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Hacia la reconstrucción histórica de un problema de adaptación gráfica y fonética: La normativa sobre la W (*) La historia del único préstamo gráfico del español 1 ofrece, al menos, un aspecto prácticamente desconocido en su normativa que debe ser integrado en la historia de la escritnra del caste- llano, a la vez que, en conjunto, ilustra - y de modo extremo, en cuanto tal préstamo- el problema ele la relación siste· ma gráfico - sistema fónico. La normativa gráfico-fonética de la w (entendiendo por tal la formulación explícita de una regulación de su uso gráfico y la descripción de su valor fonético) queda circunscrita sustancial- mente a la doctrina de las Ortografías, Gra·l'náticas y Diccionarios * Una versión del texto precedente (Histo1·ia de la 11ormat ·iva gráfico- -fonética de w) fue leída en el XVIII Simposio ele la Sociedad Española de Lingüística, celebrado en Madrid, del 12 al 14 ele diciembre ele 1988 y dedicado al tema Fonética, Fonología, Gmfemática. 1 El único, en cuanto no perteneciente al sistema gráfico latino origi- naL Se podría considerar como tal el caso ele eh para /C/, pero esta com- binación gráfica existía ya en la escritura latino-romance peninsular, si bien con el valor exclusivo de /kf, Lo que se importó ele Francia (si efec- tivamente ocurrió así, que es muy probable, eL R Menéndez Pida!, Orí - genes del espaíiol. Estado lingiiistico de la . Península Ibérica hasta el si- glo X! , Espasa-Calpe, Madrid, T9 ' 1 , pág. 62) no fue, por tanto, el signo gráfico, sino una nueva relación gráfico-fonética.

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Hacia la reconstrucción histórica de un problema de adaptación gráfica y fonética:

La normativa sobre la W (*)

La historia del único préstamo gráfico del español 1 ofrece, al menos, un aspecto prácticamente desconocido en su normativa que debe ser integrado en la historia de la escritnra del caste­llano, a la vez que, en conjunto, ilustra - y de modo extremo, en cuanto tal préstamo- el problema ele la relación siste·ma gráfico - sistema fónico.

La normativa gráfico-fonética de la w (entendiendo por tal la formulación explícita de una regulación de su uso gráfico y la descripción de su valor fonético) queda circunscrita sustancial­mente a la doctrina de las Ortografías, Gra·l'náticas y Diccionarios

* Una versión del texto precedente (Histo1·ia de la 11ormat·iva gráfico ­-fonética de w) fue leída en el XVIII Simposio ele la Sociedad Española de Lingüística, celebrado en Madrid, del 12 al 14 ele diciembre ele 1988 y dedicado al tema Fonética, Fonología, Gmfemática.

1 El único, en cuanto no perteneciente al sistema gráfico latino origi­naL Se podría considerar como tal el caso ele eh para /C/, pero esta com­binación gráfica existía ya en la escritura latino-romance peninsular, si bien con el valor exclusivo de /kf, Lo que se importó ele Francia (si efec­tivamente ocurrió así, que es muy probable, eL R Menéndez Pida!, Orí­genes del espaíiol. Estado lingiiistico de la. Península Ibérica hasta el si­glo X!, Espasa-Calpe, Madrid, T9SÓ'1, pág. 62) no fue, por tanto, el signo gráfico, sino una nueva relación gráfico-fonética.

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académicos. Y esto, no sólo por el hecho ele ser la que ha tenido vigencia desde el siglo x VIJI en adelante (época preci samente en que se manifiesta abiertamente el problenm ele esta letra), sino también por ser, en definitiva, la Academia la única que -aun con intermitencias y rectificaciones- podía, como institución, prestarle una atención continuada. Esporádica o tangencialmente, otros ortógrafos y otros gramáticos mencionan la w al ocuparse ele cuestiones de más entidad, pero, en conj unto, su aportación a este problema concreto es irrelevante. Por ello las líneas que si­guen estarán centradas ele modo específico en la elaboración y consecuencias del criterio académico.

Vista desde hoy, la historia ele la regulación gráfico-fonética de la w es más compleja ele lo que podría sugerir la marginaliclad de esta letra en el sistema y el relativamente corto espacio de tiempo en el que aquélla se desarrolla, y abarca estos tres puntos : la pertene·ncia de la ·w al alfabeto castellano, su no·mbre y su uso gráfico 3' jJronunciación.

1. La w no se ha incluido oficialmente en el alfabeto caste­llano hasta época muy reciente. Probablemente es el jesuita Juan Caramuel en su Pri'/1/us Calmnus (Roma, J 663) el primero que la trae entre las 25 "letras ele que usamos " . Su actitud, sin embar­go, no fue secundada en ese siglo ni tampoco en el siguiente. E l mismo Caramuel puntuali zaba: "La k y la ·w, no entran en dic­ción Española: pero tienen clellas necessiclad, para explicar al­gunos nombres propios Alemanes, los que escriben ele histo­rias" 2 .

Ha sido, sin eluda, esta conciencia ele letra foránea y de uso restringido a nombres extranjeros la que la ha mantenido siste­máticamente al margen del alfabeto tradicional. La Academia tra­ta de ella ya en la primera edición de la Ortoymf'ía. (1741) , pero

z Según La Viiíaza, Biblioteca histó1·ica de la Filología Castellana, tomo segundo, Madrid, 1893, pág. 489, col. 973. En el volumen segundo de la 2.a edición (loaJ111is Ca.rrnnuelis Priul'l(s Calamus, to·mus II, ob owlos e.'>: hibens Rhitmicam , etc., Campaniae, 1668, pág. 19 b) precisaba: "Hodie curiosi Historiographi, cum Annales germanorum contexunt. litteram k, immo etiam w utuntur. nisi enim nomina Principum, F luviorum, et Loco­rum p1·opria suas litteras nativas retineant, internosci non poterunt."

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advirtiendo que " no es letra española, ni se escribe en la cartilla de los niños, ni el modo, y forma de nuestra pronunciación la reconoce por propia" 3

, y que "la escribimos solo en aquellas vo­ces ele otras Naciones, que la usan, y tienen en exercicio" 4

• En la Ortografía de la Grmnática ele 1931, última antes del Esbozo,

se sigue diciendo esencialmente lo mismo ' . Incluso ni la misma Academia la ha tenido siempre en cuenta.

Después de las siete primeras ediciones de la Ortografía (1741 -1792), no se habla de ella para nada en las de 1815 y 1826.

En el Diccionario tambi én ha gozado de una suerte irregu­lar. Figura por primera vez solamente en la edición II .a (1869), dando entrada, tras la v, a diez palabras (por supuesto, precisan­do que "no se incluye entre las letras de nuestro alfabeto") para desaparecer en las tres ediciones siguientes (1884, 1899 y 1914), en las que sólo se menciona en el encabezamiento dedicado a la V 6

. Desde 1925 (I s.a edición) vuelve de nuevo, introduciendo una sola palabra ('wat) 7

, y así continúa hasta la rg.a edición ( 1970) en que finalmente se define, ahora sí, como "vigésima sexta letra" del abecedario castellano y, como tal. encabeza otras diez palabras con ·w- 8

. Un año antes (1969) ya figuraba también en el abecedario ele la nueva edición de la Ortogmfia (separada de la Grarmática) 9

, en la que se introducía, además, como eles-

s Orthogmphia espaíio la, compuesta , y ordenada por la Real Academia Espaíiola [1-Iadrid], 1741, pág. 209.

4 Ibíd., pág. 212. 5 Gramática de la L engua Espaiio/a, nueva edición. reformada, de 1931

y apéndice con las nuevas normas de Prosodia y Ortografía, Espasa-Calpe, Madrid, 1962, pág. 478 : "w § 534. Esta letra, en realidad, no pertenece al alfabeto castellano", etc. (Desde luego, no figura en el que encabeza la "Ortografía", en la pág. 467).

