Gnosticismo. Estado de la cuestión

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111 Sobre el gnosticismo y los gnósticos. A cuarenta años del Congreso de Mesina Gerión 2008, 26-2, 111-134 ISSN: 0213-0181 Francisco GARCÍA BAZÁN Universidad Argentina J. F. Kennedy-CONICET RESUMEN El artículo examina las definiciones de “gnosticismo” ofrecidas hasta el presente por los estudiosos y los pre- juicios que han influido sobre ellas, así como las críticas que esta situación ha desatado recientemente. Justifica, por otra parte, una caracterización del gnosticismo que se estima legítima basándose en el empleo del vocablo “gnóstico” según aparece en las fuentes antiguas directas e indirectas, eclesiásticas y gentiles, el significado de gnosis en sí mismo irreductible y los ritos bautismales iniciáticos que practican sus miembros, así como el relato mítico y el lenguaje discursivo que provienen de esta experiencia, lo que constituye la doc- trina gnóstica. De este modo y teniendo en cuenta las invectivas de los primeros heresiólogos, especialmen- te Justino de Roma, contra estos usos, es posible rescatar el fenómeno gnóstico como el representativo de una escuela o corriente esotérica que constituyó la primera y más antigua forma de filosofía cristiana. Palabras clave: gnosticismo, Nag Hammadi, bautismo, esotérico, hermenéutica, filosofía. About Gnosticism and Gnostics Forty Years after the Messina Congress ABSTRACT The paper studies the Gnosticism definitions that the scholars have offered up-to-date, as well as the preju- dices that have influenced them, and the critics that this situation recently arose. Besides, it justifies a cha- racterization of Gnosticism considered legitimate based on the use of the term “Gnostic” as it appears both in direct and indirect old sources -ecclesiastical and gentile. The meaning of Gnosis in itself is irreducible and the initiation baptismal rites that its members practice, as well as the mythical stories and the discursive language that yields from this experience, constitute the Gnostic doctrine. Therefore, and taking in account the invectives of the first heresiologists, specially Justin of Rome, against these uses, it is possible recover the Gnostic phenomenon as representative of an esoteric school or current that constituted the first and oldest form of Christian philosophy. Key words: Gnosticism, Nag Hammadi, Baptism, Esoteric, Hermeneutic, Philosophy. . «Lo que pasó es que Dios vio el Caos, lo encontró bien y dijo: “Te llamaremos Mundo”. Eso fue todo». Antonio Machado “Gnosticismo” es un término relativamente nuevo. Es un vocablo moderno que aparece en el vocabulario religioso europeo en el siglo XVII, cargado de sentido des- pectivo y en relación con las polémicas confesionales de la época entre protestantes

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    Sobre el gnosticismo y los gnsticos. A cuarenta aos del Congreso de Mesina

    Gerin2008, 26-2, 111-134

    ISSN: 0213-0181

    Francisco GARCA BAZN

    Universidad Argentina J. F. Kennedy-CONICET

    RESUMEN El artculo examina las definiciones de gnosticismo ofrecidas hasta el presente por los estudiosos y los pre-juicios que han influido sobre ellas, as como las crticas que esta situacin ha desatado recientemente.Justifica, por otra parte, una caracterizacin del gnosticismo que se estima legtima basndose en el empleodel vocablo gnstico segn aparece en las fuentes antiguas directas e indirectas, eclesisticas y gentiles, elsignificado de gnosis en s mismo irreductible y los ritos bautismales iniciticos que practican sus miembros,as como el relato mtico y el lenguaje discursivo que provienen de esta experiencia, lo que constituye la doc-trina gnstica. De este modo y teniendo en cuenta las invectivas de los primeros heresilogos, especialmen-te Justino de Roma, contra estos usos, es posible rescatar el fenmeno gnstico como el representativo de unaescuela o corriente esotrica que constituy la primera y ms antigua forma de filosofa cristiana.

    Palabras clave: gnosticismo, Nag Hammadi, bautismo, esotrico, hermenutica, filosofa.

    About Gnosticism and Gnostics Forty Years after the Messina Congress

    ABSTRACTThe paper studies the Gnosticism definitions that the scholars have offered up-to-date, as well as the preju-dices that have influenced them, and the critics that this situation recently arose. Besides, it justifies a cha-racterization of Gnosticism considered legitimate based on the use of the term Gnostic as it appears bothin direct and indirect old sources -ecclesiastical and gentile. The meaning of Gnosis in itself is irreducibleand the initiation baptismal rites that its members practice, as well as the mythical stories and the discursivelanguage that yields from this experience, constitute the Gnostic doctrine. Therefore, and taking in accountthe invectives of the first heresiologists, specially Justin of Rome, against these uses, it is possible recoverthe Gnostic phenomenon as representative of an esoteric school or current that constituted the first and oldestform of Christian philosophy.

    Key words: Gnosticism, Nag Hammadi, Baptism, Esoteric, Hermeneutic, Philosophy. .

    Lo que pas es que Dios vio el Caos, loencontr bien y dijo: Te llamaremos Mundo.

    Eso fue todo.Antonio Machado

    Gnosticismo es un trmino relativamente nuevo. Es un vocablo moderno queaparece en el vocabulario religioso europeo en el siglo XVII, cargado de sentido des-pectivo y en relacin con las polmicas confesionales de la poca entre protestantes

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    y catlicos1. Sucede con este sustantivo igual que con la palabra sincretismo, laque asimismo refleja un significado peyorativo como una combinacin de elemen-tos religiosamente heterogneos cuya mezcla los perjudica dando un producto doc-trinalmente perverso. As lo sostena el telogo estraburgus C. Dannhauer en 1648,aunque Erasmo de Rtterdam defenda su anterior y antigua definicin siguiendo aPlutarco de Queronea de acuerdo con el uso literario del vocablo griego como unafederacin [defensiva]de comunidades cretenses (syg-kretisms), lo que da porresultado un producto ms potente que las partes que voluntariamente se renen2.

    En el fondo el punto de vista terico sealado es el que prevaleci en la orienta-cn de las investigaciones del telogo radical protestante Adolph von Harnack(1851-1920) cuando despus de mucho estudio acu su clebre concepcin delgnosticismo con la frase una helenizacin aguda del cristianismo, ya que segn lel gnosticismo haba recubierto con elementos intelectuales y racionales excesivostomados del helenismo el ncleo de la autntica experiencia cristiana primitiva deascendencia juda, y basada en la libertad de la fe del creyente movido por elEspritu. Paradjicamente para el estudioso alemn, la Iglesia Catlica habiendoimpuesto sobre el verdadero cristianismo de los orgenes el intelectualismo de losdogmas y el normativismo cultual grecorromano, sera la heredera de la mentalidadtransformadora que dio identidad al gnosticismo3.

    Los diversos esfuerzos que a lo largo del siglo XX se han llevado a cabo paracaracterizar al gnosticismo se han movido dentro de este molde polmico fortaleci-dos, adems, en el fondo y finalmente estereotipados en sus consecuencias, por elprejuicio constante de la tesis de la oposicin entre las posturas de la ortodoxia y lahereja y su aceptacin acadmica. Una cuestin que es antigua dentro de la historiacristiana, pero no cronolgicamente primitiva, y que ha influido en las solucionesque se han proporcionado sobre qu sea el gnosticismo y sobre los orgenes de estemovimiento de pensadores y creyentes cristianos, todo esto especialmente por partede los estudiosos pertenecientes o influidos por las tres corrientes de interpretacinpreponderantes, a saber:

    -La Escuela de la Historia de las Religiones (Richard Reizenstein, WilhemBousset, Rudolph Bultmann)4.

    1 Segn B. Layton, Henry More, uno de los platnicos de Cambridge, en 1669 inspirndose acaso en elttulo del Contra los herejes. Exposicin y refutacin de la falsa gnosis de Ireneo de Lin, ha usado por pri-mera vez el trmino, caracterizando al catolicismo como una especia del viejo aborrecido gnosticismo,entendido ste segn un uso ingls anterior, como sinnimo de todas las herejas cristianas, ver K. L. King,What Is Gnosticism?, Harvard University Press, 2003, 22005, p. 7 y Christoph Markschies, La Gnosis,Herder, Barcelona, 2002, 33-34.

    2 Ver F. Garca Bazn, Aspectos inusuales de lo sagrado, Trotta, Madrid, 2000, p. 200 y n. 34. 3 Ambos carecen de este modo del original entusiasmo del Evangelio, cf. K.L. King, o.c., 55-70.4 Ver F. Garca Bazn, Gnosis. La esencia del dualismo gnstico, Ed. Castaeda, San Antonio de Padua

    (Buenos Aires), 21978, 74ss. Cf. asimismo, K.L. King, o.c., 71-109. Sobre la refutacin del relato delSalvador que se salva a s mismo de Carsten Colpe cf. Die religionsgeschichthliche Schule: Darstellungund Kritik ihres Bildes wom gnostischen Erlssermuyhus, Vandenhoeck & Ruprecht, Gotinga, 1961 y lasconsideraciones de Hans -M. Schenke, Der Gott Mensch in der Gnosis. Ein religionsgeschichtlicher

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    -La Fenomenologa de la religin, aunque no la genuina, sino la orientacin queha combinado los resultados de las investigaciones de la citadaReligionsgeschichtliche Schule con la fenomenologa ontolgico-hermenutica delprimer Martn Heidegger el de los cursos tempranos de Friburgo y en parte deMarburgo anteriores a la publicacin de El ser y el tiempo, que ha tratado de pro-porcionar una tipologa del gnosticismo (Hans Jonas)5. O bien,

    -Las deducciones aportadas por el Congreso de Mesina sobre Los orgenesdel gnosticismo organizado por Ugo Bianchi en 1966, que haciendo confluir sinun anlisis completo de elementos de juicio todos los anteriores resultados, tratde resolver por la va de la reflexin corporativa y el acuerdo entre especialistas(U. Bianchi, H. Jonas, Geo Widengren, Jean Danilou, Carsten Colpe, MarcelSimon, Henri-Irene Marrou) la dificultad, sin llegar a eludir los puntos que apor-taban las mayores confusiones para una aproximacin ms equilibrada; es decir,tanto los resabios del relato panindoeuropeo del motivo del salvator salvandusartificialmente construido de retazos culturales, como el preconcepto doctrinal dela dependencia histrica de la hereja respecto de la ortodoxia derivado de una his-toria de la Iglesia unilateralmente pensada. Se trata de unas consecuencias genera-les que se reflejan en la misma terminologa abusiva esbozada con el recurso de laconvencin entre sabios: un concepto de protognosticismo abarcante que podrajustificar la anterioridad histrica del gnosticismo en relacin con el cristianismo eincluso influir en l; una nocin de pregnosticismo, inversamente, que integrandoen sistemas de pensamiento autnomos rasgos que podran ser identificados comoposteriormente gnsticos aunque el gnosticismo no existiera, seala sugerenciaspara el estudio de los orgenes del gnosticismo y, adems, referencias generales ala gnosis, el gnosticismo y los gnsticos, muy abarcativas y poco delimitadas,como las que siguientes: Conocimiento de los misterios divinos reservados a unalite; el conjunto de los sistemas o corrientes doctrinales que desde el siglo IIde la era comn, ya los heresilogos lo comprendieron en este sentido [de movi-mientos o escuelas gnsticas] y que envuelven una serie coherente de elementos:la presencia de la chispa divina en el hombre, su procedencia del reino divino, sucada en el mundo, al que rige la fatalidad y la ley del nacimiento y la muerte, y lanecesidad de que esa chispa sea despertada por la contraparte divina, para podersereintegrar en su estado primitivo. Degradacin de lo divino, que cuando superiferia entra en crisis, le permite producir el cosmos, pero no abandonarlo, pues-to que debe recuperar el espritu descendido (perspectiva dualista, sobre un fondomonista de degradacin y reintegracin). Las doctrinas gnsticas que incluyan losfundamentos ontolgicos, teolgicos y antropolgicos expresados, forman parte

    Beitrag zur Discusin ber paulinische Anschang von der Kirche als Leib Christi, Vandenhoeck & Ruprecht,Gotinga, 1962, junto con el resumen proporcionado por K.L. King en o.c., 141-148 sobre el libro de Colpe.

