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MINATITLAN: UN ESPACIO EN BUSQUEDA DE SU SOCIEDAD 1830-1870 El 5 de septiembre de 1910 el gobernador de Veracruz, Teodoro A. Dehesa, elevaba la villa de Minatitlán al rango de ciudad. Esta nominación formaba parte de una serie de medidas llevadas a cabo por el gobierno porfirista para festejar los cien años de la Independencia de México. El cantón de Minatitlán representaba lo que el régimen consideraba uno de sus grandes triunfos: la modernización del país. Una modernización que, en el caso concreto de Minatitlán, había sido posible gracias a la inauguración del Ferrocarril Nacional de Tehuantepec en 1907, aún cuando éste no pasaba directamente por la ciudad. 1 Aparejado a esto, un nuevo "negocio" vendría a acrecentar el interés por la zona: la explotación de petróleo. El "contratista de don Porfirio", el inglés Weetman Pearson, a la par que realizaba los trabajos de remodelación y modernización del Ferrocarril de Tehuantepec, empezó a explotar con éxito los primeros pozos petroleros del sur de Veracruz. 2 Por esta razón, quien en 1910 se 1 Situación que preocupaba a las fuerzas "vivas" de la población y que llevan a Diaz, como premio de consolación, a determinar la construccion de la refinería en Minatitlán. Ver María de los Angeles Saraiba Russell, Les enjeux de la modernité dans l'histoire du Mexique contemporaine, Paris, EHESS, Tesis de Doctorado, 2004, p. 211. 2 Entre 1904 y 1906, El pozo de San Cristóbal, situado en los terrenos de Riberas Coloradas, antigua propiedad de la familia Baldwin, empezó a producir petróleo. Esta situación llevaría a la construcción de la primera refinería experimental 1

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MINATITLAN: UN ESPACIO EN BUSQUEDA DE SU SOCIEDAD

1830-1870

El 5 de septiembre de 1910 el gobernador de Veracruz, Teodoro A. Dehesa,

elevaba la villa de Minatitlán al rango de ciudad. Esta nominación formaba

parte de una serie de medidas llevadas a cabo por el gobierno porfirista para

festejar los cien años de la Independencia de México. El cantón de Minatitlán

representaba lo que el régimen consideraba uno de sus grandes triunfos: la

modernización del país. Una modernización que, en el caso concreto de

Minatitlán, había sido posible gracias a la inauguración del Ferrocarril Nacional

de Tehuantepec en 1907, aún cuando éste no pasaba directamente por la

ciudad.1 Aparejado a esto, un nuevo "negocio" vendría a acrecentar el interés

por la zona: la explotación de petróleo. El "contratista de don Porfirio", el inglés

Weetman Pearson, a la par que realizaba los trabajos de remodelación y

modernización del Ferrocarril de Tehuantepec, empezó a explotar con éxito los

primeros pozos petroleros del sur de Veracruz.2 Por esta razón, quien en 1910

se acercara a Minatitlán encontraba que la cabecera del cantón del mismo

nombre era una promisoria ciudad de casi nueve mil habitantes. Le seguían en

importancia, de acuerdo con el número de habitantes, el nuevo Puerto México,

sede del FNT, con 6 600; Jáltipan con 6 448 y Cosoleacaque con 6 263. En

conjunto, el cantón de Minatitlán poseía 46 270 habitantes, repartidos en 13

1 Situación que preocupaba a las fuerzas "vivas" de la población y que llevan a Diaz, como premio de consolación, a determinar la construccion de la refinería en Minatitlán. Ver María de los Angeles Saraiba Russell, Les enjeux de la modernité dans l'histoire du Mexique contemporaine, Paris, EHESS, Tesis de Doctorado, 2004, p. 211.2 Entre 1904 y 1906, El pozo de San Cristóbal, situado en los terrenos de Riberas Coloradas, antigua propiedad de la familia Baldwin, empezó a producir petróleo. Esta situación llevaría a la construcción de la primera refinería experimental en la zona. Ver María de los Angeles Saraiba Russell, Procesos modernizadores en el Istmo veracruzano 1900-1921, México, UNAM, tesis de maestría en Historia de México, 2000.

