guntert-curiosoimpertinente

download guntert-curiosoimpertinente

of 21

description

Sobre el curioso impertinente

Transcript of guntert-curiosoimpertinente

  • El "Quijote, el curioso impertinente" y la verdadde la literatura

    Autor(en): Gntert, Georges

    Objekttyp: Article

    Zeitschrift: Versants : revue suisse des littratures romanes = Rivista svizzeradelle letterature romanze = Revista suiza de literaturas romnicas

    Band (Jahr): 51 (2006)

    Persistenter Link: http://dx.doi.org/10.5169/seals-269894

    PDF erstellt am: 07.07.2015

    NutzungsbedingungenMit dem Zugriff auf den vorliegenden Inhalt gelten die Nutzungsbedingungen als akzeptiert.Die ETH-Bibliothek ist Anbieterin der digitalisierten Zeitschriften. Sie besitzt keine Urheberrechte anden Inhalten der Zeitschriften. Die Rechte liegen in der Regel bei den Herausgebern.Die angebotenen Dokumente stehen fr nicht-kommerzielle Zwecke in Lehre und Forschung sowie frdie private Nutzung frei zur Verfgung. Einzelne Dateien oder Ausdrucke aus diesem Angebot knnenzusammen mit diesen Nutzungshinweisen und unter deren Einhaltung weitergegeben werden.Das Verffentlichen von Bildern in Print- und Online-Publikationen ist nur mit vorheriger Genehmigungder Rechteinhaber erlaubt. Die Speicherung von Teilen des elektronischen Angebots auf anderenServern bedarf ebenfalls des schriftlichen Einverstndnisses der Rechteinhaber.

    HaftungsausschlussAlle Angaben erfolgen ohne Gewhr fr Vollstndigkeit oder Richtigkeit. Es wird keine Haftungbernommen fr Schden durch die Verwendung von Informationen aus diesem Online-Angebot oderdurch das Fehlen von Informationen. Dies gilt auch fr Inhalte Dritter, die ber dieses Angebotzugnglich sind.

    Ein Dienst der ETH-BibliothekETH Zrich, Rmistrasse 101, 8092 Zrich, Schweiz, www.library.ethz.ch

    http://retro.seals.ch

  • EL QUIJOTE, EL CURIOSO IMPERTINENTEY LA VERDAD DE LA LITERATURA

    I. El concepto y sus acepciones. Creo poder afirmar, aun a riesgode simplificar en exceso uno de los problemas, en mi opinin, mscomplejos de cuantos conciemen a la teora literaria, que existenvarios modos de entender la verdad de la literatura. Las diferentesacepciones de la expresin y, en consecuencia, los diversos tipos deverdad, no son desde luego equivalentes: proceden de pocas ytradiciones distintas, y resultan incompatibles entre s, a pesar de que,a las veces, podamos encontrar, en una misma obra, ms de uno.Digamos tambin, desde un principio, que hay, en lneas generales,dos maneras de definir el concepto de verdad: una que se apoya enla correspondencia entre la realidad exterior y la ficcin (se consideraverdadero el texto capaz de conservar algo del mundo que le sirvide modelo: se trata, pues, de la interpretacin que Dante, glosando unpasaje de Aristteles, aplica a su propia obra, cuando en su Epstolaa Cangrande escribe: sicut dixit Phylosophus in secundo Metaphysi-corum, sicut res se habet ad esse, se habet ad veritatem; y define,por tanto, la verdad como correspondencia entre la realidad representada y el ser1); y otra, de ascendencia neoplatnica y patrstica, queDante tampoco desconoca, y que concibe la identificacin de laverdad textual como un problema exegtico, buscndola ms all delplano de las apariencias y del sentido literal2. Podemos distinguir,

    Y el poeta aade: cuius ratio est, quia Veritas de re, quae in veritate consistittanquam in subiecto, est similitudo perfecta rei sicut est. Dante Alighieri,Epistole, XIII, 5 Cani Grandi de la Scala, apud Fredi Chiappelli (ed.), Tutte leopere di Dante, Milano, Mursia, 1965, p. 861.Dante, en sus comentarios de las canciones del Convivio, define la alegora comola nascosta veritade (cfr. Convivio, II, i, 4, apud Tutte le opere di Dante, op.cit., p. 513). Pero vanse tambin sus observaciones sobre el modo de entender

  • 202 GEORGES GNTERT

    por consiguiente, entre quienes se centran en la relacin entre elmundo real y la obra, y exigen cierta conformidad entre ambos, yquienes, priorizando la relacin entre el texto y el lector, tienen muyen cuenta la riqueza semntica y la funcin comunicativa dellenguaje.

    Pasando ahora a caracterizar los principales tipos de verdadliteraria, voy a agruparlos de dos en dos para poner de manifiesto lasafinidades que existen entre ellos. Pues bien: la verdad de la literaturase puede entender 1. como efecto de un arte persuasivo, capaz deprovocar en el nimo del lector una - acaso slo momentnea -identificacin con el simulacro de realidad que el texto supone: seobtiene de este modo una adhesin emotiva, una vivencia de lalectura, que cuaja en una verdad creda, resultado de esa estrategiade manipulacin que comunica a travs del lenguaje impresionesvividas, sentimientos, pasin; 2. como resultado de un proceso deveridiccin inducido por el propio texto: consideramos verdad,desde este punto de vista, la relacin que la obra mantiene con losvalores, en el marco no slo emotivo, como hemos visto hasta ahora,sino tambin cognitivo e interpretativo, de modo que a la adhesinemotiva se suma la asuncin consciente de los significados3. Es estala verdad literaria que propugnan los semiticos de la escuelafrancesa, segn quienes el sujeto de la enunciacin transmite al lectorun discurso sobre los valores; y est claro que dicha concepcin dela comunicacin literaria engloba tambin la funcin persuasiva.

