guitarra · 2011-04-14 · tripodión y la guitarra Aguado, orres investiga Ju. . TES REDACCIÓN un...

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De cómo el tripodión renació en Almería y arrojó luz sobre la historia de la guitarra Creado en 1836 por el guitarrista Dionisio Aguado, el aparato vincula a este con el almeriense Torres Pablo de la Cruz Concejal toca una guitarra de 1840 sostenida por el tripodion, ante la mirada de Joaquín Pierre y el investigador In Cheol Ju. / G. F. GUILLERMO FUERTES REDACCIÓN Pablo de la Cruz Concejal es un gran investigador de la guitarra y su historia, profesor del Conser- vatorio de Madrid y director ar- tístico del Festival Internacional de Guitarra Andrés Segovia, pero ahora, sentado en una modesta si- lla en medio de este taller de car- pintería, es sólo un hombre feliz que no deja de sonreír mientras sus dedos tañen como al descui- do por las cuerdas de un instru- mento de Benito Campo, de1840. “Es impresionante”, susurra casi para sí. “El primer ‘tripodison’ construido desde el siglo XIX, y encaja perfectamente con las mar- cas en estos instrumentos... Lo que ha hecho Joaquín Pierre es, sen- cillamente, impresionante”. Un poco más allá, Pierre, técni- co almeriense de Patrimonio His- tórico y apasionado de la historia de este instrumento, observa la es- cena en silencio. Para él este es un momento largamente soñado, la culminación de meses de desve- los y trabajo duro y meticuloso. Uno de esos instantes raros que a veces nos regala la vida. Más de un siglo Lo que hace tan especial esta ma- ñana de febrero es el extraño trí- pode que sostiene la guitarra que toca Concejal. Se llama tripodison, tripodísono, tripodion o, incluso, ‘fixateur’, en francés, y fue ideado en 1836 por el guitarrista español Dionisio Aguado. Hace unos minutos, contenien- do el aliento, Pierre ha colocado la guitarra entre los brazos del apa- rato. Tras más de un siglo, como en una película, las dos piezas de fijación han coincidido perfecta- mente con los dos agujeros cons- truidos en la madera del talón y el zoque del instrumento. Hasta aho- ra, estos agujeros presentes en va- rias guitarras de la época se expli- caban teóricamente por su uso en este aparato, pero nunca se había comprobado, pues el tripodion tuvo una vida corta y no quedaba ninguno. Hasta ahora. “Es impresionante”, repite Con- cejal. “Ahora lo que queda es pro- barlo con la guitarra de Antonio de Torres en Madrid”. El instrumento al que se refiere, datado en 1854 y perteneciente a la colección de José Ramírez, incluso tiene unas chapas metálicas hechas por el lu- thier en los agujeros de fijación para evitar rozaduras. Si encaja, será casi una prueba física, defi- nitiva, de que ambos, Aguado y el almeriense Antonio de Torres (con- siderado el padre de la guitarra tal y como la conocemos hoy), se co- nocieron. Este dato, entonces, se- ría una pieza clave de las investi- gaciones que realiza Concejal so- bre una etapa ‘perdida’ en la his- toria y la evolución de la guitarra. En aquella época, sostiene Con- cejal, Dionisio Aguado trabajaba desde hacía años en las propor- ciones armónicas de este instru- mento, y suyo fue gran parte del camino que concluyó con el ha- llazgo por parte Torres de las pro- porciones perfectas que hoy siguen los constructores de guitarras. Pistas y hallazgos “Siempre he dicho que Torres no inventa nada, pero, como Picasso, lo perfecciona todo”, dice. “Cuan- do Torres se lanza a buscar su pro- pia relación armónica, no es el úni- co que lo hace. También lo hace Pablo de la Cruz Concejal estudia la fijación del instrumento en las guitarras. Agujeros de metal para el tripodion en la guitarra de Torres de 