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municipalidades y 27 congregaciones.3 El nuevo siglo se presentaba en el

Istmo con auspicios más que favorables; en los años a venir, tanto su población

como su desarrollo económico crecerían aún más.

En las siguientes líneas, trataremos de remontar en el tiempo para

descubrir cómo esta parte del sur de Veracruz se fue poblando. Cierto, el

Ferrocarril y la incipiente explotación petrolera son los elementos que

permitieron su desarrollo a principios de siglo. Sin embargo, lo que me interesa

en esta charla es dilucidar mejor el escenario que permitió la transformación

de esta zona. Para ello, trataré de delinear los "inicios" de esta región.

En la historia de Minatitlán hay un elemento vital: un vasto espacio

estratégico que podía convertirse en objeto del deseo de naciones enemigas.

Vastas extensiones de tierra en apariencia fértiles e inhóspitas esperaban ser

colonizadas. Al menos esto era lo que pensaban las autoridades de la nueva

nación mexicana que durante la primera mitad del siglo XIX trataron de poblar

las zonas que consideraban estratégicas para el desarrollo nacional. El sur de

Veracruz entraba dentro de esta categoría.4 No es mi intención detenerme en

la descripción de la fallida expedición francesa de 1830-1834; basta decir que a

ella debemos la "inauguración" del poblado de Minatitlán entre 1825 y 1826

como sede de la compañía colonizadora de Tadeo Ortíz de Ayala.5

Al mismo tiempo que se pretende llevar a cabo la colonización de las

tierras altas del Coatzacoalcos y crear asi un territorio del Istmo, el gobernador

3 Ver Secretaría de Agricultura y Fomento, Tercer Censo de población de los Estados Unidos Mexicanos, verificado el 27 de octubre de 1910, t. I, México, Oficina Impresora de la Secretaría de Hacienda, 1918, pp. 408-409. 4 Ver Maria de los Angeles Saraiba Russell, op. cit., 2005, pp.42-46.5 Minatitlán era conocida como Paso de la Fábrica. Los primeros datos sobre este asentamiento se remontan a la época colonial, hacia 1731. Se le llamaba así porque en ella había un astillero. Ver María de los Angeles Saraiba Russell, Ibid., 2005, pp. 37-38.

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de Veracruz, Antonio López de Santa Anna, otorga 16 kilómetros cuadrados en

el Coatzacoalcos a destacados militares que lucharon por la independencia de

México. Su misión sería crear colonias militares en la zona.6 Encontramos así

las tierras otorgadas a los generales Juan N. Almonte7, Vincenzo Filisola8 e

Ignacio de Mora y Villamil9, así como a don José Ignacio Esteva, ministro de

Hacienda. el objetivo final era crear un territorio del Istmo.

Hacia 1830, un colono del Coatzacoalcos describía así a la gente que

habitaba en Minatitlán:

"En Minatitlán hay un alcalde, un corregidor y un comisario... Hay mexicanos, indios, franceses, americanos; su población es de alrededor 900 personas; los mexicanos más ricos poseen mulas para el transporte de mercancías...la mayor parte de los habitantes de Minatitlán no se ocupa de la agricultura debido a la falta de tierras cerca de la población. Los terrenos baldíos pertenecientes al Estado se encuentran a más de 30 kilómetros de distancia. Los habitantes se dedican a otras actividades legadas al hecho de que es aquí que los barcos descargan sus productos. La mayor parte de la población proviene de los pueblos de Chinameca, Zanapa, Huimanguillo y Tabasco. El resto, 24 hombres, 12 mujeres y 26 niños, son extranjeros. el carácter de los primeros, es decir, de los nativos, es dócil, de comportamiento normal y dedicado al trabajo... por lo que respecta a los extranjeros, también son correctos y subordinados a las autoridades, salvo algún anglo-americano que debe ser llamado al orden..."10