    3. Tenemos luego, de acuerdo con la secular tradicin aristotlica,la representacin verosmil de lo que pudo o podra ser, esto es, el

    el sentido alegrico de los textos, en Dante Alighieri, Epistole XIII, 20-22,Tutte le opere di Dante, op. cit., p. 865.Cfr., a propsito de la terminologa semitica, Algirdas J. Greimas y JosCourtes, Semitica. Diccionario razonado de la teora del lenguaje, versinespaola de E. Bailn Aguirre y H. Campodnico Camn, Madrid, Gredos, 1982,sub vocibus persuasivo y veridiccin. Sobre la diferencia entre adhesin yasuncin, cfr. Jacques Geninasca, Composantes thymiques et predicatives ducroire, La Parole littraire, Paris, Presses Universitaires de France, 1997, pp. 29-51.

  • EL QUIJOTE, EL CURIOSO IMPERTINENTE 203

    criterio de la verosimilitud, que vara segn los gneros (la novelabizantina, por ejemplo, no observa los mismos criterios de verosimilitud que la picaresca) y las pocas y grados de civilizacin. Larealidad, al ser representada verosmilmente por medio del lenguaje,experimenta, claro est, una transformacin. Cambia asimismo elobjeto de la poesa, que no es la mera verdad de los hechos, sino unaverdad ms universal, ya que, para Aristteles, la Poesa trata lascosas ms en lo universal, y la Historia las trata en particular4. Unterico aristotlico contemporneo de Cervantes, Alonso LpezPinciano, sostiene incluso que el poeta no es obligado a la verdadms de cuanto parece que conviene para la verosimilitud5. 4. Enciertos textos, mitolgicos o hagiogrficos, no todo lo que se cuentaresulta verosmil: se admite en ellos lo inverosmil, siempre queposea un segundo sentido, alegrico-moral, religioso y, de algnmodo, portador de una verdad ejemplar. Asimismo, recurriendo a untrmino de ascendencia platnica, se habla de la verdad ideal de unanarracin (en alemn: hhere Wahrheit) con referencia a su verdaderosentido. Y tambin nos encontramos con el caso inverso: sobre todoa partir de la edad romntica, es frecuente suponer en la obra de arteuna verdad oculta o profunda, que no se puede identificar con elsignificado literal6. Piensen Uds. en los cuentos de hadas, que nocontienen un sentido alegrico-moral, sino pedaggico o simblico.

    5. Y cabe, en fin, mencionar la interpretacin, aun cuando se laconsidere inadmisible desde un punto de vista propiamente literario,mas divulgada, a saber, la verdad referencial, basada en una supuestaconformidad entre lo dicho y lo acontecido, entre lo escrito en el

    Potica, IX, fol. 23.Alonso Lpez Pinciano, Philosophia Antigua Potica, ed. de Alfredo CarballoPicazo, Madrid, C. S. I. C, 1953, 3 vols., I, p. 268.La idea de la verdad oculta, escondida debajo de la corteza (sub velamentofictionis), pertenece, empero, a una tradicin muy antigua: lase a este propsito,en la Genealoga Deorum Gentilium de Boccaccio, el libro XIV, y en especial loscap. XIII, titulado Poetas non esse mendaces, y XVII. Giovanni Boccaccio,Prose latine, ed. de P. G. Ricci, Milano-Napoli, Ricciardi, 1965, pp. 985-999 ypp. 1015-1019.

  • 204 GEORGES GNTERT

    texto y lo que se supone ha sucedido en realidad. La verdad admitida,segn este ltimo modo de ver (que ilustran, sin ir ms lejos, lostextos autobiogrficos, a cuyos autores se les exige veracidad), es lade los hechos, y se apoya en una hipottica equivalencia entre laspalabras y las cosas, el lenguaje y el ser.

    Pues bien, hallamos comentarios relativos a casi todas estasinterpretaciones del concepto en el Quijote. Podemos observar, dehecho, ya desde el primer captulo, cmo la tcnica cervantina de lapersuasin se vale de los efectos verosmiles y, a un tiempo, de lapropensin del lector a aceptar como genuina la descripcin pormenorizada y coherente del mundo aldeano en el que vive el protagonista;de modo que, mientras seguimos divertidos la historia del crdulohidalgo que se identifica con los hroes de la literatura caballeresca,tambin nosotros

    -deseosos de entrar en el mundo ficticio y

    sabiamente manipulados por la voz narrativa - acabamos por servctimas de nuestra propia ilusin de lectores, concordando inclusocon quien

    -tras habernos casi mareado con la pluralidad de nombres

    atribuidos al hroe-

    nos tranquiliza, de esta forma, en las ltimaslneas del primer prrafo: Pero esto importa poco a nuestro cuento:basta que en la narracin del no se salga un punto de la verdad. Dequ verdad se nos habla aqu? No de la verdad referencial, porsupuesto, en cuanto se trata de una historia ficticia, sino de unarepresentacin verosmil que el arte persuasivo de Cervantes hasabido convertir en verdad plausible.

    Existe otro ejemplo interesante, en el captulo tercero de laSegunda parte: el bachiller Sancho Carrasco, a su regreso deSalamanca, informa a Don Quijote y Sancho de que la crnica de susaventuras ya circula impresa. Habla el bachiller:

    -Dicen algunos que han ledo la historia que se holgaran se les

    hubiera olvidado a los autores della algunos de los infinitos palos queen diferentes encuentros dieron al seor don Quijote.

    -Ah entra la verdad de la historia

    -dijo Sancho.

    -Tambin pudieran callarlos por equidad - dijo don Quijote - pues

    las acciones que ni mudan ni alteran la verdad de la historia no haypara qu escribirlas, si han de redundar en menosprecio del seor de la

  • EL QUIJOTE, EL CURIOSO IMPERTINENTE 205

    historia. A fee que no fue tan piadoso Eneas como Virgilio le pinta, nitan prudente Ulises como le describe Homero.

