Herrumbre de ana vega

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«Herrumbre», de Ana Vega

© Ana Vega (obra)© Sonia Marpez (arte fotográfico)

Prólogo de Karmen Cambres

Todos los derechos reservados.Editado digitalmente por Groenlandia con permiso de suautora.

Directora: Ana Patricia Moya RodríguezCorrección: Ana Patricia Moya RodríguezMaquetación: Ana Patricia Moya RodríguezDiseño: Sonia Marpez \ Ana Patricia Moya

Depósito legal: CO- 500 - 2012

Córdoba 2012

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«La literatura ha muerto, pero nos queda su cadáver:«La literatura ha muerto, pero nos queda su cadáver:«La literatura ha muerto, pero nos queda su cadáver:«La literatura ha muerto, pero nos queda su cadáver:«La literatura ha muerto, pero nos queda su cadáver:con eso aún podemos ir trabajando»con eso aún podemos ir trabajando»con eso aún podemos ir trabajando»con eso aún podemos ir trabajando»con eso aún podemos ir trabajando»

Constantino Bértolo

Incisiva, agridulce, pero con una ternura que se percibe entre líneas(aunque en estos tiempos la percepción de todas y todos no andemuy agudizada), Ana Vega tiene esa mágica habilidad. Poéticarompedora. La autora mezcla las proporciones exactas de sensibilidady talento: así es su escritura, escritura que recorre sus venas comoparte de su genética y torna necesidad vital; su genuino estilo directode palabras, lanzadas certeramente hacia el lector, despertandoconciencias; desnudar la verdad es siempre complicado, pero no enel caso de Ana. Notaréis una suave brisa, seguida de una belicosacaricia que se transforma por momentos en aullido, y por otros, enun leve mordisco en la yugular. Retorna la calma para transformarse,a renglón seguido, en un vendaval que remueve las entrañas y, loque es más importante, los pensamientos y sentimientos camufladosen el inconsciente.

Herrumbre: ese olor que nos encanta en el fondo y con el nodeberíamos jugar ya que, sin darnos cuenta, torna en una especie deenfermedad latente que nos paraliza, se enquista y, a pesar del dolor,seguimos aferrados a ella. Confesiones hechas con valentía y sin pudor,verdades que nos envuelven en un universo común aunque nosempeñemos en negar con necedad las evidencias, los lazos invisiblesque nos unen y universalizan las maneras de sentir. Noches extrañas,fruto de días incatalogables y, de pronto, un giro en esta «narrativade existencia». Recibir la obra de la mano de Ana Patricia Moya y suencargo tan...

No sé bien que hago aquí pero el honor, por mí parte, y esa confianzaplena, no tienen precio. Al leer la punzante y aguda sutileza de estospoemas yo, y de bien sabido que el lector, se verá reflejado entrelíneas,sobre ellas, en cada punto, tilde, o cualquier otro dato referente aesa que yo denomino «magna tirana», dictadura a la que hasta elmás prófugo, impío o principiante escribiente se ve subyugado (merefiero a la ortografía).

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Poemario que bien podría ser una «odisea hacia la realidad», relatode un viaje en el que toda decepción, todo dolor, o similar, cobra unsentido, se transforma en aventura que conduce a la consecución deun sueño, más bien un deseo inconsciente que todas y todosalbergamos aunque las hostias que nos da la vida nos suman en unestado de decepción / negación, incluso postura a la defensiva.

Sabores metálicos de algunos recuerdos, plenos de arrepentimiento,de miedo a actuar en el instante. Momentos que ocurren y, por másque nos pese, solamente las dudas o la fe nos alienta hacia laincertidumbre de si pasará, por más que evoquemos. Miedos,ausencias, soledades, cadena oxidada dadoras de vida (a veces), peromás cercana al rigor de lo inerte. La herrumbre se torna oxígeno delos más pesados días. Sonidos que tornan pesadilla en ciudades en lasque estamos rodeados de gente que nos asfixian.

En este libro, el lector bien podría entender la invitación a no vivirencadenados a los errores que cometimos en el pasado, experienciassumamente necesarias para un aprendizaje cuyo aleccionamiento nosservirá para no volver a cometer el mismo error, sin salvarnos porello, de cometer otros. Experiencias angustiosas y sumamentenecesarias son los errores. Por ello, la culpabilidad estorba, y se tornainnecesaria.