Tratemos de averiguar quiénes son estos nativos y los extranjeros. Hacia

1828, hay un cónsul americano establecido en Minatitlán. Su nombre es

Charles Douglas, originario de Alabama. Su misión era la de fomentar la

presencia de comerciantes americanos en la zona.11 No sabemos cuánto de

6 Decreto de colonización de 1823; ver Ibid., 2005, p.55.7 Almonte era uno de los héroes de la Independencia y encargado de la colonización de las zonas inhópitas del nuevo país. Viajará a la región enviado por el gobierno de Veracruz y apoyará la colonización europea de la zona. Ver Ibidem., pp. 55-56.8 Ibidem.9 Ibid., p. 5610 Anarcharsis Brissot de Warville, Voyage au Guazacoalcos aux Antilles et aux Etats-Unis, Paris, Arthus Bertrand Editeur, 1837, pp. 81-82.11 AHSREM, 44-17-111.

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oficialidad y cuánto de aventura hay en estos personajes, lo que sí es cierto es

que en 1831 un nuevo cónsul americano está activo en la región. Su nombre es

Juan Baldwin, quien junto con su hermano Samuel posee un aserradero.

Juan y Samuel Baldwin compraron en 1830 el terreno Riberas Coloradas

al terrateniente Francisco de Lara y Vargas, personaje sobre el cual

hablaremos más adelante. Riberas Coloradas tendrá un destino particular, ya

que, aparte de ser la primera propiedad privada de Minatitlán, a principios del

siglo XX será la sede de la primera refinería de la región.12 El destino de los

hermanos Baldwin se separa en Minatitlán. Juan el vicecónsul es enviado a

prisión por causas que resultan oscuras, aunque todo parece indicar que podría

tratarse de un cierto apoyo a movimientos rebeldes en la zona.13 No sabemos

si murió en prisión o fue desterrado. Lo que es cierto es que su nombre

desaparece de los registros de la época. Será Samuel quien a partir de esta

época aparezca como el "patriarca" de la familia Baldwin, la familia extranjera

más conocida y antigua de Minatitlán. Samuel había llegado del puerto de

Veracruz en compañía de su esposa Clotilde, de origen francés. En Minatitlán

se dedicará al comercio de la madera (caoba), así como a la agricultura del

café y de la caña de azúcar. Por esta razón, comienza a comprar terrenos a

orillas del río Coatzacoalcos.

Por parte de los terratenientes locales, éstos se encontraban hacia

Chinameca, Cosoleacaque y Acayucan, así como Tabasco. La imagen que

tenemos de ellos es la de rancheros que hasta el momento habían vivido

12 Testimonio de la protocolización del título de propiedad de los terrenos llamados Riberas Coloradas, Minatitlán, Veracruz, 1889, en Registro Público del cantón de Minatitlán, años de 1870-1910.13 M. A., Brissot, Voyage..., pp. 86-87. Brissot habla de una revuelta del revolucionario Vicente Guerrero contra el Imperio proclamado por Agustín de Iturbide.

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"encerrados" en sus vastas posesiones que databan de la época colonial.14 La

proyectos de la nueva nación mexicana de colonizar espacios estratégicos

como el Coatzacoalcos, los hará salir de su aislamiento para abrirse al nuevo

orden de cosas. Un ejemplo de ello es el caso de la familia De Lara y Vargas,

propietaria de los terrenos colindantes con Minatitlán. El patriarca, don

Francisco de Lara, vivía en Chinameca, en su rancho Mapachapa, que se

encontraba dividido en cinco partes: Barrilla, Limones, San Pedro, Tacoteno y

Buenavista.15 Minatitlán pertenecía a la fracción de Tacoteno. Durante la época

de sequía, el ganado de los Lara era enviado a pastar en las llanuras que se

encontraban del otro lado del Coatzacoalcos, mientras que durante la estación

de las lluvias las bestias eran llevadas a las colinas de Minatitlán, que se

convertía así en lugar de paso obligatorio de los vaqueros y su ganado. Esta

situación, aunada a la presencia de las naves que descargaban mercancías, a

los colonos de paso hacia las tierras a poblar y a los extranjeros que, como los

Baldwin, empezaban a explotar maderas y a cultivar, hacía posible el

sostenimiento de la villa como centro comercial.

