Hago Lo Que No Quiero Hacer

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HAGO LO QUE NO QUIERO HACER por: Pr Radames Petterson Bens Dime si te resultan familiares las frases siguientes: - Sé perfectamente que está mal, sin embargo lo hice, no se porque no pude contenerme. - Yo no quería hacerlo, pero fue más fuerte que yo y lo hice, y ahora me siento muy mal. - He orado y le he pedido a Dios perdón y que me ayude a no hacer esto de nuevo, y sin embargo caigo una y otra vez, no se que hacer. - Me duele mucho esto que hago, me siento muy mal delante de Dios, pero siento que no puedo evitarlo, creo que estoy perdido, quisiera morirme. Todas estas frases, han sido parte de mi vida en algún momento de mi existencia y sé que hoy día muchos hermanos sufren de forma similar. Y para mi sorpresa el mismísimo apóstol Pablo se sintió alguna vez de la misma manera pues escribió: “Lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que detesto, eso hago.” (Romanos 7.14) Todos los creyentes en Cristo que de forma genuina amamos a Dios sufrimos en nuestra conciencia y en nuestro corazón cuando sabemos que hemos hecho algo que no le agrada a Dios que además entorpece nuestra comunión con Él, y por lo tanto debemos entender las causas que nos motivan a cometer tales acciones. Pablo mismo explicó la causa cuando dijo: “De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que está en mí.” (Romanos 7.17) El problema esencial contra el cual buena parte de la comunidad cristiana se enfrenta, es la presencia del pecado en su corazón, pues no han comprendido verdaderamente el alcance del sacrificio expiatorio de Jesucristo, quien como cordero de Dios, quitó absolutamente todos los pecados de la humanidad (Juan 1.29), es decir que Cristo nos liberó no solo de los pecados del pasado sino inclusive de los pecados futuros y por supuesto que también nos ha liberado de los pecados actuales. Si el Cristiano permite que el pecado permanezca en su corazón, entonces será este pecado el que tome el dominio y le haga cometer pecado delante de Dios.

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HAGO LO QUE NO QUIERO HACER

por: Pr Radames Petterson Bens

Dime si te resultan familiares las frases siguientes:

- Sé perfectamente que está mal, sin embargo lo hice, no se porque no pude contenerme.

- Yo no quería hacerlo, pero fue más fuerte que yo y lo hice, y ahora me siento muy mal.

- He orado y le he pedido a Dios perdón y que me ayude a no hacer esto de nuevo, y sin embargo caigo una y otra vez, no se que hacer.

- Me duele mucho esto que hago, me siento muy mal delante de Dios, pero siento que no puedo evitarlo, creo que estoy perdido, quisiera morirme.

Todas estas frases, han sido parte de mi vida en algún momento de mi existencia y sé que hoy día muchos hermanos sufren de forma similar. Y para mi sorpresa el mismísimo apóstol Pablo se sintió alguna vez de la misma manera pues escribió:

“Lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que detesto, eso hago.” (Romanos 7.14)

Todos los creyentes en Cristo que de forma genuina amamos a Dios sufrimos en nuestra conciencia y en nuestro corazón cuando sabemos que hemos hecho algo que no le agrada a Dios que además entorpece nuestra comunión con Él, y por lo tanto debemos entender las causas que nos motivan a cometer tales acciones. Pablo mismo explicó la causa cuando dijo:

“De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que está en mí.” (Romanos 7.17)

El problema esencial contra el cual buena parte de la comunidad cristiana se enfrenta, es la presencia del pecado en su corazón, pues no han comprendido verdaderamente el alcance del sacrificio expiatorio de Jesucristo, quien como cordero de Dios, quitó absolutamente todos los pecados de la humanidad (Juan 1.29), es decir que Cristo nos liberó no solo de los pecados del pasado sino inclusive de los pecados futuros y por supuesto que también nos ha liberado de los pecados actuales.

Si el Cristiano permite que el pecado permanezca en su corazón, entonces será este pecado el que tome el dominio y le haga cometer pecado delante de Dios.

La reincidencia en el pecado obedece a la terrible confusión de la cual muchos hemos sido presa, pues a veces entendemos al remordimiento como si se tratara del arrepentimiento, el Señor Jesús fue claro cuando dijo “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Lucas 5.32)

El remordimiento es la sensación de tristeza, preocupación, angustia o dolor a causa de algo que hicimos mal noten lo que pasó en el siguiente pasaje “Cuando el centurión vio

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lo que había acontecido, dio gloria a Dios diciendo: ? verdaderamente este hombre era justo. Toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho.” (Lucas 23.47-48) Aquí la gente no se arrepintió verdaderamente de haber crucificado al Señor, sino que sencillamente se sintieron mal después de haber apreciado el espectáculo que les significó Su crucifixión y ante la declaración del centurión quien dijo “en verdad este hombre era justo”.

El arrepentimiento al que hemos sido llamados, precede al remordimiento y además exige, volvernos atrás y dejar de hacer el mal que estábamos haciendo.

Pablo en su angustia exclamó: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7.24) Así que para vencer al pecado que mora en cada uno, primeramente debemos reconocer y aceptar que Jesucristo nos ha limpiado de todo pecado, y si no lo sientes así entonces debes pedirle perdón a Dios, y aceptar y recibir a Jesucristo como tu único y suficiente Salvador. En seguida debemos recurrir a la confesión y arrepentimiento de eso que hicimos mal en apego a 1 de Juan 2.1 “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” Asimismo debemos rendir nuestra debilidad al Señor, y pedirle que sea Él quien tome la victoria sobre el pecado en nosotros.

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Romanos 8.1-2)

“Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréi s. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8.12-15)

Es importante ejercitar la vida en El Espíritu, orando en todo tiempo (Lucas 21.36), escudriñando la Escritura (Juan 5.38), no dejando de congregarnos (Hebreos 10.25), predicando el Evangelio de la Salvación.

Nunca olvides que “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4.13)

LAS PALABRAS DE FE SALEN DEL CORAZÓN

Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito; creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamas.” (2 Corintios 4:13).

En más de 30 años de ministerio no puedo decirles cuántas veces he fallado ¡y fallado de verdad!

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Ha habido momentos en los que nuestras circunstancias parecían oscuras e imposibles. Momentos en los que no teníamos suficiente dinero para pagar las cuentas del ministerio. Momentos en los que nos hemos dejado llevar hasta el desánimo por no haber actuado según la forma en que sabíamos y se suponía que debimos haber actuado. Durante esos momentos habríamos fallado en no haber dicho las cosas correctas, lo que la Palabra de Dios dice respecto a nuestra situación.

Mas luego hemos oído un mensaje predicado en una asamblea o tal vez hemos escuchado alguna grabación plena de fe que nos devolvió directo hacia la fe. Como resultado, nos hemos levantado, hemos tomado el poder de nuestras palabras, nos hemos arrepentido por nuestra falta de fe y de otros errores que habíamos cometido en el proceso y hemos corregido nuestro pensamiento y nuestras palabras.

En todo momento, Dios nos condujo hasta un lugar de victoria. En todo momento salimos del problema después de pronunciar no palabras comunes y corrientes, no únicamente palabras exactas, sino palabras de fe que salían de nuestro corazón.

Si usted está pasando alguna dificultad ahora, quiero que sepa que la diferencia entre permanecer bajo esa dificultad o superarla está en las palabras de fe que hable.

A menudo es el paso que falta a los creyentes que están haciendo muchas cosas correctas. Pueden estar caminando en la verdad y viviendo vidas con fe y diligencia. Pueden estar sembrando y cosechando y aun así no prosperar tanto como querrían o deberían. La verdad es que no recibirán todos los deseos que Dios tiene para ellos hasta que revisen lo que está pasando ¡literalmente bajo sus narices.

Nuestras palabras son una hoz

Nunca debemos pasar por alto el paso que consiste en decir palabras de fe provenientes de nuestro corazón si es que vamos a ver la plenitud de Dios manifestarse en nuestras vidas.

Es creer y decir lo que hace que las cosas pasen. Es creer y decir lo que hace que que se produzca el incremento. La parte de confiar es la parte de fe. Nuestras palabras deben estar respaldadas por la fe para que sean palabras de fe.

En Marcos 11:22-23 dice: “Tened fe en Dios, porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”.

En pocas palabras, eso es fe.

Hace años, el Reverendo Kenneth E. Hagin dijo que en esta Sagrada Escritura Jesús menciona “creer” una vez y “decir” tres veces. La primera vez que oí su cinta Usted puede lograr lo que dice yo estaba escuchando y muy ocupada tomando notas cuando oí estas palabras en mi espíritu.

En la constancia está el poder

La luz que recibí de Marcos 11:23 cambió mi vida: todas mis palabras son importantes. No solamente las que pronuncio cuando hago oración, sino las de siempre. Nuestras palabras son nuestra fe hablando: ya sea bien o mal. Me di cuenta de que todas mis palabras son vitales para mi futuro. No solamente cuando oro, sino que todas esas cosas que siempre digo están abriendo

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o cerrando puertas para que Dios actúe en mi vida. Todo lo que digo debe estar en línea con la Palabra de Dios y mis deseos. En pronunciar siempre palabras de fe radica el poder de una vida vencedora.

Si usted dice que “nada está pasando”, entonces nada está pasando.

Si usted se pasa lamentándose y sintiendo lástima de sí mismo y diciéndose “esto siempre me pasa a mí” y “no sé por qué Dios no hace nada”, entonces siempre pasará y Él nada hará.

Lo que usted realmente cree es lo que dice cuando está bajo presión. Si quiere saber si usted actúa según la fe o no, escuche lo que dice en la privacidad de su propio hogar. Y sepa esto: aun tras las puertas cerradas en la oscuridad de la noche, lo que usted diga importa.

Malaquías 3:13-15 nos dice que Dios estaba escuchando cuando su pueblo dijo: “… ¿qué hemos hablado contra ti? Habéis dicho: por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos. Decimos pues ahora: bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no solo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon”. Dios los enfrentó en sus murmuraciones. Él dijo: “vuestras palabras han sido duras contra mí”.

No permita que sus palabras sean duras contra Dios. Él no es su problema, Él es su solución. Deje salir la fe en sus palabras y dé a Dios algo con qué trabajar.

Tampoco haga lo que hicieron los hijos de Israel en Deuteronomio 1:27. Cuando se les dijo que había gigantes en la tierra, dejaron entrar el miedo en sus corazones y empezaron a murmurar en sus tiendas. Se quejaron diciendo: “Oh, realmente el Señor debe odiarnos al sacarnos de Egipto solo para hacernos matar por gigantes en la tierra que Él nos prometió”.

Dios escuchó las palabras que ellos decían en la privacidad de sus moradas y esas palabras fueron malas a su vista. No tenían fe en lo que Dios les había prometido y por eso, toda una generación se perdió las bendiciones de entrar a la tierra prometida.

Si no está obteniendo resultados, no se queje ni murmure. En vez de eso, enfrente el hecho de que usted puede necesitar un cambio en lo que cree y lo que dice. No va a decir una cosa y cosechar otra. De manera que no diga, “nada está pasando”. En vez de eso diga: “lo tengo y no me moveré hasta que se manifieste, en el Nombre de Jesús”. Usted no puede decir reducción y esperar aumento. Sus palabras son la hoz. Ellas le traen lo que usted dice.

¿Qué hay en su corazón?

En Mateo 12:34-35 dice: “¡Generación de vívoras!, ¿cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas”.

Aquí Jesús nos dice que nuestras palabras revelan con qué hemos estado constantemente llenando nuestros corazones. A medida que llenemos nuestros corazones con la Palabra de Dios y la creamos, la fe se derramará en nuestras palabras. Esas palabras llenas de fe tienen poder y afectarán nuestras circunstancias.

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Del buen tesoro de nuestros corazones, buenas cosas saldrán.

Si usted no tiene un buen tesoro almacenado en su corazón (si usted no está creyendo las cosas correctas) usted puede cambiar lo que cree. Simplemente vaya a la Palabra, vea lo que Dios dice de su situación y afirme: “Ese es el camino. Le hago honor a esa Palabra y hago lo que dice”. Es así como usted introduce la Palabra en su corazón.

Al llenar su corazón con la Palabra de Dios se establece el Reino de Dios en su corazón. Ella le da las palabras del dominio de Dios.

En Mateo 6:22-23 Jesús dijo: “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?” En otras plabras, en qué pone usted su atención es de vital importancia.

La entrada a su corazón es a través de sus ojos y oídos. El “ojo” de la fe ve la Palabra de Dios en vez de ver las circunstancias. Usted puede tener un “ojo” sano siguiendo las instrucciones de Dios: “Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan y medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida”(Proverbios 4:23).

Lo que permitamos que entre a nuestros corazones afecta a todas las partes de nuestras vidas.

Si dedicamos tiempo a la Palabra hasta que inunde nuestros corazones, nos dice elSalmo 119:105 que será una lámpara a nuestros pies y una luz en nuestro camino. Pero si estamos llenando nuestros corazones con información mundana: viendo películas y televisión mundanas, leyendo libros y revistas mundanas; nuestros corazones no estarán llenos de luz. Con solo renovar nuestras mentes con la Palabra de Dios (Romanos 12:2), serán nuestros corazones inundados de luz.

A medida que usted renueva su mente con la Palabra, usted aprende a pensar como piensa Dios y tomará decisiones correctas, será bendecido. Es de lo que está hablando Mateo 6:33 cuando dice: “mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

Si Dios verdaderamente gobierna en su corazón, si Él es el Señor de su vida y usted hace lo que Él dice, entonces el reino de Dios (su dominio, presencia, poder, gloria y unción) fluirá continuamente de usted y ejercerá autoridad sobre las cosas que vengan en su contra. Ese es el plan de domino de Dios. Las palabras de autoridad son palabras de fe que salen del corazón.

Fe, el estilo de vida del creyente

El estilo de vida de la fe es el estilo de vida del verdadero creyente. Romanos 1:17dice: “El justo vivirá por la fe”.

La fe complace a Dios porque forja un camino para que Él actúe en nuestras vidas. Nos conecta con su unción sobrenatural. Fíjese en Abraham. Dios prometió bendecirlo diciendo: “Te he puesto por padre de muchedumbre de gentes hecho un padre de muchas naciones..” (Génesis 17:5). Aunque parecía imposible, Abraham creyó en el Dios “quien llama a las cosas que no son, como si fuesen“(Romanos 4:17). “Tampoco dudó, por

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incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios.” (Versículo 20).

Cuando estuvo de acuerdo con lo que Dios había dicho, vio la promesa cumplirse. Se le concedió lo prometido porque creyó en Dios.

Los creyentes de hoy pueden disfrutar del mismo provilegio que tuvo Abraham. EnGálatas 3:29 leemos: “”Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”.” En los versículos 7 y 9 se lee: “”sabed por lo tanto que aquellos que son de fe, los mismos son hijos de Abraham. Así entonces los que son de fe son bendecidos con el creyente Abraham.”.”

Se necesita fe para que las bendiciones de Dios se manifiesten en nuestras vidas.

En Hebreos 6:12 se nos instruye: “”no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”.” La Palabra de Dios se hará realidad en su vida si usted la pone en su corazón y en su boca. Sea paciente. No desentierre su semilla con palabras de poca fe.

El demonio ha venido Satanás viene a robarse la palabra que ha sido sembrada en usted. Él El demonio procurará que usted se aparte de la Palabra. Pero cuando venga la presión, identifique la fuente y la razón. Las persecusiones y la aflicciones vienen son por causa de la Palabra (Marcos 4:11-17115-17). El enemigo trata de hacer que usted crea algo diferente de lo que Dios ha dicho en su Palabra.

¡Pero no deje de creer!. ! No deje de confesar la Palabra. No deje que la presión le haga hablar en forma negativa, hablar palabras sin fe de manera que el enemigo tenga permiso de actuar sobre su vida. Y no se concentre en las circunstancias ni hable de ellas. Al contrario, háblele a ellas.

Sea una persona de fe-fe: alguien que no solo dice cosas correctas en la iglesia los domingos, sino alguien que dice lo correcto siempre. Aun en circunstancias desafiantesdifíciles, una persona de fe cree que la Palabra de Dios es verdadera. Aun cuando aparezca la desperanza, hable la Palabra. Las cosas que usted continuamente dice son las cosas que llegan a pasar en su vida.

El libro de memorias de Dios

Dios oye todas nuestras palabras. Y a Él le gusta escuchar palabras de fe: palabras que dejen salir todo lo que Él tanto desea derramar sobre nosotros. En Malaquías 3:16-17 dice:

“Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para que los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe, y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve”.

No solo Dios está escuchando, sino que está tomando nota de aquellos que creen en Él y hablan de su bondad. Dios les llama sus joyas, sus tesoros.

Ese es el grupo al que podemos pertenecer usted y yo si hablamos palabras de fe que vengan desde nuestros corazones y obedecemos esas palabras con nuestras acciones.

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En cada uno de los desafíos que Ken y yo hemos enfrentado, algo ha pasado mientras escuchábamos una cinta o asistíamos a una asamblea. La Palabra de Dios nos corregía, nos apartaba de la desobediencia o de la incredulidad y destruía lo que nos estaba sujetando. Escuchar la Palabra de Dios nos ha sacado del desaliento. Ha despertado de nuevo nuestra fe. Ha hecho que dejemos de vernos en el hoyo o en problemas. Nos ha hecho empezar a creer y proclamar que tenemos la victoria.

Aunque nada de lo natural cambió en forma inmediata, algo pasó en lo sobrenatural. Algo pasó en nuestros corazones. Dios lo vio también, Él miró en nuestros corazones. Escuchó nuestras palabras. Él se dio cuenta de que hay fe en ellas. ¡Se dio el cambio! ¡Se movió la montaña! Ya fuera una cuenta de 6 millones de dólares para pagar el programa de televisión o cualquier otro tipo de dificultad; siempre salimos adelante.

Dios nos ayudó. Aun cuando nos aplastara la dificultad y actuáramos como derrotados y murmurásemos en nuestra tienda, nos restableció al lugar en donde teníamos suficiente fe como para dejar de decir y hacer las cosas erróneas y empezar a decir las palabras correctas. Derscubrimos que vale la pena pronunciar palabras que agraden a Dios.

Así que, si brotan de su boca palabras equivocadas, arrepiéntase y vuelva a la verdad de la Palabra. Si usted dice palabras que están a contrapelo de lo que cree, arrepiéntase y diga: “Yo anulo ese poder en el Nombre de Jesús. Creo en la Palabra de Dios, y no aceptaré ninguna palabra que se le oponga proveniente de mi boca. Padre perdóname”.

Haga que todas sus palabras coincidan con la Palabra de Dios. Diga palabras de fe que den a su Padre celestial la libertad para hacer lo que a Él más le gusta: bendecirle a usted con la abundanciade de la vida de Dios y de sus riquezas. Dele a Dios el gusto de anotar sus palabras de fe en su libro de memorias. Deje que Él tome nota de que usted es uno de los que creen en Él y hablan de su bondad. Colme la alegría de Dios de llamarle a usted su joya, su posesión especial, su tesoro exclusivo.

Ofezca a Dios las palabras de fe que brotan de su corazón.

Por Kenneth Copeland

Estudios Biblicos – La cara del mal

Desde niños se nos ha enseñado que debemos desarrollar la habilidad de diferenciar entre el bien y el mal, es decir distinguir entre lo que es correcto y lo incorrecto. A medida que fuimos creciendo nuestros padres nos siguieron advirtiendo que estuviéramos atentos a las circunstancias que nos rodean para así poder evitar lo indecente e inmoral y entonces escoger finalmente asociarnos con lo que es correcto y bueno para nosotros mismos. Parece que con el correr de los tiempos ahora es más difícil separar lo bueno de lo malo, las claras evidencias entre éstas parecen haberse disminuido, ahora hay menos separación entre una y otra, como si el dique que las separaba se hubieran acortado, como si el blanco y negro se hubieran enturbiado y ahora el blanco ya no es tan puro, el negro parece gris, entonces cómo disciernes entre lo correcto y lo incorrecto, ¿cómo escoges entre blanco y negro, si hay un gris más atractivo y que no parece tan malo como el negro?

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La sociedad se ha encargado de categorizar lo malo y lo bueno, hay prácticas que la humanidad moderna del siglo 21 ha definido como muy malas, una violación, el abuso físico, usar drogas, el suicidio, asesinar o robar, pero inmediatamente si uno de estos violadores o asesinos saca a relucir una justificación de sus actos, como por ejemplo, él también fue violado, ella asesinó en un acto de ira y venganza, sin tener conciencia de sus actos, él robo por un arrebato de necesidad, etc. Estas cosas malas pierden su real valor y entonces el color gris vuelve a ponerse de moda.

Hoy estuve conversando con mis hijas acerca de las cosas que cada vez parecen menos malas, para mi era muy importante saber la opinión de jóvenes en cuanto a los valores que cada vez parecen ser más anticuados y obsoletos.

Por ejemplo cuando yo fui niña y adolescente, era raro ver en la TV. una escena sexual, es más si de pronto aparecía alguien un poco desvestido, un beso prolongado o una música sensual, de inmediato nos apagaban el televisor y me mandaban a la cama pero hoy es lo más usual no sólo ver desnudos, homosexualidad, lesbianismo, drogadicción, asesinatos, violaciones, adulterios, etc. Sino que es normal que un niño o un adolescente no sólo lo vea en la tv. Sino que lo busque en el internet incluso con el permiso de sus padres y lo que es peor a horas no convenientes para ningún niño en formación.

Como les decía, les pregunté a mis hijas que les parecía que cada vez es más normal que estas cosas sucedan, qué nos toca a nosotros como padres cristianos hacer al respecto, qué les toca a ellas como líderes de juventud hacer, qué permitir y qué no, es que ¿debemos seguir caminando en el límite, es decir llamar a lo malo bueno y a lo bueno malo?

Me gusto mucho la respuesta de una de mis hijas, si yo fuera madre, quisiera sentarme al lado de mi hija y ver todo lo que ella ve, le preguntaría por qué le gusta, le explicaría que es correcto y por qué es mejor no ver todo, por la influencia que estas mentiras tienen en una mente novata y en formación, la ayudaría para aclarar todas sus dudas y no permitiría que quede nada a escondidas, porque las cosas ocultas causan confusión.

Hay una cosa que es bien clara, Satanás sigue en carrera, sigue sembrando confusión y división entre padres e hijos, entre hermanos y amigos, Satanás sigue metiendo sus garras incluso en la iglesia que tanto amamos, sigue provocando que las cosas no se vean en su verdadero color y forma, y por eso, las excusas, los alegatos y las mentirosas medias verdades siguen engendrando pecado y maldición, división y rebeldía.

La Biblia es el arma que Dios nos ha dejado para defendernos contra estos ataques del maligno, sólo el que usa el lente de la Palabra tendrá el discernimiento para ver bien por donde está la trampa que este asesino ha puesto para apresarnos, ahora la vamos a usar y Dios mismo te dirá como actúa el rostro del mal.

La Biblia enseña con toda claridad cómo actúa el diablo en contra de nosotros:

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1. El Diablo pone trampas a nuestro paso: Jesús vino a este mundo con un propósito, salvar a la humanidad, el enemigo de Dios sabía muy bien el plan, el objetivo maléfico entonces era claro, EVITAR A TODA COSTA QUE ESTE SE CUMPLIERA. Desde que fue anunciado en el cielo la llegada del Salvador, el diablo ha trabajado duro y parejo para evitar que nadie conozca al Salvador, sólo tienes que darte un paseo por los evangelios y verás cuántas decenas de veces Satanás trato de poner trampas a el caminar de Jesús, pero tú dirás y esto que tiene que ver contigo? ¡Es que tú eres su Hijo! Y por eso hace los mismo, pone trampas alrededor tuyo para que te mueras espiritualmente, bien muerto, ¿cómo hablarás de Jesús? Mateo 4:1-3. “Luego el Espíritu de Dios llevó a Jesús al desierto para que el diablo tratara de hacerlo caer en sus trampas. Después de ayunar cuarenta días en el desierto, Jesús tuvo hambre. Entonces llegó el diablo para ponerle una trampa y le dijo: Si en verdad eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.”

2. Satanás hace que te olvides las palabras de Dios. Seguramente tú tienes la mejor de las intenciones, tú has decidido que estas cosas no te pasarán a ti, has visto a otros caer en la trampa, pobres niños espirituales, pero tú eres fuerte, es verdad, te puedes hacer fuerte en poder espiritual, pero la fortaleza espiritual no depende de aspiración humana ni de buenos planes personales, sino de dependencia a Dios. Si tratas de estar bien parado a tu manera, no tarda en venir alguien que te hará dormitar y olvidar todo lo que habías planeado. Mateo 13:18-20“”Ahora, pongan atención y les diré lo que significa el ejemplo del agricultor. Hay algunos que escuchan el mensaje del reino de Dios, pero como no lo entienden, el diablo viene y hace que lo olviden. Estos son como las semillas que cayeron junto al camino.

3. Satanás quiere controlarte para que tú hagas daño a los demás: Satanás trabaja en la oscuridad mis queridos hermanos, no le crean al diablo, si en el espíritu se contristan, si algo les quita la paz, si no sienten en su alma y espíritu que algo no le agrada a Dios, entonces no hay que darle mucha vuelta al asunto, no hay colores grises, no hay tibieza en el área espiritual, es que Satanás trabaja en la oscuridad y si hay pleitos, si no hay armonía, si hay provocación de división en tu hogar, el que está detrás es el enemigo de Dios, porque mira lo que dice la Palabra, los que provocan pleitos, los que siembran disensiones son marionetas del diablo y si respondes igual, estás haciendo lo que el diablo quiere, no lo permitas. Lucas 22:52-54 “Los que habían llegado a arrestar a Jesús eran los sacerdotes principales, los capitanes de la guardia del templo y los líderes del pueblo. Jesús les dijo: “¿Por qué han venido con cuchillos y palos, como si yo fuera un ladrón? Todos los días estuve enseñando en el templo delante de ustedes, y nunca me arrestaron. Pero bueno, el diablo los controla a ustedes y él les mandó que lo hicieran ahora, en la oscuridad. Además, Dios hasta ahora se lo permite”.

4. El Diablo enseña a mentiras a sus hijos y estos a su vez mienten y difaman: Satanás es el Padre de la mentira, ¿quieres andar en la luz de Dios? No hables mentiras, no guardes silencio, no encubras verdades, todo esto es igual a decir mentiras, la balanza adulterada, es una balanza mentirosa y tu boca no puede ser una fuente de agua dulce y salada a la

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vez, eres un hijo de Dios si hablas la verdad, eres un hijo del diablo si convives con la mentira. ¡No hay mentiras piadosas para los hijos de Dios! Juan 8:43-47 “Ustedes no pueden entender lo que les digo, porque no les gusta escuchar mi mensaje. El padre de ustedes es el diablo, y ustedes tratan de hacer lo que él quiere. Siempre ha sido un asesino y un gran mentiroso. Todo lo que dice son sólo mentiras, y hace que las personas mientan. Por eso ustedes no pueden creer que digo la verdad. ¿Quién de ustedes puede acusarme de haber hecho algo malo? Y si digo la verdad, ¿por qué no me creen? Los hijos de Dios escuchan con atención todo lo que Dios dice. Pero ustedes no le ponen atención porque no son sus hijos.

5. Nuestro enemigo el diablo busca que lo imitemos y seamos traicioneros con quienes creen en nuestra amistad:Una de las armas más usadas por el diablo es la traición, es campeón dividiendo familias, amigos, compañeros, los seguidores del diablo hacen esto, siembran prejuicios, provocan inconformidad, causan crítica, la meta es dividir, ¿por qué los hijos cada vez necesitan más estar comunicados con personas fuera del hogar? ¿Por qué son los padres los últimos en enterarse de cosas escondidas en el corazón de sus amados? NO es sólo por incomprensión, falta de comunicación, diferencia de edades, etc, el fondo del diablo es la traición, no importa que ellos sean tus padres, no importa que ellos sean tus hermanos, no importa que ellos sean tus amigos, n o importa, total sólo te han usado, yo si te comprendo, yo si te escucho, se desleal, traición y más traición, esta es la cara del diablo. Juan 13:1-3 “Faltaba muy poco para que empezara la fiesta de la Pascua, y Jesús sabía que se acercaba el momento de dejar este mundo para ir a reunirse con Dios su Padre. Él siempre había amado a sus seguidores que estaban en el mundo, y los amó de la misma manera hasta el fin. Aun antes de empezar la cena, el diablo ya había hecho que Judas, el hijo de Simón Iscariote, se decidiera traicionar a Jesús . Dios había enviado a Jesús, y Jesús lo sabía; y también sabía que regresaría para estar con Dios, pues Dios era su Padre y le había dado todo el poder.

6. Satanás miente imitando el poder de Dios, nadie que teme a Dios usa el evangelio para provecho personal. Satanás se viste como ángel de luz, es un lobo disfrazado de oveja, es un salteador, un ruin ladrón que viene a falsificar incluso el poder de Dios para sacar provecho, ten cuidado, nadie que sirve a Dios, busca su beneficio personal, el que ama a Dios de verdad busca el reino de Dios. Hechos 13:9-11 “Entonces Saulo, que también se llamaba Pablo y tenía el poder del Espíritu Santo, miró fijamente al brujo y le dijo: “Tú eres un hijo del diablo, un mentiroso y un malvado. A ti no te gusta hacer lo bueno. ¡Deja ya de mentir diciendo que hablas de parte de Dios! Ahora Dios te va a castigar: te quedarás ciego por algún tiempo y no podrás ver la luz del sol”. En ese mismo instante, Elimas sintió como si una nube oscura le hubiera cubierto los ojos, y andaba como perdido, buscando que alguien le diera la mano para guiarlo. Estaba completamente ciego”.

7. El Diablo quiere que tengas amistad con el mundo, que llames a lo malo bueno y a lo bueno malo: NO es pasado de moda tener límites, Dios nos ha puesto límites quiénes somos nosotros para saltarnos estas vallas? Se necesita creyentes radicales, ellos son los

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que traerán bendición a este país, creyentes que no jueguen con las cosas del mundo no puede haber amistad entre lo bueno y lo malo, no debe haber mezcla entre la luz y la oscuridad 2 Corintios 6:14-20: No participen en nada de lo que hacen los que no son seguidores de Cristo. Lo bueno no tiene nada que ver con lo malo. Tampoco pueden estar juntas la luz y la oscuridad. Ni puede haber amistad entre Cristo y el diablo. El que es seguidor de Cristo no llama hermano al que no lo es. Nosotros somos el templo del Dios vivo, y si Dios está en nosotros, no tenemos nada que ver con los ídolos. Dios mismo dijo: “Viviré con este pueblo, y caminaré con ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”. Por eso, el Señor también dice: “Apártense de ellos. No toquen nada que yo considere sucio, y yo los aceptaré. Yo seré su Padre, y ustedes serán mis hijos y mis hijas. Esto lo afirmo yo, el Dios todopoderoso”.

8. Satanás trata de tentarnos todo el día hasta con un pequeño enojo: Efesios 4:26 “Si se enojan, no permitan que eso los haga pecar. El enojo no debe durarles todo el día, ni deben darle al diablo oportunidad de tentarlos.

9. Satanás seguirá intentando atacarnos todo el tiempo, debes estar protegido, la única protección que tenemos es la armadura de Dios. Efesios 6:10-15 “Finalmente, dejen que el gran poder de Cristo les dé las fuerzas necesarias. Protéjanse con la armadura que Dios les ha dado, y así podrán resistir los ataques del diablo. Porque no luchamos contra gente como nosotros, sino contra espíritus malvados que actúan en el cielo. Ellos imponen su autoridad y su poder en el mundo actual. Por lo tanto, ¡protéjanse con la armadura completa! Así, cuando llegue el día malo, podrán resistir los ataques del enemigo. Y cuando hayan peleado hasta el fin, seguirán estando firmes. ¡Manténganse alerta! Que la verdad y la justicia de Dios los vistan y protejan como una armadura. Compartan la buena noticia de la paz; ¡estén siempre listos a anunciarla!

10. Satanás siembra dificultades y problemas alrededor nuestro 1 ¿Estas pasando ahora mismo por situaciones que no puedes resolver? ¿Estas en problemas y no sabes cómo salir de este embrollo? Como hemos visto desde el principio, Satanás pone trampas a nuestro paso, dificultades y emboscadas oscuras que te llevan al límite de tu tolerancia, mira lo que pasó con Timoteo. Tesalonicenses 3:2-6 “Timoteo, nuestro querido amigo. Él colabora con nosotros y sirve a Dios anunciando la buena noticia de Cristo. Lo enviamos para que los animara y ayudara a confiar fuertemente en Jesucristo; así las dificultades y problemas que ustedes afrontan no los harán dudar. Ustedes saben que tenemos que hacer frente a esos problemas. Además, cuando todavía estábamos con ustedes les advertimos que tendríamos dificultades. Y como ustedes bien saben, así ha sido. Por eso, como ya no pude resistir más, envié a Timoteo, pues necesitaba saber si ustedes seguían confiando en Dios. ¡Temía que el diablo los hubiera hecho caer en sus trampas, y que hubiera echado a perder todo lo que hicimos por ustedes! Pero ahora Timoteo ha regresado de la ciudad de Tesalónica, y nos ha contado que ustedes se aman unos a otros y no han dejado de confiar en Dios. También nos dijo que ustedes nos recuerdan siempre con cariño, y que desean vernos, así como nosotros deseamos verlos a ustedes. 2 Timoteo 2:23-28 NO dejes de confiar en Dios mi querido hermano, toda tentación y

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prueba que Satanpas nos pone tiene un límite, Dios quien permite la prueba, te sacará de ella, no pierdas la confianza en él. ”No prestes atención a discusiones que no ayudan en nada. Los que así discuten siempre terminan peleando. Un servidor de Dios no debe andar en peleas. Por el contrario, debe ser bueno con todos, saber enseñar, y tener mucha paciencia. Y cuando corrijas a tus enemigos, hazlo con humildad. Tal vez Dios les dé la oportunidad de arrepentirse y de conocer la verdad. Entonces podrán darse cuenta de que cayeron en una trampa del diablo y lograrán escapar. Por el momento, el diablo los tiene prisioneros y hace con ellos lo que quiere. NO, un hijo de Dios no puede volver a quedar entrampado, pero es posible que suceda si dejas de confiar en Dios.

11. El diablo enseña a vivir con rencor y a no amar a nadie, solo a uno mismo . 1 Juan 3:9-11″Ningún hijo de Dios sigue pecando, porque los hijos de Dios viven como Dios vive. Así que no puede seguir pecando, porque es un hijo de Dios. Podemos saber quién es hijo de Dios, y quién es hijo del diablo: los hijos del diablo son los que no quieren hacer lo bueno ni se aman unos a otros”.

Cómo podré diferenciar entre lo bueno y lo malo, ¿cómo darme cuenta que no estoy mirando todo color gris?

Nunca vamos a llegar a un punto en el cual ya no vamos a ser atacados, no existe una meseta de madurez espiritual que nos mantenga inmune a la tentación, Satanás no dejó nunca a Jesús, lo tentó en el desierto, se le apareció de vuelta en Nazaret, intentó a impulsar a aquellos que conocían a Jesús para que lo arrojarán desde un acantilado cuando él predicaba y enseñaba, se le presentó en el cuerpo de un hombre que tenía una legión de demonios, se presentó vestido de religiosidad cuando enseñaba en el templo, apareció en el huerto de Getsemaní, en la corte de Herodes y en el juicio con Pilatos, Satanás nunca dejó a Jesús en paz, su propósito era y sigue siendo en nosotros que nos salgamos del camino,que nos apartemos aunque sea un poquito de la meta que Dios tiene trazado para nosotros, el diablo trabaja mucho, el mal sigue en marcha, está encubierto en diferentes rostros, se ha puesto una máscara de color gris, pero sigue siendo tan negro, tan oscuro como siempre lo ha sido, el mal quiere quitarte la vida que Dios te ha dado.

¿Qué puede hacer Satanás contigo?

1. Puede destruir la calidad de nuestra vida. El diablo tiene el poder de enviar enfermedad y heridas a nuestras familias, tiene el poder afectar nuestras emociones, relaciones y economía.

2. Atacar nuestra paz y gozo. Tiene el poder de enviar agitación a las aguas calmas de nuestra vida, agita con problemas, hace que caigan tormentas que nos quitan la paz.

3. Usa incrédulos y creyentes débiles, para causarnos daño, quiere socavar nuestra reputación.

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4. Trae confusión, enojo, frustración a situaciones y relaciones, a menudo sin una razón aparente, el diablo es un experto en los malos entendidos, su fin es dividir.

5. Satanás trabaja para disminuir nuestro testimonio para que Cristo no tenga autoridad en la tierra, Satanás quiere quitarnos la corona que Dios tiene preparado para nosotros.

Dile no a la tentación del malvado

El mejor momento para decirle no a la tentación del malvado es inmediatamente que venga la tentación, con el enemigo de Dios no podemos ser caballerosos, a veces le damos más de una oportunidad para seducirnos, si dices “esto no se ve tan malo”, “no hay que ser exagerado”, “estamos en otro tiempo” ,Etc. Le estás dando lugar al diablo para que vuelva a actuar y la segunda vez él atacará más fuerte y no podrás detenerlo.

No pases por alto las advertencias de Dios, él usa su Palabra cada día que meditas en ella para advertirte sobre los rostros del enemigo, te dice cómo actúa y te previene sobre su objetivo de destrucción, ¡Escucha la Palabra y obedece!

Dios usa a personas, para advertirte sobre los avances del mal, deja la parsimonia y abre bien tus sentidos espirituales, si ha enviado a su portador de noticias es porque hay un hueco en el que vas a caer si no oyes la amonestación.

Dios nos enseña a través de ejemplos y testimonios de personas que han tenido experiencias muy duras cuando Satanás los zarandeo, ellas que sucumbieron una vez ante esta pesadilla de sentirse zarandeado tienen cátedra para nosotros, no seamos necios o indiferentes ante un buen consejo.

Dios te ha dado una familia espiritual que es su Iglesia, te ha regalado pastores y hermanos que conforman el cuerpo espiritual que es la ib la Molina, nosotros debemos interceder unos por otros, interceder contra los ataques del maligno, pedir en oración que ninguno de sus hijos se pierda, que ninguno se aparte, que todos salgamos victoriosos de los dardos del maligno, comparte con tus pastores tus pruebas y tentaciones, nuestra meta es cuidar de ti.

Párate firme en la oración, fortalécete en el Señor, quédate firme contra las acechanzas del Diablo, resiste la tentación (Efesios 6:10-18)

Resistir no quiere decir debatir o discutir con el diablo, no quiere decir reprenderlo abiertamente o castigarlo, resistir quiere decir simplemente permanecer firme en la creencia de que Jesús es más grande que el diablo y que tu tienes una relación permanente con él, así que no te dejarás engañar.

No hay nada de débil o de vacilante acerca de la persona que está firme, si esta vestida con la identidad de Jesucristo, en Cristo tienes el poder, pero ese poder no es un poder

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que tu puedas fabricar, un control que humanamente puedas desarrollar, el poder viene de Cristo y de la convicción que trae la palabra de Dios. El Poder de Dios está en la fuente de la Palabra y en el poder del Espíritu Santo, cuando tú te pones la armadura de Dios, estás vestido de la fuente del poder de Dios.

