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Clínica y Salud ISSN: 1130-5274 [email protected] Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid España ESPINAR FELLMANN, ISABEL; CARRASCO GALÁN, M.ª JOSÉ; MARTÍNEZ DÍAZ, M.ª PILAR; GARCÍA-MINA FREIRE, ANA Familias reconstituidas: Un estudio sobre las nuevas estructuras familiares Clínica y Salud, vol. 14, núm. 3, 2003, pp. 301-332 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid Madrid, España Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180617972003 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Clínica y Salud

ISSN: 1130-5274

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Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid

España

ESPINAR FELLMANN, ISABEL; CARRASCO GALÁN, M.ª JOSÉ; MARTÍNEZ DÍAZ, M.ª PILAR;

GARCÍA-MINA FREIRE, ANA

Familias reconstituidas: Un estudio sobre las nuevas estructuras familiares

Clínica y Salud, vol. 14, núm. 3, 2003, pp. 301-332

Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid

Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180617972003

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ARTÍCULOS

Familias reconstituidas: Un estudiosobre las nuevas estructuras familiares1

Stepfamilies1: A study on the new familystructures

ISABEL ESPINAR FELLMANN*M.ª JOSÉ CARRASCO GALÁN*

M.ª PILAR MARTÍNEZ DÍAZ*ANA GARCÍA-MINA FREIRE*

RESUMEN

En la mayoría de las investigaciones sobre la familia, los estudios se hancentrado en las familias intactas o primeras familias. Sin embargo, es cada vezmayor el número de familias cuya configuración incluye un segundo matrimo-nio e hijos de una unión anterior (i.e. familias reconstituidas). En la consolida-ción del complejo proceso de ajuste de estas familias se han identificado unasfuentes comunes de estrés relacionadas principalmente con la formación deun nuevo sistema familiar. El objetivo de este artículo es realizar una revisiónde las variables que inciden en el bienestar y/o malestar psicológico sobreuna muestra de padrastros y madrastras españoles en el seno de estas nue-vas configuraciones familiares. En una primera fase se realizaron, desde undiseño cualitativo, 20 entrevistas en profundidad a una muestra de padrastrosy madrastras. En una segunda fase, se diseñó un cuestionario que fue respon-dido por 77 sujetos con la finalidad de analizar la posible relación entre algunade las variables estudiadas.

1 Esta investigación ha sido subvencionada por el Instituto de la Mujer. (Ministerio de Trabajo yAsuntos Sociales).

* Universidad Pontificia Comillas. Facultad de Ciencias Humanas y Sociales. Departamento dePsicología.

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Familias reconstituidas: Un estudio sobre las nuevas estructuras familiares

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ABSTRACT

Most family research has studied intact or first families. However, there is agrowing number of remarried families which include children from a previousmarriage. In the complex process of family adjustment some common sour-ces of stress have been pointed out connected with the formation of a newfamily system. The aim of this article is to make a first approach to the expe-riences of stepfathers and stepmothers, and to the facts that influence theirpsychological wellbeing and distress within these new family structures. On afirst stage of the project, 20 in-depth interviews with stepmothers and step-fathers were carried out for a qualitative analysis. On a second phase, a ques-tionnaire was applied to a sample of 77 stepmothers and stepfathers in orderto explore the relationship between some of the most relevant variables in thiskind of families.

PALABRAS CLAVE

Familias reconstituidas, Tensión de rol, Ajuste marital, Rol de género.

KEY WORDS

Stepfamilies, Role strain, Marital adjustment, Gender role.

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1. INTRODUCCIÓN

Existe un cierto acuerdo en defi-nir a la familia reconstituida comouna estructura familiar en la que almenos uno de los miembros de lapareja aporta algún hijo fruto deuna relación previa (Gorell BarnesThompson, Daniel y Burchardt,1998) lo que convierte a estos adul-tos en padrastros y/o madrastrasde los hijos biológicos de su pareja(i.e. sus hijastros), no constituyendoun criterio definitorio para conside-rar a una familia como reconstituidael tiempo que permanecen los hijosy/o hijastros en el hogar. Sonmuchos los estudios que pronosti-caron una transformación de losmodelos familiares tradicionalespropios de las sociedades occiden-tales (i.e. familias nucleares o intac-tas). Fitzpatrick y Vangelisti (1995)estimaron que en el año 2000 lasnuevas estructuras familiares (i.e.familias reconstituidas y familiasmonoparentales) superar ían ennúmero a las familias nucleares.Además, se calcula que alrededorde la mitad de los hijos de padresdivorciados vivirá en algún momen-to con un padrastro o madrastratras los cuatro años siguientes a laseparación de sus padres biológi-cos (Cantón, Justicia y Cortés,2000). Del mismo modo, algunos

autores predicen que en el año2010 las familias reconstituidasconstituirán el tipo más común defamilia, puesto que casi el 50% delas parejas que se casan en prime-ras nupcias se disuelven y aproxi-madamente el 70% de las perso-nas divorciadas o separadas vuel-ven a formalizar una relación depareja (Visher y Visher, 1996).

Los estudios que ofrecen datossocio-demográficos actuales sobrelas tasas de primeras y segundasnupcias se han realizado principal-mente con población norteamerica-na2. En Estados Unidos, alrededordel 60% de los primeros matrimo-nios acaban divorciándose (Bum-pass, Martin y Sweet, 1991). Una decada seis familias es reconstituida,lo que representa el 17% de todaslas formas familiares siendo el paísque posee el porcentaje más eleva-do de segundas nupcias; el 50%del total de matrimonios celebradosen 1994, lo hicieron por segundavez (National Center for Health Sta-tistics, 1994). En la actualidad, casitodas las parejas que contraensegundas nupcias lo hacen tras undivorcio (Coleman y Ganong, 1990).Sin embargo, son los varones divor-ciados los que tienden a casarsecon mayor frecuencia y antes quelas mujeres divorciadas (Carter y

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2 Las cifras ofrecidas por los distintos estudios podrían subestimar el número real de familiasreconstituidas, puesto que algunas parejas pueden optar por no legalizar su nueva relación tras laseparación o divorcio.

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McGoldrick, 1999) aunque las cifrasno reflejan grandes diferencias; el75% de los varones divorciados y el66% de las mujeres contraensegundas nupcias (Cantón et al.,2000). Por otra parte, algunas varia-bles como el nivel económico yeducativo inciden de distinta forma,en varones y mujeres, en la decisiónde casarse por segunda vez. Lasmujeres con bajos ingresos y losvarones con ingresos elevados sonlos que optan, con mayor rapidez, aformalizar una nueva relación, mien-tras que las mujeres con mayoresingresos y una formación intelectualsuperior tienden menos a casarsede nuevo (Carter y McGoldrick,1999). En cualquier caso, las muje-res se vuelven a casar con menosfrecuencia y tardan más en hacerloen todos los grupos de edad(McKenry y Price, 1994). La edad yla presencia de hijos parecen serotros factores que influyen negati-vamente en la mujer de cara a plan-tearse una segunda unión con unapareja, hecho que no sucede en losvarones. Aunque las tasas desegundas nupcias declinan con laedad para ambos sexos, las muje-res que se divorcian después de los40 años se vuelven a casar conmenos frecuencia que los varones(Spanier y Glick, 1980). Por otrolado, la ausencia de hijos aumentala probabilidad de que la mujer sevuelva a casar (Koo y Suchindran,1980). La disolución del matrimonioes más rápida en las familias

reconstituidas; casi la mitad de lasparejas en segundas nupcias seseparan en menos de 5 años, unatasa muy por encima al de las fami-lias intactas (Carter y McGoldrick,1999). Parece que las parejas ensegundas nupcias no esperan tantoen abandonar una situación familiarinsatisfactoria como las parejas enprimeras nupcias, sin embargo,aquellas que superan con éxito losprimeros años no presentan másriesgo de divorciarse que el resto delas parejas (Furstenberg y Cherlin,1991).