    5 Sobre el tema vase J. Taminiaux, Philosophy of existence I Heidegger, en R. Kearney, Twentieth-Century Continental Philosophy (Routledge History of Philosophy Volume VIII), Routledge, Londres-NuevaYork, 1994, 38-47 y F. Garca Bazn, Insuficiencias de la fenomenologa hermenutica de la gnosis. Lainterpretacin del gnosticismo de H. Jonas, en EPIMELEIA.Revista de Estudios sobre la Tradicin VII-14(1998), 197-216.

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    del gnosticismo y la connaturalidad de la partcula pneumtica con lo divino per-mite que la gnosis o conocimiento en el gnosticismo sobreentienda una gnoseolo-ga en la que la identidad del cognoscente, de lo conocido y del acto de conoci-miento coinciden en la gnosis, una posibilidad implcita que se debe actualizar. Lagnosis es una revelacin-tradicin, y hay en los grandes sistemas gnsticos cristia-nos similitudes con la doctrina y escuelas representadas por el Hermetismo, algu-nos neoplatnicos y escritores cristianos alejandrinos6.

    En aquel momento que era el perodo en el que preparbamos nuestra tesis delicenciatura sobre Gnosis. La esencia del dualismo gnstico7 los manuscritos dela biblioteca de Nag Hammadi se conocan slo muy parcialmente y sin su ayudaque posteriormente lleg, tampoco era posible entender a fondo otras fuentes gns-ticas directas conocidas anteriormente y editadas desde el siglo XIX, el Papiro gns-tico de Berln 8502, y los escritos contenidos en los cdices de Askew y de Bruce8.Tampoco era posible en la poca extraer de los trabajos de Walter Bauer incluidosen Ortodoxia y hereja en el cristianismo primitivo (1934)9, los muchos beneficiosconceptuales y de naturaleza heurstica que ofrecan para las futuras investigaciones.De este modo los estudios eruditos de conjunto que aparecieron en la dcada de los7010, al igual que las selecciones de escritos gnsticos basadas mayoritariamente enlas fuentes indirectas de los escritores eclesisticos de pocas cercanas y posterio-res11, adolecan de las mismas limitaciones. Sin embargo, estando por cumplirse enel ao 1995 el medio siglo del hallazgo en el Alto Egipto de la biblioteca de NagHammadi y superadas las mltiples dificultades que obstaculizaron la edicin expe-dita de los facsmiles de los XIII cdices contenidos en la vasija de cermica rojaencontrada al pie del Jabl-al-Tark y su posterior traduccin a varias lenguasmodernas12, los tres ltimos lustros del siglo XX y los aos que transcurren del XXI,

    6 Cf. U. Bianchi (ed.), Le Origini dello Gnosticismo. Colloquio di Messina 13-18 Aprile 1966, Brill,Leiden, 1967, XX-XXXI y F. Garca Bazn, Gnosis. La esencia del dualismo gnstico, 30-32.

    7 Cf. F. Garca Bazn, Gnosis. La esencia del dualismo gnstico, Ediciones Universitarias Argentinas,Martnez (Buenos Aires), 1971.

    8 Ver F. Garca Bazn, La gnosis eterna. Antologa de textos gnsticos griegos, latinos y coptos I y Lagnosis eterna II. Pstis Sopha, Trotta, Madrid, 2003 y 2007.

    9 Cf. W. Bauer, Orthodoxy and Heresy in Earliest Christianity, with added appendices by G. Strecker,Fortress Press, Filadelfa, 1971.

    10 Cf. Kurt Rudolph, Die Gnosis. Wesen und Geschichte einer sptantiken Religion, Vandenhoeck &Ruprecht, Gotinga, 1977 y la segunda edicin de F. Garca Bazn, Gnosis. La esencia del dualismo gnstico(ms arriba n. 4). Ver asimismo el esfuerzo de comprensin, un poco posterior de G. Filoramo, Lattesa dellafine. Storia della gnosi, Editori Laterza, Bari, 1983. K. Rudolph ha editado, adems, una amplia antologa enalemn que contiene las tentativas de caracterizacin del gnosticismo y la gnosis de grandes estudiosos com-prendidas desde mediados del siglo XIX hasta fines de 1960, cf. K. Rudolph, Gnosis und Gnostizismus,Wisssenschaftliche Buchgessellschaft, Damrstadt, 1975.

    11 Clasifico en este apartado las conocidas selecciones de escritos gnsticos de Robert M. Grant (1961),Manlio Simonetti (1970 [1993]), Robert Haardt (1971), Werner Foerster (ed.) I-II (1972-1974), J. MontserratTorrents I-II (1983).

    12 Cf. James M. Robinson, Nag-Hammadi: The First Fifty Years, en John D. Turner & AnneMcGuire, The Nag Hammadi Library after Fifty Years. Proceedings of the 1995 Society of Biblical LiteratureCommemoration, Brill, Leiden, 1997, 3-33.

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    van marcando cambios que intentan con justicia poner en tela de juicio las anterio-res definiciones:

    Michael A. Williams en su volumen, Rethinking Gnosticism. An Argument forDismantling a Dubious Category13, que como lo expresa el subttulo de la obra tratade poner al descubierto los diversos preconceptos que han construido la nocin his-tricamente artificial de gnosticismo para referirse a grupos de varones y mujerescuyas creencias y conductas han sido muy mal comprendidas (p. XIII), ha removi-do a fondo el statu quo en el que se mantena la palabra para los estudiosos. Lo dicho,sin embargo, no significa para nosotros un confinamiento o destierro de la palabragnosticismo, como el autor estadounidense propone para evitar confusiones.

    Ha sido ste un libro desafiante dentro del crculo de los investigadores perti-nentes, una postura que en el campo de la indagacin y precisin de las ideas haseguido concienzuda y analticamente el volumen varias veces citado, que basado enuna serie de seminarios de estudio ha sido redactado por Karen L. King, What IsGnosticism?14, pero que de manera ms constructiva y ms de acuerdo con las noti-cias antiguas, haba anticipado unos aos antes la produccin de dos autores euro-peos:

    El libro en colaboracin de Michel Tardieu y Jean-Daniel Dubois, Introduction la littrature gnostique I. Histoire du mot gnostique. Instrument de travail.Collections retrouves avant 194515.

    Nuestras tres colaboraciones sobre el tema en Aspectos inusuales de lo sagrado,la Introduccin General a La gnosis eterna I16 y en la entrada Gnosis del NuevoDiccionario de Teologa17, se han inclinado preferiblemente por la orientacinmoderada de los autores franceses, antes que por los puntos de vista hipercrticos de

    13 Princeton University Press, 1996. 14 Harvard University Press. Ver ms arriba n. 1. Similar tendencia diseminativa se refleja en:

    Epilogue: Schools of Thought in the Nag Hammadi Scriptures, Marvin Meyer (ed.), The Nag HammadiScriptures. The International Edition, HarperOne, N.Y., 2007, 777-798.

    15 ditions du Cerf/ ditions du CNRS, Pars, 1986, en donde se orienta hacia varios artculos anterio-res sobre el tema como M. Smith, The History of the Term Gnostikos, en B. Layton (ed.). The Rediscoveryof Gnosticism. Proceedings of the Conference of Yale March 1973, II Sethian Gnosticism, Brill, Leiden, 1981,II, 796-807. Cf. asimismo R. Smith, The Modern Relevance of Gnosticism, en J.M. Robinson (generaled.), The Nag Hammadi Library (rev.ed.), Brill, Leiden, 1988, 532-549 y U. Bianchi, A propos de quelquesdiscussions rcents sur la terminologies, la dfinition et la mthode de ltude du gnosticisme, enProceedings of the International Colloquium on Gnosticism. Stockholm August 20-25 1973, Kungl.Vitterhets, Historie och Antikuitets Akadamien, Estocolmo, Brill, Leiden, 1977, 16-26. Ms recientemente B.Layton, Prolegomena to the Study of Ancient Gnosticism, en L. Michael White & O. Larry Yarbrough, TheSocial World of the First Christian: Essays in Honor of Wayne A. Meeks, Fortress Press, Minneapolis, 1995,334-350, J. Montserrat Torrents, La Gnosis, en C. Garca Gual (ed.), Historia de la filosofa Antigua (EIF14), Trotta, Madrid, 1997, 363-385, A. Magris, La logica del pensiero gnostico, Morcelliana, Brescia, 1997,13-63 y Birger A. Pearson, Ancient Gnosticism.Traditions and Literature, Fortress Press, Minneapolis, 2007,7-24. Ch. Markschies cuya tesis Valentinus Gnosticus?, Tubinga, 1992, produjo fructferas reacciones (verM. Simonetti en Cassiodorus. Rivista di Studi sulla Tarda Antichit 1 [1995], 197-203), en su libro LaGnosis, original alemn del 2001, citado ms arriba, es bastante conservador.

    16 Cf. captulo 5, pp. 125-158 y pp. 11-43, respectivamente. 17 Juan Jos Tamayo (ed.), Trotta, Madrid, 2005, 416-425.

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    los investigadores norteamericanos, aunque dando desde nuestro enfoque individualuna peculiar universalidad filosfica a los contenidos y fines sustentados por lacorriente gnstica, entendida como una escuela [filosfica]o corriente esotricacristiana identificable desde mediados del siglo I y que se mantuvo vigente durantecasi cinco siglos de actividad hasta el siglo VI, propagndose por Palestina, Siria,Asia Menor, Arabia, Egipto, Italia y la Galia, lo que excede cualquier encuadremetodolgico que encierre este fenmeno cristiano caracterstico dentro de los lmi-tes de la simple historia de la Iglesia y de la teologa18. Sobre este punto de vista que-remos hacer hincapi con nuevos elementos.

    LOS GNSTICOS

    Efectivamente, en la base de lo que puede llamarse como denominacin genri-ca el movimiento gnstico estn ciertas asociaciones de individuos que llamamosgnsticos, porque as se autodesignan intersubjetivamente entre ellos y porque asson designados y reconocidos por testigos que son externos a esos grupos, bien seansujetos eclesisticos o filsofos griegos.

    Escribe el Testimonio de la Verdad (Cdice de Nag Hammadi [=NHC] IX, 3),refirindose a los adeptos que utilizan esta escritura: Y han avanzado hacia el cono-cimiento. Y los que poseen el conocimiento... (nete ouentay d emmay entgnosis)19.