Otros miembros de la familia De Lara, como José Torres, aparecen en las

crónicas de la época como interesados en hacer negocios con los colonos del

Coatzacoalcos. Torres, quien a través del matrimonio con una heredera de los

Lara, se había vuelto propietario de la hacienda Buenavista y alquilaba caballos

y ganado a los franceses, era el presidente municipal de Minatitlán.16 Igual

sucedía con Manuel Montalvo, propietario del rancho Otapa, que alquilaba

mulas a los colonos. Montalvo también fungió como autoridad municipal de

14 Alvaro Alcántara López, Ariles de la majada, p. 47.15 AGEV, Sección Hacienda, Núm. 49, Letra F, Minatitlán, 1910.16 Pierre Charpenne, Mon voyage..., pp. 185.

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Minatitlán y, al igual que Torres, mediante alianzas familiares, compartía con

los Lara la propiedad de Mapachapa.17

Otro poder presente en la región es el eclesiástico. El sacerdote José

María Sastré, residente en Tabasco, era propietario del rancho Cuachapa. La

influencia de esta personaje parece haber sido grande ya que era el tutor de

los niños José, Tomasa y Camilo de Lara.18 En 1840 vende Cuachapa a José M.

Torres.

Finalmente, encontramos a la familia Urgel, de Huimanguillo, que poseía

el rancho de San José Teposapa, cercano a Moloacán. Esta propiedad era

estratégica, pues se encontraba en la confluencia de dos ríos navegables: el

Uxpanapa y el Tancochapa. Además, estaba a mitad de camino entre Acayucan

y Tabasco. Por esta razón, las mulas que transportaban cacao y tabaco estaban

obligadas a pasar por el rancho. Se estima que alrededor de 2 000 mulas lo

atravesaban cada año. Los Urgel poseían desde la época colonial el privilegio

de peaje. Otras fuentes de riqueza del rancho de la familia eran la madera y el

ganado, considerado el mejor de la zona con cerca de 8 000 cabezas. En sus

tierras trabajaban y vivían alrededor de 100 personas.19

Por lo que concierne a la población indígena de la región, el grupo más

importante se concentraba en los pueblos de Jáltipan y Cosoleacaque, que

tenían entre 200 y 2 000 habitantes. Conocemos poco la situación de los

indígenas del Coatzacoalcos, sus vidas y la transformación de su espacio.

17 Archivo de Notarías del Estado de Veracruz.18 Escritura Pública que pasó en el pueblo de Chinameca el día 13 de diciembre de 1853, en Archivo del Registro Público de la Propiedad del cantón de Minatitlán, año de 1893, núm. 35, fojas 33-35.19 John Jay Williams, El Istmo de Tehuantepec, México, Imprenta de Vicente García, 1852, pp. 294-295.

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Durante las primeras décadas del siglo XIX, los grupos que sobrevivieron a la

conquista española, se mantuvieron apartados del control del Estado, tratando

de escapar de un mundo que les era hostil. Sin embargo, ya fuera a través de

la vía legal o incluso de la armada, lucharon día a día por defender su

espacio.20

Tal es la situación del sur de Veracruz durante los primeros años del

México independiente. Los intentos del nuevo gobierno por poblar la región a

través de colonias militares y extranjeras se revelarán un fracaso. A fines de

los años treinta la colonización no es más que un fantasma en el que cientos

de personas perdieron la vida y muchas otras quedaron arruinadas. Sin

embargo, el discreto comercio de Minatitlán continua. Extranjeros siguen

llegando a este pequeño puerto, atraídos por la riqueza de sus maderas, así

como por la posibilidad de llevar a cabo el gran sueño de unir los dos océanos.

A partir de 1850, la necesidad de materias primas y de nuevas rutas mundiales

de comercio atraerán a propios y extraños hacia Minatitlán.

EL COMERCIO Y LA EDAD DE ORO DE LOS CONSULES

En 1851, la población de Minatitlán se rebelaba contra las autoridades

mexicanas que pretendían impedir la entrada de embarcaciones americanas al

20 Revueltas en Acayucan a fines de la Colonia, la rebelion del 1907. Ver Alvaro Alcántara, op. cit., p. 215; José María Iglesias, Estadística...