En Europa, las cifras indican quela tasa de divorcios en Gran Breta-ña es el doble que en otro paíseuropeo; dos de cada cinco matri-monios terminan en divorcio. Porotro lado, en sólo un año cerca de160.000 personas contraen nupciaspor segunda vez (Sáez, 2000). Aprincipios de 1990, uno de cadadoce niños ya vivía en una familiareconstituida (Gorell Barnes et al.,1998). En España, el estudio de lasfamilias reconstituidas se halla aúnen sus inicios (Iglesias de Ussel,1994) aunque desde la entrada envigor de la Ley de Divorcio en 1981se aprecia un aumento de lassegundas nupcias. Algunas de lascifras que proporciona el I.N.E. (Ins-tituto Nacional de Estadística), através de una elaboración propiade los datos del Movimiento Natu-ral de la Población señalan que,mientras que en 1981 en el 98,4%

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de los matrimonios ambos contra-yentes eran solteros, en 1990 estaproporción desciende al 93,3%. Enla tabla 1 se i lustra la tasa desegundas nupcias entre 1981 y1990 elaborada a partir de datos

del Movimiento Nacional de laPoblación del Instituto Nacional deEstadística.

Como queda reflejado en dichatabla, a partir de la aprobación dela Ley de Divorcio, la tasa se multi-plica por cuatro en los últimos 9años. En la misma línea, cifras másactuales señalan que, mientras queen el año 1987 el 2,9 % de losvarones y el 1,7% de las mujeresseparadas o divorciadas se casanen segundas nupcias, en 1995 la

cifra aumenta a un 5,3% para losvarones y un 4,2% para lasmujeres4.

En general, las característicassociodemográficas de las personas

que contraen segundas nupciasmencionadas por distintas fuentes(Houle, 2000; Juárez, 1994) desta-can que:

a) En la actualidad, la mayoríade las personas que se casan ensegundas nupcias están divorcia-das.

b) Existe una mayor tendenciade los varones a casarse en segun-das nupcias con solteras que a lainversa.

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Tabla 1. Porcentaje de segundas nupcias en España3

3 Juárez, M. (dir.) (1994): FOESSA: V Informe sociológico sobre la situación social en España.Madrid: Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada) Vol. 1.

4 Instituto Nacional de Estadística (I.N.E.) (1998): Anuario Estadístico 1997.

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c) Independientemente del esta-do civi l , los varones contraensegundas nupcias en mayor pro-porción que las mujeres.

d) Los padres separados ydivorciados tienden a formar nue-vas uniones en una proporcióncinco veces mayor que las madres,lo que implica un número mayor demadrastras frente a padrastros.

Si un primer matrimonio conllevala unión de dos personas y sus res-pectivas familias, unas segundasnupcias pueden llegar a implicar a3, 4 o más familias abarcando unmayor número de relaciones que sehacen necesarias para lograr el bie-nestar de los diferentes miembros.Si las discrepancias y los conflictosson una característica inherente alas relaciones interpersonales, en elcontexto de una familia reconstitui-da, dada la complejidad de suestructura, se incrementan lasdimensiones de conflicto. En estesentido, las investigaciones señalanlas relaciones familiares como laprincipal causa de la disolución deestas familias siendo la presenciade hijos de uniones anteriores, y losproblemas asociados a ellos, elprincipal motivo de ruptura. Dehecho los matrimonios en segun-das nupcias, cuando no han tenidohijos, no tienen más riesgo desepararse que los matrimonios enprimeras nupcias. Entre las fuentesde conflicto que deben manejar

estas familias se encuentran: elestablecimiento o reorganizaciónde roles, principalmente los queconciernen a los padrastros ymadrastras; la relación que estable-cen con sus hijastros (especialmen-te cuando éstos son adolescentes);aspectos relacionados con la regu-lación y establecimiento de respon-sabilidades en la convivencia fami-liar, o la relación mantenida entrelos miembros del nuevo núcleofamiliar con el ex – cónyuge. Sinembargo, y a pesar de que estenuevo fenómeno social está en alzaen todos los países occidentales,las investigaciones sobre familiasreconstituidas, además de escasas,todavía se caracterizan por unaserie de limitaciones metodológicasque, junto con los estereotipos ymitos que han recaído sobre ellas,han limitado en gran medida elestudio en profundidad de estasnuevas formas familiares (Berardo,1990). Las comparaciones intergru-pales (familia reconstituida frente afamilia tradicional, intacta o nuclear)que han caracterizado las investi-gaciones en sus comienzos hanperjudicado y acrecentado la visiónsocial negativa sobre las familiasreconstituidas. La frecuente utiliza-ción del llamado “modelo compara-tivo deficitario”, según el cual sepercibe a las familias tradicionalescomo las “sanas”, “naturales” y“normativas”, va en detrimento detodas aquellas estructuras familia-res que no se ajusten o se desvíen

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de estos patrones. De hecho, lostérminos referentes al parentescoen las famil ias reconstituidas(madrastra, padrastro, hijastro...)siguen teniendo connotacionesnegativas. El Diccionario de la Len-gua Española de la Real Academia(2001) muestra como segundaacepción para el término “madras-tra”: cualquier cosa que incomodao daña, y para “padrastro”: malpadre. Existe evidencia suficienteque demuestra que los modelos defamilia tradicional no constituyenpuntos de referencia válidos para elestudio de estas nuevas estructu-ras familiares que se caracterizanpor unas dinámicas y dificultadespropias (Coleman y Ganong, 1990).Se justifica, por tanto, el desarrollode l íneas de investigación queaporten información relevantesobre las particularidades de estetipo de estructura familiar, y quepermitan identificar procesos fami-liares que promuevan la salud yadaptación de la familia reconstitui-da.

Parece que las familias reconsti-tuidas han tenido que asumirdurante mucho tiempo un “segun-do plano” en una sociedad que havalorado por encima de todo laimagen perfecta de la familia tradi-cional. No es hasta finales de losaños 80 cuando algunos investiga-dores critican los estudios compa-rativos, empiezan a exigir un mode-lo más normativo sobre las familias

reconstituidas y cuestionan la tanextendida imagen social de la fami-lia tradicional como una única alter-nativa eficaz de organización fami-liar. La familia reconstituida nosupone más que una nueva oportu-nidad para millones de parejas yfamilias que se desintegran anual-mente, y que desean seguir evolu-cionando y enriqueciéndose en elseno de una estructura familiar.

