Gloria V. Casañas

191

Transcript of Gloria V. Casañas

Page 1: Gloria V. Casañas
Page 2: Gloria V. Casañas

GloriaV.Casañas

LunaquebradaMilagrodeamorenNavidad

P&J

Page 4: Gloria V. Casañas

AlamemoriadeHermesTrottiydesuesposaGraciela,quemerecibieronsiempreensugranjaserranaconel

amorreservadoaunahija.

Page 5: Gloria V. Casañas

“LasierradeCórdoba,comolasuizaenEuropa,seráenbrevecomplementodelavidacultayelegantedeBuenos

Aires.”

DOMINGOFAUSTINOSARMIENTO,1870

Page 6: Gloria V. Casañas

E

PRÓLOGO

MinadelcerroFantasma,Córdoba,1895

lsocavónparecetragarlosatodosensupenumbrosahumedad.Lasparedesde la galería, resplandecientes de cuarzo, contemplan a los mineros con

oscuros ojos que revelan el tesoro incrustado en la roca: tungsteno. AquellaspiedrasnegrasylustrosasqueLuisysuscompañerosapilansobrelosrielessindescanso, viajan en montacargas hacia la luz del sol. ¡Dichosas piedras, quepueden sentir la brisa embalsamada que esconden las sierras en sus valles yquebradas!ALuislecuestarespirar,elairefríoselepegaalcuerpoatravésdelasropas.

Letocabajardespuésdequeladinamitavacíelasentrañasdelcerroyexpongasusvaliosasvísceras.Pasadaunaesperaprudente,ysinosehadesmoronadoeltechoderoca,Luisylosotrosdesciendenhastaelvientredelamontaña,dondelaluzdesuslinternaslespermitedistinguirelmaterialquedebenescoger.Casino hablan entre ellos, tienen estudiados los movimientos para conservar elaliento.Ycuandoalgunodaseñalesdemareo,losotroslosubenalmontacargaspara que se beneficie del aire de arriba, donde los jotes vuelan en círculos,compadeciendoaloshombresquevivenaciegasmásabajo.Luisenjugaelsudorfríodesufrenteconeldorsodelamanoytose.Hatosido

muchoenlosúltimosdías.Suscompañerosdelpabellóndelos“hombressolos”lehandichoquesecalle,setapeconlamantaosalga,puesnolesdejadormirenpaz.Yelsueñoeslaúnicaliberacióndelosmineros.Tambiénseburlanunpocodequeunmuchachoguapoyvirilcomoél,capazdecargaruntroncodemolle

Page 7: Gloria V. Casañas

bajo un brazo, demuestre debilidad. Luis calla. Los pulmones han sido elestigmadelafamiliaMorándesdesiempre.Sumadreeratísicayadesdejoven,ysupadre,quetrabajabaenlaminadelotroladodelasierra,habíamuertodeun edema pulmonar. Luis se sorprende, sin embargo, de haber sucumbido tanprontoalmal.Nisiquieraelintensofríodelasalturaslehabíaafectadocuandopasabanochesenterasalraso,alpiedesutostado,mirandolasestrellas.Aquellasí era vida, guiando a los geólogos que inspeccionaban la zona en busca demineralesparaanalizar.Luisesexpertoenlamontaña,conocelossenderosqueseentreveranconlascortaderas,presientelosmalospasosyescapazdealertaralosdemásparaenderezarelrumbocuandolacañadaterminaenpuntomuerto.Nadie entiende cómo Luis puede oler el peligro, confundirse con el monte ocomprenderlasseñalesqueotrospasanporalto.Loconsideranunrastreador,unbaqueano,unguía.Nadiesospechaque,además,Luisespoeta.Nisiquierasuspadressupierondesusescritosalaluzdelfarolenlagaleríao

memorizadosenvozaltaalomosdelcaballo,paranoperderlarimahastallegara casa. Había guardado ese secreto por pudor. ¿Qué haría un hombredesgranandoversos? ¡Hasta sumadre sehubieseescandalizado!Lapobre,quenohizosinolavarropaajenaparasustentarlo,mientraselpadreibayveníaentreCórdobaySanLuis, trabajandoen loquepudiera.Hastaqueélcrecióypudosecundarlo,fuesumadrelaquesalvóelpuchero.LosMoránnuncasupieronqueteníanunhijopoeta.Mejorasí,habríasidounaburladeldestinopretenderalgomásquepartirseel

lomoenloslabrantíos.Luisapenashabíaterminadolaescuela.La tos le sube en un remolino por el pecho y lo sacude en un espasmo

incontenible.Lasfaucesdelsocavónselatragantambién.Unhombrearrugadocomopasadehigolomiraconpreocupación.—Hijo,hayqueveresatos—lediceenvozbaja.Luis se inclina para recoger la linterna que perdió durante el acceso, y

descubreunamancharojaquehabíasalpicadoelvidrio.Enlaoscuridadnadiela

Page 8: Gloria V. Casañas

ve,peroparaéleslacondenademuerte.Haheredadoelmaldelafamiliayeltrabajoenlaminasóloloaceleró.Quépenanohaberescritomásversos…Algodeélhubieseperduradoentreloscerros,enelairefragantedelosyuyosqueelvientomeceenlosfaldeos.Quétristemorirsinhaberconocidoelamordeunamujer,laesperaanhelanteparatomarlaensusbrazosyrecostarlasobreeltapizde hierba, hacerla suyamientras la cascada se arroja de bruces en el río queatraviesaelcañadón,muyabajo.—¡Eh!—escuchadecirLuis,envueltoyaenunamareaalgodonosa.Ylacuevadenegromineralsetragasumundoenuninstante.

Lollevaronenangarillasatravésdelpuentequesebalanceabasobreelarroyosembrado de piedras.En la enfermería lo auscultaron, le hicieron oler alcoholmezclado con hierbas y llamaron al médico, que a la sazón se hallabaalmorzando en el sector reservado al personal jerárquico. El doctor meneó lacabeza,apesadumbrado.—Estehombrenopuedeseguiracá—dijo,confirmandoloinevitable—.Está

tuberculoso.—¡Perosiesfornidocomountoro!—seasombróelencargadode labotica

delpueblominero.—Eso no significa que esté sano. Desde esta distancia puedo escuchar el

silbidodesuspulmones.¿Cuántohacequeseinstalóenlamina?Elboticariosealzódehombros.Jamáslohabíavistoantes,yasujuicioese

muchachoteníasaludpararepartir,perosieldoctordecíaqueestabaenfermo,éllosabríamejorquenadie.Cosasmásrarassehabíanvisto.—Ungrupo nuevo vino a quedarse hace cosa de un año, cuando el alemán

instalóelmolinoylapiedrademoler.Eldoctorasintió,pensativo.EnlaminadelcerroFantasmaseencontrabatoda

clase de gente, desde profesionales y aventureros que buscaban el éxito

Page 9: Gloria V. Casañas

repentino,hastalugareñosqueveíanenelsocavónlaoportunidaddellevaralgodedineroasusranchos,sinsaberquelamayorparteselesevaporaríaencomerybeberenlospuestosquelapropiacompañíalevantabaenlazona.Aesaaltitudyenunsitiotanalejadodecualquierpoblación,noquedabaotraquegastarenelcomercio instalado a esos fines, y al cabo los jornales se agotaban y losresignadosminerosregresabanasushogaresconlabolsavacía.Destinofataldelapobreza.Elmédicoescribióalgoensutalonarioyestampósufirma.—Entrégaleestoalcapataz—indicóaunodelosminerosquehabíacargadoa

Luisyaguardabaafuera—.Dilequeestehombredebedarsedebajayquehayquellevarloalsanatoriodelasierraalta.¡Urgente!—agregóalverlaexpresiónatónitadelotro.—¿Alacoloniaclimatérica,doctor?—inquirióelboticario.—Ahímismo.Es loúnicoquepodemoshacerpor él.Noestá inconsciente,

sóloagotadoyfaltodeoxígeno.Aver,pongámosloenlatarimajuntoaltanqueydemelamascarilla.EntreambostrasladaronelcuerpoinánimedeLuisyloconectaronauntubo

metálico que le daría aire puro a sus estropeados pulmones. Poco a poco, susojosnegrosseabrieronycontemplaronconestuporlosrostrosquelorodeaban.¿Habríamuerto,acaso?¿EstaríaalaspuertasdelPurgatorio?Cuandoniño,su

madre le hablaba de ese sitio donde las almas cumplían una penitencia parallegaralCielo.Yaunquecreíaquenohabíasidodeltodomalo,enlosasuntoscelestialeshabíaquecumplira rajatabla lospreceptosdelSeñor.Talvez lodeescribir poemas en lugar de trabajar, o tener pensamientos impuros sobre elcuerpoblandodelasmuchachas…—¿Cómosesiente?—dijounavozafableymuyterrenal.Luis asintió apenas, dando a entender que bastante mejor que antes, y el

médicolesonrióparainfundirleánimo.—Irá usted a un sitio privilegiado,mi amigo, un sanatorio único en el país

dondeloatenderánespecialistasquesanaránsuspulmones.Sóloverdondeestá

Page 10: Gloria V. Casañas

emplazado,yaobrarámilagrosensuespírituyensuorganismo.—Yeldoctorpalmeóel hombrodeLuisparaocultar la desazónque le producíapensar quequizá no hubiese sitio en el mundo capaz de evitar el triste final que leaguardaba.Aqueljovennoseríaelprimeronielúltimoensucumbiralaenfermedaddel

socavón,ysinembargoelmédicosesintióconmovidoporlaexpresiónsoñadorade sus ojos. Como muchos otros que habitaban los rincones serranos, aquelmuchacho semostraba huraño, pero el doctor de losmineros había convividocon ellos lo suficiente como para captar la intensidad de sus sentimientos,azuzadosavecespor la intemperanciade lospatronesysiempreardidosen lainjusticiadesucondición.—Espero que tengas almenos una dulce agonía—murmuró para símismo

cuandoLuisyaestuvofueradelhabitáculodelasemergencias.Miróelrelojquellevabaenelbolsillodesuchalecoysuspiró.Habíapasado

lahoradealmorzar.Mejorharíaenecharseunasiestayaguardar lamerienda,que gozaría del lujo del faldeo de las sierras dorándose en el esplendor de latarde.

Page 11: Gloria V. Casañas
Page 12: Gloria V. Casañas

E

BuenosAires,1894

l recinto de la Facultad de CienciasMédicas estaba sumido en sombrascuandoJulianaapagóla lámparadesupupitre.Era laúltimaen irse,yel

secretariodelabibliotecasehallaríaimpacientecomootrasveces;lamiraríaporsobrelamonturadecareydesusgafasyaguardaríaconelbigotefruncidoaqueaquellaestudianterezagadaledevolvieseellibracoquehabíaestadoconsultandotoda la tarde.Ya podía imaginar sumirada incendiaria cuando ella le diese laespalda,yhastaadivinarlaspalabrasquemorderíaenvozbaja:—¡Mujeresmédicos!¡Aquiénseleocurre!Lidiaba con esa idea cada día de su vida. No tanto en la misma facultad,

dondelamayoríadesuscompañeroslaadmitíansinreparos,sinoensupropiacasa,cuandolasamigasdesumadrelamirabanfijoconlatazadetésuspendidaenelaire,alsaberqueaspirabaaconvertirseendoctor.—¿No es poco adecuado que unamuchacha vea las partes pudendas de un

hombre?—habíaoídodeciraunadelasmásconspicuasvisitantesunatarde,sinsaberqueellaseencontrabaalotroladodelasala.Enaquellaocasiónsumadre,quehabíasidopioneracomomaestranormalen

elRíodelaPlata,soltóunarespuestaquesellóloslabiosdesuinvitada:—Lasverátardeotemprano,Adelaida,cuandosecase.Julianacreyóoíraladamaofendidacuandomurmuró:—Siesqueconsigueesposo.Aúnno lohabía conseguido, y cierto eraque el tiempopasaba entre libros,

Page 13: Gloria V. Casañas

microscopios y frías paredes azulejadas.Ninguno de los estudiantes lamirabacon ojos de varón. A la hora de elegir damisela para cortejar, preferían a lasjóvenes de buena familia que sabían administrar un hogar y aspiraban aengendrarunanumerosaprolequecontinuaseelapellidopaterno.Julianaerahermosaenunsentidovital.Poseíaojosdoradosdeextrañofulgor

como los de su padre, y una indómita cabellera rojiza, herencia de sumadre.Bellaerasusonrisa,siempreprontaavolversecarcajada,yesbeltasusilueta,ysinembargoseguíasoltera.Sucondiciónyaprovocabarumoresylamentosentrelabuenagentedelasociedadporteña.Enlostiemposquecorrían,ypesealosesfuerzosdehombrespúblicoscomoelpresidenteSarmiento,queensutiempohabíalogradotraeralpaísmaestrasnorteamericanasparadifundirelnormalismoyconelloofrecerprofesiónyvidaindependienteamuchasmujeres,lasociedadseguíaconsiderandoqueunajovensinesposoquedabasinamparo.Inútileraqueviesen ante sus ojos ejemplos que habían desafiado ese prejuicio; las buenasseñoras y los gentiles caballeros anhelaban para sus hijas el preciadomatrimonio.LotristeeraqueJulianatambiénlodeseaba,sóloquenoacostadesusmetas.Soñabaconunhombrequeentendiesesuvocaciónysieraposible,lacompartiese.QuizáhabíahechomalenregresardeNorteaméricatanpronto.Talvez era una quimera pensar que en laArgentina le resultaríamás fácil cursarmedicina. Allá en Boston había un hospital que educaba a las mujeres quequerían estudiar ciencias médicas, debería haberlo considerado al concluir supreparaciónenelMountHolyokeCollegedeAmherst.Aldespedirsedesuamadaabuela,laancianalahabíaalentadoaperseguirsus

sueños, pero a la distancia y pasados algunos años, Juliana se preguntaba siGranny no le habría hecho ese comentario porque ella misma se encontrabacumpliendo un sueño romántico: el reencuentro con el único hombre al quehabía amado de verdad. Esperaba que Emily y el señor Jeffrey, pariente delprimer baróndeAmherst, se hallasengozandode ese renovado tiempoque lavida les había ofrecido al final de sus días, y en secreto añoraba esa felicidaddoméstica que permitía confiar la propia intimidad al otro sin recelos. Era la

Page 14: Gloria V. Casañas

felicidadquereinabaenelhogardelosBalcarce,suhogar.Elrecuerdodelosañospasadosencompañíadesuabuelalacondujoaotro

recuerdoagridulce:suprimerbeso.HabíasidoenvísperasdeNavidadcuandoconociólamagiadelaLunaLarga,laúltimalunadelsolsticiodeinviernoenelhemisferionorte,lalunamásprolongadaenlanocheylaúnicacapazdeofrecerelrenuevoalosespíritusqueaellaserindiesen.Julianasupotodoesodebocadeunhombresingular,unnativodelatribudeloshuronesporelquesesintióatraída,quizádebidoaquetambiénellallevabasangreindiaenlasvenas,yaquesupadre,FranciscoBalcarce,erahijodeunacautivayuncaciquedeldesierto.Recordóconunasonrisanostálgicaqueeseno fuesuúnicobeso,yquehabíarecibido otro de labios delmismísimo hijo de JeffreyAmherst, un soldado decaballería que regresaba derrotado de la frontera y al que ella logró entendermuybienensuatormentadaexistencia.¿Dónde estarían esos hombres que la habían hecho vibrar cuando era más

joven?¿QuéseríadeIsmaelAmherst,Wanakaparaloshurones?¿Habríaencontrado

sudestino?¿YquéharíaDavidMalcolmAmherstconsuvidamilitar?¿Habríavueltoalafronteraparaenfrentarsudesignio,comoprometióenesaNavidad?Eraunaépocatanlejanaensumemoriacomosihubierantranscurridosiglos

desde entonces. Parecía un trozo de historia del que ella era una meraobservadora. Lo único que atestiguaba que la Navidad con los Amherst y suabuelahabíasidoalgotangibleeranlosregalosquehabíatraídoyqueatesorabaentre sus cosas: una pluma de águila engarzada en un collar y una cajita demúsicaconformadepianodecola,obsequiosdecadaunodeaquelloshombres.Julianadescendiólospeldañosdelaanchaescalerademármolycaminósobre

losmosaicosdelvestíbulodelafacultad.Aesahoratardía,sóloloscandilesyelecodesuspasoslaacompañaban.Ibasinapuro,disfrutandodelasensacióndeperteneceraunambientedeestudiossuperiores.Alfin,esehabíasidosusueñoyloestabacumpliendo.Depronto,leparecióquealecodesuspisadassesumabanotrasquevenían

Page 15: Gloria V. Casañas

desdeelfondodelpasillo.Sedetuvoyatisbóenlaoscuridad.—¿Quiénva?—dijoconvozfirme,dispuestaaenfrentaralquefuese.Se había criado única mujer entre varones, y no la iban a intimidar con

facilidad.Lassombrasarrojaronlafigurarollizadeunadamadeausteraelegancia.EraElla.La sorpresa no impidió a Juliana reparar en los detalles: en el rostro de

expresión bondadosa contrastaba la agudeza de la mirada azul, que revelabacarácterfirmeyempecinamiento.Alta,erguida,majestuosa,elcabellorecogidodespejandolafrentepura,reflejodelainteligenciaqueanimabaaaquellamujerextraordinaria.Vestíauntrajeoscurodelqueemergíauncuelloblanco,ydesubrazopendíaunbolsodeviaje.—¡DoctoraGrierson!Juliana no podía creer que ese encuentro se estuviese produciendo en la

soledadde laFacultaddeCienciasMédicas,cuandohabíanacabado lasclasesdeldíaysóloquedabanlosserenos.Latenueluzdelafarolacallejerapenetrabaa través del portón, iluminando las facciones de Cecilia Grierson, la primeramujer en graduarse demédico en la Argentina. ¡Cuántas veces había queridoJuliana entrevistarse con ella! ¡Cómo le hubiera gustado referirle que fue lanoticia de su graduación, unida a la de otros proyectos que Cecilia llevabaadelanteapesardeladesventajadesusexo,loqueladecidióaregresaralpaísyperseguirlavocaciónquedesdeniñalatíaensusvenas!—¿Seencuentrabien,señorita?Sinduda,ladoctoracaptabalaalteraciónenlosrasgosdeJuliana.—Sorprendidadeverlaaquí,doctora—atinóadecir.Ladamasonrió,yunaluzáureailuminóelrostroamable.Julianaentendiópor

quélosquelaconocíandecíanqueellasonreíayavanzaba.—Estoyapuntodeemprenderunviajeyvinea recoger algunascosas. ¿Es

ustedestudiante?—Sí,ymetemoquemeretraséenlabiblioteca.Elsecretariosehaenfadado,

Page 16: Gloria V. Casañas

noeslaprimeravez.La doctora Grierson animó a Juliana a caminar junto a ella mientras se

dirigíanhacialasalida.Laúnicahojaabiertadelportónrevelóqueuncochelaaguardaba.—Lashorasdesoledadsonlasmejores,puedoaseverarlo.¿Yestáavanzada

enlosestudios,señorita…?—JulianaBalcarce,doctora.Ynoestoytanadelantadacomoquisiera.Antes

dedecidirme,estuveestudiandoenuncolegiodeMassachusetts.—Entiendo.Séquenoesfácilemprenderestacarrera,aunquelavocaciónse

abrepasocuandoesauténtica.Amímecostómuchoinclusoquemedieseneldiploma.¡Despuésdehabercumplidocontodaslasasignaturas!Julianahubieseprorrumpidoenunaandanadadecríticashacialosqueosaron

negarleesederechonadamenosqueaCeciliaGrierson,perosedetuvoatiempo,puesentreaquellosrecalcitrantesqueargumentabanqueunacosaeraestudiaryotra ejercer, habría de seguro prestigiosos hombres de ciencia, y la jovenignorabaquépensabaladoctoraGriersondetodosellos.ElcarácterdesupadreFranciscoBalcarcebrotabaenellatempestuosoavecesydebíareprimirlo.—Yaesaguapasada—siguiódiciendo ladoctoracondulzura—,yhayque

mirar hacia adelante siempre. Disculpe mi intromisión. ¿Le hacen la vidacomplicadasuscompañerososusprofesores?DenuevoJulianapudohaberaprovechadoparacontarledealgunasmiradas

torcidasocomentariosentredientes,olamaneraenqueciertosprofesoresveíanpor sobre su cabeza como si ella fuese un fantasma cuya aparición resultabaominosaenlabutaca.—Melasarreglobastantebien,doctora—sonrió.—Laclaveesrecibirlasbromasconaltura;haymáscelomasculinoenellas

quemaldad.ACeciliaGriersonleagradabalafortalezaquedesprendía la joven,comosi

en su interior hubiese un fuego ardiendo. Algo vio en Juliana que le trajo elrecuerdodeFlorenceNightingale,lapioneradelaenfermeríaentodoelmundo.

Page 17: Gloria V. Casañas

Aquelladamahabíarenunciadoalascomodidadesdesurangoparairacuidaralosheridosde laguerraenCrimea,ynocontentaconeso,seatrevióasugerirnormasdeconductaparalasenfermeras.LadoctoraGriersonhabíaseguidosuejemplo.Fueporesoquedemaneraintempestivahizolapropuesta.—¿Sabe adónde me dirijo? —Y ante la mirada expectante de Juliana,

prosiguió—.SehainauguradounaestacióndereposoenlassierrasdeCórdoba,un lugar pensado para enfermos de los pulmones. Mi escuela de enfermeríaofrecióelserviciodealgunas internasparaatenderaesospacientesydepaso,aprenderlaespecialidad.Buenosmédicosirántambién,yaquelacienciaesperamuchodeltratamientodelatuberculosis.Esunadolenciaqueaquejaatodosporigual, aunque las víctimas principales son los niños desnutridos. Voy aacompañar a mis enfermeras para dejarlas instaladas y ver cómo está todoaquello.Salgoenpocosdías.Lapreguntaasomóalosojosazulesdeladoctora,ypesealapenumbradel

recintoJulianaladistinguióconclaridad.—Yo no pertenezco a la escuela de enfermería —adujo la joven con

melancolía.Otravezlasonrisadeladoctora,capazdeabrirtodaslaspuertas.—Venga a conocerla. Funciona en el Círculo Médico, que es además un

centrode investigación científica.Usted, comobuena estudiante, debe agregarpráctica a su conocimiento teórico y tal vez una orientación a su carrera.Tenemos pocos sitios donde hacerlo, fuera del hospital Buenos Aires y laMorgue.Lasclasesteóricassonexcelentes,perounmédicodebeverdecercaalpaciente.¿Yatienedecididodóndevaaejercer?—Enabsoluto.—Bien.Entonces,talvezpodamoshablarsobrealgunasideasquetengo.¿La

llevoaalgunaparte,señoritaBalcarce?ElcochedeladoctoraGriersonaguardaba,conlalinternaenelpescanteysu

conductorsosteniendolaportezuelaconpaciencia.Julianamiróhaciaunoyotro

Page 18: Gloria V. Casañas

lado de la calle y no vio rastros de Francisquito. Otra vez atrasado, o quizáperdidoensusjuergasdeamigos.Eraelmásdíscolodesusdoshermanos,yelmásmimado.Ellamismaloconsentía,aunqueeraconscientedequeningúnbienle hacían al no exigirle compostura como la que revelaba el mayor, quefrecuentabaelestudio jurídicodeJuliánZaldívar,unviejoamigode la familiadelqueSantosmuyprontoseríasocio.—Sinoesmolestiaparausted,doctora.—Alcontrario,meagradarásucompañía.Casinuncapuedohablardeestos

temasconotrasmujeres.Aquel trayecto entre la esquina de Córdoba y Junín y su casa de la calle

Posadas, cercana a la avenida de los palacetes deBuenosAires, resultó ser elmomentomás revelador de toda la corta vida de Juliana.CeciliaGrierson fuedesgranandopara ella las posibilidades queofrecía lamedicina, sobre todo enrelación con las necesidades de la gente, y para ilustrarla le contó sobre ellamismaysuinfanciaenloscamposentrerrianos.—Jugaba a sermaestra y tiranizaba amis hermanos—le dijo entre risas y

nostalgia—. Era implacable con los castigos. Luego fui maestra de verdad,esperoquenomerecuerdenpormiseveridad.—Mimadre es una de lasmaestras queSarmiento hizo venir para forjar el

normalismo.—¿De veras?—Y los ojos de Cecilia se clavaron en Juliana con genuino

interés.—Susalumnoslavisitanadiarioencasa,muchosyasonmaestrostambién,y

recuerdansuspenitenciascongrancariño.Creoqueelrigordelamanodelamorobramilagros.

Page 19: Gloria V. Casañas

Cada vez más convencida de que aquella joven era la indicada, la doctoraGriersoncontinuóllevandoaJulianaporelrecorridodesuvidaysusplanes.—Yo también tuve una madre ejemplar —le dijo—; su temple sobresalió

cuandomipadreenfermódegravedad,engranmedidaporlasvicisitudesenlaprovincialuegodelasesinatodelgeneralUrquizayladecadenciaeconómicadelaestancia.EntreesospesaresylafiebreamarillaqueazotóBuenosAiresynosobligóareplegarnosenelcampo,mipadreviviósuagonía.El semblante diáfano de la doctora se ensombreció un poco al recordar los

tiemposenqueelpadrehabíayacidopostrado,sinpodergozardelafamiliaquetantoamaba.—Fue mi primera sensación de dolor en mi vida y me dejó una huella

perenne.Mimadre, comobuena irlandesa, vivía impregnadade espiritualidad.Unanoche,recuerdo,nosreunióamishermanosyamí,noshizoencenderuncirio y dijo que en la víspera de Navidad debíamos ofrecer el fuego de larenovaciónporquelosduendesvisitanloshogares,atentosaesaceremonia.Ellasabía que mi padre iba a morir en breve y quería que nos mantuviésemos

Page 20: Gloria V. Casañas

orantes.Juliana reprimió una lágrima antes de que la doctora, con una dulzura que

parecíaprovenirdeotromundo,contasecómoJohnParishRobertsonGriersoncerrólosojosaquellanochepróximaalnacimientodeJesús.Asumenteacudióel recuerdo de la fogata que aquel indio de la tribu de los hurones habíaencendido para ofrecer votos de renovación para ella y para el joven David,prisionerodesuspropiascuitas.—¡Mipadrenosenseñótantosinprivarnosdelibertad!—exclamóCecilia,y

eltonodesuvozsacóaJulianadesunostalgia—.Ledebomitesónymiamorporlaciencia.Fueensubibliotecadondenaciómideseodesabermásymás.Creo haber sido la única en casa que hojeaba los tomos de la EnciclopediaBritánicacomosifuesennovelasdeamor.—¿Ysumadreviudadebiósacaradelantealafamiliaellasola?—Oh,conmiayuda.—Ydenuevo losojosclarosbrillaronconpicardía—.

Lasaludestádemilado,siemprefuiunaniñafuerteyrepresentabamayoredadde laque tenía.MeofrecícomoinstitutrizenBarracas,encasadeunafamiliaamiga.¡Losquisetanto!Yellosamí.Esetrabajomehizomadurarcomonadalohabríahecho.Aveces,laspruebasdelavidamarcannuestrorumbo.JulianapensóensudecisiónderegresardelacasadesuabuelaenAmherst,y

se preguntó si podía considerar aquella primera melancolía de amor —porpartidadoble,ensucaso—comounapruebadeldestinoqueahoralaarrojabaanteesamujerquetantohabíaadmiradodesdequesupodesugraduación.—Hastaquemimadremerequirióparaqueoficiasedemaestraenlaestancia.

Esafuemivocaciónprimera.—¿Sepuedetenerdosvocacionesyqueseanigualmentevalederas?—Sivanhaciaelmismolado,porsupuesto.Enseñarycurar,ambassirvena

lacomunidad.Creoquehayseñalesqueaparecenen la infancia.¿Acasoustednolashavisto?La joven recordó su afán por sanar las heridas de sus hermanos, curiosear

entre los frascos que venían de la botica y entender palabras latinas que

Page 21: Gloria V. Casañas

reflejaban dolencias.Además, su propio padre había padecido unmal crónicoque sólo un especialista poco ortodoxo supo curar. Calló ese dato porque nosabíasiladoctoraGriersonsimpatizaríaconloshomeópatascomoelquehabíavisitadoasupadreensujuventud.—Leoensumiradaquehasentidoelllamado—prosiguióladoctora—.Amí

semepresentómientrasenseñabaa loshijosde lospeones,gentesencillaquevivíaenlamiseria.Comíansiemprelomismoyenfermabandetuberculosis.Sí—agregóalverlaexpresióndeJuliana—,deahímiinterésentodoesto.Tuveque enseñarles mucho más que la letra y el cálculo, hice de enfermera ycosturera, impartíclasesdehigieneydepuericulturaalasmadres.Servira losdemásfuelaideaquemeempujóaformarmeenelnormalismo.Ladirectoradela primera escuelaNormal deBuenosAires era una de aquellasmaestras queustedmenciona:EmmadeCaprile.—¡Emma Nicolay de Caprile! ¡Por supuesto, mi madre la conoció! —se

maravillóJuliana.—¿Cómosellamasumadredeusted?—ElizabethO’Connor.La doctora Grierson manifestó sorpresa ante el apellido irlandés y las

coincidencias con aquella joven pelirroja. Por algo era que se había sentidoimpelidaaconfiarlesusproyectos.Presentíaplanesdivinosentodoello.—Ella y yo deberíamos encontrarnos un día, esta casualidad es muy

misteriosa—repuso.—Venga a tomar el té a la casa —respondió Juliana en un arrebato de

entusiasmomuypropiodeella—.Mimadreadoraofrecermeriendas,ylasalasecolmademujeresdediversosoficios.—Iré.—Yenlabreverespuestahabíatodaunapromesa.El coche traqueteabaya en lasúltimas cuadras cuando ladoctora se inclinó

sobrelaventanillaycomentó:—Prontoasomarálaluna.Serálamismaquealumbrelassierrascordobesas,

unalunadecomechingones.

Page 22: Gloria V. Casañas

—Y volvió el rostro hacia Juliana con una sonrisa pícara—. Los primeroshabitantesdeaquellaregión,losindiosserranos.—Asíes—asintiólajoven,másfamiliarizadaconelasuntoindiodeloquela

doctorasuponía—.Imaginoquenoquedaráyaningunatribu.—Quiénsabe.Lasangredelatierraessaviaquediosusfrutos,ylosfrutos,

como me enseñó mi maestro en ciencias naturales Eduardo Holmberg, sedispersanpordoquier.Julianaguardósilencioreverenteanteaquellaafirmaciónsencillayprofunda.Sedejómecerporelcochemientrasreconocíalafamiliarcalledesuinfancia.¿Qué cara pondrían todos al saber que había compartido el regreso con la

primeramujermédicodelpaís?¿Ycuandolesdijesequepensabaadentrarseenelmundodelaenfermeríaenunlugartanlejano?Elcorazónlelatíaconfuerzaalatravesarlaacerahacialaaldabaconcabeza

de león. Desde el interior del coche, la doctora Grierson le sonreía. Parecíaesperaralgodeella,confiarleunamisión.YnohabíanadaqueincentivasemásaJulianaBalcarcequesentirsedestinadaaunalabortrascendental.Unacruzada.Antesdequeelportalseabriesemiróhaciaelcielo,dondeunalunaamarilla

sedilatabaenelhorizonte.Comounfaroquealumbraraelporvenir,aquellalunaadquirióparaellaelvalordelapredestinación.—Lunadecomechingones—murmuróimpresionada,pensandoenlaprofecía

delaLunaLargadelbosquedeAmherst,dondehabíarogadoporunanuevavidapara todos: su abuela, el señor Jeffrey, el enigmático Ismael y el atormentadoDavid.Y,porsupuesto,tambiénparaellamisma.Entróa lamansiónBalcarcepresade laemociónycolmadadeexpectativas

porlosdíasquelaaguardaban.“Poresohevenido”,sedijoantesdeacudirahablarconsufamilia,“parairal

sanatoriodelassierras.Estaeralanovedadquemeesperaba”.Una vez más, el camino se abría ante ella para mostrarle la senda que

Page 23: Gloria V. Casañas

conveníaseguir.Faltabaconvencerasuspadresdequeeralasendacorrecta.

Page 24: Gloria V. Casañas
Page 25: Gloria V. Casañas

E

HospitalColoniaSantaCruzdeLorena,valledeCamínCosquín,Córdoba,1895

lsoldorabaapenaslacrestadelasmontañascuandoyalacampanadelacapilla tañía, llamando a los rezos matinales y a la labor diaria. La

organizacióndelavidacotidianaenelsanatoriodelvalleestabaacargodelasHermanas de la Caridad de Lorraine, que venían practicando el oficio deenfermeras desde antiguo. La llegada del grupo de internas de la escuela deenfermería de la doctora Grierson había provocado cierto revuelo entre lasmonjitas, poco habituadas a rendir cuentas de su misión. Los médicos quedirigían la institución en cambio respiraron aliviados, pues les resultaba másfácilreprenderaunaenfermeraqueaunareligiosa.Juliana compartía una habitación en el pabellón del este, de modo que los

primerosrayosdesolsiempredabandellenoensuventana,bañandodeluzlaespartana sencillez del cuarto. Su compañera se tapaba hasta las orejas con elcobertorymurmurabaencontradelacostumbrederezarenvozalta,enlugarderespetarelsueñodelosdemás.LucindaVélezeraunarobustajovendemanerasfrancas, indispensablea lahorade levantarelánimode los internoscuando lamelancolía los invadía. A Juliana le divertía su temperamento procaz quemuchas veces hacía fruncir el ceño a las hermanas. Le sorprendía descubrircuánto había aprendido en el tiempo que llevaba sirviendo en el sanatorioclimatérico.HabíahechobienenatenderelllamadodeladoctoraGrierson,puessentía que era ahí donde podía dar rienda suelta a su vocación y de paso,

Page 26: Gloria V. Casañas

acumularpráctica.Ladoctorasehabíamostradofirmealenfrentaralpersonal,alos directores e incluso a las religiosas. Nada debía opacar la labor de lasenfermeras, que los pacientes aguardaban conmás ansiedadque a losmismosmédicos,puessupresenciaresultabareconfortanteylesbrindabaalgodelhogarqueenaquelsitiosentíanlejano.Julianaentendióquelacondiciónfemeninanosólonoeraunóbiceparaelejerciciode laprofesión, sinoque leagregabaunvalorolvidadoporlosespecialistas,másocupadosenlosasuntoscientíficosqueenlosdetalleshumanos.—Elhospitaldebeserunhogarparalosenfermos—lecomentóCeciliauna

tardeenqueordenócolocarmacetasenlosventanalesycolgaralgunasacuarelasenlasparedes.Julianaaprendióquelaeficiencianoestabareñidaconladulzurayque,como

habíaescuchadodecirmuchasvecesensucasa:“Locortésnoquitalovaliente”.Observaba tambiénque lospueblerosconsiderabanelsanatoriounaantesala

delamuerte,yquelosmédicosdeguardapolvolesproducíantemor.Porgravequefueseeldiagnóstico,nadajustificabaignoraraquellasdebilidades,ylajovenhizosuyalaluchadeladoctoraporintroducireltratohumanoenmediodelasnormasdehigieneyprofilaxissocial,delasqueporotraparteCeciliaGriersoneragranpromotora.Enelbrevetiempoquecompartiólainstalacióndelgrupodeenfermerascon

sucreadora,Julianaaprendiómásqueenlosmesespasadosenelanfiteatrodelafacultad.Hizo sus abluciones matinales en la jofaina del cuarto y se vistió con el

uniformederayasazules.Ladoctorahabíasidoprecisaencuantoaladisciplina:ropa de trabajo limpia, cabellos sujetos, instrumental siempre a mano y unasonrisaparalospacientes.AJulianano lecostabacumplirningunodeesosrequisitos,demodoquese

preparóparasurondaderutinaconunacanciónen los labios,en tantoquesucompañerarefunfuñabaporlatemperaturadelagua.—Nodigoquedebasercalienteenestaépocadeverano,peroalmenosque

Page 27: Gloria V. Casañas

nocortelapiel—sequejó.—Viene de la vertiente de Las Higueritas—le recordó Juliana—, y como

aguademanantial,esbienfresca.—Helada,másbien.Supongoqueformapartedelapenitenciadiaria—gruñó

laotraenclaraalusiónalasmonjas,quellevabanvidadeascetasenlacoloniadereposo.—Nodemores,Lucinda,teesperoabajo.—Ya,yavoy.Dicenquellegaronnuevospacientes.—Poresomedoyprisa.Enlacocinatomaréunrefrigerioyseguirédelargo

haciaelpabellónMuñiz.—Allínosveremos,entonces.Juliana descendió a los brincos las escaleras, saludando en el camino a los

encargados delmantenimiento de los edificios, que la apreciaban por su buenhumor.Reinaba en la colonia una armonía nacida del convencimiento de estar

llevando adelante una obra de bien, pero existían problemas que no podíannegarse. Los rumores corrían, y las enfermeras a menudo escuchabancomentarios sobre la mala administración de los recursos otorgados por elEstado, tomando en cuenta que la mayoría de los internos eran enfermosparticularesquepagabansuestadíaylosbecadospobreseranpoquísimos.—Arazóndetrespesospordíayporpaciente,estodeberíarendir—escuchó

decirapenasentróalacocina.Elpeligroeraquelasmalasfinanzasestropeasenelloablepropósitodeaquel

hospitaltannecesarioenelpaís,dondelasmuertesportuberculosisalcanzabanproporcionesalarmantes.Silvio, el hijo del cocinero a cargo de la pastelería, le hizo señas con la

cuchara no bien la vio. Una bandeja acababa de salir del horno con suespecialidad: profiteroles rellenos con crema. Los enfermos requerían para sucuranosóloreposoylasbondadesdelclima,sinotambiénunaalimentaciónquelosrobusteciese.

Page 28: Gloria V. Casañas

—Parausted,doctora,reciénhechas.La llamaba así pese a que sabía que Juliana oficiaba de enfermera, porque

conocía su condición de estudiante demedicina, y con ese título la distinguíaentre lasdemás.Envanohabíasidopedirlequeno lohiciera,demodoque lajoven se contentócon sonreíry tomarunadeaquellasdeliciaspara saborearlamientrassalíarumboalpabellóncontiguo,eldelospacientesgraves.Siempreleproducíaaprensiónentrarallí,puesdebíaenfrentar losrostrosesperanzadosdelosqueno teníanesperanza.Laciencia lesofrecíaalmenos la ilusióndevivirsus últimos días en un ambiente agradable, bien atendidos, mirando el belloatardecersobrelassierras.

Page 29: Gloria V. Casañas

Alpasarporlasalitadelosmenesteres,recogiólospapelesdelajornadaconlas instrucciones, y debajo de la cartilla antituberculosa que por orden delmédico tisiólogofigurabaen todos losmurosdelhospital,viounanuevafichaquependíadeungancho.Avuelodepájaroleyólascolumnasconlosdatosdelosanálisis,elresultadodelapunciónpleural,ysedetuvoenlasentenciafinal:se observan abundantes bacilos de Koch. Todo lo demás era por añadidura.Habíaundetallequesobresalía:elpacienteproveníadelamismaprovincia,erabeneficiario de una beca de atención, y muy joven. Juliana frunció el ceño.Debería redoblar su sonrisa; esperaba tener fuerzas para hacerlo sin flaquear.

