GUÍA PRÁCTICA DE CONTENIDOS TÉCNICAS NARRATIVAS IV MEDIO

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COLEGIO DON BOSCO Departamento de Lenguaje Ibieta 250 - 224971 Profesor Ignacio Morales V. Guía práctica de contenidos IV medio: técnicas narrativas de la literatura contemporánea I. Técnicas narrativas: a. Monólogo interior: Es una modalidad expresiva mediante la cual un personaje de la obra – sin intervención del narrador – manifiesta directamente los conflictos de su conciencia. Conserva una organización sintáctica reflejada en la secuenciación lógica de las oraciones, estructurada a través del uso de la puntuación. “Imagínate que tienes una herida en alguna parte de tu cuerpo, en alguna parte que no puedes ubicar exactamente, y que no puedes ver ni tocar, y supón que esa herida te duele y amenaza abrirse o se abre cuando te olvidad de ella y haces lo que no debes, inclinarte, correr, luchar o reír; apenas lo intentas, la herida surge, su recuerdo primero, su dolor en seguida: aquí estoy, anda despacio. No te quedan más que dos caminos: o renunciar a vivir así, haciendo a propósito lo que no debes, o vivir así, evitando hacer lo que no debes. Si eliges el primer camino, si saltas, gritas, ríes, corres o luchas todo terminará pronto: la herida, al hacerse más grande de lo que puedes soportar, te convertirá en algo que sólo necesitará ser sepultado y que exasperado por la imposibilidad de hacerlo como querías, preferiste terminar, y esto no significará, de ningún modo, heroísmo; significará que tenías una herida, que ella pudo más que tú y que le cediste el sitio. Si eliges el segundo camino, continuarás existiendo, nadie sabe por cuánto tiempo: renunciarás a los movimientos marciales y a las alegrías exageradas y vivirás, como un sirviente, alrededor de tu herida, cuidando que no sangre, que no se abra, que no se descomponga, y esto, amigo mío, significará que tienes un enorme deseo de vivir y que, (…)impedido de hacerlo como deseas, aceptas hacerlo como

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COLEGIO DON BOSCO Departamento de Lenguaje Ibieta 250 - 224971 Profesor Ignacio Morales V.

Gua prctica de contenidos IV medio: tcnicas narrativas de la literatura contemporneaI. Tcnicas narrativas:a. Monlogo interior:Es una modalidad expresiva mediante la cual un personaje de la obra sin intervencin del narrador manifiesta directamente los conflictos de su conciencia. Conserva una organizacin sintctica reflejada en la secuenciacin lgica de las oraciones, estructurada a travs del uso de la puntuacin.

Imagnate que tienes una herida en alguna parte de tu cuerpo, en alguna parte que no puedes ubicar exactamente, y que no puedes ver ni tocar, y supn que esa herida te duele y amenaza abrirse o se abre cuando te olvidad de ella y haces lo que no debes, inclinarte, correr, luchar o rer; apenas lo intentas, la herida surge, su recuerdo primero, su dolor en seguida: aqu estoy, anda despacio. No te quedan ms que dos caminos: o renunciar a vivir as, haciendo a propsito lo que no debes, o vivir as, evitando hacer lo que no debes. Si eliges el primer camino, si saltas, gritas, res, corres o luchas todo terminar pronto: la herida, al hacerse ms grande de lo que puedes soportar, te convertir en algo que slo necesitar ser sepultado y que exasperado por la imposibilidad de hacerlo como queras, preferiste terminar, y esto no significar, de ningn modo, herosmo; significar que tenas una herida, que ella pudo ms que t y que le cediste el sitio. Si eliges el segundo camino, continuars existiendo, nadie sabe por cunto tiempo: renunciars a los movimientos marciales y a las alegras exageradas y vivirs, como un sirviente, alrededor de tu herida, cuidando que no sangre, que no se abra, que no se descomponga, y esto, amigo mo, significar que tienes un enorme deseo de vivir y que, ()impedido de hacerlo como deseas, aceptas hacerlo como puedas, sin que ello deba llamarse, yelo bien, cobarda as como si elegiste el primer camino nada podr hacer suponer que fuiste un hroe: resistir es tan cobarde o tan heroico como renunciar. Por lo dems, las heridas no son eternas, y mejoran o acaban con uno, y puede suceder que despus de vivir aos con una, sientas de pronto que ha cicatrizado y que puedes hacer lo que todo hombre sano hace, como puede ocurrir, tambin, que concluya contigo, ya que una herida es una herida y puede matar de dos maneras: por ella misma o abriendo en tu cerebro otra, que atacar, sin que te enteres, tu resistencia para vivir; t tienes una herida, supongamos, en un pulmn, en el duodeno en el recto o en el corazn, y quieres vivir y resistes, no te doblegas, aprietas los dientes, lloras, pero no cedes y sigues, aunque sea de rodillas, aun arrastrndote, llenando el mundo de lamentaciones y blasfemias; pero un da sientes que ya no puedes resistir; que tus nervios se sueltan, que tus rodillas y tus piernas no te soportan y se doblegan: caes entonces, te entregas y la herida te absorbe.Hijo de ladrn, Manuel Rojas.