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puerto.21 La difícil situación política del país, hace temer a las autoridades que

los Estados Unidos también quieran apoderarse de esta estrecha franja de

tierra. La presencia de extranjeros en la zona dedicados a la explotación de

maderas preciosas no hace sino aumentar este temor. La respuesta de la

población a la prohibición nos muestra de qué parte estaban o, mejor dicho,

quiénes eran los actores de "peso" en ese momento.

En 1853, el gobierno conservador de Antonio López de Santa Anna

restablece la creación de un territorio del Istmo y declara Minatitlán su

cabecera política.22 Todo esto con el fin de mejor administrar una zona que

parece destinada a grandes proyectos, entre los cuales figura la construcción

de un paso entre los dos océanos. Numerosos esfuerzos se llevarán a cabo

entre 1842 y 1880 para unir al Atlántico con el Pacífico. Distintas compañías,

tanto mexicanas como extranjeras, trataron de construir ya fuera un canal o

una línea férrea entre el Coatzacoalcos y el océano Pacífico.

Asimismo, se procede a un nuevo proyecto de colonización de la zona y a

"regularizar" las tierras "incultas". Sin embargo, el jefe político de Minatitlán,

Francisco de la Torre, así como las autoridades locales, se niegan a cooperar

con el decreto de colonización y entorpecen los trabajos de deslinde de tierras

de la compañía suiza-mexicana Jecker, enviada por el gobierno central para

colonizar la región con europeos para de esta manera contrarrestar la

presencia americana en la zona.23

21 AHSREM, "Comunicación interocéanica por el Istmo de Tehuantepec", tomo I, L-E-1510, foja 219.22 El territorio del Istmo se dividía en dos distritos: Minatitlán y Tehuantepec. Juntos formaban seis jurisdicciones: Minatitlán, Acayucan, Huimanguillo, Juchitán, Tehuantepec y Petapa. Se calculaba que poseía una población de 80 mil habitantes, distribuidos en 6 708 kilómetros. Ver Antonio García Cubas, Atlas geográfico, estadístico e histórico de la República Mexicana, México, Imprenta de José Mariano Fernández de Lara, 1858.23 Ver "Contrato entre la casa Jecker, Torre y Cía, y el gobierno de Santa Anna", en AHSREM, L-E-1610, fojas 19-23.

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Esta negativa de las autoridades parece estar influenciada por el hecho

de que la llegada de enviados del gobierno “central” era vista como una

injerencia en el floreciente negocio de las maderas preciosas. El hecho de que

se pretendieran dar vastas extensiones de tierras a “foráneos” era visto como

un peligro para los intereses económicos-comerciales que se están formando.

En los registros de la época encontramos las quejas de los empleados de la

compañía deslindadora que acusan a autoridades y locales de entorpecer los

trabajos de deslinde y colonización de las tierras del Coatzacoalcos.24 Esta

situación continuo en los años siguientes, haciendo que el contrato con la casa

Jecker “saltara”. Las luchas internas por el poder político hicieron el resto

(guerra civil entre 1855 y 1856). Al final, serán los intereses locales a vencer,