    -As es

    -replic Sansn

    -; pero uno es escribir como poeta y otrocomo historiador7, (subrayado mo)

    A diferencia de Sansn Carrasco, representante (en tanto quebachiller) del aristotelismo ortodoxo y amigo, en consecuencia, dedistinguir categricamente entre la verdad de la historia y la verosimilitud de la literatura, Sancho defiende el lugar comn de la verdadreferencial: su amo recibi esos palos y, por lo tanto, no puedenfaltar en el relato de sus aventuras. Don Quijote, por su parte,demuestra de nuevo su idealismo y erudicin libresca, haciendo suyoslos argumentos de Ariosto y acaso los de Luigi Pulci, el autor delMorgante; uno y otro haban preconizado, no importa ahora si enserio o irnicamente, una verdad ejemplar del relato, segn la cual sepuede prescindir de los detalles si stos menoscaban el valor delhroe8. Textos semejantes, con alusiones al problema de la verdad,se hallan an en otros momentos del Quijote, pero slo en uno deellos la obra tematiza su propia concepcin de la verdad de laliteratura.

    II. Una discusin sobre la literatura (D. Q., I, 32): creer y hacercreer. Existe, pues, en el Quijote, un lugar en que el debate en tomode la verdad de la literatura cristaliza, y no es otro sino la novela deEl curioso impertinente. Todos recordamos la sancin del Cura,formulada a lectura concluida, de acuerdo con la que la novela delCurioso aun teniendo cierta calidad, no acaba de convencer del todopor contamos un hecho a duras penas imaginable en la vida real: no

    Texto segn Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, 2 vols., ed. de F.Rico, Barcelona, Instituto Cervantes-Crtica, Galaxia Gutenberg, 2005,1, pp. 707-708.En Ariosto, probable fuente de este discurso, la afirmacin es claramente irnica,pues se encuentra en los cantos situados en el cielo de la luna (Orlando furioso,XXXV, 25 y 26).

  • 206 GEORGES GNTERT

    me puedo persuadir que esto sea verdad; y aqu el Cura hace suyoel criterio de la verdad referencial; pero en seguida va ms lejos, yaade que el cuento, en tanto ficcin, tiene algo de imposible,porque no se puede imaginar que haya marido tan necio, que quierahacer tan costosa experiencia como Anselmo, y esta vez el Curaecha de menos el grado necesario de verosimilitud.

    Los dems huspedes de la venta entablan asimismo, antes de lalectura, mientras don Quijote se ha retirado a descansar, una animadadiscusin de sobremesa acerca de la literatura y, concretamente,acerca de los efectos causados por la lectura de los libros decaballeras. Se perfilan entre los circunstantes, en tanto consumidoresde literatura, dos actitudes: la de quienes, por evidente simplicidad opor el mero placer de la ilusin, creen cuanto oyen, y se identificancon los hroes literarios hasta autenticar la ficcin (el ventero,Sancho); y la de quienes, dotados de un grado superior de cultura,son reacios a aceptar los libros de ficcin, por considerarlos mentirosos y, a un tiempo, sienten predileccin por los relatos verdaderos,de historia o de ciencias naturales. Lo divertido de esta discusinconsiste en que da a entender que quienes poseen un grado mayor decultura no slo no estn inmunizados contra la ilusin de la literatura,sino que, cuando admiten una distincin clara entre ficcin y no-ficcin, entre libros mentirosos e historias verdaderas, caen enotro enorme error: el de considerar verdadero todo cuanto los librosde historia narran. Los juicios del Cura, de este modo, resultan a lapostre casi tan disparatados como los del ingenuo ventero9.

    El captulo 32, que trae a colacin este debate, introduce laproblemtica de la manipulacin, del intento de hacer creer,programa narrativo que desempea un papel principal en El curiosoimpertinente. Su protagonista, Anselmo, mientras busca la verdad

    Aunque este ensayo sobre El curioso impertinente es original, en cuanto parte depremisas nuevas, est claro que en varios momentos de l me refiero a mistrabajos anteriores y, sobre todo, a Georges Gntert, El lector defraudado:Conocer y creer en El curioso impertinente, en Cervantes. Novelar el mundodesintegrado, Barcelona, Puvill, 1993, pp. 55-77.

  • EL QUIJOTE, EL CURIOSO IMPERTINENTE 207

    absoluta detrs de las apariencias- que pueden ser, en verdad,

    engaosas-

    es vctima de un supremo artificio, esto es, de un actode persuasin llevada a cabo con tanto arte que, a pesar de que buenaparte de sus enunciados son falsos, resulta, en ltimo trmino,perfectamente creble. Nos damos cuenta, desde este momento, deque, si bien la novela del Curioso nada tiene que ver con las hazaasde don Quijote y Sancho, mucho nos debe interesar; y es que losactos de manipulacin, de tanta importancia en ella, se producentambin en el plano de la lectura, segn se desprende de la aventuradel ilustre hidalgo enfrascado en sus libros, y segn experimenta ellector de esta novelita: pues, a principios del captulo 35, en elmomento mismo en que don Quijote acuchilla los cueros de vinointerrumpiendo as la lectura del cuento, el lector interpreta, en efecto,como un regreso a la realidad, lo que es slo un cambio de niveldentro de la ficcin, olvidando por un momento que la venta es a suvez un lugar ficticio y que tambin don Quijote debe ser consideradopersonaje de un manuscrito. As, pues, no slo Anselmo, despus deasistir como espectador a la representacin de Camila, queda elhombre ms sabrosamente engaado, sino que tambin los lectoressufrimos

    -en otro plano

    -los efectos de una manipulacin10. Son

    estos los ingeniosos juegos de un autor ilusionista, que se complaceen superponer planos de ficcin, consciente de que una distincintajante entre ficcin y realidad es ilusoria, desde el momento en que,incluso la realidad cotidiana, no es ms que un sistema de creenciascompartidas.

    III. Identidad entre el lenguaje y el ser? De su supuesta existenciaa su destruccin. Incluso probados cervantistas afirman a menudo quela verdad literaria del Quijote se identifica con la verosimilitud y quelas ideas literarias de Cervantes coinciden con las del aristotelismo dehacia 1600. Confieso que no comparto esa opinin: las ideasprofesadas por el Cura, el bachiller Carrasco y el Cannigo de Toledo

    10 Consltese, sobre este efecto, Julin Maras, La pertinencia del Curiosoimpertinente, en Obras, 3 vols., Madrid, Revista de Occidente, III, p. 305.

