Heraldo deportivo (Madrid). 15Sep1916, no. 48

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Illlllllllilllllllliillillllllilllllllllilllillllililllllili bEPóRTlVa I Año II.—Núm. 48 Revista decenal.—Oficinas: Alfonso Xíí. 58 Aparece los días 5, 15 y 25 de cada mes i 15 septbre. 1916 • BANQUETE A HEPILLA El intrépido aviador montañé.s ha sido festejado con un banquete, cuya iniciativa surgió en el aeródromo de Cuatro Vientos, y de cuya organiza- ción se encargó el R. A. C. de España. En pleno verano, hallándose au- sente más de medio Madrid, era evi- dente que no podía buscarse una de- mostración de «número», tanto me- nos cuanto que se trataba solamente de rendir un fraternal tributo de cari- ño y admiración al recordman espa- ñol de la resistencia física y moral en cuestión de aviación. No hemos de hacer ahora la bio- grafía de Hediila, que conocen ade- más cuantos se han interesado por la aviación en España, y así bastará que digamos que otros muchos se han rendido, algunos con menos motivos que este gran chiquillo que se llama Salvador Hediila. Al banquete asistieron los siguien- tes señores: Hediila (D. Salvador y D.Jerónimo), Kindelán, Herrera, Sar- torius, Zubia, Moreno Abella, Giare- tti, Oettli, Martin Prat, Del Valle, Várela, Barrón, Espina, Farines, Ay- mat, Gonzalo, Lauffer, Crespo, Che- riguini, Grases, Gil de Sola, Alvarez, Fanjul, Ríos, Domínguez, Prast, De la Torre, Pujol, Ballescá, Massó, Camps, Lezama, López, La Cruz, Luis Ramón, Rivera, Carmona, Raba, Mag- dalena, Alonso y Ruiz Ferry. Se adhirieron al acto las siguien- tes entidades y personas: Aero Club de Santander. HERALDO DEPORTIVO 2 T^^^^ '**• '"^^^nS^P^ rJRy. ¿ ^ % 'iftiá'^m^mi •"1 . ! 1 1 1 iiiiitiiMiiiifimiiiiiiiiiNiiiiiiiii La mesa presidencial del banquete á Hediila iitiiiimiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiililllltliiiliiiiiiiiiilliiliiiiitiliiiimNiNiniiiiiiiiilHliiiiiiiitilliiiiMiiiiiiiiiiiiiii NiiiiiiiHMiimiuiumKiuimmiKiiim tiuiuiui Fot. Alfonso. iimimiimmmmiimiiiimiiiiiiiiiiiiiiiiiMNiiiiiimiiiiiitiiiitiiiiiiiiiHiiiii NlllllJIJIIIllllllHllli 295

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Illlllllllilllllllliillillllllilllllllllilllillllililllllili

bEPóRTlVa I Año II.—Núm. 48

Revista decenal.—Oficinas: Alfonso Xíí. 58 Aparece los días 5, 15 y 25 de cada mes

i 15 septbre. 1916 •

B A N Q U E T E A H E P I L L A

El intrépido aviador montañé.s ha sido festejado con un banquete , cuya iniciativa surgió en el aeródromo de Cuatro Vientos, y de cuya organiza­ción se encargó el R. A. C. de España.

En pleno verano, hallándose au­sente más de medio Madrid, era evi­dente que no podía buscarse una de­mostración de «número», tanto me­nos cuanto que se trataba solamente de rendir un fraternal tributo de cari­

ño y admiración al recordman espa­ñol de la resistencia física y moral en cuestión de aviación.

No hemos de hacer ahora la bio­grafía de Hediila, que conocen ade­más cuantos se han interesado por la aviación en España, y así bastará que digamos que otros muchos se han rendido, algunos con menos motivos que este gran chiquillo que se llama Salvador Hediila.

Al banquete asistieron los siguien­tes señores: Hediila (D. Salvador y D.Jerónimo) , Kindelán, Herrera, Sar-torius, Zubia, Moreno Abella, Giare-tti, Oettl i , Martin Prat, Del Valle, Várela, Barrón, Espina, Farines, Ay-mat, Gonzalo, Lauffer, Crespo, Che-riguini, Grases, Gil de Sola, Alvarez, Fanjul, Ríos, Domínguez, Prast, De la Torre , Pujol, Ballescá, Massó, Camps, Lezama, López, La Cruz, Luis Ramón, Rivera, Carmona, Raba, Mag­dalena, Alonso y Ruiz Ferry.

Se adhirieron al acto las siguien­tes entidades y personas:

Aero Club de Santander.

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Aero Club de Cataluña. P e ñ a s , D. Fernando Pombo, don Jefes y oficiales del servicio de Juan de Solía, D. Santiag-o Sán-

Aerostación de Guadalajara. chez Quiñones y los señores Tu-D. Ta r s i l o Ugarte, D. Anto- ñon. Parra, Marinas, Giménez y Ru-

nio Valencia, D. Mariano de las bayo.

SAN SEBASTIAN PEPORTlVO

NATA( : ION ^"^" Berdemans y Rodríguez, quie­nes llegan á la meta en el mismo or-

El día 28 de ajjosto, organizado por el «Club Fortuna>, en la bahía de la Concha, tuvo lugar el concurso de natación más importante de cuantos se han c e l e b r a d o entre nuestros sportsmen.

Acudieron á las pruebas los más notables de los nadadores de Barce­lona para contender con los de San Sebastián.

Para el concurso habían regalado preciosas copas de plata el Goberna­dor civil, el Alcalde, el «Club Fortu­na», el «Náutico» y algunas distingui­das personalidades.

Las pruebas que habían de co­rrerse eran tres: 1.500 metros, 100 metros y 200, esta tercera era local.

En la de 1.500, al pistoletazo sa­len diez nadadores y una nadadora. Pronto se ve al gran Cuadrada, que nadando contra corriente y viento, llega con una ventaja de quince se- den, clasificándose Vila en cuarto lu-gunos á la baliza de entrada. Le si- gar, y A. Maeso, de San Sebastián, en

quinto. El tiempo empleado por Cua­drada fué de 18 m. 20 s., sacando 11 s. á Berdemans y 1 m. 29 s. á Maeso, que fué el que llegó primero de los de San Sebastián.

La prueba de los 100 metros fué fácilmente ganada por Berdemans en 1 m. 36 s., entrando en segundo lu­gar Vila y en tercero Irohm.

La prueba local de 200 metros la ganó Aragonés, en competida lucha con Urdanibia.

Estas carreras han constituido un

alida de los nadadores que tomaron parte en !a carrera de 1.500 metros

Grupo de nadadores que tomaron parte en el concurso org-anizado por el «Club Fortuna' '

hermoso triunfo para los nadadores del «Club de Natación» y «Athletic Club», de Barcelona.

Tanto Cuadrada como Berdemans y Vila, pusieron cátedra de nadar.

El célebre Lobato, de San Sebas­tián, á causa de un deficiente entre­namiento, se tuvo que retirar á los 500 metros de la salida.

Este era el ún ico nadador en quien tenían esperanza los del «For­tuna», siendo no obstante dignas de elogio las carreras que hicieron los hermanos Maeso y Goñi.

El concurso, perfectamente organi­zado, asistiendo á él inmenso público.

En estos días empieza á jugarse el campeonato de San Sebastián.

