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RICARDO RETI LOS GRANDES MAESTROS DEL TABLERO

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RICARDO RETI LOS GRANDES MAESTROS DEL TABLERO

primera parte

MAESTROS DE AYER

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PROLOGO AUNQUE este libro tiene el aspecto de una colección de partidas, sin embargo es un método, pero no un

método al estilo de los matemáticos o de otra ciencia cualquiera. Así como que para saber nadar es

necesario tirarse al agua, para saber jugar al ajedrez es necesario jugarlo, pues con libros solamente nadie

habrá aprendido a fugar. Un método para este juego, sólo es un acompañante para el aficionado, es un

consejero que le guiará en las falsas o erróneas ideas que de por sí haya adquirido, evitándole de adquirir

otras y, a la vez, le enseñará en sus horas de solaz las bellezas y las profundidades del juego ciencia,

dándole alegría que es la presunción necesaria para el éxito.

Estas son las razones que me han determinado en dar a este libro la forma de una colección de partidas.

Las complicadas combinaciones son una síntesis de teorías sencillas. En el ajedrez es todo lo contrarío.

La teoría es una abstracción, una generalización de experiencias adquiridas en las partidas.

Lo fundamental e indispensable en el ajedrez, es la partida viva, es en su estudio donde se adquieren los

conocimientos teóricos.

He ordenado en principio histórico los resultados de los grandes maestros del tablero, por la razón de que,

al mismo tiempo, es la disposición más lógica. La técnica moderna del ajedrez, se apoya en experiencias

antiguas y es por esta causa que las partidas modernas jugadas por maestros sólo pueden ser

comprendidas por el estudio de los maestros antiguos.

Tanto en la elección de las partidas, como en su análisis, siempre he tenido presente que escribía un

método, y me he esforzado en cada caso a mirar el conjunto y no explicar solamente la teoría de las

aperturas, sino también el curso del juego medio.

Espero, pues, que este libro será un fiel auxiliar en las proezas de los ajedrecistas, tanto para los que

comienzan como para los que ya sean fuertes en el juego.

RICHARD RETI

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RICHARD RETI

El autor de la presente obra fue, sin duda, uno de los grandes maestros de su tiempo, y aunque tal vez por

modestia, no se incluyó entre ellos, es de justicia situarle en el puesto que le corresponde, al llevarse a

cabo esta edición para beneficio de todos los aficionados españoles, ya que posiblemente no existe un

método pedagógico de ajedrez que pueda superar la labor didáctica de Reti en LOS GRANDES

MAESTROS DEL TABLERO.

Richard Reti nació el 28 de mayo de 1889, en la ciudad austro-húngara de Pezinek, incorporada después

de la primera guerra europea a Checoslovaquia. Y murió a los 40 años, víctima de la escarlatina, en

Praga, el 6 de junio de 1929.

Sus padres, judíos húngaros bien acomodados, le proporcionaron los estudios especiales para que a los

quince años, terminado el bachillerato, hablara varios idiomas y poseyera una extensa cultura, además de

conocimientos sobre música, pintura y literatura. Comienza entonces en Viena la carrera de ingeniero y

frecuenta el café donde se juega al ajedrez. Aunque su entrevista con Schlechter le decepcionó y en el

Torneo de Viena, su primera actuación, quedó en último lugar, no por eso perdió su afición. Ocurría esto

en 1908, fecha también de su amistad con Breyer de cuyas conversaciones brotaron las nuevas ideas sobre

Ajedrez, origen de la llamada "escuela hipermoderna" y que fueron expuestas en el libro de Reti "Las

nuevas ideas en Ajedrez", publicado en Viena en 1921, y que tantas controversias despertó.Ganó

primeros premios en los siguientes torneos: Kassa, 1918; Goteburgo, 1920; Teplitz-Schonau (empatado

con Spielmann); Buenos Aires, 1924; Giessen, 1925; Viena, 1926 y Brunn, 1928.

Segundos premios en: Hastings, 1922 (tras Rubinstein); Mahrisch-Ostrau, 1923 (tras Lasker); Hamburgo,

1927, y Dortmund, 1928.

Terceros premios en: Abbazia, 1912 ; Berlín, 1919, y Scheveningen, 1923.

Ostentó el título de Campeón mundial "a la ciega", pues batió el récord establecido por Pillsbury, jugando

en Sao Paulo, 1929, veintinueve partidas simultáneas a la ciega, de las que ganó 20, empató 7, perdiendo

solamente en dos tableros.

El lector podrá ver en el último capítulo de este libro (Mi sistema de apertura) los datos suficientes para

completar esta biografía.

JULIO GANZO

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ADOLF ANDERSSEN Antes de practicar el juego de posición, se debe aprender a combinar. Esta regla se ha confirmado en la historia del ajedrez, y no podemos recomendarla bastante a los jugadores jóvenes. No empecéis vuestro juego con partida de peón de dama y partida francesa, sino con partidas de juego abierto, gambitos. Cierto es que jugando juego cerrado el jugador principiante perderá menos partidas, pero en cambio en el juego abierto aprenderá a jugar al ajedrez. En los tiempos antiguos, hubo también jugadores de posición. El más grande fue André Danican Philidor, quizá habrá sido el pensador más grande hasta el momento presente. Pero el que con su ejemplo fomentó en máximo grado la potencia de combinación del mundo ajedrecista, madurándola para la práctica del juego de posición, fue Adolf Anderssen. Anderssen nació en Breslau en el día 6 de julio de 1818. La información de la carrera de su vida es muy sencilla. Estudió filosofía y matemáticas, y hasta el día 13 de marzo de 1879, época que falleció, ocupó el cargo de profesor en el Instituto de su ciudad natal. Ocupóse del ajedrez en los primeros tiempos de su vida estudiantil, sin embargo, la fuerza de su juego se desarrolló lentamente. Para sus compatriotas alemanes, y hasta para los internacionales, fue la revelación cuando en el primer torneo de maestros celebrado en Londres, en 1851, con el cual empezó la época moderna del ajedrez, obtuvo el primer premio. A este triunfo, siguieron otros, especialmente el de Londres en 1862, y el Baden−Baden en 1870. Recordamos al que quiera aprender, que se fije en las siguientes partidas de Anderssen, no sólo para recrearse en ellas, sino para fortalecer su juego de combinación. No hay que creer que el juego de combinación sea sólo fruto del talento y que no se pueda aprender. Los elementos son siempre los mismos que se presentan en relaciones más o menos complicadas, tales como ataques dobles, sujeciones, cambios, etc. Cuantas más combinaciones se han visto, tanto más fáciles es concebirlas por sí mismo. En las partidas que estudiaremos, no sólo trataremos de éstas, sino que también estudiaremos las aperturas. Entre las aperturas, la primera que sigue es la de "Gambito de rey". Se entiende por "gambito" una apertura en la

cual se sacrifica un peón a fin de conseguir un avance en el desarrollo, o bien otras ventajas. El gambito conocido como el más antiguo en la literatura de ajedrez, es el de rey: 1. e4 e5 2.f4. La idea de este gambito es doble: 1 ° apertura de la columna f en la cual, una vez efectuado el enroque, la torre de rey puede entrar rápidamente en acción: 2.° la posibilidad de formarse un fuerte centro de peones, después del alejamiento, o bien del cambio del peón e, mediante d4. La fuerza de un tal centro de peones, la conoceremos más adelante. Desde luego las blancas, después de 2...exf4, no pueden jugar en seguida 3.d4, sino que deben ante todo hacer algo para evitar la amenaza de las negras £h4+. El jugador que está aprendiendo y también el experimentado, mejorará sensiblemente su juego, si se esfuerza en tratar cada apertura conforme a su (idea) base, siguiendo un plan preconcebido. Por ejemplo, si se juega el gambito de rey, debe tener en cuenta en todo momento los dos objetos principales de esta apertura, que son la dominación de la línea f y la formación de un centro de peones. Si, al contrario, se deja guiar por extravíos y rodeos, él mismo quita el sentido de sus primeras jugadas, y entonces la inconsecuencia de su juego le será fatal. ¿Cómo deben ahora contestar las negras al gambito de rey? En los tiempos antiguos, era usual aceptar cada sacrificio que presentaba el contrario, y, por consiguiente, se solía aceptar casi siempre el gambito de rey mediante 2...exf4 procurando defender este peón por g5.Esta defensa tiene dos fines: uno, material y otro posicional. Al defender el peón f4 queda obstruida la columna f y entonces las blancas para corresponder a la idea de la apertura que es atacar sobre la columna f, deberán casi siempre sacrificar una pieza para quitar de en medio el peón f4 de negro. Otra réplica contra el gambito de rey, es el contra−ataque en el centro: 2...d5, a lo cual después de exd5 sigue casi siempre 3...e4. (Sería un grave error 3.fxe5 a causa de 3... £h4+.) Ahora son las negras que juegan gambito, llamado éste de Falkbeer, cuyo descubridor fue el maestro austríaco Ernesto Carlos Falkbeer, nacido en Brünn en 1819 y fallecido en Viena en 1885.

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¿Qué consiguen las negras con este sacrificio de peón? Ante todo, el fracaso completo de todos los propósitos que han tenido las blancas con la jugada del gambito. La apertura de la columna f lo mismo que la intención de formar un centro de peones, son impedidas radicalmente. Ahora no se sabe qué objeto tiene el peón f4 en su situación. Además el peón e4 causa cierta molestia en la posición de las blancas, y éstas se encuentran con dificultades para su desarrollo. En cambio, las negras, tienen cierta preponderancia en el centro. Por esta razón, en los últimos años se ha empezado a considerar el gambito de Falkbeer casi como la refutación del gambito de rey. Otra réplica: Las negras pueden tratar de ignorar la idea de gambito de las blancas, continuando su desarrollo, y en este caso, no les es necesario jugar inmediatamente 2...d6, para la defensa, porque restringirían la acción de su alfil de rey. El ataque al peón e5 es sólo aparente, porque 3...fxe5 fracasaría a causa de £h4+. Las negras pueden, por lo tanto, jugar tranquilamente 2...Ac5 y pueden defender más tarde su peón e5 con d6 sin encerrar su alfil de rey. Tendremos ocasión de volver a menudo sobre el gambito de rey, pero rogamos el que estudie que no considere como palabras inútiles las ideas generales que aquí y más adelante exponemos sobre las aperturas. Por desgracia, las más de las veces, los jugadores de ajedrez sólo estiman las variantes exactas, pero lo justo es lo contrario. Se ha confirmado que hay más verdad ajedrecística en las ideas que en las variantes. El que comprenda el espíritu exacto de las aperturas puede tener confianza en que también sin el conocimiento de las variantes, no producirá ninguna mala partida.

PARTIDA NÚM. 1

GAMBITO FALKBEER

Breslau, 1862

Blancas: Rosanes Negras: Anderssen

1.e4 e5 2.f4 d5

3.exd5 e4 4.¥b5+

Esta jugada es característica del jugador de tiempos antiguos. No es jugada posicional, es decir, no es con miramientos hacia una fina situación; se perseguía sólo una inmediata ventaja material o el mate. Hoy día se sabe que en el campo de la apertura el dominio del centro es el punto esencial de que se trata. Un jugador moderno se esforzará, ante todo, en desembarazarse del presionador peón negro e4 y, por consiguiente, jugará 4.d3. El conductor de las blancas en la presente partida quiere por, el contrario, tal como entonces era usual, asegurar la preponderancia numérica de sus peones, aun a costas del propio desarrollo, jugando para ello 4. ¥b5+ para después de c6 cambiar su peón d5 que podría llegar a ser débil más tarde.

4...c6

5.dxc6 ¤xc6

Las más de las veces se acostumbra a jugar aquí bxc6.

6.¤c3 ¤f6

7.£e2

Aquí era mejor para las blancas jugar el peón dama a fin de recuperarse en el desarrollo que llevan atrasado. En vez de esto, las blancas persiguen más ventaja material, es decir, ganar otro peón, el de rey. Las negras, y con razón, no se esfuerzan en defender este peón, sino en continuar su desarrollo. Cuantos más peones desaparezcan del tablero y cuantas más columnas se abren, tanto más resalta la ventaja del desarrollo.

7...¥c5 8.¤xe4 0−0 9.¥xc6 bxc6

10.d3 ¦e8 11.¥d2

Las blancas quieren colocar a su rey en seguridad por medio del enroque largo, pero las negras han conseguido columnas abiertas también en su flanco de dama.

11...¤xe4

12.dxe4 ¥f5 13.e5 £b6

6

Si 13...¥xc2 14.£c4, y las negras debían cambiar uno de sus buenos alfiles, pero aun así era favorable para las negras dado el atraso que llevan las blancas en su desarrollo.

14.0−0−0 ¥d4

Esto causa una debilidad en el flanco de enroque de las blancas.

15.c3 ¦ab8 16.b3

XABCDEFGHY 8-tr-+r+k+( 7zp-+-+pzpp' 6-wqp+-+-+& 5+-+-zPl+-% 4-+-vl-zP-+$ 3+PzP-+-+-# 2P+-vLQ+PzP" 1+-mKR+-sNR! Xabcdefghy

16...¦ed8!

Una típica jugada preparatoria de Anderssen, principio de una brillante combinación de la cual su contrincante está completamente ignorante.

17.¤f3

Es claro que si juegan 17.cxd4 £xd4 no tendrían ninguna salvación. Si hubiesen penetrado en el propósito de su contrario, hubieran jugado 17.¢b2, pero las negras con ¥e6 amenazando ¥xb3 hubieran ganado rápidamente.

17...£xb3! 18.axb3 ¦xb3 19.¥e1 ¥e3+!

y mate a la siguiente.

PARTIDA NÚM.2

GAMBITO KIESERITZKY

Breslau, 1862

Blancas: Rosanes Negras: Anderssen

1.e4 e5

2.f4 exf4 3.¤f3

Con esta jugada se ha formado el gambito conocido bajo el nombre de caballo de rey. Hay otras continuaciones, las cuales se emplean a menudo: 3.¥c4 y 3.¥e2, en estos últimos tiempos, se ha probado también 3.£f3 (es el gambito de Breyer), aunque no es usado muy a menudo.En todas estas continuaciones insistiremos más adelante.

3...g5

Como durante tres siglos ya ha sido reconocido, el peón del gambito sólo puede defenderse a la larga si se cubre en seguida. De acuerdo con lo que hemos anotado ya en la primera partida ese intento de sostener la ventaja material obtenida, era, en los tiempos de Anderssen, la forma predominante de jugar. Ahora las blancas tienen en su juego dos continuaciones diversas. Una de ellas consiste en continuar su desarrollo así mediante 4.¥c4 y 5.0−0. Esto es una manera inocente de jugar, propia de jugadores de ataque superficiales, pero no corresponde al espíritu del gambito de rey. La idea de este gambito, como ya sabemos, es el ataque a la columna f en la cual los puntos f6 y f5 han sido debilitados por la jugada g5, pues ya no pueden ser atacados o cubiertos por el peón g5 no pudiendo éste atacar una pieza blanca que tal vez se colocase en dichos puntos f6 y f5. Si las blancas quieren jugar posicionalmente en el espíritu del gambito de rey, antes de todo deben abrir la columna f y quitar de en medio el peón f4. La continuación posicional es, pues, 4.h4, minando de esta manera la defensa g5 que cubre el peón del gambito. No es por ningún azar, que jugadores típicos de posición, como Steinitz y Rubinstein, tenían esta variante en favorable concepto. Considérese además que las blancas

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deben decidir la forma de su continuación en esta cuarta jugada. Si juegan 4.¥c4, las negras pueden contestar ¥g7, y la jugada 5.h4 ya no puede conseguir su objeto porque las negras tienen la posibilidad de jugar h6 y con ello pueden mantener intacta su cadena de peones.

4.h4 g4 5.¤e5

Esta apertura tiene el nombre de gambito de Kieseritzky. Otra continuación es el gambito de Allgaier, donde las b1ancas juegan 5.¤g5, viéndose obligadas, después de 5.h6, a sacrificar su caballo con 6.¤xf7, pero en cambio obtienen un ataque muy peligroso.

5...¤f6

Aquí se presenta una buena ocasión para demostrar el valor que tiene el haber comprendido el espíritu de una apertura y no el estudio de memoria de varias variantes, que no es tan provechoso. El jugador de café, que busca la jugada más próxima para dar ataque, probablemente jugaría aquí, 6.¥c4. Pero también el jugador novicio que se ha tomado la infructuosa molestia de estudiar el célebre método de Bílguer, siguiendo aquellas indicaciones, hará la misma jugada, y por un contrajuego de negras, llegará a tener desventaja. No debe de extrañarnos el hecho de que en el análisis del gambito de rey, la obra de Bilguer contenga numerosos defectos. Un análisis de variantes, en el curso de los años, llega a manifestarse casi siempre como equivocada. La ciencia de conocer variantes sólo es una ciencia aparente. Además el gambito de rey no es ninguna apertura moderna, y la mayor parte de las variantes proceden del tiempo antiguo, cuando era insignificante lo que se pensaba sobre el juego de posición. Si se mantiene ante la vista la idea de la apertura, se llega a la conclusión de que es preciso hacer desaparecer el peón f4 para la liberación de la columna f. Por lo tanto, la jugada indicada es 6. d4, la cual ha sido muy tenida en cuenta por el maestro más antiguo y más grande del juego de posición, Philidor, y más recientemente por el gran "posicionalista" Rubinstein, que la ha calificado como ventajosa

para las blancas. Después de 6.d4 d6 7.¤d3 ¤xe4 8.¥xf4, las negras tienen efectivamente un peón más, pero se hallan en una situación nada envidiable a causa de la debilidad irreparable de la columna abierta. No podemos extrañarnos de que el jugador que conducía las blancas en esta partida, hiciera esta jugada más débil, pero aparentemente más lógica.

6.¥c4 d5 7.exd5 ¥d6 8.d4 ¤h5

Como ahora se demuestra las blancas ya no pueden abrir tan fácilmente la columna f. En buena hora debían haber jugado 0−0, a pesar de la posible contestación £xh4. Rosanes en esta partida, tal como lo hizo en la anterior, no juega posicionalmente, sino a la ventaja material.

9.¥b5+ c6 10.dxc6 bxc6

11.¤xc6 ¤xc6 12.¥xc6+ ¢f8

13.¥xa8

Las blancas tienen una torre más, pero en cambio una posición peligrosa al flanco de su rey, y un juego muy mal desarrollado.

13...¤g3 14.¦h2

Las blancas, en vez de colocar esta torre en h2, que actúa de comparsa, era más propio que debían reconciliarse con su contrario por el sacrificio de calidad, colocando el rey en f2 en esta jugada 14.

14...¥f5 15.¥d5

Le ofrecía mejor defensa 15.¥c6 para no permitir el paso de la torre negra a e8.

15...¢g7! 16.¤c3 ¦e8+ 17.¢f2 £b6

Las negras amenazan el ataque decisivo mediante ¥e5.

18.¤a4 £a6

8

Las negras amenazan mate en cuatro jugadas. Así £e2+ 20.£xe2 ¦xe2+ 21.¢g1 ¦e1+ 22.¢f2 ¦f1 mate. Esta amenaza las blancas no la pueden parar por medio de 19.c4, porque las negras contestan con £xa4! y después de 20.£xa4, nuevamente ¦e2+, etc., y dan mate.

19.¤c3 ¥e5! 20.a4

las negras anuncian mate en cuatro jugadas.

XABCDEFGHY 8-+-+r+-+( 7zp-+-+pmkp' 6q+-+-+-+& 5+-+Lvll+-% 4P+-zP-zppzP$ 3+-sN-+-sn-# 2-zPP+-mKPtR" 1tR-vLQ+-+-! Xabcdefghy

20...£f1+!

21.£xf1 ¥xd4+ 22.¥e3 ¦xe3!

23.¢g1

A otra jugada sigue mate con ¦e2+.

23...¦e1#

Seguramente que algunos lectores se extrañarán de que no hayamos aportado las célebres partidas, Anderssen−Kieseritzky (Londres, 1851) y Anderssen−Dufresne (Berlín, 1851) de las cuales, la primera ha tenido el honor de ser bautizada con el nombre de "Inmortal". La primordial causa es que los contricantes de Anderssen.jugaron flojamente, y hoy día que el sentido ajedrecista se ha refinado, ya no producen ninguna impresión limpia. Los nuevos análisis han demostrado que estas partidas se originaron más bien por la inclinación romántica que sentía Anderssen por las combinaciones, y no por la lógica del ataque. Somos del parecer que estas partidas no tienen ningún valor pedagógico, y, por lo tanto, no son propias para ser incluidas en un método. Respecto a la partida "Inmortal" en el libro del autor "Las Nuevas Ideas en el Ajedrez" (en

alemán y en inglés) se encuentran unas consideraciones críticas sobre el esencial punto flojo de la partida. Respecto a la de Anderssen−Dufresne, el doctor Lasker ha hecho recientemente idénticas consideraciones. Pero de todos modos, las combinaciones de Anderssen en estas partidas, serán siempre dos brillantes perlas en el tesoro del ajedrez. Aunque no aportemos en total las dos partidas, queremos, sin embargo, reproducir lo esencial de la crítica situación de la partida Anderssen−Dufresne, con las consideraciones mencionadas que escribió el doctor Lasker.

Negras:Dufresne XABCDEFGHY 8-tr-+k+r+( 7zplzppsnp+p' 6-vln+-zP-+& 5+-+-+-+q% 4Q+-+-+-+$ 3vL-zPL+N+-# 2P+-+-zPPzP" 1tR-+-tR-mK-! xabcdefghy

Blancas: Anderssen En esta posición, los dos bandos tienen ataque directo contra el rey. Sin embargo, las perspectivas de las blancas son más favorables por una razón general, que en otras partidas ya volveremos a encontrar y sobre la cual el jugador estudiante podrá reflexionar. Las blancas dominan el centro; conducen el ataque en las líneas centrales del tablero. En cambio, las negras atacan la posición del contrario en su enroque, teniendo que cooperar la dama y la torre en el flanco de rey juntamente con los alfiles, éstos atacando desde el flanco de dama. Si el contrario domina el centro, una cooperación de ataque en esta forma no tiene éxito, por la disgregación de las piezas atacantes. El moderno jugador de posición que continuamente se esfuerza en conocer los indicios de la posición y trata la combinación como un medio auxiliar para demostrar después su ventaja de posición, en esta situación tratará de llevar el ataque en el centro de tal forma, que con ello impida al propio tiempo los ataques del flanco de dama negro (alfiles) contra el rey blanco.

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Así es fácil adivinar la jugada que gana en seguida, indicada por Lasker: 19.¥e4 Pero Anderssen optó por jugar:

19.¦ad1

En verdad, esta jugada es prueba de su incomparable combinación, pero puesto que no se apoya en el conocimiento de las exigencias posicionales, es más débil que 19.¥e4; tan débil que las negras contestando con ¦g4, hubieran conseguido tablas según los resultados que dieron más tarde unos especificados estudios que se hicieron. Pero las negras continuaron así:

19...£xf3

y después de esta jugada, la combinación de Anderssen sale triunfante. El lector que siga con atención todas las variantes, robustecerá su fuerza de combinación.

20.¦xe7+ ¤xe7

Las negras echan mano, pero Anderssen da mate en cuatro jugadas. Sin embargo, la principal variante de la combinación procede después de 20 ...¢d8; y seguirá 21.¦xd7+. Si las negras toman esta torre, entonces se gana la dama negra, al contestar 22.¥e2+. Por consiguiente, las negras deben jugar 21...¢c8 y luego sigue la sorpresa de 22.¦d8+. Esta torre, se puede tomar de tres formas, pero las negras siempre están perdidas. A) 22...¦xd8 23.gxf3. B) 22...¢xd8 23.¥e2+. C) 22...¤xd8 23.£d7+ ¢xd7 24.¥f5+, cualquiera; 25.¥d7#.La partida continuó así:

21.£xd7+ ¢xd7 22.¥f5+ ¢e8

A 22...¢c6 seguiría mate por ¥d7#.

23.¥d7+ ¢f8 24.¥xe7#

Con tales consideraciones no queremos inducir al aficionado ajedrecista a que considere la combinación como cosa secundaria. Al contrario, la combinación es lo elemental y como lo hemos observado no se puede llegar a ser un buen jugador sin conocer la combinación.

Pero hay que esforzarse en comprender la posición y no combinar meramente por el gusto de combinar. Cuán fácil es omitir el detalle más pequeño, cuando se está seducido por bellas combinaciones, puede verse también a base de partidas de Anderssen. Vamos a presentar dos ejemplos que son tanto más demostrativos, cuanto son situaciones reproducidas a menudo, sin que ningún glosador haya encontrado la cruda realidad de la situación. Así obsesiona la combinación. Al mismo tiempo, quisiéramos que esto fuera un estímulo para el jugador estudiante, para que trabaje independientemente y no se fíe demasiado de las autoridades.

Negras: Anderssen

XABCDEFGHY 8r+-wqk+-tr( 7zppzp-+pzp-' 6-+p+-+-+& 5+-vl-sN-+-% 4-+-zPn+Q+$ 3+-zP-+-zp-# 2PzP-+-zPP+" 1tRNvL-+RmK-! Xabcdefghy

Blancas: Mayet Anderssen había sacrificado una pieza, pero consiguió un ataque decisivo. Anderssen, en busca de combinaciones, jugó:

11...¥xd4

Las blancas contestaron con la equivocada.

12.£xe4

y las negras vencieron, continuando con:

12...¥xf2+

que pudo forzar el mate. A 13.¦xf2 seguía 13...£d1+ 14.¦f1 ¦h1+. A la jugada doce de las blancas, el libro de Gottschall sobre Anderssen, dice lo siguiente: "Las blancas no se defendieron bien; lo justo era, 12.cxd4 £xd4 13.£d7+ £xd7 14.¤xd7, etc." Es extraño que tanto jugador como crítico pasaran por alto el hecho de que las negras en la situación del diagrama, con 11.gxf2+ ; 12.¦xf2, ¦h1+ podían obligar a las blancas a abandonar.

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Negras: Hillel XABCDEFGHY 8-+ktr-+ntr( 7zppzp-+pzpp' 6-vl-+-+-+& 5+L+-wq-+-% 4-+-+-+-+$ 3+-+-vLP+-# 2PzPQ+-+PzP" 1+-+RtR-+K! Xabcdefghy

Blancas: Anderssen El caso que sigue es más llamativo todavía.

16.¥g5

Respecto a esta jugada el libro sobre Anderssen hace un punto de exclamación y dice: "¡Ahora las negras están perdidas!".

16...£xg5 17.£f5+ £xf5

18.¦xd8+ ¢xd8 19.¦e8#

Esta “brillante” combinación dio la vuelta al mundo entero y nadie preguntó por qué este sacrificio de una dama cuando mucho más rápidamente se conseguirá el mismo resultado con 16.¦xd8+ ¢xd8 17.¥g5+. Con los años, y conforme la evolución, Anderssen también llegó a ser jugador de posición. Aun traeremos aquí otra partida suya, que empieza con juego de posición, pero donde en el final vuelve a triunfar la fuerza de combinación de Anderssen, lo que da un carácter particular a la partida.

PARTIDA NÚM. 3

DEFENSA PHILIDOR

Blancas: Anderssen Negras: L.Paulsen

1.e4 e5

2.¤f3 d6

La defensa de Philidor. Se tiene por mejor 2...¤c6, porque de esta manera las negras preparan la jugada d5, y pueden atacar más

enérgicamente en la apertura para dominar en el centro.La jugada d6 es, en cierto modo, una resignación de las negras cediendo al contrario, que jugará d4, sin luchar la mayor libertad de movimiento. El hecho criticado por los teóricos antiguos de que con la jugada d6 queda encerrado el alfil de rey, es, en este caso, de poca importancia.

3.d4 exd4 4.£xd4 ¤c6 5.¥b5 ¥d7

6.¥xc6 ¥xc6 7.¥g5 ¤f6 8.¤c3 ¥e7

9.0−0−0 0−0 10.¦he1 ¦e8

Las blancas han terminado ya su desarrollo, en tanto que las negras sólo lo han conseguido en la medida que lo permite su restringida situación. La posición de los peones blancos en el centro, e4 y el de las negras d6 significa una ventaja perceptible de terreno para las blancas. Pueden establecer una favorable continuación las blancas, situando sus torres en e1 y en d1, respectivamente, mientras que las negras no tienen ninguna columna abierta para su torre de dama.

11.¢b1

Satisfecho en la lucha entablada para la predominación en el centro, resultado victorioso, Anderssen hace una tranquila jugada de espera, y contribuye así a la seguridad de su posición. En estos casos como el presente en que se tiene una permanente ventaja de posición, estas jugadas de seguridad son aplicadas las más de las veces.

11...¥d7

Las negras quieren jugar su alfil a e6; pero con ello ofrecen a su contrario la oportunidad de fortalecer más aún su ventaja.

12.¥xf6! ¥xf6 13.e5! ¥e7 14.¤d5 ¥f8

Las jugadas del bando negro son obligadas todas. Amenaza la pérdida de peón d6, y las

11

negras no deben jugar 14...dxe5, a causa de 15.¤xe7+ ¦xe7 16.¤xe5.

15.exd6 cxd6

La "pointe", consecuencia de la jugada 12, introductora de la combinación de Anderssen. Si las negras ...¥xd6 16.¤xc7! y hubieran perdido un peón. Estas están obligadas a dejar aislado el peón d6 siendo ello la mayor ventaja de la posición de Anderssen, que este cambio por la ventaja obtenida en el principio de la apertura, en la lucha entablada por su peón e4 y el del contrario d6. Sobre el peón aislado diremos algo. Todo jugador sabe que un peón aislado es una desventaja, pero son los menos los que se dan cuenta del porqué y de la manera de aprovecharla. La mayoría creen que puede ser tomado fácilmente. Pero esto, cuando la posición es igualada, raras veces es fácil, pues el defensor puede apoyar el peón aislado con tantas piezas como usa el atacante para tomarlo. La esencial desventaja del peón aislado, no está en el peón, sino en la casilla de delante, por ejemplo, la de d5. Esta casilla pertenece totalmente a las blancas y éstas podrán siempre establecer una figura conservando una gran eficacia porque faltan por ambos lados los peones del contrario que podrían expulsar la figura establecida, y, por otro lado, el peón aislado es una pieza de obstrucción y en este caso lo es para las torres negras que, de otra forma, podrían atacar al caballo. La pieza más eficaz en tal situación, es este caballo de las blancas. Las otras piezas, las mayores operan a lo lejos, pero sólo el caballo es el que halla una crecida multiplicación de valor al haber obtenido una sólida posición en el frente del contrario. Después de todas estas explicaciones, está ya bien demostrado que según la aspiración que tengan las negras para quitarse de encima el caballo blanco d5, habrán de pagarlo con su alfil de dama. Aparentemente parece que Anderssen pierde unos tiempos, pero su táctica consiste en sostener su caballo en la posición d5 y nos enseña un instructivo estudio que lo presenta, igual que toda la primera parte de esta partida, a Anderssen como jugador de posición.

16.¦xe8 ¥xe8 17.¤d2! ¥c6

18.¤e4

Las negras no pueden ahora jugar ¥xd5, porque estaría perdido su peón de d6.

18...f5 19.¤ec3

En esta forma, las blancas aseguran la situación dominadora de su caballo.

19...£d7 20.a3

Tal como en la jugada 11.ª volvemos a ver cómo Anderssen asegura su ventaja de posición, al hacer una tranquila jugada de espera que mejora la colocación de su rey.

20...£f7 21.h3

Ahora empieza un nuevo acto de la partida: ataque de peones en el flanco de rey. En las partidas de café, se ve muy a menudo, pero raramente es justificado este ataque en juego de posición. La preciosa antecondición de un ataque de peones en el flanco es que esté bien segura la posición del centro, tal como lo está en esta partida. Caso que fuese posible una ruptura en el centro, regularmente, es falso el agresivo ataque por el flanco.

21...a6

Lo peor de la situación de las negras es la imposibilidad de jugar g6, para colocar el alfil en g7, porque si g6, seguiría siempre ¤f6+. Ahora se reconoce la gran fuerza de ¤d5.Las negras intentan la preparación de g6 jugando ¦e8 para después jugarla a e6, sustrayendo en primer lugar el peón de a7 al ataque de la dama blanca.

22.g4

La continuación del ataque de peones y, al mismo tiempo, la contramedida al propósito de las negras.

22...¦e8 23.f4 ¦e6

24.g5

12

Con esta jugada se frustra el propósito de las negras, pero tenemos por falso el modo de cómo ha sido contrarrestada la última jugada de Paulsen. Evidentemente, Paulsen quería provocar g5, para díficultar la apertura de la columna g que intentaban las blancas, y que por medio de gxf5 hubiera resultado.

24...b5

Las negras, que no pueden emprender nada, intentan una demostración en el flanco de dama.

25.h4 ¦e8 26.£d3!

Anderssen conduce fina e inexorablemente el ataque contra el enroque. La jugada de dama prepara h5.

26...¦b8 27.h5 a5 28.b4!

En el momento oportuno, las blancas cierran la acción a las negras. El peón negro de b4 obra ahora como obstáculo para el ¥ de c6.

28...axb4 29.axb4 £xh5

De otra manera los peones blancos serían demasiado fuertes. Las blancas amenazaban, por ejemplo: ¦g1, quizá antes £f3, además g6; h6 es otra amenaza y, caso que g6, entonces ¤f6+ y £d4.

30.£xf5 £f7 31.£d3 ¥d7

Tal jugada liberta el caballo de c3, pero las negras no tienen otra jugada en contra de la amenaza de 32.¦h8.

32.¤e4 £f5

Las blancas amenazaban ¤g3, dominando la casilla f5 y además ¦h1. A 32...¥f5 naturalmente hubiera seguido: ¤f6+.

33.¦h1

Amenazan las blancas, que conducen el ataque con precisión admirable: 34.¤e3 £g6 35.f5... Para impedir esto, las negras casi no tienen más jugada que la que sigue frente a la cual Anderssen nos da otra vez una demostración de su gran fuerza de combinación.

33...¦e8

XABCDEFGHY 8-+-+rvlk+( 7+-+l+-zpp' 6-+-zp-+-+& 5+p+N+qzP-% 4-zP-+NzP-+$ 3+-+Q+-+-# 2-+P+-+-+" 1+K+-+-+R! xabcdefghy

34.¤ef6+ gxf6 35.¤xf6+ ¢f7 36.¦xh7+ ¥g7

A ¢g6, seguiría 37.£f3.

37.¦xg7+ ¢xg7 38.¤xe8+ ¢f8 39.£xf5+ ¥xf5

40.¤xd6

y ganaron las blancas.

13

PAUL MORPHY La biografía de este eminentísimo jugador, el mayor de todos los maestros de ajedrez, está explicada en muy pocas palabras. Paul Morphy nació en 1837 en Nueva Orleans. En el año 1857, luchando en el primer Torneo Americano, ganó el primer premio, delante del maestro alemán L. Paulsen. Durante los años que siguieron, visitó Europa a fin de probar sus fuerzas con los maestros del continente. Cuantos le fueron presentados fueron vencidos. Los más significados−encuentros que tuvo fueron contra Löwenthal, Harrwitz y Anderssen, siendo el primero en Londres y los dos últimos en París. Poco tiempo después, ya satisfecho de torneos y luchas, regresó a su ciudad natal donde murió el 10 de julio de 1884. Morphy fue tachado por sus compañeros de dechado de aridez, igual que los campeones del mundo ya antes y después de él. Se le reprochaba que para ganar un miserable peón, cambiaba las damas, o sea, en principio, lo propio que hoy se censura a Capablanca, con la única diferencia de que el cambio de damas para la ganancia de un peón es hoy un hecho natural aun para jugadores débiles, mientras que en Capablanca se trata de ventajas de posición mucho menores. Hoy día los tiempos han cambiado, y muchos aficionados que todavía no han llegado a comprender el difícil modo del juego cerrado, admiran, contrariamente, el juego abierto de Morphy. Un jugador débil, hoy día comprende muy fácilmente el juego abierto, pero en la época de Morphy no era este el caso, pues a él precisamente le debemos la comprensión. La superioridad de Morphy sobre sus contemporáneos estriba en que ha sido el primero en comprender la esencia de las situaciones abiertas que se creó en sí por los buenos fundamentos. Se dice que una posición es abierta cuando han sido cambiados varios peones del centro, de modo que las piezas tengan líneas libres. Las aperturas que empiezan por 1. e4 e5, son las más predestinadas en conducir a posiciones abiertas, porque en la regla debe seguir d4 y el cambio de peones del centro. En las aperturas de 1. d4 d5 ocurre todo lo contrario. La jugada 2. e4, es mucho más

difícil, porque las blancas no pueden cubrir su casilla e4. Las partidas de apertura de peón de dama, conducen casi siempre en situaciones cerradas. En las que son abiertas se da un desarrollo rápido de figuras, y esto era el conocimiento principal de Morphy. Ante todo, se desarrollaba rápidamente en las piezas, llevaba un juego activo y no perdía ningún tiempo. En contraposición al principio desarrollativo de Morphy, encontramos entre sus contemporáneos, ataques prematuros a causa de desarrollo insuficiente o unas jugadas superfluas en asustados momentos de defensa. Lo juzgaremos más exacto aún en las partidas que siguen.

PARTIDA NUM. 4

GAMBITO ESCOCES

Mobile, 1855

Blancas: Meek

Negras: Morphy

1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.d4 exd4

Queremos decir unas palabras sobre la posible pérdida de tiempo por el cambio, pues en esto nos han sorprendido a veces los contrincantes de Morphy. La jugada 3....exd4, en verdad no es ninguna jugada de desarrollo, pero sin embargo, no es ninguna pérdida de tiempo porque si las blancas quieren ganar un peón en seguida o más tarde han de jugar ¤xd4, que tampoco es una jugada de desarrollo porque juega una pieza que ya ha sido empleada, el caballo f3. Caso que las negras contestasen con 4...¤xd4, este cambio sería una pérdida de tiempo, porque las blancas con 5.£xd4, desarrollan una figura que hasta ahora no lo había sido. Si se reflexiona la posición antes de este cambio errado, se ve que por ambas partes se ha desarrollado una figura, las blancas ¤d4, las negras ¤c6. Después del cambio, las blancas tienen siempre una figura desarrollada, la de dama a d4, en cambio las negras no tienen

14

ninguna figura en juego. Por lo tanto, se debe reconocer por el resultado de este cambio, que ha sido una manera drástica de perder un tiempo. Otra es la cosa, si las blancas, por ejemplo, en la partida escandinava, después de 1.e4 d5; continúan con exd5. De todas maneras, las negras ganan un tiempo por £xd5, porque la dama está expuesta en d5, por lo cual las blancas pueden ganar un tiempo en seguida con 3.¤c3. La apertura 1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.d4 tiene el nombre de partida escocesa. Ya que el peón e4 está atacado y no pudiendo ser bien cubierto, las negras no tienen mejor contestación que 3...exd4. La contestación más usual es 4.¤xd4, pues aparentemente, y gracias al peón e4, las blancas tienen más terreno en el centro y también un juego libre. Sin embargo, esta ventaja se manifiesta como no duradera, si las negras juegan consecuentes, y es alejar el peón e4 ya por ataque ya por cambio, que después de preparaciones propias se puede alcanzar por mediación del peón d5. Con el ejemplo de esta apertura escocesa, quisiéramos demostrar cuánto más ventajoso es comprender el espíritu de una apertura que estudiar sus variantes. Después de lo precedente, las jugadas mejores para las negras serán las que sean de desarrollo, que son las que atacan las casillas e4 y d5, pues sólo de esta forma se desvía el peón presionador e4, para poderse lograr d5. Por otro lado, las blancas sólo podrán afianzar su aparente ventaja si logran cubrir los puntos e4 y d5 para demorar la liberación del juego negro por d5. Ambas partes se verán empeñadas en encontrar las tales jugadas de desarrollo que ataquen las casillas e4 y d5. Así resultan. forzosamente las comprensibles combinaciones siguientes: 4...¤f6 (ataca e4 y d5) ; 5.¤c3 (defiende e4 y d5); 5...¥c5 (continúa el ataque); 6.¤xc6 (las blancas no tienen mejor continuación para abrir e4 que esta preparación para la jugada ¥d3) ; 6...bxc6 ; 7.¥d3 d5. Las negras han conseguido su objetivo, se ha cambiado el peón e4 y el juego está equilibrado. Como se ve, comprendiendo el espíritu de la apertura, así se logra la manera de jugar que en todos los métodos se califica como lo mejor, pero, muchos principiantes se la habrán aprendido de memoria y sin idea.

4.¥c4

Esta jugada, puede acontecer sin desventaja aunque se sacrifique un peón interesadamente, por el más rápido desarrollo. Caracteriza el "gambito escocés". Pero las blancas cometen la falta que ya veremos, no para jugar el gambito con rápido desarrollo, sino en el interés de un ataque prematuro contra la casilla f7, ideas propias de aquel tiempo y cuyo error ha sido probado por Morphy.

4...¥c5 5.¤g5

Esto es un error por dos fundamentos: 1.º Las blancas en esta situación abierta, juegan una pieza por dos veces, la cual ya había sido desarrollada, por lo tanto, pierden un tiempo, mientras que las negras consiguen una ventaja en el desarrollo. 2.º Las blancas olvidan que la apertura es una lucha en el centro y, con la jugada del texto, pronto cede a su contrario la preponderancia del mismo. La continuación mejor es aquí 5.c3, para continuar después de dxc3 6.¥xf7+ ¢xf7 7.£d5+.

5...¤h6

Las negras se defienden con una jugada de desarrollo. Si hubieran hecho ¤e5, en vez de la del texto, que también cubre y ataca, habríanse obrado de la misma manera que lo hicieron las blancas en jugar por segunda vez una figura desa rrollada ya. Por esta combinación, y en el curso de la partida, las blancas hubieran llegado a una ventaja.

6.¤xf7 ¤xf7 7.¥xf7+ ¢xf7

8.£h5+

La combinación que han introducido las blancas, probablemente gustará a los principiantes. Un experimentado jugador, se recela enfrente de una combinación tal, porque las figuras desarrolladas de las blancas desaparecen del tablero, y las que permanecen están aún en sus puestos sin haber sido movidas. Así no puede resultar ataque alguno.

8...g6 9.£xc5

15

XABCDEFGHY 8r+lwq-+-tr( 7zppzpp+k+p' 6-+n+-+p+& 5+-wQ-+-+-% 4-+-zpP+-+$ 3+-+-+-+-# 2PzPP+-zPPzP" 1tRNvL-mK-+R! xabcdefghy

Las consecuencias del juego de las blancas tan errado es claro de verse. Tan sólo una figura está desarrollada, la dama y, prontamente, estará expuesta al ataque del contrario. De esta forma las negras van rápido a una decisiva ventaja. Si éstas en la jugada 5.ª en vez de jugar ¤h6 hubiesen hecho 5...¤e5, se verían ahora al contemplar el diagrama la diferencia de que el caballo c6, estaría indesarrollado en g8, a causa de la continuación del juego que hubiera sido así: 6.¤xf7 ¤xf7 7.¥xf7+ ¢xf7 8...£h5+ g6 9.£xc5, etc.

9...d6 10.£b5 ¦e8

11.£b3+

Las blancas, por jugar erradamente con la dama, pierden tiempo. Ahora es el principio de la victoria de Morphy, en una forma apremiante. Debía hacerse 11. 0−0.

11...d5 12.f3 ¤a5

13.£d3 dxe4 14.fxe4 £h4+ 15.g3 ¦xe4+ 16.¢f2 £e7

17.¤d2

Ahora siguen unos bonitos cambios de situación que estriban en que la dama blanca no puede ni debe abandonar el apoyo de la casilla e2.

17...¦e3 18.£b5 c6

19.£f1 ¥h3 20.£d1 ¦f8

Los principiantes que en el calor de la lucha sólo juegan con las piezas que tienen ya

desarrolladas, olvidándose de traer las reservas, pueden aprender mucho de esta jugada.

21.¤f3 ¢e8 22.Abandonan.

PARTIDA NÚM. 5

GAMBITO ESCOCES

Nueva York, 1857

Blancas: Th. Lichtenhein

Negras: Morphy

1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.d4 exd4 4.¥c4 ¤f6

Como ya hemos dicho antes, en las situaciones abiertas, ante todo hay que poner las figuras en juego rápidamente. En el juego abierto, aunque superficialmente, se puede formar una idea abarcante de la situación con sólo contar las figuras que ya están en juego. Es a esto a lo que vamos ahora. Las blancas tienen dos figuras desarrolladas, el caballo de rey y el alfil de rey, además han jugado los dos peones del centro, los cuales para el incondicional desarrollo de las figuras es necesario. En la posición de las blancas podemos contar cuatro tiempos; las negras, en cambio, tienen también dos figuras desarrolladas, pero sólo un peón. Esto prueba solo tres tiempos. Por lo tanto, ¿están las blancas mejor? No; no es este el caso, pero tienen ahora un peón menos. Para recuperarlo deben jugar ¤xd4, que no es ninguna jugada de desarrollo, porque, el caballo de f3 ya está desarrollado. Para recuperar el peón, las blancas tienen que devolver el tiempo que antes habían ganado, y así, después de esto, los juegos quedan iguales.

5.e5

Tenemos ahora de nuevo el caso que ya hemos conocido en la partida anterior en la jugada 5.ª y es la pérdida de tiempo por una jugada de ataque. La jugada 5.e5, en verdad ataca al

16

caballo f6, pero no continúa el desarrollo. Si las negras estuviesen obligadas en contestar con una jugada defensiva, con una jugada que no desempeña nada en favor del desarrollo, se igualarían los dos tiempos de pérdida, y el ataque de las blancas sería justificado. Pero tal como en las partidas anteriores Morphy puede contestar a su contrario con una jugada de desarrollo y con esto gana un tiempo. Lo justo hubiera sido 5. 0−0. Si ahora las negras juegan ¤xe4, entonces la blancas recuperan ambos peones sacrificados con 6.¦e1 d5.

5...d5 6.¥b5 ¤e4

Por ambas partes se debía jugar ahora una pieza de las desarrolladas.

7.¤xd4 ¥d7

Ahora vamos a contar los tiempos otra vez. Las blancas no han conseguido ninguna ventaja. Todavía tienen dos figuras desarrolladas y jugados los dos peones del centro, o sea como antes, sólo cuatro tiempos desarrollados. En cambio, las negras tienen tres figuras desarrolladas, los dos caballos y el alfil de dama, y los dos peones del centro, en total cinco tiempos de desarrollo. De esta manera, las negras tienen un tiempo adelantado, a consecuencia de la jugada 5.ª de las blancas.

8.¤xc6

Este cambio significa nuevamente una pérdida de tiempo, pues las negras, al rematar con el peón, obligan al alfil de rey blanco ya desarrollado a jugar otra vez.

8...bxc6

Hasta ahora las blancas han perdido dos tiempos. Vamos a ver si los apercibimos por nuestra cuenta: Las blancas tienen una figura desarrollada y jugados los dos peones del centro, por lo tanto, son tres jugadas de desarrollo. Las negras tienen tres figuras desarrolladas e igualmente dos peones del centro también han sido jugados.

Resulta, por lo tanto, por el examen de la posición, que las blancas tienen dos pérdidas de tiempo.

9.¥d3 ¥c5 10.¥xe4 £h4! 11.£e2 dxe4

12.¥e3

En la situación abierta se debe, especialmente, cuando se lleva retrasado el desarrollo, ante todo poner a salvo el rey, 12. 0−0 era lo más indicado.

12...¥g4

XABCDEFGHY 8r+-+k+-tr( 7zp-zp-+pzpp' 6-+p+-+-+& 5+-vl-zP-+-% 4-+-+p+lwq$ 3+-+-vL-+-# 2PzPP+QzPPzP" 1tRN+-mK-+R! xabcdefghy

13.£c4

Las blancas buscan la salvación con el contraataque, pues 13.£d2, pierden en seguida por ¦d8. Así nace un furioso juego de combinación, ofreciendo las mejores posibilidades de combinar a aquella parte que tenga más figuras en juego.

13...¥xe3! 14.g3

Sería bonito:14.£xc6+ ¥d7 15.£xa8+ ¢e7 16.g3! ¥xf2+ 17.¢xf2 e3+ 18.¢e1 (a 18 ¢g1, sigue e2) 18...£b4+ 19.c3 £xb2 20.£xh8 ¥g4, con mate inevitable.

14...£d8 15.fxe3 £d1+ 16.¢f2 £f3+ 17.¢g1 ¥h3

Las blancas ya no pueden defender el mate.

18.£xc6+ ¢f8

17

19.£xa8+ ¢e7 20.Abandonan.

PARTIDA NÚM. 6

GAMBITO FALKBEER

Nueva York, 1857

Blancas: Schulten Negras: Morphy

1.e4 e5 2.f4 d5

3.exd5 e4 4.¤c3 ¤f6 5.d3 ¥b4 6.¥d2 e3!

Aquí tenemos el caso típico en Morphy, del sacrificio del peón, no en busca de posibles combinaciones, sino con miras posicionales. Morphy, después de reconocer que en las situaciones abiertas, ante todo hay que apresurarse en desarrollar, aun tuvo que ir más lejos, o sea, convencerse de la necesidad de crear una posición lo más abierta posible, cuando se tiene ventaja en el desarrollo, cambiando peones, rompiendo la cadena de peones enemigos y, como consecuencia última, si es conveniente sacrificarlos incluso, a fin de obtener más columnas libres para sus piezas. En el presente caso, las negras sacrifican su peón de rey, porque así obtienen mucho más rápidamente la columna de rey que su mal desarrollado contrincante.

7.¥xe3 0−0 8.¥d2 ¥xc3 9.bxc3 ¦e8+ 10.¥e2 ¥g4

11.c4

En esta y la próxima jugada, las blancas no debieron aferrarse tan temerosas a la mayoría de sus peones. Pero ni con mejor juego era sostenible la partida.

11...c6

Nuevamente el principio de abrir el juego, dado el mejor desarrollo.

12.dxc6 ¤xc6 13.¢f1

XABCDEFGHY 8r+-wqr+k+( 7zpp+-+pzpp' 6-+n+-sn-+& 5+-+-+-+-% 4-+P+-zPl+$ 3+-+P+-+-# 2P+PvLL+PzP" 1tR-+Q+KsNR! xabcdefghy

13...¦xe2!

14.¤xe2 ¤d4 15.£b1 ¥xe2+ 16.¢f2 ¤g4+

17.¢g1

Caso de 17.¢e1, sigue £h4+, y luego £e7. Tras la jugada del texto, las negras dan mate forzoso en siete jugadas.

17...¤f3+

18.gxf3 £d4+ 19.¢g2 £f2+

20.¢h3 £xf3+ 21.¢h4 ¤h6 22.£g1 ¤f5+ 23.¢g5 £h5

PARTIDA NÚM. 7

PARTIDA FRANCESA

Nueva York, 1857

Blancas: Morphy

Negras: Meek

1.e4 e6

Puesto que las negras van atrasadas en un tiempo, deberían tratar, desde principio, de entorpecer la acción de las blancas para abrir el juego, ya que el juego abierto favorece siempre a quien está mejor desarrollado. Es extraño que este hecho sólo se haya reconocido en los últimos años, y en los torneos modernos, después de la jugada 1.e4, se ven mucho más a menudo defensas cerradas que no la antigua

18

contestación ...e5. Entre las defensas cerradas, la partida francesa 1...e6 es la más antigua.

2.d4 c5

La exacta es d5. Con la jugada de texto, las blancas consiguen preponderancia en el centro.

3.d5 e5

En lo general, Morphy no trataba las partidas cerradas tan bien como las abiertas, pero la jugada del texto que es pérdida de tiempo le da ocasión para abrir el juego con ventaja.

4.f4 d6 5.¤f3 ¥g4 6.fxe5 ¥xf3

Una pérdida de tiempo nuevamente, y en verdad, es el caso que ya hemos tratado anteriormente. Es pérdida de tiempo, por el cambio, porque las blancas no rechazan con desarrollo simultáneo. Antes del cambio, las blancas tienen una figura en f3, las negras una figura en g4. Después del cambio la figura negra ha desaparecido, mientras que la blanca queda reemplazada por otra.

7.£xf3 dxe5 8.¥b5+ ¤d7 9.¤c3 ¤gf6 10.¥g5 ¥e7

11.d6!

El sacrificio de peón típico de Morphy, con la intención de abrir una columna, decide aquí en seguida.

11...¥xd6 12.0−0−0.

Abandonan, pues pierden una pieza.

PARTIDA NÚM.8

GAMBITO EVANS

Nueva Orleans, 1858

De seis partidas simultáneas a ciegas.

Blancas: Morphy Negras: Aficionado

1.e4 e5

2.¤f3 ¤c6 3.¥c4

En las partidas que hemos tratado hasta ahora, sólo se ha encontrado la continuación 3.d4, partida escocesa. Con la jugada del texto las blancas continúan su desarrollo y se reservan aun la forma de abrir el juego cuando quieran, o con d4, o después de la preparación c3, o también después de 0−0 y algunas jugadas de preparación con f4. La jugada del texto, tiene para el jugador la desventaja de no ser consecuente. Después de 1. e4, el impasible peón e de las negras es objeto del ataque de las blancas, con cuya ayuda, y más tarde con d4 o f4, se puede abrir el juego, única manera de hacer valer la iniciativa que tienen las blancas. Con 2.¤f3, las blancas toman en seguida el ataque y, después de ¤c6 de las negras pueden continuar consecuentes con d4 o con la fuerte jugada 3. ¥b5, que es la partida española. Con 3.¥c4 las blancas continúan su desarrollo, pero no el ataque al peón e5. Esta es la causa de que en los torneos modernos haya desaparecido casi del todo. Las negras contestan lo mejor con la jugada 3...¤f6, con la cual, en cierto modo, las negras toman la iniciativa mediante el ataque a e4. Es menos seguro 3...¥c5 (partida italiana), porque de esta forma aunque de momento se impida d4, las blancas pueden probar 4.c3 y luego continuar jugando d4 con ganancia de tiempo. Podría probarse 3....¥e7 (partida húngara), cuya jugada es bien notario cede iniciativas a las blancas.

3...¥c5 4.b4

Otro intento de aprovechar la colocación del alfil c5 para lograr la iniciativa.

19

Las blancas quieren, como en las anotaciones anteriores, jugar c3 además de d4. Pero quisieran una ganancia de tiempo con la jugada c3 y atraer el alfil a b4 o el ¤ por medio del sacrificio del peón. Esta apertura se llama, según el nombre de su inventor, "Gambito Evans". En tiempo de Anderssen y de Morphy fue muy jugada.

4...¥xb4

El gambito Evans se puede rehusar muy bien con ¥b6. El adelantado peón b4, muy a menudo se manifiesta como débil. Sin embargo, el alfil en b6 es muy eficaz, lo propio que si está en c5, pero menos expuesto. Por esto, no es de recomendar el gambito Evans.

5.c3 ¥a5

Esto es mejor que ¥c5, porque más tarde estaría expuesto al ataque d4.

6.d4

La continuación en el estilo de gambito. Las blancas quieren poner a las negras ante la alternativa, o bien dejar intacto el centro blanco, o bien optar por la ganancia de peones. En este caso, las blancas tendrían una excelente ventaja de desarrollo por su juego tan abierto, una partida al puro estilo Morphy. En la presente partida, las negras se deciden por lo último.

6...exd4

Aquí estaría muy bien 6...d6, para sostener el apoyo del centro y el del peón e5, o bien si las blancas juegan 7.dxe5, simplificar el juego.

7.0−0 dxc3 8.¥a3

Probablemente la ventaja del desarrollo de las blancas no puede equilibrar de ningún modo los peones sacrificados. Aquí se debe jugar 8.£b3, después de lo cual las negras deben cubrirse con £f6, pudiendo continuar las blancas el ataque con 9.e5. Pero las negras tienen a su disposición la cómoda jugada ¤h6, que puede seguir a £b3.

8...d6 9.£b3 ¤h6

10.¤xc3 ¥xc3

Este cambio facilita a las blancas una posición de ataque.

11.£xc3 0−0

12.¦ad1

Para hacer valer su ventaja de desarrollo, las blancas deben tratar de abrir el juego. La jugada de ataque es e5, pero las negras la impiden con habilidad.

12...¤g4 13.h3 ¤ge5

14.¤xe5 ¤xe5 15.¥e2!

A 15.¥b3 las negras, para la simplificación, jugarían ¥e6. Ahora las blancas continúan con f4 para la preparación del juego abierto.

XABCDEFGHY 8r+lwq-trk+( 7zppzp-+pzpp' 6-+-zp-+-+& 5+-+-sn-+-% 4-+-+P+-+$ 3vL-wQ-+-+P# 2P+-+LzPP+" 1+-+R+RmK-! xabcdefghy

En esta situación las negras hicieron un error instructivo. Puesto que las blancas tienen un fuerte desarrollo, las negras debían mantener el juego cerrado. Era muy bueno, por ejemplo, f6, además ¤g6 a fin de dominar la llave e5, pues las blancas con e5, amenazan abrir el juego. Probablemente les sería a las negras más ventajoso, debido a su ventaja material. En vez de esto, abren el juego, probablemente, con la falsa idea de libertar sus movimientos, y solucionan así el difícil problema que su mismo enemigo no pudo solucionar, de abrir el juego.

15...f5

Con esto se abre: 1.º la columna e; 2.º la diagonal a2−g8, y 3.º la diagonal a1−h8 que ya no puede ser obstruida por f6.

20

Con sus jugadas 17, 18 y 19, Morphy se apodera de estos tres elementos.

16.f4 ¤c6 17.¥c4+ ¢h8 18.¥b2 £e7 19.¦de1 ¦f6 20.exf5 £f8

Las blancas tienen ahora una ocasión para decidir la partida mediante una brillante combinación.

21.¦e8! £xe8 22.£xf6 £e7

23.£xg7+! £xg7 24.f6 £xg2+

¡Desesperación! A 24...£f8, las blancas dan mate forzoso con 25.f7+ ¤e5 26.fxe5 h5 27.e6+ ¢h7 28.¥d3+ ¢h6 29.¦f6+ ¢g5 30.¦g6+ ¢f4 31.¢f2!, etc.

25.¢xg2 Rinden

PARTIDA NÚM.9

DEFENSA PHILIDOR

París, 1858

Blancas: Morphy Negras: Duque de Brunschwig y Conde Isouard

1.e4 e5

2.¤f3 d6 3.d4 ¥g4

Esta jugada significa una pérdida de tiempo. Después de dxe5 para evitar la pérdida del peón, las negras deben jugar ¥xf3. Esto es, la pérdida de tiempo de que ya se ha hablado. Véase la partida número 7.

4.dxe5 ¥xf3 5.£xf3 dxe5 6.¥c4 ¤f6

La pérdida de tiempo de las negras se deja entrever claramente en la situación. Las blancas, con situación simétrica de los peones, tienen desarrolladas dos figuras, las negras sólo una. La última jugada de las negras es, además, un

error que permite el siguiente ataque doble de Morphy.

7.£b3 £e7 8.¤c3

En consideración de la gran ventaja de su desarrollo, Morphy no se conforma con la ganancia de un peón. Para juzgar la situación, nótese que la dama en e7 no se puede considerar como desarrollada porque está obstruyendo el camino del alfil rey, perdiendo además, las negras, un tiempo para cubrir el peón b7.

8...c6 9.¥g5 b5

Esto da ocasión a las blancas a la decisiva combinación de sacrificio, pero de otra manera las negras aún estarían más encerradas.

10.¤xb5 cxb5 11.¥xb5+ ¤bd7

12.0−0−0

El ataque contra el caballo d7 es el objeto principal de la combinación.

12...¦d8 13.¦xd7! ¦xd7

14.¦d1 £e6

Ahora las blancas pueden ganar de varias formas. lo más fácil era 15.¥xf6 £xb3, con ¥xd7#. Morphy prefiere aún un camino más elegante.

XABCDEFGHY 8-+-+kvl-tr( 7zp-+r+pzpp' 6-+-+qsn-+& 5+L+-zp-vL-% 4-+-+P+-+$ 3+Q+-+-+-# 2PzPP+-zPPzP" 1+-mKR+-+-! xabcdefghy

15.¥xd7+ ¤xd7 16.£b8+ ¤xb8

17.¦d8#

21

WILHELM STEINITZ Wilhelm Steinitz nació el 18 de mayo de 1836 en la ciudad de Praga. Como estudiante se presentó en Viena a la edad de 22 años, empezando su carrera de ajedrecista en la "Wiener Schachgesellschaft" que ha sido la escuela de muchos maestros de ajedrez. En el año 1862, en representación de su país, tomó parte en el torneo internacional de Londres, donde obtuvo el sexto premio y reconociéndose como la mejor partida del torneo una de las que jugó. Establecióse en Londres viviendo allí hasta 1883. En el año 1866 jugó un match contra Anderssen, quien, después de la retirada de Morphy, había vuelto a ser el gran maestro. Steinitz ganó por ocho a seis partidas sin empate alguno. Con esta victoria, y aunque el título de campeón del mundo entonces no se había establecido todavía, Steinitz lo alcanzó en realidad. Los sucesivos resultados en los torneos internacionales en que tomó parte fueron: Baden-Baden, 1870, segundo premio; Viena, 1872, primer premio; Viena, 1882, segundo premio. En este último torneo, J. H. Zukertort ganó el primer premio, y junto con Steinitz fueron los dos directores y sin contradicción de nadie los guías del ajedrez. En el año 1886 tuvo lugar la primera lucha para el campeonato del mundo, entre ellos, y como que Steinitz habíase establecido en los Estados Unidos, los encuentros tuvieron lugar en la ciudad de Nueva York, St. Luis y Nueva Orleans, alcanzando Steinitz el título oficial por 10 a 5 y 5 tablas. Posteriormente defendió su título en varias luchas y con gran éxito, entre las cuales dos contra Tschigorin en 1889 y 1892 fueron las más interesantes, rindiéndose más tarde, en 1894, contra el doctor Em. Lasker. Como Lasker mismo dice, el pensador fue superado por el jugador. Después que Steinitz perdió su título de campeón mundial, frecuentó aún varios torneos, no consiguiendo ya ningún primer premio más. Murió en 1900. Hemos nombrado primero a Morphy como el más célebre de los maestros del ajedrez. Para el gran público es efectivamente el héroe del ajedrez. En contra, los conocedores del juego ven en Steinitz al jugador más profundo, la más significada personalidad ajedrecista.

En el método de Lasker, su autor ha levantado un gran monumento a su antecesor, señalando las ideas filosóficas base del juego de Steinitz. En este libro, fieles a su objeto, vamos a demostrar la manejabilidad de aquel juego a base de partidas prácticas de Steinitz. Mientras que Morphy practicó el estudio del juego abierto, Steinitz se esforzó en conocer las legalidades de las situaciones cerradas. No es eso una elección fortuita ni casual, pues en ajedrez cada maestro pugna por aquel estilo que mejor se adapta a su carácter. El juego abierto de Morphy nos demuestra el carácter de un hombre de rápida libertad de acción que desea el éxito rápidamente. Steinitz es todo lo contrario, no buscaba lo brillante y la rapidez de la acción, sino el valor duradero. Así lo vemos a menudo entretenerse en larga defensa, sólo por conservar la más ligera ventaja de posición. Esta fue la cualidad de su carácter que hacía de las situaciones cerradas su campo predilecto. En la posición cerrada, los peones están inmóviles por ambas partes, señal de una larga lucha; en posición abierta tenemos más mudanza. En el estudio de esta lucha de posición se resume la obra principal de Steinitz y la base de toda la técnica ajedrecista moderna.

PARTIDA NÚM. 10

PARTIDA ITALIANA

Londres, 1862

Blancas: Dubois Negras: Steinitz

1.e4 e5

2.¤f3 ¤c6 3.¥c4 ¥c5

4.0−0

Siguiendo los métodos modernos es más conveniente esperar a enrocar, a fin de reservarse la posibilidad de enroque largo. Es de notar que esta tardanza en el enroque no se encuentra en las partidas anteriores al tiempo de Steinitz, por ejemplo, Morphy, el cual para facilitar el avance rápido de los peones

22

centrales, debía abrir el juego, y es evidente que para colocar a su rey en seguridad debía enrocar cuanto antes.

4...¤f6 5.d3 d6

Contrarresta el juego de Steinitz con el de su contrario, en que espera para el enroque.

6.¥g5

Las blancas no sospechan lo que provocan con esto. Les hubiera convenido más desarrollar su alfil en e3.

6...h6 7.¥h4 g5

Estas son las consecuencias del anticipo de las blancas y del retardo en el enroque de las negras. En Morphy, el jugador de ataque no encontraremos tales ataques, que hoy nos parecen tan naturales. Un avance así en el flanco, sólo es admisible en cuanto se tiene asegurada completamente la posición en el centro y desde luego, cerrando, mientras que Morphy abría siempre en el centro y obraba rápidamente. En el fondo del ataque de esta partida, se ve el medio precursor de las de Steinitz, centro cerrado, seguro y un presión de peones en el flanco de rey.

8.¥g3 h5! 9.h4

Hubiera resultado una combinación admirable después de 9.¤xg5 h4! 10.¤xf7 hxg3 11.¤xd8 ¥g4 12.£d2 ¤d4 13.¤c3 ¤f3+ 14.gxf3 ¥xf3 y mate en breve.

9...¥g4

Supongamos que se jugara 10.hxg5 seguiría h4 ; 11.¥h2 ¤h7 y las negras alcanzan ventaja. Las blancas tratan de contrarrestar el ataque del flanco negro con la apertura del juego en el centro, que indudablemente sólo es posible con el sacrificio de peones.

10.c3 £d7 11.d4 exd4

12.e5 dxe5 13.¥xe5 ¤xe5 14.¤xe5 £f5!

Con esta jugada se ha vencido el contrajuego que tenían las blancas en el centro, reforzándose el ataque de las negras.

