Hansel y Gretel

36
Hansel y Gretel Cuento Tradicional Infantil Adaptación Hilda Luisa Díaz-Perera Ilustraciones de Yuri Mendoza Grupo CAÑAVERAL, Inc. Conocer nuestra cultura es conocernos a nosotros mismos.”

description

Es un cuento infantil, que muetra la vida de unos niños que tienen una infancia muy difucil

Transcript of Hansel y Gretel

Page 1: Hansel y Gretel

Hansel y Gretel

Cuento Tradicional Infantil

Adaptación Hilda Luisa Díaz-Perera

Ilustraciones de Yuri Mendoza

Grupo CAÑAVERAL, Inc.

Conocer nuestra cultura es conocernos a nosotros mismos.”

Page 2: Hansel y Gretel

Grupo CAÑAVERAL, Inc. La música es cultura. Conocer nuestra cultura es conocernos a nosotros mismos.

Hansel y Gretel Cuento Tradicional Infantil-TGC-101001-BK Adaptación: Hilda Luisa Díaz-Perera Ilustraciones: Yuri Mendoza

Publicado y Distribuido por: Grupo CAÑAVERAL, Inc. 1510 9th Street, S.W. Naples, FL 34117 ACCESO GRATIS: 1-888-226-8273 (1-888-CANTARÉ) TELEFÓNO: (239) 455-8407 FAX: (239) 353-7091 SITIO INTERNET: http://www.hispanicmusic.com y http://www.josemarti.org CORREO ELECTRÓNICO: [email protected] ©2005 por Hilda Luisa Díaz-Perera. Derechos reservados. Este libro no puede ser reproducido ni transmitido, por partes o en su totalidad, en ninguna forma (grabaciones, fotocopias, escaneo, internet, existentes o por inventarse, etc.) sin la

Serie Infantil “Había una vez…”

Page 3: Hansel y Gretel

Hansel y Gretel

Cuento Tradicional Infantil

Adaptación Hilda Luisa Díaz-Perera

Ilustraciones de Yuri Mendoza

Grupo CAÑAVERAL, Inc.

Conocer nuestra cultura es conocernos a nosotros mismos.”

Page 4: Hansel y Gretel
Page 5: Hansel y Gretel

DEDICATORIA

Para mis nietos. ¡Nunca olviden el español!

Abita

Page 6: Hansel y Gretel
Page 7: Hansel y Gretel

HANSEL Y GRETEL

Había una vez un leñador viudo, muy pobre, que vivía en una

pequeña choza de madera a la orilla del bosque. El leñador tenía dos

hijos rubios como el sol. El niño se llamaba Hansel y la niña se llamaba

Gretel. Hansel y Gretel querían mucho a su papá, porque no tenían

mamá.

Los tres formaban una familia feliz, y aunque eran en verdad

muy, muy pobres, en la pequeña choza siempre se sentía el amor y la

felicidad. Las flores crecían silvestres alrededor de la humilde casita,

como si se sintieran felices de estar cerca de la familia del leñador.

7

Page 8: Hansel y Gretel

8

Page 9: Hansel y Gretel

Los animales del bosque llegaban sin miedo hasta la puerta. Hansel

y Gretel los esperaban allí para jugar con ellos y darles de comer.

El padre a veces miraba a sus hijos y pensaba:

— ¡Mis pobres niños no tienen mamá! ¿Qué sería de ellos si

algo me pasara a mí? Debo casarme para que en esta casa haya el

calor de una esposa. Debo buscar una buena mujer, para que mis

hijos crezcan con una mamá que los quiera y que los cuide.

Y así fue. Un buen día el leñador se casó y trajo a la nueva

esposa a vivir a su choza cerca del bosque. Al principio la madrastra

de Hansel y Gretel parecía querer a los niños. Les hacía dulces y

galletitas que ellos comían golosamente y compartían con las

ardillas. Limpiaba la casa, cocinaba, lavaba la ropa y se le oía cantar

de sol a sol. El leñador se sentía satisfecho y pensaba:

— ¡Qué dicha! ¡Mi esposa es una buena mujer y además quiere

mucho a mis hijos!