Page 30: Gloria V. Casañas

Tragóelúltimobocadodeconfiturayenderezólaespalda.—Allávamos—seanimó,mientrasatravesabalapuertadehojasdobles.

Luis contemplaba el recinto adonde el destino lo había arrojado sinpreámbulos.Unaenormesalade techosaltísimos,cuajadadeventanaspor lasqueel sol

entraba a raudales, y dos hileras de camas de hierro enfrentadas. Pudo contartreintaaojodebuencubero,todasconsussábanaslimpias,almohadasqueolíanalavandayunrosariopendientedelcabezal.Lasmonjasdehábitoazulibanyvenían como sombras silenciosas, inclinando sus tocas puntiagudas ypronunciandopalabrasconacentoextranjero.ALuislehabíanungidolafrentecon agua bendita y obsequiado con un rezo antes de dejarlo enmanos de losmédicos.Elviajeeneltrencitodetrochaangostahabíasidounbálsamoparasucorazón

acongojado.La vista de los faldeos florecidos de garabatos y espinillos, y loscardos flotando en el aire atravesado por el sol, le habían inspirado unasendechas que él memorizó para escribirlas luego. Todavía aguardaba laoportunidaddepedirpapelylápiz,nosehabíaanimadoaencararalasmonjasnialosdoctoresdeaspectoseveroqueloauscultaronymuchomenosalencargadodellaboratorio,quelohabíaobligadoatoseryaescupirenunapalangana.Todaaquellaeficiencialeresultabadolorosamentefría.Aldescenderenelapeaderoferroviario,apenasunvagóndetenidoenlasvías

alquedenominaban“laParada”,tuvolasensacióndequemoriríaenaquelvallejuntoalríorumoroso.Escoltadoporpersonaldelsanatorioquehabíaacudidoarecibiralosreciénllegados,elcocheatravesóunpuentemontadosobrepilaresdecalyrecorrióunaavenidadetierraqueseabríasobrelafachadadeledificioparatísicos,unconjuntoimponentequebienhubierapodidopasarporunhotelparaveraneantes.Comparadoconelmodestoranchodondesehabíacriadoyel

Page 31: Gloria V. Casañas

pueblo minero en el que vivió el último tiempo, el sanatorio era de un lujoinconcebible.Recordaba elmísero dispensario de su pueblo, que sólo contabaconlosoficiosdeunboticarioyunacomadrona.Luisjamáshabíavistodecercamédicosdeguardapolvonienfermerasconbonete;eraajenoalosinstrumentoso los tubosde laboratorio,yapesardequesuspadresvivieronenfermosgranparte de sus vidas, jamás tuvo contacto con tratamientos como los que lebrindabanenlacoloniaSantaCruzdeLorena.Porsupuesto,aquellasmonjasdesagradadiscreción tampocoleeranfamiliares.Ensuolvidadopueblitoserranoapenas había un cura que dormía largas siestas y jugaba a la pelota con loschicosdespuésdelamisadeldomingo.—Bueno,miamigo,esperamosqueseencuentreagustoentrenosotros.Verá

quelashermanitassonseverasperobondadosas,nodudeenpedirlesqueleleanlosEvangeliossiasílodesea.Ellasestarándispuestas.Luis abrió la boca para decir que prefería un cuaderno y un lápiz, pero los

médicosseapartaroncomolasaguas,dejándolosolo.Losminutostranscurrieronen lastimosa incertidumbre. El trajinar de las monjas, el rumor de las tosesapagadas y el golpeteo de las palanganas en los pasillos se superponía con ellejanolatirdeuncencerroenlasalturas.Luisdejócaersumorenacabezasobrela almohada y cerró los ojos, intentando imaginar la escena de los cabritosmordisqueandolosmatorrales.Alabrirlos,setopóconunaaparicióninesperada.Julianasonreíaaljovendeaspectorobustoquelamirabapasmado.Lohabía

creído dormido y se entretuvo contemplando sus pestañas largas y su bocaancha. Sintió un puntazo de lástima al pensar que estaba condenado por suhistorial clínico, pero al ver de repente sus ojos negros y la intensidad de sumirar, algo indefinible se abrió paso en su pecho, un incomprensible afán pordeshacer el fatalismo de los análisis y luchar a brazo partido por aquella vidajovenqueteníatantoparaofreceraún.LidiabaconaquelimpulsocuandoLuismurmuró:—¿Esustedmédico?

Page 32: Gloria V. Casañas

—Para eso estudio, pero vengo a atenderlo como enfermera. ¿Se sientecómodoenestepabellón?LamiradadeLuisadquirióunmatizdeironía.—Notantocomoalláafuera.—Losé.Prontoorganizaremosloshorariosparaquetomeelsolenlaterraza.

Desdeahísecontemplalamejorvistadelassierras.¿Cómodecirle a aquellapreciosa jovenque él conocíadememoria losmás

recónditossecretosdeaquellaserranía?—Megustaelsol—selimitóacontestar.—Entoncesya somosdos—repuso Julianadebuenhumory sinmentir, ya

quelareconvenciónquemáshabíaescuchadodurantesuvidaeraqueeldoradode sus mejillas resultaba poco atrayente en una dama, además de provocarlepecasyarruinarsucutis.Luis observaba admirado el intenso color de los cabellos que el prolijo

peinadonoalcanzabaadisimular,yeltonoambarinodeaquellosojos.Letraíael recuerdo de las flores del manzanillo. El halo de luz proveniente de lasventanasotorgabaalasiluetafemeninaciertairrealidad.Superfumedegardeniaerasinembargomuyterrenal.Élpodíaatestiguarlo.Julianaseacercóal lechoparaesponjar laalmohadayagregaruncojín.Era

convenienteparalospulmonesqueelpacienteestuvieseamediassentado,sisesentíafuertecomoparaello.Ajuzgarporlasapariencias,aquelhombreposeíatodalafuerza.—Muybien,señorMorán—ledijo,luegodehabermemorizadoelnombrede

lacuartilla—,mevaaayudaraenderezarlounpoco.Algocohibidoporlacercaníadelcuerpocálido,Luisseirguiócuantopudo.

El ruboroscurecióaúnmássusmejillasmorenas.Habíandejadodeprodigarlecuidados femeninos a la edaddedoceaños,yhacíamuchoqueno lo tocabanconesosfines.Sesentíaextrañoytorpeantelasolicituddelaenfermera.—Noestoybaldado—dijoconciertaacritud.

Page 33: Gloria V. Casañas

Julianaledirigióunvistazo,preocupada.Debíasercauta,puesaquelpacientemostrabaunagallardíaquedesmentíasuestadoclínico.Quiénsabíasiestabaaltanto de su gravedad. Y ella no deseaba causarle tristeza, que ya bastantesobrevendríaalolargodeltratamiento.—Claroqueno.Esquesoydelgadaydeboadvertirleparaquemeliberedel

trabajo.Sonrió,yLuissesintiómalvadoporhaberlatratadoasí.—Perdón—murmuró.Julianaprefiriósaltearelasuntoycomentarotrascosas.—¿Vendrásufamiliaavisitarlo?Luisrespondióconsencillez:—Estoysolo.—Viene de la mina Fantasma—insistió Juliana mirando la cuartilla—, un

lugarhúmedo.—Sí.Yadesesperabadeencontraruntemaenelqueexplayarse,cuandodepronto

elpacienteclavóenellasusojosconinsistencia.—¿Podrátraermeunlápizyunpapel?Enlacoloniafuncionabaunaoficinadetelégrafosyerahabitualelenvíoyla

recepción de cartas o paquetes, pero si aquel hombre carecía de familia habíaquedescartaresepropósito.LafugazideadeuntestamentopasóporlamentedeJuliana.—Esperoquenoseaunlibrodequejas—bromeó,conelalmaenvilo.Luisvolvióaruborizarsecuandodijo:—Megustaríaescribirunasideas.Ni loco ibaaconfiarleaaquella señoritaqueaél se ledabapor losversos.

Antes,preferíaarrojarseporlaventana.—Lotraerédeinmediato.Sihayalgoquesobraenlasaladeenfermeras,son

lospapeles.Supongoquenolemolestaráquellevenalgúnsello.Luisaceptóensilencioycontemplólafiguradelajovenmientrassealejaba

Page 34: Gloria V. Casañas

paracumplirsupedido.Lapresencialohabíaatontadomásdelohabitual.Éleracortoparahablar, tantocomosesoltabaalescribir.Suescasa ilustraciónno leimpedía encontrar las palabras adecuadas para expresar el sentimiento quebombeaba en su pecho cuando estaba inspirado, y en ese preciso momento,despuésdehabervistoa laenfermera,elcorazón lebailabaa talpuntoque losintió hasta en las sienes. Cuando ella regresó triunfal con un talonario y unlápiz, él ya no recordaba las endechas memorizadas durante el viaje en tren.Nuevosversosacudieronasumenteanteesecaudaldesensaciones.Julianaevitómirarlomientrasvigilabaquelabacinillaestuvieseadentrodela

mesadeluzyrevisabalasanotacionesdelosmédicos.Aellaletocabaverificarlas pulsaciones y constatar la temperatura del cuerpo, algo que hizo conmovimientos concisos y profesionales. Él parecía impaciente por quedarse asolas.—Lo dejo en buenas manos —le dijo Juliana al ver entrar a una de las

hermanasdelacaridadportandounajarradeestañoconagua.LaexpresióndesoladadeLuiscasilearrancaunacarcajada.—Vendréenunrato,cuandoyaestécansadodeescribirsusideas—comentó

risueña.Él la miró con tal seriedad, que la joven temió haberse propasado con la

broma.—Traeré una carpeta para que guarde allí sus escritos—agregó en son de

disculpa,ysealejódeprisarumboaotracamayaotrocaso.Luisempuñóel lápizycomenzóadesahogar sualmaatribulada.Lohabían

diagnosticado enfermo y se sentía sano. Fuera de toser y escupir sangre, norevelaba ningún otro síntoma. Los mismos médicos se sorprendieron alinterrogarloysaberquenosecansabaniseagitaba,ycomprobarquetampocoteníafiebre.Atribuíanlaresistenciaalajuventuddelpacienteyasucrianzaenunmediorústicoquelohabríafortalecido,aunqueelantecedentedesuspadresagregabaunmalpronóstico.Sindudalostrabajosforzadoshabríanprecipitadoloqueportabacomodebilidad.

Page 35: Gloria V. Casañas

La tisis o enfermedad del pecho, como se la llamaba, preocupaba por laconstante nómina de fallecidos que arrojaba y por atravesar todas las clasessociales.Lospobresydesamparadosnoeransusúnicasvíctimas,elmalatacabaen lascasasmásdistinguidas,yaunqueallí adquirieseunbarniz románticodefragilidad, el final trágico los igualaba a todos.A pesar de que en los últimosinformessedescartabaquelatuberculosisfueseun“maldefamilia”,seadmitíala contagiosidad, y por ello los tratamientos enfatizaban la higiene de losutensilios y las ropas de los afectados. En ese sentido, la llegada de lasenfermerasdeladoctoraGriersonhabíasidounabendición,puesactuabanconunprofesionalismoquelasHermanasdelaCaridaddesconocíanaveces.Elairetónicoyvivificantedelasmontañas,elsol,lacomidasanayelreposohacíanelresto.Lacuradealtituderauntratamientoreconocidoenlosmejoressanatorioseuropeos, y la medición barométrica de las sierras cordobesas arrojaba lasprecisionesadecuadas.Aunasí,algunospacientesllegabanalfinaldelderroterosinremedio.Luishabía sidocatalogadocomouncasoatípicoypor ende, su tratamiento

podíaabarcardiferentesmedidas,sobretodoporquenohabíanadaqueperder.—Segúnsusparámetros—decíaelmédicotisiólogoaJuliana—,deberíaestar

postrado. Se lo ve fuerte como un toro y eso nos extraña, pero no debemosolvidarqueestaenfermedadsuelecamuflarse.—¿Sabeélqueestáenelpabellóndelosincurables?—Hasta hoy no lo sabe, pero sin duda alguien comentará algo en algún

momento.Esunhombrerazonableyatarácabos.—Doctor,megustaríamantenerloalmargende lossobresaltos—argumentó

lajovenilusionada—,paraquelatristezanoagravesucondición.Mepreguntosi podría salir a caminar y tomar la merienda en los jardines. Creo que estáacostumbradoalairelibreyverseencerradopuedeafectarle.—Ningúnbienharíamosprohibiéndoselo—reconocióeldoctor—,perousted

deberá estar atenta a cualquier recaída. El reposo es parte esencial deltratamiento.

Page 36: Gloria V. Casañas

—Lovigilarédecerca.—Lerecomiendoqueanotecuantoobserve.—Nosepreocupe,doctor,conozcolaregla:todoporescrito.El tisiólogo suspiró y siguió su ronda. ADios gracias, aquellas enfermeras

estabanbieninstruidasyeranresponsables.Juliana abandonaba el servicio al anochecer, la hora en que las hermanas

desplegaban la mayor actividad y las enfermeras descansaban. Le habíaprometidoalnuevopaciente regresar averloantesde retirarse,y cumpliría supromesa.Encontró aLuis de pie,mirando cómo despuntaban las estrellas en el cielo

sereno.Elaromadelaverbenayellaurelsefiltrabaporlaventanaentreabierta,embalsamando el aire del salón. La doctora Grierson había observadocomplacidaqueenlacoloniaseseguíanlasnormasdehigieneyventilacióndelashabitaciones,indispensablesenlasenfermedadespulmonares.DesdedondeLuisestabaseveían losalfalfaresdescendiendohaciaelvalle,

dondeenesemomentopastabanalgunoscaballos.Laluzpenumbrosaprestabaalpaisajeunabellezaincorpóreaqueinvitabaalsilencioyalaoración.Julianase sintió transportada también y comprendió el anhelo de su paciente porencontrarsealláafuera.—Esmuybonito—comentóenvozbaja,paranoromperelencanto.Luisse tensóalescucharla.Habíapensadoenella luegodededicarleversos

encendidos.Unpocoavergonzado,lehizositiojuntoalaventana.Condisimulocontempló el perfil de naricita respingona. La enfermera tenía pecas y unaexpresiónquerecordabaladeunaniñatraviesa,apesardeserunajovenformaly adulta.No era como lasmozas que él solía cortejar. Inmune al encanto quedesplegaba,seentregabaal trabajosinpensarenellamismacomomujer.Luispercibiótodoesodereojo.—Aquellos caballos—dijomelancólico— sonmás felices que nosotros en

estedía.Juliana lo miró y se regodeó en el perfil masculino como él había hecho

Page 37: Gloria V. Casañas

momentosantes.LuisMoránerafornido;sunarizrectayanchaconcordabaconel rostro de rasgos fuertes; las pestañas largas, duras como cerdas de cepillo,impedíanquesusojospudiesenresultarafeminados;labocagrandeydelabiosgruesos no había sonreído aún. Deseosa de conocer esa sonrisa, Julianarespondió:—Yyoseríafelizdemontarlosenunatardecomoesta.—¿Deveras?Lasorpresaborróelrictusdeamarguraqueafeabalabocamasculina.Eraun

hombreapuesto,ensuestilorústico.—Soylamejoramazonaenmuchoskilómetros.Entonceslologró.Labocasefruncióprimeroyporfinmostróunahilerade

dientesparejosyalgomanchadosenelesmalte,quizádebidoalosmineralesdelaguasubterránea.—Estáporverse,segúnconquiénsecompare.—¿Meestádesafiando,señorMorán?—Noestoyenmimejormomento,peropuedocompetirconmuchostodavía.—Trato hecho. Cuando mejore, iremos allá abajo y elegiremos nuestras

montasparaunacarrera.Luissegiróhaciaellaparaversihablabaenseriooseburlabadeél.Adecir

verdadnoesperabaquesemofase,peroel tono juguetón lesonóacoqueteoyestuvo a punto de cambiar su opinión sobre la enfermera,mas cuando vio susonrisailuminándoleelrostroylosojosdoradosllenosdeluz,supoqueaquellamujer era incapaz de mentir a nadie, estuviese o no condenado a morir.Entrecerrólospárpadoscomoloharíaconunigualquelotorease,yrepusoenvozbajayprofunda:—Acepto.Julianasintióunrevueloenlasentrañas.Sehabíaembarcadoenuninocente

juegoparadevolverelespíritualenfermoyresultóafectadacomosiéldeprontose hubiese transformado en otra persona distinta de la que entró con aquelmalhadadodiagnóstico.

Page 38: Gloria V. Casañas

Olvidóquehablabaconunpaciente.Estabafrenteaunhombre.—Letrajelacarpeta—dijo,parasalirdelincómodoinstante.Luisagradecióconungestoyacomodóentrelastapasdecartónlospapeles

escritos. Con la escasa luz nadie hubiera podido distinguir las palabras, y lacuriosidaddeJulianaquedóinsatisfecha.—Prontoservirán lacena,peroapartirdemañanapodrá tomarsuscomidas

enelcomedor,noseránecesarioqueguardecama.Élsemostrósorprendido.—Québien—fueloúnicoquedijo,aunqueyaJulianacaptabalosmaticesde

sucarácter,yesabreverespuestaencerrabaunprofundoalivio.Observólabataquelocubríahastalostobillosyrepuso:—Haréqueletraiganropaadecuadaparasaliralaterraza.—Yonotengoropa,vinedelaminaasícomoestaba.—Por eso le haré traer una muda completa. Aquí hay un lugar donde

remiendanycosenlasprendas,yencontraremosalgoapropiado.Sutallaes…—Lamásgrandequesepueda—lacortóél,mirándose lospiesenfundados

enchinelas.Julianaseechóareír.—Veréquéhagoconesedato,señorMorán.Ustedduermatranquilo.Estirólasmantassóloporhaceralgo,yacomodóelvasoylajarraconagua,

loúnicoque sepermitía tener sobre lamesilla.Vioundiminutocamafeoy lotomó.—Esmimadre—explicóLuissinaguardarlapregunta—.Muriódetisis.Elrostrode la imagen,ennegrecidopor lapátinadel tiempo,revelabaauna

mujerdelicadadeaspectonervioso,consumidaporlaenfermedad.Suhijonoseleparecía en absoluto, aunque el datodelmal del pechoquedó flotando entreelloscomounpresagio.—Eramuyhermosa.—Nunca pudo ir a un lugar como este, no conocíamos que hubiera

tratamiento.

Page 39: Gloria V. Casañas

Julianamiró de frente a Luis, ya con las sombras de la noche nublando surostro.—Su madre estaría feliz de saber que usted tiene la oportunidad de sanar,

señorMorán.Porellaesquedebesaliradelante.

Page 40: Gloria V. Casañas
Page 41: Gloria V. Casañas

Elentornodelhospitalcoloniaera tanbelloqueelsolazqueprovocabasuvista ya obraba milagros en el espíritu de los enfermos. Las sierras

respaldabanlosdospabellonesprincipales:elDoctorMuñizyelDoctorTornú,ambosnombresdestacadosenmedicina.Desdeesaaltura,unanchocaminodecortaderas descendía hasta atravesar el ríoCosquín a la altura del puente. Erauna gloria contemplar en verano losmanzanillos silvestres, la hierba brotandoentrelaspiedrasolosespinillosalternandoconelverdordelromero.Ríoarriba,enelantiguoyolvidadopuebloindiodeQuisquisacate,labarrancabermejadeareniscaalzabasucrestadechañares.Laserraníaserevelabafrondosayáridaalavez.Aunenlosveranossecoscomoese,elvallemanchabadefrescorlaorilladelarroyo,cuajadadehelechosydeberros.A laescalinatadelhospital seacercóunamujerdecurtidapiel, calzadacon

sandaliasyportandouncestorepletodeenvoltorios.—Para la salú—decía a quien se cruzase en su camino—. Zarza bendita,

culantrillo, yuyitos buenos por moneditas. Dios lo bendiga —agregaba, sialguiensedeteníaahusmearenelcanasto.—Señora,porfavorretírese.Esteesunhospital,nousamosyuyos.—Estossonremediostambién—porfiabaladoña,molestaconlosdotores.Julianaseleacercócondisimulo.—Vaya por detrás, señora, a la puerta de la cocina. Allá puede que le

compren.Noharíamalanadieusarhierbasparacondimentarlasopa,despuésdetodo

lascurashomeopáticassebasabanenelementosnaturales,yellapodíaafirmarquealalargaeranefectivas.Revolvióunpocoenlacestayeligiódospaquetitos

Page 42: Gloria V. Casañas

por los que desembolsó lasmonedas que llevaba en su bolsillo. Era frecuenteque los “yuyeros” acudiesen al hospital a vender lo que recolectaban en losfaldeos de la sierra, pródiga en hierbajosmedicinales comouna botica a cieloabierto. Por mucho que hiciese el doctor Fermín Rodríguez, propietario ydirector de la estación climatérica, aquellos lugareños seguían ofreciendo susaludacuestas.Julianamiróhacialaterrazadondesealineabanlasreposerasafindequelos

internosseasolearan.Cubiertospormantaslivianasparaevitarlascorrientesdeaire, los pacientes gozaban de los beneficios que brindaba la naturaleza conprodigalidad.LuisMoránrecorríaaquelbalcónprivilegiadoconlasmanostraslaespalda.

Se resistía a permanecer quieto, casi comoun acto de rebeldía. Juliana ocultóuna sonrisa al ver que rechazaba el agua azucarada que le ofrecía una de lasmonjitas. Él era reacio a dejarse cuidar pero a ella se lo permitía, aunque aregañadientes.Julianahabíalogradoquetrabaserelaciónconlosdemásinternos.Solíaenfrascarseenpartidasdenaipesconsusvecinosdedormitorioyella lohabíanotado interesadoen el ajedrez, apesardenohaberlo jugadoantes.Erapuntilloso con el reglamento que se exigía a los pacientes: las ablucionesmatinales,lahigienedelaboca,eltendidodelacama,elordenenlamesadeluzyelmarcadodesuropa;respetabaloslugaresderecreoylashorasdesilencio;jamás levantaba la voz, y si en el comedor masculino surgía alguna disputa,contribuía a disiparla. Muchas veces su presencia evitaba la intervención delcabo,unaespeciedemucamosupervisorqueseocupabadelacorrespondencia,delaropasuciaydeservirlacomida.LaúnicademandadeLuishabíasidoquele reemplazaranel té con lechede lameriendaporuna tazade chocolate.Esepedido,queconstituíaunaelecciónválidaparalosdemáspacientes,desatóunapolémicaportratarsedeuninternobecado,peroalcaboelcocinerolaresolviódiciendo que de todas las manías que él tenía que satisfacer, esa era la máspueril.—Ya quisiera yo tener pedidos así todos los días—proclamó, zanjando la

Page 43: Gloria V. Casañas

discusión.Luis despertaba simpatía entre el personal por su falta de pretensiones. El

depósitoparabaúlesquelecorrespondíaseencontrabavacíodebidoaquenadaposeía,demodoquelopusoadisposicióndeotrosquenecesitasenmásespacioparasuequipaje.Gestoscomoeselegranjeabanlaamistaddetodos.Undíasolicitóalcaboqueselepermitieselavarélmismosuropa.—Nopuede—contestó confuso el hombre—, es nuestra tarea y usted debe

guardarreposo.—Sipuedocaminarymoverme,puedotrabajar.Nosoyunparásito.Yaqueno

recibenmidinero,déjenmepagarconmitrabajo.Elasuntofuetratadoenlagerenciayseresolvióquesiaquelinternoquería

ayudar,lohicieseentareaslivianasquenoagravasensuestado.Elairefríodellavaderoerainadecuadoparasucondición.Selepermitióasistiralcaboypodarlasplantasdeloscanteros,quenorequeríanmayoresfuerzo.Esa mañana, mientras Juliana cotejaba los datos de las fichas junto con

Lucindaenlasaladeenfermería,unadelashermanasdelacaridadlasabordóansiosa.—¿Han visto ya los preparativos de Navidad del padre Antonio? Hará un

pesebregigantescoenlacapilla,yhasolicitadolaayudadetodos.UnvelodenostalgiacruzólamiradadeJulianaalescucharla.¡OtraNavidad

lejos de su familia! En Amherst, al menos, estaba la abuela. Y aquellos doshombres de los que nunca volvió a saber nada y que llenaron sus noches deensueñosylocasimaginaciones.—PuedequeelseñorMorándeseecolaborar—sugirióLucinda,maliciosa.Bromeaba sobre él en presencia de Juliana, porque decía que era su

enamorado y ella una tonta por no darse cuenta. Claro que esa chanza lareservaban para los momentos privados, puesto que las enfermeras tenían unseverocódigodeconducta,ysilaespeciellegabaaoídosdelsupervisor,Julianapodría estar en problemas aunque nada hubiese hecho. Lucinda advirtió suindiscreciónalverlacaradesorpresadelamonjita.

Page 44: Gloria V. Casañas

—¿Selodiríausted,Juliana?Eslaúnicapersonaqueélescuchayobedece.—Hablaréconeldoctor.Losinternosnopuedensalirdelhospitalylacapilla

esfrecuentadasóloporpersonassanas.Juliana ya sabía la respuesta que oiría. Esa orden era estricta y no habría

excepciones,muchomenosenelcasodeLuis,alqueseconsiderabagrave.Losfamiliares que permanecían cerca de los enfermos reservaban habitaciones enhotelesopensiones,ylasvisitassepermitíansóloendeterminadoespacioyconelrigordelhorario.DecidióacudiralpadreAntonioparaairearseydepaso,verlospreparativos

deNavidad,quedesdepequeñasiemprelahabíanentusiasmado.La capilla SanRoque era un edificio colonial, sencillo y sólido, de paredes

blanqueadasycúpularedonda.Lastejascubríanelalero,yelpisodebaldosasbrillabaporobradelaceraconqueelsacristánlofregaba.Adentroserespirabaelaromadelinciensomezcladoconeldelosjazmines,unperfumequedespertóentrañables recuerdos en Juliana. El jardín de la mansión Balcarce poseíajazminerosque trepaban lasparedesyasomabana lasventanas, inundando losdíaspreviosalaNavidadconsuexquisitonéctar.Enlapenumbrasilenciosadelrecinto,botesdebarrorepletosdeesasfloresrendíancultoalaVirgen,vestidaderasoytules,enunaltarcitosituadoaladerechadelprincipal.LasHermanasde laCaridad dedicaban horas de costura a vestir santos y vírgenes, y habíanquerido que esa imagen de la conquistadora estuviese espléndida. En la navecentral, san Roque emergía de un ramaje de cortaderas a las que la brisaarrancabanubesdecardossuspendidosenelsol.—Bienvenida.—Bendición,padre.El enjuto sacerdote parecía vivir del airemismo, su andar etéreo transmitía

unapazenvolventequeaJulianalehacíamuchobien.—Diostebendiga,hija.¿Hasvenidoporelpesebre?—Parasaberquétipodeayudanecesita.¿Dóndelolevantará,aquímismoen

elaltar?

Page 45: Gloria V. Casañas

—Bajoelalero,sielclimalopermite.Enestosdíascálidosyserenos,nocreoqueelvientovayaavolarmelasfiguras.Julianamiróenderredor,buscandoalgúnmaterialyadispuesto.—Tengo un tallador—comentó el sacerdote con aire misterioso— que me

prometiómaravillas.Esperemosqueseacumplidor.—¡Quégrannoticia!¿Quémáspodemoshacernosotras,entonces?—Megustaríacolgaresasguirnaldasconqueadornanlaplazadelpueblo.Iría

yomismoenlamula,peromireumametieneamaltraer.—Noseaflija,padre,creoquepodréencontrarlas.¿Algunaotracosa?—Nada que las hermanitas no puedan resolver. Son unas santas, están

pendientesdetodo.—Me quedaré un rato entonces, para rezar y rogarle a la Virgen por mi

familia.—Yporesaspobresalmasquepadecenalláarriba—agregóelcuramientras

se alejaba con el hábito arremangado, para evitar tropezarse con los bártulosamontonados.—¡Remo!—exclamóunavezafuera, llamandoal sacristán—. ¡Necesitamos

reponerelaguaenlapila!LasvocessealejaronenelvientoyJulianasedejómecerporelrecogimiento

quereinabaenlacapilla.Concentradaensuoración,casisedurmióuninstante.Al abrir los ojos, sobresaltada, vio la sombra que se proyectaba sobre san

Roque.Una figura alta y elegante llenaba el arco de la entrada, tapando el sol. A

contraluzeraimposibleverdequiénsetrataba,salvoqueeraunhombreporsuapostura,yquellevabaunsombreroentrelasmanos.Elreciénllegadoavanzó.Parecía dudar de algo cuando dijo “buenos días” con una voz que produjoremolinosenelpechodeJuliana.Eraimposibleque…—Perdone mi intromisión —siguió el caballero, con marcado acento

extranjero—,creíquelaiglesiaestabaabandonada.

Page 46: Gloria V. Casañas

Julianaentrecerrólosojosparacalarmejorlafiguraquecaminabahaciaella.Cojeabaunpoco, loqueladesconcertó;sinembargolaalturaera lamisma,elmismogarbo,idénticavoz...—Elsacerdotesalióporunmomento—leinformó,turbada.Elhombresí teníalavisiónclaradelrostrodeJulianaalaluzdelsol,yera

evidentequesehallabatanconmocionadocomoella.DavidMalcolmAmherstsufríaunacataratadeemocionesalveralajovencita

quehabíadejadounahuellaindelebleensucorazón,vestidacomoenfermeraysentadaenelbancodeunaiglesiadecampo.Lanietadelamujerquesupadreamaba,enaquel lugarperdidoentre sierras. ¡Lahabía recordado tanto!Fuesuconstantevigiliaenlasnochesquepasóenlafrontera,hastaqueunaheridaenlapiernaloobligóalretiro.Esetiempoleresultabanosólolejanosinoajenoaél,retazosdeunavidaqueyanolepertenecía.Cuando regresó al Séptimo Regimiento de Caballería después de aquella

NavidadenqueconocióaJulianaBalcarce,lohizopensandoqueeraalgoquesedebíaaélmismo,peroque tambiénse lodebíaaella,que lohabíaalentadoycomprendido en esos días de tormento. Su viejo amigo Ismael y la pequeñaJuliana, como le gustaba pensarla, fueron custodios de su espíritu derrotado yrogaron por su redención. La Navidad de la Luna Larga le había devuelto lailusiónperdidaydurantemuchotiemposoñóconencontrardenuevoalamujerquecontribuyóaello.Fueronmesesdeincertidumbre.EmilyAmherstlehabíadado una dirección adonde escribirle, pero ninguna de sus cartas obtuvorespuesta. David no sabía si sospechar de la anciana o suponer que aquellahermosa joven lo había olvidado apenas llegó al Río de la Plata. Al fin, lascircunstanciaslollevaronporotrocaminoyseresignóanosabernuncadeella.¡Maldito destino que lo arrojaba delante de la musa que inspiró sus sueñosvaronilescuandoaúnteníaderechoaposeerlos!—Creo que nos conocemos, señorita —dijo de pronto en inglés, sin

inflexionesenlavoz.Julianalomirabaconojosagrandados.

Page 47: Gloria V. Casañas

—¿David?—murmuróenelmismoidiomaqueamboscompartían.Sonabaabsurdalapregunta,cuandoellapodíareconocerelacerodesusojos,

losrasgosfinosyelcabelloespesoenelquealgunashebrasgrisesdespuntaban.Esoyciertocansancioenlamirada,plieguesdesufrimientoqueJulianayasabíadetectarconagudeza,revivieronunremolinodesensacionesensupecho.Seincorporóyletendiósumano,aguardandoytemiendoloqueesecontacto

pudiese provocar. El hombre la miró y luego envolvió esa mano en la suyafuerte,apretándolamásde lodebido.Sonrió,perohabíacinismoen lasonrisa.Era un matiz propio del carácter de David, aunque en esa ocasión Julianapercibiótristezatambién.—¿Quéestáshaciendoaquí?Élrioporlobajo.—Estaba por preguntar lomismo, pero dado que esta es tu tierra y yo soy

extranjero en ella, me toca responder primero. Vine acompañando a… unpaciente. Llegamos hace dosmeses aBuenosAires, y nos recomendaron estelugar.—Oh…Juliananoseatrevíaapreguntarquiénsufríadelmaldelpecho.Pensóenel

señor Jeffrey Amherst, muy anciano ya, pero de inmediato razonó que si elhombrejuntoalquesuabuelapasabasusdíasestuvieseenfermo,ensucasalohabrían sabido, de modo que articuló el único nombre que ella ligaba al deDavid.—NoseráIsmael.EsavezDavidrioconmásfuerza.—Nuestroamigonoenfermaríanunca.Aestasalturas,hadeestarrecorriendo

el oeste en busca de oro. Lo último que supe es que se ha convertido en unexpertoguíade lascaravanasdecolonos.Enmipaís seambicionasuperar lasRocallosas, que al parecer ocultan grandes riquezas. No, no creo que Ismaeltengaproblemasdesalud.Confíoenquealgunavezmehagasabersuparadero,yaquenuestropadresetornamelancólicoyesunhombremayor.Apropósito,tu

Page 48: Gloria V. Casañas

abuelaestáespléndida,podríadecirsequerejuvenecióvariosaños.—Laextraño—reconocióJuliana—,peromealegrasaberlaacompañada.—Nuestrosmayoressísupieronhacerbienlascosas.Lo dijo con pesadumbre, como dando por sentado que no era ese su caso.

Juliana seguía sin entender la razón de que un hombre como aquel, militarretiradoy heredero de unapropiedad enMassachusetts, se dedicase a recorrerlugarescomoelvalledelCosquín.AlgúnotrosanatoriohabríaenNorteamérica,ellanocreíaquefuesenecesariollegarhastalacoloniaSantaCruzdeLorena.Susdudasdebierondehaberafloradoasusojos,porqueDavidaclaró:—Estabadegira,ymedabaigualacercarmeaestesitiotanbeneficiosopara

lasalud.Jamás le confesaría que había orientado su viaje hacia Buenos Aires para

saberdeella,niquevisitólamansiónBalcarceconlaexcusadeunenvíodelaabuela Emily a su familia porteña. Tampoco le diría que en la amableconversaciónquesostuvoconElizabethO’Connorpudosonsacarleelparaderodelahijarebeldeenlassierrascordobesas.—¿Degira?—articulóJuliana.Cadavezentendíamenos.—PequeñaJuliana—yelapelativolosconmovióaambos—,recordarásque

en la Navidad que compartimos te regalé una cajita de música con forma depiano.Mimadre fue una gran pianista, y no bien descubriómi padre que yoposeíalasmismasdotesseocupódehacerdesaparecerelpianoquehabíaenlasala.Eraunrecuerdoborrosoparamíentonces,perodespuésdequehicimoslaspacesmipadreyyo,muchascosasdelpasadosalierona la luz,entreellasmiinclinaciónmusical, quepudecultivar cuandome retirédel ejército.Ahoranoempuñounfusil,sinoqueaporreolasteclasdelpiano.Extendiólamanoparaqueellacomprobasequeposeíadedosdepianista,pero

loúnicoquevioJulianafueunanilloenelanularizquierdoyesavisiónlequitóelaliento.—Ahoradimequéhacesvestidadeenfermeraenunsitioparatuberculosos.

Page 49: Gloria V. Casañas

—Soy practicante interna del hospital colonia. Estudiomedicina enBuenosAires,yalguienaquienrespetoyadmiromesugirióhacermisprácticasdeestaforma,paraacumularprestigioalahoraderendirmisexámenes.Alsermujer,esnecesariodemostrarlacapacidadentodomomento.Un brillo de aprobación iluminó los ojos grises de David. Siempre había

sabidoqueaquellajoveneraundiamante,ysusactosloconfirmaban.Alavez,unasensacióndepérdidaloenvolvió.¡Silahubieseencontradoantes!—Eresvalientealafrontar losprejuicios—comentó—.Aunquesinderecho,

mesientoorgullosodeti.Juliananoesperabaesoyseruborizó.EnlaNavidadpasadaconsuabuelay

losmiembrosdelafamiliaAmherst,sucorazónhabíalatidodesacompasadoporcausa de aquellos dos hombres que le provocaban sensaciones desconocidas.Luego, al despedirse y seguir cada cual su camino, el recuerdo la persiguiódurantemeses.HabíadíasenquepensabasobretodoenIsmael,elnativodelatribuhurona,

ensumiradaoscurayenigmática,ensuspalabrasqueparecíanesconderotras,yen lamanera sensitivaconqueseaproximabaaella.OtrasveceseraDavidelqueaparecíaconinsistenciaensumente,lasturbulenciasdesualma,lamiradaquereclamabacariñomientraslabocaduradecíalocontrario,esaambigüedadensucarácterqueaellalesuscitabaternura.¡Hastahabíadeshojadomargaritas,comosiellosfuesenlosúnicoshombressobrelaTierra!Ciertavez,suhermanoFrancisquito la persiguió por los rincones burlándose, proclamando que iba aacabar con el jardín entero. Juliana jamás confió a nadie sus confusossentimientos sobre los Amherst. Al estar ligados al caballero que su abuelaamabadesdesujuventud,preferíaocultarcualquiercosaquepudieseperturbarla armonía familiar. Sin embargo, la ausencia de noticias de ambos la habíaherido en lo más profundo. Y cuando ya no esperaba saber de ellos, DavidAmherst se le aparecía de la nada, visitando el hospital de las sierras yconvertidoenpianista.Yconunsignificativoanilloeneldedo.

Page 50: Gloria V. Casañas

David ladevorabacon lamirada.Estabamásbellaqueantes,siesohubierasidoposible, porque lamadurez acentuaba los rasgos sobresalientes, como losojosylaboca.Altayespléndida,agregabaasubellezanaturalunadesenvolturadebida quizá a sus conocimientos. ¿Lo habría añorado ella también, o elrecuerdo de los días compartidos enAmherst serían un resabio pintoresco delpasado?—ProntollegaráNavidadotravez—repuso,paraalentarlaahablar.—Sí,sóloqueaquíenelsurnotendremosningunanochedelunalarga,pues

estamosenverano.—¿Yesesomalo?—Nolocreo.Ismaelmedijoquesindudahabríaunalunacalienteoalgoasí.—Recuerdasbien.—FueunalindaépocaladeAmherst.Lamiradagrissetornóagudayfría.—¿Pensaste alguna vez enmí, Juliana, o fui el único que recordó nuestras

charlas?Lo abruptodel comentario lanzó a la jovendepronto al pasado, y los años

transcurridosvolaronenunsuspiro.Denuevoestabaen lacasitadeAmitySt.con su abuela y la vieja Adela, armando el árbol de Navidad. Revivió supreocupaciónporGranny entonces, por cómo llevaría adelante su vida si ellaregresabaalRíodelaPlata,yenunchispazorememoróelmomentoenquesetopóporprimeravezconDavidysuperroenelbosquenevado.Esedetallelepermitióresponderconotrapregunta:—¿CómoestáFalcon?¿Lodejastecontupadre?Davidsonrióconelairecínicoqueellatanbienconocía.—Loúltimoqueesperabaelviejoeraocuparsedeél,perolotienemerecido

pornohaberloqueridoantes.Segúnsupe,Falconselocobraconcreces,puesnoseseparadesuspiesniunmomento,yhaceloshonoresalasvisitasdetuabuelacomosifueseelanfitrión.Veoquesírecuerdas,Juliana,hastaamiviejoperrodecaza.