    Hiplito de Roma en el resumen de los temas a tratar con el que comienza ellibro V de la Refutacin contra todas las herejas, escribe en 2: Qu ensean losnaasenos, que se llaman a s mismos gnsticos (hoi heatos gnostikos apoka-lontes)20.

    Clemente de Alejandra en la Stromata III, 30, 1, testimonia: stas son tambinlas opiniones de los seguidores de Prdico, que falsamente se denominan gnsticos(pseudonmos gnostikos sphs autos anagorentes)21.

    18 Respecto del Tratado tripartito (NHC I,5) esta particularidad nos ha sido reconocida por J.-D. Duboisen Le Trait Tripartite (Nag Hammadi I,5) est-il antrieur Origne?, L. Perrone, P. Bernardino and D.Marchini (eds.), Origeniana Octava. Origen and the Alexandrian Tradition. Papers of the 8th InternationalOrigen Congress, Pisa, 27-31 August 2001, Leuven University Press-Ed. Peeters, Lovaina, 2003, I, pp.303-316 (esp. 312-314).

    19 Ver 36, 6-9, en A. Piero, J. Montserrat Torrents, F. Garca Bazn, Textos gnsticos. Biblioteca deNag Hammadi III, Trotta, Madrid, 2000, p. 222.

    20 Cf. Garca Bazn, La gnosis eterna I, p. 94. En las pginas que siguen sobre los naasenos y JustinoGnstico, Hiplito reitera varias veces la autodesignacin de gnsticos: V,6,4: Pero igualmente se llamana s mismos gnsticos, sosteniendo que son los nicos que conocen las profundidades (La gnosis eterna I,p. 95); V,8,1: Siguiendo stas y similares doctrinas los inslitos gnsticos inventores de una nueva filolo-ga (ibdem, p. 102); V, 8, 29-30 (La gnosis eterna, 106); V,11,1: Estos son los empeos de los naasenosque se llaman a s mismos gnsticos (La gnosis eterna, 112). Tambin en V,23, 20, Hiplito introduce elLibro de Baruc de Justino Gnstico con las palabras: (Todos los que) se llaman a s mismos gnsticos, alser los nicos que han alcanzado el admirable conocimiento de lo Perfecto y lo Bueno.

    21 Ver M. Merino Rodrguez (ed.), Clemente de Alejandra, Stromata II-III, Madrid, 1998 pp. 256-257y asimismo Pedagogo I, 52,2 y Strom. II, 117,5.

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    Pero no es necesario extenderse con datos de eclesisticos22, para advertir quelas tendencias especficas formaban parte del gnero amplio e inconfundible de losgnsticos, ya que Plotino, en Enada II,9 (33), 15, 23-25, ratifica en giro polmico:Sin embargo, sera menester que los que ya tienen el conocimiento (tos de egno-ktas) avancen desde aqu23 y su discpulo Porfirio y antes el medioplatnico Celsopor medio de Orgenes, confirman la denominacin24.

    Es decir que hay documentos antiguos suficientes cristianos y gentiles queavalan no slo la existencia de gnsticos entre los cristianos de los siglos II y III,sino que asimismo sobreentienden con sus palabras y el empleo del plural que cons-tituan agrupaciones y que como tales observados imparcialmente deban tenercreencias, prcticas y conductas compartidas que los identificaban como gnsticosfrente a otros individuos tambin constituyentes de asociaciones por la poca. Lacalificacin interna y externa de gnstico, para los de adentro y los de afuera, conindependencia del contenido que pudiera envolver estrictamente el significado de laexpresin y que enseguida se deber abordar revela que se trata de un correlato deconocimiento comn y general tanto para quienes se autodenominan de este modocomo para quienes extramentalmente los observan desde el exterior, actuando, obe-deciendo pautas de comportamiento y sosteniendo determinadas doctrinas.

    Y se puede continuar avanzando, porque si estos gnsticos se consideran ligadosa esa denominacin porque poseen el conocimiento (gnsis), cabe preguntarse sinarbitrariedad de juicio, cul sea la naturaleza de ese conocimiento que los unifica,les da aire de familia y los individualiza y distingue entre otros creyentes y pensa-dores contemporneos.

    LA GNOSIS DE LOS GNSTICOS

    Y se advierte enseguida que la palabra conocimiento (gr. gnsis, copto,soouen) utilizada entre los gnsticos de los primeros tiempos cristianos, se refiere alconocimiento confinado en s mismo, o sea, entendido absolutamente. En esta acep-cin propia, el conocimiento es saber directo, inmediato y revelado por tradicin. Esdecir, libre de los velos que le pongan obstculos (la expectativa, el olvido o el error)y de los intermediarios basados en los medios sentimentales o racionales que lohacen un fin mediato y lo debilitan cognoscitivamente (el deseo, el querer, el juicioy el razonamiento deductivo e inductivo), adems, adquirido tradicionalmente.Porque este conocimiento de naturaleza directa e inmediata para llegar a ser efecti-

    22 Cf. asimismo Ireneo de Lin, Adversus haereses I, 11, 1: la hereja llamada gnstica y 25,6: Sellaman a s mismos los gnsticos, Tertuliano, Adversus valentinianos 39,2: Y as de tanto crecer en la doc-trina de los valentinianos, se han perdido en la selva de los que conocen (gnosticorum), Epifanio, Panarion,II,31,1, 5: Y todos ellos se llaman gnsticos, me refiero a Valentn y a los gnsticos anteriores a l, ascomo a Baslides, Satornilo y Colarbaso, Ptolomeo y Secundo, Carpcrates y muchos ms.

    23 Cf. F. Garca Bazn, Plotino y la gnosis, FECYC, Buenos Aires, 1981, 260-262. 24 Ver Porfirio, Vida de Plotino V, 33 y XVI,12 y Orgenes, Contra Celso, V, 61-62: Admitamos tam-

    bin que algunos se proclaman gnsticos (epaggellmenoi enai Gnostiko) -M. Borret, Origne, ContreCelse III, 166-167-.

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    vo debe ser tambin tradicional, ya que irrumpi en un momento primordial poste-rior a la aparicin del cosmos, pero anterior al dominio ejercido sobre el hombre porlas potencias csmicas. Un tiempo rigurosamente prehistrico que es preparatoriode los dos niveles del tiempo histrico irreversible, el oculto que se orienta a la eter-nidad y el perceptible, que es ilusorio. Desde entonces la experiencia del verdaderoconocimiento se conserva y trasmite comunitariamente a travs de ritos, relatos ydoctrinas. Los ritos y los relatos no instituyen a las comunidades gnsticas, sino queellas preexisten a los elementos a que sirven de vehculo. La gnosis, por lo tantouna primera llamada de atencin frente a lo que se suele decir y para evitar malen-tendidos, no es platnica, parece ms afn al platonismo que pitagoriza, pero tam-poco se confunde con ste, porque por ms que posea algunos rasgos comunes a lasasociaciones esotricas helensticas, es de inspiracin hebreocristiana esotrica.

    La gnosis encierra una especificidad que la distingue de los tipos de conoci-miento que derivan de la percepcin sensible y sus consecuencias (imagen, evoca-cin y recuerdos adquiridos), pero asimismo del raciocinio que opera con estos fac-tores. La gnosis a primera vista, entonces, parecera ser cognoscitivamente parientedel tipo de conocimiento que tiene principio en la inteleccin o acto de intuir plat-nico (nesis) e incluso estar prxima a los actos excepcionales de experiencia uniti-va y gozosa que se ofrecen en el interior de corrientes metafsicas y religiosas y quese reconocen como formas de experiencia mstica, cuya fuente de conocimientoreside en la revelacin profunda o el contacto directo del individuo o persona con loque es real lo verdadero e inmutable, o bien en las tradiciones comunitarias quese inspiran en estas races y desde ellas se expanden. Pero no es as, porque el cono-cimiento del gnstico, como conciencia espiritual en s misma o espiritualidad acti-va y despierta y, por eso, experiencia inamisible, es irreductible e inimaginable ydiferente tanto de la nesis (inteleccin) como de la pstis (fe). La gnosis, en prime-ra instancia, se opone al desconocimiento e ignorancia, como un salto brusco, comoun trnsito sin mediaciones del no saber al saber sin repliegues; pero asimismo esconocimiento como la gnosis profunda o la gnosis perfecta; o sea, capaz de vol-carse irreflejamente sobre s y de experimentar con este vuelco, retraccin o sumer-sin en ella misma la totalidad de una naturaleza encubierta. En este genuino senti-do retrospectiva e introspectivamente orientado, la gnosis se diferencia de la inte-leccin de los platnicos y por eso las capas ms arcaicas de los testimonios gnsti-cos hablan del encuentro con el conocimiento perfecto o profundo y los mismosgnsticos en sus campaas proselitistas especialmente en medios filosficos, afir-maban con el escndalo de los neoplatnicos que: Platn no haba penetrado en laprofundidad de la sustancia inteligible25. Los testimonios de las fuentes directasson irrefutables y apoyndonos en ellos, los que provienen de noticias indirectas asi-mismo quedan consolidados. Dice El evangelio de la Verdad (NHC I, 3, 22, 2-20):

    De esta manera (hste) el// que posee el conocimiento es// de lo alto. Si es lla-mado, escucha, responde// y se vuelve hacia quien lo llama// para ascender hacia l.Y// sabe cmo// se llama. Poseyendo el conocimiento hace// la voluntad de quien le

    25 Cf. Porfirio, Vida de Plotino XVI, 8-9 y Plotino, Enada II, 9 (33), 6, 26-28.

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    ha llamado,// quiere complacerle y// recibe el reposo. Su nombre propio// aparece.Quien llegue a poseer el conocimiento// de este modo sabe de dnde viene// y adn-de va.// Sabe como una persona// que habiendo estado embriagada ha salido de// suembriaguez, ha vuelto a s misma// y ha corregido lo que// le es propio26.

    El Libro de Toms, el Atleta (NHC II,7, 138, 7-17), ratifica la misma enseanza:Puesto que se ha dicho que eres mi hermano gemelo y mi verdadero amigo,

    examina y conoce t mismo qu eres, cmo eres y cmo debes ser...S que hasalcanzado el conocimiento, puesto que me has conocido, porque yo soy el conoci-miento de la Verdad [...] Has alcanzado ya el conocimiento y sers llamado el queconoce, pues el que no se conoce no conoce nada. Pero el que se ha conocido hallegado ya al conocimiento respecto de la profundidad del Todo27.

    El autodescubrimiento que aporta la gnosis inseparable del cambio de condicindel que conoce, implica una densidad interna y encierra un contenido complejo quedebe ser hecho explcito mediante el recorrido de un camino que incluye la ense-anza y las prcticas de iniciacin apropiadas para que de virtual llegue a ser efec-tivo: el conocimiento perfecto. Por ese motivo la caracterizacin sumaria de lagnosis que aporta el fragmento 78 de los Extractos del gnstico valentinianoTeodoto reunidos por Clemente de Alejandra entre las obras de su primera etapa deescritor28, apunta tanto a lo descubierto por el creyente gnstico como a lo que hayque alcanzar, meta que slo se puede lograr por un proceso de espiritualizacin for-tificante en convivencia reservada con los miembros de la comunidad. El dobleaspecto ha quedado as universalmente ilustrado:

    Pero no slo el bautismo (loutrn) es el que libera, sino tambin el conoci-miento, qu eramos y qu hemos llegado a ser, de dnde ramos y en dnde hemossido arrojados, hacia dnde nos apresuramos; de dnde somos redimidos (lytr), ques la generacin y qu la regeneracin (anaggnesis)29.

