fiscalidades estatales,

E l empuje de 1~ ir~~iisti~nciiin se debe a las ulteriores iniciativas de Iüfrri, pero tambih a trabajos como el dcliuregui que complementa la iniageii de !rc,zudacion con ~ i n anáiisis administrativo e itistitiicionai dc la Rral Harienda. En otro sentida, Ia investigación sobre inorimientos ~ i n ~ n r i c i r i s internos al sistema colonial, como los situados, ha sido piics- ra de reheve por i l h m ~ ~ y Sor~o, 1994;*JA~-~~:(.ili. lW9, y Ki.ei~, 1992.

>' E I C J C ~ O de esta histnriopfia puede marcarse, miiv claramente, con la pul ilicat itjn dc "Finanzas 7 htado en México". hasia la aparición de .iu 1rbr.i iG!jrndo y mercado. Para una evxluacióri de su eroliición vianse 1 il PLL.ili SIHR.~O ORTLGA, 1998; SElW.AN0 ORTF,C.\ Y J i 1 'HEI.1 I I . 1 !19s. V S.W- 1. HEZ ~s~'~IK¿~,J~LIFXX.I:I e ~k4RJL\, 2001.

1 . f ( ;.:iiht,ir;\.wr, 1989: K u n ~ v CO~NULLY, 1999, y KI~NTZ v RC.I~ZII, 1996.

tIISTORL4 E'CIN~MICADE LOS k<1i ENTA 629

tcidavia desc unocernos la organizaci6n y dinámica de las fi- r ranzn,~ municipales que nos permita integrar nuestra visión ilt* la trama ir-iscitiiciond de un régimen fiscal en permanen- te transicion hacia una fiscalidad moderna, economica y equi- t ~ t i t r . 3 . qiie iio termina por producirse hasta el pre~ente.~' SI las historias fiscal J: financiera coloniales han hecho

nciub1e.s; progrerus. sii continuidad ha tropezado con una cledpddad de anilisis y vacías historiográficos en el siglo ir\, Eri efecto. las explicaciones sobre el tardío desarrollo I ~ E un mercado de crédito y un sistema finai-icier.~ inoder- ~ i t i . , bnncnrio, esGn cn camino de despejarse con la muy adelanhda investigacifin recien te. Las contiiiiiidades entre Lin sisteina de crédito dominado por la demanda publicii ale recursos y- las prácticas especulativas privadas, ya lihera- d d s de corporaciones de interés v límites iiistitucionaIes al precio de1 dincro, desracan la pérsisrencia de vinculos in- it-rprrsonales que cobraron dimerisiories de complicidad jiolitica, d~rtorsionitndo eI niercado de crédito y dando cur- so a un<, iieja práctica depredadora de los recursos estata- tr:.s,"' Emprr o, 1~ complejidad del desarrollo prebancarin del credito no se limita a la deuda pública y e1 agio, como ltic-n lo LlmQ Tcnei~baum.~~ sino a la jnsti tucionaiizació~~ [le prict~cas bancarias en las cuales el manejo fiiianciero de 135 r uetitñs públicas corrió de la mano de institucjunes pri- \a(]&, como lo ha mostrado Liid1awM para Banamex. al abrir un horizonte de análisis que ha t~iotivado investigacio- nes u1teriorr.s. Si la aparición de la banca central pubii- (.a fue urdía, pese a la importancia del crkdito pírblico y la rrnicion monetaria, es posible que dlo obedezca a esta larga tradicioii de maneja privado de cuentas públicas: el Con- i~ulado de tnercaderes en la época colonial, las casasas comer-

' ' Estiiriios reririitr+ corno Iris de Aboiirs, pata el siglo XX, nor ario- 1. i r nueva luz sobi e los ab$tAculcrc, a la iinplantarión de iin régigiinen fis t 11 drrectri, pragrrsikri ) eficaz cn la disw~blicibn dr la c;irjp i; la -i?ignaclGn de c liota? dc recaudación auténticainerite frderaler. ho~rzs, l I ) l i ! Y(If33