9

Page 10: Hansel y Gretel

Pero, ¡qué lejos de la realidad estaba el pobre leñador! A los

pocos meses la mujer del leñador comenzó a quejarse por todo: que

la choza era muy pequeña, que los niños la volvían loca, que el leñador

trabajaba demasiado, que el dinero no alcanzaba para mantener a

toda la familia, que no había ¡ni para los ratones!

—Ten paciencia, — le decía el leñador, — las cosas van a cambiar

muy pronto. ¡Ya verás!

Pero ella le contestaba en mala forma:

— ¿Paciencia? ¿Dijiste paciencia? ¡Cómo se ve que te la pasas

fuera y no aquí encerrado como yo, con estos chiquillos que me

vuelven loca!

— Joaquín, — le decía a su marido, — tus hijos son una carga.

Están todo el día come que te come y nosotros no tenemos ni un

centavo.

—¡Mira, mira, — mira los trapos conque me visto! ¿Crees que

10

Page 11: Hansel y Gretel

estos harapos son para una mujer como yo? ¡Anda, dime! — gritaba

furiosa.

— ¡Calla, mujer, por Dios, que te van a oír en el pueblo!

Pero la mujer seguía gritando y quejándose. El leñador se

quedaba callado, muy triste, y salía al jardín para no escucharla. Se

encogía de hombros, tomaba el hacha, y se adentraba en el bosque.

Allí se pasaba el día cortando árboles y recogiendo ramas secas que

luego vendía en el pueblo por un puñado de monedas.

Un buen día, al regresar del bosque tarde en la noche, el

leñador encontró a su mujer esperándolo en la puerta de la choza.

El pobre hombre venía cansado de trabajar y los chillidos de la

esposa lo ensordecieron:

— ¡No quiero tener a estos niños aquí! — gritaba la mala mujer.

— ¡Pero amor! — decía él — ¿qué voy a hacer?

11

Page 12: Hansel y Gretel

12

Page 13: Hansel y Gretel

— ¡Ya te diré lo que vamos a hacer! Mañana mismo, los llevas

al medio del bosque y los dejamos allí. ¡No los quiero ver más nunca!

¿Oíste bien?

— ¿Pero cómo me vas a pedir eso?

— ¡Ni una palabra más! ¡Esos niños se van de esta casa mañana

mismo!

Hansel y Gretel que no podían dormir, escucharon los planes

de la madrastra. Gretel comenzó a llorar.

—Gretel, no llores— dijo Hansel en voz baja para que no lo

escucharan, —¡ya verás, nada nos va a suceder! ¡Duérmete y

déjamelo todo a mí!

Hansel se puso el abrigo y salió al jardín por la puerta de

atrás, con cuidado de no hacer ruido. Bajo la luz de la luna se veían

las piedrecitas que brillaban como si fueran pequeñas estrellas.

13

Page 14: Hansel y Gretel

Hansel llenó de piedrecitas los bolsillos de su abrigo.

A la mañana siguiente, antes que saliera el sol, la madrastra

despertó a los niños diciéndoles:

— ¡A levantarse ya! Vamos a ir al bosque a cortar leña.

La madrastra le dio a cada uno un pedazo de pan y les

advirtió:

— Guarden este pan para la comida. Si se lo comen antes se

quedarán con hambre pues no hay más.

Los cuatro caminaron hacia al bosque y a cada cierto tramo,

Hansel soltaba una piedrecita, sin que la madrastra y el leñador se

dieran cuenta. Cuando llegaron al medio del bosque era el mediodía.

El leñador les dijo a sus hijos que recogieran un poco de ramas secas

para hacer un fuego. Los niños obedecieron y cuando las llamas

estaban ya bastante altas, la madrastra les dijo:

14

Page 15: Hansel y Gretel

—Ahora acuéstense a descansar mientras nosotros

recogemos la leña. Cuando hayamos terminado vendremos por

ustedes.