Page 51: Gloria V. Casañas

—Esunbuenanimal,unfielcompañero.La idea de la fidelidad estuvo a punto de arrancar a David un comentario

sarcástico,masdeprontocomprendióqueéleraelmenosindicado,demodoquesuavizóeltono.—Me alegra verte.Y espero que no sea la única vez. ¿Dónde te hospedas,

Juliana?—Aquímismo,enelhospital,estoycomoenfermerainterna.—Entonces nos veremos, porque yo tengo permiso para quedarme también.

Ocupoelalaoeste.“PabellónTornú”,pensóJulianamientrasintentabasacarconclusionesdeesa

charla.Todavíanolehabíaaclaradoaquiénacompañaba,yella temíasaberlo.Talvezélestuvoapuntodedecirlocuandoaparecióelcuraconelsacristánalazaga.—¡Tenemos las guirnaldas!—anunció gozoso—. Un alma caritativa fue al

puebloporellas.JuliananopudoalegrarsecomohubiesequeridoyDavidnoestabaal tanto,

asíqueningunoacompañóeljúbilodelpadreAntonio,quedisimulólairrupciónconbrevescomentariossobreponermanosalaobraenesatardequecorríasinhacernadaútil.—¿Deseaalgo,caballero?—preguntóaDavid,quesemanteníaaparte.—Nada,padre,sólovineaconocerlacapilla.—Yarezar,supongo,queesloquesehaceenella.Lareclamanalláarriba,

doctoraJuliana,alpareceresustedindispensable.Lajovenaprovechólaoportunidadparahuirdelencuentroquetantolahabía

perturbado,yalpasarjuntolafiguragallardadelmilitarloescuchódecir:—Venalsalónestanoche,tocaréparatodos.Ellasubióalacarreralaempinadacuestaqueseparabaelterrenodelacapilla

delhospital.Alllegararriba,jadeante,sedetuvoatomaraire.Labrisaremovíalascortaderasdelcaminoyloscardosformabanunaneblinaquedifuminabaloscontornosdelpaisaje.Latardedeveranoseprolongabaenunasiestasosegada;

Page 52: Gloria V. Casañas

las chicharras pronosticaban calor y las torcazas se arrullaban entre las ramas.Cada tanto,unestallidode cotorrasperturbabael silenciobalsámicodelvalle,dondeelúnicorumorconstanteeraeldelríocorriendobajoelpuente.Juliana se oprimió el pecho con su puño,mortificada. ¿Por qué le afectaba

tantovolveraveraDavidAmherst?¿Acasolohabíaesperadotodosesosaños?¡Nisiquierapudosaberporquénuncasecomunicóconella!Hubierasidofácilaveriguarladirección,enviarleunaslíneasdecompromiso.Yeseanillo…Levantó lavistaydescubrióaLuisMoránobservándoladesde la terraza.El

vientosacudíalosfaldonesdelsacoqueusabadesdequeellaleproporcionóunamudaderopa.Losaludóconlamismamanoqueintentabaaquietarloslatidosdelcorazón,yélmoviólacabezaenseñaldeaquiescencia.LosojosdeLuisnosedetuvieronenlafigurafemenina,sinembargo;miraban

máslejos,haciadondelacuestadescendíaenlaprofundidaddelvalle.Allí,depie como un vigía, un hombre alto contemplaba a Juliana sin que ella loadvirtiese.La enfermedadno había afectado la vista deLuis, él podía afirmarqueaquelsujetoclavabasusojosenlajovenconalgomásqueadmiraciónporsutalleesbeltoosuandargracioso.Aquel hombre provenía del pasado de la enfermera, un pasado del que él

estabaexcluido.Lesobrevinounaccesodetosyocultólasalivaderaparaquelahermanadelacaridadnosupiesequeescupíasangre.

Page 53: Gloria V. Casañas
Page 54: Gloria V. Casañas

LucindaobservabacondisimulocómoJulianaacariciabaesacajademúsicaquejamáslehabíamostrado.Eraunpequeñopianodelqueemanabauna

melodíamelancólica.Lucindanocomprendíaquénecesidadteníasucompañeradetorturarseconesoscompasessinisiquieraescuchabalapiezacompleta,puesalsegundoacordecerrabalatapa,ensimismada.—Lindamaneradeentretenerse—bufóconlaintencióndehacerlareír—.No

seteocurrallevaresepianoalasaladeenfermos,oacabaránpordescerrajarseuntiroenlasien.Julianasuspiróyguardólacajademúsicaensuequipajebajolacama.El batifondo del personal acomodando las sillas en el gran vestíbulo de la

entrada le recordaba el concierto de esa noche. Era extraordinario que unpianistaextranjeroofrecieseunespectáculoenaquel lugar solitario. ¡Enépocade Navidad! Tanto los médicos como las enfermeras y el personal loconsideraron un honor y un detalle que otorgaba al hospital colonia ciertoprestigio. Después de todo, muchos de los pacientes eran personasacostumbradasalastertulias,ysolíanacudiralteatroconfrecuencia.Brindarlesalgoasílosharíasentirsemásagusto,comoencasa.El doctor Rodríguez se alivió también al saber que el teniente Amherst no

cobraríaporsuactuación,puestoqueallímismoseatendíasuesposa.Suesposa.Julianalahabíavistoderefilóndesdelaventanadesucuarto,esamismatarde

alvolver.AhoraentendíaporquéDavidnohabíamencionadoalpacientequeacompañaba. ¡Qué tonta!De haberse tratado de un compañero de armas o unparientelejano,nohabríaexistidoningúnresquemorennombrarlo,oinclusoen

Page 55: Gloria V. Casañas

detallarsussíntomas.Ellaenelfondolosospechaba,aunquenohabíaqueridoponerle nombre a su miedo. La presencia de David estaba tan aureolada depresagios como antes, cuando él arrastraba sus pérdidas en la fríaNavidad deAmherst. El corazón de Juliana latió con dolor. Le pesaba el sentimiento quebrotabadenuevoalveralhombrequelahabíacautivadoenotrotiempo.Parecíamentiraqueensólopocosañoslascircunstanciasdeamboshubiesencambiadotanto.Davidcasadoconunatísica,yellaestudiantedemedicinapracticandolaenfermería. Julianasentíaunaenormeresponsabilidadhacia lospacientesynopodíacaervíctimadelosensueños.Ademáseraimpropiodeelladejarsevencerpor el desánimo, demodo que se sacudió la tristeza y comenzó a preparar suatuendo.Lespermitiríanasistirdeparticularportratarsedeunacontecimientoajenoal

trabajoyfestivoporañadidura.Julianahabíallevadopocaropa,asesoradaporsumadreylaíntimaamigadelafamilia,BrunildaMarconi,quedirigíaunamaisondemodaenBuenosAires.Brunildajamásfallabaalahoraderecomendarcómoycuándousarlasprendas;habíanacidodotadadebuengusto,ymuchoantesdeconvertirseendueñayrectoradeunacasadecategoría,trabajócomocosturerayaprendióeloficioendurascondiciones.Ningúndetalleseleescapaba.—Ni blanco ni azul, ya que ese es tu color de rutina—le había dicho—.

Debesllevarotrostonosqueresaltentuespléndidacabellera.Así fue que entre Brunilda y Elizabeth, cómplices como niñas traviesas,

forzaronaJulianaallevarunvestidoverdeyuntrajecompuestoporunafaldagrisquecombinabaconunablusacolorframbuesa.—Voyaparecerunpostre—habíaopinadoJuliana,perocontrasumadreyla

amigajuntasnosepodíaganar.Eligióelvestidoporquesetratabadeunanochecálidaqueinvitabaabailaren

laterraza.Algoilusorio,porcierto,aunqueesaeralasensaciónquelainvadíaalmirarlasestrellastitilantesdesdesuventana.—Estáshechaunareina—laelogióLucindaconsinceraadmiración.Las enfermeras solían echarse un chal sobre los hombros para cubrir el

Page 56: Gloria V. Casañas

uniforme cuando abandonaban el hospital; eran raras las ocasiones en quepodíanlucircomopersonascorrientes.YJulianaestabapreciosaconesevestidodeescotecuadradoymangasabullonadasquedejabanverladelicadapieldesusantebrazos. Recogió sus rizos en una apretada corona, que destacaba losdiminutospendientesderodocrosita,regalodesupadre.Surostrosaludablenonecesitaba de tintes, de manera que cuando estuvieron listas, ambas salieronrumboalvestíbulo,alasazónabarrotadodegente.Las sillas formaban un arco en torno al piano que acompañaba al teniente

Amherstensusviajes,yquesealzabasobreunatarimaenelcentrodelasala.El taburete había sido cubierto por un lienzo para que el terciopelo no seensuciasedurantelospreparativos.Apesardetratarsedeunhospital,eledificiodelaSantaCruzdeLorenaeralo

bastante elegante como para que en esa ocasión luciese cual salón de fiesta.Sobre los arcosde las ventanas ramilletesde flores sostenían los flecosde lascortinas,yglobosdegas iluminabaneldamerodemosaicosnegrosyblancos.Desdeafueraentrabaelaireperfumadoque tornaba innecesarios lospebeterosdeincienso,sindudaunaportedelpadreAntonio,queseveíamuysolemneenprimerafila.Porprevención,losinternosdelpabellóndeincurableshabíansidoubicadosenlagaleríasuperior,demodoquelasnormashigiénicasdelhospitalno se infringiesen. Allí, acodado sobre la balaustrada, Luis contemplaba laconcurrencia con aire adusto. Bien pronto distinguió a Juliana, un diamantepulido entre rocas grises, con su vestido verde y su cabello rojizo. Él podíaapreciarinclusoeldetalledelospendientesensuspequeñoslóbulos.Poseíaunavista privilegiada. Cuando ella alzó sus ojos hacia el balcón, no le dio lasatisfaccióndesaludarla.Suánimosehallabaconturbadodesdelamañana.Las primeras filas de asientos estaban reservadas al personal jerárquico y

detrás se alineaban las Hermanas de la Caridad, con sus tocas blancasentrechocándose como inmensas corolas de magnolias. Hubo un murmullocuandoelartistaapareció,concuelloalmidonadoyelcabellolustrosopeinadohaciaatrás.Sucabezaseinclinóenseñaldesaludo,ylanzóunamiradafurtiva

Page 57: Gloria V. Casañas

que Juliana siguió hasta dar con su destinataria: una mujer pálida y delgada,vestidaconprendaslivianasyunsombrerodepajaqueleensombrecíaelrostrobajo las lámparas. Sobre la tela clara del vestido se derramaba una cabelleranegradebuclesdesparejos.Julianalamiróconatenciónparafijarensumemorialosrasgosdelamujerquehabíaenamoradoalhombrequelabesóaquellavez.Lahabíanubicadoenunsitiodepreferencia,enunareposerademimbrequelepermitía observar estando recostada. Guardaba serena compostura, con lasmanos juntas sobre el regazo, las piernas cruzadas y un aire de recato en lacabeza inclinada bajo el ala del sombrero, como si no se atreviese amirar defrente a su esposo.Él, en cambio, se erguía con la prestancia que le daban elejército y su condición aristocrática. Había aprendido a disimular la cojera.Quitóel lienzodel tabureteyrepasóel tecladodelpianosin tocarlo,sóloparadesentumecer los dedos. Juliana observó que el instrumento contaba con doscandelabros incorporados en los que flameaban las velas. Eso creaba unaatmósferaespecial, comosi elpianista sehallase solocon sumúsica, ajenoalmundillodeespectadoresquelorodeaban.Lajovennotuvotiempodelamentarque David no le hubiese dirigido siquiera una mirada, pues un torrente deacordes irrumpió de pronto y su espíritu se impregnó de la sonata que lasvaronilesmanosdesgranaban.Lahabíavisto.Cómonodistinguirlaentretodoslospresentes,conesevestido

queresaltabaeldoradodesupielyelrojodesusrizos.Condenadamuchacha,nopodíahaberelegidopeoratuendoparaponerlonervioso.Silehabíaparecidohermosa en su uniforme de enfermera, qué decir de aquel tono verde queacercabaelbosquealasaladeconcierto.Élhabíaofrecidotocarparadistraerasuesposadelamelancolíayporquenecesitabaperderseenlamúsicayolvidarlatediosa rutina que lo envolvía desde su matrimonio. Donde fuera, DavidintentabatocarsupequeñopianocompradoduranteunviajeaEuropa,yacallarasílospensamientoslúgubresqueloinvadían.Extrañabaelejército,añorabalacompañía salvaje de Ismael, resentía el tiempo que pasaba sin disfrutar de larecuperadaarmoníaconsupadre,yaunqueintentabanegárselo,sufríaporaquel

Page 58: Gloria V. Casañas

amorquehabíaaparecidoensuvidacuandoerademasiadotontoparaadmitirlo.Él debería haber dado a la muchacha algo más que una caja de música enNavidad, debería haberle ofrecido una palabra de compromiso para cuandovolvieran a verse. Creyó, en su soberbia, que al regresar de la frontera laencontraría en su ventana de Amity St., aguardándolo. ¿Es que no la habíareconocido, al verla cabalgar en su yegua con sus ojos llameantes, la cinturaflexibleylarisafresca?Juliananoeraunamujerdecalcetaybordados.Pruebade ello era que la descubría convertida en enfermera y estudiando medicina.¡Medicina! Ya se vislumbraba la vocación cuando se preocupó por aquelaccidentequelohabíatumbadoenelcaminodelValledelosPioneroslatardeenqueseconocieron,yluego,alrevisarconojoclínicoelvendajequeIsmaellehizo.Tambiénhabíaacudidoaatenderasupadrecuandoelviejosedesmayóenlacasa.YDavidnoolvidabalaspalabrasfirmesconlasquelehabíaaseguradoque aquellos momentos de confusa ceguera que lo aquejaban entonces no sedebíanalametrallacomoélcreía,sinoasupropianegativaaenfrentarloquetantohorrorlehabíacausadoenlaguerra:lamasacredeinocentesenWoundedKnee, el campamento lakotaen lasdesoladas tierrasdeDakotadelSur.AquelfunestoepisodiohabíasumidoaDavidenunrechazoalregimiento,asufamiliadeapellidoilustreyasuvidamisma,quecarecíadesentido.FueJulianalaquesupoentendercuáleraelcaminocorrectoparadisipareltormento.—Debesretornaralafrontera—lehabíaaconsejado,consujuventudintacta

llenadesabiduría—,yprocurardevolverelhonoraeseregimiento,enlugardehuirdeél.¿Porquénolabuscópormarytierraalregresar?¿Porqué?ElacordesonóconestrépitocuandolasmanosdeDavidsedejaronllevarpor

suspensamientos.Elairesecolmódenotasquesubieronhastaelartesonadodeltechoycayeronencascadasobrelospresentes.Todosseconmovieron.Luisapretabalosdientesmientrasescuchabaaquellamúsicadesesperada.Sus

conocimientos no le alcanzaban para saber si el artista era bueno o no; sucorazón de poeta, sin embargo, captaba los efluvios del hombre atormentado.

Page 59: Gloria V. Casañas

Ignoraba las razones, pero algo indefinible le decía que tenían que ver con laenfermeradeojosdorados.Elcerradoaplausocoronóelfinaldelapieza,yDavidsaludóalpúblicocomo

siestuvieseenunteatroparisino,congarboyesaestudiadamodestiadelartista.Eldirectordelhospitalse levantóparaestrecharle lamano,efusivo,y luego

señalóalaesposadelpianistapidiendoparaellaotroaplauso.ErasumaneradeponerenevidencialavalíadelospacientesdeSantaCruzdeLorena.FueasíqueJulianapercibióconclaridadlafisonomíadeChloe.Lajovenmujererabellaenun sentido dramático: negros ojos en un rostro pálido como perla, cejaspinceladas y labios descoloridos. El gesto con que agradeció los aplausos fuelánguido, como si estuviese acostumbrada y hasta fatigada de recibirlos. Lamiradaquedirigióasumaridopudohabersidodereproche,quizáporexponerlacomounagemaounaexcusaparatocarelpiano.Julianapensóentoncessinosería eso lo que hacíaDavid, usar a la esposa enferma en los conciertos paracrear una imagen romántica de símismo.Desechó ese pensamiento con furia.¿Porquéibaahaceralgoasí?¿Acasonoeraunsufrimientopadecerlatisisdesuesposa?Ellabiensabíaque los familiareseranvíctimasdelmal también,puesveíanlanguideceralenfermosinpoderevitareltristefinalenloscasosgraves.ClaroqueChloenoloera,sitomabaencuentaquelahabíaninstaladoenelotropabellónypermitíanquesumaridolaacompañase.La mujer se fijó en ella. Sus ojos abandonaron el tinte melancólico para

adoptar lamiradaagudadelarivalfemenina.Julianalesonrióyelladesviólaatenciónhaciaotrolado.Luiscaminabarumboasusalaconlasmanosenlosbolsillos,pensativo.No

había podido quitar los ojos de la situación que se desarrollaba ante él y quenadiemásqueélveía.Eseeraeldefectodesersensible,secaptabansutilezasyjamásseestabaenpaz.Al llegar a su cama, abrió la carpeta que Juliana le había dado y garabateó

palabrassueltas,frutodelacongojademomentosantes.Estabatanensimismadoquenoadvirtiólapresenciahastaquelatuvojuntoaél.

Page 60: Gloria V. Casañas

—Doctora…—Queríasabercómoestaba,ysilehabíagustadoelconcierto.Ella se cubría los hombros conun chal, pero la hermosuranodisminuíaun

ápice.—Nosédemúsica—repusoesquivo.—Tampocoyo.Encasahayunpiano,ysólomiamigoDolfitolotocacuando

nosvisita.Élesunverdaderoartista,pintayejecutainstrumentossinquenadielehayaenseñado.Nosécómosepuedehacereso.Luispensabaque tambiénélescribíapoemassinhaberasistidoa laescuela,

peronadadijo.Loavergonzabareconoceresacarenciaantelaenfermera.—¿Lehagustado?—insistióella.Luissealzódehombros.—Meparecióunamúsicatriste.JulianasopesóesarespuestayluegomirólospapelesqueLuisteníasobreel

regazo.—¿Escribiendootravez?Él manoseó el lápiz, turbado por no haber podido ocultar las hojas de la

miradadela joven,yentoncesJulianareparóenquehabíaciertamétricaenlaescritura.—¿Sonversos?—exclamósorprendida.Aquellofuemásdeloqueunhombrepodíasoportar.Luiscerróconfuerzala

carpeta, arrugando el trabajo entre las tapas, y la miró con encono. Por unmomento pareció haber un duelo de miradas entre ambos, algo insólitotratándosedeunpacienteyunaenfermera,y luegoJulianaesbozóunasonrisacomprensiva.—Soy curiosa, nopuedo evitarlo.Mi padremedice siemprequeundíami

nariz quedará apretada por una puerta, y mi hermano pequeño aduce que sevolverámáschatadeloquees.—Ustednotienelanarizchata—dijoLuismuyserio.La carcajada femenina le evitó arrepentirse de las palabras que salieron sin

Page 61: Gloria V. Casañas

controldesuboca,ydenuevoJulianasemostróespontáneaydesprejuiciada.—Quécabezalamía,loestoymolestandoaestashorascuandousteddebería

descansar.Noolvideapagarlalámpara,ovendrálahermanitaareprenderlo.Yasabecómoson.EsavezfueLuiselquesonrióconcomplicidad,alverqueamboscompartían

cierta opinión sobre las monjas de Lorena. La sonrisa ancha en ese rostromorenodebellosojosconmovióaJulianaylallevóaponersumanosobreladeél,ásperaygrande.—Duermatranquilo,asíundíadeestoscumplimosnuestrodesafío.Su figura se perdió en las sombras. Luis quedó petrificado, sintiendo la

suavidaddelamanodelaenfermerasobrelasuyacomosiselahubiesedejadoconél.¿Habíaentendidomal,oellacoqueteabadenuevo?¡Quéabsurdo!Unamujerasí, cultae independiente, sólopodía sentir lástimaporunenfermo.Talvez compasión y cariño, sí, pero nunca lo vería como un hombre. Metió lacarpetabajolacamayapagólalámpara,obediente.Enlaoscuridadreinante,sinprestaratenciónalcorodetosesqueresonabanentrelasparedes,Luisimaginóun valle soleado y una pirca que dos jinetes montados en briosos criollossaltabancondonaire.—Puedoganarle,doctora—murmuró,antesdehundirseenelsueño.

—¡Qué buen mozo es el pianista! —decía Lucinda—. ¿Te fijaste en suesposa?Esunamujerdistinguida,aunquealgoantipática.Claroquees lógico,pobre,siestáenferma.¿Creesquesecure?Selanotadébil,sinembargonoestáentre los más graves. Me pregunto si será correcto averiguar cuánto tiempoestaránaquí.Juliana,¿estásbien?Lajovenparlanchinamiróasucompañeraconrecelo.Enlosúltimosdíasla

notabadistante,ylepreocupabapensarquesehubiesecontagiado.Sibienellaseran estrictas en el cumplimiento de las normas higiénicas, la enfermedad

Page 62: Gloria V. Casañas

solapada podía filtrarse en los organismos predispuestos. Se trataba de unainfección,despuésdetodo,ylaprevenciónerafundamental.

—Puedo hacer la ronda hoy, si quieres descansar—le ofreció, tratando desonaralegre.—Estoybien,Lucinda, unpoco tristeporque se acercaNavidadynopodré

compartirlaconmifamilia,nadamásesomeafecta.Mentía, ya que su cabeza estaba convertida en un remolino.Ver al teniente

paseando con su esposa por la terraza y los jardines del hospital le provocabadolor, y por otra parte, haber descubierto que su paciente favorito escribíapoemas le producía zozobra, como si hubiese en él algo que ella todavía noalcanzabaavislumbrar.LuisMoránresultabaunenigma.Ynosólomédico,ya

Page 63: Gloria V. Casañas

que todos se sorprendían de su fortaleza pese al diagnóstico, sino tambiénpersonal,puessediferenciabamuchodeloslabriegosominerosqueellahabíaconocido.Debía recuperar laserenidadocometeríaerroresensu trabajoyesoera imperdonable. Como les había explicado la doctora Grierson al citar aFlorenceNightingale,“laenfermeríaesunarteque requierede tantadevocióncomoeldeunpintorounescritor”.Julianapretendíadedicarseencuerpoyalmaaeseartequeprocurabaconsueloycuidadosalosquemáslosnecesitaban.LuisMorán,porejemplo.OlaesposadeDavid.—¿Hasconsideradoinyectartetuberculina?—dijoLucindacontiento.Era un descubrimiento reciente de Robert Koch en el mundo científico, y

servía para constatar el riesgo de padecer tuberculosis. Al inyectar una dosisatenuada del mismo bacilo, el cuerpo reaccionaba si se hallaba predispuesto.LucindatemíaqueelestadomelancólicodeJulianasedebieseaunaincubacióntemprana,yerasuobligaciónalertarla.—Loharé,peronocreoestarenfermándome—contestóJuliana,quesedaba

perfectacuentadequesuánimocomenzabaainfluirsobresutrabajo.Decididaaactuarcomoacostumbraba,bajóa laboticaquefuncionabaenel

subsuelo del edificio y pidió autorización para revisar las vitrinas. Allí sealineaban cientos de frascos de porcelana con etiquetas que anunciaban suspropiedadesenlatínoencastellano:jarabedesauceblancoparaaliviarmigrañasydoloresarticulares,arropedechañarparalatos,tinturadecannabisyextractodeguayacánparaapaciguarelasma.Tambiénhabíapotesdevidrioconetiquetasdelasdroguerías,lamayoríaemulsionesabasedeaceitedehígadodebacalaoyextractodecarnequeseofrecíancomotónicosbajoelnombregenéricode“vinofortificante”. Juliana repasó las indicaciones con ayuda de un catálogo quereposabasobreelmostrador.Teníaenmenteunpropósitoyanhelaba lograrlo.Anotóen lacartilladelpaciente lasdosisqueconsideróapropiadasyconsultóconelmédico.EsteaceptótrataraLuisMoránconaquellassustanciasqueenuncasocomoelsuyoningúnmalpodíanhacerle,demaneraqueJulianacomenzóuntratamientoquereforzaríalasdefensasdelcuerpodelminero.

Page 64: Gloria V. Casañas

—Sinosepuedecombatirelmal,hayqueatrincherarse—fuelaexplicaciónqueledio,yLuistragabasusdosisconobedienciaconmovedora.Un atardecer, antes de que sonaran las campanas de la oración, Juliana se

encontrabaencaramadaenunodelospilaresdelcaminodebajadaalrío,cuandolasorprendiólavozdeltenienteAmherst.—Trabajastanduroqueapenaspuedoencontrarte.Ynovasalpabellóndemi

esposa.Yanopodíaocultarelparentescodespuésdelconcierto.Inútilerafingir.—Me toca sobre todo asistir a los incurables—y Juliana omitió decir que

habíadecididodedicarseaellosporcompletoparaeludirlo.—Juliana, te pareceráprecipitadoquemehaya casado en tanbreve tiempo,

perolascircunstanciasmeobligaronahacerlo.—¿Quécircunstancias?—exclamóellavolviéndosehaciaél.—Miesposaera lahijademisuperior,yensu lechodemuerteélmepidió

quenoladesamparase.Tuvequellevarlaconmigocuandoquedóhuérfanaenelfuertedondenosdesempeñábamos.Ella…bueno,siemprefuedelicadadesalud,ysupadretemíadejarlasola.Elcoroneleraunbuenhombre,medevolviólafeen mi profesión, le debo mucho. Además, yo ya estaba por retirarme; habíarecibidounafeaheridaenlapiernaquemeimpedíadesplazarmealavelocidadrequerida.Julianarecordóquelohabíavistocojearlaprimeravez.—¿Yanovolverásalejército?—Yano.Herecibidolabajaconhonores,perolaverdadesquemesientomás

prisioneroenlavidacivildeloquemesentíenlafrontera.—Seráquetuvocaciónsonlasarmas.Élnotóelsarcasmo.—Mivocaciónfuelamúsicaymipadreseencargódeprivarmedeellatodo

lo que pudo.Ahora que nos hemos reconciliado recuperé algo de eso aunque,comohabrásnotado,nosoyningúnportento,apenassiaporreoelpiano.—Amímeparecióbuenotuconcierto.Claroquenosénadademúsica.

Page 65: Gloria V. Casañas

—Aesosedebetuamableopinión—comentóélrisueño,ysesentósobreunarocaasulado.Mordisqueabaunabriznayseloveíarelajado.Lucíamásapuestoquenunca,conlaenterezadeunhombrealquelaspenuriasfortalecieron.EraunDaviddistinto;lamuecaqueendurecíasubocahabíadejadomarcas,peroenlosojoshabíaunaprofundidadquerevelabalareconciliaciónconelpasado.—Nomedebes explicaciones—adujo ellamirando hacia la serranía, que a

esahorasetornabamorada.—Creo que sí. Nosotros intimamos en cierto modo, y para mí fuiste

importante,Juliana.Éllaestabamirandoconintensidad.—Pensé mucho en ti durante mi estadía en el regimiento, creí que te

encontraríaalregresar.Fuetontosuponerquenoharíasotracosaqueacompañaratuabuela,eralógicoquevolviesesatutierra.LepedíaEmilytudirecciónymeladio,peronuncarespondistemiscartas.¿Lasrecibiste?Julianaquedóconlabocaabierta.¡Éllehabíaescrito!Nuncasupodeninguna

carta,yrecordababienqueenlosprimerosmesesellarevisabaconcuidadolabandeja del recibidor buscando señales del hombre que le había causado suprimer anhelo amoroso. De Ismael el hurón no esperaba escritos, pero sí deDavid,ylaausenciadenoticiaslahabíaentristecido.—Jamásleícartaalguna.Sehabránperdidoenelcamino.Davidfruncióelceño.—Lo dudo. Otras misivas a otras partes del mundo llegaron sin problema.

Salvoqueelserviciopostalaquíseadeplorable.—¿Y qué me decías en esas cartas? —quiso saber Juliana, ignorando el

comentario.—Lomuchoqueañorabaverte.La respuesta, sincera y simple, quitó el aliento a la joven. Era casi una

declaracióndeamor,dichaporunhombrecasado.¡Yenelhorariodeservicio!Intentó levantarse, pero él la sujetó con su fuerte mano, que más parecía desoldadoquedepianista.

Page 66: Gloria V. Casañas

—Quédate.Noquieroofenderte,sóloserhonesto.—Aunasínadamedebes,puesnadaprometiste.—Tebesé,yesotieneunsignificadotratándosedeunajovencomotú.—Para liberarte del tormento, te diré que también recibí otro beso en esa

Navidad.Yaestá,lohabíasoltado.Nopodíaecharseatrás.Pudopercibireldesconcierto

deDavid,yhastaadivinarelgestodeasombroyrabiacombinados.—¿Ismael?—farfulló.—Wanaka, como se llama en realidad. Creo que quiso asustarme y no lo

consiguió.—¡Vaya!—resoplóDavid,ofuscado.Lo último que esperaba oír sobre su hermano. Aquella Navidad les había

regaladounaverdadquelosuníamásqueantes:amboshabíansidoengendradospor el mismo hombre, Jeffrey Amherst III, pariente del primer barón deAmherst.DavidsabíaqueWanakayélnonecesitabancompartirlasangreparasentirseunidos,perode todosmodosesoeraunnudomás fuerte en la cuerdaquelosataba.Amigosdesdeniños,hermanosenlaadultez.QueelsinvergüenzahubierabesadoaJulianaleparecíaunatrevimiento,aunquehubieseocurridoenotromomentoyotrascircunstancias.—Supongoquesalíperdiendoenlacomparación—respondióconacritud.Juliana sonrió. Sin proponérselo, había dado en el punto débil: el orgullo

masculino. Estaba ducha en esas lides, al haberse criado en una familia contantosvaronesdominantes.Yteníaasumadre,quelahabíaaleccionadoeneseyotrostemas.—SeñorAmherst,noesperequerevelemisemocionesaunhombrecasado—

contestóconseriedadfingida.—Mimatrimonioesunacuerdodevoluntades—respondióélaúnmásserio

queella—,yunactodecaridaddelquenopuedoarrepentirme.Ledebíaesoamisuperior.Juliana pensó en la cantidad de razones que podía esgrimir en contra de la

Page 67: Gloria V. Casañas

compasión comomotivo dematrimonio, pero calló.De nada valía ahondar laculpaenDavid,yapropensoalainfelicidaddesdequeellaloconoció.—La vida nos pone por delante desafíos —fue lo que dijo—, y nosotros

reaccionamos como podemos. Yomismame siento a veces empujada por lascircunstancias.Éllamiróconinterés.—Notehascasado.—¡Claroqueno!Seríadifícilestaraquíentonces,aisladaenunhospitalenlas

sierras.Sialgunavezcontraigomatrimonio,seráconalguienquesepaentendermivocación.—Ytúladeél.Juliana alisó una arruga invisible de su delantal de enfermera mientras

pensaba la respuesta.El tenientehabía figuradoprimeroen la listadeposiblesfuturosmaridos,entretodosloshombresqueellaconocía.Selohabíaimaginadoviviendo en elRíode laPlata cuando la horade las armashubiese terminadoparaél, talvezafincadoenalgúncampode laprovinciadeBuenosAires.Poralgunarazón,ellanoalbergabalaideadeabandonardenuevosupaísparavivirenelextranjero,ysedabacuentadesuegoísmoahoraqueélmencionabaeseasunto.Otrasalternativasnupcialesseborroneabanensumente.Dolfitoerasuamigodelainfancia,ypormásquelodescubrieraobservándolaavecesconunextraño fulgoren susojos rasgados, jamásdejaríade serelmuchachitoque laseguía a sol y a sombra durante los juegos de la niñez.Había en Juliana unamadurez que la colocaba por encima de los varones díscolos, como si esetemperamentomasculino desatase en ella un espíritumaternal, en lugar de lapasión femenina. Del mismo modo que toleraba y reprendía a su hermanoFrancisquito, obraba con los jóvenes irresponsables que necesitaban una guía.Por eso, pese a la diferencia de edad que mediaba entre ella y David, habíapuestosusojosenél.Eraunhombrecon todas las letras,ysu tormentohabíasido el de un adulto castigado por la vida. No había mayor afrodisíaco paraJulianaBalcarcequeunalmasufriente.

Page 68: Gloria V. Casañas

Suspiróyselevantódesuasientocuandoelsolyaseponíatraslasierra.—Estetiempoquecorreeseldelasoportunidadesparalasvocaciones,noes

parapensar en casarsey tenerhijos.Esovendrá,Diosmediante, si esquemeestádestinado.Eltenienteselevantótambién,ysucabezasobrepasópormucholadeJuliana.

Mientrasmirabalacoronillaalborotadaporlosrizosqueelúltimorayotornabarojos,lepidióenvozbaja:—VenaveraChloe.Ellanecesitadeunacompañíafuerteyvalerosacomola

tuya.Y cuando ya Juliana caminaba hacia la explanada del edificio, el hombre

murmuróasuespaldademanerainaudible:—Yyotambién.Másabajo, enelvalle en sombras,unpardecaballos criollospastabancon

mansedumbre, como si buscaran fortalecerse para algún desafío en el que esarazaautóctonaresultabasiemprevictoriosa.

Page 69: Gloria V. Casañas
Page 70: Gloria V. Casañas

Losdíasquesiguieron fueronajetreados,pues llegaronnuevospacientesyhubo que habilitar otro sector de las salas. La proximidad de las fiestas

navideñas agregaba un toque de nostalgia a esas jornadas calurosas deventanales abiertos y sábanas flameantes en la colina trasera del edificio. Elpradoseencendíademariposasamarillasbajoelsoldelmediodía.Lagravedaddelmalsedisimulabaconlospaseosporlaterraza,losserviciosdetédehierbasbajoelemparrado,ylasvisitasdelosparientes.JulianayLucindadividíansustareasentreloscontrolesmédicosylospreparativosdelasfiestas.Las Hermanas de la Caridad disfrutaban como niñas de los secretos de la

Nochebuena.Alparecer,Davidhabíainfluidoparaqueselepermitiesecompraralgunaschucheríasquedejaríaa lospiesdelárboldelvestíbulo,apesardelasprotestasdelpadreAntonio.—Pesebre es lo que necesitamos—refunfuñaba el cura ante quien quisiera

oírlo—,ynoestossímbolosquenadatienenqueverconlafedenuestroSeñor.Juliana,quedesdeniñagozabadelárboldeNavidadtantocomodelpesebre,

apaciguabaalsacerdoteconánimoligero.—Esparalosextranjeros,padre—ledecíaconsagacidad—,asínoextrañan

suscostumbres.Mimadremeexplicóelsignificadodelárbolpara lospueblosnórdicos,yesatradiciónsedesparramóportodoelmundo.—Comotodaslascosasmalas—gruñíaelsacerdote.Sinembargo,elbuenhombreestabaeufóricoconlasfigurasquesutalladorle

enviabaamedidaque las terminaba.Loscuerposeransólopiedrasunidasquelashermanasseocupabandevestir,peroelartistalograbadefinirunperfilenlasqueoficiabande cabeza. Juliana contemplaba admirada aun reymagocon su

Page 71: Gloria V. Casañas

capa, su corona, y un aire moruno que le recordó las imágenes del libro decatecismo.—¡Esmuybueno!—exclamóadmirada.—Yfaltalomejor:laVirgenyelNiño.Presientoqueseránmaravillosos.—¿Eslugareñoelartista?—quisosaberJuliana.—Supongoquesí,aunquenoloconozco.—Padre,tendremoselmejorpesebredetodoelvalle.Elsacerdotesecontoneóorondoalescuchareso.Habíasidosuambiciónun

pesebre que quedase grabado en la memoria de todos y le diese ciertoprotagonismoalacapilla.En cumplimiento de su promesa, Juliana visitó a la esposa del teniente

Amherst.Había postergado el momento porque no se sentía con ánimo, pero al fin

decidió que lomejor era afrontar las situaciones ingratas lo antes posible, demodoquesedirigióhaciaelpabellónTornúconun ramitode floressilvestresquefuerecogiendoenelcamino.EncontróaChloesentadaenunareposeraenunsaledizosobrelaglorietade

espléndida glicina.Las flores aliladas y los faldeos tornasolados de las sierrasresultaban de gran ayuda para recuperar el espíritu. La esposa del teniente sehallabasola. Julianapudoapreciar suespaldaestrecha; sindudasuspulmonesno estarían bien desarrollados y eso habría sido un factor proclive a laenfermedad.Despojadadesusombrero,lacabellerarevelababuclesdesprolijos.El perfil era algo deprimido, elmentónhuidizo y la frente angosta. Si bien elconjuntoresultabaatractivo, losrasgosdeChloeporseparadonoeranbonitos.Juliana se arrepintió de su deformación profesional, que la impulsaba a hacerhincapiéenelaspectofísicodelaspersonas.—Buenosdías.La voz devolvió a Chloe al presente. Reconoció de inmediato en esa

enfermeraalahermosajovenvestidadeverdequemirabaasuesposoduranteelconcierto.

Page 72: Gloria V. Casañas

—Lehetraídounramitoparaalegrarelcuarto,aunqueveoqueespocacosacomparadoconlavistaquetienedesdeaquí—comentóJuliana,apresuradapordeciralgoqueladistrajesedeesosojososcurosquelataladraban.LaesposadeDavidseadmiróalescucharlahablaringlésfluido,noesperaba

oírsulenguaenaquelsitioperdidodelamanodeDios.—Mimadreesnorteamericana—explicóJulianaalcaptarsuasombro—,yo

mecriéhablandolosdosidiomas,eldemitierrayeldemisangre.Esperoquese sienta cómoda en nuestro hospital. Sé que no es un hotel de vacaciones,aunqueenalgoseleparece.Sonrió,yChloedistendiósugestonervioso.—Todossonmuyamables—concedió.Juliana la observó de reojo mientras acomodaba el ramito en un vaso de

vidrio.—¿Sehasentidomejordesdequeestáaquí?Chloefruncióloslabios.—Estarenfermaenesteoenotrositiodalomismo—contestóconamargura.Julianadetectóunabandonodelavoluntaddevivir,algomuypeligrosoenla

enfermedadcrónica.Sepreguntósisedeberíaalmaldelpechooasusituaciónmarital.Lamaneraenqueel teniente lahabíaabordadoantesnoreflejabaqueamara mucho a su esposa. Por primera vez, una oleada compasiva hacia esamujerquesinsaberlolehabíaarrebatadolailusióndelprimeramorlasacudió.Chloe eramásdesdichadaque ella, pues tenía al hombreperono su completaatención.Acercóunasillayseubicójuntoalareposera,mirandolasierra.—Este es un lugar distinto—le dijo—, beneficioso para la salud del alma.

Confíoenquenoteesadiferenciaamedidaquepasenlosdías.Losojosdelamujerlaobservaronconagudeza.—¿Saluddelalma?Es laprimeravezqueoigoalgoasí.Por loquemehan

dicho,aquíseatiendelasaluddelcuerpo.Elalmaespara losclérigos.YparaDios.