TENNIJ EN ZARy\UZ

En los últimos días de agosto se celebró en el simpático y reciente

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Club de Golf de Zarauz un interesantísimo con­curso de tennis, que por todos conceptos resultó un éxito brillante.

Es verdaderamente milagroso que en tan po­co espacio de tiempo se haya podido estable­cer un club tan elegante, tan práctico y tan bien entendido como lo ha sido éste.

Pero el milagro no tiene nada de extraordi­nario conociendo á sus autores, que son el Mar­qués de Narros y el Duque de Lécera, cuyo es­píritu emprendedor y depoit ivo ha sabido triun­far de todas las dificultades que pudieron susci­tarse á su propósito.

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Vista de uno de los «eourts» de! «Zarauz Golf Club*

Campeonato doble de señoras: señoritas Aguilar-Olivares.

A la hora del té se reunían en las terrazas del club todos los aristócratas veraneantes de la linda playa y gran número que se trasladaban de San Sebastián, organizándose al anochecer animado baile en el salón del club.

El concurso ha sido un gran éxito, y á él con­tribuyeron en especial el Marqués de Narros y D. Luis de Uhagón, y en general todos los socios, que hicieron agradabilísima su estancia á cuan­tos jugadores y visitantes acudieron á él.

Tomando el té en !a terraza del «Golf Club»

En el concurso tomaron parte las señoras y señoritas de Olivares, Aguilar, P . de Seoane, Guillamas, Gurrea, Duquesa de Santoña, Lécera y Falcó, y los señores Marqués de Narros, Luis de Uhagón, Conde de Gomar, Manolo y José Alonso, Luis Olivares, Jaime Silva, Pedro Ca­tres, Zia Bey, Falcó, Mitjans, Gómez Acebo , Conde de San Clemente, Budd, Maquiraz, Ara-gny y Satrústegui, siendo ganadas las pruebas de la siguiente manera:

Campeonato de Zarauz: Manuel Alonso. Campeonato doble: Alonso-Conde de Gomar. i

Un rincón pintoresco

R E Q n T A J D>E TKAINERAJ

Aunque odio á todo lo que se refiere á pro­fesionales, no puedo menos de dedicar unas lí­neas á la gran regata de traineras que ha tenido lugar el domingo 3 de septiembre en la bahía de San Sebastián.

Tomaron parte en ella siete embarcaciones:

dos de Guetaría, una de Zarauz, una de Or io , una

de Pasajes de San Juan, una de Pasajes de San

Pedro y una de San Sebastián. En esta regata se

han cruzado más de 20.000 duros de apuestas.

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De todos los puntos de la costa llegaron vapores y lanchas á vela y remo para presenciar la regata, milla­res de embarcaciones plagan la bahía, y en el muelle, castillo y paseo de la C o n c h a se ago lpa una multitud enorme.

Se corren dos eliminatorias; en la

primera liega San Sebastián primero, invirtiendo un tiempo de 20 m. 15 s.

En la segunda eliminatoria gana Orio, con un tiempo de 19 m. 59 s., ganando por consiguiente la regata.

El próximo domingo lucharán am­bas tripulaciones con las embarcacio­nes cambiadas.

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Con la presencia y concurso de en el mundo deportivo internacional, S. M. el Rey, se celebraron este año sería suponer á los lectores de esta las famosas regatas de balandros or- revista tan ignorantes que no me atre-ganizadas por el «R. Sporling Club », vo á insistir, para no caer en su enojo, y decir que alcanzaron la brillantez y Nuestras regatas han sido siempre esplendor que las han hecho célebres afamada?;, no sólo por la cantidad de

las embarcaciones que se disputan los premios, sino por la calidad de las mismas, que consiguen alcanzar los piimeros puestos allí donde lu­chan. El estímulo que nuestros yacht-men reciben de D. Alfonso XIII, que con su afición y ejemplo tan podero­samente contribuye al fomento depor­tivo y á la construcción nacional, hace que nuestra matrícula cuente con un número de embarcaciones que no pueden superarla ninguna otra, no sólo bajo este a s p e c t o , sino en bondad.

No vamos á dar un resultado mi­nucioso, porque tenemos que confe­sar que esto ya no interesa, ya que la prensa diaria, con sus inforijiaciones telegráficas, quita á las revistas de­portivas la oportunidad. Corresponde á éstas suplir á aquélla, con sus infor­maciones gráficas, y en este sentido somos parcos en palabras para dejar lugar á la fotografía.

C H . C H .

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m\ = EL OPIO AL PETRÓLEO WlttttBWWUKUltWIIIIIIIlUIIWIIIIllItlKtlHIWt

Razones que huelg^a apuntar aquí, un trabajo debido á la pluma tan he­nos han permitido desde hace mu­chos años (muchos puede llamarse á diez y siete, por ejemplo) seguir con cierta atención cuanto se ha escrito acerca del petróleo en España.

Con ese motivo no pudo pasar­nos inadvertido el articulo que con elt i tulo «Artículos de renta> ha pu­blicado días pasados El Liberal, de Madrid.

Cuando los sueltos ó artículos fre­cuentemente publicados en varios pe­riódicos son anónimos, ó van firma­dos por hombres vulgares, los suspi­caces recurren al consabido comen­tario, harto corriente tratándose de «cosas de los periódicos». —¡Ese va buscando pesetas!—se dice.

Esta malicia es la mayoría de las veces absurda é injusta. El juicio más cierto sería: ¿Quién habrá colado ese escrito en el periódico?

Porque es necesario vivir la vida interior de las redacciones de los grandes diarios para poder apreciar la extraordinaria facilidad con que, elementos por completo extraños á la Casa, pueden hacer llegar á las cajas ó á las linotipias sufJtos tenden­ciosos, que el director más suspicaz y enciclopédico deja pasar sin ente­rarse.

Esto aparte de que los que se pro­ponen colar la cuartillita tendenciosa saben muy bien de qué modo han de valerse para conseguir su objeto.

El caso á que vamos á referirnos no es de esos. Esos sueltos no suelen ser contestados en letras de molde; generalmente quedan sin contestación y casi siempre pasan inadverfidos para el gran público, porque aparecen en un rincón cualquiera del diario, donde basta que lo halle el interesa­do y la persona ó entidad hacia quien

norable como elocuente de un hom­bre que está por encima de las cosas vulgares y cuyo nombre no parece completo si no va acompañado del calificativo « a u s t e r o » . Hablamos, pues, de don Gumersindo de Azcá-rale.

Entresacamos u n o s párrafos de dicho trabajo para justificar el co­mentario nuestro.

Dice así:

«Llámanse «artículos de renta» á unos cuantos, ocho, que figuran en el arancel de Aduanas, por motivos y fines, por lo general, exclusivamente fiscales y sin mira alguna de proteger á estas ó aquellas industrias, porque no cabe, por ejemplo, tratar de pro­teger por medio del Arancel el té, el café, el bacalao, cuando su produc­ción no puede ser objeto de rama alguna de la industria nacional.

»Pero procede añadir «por regla general», porque entre estos artículos de renta hay dos, el trigo y el petró­leo, cuya imposición obedece, á la vez, á ambos fines.»

Expone aquí el articulista consi­deraciones referentes al trigo que no interesan á nuestro trabajo. Y prosi-

diendo de un hombre de la autori­dad del Sr. Azcárate, han de ser to­madas por quienes las lean como ar­tículo de fe. Y así las tomaríamos nosotros si no supiéramos una pala­bra del asunto «petróleos».

