hidroituango libro cuentos

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GANADORES Naturalmente... ¡Buena energía!

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G A N A D O R E S

Naturalmente... ¡Buena energía!

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Índice

Presentacion ......................................................................................................................... 5

Categoría Infantil ................................................................................................................ 9Historias de mi abuelo ...................................................................................................... 10El bosque se rebela ............................................................................................................ 14David y el pez de bengala ............................................................................................... 18El agua que sufrió ............................................................................................................... 22El sueño del agua ................................................................................................................ 24El niño desobediente y el agua ..................................................................................... 28El agua .................................................................................................................................... 32Un gran viaje inolvidable ................................................................................................. 34

Categoría Juvenil ................................................................................................................ 40 Tiempos inolvidables ........................................................................................................ 41La importancia del agua para el mundo .................................................................... 46 El padre bosque y la madre montaña ........................................................................ 48 Me salvo la vida ................................................................................................................... 52 Las tres gotas de agua ...................................................................................................... 56 Oleic y las pruebas del espíritud del agua ................................................................. 60Los principales medios de vidas ................................................................................... 63

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Presentación

Para mí como Gerente General de la Hidroeléctrica Ituango es muy especial presentar esta publicación cargada de imaginación y creatividad. Siempre, para nosotros, estar en contacto con las comunidades de la zona de in�uencia del Proyecto tiene un gran signi�cado.

El 22 de marzo de 2010, el Día del Agua, las emisoras del área de in�uencia de nuestra Hidroeléctrica Ituango empezaron a difundir un mensaje en el que la voz de una niña decía: “Abuelo, abuelo, cuéntame un cuento sobre el agua”. También aparecieron a�ches en las instituciones educativas, y nuestra gente empezó a explicar a niños, niñas, jóvenes y educadores en qué consistía esta convocatoria al Primer Concurso de Cuento Hidroituango.

Se trataba de un evento en el que no sólo hacíamos un homenaje al agua, que inspira el trabajo de nuestra Hidroeléctrica, sino que rea�rmábamos un compromiso que nos identi�ca: el de trabajar con un cuidadoso respeto por el medio ambiente.

Y entonces ocurrió algo maravilloso. Primero decenas, luego centenares de niños y jóvenes con sus abuelos empezaron a hablar, a imaginar, a escribir, a dibujar relatos mágicos, historias ciertas e inventadas, vivencias con el agua, que primero tímidamente y después con un genuino entusiasmo llegaron a las urnas del concurso y superaron todas nuestras expectativas.

Llegaron cuentos de todos los municipios: cerca de 700. Una suma bastante grande para este tipo de eventos y que representa el interés y participación de nuestras comunidades. Cuentos escritos en hojas de cuaderno, en páginas de block, cuentos con garabatos infantiles, otros impresos desde el computador, aquellos con huellas del ajetreo diario, otros con carátula, verdaderas obras de inspiración. Cuentos mágicos, realistas, descriptivos, sentimentales…

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Cuentos de una riqueza que no nos alcanzamos a imaginar. En algunos nos contaron cómo se formaron los acueductos. En otros, cómo se cuidan las fuentes de agua. También supimos de las leyendas alrededor del agua. Pero, sobre todo, tenemos el testimonio de la imaginación y creatividad de los niños, niñas y jóvenes del área de in�uencia de nuestro Proyecto, cualidades de las que podemos sentirnos todos muy orgullosos. Por eso los felicito de corazón.

Queremos compartir con ustedes esta recopilación de los ganadores del Primer Concurso de Cuento Hidroituango, porque con actividades como ésta, rati�camos uno de los rasgos de personalidad pública de Hidroituango: ser una empresa comprometida con el futuro, desde una visión de desarrollo fundamentada en la formación de un nuevo ciudadano, una nueva sociedad y una nueva cultura ambiental.

Muchas gracias. Felicitaciones de nuevo a los ganadores y sincero reconocimiento a los 700 escritores que acogieron nuestro llamado, naturalmente, con toda la ¡Buena energía! de nuestra Hidroeléctrica Ituango.

Luis Guillermo Gómez Atehortúa Gerente General Hidroituango

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Naturalmente... ¡Buena energía!

Cuentos mágicos, realistas, descriptivos, sentimentales… cuentos y más cuentos.

Y al leerlos, agradecidos primero, asombrados después, nos rea�rmamos en una verdad ya

sabida...Hay una riqueza inmensa en las tierras de la Hidroeléctrica, la riqueza inmensa

que constituyen las gentes que la habitan, gentes que sin duda alguna, han vibrado

desde siempre con la buena energía...

Para nuestra Hidroeléctrica es muy emocionante saber que están ahí y un

privilegio dar la mano hoy a estos ganadores...

¡Entre todos, contamos las historias del agua!

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... Categoría Infantil...

. ..9 a 13 años...

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Historias de mi Abuelo

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Estefanía Madrid Díaz, de la vereda La Palma, Buriticá, escribió su cuento por cumplir en Lengua Castellana. Estudiante de octavo grado, no había escrito antes. Tampoco soñó ganar Una Aventura por Medellín, pero disfrutó como ninguna y ahora sí cree en sus cualidades de escritora.

Esta futura azafata es hincha del Nacional y juega de “centro” en la selección de

microfútbol de Buriticá. A Medellín lo cali�ca con 3, a la cabecera de

Buriticá con 5 y a su vereda con 4.

Municipio: BuriticáAutora: Estefanía Madrid DíazNarrador: Hernán Pineda

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Cuenta mi abuelo que hace muchos años vivía en Carauquia en compañía de su madre, muy cerca al río y otras quebradas muy conocidas donde abunda la fauna y la �ora. Solamente había trabajo en minería y pesca, pero su madre no lo dejaba trabajar por temor a que le pasara algo.

Ante la insistencia de él, la madre al �n lo dejó, pero antes tenía que averiguar qué tan hondas eran las quebradas y el río y por dónde pasaban, y adónde desembocaban para estar más tranquila. Mi abuelo así lo hizo y averiguó que por allí pasaban la quebrada de Tabacal que desemboca en el río; La clara; la quebrada El Salto que desemboca al río que pasa por la acequia; El Morro que queda cerca a Sabanalarga…

La mamá lo dejó ir a trabajar en la minería y en la pesca y con los días también comenzó a trabajar con él en la playa Catalina donde era muy miedoso porque allí se origina la historia de Machao y Catalina, que vivían en un llano cerca a la playa.

Cuentan que eran muy miserables: cuando llegaba la mamá de Machao a visitarlos ellos se encerraban y escondían lo que tuvieran de comida para no darle a la mamá. Una vez llegó la madre de improvisto y ellos tenían de comida gallina y la escondieron; la mamá les pidió aguapanela o un pedacito de panela y ellos se la negaron, así que la anciana, enojada, les echó una maldición: “Un día de estos va a llover muy fuerte y la borrasca los va a arrastrar con todo y casa”. Después se levantó y se fue.

Y a los días, esto sucedió: ¡se fueron al río! Catalina se convirtió en sirena y Machao en diablo y las brujas lo tienen amarrado en la ciénaga de Sabanalarga. Por esta causa la playa era miedosa.

A mi abuelo y su madre les tocaba dormir en muchas ocasiones en la playa a la luz de la luna o en la cueva Catalina que no les gustaba mucho porque espantaban y decidieron irse para el desemboque de La Clara donde era muy aburrido porque en una parte, el agua era detenida y había muy poco oro. Ellos se alimentaban de la pesca pero hacía días que no sacaban nada y les tocó aguantar hambre, así que decidieron ir a pescar a la quebrada El Salto donde también había buen oro.Dice que hubo un tiempo en el que no sacaban nada de oro ni pescado porque había caído una peste en el río. Por esta causa la madre de mi abuelo se enfermó y aunque les tocó alejarse un poco de este trabajo lo siguen haciendo como la mayoría de la gente.

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Han sobrevivido y ahora les está yendo mucho mejor, pero va a salir un proyecto el cual les va a hacer dejar el trabajo, pero que promete mejorar sus vidas económicamente porque va a generar empleo y van a comprar las tierras. Este proyecto se llama Hidroituango, que es una planta generadora de energía que será construida en el municipio de Ituango y generará energía para el país y fuera de él.