b. Corriente de conciencia:En trminos generales es un tipo de monlogo interior que expresa contenidos mentales carentes de una estructura lgica, preverbales. Busca reproducir el fluir inconsciente de pensamientos que aparecen en la mente del ser humano. Por esto su estructura es catica y no obedece a las normas de puntuacin. La intencin de esta tcnica es mostrar las ideas ms ntimas en su naturaleza, esto es, desorganizadas. Es un recurso eficaz para exponer la interioridad de los personajes.

()me gustan las flores me gustara tener toda la casa nadando en rosas Dios del cielo no hay nada como la naturaleza las montaas salvajes despus el mar y las olas precipitndose luego el campo encantador con sembrados de avena y trigo y toda clase de cosas y toda la preciosa hacienda pasendose por ah eso debe de ser bueno para el corazn de una ver ros y flores de todas las formas y perfumes y colores brotando hasta las zanjas primaveras y violetas es la naturaleza en cuanto a los que dicen que no hay Dios no dara un chasquido de mis dos dedos por toda su ciencia por qu no van y crean algo yo a menudo se lo he dicho a ateos o como sea que se llamen y vayan y pongan en orden sus remiendos primero despus van lanzando alaridos clamando por un sacerdote cuando se estn muriendo y por qu por qu porque tienen miedo del infierno debido a su conciencia acusadora ah s yo lo conozco bien quin fue la primera persona en el universo antes de que hubiera nadie que lo hizo todo quin ah ellos no saben ni yo tampoco as que ah tienes podran igualmente tratar de impedir al sol que saliera por la maana el sol brilla para ti me dijo el da que estbamos acostados entre los rododendros sobre la puerta de Howth con el traje de tweed gris y sombrero de paja el da que consegu que se me declarara si primero le pas el pedacito de pastel que tena en mi boca y era ao bisiesto como ahora s hace 16 aos ()mi Dios despus de ese beso largo casi me qued sin aliento s me dijo que yo era una flor de la montaa s entonces somos flores todo el cuerpo de una mujer si sa fue la nica verdad que me dijo en su vida y el sol brilla para ti hoy s por eso me gustaba porque vi que l entenda lo que era una mujer y yo saba que siempre podra hacer de l lo que quisiera y le di todo el placer que pude llevndolo a que me pidiera el s y primero yo no quera contestarle slo miraba hacia el mar y hacia el cielo y estaba pensando en tantas cosas que l no saba de Mulvey del seor Stanhope y de Hester y de pap y del viejo capitn Groves y de los marineros que juegan al todos los pjaros vuelan y al salto de cabra y al juego de los platos como lo llamaban en el muelle y el centinela frente a la casa del gobernador con la cosa alrededor de su casco blanco pobre diablo medio asado y las chicas espaolas riendo con sus chales y sus peinetones y las griteras de los remates por la maana los griegos y los judos y los rabes y el diablo sabe quin ms de todos los extremos de Europa y Duke Street y el mercado de aves todas cloqueando delante de lo de Larby Sharon y los pobres burros resbalando medio dormidos y los vagos tipos dormidos con las capas a la sombra en los escalones y las grandes ruedas de las carretas de toros y el viejo castillo de edad milenaria s esos hermosos moros todos de blanco y con turbantes que son como reyes pidindole a una que se siente en su minscula tienda ()y Ronda con las viejas ventanas de las posadas los ojos que espan ocultos detrs de las celosas para que su amante bese los barrotes de hierro y las tabernas de puertas entornadas en la noche y las castauelas y la noche que perdimos el barco en Algeciras el guardia haciendo su ronda de sereno con su linterna y oh ese horroroso torrente profundo oh y el mar el mar carmes a veces como el fuego y las gloriosas puestas de sol y las higueras en los jardines de la Alameda s y todas las extraas callejuelas y las casas rosadas y azules y amarillas y los jardnes de rosas y de jazmines y de geranios y de cactos y Gibraltar cuando yo era chica y donde yo era una flor de la montaa s cuando me puse la rosa en el cabello como hacan las chicas andaluzas o me pondr una colorada s y cmo me bes bajo la pared morisca y yo pens bueno tanto da l como otro y despus le ped con los ojos que me lo preguntara otra vez y despus el me pregunt si yo quera s para que dijera s mi flor de la montaa y yo primero lo rode con mis brazos s y lo atraje hacia m para que pudiera sientir mis senos todo perfume s y su corazn golpeaba loco y s yo dije quiero s.Ulises, James Joyce.