6 "Letra de esta figura (w) , no comprendida en el abecedario caste­llano por no ser necesaria en él. Suele emplearse únicamente en a lgunos nombres de personaj es godos ele nuestra historia y en voces de origen ex­tranjero, como rv atnba, wals, westfaliano, etc.,

7 "m. Nombre del vatio en la nomenclatura internacional. " 8 En la 20.a edición ( r984) son r r: se ha añadido "<vhisky , aunque re­

mitiendo a gii·is!ú: en la nueva edición del Dicciona1'io M anual Ilus trado de la Lengua E spafío la (Espasa-Calpe, Madrid, 19853) la s entradas con zv­son r6.

9 "Edición que incorpora al te xto tradiciona 1 las Nuevas N onnas de-

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cripc10n y explicación del uso y pronunciación de esta letra, un párrafo redactado expresamente para el Diccionario 10

; este pá­rrafo es el que figura, efectivamente, con dos pequeñas modifi­caciones de las que se hablará luego n, en las ediciones ele 1970 y 1984.

Ciertamente, el considerar o no del alfabeto una letra deter­minada es bastante aleatorio. Es conocida, a lo largo ele la his­toria ele la ortografía española, la controversia - ya heredada, por lo demás, ele los gramáticos latinos- acerca ele otras (h., k, q ·12 especialmente), que, según ortógrafos y según épocas, se tuvieron también por ajenas al abecedario o superfluas. Además, es seguro que muchos años antes ele esa fecha (1969) se enseñaba y se aprendía la w como una letra más del alfabeto. Pero no deja ele ser un síntoma o manifestación del problema y, en último tér­mino, es un elato más para la reconstrucción ele su historia grá­fica y fonética.

2. También el nombre de la letra ha sufrido alguna varia­ción. No conozco denominaciones anteriores a las que le da la Academia en la Orthographia ele 1741 13

. Allí se dice que "vul­garmente" la llaman "~valona ó ligada" 1

'', y así figura en las ediciones siguientes, hasta la de 1792, aunque invirtiendo los tér­minos: "la ~v ligada, que también se llama walona" . etc. H;.

claradas de aplicación preceptiva desde 1.0 de enero de 1959 ", Imprenta Aguirre, Madrid, 1969, pág. S·

10 "§ ro. Por acuerdo reciente de la R. Academia Española, la w figurará en el Diccionario, con la siguiente definición" , etc.

11 Cf. más adelante, § 3-4. 12 En torno a las opiniones acerca de la q en la historia de la Orto­

grafía española, cf. sobre todo: Sob1·e la letra q, discurso leído el día IS de febrero ele 1987, en su recepción pública por el Excmo. Sr. D. Gre­gario Salvador Caja, Madrid, 1987; por ejemplo, págs. ro-q y 20-25.

la J. Caramuel no la nombra de ninguna manera - tampoco la v, donde, además, no separa valor vocálico y consonántico, como en la i-, a diferencia ele Jo que hace con el resto de las letras: "A, Be, Ce, De, E. Efe, Ge, Hache, I vocal, I jota, Ka, E le, Eme, Ene, O, Pe, Quu, Ere, Te. V, \V, Equis, Y, Zeda " (Prhmts Ca lanms, r." edición, según La Viñaza, Biblioteca Histórica, cit., tomo segundo, pág. 489, col. 973).

14 Pág. 2 0 9 .

15 Ortog·rafía de la Leng'lta Castella11a. comjJII esta por la Real A ca-

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N o entra la Academia a comentar el porqué de estos nombres, por más que el de ligada sea obvio y de hecho lo dé por supuesto cuando en la misma primera edición de la Orthographia, al pre­guntarse por el origen de esta letra y referirse, con reservas, a la hipótesis de que se tratara de un modo de escribir ele los godos, supone que consiste en " dos vv enlazadas por su extremidad" 1

";

no ocurre igual con el gentilicio ·walona, que ni siquiera se in­cluye después en la referencia ele pueblos en cuyas lenguas hay w: "ele ella usan las Naciones Septentrionales, freqüentíssima­mente los Ingleses, Irlandeses, Alemanes, y Jo que es mas, los Polacos, y Bohemos" " .

A partir ele r869 (1 l. a edición del Diccionario) desaparecen esos dos nombres, que, sin embargo, siguen figurando en otros diccionarios ele la época o posteriores 1 8

• En el ele la Academia empieza a figurar el de "v doble". Esto será así, desde entonces, en todas las ediciones del Diccionm'io hasta la ele 1970 incluida. En la Ortografía, igualmente, se llama así desde 1870, pero sólo hasta 1878, pues desde este año hasta 1931 (última edición ele la Gramática anterior al Esbozo) no se dice cómo ha ele llamarse la w.

Y puede no ser del todo superfluo notar que, en todo caso, el nombre que debe entenderse que da la Academia cuando dice "v doble" es, exclusivamente, hasta la edición r8.a del Diccio­nario (1956), el ele ve doble, ya que es ve como únicamente se llama la v en todos esos años. Anteriormente tiene también la v otros nombres: la misma Academia, en el Diccionario de r869 recuerda expresamente que "se la llamaba u consonante", y en la Ortogmfía de 1874 10

, que " ha sido llamada vulgarmente u de corazón o u consonante" .

Efectivamente, u. o v "ele corazón" está en todas las ediciones ele la Ortografía entre 1741 y 1826 (en el "Discurso proemial ele

demia Espai'iola, tercera impresión, corregida y aumentada. En Madrid, 1763, pág. 79; O·rtografía de la L engua. Castellana, compuesta por la Real Academia Espaiiola, séptima impresión ... En Madrid , 1792, pág. 79.

1 6 Pág. z ro. l7 Págs. 2 II -2 12.

18 Así, por ej., en el vol. 23 del D iccionar·io Enciclopédico Hispan o­A ·men:cnno (Barcelona, 18g8) la ·w es "v valona ó doble v alemana " .

1 D Ortogmfía de la L engna Castr /lana., "Niadrid , 1874, pág. 34J.

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la Ortographia de la Lengua Castellana'' del Diccionario de A tttoridad es se llama "de corazoncillo" y también "v cerrada") 20

y "v consonante" en las que se publican entre 1763 y 1826. Son, por supuesto, nombres tradicionales: "v consonante" es el nom­bre que le da N ebrija, y otros muchos, después, a su imitación; "v ele corazón" está en Damián ele Larrecloncla (16-'J.ü), y "v ce­rrada" en J. López ele V elasco ( I s8z) 21

' etc. También es nombre tradicional ve_. que figura ya en la Gra­

mática de la Lengua Vulgar (Lovaina, 1559) 22. Y en este caso

20 Pág. LXXI.

21 El nombre "v (u) consonante ", después de Nebrij a, sigue figuran­do, entre otros, en Vanegas (1531, cf. Alejo Venegas. Tractado de Ortho­graphia y a-ccell.tos en las tres lengttas principales. Estudio y edición ele Lidio Nieto, Arco/Libros, S. A, Madrid, 1986, pág. [17]), Madariaga (1 565, Libro su.btilissúno intitulado honra de Escrivanos, Valencia, pág. Sr), Benito Ruiz (1 587, Declaracion de las bozes ·i pronunciaciones que ái, en nnestra leng11a Castellana ... , Madrid, f. 8v.0

), Juan ele la Cuesta (r 589, Lib1•o 3' Tratado para enseñar lee-r y escreuvr ... , Alcalá, f. 6v0

), Pérez ele Nájera (1604, Orthographia castellana, Valladolid, pág. 3), Alclrete (r6o6, Del origen y princ-ipio de la lengua Castellana o romance que oi se uso en Espaíia, Roma, ecl. facs imilar y estudio de Lidio N ieto Jiménez, CSIC, Madrid, 1972, vol. I, pág. 208), Doergank (1614, lnstitutiones i11 linguam hispanicam, Coloniae-Petrusa Brachel, pág. 2: " v consonans "), Correas (1625, A1·te de la leng11a castellana. Edición y prólogo ele Emilio Alarcos García, Madrid, 1954, pág-. 41), F. Sobrino (1738, Grammaire n.mwelle espagnolle et fmnco-ise, Brusselles~, pág. 1 : "v consonne ") o V. Salvá (1830, Gramática de la le11gua castella11a seg·IÍn ahora se habla, París, pág. 4, y lo mismo en ediciones sucesivas) .

