Generación del 27

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La generación del 27

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La generación del 27

• Federico García Lorca (1898-1936)

• Pedro Salinas (1981-1951)

• Rafael Alberti (1902- 1999)

Rafael Alberti Pedro Salinas

¡Quién cabalgara el caballode espuma azul de la mar!De un salto,¡quién cabalgara la mar!¡Viento, arráncame la ropa!¡Tírala, viento, a la mar!De un salto,quiero cabalgar la mar.¡Amárrame a tus cabellos,crin de los vientos del mar!De un salto,quiero ganarme la mar.

¡Si me llamaras, sí,si me llamaras!Lo dejaría todo, todo lo tiraría: los precios, los catálogos,el azul del océano en los mapas,los días y sus noches,los telegramas viejosy un amor.Tú que no eres mi amor,¡si me llamaras!

Federico García LorcaVerde que te quiero verdeVerde viento. Verdes ramas.El barco sobre la mary el caballo en la montaña.Con la sombra en la cinturaella sueña en su baranda,verde carne, pelo verde,con ojos de fría plata.Verde que te quiero verde.Bajo la luna gitana,las cosas la están mirandoy ella no puede mirarlas.

Jorge Guillén (1893-1984)

Río

¡Qué serena va el agua!Silencios unifica.Espadas de cristal A la deriva esquivan-lenta espera- sus filos …El mar las necesita.Pero un frescor errantePor el río extravíaVoces enamoradas.Piden. Juran. Recitan.¡Pulso de la corriente!

¡Cómo late: delira!Bajo las aguas cielosÍntimos se deslizan.La corola del aireProfundo se ilumina.Van más enamoradasLas voces. Van, ansían.Yo quisiera, quisiera …Todo el río suspira.

Luís Cernuda (1902-1963)Libertad no conozco sino la libertad de estar

preso en alguien]Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío,Alguien por quien me olvido de esta existencia

mezquina,]Por quien el día y la noche son para mí lo que

quiera,]Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y

espíritu]Como leños perdidos que el mar anega o

levanta]Libremente, con la libertad del amor, La única libertad que me exalta, la única

libertad porque muero.

Gerardo Diego (1896-1987)Déjame acariciarte lentamente,

déjame lentamente comprobarte, ver que eres de verdad, un continuarte de ti misma a ti misma extensamente.

Onda tras onda irradian de tu frentey, mansamente, apenas sin rizarte, rompen sus diez espumas al besartede tus pies en la playa adolescente.

Así te quiero, fluida y sucesiva.manantial de tú a ti, agua furtiva,música para el tacto perezosa.

Así te quiero, en límites pequeños,aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa,y tu unidad después, luz de mis sueños.

Vicente Aleixandre (1898-1977)

¿Para quién escribo?, me preguntaba el cronista, el perio-]dista o simplemente el curioso.

No escribo para el señor de la estirada chaqueta, ni para subigote enfadado, ni siquiera para su alzado índice admoni-torio entre las tristes ondas de música.

Tampoco para el carruaje, ni para su ocultada señora (entrevidrios, como un rayo frío, el brillo de los impertinentes).

Escribo acaso para los que no me leen. Esa mujer que correpor la calle como si fuera a abrir las puertas de la aurora.

O ese viejo que se aduerme en el banco de esa plaza chiquita,mientras el sol poniente con amor le toma, le rodea y ledeslíe suavemente en sus luces.