  • 208 GEORGES GNTERT

    coinciden, qu duda cabe, con el saber literario de una poca de que,obviamente, tambin Cervantes era partcipe; pero la verosimilitud esslo uno de los recursos que el autor del Quijote utiliza en su arte denarrar". Voy a intentar demostrar, en las reflexiones siguientes, queCervantes, aun cuando sepa despertar mejor que nadie esa impresin,no se sita del lado de quienes consideran la verdad de la literaturauna representacin fidedigna de la realidad, sino que parte de unaconcepcin del lenguaje

    - y, por consiguiente, de la literatura - comomanifestacin, como secuencia de signos que precisan exegesis, quenecesitan ser interpretados. Me servir de nuevo, a lo largo de miargumentacin, del ejemplo del Curioso, novela que contiene unareflexin sobre la prdida de la correspondencia entre el lenguaje yel ser, de la que resulta, como inevitable condicin para el serhumano, el tener que tratarlo como signo. La verdad de la literatura,para Cervantes novelista, slo en apariencia se fundamenta en unarelacin de semejanza; ha de ser vista, en realidad, como un problemade perspectivas cambiantes y de significados propuestos, susceptiblesde interpretacin. Conviene releer, para damos cuenta de la complejidad del asunto, el inicio del Curioso, prestando particular atencin alestilo del primer prrafo:

    En Florencia, ciudad rica y famosa de Italia, en la provincia quellaman Toscana, vivan Anselmo y Lotario, dos caballeros ricos yprincipales, y tan amigos que, por excelencia y antonomasia, de todoslos que los conocan los dos amigos eran llamados. Eran solteros,mozos de una misma edad y de unas mismas costumbres; todo lo cualera bastante causa a que los dos con recproca amistad se correspondiesen. Bien es verdad que el Anselmo era algo ms inclinado a lospasatiempos amorosos que el Lotario, al cual llevaban tras s los de lacaza; pero cuando se ofreca, dejaba Anselmo de acudir a sus gustos,por seguir los de Lotario, y Lotario dejaba los suyos, por acudir a los

    En cuanto a la deuda que Cervantes contrajo con los aristotlicos, y en particularcon La Philosophia Antigua Potica de El Pinciano, cfr. Jean-Franois Canavag-gio, Alonso Lpez Pinciano y la esttica literaria de Cervantes en el Quijote,Anales Cervantinos, VII, 1958, pp. 13-107.

  • EL QUIJOTE, EL CURIOSO IMPERTINENTE 209

    de Anselmo; y desta manera, andaban tan a una sus voluntades, que nohaba concertado reloj que as lo anduviese.

    Andaba Anselmo perdido de amores de una doncella principal yhermosa de la misma ciudad, hija de tan buenos padres y tan buena ellapor s, que se determin, con el parecer de su amigo Lotario, sin el cualninguna cosa haca, de pedilla por esposa a sus padres, y as lo puso enejecucin; (I, 33)12

    Dos son las relaciones contractuales que, en lo que a la tramarespecta, marcan la situacin de partida de la novela: la perfectaamistad de Anselmo y Lotario, a quienes en Florencia llaman, porantonomasia, los dos amigos (expresin, sta, que Cervantes habautilizado ya en La Galatea para caracterizar a Timbrio y Sileno) y elmatrimonio que Anselmo contrae con Camila, circunstancia nuevaque amenaza con distanciar a uno y otro amigo, tanto ms cuanto quela discrecin de Lotario le induce a respetar el deseo de intimidad dela pareja. Ahora bien: lo que llama la atencin es la perfectacorrespondencia de la palabra amistad con el estilo de vida de losdos muchachos: de hecho, se nos propone aqu, dentro de la ficcinliteraria, un mundo en que el lenguaje todava se corresponde con elser (mientras que, en el desarrollo ulterior de la novela, y, sobre todo,en los compases ltimos del captulo 34 observaremos todo locontrario: el lenguaje dejar de corresponderse con el ser y seconvertir en un signo ambivalente, mediante el que se podr engaara la perfeccin, sosteniendo incluso lo contrario de lo que es). Aqu,no obstante, nos hallamos en un mundo de puras esencias en el quepalabras como lealtad, sinceridad, amistad corresponden efectivamentea lo que dicen y a lo que es - una especie de paraso previo a lacada del hombre, cada que, en esta novela, afecta en primer lugaral lenguaje y, en segundo, al amor. La causa de la destruccin tantodel amor como de la amistad, bien es sabido, es la curiositas de

    12 Don Quijote de la Mancha, op. cit.. Primera parte, cap. XXXIII, I, pp. 411-412.

  • 210 GEORGES GNTERT

    Anselmo; San Agustn, se recordar, vea en este impertinente deseola causa principal del pecado de Adn13.

    Si partimos de esta hiptesis, comprenderemos por qu la prosa delprimer prrafo

    -mucho menos la del segundo

    -,resulta tan armnica

    y equilibrada, y tiende siempre a la compensacin de cualquierdesigualdad y a la medida perfecta, aun cuando no tarde en mostrarlas primeras tensiones, antes de ser definitivamente arrastrada por elturbin del tiempo. Dado que la vida de los dos amigos, en unprincipio, transcurre sin alteraciones, la sintaxis del prrafo primerosugiere el modo iterativo y el movimiento cclico, nuevas seales devida ednica. Se nos presenta, a un tiempo, una prosa de dualidades(rica y famosa, ricos y principales, por excelencia y antonomasia), de identidades (mozos de una misma edad y de unas mismascostumbres, andaban tan a una sus voluntades) y de efectosrecprocos, capaces de compensar todo elemento disruptivo. Ahorabien, se podra objetar que este estilo de esencias duales es propio delexordio de muchas novelas anteriores, sobre todo pastoriles eitalianas, en las que se pasa de una situacin en principio equilibradaa otra de creciente instabilidad inducida por cambios subitneos. Lareflexin metalinguistica, no obstante, se hace, en nuestra novela,explcita e insistente, a diferencia de aquellos ejemplos, no slo en elprrafo primero, segn hemos visto, sino tambin ms adelante y,sobre todo, en la representacin que escenifica Camila a fin de probarsu honestidad ante un marido cada vez ms desconfiado.