2. FUENTES DE ESTRÉS ENLAS FAMILIAS RECONSTITUIDAS

Son muchos los estudios quehan señalado que las famil iasreconstituidas manifiestan altosniveles de estrés (Whitsett y Land,1992) siendo éstos considerable-mente mayores y experimentandoestresores cualitativamente diferen-tes, a los de las familias intactas.Además, existe un acuerdo genera-lizado en admitir que los padrastrosy madrastras son susceptibles deexperimentar niveles de malestarfruto de su vivencia familiar (Vishery Visher, 1988). Sin embargo, sonlas mujeres en las familias reconsti-tuidas (madres, madrastras e hijas-tras) las que experimentan mayoresniveles de estrés y menos satisfac-ción general con las relacionesfamiliares que los hombres. Entrelas posibles fuentes de estrés quetienen que afrontar estas familiasen el proceso de formación de lanueva estructura familiar se han

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mencionado: la consolidación delvínculo marital, el establecimientode los nuevos roles familiares o laregulación de la convivencia fami-liar.

2.1. Consolidacióndel vínculo marital

Un vínculo marital seguro consti-tuye un pilar fundamental sobre elque se asienta cualquier estructurafamiliar funcional. Aunque los estu-dios sobre satisfacción marital nohan encontrado diferencias signifi-cativas entre parejas casadas enprimeras y segundas nupcias, lasmujeres, en ambos grupos, mani-fiestan menores niveles de satisfac-ción que sus cónyuges (Bray y Ber-ger, 1993). Sin embargo, y a dife-rencia de lo que ocurre en las pare-jas en primeras nupcias, seencuentran a menudo en las fami-lias reconstituidas miembros que seencuentran en diferentes estadiosdel ciclo familiar; así, mientras quela nueva pareja puede necesitartiempo para fortalecer su relación,los hijos pueden, a su vez, deman-dar mayor atención. Esto exige unreajuste en las fronteras de la rela-ción monoparental (padre-hijo) paraincluir al nuevo cónyuge, lo que enocasiones puede ser percibidocomo una amenaza para relacionesya consolidadas, e ir en detrimentodel ajuste marital y familiar. Por otrolado, un miembro de la pareja

puede haber cubierto y satisfechosu faceta parental mientras que sucónyuge puede manifestar abierta-mente un deseo que no ha vistocumplido hasta ese momento, loque exige una negociación entre lapareja para alcanzar un acuerdoque satisfaga a ambas partes.

2.2. Establecimiento y/oreorganización de los rolesfamiliares

Todo ser humano se ve obligadoa desempeñar determinados rolesen función de la situación y con-texto social en el que se encuen-tra; roles que pueden ser más omenos deseados y estar más omenos definidos. La ambigüedadasociada al/los rol/es puede ope-rativizarse como los conflictos ydif icultades con las que seencuentran las personas cuandodesempeñan algunos comporta-mientos en un contexto determina-do (Pearlin, 1983). En el ámbitofamiliar, la ambigüedad asociada alrol puede aparecer cuando uno delos miembros considera que elotro, o uno mismo, no cubre lasexpectativas en cuanto a las con-ductas o responsabilidades quedebería asumir. Una de las princi-pales tareas a la hora de consoli-dar una familia reconstituida es lade integrar al padrastro o madras-tra en el nuevo sistema familiar, loque implica necesariamente una

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reorganización de los roles familia-res. Sin embargo, esta tarea sevive a menudo con estrés e incerti-dumbre debido a la falta de rolessociales y legales prescritos paraéstos. En otras ocasiones, la ten-sión surge debido a las discrepan-cias existentes entre los diferentesmiembros con respecto al cumpli-miento de estas responsabilida-des, o puede emerger de la incerti-dumbre de uno de ellos (especial-mente del padrastro o madrastra)con respecto a la función quedebería o desearía desempeñar enel ámbito familiar.

Por otro lado, la inmediatez conla que se producen las ganancias ypérdidas de roles en las familiasreconstituidas puede constituir unafuente de estrés importante ya queun adulto puede convertirse instan-táneamente en esposo y padrastroo madrastra, dificultando una pro-gresión gradual en la que el vínculomarital se consolide y se vaya esta-bleciendo un acuerdo sobre la par-ticipación de cada uno de losmiembros en los diferentes aspec-tos de la convivencia familiar.

En cualquier caso, la confusiónen cuanto a los roles a desempe-ñar, debido a la ausencia de nor-mas y modelos, constituye unestresor principal para todos losmiembros de la familia reconstitui-da y, en especial, para los padras-tros y madrastras (Pasley, 1987)

identificándose como la dificultadprincipal en la consolidación de lafamilia (Fine y Schwebel, 1991). Noobstante, tanto los estudios que lascomparan con los padrastros comolos que las comparan con lasmadres biológicas demuestran quelas madrastras están menos satis-fechas con su rol y manifiestanmayores niveles de depresión ydescontento fruto de las relacionesfamiliares.

2.3. Aspectos relacionadoscon la regulación de laconvivencia familiar

Una fuente común de conflictoen familias reconstituidas se refiereal grado de implicación que deberíaejercer el padrastro o madrastra enla educación y otros aspectos rela-cionados con la disciplina de sushijastros, especialmente cuandoéstos mantienen una relación activacon sus progenitores. Este aspectoresulta especialmente conflictivopara las madrastras que, a menu-do, se encuentran con que su cón-yuge, debido a la carga de culpabi-lidad y por el temor de perder a sushijos, se muestra extremadamenteflexible en el establecimiento denormas y pautas de comportamien-to, por lo que ellas se ven obliga-das a afrontar la ardua tarea desupervisar y disciplinar a sus hijas-tros, lo que fomenta las relacionesconflictivas.

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Por otra parte, de los distintosvínculos familiares, la relación entreel padrastro/madrastra y los hijas-tros se considera fundamental parael funcionamiento adecuado de lafamilia reconstituida. De hecho,parece que la calidad de la relaciónpadrastro/madrastra-hijastro/a es unpredictor importante de la calidadde la vida familiar (White y Booth,1985) y de los niveles de estrésfamiliar (Visher y Visher, 1988). Sinembargo, no son pocos los estudiosque mencionan esta relación conflic-tiva como una de las principalesfuentes de estrés familiar debidoprincipalmente al llamado “mito delamor instantáneo”, según el cual lospadrastros y madrastras intentanpor todos los medios ganar el afectoy aprobación de sus hijastros evitan-do decir o hacer algo que puedaafectarles. Sin embargo, esta situa-ción no puede mantenerse durantemucho tiempo y acaban sintiéndoseemocionalmente “chantajeados”.

Por ú ltimo, un tema presentehabitualmente en este tipo de fami-lias es la relación que mantienen losex – cónyuges. Parece ser que elsentimiento predominante entre losex –cónyuges, tanto para los varo-nes como para las mujeres, es lahostilidad siendo, por otro lado, elcontacto entre ellos poco frecuente(Buunk y Mutsaers, 1999). Sinembargo, la redefinición de la rela-ción entre los ex – cónyuges sehace especialmente necesaria cuan-

do los hijos compartidos no hanalcanzado la mayoría de edad, loque en ocasiones origina conflictosy discrepancias entre la nueva pare-ja, entre los hijastros y los padras-tros/madrastras e incluso entre lospropios padres e hijos biológicos.

Aunque el divorcio y sus conse-cuencias se han empezado a inves-tigar en España en la década de losochenta, un fenómeno relacionado,los segundos matrimonios y lasfamilias a las que dan lugar (fami-lias reconstituidas) no han recibidotodavía la suficiente atención en lostrabajos de investigación llevados acabo en nuestro país. El presentetrabajo tiene como objetivo presen-tar un acercamiento a las vivenciasde los padrastros y madrastras, ylos factores que inciden en su bie-nestar-malestar psicológico en elseno de estas nuevas configuracio-nes familiares. En primer lugar sepresentan los resultados obtenidosen un estudio cualitativo. Posterior-mente se muestran los datos obte-nidos en un estudio cuantitativocon algunas de las variables rele-vantes detectadas en el estudiocualitativo y con las aportacionesde otras investigaciones.