La gente como mi abuelo y las personas de los municipios que van a ser bene�ciados con este proyecto que son Liborina, Buriticá, Ituango, Sabanalarga, etc., están muy contentos y no ven la hora de que comiencen a ejecutar los trabajos para ver los resultados. Y como los municipios bene�ciados y el país progresarán, se acabarán las tristezas viviendas en los tiempos pasados. Y las personas como mi abuelo y todos los demás que les ha tocado tan duro descansan y se les compone un poco la vida y pueden tener la felicidad que tanto han anhelado.

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El bosque se rebela

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Si no tiene qué estudiar, Andrés Camilo Jaramillo Sánchez, de la veredaGuacharaquero, en Ituango, cosecha unos 40 kilos de café por día en la �nca donde los seis hijos han asumido las labores de su padre, quien está discapacitado.

A sus 13 años, sueña con conducir un bus de escalera. Ojalá lo logre para que él y su mamá

no tengan qué subir tres horas a pie hasta Ituango, como esta vez que vinieron a

disfrutar Una Aventura por Medellín.

Municipio: ItuangoAutor: Andrés Camilo Jaramillo Sánchez.Narradora: Blanca Lucía Sánchez.

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Esto sucedió un día cualquiera.

Al levantarse Carlitos a bañarse como siempre, ¡no encontró al río! ¡Se había marchado! Según cuentan, se había ido a vivir del todo al mar.

Carlitos sorprendido corrió más abajo y vio que la quebrada también se había marchado. Hizo un stop. Y descansó pues temblaba como una hoja de papel al viento por el asombro. Además tenía mucha sed.

Al llegar de vuelta a casa la encontró cubierta por grandes raíces de árboles que ahora eran gigantescos y muy tenebrosos. Éstos le hacían muecas y amenazaban con devorarlo. Al ver esto el niño no tuvo más remedio que correr y correr hasta que encontró el futuro.

Allí las personas estaban haciendo lo mismo que hizo su familia: talando árboles, haciendo quemas de bosques, cultivando amapola y coca, derrochando en borracheras, destruyendo la bella naturaleza que aún tenían.

Carlitos muy asustado les contó lo que le había sucedido en el lugar de donde venía y la gente también tuvo mucho miedo. Enseguida se reunieron y organizaron conformando grupos de familias que protegían los bosques, sembraban árboles a orillas de quebradas y ríos, cortaron los cultivos ilícitos y en su lugar cultivaron árboles frutales y café.

Todos estaban felices, menos Carlitos sin su familia. Entonces se les ocurrió volver al lugar en donde había encontrado la puerta y regresó al pasado a iniciar de cero: a hacerse amigo del bosque y a tratarlo bien, pero ¡vaya sorpresa! ¡Su ausencia no había sido en vano! Las familias habían comprendido el error y ahora, igual que en el futuro, tenían una hermosa naturaleza llena de frescura y ricos aromas, de melodías de los cantos de los pájaros, agua y aire puro. También habían ahorrado y sus condiciones económicas les permitían vivir en paz y armonía a todos. La naturaleza jamás se volvió a rebelar y fue siempre su mejor aliada.

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Carlitos y su familia siguen esperando encontrar de nuevo la puerta al futuro para contarle a las siguientes generaciones que les dejaron un ambiente sano, un planeta azul, un lugar bello donde pueden vivir felices.

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David y el pez de bengala

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Juan José Henao Martínez no parece de sólo diez años de edad. Perodisfrutando su amabilidad, se descubre al niño que hay detrás del elegantejovencito que vino de corbata por su premio.

Cuando conozca el mar, en diciembre, verá lo que imaginó en su cuento

ganador. Juega fútbol, mucho fútbol, mientras planea ser un próspero

ganadero. Se entrena montando a caballo en vacaciones donde sus primos

del corregimiento San Diego, de Liborina.

Municipio: LiborinaAutor: Juan José Henao Martínez.Narradora: Luz Inés Martínez.

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Había una vez un niño llamado David, a quien le gustaban mucho los animales y las plantas.

Un día se fue de paseo a una quebrada junto a su casa y se puso a jugar con las mariposas que volaban por allí. De pronto vio cómo en el agua nadaban alegremente unos pequeños peces. Entonces, David se arrimó y se sentó en una piedra para mirarlos mejor, pero todos se metieron en el fondo de la quebrada y solo quedó uno. Y dijo David al pescadito:

- ¡Qué lindo! Brilla con el sol como si fuera una lucecita de bengala…

-No te parezca raro porque en el agua también hay animales bonitos lo mismo que en la tierra, le dijo el pescadito…

-Sí, sí, le contestó David. Por eso yo he soñado muchas veces con conocer el mar y todos los animalitos que hay allá. El pez le dijo: si quieres yo haré que tu sueño se cumpla y te llevaré muy pronto.

–De verdad me llevarás?

–Claro: vete a tu casa. Mañana vienes ligero y podemos viajar al mar.

David le dijo: hasta mañana amiguito bengala.

-Pero ¿por qué me llamas bengala? Si yo soy un simple pescado, común y corriente…

David le dijo: yo te llamo así porque tienes muchos colores y te pareces a esas luces que tiran en la navidad y las llaman de bengala.

-De acuerdo. Como tú te llamas David, yo me llamaré Bengala.

Después se despidieron y David se fue gritando y brincando de alegría: “conoceré el mar, conoceré el mar” y no se cansaba de gritar esto… toda la gente lo miraba asustada y decía que estaba loco. Al llegar a su casa contó a sus padres y a sus hermanitos todo lo que había pasado ese día, pero ellos no hacían sino reírse de la imaginación de David

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y no le creyeron. Al otro día se levantó muy temprano y pidió permiso a sus padres para irse a la quebrada a reunirse con Bengala que lo llevaría a conocer el mar. Sus padres rieron y le dijeron: “que te vaya bien y disfruta del mar”. David salió y se reunió con Bengala que ya lo estaba esperando y le dijo:

-Listo para viajar?

-Claro que sí. Pero yo no sé nadar como tú, le dijo David.

-Yo sé eso. Pero no tengas miedo que yo te llevaré.

-Bueno: contigo nunca sentiré miedo. ¡Vámonos ligero: quiero conocer el mar ya mismo!

Bengala se metió al agua y David se montó en él. Bengala parecía haber crecido rápidamente y se veía como un pez gigante. Los dos comenzaron a alejarse de ese lugar: Bengala nadaba muy rápido entre el agua y David se sentía muy feliz mirando lo lindo que era todo a su alrededor.

Pasaron por varios arroyos, quebradas y ríos hasta que Bengala comenzó a nadar muy despacio y David se quedó muy sorprendido al ver que muy cerca y lejos de él había muchos, pero muchos barcos de todos los tamaños y también había mucha agua y distintos movimientos. Entonces Bengala se arrimó a la playa y le dijo a David:

-Tu sueño se ha cumplido… sal del agua y disfruta del sol y de todo que más tarde regresaremos a casa.

David no podía creer que estuviera dentro del mar y dijo: ¡Qué grande y bonito es el mar y cuántas cosas bonitas hay junto a él; nadie me lo va a creer…! Después, David salió a la playa y llenó sus bolsillos de caracoles y otras cosas que había en la playa. Cuanto ya estaba tarde buscó a Bengala para que lo volviera a llevar a su casa. Bengala que lo estaba mirando le dijo:

-Vámonos que tienes que volver a casa. Otro día podrás quedarte más tiempo…

-Bueno. Vámonos pues ya se me cumplió el sueño.

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Más tarde Bengala llevó a David hasta la quebrada cerca de su casa. Al despedirse, hablaron de la limpieza del mar porque no habían encontrado basuras, ni papeles, ni botellas, ni residuos plásticos. Que ese mar estaba muy limpio y que todos los animales vivían ahí muy felices. Entonces Bengala le explicó a David:

-Es que todos los seres que vivimos en las aguas hacemos campañas de aseo para tener nuestra casa en las mejores condiciones y así poder vivir y compartir con los demás y cumplirle los sueños a los niños buenos como tú.

David muy contento con todo lo que le explicó y enseñó Bengala, le agradeció de corazón y le quiso dar de regalo unos caracoles por haberle dado ese paseo. Entonces Bengala le dijo a David que el mejor regalo que le podía dar era hacer que las personas no contaminaran los ríos, los mares, los bosques, en �n, toda la naturaleza, y que le dijera a sus padres y a sus hermanos que se convirtieran en una familia protectora del medio ambiente. David aceptó ese compromiso y se despidió de Bengala con un fuerte abrazo.