    GNOSIS Y BAUTISMO

    Por lo tanto y de acuerdo con los testimonios directos de la corriente gnstica, laexperiencia religiosa completa sobre la que se basan los gnsticos y que fundamen-ta al gnosticismo como movimiento histrico y espiritual particular, contiene treselementos implcitos e indisociables entre s: el rito bautismal, que siguiendo el

    26 Y en el mismo escrito 18, 1-11; 21, 11-18; 24, 28- 25,19. Ver F. Garca Bazn en A. Piero, J.Montserrat, F. Garca Bazn, Textos gnsticos. Biblioteca de Nag Hammadi II, Trotta, Madrid, 22004, 141-161.

    27 Ver igualmente la opinin de los marcosianos en Ireneo, Adv. Haer. I, 21, 4: La redencin perfectaes el conocimiento mismo de la Grandeza indecible...Ya que el hombre interior, el espiritual, es redimido porel conocimiento y le es suficiente el conocimiento del Todo, asimismo sta es la verdadera redencin (Lagnosis eterna I, 209).

    28 Que comprenden asimismo los Extractos de Teodoto, las Adumbrationes, Hipotypseis y EclogaePropheticae, ver Bogdan G. Bucur, The Other Clement of Alexandria: Cosmic Hierarchy and InteriorizedApocalypticism, en Vigiliae Christianae LX, 3 (2006), 251-268.

    29 Cf. La gnosis eterna I, p. 245.

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    modelo de ingreso en una cofrada de creyentes para el superior perfeccionamientode los miembros que la eligen libremente, sigue como modelo social a las heburimo cofradas judas contemporneas de Jess, el que tambin ha creado su propiahebur bautista a la que se ingresa por el bautismo y que l mismo ha practicado enlos comienzos de su misin30. Sobre la importancia inicitica del bautismo para pro-ducir la transformacin espiritual del bautizando son elocuentes las narraciones bau-tismales de Mt 3, 13ss., Lc 3, 21ss, Mc 1, 9ss., Jn 1, 19ss. y Documento Q 3, 21-22,pero en el medio gnstico nos testimonian largamente en el presente sobre estemismo carcter y su complejidad los textos de la biblioteca de Nag Hammadi, indi-cndonos que el smbolismo del bao de sumersin (loutrn/bptisma) ilustra espi-ritualmente al alma, transformndola ante el smbolo en movimiento del hundi-miento y la emergencia del cuerpo que une a los opuestos mediando entre ellos,como el paso de la tiniebla a la luz, el trnsito de la muerte a la vida y el pasaje dela ignorancia al conocimiento, que rehabilita al espritu y permite su libre irrupcin.A su vez el descubrimiento en la luz de las mltiples potencias que envuelve, tantoel inmediato del pasaje de la materia al espritu, como el gradual de la profundiza-cin de la esencia espiritual, permite que el gnstico vaya alcanzando el conoci-miento como saber perfecto, alejado de toda posible deficiencia. De modo que secomprende que la riqueza interior de la gnosis es un camino de iniciacin o escalavisionaria- espiritual comunitario que est exclusivamente destinado a los pneum-ticos o espirituales y que ste es el medio para poder alcanzar la experiencia teos-fica plena, la Barbelognosis, el estado del que posee el conocimiento deBarbel, en el que es posible en el seno o silencio del Padre formular colectiva-mente el Nombre de Dios o Tetragrmaton, ritmada la formulacin por la potenciade lo Oculto en s mismo. Dice la Providencia o Madre primera que es prembulo oanterior al Intelecto, en el himno final de la versin larga del Apcrifo de Juan:

    Y lo he levantado// y lo he sellado, en la luz del agua// con cinco sellos paraque// desde ahora la muerte carezca de dominio sobre l31.

    En el acto individual, pero puntualmente paradigmtico del bautismo delSalvador, que ilustra en relacin con su descenso al mundo y su ascensin alPleroma, la liberacin del cosmos material e ilusorio y la perfeccin alcanzada alcumplir la Voluntad del Padre, se encierra la totalidad de la experiencia inicitica detodo gnstico, que comienza el camino de liberacin del caos mundanal y la recu-peracin de la mismidad. Se trata de una experiencia cognoscitiva directa e inme-diata facilitada por ritos tradicionales comunitarios, de la que el cristianismo comnni participa ni la comprende, puesto que se trata de la versin sui generis e inde-

    30 Cf. F. Garca Bazn, Rituales gnsticos de liberacin.: De los escritos setianos a los testimonios delos Cdices de Askew y de Bruce, en Pagani e cristiani alla ricerca della salvezza (secoli I-III). XXXIVIncontro di studiosi dellantichit cristiana, Roma, 5-7 maggio 2005, Institutum Patristicum Augustinianum,Roma, 2006, 779, n. 1.

    31 NHC II, 31, 22-25; IV, 49, 4-8 (cf. M. Waldstein & F. Wisse eds.-, The Apocryphon of John.Synopsis of Nag Hammadi Codices II,1; III,1; and IV IV,1 with BG 8502,2, Brill, Leiden, 1995, p. 82). Verasimismo M. Waldstein, The Providence Monologue in the Apocryphon of John and the JohanninePrologue, en Journal of Early Christian Studies 2-4 (1995), 369-402 (esp. 386-388).

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    pendiente de la teologa sacramental del rito bautismal. Por este motivo elTestimonio de la Verdad (NHC IX,3) y otros documentos directos anteriores a estafuente hace referencia al bautismo verdadero, que es diferente al bautismo demuerte de los eclesisticos e incluso de algunos gnsticos valentinianos inclinadosa ser condescendientes con ellos, determinando:

    Algunos entran en la fe (pstis) n bautismo (bptisma) sobre labase de que (hos) tienen como esperanza (elps) de salvacin, al que llaman el (sphrags). Ignor que los padrl mundo (ksmos) se manifies-tan en aquel (all) l mismo l es sellado (sphragzein).Porque (gar) ijo del no bautiz (baptzein) a ninguno de sus dis-cpulos (mathets). Pero son bautizados (baptzein) fueran conducidosa la vida, el mundo se quedara vaco. Adems los padres del bautismo estaban con-taminados. Sin embargo, algo diferente es el bautis (bptisma) de verdad; porla renuncia (apotage) do (ksmos) se encuentra. (all) proclaman s con la lengua renuncian (apotssein) a l y vie-nen del miedo32.

    De manera sinttica la naturaleza inicitica del bautismo con los componentesascendentes que involucra la sostiene del siguiente modo con un lenguaje familiarpara los otros cristianos, el Evangelio de Felipe (CNH II,3, 67, 27-30):

    El Seor lo realiz todo en un misterio (hennou mystrion): un bautismo (bp-tisma), una uncin (khrsma), una accin de gracias (eukharista), una redencin(ste) y una cmara nupcial (nymphn).

    Se trata de una gradacin liberadora en cinco etapas, que el Seor, modelo detodo gnstico, dominando al mundo ha cumplido con su descenso y su retorno alPleroma o plenitud. Por ese motivo como ms adelante lo sealar el mismo docu-mento, los ritos bautismales que aqu se realizan son imgenes con terminologagriega, pero simultneamente con vocabulario cristiano, tpos del hecho crsti-co-salvfico ejemplar, que libera de una vez para siempre. Ya que la inmersin en elagua y la limpieza y purificacin que resulta de su apartamiento de lo material bau-tismo, el resplandor y fortalecimiento que proporciona el ungento en el cuerpolavado uncin, el bienestar subsiguiente que se eleva en acto de agradecimientoeucarista, la liberacin que se experimenta con la recuperacin de la propia ple-nitud redencin y el logro definitivo de la integracin y unin definitiva de lofemenino y lo masculino, de Eva en Adn cmara nupcial, eran notas propias dela ilustracin del acto bautismal que un proslito perteneciente a la Iglesia de losjudeocristianos y cristianos comunes poda fcilmente comprender. Con esto tena la

    32 Cf. 69, 7-28 y ver asimismo 55, 8-9 en donde se anticipaba: [Pero] no saben lo que es la salvacin,sino que entran en la [desgrac]ia y en una [...] muerte, en las [aguas] (cf. Textos gnsticos III, p. 228). Unaformulacin ms arcaica del bautismo verdadero en el Evangelio de los egipcios (NHC III,63, 5- 64,1 IV,74, 17-75,24-), ver Textos gnsticos II, p. 120 e Introduccin IId), p. 104. El evangelio de Judas 55, 21-56,17 The Gospel of Judas together with the Letter of Peter to Philip, James, and Book of Allogenes fromCodex Tchacos. Critical Edition, R. Kasser & G. Wurst (eds.), National Geographic, Washington, 2007, 229-231 ha reanimado el tema ltimamente, cf. F. Garca Bazn, Judas. Evangelio y biografa, Buenos Aires,Sigamos Enamoradas, 2007, 62-66.

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    posibilidad de ser atrado e introducido, despus de la instruccin catequtica y elcumplimiento de las reglas ticas generales, en los misterios perfectos y desconoci-dos a los ms, aqu insinuados, pero de los que nada se dice y que tampoco se trai-ciona su secreto por su simple indicacin.

    Pero estas nociones expuestas exotricamente con una terminologa que resul-taba familiar para la inclinacin sacramental de la gran Iglesia, otros documentos detendencia ms reservada, pertenecientes a un nivel propiamente barbelognstico yque son de extraccin setiana, desarrollan la temtica bautismal con mayor exten-sin y asimismo de manera ms extica para el lector desprevenido. El Pensamientotrimorfo (NHC XIII), siempre por boca de la Prnoia o Providencia, por otro nom-bre Protnnoia igual que en el himno del Apcrifo de Juan poco antes aludidoexpresa, por consiguiente:

    Y os invito en la Luz, eminente perfecta. Respecto de sta, pues, cuando entrisseris glorificados por los que dan gloria y los que entronizan (-thrnos) os entroni-zarn. Recibiris tnica (stol) de los que dan la tnica y os bautizarn (-baptzein)los que bautizan y estaris en gloria con las glorias del modo como estabais prime-ramente cuando erais imagen33. Para rematar posteriormente ampliando el sentidodel mismo tema:

    Y lo he entregado a los que dan la tnica Iammon, Elasso, Amenai y ellos locuron con una tnica de las tnicas de la Luz; lo he entregado a los que bau-tizan, lo han bautizado Mikheus, Mikhar, Mnsnous-, lo han sumergido, sinembargo, en la fuente (peg) del Aa de Vida. Y lo he entregado a los que entro-nizan Bariel, Nouthan, Sabena, ellos lo han entronizado con el trono de gloria. Ylo he entregado a los que glorifican Ariom, Elion, Phariel- ellos lo han glorificadocon la gloria de la Paternidad. Y los que toman posesin han tomado posesin de lKamalie, anen, Samblo-, los servidores de las grandes uminarias (phos-tr) santas los recibieron en el lugar (tpos) luminoso de la Paternidad. Y rebilos cinco sellos (sphrags) de la z de la Madre, la Protnnoia, y se leper compartir io (mystrion) del conmiento y z en la Lz34.