1854. / P.C. CONCEJAL. El almeriense Joaquín Pierre es técnico de Patrimonio Histórico, pero su verdadera pasión es la guitarra, y sobre todo su historia, su evolución. Es luthier, y tiene formación como modelista indus- trial, así que cuando Pablo de la Cruz Concejal le habló del tripo- dión, y de que hacía falta alguien que pudiera reproducirlo, ense- guida supo que él sería capaz. “El problema fundamental ha sido que las patentes antiguas no tenían un plan preciso”, explica. “Son más bien una representa- ción artística. Entonces hay que recuperar la funcionalidad, medir la ergonomía...”. JOAQUÍN PIERRE “El problema es que las patentes antiguas no tenían un plan preciso” Pierre cuidó, sin embargo, cada detalle, y reprodujo cada pieza tal cual aparecía en el do- cumento original. “En el método de Aguado también hay una des- cripción más precisa, y eso me ayudó a completar la idea”. El primer tripodión probable- mente se construyó en hierro fundido, pero luego se hizo con la columna central de madera y las patas metálicas y plegables. En este que ya ha hecho, Pierre ha utilizado acero suave limado y bronce, pero ahora está haciendo otro con la segunda versión, que presentará en el marco del Festi- val Internacional de Guitarra An- drés Segovia, de Madrid, durante el mes de octubre. “Es importante recrear el soni- do real de Aguado con este apa- rato”, dice. “Él no lo hizo para que el guitarrista estuviera cómo- do, sino para tratar de darle unas proporciones armónicas más ajustadas a este instrumento”. Joaquín Pierre, con el tripodion. / G. F. En busca del eslabón perdido en la evolución de la guitarra “Esta es una investigación que ha empezado por la cabeza, y no por los pies”, explica Pablo de la Cruz Concejal. “El problema en el es- tudio de la historia de la guitarra es que no se encuentran las plan- tillas que expliquen las ideas que se manejaban, porque el concer- tista es quien da instrucciones al guitarrero, de modo que la infor- mación está en el instrumento. Es- tas guitarras históricas son docu- mentos que hay que leer”. Hace un tiempo, encontró en el Museo Arqueológico de Madrid los instrumentos que trae Aguado a su vuelta de París en 1839. “Es- peraba encontrarme un par de gui- tarritas como estas, en forma de churrito o plátano, lo normal en una guitarra romántica”, explica. “Y cuál fue mi sorpresa al ver dos instrumentos de una magnífica factura, con un diseño moderno, muy actual, parecido en algunas cosas al diseño que se hace hoy, un poco más estrechos, pero...”. Cuando empezó a medir y a es- tudiar las relaciones armónicas con arreglo a las proporciones de la guitarra, se dio cuenta de que eran completamente modernas. Pero ¿cómo se podía producir un instrumento moderno en 1838? ¿De qué manera, bajo qué con- cepto, qué idea era aquella? En la exposición ‘Guitarras del Imperio’, que Concejal organiza cada año en el marco del Festival Internacional Andrés Segovia, “ob- servamos que era todo como muy antiguo, muy estrechito, muy pe- queño, con muy poca proyección de sonido”, apunta. “Y luego, de pronto, estaban las guitarras de Antonio de Torres, con un diseño magnífico, una línea fantástica, una relación armónica impecable con arreglo a sus proporciones...”. Caminando hacia Torres “No había una transición”, prosi- gue. “Y nos planteamos de qué ma- nera, porque nadie nace sabiendo, se había podido llegar hasta ese punto en que Torres produce esa magnífica guitarra. Y descubrimos que, aparentemente, el proceso ve- nía de las guitarras de Aguado”. En varios documentos, Aguado dice que no basta cualquier guita- rra para que un buen guitarrista bri- lle, “sino que necesita un muy buen instrumento con muy buenas pro- porciones armónicas, para que ten- ga una gran cantidad de sonido y que este prevalezca”, explica el in- vestigador. “Con lo cual, ya habla de que los armónicos se sigan pro- duciendo y el sonido se sostenga. Y dice que en los ensayos que ha estado haciendo últimamente, ¡ha comenzado a ensanchar propor- cional y progresivamente las di- mensiones de la guitarra!”