Hasta el ronquillo 6 sep 97

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HASTA EL RONQUILLO 6 de Septiembre de 1997

Aquel sàbado salimos muy temprano desde casa. Paco Avila, Sergio, El Tovar y yo. La meta era llegar al Ronquillo. Eran las siete y media de la mañana. El fresco mañanero nos daba en la cara en forma de suave brisa cuando llaneabamos por el carril que conduce a Alcalà del Rio. Entramos al pueblo por la presa, la ùltima que embalsa al rio Guadalquivir antes de su desembocadura en Sanlucar. Y aunque de un rio se trata huele a mar. Y es que desde aquì, el Guadalquivir, mas que un rio es una ria, nos trae el mar con su mareas y sus peces, hasta un delfin subiò alguna vez, que para eso vino la novia de Sergio a asistirlo segùn nos contò mientras pedaleabamos en cadencia de paseo. - ¡Plato chico, piñon grande, que viene cuesta arriba! Es la primera de la jornada. Alcalà està en alto y tenemos que subir arriba por la antigua carretera que atraviesa el pueblo. El cuerpo se pone calentito. Buscamos el carril que en lìnea recta nos lleva hasta Guillena. Un par de perros Doberman de fiera planta frenan a Paco que se habia puesto en cabeza despues de un cuestecita que cruza un arroyo. Los pasamos guardandoles la distancia a pesar de que los bichos estan encerrados. - ¡Al de Banesto que estrena culote¡ - ¡Coño, ese soy yo, gracias Paco. El camino llega al rio, el ribera de Huelva y lo vadea. Tenemos que atravesarlo y todos nos paramos. - ¡joder, pues viene cargado el rio! ¿Què hacemos? - ... pasarlo.... El Paco se lanza sin pensarlo dos veces. Los demas nos quedamos mirando como se queda clavado en mitad del agua y tiene que apoyarse poniendo el pie que, obviamente, queda sumergido en el lìquido elemento. Habia intentado cruzar por el sitio mas profundo y las leyes del vadeo de rios dicen que hay que hacerlo por la parte mas superficial. Asì que nosotros, fieles cumplidores de esas normas,asì lo hicimos y sequitos nos plantamos en la otra orilla. Cuando miramos para atras pudimos ver la luz àun rojiza del sol reflejandose en el rio. Era una bonita estampa aunque esta zona de la ribera està muy estropeada y sucia.

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Al entrar en el pueblo nos liamos un poco por el callejeo pero como caida del cielo se nos apareciò una diosa que nos mostrò el buen camino. Faltò tiempo para preguntarle. Se trataba de una moza de buenisima planta y mejor cuerpo, alta y de pelo moreno rizado - ¡por allì ! - por donde tù digas hija,. Gracias A Sergio se le despertò la "libido" y en la retina de sus ojos quedò para siempre la imagen de aquella moza guillenense...¡ole! .....y....farmaceutica porque alguien,al ver la bata blanca doblada sobre su brazo, pensò que lo era. Salimos del pueblo con el buen sabor de boca que deja ver a una buena mujer. Hicimos un par de kilometros por la carretera que va a las Pajanosas para luego coger el carril que lleva al embalse del Gergal. Abrimos una cancela que nos prohibia el paso porque la moneda de Sergio nos diò cara, si llega a salir cruz no sè que hubieramos hecho. El caso es que entramos y empezamos a disfrutar de aquel paraje. Quien se privaba de aquello. Los conejos y las liebres se nos cruzaban por el camino, las perdices y los pàjaros arrancaban a volar. El matorral, las encinas, los pinos....El camino con vueltas y revueltas, con subidas y bajadas, en cornisa, bordeando el embalse.... Hacemos la primera parada en una casa abandonada, allì asentada por la vista y el dominio que tiene sobre el pantano (antes sobre el rio) y el pueblo de Guillena. Paco saca sus dàtiles, Sergio los suyos, el otro sus manzanas y yo no saco nada.... ¡valiente menù! Llegamos a un salto de la Sevillana de electricidad y allì un poblado pequeño, perdido. El sitio es bonito pero el calor se hace sentir. Paramos en una fuente de agua para deleitarnos en el refresco pero està seca. Mal presagio. A partir de aqui el camino se hace mas duro. Tenemos que subir hasta la salida a la carretera, justo a la mitad de la cuesta de la media fanega. La subida es larga. El calor aprieta y el agua escasea. Son los momentos en que se ponen a prueba la resistencia y la capacidad de sufrir. El camino sigue siendo bonito, bien asfaltado, estrechito, sorteando los alorconoques y encinas que dan sombra y hacen mas llevadera la dura ascension. Sergio se va, el Tovar le sigue, Paco y yo nos quedamos rezagados. Cuando llegamos arriba nos estaban esperando el par de escapados que parecen que tengan lombrices con tanto correr en las cuestas arriba..... Ahora viene lo que nos gusta a todos, un buen descenso por un piso bien asfaltado y con tràfico 0. Una bajada asì es, casi, como volar. Te dejas llevar y ya està. Despues de tanto esfuerzo para subir esto es como un premio, se goza doblemente. Son curiosas las exclamaciones: cuando uno sube dice....¡fuf!....; cuando baja grita....¡guuuuaaaauuuu1....

