Genesis de La Violencia y Agresividad en Humanos
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Génesis de la agresividad y la violencia y en humanos
Epistemología de la Ciencia
Alumno: Iván Estrada Pérez Profesora: Josefina Ortiz Luna
GÉNESIS DE LA AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA
Desde la era prehistórica, el ser humano se armó de un bagaje amplio de instintos
y de habilidades que, con interacción de sus capacidades psicológicas, biológicas
y sociales, le han permitido sobrevivir e interactuar con su ambiente, entre ellos
la agresividad y acompañada de este, se encuentra el de la violencia.
Aunque agresividad y violencia pareciera ser dos términos similares, se le podría
denominar a la agresividad como el impulso presente en todo ser humano por
poseer componentes genéticos. Y por otra parte, la violencia es un acto basado
en la cultura que si bien, depende de la agresividad este se encuentra modelado
por factores meramente relacionados al entorno sociocultural.
Con esta breve definición se puede decir, que si bien la agresividad es un instinto
que vincula a la violencia, no necesariamente se busca dañar a alguien ya que es
un instinto que nos permite preservar nuestra vida, sin embargo, para Oteros
mientras que la violencia es el uso desmedido y que muchas veces es
incomprensible. Según la OMS se distinguen tres tipos de violencia:
La interpersonal que va desde el maltrato infantil, intrafamiliar, sexual, hasta el de
pareja, autoinfligida y la colectiva consiste en las guerras entre naciones, grupos o
bandas (Muñoz-Delgado, Díaz y Moreno, 2010).
Al exponer brevemente estas definiciones y mostrar las diferencias entre violencia
y agresividad, el objetivo de este trabajo es el mostrar desde diferentes teorías el
origen de la agresividad y por otro lado, una visión que explique la génesis de la
violencia en seres humanos, desde diferentes teorías..
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Teorías de la agresividad
Para entender un poco las teorías que derivan de la violencia, primeramente hay
que resaltar las bases y teorías que hablan acerca de la agresividad.
López (2004) basándose en las teorías de Freud, menciona que los instintos son
inherentes a la naturaleza biológica humana y que se encuentran muy
relacionados con la cultura, generando con ello, que en la naturaleza innata del
ser humano haya una modificación al insertar un súper yo colectivo e individual,
relegando a estos instintos a motivaciones inconscientes, ya que estos no son
socialmente aceptables y en el caso de la agresión, al caer en la categoría de
instinto de muerte, es visto como algo que se debe de reprimir.
Por otra parte, para Winnicott (citado por Chagas, 2012, p. 31) la agresividad no
está relacionada con el instinto de muerte, (el cual considera, no es innato) sino
mas bien, es una fuerza vital que posee el infante al nacer y que se puede
expresar siempre y cuando el entorno social lo permita; promoviendo con ello, que
se desenvuelva adecuadamente. Si esto no llegara a suceder, el infante por el
contrario, se comportará retraído o su agresividad se volverá destructiva.
Otros autores (citados por Palomero, 2001, p. 21-26) aportaron teorías respecto a
la agresividad:
El enfoque etológico de Lorenz
Decía que la agresividad es instintiva y que se genera de manera interna
liberando el estímulo apropiado. Si éste no aparece, provocará una
acumulación de los impulsos agresivos que terminarán liberándose ante un
estímulo inapropiado.
Para Lorenz, la agresividad funciona como una caldera de vapor en
continuo proceso de calentamiento, en la que aquel debe liberarse de forma
continua para evitar un exceso de presión que terminaría por hacerla
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explotar. Cuando la válvula de seguridad se bloquea y la presión excede los
niveles de tolerancia, la explosión resulta inevitable. Consideraba que la
agresividad forma parte de su conducta territorial, ya que está al servicio
de la supervivencia y conservación de la especie, y que las luchas entre
rivales conducen a establecer jerarquías que permiten la selección de los
individuos más fuertes y sanos del grupo.
Hipótesis de la frustración-agresión de Dollard
En 1939 Dollard en compañía de otros psicólogos, formularon una teoría
basada en la hipótesis de Freud, quien menciona que la agresividad se
produce por la frustración de los instinto. Sin embargo rechazaron la idea
de que la agresividad sea derivada de los instintos. Para Dollard y
compañía, la frustración es el resultado de un bloqueo para llevar a cabo
determinadas metas y que la agresión, es una acción cuyo fin es el causar
daño a otros.
A partir de aquí plantearon dos supuestos fundamentales que relacionan
frustración y agresión: la frustración provoca siempre comportamientos
agresivos y, a su vez, la agresión es tan solo consecuencia de la
frustración.