. “Había que buscar entonces en este sentido, porque ahí vamos ya caminando hacia Torres”, dice Concejal. “Las guitarras de Torres al principio no están completa- mente diseñadas con esas dimen- siones perfectas, pero van camino de ellas. Y vi que algunas de las pro- porciones que iba dando Aguado en sus guitarras, poco a poco se iban produciendo también en las de Torres. Tenían que estar al tan- to de sus trabajos”. Este es el extremo que viene a ‘demostrar’ el que Torres haya construido un instrumento con los agujeros de fijación del tripodison de Aguado. “Además, hay un do- cumento en el que Torres dice que había sido alumno de guitarra de Aguado”, recalca Concejal. “Era normal entonces que hablaran de todo, sobre todo cuando, en el mundo de la guitarra, alumno y profesor se suelen ver a menudo”. Joyas musicales del siglo XIX. / G. F. “No existen plantillas de estas guitarras. La información está en el instrumento” Han sido meses de trabajo duro en el taller, a partir de la patente del siglo XIX toda la Escuela de Madrid, Pernas... Torres es, simplemente, el más aventajado de la clase, el que logra esa proporción armónica exacta”. Mientras Pierre manipula el tri- podion y monta otra guitarra, la ‘María Antonieta’ de Ettienne La- prebotte, junto al guitarrista y co- leccionista surcoreano In Cheol Ju, que también ha venido expresa- mente desde Madrid para ver el aparato, Concejal se extiende so- bre fechas, nombres y proporcio- nes. Narra cómo fue encontrando instrumentos en museos y colec- ciones privadas, y cómo estos le fueron mostrando el rumbo de las búsquedas de Aguado y sus con- temporáneos. El momento de la verdad Faltaba, sin embargo, ese elemen- to que vinculara físicamente a am- bos artistas. Ya había una pista. En una pieza del periódico ‘La Cróni- ca Meridional’, encontrada por el propio Joaquín Pierre, Torres re- conocía haber sido alumno de gui- tarra de Aguado. Concejal enton- ces le reveló la existencia del tri- podison y el hallazgo de que, pro- bablemente, sus marcas se en- contraban en un instrumento del luthier almeriense. Pusieron entonces manos a la obra. Consiguieron la patente ori- ginal del tripodión en París, y Pie- rre se dedicó, en este taller alme- riense, a reproducirlo meticulosa- mente. Fueron tres meses de tra- bajo, de búsquedas de materiales, de taller en tiempos libres. Poco a poco el aparato fue re- tornando a la vida, y ahora, por fin, había llegado el momento de la verdad. Las guitarras que ha traí- do Concejal, verdaderas joyas his- tóricas, van encajando dócilmen- te en las fijaciones del tripodión. “Estos instrumentos son docu- mentos que hay que leer”, dice Concejal. “Y en eso estamos”. 40 vivir LA VOZ DE ALMERÍA LUNES, 28 DE MARZO DE 2011 vivir 41 LA VOZ DE ALMERÍA LUNES, 28 DE MARZO DE 2011 REPORTAJE Días después de este encuentro en Almería, Pablo de la Cruz Conce- jal llevó a Madrid el tripodión y lo probó en la guitarra de Antonio de Torres, datada en 1854 y perteneciente a la colección Ramírez, que presentaba las marcas de su uso en este aparato. El instrumento enca- jó perfectamente. El próximo paso será presentar este aparato recupe- rado por el almeriense Joaquín Pierre en el próximo Festival Internacio- nal de Guitarra Andrés Segovia. / FOTO: P. C. CONCEJAL. REENCUENTRO EN MADRID El encaje perfecto de una Torres de 1854