Pero seanos permitido, con todo género de respetos, con toda la con­sideración que nos merece el ilustre Azcárate por su indiscutible sabidu­ría, exponer unas cuantas ligeras con­sideraciones á su artículo.

La industria del petróleo, que al decir del Presidente del Instituto de Reformas Sociales no nos hacía nin­guna falta, sostiene en España un promedio de 10.000 obreros.

La iniciativa de fundación de re­finerías acaso fué extranjera (como lo es el petróleo, del que por comple­to carecemos en España), pero así, de memoria, recordamos los siguientes refinadores españoles: Babé y Com­pañía, en Vigo; Mesa Marchesi y Mar­tínez, en La Coruña; Mercader y Viu­da de Londaiz, en San Sebastián; Ca-tasús y Compañía, en Barcelona.

£1 «Spanish oil», que al ilustre so­ciólogo le parece un truco, una tram­pa, DO es ni más ni menos que el dis­tintivo técnico correspondiente á la clase de petróleo bruto que se puede exportar á España, pues da la casua­lidad de que el clima medio español influyó sin duda en nuestros estadis-gue asi:

«Pero se preguntará: ¿á qué inte- ias para prohibir (claro que con ex

célente acuerdo), la entrada en Es res, á qué motivo obedece la protec­ción arancelaria del petróleo? Pues á uno artificial, creado por el mismo arancel, y que consiste en lo siguien­te: Ocurrió á algunos señores, por cierto extranjeros casi todos ellos, importar petróleo en bruto para refi-narlo en España, y en seguida surgie­ron los sofismas proteccionistas para favorecer esa industria naciente, que ninguna falta nos hacía. Al efecto, se impusieron derechos elevados al pe­tróleo refinado en beneficio de los refinadores de acá, pero con daño de los consumidores, y muy pronto pa­reció la trampa, porque en los Esta­dos Unidos comenzaron á preparar un petróleo que «pareciera» bruto, para

paña de petróleos cuyo grado de inflamabilidad fuera inferior al gra­do de temperatura que «por lo ge­neral» tiene nuestro hermoso país del sol.

Y así, el petróleo que puede con­sumirse en Noruega no puede entrar en Sevilla.

Dicho esto, nosotros veríamos con enorme satisfacción que se redujeran los derechos de Aduanas, porque su­ponemos que otro tanto bajaría el precio del petróleo, con lo cual po­dría tener realidad en la agricultura

se dirige el tiro. El asunto se liquida paga"" jos derechos menores señala- española el motor de petróleo, aun-t «,» A^\ ^^,iAA: • u f c dos a este, pero que, en reahdad, era tuera del periódico que sirve beatih- ,. • i- .

, . ^ refinado, porque mediante una pe-caroente de instrumento pasivo. ^y^g^ manipulación puede quedar

El caso de los «Artículos de ren- tal, y para llevar á cabo fácilmente ta», es por eso digno de ser recogido este fraude, se inventó lo que se lla-y respetuosamente comentado. " ó «Spanish oil», petróleo español.»

S e trata, como verá el lector, de Afirmaciones semejantes, proce-

que habrá de seguro quien opine que esta novedad «no nos hace ninguna falta».

Y hacemos síntesis de este artícu-U diciendo que «por lo general», así como en lo s ' diarios se desliza el

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HERALDO DEPORTIVO iliwiH(iiHMtmiiiiiutniitiiriiiiiiirutiimMititiiiiii)iiiiiitNiiiiNN)iiiiiiiiMiiiiiiNii i!i!!iHniiiiilliNiiiuinti!Hiiiiuuiii)tijiittittiniii:i!iiiiiinRihii]iiitiinn!miiitNiniinitiminimiitMi «iDtoHüinjünjliinimnM

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suelto tendencioso, también á hom­bres de incuestionable honorabilidad y de talento excepcional, se les lieva> de buena fe, de excesiva buena fe, á decir cosas que, por el solo hecho de

u<iiiiiiiMiinniunnini!iiiiiiiijimiiiiiiMiiiiiiiiiitiiiumiiiii»iitiii»iiHmitiii(j[mimnimi(MWHiHwiiitiimniiiiti[ilum^

.decirlas ellos, con su autorizada fir­ma, pasan á ser verdades evangélicas, no siendo sino artificio de aparente verosimilitud.

R. Ruiz FERRY.

LA HÍPICA EN ESPAÑA tlMKHH KNWtlHH N

La creación del Hipódromo de Lasarte (Guipúzcoa), por el Gran Ca­sino de San Sebastián, ha provocado numerosas explosiones de entusiasmo y acerbas páginas de censura.

Nosotros entendemos que lo inte­resante para el fomento de la hípica española es precisamente que se dis­cuta de caballos, de carretas, de hi­pódromos, etc., y que aumente la afi­ción por consecuencia.

Pero como hacemos criterio pro­pio el que con su profundo conoci­miento de la materia, expone nuestro querido compaiíero Godolphin, en su artículo «Caballos Nacionales», pu­blicado en La Tribuna, de Madridi además de reproducirle á continua­ción, damos otros dos artículos debi­dos á plumas menos técnicas, pero no menos galanas.

D e la lectura de estos tres traba­jos se saca una convicción definitiva.

«Caballos Nacionales

Aunque una de las mayores imperti­nencias sea hablar de sí mismo, yo no ten­go más remedio que hacerlo lo más rápida­mente posible,.para explicar el por qué de este artículo. Pidiendo perdón por ello, no he de decir más que tres cosa^i á este res­peto: Que soy joven, que tengo una afición hípica quii raya en lo disparatado, y que no soy ni pariente lejano de Vanderbilt. Como todo aficionado, quiero intervenir lo más directamente posible en todo cuanto con el caballo se relaciona; pero mis medios de fortuna meirapiden intervenir prácticamen­te; si pudiera hacerlo, yo no hablaría nunca; pondría en acción mis opiniones, y con lo que saliese bien aportarla mi concurso á la regeneración del caballo en España; hoy por hoy no puedo siquiera intentar nada, todo lo que puedo hacer hago, que no es más que entrenar cuidadosamente todo animal que cae en mis manos.

Si las canas blanqueasen ya mis sienes y tuviese una brillante historia hípica, mis opiniones se oirían donde fueren expues­tas, y tendría también esa satisfacción de laborar por el pura sangre en España, que sí dijera algo acertado, no faltaría quien lo comprendiese.

Pero mi caso es bien distinto; sin nom­bre autorizado para que se me escuche, ni medios para practicar, no he encontrado otro expediente para hablar que este de acogerme á las benévolas columnas de un periódico que lleve mi voz al viento, que

entrará donde no !e cierren las puertas. No me leerá quien no quisiere; no molestaré, pues, á nadie, y podré decir cuanto opino de este momento crítico de la vida del pura sangre en España.

Pero no hay que dudarlo, se trata de un momento del que depende que el pura san­gre caiga aquí, para no levantarse más, ó que, por el contrario, tome carta de natu­raleza entre nosotros.

No rectifico nada de mi anterior afirma­ción: una pléyade ilustre capitaneada por el propio Monarca, está solicitada fuertemen­te por la afición é incierta del derrotero á seguir, como siempre que se trata de una improvisación. De lo que ahora ocurra de­pende que esto se normalice y dure lo que el mundo, ó que se venga á tierra hecho pe­dazos, como un muñeco, del que cada cual tirase en dirección distinta. La resultan­te de un sistema de fuerzas sólo es suma cuando todas obran en el mismo sentido; es necesaria una orientación, sin ella los entusiasmos morirán como fuego falto de combustible.