E l ele "v de corazón'', después de Larredoncla (1640, Orthographia cas­tellana y prommciaciones del A Be ... , Valladolid, h 33) lo usan José de Casanova (r6so, Primera. pm·te del Arte de escr·ivir todas formas de letras, :tviadrid, h 8) o C. Ros (1732, Practica. de Q¡·thograp.hia, para los dos idio­mas Castellano, y Valencia-no, Valencia, págs. 8-g)_

La cita de López de Velasco corresponde a la Ortilographia y Pronun­ciacion castellana, Burgos, 1582, pág. 18.

22 Gramática de la lengua- vulgm· de Espaiia. Edición facsimilar y es­tudio de Rafael de Balbín y Antonio Roldán, CSIC, Madrid, 1966, pág. 24. Luego traen ve: Mateo Alemán (1609, Ortogmfía- Castellana. Edición de José Rojas Garcidueñas, estudio preliminar de Tomás Navarro, E l Cole­gio de México, 1950, pág. 69), Juan de Robles (1631, cf. Primera parte del C1dto Se·uillano, Sevilla, 1833, pág. 325 : " la ve ó va"), A. Borclazar (1728, Ortografía espaiio la, cf. La Viñaza, op. cit., tomo segundo, pág. 669,

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(y también al llamar " doble" a la ·zv) el español sigue la denomi­nación común que tienen esas letras en otros romances 23

.

El nombre uve (que hoy es más habitual en España), cierta­mente existe muchos años antes ele 1956, aunque no lo recoja la Academia, y si bien no lo podemos encontrar aún, como creía Corominas, a principios del siglo xvn, al menos no en La Pícam Justina, según se dice desde la primera edición del Diccionario Eti111ológiro 24, debe proceder justamente de la sustitución de una

col. 1.334) o .Mayans (1735, Reglas de ortografía e11 la leugu.a castellana co111pu.estas por el i11aestro A ntonio de Lebri:ia . . . , Madrid, pág. 84).

23 Catalán, gallego, francés, rumano ve ; portugués vé, ita liano vi (ve/ v u). La w: catalán ve doble, gallego ve dobrado, portugués ve dobmdo o du.plo, ita liano v i doppio, francés dou.ble ve. Con anteposición del especi­ficativo, como en francés, pero sin nombre para ?J, se puede ver en Bello (Gmmática de la lengua castellana destinada al uso de los ame·ricanos, ediciones del Ministerio ele Educación, Caracas-Venezuela, 1972, § q) : " doble 11 , . ; debe de corresponder a la denominación que se tiene por más usual en Amét"ica : cf. L. Contreras, "La ortografía en el Esbozo de miO

nu.eva Gm.111ática de la Le11gua Espaíiola.", Eslttdios filol ógicos, 12 (1977), pág. 68: ·• [El Esbozo] sigue llamándola ve doble y también uve doblP. Nosotros, en cambio, estamos acostumbrados a llamarla doble ve. "

2·' DCELC y DCECH s. v. uve. E l nombre estaría en esta cita to­mada de la edición ele P uyo! (I, IO~l) : "Con tres 117.'1!s. clezía un tío mío, mesonero de Arévalo, que se enriquecían los mesones, y eran las velas, varato y varajas " . P ero ni en la edición de Puyo!, ni tampoco en la ori ­g ina l (Medina del Campo, 1604) o la posterior de Barcelona ( 1640, 49r) se encuentra otra cosa que "tres vs " (y, más adelante, "las vs''). Véanse. igualmente, las ediciones modernas : la de 1968, Barcelona, Zeus, pág. 68;

la de 1977, Madrid, Editora Nacional (ed. de Antonio Rey Hazas), vol. I. pág. 204 y n. 89; la de 1982, Madrid, Porrúa (ed. de Bruno 1I. Damiani) , pág. ! 27.

A finales del siglo XIX Unamuno escribía este nombre con acentuación aguda: "Hay en esto de la ortografía, como en todo, los revolucionarios y los evolucionarios o posibilistas, y entre los primeros los hay fonetistas y etimologista s. o sea progresistas y retrógados. Quieren los unos entrar a tajo y mandoble en la ortografía tradicional, no dejando hache ni u.vé con hueso sano, revolviendo todas las ces, qus, ges y jotas habidas y por haber " ("Acerca de la reforma de la ortografía castellana.,, publicado en La. España. Moderna, año VIII, n.0 96. Madrid, diciembre, r8<)6, págs. IO<) ­I27. Cito por la edición de las Obms Completas, vol. I, " Paisajes y en­sayos'', Madrid, Escelicer, 1966, págs. 926-939. Las líneas transcritas están en la pág. 930).

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denominación como la de "N consonante" por la de "u-que-es­-ve".

Así pues, en esa edición r8.a del Diccionario (1956) es donde la Academia incluye por primera vez el nombre Nve (al lado del de ve) y así ("ve o uve") es como aparece en las dos ediciones posteriores y también en el folleto Ortografía (1969 y 1974) ; mientras que el Esbozo ( 1973) añade a estos, incomprensiblemen­te - después de siglo y medio- el antiguo de "u consonante" 25

Por lo que respecta a w: en el folleto Ortografía de 1969 es aún "ve doble" solamente; en su segunda edición y en el Esbo­zo es "ve doble o uve doble" , mientras que en la última edición del Diccionario (1984) - que admite para v el nombre de ve o uve- se da únicamente el de "uve doble", completando así la eliminación progresiva ele los otros nombres competidores.

3· Evidentemente, el mayor interés de la historia de esta le­tra se centra en el uso que se prescribe y la descripción del valor fónico que se le atribuye. A este respecto, se pueden distinguir cuatro momentos fundamentales: el primero corresponde a la primera edición de la Ortografía académica (1741) ; el segundo, en torno a 1869-1870 (en este último año es cuando la "Orto­grafía" empieza a figurar como parte cuarta ele la Gramática); el tercero se inicia en r88o, y el cuarto y último, en 1969-1970.

3.1. E l punto ele arranque es, pues, la primera edición de la Ortografía. Se dice allí (después ele un intento ele aproximación al origen) que hay dos maneras tradicionales ele pronunciar la w: "En unas ocasiones, como en T17ilna, W andalos, la pronucia­mos como simple V consonante, Vil na, V andalos ; en otras vo­ces como Wiclef, vViquefort, Wif'iza, la pronunciamos como si hubiera dos VV, haciendo la primera vocal y la segunda conso­nante y proferimos Uviclef, Uviquefort, Uvitiza" 20

Y en cuanto al criterio que debe seguirse en escritura y pro­nunciación se decide lo siguiente : "Los nombres propios de Na-

25 L. Contreras (art. cit., pág. 69) dice a propósito ele esto : "fuera ele contradictoria, nos parece [la denominación] innecesaria (y anacrónica). Nadie piensa hoy en día en el valor vocálico que alguna vez poseyó ve".