    IV. El curioso impertinente y el Cuento de los dos amigos. Elque el narrador cervantino insista en la expresin los dos amigosse ha interpretado como una referencia a la tradicin del conocidocuento homnimo de origen oriental, cuya existencia en Espaa est

    El concepto aparece ya en la Sagrada Escritura: cfr. Qo. 3, 22. San Agustn hablade la curiositas en sus Confesiones, V, 3, 4 y X, 35. Vase, sobre la curiositasen el pensamiento tomista, Ciriaco Morn Arroyo, Del Curioso impertinente alas Afinidades electivas de Goethe, en Nuevas Meditaciones del Quijote, Madrid,Gredos, 1976, pp. 320-352.

  • EL QUIJOTE, EL CURIOSO IMPERTINENTE 211

    documentada, por lo menos, desde los tiempos de la Disciplinaclericalis de Pedro Alfonso. Es cierto que Cervantes tiene en cuentaesta tradicin, pues da claras muestras de conocerla ya desde el librosegundo de La Galatea. La historia de Anselmo, Lotario y Camila,con todo, no se puede entender como una variante del famoso temade la amistad heroica. Sabido es que el cuento de los dos amigosconsiste en la narracin de dos pruebas, que los autores del siglo XVI-

    a partir del Crotaln-

    suelen presentar en un orden distinto del queobservan las versiones orientales. En La Galatea, concretamente, elorden es el siguiente: un amigo se sacrifica para liberar al otro de unamuerte segura (renunciando, pues, a su propia vida) y los dos amigosse enamoran de una misma muchacha, con las subsecuentes pruebasde amistad, que en Cervantes se complican notablemente. JuanBautista Avalle-Arce, en su estudio sobre el clebre motivo, despusde afirmar que El curioso impertinente es etapa ltima en eldesenvolvimiento de la historia de los amigos, llega a la conclusinde que es al mismo tiempo su destruccin14. Pero, ojo: El curiosopresenta la destruccin de una perfecta amistad y no la del cuentode los dos amigos, y es que ninguna de las dos pruebas heroicasaparece en nuestra historia.

    Se ha dicho que la fuente principal del Curioso son los cantos 42y 43 del Orlando furioso, prximos, desde un punto de vistatemtico, a la fbula de la novelita cervantina; presentan, en efecto,anlogos conflictos entre creer y conocer respecto de la relacinamorosa de la pareja. Sabemos, de hecho, por las palabras de Lotario,que el pmdente Reinaldos, invitado a beber de la copa de oro (eracreencia comn que quien bebiese de la copa sin verter ni una solagota, llegara a conocer la fidelidad de su esposa), rehus sustituir lafe por el conocimiento, y salv as no slo su amor, sino tambin suintegridad tica. En el poema de Ariosto, que Lotario recuerda slo

    14 Juan Bautista Avalle-Arce, El cuento de los dos amigos, en Nuevos deslindescervantinos, Barcelona, Ariel, 1975, pp. 153-214. Argumenta de un modoparecido Mara A. Roca Mussons, El espacio de cristal. Los amigos en lasNovelas Ejemplares, en Contrapuntos cervantinos, Firenze, Alinea, 2001, p. 172.

  • 212 GEORGES GNTERT

    vagamente, Rinaldo es el paladn cuya mentalidad ms se aproximaa la del pragmatismo moderno15. Una vez liberado del hechizo dela fuente encantada deviene representante de una sana

    - aunque nosiempre urea

    -mediocritas. Su sabia decisin, que reprime el mpetu

    de la curiositas, estimular la fantasa de Cervantes en otros momentos del Quijote, a la hora, por ejemplo, de justificar la gran renunciade Sancho16.

    Pero dejemos esto y volvamos a interrogamos acerca de la gnesisde la novelita cervantina. Su eje central es constituido por el deseoimpertinente de Anselmo, que recuerda la curiosidad anloga de losdos personajes ariostescos. La intriga del Curioso, ello no obstante,no proviene de Ariosto, porque ni la aventura del tabernero quepresenta a Reinaldos la copa, ni, desde luego, la del doctor Anselmoy su voluble esposa, guardan semejanza alguna con el drama deAnselmo, Lotario y Camila. De dnde proviene entonces este tipode intriga? Digamos de una vez por todas que Cervantes concibi uncuento, desde el punto de vista de la reflexin metaliteraria, original.Si tenemos en cuenta, por otra parte, la trama y los personajes (dosamigos y la esposa de uno de ellos), es sobre todo en la tradicinlucianesca del siglo XVI (Toxaris o De la amistad, El Crotaln yan, en Italia, las versiones latinas de Luciano elaboradas por LenBattista Alberti) en donde aparecen mnages trois que podranhaber sugerido a Cervantes algn elemento de la peripecia novelesca17. Helena Percas de Ponseti cotej ya dos fragmentos del Cro-

    Los dos cuentos del Orlando furioso, el de la copa encantada y el del doctorAnselmo, se confunden ya en el tercer captulo de El Crotaln, que contiene lahistoria de Menesarco y Ginebra, donde aparecen motivos procedentes de ambosepisodios ariostescos.Georges Gntert, Ariosto en el Quijote: replanteamiento de una cuestin, en J.Whicker (ed.), Actas del XII Congreso de AIH, 21-26 de agosto de 1995, 2 vols.,Birmingham, Univ. of Birmingham, 1998, II, pp. 271-283.La mencin del libro Toxaris o De la amistad se encuentra en el principio delcap. IX, donde el auctor trata de dos amigos fidelssimos que en casos muyarduos aprobaron bien su inuncin, cfr. Cristbal de Villaln, El Crotaln, ed.de A. Rallo, Madrid, Ctedra, 1982, p. 240. Hay una edicin espaola del s. XVI