Salió corriendo para su casa, mostró todo lo que llevaba en sus bolsillos y contó del compromiso que había hecho con el pez Bengala. Sus padres, hermanos y vecinos de toda la región creyeron en la historia de David y todos se convirtieron en LA COMUNIDAD PROTECTORA DEL MEDIO AMBIENTE.

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El agua que sufrió

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Municipio: PequeAutor: Carlos Andrés Úsuga Graciano.Narrador: Abelardo Úsuga.

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Cuenta mi abuelo que había una vez un agua que vivía feliz porque estaba rodeada de grandes árboles, era muy visitada por los niños que hacían charcos para bañarse, contaba con mariposas, ranas, cangrejos y peces, en los árboles se veían pajaritos, ardillas que saltaban de palo en palo y las bestias que pasaban por allí siempre se detenían a tomar agua de ella.

Pero un día sucedió algo inesperado. La quebrada empezó a secarse… el agua, cada día que pasaba se sentía muy triste. Le preguntó a los peces qué sería lo que estaba sucediendo pero éstos no dieron respuesta. Le preguntó a los otros animales, tampoco respondieron. Le preguntó a los árboles y ellos dijeron: “Los hombres nos están talando, los niños te arrojan la basura y tiran piedras a los animales… es por eso que cada vez te vas agotando mi querida agua y los animalitos se han ido”

El agua se puso muy triste y empezó a llorar. Los niños fueron a la quebrada y ya no pudieron disfrutar porque el agua era muy poca y no pudieron hacer el charco para bañarse… además daba fastidio el cúmulo de basura, las bestias pasaban y no tomaban agua, las aves ya no tenían dónde posarse, los peces estaban a punto de morir, los otros animalitos se habían ido… y los hombres seguían talando. El agua ya no resistía más.

De pronto llegó un niño con su abuelo y observaron la tristeza del agua. Empezaron a recoger las basuras, sembraron unos árboles y al otro día invitaron a sus amigos para que les ayudaran a seguir con esas tareas.

Los niños se sintieron muy contentos al ver que el agua volvía a crecer, los peces volvieron a vivir, los animales se dejaron ver. Entonces fueron a la casa e hicieron unos carteles que decían “No talar árboles”, “No echar basura al agua”, “Cuidemos la naturaleza”, “Para tener un ambiente sano y respirar aire puro es necesario cuidarlo y respetarlo”, los llevaron y los pegaron en diferentes lugares cerca del agua.

Hoy, esta quebrada nuevamente es feliz, los niños y los adultos volvieron a hacer charcos, los árboles han crecido, algunos animales han vuelto y los pececitos vivirán felices para siempre.

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El sueño del aguaEl sueño del agua

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Áimer Daniel Hernández Hernández, a sus ocho años, escuchó en la radio la invitación al Primer Concurso de Cuento y convenció a lamamá, Ligia María, de que hicieran la historia.

Áimer, juega fútbol en Los Dragones y va al catecismo.Mientras recorre en bote el lago del Parque Norte, su mirada traza la altura de losedi�cios que hará cuando sea arquitecto. Por ahora hace casas y castillos con tierra.

Recomienda que los niños no contaminen el agua porque ella nos ayuda mucho

Municipio: SabanalargaAutor: Áimer Daniel Hernández Hernández.Narradora: Ligia María Hernández.

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En un mundo no muy lejano donde los protagonistas, los humanos, son víctimas de su propio invento.

Érase una vez que en un bosque muy grande se encontraba el señor agua con sus ojos enormes de color rojizo, y sus mejillas muy sonrojadas, a un lado de una manga donde había pastores. Decía: “¿será que nunca cambiará el color de mis ojos? ¿Nadie será capaz de evitar que mi enfermedad siga? ¡Oh Dios! Te pido que me des un poquito de claridad y opciones buenas a los bichos (los humanos) que me hacen daño… hazles entender que por mi existencia ellos sobreviven, porque, ¿qué harían ellos sin mí? ¿o es que acaso no saben que yo soy indispensable para ellos, la naturaleza y para muchos más?”

Los animales al escuchar al señor agua tan triste corrieron y preguntaron: -¿Qué te pasa señor agua? ¿por qué hablas con tanto dolor?-

Y el señor agua les respondió: “¿No me ven como adelgazo, no ven que el color de mi cuerpo cambia y últimamente mis ojos son de color rojo gracias a los bichos?”

-¿Los bichos? ¿Cuáles bichos?- pregunta la naturaleza.

“¿No sabes que los bichos son los humanos, que aun sabiendo que soy lo más importante para ellos me hacen sentir mal…”

En ese momento sintieron un fuerte movimiento y vieron que era el sardino viento… Decimos así porque la naturaleza está enamorada del viento, pero él no lo sabe ya que no tiene tiempo para esas cosas pues es muy ocupado: aunque él no lo dijera eso se podía ver.

-¡Hola muchachos!- saludó el viento y la naturaleza con una sonrisa de oreja a oreja y unos ojos con un brillo que iluminaba toda la tierra respondió:

-¡¡¡Hola!!!-

Y el señor viento preguntó de inmediato: -¿por qué esas caritas?-

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Respondió la naturaleza –es que nuestro amigo agua está triste porque ya no tiene las mismas fuerzas que antes para correr y regarse por donde él quiera, porque su caudal ha disminuido sin darse cuenta, porque, amigos, si me destruye, si cortan mis árboles, la mayor producción de agua se acabará… ¿no ves por qué nuestro dolor?-

El viento dijo: -si a ti te duele el alma, a mí también me duele quizá mucho más… ya no puedo esparcirme como antes pues me tienen muy contaminado y el calor del sol día a día me debilita- y con un fuerte suspiro, estos amigos se quedaron dormidos por unos segundos.

El agua soñaba viendo a los humanos sembrando árboles en sus cuencas, quitando las suciedades que en ellas caían y aún más bacano, poniendo carteles a lado y lado del agua diciendo “protejamos nuestra agua ya que ella es fuente de nuestras vidas”. Y así, viendo esa acogida tan grande que los humanos le hacían, decidía volver a vivir y a retomar sus ánimos porque creía que los estaba perdiendo…

La naturaleza y el viento hicieron una piñata a la cual invitaron a los humanos y les dieron el pedazo de torta más grande por haberse unido a ellos… El agua decía: “Sí vieron que todos podemos ser amigos… y que los amigos no se hacen daño… los amigos se cuidan, se aman, y sobre todo, se respetan” Y agregó con una fuerte sonrisa “Podemos salvar el planeta que parecía que tenía una fuerte diarrea, pero ya descubrimos la droga y es no contaminándolo”.

Pero al señor agua lo despertó una enorme bolsa de basuras con olores muy fuertes y dijo “¡Oh, noooooo! Sólo era un sueño”

Y con los ojos encharcados de lágrimas dijo: “Cuando el hombre haya contaminado el último río, haya destruido el último árbol, matado la última especie, se dará cuenta que no podía comerse el dinero”.

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El niñodesobediente y el agua

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Entre muchas inocentes bromas, Juan José Agudelo Agudelo toma la grabadora del periodista y cambia papeles, haciendo de entrevistador.

Por �n se pone serio y cuenta que juega fútbol sala, que es hincha del Nacional y que nació sin una mano. “Escribí la historia de un niño desobediente como yo, que no cerraba

la llave del agua”. Luego canta “El Apachurrao” y dice que será doctor. Se ríe de la calva del

periodista y, mientras corre a jugar, prometeque “después seguimos con la entrevista.”

Municipio: San Andrés de CuerquiaAutor: Juan José Agudelo Agudelo.Narradora: Elba Posada Posada.

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Me encanta cuando mi abuela me cuenta sus cuentos o las historietas que pasan por su mente, cuando deja volar su imaginación. Este es uno de los cuentos que me contó cierto día.

Érase una vez una familia formada por papá, mamá, hijos, abuelos, que vivieron un tiempo en nuestro municipio. Tenían dos hijos y uno de ellos era muy desobediente porque siempre que lo mandaban a hacer algo él decía “ahora voy” y nunca hacía lo que le ordenaban. Si le decían que se levantara, no se paraba de la cama; que se vistiera, se quedaba en pijama y así se la pasaba, haciendo siempre lo contrario. Al ver que esto sucedía a diario su familia terminó olvidando su nombre y se referían a él como “el niño desobediente”.