15.¤xg4 hxg4 16.¥d3 £d5

17.b4

Intentando continuar después de ¥b6 con 18.c4 y c5. Las negras sacrifican su alfil amenazando, a previsión de que el ataque contra la columna h será decisivo. El eje de la combinación está en la jugada 22 de las negras, pues Steinitz, a pesar de la pérdida de una pieza cambia las damas para quitar la casilla de huida f2 al rey blanco.

17...0−0−0 18.c4

Relativamente es lo mejor. Las blancas quieren quitar a la dama negra el dominio de la casilla f5 y de la gran diagonal. En este último caso las blancas tenían la posibilidad de poder jugar g3. En el transcurso de la partida ya veremos la importancia de la casilla f5.

18...£c6 19.bxc5 ¦xh4

Ahora la amenaza de las negras es: 20...¦dh8 21. f3 g3 22.¥f5+ (con el intento ¥h3), £e6! y un mate próximo.

20.f3 ¦dh8 21.fxg4 £e8

Naturalmente, si se juega ¤xg4; hubiera sido un error, por la continuación de 22.¥f5+.

22.£e1

Si 22.¦e1, seguiría 22...¦h1+ 23.¢f2 £xe1+ 24.£xe1 ¤xg4+ 25.¢e2 ¦e8+.

23

XABCDEFGHY 8-+k+q+-tr( 7zppzp-+p+-' 6-+-+-sn-+& 5+-zP-+-zp-% 4-+Pzp-+Ptr$ 3+-+L+-+-# 2P+-+-+P+" 1tRN+-wQRmK-! xabcdefghy

22...£e3+

23.£xe3 dxe3 24.g3 ¦h1+

25.¢g2 ¦8h2+ 26.¢f3 ¦xf1+ 27.¥xf1 ¦f2+ 28.¢xe3 ¦xf1

Por la trabazón de las piezas blancas en su situación, este final les es insostenible. Después de pocas jugadas ganaron las negras.

PARTIDA NÚM. 11

GAMBITO EVANS

Londres, 1863

Blancas: Blackburne

Negras: Steinitz

1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥c4 ¥c5 4.b4 ¥xb4 5.c3 ¥c5

Como ya en otra ocasión lo hemos apuntado, es mejor la jugada ¥a4, porque el alfil no queda expuesto al ataque por d4. Según los métodos de apertura de aquel tiempo, ambas eran consideradas como equivalentes.

6.d4

Si el alfil estuviera en a4, las negras no tendrían ahora necesidad de abandonar el centro con exd4 , sino que podrían jugar 6...d6. Si las blancas juegan 7.dxe5 dxe5 8.£xd8+ ¤xd8 9.¤xe5, quedan en desventaja por la mala

posición de sus peones al intentar reconquistar el peón del gambito.

6...exd4 7.0−0 d6

Sería malo dxc3 porque seguiría 8.¥xf7+ ¢xf7 9.£d5+.

8.cxd4 ¥b6

La situación presente era considerada como la normal en el gambito de Evans, porque las jugadas que se han empleado hasta ahora por ambas partes, se conceptuaban como las mejores.

9.¤c3 Es significativo que este lance que aparece como comprensible jugada de desarrollo, la introdujera Morphy en la práctica del juego. Antes de él, preferíase el ataque directo, como, por ejemplo, 9.d5 aunque se ve claramente que tal jugada tiene también sus reveses. Por un lado, limita la eficacia de ¥c4; por el otro, inmoviliza los peones blancos del centro.

9...¥g4

En verdad que las blancas tienen un peón menos, pero en cambio un desarrollo mejor y, además, un centro de peones. Esta formación de peones, e4 y d4 blancos, y d6 de las negras, la encontraremos a menudo. La ventaja para las blancas es que dominan el centro, dándoles la posibilidad de poder llevar las figuras de uno a otro flanco. En cambio, las negras están cohibidas, sus flancos de rey y dama tienen mala comunicación entre sí. Véase, por ejemplo, ¥b6, que sólo puede ser llevado con grandes dificultades y con pérdida de tiempo al flanco de rey. De estas consideraciones se deduce la forma en que ambas partes han de continuar, dado el centro igualado. Las blancas pretenderán llevar el ataque contra un flanco, a lo mejor, naturalmente, contra el de rey, porque pueden presentarse con una superioridad. En cambio las negras, tratando de atacar el centro blanco, mudarán su táctica hacia el centro, a consecuencia de la disgregación de sus fuerzas, que una vez reunidas es el resultado

24

único que pueden practicar. Además, las negras se darán por muy satisfechas, dada su situación cohibida, de ir al cambio de figuras, si éste puede realizarse, pues es evidente que todo el interés de las blancas será oponerse a semejante cambio. Con la jugada del texto, Steinitz se nos presenta con una fuerte posición para emprender un ataque contra el centro de las blancas.

10.¥b5

En una partida Morphy−De Riviere, que siguió idéntica hasta esta posición, las negras, para destruir la amenaza d5, no encontraron nada mejor que ¥d7, con lo que abandonaban el ataque contra el centro de sus contrarias. Con la jugada siguiente, Steinitz nos demuestra que lo que le impulsaba era la conducción del juego posicional, su primer principio, y aceptaba buenamente las pasajeras dificultades que se le presentaban, para lograr su intento.

10...¢f8 11.¥xc6 bxc6

12.¥a3

Es difícil ahora encontrar un plan mejor para las blancas, que el de preparar el avance del centro, a fin de posibilitar la explotación de la mala situación del rey negro.

12...¥xf3

Aparentemente esto es peligroso, porque el abrir la columna g, beneficia el ataque de las blancas, pero Steinitz continúa consecuente en su juego de inmovilización del centro del blanco y al debilitamiento del peón d4.

13.gxf3 £g5+ 14.¢h1 ¤e7

Para conseguir el ataque, las blancas deben avanzar antes de todo su peón f ; por lo tanto, deben aspirar a la posición de la casilla f5.

15.¤e2 ¤g6 16.¦g1 £f6 17.£d3 ¢g8

Ahora se impide e5, intentando con h6 y ¢h7, unificar la acción de las torres para la

continuación del ataque contra el centro de las blancas.

18.¥c1 h6 19.f4 ¢h7 20.f5 ¤e7

21.¥b2

La debilidad del peón d4 se manifiesta sensible. Las blancas lo cubren con el alfil, para amenazar ¤e2−f4−h5.

21...d5

Continuación del ataque contra el centro blanco.

22.f3 ¦ad8 23.¤f4 ¦hg8 24.¤h5 £h4

25.f6

Con su ataque, las blancas recobran su peón del gambito.

25...£xh5

26.fxe7 ¦d7 27.exd5+ g6

28.¦ae1

Las últimas jugadas de las negras, nos dan la impresión de que Blackburne ataca impetuosamente y que Steinitz apenas se defiende, devolviendo el peón. En el fondo, es otra la cosa. Mientras que Blackburne nada en el mar de la combinación, Steinitz encuentra, en lo característico de su estilo, lo esencialmente posicional y, a pesar de las dificultades de la defensa, no ha perdido de vista ni por un momento el objeto de su partida: la posición del dominio del centro. Parecía, por ejemplo, más indicado jugar en la jugada 26...¦de8, y no ¦d7, porque esta torre en d7, quedaba expuesta al ataque mediante dxc6; pero la siguiente jugada de las negras nos demuestra la previsión de Steinitz, queriendo reservar la casilla e8 para la otra torre.

28...¦e8

Ahora está claro que las negras, después de 29.dxc6 ¦dxe7, por el dominio de la columna e y por la flaqueza de los peones blancos, quedarían en ventaja. Pero Blackburne evita la

25

liquidación y continúa magistralmente su ataque, que fracasa finalmente por la inexorable defensa de su contrario.

29.¦e5 £h4 30.¦f5

¡Muy genial! Las negras no pueden tomar la torre. Tampoco sería conveniente ¦dxe7, por la consecuencia: 31.¦xf7+ y 32.£xg6+.

30...£xe7 31.dxc6 ¦dd8

32.¥a3

Desde luego las blancas no pueden apoderarse de la columna e con 32.¦e5,porque las negras matarían la torre blanca.

32...£e6 33.¦f4 f5

Las negras ya no ceden más la columna e, impidiendo ahora ¦e4 y amenazando además £xc6.

34.¦h4

En la combinación, Blackburne ostenta una fuerza de combinación tan digna como inútil. Caso de 34...£xc6, las blancas ganan con 35.¥c1 h5 36.¦xh5+! gxh5 37.£xf5+.

34...h5

Muchos maestros hubieran caído aquí en la diabólica trampa de Blackburne, haciendo la aparente destructora jugada 34...£e2, pareciendo que después del cambio de damas el final es perdido para las blancas. Pero la continuación hubiera sido 35.¥f8!!, y si las negras toman la dama, las blancas obtienen un empate por el jaque continuo, pero si se intenta 35...h5, sigue nuevamente el sacrificio de la torre en h5.

XABCDEFGHY 8-+-trr+-+( 7zp-zp-+-+k' 6-vlP+q+p+& 5+-+-+p+p% 4-+-zP-+-tR$ 3vL-+Q+P+-# 2P+-+-+-zP" 1+-+-+-tRK! xabcdefghy

35.¥b2 ¦d5

Cubre f5, y renueva la amenaza de tomar £xc6.

36.£c2 £e2 37.£b3 £b5 38.£c3 ¦e2

Ahora es evidente que la cosa ya está ultimada. Pero Blackburne presenta aún otra trampa.

39.f4

Si 39...¥xd4; sigue 40.¦xh5+ gxh5 41.£g3 ¥xg1 42.£g7 mate.

39...¦xd4 40.£f3

Amenaza el sacrificio de torre o de dama en h5.

40...£d5 41.Abandonan.

PARTIDA NÚM. 12

FIANCHETTO DE REY

Londres, 1863

Blancas: Steinitz

Negras: Mongredien

1.e4 g6

Este desarrollo de flanco del alfil, que suele designarse con la palabra italiana "fianchetto", tiene desde luego la ventaja de colocar al alfil sobre la gran diagonal desde donde domina eficazmente el centro; pero tiene también el inconveniente (especialmente cuando lo juegan

26

negras) de dejar demasiada libertad de movimiento al contrario en el centro. Por lo tanto, semejante desarrollo de flanco sólo puede hacerse cuando se apoya con otras jugadas de más fuerza inmediata sobre el centro, tal como suele hacerse en las aperturas modernas.

2.d4 ¥g7 3.c3

La prudencia con que las blancas aseguran su posición en el centro, es característica de Steinitz. Si hubiese hecho jugadas agresivas, como, por ejemplo, 3.c4 ó f4, las negras hubieran probablemente conseguido el debilitamiento o la ruptura del centro blanco, en poco tiempo.

3...b6 4.¥e3

Las blancas juegan con gran precisión. Quieren que después de ¥b7 el peón e4 no sea defendido por ¥d3, pues este alfil estará mejor colocado c4, sino por ¤d2.Y para poder hacer esto, desarrollan primero el alfil de dama.

4...¥b7 5.¤d2 d6 6.¤gf3 e5

7.dxe5!

A primera vista parece que con esta jugada las blancas alivian la posición de las negras. Pero lo cierto es que de esta forma las blancas impiden la liberación de las piezas negras, que hubiera sido posible mediante exd4, cxd4, c5. Esta posibilidad de liberación demuestra cuánta vitalidad encierra la posición de "fianchetto" si se logra apartar los peones centrales que obstruyen el camino.

7...dxe5 8.¥c4 ¤e7

9.£e2

Nuevamente se repite aquí la característica expectativa de Steinitz para el enroque, reservándose la posibilidad del enroque largo. Lo esencial de la posición puede verse claramente; los peones del centro, blancos e4, c3 y el negro e5, impiden la invasión de las piezas negras al centro, pudiendo, en cambio, las

blancas atacar el flanco. Esta formación de peones, unificada con el natural desarrollo de la dama en e2, del caballo de dama en d2, y para más tarde el enroque largo, es una formación vista en numerosas partidas de ataque jugadas por Steinitz contra jugadores de fama como Blackburne, Tschigorin, Lasker, etc. Esta partida puede servir de modelo del desenvolvimiento del ataque steinitziano.

9...0−0 10.h4

Aquí hay que hacer la misma observación que en la partida 9. El ataque al enroque, que nos parece como natural en la forma de jugar de Steinitz, por lo a menudo que lo empleaba, no la encontramos en Morphy, quien enrocaba siempre rápidamente a fin de penetrar en el centro. Steinitz empieza su fino ataque en este momento sin entretenerse en enrocar, pues de lo contrario tendrán tiempo para defender la casilla h5 con la acción del caballo ¤d7 y ¤f6.

10...¤d7 11.h5 ¤f6

12.hxg6 ¤xg6 13.0−0−0 c5

Evidentemente la posición de las negras es muy mala, y apenas pueden hacer otra cosa, porque es el único recurso de rechazar el alfil del rey de la gran diagonal, con la cooperación de a6 seguido de b5 y c4, y, al mismo tiempo, principiar un contraataque contra la posición del enroque blanco.

14.¤g5 a6

Si h6, las blancas proseguirían con 15.¤xf7 ¦xf7 16.¥xh6, obteniendo ventaja.

XABCDEFGHY 8r+-wq-trk+( 7+l+-+pvlp' 6pzp-+-snn+& 5+-zp-zp-sN-% 4-+L+P+-+$ 3+-zP-vL-+-# 2PzP-sNQzPP+" 1+-mKR+-+R! xabcdefghy

27

15.¤xh7

Una combinación calculadísima y bella.

15...¤xh7 16.¦xh7 ¢xh7 17.£h5+ ¢g8

18.¦h1

Si en vez de esto se juega 18.£xg6, no bastaría. Las negras obtendrían ventaja con £f6.

18...¦e8 19.£xg6 £f6

20.¥xf7+ £xf7 21.¦h8+ ¢xh8

22.£xf7, Abandonan

Las negras aunque tengan dos torres por la dama teniendo bloqueados sus alfiles y en vista de que los peones blancos son en mayoría, ya no se pueden defender.

PARTIDA NÚM. 13

DEFENSA PHILIDOR

Dublin, 1865

Blancas: Steinitz

Negras: MacDonnel Esta partida es un buen ejemplo para el tratamiento de posiciones cerradas. Es todo el método de los fundamentos que creó Steinitz, y que fue popularizado por los excelentes trabajos pedagógicos del doctor Tarrasch. En este libro no responderemos a ninguna controversia teórica. Explicaremos en las partidas únicamente lo esencial.

1.e4 e5 2.¤f3 d6

3.¥c4

En anteriores partidas vimos únicamente la jugada 3.d4, de impresión enérgica. Pero Steinitz se lanza a una construcción característica segura, más bien defensiva del centro. Por 1a simétrica formación de peones (los blancos en d3 y e4); y los negros en d6 y e5), las perspectivas favorecen a los primeros,

porque su alfil de rey está desarrollado sobre la cadena de peones, mientras que el de negras queda encerrado. Esto parecerá poco, pero corresponde al importante fundamento que todo jugador que quiera adelantar debe apropiarse, y es que hay tanto más probabilidad de obtener una ventaja, cuanto más pequeña sea. A una ventaja grande, sólo puede aspirarse si el contrario ha cometido ya graves errores.

3...¥e7 4.c3

No para jugar d4, sino para conquistar la situación central de la partida anterior (situaciones de peones c3, e4), la cual protege el centro contra el ataque del contrario.

4...¤f6 5.d3 0−0

6.0−0 ¥g4 7.h3 ¥xf3

Las dos últimas jugadas de las negras, no las hubiera jugado un maestro moderno, pues precisamente por Steinitz fue demostrada la ventaja de dos alfiles sobre alfil y caballo.

8.£xf3 c6 9.¥b3 ¤bd7 10.£e2 ¤c5

Ahora se comprende el fin de la aparentemente inútil jugada 9.¥b3. Si el alfil estuviera todavía en c4, las blancas no podrían impedir el cambio del mismo.

11.¥c2 Las blancas están dispuestas a empezar el ataque de peones contra el flanco de rey, con f4.

11...¤e6 12.g3!!

Las blancas quieren conservar los alfiles, por eso no juegan en seguida f4.

12...£c7 13.f4 ¦fe8

14.¤d2 ¦ad8 15.¤f3 ¢h8

28

Las negras, ante su cohibida situación, no tienen ninguna jugada buena. La siguiente jugada, aclarará aún más la ventaja de las blancas.

16.f5 ¤f8 17.g4 h6

18.g5 hxg5 19.¤xg5 ¢g8

20.¢h1

La esencia de la ventaja de las blancas se reconoce claramente al ver el planeado ataque contra la columna g y contra la casilla g7. Las blancas quieren triplicar sus piezas en la columna g, lo que les es fácil, dado el terreno de que disponen. Las piezas negras se obstruyen en su propio camino siéndoles muy difícil intentar en adecuada forma la defensa del punto g7.

20...¤6h7 21.¤f3 ¦d7

Las negras deben empezar a preparar la defensa de g7, lo cual puede hacerse solamente de un modo muy pesado.

22.¦g1 ¥d8 23.¥h6 f6 24.¦g2 d5

XABCDEFGHY 8-+-vlrsnk+( 7zppwqr+-zpn' 6-+p+-zp-vL& 5+-+pzpP+-% 4-+-+P+-+$ 3+-zPP+N+P# 2PzPL+Q+R+" 1tR-+-+-+K! xabcdefghy

Se comprende que las negras quieran de este modo libertarse, pero Steinitz tiene por esta jugada la ocasión de aprovechar la desventaja característica de la situación cohibida de las figuras negras que se estorban mutuamente. De todos modos las negras a la larga estaban perdidas.

25.¦ag1 ¦ee7 26.exd5 cxd5

27.¥a4 ¦d6

Ya no hay sitio para que la torre quede en la fila dos de defensa.

28.¦xg7+ ¦xg7 29.¦xg7+ £xg7

30.¥xg7

y las blancas ganaron.

PARTIDA NÚM. 14

PARTIDA DE LOS TRES CABALLOS

Baden−Baden, 1870

Blancas: L.Paulsen Negras: Steinitz

1.e4 e5

2.¤f3 ¤c6 3.¤c3

Lo que podemos decir de esta jugada, es parecido a lo dicho de 3.¥c4 (véase partida 8). No es la consecuente continuación al ataque al peón e5 que empezó con 2.¤f3. Por lo tanto, las negras tienen más libertad de acción que en la partida española, después de 3.¥b5. La mejor continuación para las negras es 3.¤f6, llegándose así a la partida llamada de cuatro caballos. Si las negras escogen otra jugada en 3.a, entonces la apertura se designa "de los tres caballos".

3...g6

El fianchetto al alfil de rey, es una particularidad encontrada muy a menudo en Steinitz. Morphy prefería el juego abierto, no jugaba el fianchetto, porque llevaba rápidamente sus piezas en acción. Steinitz daba más valor a las situaciones cerradas y solía llevar las figuras allí donde más tarde tendrían más eficacia aún a costa de perder tiempo.

4.¥c4

Es más usado 4.d4, pues abre el juego. Paulsen evitó esta continuación sin duda porque con ello abría la gran diagonal al alfil de rey de las negras. Por otra parte, las blancas también

29

podrían de esta manera llegar a aprovechar la debilidad causada al punto f6, mediante g6, aprovechándola con la siguiente continuación: 4.d4 exd4 5.¤d5! ¥g7 6. ¥g5, y las blancas con ventaja siempre, recobran el peón, por ejemplo, después de f6; 7.¥f4, o bien después de ¤ge7, con 7.¥f6.

4...¥g7 5.d3 d6

6.¥g5 £d7 7.a3

Para no dejarse cambiar el ¥c4 con ¤a5.

7...h6 8.¥h4 g5!

Este avance de peón en el flanco de rey, aparece como un debilitamiento de la posición negra, y produce ni más ni menos que una impresión desfavorable. Pero con todo, no es más que la introducción de un meditadísimo plan que tiende a ganar la partida.

9.¥g3 ¤ge7

El propósito de ahora es jugar f5 y por la amenaza de f4 obligar a las blancas a cambiar exf5. Las consecuencias para las negras, son la preponderancia de peones en el centro y la posibilidad de formarlo. Esta es la idea del plan de Steinitz, Paulsen intenta salirse al paso, pero es en vano.

10.h4 g4 11.¤d2 h5

Impidiendo que las blancas desahoguen su ¥g3 con h5.

12.¤d5 ¤xd5 13.¥xd5 ¤e7

14.¥b3 f5

Las negras han logrado su plan. Es evidente que las blancas han de cambiar, porque no pueden permitir la eterna paralización de su alfil por f4.

15.exf5 ¤xf5 16.¤f1

Una triste jugada, pero las blancas no se dejan doblar sus peones en el flanco de rey, pues se

quedarían en el centro con un peón menos, después de ¤xg3 17.fxg3, y en el flanco de rey no tendrían ningún equivalente, porque el peón doblado carecería de valor.

16...c6

La formación del centro de peones por d5, está preparada. Antes de hacer la jugada d5, Steinitz aún espera la conclusión de su desarrollo, porque el centro de peones sería débil por la insuficiente posibilidad de poder cubrirlo con otras piezas.

17.c3 £c7

Las negras conducen a su dama a la eficaz casilla b6, desde donde puede dominar todas las direcciones.

18.£e2 £b6 19.¥a2 ¥d7

20.0−0−0 0−0−0 21.f3 ¤xg3 22.¤xg3 d5

El centro está formado, y ahora se recordará lo que en precedente ocasión hemos manifestado sobre el centro de peones. Las negras, con la posesión de un centro, aspirarán a dirigir el ataque contra un flanco. No escogen para ello el flanco de dama, aunque allí se halle el rey, sino el flanco de rey, porque allí es donde las blancas dan muestra de debilidad. En este caso las blancas no tienen más remedio que avanzar contra el centro de las negras, porque las figuras blancas están desunidas en consideración a su situación cohibida en el centro y no pueden llevar conjuntamente el juego. Considérese lo difícil que sería, por ejemplo, llevar el ¥a2 al flanco de rey o el ¤g3 al flanco de dama.

23.¢b1

Las blancas, ante todo, resguardan su rey, porque quieren avanzar contra el centro negro, con c4.

23...¥f8

30

El alfil es conducido al ataque contra el flanco de rey que es siempre el flanco derecho de blancas, aunque éstas hayan enrocado en el otro.

24.¢a1 ¥d6 25.¤f1 ¦df8 26.¤d2 ¦h6 27.c4 ¥e6 28.¤b3

Con esta jugada, las blancas amenazan destruir el centro de los peones negros, véase: c5, ¥xc5; ¤xc5, £xc5, £xe5.

28...gxf3 29.gxf3 ¥c7 30.¤d2 ¦hf6

31.¦c1

Se amenaza cxd5 y las negras no podrán contestar cxd5, a causa de 33.£xe5.

31...¢b8 32.cxd5 cxd5 33.¦hg1 ¥d6 34.¦g5 ¥f7

35.¤b1

la última tentativa para importunar el centro negro con ¤c3.

35...£d4 36.¤c3 a6

Sería un error £xh4, porque 37.¦xe5 ¥xe5 38.£xe5+ ¢a8 39.¥xd5, daría un contraataque completo; por ejemplo: ¦e1; 40.¤b5.

37.¦g7

Las blancas quieren sacrificar la calidad en f7, luego ¥xd5 haría más sostenible su situación.

37...¥e6

XABCDEFGHY 8-mk-+-tr-+( 7+p+-+-tR-' 6p+-vlltr-+& 5+-+pzp-+p% 4-+-wq-+-zP$ 3zP-sNP+P+-# 2LzP-+Q+-+" 1mK-tR-+-+-! xabcdefghy

En esta posición perdieron las blancas por infracción de tiempo. De todas formas, la partida no se podía sostener. En primer lugar las negras amenazaban la siguiente decisión: ¦xf3. Si se cubre con ¦g3 fracasa por e4. Si 38.¦f1, entonces las negras se encuentran con mayores probabilidades en su situación pueden ganar un peón con ¥xa3.

PARTIDA NÚM.15

PARTIDA DE LOS TRES CABALLOS

Viena, 1873

Blancas: Rosenthal Negras: Steinitz

1.e4 e5 2.¤c3

Esta apertura, que ha sido analizada por maestros vieneses, ha sido bautizada con el nombre "partida vienesa". Toda las continuaciones después de 1.e4 e5, si quieren pretender dar una ventaja a las blancas, deben abrir el juego, ya sea por d4, o por f4. Para la jugada d4, la preparación ¤c3 no es provechosa, más bien es perjudicial, porque impide la posibilidad de c3. La jugada 2.¤c3 suele hacerse en preparación de f4. La importancia de la jugada ¤c3 consiste en que, como ya sabemos, la contestación más enérgica al gambito de rey inmediato f4 es: d5 (gambito de Falkbeer). Es comprensible, por lo tanto, la acción de 2. ¤c3, parecida a la de 2.¥c4 (juego de alfil) usada con frecuencia para preparar f4. La mejor contestación contra la partida vienesa, como también contra el juego de alfiles es 2...¤f6, la cual cubre la casilla d5, permitiendo así la

31

contestación d5 a 3.f4. En la partida que sigue, resulta por la inversión de jugadas, la que conocemos con el nombre de "partida de los tres caballos".

2...¤c6 3.¤f3

Según el espíritu de la partida vienesa, después de las consideraciones apuntadas, sería lo más natural la jugada inmediata f4, o continuar el desarrollo por 3. ¥c4, además de d3 y ¤ge2 (f3) y para más tarde f4. La preparación de f4 por g3, y además ¥g2 (continuando la presión d5) y ¤ge2, en resumidas cuentas parece que es muy aplicable aquí.

3...g6 4.d4 exd4 5.¤xd4

Aquí recomendábamos 5.¤d5 (véase la partida anterior).

5...¥g7

6.¥e3 ¤ge7 7.¥c4 d6 8.0−0 0−0

Las blancas, gracias a la situación de su peón e4 contra d6, tienen el juego más libre. Véanse las consideraciones de la partida 3ª. La jugada que sigue de las blancas es, sin embargo, precipitada.

9.f4

Las blancas tienen dos bonitos peones en el centro, pero no les durarán mucho.

9...¤a5! 10.¥d3 d5

11.exd5

No pueden jugar 11.e5, porque las negras ganarían una pieza con c5.

11...¤xd5 12.¤xd5 £xd5

El peón f4 está sin motivo alguno en su sitio y ofrece un obstáculo para el ¥e3. Les sería

mucho más agradable a las blancas tener todavía el peón en f2 porque ahora la columna e será más débil.

13.c3 ¦d8

Amenaza ganar una pieza con c5.

14.£c2

Para poder contestar con 15.¥e4, a la de las negras c5.

14...¤c4

Consiguiendo a la fuerza la ventaja de dos alfiles unidos contra caballo y alfil.

15.¥xc4 £xc4 16.£f2

XABCDEFGHY 8r+ltr-+k+( 7zppzp-+pvlp' 6-+-+-+p+& 5+-+-+-+-% 4-+qsN-zP-+$ 3+-zP-vL-+-# 2PzP-+-wQPzP" 1tR-+-+RmK-! xabcdefghy

Las negras amenazaban ¥xd4; ¥xd4; ¦xd4. La presente partida es la más antigua, en la cual vemos la creación de Steinitz, de la ventaja de los dos alfiles unidos. Gracias a los comentarios a las partidas de maestros, los ajedrecistas saben en su mayoría que dos alfiles son más fuertes que caballo y alfil. Pero son pocos los que saben el porqué de esta ventaja y cómo puede ser aprovechada. A fin de que puedan comprenderla mejor, diremos algo sobre la diferencia en la aplicación del alfil y del caballo.Contrariamente al alfil, de largo alcance, el caballo, para ser eficaz, debe situarse cerca de las fuerzas enemigas. Esto el caballo sólo puede hacerlo, so pena de ser expulsado. Podrá situarse casi en exclusivo, en casillas cubiertas por sus propios peones, porque las demás piezas no pueden a la larga interceder en apoyo del caballo. Está claramente visto que en las situaciones abiertas donde no existen peones, el alfil es más fuerte

32

que el caballo, lo que queda confirmado en los resultados de la teoría de finales. En las posiciones cerradas, el caballo ejerce una superioridad al alfil, por una parte, porque los peones son obstáculos para los alfiles, mientras por otra, son puestos de apoyo para los caballos. El método creado por Steinitz, de aprovechar la ventaja de dos alfiles, sólo vale para posiciones que sin estar cerradas, tampoco tienen carácter de completamente abiertas, como lo es la presente partida, sino que tengan aún peones como puntos de apoyo para el caballo, por ejemplo, las casillas d4 y e5. Este método consiste en adelantar los peones negros a fin de que sean inaccesibles para el caballo estos puntos de apoyo. De esta forma se le reduce a una completa pasividad, casi nulidad. Aquí veremos cómo también el alfil puede ser molestado por idénticas jugadas de los peones. Este método también puede emplearse en la lucha de un alfil contra un caballo, pero es mucho más raro, porque el avance del peón debilita a menudo la situación y da ocasión de que penetren las figura contrarias. Con un par de alfiles, que pueden cubrir casillas de ambos colores, se puede, por regla general, proceder sin grandes temores a estos avances.

16...c5

Quitando al caballo la casilla d4.

17.¤f3 b6

Ahora se ha formado una cadena de peones negros la cual impide al alfil blanco de toda acción hacia el flanco de dama, y en la otra dirección queda cohibido por la posición de su propio peón f4.

18.¤e5 £e6 19.£f3 ¥a6

20.¦fe1

Ahora continúan las jugadas de peones que van reduciendo el caballo.

20...f6 21.¤g4 h5 22.¤f2 £f7

Para jugar ¥b7. Las dos pequeñas figuras blancas se ve cómo están completamente encerradas. Psicológicamente es explicable el siguiente intento de liberación, de las blancas, que por cierto es bien deficiente.

23.f5

Es notorio que las blancas no han previsto que esto origina un débil peón. Pero a Steinitz no le escapa este detalle y con sólo cinco jugadas gana el peón, lo que no es más que una consecuencia de la ineficacia de las dos figuras blancas.

23...g5 24.¦ad1 ¥b7 25.£g3 ¦d5

26.¦xd5 £xd5 27.¦d1

A 27.£h3, sigue g4.

27...£xf5 28.£c7

Una desesperada introducción de contraataques, que desde un principio son jugadas sin éxito, porque las piezas menores blancas no pueden cooperar.

28...¥d5 29.b3 ¦e8 30.c4 ¥f7

31.¥c1 ¦e2 32.¦f1 £c2

Amenaza ¦xf2+.

33.£g3 £xa2

y las negras ganaron.

PARTIDA NÚM. 16

ESPAÑOLA

Londres, 1876

Blancas: Steinitz Negras: Blackburne

33

1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6

3.¥b5

La "partida española", la cual, como ya hemos mencionado, es la consecuente continuación del ataque contra e5, que principia con 2.¤f3. A decir verdad, aun no hay ataque; si las negras no hicieran ninguna jugada, no sería ventajosa para las blancas ¥xc6, dxc6; 5.¤xe5, porque si continuaban así, las negras ganarían el peón, quedando con muy buen juego, con £d4, o también, £g5.El ataque contra e5 se manifiesta ya con la sola continuación del desarrollo.

3...a6

Esta defensa tiende a desalojar el alfil, hoy día es la más usada.

4.¥a4

Hemos visto antes que, 4.¥xc6 no gana ningún peón, sino que activaría el desarrollo de las negras, después dxc6. No obstante, se ha intentado también ¥xc6, la llamada variante de cambio de la partida española, con la idea de obtener ventaja en el final, a consecuencia de la empeorada situación de peones negros.

4...¤f6

Parece lógico, jugar en seguida b5 debiendo contestar las blancas con 5.¥b3 pero podría preguntarse qué objetivo llevan las blancas en jugar a la española pudiendo adoptar la italiana con 3.¥c4 la contestación es, que después de 5.¥b3, la situación es más favorable a las blancas que en la partida italiana después 3.¥c4, por dos motivos: el primero que el alfil en b3 está cubierto y más seguro que en c4, estando mejor protegido contra posibles ataques mediante d4 o ¤a5 o ¥e6, ataques que en la partida italiana hay que contestar precisamente con ¥b3. El otro motivo consiste en aprovechar la posibilidad de un ataque con a4, por la debilidad que producen en el flanco negro de dama los peones avanzados a6 y b5 y si más adelante, para la liberación de su juego, las negras juegan d5, el punto c4, que ya no puede ser defendido por ningún peón negro, puede, en cambio, ser la puerta abierta al ataque de las blancas.

Por esta causa, las negras evitan por el mayor tiempo posible la jugada b5, hasta que sea necesaria para defender la casilla e5.

5.d3

La partida española de hoy día, se juega con la idea de desarrollar prontamente d4, como ya veremos en partidas posteriores. Pero Steinitz optó siempre por su partida cerrada, con sus peones en c3, d3 y e4, para luego atacar tranquilamente el flanco de rey. No podemos admitir que con ello Steinitz renunciaba a la ventaja de iniciativa de las blancas. Ahora, con la continuación del ataque contra el peón e5, las negras se ven forzadas en jugar 5...d6, obteniendo una pequeña ventaja las blancas, pues su alfil de rey queda libre mientras que el de rey negro queda cohibido por la propia cadena de peones (véase en la apertura, en la partida 13), pero si las negras quieren, en seguida 5...b5 6.¥b3 ¥c5; entonces la ventaja de blancas es que su alfil de rey queda más seguro que el de las negras (véase la nota anterior) y que los peones del flanco de dama negro están debilitados.

5...d6 6.c3

Steinitz construye su característica posición defensiva en el centro.

6...¥e7 7.h3

Esta jugada si la hacen los jugadores poco expertos, resulta casi siempre una pérdida de tiempo y desventaja, pero aquí es sin embargo excelente. La idea no es impedir ¥g4 como es el propósito de los jugadores menos fuertes, cuando juegan h3, sino impedir mediante g4 el intento de liberación de las negras, una vez enrocadas, f5. Además, g4 es al mismo tiempo el principio del proyectado ataque al flanco de rey.

7...0−0 8.£e2 ¤e8

Para jugar f5.Pero las blancas ya lo han prevenido.

34

Esta y la próxima jugada, dan la impresión de que las negras no pueden encontrar ningún plan adecuado.

9.g4 b5 10.¥c2 ¥b7

11.¤bd2

Las blancas quieren llevar el caballo a d5 o f5 pasando por f1 y e3. Esta maniobra del caballo, jugada aquí por primera vez por Steinitz, se vuelve a encontrar con regularidad aun en las partidas modernas.

11...£d7 12.¤f1 ¤d8 13.¤e3 ¤e6

14.¤f5

Es comprensible que las negras no pueden dejar aquí este amenazante caballo y lo quieren expulsar con g6. Un jugador moderno que conozca los puntos débiles por el método Steinitz, hubiera preferido jugar antes ¥d8.

14...g6 15.¤xe7+ £xe7

Por primera vez, vemos aquí los llamados "puntos flacos". Entiéndase por punto flaco, la casilla que no puede defenderse ya por medio de un peón, y en la cual pueda establecerse una figura del contrario, no siendo expulsable por una propia figura. Tales casillas son en esta situación, f6 y h6, por la circunstancia de que las negras no tienen alfil negro. En posesión de un alfil así, especialmente para la defensa de g7, las negras no tendrían por qué temer. No puede hacerse ningún reproche a Blackburne por no haberse sabido en aquel entonces. Hasta un Morphy se hubiera asombrado si le dijese que a las diez jugadas siguientes las figuras blancas en f6 y h6 serían inexpugnables.

16.¥e3 ¤8g7 17.0−0−0 c5

18.d4

Con las últimas jugadas que han efectuado las blancas, han empezado la conquista de la diagonal (d4−f6), para crearse paso hacia los puntos débiles de las negras.

18...exd4 19.cxd4 c4

Esto facilita el intento de las blancas, pero las negras intentaban un contraataque contra el rey blanco.

20.d5 ¤c7 21.£d2

La dama quiere ir a h6; el alfil a f6.

21...a5 22.¥d4 f6 23.£h6 b4

24.g5 f5 25.¥f6

Ya está conseguido. Gracias a la posición dominante de las blancas, éstas pueden precipitar la decisión mediante una bonita combinación.

25...£f7

XABCDEFGHY 8r+-+-trk+( 7+lsn-+qsnp' 6-+-zp-vLpwQ& 5zp-+P+pzP-% 4-zpp+P+-+$ 3+-+-+N+P# 2PzPL+-zP-+" 1+-mKR+-+R! xabcdefghy

26.exf5 gxf5

A ¤xf6; 27.¥xd5 ¦xd5, y 28.g6, ganan enseguida.

27.g6 £xg6

Caso de hxg6, sigue entonces 28.¤g5.

28.¥xg7

Ahora con esta jugada las blancas ganan una pieza, pues en caso de £xg7, seguiría 29.¦g1.

28...£xh6+ 29.¥xh6

35

y las blancas ganaron.

PARTIDA NÚM.17

ESPAÑOLA

Londres, 1883

Blancas: Englisch Negras: Steinitz

1.e4 e5

2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 g6

Esta defensa empleada por Steinitz y más tarde por Pillsbury fue reconocida como insuficiente a raíz de la partida Marco−Pillsbury en Viena, 1898. Las blancas descubrieron la debilidad de g6, por la continuación: 4.d4 exd4 5.¥g5!.Parece que las negras en la apertura de peón de rey, (1.e4 e5) no pueden permitirse el fianchetto, porque las blancas tendrán ocasión de conducir con ventaja de tiempo su juego abierto.

4.d4 exd4 5.¤xd4 ¥g7 6.¥e3 ¤f6 7.¤c3 0−0

8.0−0

Ahora si las negras en continuación de su desarrollo juegan ¤xd4; 9.¥xd4 d6; las blancas tienen la ventaja de posición del peón e4 contra el peón d6, el cual, según hemos dicho, permite a las blancas mayor libertad de movimiento. En justo conocimiento de la posición, Steinitz asegura, atrasándola, la jugada d5.

8...¤e7!

Vemos aquí que Steinitz tiene una idea, que mucho más tarde se ha modernizado en la defensa Alekhine. El quiere provocar 9.e5 ¤e8 10.f4 para aprovechar con d6 en bien de su propio desarrollo, el avanzado peón blanco. A pesar de esto, creemos que la continuación de las blancas debía haber sido 9.e5, pues después de ¤e8 seguía 10.¥f4, y hubieran conseguido un buen juego.

9.£d2 d5 10.exd5 ¤exd5 11.¤xd5 £xd5

12.¥e2 ¤g4

Esto les proporciona la preponderancia de los dos alfiles.

13.¥xg4 ¥xg4

14.¤b3

De lo contrario, las negras aumentan su presión con ¦ad8.

14...£xd2

Después de todo, la ventaja de las negras es la menor posible, pero lo bueno de ella es lo instructivo que resulta en la continuación de la partida. Era más fuerte 14...£c4, pues las blancas deben cubrir su peón b2 y después las negras podrían continuar con ¦ad8, con ganancia de tiempo.

15.¤xd2 ¦ad8

Esto amenaza 16...¥xb2; y si 17.¦ab1, se puede contestar con ¥d4 (no ¥c3; a causa de 18.¤e4).

16.c3

Una jugada que parece sin importancia, y sin embargo debilita la posición de las blancas. El peón c3, por un lado, significa una disminución del valor del ¥e3, porque puede obstruir su camino, y por otro, queda debilitada la casilla d3 porque no puede cubrirse ni por peones, ni por el alfil. Por lo tanto, en lo sucesivo, tal vez en el final, las blancas tendrían dificultades para impedir la penetración de las figuras negras en sus filas por el punto d3. Aquí se observa la regla general que vemos a menudo en las partidas de Steinitz, de que no es bueno colocar sus peones en los cuadros del color de su alfil. Nos contentaremos ahora con sólo llamar la atención sobre esta regla general, que es de una gran importancia para el manejo exacto de las posiciones cerradas o medio cerradas. Volveremos sobre ella.

16...¦fe8 17.¤b3 b6

36

Las negras forman la cadena de peones como en la partida anterior, a7−b6−c5. La cual, por una parte, limita la acción del alfil e3 al flanco de dama, y, por la otra, quita la casilla d4, que es la casilla más adelantada que está cubierta por un peón propio. (Véase las consideraciones anteriores sobre el aprovechamiento de los alfiles unidos.)

18.h3 ¥e6 19.¦fd1 c5 20.¥g5 f6

21.¥f4 ¢f7

Veamos ahora que las ventajas de los dos alfiles son mucho más amplias. Las negras ya pueden acercar su rey al centro para la operación del final. Las blancas con sus figuras restringidas, no pueden hacer lo mismo, porque su rey estaría expuesto al ataque de las figuras del contrario.

22.f3 g5

El alfil queda restringido en el flanco de rey, por la cadena de peones de esta dirección.

23.¦xd8

Las blancas ceden a su contrario la columna abierta. Pero no pueden jugar de otra manera; con 23.¥e3 se pierde una pieza.

23...¦xd8 24.¥e3 h6

Acabando la cadena de peones en el flanco de rey, y proyectando f4 con lo cual se desahoga el ¥g7 y se impide el acceso al punto e4 por parte del caballo blanco (¤d2,¤e4), ya que este punto (e4) queda atacado por un peón negro (f5).

25.¦e1 f5 26.f4

Un intento de liberación comprensible.

26...¥f6 27.g3 a5

Continuando la presión sobre el caballo.

28.¤c1 a4 29.a3

Debía impedirse a3.

29...¥c4 30.¢f2

XABCDEFGHY 8-+-tr-+-+( 7+-+-+k+-' 6-zp-+-vl-zp& 5+-zp-+pzp-% 4p+l+-zP-+$ 3zP-zP-vL-zPP# 2-zP-+-mK-+" 1+-sN-tR-+-! Xabcdefghy

Por la explotación excelente de los dos alfiles, las negras comprimen la situación de sus contrarias y la destruyen.

30...gxf4 31.¥xf4 ¥g5

Amenaza cambio de alfiles y ¦d2+.

32.¥xg5 A la jugada inmediata de ¢e3, ganan las negras con ¦e8+ 33.¢f2 ¦xe1 34.¢xe1 ¢e6 penetrando el rey negro en el campo de las blancas por d5 y e4.

32...hxg5 33.¢e3 ¢f6

34.h4

A 34.¦h1, las negras fuerzan, con ¢e5, y f4+ la penetración de su torre hacia d2.

34...gxh4 35.gxh4 ¦e8+ 36.¢f2 ¦xe1 37.¢xe1 ¢e5

Como que el caballo no puede jugar sin ser tomado por el alfil, ha resultado ahora un final de peones, en el que las negras, gracias a la posición de su rey, ganan, aunque las blancas tengan la ventaja del distante peón pasado.

38.¤e2 ¥xe2 39.¢xe2 ¢f4

37

40.c4 ¢g4 41.¢e3 f4+

Si ¢xh4 las blancas aun ganarían con 42.¢f4. Se ve bien claramente que las negras calcularon en buena hora el final antes de emprender el ataque.

42.¢e4 f3 43.¢e3 ¢g3 44.Rinden.

PARTIDA NÚM. 18

ESPAÑOLA

Habana, 1892

Blancas: Steinitz Negras: Tschigorin

1.e4 e5

2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 ¤f6

La llamada "Defensa Berlinesa" de la partida española. Desde un principio las negras emprenden un contraataque contra e4, en vez de ocuparse de la defensa de e5. Si ahora las blancas, como suele suceder, juegan a la española con la esperanza de abrir ventajosamente el juego con d4, no parece bueno continuar con d3. Tampoco es indicado en este caso 4.¤c3, porque las negras pueden continuar el contraataque a e4 con ¥b4, obligando a las blancas a contentarse con la defensiva jugada d3. Tampoco es recomendable 4.£e2, si quieren hacer luego d4, porque quitan una defensa a la casilla d4. Si las blancas quieren conducir abierta la partida española con d4, en primer lugar han de guardar el peón en forma indirecta mediante el enroque (4. 0−0), pues así recuperan fácilmente su peón mediante el ataque a la columna e, jugando lo mejor 5.d4 después que las negras hayan matado el peón con 4...¤xe4. Pero como ya sabemos que Steinitz no jugaba para abrir el centro, adoptó 4.d3. Después de esto, las negras quedaban obligadas a cubrir su peón de rey, y para esto empleaban d6, las blancas conseguían nuevamente ventaja porque quedaba libre su alfil de rey, mientras

que el de las negras quedaba molestado por sus propios peones. Repetimos nuevamente que es mejor colocar los peones en casillas de otro color que el del propio alfil. (Véase la nota a la jugada 16 de la partida 17.) En las aperturas de peón de rey que tengan cierto carácter cerrado, las posiciones características son para las blancas, los peones en e4 y tal vez d3 y para las negras, los peones en d6 y e5. De esto resulta que el mejor alfil de las blancas es el que corre por casillas negras y el mejor de las negras es el que está en campo blanco, o sea, por ambas partes el alfil de dama. Hemos visto que el alfil de dama es libre por ambas partes y sólo corren peligro de quedar encerrados los alfiles de rey. En la apertura de peón de dama, pasa lo contrario (1.d4 d5), en la cual los alfiles de rey son más fuertes, mientras que los de dama permanecen cerrados. Mientras que en la apertura de peón de rey el peligro de las negras consiste en el encierro del alfil de rey, por la cadena de peones d3 y e4, en la apertura de peón de dama es el buen empleo del alfil de dama el principal problema.

4.d3 d6 5.c3 g6

Aquí, donde Steinitz ha empezado a constituir su típica situación cerrada en el centro, es más tolerable esta jugada que con anterioridad, cuando las blancas aun podían abrir rápidamente el juego.

6.¤bd2

Las blancas establecen la posición de la misma forma que en la partida 16.

6...¥g7 7.¤f1 0−0

8.¥a4 Las blancas quieren conservar su alfil de rey. En b5 estaba expuesto al cambio por ¤d7 y ¤c5, que efectivamente juega Tschigorin además de a6.

8...¤d7 9.¤e3 ¤c5 10.¥c2 ¤e6

11.h4

38

El ataque de flanco por el peón, que ya conocemos de varias partidas de Steinitz, empieza con esta jugada.

11...¤e7 12.h5 d5

13.hxg6 fxg6

Si se jugase hxg6, las blancas con 14.£e2, hubieran mantenido la situación firme del centro, análogamente como en otras partidas, para el ataque a la columna h, mediante el probable enroque largo más tarde. Pero después de fxg6 aparece otra pérfida flaqueza en el flanco de rey negro, caracterizada por la falta del peón f o bien su avance f5, más marcada aún por la posición avanzada del peón en g6. Esta flaqueza consiste en el debilitamiento de las diagonales a2−g8 y a1−h8, que ya hemos visto en la partida 8. Esta debilidad es la causa que a menudo da brillantes combinaciones. Es evidente que Steinitz, en el estudio de brillantes combinaciones antiguas, no achacó todo el éxito al genio del maestro vencedor, sino que supuso que tal brillante combinación tenía su fundamento en alguna debilidad de la posición de su contrario. Así, probablemente, se ha creado una teoría de combinaciones, buscando y hallando la relación existente entre debilidades de posición propensas a reproducirse, y las consiguientes combinaciones a que dan lugar. Así vemos, pues, que Steinitz, en vista de la debilidad de Tschigorin producida por la jugada fxg6, abandona en seguida sus demás ventajas de posición (defensa de su centro cerrado) y trata únicamente de aprovecharse del debilitamiento de la diagonal de que hemos hablado. Pero para ello es preciso de que se abra el centro, pues de lo contrario obstruye las diagonales.

14.exd5 ¤xd5 15.¤xd5 £xd5

16.¥b3 £c6

Las blancas ya han conquistado una diagonal, ahora van por la otra a1−h8.

17.£e2 ¥d7 18.¥e3 ¢h8

19.0−0−0 ¦ae8

De esta forma, las negras impiden desde un principio el intentado d4.

20.£f1

Aparece inofensivo, para lograr d4, lo que las negras no pueden impedir; pero la combinación va mucho más lejos. Con esta jugada, Steinitz plantea ya la sorpresa de la jugada 24.

20...a5

Tschigorin, que está inconsciente al borde de la catástrofe, quiere introducir un contraataque.

21.d4 exd4 22.¤xd4 ¥xd4

A 22...¤xd4; con 23.¦xh7+ ¢xh7 24.£h1+ ganan enseguida.

23.¦xd4

La gran diagonal ha sido también conquistada, y Steinitz tiene a su alcance la rápida y brillante decisión.

23...¤xd4

XABCDEFGHY 8-+-+rtr-mk( 7+pzpl+-+p' 6-+q+-+p+& 5zp-+-+-+-% 4-+-sn-+-+$ 3+LzP-vL-+-# 2PzP-+-zPP+" 1+-mK-+Q+R! Xabcdefghy

24.¦xh7+ ¢xh7 25.£h1+ ¢g7 26.¥h6+ ¢f6 27.£h4+ ¢e5

28.£xd4+ Abandonan.

39

PARTIDA NÚM. 19

ITALIANA

Hastings, 1895

Blancas: Steinitz Negras: Von Bardeleben

1.e4 e5

2.¤f3 ¤c6 3.¥c4 ¥c5

4.c3

Las blancas quieren utilizar la situación del ¥c4 para formar un centro de peones, con d4, exd4, cxd4. Sin embargo, si las negras contestan bien, no lo logran, así es que esta antigua continuación no puede ser calificada de absoluto correcta, siendo mejor continuar con 4.d3, más ¤c3, y ¥e3, y finalmente d4 (tal vez después de £d2 y 0−0−0 ). No obstante, las negras han de prepararse a contrarrestar el intento de formación del centro de las blancas. Si éstas no logran su propósito, tienen, desde luego, ventaja. La jugada que destruye el centro de peones es d5. Las negras deben jugar a este fin y deben continuar con 4...¤f6.

4...¤f6

Después de lo dicho, sería falso jugar 4...d6 porque las blancas formarían su centro con 5. d4 exd4 6.cxd4 y después de 6...¥b6 saldrían al paso de ¤f6 y d5 con ¤c3.

5.d4 exd4 6.cxd4

También se intentó aquí 6.e5, pero las negras contestarían con d5 y llevarían una ventaja de tiempo.

6...¥b4+ Para el ataque al centro de las blancas, el alfil estaría mejor en b6, pero después de 6...¥b6, las blancas podrían impedir la intentada jugada liberadora de las negras, d5, con 7.¤c3.

7.¤c3

La más sólida continuación es aquí 7.¥d2, y después de ¥xd2+ 8.¤bxd2, las negras podrían jugar d5, teniendo las blancas si juegan 9.exd5 ¤xd5, un peón aislado en d4, en vez del proyectado centro. Como ya hemos anotado (véase la partida 3) la ventaja principal de un peón contrario aislado consiste en que se puede ocupar sólidamente la casilla que está delante de él (en el presente caso la casilla d5), pudiendo colocar allí una pieza sin temor a que sea echada por un peón. Este plan, las blancas no lo pueden molestar con éxito en el curso de la partida, por ejemplo, 10.£b3 (para atacar d5 e impedir ¥e6); 10...¤e7 (todas las jugadas de negras llevan la señal del amplio desarrollo en la construcción del "fuerte" d5, no por cierto del ataque al peón aislado), además c6, £b6 (para dar juego al ¥c8) y aun ¥e6. Steinitz escoge aquí, en vez de 7.¥d2, la jugada de gambito 7.¤c3, la cual ya se halla en la obra del antiguo maestro italiano Greco (principios del siglo XVII), y ha sido nombrada ataque de Moller, en consideración al mérito del teórico danés Moller que la analizó. La idea de este gambito es la misma que en la mayor parte de los gambitos: las blancas no hacen caso del atacado peón, sino que continúan audazmente su desarrollo. Si las negras pierden tiempo para tomar el peón da un fuerte juego abierto, consiguiendo las blancas la ventaja de su desarrollo, por el juego abierto, que a veces puede ofrecer una compensación por la desventaja material. La variante principal del gambito de Moller empieza con 7...¤xe4 8.0−0 ¥xc3 (sería motivo de combinaciones desfavorables para las negras jugar 8...¤xc3 9.bxc3 ¥xc3 10.£b3. En cambio, se puede jugar 9.d4) 9.d5; 9.bxc3, las negras se colocan en seguridad con d5. Es muy difícil encontrar fundamentos generales para el juicio y trato de estos fogosos giros. Sólo debe aceptarse un gambito, si se ha hecho un estudio del mismo. Bardeleben, en esta partida, ha obrado muy bien en perseguir la destrucción del centro blanco mediante d5.

7...d5 8.exd5 ¤xd5

Con semejanza a la variante anterior que empieza con 7.¥d2, las blancas tienen en vez de un centro de peones un peón aislado en d4.

40

La forma de juego 4.c3, escogida en esta partida es aquí refutada por no dar la ventaja apetecida, pero las blancas tienen perspectivas de ataque por el juego de sus piezas, más libres que por la variante 7.¥d2. Si las negras fortalecen con empeño su punto d5 los ataques blancos acabarían por ser rechazados por este baluarte.

9.0−0 ¥e6 10.¥g5 ¥e7

Con el cambio que sigue, Steinitz impide el enroque de las negras y logra que su ataque sea más fuerte.

11.¥xd5 ¥xd5 12.¤xd5 £xd5 13.¥xe7 ¤xe7

14.¦e1 f6

Puesto que las negras no pueden enrocar, quieren poner sus torres en comunicación por ¢f7.

15.£e2 £d7 16.¦ac1

Esta jugada debe inducir a las negras al abandono de su ¢f7 más ¤d5 (ocupación del punto fuerte) y ¦e8, con lo cual hubieran rechazado el ataque de las blancas, y efectivamente, Bardeleben se atemoriza.

16...c6

Por lo visto las negras temían que después de 16...¢f7, vendría el sacrificio de la calidad mediante 17.£xe7+ £xe7 18.¦xe7+ ¢xe7 19.¦xc7+ y las blancas todavía ganan otro peón por la calidad y aparentemente tienen un buen juego con la entrada de la torre en la línea séptima. Todo esto no es más que apariencia, porque las negras pueden contestar con 19.¢d6 ; y después de 20.¦xg7, o también ¦xb7, ganan un tiempo con ¦c8 por la amenaza de mate, para luego con ¦c7 cambiar la torre blanca o rechazarla. Los dos peones blancos no ofrecen entonces compensación por la calidad, puesto que no los tienen pasados, además un caballo frente a una torre es bastante impotente y el rey negro está pués de la jugada del texto, Steinitz consigue la victoria en forma admirable.

17.d5

Un sacrificio posicional de peón que cambia totalmente la situación. El cuadro d5, que hasta ahora ha sido fuerte, en el cual se ofrecía la perspectiva de que las negras colocarán una inexpugnable figura, queda bloqueado por un propio peón negro y, por lo tanto, inaccesible para las mismas figuras de su bando. Por otra parte, el peón negro que en esto va a d5, será un peón aislado y las blancas reciben el puesto fuerte d4, con la posibilidad de sentar un caballo para que penetre por e6, antes de que las negras obtengan la posibilidad de disputar a las blancas la posición de la columna mediante ¢f7 y ¦e8.

17...cxd5 18.¤d4 ¢f7 19.¤e6 ¦hc8

Debía impedirse 20.¦c7.

20.£g4 g6 21.¤g5+ ¢e8 22.¦xe7+ ¢f8

XABCDEFGHY 8r+r+k+-+( 7zpp+qsn-+p' 6-+-+-zpp+& 5+-+p+-sN-% 4-+-+-+Q+$ 3+-+-+-+-# 2PzP-+-zPPzP" 1+-tR-tR-mK-! xabcdefghy

Las negras no pueden tomar la torre. Si ¢xe7 sigue 23.¦e1+ ¢d6 24.£b4+ ¢c7 25.¤e6+ ¢b8 26.£f4+ y ganan. La profundidad de la combinación está en que después de la jugada 22.¢f8, todas las figuras blancas quedan atacadas, y además, las negras amenazan mate, así es que las blancas, a favor de una figura más aparentemente, están perdidas, pero Steinitz lo ha calculado mucho más adelante.

23.¦f7+ ¢g8

41

Es evidente que el rey no puede retroceder, y la dama no puede tomar la torre, porque seguiría ¦xc8+.

24.¦g7+

La torre continúa la persecución del rey. Las negras no pueden contestar 24...¢f8, porque 25. ¤xh7+ sería decisivo.

24...., Rinden. La continuación hubiera sido la siguiente: 24...¢h8 25.¦xh7+ ¢g8 26.¦g7+ ¢h8 27.£h4+ ¢xg7 28.£h7+ ¢f8 29.£h8+ ¢e7 30.£g7+ ¢e8 31.£g8+ ¢e7 32.£f7+ ¢d8 33.£f8+ £e8 34.¤f7+ ¢d7 35.£d6#.

42

SIEGBERT TARRASCH Steinitz tuvo rivales como Anderssen, más tarde Blackburne y Zuckertort que por su talento ajedrecístico le aventajaban, pero por la profundidad de su teoría general en todas las luchas los venció. Según observó Lasker, la teoría de Steinitz parece abarcar algo mucho más grande que el ajedrez, y es la misma vida multiforme, de la que el ajedrez es un espejo. Así se desarrollaron en dos tendencias las teorías de Steinitz. En primer lugar, por el lado filosófico, como teoría de la lucha en general, ofreciendo para ello el ajedrez un buen ejemplo, y por el puro lado ajedrecístico donde se trataba de dar una forma a la teoría, que fuera la más adecuada para el manejo práctico de una partida de ajedrez. El primer camino, demasiado apartado de la partida de ajedrez para poder hacer escuela, lo siguio Lasker y el otro lo escogió Tarrasch empezando a dar una forma científica a la teoría, siendo el maestro de la generación de los maestros de ajedrez posteriores a Steinitz. El doctor Siegbert Tarrasch nació el 5 de marzo de 1862 en la ciudad de Breslau. Estudió Medicina, ejerciendo durante muchos años en Nuremberg, y después en Munich. En estos últimos años se ha ocupado exclusivamente en materia ajedrecística. Sus mejores éxitos han sido los siguientes: Primer premio en los torneos internacionales de Breslau, 1889; Manchester, 1890 ; Dresden, 1892 ; Leipzig, 1894 ; Viena, 1898 ; Montecarlo, 1903 ; Ostende, 1907, y además sus aplastantes victorias sobre Wahlbrodt en 1894 y Marshall en 1905. Tarrasch ha rendido todo lo notable en el terreno de ajedrez y como la mejor de sus obras, aparece su libro "Dreihundert Schachpartien" (Trescientas partidas de ajedrez), en la cual expone sus sobornantes principios. La partida que sigue conduce a una situación bastante cerrada, después de la apertura, caracterizándose por los peones del centro, los blancos d4 y e5, y los negros d5 y e6 que están parados. Más tarde se les unen aún los peones a6 y b5, así como a3 y b4, todos del flanco de dama. En esta partida podemos aprender dos estratagemas, repetidas a menudo, que no hace mucho ya las hemos mencionado, pero que ahora especificaremos todavía más.

La primera consiste en que en las situaciones cerradas el alfil que se mueve en cuadros del mismo color que los propios peones parados viene a resultar una pieza de muy escaso valor si se encuentra dentro de esta cadena. Es de mucho menos valor que otro alfil o caballo. En la partida que sigue, vemos un semejante alfil negro de dama, que se encuentra encerrado por la cadena de peones e6, d5, b5 y a6. La desventaja de este alfil no está sólo en el reducido campo de acción que tiene, sino en que no puede contribuir a cubrir los puntos débiles de las negras, como, por ejemplo, c5 y d6, por dentro de su propia cadena de peones, así es que estas casillas negras estan predestinadas a ser débiles, en el sentido interpretado por Steinitz. En tales situaciones, se dice que las negras son débiles en las casillas negras. La otra estratagema, que podemos aprender en esta partida, es el típico tratamiento de una situación cerrada del contrario. En lo general, la decisión en una situación cerrada no puede acarrearse directamente, sino que se debe abrir la posición ya de antemano. De esta forma la victoria sólo puede ser, obtenida mediante un ataque de flanco del que está mejor colocado, con el objeto de abrir el juego. Lo esencial de esto es, antes de la ruptura, aprovecharse de la libertad de terreno que se tiene, a fin de colocar las figuras en propicias condiciones para más tarde sacar provecho del juego abierto.

PARTIDA NÚM. 20

FRANCESA

Hamburgo, 1885

Blancas: Tarrasch Negras: Noa

1.e4 e6

En la lucha de la apertura para el dominio del centro, casi no es posible conseguir el equilibrio para las negras. Después de las jugadas 1.e4 e5, la mejor continuación de ataque la tienen las blancas, que ya veremos más tarde, en la partida española se logra con d4, mientras que las negras han de contentarse con d6.

43

2.d4 d5 Ahora las blancas tienen atacado un peón. ¿Qué deben hacer con él? En el tiempo del maestro Philidor la influencia era dominante sobre la conducción justa de las peones, y se jugaba 3.e5, consiguiendo las blancas una preponderancia de terreno, pero ocurría que con la jugada de peón habían perdido tiempo, pasando la iniciativa a las negras en jugar 3.c5, además de ¤c6 y £b6, y más tarde con f6 podían atacar el centro de peones blancos. Resulta de esto que las blancas no pueden, a la larga, defender su cadena de peones, y este sistema de apertura, a pesar de los intentos del maestro alemán Luis Paulsen, ha sido definitivamente abandonado. Sin duda, esto sólo se refiere al sistema general de querer formar y defender semejante cadena de peones que cohibe al contrario. La jugada 3.e5, a buen seguro con otra idea, fue sin embargo introducida de nuevo por Steinitz. En estos últimos años Nimzowitsch ha desarrollado ampliamente esta idea de Steinitz, y en muchas partidas la ha llevado a cabo con éxito. En el capítulo correspondiente, véanse más detalles sobre este particular. Morphy, el maestro del juego abierto, continuaba con 3.exd5 consiguiendo éxitos contra sus contemporáneos, quienes raramente comprendían la pérdida de tiempo; en cambio, hoy día, esta variante sólo da empate; es la "variante del cambio", la variante de las tablas. Después de 3.exd5 exd5, sólo hay una columna abierta, la columna e. Como que ninguno de los dos jugadores puede ceder al contrario el dominio de esta única columna abierta sin llevar desventaja necesariamente se llegará a la oposición y al cambio de piezas en ella. A esto hay que añadir que ni negras ni blancas pueden jugar dos pasos su peón c, para seguir abriendo, sin llegar a desventaja, por quedar aislado su peón de dama después del cambio de peones. Al principio de obligarse lo más tarde posible a un cambio determinado, corresponde la variante 3. ¤c3, de Paulsen, que es la continuación más corriente.

3.¤c3 ¤f6 Otras veces hemos dicho ya que en las formación de peones centrales procedentes de

las aperturas de peón de rey, el peón blanco e4, contra el peón negro d6, da a las blancas mayor libertad de terreno. Sería cosa análoga después de 3...dxe4 4.¤xe4 (blanco d4, negro e6). No obstante, este cambio aquí, o más bien en la próxima jugada fue realizado a menudo por Lasker, Rubinstein, Tartakower y Alekhine. Naturalmente, que las negras han de aspirar para más tarde a c5, ó e5, para alejar al presionante peón d4 y así desenredar el juego.

4.e5 Es preferible dejar para más adelante la decisión sobre el empleo del peón e4, jugando aquí 4.¥g5.

4...¤fd7 5.¤ce2

Para mantener intacta la cadena de peones, después de c5, con c3. Sin embargo, este plan es errado del todo. Las blancas debían seguir el ejemplo de Steinitz y continuar con 5.f4 y después de 5...c5, jugar 6.dxc5, y contentarse con mantener el punto e5. El intento de mantener intacta la cadena de peones, o sea, de seguir cohibiendo el juego de negras, es contrario al principio que dice que no conviene buscar una ventaja grande mientras que no lo justifique alguna falta del contrario o propias ventajas poco a poco acumuladas.

5...c5 6.c3 ¤c6 7.f4 cxd4

Para dar un ejemplo de la forma perfecta e instructiva de cómo el doctor Tarrasch explica sus partidas, damos desde aquí hasta el final sus propias anotaciones de las "Trescientas partidas". Las negras sujetarán mejor la ventaja que les produce la ilógica jugada del caballo blanco a e2, si dejasen para más tarde este cambio de peón que rompe la tensión demasiado pronto, continuando aquí con £b6, f6 y 0−0.

8.cxd4 ¥b4+ 9.¥d2!

Calculando bastante ampliamente, la jugada más lógica, 9.¤c3 conduciría al sacrificio de calidad en f3 posible a menudo en la partida francesa,

44

quedándose luego las negras con una fuerte posición de ataque, o sea: 9.¤c3 0−0 10.¤f3 f6 11.¥d3 fxe5 12.fxe5 ¦xf3 13.gxf3 (para no perder los dos peones del centro) 13...£h4+ 14.¢f1 ¤xd4 15.f4 £h3+ 16.¢f2 ¥c5 17.¥e3 ¤xe5 18.fxe5 ¥d7.

9...£b6 10.¤f3

Las blancas quieren dejar enrocar a las negras antes que acarreen el cambio de damas, porque para el final sería entonces desfavorable la situación del rey negro.

10...0−0 11.¥xb4 £xb4+

12.£d2 ¤b6 13.¤c3 ¦d8

Para reforzar la amenaza de la jugada anterior ¤c4, pues después de ¥xc4 dxc4, el peón blanco de dama quedaría debilitado.

14.¤b5! Para obstruir la línea de torre en d6.

14...¥d7 15.¤d6 ¦ab8 16.¦c1 £xd2+

Las blancas se han guardado mucho de cambiar las damas dejando que lo haga el contrario, porque el rey blanco queda en una posición ventajosa.

17.¢xd2 ¤c8 18.¤b5 a6

19.¤c3 Como las negras no han explotado la debilidad del centro blanco en los comienzos de la apertura, ahora es ya muy fuerte, comprimiendo considerablemente la situación de sus contrarias.