Hansel y Gretel obedecieron a su madrastra e hicieron

exactamente lo que ésta les mandó. Se sentaron junto al fuego, y a

las doce del día se comieron el pan. Los niños pensaban que sus

padres estaban en verdad cortando leña, pues podían escuchar a lo

lejos los golpes de un hacha derribando un árbol. Aburridos y

cansados, Hansel y Gretel pronto se durmieron profundamente.

Cuando al fin despertaron era ya de noche y Gretel comenzó a

llorar. ¿Cómo regresarían? ¿Cómo saldrían del bosque? Hansel,

como siempre, consoló a su hermana:

—Esperemos a que salga la luna, Gretel, y entonces podremos

regresar sin ningún problema.

15

Page 16: Hansel y Gretel

16

Page 17: Hansel y Gretel

Y efectivamente, al salir la luna, Hansel tomó a Gretel por la

mano, y juntos anduvieron el camino que Hansel había hecho con las

piedrecitas. Caminaron toda la noche y al romper el día llegaron a la

choza de su padre. Tocaron a la puerta y les abrió la madrastra

enojada que los regañó:

— ¡Niños malcriados! ¿Cómo es posible que se hayan pasado

toda la noche durmiendo en el bosque? ¡Pensábamos que no

volverían a casa más nunca!

¡El padre estaba muy contento! ¡Sus hijos habían regresado!

Al poco tiempo, los niños volvieron a escuchar las quejas de la

madrastra:

— ¡Se nos ha acabado toda la comida! ¡Sólo queda la mitad de

un pan! ¡Después no sé qué vamos a hacer! Tendremos que

deshacernos de los niños. Los llevaremos bien adentro del bosque y

17

Page 18: Hansel y Gretel

allí los dejaremos. ¡Así no podrán encontrar el camino a la casa!

Hansel había escuchado todo lo que su madrastra había dicho.

Se levantó, se puso su abrigo y trató de abrir la puerta de atrás

para salir a buscar las piedrecitas. Pero su madrastra la había

cerrado con llave y Hansel no pudo abrirla. Hansel le aseguró a su

hermanita:

— ¡No te preocupes, Gretel, que ya encontraremos una

solución!

A la mañana siguiente la madrastra vino a despertar a los niños

y a cada uno le dio un pequeño pedazo de pan. Mientras se iban

adentrando en el bosque, Hansel iba tirando migajas del pan que le

había dado su madrastra, para marcar el camino y después regresar.

Esta vez, la mala mujer los llevó muy adentro del bosque, oscuro y

solitario. Hansel y Gretel nunca habían estado allí. Hicieron una

18

Page 19: Hansel y Gretel

fogata grande y la madrastra volvió a decirles:

—Quédense aquí niños y pórtense bien. Nosotros vamos a

cortar leña y en la noche cuando vayamos a regresar, vendremos por

ustedes.

Al mediodía, Gretel compartió su pequeño pedazo de pan con

Hansel que había usado el suyo para marcar el camino a casa.

Después se acostaron a dormir. Cuando se despertaron era ya muy

tarde, estaba muy, muy oscuro y se dieron cuenta que nadie los había

venido a buscar. Hansel dijo:

—¡No llores hermanita. Esperaremos un rato a que salga la

luna para poder ver las migajas de pan que nos llevaran a casa.

Pero al salir la luna no encontraron ni una migaja de pan porque

los pajaritos del bosque se las habían comido.

19

Page 20: Hansel y Gretel

20

Page 21: Hansel y Gretel

Aún así, Hansel y Gretel pensaron que podrían encontrar la

choza. Caminaron mucho, un día entero y hasta tarde en la noche,

pero mientras más caminaban, más se adentraban al bosque. Ya

tenían mucha hambre y mucho sueño. Por fin llegaron al pie de un

árbol muy frondoso y se acostaron a dormir.

A la mañana siguiente, oyeron un hermoso pajarito, blanco

como la nieve, que cantaba dulcemente en una de las ramas del

árbol. Cuando el pajarito terminó de cantar, abrió sus alas y salió

volando. Hansel y Gretel lo siguieron hasta que llegaron a una

pequeña casita.