Page 73: Gloria V. Casañas

—Bueno,esoescierto,aunque tengomis reparosencuantoaqueestén tanseparadasquenoincidalaunaenlaotra.Mipadrevivióaquejadodeunoscuromaldurantemuchotiempo,hastaqueunmédiconaturistaleindicóremediosqueenestehospital resultaríanescandalosos.Porotro lado,yaunquemimadrenoahondó demasiado en el tema, tengo entendido que hubo alguien que poseíapoderesmágicosyloayudótambién.—Hablamuyraroparaserunaenfermera.—Esquelosoyporahora,mipretensiónesgraduarmedemédico.Cuandolo

logre,estudiarémuchoestascuestionesfilosóficas.Chloeclavólamiradaenelcieloresplandecienteantesdedecirentonobajo:—¿Conocióamiesposoeneseentonces?—Oh,no—seapuróJuliana—,enesaépocadelaquelehablo,yonisiquiera

habíanacido.Fuecuandomispadresseconocieron.Trató de soslayar la intención que había en la pregunta. Estaba claro que

ChloesabíaqueellayDavidseconocíandesdemuchoantes.—Yoyanotengopadres—dijolamujerconairecansado—.Mimadremurió

amisquinceañosymipadrefallecióenlafrontera,mientrascumplíafuncionesmilitares.Miesposoerasusubordinado.Davidmecontóquemisuegroestáenamoresconsuabuela.Eraunaformabruscadedecirlo,peroJuliananolotomóamal.Habíaverdad

enellodespuésdetodo,yaqueEmilyO’ConnornosehabíavueltoacasarysurelaciónconelviejobarónAmhersteraunasuertedenoviazgoretomadoconeltiempo. El comentario le permitió observar que las preguntas de Chloe ibandirigidasasonsacarlealgoíntimo.—Ellos estuvieron comprometidos en su juventud, pero el destino quiso

separarlos.—Lindamaneradedecirlo.Elviejolemetióloscuernosysuabuelasevengó

casándoseconotro.Julianasequedódeunapieza.Laamarguradeaquellamujertodavíajovenla

espantó.Ignorabacuántosabríadelavidadeellaydesufamilia,sindudaDavid

Page 74: Gloria V. Casañas

habíasoltadolalenguayeraevidentequeensumenteChloeeracapazdeatarcabosysacarperversasconclusiones.

—Eltiempodulcificaloserrores—selimitóadecir.Leestabaresultandodifícilcompadecersedelaesposadelteniente.—¿Cómosellamausted?—dijoChloedepronto.—JulianaBalcarce.Lamujer asintió, comosi esenombre significasealgo.Despuéspermaneció

calladahastaqueJulianarompióelsilencio.

Page 75: Gloria V. Casañas

—¿Desea que le traiga algún libro? Tenemos una biblioteca pequeña yalgunostítulosestáneninglés,puessondonacionesdefamiliasquehantenidoenfermosaquí.—Yquehanmuerto.—Nonecesariamente.Haygentequerecuperasusfuerzasypuederegresara

casa.Latuberculosisreconocedistintosgradosdegravedad,ysucasonoesdelospeores.Creyó que la mujer se aliviaría al oírla, y en cambio quedó pasmada al

escucharladecir:—Lástima,seríamejoracabardeunavezcontodo.LapacienciadeJulianarebasósu límite.Yaerabastantemalo lidiarcon los

ánimosdecaídosdelosenfermosgraves,paratenerquesoportarloshumoresdelosquegozabandemejorsalud.Aesosnopodíaperdonarlesquenovaloraranloquetodavíatenían.—Mepareceinjustoquedigaeso,señoraAmherst.¿Sabeustedcuántagente

seencuentrainternadasinesperanzaderedención?Muchosdeelloslosabenolosospechan,yaunasí,agradecenestaratendidosenunhospitalespecializado.Hayotrosquenisiquierahanpodidollegarhastaaquíypadecieronsumalsinpoder aliviarse.—Y al decirlo pensó en la madre de Luis Morán, que habíamuertosinconoceraunmédico.Selevantóydevolviólasillaasulugar,antesdedespedirse.—Veréquele traiganunlibroeninglés.Quizáencuentresolazenlapoesía.

Losespírituselevadosusaneselenguajeparaexpresarse.OtrareferenciaaLuisMoránquesalíadesubocasinproponérselo.Laesposa

deDavid era dignade lástima, peronopor estar enferma sinopor su carácteragrio y su incapacidad para sentir gratitud. ¡Qué distinta su condición a la deaquelmineroaquienlosanálisiscondenaban,yqueescribíaversosysoñabaconcabalgar en el valle! Decidió que le haría una visita, para compensar el malmomentopasadoconChloeAmherst.Saliódelpabellóncomouna tromba, furiosacon lamujer, conel tenientey

Page 76: Gloria V. Casañas

conellamisma,quenohabía logradocontener su temperamento.Sumadre ledecíasiempre:“Lapacienciamuevelasrocasmáspesadas”.Yellalaperdíaenunsuspiro.Casicorrióel trechoqueseparabaelpabellónTornúdelMuñiz,y llegóa la

saladeloscondenadosjadeandoyconlasmejillassudorosas.Luislaviovenirydeinmediatocaptósuánimo.Guardóconcuidadolashojas

enlasqueescribíayseenderezóensucama.—¿Cómoseencuentrahoy?—graznóJuliana.—Muchomejorqueusted,doctora.Larespuestasarcásticadisolviólafuriadelajoven.—Acertó.Estoyunpocoenojadaconmigomisma,peroyapasará.Luisentrecerrólosojos.—¿Setratadelospacientes?—¡No! Es decir, sí —confesó avergonzada—. Algunas personas no son

agradecidasconloquelestocóensuerte,yesomeofende.—Mimadredecíaquenosepuedepedirperasalolmo.Julianaseechóareír.—¡Desdechicaescuchéeso!Siempremecausógracia,aunquenoconocíalos

olmos.—Enmipueblorodeabanlahaciendadeunextranjeroalquerobábamosfruta

cuandollegabalahoradelasiesta.JulianaseadmiródelafacilidadconqueLuissoltabasuconfidencia.Raravez

lehablabadesuvidaanterioralaenfermedad,sólosabíaqueeramineroyquesumadrehabíamuertodetisis.—¿Quépuebloeraese?—quisosaber,curiosaytambiéndeseosadeolvidar

suentrevistaconlamujerdeDavid.Luisseencogiódehombros.—EstáenlaQuebradadelaLuna.LollamanLaMisión,creoqueporqueen

otrostiemposhubounaiglesiadefranciscanos.Yosóloconocílasruinasdondehabíafantasmas.

Page 77: Gloria V. Casañas

—¿Enverdad?¿Loshavisto?La ansiedad infantil arrancó una sonrisa a Luis. Lo había dicho con el

propósitodedistraerla.Suinfanciahabíaestadomarcadaporlassupersticionesdel pueblo, noches en que los viejosmurmuraban toda clase de conjuros paraahuyentarlosespíritusquepululabanentrelosadoquinesdelamisión.Sedecíaqueallíibanapararlosmalditosylosquenoencontrabandescansomientrasnolescelebraranunamisaenlanochedelunallena.Algoque,porsupuesto,nadiesesentíacapazdehacer.—Nuncalosvi,peroesonosignificaquenoexistan.Lajovencontemplóelrostrovaronilconatención.Unavezmás,LuisMorán

parecía sermás de lo que aparentaba, y esa profundidad la atraía. El carácterapacible del hombre había logrado serenarla, y en los ojos negros leía unainteligentecomprensióndesupropioestadodeánimo.Resultabainauditoqueunpacientelebrindaseelconsueloqueelladebíadarle.Redoblóensufuerointernoelpropósitode lucharpor su saludy esquivar esepronóstico funesto.Aquellamiradahondanopodíaapagarseenlaenfermedadmórbida.Julianasintiódeseosdedevolverleelfavorycomentó:—¿Le gustaría ver cómo marchan los preparativos de Navidad? El padre

Antoniopermitióquearmáramosunárbolenelvestíbulo,ycadadíaagregamosunadorno.Piñas,flores,cintas,cosasasí.—Megustaría—selimitóaresponderLuis.—Alguienestá tallando figurasparaelpesebrequesonverdaderasobrasde

arte.El padre estámuy entusiasmado con ellas, quiere lucirlas para ganarle alárbol.—¿Leagradanlasfiguras?—¡Sonhermosas!Sólounartistapodría lograralgo tanbello.Cuandoestén

todas,prometomostrárselas.Deprontosesintióentristecidaal recordarquenadiepodíasalirdelentorno

delhospital.Erainjustoquearmasenelpesebredondelosinternosnopudieranverlo.

Page 78: Gloria V. Casañas

—Quisiera…—YLuisapretólosdientes,insegurosobreloquepediría.—Dígame,ysiestáenmisposibilidadesselotraeré.¿Tienesuficientepapel?—Tengo ganas de ver algo más que la terraza. ¿Podré recorrer el jardín

también?Era una osadía, pero Juliana estaba imbuida de un afán que no reconocía

límites. Si aquel paseo contribuía a la salud espiritual de Luis Morán, ellaconseguiríaquesecumpliesesudeseo.—Prometo ocuparme —respondió sonriendo, y rozó la mano morena que

descansabasobrelacolcha.Élgirólapalmayapresólamanofemeninaentresusdedos.Erauncontacto

nuevo,alejadodelprofesional.Julianapercibióelcalorquesubíaporsubrazohasta el vientre. Asustada, se irguió para fingir que se ocupaba de asuntostriviales. Al despedirse, esquivó los ojos negros que sintió clavados en suespaldahastasalirdelasala.Luis permaneció despierto mucho tiempo después de que apagaran las

lámparas ymurmuraran las oraciones. En la última visita de esa noche, habíasidoLucindalaencargadadeauscultarloydeanotarlasmediciones.Élnadadijoante la mirada maliciosa de la rolliza joven. Se sentía exultante por habercontribuido a alegrar a la enfermera de ojos dorados. Había podido captar surabia y su dolor en carne propia. De modo misterioso, sabía que esossentimientos provenían de algo relacionado con el apuesto músico que habíallegadodíasatrás.Luis no era nadie y nada ambicionaba, salvo dar rienda suelta a su poesía,

cabalgarenelvalleysentirlatierrabajosuspies.Rendirhomenajealabellezaque lo rodeaba lo hacía sentirse grato a los ojos deDios.Como la enfermerahabía dicho: ser agradecido por los dones que la naturaleza ofrecía a manosllenas. ¡Lástima que ahora tuviera que hacerlo encerrado entre esas paredes!Claro que, de no haber sido así, tampoco habría conocido a JulianaBalcarce.Sonrióenlaoscuridad.Podíapensarsequeeldestinolejugabaunapulseada,aversieracapazdeencerrarel sentimientoqueella ledespertabaenunpoema

Page 79: Gloria V. Casañas

memorable. Y de mantenerse entero para cumplir el desafío que le habíaplanteado:unacabalgataantesdequeelveranoacabase.Odequesuvidaseextinguiese.

Juliana contaba las estrellas desde su lecho cerca de la ventana. Estabaexhausta, tanto por el calor que caía a plomo sobre la sierra como por lasemociones que se agolpaban en su pecho. El encuentro con Chloe le habíadejadounsaboramargoylaconviccióndequelaesposadeDavidnoerafelizjuntoal teniente.Elladebíade saberque su esposono la amaba lo suficiente.Juliananoqueríapensarenlosmotivos,pueséleraahoraunhombrecasadoynadadeloquedijesepodíaalterareso.TambiénlaconmocionabaLuisMorán.Elminerohabíapasadoarepresentar

algomásqueunpacientealqueellaanhelabasalvar,eraunhombrequeposeíaeldondeentendersinpalabras;quizáporesoescribíaversos,paraexpresarlasemociones que tan bien captaba. Desde aquella tarde en que lo descubrióañorando la vida de afuera y soñando con montar caballos, una sensaciónindefinibleseapoderódeella,comosisuscorazonespudiesenentenderseenelsilenciocómododelasalmasafines.Lasalmas,unconceptoqueaChloeAmherstleresultabaextraño.¡Quédifícil

era resolver los entuertos que no obedecían al cálculo ni a las pruebas delaboratorio!Suspiró.Eltrajíndeldíasiguienteleharíaolvidarlospesaresylasdudas. Una mujer de ciencia debía poseer un temple afinado y constante.Atenerse a los hechos, sin imaginar cosas que no existían y sobre todo, nodesvariar.Justoantesdedormirse,recordólafrasedeLuisMorán:“Quenolosveano

significaquenoexistan”.

Page 80: Gloria V. Casañas

Enotropabellón,ajenaalospadecimientosdelosdemás,Chloesecepillabaelcabellofrentealespejoquehabíajuntoasucama.Davidlahabíavisitadounratoantesparadesearlebuenasnoches,yellasehabíamostradomásreceptivaquedecostumbre.En supresenciaél jamásdaba rienda suelta a lapasión,nocomoeneseconciertoqueseempeñóenofrecer.Ella,que lohabíaescuchadotantas otras veces, comprendió que aquella noche su marido se encontrabaatormentado y no hizo falta deducir demasiado pues saltaba a la vista queaquellamujerdeverdeeralacausa.Cuandopreguntóalaenfermerasunombre,lohizosóloparaconfirmarloqueyasabía:esajovendeespléndidacabelleraeralamisma a la que el tenienteAmherst enviaba sin descanso cartas en las queconfesabalapasiónqueloconsumía.Conpacienciadignadeunmonje,Chloehabía interceptado cada una de esas misivas mientras estuvieron juntos en elcuartel.Consiguióconfundiralmensajerodiciéndolequeellamismalasllevaríaalaoficinadecorreos.Alserlahijadelcoronel,nadieosabaoponérsele.Abrió el bolso de malla que la acompañaba siempre y miró el paquete de

sobresatadosconunacinta.Jamássedesprenderíadeeseenvoltorio;suesposonodebíasaberqueaquellascartasnunca llegaronadestino,o laodiaríaporelrestodesuvida.Chloepreferíacontarconsufidelidadysucompasión.Eraalgo,almenos,yaquesucorazónjamásseríasuyo.

Page 81: Gloria V. Casañas
Page 82: Gloria V. Casañas

Debodecirqueestoysorprendido.El ceño del tisiólogo se fruncía en señal de concentración. Juliana

estabaexpectantedesuspalabras.Amboshabíanmirado losúltimosanálisisylos resultados decían con claridad que la cantidad de bacilos de Koch en elorganismodeLuisMoránsemanteníaaraya.—Es un caso excepcional; dadas las circunstancias —seguía diciendo el

médico—,noalcanzoadiscernircuálpuedeserlarazón.Claroqueestepacienteesuncasoparadigmático,puestoquesufortalezadesmientesucondición.AquellapalabreríateníaparaJulianaunsolosignificado:Luisnoempeoraba

comoeradeesperarse,sinoquesuestadoseconservabaestable.Lashermanasasegurabanquenohabíanvistosangreenlasalivaderayqueporlasnochesnotosía.EraelmejorregalodeNavidadqueJulianapodíapedir.Se habían recibido noticias menos alentadoras del pabellón Tornú, donde

estaban los enfermos saludables, si es que cabía esa expresión, dado que laesposa del teniente Amherst sufría una recaída. Aquel informe sobresaltó aJuliana. Temió que su visita la hubiese alterado y que el teniente se hubieraenfurecido por ello. La alegría por el estado de Luis Morán le permitió sermagnánimaconlaotrapacienteyacudióaverladenuevo,pesealoocurridolavezanterior.Yanolaencontrósentadasinotendidaenlacama,conelcabellorevueltoy

máspálidaquedecostumbre.Tenía losojoscerradosylarespiraciónfatigosa.Otra diferencia fue que no estaba sola: su marido se hallaba acodado en elbarandalquedabaalaglorieta.Julianaentróconsucarpetadeanotacionesylos

Page 83: Gloria V. Casañas

instrumentosenlosbolsillos.Algodebiódealertaralteniente,quesevolviódeinmediato.—¿Duerme?—susurróella.Élasintió,clavándoleunamiradademortificación.—Desdehacehoras—respondióenvozbaja.Ambos contemplaron a la enferma, uno a cada lado del lecho, intentando

desentrañarelenigmaqueeldestinohabíaarrojadoanteellos.—Tosertantolahaagotado—prosiguióél—,yporprimeravezarrojósangre.Juliana hizo una seña para invitarlo a salir del cuarto. Prefería tratar los

detallesmédicoslejosdelosoídosdelpaciente.Sibienlamujerlucíadormida,tal vez entre sueños podía escuchar ciertas palabras que conspiraran contra surecuperación.Unavezafuera,caminaronalolargodelpasillorumboalaterraza.—Eldoctormedijoquehubounarecaída—comenzóJuliana.—Lahubo,yesmiculpa.Aquellaconfesiónlasorprendió,peroaguardóaqueélseexplicara.—AnochemedespedídeChloe,yal llegaramihabitaciónmedicuentade

quehabíaolvidadomicajaderapé.Eselúnicovicioquemepermitoyenestascircunstanciasnoquiseprescindirdeél.Sonlargaslasnochesymeacechanlosrecuerdos.Ellapasóporaltoloquepodíasignificaraquelloysiguióescuchando.—Encontré aChloe levantadayme sorprendí,más aúncuandoal verme se

sobresaltóydejócaeralgoque teníaentremanos.Me inclinépara recogerloylanzóungrito.Yonopensabahacerotracosaqueentregárselo,perosucaradeespantomeobligóamirarlo.Davidcalló,yJulianaquedópendientedesuspalabras.—¿Quéera?—dijoalfin,alverqueélestabaconmocionado.—Tus cartas. Es decir, mis cartas, las que te estuve enviando antes de

comprometermeconella,antesdequemisuperiormerogasequelaamparara.Chloeinterceptómicorrespondenciadurantetodoeltiempoqueestuvimosenel

Page 84: Gloria V. Casañas

cuartel.Ignorocómolohizo,dequéartimañassevalió,elcasoesquelogróqueningunadeesascartasllegaraatusmanos.Creíquelahijadelcoroneleraunaniñaenfermizaysola,yresultóserunabrujadespiadada.—Ounamujerenamorada—observóJuliana.Davidapretóloslabiosconfuria.—Todamividalapaséintentandoserquerido—farfulló—,creyendoquepor

alguna razónqueyo ignorabamipadremedespreciabayquemimadrehabíamuerto por mi culpa. Cuando al fin supe que ella nos había abandonado, ydespuésdequeelviejoyyohicimoslaspaces,luegodequemediounhermanoqueesmimejoramigo,cuandoal finpodíaesperaralgobuenode lavida,mepermitísoñarquealregresardelejércitotebuscaría.Nomeengañé,Juliana,séque también para ti significó algo ese tiempo breve que compartimos. ¿Teníarazonesparaesperarverte,onolastenía?¡Dímelo!La exigencia del tono reveló que la noche anterior había habido un drama

entre los esposos; sin duda el teniente estalló de furia y la esposa, al versedescubiertaensuarteroengaño,sedejóvencerporlaenfermedadcomorecursoparaescapardeldesprecioylaira.—DebemospensarenChloe—dijoJulianaenuntonomesuradoyprofesional

delqueladoctoraGriersonsehabríasentidoorgullosa—.Noeselmomentodejuzgar sus actos ni de condenarla por ellos. Lo primordial ahora es que serecupere. Tu esposa…—ydudó antes de decirlo—me pareció unamujer singanas de vivir. El día que la visité hizo comentariosmuy cínicos yme dio laimpresión de que deseabamorirse. Tal vez tampoco ella se siente querida—arriesgó.Lohabíadicho,sólocabíaesperarlareaccióndelteniente,quefuelaqueella

temía.—¡Hahechopocoparamerecerlo!—casibramó—.Cumplíconmipalabrae

hicetodoloqueseesperabadeunesposoparacomplacerla,aunacostademispropiosintereses.ViajéconellaporEuropa,lallevéaloslugaresmáselegantesy le ofrecí en bandeja los caprichos que exigió. Debí suponer que su padre

Page 85: Gloria V. Casañas

necesitabaquealguienloreemplazaseenelpapeldetutorcomplaciente.Chloeesunaconsentidaysevaledesuenfermedadparalograrloquesepropone.—Nocreoqueestéenfermaporsugusto—replicóJulianaelevandoel tono

—,nohayquienpuedalograrsertuberculososinoloestá.Losanálisisclínicosdetectaron el bacilo, y por muy simuladora que sea tu esposa, es incapaz desembrarloensusangre.Lamirada de acero que le dedicóDavid le recordó los tiempos en que ella

intentabadevolverleelespírituyélrespondíaconcinismo.Enelfondo,seguíasiendounhombreatormentado.Yella,unatontasipretendíacambiarlo.Julianalesostuvolamiradaconencono.Podíaentenderlafrustracióndeltenienteyquelarevelacióndelengañolohubieseenfurecido,perolaesposaseguíasiendosuresponsabilidad, tanto como la de ella. En eso no cedería. Ante todo eraenfermera,yeseservicionovariaríapormásqueélhubiesesidosuprimeramor.—Informarédeestasituaciónalmédico—advirtió—,sóloparaqueevalúeel

efectodelasemocionesenlasaluddetuesposa.Sinentrarendetalles—agregódeinmediato—,veremoscómotranquilizarsuánimoparaquenoseagiteyevitetoser.Estabaapuntodemarcharseydejarlosolo,cuandoalgoensuinteriorvibró,

una compasión familiar en ella que la instó a tomar la mano de David ypresionarlaconsuavidad.—DémosleaChloeotraoportunidaddeexplicarse,cuandoestémástranquila

—dijoentonocalmo.—Siguessiendounamujerespecial—respondióélcontristezaenlavoz.Se despidió con una sonrisa que le costómucho articular, y caminó a paso

medidohastaquedar fueradesuvista.Luego, lospies la llevarona todaprisahaciasucuarto,dondesearrojósobre lacamayrompióa llorar,ahogandolosgemidos en los pliegues de la colcha. ¡Así que eso era deshacerse por dentro,romperelcorazónenmilpedazosyquedarhueca!Porunestúpidoengañotodassus ilusionessehabíanperdido.Lecostabareconocerenello lasendacorrectadeldestino.Sihabíaidoalaestaciónclimatéricaeraentoncesparadesengañarse

Page 86: Gloria V. Casañas

porcompletoynoparaencontrarnadanuevo.Entrehiposysollozos,enjugósusmejillas y se lavó el rostro con el agua helada que tanto criticaba Lucinda.¿Dóndeestaríasucompañera?Necesitabadesuschanzasparaaliviarseunpoco.La tarde se prolongaba con la dulzura propia del verano. El perfume de

azahares le acercaba el relincho lejano de los caballos. Juliana se asomó a laventanaycontemplónubesdeshilachadasquehuíanhaciaelcordónmontañoso.Eraunespléndidoatardeceryellallorosa,sinpoderapreciarlo.Suspiró,vencida.—Mañana—sedijoenvozalta—,mecentraréenloimportante.Abriólospostigosdeparenpar.Esanochequeríadormiracunadaporlaluna.

Esperó hasta que los pasos de la monja a cargo de la ronda nocturna seapagasen, y abandonó su lecho. Trepó con agilidad a la ventana. Afuera noquedabanadiequepudiesedescubrir su escapada; así y todo caminócontra elmuro,evitandoelfaroldelaescalinata.Sudestinoeraelpequeñobrazoderíodondeseencontrabanlasmejorespiedras.Antesderodarporelterraplén,aspiróconvehemencia el aromade la fronda silvestre.El airenocturno lovivificabamás que los brebajes que la enfermera le suministraba con puntillosidad depreceptor.O tal vez fuese la combinación de ambas cosas, el caso era que sesentíafortalecido.LoanimósaberqueellaadmirabalasfigurasyquelaNavidadle importaba. Se esmeraría con la talla del Niño y la Virgen, queríaimpresionarla.Luisatravesó lasortigas.Paraapaciguarelardormetiósuspiesen el agua y caminó con lentitud, gozando de la sensación resbalosa bajo susplantas.Apenaslalunasequebróenlasuperficie,comenzóaelegirlaspreciadaspiezas que se convertirían en rostros o cuerpos. Llenaba sus bolsillos con laspiedrasmásgrandesybrillantes,y lasque ibadescartandohendíanelaireconcertero lanzamiento que acababa en un chapuzón discreto. ¿Qué dirían en lacoloniasisupiesenqueuninternosepaseabaporlasnochesinfringiendotodas

Page 87: Gloria V. Casañas

las reglas? Corría el riesgo de que lo expulsaran, después de todo era unfavorecidoporlabecaparanecesitados.Siesoocurría,noleimportabatampoco.Llevabaensusangre lamaldiciónqueacabaríaconsuvida, tardeo temprano.Lo único que lo angustiaba era escribir por fin el poemade amor que JulianaBalcarceleinspiraba.Temíaquelamuerteloalcanzasesinhaberladesafiadoenlacarreradecriollos.Comoreflejodesuspensamientos,unrelinchobrotóentrelosarbustos.Luis

avanzóconlamanoextendidayrozóelhocicohúmedodeunodeloscaballosqueacostumbrabaamirardesde suventana.Eramansito, sedejóacariciar sintemor. Sin duda buscaría la hierba de las orillas blandas que ese estrecho ríobañaba.—Amigo—lesusurróconvoztierna—,metenésquedejarbienparadoconla

doctora.ElanimalcabeceóyLuisseechóareír.—Estamosconversando,¿eh?—dijo,frotándoleellomo.Unaidealocaloasaltó.¿Ysi lomontara,enprevisióndeldíadelacarrera?

Probar si aquel caballo era el apropiado no causaría daño en esa noche deverano. ¿Qué podía ocurrir? El ruido de cascos o relinchos no llamaría laatencióndenadie.Casi al tiempo que lo decidía saltó sobre la grupa, aferrado a las crines, y

taloneóalcaballocondestrezarumboalvalle.Alprincipioelanimalseresistióun poco, sorprendido y quizá fastidiado por verse obligado a dejar el sitioelegido,perosiguiendoel instinto libredesu razasepusoal troteypor finalgalope,cortandoelvientoconlamismafruiciónquesujinete.

Julianadabavueltasentresussábanas,inquieta.ParanodespertaraLucindahabíareprimidosusdeseosdeleer,loquehubiesecalmadolaansiedadfebrilquela consumía. La luna asomaba su faz platinada, invitándola a gozar de ese

Page 88: Gloria V. Casañas

diciembrequeparaalgunosinternospodíaserelúltimodesusvidas.Elpensamientolaangustióysaltódelacama.—¡No puede ser que un traidor me distraiga de mi misión! —masculló

rabiosa.Lucindase removió,yJulianadecidióventilar su furiaenelpatio,dondeel

resplandoryaseenseñoreabadelosmacizosylascolumnas.Enlanochetibiasedejómecerporelcantodecentenaresdegrillos.¿Aquésufrir,cuandolabrisatraía reminiscencias de veranos felices y rostros sonrientes que le prometíaneternoscuidados?Sinuncahallabaesposo,almenostendríaasuspadresyasushermanos.Yasusamigos,muchomásvaliososqueunextranjeroingrato,fueseonopartedelafamiliadesuabuela.—Enelcastigoestálapenitencia—murmuró,pensandoenqueDaviddebía

cargarconlamaléficaChloeportodalavida.Una sombra fugaz y lejana llamó su atención. ¿Un jinete? Imposible que

alguien cabalgase a esas horas, amenos que hubiese cometido un crimen. Laidea le produjo un estremecimiento y se acordó de los espíritus del pueblo deLuisMorán.Elfantasmavolvióaapareceruninstantebajolalunaylaoscuridadse lo tragó. Juliana no creía en apariciones, y aunque la imagen de aquellasruinasembrujadascruzó sumente, se armódevalorybajó las escalinatas.Lanoche creaba fantasmagorías allí donde el día mostraba inocentes arbustos osenderos de piedra. Juliana atisbó la lejanía y por fin, poseída por la rabia demomentosantes,seenvolvióensubatayechóacorrer.Sialguienpululabaporelvalle,ellaseencargaríadedesenmascararlo.Bajóalostumboslacolinaqueseparaba el sanatorio del río y una vez allí, buscó el sitio donde las piedrasformabanunpuentenatural.Erariesgosocruzarlodenoche,peroconesa lunaredondapodíaverbiendóndepisaba,yaesaaltura lacorriente seestrechaba.Delotroladolarecibiólafraganteoscuridadysesintiótontaporhabercedidoaese impulso, hasta que la tierra vibró bajo sus pies y el jinete temerario sepresentóanteellaencarneyhueso.—¡SeñorMorán!

Page 89: Gloria V. Casañas

Elnombradosofrenóasucabalgaduraenseco.Habíacreídoverunaapariciónéltambiénenesasiluetablancaquesalíadelrío.—¿Estáusted loco?—exclamóel femenino fantasmamientras tropezabaen

sudirección.LasonrisadeLuisbrillóbajolaluna.—Ya casi soy un muerto, doctora —contestó en son de broma—, déjeme

vagarpormitierra.—Morirá si no se cuida como es debido. ¿Qué bicho le picó para salir a

montar caballos salvajes en la noche? ¿Y desde cuándo lo hace? —agregó,intuyendolaverdad.—Salir,salgodesdehaceuntiempito,peromontarsemeocurrióhoynomás.LasencillezdelarespuestacolmólapacienciadeJuliana.—Deberé informardeesto—loamenazó—,porquesucuracióndependede

loscuidados,ysinolosrespeta,obtendremosfalsosdatos.Elmédicotienequesaberlo.Seestáburlandodenosotros,señorMorán,ynoselovoyapermitir,seaustedquiensea.—Yonosoynadie,enfermera,yporesonoimportaloquemesuceda.LacóleraestallóenelpechodeJuliana.—¡Nomedigaaquépacientesdebocuidaryacuálesno!Todossonenfermos

ymerecenelmismotrato.Estánenpabellonesdistintossegúnsugravedad.Meofende,señorMorán.Bájeseyvuelvaconmigoasucama.La frase le sonó mal no bien la pronunció, y las sombras benefactoras

ocultaronelruborquesubióasusmejillas.Luisdesmontóconlentitud.Fueradelas paredes del hospital, lucíamás alto y fornido.Era un hombre en elmedionaturalque lohabíavistocreceryquedabasentidoasuvida.Julianacaptó lahombríayelsentimientoquebrotabaenlosojosdesupaciente.—Lléveme—seburlóél.—Volveráasícomovino—leretrucóella,yencaróelpuentedepiedraconel

corazóndesbocado.Luisnolaseguía,sinembargo.Aldarsecuentadequeelhombrehabíavuelto

Page 90: Gloria V. Casañas

amontar,Julianaseexasperó,ymásaúncuandolovioecharsealgaloperiendo.—Alcánceme—loescuchódecir.¡Laestabadesafiando!Lajovennoentendíaporqué,siellaseencontrabaa

pie, hasta que sus ojos se habituaron a la oscuridad y advirtió la presencia deotros caballos.Él sabía, entonces, y le recordaba la apuesta. Julianamordió larabiaconunapizcadeexcitaciónybuscóunapiedradondesubirseyalcanzarlagrupadelanimalqueestabamáscerca.Alsentirelpesolivianosobresulomoelcaballosaltóhaciaadelantecomosihubieseesperadoelmomento.Prontoellatambiénseconvirtióenunjinetenocturnoquelevantabaterronesasupaso.Luispermitióquesepusieseasualturaparaadmirarsucabelloensortijadoy

loscoloresquerelucíanensusmejillas.La“doctorcita”eratodaunaamazona.Y en verdad lo era, ya que Juliana Balcarce había heredado el amor de su

padreporloscaballos;desdepequeñaadorabamontarysaltarcercos.FranciscoBalcarcesolíadecirquecuandoestabanalomosdeuncaballo,élysuhijateníaneldiabloenelcuerpo.Julianarecuperólasensacióndelibertadabsolutaquelaembriagaba cada vez que cortaba el viento pegada al pescuezo del animal.Nisiquieraprecisabaderecado,podíamontarenpeloalamaneraindia.¿Porquéno, si al fin y al cabo algo de esa sangre ancestral corría por sus venas?LuisMoránnolosabía,perolaenfermeraquelocuidabaerapartedelatierraigualque él, sólo que con bastante instrucción ymodales en su haber. Su padre lehabíatransmitidoesaestirpeorgullosa.Siaquelminerolosupiese,sesinceraríamásconella,puestoquenoexistiríaunabismoentrelosdos.Esos pensamientos le arrebataron la razónmientras galopaba a la par de su

paciente,queenlugardecederleladelanteraconlacortesíadeuncaballeroledisputabacadatrozodeterrenocomosienelloselefueralavida.Lavida.UntesoroqueLuisMoránpodíaperdersinllegaraviejo.Esaideala

paralizó.¿Quéestabahaciendoal seguirleel juego?¿Condenándolo?ObligóasucaballoadetenerseyentrepiafadashizoquetambiénLuislohiciera.—¿Qué?—gritóéldesdelejos.—Vamosaregresar.

Page 91: Gloria V. Casañas

—¿Serinde?Laburlanolehizomella.—Ustedgana,señorMorán.Alahoradecuidarlasalud,sinembargo,soyyo

quienmanda.El hombre volvió grupas y desanduvieron el camino en silencio. Sólo el

bufidodelosanimalesrompíaelhechizodelanochequieta.—Montabien—comentóélentonoadmirativo.—DesdeniñamispadresmellevabanalaestanciadeunosamigosenTandil,

dondesecríanbuenoscaballos.—Aunasí,esraroqueunamujercomoustedmontesinriendasnirecado.Ellalelanzóunvistazo.—¿Porqué,meconsideraunaremilgada?Luis contuvo la risa.De ningúnmodo hubiera pensado eso, después de ver

cómo lidiaba con lospacientesydequémanera lo engatusabapara tomar susasquerosasmedicinas.—Entoncesganélaapuesta—latoreó.—Asíes.—¿Quéprendapuedopedir?—Nuncadijimosnadaacercadedaralgo.—¿Mepermitearriesgar?Julianatemióqueelhombreseexcedieraensuconfianza,peroaesaalturaera

difícilponerlelímites.Loalentóaseguir,ylasorprendióelpedido.—Quieroquemecuentequiénesesehombrealtoquevinoatocarelpianoel

otrodía.Yporquéustedsealteraensupresencia.Un atajacaminos revoloteó ante ellos antes de que Juliana esbozase la

respuesta.—Esunmilitarqueconocícuandovivíaconmiabuelaensupueblonatal.Porsupuesto,aLuisleinteresabaotracosa.—¿Yustedseenamoró?—SeñorMorán,lerecuerdoquepasarsedelarayanoespartedeestaapuesta.

Page 92: Gloria V. Casañas

—Yomeenamorétambién—acotóél—,ysinremedio.Elcorazónnosecuraconmedicina.—Entoncessomosdoslosenfermos—repusoellaconunsuspiro.Alllegaralcrucedelrío,Luisseinclinósobreelcaballoylacontemplóserio.—Con su permiso, doctora, usted no debería ir detrás de alguien que no la

merece.Eltiposecasóconotra.LaverdaddelargumentoafligióaJulianahastalaslágrimas.—Comobiendijo,señorMorán,elcorazónnosecuraconremedios,asíque

confiaréenquelohagaporsímismo,afuerzaderesistir.—Comoyoconmicuerpo.—Exacto.Ellalededicóunaojeada.Aquelhombreposeíaunasutilezaparaentenderque

lapasmaba.Depronto, recordóque lehabíahechounaconfidenciamomentosantes.—¿Yquéocurrióconsuenamorada?—Elenamoradosoyyo.Ellaloignora.—Deberíadecírselo,asíalmenossabráaquéatenerse.—¿Ustedhizoeso?Juliana reflexionó y tuvo que admitir que era demasiado inexperta cuando

aquellos sentimientos la abrumaron, y que había habido otro hombre quetambiénlacautivabaeneseentonces:elpropiohermanodeDavid,Ismael.ContartodoesoaLuisMoránhabríasidounalocura,demodoquesimplificó

surespuesta.—Fuehacemucho,unamordeniña.Crucemosdeunavezelrío,antesdeque

lasaguassetornencaudalosas.Desmontaron,yloscaballospermanecieronpastandoenlaorilla.Luispisaba

dondeellalohacía,respirandoconciertadificultadquenopasódesapercibidaaloídoentrenadodelaenfermera.—Siénteseatomaraire—leindicóalllegaralotrolado.Desdeallíeradifícilquepudieranverlos,ytodosdormiríanaesahora.Juliana

Page 93: Gloria V. Casañas

contabaconeso.Quería,además,darsetiempopararecobrareldominiodesusemociones.LaluzdelospasilloseradelatorayLuisMoránveríasusemblantedescompuesto.En cuanto a él, hacía grandes esfuerzos por no demostrar la flojera que lo

acometiódurantelacaminataderegreso.Laspiedraslepesabanenlosbolsillosy tenía llagados los pies. Aquella mujer poseía coraje, pero le resultabaimposible ocultar la debilidad de su corazón. Un puñado de versos vino a sumente. Los escribiría apenas recobrara el aliento. Lo último que deseaba eracausarasucuidadoraproblemasconlosmédicosolasmonjas.—Novolveréasalir,loprometo—soltóenvozbajaycontrolada.—Estábien,creoensupalabra.Ymedisculpoporhaberlegritado.Pareceque

nosoycapazdetenerpacienciaconlosenfermosyesomepreocupa,siquieroconvertirmeenmédico.Luisseencogiódehombros.—Haypacientesjodidos.LaexpresiónarrancóunasonrisaaJuliana.—Hastaconellosdebosertolerante.¿Creequepodrásubirasusala?YalverquelosojosdeLuissedirigíanalaventana,exclamóhorrorizada:—Ah,no,esono.Subiráporlaescaleraconmigo.Diremosqueessonámbulo,

siesnecesario.—Ustedtampocosiguelasreglas,doctora—semofóél.Nadielessalióalencuentroantesdequellegaranalpabellónyningunodelos

internossehallabadespiertoaesashoras,demaneraqueLuispudoregresarasulecho sinalterar la rutinadeesanoche.Salvopor lapresenciade Juliana,queaguardópacienteaquesecubrieseconlamanta.Unruidoextrañolahizofruncirlascejas.—¿Quéllevaallí?Eralaconfidenciaquefaltaba,yLuisserindió.Conungestoresignado,dejó

caersobrelasábanalaspiedrasquehabíarecogido.Laúltimarevelaciónentreambos.

Page 94: Gloria V. Casañas

—Eltalladoresusted.Luiscerrólosojos,agotado,yasintió.Cuandolosabrió,ellacontinuabaahí,

mirándolo con una expresión indefinible. Tristeza y algomás, un sentimientoqueélnopudodescifrar.—Diosloguarde,señorMorán.Yoharétodoloposibleporquesesane.Laenfermerasaliódelasalaysedirigióasucuartotransidadeemoción.Unmineropobre,poetayartista,enfermodetisisyamantedelavidaalaire

libre.Unhombre soloy enamoradodeun imposible.Laúltimamiradaque ledirigió ledijoelsecretoqueélguardabaconcelo:elobjetodesusamoreseraella,JulianaBalcarce.Denadavalíafingirporqueelcorazónseescapaporlosojos.YlosdeLuis

Moránreflejabanconintensidadtodocuantoalbergabaelsuyo.Julianaseechódebrucessobrelacamacomosielmundoenterocayesesobre

ella,hundidaenelcolchónyagotadaporlacabalgataylasrevelacionesdeesanoche.Lucinda roncaba y ella se tapó la cabeza con la almohada. A la doctora

Griersondeseguronolehabíansucedidotalescosasmientrascumplíasurolderesidente.Ensulecho,mientrastanto,Luisintentabaescribirversosalaluzdelaluna,

queyaescapabade laventana.Sofocóuna tos inoportunaypor finsedurmióexhausto,dispuestoaganaralgodereposoluegodesemejanteincursión.Suúltimopensamiento,antesdeperderseenelsueñoreparador,fuesobrela

misión que le aguardaba: recuperar el brillo dorado en los ojos de JulianaBalcarce.Ysuúnicaarmaparalograrloeralapoesía.