Las carreras de caballos son un sport y algo más—no olvidemos el titulo de nues­tra Sociedad «Fomento de la cria caba­llar»—, son algo de artificio para conseguir un fin real, beneficioso para el país.

Por eso, en todas partes, tales Socieda­des han tenido siempre el apoyo oficial; pero ellas son las encargadas de premiar á los que mejor trabajan para ello, y de aprovechar el interés del público en la ma­terialidad del sport para hacer acudir el dinero, aprovechable para sus fines.

Aquí nos ha invadido de repente el en­tusiasmo carrerista, y ahí está el público extasiado ante los espléndidos caballos de Vanderbilt y Cnhn y ante ese Hipódromo, brotado de la tierra en Lasarte, al riego mágico del dinero, profusamente sembra­do... para recoger, y ahí están nuestros pro­pietarios adquiriendo caballos extranjeros, al convencerse de la inferioridad de los na­cionales. Me acordé el otro día de Lasarte ante los auténticos caballos de carne y hueso «del tío vivo» de la Ciudad Lineal; me acordé como de una ruleta internacio­nal, caballitos verdaderos y espléndidos.

No es que yo reniege de él, donde he pasado tardes encantadoras, como si me hubiesen traído París á la puerta de casa, reconociendo que nos están «haciendo pú­blico», y quizá propietarios para Madrid;, pero le podemos suprimir con la misma ra­pidez con que nació, y no dejará rastro, volverán á Saint Louis de Pressy y á La Fouilleuse los maravillosos caballos, y no nos quedará de todo sino el recuerdo. No cerremos los ojos á la verdad, veamos es­tas carreras como lo que son—unas carre­ras francesas celebradas en España—, y sin perjuicio de aprender lo que podamos, mi­remos sólo nuestra conveniencia, «lo que queremos».

Ahí está S. M. el Rey, que ha adquirido catorce caballos de M. Lieux, y que se está apuntando victoria tras victoria; hoy por hoy, es ya el primer propietario español.

un Edmond Blanc aquí (claro que no pue­do referirme más que al aspecto hípico); ^ero detrás de este nombre en Francia es­taba La Fouilleuse, con sus prados y sus yeguas de vientre, y el célebre Flying Fose y el invencible Cyone, toda la cartelera que regentaba Demmom.

Detrás de estos catorce triunfadores del Monarca, ¿qué es lo que hay? Entrena­dor, joclcey, mozos, nada que no digan lo que ellos: í^rancia, Francia, Francia.

S. M. el Rey, hoy por hoy, es un gran propietario de caballos; pero no un propie­tario «español»; de todos esos triunfos no quedará nada.

Por eso quiero dar una voz de aviso á todo el mundo, para que no se dejen ganar por las apariencias: S. M. el Rey no es eso ¡o que^busca; lo que quiere, lo que hace, es poner los cimientos para poder levantar una raza pura, sin contacto con la degene­rada que padecemos, por eso compra ca­ballos fuera.

Cuando de estos caballos y yeguas por las carreras, haya seleccionado los repro­ductores; cuando en sus posesiones hayan nacido verdaderos pura sangre, entonces se ufanará con razón, no de tener una gran cuadra—cuistión de dinero—, sí no de ser el primer propietario «español».

Yo no quiero pensar en los propietarios que por lanzarse locamente detrás de S. M. no miren su verdadero rumbo y crean que todo es cuestión de hacer correr y no de tener yeguas de vientre y prados, y cui­dadosa organización para la recría. En la Casa Real hace ya más de un año que se está organizando una sección de pura san­gre, todo está dispuesto para recibir la se- -milla: el verdadero fin de S. M. es el de la Sociedad, fomentar la cria caballar. Que nadie se llame á engaño y se desaliente cuando aparezca en España la «nueva ra­za», hoy es aún tiempo.

Los premios fantásticos, las importacio­nes caras, es lo artificial, lo transitorio; lo que aquí nazca, lo que aquí se críe, será lo real, lo perdurable.

Nadie crea por esto que yo juzgue per­judicial el comprar fuera; cuanto más me­jor; ya digo que esa es la única manera de criar buenos caballos, ya que aqui carece­mos de base—ya pongo á S. M. por ejem­plo—; lo que quiero decir es que la impor­tación ha de hacerse juiciosamente; no á tontas y á locas. Quiero decir que si se en­tabla una ridicula competencia de bolsillos, y uno gasta 50.000 para batir al caballo de Fulano que costó 30.000, y entonces éste se gasta el doble, y otro mucho más, nos encontraremos, al cabo de unos años, con que después de haber vencido el de más dinero ó más despreocupación, no queda­rán más que unos viejos ejemplares, som­bras de grandeza.

Auméntese el dinero en las pruebas de nacionales, concédanse primas á los cria­dores, y así, el que obre sin nerviosidades, y tenga buenas yeguas y gaste bien su di­nero en las montas de buenos sementales —ésos sí que no importa que sean extran­jeros—y recría cuidadosamente sus potros, podrá reírse tranquilamente de los que gastaron sumas inmensas, y cosechará triunfos bien legítimos, al paso que hace un favor á la Patria.

Yo, ya que no puedo personalmente, no me cansaré nunca de repetir á todo el mun­do que quiera oírme: ¡Haced caballos na­cionales!

A todos perdón por haber levantado mi poco autorizada voz; á S. M. el Rey, si por casualidad llegara á sus oídos, aunque haya sido para alabarle, por haber mezclado su nombre en esta mil veces desmadejada prosa, perdón. Señor. — ADOLFO BOTÍN

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HtRALDO D E P O R T I V O

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HERALDO DEPORTIVO

Alcajá de Henares

I IERALDO DEPORTIVO

Madrid (Plazas de Antón Martín, Progre­so, Mayor y Principe Alfonso)

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•i El fracaso de las carreras

Hemos ido al Hipódromo de Lasarte el último día que hubo carreras en él. Langui­decimos en la tribuna al lado de unos cuantos jovenzuelos y algunas señoras, que disimulaban de cuando en cuando un bostezo bajo el desplegado a"banico. En­tre una fría indiferencia, el juez de cam­po, pintoresco dentro de su inmensa cha­queta gris, iba y venia con el aire aburrido de un jefe de estación que sale á d.ir entra­da á una locomotora. Los jockeys, orgullo­sos, envueltos en blusas de colorines, rígi­dos é inalterables, como si acabasen de es­caparse de la mesa de «caballitos» del Ca­sino, marchaban hacia.la meta invisible. Pasaban unos prolongadas instantes. De prwnto, una nube de polvo, y entre la nube, los cuellos estirados de los cuadrúpedos y el brazo de un jockey que se abaje para fus­tigar las ancas del corredor.

Ya han llegado, el momento de emoción fué tan efíniero que apenas gozaron de él nuestros nervios. Vuelta á esperar que la faena se repita, y vuelta á abismarnos en el tedio. Entonces, en la obligada quietud, nos dimos á meditar sabiamente.

El Hipódromo de Lasarte ha sido un grave error que no traerá a San Sebastián ventaja alguna. Las carreras de caballos son de un exotismo que jamás logrará car­ta de naturaleza en territorio español. Allí donde se ha intentado aclimatar, han sido inútiles todos los esfuerzos. No tiene sen­tido que nos dejemos alucinar por la bri­llantez verdaderamente espléndida que al­canza en otros países, porque está asistida por tazones idiosincrásicas intrasplanta-bles. En cuanto al pretexto de fomentar la cria y mejora de la raza caballar, no mere­ce más que una sonrisa.