El pajarito se paró en el techo. Al acercarse, se dieron

cuenta que las paredes de la casita estaban hechas de pan, el techo

de bizcochos, y las ventanas de azúcar transparente.

— ¡Qué suerte, Gretel! ¡Esta casa está hecha de dulces!

21

Page 22: Hansel y Gretel

¡Y con el hambre que tenemos! ¡Yo me voy a comer un pedazo del techo! — ¡Y yo un pedacito de ventana!

Empezaron a comer un pedacito aquí y otro allá y de pronto

escucharon una voz que venía de adentro y que les decía:

“Come, come el ratoncito,

¿quién se come mi techito?

Y los niños contestaron:

“Es sólo el vientecito,

es sólo el vientecito.”

Los niños siguieron come que te come porque tenían

mucha hambre. Hansel se subió al techo y partió un gran pedazo

para comérselo y Gretel bajó un cristal redondo de una ventana para

chuparlo como si fuera un caramelo. De pronto la puerta de la

22

Page 23: Hansel y Gretel

casita se abrió y salió una anciana apoyándose en una muleta. Hansel

y Gretel se sintieron llenos de miedo y dejaron caer al suelo lo que

tenían entre las manos.

— ¡Ah! ¡Mis queridos niños! ¡Pobrecitos! ¿Cómo han llegado

hasta aquí? ¡Pero, entren, entren! ¡Se pueden quedar conmigo!

¡Nunca serán una carga!

La anciana tomó a cada uno de los hermanitos por la mano y

los condujo al interior de su casa. Allí, sobre la mesa, encontraron

una maravillosa comida. Tomaron leche y comieron panquecas, con

azúcar, manzanas y nueces. Después de comer, los llevó a un

pequeño cuarto donde había dos camitas blancas, y Hansel y Gretel

se acostaron en ellas y se durmieron profundamente.

Pero la anciana que no era ni buena ni bondadosa, sino una

bruja muy mala, había construido la casita de bizcocho para atraer a

23

Page 24: Hansel y Gretel

24

Page 25: Hansel y Gretel

los niños como Hansel y Gretel que se perdían en el bosque. Cuando

ya los tenía dentro, los cocinaba y se preparaba un gran banquete.

Los ojos de la bruja eran rojos y no podía ver muy bien, pero

sí tenía un buen sentido del olfato, como las bestias, y sabía cuándo

había seres humanos rondando su casita. Al darse cuenta que

Hansel y Gretel se acercaban, soltó una terrible carcajada y dijo

triunfante:

— ¡Ya son míos y no se me escaparán!

Temprano en la mañana, la bruja entró al cuarto donde

dormían los niños plácidamente, sus cachetes rosados sobre la

almohada.

— ¡Qué maravillosa cena la que me voy a preparar con estas

criaturas!

Entonces agarró a Hansel con su mano huesuda y lo metió en

25

Page 26: Hansel y Gretel

26

Page 27: Hansel y Gretel

una pequeña jaula y aunque el niño lloraba y gritaba de nada le sirvió.

Después buscó a Gretel y sacudiéndola le dijo:

— ¡Levántate, haragana! ¡Ve a buscar agua y cocínale algo a tu

hermano! ¡Está metido en la jaula y debe comer mucho para que

engorde! ¡Cuando esté bien gordito, me lo comeré completito!

La pobre Gretel comenzó a llorar desconsoladamente, pero no

le quedó más remedio que hacer lo que la bruja le exigía.

Y desde ese momento las mejores comidas se preparaban para

Hansel mientras que la pobre Gretel sólo recibía pan viejo. Todas

las mañanas la bruja se acercaba a la jaula y le decía al niño:

— ¡Déjame verte! ¡Déjame verte el dedo a ver si pronto

estarás lo suficientemente gordo para comerte!