"' 14 111 t w . V S11 % A &QI:~A, 19!)3. "' Tk IVLNKAI ~ L I , 1988. L"' I ,C.DI oh, !(IC)O.

r iales ctt i el primer medio siglo de vida independiente y iin banco ptivado controlada por intereses frritico-espaiioles hastn principios del siglo X X . ~ ~

1-45 e3tiictas funciones de una banca privada, la in teme- drac-ibn financiera y cl financiamiento pri-iductivo, ahora sabcnios que mostraron una cadencia semejante: la inves- tigaclon rcgional y los estudios sobre la oferta de crédito al c ampo!: a la industria, muestran un patron ineficieiite, cos- toso y- atrasado. que reproduce una simeti-i;i de concenm- ciRn iiidustrid y una endogamia empresarial que preialece liasta hoy, con las consecuencias conocidas. La importancia dr un retago instituciunal, prácticas de privilegio, informa- c- ion ii~cornpleta y disrorsiones en la asigi~ación dc créditos nos señala11 la itnportai~cia de un marco institucional m- htguo, frifiil e ineficiente para promover la eficiencia de los rnircndos financieros. La nueva liis toriograth Financivra, que paso del análisis de las relaciones rritre elite Y crédito publico,, ahora vuelve sus ojos a un análisis cada vez m& centrado cn la explicación de los "costos de transacción" en mercadris financieros deficienteniente organizados, por falta de un marco institucional eficiente.€"

I,a pertinencia del enfoque neoinstitiicional, en particu- lar para este campo de invesLigaci6n histíirica. ha hecho que la h i ~ t u r i o p f i a bancaria este cadavez más cerca del anali- 51s ecoilSimico formalizado, al seguir de manera explícita, tnodelos econorn6tricos y sustentado en la teoría econórni- ca rnodr-r~ia.~' De esta manera, la historiogrdia finariciera es testigo de una nueva cooperación entre econoniistas e hiscoii~dares v , en un sentido positivo, se abre un sendero de reflexión metodo16~ca que podria extenderse a otras Areas de conocimiento de la bistaria econóniica, con inde- pendencia d~ las épocas de malisis. Probablemente. una de Ids c O nsecuencias más relevantes de la historiografia finan- ciera, prcmoderna y bancaria, sea el hecho de que se ha ronsolitiddo como un campo de conocimjeiito común que

"' Llna \j<rOti m& esulizada del marco institucionat en h h ~ r ~ b : ~ , 1999. 6"1+~ HPR, 1909. " 11, huen ejemplo es GI~MEZ GUVARRMTO, 1999.

I I ~ dlan7ado en una larga trayectoria de investigacióri. des- de la colniiia hastn el siglo xx, con explicacjnnes globales i analiiis esyxcíficas. Ai, la trayectoria de una linea histe r iogr'ifica une el interés de economistas e historiadores eo t a i i r de una nuen historia ecoiiómica.

Por und explicable coincidencia, el premio Nohel de ec* nomía en 1993, lino a caer al campo de la historia al otor- yarieles a Douglass Narth y Rahert Fogel, pero ello no supuso que infonrialrnente se hubiera concedido un Nobel (le historia, sino la constatación de que la historia económi- 1 1 FS una herramienta útil y necesaria a la moderna teoría ecoiioniicn. tanto como un recoriocimiento a la trayectoria cle la escuela de pensamiento que los autores representa- liarl. Con independencia de otrx consideraciories, la evi- rlenc de un niievo acercamiento disciplinario parece estar t n el tr-asfondo de este episodio: la historia económica dr tual tiende a mayor integracion disciplinaria, rigor me- tt idolhgico y amplitud en su horizonte inteiy retativo. Y t iectivarncnte. como la señalara North, la investigacirín ac- tual esth liioduciendo "un nuevo niarco analitico que nos permite comprender el cambio ccon6mico en e\ tr-anscur- co (Ir1 tiempo", pero también un importante enriqiiecimien- t < r de la teoria econf in~ica .~~