Dios quiere que veamos las cosas como él las enseña en su Palabra, hay vida y libertad viviendo en el bien, pero hay oscuridad, mentira y maldad en el mal, no hay término medio, que tus ojos espirituales estén bien abiertos para ver sólo las dos opciones y escoge vivir en la verdad. Santiago 4:6-8 “Ningún hijo de Dios sigue pecando, porque los hijos de Dios viven como Dios vive. Así que no puede seguir pecando, porque es un hijo de Dios. Podemos saber quién es hijo de Dios, y quién es hijo del diablo: los hijos del diablo son los que no quieren hacer lo bueno ni se aman unos a otros”.

Por mucho tiempo viviste atrapado en la mentira, tu modo de vivir se había acomodado a las cosas del mundo, no podías diferenciar ente lo bueno y lo malo, quizá te acostumbraste a caminar en el medio del camino, pero un día Dios abrió tus ojos, te hizo ver el error de tus decisiones, alumbró tus ojos y te dio una nueva visión, ahora que ya ves, ahora que sabes diferenciar los colores claros, los colores espirituales, no caigas otra vez en la mentira. Satanás quiere seguir engañando y hay muchos desgraciadamente que le creen y siguen cayendo, hay muchos que son atrapados y traen desgracia a sus hogares, viven una mentira, pero esto no te puede pasar a ti, estas escuchando el mensaje de Dios, has sido rescatado de la trampa, huye del mal. Dice la Palabra: 2 Tesalonicenses 2:8 “Después de eso, el malvado aparecerá. Satanás lo ayudará a engañar a muchos con señales y falsos milagros. Engañará con toda clase de mentiras a los que no quisieron amar y aceptar el verdadero mensaje de Jesucristo, mensaje que podría haberlos salvado del castigo que recibirán. Dios deja que ese hombre mentiroso y malvado los engañe para que acepten lo que es falso. Así Dios castigará a todos los que no han querido creer en el verdadero mensaje y son felices haciendo el mal. Pero cuando el Señor Jesús vuelva con todo su poder y su gloria, con el soplo de su boca destruirá al hombre malvado y le quitará su poder.

NO estamos inmunes de caer en trampas de este enemigo de Dios, dice 1 Timoteo 5:14 ” Pues algunas de ellas ya han dejado de confiar en Cristo y ahora obedecen a Satanás”. Todos somos vulnerables y el diablo sabe muy bien cuán maleables somos, por eso debemos buscar a Dios cada día, debemos ser humildes para reconocer nuestras debilidades y pedirle más ayuda espiritual al Señor quien vendrá pronto a nuestro socorro.

Jesús quien se despojó de su gloria se hizo hombre por todos nosotros, se hizo hombre y fue tentado pero no cayó, por eso él puede entendernos cuán difícil es para nosotros pasar por cada una de estas tentaciones: Hebreos 2: 17-18 “Y para poder ayudarlos tenía que hacerse igual a ellos. Por eso, por hacerse igual a todos nosotros, pudo ser un Jefe de Sacerdotes en quien se puede confiar, lleno de amor para servir a Dios. Además, por medio de su muerte logró que Dios nos perdonara nuestros pecados. Y como él mismo sufrió y el diablo le puso trampas para hacerlo pecar, ahora, cuando el diablo nos pone

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trampas, puede ayudarnos a todos.” Hebreos 4:14-16 “Jesús es el Hijo de Dios, y es nuestro gran Jefe de Sacerdotes que ha subido al cielo. Por eso debemos seguir confiando en él. El diablo le puso a Jesús las mismas trampas que nos pone a nosotros para hacernos pecar, sólo que Jesús nunca pecó. Por eso, él puede entender que nos resulta difícil obedecer a Dios. Así que, cuando tengamos alguna necesidad, acerquémonos con confianza al trono de Dios. Él nos ayudará, porque es bueno y nos ama.”

Martha Vílchez de Bardales

El secreto para transformar la realidad

“Entonces la multitud se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados mandaron que les arrancaran la ropa y los azotaran. Después de darles muchos golpes, los echaron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los custodiara con la mayor seguridad. Al recibir la orden, éste los metió en el calabozo interior y les sujetó los pies con el cepo.

A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escucharon. De repente se produjo un terremoto tan fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas” Hechos 16:22-26

La semana pasada, mientras revisábamos los lugares a los que Pablo y Bernabé llegaron en su primer viaje misionero, descubrimos dos verdades importantes:

1. El diablo existe y busca destruirte.

2. El diablo tiene un objetivo: robarte el gozo del corazón.

Tomar conciencia de esto, hizo que los apóstoles nos advirtieran que la vida cristiana es una experiencia constante de guerra espiritual, donde solo existen dos formas de parar el ataque diabólico: a la manera de Marcos (retrocediendo, cambiando de prioridades, ajustándose al mundo), o a la manera de Pablo (reprendiendo y resistiendo). Ambas formas dan resultado, en una porque el diablo se siente vencedor, y en la otra porque el diablo esconde la cola y se retira derrotado,¿Cómo enfrentas al diablo?

Con esta pregunta flotando en nuestras mentes, quiero contarte que Pablo y Bernabé regresaron a Antioquía y se quedaron un año dedicados a la enseñanza y promoción del evangelismo; después tuvieron que viajar a Jerusalén para conversar con los apóstoles y resolver la exigencia que los judaizantes plantearon en las iglesias gentiles, para finalmente regresar a Antioquía y lanzarse a una nueva aventura misionera.

Precisamente, el pasaje bíblico que es base de nuestro estudio, relata una parte del segundo viaje misionero; y como veras, en el se repiten los problemas y peligros que encontramos en el primer viaje: gente hostil que buscaba hacerles daño, autoridades que en lugar de defenderlos, los golpean y torturan, guardias que los tratan como si fueran los peores delincuentes. En fin, humillación, maltrato, insultos, desprecio, odio y todo tipo de sentimientos negativos; ¿te hubiera gustado acompañar a Pablo en esos viajes?

Antes de comprometerte a sufrir, permíteme decirte que este pasaje encierra el secreto para transformar la realidad. Aquí, Pablo y Silas descubren que los cristianos no solo tenemos la capacidad de ponerle un alto a Satanás, también

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tenemos el poder de transformar la realidad. Piénsalo: transformar la realidad, ¿no te gustaría cambiar la tormenta en paz, el conflicto en amistad, la pobreza en abundancia, la tristeza en alegría, el dolor en la más intensa alegría? ¿Te gustaría cambiar la realidad?

La realidad

Los personajes de la Biblia están lejos de ser perfectos. Cada uno de ellos se muestra en sus virtudes y defectos; ese es el caso de Abraham, Moisés, David, Salomón, y por supuesto Pablo. La realidad del apóstol Pablo no estuvo lejos de nuestra realidad. Para ser simples, Pablo tuvo problemas en tres aspectos de su realidad:

Conflictos interpersonales: Lucas nos cuenta que cuando Pablo y Bernabé se preparaban para el viaje tuvieron una fuerte discusión. Bernabé pensaba que debía dársele una nueva oportunidad a Marcos, mientras que Pablo no quería correr el riesgo de volver a ser abandonados. La Biblia registra la magnitud del conflicto: “Fue tan serio el desacuerdo, que terminaron separándose: Bernabé se llevó a Marcos y se embarcó para Chipre, mientras Pablo escogió a Silas… y pasó por Siria y Cilicia” Hechos 15:39-41. Si fuéramos al mapa, notaríamos que ambos tomaron direcciones completamente opuestas. Esta es la verdad: Pablo y Bernabé tuvieron un conflicto que no pudieron resolver.

Ahora bien, Pablo y Bernabé se amaban de verdad, juntos habían cumplido tareas históricas, se habían apoyado mutuamente y reconocían el talento y valor que cada uno había recibido, ¿por qué no pudieron resolver sus diferencias? Porque esa es la realidad, a veces puedes arreglar conflictos, y a veces se llega a situaciones donde cada uno toma una dirección diferente, ¿te sucedió alguna vez?

Dificultades e imprevistos: Una vez que la relación entre Pablo y Bernabé llegó a un punto muerto, el apóstol se apuró por voltear la página y continuar con su misión; para él lo más importante era cumplir la Gran Comisión y nada podía detenerlo de llevar el evangelio hasta el último rincón de la tierra.

Para cumplir su plan, Pablo primero escogió a Silas como compañero de viaje y luego de escuchar los comentarios que los pastores hicieron de Timoteo, invitó al joven a convertirse en el ayudante oficial del equipo. Así que el conflicto había quedado atrás, y ahora Pablo tenía un equipo de polenta: Silas (un profeta entrenado por los apóstoles de Jerusalén), Timoteo (un talentoso joven que provenía de una familia ejemplar), y Lucas (quien además de ser amigo, era médico y tuvo la responsabilidad de que todos estuvieran sanos para cumplir con la tarea de conquistar el mundo). Lamentablemente, aunque Pablo tuvo grandes planes y estuvo listo a hacerlos realidad, olvido considerar que la realidad tiene dificultades e imprevistos; toma nota:

o   Primera dificultad: “atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia” Hechos 16:6 ¡Algo así no lo iba a detener!

o   Segunda dificultad: “… pensaban entrar en la región de Bitinia, pero el Espíritu Santo no se lo permitió” Hechos 16:7 Estoy seguro que Pablo comenzó a intranquilizarse, a preguntarse qué estaba pasando, por qué no podía cumplir su proyecto.

o   Tercera dificultad: “Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas” Hechos 16:8. De la manera más delicada, en tres breves líneas, Lucas cuenta que el valiente y aguerrido apóstol llegó al final de su camino sin saber a dónde ir.

Poco a poco, las circunstancias fueron convirtiéndose en obstáculos, la seguidilla de dificultades lograron confundirlo, ponerlo de mal carácter y llenarlo de afán al ver que el tiempo corría y no sabía a dónde ir. ¿Por qué se confundió? Porque esa es la realidad, y a veces llegas a situaciones donde no sabes a dónde ir, ¿te sucedió alguna vez?

Defectos y debilidades: Pablo fue un hombre bueno, consagrado, apasionado y lleno de talentos y capacidades admirables; pero al igual que nosotros, no fue perfecto. No es que Pablo fuera un desastre, pero las tensiones que la vida siempre trae, sacaron a la luz sus defectos y debilidades.

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Pablo fue un hombre de carácter firme, pero a veces su firmeza se disfrazaba de terquedad. Pablo fue un hombre veraz, pero a veces su franqueza se disfrazaba de tosquedad. Pablo fue un hombre decidido, pero a veces su valor lo llevaba a cometer excesos. Pablo fue un hombre correcto, pero a veces su integridad se transformaba en intransigencia. No necesito continuar, queda claro que Pablo era imperfecto como nosotros, ¿por qué? Porque esa es la realidad, y la vida siempre nos trae situaciones donde nuestros defectos y debilidades salen a la luz, ¿te sucedió alguna vez?

Cuando llegas a reconocer la realidad, la triste y contradictoria realidad en la que vives, lo que sigue es un deseo de cambiar tu mundo. Pablo lo expresó en la frase: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios…” Romanos 12:2. La pregunta es obvia: ¿Cómo transformar la realidad?

Elementos para transformar la realidad

Pablo no era una persona común y corriente, él era apóstol, misionero, maestro, siervo y alguien que contaba con el respaldo del Dios Altísimo. Si alguien podía cambiar la realidad, ese era Pablo porque él tenía: El poder del Espíritu Santo, la palabra más segura y la oración eficaz.

Sin embargo, los detalles del capítulo 16 demuestran que Pablo no siempre comprendió lo que el Espíritu Santo estaba indicándole; también demuestran que a pesar de que todos los días usaba la Palabra tanto para estudiar como para enseñar, no lograba una fe lo suficientemente constante y fuerte como para mover las montañas que se le presentaban; y finalmente, los acontecimientos que presidieron a su captura indican que la oración diaria no logró calmarlo, y Pablo terminó explotando, levantando la voz y provocando un escándalo que lo llevó directo al fondo de la cárcel “Un día, íbamos con Pablo al lugar de oración, y en el camino nos encontramos con una esclava. Esta muchacha tenía un espíritu de adivinación… La muchacha nos seguía y le gritaba a la gente: ¡estos hombres trabajan para el Dios Altísimo, y han venido a decirles que Dios puede salvarlos! La muchacha hizo eso durante varios días, hasta que Pablo no aguantó más, y muy enojado, le dijo al espíritu: ¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de esta muchacha! Al instante el espíritu salió de ella, pero los dueños de la esclava… llevaron a Pablo y Silas ante las autoridades…” Hechos 16:16-19

El diablo aprovechó esa rendija de su humanidad para golpear con furia. Un minuto antes estuvo meditando y orando, un minuto después se desencadenó el odio de Satanás, y Pablo después de ser golpeado y torturado, termino su día en lo más hondo de aquella maloliente cárcel, ¿qué falto para cambiar la realidad?

Estoy seguro que más de uno se ha sentido alguna vez como Pablo en esta historia. Estoy seguro que más de uno se siente completamente identificado con todo lo que he descrito. Lo he querido hacer así porque ahora viene lo bueno. Estamos a punto de descubrir el secreto que puede cambiar la realidad.

El secreto para cambiar la realidad

Lucas mencionó un detalle especial: “A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escucharon”, y en este pequeño párrafo nos revela el secreto para cambiar la realidad: Alabar a Dios.

Parece un detalle simpático pero es el secreto para vivir en victoria. Déjame decirlo de otra forma: puedes leer y estudiar la Biblia cada día, orar con perseverancia, diezmar de todo lo que recibes y esforzarte por compartir el evangelio, pero si no practicas la alabanza, Satanás siempre encontrará una forma de poner tu vida a cuadritos.

El salmista declaró: “Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo” Salmo 91:1, Pablo enseñó: “Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón ” Efesios 5:19. Toda la Biblia está llena de invitaciones a cantar, danzar, gritar y exaltar el nombre de Dios porque:

La alabanza trae la presencia de Dios “Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel” Salmo 22:3

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La alabanza forma un escudo de protección alrededor del que alaba “El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría y con cánticos le daré gracias” Salmo 38:7

Cuando el pueblo alaba a Dios suceden cosas maravillosas, letra de una conocida canción inspirada en 2 Crónicas 29.

Aquella noche, mientras Satanás se regodeaba creyendo que había destruido al siervo de Dios; el confundido, cansado y frustrado Pablo comenzó a cambiar la realidad cuando abrió su boca para alabar a Dios; poco a poco, mientras más cantaba, las preocupaciones cedieron, los dolores desaparecieron, la sucia cárcel se transformó en un hermoso templo y su corazón volvió a llenarse de fe. En cuestión de minutos todo había cambiado: parecía que Pablo y Silas continuaban en cadenas pero en el espíritu estaban libres, y por eso levantaron la voz, y llenaron cada celda con alabanza, y los presos se dieron cuenta que algo estaba cambiando, y Pablo y Silas siguieron alabando. El poder de la alabanza trajo la presencia de Dios, levantó un escudo alrededor de ellos, y mientras levantaban el volumen de sus voces, comenzaron a suceder cosas maravillosas.

¡Hemos descuidado nuestra arma secreta! Preferimos llegar a tiempo para el sermón cuando en la alabanza Dios comienza a manifestarse. Cuando alabamos el mundo espiritual comienza a moverse, los cielos se limpian, los corazones se conectan con Dios, los diablos huyen, las bendiciones caen y la victoria aparece al alcance de tu mano.

Creo que ha llegado el momento para hacer algo especial: ¡vamos a alabar a Dios!

Lectura final: Salmo 149

CÓMO VIVIR EN LA PLENITUD DEL AMOR

¿Qué le está diciendo el Espíritu de Dios hoy? ¿Qué le está diciendo acerca de su desarrollo espiritual, de su familia y de sus finanzas? Si usted está pasando por alguna dificultad, ¿le ha Él hablado alguna palabra de victoria?

Como hijo de Dios nacido de nuevo usted debería saber la respuesta a esas preguntas.

Considere por un momento lo que sería su vida si usted fuera lleno del amor de Dios.  ¿Qué pasaría si usted estuviera rebosando de la presencia de Jesucristo todos los días cuando sale de su casa? ¿Qué pasaría si pudiera vivir en la plenitud del amor, de la sabiduría y del poder de Dios?

Si usted se encuentra en esa situación, voy a ser franco con usted. Es mejor que busque a Dios y le pregunte lo que usted debe hacer. Es mejor que guarde silencio y ponga atención a lo que Él tenga que decirle. Es mejore que se despoje del temor y empiece a confiar en Dios, porque si no, el diablo se va a aprovechar al máximo de usted.

Sin duda, su vida sería asombrosa.

Sin embargo, esa clase de vida sobrepasa las aspiraciones que la mayoría de los cristianos tienen. Muchos hasta pondrían en tela de juicio que tal vida sea posible. No creen que nadie en esta vida pueda alcanzar tal nivel espiritual.

Sin embargo, de acuerdo al Nuevo Testamento, están equivocados. En sus páginas vemos que esa es exactamente la clase de vida que los creyentes están llamados a vivir. Es la clase de vida

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que el apóstol Pablo tenía presente cuando, por inspiración del Espíritu Santo, escribió la oración de Efesios 3:14-21:

Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo (de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra), para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.

No hay duda de que Pablo creyó que era posible para los hijos de Dios nacidos de nuevo ser llenos de su plenitud. Él confiaba en que el poder de Dios podía hacer(por el gran poder del Espíritu Santo que habita en nosotros) más de lo que nuestro pequeño cerebro pudiera imaginarse.

Pablo sabía, por revelación divina, que Dios puede glorificarse por medio de nosotros.

Todo empieza con una semilla

Usted quizá diga: “Bueno. La verdad es que no sé cómo podría pasar eso. No veo cómo la plenitud de Dios podría ser una realidad en mi vida”.

Pues, lea otra vez ese pasaje de Efesios, porque ahí dice exactamente cómo ser llenos de la plenitud de Dios. Debemos estar arraigados y cimentados en su amor. Debemos cultivar tal conocimiento y experiencia del amor de Dios que empezamos a comprender todo su alcance.

Como Dios es amor, cuando conocemos y vivimos su amor plenamente, estamos dando a conocer a Dios en su plenitud.

Sin embargo, ese conocimiento pleno del amor de Dios no nos cae del cielo como por arte de magia, si no que debe crecer en nosotros. Y, al igual que todas las cosas que crecen, debe empezar con una semilla. Esa semilla es el mandamiento de amar que encontramos en Mateo 22: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. . Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (versículos 37 y 39).

Como creyentes nuevos, cuando leemos ese mandamiento de amar por primera vez, tenemos muy poco conocimiento al respecto. Pero al empezar a meditar en este mandamiento, a confesarlo y a ponerlo en práctica en nuestra vida, empieza a arraigarse en nuestro corazón y en nuestra mente. Y si seguimos adelante, llegaremos a estar tan cimentados en este mandamiento que empezaremos a juzgar nuestra vida por lo que éste dice.

Entonces, por ejemplo, si alguien nos dice algo feo, en lugar de responder de una manera fea, empezamos a buscar el modo de guardar el mandamiento para responder en amor.

Cuanto más nos sometemos al amor, más crece y se fortalece la revelación del amor de Dios en nosotros. Nuestro conocimiento de ese amor aumenta y, como resultado, nuestras vidas serán más y más llenas de la plenitud de Dios.

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Entra el diablo

En realidad es un proceso simple; tan simple que cabe preguntarse por qué se nos hace tan difícil. ¿Por qué perdemos de vista tan fácil y tan a menudo este mandamiento tan importante de amar?

Es porque el diablo se mete en el asunto. Él siempre está tratando de sabotear nuestro andar en el amor. Y la manera en que lo hace se nos explica claramente enMarcos 4. Ahí Jesús dice:

El sembrador es el que siembra la palabra. Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones. Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan. (versículos 14-17)

Esos versículos revelan la manera en que opera el diablo. Nos dicen que en el momento que la Palabra de Dios es sembrada en nuestros corazones, él empieza a trabajar para quitarla de ahí; empieza a sacarla para que no heche raíces.

¿Qué herramienta utiliza para hacerlo?: La herramienta del tropiezo

Envía a alguien a que nos ofenda o hiera nuestros sentimientos. Hace que alguien nos irrite y nos provoque para que nos pongamos a pelear.

La palabra griega que se traduce “diablo” da la idea de alguien que está constantemente molestando, irritando, presionando y dando que hacer hasta poder lograr lo que quiere.

Así es como opera Satanás. Él no puede cambiar su método. Él busca la semilla de la Palabra sembrada en su corazón y empieza a molestarle con palabras o acciones groseras que alguien le dice o le hace. Él le acosa con la conducta irritante de otras personas. Le molesta y le molesta en todas las formas posibles y trata de provocarle para que usted reaccione contra el mandamiento de amar; porque si reacciona así, él tendrá acceso a su vida. Podrá penetrar su alma como una espina penetra su dedo, y él seguirá metiéndose por ese dedo hasta invadir todo su ser con su veneno.

Evite la discordia como si fuera una serpiente venenosa

No sin razón se nos dice en Efesios 4:26-27: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”.

Dar lugar al diablo en nuestra vida por medio de la ofensa y la discordia, es como abrirle la puerta para que entre a robarnos la Palabra; y la Palabra es la que nos sana, nos protege, nos libra de la maldición y nos traslada a una vida de bendición. Y lo más importante: la Palabra es la que nos arraiga y nos cimenta en el amor de Dios.

Si de veras entendiéramos el mal que causa la discordia, la evitaríamos como a una serpiente venenosa; no tendríamos nada que ver con ella. Pero la mayoría de los creyentes nunca ha considerado seriamente lo que la Biblia dice acerca de la discordia, nunca ha dado importancia a versículos como:

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Proverbios 10:12: “El odio despierta rencillas, pero el amor cubre todas las faltas”.

Proverbios 15:18: “El que es iracundo provoca contiendas; el que es paciente las apacigua”.

Proverbios 16:27-28: “El hombre perverso cava en busca del mal; en sus labios hay como una llama de fuego. El hombre perverso promueve contienda, y el chismoso separa a los mejores amigos”.

Proverbios 17:14: El que inicia la discordia es como quien suelta las aguas, ¡abandona, pues, la contienda, antes que se complique!

La palabra que se traduce “contienda” o “discordia” implica falta de armonía, desacuerdo, lucha por la superioridad o por un puesto. La discordia, la contienda, surge cuando uno teme que alguien se va a aprovechar de uno. La discordia dice: tengo que pelear por lo que es mío.

Los creyentes que han alcanzado cierto grado de madurez espiritual saben que es mejor no pensar de esa manera. Saben que es mejor no ponerse a pelear cuando alguien les dice algo para ofenderlos. Espiritualmente, son lo suficientemente maduros como para ponerse a discutir con el pastor por algo que dijo, aunque no estén de acuerdo con él.

Así que el diablo los sorprende; les envía un diácono, que parece muy piadoso, quien se les acerca sigilosamente y les dice: “¿qué opina usted de la decisión del pastor en cuanto a ese programa? ¿En realidad cree usted que él tomó la decisión correcta?”

El creyente sabio cortará esa conversación ahí mismo; rehusará ponerse a discutir(aun mentalmente) sobre la decisión del pastor; reconocerá que el diablo está tratando de causar división en la iglesia, y por eso pondrá fin a esa discordia ahí mismo. Él dirá: “Mire, hermano. Yo apoyo al pastor y a la iglesia, y estoy entregado a Cristo. No sé por qué el pastor tomó esa decisión, pero ya lo hizo; así que es mejor que estemos unidos y lo apoyemos. Es más, ¿por qué no oramos por él en este momento?”

Esa clase de reacción pone coto a la contienda y pone en movimiento el amor de Dios.

¿Puede el diablo llevarle cautivo?

“Bien, hermano, Copeland -dirá usted-. Pero no puedo evitar el ofenderme cuando alguien me trata mal. Dios lo sabe. Además, esas advertencias contra la contienda están en al Antiguo Testamento. Como cristianos estamos bajo el Nuevo Pacto; estamos bajo la gracia. Las cosas son diferentes ahora”.

De acuerdo, y gracias a Dios que son diferentes. Tenemos la sangre de Cristo que nos limpia del pecado y la iniquidad. Hemos nacido de nuevo y se nos ha impartido la naturaleza de Dios. Ya no tenemos que ser esclavos del diablo. Somos diferentes, pero el pecado no ha cambiado.

El pecado es tan pecaminoso como siempre. La discordia es tan peligrosa ahora como lo fue cuando se escribió el libro de Proverbios. Si tiene dudas, mire lo que dice Romanos 13:13. Ahí se nos insta a que “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y libertinaje, no en contiendas y envidia”.

Ese versículo no solo nos advierte, como creyentes neotestamentarios, a dejar la contienda, sino que pone a esta con muy mala compañía. La cataloga junto con la lujuría y la borrachera. 1

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Corintios 3:1-3 confirma esa perspectiva. Ahí el apóstol Pablo les dice a los creyentes de Corinto que debido a la discordia no habían podido madurar y seguían siendo carnales (o mundanos). Él escribe: “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, no alimento sólido, porque aún no erais capaces; ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales. En efecto, habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales y andáis como hombres?”

¡Imagínese tal cosa! Debido a la discordia entre ellos, el apóstol Pablo no podía enseñarles el alimento sólido de la Palabra. La congregación había descendido a tal condición espiritual que estaba funcionando como un grupo de incrédulos y mundanos.

La discordia hará lo mismo entre nosotros hoy en día. Entorpecerá nuestros sentidos espirituales. No nos dejará escuchar la voz de Dios. Si hay discordia entre nosotros o si nos sentimos ofendidos por alguien, si no nos arrepentimos y arreglamos las cosas, terminaremos diciendo: “Dios nunca me oye ni me habla”.

Tenga presente que Dios nunca deja de hablarnos; Él no es un Padre ausente. Siempre está hablándonos, aconsejándonos, animándonos y edificándonos. Pero no podemos verlo así cuando hay discordia entre nosotros.

Eso debería ser razón suficiente para evitar la discordia a toda costa. Pero eso no es todo lo que el Nuevo Testamento tiene que decir acerca de este asunto. En 2 Timoteo 2:24-26, el apóstol Pablo dice: “Porque el siervo del Señor no debe ser amigo de contiendas, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido. Debe corregir con mansedumbre a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él”.

Mire otra vez la última parte de ese versículo. Dice que el diablo tiene cautivos a los que son amigos de contiendas y discordias; son sus títeres.

Eso es algo muy serio y debemos tener presente que puede pasarnos lo mismo. Si andamos en contienda y discordia, si peleamos por poder y control o si nos ofendemos porque no nos tratan bien, terminaremos siendo cautivos del diablo. Nos pondrá a trabajar para él con solo tirar de la cuerda de la discordia. Y cuando lo haga, perderemos los estribos por cualquier cosa sin darnos cuenta, y terminaremos siendo sus siervos.

El amor nunca deja de ser

Estoy seguro de que usted no desea caer en eso; yo tampoco. Pero podemos evitarlo. ¿Cómo? Tenemos que darle prioridad al mandamiento de amar en nuestra vida. En lugar de ponernos a pensar cuánto nos han ofendido, pensemos en en el amor de Dios por nosotros y en todo lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz. Evitaremos la discordia si ponemos en práctica nuestro amor por el Señor.

Si alguien le saca de quicio, diga: “No puedo altercar con esa persona, no importa lo que haya hecho. Estaría desobedeciendo al Comandante en Jefe. Estaría irrespetando al Dios que amo”.

Si una vez que haya dicho esas palabras aún se siente tentado a decir algo feo, ¡cierre la boca! No deje salir las palabras de ira y discordia de su corazón. Santiago 3:6 dice que esas

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palabras son como astillas que el infierno mismo utiliza para incendiar todo su ser. Así que no las diga; no empiece el fuego.

En lugar de eso, dé un paso de fe y responda en amor. Haga y diga lo que el amor haría y diría: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, cesarán las lenguas y el conocimiento se acabará” (1 Corintios 13:4-8).

Cuanto más practique el mandamiento de amar, más cimentado y arraigado estará en el amor. Y sin que se dé cuenta, andar en amor dejará de ser un mandamiento. Se convertirá en un honor, un privilegio y un gozo. No querrá vivir de ninguna otra manera. La semilla del amor estará creciendo en usted. Estará cimentado y arraigado en el amor. Empezará a conocer el amor de Dios, y al Dios de amor.

Si continúa andando en amor, cada día que salga de su casa estará rebosando un poco más de la presencia del Señor. Cada día estará viviendo más la vida a la que fue llamado y para la cual fue creado: ¡una vida llena de la plenitud de Dios!

Por Kenneth Copeland

Bancas llenas, Almas hambrientas: Predicando Expositivamente

“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua sino de oír la palabra de Jehová” (Am. 8:11)

La austeridad de la predicación bíblica se empaña de modo significativo debido a que los comunicadores contemporáneos están mas preocupados de la relevancia personal que de la revelación de Dios. La Escritura inequívocamente requiere una proclamación centrada en la voluntad de Dios y en la obligación que tiene la humanidad de obedecer. El patrón expositivo se recomienda a si mismo, mediante hombres totalmente comprometidos con la Palabra de Dios, como predicación que es fiel a la Biblia. La exposición presupone un proceso exegético que extrae el significado que Dios le dio a la Escritura y una explicación de ese significado en una manera contemporánea. Es necesario recapturar la esencia bíblica y el espíritu apostólico de la predicación expositiva en el entrenamiento y la predicación de hombres que están dedicados a “predicar la Palabra”.

Quien recoge el desafio de aceptar la urgente responsabilidad de transmitir el legado paulino de “predicar la Palabra (2 Ti. 4:2) Este articulo señala un esfuerzo por inspirar en los predicadores del siglo veintiuno un patrón de predicación bíblica heredado de sus predecesores.

Cada generación sufre las críticas circunstancias que Amós le profetizó a Israel:“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre

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de pan, ni sed de agua sino de oír la palabra de Jehová” (Am. 8:11)  Los siglos recientes han probado nuevamente esta necesidad.

UN REPASO DE LAS TENDENCIAS RECIENTES En una explicación de Hebreos 8:10, el comentarista puritano William Gouge (1575-1653) destacaba:

Los ministros han de imitar a Dios y realizar su mejor esfuerzo para instruir al pueblo en los misterios de la santidad y enseñarles que creer y practicar, para entonces conducirlos a obrar, de que practiquen lo que se les enseñó. De otra manera es posible que su labor sea en vano, el no hacer esto es una de las razones principales por las cuales muchos hombres caen en tantos errores como lo hacen en estos días.

A este editorial de Gouge, Charles Spurgeon (1834 – 1892) añade una palabra acerca de la Inglaterra del siglo diecinueve:

Podría añadir que esta última declaración ha adquirido mas fuerza en nuestros tiempos; es entre los rebaños no instruidos que los lobos del papismo y arminianismo crean caos; la enseñanza sólida es la mejor protección contra estas herejías que causan desolación a diestra y siniestra entre nosotros. (no estamos ajenos a esa realidad hoy)

Juan Broadus (1827 – 1895) también lamentaba la muerte de la buena predicación en los EE.UU., y G. Campbell Morgan (1863 – 1945) lo notó, La obra suprema del ministro cristiano es la obra de la predicación. Este es un día en el cual uno de nuestros mayores peligros es hacer un millar de cositas mientras ignoramos una cosa, la predicación.

Los siguientes lamentos, típicos de la época, muestran que las cosan habían mejorado muy poco para la mitad de siglo:Excepto por la creciente mundanalidad de sus miembros, el púlpito es punto débil de la iglesia.

Pero la gloria del púlpito cristiano es un brillo prestado (…) La gloria se está marchando del púlpito del siglo veinte de forma alarmante (…) A la Palabra de Dios se le ha negado el trono y se le ha dado un lugar desmerecido. (hoy en el trono de la Escritura, esta sentada la señora psicología)

Empero todavía es cierto que “cualquiera sean las señales del púlpito contemporáneo, la centralidad de la predicación bíblica no es una de ellas.

Es una tradición enfocada en la centralidad de la Palabra escrita, pocos temas son mas importantes que la interpretación y la proclamación de esa Palabra. Todo el mundo enfatiza la necesidad de una exégesis sólida del texto, pero pocos tienen la pericia para proveer tal exégesis y predicar efectivamente en base a la misma.

Para mediados de los años ochenta se reunió el Congreso Nacional sobre Exposición Bíblica para demandar el regreso a la verdadera exposición bíblica. El tema del congreso demandaba que la iglesia volviera a la verdadera predicación bíblica o de otra manera, el mundo occidental continuaría su descenso hacia una cultura desvalorizada. Os Guinnes comentando acerca de la singularidad de los EE.UU. en la cultura contemporánea, declaro preocupado que “En todos mis estudios todavía no he visto una sociedad occidental en donde los bancos de la iglesia estén tan llenos y los hermanos tan vacíos.’ El estudio de John

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MacArthur acerca de los patrones de predicación a finales de los años ochenta, le llevó a observar:

Específicamente, la predicación evangélica debe reflejar nuestra convicción de que la Palabra de Dios es infalible. Con demasiada frecuencia no es así.

Es mas, hay una tendencia perceptible en el ambiente evangélico contemporáneo a apartarse de la predicación bíblica y arrastrarse hacia un acercamiento temático en el púlpito basado en la experiencia y el pragmatismo.

En los albores de los noventa, parece surgir su ímpetu irresistible a enfocar el púlpito a lo relevante. Siegfred Meuer alertó a los cristianos de los años sesenta en cuanto al mismo “peligro contemporáneo” el comparó la dirección de sus días a las tendencias anteriores de Harry Emerson Fosdick, quien en la década del veinte escribió “El Sermón es aburrido porque no tiene conexión con los verdaderos intereses del pueblo (…) El sermón debe ocuparse de un verdadero problema” Meuer aseveró Fosdick abrió las puertas para que la filosofía y la psicología inundaran el púlpito moderno con incredulidad.La filosofía de Fosdick suena alarmantemente parecida al consejo ofrecido por los predicadores modernos. la relevancia en la predicación contemporánea no es la Biblia sino el hombre.

Las personas que no asisten a la iglesia hoy en día son los consumidores definitivos.Quizás no nos guste, pero por cada sermón que predicamos ellos preguntan: “ Estoy interesado en ese tema o no?” Si no lo están no importa cuan efectiva sea su exposición; sus mentes se marcharán.

La conclusión implicada es que los pastores deben predicar lo que el pueblo desee escuchar en lugar de lo que Dios ha proclamado. Ese consejo activa la alarma de 2 Timoteo 4:3 que advierte “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias”.

¿Cuál es la respuesta adecuada? Declaramos que estriba en el redescubrimiento y la reafirmación de la predicación expositiva para la generación venidera de predicadores que enfrentan todas las oportunidades espirituales y los obstáculos satánicos de un nuevo milenio. Concordamos con la evaluación de Walter Kaiser:

Independientemente de que nuevas directrices y énfasis se ofrezcan con regularidad, lo que hace falta, sobre todo, para hacer que la Iglesia sea mas práctica, auténtica y efectiva, es unadeclaración de las Escrituras con un nuevo propósito, pasión y poder.

OTRA VISITA A LA ESCRITURA Cuando surgen advertencias contra el alejamiento de la predicación bíblica, la única respuesta razonable es un regreso a las raíces bíblicas de la predicación para reafirmar su naturaleza esencial. Al reevaluar la herencia de la proclamación bíblica surgen dos elementos: los mandatos a predicar y la manera de predicar.

Mandatos a predicar Los evangelios, Hechos, las epístolas y Apocalipsis proveen muchos ejemplos así como exhortaciones a predicar la verdad en cumplimiento de la voluntad de Dios. Cinco mandatos significativos representan la extensa cantidad de pasajes como recordatorio del legado apostólico y la reafirmación de la autoridad bíblica para la predicación basada en la Biblia.

Mateo 28. 19-20: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”

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1 Timoteo 4.13: “Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.”

2 Timoteo 2.2: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga ahombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.”

2 Timoteo 4.2: “Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.” Tito 2.1: “Pero tu habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.” La manera de predicar En su discusión de (kerysso, que significa “yo predico” o “yo proclamo”), Friedrich señala al menos treinta y tres diferentes verbos empleados por los escritores neotestamentarios para representar la riqueza de la predicación bíblica. En la siguiente discusión, se examinan brevemente las cuatro mas prominentes.

Kerysso se usa generalmente a través de los evangelios, Hechos y las epístolas.Juan el Bautista (Mt. 3.1), Jesús (Mt. 4.17) y Pablo (Hch, 28.31) se involucraron en la acción de predicar tal como lo indica este verbo, Pablo le encomendó esta misma actividad a Timoteo, al decirle que predicara la Palabra (2 Tim. 4.2)

Evanggelizo (evanggelizo, que significa “yo predico el evangelio”) es prácticamente intercambiable con kerysso (Lc. 8.1; Hch 8.4-5) Pablo y Bernabé predicaron las buenas nuevas de la palabra del Señor (Hch. 15.35).Martyreo (martyreo, que significa “yo testifico” o “yo doy testimonio”) es un término legal que representa la comunicación de la verdad de parte de alguien que tiene conocimiento de primera mano. Juan el Bautista testificó

acerca de la Luz (Juan 1.7-8) y Juan el apóstol acerca de la Palabra de Dios (Ap.1.2)

Didasko (didasko, que significa “yo enseño” se concentra en el propósito y el contenido del mensaje transmitido, sin excluir elementos de los tres verbos anteriores, Jesús les mandó, como parte de la Gran Comisión, a sus discípulos a que enseñaran (Mt. 28.20), Pablo le recomendó la enseñanza a Timoteo (1 Tim. 6.1 y 2 Tim. 2.2). A veces la enseñanza es asociada con kryss (Mt. 11.1) y evanggelizo ch 5.42) El contenido de lo que se enseña se concentra en el camino de Dios (Mt. 22.16) y la Palabra de Dios (Hch 18.11).

Además de estos cuatro prominentes términos, hay muchos otros que mejoransignificativamente la forma bíblica de comunicar la Palabra de Dios. Por ejemplo, en Hechos 8.31 el eunuco etíope invitó a Felipe a “guiar(lo)” o “dirigir(lo)” (hodegeo) a través de Isaías53. Pablo “explicó” o aclaró” (ektithemi) el  Reino de Dios (Hch. 28.23; Ef. 18.26) Pablo le dijo a Timoteo que él debía “confiar” o “entregar” (paratithemi) lo que había escuchado de parte de Pablo a hombres fieles para que ellos también pudieran enseñárselo a otros (2 Tim. 2.2).