19...¤8e7 20.¥d3 ¦bc8

21.b3 Para jugar el caballo c3 a b6 por vía a4 lo que antes hubiera sido incorrecto a causa de ¤xe5 o ¤xd4 y ¥xa4. En la lucha que sigue en el flanco

de dama, trátase principalmente de la posesión del punto c5; así como e4, por los caballos. [Puede indicarse aquí que en esta lucha las blancas tienen las mejores "chances" para el establecimiento de un caballo en c5 como en e4. El fundamento está en el hecho que ya hemos indicado en la introducción de la partida, o sea, que las blancas tienen un buen alfil y que está colocado en colores diferentes a los de sus propios peones, cuando en cambio las negras tienen un mal alfil que corre por cuadros del mismo color que sus peones. Por eso las blancas pueden cambiar el caballo contrario, si se fija en c5, que en el último caso es preferible perder el alfil, ya que en posiciones de esta índole los cuadros c5 y d6 del bando negro son verdaderamente débiles, porque el alfil no los puede defender, por lo cual el alfil es inferior a un caballo bien colocado.] (Anotación del autor.)

21...¤b4 22.a3

Con el convencimiento de que para la realización de lo citado, los caballos eran más importantes que los alfiles, las blancas ofrecen el cambio, y las negras lo rehusan por el mismo motivo.

22...¤bc6 El caballo amenaza ahora ir hacia a5.

23.b4 Sería incorrecto ¤a4, porque: 23...¤a5 24.¤c5 ¦xc5 y ¤xb3+.

23...h6 24.h4

Por una parte, para impedir g4, que sin duda tampoco hubiera sido ventajoso para las negras, y por otra, como una preparación para el ataque al flanco de rey.

24...¤b8

En seguida no ¦c7, a causa de ¤a4.

25.¢e3

45

Para dejar sitio al caballo.

25...¦c7 26.¦c2 ¦dc8 27.¦hc1 ¢f8

28.g4 ¥e8 29.¤d2 ¤d7 30.¤b3 ¤b6

31.¤c5 Por fin el caballo ha conseguido esta dominante situación.

31...¤c4+ Esto no es favorable para laa negras, pero a otra jugada igualmente las blancas hubieran procedido al ataque contra el flanco de rey, ya que la columna c está cerrada por el caballo c5, y las torres ya no son necesarias en la misma.

32.¥xc4 dxc4 33.¤5e4

Con esto, el caballo queda mejor colocado aún. ¤3e4, sería malo a causa de ¤d5+ y ¥c6.

33...b5 34.¤d6 ¦b8

XABCDEFGHY 8-tr-+lmk-+( 7+-tr-snpzp-' 6p+-sNp+-zp& 5+p+-zP-+-% 4-zPpzP-zPPzP$ 3zP-sN-mK-+-# 2-+R+-+-+" 1+-tR-+-+-! xabcdefghy

35.f5

Empezando el proyectado ataque contra el flanco de rey.

35...¥d7 36.¦f2 ¤d5+ 37.¤xd5 exd5

38.g5 h5 39.¦cf1 ¢g8

40.g6 f6

41.¦e2 ¥c6 42.¦fe1 ¦d8 43.¢f4 fxe5+ 44.¦xe5 ¢f8 45.¤f7 ¦e8

46.¤g5 ¦ce7 Un error, pero que ya no era necesario; el juego de las negras ya no puede defenderse porque a 46...¦xe5, sigue 47.dxe5 ¦e7 48.f6 gxf6 49.exf6 ¦xe1 50.¤h7+ ¢e8 51.f7+ ¢d7 52.f8£ ¦f1+ 53.¢g5 ¦xf8 54.¤xf8+ ¢e7 55.g7 ¢f7 56.¢h6 ¢g8 57.¤g6 y ganan.

47.¤h7+ , Abandonan.

PARTIDA NÚM. 21

RUSA

Viena, 1898

Blancas: Tarrasch Negras: Marco

1.e4 e5

2.¤f3 ¤f6 Esta jugada caracteriza la llamada "partida rusa" o bien "defensa de Petroff". El hecho de que las negras, a pesar de su desventaja en tener que jugar en segundo lugar, se arriesguen a atacar en vez de defenderse, tiene que parecer sospechoso de antemano a todo jugador reflexionador que cree en la justicia y lógica inquebrantable del ajedrez.

3.¤xe5 En el interés del que tiene la mano, la mejor explotación de su ventaja es abrir el juego, si esto puede hacerse, sin perder la iniciativa. Por este motivo parece merecer preferencia la jugada 3.d4, muy usada por Steinitz. La desventaja de 2...¤f6 frente a 2...¤c6, se demuestra en la partida rusa que puede seguir 3... exd4 4.e5. Si a 3.d4, las negras contestan con ¤xe4, las blancas pueden continuar: 4.¥d3 d5 5.¤xe5 ¥d6 6.0−0 0−0 ; 7.c4, trabajando para abrir el juego.

3...d6

46

La variante 3...¤xe4 4.£e2, demostraría el peligro a que se exponen las negras, si quieren mantener en simetría la apertura del juego.

4.¤f3 ¤xe4 5.d4 ¥e7

En general se juega 5...d5 ; y entonces las blancas pretenden minar la posición con jugadas como ¥d3, c4; ¤c3, etc. El problema esencial de la defensa rusa consiste en saber si las negras pueden sostener el puesto avanzado o si tendrán que conformarse con la pérdida de tiempo al retroceso o al cambio. En la presente partida las negras no se esfuerzan en la solución del problema, sino que le rodean rehusando la lucha por e4. Pero con ello abandonan desde un principio a su contrario mayor parte de la libertad de acción, estando inimitable el doctor Tarrasch en la explotación de esta suerte que se le presenta; tan grande como el mismo Anderssen, cuando como lo hacía Steinitz, descubre un punto débil en la posición contraria y la posibilidad de un ataque de mate.

6.¥d3 ¤f6 7.0−0 0−0

8.h3! Esta jugada se encuentra casi regularmente en las partidas de peón de rey del doctor Tarrasch. El objeto de la misma es molestar al alfil dama, y la preparación del ataque al enroque con g4 para más tarde.

8...¥e6 Con las jugadas que siguen, el doctor Tarrasch conduce en una forma extremadamente instructiva el estrechamiento de la posición contraria que ha empezado con 8.h3.

9.c4 c6 10.¤g5!

El peón f4 debe cooperar también.

10...¤a6 11.¤c3

Esta no es sólo una jugada de desarrollo. Las blancas quieren reservar la casilla b1 para refugio de su alfil de ataque, después de ¤b4.

11...¤c7 12.f4 h6 13.¤f3!

Ya de las partidas de Steinitz conocemos la regla que se aconseja evitar el cambio inútil de piezas, cuando el contrario está encerrado.

13...£c8 14.£c2 ¦b8

Las negras, que no pueden emprender nada en el centro ni en el flanco de rey, intentan un contraataque en el flanco de dama.

15.f5 ¥d7 16.¥f4 b5 17.b3 c5 18.d5 b4

19.¤e2 a5 20.g4 ¤h7

21.h4

Las jugadas de peón con las cuales las blancas terminan la compresión de las figuras negras, preparan, al mismo tiempo, la ruptura decisiva que debe abrir el juego en forma ventajosa. Esto es un aspecto del manejo práctico de situaciones restringidas del contrario y es, por lo tanto, automáticamente unida con el ataque directo al rey. En la partida de Anderssen−Paulsen ya hemos indicado que tal ataque de peones en el flanco de rey sólo es justificado cuando es imposible el contraataque del contrario en el centro, o sea, cuando se tiene en el centro una ventaja positiva. En la partida de Anderssen−Paulsen el punto fuerte era en d5. Aquí está en la formación central de los peones, garantizando la mayor libertad de acción. En semejantes casos, no sólo es justificado el ataque al flanco de rey, sino que es incluso la única manera de hacer productiva la ventaja.

21...£d8 22.¥g3 a4

23.¢h1 ¦a8 24.¦ae1!

Para evitar el cambio de torres. Véase la nota en la jugada 13.

24...¤e8

47

Las negras cubren d6 para continuar con ¥f6 la demostración contra el flanco de dama.

25.¤f4 ¥f6

XABCDEFGHY 8r+-wqntrk+( 7+-+l+pzpn' 6-+-zp-vl-zp& 5+-zpP+P+-% 4pzpP+-sNPzP$ 3+P+L+NvL-# 2P+Q+-+-+" 1+-+-tRR+K! xabcdefghy

26.¤e6!

Este caballo no puede ser tomado por las negras porque después de 26...fxe6 27.fxe6, el caballo h7 no puede jugar ni ser defendido. Un ejemplo drástico de cómo en las situaciones cerradas las propias piezas suelen estorbarse entre ellas.

26...axb3 27.axb3 £b6 28.¤xf8 ¢xf8

29.g5! El ataque final, que decide rápidamente en vista de la débil situación de las piezas negras.

29...hxg5 30.hxg5 ¤xg5 31.£h2 ¢g8

32.¤xg5 ¥xg5 33.f6 g6

34.¥xg6! , Abandonan.

SOBRE LA TEORIA DE LA PARTIDA ESPAÑOLA

Recordaremos cómo trataba Steinitz la partida española y también la defensa de Philidor. No buscaba Steinitz ninguna preponderancia de terreno en el centro, sino que formaba la posición sólida de los peones e4, d3 y c3 para asegurarse el centro contra posibles ataques del contrario y poder ser agresivo en el flanco. En cambio, en la partida Anderssen−Paulsen, las blancas, después de 1.e4 e5 2.¤f3 d6,

conseguían con 3.d4 la preponderancia de terreno en el centro. La experiencia demuestra que la jugada d4, la cual obtiene más espacio en las aperturas de peón de rey, es sólo una jugada fuerte, si las negras han jugado antes d6; una regla que hay que recordar siempre. La razón está en que las negras de otra manera, toman el ataque contra e4, con ¤f6, se apoderan de la iniciativa y van sin dificultades a la libertadora jugada d5, lo que sólo es posible con un tiempo menos, con grandes dificultades si se ha jugado ya d6. La forma moderna para el trato de la partida española, en la cual el doctor Tarrasch ha prestado excelentes servicios, se basa en que mediante el ataque indirecto a e5 por las jugadas 2.¤f3 y 3.¥b5, se induce a las negras a jugar d6, para luego ganar terreno con d4, según ya lo vimos en la partida Anderssen−Paulsen. Por esto en la defensa moderna de la partida española las negras se resisten todo lo más posible al tal proyecto de las blancas. Véase, por ejemplo, la llamada "Defensa Berlinesa" 3...¤f6. Las negras no cubren su peón e5, sino que emprenden un ataque contra el peón e4. Como ya lo hemos dicho en la partida 18 (Steinitz−Tschigorin), las blancas deben jugar 4. 0−0 y abandonar el peón e4, si quieren obrar fielmente al intento de d4. Si ahora las negras cubren su peón e5 con 4...d6, las blancas consiguen su intención de jugar 5.d4. Si las negras quieren evitar su encierro, deben jugar 4...¤xe4 ; aunque se ve claramente que las blancas recobran su peón y en la situación que resultara, que será abierta, quedarán en ventaja gracias al adelanto de su desarrollo. Ciertamente que la ventaja es muy escasa y mucho menos decisiva y como que el no tener iniciativa no implica necesariamente un perjuicio para las negras, esta forma de jugar, de la que volveremos a hablar, debe considerarse como parte integral de la teoría de aperturas.

PARTIDA NÚM. 22

ESPAÑOLA

Munich, 1908

Blancas: Tarrasch Negras: Lasker

1.e4 e5

48

2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 ¤f6 4.0−0 ¤xe4

5.d4

Si las blancas después de reconquista el peón quieren conservar una ventaja de desarrollo, deben tratar de recobrar el peón con ayuda de jugadas de desarrollo y ataque, no con ¦e1 y ¤xe5.

5...¥e7 6.£e2

Esto es mejor que ¦e1, porque así se procura la libertad de la torre en darle la casilla d1.

6...¤d6 7.¥xc6 bxc6

Sería una jugada muy natural dxc6 ; y hubiera sido posible también si en 6 las blancas hubiesen jugado ¦e1, en vez de £e2. Ahora sería malo dxc6, porque las blancas continuarían con ventaja en jugar 7.dxe5 y ¦d1.

8.dxe5 ¤b7 9.¤c3 0−0

10.¦e1 Si las negras quieren libertarse, deben procurar de jugar d5. La jugada del texto tiene por objetivo impedir esta jugada. Por esta causa las negras conducen al momento su caballo a e6.

10...¤c5 11.¤d4 ¤e6 12.¥e3 ¤xd4

13.¥xd4

Parece oportuno jugar ahora 13...d5, porque después de 14.exd6 ¥xd6, las negras, en compensación de peones, hubieran tenido sus dos eficaces alfiles, pero en la partida Pillsbury−Tarrasch (Viena, 1899), Pillsbury demostró la eficiencia de la jugada d5, descubriendo entonces en c5 un punto débil de negras, y aprovechándolo en seguida con 14.¤a4 (también hubiera sido bueno 14.£e3). Para no dar lugar a dicha debilidad, en la presente partida se continuó así:

13...c5

14.¥e3 d5 15.exd6 ¥xd6 16.¤e4 ¥b7

Esto impide que las blancas jueguen 17.¤xc5, por la amenaza de mate con £g5.

17.¤xd6 Las blancas desdoblan los peones negros ante la amenaza de sus alfiles, reteniendo en la situación que queda una pequeña ventaja por el atraso del peón d6. Pero gracias al color diferente de los respectivos alfiles, las negras tienen buenas probabilidades de tablas.

17...cxd6 18.¦ad1 £f6 19.c4 ¦fe8

20.£g4 Con esto las blancas se apoderan de la iniciativa, que de lo contrario la hubieran conseguido las negras con £g6 o ¦e6 y £f5.Las blancas ahora amenazan 21.£d7. Si se jugase 20...£xb2; sería malo por 21.¦b1 £c3 22.¦ec1 £a3; 23.¥h6 g6 24.£f4 y ganarían las blancas.

20...¥c6 Pérdida de tiempo, así es que la posición de las blancas pronto será muy superior. La jugada exacta para sostener la partida era ¦e6.

21.¦e2 Las blancas impiden ¦e6, puesto que si ¦e6: 22.¥g5 y 23.¦xe6 ganaría un peón.

21...¦e4 22.£g3 £e6

En esta y en la jugada siguiente reproducimos las anotaciones del doctor Tarrasch en su obra "Der Schachwelttkampf Lasker−Tarrasch" (1898). "Una jugada sorprendente que tiene giros muy interesantes en el curso de la partida. En general era esperado 22...¦xc4; con la continuación 23.¦xd6 ¦d8! 24.¦xd8+ £xd8, pero las blancas obtendrían ventaja después de 25.h3, a causa de la amenaza ¥h6, ¦d2, etcétera.

49

Después de la jugada del texto, en primer lugar se amenaza ¦g4.Esta jugada se contesta también a £xd6 y no sólo se amenaza una catástrofe en g2, sino incluso la pérdida de calidad por ¥f3. Era satisfactorio para las blancas contestar a £e6 con 23.¦xd6 £xc4 24.¦ed2, a lo que sería desfavorable para las negras 24...¦g4, a causa de 25.¦d8+ ¥e8 26.£xg4 además de ¦xa8. La siguiente jugada que desvía la principal amenaza ¦g4, es, no obstante, mucho más fuerte."

23.h3!

"A 23...£xc4, las blancas conseguirán un juego superior con 24.¥h6 g6 25.¦xe4 £xe4 26.¦xd6 porque el alfil h6 está muy fuerte y permite siempre ataque de mate; ya se amenaza 27.¦xc6 £xc6 28.£e5 f6 29.£e7 y mate."

23...¦d8 24.¦ed2 ¦e5

XABCDEFGHY 8-+-tr-+k+( 7zp-+-+pzpp' 6-+lzpq+-+& 5+-zp-tr-+-% 4-+P+-+-+$ 3+-+-vL-wQP# 2PzP-tR-zPP+" 1+-+R+-mK-! xabcdefghy

25.¥h6 £g6

A £xh6 seguiría 26.£xe5.

26.¥f4 ¦e6 27.¥xd6 £h5 28.£g4 £xg4 29.hxg4 ¦e4

30.¥xc5 ¦xd2 31.¦xd2 h5

32.¦d6 , Abandonan.

PARTIDA NÚM. 23

FRANCESA

Berlín, 1916

Blancas: Tarrasch Negras: Mieses

1.e4 e6

2.d4 De esta situación ha resultado una partida francesa.

2...d5 3.¤c3 dxe4

Véase la nota de la jugada 3 en la partida 20 (Tarrasch−Noa).

4.¤xe4 ¤d7

No es recomendable jugar en seguida ¤f6 a causa de 5.¤xf6+ £xf6 6.¤f3 amenazando ganar la dama con ¥g5.La continuación del texto ha sido elaborada por Rubinstein, jugándose a menudo habiéndosela calificado de "variante de Rubinstein" en la partida francesa.

5.¤f3 ¤gf6 6.¥d3 ¥e7

En una partida anterior entre los mismos jugadores, se desarrolló en 6...¤xe4; 7.¥xe4 ¤f6; continuando las blancas con 8.¥g5 ¥e7 9.¥xf6, por cierto muy bien.

7.0−0 ¤xe4 8.¥xe4 ¤f6 9.¥d3 b6

Ahora se ofrece el desarrollo del alfil de dama a b7, pero b6, antes de enrocar, es una grave falta de táctica que coloca rápidamente a las negras en una situación insostenible.

10.¤e5

Si ahora se juega ¥b7, las blancas con 11.¥g5+, obligan a sus contrarias a la renuncia del enroque.

50

10...0−0 11.¤c6 £d6

12.£f3 Sería inferior jugar primero ¤xe7+ y después 13. £f3, porque las negras contestarían ¦b8 y ¥b7, lo que ahora está impedido.

12...¥d7 13.¤xe7+ £xe7

14.¥g5 ¦ac8

Las negras debían aspirar en absoluto a libertarse de la pesada presión contra su enroque, y a esta finalidad jugar 14...h6.

15.¦fe1 ¦fe8

XABCDEFGHY 8-+r+r+k+( 7zp-zplwqpzpp' 6-zp-+psn-+& 5+-+-+-vL-% 4-+-zP-+-+$ 3+-+L+Q+-# 2PzPP+-zPPzP" 1tR-+-tR-mK-! xabcdefghy

Una vez más las negras debían jugar h6.Ahora ya está impedido por las blancas.

16.£h3 Las negras ya no podrán jugar más 16...h6, porque 17.¥xh6 gxh6 18.£xh6 y ganarían las blancas por la amenaza ¦e3.Las negras esperarán reconciliarse con su contrario mediante el sacrificio de un peón.

16...£d6 17.¥xf6 gxf6

Si ahora se juega 18.£xh7+, el rey se coloca en seguridad en e7, pasando por f8, y las negras hasta pueden abrigar esperanzas de ataque mediante sus torres en las columnas g y h. Las blancas, con las jugadas que siguen sujetan al rey en una red de mate.

18.£h6!

Amenaza el conocido mate en cuatro jugadas que empieza con 19.¥xh7+.

18...f5 19.¦e3 £xd4

20.c3, Abandonan. Vaya donde vaya la dama, siempre se jugaría 21. ¦g3+.

EL GAMBITO DE LA DAMA

Además de 1.e4, también la jugada 1.d4 en todo tiempo ha sido una jugada muy corriente de apertura. Si las negras están inspiradas en querer mantener el equilibrio en el centro, por el máximo tiempo posible, contestarán en forma análoga o como se contesta e5 a e4, con idéntico doble paso del peón de dama, o sea, 1...d5. Esto es la apertura del peón de dama (1.d4 d5). En un principio podría imaginarse que es un reflejo de la apertura de peones de rey, 1.e4 e5 pero si se medita más a fondo, se ve que en la lucha de apertura del centro implica condiciones muy distintas. Recordaremos que en la apertura de peón de rey las blancas, después de 1.e4, tienen en principio dos métodos variados para aprovecharse de que tienen la mano de la salida y para abrir el juego. Uno de los dos métodos es f4, la cual es una jugada para abrir el juego (gambito de rey o partida vienesa, más tarde f4). El otro método es d4, por ejemplo, la partida escocesa o la partida española con el consiguiente d4. Hemos reconocido que en las partidas de peón de rey los métodos de ataque con d4 son más fuertes que con f4. En esto hay varios fundamentos, por ejemplo, f4 debilita la situación de su propio rey, mientras que después de d4, el peón d queda cubierto automáticamente por la dama, y el f4, desde un principio queda descubierto. Análogamente tenemos en la apertura de peón de dama, después de 1.d4 d5, también dos métodos para conseguir la apertura del juego, siendo las jugadas de apertura de peón c4 o bien e4. Pero, contrastando con la apertura de peón de rey, es la jugada de flanco (c4) la que es más fuerte que la central e4. La desventaja de f4 en el juego de peón de rey, es evidente que no existe con c4.Por otra parte, no es tan fácil abrir el juego con e4, en la apertura de peón de dama, porque al peón e4 le falta la automática defensa de la dama.

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Por eso, en el juego de peón de dama, el gambito de dama (c4, o también 2.¤f3 y luego 3.c4) es la continuación más usada mientras que otros métodos de apertura, en los que las blancas pretenden la ruptura con e4, son más raras.

PARTIDA NÚM. 24

CONTRAGAMBITO ALBIN

Berlín, 1920

Blancas: Tarrasch Negras: Tartakower

1.d4 d5

2.c4 El gambito de dama no es un verdadero gambito, porque las negras no pueden tomar el peón y conservarlo. A 2...dxc4, las blancas juegan 3.e3, y rápidamente pueden recobrar su peón y, caso de que las negras quieran cubrirse con 3...b5, la ventaja de sus contrarias nace de 4.a4 y si se continúa con 4...c6 5.axb5 cxb5 6.£f3! ganando una pieza. Si 4...¥d7, sigue 5.axb5 ¥xd5 6.b3, etc .A 3.e3, las negras pueden, sin embargo, libertar su juego con e5 en vez de perseguir la conservación del peón de gambito, pero ésta es tan débil, que las blancas no tienen ninguna prisa en recobrarlo, sino que tranquilamente juegan 3.¤f3 para impedir 3...e5. Así y todo las negras no tienen la posibilidad de defender su peón del gambito, por ejemplo: 3...c6 4.e3 b5 5.a4 e6 6. axb5 cxb5 7.b3 (que en esta posición siempre vuelve como jugada característica) 7...¥b4+ 8.¥d2 ¥xd2+ 9.¤fxd2, y las blancas, al obtener nuevamente su peón, quedan con un juego superior.

2...e5 Esta contestación que es conocida el nombre de "Contragambito Albin" presenta la analogía del gambito de Falkbeer. Pero, como ya hemos anotado, la apertura del peón de la dama no es ninguna simetría de la apertura del peón rey, y las variantes tampoco puédense llevar simétricamente. El gambito de Falkbeer es tan fuerte, que estamos dispuestos a considerarlo como refutación al gambito de rey. No obstante, en cambio, el contragambito Albin apenas es correcto.

Su diferencia esencial con el gambito de Falkbeer, es que la situación del rey blanco no queda debilitada. Pero hay más. Por ejemplo, en el gambito de Falkbeer, el peón blanco del gambito va a d5, y está en una casilla atacada por la dama negra, mientras que el peón blanco en el gambito de Albin después de 3.dxe5 d4, desde un principio está atacado. Al inverso de esto, el molesto peón negro en el gambito de Falkbeer, no queda atacado en e4, mientras que el de Albin está atacado por la dama blanca en la casilla d4 ya desde un principio y después de ¤f3, además de ¤bd2 y ¤b3 queda débil muy a menudo.

3.dxe5 d4 Análogo al gambito de Falkbeer, ahora se podría jugar 4.e3. Pero la analogía es só1o una apariencia. En 4.e3, las negras obtendrían una ventaja con 4...¥b4+ 5.¥d2 dxe3 6.¥xb4 exf2+ 7.¢e2 fxg1=¤+. O bien 6.£a4+ ¤c6 7.¥xb4 exf2+ 8.¢xf2 £h4+, etc.

4.¤f3 c5 La jugada corriente aquí es 4...¤c6 con la continuación 5.¤bd2, además de g3 y ¥g2. Si las negras en contestación a ¤bd2, juegan 5...¥f5 las blancas están obligadas a jugar 6.a3 para evitar el salto del caballo negro a b4. La jugada 4...c5 es empleada muy a menudo por Tartakower, y es para evitar que se debilite el peón d. La jugada no da nada ni para el desarrollo ni al ataque y no cabe dentro del espíritu del gambito.

5.e3 ¤c6 6.exd4 cxd4 7.¥d3 ¤ge7 8.¤bd2 ¥g4 9.£b3 £c7

10.0−0 0−0−0

Las negras tienen ahora el difícil problema, si quieren conseguir la compensación, de jugar, o bien por la conquista del peón e, o por afirmar el peón d. Para realizar la movilización aquí tan necesaria, apenas tienen mejor jugada que el enroque largo. Pero después de esto, Tarrasch aprovecha las "chances" de ataque que se le presentan en una brillante forma.

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11.¦e1 ¤g6 12.h3 ¥e6

Las negras podían recuperar su peón con ¥xf3 13.¤xf3, ¤gxe5, pero las blancas con 14.¥e4 además de su gran ventaja de los dos alfiles que son muy fuertes, hubieran incomodado la situación del rey negro. Por eso Tartakower retrocede su alfil, ya que el peón e5 no puede defenderse a las anchas.

13.¥e4 ¤gxe5 14.¤xe5 £xe5

A 14...¤xe5, las blancas proseguirán con 15.¥xb7+ £xb7 16.¦xe5, y luego, en vista de la comprometida situación de su rey, las negras deberían decidirse al cambio de damas. Después de 16...£xb3 17.axb3 ¢b7 18.¦ea5, el juego sería perdido totalmente para las negras, en el final. Verdaderamente que después de la jugada del texto las blancas, con ganancia de un peón, podían cambiar las damas 15.£xb7+ ¢xb7 16.¥xc6+ ¢xc6 17.¦xe5, pero la buena posición, sus dos alfiles y el peón pasado, darían un buen contrajuego a las negras.

15.¤f3 £c5 16.¥f4!

Una hermosa jugada. A 16...¥xc4; las blancas podrían contestar con 17.£xc4 £xc4 18.¥f5+ ¦d7 19.¦e8+ ¤d8 20.¤e5.

16...¥d6

XABCDEFGHY 8-+ktr-+-tr( 7zpp+-+pzpp' 6-+nvll+-+& 5+-wq-+-+-% 4-+PzpLvL-+$ 3+Q+-+N+P# 2PzP-+-zPP+" 1tR-+-tR-mK-! xabcdefghy

17.¥xc6 bxc6 18.¥xd6 ¦xd6 19.¤e5! ¦hd8

Nuevamente las negras no pueden jugar a la conquista del peón c. A 19...f6, las blancas continuarían con ventaja 20.¤d3 £xc4 21.£a3.

20.£a4 Ahora las blancas amenazan ganar rápidamente con b4, y después c5. Las negras ponen su última esperanza en su peón pasado y, para dar valor a éste, abandonan la calidad, pero pierden aun por la mala situación de su rey.

20...d3 21.b4 £d4

22.¤xc6 ¦xc6 23.£xc6+ ¢b8

24.c5 d2 25.¦ed1 ¥f5

A ¥c4 sigue 26.b5 ¥e2 27.b6, en caso de 26...¥d5 27.£a6 £xc5 28.¦xd2. Si las blancas continuasen con 26.b5, las negras contestarían con ¥e4 27.£a6 £xc4.

26.£b5+ ¢c7 A otras jugadas del rey, las blancas quedarían con ventaja al jugar 27.c6. Si lo jugasen ahora podría contestarse ¥c8, y el peón c6 quedaría débil.

27.£a5+ ¢b8 28.b5 ¥c2 29.b6 ¦d7 30.bxa7+

f6, sigue naturalmente axb6.

30...¢a8 31.c6 ¦d5 32.c7 ¥f5

33.c8£+ ¥xc8 34.£c7

Las negras deben abandonar su alfil, quedando ultimada la partida.

34...¦b5 35.£xc8+ ¢xa7

36.a4 ¦c5 37.£g4 £xa1 38.¦xa1 ¦c1+

39.£d1 , Abandonan.

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EMANUEL LASKER

Emanuel Lasker, nacido en 1868, en Berlinchen (Neumark) no sólo se ha distinguido como maestro de ajedrez, sino incluso como matemático y filósofo. Empecemos por anotar sus mejores éxitos ajedrecísticos. Los más importantes son: Los victoriosos encuentros contra Steinitz en 1894 (10:5 y 4 empates), Marshall, 1907 (8:0 y 7 empates), Tarrasch, 1908 (8:3 y 5 empates). Al vencer a Steinitz, Lasker consiguió el título de campeón del mundo que sostuvo hasta su desgraciado encuentro contra Capablanca (Habana, 1921). En los torneos, sus éxitos mayores han sido el primer premio en la gran manifestación de Nuremberg, en 1896 ; Londres, 1899 ; Paris, 1900; San Petersburgo, 1909 (empatado con Rubinstein), San Petersburgo, 1914 ; Marisch−Ostrau, 1923 ; Nueva York, en 1924. Lasker, desde que el ajedrez ha llegado a ser internacional y desde que los éxitos personales pueden comprobarse numéricamente a base de torneos internacionales, es, sin duda, el maestro que mayores éxitos ha obtenido. En el capítulo correspondiente a Tarrasch, ya hemos hablado sobre la base filosófica del juego de Lasker, pero hemos de añadir todavía que Lasker, aunque se haya apropiado de la teoría de Steinitz, tiene un estilo de juego más parecido al de Morphy. Al igual que Morphy, en las posiciones cerradas no es tan infalible como en las abiertas, teniendo en aquéllas mayor peligro de perder. Pero, puesto que ninguna partida cerrada puede ganarse por una estrategia, pues a la larga siempre tiene que haber una ruptura en algún punto, ningún contrincante de Lasker puede destacar esta parte abierta de la partida. Esto es uno de los motivos porque Lasker ha logrado tantas veces como nadie, recuperar la iniciativa en una posición que para él ya había llegado a ser desfavorable. Lo esencial, lo nuevo, que Lasker ha llevado al juego del ajedrez, no es todo técnica pura, es el juego psicológico. El autor de esta obra lo ha señalado en un artículo, después del torneo de ajedrez de Nueva York. A continuación lo daremos más resumidamente: "Al estudiar las partidas de Lasker, jugadas en los torneos, reconocí que, a primera vista, en el

curso parece tener una suerte increíble. Hay torneos en los que quedaba primero y durante las cuales ganó casi todas las partidas, a pesar de que la mitad de casi todas ellas se había encontrado a punto de perder, de modo que, muchos decían de una influencia hipnótica de Lasker sobre sus adversarios. ¿Qué es la verdad? Me esforcé nuevamente en descubrir el secreto de sus partidas, estudié el por qué de su éxitos. Es un hecho que no se puede negar: Lasker establece siempre mal sus partidas, cien veces va a la pérdida y, sin embargo, las gana. La hipótesis de tanta suerte es inverosímil. Un hombre que consigue tantos éxitos, debe de poseer una fuerza sorprendente, ¿por qué tantas veces una situación tan mala de pérdida? Solamente queda una contestación que parece sólo una paradoja al juzgarla superficialmente: Lasker, a menudo, intencionadamente juega mal. La causa no está tan lejana. El doctor Tartakower ha señalado la paradoja que aquí nos vale de aclaración: "Una partida se gana siempre por una falta, ya sea propia o sea del contrario." En un juego correcto que siga en esta forma en todo su curso, casi todas las partidas dan empates. A fin de evitar esto, Lasker lleva la partida por juego teóricamente incorrecto al borde del abismo; y aunque él mismo sólo pueda sostenerse, su adversario, que cree se siente fuerte, acaba por hundirse a causa de la mayor potencia de Lasker. Así logra la victoria que no la hubiera podido conseguir con juego completamente correcto. Así es como yo había concebido el juego de Lasker por mis estudios. En los últimos torneos internacionales (Marisch−Ostrau y Nueva York), tuve ocasión de poder contemplar directamente su manera de jugar, verlo frente a los mismos contrarios que yo mismo había tenido, de los cuales yo conocía exactamente el juego, y entonces me fue posible comprender su mejor forma, sus éxitos y su juego, y así pude descubrir el por qué del repentino hundimiento de sus adversarios. Cada partida de ajedrez es acompañada de una lucha de nervios. El juego de un torneo no es ninguna ocupación en la quietud de la habitación, donde se trabaja y se está en

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disposición de ánimo, y si se está cansado se descansa, es una lucha espiritual, encarnizada hasta el extremo, ante un público numeroso, a prescrita hora y con restricción de tiempo. Cada uno de los maestros toma muy en serio su profesión, cada uno tiene la sensación de forjar en cada jugada la obra de su vida. Es, pues, explicable, que la mayor parte de los maestros de ajedrez, el conocimiento de una precabida falta especialmente una partida perdida les produce una gran depresión nerviosa. Yo he visto maestro de ajedrez, que después de una derrota, ha permanecido todo el día en su habitación, no siendo ni capaz para tomar alimentos ni recuperar ánimos de ninguna manera. El secreto de Lasker consiste en lo siguiente: lo esencial es para él la lucha de los nervios. Busca, por el medium de la partida de ajedrez, atacar en primer lugar la psicología de su contrario. Sabe producir en éste el decaimiento nervioso que es corriente después de una falta cometida, ya antes de cometerla, y hace que este decaimiento sea precisamente el origen y la causa de una próxima falta. ¿Cómo lo consigue? Estudia las partidas, la forma de jugar, la fuerza y la flaqueza de los maestros con los cuales ha de luchar. No busca las mejores jugadas sino las más desagradables al contrario, guiando la partida en una dirección que no sea la que agrade a su contrincante. Sobre este camino, desconocido por su oponente, y con jugadas malas verificadas adrede, Lasker se encamina a menudo hacía el abismo, tal como se halla descrito anteriormente. Así, resulta que encontrando siempre nuevos problemas en su camino, llega el momento en que el tiempo apremia, hay que jugar con rapidez en posiciones difíciles, se entra en trances de apuro y entonces es cuando aprieta con toda su fuerza verdadera, viene el decaimiento nervioso del con trincante, la catástrofe psicológica, y con ella la catástrofe en el tablero." Compárese con esto lo que Lasker mismo dijo, en una entrevista publicada en "De Telegraf", en junio de 1924. Se le hizo la siguiente pregunta: "¿Se me ha dicho que si usted estudia severamente algunas partidas de su contrario, conoce usted su fuerza y debilidad?" La contestación de Lasker fue la siguiente: "Esto es natural y cabe en un total dentro de mis opiniones teóricas sobre las luchas. Una partida

de ajedrez es una lucha en la cual deben aprovecharse todos los factores. El factor de más valor, es el conocimiento, por ejemplo, las partidas de Reti nos enseñan que éste juega mejor con las blancas que con las negras. De Maroczy, que se defiende con cuidado y cuando ataca, es porque se ve precisado por fuerza; Janowski, tendrá la partida ganada por seis veces pero siente que la partida haya de terminar y acaba por perder con seguridad. En esto ha hecho lo increíble en el torneo de Nueva York. En unas pocas partidas del contrario es muy fácil conocer quién es." Con estas palabras, Lasker ha confirmado nuestra opinión. A no ser así, que importaría que, por ejemplo, Maroczy no gustara de atacar si sólo se buscaba la mejor jugada en el tablero, haciendo caso omiso del momento psicológico del contrario? Por esto se comprende que Lasker no haya tenido discípulos, no haya fundado una escuela propia, al contrario de Tarrasch, que es el creador de toda una generación de maestros. Lasker fue admirado por sus éxitos; pero no fue comprendido el fundamento de estos éxitos. Sólo en estos últimos años se empieza a comprender la concepción del juego de Lasker, evidentemente que esta forma de juego será el rejuvenecimiento del antiguo juego del ajedrez. La siguiente partida nos ofrece nuevamente la lucha de dos alfiles contra alfil y caballo. Recomendamos al lector que juegue una vez más las partidas de Steinitz que pertenecen a este tema. Vemos el mismo avance de peones, que por una parte molestan los caballos blancos, y por otra, forman una barrera contra el alfil blanco. Vemos también que en aquel entonces el joven Lasker ya dominaba las teorías de Steinitz, pero sobre este particular viene algo nuevo. El mismo avance de peones que produce la cohibición de las figuras blancas, introduce un ataque al mismo tiempo contra el rey blanco, de modo que la ruptura triunfante no conduce, como en las partidas de Steinitz, a una posición de final ganada, sino a una triunfante combinación de ataque contra el rey blanco.

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PARTIDA NÚM. 25

GAMBITO DEL CENTRO

Londres, 1892

Blancas: Blackburne Negras: Lasker

1.e4 e5

2.d4 Como ya hemos dicho, el plan de abrir el juego con d4, parece ser el intento afortunado de conservar la ventaja de salida en la apertura de peón de rey (1.e4 e5). Pero no procede jugar tan rápidamente d4, sin preparación alguna. Hemos visto ya que la mejor preparación consiste en el ataque al peón e5, o sea la partida española, para inducir a las negras a la jugada defensiva d6. Sólo entonces podrá hacerse con gran fuerza d4. Aquí, sin embargo (en la jugada del texto), las negras, después de cambiar peones en d4, pueden tomar la iniciativa mediante el ataque a e4, consiguiendo más fácilmente d5 y con ello, al menos, igualar el juego.

2...exd4 3.£xd4

Si las negras se contentaran con d6, las blancas hubieran conseguido la tan discutida ventaja de la posición del peón e4, contra d6. Pero las negras van sin dificultad alguna a la liberadora jugada d5.

3...¤c6 4.£e3

La mejor casilla, porque es la mejor manera de dificultar la jugada d5.

4...g6 La continuación más sencilla, sería la consecuente preparación de d5 con 4...¤f6 5.¤c3 ¥b4 y 0−0 y ¦e8; por lo cual las blancas ya no podrán impedir d5. Pero la continuación que ha escogido Lasker, es correspondiente a su juego poco claro y particularmente menos comprensible para su contrario, y, sin embargo, bastante buena. Las negras, en su desarrollo, dan la gran diagonal a su alfil, que queda libre

después del cambio de exd4. Las negras, al desarrollar su alfil por el flanco, pierden tiempo, y las blancas podrían jugar para impedir la jugada d5, pero deben calcular que sus oponentes, después de unas jugadas de preparación, podrían jugar f5. En una palabra, la tarea de las blancas es ahora oscura y difícil mientras que con la continuación descrita anteriormente, hubiera sido más fácil, porque el plan de las negras se había manifestado con mayor claridad. Este modo de colocar a su adversario ante difíciles problemas, es una de las más características cualidades del estilo psicológico de Lasker.

5.¥d2 Probablemente, Blackburne no jugó 5.¤c3, porque temía ¤b4.

5...¥g7 6.¤c3 ¤f6

7.0−0−0 0−0 Ahora las blancas ya no pueden impedir la jugada d5 después de ¦e8, y por esto preparan contra d5 una combinación de ataque en estilo de combinación.

8.f3 La defensa del peón e4 es necesaria para la continuación d5, como en seguida veremos.

8...d5 Es probable que Lasker ha visto de antemano el plan de Blackburne, pero también ha hallado el punto débil del mismo.

9.£c5 dxe4 10.¥g5 £e8

Esto es obligado. Hasta aquí, el plan de ataque de Blackburne es bastante bonito.

11.¥xf6 ¥xf6 12.¤xe4 ¥g7

13.¥b5 El plan que se ha trazado Blackburne, lo ha calculado con la convicción de tener un bonito juego libre, pero ha omitido que las negras, con

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su jugada siguiente, pueden cambiar damas (obligado) y quedarse con la ventaja de los dos alfiles.

13...£e5 14.£xe5 ¤xe5

15.¤e2 a6 Las negras empiezan las típicas jugadas de peones que cohiben caballo y alfil. Obsérvese que las blancas tienen su peón f en la casilla f3, que es del mismo color del alfil, y de consecuencia, la casilla e3 se inclina a la debilidad.

16.¥d3 f5 Quita al caballo la casilla más adelantada y defendida por un peón e4, y termina la cadena de peones h7, g6, f5 que forma un dique contra el alfil blanco, el cual resulta ahora completamente ineficaz.

17.¤4c3 ¥e6 18.¢b1 ¦fd8 19.¤f4 ¥f7 20.¥e2 ¤c6

Sistemáticamente, las negras van penetrando en las débiles casillas negras de la posición blanca. Hasta ahora, el caballo estaba fuerte en e4.Pronto veremos ocupada la casilla d4, y la decisión traerá la ocupación de e3. Nuevamente se puede contemplar lo complicado del estilo de Lasker, que lo reúne todo, el típico aprovechamiento de los dos alfiles, la típica explotación de la mala situación del alfil blanco y finalmente el ataque directo contra el rey.

21.¦xd8+ ¦xd8 22.¦d1 ¦e8!

Para la explotación de la ventaja de dos alfiles, y en lo general para la explotación de una ventaja duradera que exije obrar decisivamente mediante ruptura o ataque de peones en un flanco, es bueno conservar a lo menos una torre, evitando cambiar las dos. La torre colocada detrás de los peones avanzados, a veces facilita la ruptura que decide la partida.

23.¥f1

Las negras amenazaban ganar una pieza con ¥xc3 y g5.

23...b5

Continúa la marcha del peón para estrechar caballo y alfil, y la preparación del ataque contra el rey. Las blancas, además, amenazan ganar terreno con: ¤fd5, pero ahora las negras con 24...b4 25.¤e2 ¥xd5 26.¦xd5 ¤d4 27.¤c1 ¦e1; llegarían a una ventajosa posición.

24.¤d3 ¥d4 Las negras emprenden una reforma de agrupación .El alfil será conducido a b6, cubriendo las casillas negras del flanco de dama negro, las cuales seran débiles después que los peones hayan pasado a campo blanco. Por lo pronto, se impide ¤c5. En la misma forma, el alfil da sitio al rey para llegar a f6 por g7. Y sabemos por las partidas de Steinitz que una ventaja que tienen los dos alfiles, es que acompañan y protegen al rey, permitiéndole acercarse al centro del tablero, ya antes del extremo final. Si el punto e5 está defendido por el rey, las negras pueden alejar su caballo de c6 sin miedo, para acercarlo a la débil casilla e3 de las blancas, pasando por e7 y d5.

25.¤e2 ¥b6 26.b3

Es comprensible el anhelo de las blancas de conseguir más terreno.

26...¢g7 27.c3 ¢f6

28.¢c2 ¤e7 29.¤ec1 ¤d5

30.¢b2 XABCDEFGHY 8-+-+r+-+( 7+-zp-+l+p' 6pvl-+-mkp+& 5+p+n+p+-% 4-+-+-+-+$ 3+PzPN+P+-# 2PmK-+-+PzP" 1+-sNR+L+-! xabcdefghy

57

Ahora la ruptura no se hace en forma sistemática como vemos en las partidas de Steinitz, sino con el sacrificio de un peón, que es el que introduce una combinación posible por la desgraciada colocación de las piezas blancas. Esta posibilidad no es debida a una casualidad, pues la desmantelada situación de las blancas es precisamente la consecuencia necesaria de cómo Lasker sacó partido de sus dos alfiles, inspirado en Steinitz.

30...b4! 31.¤xb4

Si 31.cxb4, seguía ¥d4+ 32.¢a3 ¤e3, etc.

31...¤e3 32.¦e1 ¤c4+ 33.¥xc4 ¦xe1 34.¥xa6 ¦g1 35.g3 ¦g2+

36.¢a3 ¦xh2 Tan lejos debió Lasker de calcular su combinación, que el final está ganado sin dificultades.

37.¤e2 ¦g2 38.¤c2 g5 39.¥d3 h5

40.¢b4 ¥f2 41.a4 c5+

42.¢b5 ¥xb3 43.a5 c4

44.¥xc4 ¥xc2 45.a6 ¥d1

46.¤d4 ¥xd4 47.cxd4 ¥xf3

48.d5 ¥e2 49.¥xe2 ¦xe2

50.a7 ¦a2 51.Abandonan.

PARTIDA.NÚM 26

SICILIANA

Cambridge Springs, 1904

Blancas: Lasker Negras: Napier

1.e4 c5

La partida siciliana, si las blancas más o menos pronto juegan d4, con el fin de lograr un juego abierto, las negras obtienen una esperanza dentro de su apretada situación al jugar cxd4, en virtud de un peón más en el centro, porque habrán cambiado un peón de alfil por uno de central.

2.¤c3 ¤c6 3.¤f3

Además de esta preparación de d4, en estos últimos años ha sido usada muy a menudo la forma cerrada de la partida siciliana, en la cual por d4 no se pretende abrir ninguna columna. Se desarrolla g3 después ¥g2, ¤ge7, d3 y oportunamente f4. En oposición a esta pretensión de blancas de obtener mayor ventaja de terreno en el flanco de rey, las negras harían bien en buscar contraataque al flanco de dama y avanzando más tarde con los peones del flanco de dama. Como que así las blancas no pueden conseguir ni la apertura del juego ni tampoco ventaja de terreno, esta forma de jugar no es peligrosa para las negras.

3...g6 Esto es, a simple vista, continuación lógica. La presión contra d4, que comenzó con 1...c5 y 2...¤c6, es continuada por el desarrollo del alfil en fianchetto. A pesar de esto, si se quisiera corresponder al espíritu de la partida siciliana, sería mejor continuar con 3...d6, pues entonces la masa de los peones centrales negros es digna de ser tenida en cuenta y aparece como un factor defensivo muy fuerte.

4.d4 cxd4 5.¤xd4 ¥g7

6.¥e3 d6 7.h3

La jugada más usada y más natural es aquí, 7.¥e2 Con la jugada del texto, Lasker prepara un ataque de peones al flanco de rey, con lo que casi siempre ha logrado el éxito en las partidas sicilianas. Esto es asombroso, porque un ataque semejante, tan prematuro y no habiendo acabado de formar el centro ni mucho menos, contradice las reglas del ajedrez. Marco en la "Wiener Schachzeitung" (edición de 1908) ha puesto de

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relieve esta forma de juego en contradicción con los principios que Lasker ha popularizado en libro "Common Sense in Chess" (El sentido común en el ajedrez). ¿Por qué, pues, Lasker escoge continuación? Creemos que, ante todo, es Lasker el psicólogo quien juega. El oponente que escoge la defensa siciliana, tiene en perspectiva una larga y penosa defensa, que le señala como premio, gracias a la preponderancia de peones en el centro, el mejor final.Pero ya sabemos que contra una tentativa de ataque de flanco, y tan anticipado como aquí lo emprende Lasker, la única parada es un enérgico contraataque al centro. Pero psicológicamente, es extremadamente difícil el renunciar repentinamente en favor de otro ataque de peones y ruptura en el centro −a una estrategia ya adoptada en preparación casera y con la cual se han tenido éxitos en partidas similares anteriores. Después de todo, vemos en la presente partida que Napier comprende rápidamente el cambio de situación, pero en explicable nerviosidad se precipita demasiado con giros de sacrificios, bonitos al parecer, pero insuficientes.

7...¤f6 8.g4 0−0

Hubiera sido mucho peor si las negras hubiesen dejado de enrocar por miedo al ataque de peones que amenazaba. El contrajuego de negras debe tener lugar en el centro, según ya explicamos, y para ello deben ante todo poner a su rey en seguridad.

9.g5 ¤e8 10.h4 ¤c7

11.f4 e5 12.¤de2 d5

La jugada nerviosa de Napier, de la que ya hemos hablado, en vez de fortificar tranquilamente su juego con ¥g4, con el sacrificio de peón, quiere romper el centro rápidamente. Pronto reconocemos que Napier ha calculado, pero aún no lo suficiente.

13.exd5 ¤d4 14.¤xd4

Después de 14.¥xd4 exd4 15.¤xd4 ¤xd5 la situación de las blancas evidentemente quedaba derrumbada.

14...¤xd5 ¡La primera sorpresa! A 15.¤xd5, las negras adquieren ventaja con exd4!.

15.¤f5! Seguramente que Napier ha previsto esta sorprendente jugada de Lasker, porque si no perdería una figura.

15...¤xc3 16.£xd8 ¦xd8

17.¤e7+ Puede verse cuán lejos han calculado de antemano las negras, que por el hecho de que ni con esta jugada ni con 17.¤xg7, pueden las blancas conseguir ventaja material. A ¤xg7 las negras contestarían con 17...¤d5 18.0−0−0, quedando con ventaja.

17...¢h8

Ahora también queda inatacable el caballo negro Si 18.bxc3, la ventaja de las blancas se va con 18...exf4 19.¥d4 ¥xd4 20.cxd4 ¦e8. Si 18.¤xc8, a fin de tomar más tarde el caballo c3, las negras se salvan con ventaja con 18...¤d5.

18.h5! En las posiciones tan abiertas como la presente, Lasker tiene una vista enormemente perspicaz. No se deja desviar por la postura del caballo c3, del terreno de lucha en el que las blancas parecen tener mayor fuerza, o sea, del flanco del rey. Por lo tanto, las blancas amenazan: 19.hxg6 fxg6 20.¤xg6+ ¢g8 21.¥c4+ ¤d5 22.¥xd5+ ¦xd5 23.¤e7+.El caballo aislado c3 continúa siendo una amenaza, con la cual las negras deben contar siempre.

18...¦e8! 19.¥c5

Manteniendo la amenaza.

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19...gxh5 Sorprendente, pero bien calculado. A la jugada exf4 las blancas quedarían con ventaja en 20.hxg6 fxg6 21.¥c4, amenazando ¥f7. En cambio, ahora las blancas se hallan ante un problema mucho más difícil. Todavía no pueden tomar el caballo, porque las negras, gracias a sus dos fuertes alfiles y la desgarrada posición de las blancas, conseguirían un juego favorable después de 20.bxc3 ¥f8 21.¥b5 ¦xe7 22.¥xe7 ¥xe7; Lasker prefiere continuar el ataque contra el rey.

20.¥c4 exf4 Napier juega también a la realización de su contraataque. Jugadas defensivas serían poco satisfactorias. A 20...¥e6, blancas podrían acarrear un final favorable con 21.¥xe6 fxe6 22.bxc3 ¥f8 23.¦xh5 ¥xe7 24.¥xe7 ¦xe7 25.fxe5 ¦c8 26.0−0−0 ¦xc3 27.g6.Es bien posible que el juego de las blancas se debe fortalecer aún más en esta variante.

21.¥xf7 ¤e4

Con este genial sacrificio de torre, Napier aprovecha su mejor suerte, con la cual y contra un jugador menos practicado, acaso hubiera conseguido ganar la partida.

22.¥xe8 ¥xb2 23.¦b1 ¥c3+ 24.¢f1 ¥g4

XABCDEFGHY 8r+-+L+-mk( 7zpp+-sN-+p' 6-+-+-+-+& 5+-vL-+-zPp% 4-+-+nzpl+$ 3+-vl-+-+-# 2P+P+-+-+" 1+R+-+K+R! xabcdefghy

Aunque las blancas tengan una torre más, las cosas no están nada favorables para ellas. Las negras tienen cuatro amenazas directas: ¦xe8, ¤xc5, ¤d2+, ¤g3+. Además, en poco tiempo el rey blanco está seriamente

amenazado, y las negras se han apoderado totalmente del ataque, mientras que el ataque blanco parece pertenecer al pasado. No se podría creer nunca que en la posición que presenta esta partida, las blancas pudieran decidirla a su favor, cosa que logran precisamente por su ataque contra el enroque negro iniciado al principio.

25.¥xh5! Con esta jugada las blancas abandonan toda ventaja material, pero nuevamente disponen del ataque que a pesar de los reducidos medios disponibles conduce a la victoria.

25...¥xh5 26.¦xh5 ¤g3+ 27.¢g2 ¤xh5

28.¦xb7 a5 29.¦b3 ¥g7 30.¦h3 ¤g3

31.¢f3

El primer éxito positivo. El peón f4 no se puede defender porque a ¥e5 sigue 32.¤g6+, una amenaza que era constante durante toda la duración del ataque.

31...¦a6 32.¢xf4 ¤e2+

33.¢f5 ¤c3 34.a3 ¤a4

35.¥e3 Ahora es decisivo el ataque de las blancas. Las negras están indefensas contra g6 y por esto abandonan.

PARTIDA NÚM. 27

ESPAÑOLA

Nueva York, 1907

Blancas: Marshall Negras: Lasker

1.e4 e5

2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 ¤f6

4.d4

60

Ya hemos dicho que el objeto de la jugada d4, que es procurarse un juego más libre en las aperturas de peón de rey, sólo se consigue cuando las negras ya han jugado d6. En esta partida, es prematuro, y por eso las negras pueden hacer sin dificultad la jugada liberadora d5, más adelante.

4...exd4 5.0−0 ¥e7

6.e5 El avance de este peón debe meditarse siempre. Véase la anotación a la jugada 8 de las negras en la partida 17 y la jugada 8 de negras en la presente partida.

6...¤e4 7.¤xd4 0−0

8.¤f5 d5 Ya hemos conseguilo la formación de peones; blanco e5 y negro d5. Muy a menudo puede conseguirse ésta después del cambio del peón blanco, de dama (exd4) y las negras logran la libertadora jugada d5 y las blancas contestan con e5. El peón e5, puede apoyar a veces y en forma decisiva el ataque contra el enroque de las negras, y es incómodo para éstas que no pueden tener ningún caballo en f6 para defender h7. Si las negras tienen que hacer la jugada defensiva g6, entonces la casilla f6, gracias al apoyo del peón e5, será uno de los puntos decisivos para las figuras blancas. El peón e5, a veces, facilita combinaciones de sacrificio con ¤f6 o ¥f6, si es que las negras han enrocado. Por otra parte, el peón e5 puede ser ventajoso para sus contrarias si éstas lo pueden utilizar para abrir la columna f para su torre con f6. Sucede también a veces que el peón e5, es un objeto de ataque para las negras, provocando que las blancas lo cubran con f4, obstruyendo entonces el camino del alfil de dama blanco. (Véase la introducción de la partida 20.) Los campos blancos de la posición blanca, por ejemplo, e4 y f5, pueden entonces resultar débiles y ser puntos de entrada para las piezas negras. Por lo tanto, el resultado de esta consideración es que el peón e5, igualmente puede ser un elemento de fuerza como de flaqueza. Es fuerte, si las blancas están en un desarrollo mejor, y

también si tienen ataque. Pero si el desarrollo es igualado o si tienen la iniciativa las negras, el peón e5 es más bien favorable a estas últimas. Se deduce de todo esto que la jugada e5 sólo se debe hacer si se tiene buena posición y si proporciona una ganancia de tiempo.

9.¥xc6 El cambio de alfil por el caballo, el cual ataca al peón e5, demuestra que Marshall tiene la sensación de que su peón e5 es más bien un punto flaco.

9...bxc6 10.¤xe7+ £xe7

11.¦e1 £h4

La necesidad posicional de esta posición es f6, y lo más sencillo es jugarlo en seguida. El ajedrez de hoy día ha llegado a un grado de tal desarrollo, que es muy difícil ganar una partida con las jugadas más claras y mejores. Por cierto que con las combinaciones de un Anderssen, contradictorias a la posición, poco éxito podrá lograrse hoy día. Pero Lasker sabe acarrear complicaciones y combinarlas con las necesidades posicionales. Es el método con el que Alekhine y Nimzowistch han logrado sus éxitos. En la presente partida, Lasker se ha formado la idea de que las blancas han jugado ¦e1 para cubrir e5, retirando una defensa al punto f2, y por otra parte se imagina que las negras jugarán f6, para abrirse la columna f; y esta concepción trazada en su mente, la aprovecha Lasker para iniciar un complicado ataque contra el punto f2.

12.¥e3 f6 13.f3

XABCDEFGHY 8r+l+-trk+( 7zp-zp-+-zpp' 6-+p+-zp-+& 5+-+pzP-+-% 4-+-+n+-wq$ 3+-+-vLP+-# 2PzPP+-+PzP" 1tRN+QtR-mK-! xabcdefghy

61

13...fxe5 14.fxe4 d4

El alfil blanco no puede jugar 15.¥d2 (sería más malo aún 15.¥c1, por la continuación de £f2+, ¥g4) ; 15...¥g4 16.£c1 ¦f2 17.¥g5 ¦xg2+ 18.¢xg2 ¥h3+ 19.¢h1 £f2 y ganan. Marshall por eso expulsa la dama blanca. Pero no ha penetrado en la profundidad de la combinación de Lasker. Si hubiera previsto que no podía salvar su alfil ni con la jugada siguiente, lo hubiera devuelto ahora mismo con 15.£d2. Después de 15...dxe3 16.£xe3, las negras hubieran tenido un juego de piezas algo mejor, y las blancas una situación de peones claramente superior.

15.g3 £f6 16.¥xd4

Las blancas deben decidirse a devolver la pieza. Si 16.¥d2, sigue £f2+ 17.¢h1 ¥h3 18.¦g1 h5! (el punto más oculto de la combinación). Contra la amenaza ¥g4 las blancas no tienen defensa, pues, tanto si 19.£xh5 como 19.¥e1, las negras con el sacrificio de dama £xg1+ dan mate.

16...exd4 17.¦f1 £xf1+

18.£xf1 ¦xf1+ 19.¢xf1 ¦b8

Parecía lógico proseguir aquel desarrollo con la ganancia de un tiempo con ¥a6+ más ¦f8. La mayoría de los jugadores lo hubieran jugado, pues es una falta muy difundida que al jugar una pieza se juzga su nueva esfera de acción, con abandono de la esfera de acción que dicha pieza había tenido antes de la jugada. En la posición que ha resultado, el ¥ tiene dos posibilidades de acción: hacia a6 y h3. Y, efectivamente, ambas se realizan con éxito más adelante. Esta es la causa de que Lasker, con un cuerdo dominio de sí mismo, desecha la ganancia de un tiempo con ¥a6+.

20.b3 ¦b5 La torre domina totalmente la quinta fila.

21.c4

Después de esto, el peón de la dama está libre, pero si las blancas hubieran hecho la jugada más lógica 21.¤d2, las negras quedaban con ventaja por ¦h5 22.¢g2 ¦c5 23.¦c1 ¥a6, amenazando ¥d3. Aquí es, pues, donde se demuestra la posibilidad de acción del ¥ en dirección a a6. Esto, o sea, el desprecio de la jugada 19...¥a6+, es lo que ha in ducido a las blancas a jugar 21.c4, liberando así el peón de dama negro, lo que definitivamente trae la decisión de la partida.

21...¦h5 22.¢g1

Si h4, sigue g5 23.hxg5 ¦h1+ y las blancas quedan definitivamente sujetadas.

22...c5 Ahora el peón queda cubierto, y aunque la torre está atajada en la quinta fila, le queda en cambio libre la sexta. Obsérvese que las negras tienen un valioso alfil que corre por campos de color distinto al de los peones negros parados en el centro.

23.¤d2 ¢f7 Desarrollando a su rey, antes de que las blancas lo incomuniquen con ¦f1.

24.¦f1+ ¢e7 25.a3 ¦h6 26.h4 ¦a6

27.¦a1 ¥g4 28.¢f2 ¢e6 29.a4 ¢e5 30.¢g2 ¦f6 31.¦e1 d3

E1 peón, apoyado por el rey, acarrea la decisión.

32.¦f1 ¢d4 33.¦xf6 gxf6

34.¢f2 Las figuras que dominan filas, alfiles, torre y dama, pueden hacer jugadas sin tener que abandonar puestos necesitados de apoyo. Pero las figuras de lento correr como son el rey y caballo, esto ya es otra cosa. Por esto, en

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semejantes finales, siempre hay que contar con jugadas obligadas. La posición de las blancas se encuentra en este caso, pues, a jugadas del caballo, sigue ¢xe4; y a una jugada de rey puede seguir ¢e3. Las jugadas que hacen las negras, no son más que jugadas de espera para aprovecharse de las jugadas obligadas de sus contrarias.

34...c6 35.a5 a6

36.¤f1 ¢xe4 37.¢e1 ¥e2

38.¤d2+ ¢e3

Nuevamente se encuentran las blancas en la situación de tener que hacer una jugada por obligación. E1 caballo debe jugar y ceder sin remedio la casilla f3 al rey contrario. Las negras no se dan prisa por eso y sólo ocupan dicha casilla dos jugadas más tarde.

39.¤b1 f5 40.¤d2 h5

41.¤b1 ¢f3 42.Abandonan.

LA DEFENSA DE STEINITZ EN LA

PARTIDA ESPAÑOLA Esta defensa, de la cual queremos disertar algo más en estas páginas, tiene una gran importancia histórica, porque predilectamente ha sido usada por tres grandes maestros: Steinitz, Lasker y Capablanca. Aún tiene mayor importancia en la teoría de aperturas, pues representa el intento de defenderse contra la apertura española con las jugadas de desarrollo más claras y lógicas. Nuestros exámenes teóricos han progresado tanto hoy día, que se puede decir que no satisface del todo este sistema de defensa. La partida española reúne para las negras tan difíciles problemas de defensa, que éstas no pueden contentarse con sólo las jugadas de desarrollo claras y sencillas. Por lo tanto, si las negras quieren evitar la posición cerrada que resulta con la defensa de Steinitz, deben apelar a otros medios que a la larga sólo les producen una debilidad como, por ejemplo, el rechazar el ¥b5 por a6 y más tarde b5; o contradiciendo el sentido fino del ajedrez con el incorrecto contraataque 3...¤d4 o 3...f5.

En tales consideraciones, la fuerza que tiene la partida española está clara.Es también la lógica apertura del juego de peón de rey, pues, como ya hemos dicho, representa el consecuente ataque al peón e4 que desde la jugada primera está inmóvil en esta casilla central, siendo el objeto de ataque en esta lucha de apertura. Como se ve, la partida española pretende ser la refutación teórica de la jugada 1...e5 de las negras. El plan de refutación se traduce con especial claridad en la defensa Steinitz, en la que las negras no se obstinan en hacer desvíos. La forma de ataque de las blancas ha sido especialmente perfeccionado por el doctor Tarrasch. La idea del ataque es la siguiente: las blancas, en virtud del ataque contra e5, quieren obligar a la jugada de defensa d6. Si las negras han jugado d6, la continuación del ataque contra e5 será la jugada de las blancas d4. Si las negras juegan ahora exd4, sus contrarias han conseguido la formación de peones de la cual ya hemos disertado, reconociendo que es favorable para las blancas; peón blanco e4, y negro d6. Por varias razones, las blancas tienen un juego libre, pues las dos torres blancas tienen a su disposición las columnas e y d para su desarrollo, mientras que las torres negras tienen tan sólo la columna e. Los alfiles blancos, tienen toda libertad, y en cambio el alfil negro de rey queda contenido por el peón d6. Los caballos son piezas lentas, y para que sean eficaces han de llevarse cerca de la posición contraria. Para esto, los caballos tienen que estar en casillas que estén defendidas. Los caballos blancos, por la formación de los peones que ya hemos relatado, tienen las casillas defendidas d5 y f5 y en cambio, los puestos más avanzados para los caballos negros son e5 y c5. Se ve, pues, que los caballos blancos pueden ser llevados más cerca del bando negro que los negros del bando blanco. Verdad es que las negras pueden expulsar al caballo blanco de f5, por g6 ; y de d5 por c6, pero la jugada última debilita el peón d6 sobre la línea abierta d, y la jugada primera, hace flaquear la situación del rey negro, después de enrocar hacia el mismo flanco. Hasta aquí hemos bosquejado el plan de ataque de las blancas. Ahora detallaremos también las fases del plan de defensa para las negras, en la defensa de Steinitz. En primer lugar, las negras deben evitar la jugada exd4, que Tarrasch ha calificado de abandono del centro, y deben de evitarla por medio de un contraataque contra e4.

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No obstante, si las blancas rechazan este contraataque, por ejemplo, al estilo de Tarrasch (que ya veremos más tarde), por las jugadas ¤c3 y ¦e1, entonces las negras están en la necesidad de hacer exd4. Después de eso las negras tienen dos alternativas. Pueden tratar de conseguir la liberadora jugada d5 o tal vez f5, para cambiar el peón e4, cesando así la posición cohibida de negras. Si las negras no tienen ninguna posibilidad de liberación total, deberán tratar de adaptar el desarrollo de sus figuras al menguado terreno de que disponen. Esto podrá ser tanto más fácil cuantas más piezas pueden cambiar, ocurriendo todo al revés con las blancas, que deben evitar todo cambio inútil, vista la ventaja de terreno que tienen. Veámoslo en el juego siguiente:

1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6

Puesto que el primer intento de las blancas consiste en obligar a jugar d6, como defensa al ataque e5, las negras, al hacer la defensa Philidor 2...d6, no harían más que complacer a las blancas. Estas podían entonces jugar en seguida 3.d4. Si cambian las negras exd4, entonces las blancas consiguen formación de peones e4 contra d6. Sin duda alguna, las negras pueden probar de evitar exd4 y defender la casilla e5. Si juegan 3...¤c6, no es a propósito.Las blancas, por el cambio de damas, pueden destruir el enroque negro, consiguiendo una ventaja clara, aunque pequeña, o también transigir con la defensa Steinitz de la partida española, jugando ¥b5, en la cual las negras, como veremos, están obligadas a renunciar al centro (exd4). En cambio, las negras pueden defenderlo con 3...¤bd7. Esta defensa, conocida bajo el nombre de defensa de Hanham, estuvo algunos años muy de moda, pero a la larga ha resultado no ser muy satisfactoria. Para las negras es un difícil problema sostener el equilibrio en el centro, con la cohibida posición de sus piezas.

3.¥b5 ¤f6

Steinitz acostumbraba jugar en seguida 3...d6, que por fin resulta lo mismo. Naturalmente que

la contestación de las blancas sería inmediata 4.d4.

4.0−0 La única contestación justa si las blancas quieren lograr d4. Véase la nota de la jugada de defensa d6.