26 Orthogmphia (1741), págs. 212-213.

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ciones extrangeras, que en su patria Orthographia tienen esta cifra, se trasladan en la nuestra con la misma, por no desfigu­rarlas (sic), como también los nombres de nuestros Reyes Godos. Y siendo su pronunciación varia en nuestra lengua, se debe se­guir el estilo común y el uso con que se ha recibido cada voz" 27

Lo más llamativo -y a primera vista sorprendente- es, sin duda, la pronunciación [ ub] "haciendo la primera vocal y la segunda consonante" (Uviclef, Uviquefort, Uvitiza). No dice la Academia cuántas palabras se pronunciaban así. En las ediciones siguientes, hasta la novena de 1826 - casi durante un siglo- se sigue diciendo lo mismo, aunque variando los ejemplos parcial­mente: en ellas a Uv·itiza acompaña sólo, y desde luego errada-· mente, puesto que no tiene que ver etimológicamente con w, el nombre del también rey godo Liuva (en su origen, para la Aca­demia, Liwa) 28

• Sin embargo, ya en el Diccionario de A utori­dades (1739, tomo VI) se había introducido otra, y no nombre propio: el tecnicismo militar uvagu.emaestre, un préstamo to ­mado del alemán wagenmeüte1· y documentado prácticamente al tiempo que se redactaba el Diccionario 29

• En esta palabra se po­dría ver una imitación gráfica ele 'lV 80, pero, evidentemente, hay algo más: hay una reinterpretación fonética a partir de la grafía

27 lbícl., pág. 213. 1!8 Ya aparecía Liu.m en la Orth.ograph.ia ele 1741 (pág. 2II), como

ejemplo ele "nombre ele Reyes godos que se escriben con w". En realidad, Li1wa o Liuba procede de un germ. leuba, lo mismo que Leovigildo (cf. Ernst Fiirstemann, Altde1ttsches Namen.b11ch. Erster Band. Pe1·sonennameu., Wilhelm F ink, München/Georg Oltns, Hilclesheim, 1966, col. r.DI8 y sigs.).

La errónea suposición ele la Academia, en este caso, parece justificarse en el hecho gráfico-fonético de la adaptación latino-romance del tipo -u .. u­o -uv- (Liuua, U uva.) y la pronunciación [u o]. Algo semejante ocurre a quien puede creer ver un antecedente con w en cualquier nombre empe­zado por Ub-, caso, por ejemplo, de Ubaldo, que, en realidad, procede de Hugo-bald (Hugo + Balda.), cf. E. Fiirstemann, op. cit., cols. 232-234 y

922-924. 20 En el Diccionario se dice entonces que procede de "Uva.g que sig­

nifica «cano» y M el'sfor «Director» o «Xefe » ". La definición es "Oficial militar, que cuida ele dar providencia en el exército, para la seguridad, y

forma ele marchar los equipages ". Y se aiíade : "Es voz modernamente introducida.'' La cita que reproduce es de las Ordenanzas Militares de 1728.

8° Cf. DCECH s. v. vagón; antes, igualmente en el DCELC.

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adaptada. UvagueFnaestre no es, en absoluto, diferente de Uvi­

tiza y los otros ejemplos de pronunciación [ ub] de la Ortho­graphia.

Por otra parte, ¿era imitación gráfica de 'W o más específi­camente de la duplicación ele la v (vv), grafía de la que aquélla procede? "La pronunciamos como si hubiera dos vv", dice la Academia en una época en la que la práctica habitual las había unido ya. Pero no quedaba demasiado lejos el tiempo en que se escribían todavía separadas. Hay una observación, a este respec­to, del ortógrafo Nicolás Dávila, en la primera m.itad del si­glo xvn, sumamente pertinente aquí: "Esta [la v] quanclo era consonante la duplicavan los Godos, i lo mismo hazen los Ale­manes, i assi escriben Vvanrba, i los que no saben esto, leen uvaanba. Nosotros nunca la duplicamos" 31

; donde es interesan­te notar, en primer lugar, que todavía entonces se escribía, y también - lógicamente- se interpretaba la w como una v dupli­cada. Igualmente habla ele v dujJlicada, poco después, Francisco Cascales: "El alemán, flamenco y moscovita escriben Witiza, vV an¡.ba y pronuncian Vitiza, V amba, porque ellos cuando usan ele la v consonante, la duplican, y cuando vocal, la ponen sen­cilla" 3 ~ .

La pronunciación [ub] entonces es más lógica partiendo ele la grafía duplicaela (vv), dado que en castellano no hay palabras que empiecen por vv ni por uu. Y se trata, por supuesto, ele una clara interferencia gráfica en la pronunciación.

Por otra parte, el texto ele Nicolás Dávila nos asegura ele que esa pronunciación [ ub] no es una solución arbitrada o inventada por la Academia, sino recibida ya (aunque de "los que no saben esto": los que desconocían el porqué de la duplicación) y rela­tivamente antigua, puesto que antigua es, sin duela, la grafía.

31 Compendio de la Ot·tografía Castel/a.na, Madrid, rg6r, f. r2v.0

3 2 Cartas filológicas (1634), pág. 79, de la edición de Justo García Se­rrano, Clásicos Castellanos, vol. II, Madrid, 1969. No se indica si, en rea­lidad, están escritos esos nombres, en el original, con ·w o con vv. Es de suponer esto último. Aunque ya desde el siglo x, aproximadamente, se em­pezó a unir, en la escritura alemana, las 1m o vv (cf. De1ttsche Ortho­graphie von einem Autorenkollektiv unter Leitung von Dieter Nerius, Bibliographisches Institut Leipzig, 1987, pág. 225) durante siglos se man­tuvo también la costumbre de escribirlas separadas.

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LA NORMATIVA SOBRE LA W SI

¿Desde cuándo existe en castellano? La encontramos,- como es lógico, antes que en ningún otro lugar, en textos de carácter histórico y en nombres de origen godo o, en general, germánico, y, sobre todo, propios. Así, por ejemplo, veintiséis años más tar­de de la noticia de Nicolás Dávila, en el Origen de las dignidades seglares de Castilla y León de Salazar de Mencloza, se escribe Vvalia, Vviterico, Vvamba o v~'ittizza 33

• Y, retrocediendo en el tiempo, encontramos en Aldrete (Del origen y princ·ipio de la lengua castellana ó romance que oi se usa en Espafía) Vvamba y Vvolfango 34

• En la Historia de España ele Juan ele Mariana, Vua1ia, Vuiterico, Vuamba, Vuitiza 3 0, etc.

El testimonio, en fin, más antiguo que conozco, en castellano, es del siglo XIII y de la Crónica General, donde podemos en­contrar constantemente Vualamer, Vualia, Vuandalo (príncipe) , Vuandalia y vuandalos 36

Mucho antes aún están, naturalmente, los textos latinos, que seguramente serán la fuente gráfica directa ele las primeras do­cumentaciones romances 37

.

El condicionamiento gráfico, pues, para esa pronunciación [ ub] existió en castellano desde la Edad Media, aunque ignoro, hoy por hoy, si disponemos ele elatos fiables que permitan com­probarla ele hecho en época tan antigua: la grafía por sí misma no permite asegurarlo. Se podría aducir para ese mismo momen­to, como posible indicio, la forma vbandalos, escrita con vb, pre­cisamente la primera vez que aparece escrita esta palabra en la Crónica 38

• Escaso apoyo y, en todo caso, di scutible. Por otra parte, con esa grafía duplicada compiten, desde el

3 3 Madrid, 1657, ff. 6v0 a, 7a, 8a y 8b. 3 4 Roma, 1606. En la edición citada anteriormente, págs. 228 y 361. 3 5 Historia General de Espafía., compuesta prvm.ero en /at·i11 , desp-u.es

b·uelta en castellano, t. I, Toledo, 16o6, págs. 267,1, 334,1, 364,30 y 389,21. 36 P1·imera Crónica Ge11eral de España editada por Ramón Menéndez

Pida! con un estudio actualizador de Diego Catalán, t. I, Madrid, 1977, págs. 226 b 40, 210 b 9, 223 a 29, 210 a 4 y 5 b 42.