El diálogo de Jesús con los dos discípulos en el camino a Emaús añade otras dimensiones a la predicación bíblica. El “explicó” o “interpretó” (diermeneuo) las cosas acerca de si en el Antiguo Testamento, desde Moisés hasta los profetas (Lc. 24.27) Ellos, a su vez se maravillaron de la manera en la cual El había “abierto” o “explicado” (dianoigo) las Escrituras (Lc. 24.32; Ef. 24.45)

Sería provechoso estudiar otras palabras como (anaggello, que significa “yo anuncio” o “yo declaro” en Hechos 20.27; anaginosko, que significa “yo leo”) en 1 Timoteo 4.13 (parakaleo, que significa “yo exhorto, consuelo”) en 1 Timoteo 4.13: (exegeomai, “yo declaro”) en Hechos 15.12 (laleo, “yo hablo”)en Juan 3.34; dialegomai, “yo discuto, debato”) en Hechos 17.17: y (Phtheggomai, “yo expreso”) en Hechos 4.18. Empero este breve resumen basta para concluir

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que un vínculo común en todos los términos bíblicos en sus contextos es un enfoque en las cosas de Dios y la Escritura como algo exclusivamente central en el mensaje del predicador. Indudablemente, esta característica señala la singularidad de la predicación bíblica. Un contenido bíblico y teológico es el sine qua nom, o calidad indispensable, de la proclamación neotestamentaria.

COMO DEFINIR LA PREDICACION EXPOSITIVA Las discusiones acerca de la predicación la dividen en tres tipos: temática, textual y expositiva.Los mensajes temáticos casi siempre combinan una serie de versículos bíblicos que están vagamente conectados con un asunto. La predicación textual usa un texto breve o pasaje que por lo general sirve como portal hacia el tema que el predicador decide enfrentar. Ninguno de estos métodos representa un esfuerzo serio para interpretar, entender, explicar o aplicar la verdad de Dios en el contexto de la Escritura utilizada.

En contraste con esto, la predicación expositiva se concentra primordialmente en el texto bajo consideración junto con su contexto./ La exposición normalmente se concentra en un texto de la Escritura, pero algunas veces es posible que un mensaje temático teológico histórico biográfico, sea de naturaleza expositiva. Una exposición puede ocuparse de cualquier texto independientemente de cuan extenso sea.

Una forma de aclarar la predicación expositiva es identificar lo que no es:

1. No es un comentario de palabra en palabra ni versículo en versículo, sin unidad, bosquejo o dirección dominante.2. No son comentarios erráticos ni declaraciones casuales acerca de un pasaje sin el trasfondo de una exégesis exhaustiva y un orden lógico.3. No es una masa de sugerencias desconectadas e inferencias basadas en el significado superficial de un pasaje que no se apoyan en un estudio profundo del texto.4. No es pura exégesis, independientemente de cuán erudita sea, si le falta un tema, una tesis, un bosquejo o un desarrollo.5. No es un mero bosquejo estructural de un pasaje con varios comentarios de apoyo pero sin otros elementos retóricos y homiléticos.6. No es una homilía temática que utiliza algunas secciones del pasaje pero que omite la discusión de otras partes de igual importancia.7. No es una colección desmenuzada de hallazgos gramaticales y citas de comentarios sin la fusión de estos elementos en un mensaje suave, fluido, interesante y motivador.8. No es una discusión de Escuela Dominical que tiene un bosquejo de contenido, que es informal y ferviente, pero que le falta estructura homilética e ingredientes retóricos.9. No es una lectura bíblica que vincula varios pasajes esparcidos que tratan un tema como, pero que no logra manejar ninguno de ellos de manera completa, gramática y contextual.10. No es la común charla devocional que se da en una reunión de oración que combina comentarios generales, declaraciones erráticas, sugerencias desconectadas y reacciones personales de una discusión parcialmente inspiradora pero que no tiene el beneficio del estudio exgeticocontextual básico ni los elementos de persuasión.

Antes de continuar adelante, considere el grupo de palabras “exponer, exposición, expositor, expositivo”. Según el diccionario, una exposición es un discurso para presentar información o explicar lo que es difícil de entender. Aplicar esta idea a la predicación requiere que un expositor

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sea alguien que detalle la Escritura exponiendo el texto a la luz pública para establecer su significado, explicar lo que resulta difícil de entender y emplearlo de manera apropiada.

El entendimiento de Juan Calvino, que tiene muchos siglos de edad, de la exposición es muy parecido.

Primero que todo, Calvino entendió la predicación como una explicación de la Escritura. Las palabras de la Escritura son la fuente y el contenido de la predicación. Como expositor, Calvino introdujo a la tarea de la predicación toda la capacidad de un erudito humanista. Como interprete, Calvino explicó el texto buscando su significado natural, auténtico y bíblico (…) La predicación no sólo es la explicación de la Escritura, sino que también es la aplicación de la Escritura oración por oración a la vida y la experiencia de su congregación.

La exposición no se define tanto por la forma del mensaje como por la fuente y el proceso mediante el cual se forma este mensaje Unger capta este sentido de forma intensa:

No importa cuán extensa sea la porción a explicarse, si se maneja de forma tal que se aclare el significado real y esencial tal como existió en la mente del escritor bíblico particular, así como existe a la luz del contexto general de la Escritura y aplique a las necesidades actuales de aquellos que lo escuchan, podría verdaderamente decirse que eso es predicación expositiva (…) Realmente no es predicar acerca de la Biblia sino predicar la Biblia. “Lo que dijo el Señor” es el alfa y la omega de predicación expositiva. Comienza en la Biblia y termina en la Biblia y todo lo que interviene brota de la Biblia. En otras palabras la predicación expositiva es predicación basada en la Biblia.

Otras dos definiciones de la exposición contribuyen a aclarar:En su mejor momento, la predicación expositiva es “la presentación de la verdad bíblica, derivada de y transmitida a través de un estudio histórico, gramático, y guiado por el Espíritu, de un pasaje en su contexto, el cual el Espíritu Santo aplica primeramente a la vida del predicador y luego mediante este a su congregación”.

En los años cincuenta el Dr. Martyn Lloyd-Jones era prácticamente el único en Inglaterra involucrado en lo que él denominaba “predicación expositiva” Para darle a la predicación tal designación no era suficiente, en su opinión, que su contenido fuera bíblico; los discursos que se concentraban en los estudios de palabra o que proveían un comentario ordinario y análisis de capítulos enteros, podrían denominarse como “bíblicos”, pero eso no es lo mismo que exposición. Exponer no es simplemente ofrecer el sentido gramatical correcto de un versículo o pasaje, mas bien es el establecimiento de los principios o doctrinas que se suponen expresen las palabras. Por lo tanto, la verdadera predicación expositiva es predicación doctrinal, es predicación que se ocupa de las verdades específicas de Dios para el hombre. El predicador expositivo no es uno que “enseña sus estudios” a otros, es un embajador y un mensajero, que presenta de forma autorizada la Palabra de Dios a los hombres. Tal predicación presenta un texto y entonces, considerándolo en todo momento, surge una deducción, un argumento y una apelación, cuya totalidad compone un mensaje que lleva la autoridad de la Escritura misma.

Según ese entendimiento, la ejecución leal del oficio de la enseñanza requiere que el predicador sea capaz de decir como Pablo: “Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, hablamos en Cristo” (2ª. Cor.2.17). Si esto implica una opinión extremadamente exaltada de la predicación,no es mas, creía el Dr. Lloyd-Jones, que lo que se requiere del oficio ministerial.

En resumen, los siguientes elementos mínimos identifican la predicación expositiva:

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1. El mensaje halla su única fuente en la Escritura,2. El mensaje es sacado de la Escritura mediante una exégesis cuidadosa.3. La preparación del mensaje interpreta correctamente la Escritura en su sentido normal y en su contexto.4. El mensaje explica claramente el significado original que Dios procuraba para la Escritura.5. El mensaje aplica el significado actual de la Biblia.Dos textos bíblicos sirven de ejemplo para el espíritu de la predicación expositiva:Y leían en el libro de la Ley de Dios claramente, y ponían el sentido de modo que entendiesen la lectura (Neh. 8.8).Por tanto, yo es protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios (Hch 20. 26 -27).

Un ejemplo en particular es la exposición de Jesús de Isaías 61. 1-2 en la sinagoga (Lc. 4.16-22). Luego ofreció una exposición temática de sí mismo a los discípulos en el camino a Emaús (Lc. 24.27, 32, 44 – 47) En Hechos 8. 27 – 35 Felipe le explicó Isaías 53. 7 – 8 al eunuco etíope. Esteban le predicó un sermón expositivo histórico biográfico a los judíos antes de que lo apedrearan (Hch. 7.2 – 53).

Greer Boyce ha resumido muy hábilmente esta definición de la predicación expositiva:

En resumen, la predicación expositiva demanda que, mediante el análisis cuidadoso de cada texto dentro de su contexto inmediato y el medio ambiente al cual pertenece el libro, se utilice todo el poder de la erudición exegética y teológica moderna en nuestro tratamiento de la Biblia. El objetivo no es que el predicador pueda exhibir toda su erudición en el púlpito. Mas bien, es que pueda hablar fielmente en base a conocimiento sólido de su texto y se suba al púlpito como al menos, “obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” El último paso del predicador es el mas crucial y e mas peligroso de todos. Es relatar el mensaje bíblico de manera fiel y relevante a la vida moderna. En este punto debe entrar en juego toda su capacidad como artífice. Debemos saber que la exposición fiel de un texto no produce por si misma un sermón efectivo. Sin embargo, también es necesario que se nos advierta que no se debe sacrificar la fidelidad al texto debido a que lo que presumimos sea algo relevante. Muchos predicadores modernos parecen dispuestos a realizar este sacrificio, produciendo como resultado, sermones que son una mezcla de consejo moralista, inconclusas y, algunas veces, descabelladas opiniones, así como lo último en sicología. La predicación expositiva, al insistir que el mensaje del sermón coincida con el tema del texto, llama de regreso al predicador a su verdadera tarea; la proclamación de la Palabra de Dios en y a través de la Biblia.

Estudios Biblícos Cristiano – Recibir instrucciones

l domingo anterior compartí el pasaje bíblico que será nuestro lema durante el 2011. Algunos han llamado a preguntar cuál fue la cita y versión exacta, y hoy quiero comenzar dándote un tiempo para anotar y no olvidar:

“Y les dijo: Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán

E

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nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”Marcos 16:15-18

El pasaje habla de una tarea que debes cumplir: predicar el evangelio a todas las personas que se crucen en tu camino; sin embargo estoy seguro que lo llamativo no está en la tarea sino en la oferta de experimentar milagros y maravillas. El Señor Jesús presentó extraordinarias posibilidades: sanar enfermos, echar fuera demonios, salir ilesos de cualquier ataque, vencer temores y hablar nuevas lenguas, ¿cuál te gusta más?, ¿crees que esto es posible?, y la pregunta más importante: ¿Qué debemos hacer para que suceda?

A partir de hoy intentaremos responder esta inquietud. Por eso los sermones estarán basados en el libro de los Hechos, donde no solo se da testimonio de que Jesús cumplió su palabra sino que se enseña lo que la iglesia debe hacer para vivir en la dimensión sobrenatural que el Señor nos ofreció. Comencemos por el principio:

“En mi primer libro, excelentísimo Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús había hecho y enseñado desde el principio y hasta el día en que subió al cielo. Antes de irse, por medio del Espíritu Santo dio instrucciones a los apóstoles que había escogido respecto a lo que debían hacer.

Y después de muerto se les presentó en persona, dándoles así claras pruebas de que estaba vivo. Durante cuarenta días se dejó ver de ellos y les estuvo hablando de reino de Dios.

Cuando todavía estaba con los apóstoles, Jesús les advirtió que no debían irse de Jerusalén. Les dijo: –Esperen a que se cumpla la promesa que mi Padre les hizo, de la cual yo les hablé. Es cierto que Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo” Hechos 1:1-5 Dios habla hoy

En la primera línea aparecen dos detalles: Hechos es el segundo tomo de un mismo autor, y el libro estuvo dedicado a un hombre llamado Teófilo. De Teófilo no tenemos mucho que decir, salvo que llamarlo “excelentísimo” indica que fue un personaje importante, a quien se le dedica el primer y segundo tomo del trabajo de Lucas[1] con el propósito de afirmar su fe. Tal vez fue alguien a quien Pablo y Lucas guiaron, un creyente nuevo, lleno de preguntas y deseos de crecer. A este nuevo creyente, y de paso a todos nosotros, se nos dedica un texto que puede enseñarnos cómo vivir en victoria.

Comenzamos a leer, y Lucas nos cuenta un detalle que merece nuestra atención: Jesús, antes de irse, dio instrucciones. No hay nada sorprendente en que Jesús diese instrucciones, el detalle interesante radica en que lo hiciera bajo la dirección, influencia y guía del Espíritu Santo.

Esta es una idea que podría parecerte extraña, toda vez que pensamos que Jesús no necesito de nada ni nadie, que se bastaba por sí solo. La verdad es otra: Él necesitó la dirección del Espíritu Santo; eso es lo que indica una exegesis correcta de la frase, en la que el verbo enteilamenoV (dar instrucciones, mandar, encomendar) se presenta en aoristo, dándonos la sensación de que Jesús cada vez que dio instrucciones, lo hizo bajo la dirección del Espíritu Santo. Pero esta idea se ve confirmada cuando consideramos que el Señor sustentó su ministerio y autoridad a la presencia del Espíritu Santo en su vida[2]; y lo más resaltante: Jesús afirmó que toda su vida estuvo consagrada a hacer exactamente lo que se le había ordenado que haga por el Espíritu Santo “Pero el mundo tiene que saber que amo al Padre, y que hago exactamente lo que él me ha ordenado que haga…” Juan 14:31 Nueva Versión Internacional

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La acción y presencia del Espíritu Santo estuvo siempre presente en el ministerio de Jesús. Al comienzo, cuando al ser bautizado por Juan también fue bautizado por el Espíritu Santo, y al final, cuando antes de partir “dio instrucciones por medio del Espíritu Santo” o como dice otra versión: “Él dio instrucciones bajo el poder del Espíritu Santo” GDT[3]. Él no hizo nada sin el poder del Espíritu porque son uno: verbo y acción.

Y si Jesús hizo todo lo que hizo porque actúo bajo la dirección del Espíritu Santo, queda claro que sus discípulos antes de lanzarse a la conquista del mundo, debían hacer una pausa para esperar no solo la llegada del Espíritu Santo sino para recibir sus instrucciones, guía y dirección. Y si los primeros cristianos esperaron, buscaron y anhelaron recibir instrucciones del Espíritu Santo, y por eso lograron sanar enfermos, echar fuera demonios, salir ilesos de cualquier ataque, vencer temores, y hablar nuevas lenguas; entonces para vivir un año extraordinario, nosotros necesitamos recibir instrucciones del Espíritu Santo.

Así que estamos frente al ministerio más resaltante del Espíritu Santo: dar instrucciones respecto a lo que debemos hacer. Ministerio que sirvió durante los primeros días de la iglesia y que sigue vigente hoy. El Espíritu Santo quiere, puede y desea dar instrucciones sobre cada aspecto de la vida: familia, negocios, inversiones, política, diversión, matrimonio, futuro, etc.

Supongo que en sus cabezas ya surgió la idea que surgió en la mía cuando reconocí este ministerio del Espíritu: ¿Cómo recibir instrucciones del Espíritu Santo? ¿Qué debemos hacer?

Piénsalo: lo que más necesitas en este año que comienza es un consejero que pueda anticiparse a todo, que pueda saberlo todo y que sin otro interés que tu felicidad, pueda señalarte el camino a tomar, la persona que debes elegir, la compra que debes hacer; en fin, todos necesitamos que alguien tome el timón de nuestra vida y nos lleve al puerto del éxito.

Hay algunas cosas que debes saber con respecto a las instrucciones que el Espíritu quiere darte:

1.      Sus instrucciones siempre serán para protegerte.

“No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos” Salmo 91:10-11

2.      Aprendemos a percibir las instrucciones del Espíritu cuando pasamos por el discipulado.

“Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” Mateo 28:19-20

3.      Hay instrucciones generales, que son para todos, y que no debes esperar que te las confirme porque ya están dadas y lo único que queda es ponerlas en práctica, por ejemplo:

Predicar

“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” Marcos 16:15; “Así nos lo ha mandado el Señor: Te he puesto por luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra” Hechos 13:47

Amar  a tus hermanos en la fe

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“Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros” Juan 15:17

4.      Y lo más importante que debes saber: Las instrucciones del Espíritu Santo vienen de forma progresiva. El Espíritu Santo comienza con instrucciones generales, y luego irá dándote más y más instrucciones para tu vida, de manera que llegará el momento en que tendrás todo claro. Pero para que ese proceso avance, tú debes ir avanzando en tu amor hacia Él.

En otras palabras, la guía del Espíritu Santo y su obrar sobrenatural están condicionados a la intensidad de tu amor hacia Él. Cuando lo amamos con toda nuestra mente, corazón y alma, viviremos cosas extraordinarias; pero cuando lo amamos solo de palabra o por momentos, Él se quedará quieto, esperando que reacciones, mientras que tú iras perdiendo bendiciones y dejándote robar lo que Dios, desde la eternidad, ha preparado para ti.

Creo que no estamos conscientes de esto, pero el diablo nos ha robado mucho porque hemos amado poco a Dios. Si invertimos el amor, y en vez de poner alma, corazón y vida en las cosas del mundo, las ponemos para buscar y hacer  las cosas del Señor, experimentaremos la vida maravillosa que Jesús ofreció a los que cumplan con sus instrucciones.

Conclusión:

No debo preguntarte si quieres vivir en lo sobrenatural, debo preguntarte si quieres cumplir con la tarea que Dios ha puesto delante nuestro, porque si quieres predicar el evangelio a todas las personas que te rodean, comenzarás a experimentar las maravillas de Dios; pero si lo que deseas es básicamente sentirte bien, protegido y bendecido, seguirás luchando y afanándote, perdiendo el tiempo, gastando tus energías y desaprovechando el potencial que tienen los hijos de Dios.

Si tomas el tiempo para poner en práctica las instrucciones generales del Señor, y a través del discipulado vas descubriendo lo que Él ha preparado para tu vida, irás descubriendo, comprendiendo, apreciando su sabiduría, y lo más importante: mostrándole que le amas en verdad, no solo de palabra sino de hecho y en verdad.

Te propongo un año para amar a Dios, para amarlo con todo tu ser, para amar y esperar que su Espíritu Santo venga sobre tu vida, te llene y capacite; entonces podrás enfrentar los días que vienen con la certeza de que sucederán maravillas, señales y prodigios.

Pastor Miguel A. Bardales

Cash Luna – Correctas expectativas

Podremos estar atribulados y en apuros, pero nunca angustiados o desamparados. El Señor nos dará la victoria.

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Siempre tenemos grandes expectativas cuando iniciamos un nuevo. Podemos y debemos ser mejores. Recordemos que no hay ambiente perfecto, pero sí actitud correcta. Estar cerca del Señor no significa ser inmunes a las situaciones desagradables. Lo que nos diferencia de quienes no creen en Él es que tal vez, no ganamos todo el tiempo, pero triunfamos al final porque Su presencia está con nosotros, como poderoso gigante.

A veces, los cristianos tienen expectativas de una vida perfecta, sin problemas, pero la Palabra dice que lo mismo ve la muerte un justo que un impío. Ante las dificultades, nos confundimos y cuestionamos: ¿Por qué me sucede esto? ¿Será que Dios está conmigo? Si nos formamos falsas expectativas, no vivimos por fe sino por ilusiones y fantasías que al final serán defraudadas. En la Biblia leemos sobre muchos hombres y mujeres que no vivieron siempre felices o sin problemas, al contrario, son personas que supieron sobreponerse a la adversidad y fueron fieles al Señor.

Dios también pierde algunas veces. Saúl, por ejemplo, no fue buen rey, por eso, el Señor levantó a David que haría lo que Él le pidiera (Hechos 13:21-22). Nosotros hemos superado malas situaciones y el Señor también. Jesús perdió a Judas, pero luego levantó Pablo que escribió el 80% de las epístolas. Dios nos enseña cómo reaccionar ante el fracaso. Lo correcto es levantarse y continuar porque podemos perder, pero triunfaremos al final. Si caíste, ¡levántate!

Dios siempre está con nosotros, ganemos o perdamos. Todos somos Sus hijos y no con todos gana siempre. Reconoce que a veces pierde contigo porque no le obedeces, entonces, si Él mismo ha perdido y no te abandona, ¿cómo nos atrevemos a renegar de nuestras dificultades y decir que fracasamos? No te abandones dándote por vencido, no te decepciones si pierdes en algo. No siempre ganaremos, pero si perseveramos, seremos vencedores. El miedo a que nos suceda algo malo, no debe limitarnos para experimentar lo bueno que puede venir, si nos atrevemos a seguir adelante.

A Dios hay que tenerle paciencia porque nuestro tiempo no es el mismo que el Suyo. Actúa cuando debe no cuando quiere. Es similar a la situación con nuestros hijos. Su “no” es tan bueno y expresa tanto amor como Su “sí”. Si lo abandonas porque te da una negativa, demostraste que no merecías lo que pediste. Pero si aceptas el “no” con humildad, le demuestras que mereces el “sí”. Su respuesta siempre es la mejor, aunque no siempre será lo que quieres. Confía en que Él te dará lo que es mejor para ti porque es tu Padre y sabe lo que te conviene. Sin embargo, no dejes de pedirle, no seas conformista e insiste delante de Su trono. Somos bienaventurados cuando confiamos en Dios.

El Salmo 40: 1-4 es confuso porque dice que “esperó pacientemente pero está en el pozo de la desesperación”. No se entiende si está desesperado o no. Pozo significa “desastre” y estar metidos en un desastre es desesperante, pero debemos tener paciencia porque si confiamos, Él nos sacará. Dile: “Aunque estoy en el hoyo de la desesperación, te esperaré con paciencia”.

El apóstol Pablo dice que estamos atribulados en todo, y tribulación en griego significa: “problemas y crisis”. Es una circunstancia externa, así como estar en apuros, perseguidos o derribados. Por el contrario, la angustia, desesperación o desamparo son sentimientos internos a los que no debemos dar espacio. Nuestra expectativa debe ser interna, no externa. El hombre más santo y correcto puede pasar tribulación, pero tendrá paz y se levantará con fe en el Señor. Pablo dice que afrontamos crisis pero Dios y Su paz gobierna en nuestros corazones. Nunca estaremos desamparados porque Cristo es nuestra esperanza.

Que estés en un apuro no te hace mal cristiano. Podemos estar atribulados, en apuros, perseguidos y derribados, pero nunca desesperados, angustiados, desamparados o destruidos (2 Corintios 7-9). No podemos alimentar falsas expectativas de la vida por fe. El cristiano también

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pierde familiares, le roban o enviuda pero el final, siempre triunfa porque Dios no lo abandona. Los justos empiezan de nuevo cuando otros piensan que todo acabó.

Nunca te creas destruido. Puedes estar con la batería baja pero nunca en off. Confía porque Dios te levantará, está contigo y nunca de abandonará. La victoria final será para quienes luchan, convencidos de Su amor infinito.

Neutralizando la Gracia de Dios

Por Ricardo Botto

Gálatas 2:14-21

14 Pero cuando vi que no andaban rectamente en cuanto a la verdad del Evangelio, dije a Cefas delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿cómo obligas a los gentiles a judaizar?15 Nosotros, judíos por naturaleza, y no pecadores de entre los gentiles,16 sabiendo que el hombre no es declarado justo por las obras de la Ley, sino por la fe de Jesucristo, también nosotros creímos en Cristo Jesús, para que fuéramos declarados justos por la fe de Cristo, y no por las obras de la Ley; porque por las obras de la Ley ninguna carne será declarada justa.17 Y si buscando ser declarados justos en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? ¡En ninguna manera!18 Porque si edifico otra vez las mismas cosas que destruí, yo mismo me demuestro trasgresor.19 Porque yo, por medio de la Ley, a la Ley he muerto, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado,20 y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, quien me amó, y se entregó a Sí mismo por mí.21 No rechazo la gracia de Dios, porque si por la Ley fuera la justicia, entonces en vano murió Cristo.

Empecemos viendo el verso 21, donde dice:”No rechazo la gracia de Dios.”

El diccionario Strong define la palabra rechazo de la siguiente manera:

Adsetéo; poner a un lado, separar, (por implicación) desestimar, neutralizar o violar, desechar, invalidar.

De ahí nos encontramos que una de las palabras que se usa es neutralizar; el neutralizar es anular el efecto de algo sobre otra cosa.

Por ejemplo, la tapa de una gaseosa impide que el contenido de esta se salga de la botella y caiga al suelo; hay un efecto de neutralización.

Vemos entonces que la gracia puede ser neutralizada de nuestras vidas.

Podemos llegar a anular el efecto de la gracia sobre nuestras vidas.

Veamos lo que dice Wuest acerca de esta palabra “rechazo”. Rechazo viene deatheteo que significa “el alejarse de algo que hemos tirado, presentado o establecido, actuar en dirección a

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algo como si estuviera anulado, frustrar la eficacia de cualquier cosa para anularla, o  para inutilizarla. Todos estos significados pueden aplicarse al acto de añadir las obras de la ley a la fe como el método de la justificación del pecador. Uno puede predicar que Cristo murió por nuestros pecados, pero si añade obras a la fe como el medio para aceptar la salvación que Cristo proveyó para los pecadores perdidos en la cruz, ha anulado la eficacia de la gracia, porque el significado fundamental de la gracia es que se da gratuitamente, sin dinero ni precio. No hay salvación para el pecador que depende en lo más mínimo de sus buenas obras como un medio para recibir la aceptación de Dios.

De esto es lo que trata Efesios 2:8-9: “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no es de vosotros, es el don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe.”

La gracia de Dios puede ser neutralizada en nuestras vidas cuando cambiamos el método de recibirla, si tratamos de recibirla por las obras queda anulada ya que se recibe por medio de la fe.

Esto es lo que Pablo le estaba diciendo a Pedro en los versos 15 y 16: “Nosotros, judíos por naturaleza, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es declarado justo por las obras de la Ley, sino por la fe de Jesucristo, también nosotros creímos en Cristo Jesús, para que fuéramos declarados justos por la fe de Cristo, y no por las obras de la Ley; porque por las obras de la Ley ninguna carne será declarada justa.”

Entonces vemos que la persona no es declarada justa por el camino de las obras de la ley, es decir, todo intento que haga por tratar de ser declarado justo por Dios, sino que está haciendo lo contrario se está alejando de la gracia de Dios y anulando su poder sobre su vida.

Gálatas 2:20 es más que claro: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, quien me amó, y se entregó a Sí mismo por mí.”

No neutralicemos el efecto de la gracia de Dios en nuestras vidas tratando de justificarnos por medio de nuestras propias acciones; es por medio de la fe en la obra terminada de Cristo en la cruz que podemos recibir el efecto de la gracia de Dios en nuestras vidas.

Análisis del Libro del Profeta Hageo

Tema Principal: Fuertes represiones por descuidar la construcción del templo, unidas a alentadoras exhortaciones y promesas para los que para los que se comprometieran en la obra.

Autor: Hageo 1:1 identifica al autor del Libro de Hageo como el Profeta Hageo.

El libro de Hageo es el primero de los escritos por los tres profetas posteriores al exilio. Este profeta fue contemporáneo de Zacarías.Su nombre significa «mi/s fiesta/s» o «festivo». No sabemos nada más acerca de Hageo. Al considerar Hageo 2:3, muchos han llegado a la conclusión de que este profeta tuvo que haber

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visto el templo de Salomón antes de que el mismo fuera destruido en el año 586 a.C. Si esto fue así, entonces Hageo debe de haber tenido más de setenta años cuando escribió este libro.

Fecha de su Escritura: El Libro de Hageo fue escrito aproximadamente en el 520 a.C.

Propósito de la Escritura: Hageo buscaba desafiar al pueblo de Dios con respecto a sus prioridades. Él los llamó a reverenciar y glorificar a Dios construyendo el Templo a pesar de la oposición local y oficial. Hageo los exhortó a no desanimarse porque este Templo no estuviera tan ricamente decorado como el de Salomón. Los exhortó a volverse de la impureza de sus caminos y a confiar en el soberano poder de Dios. El Libro de Hageo es un recordatorio de los problemas que enfrentó el pueblo de Dios en esos tiempos, de cómo la gente confió valientemente en Dios, y cómo Dios proveyó para sus necesidades.

Verso Clave: 2:4

“Pues ahora, Zorobabel, anímate, dice Jehová; anímate tú también, sumo sacerdote Josué hijo de Josadac; cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad, porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos.“

Breve Resumen: ¿Reconsiderará el pueblo de Dios sus prioridades, tendrá el valor y actuará en base a las promesas de Dios? Dios buscó advertir a la gente que buscara Sus palabras. No solo Dios les advirtió, sino que también les ofreció promesas a través de Su siervo Hageo, para motivarlos a seguirlo. Por haber revertido el pueblo de Dios sus prioridades, habiendo fracasado en poner a Dios en el primer lugar de sus vidas Judá fue enviado al exilio babilónico. En respuesta a la oración de Daniel y en cumplimiento a las promesas de Dios, Dios dirigió a Ciro el rey persa, a permitir que los judíos en exilio regresaran a Jerusalén. Un grupo de judíos regresó a su tierra con gran gozo, puso a Dios en el primer lugar en sus vidas, lo adoraron y comenzaron a reconstruir el Templo de Jerusalén, sin el apoyo de la gente local que vivía en Palestina. Su valiente fe se encontró con oposición de la población local, así como del gobierno persa, durante aproximadamente 15 años.

I. Hageo 1: 1-15: Primer mensaje: exhortación a construir la casa de Dios.II Hageo 2: 1-9: Segundo mensaje: aliento para los que construyen el templo.III. Hageo 2: 10-19: Tercer mensaje: reclamo de santidad.IV. Hageo 2:20-23: Cuarto mensaje: fortalecimiento al mirar los eventos futuros.

Peculiaridades:

a) Las siete preguntas de Dios

Dios formuló a su pueblo siete preguntas a fin de escudriñar sus corazones y producir un avivamiento que los condujera nuevamente hacia Él. Dichas preguntas están formuladas en los siguientes capítulos: 1: 4,9; 2:3 (dos veces),12,13,19.

b) Cinco apelaciones de Dios al corazónDios apeló cinco veces a los judíos a que consideren sus caminos. El significado literal de estas apelaciones era “meditar en el corazón acerca de algo”, lo cual era muy adecuado, pues el hombre toma siempre las decisiones en su corazón. Los pasajes que hablan de esto son los siguientes: 1:5-7; 2:15, 18, 19.Bosquejo sintético

1:1-15 2:1-9 2:10-19 2:20-23

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FIJAR PRIORIDADES

(EXHORTACIÓN A CONSTRUIR LA CASA DE DIOS)

TRABAJO DURO

(MOTIVACION)

RECLAMO A LA SANTIDAD

( HABRÁ BENDICIÓN)

FORTALECIMIENTO A MIRAR EVENTOS FUTUROS

(LA PROMESA SE CUMPLIRÁ)

Resumen

1-6 Identificar prioridades incorrectas (tu casa)

3 La motivación – comparar el templo anterior con la situación actual

10-14 No por quienes son…un pueblo profano

La descendencia mesiánica seguirá. El pueblo se acordó de las palabras de Jeremías (22:24-30) en cuanto a Joaquín.

Temían que Dios hubiera abandonado la promesa de su pacto con Israel (2 Samuel 7:8-16).

Ahora Dios les anima y les asegura que la promesa seguirá vigente a través de Zorobabel (Mateo 1:2)

7-8 Identificar prioridades correctas (la casa de Dios)

4a La exhortación “ser fuerte y trabajar duro”

15-19a No por lo que han hecho… Han regresado a la obediencia, pero nada ha cambiado

9-11 Las consecuencia de tener prioridades malas

4b-5 La consolación es “Estoy con ustedes”

19b Es solamente por la gracia de Dios…”Yo les bendeciré”

12-15 Los beneficios de establecer prioridades buenas

6-9 La expectación es “será llena de la gloria de Dios”

Principios

Buscar lo tuyo es vano y temporal

Hacer la voluntad de Dios traerá provecho eterno

Evalúa en qué estas invirtiendo tu vida.

Hay que depender de Dios y tener fe

¡Él si puede lograrlo!

La bendición es espiritual es por la gracia de Dios

No lo merecemos

Dios es fiel

Cumplirá lo que ha prometido

Aplicación Práctica: El Libro de Hageo llama la atención sobre problemas comunes que la mayoría de la gente enfrenta aún en nuestros días.

1.      ¿Ha estado usted dándole demasiada atención y tiempo a sus asuntos personales, y descuidando las cosas de Dios, que son importantes para la difusión del Evangelio y el desarrollo de la obra del Señor?

2.      ¿Qué nos querrá decir Dios mediante sucesos catastróficos? ¿Aprovecha esos acontecimientos para dirigir la atención y pensamientos de las demás personas hacia Dios?

3.   Cuando usted se siente desanimado en su servicio a Dios, ¿se da por vencido, o persevera valientemente, resuelto a serle fiel y a dejar que Dios se encargue de los resultados?

Lo que debemos hacer

1) examinar nuestras prioridades, para ver si estamos más interesados en nuestros propios placeres que en hacer la obra de Dios;

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2) rechazar una actitud derrotista cuando nos enfrentamos a la oposición o a circunstancias desalentadoras;

3) confesar nuestras faltas y buscar vivir vidas santas ante Dios;

4) actuar valientemente por Dios, porque tenemos la seguridad de que Él está con nosotros siempre, y tiene pleno control de nuestras circunstancias; y

5) descansar seguros en las manos de Dios, sabiendo que Él nos bendecirá abundantemente, mientras le sirvamos fielmente.

LA PROSPERIDAD NO ES SOLO DINERO

Las creencias tradicionales nos han llevado a considerar la prosperidad como algo antibíblico. Sin embargo, inspirado por el Espíritu Santo, Juan dice que su deseo es que prosperemos y tengamos salud. Más adelante, en el versículo 11 de 3 Juan, nos indica: «Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios». Si la prosperidad fuera algo antibíblico, ¿por qué Él desea que prosperemos? Como ve, la prosperidad en sí no es mala.

El dinero no es la raíz de todos los males. El amor al dinero es la raíz de todos los males (1 Ti 6:10), y existen personas cometiendo este pecado, ¡sin poseer ni un peso! Sin embargo, quiero que usted entienda que la prosperidad abarca mucho más que las finanzas.

Cuando Juan dijo que deseaba que prosperemos y tengamos salud, añadió la oración «así como prospera tu alma». El hombre es espíritu: tiene un alma que consiste de la mente, la voluntad y los sentimientos y, además, el hombre habita en un cuerpo. Por lo tanto, existen la prosperidad espiritual, la mental y la física.

Para prosperar espiritualmente, usted debe nacer de nuevo. Cuando usted recibe a Jesús como su Salvador y como el Señor de su vida, su espíritu nace de nuevo y se restablece la comunión con el Padre celestial. Eso lo coloca a usted en posición de recibir de Él todo que lo su Palabra promete.

Para que su alma prospere, usted debe ser capaz de controlar su mente, su voluntad y sus sentimientos. El acumular mucho conocimiento no significa que su mente esté prosperando. La prosperidad mental ocurre cuando usted utiliza la información que ha adquirido; cuando usted controla su mente en lugar de ella a usted. En 2 Corintios (10:5) se indica: «… derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo». La persona que hace esto tiene control de su mente y está en posición de prosperar mentalmente. Si la Palabra de Dios no vive y opera en usted, no tendrá el dominio completo de su mente. De la misma forma es como debe controlar su voluntad.

Cómo controlar la voluntad

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Algunas personas dicen «Señor, ayúdame a quebrantar mi voluntad». Dios no quiere que usted tenga una voluntad quebrantada para que Él pueda dominarla. Lo que Él desea es que usted someta por completo su voluntad a la de Él para que ambas trabajen unidas.

Cuando Dios creó al hombre, le dio una voluntad con poder. En realidad, es una voluntad divina porque otorga al hombre el derecho de escoger su destino para la eternidad. Solamente un dios tiene ese poder. El hombre fue hecho a imagen de Dios y se le dio la voluntad para que tome sus propias decisiones.

Usted puede irse al infierno si así lo desea, y Dios respetará su derecho a hacerlo; por supuesto usted no tiene que ir ahí, pero tiene la libertad de hacerlo. Por otra parte, usted puede escoger a Jesucristo y a la Palabra de Dios y pasar la eternidad junto a su Padre Celestial. ¡Qué privilegio! La decisión es suya.

Cuando el alma de una persona prospera, su voluntad está en armonía con la voluntad de Dios . ¿Cómo puede usted estar en armonía con la voluntad de Dios?Mientras no conozca lo que su Palabra dice, no podrá hacerlo, pues la Palabra y la voluntad de Dios son una misma cosa. Una persona sincera no puede tener voluntad para algo y expresar lo contrario. Si usted está en armonía con la Palabra de Dios, quiere decir que está en armonía con la voluntad de Dios.

Cómo dominar la naturaleza emotiva

Hablemos ahora acerca de nuestros sentimientos, que son parte del alma. En primer lugar, Dios lo creó a usted con una naturaleza emotiva. Usted fue creado a imagen de Él, por lo tanto, Dios también debe de tener sentimientos.

Las escrituras confirman que Jesús lloró (Juan 11:35) y que Dios se ríe (Salmo 2:4). Por supuesto que expresar los sentimientos no es malo, sin embargo, para que nuestra alma prospere, no debemos dejarnos llevar por los sentimientos.

Los Evangelios revelan que Jesús sintió compasión. Él dijo que solamente hizo lo que vio a su Padre hacer, por lo que la compasión es una persona: el Padre. Jesús expresó sus sentimientos, pero no se dejó llevar por estos. Él siempre ejerció dominio propio, y nos dio el ejemplo a seguir: el alma que prospera debe mantener siempre sus sentimientos en armonía con la palabra de Dios.

Su prosperidad y su salud nunca serán mayores que la prosperidad y la salud de su alma. Usted puede ser un creyente nacido de nuevo, incluso ser lleno del Espíritu Santo, y sin embargo no prosperar en su alma.

Por ejemplo, una santa mujer de Dios que viva en la pobreza, podrá hacer, por medio de la oración, que haya avivamiento en la iglesia y que todos en el pueblo sean salvos, pero estar siempre enferma y en cama por no creer lo que dice la palabra de Dios con respecto a su propia salud.

La prosperidad verdaderaLo que el mundo define como prosperidad material (prosperidad de los sentidos)incluye el oro, la plata, el prestigio social y el poder económico y político. Y lo que el mundo define como prosperidad mental (prosperidad del alma) es «saberlo todo».

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Sume estos dos conceptos y el resultado será una persona que usa su mente para obtener poder político y económico. Para el mundo, esto constituye la definición total de prosperidad, y usted puede ver fácilmente las desventajas.

La prosperidad verdadera es la capacidad de solventar las necesidades humanas en cualquier aspecto de la vida. La riqueza y el poder no pueden satisfacer todas las necesidades.

El dinero es un dios pésimo: no puede comprar la salud ni prevenir que las dolencias o enfermedades controlen el cuerpo humano. Es cierto que se puede usar para comprar, hasta cierto punto, la salud, pero la forma de sanar que el mundo utiliza es en realidad muy limitada.

En el ámbito mental, una persona puede saberlo todo y aun así no tener la capacidad de utilizar ese conocimiento para obtener el dinero o la salud que necesita.