4...d6 Si las negras no quieren jugar 4...¤xe4, están forzadas a hacer la jugada de defensa d6.

5.d4 Las negras tratan de evitar el abandono del centro, mediante contraataque a e5.

5...¥d7 Si las blancas juegan ahora 6.¥xc6 para conquistar e5, después de ¥xc6 el peón e4 queda doblemente atacado. Para hacer eficaz la amenaza al peón e5, o sea, para forzar la jugada exd4, las blancas deben poner dos defensas al peón e4.

6.¤c3 ¥e7 7.¦e1

La antigua continuación, que dimana del doctor Tarrasch, nuevamente se prefiere 7.¥xc6 ¥xc6 8.£d3. Según la jugada del texto, e4, queda cubierto en cambio e5, queda atacado y las negras, finalmente están obligadas a abandonar el centro con exd4, entregando a sus contrarias el libre juego que pretendían. Para la teoría de esta demostración, es de gran importancia según lo precedente, dar la prueba de que las negras están efectivamente obligadas a renunciar al centro. Esta demostración fue llevada a cabo en la partida Tarrasch−Marco, Dresde, 1892 la cual tomó el curso siguiente:

7...0−0 Esto no es ninguna desatención, sino una combinación calculada ampliamente. Las negras creen que si las blancas ganan el peón e5, conseguirán plena compensación. Pero esta combinación es refutada por Tarrasch, pues éste calcula aún más lejos que Marco, y con ello queda probado el hecho de que las

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negras se ven efectivamente obligadas a la jugada 7...exd4.

8.¥xc6 ¥xc6 9.dxe5 dxe5

10.£xd8 A la inmediata 10.¤xe5, las negras cambian las damas y recobran el peón e4 blanco.

10...¦axd8 Pronto veremos por qué era necesario para la intentada combinación de Marco, tomar con la torre de dama y retener la torre de rey en f8.

11.¤xe5 ¥xe4 12.¤xe4 ¤xe4

13.¤d3 f5 14.f3 ¥c5+

Ahora parece como si las negras se hubiesen salvado de la amenazante pérdida de piezas y recobrarán su peón con un juego equivalente. Caso de que las blancas jueguen 15.¢f1, para ganar la pieza, entonces las negras contestan con ¥b6 16. fxe4 fxe4+ 17.¤f4 g5 y quedan con un buen juego. Se comprende ahora por qué las negras no podían jugar ¦fxd8 en la jugada 10.

15.¤xc5! Parece ahora que las negras hayan vencido todas las dificultades, pero ahora viene una pequeña sorpresa, las tres jugadas que Tarrasch calculó de más que su adversario.

15...¤xc5 16.¥g5

A otras jugadas de torre, las blancas, igualmente, ganan la calidad con 17.¥e7.

16...¦d5 17.¥e7

Las negras a lo menos pierden la calidad, porque a jugadas de torre, sigue 18.c4. Con motivo de la partida que sigue, y en posterior ocasión, ventilaremos los principios del ataque y de la de esta variante tan importante en la teoría, después del obligado abandono del centro por las negras con exd4.

PARTIDA NÚM.28

ESPAÑOLA

Match de Düsseldorf, 1908

Blancas: Tarrasch Negras: Lasker

1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 ¤f6 4.0−0 d6 5.d4 ¥d7

6.¤c3 ¥e7 7.¦e1 exd4 8.¤xd4 0−0

Las negras, que han quedado constreñidas después del abandono del centro, tienen la elección de dos planes de defensa. Uno de ellos es el que escoge Lasker, y consiste en conseguir la liberadora jugada d5, eventualmente también f5, a fin de destruir la formación de peones blancos en el centro, la cual es muy favorable para obtener igualdad. En la partida 27, ya hemos visto el dudoso valor que tiene la contestación e5 a d5. El otro plan defensivo es menos egoísta y consiste en no jugar para obtener una igualdad total, sino en conformarse con su cohibida situación, pero acomodarse en lo posible dentro de ella. El que tenga posición estrecha, hará bien en cambiar cuantas más figuras mejor. Si las negras escogen el segundo plan, empezarán, pues, con el doble cambio de piezas: ¤xd4 y además ¥xd7.

9.¤xc6 Todas las continuaciones en esta posición se basan en la idea de evitar el doble cambio de figuras que podría desahogar la estrecha situación de las negras. Bajo este fundamento, se suele jugar aquí o bien ¤xc6 o ¥xc6, esto es, cambiar una figura para no tener que cambiar dos, o bien se retira una de las dos piezas amenazadas de cambio, jugando 9. ¤de2 o ¥f1. El retroceso de este alfil, hoy en día pasa por ser la continuación más fuerte del ataque, porque las negras tienen entonces las más grandes dificultades en libertar su juego.

65

Con la continuación que Tarrasch ha escogido aquí, consiguió una brillante victoria contra Steinitz en 1898. Desde entonces esta continuación es considerada como muy fuerte, pero en la partida presente Lasker la refutó en una forma fácil. No quiere decir al "refutarla" que las negras queden con ventaja, sino que pueden vencer con relativa facilidad las dificultades de la apertura, que les han, lógicamente, creado las blancas que tienen ventaja de la salida.

9...¥xc6 En la arriba mencionada partida, Steinitz jugó bxc6, aunque era menos bueno. Después de la jugada del texto las blancas ya no pueden impedir a la larga la jugada d5. Si 10.¥d3, seguirá enseguida d5.

10.¥xc6 bxc6 11.¤e2

Puesto que no puede impedirse d5, las blancas empiezan a hacer filigranas.Las negras no pueden jugar ahora ¤xe4, pues sus contrarias, con 12. ¤d4, además de ¤xc6, quedarían con ventaja.

11...£d7 Era más sencillo jugar en seguida d5, pero como en el complicado estilo de Lasker, lo primero que quiere es desarrollar las torres para jugar con más fuerza aún la jugada d5, que las blancas de todos los modos no pueden impedir. El plan en sí era bueno, pero en su ejecución, Lasker comete una falta. Debía haber desarrollado las torres no a d8 y e8, sino a b8 y d8 a fin de mantener libre la casilla e8 para la retirada del caballo.

12.¤g3 ¦fe8? 13.b3 ¦ad8

14.¥b2

Ahora se reconoce en qué consiste la desventaja del desarrollo de la torre hacia e8. Las negras se han estropeado la anhelada jugada d5, puesto que de hacerla, las blancas podrían contestar con la ventajosa de e5, y el caballo no tiene ningún puesto bueno a su disposición. Las negras se encuentran en una posición restringida, sin

ninguna posibilidad de liberación, precisamente enfrente de Tarrasch, que trata con singular maestría las situaciones cohibidas de sus contrarios.

XABCDEFGHY 8-+-trr+k+( 7zp-zpqvlpzpp' 6-+pzp-sn-+& 5+-+-+-+-% 4-+-+P+-+$ 3+P+-+-sN-# 2PvLP+-zPPzP" 1tR-+QtR-mK-! xabcdefghy

Seguramente que otro que no fuera Lasker hubiera perdido esta partida, pero Lasker entra por el camino psicológico en la valorización de esta situación. La siguiente jugada aparece como un descuido. En el fondo, hay la intención de sacrificar un peón, para aislar al peón rey. En la partida 3 (Anderssen−Paulsen) hemos visto y descrito la esencia del peón aislado, y la ventaja principal que concede un peón contrario aislado, no es el mismo ataque contra este peón, sino que es la casilla que está delante de ese peón, cuya casilla viene a ser un punto fuerte en que se puede colocar una figura, y ésta es inexpugnable. Como que en el curso de este embrollo, el peón blanco de rey queda aislado, el punto e4 resultará también un fuerte puesto para las negras, donde podrán colocarse y conseguir un contrajuego. Pero no es precisamente una partida con suerte y contrasuerte la que conviene al estilo de Tarrasch. Este prefiere paralizar poco a poco al contrario y finalmente asaltarle en su estrecha colocación cuando ya no hay contraataque posible. Así es que Lasker con su jugada siguiente, que realmente hay que tachar de mala, ha jugado maravillosamente bien bajo el punto de vista psicológico.

14...¤g4 15.¥xg7 ¤xf2!

Si 15...¢xg7; sigue 16.¤f5+. Con la jugada del texto se ha aislado el peón de rey.

16.¢xf2

66

En vez de ir por la ganancia de peón las blancas podrían iniciar un ataque con 16.£d4 que a la larga no se podría parar. Contra un jugador de ataque, Lasker hubiera perdido la partida, o mejor dicho, contra un jugador de ataque, Lasker, el jugador psicológico, seguramente no hubiera escogido el recurso de doble filo ¤g4.

16...¢xg7 17.¤f5+ ¢h8 18.£d4+ f6

19.£xa7 Ahora podría creerse que las blancas con un peón más, y a causa de la posición dislocada de las negras, conservan todavía el ataque. Pero esto no es más que una apariencia. A causa del aislamiento del peón e, la casilla e5 es un fuerte puesto para las negras, que el ataque de su contrario no puede salvar.

19...¥f8!

20.£d4 ¦e5! Con esto se acabó el ataque blanco. Las blancas en el flanco de dama tienen un peón pasado, aunque su realización esté lejos. Pero en el centro, las negras son más fuertes. Objetivamente las blancas están todavía mejor, pero en esta situación difícil, Lasker juega con más energía que Tarrasch, llevando a la victoria la ventaja suya, mientras que el peón pasado de las blancas no desempeña ningún papel. Después de haber especificado tan detalladamente las bases generales de esta partida, seremos algo menos extensos en la continuación.

21.¦ad1 ¦de8 22.£c3 £f7

23.¤g3

El agresivo caballo blanco que hasta ahora estaba aquí, se retira para defender, y el alfil negro que permanecía encerrado, se apresta para el ataque. Se nota que todo esto son los efectos del peón aislado.

23...¥h6 24.£f3 d5

25.exd5 ¥e3+ 26.¢f1 cxd5

27.¦d3 Tarrasch opina que aquí se presenta la última ocasión para conseguir la victoria con la ventaja material de blancas, jugando 27.¤f5.

27...£e6 28.¦e2 f5 29.¦d1 f4 30.¤h1 d4

31.¤f2

Ahora Lasker fuerza la decisión con dos bonitas y bien calculadas jugadas de dama (31 y 33).

31...£a6 32.¤d3 ¦g5

33.¦a1 Sería peor 33. a4, porque para defender al rey, en la jugada 35 deberá llevarse a d1.

33...£h6 El peón h ya no puede defenderse más, pues si 34. h3, las negras amenazarían el sacrificio de dama en h3 por ¦g3.

34.¢e1 £xh2 35.¢d1 £g1+ 36.¤e1 ¦ge5

37.£c6 Para poder contestar a ¥f2 con 38.£xe8+.

37...¦5e6 38.£xc7 ¦8e7 39.£d8+ ¢g7

40.a4 f3!

Este sacrificio de peón facilita la salida del alfil a g5; y las blancas no tienen ocasión de cambiar la dama por las dos torres.

41.gxf3 ¥g5 Las blancas abandonan porque si 42.¦xe6, las negras contestarían 42...¦xe6 43.£d7+ ¦e7.

67

LA VARIANTE DE CAMBIO EN LA PARTIDA ESPAÑOLA

Después de las jugadas:

1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 a6

4.¥xc6 dxc6 5.d4 exd4

6.£xd4 £xd4 7.¤xd4

resulta una posición en la cual las blancas tienen la mejor situación de peones. Recomendamos encarecidamente al que estudia que haga la prueba siguiente: Si se quitan del tablero todas las piezas salvo los reyes, naturalmente, el final de peones que resulta es rotundamente ganado por las blancas. Estas conseguirán por fin un peón pasado en el flanco de rey, mientras que las negras con sus cuatro peones contra los tres blancos del flanco de dama, de ninguna manera pueden pasar, si las blancas se colocan bien. (Después de 4...bxc6, las blancas no podían tampoco jugar 5.¤xe5, por la contestación £g5; en cambio, con 5.d4 exd4, conseguirán un juego muy bonito. Este es un caso donde excepcionalmente es bueno desarrollar pronto la dama, pues ésta en d4 ocupa una posición muy fuerte y molesta para el desarrollo de las negras, ni tampoco puede ser expulsada con ganancia de tiempo.) Las situaciones favorables en tales defensivas, son las cadenas de peones, a3, b2, c3, a4, b3, c4. Si las blancas colocan sus peones en tal forma no deben hacer caso del avance de peones de las negras en el flanco de dama, que en resumidas cuentas no pueden romper sus posiciones. Otra buena formación defensiva es la cadena de peones a2, b3, c2. En ésta, las blancas sólo deberán cuidar de cambiar en seguida el peón negro que adelante a c5, pues de lo contrario las negras desdoblarían su peón doblado. En todos estos casos, las negras no pueden valerse de su mayoría en el flanco de dama y las blancas, en cierto modo, juegan un final con un peón más. Naturalmente, la situación de las blancas en el final es, igualmente, superior si subsiste una u otra figura sobre el tablero. Si las negras tienen un alfil, entonces las blancas procurarán colocar sus

peones del flanco de dama en campo color distinto al del alfil enemigo. Se conoce, pues, que esta variente, llamada la del cambio en la partida española, da unas perspectivas favorables para el final a las blancas. Estas pueden limitarse a simplificarlo todo y a cambiar muchas figuras, y deben ganar la partida. ¿Con todo eso es favorable esta variante para las blancas? Después de la jugada tercera de las negras, juegan sin miramientos, con fáciles jugadas de cambio, para lograr una ventaja que es equivalente a una ventaja material (de peones). Pero un sentido más fino en ajedrez, se resiste a creer que con tales jugadas secas, sin cálculo ni profundidad, pueda obtenerse ventaja. En realidad, la compensación de las negras es su par de alfiles, por la situación mala de sus peones, consecuencia de la variante de cambio. También ha demostrado la experiencia que si se ha comprendido el espíritu de los principios de Steinitz para dar valor a los dos alfiles, más bien ofrece perspectivas favorables a las negras. Es por eso que la variante de cambio se emplea raramente. No obstante, ha logrado un marcado favoritismo, pues el doctor Lasker, aunque no a menudo, ha tenido grandes éxitos con ella en ocasiones decisivas. ¿Cómo se explica esto? No es aceptable que Lasker considere esta variante como fuerte, pues como hemos mencionado, la emplea raramente y, por regla general, prefiere 4.¥a4. Hay que suponer, por lo tanto, que son nuevamente motivos psicológicos los que le inducen a emplear esta variante en momentos trascendentales. Si se examinan las circunstancias se encuentra que Lasker ha escogido esta variante siempre que pudo suponer en su contrario la intención de ir sólo por tablas. Si se juega una partida con la firme intención de no emprender un ataque y de no arriesgarse, de sólo simplificar; si se ha tomado ya de antemano esta determinación, habiendo llegado a un estado de ánimo pacífico, entonces es muy difícil cambiar de intención durante la partida y jugar repentinamente a base de animoso ataque. Pero resulta que en la variante de cambio, las negras deben jugar al ataque y a la victoria, no a tablas, pues si se determina la simplificación, ésta va a lo que las blancas han pretendido: un final perdido para las negras.

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Este es el motivo psicológico por el cual Lasker adopta la variante de cambio en partidas decisivas, cuando cree que desde un principio su contrario juega con intenciones de hacer tablas.

PARTIDA NÚM. 29

PARTIDA ESPAÑOLA

San Petersburgo, 1914

Blancas: Lasker Negras: Capablanca

1.e4 e5

2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 a6

4.¥xc6 dxc6 5.d4 exd4

6.£xd4 £xd4 7.¤xd4 ¥d6

El alfil está muy bien. Si las blancas llegan al cambio del alfil, con el fin de arrebatar a las negras el arma de los alfiles, acontecerá c7 toma y la situación de los peones negros mejorará.

8.¤c3 ¤e7 9.0−0 0−0

En una partida posterior, Schlechter jugó contra el autor de este libro, ¥d7, mucho mejor y 0−0−0.

10.f4 ¦e8

Era más enérgico ¥c5, lo que Lasker impide por la excelente jugada siguiente:

11.¤b3 f6 Una jugada defensiva innecesaria del todo, pues si e5 sería sólo agradable para las negras, porque reciben las casillas d5 y f5 para sus piezas. Por el juego temeroso de Capablanca, se ve claramente que éste, vista de su buena colocación en el torneo, tira a tablas, lo cual, precisamente en la variante de cambio de la partida española, es lo menos recomendable para ellas.

12.f5

Una sorprendente jugada. A primera vista parece que el peón se quedará atrás y débil la casilla e4. Pero mirando con más exactitud, se ve que esta desventaja es menos evidente, pues en verdad, enfrente hay unas ventajas mayores. En primer lugar, el alfil blanco obtiene más campo de acción (los dos peones blancos colocados en e4 y f5, están en casillas de diferente color al del alfil). E1 alfil negro de dama y el caballo quedan restringidos en su movilidad. Hay que añadir a esto que las blancas dominan ahora continuamente el punto e6, lo que puede resultar una compensación por la debilidad del punto e4.

12...b6 Al tener Capablanca la infeliz idea de apartar el alfil dama de la defensa de la casilla e6, e6 es un punto mucho más débil que el de las blancas e4. Lo más sencillo era el desarrollo de ¥d7, y después ¦ad8. Caso que las blancas continúen en 13. ¥f4, como en la partida, las negras pueden cambiar los alfiles y transportar el caballo por c1 a d3. También es digno de tenerse en cuenta 12...g5, para impedir 13.¥c4 y asegurar la fuerte posición del alfil d6, y si las blancas 13.fxg6 ¤xg6 14.¦xf6, las negras contestan con ¥e5 además ¥xc3 y ¦xe4, recuperando el peón y causando desigualdad de alfiles.

13.¥f4 ¥b7

Las negras debían cambiar. Después 14.¥xd6 cxd6, el peón doblado de las negras queda desdoblado, pero débil el peón d6, lo que es de mucho peso en la balanza dado el desarrollo desfavorable de las negras.

14.¥xd6 cxd6 15.¤d4 ¦ad8 16.¤e6 ¦d7

17.¦ad1 ¤c8 18.¦f2 b5

19.¦fd2 ¦de7 20.b4

Impidiendo la liberación por c5.

20...¢f7 21.a3 ¥a8

69

22.¢f2 ¦a7 23.g4

Nuevamente vemos la partida tipo en aprovechar una ventaja de terreno. El centro está cerrado, y las blancas que disponen de más terreno, preparan la ruptura por el flanco de rey. Las negras intentan la contrarruptura por el flanco de dama, que no tiene éxito. La torre negra no puede accionar en la columna que muy pronto será abierta, y rápidamente retrocede hacia el centro. Más tarde esta columna beneficiará a las blancas. En este caso, es lo que se repite a menudo. Es bien comprensible que en una situación cohibida, se aproveche toda posición de liberación en la ruptura de columnas, pero es a veces mejor dominar esta depresión a la liberación. Si el intento este no aparta la presión del contrario, como sucede por ejemplo con d5 en la variante de Steinitz de la partida española, sino que sólo conduce a la apertura de una columna en un terreno de lucha apartado, vale más pensárselo bien antes. En cambio, si con la apertura de columna se consigue un fuerte contraataque que distrae al contrario de su propio ataque y se le desvía de él, entonces conviene llevarla a cabo. Pero si la apertura de una columna no proporciona un contraataque duradero, tal apertura redundará más bien en beneficio del contrario que dispone de mayor libertad de acción, como sucede en la presente partida.

23...h6 24.¦d3 a5 25.h4 axb4

26.axb4 ¦ae7 27.¢f3 ¦g8 28.¢f4 g6

29.¦g3 g5+ Con tal jugada, las blancas obtienen la decisiva. apertura de la columna h. Era mejor abrir la columna g con 29...gxf5. Si las blancas toman con el peón de rey, entonces las negras mejorarían su situación con d5. Si toman con el peón de caballo de rey, entonces las negras cambian torres y conquistan rápidamente la columna g con la otra torre. Después de la jugada del texto, no es posible descubrir ninguna salvación contra él elegante final de Lasker.

30.¢f3! ¤b6

31.hxg5 hxg5 32.¦h3

Las blancas juegan conformes a su plan de penetración en el flanco de rey. Si 32.¦xd6, las negras conseguirán una fuerte posición con ¦h8, ¤c4.

32...¦d7 Más lógico, pero inferior, era ¤c4. A causa de la censurada apertura de la columna a, el caballo es necesario en b6 para la defensa, como lo demuestra el siguiente giro: 32...¤c4 33.¦h7+ ¢e8 34.¦a1 ¥b7 35.¤c7+ ¢d7 36.¦xe7+ ¢xe7 37.¦a7, y las negras llegan a una desventaja material, porque ¦b8 fracasa por 38.¤a6.

XABCDEFGHY 8l+-+-+r+( 7+-+r+k+-' 6-snpzpNzp-+& 5+p+-+Pzp-% 4-zP-+P+P+$ 3+-sN-+K+R# 2-+P+-+-+" 1+-+R+-+-! xabcdefghy

33.¢g3!

Una fina jugada de preparación para la combinación final. Después de planeado e5, el rey no debe estar expuesto al jaque de alfil por c5.

33...¢e8 34.¦dh1 ¥b7 35.e5! dxe5 36.¤e4 ¤d5 37.¤6c5 ¥c8

Las negras deben dar la calidad, pues si hacen jugadas de torre: 38.¤xb7 ¦xb7 39.¤d6+ y perderían una torre limpia. La desventaja material, juntamente con la posicional, conduce rápidamente al descalabro.

38.¤xd7 ¥xd7 39.¦h7 ¦f8 40.¦a1 ¢d8 41.¦a8+ ¥c8

70

42.¤c5, Abandonan.

PARTIDA NÚM.30

GAMBITO DE DAMA

Moscú, 1925

Blancas: Rubinstein Negras: Lasker

1.d4 d5

2.c4 Si las negras quieren contestar 2...¤f6, como lo suelen hacer jugadores poco prácticos, las blancas, jugando 3.cxd5, consiguen una considerable preponderancia en el centro. Si 3...¤xd5, puede seguir en seguida 4.e4. Aún sería peor 3...£xd5, pues las blancas continuando con 4.¤c3, igualmente conseguirán en breve e4. Resulta de todo esto que las negras han de defender su peón d5 por otro peón y éste sólo podrá ser 2...e6, 2...c6 (gambito de dama rehusado). Parece más natural 2...e6, pues contribuye al desarrollo, mientras que 2...c6, al contrario, ocupa la casilla de desarrollo del caballo de la dama. Si se conoce bien la esencia de la formación de los peones en el juego de peón de dama se encuentra aún otro detalle en contra de la jugada 2...c6. Para facilitar la comprensión, queremos recordar al lector aún no confiado en el juego de peón de dama, una analogía del juego de peón de rey. En aquél, después del cambio exd4, el peón blanco resulta molesto para el juego negro, y éste sólo puede libertarse si logra apartar este peón, lo que, por regla general, se obtiene mediante d5 o f5. En el juego de peón de dama, análogamente el peón d4, estrechará la situación de las negras, y éstas deberán tender a la liberación de su juego, que es poder apartar este peón. Las jugadas liberadoras de las negras, que corresponden a las jugadas d5 y f5 en el juego de peón de rey, son aquí c5 (c6−c5) y e5. La jugada más normal, análoga a d5 en el juego de peón de rey, es c5, pues la casilla c5 está cubierta desde un principio por el alfil de rey de las negras, mientras que la jugada e5 es mucho más difícil, y por eso sólo por excepción, se lleva a cabo, por una parte, porque la casilla e5 desde un

principio, no es dominada por las negras, y por otra, porque las blancas, por el desarrollo natural de ¤f3, lo dominan doblemente. Puesto que en la defensa del gambito de dama se tenderá a la jugada liberadora c5, el jugador experto opina que hacer c6 es perder un tiempo. Cortésmente queremos notificar a los jugadores menos prácticos que después de estas consideraciones es evidente que no conviene obstruir el camino de peón alfil en el gambito de dama, no desarrollando el caballo de dama antes de haber jugado c5. Pues esto sería tan feo como por ejemplo jugar el alfil negro a d6, antes de haber jugado el peón dama. Desde luego, la teoría de aperturas conoce ya la defensa de Tschigorin 2...¤c6 del gambito de dama. La idea de esta defensa es lograr a todo trance y con energía la jugada libertadora e5. Pero si las blancas contestan bien, las negras no lograrán hacer esta jugada, y más tarde tendrán menos probabilidad aún de desahogar su juego. Así es que esta defensa ha pasado ya a la historia. Es comprensible que 2...e6 sea la contestación más usada en el gambito de dama, pero siempre se sigue ensayando c6, pues esta jugada, aunque tenga sus perjuicios, también ofrece algunas ventajas. Los juegos de peón de dama tienen en lo general más carácter de partidas cerradas que los de peón de rey, porque las casillas d4 y d5, desde un principio, están defendidas en mejor forma que e4 y e5 siendo, por lo tanto, más raras las rupturas totales en el centro, en las cuales desaparecen totalmente los peones centrales. Por eso es más importante aquí la diferencia entre un alfil bueno y uno malo. Los alfiles buenos, los que tienen libertad de acción, son aquí los alfiles de rey; los malos, que están limitados en su eficacia por la posición de los peones (blanco d4, e3, negro d5, e6, c6) son los alfiles de dama. El alfil negro de dama en la defensa 2...e6 está encerrado por la cadena de peones, mientras que el blanco con 3.¤c3 ¤f6 4.¥g5 y 5.e3, está desarrollado fuera de la cadena de peones. En verdad las blancas tienen así desde el principio una pequeña ventaja, y el juego de las negras sufre a menudo por el encierro de su alfil de dama, y por eso se ha dicho varias veces que el problema de la defensa del gambito de dama, consiste en el desarrollo del alfil negro de dama. En este problema de alfiles, la defensa 2...c6 es más eficaz que la defensa 2...e6. En primer lugar por 2...c6, el alfil no queda encerrado y se puede

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confiar en poder jugar ¥f5 o ¥g4 antes que se necesite e6. Por otra parte, las blancas deben contar con que después de 2...c6, las negras maten el peón c4 (dxc4) y defiendan luego el peón del gambito con b5. Con tal posibilidad las blancas pueden verse obligadas como, por ejemplo, en esta partida, a defender el c4 mediante e3, antes de poder jugar su alfil de dama que así queda encerrado.

2...c6 3.e3

Para no tener que contar con el embrollo de la aceptación del gambito por dxc4, y para no encerrar el alfil de dama, las blancas suelen a menudo jugar aquí cxd5, pero entonces, después de cxd5, el juego negro es más libre, por la apertura de la columna c.

3...¤f6 4.¤c3 e6

Las negras encierran también su alfil de dama, pues después de 4...¥f5 5.cxd5 y 6.£b3 sería muy incómodo para las negras. El que estudia debe tener en cuenta estas posibilidades de ataque que se ofrecen a menudo después del desarrollo prematuro del alfil de dama negro.

5.¤f3 ¤bd7 6.¥d3 dxc4

Con este cambio y el siguiente avance del flanco de dama de las negras, empieza el sistema de defensa que ha elaborado Rubinstein y empleado por primera vez en el torneo de Merano de 1924. Este sistema de defensa, que hoy día es muy preferido, ha tenido el nombre de "variante de Merano".

7.¥xc4 b5 Rubinstein evita la tan discutida y no del todo aclarada variante principal 8.¥d3, y persigue otro plan puramente posicional: las negras para llegar a un juego libre deberán continuar con c5. Por eso quiere Rubinstein desarrollar su alfil de dama a b2 para que después de c5 dxc5, este alfil domine la gran diagonal abierta. Siendo probable que las negras contestarán a dxc5 con ¤xc5, a fin de no perder un tiempo. Rubinstein

no retira el alfil atacado a d3, sino a e2. Cuenta también con la posibilidad de oponer su alfil de dama negro desarrollado oportunamente a b2, donde éste sería muy fuerte después de c5. Pero según veremos, el plan de Rubinsteia fracasa por una bagatela.

8.¥e2 a6 9.0−0 ¥b7 10.b3 ¥e7

11.¥b2 0−0 12.¤e5

Esto es lo mas consecuente. Después del esperado c5, el alfil blanco de rey debe poder oponerse en seguida al alfil negro de dama. Esto hay que hacerlo, también para que el alfil e2 ceda a la dama su mejor campo de desarrollo, que es e2.

12...c5

13.¥f3 £c7 14.¤xd7 ¤xd7!

¡Excelente! Si las blancas para abrir la gran diagonal al ¥b2 juegan dxc5, entonces las negras toman con caballo y la flaqueza de las casillas d3 y e4 no es nada agradable para las blancas. Por eso se explica la siguiente jugada, cuyo objeto es cambiar también el caballo en c5.

15.¤e4 ¦ad8! El desarrollo natural de las torres era ¦ac8 y ¦fd8.Pero Lasker jugó aquí con exacto cálculo ¦ad8, y pierde a sabiendas un tiempo con la posterior reagrupación de las torres. La idea es esa: una torre debía colocarse en seguida en d8, para impedir la inmediata de blancas dxc5. Pero Lasker no quería jugar ¦fd8, pues se preparaba para retirar la dama b8, a la jugada siguiente, no queriendo entonces encerrar la torre de dama.

16.¦c1 £b8 17.£e2 cxd4

Con el alfil las blancas no pueden tomar bien, pues a 18.¥xd4 seguiría e5. 19.¥b2 (mejor 19.¥c5, pero tampoco satisfactorio); 19...f5; además e4, con ganancia de pieza. Por lo tanto, las blancas están obligadas a jugar 18.exd4, por donde resulta errada la disposición de

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Rubinstein en la apertura. El alfil de dama ya no tiene la bonita perspectiva de conseguir la gran diagonal, más bien este intento queda atajado por el peón aislado d4.

18.exd4 ¦c8 19.g3

En esta situación Rubinstein no puede emprender nada bueno, y trata, por lo tanto, de dar más elasticidad a su posición. La jugada del peón tiene algo en su favor. Por una parte, abre una casilla al rey, lo que en el final con la dama y las torres es muy útil siempre. Por otra parte, facilita al incómodo alfil en f3 un campo para un retroceso eventual a g2 y, finalmente, impide a las negras la penetración hacia f4.La jugada también tiene su lado oscuro, y es la debilidad de la gran diagonal g2−a8, que Lasker aprovecha en seguida.

19...£a8 20.¢g2 ¦fd8 21.¦xc8 ¦xc8 22.¦c1 ¦xc1 23.¥xc1 h6 24.¥b2 ¤b6

25.h3 Rubinstein no se siente a sus anchas en su situación algo mala y juega temoroso. Debía tratar en absoluto 25.¤c5, para conseguir algo de contraataque.

25...£c8 26.£d3

Las blancas están algo peor, no sólo por su peón aislado, sino porque el cambio del ¥f3 por el ¥b7 es inevitable a la larga, a causa del dominio que las negras ejercen sobre la gran diagonal h1−a8. Además, las blancas se quedan con el mal alfil en b2 y el peón d4, cuyo color es idéntico al de su alfil, teniendo ventaja las negras con su buen alfil e7. La casilla d5 es un fuerte puesto para el caballo negro, y en el final para el rey negro. Pero todas estas ventajas serían, sin duda, insuficientes para obtener la victoria. Lasker, sin embargo, encuentra la maniobra que decide todo. En primer lugar provoca con 26...¤d5 la contestación 27.a3, luego retrocede el caballo para dar sitio al alfil (¥d5), para obligar, caso que sea necesario, b4 o

bxa4 por el avance del peón a a5−a4.Los peones blancos del flanco de dama estarán entonces todos en casillas negras desfavorables, y otros campos blancos en la posición blanca llegarán a ser débiles, en especial c4.

26...¤d5 27.a3 ¤b6

28.¢h2 ¡Apuro!

28...¥d5 29.¢g2 £c6 30.¤d2 a5!

El peón debe ir a a4 para el objeto del ataque a3, y también para alejar el peón b3 que defiende el campo c4, abriendo así este punto para la penetración de las figuras negras.

31.£c3

XABCDEFGHY 8-+-+-+k+( 7+-+-vlpzp-' 6-snq+p+-zp& 5zpp+l+-+-% 4-+-zP-+-+$ 3zPPwQ-+LzPP# 2-vL-sN-zPK+" 1+-+-+-+-! xabcdefghy

Sin el cambio de damas, Rubinstein hubiera podido oponer una más larga resistencia. Ahora Lasker liquida la contienda en forma ampliamente calculada. Podría presentarse la situación presente como un estudio de finales: "las negras juegan y ganan".

31...¥xf3+! Alejando el caballo blanco del amenazado flanco de dama. Si hubiera primero cambiado damas entonces en el cambio de alfiles podía tomar el rey.

32.¤xf3 A 32.£xf3 £c2, aún no hubiera acarreado la decisión, a causa de la fuerte contestación

73

33.£c3 Las negras, sin embargo, contestarían a 32.£xf3, con ¤d5, y entonces las blancas contra de la amenaza £c2 no tendrían ninguna defensa más, por ejemplo, 33.£e4 f5; y la dama blanca debe ir de nuevo a f3.

32...£xc3 33.¥xc3 a4

Caso de 34.b4, naturalmente gana ¤c4. Caso de 34.¥a5 (para desviar el ¤ de c4 y entonces se jugaría b4), Lasker tendría la bonita forma de ganar 34...axb3 35.¥xb6 ¥g5!!

34.bxa4 bxa4 35.¢f1

Las blancas se apresuran en acercar su rey. Con 35.¥b4 ¥xb4 36.axb4 a3 37.¤d2 a2 38.¤b3 ¢f8, etc., aún perderían más rápidamente.

35...¥xa3 36.¢e2 ¢f8 37.¢d3 ¤d5 38.¥e1 ¥d6 39.¢c4 ¢e7 40.¤e5 ¥xe5 41.dxe5 ¢d7

42.¥d2 h5 Con 43.¢b5, las blancas podrían ahora conquistar el peón torre; en cambio, su flanco de rey sería perdido. 43.¢b5 a3 44.¥c1 ¤c3+ 45.¢c4 a2 46.¥b2 ¤e4 47.¢b3 ¤xf2, etc.

43.¥c1 ¢c6 44.¥a3 ¤b6+

45.¢d4 ¢b5 46.¥f8 ¤c4 47.¢c3 g6 48.f4 ¤e3

49.¢d3 ¤d5 Amenaza h4. Si las blancas paran con 50.h4, las negras van con su caballo por cualquier camino a f5, y ganan fácilmente. Por eso Rubinstein busca otra salida.

50.¥a3 h4 51.gxh4 ¤xf4+

52.¢e4 ¤h5 Caso de ¤xh3, entonces 53.¢f3, y a consecuencia de ¢g3, ¢f2, ¢g3, ¢f2, el caballo es atacado siempre.

53.¢f3 El último intento debe ser una marcha del rey. ¢f3, g4, g5, h6, h7, g8. Lasker lo impide muy prudentemente.

53...¢c4 54.¥b2 ¢b3 55.¥a1 a3

56.¢g4 ¢c2 57.¢g5 ¢d3!

Para colocar el propio rey en f5 cuando el rey blanco haya ganado el peón alfil. El caballo tiene tiempo para tomar con toda tranquilidad los peones blancos de torre y finalmente también el alfil. Por eso las blancas abandonan.

74

CARL SCHLECHTER Allá por el año noventa del siglo pasado, las teorías de Steinitz no eran aún un bien público, ni siquiera de los maestros ajedrecistas. Así fue que los que las conocían alcanzaban fácilmente a "grandes maestros"; sin dar de sí todo lo que podían, vencían a los más débiles, y entre ellos mismos se limitaban a tablas. Así nació el estilo de aquel tiempo, poco iniciativo y limitado al acecho de las jugadas flojas que hicieran aquellos que no estaban versados en las teorías posicionales de Steinitz. Este estilo llegaba hasta nivelarse con el estilo personal de los maestros, a los que perteneció también Schlechter. En el estudio de sus partidas podemos ver a menudo, a través de la máscara de la epigónica técnica de su tiempo, los interesantes perfiles de su personalidad. Carl Schlechter nació en Viena el día 2 de marzo de 1874. Sus mejores éxitos en torneos fueron: 1900, en Munich, donde compartió el primer y segundo premio con Pillsbury. En 1906 ganó el primero en Ostende; en 1907 obtuvo el segundo en esta misma ciudad. En el año 1908, el primero, segundo y tercero, compartidos en Viena; en Praga, 1908, compartió el primero y segundo. Ganó el primero en Hamburgo en 1910 ; en Carlsbad compartió el segundo y el tercero, en 1911. Ganó en match a Janowski el año 1902 por 6:1 y 3 empates. Tuvo un encuentro con Lasker (en Viena y Berlín) en 1910, y otro contra Tarrasch (Colonia, 1911), quedando empatado. Los resultados fueron por el primero 1:1 con 8 empates, y por el segundo 3:3 y 10 empates. Schlechter murió en Budapest el día 27 de diciembre de 1918, a consecuencia de la mala alimentación que sufrió el centro de Europa durante y después de la primera guerra mundial.

PARTIDA NÚM. 31

GAMBITO DE DAMA

Montecarlo, 1904

Blancas: Schlechter Negras: Marco

1.d4 d5 2.c4 e6

Esta es la contestación más usada en el gambito de dama. Las negras están algo encerradas, en particular porque permanece encerrado su alfil de dama.

3.¤c3 ¤f6 En vez de esta jugada podría probarse en seguida la libertadora 3...c5, que especialmente ha sido recomendada por el Dr.Tarrasch. Felizmente, el ajedrez no es tan fácil como aparenta, y débese jugar más finamente.Después de 3...c5, las blancas con 4.cxd5 puede aislar al peón negro de dama consiguiendo una ventaja en la posición.La justa defensa de las negras consiste más bien en jugar dxc4, y sólo entonces hacer la liberadora jugada c5, e4. Por medio de la jugada c5 se desarrolla el alfil de dama a b7, tal como lo hemos visto en la partida Rubinstein−Lasker. Con el cambio dxc4, las negras aún deben esperar, para que no pueda ocurrir pérdida de tiempo, hasta que las blancas hayan desarrollado su alfil de rey. De otro modo, las negras corren peligro de desventaja de desarrollo en el juego abierto que nacerá en el centro después del cambio de peones. Por eso deben continuar su desarrollo.

4.¥g5 ¥e7 Puede jugarse también 4...¤bd7, porque las blancas no pueden continuar con 5.cxd5 exd5 6.¤xd5?, para ganar el peón a causa de que las negras con ¤xd5 7.¥xd8 ¥b4+, ganarían una pieza.

5.e3 0−0 6.¤f3 ¤bd7

7.¦c1 Después de 7.¥d3, las negras podrían contestar en seguida con dxc4. Con la jugada del texto, las blancas presentan a su contrario un difícil problema, porque como las negras no quieren cambiar en c4 en tanto que las blancas no hayan jugado su alfil, no tienen ninguna jugada buena de desarrollo. De todos modos, las negras pueden calcular que si las blancas no se deciden por ¥d3, tampoco encontrarán muchas jugadas para acelerar su juego.

75

7...a6 En años anteriores se jugaba b6. Actualmente, la continuación usada es de c6. La jugada del texto pareció refutada por esta partida, pero recientemente ha sido nuevamente admitida. Henneberger, el eminente aficionado suizo; la empleó en una partida contra el Dr. Alekhine, el cual le dio ventaja de tiempo, y éste, al jugar su match contra Capablanca, la empleó a su vez, pero seguramente después de un detenido examen.

8.c5 Si las blancas quisieran jugar aquí ¥d3, las negras conseguirían un hermoso juego con 8...dxc4 9.¥xc4 b5; además de ¥b7 y c5. Si las negras, en vez de 7...a6, hubiesen escogido la jugada 7...c6, que es la más usada en esta variante, hubieran tenido un tiempo menos por el peón, que debe ir a c5. En cambio, si después de 7...c6, se hubiese jugado 8.c5, esta jugada de compresión hubiera sido mala, porque las negras, al contestar inmediatamente b6 y eventualmente después de b5, hubieran arrollado el flanco de dama de blancas con a5. Sin embargo, en esta posición las negras no pueden jugar en seguida 8...b6, porque las blancas continuarían con 9.c6 y 10.¤e5.

8...b5 Ahora el juego queda cerrado en el flanco de dama, y las negras padecerán siempre bajo su situación estrechada y su alfil de dama encerrado. Por lo tanto, las negras debían a todo trance de haber jugado a la ruptura antes citada, aunque fuera con pérdida de tiempo, empezando con 8...c6, como preparación para b6.

9.b4 c6 10.¥d3 a5

Las negras pueden abrirse así la columna a. No obstante, con la forma ya dicha (c6, además b6 y eventualmente a5) hubieran llegado a la apertura de la columna b y también a la de a. La experiencia enseña que la columna a sola no da ningún contraataque satisfactorio contra una embestida enemiga en el flanco de rey, porque se encuentra demasiado lejos del campo de

batalla principal. Véase la partida Lasker−Capablanca.

11.a3 ¦e8 12.0−0 ¤h5

Una falta que Schlechter aprovecha en una forma muy bonita para ganar un peón. Las negras debían cubrir antes el peón c6 con ¥b7.

13.¥xe7 £xe7 14.¤e5 ¤xe5 15.¥xh7+ ¢f8 16.£xh5 ¤c4 17.¥d3 £f6

18.¥xc4 bxc4 19.b5 ¥d7

Evidentemente las negras no pueden cambiar, porque el caballo del contrario penetraría hacia d6.Las negras están lógicamente débiles en los campos negros a causa de su alfil malo.

20.bxc6 Con 20.b6, la situación hubiera permanecido tan cerrada, que no sería posible vislumbrar una ruptura ni una decisión por ningún lado. Las blancas se hubieran visto obligadas, lentamente y con mucho trabajo, a dar valor a la preponderancia de sus peones en el flanco de rey.

20...¥xc6 21.¦b1 g6

22.£h6+ ¢e7 Pronto se manifiesta que el rey en el centro, a pesar de los peones que lo guardan, no está en seguridad. Pero con ¢g8 las negras hubieran tenido que abandonar toda esperanza de contraataque.

23.¦b6 ¢d7 24.£h3 £g5

De otro modo hubiera seguido fuertemente 25.£g3.

25.¦fb1 ¦h8 26.£f3 f5

76

XABCDEFGHY 8r+-+-+-tr( 7+-+k+-+-' 6-tRl+p+p+& 5zp-zPp+pwq-% 4-+pzP-+-+$ 3zP-sN-zPQ+-# 2-+-+-zPPzP" 1+R+-+-mK-! Xabcdefghy

Schlechter perfora ahora en sorprendente forma la posesión aparentemente fuerte alrededor del rey negro.

27.¦xc6 ¢xc6 28.¤xd5

Caso de exd5, decide 29.¦b6+ ¢c7 30.£xd5.

28...¦ab8 29.¤f4+ ¢d7 30.¦b7+ ¦xb7 31.£xb7+ ¢e8

32.c6 , Abandonan.

PARTIDA NÚM.32

GAMBITO DE DAMA

Barmen, 1905

Blancas: Schlechter Negras: John

1.d4 d5 2.c4 e6

3.¤c3 f5

La formación de peones que han escogido aquí las negras d5, e6, f5, que quedará terminada en la próxima jugada con c6, se le ha bautizado con el nombre de posición "stonewall" ("muro de piedra"). No sólo es jugada por las negras, sino también por las blancas (formación d4, e3, f4 y también c3). El objeto parece evidente: creación de un fuerte punto de apoyo para el caballo en e4 (en las blancas es el de e5). Preparación de un eventual ataque al enroque con un centro

asegurado, mediante el avance g5 (g4). La debilidad esencial de la formación Stonewall no es tan clara, pero se manifiesta notablemente en el curso de la partida. Consiste en que el alfil de dama que se encuentra detrás de los peones permanece más encerrado todavía que en otras defensas del gambito de dama. Este alfil malo es la señal característica de la presente partida. La formación Stonewall es más aplicable para las que tienen mano que para las negras, porque éstas las más de las veces no tienen tiempo de desarrollar su alfil de dama antes del cierre de la cadena de peones del mismo color.

4.¤f3 c6 5.¥f4 ¥d6

Las negras ofrecen el cambio de su buen alfil con la esperanza de que después de 6.¥xd6 £xd6, con la jugada de ¤bd7, y pronto e5 podrán continuar la liberación de su alfil de dama.

6.e3! Esto impide el intento de las negras. Caso de que éstas cambien a ¥xf4, es evidente que después de exf4, la casilla e5, permanecerá siempre en poder de las blancas. Además, las blancas, en la columna abierta e, ejercerán una fuerte presión sobre e5, y sobre el peón atrasado e6.

6...¤f6 7.¥d3 £c7

Las negras quisieran obligar a ¥xd6, pero Schlechter sigue aferrado en su estrategia.

8.g3! 0−0 9.0−0 ¤e4

Un buen puesto, pero con ser un buen puesto para un caballo, no es ninguna casilla fuerte, porque las blancas tienen a su disposición la jugada f3.

10.£b3 Con esto, las blancas amenazan 11.cxd5, ya que después de exd5 pueden tomar por dos veces en e4, por estar clavado el peón d5. La contestación

77

11...cxd5 queda impedida, pues hay pérdida de pieza por 12.¤b5.

10...¢h8 11.¦ac1 ¥xf4

En consideración de la amenaza 12.cxd5 más 13. ¤b5, las negras pierden la paciencia y hacen a las blancas el favor de abrirles la columna e con este cambio.

12.exf4 £f7 13.¤e5

Contrariamente a e4, véase la nota en la jugada 9; esto será un fuerte puesto. Hemos conseguido una típica posición en la cual las negras, que sólo poseen el mal alfil, están debilitadas en los campos de color negro.

13...£e7 Se esperaría que Schlechter quiera expulsar el caballo del excelente puesto con f3, y conseguir la incontestable señoría sobre la columna e. Por esto, es muy sorprendente, a primera vista, el siguiente cambio. Pero después de la jugada 15 se ve que las blancas en esta forma logran mejor aún su intención de abandonar la columna e, y además, se deshacen de su peón doblado. Tal sistema es aplicable, algunas veces, pero si no se conoce no es fácil de hallar. Sirva esto de información para el jugador que estudia.

14.¥xe4 fxe4 15.f3 exf3

16.¦ce1 £c7 17.£a3

La dama blanca domina desde este puesto los puntos débiles de las negras y dificulta su desarrollo normal. A 17...¤bd7, las blancas con 18.£e7, quedarían con ventaja.

17...¢g8 18.¦xf3 ¤a6

19.b3 La dama ha cumplido su obligación y poco a poco debe ser llevada nuevamente al flanco de rey.

19...£d8

20.c5 ¤c7 21.£b2 ¥d7 22.£c2 £e7

23.¦ef1 ¦ae8 24.g4 ¥c8

25.¦h3 Un momento importante. Las blancas fuerzan con esto g6, creando otra flaqueza de las casillas negras, en particular de f6 y h6.

25...g6 26.b4

Este avance en el flanco de dama resulta sorprendente e inesperado. Es característico del estilo de Schlechter, quien, al igual que más tarde Bogoljubow, gustaba de atacar en forma ancha por todo el tablero. Puesto que las blancas, dada la posición cerrada del centro, tienen más libertad de acción, ventaja que es aumentada por la ineficacia del alfil de dama de las negras, lo mejor que pueden hacer es preparar la ruptura en el flanco, como ya lo vimos en otras partidas. En la presente partida, las blancas preparan la ruptura en ambos flancos para, finalmente, realizarla en aquel flanco donde parece dar mejores resultados, según la defensa que hagan las negras.

26...£f6 27.¦hf3 ¦e7

28.a4 a6 29.¤d1

Las blancas quieren jugar g5, para fortificar el asedio a los puntos f6 y h6. Como preparación, se lleva el caballo hacia e3, porque a la inmediata 29. g5, seguiría £f5.

29...¦g7 30.¤e3 £e7 31.g5 ¥d7

32.¤3g4 ¥e8 33.¤h6+ ¢h8 34.£e2 £d8 35.¤eg4 ¥d7 36.£e5 ¤e8 37.¦h3 £c7

78

XABCDEFGHY 8-+-+ntr-mk( 7+pwql+-trp' 6p+p+p+psN& 5+-zPpwQ-zP-% 4PzP-zP-zPN+$ 3+-+-+-+R# 2-+-+-+-zP" 1+-+-+RmK-! xabcdefghy

Si £e7, gana 38.£b8.

38.¤f6!

La estrategia de las blancas ha conseguido su punto culminante. Las figuras blancas se establecen en todas las casillas flojas de la posición negra.

38...£xe5 Las negras no pueden esquivar el cambio de damas; pues si £d8; 39.¤xh7! y ganan.

39.fxe5 ¦e7 40.¦hf3

Las negras deben cambiar ahora el ¤, pues de otro modo con 41.¤xd5! fuerzan el mate.

40...¤xf6 41.¦xf6 ¦xf6

42.exf6 Nuevamente las blancas han ganado la casilla e5, donde puede situarse en primer lugar el caballo, y en el final también el rey.

42...¦e8 43.¤f7+ ¢g8 44.¤e5 ¦d8

45.¢g2 Antes de la ruptura decisiva, las blancas acercan su rey lo más posible, para poder ganar el final con seguridad. Este método es característico del aprovechamiento de la ventaja de terreno en aquellas partidas que no se hayan decidido ya por ataques anteriores.

45...¢f8

46.h4 ¥e8 Las negras conducen su alfil a la defensa contra la ruptura con h5, en el flanco de rey. Por esto, Schlechter escoge la posibilidad de la ruptura en el flanco de dama, ya preparada a media partida.

47.¢f3 ¥f7 48.¢f4 ¢e8 49.¦b1 ¢f8

50.b5 Conscientes de su situación desesperada, las negras abandonaron la partida. La continuación, en la cual el punto e5 es la clave de penetración del rey blanco y demás piezas, hubiera podido ser así: 50...axb5 51.axb5 ¥e8 52.bxc6 ¥xc6 53.¤xc6 bxc6 54.¢e5, etc.

PARTIDA NÚM. 33

GAMBITO DE DAMA

Viena, 1915

Blancas: Schubert Negras: Schlechter

1.d4 d5 2.¤f3

Esta jugada puede servir de introducción a varios sistemas de desarrollo, menos usados en el gambito de dama. Sólo aquí la jugada característica de este gambito c4, se hace un poco más tarde.

2...c5 Las negras juegan también gambito de dama y consiguen con ello un juego libre. No es aconsejable para las blancas que tome el peón del gambito con 3.dxc5, y en todo caso, es imposible conservarlo.Pero aunque las negras consigan un libre juego, al jugar de esta forma, la jugada es sospechosa. El estudio de las aperturas nos enseña la regla general de que las negras, en virtud de que son segunda mano, si las blancas juegan bien, aquéllas no pueden igualar el juego del todo. Tienen la elección de dos males: deben de contentarse con una situación cohibida, pero firme, que es la

79

desventaja de terreno, o hacer prematuramente la liberadora jugada c5, que evita la cohibida situación, y en este caso las blancas siempre lograrán crear puntos débiles en la posición contraria de peones. Tarrasch considera que es mejor crearse un libre juego de figuras, aun a costa de alguna flaqueza. Conforme a este principio, en la partida española, recomienda la defensa de 3...a6 4.¥a4 ¤f6 5.0−0 ¤xe4; en el gambito de dama lo más pronto posible, c5, ya sea como aquí, en la segunda jugada, o bien si las blancas juegan 2.c4, después de 2...e6 y 3.¤c3, en la tercera jugada. Hoy día, el parecer casi general es que son más factibles de defensa las posiciones cohibidas que los puntos debilitados; y las defensas recomendadas por Tarrasch han caído en desuso.

3.c4 e6 Aquí las negras tienen aún ocasión de evitar el aislamiento de su peón de dama y de conseguir posición simétrica, jugando 3...cxd4 4.cxd5 ¤f6! (no 4...£xd5, porque las contrarias conseguirán una gran ventaja de desarrollo con 5.¤c3); Pero como que el juego es muy abierto, la ventaja es mayor aún para los que salen (blancas), así es que esta forma de jugar no es recomendable para las negras.

4.cxd5 exd5 5.¤c3 ¤f6

Ahora las negras tienen el célebre peón aislado de dama, del cual tanto ya hemos escrito. En lo general un peón del centro en la 4.ª línea es una ventaja, porque en la lucha para el predominio del centro, coopera como un soldado más especialmente porque crea los puestos avanzados de caballo e4 y c4. Sobre este particular pueden compararse las anteriores sobre la mayor fuerza del peón e4, enfrente del peón d6 en la defensa Steinitz de la partida española. Pero el peón d4 no sólo tiene la ventaja de ser un peón central, sino también la desventaja de estar aislado. Por otra parte, esto significa que las figuras negras estarán siempre sujetas a defensa, y por otra, que la casilla de enfrente del peón, por lo tanto, la casilla d4, es un punto muy fuerte para las blancas. Este puesto será más fuerte para las blancas que los puestos e4 y c4 para las negras, porque las

piezas negras en estos puestos pueden ser expulsadas por f3 y, respectivamente, por b3. Si se valora ventaja y desventaja, se puede aceptar que en tales circunstancias el peón aislado del centro, antes que una fuerza, es más bien una flaqueza. Pero no se le puede menospreciar. Coopera al ataque ventajosamente, cuando la posición de las piezas negras es buena. De esto resulta que bajo pérdida de tiempo no se juegue al aislamiento de un peón central del contrario. Pero en la situación presente, el aislado peón de dama seguramente es perjudicial.

6.g3 Este fianchetto del alfil de rey, adaptado a la posición, fue jugado primero por Schlechter y elaborado especialmente por Rubinstein. En lo general, esta forma de juego se llama variante de Rubinstein del gambito de dama, y vale tanto hoy día como la refutación de la defensa de Tarrasch, c5.

6...¤c6 7.¥g2 ¥e6 8.0−0 ¥e7

9.¥g5 El alfil no está bien aquí, porque el peón g3 le quita las posibilidades de retroceso. La explotación mejor de la debilidad del peón aislado no consiste en el ataque al mismo peón (como, por ejemplo, ¥g5), sino como ya se menciona por muchas veces, en el dominio del fuerte puesto delante del peón d5. Por esto, Bogoljubow recomienda la forma de desarrollar b3 y ¥b2, pero la más fuerte es la que proviene del autor de esta obra: 9.dxc5 ¥xc5 10.¤a4 ¥e7 11.¤d4.

9...0−0 10.dxc5 ¥xc5 11.¦c1 ¥e7 12.¤d4 h6

Con esto las negras aprovechan la mala situación del ¥g5. Si las blancas no lo quieren cambiar, por la causa de que el desarrollo del contrario quedaría favorecido, deben retirarlo a e3.

13.¥e3

80

XABCDEFGHY 8r+-wq-trk+( 7zpp+-vlpzp-' 6-+n+lsn-zp& 5+-+p+-+-% 4-+-sN-+-+$ 3+-sN-vL-zP-# 2PzP-+PzPLzP" 1+-tRQ+RmK-! Xabcdefghy

13...¤g4!!

Eso parece que sea un error, porque las blancas pueden ganar dos peones. En el fondo, la jugada no es más que la introducción de una combinación muy bien pensada.

14.¤xe6 Las blancas deben aceptar la combinación, pues de otra manera caen en desventaja posicional.

14...fxe6 15.¥h3 ¤xe3

16.¥xe6+ ¢h8 17.fxe3 ¥g5

Las blancas ahora no pueden cubrir el peón e3 por 18...£d6, pues las negras ganarían con ¦e8.

Están forzadas en tomar el peón d5. El cambio de 18.¦xf8+, esencialmente no hubiera cambiado la situación. (Véase la nota a la jugada 22 de las blancas.)

18.¤xd5 £d6 19.¥h3 ¦xf1+ 20.¢xf1 ¦d8

Esta decisiva traba es la meta de la combinación de Schlechter.

21.¥g2 ¤e7 22.h4

Si 22.¤c3 £f6+ ganan. Si en la jugada 18 las blancas hubiesen cambiado las torres f8, su rey estaría en g1, y por lo tanto, la jugada 22, por la contestación ¥xe3+ ¤c3 tampoco podría hacerse.

22...¤xd5 23.¥xd5

A 23.£xd5 ¦f8+ y ganan.

23...¥xe3 24.¦c3 £xg3 25.Rinden.

81

HARRY NELSON PILLSBURY Harry Nelson Pillsbury nació el día 5 de diciembre de 1872 en Sommerville (Estados Unidos). A la edad de dieciséis años aprendió el juego de ajedrez. Era el año 1895 cuando tomó parte por primera vez en un torneo internacional en Hastings, y delante de los grandes maestros de su tiempo, como Tschigorin, Lasker, Tarrasch, Steinitz, etc., consiguió el primer premio. Aunque Pillsbury en los demás torneos no encontraba quien le venciera, éste su primer éxito fue también el mayor de su carrera. En Munich, 1900, también llegó a la cima, partiéndola con Schlechter. En los años siguientes los resultados que obtuvo fueron menoscabados a causa de la tuberculosis pulmonar que padecía, a consecuencia de la cual murió en el año 1906, a los treinta y cuatro años de edad. De entre todos los maestros de su tiempo, amparados en las enseñanzas de Steinitz y Tarrasch, la personalidad de Pillsbury se destaca por su energía y su apasionado deseo de vencer. El tipo ideal de la partida ganada con maestría era en aquel entonces la partida cerrada, en la cual los defectos de la apertura, o bien otras equivocaciones del contrario, eran aprovechadas para su progresivo encierro. Luego seguía, en general, mediante un ataque de peones en un flanco, la bien preparada ruptura que abría el juego y daba la victoria a aquel que tuviera mejor desarrolladas sus piezas. Dentro de este marco, la ruptura que cambiaba el juego cerrado en abierto era la parte que brindaba mayor lucimiento a la individualidad, a la potencia de iniciativa del jugador. Tal ruptura no sólo podía lograrse por el avance sistemático de peones, con cambios obligados, sino también por sacrificios de peones y hasta piezas, y a menudo estas rupturas violentas son el único medio de evitar la paralización del juego y las tablas. Este fue el terreno donde Pillsbury, con su voluntad y su fuerza combativa, pudo crear bellezas inolvidables en este juego, donde su personalidad sobresalía por encima del ambiente de su época. EJEMPLOS DE RUPTURAS INTERESANTES Todos conocemos los dramas peliculeros americanos donde corre peligro de vida, ya sea el

héroe, ya sea la heroína, mientras al propio tiempo principia una acción de salvación. El público sigue la acción y la contracción con el alma en un hilo, en la impresión de que la salvación llegará tarde. Sólo en el último momento, cuando se hubiera abandonado toda esperanza, la situación se aclara. Tal drama excitante lo podremos ver en la partida que sigue (Hastings,1895). Después de la jugada 28 de las blancas quedó la siguiente posición:

Negras: Tarrasch XABCDEFGHY 8-+-+rsn-mk( 7+-+-tr-zpp' 6p+q+-zp-+& 5+-+l+P+-% 4-zppzPptR-wQ$ 3+-+-zP-+-# 2PzP-+NsNPzP" 1+-+-+RmK-! xabcdefghy

Blancas: Pillsbury

Tarrasch jugó

28...£a4 Que parece decisivo, porque después de 29.¤c1 £c2, el flanco blanco de dama quedaba tomado. Pero Pillsbury ató a su contrario por medio de:

29.¤g4 Amenazando el sacrificio de caballo en f6 y provocó la jugada de apoyo ¤d7.

29...¤d7 30.¦4f2

No pudiendo las negras jugar £xa2, pues las blancas ganarían con la continuación: 31.¤f4 ¥f7 32.¤g6+ ¥xg6 33.fxg6 ¤f8 (si 33...h6 34.¤xh6 gxh6 35.£xh6+; 36.¦f4) 34.¤xf6 gxf6 35.¦xf6 ¢g8 36.¦f7, etcétera. Por esto siguió:

30...¢g8

82

Con esto Pillsbury ganó tiempo para prevenir lo más peligroso con:

31.¤c1 pues ahora ha quedado impedido £c2. ¿Será esto de utilidad duradera? Las negras continuaron su ataque al flanco de dama con:

31...c3 32.b3 £c6

Amenazando destruir el flanco de dama y ganar fácilmente con a5, a4, axb3, ¦a8 y ¦a3. Contra esto, ¿qué pueden hacer las blancas? La defensa, en vista de los fuertes peones pasados de las negras, parece ser de poco éxito a la larga. Por eso Pillsbury inicia ahora su contraataque contra el flanco rey negro.

33.h3 Pillsbury ha calculado con exactitud matemática el tiempo que tiene a su disposición, y con toda tranquilidad prepara su acción.

33...a5 34.¤h2

A los que siguen la partida en el tablero creen ver cercano el peligro en el flanco de dama, y les atormenta esta jugada, que les parece lenta en extremo.

34...a4 35.g4 axb3

36.axb3 ¦a8 37.g5 ¦a3

38.¤g4 ¥xb3 Podría creerse ahora que las blancas están perdidas, que la salvación llega tarde, pero en el último instante sobreviene la catástrofe, que extermina las triunfantes fuerzas negras.

39.¦g2

No sólo amenaza gxf6, sino también ¤xf6.

39...¢h8 40.gxf6 gxf6

Si ¤xf6, 41.¤e5, lo decide todo.

41.¤xb3 ¦xb3 42.¤h6 ¦g7

La única jugada.

43.¦xg7 ¢xg7

Mientras las negras amenazan c2 y c8 parece que el ataque de las blancas llega a su fin. Pero ahora, precisamente en el último momento, viene la catástrofe preparada ya de largo tiempo.

44.£g3+ ¢xh6 45.¢h1

Amenaza ahora 46.¦g1. Las negras sólo pueden prevenir el amenazado mate, con grandes sacrificios.

45...£d5 46.¦g1 £xf5

47.£h4+ £h5 48.£f4+ £g5 49.¦xg5 fxg5 50.£d6+ ¢h5

Sólo así puede jugar el rey, pues las blancas, o toman el caballo con jaque o amenazan de mate, por lo tanto no hay tiempo para c7.

51.£xd7 y ganaron.

Negras: Lasker XABCDEFGHY 8r+-wqk+-tr( 7+p+l+p+-' 6-zP-+p+p+& 5zp-+pzP-+p% 4n+-sN-zP-+$ 3vl-+PvL-+-# 2-+-+NwQPzP" 1+R+-+RmK-! xabcdefghy

Blancas: Pillsbury

En el torneo de Nuremberg 1896, a la jugada 20 de las negras, consiguióse la anterior situación. En el flanco de dama las negras tienen ventaja. En el de rey, por la cadena de peones g6 y h5 están impedidas las posibilidades de ruptura con g4 y f5. Por otra parte, también hay que decir que la situación de las negras está agujereada en

83

este flanco, tanto que en estas circunstancias una acción de las blancas que ocasionara la ruptura sería de graves consecuencias. Pillsbury tenía la necesaria osadía, energía y fantasía para conceptuar una ruptura tal y llevarla victoriosamente a cabo.

21.f5! gxf5 22.¤f4 h4

Para impedir £g3 y £g7.

23.¦a1 ¥e7 24.¦xa4

Con este sacrificio de calidad, las blancas desvían el ¥d7 de la protección que da al flanco de rey.

24...¥xa4 25.¤dxe6 fxe6

26.¤xe6 Caso que las negras retiren la dama atacada, tal vez a £c8, entonces sigue 27.£xf5 con lo que se completa la ruptura y derrumba toda la posición de las negras la cual, como es fácil comprobar, a pesar de su ventaja material no tiene defensa. Lasker prefirió perder la dama y jugó 26.¥d7 lo que bien puede prolongar la partida, pero nunca salvarla.

Negras: Gunsberg XABCDEFGHY 8r+lwq-trk+( 7+-+-+-vlp' 6p+-+pzpp+& 5+p+n+-+-% 4-+-zP-zP-+$ 3+LzPN+R+-# 2P+-vLQ+PzP" 1+-+-+RmK-! xabcdefghy

Blancas: Pillsbury

En la precedente posición, que se planteó en una partida del torneo de Montecarlo, 1902, Pillsbury introdujo la ruptura con el mismo sacrificio de peón, tal como en la partida anterior.

19.f5 gxf5 20.¦h3 ¦f7

21.£h5 ¥f8 22.¦xf5! exf5 23.¤f4 ¥b7 24.¦g3+ ¥g7

Si ¦g7, ganan las blancas con 25.¤e6 £d7 26.¤xg7 ¥xg7 27.¥h6. Si las negras, en vez de esta variante, hubiesen jugado 25...£e7, las blancas hubieran continuado en la jugada 27.£xf5 .

25.¦h3

En vez de esto, las blancas ya podían ganar aquí con 25.£xf5, análogo como en la partida: Si 25...£d7, seguiría 26.¤xd5 £xf5 27.¤e7+ ¢h7 28.¤xf5 y las negras deberían perder la calidad, porque su torre, colocada en la fila séptima, queda atacada siempre y las negras quedan en desventaja de posición y con un peón de menos. Puesto que Pillsbury seguramente ha visto esta continuación y la escoge en la próxima jugada, débese a suponer que por la repetición de ésta quiso ganar tiempo o bien dar a su contrario la oportunidad de jugar por impedir la repetición y con ello empeorar aún más su posición.

25...¥h8 26.£xf5 £d7

27.¤xd5 ¥xd5 Si £xf5 28.¤e7+ ¢f8 29.¤xf5 ¦c3; y gana en seguida con 30.¦g3.

28.£xd5 £xd5 29.¥xd5

y por su preponderancia de peones en el final, las blancas ganan.