37 Cf., por ejemplo, T,Y alia, T,Y andalos, TIVicteriws, etc., en la Histm·ia de 1'eg·ib11S Gothormn, rva.n.dalomm et S1tevormn ele S. Isidoro (Patrologiae Cu.rsus Cmnpiei11S de J. -P. Migne, t. 83, pág. r.o64 A 2r, 1.064 22. r.074 A s8).

ss Edic. cit., pág. 4 a 53-54.

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BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

prine1p10, la simple v- (que en posición interior es mayoritaria si no exclusiva: Cindasvindo o Cindasvinto, Recesvindo o Reces­

vinta) y aun b-: en la misma Crónica General hay vesegodos, vimerrugos, Vinitario, Viterigo, Vitigü o Vitiza au - ejemplo

aducido por la Academia de pronunciación [ u15] -, una vez van­dalas 40 y siempre Bamba 41

, también uno de los ejemplos habi ­tuales de ·w gráfica desde la primera edición de la Ortografía académica 42

, que, por cierto, en el "Catálogo de las voces de du­dosa ortografía", siempre aparecerá exclusivamente con E-, corno en la Crónica 4

:'.

De modo que, en todo caso, se puede pensar que la lectura de estos nombres debió de ser históricamente varia 44

, en rela­ción estrecha, según los casos, con la grafía utilizada y aun el conocimiento más o menos preciso ele la procedencia y pronun­

ciación originaria ele la palabra o la interferencia ele otras len­guas; sin faltar, además, inseguridades y ultracorrecciones gráfico-fonéticas que facilitaran la diversidad.

De ahí la renuncia de los redactores ele la primera Ortografía

39 Págs. 208 b 13, 212 b 20-21, 229 b 35, 266 b 39, 254 a 1, 303 a 43· 40 Pág. 154 a r. 41 Pág. 283 b 31. Excepto en tex to latino: Vamba, pág. 294 b ro. 42 Pág. 21 r.

43 Tal vez quiera tratarse del topónimo. 44 Como se sabe, la mayoría de los préstamos germánicos con [ w] fue

adaptada en latín hablado con [g(w)]. Gráficamente, el latín no distinguía [u], [\,!] y [w], pues sólo disponía del grafema V para los tres sonidos (de ahí, los intentos, como el del emperador Claudio, de representar pre­cisamente [ w ] con un grafema propio, pretensión fallida de la que dieron cuenta gramáticos e historiadores latinos y recordaron, después, ortógrafos españoles, como Mateo Alemán, cf. Ortografía Castellat~a (16o9), pág. 85, en la edición ele ]. Rojas Garcidueñas, El Colegio de México, 1950) . A l consonantizarse [w] la V vino a representar igualmente la labial fricati ­va [tí] (o [ v ]) . No deja de ser interesante, por otra parte, notar que, en fuentes griegas, el nombre vándalos aparece escrito tanto 01ldv3~·).ol como ~dvBa),ol (cf. A. Agud Aparicio y M.a Pilar Fernánclez Alvarez, Manual de lengua gótica, Salamanca, 1982, pág. r8).

En todo caso, en castellano, parece que la cuestión afecta particular­mente a nombres propios y palabras, en general , tomadas de la lengua es­crita.

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LA NORMATIVA SOBRE LA W 53

académica a otra prescripción que no fuera "seguir el estilo co­mún, y el uso con que se ha recibido cada voz" 4 5

3.2. E l abandono ele esta forma de interpretar la w corres ­ponde -al segundo momento de la normativa académica sobre esta letra, y no se produce hasta la edición de la Ortografía ele r87o, es decir, más de un siglo después. Tampoco constaba así el año anterior en la II.a edición del Diccionario (r869), cuando se in­cluye allí por primera vez, como queda dicho. Pero la Ortografía es más explícita y ofrece más de una novedad.

Además de rechazar expresamente la pronunciación [ ub J, dice 46

que "es común" escribir con ·w no sólo voces extranjeras, sino también "nombres célebres de nuestra historia" (Wamba, Witiza, etc.) que igualmente se pueden escribir con w;

que, en esas mismas palabras y, en general, en las que pro­ceden del alemán, la pronunciación adecuada (la "que les corresponde") es la de v;

y que, en cambio, las palabras que proceden del inglés. " los inteligentes" las suelen pronunciar con 11 (ej.: "Huá­sington, Huélington") .

De todas formas, intentando una regla general, ya que no es posible que "la generalidad de los españoles sepa la pronuncia­ción de voces ele idioma extraño" , formula esta propuesta ("lo mejor será") : escribirlas todas con ·w. como en la lengua origi­nal, y pronunciarlas "siempre" como si fuera v.

La innovación más destacable es, sin duela, la distinción y el reconocimiento (no operativo, puesto que no tiene trascendencia para el criterio normativo) de esas dos diferentes pronunciacio­nes, en relación con las dos procedencias fundamentales ele los préstamos modernos que tienen esta letra.

45 Págs. 213-214.

•s Gramática de la L eug-na Castellana, por la Real Academia Espa­ñola, Madrid, r87o (Parte Cuarta. Ortografía) , pág. 327.

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Es de suponer, sin embargo, que en el intento de generaliza­ción ele la regla a favor de la pronunciación como v tenía que pesar, ante todo, el hecho de que los préstamos con pronuncia­ción "con 11-", como dice la Academia, estaban, en ese momento, aún en minoría frente a los de, por ejemplo, el alemán (y, efec­tivamente, de las diez palabras con w que incluye el Diccionario de r869 sólo dos son anglicismos, wagon y whist) 47

; sin olvi­dar, claro, que los nombres clásicos de origen godo también con­taban con la tradición gráfico-fonética de la v y que, incluso, al­gunas de las palabras en que w transcribiera un sonido [w] ori­ginario podían haberse recibido por la mediación ele una lengua en la que ya se habían adaptado con v (caso, por ejemplo, del inglés wagon o árabe wali, tomadas ambas probablemente a tra­vés del francés) 48

.

Sólo así parece que puede entenderse la formulación tan sim­ple y expeditiva del citado D·iccionario de r869 cuando, sin otra matización, dice que las palabras que "se han escrito y se escri­ben en castellano" con ~CJ, las "pronunciamos como si la ·w doble fuera sencilla". Y ele hecho esas mismas diez palabras con w­

las escribe igualmente con v, con sólo tres excepciones: dos gen­tilicios (W eimarés y W estfa!iano), para los que respeta la w originaria, y el término militar ·waguemaestre que, ahora por vez primera, aparece con w -, pero remitiendo, a su vez, a la forma cleciclicla por el Diccionario de Autoridades y antes mencionada, uvaguemaestre. Esta palabra, escrita así, será ya el último rastro de la pronunciación [ uh], aunque sumamente persistente: figu­ra aún hoy, en la última edición del Diccionario (1984), si bien su definición se encuentra en la v - como se venía haciendo desde 1899 (edición 13.a).

La Ortografía, por su parte, procedería, en la práctica, de igual modo, y en este caso contrariando su propio criterio de res­petar la grafía etimológica ("lo mejor será escribirlas como en la lengua original"): en el "Catálogo de voces de dudosa escri­tura" se encuentran también con v- todas las palabras que trae

H En la Ortografía ("Catá logo de voces de dudosa escritura ", pági ­na 382) figura esta última palabra como wisth.

