García Gual, Carlos - Ulises, el más moderno de los héroes griegos

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  • 1Ulises,el ms moderno

    de los hroes griegospor

    Carlos Garca Gual

    1En su Dialctica de la Ilustracin (1946, trad. esp., Madrid 1996) Adorno

    y Horkheimer analizaron ya la figura de Ulises como la del hroe ms moderno delmundo antiguo, el menos fantstico y ms cercano al ilustrado y desengaado hroeposible en la modernidad. Medio siglo despus de su libro, otro de dos estudiososespaoles, el de Jacinto y Pilar Choza, titulado Ulises, un arquetipo de la existenciahumana, (Barcelona, Ariel, 1996), insiste en los aspectos paradigmticos que elprotagonista de la Odisea sigue ofreciendo al hombre actual. En un anlisis, de cortems antropolgico que propiamente literario, que pasa revista a los principalesepisodios de la trama odiseica, siguen la peripecia existencial del viajero Ulises, susencuentros, sus anhelos, sus avatares, su victoria final, y ven en esa trayectoria unesquema ejemplar de toda existencia humana, moldeado en el paradigma mticogracias al genial poema de Homero.

    La fecunda estela de ecos e imitaciones de la Odisea en la tradicin de laliteratura occidental a lo largo de veintisiete siglos est bien estudiada en el yaclsico libro de W. B. Stanford, The Ulysses Theme (Oxford, 1954), y seraimposible resumir ahora tan larga, sinuosa y prolija influencia. Pero s convienedejar constancia de que la persistente impronta de la Odisea sobre tantos y tantosautores posteriores, en la antigedad y en la modernidad, se debe en gran parte a lacomplejidad y modernidad de su hroe, menos divino y mucho ms humano quesus famosos camaradas del repertorio mtico helnico. (Para completar el texto deW. B. Stanford, vase tambin el de Boitani, The shadow of Ulysses. Figures of aMyth, Oxford, 1994).

    Ya desde su aparicin en la Ilada es Odiseo el ms moderno de los hroes.No descuella por su fuerza ni por su ascendencia divina (es hijo del rey Laertes, pocoglorioso, y rey de la pequea y pobre isla de taca), sino por su inteligencia, sucarcter tenaz, su manejo de la palabra y su habilidad para enfrentarse al mundo real.Surgido en el mbito pico, perdura ms all de la pica, y va hacia la novelapasando por algunas tragedias, donde es ms bien un antagonista de hroe trgicoantiguo, Ayante o Filoctetes, por recordar dos famosas tragedias de Sfocles. Ah, enlos textos trgicos, Ulises es el paradigma del poltico taimado, de hbil retrica,que puede ser visto a una luz menos favorable que la del epos homrico.(Recordemos tambin como es evocado bajo ese mismo aspecto ambiguo porEurpides en Hcuba y en Ifigenia en Aulide).

    Polymchanos, polytlas, pol_metis, pol_tropos, (el muy ingenioso, elmuy sufrido, el muy inteligente, el muy artero) segn sus eptetos tradicionales enlos poemas homricos, Ulises es el prototipo del aventurero mediterrneo porexcelencia, el hroe sufrido que vuelve de la guerra dejando atrs a sus amigos y que,tras muchos pesares en su regreso, se salva solo, tras surcar su itinerario azaroso ymarino, escapando de seducciones y peligros, de monstruos y encantamientos, paravolver tarde pero enriquecido de vivencias e historias, a su isla pobre y austera, a supatria aorada y a su familia fiel.

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    Taimado, engaador, embustero, hroe de la metis -astucia, inteligenciaprctica- que, tras haber cegado al ogro Polifemo, escuchando a las Sirenas, evitalas seducciones de Circe, Calipso y Nausca, y renuncia a una inmortalidad sinhistoria, como la que le ha ofrecido Calipso, y tras su visita al Hades y loscoloquios con los hroes muertos, supera los naufragios, relata sus aventuras a losFeacios, y con la ayuda de stos acaba en Itaca su peregrinaje ejemplar. All tendrque enfrentarse en una fiera matanza a los pretendientes de su esposa, los matar atodos -con ayuda de su hijo Telmaco y su fiel porquerizo Eumeo- y tendr un finalfeliz, muy merecido. Atenea la ha ayudado algo, pero queda claro en su trayectoriaesforzada que los mritos de su justo triunfo final se los debe ante todo a su talantesagaz y su coraje, y no a los dioses olmpicos.

