Hacia Una Nueva Espiritualidad

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Hacia una nueva espiritualidad Queridas hermanas, queridos hermanos, no quiero hablar acerca de una espiritualidad totalmente nueva sino acerca de la espiritualidad que a lo largo de los últimos cuarenta y dos años resultó ser importante para mí. Cuando era joven, y cuando cuarenta y dos años atrás ingresé al convento, al monasterio, me dejé guiar por elevados ideales, quería vivir concientemente en forma cristiana, quería borrar todos mis errores y sólo quería amar al prójimo y finalmente descubrí que estos ideales tan elevados me sobre exigían, que seguí encontrando otras cosas en mí, y en el noviciado ingresé a una crisis muy profunda cuando entré en contacto con mis propias emociones y comprendí entonces que así no podía seguir, y en el encuentro con los primeros monjes encontré otra espiritualidad, yo la llamo la espiritualidad desde abajo. Esto significa que Dios no está solo en la Biblia, no habla solamente a través de la Iglesia, tampoco a través de los ideales sino que está también en mí mismo, en mis pensamientos, en mis sentimientos, en mi cuerpo, en mis relaciones, en mi trabajo, y es acerca de esto que quiero decir algunos pensamientos. En la regla de San Benito se habla de la humildad y el capítulo más largo está dedicado a la humildad. Cuando era un monje joven me parecía que ese no era un capítulo bueno, yo quería ser algo, no quería ser humilde pero a medida que avanzo en la edad me doy cuenta cuánto de sabiduría hay en este capítulo. Podríamos decir que la humildad es el arte de ascender a través de descender. Todos nosotros queremos ascender en la vida, queremos ascender en la carrera profesional pero también en la vida espiritual, para ascender a Dios y la paradoja cristiana es que ascendemos al descender. El terapeuta suizo Joung dijo en algún momento que el se sorprendía porque hay muchos teólogos que tienen problemas con la psicología porque la psicología en definitiva no quiere otra cosa que realizar esta paradoja cristiana y cita a Efesios 4,9 y dice que sólo asciende al cielo quien previamente descendió a la tierra, es decir que en la medida en que descendemos a la terrenalidad y a nuestra humanidad, ascendemos a Dios. Los griegos hablan del mito de Ícaro que estaba fascinado por el sol y quería ascender y cada vez que se acercaba volvía a caerse. Antes de desplegar esta espiritualidad quisiera relatar una breve historia monacal del siglo IV. Una persona llegó a un conocido padre y quería hablar con el sobre la experiencia espiritual, el cielo. El monje no le da ninguna respuesta, y entonces el otro monje se aparta del discípulo de Pimen, está muy enojado y le pregunta ¿por qué no ha respondido? Y entonces

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Queridas hermanas, queridos hermanos, no quiero hablar acerca de una espiritualidad totalmente nueva sino acerca de la espiritualidad que a lo largo de los últimos cuarenta y dos años resultó ser importante para mí.

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Hacia una nueva espiritualidadQueridas hermanas, queridos hermanos, no quiero hablar acerca de una espiritualidad totalmente nueva sino acerca de la espiritualidad que a lo largo de los últimos cuarenta y dos años resultó ser importante para mí. Cuando era joven, y cuando cuarenta y dos años atrás ingresé al convento, al monasterio, me dejé guiar por elevados ideales, quería vivir concientemente en forma cristiana, quería borrar todos mis errores y sólo quería amar al prójimo y finalmente descubrí que estos ideales tan elevados me sobre exigían, que seguí encontrando otras cosas en mí, y en el noviciado ingresé a una crisis muy profunda cuando entré en contacto con mis propias emociones y comprendí entonces que así no podía seguir, y en el encuentro con los primeros monjes encontré otra espiritualidad, yo la llamo la espiritualidad desde abajo. Esto significa que Dios no está solo en la Biblia, no habla solamente a través de la Iglesia, tampoco a través de los ideales sino que está también en mí mismo, en mis pensamientos, en mis sentimientos, en mi cuerpo, en mis relaciones, en mi trabajo, y es acerca de esto que quiero decir algunos pensamientos. En la regla de San Benito se habla de la humildad y el capítulo más largo está dedicado a la humildad. Cuando era un monje joven me parecía que ese no era un capítulo bueno, yo quería ser algo, no quería ser humilde pero a medida que avanzo en la edad me doy cuenta cuánto de sabiduría hay en este capítulo. Podríamos decir que la humildad es el arte de ascender a través de descender. Todos nosotros queremos ascender en la vida, queremos ascender en la carrera profesional pero también en la vida espiritual, para ascender a Dios y la paradoja cristiana es que ascendemos al descender. El terapeuta suizo Joung dijo en algún momento que el se sorprendía porque hay muchos teólogos que tienen problemas con la psicología porque la psicología en definitiva no quiere otra cosa que realizar esta