cuando la constitución liberal del estado de Veracruz de 1857 cree el cantón de

Minatitlán, segregando tierras y poder a Acayucan.25 Esta última contestará la

nueva unidad territorial argumentando que son los intereses madereros los que

se encuentran detrás de esta disposición.26

En un contexto más amplio, esta apertura tiene que ver con los cambios

que se está viviendo a nivel mundial. Las necesidad de maderas preciosas a

gran escala, así como el interés en construir un paso entre los dos océanos son

el motor que da vida a la región. Los cónsules extranjeros en Minatitlán son

testimonio de estos intereses particulares en nuestro espacio. Estos cónsules

24 Los agentes Próspero Goizueta y Casimiro Gómez Farías (este ultimo, agente de la casa Jecker y al mismo tiempo administrador de la Aduana Marítima de Coatzacoalcos) se quejaban de la falta de información y cooperación por parte de los locales para saber cuáles eran las tierras incultas a deslindar. Ver AHSREM, L-E-1610, foja 84. 25 De acuerdo con la constitución liberal del estado de Veracruz de 1857, los cantones eran las nuevas unidades territoriales en que se dividía el territorio, 18 en total. Dicha constitución dispuso la creación del cantón de Minatitlán, que comprendía las municipalidades de Cosoleacaque, Chinameca, Jáltipan, Hidalgotitlán, Minzapan, Moloacán, Oteapan, Pajapan y Zaragoza.

26 Ver María de los Angeles Saraiba Russell, op. cit., 2005, p. 89.9

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representan el prototipo de los hombres de negocios presentes en el Istmo

durante los años cincuenta: extranjeros interesados en explotar los ricos

bosques madereros pero también interesados en intervenir en la vida política

nacional a través de sus posiciones diplomáticas. El caso de las luchas por el

control de los terrenos baldíos y la creación del cantón de Minatitlán nos

muestran la influencia que estos personajes adquieren. A partir de este

momento poseen no sólo el poder económico sino también la capacidad de

intervenir en los asuntos regionales.

Al interno de esta trama internacional compuesta por los extranjeros y

los negocios de la madera, se integran tambien las trayectorias de la población

local. Los años cincuenta ven llegar nuevas olas de inmigrantes atraídos por las

perspectivas de la caoba y de la construcción de un paso interocéanico. Las

viejas familias regionales que hasta el momento se habían aislado en sus

ranchos, se abren a los cambios. Los archivos nos las muestran interactuando

con los nuevos llegados, ya sea para hacer negocios, como para establecer

lazos de parentesco. Todos aprovechan de las oportunidades creadas gracias al

comercio de la madera para inserirse de la mejor manera posible en el nuevo

orden de cosas. De esta manera, el otrora espacio aislado e inhóspito se abre a

la vida comercial dictada por la explotación maderera.

VEAMOS ALGUNOS EJEMPLOS:

De acuerdo con la información obtenida, entre 1853 y 1860 hubo un solo

cónsul norteamericano oficial en Minatitlán. Su nombre era Alexander

Pleasants y poseía una serie de aserraderos en la zona.27 Sus negocios lo

llevaban a viajar constantemente entre Minatitlán y los Estados Unidos. Por 27 Ver a este respecto los NA

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esta razón, muchas veces, sin avisar a las autoridades norteamericanas,

dejaba a otros comerciantes como cónsules suplentes o vice-cónsules. Esta

situación provocó no pocos incidentes diplomáticos.28 Algunos de los nombres

que aparecen como "sustitutos" de Pleasants son sus compatriotas Agustin

Allen, John Steel, el inglés James Welsh, el francés Léon Duplan y el austriaco

Bruno Natzmer. Todos ellos se dedicaban a la explotación maderera.

Grandes fortunas se hicieron en el sur de Veracruz durante estos años

gracias a la explotación maderera. En Minatitlán, los pioneros en esta actividad

fueron los norteamericanos Agustin Allen y Daniel Price.29 Después llegaron

James Welsh, James Wright y su sobrino William y Richard Leetch.30

El éxito en los negocios permite a los comerciantes más afortunados la

posibilidad de convertirse en prestamistas. Esta nueva actividad resultará muy

lucrativa. Por ejemplo, los Wright prestan regularmente a un grupo de clientes

entre los que encontramos a un jefe político, Eulalio Vela, así como a los

terratenientes José M. Torres y Pedro Lara. Otra manera de hacer negocio era

la de firmar contratos con personajes locales que abastecían a los

comerciantes de las maderas necesarias. Entre los proveedores de los grandes

comerciantes americanos e ingleses encotramos los nombres de Antonio

Ochoa, José Cassauranc, Léon Duplan, la familia Maldonado, la familia Torres,

los Lara y los Baldwin.