    La iniciacin gnstica propiamente dicha, el misterio de la gnosis que com-parten los gnsticos, es un proceso de ascensin o sublimacin luminosa y espiri-tual. Sus etapas comprenden primero una elevacin introspectiva del espritu perso-nal a travs del cosmos que profundiza los grados enumerados del rito invirtindo-las y asimilndolas subjetivamente. Las visiones de elevacin apocalptica que ofre-cen otros documentos35, en el caso presente del Pensamiento trimorfo, abarca, portanto, la unin gloriosa del espritu, el seoro real, el revestimiento de alabanza, eldesvanecimiento de la imagen imperfecta y el logro de la imagen completa en la luzdel Pleroma, proceso de elevacin que siempre cuenta con el apoyo de los auxilia-dores del iniciando que son los servidores de las luminarias santas, las verdaderas

    33 45, 12-20, en A. Piero, J. Montserrat, F. Garca Bazn, Textos gnsticos. Biblioteca de NagHammadi I, Trotta, Madrid, 22000, 343.

    34 48, 15-35. Textos gnsticos I, 345.

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    iniciantes. En segundo lugar y una vez alcanzada la plenitud, se logra la culminacinfinal, por un nuevo proceso de ascenso intrapleromtico, que unifica por purifica-cin luminosa de la imagen como Totalidad en el Todo pleromtico para poderalcanzar su fin, ser forma de la Madre, o simiente en el seno divino. Es ste elmomento en el que la alabanza individual se sumerge en la total y el dominio, latransparencia y la entrega a la voluntad de conocimiento del Padre concuerdan conlas equivalentes de los hijos del Padre, de modo tan autnticamente personal fielesal libre querer, que conservan la distincin personal de la intencin en el silencioabsoluto. Las cinco marcas o sellos maternos por los que se conservan en una uninde naturalezas distintas en el seno abismal, como luz en la Luz son garanta de estaunin eterna, una y distinta, de la santa trinidad del Padre, el Espritu materno y laIglesia preexistente filial, silenciosa y oculta en lo Oculto.

    El Libro del gran Espritu Invisible o Evangelio de los egipcios (NHC III,2 yIV,2) ratifica de manera incluso ms arcaica la misma enseanza36 y a partir de estosdatos se pueden extraer algunas conclusiones. La primera de ellas es que bajo la pro-pia tendencia cristiana del culto al secreto supremo no dicho el Nombre del Padrees el Hijo como expresa el Evangelio de la Verdad I,3, 38, 5-6 , los gnsticos nofueron ajenos a los hbitos y a las concepciones iniciticas que fueron caractersti-cas de las asociaciones esotricas y de los misterios helensticos de los tiempos gre-corromanos37. En apoyo de lo expresado vienen asimismo los escritos tardos, perode arcaico contenido, del Cdice de Bruce: el Libro del gran discurso inicitico y elTratado sin ttulo38 y La Pstis Sopha incluida en el Cdice de Askew39. Pero losealado no es una novedad, ya lo saba Justino de Roma, cuando poco antes del 150de n. e. cuando escribi el Sintagma Contra todas las herejas condena a quienesusurpan, segn l, el nombre de cristianos, los gnsticos (basilidianos, valentinianos,saturnilianos), con palabras que nada tienen de sibilinas: Y participan en inicuas ysacrlegas iniciaciones (teletas)40. Es consecuencia de todo lo dicho poder adver-tir ahora que las enseanzas del hermetismo egipcio de carcter dualista predomi-nantes en el Corpus hermeticum fueron conocidas y asimiladas por los creyenteshermticos a partir de los conventculos gnsticos, mucho antes de que Hermes

    35 Sobre la peculiaridad de los apocalipsis gnsticos en relacin con el bautismo cf. F. Garca Bazn,Esoterismo, misterio y rituales gnsticos de liberacin, en EPIMELEIA. Revista de Estudios sobre laTradicin, XIII, 25-26 (2004), 25-47.

    36 Cf. art. cit. en nota anterior, pp. 30-32. 37 Cf. art. cit., p. 44 y los trabajos de G. Bornkamm, W. Burkert y J. D. Turner all registrados.38 Cf. F. Garca Bazn, La gnosis eterna I, 283-338 y 339-365, respectivamente.39 Cf. F. Garca Bazn, La gnosis eterna III. La Pstis Sopha, Trotta, Madrid, 2007.40 Cf. Dilogo con Trifn 35, 4-6 (esp. 6). Cf. F. Garca Bazn, Les origines de la philosophie chr-

    tienne et les gnostiques. La contribution des crits de Nag Hammadi, en L. Painchaud & P.-H. Poirier (eds.),Lvangile selon Thomas et les textes de Nag Hammadi. Traditions et convergences. Universit Laval, 29,30 et 31 mai 2003, Quebec, 2007, 123-148; ver asimismo, dem, Jess el Nazareno y los primeros cristia-nos.Un enfoque desde la historia y la fenomenologa de las religiones, Lumen, Buenos Aires, 2006, 259ss.La reciente edicin crtica de Philippe Bobichon, Justin Mrtir, Dialogue avec Tryphon, Academic PressFribourg/Editions Saint-Paul, Friburgo, 2003, p. 271, al traducir crmonies, silencia lo especfico delpasaje.

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    Trimegistos fuera adoptado como prefiguracin del Verbo por autores catlicoscomo Lucio C. Lactancio y Cirilo de Alejandra. As lo demuestran los tres escritosde gnero hermtico que contiene y cierran el Cdice VI de la biblioteca de NagHammadi: Discurso sobre la Ogdada y la Enada, Oracin de accin de graciasy Asclepio41. Por esta va, adems, los gnsticos han influido al neoplatnico tergoJmblico de Calcis y a sus seguidores hierticos42.

    EL MITO Y EL DISCURSO GNSTICOS

    Y el gnstico completo transformado por la experiencia de gnosis est espiri-tualmente insuflado y conmovidamente capacitado para referir su experiencia, peroa travs de un mito legtimo, de un relato verosmil e imaginario, que siguiendocuando corresponde el hilo de los captulos fundadores del Gnesis, se esfuerza pormanifestar lo mismo de mltiples maneras. El fin es la reactualizacin de una expe-riencia de lo inmanifestable, por eso el mito como la hermenutica esotrica esesencial al gnosticismo, y tampoco se desechan arraigadas en esta finalidad losrecursos racionales de la filosofa y de la teologa, pues la razn es su instrumentosubalterno.

    La experiencia del gnstico que es inamisible que no se pierde una vez descu-bierta encierra este conocimiento esencial, trasmitido por sucesivos mensajeros, yen los tiempos finales, por el Salvador, y que de este modo sintticamente es: dua-lista como no dual43 en tanto que se apoya en lo oculto por propio derecho, eso-trica y mantenida por tradicin44. Estas notas son exigencias mistriosficas queprovienen de su naturaleza constitutiva y no porque se opongan al mundo psicofsi-co y los seres mltiples, que son ilusin de la ignorancia. El mito gnstico engloba

    41 Cf. Textos gnsticos I, pp. 435-478 y ver posteriormente Scripti ermetici in copto a cura di AlbertoCamplani, Paideia Editrice, Brescia, 2000 y F. Garca Bazn, El hermetismo. Identidad e historia de un cultomisteriosfico, Buenos Aires, 2007, en www.elhilodeariadna.org.

    42 Cf. F. Garca Bazn, Jmblico y el Descenso del Alma: Sntesis de Doctrinas y RelecturaNeoplatnica, en Henry J. Blumenthal & John F. Finamore (eds.), Iamblichus: The Philosopher, SyllectaClsica 8 (1997), 129-147 e dem, Los gnsticos y los neoplatnicos posteriores a Plotino: Porfirio,Jmblico y Proclo, en EPIMELEIA. Revista de Estudios sobre la Tradicin VI, 11/12 (1997), 83-120 (esp.100-108).

    43 Fue S. Ptrement quien hace ms de sesenta aos advirti con transparencia que el sostenido dualis-mo de los gnsticos se vincula principalmente al anhelo de absoluta transcendencia de estos creyentes (cf. Ledualisme chez Platon, les gnostiques et les manichens, P.U.F., Pars, 1947 previamente Le dualisme danslhistoire de la philosophie et des religions, Gallimard, Pars, 1946 y posteriormente, Le Dieu separe. Lesorigines du gnosticisme, Cerf, Pars, 1984), un paralelo similar slo lo hemos encontrado en el maestro hindShankara inspirador del advaita vada o del Vednta de la no dualidad, cf. F. Garca Bazn, Neoplatonismoy Vednta. La doctrina de la materia en Plotino y Shankara, Depalma, Buenos Aires, 1982. Los trabajossobre el dualismo religioso de U. Bianchi y seguidores han tomado una direccin poco til para el estudiodel hecho gnstico.

    44 Sobre estos conceptos ver Aspectos inusuales de lo sagrado, pp. 18-19 y 103ss.

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    ciertas constantes que comprenden cuatro momentos: I. el Dios desconocido y lamanifestacin de su Plenitud, II. el desliz de Sabidura, III. la manifestacin delSalvador y IV. el retorno al seno de la Plenitud, instancias que sucesivamente seretrotraen a su raz, o sea, que penden del contacto esencial con la divinidad desco-nocida o gnostos thes.

    I.A.. La unitrinidad de lo uno y distinto: 1 El Padre. El Padre ocultamente sos-tiene al Todo, que es su imagen, como el cumplimiento de su primera determinacininfinita, pensamiento y voluntad. Padre desconocido, pues su naturaleza secreta per-manece en s misma, y slo se conoce o delimita por el Hijo. Padre, por lo tanto, alque nadie ha conocido ni puede conocer si no es por medio de la gloria o manifes-tacin plena que es el Hijo, que es el Nombre y que se ha presentado en el mundocomo Salvador. ste es el nico que lo poda hacer conocer y llamarle justificada-mente Padre. El Salvador ha trado el mensaje del Dios desconocido desde el senopaterno y lo ha llamado con un nombre, nico, que define su singularidad. El gns-tico se emplaza en la tradicin primordial que aporta el Salvador como eslabn dela cadena de la luz y con la riqueza insondable de su revelacin. El Padre es Unosolo: el apelativo Padre incluye dos acepciones: progenitor e iniciador. La pri-mera carece de sentido imaginal, pues se origina en la experiencia cognoscitiva habi-tual. Pero el mensaje sotrico se refiere al Padre a secas o en s, que no est entrelos progenitores y que, estrictamente hablando, carece de padre, por eso se le sueledenominar Prepadre; y como Primero, es sin principio, por eso tambin se lo llamaPrincipio o Preprincipio. El Padre es Uno solo, como el Uno numerativo, quese refleja en los nmeros cardinales y ordinales y que est ms all de la serie de losnmeros, porque genera toda unidad en la composicin aritmtica y, nico, porqueningn nmero tiene sus cualidades numerantes como primero o fontanal. Por todoesto es inengendrado e inmortal y asimismo singular o incomparable. Es El que esy as inmutable, permanente, siempre igual e inconcebible, porque si se concibierase multiplicara en ser, conocimiento y decir del ser, lo que es imposible. Es inno-minable o por encima de todo nombre que se pueda nombrar, ya que todo nombreproviene de l como Padre y cualquiera, incluso el suyo propio, lo delimitara. Peroentender Padre, o El que es, equivale asimismo a entender Potencia. Potenciasin lmite, poder en s, lo que no puede no ser, capacidad que de nada necesita, quese alimenta a s misma y que en su interna tensin es Bien, Bondad, Suavidad oDulzura infinita. Una intensidad expansiva, que no emerge desde s, sino que brotaen s y circula sobre s misma, en absoluto y perenne encubrimiento, al que todoaspira.