48 Cf. DCECH s. v. vagón y valí. Bello (Gmlllática, § 14) cita zvaU como una de las palabt·as que se escriben con m

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LA NORMATIVA SOBRE LA W 55

con w '19 salvo dos nombres propios (W enceslao y vVistremundo) y, por supuesto, waguemaestre, que no figurará con v ni en ésta ni en ninguna de las ediciones siguientes, incluida la de 1931 (y desde r88o, ni siquiera con w- : sólo uvag-).

3·3· Las tres ediciones siguientes del Diccionario (12.a a L:J.a, 1884, 1889 y 1914) no modifican sustancialmente la afir­mación de 1869, aunque la acercan a la recomendación de la Or­tografía ele 1870, ya que se dice más matizadamente: "Por regla general debe sonar como la v" ;;o .

Sin embargo (y no deja ele sorprender el desacuerdo), ya no era éste el criterio que se venía dando, por los mismos años, en la Ortografía y nada menos que en 12 ediciones sucesivas (las de la Gra·mática de entre r88o y 1913) . En efecto: precisamen­te en la Ortografía ele r88o se había abandonado la doble re­comendación, hecha diez años antes, de escribir w, conforme al origen de la palabra, y pronunciarla como "si la v- fuera senci­lla". En ese año se limita a advertir escuetamente que la w se emplea sólo en nombres célebres ele nuestra historia (que tam­bién se escriben con v) y en palabras de origen extranjero; y

que en las "voces alemanas" suena "como v senci lla" y en las "inglesas como u" 51

.

Es, pues, éste el tercer momento clave en la hi storia de la w académica, con una nueva modificación de criterio respecto ele la práctica fonética anteriormente recomendada.

40 Págs. 379-382. 5o La cursiva no figura en el original. Como se ha indicado, no hay

letra w en estas ediciones del Diccionario, ni, por tanto, palabras escritas con esta letra. Es en la v donde se dice : "doble. Letra ele esta figura (w) , no comprendida en el abecedario castellano por no ser necesaria en él. Suele emplearse únicamente en algunos nombres ele personajes godos ele nuestra historia y en voces ele origen extranjero, como f;f! a•Jnba, ·wals, Z<Jestfaliano, etc. Por regla general, debe sonar como la v".

5 1 C.ramática de la Lengua Castellana, por la Real Academia Espa­ñola, Madrid, r88o (Parte Cuarta. Ortografía), pág. 362: "Esta letra. en realidad, no pertenece al alfabeto castellano. Empléase únicamente en nom­bres célebres de nuestra historia que también se escriben con v, como T{! amba ó V mnba, Ttfl itiza. ó Vitiza, y en nombres extranjeros. En las voces alemanas, suena como v sencilla; en las inglesas, como u; vgr. : f11 aterloo (Vaterloo), f,f!ás.hington (Uúsington)."

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BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

De esta otra formulación no se hace eco el Diccionario hasta la edición 15.a, ya en 1925, en la que a la frase ele años anterio­res "Por regla general debe sonar como la v" se añade ahora: "salvo en voces inglesas, donde suena u" 52

. Era esa edición de 1925 la que volvía a introducir la ·w en el Diccionario, según se ha apuntado al principio, aunque no considerándola todavía letra del abecedario ni perteneciente "a la escritura española", porque -según se dice ailí (y no sin inexactitud, inducida, seguramente, por el recuerdo del criterio ele adaptación mayoritario)- "en ella es sustituida por la v sencilla", afirmación que no desaparece hasta la edición ele 1970, la 19.a 5

".

Se admite, pues, como normal la doble pronunciación de la w gráfica, en relación con la de sus dos orígenes principales, ale­mán e inglés. Un hecho reconocido en 1870, aunque desechado entonces como norma, y que, para hacer variar el criterio en tan sólo diez años, debía ele ser realidad fonética no ya estable, sino creciente, al menos en ciertos ambientes y niveles ele lengua (los más permeables a los préstamos).

Sustancialmente es la formulación que podemos ver hasta 1970. En el Diccionario sin duda; con la salvedad de la edición de 1956 ( 18.a), en que inexplicablemente se suprime toda alusión a la pronunciación de la w 54

52 La afirmación figura al comienzo de la letra V, añadida al párrafo citado en la nota so.

58 "zCJ. f. Letra llamada v doble (véase) y que no pertenece propia­mente a la escritura española, pues en ella es sustituida por la v sencilla. " La única modificación que se advierte en el texto ele las cuatro ediciones del Dicc-ionario (1925, 1939, 1947, 1956) es ortográfica : desde 1956 (edi­ción 18.a) se reemplaza S1tstituida por substituida.

54 En la v se dice: "doble. Letra de esta figura (w), no comprendida en nuestro abecedario por no ser usual en español. Suele emplearse única­mente en algunos nombres de personajes godos de nuestra historia y en voces ele origen extranj ero." Hasta aquí, el texto es el mismo ele 1939 y 1947 (ediciones r6.a y 17.a). Lógicamente, también faltan los ejemplos que se daban en las ediciones anteriores para ilustrar los dos ti pos de pronun­ciación. Cabe reseñar, por otra parte, que los de "pronunciación u." era n, en 1925 y 1939, ~CJhisl~y y watt111a11·; pero esta última palabra fue reem­plazada por wate1• en 1947; curiosamente, una forma que, precisamente entonces, se utilizaba para el significado "retrete" (abreviación ele watt'r ­

-closet, cuyas iniciales es posible ver todavía en algunas partes con esa

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LA NORMATIVA SOBRE LA W 57

En la Ortografía, en cambio, desde la edición de la Gra·mática de I9II, se introduce una nueva precisión: "En las voces ale­manas suena como v sencilla labio -dental. " Así se puede leer desde entonces hasta las últimas reimpresiones ele la edición de I93I 55 ,

Ahora bien, ¿qué implica esta precisión ? ¿Se trata de la descripción de una manera ele realizar la ·w

que se observa como natural o habitual en los hispanohablantes? Eso parecería lo esperable, dada la finalidad orientada a la

pronunciación en espaíiol que tiene en todos los antecedentes de la Ortografía el párrafo en que ahora se hace figurar esa nueva indicación fonética.

Sin embargo, esta inlerpretación deja de ser obvia en la mis­n~a medida en que la [v ] labiodental es ajena a los hábitos fóni­cos de una lengua que carece de tal sonido como recurso propio, según se reconocía ya en la misma Ortoqrafía académica desde años atrás 5;;.

Cabe, entonces, suponer que los académicos redactores de esta Ortografía pensaban en una pronunciación ideal o deseable de la w, en consonancia con la labioclentaliclad de las lenguas de origen (quizá, la pronunciación ele " los inteligentes" , como se había di -

referencia), sin duda con una pronunciación [b] bi labial competidora Y pronto mayoritaria.

55 En las ediciones de la Cmmática de rgrr, 1913 y 1916 es la misma página: 360; en la de 1917 es la pág. 486; en las de 1920 y 1924, pág. 504; en la de 1928, pág. 524 y en la ele 1931 (cito por la impresión ya men­cionada de 1962) es la pág. 478.

Desde 1916 se escribe "labiodental ", todo junto. El resto del párrafo que se dedica a la w en la edición de 19rr sólo ofrece una modificación accidental: " nombres góticos" precede a los ele 11/ am ba y T~Vitiza, en lugar de "nombres célebres de nuestra historia", como se decía desde 1870. Tam­bién deja de figurar "11/aterloo (Vaterloo)" como ejemplo ele "voces ale­manas " en las que "suena como v sencilla", para poner en su lugar " liV Í'­ser (Véser)"; y para la interpretación fonética de "TVáshington" , ejemplo de pronunciación ·u, se escribe "Uáskingto 11 ", con sh (cf. antes, nota sr).

