Henrik Nordbrandt

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Henrik Nordbrandt Adonde quiera que vayamos Adondequiera que vayamos siempre llegamos demasiado tarde a aquello que una vez salimos a buscar. Y en cualquier ciudad en que nos quedamos están las casas a las que es demasiado tarde para volver los jardines en los que es demasiado tarde para pasar una noche de luna y las mujeres a las que es demasiado tarde para amar lo que nos tortura con su intangible presencia. Y sean cualesquiera las calles que creemos conocer nos llevan más allá de los jardines floridos que andamos buscando y que difunden por toda la vecindad sus pesadas fragancias. Y cualesquiera que sean las casas a las que volvemos llegamos demasiado tarde por la noche para ser reconocidos. Y cualesquiera que sean los ríos en que nos reflejamos no nos vemos hasta que les hemos dado la espalda. De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Partidas y llegadas" 1974) Versión de Francisco Uriz Editorial Lumen S.A. 2003

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Henrik Nordbrandt

Adonde quiera que vayamos

Adondequiera que vayamos siempre llegamos demasiado tarde

a aquello que una vez salimos a buscar.

Y en cualquier ciudad en que nos quedamos

están las casas a las que es demasiado tarde para volver

los jardines en los que es demasiado tarde para pasar una noche de luna

y las mujeres a las que es demasiado tarde para amar

lo que nos tortura con su intangible presencia.

Y sean cualesquiera las calles que creemos conocer

nos llevan más allá de los jardines floridos que andamos buscando

y que difunden por toda la vecindad sus pesadas fragancias.

Y cualesquiera que sean las casas a las que volvemos

llegamos demasiado tarde por la noche para ser reconocidos.

Y cualesquiera que sean los ríos en que nos reflejamos

no nos vemos hasta que les hemos dado la espalda.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Partidas y llegadas" 1974)

Versión de Francisco Uriz

Editorial Lumen S.A. 2003

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Cortaste una rosa

Cortaste una rosa mientras yo dormía

y la pusiste en el vaso de mi mesilla

encima de una carta de despedida.

Tiré la rosa en una barca de remos

y dejé que se la llevase la corriente

allí desapareció bajo los sauces llorones

en un lugar donde el río formaba un meandro.

La barca se llevó la rosa.

La corriente se llevó la barca.

El río se llevó el puente

donde las mujeres se paseaban por la tarde

cuando el sol teñía de rojo al río.

A ti se te llevó el puente.

La barca era de un verde sucio

vieja, estaba llena de agua, medio podrida

y se llamaba Amalie II.

Y así pasan las cosas, yo ahora vivo

solo, en una habitación rosa, en un paisaje azul

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y añoro con la misma fuerza

eso que hay detrás de las montañas brumosas

yeso que se esconde de sí mismo

dentro de mí

entre las palabras de tu carta.

Existir es saber.

Viajar es sufrir.

Lo primero no lo quiero.

Lo segundo es superior a mis fuerzas.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Bajo el mausoleo" 1987)

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El amor es tan lógico

El amor es tan lógico:

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Todas las contradicciones se vuelven condiciones

y las proposiciones llegan antes

que la lógica: Te quiero porque es así.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Oda al pulpo y otros poemas de amor" 1975)

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En un puerto del mediterráneo

Yo no sé qué es lo más importante:

El dulzor especiado del amargo café

mezclado con el sabor del primer cigarrillo de la mañana

o el olor a pescado y barcos recién pintados.

Los desteñidos vestidos tendidos en cuerdas entre almendros en flor

o las montañas que los resaltan...

No, ninguna de esas cosas sola, sino todas juntas

desvelan que yo he aniquilado algo

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y que su presencia me va a torturar el resto de mi vida

porque no le hice caso mientras estuvo aquí.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Alrededores" 1972)

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Grito

Pude haber gritado

si no hubiera sido por el cielo.

Pude haber caminado

si no hubiera sido por la tierra.

Pude haber dicho todo

si no hubiera sido por el mar.

El cielo está cubierto de nubes.

La tierra está desnuda, agrietada y polvorienta.

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El mar no es nada

comparado con la distancia que hay entre tú y yo.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Puentes de sueños" 1998)

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Hablo de ti

Hablo de ti

y me es difícil hacerlo.

Así es que hablo de que hablo de ti

cuando hablo del otoño, de telarañas tan delicadas

como perdidas en los surcos por novias olvidadizas

de las pesadas gotas del rocío bajo el tardío sol vespertino

y más tarde de las largas sombras sobre la explanada

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de la tormenta que sacude las copas de los tilos

ya antes de que yo empiece a hablar de las estrellas

y del resplandor de las estrellas en los cristales rajados de la casa

que tintinean cuando ataca la helada de la noche

y todos los sonidos devienen penetrantes, cuando hablo

de todo esto, de todo esto que habla de ti

y de lo que es tan difícil hablar.