    La descripcin gnstica del Dios desconocido recurre a la teologa negativa, ya las vas del conocimiento eminencial y analgico, pero sus races no estn en elOriente, en el platonismo o el neoplatonismo, en el pensamiento judo helenstico oen la teologa patrstica. Aunque las formas sean similares, su inspiracin sustancialno proviene de ellos. Es una intuicin ajena tanto a la doctrina del Uno de los fil-sofos, como al personalismo antropomrfico hebreo y cristiano. Se trata de la cap-tacin de la realidad sagrada que envuelve la palabra Abb dicha por el Salvador,de lo divino como secreto en s mismo. Apcrifo en sentido riguroso, por oposi-

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    cin a apocalptico45. Pero la prioridad y singularidad incomparable e inmutablede la nocin de la paternidad en s, permite tambin al gnstico deducir una seriede reflexiones metafsicas sobre la Potencia y la Bondad, que lo alejan de lasabstracciones intelectuales helenas y reclaman en el proceso de conocimiento a par-tir del principio, las presencias correlativas del hijo y de la intencin como ante-rior al pensamiento logrado. Por ese motivo, si el concepto de paternidad reclamadialcticamente a su nocin opuesta y correlativa, la de filiedad, ambos exigen unconcepto de intermediacin o mediedad, una nocin que opere de enlace entreambos y pueda explicar la continuidad mediadora entre el vnculo Padre-Hijo y, almismo tiempo, la iniciativa paterna de la emisin filial. El elemento intermediario ytrmino medio integrador de Padre-Hijo, es la Madre, la Intencin (Enthmesis) oPensamiento paterno o en s (nnoia). 2 El Pensamiento puro. El Padre por su infi-nita fecundidad y dulzura est en actividad de inagotable y sereno amor, de nadanecesita y carece de deseo, pero no de entrega a s mismo. Satisfaccin sin falta, estambin posibilidad de apertura. Por este motivo en la posibilidad infinita resideninactivas las disposiciones que pueden hacer realizable la salida de s: voluntad yconocimiento en unidad en el Abismo, monarqua inescindible. Una vez que estasdisposiciones emergen distinguindose, sin embargo, aparecen como conato deconocimiento. Una Intencin paterna de conocimiento que es voluntad de quedar ens conocindose. Ya no se trata de la naturaleza amable simple del Padre, sino deamor de conocimiento, tendencia de diferencia y distincin en el mismo Padre. Esteimpulso es tentativa de maternidad, que est en el Padre, pero que establece una dife-rencia en l y se distingue de l, porque es preinteligible y doble, Padre-Madre, puesaspira a captar lo incaptable por ser uno, pero conservndose en la pura aspiracin,porque de llegar a ser inteligible y captar en acto, fructificara en Hijo, como el refle-jo pleno del Padre en ella, concluida la aspiracin. El Pensamiento en s mismo bajosus diversas formas: nnoia, Prnoia, Bthos-Bythos, Padre-Madre, Barbel, repre-senta este momento preontolgico y preinteligible en el que el Padre preexistentesale de s permaneciendo en s mismo, para constituirse en Matriz paterna encinta ocolmada de deseo sin lmite, triple potencia indistinta en una vida que aspira a ser yconocer, vestbulo, por lo tanto, de la autogeneracin, de modo que en el Silencio serealicen los misterios mediadores de la generacin perfecta46. 3 El Intelecto Filial.La realizacin completa del deseo o tentativa cognoscitiva de la Madre es la implan-

    45 De acuerdo con la misma composicin verbal de apkryphon (del aor. apkrypha de apokrpto: ap-krypts, a partir de lo oculto, ap con direccin retrctil, hacia adentro, ms oculto) y apokalptikon: (deap-kalpto fuera de lo oculto, ap con sentido de oposicin dispersiva, contra lo oculto, o sea, revela-cin). El significado autnomo y primario de apcrifo explica su presencia en la antigedad homrica(Odisea 10, 573), en la religin egipcia (Himno a Isis de Andros; Plutarco, De Iside et Osiride II, 354bss),entre los Orphicorum fragmenta,168), en la prdica de los naasenos con referencia al gran y oculto miste-rio (meg kai krphion mystrion) Hiplito, Refutatio V,6, 25-27- y los ttulos de algunos escritos de NagHammadi como la Carta apcrifa de Santiago, el Apcrifo de Juan, etctera. Pueden verse algunos puntosen A. Oepke, voces apokalypto y apkryphos en ThWzNT, III, 558 y 959, respectivamente.

    46 Cf. Tratado tripartito (NHC I,5) 51, 1-57,8 Textos gnsticos I, 159-163-un documento que por sucarcter de polmica filosfica encierra nociones precisas que son ms apropiadas para el entendimiento del lec-tor actual que los mitologemas de otros textos y las noticias indirectas de testigos y adversarios doctrinales.

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    tacin del Hijo en el tero paterno, la concepcin materna que es la participacin sindebilitamiento del Hijo en el Padre por su mediacin, el que por eso se enterneci oafemin como querer-deseo de Madre. As hay trnsito por el canal materno de lapaternidad al Hijo en s, filiedad unignita y primognita. Y por esto el Hijo oIntelecto como manifestacin paterna ofrece dos momentos: vuelto hacia el Padre esIntelecto distinto o no dicho: Nombre de los nombres del Padre en ejercicio plenode la voluntad (libertad) y el conocimiento paternos dominado por la libertad. Perovuelto hacia s mismo es Intelecto mltiple o dicho: el Todo de los nombres pater-nos, sustancia inteligible y libre; eterna, viviente y total que se predica del Padre, enla que cada atributo o miembro, es una Totalidad en el Todo. Ensea por eso la sabi-dura gnstica no slo de la Plenitud (Pleroma), sino tambin de su composicin, losEones del Pleroma.

    I.B. La plenitud en Dios como el Hombre y los hombres. 4 El Pleroma de losEones. El Intelecto interior se despliega como un Todo espiritual que revela el cono-cimiento y la voluntad de conocimiento del Padre, como un Intelecto externo o arti-culado. Y la originalidad gnstica salta en las notas de la constitucin del Pleroma:a) el carcter emanativo del proceso generador de las emisiones o parejas andrgi-nas: gemelas, pues nacen simultneamente, y matrimoniales, pues son opuestas porla gemelidad, pero complementarias por la unin a semejanza de la Intencin pater-na (syzyga). En la organizacin total cada pareja es imagen de la superior, pero quela complementa pleromticamente. Por eso la generacin no es mecnica. Cadamiembro de pareja, proviene perfecto de la intencin paterna, pero debe autorreali-zarse personalmente en el Todo para que haya plenitud. Por este motivo se genera laimagen que as es masculino-femenina, femenina por el deseo libre de conocer ymasculina por el logro cognoscitivo que otorga la realizacin de lo deseado. De estemodo brilla la imagen perfecta o antitipo pleromtico. El dinamismo progresivo esuna actividad sobre el compromiso de la libertad. b) La organizacin jerarquizada yfuncional del cuerpo de luz pleromtico que se autoconstituye de acuerdo con elorden mltiple y el libre albedro, muestra que la decisin prudente es esencial en elproceso de autoconstitucin del Intelecto. La particularidad sealada que rige el pro-ceso de organizacin de las entidades personificadas del Pleroma diferencia alPleroma gnstico del mundo inteligible de platnicos y neoplatnicos. Es, adems,la piedra de toque de la normalidad del desarrollo del cuerpo mistrico o de luz invi-sible de Dios, y la experiencia supraconsciente y protolgica de su quiebre, es lo quese ensea con el drama de la cada de Sofa47.

    II.A. 5 El En postrero, Sabidura y el traspi de Sabidura. Porque si elPleroma crece y se diversifica por combinacin concertada de querer y conocimien-

    47 Est presente en la figura del relato el doble nivel filosfico, sabidura contemplativa y prctica desopha-phrnesis (Aristteles, Espeusipo fr. 6), pero tambin el doble aspecto superior e inferior de la Hokmpresente en la especulacin rabnica sobre la bn, y sobre todo la arcaica historia de la Sabidura en el mundosemtico y la literatura sapiencial egipcia y helenstica y su presencia entre los judos en relacin con su veni-da al mundo y su rechazo y vuelta a su lugar de origen (Henoc Et. 42) y encarnada asimismo en los profetasy el Lgos, cf. U. Wilckens, voz sopha en ThWzNT VII, 472ss y 506ss. G. W. MacRae, The JewishBackground of the Gnostic Sophia Myth, New Testament Studies XII, 2 (1970), 86-101 y Deirdre J. Good,Reconstructing the Tradition of Sophia in Gnostic Literature, Scholar Press, Atlanta (GA), 1987, han intro-ducido el tema en relacin con escritos de la biblioteca de Nag Hammadi.

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    to, los seres espirituales manifestados paralelamente van limitando la capacidad desus funciones: aumenta la multiplicidad y diversificacin, pero tambin la apetenciade unidad para no perderse en lo indistinto. Esta situacin para mantener el equili-brio, compensacin o justicia amorosa en comunidad, puede llegar a hacer crisis enla ms alejada de las emisiones espirituales, y as sucede precisamente en el lmitedel crecimiento espiritual, como con slida asimilacin de las tcnicas filosficasplatnico-pitagorizantes lo ensean los valentinianos en la relacin de Sabidura consu consorte Deseado. Sabidura/Logos, el ltimo y ms pequeo o dbil de los nom-bres o atributos paternos, cuyo fin es la produccin de una bendicin en honor delPadre con los dems eones, quiso generar no de acuerdo con la comunidad plero-mtica, sino de consuno con la potencia productora del Padre y ampliar de este modola familia pleromtica la posibilidad del desequilibrio transcendente estaba a lavista; no capt, por lo tanto, el beneplcito de su contraparte matrimonial comple-mentaria como Totalidad en el Todo y fracas o pens irreflexivamente. Es decir,que la intencin de Sabidura fue indiscreta y sin contenido que reflejar, y as su ten-tativa gener una fantasa delirante, que desbord el Todo porque aqu no tenalugar y se desvi de la organizacin de las parejas pleromticas48. El origen del malde lo que por principio todo lo rechaza y aleja y que de este modo se quiere evitary del mundo que permite la convivencia de los bienes y de los males, radican en estafrustracin precsmica. Este mundo, sin embargo, engendrado como una ilusinvana y oprimente que acosa con sus males, no es el producto de una doctrina anto-jadiza, sino la consecuencia dramtica que deriva del respeto del Padre por la liber-tad de los seres que han emanado a su imagen, vale decir, como manifestaciones delo inmanifestable y que hacia l se orientan49.