F 1 renondo interks de Ios economistas por la historia, así i timo Id utilidad de ciertos instrumentos anditicos de La te* Tia ecuiiómica en la invectigacibn histórica, constituyen los elementm de este nuevo encuentro disciplinario, aunque i-io ctesprov~sto de suspicacias y conflicto^^^ Por mritivos distin- r j .S, el anlilisis neoinstituciorial ha supuesto un nuevo ter~itc- r l t j de rncuentro entre economía, ciencia política e historia

' " YORTH, 19!+1, p p 567-583. '" \ erase In critica de Romano en ROMANO, 1981.

inorn~cu inexic;~iio?~ Sin embargo, solarne t i te en la úititna Jecada ha sicio emplazado el análisis institucion. ~i 1 como un instr i i i i ir tito ttihrico relemnte para ka explicacion del fiincie ~iamieriio de losmercados, Las restricciones ü los actore3 ecrr ~itirnicm v Ia persistencia de un bajo desempeño económico y iiri patroii disuiliutivo inefiriente, no eq~iimtivo, acusado por I)a]iln inversión en capital humano ? sistemas politjcos djscri- rn~xidtocios.~' La publicación reciente de dos textos colec- r i v t f i , per-rxieados_por este enfoque, tanto por ~oa t su ' o r t h~~ r uIno por Haber,': nos permiten advertir que se ha sisteriiati- indo el prograina de investigaciiin en esta direcciíin. De esta ~nancr-A. con diferencias de niatiz. la aceptaciiin del modclo se ha extendido entre un amplio espectro de historiadores iiiteresados en campos temáticos m& acotados, como la his- toria fiarl,'"as cor oraciones mercantiles de antiguo r e q -

-,u,

inen:. la uiduiüia5 el sistema de derechos de propiedsd'g .r los frrro~ar-riles,~ entre otros.

I.,d cnnvel,gencia de intereses así como los acertijos qiie ~ e m l t a n de la investigaciiin, han hecho elideate la necesi- rlad dr tina nucw estntega de cociperaci;iti, respctando la

' liluralidad de tradiciones historiográficas, recursos nieto- dol6gico4 t énhsis en el uso de fuentes cuantitativas v a c e p tac ióil rxplícita de teorías econiirniras, a efecto de siiniür

< cinocirnientas y no restarles valor por el sesgo de la inter- 1ir etacióti.

-- L,.ir prrineria rr-ferencias a la teor-ia de Norrh, aparecrii liga& a la ti iputesisdtl dciiciente gr-adadr org;inizacio~i econóiriica rcinio elrmen- (1, rlc c islvo del auaso, más tarde haría infasis en las restriccirirtrs impiics- t 1s d la crrinorni'a pur el centralismo I cl ititen~cncionismo estatal, 1iast;i L .,ricidrr~i l i ~ 1ril)l111rt Ii!>rla1 como iinproceso dr r m b i n iiisrituriotial. ( m > iriy$trihri 1 , 3 990 v Non-rr-i.19Y0, cspeciaimente la cita d r ( :c,~tstwrirth en p t'il

L 2 14 m- .ij B Si~i,j:r ~ F F , 2000. - l < , K ~ . , ~ S ~ ~ ~ ~ I R T ! 1 5 T m OR, 1999. -' H Z H ~ R, 1997, especialmente ia inwcrduiciiiil, pp. 1-20 g HAB~~R, 2000. -'" 1 \i Ktl II!, 1997. -- - : Iníw4, 7t300b. ' V ~ i s v ~ r I;ii~~urtum, IW(a ,

I-h 1 ??tu xoq9. w' kki:\r/ v RI:,~ 771, 199i;.