PARTIDA NÚM. 34

GAMBITO DE DAMA

Paris, 1900

Blancas: Pillsbury

Negras: Marco

1.d4 d5 2.c4 e6

3.¤c3 ¤f6 4.¥g5 ¥e7

84

5.e3 0−0 6.¤f3 b6

Este desarrollo de alfil de dama al flanco era la defensa más usada en aquel entonces. Hoy día se halla en desuso, aunque no haya sido refutada del todo. De todas maneras es dudoso el orden de jugadas que aquí han elegido las negras. Antes de jugar b6, y acaso antes del enroque, es mejor ¤bd7, porque las blancas podrían iniciar un peligroso ataque con la continuación que empleó Marshall en este mismo torneo (véase el respectivo capítulo), 7.cxd5 exd5 8.¥xf6 ¥xf6 9.¥d3 ¥b7 10.h4! (amenaza el conocido sacrificio de alfil en h7). Obsérvese además que después de 5...¤bd7 (en vez de 0−0), 6.¤f3, el desarrollo inmediato del flanco con b6, antes del enroque, sería una señalada falta, como lo prueba la partida miniatura de Pillsbury en el torneo de Londres de 1899:

Blancas: Pillsbury

Negras: Lee

1.d4 d5 2.c4 e6

3.¤c3 ¤f6 4.¥g5 ¥e7 5.e3 ¤bd7 6.¤f3 b6?

7.cxd5 exd5 8.¥b5 ¥b7 9.¤e5 0−0

10.¥c6 ¥xc6 11.¤xc6 £e8

12.¤xe7+ £xe7 13.¤xd5

Las blancas han ganado un peón, que las negras quieren recuperar en sus próximas jugadas, pero sólo aceleran la pérdida de la partida. 13...£e4 14.¤xf6+ gxf6 15.¥h6 £xg2 16.£f3!!

Y sigue la partida Pillsbury−Marco

7.¥d3 ¥b7 8.cxd5

Este cambio se hace siempre si las negras han "fianchettado" su alfil de dama, para no tener que contar siempre con la liberación de este alfil mediante exd5. Naturalmente las negras deben

decidirse a retomar el peón, bloqueando su alfil, de lo contrario las blancas podrán en breve jugar e4 y crearse así un centro muy fuerte.

8...exd5 9.¤e5

Esta situación de caballos, que en la próxima jugada f4 quedará consolidada, es la introducción del célebre ataque de Pillsbury, que este maestro ha llevado a cabo con brillante estilo en muchas partidas. Después del examen verificado por Teichmann poco después de la muerte de Pillsbury, es muy cierto si este ataque es correcto. Hoy en día se suele combatir el desarrollo del flanco de alfil con un contraataque posicional en el flanco de dama. (Véase la partida 38: Marshall−Kline).

9...¤bd7 10.f4 c5

Las negras juegan para crearse una superioridad de tres peones contra dos en el flanco de dama por c4, mientras que es mermada la superioridad blanca en el flanco de rey por el peón atrasado, que queda en e3. En numerosas partidas, Pillsbury ha demostrado que mientras las negras buscan ventajas en el flanco de dama, las blancas en el flanco de rey sobradamente consiguen un fuerte ataque. La idea del contrajuego, recomendado por Teichman, consiste en un ataque directo contra el peón blanco atrasado; así: 10...¤e1, le obliga a las blancas a cambiar en e7. Entonces las negras abren la columna e mediante ¤xe5 fxe5, f6.

11.0−0 c4 12.¥c2 a6

Las negras preparan el avance de sus peones del flanco de dama, pero antes de que esto suceda el ataque blanco se hace irresistible.

13.£f3 b5 14.£h3 g6

85

XABCDEFGHY 8r+-wq-trk+( 7+l+nvlp+p' 6p+-+-snp+& 5+p+psN-vL-% 4-+pzP-zP-+$ 3+-sN-zP-+Q# 2PzPL+-+PzP" 1tR-+-+RmK-! xabcdefghy

Ahora viene una ruptura típica estilo Pillsbury, la cual arruina con sorprendente rapidez la situación de las negras.

15.f5 b4

16.fxg6 hxg6 17.£h4! bxc3

18.¤xd7 £xd7 19.¦xf6 a5

Para posibilitar la defensa ¦a6, que llega tarde.

20.¦af1 ¦a6 21.¥xg6! fxg6 22.¦xf8+ ¥xf8 23.¦xf8+ ¢xf8 24.£h8+ ¢f7

25.£h7+ , Abandonan.

86

segunda parte MAESTROS DE HOY

87

PROLOGO

La razón de ser de este método está basada en la creencia de que ninguna actividad intelectual puede ser

bien comprendida a no ser que hayamos pasado a través de las diferentes fases de su desarrollo histórico,

aunque sea de un modo general. En la primera parte hemos intentado describir a los viejos maestros y sus

ideas. Sin embargo, no debe entenderse que nuestro objetivo fue hacer una completa historia del ajedrez,

ya que hemos omitido a una serie de antiguos maestros de primera magnitud, tales como Staunton,

Paulsen, Zuckertort, Bird, Blackburne, Tschigorin, Burn y otros. En cambio, nunca hemos perdido de

vista el hecho de que estamos escribiendo un libro de enseñanza y ninguno de los maestros, arriba

mencionados, a pesar de sus grandes éxitos y valiosas ideas, fundaron escuela duradera de jugadores; el

desarrollo del ajedrez no siguió el camino indicado por ellos. Blackburne y Tschigorin, por ejemplo,

fueron los antípodas de Steinitz y su concepción del juego de ajedrez. Esto no implica, naturalmente, una

condenación de tan notables maestros; es un hecho histórico imputable parcialmente a la circunstancia

ajena de que Steinitz ostentase el titulo de Campeón del Mundo. Y debe ser así si consideramos que la

presente generación de maestros de ajedrez, en muchas de sus ideas, se acerca a aquellas de Tschigorin y

también a algunas de las aperturas del repertorio de tan gran maestro -su defensa en el Ruy López, por

ejemplo-, las cuales están otra vez de moda.

Antes hemos hecho una selección entre los antiguos maestros y estudiamos solamente a aquellos que, en

nuestra opinión, influyeron en la evolución del ajedrez. Pero ahora no nos consideramos tan competentes

para hacer una selección similar entre los maestros que son más prominentes en nuestros días. En esta

segunda parte, por lo tanto, presentaremos a todos aquellos maestros que han obtenido éxitos de primera

clase en los años recientes, y hemos realizado grandes esfuerzos para ser objetivos y hacer justicia a sus

ideas, aunque no estén de acuerdo con las muestras.

EL AUTOR.

88

GEZA MAROCZY Géza Maróczy nació el 3 de marzo de 1870, en Szeged (Hungría). Durante varios años se dedicó a estudios técnicos y matemáticos. Aprendió a jugar al ajedrez a la edad de quince años, y pronto adquirió la pericia de un maestro en lucha con los mejores jugadores de Budapest, pero no obtuvo el reconocimiento oficial como jugador de calidad hasta el torneo internacional principal de Hastings, en 1895. Desde aquella época hasta 1908 Marózcy tomó parte en la mayoría de los grandes torneos internacionales, figurando siempre entre los vencedores premiados, excepto en el torneo Gambito−Viena, de 1903. En el período comprendido entre el torneo de Montecarlo, de 1902, hasta el de Viena, de 1908, inclusive, Maróczy fue el jugador de más éxito, no alcanzando nunca un lugar inferior al segundo puesto, con la excepción más arriba anotada. Ganó el primer premio en Montecarlo, 1902; Montecarlo, 1904 ; Ostende, 1905 ; Barmen, 1905 (compartido con Janowski), y Viena, 1908 (compartido con Duras y Schlechter). A partir de 1908, Maróczy tomó parte pocas veces en torneos internacionales. Cuando terminó la primera gran guerra volvió a jugar, y una vez más pudo alcanzar altos honores al compartir los tres primeros premios con Alekhine y Bogoljubow en el torneo de Carlsbad, de 1923. Los estudiosos del ajedrez no hallarán con frecuencia mención de las partidas de Maróczy en los manuales de uso corriente, porque, en general, no son brillantes partidas de ataque. Es en la defensa donde reside principalmente su fuerza y, como se podía esperar de tan hábil vencedor de torneos, en sus finales de partida. La habilidad defensiva de Maróczy ha tenido una gran influencia en el descrédito sufrido por diversas vigorosas pero no verdaderamente sólidas aperturas que habían estado en boga en otra tiempo, y, por otra parte, ha contribuido a hacer más general el uso de ciertas defensas cerradas −la Francesa y la Siciliana−, que antes no habían gozado el favor de los maestros, debido a la demanda que de ellas hace el jugador defensivo.

PARTIDA NÚM. 35

GAMBITO DANES

Montecarlo, 1902

Blancas: Mieses Negras: Maroczy

1.e4 e5

2.d4 exd4 3.c3

El llamado "Gambito Danés", que no es muy usado por los maestros de hoy. Es dudoso si el sacrificio de peón es correcto y, además, es ineficaz si las negras rehusan el ofrecimiento y juegan posicionalmente. Porque, ¿cuál es el propósito de 3.c3? Evidentemente, intentar una concentración de peones en el centro por cxd4. Pero las negras pueden prevenir esto fácilmente continuando su desarrollo, al replicar con 3...d5! Después de 4. exd5 £xd5 5.cxd4, las blancas tienen el peón de dama aislado en lugar de la intentada concentración de peones en el centro; la ventaja de la apertura no existe y ha de esperar para atacar. Además, en lugar de 4...£xd5, las negras podían todavía jugar mejor 4...¤f6 y ¤xd5, para prevenir el ataque a que está expuesta la dama en d5.

3...dxc3 4.¥c4

Este ulterior sacrificio es el único sólido y usual procedimiento.

4...cxb2 5.¥xb2 d6

Schlechter recomienda la excelente defensa que sigue: 5...d5 6.¥xd5 (Si 6.exd5, las negras continúan con ¤f6, y mantienen su superioridad de peones sin ninguna dificultad especial) 6...¤f6 7.¥xf7+ ¢xf7 8.£xd8 ¥b4+, lo cual da una igualdad material, si bien las negras tienen la ventaja debido a su superioridad de peones en el flanco de dama.

6.¤e2

89

Es difícil determinar qué jugada ofrece las mejores perspectivas de ataque. Además del movimiento indicado, han sido también ensayados 6.¤f3, 6.£b3 y 6.f4.

6...¤c6 7.0−0 ¥e6 8.¥d5 ¤f6 9.£b3 £c8

10.¤f4 ¥xd5 11.exd5 ¤e5

Un típico ejemplo de correcta defensa contra el juego de Gambito. Las negras no intentan mantener su superioridad de peones, sino que dan a las blancas la oportunidad de recuperar primero uno de los peones y luego el otro. Pero el tiempo que emplean las blancas en recuperar sus peones lo utilizan las negras para completar su propio desarrollo, de tal manera que finalmente se convierten en atacantes. Esto no es accidental, sino, como más arriba se dice, típico, pues es fácil de ver que, como regla general, se gana un tiempo al sacrificar un peón y continuar el desarrollo. Por otra parte, se perderían varios tiempos en recuperarlo.

12.¦e1 ¥e7 13.¥xe5 dxe5

14.¦xe5

XABCDEFGHY 8r+q+k+-tr( 7zppzp-vlpzpp' 6-+-+-sn-+& 5+-+PtR-+-% 4-+-+-sN-+$ 3+Q+-+-+-# 2P+-+-zPPzP" 1tRN+-+-mK-! xabcdefghy

14...£d7!

Las negras devuelven su segundo peón. Pero después de 15.£xb7 0−0, las blancas estarían en muy mala posición. Mieses, por ello, ataca el otro peón de caballo, lo cual no mejora la situación. Maróczy se decide a enrocar largo y a no defender el peón.

15.£g3 0−0−0!

16.£xg7 Ambos bandos están ahora iguales de material, pero las piezas blancas no tienen una organización efectiva. E1 flanco de dama de las mismas está sin desarrollo. Aquí el viejo aforismo subsiste al afirmar que, cuando un ataque ha sido rechazado, el contraataque es doblemente decisivo.

16...£d6 17.£g5

Forzada, porque después de 17.¦f5, el vigoroso movimiento £b4 vencería toda resistencia. A 17. ¤d3, la más simple réplica de las negras sería ¤d7 y ¥f6.

17...¦he8 Las negras amenazan ¤d7 y las blancas no pueden impedir por más tiempo la pérdida de la calidad.

18.¤d2 ¤d7 19.¦xe7 £xe7

Naturalmente, la partida es de las negras de todas formas; no obstante, la vigorosa conclusión que imponen es notable.

20.£g3 £b4 21.¤f3

Unicamente con 21.¤f1, podían las blancas haber evitado la pérdida de una pieza.

21...¦g8 22.£h4

Naturalmente, a 22.¤g5, habría seguido h6.

22...£c3 23.¦b1 £xf3

y ganan.

90

PARTIDA NÚM. 36

DEFENSA SICILIANA

Scheveningen, 1923

Blancas: Maroczy Negras: Euwe

1.e4 c5

2.¤f3 ¤c6 3.d4 cxd4

4.¤xd4 ¤f6 En la Defensa Siciliana, las negras eligen el peor desarrollo, como ya hemos dicho, en la confianza de ganar más tarde la ventaja de posición por medio de su superioridad de peones el centro y de una presión sobre la columna c. Por esta razón, 4...¤f6 es la jugada indicada para provocar 5.¤c3, puesto que de otra forma las blancas podrían jugar 5.c4!, logrando una fuerte posición que convertiría en ilusorias las esperanzas de las negras.

5.¤c3 d6 Antiguamente era costumbre jugar en esta posición 5...e6, seguido de d5, con objeto de acentuar la superioridad de peones en el centro. De tal suerte, se jugaba 5...e6, seguida inmediatamente de 6...d5. Pero el resultado de esto fue una partida abierta con el peón d negro aislado, lo cual no está de acuerdo con el carácter cerrado de la Defensa Siciliana. Actualmente, este avance no es tan rápido, y se da preferencia a la llamada variante "Scheveningen", la cual fue usada por primera vez en esta partida por Euwe. Después de 5...e6, el juego se desarrolla como sigue: 6.¤db5 ¥b4! 7.a3 (7.¤d6+ ¢e7!, termina el breve ataque con una permanente desventaja de posición.) 7...¥xc3+ 8.¤xc3 d5 9.exd5 exd5 10.¥d3 0−0 11.0−0, y las blancas tienen una excelente partida. Similar a la Variante Scheveningen es la de Paulsen, la cual fue usada frecuentemente en el pasado: 1.e4 c5 2.¤f3 e6 3.d4 cxd4 4.¤xd4 a6 y £c7, con lo cual las negras aplazan los detalles del desarrollo de su lado de dama. Este método fue eficaz mientras las blancas continuaban el desarrollo simple de sus piezas con 5.¤c3. Pero jugando posiciones −véase el comentario a la

jugada 4 de esta partida− 5.c4! Jugada efectuada por primera vez por el autor contra Tartakower (Mannheim, 1914), da a las blancas la superioridad de tal manera que la variante Paulsen es raramente jugada hoy día. Por ello, la Variante Scheveningen puede significar un mejoramiento y modernización del viejo método de Paulsen.

6.¥e2 e6 Desde la partida Lasker−Napier, ya conocemos la jugada 6...g6, la cual tiene la desventaja, sin embargo, de dejar demasiado espacio en el medio juego a las blancas, ya que después del desarrollo del alfil por g7 la jugada e6 debilita extraordinariamente el peón de dama negro y la casilla d5 negra será un punto fuerte para las blancas.

7.0−0 ¥e7 8.¢h1

Maróczy, que frecuentemente jugó la Defensa Siciliana, también sabe cómo atacarla posicionalmente. Las negras esperan atacar ocupando la columna de c con una pieza mayor y entonces llevar el ¤ a e5 y c4 o ¤ a a5 y c4. Maróczy va ahora a impedir esto; primeramente, con f4 evita el salto del ¤ a e4. Pero como inmediatamente 8.f4 sería contestado con £b6, la jugada preparatoria 8.¢h1 es necesaria.

8...0−0 9.f4 £c7 10.¤b3

Impidiendo al ¤ negro llegar a c4 por a5.

10...a6 11.a4

Todas las esperanzas negras de presionar al lado de dama están ahora destruidas, y las blancas tienen la ventaja, debido a la superior posición de sus piezas. Como Euwe manifestó más tarde, el enroque no era la buena continuación para las negras. Debió jugar 8...a6 inmediatamente, y entonces el blanco no habría podido evitar las jugadas b5, ¤a5 y ¤c4.

11...b6 12.¥f3 ¥b7

91

13.¥e3 ¤b4 Las negras necesitan jugar d5, como se puede comprender, pues de otra manera su partida es demasiado restringida. Pero aquí, como generalmente ocurre en tales posiciones de la Defensa Siciliana, d5 no es bueno si las blancas pueden replicar con e5. Las blancas dominarían en el lado de rey y tienen un prometedor ataque, y en el lado de dama las negras pueden hacer poco, debido al dominio que ejercen las blancas sobre el punto central d4.

14.£e2 d5 15.e5 ¤e4

Relativamente mejor sería ¤d7.

16.¥xe4 dxe4 17.£f2 b5

Las negras defienden su peón con dificultad. Si el blanco toma ahora dos veces en b5, las negras obtendrían el peón c2 como compensación.

18.axb5 axb5 19.¤d4 ¥c6

20.£g3! Las blancas demuestran ahora sus chances en el lado de rey y amenazan f5−f6.

20...¦xa1 21.¦xa1 ¦b8

Para defenderse, las negras tienen que evacuar la casilla f8 para el alfil. Es fácil comprender que la jugada ¦b8 tiende a proteger el peón b5, pero, sin embargo, pronto aparece que la torre no está segura aquí.

22.f5 exf5 23.¤xf5 ¥f8 24.¥f4 ¦a8

XABCDEFGHY 8r+-+-vlk+( 7+-wq-+pzpp' 6-+l+-+-+& 5+p+-zPN+-% 4-sn-+pvL-+$ 3+-sN-+-wQ-# 2-zPP+-+PzP" 1tR-+-+-+K! xabcdefghy

25.¦c1!

Un buen meditado rnovimiento ganador. Ahora las negras no tienen defensa contra la amenaza e6−e7, puesto que la dama negra no debe abandonar su expuesta posición. De otra manera el sacrificio blanco de ¤e7 unido a ¥h6, sería decisivo. Una jugada inferior sería 25.¦xa8 ¥xa8! 26.e6, a la cual replicarían las negras con £a7, amenazando £a8! también 25.¦f1 no sería tan concluyente como lo hecho en la partida, ya que las negras podrían jugar 25...¤d5 26.¤xd5 ¥xd5 27.e6 £c4.

25...g6 26.e6 £b7 27.e7 ¥g7

A ¥xe7, seguiría 28.¤xe7+ £xe7 29.¥d6.

28.¤xg7 ¢xg7 29.£h4 f6

30.£h6+ ¢g8 31.¥d6 , Abandonan.

92

FRANK MARSHALL Marshall, que nació el 21 de agosto de 1877, en Brooklyn, desde la muerte de Pillsbury, ha sido el indiscutible campeón de los Estados Unidos. En sus primeros años de juventud atacaba arriesgándose peligrosamente, lo que explica su desigual fortuna en los torneos: en unos quedó mal clasificado, en otros: Cambridge Springs, 1904; Nuremberg, 1906; Dusseldorf, 1908 ganó el primer premio. Los aficionados ven en las partidas de Marshall el renacimiento de las maniobras de los viejos maestros, pero en los "matches" que ha jugado con los grandes maestros de su época, después de su éxito en los torneos la inferioridad de su estilo frente al juego posicional de aquéllos quedó demostrada. En 1905 perdió en forma decisiva frente a Tarrasch (8 a 1 y 8 tablas); todavía peor fue su derrota frente a Lasker (8 a 0 y 7 tablas), y, finalmente, en 1909, fue batido por el joven Capablanca (8 a 1 y 14 tablas). Fue probablemente consecuencia de estas desafortunadas experiencias, por lo que Marshall adoptó un estilo más sólido, con el resultado que, aunque no volvió a ganar ningún primer premio durante mucho tiempo, sí obtuvo buenos puestos en los torneos. El éxito que las partidas de ataque de Marshall (tan abundantes en combinaciones) obtenían de tiempo en tiempo, aun en posiciones inferiores, por medio de hábiles celadas, producían una grata reacción contra el concepto que de ellas se tenía después de Steinitz.

PARTIDA NÚM. 37

GAMBITO DE DAMA

Paris, 1900

Blancas: Marshall Negras: Burn

En lo que se refiere a la apertura, véanse los comentarios sobre la misma de la partida 34.

1.d4 d5 2.c4 e6

3.¤c3 ¤f6 4.¥g5 ¥e7 5.e3 0−0

6.¤f3 b6 7.¥d3 ¥b7 8.cxd5 exd5 9.¥xf6 ¥xf6

10.h4 g6 Se amenazaba el conocido sacrificio del alfil en h7 seguido de ¤g5+. Si las negras se defienden con 10...h6, las blancas continúan el ataque con g4−g5.

11.h5 ¦e8 En la partida Marshall−Marco, del mismo torneo, las negras ensayaron, en lugar de esta jugada defensiva, c5; pero el ataque blanco a las pocas jugadas se hizo muy poderoso.

12.hxg6 hxg6 Como Burn perdió rápidamente después de esta jugada, es fácil comprender que la subsecuente declaración de todos los críticos era que fxg6 era mejor. Es difícil decir si esta crítica está justificada o no; lo que sí es cierto es que, en cualquier caso, las blancas alcanzan una fuerte posición de ataque sin necesidad de sacrificios de material.

13.£c2 ¤d7

XABCDEFGHY 8r+-wqr+k+( 7zplzpn+p+-' 6-zp-+-vlp+& 5+-+p+-+-% 4-+-zP-+-+$ 3+-sNLzPN+-# 2PzPQ+-zPP+" 1tR-+-mK-+R! xabcdefghy

14.¥xg6! fxg6 15.£xg6+ ¥g7

Después de 15...¢f8, también ganan las blancas con 16.¤g5 ¥xg5 17.¦h7.

16.¤g5 £f6 17.¦h8+ ¢xh8

93

18.£h7#

PARTIDA NÚM. 38

GAMBITO DE DAMA

Nueva York, 1913

Blancas: Marshall Negras: Kline

1.d4 d5 2.c4 e6

3.¤c3 ¤f6 4.¤f3 ¥e7

5.¥g5 ¤bd7 6.e3 0−0 7.¦c1 b6

8.cxd5 exd5 9.£a4

Ya conocemos la táctica adoptada por Pillsbury contra esta defensa del Gambito de Dama, quien solía completar su avance con ¥d3, 0−0, ¤e5 y f4, con objeto de atacar por el lado de rey. En esta partida vemos uno de los más modernos procedimientos que tratan de obtener una ventaja de posición en el lado de dama, especialmente atacando el débil punto c6 a través de la columna abierta c. A este fin, Marshall juega aquí £a4 ¥a6 para cambiar el ¥c8 negro. Otros procedimientos que persiguen el mismo objetivo se inician con 9.¥b5. En la presente partida, las negras no se defienden bien, pero por esta misma razón Marsball tiene la oportunidad de demostrar, de una forma muy instructiva, cómo se debilita el flanco de dama negro.

9...¥b7

Como las blancas cambian este alfil por medio de ¥a6, es natural que se considere ¥b7 como una pérdida de tiempo. Sin embargo, si el negro trata inmediatamente de oponerse a la preaión blanca en la columna c con c5, las blancas pueden ganar un peón con £c6. Pero como las blancas pierden mucho tiempo de esta manera,

las negras obtienen ventaja de desarrollo como compensación por el peón perdido. Por esto, Teichmann ha recomendado 9...c5, a pesar de la pérdida del peón. Esta recomendación de Teichmann se halla prácticamente aplicada en el "match" Capablanca−Lasker, aunque no se ha aclarado suficientemente la solidez del sacrificio de peón.

10.¥a6 ¥xa6 11.£xa6 c6

c5 es más fuerte, pero después de 12.0−0 y ¦fd1 el peón d negro es débil.

12.0−0 ¤e4

Esto pierde un peón. La partida negra es ya bastante difícil.

13.¥xe7 £xe7 Ahora las blancas obtienen una decisiva ventaja material por medio de tres movimientos vigorosos.

XABCDEFGHY 8r+-+-trk+( 7zp-+nwqpzpp' 6Qzpp+-+-+& 5+-+p+-+-% 4-+-zPn+-+$ 3+-sN-zPN+-# 2PzP-+-zPPzP" 1+-tR-+RmK-! xabcdefghy

14.£b7 ¦fc8 15.¤xd5 £d6

16.¦xc6 , Abandonan.

94

RUDOLF SPIELMANN

Rudolf Spielmann nació el 5 de mayo de 1883, en Viena. Aprendió a jugar siendo todavía un niño, y fue exhibido como prodigio, a pesar de lo cual más tarde llegó a ser un gran maestro. Nervioso y de temperamento impresionable, era muy desigual en sus resultados. Gambito, Abbazia, 1922, primer premio; San Sebastián, 1912, segundo y tercer premios compartidos con Nimzowitch; Pistyan, 1912, segundo premio; Torneo Gambito, Baden, 1914 primer premio; Pistyan, 1922, segundo y tercer premios, compartidos con Alekhine; Teplitz−Schoenau, 1922, primero y segundo premios, compartidos con el autor; Semmering, 1926, primer premio −en este torneo tomaron parte todos los maestros de primera fila, con la excepción de Capablanca y Lasker−; Magdeburg, 1927, primer premio. La más moderna tendencia en ajedrez, de la cual tenemos algo que añadir en sucesivas páginas, ha sido calificada frecuentemente de nuevo estilo romántico. Esta denominación es errónea, puesto que no fue posible por más tiempo triunfar en los torneos utilizando la mera técnica después que los principios de Steinitz se popularizaron y alcanzaron general conocimiento y los más modernos maestros procedieron a desarrollar la teoría en extensión y en profundidad, mucho más allá de donde la dejara Steinitz. Spielmann, por otra parte, merece realmente el calificativo de nuevo romántico. Buscó la salvación del ajedrez en el retorno al estilo de los viejos maestros utilizando los principios de Steinitz, que se habían convertido en esenciales para la técnica.Sus modelos fueron Anderssen y Tschigorin. Spielmann es el último poeta de las partidas de gambito, de las cuales quiso revivir especialmente la de Gambito de Rey. Actualmente sus ideas y sus proezas pueden ser ya valoradas desde el punto de vista histórico. Aportó a sus empresas el necesario don: no solamente gran imaginación y talento para las combinaciones, sino también infinidad de recursos en las situaciones complicadas, en las que se sentía en su elemento, debido probablemente al hecho de haber aprendido el juego siendo niño (el caso de Capablanca), lo que explica sus triunfos. Pero en su verdadera aspiración se encontró contrariado. Obtenía sus

mejores resultados contra oponentes más débiles que él, que perdían la cabeza en las posiciones complicadas. Las partidas que ganó en viejo estilo son muy interesantes, pero no convincentes, razón por la cual no pudo crear escuela. El mismo, en el curso de los años que vivió en su vieja Viena, despertó poco entusiasmo. El pasado ha muerto, pero en la historia del ajedrez Spielmann tendrá un lugar de honor como último mantenedor de la tradición romántica.

VARIANTE DEL GAMBITO EN LA APERTURA VIENESA

Como ya hemos hecho notar en otra parte, la refutación del gambito de rey hay que buscarla en el contragambito Falkbeer. Por ello, lo que hay que hacer es preparar la jugada de gambito f4 con una jugada de desarrollo que impida d5 de las negras. A este fin puede considerarse 2.¥c4 tan buena como la de la partida vienesa 2.¤c3. En ambos casos la réplica negra 2...¤f6 esta indicada con objeto de hacer posible d5. Después de 1.e4 e5 2.¥c4 ¤f6 3.f4 d5 4.exd4 e4, las negras obtienen por medio de una alteración en el orden de las jugadas una fácil variante del contragambito Falkbeer. Por esto, la jugada de alfil no es conveniente para preparar la jugada efectiva de gambito. El caso es distinto en la partida vienesa. Examinando: 1.e4 e5 2.¤c3 ¤f6 3.f4 d5, veamos que las blancas no estan obligadas a 4.exd5 e4, entrando así en la molesta posición Falkbeer, en la cual el peón de f4 permanece obstruyendo la columna que se trata de abrir, sino que puede ser abierta por medio de 4.fxe5. Después de la continuación 4...¤xe4 5.¤f3 −se ha ensayado también aquí 5.£f3, pero este desarrollo prematuro de la dama no parece completamente correcto−, todas las posibles jugadas de las negras han sido ensayadas y analizadas, por ejemplo, 5...¤c6; 5...¥b4; 5...¥g4; 5...¥c5. Pero las jugadas no sirven para nada, solamente las ideas persisten. De esta suerte, en contradicción con la práctica y análisis final establecida fue hecha por Breyer en 1917 como la única sólida y lógica. Esto es, el punto esencial a considerar si juzgamos una

95

apertura. es la formación del centro y en este caso el peón blanco en e5, que amenaza ser mucho más poderoso que en la análoga posición del Ruy López, que ya se ha discutido anteriormente, a causa de que aquí puede ser efectivo el apoyo por medio de d4. Si se le permite a las blancas completar su desarrollo sin ser estorbadas este peón en e5 en conjunción con la columna de f abierta ejercerá enorme presión sobre la partida negra, especialmente en el flanco de rey. Como compensación por la columna f abierta, las negras no tienen nada más que la columna de rey, la cual no puede suministrar ninguna base de operaciones si el peón de e5 es convenientemente apoyado y se hace inasaltable. De estas consideraciones se deduce que si las negras juegan con lógica, deben proceder inmediatamente a desplazar el peón de e5, preparando para ello f6. Así llegamos a la correcta partida negra, con 5...¥e7, 0−0 y f6. De conformidad con lo anteriormente expuesto, la moderna variante de la partida vienesa es como sigue:

1.e4 e5 2.¤c3 ¤f6

3.f4 d5 4.fxe5 ¤xe4 5.¤f3 ¥e7 6.d4 0−0 7.¥d3 f5

Esta jugada tiene el mismo objeto que f6, y las blancas deben jugar exf6 en cualquier caso. De otra forma, la posición del ¤ en e4 sería demasiado fuerte, y, por otra parte, las posibilidades de ataque blancas en la columna f serían mínimas si el peón f negro permanece en f5.

8.exf6 ¥xf6 Esta jugada con la idea de contraatacar sobre el peón d blanco, da a las negras una partida más fácil que si juegan ¤xf6.

9.0−0 ¤c6

Y las negras no tienen dificultades.

PARTIDA NÚM. 39

APERTURA VIENESA

Mannheim, 1914

Blancas: Spielmann Negras: Flamberg

1.e4 e5

2.¤c3 ¤f6 3.f4 d5

4.fxe5 ¤xe4 5.¤f3 ¥g4

6.£e2! Esta excelente jugada de Spielmann es la réplica exacta a la última jugada de las negras. Frente a la doble amenaza 7.¤xe4 y 7.£b5+, las negras deberían jugar 6...¤xc3, y el blanco recapturaría con el peón b.

6...¤c5 En la creencia de que aquí no sería ventajoso para las blancas la jugada d4, por el cambio que sigue.

7.d4! ¥xf3 8.£xf3 £h4+

Las negras esperaban 9.£f2, con la posible continuación 9...£xf2+ 10.¢xf2 ¤e6 11.¤xd5 c6 y ¤xd4, después de lo cual las negras habrían tenido mejor final. Pero Spielmann no quiso perder una tan favorable oportunidad de revivir el estilo de Morphy. Exactamente lo mismo que su modelo hacía, sacrifica varios peones por puras consideraciones posicionales, para obtener una partida abierta. En la posición resultante, la ventaja blanca en desarrollo tiene un sorprendente efecto.

9.g3 £xd4 10.¥e3 £xe5 11.0−0−0 c6

96

XABCDEFGHY 8rsn-+kvl-tr( 7zpp+-+pzpp' 6-+p+-+-+& 5+-snpwq-+-% 4-+-+-+-+$ 3+-sN-vLQzP-# 2PzPP+-+-zP" 1+-mKR+L+R! xabcdefghy

12.¤xd5

Con este sacrificio de caballo, Spielmann abre definitivamente la posición y produce el inmediato colapso de la partida negra.

12...cxd5 13.¦xd5 £e6

No supondría una mejora jugar £e4, después de lo cual las blancas terminarían la partida con 14.¥b5+ ¤c6 15.¥xc5 £xf3 16.¦e1+.

14.¥c4 Mucho más fuerte que 14.¥xc5 ¥xc5 15.¦xc5 0−0.

14...£e4 15.¥xc5! , Abandonan.

Después de £xf3, las blancas fuerzan el mate con 17.¦e1+.

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MILAN VIDMAR Vidmar nació en Laibach, en 1887. Completó sus estudios en la Escuela Técnica de Viena y es actualmente profesor de la de Laibach. Ha ganado cierto renombre en el campo de la ingeniería eléctrica. Jugando en el colegio, como tantos otros en Viena, alcanzó la categoría de maestro. No ha tenido tantos éxitos como la mayoría de los maestros que figuran en este libro. Nunca ganó un primer premio en los torneos internacionales más importantes y casi nunca un segundo premio. Probablemente, su mayor éxito fue compartir el segundo y tercer premios con Rubinstein en San Sebastián (1911), medio punto detrás de Capablanca. Sin embargo, Vidmar está incluido entre los más apreciados maestros de la actualidad, por la razón de no padecer descuidos. Con una casi invariable regularidad, está acostumbrado a obtener el tercer lugar, incluso en los más fuertes torneos. Estos resultados uniformes indican que siempre juega con científica calma y que pone toda su fuerza en la partida. Ha demostrado ser poco original; no obstante, sus partidas son extremadamente instructivas para el estudioso a causa de su gran claridad y precisión técnica.

PARTIDA NÚM. 40

DEFENSA BUDAPEST

Berlin, 1918

Blancas: Rubinstein Negras: Vidmar

1.d4 ¤f6 2.c4 e5

Esta defensa Budapest, inventada en 1917 por Abonyi, Baratz y Breyer, se caracteriza por su ataque contra las casillas negras centrales, que se han debilitado con 2.c4. Sin embargo, desde otros puntos de vista, no deja de tener sus desventajas esta temprana agresividad de las negras.

3.dxe5

Si se cree preferible declinar el sacrificio, se puede jugar muy bien 3.¤f3, llegándose a una situación análoga a la apertura inglesa 1.c4.

3...¤g4 Las blancas tienen ahora varias continuaciones. 1. El intento de conservar el peón. La desventaja de este procedimiento se revelará en la presente partida. 2. La impetuosa y agresiva continuación 4.e4 ¤xe5 5.f4. Esta continuación promete ser una clara refutación de la defensa Budapest, y para ser correcta debiera presuponer la incorrección de la misma. Se puede decir que el análisis de este intento es incompleto, pues existe una creciente convicción de que, aunque por una parte, colocado el primer jugador frente a la defensa Budapest, no aparece justificada la refutación de 2.c4; por otra, dicha defensa no es tan defectuosa ni fácil de demoler. Se tendrán que buscar métodos que aseguren al primer jugador, si no una decisiva ventaja, por lo menos, la pequeña ventaja que se debe esperar. La tarea para las blancas de mantener la ventaja de salida es más fácil en la defensa Budapest que en la usual defensa India, a causa de que la temprana apertura de la partida despierta en las blancas bien definidas ideas estratégicas. E1 comentario a la sexta jugada de esta partida sugerirá cuál es, por lo menos, un simple y conveniente método, si no el más fuerte.

4.¥f4 Si 4.¤f3, las negras pueden recuperar el peón sin ninguna dificultad por medio de ¥c5 5.e3 ¤c6.

4...¤c6 5.¤f3 ¥b4+!

6.¤c3 Si Rubinstein no jugase con el propósito de conservar el peón, habría preferido la jugada más natural 6.¤bd2, como hará años más tarde. La continuación en este caso sería: 5...£e7 6.a3 ¤gxe5! 7.¤xe5 ¤xe5 8.e4 ¥xd2 9.£xd2, y las blancas con sus dos alfiles tienen la partida más fácil.

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6...£e7 7.£d5 ¥xc3+!

Es muy dudoso si el ataque aquí introducido por Vidmar habría sido eficaz contra un juego mejor de su oponente. Ved el comentario a la jugada 13.ª.Una decisión a favor de un inmediato 7...f6, en verdadera partida de gambito, habría sido probablemente mucho más fuerte.

8.bxc3 £a3 9.¦c1 f6 10.exf6

A 10.e6, la réplica negra sería simplemente dxe6 11.£h5+ g6 12.£xg4 e5, recuperando la pieza con ventaja.

10...¤xf6 11.£d2 d6

12.¤d4 0−0 13.e3

Este es el error decisivo. Con 13.f3 y 14.e4, las blancas obtenían una segura posición.

13...¤xd4 14.cxd4 ¤e4 15.£c2 £a5+

16.¢e2 Después de ¢d1, las negras continúan el ataque con ¥f5 17.¥d3 ¤xf2+.

XABCDEFGHY 8r+l+-trk+( 7zppzp-+-zpp' 6-+-zp-+-+& 5wq-+-+-+-% 4-+PzPnvL-+$ 3+-+-zP-+-# 2P+Q+KzPPzP" 1+-tR-+L+R! xabcdefghy

16...¦xf4!

17.exf4 ¥f5 18.£b2 ¦e8

19.¢f3 ¤d2+ Las negras podían también forzar la ganancia con h5 20.e3 h4. E1 rey blanco sería incapaz de liberarse de material. En lugar de esto, Vidmar consigue hacerlo más fácil repitiendo su última jugada, y al intentar evitar una repetición de jugadas, Rubinstein elige una casilla todavía menos favorable para su rey.

20.¢g3 ¤e4+ 21.¢h4? ¦e6 22.¥e2 ¦h6+

23.¥h5 ¦xh5+ 24.¢xh5 ¥g6+

Y mate a la siguiente.

99

SAVIELY TARTAKOWER Tartakower, como tantos otros maestros de ajedrez, ha tenido una vida errante. Nació en Rostov, sobre el Don, en 1887. Su lengua nativa es la rusa, pero era súbdito austro−húngaro, y a partir de la primera gran guerra pasó a ser ciudadano polaco. Recibió su educación primaria en la ciudad de su nacimiento, obteniendo más tarde grado en Ginebra y completando sus estudios de Leyes en la Universidad de Viena. En la década que precedió a la primera guerra mundial, fue probablemente Viena la ciudad donde se reunían la mayoría de los maestros de nota, especialmente los jóvenes más destacados, como no había sucedido en ninguna otra ciudad ni en ningún otro tiempo. Fue en este ambiente en el que Tartakower recibió su instrucción ajedrecista. Bien pronto (1906) triunfó entre cincuenta competidores, ganando el primer premio y el título de campeón de la Liga Alemana de Ajedrez, en el torneo principal internacional en Nuremberg. Pocos meses después compartió los tercero y quinto premios con Maroczy y Vidmar, en el torneo de maestros organizado bajo los auspicios del Club de Ajedrez de Viena. Sin embargo, no llegó a colmar la expectación que despertó en el ajedrez mundial por estos rápidos progresos. Hasta después de la primera guerra mundial no obtuvo éxitos que le colocaran entre los más eminentes maestros. Solamente mencionamos los más importantes: segundo premio, La Haya, 1921 ; segundo premio, Viena, 1922: primer premio en el torneo memorial de Schlechter, de la Asociación Austriaca de Ajedrez, Viena, 1923: primero y segundo premios, compartidos con Nímzowitsch, en Niendorf, 1927, y otra vez en Londres, 1927. Tartakower es, además, una personalidad probada en sus múltiples aptitudes. No solamente es doctor en Leyes, maestro y prolífico autor de libros de ajedrez, sino que también ha ganado una reputación en la literatura mundial escribiendo para el cine, y es particularmente conocido por sus traducciones de la moderna poesía rusa al alemán y al francés. Pronto su brillante inteligencia halla expresión en aforismos y paradojas, produciendo una impresión fascinadora. Al pronto hay dudas de que todo esto sea artificial, pero al fin se comprueba la verdadera

mentalidad de Tartakower, que hace difícil aprehender el fundamento real de sus éxitos. Hay que encontrarlos en su admirable capacidad para el trabajo y en una infatigable investigación de la verdad, con la cual vence un escepticismo innato que irrumpe una y otra vez. Entendemos la psicología del jugador de ajedrez desde el punto de vista del hombre. Tartakower lo sabe todo, pero no juega las aperturas que están consideradas más fuertes. Quiere gustar el placer de elegir aquellas que se tienen por más débiles, para descubrir los efectos de la teoría hasta donde sea posible. De esta manera ha contribuido mucho a la revisión de los viejos dogmas.

HOLANDESA Entre las aperturas que Tartakower hizo revivir están el ataque holandés (1.f4) y la defensa holandesa (1...f5). Los inconvenientes del ataque holandés son el de descubrir los propósitos del primer jugador y el de cerrar su juego. Así, por ejemplo, es evidente que el ¥c1, para no quedar reducido a una inactividad por la situación del peón f4, tiene que ser desarrollado en fianchetto haciéndose necesarias las jugadas b3 y ¥b2. Tales consideraciones facilitan la defensa del segundo jugador, que puede realizar un juego cerrado, sin desventaja en espacio, obteniendo así una igualdad. El llamado Gambito From, 1...e5, mediante el cual el segundo jugador, sin suficiente justificación busca abrir la partida violentamente sacrificando su peón, está en contradicción con la lógica, por ello es poco correcto. Las negras pueden recuperar el peón, pero tendrían peor final. Más digna de consideración que el ataque holandés, apenas usado en la actualidad, es la defensa holandesa 1.d4 f5. No debiera sorprender que una jugada buena como primer movimiento de las negras no sea recomendada como buena para las blancas, que tienen un tiempo de ventaja. La gran diferencia consiste en el hecho de que las negras, debido a esta desventaja, lucharán solamente por la igualdad y deben quedar satisfechas con un sistema que la garantice, mientras las blancas, naturalmente, han de buscar un plan de desarrollo que les asegure una ventaja, aunque sea mínima. Ahora, la jugada 1...f5, probablemente tiene la misma

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desventaja que 1. f4 principalmente porque descubre el plan de las negras y significa un encerramiento. La misma objeción puede hacerse a 1...d5, después de lo cual la posición del peón tiende a convertirse en fija. De esta forma la defensa holandesa tiene de común con 1...d5 y también con la defensa india 1...¤f6, que todas ellas, de acuerdo con las exigencias de la lógica, atacan la casilla e4 blanca, que se ha debilitado con la jugada 1.d4, y así se entra en un tipo de defensa cerrada, mientras que una temprana apertura del juego facilitaría la tarea de las blancas, que tienen la ventaja de salida. Durante algún tiempo se creyó que se podía refutar la defensa holandesa abriendo la partida inmediatamente, jugando en estilo de gambito 2.e4 el llamado gambito Staunton. Pero en cualquier caso es dudosa la política de sacrificar un peón central tan pronto, razón por la cual no parece muy correcto el sacrificio de peón. Después de

1.d4 f5 2.e4 fxe4

3.¤c3 ¤f6 4.¥g5

las blancas no amenazan nada, porque recuperar el peón por 5.¥xf6 y ¤xe4 no constituye una amenaza; en efecto, las negras tendrían la ventaja, debido a sus dos alfiles. Por consiguiente, de cualquier forma que juege el negro −naturalmente, no se puede jugar 4...e6, a causa de ¤xe4− las blancas deben ofrecer un verdadero gambito con 5.f3. Las negras se pueden preparar contra esto. Tartakower recomienda 4...g6 5.f3 exf3 6.¤xf3 d5, contra lo cual Alekhine opone 5.h4, sin que de ninguna forma constituya una continuación definitiva del ataque. Nos parece que una buena continuación sería

4...d6 con el doble propósito de avanzar en el centro con e5 y preparar el enroque largo.

5.f3 exf3 6.¤xf3 ¥g4

en cualquier caso, la posición de las negras no es mala.

Sin embargo, con objeto de evitar las complicaciones de este gambito, la defensa holandesa se inicia con 1...e6, esto es, 1.d4 e6 2.c4, ó 2.¤f3 f5. Si las blancas juegan 2.e4, hemos llegado a la defensa francesa. El gambito Staunton está basado en una idea posicionalmente correcta, aunque a veces toma formas atrevidas. El objeto de la defensa holandesa es el de establecer un puesto avanzado en la casilla e4 de las negras, por lo general, ¤f6, b6, ¥b7 y la clavada del ¤ de dama blanco por ¥b4 tratan de realizar este plan. Si las blancas consiguen, sin pérdidas de tiempo y sin peligro atacar penetrando en las casillas e4 y eventualmente d5, el sistema de desarrollo de las negras ha fracasado y la partida es favorable al primer jugador. La casilla blanca e4 es por ello el punto estratégico más importante de la defensa holandesa, y, como regla general, desde la apertura comienza la batalla por su posesión. Si las blancas renuncian a la lucha por e4 y permiten las negras con la defensa holandesa obtienen una inmejorable partida con muchas posibilidades. Para la batalla posicional por e4, las blancas tienen a su disposición dos métodos que proceden de Steinitz. Uno consiste en el desarrollo c4, e3, ¤c3, ¥d3, ¤ge2, de tal manera que si en este intervalo las negras han hecho las típicas jugadas mencionadas más arriba para dominar e4, las blancas pueden contestar con f3, y sí se presenta la oportunidad, abrirse camino con e4. Sin embargo, este método de desarrollo no es digno de confianza, como todos los sistemas que buscan una gran ventaja sin la justificación de un error serio por parte del oponente o de una acumulación previa de pequeñas ventajas. La posición de los peones blancos en d4, c4, e3 y f3 puede ser arrollada por c5 y d5. El otro procedimiento, que ha sido adoptado en los últimos años por Grünfeld, consiste en el desarrollo en fianchetto por 2.g3. Este sistema es delicado para las negras, porque hace más difícil el desarrollo de su ¥ dama por b7. Si las negras juegan ahora d5 para oponerse al ¥ de g2 las blancas obtienen un ataque contra el peón fijo negro con c4. Según Grünfeld, la mejor política para las blancas es desarrollar el ¤f1 a h3 y f4. Pero si las negras inician la defensa holandesa con e6, esto es, después de 1.d4 e6, las blancas están obligadas a hacer la modesta jugada 2.¤f3, si eligen este sistema.

101

Naturalmente, la jugada 2. g3 no tendría sentido, porque las negras replicarían, no con la defensa holandesa, sino con d5, y 2.c4 no estaría de acuerdo con el espíritu del sistema que solamente utiliza el c4 como ariete, después que las negras han jugado d5.

PARTIDA NÚM. 41

HOLANDESA

Teplitz−Schoenau, 1922

Blancas: Maroczy Negras: Tartakower

1.d4 e6 2.c4 f5

3.¤c3 ¤f6 4.a3

Una jugada que es característica del estilo defensivo de Maroczy. Trata, naturalmente, de evitar ¥b4. Vemos aquí que de lo que se trata es de la dominación del punto e4, de acuerdo con la idea de la defensa holandesa. Aunque a3 tiene esta explicación posicional, nos parece demasiado pasiva para explotar la ventaja de salida.

4...¥e7 5.e3 0−0 6.¥d3 d5

Las negras eligen la formación Stonewall, que ya hemos visto en la partida Schlechter−Johner. La diferencia esencial entre las dos partidas consiste en el hecho de que en este último caso las blancas podían desarrollar su ¥ dama a f4 y cambiarlo por el ¥ rey negro, después de lo cual las casillas negras del segundo jugador quedan muy débiles. Sin embargo, si las blancas han confinado su ¥ dama con e3, la formación Stonewall para las negras no tiene grandes inconvenientes, especialmente si tienen ventaja de desarrollo, como ocurre en la presente partida. Lo mejor de que disponen las blancas ahora es darse cuenta de que no han obtenido ventaja de la apertura y oponer otra Stonewall para igualar, por f4 combinado con ¤f3 y continuar más tarde con ¤e5, o primero, como

en esta partida 7.¤f3 y 8.0−0, continuando entonces con 9.¤e5 y f4.

7.¤f3 c6 Obsérvese aquí la posibilidad de caer en un error muy frecuente en esta formación: 7...¤e4 8.cxd4 exd4 9.£b3, y las negras, a causa del doble ataque contra d5 y e4, tienen que decidirse por ¤xc3.

8.0−0 ¤e4 9.£c2 ¥d6 10.b3 ¤d7

11.¥b2 Posicionalmente la próxima tarea de las blancas debería ser poner en juego su inútil ¥ dama. El desarrollo por b2 sería lógico si las blancas continúan con ¤e5. Sin embargo, Maroczy no juega tan lógica y enérgica continuación, sino que continúa su absurda defensa. Nimzowitsch resuelve el problema del ¥ dama en tales situaciones con a4 y ¥a3.

11...¦f6 12.¦fe1 ¦h6

Amenazando el sacrificio de ¥ en h2.

13.g3 £f6 14.¥f1

La posición blanca es ya bastante desagradable. La jugada que más nos hubiera gustado hacer, 14.¤d2, habría sido refutada por las negras con el sacrificio del ¤ en f2. Las blancas habrían hecho mejor continuando la maniobra defensiva iniciada con la jugada del texto con 15.¥g2 y 16.¤d2.

14...g5 15.¦ad1 g4

16.¤xe4 Forzada. Después de 16.¤d2, el sacrificio del caballo negro sería otra vez decisivo: 16...¤xf2 17.¢xf2 ¦xh2+ 18.¥g2 ¥xg3+.

16...fxe4 17.¤d2

102

XABCDEFGHY 8r+l+-+k+( 7zpp+n+-+p' 6-+pvlpwq-tr& 5+-+p+-+-% 4-+PzPp+p+$ 3zPP+-zP-zP-# 2-vLQsN-zP-zP" 1+-+RtRLmK-! xabcdefghy

La posición del rey blanco parece bastante comprometida; pero, por otra parte, el flanco de dama de las negras está retrasado en su desarrollo, y si las negras continúan el ataque rutinariamente, las blancas ganarían el tiempo necesario para su consolidación. Ved, por ejemplo, la siguíente plausible continuación sugerida por Tartakower: 17...¤f8 18.¥g2 ¤g6 19.¤f1 ¥d7 20.¦e2 ¦f8 21.b4, etc. En lugar de esta ineficaz continuación del ataque, Tartakower demuestra la superioridad de su posición inventando un tipo de combinación sin precedentes en la literatura del ajedrez. Sacrifica primero una torre para demoler la muralla de peones que protege al rey, y entonces, deliberadamente, completa el desarrollo de su lado de dama, a pesar de su gran desventaja material. La posibilidad de hacer esta combinación se debe al hecho de que, aunque las piezas blancas parecen estar bien situadas en el flanco de dama, como ha demostrado Tartakower, han de realizar una larga y pesada maniobra para proteger su flanco de rey. Como las negras, después de su sacrificio de torre, no continúan con un inmediato ataque, sino que completan su desarrollo, las blancas no se ven limitadas a hacer jugadas forzadas, sino que tienen muchas para elegir. No es el propósito general pedagógico de este libro examinar todos los detalles de las posibles variantes. El hecho es que, a pesar de los numerosos análisis, no se ha encontrado una defensa satisfactoria para las blancas.

17...¦xh2 18.¢xh2 £xf2+

19.¢h1!

Una jugada débil sería ¥g2. Las blancas deben reservarse la opción de jugar su torre a h2 vía e2.

19...¤f6! La clavada del ¤ blanco en d2 constituye el elemento esencial de la combinación de las negras. Después de 19...£xg3, seguiría 20.¤b1, y la dama blanca podría acudir a la defensa del flanco de rey.

20.¦e2 £xg3 21.¤b1 ¤h5 22.£d2 ¥d7! 23.¦f2 £h4+ 24.¢g1 ¥g3

Esto obliga a las blancas a entregar la calidad. Porque si 25.¦g2, entonces, después de 25...¦f8 26.£e2 ¦f3 27.¥c3 ¥d6 (amenazando ¦h6); 28.¥e1 g3 29.¤d2 £g4, se llega a una situación en, la cual las blancas, a pesar de su gran superioridad material, están completamente perdidas contra la amenaza ¤h5−g7−f5.

25.¥c3 Este es el punto crítico de la atrevida combinación. Como el mismo Tartakower afirma, las blancas debieron jugar 25.¦h2. Tartakower hace notar que aun así, las negras continuarían siendo dueñas de la situación con 25.¦h2 ¥xh2+ 26.£xh2 £g5 27.¥c1 g3 28.£h1! ¢h8! 29.¥e2 ¤f6 30.¦f1 ¦g8 31.¦f4 e5! 32.dxe5 £xe5 33.£h4 ¦g6 34.¥d2 d4 35.exd4 £xd4+ 36.¢g2 £b2, pero pasa por alto la favorable continuación de las blancas 37.¦xf6 ¦xf6 38.£xf6+ £xf6 39.¥c3 Naturalmente esta demostración no prueba la incorrección de la combinación. La totalidad de la variante es mucho mayor y no es lo suficientemente convincente.

25...¥xf2+ 26.£xf2 g3 27.£g2 ¦f8

Las negras completan su desarrollo y al mismo tiempo amenazan ¦f2 29.£h1 ¦h2, ganando la dama.

103

28.¥e1

Las blancas esperan ablandar a su oponente devolviendo la pieza. Así, si 28...£h2+ 29.£xh2 gxh2+ 30.¢xh2 ¦xf1, las blancas, a pesar de su desventaja material, alcanzarían una fuerte posición con 31.¤d2 y 32.¥h4.

28...¦xf1+! Las negras terminan la partida con estilo.

29.¢xf1 e5 30.¢g1

Tartakower sugiere aquí, las dos siguientes continuaciones: 1.ª 30.¥xg3 ¤xg3+ 31.¢f2 ¥g4 32.¦e1 ¤e2+ 33.¢f1 ¢h8 y ¥h3. 2.ª 30.¢e2 ¥g4+ 31.¢d2 £h2!, etc.

30...¥g4 31.¥xg3

Después de 31.¦d2, las negras establecen su ventaja simplemente con 31...exd4 32.exd4 ¥f3 33.¥xg3 ¤xg3 34.£h2 £xh2+ 35.¦xh2 ¤e2+ y ¤xd4.

31...¤xg3 32.¦e1 ¤f5 33.£f2 £g5

34.dxe5

Las blancas han perdido la energía para defenderse. Pero incluso después de su mejor jugada 34.¢f1, la conclusión inevitable no habría tardado mucho. Después de esto las negras podían continuar el ataque con £h5 o h5.

34...¥f3+ 35.¢f1 ¤g3+

36.Abandonan.

104

EFIM BOGOLJUBOW

Efim Bogoljubow nació el 14 de abril de 1889, en el Gobierno de Kiev (Rusia). Obtuvo resultados muy desiguales en torneos y matches. Sin embargo, algunas de sus victorias fueron lo suficientemente notables para que hoy día sea considerado uno de los principales aspirantes al título mundial. Estas victorias fueron: primer premio en el gran torneo de Pistyan, 1922 (delante de Alekhine); Carlsbad, 1923 (compartido con Alekhine y Maroczy); Moscú, 1925 (delante de Capablanca y Lasker) ; Berlín, 1926, y Kissingen, 1928 (delante de Capablanca). Como resultado de estos grandes éxitos debió sin duda Bogoljubow ser incluido, no solamente entre los principales maestros de la actualidad, sino entre los más grandes de la historia del ajedrez. En lo que a este libro se refiere, nos interesa sobre todo la cuestión de si ha contribuido o no en algo esencial al perfeccionamiento de la teoría y al mejoramiento de la técnica ajedrecística. Bogoljubow mismo ha dicho una vez que antiguamente jugaba de una manera más moderna; pero que, recientemente, en sus partidas había adoptado una forma más clásica. Todavía no sabemos qué estilo considera él clásico. ¿El de Morphy? ¿El de Steinitz? ¿O el de Lasker? Como hemos dicho antes, Bogoljubow es un hombre caprichoso, que juega muy desigualmente, pero que arrolla a todos sus oponentes cuando es completo dueño de sus ideas. Y así su juego nos da la impresión de ser más bien un fenómeno de la naturaleza que el resultado de consideraciones técnicas: una corriente salvaje que rompe todos los diques. Así, la confianza de Bogoljubow en sí mismo, su infinito optimismo, debe ser un factor esencial en sus éxitos. Desde que todos los maestros de primera clase han perfeccionado su técnica hasta el mismo grado, el elemento psicológico tiene una importancia mayor que en el pasado, y la confianza en sí mismo es extraordinariamente importante. Además, este hecho ha sido establecido científicamente. A este respecto nos podemos referir a los resultados de las pruebas psicológicas hechas por los profesores rusos de Universidad con los

maestros que tomaron parte en el torneo de Moscú de 1925. En los últimos años ha sido costumbre general juzgar una posición dinámicamente, en contraste con otra o, propiamente hablando, supliendo el punto de vista estático de Steinitz, de una posición (puntos débiles, etc.). Posiciones pobres, restringidas, pueden ser buenas si son capaces de desarrollar planes. Por, el contrario, una buena posición, despejada, que parece mejor, puede ser mala si no es capaz de descubrir ningún plan que la haga más fuerte. El juego de Bogoljubow, en particular, está caracterizado por un fuerte dinamismo. Es posible que las fuentes de la fuerza de Bogoljubow yazga en esta fase de la partida, la cual ha sido apenas estudiada sistemáticamente hasta hoy, de tal forma que la última palabra acerca de él debe estar reservada a las generaciones venideras.

PARTIDA NÚM. 42

INDIA

Pistyan, 1922

Blancas: Bogoljubow Negras: H.Wolf

1.d4 ¤f6 2.c4 e6

3.¤f3 c5 4.¤c3

Es probablemente lo mejor ocupar con 4.d5 el espacio ofrecido por las negras en su última jugada. Pero Bogoljubow deseaba evitar el desarrollo que se deriva del gambito Blumenfeld 4...b5 −véase el capítulo correspondiente−, que había sido introducido en la práctica de los maestros en el torneo de Pistyan por Alekhine, apertura no bien conocida entonces.

4...cxd4 5.¤xd4 ¥b4

6.¥d2

105

En tales posiciones de la Defensa India, las blancas tienen al principio del medio juego mayor ventaja en espacio. Pero los peones negros que no han sido movidos y que limitan la partida negra, pueden representar una ventaja en el final cuando un espacio reducido no tiene tanta importancia, de donde se deduce que las negras deben simplificar todo lo posible. Esta simplificación era posible aquí por la típica maniobra 6...¥xc3 7.¥xc3 ¤e4. Después de lo cual las blancas no pueden retener los dos alfiles con 8.¥b4, por la réplica ¤a6 9.¥a3 £a4+. En la presente partida, las negras continúan su desarrollo simplemente:

6...b6 7.e3 ¥b7

8.¥e2 0−0 9.0−0 ¤a6

De acuerdo con el principio expuesto más arriba, según el cual las negras, en posiciones restringidas, deben simplificar, la jugada ¤c6 es preferible. No tiene objeto para las negras continuar la presión sobre el punto e4, ya que las blancas tienen a su disposición la jugada f3, que harán en su 12 movimiento.

10.a3 ¥e7 11.¦c1 ¤c5

12.f3 Si examinamos el tablero en su totalidad resulta evidente la inferioridad de las negras, debido a su reducido espacio. Todas sus piezas se obstruyen unas a otras. Por ello es fácil comprender que las negras tratan ahora de avanzar a toda costa con sus peones centrales, para obtener el espacio necesario donde moverse, pero ya es demasiado tarde. Al mismo tiempo, la jugada natural d5 daría al primer jugador una clara ventaja de posición después de 13. b3 ¤cd7 14.cxd5 ¤xd5 15.¤xd5 ¥xd5 16.¤c6. Esto decide a las negras a jugar e5, preparándola con g6 para impedir el acceso del caballo blanco a f5. Naturalmente g6 debilita la posición de su rey, siendo esto consecuencia de su posición restringida.

12...g6 13.b4 e5

De otra forma el ¤ no tiene una retirada deseable. Las negras esperan colocarlo en e6.

14.bxc5 exd4 15.exd4 bxc5

16.d5 d6

Así, la partida ha pasado del estado "hipermoderno", con un centro de peones movible, a una de las posiciones conocidas por las partidas antiguas, donde los peones están fijos. La situación se puede examinar más claramente. Las blancas tienen una clara ventaja de posición, primero por su mayor control de espacio, y segundo por la debilidad del flanco de rey negro. E1 camino natural para emprender un ataque contra este lado sería 17.f4. Sin embargo, las negras se defenderían con ¥c8 18.¥d3 ¥g4, combinando con £d7. Como esto es frecuente, Bogoljubow sabe coordinar las posibilidades en ambos flancos con su plan general.

17.¦b1 £d7 Bogoljubow podía contar con esta réplica natural puesto que ¥c8 habría dado al primer jugador una clara ventaja en el flanco de dama, que habría podido mejorar con £a4.

18.f4 Ahora ¥c8 no ofrece una prolongada defensa. Este es el significado de la previa jugada de las blancas.

18...¦fb8 19.f5 ¥c8

20.¥d3 £d8 21.£f3 ¦xb1

22.¥xb1 Dándose cuenta que su ataque en el flanco de rey es ya lo suficiente fuerte para ser decisivo, abandona a las negras la preponderancia en el flanco de dama.

22...¦b8 23.g4 ¦b2

24.¥c1 ¦b3 25.g5 ¤d7

26.fxg6 fxg6 27.£f7+ ¢h8

106

XABCDEFGHY 8-+lwq-+-mk( 7zp-+nvlQ+p' 6-+-zp-+p+& 5+-zpP+-zP-% 4-+P+-+-+$ 3zPrsN-+-+-# 2-+-+-+-zP" 1+LvL-+RmK-! xabcdefghy

28.¥xg6!

Bogoljubow estaba decidido a hacer este sacrificio hace varias jugadas. Habría sido un error jugar 28. ¥c2, porque las negras no hubiesen tomado inmediatamente en c3, puesto que tienen a su disposición la jugada ¤e5.

28...hxg6 29.£xg6 £g8 30.£h5+ £h7 31.£e8+ ¤f8 32.¦f7 £c2

33.£xe7 £xc1+ 34.¦f1 ¦xc3

El sacrificio de dama es el único procedimiento de evitar un mate rápido.

35.£xf8+ ¢h7 36.£f7+ ¢h8

37.¦xc1 ¦xc1+ 38.¢f2, Abandonan.

PARTIDA NÚM. 43

DEFENSA HOLANDESA

Baden−Baden, 1925

Blancas: Bogoljubow

Negras: Mieses Esta partida nos da otro ejemplo del arte de Bogoljubow de construir, en un conjunto armónico, maniobras en ambas alas que al parecer no tienen relación entre sí. El efecto es más sorprendente, ya que el centro se encuentra completamente bloqueado por peones.

1.d4 f5

2.g3 Este tratamiento de la Defensa Holandesa, original de Steinitz, es de uso general en la actualidad. Su principal objeto es ejercer presión sobre la larga diagonal, y así impedir el desarrollo en fianchetto del ¥ de dama negro, ya que el peón de f5 le impide hacerlo en esta dirección. Para oponerse a esta presión, las negras están obligadas, como en esta partida, a adoptar la formación Stonewall.

2...¤f6 3.¥g2 e6 4.¤f3 d5

Las negras podían esperar para hacer esta jugada con objeto de no facilitar el plan de desarrollo del primer jugador. Es sabido que la formación Stonewall solamente es satisfactoria cuando puede ser retenido el ¥ de rey, porque su cambio crea puntos débiles. Las negras han debido esperar a qué el primer jugador haya cerrado su ¥ de dama con e3, para jugar d5.

5.0−0 ¥d6 6.c4 c6

7.¤c3 ¤bd7 Si las negras hubiesen tomado el peón c4, las blancas no habrían recuperado con ¤d2. Aunque no es perfectamente claro en la próxima jugada se pueda recuperar el peón, las negras no deben capturarlo, ya que entonces la disposición de sus fuerzas no tendría sentido y conduciría a un rápido colapso frente a la superioridad de las blancas en el centro para abrirse camino.

8.£c2 ¤e4 9.¢h1

La columna g tiene que ser usada para el ataque.

9...£f6 10.¥f4

Véase el comentario a la cuarta jugada de las negras.

10...¥xf4 11.gxf4 £h6 12.e3 ¤df6 13.¤e5 ¤d7

107

14.¦g1 ¤xe5 15.dxe5 ¤xc3

16.bxc3 Más natural sería 16.£xc3. Pero Bogoljubow desea reservarse la opción de romper con cxd5 y probablemente está pensando también en un ataque por la columna b.La posición negra es inferior, debido a su restringido alfil y a la debilidad de sus casillas negras. Sin embargo, no es fácil ver cómo en posición tan bloqueada pueden penetrar las blancas.

16...¥d7 17.¦ad1 b5

La mejor jugada, que destruye todas las posibilidades de penetración de las blancas en el flanco de dama, y que incluso parece dar al segundo jugador una posición superior, puesto que después del cambio en d5 negro o b5, el peón blanco de c3 se debilitaría. Por otra parte, el flanco de rey está tranquilo y las negras no tienen nada que temer por aquí.

18.£b2 0−0 19.£a3

La debilidad de las casillas negras se hace sentir, es cierto; pero las negras se pueden proteger todavía adecuadamente contra una invasión directa de la dama blanca.

19...¦fd8 20.cxb5

Como se afirmó más arriba, esto parece malo a causa de la persistente debilídad del peón c, por cuya razón se podía esperar c5 con unas claras tablas. Sin embargo, el objeto de esta jugada se verá en seguida.

20...cxb5 21.£a6

Esta jugada, aunque parezca sorprendente, ataca el lado de rey, siendo la amenaza 22.¥xd5 exd5 23.£xh6. Además, el flanco de dama está amenazado por 22.¥f1, debiendo las negras evitar la amenaza principal con 21...¢h8.

21...£h5

Después de £h4, Bogoljubow tendría a su disposición una no menos elegante continuación de ataque que en la presente partida, principalmente: 22.¦xd5 exd5 23.¥xd5+, y entonces: A) 23...¢h8 24.¥xa8 ¦xa8 25.£b7 ¦d8 26.e6, etc. Para evitar esta variante fue para lo que jugó Mieses £h5, puesto que ahora con 25...£e8, ganaría. B) 23...¢f8 24.¦g5! −una jugada mágica; todas las demás, tales como 24.£d6+ ó 24.e6, conducirían solamente a tablas− 24...£h6 25.e6, y las negras no tienen defensa.