c. Soliloquio:Reflexin y dilogo que realiza un personaje consigo mismo. Estructurada y elaborada: respeto por la sintaxis y la puntuacin. Implica un auditorio imaginario.

Pero y si me equivoco y todo esto no son ms que figuraciones mas? Podra ser todo un espejismo, podra haber interpretado mal las cosas a causa de mi ignorancia. Es que no voy a ser capaz de mantener mi bajo papel? Tal vez no tienen ninguna intencin oculta... Las cosas que dicen son perfectamente normales... Sin embargo, se percibe tras ellas algo que... Cualquiera podra expresarse como ellos, pero sin duda bajo sus palabras se oculta una segunda intencin... Por qu Porfirio no ha nombrado francamente a la vieja? Por qu Zamiotof ha dicho que yo me haba expresado como un hombre "prudente"? Y a qu viene ese tono en que hablan? S, ese tono... Rasumikhine lo ha presenciado todo. Por qu, pues, no le ha sorprendido nada de eso? Ese majadero no se da cuenta de nada... Vuelvo a sentir fiebre... Me habr guiado el ojo Porfirio o habr sido simplemente un tic? Sin duda, sera absurdo que me lo hubiera guiado... A santo de qu? Quieren exasperarme...? Me desprecian...? Son suposiciones mas...? Lo saben todo...? Zamiotof se muestra insolente... No me equivocar...? Debe de haber reflexionado durante la noche. Yo presenta que estara aqu... Est en esta casa como en la suya. Puede ser la primera vez que viene? Adems, Porfirio no le trata como a un extrao, puesto que le vuelve la espalda. Estn de acuerdo; s, estn de acuerdo sobre m. Y lo ms probable es que hayan hablado de m antes de nuestra llegada... Sabrn algo de mi visita a las habitaciones de la vieja? Es preciso averiguarlo cuanto antes. Cuando he dicho que haba salido para alquilar una habitacin, Porfirio no ha dado muestras de enterarse... He hecho muy bien en decir esto... Puede serme til... Dirn que es una crisis de delirio... Ja, ja, ja...! Ese Porfirio est al corriente con todo detalle de mis pasos en la tarde de ayer, pero ignoraba que haba llegado mi madre... Esa bruja haba anotado en el envoltorio la fecha del empeo... Pero se equivocan ustedes si creen que pueden manejarme a su antojo: ustedes no tienen pruebas, sino slo vagas conjeturas. Presntenme hechos! Mi visita a casa de la vieja no prueba nada, pues es una consecuencia del estado de delirio en que me hallaba. As lo dir si llega el caso... Pero saben que estuve en esa casa? No me marchar de aqu hasta que me entere... Para qu habr venido...? Pero ya me estoy sulfurando: esto salta a la vista... Es evidente que tengo los nervios de punta... Pero tal vez esto sea lo mejor... As puedo seguir desempeando mi papel de enfermo... Ese hombre quiere irritarme, desconcertarme... Por qu habr venido?Crimen y castigo, Fedor Dostoievski

d. Montaje:Tcnica narrativa en la que dos o ms espacios, historias o situaciones diferentes se suceden y entrelazan a partir de un nexo. Es uno de los aportes del cine a la literatura. Problematiza la continuidad lgica de la trama, pues presenta saltos o cortes que multiplican el relato, sus escenarios o tiempos.e. La literatura como tema en s misma:Las obras literarias introducirn como tema el propio proceso creativo o la obra. Es decir, promovern una reflexin sobre el proceso de escritura dentro de la obra. Plantea ideas y consideraciones acerca de la literatura y la creacin. El escritor y la literatura estn al centro de la trama. Desdibuja los lmites entre la realidad y la ficcin.