EnlassombrasdelpabellónTornú,unhombresolitariocontemplabala lunaconnostalgia.Habíavistoalaenfermerasubiendolacuestaencompañíadeun

Page 95: Gloria V. Casañas

jovenque,ajuzgarporsuaspecto,eramáspobreaúnqueaquellosindiosquesuregimiento se empecinaba en mantener a raya. Quizá esa fuera la llave delcorazóndeJuliana:lanecesidad.Eramuyprobablequelamujerqueloteníaamaltraerfloreciesecuandoalguienlareclamaba.Élnopodíadejardeserquienera,sinembargo:undescendientedelprimerbaróndeAmherstycasadoconunatísica que conmalas artes lo había alejado de la única felicidad posible. Congustohabría empeñado la gloria adquirida en el ejército a cambiodeuna solamiradaamorosadelajovenqueconocióbajolalunadeunaNavidadtanlejanacomouncuentodehadasdelainfancia.Aquellaotralunaseelevabaporsobrelacrestadelasierraysederramabaenelvalle,desnudandosecretosescondrijos.Presa de un impulso descabellado, DavidMalcolmAmherst levantó su rostrohacia la noche y le dedicó un pensamiento que era en realidad un ruego. Seabandonó a la magia y al misterio como lo había hecho algunos años antes,aunquesinlamismaconfianzadeentonces.—Que sea lo que Dios quiera —murmuró—, y sobre todo que seas feliz,

pequeñaJuliana.

Ladestinatariadeesepedidodormíaextenuada,ajenaa losdeseosqueesosdoshombresproyectabansobreella.Sualmasehabríaregocijadoalsaberquedoscorazonestandistintoscoincidíanenunmismosentimientodeabandonoygenerosidad. Juliana Balcarce se hallaba, una vez más, en la encrucijada delamor.¡YjustoenvísperasdeNavidad!

Page 96: Gloria V. Casañas
Page 97: Gloria V. Casañas

Elgritoestridentedelbenteveorepicóbajolaventana.Segúnfueseeltrino,veníaprecedidodemalaugurioenla tradiciónpopular,opodíasignificar

novedades.Julianaentornóelpostigo.Lucindaparloteabaacercade losnuevos internos

quehabíancolmadolassalasy,comodecostumbre,criticabaelaguafríadelavertiente.Tambiénsequejódelosdulcesdelcocinero,culpablesdequelafaldale ajustase demasiado en la cintura. Juliana la escuchaba con aire ausente. Loocurridolanocheanteriorlahabíasumidoenlamelancolía.—Las monjitas pretenden que las ayudemos a armar el árbol, como si no

hubiera suficiente tarea. Menos mal que el padre Antonio se encargará delpesebre, que si no… Por lo menos, tenemos asegurada la turronería y elbizcochón.Elcocinerotienemanodeartista.Juliana,¿estásoyendo?—Teescucho.—Además,hoylosmédicosdecidierontrasladaralaesposadeltenienteaeste

pabellón.Alparecer,lapobretuvootrarecaída.Esanoticiaalertólossentidosdelajoven.—¿LaseñoraAmherstsigueempeorando?—Así parece. Ya decía yo que esa palidez, y tan delgaducha… Dudo que

resista.—¡Lucinda!Nonostocadarpronósticos.—Yalosé—respondiólaotraconfastidio—.¿Peroquéquieren?¡Unaseda

cuentaylisto!Elpobrehombreyaestáviudoynolosabe.LoquesíesperoesquenosuelteelalientoenNochebuena,resultaríamalpresagio.Julianareprimióelsermónquemerecíalacabezahuecadesucompañerayse

Page 98: Gloria V. Casañas

dirigióalasalafemeninadelpabellónparacomprobarlosdichosdeLucinda.AllíyacíaChloe,perdidaentresábanasqueresaltabansublancuraenfermiza.

La Navidad de su tierra venía a buscarla y la envolvía en un frío capullo denieve.Latisishabíaesculpidosufaz,tornándolacadavérica.Unarecaídaferoz.Una jugadadeldestino,cuando laesposadel tenienteeraunapacientecrónicaque podía sobrellevar su mal con ciertos cuidados. ¡Qué miserable debía desentirse,conaquelcielodeveranoentrandoporlasventanas!Julianaseacercóconunasonrisa.—SeñoraAmherst,¿seencuentracómoda?Losojos,queahondabansunegruraporcontrasteconlapalidez,seclavaron

enlaenfermeraconfijeza.—Tengosed.Juliana se apresuró a cumplir el pedido de esa voz cascada irreconocible.

Chloe era como una corola que desplegaba sus pétalos y se marchitaba derepente. La ayudó a beber, y con cuidado devolvió a su sitio la cabezadesmechada.Unpuntazodepenalahizodecir:—¿Lemolestasimeocupodepeinarla?Lamanolánguidaseñalóunmaletínqueelapuronohabíapermitidoubicar,y

laenfermerahallóeltocadordeladama:unconjuntodecepillos,unespejooval,un frasco de loción y una cajita de metal repleta de horquillas. Enderezó laalmohada tras laespaldade laenfermaycomenzóadesenredarelcabelloquedebiódehabersidoespléndidoy la faltadevitalidad tornabaopaco.Las tosessofocadasyelpéndulodelrelojdepieeranlosúnicossonidosqueacompasabanelmovimientodelcepillo.Julianaelaboróunpeinadodistinguido:unadiademaderizosybuclesrozandolassienes.Usólamayorcantidadposibledehorquillasy humedeció el cabello con unas gotas de loción para procurar un halo queconjuraseelalientoenfermo.Chloe no había abierto la boca. Al presentarle Juliana el espejo, deslizó la

miradasobresuimagenpulcrayenseguidaobservóalaenfermeraatravésdel

Page 99: Gloria V. Casañas

azogue.—Hizobuentrabajo—admitió.—Tengoprácticaconmisrizos,sonrebeldesylidiéconellostodamivida.

ApesardequeJulianalerestabaimportancia,sugestohabíasidoamable.—Seloagradezco.Unasesientepartedelmobiliarioalestaraquíconfinada.

Mi única distracción son las visitas de mi esposo, pero ahora que he sidodeclaradainfame,dudoquelodejenvermecomoantes.—SeñoraAmherst, no sea tan dura. Estar aislado requiere paciencia, ya ve

Page 100: Gloria V. Casañas

quealosenfermosselesdice“pacientes”.Lamujeralisabalosplieguesdelasábanabarruntandoloquediría.—Supongoquesealegrarádemiestado.—¿Cómodice?UnachispacruelencendióporuninstantelamiradadeChloe.—Sétodoacercadesusamoresconmiesposo.—Entonces no sabe nada, señora, ya que nunca he tenido amores con el

teniente.—Me refiero a que estuvieron enamoriscados. Es infantil que pretenda

disimularlo, loshevistoduranteelconcierto.Élnuncatocótanemocionado,yustednolequitabalosojosdeencima.Juliana quedó muda. ¿Así que eran tan visibles su anhelo y desencanto?

Recordó la pregunta de LuisMorán, amodo de prenda por perder la carrera.Tambiénéllohabíanotado,ysinserpartedelasituación.Eraunatonta,llevabaelcorazónpintadoenlacara.—Conocíasuesposoencasademiabuelaycompartimosunalindaamistad.

Nohubotiemponiocasióndeprofundizaresevínculo.Lamentoquepiensequetengosegundasintenciones,ymásaúnquemecreacapazdesolazarmeconlaenfermedadajena.Esruindesuparte,señoraAmherst.Chloelacontemplóconcuriosidad.—Esmuyprofesionalusted,enfermera,nosepermiteemocionesenel trato

conlospacientes.Voyacontarlealgoquequizálaaltereunpoco.Sétodoacercadelossentimientosquealbergabamiesposoenaquelentonces,yaqueinterceptélas cartas que le enviaba. Es probable que usted nunca haya sabido que él leescribía,yahoraselodigoyo:miesposo,tenientedelemblemáticoRegimientodeCaballeríadeCuster,entreteníasushorasdedescansoenrománticasmisivasa una señorita que jamás volvería a ver. En cambio yo, que estaba a su lado,recibía sólo un trato caballeroso y protector quemi padre encontró apropiadoparaentregarmeaélalahoradesumuerte.—¿Noamaustedasuesposo?—alcanzóadecirJuliana,asombradaportodo

Page 101: Gloria V. Casañas

loqueoía.—Oh,síqueloamo.Élesmibastión,mirefugio.¿Quéharíasolayenferma?

Deseguroterminaríaenunhospicio.Tiemblodepensarlo.—Lonecesita,entonces—observóconamargura.LosojosdeChloerelucieroncomolaspiedrasnegrasdelrío.—Elamores tambiénnecesidad,notodosonpalabritasdulcesymiradasde

arrobo. Usted es joven, pero su profesión la ayudará a entender las miseriashumanas.Haymuchasclasesdeamor,señoritaJuliana.YomoriríasinDavid.Aquellaspalabras,dichasconintenciónosinella,calaronhondoenelalmade

Juliana.Fueronlasentenciademuerteparaelsentimientoquepugnabaporinstalarse

denuevoensupecho.Ellajamásalentaríaesperanzasenunhombrecasado,ysiChloelacreíacapazdealegrarseconladesgraciaajena,sedebíaaqueeraunamujer despechada. Juliana debía mantenerse por encima de las bajezas. Asíhabíasidoenseñadaporsuspadres,ysuvocaciónpor lacienciade lasaludleexigíaunaconductadesacrificio.DavidMalcolmAmhersteraunviejoamigoalque volvía a encontrar en circunstancias que no permitían otra cosa que nofuesenlacortesíaylaamabilidad.Con dolor que consiguió enmascarar bajo la preocupación por el prójimo,

dijo:—Leagradezcoquemecuenteloocurridoenelpasado,señoraAmherst.Es

un peso que usted debió de llevar en el corazón todo este tiempo. EstamospróximosaNavidad,laocasiónparaintentarsermejoresenelañoquevendrá.Silodesea,puedoenviaralpadreAntonio,aunquenoseadesumismareligión.AlahoraderendirnosaDios,cualquiercaminoesbueno.Mientrashablabaabríadeparenparlaventanaycolocabaelramitodeflores

queadornabaelalféizarsobrelamesadeluzdeChloe,paraquelotuviesealavista.LarespuestadelapacientenofuelaqueJulianaesperaba.—Gracias,perononecesitoaningúncura.TengomiBibliaylaleerécuando

Page 102: Gloria V. Casañas

pueda.—Meretiroentonces,señoraAmherst.Diréasuesposoquevengaaverla.No

estátangravecomoparanopoderrecibirvisitas.Sealejódeprisa,ansiosaporrespirarotroairequenoestuvieseenvenenado

por la acidez de la esposa del teniente. ¡Pobre David, condenado por unapromesadelealtad!La brisa veraniega acarició su rostro con dulzura benefactora. Las sierras

lucíansusverdoresyelríodestellabacomopiedrapreciosa.Eraundíaradianteyelladebíaagradecerquepudiesevivirloconintensidad,dedicadaaloquemásle gustaba: el servicio. Allí dentro, una dama también joven se encontrabapostrada y envuelta en una perfidia que le impedíamejorar su estado. Julianareflexionó sobre lasposibilidadesdeChloe.Si algobuenopodía lograr enesaNavidad, era que aquella mujer se arrepintiese de su conducta y se tornaseagradable a los ojos de su esposo. Sería un doble regalo: para Chloe y paraDavid.Decidió ocuparse de esa tarea, ajena a su conocimiento científico perocercanaasuinstintodesanación,queeraelimpulsomásfuertequelaanimaba.—Sicura,esmedicina—sedijoenvozalta,recordandolaspalabrasdeaquel

otrohombrequeconocióenlablancaNavidaddeAmherst:Ismael.AhorasíentendíaparaquéDioslahabíaenviadoalaestaciónclimatérica.

LahermanaIsaurasolíacircularentrelascamasconaguabenditaylimonadacon azúcar, atendiendo las necesidades y las inquietudes espirituales de losenfermos.Algunossólopretendíanunosminutosdecharlaparaaliviarse;otrosse quejaban de continuo y requerían permanente cháchara para olvidar que sehallabanpresosdelmalyde lasreglasdelsanatorio,nosiemprerecibidasconpasividad. Aquella monja incansable nunca se malhumoraba, así que Julianaacudióaverla,deseosade sanar suánimoconturbadopor las revelacionesdeldía.

Page 103: Gloria V. Casañas

Isauralemostróunavalijademaderaqueensusalasdesplegadasalbergabayuyos,sales,pócimasytinturas.—Esuncuralotodomilagroso.ObradeDios—aclaró,temiendoinfringirlas

reglas.AJulianaleresultóextraordinarioelmaletín,ydeseóprofundizarlaamistad

conlahermanaafindeaprenderloqueellasupierasobrelasdotesdelasplantascurativas.—Toméalgunasclasesdebotánicamédica—dijolamonjamientrasdoblaba

lasropasquehabíanllegadodellavadero—.Nadadeotromundo.Julianaintuíaqueaquellasdosisencerrabanelmilagroquetardeotemprano

elmundocientíficodescubriría.Isaura le contó también sobre Mary Seacole, mitad escocesa, mitad

jamaiquina.—UnamujerquefuealaguerradeCrimeayheredódesumadreestesaber

antiguopusoenprácticarecetasqueconjuraronelcóleraylafiebre,detuvieroninfeccionesysalvaronlavidademuchosheridos.Eso,ylasreglasdehigieneysalubridad.—LadoctoraGriersonnoshablódeFlorenceNightingale—repusoJuliana—.

Leímossusnotas,publicadasaraízdeesamismaguerra.Ignorabaquehubiesehabidootrasamaritanacomoella.—Mary lo fue. Los soldados la llamaban “MamaSeacole”.Y ahora que lo

menciona,ledecíantambién“laNightingalenegra”.AmbasfueroninstrumentosdeDios,puesenseñaronalmundocosasbuenasapartirdealgodiabólicocomola guerra. Mary es tal vez más digna de admiración porque luchó contra elprejuiciodebidoasu raza,nocontabaconel respaldoque recibióFlorence.Ydebo decir—añadió Isaura con un matiz de reprobación en la voz— que nocontótampococonelbeneplácitodeella.ElCielosabrásusrazones.Juliana se entretenía escuchándola en el reducido espacio del cuarto de

planchado, sentada sobre un canasto y balanceando las piernas, sintiéndose asalvode la intensa actividaddiaria.Esos ejemplosde amor a la humanidad le

Page 104: Gloria V. Casañas

brindabanelconsueloquenecesitaba.—Esdifícilserbuenodeltodo—adujopensativa—,porquesiempresefiltra

algúnsentimientomezquino.Sumente se remontaba al teniente y a su esposa, aunque la religiosa no lo

sabía.—Dios tiende sumano y no hay réprobo que no tenga su oportunidad.Un

curaqueconozco lediríaque la lluviaqueÉlnosmandanosmojaa todos—concluyóIsaura.—Quéhermosaexpresión.—Oh, él es capaz de levantar un oratorio con sus manos. ¡Cortó dos mil

postesdeálamoparalacasadeejercicios!Ahorasupequeanduvoenfermo.—Conrazónsehaenfermado,sitrabajatanto.—Bueno, consigueque lagente lo ayudeyeneso resideelmayormilagro.

Serranostoscos,malandrines,gentedeavería…todosloescuchan.—¿Esdeporacá?—LaVilla delTránsito está del otro ladode las sierras grandes, un camino

queél recorrióa lomodemulavariasveces.Ademásesmuy leído,estudióencompañíadegenteimportante.¡HastasedicequeesamigodeJuárezCelman!—Megustaríaconocerlo.Lareligiosanegóconpesar.—MehandichoquelollevaronaCórdoba.Afemía,debedeestardeseando

que lo echen de allí. Es hombre de la tierra, como ese muchacho artista delpabellón.LamencióndelmineroalertóaJuliana.—¿SabíaustedqueLuisMoránfabricabalastallasdepiedra?—seadmiró.—Porsupuesto.¡SisoyyoquienselasllevaalpadreAntonio!Lanaturalidadconqueseresolvíanesosasuntosasusespaldaslamaravilló.

Habíaunatramaquefuncionabacomounamáquinamilagrosacuyosengranajesse ajustaban en secreto. Como ese otro cura que iba y venía en su mula,convirtiendo a hombres toscos y malvados en gente dedicada al trabajo y la

Page 105: Gloria V. Casañas

oración.—EstoyintentandoreforzarlasaluddeLuisMorán—confesócontientoala

monja—, con ayuda de pócimas como las de esemaletín. Obtuve el permisoparaprepararuntónicoquefortalezcasuorganismo.LahermanaIsauralamiródesoslayomientrasdoblabaencuatrounasábana

dehilo.—Eso y lamisericordia divina ayudarán.Usted se preocupamucho por los

enfermos,doctora—agregó,repitiendoeltítuloquesolíanendilgaraJuliana—,yesecuidadoesmedicinatambién.Ahorabien,esejovenesduro,nohaycómonegarlo.—¿Aquéserefiere?Lamonjasacudióotrasábanaconenergía.—Para mí que es como esos serranos a los que el sacerdote que le conté

arranca lospecadosa fuerzade trabajoysermones.Nodigoqueseacriminal,esono,perosíariscoydesobediente.Laotranoche—ysedetuvopara tomaraire— lo vi trepando el muro y corriendo hacia el valle. Nada dije porquetambiénlovivolver,peroaustedselodigo,doctora,hayquevigilarlobien.Julianacalló,pues ignoraba si lahermana Isaura lahabíavisto regresarcon

LuisMorándesuescapadanocturna.Mejoreranoahondarenelepisodio.—Hay pacientes que sienten trastocada su vida cuando deben recluirse;me

temoque el señorMorán es como las criaturas silvestres, no se acostumbra avivirencerrado.—Que el Señor se apiade y le otorgue resignación. Losmales de esta vida

debenseraceptados,eslavoluntaddeDios.—Si es capaz de tallar figuras tan hermosas, no debe de ser tan rústico—

aventuróJulianapensativa.—Su paciente es una roca que esconde un núcleo precioso, doctora, pero

habráquepulirlamuchoparavereseinteriorcristalino.¿Yquiénharálatareaenestesitioretiradodelmundo?Lamonja se alejóparaentregar las sábanas limpiasy Julianaquedóa solas

Page 106: Gloria V. Casañas

consuspensamientos.LavoluntaddeDios,comoellalaentendía,abarcabalosesfuerzosqueloshumanospodíanhacerparamejorarysanarse.Pormuchoquerezarayudara,Diossindudaquerríaquesehicieraalgoenposdelosdemás,yesoeraloqueJulianateníaplaneadoparaLuisMorán.Antes de retomar su labor, pasó por su propio dormitorio. Un impulso la

movió a rebuscar en el baúl de su equipaje los pocos recuerdos que laacompañaban.En lugarde abrir la cajitademúsica con formadepiano, tomóentresusdedoslaalhajarústica,regalodeIsmael.Jamáslahabíausado,eraunadorno tribal que no cuajaba entre las gentes con las que ella se codeaba, ycarecía de vestimenta apropiada para lucirlo. Una pluma de águila blanca ymoteadadenegro,colgabadelcollarformadoporpiedrasysemillasunidasenunintrincadodibujo.Eltiempohabíateñidodesepialascuentasdelcollar,perolaplumapermanecíaluminosaysuave.Julianaladeslizóporsumejilla,enunacariciaqueleprodujoestremecimientos.Lavozhuecadelnativodeloshuronesvolvióa sumente.Él lehabíaconfiadoelmaravilloso secretoqueescondía laLunaLarga,yesemisterioloshabíaunidoalostresaquellanochedeinvierno.Julianasesentía ligadaporunapromesa, tantoaDavidcomoa Ismael,peseaquedesdeentoncesyhastaesemomentonohabíasabidodeellos.AhoraDavidvolvía a su vida en condiciones muy distintas, y ella no podía gobernar loslatidosdesucorazón.Cuidado con lo quepides, podría cumplirse.Erauna advertenciaquehabía

escuchadoencasadesuspadres.AquellaNavidadJulianahabíasidogenerosa,su pedido estuvo vinculado a la felicidad y a la liberación de las culpas y eltormento,nohabíasidoprecisaencuantoasuspropiossentimientos,nohabíapedidoquealgunodeaquelloshombrescayeserendidoasuspies.¿Porquénolohizo?Puesporqueentoncesnosabíacuáldeelloslaatraíamás.Yporqueteníala cabecita repleta de proyectos y sueños de futuro. Pensar en casarse, poratractivoquefueseelcandidato,hubierasignificadotruncarsucarrera,losabíaporintuición.Poresohabíapedidoalalunaalgoquenocomprometiesesuvida.Ahora debía aceptar lo que laNavidad pasada le había dado: regresar a su

Page 107: Gloria V. Casañas

tierra,volverasufamiliaycontinuarconsuvocación.Tal vez la presencia deDavidMalcolmAmherst fuese una prueba que otra

luna,ladelaNavidadpresente,learrojabapordelanteparadecidirsiibaenelcaminocorrecto.Juliana se colocó la gargantilla con la pluma y se contempló en el espejo.

Aquelregaloeraunwampun,unaofrendaquelosuníaparasiempre.—Creo,Wanaka,quesupistedesdeelprincipioquellevosangreindia.Elsol,prontoadesaparecertraslasierra,diodellenoensurostroyelcollar

relumbró.Fueunsegundoquebastóparaconmocionarlaentera.—¡Diosbendito!Parecesreciénsalidadelastolderías.La exclamación de Lucinda le produjo un cimbronazo de realidad. Y le

recordóqueerahorariodetrabajoyellaseperdíaenensoñacionesnostálgicas.—Esunviejorecuerdodeltiempoencasademiabuela—explicómientrasse

quitabaelcollaryloguardabaconprimorosocuidado.Lucindaomitiócomentarlaincongruenciadeunregaloindioenmanosdesu

compañera,yencambiolecontólasnovedadesdeldía.—Laesposadelpianistaseencuentraestable.Alparecer,lavisitadelesposo

la serenó un poco. Yo no sé cómo esa mujer no se cuida lo suficiente parareponerseyvivir loqueDiosdisponga, teniendounmaridocomoese. ¡Yonoperderíaniunminutoenlacama!Y al darse cuenta de que su afirmación había brotado con doble sentido

aunquesinproponérselo,cambiódetema.—El padreAntonio está exultante.Ya tiene a laVirgen con elNiño, ahora

deliberansobresidejarelpesebreen lacapillao traerloal salón,paraque losinternoslodisfruten.¿Tienesalgoqueverconelcambiodeplanes,Juliana?—Sólolecomentéalpadrequeseríapenosoprivarlosdesuvista,ycomoél

detesta el árbol de Navidad, sin duda querrá armar el pesebre ahí paracombatirlo.—Muysagaz—convinoLucinda.

Page 108: Gloria V. Casañas

—¿Cuándorecibióelpadrelaúltimatalla?—Nolosé.Hayungranmisterioentodoesto,espartedeladiversión.—Iré ahora mismo a preguntarle, siempre que no necesites que me quede,

Lucinda.Laotraenfermeraseajustólacofiaconungestoqueparecíadecir:“yamelo

veíavenir”,peroenelfondodeseabaqueJulianaseanimase,lanotabaalicaídayle complacía darle gusto y seguirle la corriente. Sería una buena doctora,preocupadaporsuspacientesmásalládelosdiagnósticosylasrecetas.—Vetranquila,quemeabastezcosolaparaloquefalta.Sólotepidoacambio

quenoomitasdetalledeloqueconversenenSanRoque.Lasmonjitashacendetodounsecretodeconfesión.Alsalir,setopóconDavid.Elmilitaribaensubuscaysemostróaliviadoal

verla.Juliana se alisó el delantal, ansiosa por ocultar la conmoción que le había

producidoelencuentro.—GraciasaDios—dijoélsinpreámbulos—.Venconmigo,quemiesposase

harebeladocontralosmédicos.Detestaquelaausculten,yellossecohíbenalnocomprendersuidioma.Élseguíadandoórdenes,segúnsucostumbreypordeformaciónprofesional,

sinduda.Malhumoradaportenerquedesviarsedelrumboprevisto,Julianalosiguióen

silencioatravésdelpredioqueuníaambospabellones.Enelcentroselevantabael edificio destinado a los pacientes particulares, justo al final del caminoquecomunicabaconLaParada.Eraun sitio rodeadodealfalfaresen supartebajaconvistasalríoCosquín,queeneseinstanterelumbrabacomounamiríadadejoyasenelatardecer.DavidatravesabaelcampoazancadasyJulianadebíatrotarparaalcanzarlo.

Llegaron,ellasudorosaycon lospensamientos revueltos,élcomosiestuviesecumpliendo un objetivomilitar, y subieron las escaleras con fuerte eco de laspisadasdeDavid.

Page 109: Gloria V. Casañas

Enelcuartoserespirabaelalcanformezcladoconelaromadeyuyosdeunatisanaolvidadasobre lamesitadenoche.Labrisa traíael rumorde laacequiaalimentadaporelrío.Losfacultativosdejaronpasoalesposo,ycuandovieronaJulianasesintieronrespaldados.Ladoctorcitaenciernesteníafamadeablandaralospacientesmásdíscolos.Chloesehallabahundidaenlasalmohadas,conelsemblante endurecido por el empecinamiento y los rasgos marcados por ladelgadez.—Buenas tardes, señora Amherst —la saludó en inglés—. Vengo a ver si

puedoayudaraqueseentiendaconlosdoctores.¿Hayquedarlemedicina?—inquirió,estavezencastellano,paraque losotrossupiesenquedeahíenmásseríalaintérprete.David se mantenía apartado, su rostro varonil iluminado por el sol que se

filtraba por la ventana y acentuaba el metal de sus ojos. Era “la hora de lafiebre”, la hora tan temida por los enfermos. La fiebre, se decía, era hija delbaciloypreferíaelatardecer.Eltisiólogoibaacompañadodeunpracticante,yelmuchacholucíatemeroso

deincurrirenungestoquedesataselairadeesapacientedifícil.—Es sólo un examen de rutina, pero la señora no desea que haya nadie

presenciándolo. Intenté explicarle que es el modo natural de transmitir laenseñanzadelamateria,ycreoquenomeentiende.Con lamirada, elmédico le estaba diciendoque a su juicioChloe entendía

muybien,yquesehabíaencaprichado,ideaqueJulianacompartía.Lajovensedirigióalaenfermaconunasonrisanoexentadefirmeza.—Eldoctornecesitaexplicarsumalasuasistente,porsihubieranecesidadde

recurrir a él en su ausencia. Usted no querrá quedar en manos de personasignorantesde losdetalles.Si lodesea,puedocolaborarconelexamen.Ambassomosmujeresynodebemosavergonzarnosdenuestrocuerpo.LosojosdeChloerefulgíanconodio.Estabaenmanosdelamujeralaquesu

esposoamaba,yambosconocíanlaverdadsobresusartimañasparaimpedireseamor.OdiabaaDavidporponerlaenesa situación,yodiabaa Julianapor ser

Page 110: Gloria V. Casañas

sana, hermosa y decidida, una pareja ideal para el hombre del que ella bienconocía suvalentíaydeterminación.Supadre lahabía arrojadocomocarnadaanteeltenienteparagarantizarleprotecciónyunbuenpasar,yaunqueconellosatisfacía también sus propios deseos, era capaz de odiarlo por eso. En sucorazón,elresentimientohabíatrazadounsurcoprofundoquesangraba.Acorralada,debióacceder.—Quesevayantodos,menoseldoctoryusted—dijo,cortante.Juliana tradujo esa voluntad, y al final quedaron solos con la tísica. Era

preferiblehacerelexamendetodosmodos,antesqueirsedeallíconlasmanosvacías.—Esepracticantealqueustedrechazópuedeserelmédicoquesalvesuvida

mañana—sentencióJuliana.Chloesemordióloslabiosperonadadijo.Eldoctorprocedióaauscultarla,y

mantuvoelsemblanteimpasiblealverloshuesosprominentesdelesternónbajoelescote.JulianacomprendióqueChloeacentuabasuenfermedadparamantenercautivoaDavid,ysibien ignorabadequémodopodíaesoserposible,estabasegura de dar en el clavo. Poseía un instinto certero y, como bien supovislumbrarIsmaelaquellaotraNavidad,ellacaptabalatotalidaddelenfermo:sucuerpo, sumente y su espíritu. Eran cualidades con las que había nacido, asícomolacompasiónparadejardeladocualquierrencorybrindarseporenterosilanecesitaban.Lospacientes tuberculosos secaracterizabanpor lasemocionesexaltadas y la sensibilidad extrema. Y Chloe era una paciente, antes que laesposadelhombrequeellahabíaamado.EldoctoranotóensucartillalosdatosqueobtuvoyselosmostróaJuliana,

que sin autorización tradujo en términos sencillos lo que acababan de decirle.Sentíalamiradareprobatoriadelmédicoensunuca,peroentendíaquelaúnicamanerade ablandar aChloe erahacerlaparticiparde los intentosde curación.Nadie en su sano juicio elegiría enfermarse, así que debía pensar en ladesesperaciónquelallevabaadecaerhastaesepunto,yenesetemaDaviddebíadeserlarazónprimerayexclusiva.

Page 111: Gloria V. Casañas

Pretextó la necesidad de acomodar el cuarto para quedarse a solas con laenferma.—Su esposo está muy preocupado, señora Amherst. Creo que quiere verla

repuestaparavolverasutierra,dondesindudasesentirámásagusto.—EnAmherst tendremosque vivir con el viejo, así que no estoy lo que se

diceansiosaporvolver.LaáridarespuestarequeríadeunmayoresfuerzoporpartedeJuliana.—Esun sitiomuybonitoy en el vallehayhermosas casas.Tal vezpuedan

rentar alguna o construir un lugar propio. La de mi abuela es pequeña peroacogedora,ynosenecesitamásparatenerunhogaralgustodeuna.—¿Es hogareña también? —se burló la esposa del teniente—. ¡Vaya,

enfermera,esustedundechadodevirtudesqueloshombressindudaapreciarán!—Entremisvirtudes,comousteddice,lastareasdomésticasnosonmifuerte,

peromelasarreglobienconotrasactividadesquepuedensersocialestambién.—¿Comocuáles?—Soybuenaamazona.Amoloscaballos,comomipadre.Ymontomuybien,

sinmodestialodigo.AloslabiosdeChloesubióuncomentariogrosero,Julianapudoleerloensus

ojos,perolamujersecontuvo.Noestabatodoperdido,pensólajoven.—Imaginoquesupadretambiénamabamontar,sipertenecíaaunregimiento

decaballería.—Élnuncamepermitiósubirauncaballo,temíaquemuriesedeungolpey

quedarsolo,despuésdehaberperdidoamimadre.Fueunade lasrazonesporlasquevivísiemprebajotecho:elmiedodemipadreaperderme.Elovilloempezabaadesenredarse.—¿Selohadichoalteniente?—Élesunhombre impermeable a lasnecesidades femeninas.Talvezusted

creyeraotracosa—aventuró,cínica.—No nos tratamos como para conocernos tanto, pero pude apreciar su

carácter hermético. Al parecer, tiene usted un fuerte punto en común con su

Page 112: Gloria V. Casañas

esposoynolosabe,señoraAmherst.Amboslidiaronconpadresquecoartaronsusinclinaciones.—Es probable queDavid se sincerara con ustedmás que conmigo—adujo

Chloeconrabia.—Quizápercibióqueustedestabademasiadoinmersaensupropiatristeza.El contrapunto interesó aChloe, como si se tratara de un partido en el que

nuncasabíaadóndeiríaapararlapelota.—Alparecerestambiénadivina.—Voyaconfiarlealgo,señoraAmherst.—YJulianasesentósinpermisoen

elbordedelacama—.Yomecriéenunhogardondetodoshablandeloquelessucede,inclusopersonasquenosondenuestrafamilianosvisitanadiarioynoscuentansussinsaboresyalegrías.Esoesobrademimadre,queesunespírituafectuosoyconciliador.Sipormipadrehubierasido,viviríamosaisladosenunpáramo, porque cuando él conoció a mi madre era un hombre salvaje quehabitabapocomásqueunatapera.—¿Tapera?—Unrancho,unacasamuypobre.—¿Supadreesunhombredesahuciado?—¡Para nada! Pertenece a lo más rancio de la sociedad de este país, pero

tambiéntuvounareyertaconsupadrastro,yaraízdeesosefugódelacasayviviócomounermitaño.Fueelamordemimadreelqueloredimió.Hoyesunhombrefelizysegurodesufelicidad.Quierodecirque,enmiopinión,nohayhombrequeresistalosefectosdeunamujerpacienteyhonestaqueloentiendeyloapoya.Elamor,señoraAmherst,eslaverdaderamedicina.—Cuántasabiduría—semofóChloe,perodesviólamiradayJulianapercibió

unbrillosospechosoenlosojososcuros.—Usted tiene al hombre, no yo—siguió diciendo, tajante—.Ahora en sus

manosestálallavedesufelicidad.Odesudesdicha,comoprefiera.Julianaselevantóparairse,ycuandoestuvoconunpieafueradelcuarto,la

vozdeChloeladetuvo.

Page 113: Gloria V. Casañas

—Nuncameperdonaráelengaño.—Sisabequelohizoporamorynopormaldad,meatrevoadecirquesí.La

perdonará con el tiempo y empezará a descubrir en usted la persona que es,señoraAmherst.Cerrólapuertaconsuavidadyrespiróhondo.Yaestaba.Habíajugadosuúltimacarta.EltenienteDavidMalcolmAmherstyanolepertenecía.Trató de ignorar el latido desacompasado de su corazón, el temblor de sus

manosyelpeligrosoardordesusojos.Intentótragarsalivaparaaliviarelnudoensugargantayeldolorfuetal,quesufrióunaccesodetos.EnesetrancelaencontróDavid,queaguardabaaquesalieseparaabordarla.—¿Estásbien?¿Sucedióalgo?Ellaseirguiócuanaltaeraylomiróconunaextrañaseveridad.—Muy bien. Chloe aceptó auscultarse, pero quiere hablarte sobre algo que

pesaensucorazón,ysiereslobastantegenerosoparaescucharla,entrarásallíyseráspartedesucuración.Suvidaestáentusmanos.Atónito,eltenienteindagóenlaprofundidaddelosojosdoradosquehabían

pobladosussueñosysupo,demanerainexplicable,queellaacababadedecirlealgofundamentalsinsiquieranombrarlo.AquellamiradalerecordólanocheenqueJulianaloinstóaenfrentarsuoprobioporhaberparticipadodeunamatanzasin nombre. Le recordó que existíanmujeres así, de elevada condiciónmoral,capaces de renunciar a la dicha con tal de cumplir elmandato que la vida lesimponía.Unamujer como jamás seríaChloe. Su esposa necesitaba de él paraenderezarse.Juliananoprecisabadenadie.—Iré—dijo,mirándolaconinfinitapesadumbre.Porprimeravez,elacerodesusojosparecióatenuarse.—Gracias—respondióella.Élsevolvióparaverlaantesdeentrar,yJulianaechóacorrerhaciaelcamino

quedescendíahastalacapilla.La oscuridad se adueñaba de la acequia, de los tréboles del sendero y del

Page 114: Gloria V. Casañas

mistol, el árbol milagroso que custodiaba la galería. Sombras en la lunacolmabandepresagioslanoche.Juliananoeraconscientedelatenebrosidadquelarodeabamientrascorríacuestaabajo.

Page 115: Gloria V. Casañas
Page 116: Gloria V. Casañas

Luismeditaba, encaramadoenel alféizarde suventana, como tantasotrasnoches.

Lalunaasomabapormomentos,desnudandolassierrassinpiedad,lamismaluna que lo había visto derramar lágrimas furtivas luego de comprender quevivíaenposdeunaquimera.JulianaBalcarcenuncaloveríaconotrosojosquelos de un profesional y él jamás se repondría de su mal del pecho. Estabacondenadoacarecerdeambascosas:elamorylasalud.Poresodecidióescribirelpoemaaquellanoche.Yluego,desaparecerparasiempre.EraunbecariodelEstadonacional,nadielamentaríaqueabandonaseellecho,

y les ahorraría esfuerzos que podrían dedicar a otro que tuviese mejorespronósticos. El tónico que la doctorcita le suministraba le daría fuerzas paravolverasuterruñoamorir,ytalvezsualmapenaseentoncesentrelasruinasdelamisiónfranciscana.Eracurioso,ahoraque teníadecidido irse,suespírituseserenaba.Unaveztomadaladecisión,sóloquedabaejecutarla.PodíaesperaraNavidad,perotemíaquesisesabíaquiéneraelautordelaspiezasdelpesebre,suausenciasenotaríamás.Mejoreradesvanecersemientrassólofueraunpobreminerosinfamilianisustento.Desenrolló el papel que ocultaba bajo la almohada, y a la esquiva luz

garabateólosversosquehabíaesculpidoensumente.

Quisieranoquererte,salvarmedelacompasión.Yoséquenohayrazón

Page 117: Gloria V. Casañas

parasoñarcontuvida,yaunquesufraelalmamíaeseamorestáprohibido.Lodicencomotestigoselcampoyloszorzales.Todoscantansusverdades,ylaLunasumaldición.

Continuóescribiendofebril,amedidaquesualmasevaciaba.Deprontosupoquenodebíadejarcomoúltimalíneaunlamento,sinodeseardichaa lamujerquelocautivaba,asíqueprosiguió:

Quebrillesiempreesaluzentusonrisasincera.Quedescubrasalqueesperasysólopiensaenvos.Aunquenopuedaseryo,quemecontentoconverte,esperotengaslasuertedeencontrarelamor.