Lo que queda tras la materia al producirse el «fenómeno químicoinvoluntario»: que nos transformamos en «sustancias nuevas» (queno por ello mejores). El oxígeno nos falta, la humedad siemprepresente nos transforma en seres diferentes y aparece la herrumbre,sin aquellas propiedades que antaño poseíamos y las dejamos pasar,las olvidamos sin darnos cuenta, no somos ya tan duros ni brillamosni nos fundimos con la misma temperatura. Algunos lo llamaránmadurez, otros sucumbirán a las reminiscencias de un pasado que yano volverá, y la pesadumbre les ahoga en una pena, aunque noreconocida, de haberlo dejado pasar.

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«Lenguaje seco, más veraz y despiadado que nunca. La ferocidad dela frase abierta, la palabra desnuda. He aquí su origen, la imagen quede un modo primitivo se refleja en el papel sin intermediario alguno,con toda esa fuerza de la naturaleza que el hombre y la mujer intentaarrebatarle desde el principio de los tiempos». Como cita a laperfección la autora, ese tipo de expresión que a todos incomoda(porque, seamos francos, la verdad nunca es bien recibida, la verdadduele por más que nos haga fuertes, según dicen), produce el dolorde un cáncer terminal, cáncer sin quimioterapia alguna: la esquivamoscomo idiotas para arrepentirnos después. Así es el género humano,negar la evidencia es una especialidad intrínseca a la condición humanapara, con el paso del tiempo, arrepentirse. Parece que el dolor nosguste, esa sensación nos atrae, inconscientemente, aunque la neguemosy, como no, volvemos a la negación. Grave error pero difícil de evitar.

Cuando la esencia parece disiparse, se corrompe rodeada de mentiras,mentiras para poder levantarse de la cama cada mañana en las ciudadesque nos asfixian . Pero, a pesar de tan vanos esfuerzos, la corrosiónsigue su curso. Protegerse contra esta, la corrosión, la carcoma delalma y los huesos, con pseudo-revestimientos de pretensión estáñica,cromada, galvánica, es, en definitiva, un error. El rescate pareceimposible y la esperanza se disipa.

Caminar sin rumbo sedientos, hambrientos, hacia un destinoprometido, destino que nunca llega y que se torna efímero por días,por otros, utopía. El no cesar de preguntas sin respuesta, siempre lasmismas, que repiquetean en la sien hasta la locura. Recuerdos, tansólo eso. La carroña mal digerida produce tales efectos en laconciencia: efectos que por más que nos empeñemos, no nos salvandel fallo multiorgánico.

La Herrumbre, el olor a óxido más de dos veces por segundo, fielcompañero...

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«Lo más oscuro de la noche es antes del amanecer», frase zapatistaque ustedes juzgaran si cabe en este «engendro», o no...

Ana Vega posee el don de la rebeldía innata, nunca violenta, entendidacomo romper con lo establecido por cierto imperativo quedesconocemos y tener nuestra propia visión de la realidad, condiciónsine qua non para el desarrollo de cualquier disciplina artística eneste mundo; en esta generación, la nuestra, a la que me niego adenominar como «perdida» porque la lucha, o en las mismas palabrasde Ana Vega en una de esas conversaciones que hemos mantenido aesas maravillosas horas en las que todos duermen, la ciudad silenciasu ajetreo más de una vez absurdo y solamente ciertas almas (que nopor insomnes, más bien por esta incapacidad de dejar de pensar ni unmilisegundo al día, seguimos en pie), tenemos el deleite exclusivo depoder comunicarnos tal y cual somos; dijo así: «quizá los que aguantenahora serán los que sobrevivan mejor después». Y volvemos a esaresiliencia que tan bien explica la autora en su libro «La edad de loslagartos» (Ed. Origami): El inconformismo con lo preestablecido, lapropia interpretación de lo que acontece y su defensa contra vientoy marea. Pero lo realmente impactante es su habilidad para poderexpresarla. Lo que sería un grito de «ya basta», y alguna palabramalsonante a continuación, expresado con sutil belleza, belleza queengancha. Consigna que nos transmite: SER nosotros y da lo mismoSER nosotros y da lo mismoSER nosotros y da lo mismoSER nosotros y da lo mismoSER nosotros y da lo mismolo que opinen, SER y al que no le guste ya sabe...lo que opinen, SER y al que no le guste ya sabe...lo que opinen, SER y al que no le guste ya sabe...lo que opinen, SER y al que no le guste ya sabe...lo que opinen, SER y al que no le guste ya sabe...