Solo la Palabra

¿Qué produce la prosperidad espiritual, mental y física? ¿Qué une a estos aspectos? La Palabra de Dios. En Hebreos 4:12, la Biblia dice que «la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos», también dice que «penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón».

Cuando usted anda en la palabra de Dios, prosperará y tendrá salud. La voluntad de Él para con nosotros es que tengamos salud total, y que todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo (1 Ts 5:23). ¡Alabado sea Dios!

LA MUERTE Y LO QUE LA BIBLIA ENSEÑA

¿Implica la Muerte una Aniquilación?

por Kyle Butt, M.A.

En el Nuevo Testamento se describe el fuego del infierno como la “muerte segunda”. El cuadro de Apocalipsis 20 describe a un lago de fuego en que el diablo y sus seguidores serán lanzados, incluyendo a los seres humanos impíos cuyos nombres no están escritos en el Libro de la Vida. El versículo 14 del capítulo 20 declara: “Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda”. El inspirado escritor Santiago comentó que si un cristiano se aleja de Cristo, y si alguien le hace volver, él “salvará de muerte un alma”(Santiago 5:20). El enunciado de Santiago habla del hecho que el alma pecadora está destinada a la muerte espiritual. En Juan 6, Jesús se describió como el pan que vino del cielo. Los que comen de este pan “vivo” vivirán “por siempre” y no morirán (Juan 6:48-51,58). Todos los que no comen de este pan vivo morirán. Estos comentarios de Jesús claramente hacen referencia a la muerte segunda en el infierno.

¿Qué Significa la Palabra “Muerte”?

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Todos los que están involucrados en el debate de la vida después de la muerte entienden que el infierno es llamado la muerte segunda, y que se dice que el alma de una persona muere en el infierno. ¿Pero qué significa realmente la palabra “muerte”? Los partidarios de la aniquilación sostienen la idea que la palabra “muerte” significa “dejar de existir”. F. LaGard Smith escribió:

Aquellos cuyos nombres se encuentran en el libro [de la vida—KB] heredarán la vida con Dios por siempre. Para los que no tienen sus nombres en el libro, no habrá vida duradera, tormento o cualquier otra cosa. Solamente muerte…[l]a muerte segunda y final… Como la evidencia escritural más fuerte indica, la única opción es vida eterna versus muerte eterna. Existencia bendita versus la no-existencia(2003, pp. 189-190).

De todos los enunciados en su libro, y especialmente de las dos oraciones paralelas finales en esta cita, es obvio que Smith define la palabra “muerte” comono-existencia.

Sin embargo, la Biblia realmente no usa el concepto de la muerte como una no-existencia; en cambio, muerte significa “separación”. En cuanto a la muerte física, la Biblia hace referencia a la separación del alma del cuerpo físico. En cuanto a la muerte espiritual, connota la separación del alma de Dios.

El Lexicón Mejorado de Strong da la siguiente definición principal de la palabra griega que se traduce como “muerte” (thanatos): “(1) la muerte del cuerpo (1a) esa separación (sea natural o violenta) del alma y el cuerpo por la cual se termina la vida en la tierra” (“Thanatos: 2505”, 1999). Al considerar varias escrituras, es evidente que la Biblia considera a la muerte como una separación. El inspirado escritor Santiago ofreció la descripción más clara del concepto de la muerte cuando escribió: “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2:26). Según Santiago, la fe que está separada de las obras es una fe muerta de la misma manera que el cuerpo que está separado del alma es un cuerpo muerto. Note que un cuerpo que está separado del alma no es un cuerpo no-existente. Al contrario, el cuerpo todavía existe y yace sin vida, pero está separado del alma y por ende se dice que está muerto.

La narración que describe la muerte de Raquel en Génesis prueba adicionalmente que la Biblia representa a la muerte física como la separación del alma del cuerpo. Cuando Raquel estaba dando a luz a Benjamín, su parto llegó a ser tan intenso que su vida estuvo en peligro. El texto dice: “Y aconteció, como había trabajo en su parto, que le dijo la partera: No temas, que también tendrás este hijo. Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín. Así murió Raquel, y fue sepultada en el camino de Efrata, la cual es Belén” (Génesis 35:17-19, énfasis añadido). La muerte de Raquel ocurrió cuando su alma salió, dejando su cuerpo físico. Su cuerpo continuó existiendo por algún tiempo y fue sepultado, pero fue considerado como un cuerpo muerto tan pronto como se separó del alma de Raquel, no cuando el cuerpo finalmente se descompuso en la tumba. Otra vez, la descripción bíblica de la muerte gira en torno del concepto de la separación, no de la aniquilación.

Lucas 8 también prueba que el significado de la muerte física es la separación del alma y el cuerpo. Jairo vino a Jesús rogando por la vida de su hija enferma. En el camino, alguien vino de la casa de Jairo explicando que la muchacha ya había muerto. Jesús animó a Jairo a no dudar, y continuó yendo hacia su casa. Cuando llegó a la casa, Jesús hizo salir a todos, excepto a Pedro, Jacobo, Juan y a los padres de la muchacha. Se acercó al cuerpo muerto de la muchacha, tomó su mano y dijo, “Muchacha, levántate”. Inmediatamente después de Sus palabras, el texto dice: “Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó” (Lucas 8:40-55).Note que el cuerpo de la muchacha y su espíritu existían al mismo tiempo que Jesús entró al cuarto. No obstante, su cuerpo estaba muerto porque su espíritu se había separado de él. Cuando el espíritu regresó a

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su cuerpo, este revivió. Otra vez, el texto bíblico presenta la idea que el concepto de la muerte no es aniquilación, sino separación.

Juan 19:30 provee otro ejemplo que establece la muerte física como una separación del alma y el cuerpo. En el momento final de la vida de Cristo durante la crucifixión, después que todas las profecías se cumplieron, Cristo exclamó, “Consumado es”. Inmediatamente después de estas palabras, el Señor inclinó Su cabeza y “entregó el espíritu”. En ese momento, cuando Su alma se separó de Su cuerpo, Él (i.e., Su cuerpo) murió. José y Nicodemo sepultaron el cuerpo muerto (todavía existente) de Cristo, mientras que el alma de Cristo había salido.

Incluso después de mirar estos ejemplos bíblicos, algunos partidarios de la aniquilación pueden continuar argumentando que la muerte física todavía significa “no-existencia”, ya que los que murieron no existían más en el mundo físico. Pero note lo que la Biblia describe como muerto—el cuerpo. Santiago dice que “el cuerpo sin espíritu está muerto”. El cuerpo continúa existiendo por algún tiempo, pero se dice que está muerto inmediatamente cuando el alma lo deja. Pero no se dice que el espíritu está “muerto”.

Aunque la idea que la muerte física se define como separación y no aniquilación es clara en la Biblia, la idea que la muerte espiritual se define como una separación del alma de Dios y no como una aniquilación del alma es incluso más clara en las Escrituras. En la carta de Pablo a los efesios, él escribió: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo… Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo…” (Efesios 2:1-2,4-5).Cuando los efesios estaban en su condición perdida, fueron descritos como “muertos”. No obstante, obviamente todavía existían. Ellos estaban separados de Dios a causa de sus pecados. De hecho, el versículo 12 del mismo capítulo dice que durante su tiempo de pecado, ellos estaban “sin Cristo” alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo”. Los efesios estaban espiritualmente muertos en sus pecados. Esta muerte espiritual era una separación de Dios, de Cristo y de la esperanza, aunque no era un estado de aniquilación. En el capítulo cuatro de la misma epístola, Pablo dijo a los hermanos que ellos no debían andar “como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios” (Efesios 4:17-18). Esos gentiles pecaminosos descritos aquí estaban en el mismo estado de muerte espiritual en el cual los Efesios estaban antes que llegaran al cristianismo. La muerte era un alejamiento (o separación) de la vida de Dios, pero, otra vez, no era una aniquilación.

El inspirado apóstol Pablo escribió a los cristianos en Colosas, declarando, “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados” (Colosenses 2:13). Pablo obviamente no quiso decir que los colosenses habían estado físicamente muertos en sus pecados. Tampoco intentó afirmar la idea sin sentido que en un tiempo, cuando estuvieron pecando, sus almas estaban en un estado de aniquilación. Al contrario, sus almas existían, pero estaban separadas de Dios a causa de sus pecados, y por ende fueron descritas como muertas. El profeta del Antiguo Testamento, Isaías, explicó este principio claramente cuando escribió: “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías 59:1-2, énfasis añadido).

Pablo presenta muy claramente en 1 Timoteo 5:6 la idea que la muerte espiritual es una separación de Dios, no una aniquilación. En este capítulo, Pablo instruyó al joven Timoteo que la iglesia debía ayudar a las viudas. En este contexto, Pablo mencionó a las viudas que confiaban en Dios y que continuaban en oración. Él contrastó a estas viudas con una que “se entrega a los

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placeres” o vicios de la carne. Con referencia a esta viuda, dijo: “Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta”. En el Nuevo Testamento se considera a los que viven en pecado como muertos espiritualmente. El Espíritu Santo los considera muertos porque se han separado de Dios por causa de su pecado. La viuda pecadora todavía continuaba existiendo físicamente, y su alma continuaba existiendo, pero se la describió como muerta. La descripción bíblica de la muerte espiritual no es una aniquilación, sino una existencia miserable separada de Dios.

La antítesis de “muerte” es “vida” (zoe). Como hemos visto por numerosos pasajes, una manera en que se usa la palabra “vida” en la Biblia es para describir el estado en que el cuerpo físico está unido o conectado al alma de una persona. Además, la vida espiritual, lo opuesto a la muerte espiritual, se describe en el Nuevo Testamento como la condición en que un alma separada llega a unirse una vez más con su Creador. Pablo describió esta condición cuando anotó: “Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él” (Colosenses 1:21-22). El pecado separa a una persona de Dios, y le guía a la muerte espiritual. A través de Cristo, Dios permite que esos muertos, las almas separadas, sean limpios de ese pecado y tengan vida espiritual, lo cual se describe como una reconciliación. Por esa razón Juan escribió: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:12).

Entonces, es evidente al mirar profundamente las Escrituras que la palabra “muerte” no significa un estado de aniquilación, sea en el reino físico o en el reino espiritual. La Biblia describe a cuerpos que estuvieron muertos, pero que todavía estuvieron en existencia. El registro inspirado describe a personas que estuvieron muertas espiritualmente, pero que sin embargo existían en esa condición muerta. La estratagema equivocada que define a “la muerte segunda” (Apocalipsis 20:6,14; 21:8) como un estado de no-existencia es simplemente un intento de evitar el significado real del texto bíblico. La muerte segunda describe nada más y nada menos la separación total de los impíos, i.e., las almas que no aceptaron la salvación del Creador. A los muchos impíos que dirán al Señor “ese día” (i.e., el Día del Juicio), “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” (Mateo 7:22), Jesús, el Juez justo (Juan 5:22; 2 Timoteo 4:8), les sentenciará a la muerte segunda, declarando, “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:23, énfasis añadido). A los impíos que ignoran a los necesitados, Él les dirá, “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41, énfasis añadido). La “destrucción eterna” le espera a los que son separados “de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2 Tesalonicenses 1:9, énfasis añadido). Como Jesús y el apóstol Pablo declararon, la muerte segunda no es aniquilación, sino separación eterna “de la presencia del Señor”. La muerte no implica un estado de no-existencia en absoluto.

REFERENCIASSmith, F. LaGard (2003), After Life (Nashville, TN: Cotswold Publishing).

“Thanatos: 2505” (1999), Enhanced Strong’s Lexicon (Bellingham, WA: Logos Research Systems)

Derechos de autor © 2007 Apologetics Press, Inc. Todos los derechos están reservados.

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Estudios Bíblicos – El Reino de Dios en el Antiguo Pacto 1

Debemos conocer las profecías, pero no caer en el error de los fariseos: estaban seguros de tener la interpretación correcta, pero cuando vino el Mesías no lo reconocieron Jesús dijo: “El reino de Dios está entre vosotros” (Lc.17.20);“Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt.4.17).¿De dónde vino el concepto del reino de Dios? ¿Qué entendía la gente cuando Jesús nombró el reino de los cielos o el reino de Dios? Aunque en el período intertestamentario hubo un desarrollo del tema, tenemos que buscar en el Antiguo Testamento para encontrar su origen.

El establecimiento del reino de Dios es uno de los grandes temas que une elAntiguo y el Nuevo Testamento. Si bien la frase exacta “reino de Dios”, no se encuentra en el A.T. (Is.37.16 habla de “Dios de todos los reinos de la tierra”, y Dn.6.26; 7.14 y 7.27 habla de “su reino”), el concepto es prominente y se va desarrollando a través de toda la Biblia.La enseñanza de la creación en Génesis destaca el señorío de Dios sobre todo. En los grandes hechos de Dios en la historia, como el éxodo, el pueblo de Israel entendió que Dios reina sobre todas las naciones. Después de cruzar el Mar Rojo, el cántico de Moisés termina diciendo,“Jehová reinará eternamente y para siempre” (Ex.15.18).Las experiencias de los israelitas a través del éxodo, el peregrinaje en el desierto y la conquista de Canaán confirmaron la fe de ellos, que Dios reina sobre todas las naciones, en todo el mundo. En forma práctica vieron que Dios era el rey de Israel, pues en Sinaí ellos aceptaron su señorío y después, en varias ocasiones, renovaron el pacto con Dios en las llanuras de Moab (Deuteronomio), y en Siquem (Jos.24).

En el tiempo de los jueces, el sentir de la gente es que Dios reina sobre Israel. Cuando la gente quiso hacer a Gedeón su “señor”, él dijo, “No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará; Jehová señoreará sobre vosotros” (Jue 8.22). Aunque algunos jueces se portaron como reyes, el ideal aceptado por los israelitas fue que Dios era su rey.Por eso, cuando los israelitas estaban casi vencidos por los filisteos y pidieron a Samuel que les diera un rey, Samuel se enojó(1 S.8.6-7).Muchos pasajes indican que los israelitas vieron a Dios como rey de su pueblo y rey de sus vidas. David oró diciendo, “Tuyo, oh Jehová, es el reino” (1 Cr. 29.11). En el culto, Israel confesaba que Dios era su rey: “Pero Dios es mi rey desde tiempo antiguo” (Sal.74.12); “Te exaltaré, mi Dios, mi Rey…” (Sal.145.1). En el culto también, Israel proclamó el reinado de Dios sobre todo el mundo, sobre todas las naciones:  “Jehová reina; regocíjese la tierra” (Sal.97.1).Esta convicción conlleva un énfasis misionero, pues el salmista llama a todos los pueblos a que reconozcan a Dios como rey (Sal.96.7, 10).Este señorío de Dios sobre las naciones del mundo se nota en los oráculos proféticos sobre las naciones vecinas de Israel. La serie de profecías sobre Babilonia, sobre Edom, sobre Asiria, sobre Egipto en secciones largas como Isaías 13.23 enseñan que estas naciones son responsables delante de Dios por su maldad y su injusticia. También enseñan que Dios tiene interés en todas las naciones.

Más adelante veremos cómo la visión del reino futuro de Dios incluye las naciones.

El Reino de David y Salomón.

Aunque hubo una convicción profunda en Israel que Dios era su rey y no debían tener un rey humano, la narración en 1 Samuel es ambigua. Dios aprobó la petición de un rey; y aún más, dirigió la selección del rey. Además Dios hace un pacto con el rey que tendrá una gran influencia. 2 Samuel 7, donde se encuentra el pacto davídico, es uno de los capítulos

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importantes del Antiguo Testamento. Dios hizo un pacto con David y le prometió una casa (una dinastía de reyes), y que su hijo construiría el templo. Además, habla de un reino perpetuo (2 S.7.16).

Bajo David y Salomón, la monarquía, o el reino de Israel, se hizo muy fuerte. Pareciera que allí iba bien el cumplimiento de la promesa de Dios a David. La nación estaba unida; hubo prosperidad material y hubo mucho adelanto en el culto y los escritos, especialmente sapienciales. Un israelita podría haber pensado que elReino de Dios era equivalente al reino de Israel.Pero Salomón mismo no siguió bien la justicia de Dios. Junto con su apostasía por causa de sus esposas extranjeras hizo mal en oprimir a su pueblo económicamente. De modo que al final de su vida las tribus del Norte se separaron del hijo de Salomón y de la línea real de David.(CONTINÚA…)

Por Mervin Breneman

Estudios Bíblicos – El Reino de Dios en el A. T. 2 

Continuemos.

Los profetas que Dios levantó durante el tiempo de la monarquía dividida vieron que el reino de

Dios no iba a cumplirse por medio del Reino del Norte, Israel, ni por medio del Reino del Sur,

Judá. Aun en Judá, donde todos los reyes eran descendientes de David, algunos siguieron a Dios

y otros eran casi paganos.

Tan era así, que Isaías, hablando a la gente de Jerusalén, les llamó “Príncipes de Sodoma” y

“pueblo de Gomorra”, dando a entender que eran tan pecadores que iban a ser destruidos como

lo habían sido Sodoma y Gomorra.

Los profetas predijeron destrucción para los reinos de Israel y Judá. No esperaron en ellos para el

cumplimiento del reino; más bien hablaron de un remanente: “Si Jehová de los ejércitos no nos

hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra” (Is.1.9).

Jeremías y Ezequiel también ayudaron a la gente a ver que el propósito de Dios seguiría sin la

monarquía de Israel.

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Los profetas tuvieron un mensaje duro para su propio pueblo. Tuvieron que predecir la

destrucción de Jerusalén y el templo y anunciar el cautiverio del pueblo. Capítulo tras capítulo

habla de castigo y destrucción. Pero no lo dejaron allí; siempre miraron hacia un reino glorioso en

el futuro.

Las profecías de Isaías constantemente oscilan entre los temas de castigo y destrucción por un

lado y un reino glorioso en el futuro por el otro. Nótese cómo Isaías en un versículo (1.31) dice:

“Y el fuerte será como estopa… y ambos serán encendidos juntamente”; y el versículo siguiente

(2.1) inicia un lindo poema del reino futuro cuando “Vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y

subamos al monte de Jehová… y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces.”

Asimismo en Amós 9.9, habla de destrucción: “A espada morirán todos los pecadores de mi

pueblo,” pero en 9.10 dice: “En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David…”

 

La Visión de un Reino Futuro.

Esta visión del reino futuro es muy variada y multifacética. A veces los pasajes presentan un

enfoque universal, como en Sofonías 3.9: “En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de

labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común

consentimiento.” Otras veces enfocan a Israel.

Hablan de un reino justo y pacífico. Hablan de juntar a Israel de todas partes del mundo y hacer

con él un Nuevo Pacto. Hablan de nuevos cielos y nueva tierra.

La visión del reino de Dios está estrechamente ligada a profecías del Mesías. El Mesías hará

justicia: “Juzgará con justicia a los pobres”; “Y será la justicia cinto de sus lomos”; “Lo dilatado

de su imperio y la paz no tendrán límite” (Is.11.4, 5; 9.7).

Los profetas mayormente llamaron a su propio pueblo que se arrepintiera y volviera a Dios,

pues, por causa de su injusticia y pecado Dios tiene que castigarlos. Entonces vienen pasajes de

destrucción y desolación como castigo de Dios. Pero, como vimos arriba, en este contexto los

profetas dieron predicciones del Mesías y el reino futuro.

Las profecías del reino no están organizadas sistemáticamente. Vienen como pequeños pedazos

de un rompecabezas. A menudo están mezcladas predicciones de eventos cercanos y eventos

más lejanos en el futuro. Hay predicciones del Mesías como un rey glorioso que vence a los

enemigos de Dios (y de Israel); hay predicciones de un siervo del Señor que sufre; y también del

reino glorioso con nuevos cielos y nueva tierra.

Page 47: Hago Lo Que No Quiero Hacer

Así podemos entender por qué les costó a los judíos reconocer a Jesús como el Mesías. Estaban

sufriendo bajo el imperio Romano y habían puesto más hincapié en las profecías de victoria

sobre sus enemigos y liberación de la opresión, que también eran profecías del Mesías. Pero no

se habían fijado mucho en las profecías de sufrimiento y la expiación por el pecado. Puesto que

predicciones de la primera y segunda venida estaban todas mezcladas, y a veces en el mismo

pasaje, no era fácil notar que habría más de una etapa en el futuro del reino.

Para nosotros que vivimos después de la primera venida es más fácil mirar para atrás y entender

las profecías que han sido cumplidas en Cristo y mirar para adelante en esperanza de la segunda

venida. Podemos ilustrarlo comparándolo con lo que nos sucede cuando vemos dos o más picos

de montañas desde una distancia.

Cuando estamos lejos, los dos picos, pueden parecer juntos; pero cuando llegamos al primero,

encontramos que hay todo un gran valle antes de la segunda montaña. Ahora estamos en el

valle entre las dos venidas de Cristo. Vemos el pico que ya fue cumplido, pero miramos hacia

adelante a otro pico glorioso.

(CONTINÚA…)

Estudios Bíblicos – El Reino de Dios en el A. T. 3 

Continuemos.

Una vez estuve explicando esto de los dos picos de profecía en una clase de Antiguo

Testamento. Me hicieron otra pregunta importante: Si los del Antiguo Testamento vieron los dos

picos como uno, ¿cómo sabemos si el pico futuro hacia el cual todavía miramos es sólo uno o si

serán también más de uno? La segunda venida y la institución definitiva del reino futuro de Dios,

¿será un pico o sucederá en varias etapas con “valles” entre las etapas?

La pregunta señala la diferencia básica entre el premilenialismo y el amilenialismo, que son los

dos enfoques de interpretación de profecía más comunes en las iglesias hoy día. El

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premilenialista cree que la segunda venida y el fin de nuestra era sucederá en varias etapas; el

amilenialista piensa más en un solo pico, que cuando Cristo venga será la culminación de toda la

profecía. Lo más importante es que los dos están esperando la venida de Cristo que puede

suceder en cualquier momento.

Volvamos a la primera pregunta, ¿cómo entendieron el reino de Dios los judíos del tiempo de

Jesús?

Ellos tenían el Antiguo Testamento en que se encuentran las profecías que hemos mencionado.

El mismo Antiguo Testamento incluye pasajes llamados “apocalípticos”. Es decir, hablan del fin

de esta época: Dios establecerá su reino de manera cataclísmica, violenta y con señales

cósmicas.

Estos pasajes se encuentran en varios libros: algunos salmos, en Isaías, Jeremías, Sofonías,

Ezequiel y Daniel. Nótese las semejanzas entre estos pasajes (por ejemplo Isaías 24.27; o partes

de Ezequiel) con el Apocalipsis de Juan en el Nuevo Testamento.

En el tiempo posterior del Antiguo Testamento, especialmente en los dos siglos antes de Cristo,

surgieron del pueblo judío otros escritos apocalípticos que enfatizaron, y exageraron, esta

intervención catastrófica de Dios. Él va a destruir a sus enemigos e imponer su reino justo. Así la

gente esperaba una intervención de Dios para liberar al pueblo de los romanos e instalar su reino

glorioso. Muchos pensaban que él lo haría a través del Mesías, un Mesías político y vencedor.

Nótese cómo el Targum de Miqueas traduce 4.7: “Yavé reinará como rey”, “El reino de Dios será

manifiesto.” En Reina Valera Miqueas 4.7 dice: “Y Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sión

desde ahora y para siempre.”

(Los “Targum” son paráfrasis Arameas del Antiguo Testamento Hebreo. Muestran cómo los

judíos interpretaron estos pasajes).

Jesús no rechazó todo el énfasis apocalíptico. De hecho el Nuevo Testamento también continúa

con algunos de los mismos elementos. Pero Jesús no siguió ni la línea de los apocalípticos ni la

línea legalista de los fariseos. Las dos líneas tienen su base en el Antiguo Testamento, pero

ambas se habían desviado y habían ido a extremos.

Jesús hizo una combinación sana de las dos; volvió a la verdadera intención del Antiguo

Testamento. Su enseñanza realmente ayudó a “desapocaliptizar” el ambiente, aunque afirmó las

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enseñanzas del Antiguo Testamento sobre el reino. También Jesús “deslegalizó” el énfasis

farisaico de las Escrituras, pero afirmó su autoridad y la importancia de obedecer a Dios.

Con este trasfondo, uno puede empezar a escuchar lo que Jesús enseñó sobre el reino de Dios.

La enseñanza del Antiguo Testamento sobre el reino es importante y continúa todavía vigente;

pero debemos entenderla en el marco del Nuevo Pacto y a la luz de la enseñanza de Jesús y todo

el Nuevo Testamento. Pero este desarrollo del reino de Dios en el Nuevo Testamento lo dejamos

para otro artículo.

 

Conclusión.

¿Qué importancia tiene para nosotros esto? Quiero señalar varias enseñanzas que debemos

aprender de lo dicho:

1. Todo el énfasis en el reino de Dios destaca que él es Señor sobre todo. Toda la creación, todas

las naciones, todos estamos bajo el señorío de Dios. Nos toca reconocerlo.

2. La visión del reino de Dios también indica que Dios tiene un plan. La creación, el universo, la

historia, tienen una meta, y Dios nos guía hacia esta meta.

3. Que el plan de Dios se expresa en lenguaje de un reino y precisamente el reino davídico,

viene a ser como patrón por el reino de Dios. Sugiere un gran cosa: que Dios en su plan,

incorpora decisiones humanas, decisiones de sus hijos, que toma en serio la creatividad del

hombre. La historia es un diálogo entre Dios y el hombre.

4. La Biblia destaca que el plan de Dios se centra en el Mesías. Nuestro Señor Jesucristo es el

centro del reino de Dios.

5. Como discípulos de Cristo, llamados por Dios, somos parte de este gran plan de Dios. ¡Qué

privilegio! ¡Qué futuro glorioso!

6. Debemos conocer las profecías, pero no debemos caer en el error de los fariseos que estaban

tan seguros que ellos tenían la única interpretación correcta de las Escrituras. Pero cuando vino

el Mesías no lo reconocieron. Tocante a las profecías, debemos indagar (sin caer en “ciencia

ficción”), y usarlas, pues enfatizan la gloria de Dios; pero debemos estar abiertos a cómo Dios

quiere cumplirlas y lo que el Espíritu Santo quiere enseñarnos a través toda la palabra de Dios.

Por Mervin Breneman

Estudios Biblicos – Perfectamente Débil

Por Francis Frangipane

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De acuerdo a las Escrituras Moisés había sido “enseñado en toda la sabiduría de los egipcios.” Ciertamente, como príncipe de Egipto había crecido en un hombre“poderoso en sus palabras y obras” (Hechos 7:22). Así, es difícil comparar a este elocuente y culto hombre con el pastor que, a los ochenta años de edad, se sentía tan abrumado por sus limitaciones que le pidió a Dios que escogiera a otra persona.

Considere: El Señor tomó a un confiado líder mundial y redujo la opinión de si mismo hasta que ya no tuvo confianza. Y en esta condición fue que Dios decidió usarlo. Sabiéndose totalmente inadecuado para el liderazgo, Moisés estaba ahora calificado para liderar.

Notablemente, el Señor se revelaría a si mismo a Moisés (y a todo Israel también) como Jehová-rafa, “Yo Soy Jehová tu Sanador”. Si, Dios es nuestro sanador, aun así hay veces cuando las manos de Dios hieren antes de sanar. Ciertamente, Él debe dejar inválida nuestra auto confianza antes de que podamos ser personas que verdaderamente confían en Dios. Él nos quebranta y nos vacía de orgullo para que nosotros, que solíamos estar llenos del yo, estemos en cambio llenos de Dios.

El Señor llamo a Moisés a regresar a Egipto como Su portavoz. Moisés suplicó, “¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua” (Éxodo 4:10).

¿Nunca había sido elocuente? ¿Y qué del tiempo en Egipto? Moisés “el elocuente” se convirtió en Moisés “el tartamudo”. La identidad de un sofisticado líder, un príncipe que conocía los máximos lujos de la cultura egipcia, no funcionaba mas en Moisés. Dios había humillado a tal punto a Su siervo que ni siquiera podía recordar los días de palabras poderosas y grandes obras. Moisés tenia solo una memoria de Egipto: el fracaso.

Para Moisés, la sola mención de la palabra “Egipto” inundaba su mente con pensamientos de debilidad; Moisés temía volver al lugar de su humillación, especialmente como líder. Sin embargo, Dios no lo había llamado a ser líder, sino un siervo. Y, para ser un siervo, uno no necesita ser elocuente, sino obediente.

Fue idea de Dios

Moisés está seguro que su debilidad particular, la tartamudez, habrá de descalificarle. ¿Cómo podría un hombre imposibilitado de hablar claramente, hablar por Dios? Sin embargo, el Señor no es obstaculizado por la debilidad humana, El pregunta “¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?” (Éxodo 4:11). Sorprendentemente, el Señor no sólo se adapta a la condición de Moisés, ¡Él se atribuye el crédito por la misma!

Es un pensamiento profundo: Dios arrancó a Moisés de su lugar y adiestramiento mundano, lo afligió con una lengua pesada y lenta y luego le ordenó que le sirviera en esa precisa área de debilidad: ¡hablando!

¡El Señor podría haber sanado a Moisés instantáneamente! Podía haberle concedido destrezas de oratoria mayores a las que poseía en Egipto, pero no hizo nada para curar a Moisés. ¡De hecho, el habla lenta fue idea de Dios!

Tal vez hemos pasado mucho tiempo culpando al diablo por limitaciones que realmente tienen su origen en Dios. Y todavía, lo que realmente le interesa al Todopoderoso no es la elocuencia de nuestras palabras, sino Su poder para cumplirlas. Es una perfecta combinación: tartamudez

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respaldada por poder inmutable. “Yo… seré tu boca” (Éxodo 4:12). Esta es la alianza que hace para la victoria.

¿Por qué es que al Señor le atraen los humildes y pobres de espíritu? Él sabe que mientras más débil Su siervo, más genuinamente le dará la gloria a Dios por las obras que realice.

Así que el Señor mantuvo a Moisés débil y mantuvo el sentido de dependencia de Su siervo durante todo el desierto. Olvídese de la representación de Charlton Heston de un Moisés de perfecta articulación, no hay registro de que Dios haya sanado la tartamudez de Moisés.

De pie ante la opulencia de la corte de Faraón, el tartamudo Moisés hablo con la misma lengua tartamuda que comenzó a afligirlo en su adultez. Mas tarde, en el Mar Rojo, cuando los caballos y los carros del ejército de Faraón marcharon furiosamente tras los acorralados hebreos, Moisés levanto su voz y, proclamo,“¡Es-es-estad fir-fir-firmes y v-v-ed la sal-sal-salvación que Je-Je-Jehová hará!”

¿Quién no habría sido tentado a suplicar?: ¡Apresúrate, Señor—sana su tartamudez! Sin embargo, el Mar Rojo se abrió. A Dios nunca le preocupó la fallida destreza de oratoria de Su siervo.

Esta es la gloria de la cruz: el yo es crucificado de forma que Cristo pueda ser revelado en poder.

El hecho es, el Señor deliberadamente busca a aquellos que conocen sus fallas o limitaciones. Pablo testifica que, “lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;… y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia” (1 Co 1:27-29).

“Que nadie se jacte en su presencia.” Que la revelación de Dios nos libre de la vanidad humana. La verdad de Dios es esta: Nuestras debilidades son un activo. Dios nos ha elegido, no por nuestra fortaleza, sino porque somos débiles. No estoy hablando de nuestra naturaleza pecaminosa, sino que nuestras debilidades y escasez de pedigrí no nos descalifica de ser usados por Dios.

No estoy diciendo que no debemos buscar a Dios para que sane nuestras debilidades, ¡oremos y creámosle! Pero no nos excusemos del llamado de Dios debido a nuestras debilidades. Vea, delante del Omnipotente, cada uno de nosotros somos nada, y separados de El no podemos hacer nada de valor. Es en nuestro punto más bajo que la gloria de Dios sube a su máxima altura.

Tal vez su último lugar de servicio al Señor le pareció un fracaso completo. Sin embargo, es posible que el Señor sencillamente haya estado volviéndolo perfectamente débil, para que El se manifieste a Si mismo perfectamente poderoso en usted.

Estudios Biblicos – Tome una galleta

Por Kenneth Copeland

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Hace aproximadamente un año, cuatro palabras comenzaron a surgir en mi espíritu: Ten fe en Dios.Éstas son palabras conocidas, las cuales he estudiado desde hace más de 40 años, así como también los versículos que se encuentran en Marcos 11. Sin embargo, por alguna razón, en septiembre de 2009, Dios comenzó a repetírmelas una y otra vez. Si me despertaba a mitad de la noche, me las repetía: Ten fe en Dios. Si enfrentaba algún reto durante el día, preguntándome qué debía hacer al respecto, de inmediato recibía la respuesta: Ten fe en Dios.

Ten fe en Dios. El Señor me recordaba esas palabras todo el tiempo.De cierta manera, eso era desconcertante para mí. Pues había estado viviendo por fe durante más de cuatro décadas. Yo creía que tenía fe en Dios, lo cual era cierto.

Sin embargo, Él me estaba animando y preparando para aprender más de lo que Jesús quiso decir cuando exclamó: «…Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá» (Marcos 11:22-24).Y el 11 de octubre, comenzó la lección:

Dios me despertó como a las cuatro de la mañana, y vi a Jesús en el espíritu.No lo vi con mis ojos físicos, sino con mi espíritu lo pude visualizar de una forma muy clara. Él se encontraba de pie al final de mi cama, no sobre el piso, sino un poco elevado.

En Sus manos sostenía una bandeja tan grande que tuvo que abrir por completo Sus brazos para sostenerla, y ésta se encontraba llena de galletas.Un serio mandato Usted creería que si alguien está sosteniendo una bandeja llena de galletas debería estar sonriendo. Pero esa mañana, Jesús no estaba sonriendo. Con el ceño fruncido, mirándome muy serio, fijó Sus ojos en mí, y me dijo: ¡Toma una galleta!

Comprendí por completo esa orden. De inmediato, supe que estaba utilizando el mismo tono de voz que usó cuando le dijo a los discípulos en Marcos 11: «…Tened fe en Dios…».Cuando ellos escucharon esa frase, no estaban viendo una bandeja con galletas, sino una higuera seca a la que Jesús le había hablado un día antes. Cuando Jesús encontró sólo hojas y no halló fruto, le dijo a la higuera:«…Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos» (versículo 14).Él no lo dijo en voz baja, sino con un tono de voz lo suficientemente fuerte para que todos los discípulos lo escucharan.

Entonces, 24 horas después, cuando vieron la higuera marchita desde la raíz, surgieron las preguntas. Ellos deseaban saber cómo lo había realizado, y si ellos también podían hacerlo.

Como siempre, Jesús les dio una respuesta directa. No alardeó diciendo: “Amigos, no intenten llevarlo a cabo. Yo soy el Hijo de Dios, por esa razón, pude hacerlo. Por tanto, no le hablen a los árboles ni llamen las cosas que no son como si fueran. Pues fracasarán, y eso nos traerá una mala reputación a todos”.No, Jesús siempre esperaba que Sus discípulos siguieran Su ejemplo. Los retó para que vivieran por fe, así como Él; entonces en Marcos 11, les respondió con el mismo tono de autoridad, y les dijo:«…¡Tened fe en Dios!…».

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Conozco el tono que utilizó, pues yo mismo lo escuché cuando me dijo: ¡Toma una galleta!Ha pasado mucho tiempo desde que tomé una galleta; sin embargo, esa mañana sabía que si Dios me la estaba ofreciendo, era porque iba a dármela. Y Jesús me indicó cómo tomarla: Tu respuesta será: “Yo creo, yo estoy dispuesto, yo lo tomo, yo lo recibo, yo te agradezco”.

Luego agregó: Ahora bien, si alguien te pregunta si deseas una galleta, diles: “No, ya tengo una galleta, gracias”.

Primero… perdone Por supuesto, todo el tiempo supe que Jesús en realidad no estaba hablando de galletas, sino de fe. La bandeja llena de galletas, simplemente representaba las cosas dulces que nos pertenecen por medio de Su obra redentora. Éstas simbolizaban los dones del Espíritu y las promesas de Dios, las cuales pueden solucionar cualquier problema que enfrentemos en el mundo, haciendo de nuestra vida algo dulce.Por medio de esa visión, Jesús me dio una fresca revelación de cómo recibimos esas cosas. Me estaba mostrando que nosotros activamos el proceso de fe al declarar: Yo creo, yo estoy dispuesto, yo lo tomo, yo lo recibo, yo te agradezco.

Ten fe en Dios. El Señor me recordaba

Después de declarar esas cinco frases, agregó lo siguiente: Lo primero que siempre debes hacer con tu fe, es liberar el poder del perdón. En Marcos 11:25-26, se nos confirma: «Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas».

Para analizar este tema, Jesús me recordó lo que está escrito en Mateo 9:2-7, donde se relata la historia del hombre que fue llevado ante Jesús por sus amigos:

Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados. Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema. Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo:¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa. Entonces él se levantó y se fue a su casa.Mientras meditaba en esos versículos, Jesús me habló de nuevo y me indicó: Siempre recuerda que es el mismo poder. El poder para perdonar es el mismo poder para sanar.

Eso es cierto. Lo he comprobado una y otra vez.

He visto personas que se enferman, oran para recibir sanidad, y luego se dan cuenta que tienen amargura en contra de alguien. Entonces cuando perdonan, reciben su sanidad.

¿Por qué sucede eso?

Porque una ley espiritual está obrando.Cosechamos lo que sembramos. Si sembramos gracia y misericordia hacia los demás, cosecharemos gracia y misericordia de parte de Dios (Efesios 6:8).

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“Hermano Copeland, ¿está diciendo que si no perdono a los demás, Jesús utilizará mis pecados en mi contra?”.No, eso no significa que Jesús no perdonará sus pecados, sino que Él no podrá actuar a favor suyo. Al no perdonar, está rechazando el perdón.Piénselo de esta manera. Jesús es perdón, gracia, amor y misericordia. Cualquiera que rechace estas cosas, se coloca a sí mismo en un lugar donde el perdón y la gracia, que Jesús ya liberó a través de la Cruz y de la Resurrección, no pueden obrar a su favor.

Por esa razón, es vital que cuando estemos orando, en primer lugar, perdonemos.Los seis Yo concernientes a la fe Cuando mi visión terminó, estaba despierto. Me sentía tan emocionado que apenas podía contenerlo. En los siguientes meses, las seis declaraciones que Jesús me enseñó —las cuales yo llamo: Los seis Yo concernientes a la fe— se quedaron en mi corazón todo el tiempo.Mientras más las repito, más las comprendo. Y cuando más medito en ellas, más entiendo cuán íntegras son.

• Yo creo: Involucra nuestro espíritu, pues es ahí donde habita la verdadera fe bíblica.• Yo estoy dispuesto: Involucra el alma y la pone de acuerdo con nuestro espíritu.• Yo lo tomo: Pone nuestra fe en acción. (En Santiago 2:26, se nos afirma que la fe sin obras o sin acciones está muerta). Jesús afirmó en Marcos 11:24 que debemos creer que recibimos. En esta cita, el término significa: tomar. Es una palabra activa, no pasiva.