Hansel no era tonto. Siempre le enseñaba un hueso

27

Page 28: Hansel y Gretel

pequeño, y la mujer que no veía bien, se preguntaba cómo era posible

que con la comida que le daba, aquel niño no acababa de engordar.

Al cabo de cuatro semanas, la bruja perdió la paciencia y no quiso

esperar más:

— ¡Mañana me como a Hansel esté gordo o esté flaco!

¡Oh qué tristeza sintió la pobre Gretel al oír a la bruja!

Lloraba y lloraba al pensar en la horrible suerte de su hermanito!

— ¡Cállate te digo, niña! Tus quejas y lamentos no cambiarán

nada, ¡ya está decidido!

A la mañana siguiente, Gretel se levantó, hizo el fuego, buscó

el agua y la puso a hervir.

—Primero hornearemos el pan. Ya yo lo amasé y el horno se

está calentando.

28

Page 29: Hansel y Gretel

— ¡Métete, métete a ver si está listo para hornear el pan!

Una vez que Gretel estuviera adentro la bruja planeaba cerrar la

puerta para cocinarla y comérsela también. Pero Gretel se dió

cuenta de las intenciones que tenía la bruja y le dijo:

—Yo no sé cómo hacerlo. ¿Por qué no me enseñas?

— ¡Estúpida! — gritó la bruja, — el hueco de la puerta es

grande. ¡Fíjate que hasta yo me puedo meter!

La bruja se agachó y metió la cabeza dentro del horno. Gretel

aprovechó el momento y sin pensarlo dos veces, con toda su fuerza

le dio un buen empujón para meterla más adentro, cerró la puerta y

bajó la barra para que la mala mujer no se pudiera escapar. La

bruja gritaba y gritaba, pero Gretel salió corriendo y abrió la jaula

donde estaba Hansel.

Los dos hermanos se abrazaron felices. ¡Ya eran libres!

29

Page 30: Hansel y Gretel

30

Page 31: Hansel y Gretel

¡La mala bruja nada les podía hacer! Entonces como no tenían

nada a qué temerle, registraron toda la casa y encontraron en cada

rincón unos cofres llenos de perlas y piedras preciosas.

¡Esto era mucho mejor que las piedrecitas! Hansel se llenó los

bolsillos de su pantalón con las piedras preciosas. Gretel, pensando

que ella también podría llevarse algo, llenó su delantal.

—Ahora Gretel, ¡a correr! ¡A escaparnos del bosque de la

bruja!

Después de caminar un largo rato, llegaron a un inmenso lago

pero no había piedras ni un puente para cruzarlo.

—Ni tampoco hay un bote, — dijo Gretel, — pero ahí viene un

pato blanco. Le pediremos que nos cruce a la otra orilla.

Así lo hicieron y el pato los ayudó a cruzar el lago. Hansel y

31

Page 32: Hansel y Gretel

32

Page 33: Hansel y Gretel

Gretel siguieron caminando y a medida que caminaban todo se iba

haciendo más y más conocido, hasta que por fin, a lo lejos, vieron la

choza de su padre. Empezaron a correr hasta que llegaron a la

puerta.

Allí estaba el papá que los recibió muy contento, dándoles be-

sos y abrazos, ya que no había tenido un minuto de paz desde que

había dejado a sus hijos en el bosque. La mala madrastra se había

ido muy lejos de allí. Entonces Gretel abrió su delantal y al suelo

cayeron las perlas y las piedras preciosas. Hansel también sacaba

puñados del tesoro de sus bolsillos. Desde entonces no hubo más

pobreza en aquella choza. Vivieron para siempre, el padre y sus dos

hijos llenos de amor y felicidad... y colorín, colorado este cuento se

ha terminado y el tuyo no ha comenzado…

33

Page 34: Hansel y Gretel

34

Page 35: Hansel y Gretel

“Ser cultos para ser libres.” José Martí

Page 36: Hansel y Gretel

Hansel y Gretel Adaptación de

Hilda Luisa Díaz-Perera fue terminado de imprimir en

Naples, Florida, EEUU el 5 de enero del 2005