XABCDEFGHY 8r+-tr-+k+( 7zp-+l+-zpp' 6Q+-+p+-+& 5+p+pzPp+q% 4-+-+-zP-+$ 3+-zP-zP-+-# 2P+-+-zPLzP" 1+-+R+-tRK! xabcdefghy

22.¥xd5!

El impenetrable centro en apariencia es abierto, y la dama blanca, situada en el punto más alejado del flanco de dama, obtiene la decisión en el lado de rey.

22...exd5 23.¦xg7+ ¢xg7

24.£f6+ ¢g8 25.¦g1+ £g4

Evidentemente, Mieses esperaba este sacrificio de dama y no consideró peligrosa la combinación de las blancas, puesto que él quedaría con dos torres y alfil por la dama. Sin embargo, la clave de la combinación yace en el centro de peones blancos, liberado ahora, el cual, de aquí en adelante, tomará parte decisiva en el ataque.

26.¦xg4+ fxg4 27.f5 ¦dc8 28.e6 ¥c6

29.£f7+ ¢h8 30.f6 ¦g8

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31.£c7 ¦ac8 32.£e5 d4+ 33.¢g1 ¥d5

Una celada. Si las blancas toman el ¥ en seguida, las negras se salvan por dxc3.

34.f7+ ¦g7 35.£xd5 , Abandonan.

La partida que sigue es extraordinariamente característica del estilo optimista de Bogoljubow. Nos muestra con qué confianza en sí mismo y rectitud realiza sus planes, incluso en una posición dudosa y, al mismo tiempo, desprecia las amenazas de su oponente. Este método no es del todo recomendable objetivamente, pero desde el punto de vista psicológico hay mucho que hablar de él. Está íntimamente ligado a la "suerte en ajedrez". Sabemos de Bogoljubow, lo mismo que Lasker, es uno de los maestros que ha tenido una excepcional buena suerte. Esta suerte no es inmerecida, no obstante, sino una consecuencia del método de juego. La mayoría de los jugadores en una posición pobre cometen el error de atacar impetuosamente a toda costa, sin reparar en los requerimientos posicionales de la situación. El resultado más frecuente es el de precipitar la pérdida de la partida. Para comprender esto es necesario imaginarse la psicología del jugador que se da cuenta de su ventaja. Su principal aspiración será asegurar lo ganado, evitar celadas, simplificar y, sobre todo, defenderse. Así es natural que los desesperados ataques de su oponente fallen casi siempre. A1 objeto de jugar correctamente en posiciones pobres, se deben conocer y sacar provecho de las debilidades psicológicas del jugador que tiene la ventaja. Estas debilidades consisten en el hecho de que desea evitar complicaciones y combinaciones: que le gustaría ganar de la manera más simple, sin emprender ningún nuevo ataque y, especialmente, sin hacer ningún sacrificio. Por consiguiente, el procedimiento psicológico correcto para un jugador que se encuentra en mala posición es como sigue: debe fortalecer su posición lo más posible y extenderá sus puntos fuertes y líneas que esté posicionalmente obligado a establecer, de tal manera que su adversario, que ya ha realizado un esfuerzo y

que espera ganar sin violencia posterior, encuentre verdaderos obstáculos en su camino que no sean fácilmente vencibles. En tales casos, el reforzamiento posicional de la partida tiene mayor importancia que imaginar posibles ataques y complicadas combinaciones contra un adversario que ya tiene ventaja y que, como se ha hecho notar más arriba, sólo piensa en simplificar. Un bonito ejemplo de esta manera de salvar la situación lo tenemos en la segunda partida del match Tarrasch−Lasker (la número 28 de este libro). Allí la impresión que da después de la apertura es que la posición de Lasker se ha hecho insostenible, y probablemente Tarrasch se sentía ya seguro de ganar la partida. La idea de Lasker no es, sin embargo, de defensa de la posición de su rey, sino la creación y ocupación de un punto fuerte, e5, y en este punto fuerte Tarrasch se detiene, porque, deseando jugar, no con el mayor vigor, sino por los medios más sencillos, hace por pura cautela, varias innecesarias jugadas defensivas. La siguiente partida se desarrolla en esencia de la misma forma. La posición negra parece muy débil, porque tienen un peón aislado y bloqueado en b5 y, además, el flanco derecho y negro está expuesto al ataque. Exactamente igual que Lasker hizo en la partida antes mencionada creando un punto en e5, Bogoljubow, con la mayor consecuencia, se aprovecha de las verdaderas posibilidades de la posición. Estas son la columna de rey, que ha sido debilitada por la jugada blanca f4 y la debilidad de la gran diagonal que va de h1 a a8, dándole especial importancia al punto donde se cruzan las dos líneas, es decir, e4. Las dos partidas tienen todavía una semejanza posterior, ya, que lo mismo Lasker que Bogoljubow, en sus esfuerzos para utilizar las verdaderas posibilidades de la posición, no hacen caso de los ataques de su adversario, permitiéndoles la destrucción de la posición de su rey por ¥xg7. La maestría de Lasker en el tratamiento de posiciones inferiores es debida a su psicológica tendencia a pensar sobre el tablero. En el caso de Bogoljubow es evidentemente la consecuencia de su optimismo, de su fe en su estilo.

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PARTIDA NÚM. 44

DEFENSA SICILIANA

Berlín, 1926

Blancas: Von Holzhausen Negras: Bogoljubow

1.e4 c5

2.¤f3 e6 Muchos analistas consideran mejor en este momento 2...¤c6, en el supuesto de que las blancas deben obtener la mejor partida si pueden jugar c4, puesto que la presión de las negras en la columna de c es uno de los principales factores de la defensa siciliana. Compárese con el comentario de la partida Maroczy−Euwe. Después de 2...¤c6 3.d4 cxd4 4.¤xd4, las negras pueden con ¤f6 forzar la obstrucción del peón c al jugar el blanco 5.¤c3, mientras si en lugar de 2...¤c6 la jugada es 2...e6, como en esta partida, las blancas pueden defender su peón e4 en la 5.ª jugada con ¥d3. Como muestra la presente partida, ninguno de los adversarios considera fuerte la jugada 5.¥d3. Bogoljubow prefiere 2...e6, porque lo más importante para él es poder desarrollar su ¤b8 a d7 o a c6, según las circunstancias.

3.d4 cxd4 4.¤xd4 ¤f6

5.¤c3 d6 6.¥e2 ¥e7 7.0−0 0−0 8.¢h1 a6 9.a4 b6

10.f4 ¥b7 Se puede observar que las blancas se guían en su desarrollo por el famoso ejemplo de la partida Maroczy−Euwe, Scheveningen, 1923. Pero mientras Euwe en esta partida permitió que lo aplastasen lentamente, Bogoljubow se aprovecha de la ligera desventaja que supone la de otra forma magnífica jugada f4, es decir, él desea ante todo explotar la debilidad de la gran diagonal blanca que va de h1 a a8 y especialmente la casilla e4, para obtener contrachances.

11.¥f3 d5

De dos filos, pero sólido.

12.exd5 Después de e5, las negras responderían con ¤e4.

12...exd5 13.£d3 ¤c6

14.¤xc6 ¥xc6 15.¥e3

A esta situación es a la que nos referimos en la introducción de esta partida y en la cual todas las chances parecen estar del lado de las blancas. Pero ahora las negras, empiezan a oponerse en la columna de rey y en la gran diagonal blanca.

15...¦e8 16.¦ad1 ¥b4!

Con objeto de debilitar el punto e4 con la amenaza del cambio en c3.

17.¥d4 ¤e4!

XABCDEFGHY 8r+-wqr+k+( 7+-+-+pzpp' 6pzpl+-+-+& 5+-+p+-+-% 4Pvl-vLnzP-+$ 3+-sNQ+L+-# 2-zPP+-+PzP" 1+-+R+R+K! Xabcdefghy

Esto parece un error y, sin embargo, ha sido profundamente bien meditado. Es compañera de la jugada ¤g4 en la segunda partida del match Tarrasch−Lasker, mencionada más arriba. En esta posición, diversas y al parecer decisivas continuaciones, están a disposición del primer jugador. Pero es un hecho, sin embargo, que las negras tienen algún contraataque en cualquier caso, por ejemplo: 18.¥xe4 dxe4 19.£g3 f6 20.¥c5 ¥xc5! 21.¦xd8 ¦axd8, y las negras con sus dos alfiles y su fuerte peón pasado tienen una prometedora compensación por su pérdida de material; o 18.¥xe4 dxe4 19.£c4 ¥xc3 20.£xc3 e3! 21.¥xe3 £c8. Las negras han perdido un peón, evidentemente, pero han

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obtenido una gran presión en la columna de rey y en la gran diagonal (£b7), y, puestos en lo peor, difícilmente perderán el final, a causa de los alfiles de diferente color.

18.¥xg7

Esta es la tercera y más peligrosa continuación de que disponen las blancas, que las negras no han pasado por alto, sino que han tomado en consideración, como se verá en seguida:

18...£h4! 19.¢g1?

Las blancas, pensando que la victoria estaba ya en sus manos, descuidadamente hacen la jugada que evita la pérdida de calidad de que estaban amenazadas por ¤g3! y ¤f2!.Debieron entregar la calidad y destruir con ello los nuevos puntos fuertes adquiridos por las negras. Con dos peones y una buena posición por la calidad habría tenido posibilidades de ganar la partida; por ejemplo: 19.¤xd5 ¤g3+ 20.¢g1 ¤xf1 21.¦xf1 ¥c5+, etc.

19...f6! Con esta jugada las negras ganan una pieza y la partida.

20.g3 Si en este momento o después juegan las blancas ¥xe4, para continuar después de dxe4 con £c4!, las negras hacen fracasar este plan interponiendo la jugada ¥c5+.

20...£h3 21.¤xe4 dxe4 22.£c4+ ¢xg7 23.£xc6 ¥c5+ 24.¢h1 exf3 25.£xf3 ¦e3

Una fuerte terminación. Las blancas no pueden tomar la torre de a8, porque serían mate con ¦e2.

26.£b7+ ¢h6 27.Abandonan.

PARTIDA NÚM. 45

GAMBITO DE DAMA

Berlín, 1928

Blancas: Johner Negras: Bogoljubow

1.d4 ¤f6 2.c4 c6

3.¤f3 d5 4.e3 e6 5.¥d3

La idea es esperar un tiempo en el desarrollo del ¤ de dama, con objeto de llevarlo a d2 o a c3, según las circunstancias. Como se verá en seguida, esta precaución previene la variante Merano. Las negras podrían realizar una formación Stonewall con ¤e4, en la cual el mejor sitio para el ¥ blanco es e2.

5...¤bd7 6.0−0 ¥e7

La única posibilidad de ataque de las blancas reside en el ¤ de c3 en combinación con e4. Anticipándose a esto, Bogoljubow coloca su ¥ en e7 y no en el aparentemente más agresivo d6.

7.¤c3 0−0 8.e4 dxe4 9.¤xe4 b6

10.£e2 ¥b7 11.¦d1

Se podía esperar el desarrollo del ¥ dama. Al mismo tiempo, como hay un gran número de casillas para él, no es tan fácil elegir. Más de acuerdo con la posición parece ser b3 y ¥b2. Como más pronto o más tarde las negras tendrán que hacer la jugada liberadora c5, el ¥ tendría así una bonita diagonal de ataque. Como Johner no podía formar su idea y deseaba todavía reservarse todas las posibilidades, eligió la jugada del éxito, que no es completamente mala, sino incolora y, en esencia, provisional.Tales jugadas revelan la diferencia entre Bogoljubow y la mayoría de sus oponentes. Bogoljubow tiene siempre absoluta confianza en la corrección de sus planes, no teniendo por ello vacilaciones ni pérdidas de tiempo al realizarlos.

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Aquí también, a pesar de ser el segundo jugador, gradualmente toma la iniciativa.

11...£c7 12.¥g5 ¦fe8

13.¤xf6+ Las blancas tratan de llevar su ¤ a e5. Habría sido mejor renunciar ya a toda idea de ataque y hacer todos los preparativos posibles para cambiar y simplificar después de c5 de las negras, que era de esperar.

13...¤xf6 14.¤e5 c5!

Las blancas deseaban evitar esta jugada colocando su ¤ en e5. Las negras no deben replicar a 15.dxc5 con £xc5, porque las blancas pueden sacrificar su ¥ en h7 después de cambiar en f6.

15.dxc5 bxc5! Superficialmente podría parecer que las negras están en inferioridad a causa de que su peón no está completamente seguro, y por otra parte, la mayoría de peones blancos en el flanco de la dama es de menos valor, porque el peón b nunca podrá pasar de b4. Así resulta evidente que Bogo1jubow tiene un peón de ventaja en el centro, la movilización del cual es el difícil problema de la continuación de la partida.

16.f4 Las blancas están empeñadas en reforzar su control del punto e5, con objeto de hacer posible a las negras la utilización de su peón de más en el centro. Hay que hacer notar que el sacrificio de ¥ en h7 no tendría éxito. Aunque las blancas podían obtener tablas con 16.¥xh7! ¢xh7 17.¦d7 ¤xd7 18.£h5+, las negras tienen su mejor línea de juego en 16...¤xh7 17.¦d7 £xd7 18.¤xd7 ¤xg5, y conservan más de lo equivalente a una dama.

16...¦ad8 17.¥c2 ¦xd1+ 18.¦xd1 ¦d8

19.¦xd8+ £xd8 20.£d3 £a5!

En vista de la amenaza ¥e4 y de la falta de protección del peón a2, las blancas deciden ahora dejar la posesión de los dos alfiles a las negras mediante el cambio en f6. Aparentemente Johner piensa que las negras no podrán hacer efectiva esta ventaja, debido a la fuerte posición de su ¤ en e5. Pero como Bogoljubow encuentra la manera de demostrar la superioridad de sus alfiles, 21.£d1 habría sido preferible, ya que las negras no habrían podido tomar el peón a2 ; por ejemplo: 21...h6! 22.¥h4 £xa2? 23.¥xf6 gxf6 (si ¥xf6 , entonces 24.£d7) 24.£d3! f5 25.£d7, etc.

21.¥xf6 £e1+ 22.£f1 £xf1+ 23.¢xf1 ¥xf6

24.g3 h6 Aunque más tarde la fuerza de los dos alfiles se hace sentir mucho, no se debiera considerar este final como ejemplo típico de la superioridad del par de alfiles. En tal caso las negras deben aspirar, sobre todo, a restringir el juego del ¤ con f6, y las negras, en su jugada 23, han debido tomar con peón en lugar de ¥xf6. Ahora, como antes, la ventaja principal de las negras consiste en su peón de ventaja en el centro, que el peón b no compensa, puesto que no puede avanzar.

25.¢e2 g5 26.¢e3 gxf4+ 27.gxf4 ¥g7

XABCDEFGHY 8-+-+-+k+( 7zpl+-+pvl-' 6-+-+p+-zp& 5+-zp-sN-+-% 4-+P+-zP-+$ 3+-+-mK-+-# 2PzPL+-+-zP" 1+-+-+-+-! xabcdefghy

28.b3

Al parecer la buena jugada 28.¥e4 habría conducido a un final de peones ganado por las negras después de ¥xe4 29.¢xe4 f5+ con ¥xe5. El peón de ventaja de las negras en el centro se convertirá en un peón pasado y protegido.

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28...f5! E1 principio de la maniobra decisiva. El ¥ irá a d6 y el rey a f6, después de lo cual el ¤ ha de abandonar e5, y así habrá llegado el momento en que las negras puedan demostrar su superioridad en el centro con e5. Entretanto, el peón de f5 ofrece en numerosas variantes buena protección para el ¥ dama en e4.

29.a3 a5 30.¥d3

Las blancas solamente pueden esperar. Después de ¥d1 ¥e4 ahogaría por completo la partida blanca.

30...¥f6 31.¥c2 ¢g7 32.¥d3 ¥d8 33.¥c2 ¥c7 34.¥d3 ¥d6 35.¥c2 ¢f6

36.¤f3 La jugada 36.¤d3 no evita la ruptura con e5, puesto que las negras tienen a su disposición ¥e4.

36...e5

37.fxe5+ ¥xe5 38.¥d3

Las blancas entregan su h2 esperando obtener unas tablas en vista de los alfiles de color contrario. La partida estaba perdida en cualquier forma, ya que las blancas juegan con un peón de menos, y además, tienen peor posición. Después de 38.h3, la continuación inmediata sería ¥b2 39.a4 ¥c1+; y f4 o ¥e4.

38...¥xf3 39.¢xf3 ¥xh2 40.¥e2 ¢e5 41.¢e3 ¥f4+

42.¢f3 Después de 42.¢d3, las negras continuarían con ¥c1 y ¢f4.

42...¥c1 43.a4 ¢d4

44.¥d1 ¢d3 45.¥e2+

El peón b no se puede salvar.

45...¢c2 46.Abandonan.

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AARON NIMZOWITSCH Aaron Nimzowitsch nació en 1887 en Riga. Sus más importantes victorias fueron: segundo y tercer premios, compartidos con Spielmann, en San Sebastián, 1912; primero y segundo premios, compartidos con Rubinstein, en Marienbad, 1925; primer premio en Dresden, 1926; primeros premios, compartidos con Tartakower, en Niendorf y Londres, 1927 ; primer premio en Berlín, 1928 ; primer premio en el fuertemente disputado torneo de Carlsbad, 1929. Mientras Spielmann buscó en el retorno al viejo estilo de gambito una salida a la decadencia que el juego había sufrido después de Steinitz, Nimzowitsch se esforzó por lograr un mayor refinamiento en la aplicación práctica de los principios de Steinitz. Spielmann, jugador combinador y de ataque, fue un consciente enemigo de los steinitztas, que trataban de ganar por pura estrategia; para Nimzowitsch, la combinación era el medio necesario para demostrar la superioridad estratégica de una posición. En esto fue el más destacado maestro de un grupo que, en la terminología de Tartakower, se ha llamado con frecuencia "hipermoderno". Pero es incorrecto hablar de una escuela hipermoderna. En lo único que coinciden es en que todos ellos son "pioneers" que tratan de desarrollar aún más las leyes de la estretegia ajedrecística, que fueron fundadas por Steinitz, y así hacen deliberadamente jugadas flojas desde el punto de vista de las viejas reglas. Sin embargo, dentro de esta coincidencia, los llamados hipermodernos tratan de encontrar las más variadas sendas, pero las conclusiones finales están reservadas todavía al futuro. Que la opinión de los aficionados está influenciada exclusivamente por los últimos resultados, se puede ver en los juicios que han pesado sobre Nimzowitsch. Cuando durante varios años no obtuvo éxitos, su juego se consideró barroco, afectado −juicio que todos los innovadores, incluido Steinitz, han tenido que sufrir−; pero desde que obtuvo éxitos fue considerado como un gran estratega por muchos. Inició sus investigaciones en el campo de la estrategia impugnando y corrigiendo muchas de las teorías de Tarrasch que se había generalizado demasiado dogmáticamente. Por ejemplo, Tarrasch sobreestimaba el valor de los peones

del centro en la apertura de la partida. Nimzowitsch demostró que la dominación del centro −que es la verdadera aspiración de la apertura− es posible aun sin peones, por la simple utilización de piezas, ya que los peones se pueden convertir en dañinas obstrucciones. También sobreestimaba Tarrasch la desventaja de la posición restringida. En esto, asimismo, Nimzowitsch redujo la aseveración de Tarrasch a sus justas proporciones. En las posiciones cerradas, el punto esencial a considerar es la posibilidad de ruptura. Como regla general, esta posibilidad será tanto mayor cuanto sea el espacio dominado; pero no es igual si consideramos la posición en conjunto. En este caso el mayor control de espacio no es provechoso y hasta es posible tener mejor partida incluso con espacio restringido. Ejemplos estratégicos de esta clase se pueden hallar retrocediendo hasta las partidas de Steinitz, pero estos ejemplos han sido olvidados o incluidos entre los supuestos elementos barrocos de la estrategia de Steinitz, mientras que los de Nimzowitsch forman parte del arsenal de la ciencia ajedrecística.

PARTIDA NÚM. 46

DEFENSA FRANCESA

Carlsbad, 1911

Blancas: Nimzowitsch Negras: Salwe

1.e4 e6 2.d4 d5

3.e5 La llamada variante Paulsen de la defensa francesa, que Nimzowitsch revivió y dio nueva idea. Las negras están evidentemente restringidas por la situación de sus peones de d5 y e6. Paulsen intentó hacer permanente esta situación restringida protegiendo y manteniendo su cadena de peones de d4 y e5, intento que fracasó debido a las jugadas negras c5 y f6, y ,como resultado de ello, la variante Paulsen no se utilizó durante años. Nimzowitsch reconoce que lo que el blanco realmente necesita es bloquear

114

los peones negros de e6 y d5, pero sin importarle si lo hace con peones o con piezas. Como veremos en la presente partida, no se trata aquí de hacer un intento desesperado de mantener intacta la cadena de peones d4 y e5, sino de más bien permitir el cambio de estos d4 y e5 pueden ser suficientemente cubiertos por las piezas blancas. Estos se convierten en puntos fuertes o, desde el punto de vista de las negras, en puntos débiles, en el sentido de la teoría de Steinitz. Por otra parte, Steinitz veía la defensa francesa desde este mismo punto de vista.

3...c5 4.c3

En partidas anteriores Nimzowitsch solía continuar con 4.¥f4, permitiendo así cxd4 y, naturalmente, él no tomaba este peón, sino que lo bloqueaba con ¥d3.Entonces el peón negro de d4 obstruye el de d5. Las blancas protegían su peón de e5 con piezas para evitar que las negras se liberasen con f6 y provocar un cambio de peones. Las negras obtienen en esta variante un peón más, que solamente actúa como obstrucción de su propio desarrollo y que no pueden hacer valer mientras las blancas mantengan su bloqueo. Los datos que determinan el valor de esta variante no han sido completados, pero es evidente que las negras cometerían un error si tratan de proteger su peón de ventaja. Esto es, si las negras toman medidas protectoras tales como ¥c5 o £b6, el peón de d4 se convertirá en una obstrucción de las piezas protectoras, que es exactamente lo que las blancas buscan.

4...¤c6 5.¤f3 £b6 6.¥d3 ¥d7

Naturalmente, las negras no podían tomar el peón de d4 inmediatamente, pero ahora sí amenazan tomarlo. Sin embargo, las blancas tienen ahora una oportunidad favorable para cambiar un peón central por el peón c enemigo, de acuerdo con el plan, va que con un rápido b4 pueden controlar el punto d4 con piezas. Por ello habría sido mejor 6...cxd4 7.cxd4 ¥d7.

Quizá a5, para prevenir b4, habría sido posicionalmente más sólido; pero esto habría debilitado el punto b5, lo que habrían podido demostrar las blancas con b3 y ¤a3.

13.¤d2 0−0

16.¥d4 £c7

23.¦g3

7.dxc5 ¥xc5

8.0−0 f6

9.b4 ¥e7

10.¥f4 fxe5 11.¤xe5 ¤xe5

12.¥xe5 Nimzowitsch ha descubierto su plan. La cadena de peones blancos en el centro ha desaparecido, pero los puntos d4 y e5 están bajo su control, de tal manera que, los peones negros de e6 y d5 permanecen bloqueados, a pesar de la ausencia de la obstrucción natural por los peones blancos. En las jugadas siguientes Nimzowitsch desarrolla sus piezas para cubrir los puntos estratégicos d4 y e5 de los cuales este último es evidentemente el más importante porque es el que penetra más profundamente en la posición negra.

12...¤f6

14.¤f3 ¥d6 15.£e2 ¦ac8

17.¤e5 ¥e8 18.¦ae1 ¥xe5

El cambio del alfil más móvil debilita todavía más la posición negra. Sin embargo es natural, psicológicamente, que las negras, en su restringida posición, deseen cambiar.

19.¥xe5 £c6 20.¥d4 ¥d7 21.£c2 ¦f7 22.¦e3 b6

La restringida posición central negra y su incapacidad para coordinar sus esparcidas fuerzas, invitan al ataque. Esto ahora conduce a una inmediata ventaja.

23...¢h8 Solamente la jugada g6, que habría sido muy débil, podía evitar pérdidas materiales

115

XABCDEFGHY 8-+r+-+-mk( 7zp-+l+rzpp' 6-zpq+psn-+& 5+-+p+-+-% 4-zP-vL-+-+$

24.¥xh7!

24...e5

36.¥d3 ¢d6

3+-zPL+-tR-# 2P+Q+-zPPzP" 1+-+-+RmK-! xabcdefghy

Esto decide la partida, ya que después de ¤xh7 25.£g6 gana rápidamente.

25.¥g6 ¦e7 26.¦e1 £d6 27.¥e3 d4

28.¥g5 ¦xc3 29.¦xc3 dxc3 30.£xc3 ¢g8

31.a3 ¢f8 32.¥h4

Amenazando ganar otro peón con ¥g3.

32...¥e8 33.¥f5 £d4

34.£xd4 exd4 35.¦xe7 ¢xe7

37.¥xf6 gxf6 38.¢f1 ¥c6

39.h4, Abandonan.

LA VARIANTE HANHAM Como hemos visto, la principal desventaja de la defensa Steinitz del Ruy López, yace en el hecho de que tarde o temprano el negro estará obligado a cambiar su peón e −lo que Tarrasch ha designado como "abandono del centro"−, y las blancas obtienen con ello una partida libre. Del jugador americano Hanham produce un sistema defensivo que trata de llevar a efecto esta disposición de peones de la defensa Steinitz, en e5 y d6 y mantenerla. En otras palabras, las negras pueden suministrar el suficiente apoyo al peón de e5 para escapar de la

necesidad de cambiarlo, evitando así el "abandono del centro".

1.e4 e5 2.¤f3

Las negras protegen su peón de e5, no con 2...¤c6, porque es exactamente la jugada que permite 3.¥b5 del ataque Ruy López, contra el cual el centro no puede ser sostenido sólidamente, sino volviendo a la vieja defensa Philidor.

2...d6 3.d4

Ahora la protección 3...¤c6; permitiría también la clavazón 4.¥b5. Por ello, las negras sostienen el centro con

3...¤d7 Esta jugada caracteriza la defensa de Hanham. Seguramente, tiene la ventaja sobre la defensa Steinitz de la partida española, que el centro puede ser mantenido, pero, por otra parte, la posición del ¤ en d7 hace más difícil el desarrollo, por lo cual las negras han de jugar con el mayor cuidado. Después de 4.¥c4, las negras deben decidirse por 4...c6, porque 4...¤gf6 es de dudoso valor a causa de 5.¤g5. Por otra parte, 4...¥e7 es un gran error, a causa de 5.dxe5 dxe5 6.£d5, o 5...¤xe5 6.¤xe5 exd5 7.£h5. De todas maneras, se pueden evitar tales dificultades jugando cuidadosamente, y no hay nada que pueda justificar la condenación de la variante Hanham. Pero hay una buena razón, que se encontrará, y si examinan más detenidamente las características posicionales de la situación. El centro negro es sólido, pero restringido. La disposición es similar a la formación blanca de ataque creada por Steinitz en el Ruy López, en la cual él coloca los peones en e4, d3 y c3, con objeto de iniciar un ataque de flanco basado en la seguridad de su centro. Sin embargo, la desventaja de la variante Hanham comparada con la vieja disposición de Steinitz, es que el alfil de rey queda cerrado dentro de la cadena de sus propios peones. Como consecuencia tenemos que las posibilidades de ataque sobre un ala, que es la única compensación por una posición cerrada en el centro, es mucho menor, y si es

116

vigorosamente contenido por las blancas, no tiene posibilidades de éxito. El verdadero tratamiento de la variante Hanham por las blancas, consiste, no en una fuerte y agresiva acción en el centro, sino más bien proviniendo todas las posibilidades de desarrollo por cualquiera de los dos flancos. La consecuencia será que las negras tendrán una partida restringida y que, para no quedarse completamente ahogadas y conservar para sus piezas el punto e5, voluntariamente tendrán que abandonar el centro cambiando su peón e5, que, dentro de las circunstancias desfavorables de la partida, es lo mejor que pueden hacer. Nimzowitsch, que por algún tiempo jugó la variante Hanham con especial predilección, introdujo una mejora táctica, replicando primero a 3.d4 con el contraataque 3...¤f6, y solamente después de 4.¤c3, yendo a la protección característica de la defensa con 4....¤bd7. Esta variante, aunque útil mientras el segundo jugador evite ciertas trampas de la apertura, no cambia en nada el aspecto esencial de la posición.

PARTIDA NÚM. 47

DEFENSA PHILIDOR

(Variante Hanham)

San Sebastian, 1911

2.¤f3 d6

4.¤c3

6...0−0

9.¥h4 ¤h5

11.hxg3 b5

14.¦ad1 £c7

Blancas: Teichmann Negras: Nimzowitsch

1.e4 e5

3.d4 ¤f6

No existe ventaja para las blancas en 4.dxe5 ¤xe4 5.¥c4 c6.

4...¤bd7 5.¥c4 ¥e7

6.0−0 Aquí hay una posibilidad de combinación de ataque directo, que naturalmente sería prematuro y, por ello, no tendría efectividad, por ejemplo: 6.¥xf7+ ¢xf7 7.¤g5+ ¢g8 8.¤e6 £e8 9.¤xc7 £g6 10.¤xa8 £xg2 11.¦f1 exd4! (una jugada pobre sería ¤g4 a causa de £d3!) seguido de

¤e5 12.£xd4; o 6.¤g5 0−0 7.¥xf7+ ¦xf7 8.¤e6 £e8 9.¤xc7 £d8! 10.¤xa8 b6 y las blancas tendrían un final con torre y tres peones por dos piezas menores, pero con una situación desfavorable debido a su más pobre desarrollo.

7.£e2 c6 8.¥g5

Esto es un error que da a las negras una magnífica partida. En lugar de esto, las blancas no debieron dar oportunidad de expansión a las negras en el flanco de dama, Como se ha explicado más arriba. A este propósito, la jugada correcta es 8.a4.

8...h6

10.¥g3 ¤xg3

12.¥d3 a6

Al objeto de un eventual c5. Evidentemente, las negras han alcanzado ya una posición de ataque en el flanco de dama.

13.a4 ¥b7

Con exd4 15.¤xd4 c5, las negras no ganarían una pieza, porque el blanco replicaría con 16.¤f5 c4 17.£g4.

15.axb5 axb5 16.g4

Las blancas parecen estar soñando con un ataque por medio de g3, ¢g2 y ¦fh1.En lugar de esto, debían pensar en consolidar su ya más bien pobre posición, lo cual sería posible con ¤b1 y c3.

16...¦fe8 17.d5 b4

18.dxc6 ¥xc6 19.¤b1 ¤c5

20.¤bd2 £c8 21.¥c4 g6

Esto prepara el ataque sobre el lado de rey. Naturalmente, £xg4 sería un error a causa de 22. ¥xf7+.

117

22.g3 ¢g7 23.¤h2 ¥g5

24.f3 Después de 24.f4 exf4 25.gxf4 ¥f6, donde los peones blancos quedarían atacados.

24...£c7 25.¦fe1

Existía la amenaza de 25...¤a4 26.¦b1 ¥xd2 27.£xd2 ¥xe4, la cual es detenida después de la jugada hecha, porque el alfil queda protegido después de 28.¦xe4.

25...¦h8 26.¤df1 h5

28.¥d5 ¦ah8

38.¤f2 fxe4

27.gxh5 ¦xh5

29.¥xc6 £xc6 30.£c4 £b6 31.¢g2 ¤e6

XABCDEFGHY 8-+-+-+-tr( 7+-+-+pmk-' 6-wq-zpn+p+& 5+-+-zp-vlr% 4-zpQ+P+-+$ 3+-+-+PzP-# 2-zPP+-+KsN" 1+-+RtRN+-! xabcdefghy

Las negras amenazan ahora terminar la partida en forma brillante, como sigue: 32...¦xh2+ 33.¤xh2 ¦xh2+ 34.¢xh2 £f2+ 35.¢h3 ¥f4 36.¦g1 ¤g5+, etc.

32.¦e2 ¤d4 33.¦ee1

Después de 33.¦f2, seguiría ¥e3!

33...£b7

Ahora las blancas no tendrán una buena defensa contra 34...¦c8, porque 34.c3, sería refutado con bxc3 35.bxc3 £b2+. Por esto deciden sacrificar la calidad, pero la partida está perdida.

34.¦xd4 exd4

35.¤g4 £b6 36.f4 ¥e7 37.¦d1 f5

39.£xd4+ £xd4 40.¦xd4 d5 41.g4 ¥c5

42.¦d1 ¦h4 43.¦xd5 ¥xf2 44.¢xf2 ¦xg4 45.¢e3 ¦c8

46.¢xe4 ¦c4+ 47.¢d3 ¦cxf4

y las negras ganan. Es instructivo ver cómo las negras realizan la idea estratégica de la variante Hanham en esta partida. Es la misma idea estratégica de la formación de ataque de Steinitz en el Ruy Lopez, es decir, un centro firme que hace posible un ataque de flanco. Aquí Nimzowitsch no se contenta con atacar en un solo lado, sino combina el ataque sobre las dos alas de forma admirable.

DEFENSA INDIA Las mismas consideraciones que hacen dudosa la réplica 1...e5 a 1.e4, también son aplicables a la réplica 1...d5 a 1.d4. Con 1...d5, el peón blanco de d4, lo mismo que el peón dama negro, quedan fijados. Por consiguiente, ambos peones pueden convertirse en puntos de ataque para el bando opuesto, ya sea por ataque directo o por columna abierta. Mas, cuando se realizan ataques y contraataques tempranos, cuando la partida se abre rápidamente, la ventaja de salida es más evidente. La práctica confirma esta teoría. Las blancas pueden jugar inmediatamente 2.c4 para abrir la partida, mientras que las negras, solamente con muchas precauciones y grandes dificultades, pueden llegar a jugar c5, lo cual les es absolutamente necesario en muchas ocasiones para igualar la partida. Ahora se trata de buscar un punto de apoyo en el centro replicando a 1.d4, no con d5, sino después de ciertas preparaciones, con e5, análogamente a la defensa francesa y a la Caro−Kann, en las cuales la réplica a 1.e4 no es e5, sino jugar de tal manera que se haga posible la jugada d5. Esta defensa fue puesta en práctica por Tschigorin. Primero, después de 1.d4, las negras juegan 1...¤f6, para prevenir o estorbar e4, y entonces jugar d6 y ¤bd7, después de lo

118

cual las blancas no pueden evitar por más tiempo la jugada negra e5. Exactamente igual que en la variante Hanham, el centro es inestable. Si en la continuación las blancas se ven obligadas a jugar dxe5, la partida, evidentemente, se iguala. Si por el contrario las negras se ven forzadas a cambiar exd4, las blancas tienen más libertad en el centro. Las blancas tienen, además, la posibilidad, si la necesitan de convertir esta posición inestable en una cerrada por d5, con la ventaja de controlar más espacio. El peón blanco de d4 está mejor protegido que el negro de e5, y así vemos que esta falta de estabilidad favorece a las blancas, razón por la cual no se considera buena la defensa Tschigorin y se juega muy poco actualmente. Por las mismas razones, la defensa 1...¤f6, fue considerada antiguamente irregular. Se ha trazado un sistema de defensa, el cual difiere por completo del de Tschigorin y que es ahora generalmente llamado defensa india, según inspiración de Tartakower. Los tempranos días de la apertura india (1920−1924) no ofrecían un sistema, sino una gran falta de sistema y, como consecuencia, una gran diversidad de jugadas. Jugaban 1...¤f6 para mantener retrasado todo lo posible el centro, así como para guiarse por la disposición de las fuerzas blancas y hacer difícil la formación del centro desarrollando los alfiles en "fianchetto". Para poner un poco de orden dentro de esta multiplicidad de jugadas, Kmoch sugirió la siguiente nomenclatura: india antigua, si los alfiles no se desarrollan por los flancos; india de dama o india de rey, si se desarrollaban el ¥ de dama o el ¥ de rey; y doble india, si se desarrollaban los dos. Creemos que la superfluidad de estas designaciones aparecerá pronto. La defensa india antigua −defensa Tschigorin mencionada más arriba− es mala y no se ha vuelto a jugar, y lo mismo se puede decir del desarrollo en "fianchetto" del ¥ de rey. (Aquí no hablamos de variantes −la mayoría de las cuales son refutadas con tanta frecuencia−, sino de consideraciones generales.). Con el desarrollo en "fianchetto" del ¥ de rey en g7, hay que suponer el ataque directo contra el punto fuerte de las blancas; pero cuando las negras juegan a la defensiva, no está justificado este ataque directo. Es imposible que tal ataque pueda triunfar. Con ¥b7, por otra parte, las negras continuarían el ataque ya iniciado con ¤f6, contra las casillas blancas

centrales e4 y d5, las cuales se han debilitado con la primera jugada blanca 1.d4. La contrajugada que las negras tienen que buscar es establecer un baluarte frente al punto fuerte, tratando así de obtener una posición donde las fuerzas se equilibren. Además, solamente se debe atacar el punto fuerte enemigo cuando el ataque esté justificado por la obtención de una ventaja. Después de 1.d4, las negras no tienen ninguna justificación para hacerlo. De esto deducimos que las negras en la defensa india harán todas aquellas jugadas que supongan presión sobre e4 y d5 y así no solamente 1...¤f6 y ¥b7, sino también especialmente después de la jugada blanca ¤c3, la limitadora ¥b4. La diferencia esencial entre la defensa india y 1...d5 yace en la elasticidad de la posición de los peones negros. Si, por ejemplo, las blancas inmediatamente hacen esfuerzos para crearse nuevos puntos fuertes en sus casillas blancas y fuerzan e4, entonces las negras no están obligadas a persistir en su plan, sino que deben adaptarse a la nueva situación y ahora, a su vez, concentrarse en las casillas negras para jugar d6 y e5. En esto tienen una ventaja sobre la antigua defensa Tschigorin, principalmente que su ¥ de rey está ya en b4 y se puede cambiar por el ¤ de c3, y así no queda encerrado dentro de la cadena de sus propios peones. La extensión de este sistema de defensa india se debe principalmente a Nimzowitsch.

PARTIDA NÚM. 48

DEFENSA NIMZO−INDIA

Dresden, 1926

Blancas: Johner Negras: Nimzowitsch

1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤c3

Para evitar la clavada que sigue, actualmente se suele jugar 3.¤f3.

3...¥b4 4.e3

119

Una modesta jugada mediante la cual encierran su ¥ dama y, evidentemente, no tratan de obtener ventaja de la apertura. En vista de esta situación, las negras también juegan simplemente y no necesitan desarrollar su ¥ dama a b7.

4...0−0

Esta jugada, atacando el peón d blanco, es el método típico de prevenir la formación central de peones blancos con e4.

Naturalmente, las blancas tienen ahora el par de alfiles, pero son ineficaces, porque el ¥ dama tiene solamente un poder limitado debido a la forma en que están emplazados los peones. Por otra parte, el hecho de que los peones doblados de c3 y c4 estén bloqueados por el peón c5 negro, es una evidente desventaja para las blancas, que le causarán mucha perturbación en el curso de la partida.

8...d6

12.¥e2 £d7!

Aquí las blancas podían todavía mejorar su partida si hubiesen tratado de reforzar su débil situación jugando su ¥ dama a d2−e1−h4.

15.¥d2 £f5

Las blancas podían haber esperado todavía, pero las negras las habrían obligado con ¥e6. Ahora las negras inician su ataque contra el lado de rey.

22...¢h8

5.¥d3 c5

6.¤f3 ¤c6 7.0−0 ¥xc3

8.bxc3

9.¤d2 Una buena jugada que, por una parte, protege c4, permitiendo la eventual réplica ¤b3 a la jugada de ataque ¤a5, y por otra, hace posible f4. Esto es muy importante, porque las negras tienen que jugar e5 al objeto de liberar su ¥ dama.

9...b6 10.¤b3?

Aquí se debió jugar 10.f4 inmediatamente, lo cual habría dado a las blancas una partida igualada.

10...e5 11.f4

Ahora esta jugada no tardará mucho en conducir a la apertura de la columna f. Una jugada más pobre habría sido 11.d5, a causa de la réplica e4 y ¤e5.

11...e4

Con esta original maniobra de bloqueo h5 y £d7−f5−h7), las negras previenen cualquier intento de ataque blanco por medio de g4. Además, el flanco de rey de las blancas que de esta forma ha sido inmovilizado, pronto ofrecerá puntos de ataque a las negras.

13.h3 ¤e7 14.£e1

14...h5

16.¢h2 £h7

Nimzowitsch ha completado su maniobra y el lado del rey que parecía asegurado, está ahora condenado a un papel pasivo y seriamente amenazado.

17.a4 ¤f5 Amenazando ¤g4+.

18.g3 a5 De esta forma el flanco de dama también está bloqueado.

19.¦g1 ¤h6 20.¥f1 ¥d7 21.¥c1 ¦ae8

Con esta jugada las negras tratan de forzar d5 de las blancas de tal manera, que después de esta inmovilización puedan traer del lado de dama todas sus fuerzas para atacar en el de rey.

22.d5

23.¤d2 ¦g8

120

24.¥g2 g5 25.¤f1 ¦g7 26.¦a2 ¤f5

28.£d1 gxf4

29.exf4 ¥c8

El ataque contra el peón débil de c4 es un medio de alejar fuerzas blancas de la defensa del flanco de rey.

1+-vL-+NtRL!

27.¥h1 ¦eg8

Abriendo la partida, lo que requiere muchos cuidados porque el e4 negro es ahora débil. Nimzowitsch juega esta parte de la partida con gran abundancia de ideas.

30.£b3 ¥a6

31.¦e2

XABCDEFGHY 8-+-+-+rmk( 7+-+-+ptrq' 6lzp-zp-sn-+& 5zp-zpP+n+p% 4P+P+pzP-+$ 3+QzP-+-zPP# 2-+-+R+-mK"

xabcdefghy Johner juega para el ataque. Para el caso del plausible intento de proteger todavía más el punto g3 con ¥d2−e1, Nimzowitsch tenía preparada la siguiente combinación: 31.¥d2 ¦g6 32.¥e1 ¤g4+ 33.hxg4 hxg4+ 34.¢g2 ¥xc4! 35.£xc4 e3! y las blancas únicamente pueden evitar la amenaza de mate con ¤xe3.

31...¤h4 32.¦e3

Si las blancas con 32.¤d2 hubiesen intentado capturar el peón de e4 habría seguido esta bonita terminación: 32.¤d2 ¥c8 33.¤xe4 £f5 34.¤f2 £xh3+ 35.¤xh3 ¤g4 mate.

32...¥c8 33.£c2 ¥xh3

34.¥xe4

Después de 34.¢xh3, la partida se decide con £f5+. La posición defensiva de las blancas ha sido invadida, y pronto será completamente insostenible como resultado del vigoroso juego de las negras. La conclusión es fácil de entender.

34...¥f5 35.¥xf5 ¤xf5

36.¦e2 h4 37.¦gg2 hxg3+

38.¢g1 £h3 39.¤e3 ¤h4 40.¢f1 ¦e8!

41.Abandonan.

PARTIDA NÚM. 49

DEFENSA NIMZOWITSCH

Niendorf, 1927

Blancas: Brinckmann Negras: Nimzowitsch

1.e4 ¤c6

Esta defensa, frecuentemente usada por Nimzowitsch, trata de presionar sobre la casilla d4 de las blancas, la cual se ha debilitado con la jugada 1.e4, y así preparar, a su vez, d5. En caso de 2.d4, por ejemplo, seguiría 2...d5, para continuar el ataque contra el centro blanco pronto con f6. Nimzowitsch ha recomendado siempre un inmediato 3...f6, considerando la continuación del ataque blanco por 4.¥d3 completamente ineficaz. Las opiniones difieren respecto a la mejor manera de combatir la defensa Nimzowitsch. Lasker recomienda 2.d4 d5 3.¤c3 dxe4 4.¥b5. Nos parece que 2.¤f3 es la más lógica jugada, puesto que reduce la efectividad del caballo negro de c6 y opone una formación cerrada defensiva a las negras.

2.¤c3 En sentido absoluto, esta jugada difícilmente es fuerte, porque las negras con e5 alcanzan la inofensiva Partida Vienesa. Sin embargo, esta jugada tiene una ventaja sobre un inmediato 2.d4, ya que las negras están deseando jugar d5, tienen que hacer primero la jugada preparatoria 2...e6, que impide el desarrollo del ¥ dama a f5.

121

2...e6 3.d4 d5

4.e5 Esta jugada se puede hacer aquí con menos vacilación que en las variantes análogas de la defensa francesa, porque las negras no pueden minar el centro con c5 tan fácilmente, a causa de la obstrucción que les hace su ¤ de c6. Pero la cuestión es si las negras en el final no pueden romper el centro blanco con ventaja.

5.¤f3 b6

8...h5!!

10.£d3

Las blancas quieren evitar £a6.Posicionalmente, habría sido más correcto mantener el ¤ en g3 por h4.

10...¤g6

4...¤ge7

6.¤e2 Las blancas desean tener la posibilidad de poder consolidar su centro con c3, pero permiten a su oponente hacer la siguiente jugada, que conduce eventualmente al cambio del inactivo ¥ dama por el ¥ rey blanco, lo cual tiene mucha importancia.

6...¥a6! 7.¤g3 ¥xf1

8.¢xf1 Las blancas tratan de atacar y por ello no quiere retroceder con su caballo.

Maniobras como esta son sorprendentes; sin embargo, es magnífica y trata de dominar las casillas blancas. En primer lugar se amenaza h4 en combinación con la inexpugnable posición del ¤ en f5. Más adelante veremos que, posicionalmente, el factor más importante en esta partida es la dominación por las negras de las casillas blancas, lo cual ha sido posible solamente por el cambio del ¥ rey blanco.

9.¥g5 £c8

11.c3

Aun las blancas podían jugar h4, pero entonces su oponente tomaría la iniciativa en el flanco de dama ganando un tiempo con ¤b4 y c5.

11...h4 12.¤e2 ¥e7 13.h3 ¥xg5

14.¤xg5 ¤ce7

XABCDEFGHY 8r+q+k+-tr( 7zp-zp-snpzp-' 6-zp-+p+n+& 5+-+pzP-sN-% 4-+-zP-+-zp$ 3+-zPQ+-+P# 2PzP-+NzPP+" 1tR-+-+K+R! xabcdefghy

Se puede sacar mucho provecho del estudio de esta posición. Las blancas controlan más espacio y así se podría pensar que tienen la ventaja. Pero éste no es el caso. El verdadero criterio por el cual hay que apreciar las posiciones cerradas, es la posibilidad de ruptura. En general, el jugador que tiene más libertad de movimiento en una mayor área está en mejores condiciones para colocar sus piezas lo más ventajosamente ante una posible ruptura, que su oponente, que tiene una posición más restringida. Como sabemos, ésta es la idea del método a jugar en posiciones restringidas que se debe en gran parte a Tarrasch. Nimzowitsch nos demuestra ahora que en una posición restringida hay posibilidad de ruptura mediante c4 y f4−f5. La primera es difícilmente buena, puesto que las blancas dominan más espacio en el centro y en el flanco de rey, pero no en el de dama. Y en el presente caso es particularmente dudosa la jugada porque el peón d blanco se convertiría en un peón retrasado. La jugada liberadora dictada por la posición sería, por ello, f4−f5.Pero estas jugadas no se pueden hacer, porque las blancas nunca dominarán el punto f5. Además, las negras han hecho muy buenos preparativos para el futuro con la aparente maniobra artificial, pero verdaderamente efectiva (¤g6; h5−h4; ¤e7, y sobre todo, en el cambio del ¥ rey blanco). Así, mientras las blancas no tienen posibilidad de ruptura y se ven limitadas a hacer jugadas de

122

espera detrás de la muralla de sus peones, el segundo jugador tiene a su disposición las posibles rupturas con f6 y c5. Unicamente las negras son capaces de tomar la iniciativa y, por consiguiente, tienen mejor posición, a pesar de tener un espacio restringido.

15.¢g1 f6! 16.¤f3 £d7 17.¢h2 c5

18.c4 Como el mismo Brinckmann dice en el libro del torneo de Niendorf, cometió un acto de violencia con esta jugada, puesto que de otra forma habría sido gradualmente aplastado por la falta de una contraofensiva.

22.¤c3 fxe5

30.¤e3 ¦d8

39.¤d6 ¤e3

18...£c7 19.cxd5 c4

20.£c2 exd5 21.¦he1 0−0

23.¤xe5 ¤xe5 24.dxe5 d4

25.¤b5 £c5 26.¤d6 d3

Parece más simple para las negras mantener intacta su masa de peones con b5. Sin embargo, las blancas replicarían con 27. £d2 y obtendrían contrachances en el lado de rey, donde tienen la superioridad.

27.£xc4+ £xc4

28.¤xc4 ¦xf2 29.¦ad1 ¦c8

31.¤c4 ¤f5

Después de un inmediato b5, seguiría 32.¤d6. Pero ahora las blancas deben evitar b5.

32.a4 A 32.e6, Nimzowitsch habría replicado con ¦e2. Y si 33.¦xd3, por ejemplo, seguiría ¦xe1 34.¦xd8+, y las blancas no tienen suficiente defensa contra la amenaza ¤g3.

32...¢f7 33.¦e4 ¦e2!

34.¦f4 Las blancas están ya completamente perdidas. Después de 34.¦xe2 dxe2 35.¦e1, las negras ganarían con ¦d1 36.¦xe2 ¤g3.

34...¢e6 35.¦g4 d2

36.¦g6+ ¢f7 37.¦g4 a6

38.¦f4 ¢e6 Las blancas no tienen ahora defensa contra b5.

40.Abandonan.

123

AKIBA RUBINSTEIN

3.¤f3 e6

Rubinstein, que nació el 12 de octubre de 1882 en Staviak, Polonia, fue antes de la primera gran guerra, el más calificado rival de Lasker para el campeonato del mundo. Durante la guerra resultaron tan afectados sus nervios que en años posteriores tuvo tan severas derrotas como grandes victorias. Sin embargo, en conjunto, pocos maestros han obtenido un éxito tan brillante como el suyo en torneos y "matches". Ganó primeros premios en los torneos internacionales de Ostende, 1907 (compartido con Berstein); CarIsbad, 1907 ; St. Petersburgo, 1909 (compartido con Lasker) ; San Sebastián, 1912 ; Pistyan, 1912; Breslau, 1912 (compartido con Duras); Viena, 1922; Marienbad, 1925 (compartido con Nimzowitsch). Su firmeza y, tal vez, su carácter, nos lo muestran el resultado de sus "matches", todos los cuales ganó, aunque, por regla general, por muy pequeño margen, especialmente con Marshall, Lodz 1908 (3 a 2 y 3 tablas); Salwe, Lodz, 1908 ; Marshall, Varsovia, 1908 (4 a 3 y 1 tablas); Teichmann, Viena, 1902 (3 a 2 y 1 tablas); Mieses, Berlín, 1909 (5 a 3 y 2 tablas), Schlechter, Berlín, 1918 (2 a 1 y 3 tablas); Bogoljubow, Estocolmo, 1920 (5 a 4 y 3 tablas). Rubinstein obtuvo estas victorias a pesar de que los nervios le producían momentos de completo agotamiento en los cuales cometía graves errores. Más de una vez, en partidas de torneo, le han pasado inadvertidos mates en una o dos jugadas. El hecho de que haya podido obtener tales resultados a pesar de este handicap, habla mucho de su gran habilidad. Con todo, Rubinstein ha creado las más perfectas partidas de la época desde Steinitz. Las teorías de Steinitz y su aplicación al ajedrez tienen la misma historia que las teorías físicas y su aplicación a la tecnología. Las partidas de Steinitz fueron los mejores ejemplos de sus teorías. Todo una generación de maestros procede de ellas, que tienen un gran valor para el juego práctico. Rubinstein fue el jugador más notable de esta generación y sus partidas son la más perfecta demostración de las enseñanzas de Steinitz.

PARTIDA NÚM. 50

APERTURA PEÓN DE DAMA

Lodz, 1908

Blancas: Marshall Negras: Rubinstein

1.d4 d5 2.¥f4

Marshall plantea la disposición e3, c3 seguida del desarrollo de sus piezas con ¤f3, ¤bd2, ¥d3 y 0−0. Este simple desarrollo fue con frecuencia empleado antiguamente y no justifica ninguna ganancia de ventaja efectiva. Con esto, las blancas no intentan obtener preponderancia en el centro, que debe ser la aspiración de toda apertura fuerte. Menos tranquilamente efectiva es la misma disposición sin el ¥ en f4 y encerrado en ¥c1. En este caso las blancas no pueden dejar de jugar e4 para liberar este ¥, teniendo así las negras la ventaja de conocer el plan estratégico de su oponente y pueden, por lo tanto, organizar sus fuerzas para impedirlo. Sin embargo, esta apertura no carece de astucia. La algo restringida posición elegida voluntariamente por las blancas incita a las negras de vez en cuando a avanzar por el centro prematuramente con c5 y e5, a lo que el blanco, con la réplica dxc5 o dxe5, y c4 o e4, puede frecuentemente demostrar la debilidad de los peones negros centrales. El maestro belga, Colle, jugó esta apertura durante largo tiempo con buenos resultados, pero desistió cuando fueron descubiertos los correctos métodos de defensa. Este último sistema de apertura se puede iniciar también con 1.c3, después de lo cual las negras no pueden evitar la continuación 2.d4 y e3.El maestro español, Juncosa, es de la opinión de que esta serie de jugadas es psicológicamente más efectiva que la iniciación con 1.d4 y que, después de 1.c3, las negras efectuarán más fácilmente prematuros avances. La jugada 1.c3 se denomina, según él, apertura zaragozana.

2...¤f6

124

4.e3 c5 5.c3 ¤c6

Aquí £b6 no sería buena, por la réplica £b3. Si las negras cambian la dama, las blancas tienen la ventaja a causa de la columna a abierta.

La situación blanca es difícil. La jugada 7.b3 sería un serio error posicional, debido a la debilidad del peón c3. La jugada 7.£b3 sería contestada con c4 8.£xb6 axb6 y b5, b4 y las negras tendrían la ventaja a causa de la columna a abierta. La jugada 7.£d2 tiene la desventaja de que el blanco no puede continuar con ¤bd2. Por ello, la jugada natural sería 7.£c2, pero después de las jugadas negras ¥d7 ¦c8, las blancas perderían tiempo a causa de la amenaza cxd4 y ¤b4 por esta razón, las blancas se deciden a hacer la mejor, que es 7. £c1.

9.¤bd2 ¥e7

El blanco desea jugar ¤e5, pero no puede hacerlo en seguida, porque le replicarían con cxd4. Por lo cual las blancas desean retirar su dama de la columna de alfil protegiendo el peón b2 con la torre.

17.¦a1

Naturalmente, no se puede jugar 29.¥xf4 gxf4

6.¥d3 £b6

7.£c1 ¥d7 8.0−0 ¦c8

10.¦b1

10...0−0

11.£d1 ¦fd8 12.¤e5 ¤xe5 13.dxe5 ¤e8

14.£h5 f5 Las negras amenazan ahora el cambio de alfiles por medio de ¥b5, después de lo que las blancas no tendrán posibilidades de ataque, y, además, se encuentran en inferioridad para el final a causa de tener el peor alfil. Esto explica la siguiente jugada de torre del blanco para evitar el cambio de alfiles. Pero ahora se ve forzado, cada vez más, a situarse a la defensiva. Lo correcto sería 15.exf6 ¤xf6 16.£e2, con igualdad aproximada.

15.¦fe1 ¥b5 16.¥c2 £a6

Defendiendo el a2 y evitando, una vez más, el cambio de alfiles por ¥d6.

17...¥d3 18.¥d1 £b6

Ahora las blancas no tienen buena protección para su peón b2. A 19.b3, seguiría £a5.

19.¤b3

Tratando de compensar la pérdida del peón b2 con el dominio del punto fuerte d4. Pero Rubinstein, aunque ya ha ganado una clara ventaja de posición −domina mucho más espacio en el centro y en el flanco de dama, mientras el ataque blanco en el lado de rey ha sido rechazado−, renuncia a la captura del peón para continuar sus actividades de bloqueo.

19...a5 20.¥f3 ¥e4

Después de a4 seguiría ¤c1. Ahora las blancas deben proteger su peón b.

21.¦e2 ¤c7 22.¦d2 a4 23.¤c1 g6

24.£h3 ¢h8 El ataque negro en el flanco de dama ha servido para descolocar las piezas blancas. Esta situación es utilizada por Rubinstein, que controla bastante espacio para trasladar sus fuerzas al lado del rey y apoderarse de la iniciativa.

25.£h6 ¥xf3 26.gxf3 g5! 27.¥g3 d4!

Las negras amenazan ahora entrar victoriosamente por la columna de dama con dxe3.

28.exd4 f4 29.¤e2

30.£xf4, a causa de ¥b4.

29...fxg3

125

30.hxg3 £c6

32.¢g2 £e8

36.£xb7 ¤d5

XABCDEFGHY

44.Abandonan.

31.£h5 ¦f8

33.£g4 £g6 34.¦h1 c4!!

De esta forma las negras obtienen definitivamente para su caballo el punto d5.

35.£e4 ¢g7! Las negras sacrifican su peón b7, con objeto de alejar la dama blanca de la defensa del flanco de rey.

37.g4

De esta forma. seguiría g4, y entonces, después de f4 o fxg4, habría seguido £e4+.

8-+r+-tr-+( 7+Q+-vl-mkp' 6-+-+p+q+& 5+-+nzP-zp-% 4p+pzP-+P+$ 3+-zP-+P+-# 2PzP-tRNzPK+" 1+-+-+-+R! xabcdefghy

37...¦xf3!

Es difícil decir exactamente qué es lo que determina la opinión general de los aficionados con respecto a un maestro, Rubinstein, por ejemplo, es considerado generalmente como jugador frío, y, sin embargo de sus partidas se puede sacar una mayor y más rica colección de bonitas combinaciones que de los otros maestros que gozan de gran fama por su juego combinatorio.

38.£xc8 A 38.¢xf3 seguiría 38...¦f8+ 39.¢g3 £e4 40.¦f1 ¦f3+ 41.¢h2 £xg4 42.¤g3 ¢f7 y las blancas no tienen defensa contra la amenaza ¤f4. Si las blancas en esta variante juegan 39.¢g2, seguiría 39...£e4+ 40.¢g1 £xg4+ 41.¤g3 (si

41.¢h2 seguiría £h4+ y ganan; si 41.¢f1, seguiría £f3.) 41...¦f3! y las blancas no tienen defensa contra la amenaza h5−h4.Es notable en estas variantes, como en la continuación de la partida, el gran número de jugadas de espera. Estas jugadas que encontramos frecuentemente en las partidas de Rubinstein, producen la fascinación de temas para problemas.

38...£e4 39.¢g1 ¤e3

40.¤g3 Existía la amenaza de ¦g3+, y a 40.¦h2 habría seguido £b1+.

40...¦xg3+ 41.fxg3 £b1+

42.¢f2 Si 42.¢h2, seguiría ¤xg4+ 43.¢h3 (si 43.¢g2; las negras ganan con £e4+) 43...£xh1+ 44.¢xg4 h5 mate.

42...¤xg4+ 43.¢e2 £e4+

APERTURA DE LOS 4 CABALLOS

DEFENSA RUBINSTEIN

Hasta aquí hemos hablado de dos clases de partida de peón de rey. En una de ellas, las blancas tratan de hacer juego abierto por medio de d4, y, en la otra, por mediación de f4. Existe todavía una tercera clase de partida a considerar. Examinemos, por ejemplo, la Apertura Española de los 4 caballos. Después de 1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6, la continuación 3.¤c3 no parece tan lógica como la del Ruy López, 3.¥b4, puesto que el desarrollo del ¤ dama no continúa el ataque iniciado en la segunda jugada contra el peón e5 negro. Pero el objeto de esta apertura de los 3 caballos (o de los 4 caballos, después de 3...¤f6), no es hacer posible a todo trance d4, lo cual significaría la consumación del ataque al peón e, sino el desarrollo de las piezas blancas; por ejemplo, con 4.¥b4 (la llamada Apertura Española de los 4 caballos) ¥c5 5.0−0 0−0 6.d3 d6 7.¥g5 y reservarse, por último, la elección de abrir la partida con d4 o f4. Como las negras, de

126

esta manera, deben tomar en consideración las dos posibles iniciativas de las blancas, pueden caer en grandes dificultades si se limitan a una pura táctica defensiva, es decir, lo que constituye la gran fuerza de esta apertura. De naturaleza similar es la variante tranquila del Giuoco Piano: 1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥c4 ¥c5 4.d3 ¤f6 5.¤c3 d6 6.¥e3, etc.Por esta razón, la réplica correcta de las negras en tales aperturas no yace en la mera defensa, más bien deben apoderarse de la iniciativa aprovechándose de la lentitud de las blancas. Tal ejemplo nos lo ofrece la Defensa Rubinstein de la Apertura Española de los 4 caballos. Después de 1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¤c3 ¤f6 4.¥b5, Rubinstein, en su partida contra Spielmann, en San Sebastián, 1912, continuó, por primera vez con 4...¤d4. De esta forma, por una parte adquiere ventaja del hecho de que el ¤ en c3 impedirá por algún tiempo la jugada c3 y, por otra, el alfil ahora en ¥b5 no hace nada. En la mencionada partida, Spielmann continuó con 5.¥c4, y después de ¥c5 6.¤xe5 £e7! 7.¤f3 d5 8.¤xd4 dxc4, las negras mantuvieron una ligera ventaja. Después de esta partida los analistas pensaron que las blancas habrían obtenido la ventaja con 8.¥xd5, pero poco después Rubinstein, jugando contra Bernstein, demostró que este procedimiento es inútil por la fuerte réplica, en estilo de gambito, 8...¥g4.

Bogoljubow, en su match contra Rubinstein, en Estocolmo y Goteborg, 1920, hizo un serio esfuerzo para vencer esta Defensa. Bogo1jubow replicó siempre a 4...¤d4 con 5.¤xe5. Con esta jugada obtuvo éxitos prácticos, es cierto; pero la defensa Rubinstein ha resistido los análisis posteriores.

2.¤f3 ¤c6

10...£g6!

Rubinstein eligió, en lugar de esto, la jugada defensiva ¢d8 y perdió.

PARTIDA NÚM. 51

Un precedente de esta defensa se puede encontrar en la partida del mismo torneo Tarrasch−Rubinstein, que se mostrará más adelante.

La variante principal de estos análisis, procedente de Teichmann, es como sigue:

1.e4 e5

3.¤c3 ¤f6 4.¥b5 ¤d4 5.¤xe5 £e7 6.f4 ¤xb5 7.¤xb5 d6

8.¤f3 £xe4+ 9.¢f2 ¤g4+

10.¢g3 En la jugada 6.f4 en combinación con esta valiente maniobra de rey, yace la novedad de Bogoljubow.

11.¤h4 £h6

12.¤xc7+ Tartakower recomienda, en lugar de esto, 12.h3, lo cual es probablemente lo mejor, pero ello no significa obstáculo en el camino de las negras.

12...¢d8 13.¤xa8 g5

y las negras tienen un ataque decisivo.

APERTURA DE LOS 4 CABALLOS

San Sebastian, 1912

Blancas: Tarrasch Negras: Rubinstein

Esta partida es más notable por la manera en que Rubinstein juega el final que por su apertura. El final ilustra sobre lo que nos es muy conocido por muchas partidas de Steinitz, principalmente de la lucha de dos alfiles contra alfil y caballo. Para una mejor compresión de la materia sugerimos que el lector vea una vez más el comentario en conexión con la sección de Steinitz en los momentos de esta partida que tienen las mismas características como, por ejemplo, los movimientos restrictivos de peones y su irrupción después de completar el bloqueo.Ademas de esto, la partida tiene un interés especial, porque Tarrasch, gran conocedor del método de Steinitz, es un experimentado maestro en la ventaja de los dos alfiles. Por consiguiente, él hace una dura resistencia, en contraste con los oponentes de Steinitz, quienes, probablemente, no siempre estuvieron atentos al peligro. Sin embargo, no pudo escapar de la derrota contra la casi

127

milagrosa precisión con que Rubinstein conduce sus fuerzas a la victoria.

1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¤c3 ¤f6 4.¥b5 ¥c5

12.¥h4

En esta partida Rubinstein no juega su defensa, que es la correcta continuación. Esta sería 4...¤d4, y solamente después de ¥a4, haría la jugada de cambio ¥c5. Si las blancas toman el peón, se llega a la posición dada en el texto. Por otra parte, el sacrificio de peón en la continuación elegida aquí por Rubinstein no es correcto.

5.¤xe5 ¤d4 6.¥a4

La refutación de la continuación elegida por Rubinstein consiste en 6.¥e2, después de lo cual las negras no pueden obtener ninguna compensación por el peón sacrificado.

6...0−0 7.d3

Aquí se ha recomendado 7.¤d3 ¥g6 8.e5. Pero con esta continuación las blancas sufrirían dificultades en el desarrollo al obtener las negras pronto buena posición con f6 o d6.

7...d5 8.¥g5 c6

A primera vista uno no puede ver qué es lo que las negras tienen como compensación por el peón sacrificado y, sin embargo, es bastante curioso que las blancas no lo pueden retener.

9.£d2 Considerando la continuación de la partida −véase la jugada 12 de las negras−, se puede pensar que esta jugada de dama permite a las negras recuperar el peón. Pero ¿qué otra cosa pueden jugar las blancas? Seguramente el rey no puede permanecer en el centro, y 9. 0−0 no sería bueno a causa de que no se podría jugar 10.f4 como réplica a 9...¦e8, y a 10.¤f3 seguiría ¥g4. Por ello las blancas se ven obligadas a jugar su dama, con objeto de hacer posible el enroque

largo, para lo cual solamente tiene a su disposición la casilla d2, lo que permite a las negras recuperar aparentemente por casualidad su peón, hecho que no es completamente fortuito, sino que responde a requerimientos posicionales.