• Yo lo recibo: Es nuestra confesión de fe, a la cual nos aferramos (Hebreos 4:14). Ésta la repetimos de continuo después de haber realizado la oración de fe.• Yo te agradezco: Es nuestra expresión de gratitud y de acción de gracias hacia Dios, pues Él nos ha dado lo que le pedimos.• Yo perdono: Nos mantiene conectados con la misericordia y el favor de Dios, a fin de que podamos recibir por gracia.

Me siento tan emocionado por el poder de esas seis declaraciones que ahora las utilizo todo el tiempo.Hace un par de meses, el diablo intentó atacarme con síntomas de gripe, y lo primero que pensé fue en los seis Yo concernientes a la fe, y en Jesús diciéndome:

¡Toma una galleta!

En esa situación, la galleta era sanidad divina —liberación de la gripe—. Gracias a Dios, ¡descubrí esa galleta espiritual hace más de 35 años! Pronto aprendí en mi vida de fe que el dulce regalo de la sanidad me pertenece como hijo de Dios.

Recuerdo una ocasión, a principio de los años 70, cuando la gripe de Hong Kong afectó fuertemente. Evacuaron las escuelas a causa de ésta. Todos estaban alarmados por no saber cómo obtendrían las vacunas contra la gripe. Gloria y yo llamamos a los niños, y les explicamos qué haríamos:

«Tomaremos nuestras vacunas contra la gripe».John, el más pequeño, se asombró y se preocupó.Pero cuando me vio tomar mi Biblia, comprendió que la vacuna sólo era la Palabra de Dios. (Él lo entendió, pues ésa era la manera en que actuábamos siempre).

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Fue un evento histórico para nuestra familia.

Nos sentamos alrededor de la mesa, y leímos Deuteronomio 28:61, donde se nos afirma que toda enfermedad es parte de la maldición. Luego leímos Gálatas 3:13: «Cristo nos redimió de la maldición de la ley…», y juntos declaramos con fe: «Soy redimido de la maldición de toda enfermedad y dolencia, y esto incluye la gripe».Desde ese momento, ésa ha sido mi confesión.

Así que cuando los síntomas de gripe intentaron enfrentarme recientemente, tomé de nuevo esa postura de fe. Expresé: «Yo creo, yo estoy dispuesto, yo tomo mi redención de la gripe. Recibo esa redención ahora. Señor, yo te agradezco por ella. Yo perdono y libero la gracia y la misericordia de Dios sobre todas la personas en el nombre de Jesús».

Entonces, sin darme cuenta, el Señor me indicó que dijera: «Yo creo, yo estoy dispuesto, yo tomo mi lugar de descanso en el lugar secreto del Dios Altísimo».

¡Hablando de una bandeja de galletas! Justo en medio de esos síntomas de gripe, encontré la paz y la presencia de Dios; y en una hora, todos los síntomas desaparecieron.

Sus herramientas de fe Quizá usted diga: “Pero hermano Copeland, lo intenté, también repetí: Yo creo, yo estoy dispuesto, yo lo tomo, yo lo recibo, yo te agradezco y yo perdono; sin embargo, continúo enfermo.Supongo que debo seguir creyendo que uno de estos días recibiré mi sanidad”.

Espere un momento. Usted dijo que ya la había tomado, usted expresó que ya la tenía.“Sí… pero aún me siento mal. Sería una mentira decir lo contrario”.

No, no estaría mintiendo, se lo explicaré a continuación. Las palabras no sólo son un medio de comunicación. Son las herramientas que utilizamos por fe para que el resultado se manifieste. Ésa era la enseñanza de Jesús en Marcos 11:23. Nos estaba enseñando a utilizar las palabras, así como lo hace Dios.

Nuestras palabras determinan nuestro futuro.

Jesús lo aclaró en Mateo 12:34-36. Sin embargo, muchos cristianos desconocen esto. Si lo supieran, no hablarían como lo hacen. No se expresarían de la siguiente manera: “Me muero del miedo”. “Me muero por hacerlo”. “Creo que me va a dar gripe”. “Si despidieran a alguien de ese puesto, sería mío”.

“Hermano Copeland, las personas en realidad no quieren decir eso. Sólo están hablando”.Al diablo no le importa la intención de sus palabras, él es legalista. El enemigo utilizará esas palabras en su contra. Y lo peor de todo, es que mientras continúen hablando de esa manera, Dios no podrá confiarles mucho poder espiritual. Si Él lo hace, destruirán todo lo que haya a su paso.

Sería como colocar un arma en las manos de un niño de diez años.

Sé lo que eso significa, pues cuando mi hijo John era un niño, comencé a enseñarle a cazar. Pronto disparaba tan bien como yo lo hacía; no obstante, no tenía la madurez para controlar su habilidad, entonces yo lo vigilaba todo el tiempo.

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Un día, él y yo estábamos cazando aves, cuando vimos una araña monstruosa pegada a un lado del granero. John vio la araña, le apuntó con la escopeta y estaba a punto de matarla, cuando lo detuve, y le dije: «No, ¡no le dispares! ¡Harás un agujero en el granero!».

Él me respondió: «No había pensado en eso».

Así como John debía aprender más acerca de las armas, nosotros, como creyentes, tenemos que aprender más acerca de las palabras. Éstas son poderosas. Debemos practicarlas con el propósito de liberar nuestra fe. Habituémonos a declarar: “Yo creo, yo estoy dispuesto, yo lo tomo, yo lo recibo, yo te agradezco, yo perdono”.

En este preciso momento, Jesús les está hablando a cada uno de ustedes en relación a esas seis declaraciones de fe; con el mismo énfasis que me las expresó durante mi visión esa madrugada.Él les está indicando que utilicen sus palabras, con el fin de manifestar LA BENDICIÓN en un mundo que está clamando por ella. Él está sosteniendo una bandeja frente a ustedes, mostrándoles las cosas dulces celestiales, ordenándoles que tengan fe en Dios; no sólo para que puedan ser bendecidos, sino también para que puedan convertirse en LA BENDICIÓN que ha destinado que ustedes sean. VICTORIA

Cuando David Capturó Jerusalén de los Jebuseos

Por Francis Frangipane

Uno de los grandes errores de la Iglesia es basar su fe y normas de conducta en los logros del ayer. Muchas promesas deben ser cumplidas antes de que Cristo regrese. La Biblia nos dice que la Iglesia experimentara no solo “tiempos peligrosos” en los últimos días (vea 2 Timoteo 3:1). En consecuencia, en medio de los conflictos mundiales, el Reino de Dios sobre la Tierra continuara siendo renovado y restaurado ¡hasta que se amolde al Reino de Dios en el cielo! Espere ver nuevas cosechas y expresiones de la gloria y el poder de Dios. ¡Deberíamos esperar ver maravillas que nuestros padres no vieron (vea Hechos 2:19 -21)! Si, y también confiemos en que las promesas que no pudimos llegar a poseer, nuestros hijos andarán en ellas.

Podemos encontrar ánimo y guía una vez mas en la vida del rey David. El nació en un tiempo similar al nuestro. Los hebreos estaban en la Tierra Prometida, pero Vivian aun con enemigos que no habían conquistado. Cuando David se convirtió en rey, supo que Dios había prometido mas para Israel de lo que los judíos habían alcanzado. En particular, el hecho de que los jebuseos todavía ocupaban el área ahora conocida como Jerusalén. Pero si David se hubiera medido a si mismo por el éxito de sus antecesores, nunca hubiera pensado en un ataque a los jebuseos. Ellos eran un pueblo rudo de montana y, a pesar de estar en la lista de naciones prontas a ser desposeídas por Israel, nunca habían sido conquistados.

Piense en esto: los grandes héroes de Israel desde Josué a los jueces habían tratado de conquistar a los jebuseos, y habían fallado. Por eso, los jebuseos se mostraban despectivos cuando oían de los planes de David de poseer su ciudad principal, Jebús (Jerusalén). Se burlaban del joven rey, diciendo: “Tu no entraras acá, pues aun los ciegos y los cojos te echaran” (2 Samuel 5:6).

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Aquí hay dos lecciones. Primero, para todos los que sean ver las asombrosas promesas de Dios cumplidas, Dios les dice, “No se dejen condicionar por el pasado!” Solo porque no han visto el poder de Dios manifestado sobre sus iglesias o naciones, no piensen que Dios nunca lo hará. El puede cambiar la situación del día a la noche.

La segunda lección es esta: probablemente no será el diablo en persona quien venga a amedrentarnos; mas bien, deberíamos guardarnos del mal consejo de cristianos escépticos. Recuerde: el sarcasmo de los jebuseos fue que“aun los ciegos y los cojos te echaran”. Podemos estar firmes en la fe en contra de las huestes de maldad, solo para ser vencidos por “los ciegos y los cojos” espirituales que se sientan junto a nosotros en la iglesia.

¿Quienes son los ciegos? Dicho simplemente, son los que no ven la visión que usted ve.  Están ciegos al futuro de fe que Dios ha puesto en su corazón.  No podemos dejar que las personas que no ven nuestra visión  nos aconsejen. Cuidado con hacerse el comprensivo hacia los que están espiritualmente ciegos. Un poco de levadura de incredulidad  puede socavar su fe en tiempo de batalla.  Junto con los ciegos espirituales están los cojos emocionales. Son personas  que han tropezado con algo- o con alguien – en el pasado. Por ende, ya no pueden avanzar con Cristo.   Cuídese de contarle sus sueños a los cínicos. Si hacemos oídos a las advertencias de los “cojos”, solo será cuestión de tiempo antes de que la herida y desgracia de ellos agoten nuestras fuerzas; nosotros también nos volveremos demasiado cautos y sospechosos.

Aunque es verdad que necesitamos consejo de otros cristianos, y que debemos permanecer en una actitud perdonadora y amable hacia aquellos que se oponen, no podemos permitir que las palabras de los ciegos espirituales y los cojos emocionales nos guíen.

La Palabra es DiosEn nuestro mundo, nuestros reales enemigos no son las personas, mas las fuerzas espirituales de maldad que influencian nuestras comunidades. Y recordemos: si somos nosotros los que sufrimos de ceguera o renguera espiritual, Jesús puede sanarnos. Pero el hecho es que, como los jebuseos, Satanás ha observado los fracasos de muchos cristianos. Uno puede sentir el desprecio del diablo cuando los pastores e intercesores oran por un avivamiento nacional o mundial. Las burlas del diablo no son infundadas porque, hablando en términos generales, nuestros antecesores no lograron desalojar las fortalezas de maldad de sus ciudades. La historia esta del lado del adversario.

Pero Dios nos ha dado Su inalterable, inmutable Palabra. El promete:

“Aunque la visión tardara aun por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentira; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardara. He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá”.

Habacuc 2:3-4

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Vivir “por fe” es creer a Dios hasta que la visión que nos dio se cumpla. David creyó en Dios, y a pesar de que la historia estaba  del lado de los jebuseos, leemos: “Pero David tomo la fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de David” (2 Samuel 5:7).

Había algo en David desde sus anos de juventud, que lo impulsaba hacia la victoria sobre los jebuseos. De hecho, las Escrituras nos dicen que cuando era todavía un jovencito, después de matar a Goliat, “tomo la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén” (1 Samuel 17:54). Recuerde que en ese tiempo Jerusalén se llamaba Jebús y estaba ocupada por los jebuseos. Era como si estuviera diciendo: “Ok, solo soy un joven, pero he conquistado al gigante filisteo. Recuérdenme, porque volveré”. En menos de veinte años David regreso, esta vez como rey de Israel. Tal como conquistó a Goliat, conquistó también la fortaleza de los jebuseos y fue llamada, “la ciudad de David”, aunque pronto se la conoció como Jerusalén.

Vea, no se trata de la realización de nosotros mismos, sino del cumplimiento de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios no puede volver vacía, sin cumplir el propósito para el que fue enviada. Cuando el rey David oyó el escarnio de los jebuseos, no se volvió por su camino desanimado; tampoco su fe fue aplastada por los fracasos de sus antepasados. En cambio – y esto es importante – David interpreto la batalla a la luz de las promesas de Dios. Estaba en juego la integridad de la promesa del Señor a Abraham y su simiente: “Tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos” (Génesis 22:17). Mientras el enemigo podía tener la historia de su lado, ¡David tenia la Palabra inalterable de Dios del suyo!

Es la herencia de los descendientes espirituales de Abraham el traer la influencia prevaleciente de Dios a sus comunidades, y, a través de Cristo, poseerlas. ¡No es mi palabra o la suya, sino la promesa del Dios Todopoderoso! El lo dijo y El lo hará. Su pueblo poseerá las puertas de sus enemigos. ¡Es reprochable que el diablo quiera nuestras ciudades mas de lo que nosotros las queremos! El deseo de David por Jerusalén era un deseo santo que le vino de Cristo, porque lo que externamente iba a ser la ciudad de David, pronto seria en realidad la ciudad de Dios.

Como David simplemente creyó las promesas de Dios, así también debemos hacerlo nosotros. El Señor ha jurado que “andarán las naciones a tu luz”(Isaías 60:3).  ¿A quien le creeremos?  Tomaremos consejos de los ciegos si ellos no pueden ver el potencial que vemos nosotros? Tomemos a Dios por Su palabra. Permítame decirlo nuevamente: Jesús mismo asegura que “todo es posible para aquel que cree” (Marcos 9:23). ¿Usted cree? ¿O es simplemente un incrédulo bueno que va a la iglesia?

Amado, si fracasamos, no es una vergüenza. Simplemente engrosamos las filas de los héroes espirituales que fueron delante de nosotros y “murieron. . . sin haber recibido lo prometido” (Hebreos 11:13).  En verdad, es mejor morir en fe que vivir en duda. Pero considere: ¿Que si lo logramos? ¿Que si a través del proceso de creer en Dios, El imparte en nosotros la perseverancia de Cristo y su carácter, y al hacerlo encontramos a Dios ayudándonos a volver nuestra tierra hacia El?

Señor, Tu prometiste que las naciones vendrían a nuestra luz. Perdóname por dudar y por dejarme condicionar por los errores o logros del pasado! Creo que Has preparado nuestra nación para grandes cosas. Seguiremos Tu promesa de desalojar a nuestros enemigos, tal como David conquisto la gran ciudad que llevaría el nombre de Jerusalén! En el nombre de Jesús, amen.

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La Verdadera Adoración

Adoración: Apreciar a Dios porque El es digno (Apocalipsis 4.11; Apocalipsis 5.12). Las palabras hebreas para =adoración= son =segad” y =shachah= y estas significan =inclinarse=. También llevan en su significado la idea de una relación entre un perro y su amo, es decir, amor, adorador. La palabra griega principal traducida como =adoración= es =proskuneo= y significa =besar la mano; rendir homenaje o reverenciar=.

La adoración bíblica tiene entonces el significado implícito de la adoracióndesinteresada de un ser mayor.

Jesús derramo su sangre para darnos el privilegio de adorar al Padre (Hebreos 10.19-22). A través de Jesús, todo creyente llega a ser un sacerdote de Dios, es decir, aquellos que presentan el pueblo de Dios, a Dios, y Dios al pueblo(Apocalipsis 1.6; 1 Pedro 2.9). Debemos poner a Dios primero en nuestra vida y la adoración es una expresión de esto. Cuando damos a Dios en esta manera El nos acerca a si mismo y nos colma de bendiciones.

Adorar a Dios no es solo cantar canciones. En efecto, como discípulos de Jesús todo lo que hacemos, es decir, nuestro trabajo, actividades de ocio, estudio, vida familiar, etc.) debería ser adoración a Dios. La verdadera adoración a Dios involucra dar el 100% de nuestra vida a El; estar totalmente dispuestos y totalmente obedientes a El. La adoración de Dios es un estilo de vida de traer gloria a Dios.

La adoración es lo que busca el Padre

Jesús dijo: Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adoraran al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en Espíritu y en verdad es necesario que adoren.

Nota que este pasaje ensena cinco puntos:

1. Adoramos al Padre.

Como somos sus hijos e hijas redimidos, le amamos porque primero El nos amo (1 Juan 4.19).

2. Adoramos desde nuestro espíritu.

Esto significa que debemos nacer de nuevo del Espíritu Santo si hemos de adorar a Dios aceptablemente. Nuestra adoración a Dios debería ser llevada e inspirada por el Espíritu Santo. Solo El sabe adorar a Dios de una manera que sea agradable al Padre  (1 Corintios 2.10-16; Juan 16.13-15).

3. Adoramos desde nuestro corazón.

Adoramos en verdad; desde la realidad de una vida vivida en comunión con Dios el Padre, por Jesús Su Hijo. La palabra griega traducida como “verdad” es “aletheia” la cual también significa “realidad”. Necesitamos ofrecer nuestra mas sinceraadoración a Dios con nuestra boca (Mateo 15.8-9). Necesitamos expresar la melodía en nuestro corazón (Efesios 5.19) y el gozo que Jesús nos trae (Lucas 1.16-47).

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4. Adoramos con nuestro entendimiento.

Porque adoramos a un Dios que conocemos personalmente (Juan 4.22; Hechos 17.22-23; 1 Corintios 14.15).

5. Adoramos voluntariamente.

No alabamos o adoramos a Dios por iniciativa, sino porque El lo desea.

La adoración es una prioridad en el cielo. Siempre que veamos una imagen de Dios en la Biblia, vemos la adoración en desarrollo (Isaías 6.1-5; Apocalipsis 4.6-11; Ezequiel 47:1-12). La adoración da lugar al dominio de Dios y la forma deadoración o liturgia (lo que hacemos) no es la cuestión. La cuestión es si la vida de Dios esta en nuestra adoración.

De que maneras podemos ofrecer alabanza y adoración a Dios:

- Con palabras (Salmo 9.1)- Con gritos (Salmo 95.1).- Con inclinación (Salmo 95.6).- Con cántico (Salmo 104:33; Salmo 33:1).- Con baile (esto es un símbolo de una verdad mayor, que toda nuestra vida, cuerpo, alma y espíritu, están dados al Señor en respuesta a Su amor) (Salmo 150.4; Salmo 149.3).- Con las manos alzadas, expresando dependencia en el Señor o victoria en el Señor (Salmo 134.2).- Con instrumentos; normalmente, aunque no siempre acompañado por cántico (Salmo 150.3-5).- Con todo nuestro estilo de vida (Romanos 12.1; Filipenses 1.20; 1 Corintios 6.20; Efesios 5.20; 1 Tesalonicenses 5.16-18).- Cantar con el espíritu, nuestro lenguaje dado por Dios (1 Corintios 14.15).- Con salmos: palabras cantadas de la Biblia (especialmente los Salmos); himnos: composiciones que especialmente ensalzan a Jesús como Señor; canciones espirituales, canciones originales, o bien preparadas o inspiradas espontáneamente por el Espíritu Santo, que expresan nuestra experiencia del Señor (Efesios 5.19-20).

El secreto de la amistad

“Tres amigos de Job se enteraron de todo el mal que le había sobrevenido, y de común acuerdo salieron de sus respectivos lugares para ir juntos a expresarle a Job sus condolencias y consuelo. Ellos eran Elifaz de Temán, Bildad de Súah, y Zofar de Namat. Desde cierta distancia alcanzaron a verlo, y casi no lo pudieron reconocer. Se echaron a llorar a voz en cuello, rasgándose las vestiduras y arrojándose polvo y ceniza sobre la cabeza, y durante siete días y siete noches se sentaron en el suelo para hacerle compañía. Ninguno de ellos se atrevía a decirle nada, pues veían cuán grande era su sufrimiento” Job 2:11-13Quién no conoce la historia de Job, un hombre dedicado a su familia y vecinos, a quien de pronto le sorprende una serie de calamidades que cambian su tranquilidad en sufrimiento, su riqueza en miseria, y su alegría en el más profundo sentimiento de orfandad y vacío. Todos conocemos que Job sufrió el más intenso dolor por causa de Satanás, quien ofreció demostrar que la integridad de este hombre solo era una máscara para esconder su naturaleza egoísta.

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El libro de Job nos demuestra que los justos no siempre tienen las cosas a su favor, que la alegría a veces se ve empañada por el dolor, y que la angustia les roba la felicidad de cuando en cuando. El libro de Job también nos demuestra que hay un dolor más intenso que la pérdida material o el quebranto de la salud, un dolor que te empuja a la locura y te hace decir cosas de las que tendrás que arrepentirte después: Hoy quiero presentarte el dolor de no ser comprendido por tus amigos o por los que están cerca de ti, ¿lo has sentido alguna vez? Casi todos los personajes bíblicos pasaron por algo así: Abraham con su sobrino Lot, David con su jefe Saúl, el profeta Micaías con el profeta Sedequías, Pablo con sus discípulos de Corinto, Juan con Diótrefes y Jesús con su apóstol Pedro.

No ser comprendido es una sensación perturbadora, es como hablar en otro idioma y no poder hacer nada cuando los demás se encogen de hombros y continúan con sus tareas, o te ofrecen cualquier cosa porque no comprenden lo que estás pidiendo, ¿te ha pasado alguna vez? ¿Alguna vez, cuando estuviste conversando con tu pareja o con tu amigo, o con tu hermano, sucedió que hablabas y comprendían otra cosa, y hacían otra cosa? ¡Qué desesperación!

Casi todo el libro de Job está dedicado a poner en evidencia la incomprensión de sus amigos, y la desesperación que Job sentía en cada una de sus intervenciones. Elifaz, Bildad y Zofar, amigos en las horas de mayor felicidad, aparecen apenas Job cae en desgracia. Lo visitan, se espantan con su dolor, lloran y gimen a voz en cuello, rasgan sus túnicas y se cubren de ceniza como señal de compasión; impresionados por la angustia deciden sentarse junto a él, hacer ayuno y permanecer en silencio esperando que algo suceda, que la pesadilla termine y una vez más, vuelvan a reunirse en torno a la parrilla para reír y mirar el futuro con esperanza. Lamentablemente, después de siete largos días, nada sucede. Entonces deciden hablar… y comienza el verdadero dolor.

En realidad, la trama del libro transcurre entre lo que cada amigo dice y lo que Job responde. Varias veces se repite el ciclo: uno de ellos intenta consolar a Job planteándole razones para su dolor, y este procura explicar que esas razones no son válidas. El libro nos plantea un diálogo de sordos, donde cada intervención de los amigos aumenta el sufrimiento de Job hasta llevarlo a la desesperación: “A esto, Job respondió: ¿Hasta cuándo van a estar atormentándome y aplastándome con sus palabras? Una y otra vez me hacen reproches; descaradamente me atacan. Aun si fuera verdad que me he desviado, mis errores son asunto mío. Si quieren darse importancia a costa mía, y valerse de mi humillación para atacarme, sepan que es Dios quien me ha hecho daño, quien me ha atrapado en su red” Job 19:1-6

1. Un amigo tiene el deber de consolar

“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren” 2 Corintios 1:3-4

¿Tienes amigos? ¿Qué haces por ellos? Muchos establecemos lazos de amistad demasiado superficiales, solo para conversar y pasar un buen momento; muchos tienen temor al compromiso, al deber de escuchar antes que hablar, y por eso mantienen un nivel de amistad que solo sirve para saludarse afectuosamente cuando se encuentran, ir al cine de vez en cuando, conversar de política, compartir chismes de otro conocido o hablar de proyectos que nunca se toman en serio.

Vuelvo a preguntar: ¿Tienes amigos? ¿Qué haces por ellos? La Biblia dice: “El hombre que tiene amigos debe mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un

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hermano” Proverbios 18:24, sugiriéndonos que la amistad verdadera conlleva el deber de consolar a los que llamamos “amigos”.

Consolar, literalmente significa “estar cerca | estar junto”, como la primera semana en que Elifaz, Bildad y Zofar permanecieron en silencio, acompañando a su amigo y haciéndole sentir que estaban cerca, listos a brindar ayuda.

El verbo consolar siempre debe ir acompañado de la palabra cómo. Lamentablemente, muchos hemos adquirido el defecto de primero preguntar  por qué, con lo que abrimos la puerta del juicio. He aquí un detalle: la amistad nunca empieza con crítica pero degenera en ella cuando olvidamos que nuestro deber es consolar. Eso fue lo que sucedió con los amigos de Job: empezaron bien, pero después comenzaron a preguntarse por qué sufría, elaboraron teorías y comenzaron a juzgarlo “Todos mis íntimos amigos me aborrecieron, y los que yo amaba se volvieron contra mí” Job 19:19 ¡Los amigos verdaderos nunca critican!

Consolar es un círculo espiritual: comienza en Dios, y debe llevar a los amigos hasta la presencia de Dios. El apóstol Pablo puso una condición para consolar a otras personas: haber recibido la consolación de Dios; parece una declaración repetitiva pero cómo ayudar a un amigo efectivamente sin la dirección de Dios. Para Pablo, consolar efectivamente consistía en que las personas se conectaran con Dios, solo así encontraban fortaleza y victoria.

En resumen, el deber de consolar consiste en estar cerca de nuestros amigos, no para averiguar por qué sufren o las pasa tal o cual cosa, sino para cumplir con tarea espiritual: conectarlos con Dios; solo así encontrarán alegría y victoria. En otras palabras, tenemos amigos para cumplir un propósito divino: presentarles a Dios, hablarles de Él, guiarlos a recibir a Jesús, ¿qué estás haciendo por tus amigos?

2. Comenzaron bien, terminaron mal

“El hombre que tiene amigos debe mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano” Proverbios 18:24

Volvamos a la historia: Los tres amigos dejaron todo para consolar a Job; comenzaron bien pero después cayeron pesados, ¿qué paso? ¿Cómo fue que deseando consolar terminaron molestando?

No supieron ser amigos porque actuaron con la cabeza, cuando debieron actuar con el corazón. Porque actuaron con la cabeza es que cayeron en la crítica; en vez de mostrarse amigos, se mostraron jueces y terminaron cubiertos de una aurea de superioridad, ¿cómo te relaciones con tus amigos, con la cabeza o con el corazón?

Comprendieron que su deber era consolar al caído, pero no estuvieron preparados para hacerlo. Estar preparado significa tener sanidad en el alma; muchos tienen dificultades para hacer amistad porque piensan que no hay gente para ellos, pero la verdad es otra: tienen heridas que han cubierto con una fuerte capa de racionalidad, de frialdad, de superioridad. No es que no puedan hacer amistad, es que no quieren porque no han curado el alma. Eso fue lo que sucedió con los amigos de Job: Ellos tenían cosas por arreglar en su interior, heridas que proyectaron hacia afuera y que les impidieron consolar y mostrarse fraternos.

Así que, fallamos a la hora de consolar a los demás porque pretendemos actuar con la cabeza y no con el corazón, y hacemos esto porque todavía tenemos heridas que curar en nuestro interior ¡Necesitas la consolación de Dios!

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3. Características de la amistad cristiana

“Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades… porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” Efesios 2:14-19

La amistad o el compañerismo cristiano se basa en: (1) Igualdad: todos somos semejantes en valor e imperfección; (2) Humildad: significa no solo que yo no soy superior a nadie, sino que Dios puede usar a cualquiera de mis hermanos para ministrarme, y por eso debe ser atento y amable con todos; (3) Orden: el apóstol Pablo enseñó que hay un orden que debe respetarse en la iglesia, que cada uno tiene su lugar para crecer coordinadamente; lamentablemente, como en tiempos de Pablo, también ahora hay algunos que van de un lugar a otro, llevando noticias, inquietando y confundiendo. A ellos, Dios les dice: “… si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios” 1 Corintios 11:16

Pero la característica más importante de la amistad cristiana consiste en el privilegio de orar juntos “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos” Mateo 18:19. Piénsalo: qué pasaría si tuvieras un compañero de oración, un amigo con el que pudieras pasar momentos en la presencia de Dios, uno con el que podrías compartir cargas y recibir bendiciones.

Tenemos amigos para jugar, charlar, reír ¡Deberíamos tener amigos para orar! Te propongo que busques un compañero de oración, que te pongas de acuerdo con él y que comiences a orar por cosas específicas, ¿dónde encontrar uno? ¿cómo tiene que ser: alto, rubio, inteligente? Primero necesitas conocer al mejor amigo de todos: Jesucristo, hablar con él, entregarle tu vida, y entonces recibirás una nueva familia.

Miguel A. Bardales

Día de la Amistad , de los Enamorados 14 de Febrero

Dulce amistad 

El perfume y el incienso alegran el corazón; la dulzura de la amistad fortalece el ánimo.  Prov. 27:9

 Estamos por celebrar el día de la amistad y para congratular a todos mis amigos no tengo mejor saludo que recordarles las características del buen amigo según la Palabra de Dios:

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 *    El amigo no niega su lealtad

Job 6:14-15 Aunque uno se aparte del temor al Todopoderoso, el amigo no le niega su lealtad.  Pero mis hermanos son arroyos inconstantes;  son corrientes desbordadas.

*    El amigo intercede por su compañero

Job 16:19-21 Ahora mismo tengo en los cielos un testigo; en lo alto se encuentra mi abogado.  Mi intercesor es mi amigo, y ante él me deshago en lágrimas para que interceda ante Dios en favor mío, como quien apela por su amigo.

*    El amigo ama en todo tiempo

Prov. 17:17  En todo tiempo ama el amigo;  para ayudar en la adversidad nació el hermano. 

*    El amigo siempre es fiel

Prov. 18:24  Hay amigos que llevan a la ruina,  y hay amigos más fieles que un hermano.

*    El buen amigo amonesta con honradez

Prov. 27:5-7  Más vale ser reprendido con franqueza  que ser amado en secreto.  Más confiable es el amigo que hiere que el enemigo que besa.

*    El amigo infunde aliento

Isaías 44:6 Cada uno ayuda a su compañero,  y le infunde aliento a su hermano.

*    El verdadero amigo es un buen compañero en la Obra de Dios.

Romanos 16:21 Saludos de parte de Timoteo, mi compañero de trabajo, como también de Lucio, Jasón y Sosípater, mis parientes.Filipenses 2:25 Ahora bien, creo que es necesario enviarles de vuelta a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de lucha, a quien ustedes han enviado para atenderme en mis necesidades Amigos queridos, compañeros en la Obra de Dios, fieles e íntimos en aquellos tiempos de escasez, comprensivos y atentos en la enfermedad, inteligentes y prudentes para aconsejarme, fervientes intercesor es de nuestro pastorado, guerreros de Dios,  defensores que bloquearon  los dardos que muchas veces quisieron herirnos, amados amigos como agradecer tanto amor para nosotros, no tengo palabras.

Sólo mi gratitud a Dios por tu preciosa amistad.Feliz día queridos amigos

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Martha Bardales  

Estudios Bíblicos – Cómo reconocer al hombre de Dios

por C. E. Stowe

En nuestro contexto actual, ¿cómo han de ser aquellos a quienes Dios les encomienda la gran tarea de difundir el evangelio?

Jorge Whitefield es al Nuevo Mundo lo que Juan Wesley a Inglaterra. Este evangelista inglés afectó con la predicación del evangelio—en tiempos coloniales—, al país que emergía entre las naciones. Inspirado por el gran ejemplo de Jorge Whitefield, un pastor de nombre Juan Gillies, registró varias cualidades que adornan al hombre de Dios. Esas características forman parte de su introducción a la obra Memorias y sermones del Rvdo. Jorge Whitefield. Gillies afirmaba que los siervos de Dios deben ser:

Piadosos

Hombres que conocen el camino de la salvación porque lo transitan. ¿Qué clase de capitán es uno que no sabe cuál canal surcará su nave, o dónde yacen los lechos de rocas y los bancos de arena que pudieran obstruir su rumbo, o que no determina el puerto de destino? Para conducir un navío no basta estudiar navegación en una academia, hay que llevar ese conocimiento a la práctica. Igualmente es imposible ser un predicador competente si sólo se estudia teología en un seminario. Muy pobre será la contribución del ministro si no predica tanto con su vida como con sus sermones.

El hombre de Dios debe ir delante de su pueblo, señaládole el camino, y atrayendo a los extraños. Para expresarse con la vitalidad y las palabras que el Espíritu Santo pondrá en sus labios, antes de poder llamar a otros, deberá haber sentido con toda su alma los gozos del cielo, y algo de las palpitaciones angustiosas del infierno, del que busca rescatar a otros. Sus oraciones expresarán sus necesidades más urgentes, si así no fuera, difícilmente podrá despertar a otros.

Whitefield, ante todo, fue un hombre piadoso. Vivió en carne propia el horror de la desesperanza y el gozo de la salvación. Derramaba su corazón exhortando a los oyentes a arrepentirse de sus pecados, y el Espíritu Santo obraba a través de la predicación.

Educados

Si bien es cierto que Dios no necesita el estudio de las personas para desarrollar su obra, tampoco necesita su ignorancia. La obra se cumplirá «por la locura de la predicación, pero no por la predicación a lo loco». Jesús equipó a sus predicadores con dones milagrosos; con la constante inspiración sobrenatural del Espíritu Santo; y enriqueció sus mentes con todo conocimiento divino. Sin embargo, aclaró bien que ninguna de esas ventajas reemplazaban el entrenamiento necesario para desarrollar su labor. Aunque la tarea era urgente y miles de personas perecían en todos lados por falta de obreros, se dedicó a instruir a sus discípulos. ¿Por cuánto tiempo? No pudo haber sido menos de tres años. Ireneo, discípulo del apóstol Juan, creía que fueron varios años más. Agustín opinaba igual. Durante todos esos años los doce hombres disfrutaron la

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instrucción personal del Hijo de Dios. Se ocuparon de su preparación para el ministerio; y ni ellos ni Cristo escatimaron el tiempo.

Whitefield fue un hombre con una sólida educación. Asistió a la Universidad de Oxford; contaba con la disciplina y los beneficios de una educación formal. Sus sermones fluían de la Palabra de Dios y de la oración, así como de una observación atenta a las necesidades de quienes lo rodeaban.

Valientes

El ministro del evangelio es llamado a un servicio duro y plagado de peligros. Debe enfrentarse a un enemigo: el pecado en todas sus manifestaciones—en el mundo y en la iglesia. Su lucha es encarnizada; el enemigo no da tregua, y la consigna de ambos lados es ¡Victoria o muerte! El ministro debe ser valiente porque el conflicto, aunque cruel y violento, muchas veces ocurre en lugares aislados, lejos del aliento y los aplausos de los espectadores que lo animen. El valiente tiene dominio propio, es sencillo, bondadoso; carece de mal genio. Jesucristo manifestó la clase de valor que se necesita.

Existe también un coraje artificial, ruidoso y orgulloso cuando no hay adversarios a la vista, pero que se esconde, como una tortuga en su caparazón, tan pronto como se avecina el peligro. El auténtico valor cristiano, al contrario se manifiesta cuanto más se acerca al peligro, y permanece callado cuando todo está tranquilo.

Whitefield fue un hombre valiente—con verdadera valentía cristiana. Ni amigos ni enemigos pudieron desviarlo de lo que consideraba el deber cristiano. Siempre se mantuvo firme, para que nadie le quitara su corona.

Prudentes

Algunas personas desestiman la prudencia, y dicen: «Dejemos las consecuencias en manos de Dios». ¿Las consecuencias de qué? ¿De nuestra imprudencia y nuestros desatinos? Dios no nos librará de ellas aunque las dejemos en sus manos. Aun cuando parezca indiferencia, Dios simplemente deja que los acontecimientos sigan su curso normal, para que sus hijos —equivocados— reciban la disciplina. Dios no rompe la relación causa-efecto. En realidad, lo que lastima mortalmente a la iglesia es la falta de reflexión y la ausencia de sabiduría y prudencia. Por muy buena que sea una persona, si planta espinos, no cosechará uvas. Cuando consideramos la personalidad de Whitefield es imposible negarle una cuota importante de autentica prudencia.

TrabajadoresEl tiempo del que dispone un ministro del evangelio es escaso y su tarea enorme. A su alrededor ve infinitamente más cosas que las que puede hacer. Las consecuencias de realizarlas o no son eternas. Haga lo que haga, sólo podrá salvar a algunos, pero no a todos; pero, ¡qué espantoso será saber que por su negligencia aunque sea una persona, se pierda! De todas las personas, el ministro del evangelio es quien está más comprometido con su tarea. ¿Existe acaso labor más importante que la de un pastor?

Nadie puede dudar ni por un instante que Whitefield merece ser reconocido como un hombre trabajador. Laboraba con alegría, se deleitaba con su trabajo. Para él predicar en medio de pruebas y dificultades era como estar en el cielo; y eso por sí solo ya constituía una recompensa suficiente en su andar, aunque no hubiera otra.

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Caballeros

El buen comportamiento —la buena educación— es como el sol radiante: no cuesta nada, y hace que todo brille y agrade más. Un ministro del evangelio no tiene derecho a ser un payaso; y, tanto en un sentido literal como espiritual, quienes tienen a su cargo las vasijas del Señor deben tener sus manos limpias. Con todo el ardor y el celo que lo caracterizaba, su robustez invencible, su coraje intrépido, y su ánimo incansable, Pablo fue siempre un caballero. ¡Es digna de admiración su buena educación y cortesía en presencia del rey Agripa y el procurador Festo cuando conversó con ellos! ¡Qué elegante y regio fue su aplomo y su lenguaje frente a los jueces y abogados en el Areópago de Atenas!Y, ¿cómo imitaremos a Jesucristo sin ser caballeros en todos los aspectos de la vida? Solo recuerdo un payaso en la Escritura, el escandaloso Nabal: que fue categóricamente condenado, y hasta su propia mujer testificó que era un necio, y la Palabra nos lo describe como un glotón y un borracho (1 S. 25).

Whitefield fue ante todo un caballero, por naturaleza y por formación. Tenía sensibilidad, tacto, y una sincera benevolencia hacia los sentimientos ajenos. Su compañía resultaba agradable; su manera de hablar y sus modales le permitieron el ingreso muchas esferas de influencia, a las que no podría haber accedido para ejercer su influencia como cristiano y como ministro del evangelio de no haber sido un caballero.

Consagrados

Para ser un siervo de Dios eficiente, que conquiste almas, resulta esencial que se sustente a través de la devoción. Ya que, después de todo, ¿en qué consiste nuestra cristiandad? ¿Cuál es la característica de las Escrituras que la hace diferente de todos los demás libros? Cuando nuestras esperanzas terrenales se derrumban ¿cuál es, entonces, la característica cristiana que más necesitamos y debemos procurar? Es obvio que la vida devocional —la que pone al espíritu en contacto con su Creador, y lo eleva por encima del poder de esta tierra permitiéndole vislumbrar el cielo.Cuando advertimos que alguien necesita consuelo, le recordamos fundamentalmente la devoción. Ella ha sustentado a mártires en calabozos, en la tortura, y en la hoguera —devoción que hoy rinda paz y alegría a millares de seres afligidos por el dolor—, haciendo que un mundo no creyente sienta que el evangelio de Cristo es una poderosa fuerza en el alma humana. Para los fieles, la filosofía escondida por esta realidad es un misterio inexplicable.La devoción es el fruto de la fe pero, a su vez, esta se enriquece con la práctica de aquella. Es la expresión natural, el desarrollo de nuestra fe en Dios y nuestro amor hacia él.