Tremendo honor y placer escribir este prólogo; podría poner algúnadjetivo más, pero creo que todavía no existen para describir lo quesiento. Tengan ustedes, queridos lectores, el placer de leer la obra: deseguro que no se arrepentirán.

Lean y disfruten...

Un verdadero placer.

Karmen Cambres, Valencia, 2012

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Ortografía:Ortografía:Ortografía:Ortografía:Ortografía:

«Ciencia de deletrear con el ojo, en vez de hacerlocon el oído. Es defendida con más acaloramientoque luces por todos los que no están internados

en un manicomio. Desde la época de Chaucer, lospartidarios de la ortografía han debido concederunas pocas cosas, pero esto no hizo disminuir el

ardor con que defienden las que tendrán queconceder en el futuro»

Diccionario del Diablo. Ambroce Bierce

«La única fuente de legitimidad del acto deescribir reside en la comunidad, en cuanto que esla única entidad que está capacitada para aceptarese acto de desigualdad que es la escritura. Si las

palabras son de la comunidad, sólo ella puedehomologar su uso»

Constantino Bértolo. La cena de los notables.

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Herrumbre. Sentir el óxido en la mandíbula, ese sabor saladodel hierro rojo. Lo que queda tras la materia. La imagen exacta

que me devuelve ahora el espejo. Esa huella del tiempo omueca en que se convierte el rostro en un momento

determinado, de un modo inexorable, pese a todo, pese alintento desesperado de infringir una sonrisa a una boca

desgastada por el óxido.

Herrumbre. Restos.

Lenguaje seco, más veraz y despiadado que nunca. Laferocidad de la frase abierta, la palabra desnuda. He aquí suorigen, la imagen que de un modo primitivo se refleja en elpapel sin intermediario alguno, con toda esa fuerza de la

naturaleza que el hombre y la mujer intenta arrebatarle desdeel principio de los tiempos.

Herrumbre.

Lenguaje que intenta rescatarse a sí mismo del musgo del queimpregna el uso. Capturar la esencia. Enfrentarnos a la verdad

desarmados.Alzar la palabra hacia el lugar más elevado y más primitivo de

ésta.

Herrumbre en palabra, cuerpo y alma.

Sólo eso.

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HERRUMBRE

Ana Vega

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«Dentro de una gota hay un universo entero»

Ryszard Kapuscinski. Ébano.

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con las manos cargadas de tierra ciegos los ojos seco el

corazón camino desnuda con pies que gimen a cada paso

olvidando cómo dejar caer las lágrimas sobre el agua y

convertirlas en saliva misma

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dedos que no alcanzan nunca a escribir la respuesta que

necesito, la que me salve

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pesa la conciencia como un buitre hambriento y no quedan

restos bajos los ojos tan sólo recuerdos tan sólo recuerdos tan

sólo

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hueco que deja la lluvia en el asfalto caliente el humo que

desaparece al instante por el calor extremo de las miradas que

se unen frente al abismo que se concentran para alejarse de

tanta ciudad. amargura de verse sitiado por edificios de ladrillo

y hombres con el corazón de hierro obstruido. herrumbre.

herrumbre

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caer

despacio

lentamente

al suelo

dejarse

atravesar el alma

por el frío de la baldosa

intacta

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nunca madre nunca fondo definitivo

ni la forma exacta a la que agarrarse

sólo huecos que provocan frío intenso

tormentas devastadoras y latitudes desconocidas

que marcan el paso de las horas y definen

con recuerdos tu rostro en el espejo

la forma de mirar y ver por dentro

la realidad mañana cuando todo hoy

haya sido ya desperdiciado

roto

para siempre

fondo hambriento

fondo

al fin y al cabo

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establecer en la cotidianidad de lo más íntimo, cercano

la rebeldía del animal herido

instaurar en la realidad un nuevo concepto

de vida desde las uñas hasta los dientes

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llegar más abajo, seguir dentro, más y más

que nada te impida

alcanzar la verdad

que todos temen nombrar

ojos que guían al muerto en vida

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la palabra nada a modo de acusación en manos que no conocen

abismo alguno

la profanación de las vidas que tantos se atreven a ejecutar

juzgando

dando

lecciones

de vidas que no me sirven

ni busco.