56 En la edición ele la C1·amática de 1911, pág. 351: "b y v. Siendo en la mayor parte ele Espaiía igual la pronunciación ele la b y de la ' '· conviene tratar aquí ele las dos ... " Ni siquiera se echa ele menos la di ­ferenciación , como se hacía todavía en t88o: "Siendo, en la mayor parte ele España. igual, aunque no debiera ... " (iblcl .. pág. 353).

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cho de los que pronunciaban "a la inglesa" en 1870), más que en su adaptación a la pronunciación corriente de la labial sonora del castellano. Para ello se limitaron a aprovechar, sin otra acla­ración, la redacción ele las ediciones anteriores, en las que "sue­na como v sencilla " podía entenderse como ·' la pronunciamos como la v castellana" (o sea como [b]) ; pero, al añadi rle ahora la especificación " labiodental ", venía a transforrnar, ele hecho, e! Significado del verbo en un " debe pronunciarse, debe sonar", etc. ; es decir, como se procedía en las ediciones anteriores a r88o. Y esto no deja de resultar desconcertante si se tiene en cuenta que, desde la O rtografia ele 188o, la Academia, aparentemente, había sustituido la actitud tradicionalmente prescriptiva (en lo que se refiere a la 'W) por otra más bien descriptiva, tanto en lo gráfico como en lo fónico 57

3-4· En cualquier caso, una orientación poco realista, que, sin embargo, la Academia no rectificará hasta época ya reciente, en la reelaboración de ese mismo texto, tal como se preparó ex­presamente para la edición del Diccio·na?'io de 1970 y que se pu­blicó previamente en la Ortograf'ia, de 1969. E n él la frase en que se describe la articulación labiodental queda exclusivamente re­ferida a la pronunciación originaria y diferenciada, fina lmente, ele la que se tiene por normal en español : ' 'E n las lenguas ele origen, su articulación es ora el e u semiconsonante, como en in­glés, ora fricativa labiodental, como en alemán. En español se pronuncia como ven nombres propios de personajes godos (Hl"a­/ia,, T17iterico, W a·l'nba), en nombres propios o derivados proce­dentes del alemán (1/Vagner, f;fl estfal-ia. ·wagneriano) y en algunos casos más ( ... ). E n vocablos de procedencia inglesa conserva a veces la pronunciación de u semiconsonante (Wash·ington o H/ ás­hington, washingtowiano)" 58

Con esto estamos ya en la última de las form ulaciones acadé­mtcas sobre la w.

57 Só lo en el Di1:c iollario se mantiene la antigua frase ·'Por regla ge­neral dc/Jc sonar ... ,. ; pero ahí nunca se añadió la especificación ele la pro­nunciación labioelenta l.

58 Pág. 11 ele la O rtog.rafía, ya citada. ele 1969, primera ed ición, y págs. 12- I 3 ele la segunda.

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E l texto citado figura con dos retoques en las dos últimas edi­ciones del Diccionario. En la de 1970 se añade el término sonora a la definición de la v alemana ("fricativa labiodental sonora") y se sustituye el signo gráfico v por b cuando se describe la pro­nunciación española ("En español se pronuncia como b ", etc.). En la de 1984, última, se especifica que la articulación "n semi­consonante" o "fricativa labiodental sonora" corresponde a "las lenguas en las que existe como fonema" (en lugar de la formu­lación anterior "En las lenguas ele origen").

En cambio, se transcribe en ambos diccionarios, sin variación, el párrafo ele la Ortografía. que se refiere a la adaptación gráfica ele los préstamos definitivamente integrados: "En palabras to­talmente incorporadas al idioma es frecuente que la grafía ~~

haya sido reemplazada por v simple: vagón, vals, vatio 59• Cu­

riosamente no se menciona para nada la posibilidad ele adapta­ción con g- y no ya en palabras antiguas en el idioma, sino ni la recentísima y tan discutida hecha por la misma Academia en giiisqui, forma a la que precisamente se remite desde la w- en el propio Diccionario ele 198!¡ 60

Entre estas dos ediciones del Diccionario queda el Esbozo, que no aporta mayor precisión a la descripción: más bien al con­trario (en conformidad, una vez más, con la tradicional falta de acuerdo entre aquéllos y las ediciones ele la Ortografía pero, en esta ocasión, a la inversa) puesto que -aparte la alusión a la doble grafía, w y v ele algunas palabras- extrañamente sólo tiene en cuenta una posible pronunciación [b] : "transcribe a veces el fonema /b/ en voces de varia procedencia, cuando se desconoce el fonema originario representado por ·w, o cuando se evita re­producirlo ele propósito, aunque se conozca" 61

. Tal vez se podría decir mejor que hoy, "cuando se desconoce el foneina originario representado por w", es más frecuente oírlo como realización

50 Ortografía ele 1969, pág. 11; pág. 13 en la edición ele 1974. so En el Diccio11ar·io !Ifamtal Ilustrado de la. Lengua. Espano/a, ya ci­

tado, el texto ele la w es igual en tocio al ele la 2o.a edición ele! Diccio11arin general que acaba ele menciona1·se, excepto en la frase "Por lo general se pronuncia como /J ", que susti tuye a la especificación transcrita antes de " nombres ele personajes godos", etc.

r.l Pág. I22, § T.8.I 2.0 b).

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6o BOLETÍN DE LA REAL ACA DEi\lL-\ ESPA&OLA

[ w], por influencia del inglés, caso, especialmente, ele nombres propios o apellidos (Walter, Werner ... ),que suelen pronunciar­se "a la inglesa" en todo o en parte, cualquiera que sea su pro­cedencia. E n una propuesta relativamente reciente de reforma de la ortografía castellana 62 se decía : " TtV: esta letra no pertenece al idioma español, y cualquier palabra extranjera que empiece con ·zC! será escrita con U en Español , como W al do que se escri­birá Ualdo.

4· Esta es, en síntesis breve, la historia normativa gráfico ·· -fonética de la w.

Evidentemente, es la suya una historia en sí misma pura va­cilación y rectificación . Ya era una incongruencia calificar una letra como no necesaria o no usual y, por ello, no perteneciente al abecedario castellano, y, al mismo tiempo, no ya incluirla en las ortografías, sino, sobre todo, darle un lugar en los dicciona­rios 68 •

Claro está que no se trataba ya ele una mera cuestión ortográ­fica, puesto que si empezó siendo sólo un problema de préstam.o gráfico, se convirtió fundamentalmente (y ahí está la cuestión ele fondo) en un problema de prrs tam o lh.:ico y de integración en la lengua: ele eso depende (o va unido con ello) su posible adapta­ción gráfica.

Se puede decir que, dejando aparte la lectura inicial [uf5], la historia y el problema ele la w se reduce a dos situaciones: una, en la que prácticamente la mayoría, si no la totalidad ele los prés­tamos (de origen germánico o recibidos a través de otras len ­guas), son adaptables gráficamente con v y fonéticamente con [b] . E sto favorecería, sin duela, la impresión ele ser una letra, en general, evitable, y, por tanto, indirectamente, la resistencia a aceptarla dentro del sistema gráfico castellano: y otra. la más

62 José A. Mijares, " Una propuesta cubana para la reforma grama­tical (sic) de la lengua " . Yehno , 32 (1977), pág. :J I.

68 Dicc·ionario de 1869, 1884, 1889, 1914: este carácter "por no ser necesario, no se incluye entre las letras de nuestro alfabeto "; Diccio11ario de 1939, 1947 y 1956: "por no ser usual" , etc. L. Contreras ("La ortogra ­fía en el Esbozo", cit., pág. 68) se pregunta "qué hacía en un diccionario de la Lengua Española una letra que no pertenecía ;j esta lengua " .