¡Qué vida tan devota la de Cristo en esta tierra! Al final de una jornada agotadora, de incesante labor, acosado en todo momento por las multitudes que no le permitían un minuto de descanso, lo encontramos a la mañana siguiente levantándose mucho antes de despuntar el alba, para alejarse a un lugar solitario donde orar. Igualmente antes de elegir y ordenar a sus doce apóstoles, veló toda la noche en oración con Dios.

En sus epístolas, encontramos los hábitos devocionales de Pablo: eran asombrosos, casi increíbles. A los Romanos les dice: Sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones. A Timoteo: Sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones de noche y día. A los Filipenses: Siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros. A los Colosenses: No cesamos de orar por vosotros.

Podría pensarse que sus oraciones debieron ocupar todo su tiempo: sin embargo, siempre trabajando activamente en múltiples tares, viajaba todo el tiempo, tenía a su cargo todas las iglesias, se dedicaba a sus numerosos escritos.

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El carácter consagrado de Whitefield estuvo a la altura de lo que su gran tarea requería. Si estudiamos su diario personal, sus sermones, sus conversaciones, toda su vida; observamos que son el fiel reflejo de los hábitos y características de un hombre de oración.

Conclusión

Si este artículo despierta en los ministros del evangelio y los cristianos un aprecio mayor de lo que es servirle al Señor, sobre todo en el desarrollo real de una vida espiritual más consagrada, será una contribución, importante y muy necesaria, tanto para el ministerio y la iglesia, como para un mundo caído en la maldad. A mi juicio, el ministerio, la iglesia, y el mundo, necesitan en este momento, más que ninguna otra cosa, más espíritu de oración, una devoción más intensa y más profunda, y un acercamiento a Dios, para que Él pueda acercarse a ellos.

Cuando la iglesia atraviesa por momentos críticos, Dios levanta hombres para un servicio específico. Sus recursos no se agotan. Su poder creador aun puede levantar Pablos, Luteros y Calvinos, Bunyans y Whitefields, o cualquier otro instrumento para cubrir las exigencias de nuestro tiempo. Es justo preguntrnos:¿Necesitamos esa clase de hombres de Dios en la Iglesia de hoy? «Oremos, pues, para que el Señor envíe obreros a la mies».

Artículo condensado de C.E. Stowe, Señales del hombre de Dios, 1854.Tomado de GUÍA PASTORAL 1998 Logoi, Inc.Usado con permiso.

La Biblia y EL Temor – Estudios Biblicos

“En el amor no hay temor sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor” (I Juan 4:18).

El temor es una emoción propia del ser humano. Es necesaria para su supervivencia porque le indica cuando el peligro esta cerca. Puede nacer de estímulos externos o internos que habitan en su mundo interior como los malos recuerdos, traumas, carencias etc.

Hay diferentes tipos de temores. Entre los más comunes están:

El temor al abandono, temor al rechazo, temor a la crítica y fracaso, temor al hombre, temor a lo desconocido, temor a la muerte, temor al futuro, temor a las enfermedades… Todos estos temores son manifestaciones de desamparo e impotencia porque no podemos tener control sobre la situación.

La mayoría de tus temores desaparecen cuando crece la confianza en la fidelidad y poder de Dios. Sin embargo algunos temores no desaparecen a pesar de la fé. Esto se debe a tus recuerdos y traumas del pasado que han creado inseguridades en tu personalidad e imágenes exageradas y desvirtuadas sobre el hecho del pasado. El temor más destructivo es del que no conoces su procedencia, porque actúa en el fondo de tu corazón. Puede nacer también de imágenes de temor creadas en tu mente y en tus recuerdos ocultos. Los temores a situaciones específicas como a la oscuridad, a los

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insectos, a las alturas, al permanecer encerrado, si son muy fuertes y paralizantes son llamados fobias.

El temor, entonces puede nacer de situaciones pasadas que están reprimidas, de situaciones presentes y también de pensamientos destructivos acerca del futuro y que solo están en tu imaginación y te traen afán, ansiedad y te hacen perder seguridad en tu comportamiento ante los demás provocando complejos, tartamudez y muchas enfermedades sin causa física porque el temor altera tus reacciones físicas, tu metabolismo y tus períodos de sueño.

Para liberarse de esos temores es necesario conocer la raíz de lo que lo produce y apropiarse de la palabra de Dios.

La única forma de que un temor desaparezca es enfrentándosele, haciéndolo un enemigo sin poder en cuanto a la imagen que se a creado sobre el mismo. Sin embargo esto se hace a veces difícil porque otra persona puede llegar a desconocer la raíz que lo produce.

El temor hace a la persona incapaz para enfrentar la vida. Le pone grandes obstáculos para superarse y le produce ansiedad y tensión interna que le genera enfermedades. Una persona con temor no se enfrentará a riesgos para crecer ni cambiar porque lo desconocido le produce inseguridad.

Tener un temor específico constante puede desencadenar que se haga realidad porque la mente tratará de construir lo que se tiene presente en los pensamientos. Ejemplo de ello es temer a una enfermedad específica y que esta se desarrolle realmente. En el siguiente versículo vemos esta situación en la experiencia de Job:

“Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía”(Job 3:25).

Las reacciones ante el temor pueden ser: tratar de huir, evadirlo o paralizarte. En el siguiente versículo vemos como el salmista trata de huir ante el temor que lo invade internamente. Sin embargo debes saber que la solución no es huir sino enfrentarlo. Pasar el túnel de una crisis y atravesarlo para luego ver la luz, pero esto solo es posible en compañía del poder, de la fuerza que te dé la seguridad y la victoria. Esto solo es posible con Dios porque El habita dentro de tu mente y corazón donde se anida el temor. En el siguiente versículo vemos cómo el salmista se siente agobiado por el temor y la única respuesta que encuentra es huir lejos de la situación. Si la situación es externa esto puede ser una solución, pero si la situación está dentro de tu mente, no importa cuan lejos huyas siempre te acompañará, por eso deberás enfrentarlo.

“Angustiado está mi corazón dentro de mí y sobre mí han caído los terrores de la muerte. Terror y temblor me invaden, y horror me ha cubierto. Y dije: Quién me diera alas como la paloma, volaría y hallaría el reposo” (Salmo 55:4-6).

Para vencer el temor debes aferrarte a las promesas de Dios específicas para cada caso y confiar en su poder y fidelidad.

¡Cuantas promesas de Dios para que puedas vencer el temor!…

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Hay momentos de lucha espiritual donde se establece una verdadera batalla en la que tu voluntad, la calidad de tu corazón y la perseverancia en la fe y en la palabra de Dios, son indispensables para liberarte de las cadenas del temor.

El temor puede ser usado por el enemigo cuando trates de dejar una atadura, un mal hábito o pecado poniendo dudas en tu corazón. Este temor es a lo desconocido. Cuando trates de restaurar tu vida en tu mente surgirán grandes dudas nacidas de la inseguridad de poder enfrentar nuevas situaciones y necesidades.

Por eso es muy importante estar decidido a creerle a Dios y a sus promesas bíblicas y no a tus pensamientos negativos que afectan tus emociones y sentimientos. Recuerda que Dios tiene una respuesta para vencer cualquier clase de temor por eso debes escudriñar siempre la Biblia. El Espíritu Santo te dará el pasaje bíblico o versículo que necesitas y que debes interiorizar en tu corazón.

Sentir temor en situaciones peligrosas reales es normal, pero estar atado al temor te impide libertad interior.

Cuando estés en ese trance debes recordar lo siguiente:

“El Señor es tu guardador, El Señor es tu sombra a tu mano derecha”

(Salmo. 121:5).

Por eso es muy importante confiar plenamente en Dios. Debes recordar, para vencer, que no estás solo pues cuentas con la presencia de Dios cuando duermes y cuando estás despierto: ¡Siempre! Si temes debes permitir que Dios trabaje en tu corazón y te perfeccione en su amor. Para eso es necesario que confíes .Él tiene el control de todas las cosas en tu mundo interior y el mundo que te rodea. Para ser libre del temor debes enfrentarlo y declararle la Palabra de Dios específica que tiene poder para vencer. También debes buscar apoyo en la oración y en el compañerismo con hermanos espirituales con una sana doctrina.

Tienes la palabra de poder que vence el temor y te transforma. ¡Porque tienes el poder, respaldo, protección de Dios y puedes confiar en El .Esto es lo que te dice el Señor y debes asumir su palabra para actuar y en temores específicos y momentos de crisis.

Para enfrentar el temor:

“Sal del polvo, levántate, cautiva Jerusalén: “Líbrate, de las cadenas de tu cuello, cautiva hija de Sión” (Isaías 52:2).

Para vencer el temor al hombre:

“Yo, yo soy vuestro consolador. Quién eres tú que temes al hombre mortal, y al hijo del hombre que como hierva es tratado; has olvidado al Señor, tu hacedor, que extendió los cielos y puso los cimientos de la tierra, para que estés temblando sin cesar todo el día ante la furia del opresor mientras este se prepara para destruir? Pero, dónde está la furia del opresor?”(Isaías 51:12,13)…

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.Para vencer el temor a lo desconocido:

“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas” (Josué 1:9).

Para vencer el temor al fracaso:

“Yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice:No temas. Yo te ayudo”(Isaías 41:13).

Para vencer el temor a la crítica:

“No temas, sigue hablando y no calles; porque yo estoy contigo y nadie te atacará para hacerte daño porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad” (Hechos 18: 9,10).

Para vencer el temor a la enfermedad y la muerte:

“Aunque pase por el valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque tu estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento” (Salmo. 23:4).

Devocional Diario – ¿Diezmar o No Diezmar? Esa es la Cuestión

Durante años la gente me ha preguntado de tiempo en tiempo si la práctica de diezmar todavía es válida para la iglesia de hoy.

“El Nuevo Testamento dice muy poco de ello,” dicen.

¿Los pastores y los demás ministros deberían predicar y animar a diezmar habiendo tan poca información acerca del tema en el Nuevo Testamento?

¿Deberían estar atados los cristianos a la ley del Antiguo Testamento?

Es verdad que hay muy poca información acerca del diezmar en el Nuevo Testamento. Dos de los Evangelios, Mateo y Lucas, informan del único incidente registrado en el que Jesús dice algo acerca de ello. Pero en ese caso, Jesús afirma claramente Su creencia en la práctica del diezmar.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de más peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas (Mateo 23:23).

Jesús reprendió a los hipócritas líderes religiosos de Su día quienes ignoraban partes vitalmente importantes de la Ley como la justicia, la misericordia y la fe, mientras que meticulosamente diezmaban hasta la última hoja de sus jardines.

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Les estaba diciendo que el dar dinero no debía tomar el lugar del vivir correctamente.

A Dios no le interesa el dinero de las personas sino como es su corazón. Pero Jesús dijo que las personas deberían diezmar.

Aunque la mayoría de las referencias bíblicas son una parte clara del Antiguo Pacto, el hecho es que el diezmo no fue introducido bajo la Ley. Simplemente fue regulado por la Ley.

El diezmar fue originalmente un acto de fe, ¡y la fe trasciende tanto el Antiguo como el Nuevo Pacto! Y “por fe” es como deberíamos diezmar hoy; no como un acto legalista, sino como un acto de fe.

Extracto del libro “El Toque de Midas”

Por Kenneth E. Hagin

Estudios Cristianos – Me Sacaré Todas las Máscaras 1

Pasaje clave: Jeremías 1:4-10, 17-19.

Las máscaras son actitudes que usamos para escondernos de los demás, para que no vean que nos avergüenza, un defecto o un error. Todos en algún momento hemos usado máscaras.

La autoestima se forma por tres mecanismos básicos:

A. Valoración reflejada. Es verse cómo lo ven los demás y moverse como los otros dicen (ya sea un grupo de personas o uno en particular).

B. Comparación social. Nos comparamos con los demás en todo (salud, edad, dinero) para sacar una conclusión de cómo somos.

C. Consenso falso. Vemos que nuestros defectos los tienen todos y por eso no son tan importantes. Minimizamos nuestros errores y defectos  para convencer a los demás de algo que no existe o para tapar lo que no queremos que vean.

Satanás es un artista de las máscaras, y la Biblia dice que se disfraza como ángel de luz.

A los actores griegos se los llamaba “hipócritas” porque usaban máscaras para convencer de algo que no eran. Con el correr del tiempo la palabra “hipócrita” cayó en desuso y comenzó a usarse negativamente. Hoy decimos que hipócrita es la persona que oculta quien es en realidad.

Por ejemplo:

1. La máscara del adinerado: es la que usa la gente que en algún momento de su vida tuvo dinero, lo perdió y quiere seguir manteniendo la misma vida. Tal vez tiene un departamento que

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no puede sostener o pagando la cuota de un colegio que no entra en su presupuesto, pero necesita mantener la imagen de lo que fue.

2. La máscara de víctima: la usan los que dicen “me hacen”. “Los demás me hacen enojar”; “me rechazan”, “me lastiman”,”soy la pobre víctima que manejan como quieren”.

3. La máscara de “todo está bien”. Preguntás: ¿Cómo estás? Y responden: “Bien, todo perfecto”, y su matrimonio se está cayendo a pedazos; sus finanzas destruyendo; su vida espiritual hundiendo, pero -para ellos- está “todo bien”. De esa manera  nunca buscan ayuda ni piden nada.

4. La máscara de la “estúpida”, la “tarada”, “la dormida”: la usan muchas mujeres.

Las máscaras dan risa. Cuando te disfrazas de lo que no sos, provocás risa.

La gente se acostumbra a la máscara y en un momento dejan de dar risa, pero al querer sacarla ya no puede porque quedó pegada y lo que empezó siendo divertido termina triste. Genera usar otras máscaras para tapar las anteriores. Cuantas más máscaras usas, más necesitas.

Las máscaras se usan por miedo.

Fueron inventadas por Adán y Eva cuando desobedecieron a Dios (cuando Dios los fue a buscar se escondieron, se pusieron un delantal porque se vieron desnudos, se cubrieron adelante porque no se veían atrás)

Cada vez que miras tu defecto, tu desnudez, o la desnudez de otro, necesitas una máscara.

Una verdadera amistad se fundamenta en ser quien sos. El que no tiene máscaras se conecta con los mejores.

La gente  íntegra, sin máscaras, que no se avergüenza de ser quien es, es requerida por todo el mundo.

La sociedad nos avergüenza constantemente mostrando nuestros errores y defectos, y nos pone máscaras, pero las sacaremos todas para ser libres en el Nombre del Señor.

(CONTINÚA…)

Por Bernardo Stamateas

Si deseas leer las parte 2 y 3 puedes entrar aquí :

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Estudios Bíblicos – Me Sacaré Todas las Máscaras 2 

Continuemos.

Para ser libre de las máscaras y ser yo mismo:

1. Reaccionaré a la voz correcta.

A lo largo del día oímos muchas voces, pero debemos saber a que voz reaccionar. Si nos

sentimos mal es porque reaccionamos a la voz incorrecta.

Solamente debemos reaccionar a dos voces: a la voz de Dios y a la voz del mentor.

A. A la Voz de Dios.

Jeremías dijo: “Yo soy un niño”. Tenía la máscara del “no puedo, soy un niño”. Y en primer lugar

Dios le respondió: “Jeremías sacate esa máscara porque antes que te formase Yo te conocí.”

Te formó la cultura, la gente, pero yo no te hablo de lo que los demás formaron en vos sino te

digo que es mentira, porque “antes que te dieran forma Yo te conocí, te bendije, te escogí, te

llamé, te levanté como profeta a las naciones y mi presencia estuvo contigo”.

Nadie debe determinar quién sos, sólo Dios porque es el único que te conoce. Dios nunca aceptó

que un hombre hablara despectivamente de sí mismo.

Cuando Dios trata con tu vida te saca todas las máscaras que “te pusieron” y te dirá quién sos

en realidad: un profeta  que te llevará a las naciones, una columna de hierro, una puerta de

bronce y nadie te podrá hacer frente porque todos los que peleen contra ti perderán.

Reaccioná a la voz de Dios diciendo: “Lo creo Señor”.

B. A la Voz de tu Mentor.

Mentor es el que está delante de ti y reconfirmará la Voz de Dios.

Cuando no reacciones a Su voz, Dios enviará a alguien que está delante de ti para recordarte

quién sos: que todo lo podés en Cristo, que no hay obstáculos que te limiten, que no hay

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enfermedad que pueda contra vos, porque antes que la enfermedad se forme en tu cuerpo Dios

ya te conoció; antes que te metieran miedo o ansiedad, te dio como profeta a las naciones.

El mentor es el que ya alcanzó tu sueño.

Debes tener un mentor familiar (alguien que tiene una familia mejor, que es mejor papá),

mentores en la economía, espirituales y en todas las áreas, y Dios lo usará para expandir tu

mente.

Lee 3º Juan 2. Dios ligó tu prosperidad al crecimiento de tu mente.  ”Yo deseo que prosperes en

todo como prospera tu mente”, es que si tu mente prospera, tu vida crece. Dios y el mentor se

meterán en tu mente para desafiar las creencias que te limitan, para volarlas, quebrarlas y que

sea llena de fe, para que se extienda y crea lo que Dios dijo.

 

2. Mezclaré mi debilidad con lo opuesto.

Yo pensaba que exitoso era alguien que tenía miedo y cuando se los sacaba lograba el éxito; o

que era ansioso y cuando Dios llevaba toda su ansiedad, lo lograba. Pero descubrí que: “No

tenemos que sacar la debilidad, ni mejorarla,  sino mezclarle lo opuesto”.

Por ejemplo:

Si tenemos miedos, debemos mezclarle tenacidad. Pablo dijo: “Diga el débil, fuerte soy“.

Los que viven analizando todas las cosas, deben mezclarle riesgo.

Al fracaso, mezclarle éxito.

Al aprendiz, mezclarle visión.

Lo opuesto. Juntarse con gente que tiene lo que nos falta para recibirlo por ósmosis. No ocultes

tu debilidad, mezcla  lo opuesto y tendrás el éxito esperado.

 

3. Tengo algo más grande que yo mismo, mi sueño.

Jeremías dijo: “soy un nene” y Dios le respondió: “no Jeremías, sos un hombre y te llevaré a las

naciones”. Irás donde nunca fuiste. Tu trabajo y vocación no serán todo lo que Dios te llamó

hacer sino el sueño será más grande que tu trabajo.

Nehemías era mozo pero hizo una ciudad.

Pedro era pescador y trajo un avivamiento.

Moisés fue un pastor y se hizo libertador.

Pablo hacía tiendas y escribió 13 libros del Nuevo Testamento.

Josué era un soldado y tomó la tierra prometida.

Page 76: Hago Lo Que No Quiero Hacer

Amós juntaba higos y fue un profeta de Dios.

Dios te da un sueño grande para vivir de manera grande. Las pavadas te acortan la vida, pero

los sueños grandes la extienden. Si querés vivir largo y poderoso tenés que soñar cosas grandes;

los sueños te sacarán la artritis, la depresión, el perder el tiempo en cosas sin sentido y te

meterán en cosas grandes, profundas y poderosas.

Dibujá tu sueño, fotografiá tu futuro, escribilo, hablalo, corré y que nadie te lo quite. La gente

querrá formar tu sueño pero Dios te lo dio antes que la gente y lo cumplirá, sí o sí. El que te dio

el sueño te dará los recursos, la fuerza y la salud para que lo alcances.

Focalizate en los resultados, tu mente tiene que estar en el resultado final, no en los detalles

(perdemos mucho tiempo en pavadas, en cosas pequeñas).

Dios quiere darte los cielos y la tierra para que la pises con autoridad y gobiernes en su nombre,

para eso romperá tu mentalidad.

(CONTINÚA…)

Por Bernardo Stamateas

Lee Me Sacaré Todas las Máscaras 3

Estudios Bíblicos – Me Sacaré Todas las Máscaras 3 

Continuemos.

Dios le dijo a Jeremías: “Yo no hablo con niños, estoy hablando contigo porque te escogí antes

que te den forma, te llamé como profeta; hablarás en mi nombre, irás a lugares donde nunca

fuiste y vas a decretar lo que yo te diga que decretes. Te daré una frente de hierro y nadie te

podrá hacer frente”.

¿Cómo sé que el sueño es de Dios?

Page 77: Hago Lo Que No Quiero Hacer

Confundimos sueño con deseos. Si tuviste un sueño que no se dio y lo cambiaste por otro, ése no

era un sueño sino un deseo.

Cuando es imposible hacerlo y no es planificación humana. Cuando no es sólo para mi vida sino

para las próximas generaciones. Cuando trasciende aun la propia existencia, es un sueño de

Dios.

 

4. Fe, me hará ver posibilidades donde no hay.

Necesito activar mi fe para vivir sin máscaras. Todo empieza con fe. La gente que se sacó las

máscaras y avanzó es gente de fe. Jesús dijo: Para el que cree todo es posible.

El mundo de las posibilidades es para la gente de fe. Mucha gente llegó a la iglesia con los

mismos problemas de siempre, pero vio posibilidades que antes no veía.  Las alternativas de

parte de Dios siempre estuvieron pero se le encendió la fe y creyó porque “todo es posible para

el que cree y  logre el propósito de Dios”.

Viviré por cosas grandes y todo parecerá pequeño.

Siempre tendremos enemigos. Si hay un Judas que te persigue, quédate tranquilo porque está el

equipo completo para hacer cosas grandes para el Señor. De Judas no hay que vengarse, ni

perseguirlo, porque se mata solo, es cuestión de tiempo.

Todos los que atentan en tu contra, caerán delante de ti (no porque los hagas caer sino porque

ellos solos tropiezan, se muerden la lengua y tragan su propio veneno).

Los Judas son necesarios porque te hacen estar atento. ¡No te duermas!

El enemigo te dormirá para robarte algo, como Dalila lo durmió a Sansón. Y Sansón nunca pensó

que ella era un arma usada por Satanás, porque siempre la consideró su amiga.

Cuando llamás amigo a tu enemigo estás pronto a perder la cabeza.

Celebrá si te dice que te odia, porque cuando el enemigo se identifica, se convierte en derrotable

Jehú era un rey que iba en su carro y se le apareció Jonadab pidiéndole ir con él.

El rey le preguntó: ¿Tu corazón es como el mío? El muchacho respondió que sí, entonces subió y

fueron juntos a pelear y a vencer.

No camines con quien no tiene tu corazón.

Dios le dijo a Jeremías:

Page 78: Hago Lo Que No Quiero Hacer

A. Te llevaré a las naciones.

Esto es para todos nosotros. Dios te usará más allá de tus límites, en lugares que nunca fuiste,

conocerás gente desconocida, escucharás idiomas que nunca oíste, verás lo que nunca viste,

porque te usará en toda la tierra hasta donde te atrevas a creer.

B. Seré un profeta.

Profeta es el que tiene algo para decir. Antes de formarte Dios puso “palabras de sabiduría”; hay

algo atractivo en tu boca y cuando no sepas qué hablar, Dios la llenará.

 ”Te llevaré por profeta para que derribes y para que plantes”. Serás un transfusor de

mentalidades, derribarás pensamientos negativos, de vicios y plantarás pensamientos de fe.

No temas porque será palabra de autoridad. Dios hará que seas una respuesta viviente a la

oración de otras personas.

C. Serás columna de hierro y muro de bronce.

Nada te afectará, tendrás piel de rinoceronte: los enemigos no te afectarán; lo que te lastimaba,

no te lastimará; los insultos, no te dañarán, porque Dios te hizo indestructible, sos una columna

de hierro, un muro de bronce.

El legalismo enseñó una mentira, que ser profeta a las naciones y columna indestructible, es

humanismo. ¡Que nadie te engañe! Es el verdadero evangelio.

“Sacá las máscaras que te pusieron, porque antes que el colegio te diga qué podías hacer y qué

no;  antes que tu papá te maldiga o rete; antes de drogarte; antes, Yo te conocí. Saliste de mi

boca y encarnaste en la tierra, puse en tu espíritu mis palabras para que hables por Mí, y te hice

columna para que nada ni nadie te afecte.

Jeremías se sacó la máscara y dijo: “Donde me digas iré”, y su ministerio fue exitoso.

Por Bernardo Stamateas

CASH LUNA - MINISTERIOS : SU PALABRA, MI PALABRAObedece al Señor para desatar la cadena de bendición que Él ha preparado. Tu palabra debe ser una con Su palabra.

Obedece al Señor para desatar la cadena de bendición que Él ha preparado. Tu palabra debe ser una con Su palabra y la de tus pastores.

Page 79: Hago Lo Que No Quiero Hacer

En 1Reyes 17:1-16 encontramos la historia de Elías quien había recibido del Señor el poder para que lloviera cuando él lo dijera. Este profeta obedeció cuando recibió la orden de ir al  arroyo y quedarse allí donde los cuervos le llevaban pan y carne. Luego de algunos días, Dios le ordenó que fuera a Sarepta donde encontraría a una mujer viuda que lo sustentaría. Elías llegó y le pidió que le diera de comer pero la viuda le dijo que solamente tenía un poco de harina y aceite para ella y su hijo quienes comerían y luego se dejarían morir.  Entonces, Elías le dijo que no tuviera miedo porque nada le faltaría y así fue.

Las palabras son poderosas. Esta historia habla de un proceso de obediencia que Elías inició. En el ambiente hay muchas palabras, las tuyas, las del mundo, las de Dios y las de quienes te rodean y te hacen bien, como tus Pastores. En esta historia se cumplieron tres palabras. Las de Dios porque la harina y el aceite abundaron, se cumplieron las de Elías porque dejó de llover y luego llovió de nuevo. Además, las palabras de muerte de la viuda también se cumplieron porque luego podemos leer en 1 Reyes 17:17-20  que su hijo enfermó y murió.

Nuestra palabra debe ser de bien y no de maldición.  La viuda realmente creía que iban a morir a pesar de ser testigo de las maravillas de Dios que le abundó el alimento.   Hay mucho a tu alrededor que muere por tu palabra, así que tu boca de hablar bendiciones. Escucha prédicas de día y de noche, ponlas en práctica para que la Palabra del Señor y la tuya sean una y ya no se cumpla todo el mal que has hablado. Profetiza tu futuro de éxito porque nada te faltará si Dios está contigo.

No faltes un solo domingo a la iglesia para que el Señor renueve tus fuerzas y ponga palabras de bien en tu boca.  Tus Pastores tienen Palabra para ti. No la desperdicies ya que debe estar alineada con la que recibes del Señor y la tuya. Las tres son poderosas y desatan bendición, deben ser una porque en esa unidad verás el poder de Dios fluyendo en tu vida.

Desencadenar la obediencia de la Palabra

Si Elías no obedece, todos pierden la bendición de servir a Dios. El cielo, los cuervos, la viuda, incluso la harina y el aceite ya tenían sus órdenes. Cuando obedeces, desatas la obediencia de otras personas.   La palabra “ordenar” en el originar significa “cargar” como una pistola que está lista para disparar. La obediencia es un detonante que desencadena la bendición a través de otros a quienes Dios ya ha ordenado que te ayuden.

La cadena es escuchar Palabra y  proclamarla con tu boca, obedecer al Señor y provocar la respuesta de aquellos que ya están listos para darte cosecha de lo sembraste. Corrige tu forma de hablar y obedece para que la cadena que active y las bendiciones se derramen sobre todos.   Nadie es bendecido por sí mismo sino a través de otros. Ya verás que cuando inicies la cadena, te sorprenderás de las inesperadas bendiciones que vienen. Cuando llegues a una agencia a ver un carro nuevo, el vendedor te dirá: “Justo en este momento tenemos un descuento especial”. Tal vez él mismo no comprenda y piense: “¿Por qué se lo dije a este cliente y no al anterior?” Y es porque Dios abre las puertas de los cielos para ti.

Prepara tu corazón y obedece al Señor en todo lo que te has propuesto o la cadena de bendición no se activará. Dile a Dios que le obedecerás, darás pasos de fe y lograrás desencadenar las bendiciones que Sus manos han preparado para ti. Dale gracias por Su Palabra y la de tus Pastores  que desde ahora serán las tuyas, llenas de optimismo y fe en el futuro.

Fuente: Cashluna.org

Page 80: Hago Lo Que No Quiero Hacer

Pastor Cash Luna - La parábola de la montaña rusa

Levántate e insiste porque tu fe debe crecer para sostenerte y hacerte alcanzar tus promesas

Hemos aprendido que hay cinco etapas en el proceso de la fe. La primera es cuando nacemos a una nueva vida, luego vivimos, caminamos y peleamos por fe. Por último, es necesario que  tengamos fe incluso para morir, sobre todo si ya nos vimos caminando hacia el cielo donde Pedro nos dará la bienvenida para gozar de la presencia de Dios.  Tenemos una medida de fe y debemos descubrir cuál es la nuestra. Todo tiene una dimensión que puede medirse. Los líquidos se miden por galones y litros; la temperatura se mide en grados y las distancias se miden por kilómetros, metros y yardas. La forma de medir nuestra fe es a través de las obras.

Pensamos que un hombre de fe es aquel devoto de Dios, pero solamente lo que hacemos y cómo lo hacemos demuestra el tamaño de nuestra fe en el Señor. Todos tienen fe en algo, incluso los ateos  y pecadores porque hasta los narcotraficantes distribuyen la droga creyendo y esperando que no los atrapen. Nosotros, los cristianos, somos el pueblo de Dios y no somos capaces de utilizar la medida de fe que tenemos.Desarróllala y usa el 100% de lo que Dios te ha dado.

Alcanza la altura de fe necesaria

2 Pedro 1:4 nos asegura: por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.

Nuestro inicio en la fe es maravilloso. Yo me convertía al Señor en una comunidad carismática que se llama San Pablo y estaba tan entusiasmado por hacer las cosas bien que le dije a mi guía: “Fredy,  quiero agradar a Dios, dame un listado de todos los pecados que existan para dejar de cometerlos”. Nuestro deseo de agradar al Señor es tan grande que incluso nos inventamos nuevos pecados que evitar porque anhelamos tener la estatura que nos permita entrar a la dimensión que Dios tiene preparada.  Debemos estirarnos en la fe y provocar que las promesas se cumplan, todo depende de nosotros, de nadie más.

Yo lo comparo con ese deseo por crecer que tenemos de niños. Nos morimos por llegar a la altura necesaria para que nos permitan subirnos a los juegos de “mayores” como las montañas rusas y carritos chocones. Cuando era niño, mis padres nos llevaban a varios parques de diversiones como Esquilandia, Buenaventura y Helados Gloria. Cada vez que íbamos me emocionaba esperando que la persona en la entrada de los juegos me midiera y me permitiera subirme para después contarle a mis amigos, pero muchas veces me frustré porque no daba la talla y mi hermana con mi primo Erick se volteaban a decirme adiós con una sonrisa en sus rostros mientras yo debía conformarme con los juegos para niños pequeños. A más altura, más nivel de emoción y mejor es la experiencia.  Lo mismo sucede en todo, incluso en las empresas, mientras más grandes, mayor es el grado de riesgo y responsabilidad.  La dimensión ¡wow! se vive solamente a grandes alturas.

Page 81: Hago Lo Que No Quiero Hacer

Hay etapas que no has podido vivir porque no tienes la altura necesaria. Cuando finalmente  me permitieron subir a las camas elásticas, intenté hacer el triple invertido y quedé trabado entre dos resortes. Hace unos años fuimos de viaje a Florida con mi esposa, mi hijo, el pastor Cash y su familia. Yo me quedaba con el Pastor mientras todos se subían a los juegos mecánicos pero la pastora Sonia me pidió que la acompañara a una nueva montaña rusa. Cuando estaba allá arriba, a punto de tomar la caída más fuerte, cerré los ojos y oré porque la bajada era impresionante. ¡Sentí que mi espíritu se quedó arriba!  Todos esos juegos están diseñados para que tu adrenalina suba y te haga sentir una gran emoción. Creo que a  partir de ese momento empezó mi problema de la caída del cabello.

Nuestra fe opera de la misma forma, a mayor altura, mejor experiencia. Imagina todas las impresionantes vivencias del pastor Cash viendo a la muerte alejarse de las personas y experimentando la presencia de Dios tan de cerca. A mayor fe, mayor altura, mayores experiencias y mejores testimonios. Anímate a crecer en tu fe para ser de los que pueden vivir esas experiencias maravillosas.

Persiste hasta lograrlo

Todos sabemos que debemos crecer en la fe y tenemos esa ilusión pero el problema es que nos frustramos cuando lo intentamos y no lo logramos. ¿Cuántas veces has fallado? Seguramente algunas, yo lo he vivido pero estoy en el proceso de lograr las metas que aún no alcanzo. Hace tiempo, en la ciudad de Saltillo en México, antes una gran audiencia de jóvenes, prometí que al cumplir los treinta años tendría  treinta mil jóvenes en mi red. Estaba emocionado, henchido de amor y fui irresponsable al afirmar esto. Ahora tengo treinta y tres años y aún no logré lo que prometí pero estoy en el proceso de cumplirlo. Cada día que pasa tengo que batallar con la frustración de no haber cumplido esa meta pero ha sido una gran lección de humildad y no dejaré de esforzarme hasta alcanzarla. Sé que debo estirar mi fe y crecer, como tú debes hacerlo para cumplir las metas de fe que te has propuesto.

¿Qué pasa cuando fallamos, cuando no logramos lo que nos proponemos? Pedro es un buen ejemplo de esto. En toda la Biblia no encuentro otra persona que le fallara tanto a Jesús con él, sin embargo nunca se dio por vencido. En su primer encuentro con el Señor, le cambió el nombre porque Simón significa “junco llevado por el viento”. ¡Imagina semejante inicio para un hombre que a partir de ese momento buscó siempre agradar a su Señor!

Pedro siempre era el primero en aceptar los retos y confiar en superarlos aunque se equivocara. Le sucedió en las aguas cuando Jesús los llamó y él fue el primero en seguirlo aunque luego se hundió. Muchos pasamos por lo mismo, decimos que lograremos nuestros objetivos y luego nos avergonzamos de no hacerlo.

Mateo 16:13-19 relata: Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?  Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.  Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

Estudiemos el patrón de conducta de Pedro. Falló muchas veces, no siempre logró agradar al Señor pero esa vez lo hizo y fue el escogido para recibir las llaves del Reino. Imitémoslo e insistamos  para ser los escogidos.  Que no te detengan tus errores, levántate y sigue adelante.

Page 82: Hago Lo Que No Quiero Hacer

Seguramente en ese momento, cuando escuchó las palabras de Jesús, Pedro dijo: ¡Lo logré, tengo las llaves!  Recibió la autoridad sobre el cielo y la tierra, fue posicionado en un lugar privilegiado por su insistencia en avanzar.

Levántate y sigue adelante

Mateo 16:21-23 continúa el relato: Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.   Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.  Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

Vemos que la alegría no le duró mucho, en el versículo 19 le dan poder sobre los cielos y la tierra pero en el versículo 23 le nombran Satanás.  ¡Eso realmente es caer rápido!  Si Jesús me llamara así, yo empezaría a buscarme la cola.

Pedro mereció ese regaño porque en su ansiedad se tomó la libertad de decirle al Maestro que pensara mejor las cosas y se evitara el sufrimiento. Entonces fue necesario que Jesús hiciera algo para levantar y estirar la fe de ese hombre en quien confiaría la continuidad de Su obra.  Entonces Pedro fue capaz de seguir adelante, fue persistente y logró que su  fe creciera hasta ver cumplido lo que estaba prometido para su vida. Su actitud es poderosa y nos enseña mucho.

Luego de ese acontecimiento, Jesús se va a orar y llama a tres de sus discípulos, incluyendo a Pedro quien de nuevo se equivoca porque el cansancio lo vence. Cuando el Señor los encuentra, les llama la atención e incluso pareciera que la tiene contra Pedro  a quien regaña. Muchas veces sentimos  demasiada presión pero es porque el aprendizaje debe ser efectivo para recibir lo que hay para nosotros.

Luego, Pedro comete otro error al actuar violentamente y cortarle la oreja a uno de los soldados que llegaron con Judas. Casi puedo ver la cara de desaprobación de Jesús al recoger la oreja y ponerla de nuevo en su lugar, sanando al soldado y puedo ver el gesto de decepción de Pedro al ver que se había equivocado de nuevo aunque había actuado con la intención de agradar al Señor.

A pesar de todo, Pedro sigue adelante, incluso cuando el mismo Jesús le dice: “Me negarás tres veces antes de que el gallo cante”.  La gente de fe que el Señor necesita para establecer Su Reino es la que insiste y crece aunque cometa errores.

Debes seguir adelante a pesar de todo. El Señor, tu matrimonio, tu negocio y  tu familia merecen que insistas y no te des por vencido.  No abandones la lucha, pelea la batalla de la fe porque el Reino es de quienes perseveran y tienen el impulso para crecer y alcanzar mayor estatura.

Busca ser de los que están dispuestos a todo y  son los primeros en decir “yo lo haré”, incluso antes de saber qué es lo que Dios pedirá.  Lánzate aunque sientas que te hundes y Él te premiará porque verá tu fe.

En Lucas 22:31-32 vemos que Jesús le dice a Pedro: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.

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Jesús estaba preparando a Pedro desde el primer momento.  Lo mismo sucede contigo. Si el Señor le dice al diablo que puede tomar tu vida es porque sabe que estás preparado para pelear y vencer en la batalla.  Aunque te caigas, aunque te hundas, a pesar de todo sigue adelante y no te detengas porque solamente insistiendo lograrás ver cumplidas las promesas del Señor en tu vida.

Por: Pastor José Antonio Putzu

Fuente: CashLuna.org

ESTUDIO BIBLICO – COMO CREER POR MASPídele al Señor que manifieste Su reino en tu vida y que aumente tu fe.

El tema de la fe siempre me ha confrontado y retado a buscar más para mi vida. Todos nos movemos por fe y debemos demostrar que no estamos conformes, que deseamos recibir más porque caminamos y nos movemos por fe para agradar al  Señor.

Obedecer

Mateo 8:23-27 relata: Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?

Los discípulos no temían al mar, estaban acostumbrados a navegar porque varios eran pescadores y vivían cerca de un lago. Sin embargo, la tormenta arreciaba y se asustaron, entonces despiertan al Maestro que les regaña, contrario a lo que ellos pensaban porque se sentían confiados al ir junto al Hijo de Dios, pero no fueron capaces de activar su fe y calmar ellos mismos la tormenta. Es como las personas que después de entregarle su vida al Señor sienten que todo empieza a complicarse en vez de mejorar y no se explican la razón, porque piensan que están haciendo todo lo que Él manda pero seguramente les falta algo.

Antes no comprendía por qué les dijo “hombres de poca fe”, pero luego de meditar en ello, descubrí que se refería a esa desconfianza que tuvieron y que les obligó a despertarlo, cuando su fe debió conducirlos a obrar en Su nombre.  Ellos demostraron que el problema era mayor a su fe y que la confianza que tenían no era suficiente, capaz de soportar  la situación.