  • EL QUIJOTE, EL CURIOSO IMPERTINENTE 213

    taln con la novelita cervantina y lleg a la conclusin de que elautor del Curioso acogi sugerencias bien del captulo III (en que sepone a prueba la castidad de Ginebra), bien de los captulos IX y X(Arnao, Alberto y Beatriz)18. En este ltimo caso, se trata de dosleales amigos y de la esposa de uno de ellos, Beatriz, que, habindoseenamorado del amigo de su marido, intenta en vano minar su lealtad.Tanto en Luciano como en sus imitadores, con todo, es siempre laesposa (o la mujer) quien pone en peligro la armona inicial;Cervantes, en cambio, invierte la situacin: hace recaer la culpa sobreel marido y, a un tiempo, convierte a la esposa en la figura central desu reflexin metaliteraria.

    V. La estructura discursiva del Curioso impertinente. Conviene,antes de abordar un detallado anlisis del texto, detenemos unmomento a reflexionar acerca de la estructura discursiva del Curiosoimpertinente. Las cesuras principales, de primer y de segundo grado,coinciden en esta novela con los inicios de los captulos: lo dicho nospermite dividir el espacio textual en dos macrosecuencias A y B.Forman, la primera, los captulos 33 y 34 y, la segunda, el captulo35, en el que cabe incluir el episodio de los cueros de vino y, claroest, el desenlace trgico de la historia. La analoga entre A y B sepuede definir, en palabras llanas, de la siguiente manera: as comoAnselmo, en su intento de descubrir la verdad, es engaado porCamila, as el lector, que cree pisar tierra firme cuando vuelve a lahistoria de don Quijote y de los cueros de vino, es engaado por elenunciador del texto cervantino. De lo cual se infiere, ya desde estemomento, que Camila, en tanto que segundo personaje manipulador,ejerce sobre Anselmo una funcin anloga a la que lo ledo

    de esta y otras obras de Luciano: Toxaris o De la amistad de Luciano, Len,Sebastin Grypho, 1560, fols. II-LI.Helena Percas de Ponseti, El curioso impertinente. El lenguaje como psicologa, en Cervantes y su concepto del arte, 2 vols., Madrid, Gredos, 1975, I, pp.197-202. Vase, adems, Francisco Ayala, Los dos amigos, en Cervantes yQuevedo, Barcelona, Seix Barrai, 1974, pp. 157-159.

  • 214 GEORGES GNTERT

    cumple, en el captulo 35, sobre el lector. La manipulacin se vale,en uno y otro caso, del poder de persuasin del lenguaje y confundea la vctima, ocultndole la complejidad efectiva del juego: Anselmo,creyendo que su presencia de entre bastidores es secreta, se imaginaque puede asistir a la representacin dramtica como observadordistante y supremo juez, pero en realidad no es sino un espectadorincluido en ella; y el lector, anlogamente, mientras asiste divertidoal espectculo que ofrece un don Quijote sonmbulo que an ensueos lucha contra gigantes, cree estar despierto y contempla aquellocon cierta superioridad, sin darse cuenta de que ha salido de un'sueo literario' para entrar en otro.

    Es preciso, despus de establecer la relacin que media entre A yB y a fin de comprender mejor las transformaciones, continuar conel anlisis y comparar tambin entre s los segmentos Al cap. 33)y A2 cap. 34). La iniciativa, en el primer segmento, parte deAnselmo, que, en tanto que sujeto manipulador, cree poder utilizar asu fiel Lotario y le obliga, en nombre de la amistad que les une, ainsistir en su intento de seduccin, hasta que ste se enamora de veras(lo que ocurre efectivamente cerca del final del captulo). Quienasume la iniciativa en A2 es, en cambio, Camila, pues, ya desde elcomienzo del captulo, escribe una carta a su marido, con el objetode manifestar su inquietud y de rogarle que regrese cuanto antes;Camila, sin embargo, vista la indiferencia de Anselmo y comoquieraque las atenciones cada vez ms efusivas del galn continen, acabapor entregarse a l, pero si se rinde, no obstante, es para asumir deinmediato un papel de sujeto. Lotario, presa de los celos, se revelapoco constante; Camila, en cambio, lleva a cabo su intento, y sumarido, el manipulador, deviene manipulado.

    VI. Parecer y ser: De la verdad ejemplar a la verdad como efectode una obra de persuasin. El tema primero de este cuento es, anivel de enunciado, la verdad de la virtud de Camila, que a unlector desatento y algo misgino podra parecer sencillamenteinexistente. Otros aspectos temticos importantes son la imposibilidadde sustituir, en la vida marital, la confianza mutua por el conocimien-

  • EL QUIJOTE, EL CURIOSO IMPERTINENTE 215

    to y, tambin, respecto del marido, la ilusin de guardar su propiohonor a pesar de poner en marcha experimentos semejantes. Lo quese pone en tela de juicio, en cambio, en el nivel de la enunciacin,es la verdad de la literatura, configurada inicialmente, en el discursomoralizante que domina en Al, por la esposa virtuosa, y despus, enA2, cuando el ser de Camila ya se haya convertido en un meroparecer, por la representacin dramtica, en la que quien actamezcla verdades y mentiras hasta tal extremo que llega a darapariencia de verdad a lo que resulta ser, ante todo, una ingeniosainvencin.