28 AHSREM, 44-17-80.29 AGN, Bienes nacionalizados, caja 589, exp. 140/248, fs. 137-143, y NA, docto 0291.30 De hecho, Daniel Price deja sus negocios en el Istmo al inglés Richard Leetch. Ver Registro Público de la Propiedad y el Comercio de Veracruz.

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El comerciante español Antonio Ochoa llegó a la región a fines de los

años cuarenta. En un principio se estableció en Hidalgotitlán, sitio de gran

tráfico comercial gracias a la compañía de la Louisiana que transportaba gente

y mercancías del Coatzacoalcos a Tehuantepec. En Hidalgotitlán, Ochoa poseía

una tienda que abastecía a los viajeros que seguían la ruta de la compañía.31

José Cassauranc era un francés también llegado a la región a principios

de los cuarenta. Vivía entre Minatitlán y Acayucan. En esta última población

poseía una tienda que, al igual que la de Ochoa, abastecía a los aventureros de

la Louisiana.

Léon Duplán había sido miembro de la fallida colonización francesa de

principios de los años treinta. Posteriormente había emigrado a Acayucan,

donde entra en contacto con el general Ignacio de Mora y Villamil,

representante de la familia Filisola en la zona, quien le permite establecerse en

los terrenos de Filisola. Poco a poco empieza a adquirir tierras y se dedica a la

explotación maderera. Contaba igualmente con una bodega comercial.

Los hermanos José María y Pomposo Maldonado llegaron a Minatitlán en

1852, procedentes de Huimanguillo, Tabasco. José María había sido gobernador

de Chiapas bajo el régimen conservador, debiéndose retirar a la llegada de los

liberales. Restablecidos los conservadores, José María llega a Minatitlán como

representante de las tierras de su amigo Juan Nepomuceno Almonte,

estableciéndose en el Súchil, donde se dedicarán a las actividades de la

explotación maderera e irán poco a poco adquiriendo tierras. Más tarde,

emparentarán con los Urgel y los Duplán a través de los lazos del matrimonio.32

31 AHSREM, L-E-1610, feuilles 102-104, Minatitlán, 13 de diciembre de 1856.32 AGN, Nacionalización de Bienes, caja 589, exps. 140/263, fojas 7-8.

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La vieja familia de terratenientes de los De Lara y Vargas, continua la

tradición agrícola y ganadera. Sin embargo, durante estos años empieza a

vender a los extranjeros una parte de sus propiedades. Por ejemplo, cede una

parte de los terrenos de la hacienda de Tacoteno a la Compañía de la Nueva

Orléans, y otra a los Hermanos Juan y Samuel Baldwin, dejando un pedazo libre

que vende a las autoridades de Minatitlán.33 Estos terrenos constituirán su

fundo legal.

Serán las nuevas generaciones de las diferentes ramas que componen el

grupo de los De Lara (como los Torres, los Montalvo) las que harán numerosos

negocios con los extranjeros para explotar la madera. Buen ejemplo de ello es

Victoriano Montalvo, terrateniente de Cosoleacaque. Montalvo abastece al

norteamericano Welsh y posteriormente a Richard Leetch, de quien

hablaremos más adelante. Victoriano abre una tienda de comercio en

Minatitlán durante los años sesenta, compra tierras y se dedica a prestar

dinero. Como Montalvo, veremos aparecer otro personaje que llegará a ocupar

un lugar importante en la región: Juan B. Vidaña. Vidaña era originario de

Acayucan pero se traslada a Minatitlán a buscar fortuna durante los años

sesenta. Era propietario del rancho de Tenejapa y poseía una tienda en

Minatitlán. A estas actividades añade su interés por la política: fue juez y

alcalde municipal de Minatitlán en numerosas ocasiones, hasta convertirse en

jefe político de la región.

De los Baldwin, la familia "extranjera" más antigua de Minatitlán,

encontramos que, afin de cimentarse aún más en la región, establece lazos de

33 Estos terrenos, contrariamente a lo que la tradición local dice, fueron vendidos y no donados a las autoridades de Mina. Ver "Terrenos de Tacoten", en Registro Público de la Propiedad y el Comercio de Minatitlán.