Lo que se consigue con las carreras es atraer cierto núcleo de gente que en nada puede favorecer con su presencia una ciu­dad como San Sebastián. Las carreras, que corno espectáculos no nos seducen, tienen un segundo aspecto altamente perjudicial; el juego. Advirtamos, de paso que en el Hi­pódromo de Lasarte, el cruce de apuestas se hace en unas condiciones de irregulari­dad ó, por lo menos, de falta de garantía en su manejo. El único .medio de conocer lo que á cada jugador corresponde ganar, es qne esté públicamente consignado el total de las apuestas que por cada uno de los caballos se han hecho, ¿Se cumple este re­quisito en el Hipódronro de San Sebas­tián?... ¿Se sabe cuál es la autoridad vigi­lante sobre corredores de apuestas y demás gente que interviene en este delicadísimo asunto; cuál la garantía suficientemente prestigiosa que ampara todos esos manejos complicados para tranquilidad del público?

Nosotros hemos oído hablar á extranje­ros y a españoles, á personas versadas en estas cuestiones, conocedoras de sus for­mulismos y requisitos, en términos de agria censura para el funcionamiento del Hipó­dromo de Lasarte. No queremos recoger todo lo oído, porque nuestra incompetencia en la cuestión nos impide comprobar las denuncias con la inteligencia y el escrúpu­lo necesarios. Pero tenemos bastantes ele­mentos de juicio para pronunciarnos fran­camente en contra de ese nuevo «atractivo» con QUe se quiso hacer creer á San Sebas­tián aue quedaba perfectamente redondea­da la distinción de la ciudad y sus condi­ciones de población de placer y .de turismo.

No- á San Sebastián no le hace falta eso Dará a'ue conserve la hegemonía en Espa­ña V una gran preferencia entre las playas europeas de moda. Por el contrario, este Hinódromó donde, si llueve un día antes no se puede correr porque la pista se ablanda, y, si no llueve, tampoco se puede correr

porque toda la tierra es polvo; este Hipó­dromo donde se ponen trabas para que puedan tomar parte determinados caballos, donde todo está amañado misteriosamen­te, donde el cruce de las apuestas no tie­ne — que sepamos — la garantía suficiente ante el público — sin que esto quiera decir que atacamos á la honradez de nadie, sino á omisiones de fórmulns precisas —; este Hi­pódromo no da ningún prestigio, ni d rá tarn-poco ningún dinero á San Seba>tián; más bien se llevará un puñado del que aquí haya.

Dícese que el Hipódromo paga á la Di­putación Provincial cincuenta mil pesetas. No es argumento. Ni la Diputación de Gui­púzcoa está en tal situación económica que tenga que apelar á esos medios de arbitrar recursi)S, ni esos recursos son aceptables, por su índole.

Así como asi, el Hipódromo de Lasarte, aun llegando á alcanzar un esplendor que no tendrá nunca, no sería más que una in­mensa mesa de juego para añadir á las que ya existen. Como que debiera hacerse de una manera descarada y dar orden al juez de meta de que cantase las jugadas. Sería más cómodo y hasta cierto punto pintoresco que, al concluir la carrera, el juez gritase:

— ¡Siete, amarillo: pleno y calle! W. F. F.»

El Imparcial del 2 3 de ag^osto.

«El diario El Pueblo Vasco, de esta ca­pital, en su número del día 20 del corriente, ha p u b l i c a d o un artículo titulado «El fracaso de las carreras», firmado por W. F, F. El articulista se extiende en di­ferentes consideraciones sobre lo que para San Sebastián representa el espectáculo de las carreras de caballos, á lo que nada tenemos que objetar, pues, como diji> el poeta, «todo es según el color del cristal con que se mira»; Pero al terminar uno de sus párrafos, dice: «...En cuanto al pretex­to de fomentar la cría y mejora de la raza caballar, no merece más que una sonrisa». Y á esto vamos á contestar.

En el mundo no se conoce, hasta el día, otro procedimiento para mejora de todas las razas animales, según la finalidad que con ellas se persiga, que la celebración de con­cursos donde se reúnan los productos pa­ra comprobación del progreso de la clase, y del resultado hacer la selección entre los premiados, para de entre éstos sacar la si­miente que fecunde la venidera generación, y así sucesivamente.

Para esto es imprescindible el que pe­riódicamente se pongan frente á frente los ejemplares obtenidos, y en la raza caba­llar, para examen de resistencia, velocidad, temperamento, etc., no existe otro medio que las carreras. Las demás condiciones físicas vienen ya seleccionadas á los Hipó­dromos por los criadores. Incluso las de re­sistencia y velocidad traen una selección, pues dentro de cada ganadería se someten á pruebas, medíante carreras entre los de la

' misma casa, antes de aparecer en las pis­tas. Asi, pues, las carreras son una necesi­dad para los criadores y para el Estado de toda nación que atienda, como es su deber, & la propagación de la riqueza de su suelo, en el que la ganadería caballar debe repre­sentar un papel primario.

Desde los dos años, en cuya edad, pro­ductos de ambos xesos tienen sus carreras, determinadas, hasta que son retirados de estas luchas para servir de simiente, puede comprobarse constantemente las buenas, ma as ó regulares condiciones de cada ca­ballo, en los Hipódromos, mediante las di­ferentes pruebas á que se someten. Así por ejemplo, una vez verificada la prueba de los dos anos, al llegar á los tres, todas las naciones verifican la prueba llamada

Derby, premio destinado exclusivamente para los tres años, qne permite apreciar los progresos ó retrocesos de los que sobresa­lieron á los dos años. A partir de esta prue­ba empieza á determinarse con mayor cla­ridad la superioridad de los próximos se­mentales, consolidada en el «Gran Pre­mio-, momento en que termina su labor, ó la continúa, según sus aptitudes sean más beneficiosas para el criador. Así, pues, lo que juzga W. F. F. como simple recreo, es de tan alta significación para el fomento de la raza, que Francia, por las sensibles cir-custancias por que atraviesa, juzgando ab­solutamente necesaria la celebración de ca­rreras para prueba de los nuevos productos, ha organizado diferentes reuniones, que se correrán en privado, destinando un millón de francos para premios en metálico.

Toda esta labor, dentro de la pura san­gre, sirve para que, crnzada con la raza in­dígena dé el producto nacional en las me­jores condiciones de estructura, tempera­mento, etc., según las necesidades y con­veniencia de cada suelo.

En nuestra nación la ganadería se en­cuentra en tai estado de inferioridad, com­parada con el extranjero, que si desgracia­damente tuviéramos que usar de só lo nuestros productos para cualquier empresa guerrera, nuestros Cuerpos montados esta­rían casi vencidos antes de entrar en lucha. Tal es la diferiencia de nuestro tipo y clase, al lado de las demás naciones de Europa.

Para regenerar nuestra raza necesita­mos tener «nuestra» pura sangre," de la cual sacaremos la simiente que cruce con nuestra ganadería, y para esto no hay más remedio que importar yeguas del mejor origen, y que el Estado adquiera y, por lo tanto, sea de su propiedad, los semeniales para proteger á «todos» los que á la gana­dería se dediquen. Destine luego cantidad de importancia para premios de estos pro­ductos, y llegaremos á tener de lo que ca­recemos en absoluto.