paradoja cristiana y cita a Efesios 4,9 y dice que sólo asciende al cielo quien previamente descendió a la tierra, es decir que en la medida en que descendemos a la terrenalidad y a nuestra humanidad, ascendemos a Dios. Los griegos hablan del mito de Ícaro que estaba fascinado por el sol y quería ascender y cada vez que se acercaba volvía a caerse. Antes de desplegar esta espiritualidad quisiera relatar una breve historia monacal del siglo IV. Una persona llegó a un conocido padre y quería hablar con el sobre la experiencia espiritual, el cielo. El monje no le da ninguna respuesta, y entonces el otro monje se aparta del discípulo de Pimen, está muy enojado y le pregunta ¿por qué no ha respondido? Y entonces Pimen le dice: “este padre es del cielo pero Pimen vive en la tierra. Si hubiese hablado acerca de las pasiones humanas entonces yo habría hablado”. Entonces el discípulo le sigue al visitante y le pide regresar, y entonces sí hay un diálogo sobre las pasiones humanas y de pronto sí están hablando acerca de Dios y el diálogo se vuelve verdaderamente importante. Para mí esto es un símbolo de la espiritualidad desde abajo. Eso no significa que yo rechace la espiritualidad desde arriba porque nosotros necesitamos ejemplos, modelos, es importante que uno se encamine hacia lo más alto, y nosotros necesitamos la Biblia que nos saque de lo cotidiano, pero también siempre necesitamos el polo opuesto, la propia realidad, de lo contrario, y a eso lo veo en muchos acompañamientos espirituales que la gente tiene buenas intenciones pero finalmente están sobre exigidos, finalmente están desesperados porque ven que siguen moviéndose dentro de sus viejos problemas y no pueden avanzar. El objetivo de esta espiritualidad es uno típicamente cristiano, es la transformación, la metamorfosis, un tema central en la Biblia. Dios transforma al hombre y eso se ve también en Jesús. Jesús brilla en su cara, todo su ser brilla. El objetivo de la espiritualidad es que todos sean transformados en la imagen única y singular que Dios se ha hecho de ellas. Romano Guardini, un teólogo muy conocido, dijo alguna vez: “Dios habla sobre cada persona una palabra original que solamente vale para esta persona y toda nuestra tarea es encontrar y transmitir esta palabra que sólo está indicada para una persona. Bíblicamente esta es la palabra de profeta. Profeta no es solamente el que predice sino aquel que de una forma singular puede señalar algo acerca de Dios que sólo el puede expresar. Pero para comprender qué es lo que quiere Dios que yo exprese de el y lo reconozca, tengo que escuchar la voz de Dios en mi vida y eso es lo que yo ahora quiero pasar a desarrollar.

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El primer ámbito al que debemos prestar atención son entonces nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. Los monjes han escrito mucho de los pensamientos, de los sentimientos. Hablé ayer de este tema y no quiero volver sobre lo mismo hoy sino simplemente relatar algunos ejemplos. Muchas veces veo a cristianos que, como cristianos, creen que no pueden tener miedo, que deben tener siempre confianza, pero eso no les ayuda porque el miedo sigue presente, y entonces intentan pedirle a Dios que los libere del miedo, pero ellos no miran al miedo, utilizan a Dios como si fuese un mago que mágicamente los libere del miedo, pero eso no ayuda. Para mí, una ley fundamental de la espiritualidad es que si por la fuerza lucho contra algo, me va a perseguir siempre, en ese caso siempre me voy a ver confrontado con mi miedo. Espiritualidad desde abajo quiere decir que desciendo hasta mi miedo, que lo permito, que el miedo puede estar, si no tuviese miedo entonces carecería de medida, sería desmedido, pero obviamente también hay miedos que me paralizan, y en ese caso es necesario admitir el miedo, hablar con Dios acerca de ese miedo y entonces el miedo me puede llevar a Dios, descendiendo al miedo me lleva a Dios. ¿Cómo puede ser eso? Una persona, por ejemplo, tiene miedo del grupo, miedo de equivocarse, de cometer un error. Yo acompañé a una hermana que tenía miedo de trabarse en la lectura y que si se trababa en la lectura sus compañeras la iban a considerar de loca. No tiene sentido decir que ese miedo es irracional sino aceptar ese miedo y entonces preguntar ¿cómo me defino yo?, ¿me defino a partir del juicio de mis hermanos o me defino a partir de Dios? Es decir que el diálogo acerca del miedo me lleva a Dios. Algunas otras personas tienen miedo de la enfermedad, de que puedan enfermarse de cáncer. Yo no puedo sacar ese miedo, pero si hablo de ese miedo y logro decir sí, me puedo enfermar, entonces puedo preguntar ¿a qué apuesto?, ¿solamente valgo algo si soy sano?, entonces yo me voy a entregar con todo mi ser a Dios y así el miedo puede ser una invitación a confiar en Dios y no a confiar en mí mismo. Y he acompañado a una mujer que a la edad de doce años tuvo un accidente, fue arrollada en bicicleta por un camión y vio como esas enormes ruedas pasaban al lado de ella, fue internada