,Scb antoja que la continuidad de Pdta travectciria historio- ~rafica, asi coma su deseable diálogo con otras tradiciones ii~tc.lectu,iles, supone uria renovacicin de la cultura poli.- !

mica quc herricis per-dido. Es posiblc que si se produce ma- i or ( ohex-cir-icia progrmáuca eri la irivest~gacihri en historia economica. los esfuerzos no caigan en vacíos dr indiferen- c ia. La cxi5 teiicia de agrupacioiies profesioria1t.s de historia- dores de I;t ecorromía,Y1 la celebración del primer congreso ~ c p e c i d l i ~ ~ i d o . eri octubre de 2001, así cu~nri la creciente partir ipaci6n de la Ristoriopafia mexicanista eri congresos !

i i i tei i~acionalrs de historia eco tiómica, parecen ser biie- liar rcñdes. X s i l vez, la comolidariñn de la disciplina en las priilcipalec instituciones czcadéiii icas del pais," aauii- que paradfijicarnente no contemos aún con uri programa i n ~ t i I ~~ci01llili~aC1t.1 dr fumacic51i de nuevos 1) istori~dores de ~ccinoniía, can un solido aparato de coriocimientns cco- ni>niicc~s Y luerle dosis de ii-iiestigac1iir-t empírica, confirriia este decarroilo. De la misnia manera, pese a la ;i usriicia de p~rblir ~rioi ies especiaIizada en historia económica, la p r b diir-cl6n bibliogrfica, docurnencal y ensaysuca sigue tenien- do regtila~. preseiicia en las revistas académicas de nuestro medio, c,ida wz can mayor regularidad, tanto en aquella de hiscorindorcs como de ec~nornistas.~~

Si esta suma de elementos deniuestra que la hj~toriografi~i de loa i~overita ha tenido ánimo de lel-;it~tar un "proyecto de ~ecoxirtmcr:it5n hisdrica", como anticipii Florescano, des-

"' Si il~lsdamente b Ibociacióri Mexicana de Historia Econimica v la Ikcar;ariiiii de Hirtoriadores del Nortr de México. debidas a la ~ i i i r i d -

uia dc Larlus Manclial y hiario CRrutti, iio por azar protagonistas re l r - r.antÉs dr esla rcno\;ici6n histonogáfica.

LJ L'nti'crsidail Naciriiiül Aut6noiria dc México, El Colegio d r M P - iricu, rl iriulituto de Invesbgaciones Dr. José M a ~ i a 1,iG Mnra, el Cenlro de Iní-csu~aiirjn v Ducenria Econrimics. el Insiitiir.i TecntiIógirri Aiitó- iiomn dc ?i&uco, 1;i LTniversidari Aiittinnrna ~etro~ol i tar ia yotras uni- v ~ r s i d i i d ~ ~ del pais, romo la de Puebla, ron una larga tradiriin editorid cr-r ~ L I S ~ O L ILL C C O I I O I ~ ~ C P .

"" \lt.r,t,t.en seilalarse, como se desprende del análisis historiob~áfico brrhopor ritrn? role,qaa, desde luego H z ~ l & Blexrrnnu, pero rainhién LJ- i i r d LOS (ti. His~ri nn Novnhupana, &hima, , S m . n n , S@ XIX, A~rg~lnunatos, i. ! Tren~str?Eioii6mrto c I . ir i~st i&arh E c o ~ i r i w ~ n . eriirr otras.

HICTORL4 ECION6Ml( A DE LOS NO\;FXTh fif 5

*it 10i I->iienos cimientos del saber acui~iuladn. iincul;ido a * rir~ientes que transforman el pensarnien tci hictrírico y pro- r iiut-ven el de~mollo de "generaciones ct-eatim-as r producti- 1 .irw: en tcinries el pasada reciente ha macerado para bien a ; ::lema historiografia.

Z i i i i 1 ';Uc~bd~pospoifísiiu~~r. Modr rniraciiic trihiitaria u soberania estatal", eii Hastori!~ :Uairaníc, ~1:'2(202) (oct.,,dic.;, pp. 3G.9-395.

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