    La escena en que la esposa ofendida hace de Lucrecia y se lastimacon la daga es, de por s, una escena literaria. Camila precisa de unartificio que la exculpe ante los ojos de su marido. Lo sorprendentede su programa defensivo de veridiccin es ese mixtifori de elementos fingidos y verdaderos que acaban por fundirse en un nuevodiscurso verosmil y convincente. Las alusiones a la realidad conocidacontribuyen a conferirle capacidad de persuasin y credibilidad: antelos sentimientos autnticos de la actriz

    -temor, angustia, indignacin

    -, que otorgan un fuerte efecto de verdad a ciertos pasajes de sumonlogo, incluso Lotario y el narrador comienzan a dudar de lo queest ocurriendo. El efecto ms intenso se produce, empero, cuandoCamila arremete daga en mano contra su presunto seductor y cuando,abortado su intento, acaba por herirse a s misma, a fin de que loscircunstantes vean correr la sangre. Ante este efecto hiperrealista,ninguno de los espectadores permanece indiferente. Camila, con estamagnfica representacin, se convierte definitivamente en figura dela verdad literaria, tal como la entiende Cervantes en su Quijote.

    Pero sigamos ahora desde un principio esta trasformacin de laesposa honrada en mujer mentirosa y, a un tiempo, en figura de lapersuasin; y oigamos otra vez las intenciones del marido:

    As es la verdad-

    respondi Anselmo-, y con esa confianza te

    hago saber, amigo Lotario, que el deseo que me fatiga es pensar siCamila, mi esposa, es tan buena y perfeta como yo pienso, y no puedoenterarme en esta verdad si no es probndola de la manera que la

  • 216 GEORGES GNTERT

    prueba manifieste los quilates de su bondad, como el fuego muestra losdel oro. (I, 33, subrayado mo)19

    La argumentacin de su buen amigo Lotario, que ha escuchado elplan de Anselmo con admiracin y espanto, es bien conocida. Lavirtud de tu esposa, le explica al marido incrdulo, es como la de unfinsimo diamante, que todos admiran y tienen por indiscutible. Es,pues, nicamente a travs de un acto de fe cmo se consigueidentificar parecer y ser.

    Los dos amigos se hallan, al conversar sobre este delicado asunto,en un lugar apartado, fuera de la ciudad, lo que permite a Anselmosalir a plaza con este secreto, esto es, manifestarlo. La oposicinentre espacio pblico y espacio privado es constante, y es que elhonor del matrimonio est en peligro; marido y amantes, en efecto,logran mantener el secreto hasta muy entrado el captulo 34. No esposible, sin embargo, una vez iniciada la relacin adltera, ocultrselaa Leonela, nica confidente de Camila y elemento perturbador de lahistoria; la noticia, no obstante, no sale del mbito domstico sinocuando Leonela se encuentra en un serio apuro y promete a Anselmo,para salir ilesa, la revelacin de un importante secreto. En realidad,consigue sustraerse a la confesin, escapando antes; pero, atrapadapor los guardias, tiene que hablar ante el gobernador. La esposa, a suvez, avisada previamente por Leonela, huye con sus mejores joyas,y provoca un escndalo en toda la ciudad. Ahora bien: la dialcticaentre el espacio privado y el espacio pblico est en relacin con laoposicin entre parecer y ser. Camila, en un principio, parece y esla honrada esposa de Anselmo, aunque ste es incapaz de contentarsecon lo que tiene. La situacin en el hogar de los esposos cambia acontinuacin, pero sin que ello comprometa de inmediato el honor delmatrimonio. Este crculo de silencio se rompe slo cuando entra enaccin Leonela, permitiendo que la historia evolucione hacia sutrgico desenlace.

    Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, op. cit., I, p. 415.

  • EL QUIJOTE, EL CURIOSO IMPERTINENTE 111

    Si en el final de A2 se llega a representar la verdad de Camilay aun la de la literatura, en Al domina un discurso distinto,moralizante y con tonos propios de un tratado didctico. Debenponderarse, a este respecto, los comentarios del narrador acerca de laargumentacin de Lotario,

    -del amigo virtuoso y leal, todava no

    enamorado de Camila. La voz narrativa, en un principio, es la de unnarrador ejemplar, as como es ejemplar el comportamiento delprimer Lotario. El narrador del captulo 33 siempre le da la razn, leacompaa y apoya con sus juicios, sosteniendo por ejemplo porparecerle a l (a Lotario)

    -como es razn que parezca a todos los

    que fueren discretos-

    que no se han de visitar ni continuar las casasde los amigos casados o bien deca l, y deca bien; hasta llegara exclamar: Pero dnde se hallar amigo tan discreto y tan leal yverdadero como aqu Lotario le pide? No lo s yo, por cierto; sloLotario era ste, que con toda solicitud y advertimiento miraba porla honra de su amigo. El discurso del narrador y el de Lotarioresultan, por tanto, idnticos desde un punto de vista tico en elcaptulo 33: defienden la misma escala de valores y la misma idea deverdad, esto es, la correspondencia entre parecer y ser. Lotario, en suprimera conversacin con Anselmo, despus de escuchar con asombrosus razonamientos, trata de persuadir a ste de que la virtud de suesposa no se puede demostrar, que existe y slo puede existir, entanto en cuanto es creda. Y, recurriendo en su retrica argumentacina ejemplos, compara a la esposa honrada con una joya, con undiamante, cuya virtud, generalmente reconocida, no precisa experimentos ni pruebas, y goza de ella el que sabe apreciar su hermosura,el que la cree, igual que todos los dems, autntica. Lotario, adiferencia de Anselmo que se obstina en descubrir la verdad interiordel hombre y no se contenta, sin ms, en fundarla sobre una creencia,sabe que esto es imposible y que el conocimiento de dicha verdadsupone un acto de fe que establece la correspondencia entre la verdadinterior y la apariencia de virtud. Acepta, contrariamente a Anselmo,las creencias generales, la opinin en que se fundamenta la honra dela esposa, proponiendo una lectura ejemplar de Camila. Est claroque su actitud, en un principio, condice con la ideologa idealizante

  • 218 GEORGES GNTERT

    de la sociedad de la que forma parte. Por eso el narrador moralista leda toda la razn, y le apellida el verdadero o el buen amigo.Tambin la verdad literaria que defiende ese virtuoso Lotario es la dela ejemplaridad, pues sostiene, a propsito de los cuentos delOrlando furioso sobre la relacin entre creer y saber, que aun siendoficticios, ensean una verdad moral (que puesto que aquello seaficcin potica, tiene en s encerrados secretos morales dignos de seradvertidos y entendidos e imitados).