Lo único que hacía era ver televisión y jugar play. No le hacía caso a nadie ni respetaba a nadie. Un ejemplo muy claro era que iba al baño, dejaba la luz encendida y cuando le decían que la apagara siempre con su frase favorita “ahora voy” no se movía del lugar donde estaba. Si abría la nevera la dejaba así y cuando le pedían el favor de que la cerrara nunca lo hacía: como siempre no se movía de su lugar predilecto viendo tele o jugando play. Siempre hacía lo contrario de lo que le pedían.

Cierto día al “niño desobediente” le dio por abrir la canilla del agua para lavarse las manos ya que las tenía sucias de comer chocolates, y se fue a ver tele, dejando la canilla abierta. Su madre al oír caer agua desde la cocina le dijo “cierra la canilla” pero el niño como siempre le respondió “ahora voy” y siguió viendo su tele. Su padre y su abuelo al escuchar caer agua le dijeron que cerrara la canilla y ellos obtuvieron la misma respuesta “ahora voy” y siguió en lo suyo sin darle importancia a lo que sus padres y abuelo le habían dicho.

Al mucho rato “el niño desobediente” sintió sed y gritó desde su lugar preferido: “mamá, tráeme un vaso de agua” pero nadie le respondió. Entonces decidió decirle al papá que le trajera un vaso de agua y ocurrió lo mismo: nadie le respondió. Por último le gritó al abuelo “tráeme un vaso de agua” pero de él tampoco obtuvo respuesta alguna. Con mucha rabia y refunfuñando se levantó para beber un vaso de agua pero qué sorpresa se llevó al abrir la canilla pues no cayó ni una gota de agua.

“¿Dónde está el agua?” se preguntó muy asombrado y empezó a buscarla por todos

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lados. Buscó en los armarios, en las habitaciones, debajo de las camas… hasta miró por las ventanas por si el agua se había ido de paseo. Entonces pensó: canilla tonta. Seguro te has atascado y metió uno de sus dedos para comprobarlo pero no tuvo respuesta. Al cabo de mucho rato “el niño desobediente” se deslizó por la canilla hacia las tuberías como si estuviera bajando por un tobogán y al mismo tiempo gritaba “¡sálvenme, no sé nadar… ayuda, me ahogo!”

Y así pasó mucho rato hasta que cayó a un río subterráneo donde se encontró unas gotas de agua que lo miraban muy raro. Y con desprecio, como él no respetaba a nadie y era tan grosero les decía “¿qué miran?” y ellas solo hacían un ruido: “glub, glub”. Sin saber para dónde se dirigían las gotas él decidió seguirlas por el río subterráneo hasta que llegaron a un lago inmenso donde había muchas, pero muchísimas gotas esperando.

Al mucho rato de estar ahí “el niño desobediente” preguntó “¿qué hacen aquí?” Y las gotas solo respondían con su sonido “glub, glub”. Después de él tanto insistir e insistir una gota que hablaba el lenguaje de los niños se le acercó y le dijo: “Vamos a crear electricidad entre todas nosotras” “¿Y para qué?” preguntó el niño. “Para muchas cosas” respondió la gota: “para que en tu casa tengas electricidad, para que la nevera, la estufa, la lavadora puedan funcionar. ¿Nos quieres ayudar? Aquí ninguna gota sobra: todas somos útiles”.

Y “el niño desobediente” como para no variar dijo: “pre�ero volver a casa a jugar play y a ver tele” por lo cual la gota le dijo “para esas cosas hace falta la electricidad…” Y el niño se calló por un rato…

De repente apareció una gota que parecía mandar a las otras gotas y les dio la orden de que se prepararan para hacer energía. Como si fueran una sola se lanzaron contra una pared, formando nubes de espuma, mientras el “niño desobediente” las miraba desde atrás. Miraba cómo trabajaban unidas, sudando la gota amarga y de un momento a otro recordó lo que la gota le había dicho: que ahí en ese lugar ninguna gota sobraba y se decidió a ayudar al reconocer cómo trabajaban unidas para que en su casa pudiera haber electricidad.

Cuando terminó de trabajar unido a las otras gotas “el niño desobediente” se metió por una de las cañerías y llegó a la canilla de su casa y estando allí se transformó nuevamente en niño: dejó de volar su imaginación y llegó a la realidad pero sin olvidar

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la experiencia vivida. Buscó a sus padres y abuelos, los cogió a besos y abrazos, les contó su historia y aunque ellos no le creyeron, sí notaron que algo en él había cambiado ya que si le pedían un favor ahí mismo lo hacía. Para corroborarlo le pidieron que apagara la luz, que era lo que más le chocaba y cuando esperaban la respuesta de siempre “ahora voy”, cuál no fue su sorpresa pues la repuesta fue “ahorra energía hoy” y salió corriendo a apagarla.

Es que en la aventura que vivió comprendió que ahorrar energía era importantísimo y el trabajo tan grande que era crearla. También comprendió la importancia que tiene el agua porque sin ella no habría vida en el planeta tierra. Y su familia, al notar el cambio tan grande que había tenido, con el tiempo dejó de decirle “el niño desobediente” y lo siguió llamando por su nombre.

Moraleja: para reconocer la importancia que tiene al gua y la electricidad en nuestro planeta tierra no tenemos que vivir aventuras o dejar volar nuestra imaginación.

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Naturalmente... ¡Buena energía!

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El agua

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Virginia Valbuena Sepúlveda salió dos veces en octubre a representar a Toledo.Esta ajedrecista de diez años clasi�có en Entrerríos a la Final Departamental de los Juegos Escolares de noviembre en Urrao. El segundo viaje fue a vivir el premio Una Aventura por Medellín.

Virgina se entusiasmó en marzo cuando HIDROITUANGO fue a su colegio a promocionar el concurso. Hace cuentos por jugar y esta vez adornó la narración con dibujos ecológicos.

Sueña con “peluquiar gente”. Cuando esté grande tendrá un salón de belleza

con dos empleadas.

Municipio: ToledoAutora: Virginia Valbuena Sepúlveda..Narrador: Cándido Sepúlveda.

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Mi mamá nos cuenta que nació en una vereda del municipio de Toledo llamada “La linda”. Cuando ella comenzó a tener conciencia de la realidad, se encontró con una muy dura: el agua era escasa, “pero en mi familia nos acostumbramos a la crisis de la falta de agua”.

Mi mamá nos dijo:

“Yo tenía ocho años, un hermano mayor y otro menor. Nos tocaba ir a un lugar que llamamos ciénaga. Nosotros cargábamos agua en baldes, ollas y unos tarros de aceite. Mi papá puso unas tablas en la ciénaga para que nosotros pudiéramos pasar a cargar el agua ya que había lodo y musgo de colores y alrededor árboles pequeños. Cierto día se entró un caballo y como era tan pesado al hacer fuerza se iba hundiendo. Mi papá pidió ayuda a unos trabajadores para que le colaboraran a sacarlos. Después de luchar lo lograron pero a los pocos días falleció…

El agua de la ciénaga la cargábamos para la poceta de la casa, para lavar la ropa, para trapear, para bañarnos, etc., ya que no se podía utilizar para cocinar los alimentos. Para esto, nosotros cargábamos agua de una quebrada que quedaba a quince minutos de la casa, que era muy pura, ya que el agua que corre es apta para consumir hervida y para cocinar los alimentos… también lográbamos al papá cuando llegaba con la leche para que nos cargara agua en las canecas.

Como la escasez de agua era tanta, nuestras necesidades las hacíamos en los montes cercanos, en los rastrojos. Cuando llovía recogíamos agua en toda vasija que hubiera… aprovechábamos y lavábamos la casa, etc. Los vecinos hacían lo mismo.

Después de un largo tiempo me comprometí en matrimonio y salí de mi vereda hacia el pueblo. En el año 2003 gracias a la gestión de la Alcaldía Municipal de Toledo lograron echar el agua de la quebrada de Santa Inés, vereda correspondiente al muni-cipio de San José de la Montaña, directa al tanque de Toledo y los alcaldes que fueron pasando al �n lograron lo tan esperado durante mucho tiempo: que tanto al pueblo como a la mayor parte de veredas llegara el agua por red para mejorar la calidad de vida”

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Naturalmente... ¡Buena energía!

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El sueño del aguaUn gran viaje inolvidable

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A los 14 años, Jairo Humberto Areiza Chavarría está lleno de naturalesincertidumbres y esperanzas. “Yo sé que voy a ser alguien destacado. No sé en qué, pero después lo voy a descubrir.”