en un hospital, pero luego como joven superó bien ese accidente. Aprendió un oficio, trabajó como asistente social, pero a la edad de cuarenta años de pronto no podía salir de la casa, tenía miedo de cruzar la calle. Llegó entonces al Recolectia House, al hogar nuestro, y a pesar de que son caminos rurales y no hay tráfico alrededor del monasterio, tenía miedo de salir, y yo le pregunté por qué tenía miedo y ella me dijo que tenía miedo de caerse muerta. Obviamente uno puede decir que eso no tiene sentido, que es irracional, pero eso no le va a ayudar a la mujer si le digo así, sino que le dije: “sí, está bien, puede caerse muerta, permítase caer muerta porque es un recuerdo”. La pregunta sí me voy a morir pero voy a morir hacia Dios, es decir, hablando con el miedo me lleva a cosas esenciales. Otra respuesta puede ser “sí, puedo morir, pero en este momento que pienso, estoy vivo, por eso ahora quiero vivir concientemente”, agradecer lo que he podido vivir, entonces ese miedo ante la muerte es una posibilidad de recordar y de aceptar lo que la vida me da. Eso significa que el miedo no va a desaparecer pero va a ser una acompañante que me va a recordar siempre el camino hacia Dios, me va a guiar hacia Dios. En general solemos pensar que la muerte es desagradable, entonces tratamos de esquivarla pero lo que es desagradable también puede convertirse en nuestra compañía que nos lleve a Dios. Otro ejemplo es la depresión. En Alemania la depresión se ha convertido en la segunda causa más frecuente que hace que la gente no pueda ir a trabajar. Es decir que es más frecuente que todas las demás enfermedades. Y esa depresión aumenta cada vez más y en los Estados Unidos es mucho peor aún. Entonces, la pregunta que se plantea es ¿cómo puedo manejar esto? Mucha gente no se anima a decir que tiene sentimientos depresivos, lo reprime y tiene miedo de ser depresivo y nuevamente tenemos que plantearnos qué quiere decirnos la depresión. Yo he acompañado a una hermana que hizo terapia, hizo acompañamiento espiritual y pensó que finalmente había manejado su depresión y se había liberado de ella. Pero luego otra hermana la llamó, la criticó un poco y súbitamente volvió a caer en el pozo de la depresión entonces se dijo “nada tuvo sentido, la terapia no tuvo sentido, simplemente yo soy depresiva”. En ese caso yo le dije: “¿tú crees que Dios te tiene que liberar de la depresión, y tu vida hacia Dios esquiva la depresión?, pero yo te digo que el camino a Dios pasa por la depresión, tienes que aceptar que sos sensible, que sos impotente frente a esa depresión, pero si admito la depresión entonces esa

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depresión me va a decir que la vida no es tan superficial, que hay una profundidad dentro mío y entonces voy a sentir también esa profundidad. Daniel Hell, psiquiatra, dijo alguna vez que la depresión hoy es un grito de auxilio del alma frente a una excesiva movilidad, a excesivos cambios, a una excesiva sobre exigencia desde afuera y entonces en la depresión se expresa el anhelo de volver a sanarse. ¿Cómo puedo hacerlo? Puede hacer buenos rituales, puede hacer una vida cristiana, que y encuentre sostén en mí mismo y en Dios.La espiritualidad desde abajo dice para mí no ser irascible contra mí mismo sino confiar en que Dios, a través de todo lo que me causa problema está hablando conmigo y que eso puede ser mi acompañante hacia Dios. Eso es para mí una devoción que me mantiene vivo. He visto a muchos cristianos que durante muchos años han luchado contra su depresión, su sensibilidad, y luego se muestran defraudados porque nada les ha ayudado y en ese caso muchas veces veo que ellos se apartan de la fe porque dicen que la fe tampoco les ha ayudado, pero ese es un abordaje equivocado. Yo tengo que realizar mi ideal de no tener miedo y que la gente me tiene que ayudar, y ese no es el camino, el camino es abordarlo de manera delicada y entonces todos estos sentimientos me van a ayudar a descender más profundamente a mí mismo. Este es el primer ámbito. El segundo ámbito en el que habla Dios con nosotros son los sueños. Los primeros monjes y la Biblia hablan mucho de los sueños. Hay un libro de un obispo que habla de los sueños y que dice que quien quiere ser acompañante espiritual tiene que conocer el lenguaje del alma, y el lenguaje del alma son los sueños. Joung dice que los sueños son el lenguaje olvidado de Dios. Dios habla en los sueños, pero no sólo en los sueños religiosos devotos sino los sueños cotidianos y normales y es importante escuchar los sueños. Los sueños para mí tienen cuatro significados:• El primer significado es que los sueños me dicen dónde estoy parado, cuál es mi problema. Pienso por ejemplo que estoy en paz conmigo y de pronto sueño de un caos interior que todo está trastocado y entonces yo debo ser lo suficientemente humilde como para decir ese también soy yo, yo no tengo todo ordenado, yo también soy caos. O a veces me caigo en el sueño, y entonces todavía no he encontrado el fondo, el piso sobre el cuál estoy