Hace un ratome estaba paseando por el cuarto y se me ocurri de golpe que lo vea por primera vez. Hay dos catres, sillas despatarradas y sin asiento, diarios tostados de sol, viejos de meses, clavados en la ventana en lugar de los vidrios.Me paseaba con medio cuerpo desnudo, aburrido de estar tirado, desde medioda, soplando el maldito calor que junta el techo y que ahora, siempre en las tardes, derrama adentro de la pieza. Caminaba con las manos atrs, oyendo golpear las zapatillas en las baldosas, olindome alternativamente cada una de las axilas. Mova la cabeza de un lado a otro, aspirando, y esto me haca crecer, yo lo senta, una mueca de asco en la cara. La barbilla, sin afeitar, me rozaba los hombros.Recuerdo que, antes que nada, evoqu una cosa sencilla. Una prostituta me mostraba el hombro izquierdo, enrojecido, con la piel a punto de rajarse, diciendo: Date cuenta el sern hijos de perra. Vienen veinte por da y ninguno se afeita.Era una mujer chica, con unos dedos alargados en las puntas, y lo deca sin indignarse, sin levantar la voz, en el mismo tono mimoso con que saludaba al abrir la puerta. No puedo acordarme de la cara; veo nada ms que el hombro irritado por las barbas que se le haban estado frotando, siempre en ese hombro, nunca en el derecho, la piel colorada y la mano de dedos finos selandola.Despus me puse a mirar por la ventana, distrado, buscando descubrir cmo era la cara de la prostituta. Las gentes del patio me resultaron ms repugnantes que nunca. Estaban, como siempre, la mujer gorda lavando en la pileta, rezongando sobre la vida y el almacenero, mientras el hombre tomaba mate agachado, con el pauelo blanco y amarillo colgndole frente al pecho. El chico andaba en cuatro patas, con las manos y el hocico embarrados. No tena ms que una camisa remangada y, mirndole el trasero, me dio por pensar en cmo haba gente, toda en realidad, capaz de sentir ternura por eso.Segu caminando, con pasos cortos, para que las zapatillas golpearan muchas veces en cada paseo. Debe haber sido entonces que record que maana cumplo cuarenta aos. Nunca me hubiera podido imaginar as los cuarenta aos, solo y entre la mugre, encerrado en la pieza. Pero esto no me dej melanclico. Nada ms que una sensacin de curiosidad por la vida y un poco de admiracin por su habilidad para desconcertar siempre. Ni siquiera tengo tabaco.No tengo tabaco, no tengo tabaco. Esto que escribo son mis memorias. Porque un hombre debe escribir la historia de su vida al llegar a los cuarenta aos, sobre todo si le sucedieron cosas interesantes. Lo le no s dnde.Encontr un lpiz y un montn de proclamas abajo de la cama de Lzaro, y ahora se me importa poco de todo, de la mugre y el calor y los infelices del patio. Es cierto que no s escribir, pero escribo de m mismo.Ahora se siente menos calor y puede ser que de noche refresque. Lo difcil es encontrar el punto de partida. Estoy resuelto a no poner nada de la Infancia. Como nio era un imbcil: slo me acuerdo de m aos despus, en la estancia o en el tiempo de la Universidad. Podra hablar de Gregorio, el ruso que apareci muerto en el arroyo, de Mara Rita y el verano en Colonia. Hay miles de cosas y podra llenar libros.Dej de escribir para encender la luz y refrescarme los ojos que me ardan. Debe ser el calor. Pero ahora quiero algo distinto. Algo mejor que la historia de las cosas que me sucedieron. Me gustara escribir la historia de un alma, de ella sola, sin los sucesos en que tuvo que mezclarse, queriendo o no. O los sueos. Desde alguna pesadilla, la ms lejana que recuerde, hasta las aventuras en la cabaa de troncos. Cuando estaba en la estancia, soaba muchas noches que un caballo blanco saltaba encima de la cama. Recuerdo que me decan que la culpa la tena Jos Pedro porque me haca reir antes de acostarme, soplando la lmpara elctrica para apagarla.Lo curioso es que, si alguien dijera de mi que soy un soador, me