Así hablo de ti.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Los siete dormilones" 1969)

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La rosa de Lesbos

Una mujer desconocida me ha dado esta rosa

cuando yo estaba entrando en una ciudad desconocida.

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Y ahora que he estado en la ciudad

que he dormido en sus camas

y he jugado a las cartas bajo sus cipreses

ahora que me he emborrachado en sus tabernas

y he visto a la mujer ir de acá para allá y de allá para acá

ya no sé dónde voy a tirar la rosa.

En todos los sitios en que he estado flota su aroma.

Y en todos los sitios donde no he estado

yacen en el polvo sus marchitos pétalos arrugados.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Oda al pulpo y otros poemas de amor" 1975)

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Mentiras

Es mentira lo que escribí en la carta que quemé

que pienso todo el tiempo en ti.

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Pero yo pienso en ti casi todo el tiempo.

También es mentira que no pueda dormir:

Duermo muy bien y además sueño

con otras mujeres.

Pero cuando me despierto, inmediatamente pienso en ti.

A las hermosas mujeres que veo por la calle

las desnudo con la mirada mientras intento

no pensar en ti.

Y aspiro su aroma hasta que me desvanezco.

Pero en todas las comparaciones sales ganando tú,

y mi soledad.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Puentes de sueños" 1998)

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No deshagas la maleta

¡No deshagas la maleta! Inconscientemente

podría ocurrírsete desparramar su contenido

lo que te tentaría a ver un dibujo

como el de las letras de la palabra hogar.

Donde algo careciera de simetría

querrías tal vez colocar una planta

regada y empezar a querer apreciada.

¡No deshagas la maleta! Podría

estallar la guerra. O lo que es aún peor:

Podrías imaginarte que estabas enamorado

y como una inevitable consecuencia

mudarte a una calle con un nombre

y que las calles, no como ahora, no solo fueran calles

sino el caminar de los condenados a muerte en ellas.

¡No deshagas la maleta! Es mejor

ponerte una camisa arrugada

que una que haya estado tendida en un balcón

con vistas a algunas islas brumosas

y haya sido planchada por una mano amorosa,

es preferible el olor a naftalina que a espliego.

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Podrías creer que eres una flor.

!No deshagas la maleta! Déjala

junto a la pared en una habitación desnuda

donde una bombilla desnuda

no te deja dudar ni un instante

de dónde estás y quién eres en la Tierra.

¡No deshagas la maleta! Ni un segundo

antes de que puedas prescindir completamente de ella.

Y déjala en su sitio.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("El peso del polvo" 1992)

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Nuestro amor es como Bizancio

Nuestro amor es como Bizancio

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tuvo que haber sido

la última noche. Tuvo que haber habido

me imagino

un resplandor en los rostros

de los que se agolpaban en las calles

o formaban pequeños grupos

en las esquinas de las calles y en las plazas

hablando en voz baja,

un resplandor que tuvo que haberse parecido

al que tiene tu cara

cuando te echas el pelo hacia atrás

y me miras.

Me imagino que no hablarían

mucho y solo de cosas

bastante indiferentes,

que tratarían de hablar

y se detuvieron

sin haber llegado a decir

lo que querían

y lo intentaron de nuevo

y lo volvieron a dejar

y se miraron mutuamente

y bajaron la mirada.

Los iconos muy antiguos, por ejemplo

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tienen el mismo resplandor

que el flamígero fulgor de una ciudad en llamas

o el brillo que la muerte inminente

deja en las fotografías de muertos prematuros

en el recuerdo de los supervivientes.

Cuando me vuelvo hacia ti

en la cama, tengo la sensación

de entrar en una iglesia

que fue quemada

hace mucho tiempo

y donde solo ha quedado

la oscuridad en los ojos de los iconos

plenos de las llamas que los aniquilaron.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Oda al pulpo y otros poemas de amor" 1975)

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Seriedad

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Cómo habrías amado este lugar

las piedras calientes en el límite de la playa

ahora que sol y luna

brillan con la misma fuerza

y la misma dulzura.

Y en verdad lo amabas

-pero más ahora

cuando tú ya no estás

y yo lo amo

con una nueva seriedad: Aquella

con la que podría haberte amado

más que a mi propia vida.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Los gusanos de la puerta del cielo" 1995)

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Una de esas

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tú eres como una de esas

rosas, una

rosa roja

tan roja como nadie

jamás la vio

así, sí así

vi una de esas de verdad

veo que tú eres una rosa

así, una de esas de verdad

una de esas rojas, vista

así

una de esas...

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Miniaturas" 1967)

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Una vida

Encendiste una cerilla y su llama te cegó

de manera que no pudiste encontrar en la oscuridad lo que buscabas

antes de que la cerilla se consumiese entre tus dedos quemándote

y el dolor te hiciera olvidar lo que buscabas.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Era glacial" 1977)

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