Uno de nuestros más grandes propósitos debe ser crecer en fe. Hacerla cada vez más robusta, fuerte, grande y poderosa para activarla en momentos de adversidad. Entonces, ante la dificultad, el Señor podría seguir descansando porque tú sabrás qué hacer y después de calmar la tormenta le dirías: “Fue espantoso pero en Tu nombre logré controlar la situación, utilicé la

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autoridad que me diste y con la confianza de sentirte a mi lado, encontré la solución”. Debes obrar creyendo que Él te  respaldará porque ya te ha dado el poder para hacerlo.

Todos, creyentes o no, afrontamos dificultades y crisis. Todos somos vulnerables a la enfermedad, desempleo y tribulación pero tener la fe puesta en el Señor y demostrarlo, hace la diferencia.

En una Noche de Gloria, el Pastor Cash enfermó y me dijo que debía tomar su lugar, predicar y ministrar.  No podía negarme, no podía decirle que no estaba preparado con suficiente oración y ayuno. Entonces, activé mi fe y obedecí, poniéndome en las manos del Señor que tomó el control de la reunión y Se manifestó con todo Su poder a las personas sedientas de Él.   Mi fe era fuerte y me sustentó en ese momento de  prueba. Pedro no sabía que debía aprender a caminar sobre el agua, simplemente sucedió y se hundió porque no creía. Por eso, los discípulos le pidieron al Señor que aumentara su fe.

Hombres de fe

Incluso los hombres que servimos al Señor pasamos dificultades porque  vivir para Él no aleja los problemas.  Si me vieras sin trabajo, enfermo y con deudas seguramente dudarías, pero yo estaría confiado porque he trabajado en mi fe para que se fortalezca y me sustente el día de la prueba.  La Biblia tiene muchas promesas para nuestra vida pero debemos demostrar que somos dignos de recibirlas, convirtiendo nuestra fe en obras. No solamente el diezmo, la oración y ayuno son necesarios para alcanzar lo que Dios tiene para nosotros, la fe reflejada en una vida justa y recta es la única que funciona y nos hace merecedores de las  promesas. No se trata de aguantar la tormenta sino de calmarla, encadenando nuestra vida a la Palabra con el eslabón de la  fe.

Todos tenemos fe en algo o alguien, incluso quienes perteneces a otra religión, pero nosotros creemos en el único y verdadero Dios y debemos demostrarlo con resultados evidentes en tu vida y en la de quienes te rodean. Cree, dedícate a cultivar la fe, lee la Palabra, ora y busca Su presencia, entonces,  enfrentar una dificultad será glorioso.  Ya no serás un discípulo miedoso que lo despierta para que te solucione las cosas sino que serás un niño que le presenta lo que tiene, convencido de que Su poder obrará a través tuyo.

Lucas 9:1-10 cuenta sobre lo que sucedió con los discípulos: Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos. Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas. Y en cualquier casa donde entréis, quedad allí, y de allí salid.  Y dondequiera que no os recibieren, salid de aquella ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos. Y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes. Herodes el tetrarca oyó de todas las cosas que hacía Jesús; y estaba perplejo, porque decían algunos: Juan ha resucitado de los muertos; otros: Elías ha aparecido; y otros: Algún profeta de los antiguos ha resucitado. Y dijo Herodes: A Juan yo le hice decapitar; ¿quién, pues, es éste, de quien oigo tales cosas? Y procuraba verle. Vueltos los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y tomándolos, se retiró aparte, a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida.

Jesús les envió a ejercitar su fe predicando y ayudando a quienes lo necesitaban.  Expulsaron demonios y sanaron enfermos, sin más provisión que la fe en Él. Al regresar, seguramente muy entusiasmados,  le contaron sus resultados en la fe, producto de la manifestación del Reino. Ellos ya eran capaces de hablar y demostrar que eran creyentes del Señor pero luego no fueron capaces de ponerlo por obra.

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Lucas 9: 11-13 continúa el relato: Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados.  Pero el día comenzaba a declinar; y acercándose los doce, le dijeron: Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y campos de alrededor, y se alojen y encuentren alimentos; porque aquí estamos en lugar desierto. Él les dijo: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta multitud.

En su razonamiento, los discípulos le indicaron qué hacer al Maestro,  pero Él les mandó que se encargaran del asunto porque ya eran capaces de hacerlo. Una característica del verdadero  creyente es diferenciar dónde cabe la razón y dónde la fe.  Cuando Él manda hacer algo extraordinario, la clave es dejar de lado tu razonamiento humano y  obedecer ejercitando la fe.  Cuando la fe obedece, la razón se sujeta.  La razón de los discípulos decía: “todos deben irse a casa”, la fe de Jesús decía: “todos comerán”. La razón de los discípulos era: “moriremos en la tormenta”, la fe de Jesús era: “todos nos salvaremos”. Demuestra que tu fe es como la del Señor.

Las obras de la fe

Jesús deseaba que las personas se quedaran porque quería demostrarles que la Palabra se cumple cuando dice: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia y todas las demás cosas serán añadidas”.  La gente que le siguió hasta el desierto soportó hambre  y  escuchó Sus enseñanzas, demostró que buscaba el Reino, por eso, Él deseaba darles la añadidura.  Lo mismo sucederá en tu vida.

Cierta vez durante un servicio, se acercó una servidora y me dijo que no alcanzaría el pan para la Santa Cena. No podíamos hacer nada más que orar y creer porque era imposible ir a comprar más, entonces, el Señor lo multiplicó y hasta sobró. La fe debe ser efectiva para otros y para ti.

Actívala para darle consejo a quienes lo necesiten  pero también demuestra que la tienes cuando buscas salud y provisión. Los discípulos liberaron y sanaron a otros pero no fueron capaces de activar la fe cuando fue necesario para ellos y la multitud.  Cree en tus propias palabras, alimenta tu fe para que alcance a todos.

Los escenarios difíciles son oportunidades para que florezca la convicción de que Dios obrará.  También los momentos felices demandan nuestra fe  para dar gracias y reconocer que todo lo hemos recibido de Sus manos.  Conocí a un hombre que pasó meses sin trabajo. Caminaba una gran distancia desde su casa hasta la ciudad para ofrecer sus servicios de plomería. Ahorraba el pasaje del bus y le dejaba ese poco dinero a su esposa para que diera algo de comer a sus hijos. Llegó el día cuando ni siquiera tuvo ese dinero y regresó a casa sin un centavo. Su familia lo esperaba ansiosa y cuando llegó, le pidió a su esposa que sirviera la mesa. Ella lo vio desconfiada y al ver que no llevaba nada para comer, su razón la hizo cuestionarlo.  Él le insistió que pusiera la mesa y ella obedeció. Los niños, muy entusiasmados preguntaban qué comerían y él les pidió que se sentaran a la mesa y dieron gracias por los alimentos diciendo: “Señor, gracias por lo que comeremos, porque dijiste que no hay justo desamparado ni su simiente que mendigue pan”. En ese momento, tocaron a la puerta y un hombre le dijo: “Usted no me conoce pero el Señor me dijo que viniera y le diera estas bolsas de comida que compré en el supermercado. Eran para mi casa, pero ahora se las doy”.  Dios no dejará avergonzado a quien cree hasta el último minuto de su vida porque Él siempre llega a tiempo.

Mucha gente demanda resultados de tu fe, incluso Dios necesita tu creencia, convicción y seguridad en Él y Sus Promesas.  A veces  la razón te dice que morirás por esa enfermedad que te aqueja pero  la fe dice que por Su llaga fuiste curado. Verás resultados de tu fe cuando aceptes vivir según la Biblia y demuestres que deseas  ser testigo de Sus obras.

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Jesucristo es el autor y consumador de la fe, quien multiplicó los panes, sanó enfermos y resucitó muertos.  Él es aquel de la barca, el que murió en la cruz y se levantó de entre los muertos.   Él toca a tu puerta y Su Reino entrará a tu casa si le abres. Eso es fe, creer que existe, que está contigo y puede borrar tus pecados. PÍdele que escriba tu nombre en el libro de la vida y haga crecer tu fe para que veas los resultados a tu alrededor. Dile que deseas creer en Él ya que no estás satisfecho con lo que tienes y sabes que hay más para ti. Decídete a convertirte en un creyente que busque resultados de su fe.

Pastor Hugo López

ESTUDIO BIBLICO : Herejías destructoras

por Daniel Zuccherino

La historia de la iglesia cristiana está marcada por su lucha constante y a través de los siglos contra las herejías y las falsas doctrinas que han pretendido y pretenden infiltrarla.

El concepto «herejía» hace referencia a la desviación doctrinaria respecto de las verdades esenciales y fundamentales enseñadas por la Biblia y por la iglesia, como también a una propagación activa de dichas falsas enseñanzas. (1).

La palabra «herejía» se relaciona asimismo con la falta de unidad y con la creación de bandos y divisiones que son el resultado de sustituir la verdad por opiniones arbitrarias. También se fomentan los antagonismos cuando se enfatizan desmedidamente ciertas verdades en desmedro de otras (ver Tito 3:9-10).

La iglesia cristiana ha debido confrontar desde muy temprano con los falsos maestros y sus erradas doctrinas causantes de divisiones.

Como ejemplo de ello vemos que en su 2 Pedro 2:1 advierte a los cristianos respecto de los falsos maestros que, infiltrados dentro de sus comunidades, pueden llevarlos a la apostasía.

Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre vosotros, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró, trayendo sobre sí una destrucción repentina (2 Pedro 2:1 BLA).

Ese es –asimismo- el propósito central de la epístola de Judas: alertar con urgencia a un grupo de cristianos sobre el peligro que representaban para la iglesia ciertas personas que se habían introducido solapadamente y diseminaban falsas doctrinas a la vez que llevaban una vida inmoral.(2) El propósito queda claro en los versículos 3 y 4 de su carta cuando expresa:

Amados, por el gran empeño que tenía en escribiros acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribiros exhortándoos a contender ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos. Pues algunos hombres se han infiltrado encubiertamente, los cuales desde mucho antes estaban marcados para esta condenación, impíos que convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje, y niegan a nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo(Judas 3-4 ).

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La lucha por la fe.

El versículo 3 contiene una muy fuerte exhortación a luchar por la fe. El apóstol señala enfáticamente que la fe cristiana debe ser defendida ardientemente, como una cuestión de vida o muerte. La palabra utilizada en el original griego y que es traducida con la expresión «contender ardientemente» comparte su raíz con la palabra que en español traducimos como «agonía». No hay dudas: se trata de una cuestión de vida o muerte.

La fe a la que Judas hace alusión no es en este caso la fe que nosotros tenemos en Dios sino que el apóstol está haciendo referencia a la doctrina cristiana, esto es: la enseñanza del Señor Jesucristo, y la forma de vida que deriva de esa enseñanza. Esa lucha no se limita a una cuestión puramente teórica sino que es algo práctico y dinámico.

Contender por la fe no significa –de ningún modo- adoptar una postura legalista que siempre está tratando de detectar lo negativo sino que por el contrario la mejor forma de defender la fe consiste en vivirla y proclamarla llenos del gozo del Señor.

Una vez y para siempre.

La revelación de Dios (conforme al primer capítulo del libro de Hebreos), es progresiva. La revelación del Antiguo Testamento aunque correcta debía ser completada. En Jesucristo la revelación de Dios alcanzó su coronación.

Judas lo recalca diciendo que esa fe nos ha sido entregada «de una vez y para siempre». No existe ninguna posibilidad de admitir como verdadera ninguna «revelación» o palabra profética que contradiga explícita o implícitamente las Escrituras.

Hace años atrás, junto a mi esposa Silvia, pude escuchar de la propia boca de la dolida ex-esposa de un pastor acerca de cómo éste decidió abandonarla luego de recibir una supuesta «palabra profética» en la cual se lo instaba a dejar a su esposa y «casarse» con una joven de la congregación que, según la «profecía» en cuestión, sería una compañera mucho mas idónea para el ministerio. El pastor cometió adulterio y la congregación se dividió en un patético ejemplo del resultado que produce el escuchar la mentira, en este caso camuflada como profecía.

Es muy importante notar el hecho (y Judas lo recalca en su carta) de que el ataque de estos falsos maestros y de sus destructivas doctrinas se produce desde adentro mismo de la iglesia, por individuos que «han entrado encubiertamente».

Parásitos espirituales.

La palabra usada en el original griego descriptiva de este «entrar encubierto» es PAREISDUO similar en su raíz a la palabra que en español usamos para«parásito».

Se han infiltrado disimuladamente, paso a paso, mediante engaños.Se trata de verdaderos parásitos espirituales, que no sólo han penetrado imperceptiblemente a la iglesia, sino que, al igual que los parásitos de los cuales nos enseña la biología, viven aprovechándose del cuerpo receptor y que en caso de proliferar conducen irremediablemente a la enfermedad.

Estos infiltrados, mirados a la distancia, parecen amar a Dios pero observados espiritualmente son tan estériles como la higuera que Jesús maldijo.

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Se pueden advertir en ellos –según señala Judas en su carta- las siguientes características:

A) Inmoralidad

En primer lugar son personas que no llevan una vida acorde con las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, especialmente en el aspecto moral, sino que con el argumento de que «Dios es bueno» toman la gracia del Señor como pretexto para pecar deliberadamente.

Si vemos en la iglesia del Señor a personas que diciéndose cristianos viven conscientemente en inmoralidad debemos entender que no se trata de verdaderos cristianos sino de la clase de individuos respecto de los cuales nos advierte el Apóstol San Judas en la carta que estamos analizando.

B) Negación del Señor.

En segundo lugar, lo que estas personas hacen a través de sus enseñanzas y de sus vidas es negar a Dios como único soberano y a nuestro Señor Jesucristo. Es la autoridad de Dios la que rechazan. La paráfrasis «La Biblia al día» traduce el pasaje que nos ocupa del siguiente modo: «[…] es contra nuestro Maestro y Señor Jesucristo contra quien se han vuelto». Una cosa apareja irremediablemente la otra: quien rechaza la autoridad de Dios vive una vida de pecado y de ese rechazo deliberado surgen las falsas doctrinas y enseñanzas mentirosas que en última instancia lo que tratan de hacer es encubrir o justificar el pecado.

Ni sorpresa ni temor.

Pero los cristianos no debemos ni sorprendernos ni temer ante el ataque de los apóstatas. «No debemos sorprendernos porque el Señor ya nos ha advertido al respecto» (Judas v.17) y lo ha hecho con tal detalle que nos ha suministrado una especie de retrato (o lo que en ciertos países se llama un «identi-kit») espiritual de estos falsos maestros.

En ese sentido dice el versículo 11 de Judas:

¡Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín, y por lucro se lanzaron al error de Balaam, y perecieron en la rebelión de Coré (Judas 11 ).

Judas menciona a Caín, a Balaam y a Coré. Los enemigos del envangelio de Cristo, los falsos maestros que hoy día pretenden introducir sus destructoras herejías en la iglesia pueden ser identificados por los verdaderos cristianos a pesar del actuar encubierto y solapado de dichos falsos maestros.

¿Cómo podemos saber que se trata de tales personas? Podemos saberlo porque los falsos maestros de la actualidad se asemejan a ciertos personajes retratados por la Palabra de Dios en el Antiguo Testamento. Judas nos presenta en primer lugar el caso de Caín quien asesinó a su hermano Abel arrastrado por los celos y la envidia. Una persona dominada por los celos, la envidia y la ambición personal no puede ser portador de la verdad ni recibir revelación respecto de los misterios de Dios.

Dice la Biblia en Santiago 3:13-16:

¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Que muestre por su buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y ambición personal en vuestro corazón, no

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seáis arrogantes y así mintáis contra la verdad. Esta sabiduría no es la que viene de lo alto, sino que es terrenal, natural, diabólica. Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala (BLA).

¡Cuidado entonces con las personas en esta condición porque son altamente destructivas para la obra del Señor! Estos falsos maestros también se parecen a Balaam, quien por amor al dinero se corrompió y se vendió para profetizar por conveniencia propia. Estos impostores aparentan cumplir un ministerio pero su finalidad no es servir a Dios sino sacar provecho y entonces su «servicio» no se lleva a cabo en el temor de Dios sino procurando quedar bien con aquellos de quienes pretenden sacar ventaja.

Dice la Palabra:

Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores (1 Timoteo 6: 9-10 ).

Una cosa es que el obrero sea digno de su salario y otra muy distinta que la motivación del «servicio» sea el amor al dinero y el procurar enriquecerse.

Finalmente la Palabra nos refiere el caso de Coré, quien formó un bando, un partido alrededor de él y se rebeló contra la autoridad de Moisés quien había sido investido por el Señor. Por su orgullo terminó rebelándose contra Dios y como resultado la tierra se lo tragó a él y a sus seguidores. Entre la lista de las cosas que el Señor aborrece el libro de Proverbios coloca –en primer lugar- a los «ojos soberbios».(Proverbios 6:16-17).

Tenemos que tener mucho cuidado cuando vemos a personas que llamándose cristianos actúan con soberbia y orgullo fomentando la rebelión contra el liderazgo espiritual de la iglesia. Debemos tener cuidado pero a la vez no debemos sorprendernos ya que la Palabra de Dios nos advierte reiteradamente sobre el peligro que representan esta clase de personas para la salud de la iglesia. Es que el ataque a la fe cristiana que proviene desde dentro mismo de la iglesia es el más peligroso de los ataques. Por eso la Biblia nos alerta no sólo respecto de que el mundo se nos opondrá y aborrecerá sino que nos advierte y anticipa sobre la existencia y el obrar de quienes se han apartado de la verdad de Dios.

Adulterio espiritual.

Debemos tener siempre en claro que para el Señor la apostasía es una infidelidad que tiene un significado equivalente al de la infidelidad en el marco del matrimonio entre el hombre y la mujer.

Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento presentan al Señor como esposo de su pueblo (por ejemplo: Jeremías 3:14 y 2 Corintios 11:1-2). Por eso, al igual que en la historia verídica que relatamos antes en este trabajo respecto del pastor que prestando oídos a una palabra mentirosa abandonó a su esposa y cometió adulterio, la mentira y el abandono de la palabra de Dios conducen al adulterio espiritual. Francis Schaeffer (3) claramente dice: “¿Qué es la apostasía? No es ni más ni menos que adulterio espiritual. No hay otro nombre para ella. Cuando los que se dicen ser el pueblo de Dios se apartan de la Palabra de Dios y de Cristo, el espectáculo es a los ojos de Dios mas odioso que el peor caso de infidelidad matrimonial porque ataca la relación misma de Dios con su pueblo, (4) por ello si bien el pecado sexual horrible el adulterio espiritual es aún mil veces peor(Ezequiel 6:9).

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Una cosa conduce irremediablemente a la otra: siempre que las corrientes teológicas «liberales» han llevado a un apartamiento de la Palabra de Dios dicho proceso ha sido acompañado por un auge de la inmoralidad sexual.No debemos tomar a la ligera las enseñanzas de los teólogos liberales o modernistas porque cuando ellos atacan los fundamentos de la fe la cuestión que plantean no se reduce a algo abstracto ni a divergencias de tipo académico sino que lo que está en juego es la lealtad al Dios vivo y verdadero. El hacer frente a las consecuencias que acarrea el adulterio espiritual contra el Señor del universo son algo tremendo y nuestra sociedad actual es testigo de esas tremendas consecuencias.

Pero el cristiano que se edifica en su santísima fe, que vive una vida personal piadosa y santa, que camina con Dios, que en sintonía con el Señor ora en el Espíritu Santo (Judas 20) nada tiene que temer respecto del obrar de los falsos maestros y de los apóstatas. Nada tenemos que temer porque los fieles en Cristo disfrutamos de protección eterna del Señor. En estos tiempos inseguros, de tanta incertidumbre, donde acechan el pecado y el amor resulta evidente que necesitamos ser guardados y también es claro que nosotros no podemos guardarnos a nosotros mismo: solo Dios puede hacerlo. ¡Él ha prometido hacerlo y lo hará! Dice el  Salmo 121:3: «Él no permitirá que tropieces; el que te cuida no se dormirá» (NTV).

Frente a la herejía, frente al accionar de los falsos maestros y de los apóstatas que acaba de describir la epístola de Judas concluye con un canto de victoria que da gloria al Señor por su protección eterna sobre sus hijos. Nos unimos también nosotros a ese canto de gloria y de victoria y llenos de confianza en el Señor decimos:

Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída y para presentaros sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría, al único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén (Judas 24-25 ).

(1) Conforme “Nuevo Diccionario de Teología”. Ferguson, Wright y Packer. CBP. Pag. 450.(2) Al exponer sobre la Epístola de Judas sigo los lineamientos de una serie de notas personales tomadas de una serie de mensajes de Luis Palau sobre el tema.(3) Schaeffer, Francis, “La iglesia al final del siglo XX”. Pag. 174.(4) Schaeffer, Francis, obra citada pag. 168.

TEMAS CRISTIANOS GRATIS- ¡Ten Ánimo!

¿Por qué me tiene que suceder esto a mí? Esa es una pregunta que nadie va a responderle satisfactoriamente. Le pueden aconsejar y le pueden alentar con todo el amor y con toda la sabiduría del mundo, pero como que no le basta, como que no es suficiente; su corazón sigue temblando de dolor, de angustia y, nada de lo que siempre le había sido útil para animar a los demás parece venirle bien a usted mismo. Una cosa es el problema que vive el otro y otra cosa, muy diferente, lo que le toca vivir a usted en su propia epidermis.

Desearía que con este artículo Dios me permitiera realmente ministrar su vida. Para eso vamos a incursionar en la carta del apóstol Santiago.

Lo cierto es que Santiago no se vanaglorió de su relación personal con el Señor Jesús ni tampoco se identificó a sí mismo como un líder religioso. Dice que su mayor honor fue ser un siervo de

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Dios. Y su mensaje se introduce profundamente en la médula de cada uno de los cristianos del mundo, para arrimar una dosis de fe, de esperanza y de sosiego para superar todas las cosas que nos tocan vivir.

(Santiago 1: 2)= Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.

Fíjese usted que el mandato estructural, aquí, es regocijarse; poco menos que ponerse a cantar, saltar y bailar cuando su fe sea sometida a prueba. Pero saliendo un tanto de lo estructural, podemos ver en este verso una palabra que indudablemente es clave: CUANDO. Porque no le dice que es SI se encuentra en diversas pruebas, que determinaría alguna posibilidad de que eso no sucediera; dice CUANDO, lo que le está avisando que, le agrade o no, lo entienda o no, lo acepte o no, al largo, mediano o corto plazo, alguna prueba  (No puedo saber si fuerte, muy fuerte, liviana o muy liviana) le va a aparecer. Hay tres escrituras que confirman esto y la última, abre paso a una segunda fase que le lleva a usted a una mejor comprensión y, por consiguiente, le alienta y le capacita para el paso siguiente.

(Mateo 5: 11-12)= Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. (Esto le está diciendo que una de las posibilidades de sufrir pruebas, radica en cuando el Señor deposita en usted la gracia de alguno de los ministerios del reino. Se es salvo por gracia y misericordia, sin mérito ni precio alguno de su parte. Pero se sirve al reino con rigor y con inclemencias)

(Hebreos 10: 34)= Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos. (Aquí se evidencia que las pruebas sobrevienen sobre los creyentes, sobre todos y cada uno de los que un día asumieron el compromiso trascendente de seguir y servir a Cristo.)

(1 Pedro 1: 6)= En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas. (Es muy leve la mención, pero suficiente como para entender definitivamente que, si Dios considera NECESARIO para su crecimiento, o entrenamiento, permitir determinadas pruebas sobre su vida, sin dudas que lo hará.)

La única duda que a cualquier persona puede caberle en estas circunstancias, es:¿Por qué puede ser necesario? O mejor dicho: ¿para qué?

(Santiago 1: 3)= Sabiendo que la prueba de vuestra fe, produce paciencia. (La paciencia no se compra, no se recibe mágicamente ni se hereda. La paciencia se produce, se arma como una poderosa estructura de hierro. La paciencia, en suma, es el fruto que nace como resultado de una prueba. O de varias.)

(Romanos 5: 3)= Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia.

Convertirse en cristiano no le libera a usted, automáticamente, de todas las dificultades. La Biblia da evidencias que esto es así y que, para producir paciencia, indefectiblemente usted va a tener que pagar un precio.

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La actitud madura del cristiano ante la adversidad, es enfrentarla con sumo gozo, que obviamente, no es una simple reacción emocional, sino una deliberada e inteligente evaluación de las circunstancias desde la perspectiva de Dios, para ver a la prueba como un medio para el crecimiento espiritual.

No nos podemos gozar de las pruebas por sí mismas, ya que ello sería una especie de masoquismo o estoicismo humanista disfrazado con esa mentira monumental e histórica llamada “resignación cristiana”, sino en sus posibles frutos. Someter a prueba equivale a comprobar lo genuino de algo, en este caso su propia fe. Sirve como una disciplina para purgar esa fe de toda impureza nociva, extirpando lo que es falso o meramente religioso. La paciencia, en suma, no es un resignarse pasivamente “a lo que venga”, sino tener firmeza, valor y hasta tozudez para poder aprender a resistir con valentía. Y no olvide que “resistir” en términos bíblicos, no es aguantar o soportar, es combatir fortalecidos por el poder de Cristo actuando en nuestra vida.

(Santiago 1: 4)= Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

Puede usted darse cuenta que la idea de Dios, es que usted resista de tal manera como para que Él tenga tiempo suficiente para hacerle semejante a Cristo por medio de la prueba. ¡Nada menos!

(Colosenses 4: 12)= Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere.

Lo único que debo aclarar aquí, para evitar confusiones, es que cuando dicePERFECTOS, no se está refiriendo a la ausencia absoluta de pecado, o de algo que no tiene errores, sino a una idea que implica algo completamente desarrollado y maduro, muestra una idea de plenitud y redondez que, sin Cristo, (Y sin pruebas, o sin dolor) es poco probable poseer. Simple sabiduría. Claro, usted estará pensando: “Todo esto está muy bonito, pero; ¿Qué sucede cuando mi sabiduría no alcanza para afrontar lo que me toca padecer? La respuesta:

(Santiago 1: 5)= Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

¡Es tan simple! ¡Es tan sencillo! “- Está bien, hermano… Pero eso es más bien…teórico, ¿No cree? –“ Espere. Vamos a ver:

(1 Reyes 3: 9-10)= Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque: ¿Quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto.

(1 Juan 5: 14)= Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

Veamos: la sabiduría, dice que puede recibirse pidiéndosela a Dios con fe. De ninguna manera es instrucción intelectual, información académica o especulación filosófica, sino comprensión espiritual del propósito de las pruebas.

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Cuando Dios concede un don, lo hace –dice- abundantemente y SIN REPROCHE.Esto es: generosamente, no con disgusto, con desgano o con reservas.

(Santiago 1: 6-7)= Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a la otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.

(Santiago 1: 8)= El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

Yo quiero aclararle que el hombre de doble ánimo del que se habla aquí, es una persona arrastrada en dos direcciones opuestas. Sus lealtades están divididas, y a causa de su falta de sinceridad, vacila entre la fe y la incredulidad, pensando algunas veces que Dios le ayudará y renunciando en otras ocasiones a toda esperanza. Esa persona es inconstante en todos sus caminos, no sólo en su vida de oración. La falta de consistencia en el ejercicio de su fe pone al descubierto la esencia de su manera de ser. En el capítulo 4, en el verso 8, Santiago exhorta a esta clase de personas: dice: Vosotros, los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Les está diciendo que deben alinear su intelecto, su voluntad, sus sentimientos y emociones y someterlos a la voluntad de Dios y, por fe, a sus promesas teniendo en cuenta un elemento sumamente importante: sin razonarlo humanamente.

Por tanto, debemos sentirnos animados porque las pruebas que padecemos tienen el propósito de formar nuestro carácter para que se parezca al de nuestro Señor Jesucristo; las pruebas producen en nosotros paciencia y madurez. ¡El Señor desea que crezcamos espiritualmente y nos ayuda fortaleciéndonos en medio de las pruebas!

Por: Dr. Oscar Sobalvarro

ESTUDIOS BIBLICOS – Cinco tentaciones que enfrenta el predicador

Anónimo

Ocurrió hace años, durante una de mis primeras predicaciones. En un pasaje del sermón señalé algo que estaba a mi derecha y todos los ojos se fijaron en aquel objeto. ¡Qué fantástico! pensé. Puedo hacer eso con todas estas personas. Ese momento marcó el principio de mi conocimiento acerca de las peculiares tentaciones a las que se enfrenta el predicador.

EL ARTISTA

La primera y más grande de estas tentaciones es la que experimenté aquel día (la de ser un artista en el púlpito). Cualquiera que tenga el atrevimiento de colocarse en frente de un grupo de personas y tomar 25 minutos de su tiempo para efectuar un monólogo, tiene que tener algo de artista. Si usted odia ese tipo de actividad, es bastante probable que no llegue a ser muy efectivo como predicador.

Pero justamente es allí donde se encuentra la traba. Para comunicar bien, uno debe exponerse constantemente a una de las tentaciones más letales del hombre de Dios: el actuar de tal

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manera que uno se gane la apreciación y los aplausos de los oyentes. No hay ningún problema en esta actitud cuando el oyente, en los ojos del predicador, es Dios. Pero desafortunadamente Dios generalmente resulta difícil de ver. Lo que sí vemos es ese grupo de personas sentados en los bancos de la iglesia. Ellos resultan muy visibles, y a menudo buscamos su aprobación.

Jesús le puso el dedo a esta tentación en la sexta bienaventuranza:“Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios”. Un corazón puro es un corazón que no tiene motivaciones confusas. Por esta razón Jesús miró a los Fariseos (quienes hacían sus buenas obras para ser vistos por el pueblo) y dijo: “Ya tienen su recompensa”. Ellos estaban recibiendo justamente lo que buscaban: aprobación humana.Busque a Dios, y lo verá. Busque a los hombres, y los verá.

En cierta oración, John Bunyan predicó un sermón bastante fuerte. La primera persona que se acercó a él después de la reunión se lo hizo saber. Respondió: “Ya lo sabía. El Diablo me lo dió a entender cuando me alejé del púlpito.” He perdido cuenta de las veces que me paré a la puerta del templo luego de haber predicado, hambriento por recibir alabanzas de mi congregación. Había trabajado arduamente durante la semana para estar bien preparado. Había puesto en la predicación toda la fuerza y concentración que podía reunir. En muchas maneras había traído al púlpito toda la intensidad que usaría para un partido de fútbol. Al terminar con el sermón, sintiendo el sudor bajo mi ropa, mi pregunta era: “¿lo hice bien?”.

En momentos de claridad, se muy bien que solamente Dios puede juzgar las cosas y entregar el premio. Pero se me ocurre que rara vez veo las cosas asi inmediatamente después de haber predicado. Bruce Thielemann ha dicho con gran acierto: “La predicación es el ministerio más público y; por lo tanto, el más visible en sus errores y el más expuesto a la tentación de la hipocresía”.

LA PALABRA PARA LOS OTROS

Una segunda tentación se encuentra en que el predicador vea a la palabra de Dios como algo solamente para ser predicado. La presión de producir sermones, combinada con el hecho de que los sermones deben predicarse de la Biblia, pueden hacer que una simple lectura devocional de la Palabra, sea imposible de lograr. Cada vez que tomo mi Biblia y comienzo a discernir ciertas verdades de un pasaje me pongo a pensar, casi instantáneamente, en cómo puedo predicarlo a mi congregación. Y en la mayoría de los casos paso por alto la relevancia que puede tener a mi propia vida. Esto es fatal. Pablo, el apóstol, hizo alusión a su propia lucha con este problema cuando expresó la preocupación de que “no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado”. (I Co. 9:27).

La predicación (que tiene respaldo es aquella que viene de hombres y mujeres que han luchado personalmente con aquello que proclaman públicamente. Suelo caer con tanta facilidad en esta tentación que debo disciplinarme a estudiar pasajes en forma devocional antes de formar sermones de ellos. Y debo hacer esto con meses de antelación a la predicación propiamente dicha.

¿POR QUÉ LES GUSTA O POR QUÉ LO NECESITAN?

Una tercera tentación a la cual se enfrenta el predicador es la de convertir a las piedras en pan dándole así a la gente lo que desea y no lo que necesita. Siempre esta presente en la psiquis del que predica el deseo de ser apreciado por aquellos a quienes lo hace. Ese deseo puede tornarse tan fuerte que uno se hace más sensible que un sismógrafo a los gustos de la congregación. Es en ese momento que el predicador se puede convertir en un publicista, en desmedro del profeta.

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Todo lo que hacen los publicistas se reduce simplemente a convencernos de que lo que buscamos lo lograremos mejor con sus productos, sus candidatos, o sus mensajes. Cuando se presenta al evangelio como algo que va a ayudar a las personas a tener aquello que desean, sin criticar eso mismo, se deja como un simple instrumento de propaganda. James Daane dice que: “la Biblia debe definir nuestras necesidades antes de suplirlas. Nos debe decir lo que necesitamos: la naturaleza de nuestros dolores, angustias, etc. En otras palabras, La Biblia debe decirnos qué es el pecado, porque no lo sabemos”.

Una variación de la tentación de dar a las personas lo que desean, es el uso exagerado de ilustraciones e historias. Todo aquel que predica sabe bien cuan efectiva puede ser una buena historia o un chiste para atraer la atención de las personas. El problema más grande con las historias es que se prestan a que cada cual las interprete a su gusto. Una congregación donde hay una gran variedad de puntos divergentes puede escuchar un sermón lleno de historias y narraciones entretenidas y todos se irán del templo sintiéndose edificados. El pastor realmente dijo las cosas “como son”. Claro que sí; si todos sintieron que su punto de vista fue expresado, no se expresó punto de vista alguno. Pero el pastor quedó bien con todos.

PROFETA Y SACERDOTE

La cuarta tentación para el predicador radica en el extremo opuesto de lo recien mencionado. Esta es la tentación de verse a uno solo como profeta para las personas, sacrificando la función de ser también su sacerdote. Un sacerdote, es uno que se presenta ante el Señor como intercesor del pueblo. Los profetas son mensajeros de Dios. Los sacerdotes son intercesores. Los profetas enfrentan a los hombres con la verdad Divina y con las mentiras humanas. Los sacerdotes sostienen a los hombres frente a la gracia de Dios.

La tentación de ser un profeta, sacrificando la función de sacerdote, está en que uno puede atacar a las personas desde una posición de total aislamiento (donde uno es intocable). Uno no tiene que experimentar, de esa manera, la agonía de cuidar a aquellos que han sido heridos por la verdad. No hace falta más que sentarse en el estudio, preparar la exégesis y entregarle a la gente la verdad y nada más que la verdad. Pero puede ser que esta verdad seriamentehiera a una persona sin conducirla a un crecimiento.

Juan nos dice que Jesús vino con gracia y verdad. Entre otras cosas, eso significa que la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. No estaba aislado, sino que se encarnó en Uno que compartió nuestra vida y caminó en nuestros caminos. Como lo expresa el autor de Hebreos, Jesús fue un sumo sacerdote que “...no pudo compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado,…” (4:15).

Un predicador no tiene derecho a atacar a su gente con la Verdad (especialmente la clase de verdad que duele) a menos que él también se sienta herido por esa verdad y se muestre quebrantado por la condición del pueblo. Un anciano y sabio pastor me compartió una vez sobre dos errores iguales y opuestos en los que puede caer un predicador. Uno es el de descuidar el estudio a causa de la gente. El otro es el descuidar la gente a causa del estudio. Ambos son trágicos. Ambos están en constante tensión y compiten el uno con el otro, pero los dos deben ser cumplidos.

DANDO VIDA A LA BIBLIA

Presento una última tentación del predicador: tratar que la Biblia sea relevante, de querer darle vida. Esta tentación en particular solía ser un aspecto exclusivo de la tradicional teología liberal. Pero en los últimos años, ha ganado también algunas víctimas en el campo evangélico.

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Suelo caer en ella cada vez que siento que la Biblia necesita de mi ayuda para ser creída, que de alguna manera necesita de mis astutas ilustraciones o mis declaraciones perceptivas hechas en un idioma más familiar a mi congregación.

El pecado que se evidencia en esta tentación radica en la presuposición de que la Biblia está muerta y que, en realidad, somos nosotros los que estamos vivos. Por supuesto que ningún predicador admitiría que eso es realidad en términos tan específicos. Pero el actuar de muchos lo corrobora.¿Tiene la Biblia relevancia? El Dr. Bernard Ramm dijo en cierta oportunidad: “Nada tiene mayor relevancia que la verdad”. Cuanto más predico más me convenzo de que lo mejor que puedo hacer es salir del camino de la Palabra para no obstruir su paso. El consejo más sano que puedo dar en términos homeléticos no es que tratemos de predicar bien la Palabra sino que no lo hagamos mal.

Esto no quiere decir que el predicador no tiene que poner el mensaje de la Biblia en términos que sean fáciles de entender. Pero el objetivo debe ser siempre que la gente pueda ver que las Escrituras son relevantes y no que uno las haga relevantes. En última instancia, la Palabra de Dios se hace real a través de la obra del Espiritu Santo, y a menudo a pesar, y no a causa del predicador.

Al finalizar la lectura de este artículo, usted podrá llegar a la conclusión de que ser predicador es meterse en un campo minado de tentaciones. Es así. No creo que jamás haya predicado un sermón con menos de un 30% de buenas intenciones. Y con frecuencia he desesperado al contemplar mi corazón y ver las muchas formas en que he caído preso de las tentaciones del predicador. Si la pureza de mis motivaciones fuera la razón por la cual pudiera yo trabajar en el púlpito, me hubieran despedido hace ya tiempo. Pero, gracias a Dios, esa no es la razón. La razón radica en el llamado de Dios. Estoy allí solamente porque me llamó muchos años atrás, me equipó con los dones necesarios, y dijo: “comienza a hablar de Mí.”

En nuestra liturgia, confesamos los pecados corporales antes de escuchar la Palabra de Dios a través de la lectura y predicación de la Biblia. Yo también debo hacerlo después de esto. Esa es la filosofía que sigo yo: confesar, predicar, confesar otra vez; y hacer mía la oración de Martín Lutero. “Señor Dios, Tú me has hecho un pastor en Tú Iglesia. Tu puedes ver que indigno soy de tomar este trabajo difícil y grande y, de no haber sido por tu ayuda, lo hubiera echado todo a perder hace ya tiempo. Por esto clamo a tí para que me ayudes. Ofrezco mi corazón y mis labios para tu servicio. Deseo poder enseñar a la gente, y para mi, que pueda aprender siempre más y meditar diligentemente en tu Palabra. Úsame como tu instrumento, pero nunca me abandones, pues si me quedo solo destruiré con gran facilidad todo lo que Tú has hecho. Amén.”

TEMAS CRISTIANOS – FE PARA POCO , FE PARA MUCHO

Preséntale al Señor lo que tengas, sin importar cuánto sea. Él obrará siempre porque desea bendecirte.

La palabra fe es muy pequeña, es una sola sílaba pero encierra todo el secreto del Reino de los Cielos. Es como el átomo que puede provocar una hecatombe nuclear si

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la haces reaccionar en cadena. Jesús nos enseña a caminar por fe, no por vista. De la misma forma que le dijo a la mujer: “grande es tu fe mujer, pide para tu hija lo que quieras”. Ese “lo que quieras”, es decir lo que necesitamos, se esconde en la palabra fe.