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Page 1: guitarra · 2011-04-14 · tripodión y la guitarra Aguado, orres investiga Ju. . TES REDACCIÓN un y Conser-ar-Internacional pero si-car-feliz mientras descui-instru-de1840. casi

De cómo el tripodiónrenació en Almería yarrojó luz sobre lahistoria de la guitarraCreado en 1836 por el guitarrista Dionisio Aguado,el aparato vincula a este con el almeriense Torres

! Pablo de la Cruz Concejal toca una guitarra de 1840 sostenida por el tripodion, ante la mirada de Joaquín Pierre y el investigador In Cheol Ju. / G. F.

! GUILLERMO FUERTESREDACCIÓN

Pablo de la Cruz Concejal es ungran investigador de la guitarra ysu historia, profesor del Conser-vatorio de Madrid y director ar-tístico del Festival Internacionalde Guitarra Andrés Segovia, peroahora, sentado en una modesta si-lla en medio de este taller de car-pintería, es sólo un hombre felizque no deja de sonreír mientrassus dedos tañen como al descui-do por las cuerdas de un instru-mento de Benito Campo, de1840.

“Es impresionante”, susurra casipara sí. “El primer ‘tripodison’construido desde el siglo XIX, yencaja perfectamente con las mar-cas en estos instrumentos... Lo queha hecho Joaquín Pierre es, sen-cillamente, impresionante”.

Un poco más allá, Pierre, técni-co almeriense de Patrimonio His-tórico y apasionado de la historiade este instrumento, observa la es-cena en silencio. Para él este es unmomento largamente soñado, laculminación de meses de desve-los y trabajo duro y meticuloso.Uno de esos instantes raros quea veces nos regala la vida.

Más de un sigloLo que hace tan especial esta ma-ñana de febrero es el extraño trí-pode que sostiene la guitarra quetoca Concejal. Se llama tripodison,tripodísono, tripodion o, incluso,‘fixateur’, en francés, y fue ideadoen 1836 por el guitarrista españolDionisio Aguado.

Hace unos minutos, contenien-do el aliento, Pierre ha colocadola guitarra entre los brazos del apa-rato. Tras más de un siglo, comoen una película, las dos piezas defijación han coincidido perfecta-mente con los dos agujeros cons-truidos en la madera del talón y elzoque del instrumento. Hasta aho-ra, estos agujeros presentes en va-

rias guitarras de la época se expli-caban teóricamente por su uso eneste aparato, pero nunca se habíacomprobado, pues el tripodiontuvo una vida corta y no quedabaninguno. Hasta ahora.

“Es impresionante”, repite Con-cejal. “Ahora lo que queda es pro-barlo con la guitarra de Antonio deTorres en Madrid”. El instrumentoal que se refiere, datado en 1854 yperteneciente a la colección deJosé Ramírez, incluso tiene unaschapas metálicas hechas por el lu-thier en los agujeros de fijación

para evitar rozaduras. Si encaja,será casi una prueba física, defi-nitiva, de que ambos, Aguado y elalmeriense Antonio de Torres (con-siderado el padre de la guitarra taly como la conocemos hoy), se co-nocieron. Este dato, entonces, se-ría una pieza clave de las investi-gaciones que realiza Concejal so-bre una etapa ‘perdida’ en la his-toria y la evolución de la guitarra.

En aquella época, sostiene Con-cejal, Dionisio Aguado trabajabadesde hacía años en las propor-ciones armónicas de este instru-mento, y suyo fue gran parte delcamino que concluyó con el ha-llazgo por parte Torres de las pro-porciones perfectas que hoy siguenlos constructores de guitarras.

Pistas y hallazgos“Siempre he dicho que Torres noinventa nada, pero, como Picasso,lo perfecciona todo”, dice. “Cuan-do Torres se lanza a buscar su pro-pia relación armónica, no es el úni-co que lo hace. También lo hace ! Pablo de la Cruz Concejal estudia la fijación del instrumento en las guitarras.

! Agujeros de metal para el tripodion en la guitarra de Torres de 1854. / P.C. CONCEJAL.

