Grupo 5

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Exposición de Algún amor que no mate de Dulce Chacón.

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Dulce Chacón Nació en Zafra, Badajoz, 6 de junio

de 1954 en el seno de una familia pudiente, “aristócrata, del bando nacional” según sus propias palabras. Su padre, Antonio Chacón, despertó en ella la vocación literaria puesto que él también escribía. Cuando Chacón tenía 11 años su padre murió y un año después su madre se mudó con toda la familia a Madrid, donde Dulce e Inma, su hermana gemela, fueron a estudiar a un internado. Durante su estancia en el internado Chacón empezó a escribir poesía para evadirse de las difíciles circunstancias personales.

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Trayectoria literaria Comenzó a escribir muy pronto aunque no

publicó su primer libro hasta 1992, el poemario Querrán ponerle nombre. Siguió su trayectoria con otras dos obras poéticas, Las palabras de la piedra (1993) y Contra el desprestigio de la altura (1995) por la que ganó su primer premio. A continuación se adentró en el terreno de la novela. En 1996 publicó Algún amor que no mate. Un año después publicó su segunda novela, Blanca vuela mañana. En 1998 publicó Matadora, una biografía sobre la primera mujer torero española, estrenó también su primera obra teatral, segunda mano y y publicó su tercera novela, Háblame, musa, de aquel varón.

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En 1999 publicó un nuevo poemario Matar al ángel y Cielos de barro que presentó a la edición de 2000 del premio Azorín. Su siguiente novela fue La voz dormida, publicada en 2002, la novela obtuvo el premio Libro del Año 2003, otorgado por el Gremio de Libreros de Madrid.

La carrera de Dulce Chacón la truncó su prematura muerte. Falleció el 3 de diciembre de 2003, víctima de un cáncer de páncreas que le habían diagnosticado un mes antes y que se había extendido al hígado.

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Algún amor que no mate Prudencia, protagonista de la obra,

padece los maltratos tanto físicos como psíquicos. Cuando por fin un día decide poner fin a su sufrimiento, su marido de ninguna manera consiente que le deje, ya que la humillación hacia él será tremenda. Prudencia y su conciencia que son quienes narran la novela, a lo largo de la obra se van convenciendo que le ocurre a Prudencia es normal y que su marido le maltrate debe de ser por algún fallo que ella ha cometido.

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Pero no tan solo ha de soportar que su marido la maltrate y la humille ante la vecindad, si no que también soporta la amante de su marido con la que tiene un hijo. Tanto sufrir, tanto aguantar a lo largo de sus años de casa, ya que en un principio ella y su marido eran una feliz pareja de jóvenes enamorados que disfrutan estando juntos y durante las siestas, las cuales más tarde desaparecieron, desencadenando que Prudencia callera enferma y luego, al final de la obra, muere abandonando a su conciencia, la cual se desfallece también cuando se ve sin Prudencia.

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Temas tratados en la obra Los principales temas tratados dentro de

la obra son: La soledad: está sentida tanto por

Prudencia, como por su marido y la amante de este. Todos se ven necesitados de cariño durante el transcurso de la novela. Prudencia espera respuesta a que su marido le de ese cariño que tanto añora. EL marido busca en Prudencia y la amante el carácter, sentimientos y persona que en su madre.

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El amor: mueve a todos los personajes de la novela, les mantiene vivos y más tarde acaba con sus vidas, tanto física como psicológicamente. Prudencia espera que algún día su marido le vuelva a querer como la quiso hace años, pero llega a tal cansancio de vivir que destruye su cuerpo y su alma. Por el mismo motivo, el amor, la amante se resiste a abandonarlo. Aguanta casi lo mismo que Prudencia: que la insulte, que le pegue…

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Comienzan los maltratos

Este es el fragmento en el que comienzan los malos tratos físicos hacia la protagonista, Prudencia, por parte de su marido.

Prudencia harta de que su marido no le haga caso y de que le trate como un objeto inferior le pide el divorcio diciéndole que se quiere ir a vivir a casa de su madre. Que está harta de él y de todo lo que tenga que ver con él.

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Prudencia poco a poco le fue perdiendo el respeto a su marido, al mismo tiempo que él se lo perdía Prudencia no sabe si perdió antes el amor o el respeto, pero también dejo de amarle; no sabe a ciencia cierta cuándo empezó a variar la cosa. Y digo yo qué de eso no se percata uno nunca, que cuando te quieres dar cuenta está batida la yema con la clara y ya no se puede separar.

Al enterarse de que el andaba con otra decidió divorciarse. Lo pensó mucho antes de decírselo al marido; no sabía cómo. Un día se armo de valor y dijo que estaba harta de comer sola, harta de estar en casa todo el día, harta de la de suegra y harta de él que se iba a casa de su madre por un tiempo y que ya la avisaría si pensaba volver.

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El marido no podía creerlo. Jamás había visto así a Prudencia. Se puso echa una bestia y le grito que no le haría pasar por esa vergüenza. Que no se le ocurriera nunca más venir con esas pamplinas. Prudencia le dijo que no eran pamplinas, que era una cosa muy seria, que la tenía muy bien pensada. ¿Quién te ha dicho a ti, que tienes que pensar? Tú no te vas a ninguna parte, ni muerta te vas, se acabo la discusión. Y le dio dos bofetadas que la tiraron al suelo.No le dolieron en la cara, si no al lado del alma en ese rincón que no se le puede enseñar a nadie, pero a mi Prudencia si me lo enseñó. Y también me enseño un dolor más negro. Porque el marido se asusto cuando la había golpeado tan fuerte. Se agacho, le cogió la cabeza entre las manos le aparto el pelo de la cara y le seco las lagrimas con los dedos.

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Sois terribles las mujeres cuando os ponéis a pensar la acurruco en su hombro y se puso a besarla en la boca. Ella se resistía y decía que no, que no que por favor la dejara. Pero él siguió sin escucharla , le seco las lagrimas con la lengua. Déjame, aparta, gritaba Prudencia. Se revolvía asqueada. Entonces la miro como un poseso y se le encendieron los ojos. Quieta, nena, quieta, le decía entre dientes mientras la sujetaba. Y allí mismo en el comedor, la violentó dos veces.