parado, quizás todavía tengo sueños excesivos y tengo que caer para encontrarme. • El segundo significado de los sueños es que me indican pasos para mi vida espiritual. A menudo me encuentro con gente que planifica su vida espiritual pero el sueño muchas veces habla de algo totalmente diferente. Un ejemplo, he acompañado a una hermana, le pregunté que quería hacer con los ejercicios que estaba preparando y entonces dijo que en la comunidad en la que ella estaba había muchos problemas y tenía que ver que es lo que estaba pasando, porque siempre es más fácil hablar de los demás que de uno mismo, pero a la noche tuvo un sueño. Ella era maestra jardinera, vuelve del colegio hacia el monasterio y de pronto viene una serpiente y le pone una cabeza en la cadera. Cuando me contó su sueño entonces tuve que sonreir y le dije entonces tú creías que era de la comunidad el problema, pero el sueño te dice otra cosa, no puedes llegar al convento sin reconciliarte con esta serpiente. La serpiente puede ser muchas cosas, vitalidad, sexualidad, etc. De todas formas tú tienes que reconciliarte con esa actividad, con esa sexualidad, porque de lo contrario no puedes ingresar al convento. Durante los ejercicios tuvo unos cuántos sueños, y unos días más tarde me dijo que había soñado que su madre le había carcomido el hombro derecho, que quedaba a la vista el hueso. Le pregunté cuál era la relación con su madre y me dijo “yo tengo buena relación con mi madre, me entiendo muy bien con ella”, bueno, muy bien le dije yo, pero no se si te está carcomiendo algo debe pasar, pero no interpreté nada porque creo que todos tienen que interpretar los sueños por sí mismo. Dos semanas más tarde, cuando ya había vuelto a la casa me escribió una carta y me dijo que había seguido pensando sobre ese sueño y había analizado más profundamente la relación con la madre y ha notado que se entiende muy bien con su madre cuando tienen la misma opinión, pero cuando se da vuelta, cuando tiene su propia opinión entonces hay problemas y entonces la va carcomiendo y creo que el sueño le mostró exactamente que tiene que analizar con más claridad la relación con la madre, que tiene que tener el valor de seguir su

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propio camino. Eso también es para mí importante y tiene relación con el sueño, el sueño me dice que pasos tengo que seguir en la vida.• El tercer significado es “la feliz nueva”. Yo he acompañado a una persona depresiva que una vez soñó de una luz interior y por primera vez después de ese sueño se había sentido bien. Eso es una buena imagen, es decir que, a pesar de la depresión, en lo más profundo hay luz, hay una intuición de cómo puede seguir. Este sueño no necesita mucha interpretación, simplemente es muy importante que yo recuerde una y otra vez que en mi íntimo ser ya hay luz. Es por ejemplo el sueño acerca de un niño. Por ejemplo si sueño que tengo un niño en brazos entonces significa que algo nuevo está creciendo porque el niño simboliza la imagen verdadera que Dios se hizo de mí, pero a veces el sueño también significa que yo no estoy tratando cuidadosamente al niño. Una mujer me contó que en el sueño, por ejemplo, iba llevando un cochecito y que de pronto mandó a ese cochecito al sótano y a la noche de pronto recordó que dejó al niño con el cochecito en el sótano. Eso es un recuerdo, es una advertencia, hay algo nuevo que nace dentro de mí pero yo trato de desplazarlo, lo mando al sótano. Un año más tarde, la misma mujer me cuenta otra situación, que tiene los chicos en brazos, que juega con ellos. Creo que ahí ya hay una transformación, creo que es importante mirar esos sueños desde ese aspecto. Y quisiera recoger otra imagen más. Algunos tiene miedo de las pesadillas, donde despiertan aterrados, donde por ejemplo se sienten perseguidos en la pesadilla, alguien los quiere matar, pero la pesadilla no es un sueño malo, la pesadilla solamente dice que tengo que mirar con más profundidad y cuando algo me persigue, entonces eso indica siempre algo en sombra, algo que no he aceptado todavía, pero también eso tiene algo positivo. Una estudiante de música por ejemplo, soñó que estaba en la cocina y que de pronto viene un joven, se acerca a ella con un cuchillo en la mano, quiere apuñalarla pero en el sueño ella puede volar y ella empieza a volar pero no llega lo suficientemente alto y el hombre la alcanza a agarrar por el tobillo. En ese mismo momento se despierta. Yo le dije: no puedo decir exactamente que significa ese sueño pero lo que me persigue es algo que yo necesito en la vida, algo que me podría ayudar. En la sombra hay algo que me puede ayudar y le di la tarea de seguir soñando este sueño. Joung desarrolló este método de la activación conciente donde yo vuelvo a soñar el sueño y lo sigo desarrollando y lo ha hecho esta mujer, y en este sueño el hombre finalmente le dio el cuchillo a ella y de pronto ella sabía lo que eso significaba, porque el cuchillo significa cortar algo y de pronto supo que tenía que fijar límites, ella estaba sumamente presionada, quería tocar cada vez más perfecto el piano y tenía que cortar ahí, y creo que eso también es muy importante. A veces planificamos nuestra vida espiritual desde lo ideal y el sueño nos dice: “esta es tu tarea, esta es tu humildad, este es tu tema y tu vida espiritual, tu vida hacia el camino de Dios consiste en mirar el sueño”.