    II.B. Ambivalencia de la condicin csmica. 6. Conversin de Sofa, la materia,el Demiurgo y el mundo. El impulso de Sabidura fue un buen propsito y no ibacontra la voluntad paterna, pero su imprudencia, irreflexiva, produjo los consecuen-tes efectos nocivos. Por eso cuando vuelve en s, gira hacia lo que es y se arrepien-te de lo que no es los dos aspectos de la conversin50. Lentamente se recupera yreincorpora, teniendo que restaurar lo propio que queda entre los productos de sudesliz. De estos productos, unos carecen sensatez y los otros son pasionales. Los pri-meros son de sustancia psquica, los segundos, de una naturaleza material que noquiere desaparecer. Unos, se podrn poner al servicio de la recuperacin de lassimientes espirituales dispersas connaturales de Sabidura, los otros, se opondrncon astucia y tenazmente a esa liberacin que significa para ellos la disolucin defi-nitiva. Por ese motivo Sabidura aprovecha los devaneos demirgicos del cabeza ygua de la sustancia psquica, que fabrica el mundo de la materia pasional, aunque

    48 Cf. F. Garca Bazn, en EPIMELEIA. Revista de Estudios sobre la Tradicin VI, 11/12 (1997), 97-100.49 Es en lo que pone el acento el TrTrip 75. 17-76.35 (Textos gnsticos I, 174-175) al hacer funcionar

    en el Pleroma la proaresis (eleccin deliberada) y autexosios (libre albedro). 50 Epistroph (en sentido espiritual) como actividad de retorno hacia s mismo del intelecto o espritu,

    y metnoia (en sentido psquico) como accin progresiva en el tiempo que colabora a la liberacin gradualde la totalidad de los pneumticos, hasta que desaparezca la ilusin de la historia, ver TrTrip 81, 17-35 y 94,10- 95, 35 (Textos gnsticos I, 178 y 186-187, respectivamente).

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    ignora que acta segn el designio de la Madre para salvar a sus simientes superadala prueba.

    II.C 7 Creacin del hombre, los tres gneros humanos. Concluido el universo elDemiurgo crea al hombre a su imagen con la ayuda de sus servidores anglicos. Peroel hombre moldeado es un viviente impotente, ya que carece del hlito del Espritu.Pide el Demiurgo instruccin a la Madre para que se yerga y, sin advertirlo, intro-duce en el ser plasmado el soplo vital o espritu de luz51. El hombre se manifiestasuperior al Demiurgo y a sus criaturas. Quedan as establecidos los tres gneros configura humana: el pneumtico, de sustancia espiritual, anmica y material; el psqui-co, con sustancia anmica y material y el hlico, una criatura que slo posee sustan-cia material. Advirtiendo el Demiurgo la superioridad de la pareja humana creada,para someterla y conservarla en el jardn del paraso maquina prescripciones paraque sean inconscientes de su excelencia. El Diablo-serpiente, sin embargo, queconoce las intenciones demirgicas, tienta al hombre creado a desobedecer, pues deeste modo irritando al Creador obcecado caer bajo su dominio csmico y mante-nindolo preso, su mundo condenado a la perdicin persistir. Sin embargo, la arti-maa arcntica ser una trampa para el Gran Arconte, pues la transgresin del hom-bre le mostrar el dominio del Dios desconocido al que pertenece52. La funcin dela tentacin diablica es doble, libera al hombre espiritual y demarca el tiempo deldominio de la fatalidad en la construccin del Demiurgo. Se explica as la presenciaentre los gnsticos de corrientes ofticas o naasenas como originales intrpretes delGnesis, as como las cainitas que posibilitan la aparicin de Set y los setianos y elcumplimiento del drama liberador que finiquita la historia, y que recientemente hatrado a primer plano el descubrimiento de El evangelio de Judas dentro del CdiceTchacos53. Con ste y los otros acontecimientos paradisacos referidos basados en lainterpretacin esotrica del Gnesis, comienza la prehistoria de la liberacin delhombre pneumtico, intrnsecamente de conformacin andrgina54. El Demiurgoarroja a Adn y Eva del paraso desde el cuarto cielo, el de Mercurio. Visten la tni-

    51 En Saturnino se lee que plasmado por la impotencia de los ngeles, el hombre: Se agitaba como ungusanillo..., Ireneo, Adv. Haer. I,24,1 (La gnosis eterna I, 82).Toda la exgesis esotrica gnstica de laantropologa gira sobre los versculos 1,26 y 2,7 de Gn. Cf. R. McL. Wilson, The Early History of theExegesis of Gen. 1,26, en Studia Patristica II (1957), 420-437.

    52 Reside en esta instancia la fuente tradicional de la gnosis y, por lo tanto, la preeminencia de la tradi-cin setiana y la relectura precedente que la explica, oftica y cainita. Ver Evangelio de los egipcios (o Librodel gran Espritu Invisible) III,2,9ss. (IV, 71,18ss) -Textos gnsticos II, 118-, El evangelio de Judas,Allgenes, Zostriano, las Tres estelas de Set, Marsanes, Hiplito, Refutatio, V, 19,1-22,1, Ireneo, Adversushaereses I,30, 1-14.

    53 Sobre el origen del respeto por la serpiente ver TrTrip 104,10ss (Textos gnsticos I, 195 y explica-cin en Int. p.146), Testimonio de la Verdad, 45, 25-49,10 (Textos gnsticos III, 226-227) etc., en los autoreseclesisticos, Ireneo, Adv. Haer. I,30,7 e Hiplito, Refutatio V,6,3 (La gnosis eterna I, 90 y 95). Sobre los cai-nitas ver F. Garca Bazn, Judas. Evangelio y biografa, 123-130. Este nivel de interpretacin a redropelotiene su origen en medios judos que practicaban la hermenutica esotrica, como era comn en la pocajudeohelenstica. Ver F. Garca Bazn, Aspectos inusuales de lo sagrado, 104-105 y B. A. Pearson,Gnosticism, Judaism, and Egyptian Christianity, Fortress Press, Minneapolis, 1990, 10-123.

    54 Sobre la androginia en el medio gnstico y helenstico, cf. F. Garca Bazn, Jess el Nazareno y losprimeros cristianos, cap. VIII.

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    ca de carne que los hace visibles al descender por las esferas inferiores, la que al lle-gar a la tierra se une al cuerpo, estructura orgnica material resultado del deseo natu-ral procreativo ideada por el gran Arconte para mantener su dominio sublunar55. Eneste mundo inferior los psquicos combaten por el poder y los hlicos con apoyo dela concupiscencia, por el caos expresin total del mal, que como aquello desde loque todo se aleja, es fuente de dispersin y contraposiciones. El pneumtico sufre elacoso de ambos gneros humanos y de la materia en su cuerpo, acicateado por eldeseo y los placeres de la procreacin y la conservacin del cuerpo, y en su almasiente las deficiencias de las pasiones separadas, el temor y la duda particularmen-te, pero su espritu permanece indemne, igual que el barro no ensucia al oro56. Conel auxilio de la Providencia superior y de la Madre, que funciona ahora comoSabidura inferior en la Ogdada, podr recuperar la plenitud perdida por olvido eignorancia de la pareja pleromtica.

    III.A 8 El Cristo Salvador. Sabidura para recuperar su integridad rescatandosus semillas dispersas utiliza histricamente como mediadores a los psquicos inspi-rados que esperan la venida del Salvador; brbaros y griegos, sin embargo, engrosana la mayora hlica encargada de defender al mundo, al servicio del espritu reme-dador. La minoritaria cadena de la luz, la comunidad de los setianos, trasmite lagnosis y se van preservando histricamente de los sucesivos ataques de la obrademirgica. En el momento oportuno, empero, maduras las disposiciones csmicasdel designio de la Providencia y consumido el tiempo correspondiente, respondien-do al ruego de la Sofa inferior, el Pleroma en pleno produce un nuevo En, el Cristo,para que fortalecidos sus miembros con la uncin, el Pleroma todo brille con suintrnseca luminosidad. El Cristo, entonces, enva al Salvador con su squito paraque con su compasin asuma al descender las sustancias psquicas y carnales con laapariencia de un cuerpo, y pueda de esta manera dar origen al progresivo desvane-cimiento de la materia, de la carne y de la psique y producir la autntica resurrec-cin, la manifestacin pneumtica. Adopta la forma de Jess de Nazaret. Pero en elbautismo en el Jordn se revela como el Cristo Salvador y da comienzo a los tiem-pos escatolgicos. ste es el tercero de los descensos de la Prnoia-Madre y de sudesignio providencial y la seal de su triunfo definitivo, pues el Salvador con su pre-sencia en el mundo de la tiniebla abre juicio y por su luz distingue a las tres razasconfundidas y los espirituales se van uniendo a l, su masculinidad, porque sabencul es su nombre pleromtico, que el Salvador pronuncia57.

    IV.A. El fin: el Hijo acogido en el Padre-Madre como Hijo del Hombre. 9Retorno y tercera gloria. Iniciados los tiempos del fin definitivo, el universo y elDemiurgo obran de mediadores sometidos a la dispensacin (oikonoma) de

    55 Cuarto cielo y tnicas de carne, ver F. Garca Bazn, La exgesis gnstica de las tnicas de carneen la Parfrasis de Sem (NHC VII, I, 5-6) y la embriologa de la Escuela Metdica de Medicina en La cul-tura cientfico-naturalistica nei Padri della Chiesa (secc. I-V). XXXV Incontro di Studiosi dellAntichitCristiana, maggio 4,5,6 2006, Istituto Patristico Augustinianum, 47/2 (2007), 229-243.

    56 Cf. Ireneo, Adv. Haer.,I,6,2 refirindose a los pneumticos y Plotino, En. IV, 7 (2), 10, teniendo encuenta a las virtudes, ver Plotino y la gnosis, p. 312, n. 10.

    57 Cf. Trtrip 95,38-104,3 y 114,31-122,12 (Textos gnsticos I, 187-192 y 200-205 e Int.143-144 y147-148).

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    Sabidura. Los pneumticos deben apremiar la tarea salvfica que desde Set ha bri-llado en sucesivos iluminadores hasta culminar en Cristo-Jess-Salvador y desdeste la lnea de discpulos ampliar la cosecha del Padre, especialmente a partir delmomento en que el Seor resucitado en la carne pueda revelar a los que son idne-os la profundidad de su retorno. El gnstico comprende en ese perodo que va de laresurreccin de la carne a la ascensin a los cielos del Salvador, que los espiritualesestn sumergidos y esparcidos de diferentes modos en la disposicin material y ani-mada y que haber sido testigos con los ojos y los odos de la Palabra que salva, esun privilegio relativo, pues vendrn otros que espiritualmente ms prximos alSeor, los podrn superar y que se debe aspirar incluso a ir ms all que el mismoJess en la obra de salvacin. Se distingue as la iglesia de los gnsticos basada enel conocimiento (gnsis), de la de los grupos que colaboran con su esperanza en lavenida del Salvador que no han conocido y lo siguen firmemente esperando, con lafe (pstis) sumisa de Pedro y sus seguidores. Los primeros trasmiten esotricamenteen comunidades carismticas reservadas la enseanza oral y los ritos secretos, sir-vindose de las escrituras como memorias; los segundos, se afirman en la espera,se apoyan en las Escrituras cannicas como autoridad y en los sacramentos recono-cidos por el acuerdo corporativo bajo el control de obispos y presbteros en vistas ala verificacin futura58.