! El almeriense Joaquín Pierre estécnico de Patrimonio Histórico,pero su verdadera pasión es laguitarra, y sobre todo su historia,su evolución. Es luthier, y tieneformación como modelista indus-trial, así que cuando Pablo de laCruz Concejal le habló del tripo-dión, y de que hacía falta alguienque pudiera reproducirlo, ense-guida supo que él sería capaz.

“El problema fundamental hasido que las patentes antiguas notenían un plan preciso”, explica.“Son más bien una representa-ción artística. Entonces hay querecuperar la funcionalidad, medirla ergonomía...”.

JOAQUÍN PIERRE

“El problema es que las patentesantiguas no tenían un plan preciso”

Pierre cuidó, sin embargo,cada detalle, y reprodujo cadapieza tal cual aparecía en el do-

cumento original. “En el métodode Aguado también hay una des-cripción más precisa, y eso meayudó a completar la idea”.

El primer tripodión probable-mente se construyó en hierrofundido, pero luego se hizo conla columna central de madera ylas patas metálicas y plegables.En este que ya ha hecho, Pierreha utilizado acero suave limado ybronce, pero ahora está haciendootro con la segunda versión, quepresentará en el marco del Festi-val Internacional de Guitarra An-drés Segovia, de Madrid, duranteel mes de octubre.

“Es importante recrear el soni-do real de Aguado con este apa-rato”, dice. “Él no lo hizo paraque el guitarrista estuviera cómo-do, sino para tratar de darle unasproporciones armónicas másajustadas a este instrumento”.

! Joaquín Pierre, con el tripodion. / G. F.

En busca del eslabón perdidoen la evolución de la guitarra“Esta es una investigación que haempezado por la cabeza, y no porlos pies”, explica Pablo de la CruzConcejal. “El problema en el es-tudio de la historia de la guitarraes que no se encuentran las plan-tillas que expliquen las ideas quese manejaban, porque el concer-tista es quien da instrucciones alguitarrero, de modo que la infor-mación está en el instrumento. Es-tas guitarras históricas son docu-mentos que hay que leer”.

Hace un tiempo, encontró en elMuseo Arqueológico de Madridlos instrumentos que trae Aguadoa su vuelta de París en 1839. “Es-peraba encontrarme un par de gui-tarritas como estas, en forma dechurrito o plátano, lo normal enuna guitarra romántica”, explica.“Y cuál fue mi sorpresa al ver dosinstrumentos de una magníficafactura, con un diseño moderno,muy actual, parecido en algunascosas al diseño que se hace hoy,un poco más estrechos, pero...”.

Cuando empezó a medir y a es-tudiar las relaciones armónicascon arreglo a las proporciones dela guitarra, se dio cuenta de queeran completamente modernas.Pero ¿cómo se podía producir uninstrumento moderno en 1838?¿De qué manera, bajo qué con-cepto, qué idea era aquella?

En la exposición ‘Guitarras delImperio’, que Concejal organizacada año en el marco del FestivalInternacional Andrés Segovia, “ob-servamos que era todo como muyantiguo, muy estrechito, muy pe-queño, con muy poca proyección

de sonido”, apunta. “Y luego, depronto, estaban las guitarras deAntonio de Torres, con un diseñomagnífico, una línea fantástica,una relación armónica impecablecon arreglo a sus proporciones...”.

Caminando hacia Torres“No había una transición”, prosi-gue. “Y nos planteamos de qué ma-nera, porque nadie nace sabiendo,se había podido llegar hasta esepunto en que Torres produce esamagnífica guitarra. Y descubrimos

que, aparentemente, el proceso ve-nía de las guitarras de Aguado”.

En varios documentos, Aguadodice que no basta cualquier guita-rra para que un buen guitarrista bri-lle, “sino que necesita un muy bueninstrumento con muy buenas pro-porciones armónicas, para que ten-ga una gran cantidad de sonido yque este prevalezca”, explica el in-vestigador. “Con lo cual, ya hablade que los armónicos se sigan pro-duciendo y el sonido se sostenga.Y dice que en los ensayos que haestado haciendo últimamente, ¡hacomenzado a ensanchar propor-cional y progresivamente las di-mensiones de la guitarra!”.