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El punto mas bajo esta en el puente que cruza el rio. A partir de aqui se inicia una nueva subida pero en esta ocasion no hay porquè hacerla entera: - A 200 mts nos salimos por el carril que sale a la derecha - ¡ Biiiien, barba !. Me vuelvo a quedar rezagado. Veo una fuente de agua. Me paro para refrescarme y llenar mi bote. Cuando reemprendo la marcha he perdido de vista al personal. Subo mis 200 mts, me desvio por el carril a la derecha y no veo a nadie. - ¡¡¡Paco!!!...¡¡¡Sergio!!!....-silencio, no contestan- ¡ostia! Esta gente han seguido para arriba, veras cuando se den cuenta..... Aparco mi bicicleta, saco un melocoton y a la sombrita de un chaparro me siento tranquilamente...ya vendran...¿què voy hacer?.. A los diez minutos aparece Paco: - ¡Jose Luis!...¿Donde estas?... - Estoy aquì abajo - ¡La madre que te pariò! ¿Què haces ahì? - Es por aquì, Paco, teneis que bajar... -¡ Me cago en la leche! Voy avisar a estos... Ahora si bajan todos. Es bonito el reencuentro: - ¡Barba!..eres un gracioso.... Este "cominito" a mas de uno lo ha dejado listo. Bromeamos con lo ocurrido porque la cosa ha tenido gracia. Comemos algo de fruta, Sergio con càscara porque segun el Dr. MAX....la piel de la fruta tiene hierro, fòsforo, sales, minerales y de las otras, azùcar, chocolate, hasta un poco de gases nobles...¡ole!, muy recomendable en aquellos casos en los que uno sube una cuesta que no tiene porque subirla.... Seguimos nuestro camino. Ahora por un carril que bordea el pantano de la Minilla. Es una antigua via de tren abandonada. Està en muy mal estado. Los baches se hacen notar de manera especial en las posaderas. La vista del embalse no es agradable porque està muy bajo el nivel de agua. Se puede ver el puente antiguo que cruza el rio por la carretera que va dese el Ronquillo a Castillo de las Guardas. Normalmente este puente està cubierto por las aguas en invierno.Todo muy reseco.

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Son las 13 horas del mediodia y nos queda lo peor: subir al Ronquillo. Desde el puente son tan solo tres kilometros pero estamos a 100 mts de altitud y el pueblo a 334 mts, o sea un desnivel considerable. Es el momento mas difìcil y duro. Llevamos 60 kms recorridos y nos queda subir arriba y el retorno. Son momentos de vacilaciones: - ¡señores yo me vuelvo en el autobus ¡ - ¿Què dices? hasta aqui hemos venido juntos, volvemos juntos tambien. Sacamos fuerzas de flaqueza. La subida se hace larga, pesada, muy dura. Tramos a pedal, otros a pie. Sergio con su poderio tira para adelante sin muestras de cansancio, Paco Tovar tambien nos saca ventaja y Paco Avila y yo llegamos arriba como pudimos, medio derrengados y media hora mas tarde...pero llegamos. Entramos en el pueblo y lo primero que hicimos fue preguntar el horario de los autobuses: - a las cuatro y media salimos. - ¿podemos subir las bicicletas? - No hay problema. Eran las dos y media y buscamos un sitio para comer. " Menù por 800 ptas.: Dos huevos fritos con pimiento, patatas y un filete. Gazpacho y todo el pan que quiera". - ¡Maestro cuatro menus! Todo entrò como la seda, junto con la cerveza. ¡Què bien nos sentò!. Las cosas empezaron a verse de otra manera y es que...¡estabamos esmayaos!.... - Dejarse de autobus y de coñas, volvemos a pedal - ¡Eso...! - ¡Biiiieeen! - ¡venga! Sergio le diò un toque màgico a Paco Avila en el cogote y lo dejò nuevo. Se puso el tio como una moto. Modificamos el itinerario de vuelta. Teniamos previsto volver por Castilblanco de los Arroyos y decidimo hacerlo por la carretera general hasta las Pajanosas y desde allì bajar hasta Guillena. A las Tres y media estabamos pedaleando otra vez. Lo mas duro fue la subida de la media fanega, todo un clàsico del ciclismo sevillano,

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creo que tiene una pendiente del 10 % y nosotros la subimos a la 4 de la tarde de un caluroso 6 de setiembre. ¡Ahì queda eso!. En la Venta del Alto paramos para recuperar fuerzas. La gente que estaba allì pensaria que estamos majaras. Quizà no les falte razon pero solo asì se puede sentir la grandeza y la satisfaccion de este deporte "no competitivo". A partir de aqui ya fuimos bajando hasta Guillena. Fueron casi 20 Kms. que los hicimos en media hora. A las 6 de la tarde estabamos en casa. Por primera vez hemos superado el centenar de Kms. Estamos satisfecho de ello no tanto por la cantidad de kms. recorridos sino por la capacidad del grupo de haber superado aquel momento en el que todo se nos ponia, y nunca mejor dicho, muy cuesta arriba. ¡Enhorabuena!..........