la intolerancia más brutal hacia aquellos que aconsejan

sin haber visto

ni mostrar herida alguna en el rostro

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frío bajo la escalera, esa sensación de haber perdido la brújula

del tiempo

que ahora debería indicar dónde se halla el calor más próximo

o por dónde ha de llegar

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la anarquía que supone conocerse tan bien que nada ni nadie

pueda entrar dentro,

la obstinación de quien decide vivir su vida en silencio

tal vez desde un libro,

siempre desde la palabra

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herrumbre que se va depositando en los huesos a modo de

conciencia física

el cartílago se va desgarrando a medida que el recuerdo pesa

hasta la desaparición completa

sólo hueso entonces

tierra

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qué peso tan grande soportar la equivocación ajena

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aquél que nunca ha experimentado con sus manos la dificultad

de arrancar una mancha de sangre del suelo, jamás podrá

entender esta misma frase. menos aún, el impacto visual - a

modo de poema épico - de una almohada blanca, pura y

ensangrentada, la profanación del sueño. felices aquellos cuya

memoria luce aún casi intacta de horror.

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Impotencia: seguir escuchando cómo el diminuto gato maúlla a

gritos bajo el coche y por su escaso tamaño no encontrarlo.

Buscar en la nada y cuando llega la noche que ese chillido

intenso te atraviese el tímpano hasta destrozarte por dentro.

Bien podría tratarse de una definición de vida.

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Algunas vidas sólo se curan con la muerte.

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Bosques que pueblan la memoria y a modo de golpe de luz se

instauran en el presente cual oasis perdido, infancia, y tan poco

espacio para la realidad a veces y sin embargo tanta realidad

desmesurada, chorreando por las paredes de una casa que hiere

al tacto, al pensamiento, a la emoción primera que conoció

aquella niña convertida en mujer rota y desmembrada ahora.

Un escaso hueco en la pared rendija por la que asomarse para

aullar al viento en la nada contra la que el techo blanco choca

y se rebota de nuevo hacia el silencio. Una vez más la niña se

aleja.

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El vacío de la soledad sin límites que provoca el dolor de

saberse vivo ausencia pura de humanidad aquello que dota al

hombre y a la mujer de un cierto sentido al menos una razón

por la cual no sea necesario ahora - en este momento, al menos

- arrojarse con fiereza por la ventana, arrancar escaleras que

impidan el paso hacia la bendición que supone el escape

definitivo, el descanso que sólo la tierra sobre el rostro puede

regalarnos. Esa asfixia consentida, el pacto establecido de

antemano con la muerte a través del primer llanto con el que la

luz golpeó mis ojos una vez abandonado el vientre por el que

de algún modo extraño alguien cree satisfactorio incubar una

nueva semilla de dolor intacta, algo que crezca y desarrolle una

impotencia más tarde de calibre tal que no hallará respuesta ni

alivio alguno jamás para cubrir las manos que de un modo

inútil se alzan al cielo una y otra vez, una y otra vez y mil

veces de nuevo

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heridos de muerte que caminan perdidos por calles nombradas

por otros, que lucen la marca que la sociedad imprime al

hombre y a la mujer, señal que ata cuerdas invisibles entre sus

pies, instaura un régimen dictatorial entre piernas y orejas y

extrae desde lo más profundo del iris de cada ojo, toda

vinculación con el otro, toda sentimentalidad posible que

pueda perjudicar a la industria de la mentira, la hipocresía y el

deshonor

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el reino de los cobardes ha alcanzado ya el grado de plaga,

lentamente los diez mandamientos se confunden entre ellos,

añadiendo una nueva normativa marcada por una sola premisa:

en el golpe hallaremos la superioridad buscada

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en el suelo cuando las raíces del hombre y la mujer llegan hasta

lo más profundo y la tierra se confunde con el cuerpo sólo

entonces se logra la comunión buscada, la que nos permite

identificarnos como el animal más miserable y mínimo de la

creación, aquel que no hallará perdón para sus pecados

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se repite el sueño porque la vida empuja la verdad: la soga al

cuello, el cuerpo en un puro espasmo de movimientos

incontrolados. una vez anudada la cuerda, arrojado el cuerpo

al vacío y éste que no llega a soltarse del todo pese a desear

que el nudo atraviese piel y garganta y sin embargo un cuerpo

que pende del cielo, con un cuerda al cuello y un deseo innato

de alcanzar la tierra y unirse de un modo definitivo en ella.