Toca lira en la banda músico marcial de Briceño y aunque tiene en receso sus inquietudes de pintor, escritor y bailarín, confía en que le volverá el entusiasmo.

En diez años será psicólogo y estudiante de biología marina. Por eso le causaron enorme

admiración los peces que vio en el Parque Explora.

Municipio: BriceñoAutor: Jairo Humberto Areiza Chavarría.Narradora: María Rosa Chavarría.

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En un pueblo muy pequeño llamado wawa, habitaba una tribu a la que le encantaba estar al aire libre, consiguiendo su alimento, practicando sus técnicas para cazar y jugando. Lo más importante era que ellos cuidaban mucho un manantial que era de agua pura, limpia, fresca…, y el tomarla los hacía felices.

Un día mientras la tribu dormía se le disminuyó el agua al manantial hasta que no quedó nada. Cuando los integrantes de la tribu despertaron notaron que faltaba el agua: la buscaron por todos los lados del terreno que habitaban pero no la encontraron, así que decidieron ir a buscarla. Emprendieron el viaje: caminaron y caminaron hasta que a lo lejos vieron un bosque. El jefe creyó que allí encontrarían agua y los guió hasta allá pero tampoco la encontraron, así que decidieron marcharse de allí.

Cuando iban a salir, un enorme león hambriento apareció con ganas de saciarse con aquella tribu. Al atacar el león, los más fuertes pelearon y batallaron y cuando creyeron que tenían la guerra ganada, el león se levantó y le rasgó el cuello y el pecho a uno de ellos. La tribu lloró viéndolo morir… gritaban, se golpeaban y volvían a gritar por aquel hombre “¿por qué, por qué?”… Entonces lo enterraron y encima de la tierra colocaron un letrero: este hombre es un valiente: peleó contra un león y dio su vida por su tribu, lo que nadie haría.

Llegada la tarde no tenían dónde dormir así que se montaron a los árboles y pasaron la noche allí. Al día siguiente cuando despertaron tenían que comer, así que saciaron su hambre con la carne del león y decidieron seguir en busca del agua. Cuando iban más adelante vieron cómo se terminaba el bosque, comenzaba el desierto y más allá había unas enormes montañas de tierra seca. Al llegar a ellas notaron que había un enorme buitre parado en una piedra y toda la tribu hizo silencio para que el animal no los viera.

Cuando estaban a punto de terminar de pasar, un bebé los delató con su llanto. El buitre dispuesto a saciar su hambre con ellos abrió las alas y se dispuso a batallar… la pelea fue larga y peligrosa, pero la tribu trabajó unida y ganó. Luego miraron todos hacia abajo y vieron de nuevo cómo se partía el desierto con la selva, pero en medio había una enorme zanja como si por allí hubiera pasado un río.

Corriendo llegaron a él y cuando vieron la zanja más de cerca encontraron gran

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cantidad de peces muertos. Al ver esta terrible tragedia siguieron la zanja hacia arriba y vieron una enorme muralla de piedra. Se asombraron mucho pero luego de haber hablado el jefe de la tribu con las personas que habían construido el muro, ellas les pidieron perdón por el gran problema que les habían causado y como recompensa los ubicaron en un lugar seguro, atendiéndolos con todo el cuidado que se merecían y la tribu vivió una vida sana, al aire libre y en un ritual que hicieron se dieron cuenta de algo: el agua, la naturaleza, sus costumbres, no solo eran vida sino que también eran UN GRAN VIAJE INOLVIDABLE.

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Naturalmente... ¡Buena energía!

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...Categoría Juvenil... ...14 a 17 años...

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Tiempos inolvidables

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Nancy Stella Sepúlveda Cano, es una quinceañera que vive a una hora falda arriba del colegio de El Junco, corregimiento de Sabanalarga. Prohibe escribir de ella si no se da gracias a la mamita, a los profesores Yajaira, Nerly, Luis Hernando y a doña Marleny de la Acción Comunal de La Ceja, su vereda.

Cuatro páginas serían poco para contar la divertida vida campestre de esta

conversadora mujercita que sueña con pertenecer al Ejército de Colombia.

Municipio: SabanalargaAutora: Nancy Estella Sepúlveda CanoNarradora: María Bertulfa Cano Mejía

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Una noche en la que mi abuela estaba sentada en la cama la noté como pensativa, pero no me atreví a preguntarle por qué estaba así. De un momento a otro mi abuela exclamó:

-Tiempos inolvidables, tiempos que nunca olvidaré… si yo pudiera devolver el tiempo…

-¿Me estás hablando abuela? –le pregunté yo. -No mija –dijo mi abuela- solo que al mirar este zurriaguito me acuerdo de tantas cosas…

Yo le dije: Sí? Cuéntame por qué ese zurriaguito te trae tantos recuerdos…

Ella me respondió con la tristeza re�ejada en sus ojos: -Este zurriaguito me lo hizo su abuelito cuando yo vivía en Tabacal.

Mi abuela me siguió contando todas las cosas que había hecho mi abuelo. También me dijo que la piedrita que está en la cocina la había traído desde un lugar llamado Guayabal al otro lado del río Cauca. Mi abuela siguió hablando de cosas y entonces yo le dije:

-Abuela: por qué no me cuentas cómo empezó tu trajín hasta llegar aquí a La Ceja?

Mi abuela sonrió y me dijo:

-Si empiezo no acabaría nunca porque ya está muy tarde y esta historia es muy larga.

-No importa. Si no acabas hoy podemos continuar mañana, le contesté yo.

Mi abuela se acomodó y me dijo:

-Está bien. Pero no te quedes dormida y me dejas hablando sola, porque si te duermes no te contaré todas esas maravilladas que quedaron en el pasado pero aún siguen vivas en mí…

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Dejó pasar un rato como si no supiera cómo empezar pero al �n habló de la siguiente manera:

-Yo vivía en Pukuna al frente del río Cauca y de Anzá. Allí me crié con mis otros nueve hermanos. Éramos una familia muy pobre pero honrada. En ese entonces no había acueducto como lo hay ahora.

-¿Y entonces cómo hacían para recoger el agua? -le pregunté yo.

-Eres muy adelantada –dijo mi abuela-, aún no he terminado; déjame seguir. Eso era muy fácil. Como Pukuna era una pequeña vereda, entonces todos recogíamos el agua de una quebrada que quedaba al lado y un era cerquita… era una quebrada hermosa, tenía unas cascadas espectaculares… hacíamos unos charcos donde nos bañábamos casi todos… la gente hacía sus sancochadas allí y compartían con los demás. Entonces el agua la recogíamos de un poquito más arriba de donde quedaba el charco y así no estaba sucia para poderla llevar a nuestros hogares… Nancy: debes acostarte. Mira que ya son casi las diez de la noche y mañana debes ir a clase –dijo mi abuela. Acuéstate y mañana cuando llegues del colegio te seguiré contando la historia que aún sigue más interesante.

-Está bien abuela. Me acostaré a descansar –dije yo- pero mañana me la sigues contando.

Al día siguiente llegué del colegio, me quité el uniforme, hice las tareas y al lelgar la noche mi abuela se sentó en la cama y yo le pregunté:

-Abuela ¿qué sigue después de lo de anoche?

-Ah! Ya me acuerdo –me contestó- Yo fui creciendo y me enamoré de su abuelito. El y yo nos conocíamos desde que éramos pequeñitos y entonces nos fuimos a vivir a un lugar llamado Jaramillo. A mi madre le dio mucha tristeza verme partir, pero el destino lo quiso así. Jaramillo también era una vereda y quedaba cerquita del río Cauca. Como éramos muy pobres no teníamos casita propia. Entonces su abuelito consiguió un ranchito que quedaba a orillas del río. A mí me tocaba ir a lavar ahí porque no había acueducto.

-Abuela y ¿cómo hacías para lavar en el río? –le pregunté yo

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-Eso era lo de menos: su abuelito me hizo una batea para que lavara con más facilidad… Los primeros días me daba miedo ir al río…

-¿Y por qué te daba miedo?

-Pues mija porque a mí me parecía que de pronto me ahogaría y como la gente decía que el río estaba maldito, entonces a mí me daba miedo. Pero su abuelo me dijo que eso solo eran decires de la gente porque como su abuelito era boga se cruzaba el río a cada momento… hasta llegó a salvar vidas de personas que pasaban casi ahogándose y a él nunca le llegó a pasar nada. Yo sufría mucho cuando su abuelito se pasaba el río en palos, guaduas, en cepas de bananos y en balsas… Yo me ponía a rezar para que no le fuera a pasar nada. Al tiempo me fui acostumbrando a verlo cruzar el río a cada momento. Al lado de su abuelo aprendí a lavar oro… él me enseñó todo este proceso: los primeros días me fue muy mal porque me salían ampollas en las manos pero yo veía cómo trabajaba su abuelito y así aprendí.