Teoría de la señal-activación de Berkowitz
Según la teoría de Berkowitz, gracias a la experiencia, ciertos estímulos se
asocian a la agresión por un proceso de condicionamiento clásico y pueden
incrementar la tendencia de la persona a comportarse de forma agresiva,
Además, para Berkowitz la frustración no provoca agresión de forma
directa, debido a que la frustración conduce a la ira; que a su vez genera
en el individuo una probable predisposición a actuar de manera agresiva.
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Agresividad y condicionamiento instrumental de Skinner
Para Skinner la conducta se adquiere o extingue gracias a las
consecuencias que siguen a la misma; es decir, gracias a los refuerzos
(que incrementan la conducta) y a los castigos (que la debilitan). La
agresividad se aprende, mantiene y extingue a través de estos mismos
mecanismos. Esta conducta se aprende desde muy temprana edad y
permite al infante obtener el éxito, ya que por medio de ella consigue la
aprobación social.
Agresividad y aprendizaje por modelado de Bandura
Para él la conducta depende tanto de factores ambientales como los
estímulos, refuerzos y castigo como de factores personales (creencias,
pensamientos, expectativas), que mediante un proceso de determinismo
recíproco interactúan entre sí.
-La propuesta de Geen
Por su parte Geen, refiere que en la vida cotidiana la conducta agresiva se
refuerza. Cuando este reforzamiento se produce de forma reiterada provoca
la generalización de la conducta agresiva a otras situaciones, lo que
favorece que la persona termine convirtiéndose en agresiva y violenta.
Geen deja muy en claro que la agresividad depende de factores culturales
pues hay muchas culturas que conceden un gran valor a la violencia
reforzando su aprendizaje desde la infancia.
Para explicar mejor esta teoría Geen hizo una propuesta basada en 4
puntos:
1. Existe un grupo de variables de trasfondo que predisponen al
individuo a la agresión, entre las que se encuentran el temperamento
y la personalidad, la fisiología, las expectativas socioculturales y la
observación de la violencia.
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2. Existe un segundo grupo de variables de situación, capaces de
generar stress, de elevar el nivel de activación y de provocar cólera,
condiciones todas ellas que favorecen la respuesta agresiva. Entre
estas variables se encuentran la frustración, el calor, el ruido, el
dolor, el hacinamiento, la violación de normas, el ataque
interpersonal que básicamente se conforma de insultos y
provocaciones y finalmente, el conflicto familiar.
3. Las variables de situación no inducen automáticamente a la
agresión, puesto que la persona juega un papel fundamental
interpretando y evaluando las situaciones y reaccionando, en
consecuencia, de forma agresiva tan solo si considera que la
situación contiene elementos de arbitrariedad, malicia o intención de
provocar daño. (en pocas palabras, implica que la persona considere
que el estimulo que recibe, le genera el suficiente malestar para
liberar la acción agresiva).
4. Este cuarto punto estipula que a pesar de que cuando la situación
predispone a la respuesta agresiva, la persona puede no actuar de
forma violenta, siempre y cuando juzgue que existen otras
alternativas que permitan solucionar mejor los problemas o conflictos
planteados.
Para la psicología dinámica la agresividad es un afecto innato que acompaña a
los seres humanos desde el momento mismo de su nacimiento y que a partir de
sus propias experiencias con el medio, este afecto se activa, canaliza o se siente
(Londoño 2010).
Uno de los puntos importantes de este enfoque es el observar la vida de los
progenitores ya que de esa historia previa, se deriva la personalidad del infante o
desde la perspectiva de Londoño (2010) la teoría dinámica concibe al ser humano
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como un sujeto de relaciones, que estructura sus representaciones mentales a
partir de internalizar la relación primaria con el objeto materno, propiciando con
ello esquemas mentales que forjarán la personalidad el infante.
Desde el enfoque bioquímico, Archer (2006) descubrió mediante un estudio que
hizo respecto a la relación con la agresividad y testosterona, que compuestos
derivados de los andrógenos, como el sulfato de dihidroepiandrosterona (por sus
siglas en inglés, DHEAS) se asociaba a variables en el comportamiento,
encontrando que personas con niveles altos de DHEAS tienen tendencias a un
comportamiento agresivo.
Alcázar-Córcoles, Verdejo-García, Bouso-Saiz y Bezos-Saldaña (2010), expresan
que la alteración estructural y funcional de los circuitos cerebrales implicados en la
regulación emocional está íntimamente asociada con diversas conductas
violentas. Lo anterior es debido a la sobreestimulación del córtex prefrontal y la
hiperactividad de estructuras subcorticales como el sistema límbico.
En el área de la psicopatología Soyka (2011) en un estudio realizado a pacientes
con esquizofrenia, llegó a la conclusión de que personas con deficiencias
cognitivas tienen cierta tendencia a la violencia y a la agresión, ya que no cuentan
con la capacidad de inhibición de comportamiento, necesarios para hacer frente a
los eventos estresantes de la vida.