En las recientes Noches de Gloria en Pachuca, México, vimos milagros extraordinarios. Uno de ellos le sucedió a un hombre que tenía 22 años de no poder orinar de forma natural.   Allí en el lugar donde nos congregamos, le dieron ganas de orinar y llenó una botella que nos llevó como evidencia del milagro.  He visto infinidad de milagros económicos, familiares y físicos.  Lo digo sin jactarme, porque le he pedido al Señor ser el guatemalteco que más haya visto Su gloria antes de que cierre mis ojos y vaya a Su presencia.  Cada vez que veo un milagro me dice: “hijo, estoy vivo”.

Sin fe es imposible agradar a Dios. Acércate a Él creyendo que existe, está presente y te escucha. En la iglesia no podemos atender a cada uno en particular, por eso tenemos grupos en casa para que todos se sientan escuchados. Cuando tienes fe para creer que Jesús está contigo, no necesitas pedir audiencia con ninguno del equipo pastoral porque “el jefe”  te atiende personalmente.  Jesús nunca dio consejería. Cuando dos hombres lo detuvieron para que emitiera Su juicio sobre una herencia, Él les dijo que dejaran la avaricia y continuó Su camino.   Yo predico la Palabra que Él me manda decir,  funciona para quien la cree, de lo contrario, debes pelear tu batalla de fe.

En Pachuca me dijo: “quiero que le enseñes a Mi pueblo lo que mejor sabes hacer: creerme”. Nada es imposible para aquel que cree en Dios todopoderoso.  Dejar que la fe actuara fue lo que hizo a un lado la discriminación racial cuando Jesús  habló con la Samaritana. También fue lo que permitió que el centurión obtuviera sanidad para su siervo, porque Jesús le dijo: “ni aún en Israel he hallado tanta fe”.  Usa la medida de fe que Dios te ha dado.

Fe que multiplica

Mateo 14:14-18 relata: Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos. Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer.  Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. El les dijo: Traédmelos acá.

Muchos critican la construcción de un templo grande pero no han leído que en las Escrituras siempre se habla de multitudes.  El único momento que habla de un grupo pequeño es cuando dice: “no temáis manada pequeña porque a vosotros le ha placido a Dios darles el Reino”.   Construimos un templo más grande porque  tenemos la bendición de ser cada vez  más los que compartimos el testimonio y los creyentes se multiplican.

Entonces, en este pasaje, los apóstoles intentaban darle consejo al Señor  que les pidió que solucionaran el problema, además de darles la forma de hacerlo. Todo lo que Jesús pide y ordena es posible,  todo se puede hacer si le creemos.   Pero los discípulos le respondieron con su mente humana y Él les pidió que le llevaran lo que tenían.  Nunca se trata de cuánto tienes, sino de a quién se lo entregas.

Mateo 14:19-21 continúa el relato: Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.  Y comieron todos, y se saciaron; y

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recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

De nuevo vemos que la multitud  es atendida a través de los discípulos, por eso en Casa de Dios seguimos el modelo de Jesús y organizamos grupos en casa.  Lo que ellos tenían  era muy poco pero el Señor puede obrar con lo que tengas, sea poco o mucho.  Imagina lo que significa darle de comer a tanta gente, tomando en cuenta que incluso hay personas que comen por dos. La abundancia fue tal que incluso recogieron canastas llenas con lo que sobró.

Hace muchos años, cuando mi esposa Sonia y yo  aún éramos novios, ella ministraba en un grupo que se llamaba Pan y Palabra porque reunían personas para compartirles las buenas nuevas y además, les daban de comer.  Cierta vez que la hermana Tere, nuestra amiga que preparaba la comida, hizo unos tacos muy sabrosos, nos dimos cuenta que al parecer, no alcanzarían.  Sonia estaba muy angustiada pero yo le dije que fuera a repartirlos. Cuando me quedé solo, me postré ante el Señor y le pedí que multiplicara los tacos y que incluso alcanzaran para quienes trabajábamos en el equipo. El Señor que hace mucho más abundantemente, proveyó para que ¡yo comiera doble!, porque dice la Escritura que “el obrero es digno de doble salario”.

El Reino sobrenatural de Dios funciona solamente con fe.  Yo estudié economía y no hay números humanos que puedan explicar la multiplicación que el Señor hace y que se activa con fe.  Mis conocimientos me sirven para mantener el orden en el ministerio pero no para hacer la obra que el Señor me manda.  Cuando me pide hacer algo y yo le digo que sólo tengo  cinco panes y dos peces, me doy cuenta que Él tiene el control y todo funcionará.  Al actuar por fe, muchas veces  sientes que tu mente secular  será ridiculizada pero no debes temer.  Cada vez que alguien pasa por la construcción del nuevo templo me dice que es impresionante y que seguro en la iglesia tenemos un espectacular flujo de efectivo, pero no es así. Yo logro dormir en paz porque sé que todo es y será obra del Señor.

Lo que tienes es suficiente para Su obra

Mateo 15:30-38 narra un nuevo milagro: Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel. Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino.  Entonces sus discípulos le dijeron: ¿De dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande?  Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos. Y mandó a la multitud que se recostase en tierra. Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud. Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, siete canastas llenas. Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

La gente tenía tanta hambre de Dios que  acampaba alrededor de Jesús para escucharle. Búscalo con ese mismo deseo que incluso te haga olvidar que debes comer.  Nota que en el milagro anterior recogieron doce cestas con lo que sobró y en este milagro fueron siete.  Donde hay fe no hay métodos, fórmulas ni matemáticas humanas que funcionen.  Una vez alimentó a cinco mil con cinco panes y la siguiente vez, alimentó a siete mil  solamente con cuatro.  De nuevo descubrimos que Dios obra  milagros con lo que tienes, sea mucho o poco, lo importante es que no  digas “no tengo” porque debes estar convencido que todo lo tienes y todo lo puedes en Cristo que te fortalece.  Nunca veas lo que no tienes,  preséntale lo que  tengas porque el Señor lo usará para  hacer milagros en tu vida.  Lo mismo sucedió con el profeta que le preguntó a la 

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viuda “¿qué tienes?”.  Los milagros ocurren cuando vemos lo que tenemos y dejamos de quejarnos por lo que no tenemos.  Una queja nunca ha producido bendición de Dios.

Discípulo obediente

Mateo 16:5-8 cuenta lo que sucedió en otra oportunidad: Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan. Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan?

En este pasaje, los discípulos tenían miedo porque no se habían preparado.  El Señor era un maestro exigente que venía a establecer un reino y no salía por las calles tirando besos y saludando suavemente con la mano. Cuando te acercas a Él y te pide hacer algo pero tu respuesta es  “no tengo”, estás en serios problemas.  Lo mismo sucede en Casa de Dios, algunos dicen que quisieran formar parte de mi equipo pero no saben que soy muy exigente y nunca acepto un “no” por respuesta.

Jesús te dirá “hombre de poca fe” si le responde “no tengo”.  Deja de pensar con tu mente humana y activa tu fe. Dentro de tu corazón debes pensar  “todo lo tengo y todo lo puedo porque soy hijo del Dios todopoderoso”. Eres digno de reprensión si piensas de otra forma y te lamentas por lo que no tienes. Como empresario cristiano posees una ventaja  frente a tu competencia  porque la fe es tu capital de trabajo más importante.  Demuestra que eres un discípulo obediente, presenta tus panes y peces ante el Señor, autor y consumador  de la fe.

Mateo 16: 9-12 reprende la falta de fe:  ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.

En el original, la palabra “entender” se define como  la capacidad de aceptar o discernir una verdad divina. El  entendimiento  es espiritual,  no mental y  está dentro de cada uno.  Jesús  le  recordó a Sus discípulos sobre Su gran poder y les demostró que aún no comprendían Su mensaje.  Abre tu entendimiento y nota que siempre sobrará cuando le damos al Señor.  Él siempre nos dará más de lo que le presentamos.  No olvides que eres hijo de Dios y debes creerle, confiar en Su bondad y misericordia.  Él hará los milagros porque es el mismo de ayer hoy y siempre.  Nunca será escaso  para ninguno de Sus hijos.

El Señor nos recuerda que es capaz de bendecirnos siempre. Créele ahora tal como le creíste por tu primer salario, por tu matrimonio y tu familia. Ahora que tienes tu empresa, créele que te bendecirá también en lo grande porque no es un Dios de escases sino de abundancia.  Nunca dejes de practicar tu fe  ya que en tu propia carne no tendrás las fuerzas necesarias para salir adelante.  Dios estará contigo sin importar el tamaño del desafío, es el mismo que nos dio al inicio y ahora.

La segunda enseñanza que golpeó severamente mi alma y espíritu es la medida de fe que cada uno tiene.  Él me dijo que tuvo una persona capaz de creer por darle de comer a miles pero  dentro de esa multitud aún había gente que no creía. Dentro de una empresa,  hay  un dueño que puede creerle por el pago de una planilla de mucha gente y arriesga hasta su casa por esa fe, pero hay trabajadores que no pueden creer porque el Señor les abunde lo que ganan.  Dentro

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de la iglesia, hay personas que creen porque obtendrán miles pero otros que escuchando el mismo mensaje, no son capaces de creer por obtener cientos.

El Señor dice que a todos nos ha dado una medida de fe pero no todos la utilizamos.  Unos  desean avanzar y crecer mientras otros se conforman. Deja esa actitud  pasiva que no ejercita tu fe, no te acomodes para que otros trabajen por ti.   No desperdicies ese mundo sobrenatural que se activa por fe.  Yo me conmuevo y no me siento digno de toda la bendición que el ministerio recibe. Le pregunto al Señor por qué hacemos cruzadas, porqué construimos otro templo más grande cuando algunos no tienen donde congregarse y  Su respuesta es que cada quien recibe según  utiliza Su medida de fe.

Tú decides cómo usar la fe que has recibido, que es certeza en lo que se espera y convicción de lo que no se ve. Úsala sin pensar en las limitaciones humanas. No hagas cálculos, imita al niño que presentó lo que tenía y fue testigo de un gran milagro de provisión.  Jesús usará lo que tienes, no lo que te falta. Preséntale todo  lo que posees para que lo multiplique, así funciona la fe.  Casa de Dios es un ejemplo de la fe que el Señor multiplica.  Alégrate por tener quien te enseñe a  ser  hombre de fe  y recuerda que la  Biblia dice: “acuérdate de tus pastores que te enseñaron la Palabra, considerad cual ha sido el resultado de su conducta e imitad su fe”.  La fe es impulso para actuar. No esperes más y ponla a trabajar, no te quedes encerrado en un cuarto orando porque, creer es hacer.

En las primeras Noches de Gloria en Cancún, el Señor me pidió que le entregáramos los ingresos completos y así lo hicimos.  Repartimos toda la ofrenda a quienes no tenía qué comer, sin detenernos a pensar cómo financiaríamos las siguientes cruzadas. No hay mejor cosa que estar en las manos de Dios que nos manda  actuar y nos provee para que podamos cumplir Sus órdenes. Entrégate a Él por completo, no a medias.  Pídele que te enseñe a usar la fe que te ha dado para Su gloria y honra.  Dale gracias porque  con Su hijo recibimos todo lo demás que necesitamos.  No lo pienses más y abandónate en Sus manos.

Fuente:  Cashluna.org

ESTUDIOS BIBLICOS – Pidiendo de Acuerdo a la Voluntad de Dios

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que le pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

1 Juan 5:14–15

La voluntad de Dios acerca de la oración se encuentra en Mateo 7:7–8: “Pedid, y se os dará; buscad y hallareis; llamad y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama se le abrirá.”

Su voluntad es responder nuestras oraciones, pero él nos da una condición: que pidamos conforme a su voluntad.

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¿Dónde encontramos la voluntad de Dios? En Su Palabra.

Para recibir las cosas que deseamos de Dios, debemos ir a Su Palabra.

Veamos 1 Juan 5:15-15 paso a paso para ver como pedir de acuerdo a la voluntad de Dios.

1 Juan 5:14-15 (Biblia Expandida de Fe)14 Y ésta es la plena y absoluta confianza que tenemos en Él: que si pedimos algo según su voluntad, Él nos oye.15 Y sabiendo con un absoluto conocimiento que Él nos escucha en todo lo que le pedimos, sabemos con un absoluto conocimiento que ya poseemos todo lo que le hemos pedido.

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

Para poder entender mejor este pasaje, vamos ha hacer un estudio de las palabras griegas que se utilizan en él.

Iniciemos nuestro estudio con el término confianza, que viene de la palabra griegaparrhesia. Esta palabra viene de otras dos que son pas que significa todo y rhesisque significa parlamento.

Según W. E. Vine, parrhesia significa en este pasaje: “La ausencia del temor de hablar abiertamente; de ahí confianza, coraje, osadía, sin ninguna conexión necesaria con la predicación.”

Otra definición para parrhesia es libertad de habla ó audiencia.

Ester 4:10–11, 5:1–3 relata una idea que nos da una idea de lo que significa esta palabra: “Entonces Ester dijo a Hatac que le dijese a Mardoqueo: Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey en estos treinta días. . . . Aconteció que al tercer día se vistió Ester su vestido real, y entró en el patio interior de la casa del rey, enfrente del aposento del rey; y estaba el rey sentado en su trono en el aposento real, enfrente de la puerta del aposento. Y cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y el rey extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces vino Ester y tocó la punta de su cetro. Dijo el rey: ¿Qué tienes, reina Ester, y cual es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará.”

Ester debía hallar gracia para poder entrar en la presencia del Rey Asuero. Lo consiguió y tuvo libertad de audiencia para entrar ante su presencia.

En Hebreos 10:19 dice: “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo.”

La palabra libertad en este pasaje también es parrhesia.

Nosotros tenemos libertad de audiencia para entrar en la presencia de Dios

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En el tiempo de la Segunda Guerra Mundial, Franklin Delano Roosevelt era presidente de los Estados Unidos.

Cierto día, en que había una gran cantidad de personas que estaban en su oficina tratando de entrevistarse con él, un niño de cuatro años pasó corriendo y se metió en su despacho. El presidente cerró la puerta y se quedó media hora con el niño. La gente en la oficina empezó a protestar, pues algunos habían estado esperando durante varias horas.

Al oírlos, la secretaria del presidente les dijo que no se quejasen tanto, pues el niño que había pasado era el nieto del presidente.

Nosotros somos hijos de Dios y tenemos, total libertad de audiencia con Dios. Por esta razón podemos citar 1 Juan 5:14 de esta manera:

“Esta es la libertad total de audiencia que tenemos en él.”

Pasemos ahora a la segunda parte de este verso.

“. . . que si pedimos alguna cosa. . .”

La palabra pedir es aiteo.

Aiteo significa: pedir. Hacer una petición, presentar una solicitud.

Como el verbo se presenta en la voz media, significa que la petición se hace para propio beneficio de la persona que la hace.

Esta palabra la encontramos muchas veces en la Biblia, con un énfasis en la oración respondida.

Podemos verla en:

Mateo 7:7,11PEDID y se os dará; buscad y hallareis; llamad y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama se le abrirá. . . . ¿cuánto mas vuestro Padre Celestial dará buenas cosas a los que les pidan?

Marcos 11:24Por tanto, os digo que todo lo que PIDIEREIS orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

Lucas 11:13. . . ¿cuánto mas vuestro Padre dará el Espíritu Santo a los que se lo PIDAN?

Juan 14:13 – 14Y todo lo que PIDIEREIS al Padre en mi nombre lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo PIDIEREIS en mi nombre, yo lo haré.

Juan 15:7Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis, y os será hecho.

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Juan 16:23 – 24En aquel día no me preguntareis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo lo quePIDIEREIS al Padre en mí nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis PEDIDOen mi nombre: pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.

Según W. E.. Vine aiteo la mayoría de las veces sugiere la actitud de un suplicante, la petición de alguien que esta en menor petición a la que la persona que la petición se hace; por ejemplo en Mateo 7:7 se ve el caso de un hombre pidiendo algo a Dios; en Mateo 7:9–10 nos habla de un hijo hablando a su padre; en 1Juan 5:14–15 se encuentra en referencia a la petición a Dios. En Juan 14:13,14; 16:23 nos habla de pedidos hechos por los apóstoles.

Siempre que vemos aiteo nos encontramos con pedidos hechos a Dios, y en todos los casos vemos que Dios responde nuestras oraciones.

“. . . que si pedimos alguna cosa CONFORME. . . .”

La palabra conforme es kata, que significa estar de acuerdo, bajo o cerca de.

Amos 3:3 nos da una idea de lo que significa está palabra: “Andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo.”

No podemos caminar con Dios si no estamos de acuerdo con El.

“. . . que si pedimos alguna cosa conforme a su VOLUNTAD. . .”

La palabra voluntad es thelema.

En este pasaje thelema significa la voluntad hablada como la emoción de estar deseoso, en vez de las cosas que deseamos; de la voluntad de Dios.

Smith sugiere que esta palabra indica: “Una gran seguridad: nuestras oraciones siempre serán respondidas, nunca dejadas sin responder.”

Es decir estar deseoso de ha hacer la voluntad de Dios.

Podemos ver esta palabra en los siguientes versos:

Romanos 1:1010 Rogando que de alguna manera tenga al fin, por LA VOLUNTAD DE DIOS, un prospero viaje para ir a vosotros.

1 Corintios 1:11 Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la VOLUNTAD DE DIOS. . . .

2 Corintios 8:55 Y no como nosotros lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la VOLUNTAD DEL SEÑOR.

Efesios 1:1, 5,111 Pablo apóstol de Jesucristo por la VOLUNTAD DE DIOS. . . .5 En amor habiéndonos predestinados para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo,

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según el puro afecto de su VOLUNTAD.11 En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según al designio de su VOLUNTAD.

Esta palabra también la vemos en 2 Corintios 1:1; Colosenses 1:1; 2 Timoteo 1:1; Hebreos 10:7, 9,36 y 1 Juan 2:27.

Para poder caminar con Dos, tu debes estar dispuesto ha hacer las cosas que él quiere.

Por otro lado, como sabemos que la voluntad de Dios es su Palabra, podemos leer este verso así.

“Esta es la libertad total de audiencia que tenemos en El, que si pedimos alguna cosa conforme a Su Palabra. . . .”

“. . . él nos oye.”

La palabra oye es akouo; que es traducida como: audiencia, oír, escuchar, informar.

Smith sugiere que esta palabra indica: “Una gran seguridad: nuestras oraciones siempre serán respondidas, nunca dejadas sin responder.”

W. E. Vine dice respecto a 1 Juan 5:14 y Juan 9:31, que el hecho de que Dios escuche significa que El responde la oración.

Veamos este verso paralelo en Juan 9:31: “Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye.”

Es decir, Dios da audiencia, escucha y responde la oración del que ora conforme a Su Palabra.

O, dicho de otro modo: Podemos entrar a la presencia de Dios que él nos escuchará.

En 1 Juan 5:15 dice: “Si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que le pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.”

La palabra sabemos es oida; que es un verbo en el tiempo presente que significa principalmente ver o percibir; de ahí saber, o tener conocimiento de algo, sea absoluto en el caso divino, o por observación en el caso del conocimiento humano.

La palabra oye es akouo, y pidamos es aiteo. Palabras que ya hemos estudiado.

La palabra tenemos es echo, que significa entre otras cosas tener, agarrar, poseer.

Una forma de traducir 1 Juan 5:14 es: Si tenemos pleno conocimiento que el nos ha oído, sabemos que poseemos las cosas que le hemos pedido.

Al estudiar estos versos vemos que la voluntad de Dios es responder todas nuestras oraciones.

Escrito por el CiberPastor para www.DevocionalesCristianos.org

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Cuando nos cansamos, debemos renovar nuestras fuerzas en la presencia de Dios e interceder unos por otros.

Los Cristianos – Ganémosle al cansancio

Cuando nos cansamos, debemos renovar nuestras fuerzas en la presencia de Dios e interceder unos por otros, así podremos alcanzar el éxito.

Terminar lo que iniciamos

El cansancio puede ser emocional, físico o mental. El cansancio es enemigo del éxito,  así que debemos renovar nuestras fuerzas para  poder terminar lo que empezamos. Una carrera no es nada si no hay corredores. Pero en ocasiones, no queremos seguir, pues hemos tenido decepciones, tropiezos  y nos cansamos. A menudo, empieza con un cansancio emocional o mental y se convierte en un cansancio físico.

Todos nos cansamos. Sólo el que no corre, no se cansa. Es importante que terminemos lo que empezamos, pues  el que no termina no tiene premio; no existe un premio de consolación. No importa cuánto nos cansemos en la vida, si nos agotamos al máximo, pero no terminamos, no obtenemos el premio. ¡Debemos terminar para ganar!

Si a un deportista se le acaba el aire y para de repente, se acalambra. Parar no funciona para el cansancio físico, y tampoco para el emocional y mental. No podemos poner pausa a nuestra vida. No paremos, si no que busquemos el segundo aire. Esto no soluciona el problema, pero podremos continuar hasta finalizar.

La Palabra de Dios nos inspira a un segundo nivel para terminar. En ocasiones, nos cansamos de hacer el bien, y bajamos el paso, pero recordemos que los esfuerzos extraordinarios nos llevan a premios extraordinarios. Necesitamos un antídoto para ese cansancio, y es seguir adelante. Algunos optan por cambiar de carrera, pero  esa no es la solución, pues no terminan ni una ni la otra, y no obtienen ningún premio, sino solamente una gran frustración y cansancio.

Nuestro éxito bendice a otros

Hebreos 12:3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.

Recuerde que su éxito  puede bendecir a otros; entonces viene una motivación para seguir adelante; le garantizo que Dios le puede dar su segundo aire. Correr con Jesús es más fácil. Un segundo esfuerzo es la oportunidad para alcanzar la meta. El éxito de Jesús al terminar su misión, nos dio una oportunidad para que lo tengamos en nuestro corazón. Lo que tú alcances va a bendecir a la gente a tu alrededor.

2 Corintios 4:1 Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos.

¡No desfallezcamos, Dios está con nosotros!

Filipenses 3:12-15 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no

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pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

No te detengas

No puede parar sólo porque está cansado; el problema o enemigo no para, sino que aprovecha esa oportunidad para ganarle. Correr la carrera con Jesús le va a permitir no desmayar. Pablo estuvo en la cárcel por predicar el evangelio, y estando ahí, empezó a escribir cartas para motivar a la gente de afuera. Debemos interceder unos por otros para no perder el ánimo. Orando e intercediendo va a encontrar su segundo ánimo.

2 Tesalonicenses 3:13 Vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien.

Gálatas 6:7-10 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.

Dios no puede ser burlado. Si usted ha sembrado lo bueno,  ha estado en santidad, va a cambiar de corrupción a vida.

Mateo 11:28-29 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

No hay nada más fuerte para el cansancio emocional o mental que sufrir por hacer el bien. Si se siente cansado, lo primero que tiene que hacer es aceptar que no es el único y que necesita de las fuerzas del Señor. Luego preséntese delante de Dios, pidiendo un descanso, un segundo aire.  ¡Debemos presentarnos con una buena actitud ante el Señor, para que El renueve nuestras fuerzas!

¿Cómo renovar la mente?

Permite que el Señor libere tu mente de todo lo malo y te ayude a pensar con Él.

Lucas 10:27 nos instruye: Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.Hay que amar a Dios con todo, incluyendo la mente, es decir que nuestros pensamientos deben someterse a un proceso de renovación. Dios puede multiplicar los buenos pensamientos en bendiciones abundantes pero si a diario tenemos más pensamientos negativos que positivos, los resultados serán malos. Los pensamientos nos gobiernan, durante el día definitivamente dedicamos mucho tiempo a pensar, incluso más que a orar. Constantemente tomamos decisiones y si no sabemos cómo pensar, no obramos bien y lo que tenemos en mente nos estorba para recibir aquello que el Señor quiere darnos.

Salmo 139: 17  nos habla sobre los pensamientos de Dios: ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!

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Los pensamientos de Dios son preciosos, es decir, tienen un precio muy alto. Además, son muchos. La Palabra dice que debemos tener la mente como la de Cristo, con muchos pensamientos valiosos.

Salmo 139: 18 culmina con la gran promesa: Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo.

Dios multiplica lo que piensas, por eso debes pensar cosas buenas. Si piensas en lo malo, eso es lo que el Señor multiplicará. Cuando ministro a la gente, veo que los malos entendidos se originan de malos pensamientos y éstos provocan divisiones que se reproducen  al infinito.  Los conflictos, el desánimo, rencor y enfermedad se multiplican a consecuencia de un mal pensamiento.  La mente del ser humano asume lo malo muy rápidamente y debería cambiar hacia lo bueno que también puede multiplicarse en cosas positivas.

Cómo renovar  nuestro entendimiento

Imaginemos que nos falla la computadora con la que trabajamos. Si tenemos suerte, podemos darle mantenimiento y reinstalarle los programas, pero si ya está muy desgastada, habrá que cambiarla.  En cualquier caso, es necesario borrar lo que tiene en el disco duro y renovar el contenido. Cuando aprendí computación,  no existía el Windows de Microsoft sino que el sistema operativo era DOS.  Si por equivocación se le tecleaban dos comandos contrarios, la máquina se trababa y era necesario reiniciar todo.  La ambigüedad confunde.

Muchas veces nos levantamos optimistas y llenos de energía, con deseos de hacer todo bien en el señor, pero luego, durante el desayuno, leemos las noticias y empezamos a contaminar nuestra mente. Al escuchar al mundo, alimentas tu pensamiento con cosas que compiten  con lo que Dios quiere que pienses, entonces, se inicia un conflicto en la toma de decisiones. A todos nos pasa aunque no es recomendable. Debes ser renovado en el entendimiento, la mente y los pensamientos. Hay que borrar todo y empezar de nuevo, enfocándonos en lo bueno y positivo.

Romanos 12: 1-3 aconseja: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

No conformarse con este siglo significa que no debemos quedarnos con los pensamientos mundanos e imitar lo malo. Es verdad que enfrentamos una crisis pero tu mente debe enfocarse en lo bueno y las oportunidades de superación.  Cambia tu mentalidad aunque eso te haga parecer diferente a los demás. Lo peor que puede pasar es que te llamen loco, pero si es por tener buenos pensamientos, sería maravilloso. La Palabra dice que el evangelio es locura, así que bienvenido al mundo extraordinario del Señor que hace lo imposible. Las obras de fe que puedas emprender son producto del pensamiento renovado que tengas.

Convertirse en un hombre nuevo

Romanos 7:15-21 dice: Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.

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Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.

Antes de conocer al Señor Jesucristo, nuestra naturaleza era mala y corrupta pero luego cambiamos.  A veces podemos sentirnos desorientados porque queremos el bien pero no lo hacemos. Cuando das una instrucción ambigua, quien debe ejecutarla se detiene y te pide que seas más claro. Nos sucede igual, cuando nuestros pensamientos y acciones son contrarios, nos estancamos. Hay momentos cuando vemos que todo se detiene, sentimos que nuestra vida no avanza, la célula no crece y los negocios no prosperan. Esto sucede porque tenemos pensamientos contradictorios que nos detienen. Para poder avanzar y sentir que todo fluye hacia buen puerto, renueva tu pensamiento y aléjate del pecado.

Deléitate en la alabanza y en la Palabra pero especialmente ponla en práctica desde tus pensamientos.

Romanos 7: 22-23 continúa hablando sobre nuestra inclinación al pecado: Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

Ponle un alto a la vieja naturaleza. Elimina  al viejo hombre y renuévate, desecha todo lo que te ate al pecado. Al iniciar un nuevo año o un nuevo período, tenemos metas, propósitos y anhelos.  Piensas en perder peso pero tienes en mente los chicharrones que  almorzarás. Esa guerra de pensamientos es la que no te deja convertirte en una persona nueva. La misma ambigüedad se manifiesta cuando luchamos entre el pecado y santidad o cuando nos debatimos entre la fe en las Promesas o el pesimismo del mundo. Si Dios te dice que prosperarás y te bendecirá, créelo y llena tu mente con ese pensamiento aunque  las circunstancia te digan que todo irá mal.

Los pensamientos compiten y debes darle la victoria a todo lo bueno y santo. Empieza un proceso de renovación de tu mente para liberarte de esa vieja naturaleza del pecado que te ata y te estanca en un lugar.

Jesús, nuestro libertador

Romanos 7: 24-25 nos revela a quien puede liberarnos: ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

Jesús puede liberarte del viejo hombre y darte una nueva naturaleza que busque Su voluntad.  Este es el año de la renovación de tu mente y la multiplicación de los buenos pensamientos que el Señor tiene sobre ti. Empieza a pensar bien y obtendrás resultados positivos. Decide ser libre de la vieja naturaleza que te lleva al pecado y te obliga a tomar decisiones en la carne y no en el espíritu. En Cristo Jesús, libérate de ese vicio que te esclaviza, sé libre de esa enfermedad que te aqueja porque por Su llaga somos sanos.

Paz y vida en abundancia

Romanos 8:5-10  Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que

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el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.

Debemos caminar hacia a Dios, agradándole con cada paso que damos.  Todos queremos vida y paz, para alcanzarlas debemos ejercitar nuestro pensamiento y tener la mente de Cristo. Busca pensar como Él. Ejercita la autoridad que Dios te dio cuando lo aceptaste como Señor y Salvador.

Para evaluar tu mente, escribe por lo menos cinco pensamientos positivos sobre ti, sobre tu cónyuge, tu familia y trabajo; si no eres capaz de hacerlo, es momento de hacer un alto en el camino y renovarte. Tus buenos pensamientos deben tener siempre el primer lugar. Antes que el temor y la amargura deben estar la paz, el gozo y la alegría.

Haz un pacto con Dios y contigo mismo, saca todo lo malo,  desecha la información que no sirve. Borra tu disco duro, límpialo y empieza a alimentarlo de las Promesas y la Palabra.  Piensa las cosas correctas y buenas que agradan al Señor, llénate de pensamientos de fe y bendición.   Declara que tu mente será libre y te renovarás a través de un proceso que te llevará de la vida natural en el pecado a la vida sobrenatural de la santidad.  Todo lo que estorbe será quitado y en tu mente quedarán sólo pensamientos  que edifiquen tu vida. Piensa y actúa como hijo del Padre que todo lo puede.

John Osteen – Que hacer cuando nada parece dar resultado – Parte 1

¿Cuántos de ustedes se han encontrado en un estado tal que han sentido el deseo de decir “parece que nada resulta”?

Si hubo alguna ocasión en que los discípulos, así como cualquiera otra persona necesitada, hubieran podido decir “nada parece dar resultado”, se encuentra en la siguiente Escritura: “Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar. Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.” (Mateo 17:14-20).

Aquí tenemos el caso de un hombre que tiene una gran necesidad, su hijo es epiléptico, está poseído por un demonio, enfermo, y sufre toda clase de convulsiones. Este hombre lleva a su hijo a los mejores liberadores evangélicos de la época para que lo liberen: A los seguidores de Jesús, que recibieron su entrenamiento directamente, bajo el ministerio de Jesús. Si vas a llevar a alguien para que quede curado, tu deseo sería llevarlo a lo mejor, alguien como los discípulos que estaban cerca de Jesús.

Ese hombre llevó a su hijo a nueve de los discípulos (tres de los doce se encontraban en una misión de oración con Jesús en el Monte de la Transfiguración). Aquellos discípulos reprendieron al diablo y echaban fuera a los demonios. Tal vez sacudieron al joven hasta que

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estuvo a punto de sufrir otra convulsión. Hicieron todo lo que pudieron, y todos fallaron. Cada uno, probablemente, tomó su turno con el joven, y desplegó todo el conocimiento que poseía.

¿Has tenido la experiencia de encontrarte alguna vez en un valle cuando todos los demás parecen estar en la cima de la montaña? ¿Que tu enfermedad se dilataba, que nada daba resultado?

Permíteme decirte que siempre hay esperanza cuando estás angustiado.

David, el salmista, dijo, “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra” (Salmo 121:1).

Si elevas la vista y miras, hay Alguien que baja de la montaña ¡Su nombre es Jesús!

Su rostro todavía resplandece a medida que baja de la montaña. Cuando llega a la escena, todo fracaso, toda enfermedad y todo demonio desaparecen. ¡Todo lo que tenemos que hacer es traer a Jesús a la escena!

Jesús es la Palabra viva. Tenemos la Palabra escrita, y El es esa Palabra personificada, que nos dice por medio de Juan, “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”(Juan 1:14).

Si podemos activar la Palabra de Dios en medio de nuestros fracasos, entonces podemos encontrar la ayuda de Dios.

Jesús vino a este valle y le preguntó al hombre lo que deseaba de los discípulos. El hombre le contó acerca de su hijo. Le dijo a Jesús que los discípulos no habían sido capaces de ayudar a su hijo. Jesús le dijo que le trajera al niño. “Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora”(Mateo17:18).

Este hombre encontró su respuesta en el Señor Jesús. El trajo la Palabra viva a su situación concreta. ¡Jesús es maravilloso!

Necesitamos predicar sobre Jesús. Esta generación necesita ver a Jesús. Si tan sólo pudiéramos permitir que la humanidad doliente, llorosa, moribunda, vislumbrara a Jesús, que es el mismo siempre, y que tiene el poder de darnos lo que necesitemos, las personas correrían a buscarlo. Correrían a El porque El todavía es el maravilloso Hijo de Dios como leemos en la Biblia.

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos13:8).

Necesitamos saber qué hacer cuando nos encontremos en el valle.

La Mayoría de Edad en La Biblia - ¿A que edad se considera a alguienadulto según la Biblia?

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Muchas personas han llegado a pensar que la Biblia no da indicación de cuando una persona pasa de ser considerado ‘un niño’ a ser considerado ‘un adulto’.  Algunos han establecido que la edad es doce, o trece años.  Por ejemplo, dentro de la comunidad Judía moderna, a los niños se les celebra una fiesta cuando estos pasan a ser “hijos del mandamiento”.  El Bar Mitzvah (Hijo del Mandamiento) es para los niños cuando llegan a los trece años y el  Bat Mitzvah (Hija del Mandamiento)es para las niñas al llegar a los doce años.  A esa edad se considera que los hijos están obligados a guardar los mandamientos.  En los tiempos de Jesús el relato bíblico nos dice que en un momento especial, a la edad de doce años, subió a Jerusalén con sus padres (Lucas 2:42) para la celebración de la fiesta de la pascua (los panes sin levaduras).  En la cultura hispana muchas familias celebran los quince años a las niñas o los dieciséis a los varones dando a entender que ya han dejado de ser niños y pueden ser considerados dignos de mayor confianza.  No obstante, los gobiernos occidentales modernos consideran que la edad de madurez y responsabilidad legal es 18 años de edad.

Pero podemos encontrar en la Biblia especificación directa de cuando se puede considerar los hijos ‘mayor de edad’ o digamos, cuando alguien ha dejado de ser niño y puede ser considerado ‘hombre’.  Creo que la Biblia sí establece esa edad y lo hace con bastante claridad. El pasar de niño a hombre no ocurre de la noche a la mañana sino que es una transición que va tomando lugar paulatinamente. El hombre (y la mujer) pasan de ser niños a ser adultos en varias fases o etapas. Pablo nos dice:

1 Corintios 13:11

Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.

Según Pablo la transición de niño a hombre es un proceso de maduración que abarca o se hace evidente en por lo menos tres áreas:

1) la conversación2) el pensamiento3) el juicio

Bíblicamente esa transición comienza alrededor de los 12 o 13 años y termina cerca de los 19 a 20 años. De forma parecida, por lo general en nuestra sociedad moderna se considera adulto a alguien (femenino o masculino) que ha alcanzado los 18 años de edad. Hasta ese momento es considerado menor de edad. A esa edad tanto varón como hembra pueden ejercer su derecho al voto y tomar armas para ir a la guerra.

En la Biblia vemos que a la edad de doce (12) años Jesús es llamado “niño” (Lucas 2:42-43 ver también Marcos 5:41), cerca de los 15 o 16 años Ismael es llamado muchacho (Gen. 21:8). A los diecisiete (17) José es llamado “joven” (Gen. 37:2) y a los veinte (20) el varón es contado entre los “hombres”:

1. La edad cuando el varón podía ser contado en los censos entre los hombres era los 20 años:

En el pueblo de Israel era la costumbre tomar censo de pueblo contando solamente a los hombres y no se incluían ni las mujeres ni los niños, ni varón que fuera menor de 20 anos de edad (Éxodo 12:37; 1 Crónicas 27:23; Mateo 14:31; 15:38).

Números 1

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17 Tomaron, pues, Moisés y Aarón a estos varones que fueron designados por sus nombres, 18 y reunieron a toda la congregación en el día primero del mes segundo, y fueron agrupados por familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, de veinte años arriba.   19 Como Jehová lo había mandado a Moisés, los contó en el desierto de Sinaí.

2. La edad cuando el varón podía ser redimido a precio de hombre productivo era los 20 años:

Éxodo 38:25-26

Y la plata de los empadronados de la congregación fue cien talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, según el siclo del santuario; medio siclo por cabeza, según el siclo del santuario; a todos los que pasaron por el censo, de edad de veinte años arriba, que fueron seiscientos tres mil quinientos cincuenta

3. La edad cuando el varón podía ser contado para dar contribuciones en el templo era los 20 años:

Éxodo 30:14

Todo el que sea contado, de veinte años arriba, dará la ofrenda a Jehová.

4. La edad cuando el varón podía ser contado al precio de hombre para ser redimido era los 20 años:

Levítico 27:3

En cuanto al varón de veinte años hasta sesenta, lo estimarás en cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario.

***Nótese que el precio de niño (veinte siclos de plata – vs. 5) cubría desde los 5 hasta los 19 años.

5. La edad cuando el varón es considerado entre los hombres capaces para la guerra era los 20 años:

Números 1

1 Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el tabernáculo de reunión, en el día primero del mes segundo, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo: 2 Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israelpor sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones por sus cabezas. 3 De veinte años arriba, todos los que pueden salir a la guerra en Israel, los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos (Números 1:3, 20, 22, 26, 28,30, 32, 34, 36, 38, 40, 42, 45; 26:2)

2 Crónicas 25:5

De veinte años arriba, todos los que pueden salir a la guerra en Israel, los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos.

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Números 26

1 Aconteció después de la mortandad, que Jehová habló a Moisés y a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, diciendo: Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel. Y Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: 4 Contaréis el pueblo de veinte años arriba, como mandó Jehová a Moisés y a los hijos de Israel que habían salido de tierra de Egipto.

6. La edad cuando el varón podía ser contado entre los Levitas era los 20 años:

2 Crónicas31:17

17 También a los que eran contados entre los sacerdotes según sus casas paternas; y a los levitas de edad de veinte años arriba, conforme a sus oficios y grupos.

7. La edad cuando los varones fueron juzgados por su murmuración fue a los 20 años:

Números 14

28 Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros. 29 En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí. 30 Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun. 31 Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis.

“vuestros niños” = menores de 20 años

Conclusión:

La Biblia sí establece cuando un varón debe ser considerado un hombre y no un niño, contado como adulto y no como muchacho – ¡A los 20 años!

Autor:  Jorge L. Trujillo