Una vez alcanzado esto, el día que en nuestros Hipódromos luchen los productos nacionales en número; cuando nuestras re­giones estén casi todas representadas con sus ejemplares en los grandes premios, en tonces veremos si este espectáculo exótico puede tomar carta de naturaleza entre nos­otros.

En fin, lo que significa el espectáculo puede deducirlo W. F. F repasando con detenimiento cualquier programa de |as carreras que por aquí se están celebrando, y vea las distancias á correr, los pesos, las -edades, y en *odo ello descubrirá un plan sin otra finalidad que el fomento de la ra­za, y que al articulista no le merece más que una sonrisa.

Todo ello representa algo mucho más grande que el recreo de ver galopar unos caballos montados por unos jockeys en­vueltos en blusas.de colorines. — POLI»

ATLETISMO

Según anunciamos en pasados nú­

meros. H E R A L D O DEPORTIVO ha en­

comendado á la «Sociedad Cultural

Deportiva» la organización de una

carrera handicap de la legua espa­

ñola

E s t a prueba formará parte del

brillante programa atlético cOn que

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HERALDO DEPORTIVO imnitniíimiiiiiiiiiiitiiiiitiintiiiiiiiiiiiimiiiiiiiinitiMiiiitiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiit^^

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otra sociedad madrileña, la «Deporti­

va Obre ra >, festejará el aniversario

de su fundación.

HERALDO DEPORTIVO ofrece la copa y medollas d e esta carrera y d e

las sucesivas pruebas, relacionadas

con la mismaj de que oportunamente

publicaremos detalle.

Hemos titulado el trofeo Copa

Madrid para que pueda la Prensa

toda hacer de esta carrera una gran

propaganda, sin temor de tener que

hacer el reclamo de nuestra revista,

cuyo nombre se ha excluido sistemá­

ticamente del reglamento.

Interesa á HERALDO DEPORTIVO

estimular la afición á los depertes at-

léticos en forma que no pueda ser

motejado de reclamo propio.

Claro está que en nuestras pro­

pias,columnas no es reclamo la acla­

ración que apuntada queda.

Por otra parte, se ha conseguido

por los artistas fabricantes de meda­

llas y trofeos deport ivos llagar á tales

extremos de petíección y de econo­

mía que, dada la cantidad de meda­

llas que hemos adquirido, sus precios

resultan inverosímiles de baratura.

Conste, pues, que ni de generosos

y desprendidos queremos darnos ridi­

cula fama.

Y véase á continBación el regla­

mento de la carrera de referencia:

«Artículo 1 .<* La Copa Madrid será dis­putada anualmente por sociedades depor­tivas madrileñas, legalmente constituidas, que practiquen el atletismo. Obtendrá la posesión definitiva de dicha Copa aquella Sociedad que logre que uno de sus corre­dores obtenga el primer puesto en esta prueba durante dos anos consecu/ivos ó tres alternos, no precisando sea el mismo co­rredor el vencedor de dichas pruebas.

Art.° 2.° El recorrido total será de una legua española (5.572 metros), habiendo sido designada en este primer afiola pista del Retiro para la celebración de esta prueba.

Art. 3." La inscripción para esta carre­ra queda abierta desde esta fecha en la secretaría de la «Sociedad Cultural Depor­tiva» (Moratín, 52, bajo), todos los díns la­borables, de ocho á diez de la noche, hasta el día 30 de septiembre próximo, á las diez de la noche, quedando en esta fecha y hora cerrada la inscripción, sin que ésta pueda prorrogarse por motivo alguno.

Art. 4." Las inscripciones de los corre­dores deberán hacerlas las directivas de las Sociedades á que éstos pertenezcan, de­biendo llenar los siguientes requisitos:

a) Retirar de la secretaria de esta So­ciedad una hoja de inscripción por cada uno de los corredores que desee inscribir, cuyas hojas llenarán y entregarán en la mencionada secretaría dentro del plazo fijado para la inscripción.

b) En el impreso mencionado deberá hacer constar si el corredor ha tomado

parte en la carrera de handicap Copa Puig celebrada por esta Sociedad y el tiempo empleado por el mismo en las dos últimas carreras de Legua española organizadas por Sociedades deportivas madrileñas, verifi­cadas con anterioridad á la publicación de estas bases.

c) Las Sociedades organizadoras de las pruebas en que hubieren corrido debe­rán sellar el tiempo fijado en el impreso como garantía de verdad absoluta en la de­claración.

d) Si en los tiempos declarados por las Sociedades para sus corredores existiera falsedad, quedará excluido de tomar parte en la prueba todo equipo de la Sociedad declarante, pudiendo, hasta cerrado el pla­zo de inscripción, hacer cuantas rectifica­ciones estimen convenientes.

e) Todo corredor que no haya tomado parte más que en una carrera de Legua es­pañola ó en ninguna, á excepción de los que lo verificaron en la Copa Puig, puede tomar parte en la carrera como scratcft, pu­diendo optar también á los premios espe­ciales que se conceden con arreglo al tiem­po invertido.

/ ) En esta carrera podrán tomar parte únicamente corredores pertenecientes á So­ciedades que reúnan las condiciones .nen-cionadas en el art. !.*> de este Reglamento, siempre que estén inscriptos como socios de las mismas en los registros correspon­dientes con tres meses como mínimo de anterioridad á la fecha de la publicación de e>tas bases, sean españoles, con excmsión de los extranjeros nacionalizados en Espa­ña, y estén presentados por la Sociedad á que pertenezcan.

g) La antigüedad de los inscriptos ha de ser efectiva, sin que ésta sea salvada con el pago de cuotas anteriores, incurrien­do la Sociedad que le sea demostrada la falsedad en esta declaración, en el castigo indicado en el apartado segundo del artícu­lo 4.*' de este Reglamento.

h) Las Saciedades deberán prestar á la Comisión organizadora cuantos detalles y comprobantes solicite para este fin.

i) No podrá tomar parte en esta prue­ba, ni en las sucesivas que se celebren de este género, ningún corredor que lo haya efectuado con posterioridad á la publica­ción de este Reglamento, en carreras con premios en metálico, incurriendo en esta penalidad por el solo hecho de haberse inscripto en las mismas.

Art. 5.° El corredor clasificado en pri­mer lugar en esta carrera contrae el com­promiso de tomar parte en la prueba anual que se verificará para la disputa de la Copa Madrid, asi como también en todas las pruebas de Legua española que, á base de inscripción libre, organicen las Sociedades madrileñas.

Art. 6." Únicamente en casos de abso­luta imposibilidad material, á juicio de la Sociedad á que pertenezca, de acuerdo con la Comisión organizadora, quedará releva­do temporal ó definitivamente de dicho compromiso.

Art. 7.° Si el corredor que hubiere ob­tenido para su Sociedad la Copa Madrid faltaré á lo indicado en el art. 5." de este Reglamento, sin las salvedades que en el 6." se indican, perderá la Sociedad á que pertenezca todo derecho adquirido sobre la posesión de la Copa Madrid, la cual debe­rá ser devuelta por la Sociedad á la Comi­sión organizadora.