dara fastidio. Es absurdo. He vivido como cualquiera o ms. Si hoy quiero hablar de los sueos, no es porque no tenga otra cosa que contar. Es porque se me da la gana, simplemente. Y si elijo el sueo de la cabaa de troncos, no es porque tenga alguna razn especial. Hay otras aventuras ms completas, ms interesantes, mejor ordenadas. Pero me quedo con la de la cabaa porque me obligar a contar un prlogo, algo que me sucedi en el mundo de los hechos reales hace unos cuarenta aos. Tambin podra ser un plan el ir contando un suceso y un sueo. Todos quedaramos contentos.Aquello pas un 31 de diciembre, cuando viva en Capurro. No s si tena 15 o 16 aos; sera fcil determinarlo pensando un poco, pero no vale la pena. La edad de Ana Mara la s sin vacilaciones: 18 aos. 18 aos, porque muri unos meses despus y sigue teniendo esa edad cuando abre por la noche la puerta de la cabaa y corre sin hacer ruido, a tirarse en la cama de hojas.Era un fin de ao y haba mucha gente en casa. Recuerdo el champn, que mi padre estrenaba un traje nuevo y que yo estaba triste o rabioso, sin saber por qu, como siempre que hacan reuniones y barullo. Despus de la comida los muchachos bajaron al jardn. (Me da gracia ver que escrib bajaron y no bajamos.) Ya entonces nada tena que ver con ninguno.Era una noche caliente, sin luna, con un cielo negro lleno de estrellas. Pero no era el calor de esta noche en este cuarto, sino un calor que se mova entre los rboles y pasaba junto a uno como el aliento de otro que nos estuviera hablando o fuera a hacerlo.Estaba sentado en unas bolsas de portland endurecido, solo, y a mi lado haba un azadn con el mango blanco de cal. Oa los chillidos que estaban haciendo con unas cornetas compradas a propsito y que llegaron junto con elchampn, para despedir el ao. En casa tocaban msica. Estuve mucho tiempo as, sin moverme, hasta que o el ruido de pasos y vi a la muchacha que vena caminando por el sendero de arena.Puede parecer mentira: pero recuerdo perfectamente que desde el momento en que reconoc a Ana Mara por la manera de llevar un brazo separado del cuerpo y la inclinacin de la cabeza supe todo lo que iba a pasar esa noche. Todo menos el final, aunque esperaba una cosa con el mismo sentido.Me levant y fui caminando para alcanzarla, con el plan totalmente preparado, sabindolo, como el se tratara de alguna cosa que ya nos haba sucedido y que era inevitable repetir. Retrocedi un poco cuando la tom del brazo; siempre me tuvo antipata o miedo.Hola.Hola.Yo le hablaba de Arsenio, bromeando. Ella estaba cada vez ms fra, apurando el paso, buscando las calles entre los rboles. Cambi en seguida de tctica y me puse a elogiar a Arsenio con una voz seria y amistosa. Desconfi un momento, nada ms. Empez a rerse a cada palabra, tirando la cabeza para atrs. A ratos se olvidaba y me iba golpeando con el hombro al caminar, dos o tres veces seguidas. No s a qu ola el perfume que se haba puesto. Le dije la mentira sin mirarla, seguro de que iba a creerla. Le dije que Arsenio estaba en la casita del jardinero, en la pieza del frente, fumando en la ventana, solo. (Por qu no hubo nunca ningn sueo de algn muchacho fumando solo de noche, as, en una ventana, entre los rboles.) Nos combinamos para entrar por la puerta del fondo y sorprenderlo. Ella iba adelante, un poco agachada para que no pudieran verla, con mil precauciones para no hacer ruido al pisar las hojas. Poda mirarle los brazos desnudos y la nuca. Debe haber alguna obsesin ya bien estudiada que tenga como objeto la nuca de las muchachas, las nucas un poco hundidas, infantiles, con el vello que nunca se logra peinar. Pero entonces yo no la miraba con deseo. Le tena lstima, compadecindola por ser tan estpida, por haber credo en mi mentira, por avanzar as, ridcula, doblada, sujetando la risa que le llenaba la boca por la sorpresa que bamos a darle a Arsenio.

El pozo, Juan Carlos Onetti.