    En el captulo siguiente, sin embargo, cuando Lotario se convierte,de amigo perfecto, en adversario y amante adltero, su concepto dela verdad de la literatura ya no es el mismo que antes predicaba.Autor de unos sonetos amorosos, le explica a Camila que los poetas-

    como tales-

    no dicen la verdad, y que el contenido emotivo de susversos es lo nico que tienen de autntico. Su visin de la literaturase acerca ahora a la de Camila, que, en tanto que histrin vido deengaar a Anselmo, miente cuando urde su artificio, pero dice verdaden lo que a su pasin se refiere. Ante una representacin tanlaberntica, en la que se superponen la verdad y la mentira hasta talpunto que llegan a forjar otra superior verdad, el propio Lotariocomienza a hesitar, no sabiendo ya a qu atenerse, y algo anlogo leocurre a la voz narrativa, que, por primera vez, parece desorientada,y puntualiza: porque [Camila], viendo que no poda haber a Lotario,o fingiendo que no poda, dijo.... Merece la pena recordar el prrafoentero en el que Camila llega a crear esta perfecta ambigedad:

    Y diciendo estas razones, con una increble fuerza y ligerezaarremeti a Lotario con la daga desenvainada, con tales muestras dequerer enclavrsela en el pecho, que casi l estuvo en duda si aquellasdemostraciones eran falsas o verdaderas, porque le fue forzoso valersede su industria y de su fuerza para estorbar que Camila no le diese. Lacual tan vivamente finga aquel estrao embuste y falsedad, que pordalle color de verdad la quiso matizar con su misma sangre; porque,viendo que no poda haber a Lotario, o fingiendo que no poda, dijo:

    -Pues la suerte no quiere satisfacer del todo mi tan justo deseo, a

    lo menos no ser tan poderosa que en parte me quite que no lesatisfaga.

  • EL QUIJOTE, EL CURIOSO IMPERTINENTE 219

    Y haciendo fuerza para soltar la mano de la daga, que Lotario latena asida, la sac y, guiando su punta por parte que pudiese herir noprofundamente, se la entr y escondi por ms arriba de la islilla dellado izquierdo, junto al hombro, y luego se dej caer en el suelo, comodesmayada.

    Estaban Leonela y Lotario suspensos y atnitos de tal suceso, ytodava dudaban de la verdad de aquel hecho, viendo a Camila tendidaen tierra y baada en su sangre. (I, 34)20

    A continuacin, esto es, en B, tambin el narrador deja demoralizar, porque la peripecia final, la de la revelacin del engao ydel castigo subsecuente, es en s misma ejemplar. La similitud entreel narrador y Lotario, adems, con la transformacin del amigoverdadero en amante inquieto, celoso, se desintegra paulatinamente,y Lotario pasa, de adepto de la ejemplaridad, a partidario de otraideologa, propia de quienes estudian los modos de hacer creer laverdad, es decir de los retricos y de los poetas, expertos unos yotros en el arte de la persuasin.

    VIL El curioso impertinente como irnica mise en abyme delQuijote de 1605. En conclusin: los romnticos alemanes, y sobretodo August Wilhelm Schlegel y Ludwig Tieck, defendieron lapertinencia de El curioso impertinente; saban, claro est, que lacoherencia de una obra literaria no necesita apoyarse ni en la unidadde accin ni en eventuales afinidades temticas, puesto que yaHomero y, en la era moderna, Shakespeare haban experimentado contcnicas de correlacin muy refinadas, capaces de integrar en latotalidad discursiva los episodios, en apariencia, digresivos. Tambinsaban, y lo plasm en frmulas memorables Friedrich Schlegel ensus Kritische Fragmente, que la obra romntica contena momentosirnicos y autorreflexivos, a travs de los cuales se tematizaba a smisma y se interrogaba acerca de sus propios procedimientosartsticos. Ms tarde, a partir de Gide, se empleara con este propsito

    Ibid., pp. 450-451.

  • 220 GEORGES GNTERT

    la expresin mise en abyme, que goza hoy de general aceptacin. Ellodemuestra que, a lo largo del siglo XX, la gran leccin de teoraliteraria impartida por los romnticos ha dado sin lugar a dudas susfrutos. De hecho, en lo que al Quijote se refiere, son mayora loscrticos contemporneos que perciben la particular irona cervantinaen el repetido uso del trmino impertinente, que se puede aplicartanto al contenido de la novela como a su ubicacin dentro de laParte primera.

    Lo visto nos autoriza a aadir una ltima consideracin. La novelainterpolada del Curioso impertinente debe entenderse como unairnica mise en abyme respecto 1. del enunciado (por un lado donQuijote, el hroe de la fe, manipulado por los libros de caballeras,y, por otro, el manipulador Anselmo, que, en la vida, carece de fe yque, no pudiendo creer en la virtud de su esposa, acaba engaado pormedio de una representacin artstica sobre este asunto, que coincidefatalmente con la destruccin de su matrimonio); 2. de la enunciacin(la novelita se lee en un escenario que forma parte de un relato a suvez escrito y destinado a la lectura); y 3. del cdigo, con lo queentendemos un particular uso del lenguaje y una suprema concienciade las posibilidades veridictorias de la literatura. El tema nuclear dela novela inserta es la verdad de la literatura, que, situada en elinterior del discurso, depende menos de las relaciones entre larealidad exterior y el texto que de las operaciones persuasivasinherentes a la propia narracin. Cobra importancia, desde este puntode vista, el hecho de que en el Curioso se medite sobre la imposibilidad de encontrar la verdad del alma a travs de un experimento y sedescubra que la verdad a la postre aceptada no es sino el resultadodel arte del lenguaje y de sus diferentes tcnicas persuasivas, auncuando se deba tener siempre presente la peculiar naturaleza dellenguaje humano, que es cifra y memoria del ser.

    Georges GNTERTUniversidad de Zurich

    El "Quijote, el curioso impertinente" y la verdad de la literatura