3. ESTUDIO CUALITATIVO

3.1. Método

Siguiendo la metodología propia

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del análisis cualitativo, se utilizó untipo de entrevista en profundidad, laentrevista basada en un guión, quecontiene los temas y subtemas quedeben cubrirse de acuerdo con losobjetivos de la investigación, perono proporciona las formulacionestextuales de preguntas ni sugiere lasopciones de respuesta. En el estu-dio, el guión recogía algunas de lasvariables señaladas por la literaturacomo más relevantes, siempre pro-curando dejar al entrevistado libre ysin directrices claras con el fin deconseguir narraciones que formaranen sí unidades coherentes sin laintervención del entrevistador. Unavez realizadas, las entrevistas fuerontranscritas literalmente y se llevó acabo un análisis de contenido.

Para conseguir un número desujetos significativo se utilizó latécnica de “bola de nieve”. Dado elinterés por alcanzar un óptimonivel de representatividad en elgrupo padrastros y madrastras, losúnicos criterios que se siguieronpara decidir si un sujeto formabaparte del estudio fueron: la convi-vencia actual con una pareja(independientemente de la legaliza-ción de la relación) que aportara almenos un hijo de una unión previa.En un principio, y para controlar dealgún modo la consolidación de lapareja, se estableció como criterionecesario la convivencia continua-da en pareja durante al menos unaño. Participaron en la investiga-

ción 20 sujetos procedentes dedistintas ciudades españolas; 14madrastras y 6 padrastros. Lasmadrastras tenían una edad mediade 43 años; la mayoría de ellas(42,8%) se agrupaba en el rangode edad de 31-40 años. Aunquesólo la mitad de ellas había legali-zado su relación actual, el tiempode convivencia con su actual pare-ja era de casi 11 años. El mayorporcentaje de madrastras estabansolteras en el momento de formali-zar la relación con un varón sepa-rado y/o divorciado (57,1%), for-mando la gran mayoría familiasreconstituidas simples (71,4%). Encuanto a los hijastros, tienen unamedia de 2 hijastros, con una edadmedia actual de 26 años, con losque conviven mayoritariamente (el71,4%) de forma temporal (fines desemana, vacaciones y/o períodosespecíficos). Por último, más de lamitad de ellas (el 57,1%) ha tenidohijos fruto de su relación actual.

Los padrastros tienen una edadmedia de 51 años; el 66,6% tienemás de 50 años. La gran mayoríaestán separados y/o divorciadoscuando establecen una nueva rela-ción con una mujer que tambiénestá separada y/o divorciada (es elcaso del 83,3%), siendo lo más fre-cuente que la pareja no haya legali-zado la relación. Este grupo estáconstituido en su totalidad porfamilias reconstituidas complejasen los que ambos aportan hijos de

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relaciones anteriores. Los padras-tros tienen una media de 1,6 hijas-tros, cuya edad media es de 19años, y la convivencia con ellos esen la gran mayoría (83%) continua-da. El porcentaje de padrastros queno ha tenido hijos fruto de la nuevarelación supera a los que sí los hantenido (83% frente a un 16%).

El análisis cualitativo de la infor-mación obtenida se realizó a travésdel programa informát ico QSRNUD*IST (Non-Numerical Unstruc-tured Data Indexing Searching andTheorizing) que permitió obtener“nudos” o “categorías” que agru-pan, en mayor o menor medida, loscontenidos y vivencias comunesentre los padrastros y madrastras,con la finalidad de detectar varia-bles psicológicas relevantes quefacilitan y/o dificultan la experienciade los padrastros y madrastras enel seno de la familia reconstituida.

La exposición de las experienciascomunes mencionadas por los par-tipantes a través del formato obte-nido por el programa, presenta unaprimera ventaja que consiste encontar las unidades de texto quehan sido indizadas bajo los diferen-tes nudos. Este cálculo posibilita laobtención de valores numéricosque pueden ofrecer una estimaciónde la importancia cuantitativa dedeterminados temas. El sistema deindización final quedó formado por6 nudos principales y 26 subnudosque agrupan un total de 2552 uni-dades de texto.

3.2. Resultados

En la tabla 2 aparecen el númerode unidades de texto que agrupanlos padrastros y las madrastras enlos nudos o categorías anterior-mente mencionados

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Tres temas o tópicos destacanen cuanto a unidades de texto, olo que es lo mismo, en cuanto afrecuencia de aparición, tanto paralas madrastras como para lospadrastros: rol parental (6), vín-culos familiares (4) y regulaciónde la convivencia (3). El rolparental pretende reflejar los com-portamientos que el padrastro omadrastra adopta en aquel losaspectos relacionados con la edu-cación o crianza de sus hijastros.Los vínculos familiares se refierena la percepción del padrastro omadrastra sobre el tipo de relaciónafectiva que une a diferentesmiembros de la familia. Y, por últi-mo, la regulación de la conviven-cia hace referencia al estableci-miento, por parte de la nuevapareja, de las actividades a realizaren la convivencia familiar (obliga-ciones, responsabi l idades decada uno de los miembros de lafamilia y ocupación del tiempolibre).

El nudo vínculos familiares (4)es el más mencionado por lasmadrastras agrupando un total de634 unidades de texto, lo querepresenta el 30,2%. La categoríarol parental (6) es la segunda enfrecuencia, 571 unidades de textoque equivalen al 27,2%. Y por últi-mo, el nudo regulación de la con-vivencia (3) obtiene 350 unidadesde texto; 16,6%. Del mismo modo,los padrastros agrupan un mayor

número de unidades de texto enestas 3 categor ías aunque elorden de frecuencia es distinto. Elrol parental (6) contiene 149 uni-dades de texto (32,6%). Le sigueel nudo vínculos familiares(4) con132 unidades de texto, que corres-ponde al 28,9%, y por último, laregulación de la convivencia (3)agrupa 103 unidades de texto;22,5%.

A continuación, se presentanalgunos fragmentos de los padras-tros y madrastras en los 2 temasque con más frecuencia son men-cionados: vínculos familiares yrol parenta. lEn la categoría vín-culos familiares, el tipo de rela-ción que mantiene la madrastra ysu hijastro es la que más unidadesde texto agrupa apareciendo en el78,5% de las entrevistas. Por logeneral, la mayor parte de lasmadrastras puede definir o hacerexplícito el tipo de vínculo que leune con el hijo de su pareja; enalgunas se traduce en una relaciónsimilar a la de una madre con supropio hijo:

— “...para la pequeña era casicomo su madre...”

— “...yo tengo tan buena rela-ción con ella que incluso prefiereestar conmigo que con su padre...”

— “...yo cuando ella estaba encasa ha sido como mi hija, yo la he

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tratado como yo trato a mi hijaahora...”

Otros tipos de vínculos que seestablecen son más parecidos alde un “amigo” o al de un “hermanopequeño”:

— “...pero me entendí muy biencon ella, y luego incluso me habla-ba como muy de amiga, por ejem-plo, me dijo ¿tú no has tenidohijos?, es decir, realmente no era unpapel de madre, era un papel comode colega ¿no?...”