“Había que buscar entonces eneste sentido, porque ahí vamos yacaminando hacia Torres”, diceConcejal. “Las guitarras de Torresal principio no están completa-mente diseñadas con esas dimen-siones perfectas, pero van caminode ellas. Y vi que algunas de las pro-porciones que iba dando Aguadoen sus guitarras, poco a poco seiban produciendo también en lasde Torres. Tenían que estar al tan-to de sus trabajos”.

Este es el extremo que viene a‘demostrar’ el que Torres hayaconstruido un instrumento con losagujeros de fijación del tripodisonde Aguado. “Además, hay un do-cumento en el que Torres dice quehabía sido alumno de guitarra deAguado”, recalca Concejal. “Eranormal entonces que hablaran detodo, sobre todo cuando, en elmundo de la guitarra, alumno yprofesor se suelen ver a menudo”.

! Joyas musicales del siglo XIX. / G. F.

“No existen plantillasde estas guitarras.La información estáen el instrumento”

Han sido meses detrabajo duro en eltaller, a partir de lapatente del siglo XIX

toda la Escuela de Madrid, Pernas...Torres es, simplemente, el másaventajado de la clase, el que lograesa proporción armónica exacta”.

Mientras Pierre manipula el tri-podion y monta otra guitarra, la‘María Antonieta’ de Ettienne La-prebotte, junto al guitarrista y co-leccionista surcoreano In Cheol Ju,que también ha venido expresa-mente desde Madrid para ver elaparato, Concejal se extiende so-bre fechas, nombres y proporcio-nes. Narra cómo fue encontrandoinstrumentos en museos y colec-ciones privadas, y cómo estos lefueron mostrando el rumbo de lasbúsquedas de Aguado y sus con-temporáneos.

El momento de la verdadFaltaba, sin embargo, ese elemen-to que vinculara físicamente a am-bos artistas. Ya había una pista. Enuna pieza del periódico ‘La Cróni-ca Meridional’, encontrada por elpropio Joaquín Pierre, Torres re-conocía haber sido alumno de gui-tarra de Aguado. Concejal enton-ces le reveló la existencia del tri-podison y el hallazgo de que, pro-bablemente, sus marcas se en-contraban en un instrumento delluthier almeriense.

Pusieron entonces manos a laobra. Consiguieron la patente ori-ginal del tripodión en París, y Pie-rre se dedicó, en este taller alme-riense, a reproducirlo meticulosa-mente. Fueron tres meses de tra-bajo, de búsquedas de materiales,de taller en tiempos libres.

Poco a poco el aparato fue re-tornando a la vida, y ahora, por fin,había llegado el momento de laverdad. Las guitarras que ha traí-do Concejal, verdaderas joyas his-tóricas, van encajando dócilmen-te en las fijaciones del tripodión.“Estos instrumentos son docu-mentos que hay que leer”, diceConcejal. “Y en eso estamos”.

40 vivir LA VOZ DE ALMERÍALUNES, 28 DE MARZO DE 2011 vivir 41LA VOZ DE ALMERÍA

LUNES, 28 DE MARZO DE 2011

REPORTAJE

!Días después de este encuentro en Almería, Pablo de la Cruz Conce-jal llevó a Madrid el tripodión y lo probó en la guitarra de Antonio deTorres, datada en 1854 y perteneciente a la colección Ramírez, quepresentaba las marcas de su uso en este aparato. El instrumento enca-jó perfectamente. El próximo paso será presentar este aparato recupe-rado por el almeriense Joaquín Pierre en el próximo Festival Internacio-nal de Guitarra Andrés Segovia. / FOTO: P. C. CONCEJAL.

REENCUENTRO EN MADRID

El encaje perfecto de una Torres de 1854