Art. 8.*̂ Premios: a) La Copa Madrid será entregada en

depósito hasta su posesión definitiva, se­gún previene el art. 1." de este Reglamen­to, A la Sociedad á que pertenezca el co­rredor que obtenga el primer puesto en esta carrera. (Clasificación de handicap).

b) Al corredor clasificado en primer lugar se le concederá una Medalla de oro, cualquiera que sea el tiempo que haya em­pleado en hacer el recorrido.

c) Para la concesión de los restantes premios se observarán las siguientes bases:

1.̂ Medalla de oro. — A todo corredor que emplee en el recorrido un tiempo infe­rior á 17 minutos 30 segundos, ó éste como máximo.

?.̂ Medalla de plata. — A todos aque­llos que lo efectúen' en un tiempo com­prendido entre 17 minutos 31 segundos y 19 minutos 40 segundos, ambos inclusive.

3.^ Medalla de bronce. — A los que lo efectúen en un tiempo comprendido entre 19 minutos 41 segundos y 23 minutos, am­bos también inclusive.

4.^ Certificado en el que conste el tiempo empleado en el recorrido á todos los corredores que terminen la prueba.

Atr. 9." Los handicap concedidos es­tarán expuestos en el local de la Sociedad Cultural Deportiva, á partir del día 3 de oc­tubre próximo.

Art. 10. Una vez otorgado el handicap no podrá ser modificado por ningún motivo ni bajo ningún pretexto.

Art. 11. La salida se dará conjunta­mente á todos los corredores, siendo des­contados los handicap á la terminación de la prueba.

Art. 12. La salida para esta prueba se dará á las nueve en punto de la mañana, no retrasándose ésta por ningún concepto, ve­rificándose la prueba con los concursantes que estuvieren en linea.

Art. 13. Los corredores tendrán la obli­gación de present;irse a\ Jurado de salida, á las ocho y cuarto de la mañana, al objeto de firmar el acta, obtener dorsales, etc., etc.

Art. 14. Los concursantes deberán ves­tir traje apropiado para este deporte, con los colores é insignias de la Sociedad á que pertenezcan.

Art. 15. Los corredores, cinco minutos antes de la hora marcada para comenzar la prueba, acudirán solos á la línea de salida, no pudiendo ser acompañados por nadie durante la carrera.

Art. 16. Mientras dure la prueba no podrán recibir ayuda ni refresco alguno de personas ajenas á los Jurados.

Art. 17. Todo concurrente que no siga exactamente el recorrido marcado, ó que estorbe ó perjudique ilegalmente, de cual­quier manera que sea, á uno ó algunos de los concursantes, así como el qué faltase á lo prevenido en el art. 17, podrá ser:

Retrasado 6 puesto fuera de concurso poT el juez arbitro, sea mota propio, sea por in­dicación de alguno de los señores Jurados.

Al corredor relrasado se le aumenta al ve-rifi caria clasificación un número determina­do de tiempo en relación con la falta come­tida; el corredor puesto fuera de concurso está considerado comosi no hubiera corrido.

Art. 18. El paso de un corredor deberá verificarse siempre por la derecha, no pu­diendo cortarse su línea de marcha, excep­to en los virajes, sin llevarle una ventaja mínima de dos metros.

Art. 19. La Comisión organizadora se reserva el derecho de admisión é inscrip­ción de aquellos corredores que á su juicio no se encuentren en debidas condiciones físicas para tomar parte en la prueba.

Art. 20. Todo corredor ó Sociedad, por el sólo hecho de su inscripción, queda sujeto á lo que prescribe el presente reglamento.

Art. 21. Las decisiones del jurado son inapelables.

NOTA. Cualquier duda que ofrezca el presente reglamento, puede aclararse en la secretaria de la «Sociedad Cultural Depor­tiva» á las horas fijadas en el art. 3.° de estas bases.

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HERALDO DEPORTIVO

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H O C K E Y por el capitán del „Athletic Club", de Madrid, A. de Aguilar

IIIIIIIIIIIIIIIIMIIIIIIIlItlI llllllllllllllllUIIIIIIIMIlItlIltlIlll iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiliiiimiiíiiiii>iiiiiiii

sas contrarios hacia la línea de lado. El medio centro aprovechará cual­quiera oportunidad de tirar á goal él mismo.

Además de esto debe estar pre-.̂ parado para correr atrás, para cortar

(CONTINUACIÓN) „I t J 1 I I •

^ ' el centro de los extremos contrarios No es solamente la misión del za- De lo último se debe tener un gran que hayan conseguido hacer un avan-

guero el golpear la bola y despejar almacén, porque en los medios está ce y, á veces, hasta forzar al delante-el círculo. Debe acordarse de que el pivote del equipo. Deben ayudar ro á hacer el pase, caso de que el no está en el campo solamente para al ataque y volver á la defensa, ade- medio ala esté descolocado y los za-despejar el goal, sino para trabajar más de cortar los pases de los delan- güeros demasiado cerca de su goal.

teros contrarios. Parar la bola con el pie con la mis-Los delanteros, y especialmente ma facilidad que con el palo al inter-

las alas, cuando sus zagueros defien- ceptar un pase y hacer con modera-den, tienen momentos de reposo, y ción un regate, es tan esencial al me-los zagueros, cuando sus delanteros dio centro como á los otros. atacan, tienen momentos de desean- El papel de los medios alas es, so también; pero los medios siempre naturalmente, más restringido; pero tienen algo útil que hacer, bien en la su calidad no es cosa menos impor-defensa, bien en el ataque, y estarán tanta en un equipo que la del medio siempre en movimiento. centro.

El más importante de los medios De los medios alas, en mi opi-

en unión de su equipo para que sus delanteros hagan goal. Acordarse de que un irreflexivo golpear de un za­guero estropea mucho juego, pues les quita á sus delanteros la posibili­dad de hacerse con la bola, y muy amenudo ésta va á parar á manos de un defensa contrario y la jugada se convierte en un ataque al goal del irreflexivo j u g a d o r . De modo que mientras un zaguero no juegue con cabeza, será siempre una amenaza es el medio centro, sitio ideal para nión, es el izquierda el que tiene | para su u'.ísmo equipo. el capitán del equipo. Su obligación el sitio más desagradable. Cuando |

Generalmente pasará la bola á más importante es marcar al delante- un extremo derecha hace un avance, | un medio ó al otro zaguero, que ro centro contrario, que es el eje del el medio izquierda, casi invariable- | probablemente estará mejor colocado ataque, y que, si no está bien marca- mente, tiene que entrarle por la iz- | que él para hacer el pase á los de- do, puede ocasionar por sí solo más quierda, y eso debe ser hecho sin to- | lanteros. perjuicios que el resto de los delan- car al jugador. Aparte de esta dificul- |

Hay que entenderse bien con el teros, aunque no sea más que por tad, particularmente si el extremo es | compañero y no avanzar los dos al oportunos pases á sus interiores. El más rápido que él, tiene muchas pro- | tiempo, para no dejar un hueco por estar dispuesto en ocasiones á ser la babilidades de que el golge del ex- | donde pueda pasar fácilmente un de- sombra del delantero centro, debe ca- tremo termine en las espinillas del | lantero contrario. No desesperar nun- ber en el repertorio del medio cen- desgraciado medio. Por otra parte, I ca y conservar el espíritu del juego, tro, y yo he visto muchas jugadas sal- todos los pases del extremo derecha | No ponerse demasiado cerca del por- vadas gracias á la habilidad del cen- vendrán por la derecha del medio; | tero cuando un delantero tira á goal, t''0 medio de quedarse á pocos me- en esto tiene una ventaja y lo contra- | porque se le obstruye la vista y se le tros del delantero centro. rio en la otra ala. |