• El último significado es el significado religioso. Los sueños luminosos, aquellos sueños que fortalecen la fe, por ejemplo sobre viejas iglesias, sobre criptas, o de otra manera en el que en el sueño tengo parado al lado mío a Jesús, cerca de María. Una mujer muy contundente, clara, que no tenía relaciones muy profundas me contó que vio a María delante de ella. Entonces es un sueño santo. La fe no es solamente lo racional, es decir, yo debo creer, sino que los sueños me ayudan, y en lo profundo sé que eso es realidad, que es verdad, es certeza de que Dios está ahí, que Jesús está al lado mío, que María es una acompañante para mí. Joung dice que en el sueño no hay ateos. En el sueño todos tienen imágenes religiosas, los triángulos, las esferas, todas estas son figuras religiosas, y para mí son una ayuda importante. Para mí que nuestra fe no sólo debe comprenderse desde lo racional sino que en lo profundo es una certeza de que si Dios está ahí con el sueño nos mostramos también abiertos al mundo divino y debemos estar agradecidos. Es algo que no podemos forzar. Muchas veces los sueños religiosos son aquellos sueños en donde oímos una palabra que de pronto resuena en el espacio, no sabemos de donde viene, es una manera de indicar, de guiar un camino. Una mujer que hacía quince años había salido, renunciado a la iglesia, sueña de pronto que tiene que leer el libro del Éxodo. Se lo conté, Éxodo es esto de salir del cautiverio de la vida de la que ella se sentía cautiva, prisionera y el sueño era el comienzo de una transformación interior. Es decir, ella en realidad se mudó, se fue de su vida superficial y volvió a la fe y reingresó a la iglesia. Estos tipos de sueños existen también y debemos estar agradecidos de tenerlos. O soñamos con los fallecidos. Los sueños sobre los fallecidos a veces son una ayuda para poder trabajar el duelo. Si soñamos sobre el

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padre o la madre que han fallecido hace años siempre es un feliz mensaje, una buena nueva, es una demostración de que el padre haya vivido, que la madre haya vivido es importante para mí. A veces no hace nada el muerto, una sonrisa es una muestra de comprensión, a veces una palabra es una guía importante. Una palabra para aquellos que sienten temor o tienen ideas extrañas. Una mujer me contó que sueña acerca del padre, que le iba muy mal, el padre ya había fallecido, entonces de pronto opinó esta mujer que entonces su padre no había llegado al cielo, que quizás como espíritu todavía no había llegado al más allá, entonces, si al padre le va mal, si está herido en el sueño quiere decir que su relación no está bien todavía, es decir que el sueño le demuestra que tiene que poner en orden la relación. No es que su padre esté a la deriva sino que tiene que analizar la relación. Son sueños, hay mucho por decir respecto de los sueños. La tercera área en la cuál Dios habla con nosotros es el propio cuerpo. Muchos dicen “yo creo en Dios, confío en el”, pero viven contradiciéndose, por ejemplo suben los hombros, se mantienen tensos, se manifiestan intranquilos. El cuerpo expresa si creo o no. Durcan decía que la respiración, por ejemplo, el expirar, inspirar, que es el punto de largar la respiración, ese punto entre ambos, en donde no hay nada es el punto entre la vida y la muerte es en donde si yo me aferro y quiero controlar todo o si yo me entrego a Dios, o mantener todo en mis manos o entregar todo a Dios. Nuestro cuerpo, si estoy tenso, acalambrado, es una indicación de que debo mirar a Dios. Veo gente religiosa que vive ignorando su cuerpo y muchas veces el cuerpo se revela, pronto duele la espalda. Acompañé una vez a una hermana que tenía unos dolores terribles, era enfermera y decía que el lunes tenía que ir al médico necesariamente, pero el lunes a la mañana fue al grupo terapéutico y por primera vez pudo expresar toda su ira y eliminó los dolores de espalda. A veces son una expresión de sentimientos que no se admiten. Todos los sentimientos que no se admiten, que no se permiten, se van descargando como si fuese un basural en la espalda, se acumulan allí. Un hombre que le dolía la espalda decía que todas aquellas lágrimas no derramadas lo endurecían por lo tanto era importante volcarse a esto, presentarle la espalda a Dios, eso es el camino espiritual. No significa tener que hacer más cosas ni aferrarme a más cosas, esto no ayuda. Significa humildad de aceptar que este es mi cuerpo, que me siento tenso y que puede ser así. A esto se lo entrego a Dios, a esto lo ofrezco, es algo que yo no quiero aceptar en mi interior. Otro camino también son las enfermedades. Ayer me hicieron una consulta al respecto y quiero darles