Aseguró lahojasobre lacarpetaqueJuliana lehabíadado.Pretendíaqueelpoema fuese una despedida y en ciertomodo, un recuerdo de su paso por lacolonia para cuando él desapareciese. Su final ya era una certeza,mejor seríaquelellegaraensoledadyenelpaisajequebrindabasosiegoasuespíritu.Otroscomoélyacíanenaquellasaladonde losronquidossemezclabancon

lastoses,hombresenlaflordelaedad,porquelatuberculosissecebabaenlosmásjóvenes.Habíaescuchadoalmédicodarlarazóndeesoperonorecordabalos términos.Loque lodiferenciabadeesosotrosquearrastrabansu juventudporelsanatorioerasuaparienciasaludable,biendistintadelapalidezyelaire

Page 118: Gloria V. Casañas

nerviosoqueaquejabaaaquellos.Así y todo, con su físico rotundo y su tez morena, él también estaba

condenado.Luis aguardó a que la hermana de la ronda nocturna se alejase y palpó su

bolsillo, constatando la presencia del camafeode sumadre.Luego, con el ojoalertaa las sombrasque surcaban lagalería, saltócomo tantasveces sinhacerruidoyatravesóloscanterosquedabanalrío.Llenósuspulmonesdeairefresco,guardóensuinteriorelaromadelosyuyos,elrumordelCosquínyeltitilardelasestrellas.Miróalcieloynoencontrólaluna.Malaugurio.Apesardetodo,un anhelo se filtraba en sus venas, justo cuando el final se acercaba.Deseabavivir porque amaba la vida. Aunque no lo retuviese ningún afecto, no podíaresignarse a perder la sombra fresca del algarrobo ni la noche estrellada, o elsaboramargodelosyuyosalaveradelarroyo.Sintiórepentinasansiasdebeberlamieldelmollecomocuandoerapequeñoysumadredestilabaellíquidodelhervorde los frutosmaduros.Quizáeraeso loque lohabíaconservado fuertepesealmal,elmollelehabíadadosuesenciadiluidaensusangre.Ensupechodolorido,unaseddevidaseabriópaso,infundiéndolefuerzas.Se

habíaquedadosolodemasiadopronto,perosiseperdíaenelmonteamigo,yanolo estaría. Su espíritu se entregó confiado a los brazos de la noche que lebrindaba consuelo. La debilidad que sentía entre las paredes del sanatorio sedesvaneció.Lasmontañasseagigantaronenlaoscuridad,peroLuisnolestemía.Elegiría

unode loscaballitosdelvalleyasí fuesendíasenterosdecabalgata, se sentíacapazdeafrontarlos.Eralobuenodehabersecriadoenelmonte,conocíacadasenda, cada guadal, sabía cómo procurarse alimento y hallar aguadas. Habíatenidolaprudenciadeguardarelalmuerzoylacenadeesedía; luego,cazaríavizcachas o esquilmaría al algarrobo, que proveía con generosidad sus frutos.Entrelaspeñasabundabanlosabrigosnaturalesquedatabandelaépocadeloscomechingones, según palabras de aquel geólogo que lo contrató. “Casas depiedra”, le había explicado, y esas cuevas hundidas en la tierra tuvieron otro

Page 119: Gloria V. Casañas

significadoparaéldesdeentonces.Lasierraerasuhogar.Nadalefaltaría.

Lacapillaseencontrabasolitaria.Lasparedesdeadobecreabanuncapullodesilencioen su interior. Julianaavanzóen las sombrasy supasohizo titilar lasvelasdelcopóndesanRoque.El inciensoflotabaenelaire todavía,mezcladoconunaromafrescodeleñareciéncortada.LajovensepersignóantelaVirgeny deambuló por lo que el padre Antonio se empecinaba en llamar “la navecentral”yeraapenasuntrechocubiertosiempredeplumasdecortaderaqueelvientoarrojabaporlapuerta.Alcostadodelaltarencontrólasnuevasimágenes.Seinclinóparaverlasmejoralaescasaluzdeloscirios.LaVirgenyelNiño

enbrazos.Deslizó un dedo con suavidad por el rugoso perfil de la madre de Dios,

admiradadequesepudieseextraerdulzuradeuntrozodepiedra.RecordóqueLuiseramineroyquesindudamanejaríaconpericiaelcincel.Aunasí,habíaquesermuydiestroparatallaralgoenunguijarropequeño.NotóciertoapuroeneltalladodelNiño,queapenasparecíaunapéndicedelaotrafigura.Esedetallele hizo fruncir el ceño. ¡Qué raro que el artista echase a perder el conjuntocuando esculpía la piezamás importante!Tal vez el padreAntonio lo hubiesepresionado,elcuraestabaimpacienteporlucirsupesebre.¿Ysisehabíasentidodébilparacontinuar?Juliana sepreocupabaporLuisMorán,yahoraqueconocía loqueel joven

albergabaensucorazón,tambiénsesentíaalgoculpable.Losmédicosasociabanmucholatuberculosisalasemocionesyprocurabanquelospacientesmoderaransuslecturasyactividadessociales,paraevitarexacerbarlas.Ellahabíaintimadocon Luis, un grave error. Las confidencias y el contacto pudieron haberloinducidoacrearunailusión.Y,sierasinceracomoacostumbrabaserlo,también

Page 120: Gloria V. Casañas

ella había caído presa de cierto embrujo. Con sus ojos soñadores, el caráctertemplado y su espíritu resistente a los embates del mal, el minero resultabaatractivo.Porotrolado,ycontinuandoconsusinceridad,debíareconocerquesuafánprofesionalledictabaelorgullodesacarloadelantepesealacondenadelosanálisis. Había sido temeraria, porque ¿qué sería de Luis Morán cuando ellavolviese a Buenos Aires? ¿Acaso los médicos se ocuparían de reforzar suorganismo como ella lo hacía? Él era un paria sin recursos para pagar eltratamiento,unpacientequeelsanatorioaceptabaporconvenioconelEstado.Julianaacariciólasimágenes,distraídaenunamultituddepensamientossobre

cómosolucionarel futurodeLuiscuandoellanoestuviese,pues la residenciaterminaríayelladeberíaregresarasusestudios.Un rayo de luna atravesó la penumbra, iluminando con su magia los

candelabros, las flores, los santos y el altarcito. Juliana alzó sus ojos hacia elhueco de la ventana y su semblante se suavizó en una sonrisa que se fueensanchandoamedidaquela idea tomabaformaensumente.¿Cómonose lehabía ocurrido? La angustia que le causaba ver a David sin duda habíaobnubiladosurazón.¡Estabatanclarotodo!Entusiasmada, decidió visitar a Luis esa noche misma para contarle sus

planes. Intuía que el jovenminero anhelaba salir del sanatorio, y que al verseimpedidodevolveralamina,nosabríaquérumbotomar.Ellaibaaseñalárselo.Con ese aliciente corrió cuesta arriba, sin notar que almismo tiempoque ellatraspasabalagalería,unasombrafurtivasalíadisparadaensentidocontrario.Laluna,cómplice,ocultósucaraeneseprecisomomento.

Davidhabíasalidoafumaruncigarroparaaquietarsuespíritutorturadoporver a su esposa consumirse en brazos de la enfermedad.Chloe estuvo sinceraconél,quizáporprimeravez.Lehablóde suscelos, suscaprichos,y lepidiódisculpasporhaber traicionadosuconfianza.Alparecer, lavisitadeJuliana la

Page 121: Gloria V. Casañas

habíaconmovido.¡Quéironíaquelamujerqueamabahubiesesanadosumatrimoniosinamor!Élno teníaderechoacausardañoaningunade lasdos.Aceptaría loque la

vida ledeparasedelmismomodoqueal regresardel regimientoconsupiernamalaylavistabuena,aceptóelcaminoquelascircunstanciastrazaronparaél.La intervenciónmaligna deChloe también era obra del destino, y no podía

culpar a una joven sentenciada amuerte de envidiar los sentimientos que otramujer, sana y hermosa, inspiraba en los hombres. El tisiólogo le habíacomentado en un aparte que el malhumor, el egoísmo y la crueldad eransíntomascomunesentrelostuberculosos.DavidAmhersteraconscientedesusresponsabilidadesyhabíaaprendidolas

lecciones. De nada servía rebelarse contra lo inexorable, y bien podíatransformarelvínculoconsuesposaenunarelacióndemutuorespetoyciertocariño.Parecíapocacosa,peroasíhabíasidoparaelviejotambién,hastaquelavidalepagóconcreceselsacrificio.Pensarensupadrelearrancóunasonrisa.El barón Amherst se había convertido en un mozo enamorado desde que laabuela de Juliana aceptó el cortejo. Era bueno haber hecho las paces con elpasado, David se sentía fortalecido y dispuesto a cualquier empresa. InclusopodíallevaraChloeaunsanatoriosuizorenombrado,ellaahíseencontraríamásagustoysintemerlarivalidaddenadie.Élperderíaelcorazónquelequedaba,perosieseerasucamino,lorecorrería.Unabrisatibialeacaricióelrostroyelevósusojosalcielo,dondelasestrellas

lucían tan cercanas, que se sintió tentado de extender la mano y tomar unpuñado. Si él fuese más joven, si hubiese conservado la inocencia, podríaofrecérselasaJulianacomoprendadeamoreterno,peronoerasuestilo.Yellanolasaceptaría.Soltó el humo, pensativo. Lamuy sinvergüenza los había besado a los dos

aquellaNavidad.Esoeraloquemásleatraíadelajovenenfermera,suaudaciacándida,siesquecabíaaquellaconjunción.Julianapodíaacometerloquefuera,queenellajamásresultaríavulgarnipecaminoso.Unhalolaenvolvíasiempre,

Page 122: Gloria V. Casañas

comoeldeesalunaqueeneseinstantederramabasuluzsobrelosmalvonesdelpatio, tornándolosvioláceos.Descendió laescalinataycaminósobreelcéspedhúmedoderocío,sintiendoelplacerdevagarsinrumboenlanochedeverano.A lo lejos, las sierras eran centinelas silenciosos que prometían distanciasinfinitas.¿Cómoseríaatravesarlasydescubrirelvalledelotrolado?Seimaginóa lomos de un caballo junto a Juliana, y justo cuando se reprendía por dejarcorrer la imaginación,ungritoangustiosoenelquereconociólavozamadalosobresaltó.—¡David!Ella corría hacia él desmelenada, todavía con uniforme, sacudiendo algo en

unamanoquereciénalacercarse,élpudoidentificarcomouncartapacioazul.—¡David,sehaido!¡Luissefue!Ylaculpablesoyyo.Sialgolesucede,me

harémonja.La afirmación le provocó un rictus de risa pese al estado calamitoso de la

joven.Davidlasujetóporlosbrazoseinclinósucabezaparamirarlafijoalosojos.—Nohabránecesidaddeeso,espero.¿AdóndefueLuis?Supo,sinpreguntar,quesereferíaaljovenpacientequelahabíaacompañado

enlasalidanocturna.Julianalerespondióentrelágrimas.—Estabamuy enfermo, pero yo confiaba en su recuperación—jadeó—.Es

fuerte,másqueotros,ytieneespíritu.Yoséqueesocuenta,David,eslaclavedetodo.Eneldeseodevivirestálacura.—¿YporquéesteLuisquerríamorirseantesdetiempo?—ironizóelteniente.—Porque…—yJulianadejócaersucabeza, rendida—sehaenamoradode

mí.Davidfingióunasorpresaquenosentía.¡Eratanfácilenamorarsedeella!—Ynolecorrespondiste.—¡Claroqueno!Perotalvezfuidemasiado…—Cariñosayatenta—terminódiciendoDavid.

Page 123: Gloria V. Casañas

Ellaalzósusojosanegadosyledirigióunamiradatantriste,queeltenienteestuvoapuntodeestrecharlaensusbrazosparaconsolarla.—Lo fuiste también con Chloe—sentenció, en cambio—. Es tu modo de

hacer medicina, como diría nuestro Ismael, y no debe avergonzarte. A ver,pensemosdóndepuedehaberhuidoestejovenheridodeamor.—Noteburles—lorecriminó.—Pequeña,jamásloharía,luegodehabersidountontoenamoradotambién.Julianalededicóotramirada,estaveztaníntimaeintensaqueDavidsequedó

sin respiración. Buscó un tema que los distrajese del sentimiento que flotabaentreellos.—¿Estásseguradequehuyóporeso?Por toda respuesta, Juliana le extendió la carpeta donde guardaba Luis sus

versos, sóloquehabía enellauna solahoja, ladelúltimopoema,dondea lasclaras cantaba su amory la liberabaparaque fuese feliz.David leyó todoesoconrapidez,entendiendomásinclusodeloquelapropiaJulianacreía.

Page 124: Gloria V. Casañas

—Vamos—laalentó—.IremosenbuscadeLuis.Caminaron en pos de agua y provisiones a la cocina, vacía a esas horas, y

tomaron la decisiónde usar lasmontas que sin dueño aparente pastaban en elvalle.Comprenderque se lanzaban auna aventurayprometerse alcanzar el éxito,

fuecosanaturalentreellos.David,acostumbradoalasmisionesdelregimiento.Juliana,decididaapagarelpreciodesuinconsciencia.Ambosempeñadosenunobjetivo.Algomástarde,mientrasavanzabanporlossenderosrocososguiadostansólo

porlaluna,Davidpensóqueaquellaensoñacióndeunratoanteshabíasido,enverdad,unapremonición.

Page 125: Gloria V. Casañas
Page 126: Gloria V. Casañas

En las entrañas de la sierra, bajo un alero que se recortaba sobre el nítidoamanecer, Luis se reponía de la cabalgata que lo había alejado de la

estaciónclimatérica,largashorasalomodelnoblecriolloquenocejóniunpocoensu ritmo.Locontemplóconcariñodesdesu lecho,alamparodel rocíoqueenfriabasuspulmones.—Teportaste—murmuró,yloacometiólatos.Cuandoserepuso,elpecholelatíaendesparejocompás.¿Habríavistoellael

poema?Quizá había hecho mal en exponerse de ese modo, delatando su torpe

escritura, revelando la ausenciadeescuela. ¡Tantodabaa esaaltura!Nunca lavolveríaaveryencambio,podíamorirseconlasatisfaccióndesaberqueesosdos se encontrarían por fin. La doctorcita y el teniente estaban hechos el unoparaelotroyloignoraban.Orgullososydiscretos,malacombinación.Eseeraelinconvenientedeposeerunalmadepoeta,Luisleíalossentimientosmejorquelosmismosquelospadecían.Recordóconculpalamiradadepreocupacióndesumadrealdescubrirloun

díaenla leñera,garabateandoconuntrozodecarbónenelpapeldelaremesadel lavado.Jamásbrotóunreprochedelos labiosmaternos,peroLuiscaptólapena en sus ojos ante la evidencia de que el hijo no estaba preparado paraafrontarlavidamiserable.Sibienlamujernuncasupoqueélescribíapoemas,síadivinólasensibilidadqueloincitabaaaislarseenbuscadepensamientosquelollevaranlejosdelarealidadquevivían.Esainclinaciónsólopodíatraerleproblemas.—¿Quéhay,viejo?

Page 127: Gloria V. Casañas

El caballo olisqueaba en dirección a la sierra, venteando el aire fresco quebrotaba de los yuyales. Era un lindo lunarejo, distinto del animal que montódurante el desafío con la doctora.Había sido el quemejor se distinguía en lanochedenubarrones,ypor eso fueel elegido.Buenadecisión, el criollo supoandarsinespantarseentrelosmatorralesyenlassubidasestrechasdecaídafácil.Luis montaba desde muy pequeño, sabía guiar a su cabalgadura en cualquiercircunstancia, de ahí su admiración por Juliana, que se desempeñaba como sitambiénellahubiesenacidoalomosdeuncaballo.Desechóelpensamientoqueanadaconducíaybebióaguadesucantimplora.

Eraunadelasescasaspertenenciasquellevóalsanatoriocuandolointernaron.Depronto,loasaltóelremordimiento.Habíaprometidonoescaparotravez,yloestabahaciendodemaneradefinitiva.Faltóasupalabrayconelloperjudicabaaladoctora.Mientrassedebatíaensumenteentrelaculpayeldeber,sintióunapesadez extraña en la cabeza y la dejó caer sobre la roca plana que habíaoficiadodealmohadadurantelanoche.El sol subía en el cielo diáfano y sus rayos le causaron cierto vértigo.Luis

cerrólosojos.Alabrirlosdenuevo,unhalodoradoloencegueció.—Jodidosestamos—murmurócondesolación.Laenfermedadveníaporélmásrápidode loquehabíacreído.Sabíaqueel

día llegaría, y sin embargo no estaba preparado. La vida y lamuerte no ibanparejas,avecesparecíanignorarse,peroelencuentroerainevitable.EsopensabaLuismientraspugnabaporacomodarlavistaenesaluminosidad

queleimpedíaverloqueteníadelante.Escuchóunrelincho,quesonóapagadoen la bruma de las alturas, y luego una voz que lo despabiló del todo. Seincorporó, de súbito alerta, y su cabeza chocó contra la piedra. Soltó unamaldición y se arrastró fuera del alero, dispuesto a descubrir con quién se lastenía que ver. En aquellas soledades solían vagar algunos perseguidos quebuscaban perderse entre los montes. Luis llevaba su cincel, otra de las pocascosasqueposeía,ysiemprecontabaconsuspuños.Una figura montada lo observaba desde el risco. A contraluz no podía

Page 128: Gloria V. Casañas

distinguirdequiénse trataba,sibiensucontinenteparecíapacífico.LasnubespasajerasatenuaronlosrayosdesolyLuispudoverentoncesquelamontaeraunenormemuloyel jineteunsacerdote.Elhombreavanzóentre lasbreñasyLuisadvirtióqueunpañuelo rojoceñía lacinturade su sotana raídayqueunponchobayolecolgabadelhombro.Ensucabeza,unsombrerodealaredondano alcanzaba a ocultar su rostro afeado por algunasmarcas, ni disimulaba lasgrandes orejas en el semblante adusto. Ese poncho podría haber parecidoincongruente en el calor del verano, pero Luis sabía que por las nochesrefrescabamuchoentrelassierras,ysindudaaquelcuraibamejorpertrechadoqueél,siusabaaquellaprendacomoalmohada.—AveMaríapurísima—losaludóconvoztemplada,siguiendolacostumbre

desumadrecuandollegabaalguienalrancho.—Diostebendiga,hijo.¿Quéhacésacá?El sacerdote hablaba con autoridad. Era un hombre menudo pero recio, y

había tal fuerza en lamirada y susmanos eran tan curtidas que podría haberpasadoporunminerotambién,ounlabrador.Luisfruncióelceño.—Vuelvoalpago—ledijo,sinaclarar—.Estuvefuerauntiempo.—Buena cosa. Yo también vuelvo ami sitio. Los días en la ciudad yame

pesabanmucho.ReparóLuisenquelasensacióndeagobioensufrentehabíadesaparecido,y

queveíaalsacerdoteconmuchamayorclaridadinclusoquelonormalaesahoradeldía.El hombre desmontó y caminó hacia él con paso largo. Llevaba un rosario

enrollado en lamuñeca y algunos achaques que su voluntad férrea conseguíadisimular.—Permiso.¿Habráunmate?Luisseavergonzódereconocerquehabíasalidoconlopuesto,sinproveerse

de los elementos de esa costumbre tan propia del país. El sacerdote no seamoscó.Volvióasucabalgadura,queyaramoneabaentrelaspiedras,yluegode

Page 129: Gloria V. Casañas

propinarleuncoscorrónporretrocederdeimproviso,hurgóenlaalforjaysacóunabolsitadeyerba,elmate,labombilla,yunapavitatropera.—Hacemelugar—dijo,yentrelosdosarmaronconramitasylaayudadeun

yesquerounpequeñofogóndondecalentarelaguaque,esosí,Luispudoofrecerde su cantimplora. De no haber quedado, igual podían ir en busca de unavertiente.Amboslosabían,eranhombresdelatierra.—Jesús,JoséyMaría,lasalvacióndelalmamía—rezóelsacerdotealprimer

sorbo.Matearon en silencio, compenetrados de sus pensamientos y del ambiente

fragantequeofrecíalasierraenlamañana.Alcabodeunrato,Luisleoyódecir,comoalpasar:—Voyparaelotrolado,metocóelcuratodeSanAlbertoymisfielesdeben

decirsequemehicierongualichoydesaparecí.Recién entonces, al escuchar ese dato, Luis contempló al sacerdote con

atención.Susojosibandelafiguracampechanaasuladohastaelenormemuloquepastabayque,sisetratabadequienélcreía,eratanfamosocomosujinete.Lassiguientespalabrasleconfirmaronsusospecha:—Yo ya no veo mucho, pero me conozco de memoria los caminos. Cada

piedra, cada yuyo. —Y se echó a reír como si hubiera en eso una bromaescondida—.VoyyvengotantoqueestemalencaradoyapodríairenmilugaralosEjercicios.—¿Ustedes…elseñorBrochero?—Así mismo. Anduve malito y me llevaron a Córdoba, pero me zafé

enseguida.Aquíestámilugar,elquemeencomendóDios.Luishabíaoídohablardelcura,algunospaisanosinclusohabíanviajadocon

él en la peregrinación que les hacía a la Casa de Ejercicios Espirituales deCórdoba cada año, y otros participaron en la construcción de la que el propiocurahabíalevantadoaloestedelassierras.Élnuncalohabíavisto,yahoraqueloteníadelante,leresultabatansimpleensusmodosysuaspecto,queleparecía

Page 130: Gloria V. Casañas

mentiraquecargaseuntítulodemaestroenFilosofía.Eracriollazo,depómulospronunciados,labiosgruesosyrasgosduros.Brocheroeraunhombrecultoypreparado,perohabíaelegidovivirentrelos

serranospobresparasalvarsusalmas.LamadredeLuis lecontóundíacómoalgunosmalandrinescambiarondehábitosgraciasaél,volviéndosegentebuenaypiadosa.—Disculpe,nolohabíaconocido—musitóavergonzado.Elcuraletendióelmate.—Mejor,asímedaslaocasióndecontarte.Estemacho—yseñalóalmulo—

sevieneconmigopor las sierraspastoreando,yvamosconociendounpoco loqueafligeamigente.¿Avosquétepasa?Le echó de golpe una mirada tan frontal que Luis se movió hacia atrás,

sorprendido.—Estoyenfermo.—Yotambién—afirmóelcuraretomandoelmate—.¿Quétenés?Animadopor lasencillezde lapregunta,Luis refiriósuhistorialclínico,sin

guardarselaideadequeelmaldelpechoproveníadesuherenciafamiliar.—TodovienedeDios—lorefutóelcura—,lobuenoylomaloquenospasa.

SonpruebasqueÉlnosponepordelante.Luiscayóentoncesenqueestabancompartiendoelmate,yenelsanatorioles

asignabancubiertospropiosalllegar,quesiempresedesinfectaban.Palidecióalpensar que el pobre sacerdote podría contagiarse. Elmiedo al contagio era elfantasmaqueacechabahastaalosmismosmédicos,queeludíanelcontactoysemanteníanaciertadistancia.LasHermanasdelaCaridadtambiénsemostrabanelusivas. Sólo Juliana parecía tranquila al respecto, como si intuyese que laenfermedadnoeraalgooprobioso.

Page 131: Gloria V. Casañas

El cura parecía compartir esa idea porque arguyó, casi leyéndole elpensamiento:—Así pues, es Dios el que decide mandarnos algo, y no hay nada que

podamoshacerconeso,salvoaceptarsuvoluntadyaprenderasersufridos,nocomodones.Ah,perosobre todo loselegidos recibenciertaspruebas.Hayqueagradecerlacargaquenostoca,laaceptaciónesfeygratitud.—Semehacedifícil,sabiendoquemorirépronto—reconocióLuis,apesarde

laspalabrasdeBrochero.—¡EsotambiénlodecideDios!—loreprendióelsacerdote—.¿Ytufamilia?—Nada me quedó, ni el rancho. Viví en la mina del cerro Fantasma los

últimostiempos.—Entonces, m’hijo, tenés todas las virtudes que alegran a Dios. Pobre y

enfermo, no has de ser olvidadoporÉl. Sos afortunado.Y es por algo que tevino este asunto, no por castigo sino por algún otro designio que pronto

Page 132: Gloria V. Casañas

sabremos.Sepodráestarabandonadodetodo,peronuncadeDios.Dichoesto,elcuraparecióperderseenpensamientosprofundosqueelcebado

delmatenointerrumpía.Luisquedósilenciosotambién.Porsumentepasabanraudoslosrecuerdosviejosdesuvidaenelrancho,juntoconotrosmásrecientesde losmesesenel sanatorio.Enestos, la imagendoradade Julianaprevalecíasobretodo.Elsentimientoqueellaleinspirabahabíaalcanzadoelrangodeunideal,algoque jamásseríasuyoperoque lehabíapermitidosentirsevalorado.Laenfermera,consusonrisaabiertaylafrancaadmiraciónporsusversosysustallas,ledevolvió,sinsaberlo,laconcienciadeseralguien,aunquenoestuviesea su altura. Recordó su enojo cuando él le dijo, despechado, que a nadieimportaría sumuerte. Había sido sincera al reaccionar con furia. Aquel gestocalóhondoenelalmadeLuis.Porprimeravez,unapersonaquenoerasumadreseinteresabaporéldeverdad.Un nublado de emoción cruzó el rostro de Brochero de repente. Aquella

comarca, silenciosa a esas horas, pareció traerle un recuerdo ingrato. Luispercibióelcambiodehumordelcurayleofreciócambiarlayerba.—Ande,muchacho—lecontestócontonopaternal—,aversiaclara.Conlosprimerossorbosdelnuevomate,Brocherocomenzóahablar,sinque

el joven supiese si aquel relato provenía de una necesidad propia o iba en subeneficio.—Avecessecargandolores,comoladrillosenellomo.Unospesanmásque

otros.Mirá,yoarreoalmasdelasmásdurasquehay,yconalgunasdejomediopellejo en el intento. Sabrás que estuve a punto de conseguir que elmentadoSantosGuayama fuese a losEjercicios delTránsito.—YaquíBrochero clavósusojosenlosdeLuiscontalagudezaqueestesintióunhormigueoportodoelcuerpo—. Todos lo llamaron bandido, pero para mí fue un amigo manso ydispuestoavolversecorderodeDios.Enfin,cosasdeestavidayestatierra,nolopude llevarconmigocomoquería.Otrosmeganaron lapartida.Cargaréesacruzhastaquemuera.Así,pues,atodosnostoca.Latuya,m’hijo,serálivianasicompartíssupesoconlosquemásnecesitandevos.

Page 133: Gloria V. Casañas

Luis sabía de aquel montonero, perseguido de la justicia y apadrinado porcaudillos políticos que sacaban provecho de su bravura. El fantasma deGuayamatodavíaflotabaenlaregióndondehabíalabradosuleyenda.Elcuraselevantóconesfuerzoysedesperezócomosiacabasedesalirdela

siesta.LuissupoqueseguiríacaminorumboalaVilladelTránsito,peronoseleocurríaquémásdecirleparaentablarconversaciónquelodetuvieraunrato.FueelpropioBrocheroelquesacóuntema,aunquenoelqueélesperaba.—¿Porquéseráquemeparecequeandáshuyendo?Luisseruborizóhastalasorejas.—Mefiguréciertascosas—adujo—,quenodebípensar.—Siyaestánpensadas,aquéafligirse.Quépucha,yotodavíanecesitomanos

fuertespara seguirconstruyendoen laparroquia.Ymehanprometido lasvíasdelferrocarril.Vayaasabersillegoaverlas.Mientrastanto,meconformoconmispobres,quenadatienenytododan,seapormiedoal infiernooamipico,queesbastanteafilado.Alomejor,querésvenirtambién.—¿Delotroladodelasierra?La cara de Luis debió ser de azoramiento, pues el cura se echó a reír y su

rostroajadosearrugócomounanuez.Asíytodo,aljovenleparecióangelical,comoeldeunniñograndequeconservaelalmaintacta.Seanimóapreguntar:—¿PuedeDiossanarelcorazón,padre?Brocherolepusounamanosobreelhombro.Luissintióalgoindefinibleque

loatravesaba,unacorrienteeléctrica,yenmediodelaconmoción,escuchóqueelsacerdotedecía:—YolepedíaDiosmásimposiblesymelosdiotodos.Nohaycosachiquita

para Él. Si has de pedir, pedí en grande, m’hijo. A Dios le gusta queambicionemosmuchodelobueno.Notequedéscorto.SevolvióhaciaelmuloyLuisobservóquellevabaespuelassobrelasbotas,y

unrebenquequeagitóanteelmalacaraporpuroalardenomás.—Esarisco—explicómientrasmontaba—,yasílepongolospuntossobrelas

Page 134: Gloria V. Casañas

íes.Yasabés,muchacho,siquerésservirbienaDios,teesperoenlavilla.Diostebendiga.Tedejoelmate.¡Quécaray,unpaisanosinsuyerba…!Luis se quedó viéndolo alejarse hacia la sierra, hasta que lo tragó la

hondonada.Calculóquetendríatresdíasdecabalgataantesdellegaradestino,peroalcuranoparecíaimportarle.Unalborotodetrinosenlosalgarroboslodevolvióasusituación.Durante la visita intempestiva de Brochero, la mañana pareció haberse

detenido,quizáparaescucharmejorlaspalabrasquebrotabandeaquelloslabios.Suencuentroconelcurahabíasidounparéntesisyahoraeldíarecuperabasuritmo.Tambiénensu interior sehabía interrumpido lamarañadesentimientosqueletaladrabanelpecho,yensulugar,unapazbalsámicaloinvadió.Recogiólospertrechosdelmateyapagóelfuegoechándoletierraypiedras.

Deprontosesintiódistinto,animadoporunafuerzadesconocida.¿Adóndeiría?Sólosehabíaplanteadomorirenalgunaparte,mientrasqueenesemomentolapreguntaquemartilleabaensumenteeradóndevivir,enquésitioecharraícespara seguir adelante.Recordó que el cura le había dicho algo sobre aceptar yagradecer.Eraundesagradecidosihuíasinexplicaciones.Ledebíaalmenosesoaladoctora.Yelsentimientoquebrotóalpensarenellayanodoliótanto,podíaencararelregresosintemoresniculpas.—Vamosalvalle,viejo—dijoalcaballo,queseacercóenposdeunacaricia.Volvería.Luego,cuandoserepusieradelajetreoyaclararasupropósito,emprenderíael

viajehacialaVilladelTránsito.Alguienloesperaba,porfin.Ysieralavoluntaddivina que no peinase canas, con gusto la aceptaría. Mientras, sus manosdejaríanhuellaenlosrinconesserranosdondesehabíacriadoydondelegustabapermanecer.El mismo sendero enmarañado que recorrió en la noche se abrió ante él

soleadoytibio,reflejandolaalegríadeldespertar.Comenzóadescenderlacuesta.Los cascos de su lunarejo resonaban entre las piedras ahuyentando a los

Page 135: Gloria V. Casañas

matuastosyestorbandoalasavispaszumbonasquebrotabandelasmatas.Mientrastanto,arriba,nubecitasaborregadasbajabandelascumbres.Aquellaeravida,duraraloquedurase.

La noche se encontraba encendida de estrellas cuando emprendieron lamarcha,despuésde requeriren lacaballerizade los sulkysunpardeaperosyriendassimples.Altenerinternadaasuesposaenlacoloniayserextranjeroporañadidura,nadiehizopreguntassobrelosingularqueresultabasaliracabalgardenoche.David se admiró del ojo de Juliana al elegir los caballos. Él, que había

integradounregimientodecaballería,sabíacuándoestabaanteunconocedor.Lajovenpodríaserunadiestraamazona,sinembargoélseríasuprotectorapartirdeeseinstante.Enplenaoscuridadysinsaberacienciaciertaadóndedirigirse,de ningúnmodo permitiría que una chiquilla ansiosa llevase las riendas de labúsqueda.—Habrá tomado el camino de La Misión, su pueblo natal —decía ella

animada.—¿Aquédistanciaqueda?—Nosé,perosiseguimoselrumbodelasierra,hemosdellegar—leaseguró.El teniente calló una observación cínica. En todo ese asunto le llevaba la

corrienteporqueentendíasudoloryporque,dealgúnmodo,sentíaenloshuesosqueeldramadelmuchacho losacercabaelunoalotro.Élyanoeraun jovenatormentado al que JulianaBalcarce anhelaba ayudar; el tiempo había sanadosus heridas internas y ahora le tocaba actuar como sostén de las debilidadesajenas.Yporciertoquelamujermásimportantedesuvidaencontraríaenélelrefugioqueprecisara.Siguieron el débil resplandor de las farolas hasta donde pudieron y luego

acostumbraronsusojosa lanocheque,pormomentos, sedejabameceren los

Page 136: Gloria V. Casañas

brazosdelalunaylesofrecíasuclaridadenlossenderosrocosos.—Lucinda se encargará de avisar a la hermana Isaura —comentó Juliana,

rompiendoelsilencioalquelesobligabaelmarcharenhileraporelúnicoatajoquepermitía elmonte—.Lepedídiscreciónparaquenadie se alarmey sobretodoparaqueelseñorMoránnoseaexpulsado.—¿Esopodríapasar?—Me temo que sí. El estatuto del sanatorio es riguroso porque de su

observancia depende la curación, y los pacientes suelen ser díscolos; inclusoalgunosnieganestarenfermos,apesardeverseentrelasparedesdeunasalayrodeadosdemédicos.La tuberculosis tienemala fama,esunaenfermedadqueavergüenzaycreadistanciaentrelagente.CallóaldarsecuentadequehablabasobrealgoqueelmismoDavidsentiría

tal vez, por tener enferma a su esposa, pero el teniente no pareció sentirsemolesto.—Lasreglassonnecesarias—selimitóadecir—.Esunacuestióndeorden.Anduvieron largo trecho atentos a cualquier señal humana y también a las

trampasquelasviejassendas,angostadasporlosmatorrales,podíantenderaloscaballos.—Másnoshubieravalidounpardemulas—observóJulianadesesperanzada.En la oscuridad colmada de aromas inquietantes, la voz de la joven sonaba

confiadaalosoídosdeDavid.Élabríalamarcha,mirandohaciaunoyotroladoenbuscadeseñalesquedelataran lapresenciadelpacientehuido.Viajabanencómodacompañía,yesaproximidadabriópasoaunaconfesióndelteniente.—Notedijelaverdadcuandonosvimosenlacapilla.SiviajéhastaBuenos

Aires,fueconelpropósitodehallarte.Paséportucasadelaciudadyhablécontumadre.LasorpresaleprovocóunrespingoqueespantólamontadeJuliana.Unavez

quedominóalanimal,ellainsistiósobreelasunto.—¿Ymimamátedijodóndeencontrarme?¡Nuncasupenadadeeso!—Meofrecí a llevarun regalode tuabuelaa la familia,paraestaNavidad.

Page 137: Gloria V. Casañas

Emilyinsistiómuchoenqueeraimportante.Julianasonrióenlaoscuridad.“PícaraGranny”,pensó,yluegosepreguntósi

suabuelasabríaqueeltenienteestabacasado.EllanuncahabíarecibidonoticiasdeencuentrosfamiliaresenAmherst.Talvezsuabuelasoñabaparasunietaungran amor, o quizá quería que se desilusionara cuanto antes para no seguiresperandoenvano.—Entonces,quisistevermedespuésdetodo.Leentristecíacomprobarquehabíanestadoapuntodeseralgoelunoparael

otro,yquelascircunstanciasadversashabíanfrustradoesailusión.—Muytarde—admitióelteniente—,peronopodíaresignarmeajamássaber

de ti. ¿Acaso puedo esperar que hayas tenido un pensamiento semejante,Juliana?—Nosé.Lafaltadenoticias…Yahorasabertecasado…Pormásquehayas

prometidocuidara lahijade tusuperior inarticulomortis,me resulta extrañotodoesto.Elsilencioquesiguióasuspalabrasledioladimensióndeldolorquedebía

sentirelhombrealescucharlas,ycomoeralasegundavezqueDavidindagabasobresussentimientos,prefiriósersincera.Detodasformasaquellonopodríaser,ydenadavalíafingir.—Siempreterecordé,aligualqueaIsmael.—Ypercibióunmovimientoen

laespaldadeltenientealoírmencionaralmediohermano—.Peroconeltiempofue tu imagen laqueprevaleció.Creoquenosuniómuchoel conflicto con tupadre.—Ymicarácterdescortés.—Eso también—reconoció ella sonriendo—, porque pude comprender las

razones.—Todocuantohacesvaprecedidodeunaentrega.Eresadmirable,Juliana.La joven calló, pensandoque tal vez hacíamal en ser tan comprensiva con

todoelmundo,pueslatomabancomosamaritanaynocomounaposibleesposa.Siesocontinuaba,sucorazónserepartiríaentrelospacientesynoquedaríasitio

Page 138: Gloria V. Casañas

paraelamor.Continuaron al paso por entreveradas sendas ymatorrales, hasta queDavid

supoqueera imposiblehallar aLuisMorándurante lanoche.Esaconvicción,sumadaalcansancioquedetectóenJuliana,lodecidieronahacerunalto.—Debemosaguardaraquelosanimalesserepongan—dijoconautoridad.—¡Ledaremosventaja!—protestóJuliana,altiempoquesesobabalaespalda

acalambradaporlacabalgata.—Yalatiene.Ynoganaremosnadacayendoporunbarrancoodeslomandoa

loscaballosenunatravesíadescabellada.Acampemos.Era una idea audaz, pero a esa altura habían dado muestras de suficiente

audacia como para echarse atrás. Juliana desmontó y palmeó el anca de sucriolloparaanimarloapastarentrelasrocas.Davidhizootrotantoycaminóenderredorprocurandohallarunclarodondecobijarsealamparodelanoche.Unosmetrosmásarriba,descubrióunacuevanaturalqueofrecíaunsitioplanoparaarrimarse al fuego.Había llevado el capotemilitar y unamanta enrollada quesiempreloacompañaba.ExtendiólamantayechóelcapotesobreloshombrosdeJuliana.—Siéntate.Yofumaréuncigarro.—Creí que tu vicio era tomar rapé —le contestó combativa, al verlo tan

tranquilomientrasellabebíaansias.Labúsquedadelpacientequeporsuculpahabíahuidoylasconfidenciasdeltenientelecarcomíanlosnervios.—Ahoratengomásdeuno.El humo del cigarro se expandió en el aire fresco y brindó a Juliana una

sensación de bienestar. Su padre fumaba a veces esos cigarros cuando seencontraba pensativo en su despacho, y el olor característico se filtraba por larendijadesupuerta, inundandoelvestíbulo.Sumadreentoncesacudíaconunabanico para demostrarle que no aprobaba el humo dentro de la casa. EsosepisodiosacababanentrerisasquedistraíanaFranciscoBalcarcedelhumorquellevaba. ImaginóqueDavid también se hallaría de un talante huraño, con unaesposaenfermayenmediodeunaaventurainesperadaconlamujerqueéldecía

Page 139: Gloria V. Casañas

haberañoradotanto.—Lamentohabertecomprometidoenestalocura—ledijo.Davidsevolvióhaciaellaconunaexpresiónentredivertidaymalévola.—¿No es lo que haces siempre, pequeña? Confieso que he extrañado las

locurasdesdequevolvídelafrontera.Mividahasidomonótona,adecirverdad.Creíqueodiabaelejército,peroluegodehacertecasoyvolverparacerraresecapítulo,entendíquehabíasidoimportanteparamí.Nomearrepientodedecirque estuve en el Séptimo de Caballería, aunque haya cometido actosvergonzososalgunavez.Tambiénloshuboheroicosymequedoconesapartedelahistoria.Lavidadecivilmeofreciólaoportunidaddeseguirelcaminodelamúsicay tambiénmealegra,aunqueningunodelosdosmedio todavía lapazquemiespíritunecesita.LapredisposicióndelhombreahablarllevóaJulianaaindagarmássobrelas

razones de David para casarse con una mujer que al parecer no amaba losuficiente.—¿YChloecompartetuamorporlamúsica?Eltenienteapagóelcigarroconlosdedosysesentóalladodelajoven.—Metemoquenosonmuchaslascoincidenciasconmiesposa,peroodiaría

criticarla.Sihayalguienculpabledelrumboquetomaronnuestrasvidas,esesoyyo.Nadiemeobligóanada,decidíatarmeaunamujersóloporserlahijademisuperior y por creer que la otra que seguía palpitando enmimenteme habíaolvidado.¿Porquénointentasteescribiralgunacartatambién,Juliana?El entorno agreste impedía que el roce de sus cuerpos resultase ofensivo,

parecíanaturalqueenaquellaoscuridad,alejadosdelavidasocial,compartiesenintimidadessinpreocuparseporlasconvenciones.Julianarecordóderepenteelencuentro furtivo con Ismael en el bosque helado deAmherst, donde supo elsignificadodelaLunaLarga,ypensóqueDavidnohabíaparticipadodeaquellaceremoniasecreta.Sintiólanecesidaddecompensarlo.Quizáesafueralaúltimaocasión.—EstaNavidadserádiferentedelaquetuvimosenelValledelosPioneros—

Page 140: Gloria V. Casañas

comenzó diciendo—, pero con la ayuda de Dios puede ser buena para sanartambién. Si tu esposa interceptó las cartas que enviabas, bien hubiera podidohacer lomismocon lasquerecibieses.Denadavale reprocharnoseso,aunquereconozcoqueesperabaalgunaseñalparaescribirte.Quizáasídebieronser lascosas, quién sabe. Todos tenemos que aprender de nuestros errores y seguiradelante.DavidlacontemplabamientrasJulianahablabaconlavistafijaenla lejanía

quepermitíalaquebrada,pordondeelcieloasomabacuajadodeestrellas.Unasemoviórepentinamente.—¡Mira!—exclamó la joven, señalando hacia ese hueco entre las rocas—.