    Es el hroe del esfuerzo y la astucia, y por eso los filsofos estoicos vieronen Ulises un smbolo mtico del viajero paciente en los peligros y alertado frente alas seducciones, y resaltaron su temple sagaz, prudente, e ingenioso. La Ulixea -forma latina de la Odisea- fue el primer libro griego traducido al latn por LivioAndrnico, en el siglo III a.C. Resulta emblemtico que haya precedido a la Iladaen ese paso al mundo romano. Ms tarde, cuando la Eneida celebr el origentroyano del fundador de Roma, Ulises fue visto como un taimado griego, eltramposo destructor de Troya mediante la invencin del famoso caballo de madera.Tambin en las Crnicas troyanas de Dares y Dictis (que se difundieron en la EdadMedia bajo varias formas) Ulises qued retratado como un poltico taimado, sinescrpulos, y resuelto a todo para dar a los aqueos la victoria.

    As pas a la Edad Media su figura envuelta en un halo ambiguo, como unhroe tan esforzado como astuto, griego prfido y aventurero audaz. No sabemos biende donde sac Dante la versin magnfica de la muerte de Ulises que cuenta elpropio hroe en el canto XXVI del Infierno de la Divina Comedia. Cuando Dante yVirgilio en un crculo de fuego infernal, Ulises les cuenta cmo se hundi con subarco en el ignoto Atlntico, el mar tenebroso. Cansado de la tranquila rutinafamiliar de taca se embarc de nuevo con un puado de leales compaeros paraexplorar el mundo, cruz el Mediterrneo hacia Occidente, Traspas el estrechomarino marcado con las columnas de Heracles y se intern rumbo a lo desconocidopor el ocano. Avistaba a lo lejos una nebulosa tierra cuando el proceloso mar se lotrag con su barco y todos sus compaeros. Como castigo eterno a esa empresaalocada y temeraria, que llev a la muerte a sus hombres y a l mismo, por traspasarlos lmites impuestos al hombre, Ulises est en el fuego infernal, y all expa susansias desbocadas de aventura. Es, sin duda, un estupendo final para tan peregrinohroe (que en versiones antiguas mora en una excursin a tierras lejanas o bien amanos de su hijo Telgono, nacido de Circe, que no lo haba reconocido alenfrentarse con l).

    Como mtico ejemplo del peregrino inquieto y solitario, a Ulises lo hanevocado, en tonos radicalmente diversos, algunos poetas romnticos, como A.L.Tennyson, y luego, ya en nuestro siglo, J. Joyce y N. Kasantsakis, el uno enparodia alusiva, en su novela polifnica Ulises, y el otro en una nueva continuacinpica de la Odisea homrica, que lleva el mismo nombre de Odysseia (1928), peroque expresa en un viaje ms desmesurado al la inquietud fustica de un Ulises msrevolucionario y utpico, ms del siglo XX, y a la medida de su autor, intelectualmuy comprometido con su tiempo y su pueblo.

    Como paradigma del viajero lo han evocado dos inolvidables poemas engriego moderno: los de los dos mayores poetas helnicos de nuestro tiempo, C,Cavafis (taca) y Y. Seferis (Sobre un verso extranjero). Pero no hay que olvidar la

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    impronta profunda de Ulises en los Cantos de Ezra Pound, que una y otra vez aludea Ulises como el modelo del viajero al Hades, un viaje incitico que debe cumplirtodo poeta, y tambin como el hroe del regreso esforzado, con el que el granescritor americano gusta de identificarse.

    Como paradigma de exiliado aparece en muchos otros textos, y ese valorsimblico de su figura explica el ttulo de la reciente pelcula de TheoAngelopoulos, La mirada de Ulises, cuyo protagonista es un nostlgico director decine que intente regresar a su tierra cruzando las tierras y surcando los ros de losBalcanes, atravesando pases desolados por la guerra civil y en medio de matanzasllaga hasta Sarajevo, y experimenta los horrores de la guerra, pero sigue con ilusinde hallar al fin la patria aorada y los recuerdos de su juventud, representados poruna vieja cinta de cine documental. ese hombre que atraviesa un mundo feroz y searriesga a todo por alcanzar la memoria de los felices das del pasado en su patria,ms all del presente terrible, es, de algn modo, el descendiente del hroehomrico.