algunos pensamientos. A las enfermedades no debemos verlas desde lo externo, tomar algún medicamento y volverlas a manejar, ese es el peligro externo. El otro es que de pronto interpretemos, que busquemos las razones inmediatamente. Sigmund Freud lo llamó “La interpretación causal deductiva de la enfermedad”, es decir que la enfermedad siempre muestra algún origen. En el esoterismo dicen “tu te infringes la propia enfermedad”, esto es algo muy hiriente porque entonces el enfermo siempre es culpable de lo que sucede, y esto no es correcto. Una psicóloga estadounidense escribió un libro al respecto. Su esposa, cuatro semanas después de casarse tuvo un cáncer de pecho, ambos eran psicólogos en el matrimonio, y todos le decían que eso era porque ella reprimía el enojo, la ira. Y ella escribe que siempre que alguien se hace una teoría sobre una enfermedad esto es una señal de que me quiere mantener alejado del cuerpo, es decir no quiere confrontar con uno mismo, admitirme a mí con la enfermedad. Joung presenta otra imagen que es esta interpretación final: ¿qué es lo que quiere decirme la enfermedad?, y la enfermedad por cierto tiene algo que decir. La enfermedad es a -causal, no es necesario buscarle orígenes de culpa, es decir no tiene causalidad. Acompañé a una hermana que siempre tenía ataques de tos fuerte, se iba al médico y el médico la medicaba y le decía yo no puedo ayudarle más, esto tiene un origen psicológico. En alemán nosotros decimos que hay una imagen de agresión cuando toso, algo así como que te toso en la cara, descargo, es un poco desagradable. Esta hermana me contó que tenía cinco hermanos y siempre tenía la impresión es que sus hermanos vivían y que ella no tenía nada que decir en la familia y que la misma experiencia había hecho en la comunidad de hermanas, que todos los otros determinaban su vida y ella no tenía nada que decir al respecto ni se admitía su opinión. Le dije que no era tan importante que desapareciera tu tos, quizás necesite todavía durante mucho tiempo su tos como un recordatorio de que quieres seguir viviendo y no quieres vivir tapada. Un año después me volvió a ver, le pregunté como le iba con la tos y me contestó que en realidad había desaparecido, pero cuando en una conversación no

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decía lo que sentía sino lo que el otro esperaba de ella entonces reaparece la tos. Maravilloso. La tos te recuerda una y otra vez que debes ser auténtica y que digas lo que vos sentís y no lo que los otros esperan de ti. En este sentido tenemos que oír nuestro cuerpo, oír nuestras enfermedades para que podamos sentir. Me vino a ver una mujer joven y me preguntó ¿es aquél un quebrantamiento de los tendones con un origen espiritual? ¿Por qué es esto? ¿Qué pasa? A ver, contame un poco más. Y me contó esta persona que tenía un novio, este noviazgo se había roto, jugaba al voley y esguinzó y no se puede decir que esa ruptura del noviazgo fue la culpable de su esguince, pero que lo exterior y lo interior ocurriera simultáneamente, esto es lo que es la sincronización, que ocurra al mismo tiempo ¿qué quiere decirme Dios con la enfermedad? ¿Cuál es el desafío? ¿Qué puedo aprender al especto? Es decir, manejarse en forma amigable con la enfermedad, no como con un enemigo, no puedo decir “no debe ocurrir. La tercera área es oír al propio cuerpo, esto también forma parte de la humildad, oír que ocurre. Nadie de nosotros es lo suficientemente honesto. Yo también pensé que estaba en armonía conmigo y con mi cuerpo, igual me enfermé y tuve que comprobar que todavía no estoy en tanta armonía, estoy restringido, limitado, y tengo que analizarlo en detalle. La cuarta área es el trabajo. Se habla que debemos orar y trabajar lo suficiente. En San Benito lo vemos. El trabajo es una forma de testear si nuestra vida espiritual está bien o no. Benito testea a los monjes jóvenes en cuánto a si buscan realmente a Dios. El maestro debe reconocer si buscan a Dios realmente y lo hace con tres criterios: si tienen la edad suficiente para el oficio, si están dispuestos a entrar en comunión, y si están dispuestos a exigirse en el trabajo. Es decir que son los tres criterios de la sanidad psicológica de relación emocional, de relaciones y su desempeño. Para San Benito es una señal de la sana espiritualidad el que el trabajo fluya, y si a alguien realmente le sale todo mal no es porque es un inútil, esto demuestra de todas maneras que en su alma hay algo torcido, algo que no funciona bien. San Benito le dice al mayordomo que no debe ser lento. Hoy en la espiritualidad existen los nuevos inventos de la lentitud, que uno debe avanzar en forma lenta, si, esto está bien, pero en el trabajo se requiere que fluya, que todo salga. Una mujer me contó que quería trabajar pero todo funcionaba muy lentamente y en la charla se mencionó que esto no ocurría porque fuera perezosa sino porque necesitaba mucha energía para su propia alma, porque tenía miedo permanentemente de lo que otros podían pensar de ella y pudiesen reconocer en ella lo