-Abuela: ¿ustedes dos era los únicos que sacaban oro? –le pregunté yo-

-No mija… había más gentes a ambos lados del río que dependían de este trabajo. A mí me daba hasta pesar ver a toda esa gente todos los días sin falta trabajando para poder llevar el mercadito a la casa. Un día también me fui de pesca con su abuelito: fue la más hermosa aventura. Ese día fue espectacular: pude entrar en más contacto con el río y pescamos muchos peces…

-Abuela: ¿y no te dio mucho miedo al saber que estabas en la mitad del río?

-No mija –me respondió-, yo ya me estaba acostumbrando a todas esas cosas. Nosotros éramos muy pobres y como no teníamos casi propia nos teníamos que arrimar a cualquier ranchito, pero el día menos pensados teníamos que desocupar y nos teníamos que ir sin saber para dónde. Así fue mijita como llegué hasta aquí, pero primero que todo viví en Anzá, en Tabacal, El Guásimo y también conocí lugares como Buriticá y Santa Fe de Antioquia… recorrí todos esos lugares del lado de allá del río Cauca y hoy solo me quedan recuerdos que jamás olvidaré…

En realidad toda la vida de mi abuela fue andando, conociendo lugares y haciendo amigos.

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-Gracias abuela por contarme tu historia pero ¿qué fue lo que más te gustó de esa vida que tuviste en esos lugares?

-Lo que más me gustó y lo que nunca olvidaré serán esos charcos que hacíamos en la quebrada cuando vivíamos en Pukuna –respondió mi abuela.

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La importanciadel agua para el mundo

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Héctor Fernando Villa tiene 15 años, estudia en el Centro Educativo Rural Las Cruces y vive en Las Auras, vereda de Briceño. Es tan del campo que no le gusta ni bajar al pueblo.

Entre lo que le contaron don Germán Ocampo y su mamá, debutó como cuentista. Antes, sólo había escrito cartas para enamorar vecinitas.

Con su madre y sus tres hermanos, trabaja en huertas y cafetales ajenos.

Héctor Fernando no ve lejano el día de vestirse como médico veterinario.

Municipio: Briceño Autor: Héctor Fernando Villa. Narradora: Hermelina Sosa.

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Había una vez un bosque donde a los animales les gustaba hacer �estas. Mejor dicho: eran muy alegres. Un día se les vino a la cabeza hacer una carrera para ver quién era más veloz. Nadie se quería hacer anotar porque no corrían mucho…

Llegó el conejo y dijo: -si hay otro que me rete, yo correré-

Nadie decía nada pero de pronto a lo lejos dijo la ardilla: -yo correré contigo-

El conejo, convencido de que iba a ganar la carrera dijo: -¿sólo una simple ardilla? Entonces no hay rival-

Todos se prepararon para ver la carrera. La ardilla tomó agua. El conejo se rió y le dijo: -te vas a enfermar tomando agua antes de la carrera- La ardilla también se rió y dijo: -No. Tú no me ganarás: más bien toma agua para la carrera- Los animales murmuraban y decían que la ardilla no iba a ser capaz de correr y que iba a perder.

Pero después comprobaron que el conejo estaba muy deshidratado. La ardilla, que iba ganando, se devolvió y le dijo: -toma agua y verás que correrás más- El conejo que era muy tramposo, descansó, tomó agua y salió a toda… La ardilla le dijo: -si me ganas lo harás con trampa y eso no se llama honor: ¡eso es trampa!-

El conejo vio que eso era muy cierto. Esperó a la ardilla y corrieron hasta que llegaron a la meta. La ardilla ganó y le dijo al conejo: -hiciste muy bien en haberme esperado. Perdiste pero con honradez. Eres un buen perdedor-

El conejo dijo –gracias, pero si no hubiera sido por el agua que me diste no hubiera llegado siquiera… me hubiera muerto de la sed porque el agua, de verdad, sí es muy importante para nosotros y para todos: las plantas, árboles, humanos… tampoco hubiera sido posible que yo hubiera corrido más si no fuera por el agua-

Pasó el tiempo y el conejo y la ardilla fueron andando por todos los bosques dando mensajes sobre el agua a todos los que quisieron oír y entender el mensaje que daban.

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Naturalmente... ¡Buena energía!

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El padre bosquey la madre montaña

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Estefanny Arango David, de 14 años, estudia noveno, toca �auta en la Escuela de Música de Ituango, baila, canta y encanta. Con el coro Cantoalegre grabó un disco con Juanes. Ama las baladas de los años 70 y 80.

Participó en el concurso por la necesidad de expresarse sobre la naturaleza que destruimos. Ambientó el cuento con fotos de su padre.

Será veterinaria o zootecnista. Cree que con el Proyecto Hidroeléctrico tendrá

oportunidades de trabajar con los animales.

Municipio: ItuangoAutora: Estefanny Arango David.Narrador: Carlos Antonio Arango López.

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En la memoria de la humanidad habita el tiempo que es un genio muy sabio que comenzó a contar historias desde el día en que estableció su morada acá en la tierra.Cuenta él que las montañas son collares de esmeraldas con las que el planeta se engalana; el más bonito secreto que le reveló a todos los hombres y mujeres del mundo, es que cada una de ellas es madre en gestación; en sus vientres guardan millones de semillas de vida en forma de gotas de agua que al ser fecundadas por los bosques, dan a luz a sus hijos los arroyuelos; cuando un arroyuelo está por nacer, la montaña madre y el padre bosque le construyen un mullido lecho de musgo, bordado con todas las gotas de rocío que en forma de perlas se desprenden de las hojas de los árboles; los arroyuelos no tienen género y es por esto que se visten de todos lo colores dependiendo de las sombras, de las �ores, las rocas y los rayos del sol. Ituango, mi pueblo, se extiende como una sábana blanca sobre la cordillera occidental que es un collar de montañas cerrado con un broche llamado Nudo del Paramillo; allí nacen multitud de arroyuelos que no mueren porque son alimentados por bosques milenarios y por el aire puro que se perfuma para ellos con aromas de �ores silvestres y orquídeas que quieren manchar de colores al viento; el musgo los adormece en cada noche y al amanecer se despiertan con el vuelo de las mariposas y una sinfonía interpretada por aves que no emigran, pues allí nace el sol para luego adormecerse tras la madre montaña mas alta.

El tiempo y la imaginación caminaban prendidos de la mano en una tarde de abril mientras narraban esta linda historia:

Los arroyuelos no se detienen, porque heredaron la libertad de un cometa que en su paso por este planeta sacudió su cola y les obsequió miles de millones de gotas de agua que quedaron guardadas en las entrañas de la tierra… Érase una vez un inquieto arroyuelo que nació en el Nudo del Paramillo; durante sus primeros meses de vida el padre bosque y la madre montaña tuvieron que prodigarle muchos cuidados, porque era tan delgado que se veía como un hilito de agua y a ratos parecía que iba a morir; pero tomaba fuerzas del canto de las cigarras y la danza de las libélulas que cada día lustraban dentro de él sus alas. Cuando llegó la estación de invierno, el arroyuelo se alimentó de las lluvias y cargando su equipaje de libertad se marchó hacia el océano que es el paraíso donde se reúnen todo los arroyuelos del mundo, luego de haber

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dejado a su paso el soplo de energía que los humanos llamamos vida.

El arroyuelo comenzó a hacerse adulto el día en que se encontró con una hermosa fuente de agua que lo atrajo tanto, que sin pensarlo dos veces, se fundieron en un solo lecho, dando origen a una sonora quebrada donde miles de ranas croaban sin cesar, mientras realizaban el prodigio de la metamorfosis y un sin- número de pececillos plateados lucían sus aletas en las espumosas aguas; la quebrada sonreía feliz a todos los animales silvestres que bebían en ella y en las tardes jugaba con el viento, que recostaba sobre su lecho un puñado de juncos que recién comenzaban a crecer. Al deslizarse por una roca, le nació una abundante cabellera de hilos de plata que brillaban con el sol, para luego descansar en un pozo muy profundo del que calmaban su sed algunos seres humanos y el ganado que gustoso se refrescaba es sus orillas.