metáfora de inusitada perfección. soga que nos mantiene

unidos a tierra y cielo.

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arañas que indican a modo de presagio lo que tememos, ver a

través de sus movimientos rápidos y concisos, la precisión de

la profecía que ha de cumplirse. sin superstición alguna tan

sólo capacidad de observación, reflexión lúcida, palpable.

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«Cuando veo el rostro de una mujer transformado por el orgasmo quehemos alcanzado juntos sé que nos hemos unido.

Es el vocabulario de hoy, el único lenguaje que queda»

Leonard Cohen. The favourite Game

la oscuridad lo invadió todo, un cuerpo permaneció en pie

junto a otro cuerpo, vieron la salvación en ese instante en que

la vida vence a la muerte por un segundo cuando uno alcanza a

empujar con cierta violencia una parte de su anatomía sobre el

otro. quizá vinculación sagrada o unión que paraliza el mundo

pero por un escaso margen de tiempo nunca el suficiente jamás

capaz de vencer la muerte tan sólo de paralizar su avance por

el choque inevitable de un golpe extremo de belleza algo que

sólo un cuerpo puede lograr frente a otro cuerpo

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el odio también es una forma aceptable de vida, todo

aquello que nos mantiene en pie puede servir como excusa

para seguir ejecutando el baile de máscaras sin perder el

equilibrio

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en el silencio se escuchan las voces que todos llevamos dentro,

benditos aquellos que han logrado sobrevivir a ellas. códigos

todos iguales los que nos unen, mecanismos que forman lo que

somos como máquina o ser - entendido como envoltura -

cuestión de valentía no obstante enfrentarse al abismo de la

verdad y seguir los pasos que algo o alguien nos indica de

modo constante más allá de nuestra consciencia. instinto de

lobo o loba, algo animal, del todo extinto

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agresión constante ciudad que muerde, empuja hacia el otro,

sin dejar espacio para la locura, tal vez la única salvación

posible a un exceso de certidumbre

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no reconocerse, no reconocerse en nada, no reconocerse

dentro, que la voz que modula tus pensamientos se convierta

en otra, que la luz se extinga en el corazón, que la incredulidad

y la falta de fe lo invadan todo hasta convertirte en algo

horrible, alguien que ya no sabe amar por desconocimiento

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perder la fe, perder esa parte de ingenuidad que te salva del

abismo, permitir al cuerpo y el corazón que se engañen a su

gusto, imposible sobrevivir con cierta humanidad en caso

contrario, en caso agudo de escepticismo

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Las muñecas

de ambos brazos

llevan ya las marcas

exactas

del corte

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las golondrinas aparecen cual presagios rotos sobre el cielo

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análisis desde el centro

respiración entrecortada

al reconocerse en lo abyecto, en lo oscuro,

en esa mitad que negamos

por miedo a ser vistos y juzgados

oscuro y profundo vínculo

hacia el origen

el niño que fuimos y todo su dolor

cuando apretaba las manos

tan fuerte como un adulto

pues en ese momento lo era

pues conocía ya entonces su futuro real

las uñas clavadas

aún

hoy

de forma permanente….