9...¦e8 10.f4 b5!

Como se verá pronto, esta jugada es absolutamente necesaria antes de proceder a la recaptura del peón.

11.¥b3 h6

Si las blancas deseaban conservar el peón debieron jugar 12.¥xf6 £xf6 13.0−0−0.Pero entonces las negras con 13...a5! obtienen un fuerte ataque, puesto que las blancas pierden con la atrayente continuación 14.exd5 a4 15.¤e4 £e7 16.d6, a causa de la sorprendente réplica 16...axb3!! 17.dxe7 bxa2.

12...¤xe4 13.¥xd8 ¤xd2

Ahora percibimos por qué Rubinstein hizo la jugada 10...b5 11.¥b3. De no haberla hecho, las blancas podían capturar el caballo después de 14. ¥h4.

14.¢xd2 ¦xd8

Así las negras han recuperado su peón, y debido a sus dos alfiles, tienen un final superior.

15.¤e2 Esto es necesario frente a la amenaza a5. El libro del torneo sugiere la siguiente continuación: 15.¦ae1 a5 16.¤e2 ¤xe2 17.¦xe2 a4 18.¤xc6 ¥g4 19.¤xd8 ¥xe2 20.¥xd5 ¦xd8 21.¥xf7+ ¢xf7 22.¢xe2. Sin embargo, creemos que, en esta ocasión, los tres peones no equivalen el alfil. Por ejemplo, la continuación sería 22...¦e8+ 23.¢d1 a3 24.b3 ¥b4, y la posición blanca es desesperada.

15...¤xe2 16.¢xe2 ¦e8

17.¢f1

128

24.¢g2 bxc3

29.¤g4 hxg3

31.¦ac1 ¦b7

Ahora empieza la parte más emocionante del final. Como sabemos por las antiguas partidas, el sistema de confinamiento de los caballos depende fundamentalmente de quitarles todas las buenas casillas en las que puedan estar apoyados por peones. Este sistema aparece una vez más en la posición que hemos alcanzado. Es decir, los peones no están en formación cerrada, sino más bien Rubinstein ha maniobrado de tal forma que su peón de d5 hace inaccesible al caballo las casillas protegidas por el peón blanco de d3, y su peón de f6, las casillas protegidas por el peón blanco de f4.

7+-+-+kzp-'

5zp-+p+-+-%

Naturalmente, las blancas se resisten a hacer esta jugada porque rompe la unión entre sus torres. Sin embargo, temen que a 17.¢d2 seguiría f6 18.¤xc6 ¥e3+. Pero parece que esta continuación no sería tan peligrosa, porque las blancas podían replicar 19.¢e2!! sin desventaja.

17...¥b7 18.c3 f6

Esta jugada de peón y la siguiente obligan al caballo a volver a un modesto sitio, procedimiento que nos es conocido por las partidas de Steinitz que ilustran la lucba de dos alfiles contra alfil y caballo.

19.¤g4 h5 20.¤f2 ¥e3 21.¥d1 h4 22.g3 a5

Ahora empieza una nueva fase de la partida que también conocemos por las partidas de Steinitz, que ilustran nuestro tema, especialmente el avance de los peones, y, por último, su irrupción sobre un flanco.

23.¥f3 b4

25.bxc3 ¥a6 26.c4!

Recordaremos que los oponentes de Steinitz, en posiciones similares, permitían que la cadena de peones enemigos inutilizaran sus alfiles, mientras Tarrasch, gran experto en este tipo de finales, sabe cómo destruir la cadena de peones c6 y d5 y hacer efectivo su alfil.

26...¦ad8 No es tarea dignificadora para una torre la de proteger un peón; pero pronto el rey negro vendrá a relevarla. Sabemos por las partidas antiguas que en tales finales el rey del bando que tiene los dos alfiles puede entrar en acción rápidamente, mientras el del bando opuesto no puede aventurarse tan pronto a causa del fuego cruzado de los alfiles.

27.cxd5 cxd5 28.¦hd1 ¦e7

30.hxg3 ¥d4

32.¦c2 ¢f7 33.¤f2 ¦b2

Las negras no necesitan por más tiempo sus torres, porque la penetración en el flanco de dama ya se ha realizado y ahora desean cambiarlas para penetrar con el rey en este lado.

34.¦xb2 ¥xb2 35.¦d2 ¥d4

Si tal formación no fuera posible y el caballo pudiera ocupar una casilla dominante, entonces la superioridad de los dos alfiles sería muy dudosa. Tarrasch concibe ahora un plan para conseguir un buen emplazamiento para su caballo y es realmente dramático ver cómo Rubinstein en el último momento frustra este plan de forma bien meditada, exactemente cuando parecía haber triunfado.

XABCDEFGHY 8-+-tr-+-+(

6l+-+-zp-+&

4-+-vl-zP-+$ 3+-+P+LzP-# 2P+-tR-sNK+" 1+-+-+-+-! xabcdefghy

36.¤h3

129

La iniciación del plan. Las blancas desean jugar f5 al objeto de obtener para su caballo el bien protegido punto e6.

36...¢e6 Evitando f5, pero en la próxima jugada las blancas vuelven a alejar el rey.

37.¦c2 ¢d6

Esta insensata repetición de jugadas es probablemente debida a la proximidad del límite de tiempo en la jugada 45.

45.¥c2 ¥b5

48.¢xe3 d4+

50.¤f4 ¥xa4

GAMBITO DE REY REHUSADO

2.f4 ¥c5

38.f5 E1 plan de las blancas parece haber triunfado. ¿Qué harán las negras contra la amenaza ¤f4?

38...¦c8! En el momento justo. Después del cambio de torres, las negras atacarán el peón f5, o con ¥c8 o con ¢e5, y entonces el caballo será alejado definitivamente con ¥e3.

39.¥d1 ¦xc2+ 40.¥xc2 ¢e5

41.g4 ¥e3 Las negras ganan ahora el final sin grandes dificultades, porque todas sus piezas, incluido el rey, están en mejor posición que las correspondientes del bando opuesto, de tal forma que las blancas no pueden conservar por más tiempo sus peones. La precisión con que Rubinstein termina la partida es notable. A este respecto llamamos la atención del lector sobre las jugadas 43 y 51.

42.¢f3 ¢d4 43.¥b3 ¥b7 44.¢e2 ¥a6

46.a4 ¥d7

Hay ahora la amenaza de g6.

47.¢f3 ¢c3

49.¢e2 ¢xc2

51.¤e6 ¥b3 52.¤xd4+ ¢b2

53.¤b5 a4 54.¢e3 a3

55.¤xa3 ¢xa3 56.¢d4 ¢b4

57.Abandonan.

PARTIDA NÚM. 52

Maehrisch−Ostrau, 1923

Blancas: Rubinstein Negras: Hromadka

1.e4 e5

Este frío desarrollo de piezas es el más simple, pero no el más fuerte método de rehusar el gambito de rey. Véanse los comentarios sobre la apértura de la primera partida (Rosanes−Anderssen).

3.¤f3 d6 4.¤c3

Otra continuación preferida de Morphy es 4.c3, conduciendo a la concentración de peones en el centro con d4. Este centro, sin embargo, no está suficientemente protegido si consideramos el superior desarrollo de las piezas negras, no se puede sostener contra una vigorosa oposición.

4...¤f6 En lugar de esto, 4...¤c6 sería inferior, porque el blanco con 5.¥b5 presionaría fuertemente la partida negra.

5.¥c4 ¤c6 6.d3

La situación alcanzada en el centro es favorable al blanco, porque no puede ser destruida con exf4 sin una notable desventaja posicional, a menos que tenga la posibilidad de continuar inmediatamente con d5, mientras las blancas pueden como sucede a veces, abrir la columna f para atacar con fxe5 o restringir la posición

130

negra con f5. Por esta ventaja de posición las blancas pueden aceptar sin temor las molestias del enroque corto.

6...¥g4 Más de acuerdo con la posición sería la jugada en el centro 6...¥e6.El doblamiento de peones en la columna de rey está ampliamente compensado por la apertura de las columnas d y f.

7.h3 ¥xf3 8.£xf3 ¤d4

12.a4!

De una parte, las blancas evitan b5, y por otra preparan el ataque contra el esperado enroque largo de las negras.

4-+L+P+-+$

2-zPK+-wQ-+"

9.£g3 Un sacrificio de torre conocido desde hace mucho tiempo. Después de 9...¤xc2+ 10.¢d1 ¤xa1 11.fxe5 dxe5 12.£xe5+, las blancas ganan.

9...£e7 10.fxe5 dxe5 11.¢d1 c6

12...¦g8

A primera vista parece esto innecesario, porque la captura sobre g2 no se amenazaba; sin embargo, las blancas intentan jugar 13.¦f1, con la doble amenaza 14.£xg7 y 14.¥g5. Por esta razón las negras no han tenido tiempo de enrocar largo.

13.¦f1 h6 14.¤e2 0−0−0 15.¤xd4 ¥xd4

16.c3 ¥b6 17.a5 ¥c7

18.¥e3 ¢b8 Porque las negras amenazan ¤xe4, lo que habría sido malo a causa de £g4+.

19.¢c2 ¢a8

20.¦f3

Las blancas amenazan ahora 21.£f2, atacando 1os dos peones de torre.

20...¤d5

Una bonita jugada de las negras, con la que esperan escapar de la presión blanca en la columna f. Sin embargo, Rubinstein encuentra una más bonita y decisiva réplica.

21.¥g1 Después de 21.exd5 las negras tienen un prometedor ataque con cxd5 22.¥a2 e4 23.¥f4 exf3 24.¥xc7 ¦c8, seguido de £e2+.

21...¤f4 22.£f2 ¥b8

23.g3! El prólogo de la combinación decisiva. Las negras no temían esta jugada porque pensaban que, al cambiar el alfil de g1, rechazaban el ataque.

23...¤xh3 24.¦xf7 £d6

XABCDEFGHY 8kvl-tr-+r+( 7zpp+-+Rzp-' 6-+pwq-+-zp& 5zP-+-zp-+-%

3+-zPP+-zPn#

1tR-+-+-vL-! xabcdefghy

25.£b6!!

Con esta brillante jugada las blancas desbaratan el plan negro al provocar una simplificación. Naturalmente, las negras no pueden tomar la dama, puesto que no podría evitar el mate después de 25...axb6 26.axb6+ ¥a7 27.¦xa7+ ¢b8 28.¦fxb7+ ¢c8 29.¥a6.

25...¦d7 26.¥c5! ¦xf7

131

Las negras no pueden evitar una pérdida decisiva de material. Si juegan 26...£c7, la torre de g8 se pierde después del doble cambio en c7.

27.¥xd6 ¦f2+ 28.£xf2! ¤xf2

29.¥c5, Abandonan.

132

JOSE RAUL CAPABLANCA

José Raúl Capablanca nació en La Habana el 19 de noviembre de 1888. Aprendió a jugar a la edad de cuatro años. Cuando tenía once era ya campeón de Cuba. Durante varios años abandonó el ajedrez para dedicarse a sus estudios, que completó en la Universidad de Harvard. En 1909, a los veintiún años, siendo un desconocido, se consagró como maestro de categoría internacional, produciendo la sorpresa de todo el mundo al ganar un match a Marshall por 8 a 1 y 15 tablas. En rápida sucesión acumuló muchas victorias. Para mencionar únicamente los grandes torneos internacionales, diremos que ganó primeros premios en San Sebastián, 1911; Londres, 1922, y Nueva York, 1927 ; segundos premios en San Petersburgo, 1914 ; Nueva York, 1924. Unicamente en Moscú, 1925, tuvo que conformarse con el tercer premio. En match derrotó no solamente a Marshall, sino también a Kostich (La Habana, 1919) por 5 a 0 y ninguna partida tablas, y a Lasker (La Habana, 1921) por 4 a 0 y 10 tablas. Este último match le dio el título de campeón del mundo, que perdió frente a Alekhine en Buenos Aires, 1927. Lo que más sorprende, incluso en un estudio superficial del método de juego de Capablanca, es su gran seguridad, su casi ausencia de descuidos y de falsas interpretaciones de posición. Es indudablemente la consecuencia de haber aprendido a jugar siendo un niño de cuatro años. En cierto sentido, el ajedrez es su lengua nativa. Para él la deducción de posiciones simples era muy fácil, mientras que los jugadores que han aprendido el ajedrez más laboriosamente, más tarde en la vida, tienen que estudiar las situaciones. Comparándolo con Rubinstein, quien junto con Capablanca fue considerado el más calificado rival de Lasker en el período anterior a la primera guerra mundial, los expertos piensan en una más alta calidad de Rubinstein a causa de la mayor profundidad de su estilo, pero en general, la opinión de los aficionados es favorable a Capablanca en el conjunto. Rubinstein aprendió el ajedrez cuando tenía dieciocho años y nunca dominó totalmente las dificultades del medio juego, de tal manera que una y otra vez ha cometido sorprendentes descuidos, algunas veces en sus partidas mejor concebidas. Es como un orador que hablara una

lengua extraña, aprendida de mayor, de tal manera que, a pesar de sus profundas ideas, no siempre encuentra la palabra más apropiada. Por el contrario, Capablanca, cuando juega al ajedrez habla su lengua nativa y concibe sus pensamientos en términos exactos. A esto se debe también que juege las más difíciles partidas de torneo con relativa rapidez, agotando raramente todo el tiempo permitido para la reflexión. Nunca se encontró agobiado por el reloj. Las reglas de la técnica significan para el ajedrez lo que las de la gramática para el idioma. Pero en nuestra lengua nativa es innecesaria la gramática, que es reemplazada por nuestra práctica del lenguaje, rica experiencia almacenada en nuestra subconciencia. Y Capablanca posee la máxima facilidad para el ajedrez. Exactamente por esta superioridad de su mente ha triunfado al señalar errores y exageraciones de muchas de las viejas reglas. Pondremos ejemplos de esto. La siguiente partida nos brinda la oportunidad de discutir el Ruy López en la forma más usada actualmente.

PARTIDA NÚM. 53

RUY LOPEZ

Nueva York, 1927

Blancas: Capablanca Negras: Vidmar

1.e4 e5

2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 a6

Esta es prácticamente la única defensa de Ruy López usada hoy día, porque alivia la presión blanca y el avance de los peones del lado de dama y ofrece la esperanza de obtener una contraofensiva, aunque sea a costa de ciertas desventajas. Por otra parte, 3...¤f6, deja al primer jugador la iniciativa, y otras defensas, tales como 3...¤d4, o 3...f5, son evidentemente incorrectas. No ha sido descubierta todavía, ni probablemente lo será, una defensa del Ruy

133

López que sea satisfactoria en todos sus aspectos. Esta apertura es raramente usada en los torneos modernos debido al hecho de que, hoy día, la jugada 1.e4 es difícilmente contestada por e5. La hipótesis que el autor estableció en su primer libro Ideas Modernas en Ajedrez, especialmente que la réplica 1...e5 es un error que se puede demostrar con un fuerte ataque contra e5 negro, come se hace en el Ruy López, es admitida actualmente en la práctica por los maestros.

4.¥a4 ¤f6

La alternativa principal 5...¤xe4 6.d4 b5 7.¥b3 d5, ha sido con frecuencia desechada a causa de los numerosos puntos débiles que crea a la negras, pero como ofrece al segundo jugador mayor espacio de acción para sus piezas que otras defensas, es usada con frecuencia por los jugadores combinativos.

Por analogía con posiciones similares, se podría pensar que 6.£e2 es más fuerte aquí. Actualmente la jugada de la torre es preferida en la práctica.

Como en la presente partida se jugará más adelante 11...0−0 12.h3, queremos destacar la diferencia con la más precisa continuación sugerida en nuestro comentario.

10.d4 £c7

12.h3 ¤c6

Lo más destacado de la posición es el estado de flujo en el centro, el cual es evidentemente favorable a las blancas, puesto que el segundo jugador no puede ponerle fin, sino con desventaja para él. En tales posiciones las negras deben obligar a su oponente a declarar sus intenciones en el centro −d5 y dxe5−, ya que no puede emprender nada debido a que el centro no está estabilizado.

13...¤d8

5.0−0 ¥e7

6.¦e1

6...b5

7.¥b3 d6 8.c3 ¤a5

En otros tiempos se consideraba necesaria esta jugada aquí, para permitir c5 y hacer posible de esta forma una contraofensiva en el centro y flanco de dama. Se argumentaba que después de d4 de las blancas el ¤ dama negro estaba reducido a la defensa del peón e5 y que además las blancas amenazarían aislar los peones negros de a6 y b5 con d5 y continuando el ataque con a4. Aunque este argumento es estratégicamente correcto, no tiene efectividad en esta posición, como fue reconocido durante el torneo de Nueva York de 1924. Es decir, las negras pueden jugar primero 8...0−0 sin temor, porque un inmediato 9.d4 daría al segundo jugador una magnífica partida después de la réplica ¥g4! Después de 8...0−0, la mejor réplica de las blancas, por ello sería preparar d4 con 9.h3, teniendo que jugar ahora las negras ¤a5 por las razones ya mencionadas.

9.¥c2 c5

11.¤bd2 0−0

Las negras quieren provocar esta estabilización con la jugada del texto ¤c6. Muchos jugadores, con el mismo propósito, prefieren ¥d7 y ¦fc8, porque el ¤ negro en a5 puede prestar buenos servicios amenazando, por ejemplo, ir a c4, en caso de que las blancas continúen su desarrollo con ¤f1 y ¥e3.

13.d5 En su match con Tarrasch (1908), Lasker ensayó en dos partidas mantener el equilibrio en el centro sacrificando un peón con 13.¤f1, pero investigaciones posteriores han demostrado que el sacrificio no es absolutamente correcto.

14.a4 Normalmente, en esta variante de la apertura, las blancas emprenden un ataque de peones en el lado del rey, donde la fuerza de su superioridad en el centro le ofrece mayores posibilidades de movilización que a las restringidas piezas negras, Por su parte, las negras tratan de penetrar en el flanco de dama, rompiendo con sus peones y abriendo filas de tal forma que pueden confinar las piezas blancas y alejarlas así del ataque al rey negro. Por estas razones podía parecer ineficaz la jugada a4, porque aunque las blancas no intentan atacar en el flanco de rey, desean mantener la posición y además tratan de mantener cerrado el flanco de dama, para evitar un contraataque por aquí.

134

Un examen más detenido nos mostrará que la jugada a4 responde al deseo de mantener cerrado el lado de dama tanto como sea posible, alcanzando así una posición satisfactoria. Porque las blancas no pueden mantener completamente cerrado el lado de dama contra la maniobra negra a5,b4. Con a4, y eventualmente con axb5, las blancas abren 1a columna a, es cierto, pero ello evita la apertura de otras. La columna a es la menos valiosa para los planes de ataque o cambio de las negras, porque es la más alejada del centro. Para evitar el cambio, las blancas deliberadamente se la ceden a las torres negras y se limitan a cubrir algunos puntos de entrada. De esta forma, apreciando en su verdadero sentido la jugada a4, se puede comprender que no es una jugada de ataque. Las perspectivas de ataque de las blancas están en el flanco de rey. La jugada a4 es un movimiento preventivo contra un posible contraataque negro que podría llegar a ser muy fuerte.

8r+lsn-trk+(

4Pzp-+P+-+$

2-zPLsN-zPP+"

15.¤c4 a5

Parando la amenaza a5. Pero las blancas tienen otras intenciones.

16.¤fxe5! ¥a6

19.£xd6 £xd6

21.¤xb7 ¥xb7

23.f3 ¦fd8

La debilidad de los peones negros del flanco de dama y la superioridad blanca de los dos alfiles prometen la victoria del primer jugador.

24...h6

26.¦ac1 ¥e8

28.¦xd1 ¦c8

30.¥b6 ¥e6

TEORIA DE LA DEFENSA CARO−KANN Si comparamos la defensa Caro−Kann 1.e4 c6 con la defensa francesa 1...e6 (el propósito de ambas es el mismo, es decir, realizar d4), se percibe que la primera tiene una desventaja con respecto al tiempo.Para abrir la partida completamente, el peón c ha de ir, más pronto o más tarde, a c5. En la defensa francesa esto se puede realizar en una jugada, pero en la Caro−Kann se necesitan dos movimientos. En contraste con esta desventaja tiene la defensa Caro−Kann la ventaja de que el ¥ dama se puede desarrollar sin dificultad, mientras que en la defensa francesa, lo mismo que en el gambito de dama, se convierte en una fuente de molestias para las negras. Después de Steinitz, las

14...b4

Aquí se debió jugar ¦b8. La jugada del texto es un error porque las blancas pueden ahora cerrar permanentemente el lado de dama con c4 y dedicar su atención al flanco de rey sin ningún peligro. Pero Capablanca demuestra la debilidad de la jugada b4 de forma más sorprendente y elegante.

XABCDEFGHY

7+-wq-vlpzpp' 6p+-zp-sn-+& 5+-zpPzp-+-%

3+-zP-+N+P#

1tR-vLQtR-mK-! xabcdefghy

17.¥b3 dxe5 18.d6 ¥xd6

20.¤xd6 ¤b7

22.cxb4 cxb4

24.¥e3

25.¦ed1 ¥c6

27.¢f2 ¦xd1

29.g4 ¥d7

No tendría objeto tratar de apoyar el peón a negro con ¦a8.Las blancas ganarían fácilmente con ¦c1 amenazando ¦c5.

31.¥xe6 fxe6 32.¦d8+

La más simple y segura manera de ganar.

32...¦xd8 33.¥xd8 ¤d7 34.¥xa5 ¤c5 35.b3 ¤xb3

36.¥xb4 ¤d4 37.a5, Abandonan.

135

peculiaridades estratégicas de una posición han alcanzado más importancia que el tiempo de desarrollo, y la defensa Caro−Kann, que solía encontrarse ocasionalmente bajo él nombre de "apertura irregular" goza ahora de más favor que la defensa francesa. Capablanca y otros maestros consideran 1...c6 la mejor réplica a 1.e4. Después de las jugadas

1.e4 c6

1.ª, proteger el peón atacado con 3.¤c3, continuación que examinaremos más tarde con motivo de la partida Alekhine−Tartakower ; 2.ª, avanzar el peón 3.e5, la menos aconsejable aquí, puesto que la situación de las negras está muy lejos de ser restringida, debido a la libertad de su ¥ dama.Véase en este aspecto la siguiente partida; y 3ª., cambiar.

3.exd5 cxd5

Las blancas deben hacer esta jugada de desarrollo antes que cualquier otra cosa, pues de lo contrario, las negras tendrían un fuerte desarrollo de su ¥ en f5. Si las blancas entonces oponen a este alfil el suyo en d3, conduciría al cambio de los mismos, lo cual está considerado ventajoso para las negras. Para ambos bandos el ¥ rey es el de más valor, si consideramos que los peones de dama están ya fijos (el blanco en casilla negra y el negro en casilla blanca).

Para desarrollar al ¥ dama a g4 antes de que haya sido completada la cadena de peones con e6. En efecto, una parte esencial de la idea de la defensa Caro−Kann, es que el ¥ dama no debe quedar encerrado.

8.¤d2 e6

2.d4 d5

Las blancas tienen aquí tres jugadas para elegir:

4.¥d3

4...¤c6

5.c3 ¤f6

6.¥f4

En lugar de esto se ha intentado también prevenir el desarrollo del ¥ dama negro con 6.h3. Pero la jugada es demasiado pasiva y las negras, en vista de su mejor desarrollo, pueden

aceptar sin temor el aislamiento de su peón dama y abrir fuertemente la partida con e5.

6...¥g4 7.£b3 £c8

9.¤gf3 ¥e7 10.0−0 0−0

De esta o parecida forma, ambos bandos completan su desarrollo tranquilamente. En cualquier caso, el rasgo característico de la posición que dictará la estrategia de cada bando es, para las blancas, la columna de rey abierta, y la columna c para las negras. Las blancas colocarán una torre en e1 y las negras en c8. Las blancas colocarán un ¤ en e5 y las negras en c4. Si estos caballos son desalojados por f6 o b3, respectivamente, resultaría una seria debilidad de los peones. Los caballos situados en tales posiciones sobre columnas medio abiertas los llamaba Nimzowitsch "puestos avanzados". Finalmente, esta posición da lugar a una típica maniobra de peones. Las negras avanzarán su peón b a b4 y apoyarán esta maniobra con a5. Las blancas no opondrán con a3. Después del cambio negro bxc3 o blanco cxb4, el peón negro c será muy débil o lo será el peón d4 blanco que quedará además aislado. ¿Pueden las blancas realizar una maniobra similar a base de su columna abierta? Sería aquí por medio de f4−f5, y en caso de que las negras jueguen g6, avanzar también el peón g a g4. Se deduce de esto que la iniciativa blanca está basada sobre una posición algo peligrosa para su propio rey. Esta es la re zón de que en la práctica de esta variante la posibilidad de ganar esté más bien del lado de las negras. Una posición similar de peones, pero con los colores cambiados, se alcanza en una variante del gambito de dama, que el maestro alemán Samisch es muy aficionado a jugar. 1.d4 d5 2.c4 e6 3.¤c3 ¤f6 4.¤f3 ¤bd7 5.cxd5 exd5 6.¥f4 c6 (esta jugada debe hacerse muy pronto, cuando no inmediatamente); 7.e3, etc. La táctica de las blancas, similar a la expuesta más arriba, está basada también en ganar ventajas posicionales colocando la ¦ rey en c1, el ¤ en c5, avanzando los peones del flanco de dama, mientras a las negras les será muy difícil encontrar una compensación en el lado de rey.

136

PARTIDA NÚM. 54

CARO−KANN

Nueva York, 1927

Blancas: Nimzowitsch Negras: Capablanca

1.e4 c6 2.d4 d5 3.e5 ¥f5 4.¥d3

Aunque las blancas controlan más espacio, las negras tienen el mejor alfil después del cambio de alfiles en d3. Como las blancas se han decidido a debilitar sus casillas blancas, el juego correcto de su oponente consiste en hacer imposible la ruptura con c5−c4, que sería la forma ordinaria del ataque indicado. Parece deducirse de ello que en esta variante de la defensa Caro−Kann las negras tienen la ventaja. Además la posición es muy similar en esencia a posiciones análogas de las defensas Nimzowitsch o Francesa, cuando el negro consigue cambiar los alfiles de casillas blancas. Nos remitimos a los comentarios de la partida Brinckmann−Nimzowitsch sobre este particular. En lugar de 4.¥d3 también ha sido ensayada la jugada de ataque 4.g4, pero es evidentemente incorrecta. El objeto es paralizar la posición negra, después de ¥g6, con el sacrificio de un peón con 5.e6. Sin embargo, las negras podían replicar más simplemente con 4...¥d7, de tal manera que el peón de g4 constituya una debilidad permanente en la posición blanca.

9.0−0 ¤e7

Como hemos dicho, la desventaja de las blancas yace en la falta de eficacia de su alfil, bloqueado por el peón de e5 y después también por el peón f, ya que más tarde o más temprano habrá que jugar f4 para proteger el peón e5. Este alfil tampoco puede contribuir a la protección de las casillas c4 y f5, que están soportados por peones negros; en consecuencia, las negras tienen

posibilidades de crear puntos fuertes en estas casillas, pues las blancas no podrían desalojar las piezas que se situaran en ellos con movimientos de peón sin debilitar su posición. Así, la jugada b3 debilitaría el peón c blanco, el cual, por hallarse en la columna negra abierta, solamente estará seguro mientras el peón b permanezca en b2. La jugada g4 debilitaría evidentemente la posición del rey blanco.

14.c3 ¤c6

4...¥xd3

5.£xd3 e6 6.¤c3 £b6 7.¤ge2 c5

8.dxc5 ¥xc5

Las negras no tienen ninguna razón para evitar el cambio de su alfil de c5 por el caballo blanco de a4, puesto que en la batalla contra el ineficaz alfil, un ¤ es, por lo menos, tan bueno como el mejor alfil.

10.¤a4 £c6 11.¤xc5 £xc5

12.¥e3 £c7 13.f4 ¤f5

15.¦ad1 g6

El estilo de Capablanca se caracteriza por diversas peculiaridades, cuya explicación hay que buscar en el hecho de que son consecuencia de su gran perspicacia para juzgar los elementos de una posicion. Por ejemplo, algunas veces se contenta con sorprendentes pequeñas ventajas, aunque la posición sea tal que otros maestros sientan la necesidad de obtener ventajas mayores. La cosa es que, muy pronto y claramente, percibe los más pequeños matices como ventajas reales que luego convierte en efectivas sin demasiado trabajo técnico. Sin embargo, esto ha obligado a Capablanca de vez en cuando a aceptar tablas en partidas que ha debido ganar. Otra característica del estilo de Capablanca es que no se obstina en mantener una ventaja que ha conseguido, sino que siempre está dispuesto a cambiar una ventaja por otra. Así, nosotros creemos que en la presente partida la mayoría de los maestros habrían sostenido la ventaja de posición con 15...h5, y no cabe poner objeción a este método. Pero Capablanca permite la jugada g4 porque ha visto que, aun después del cambio del ineficaz alfil blanco, los peones demasiado avanzados le ofrecerán otras ventajas permanentes.

16.g4 ¤xe3 17.£xe3 h5

137

Esta jugada explica por qué las negras permitieron g4. Ahoras las blancas están obligadas a jugar g5, y las negras tienen un punto fuerte en f5. Además, no se trata solamente de un punto. La posición de los peones blancos es muy avanzada y, por lo tanto, débil y llena de agujeros.

18.g5 0−0 19.¤d4 £b6 20.¦f2 ¦fc8

21.a3

Esta jugada parece debilitar aún más la posición blanca. Pero no era posible dejar el a2 permanentemente sin protección, debido a que de otra forma tendrían que estar alerta contra la sorpresa de cualquier pequeña combinación, ataque doble, etc.

21...¦c7

22.¦d3 ¤a5 23.¦e2 ¦e8

Previniendo un ataque con 24.f5 exf5 25.e6.

24.¢g2 ¤c6! Capablanca descubre ahora el verdadero plan y, por ello, rechaza la aparente jugada natural c4. Es decir, el punto c4 tiene que permanecer accesible para la ¦ que ha de atacar los puntos e4 y f4, y el caballo blanco que se encuentra en el camino de este ataque será apartado por un método que se explicará más tarde. Las blancas están tan encogidas que han de permanecer como pasivos espectadores de esta maniobra de las negras.

25.¦ed2 ¦ec8

28.£h3

Previniendo ¤f5.

28...¢g7

31.¤xf5+

Después de 31.¦fd2, las negras también habrían obtenido una poderosa superioridad de posición con ¤xd4 32.¦xd4 ¦xd4 33.cxd4 £b5 en combinación con ¦c1.

32.£f3 ¢g6

34.¦d4 ¦c4

37.cxd4 £c4

La dama y la torre blancas están limitadas a la defensa de sus peones de d4 y f4 y a la protección de su segunda horizontal. Ahora veremos cómo esto proporciona a Capablanca la oportunidad de decidir la partida por "zugzwang". Pero antes ha de ayudar a su peón b.

39.¢g1 b4 40.axb4 axb4 41.¢g2 £c1

8-+-+-+-+(

6-+-+p+k+&

4-zp-zPrzP-+$

1+-wq-+-+-!

26.¦e2 ¤e7 27.¦ed2 ¦c4

29.¦f2 a5

La continuación del plan de las negras consiste en a4 y ¤c6−a5−b3. Las blancas se ven obligadas a cambiar este ¤, a causa de la amenaza ¤c5−e4.

La siguiente jugada de las blancas, en lugar de la cual debieron jugar ¦fd2, le da a Capablanca la deseada oportunidad de quitar el ¤ de d4 de la manera más rápida.

30.¦e2 ¤f5!

Esta jugada no hubiera sido posible después de 30.¦fd2, debido a la continuación 31.¤xf5 gxf5 32.£xh5 ¦h8; última jugada defensiva que hubiera sido imposible estando la ¦ en d2.

31...gxf5

33.¦ed2 ¦e4

35.£f2 £b5 36.¢g3 ¦cxd4

38.¢g2 b5!

XABCDEFGHY

7+-+-+p+-'

5+-+pzPpzPp%

3+-+-+-+-# 2-zP-tR-wQKzP"

xabcdefghy

138

La primera jugada, forzada. Es evidente que la £ y la ¦ no pueden moverse y h4 debilitaría aún más la posición blanca. Después de esto, lo mejor para las negras sería b3, y entonces ¦e1 o aun £e1. Por ella, las blancas están obligadas a jugar su rey, haciendo posible la penetración de la £ negra hasta h1.

43.¦d3

Se ve que las blancas no pueden mejorar su posición, porque son incapaces de cambiar la £ o la ¦ sin incurrir en desventaja.

Una jugada de tiempo, porque el blanco, una vez más, se encuentra en "zugzwang". Evidentemente, la £ no se puede mover. Después de 45.¦b3 ¦f1 46.£d2 ¦f3+ 47.¦xf3 h4+ 48.¢xh4 £xf3 49.h3 b3 50.£h2 £e3 y las blancas están perdidas.

45.b3 ¦c1

Otra jugada de tiempo, manteniendo la posición de jugada forzada.

47.Abandonan.

42.¢g3 £h1

43...¦e1

44.¦f3 ¦d1

46.¦e3 ¦f1

LAS DEFENSAS DE CAMBRIDGE SPRINGS Y WESTPHALIA EN EL GAMBITO DE

DAMA Conocemos ya por diversas partidas antiguas, aunque no del todo, la llamada defensa ortodoxa del gambito de dama.

1.d4 d5 2.c4 e6

3.¤c3 ¤f6 4.¥g5 ¤bd7

5.e3 La forma "ortodoxa" consiste en completar ahora el desarrollo de la manera más simple dentro de la restringida posición, y así, ¥e7, 0−0, y entonces preparar alguna de las jugadas

liberadoras c5 o e5, preferentemente después de cxd5, para evitar el aislamiento del peón d negro. Estas maniobras tienen por objeto liberar el ¥ dama. En vez de jugar esta línea defensiva pura, las negras pueden emprender una contraofensiva basada en una idea totalmente diferente; es decir, pueden tomar ventaja de la ausencia del ¥ dama blanco en el lado de dama y lanzar un ataque contra esta ala. La idea tiene a su favor el hecho de que concuerda perfectamente con los principios generales estratégicos de defensa. Hay dos métodos de jugar: el más antiguo, la defensa Cambridge Springs, que debe su nombre al hecho de que fue jugada con frecuencia en el torneo de Cambridge Springs, 1904, mientras que la más moderna, la defensa Westphalia, es llamada así porque fue analizada en detalle por los maestros europeos que a bordo del vapor Westphalia se dirigían a Nueva York para tomar parte en el torneo de 1927. La idea en ambas defensas yace en el ataque contra c3 blanco por medio de £a5, ¥b4 y ¤e4. Pero mientras la Cambridge Springs empieza sólidamente con

5...c6

y así queda el punto d5 bien protegido, la variante Westphalia se caracteriza por 5...¥b4 en combinación con c5. Esta variante es menos sólida, pero más agresiva y, por ello, está más de acuerdo con la idea de ataque en que está basado todo el método de juego, por lo que debiera ser más correcta que la defensa Cambridge Springs. Primero examinaremos detenidamente el método de juego más antiguo.

6.¤f3

Las blancas tienen la alternativa de evitar las complicaciones de esta variante con la jugada introducida por Capablanea 6.a3. Esta jugada es siempre aplicable contra la defensa ortodoxa del gambito de dama y no supondrá una pérdida de tiempo.

6...£a5 7.¤d2!

Debido a las amenazas ¤e4 y ¥b4, esta jugada casi forzada es excelente, porque rechaza con facilidad el ataque sobre el lado de dama y

139

demuestra la desventaja de la posición de la dama en a5.En lugar de 7.¤d2 Tarrasch recomendaba 7.cxd5 pero entonces las negras pueden tomar sin desventaja lo mismo con el ¤ que con el peón e. Según Spielmann, 7...¤e4 sería una buena réplica. Aunque el ataque directo sobre el flanco de dama ha sido rechazado por ¤d2, esto no prueba la ineficacia del sistema. Como las blancas al jugar ¤d2 han reducido su presión sobre el punto estratégico e5, las negras pueden ahora ensayar e5 para liberar el ¥ dama, lo que constituye el verdadero problema de la defensa del gambito de dama. Este sistema ha sido perfeccionado por Bogoljubow en particular. En la continuación damos las siguientes jugadas de la partida Gruenfeld−Bogoljubow, Baehrisch−Ostrau, 1923.

7...¥b4 8.£c2 0−0

En lugar de esto, Alekhine, en el "match" con Capablanca, usó con éxito un sistema recomendado por Rubinstein, o sea, dxc4 9.¥xf6 ¤xf6 10.¤xd4 £c7. Las negras vigorizan su partida en la continuación con 0−0, ¦fd8, ¥d7, ¦ac8, ¥e8, ¥f8 y eventualmente £b8, que le da una restringida, pero segura posición. Si las negras consiguen abrir la partida con c5, ambos alfiles pueden obtener una gran efectividad. Todavía no ha sido aclarado enteramente el método de la defensa Cambridge Springs, pero debería ser mejor que el empleado por Bogo1jubow para realizar e5.

9.¥e2 En la séptima partida del "match" Capablanca−Alekhine, Capablanca jugó 9.¥h4 con éxito. Pero allí la réplica negra e5! habría sido mucho mejor que en la presente variante.

9...e5 A la luz de esta partida, Grunfeld−BogoIjubow, esta jugada se ha considerado como una absoluta refutación del método de desarrollo de las blancas. La verdad es que las blancas, como veremos, deben obtener la ventaja. Este es otro ejemplo de lo perjudicial que es tener fe ciega en la autoridad.

3.¤f3

La gran mayoría de los jugadores de hoy prefiere desarrollar el ¤ rey a este punto, porque las consecuencias de 3.¤c3 ¥b4, parecen más difíciles, puesto que por este desarrollo las negras han alcanzado su objetivo y pueden ahora rechazar el gambito de dama.

10.dxe5 ¤e4 11.¤dxe4 dxe4

12.0−0 ¥xc3 13.bxc3 ¤xe5

En esta posición, Grunfeld jugó 14.£xe4, ganando entonces sorprendentemente las negras la dama con f6 15.¥f4? ¥f5!.En lugar de esto, las blancas podían haber obtenido la ventaja con la evidente jugada 14.¥e7. La variante Westphalia en su forma pura, tiene la desventaja de mostrar las cartas de las negras demasiado pronto. Después de 1.d4 d5 2.c4 e6 3.¤c3 ¤f6 4.¥g5 ¤bd7 5.e3, la jugada 5...c6, no indica nada, y las blancas continuarán su desarrollo normalmente. Con 5...¥b4, sin embargo, las negras tienen definidos planes de ataque contra el flanco de dama, debiendo, por ello, prepararse el primer jugador inmediatamente con 6.¥d3 y 7.¤ge2. Las negras eligirán bien la variante Westphalia únicamente si las blancas han jugado demasiado pronto ¤f3, que las blancas puedan ser provocadas a jugar así, depende del estado de la apertura en el momento. Desde hace veinte años es costumbre iniciar el gambito de dama casi regularmente con 1.d4 d5 2.¤f3, y jugar solamente entonces 3.c4 para evitar las complicaciones del contragambito Albin, que tiene lugar con 2...e5, después de 2.c4. Pero actualmente nadie teme este contragambito. No hace mucho tiempo para provocar un temprano ¤f3, la réplica a 1.d4 era ¤f6, porque las blancas no continuaban con 2.c4 que permitiría la defensa Budapest 2...e5. Pero hoy se teme muy poco a la defensa Budapest; así que, de acuerdo con la situación psicológica actual de la apertura, recomendamos el siguiente sistema para introducir la variante Westphalia:

1.d4 ¤f6 2.c4 e6

3...d5

4.¤c3 ¤bd7

140

5.¥g5 ¥b4 6.cxd5

9.0−0

Este sacrificio de peón fue jugado por Alekhine contra Vidmar en Nueva York, 1927. En Trentschin−Teplitz, 1928, Grunfeld ensayó contra Spielmann la jugada más prudente. 9.£c2, pero no pudo obtener ventaja con ello. Allí continuó: 9...c5 10.¥f5 0−0 11.0−0 ¦e8. Las negras pueden, después de esto con ¥f8, g6 y h6 obtener el cambio de uno de los alfiles blancos. Si en esta posición las blancas desean obtener una ventaja, tienen que avanzar el peón e con ¤d2 y ¦e1, lo cual conduce entre tanto al aislamiento del peón d blanco.

9...c4

11.bxc3 ¤e4

Este cambio debe hacerse ahora o en la próxima jugada, porque de otra manera las negras liberan su caballo con £a5, pudiendo entonces tomar en d5 con el ¤.

6...exd5 7.e3

La jugada más natural. Con respecto a 7.£a4, véase la siguiente partida.

7...c5 8.¥d3 £a5

10.¥f5

En lugar de esto, en la partida Alekhine−Vidmar se jugó 10.¥c2. La jugada del texto, que procede de Walter, fortalece el ataque blanco si el sacrificio de peón es aceptado. Después de ¥xc3 11.bxc3 £xc3, las blancas obtienen la ventaja con ¥xf6.Pero en cualquier caso las negras tienen a su disposición la siguiente continuación que conduce a tablas.

10...¥xc3

12.¥xe4 dxe4 13.¤e5 ¤xe5 14.dxe5 0−0

con una clara posición de tablas.

PARTIDA NÚM. 51

GAMBITO DE DAMA

Nueva York, 1927

Blancas: Capablanca Negras: Spielmann

1.d4 d5 2.¤f3 e6 3.c4 ¤d7

4.¤c3 ¤gf6 5.¥g5 ¥b4!

Poniendo en juego la defensa Westphalia, que es aquí perfectamente jugable, porque el ¤ rey está ya en f3.

6.cxd5 exd5 7.£a4

En una partida anterior contra Spielmann, Capablanca en este momento jugó 7.£b3, pero después de c5 8.a3 ¥xc3+ 9.£xc3 c4, estuvo en desventaja de posición, porque las negras tienen una sólida mayoría de peones en el lado de dama, mientras la mayoría blanca en el centro parece retrasada, puesto que las negras pueden presionar en la columna de rey. Después del éxito de Capablanca en la presente partida, se consideró la jugada del texto como la refutación de la variante Westphalia, pero tal conclusión era incorrecta, como veremos en seguida.

7...¥xc3+ Con esto, Spielmann hace exactamente lo que su oponente desea y renuncia al ataque en el lado de dama, que es la clave de esta defensa. Lo correcto habría sido 7...c5 8.dxc5 ¥xc3+ 9.bxc3 0−0. Capablanca creyó que podía sostener el peón de ventaja con 10.c6, porque no tuvo en consideración la excelente réplica £c7!

8.bxc3 0−0 9.e3 c5

10.¥d3 c4 11.¥c2

En esta posición, los peones están desigualmente distribuidos: las blancas tienen la

141

preponderancia en el centro y las negras en el lado de dama. En tales posiciones, la ventaja de los dos alfiles que poseen las blancas es mucho mayor porque la larga diagonal de éste puede ser efectiva simultáneamente en diversos frentes de batalla en contraste con el ¤, que tiene más limitada esfera de acción. La técnica con que Capablanca aprovecha su ventaja es notable. Primero, con ¦fe1 unida a ¤d2, agudiza la amenaza e4, obligando así a la protección del peón c4 por a6 y b5, y, finalmente, arrolla esta cadena de peones con a4. En realidad, en la buena preparación de la apertura de la partida yace el secreto de la obtención de la superioridad de los alfiles sobre los caballos.

11...£e7 12.0−0 a6

13.¦fe1 £e6 Se amenaza ya, abrir la partida con e4.

14.¤d2 b5

8r+l+-trk+(

Los finales de partidas que en la práctica se producen con más frecuencia son los de torre. Para llegar a ser un buen jugador de ajedrez es necesario un estudio especial de los mismos.

Hay una conocida regla, formulada primero por Tarrasch, que dice que, en ambos casos,

15.£a5 ¤e4 Naturalmente, Spielmann evita otra vez e4. Sin embargo, el mismo fin se habría obtenido con la jugada más sólida ¥b7. La jugada del texto le da a Capablanca la oportunidad de terminar su ataque con una bonita combinación.

16.¤xe4 dxe4 17.a4

XABCDEFGHY

7+-+n+pzpp' 6p+-+q+-+& 5wQp+-+-vL-% 4P+pzPp+-+$ 3+-zP-zP-+-# 2-+L+-zPPzP" 1tR-+-tR-mK-! xabcdefghy

No obstante, Spielmann había pensado ya en proteger su peón b cuando jugó 15...¤e4. Pero la única protección direota 17...¦b8, no es satisfactoria a causa de 18.¦fb1 £d5 19.¥f4 ¦b6 20.¦b4, seguida de ¦ab1. Sin embargo, Spielmann esperaba al atacar el ¥ blanco con

17...£d5, ganar el tiempo necesario para asegurar su posición con ¥b7.

17...£d5 18.axb5!! £xg5

19.¥xe4 ¦b8 La variante principal de la combinación consiste en 19...¦a7 20.b6! £xa5 21.bxa7! y las blancas tendrán siempre ventaja material.

20.bxa6 ¦b5 21.£c7 ¤b6 22.a7 ¥h3

Las negras podían resignarse ya aquí, puesto que su oponente por medio de a8 obtiene una ventaja decisiva de dos peones. Sin embargo Capablanca juega ahora para algo más que eso.

23.¦eb1 ¦xb1+ 24.¦xb1 f5 25.¥f3 f4

26.exf4 , Abandonaron.

FINAL DE TORRE

Los principios del juego correcto de torre en el final de partida están basados en el hecho de que esta pieza es la más poderosa que disponemos para atacar los peones enemigos. Aunque, en general, se puede atacar solamente un peón bloqueado, inmovilizado, la torre puede también atacar con éxito un peón movible. Para ello tiene que tomar una posición sobre un punto de la misma columna del peón, para atacar, no solamente la casilla en que se encuentre emplazado, sino también todas las posibles posiciones futuras que pueda adoptar en su avance. La misma circunstancia que hace que la torre y el peón se muevan en una línea recta, explica por qué la torre es la pieza mejor para apoyar el avance de nuestros propios peones pasados. De aquí, repetimos, que sin moverse, pueda cubrir simultáneamente todos los puntos; porque ha de pasar nuestro peón en su camino a dama.

142

atacando peones enemigos, lo mismo que apoyando el avance de los propios, la torre es más eficaz detrás del peón que delante de él. La razón principal de esta regla es que, cada movimiento que haga el peón incrementa el campo de acción de la torre y, por el contrario, cuando está colocada frente a él cada movimiento disminuye su efectividad.

Estas consideraciones conducen al principio, que la experiencia ha confirmado, que dice que en los finales de torre se debe siempre preferir el ataque a mantenerse a la defensiva. Por ejemplo, cuando se tiene un peón de ventaja que solamente puede ser mantenido por la unión de piezas, es frecuentemente mejor entregarlo para ganar el tiempo necesario que nos dé la iniciativa, penetrando en la posición contraria con la torre o darle un apoyo vigoroso a un peón pasado. Recíprocamente, en una posición pobre, la mejor, posibilidad de éxito yace en un enérgico contraataque que en una defensa impaciente de cada peón débil.

La frecuencia con que se presentan los finales de torre explica por qué los maestros de primera fila tienen que conocerlos a la perfección. Pero ninguno ha jugado estos finales con la elegante facilidad de Capablanca, ni ninguno ha considerado estas dificultades técnicas, tan ostensibles como evidentes.

xabcdefghy

27.h5! ¦f6

29...¢f8

31.g4!

Mientras la torre así posee una gran fuerza ofensiva, oponiéndola a los peones, es menos efectiva en esta clase de finales. Naturalmente, es muy fácil de ver que no es digno de una pieza tan poderosa como la torre, el que sea utilizada para la protección de un peón. Pero incluso para bloquear el avance de un peón enemigo, la torre es menos deseable que un alfil, que es una pieza bastante más débil. Por ejemplo, imaginemos que el rey blanco está en g5, un peón pasado blanco está en g6 y una torre negra que tenga que ir a g7 para bloquear el peón. Las blancas podrán forzar el avance yendo el rey a e6 o f6, mientras que estando un alfil en g7 en lugar de la torre, le sería difícil al rey blanco acercarse.

Como los buenos resultados en ajedrez solamente pueden obtenerse por la armónica cooperación de las piezas, el rey también debe adaptarse a estas características del final de torre y no permanecer a la defensiva, sino tratar de actuar agresivamente, por ejemplo, invadiendo el campo contrario, los puntos débiles o apoyando a los peones pasados de su bando.

La siguiente posición se alcanzó en el torneo de Nueva York, 1924.

Negras: Tartakower XABCDEFGHY 8-+-+k+-+( 7zp-zp-+r+p' 6-zp-+-+p+& 5sn-+p+-+-% 4P+-zP-zP-zP$ 3+-zPL+-zP-# 2-+-+-+K+" 1tR-+-+-+-!

Blancas: Capablanca En esta situación las blancas tienen la ventaja en el flanco de rey, y las negras en el de dama. Sin embargo, las blancas están tomando la iniciativa, lo cual es muy importante en tales casos.

28.hxg6 hxg6 29.¦h1

Vemos que las blancas juegan lógicamente utilizando su lado de rey, no se preocupan por las debilidades de su flanco de dama. Las negras, por su parte, hacen ahora una jugada defensiva, que quizá se pudo omitir.

30.¦h7 ¦c6

Los impacientes habrían llevado su rey hacia el lado de dama, pero Capablanca está jugando este final de acuerdo con los principios agresivos citados más arriba.

31...¤c4 32.g5!

Dando a su contrario la oportunidad de ganar un peón con ¤e3−f5. Pero Capablanca ha pensado bien la cuestión y tiene confianza en el peón pasado que así obtiene.

32...¤e3+ 33.¢f3 ¤f5

34.¥xf5 gxf5 35.¢g3!!

143

Es extraordinariamente instructivo ver cómo Capablanca no se preocupa por la igualdad material, sino en apoyar su peón pasado.

35...¦xc3+ 36.¢h4! ¦f3 37.g6 ¦xf4+ 38.¢g5 ¦e4

Después de esto, las negras han perdido toda esperanza.

42...¦e3

47.¢xd5 ¦c1

49.d5 ¦c1

Un notable ejemplo de esta clase se puede hallar en los comentarios hechos por algunos de los principales maestros sobre el siguiente final del torneo Moscú, 1925.

39.¢f6! Es frecuentemente útil en tales posiciones la fineza de no capturar el peón enemigo, con objeto de tener guardadas las espaldas contra los jaques de la torre.

39...¢g8 40.¦g7+ ¢h8 41.¦xc7 ¦e1

42.¢xf5

43.¢f6 ¦f3+ 44.¢e5 ¦g3 45.g7+ ¢g8

Después del cambio de torre, las blancas ganarían más fácilmente.

46.¦xa7 ¦g1

48.¢d6 ¦c2

50.¦c7 ¦a1 51.¢c6 ¦xa4

52.d6, Abandonan.

Terminado el juego da la impresión de ser tan natural que uno fácilmente olvida la dificultad de tan precioso final. La dificultad es principalmente la naturaleza psicológica. En ajedrez, como en la vida, estamos acostumbrados a darle valor a los factores materiales, que no es fácil entregarse a sacrificios de peones aun cuando sea tan pequeña su utilidad material.

Negras: Spielmann

XABCDEFGHY 8-+-+-+-+( 7+k+-+-+-' 6-+p+p+p+& 5tR-zP-mK-+-% 4p+rzP-+PzP$ 3+-+-+-+-# 2-+-+-+-+" 1+-+-+-+-! xabcdefghy

Blancas: Lasker

36.h5 Todos los comentaristas pusieron interrogación a esta jugada creyendo que las blancas dejaban escapar la victoria, que habría sido fácil de forzar con g5.

36...gxh5 37.gxh5 ¦c1

Esta jugada fue designada como perdedora y se creyó que se debió jugar para obtener tablas, 37...¦b4 38.h6 ¦b3, pero es un hecho que Lasker habría ganado también fácilmente después de la jugada negra ¦b4. Es cierto que únicamente se puede ganar utilizando un método análogo al empleado por Capablanca en la partida anterior, esto es, ignorando la defensa de los peones y llevando el rey inmediatamente a proteger el peón pasado, con 38.¢f4!! ¦xd4+ 39.¢g5. Este método de ganar es tan natural, que solamente las ya mencionadas consideraciones psicológicas pueden explicar el hecho de que ninguno de los maestros que han analizado el final lo hayan descubierto. La atención del autor fue avisada por un ensayo escrito por el compositor de estudios, F. J. Prokop, de Praga.

144

ALEXANDER ALEKHINE El actual campeón del mundo nació en Moscú, el 1 de noviembre de 1892. Alcanzó la categoría de maestro en 1909, cuando sólo tenía dieciséis años de edad, al ganar el primer premio en el torneo nacional ruso, que tuvo lugar en San Petersburgo al mismo tiempo que el torneo internacional de maestros. A pesar de su juventud, antes de la primera gran guerra alcanzó grandes victorias, la más notable de las cuales fue la de figurar en primer lugar en el torneo de Mannheim, 1914, que quedó interrumpido por el estallido de la guerra. Después de la revolución rusa fijó su residencia en París, donde cursó con éxito estudios de leyes, que simultaneó con los de ajedrez. A partir de entonces sus triunfos más resonantes fueron: primeros premios en Budapest, 1921 ; La Haya, 1921; Carlsbad, 1923 (compartido con Bogoljubow y Maroczy) ; Baden−Baden, 1925 ; Kecskemet, 1927 ; y segundos premios en Pistyan, 1922 (compartido con Spielmann, detrás de Bogoljubow), Londres, 1922 (detrás de Capablanca); Semmering, 1926 (detrás de Spielmann), y Nueva York, 1927 (detrás de Capablanca). Estos éxitos hicieron de Alekhine el más calificado "challenger" para el campeonato del mundo. El esperado "match" tuvo lugar en Buenos Aires en 1927, bajo los auspicios del "Club Argentino de Ajedrez", y terminó con la victoria de Alekhine por 6 a 3 y 25 tablas. Se han escrito las más variadas opiniones sobre el estilo de Alekhine. Esto se debe al hecho de que su arte ajedrecístico no es puramente el producto de su inspiración, sino más bien el resultado de una gran inteligencia y de una enorme capacidad de trabajo. Cuando empezó eran de admirar su rica imaginación y sus impetuosos deseos de ataque. Su fuerza de carácter le mantuvo en la senda que conduce a la gloria, y no lo desviaron de ella ni su juventud ni la admiración de las multitudes. Subordinó sus dotes naturales a su inteligencia, su talento a su genio. Lasker predicó el credo del «Sentido común en el ajedrez». Con este título general redactó una serie de conferencias para aprendices del juego. Su objeto era demostrar que el principiante puede hacer rápidos progresos si no trata de ceñirse a demasiadas reglas, aplicando a los problemas ajedrecísticos el simple razonar y el

sentido común usual en las cuestiones de la vida práctica, sin considerarlos como algo abstracto, completamente diferentes a los demás problemas humanos. Esta idea fue desarrollada más tarde por Alekhine en sus partidas y en sus excelentes obras de ajedrez. (Libro del torneo de Nueva York, 1924, y "Mis cien mejores partidas de ajedrez 1908−23"). En sus ideas y en sus escritos sobre ajedrez, Alekhine es siempre tan lógico y fácil de entender, tan apartado de cualquier tendencia abstracta, que puede ser descrito con el calificativo que tan frecuentemente le han prodigado, de "talento realista".

GAMBITO DE DAMA

3.c4 cxd4

PARTIDA NÚM. 52

Pistyan, 1922

Blancas: Alekhine Negras: H.Wolf

1.d4 d5 2.¤f3 c5

Con e6 se llegaría a la defensa Tarrasch del gambito de dama, que actualmente goza de muchos partidarios. Indudablemente, la jugada del texto es preferible. Después de la cuarta jugada se llega a una posición simétrica, en la cual el problema de explotar la ventaja de salida es, de cualquier modo, muy difícil. Durante algunos años se consideró este problema de solución imposible, y por ello la preparación del gambito de dama por 2.¤f3, un fracaso. Incidentalmente, se llega a la misma posición frecuentemente al jugar 1.d4 d5 2.¤f3 ¤f6 3.c4 c5 4.cxd5 cxd4.

4.cxd5 ¤f6 Después de £xd5 las blancas obtendrían una gran ventaja de desarrollo con ¤c3. La jugada del texto conduce a la posición simétrica ya mencionada. Las negras pueden aun mantener la simetría tomando el peón de d5, con su ¤ de f6.

145

5.¤xd4 a6 Las negras no juegan ¤xd5, porque darían al primer jugador una pequeña ventaja de desarrollo 6.e4 ¤b4 7.¥e3! La idea de la jugada 5...a6 es esperar a que el blanco juegue 6.¤c3 y entonces replicar ¤xd5, después de lo cual e4 sería evidentemente malo a causa de ¤xc3. Sin embargo, estas jugadas artificiales en las aperturas solamente se pueden usar con éxito contra un jugador que no las interrumpa. Alekhine, por el contrario, la refutó así:

6.e4!!

7.£a4+

7...¥d7

9.£e3

15.£xd4 ¥b5

Con el fin de poder desarrollar su ¤ dama. ¥f5 no habría servido a este mismo objeto, porque después de 16.¥e2, las negras no podrían jugar ¤bd7 a causa de 17.g4 ¥c2 18.¦c1.

16.¥xb5+ axb5

17...¦a4

24.¤xe6+ ¢f7

Las blancas sacrifican su peón e con objeto de conservar el peón d, el cual no se debilita, como se pudiera pensar, porque se complementan su propia acción y la presión que pronto se ejercerá sobre la columna de rey.

6...¤xe4

Con objeto de obstruir la columna de dama con las piezas negras. Evidentemente, las negras no pueden replicar £d7 a causa de 8.¥b5.

8.£b3 ¤c5

Previniendo que el negro juegue e6. Las negras, por ello, tratan de desarrollar su ¥ rey en fianchetto para poder enrocar; pero esto también fue evitado por medio de breves pero vigorosas jugadas de Alekhine.

9...g6 10.¤f3 £c7 11.£c3 ¦g8 12.¥e3 b6 13.¤bd2

El intento de ganar una pieza por medio de 13.b4, habría fallado a causa de la réplica negra ¥g7 14.¤d4 £a7 o 14.¥d4 ¥xd4 15.¤xd4 £e5+, como también podría ocurrir.

13...¥g7 14.¥d4 ¥xd4

17.0−0 Las blancas han completado ya su desarrollo y se puede ver que la estrategia introducida con 6.e4 ha alcanzado su objetivo. La presión sobre la columna de rey con la ayuda del peón en d5 es de efecto decisivo.

18.b4 £d8 19.a3 ¤bd7 20.¦fe1 ¢f8

XABCDEFGHY 8-+-wq-mkr+( 7+-+nzpp+p' 6-zp-+-+p+& 5+psnP+-+-% 4rzP-wQ-+-+$ 3zP-+-+N+-# 2-+-sN-zPPzP" 1tR-+-tR-mK-! xabcdefghy

Ahora sigue la combinación final:

21.d6 ¤e6 22.¦xe6 fxe6 23.¤g5 £b8

25.¤g5+ ¢f8 26.£d5 ¦g7

27.¤e6+ ¢g8 28.¤xg7+ ¢xg7

29.dxe7 ¤f6 30.£xb5

y las blancas ganan.

EL "GAMBITO BLUMENFELD" Y SISTEMAS RELACIONADOS

La mayoría de peones en el lado de dama es uno de los famosos principios de la teoría de Steinitz. La ventaja de tener mayoría de peones en el flanco de dama frente a la mayoría del

146

bando opuesto en el flanco de rey se hace sentir en el medio juego, cuando la mayoría de este lado no puede tomar parte activa en el mismo a consecuencia de la mayor exposición de su rey. La mayoría de peones en el lado de dama puede ser también ocasionalmente superior a una mayoría de peones en el centro cuando éste se encuentra retrasado. Esto sucedió con el peón e del primer jugador en e3 en la más antigua defensa del gambito de dama, donde con propósitos de ataque se jugó f4 (ataque Pillsbury). No obstante, se deduce de la enorme importancia del centro del tablero que la mayoría de peones aquí es más fuerte que la mayoría de peones contraria en el flanco de dama. Se han perdido muchas partidas por ignorar este hecho y por una errónea interpretación de la teoría de la mayoría de peones en el flanco de dama. Los modernos maestros que han descartado completamente esta falsa interpretación de las enseñanzas de Steinitz han tratado deliberadamente en muchas aperturas de obtener la mayoría de peones en el centro. Un importante medio para ello en la apertura de peón dama y similares, en las cuales el negro o el blanco deben jugar más pronto o más tarde c4 para completar su desarrallo, es, para el blanco o para el negro, respectivamente, jugar b4 o b5, al objeto de cambiar este peón por el peón c contrario. La más ingeniosa forma de este tipo de apertura es un inmediato 1.b4, a lo que el negro puede muy bien replicar con 1...e5 y defender este peón, después de 2.¥b2, con 2...f6, y más tarde establecer un fuerte centro con d5. Como en este sistema las negras no tienen que jugar c5, el principal objetivo de la apertura de las blancas queda destruido. Por esto está más de acuerdo con el sistema jugar 1.¤f3, y solamente después del movimiento negro d5 jugar 2.b4, como en la partida Alekhine−Drewit. Otra apertura perteneciente a este grupo es la llamada "defensa polaca", la cual consiste en replicar con 1...b5 a 1.d4. Esta defensa es dudosa, puesto que las blancas pueden construir un fuerte centro sin tener que jugar primero c4, por la misma razón que en la apertura 1.b4 las negras lo forman con f6 en combinación con e5. Actualmente, la más importante variante de apertura en la cual es característica la jugada b5 es en el llamado "gambito Blumenfeld".

1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤f3

Las blancas pueden evitar el gambito Blumenfeld con 3.¤c3.

3...c5 4.d5 b5

Este gambito, original del maestro moscovita Blumenfeld, fue prácticamente usado por primera vez en torneos de maestros en la partida Tarrasch−Alekhine (Pistyan, 1922). Tarrasch aceptó el gambito (véase la partida siguiente), y con ello dio a su fuerte adversario una neta superioridad en el centro. Hoy día este gambito no se acepta, por lo general. La más fuerte continuación para las blancas es:

5.¥g5 exd5 En la nota final explicaremos por qué este cambio es necesario antes de h6.

6.cxd5 h6 7.¥xf6 £xf6

Con esto se llega a una posición que todavía no ha sido aclarada. Si bien es cierto que las blancas dominan más espacio, también lo es que las negras conservan sus dos alfiles. Por otra parte, habría sido un error jugar h6 la quinta jugada antes de cambiar el peón en el centro, porque las negras obtendrían una clara ventaja con 6.¥xf6 £xf6 7.¤c3 b4 (a 7...a6 seguiría 8.a4) 8.¤b5 ¤a6 9.e4. En la línea principal de juego mostrada más arriba las blancas no pueden continuar de una manera similar después del cambio de peón en d5, porque el negro replicaría a ¤b5 con £b6, combinado con a6.

PARTIDA NÚM. 53

GAMBITO BLUMENFELD

Pistyan, 1922

Blancas: Tarrasch Negras: Alekhine

1.d4 ¤f6

147

2.¤f3 e6 3.c4 c5

4.d5 Aquí 4.g3 con ¥g2 evita el gambito Blumenfeld.

4...b5 5.dxe6 fxe6 6.cxb5 d5

7.e3 A partir de esta partida no se ha vuelto a aceptar el gambito Blumenfeld. El poderoso centro negro de peones ha sido, en la continuación de esta partida, lo suficiente fuerte para disuadir a los posibles aceptadores del gambito. No obstante, todavía está en pie la cuestión de si las blancas pueden o no aventurarse a aceptar el gambito. Pero a este objeto debieron jugar 7.¤bd2 (para prevenir la recaptura de peón por £a5) y entonces desarrollar el ¥ rey por el flanco, por g3 y ¥g2. Este alfil ejercería bastante presión sobe el centro negro de peones.

7...¥d6 8.¤c3 0−0 9.¥e2 ¥b7

10.b3 ¤bd7 11.¥b2 £e7 12.0−0 ¦ad8

Las negras ya han completado su desarrollo, y con el avance del peón e a e5 obtienen un poderoso ataque.

13.£c2 e5 14.¦fe1

Las blancas desalojan la casilla f1 para que el ¤ rey defienda el punto h2, y la casilla d1, para que el ¤ dama defienda el punto f2. Por esta razón, un inmediato e4 por las negras en su jugada 12, en lugar de ¦ad8, habría sido más fuerte.

14...e4

15.¤d2 ¤e5 16.¤d1 ¤fg4

17.¥xg4 Si 17.¤f1, la partida se decide rápidamente por medio de la réplica ¤f3+!

17...¤xg4 18.¤f1 £g5

Puesto que las blancas han defendido convenientemente los puntos h2 y f2, las negras dirigen el próximo ataque directamente contra el peón g2. Para detener esta amenaza (¤h6−f5−h4), las blancas se ven obligadas a mover uno de los peones del lado de rey, lo cual dará lugar a nuevas posibilidades de ataque.

19.h3 Con objeto de dar tiempo a proteger el peón de g2 por ¢h1,¤h2 y ¦g1.

19...¤h6 20.¢h1 ¤f5 21.¤h2 d4

El centro vuelve a vibrar. Las blancas no pueden tomar este peón, porque a 22.exd4 e3 23.¤xe3 ¤xe3 24.fxe3 £g3 y ganan.

22.¥c1 d3 23.£c4+ ¢h8 24.¥b2 ¤g3+!