Luego de haber recorrido muchos senderos, recibió a su paso otras quebradas y juntas dieron origen al río Ituango que muy complacido obsequió su caudal para alimentar una pequeña bocatoma cuya función era mover la planta que nos otorgaría por primera vez la tenue energía eléctrica de ese entonces; para esa época nuestro arroyuelo era feliz; había conocido gran cantidad de climas, valles y montañas y era el amigo entrañable de todos los animales, plantas y seres humanos que con él se encontraban; a todos brindaba sus aguas y en sus riberas el corazón de la vida palpitaba y aunque no podía ver los faroles y aparatos eléctricos que funcionaban con la energía que él irradiaba, se sentía orgulloso de poder brindar calidad de vida a los habitantes de Ituango.

Pasaron y pasaron los años y su humilde caudal fue insu�ciente para llevar la energía a un pueblo que tanto crecía; continuó entonces su camino hacia el mar un poco impotente y triste; cuentan que en las noches tibias se le oía llorar pero luego de haber recorrido unos kilómetros más, junto a un templo de rocas le estaba esperando el río Cauca que lo envolvió en su caudaloso lecho.

El río Cauca en una noche sosegada y quieta, le contó que allí en el templo de rocas donde ellos se encontraron, los seres humanos estaban fabricando la base de un proyecto que alimentaría de energía no solo a Ituango sino a miles de hogares de varios países. Solo tendrían que detenerse un poco en su camino hacia el mar; formarían lo que en el lenguaje humano se llama represa y cuando el sol decembrino caiga sobre ella, entonces él, podría ascender en forma de nube y ser transportado por el viento veraniego y podría cubrir con su vaporoso manto a la madre montaña y al padre

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bosque que allá en el Paramillo le vieron nacer y ya al caer la noche se convertiría en rocío y se deslizaría sobre el musgo que es el lecho de un nuevo arroyuelo y entonces comenzará de nuevo su ciclo de vida.

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Naturalmente... ¡Buena energía!

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Me salvó la vida

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Daniela Zapata Roldán ha sido muy avispada. En el preescolar fue Reina de la Simpatía. En cuarto, fue la �nalista más pequeña en un concurso departamental de oratoria. Ha sido siempre la mejor estudiante y juega en laselección de voleibol de Liborina.

Escucha rock suave de los 80 y reggae. Lee mucho y pasa horas interactuando en el Facebook.

A sus dieciséis años tiene tres prioridades: familia, amigos y ser médica. No lo dude

doctora: también obtendrá ese propósito.

Municipio: Liborina Autora: Daniela Zapata RoldánNarrador: Rubiel Roldán.

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-Abuelo: cuéntame un cuento sobre la quebrada-, le dije ayer a mi abuelo que estaba sentado junto a la mesa después de comer sus frisoles como lo hace puntualmente a las seis de la tarde.

“Mijo. De la quebrada se dicen muchas cosas, pero ¿qué te cuento?” dijo el abuelo pensativo…

“Este no es un cuento. Es una historia verídica” dijo el abuelo con alegría. “A la quebrada Juan García yo le debo la vida. Hace mucho tiempo yo trabajaba como arriero llevando mulas cargadas para Santa Fe o para Medellín. Un día, llevaba una recua de treinta mulas para Santa Fe. Saliendo de madrugada de Liborina me ocurrió que al pasar la quebrada Juan García, ya que ahí no había puente todavía, a una de las mulas se le clavó una pata en la arena y la corriente de la quebrada, que era mucho más fuerte que ahora, y que ese día estaba grande, la tumbó, le arrancó la carga y la estaba ahogando… la mula luchaba desesperada por salir y no lo lograba… yo no sabía qué hacer y de qué forma ayudarle… Entonces, cogí un palo seco que vi en la orilla de la quebrada y rápidamente le hice palanca a una piedra que estaba atrancándole la pata. Al momento la mula quedó suelta y si bien la corriente se la llevó quebrada abajo unos 30 metros, milagrosamente, de un brinco salió. Estaba cojeando pero gracias a Dios, viva”

“Devolví la mula aporreada para el pueblo y seguí mi camino hasta Santa Fe de Antioquia. Sucedió que a un tabaco de camino de la quebrada me salió al paso una banda de godos armados con escopetas y palos… insultaban y amenazaban con que me iban a matar. Que si era el hijuetantas que llevaba los pan�etos liberales escondidos en una de las cargas”

“Yo no sabía qué decir y estaba que me orinaba del miedo. La Virgen como que me iluminó y les dije que buscaran lo que quisieran, que yo no llevaba nada”.

“Buscaron y rebuscaron, algunos bultos los vaciaron, volvieron a buscar y no encontraron nada. Me dejaron ir, amenazándome con matarme si me prestaba para repartir pan�etos o para ayudarle a los liberales. Con mucho miedo terminé ese viaje y al llegar a los cuatro días de nuevo a Liborina me enteré que un enemigo mío, hijo del difunto Teodoro, que en paz descanse, me había escondido en una de las cargas una

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bolsa de pan�etos liberales y me había “sapiao” a esa banda de godos. Precisamente en la carga que le arrancó la quebrada a la mula. En ese viaje la quebrada me salvó la vida. Desde ese día le cogí más cariño a la quebrada y cuando la paso y veo crecida, pienso que razones tendrá la quebrada, y aun así la respeto y la quiero”.

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Las tres gotas de agua

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Municipio: PequeAutora: Cristina Isabel Urrego ValleNarrador: Abel Gualdrón Luna

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Había una vez tres goticas de agua, que eran hermanitas. Ellas querían llegar a ser grandes porque deseaban ser muy útiles: querían servir a los seres humanos y también a los animales. Las gotas eran muy amigas de los árboles y se sentían muy felices de tenerlos muy cerca de ellas.

Fue pasando el tiempo y al �n se hicieron grandes. Entonces, quisieron ponerse un nombre: la mayor se llamó mar; la siguiente se llamó río y la menor decidió llamarse quebrada. Se sentían muy felices porque no estaban tan solas. Habían conseguido muchos amigos: los peces, los animales terrestres, las aves… los árboles eran sus amigos preferidos y todos convivían felices porque hacían parte de una sola familia que se llamó naturaleza.

Fue pasando el tiempo y comenzó una ausencia que los perjudicaba a todos cada día más. Comenzaron los dolores, los sufrimientos y como no sabían la razón, se sentían muy abandonadas por no tener quién les ayudara. Entonces se reunieron un día para comentar todo lo que estaba pasando y preguntó la mayor: “¿Qué es lo que te sucede hermana río?” Ella respondió que le hacían mucho daño y que su hermanita quebrada estaba muy enferma, igual que ella.

Dijeron: xxxx la causa. Entonces dijo quebrada: “A mí me quitaron mis amigos árboles; mis manantiales de agua se han secado… me siento desnuda porque la vegetación que me cubría era mi ropa y estoy triste porque hoy no la tengo…”

Muy triste, río dijo “Si mi hermana sufre yo también sufro de igual manera… a mí me han contaminado con muchas basuras; los árboles que me acompañaban los han cortado; ya no me visitan los animales que bebían mi agua y se han alejado de mí, los pececillos que vivían conmigo sienten miedo a causa de mi escasez de agua…”

Entonces dijo el mar: “Yo también tengo muchos motivos que me hacen sentir mal… unos turistas me visitan muy frecuentemente pero cuando se van se llevan las riquezas que hay en mi vientre: cosas lindas, adornos que me hacen ver admirable y me dejan basuras en mis playas; me contaminan con diferentes sustancias; matan a mis peces trayéndome pobreza y soledad”

Entonces comentaron las tres: “Buscaremos ayuda. Encontraremos un amigo que nos

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proteja y que nos dé a saber quién es el culpable de nuestros sufrimientos”. Fueron pasando los días y al �n se encontraron con un amigo el cual se llamaba medio ambiente y comentándole todos sus problemas le pidieron ayuda. Él al escucharlas les dijo: “algunos seres humanos son culpables de lo que está pasando y no buscan la solución, sabiendo que sin agua no podríamos vivir” y brindándoles su apoyo les dijo: “Yo las protegeré: haré todo mi esfuerzo para cuidar de esas lindas quebradas, de esos hermosos ríos y de ese grande y maravilloso mar”.