¡Unaestrellafugaz!Hayquepedirundeseo.Davidlatomódelabarbillaparaobligarlaaenfrentarlo.—Yalohepedido.Julianaseinclinóhacialamiradagrisquelaatraíasinremedio.Aquelhombre

habíapobladosussueñoshastaconvertirseenunimposible.Huboépocasenquelecostabarecordarelcolorexactodesusojos,olasensaciónqueleproducíalatristezaenelgestode suboca.Eraelmismoya lavezno loera.EsteDavidMalcolmAmherst era unhombre queno exigía revanchade la vida, sinoqueaguardabaloquevinieseconmansedumbre.UnDavidmásmaduroysabio.Unhombrequesufamiliaencontraríafascinante.Los dedos del teniente rozaron sus labios y con suavidad lograron abrirlos

parapalparlatibiezadesulengua.Unremolinolesubiódesdeelregazohastalagarganta,yJulianacreyóquesedesplomaríasobrelahierba.Elcapoteocultabaelpalpitardesupechoyelruborensusmejillas,peroeraimposibledisimularelarrebatodeatracciónensusojos,queDavidabsorbíacomoaguademanantial.—MipequeñaJuliana,nuncahabráotraenmivida,paseloquepase.El aliento impregnado de tabaco entibió el rostro de Juliana, que

insensiblementeseabandonóalacaricia.—Perdón—murmurólavozmasculina.Y los labios de David ocuparon el sitio que habían dejado sus dedos

Page 141: Gloria V. Casañas

momentosantes.El beso desató en la joven desconocidas sensaciones.Había sido besada en

otra Navidad por dos hombres diferentes, y aquella vez no pudo evitarcompararlos ni deleitarse pensando en uno y en otro, hasta confundir en unaespeciedevértigolosrecuerdosqueafuerzadeperdercontactoconlarealidad,acabaron siendo incorpóreos.Estenuevobesodel tenienteAmherstnada teníade irreal.Eraaudazydescarado,entrabaensu intimidadcon la fuerzadeunaemocióncontenida.Julianaseentregóaélconpasiónredoblada.Labocaduradelhombreexigiólarespuestaqueesperaba,laqueduranteesos

añoshabíacreídocierta:queJulianasentíaalgomásqueunasimplenecesidaddeayudarlo.Se llevaría con él esa certeza y sería un consuelo en la aridez de su

matrimonio.Recorrió el interior de la joven con intenso anhelo, guardando para sí la

dulzuradeunabocafrescaquesólohabíaconocidodosbesosensuvida.Algoensuorgullomasculinolollevóadesearquefueraelsuyoelqueperduraraparasiempre.Sesepararon,yelabrazodeltenientesedemoróunpocomásenlacinturade

Juliana.Élhubieraqueridomásdeella,muchomás,peronoteníaderecho.Contristeza,dejóunúltimoycastobesoenloslabiosfemeninosyacunósu

rostroentresusmanosgrandesyfuertes,másdemilitarquedepianista,antesdesoltarla.Julianasesentíaabochornada.Suconductaeradeltodoimpropia:besabaaun

hombrecasadoyalentabaesperanzasenotro.¿Quépasabaconella?¿Adóndehabía ido a parar la enseñanza familiar? Tal vez no sería nunca una buenamédica,sinolograbaecharaunladolasapetenciaspersonales.Esepensamientodeformósuexpresiónconunamuecadeangustia.—Porfavor,nollores.Hesidounbrutoalforzarte,nodebí…Julianaalzóunamanomientrasconlaotraserecomponíaelcabello.

Page 142: Gloria V. Casañas

—¡Basta!—exclamóimpetuosa—.Novoyaacusaraotrosdemispasosenfalso.Tehebesado,ydebocargarconeso.—Tampocoesparatanto—protestóél.—Lo es porque estás casado, tu esposa es mi paciente, y yo soy una

desvergonzadaque ignora losdeberesmáselementalesdemiprofesión.Quizádebarenunciaratodoyaprendercosturaconlaamigademimadre.Esa afirmación provocó una sonrisa en el teniente, que ya estaba

acostumbrándose a los arranques de Juliana. Ella solita se componía ydescomponía.—Amínomepareceunbuendestinoparaunamujercomotú.En tu lugar,

antesquecostureramevolveríajinetedecaballería.Julianalomiróconencono.—Teburlas.Élrozóconelíndicelanarizpecosadelaenfermera.—Sóloquierovertefeliz.Yesehasidomideseo.Elbesotelorobéparamí,

yosoyelladrón.Juliana permaneció silenciosa. La luna, que en ese momento se decidió a

reinarenlanoche,habíasidolaúnicatestigodesufalta.Sejuróserotravezlaestudianteaplicadaquesefijabametasyprometióensufueroíntimoquenadaladesviaríadeeserumbo.—Tenemos que buscar al señorMorán—dijo, incorporándose—.Es lo que

nostrajohastaaquí.—Cuandoclaree—repusoinflexibleDavid—,asíveremosmejorlashuellas

delcamino.Juliana estuvo a punto de replicar, pero en su fuero interno sabía que él

llevabarazón.¡HastaLuisdebíadehaberacampado!Eramásprudenteaguardarelalba.Ellanopegaríaunojo,asítendríatiemposuficienteparaarrepentirsedesuspecados.Eltenienteencendióunafogata,extendiólamantadecampañaenelsitiomás

confortable que encontró, y condiscreciónpermitió que Juliana se acomodase

Page 143: Gloria V. Casañas

bajoelcapoteasuplacer.Habíanllevadoaguayunpaquetedeyerbasvarias.—Prepararé unpocode ese brebaje que aquí llamanmate cocido—repuso,

con la intención de levantar el ánimo de la joven. Odiaba ser la causa de subochorno.Ymientraslealcanzabaeljarrohumeante,leofreciógalletasdelacocinadel

hospital.—Tambiénrobéestas—ledijoconunguiño—,yanotengoredención.Julianatuvoquesonreírunpoco,puesportemperamentosiempregozabade

unabuenachanza,aunqueevitódirigirlelapalabradurantelanoche,hastaqueelsueñolavenció.Peseasupropósitodehacerlavigiliadurmióprofundamente,conlacabezaapoyadaenlasmangasdelcapotemilitarqueolíaatabacoyalaesenciamasculinadelteniente.David montó guardia a la entrada de la cueva. Una a una fueron

desapareciendo las estrellas, a medida que el alba se anunciaba. La claridadlúgubre se esparció por sobre el filo de las cumbres. Acodado sobre el sueloarenoso,Davidbebíasutéymeditabasobreelfuturoqueleesperaba.PensóenChloe, que aún estaría dormida, ignorandoque su esposo pasaba sus horas devigilia conotramujer, y tomó ladecisiónque sabíamásdolorosa. ¡Vaya si losabía!Eraimperioso,sinembargo.Unavezquehubiesenhalladoalprófugo.En lugardedetestaraLuisMoránporhaberseenamoradodeJuliana,sentía

gratitudhaciaélporquesuaccióndescabelladaleshabíapermitidosincerarseycalmarlosrencoresquelaausenciadenoticiaspodríahaberalimentado.JulianaBalcarceeraunamujerlibreparaejercerlamedicina,casarseotomar

loshábitossilodeseaba.Élno.MientrasChloeviviera,ysilavidalosmanteníajuntos,aélletocabavelarporsuesposa,quenohabíatenidolafortunadesanarsualma.Nisiquieraelalbaqueasomaba,rosadayresplandeciente,eratanclaracomo

supensamientoenesosmomentosdequietud.Bebiódeuntragoelúltimosorboquelequemólalengua,yapagóelfuego.

Page 144: Gloria V. Casañas

—Pequeña —dijo con voz queda para evitar sobresaltarla—. Hay queemprenderelcamino.Yenesafraseestabacontenidatodalaesenciadeaquellanoche.

El cascabel de un cencerro en las alturas acompañó a Luis durante sudescenso. Un rebaño de cabras marchaba en fila por el risco, y tras ellas, lafigura empequeñecida del pastor pisaba sin miedo las rocas que la laderadesprendía.EsaimagensencillaycotidianadespertóenLuisunansiatremendade volver a ser el niño que era, confiado en que la vida le proveería de lonecesario. Apuró el paso para dar por fin un respiro a su caballo, y desde elúltimotramoavistóadosjinetesqueibanensudirección.“Al final, el desafío de cabalgar no fue sólo conmigo”, pensó entristecido,

pero de inmediato la fuerza que aquel cura había sembrado en él vino en suauxilio.—Si no puedo amarla, al menos podré quererla —dijo en voz alta, para

convencerse.A lo lejos, la doctora y el teniente hacían una espléndida pareja: él con su

portearroganteyellaconsuaudacia,que lahabíaempujadoa seguirlocontratodaprudencia.Elhombrecargabaconunaenferma,peroDiosacomodaría lascosas,pensó

Luis.LaentrevistaconelpadreBrocherolohabíadotadodeunavisióndistinta.Sin

atinar a saber la razón, se sentía como el jote, volando alto, captando todo almismotiempoconunamiradaagudaycertera.Taloneóalcriolloparaqueellosloviesenyasíevitarleseltramodesubida.—¡Allá!—exclamóJulianaentusiasta,ytambiénellaacicateóalcaballopara

apurar el encuentro. En su corazón había temido que al sentirse desahuciado,LuisMorán hubiese cometido una barbaridad. Le devolvía el alma al cuerpo

Page 145: Gloria V. Casañas

verloasalvo,montadoenunodeloscaballitosdelvalleyviniendohaciaella.Habíatenidosusmotivosparahuir,perosuregresosignificabaarrepentimiento.Yledebíaalgunasexplicaciones.Coneseánimocombativoloencaróalaalturadelosmollesqueorillabanla

sierra.—¡SeñorMorán! Hemos recorrido leguas para encontrarlo. ¿Adónde creyó

queiba?Era inocultable la alegríaqueencerrabanesaspalabrasde reproche,por eso

Luislecontestócontranquilidad.—Habíaunhombreacáenlasierraalqueteníaquever.—¡Nome diga! ¿Y qué clase de hombre se cita con un enfermo para que

chupetodoelfríoposibleyagravesusalud?¡Hadeserunbandoleroinfame!—Yonolollamaríaasí,doctora.—¿Cómo,entonces?DégraciasqueelseñorAmherstyyosupimosdarcon

surastro,quesino,menudoproblematendríamos.—Esosí—aceptócompungidoLuis—,mepesahaberlapreocupado,poreso

volví.—¡Poreso,ynoporeltratamientoquememolestéenindicarle!ElenojodeJulianaibasubiendodetonoamedidaquesualiviosobrelasalud

deLuisMoránaumentaba,pueselminerolucíacasitansanocomoella.Ningúnindiciodefiebreotos,nadadeojerasocansancioevidenteensucuerpo.Sinolohubieseconocidoantes,Julianahabríadichoqueeraunserranoquebajabaparavenderquesoscumbrerosolashortalizasdesufundo.Davidsehabíadetenidounosmetrosatrás,paranointerrumpirelsermón.La

dejódesahogarseunratoyluegoavanzóconparsimonia.—¿Estáustedbien?Luis le dedicó una mirada cautelosa. De cerca, el teniente era un hombre

mayordeloqueélsuponía,yconunafirmezaenlamiradaquelerecordólosojosagudosdelcura,quelotaladraban.—Meestabadisculpandoconladoctora—repuso.

Page 146: Gloria V. Casañas

Hubo algo más, un sutil intercambio silencioso entre ambos, como siestuviesendefendiendosus respectivos territorios,oquizámidiendoel alcancedesuspretensiones.—Lo importante es que se encuentre bien, ya habrá tiempo de aclarar.

¿Volvemos?EraindudablequeeltenienteAmherstestabaacostumbradoatomarelmando

yresolvíademanerapráctica,demodoquetantoJulianacomoLuisecharonaandartrasél,alprincipioensilencioyluego,amedidaqueelsolcalentabasusvenas,cuchicheandoalasespaldasdeDavid,quefingíanodarseporenterado.Asíllegaronalvalledondedejaríanloscaballosparacruzarelrío.—Mepreocupémucho,señorMorán—ledijoJulianamientrasDavidquitaba

losaperosquedebíandevolver—.Creíqueestabausteddesesperado.—Asífuealprincipio—admitióLuissintapujos—,yquiseevitarledisgustos

cuandomuriese.Sóloqueahora…—Ycalló, inseguro sobre cómoexplicar elcambioquesehabíaoperadoenél.—¿Ahoranoleimportadisgustarme?Lasonrisadelaenfermeraeralamismaqueélhabíadescubiertoalllegaral

sanatoriolaprimeravez:sincera,invitadora,uncantoalavida.Leparecióqueen aquella sonrisa también se filtraba el mensaje del cura que le devolvió elalma.—Ustednomorirá,señorMorán,confíoensurecuperación.—Serébuenoestavez—prometióél,justoantesdequeDavidpasasejuntoa

ellos.—Meadelantaréparaentreteneralagentemientrasustedesentran—lesdijo,

imperativo y a la vez comprensivo—, y si me veo en problemas, hablaré eninglésdemodoquenomeentiendannada.Julianadedicóaltenienteotrasonrisa,teñidadeunamelancolíaquenopasó

desapercibidaaLuis.“Ladoctoraestáenamorada,comoyo,deunimposible”,pensó.Y también se dijo que lo único que podía ofrecerle eran sus rezos cuando

Page 147: Gloria V. Casañas

estuviese en El Tránsito. Si las palabras viajaban entre las cumbres como lohacíaaquelgauchoconvertidoencurayeranigualdeeficaces,algunasolucióntendríasumaldeamores.—Usted escribió un poema —comenzó ella con prudencia mientras

caminabanporlaorilladelríobuscandoelpuente.—Nohagacaso.Avecesmepierdopensando.—Mepareciómuybello.—Gracias,peronosoybuenoeneso,apenassiconsigorimarunpoco.Juliana se detuvo y puso una mano en el brazo de Luis, para obligarlo a

escuchar.—Estuvepensandomientraslobuscábamos,ysemeocurrióalgoquetalvez

le interese. Cuando salga de aquí, me gustaría que conociese un lugar muyhermosoyparecidoaesteenciertomodo.Séquenopodrávolveralamina,lahumedadyelpolvoenelairesonmalsanos,ysinolequedafamilia,conozcoauna que con gusto lo albergará a cambio de un trabajo que usted puededesempeñar comonadie.Este sitioque ledigo tiene sierras también, esbuenatierra y los Zaldívar son grandes amigos de mis padres. Hay caballos enabundanciaysiemprenecesitanpersonasquesepanadiestrarlosocuidarlos.Esdondeaprendíacabalgar.Luis recordó la noche en que admiró su porte de amazona, durante su

escapada.Meditóunosmomentos.Loúltimoquequeríaerarechazarunapropuestatan

generosa,peroeraciertoquehabíatenidootraapenashorasantes,unaquequizácuadrabamejorasuespírituserrano.—¿Quélugaresese?—preguntó,paradarsetiempo.—SellamaElDuraznilloyquedaenTandil,encamposdeBuenosAires.El

aireeslimpiocomoacá,sindudalesentarábien.Ypodremosvernosdetantoentanto,yaquemifamiliapasatemporadasenterasconlosZaldívar.Esa idea le pareció peligrosa, pues consideraba que su sentimiento hacia

Julianatalveznecesitaradeladistanciaparadesaparecerdeltodo,perotomando

Page 148: Gloria V. Casañas

en cuenta que tanto una como otra oferta dependían de una curación que noestaba seguro de vivir, resolvió aceptar lo que la doctora le ofrecía con elcorazónasomadoalosojos.—Estará cerca de la ciudad—insistió ella—, y si sigue interesado en tallar

figuras,habráunartesanoquelesirvademaestro.Lomismosidecidecomponerversos,serámásfáciladquirirconocimientosalláqueacá,digoyo.—Esbuenaidea—contestóélconsencillez—,paracuandosalga.Satisfecha, Juliana loacompañóalpabellóndonde intentarían,unavezmás,

queLuis ingresarasinque lasHermanasde laCaridad loviesen,ysin toparseconlarondamédicadelamañana.Despuésdelaaventuravivida,aquelloeraunahazañainsignificante.

Page 149: Gloria V. Casañas
Page 150: Gloria V. Casañas

EsanocheseríaNochebuena.Sepalpabaenelentusiasmodelasmonjasqueiban y venían secreteando, y en la autoridad con que el padre Antonio

dirigíaelarmadodelnacimientoque,aojosvistas,estabadestinadoaopacaralárboldeNavidad.Habían colocado un canasto demimbre de los que se usaban para guardar

verdurasamaneradepesebre,ylocubrierondehojasypiñasparadarleaspectodegrutanatural.Las figuras talladasporLuisyvestidaspor lashermanascontrozos de telas coloridas ocupaban el sitio de preferencia, alternando concapullos de algodón que representaban la nieve y el frío que, por cierto, allíresultabaajenoyhastaabsurdo.ElcuraadmitióaqueldislateenhonoraJuliana,que le contó del pesebre de su madre en Buenos Aires. Si una maestra ydirectora de escuela tan importante admitía esas incongruencias, ¿quién era élparaoponerse?Despuésdetodo,loprincipaleranlasfiguras,yconellasestabamásquesatisfecho.—Un poco más acá… ¡No, no tanto! Así, de frente, eso es. Ahora, las

guirnaldas.Los regalos, sencillos presentes comprados a las gentes del pueblo que se

apresuraronaacarrearloshastaallíyacobrarlosabuenprecioparaescándalodelasmonjas,seapilabanbajolaramadepinoquelospeoneshabíancortadoparala ocasión.Recostada bajo las luces del vestíbulo, la enorme rama parecía unanimalantediluviano,perolosafanesdelasmonjaslaconvirtieronenunprimordecintas.Elconjuntoerapintorescoytransmitíalaalegríanavideñaquedebíareinar en la época. Salvo por lamelancolía dibujada en los rostros de los quesospechaban que esa sería su última Nochebuena, se vivía en la colonia

Page 151: Gloria V. Casañas

climatéricaunespírituanimado.Lucinda, aliviada con el regreso de Juliana y de su paciente favorito, se

pavoneaba entre los huéspedes anunciando que habría sorpresas que sólo ellaconocía.Lamayoría de los internos recibieronpermisopara permanecer en elvestíbulo y disfrutar de los preparativos, y los necesitados de reposo absolutocontaronconsillasparaobservarlotodoalreparodelascorrientesdeaire.—YoibaapasarlasFiestasconmifamiliayalfinaldecidíquedarmeunpoco

más,haciendoclima—decíaunamujerdelgadahastaellímite,queafuerzadepastillasMontagúytónicoyodadomanteníaarayala tosqueladoblabacomohojaseca.Otra paciente, jactanciosa por ostentar gordura en un sitio donde casi todos

perdíanpesodemaneraalarmante,diouncodazoasuvecinodereposera.—Esa—dijoconvozpetulante—perdiólailusiónenelcabaret.Yniegasu

mal,comotodaslasquesueñanconvolverasusarrabales.¡Haciendoclima,ja!Elhombretaciturnodirigiósusojosalamencionadayaprecióqueerajoven,

debonitafigurayrasgosdelicados.Pobreinfeliz.Laexpresión“hacerclima”erausadaporlosquerenegabandesucondiciónyaparentabaninternarseporelairebenéfico de las sierras y no por estar enfermos. Todos lo sabían y, aun así,continuaban hablando como si el otro les creyese. Era su estrategia desubsistencia.Julianahabíadormidopocoaraízdelaaventura,demodoqueabusódelagua

delavertienteparadespabilarse.Suintencióneraquetodoslosinternosgozasendeesanochesinpensarenelmalquelosaquejaba.Tareaardua,puesloshabíade todos los talantes, pero a ella losdesafíos la incentivaban.Había solicitadounaconsultaconel tisiólogode turno, recién llegadoa laestaciónclimatérica.Talvezunaopinióndiferenteaugurasecambiospositivosenlostratamientosdelospacientesquemáslapreocupaban:LuisyChloe.Inclinadosobreunacarpetaenlaqueseñalabadatosconunlápiz,eldoctorla

aguardaba.Elconsultorioerauncuartobienventilado,conunaventanaquedabaal jardín y que por orden de la doctora Grierson también se adornaba con

Page 152: Gloria V. Casañas

macetas de flores que alegraban la vista. Al ver el rostro del nuevo médico,Julianasintióunapunzadadealarma.Eraunhombredeojilloshundidosquelosgruesosvidriosdesusgafasachicabanmásaún,conuntonocerúleosimilaraldelosenfermos,yunbigotefinoqueleotorgabafisonomíadecalavera.Lajovensintióporéluninmediatorechazo.—Así que es usted la practicante interna de Buenos Aires—la saludó sin

ningunasimpatía.—Sí,doctor,porinvitacióndeladoctoraGrierson.Aquella aclaracióndespertómás encono en elmédico, que sin dudaodiaría

toparseconmujeresenelámbitocientífico.Guardóel lápizenelbolsilloy leindicóquesesentara.—Estuverevisandolasplanillas,yhaymuchoscasosmalatendidosaquí.Julianasepusoenalerta.—EldoctorRodríguez…—Nomerefieroaldirector,sinoalosmediquillosquepululansinsaberbien

quéhacer.Haymétodosnuevosenmateriadetuberculosis,ynosehanpuestoenpráctica.—¿Quétipodemétodos,doctor?—Elneumotórax,porejemplo.Se inyectaaireen laspleurasyesoalivia la

consunción.Hechoconciertafrecuencia,esuntratamientoefectivo.Afuerzadelecheyhuevos crudosnovamos a ir a ningunaparte.Muchomenos con esosmejunjesquehevistoenlabotica.Lacirugíaesunmétodomásradical.—EnElMonitordelaEducaciónComúnsehaceénfasisenlarecuperación

fisiológica,doctor,yoheleídosobreampliareltóraxconejerciciosyaumentardepesoparafortalecerelcuerpo.JulianaaludíaalarevistaquehabíafundadoSarmientocomosuperintendente

general de Escuelas y que publicaba artículos de educadores y hombres deciencia. Al ser hija de una educadora, estaba al tanto de esas novedades. Lamencióndedichasteoríasdesatóotroraptodefuriaenelintransigentemédico.—¡Pamplinas! Son conceptos que atrasan la ciencia. Hoy existen prácticas

Page 153: Gloria V. Casañas

alejadas de este cuento de la tuberculosis como mal del alma. ¡El alma noenferma,sóloelcuerpo!SemejanteafirmacióncausódisgustoenJuliana,convencidadelaimportancia

de conservar en equilibrio el organismopara lograr la armonía de la salud.Elcriteriodelnuevodoctordabapor tierracon todo loqueellacreíayafirmaba.Estemédicoextirparíaunpulmónsindudarlo,contaldeacabarconlaslesionestuberculosasqueloafectaban.Julianaseloimaginórecorriendolospabellonesconunescalpeloyseleerizóelvellodelanuca.—Ustedveníaparaconsultarmealgo,¿noescierto?—laapuróél.Lajovencarraspeóparadarseánimoycomenzóaexplicarlosdoscasosque

lapreocupaban,unoporlagravedadsobrevinienteyelotropornoresponderalcuadrotípicodesucondición.Elmédicomiróambasfojasymoviólacabeza.—¿Espobredesolemnidad?JulianasupoquehabíanotadoqueLuisMoránestababecado.—Esunhombresoloquevivíaenlamina…—¿Peroespobredesolemnidad,osólopobre?Paralospobrescomunes,sino

puedenpagarciertatarifaestánlosdispensarios,adondeellospuedentrasladarsedesdesuscasassinocuparunsitioreservadoacasosextremos.—El señorMorán llegó hasta aquí por ser considerado “caso extremo”—

porfió Juliana, y en breves palabras le contó que no ofrecía los síntomashabitualespesealosanálisisdeesputoqueindicabanlapresenciadelbacilo.—¿EsteMoránes…—yelmédicoleyóconmásatenciónlaficha—…indio,

porcasualidad?—¿Quétieneesoquever?—Señorita, permítame explicarle algo muy simple pero determinante: las

razasposeensuspropiasdebilidades,yessabidoquelosindiossonpropensosalas del pulmón. Es lamentable decirlo, pero así es como se purifican lassociedades,eliminandoalosindividuosqueposeencarácterdegenerativo.Eldelseñor Morán es un caso cerrado para mí. Ni siquiera intentaría practicarle

Page 154: Gloria V. Casañas

cirugía,seríamalgastaresfuerzosenunmoribundo.—¡Estámásfuerteysaludablequeotros!—sehorrorizóJuliana.—Es por su constitución física, pero sin dudamorirá. El caso de la señora

Amherstesdistinto.Comomujer,tienenaturalinclinaciónabeberpocaaguayaalimentarsedemododeficiente.Esosinmencionar lascrisisnerviosasquesinduda sufre.Así y todo, esunapacienteparticulary si deseapermanecer en elsanatoriotodalavida,nopodemosimpedírselo.—¿YquétratamientoprescribiríaparalaseñoraAmherst?—inquiriólajoven

mordiéndoselalengua,quepugnabapordecircosasdelasquesearrepentiría.—Antetodo,obedienciayningúnafán.Lasmujeres,al igualquelosindios,

tienen sus propias debilidades. La señora Amherst es rica, y su mal estaráagravado por un temperamento apasionado y neurasténico. Si se sometiera almarido, ganaría mucho en salud, aunque no descarto aplicarle prácticasincisivas.Juliana pensó que aquel médico debía de haberse endurecido tanto con la

vecindaddeldolorquenocabíaenéllacompasión.Ysuideadeencasillaralosenfermos según su sexo o su sangre le resultó repugnante. La Santa Cruz deLorena había salido perdiendo con el cambio de tisiólogo, pero ella no podíadesobedecer las órdenesmédicas, amenos que hiciese figurar esa falta en suexpedientedeinterna.Salió de la consulta con las mejillas encendidas de ira y así la encontró

Lucinda,queibaensubusca.—¡Aquí estás! Quería decirte que las hermanas se rehúsan a los fuegos de

artificio. ¡Con lo que costó conseguirlos! ¿Por qué no intercedes ante ellas,Juliana? ¿Qué te pasa, qué ocurrió? —se cortó la joven al ver el semblantedescompuestodesucompañera.—Acabo de escuchar cosas horribles, Lucinda, cosas que ningún médico

honestodeberíadecir,yestamosdemasiado lejosde ladoctoraGriersoncomoparahacerlesaberqueelnuevo tisiólogoesunhombre inhumanoycausará lamuerteanticipadademuchospacientes.

Page 155: Gloria V. Casañas

—Juliana,measustas.¿Quéestásdiciendo?Lajovenlerevelóeldiálogosostenidoconeldoctor,yLucindahizograndes

aspavientos,comosipudiesepropinaralgunosgolpesqueenderezasenlacabezaaesesujeto,quemalpuestalatenía.—Querida—la tranquilizó—, hoy esNochebuena, y elmaldito nada podrá

hacerparacambiarlascosasenestosdías,asíquenotelotomesalatremenda.Consuerte,resbalaráenlasescalerasysepartirálacrisma.—¡Lucinda!—Yasé,yasé.Esonovaaocurrirdetodosmodos.¿Porquénoesperasaque

paseNavidadypidesaudienciaconalgúnotromédico?—No,Lucinda,debemosactuardeinmediato.Tienesrazónenquenihoyni

mañana habrá cambios, pero hay que anticiparse a los movimientos. Por lopronto,iréahablarconeltenienteAmherstparaquesaquedeaquíasuesposa.Élpuedesalvarla.EncuantoalseñorMorán,lehiceunaofertaque,envistadeloqueacabodesaber,nopodrárechazar.¿Puedescreerquelohadesahuciadoporserindio?Lucindaabriógrandelaboca.—¿Esindio?—Es probable, y el doctor dice que los indios son sensibles al bacilo de la

tuberculosisynadasepuedehacerparasalvarlos.¡Yquenovalelapena!LafuriadeJulianaevitóqueLucindadijesequeenefectohabíaleídoalgode

untalMateoFranceschi,médicoenlafrontera,acercadelafaltadehierroenlapampa y el escaso valor nutricio de la leche materna en las indias. Se habíaextendido la ideadeque“los indiosdeRoca”,comose llamabaa loscautivosque llegaron a Buenos Aires, carecían de anticuerpos. Tuvo el tino de nocomentaresosdatosaJuliana,queechaballamaradasporlosojos.—¿Qué haremos con los fuegos de artificio? —aventuró en cambio, para

eludireltema.—¡Explotarán!—exclamó Juliana, y salió rumboal pabellóndonde estaban

losAmherst.

Page 156: Gloria V. Casañas

La luna resplandeciente emergió de las crestas oscuras.En esa claridadqueteñía de azul la noche, una sola estrella parpadeaba, recordando el nacimientodelSalvador.La colonia climatérica también brillaba, con sus bujías encendidas, sus

ventanales abiertos para recibir el perfume de azahares y la pequeñamultitudreunidaenelvestíbulopresenciandolamisaqueimpartíaelpadreAntonio.Lashermanashabíanimprovisadounaltar,afindequetodossinexcepciónpudiesenescucharel sermónycomulgar.Ningún lugarmásapropiadoparaestarenpazconDiosqueelsanatorio.Elbuensacerdotenopudoconsugenioydespuésdelosvillancicosensalzó

lasfigurasdelpesebre,presentándolascomola“misteriosaobradeunartesanoprodigioso”.AJulianaleparecióunbuenmomentopararevelarlaidentidaddelartista,de

modo que a toda prisa se acercó a Luis, que se hallaba desprevenido, ytomándolodelamanolotironeóhaciaadelante,dondetodospudieranverlo.—Padre,esunmilagroqueentrenosotrosseencuentreelautordelasfiguras.

DiosquisosindudaqueloconociéramosenestaNochebuena.EselseñorLuisMorán.Ylomiróradiante,anteelestupordelcuraydelahermanaIsaura,quenose

habríaatrevidoatanto.Luisenmudeció,contodoslosojosfijosenél,muchosnotandosuexistenciaporprimeravez, incómodopor llamar laatenciónyalgoamoscado con la doctora, que lo había embromado sin aviso. El ruido de losaplausosenaumentoledevolviólaconfianzaypudocorrespondera lasonrisadeJulianasinreservas.El padre Antonio descendió del improvisado púlpito para felicitarlo y le

estrechólamanosindescanso,mientrasleproponíafuturasobrasparalacapilla.Entreloscomentariosylosbocadillospreparadosconesmeroparalaocasión,

Page 157: Gloria V. Casañas

sinolvidarlanormadelascomidasricasenhierroygrasas,transcurriópartedela noche festiva, hasta el momento de repartir los regalos, que no llevabannombre sino que eran elegidos al azar. Había cestos de mimbre, pantuflas,turronesdemieldechañar,mantillastejidasalcrochetyeneltelar,sonajerosdepezuñas, dulces caseros y hasta una vieja armónica oxidada que despertó lasrisasdetodos.Muchosintercambiabansusregalosaldescubrirquenoerandesusexoni de su tamaño.Unpaquetepequeño llevaba el nombrede Juliana, y alabrirloellaencontróunapulseradealpaca,sindudaadquiridaenunnegociodelpueblo.Porinstinto,susojosbuscaronaltenienteylohallaroninstaladojuntoasuesposaenelrincónmásalejadodelvestíbulo.En lavisitaprecipitadaque leshizoparaaconsejarlesquepartiesen loantes

posible,Davidsemostrómuyserioyhermético,comositambiénélsehubiesearrepentido de la intimidad compartida. A pesar de que eso resultaba lógico,Julianasesintióherida.ApenasrelatósudiálogoconelmédicoyseaseguróquetantoélcomoChloeentendieranqueeramejorbuscarotrodestino,seretiródelpabellóncontristeza.EsperabaquelafiestadeNochebuenaatenuaralaaridezdeeseúltimoencuentro,peroDavidyChloesemanteníanajenosalbullicio,y laactituddelamujererahostil,comositodoaquelloleresultaseofensivo,aunquecada vez que el esposo le dirigía la mirada, ella le obsequiaba un sonrisacomplaciente,enabiertodisimuloqueJulianapudocaptarmuybien.—Ustedmeganó,doctora,noenlacarrerasinoenlapulseada—dijounavoz

familiarasulado.LuisMorán lamirabaconpicardíamientras sosteníauncanapéen sumano

morena.Julianadecidióolvidarsudesazónycompartirlapequeñafelicidadquedesegurosentíasupacientefavoritodespuésdetantoselogiosinesperados.—Tengo mis recursos —le respondió juguetona—, y soy buena para los

secretos.Séguardarloshastaelinstantejusto.Semerecequeconozcansuarte.Ydigaquenomeaniméaproclamarquecomponeversos,quesino…ALuislecambiólaexpresión.—Esono,doctora,hastaahíno.

Page 158: Gloria V. Casañas

Julianaseechóareír.—Tranquilo, que no soy chismosa, pero las figuras del pesebre no podían

quedar sin dueño, hubiese sido una injusticia. ¡Y el padre Antonio quiereemplearlo!EsavezfueLuiselquerioconganas.—Esbuenosaberquehayotrostrabajosapartedelamina.Julianasepusoseriaderepente,alrecordarloocurridoenlaconsulta.—Luis,yasabeque lapropuestade iraElDuraznilloescierta,peroquiero

que sepa algo que no le dije antes porque acabo de descubrirlo. El nuevotisiólogoesunhombrequenocreeenelfortalecimientodelcuerpoyelespíritucomoelanterior.Yanopromoverálascaminatasalairelibrenilostónicos,puesespartidariodetratamientosdrásticos.Además—ybuscólamaneraelegantededecirlo—,decideaplicaresostratamientosaciertospacientesyaotrosno.—Y yo soy becado —asumió Luis, creyendo que por ser pobre no se

esmeraríanconél.Julianaprefiriódejarloenesacreencia.—Yavecómoesciertagente.Lainstrucciónnoablandaloscorazones,pero

noseaflija,queapenaspaseNavidadmeocuparédegestionarelviajeaTandil.Yo misma pediré un relevo, pues he decidido terminar mis estudios lo antesposibleenBuenosAires.Omitió decir que cuando él y David se fuesen de la colonia, se sentiría

demasiado tristeparacontinuaralejadadesu familia. Julianaeraunmanantialquenecesitabadesbordarseporcaucesquelacondujesenalamordelossuyos.—Primeromegustaríavisitaraesebandidodelasierraquelecomenté.—SeñorMorán,simeestátomandoelpelo…—Hablo en serio, doctora. Es un buen hombre y me ofreció su casa para

cuandoquiera.—¡No puedo permitir que corra riesgos! Lograremos el altamédica, con la

condicióndeseguireltratamientoenunsitioadecuado.Ustedpuedeseruncasocrónicodelosquesobrellevanlaenfermedadsinpadecerla.¿Losabe?

Page 159: Gloria V. Casañas

ALuisledivertíaelenojodeJuliana,erasupequeñavenganzaporelapurónquelehabíahechopasar,peroalfindecidióconfiarlesusecreto.—Ese hombre que le digo es el señor Brochero, el cura de las sierras. Yo

nunca lo había visto, sólo escuché hablar de él. Dicen que hizo escuelas ycaminos, y que ablandó hasta a los tipos más duros. Me lo encontré cuandoacampaba y estuvimos conversandomucho.Me hizo bien, doctora, casi tantocomosusremedios.Creoquepuedoayudarloensumisión,yalsentirmeútilmevoyacurarunpoco.Julianaescuchabasindarcrédito.¡ElpadreBrocheroeraentonceselmismo

delquehabíahabladolahermanaIsaura!Unpersonajeapreciadoportodosenlaregión,aunsinhaberloconocido.¡YLuisMoránselohabíaencontrado!Porélhabíaregresadoentonces.DesigniodeDios,sinduda.—Entonces,mipropuestadeTandil…—Queda para cuando vuelva—la atajó Luis—, si sigue en pie y ustedme

dicecuándo.Julianamiró alminero a los ojos y vio en ellos tanta entrega a la voluntad

divina,talgradodeconfianzayaceptacióndesudestino,queestuvoapuntodesoltar lágrimas delante de él. En cambio optó por abrazarlo, en un súbitoarranquedeemoción.Luistuvoelimpulsoderetrocederpormiedoacontagiarla,perolosbrazosde

la doctora eran fuertes y el perfume de su cabello bajo la nariz le impidióalejarla.Poruninstante,gozódelcontactofísicodeaquellamujerextraordinariaquelehabíadevueltolaalegría.Paraél,aquellaNochebuenahabíaobradounmilagro.Elestampidolosseparóyduranteunmomentonosupieronquéocurría,hasta

queJulianaexclamó:—¡Sonlosfuegos!Salieronalporche,dondetodosalababanlasexplosionesseguidasdelluvias

de luces, y se unieron al coro de gritos y aplausos. Juliana cerró los ojos confuerzayrememoróelcuentodelosduendesdeNavidadquelerefirióladoctora

Page 160: Gloria V. Casañas

Grierson.¡Ojaláellosescucharansuruego!Nadie prestaba atención a los rezongos del padre Antonio, que sacudía la

cabezacomosiaquellasgentesnotuviesenremedio.—¡Québarbaridad,enlafiestadelSeñor!Tierradesalvajes…

Davidcontemplabalosfuegosdeartificioconmezcladepenaysimpatíaporel regocijo de aquellos pacientes que por unas horas olvidaban su miserablecondición.Suesposa sehabíanegadoapresenciar lamisay apenas accedió apresenciarlosfestejos.Sehabíacomportadomáscaprichosaquenunca,ysóloelrecuerdodesuinterludioconJulianadulcificóelánimodelhombreyleimpidiódiscutirconella.Cuandolajovenacudiósofocadaadecirlesquelesconveníamarcharsedeallí

rumboaunsitiodondeseledieseaChloetratamientomásacordeasuestadocrítico, él ya tenía decidido llevársela a Suiza. Conocía la existencia de unsanatoriomodeloenlosAlpesqueobrabamaravillas,ysibiennoteníaquejasde la SantaCruz deLorena, sabía que para su esposa sería una buena noticiadejaratráslatierradondevivíalamujerqueélamaba.Yanoquedabansecretosentre ellos, sehabíandicho todocuanto eraposibley estaba claroque lavidajuntoaChloeeralaúnicaquecabíatener.Observóelcabello rojizodeJulianaa ladistancia, relucientebajo la luna,y

viotambiénelgestoafectuosoquetuvoconelmineroenfermo.Asíeraella,poresolaamaba.Y quiso formular una promesa en lomás íntimo de su ser, una que Juliana

jamás conocería y que tal vez nunca podría cumplirse. Porque de algo estabaseguro: esa Navidad en el sur del continente había cambiado su vida parasiempre.—Quieroirarriba.Chloe,queexigíasuatención.