Naturalmente, este caballo no se puede tomar.

25.¢g1 ¥d5 Más fuerte que la inmediata ganancia de calidad por medio de d2.

26.£a4 ¤e2+ 27.¢h1 ¦f7 28.£a6 h5

Los progresos del ataque hasta aquí demuestran lo difícil que es desmantelar una posición sin la ayuda de peones.

29.b6 Con objeto de sacrificar la calidad en e2 después de que el negro haya jugado axb6 y alcanzar así una posición defendible.

29...¤g3+ 30.¢g1 axb6 31.£xb6 d2 32.¦f1 ¤xf1

148

33.¤xf1 ¥e6!

XABCDEFGHY 8-+-tr-+-mk( 7+-+-+rzp-' 6-wQ-vll+-+& 5+-zp-+-wqp% 4-+-+p+-+$ 3+P+-zP-+P# 2PvL-zp-zPP+" 1tR-+N+NmK-! xabcdefghy

Las blancas no tienen más defensa. Después de 34.£c6 con el propósito de proteger el punto g2 con £xe4, Alekhine sugiere la siguiente decisiva continuación: 34.£c6 ¦f3 35.£xe4 ¥d5 36.£a5 £xg2+! 37.¢xg2 ¦g3+ 38.¢h2 ¦g2+ y mate en dos jugadas.

34.¢h1 ¥xh3 35.gxh3 ¦f3

38.¤xe4 ¦xh3+

36.¤g3 h4 37.¥f6

Ingeniosa jugada, pero demasiado tardía para ser útil.

37...£xf6

Las blancas abandonan, puesto que después de 39. ¢g1 ¥h2+, pierden la dama, y después de 39. ¢g2 £f3+, todo está perdido.

PARTIDA NÚM. 54

APERTURA IRREGULAR

Portsmouth, 1924

Blancas: Alekhine Negras: Drewitt

1.¤f3 d5 2.b4 e6

3.¥b2 ¤f6 4.a3 c5

La apertura elegida por las blancas entra en su terreno característico. Por medio del cambio del peón b por el c contrario, las blancas obtienen

mayoría de peones en el centro, con superioridad posicional y con ello mejor partida.

5.bxc5 ¥xc5 6.e3 0−0 7.c4 ¤c6 8.d4 ¥b6

El alfil habría estado decididamente mucho mejor emplazado en d6.

9.¤bd2 £e7 10.¥d3 ¦d8 11.0−0 ¥d7

Aquí o en la continuación las negras debieran abrir la partida con dxc4; es verdad que el primer jugador tendría una clara ventaja, pero con el centro cerrado, la mayoría de los peones blancos pronto restringirán la disposición de las piezas negras.

12.¤e5 ¥e8 13.f4 ¦ac8

14.¦c1 ¤d7 Esta ha sido la última oportunidad de cambiar el rumbo de la partida por medio de dxc4.

15.¤xc6 ¦xc6 Si bxc6, las blancas pueden con c5 y £a4 bloquear todo el lado de dama, lo cual sería decisivo teniendo en cuenta la desventajosa posición de las piezas negras y la eventual extensión del ataque al lado de rey, ya que las negras están pobremente situadas en ambas alas. Sin embargo, en la próxima jugada el negro prepara una combinación con la que espera liberarse.

16.c5 Las negras, en esta situación no pueden retirar su alfil, porque entonces ¥b5 decidiría la partida. En caso de que las negras jugasen ¥a5, las blancas llevarían su ¤ a b3. Sin embargo, las negras se ven obligadas a hacer el sacrificio de una pieza, el cual evidentemente ha sido preparado en su jugada anterior. Las negras obtienen tres peones por su caballo, pero todas las líneas se abren al ataque blanco de tal

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manera que Alekhine tiene la oportunidad de terminar la partida con brillante estilo.

XABCDEFGHY 8-+-trl+k+( 7zpp+nwqpzpp' 6-vlr+p+-+& 5+-zPp+-+-% 4-+-zP-zP-+$ 3zP-+LzP-+-# 2-vL-sN-+PzP" 1+-tRQ+RmK-! xabcdefghy

16...¤xc5

17.dxc5 ¥xc5 18.¦f3 ¥xa3

19.¦xc6 ¥xc6 En el comentario a la jugada 21 veremos que bxc6 no habría evitado la siguiente decisiva combinación.

20.¥xh7+

Es frecuente la creencia de que no se aprende a hacer combinaciones, sino que solamente son posibles en aquellos jugadores que tienen innato talento para ellas. Sin embargo, es un hecho que el planeamiento de fuertes combinaciones se puede aprender con más facilidad de la que creen los principiantes. Esta habilidad depende del cálculo y se desarrolla, naturalmente, con la práctica. Las combinaciones requieren también la imaginación creadora, la cual se puede estimular con el conocimiento de hechos concurrentes en ellas. Gran número de combinaciones pertenecen a tipos similares. Probablemente, el ejemplo más conocido es el frecuente sacrificio de alfil en h7, para alcanzar un mate con ¤g5+ y £a4. El tipo de combinación utilizada aquí por Alekhine es también muy conocido. El peón g7 y el h7 del enroque enemigo son eliminados por el sacrificio de piezas con objeto de introducir después un ataque mortal de dama y torre en las columnas así abiertas. Los más conocidos ejemplos de este tipo están en las siguientes partidas: Lasker−Bauer (Amsterdam, 1889), Steinitz−Lasker (Londres, 1899) y Nimzowitsch−Tarrasch (San Petersburgo, 1914).

20...¢xh7 21.¦h3+ ¢g8

Si las negras hubiesen jugado en su 19 movimiento bxc6 y el alfil estuviese todavía en e8, la jugada 22.¥xg7 no sería correcta ahora, debido a la réplica f6. Por otra parte, las blancas podrían en ese caso continuar victoriosamente con 22.£h5 f6 21.£h8+ ¢f7 24.¦h7 £f8 25.¥xa3.

22.¥xg7! , Abandonan.

PARTIDA NÚM. 55

GAMBITO DE DAMA

Carlsbad, 1923

Blancas: Grunfeld Negras: Alekhine

1.d4 ¤f6 2.c4 e6

3.¤f3 d5 4.¤c3 ¥e7

5.¥g5 ¤bd7 6.e3 0−0 7.¦c1 c6

9.a3 h6 8.£c2 a6

10.¥h4 ¦e8 11.¥d3

Con esto las blancas renuncian a la "lucha por el tiempo", debatida en los primeros ensayos de teoría, puesto que pudieron continuar con 11.h3 u 11.¥g3, o la continuación de Vukovic, 11.¦d1.

11...dxc4 12.¥xc4 b5 13.¥a2 c5

Las negras han abierto su partida y su posición empieza a mejorar como consecuencia natural del fracaso del intento blanco de mantener cerrada la posición negra. Reconociendo este hecho, las blancas deberían completar su desarrollo con 14.0−0, al objeto de alcanzar la posible igualdad. Grunfeld, en lugar de esto, ignorando su verdadera situación, persigue todavía el fantasma de una ventaja, y en lugar de atender a su desarrollo trata de crear un ataque,

150

y, frente al excelente contrajuego negro, pronto está en evidente inferioridad.

14.¦d1 cxd4 15.¤xd4 £b6 16.¥b1 ¥b7

Con esto las negras completan su desarrollo sin temor a las amenazas de su adversario. Es verdad que, después de 17.¤d4xb5, el negro no debe tomar este caballo a causa de ¦xd7, pero ganarían la ventaja con 17...£c6 18.¤d4 £xg2. Grunfeld reconoce ahora que sus intentos no han tenido suerte y se ve obligado a ponerse a la defensiva.

17.0−0 ¦ac8 18.£d2 ¤e5

19.¥xf6 Con objeto de controlar el punto e4 y poder cambiar el peligroso ¥ dama negro.

¤xa3 sería un error a causa de 23.£f3.

24.¦c1 e5

29.¦xc8 £xc8

2NzP-+Q+PzP"

xabcdefghy

Un limpio sacrificio de calidad que no ha sido una sorpresa para Grunfeld. Es fácil ver que las negras ganan después de 31.exd4 ¥xd4 32.¢f1 ¤f4, seguido de £c4+. Pero Grunfeld fue de opinión que, jugando 31.fxe4, podía recuperar la pieza con una posición defendible.

31.fxe4 ¤f4

19...¥xf6 20.£c2

Un inmediato ¥e4 sería malo a causa de ¦xc3.

20...g6 21.£e2 ¤c4 22.¥e4 ¥g7

23.¥xb7 £xb7

Con el fin de apoderarse del fuerte punto d3 para el caballo mediante el avance del peón e hasta e4.

25.¤b3 e4 26.¤d4 ¦ed8 27.¦fd1 ¤e5

Las blancas ahora trazan un plan para expulsar el caballo negro de d3.

28.¤a2 ¤d3

30.f3

XABCDEFGHY 8-+qtr-+k+( 7+-+-+pvl-' 6p+-+-+pzp& 5+p+-+-+-% 4-+-sNp+-+$ 3zP-+nzPP+-#

1+-+R+-mK-!

30...¦xd4

32.exf4 £c4

Las negras no habían contado con esto. Debieron perder al menos una pieza, pero prefirieron que le diesen mate.

33.£xc4 ¦xd1+ 34.£f1 ¥d4+

35.Abandona.

PARTIDA NÚM. 56

GAMBITO DE DAMA

Semmering, 1926

Blancas: Dawidson Negras: Alekhine

1.d4 d5

2.¤f3 ¤f6 3.c4 c6 4.e3 e6

Alekhine muestra su intención de jugar la defensa Merano. En aquella época se consideraba muy fuerte jugar aquí 5.¤bd2, de modo que más tarde, después de la jugada negra dxc4, las blancas podrían recapturar ventajosamente con el caballo. Pero a 5.¤bd2, Alekhine ha preparado la fuerte réplica 5...c5.

151

De acuerdo con las viejas ideas, esta jugada habría sido calificada de pérdida de tiempo; pero los modernos maestros considerarían esta aparente pérdida de tiempo bien justificada, porque el blanco con el desarrollo de su ¤ dama a d2 se libera de la presión sobre d5, y después de la jugada negra c5 tendrá también que perder un tiempo en poner su caballo de d2 en juego.

5.¤c3 ¤bd7 6.£c2

Ahora el blanco se resuelve a evitar,1a variante Merano, la cual en aquel tiempo, era considerada todavía muy fuerte, y para ello no juega 6.¥d3. Pero después de la jugada del texto, Alekhine cambia de procedimiento utilizando un viejo método, el cual es favorable al blanco, pero que hace molesta la posición de la dama blanca en c2, como se verá muy pronto.

6...¥d6 7.¥d3 0−0 8.0−0 £e7 9.e4 dxc4

10.¥xc4 e5 Este método había sido utilizado con anterioridad, como hemos dicho, pero con la diferencia de que la dama blanca estaba todavía en d1 y el ¥ dama en g5. Esta diferencia es bastante importante. Ahora las negras amenazan ganar un peón con 11...exd4 12.¤xd4 ¥xh2+, combinado con £d6+.

11.¦d1 exd4 12.¤xd4

Considerando la posición a la luz de los viejos principios, se puede llegar a la conclusión de que el blanco está tan bien desarrollado como el negro, tiene una posición algo superior y un peón central. Esta partida ofrece otro ejemplo de la doctrina "hipermoderna" de que un peón central puede significar una ventaja o una desventaja. En efecto, el peón aquí no tiene porvenir, porque la casilla e5 está en posesión del negro y nunca podrá avanzar su peón f a f4. Tampoco el peón e podrá servir de soporte a piezas blancas, lo que harían imposible los peones negros de c6 y más tarde el de g. La

permanencia de este peón aquí no hace más que obstruir el juego de las piezas blancas.

12...¤b6 13.¥f1 ¦d8

Otra vez el hipermodernismo. La torre en la jugada siguiente a la próxima va a e8, de tal manera que se puede uno sentir tentado de hablar de pérdida de tiempo. Pero el objeto de esta jugada es inducir al blanco a debilitar la posición de su rey; como efectivamente sucede, ya que se amenaza ¥xh2+ 15.¢xh2 ¦xd4 16.¦xd4 £e5+.

14.h3 ¥c7!

Amenazando ¦xd4 y £xe4, lo que provoca el desarrollo del ¥ dama blanco a e3. El lector estará perplejo. ¿Qué ventaja supone para las negras obligar a su oponente a hacer una sólida jugada de desarrollo? Vemos aquí una idea estratégica que no había sido aplicada antes de Alekhine y cuyo único precedente se encuentra en la partida Tarrasch−Alekhine, del torneo de Baden−Baden, 1925. Entendemos esta idea recordando que en las modernas aperturas los alfiles desarrollados sobre los flancos son, por dos razones, superiores al desarrollo central de los mismos, si tratan de demoler las posiciones centrales de peones. Por esta razón es natural que desde b2 y g2, los alfiles ejerzan presión sobre mayor número de puntos centrales que los alfiles enemigos desde e3 y d3. La otra razón es que los alfiles desarrollados en los flancos no interceptan el camino de las torres situadas en d1 y e1 para la lucha en el centro, mientras que, situados en e3 y d3 sí los interceptan. Se puede ver aquí la desventaja del amazacotamiento de piezas blancas en el centro, obstruyéndose unas a otras y ofreciendo a su contrario puntos de ataque. Ahora la estrategia empleada aquí por Alekhine consiste en apretar más este bloque, formando el peón de e4 parte fija del mismo.

15.¥e3 ¦e8! 16.¥d3 ¤h5

La masa de piezas blancas ofrece ya puntos de ataque. Las negras amenazan ¤f4, porque los peones, desigualmente distribuidos en ambos

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flancos, dan la superioridad a los dos alfiles negros.

17.¤ce2 En esta posición es evidente que las piezas blancas menores impiden a las torres ocupar las columnas abiertas y retrasan así su efectividad.

17...g6 Véase el comentario que sigue a la jugada 12 de las blancas.

18.¦e1 ¤d7 Amenazando atacar las mal colocadas piezas blancas con ¤e5.

19.¤f3 ¥b6 20.¥g5

El cambio de alfiles solamente abriría la columna de rey a las negras, lo que sería peligroso por la razón de que las blancas conservarían su alfil menos efectivo que se encuentra bloqueado por el peón e.

20...£c5 21.¤c3

Las blancas deben renunciar al cambio de damas, que les sería decisivamente desventajoso después de 21.£xc5 ¤xc5 22.¤c1 f6 23.¥d2 ¤xd3 24.¤xd3 ¤g3 25.e5 ¥f5.

21...¤e5 22.¤xe5 £xe5

23.¥e3 ¥c7 24.¤e2 £h2+

25.¢f1

XABCDEFGHY 8r+l+r+k+( 7zppvl-+p+p' 6-+p+-+p+& 5+-+-+-+n% 4-+-+P+-+$ 3+-+LvL-+P# 2PzPQ+NzPPwq" 1tR-+-tRK+-! xabcdefghy

25...¥xh3!

Es notable que en la partida Tarrasch−Alekhine de Baden−Baden, a la que nos hemos referido para comparar la estrategia en ella usada, la decisión, después de las maniobras centrales, se realizó sorprendentemente en el lado de rey.

26.gxh3 £xh3+ 27.¢g1 ¥h2+ 28.¢h1 ¤f4!

29.¤xf4 Después de ¥xf4, las negras con ¥g3+ habrían dado mate en tres jugadas.

29...¥xf4+ 30.¢g1 ¥h2+ 31.¢h1 £f3+ 32.¢xh2 ¦e5

Es evidente que esta combinación está en conexión con la de la partida Alekhine−Drewitt. Las negras han sacrificado dos piezas para eliminar los peones blancos de g y h y así obtener un ataque mortal de dama y torre. Las blancas se ven obligadas a sacrificar su dama, quedando las negras con una decisiva superioridad material.

33.£c5 ¦xc5 34.¥xc5 £h5+

Las negras prefieren tomar el mejor alfil blanco.

35.¢g1 £xc5 y las negras ganan.

PARTIDA NÚM. 57

CARO−KANN

Kecskemet, 1927

Blancas: Alekhine Negras: Tartakower

1.e4 c6 2.d4 d5 3.¤c3

153

Esta es la continuación que actualmente está de moda, pero es evidente que no da ninguna ventaja a las blancas. En general, se puede establecer que existen dos defensas contra 1.e4, que hacen imposible para el primer jugador obtener la iniciativa y dan a las negras una partida igualada sin dificultades, de tal manera que han hecho casi imposible abrir el juego con e4 desde que estas defensas han sido conocidas. Son la Caro−Kann y la variante de la defensa francesa: 1.e4 e6 2.d5 d5 3.¤c3 ¤f6 4. ¥g5 dxe4.

3...dxe4 4.¤xe4 ¤f6!

Si las blancas cambian este caballo las negras deben recapturar con el peón g, porque de hacerlo con el peón e la posición de peones negros sería irremediablemente inferior para el final. Despues de gxf6, el blanco, en vez de ventaja, solamente tendría dificultades.

5.¤g3 e5 Esta jugada es demasiado violenta para ser buena. Como las blancas han llevado su ¤ dama al flanco de rey, las negras deben tomar la iniciativa en el lado de dama. Por ello, la continuación que el autor de este libro jugó por primera vez contra Tarrasch en Kissiguen, 1929, es c5, la cual da a las negras una buena y cómoda partida.

6.¤f3 exd4 7.¤xd4 ¥c5

8.£e2+

Con esta magnífica jugada las blancas se aprovechan de la partida negra con e5. Si el negro interpone su dama, las blancas cambian y obtienen una partida superior con ¤df5.

8...¥e7 9.¥e3 c5

Al objeto de evitar que las blancas hagan el enroque largo, lo que de otra manera habrían hecho inmediatamente.

10.¤df5 0−0 11.£c4!

Al atacar el peón c negro, las blancas ganan el tiempo necesario, para jugar ¥d3 seguido del enroque largo.

11...¦e8 A esta protección indirecta es preferible la protección directa por b6, que más tarde o más temprano habrá que hacer.

12.¥d3 b6 13.0−0−0 ¥a6

XABCDEFGHY 8rsn-wqr+k+( 7zp-+-vlpzpp' 6lzp-+-sn-+& 5+-zp-+N+-% 4-+Q+-+-+$ 3+-+LvL-sN-# 2PzPP+-zPPzP" 1+-mKR+-+R! xabcdefghy

Esto da lugar al juego brillante. Sin embargo, en cualquier caso las blancas tienen ya una fuerte posición de ataque.

14.¤h6+! gxh6 15.¥xh7+ ¤xh7

Naturalmente, si el rey toma el alfil, seguiría: 16.£xf7+.

16.£g4+ ¢h8 17.¦xd8 ¦xd8

18.£e4 Esta jugada, que gana una pieza más y obtiene así una superioridad material, es la clave de toda la combinación. Para el negro, ¥xd8 no sería mejor que ¦xd8, ya que la dama blanca tiene a su disposición la jugada £f3.

18...¤c6 19.£xc6 ¥f8 20.¤f5 ¥c4

21.¥xh6 ¥d5 22.£c7 ¦ac8 23.£f4 ¦c6

24.¥xf8 ¦xf8 25.£e5+ ¤f6

26.¤d6, Abandonan.

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VARIANTE DE LA DEFENSA CAMBRIDGE SPRINGS REHUSADA

Desde el match Alekhine−Capablanca se ha puesto de moda evitar la Defensa Cambridge Springs. En aquel match se emplearon dos métodos que han sido frecuentemente imitados desde entonces. Uno de ellos deriva de Capablanca y el otro es invención de Alekhine. El método de Capablanca no da una impresión de fuerza, sino más bien de inquietud. Es un hecho que no es verdaderamente fuerte, y por medio de algunas jugadas se puede obtener fácilmente la variante alcanzada en la partida Grunfeld−Alekhine, la cual es muy favorable a las negras. En el método elegido por Capablanca, después de

1.d4 d5 2.c4 e6

3.¤c3 ¤f6

Alekhine inicia aquí el procedimiento ya mencionado. El cambio parece sorprendente y haría creer que el negro se ha liberado; sin embargo, pronto se hacen evidentes las posibilidades de ataque blancas en el lado del rey gracias a la libertad de sus piezas y a su mayoría de peones aquí, mientras el negro no tiene oportunidad de hacer uso de su mayoría de peones en el lado de dama con c5, porque el peón d negro se debilitaría.

4.¥g5 ¤bd7 5.e3 c6

Las blancas no continúan con 6.¤f3, sino que para prevenir £a4 juegan

6.a3 El autor de este libro, en una partida con Spielmann, intentó dar a esta jugada otro sentido, procediendo así:

6...¥e7

7.¤f3 0−0 8.£c2 a6

para desarrollar su torre no por c1, sino 9.¦d1 de tal manera que, después de la jugada negra dxc4, esta torre se oponga al movimiento liberador c5. Para una exacta comparación, véase la mencionada partida Grunfeld−Alekhine. Sin embargo, el negro podía haber demostrado que el plan del primer jugador es ineficaz, replicando a la jugada de la torre con

9...b5 Contrastando con el método de Capablanca de declinar la Defensa Cambridge Springs, tenemos el método de Alekhine, al cual hemos llamado invención porque da una nueva línea de ataque.

Además, sería erróneo considerar como un método la jugada 6.a3, que únicamente tiende a evitar complicaciones, mientras Alekhine intenta demostrar lo prematuro de la jugada negra c6, a menos que este movimiento haya sido hecho como reacción natural contra la jugada blanca ¦c1. Esto aparece detalladamente en la siguiente partida.

PARTIDA NÚM. 58

GAMBITO DE DAMA

Buenos Aires, 1927

Blancas: Alekhine Negras: Capablanca

1.d4 ¤f6 2.c4 e6

3.¤c3 d5 4.¥g5 ¤bd7

5.e3 c6 6.cxd5 exd5

7.¥d3 ¥e7

8.¤ge2 Este desarrollo del ¤ rey, que no es usual en el Gambito de Dama, es propio de este sistema. El ¤ se dirige a g3 para dominar la casilla f5, punto débil del campo negro.

8...0−0 Aquí se ha recomendado 8...h6, con la idea de que después de 9.¥h4, el ¤ de e2 no podría ir a g3 o a f4 sin la pérdida de una pieza. Sin embargo, este confinamiento no duraría mucho, porque las negras llevarían su ¤ a f6 para obtener una partida razonablemente libre, de tal manera que el ¥ en h4 ofrece la oportunidad del

155

cambio y entonces el peón negro de h6 no serviría para otra cosa que para punto de ataque de las blancas.

9.¤g3 ¤e8 Si las negras hubiesen jugado 9...h6, el primer jugador habría replicado 10.h4. Capablanca desea dominar la casilla e4 blanca con ¤d6 y ¤df6.

10.h4 ¤df6 11.£c2 ¥e6

29.gxf6 ¥xf6

En este momento es, quizá, preferible h6, y en caso de que las blancas jueguen 12.¤f5, el negro habría ganado un tiempo en comparación con la continuación de la partida.

12.¤f5 ¥xf5 13.¥xf5 ¤d6

Esta jugada se puede hacer ahora porque después de 14.¥xf6, las negras habrían replicado ¤xf5 15.¥xe7 ¤xe7.

14.¥d3 h6 15.¥f4 ¦c8

El objetivo inmediato de esta jugada es el de oponerse al enroque largo de las blancas con c5 y así obtener un contraataque rápido. Pero la jugada tiene un sentido más profundo, incluso si las blancas no enrocan. Las negras pueden realizar su plan de ocupar el punto e4 aun sacrificando un peón, y por medio de la jugada 21...£a5, abrir la columna c. Después de la jugada natural 15...¦e8, las blancas obtendrían un poderoso ataque con 16.0−0−0 ¤de4 17.f3 ¤xc3 18.bxc3.

16.g4! Las negras no deben tomar el peón a causa de la pérdida de calidad después de ¥xd6, combinado con ¥f5. Parece que el ataque blanco se abrirá paso en pocas jugadas, pero ocurre ahora que Capablanca, con su sacrificio de peón preparado en la jugada precedente, hace que la ventaja de Alekhine se convierta en extremadamente pequeña y solamente triunfa por el excelente juego de Alekhine en esta fase de la partida.

16...¤fe4 17.g5! h5

18.¥xe4 ¤xe4 19.¤xe4 dxe4

20.£xe4 £a5+! £d5 sería inútil, porque después del cambio de damas, las blancas evitarían la entrada de la torre negra con ¢d2.

21.¢f1 A 21.¢e2, seguiría £b5+. Pero después de 21.¢d1, la posición del rey blanco sería extraordinariamente peligrosa y las negras podrían obtener ventaja jugando ¦fe8 en combinación con c5.

21...£d5 La ya mencionada idea táctica de las negras.

22.£xd5 cxd5 23.¢g2 ¦c2

24.¦hc1 ¦fc8 Mucho mejor que 24.¦xb2, porque las blancas obtendrían una decisiva ventaja de posición con 25.¦hb2 ¦xb1 26.¦xb1 b6 27.¦c1. El final en su totalidad es una demostración del teorema que dice que en el final de torre la iniciativa vale más, que una pequeña ventaja material.

25.¦xc2 ¦xc2 26.¦b1 ¢h7

27.¢g3 Las blancas proceden ahora a hacer valer su mayoría de peones en el centro.

27...¢g6 28.f3 f6

La jugada ¢f5 sería incorrecta a causa de e4+.

30.a4! Ahora comienza una maniobra para liberar la torre.

30...¢f5 31.a5

156

Las blancas amenazan liberarse de la siguiente manera : 32.a6 bxa6 33.¦a1 ¦xb2 34.¦xa6 ¦b7 35.¦a5 ¢e6 36.¥g5, con fuerzas igualadas, pero con un evidente dominio de la posición por el blanco. A 33...¥d8, seguiría 34.¦xa6 ¥b6 35.¥b8. Esta variante revela el significado de la contrajugada negra a la jugada ¥f4 de las blancas para proteger su peón e.

31...¦e2 Si en lugar de esto las negras se hubiesen opuesto a los esfuerzos de liberación blancos con a6, éstos habrían jugado b4−b5.

32.¦c1 Este sacrificio de peón no trata solamente de obtener la iniciativa, sino que es el principio de una extraordinaria y profunda combinación de final.

32...¦xb2 33.¦c5 ¢e6

34.e4

XABCDEFGHY 8-+-+-+-+( 7zpp+-+-zp-' 6-+-+kvl-+& 5zP-tRp+-+p% 4-+-zPPvL-zP$ 3+-+-+PmK-# 2-tr-+-+-+" 1+-+-+-+-! xabcdefghy

34...¥xd4

Aquí parece que las negras podrían haber obtenido las tablas con dxe4. Esta jugada ha sido recomendada por muchos críticos. El argumento que dan es el siguiente: 34...dxe4 35.d5+ ¢f5 36.d6+ ¢e6 37.fxe4 ¦b3+ 38.¢g2 ¦b2+! 39.¢h3! ¦b4 40.¦c8 ¦xe4 41.¦e8+ ¢f5 42.¦xe4 ¢xe4 43.¥g5 ¥c3! 44.a6 bxa6 45.d7 ¥a5! 46.d8£ ¥xd8 47.¥xd8 ¢f5 48.¢g3 a5, y las negras obtienen tablas porque el rey blanco está fuera del cuadro del peón negro pasado. Pero las blancas pueden jugar 46.¢g3!! en lugar de d8£, con lo cual ganaría el tiempo necesario para alcanzar el peón.

35.¦xd5 ¥c3 Una mayor resistencia habría ofrecido 35...¥f2+, aunque la ventaja blanca es clara después de 36.¢h3 ¦c2 37.¦e5+ ¢f7! 38.¥g3.

36.¦xh5 a6 37.¥c7! ¥e1+ 38.¢g4 ¦g2+ 39.¢h3 ¦f2 40.f4 ¦f3+

41.¢g2 ¦f2+ 42.¢g1 ¦c2 43.¥b6 ¦c4 44.¢g2 g6

Naturalmente, ¦xe4 sería un error a causa de 45.¢f3.

45.¦e5+ ¢d7 46.h5

Así obtienen las blancas dos peones ligados y pasados, después de lo cual ganar no tiene dificultad.

46...gxh5 47.¢f3 h4

48.¦h5 ¦c3+ 49.¢g4 ¦c4 50.¢f5 ¥xa5

Demasiado inocente para detener el avance victorioso de los peones blancos pasados.

52.¥xa5 ¦c5+ 51.¦h7+ ¢c6

53.¢e6 ¦xa5 54.f5 ¦a3 55.f6 ¦f3 56.f7 b5 57.¦h5

La más rápida manera de ganar que tiene la fascinación de un estudio.

57...h3 58.¦f5 ¦xf5

59.exf5, Abandonan. Después de h2 60.f8£ h1£, las blancas ganan con 61.£a8+.

157

LA TECNICA DE LAS COMBINACIONES Está muy extendida la idea de que la facultad de crear combinaciones en ajedrez no se puede adquirir, sino que depende más bien de un poder innato de cálculo e imaginación. Los jugadores experimentados saben, sin embargo, que esta opinión general es errónea, y que la mayoría de las combinaciones que ellos han realizado son debidas al conocimiento de elementos tales como el famoso sacrificio de alfil blanco en h7 o f7, el cual no da al primer jugador mucho que pensar. Parece natural que el poder de combinación se pueda desarrollar con el estudio aislado de sus elementos componentes. Nadie dudará que la destreza para meditar sobre un asunto pensadamente por anticipado puede ser puesta en práctica, y como ha sido probado por los psicólogos que la imaginación, que es la que proporciona las ideas y sorpresas necesarias para la combinación, no puede ofrecer nada absolutamente nuevo, basta limitarse a combinar elementos muy conocidos para desarrollarla, aumentando el conocimiento de tales elementos. Sería una grata tarea escribir una teoría completa de las combinaciones; se demostraría la concurrencia de tipos de combinaciones y mostrar que los principales factores se deben tener en cuenta al juzgar su corrección y al llevarlas a cabo. Consideraremos aquí no el eternamente discutido sacrificio de alfil en h7 combinado con ¤g5+ y £a5, sino la cooperación de la dama y torre atacando e invadiendo la posición del rey negro de la forma que es usual en la práctica después del enroque en el lado de rey a través de la columna h o también horizontalmente en la octava línea, si el rey negro se ha escapado ; es decir, h7 a g7, mientras la dama y una torre blancas han penetrado en la octava fila. En este grupo de combinaciones hay una sola regla, cuyo conocimiento nos llevará a realizarlas correctamente, mientras que al jugador que la desconozca le será casi imposible encontrar el verdadero método, porque se perderá entre las innumerables variantes. Esta regla enseña que en aquellos casos en que la dama no da mate inmediato, es mejor colocar la torre delante y la dama detrás de la torre. En otras palabras: es exactamente lo contrario de lo que se hace en los ataques de mate con dama y alfil, donde la dama, por regla general, se sitúa delante del alfil, pues de otra manera éste

solamente podría dar un inofensivo jaque. Pero precisamente por esta equivocada analogía es por lo que los jugadores que no conocen la regla caen automáticamente en el procedimiento erróneo en los ataques de dama y torre. Además, la razón lógica de la regla es extremadamente simple: cuando el rey permanece en g8, en el caso del ataque vertical (a lo largo de la columna h), o en h7, en el caso del ataque horizontal (a lo largo de la octava línea), la torre con jaque en h8 obliga al rey a salir de su refugio y a aventurarse a ir a f7 o g6, respectivamente, por lo que la dama puede continuar el ataque contra el rey mientras la torre permanece momentáneamente en h8 para evitar que el rey vuelva a su refugio. Pero si la dama se sitúa delante y da el jaque en h8, la más poderosa pieza queda inactiva en el rincón y la más débil (torre) ha de continuar el ataque contra el rey, que falla por regla general. Por otra parte, en la posición correcta, que es con la dama detrás de la torre, se puede con frecuencia desarrollar una imparable amenaza de mate, porque la dama no solamente protege la torre, sino que, además, gracias a su fuerza en diagonal, quita al rey las casillas de escape. Este simple caso aparece en el siguiente ejemplo, que procede de las más antiguas partidas:

Blancas: Zuckertort Negras: Anderssen

1.e4 c5

2.¤f3 e6 3.d4 cxd4

4.¤xd4 ¤f6 5.¤c3 ¥b4 6.¥d3 ¤c6 7.¥e3 d5

8.exd5 ¤xd5 9.¤xc6 bxc6 10.0−0 ¤xc3

Ningún jugador moderno habría jugado así, teniendo a su disposición ¤xe3. Pero esto ocurrió mucho antes de que esta manera de jugar cayese dentro del campo de las tablas y ellos jugaban en aquel tiempo con alegría y vigor.

11.bxc3 ¥xc3 12.¦b1 0−0 13.¦b3 ¥a5 14.¥c5 ¦e8

158

15.¥xh7+! ¢xh7 16.£h5+ ¢g8

17.¦h3 f6

XABCDEFGHY 8r+lwqr+k+( 7zp-+-+-zp-' 6-+p+pzp-+& 5vl-vL-+-+Q% 4-+-+-+-+$ 3+-+-+-+R#

Ahora vemos una típica posición de ataque por la columna h. Al parecer, las blancas no tienen más que un jaque perpetuo, pero esto es debido a que la dama está delante de la torre. Cambiando la posición de la dama y de la torre se percibe que las blancas pueden forzar el mate en tres jugadas. En efecto: la posición de las negras es desesperada porque las blancas tienen tiempo para hacer este cambio.

con mate inmediato.

Ahora consideremos un ejemplo de ataque sobre la octava horizontal.

7zp-zP-+-+-'

PARTIDA NÚM. 59

2P+P+-zPPzP" 1+-+-+RmK-! xabcdefghy

18.£g6 ¥a6 19.¦h7 £c7

20.£h5

XABCDEFGHY 8-+-+-+-+(

6-+-tr-snkzp& 5+-vL-+-zp-% 4-zPl+-+-+$ 3+-+-+-wQP# 2P+-+-+PmK" 1+-+-+q+-! xabcdefghy

La posición se alcanzó en una partida del match jugado en Viena, 1914. Con objeto de atacar, las negras permiten que uno de los peones de su oponente llegue a dama. Continuó:

1.c8£ ¦d1

2.£f3 £h1+ 3.¢g3 £e1+

Sería un error ¤h5+, porque el blanco sacrificaría su vieja dama y daría mate con la nueva. Se podría pensar que las negras quedarían satisfechas ahora con unas tablas, pero han buscado y encontrado una manera de colocar la dama detrás de la torre y el ataque triunfa rápidamente.

4.¢h2 £e5+!

Las blancas no pueden replicar con 5.g3 porque las negras forzarían el mate con ¥d5! 6.£xd1 £b2+.

5.£g3 £a1! Con lo que se alcanza la verdadera posición. Mucho más débil sería ¦h8+, lo que permitiría al blanco permanecer con un fuerte peón pasado por una pieza.

6.£d6 Un paliativo al que las negras no hacen caso. La más prolongada resistencia, aunque con el mismo fruto, se haría con 6.£e3 ¦h8+ 7.¢g3 ¤h5+ 8.¢f3 ¦f1+, etc.

6...¦h1+ 7.¢g3 £c3+

8.Abandonan. Ahora, un ejemplo más, esta vez verdaderamente reciente:

DE UNA EXHIBICION DE SIMULTANEAS EN LODZ

Blancas: Alekhine

Negras: N.N.

1.d4 d5 2.¤f3 ¤f6

3.c4 e6 4.¥g5 ¤bd7

5.¤c3 c6 6.£c2

159

Antiguamente, los maestros solían ganar numerosas partidas a los aficionados después de pocas jugadas a causa de su gran conocimiento de la teoría de las aperturas. Actualmente tienen que evitar los métodos familiares de la teoría si no quieren caer en una de las numerosas variantes de tablas. Aquí Alekhine, evidentemente, quiere evitar la Defensa Cambridge Springs y habría tropezado con algunas dificultades si su oponente hubiese encontrado la correcta réplica 6...h6.

7.¥d2! £d8

Las blancas han completado su desarrollo y mantenido así su ventaja de posición, pero ahora se ven obligadas a atacar si no quieren perder gradualmente esta ventaja.

14.¤g3 ¦fe8

17.¥xg6 hxg6

20.£xg6 ¦e7

xabcdefghy

22.¦h4 £e8

Después de 24...¢f8, la partida se gana con 25.¦h8+ ¤g8 26.¦e1! ¥c8 27.£h4.

2.e5

6...£a5 Como el negro no se ha dado cuenta de la diferencia que supone el que el peón e no esté en e3, él continúa la Defensa Cambridge Springs tal como la ha aprendido.

8.e4 dxe4 9.¤xe4 ¥e7 10.¥d3 b6

11.0−0 ¥b7 12.¦fe1 0−0 13.¦ad1 £c7

15.¤g5 ¤f8 16.¤h5! ¤g6

Por este cambio, las blancas han obtenido la primera condición para un ataque por la columna h.

18.¤f4 Amenazando 19.¤xf7, de tal manera que el negro se ve forzado a la siguiente réplica:

18...¥d6 19.¤xg6! fxg6

XABCDEFGHY 8r+-+-+k+( 7zplwq-tr-zp-' 6-zppvlpsnQ+& 5+-+-+-sN-% 4-+PzP-+-+$ 3+-+-+-+-# 2PzP-vL-zPPzP" 1+-+RtR-mK-!

Con la intención de jugar £d7−e8, Alekhine demuestra que este plan es inadecuado, pero la situación negra no era satisfactoria en cualquier otra continuación. Ahora sigue el centro de toda la combinación. Las blancas desean llevar su torre para atacar por la columna h. Para ello disponen el camino e3−h3. Pero la correcta formación de ataque exige que la torre debe preceder a la dama. Por ello la torre irá a h4 y la dama a h3, y esta disposición es decisiva.

21.¦e4 £d7

23.£d3 ¦f7 24.£h3, Abandonan.

LA DEFENSA ALEKHINE Esta defensa fue introducida por Alekhine en el torneo de Budapest de 1921, y por ello lleva justamente su nombre. Pero la apertura se debe, en gran parte, a los trabajos de investigación y análisis de Grunfeld. La idea es después de

1.e4 Las negras intentan por medio de

1...¤f6 atacar este peón y provocar su avance.

160

porque el peón así avanzado ofrece al segundo jugador un punto de ataque sobre el centro por d6. Por otra parte, las blancas apenas obtendrían ventaja jugando cuidadosamente y evitando 2.e5. Después de 2.d3 e5 de las negras puede ser dudoso, porque las blancas pueden jugar 3.f4, con ventaja gracias a la posición del caballo negro en f6. Pero después 2.d3, las negras pueden forzar una fácil variante de la Defensa Siciliana con c5. Las negras tienen todavía menos temor a 2.¤c3, porque no conocen nada mejor que 2...e5, llegando así a la Partida Vienesa y no habiendo jugado e5 en el primer movimiento, las negras han evitado al menos el Ruy López. Pero a 2.¤c3 se puede responder muy bien con 2...d5, con la continuación 3.e5 ¤fd7 4.¤xd5 ¤xe5 5.¤e3 e6 6.¤f3 ¤xf3+ 7.£xf3 ¤c6, o 3.exd5 ¤xd5 4.¥c4 ¤b6 5.¥b3 c5 6.d3 ¤c6, etc. Evidentemente, en ambas continuaciones las negras alcanzan una posición satisfactoria. La real y esencial variante de la Defensa Alekhine alcanza después de 2.e5, por

2...¤d5 Las negras desean provocar c4 para debilitar la columna de dama, base del ataque después de la jugada negra d6 y dxe5.

3.d4 d6 4.c4

Una continuación menos peligrosa para las negras que la formación de cuatro peones introducida aquí es 4.¤f3, después de lo cual las negras no deben continuar simplemente su desarrollo con ¥f5, como jugó Tarrasch contra Bogoljubow, en Breslau, en 1925, sino continuar el ataque contra e5 que es lo que debió jugar con 4...¥g5, más de acuerdo con el espíritu de la apertura. Después de 5.¥e2, nosotros debemos recomendar la innovación 5...¤b6.

4...¤b6 5.f4

En lo que respecta a exd6, véase la siguiente partida:

5...dxe5 6.fxe5 ¤c6

¥f5 se ha jugado frecuentemente aquí. Pero en el ataque a los peones centrales blancos radica el significado de toda la apertura; por ello es mejor que el alfil esté en disposición de ir ventajosamente a g4 en previsión de que el blanco juege imprudentemente 7.¤f3.

7.¥e3 ¥f5 Ahora las negras no tienen nada mejor que e6.

8.¤c3 Quizá sea preferible aquí 8.¤f3, como jugó el autor en Viena, 1928, contra puesto que no desean encerrar su alfil de Takacs. Naturalmente, después de 8...¤b4, puede seguir 9. ¤a3. De otra manera, después de la continuación de desarrollo o después de ¥g4, el ¤ dama blanco puede desarrollarse a d2, que asegura más el centro de peones.

En esta posición normal, las negras tienen dos continuaciones para romper el centro blanco. La más antigua consiste en ¤b4 en combinación con c5, y la otra, menos molesta y que se prefiere actualmente, es f6. Es evidente que las blancas tienen mejor desarrollo de piezas, pero todavía no se ha podido encontrar una continuación capaz de compensar la debilidad producida en los peones blancos por su prematuro avance.

2.e5 ¤d5

7.¥d3 ¤8d7

8...e6 9.¥e2

PARTIDA NÚM. 60

DEFENSA ALEKHINE

Pistyan, 1922

Blancas: H.Wolf Negras: Grunfeld

1.e4 ¤f6

3.d4 d6 4.c4 ¤b6

5.exd6 exd6 6.¥e3 ¥e7

161

8.¤e2 ¤f6 9.h3 0−0

11.£c2 ¤bd7

3zPqsN-vL-sN-#

1+-mKR+-+R!

10.¤d2

Aquí parece más natural ¤bc3. Las blancas juegan para atacar en el flanco de rey y no tienen en cuenta que el centro no se ha estabilizado todavía, y es un hecho conocido que los ataques en el flanco de rey fallan si el oponente obtiene un contraataque a través del centro. Grunfeld prepara esta ruptura en las siguientes jugadas de un modo bien meditado y la lleva a cabo en el último momento, pero con el tiempo suficiente para reducir al absurdo el ataque blanco.

10...¦e8

Por una parte, el ¤ va a f8 con propósitos defensivos, y por otra, se intenta que después de la jugada negra d5, las blancas no puedan jugar c5 con la ganancia de un tiempo.

12.g4 ¤f8 13.0−0−0 c6 14.¤g3 d5 15.g5 dxc4

Con esto las negras aíslan el peón d blanco y obtienen el control de su casilla d5, y en consecuencia, rechazan completamente el ataque blanco y obtiene un contraataque dentro de la situación. Se puede observar que si los dos peones continúan capturando, las negras conservan la ventaja.

16.¤xc4 ¤d5 17.h4 ¤b4

18.£b1 ¤xd3+ 19.£xd3 £d5

20.a3 ¥e6 21.¤d2 c5

22.¤b1 cxd4 23.£xd4 ¦ec8+

24.¤c3 £b3

Y se tiene:

XABCDEFGHY 8r+r+-snk+( 7zpp+-vlpzpp' 6-+-+l+-+& 5+-+-+-zP-% 4-+-wQ-+-zP$

2-zP-+-zP-+"

xabcdefghy El ataque negro es ahora abrumador. Las blancas no tienen defensa contra la amenaza de ¥xa3.

25.¤ge2 ¥xa3 26.bxa3 £xa3+ 27.¢c2 £b3+

28.¢d2 Las blancas deben inclinarse ante lo inevitable porque después de 28.¢c1, las negras deciden la partida aún más rápidamente con ¥f5.

28...¦d8

Y las negras ganan.

162

MI SISTEMA DE APERTURA Si las blancas inician la partida avanzando dos casillas un peón central, y las negras le replican simétricamente, las primeras tratarán de aprovecharse de la oportunidad que se les brinda para atacar al peón negro que ha quedado fijo, presionando así a su oponente o abriendo líneas en su ventaja. Como hemos visto, éste es el verdadero significado del Ruy López y del Gambito de Dama. Recíprocamente, todos los métodos de las negras que tienden a igualar contra 1.e4 o 1.d4, tienen con éste de común que convierten el peón blanco central fijo en su punto de ataque. En las aperturas de peón rey, d5 es, por lo general, la jugada liberadora para las negras y en las aperturas de peón dama, c5 o e5. Por este razonamiento hemos expuesto ya con anterioridad que 1...e5 o 1...d5, no son probablemente la mejor réplica a 1.e4 o 1.d4, respectivamente, puesto que en seguida ofrecen un punto de ataque a las blancas. Este punto de vista es compartido por muchos maestros de hoy. Al presente creemos que es posible dudar si 1.e4 y 1.d4 son las mejores jugadas para iniciar la apertura, ya que hemos visto que estos peones centrales se convierten en el blanco de las operaciones de las negras para obtener la igualdad. Se deduce de esto que no importa el buen aspecto que las jugadas 1.e4 y 1.d4 puedan tener, ya que se puede ganar la libertad de movimiento, dominar el centro y abrir la partida con otros peones lo que supone también una debilidad principalmente porque se convierten en puntos de ataque del adversario. Esto no es suficiente para condenar estas jugadas puesto que es dudoso si se podría hallar un sistema mejor de apertura, es decir, un sistema que ofrezca similares ventajas y menos inconvenientes. Sin embargo, las tradicionales jugadas de apertura no están más allá de la crítica, y el jugador de ajedrez debe ocuparse en pensar el problema de hallar un sistema mejor. Como la apertura, en general, es la lucha por la dominación del centro, la característica de tal nuevo sistema será el deseo de presionar el centro sin fijar los peones centrales demasiado pronto.La jugada natural en tal sistema es 1...¤f3.Presiona el centro al evitar e5 y conserva abiertas todas las posibilidades del primer jugador. La obstrucción que hace al peón f blanco es de poca importancia, porque este peón

debería, raramente y sólo con grandes precauciones, ser lanzado a un conflicto en el centro, a causa de la debilidad que supondría en la posición de su rey. Como la réplica 1...e5 es imposible, el partidario de los viejos puntos de vista juega 1...d5, por lo que en realidad el primer jugador realiza una especie de defensa india con las blancas. Por esta razón Kmoch llama este sistema ataque indio. Pero el estudioso no debiera admitir esta designación, que le induciría a aplicar los principios de la defensa india al ataque indio. La diferencia esencial yace en el hecho de que las negras juegan la defensa india con el deseo de obtener la igualdad. El primer jugador, por el contrario, elige un definido sistema de apertura para sacar ventaja de la misma y mejorar sus posibilidades. Ahora bien, es evidente para cualquier jugador experimentado que un ataque que ha de traer una ventaja, si está basado en un movimiento de ventaja, puede producir un efecto contrario cuando el desarrollo es insuficiente. Al principio de 1923, dos sistemas de ataque indio de esta clase fueron introducidos en el juego de los maestros. Uno de ellos, procedente de Nimzowitsch, intenta continuar la presión contra el punto débil e5 después de 1.¤f3, con 2.b3 y ¥b2. Nimzowitsch, que se ha acreditado inventando el mejor método de defensa india, ha aplicado, como vemos, los métodos de esta defensa al ataque. Pero lo que es bueno para la defensa, para obtener la igualdad, no es conveniente para obtener la ventaja. La tendencia, expresada en este sistema, de atacar los puntos débiles, al objeto de establecer puntos fuertes avanzados y, por otra parte, dejar intactos los puntos fuertes del contrario, conduce a una posición cerrada de mutuo bloqueo, en la cual la ventaja de salida apenas cuenta. Esta es la verdadera razón para que este sistema sea ideal para el segundo jugador, como ya hemos explicado en otro momento, pero como sistema de ataque difícilmente se convertiría en norma. Con objeto de sacar ventaja de la apertura, se debe jugar un sistema que no permita al segundo jugador establecer una posición cerrada sin desventaja en espacio ni colocar baluartes inmovibles en el centro. No los puntos débiles, como en la defensa, sino los fuertes que pueden convertirse en baluartes, deben ser llevados bajo

163

el fuego. En esta idea está basado el sistema de apertura introducido por el autor de este libro. Después de 1.¤f3 d5, las blancas dirigen su ataque, no contra el punto débil e5, sino contra d5, continuando con 2.c4, g3 y ¥g2. En la nomenclatura de la teoría de aperturas, a este sistema de apertura se le ha dado el nombre del autor, de acuerdo con la sugerencia del maestro servio Vukovic. Además, existe la designación apertura Zuckertort, que es mucho más general, en efecto, porque está caracterizada por la primera jugada ¤f3. Kmoch, quien es de la opinión de que a las aperturas no se le debiera dar el nombre de personas, sugiere para los dos sistemas discutidos aquí las designaciones de "ataque indio de Dama" y "ataque indio de Rey". Exactamente lo mismo que en la defensa india, creemos que pronto se verá lo superfluo de estos nombres. Mientras la defensa india de rey está muriendo, el ataque indio de dama se juega raramente hoy.

5.¥g2 e6

Mucho más fuerte que ¤bd2, porque la táctica de la apertura de las blancas aspira a demoler el baluarte negro de d5.

9...h6

Una jugada preparatoria de e4!, que de otra forma sería contestada con ¥g4.

Los comentarios sobre la siguiente partida del maestro y excelente analista Hans Kmoch fueron publicados originariamente en un diario de Viena.

La mejor defensa contra este sistema de ataque que Tartakower ha llamado la "apertura del porvenir", es el contraataque empleado por primera vez por Lasker en Nueva York en 1924. Seguramente, el método de Lasker tiene más estima a causa de la fama de su creador y por el éxito que con él alcanzó, que por su verdadero valor, como se va a demostrar a continuación.

1.¤f3 d5 2.c4 c6

Inferior sería 2...e6, a causa del confinamiento del ¥ dama. Nimzowitsch y otros maestros son partidarios de 2...dxc4, pudiendo recuperar las blancas su peón con 3.¤a3, o todavía más simplemente con 3.e3.

3.b3

Después de la jugada negra c6, el peón c blanco debe ser defendido, mientras que después de e6, se puede jugar un inmediato 3.g3, porque después de dxc4 4.£a4! es útil.

3...¥f5 Este desarrollo de ¥, que para darle una retirada se jugará después (jugada 9) h6, caracteriza el sistema de Lasker, Bogoljubow jugó más tarde (Moscú, 1925) contra el autor de este libro ¥g4,

método que posteriormente fue usado por Capablanca.

4.g3 ¤f6

Si las negras antes de esta jugada hacen ¤bd7 el simple cambio cxd5 da ya a las blancas una pequeña pero definitiva ventaja.

6.¥b2 ¤bd7 7.0−0 ¥d6

Aquí el ¥ está expuesto y, además, está en el camino de la £ si la columna de dama se abriese eventualmente. Por esta razón consideramos la modesta jugada de Spielmann, 7...¥e7 la mejor.

8.d3 Si las negras hubiesen elegido el sistema 2...e6, confinando su ¥ dama, entonces d4 sería muy fuerte ahora.

8...0−0 9.¤c3

10.h3

10...£e7 11.£c2

y las blancas mantendrán la superioridad en el centro con e4.

164

PARTIDA NÚM. 61

APERTURA RETI

Carlsbad, 1923

Blancas: Reti Negras: Rubinstein

1.¤f3 d5 2.g3 ¤f6 3.¥g2 g6

5.d3 ¥g7

Deben rendir su orgullo cambiando el bloqueado c5 por el exterior b4.

10.¤bxd4 ¤xd4

Abriendo la columna ventajosamente. Por otra parte, un asalto sobre la ¦ dama negra con 12. ¤d2 fallaría completamente a causa de £xd4 12.¥xa8 ¤g4!, etcétera.

12...¥b7

13.¥b2

Pero ahora las negras tienen que cambiar en a3.

Amenaza 19.¦xa7 ¦xa7 20.£xa7, puesto que la captura de la £ con ¦a8 fallaría por £xb7.

4.c4 Este sistema de ataque, el cual no es completamente nuevo, ha sido desarrollado por Reti como su arma especial. Si tenemos que elegir entre las numerosas designaciones usadas para esta apertura las que toman el nombre de un jugador, solamente puede elegirse la de "apertura Reti" o "Sistema Reti". (Para los nombres y precursores de este sistema de apertura, véase el capítulo anterior. Nota del autor.)

4...d4

Como en la mayoría de los casos, pasar prematuramente del centro del tablero es dudoso aquí. Habría sido mejor c6.

6.b4

¡Excelente! El peón d negro tiene que ser aislado, y entonces o capturado o −después de e3− forzado a cambiar en e3, después de lo cual las blancas obtienen una decisiva superioridad en el centro.

6...0−0 7.¤bd2! c5

Las negras no tienen una estrategia defensiva satisfactoria, aunque la jugada del texto detiene la amenaza principal mencionada.

8.¤b3

¡Otra vez muy bien! Como las negras abrirían la diagonal de a8 si juega b6 no les queda nada sino el siguiente pobre cambio.

8...cxb4

9.¥b2

Siempre la jugada precisa. Un inmediato ¤bxd4 sería débil a causa de la réplica e5.

9...¤c6

11.¥xd4 b6 12.a3

Amenaza ¥xf3 14.¥xf3 £xd4 15.¥xa8 ¤g4 y ganan.

13...bxa3

14.¦xa3 £c7 15.£a1

Se puede asegurar que Reti no descubrió esta jugada, ¡la inventó! Es muy fuerte y dibuja completamente las verdaderas características de la partida. Las negras han de darse prisa para sacudirse la presión sobre g7.

15...¤e8 16.¥xg7 ¤xg7

17.0−0 ¤e6 18.¦b1

18...¥c6

19.d4 ¥e4 20.¦d1 a5

165

Con objeto de eliminar la amenaza latente contra a7 negro. Por otra parte, la casilla b6 negra es ahora más débil que antes lo era a7.

21.d5 ¤c5 22.¤d4

Ganando la casilla c6 para el ¤. El gran estratega Rubinstein está ya completamente vencido, cosa rara, porque si bien, es cierto que Rubinstein ha perdido partidas, ha ocurrido casi invariablemente a través de grandes combinaciones.

22...¥xg2 23.¢xg2 ¦fd8 24.¤c6 ¦d6 25.¦e3 ¦e8

Maroczy es de la opinión que se debió sacrificar la calidad, mejor o peor, en c6 negro. Pero, esto sólo habría retardado el desastre un tiempo.

26.£e5 (Para provocar f6 y hacer permanentemente imposible el socavamiento de d5 y de la posición del ¤ en c6. Nota del autor)

26...f6 27.£b2 e5 28.£b5!

La £ está aquí en una verdaderamente fuerte posición. Ataca b6, y en cualquier caso previene el sacrificio liberador en c6.

28...¢f7 29.¦b1 ¤d7

30.f3 ¦c8

XABCDEFGHY 8-+r+-+-+( 7+-wqn+k+p' 6-zpNtr-zpp+& 5zpQ+Pzp-+-% 4-+P+-+-+$ 3+-+-tRPzP-# 2-+-+P+KzP" 1+R+-+-+-! xabcdefghy

31.¦d3!

¡Muy bonito! Las negras preparaban la igualdad con ¤b8. Las blancas, por ello, defienden su Peón d de tal manera que, después de ¤b8, puedan continuar victoriosamente con 32.c5.

La punta de la maniobra introducida con 31.¦d3! La inmediata represalia en c6 sólo conduciría a unas tablas.

37.exd3 ¦xc6

39.d4 ¦a6

31...e4

Después de ¤c5, las blancas ganan con 32.£xb6, etc. El sacrificio de un peón para desalojar el ¤ de c6 es un precio muy caro.

32.fxe4 ¤e5 33.£xb6!

Porque después de ¤xd3 34.exd3, etcétera, el ejército de peones pasados blancos ganaría fácilmente.

33...¤xc6 34.c5!

34...¦d7

35.dxc6 ¦xd3 36.£xc7+ ¦xc7

38.¦b7+ ¢e8

40.¦b6!

Capturando otro peón, porque si las negras cambian seguiría 40...¦xb6 41.cxb6 ¢d8 42.e5 fxe5 43.dxe5 a4 44.e6 a3 45.b7 ¢c7 46.b8£+ ¢xb8 47.e7 a2 48.e8£+, y ganan.El resto es demasiado simple y no necesita explicación.

40...¦a8 41.¦xf6 a4 42.¦f2 a3

43.¦a2 ¢d7 44.d5 g5

45.¢f3 ¦a4 46.¢e3 h5 47.h4 gxh4

48.gxh4 ¢e7 49.¢f4 ¢d7

50.¢f5, Abandonan

166

EL CENTRO DE PEONES COMO OBSTRUCCION DE SUS PROPIAS PIEZAS

Un centro de peones avanzado a la cuarta casilla y bloqueado puede tener otras desventajas además de las ya apuntadas de ser el blanco del ataque enemigo. Puede constituir también una obstrucción para sus propias piezas, especialmente el alfil y otras, y en el fin, incluso para el rey. Mantener los peones centrales retrasados como en la llamada "partida hipermoderna" es verdaderamente ventajoso aun en la última fase del final. Un ejemplo de esta clase nos ofrece el siguiente final, procedente de una partida jugada en el torneo de Moscú 1925.

Negras: Romanowski XABCDEFGHY 8-+-tr-+k+( 7+-+-+pzpp' 6-+-+-+-+& 5+-zp-zpP+-% 4-zp-vlL+-+$ 3+P+P+-zP-# 2P+-+P+KzP" 1+-tR-+-+-! xabcdefghy

Blancas: Reti

29.¢f3 ¦c8

Ahora las blancas, que han obtenido una dominante posición para sus piezas gracias a la casilla e4, amenazan ganar con g4 en combinación con h4 y g5+, ya que la invasión de h8 por la ¦ decidiría siempre la partida rápidamente. No hay nada que se pueda hacer estratégicamente contra esta amenaza y la ingeniosa combinación inventada por Romanowski es por ello más admirable. Pero como suele ocurrir en el juego de combinación, las mejores posibilidades son para las piezas mejor colocadas, y así, las blancas consiguen frustrar la combinación enemiga. El punto esencial de todo esto es el triste emplazamiento del ¥ negro, que está impedido por sus propios peones de llegar a tiempo a la defensa.

35...¦d7

Si en esta posición el peón e blanco estuviera en e4 y el ¥ en c4, habría una absoluta igualdad para los dos bandos.La diferencia en la posición de los peones de rey, sin embargo, da la superioridad a las blancas. E1 peón e negro es inútil y además restringe la actividad del ¥ negro. Para comprender toda la extensión del daño que supone este peón central, debemos preguntarnos qué ventajas se derivan para las blancas en la continuación del hecho de que la casilla e4 no se puede hacer inaccesible a sus piezas por cualquier peón. Por lo pronto, el ¥ blanco se encuentra muy bien en esta casilla, que será usada como vía por la torre y, finalmente, constituye un punto fuerte para el rey blanco.

28.¦c4 ¢f8

30.e3 ¥c3 31.a4

Las blancas toman ventaja de la oportunidad de avanzar su retrasado peón a2.

31...¢e7 32.¥d5 ¦c7 33.¦h4 h6

34.¢e4 ¢f6 35.¦h5

Preparando la combinación que sigue:

36.g4 g6 37.¦xh6 ¢g5 38.¦h7 ¢xg4

Amenazan mate con gxf5+. Si 39.fxg6, entonces f5 mate. Después de 39.f6, seguirían unas tablas forzadas con ¢g5 ; pero ahora triunfa la culminación de la contra−combinación que las blancas tienen preparada hace varias jugadas.

39.¥e6 Las negras deben aceptar este sacrificio, porque después de ¦e7, las blancas ganarían con 40.¦xf7 ¦xf7 41.fxg6+.

39...fxe6 40.fxg6

Naturalmente, no 40.¦xd7 a causa de gxf5 mate.

40...¦d8 41.¦a7 ¢g5

El ¥ se libera con una jugada de retraso, 41...¥e1 42.a5 ¥h4 43.a6 ¥f6 44.g7 ¦g8 45.¦b7

167

¥xg7 46.a7, y las negras están obligadas a jugar ¦a8, a causa de la amenaza ¦b8, después de lo cual las blancas ganan fácilmente con 47.¦xg7+.

42.g7 ¢h6 43.a5 ¢h7 44.a6 ¦d6

De otra forma, las blancas ganan con ¦b7, en combinación con a7 y ¦b8.

45.h4 ¥e1 46.h5 ¥h4

47.h6, Abandonan.

Después de ¥f6, la más simple manera de ganar es 48.¦f7.

168

INDICE

PRIMERA PARTE MAESTROS DE AYER

Págs Prólogo ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .... ... 3 Richard Reti ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .. 4 Adolf Anderssen ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 5 Paul Morphy ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 14 Wilhelm Steinitz .. ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 22 Siegbert Tarrasch ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... . 43 Sobre la Teoría de la Partida Española ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...48 El Gambito de la Dama... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 51 Emanuel Lasker ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 54 La Defensa de Steinitz en la Partida Española... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 63

Carl Schlechter... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...75

Rosanes-Anderssen [Gambito Kieseritzky] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..7

Meek-Morphy [Gambito Escocés] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...14

Morphy-Meek [Partida Francesa] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ....18

Morphy-Brunschweig e Isouard [Defensa Philidor] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...21

Lasker-Napier [Siciliana] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 58

Rubinstein-Lasker [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...71

Schlechter-John [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...77

La Variante de Cambio en la Partida Española... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...68

Harry Nelson Pillsbury... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... . 82 Ejemplos de rupturas interesantes ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .. 82 INDICE DE PARTIDAS Rosanes-Anderssen [Gambito Falkbeer] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..6

Anderssen-Paulsen [Defensa Philidor] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ....11

Lichtenhein-Morphy [Gambito Escocés] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... . ...16 Schulten-Morphy [Gambito Falkbeer] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ....18

Morphy-Aficionado [Gambito Evans] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ....19

Dubois-Steinitz [Partida Italiana] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ....22 Blackburne-Steinitz [Gambito Evans] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .... ....24 Steinitz-Mongredien [Fianchetto de Rey] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...26 Steinitz-Macdonnel [Defensa Philidor] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...28 Paulsen-Steinitz [Partida de los Tres Caballos] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...29 Rosenthal-Steinitz [Partida de los Tres Caballos] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...31 Steinitz-Blackburne [Española] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 33 Englich-Steinitz [Española] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .36 Steinitz-Tschigorin [Española] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .38 Steinitz-Bardeleben [Italiana] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..40 Tarrasch-Noa [Francesa] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..43 Tarrasch-Marco [Rusa] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 46 Tarrasch-Lasker [Española] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .48 Tarrasch-Mieses [Francesa] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .50 Tarrasch-Tartakower [Contragambito Albin] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..52 Blackburne-Lasker [Gambito del Centro] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...56

Marshall-Lasker [Española] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .60 Tarrasch-Lasker [Española] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .65 Lasker-Capablanca [Española] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 69

Schlechter-Marco [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 75

Schubert-Schlechter [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 79 Pillsbury-Marco [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..84

SEGUNDA PARTE

169

MAESTROS DE HOY

Págs Prólogo... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .88 Geza Maroczy... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...89 Frank Marshall... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..93 Rudolf Spielmann ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .95

Nimzowitsch-Salwe [Defensa Francesa] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...114

Johner-Nimzowitsch [Defensa Nimzo-India] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...119

Marshall-Rubinstein [Apertura Peón Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 124

Rubinstein-Hromadka [Gambito de Rey Rehusado] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .130

Capablanca-Spielmann [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .141

Tarrasch-Alekhine [Gambito Blumenfeld] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ....147

Alekhine-Tartakower [Caro-Kann] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...153

Variante del Gambito en la Apertura Vienesa... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .95 Milan Vidmar... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ....98 Saviely Tartakower... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..100 Holandesa... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..100 Efim Bogoljubow... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .105 Aaron Nimzowitsch... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .114 La Variante Hanham... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..116 Defensa India... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .118 Akiba Rubinstein... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .124 Apertura de los Cuatro Caballos... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 126 José Raúl Capablanca... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..133 Teoría de la Defensa Caro-Kann... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...135 Las Defensas de Cambridge y Westphalia en el Gambito de Dama... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .139 Final de Torre... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .142 Alexander Alekhine... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .145 El Gambito Blumenfeld y Sistemas Relacionados... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 146 Variante de la Defensa Cambridge Springs Rehusada... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..155 La Técnica de las Combinaciones... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .158 La Defensa de Alekhine... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 160 Mi Sistema de Apertura... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..163 El centro de peones como obstrucción de sus propias piezas... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .167 INDICE DE PARTIDAS Mieses-Maroczy [Gambito Danés] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..89 Maroczy-Euwe [Defensa Siciliana ] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ....91 Marshall-Burn [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .93 Marshall-Kline [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ....94 Spielmann-Flamberg [Apertura Vienesa] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ....96 Rubinstein-Vidmar [Defensa Budapest] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..98 Maroczy-Tartakower [Holandesa] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .... 102 Bogo1jubow-Wolf [India] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .105 Bogoljubow-Mieses [Defensa Holandesa] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ....107 Von Holzhausen-Bogoljubow [Defensa Siciliana] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...110 Johner-Bogo1jubow [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .111

Teichmann-Nimzowitsch [Defensa Philidor-Variante Hanham] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...117

Brinckmann-Nimzowitsch [Defensa Nimzowitsch] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .121

Tarrasch-Rubintein [Apertura de los 4 Caballos] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..127

Capablanca-Vidmar [Ruy López] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..133 Nimzowitsch-Capablanca [Caro-Kann] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... .137

Alekhine-Wolf [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..145

Alekhine-Drewitt [Apertura Irregular] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..149 Grunfeld-Alekhine [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 150 Dawinson-Alekhine [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..151

Alekhine-Capablanca [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...155 Zuckertort-Anderssen [Defensa Siciliana] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...158 Alekhine-N. N En simultáneas [Gambito de Dama] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 159 Wolf-Grunfeld [Defensa Alekhine] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..161 Reti-Rubinstein [Apertura Reti] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 165

170