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parentesco con los De Lara a través del matrimonio del hijo mayor de Samuel

Baldwin con Macedonia De Lara. De esta manera sella una importante alianza,

accediendo así a nuevas tierras y al ganado. Es interesante destacar que, a

partir de este momento, los Baldwin, pioneros en la explotación maderera, se

dedicarán principalmente a la ganadería. Para ello comprarán las propiedades

de Santa Alejandrina, El Yegüero y Tierra Nueva.34

Continuamos nuestro recuento de esta élite minatitleca del siglo XIX con

la trayectoria del que podríamos considerar el gran personaje u hombre de

negocios del sur de Veracruz: el irlandés Robert Leetch. Su caso fue único,

prueba de ello es que desarrolló sus actividades empresariales en diversos

campos, al mismo tiempo que ocupaba cargos diplomáticos, reales y ficticios,

como representante de Estados Unidos, Alemania e Inglaterra en Minatitlán.35

De esta manera, aseguraba la capacidad de llevar a cabo sus transacciones

comerciales "protegido" por su estatus. Leetch es igualmente representante de

la compañía inglesa Lloyd, dedicada a la aseguración de la casi totalidad de los

negocios extranjeros que se llevaban a cabo en la región. Por si esto fuera

poco, nuestro personaje había sido nombrado apoderado de numerosos

comerciantes de madera. Para rematar, tenía un almacén mercantil en

Minatitlán que abastecía de productos a gran parte de los barcos que

navegaban por el Coatzacoalcos.36

Cuando Leetch llegó a Minatitlán, procedente de Nueva Orléans, contaba

ya con una pequeña fortuna: la propiedad de una embarcación comercial. Sin

embargo, fue capaz de construir un imperio a través de su capacidad para

34 Ver Registro Público de la Propiedad y el Comercio de Minatitlán.35 AHSREM, 42-10-7.36 NA, 15 noviembre 1872.

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relacionarse y sacar siempre el mejor partido posible. Durante sus primeros

años en la zona, lo encontramos aliado a la Casa Wright, con la que firma

numerosos contratos para abastecerla de madera. Poco tiempo después, es el

"apoderado" de los bienes de los extranjeros Price y Welsh, quienes habían

muerto dejándole en herencia sus negocios madereros. Su siguiente salto será

convertirse en el abastecedor de las grandes compañías inglesas Foy Morgan y

William Vaugham, dedicadas a la explotación maderera a gran escala.

Finalmente, entre 1871 y 1873, Leetch obtiene numerosos terrenos baldíos por

parte del gobierno para la explotación del cedro.37

Se podría escribir mucho más sobre Leetch y la manera en que amasó su

fortuna. Su historia nos hace pensar a los personajes de las historias de

aventuras: temerarios, dispuestos a todo con tal de llevar a cabo sus planes.

De qué otra forma podemos imaginar a un irlandés llegado a este lugar

apartado buscando fortuna mediante negocios, legales e ilegales, en el

Minatitlán del siglo XIX.38

La trayectoria de Leetch se desarrolla durante los años 1850-1860,

período que marca el inicio de la existencia real del Istmo veracruzano. El

accesso a la tierra y la explotación maderera permiten el desarrollo de la

región, un desarrollo que tendrá como base a un importante grupo mercantil

de origen extranjero que contará con numerosas tierras que explotar. Los

pueblos crecerán y se desarrollarán, nuevas zonas se poblarán gracias a los

37 AGN, Fomento Bosques, vol.87, exps.1,2,5.38 Cuando digo ilegales hablo de la manera poco honesta en que muchas veces se aprovechó de la necesidad de otros para apropiarse de sus bienes. Si alguien faltaba en abastecerlo de madera, enseguida le "embargaba" sus propiedades. De parte de sus "connacionales", tampoco era visto con buenos ojos: lo acusaban de ser una "veleta" en materia política con tal de hacer negocio. Por ejemplo, durante la guerra de Secesión americana, Leetch hizo negocios con los estados confederados.

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campamentos y monterías diseminados en los bosques. El Istmo parece haber

encontrado, al menos por el momento, un poco de esa sociedad que le falta.

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