— “...le cogí en una época muybuena, le cogí además con reperto-rios entrenados porque yo tenía unhermano pequeño...entonces yocreo que siempre ha sido como unhermano pequeño...”

Tan só lo una de las catorcemadrastras parece no haber defini-do el tipo de vínculo que le une asu hijastra de 4 años:

— “..la niña no sabe si soy untío, una tía, una amiga...no sabe, nosabe qué personaje soy...”.

Aún así, en general, la relaciónque describen las madrastras consus hijastros es buena. Aparecen,sin embargo, períodos, especial-mente al comienzo de la conviven-cia, en los que la relación empeora.En algunas de estas entrevistas seaprecia cómo la influencia de la

madre biológica podría facilitarestos conflictos entre madrastra ehijastro:

— “...estuvo un tiempo en el quela madre le empezó a hablar fatalde su padre, fatal de mí, entoncesdurante un tiempo sí que estabamal conmigo...”

— “...al principio el niño merechazaba...”

— “...el trato con la hija mayor eradistante, y a veces, poco cordial...”

En cuanto al desempeño de losroles parentales, un resultadocomún entre las madrastras es quela gran mayoría, en lo que respectaa los comportamiento de tipo afec-tivo, suelen adoptar un rol tradicio-nal; mientras que con respecto alos comportamientos de tipo instru-mental, suelen adoptar un rol alter-nativo. Es decir, las madrastras porlo general, se implican en todosaquellos comportamientos quesupongan atender y cuidar a sushijastros. Bien es cierto, que exis-ten dos circunstancias comunes alas madrastras que asumen estetipo de rol: en primer lugar, lamayor parte no ha tenido hijos pro-pios y, en segundo lugar, en estoscasos la relación entre la madrebiológica y su hijo es conflictiva.Ambas circunstancias parecen pro-piciar el que las madrastras adop-ten este tipo de rol:

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— “...como él estaba todo el díatrabajando, yo me cambié loshorarios de estudio y la iba a reco-ger en la parada del colegio, mequedaba con ella toda la tarde,jugaba con ella, le daba la cena, labañaba...”

— “...yo le he dado mucho amor,le he dado mucho cariño ,le hedado confianza, le he dado unhogar...”

Sin embargo, y a pesar de adop-tar la mayoría un rol tradicionalafectivo, en lo que respecta aldesempeño de la disciplina y edu-cación de los hijastros, suelen dele-gar esta tarea a los padres biológi-cos manteniéndose al margen:

— “...él tiene a su madre y a supadre, la educación es de ellos, nomía...”

Con respecto a la ambigüedadde rol, cabe decir que tan sólo dosmadrastras muestran serias dificul-tades en el desempeño de losroles:

— “...no es tu hijo, no sabescómo educarle, no sabes cómometerte, es un poco complicado...nieres su madre ni eres su amiga, nosabes muy bien quién eres y nosabes cómo actuar...”

En cuanto a los padrastros y losroles parentales, la mayoría adopta

un rol parental tradicional, tanto enlo instrumental como en lo afectivo:

— “...yo ejerc í la función depadre desde el primer momento...”

— “...yo quería imponer unasnormas, las normas eran que encasa los cuatro a las doce tenemosque estar...”

— “llamaba y cogía yo el teléfo-no y decía oye, que voy a llegartarde, bueno pues llega más tarde,y hablaba conmigo y no con sumadre...”

— “...me preocupo si tiene queir a la autoescuela un día, si la motola tiene rota la voy a arreglar...”

En cuanto a la categoría de losvínculos familiares, el nudo másmencionado por los padrastros esel que hace referencia a la relaciónque mantiene con su actual pareja,relación que es descrita en generalen términos satisfactorios:

— “...como toda pareja tambiéntenemos nuestros altibajos, hay eta-pas muy buenas y también discuti-mos, peleamos...pero nos va muybien...”

— “...yo con esta mujer tengouna ilusión que antes no tenía...”

Por último, se presentan algunosfragmentos que reflejan la relaciónmantenida entre el padrastro y su/s

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hijastro/s, que parece ser más posi-tiva cuando se tienen hijastrospequeños:

— “...a mí me quiere como sifuese su padre...a la pequeña aveces se le escapa y me dicepapá...con la mayor no me llevo tanbien...”

— “yo para ella era su padre, esque ella me quer ía como a unpadre...”

— “...tiene una hija de 7 añosque es maravillosa, encantadora...,pero luego tiene un hijo de 25años...no me recibe mal pero tam-poco me recibe bien, es indiferen-cia...”

3.3. Conclusiones

Los resultados muestran cómolos perfiles sociodemográficos máscomúnmente descritos por la litera-tura se mantienen en los participan-tes en el estudio. Mientras que lasmadrastras entran a formar partede la familia reconstituida relativa-mente jóvenes, estando solteras(formando familias reconstituidassimples) y conviven de forma tem-poral con sus hijastros, los padras-tros entran en la familia reconstitui-da estando separados o divorcia-dos y todos ellos formalizan unanueva relación con una madreseparada (formando familias re-

constituidas complejas), y la convi-vencia con los hijastros es, en lamayoría de los casos, continuada.

A pesar de que tanto padrastroscomo madrastras inician la convi-vencia con unos hijastros adoles-centes o preadolescentes (13,9años para los padrastros, y 11,7años para las madrastras), lasvivencias o experiencias de lospadrastros y madrastras en la con-vivencia familiar son, en general,positivas. Aunque al comienzo de laconvivencia las relaciones son peo-res, el balance general que hacenes positivo. Una de las posiblesexplicaciones puede ser que setrata de familias consolidadas; elpromedio de tiempo conviviendo esde 6,5 años para los padrastros, ycasi 11 años las madrastras. Otrade las posibilidades es que, engeneral, padrastros y madrastraspueden definir o especificar el vín-culo que les une con sus hijastros,así como los roles que desempe-ñan con respecto a los mismos; dehecho los roles definidos superan alos ambiguos. Mientras que en lasmadrastras se observa cierta ten-dencia a adoptar un rol parentaldefinido alternativo instrumental yun rol parental definido tradicionalafectivo, los padrastros, sin embar-go, adoptan un rol parental definidotradicional, tanto en lo instrumentalcomo en lo afectivo.

No obstante, sí aparecen discre-

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pancias con algunos temas relacio-nados con la regulación de la con-vivencia en las que los hijastrossuelen constituir el foco de taldesacuerdo. Con frecuencia seobserva una tendencia del padrebiológico a consentir o a complaceral hijo lo que conlleva situacionesconflictivas. Con respecto a lasituación económica, sólo en fami-lias reconstituidas simples apare-cen ocasionalmente discrepanciascon respecto a las compensacio-nes económicas que se proporcio-nan al ex –cónyuge o a los hijos.Por último, la relación con el ex–cónyuge parece caracterizarse porel entendimiento y la cooperación.Aún así, los sentimientos positivoshacia esta figura son escasos y elcontacto poco frecuente, salvo losencuentros que se hacen necesa-rios para negociar o resolver cues-tiones relacionadas con los hijosque se comparten.