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    No hay, creo, en la literatura espaola, en la escrita en castellano y en laotras lenguas romances de la pennsula, obras de una calidad tan esplndida comolas mencionadas. Pero hay varias evocaciones muy interesantes de la figura deUlises, evocaciones que podramos clasificar en las dos tendencias que me parecencolorear las recreaciones de la figuras y temas clsicos en la actualidad: la nostalgia yla irona.

    Pasar por alto las alusiones a Ulises en algunas novelas como Prometeo deR.Prez de Ayala (que tambin en muchos poemas se acuerda de Ulises viajero), Lasmocedades de Ulises de A. Cunqueiro, Tiempo de silencio de Lus Martn santos yArcadia de I. Gmez de Liao. Como narracin dedicada por entero a la memoria ynostalgia de Ulises, quiero destacar la obra, novelesca y lrica de Agust Bartrallamada justamente Odiseo, publicada en Mxico en 1953 en cataln y en 1955 encastellano. (En versin del propio autor y del filsofo Ramn Xirau).

    Bartra, buen poeta y sabio traductor de otros poetas al cataln y alcastellano, verti en ese libro, muy ntimo bajo su apariencia pica, mixto de prosaspoticas y versos, su inmensa nostalgia por el mediterrneo, su patria levantina ysus paisajes marinos. Exiliado por la guerra, se siente distante de la aoradaCatalua, tan semejante a las islas helnicas.

    El smbolo de Ulises, el gran errante -escribe en el prlogo- tena para muna validez tan allegada porque, al identificarme humanamente con l, representabauna esencialidad dramtica que me confirmaba. Y hasta haba paralelismosestremecedores. Slo mencionar uno: los diez aos de errabundeo de Ulises,terminada la guerra, coincidan casi por da con mis diez aos de exilio.De ah que esta nueva versin de Ulises resulte una larga elega con tonos que meevocan un bello libro de C. Pavese, Dialoghi con Leuc y, por otro lado, otro bellolibro de un gran poeta cataln, Las rocas, el mar, lo azul, de S. Espriu.

    Hay desde luego, muchos ms paisajes en el Odiseo de Barrara que en laOdisea homrica. Justamente porque en la distante tierra de Mxico la nostalgia delMediterrneo se le ha vuelto un escenario fantasmagrico y luminoso. La luz de lasplayas, el sol y el mar azul, y los rboles, prestigiosos y familiares, -el pino y elciprs, la higuera y el olivo, la palmera y el laurel, y la vid con sus frutos- estn ah,junto a los remos, las barcas las arenas y los muros blancos de cal relumbrante. En

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    el mar de Ulises, el que an persiste en la memoria del exiliado unido para siemprea la mitolgica trama. Con honda aoranza Odiseo vuelve a navegar frente a esascostas de tan esencial decorado. (Ya evocado antes, a comienzos del siglo, en unaobra de teatro muy lrica de otro poeta cataln, la Nausca (1910) de J.Maragall,influido por Homero y sobre todo por Goethe, y la misma nostalgia se percibe enotro de los poemarios ms importantes de nuestro siglo, las Elegas de Bierville deCarles Riba, escritas en los aos cuarenta, en el exilio de una tierra cercana a laCatalua natal del famoso catedrtico de Filologa griega y traductor de la Odisea alcataln.).

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    En cambio, en las recreaciones de tema odiseico en la escena modernadomina no la nostalgia, sino la irona. En eso coincide nuestro teatro con los otroseuropeos, como el francs de Anouilh o Giraudoux, por ejemplo. Hay al menos diezobras de teatro espaol del siglo XX en las que se escenifican temas de la Odisea.Pero, por razones de tiempo, recordar aqu slo tres comedias, las que me parecenms conocidas de la posible lista: La tejedora de sueos de A. Buero Vallejo(1952), Por qu corres Ulises? De Antonio Gala (1976), y ltimo desembarco(1988) de Fernando Savater. Las varias obras tienen mucho en comn, un enfoqueirnico ya muy destacado en El regreso de Ulises de G. Torrente Ballester unosaos anterior (1946).