que pensaba. La forma en que trabajamos es muy importante y se muestra allí si estoy dispuesto a entregarme a Dios o no. Hay muchos hombres jóvenes que quieren ingresar al monasterio, entran dos o tres todos los años, pero muchas veces tenemos unas veinte solicitudes, algunos quieren ingresar al monasterio simplemente para estar como en un letargo. Es importante ver como trabajan, si trabajan por ejemplo en el jardín es un criterio este de evaluarlos, porque si viven soñando no funciona su vida espiritual. Para San Benito el trabajo es una señal. Si por ejemplo circula alrededor mío en forma narcisita o si en la oración me refiero a Dios esto significa que en mi trabajo puedo ver a las personas y que no voy a girar en torno a mi en forma egocéntrica sino que estoy realmente libre, de liberarme de mi y ver a los otros. Ese es un criterio importante para la vida espiritual. Si en los monasterios se convive permanentemente entonces uno justamente logra conocer al otro muy bien en cuánto al trabajo. Por ejemplo en nuestra casa de recogimiento quedan tres meses, los monjes allí tienen que hacer incluso el trabajo de cocina, son personas que tienen que hacer la preparación de la comida, el servirla y lavar después. En este trabajo se experimenta mucho más sobre el alma que la charla individual. Hay personas que dominan todo el trabajo rápidamente, otros que hablan mucho pero que nunca hacen nada. Todas las semanas tenemos una reunión de dinámica de grupo sobre el equipo de cocina y realmente es muy terapéutico y aparece mucho sobre el alma de cada uno. En la charla con cada uno es bueno saber exponerse y puede hablar uno muy positivamente acerca de eso, pero en lo cotidiano es en donde se demuestra la realidad. Esto es importante, es una imagen importante. A esto también lo experimento en el acompañamiento espiritual, lo hice durante mucho tiempo en la juventud y lo he seguido haciendo con mucho gusto porque estaba muy agradecido con los jóvenes. En algunos también encontré una espiritualidad que era muy eufórica. Una joven de 19 años decía “yo al único que amo es a Jesús”. Entonces le pregunté ¿cómo es tu vida? ¿A qué hora te levantas? ¿Vas a la escuela? ¿Cuándo haces tus tareas?, y cuando hablaba en forma más concreta con ella sobre la vida, tanto

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más clara se veía que su devoción era una forma de huir de su caos en la vida, es decir, no manejaba su vida y entonces esto se derivó en una devoción eufórica, se imaginó una vida santa, pero no tenía su propia vida. Esto era un criterio importante, es decir, la espiritualidad tiene que transformar la vida, pero si la vida es caótica esto es una señal que en mi interior también hay caótico y que yo me estoy refugiando en algo que no conduce a la vida sino que pasa de largo por la vida. Y la quinta área son justamente las relaciones. Relaciones quiere decir que con todo me adapto y me manejo con todo, pero si una persona no se maneja con nada, si no puede ingresar en comunión en conjunto esto también es una señal. En la casa de recogimiento, en donde trabajo hace 16 años, también aparecen sacerdotes que tienen un conflicto con la comunidad, dirigen esa comunidad, o con quienes dirigen esa comunidad. Un hombre o una mujer cuenta algo entonces uno primero piensa que el dirigente realmente es caótico, que está obsesionado con el poder, el sacerdote realmente se esforzó mucho, pero en una situación muy difícil ¿cómo encontrar una solución? Esta es la impresión que uno se lleva de esta reunión o charla y se lo di a trabajar durante una semana en el equipo de cocina, se habla mucho, todos se enojan con esta persona, y nos damos cuenta que probablemente se deba a el también un poco, que los conflictos se generen por la forma en que el trata a las personas, como se maneja con las mujeres. Esto del convivir, del estar juntos, muestra claramente como está el alma de esa persona. Un hermano hablaba siempre del gusto de Jesús. Se puede reconocer el gusto a Jesús en el acompañamiento, y este gusto no se reconoce únicamente en las palabras devotas sino en lo que se irradia de la persona. Si alguien está con gusto con esa persona, si hay algo agregado, si hay algo que sojuzga a los demás, que es amargo en el otro, a esto lo experimento muchas veces en las relaciones, no tiene que ser en el matrimonio o en la amistad sino en relaciones de trabajo por ejemplo. Hay algunos que sienten que de su jefe siempre aparece algo que evalúa al otro, siempre se siente evaluado por el jefe y uno no puede hablar con el jefe en forma normal, siempre hay un reproche, yo hago tanto por ustedes y ustedes no hacen nada a cambio, no hace nada por mi. ¿Qué irradio? Aparece el reproche, evalúo al otro, juzgo al otro o irradio otra cosa. Puedo hablar tanto de amor al prójimo. El amor al prójimo no es algo que debo proclamar sino que debo hacer, mostrar, y se muestra mucho en lo que yo irradio, algo que humilla al otro o hay personas que ingresan a un espacio e irradian un clima frío, otros lo que irradian es “ustedes no saben nada, yo soy el único que sabe todo”. Eso es una postura. ¿Qué es lo que irradian las personas? Es algo que se nota y puede ser algo desagradable, y el estar en conjunto es un muy buen test de la vida espiritual. Dios me habla a mí en este estar con otros. Estas eran las cinco áreas a las que quería referirme y resumir ahora algunos pensamientos.