4. ESTUDIO CUANTITATIVO

Tanto el estudio cualitativo reali-zado en la primera fase de la inves-tigación como la revisión de la lite-ratura han guiado la formulaciónde las hipótesis que fueron contras-tadas en la última fase de la investi-gación. En el estudio cualitativoaparecieron tres nudos o categoríasque agruparon un mayor númerode unidades de texto; es decir, setrata de situaciones, vivencias o

experiencias que fueron menciona-dos con más frecuencia por lospadrastros y las madrastras. Con-viene recordar que el número deunidades de texto que obtiene unacategoría no puede ser interpretadodesde parámetros estadísticos pro-pios de la metodología cuantitativa,pero sí desde la importancia o sig-nificatividad que tienen, para lossujetos, los contenidos que seagrupan bajo las categorías puestoque surgieron durante las entrevis-tas en las que no se disponía de unguión o cuestionario estructuradoen el que se preguntaba explícita-mente por unos temas concretos.El objetivo inicial pretendía dejar lalibertad suficiente a los participan-tes para que relataran sus expe-riencias familiares. De este modo,se obtuvieron tres temáticas que,tanto padrastros como madrastras,narraron y desarrollaron con másfrecuencia en el transcurso de lasentrevistas (tal y como nos indica elnúmero de unidades de texto): rolparental, vínculos familiares y laregulación de la convivencia. Asípues, a partir de los resultados delestudio cualitativo y teniendo pre-sente las directrices de los autoresque investigan en esta área, seseleccionaron tres variables para elestudio cuantitativo: el rol parental,el rol de género y el ajuste marital.En cuanto al rol parental, se preten-de estudiar el malestar o las dificul-tades que experimenta el padrastroo madrastra en el desempeño de

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los roles dentro del contexto fami-liar. Por otro lado, y aunque la lite-ratura no mencione de formaexplícita el concepto de género,los resultados de las distintasinvestigaciones señalan que lasmadrastras presentan mayoresniveles de malestar asociados aldesempeño de los roles y peoresniveles de ajuste marital frente alos padrastros. El mayor peso quehasta ahora posee la mujer en elcontexto familiar, y en consecuen-cia las expectativas que en ella sedepositan, conlleva en algunoscasos la adopción de unos com-portamientos o actitudes no dese-adas o no compartidas con algu-nos otros miembros de la familia,lo que inevitablemente conduce asituaciones confl ict ivas y demalestar personal. Así, uno de losobjetivos en esta fase trataba deexaminar el efecto de las distintasadscripciones a un rol de géneroen el malestar asociado al desem-peño de los roles. El ajuste mari-tal, por ú l t imo, podr ía ser unavariable importante en el nivel detensión de rol que experimentanlos padrastros y madrastras en lasfamilias reconstituidas. Asimismo,se ha pretendido constatar el efec-to que, según algunos estudios,podrían tener algunas variablescaracterísticas de la estructurafamiliar (tipo de estructura familiary tipo de convivencia con los hijas-tros) sobre otras variables delestudio.

Así pues, en el estudio cuantitati-vo se han l levado a cabo lassiguientes tareas:

a) Estudiar la vivencia de estrésque presentan los padrastros ymadrastras, a través de la tensiónasociada al/los rol/es que sedesempeñan en el contexto fami-liar.

b) Analizar la posible incidenciadel ajuste marital y la adscripción aun estereotipo de rol de género enla tensión asociada al/los rol/es.

c) Estudiar la interacción dealgunas variables sociodemográfi-cas (tipo de estructura familiar, con-vivencia con el/los hijastro/s y añosde convivencia en pareja) sobre lasvariables anteriores.

Algunas de las hipótesis que sehan planteado en esta fase de lainvestigación son las siguientes:

Hipótesis 1: Las madrastrasexperimentarán mayores niveles detensión de rol que los padrastros.

Hipótesis 2: Mayores niveles detensión de rol estarán relacionadoscon menores niveles de ajustemarital

Hipótesis 3: Los padrastros ymadrastras que presenten un rol degénero femenino puntuarán signifi-cativamente más alto en tensión derol.

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Hipótesis 4: Las madrastras quecomparten de una forma continuael hogar con sus hijastros/as vivenesta situación con mayores nivelesde tensión que los padrastros.

Hipótesis 5: Las madrastras queviven temporalmente con sus hijas-tros/as experimentan más tensiónque las madrastras que viven conellos continuamente.

Hipótesis 6: Los padrastros ymadrastras que formen parte deuna familia reconstituida complejapresentarán mayores niveles detensión asociado al/los rol/es y unpeor ajuste marital.

Hipótesis 7: Los años de convi-vencia en pareja (de 1 a 4 años ymás de 4 años) tendrán efectos enla tensión de rol y en el ajuste mari-tal de padrastros y madrastras.

4.1. Método

4.1.1. Sujetos

Participaron en esta fase de lainvestigación 775 sujetos; 31padrastros y 46 madrastras. En latabla 3 se observa que la edadmedia de los padrastros es de 45,8años, mientras que para las

madrastras es de 41,1 años. Losrangos m ínimos y máximos deedad para los padrastros es de 31-66 años, y para las madrastras de27-57 años.

En la tabla 4 se muestra cómotanto padrastros y madrastras for-man parte de familias reconstitui-das consolidadas y estables. Lospadrastros llevan una media de 6,3años conviviendo con su actualpareja, mientras que para lasmadrastras el tiempo es ligeramen-te superior (6,9 años). Los rangosmínimos y máximos en cuanto a laduración de la convivencia es de 1-21 años para los padrastros, y de1-19 años para las madrastras.

En la tabla 5 se observa cómo lagran mayoría de los padrastrosforma parte de una familia reconsti-tuida compleja (62,5%), es decir,tanto sus parejas como ellos apor-tan hijos de relaciones previas. Alcontrario, la mayor ía de lasmadrastras forman parte de fami-lias reconstituidas simples (60,9%),aportando tan só lo sus parejashijos de uniones anteriores. Porotro lado, el 28,9% de las madras-tras han tenido hijos fruto de surelación actual frente al 18,8% delos padrastros.

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5 Aunque el número de sujetos es de 77, este número puede sufrir algunas modificaciones enalgunos de los análisis estadísticos realizados debido a la aparición de valores perdidos (i.e. sujetosque, en ocasiones, no responden a algún/os ítem/s).

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En cuanto a los hijos propios,los padrastros han tenido unamedia de 1,3 hijos propios, mien-tras que para las madrastras es de0,9. En la tabla 6, vemos que lamayoría de los hijos propios de lospadrastros y madrastras son adul-tos (mayores de 18 años); el61,8% y 55,6% respectivamente.El 20,6% de los padrastros y el25% de las madrastras t ienenhijos adolescentes. Los menoresporcentajes, para ambos, se agru-pan en edades inferiores (niños ypreadolescentes).

En cuanto a los hijastros, lospadrastros tienen una media de 1,9hijastros, mientras que para lasmadrastras es de 2 hijastros. Delmismo modo que con los hijos pro-pios, tanto padrastros comomadrastras, tienen en su mayoríahijastros adultos; el 48,1% y el59,8% respectivamente. El 24,1%de los padrastros tienen hijastrosadolescentes y el 22,2% hijastroscon edades comprendidas entre 0y 9 años. El 25,6% de las madras-tras tienen hijastros adolescentes, yel 9,8% tienen niños entre 0 y 9

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años. El menor porcentaje, tantopara padrastros como madrastras,se agrupa en la franja de 10 a 12años (preadolescentes); 5,6% y4,9% respectivamente (ver tabla 7).

