Gaul) - El Siglo de Torreón · E l circo llegó a Occi-dente como un en-tretenimiento, pero en...

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E l circo llegó a Occi- dente como un en- tretenimiento, pero en civilizaciones de Oriente, las disciplinas que constituyeron al espectácu- lo circense eran considera- das arte. Tenemos nota del nacimiento de la acrobacia y el contorsionismo como for- mas de expresión ritual, cuyo valor fue igualmente místico y artístico en las culturas más antiguas de la humanidad: China e India. La Roma im- perial congregó a ejecutantes orientales de esas prácticas y las sumó a sus ya célebres es- pectáculos masivos (las carre- ras de caballos, los duelos a muerte de los gladiadores, et- cétera). Fue muy probable- mente en la Rusia imperial, muchos años después, donde esa reunión de discipli- nas refinó su potencial. El circo gozó de un sitio especial entre las artes es- cénicas rusas, se nutrió de la danza y del teatro, tuvo sus propios recintos. En la Rusia de los zares se consagraría como un arte: la primera manifestación multidisciplinaria dentro del campo escénico. Tal ha- zaña sólo la lograría poste- riormente la ópera, cuya so- fisticación devaluó al circo y lo volvió trashumante. En círculos cerrados y pequeñas comunidades eu- ropeas, los dedicados a las actividades circenses conti- nuaron su crecimiento; el viaje y el roce con otras cultu- ras permitieron su desarro- llo. El florecimiento del teatro durante el Renacimiento y los juglares isabelinos provoca- ron la aparición de los géneros dramáticos del circo, como los mimos, arlequines y bufones. Tal crecimiento, pues, fue con- tinuo pero en las sombras. Sal- vo en Rusia, una buena parte de los artistas circenses deci- dió asentar una tradición, lo que devino en la repetición continua de fórmulas, la con- cepción del circo como una acumula- ción de espectáculos disloca- dos llenos de técnica y valor, pero poco fructíferos en su ca- pacidad expresiva. En la Francia de medio si- glo empezó a latir el embrión del nouveau cirque o cirque con- temporain. Las vanguardias de entreguerras decidieron valo- rar géneros que fueron mal juzgados en épocas anterio- res (quizá el mayor ejemplo es lo que hicieron los dadaís- tas con el cabaret, hoy un gé- nero dramático muy revolu- cionado). Diversas manifesta- ciones circenses pasaron por el tamiz de dichas avanzadas, las posibilidades corporales se fusionaron con las inten- cionalidades emotivas. El per- formance, por ejemplo, nace de tales fusiones. El clown re- sulta de la suma de discipli- nas dramáticas y gestuales convenidas entre el circo y las vanguardias. En el sur- gimiento de la danza con- temporánea, gran parte de la atención se dirige al equi- librismo y la acrobacia. Las concepciones acerca del es- pacio, las reflexiones brech- tianas sobre el escenario, mucho le deben a la reva- loración del circo (por su 24 Sn Siglo nuevo Cortesía Cirque Éloize (Dominique Gaul) Cortesía Circo Oz (Rob Blackburn) Cirque Éloize Circo Oz

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El circo llegó a Occi-dente como un en-tretenimiento, pero en civilizaciones de

Oriente, las disciplinas que constituyeron al espectácu-lo circense eran considera-das arte. Tenemos nota del nacimiento de la acrobacia y el contorsionismo como for-mas de expresión ritual, cuyo valor fue igualmente místico y artístico en las culturas más antiguas de la humanidad: China e India. La Roma im-perial congregó a ejecutantes orientales de esas prácticas y las sumó a sus ya célebres es-pectáculos masivos (las carre-ras de caballos, los duelos a muerte de los gladiadores, et- cétera). Fue muy probable-mente en la Rusia imperial, muchos años después, donde esa reunión de discipli-nas refinó su potencial. El circo gozó de un sitio especial entre las artes es-cénicas rusas, se nutrió de la danza y del teatro, tuvo sus propios recintos. En la Rusia de los zares se consagraría como un arte: la primera manifestación multidisciplinaria dentro del campo escénico. Tal ha-zaña sólo la lograría poste- riormente la ópera, cuya so-fisticación devaluó al circo y lo volvió trashumante.

En círculos cerrados y pequeñas comunidades eu-ropeas, los dedicados a las actividades circenses conti-nuaron su crecimiento; el viaje y el roce con otras cultu-ras permitieron su desarro-llo. El florecimiento del teatro durante el Renacimiento y los juglares isabelinos provoca-ron la aparición de los géneros dramáticos del circo, como los mimos, arlequines y bufones.

Tal crecimiento, pues, fue con-tinuo pero en las sombras. Sal- vo en Rusia, una buena parte de los artistas circenses deci-

dió asentar una tradición, lo que devino en la repetición continua de fórmulas, la con-cepción del circo como una acumula-

ción de espectáculos disloca-dos llenos de técnica y valor, pero poco fructíferos en su ca-pacidad expresiva.

En la Francia de medio si-glo empezó a latir el embrión del nouveau cirque o cirque con-temporain. Las vanguardias de entreguerras decidieron valo-rar géneros que fueron mal juzgados en épocas anterio-res (quizá el mayor ejemplo es lo que hicieron los dadaís-tas con el cabaret, hoy un gé- nero dramático muy revolu-cionado). Diversas manifesta-ciones circenses pasaron por el tamiz de dichas avanzadas, las posibilidades corporales se fusionaron con las inten-cionalidades emotivas. El per- formance, por ejemplo, nace de tales fusiones. El clown re- sulta de la suma de discipli-nas dramáticas y gestuales convenidas entre el circo y las vanguardias. En el sur- gimiento de la danza con- temporánea, gran parte de la atención se dirige al equi-librismo y la acrobacia. Las concepciones acerca del es- pacio, las reflexiones brech- tianas sobre el escenario, mucho le deben a la reva-loración del circo (por su

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