    Esas cuatro obras -y algunas ms de las que no nombro- coinciden enescenificar una nueva versin de la vuelta a casa del hroe, que pone en duda que elfinal fuera tan feliz como cuenta el viejo e ingenuo Homero. Ya se sabe que la picaantigua no tomaba el tiempo tan en serio como nosotros. Fue realmente tan fielPenlope en esos veinte aos? No se senta mejor cortejada por tantos jvenes yapuestos pretendientes que junto a su taimado esposo? No le habra convenido msa Ulises demorarse en los encantos de la juvenil y apasionada Nausca queapresurarse, tan aejos ambos, a reencontrar a la ya marchita Penlope y su adustohogar rutinario? Coincidiran los planes para el futuro con los de Penlope yTelmaco?

    En la tejedora de sueos de Buero Vallejo la protagonista, como el ttulo yasugiere, es Penlope. El retorno de Ulises envejecido, calculador, adusto, significa elfin de los sueos de su esposa, que ya se haba enamorado de uno de los jvenes alos que Ulises da muerte. Hay aqu una desmitificacin del happy end pico y de lospersonajes, una psicologa que desmonta la antigua trama y sugiere que no esposible el regreso feliz. Para Penlope el envejecido Ulises no es tanto el final de laangustiosa espera, como el final de sus ensoaciones romnticas.

    En la comedia de A.Gala Por qu corres Ulises?, el hroe viajero dialogavivazmente con la seductora, frvola y alegre Nausca, una muchacha alegre y sinprejuicios. Resiste a sus necanos apoyndose en los viejos principios, debe ser fiel asu familia y a su patria, volver lo antes posible. En vano le tienta la atractivaprincesa, l no quiere ms aventuras erticas. Vuelve a la rutina y al hogar seguro.Sugiere Gala que esa eleccin es errnea. Cito unas lneas suyas: Los dos,Penlope y Ulises, saben que se estn engaando y se dejan porque ya no les quedaotra salida. Ulises ya no halla esposani heredero. Halla la antigua conveniencia de una mujer que lo acepta como ltimorecurso. Puede extraar la pregunta:Por qu corres Ulises?.

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    En ltimo desembarco F.Savater escenifica el famoso momento en queUlises se despierta en la playa de taca, que, al pronto, no reconoce. All seencuentra, como en el canto XIII de la Odisea, con la diosa Atenea. La diosa estahora disfrazada de mozo de un chiringuito playero, y le aconseja que se vuelva almar. Luego aparecen la nodriza Euriclea y el joven Telmaco. Ni la una ni el otro loreconocen. No esperan ya el regreso de hroe. El joven prncipe no desea ya elregreso de su padre, ni tampoco su herencia. Prefiere estudiar matemticas.Desengaado, el abrumado Ulises se resigna a cumplir con su papel y, a pesar detodo, deja la playa y se dirige a reconquistar su hogar.

    Como se advierte, hay notables coincidencias entre esas versiones deregreso de Ulises, todas a contrapelo a la de Homero. Todas subrayan el efectodaino del tiempo, que todo lo cambia. Los hroes envejecen, las esposas se cansany quieren vivir una vida propia, como los hijos del ausente. Si el final es feliz es uningrediente esencial en la Odisea, como el de los tpicos cuentos de hadas, losMrchen, los comedigrafos actuales corrigen, en sus parodias, la versin delingenuo Homero. Es curioso que esos autores de teatro no hayan resaltado laenrgica inquietud de Ulises, la que subray Dante en el medievo, Tennyson enpoca romntica, y otros poetas en nuestro tiempo, sino su querencia por el hogarfamiliar, como una herida en el tiempo. Ulises vuelve no a la taca de su juventud,sino a una patria y un hogar gastado tambin por los aos de ausencia, y l vuelvetambin gastado y con un cargamento de sueos. Las irona es, como se ve,corrosiva para la figura de los hroes.

    4Pero es muy distinto el tratamiento de la figura del hroe viajero en las

    evocaciones de los poetas. Desde Ramn Prez de Ayala a Agust Bartra, desde calesRiba a Jorge Luis Borges, Ulises aparece muchas veces invocado como hroeejemplar, sufrido y audaz, con el que el poeta quisiera identificarse. Es un ideal y unejemplo que consuela, en el exilio y en el peregrinaje de la vida.