En cuanto al tipo de convivencia,en la tabla 8 se aprecia cómo paratodas las franjas de edades lohijastros conviven, en un mayorporcentaje, de forma continuada

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con sus padrastros y madrastras.Tan sólo con los hijastros adultos,la convivencia temporal supera a lacontinuada (62,9% frente a 37,1%).

4.1.2. Intrumentos

Las variables estudiadas en estainvestigación han sido operativiza-das y medidas a través de lossiguientes instrumentos:

* Tensión asociada al rol de lospadrastros y madrastras, Whitsett yLand (1992)

El cuestionario evalúa el males-tar experimentado por los padras-tros y madrastras asociado aldesempeño de los roles en elámbito familiar. Está formado por30 ítems que se agrupan en lassiguientes subescalas: ambigüe-dad, conflicto e incongruencia conel rol, apoyo emocional del cónyu-ge o pareja, ambigüedad con res-pecto a los límites familiares, inclu-sión/exclusión y recursos. Lasopciones de respuesta oscilanentre 1 (muy de acuerdo) a 5 (muyen desacuerdo). La puntuación

mínima es de 30 y la puntuaciónmáxima de 150, indicando mayo-res puntuaciones mayores nivelesde tensión de rol.

* Inventario de Rol Sexual (adap-tación del Bem Sex Role Inventory),García-Mina (1997)

El inventario evalúa los estereoti-pos de rol de género y está com-puesto por 56 ítems distribuidos en3 subescalas: masculinidad, femini-dad y una escala formada por ítemsneutros con respecto al sexo, con18 ítems cada una. Las opcionesde respuesta oscilan de 1(nunca acasi nunca) a 7 (siempre o casisiempre).

* Escala de Ajuste Diádico, Spa-nier (1976)

La escala mide la calidad de larelación marital a través de 32 ítems.Las opciones de respuesta varían enfunción de los ítems. La distribuciónde los niveles de ajuste son lossiguientes: ajuste marital bajo (pun-tuaciones menores de 100), ajustemarital medio (puntuaciones entre

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100 y 112) y ajuste marital alto (pun-tuaciones mayores de 112).

4.1.3. Procedimiento

La colaboración de los padras-tros y madrastras en el estudio seobtuvo a través de la técnica de la“bola de nieve”, a los que se leshizo entrega del cuestionario y unsobre en el que aparecía la direc-ción a la que lo debían remitir unavez completado.

4.2. Resultados

A continuación se presentan lashipótesis propuestas junto con laspruebas estadísticas utilizadas y losresultados obtenidos con las mis-mas.

Hipótesis 1: Las madrastrasexperimentarán mayores niveles

de tensión de rol que los padras-tros.

Como se observa en la tabla 9, lamedia en cuanto al nivel de tensiónde rol es mayor para las madrastrasque para los padrastros. La diferen-cia entre ambos grupos no sólo esestad ísticamente signif icativa(p<0,05) sino que tal y como indicael tamaño del efecto (d=0,47) ladiferencia entre ambos grupos esmoderada.

Hipótesis 2: Mayores niveles detensión de rol estarán relacionadoscon menores niveles de ajustemarital

En la tabla 10 se aprecia cómo lospadrastros obtienen mayores pun-tuaciones en ajuste marital (125,99frente a 115,21) siendo la diferenciaestad ísticamente significativa(p<0,05) aunque la magnitud de ladiferencia es pequeña (d=0,379). La

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6 Para valorar la magnitud del tamaño del efecto se han seguido los criterios propuestos porCohen (1988) que establece un tamaño pequeño cuando d=0,20; un tamaño moderado cuandod=0,50 y un tamaño grande cuando d=0,80.

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correlación entre el cuestionario deajuste marital y el de tensión de roles inversa y significativa tanto parapadrastros como para madrastras(p<0,05); es decir, mayores nivelesde tensión de rol se asocian a peo-res niveles de ajuste.

Hipótesis 3: Los padrastros ymadrastras que presenten un rol de

género femenino puntuarán signifi-cativamente más alto en tensión derol.

En la tabla 11, se observa que elrol de género indiferenciado es elque obtiene una media mayor encuanto a nivel de tensión de rol(48,9). El rol de género femenino esque el obtiene una puntuación

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menor (41,3). Los roles de géneromasculino y andrógino alcanzanpuntuaciones intermedias (47,7 y48,56 respectivamente). Sin embar-go, las diferencias entre la adscrip-ción a un rol de género determina-do y los niveles de tensión de rol noson estadísticamente significativas.

Hipótesis 4: Las madrastras quecomparten de una forma continuael hogar con sus hijastros/as vivenesta situación con mayores nivelesde tensión que los padrastros.

Cuando se compara a lospadrastros y madrastras que con-viven de forma continuada con almenos uno de sus hijastros seobtiene una puntuación media enlos niveles de tensión de rol signi-ficativamente (p<0,05) mayor enlas madrastras (53,4 frente a 40,3).Además en este caso, el tamañode esta diferencia es considera-ble, tal y como nos indica el tama-ño del efecto (d=0,9) (ver tabla12).

Hipótesis 5: Las madrastras queviven temporalmente con sus hijas-tros/as experimentan más tensiónque las madrastras que viven conellos continuamente.

Comparando a las madrastrasen los niveles de tensión de rol enfunción del tipo de convivencia conlos hijastros (temporal o continua-da), se observa que, aunque noexisten diferencias significativas, lapuntuación media es ligeramentesuperior en las madrastras que

conviven de forma continuada consus hijastros (53,4 frente a 50,1). Eltamaño de la muestra en ambosgrupos está bastante desequilibra-do (hay 33 madrastras que convi-ven de forma temporal con sushijastros, frente a 8 que lo hacen deforma continua), con lo que seríarecomendable en futuras investiga-ciones contrastar esta hipótesiscon un mayor equil ibrio en elnúmero de sujetos que conformanambos grupos (ver tabla 13).

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Hipótesis 6: Los padrastros ymadrastras que formen parte deuna familia reconstituida complejapresentarán mayores niveles detensión asociado al/los rol/es y unpeor ajuste marital.

Los padrastros y madrastras queforman parte de una familia recons-tituida compleja obtienen una pun-

tuación media mayor en cuanto a latensión de rol (49 frente a 45,8) sinembargo, la diferencia no es esta-dísticamente significativa y el tama-ño del efecto es pequeño. En cuan-to a los niveles de ajuste marital,las parejas en familias reconstitui-das complejas obtienen mayoresniveles de ajuste marital (120,6) quelas parejas en familias reconstitui-

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Page 28: GARCÍA-MINA FREIRE, ANA - Redalyc · 2015. 3. 24. · familia, puesto que casi el 50% de las parejas que se casan en prime-ras nupcias se disuelven y aproxi-madamente el 70% de las

das simples (118,6) aunque lasdiferencias tampoco son significati-vas. Sin embargo, tanto los padras-tros como las madrastras que for-man parte de familias reconstitui-das simples como complejas obtie-nen niveles de ajuste marital altos(i.e. puntuaciones mayores de 112)(ver tabla 14).

Hipótesis 7: Los años de convi-vencia en pareja (de 1 a 4 años ymás de 4 años) tendrá efectos en latensión de rol y en el ajuste maritalde padrastros y madrastras.