Hoy las tres gotas de agua dejan un mensaje: el agua es la vida… cuida mucho sus fuentes y podrás vivir… erradiquemos las talas, la contaminación y no más basuras: “Con nuestro clamor, cuide sus quebradas, sus ríos y su mar y muy feliz su vida la podrá pasar”.

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Oleic y las pruebas del espíritu del agua

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Érika Andrea Aguiar Molina estudia en el colegio Coredi, en una casa prestadaporque la escuela de Moral El Toro, en Toledo, se dañó por viejos problemas geológicos.

Ahora ve el fruto de leer y también de escribir cuentos de fantasía. Ella, que cuida los niños de la vereda en época de cosecha de café, “se entrena”inventando historias que encantan a los pequeños.

Trota en las tardes y juega microfútbol. Dentro de dos años comenzaría a estudiar

enfermería. Si no, tendrá una guardería.

Municipio: Toledo Autora: Érika Andrea Aguiar Molina.Narrador: José Iván Aguiar.

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Érase una vez un joven llamado Oleic, hijo único de la familia Arreit, que vivía solo en una pequeña �nca muy humilde que le dejaron sus padres antes de morir. El joven Oleic a diario refunfuñaba en medio de su soledad por ser pobre y no daba gracias por lo que sus padres le habían dejado; para él era más importante el dinero y los bienes materiales y no le era su�ciente con lo que sus padres le habían dejado después de trabajar durante años.

Oleic a pesar de sus disgustos por tener que trabajar la tierra, era consciente que solo tenía la �nca de sus padres para conseguir lo necesario. Entonces, cada mañana antes de ordeñar una vaca que tenía, se iba al campo a arar la tierra para sembrar el trigo.

Un día de tantos se levantó de mal humor, no ordeñó la vaca y cogió camino al campo muy lentamente. Iba imaginándose cómo sería su vida si fuera rico. Pero de un momento a otro sus pensamientos se vieron interrumpidos por una voz que le dijo: “Oleic. Días después de tu nacimiento tus padres te bautizaron y yo soy tu madrina… Tus padres no me recibieron los regalos que te ofrecía, pero me pidieron que después de que ellos murieran yo cuidara de ti y si consideras que necesitas algo, yo te lo daré”.

El joven Oleic, muy extrañado y algo asustado preguntó: “¿Quién eres tú? ¿Cómo te llamas?” La extraña voz le respondió: “No puedo decirte quien soy, pero sí que me llamo Auga. Y puedes pedir tres deseos, pero pídelos bien: no te vayas a equivocar. Este es un consejo gratis”.

Oleic al escuchar esto se llenó de emoción y ambición: sólo pensó que al �n se le iban a cumplir sus sueños. Y su primer deseo fue tener un hermoso palacio. Segundo, tener mucho dinero y tercero tener una hermosa mujer. Inmediatamente éstos fueron cumplidos por su madrina Auga.

El palacio estaba en un desierto donde solo se veían las colinas de polvo, y quedaba muy lejos de los mercados, lo que le di�cultaba a Oleic gastar todo su dinero. La hermosa mujer era una buena para nada que solo vivía regañando. Así, Oleic, a pesar de tener lo que deseaba, se daba cuenta de que no tenía lo que realmente necesitaba que era el agua… sólo contaba con unas pequeñas gotas y la sed se hacía cada vez mayor. Además cada cultivo iba muriendo por la falta de lluvia y por más dinero que ofreciera no había quién le vendiera agua. .. Oleic, desesperado, sólo recordaba la �nca de sus

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padres que tenía una hermosa cascada y una tierra fértil donde cualquier planta vivía. También se acordaba de aquella vaquita que daba la mejor leche gracias al pasto que producía la �nca... Y comenzó entonces a clamar por su madrina, la cual se le apareció y le preguntó:

“¿Qué te pasa? ¿Qué necesitas?”

Oleic le dijo: “Quiero tener lo mismo de antes: aquella �nca que tiene las mejores riquezas: el agua, la fertilidad y las mañanas más alegres, donde se escucha el ruido de los pájaros”.

La madrina respondió: “Te di un consejo y no lo escuchaste. Sin embargo, ya que aprecias lo que tenías, lo volverás a tener pero sólo si encuentras el signi�cado de tu nombre, el de tu familia ye l mío. Además debes darle a cada uno su importancia”“¿Cómo lo haré?” pregunta Oleic.Pero su madrina se marchó diciendo: “En el orden está, aunque de para atrás jamás mirarás”.Oleica, con mínimas esperanzas, se agachó y con una rama seca que encontró escribió los tres nombres: Oleic, Auga y Arreit. Mezcló las letras pero no daba y cuando estaba a punto de rendirse recordó cuando su madrina le dijo “de para atrás jamás mirarás” y se dijo: ¿por qué no leer hacia atrás?

Y descubrió inmediatamente que podía leer Cielo, Agua y Tierra. Llamó a su madrina y le dijo: “Madrina: los nombres signi�can Tierra que es el sitio en el que vivimos; Cielo que es allá arriba de donde proviene la lluvia y están aquellas criaturas que vuelan, como los pájaros: y el Agua que es la fuente de vida ya que sin ella no podemos vivir porque moriríamos de sed y no podríamos cultivar los alimentos”

“!Muy bien!” exclama la madrina y le devuelve lo que tenía antes y le dice:

“Yo ya hice mi trabajo. Soy el espíritu del agua y la naturaleza. ¡Sé feliz y aprovecha lo que tienes!”

“Así lo haré” respondió Oleic mientras observaba las riquezas de su entorno y una hermosa mujer bañándose en la cascada de su �nca de la cual se enamoró…

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Los principalesmedios de vida

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Municipio: BuriticáAutora: Luisa Fernanda David David.Narrador: Luis Emilio David Higuita.

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Cierto día aparece el sol resplandeciente y mirando todos los rayos que producía dijo -¡oh! ¡Qué importante soy para el mundo! Al amanecer cuando aparecen mis grandiosos rayos se contentan todos los seres vivos al ver mi resplandor… ¡oh! ¡Qué feliz me siento! Con razón la humanidad me llama “el astro rey”…

De repente se escuchó una carcajada: “jajajaja… ¿qué dice señor sol? Conque usted es muy importante… ¿Acaso no ve donde están plantados los árboles, las casas y todos los seres vivientes? Además, ¿No ve que la humanidad me utiliza para ararme y cosechar mis frutos para su subsistencia? Me disculpa señor sol, pero la más importante soy yo, la madre tierra. Señor sol: está usted loco. ¡Cómo cree que sus resplandecientes rayos le van a dar vida a todo el mundo! Usted no hace más que dar calor”. Esto disputaban el señor sol y la madre tierra.

Cuando apareció doña agua y saluda “Hola mis amigos. ¿Cómo están? ¿Qué discusión hay entre ustedes?”

Se apresura a contestar la madre tierra “Aquí el señor sol dice que él es el más importante y yo digo que es mentira, porque sin mí este señor no podría hacer nada”

Contesta doña agua “¡Oh! No lo creo. Ustedes dos están equivocados. La verdad es que ambos necesitan cooperar la subsistencia de todo ser vivo, pero aún olvidan una principal fuente de vida. Si saben, adivinen quién es…”

Dice el señor sol “¿Quién?” Responde el agua “Yo soy la principal fuente de vida”.

El señor sol con una risa de burla dice “¿Cómo crees que vas a ser la principal fuente de vida?” Dice el agua: “Espérame y te explico. Por mí �orece el campo: el hombre siembra su semilla, que crece y da frutos si yo la riego. Además me recogen desde los manantiales para el uso doméstico. Para ser claros, señor sol, yo soy vida. Otra cosa te digo: yo desciendo de las montañas en pequeños manantiales y cuando bajo, mi caudal aumenta al unirme a otros manantiales. Luego me formo en quebradas y después en ríos. Allí es donde el hombre me usa para sus represas y es tan grande mi potencial que produzco energía eléctrica para toda la población. Pero qué triste me siento: a pesar de todo esto, el hombre no me valora; constantemente me contamina tirándome basura, talando los árboles y quemando los bosques”…

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“Señora agua –pregunta la madre tierra- ¿qué es eso del tal Hidroituango?”

Responde el agua: “Lo que pasa es que estoy en proyecto para represar y así dar más energía e iluminar más pueblos y ciudades. No les quito más tiempo. Me voy a regar otros territorios”

Dijo el sol: “Doña agua, nos hizo comprender la verdad. ¡Adiós!”.

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Naturalmente... ¡Buena energía!

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