Bonilla y Fernández (2006) explican que la agresividad se debe al exceso en la
activación de la amígdala y que conlleva a que los individuos inmersos en estados
de violencia, presenten un mayor riesgo de inadaptabilidad dentro de la sociedad.
Por su parte, Blair (2001) divide a la agresividad en dos: la agresión reactiva y la
agresión instrumental. La agresión reactiva se muestra en personas las cuales
tiene poco control de sus impulsos y tiene una discapacidad en el lóbulo frontal,
mientras que las personas con agresión instrumental, las cuales muestran rasgos
de psicopatía o algún trastorno de conducta.
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Con estas teorías, podemos concluir que la agresividad tiene una base biológica o
neurológica que aunado al entorno social, esta puede servir para potenciar
capacidades que ayuden al individuo a desenvolverse de mejor forma en su
sistema o que por el contario le generen problemas e incluso lleve su agresividad
a actos vandálicos que dañen al sistema y a sí mismo.
También cabe resaltar según estudios de Rebollo-Mesa, Tinca Polderman, Moya-
Albiol (2010) que la etiología de la agresividad varía de dependiendo del sexo ya
que la agresividad tiende más a la herencia de lado de las mujeres, mientras que
para los hombres implica mas el factor ambiental.
Desde estas teorías podemos darnos cuenta que el origen de la agresividad deriva
desde varios enfoques: Por un lado, puede provenir de una carga genética o
biológica, mientras que otros teóricos, dejan caer el origen a la cuestión social, es
decir que es adquirido. SI bien desde una visión superflua, si consideramos ambas
están conectadas; ya que por un lado, se puede tener una predisposición a
mostrar conductas agresivas, pero se necesita de un detonante, sólo lo genera el
entorno en el que estamos inmersos. Por otra parte, puede que generemos
conductas agresivas (sean o no destructivas) por medio del ambiente y que a su
vez esto modifique el funcionamiento de nuestro organismo en su afán de
adaptarse a los estímulos que recibe del exterior.
Cómo ya se ha mencionado anteriormente, no es lo mismo agresividad y violencia
y en el siguiente apartado, se mencionarán dos teorías que le dan una explicación
a la génesis de la violencia.
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Génesis de la violencia
Al dar una amplia explicación respecto al origen de la agresividad, en el caso de la
violencia, el aporte que da Amarista (2008) consiste en proponer los requisitos
necesarios para considerar un acto como conducta violenta desde el enfoque de la
psicología social. Estos requisitos son:
Tiene como fin el dañar a alguien
La victima busca evitar el daño
La acción es definida socialmente como agresiva
De igual forma, Amarista, explica el origen y naturaleza de la violencia,
etiquetándola en 4 tipos:
La instintiva: La cual explica que existe una tendencia innata a agredir.
La frustración: Donde toda conducta se debe a la activación de un impulso
agresivo originado por una frustración anterior.
La adquirida: La violencia es una conducta social adquirida, donde los
factores sociales tienen un papel decisivo
La mixta: Donde 2 o más características se hacen presentes.
Por otra parte, desde un enfoque sistémico, Araujo y Díaz (2000) postularon que
el individuo al estar inmerso en un sistema donde predominen situaciones que
detonen los genes vinculados con la agresividad, (drogadicción, condiciones poco
favorables para una vida digna, familia donde predomine la violencia etc.) hacen
proclives que esta persona tenga tendencias violentas.
El aporte Jara y Ferrer (2005) va relacionado con el enfoque sistémico, ya que
ellos consideran que es muy difícil que la conducta violenta se detone sólo por una
disfunción cerebral, atribuyéndoselo a cuestiones sociales como el estés social, la
pobreza, promiscuidad, alcohol y otras drogas.
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Desde un enfoque Neurológico-Social la función de la neuroanatomía y su relación
con la moral tienen un papel importante en la violencia y la agresividad, como
Fumagalli y Priori (2006) encontrarían. Para ellos, una de las consecuencias de la
anomalía moral es la violencia y el efecto acumulativo que este posee prevé
trastornos más severos como la psicopatía, la criminalidad, entre otros elementos
que por su naturaleza son considerados como un comportamiento moral anormal.
Nuevamente y a manera de conclusión, este bagaje de teorías nos permite ver y
poder explicar qué factores determinan que un individuo tenga conductas
agresivas y acciones violentas contra el sistema en el que se encuentra
interactuando, si bien estas teorías no pretenden dar una solución a una acción
tan multifactorial del ser humano, si nos permiten ver de donde pudiera provenir y
por lo tanto, desarrollar herramientas que puedan permitirnos trabajar sobre ellas y
ayudar al individuo que lo requiera y por lo tanto, hacer que su interacción con el
medio social sea lo más benéfico posible.
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