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Y es ahora cuando me decido a liberarme de toda atadura y

libero también mis manos de toda norma y regla preestablecida

buscando la palabra desnuda, aquella que surge de la nada, la

más real, la que imita a la verdad y que al final logra fundirse en

ella, la libertad absoluta de dejarse hacer por la palabra misma y

encontrar en ella el ritmo exacto que marca con toda naturalidad

la expresión misma de todo ser que de un modo u otro se

comunica. Esa comunicación interna a veces invisible pero

constante en todos los seres de la creación, el aullido del lobo, la

palabra sagrada de religiones y tribus, finalmente aquello que

nos acerca al dios que cada uno ha de saber nombrar, caracterizar

y buscar, sea cual sea, en este caso la palabra como salvación y

comunión universal tras la masacre que la servidumbre humana

ha creado, limpiar, vaciar el exceso de mentira y máscara que ha

invadido al hombre y su lenguaje. Dejar que éste respire, que la

palabra encuentre también su lugar y el hombre y la mujer se

conviertan tan sólo en mero instrumento. Encontrar la fe perdida

en la palabra en carne viva, sin ornamento alguno. Ir hacia el

origen mismo.

Adentrarse.

«Sed adentro»

Hugo Mújica

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Ana Vega, 2012

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NOTNOTNOTNOTNOTAS DE EDICIÓNAS DE EDICIÓNAS DE EDICIÓNAS DE EDICIÓNAS DE EDICIÓN

Portada y contraportada, así como las fotogra-

fías que ilustran el interior de este poemario de

Ana Vega (páginas 15, 20, 27, 32, 39, 44, 51 y 56)

pertenecen a la artista Sonia Marpez.

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Karmen Cambres \ Lord Arthur Saville (Valencia, 1977). Psicóloga,escritora, periodista y guionista. Promotora de la Plataforma deMujeres Creadoras y su vertiente internacional «Women Artist».Ha realizado incursiones varias en el mundo del periodismo musical,como cronista y crítica. Finalista del Premio de Redactores Heineken2008. Es freelance amateur de «Social Media Marketing» y de co-municación digital en general. Embrión de Master en Comunica-ción, Marketing e Investigación de Mercados «Rata» del 2.0 y 4.8.Andamiaje de escritora empedernida y «Bukowskiana del Este». Unapersonaje adoradable e inolvidable.

Sonia Marpez (Lugo, 1987). La cámara es el microscopio con el queexaminamos la realidad. Trabajando con medios mínimos, las cosasse nos muestran, como dijera William Blake, tal y como son: infini-tas.

Ana Patricia Moya (Córdoba, 1982). Directora de proyecto cultu-ral, socia-fundadora de una editorial independiente, coordinadorade publicaciones digitales, sufrida maquetadora a tiempo completo,correctora en ratos libres, impertinente diseñadora, escritora de bajaestofa, proyecto fallido de poeta, fotógrafa en prácticas permanen-tes, eterna pluriempleada y becaria de profesión. Ermitaña, huraña,misántropa: un personaje entrañable.

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ÍNDICE

Prólogo, de Karmen Cambres 3

Herrumbre. Sentir el óxido en la mandíbula... 9

Con las manos cargadas de tierra... 14

Dedos que no alcanzan... 16

Pesa la conciencia... 17

Hueco que deja la lluvia en el asfalto... 18

Caer... 21

Nunca madre nunca fondo definitivo... 22

Establecer en la cotidianidad... 23

Llegar más abajo, seguir dentro... 24

La palabra nada a modo de acusación... 26

Frío bajo la escalera... 28

La anarquía de supone conocerse tan bien... 29

Herrumbre que se va depositando... 30

Qué peso tan grande... 33

Aquél que nunca ha experimentado... 34

Impotencia: seguir escuchando cómo... 35

Algunas vidas sólo... 36

Bosques que pueblan la memoria... 38

El vacío de la soledad sin límites... 40

Heridos de muerte que caminan perdidos... 41

El reino de los cobardes ha alcanzado... 42

En el suelo cuando las raíces... 45

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Se repite el sueño porque la vida... 46

Arañas que indican a modo de presagio... 47

La oscuridad lo invadió todo... 48

El odio también es una forma... 50

En el silencio se escuchan las voces... 52

Agresión constante ciudad que muerde... 53

No reconocerse, no reconocerse en nada... 54

Perder la fe, perder esa parte de ingenuidad... 57

Las muñecas... 58

Las golondrinas... 59

Análisis desde el centro... 60

Y es ahora cuando... 62

NOTNOTNOTNOTNOTAS DE EDICIÓNAS DE EDICIÓNAS DE EDICIÓNAS DE EDICIÓNAS DE EDICIÓN 6464646464

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