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LA NORMATIVA SOBRE LA W 61

moderna, en la que se reconoce abiertam.ente la presencia de prés­tamos ele origen inglés que complican extraordinariamente la po­sibilidad de adaptación gráfica, dado que las palabras que empie­zan en castellano por ·u seguida de vocal tienen todas h- o g­tradicionalmente, lo que aleja a las nuevas ele una transliteración fácil y obvia 64

.

N o está cerrada, por tanto, la historia ele la w en español, aunque no sea problema ele solución simple la introducción de modificaciones sustanciales en su normativa ni, menos, a gusto ele todos, vista una experiencia tan contestada como la ele la adap­tación ele la palabra gii:isqni.

De momento, las opiniones entre quienes propugnan una re­forma del sistema gráfico tampoco son excesivam,ente coinciden­tes. Hay quien ha seguido viendo en la ~CJ una letra extraña a la lengua y ha sugerido su supresión, y hay quien ha defendido, por el contrario, su utilidad 6

", incluso para representar pronun-

64 No se ha mencionado aquí, porque tampoco alcanzó a plantearse formalmente, en época moderna, como problema de adaptación gráfica ni fonética, el caso de palabras procedentes de lenguas precolombinas, que se introdujeron con v (vicm/.a, v incha, v inch11ca, viravira, vizca.clw) o con g·n (guaca, guacho, gnagu.a, g¡¡.aira, guajolote, guanaco, g11ando, gHWio, gu.ara­ca, gHasca). Cf. para todas ellas DCECH s. v. Algo semejante puede de­cirse - y con mayor razón- de los arabismos. Lógicamente, esa necesidad puede ocurrir en cualquier momento.

ss Ya en el primer Congreso de Academias de la Lengua Española, el académico uruguayo A. Berro García daba cuenta de que la "sustitución [ele la w «germana o anglosajona»] por los fonems correspondientes cas­tellanos, se va consumando lentamente" (" Reforma Ortográfica ele la Len­gua Española", 1Vfe·m-oria del P1·-i1ner Con.g1·eso de A cade·m·ias de la L engua Espaííola, México, 1952, pág. 144), y en el segundo proponía : "Se consi­derarán a (sic) la k y a la ~v como signos foráneos que representan fone­mas ya signados en español : . . . la w por la v o la 11, según fuera el vo­cablo ele origen germano o anglosajón ... No deben figurar, pues, es tas letras como españolas en el a lfabeto" ("La reforma ortográfica ele la Len­gua Española", Afemoria del Segnndo Con.g1·eso de Academias de la L en­gtta Espaíiola, Maclricl, 1959, págs. 132-133). En el mismo primer Congre­so, sin emba1·go, consideraba necesario el uso ele w el académico filipino José Lanchengco : "Las muchas palabras del inglés y otros idiomas hacen imprescindible el uso de esta consonante, y por lo tanto su adopción cons­tituiría una manera de enriquecer el idioma con un nuevo sonido . . . es de toda necesidad usa r ele la !.· ... y singularmente ele la w, porque nos lo im-

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BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

ciaciones similares de u, + vocal, independientemente de su pro­cedencia: no únicamente la de whisky o wat·io ( wisl~i, watio) ; también la originada a consecuencia ele la diptongación ele o bre­ve latina (hueso y deshuesar, ku.érfano, hueco y a.h~tecar, etc.) e, incluso, palabras en las que esa pronunciación procede de una reducción de hiato 66

Adicionalmente se plantea, además, la consideración fonoló ­gica de las secuencias iniciadas por u como margen prenuclear ele sílabas, cuestión, asimismo, de juicios encontrados, como es bien notorio üi.

Desde el punto ele vista histórico, en cualquier caso, el pro­blema de la w, incluso por su misma atipicidacl y marginaliclad, es sumamente ilustrativo acerca de la relación s1:stema gráfico -sistema fónico. La grafía es convención arbitraria de representa­ción del sonido (aparte su justificación en cuanto sistema here­dado o transmitido) que exige la complicidad del lector, esto es,

ponen las actuales circunstancias de relación y comprensión entre los pue­blos " ("Eliminación de la CH como letra en el alfabeto y adopción de la W ", 1\1/emor,:a. del P.rim.er Congreso, cit., págs. 302-303) .

GG "También la toponimia saldrá ganando, pudiendo escribi r, por ejem­plo, T/fl a.x-aJw - que es lo que se dice- en vez de Oaxaca. " Así lo propone Jesús Mosterín en La o1·tog·rafia fonémica del espanol, Alianza, Madrid, 1981, págs. 114-115. La cita transcrita está en esta última página. (Se re ­cordará, además, que la :r gráfica es, en la propuesta de Mosterín, repre­sentación de la fricativa velar sorda [x] .)

07 Ya en el Esbozo (págs. 34, 35, 37, 130, 131, etc.) se defiende la posibilidad de incluir un fonema /w / en el sistema fonológico del español, aunque no se consideran ejemplos que gráficamente se representen con ~!!.

En su comentario crítico a la ortografía de esa publicación académica, los echaba en falta L. Contreras ("la referencia al valor fonemát ica /w / de la w en ciertas voces como washú1.gtoniano, wa tt ... que oc un-e en Chile y en otros lugares con /g/ protógena o sin ella"): art. cit., pág. 66, § 3.1-4. Véase también su "Descripción grafemática del español. Su importancia para la enseñanza racional de la ortografía", BFUCh, XXX (1979), pá­ginas 40 y 42, donde se describía ·w como "grafema difonemático ", repre­sentante gráfico de los fonemas /b/ y /w /. Cf. asimismo J. Mosterín, o p. cit., págs. 105-II5.

Por el contrario, E. Alarcos ha vuelto a ratificarse en la opinión ex­puesta en su Fonología espafiola (págs. 164 y 165, § 103, de la 4.a edición, :lvfadrid, 1965) en "De nuevo sobre los cambios fonéticos del siglo xvr ", Actas del I Cong1·eso lntenwcioHal de Historia de la Leng1ta Espa.i'íola , Arco/ Libros, Madrid, 1988, pág. 57.

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LA NORMATIVA SOBRE LA W

que el lector sepa en cada caso qué representa; y si se trata de representaciones de palabras desconocidas o no usuales puede resultar impenetrable. En tal caso el lector reinterpretará la gra­fía asimi lándola a alguna de las relaciones grafía-sonido que le son familiares. Así ocurrió inicialmente con la innovación gráfica vv-, vu- o nv- y la pronunciación del tipo " Uvitiza" que san­cionaba la Academia, y, en cierto modo, así ocurre moderna­mente con la w que muchas veces se oye como [w] cuando debe ser [b] y viceversa, contrariamente a lo que en su origen repre­sentan. Técnicamente se trata ele dos casos antagónicos. Pero, en resumidas cuentas, el lector antiguo o el moderno desconoce uno de los miembros de la dualidad bien digrafernática, bien di­fonemática, es decir, la relación grafema-sonido preestablecida. Lo que hace cualitativamente diferente la situación actual res­pecto de la antigua es la presión ele una de las lenguas de origen, que frecuentemente condiciona ele hecho la interpretación fónica.

E l poder asistir todavía, y con elatos precisos, al desarrollo del proceso posibilita, a su vez, la comprensión de otras hi storias gráfico-fonéticas del pasado (salvada la distancia y la peculiari ­dad de los probl emas) en una aplicación, extrapolada pero no ilegítima, de la advertencia de 'vV. Labov de que los hechos lin­güí sticos presentes arrojan luz sobre los antiguos us.

RAMÓN S.\NTL\GO.

os Idea repetida y desarrollada en diversos trabajos, como es conocido, y que dio título a uno de ellos: " On tbe use of the present to explain tbe past ". P.roceedings of th.e Eleventh International Co11gress of Ling11istics. Edited by Luigi H eilmann, Societa Editrice il Mulino, II , Bologna, 1976, págs. 825-Ss r.