Como se observa en la tabla 15,se ha agrupado la muestra en fun-ción de la consolidación o estabili-dad de la relación marital; parejasque llevan conviviendo entre 1 y 4años, y las parejas que llevan másde 4 años. Las parejas que llevanmás de 4 años no presentan nivelesde tensión de rol mayores a lasparejas que llevan menos tiempo

conviviendo. En cuanto al ajustemarital, se observa que los padras-tros y madrastras que llevan entre 1y 4 años de relación obtienen unajuste marital mayor a las parejasque llevan más de 4 años (125,6frente a 116,4); las diferencias noson sólo estadísticamente significa-tivas (p<0,05) sino que la magnitudde las mismas son moderadas(d=0,51).

4.3. Conclusiones

En cuanto al perfil sociodemo-gráfico se observa una característi-ca comúnmente descrita por la lite-ratura, y que también se dio en elestudio cualitativo; el mayor por-centaje de madrastras que formanparte de familias reconstituidassimples, y los padrastros de fami-lias reconstituidas complejas. Asípues, existe una mayor probabili-dad de que las madrastras tan sólo

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tengan hijastros, mientras que lospadrastros tienen tanto hijos pro-pios como hijastros en la nuevaestructura familiar. Quizá este seael motivo por el que las madrastrastienen hijos fruto de las segundasnupcias en mayor porcentaje quelos padrastros. Por otro lado,ambos sexos se equil ibran encuanto a edad y la duración de surelación; en este último aspecto seaprecia que se trata de familiasreconstituidas ya consolidadaspuesto que la media de años deconvivencia es de 6,7 años.

Además de la estabilidad de lasrelaciones, se aprecian una seriede características propias de laestructura familiar que podr íanincidir en los índices de bienestargeneral que se reflejan en el estu-dio. En primer lugar, se trata enlíneas generales, de una muestracon un nivel de ingresos elevado ycon una formación académicasuperior. Por otro lado, aunque lapresencia de hijastros ha sido des-crita en la l iteratura como unavariable importante en la predic-ción de los niveles de malestarasociados al desempeño de losroles, así como en el peor ajustemarital de la pareja, lo cierto esque los hijastros de los padrastrosy madrastras de este estudio son,en la actualidad, bastante mayores(el porcentaje de hijos e hijastrosmayores de 18 años supera a otrasfranjas de edades) lo que quizá

podr ía explicar la ausencia desituaciones o vivencias especial-mente conflictivas. Por otro lado, laconvivencia del padrastro omadrastra con sus hijastros es ensu mayoría continuada en todas lasedades (exceptuando los que sonadultos en los que existe unamayor proporción que convive deforma temporal) situación que hadescrito la literatura como la másbeneficiosa para los padrastros ymadrastras puesto que la convi-vencia diaria posibilita, e incluso aveces obliga, a la nueva pareja atomar decisiones con respecto aalgunos temas relacionados con laeducación de los hijos y/o hijas-tros.

En una primera aproximación alos resultados obtenidos en lainvestigación se aprecia cómo nilos padrastros ni las madrastraspresentan puntuaciones elevadasen las medidas de tensión de rol.Sin embargo, la mayoría de losresultados obtenidos en esta inves-tigación apuntan en una línea simi-lar a la obtenida por distintos estu-dios. En primer lugar, los resultadosconfirman las mayores dificultadesque presentan las madrastras en laregulación de la vida familiar, pre-sentando mayores niveles de ten-sión de rol. Con respecto a la rela-ción entre los niveles de tensión derol y algunas variables propias de laestructura familiar, y aunque la lite-ratura apuntaba que las madrastras

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que conviven de forma temporalcon sus hijastros tienen más dificul-tades en el desempeño de los rolesque las que conviven de forma con-tinuada, en nuestro estudio no seaprecian diferencias significativasentre un tipo de convivencia u otro.Sin embargo, las madrastras queconviven de forma continuada consus hijastros presentan mayoresniveles de tensión de rol que lospadrastros en la misma situación.Por otro lado, el tiempo de convi-vencia en pareja (1 y 4 años o másde 4 años) y el tipo de estructurafamiliar (simple frente a compleja)tampoco parecen incidir en losniveles de tensión de rol experi-mentados. Aunque distintos estu-dios sosten ían que las familiasreconstituidas complejas presenta-ban mayores dificultades en lograrla estabilidad y el ajuste familiar, ennuestro estudio no se dieron estosresultados.

En relación al efecto que pudieratener la adscripción a un rol degénero femenino en los niveles detensión de rol, aunque las diferen-cias no son significativas sin embar-go parecen apuntar en la direccióncontraria a la establecida previa-mente, ya que un rol de génerofemenino tendería a experimentarmenores niveles de tensión de rolque el resto de las orientaciones degénero. Este resultado podría rela-cionarse con el hecho de que un rolde género femenino se asocia con

una orientación expresiva emocio-nal, es decir, con cuestiones quedenotan sensibilidad, dulzura cuida-do y cercanía. Los estudios sobrefamilias reconstituidas han señaladoel efecto beneficioso que tiene parala vinculación y el ajuste familiar elestablecimiento de un lazo afectivoentre padrastros y madrastras ehijastros manteniéndose al margen,especialmente en los momentos ini-ciales, en temas relacionados con laeducación o disciplina. El estableci-miento desde un rol femenino deeste tipo de vinculación favoreceríael desempeño de un roles familiaresmás satisfactorios.

Los niveles de ajuste marital sonelevados para ambos grupos, aun-que los padrastros presentan nive-les de ajuste significativamentemayores que las madrastras, mos-trándose, tanto para padrastroscomo madrastras, una relación sig-nificativa e inversa entre los nivelesde tensión y el ajuste marital;mayores niveles de tensión de rolsuponen menores niveles de ajustemarital. Aparece también una rela-ción significativa entre tiempo deconvivencia y ajuste marital, pre-sentando un mejor ajuste maritallos padrastros y madrastras quellevan entre 1 y 4 años de conviven-cia que los que llevan una convi-vencia superior. El tipo de estructu-ra familiar (simple/compleja) noparece influir en el ajuste marital dela muestra.

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En resumen, los padrastros ymadrastras no parecen manifestarniveles considerables de tensiónde rol, aunque se constatan lasdiferencias entre padrastros ymadrastras, siendo las madrastraslas que experimentan mayoresniveles de tensión de rol. Comoposibles explicaciones podríamosapuntar algunas circunstancias quesegún la literatura favorecen nive-les de bienestar y ajuste entre losmiembros de estas nuevas estruc-turas familiares. En primer lugar, setrata de parejas duraderas cuyoshijos e hijastros han alcanzado, enun gran porcentaje de casos, lamayoría de edad. Según distintosautores, la convivencia continuadacon los hijastros parece beneficiara los padrastros y madrastraspuesto que permite y/u obliga a lanueva pareja a negociar algunosaspectos relacionados con la edu-

cación de los hijastros. Exceptuan-do los casos en los que los hijas-tros son mayores de 18 años, laconvivencia continuada supera a latemporal tanto si se trata de niñoscomo de preadolescentes o ado-lescentes. Por último, aunque loscontrastes estadísticos realizadosapuntan en dirección de la mayoríade las hipótesis que se plantearoninicialmente, las diferencias nosuelen resultar estadísticamentesignificativas. Sin embargo, el cál-culo del tamaño del efecto nossugiere, en algunos casos, que lasdiferencias podrían alcanzar nive-les de significatividad si la muestrafuera mayor. Por ello, es necesarioampliar el número de sujetos con elfin de proporcionar un acercamien-to más preciso y enriquecedor alas vivencias de los padrastros ymadrastras en el seno de las fami-lias reconstituidas.

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