7/25/2019 Hctor Alarcn - Laberintos Subterraneos

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Hctor Alarcn

Andar por la ciudad en ruinas, con los brazos amputados y la tristeza en

bandolera, transitar entre las estatuas de sal que venden peridicos, esperan

el tranva o exhiben su desnudez desde las alacenas.El drenaje vomita nuestra herencia.

Silenciosa, la desilusion toma las banquetas.

Boquetes en el aire dejan escapar algunos sueos.Los muros se desgarran a punta de gritos.

Y parece que no pasa nada.

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scarbar entre los pedazos desgajados de ciudad: Humeantes,

como mis hombros, salitrosos de plvora, como los pliegues de

la rodilla, desdoblando un fuego blanco y torpe, como la

memoria.

Andar como si quedarn caminos o espejos que encontrar, husmear entremansiones apocalpticas y templos desmoronndose.

Saludar ngeles de espada indigente y doblemente apenada, saber que la

prxima calle ser otro ladrido sin piel.

Saberse cclicamente hurfano.

Y volver a escarbar las propias ruinas, hasta llegar a la plaza de laDesesperacin.

entre los despojos de la ciudad, televisores semi-enterrados

remedan los lamentos del chamn: invocan, cnicos, a los dioses

subterrneos y sus cdices confusos, a la ternura de los que an

se quieren y al pedazo de temor que nos sostiene.

Sabes que estn perdidos: en esta era de relmpagos, su voz hueca no es

ms que un responso: cncavo, salado, enfermizo. Son espectros

llameantes que titilan en mataderos abandonados.

Los televisores vomitan su clamor de pramo: mendigan tus pasos, tu faltade destino, suplican. A su mirada temible slo le queda suplicar.

Hctor Alarcn, 2003

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