Page 161: Gloria V. Casañas

—Vamos,querida.Supongoqueestaráscansada.—Esteambienteesinsufrible.Parecequeestuviéramosenunmanicomio.No

veolahoradepartir.¡Hastalosoloresmelastiman!ElesfuerzodeChloeporlevantarlavozleprodujounaconvulsiónqueacabó

en arcadas y un vómito de sangre.Atónito ante la recaída,David pidió a unahermanadelacaridadquepellizcabadulcescercadeellosquellamasealmédicoyalpadreAntonioconurgencia.—¡No!—bramóChloeconelrestodevozquelequedaba—.Nolosquiero

cercademí.¡Losmaldigoatodos!¡Atitambién,yaesaperdidadepelorojo!Mientraslamonjaescuchabaparalizadalatemiblemaldición,Chloetuvoun

espasmoyotrovómitoquelasumióenlainconsciencia.Davidlalevantóenbrazosygritóalareligiosa:—¡LlamealaenfermeraJuliana,pronto!

Page 162: Gloria V. Casañas
Page 163: Gloria V. Casañas

LamañanadeNavidadcoronabadenubeslacimadelassierras.Elcieloserevistió de un brillo acerado y las chicharras acunaron con su canto el

despertar de la modorra provinciana. En el sanatorio las tareas habíancomenzado tarde, pues muchos pacientes pagaban el precio del festejodurmiendomásosintiéndoseagotados.HacíaratoqueJulianaacompañabaaChloeensucrisisdeestertores.Apenaslabuscaronparadecirlequelaesposadel tenientehabíasufridouna

conmoción,dejó la fiestaparaacudira todaprisaalpabellónMuñiz,encuyospasillossemultiplicabanlosecosdelastosesbrevesysecas,síntomainnegabledelmal.Al verla tendida inmóvil cual estatua de alabastro, con susmanos cruzadas

sobreelregazoenungestodeoraciónajenoaella,Julianahabíacreídolopeor,peroluegovioquelaspestañasletemblabansobrelospómulosyqueloslabiosdescoloridosmurmurabanincoherencias.Davidla traspasóconunasúplicaenlosojos.QuefuerapiadosaconChloe,

queríapedirle.Sino sehubiese tratadodeuna situacióndramática, ellahabríareaccionado ofendida por sospecharla capaz de ser insensible ante unamoribunda.La esposa del teniente seguía viva, y lo peor de su crisis había pasado,

dejándolaexhausta.Lahemoptisis tan temidasehabíapresentado juntocon larespiracióncrepitante,yfueprecisoaplicarleventosasenlaespaldaeinyectarleclorhidratodeemetinaluegodequeelmédicoadvirtiesealauscultarlaunsoploqueponíaenpeligrosuvida.Davidacompañólavigiliaencompletosilencio.Seacercóatomarlamanode

Page 164: Gloria V. Casañas

su esposa varias veces, y depositó un beso en la frentemarmórea cuando ellaabriólosojos.Julianacumplíasupapeldeenfermeraconeficiencia.Dirigióunamiradaaltenientecuandodebióalejarse,paraindicarlequeestuvieseatento,ylededicóunasonrisaalnotarqueChloecomenzabaarespirarconnormalidad.—Haterminado—ledijo,aliviada.Élclavósusojosenlosdeella.—Graciasati.—Almédico,másbien.Yoaúnnolosoy.—Estoysegurodequenohabríapasadolanochesinohubiesesvenido.Sin responder a eso, Juliana se asomó al barandal en procura de sol y aire

fresco. Notó ruidos bajo el balcón y descubrió a tres o cuatro hombresharapientosquelamirabantambién,mudosyexpectantes.—¿Quédesean?Luegodeunossegundos,unodeelloshablóenrepresentacióndelosdemás.—Perdoneusted,señorita,estamosviendosi…Queremossabersiencasode

quedarsindueñoalgunaropita,oenseresquenoprecise…laenferma,digo.CayóJulianaen lacuentadequeaquellospobres infelicesacudíancadavez

que se corría la voz de alguna muerte, para ver si podían aprovechar laspertenencias del difunto.Y lo hacían con rapidez, pues era regla del sanatorioquemarlasparaevitarelcontagio.Elloserantanpobresqueniaesotemían,contaldedisponerdealgo.Conmovidahastalomáshondo,respondióentonobajoparaevitarserescuchadadesdeadentro.—Laseñoraestábienahora,peropasenporlapuertadeatrássinecesitanpan,

carneoleche.Elhijodelcocineroesmiamigo,lediréquelesarmeunpaquete.Se volvió para decir a David que los dejaría solos un momento, pero el

tenienteseadelantóasusdeseos.—Iréyo.Amínadiemenegaránadaypuedoinclusodarlesdinero.Quédate

conChloe.Porfavor.Loviocerrarlapuertaysesumergióenladesazónmásprofunda.Ellazoque

laatabaaDavidAmhersteratanfuertequesuausencialedejabaunhuecoenel

Page 165: Gloria V. Casañas

corazón.

—Juliana.SesobresaltóalescucharlavozdébildeChloe.Laenfermalamirabaconuna

lucidez extraña en los ojos,más brillantes y oscuros después de los cuidadosrecibidos.—SeñoraAmherst,sesientebien,¿verdad?Nosdiounbuensusto.—Rechacélossacramentos—murmuróChloe.—¿Cómodice?¿VinoaverlaelpadreAntonio?

Page 166: Gloria V. Casañas

—Yoloimpedí.Noqueríaveranadie.Austedtampoco—agregó,mirándoladereojo.—Sé que los médicos y enfermeras no somos compañía grata, pero sí

necesaria.—Porfavor,noseaamableconmigo.Acabodemaldecirlayprefieropagarmi

deuda.Tamaña confesión dejómuda a Juliana.David nada le había dicho sobre lo

ocurridoantesyellaencontróaChloecasienagoníacuandollegóalpabellón.Saber que aquellamujer enferma le había deseado elmal le produjo un dolorinexplicable.—Mañanamiesposopediráuntransporteparasalirdeaquí.IremosaBuenos

AiresyenunvaporaEuropa.—Losé,serálomejorparausted.—Quieroquesepaqueanochesentíunaespeciedemuerte.—Sedesvaneció,porquelahemoptisis…

—Porfavor,déjemeexplicar,nomequedamuchavoz.Julianacallóysesentóeneltabureteasulado.Chloerespirólomáshondoquepudoyfijandolavistaen el cielorraso, comenzó a contar lo que debió de haber pensado una y milvecesantesdedecirloalamujerquesuesposoamaba.—AnochelavienlafiestayvitambiéncómoDavidlamiraba.Tuvecelosy

envidiaporqueéljamásmemiródeesemodo.Poresoreaccionéfuribundaylosmaldijealosdos.Rechacéalsacerdoteporquenoqueríanadadeestesitio,paramíestabacontaminadoyyoeraunaextrañapara todoelmundo.Larabiaquesentí en mis venas fue muy grande, enfermera, una hiel que me subió a lagarganta,poresotuvearcadasyvómitodesangre.Algonegroymuyfeocrecióadentrodemí.Hasalidoya.Yanochediceustedqueestuveinconsciente,peroyosentíquesoñaba,yporprimeravezdesdequeélmurió,soñéconmipadre.Sufría por mí y no alcanzaba la paz por mi culpa. Mi padre fue un hombrebueno,aunquenuncameentendiónitampocoamimadre.Suformaciónmilitarlo hizo ver las cosas sinmuchosmatices, y tantomimadre como yo fuimos

Page 167: Gloria V. Casañas

complejas y veleidosas. Dejé que convenciera a David de desposarme, aunsabiendo que no me amaba. Recuerde que yo supe de sus cartas desde elprincipio.Lo hice porqueme había encaprichado con él.Otros hombres en elregimiento me cortejaban, pero yo quería al único que no me miraba comomujer,asíqueindujeamipadreapensarensutenientecomocandidatoparalahija. Lo logré, como todo lo que me propuse. Lo que quiero, Juliana, es superdón.Nopuedoirmedeeste lugarsinsaberquepesea todamimaldadyeldañoquelecausé,albergaustedunsentimientoderabiahaciamí.Porqueenesesueñoquevivíanochemipadremepedíaquevolvieseaempezar.Elmalvuelveparacastigarnos,yDiosquierequepaguepormisculpas.—Diosnoquiereeso,esdemasiadobuenoycomprensivo.Loúnicoquenos

pide es arrepentimiento sincero, y ya se puede volver a empezar, como usteddice.Creoqueelespíritudesupadrevinoabuscarla.Ustedllegóallímiteyesonoscambiadesdeadentro.Diosofreceunayotravezlaocasióndeserbuenos,nosecansadeintentarlo.Enestahallegadoatocarsucorazón,Chloe.Los ojos de la enferma se veían dilatados por el sufrimiento y hondamente

oscurossobreelcutismuyblanco,comodetalco.—Sentí una serenidad desconocida mientras soñaba—observó—. No temo

morir, enfermera, sino perderme en un limbo. Si usted y mi esposo meperdonaran,hastaseríacapazde…Calló,unpocoporqueelhilodesuvozsedebilitaba,yotropocoporquelo

que le venía a lamente era tan difícil que no hallaba las palabras adecuadas.Juliana entendió queChloe intentaba reconciliarse propiciando en el futuro launióndeambos,quesunecesidadderedenciónhabíallegadotanaltoquehastapodíabendecirlos,cuandohorasanteshabíaechadosobreellosunamaldición.SiesonoeraunmilagrodeNavidad,nadamásloera.En lugar de permitirle seguir hablando, tomó su mano y apretándola con

sinceroafecto,lepropuso:—Recemosjuntas.LasvocesdeambasseunieronenunasencillaplegariainglesaqueaJuliana

Page 168: Gloria V. Casañas

le resultaba familiar desde los tiempos de la Navidad con su abuela. Quizá,cuando la esposa del teniente se repusiera, hasta podría llegar a ser vecina yamigadeGrannyenAmherst.Aliviada, la esposa de David esbozó su primera sonrisa sincera desde que

llegóalvalledelCosquín,yladestinatariafuelamujerquecreíaodiarmásqueanadaenelmundo.Asílasencontróeltenientealregreso,ysusorpresasetrocóenmelancolíaal

comprender que Juliana acababa de sellar una efímera amistad con Chloe,cerrandoparaéllaspuertasdesucorazón.Selimitóasonreíryacontarlessusanécdotas en el reparto de los restos del festejo en la cocina. Un rescoldo deesperanzaalbergabaensufuero interno,sinembargo,yera la ilusióndeveraJulianaBalcarceconvertidaenmédico.Luego,élseguiríaconsuvida.

Aldía siguiente, en el anochecer que empezaba adespuntar, las lucesde lacolonia se encendieron y una luna transparente guió el camino del coche quellevabaalosAmhersthastaLaParada,dondeunservicioespeciallosacercaríaala ciudad en la que abordaríanunvapor hacia la curacióndeChloe, si es queesosplanesestabanenlavoluntaddeDios.Desde su ventana en el dormitorio del pabellón, Juliana contemplaba la

partida y lloraba en silencio lágrimas que nadie vería, ni siquiera la curiosaLucinda,puesantesdequepudiesenadvertirsutristezaregresaríaasuhogarenBuenosAires,unavezquehubieraresueltolascondicionesenqueLuisMorándejaríaelsanatorioparairenbuscadesunuevavida.Losdíasenlasierrahabíanterminadoparaella.

Page 169: Gloria V. Casañas
Page 170: Gloria V. Casañas

E

CiudaddeBuenosAires,tresañosdespués

l vestíbulo de la Facultad deCienciasMédicas que reemplazó a la viejaCasadelasMagnoliassehallabaatestadodegente.Hombresymujeresde

todas las edades, niños encorsetados en sus trajes de fiesta, hablaban en vozquedaporimposicióndelamajestuosaarquitectura.Delotroladodelaspuertasdobles, el estrado aguardaba, engalanado con candelabros de cristal quedesprendíanunasuaveluzsobreelgobelinodelasparedes.Ungrupodejóvenesatildadossonreían,nerviososantelasolemnidaddelacto

queseavecinaba.EntreellosJuliana,ataviadaconuntrajeazulconfeccionadoporlasmejorescosturerasdelaMaisonBruni,reíatambién,sabiendoqueenelbullicioapagadoquesepercibíaatravésdelamaderaseencontrabasufamiliaen pleno, junto con los amigos más cercanos y los hijos de estos, todoscompartiendo la emoción de presenciar la entrega de diplomas a los nuevosmédicosdelaArgentina.Algunosdelosinvitadosacudíanmovidosporlacuriosidaddeverdecercaa

unadoctoraque,siguiendolospasosdeCeciliaGrierson,habíadecididodedicarsuvidaadevolverlasaludalaspersonas,sacrificandoinclusolapropia.Y entre los presentes, un orgulloso Francisco Balcarce, fiel a su

temperamento,caminabadeladoaladoazancadas,alteradoporlademora.—Querido, es la hora prevista, no pasa nada irregular —lo tranquilizaba

Elizabeth,aunsabiendoqueseríaenvano,puesparasuesposohabíasidodifícilaceptarquesuúnicahijadecidierasermédicoen lugardemaestra,oesposay

Page 171: Gloria V. Casañas

madre,simplemente.Pese a haber vivido junto a una mujer que abandonó su comodidad en la

progresistasociedaddeBostonparaenseñareneldesiertopampeano,cuandosetratabadesuhija,Franciscorecuperabasucaráctertemible,elqueensuépocalohabíaenfrentadoalaporteñeríaenplenoyhastaalapropiaElizabethO’Connor.Loshijosdeambos,SantosyFrancisquito,advertíanlosintentosdesumadre

y cruzabanmiradas cómplices. Cuando el padre se encontraba de ese humor,sólounapersonapodíaapaciguarlo,yesapersonasehallabadelotroladodelaspuertas,esperandoculminarlametadesuvida.La llegada de los grandes amigos, Julián Zaldívar y su esposa Brunilda,

distrajeronunpocoalansiosopadre,queaceptólasbromasconsabidasacercadesupapeldeguardiacárcelconrelativapaciencia.Porfinlaspuertasseabrieron,yenelrecintoiluminadoconglobosdevidrio

y revestido de mármoles y espejos venecianos, apareció ante la multitud deinvitados el ramillete de jóvenesmédicos. En el centro, la cabellera rojiza deJuliana,susonrisaysusojoscentelleandodealegría.Losdoctoradosocupabanlaprimerafilaenlaplatea,entantoquelosamigos

yparientessefueronubicandoenelrestodelasbutacas,amortiguadoslosruidosporelterciopelodelostapizados.Tosesbreves,carraspeos,susurros,elcorodepequeñosgestos seacallócuando laspersonalidadesmédicasentraronal salóndeactos.ElizabethseinclinósobreBrunildaasulado,paraindicarlelapresenciadela

doctoraGrierson.—Esella—ledijo,ynohizofaltaaclararquién,puestodossabíancuántola

apreciabaJuliana.Asistíanaladiplomaturavariosdelosmásilustresdoctoresdelpaís.Algunos

habían sido profesores de Juliana, otros eran conocidos por susméritos en elejercicio de la salud pública o por sus investigaciones científicas. MuchosmédicossevinculabanalapolíticaydesempeñabancargosenelCongresooenalgún ministerio, poniendo su saber al servicio de los cambios que el país

Page 172: Gloria V. Casañas

necesitaba.AllíestabaeldoctorEmilioConi,reconocidohigienistapromotordemuchas

buenas ideaspara laprofilaxisde lasenfermedadescrónicas,sobre todoen losniñosyenlosnecesitados.Era,además,buenamigodeCeciliaGrierson,yfuequienlaapoyóenelpedidodeotorgaralaEscueladeEnfermerasyMasajistasuncarácteroficial.TambiéneldoctorJoséMaríaRamosMejía, fundadordelCírculoMédicoy

especialista en enfermedades nerviosas, y el pediatra Gregorio Aráoz Alfaro,personalidadesquelosinvitadospresentesconocíansólodenombreenalgunoscasos,yqueteníanlaoportunidaddeapreciarapalmosdedistanciaesedía.Seesperabaquealgunodelosdiplomadosofrecieseunaspalabrasalmomento

de recibir los títulos, pero ni Francisco ni Elizabeth sospecharon que Julianafuera a ser la elegida, en especial porque en los días anteriores no habíaaventuradounasolaintenciónalrespecto.Hubounmurmulloalverlaascenderlospeldañosdelpúlpitojuntoalestrado,seguidodeunsilencioexpectanteporloqueaquellajovenpudieradecirantelagente.Másdeunoimaginóunvehementediscursoplenodeexaltaciónfemenina,ycuandolavozclarayfirmedeJulianacomenzó a desgranar las primeras frases, las sonrisas furtivas y los gestospedantessedesvanecieron.Poco a poco, con sencillez, agradeció Juliana a los que la habían apoyado

desde el principio y no omitió a nadie, ni siquiera a la doncella de sumadre,Cachila,quelellevabalastisanasdurantelasnochesdeestudioparaquenosedurmiesesobreloslibros.Hablódelejemploquelehabíanbrindadosuspadres,cada uno a su modo, de la perseverancia que marcó siempre sus días, de lacomprensión que halló en los amigos de la infancia cuando sus humoresvariaban, frutode losberrinchesque los asuntos académicos le producían, delvalor que representaba para ella la amistad y que había aprendido de susmaestros a resaltar losméritos ajenosy a noocultar los propios, pues los quecaminaban por la misma senda debían reconocerse e invitar a otros acompartirla.

Page 173: Gloria V. Casañas

Suspalabrasfinalesfueronparalamujerquelahabíainspirado:—Hagomíoellemademiqueridamaestra,ladoctoraCeciliaGrierson:Res

nonverba,porquesonloshechos,ynolaspalabras,losquemuevenalmundo.YladoctoraGriersonsiemprebuscósaberprimero,parapoderhacer,y luego,lograrqueotrostambiénhagan.Esaenseñanzalallevarégrabadaenmimenteymicorazón.Apartirdehoy,cumpliréconelviejoaforismomédico:“Mejoraraveces,aliviaramenudo,peroconsolarsiempre”.Un instante de silencio coronó el final de la breve exposición hasta que de

pronto,comosisequebraseuncristal,laconcurrenciaprorrumpióenaplausos.Julianafuefelicitadaporsuscondiscípulos,quelarodearon,yenlafamiliaridaddeltratoqueledispensabansehizoevidentequeellahabíasidounacompañeramásyseríaunacolegaenelfuturo.Elizabethlagrimeabasinremedio,aligualqueBrunilda,quenohabíapodido

dejardeadmirarcómolucíalajovensutrajedealtacostura.FranciscoBalcarceapretabatantolamandíbulaquesuexpresiónresultabamáshoscadelohabitual.Y cuando su hija se volvió sonriente hacia ellos y en sus ojos brilló una

emociónquetransfigurósurostro,élsepusodepie,hinchóelpechoyavanzóasu vez para estrecharla en sus brazos. Se paró en seco cuando su esposa lodetuvo con discreción. Francisco advirtió entonces con estupor que la sonrisaresplandecientey lamirada luminosano ibandirigidasaél,sinoaalgoquesesituabadetrásdeellosyquehabíaprovocadounimpactoenJuliana.Enconmovidosilencio,conelbastónylosguantesenunamano,enfundado

en un casimir y peinando distinguidas canas en las sienes, un hombre alto yerguidoclavabasumiradadeaceroenlaúnicamujerqueexistíaparaéleneserecinto.LadoctoraJulianaBalcarceO’Connor.Asírezabaelnombreenlalistaqueaparecíaenlavitrinadelpasillo,conuna

mencióndehonor.Élpodíadarfedelasdotescurativasdeesamujercita,pueshabíasanadosuvistatiempoatrás,yluegotambiénsucorazón.Eraunamédicacompleta.

Page 174: Gloria V. Casañas

Juliana se sentía flotar sobre las butacas, como si una nube algodonosa lahubiese envuelto y transportado a otro tiempo, lejos de la ceremonia, de sufamiliaydelosplanesdesuprofesión.HabíapasadotreslargosañossinsaberdeDavidMalcolmAmherst y supuso que sus vidas se habían bifurcado parasiempre. Hubo noches en que le dedicó un pensamiento, pero enseguida loacallaba, porque lo ocurrido en el sanatorio de las sierras era para ella unapromesatansagradacomoeljuramentohipocráticoqueacababadepronunciar.Yahoraesehombrevolvíaaapareceranteella.¿Qué buscaba el teniente en Buenos Aires? ¿Sabría sumadre que él había

vuelto?¿Yquéibaadecirasupadrecuandolopresentara?Davidestuvoendospasosjuntoaella.—Pequeña,lolograste.Siempresupequeloharías,perovineparaverlocon

misojos.Ledijea tumadrequenoteavisaraantes, temíquemipresencia talvezteincomodara.Juliana,mudacomonuncaensuvida,miróde reojoaElizabeth,que fingía

conversar con su amiga Brunilda cuando en realidad ambas contemplabannerviosas las reacciones de sus respectivos esposos. Francisco acribillaba alrecién llegado con sus ojos, en tanto que Julián se contenía para evitar uncomentariodesafortunado.—SetratadelhijodelbarónJeffreyAmherst—lesaclaróElizabeth—,queha

viajadodesdeNorteamérica.ÉlyJulianaseconocieroneneltiempoquenuestrahijasequedóconmimadre.Esunviejoamigo.Alparecer,lasmujeresdelafamiliateníansecretos,ysabíanguardarlosmuy

bien.Franciscointuyódeinmediatoquede“amigo”esehombrenoteníanada,yqueelconocimientoqueJulianahubiesehechodeélenotrotiempohabíadejadohuella profunda. Lo que no cabía en su cabeza era cómo nunca lo habíanmencionadoenlamesafamiliar.Adecirverdaderaunsujetobienplantado,perosibuscabacortejar a suhija,primerodeberíahablar conélparaexponerle suspretensiones. Por cierto, ella debía ejercer la medicina allí, en su tierra. ¡Siacababadegraduarse!

Page 175: Gloria V. Casañas

—Querido, vayamos saliendo, que el tumulto es ensordecedor. Afuera tecontarébiencómofuequeDavidsupoqueJulianasegraduaba.Francisco sedejóconducir a lacalle soleadadondeyamuchosvitoreabana

los nuevos médicos, palmeándoles la espalda mientras les proponían unafrancachela para festejar el título. Él no estaba para festejos, se sentía feliz yazoradoalmismotiempo.

David empujó a Juliana con suavidad hacia un rincón del vestíbulo. Nadiereparabaenellosentretantagentealborozada.—Aunquenolohayassabido—repusoconairecontritoqueellasupofingido

—, estuve al tanto de tus cosas. Tanto Emily como Elizabeth fueron miscómplices.Si no te dijeronnada fuepor indicaciónmía, noquería perturbartenunca más. Como te dije allá en Córdoba, lo último que deseo es causartebochornoo tristeza,perocomomeenterabadetusavancesyveíaquehastaelmomentonohabíassidocortejadaformalmentepornadie,meatrevíavenirparadarteesteregalo.NoesmíosinodeChloe.UnasombracruzóelrostrodeJuliana.Tanprontosehabíailusionadoalverlo,

que lamención de la esposa fue una cuchillada. Tomó en susmanos la cajitaforradaensedaqueeltenienteleofrecía.—Ábrela.Lajovenlointerrogóconlamirada.—¿Ytuesposa?¿Ellanohavenidotambién?—Ábrela,pequeña.David no cesaba demirarlamientras ella, con dedos nerviosos, desataba la

cinta y levantaba la tapa. Vio en el interior papeles doblados y apilados enprolijomontón.Conelcorazóngalopándoleelpecho,abrióunaydescubrióqueeraunacartadirigidaaellayfirmadaporelteniente.Sufechadatabadeltiempoen que sus vidas transcurrían separadas, él en la frontera y ella estudiando en

Page 176: Gloria V. Casañas

Buenos Aires. Abrió otra y encontró lo mismo, una carta con idéntica letraenérgicaypuntiagudaqueesbozabapalabrasdeamoryrenovabapromesasdeencuentro.EranlascartasqueChloehabíainterceptado.—Noentiendo—dijoJulianaconunhilodevoz—.¿Paraquémeregalaella

esto?—Chloehamuerto,Juliana.Hacedosañosya.Ensulechodeagoníamedijo

quedeseabaquetuvierasestascartas,quesólosileprometíadártelasalcanzaríala paz que tanto anhelaba. Como verás, soy un hombre que cumple suspromesas,aunqueavecesmeocasionenperjuicioodolor.SereferíaalaquehabíahechoalpadredeChloe.Julianadejócorrerlágrimasporsusmejillaspecosas,sinatinaraenjugarlasy

sinimportarlequeotroslasvieran.—PobreChloe—murmuróconsincerosentimiento—,yonoquisenuncaque

muriese.—Losé.Yella tambiénlosupo.MedijocuandoestuvimosenSuizaquese

avergonzaba de haber tenido pensamientos mezquinos luego de conocer aalguiencomotú.Miesposamurióenpaz,Juliana.Nadaquedódeaquelrencor.Yparaqueteconsueles,eltiempoquepasamosenelsanatoriodeDavosfueelmejordenuestravidaencomún.LaNavidadenlassierrasprodujounmilagro.Lajoventragósaliva,compungidayalavezconfusaacercadelmotivoporel

cualDavidhabíaviajadohastaallí,cuandopodíahaberenviadoesepaqueteenunvapor.Lodescubriósonriéndoleconternura.—Te diré por qué vine. Quería decirte en persona lo de Chloe, en primer

lugar,peroporsobretodoqueríaproponerteempezardenuevo.—¿Denuevo?—Comosicomenzáramosaconocernos.Tepidoquemepermitascortejarte,

Juliana. Si es cierto lo que leo en tus ojos, y si aceptas a este viejo mediorengo…

Page 177: Gloria V. Casañas

—¡Noeresviejo!—Notantocomotupadre.—Mipadretampocoesunviejo.—Yaveoquetendrérival.Elcontrapuntologróelobjetivodelteniente,yJulianasoltóunarisainfantil

que fue música en sus oídos. Él era un hombre distinto después de haberacompañadoasuesposahastaelúltimosuspiroyhaberlaenterradoenAmherst,dondepodríaponerfloresensutumbayrecordarquehabíasidoenunaNavidadargentinaqueChloevolvióanacerenunavidacorta,peroauténtica.LevantóelmentóndeJulianacondelicadeza.—¿Puedo,entonces?Ellalecorrespondióconunasonrisaanchallenadeesperanza.—Empecemosconunbesoquenosearobado—lecontestó,pícara.El teniente no podía creer que estuviese coqueteando con tal descaro, pero

cuandoellaleofreciósuslabios,supoquelapromesahechabajolalunaserranaibaacumplirse.Lacondujohaciaunsectorresguardadotraslascolumnasy,cubriéndolacon

sucuerpoparaquenadielaviese,oprimiósubocacontraladeella.AqueleraelbesoqueJulianaanhelaba,eldelencuentro,elbesodelamorque

tanto había esperado y que en su caso había sido el primero. Y mientrassaboreabalaentregadelteniente,recordódemanerafugazelconsejoquelediouna vez la amiga que cuidaba de su abuela Emily en Amherst: “Tómese sutiempo, señorita. Aléjese y viva la vida, así podrá saber si el sentimiento esgenuinoosimplecaprichodelmomento”.Sehabíaalejado,habíavivido,yaquelamordelquealprincipiodudó,ahora

volvíaporella.Eraelamorverdadero.Unavezafuera,bajoelsoldelmediodíaymientrasseencaminabanhaciala

familiaqueaguardaba,eltenientecomentóconunasonrisaenigmática:—Mi hermano Ismael te envía sus saludos. Él tuvo…En fin, es una larga

historiaqueyahabrátiempodecomentar.

Page 178: Gloria V. Casañas

E

EPÍLOGO

LosCocos,sierrasdeCórdoba

sporaquí?David recelaba de la orientación del cochero, que los llevaba

traqueteandodesdehacíabuenratoenposdeladirecciónindicada.—Ahí,señor,arriba.El hombre les señaló una casa en lo alto de una meseta enclavada en la

serranía.Altayespaciosa,lomásnotableerasuporcheembaldosadodondeunpardesillasbajolasombradeunespinilloinvitabaapresenciarelponienteenesaprimavera.—Es esa—terció Juliana,mirando atenta los detalles—. ¿Ves el árbol?Por

esosellamaElEspinillo.Aquíesdondevive.—¿Vanaveraladoctora?—¡Sí!¿Ustedlaconoce?—quisosaberJuliana.—Uy,si trajoalmundoamihijohacecuántosañosya.Ustedvaaveruna

puntadechicosque fueronparidosconayudade ladoctora,poracá.Además,ayudaalaescuelita.Todoslaquierenmucho,señora.La jovenmédica sonrió. Entonces, aun en tiempos de retiro, aquellamujer

Page 179: Gloria V. Casañas

extraordinaria habíamantenido intacto su corazón demaestra y su espíritu deluchadora.—Habráquesubirunpoco—advirtióelhombre.Y comenzó a recorrer la cuesta bordeada de pinos, chilcas y florecillas con

aromamedicinal, asustando a los burros que pastaban confiados a la vera delcamino.—Hastaacállego,señor—dijoelcochero,ysevolviópararecibirlapagade

manosdeltenienteAmherst—.Elúltimotrecho…—Sí, sí, ya sé, tendremos que hacerlo de a pie —respondió David

malhumorado.Aveces la pierna le dolía, y en el estado de Juliana le parecía un disparate

haberse lanzadoenbuscadeladoctoraGriersonalcaerelsol,cuandopodríanhaber ido al día siguiente. Su esposa era insistente, sin embargo, y sabíaconvencerlo.—Toma mi brazo —le ordenó, antes de emprender la subida por unos

escalonesdepiedra.—¿Estaráellaencasa?—Por mi vida, que si después de todo este periplo no tuviste el tino de

averiguarlo…LacarcajadadeJulianasuavizósutalante.Élsolíacaerenestadosdeánimo

insondable a veces, pero a la mujer que había desposado no le hacíanmella.Poseía un fuego interior que la ponía a salvo de cualquier desplante. Y eltenientereconocíaqueJulianaBalcarceerasumejormedicina.A medida que subían, una casita pintada de celeste fue emergiendo de la

espesura,comoundesprendimientodelamásalta.—Debedeserlacasadelosartistas—exclamóJulianaentusiasmada.LadoctorahabíafundadoenLosCocosunaescuelaparaquelosmaestrosde

artedictasencursosdedibujo,yensuúltimacarta lehabíacomentadoquesufavoritoeraÍtaloBotti,poresoserodeabadesuscuadrosconelpaisajeserranoquetantoamaba.OtracasitamásconfirmóaJulianaque,enefecto,setratabade

Page 180: Gloria V. Casañas

lasviviendasqueCeciliahabíalevantadoparalosamigosqueprecisaranreponerfuerzas o disfrutar de la contemplación de la naturaleza.Así era ella, siempreanteponíalasnecesidadesajenasalaspropias.Elaromadelasalviaacompañóelúltimotramohaciaelporche,iluminadode

rosaporlosrayosquesehundíantrasloscerros.Desdelejosresonabanrisasdeniñosqueelvalleibaapagandodeapoco.Habíaunambientederecogimiento,comosinadapudieseturbarelsueñodelatarde.LaansiedadcarcomíaaJuliana.Hacíamuchotiempoquenoveíaaladoctora,

ysabíaporsusallegadosquecadavezveníamásseguidoasurefugioserrano,enbuscadelapazquesuespírituleexigía.Tantaluchasintreguahabíaacabadoporminarsusfuerzas,queparecíaninagotables.Poresoquisoverla,alsaberquese encontraba en una de sus temporadas, aprovechando que David estabainteresado enunas tierras que se rematabandel otro ladode laSierraGrande.LuegodeiryvenirsindescansodeBuenosAiresaAmherst,administrandolaherencia del padre y visitando a los Balcarce, por fin el teniente habíacomprendido quemás les valía instalarse en el país donde la esposa tenía susraícesysusafectos.Sobretodoahoraqueseanunciabaelheredero.ElsonidodeunrelojdepénduloinundóelvestíbulocuandolapropiaCecilia

abriólapuerta.Allíestaba,genioyfigura,algorollizaperoconesaluzjuvenilque irradiaban los ojos chispeantes y la sonrisa pronta. Se le notaban losachaques,sí,peroparaJulianaeralamismamujerqueencontróaquellatardeenla entrada de la Facultad de Ciencias Médicas, cuando aún no imaginaba elrecorrido que haría por las sierras en la estación climatérica, ni soñaba quealgunavez,rotayalaesperanza,recuperaríaasuprimeramor.—¡Bienvenidos!

Page 181: Gloria V. Casañas

El último sol presenció el abrazo maternal que la doctora brindó a sudiscípula,ylapicardíaconquedijo,alnotarenJulianalaredondezdelvientre:—Aesteniñoquevendrá,siDiosmedavida,meencantaríaasistirlo.Lassombrasenvolvieron loscerrosyelporchequedósolitariobajoelárbol

que la doctora Grierson amaba pues, al igual que ella, el espinillo resistíavendavales y sequías, por su tronco corría una savia poderosa y sus ramas sedoblabansinquebrarsejamás.Adentro, con las luces encendidas y un buen fuego, la casa en las sierras

relucíacomounaluciérnagaenlaoscuridad.

Page 182: Gloria V. Casañas

NOTADELAAUTORA

Enestanovelahaynombresdefantasíaqueescondenrealidadeshistóricas.Laminadel cerroFantasmaestá inspirada endosyacimientos: laminaLos

CóndoresenSanLuisyladelcerroÁsperoenCórdoba,ambasproductorasdetungstenoowolframio,mineralcuyaextraccióntuvosuaugedurantelasguerrasmundiales.En cuanto a la estación climatérica Santa Cruz de Lorena, mi modelo fue,

comohabránadivinadoloslectorescordobeses,elHospitalColoniaSantaMaríaen el valle de Punilla, establecido por la ley 3.807 en 1899 y que abrió suspuertasen1900,untiempodespuésdelafechaenquetranscurreestahistoria.La Cruz de Lorena fue elegida como emblema de la lucha contra la

tuberculosis en el IV Congreso Internacional de Tuberculosis celebrado enBerlín en 1902. Es la cruz roja con doble barra de Godofredo de Bouillon,príncipedeLorraine,que la llevabaensuestandartealconquistar Jerusalén,yqueseconvirtióensímbolode lasCruzadas.Fue también laqueusóJuanadeArcoyacabóporidentificaralaLorraineensuescudo.Representalaresistenciaalinvasor,queenestecasoseríalaenfermedad.Elegícamuflaresasrealidadesparagozardelibertadalrecrearlavidademis

personajes,peroenlofundamentalseguíelrastrohistórico,asícomolabellezadelpaisajeserrano,quesiempremehacautivado.

Page 183: Gloria V. Casañas

AGRADECIMIENTOS

AmiesposoGuillermo,queestavezrastreólibrosimposibles.A los lectores cordobeses que me recibieron siempre con afectuosa

hospitalidad.ACarlosGarcíaConi,porenviarmedesdelaprovinciadeMisionesmaterial

bibliográficosobresuancestro,eldoctorEmilioConi.A Silvia de Patalibro, en SanMartín de los Andes, por socorrerme con un

libroesencial.AGelly,mipuntalenCórdoba.Amieditora,FlorenciaCambariere,miángelguardián.AGabrielaVigo,editoradePenguinRandomHouse,pordisfrutarconmigode

latríadanavideña.

Page 184: Gloria V. Casañas

A finesdelsigloXIX, lacienciamédicahaavanzado,aunque

notantocomoparafacilitarelingresodelasmujeresalacarrerademedicina.JulianaBalcarce,quedesdetempranaedadsesintióatraídaporelartedecurar,desafíaalasociedadporteña.Perolavocacióntienesusdesventajas.Nohaycandidatoqueveaenella

aunaesposaadecuada.YJulianaarrastraunapenadeamordesujovenpasado.¿Seráquenoessudestinoformarunhogarfelizcomoeldesuspadres?HijadeunadelasmaestrasnorteamericanasqueelpresidenteSarmientoconsiguetraeralpaís,sesientecapazdeenfrentarlotodo.

Decide hacer sus prácticas en las sierras de Córdoba, donde funciona unsanatorio modelo para enfermos de tuberculosis. Allí se encontrará en unaencrucijada que pondrá a prueba su firmeza. En ese lugar donde losmilagrosparecenimposibles,laNavidadpropiciarálaoportunidadparacreerenellos.

Lunaquebradaeslasegundanoveladelatrilogía“TreslunasdeNavidad”,quecosecha elogios desde su aparición.Una vezmás,GloriaV.Casañas recrea larealidadhistóricaenunatramadeficciónencantadora.

Page 185: Gloria V. Casañas

GLORIAV.CASAÑAS

Esargentina.SuprofesióndeabogadaysulabordocenteenlaUniversidaddeBuenosAireslacondujeronporloscaminosdelahistoria.Investigadora rigurosa y viajera incansable, Gloria construye la trama de susnovelas recreando episodios auténticos con personajes inolvidables y fielesdescripcionesdeépocas,tantodeArgentinacomodeotrospaíses.Esunadelasvocesmásdestacadasensugénero.En2012fuedistinguidaconelPremiodelLectordelaFeriadelLibrodeBuenosAires.

Foto:©AlejandraLópez

Page 186: Gloria V. Casañas
Page 187: Gloria V. Casañas
Page 188: Gloria V. Casañas

Otrostítulosdelaautoraenmegustaleer.com.ar

Page 189: Gloria V. Casañas

Casañas,GloriaV.Lunaquebrada/GloriaV.Casañas;ilustradoporRaquel

Cané.-1aed.-CiudadAutónomadeBuenosAires:P&J,2017.(Narrativafemenina)Librodigital,EPUB

ArchivoDigital:descargayonlineISBN978-950-644-446-4

1.NarrativaArgentina.I.Cané,Raquel,ilus.II.TítuloCDDA863

Ilustraciones:RaquelCané

Diseñodecubierta:RaquelCanéFotodelaautora:©AlejandraLópezFotodecubierta:©SinaDomke/TrevillionImages

Ediciónenformatodigital:diciembrede2017©2017,PenguinRandomHouseGrupoEditorial,S.A.HumbertoI555,BuenosAireswww.megustaleer.com.ar

PenguinRandomHouseGrupoEditorialapoyalaproteccióndelcopyright.Elcopyrightestimulalacreatividad,defiendeladiversidadenelámbitodelasideasyelconocimiento,promuevelalibreexpresiónyfavoreceunaculturaviva.Graciasporcomprarunaediciónautorizadadeestelibroyporrespetarlasleyesdelcopyrightalnoreproducir,escanearnidistribuirningunapartedeestaobraporningúnmediosinpermiso.AlhacerloestárespaldandoalosautoresypermitiendoquePRHGEcontinúepublicandolibrosparatodosloslectores.

ISBN978-950-644-446-4

Conversiónaformatodigital:Libresque

Page 190: Gloria V. Casañas
Page 191: Gloria V. Casañas

Índice

LunaquebradaDedicatoriaEpígrafePrólogo123456789101112EpílogoNotadelaautoraAgradecimientosSobreestelibroSobrelaautoraOtrostítulosdelaautoraCréditos