    EL GNOSTICISMO COMO LA PRIMERA TENTATIVA DE FILOSOFACRISTIANA

    Si el gnstico como se ha visto es en sentido especfico el que posee el conoci-miento y de manera completa el que posee el conocimiento de la profundidad, seentender que no slo interprete la fe como una forma de conocimiento inferior eincompleto, como se muestra en la polmica subyacente invertida en la redaccinltima de Jn 20, 24-29, sino que asimismo considere a la inteleccin (nosis) de lafilosofa platnico-pitagorizante fundamento de la actividad intelectiva y epistmi-ca del alma, como insuficiente, porque la realidad espiritual contiene mayores posi-bilidades de experiencia cognoscitiva.

    El gnosticismo se ofrece de acuerdo con su peculiaridad espiritual hermenuticay sus exigencias intelectuales, por tanto, como una escuela o corriente esotrica cris-tiana, como la primera expresin de la metafsica cristiana con inclusin de una pra-xis sacramental mistrica inseparable de la teora y la vida comunitaria. Ritos que seinician con el bautismo de agua y que se completan por el del espritu, el que, a suvez, supera al del fuego, cumpliendo cada una de las etapas con sus progresivos gra-

    58 Cf. Sobre las asambleas espirituales hay sugerentes consideraciones basadas en los textos de NagHammadi en E. Pagels, Los evangelios gnsticos, Crtica, Barcelona, reimp. 2005, 156ss., recurdese asi-mismo la presencia de los carismas en las epstolas de Pablo. La Didakh a fines del siglo I todava daba valoral profetismo sobre la lnea Episcopal de la Eglesia del Asia Menor presente en Policarpo de Esmirna y rati-ficada en Ignacio de Antioquia y la romana con los Papas Telesforo e Higinio. La confirmacin institucionalconformada tericamente por Ireneo de Lin, es del ltimo cuarto del siglo II.

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    dos iniciticos. stos son rematados por el misterio de la cmara nupcial insepara-ble del bautismo59. As lo sealan los propios testimonios y los detractores eclesis-ticos, desde Justino Mrtir en adelante. Tampoco los gnsticos carecen de tica. Sibien ciertas noticias dan validez a la tica normativa como idnea para los psqui-cos, que poseen fe y esperanza en el Salvador, y el gnstico como pneumtico goza-ra de un estado supramoral al saberse desde siempre y para siempre liberado, quelo hara un amoral a las miradas indiscretas, los documentos directos no confirmande pleno derecho las actividades clandestinas de libertinaje ritual, sino que lasdenuncian en algunos casos bien autorizados como abusos, y las condenan60. Sedebe conocer para resucitar y no al revs, por eso el docetismo gnstico es central yconsecuente en la doctrina61 y la gnosis no est contra las normas de la vida comu-nitaria, sino por encima de la ley, que es intrnsecamente simblica62. (Ptolomeo,Carta a Flora).

    Este tipo de concepcin filosfica que culturalmente ha crecido en el marco dela sabidura terica platnico pitagorizante, pero que gnsticamente hunde sus ra-ces en una experiencia terico-prctica en comunidad que aspira al ocultamiento enlo oculto, o al conocer desconociendo perenne, oponiendo insistimos la gnosis(=apkryphon) a lo apocalptico, registra discriminadamente sus etapas en la versinal copto del Discurso perfecto (Asclepio)63: Hay dos tipos de gnosis, dos formas deconocimiento, inseparables de la autntica filosofa: la gnosis que otorga la cienciainteligible y que ilumina el saber del alma: sabidura y ciencia, episteme inteligibleo notica y episteme intelectiva o norica; pero alcanzada sta, se aspira a otra mslibre, la que ahondada o gustada permite la experiencia o contacto con los misteriosinefables de la regeneracin en Dios.

    Pero si los gnsticos se han entendido a s mismos como integrantes de unaforma de opcin comunitaria, de filosofa cristiana una y tradicional porque ellosson continuidad de las tradiciones secretas de Set como conocimiento salvfico ymisterio inicitico pasible de convivir con los dems cristianos que desde loscomienzos creyeron que Jess el Cristo era el Mesas, es igualmente cierto que su

    59 La polmica subyacente a Jn 20, 24-29 entre gnosis y pstis estaba resuelta en la Carta a los hebre-os 11,1, un poco posterior al ao 70 en donde la fe es el sustento firme de la creencia: La fe es garanta(hypstasis) de lo que se espera (elpizmenos), la prueba (elnkhos) de las realidades que no se ven. Sobrela cmara nupcial, ver TrTrip 123, 1ss., 128, 30-35, 135, 20-137, 21 (Textos gnsticos I, 205-206, 209 y212-213; Int. 149-150) EvFelipe 65, 10-12, 69,1-70,3, 72,20-33, 75, 25- 76,15, 85,20-86,20 y sus paralelosen Exposicin sobre el alma (NHC II,6). Ver F. Garca Bazn, Presencia y ausencia de lo sagrado en Orientey Occidente, Biblioteca Nueva, Madrid, 2001, cap. III, esp. pp. 106-117 y J. J. Buckley, Female Fault andFulfillment in Gnosticism, University of North Carolina Press, 1986.

    60 Cf. El libro del gran discurso inicitico [55] 100, 15-25 (La gnosis eterna I, 317) y Pstis Sopha IV[147] 381, 5-20, as como la discusin en Introduccin a La gnosis eterna II. La Pstis Sopha.

    61 Cf. EvFelipe 56,15ss y F. Garca Bazn, Jess el Nazareno y los primeros cristianos, cap. II, esp. pp.58-70.

    62 Sobre el amoralismo gnstico como supramoral, cf. F. Garca Bazn, La gnosis eterna III, Int. a Losgnsticos libertinos.

    63 Cf. F. Garca Bazn, El hermetismo. Identidad e historia de un culto misteriosfico, cap. VII, pp. 154-174 (esp. pp. 170-172) y asimismo el art. citado ms arriba en n. 40.

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    peculiar doctrina sobre los principios, su cosmologa y su soteriologa base de unagnoseologa, antropologa, tica y filosofa del tiempo y de la historia extremas porsu experiencia de retorno al Padre desconocido, difcilmente poda admitirse ante unpensamiento adverso reflejado con solidez por San Justino y al servicio de unamayora comunitaria, en el que la filosofa cristiana es interpretada como filosofauna, a la que han precedido como prefiguraciones en el tiempo algunas expresionesde la filosofa griega, por la va del platonismo y de la sabidura proftica del A.T.inspirada por el Espritu Santo, que es anterior a los griegos y su maestra, inmedia-ta o mediata. Tanto Clemente de Alejandra como la annima Exhortacin a los grie-gos, seguirn afirmando lo mismo. Lo indicado explica que lo que se filtraba de laspropuestas gnsticas y de su proselitismo exotrico, fuese atendido con sospecha y,ms tarde, rechazado y combatido conjuntamente, como una eleccin ilegtima den-tro de la Iglesia64. Despus, en torno a la mitad del siglo II, surge la tendencia mono-ltica de negar la opcin gnstica como cristiana, se denuncia abiertamente la gno-sis como falsa gnosis (Justino de Roma, Ireneo de Lin, Hiplito de Roma), y seinfluye eclesisticamente en Alejandra, aunque sin dejar de asimilar este medio reli-gioso local el prestigio intelectual que haban adquirido los gnsticos, con la trans-formacin de la gnosis en gnosis verdadera (Clemente de Alejandra, Orgenes),basada en la fe y no en el conocimiento, las Escrituras de la Iglesia y la tradicinno escrita trasmitida desde los Apstoles a un pequeo nmero65. Subrepticiamentese mantienen asimismo los aportes gnsticos entre escritores ortodoxos en tanto quefacilitan instrumentos conceptuales para la elaboracin de la doctrina trinitaria y laspolmicas contra el arrianismo (Orgenes, Mario Victorino, Hilario de Poitiers)66.Pero ninguno de ellos adopta ntegramente las ideas conformadoras de la primeraforma censurada de la cristiana filosofa (phlos-sopha), que partiendo de laSabidura-Logos como el saber de lo que realmente es tiene en cuenta la expe-riencia cognoscitiva del Cristo Salvador o Maestro que envuelve la totalidad de lasabidura y que de este modo se abre retrospectivamente hacia el Dios desconocido,la plenitud de su revelacin metafsica y el error de Sabidura que la ha encubiertoo hecho caer en el olvido del mundo demirgico y que se muestra prospectivamen-te como el retorno progresivo del espritu al origen, anulando la historia apocalpti-ca y el cosmos de ilusin.

    La filosofa desde esta perspectiva cristiana es bsicamente experiencia sagraday hermenutica: a) experiencia de lo oculto en s mismo (apcrifo) interior a unaactividad grupal mistrica e inicitica que es simultneamente un conocimiento rea-lizador (gnosis); b) hermenutica o doctrina esotrica de una enseanza que origi-nada en los tiempos primordiales y conservada externamente en la tradicin religio-

    64 Cf. 1Tim 6, 20-21: Guarda el depsito. Evita las palabreras profanas, y tambin las objeciones dela falsa gnosis; algunos que la profesaban se han apartado de la fe. Tambin F. Garca Bazn, Dios Padrecomo uno y ser en los escritos gnsticos de Nag Hammadi, en Teologa y Vida XXXIX 4 (1998), 325-3344(esp. 341-344) .

    65 Cf. Clemente, Strom.VI, 7,61,1-3 (M. Merino Rguez., Stromata VI-VIII, Madrid, 2005, 160-161).66 Cf. F. Garca Bazn, art. cit. ms arriba en n. 64, pp. 342-343.

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    sa bblico-juda como historia, debe leerse interiormente como historia encubiertaajena a la voluntad del dios creador (ofitas, cainitas, setianos) que se completa conla venida del Salvador Jess; c) consumacin del juicio escatolgico de liberacin.El ejercicio hermenutico prosigue en los tiempos escatolgicos con el procesoambiguo de liberacin que gradualmente torna nula las creencias y expectativas apo-calpticas fenmeno provisorio experimentado por creyentes psquicos, judos ycristianos comunes y que progresivamente desvanece el cosmos, hasta la conclu-sin final esfera de los productos materiales (jacobitas, tomasianos, valentinianos,basilidianos, saturnilianos, etctera).

    El rompecabezas del gnosticismo que, en realidad, es el reflejo polidrico de uneje nico que es la experiencia gnstica, muestra as una va de solucin ms com-pleta cada vez que aparece un nuevo documento en ayuda de la investigacin.Recientemente ha ratificado este balance optimista la recuperacin del CdiceTchacos, pero no hay que perder la esperanza de que puedan aparecer otros testimo-nios directos.

    Hay, por lo tanto, varios siglos de la historia del cristianismo antiguo, tiemposque van mucho ms all del Concilio de Nicea (325), que no se pueden entender ensu integridad sin la presencia de los cristianos gnsticos como sus primeros y origi-nales pensadores metafsicos y tesofos, y la reaccin grupal, creadora del gneroheresiolgico, que motivaron. A sus espaldas queda la posibilidad de la investiga-cin precisa de la diversidad religiosa que dio origen al cristianismo y que el girometodolgico de los estudios actuales fundados en nuevas fuentes va gradualmentedescubriendo67.

    67 Cf. F. Garca Bazn, Jess el Nazareno y los primeros cristianos, 273-304.

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