¿Qué significa la espiritualidad para mí? Significa que todo lo que tengo en mi interior, también mi vida muy concreta, mi trabajo, mis relaciones, lo cotidiano, que a esto lo llevo ante Dios, que lo vea, que lo analice a la luz de Dios y diga la luz de Dios está ahí, el espíritu de Jesús ingresó a todas las áreas de mi vida, en lo inconciente, en mis sueños, en mis sentimientos, en mis pensamientos, en mi cuerpo, en mi trabajo, en mis relaciones, o solo tengo una imagen exterior de la espiritualidad pero que no transforma al hombre realmente. La transformación es por supuesto un elevado ideal, que seamos permeables a Cristo. Esta probablemente sea la meta de nuestra vida espiritual y lo notamos en las personas, es decir, si pone a su ego en primer término o es más permeable a otra cosa y se deja en manos de Cristo, este es el objetivo de nuestra vida espiritual. Pero para eso tenemos que analizar todas las áreas y aquí nos encontramos otra vez con la humildad. Para mí la psicología cumple la función que lo teológico sea reducido, no es que lo teológico esté reduciendo todo a lo psicológico, en la casa de recogimiento tengo el acompañamiento terapéutico y psicológico y hablamos todas las semanas en el equipo sobre los diferentes aspectos de las diferentes personas que se alojan en esta casa de ejercicios. La persona tiene que poner todo en su relación con Dios, no es que lo psicológico y lo espiritual estén separados sino que es algo que debe confluir. Todo lo que está en mi interior, mi cuerpo, mis emociones, mis pasiones, mis necesidades, mis impulsos, mi vitalidad, mis relaciones, que mire todo esto y que a todo ello lo relacione con Dios y deje que sea entonces penetrado por el Espíritu Divino. El objetivo es que nos vayamos transformando cada vez más en aquello en el ser único, en el hombre único al cuál Dios nos ha llamado, la palabra única que ha pronunciado

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Dios en nosotros, es decir, que nos liberemos de algunas imágenes ideales. Hay algunas imágenes ideales que nos ponen en contacto con nuestros propios potenciales. Si leo las historias de los santos y estoy fascinado con ellos, o leo la Biblia y estoy fascinado por esta lectura, entonces esto me pone en contacto, me llega y digo que en Jesús hay un anhelo que siento que puede vivir en mí, siento que es mi vida. Pero también hay otros en los cuáles tengo una imagen ideal exterior y digo que tengo que copiar al otro, y en esos caso suelo huir de mi propia realidad. Es decir, yo tengo que representar mi manera espiritual de Jesús, tengo que respetar la de otros pero la tengo que vivir a mi manera, en ese caso la espiritualidad también tiene una tarea moldeadora, formadora. Es un gozo personal, privado, es decir que si yo entierro en este mundo mi propia huella de vida entonces estoy realizando una transformación. Hay mucha gente que dice que no podemos modificar nada porque los poderes son los que determinan el mundo, que cada uno de nosotros no es importante. Al contrario, cada uno de nosotros es personal, tiene una cara, un rostro, irradia algo. ¿Qué huella es la que quiero enterrar?, ¿Cuál es mi huella que no debo enterrar? ¿Cuál es mi rastro en la vida? Eso tiene que ver con mis heridas, con mi historia. Al mirar mi vida transformarla. Pero si yo entierro, sepulto mi propio rastro de vida, entonces encontraré algo cálido ahí. Una imagen de los primeros monjes, ellos estaban convencidos que cuando iban al desierto, el desierto es el lugar de los demonios y donde está la mayor tiniebla, y dejan que esto aclare un poco y dejen entrar a Cristo en su corazón, entonces el mundo será más claro para ellos. Eso es una imagen. Uno de los monjes mayores decía que si vas al desierto y te haces monje entonces no te imagines que serás algo mejor o que eres algo mejor, sino imagínate que eres un perro que muerde, que está atado a una correa para que no muerda a otros. Vida espiritual quiere decir que si soy un perro que muerde entonces yo me ato a la correa para no dañar a los demás, al medio ambiente, al entorno, es decir que protejo a los otros de mis agresiones y de mi negatividad. Si yo me transformo, entonces de mi parte algo también. La espiritualidad quiere también transformar a este mundo no por grandes acciones o campañas que tienen también este mandato en lo social, en lo político, iniciar proyectos en estas áreas, pero cada uno de nosotros tiene la misión de dejar sepultado, de dejar marcado su rastro, su señal. Dios a través de mí también quiere expresar algo en este mundo, entonces a través de su vida, este mundo será más cálido, más humano y más claro. Creo que este es el objetivo.