Habla Jesus

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HABLA JESUS ......Ustedes son mis compañeros en la batalla del espíritu. Van a tener dificultades en esta sublime vocación-tarea a las que los llamé y ustedes respondieron generosamente. Van a tener dificultades. Ahí está la ley de la dispersión que desintegra la unidad interior y llena de desasosiego el corazón ; y con el corazón desasosegado no pueden ser fotografías vivientes de mi Rostro ...Ahí está la ley de la rutina que les va a envolver y compenetrar como una penumbra. Existe el peligro de que ustedes pierdan mística y, al entregar el Taller, lo hagan con poco calor y escasa luz porque todo lo que se repite se gasta, cansa y pierde interés. ....Ahí está la vida que, con sus múltiples ocupaciones y distracciones, pueden hacer que ustedes se olviden de mi, por atender y dedicarse a mis cosas me olviden. Y así, ustedes y yo podemos ir distanciándonos, ausentándonos, hasta que ustedes se queden sin brújula ni recompensa Quiero hablarles desde dentro de Jesús

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HABLA JESUS

......Ustedes son mis compañeros en la batalla del espíritu. Van a tener dificultades en esta sublime vocación-tarea a las que los llamé y ustedes respondieron generosamente. Van a tener dificultades. Ahí está la ley de la dispersión que desintegra la unidad interior y llena de desasosiego el corazón ; y con el corazón desasosegado no pueden ser fotografías vivientes de mi Rostro

...Ahí está la ley de la rutina que les va a envolver y compenetrar como una penumbra. Existe el peligro de que ustedes pierdan mística y, al entregar el Taller, lo hagan con poco calor y escasa luz porque todo lo que se repite se gasta, cansa y pierde interés.

....Ahí está la vida que, con sus múltiples ocupaciones y distracciones, pueden hacer que ustedes se olviden de mi, por atender y dedicarse a mis cosas me olviden. Y así, ustedes y yo podemos ir distanciándonos, ausentándonos, hasta que ustedes se queden sin brújula ni recompensa

Quiero hablarles desde dentro de Jesús

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...Ya se los dije una vez: yo soy la vid y ustedes las ramas. Si las ramas están adheridas a la vid, si ustedes permaneces unidos a mi, habrá buena cosecha y uva sabrosa. Pero si las ramas se desprenden de la vid, si ustedes están ausentes y distantes de mi, ya saben los frutos: esterilidad, tristeza, muerte. Muerte a la alegría y al amor. Es fácil descuidarse, hijos míos, es fácil quedarse paulatinamente absorbidos por los mil quehaceres de la vida, mientras me van olvidando, hasta vivir como si yo no existiera.

...No soy yo quien se suelta de su mano,, son ustedes los que se sueltan de mi mano, y entonces ustedes se sienten como niños perdidos en la noche

...Mi única ilusión es hacerlos verdaderos hijos de mi Padre, y así serán también discípulos míos. Si ustedes no me abandonan, si aseguran su vida privada conmigo, tendrán autoridad moral y categoría de testigos para gritar al mundo que yo vivo porque ustedes han estado conmigo.

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...Acuérdense cuántas veces a cuántas montañas me retiraba para cultivar mi vida privada con el Padre, y acuérdense con cuánta alegría descendía de las montañas, y entonces al abrir la boca, cómo se llenaban los corazones de dulzura y embriaguez. Era mi Padre el que hacía prodigios a través de mí porque yo acababa de salir de su intimidad.

...Yo no me solté de la mano de mi Padre, y pude hacer mi camino a la luz de su Rostro en plena consolación.

Si ustedes hacen otro tanto, si ustedes no descuidan los Tiempos Fuertes, si ustedes se acogen todos los días a mi presencia en la intimidad de mi Padre, el sol no se pondrá en su firmamento, la gloria iluminará su rostro, las gentes distinguirán en sus ojos un resplandor de eternidad y la fecundidad los acompañará como una sombra bienhechora.

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...Vengan a mi yo los consolaré, sanaré sus heridas con aceite de dulzura, Vengan a mi yo seré su fortaleza y ustedes nunca se irán al suelo, y en medio de la lucha se mantendrán firmes como

columnas. No descuiden los Tiempos Fuertes por nada del mundo

...Enviaré en esta Navidad nubes blancas para que destilen sobre su tierra, lluvia por la noche y rocío por la mañana; y de nuevo les visitará la alegría, y de nuevo mi Padre, yo y cada uno de ustedes uno por uno formaremos un hogar cálido donde jamás asomará su silueta la tristeza, y como una bandada de palomas blancas, el alborozo y el júbilo volverán a sus aleros, y todos los días será Navidad, aleluya para siempre.

Navidad de 1996 P. Ignacio Larrañaga