    En una breve seleccin, como los Trece poemas odiseicos que reun en unnmero de la Revista de Occidente (julio-agosto 1994) pueden observarse esosenfoques nostlgicos. all hay textos de F. Pessoa, C. Riba, A. Bartra, A.Cunqueiro, J.L. Borges, J.A. Valente, A. Colinas, L.A. de Cuenca, V, Valero, E,Lpez, A. Reyes, e Y. Rodrguez, en voces distintas y tonos varios sobre.

    Tambin he recogido en algunas pginas sobre los ecos clsicos en Borgeslas alusiones a la figura de Ulises en su obra potica (Cuadernoshispanoamericanos, julio 1993). Es muy interesante, creo, sealar la larga fidelidadde Borges a las lecturas de la Odisea -que haba ledo en ingls de nio y luegoreley en varias versiones en esa misma lengua-. Borges, a quien no le gustaba laIliada ni sus hroes. sinti un afecto grande por el poema del viajero Ulises, al quevio a menudo como el hroe del Infierno de Dante y otras veces como el viajero alHades desde el extremo confn de Hispania o como el exiliado en el laberinto delmar. Solitario en una Universidad norteamericana Borges se imaginaba un nuevoUlises cuya taca fuera Buenos Aires.

    Quizs podramos acabar, aunque sea provisionalmente, estos brevesapuntes recordando alguno de esos poemas de Borges. como el soneto tituladoOdisea, libro vigsimo tercero (en El otro, el mismo (1964)). O bien con un poemade un poeta espaol ms joven, que se identifica con el hroe de Itaca, como unviajero que regresa a su isla, para reencontrar el afecto de los suyos, y con el nico

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    tesoro de sus aventuras. es el de Vicente Valero El Viaje, que tomo de su libroHerencia y fbula (Madrid, 1989). Que dice as: Abriendo el sueo lento de las aguas,la noche de los remos y las islas,la infancia de los puertos no olvidados,el invierno nublado del destino,zarpamos mar adentro con Ulises.No encontramos, tal vez, ms que presagios, buscando en la insegura transparenciala luz de las leyendas prometidas.Perdimos al amigo y nos baaronlas olas de la duda y la nostalgia.Y una tarde muy fra regresamossin ms terror ambiguo que la lgrima humilde del amor en nuestras manos.Nos esperaron siempre y no olvidaron, y nos reconocieron en la heridaheredada y veraz de nuestras fbulas.

    No he pretendido sino resaltar algunos de los rasgos que hacen de Ulises elms humano de los hroes antiguos helnicos.

    Hay otras muchas alusiones y evocaciones de la figura de Odiseo en laliteratura europea, en verso y en prosa, y en las varias lenguas de la pennsula, ya ennuestro siglo. Pero me parece que las aqu ofrecidas pueden ser representativas de suvigencia simblica en las letras hispnicas de nuestro tiempo.

    Como indicaba antes, las evocaciones estn teidas unas veces de nostalgiay admiracin, otras de una cierta irona, pero siempre advertimos la comprensindebida a su humano esfuerzo y una simpata adecuada a su talento ingenioso. No hayen el arcaico repertorio mtico nadie ms prximo a nosotros que el hroe de Itaca.Espaa es, por otro lado, una tierra mediterrnea los paisajes se presentan prximosa los del mundo homrico, de islas y costas recortadas y pobladas de olivos y ecoshelnicos. De modo que Ulises, peregrino y exiliado, resulta un fantasma que puedeacompaar a muchos a que, como l, han viajado, naufragado, y luchado por elregreso a una tierra que, como Itaca, resulta aislada, pobre y austera, pero, a la vez,la patria dulce, anhelada en el recuerdo y aureolada de la fidelidad familiar. Ulises es,desde los hexmetros homricos, un ejemplo de valenta y audacia, de astucia yresistencia al dolor, un hroe de ilustres peripecias, cuya historia divierte y consuela.Desde el comienzo de la poesa helnica, es decir, desde el mismo origen de laliteratura occidental, se perfila como un ejemplo de humanidad y astucia. Menosdivino y maravilloso que otros hroes griegos -como Perseo o Heracles o Aquiles-,pero ms al alcance de nuestros empeos modernos, es el paradigma clsico delaventurero al que no salvan los antiguos dioses, sino que con su propia voluntad ysu inteligencia consigue, tras un largo y arriesgado recorrido, superar los peligros desu propia odisea y luego se sienta junto al hogar familiar para contarla.