Aparte de esto, sin embargo, el Cuando los delanteros de su equi- | medio centro tiene muchas cosas que po hacen un ataque, el medio ala se | hacer y necesita una superabundante colocará cerca de la línea de lado, | energía. en parte para interceptar el pase á |

Se encontrará siendo el «mariscal los delanteros contrarios, y en parte | en jefe» de sus delanteros, comple- para volver la bola cuando, á la des- | tando el a t a q u e al goal contrario, esperada, los zagueros contrarios la | yendo á buscar la bola en cualquier echan por la línea de lado. No debe | parte en que se encuentre y, si es po- desaprovechar la oportunidad, cuan- | sible, dedicar parte de su atención á do en el círculo de goal contrario se | los delanteros interiores contrarios, han apelotonado los jugadores, de | en caso de que su compañero el me- correr la bola y centrar el mismo, | dio ala se encuentre con un delante- pero teniendo cuidado de no llegar | ro de muchos pies. hasta la línea de goal. |

En un ataque cerrado debe ir de- Todos los medios deben saber I tras de sus delanteros, mientras que tomar la bola en el palo y correrla I

I rentes cualidades, como buena vista, los medios alas, un poco más retra- sin necesidad de hacer inmediata- | I ' puño fuerte, tranquilidad y resisten- sados, estarán dispuestos á devolver mente el pase. | I cía, por nombrar solamente algunas, un golpe desesperado de los defen- Debe atraerse á uno de los con- |

Siiiiiiii iiiiNim iiNiiiiM I lili miiiiiiiiiiii 1 1 iiiiiiiiiiiiiiiiiiiijiiii iiiimiiiiijiuiiiiiiiiiiiiiii miiiimimiiiimiiii mim" i" lliniiiillilllliiiiiiiiii llilill i lililiuiililiillliiii iHiiilimniiii iiiiiiinim IIIIIIMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII iiiiniiiiiiiiiiiniiiiiiim iiiiliiiiii iiin iiiiiiiiHiiMiimiS

HERALDO DEPORTIVO 303

quitan las probabilidades de parar la bola; más que nada, la táctica esen­cial para el juego de zaguero es la rapidez.

Muchos zagueros hacen cosas muy buenas; pero cuando sus inten­c iones fracasan, estas cosas bue­nas son neutralizadas por no rehacer­se prontamente.

JUEGO DE MEDIOS

por O. B. Crowder (internacional inglés)

Para ser un med io de primera clase es necesario tener varias inhe-

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ilFiiiiiiiiiiinfiiiiHllllllilllllliiilíliliiiiinliNililililii)i>liinitiilllinuiiiii!iMii!iiiiiiii:iiiiiiiiiii<iiitiiiiiitiMiiiiinniiiiiiiiii¡!iMM!iiiiniiiiiiiiiiiMMiiiiiniiMMiiiiiiiiiiiiN llll)liililiiiiiiiiiii!iiiiiiillllliiii!iniiinMlllllllliiíiniiMiiinil{illllllllllllllliiilli:iiiliíliililli;iH{iiiiiiii{i{iiii{iiiiiiiiiiniilillllllllllllllllilfll!lli:illlllllllllllllllllilllilllliiiii

trarios, regatearle y hacer el pase á su compañero que ha quedado des-marcado; pero un medio que regatea con exceso, es anatema para sus pro­pios delanteros, será fácil que le qui­ten la bola y, á veces, si tiene campo libre para correrla, muy frecuente­mente colocará off-side á sus delante­ros cuando al fin hace el pase, y ade­más se cansaráin útilmente.

El ser rápido en pasar á sus de­lanteros es, sin embargo, esencial, porque el medio que mira á su alre­dedor b u s c a n d o á quien hacer el pase, da tiempo á la defensa contra­ria para marcar á todos los jugado­res; todos los pases deben ser suaves y siempre por el suelo. Cuando de­fienda su goal, debe tener cuidado siempre con no estorbar á sus zague­ros y dedicar su mayor atención al interior más que al extremo, porque éste es el que tiene más probabilida­des de tirar á goal. El medio derecha debe ver si su propio extremo de­recha marca al e x t r e m o izquierda opuesto cuando la bola está en su iz­quierda y viceversa.

Otro punto importante, que re­cordarán siempre los medios, es que no estorbarán nunca la vista de los defensas y portero.

El juego de combinación es pe­culiar de los delanteros, y el medio, cuando está en posición peligrosa no dudará en hacer un pase á sus de­fensas ó á los otros medios que estén mejor colocados que él; pero para hacer esto es necesario una perfecta inteligencia entre los zagueros y él mismo. Un acuerdo entre el medio ala y su zaguero, hecho antes del jue­

go para marcar uno al delantero y el otro tomar la bola, es de muy buen resultado. Por ejemplo: cuando un delantero pasa al medio, correr el za­guero á marcarle y hacerle centrar, entonces el medio toma, por algunos momentos, el sitio del zaguero, hacia el centro, para cortar el pase. Esta combinación es mucho más fácil y rápida que el volver el medio á mar­car al delantero corriendo tras de él-

Para parar la bola, las manos, los pies y el palo pueden emplearse; es preferible el último, por ser el más rápido (siempre que lo permita el te­rreno). Usando su cuerpo (excepto si la bola va por el aire), se pierde mucho tiempo en recogerse y gol­pear la bola; además, es fácil que un delantero rápido le golpee los pies. Por mi parte, sólo he conocido un medio que llegase á parar completa­mente la bola con los pies y evitar que salga despedida. Con el stick pues, es como se debe parar la bola, y es una de las pocas ocasiones en que se puede admitir el coger el palo con una sola mano. Jugar con una sola mano es siempre fatal para un ju­gador, y más para un medio, pues se expone á perder el stick si es golpea­do por el de un delantero contrario.

En un córner tirado por su pro­pio extremo, el medio ala se coloca­rá pocos metros detrás del interior, y estará dispuesto á continuar el cen­tro, si el golpe es fallado por el ex­tremo, ó á volver la bola al círculo de goal si la han echado fuera los de­fensas. La colocación del medio, si es el extremo opuesto el que tira el córner, es bastante más retrasado y

junto á la línea de lado para devol-ver un fuerte drive que haya pasado á sus delanteros. Los medios alas de­ben en todos los casos, salvo quizás en la cuarta parte de campo contra­ria, hacer el saque de lado, dejando que adelanten sus delanteros y con­cediendo al roll-in la misma impor­tancia que un golpe libre.

Mr. Crowder no es partidario de la formación de cuatro medios.

JUEGO DE DELANTEROS

por Norman Nightingale (internacional inglés)

Lo esencial en el juego de delan­teros es el juego de combinación. Para obtener esto es necesario que los miembros de una línea de delan­teros jueguen juntos las más veces posibles. Nada estropea la eficacia de un equipo como un elemento ex­traño en su línea de delanteros.

La rapidez es la gran característi­ca del juego de delanteros, no sola­mente rapidez en la carrera, sino en recibir y hacer pases, en enganchar el palo y en tirar á goal.

H a r é consideraciones s o b r e el juego de los delanteros en las distin­tas fases en que pueden encontrarse.

Cuando los contrarios atacan

La bola será probablemente des­pedida por la defensa hacia las líneas de lado; por consecuencia, los extre­mos permanecerán completamente en esta línea. Es cosa común ver un buen pase de los zagueros que se va fuera porque el extremo no está bien colo­cado.

(Continuará)

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