Galeria nº 229

Puedes enviar artículos o comentar la revista en: [email protected] cartas o documentación desde el interior del centro penitenciario o desde el exterior a la pastoral penitenciaria o a los miembros del voluntariado a

Pastoral Penitenciaria Diocesana (Nombre del voluntario)

Seminario Diocesano de Pamplona Avenida Baja Navarra 64 - 31006.

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D. L. NA-775 1987

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Centro Penitenciario de Pamplona - 1

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GALERIA

Editorial Galería........................................................................................2 Adios,hermana Carmen Paloma Perez M. (Texto libre)..................................................4 Manantiales en el infierno Helena del Barrio (Texto libre)................................................5 La venganza de belladona Eliana C.L (Texto libre)..............................................................6 Amor se escribe con mayúscula Miguel Ángel Rodriguez Arteaga (Texto libre).........................7 Historia de una gitana T.G (Texto libre)..........................................................................9 Mi madre Daniel Calvo (Texto libre)..........................................................9 Te quise,te quiero y te querréOscar Alevis L. M - Carlos Salazar (Texto libre)...................11 Reflexión David Calvo García (Texto libre)............................................12 IdentidadKathia Chamorro (Texto libre)................................................13 Momentos de libertad con fussion break Fco. Javier Garriz - Carlos Salazar (Texto libre)...................15 Túnel o montaña Francisco Javier Díaz Sandoval (Texto libre).........................17 Crónicas deportivas del módulo 3 Jose Miguel Moreno Mesonero (Texto libre) ........................ ..19 En busca de la felicidad Joseane Cardoso (Texto libre)..................................................19 No estuve ahi Daniel Calvo (Texto libre).......................................................20 Viajeros de paso Esteban (Texto libre).................................................................21

S U M A R I O

Los artículos han sido escritos por internos del CP pamplona I, excepto el Editorial y Adios, hermana Carmen.

Coordinación y maquetación: Antonio Fernandez Martha Liliana Ruiz Ana Valencia

EN PORTADA

Colaboradores

Las imágenes han sido tomadas de Flicker y Google.

Revista Galería Enero-Febrero 2016, número 229

Fco. Javier G.C.Carlos G. R.SantosMiguel Ángel R. ACarlos S. R.Ascensión J.

Carlos A. V. GPablo F. G.Salvador R. R.Francisco M. V.Francisco E. M.Manuela

Francisco Javier D. S.David V. G.David S.G.Javier S.S.Oscar Aleivis L.M.José Miguel M.M

Ángel Mari F.Daniel C.G.Luis I.Gabriel N.DJoseIgnacio A.P.

Adolfo G.G.Joseane C.D.S.AmaiaPilar P. G.Rosa R.A.

Helena del B.Eliana C.L.Kathia Ch.T.G.J. Zully F.M.

2 - Centro Penitenciario de Pamplona

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Muchos presos han comentado en distintas ocasiones que cuando salen de la cárcel sienten como si llevaran en la frente una inscripción con este texto: “he estado preso”. Es el estigma del preso que acompaña durante mucho tiempo a bastantes personas que han estado privadas de libertad. Desgraciadamente, el estigma no solo afecta al preso, sino también a sus padres, hijos, esposas, amigos, etc.…. Cierto que de distinta manera e intensidad, pero no por ello de una forma menos injusta y dolorosa. El estigma es alimentado por distintas fuentes. Los antecedentes penales, los períodos vacíos en la certificación de la vida laboral, la referencia a Instituciones Penitenciarias en los certificados o diplomas expedidos en los cursos de formación

a los que se haya podido acudir durante la estancia en la cárcel, y también se refuerza, por el boca a boca,

no solo de las víctimas, sino del vecindario, de los compañeros de trabajo o del colegio de los niños, y –cómo no- por los distintos matices o no matices con los que los medios de comunicación dan las noticias

referidas al ingreso en prisión o libertad de las personas.

El estigma es un grave problema para ellos, pero no es ajena en su causación la sociedad actual. En este sentido, la hipocresía de la sociedad no es menor que su crueldad. Al estilo de los niños o de los adolescentes que conocen la malformación física

o algún defecto o limitación de un

compañero de clase y se dedican a propagarlo y a martirizar cruelmente a ese compañero por

esa circunstancia, muchas personas piensan que los presos, por el mero hecho de serlo, dejan de ser seres humanos y se convierten en “otra cosa” o en otros seres pero ya desprovistos de su esencia humana y de su dignidad.

No tienes ningún cartel en la frente


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Estas personas que piensan de esta manera, olvidan que los presos son seres humanos y que caen en algún momento en lo que la raza humana viene haciendo en su haber negativo desde su existencia: matar, robar, herir, engañar, estafar, traficar... si no fijémonos en modelos económicos de mercado actual que matan generando hambre y guerras, sistemas financieros y banca que engañan, estafan y roban a través de la excusa de la crisis, personas que se ven heridas en su dignidad al perder el trabajo porque la empresa no ha llegado a los beneficios esperados...Y todo eso no por circunstancias que llegan, sino por una planificación medida y calculada.Los presos no son algo “al margen” de la sociedad, son parte constitutiva de la misma, un producto de sus desigualdades e injusticias. Son un claro signo de que la sociedad no es perfecta, certeza esta que no puede negarse por nadie, y, por ello, partiendo de la aceptación de esta realidad, el estigmatizar a esa parte de la sociedad que son las personas que han sido privadas de libertad, es no solo una hipocresía sino también una crueldad añadida. Debiéramos todos tener en cuenta estas consideraciones para alejar de nosotros toda idea de desconsideración o menosprecio hacia los presos. En este sentido, una lección magistral nos ha dado el Papa Francisco para que no establezcamos distancias ni diferencias, cuando, refiriéndose a los presos reflexiona: “¿Por qué él está allí y yo no, que tengo tantos y más meritos que él para estar allí?, ¿Por qué él ha caído y no he caído yo? Porque las debilidades que tenemos son las mismas y para mí es un misterio que me hace rezar y me hace acercarme a ellos. También decirlo”.Por lo que se refiere a cambiar la mentalidad de la sociedad respecto de este grave problema que atañe a tantas personas (no olvidemos que no solo afecta a los presos, sino a todas sus familias y amigos), es muy difícil, pero también es cierto que cada vez son más las entidades y más las personas que concienciadas con la situación tratamos de ayudar de una forma u otra a su eliminación.También consideramos que las instituciones penitenciarias debieran tomarlo muy en serio y volcar más medios materiales y personales para trabajar con profesionales específicamente destinados a ello durante la estancia de los presos en los centros penitenciarios, sin dejar de lado la educación del resto de la sociedad a través de las posibilidades de comunicación al exterior que la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias tiene y dando publicidad a las acciones concretas destinadas a ello que iniciase al respecto. El preso no debe salir a la sociedad pensando que lleva un cartel en la frente que lo identifica como “ex preso”.

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Adios, hermana CarmenEl pasado nueve de este mes de marzo,

falleció nuestra compañera del voluntariado de Pastoral Penitenciaria Carmen Ochoa Cuenca, perteneciente a la comunidad de Hermanas Mercedarias de la Caridad de Pamplona. Como no podía ser menos, debido a los muchos años de su entrega a los más necesitados y marginados, en el funeral celebrado en la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, fueron varios los testimonios que se hicieron públicos en relación a Carmen Ochoa. Extractamos a continuación algunos párrafos de lo que dijeron Amaia, hermana de su Comunidad, y Paloma, voluntaria de Pastoral Penitenciaria, respectivamente.“Carmen nació en Donosti y desde muy pequeña vivió en Vitoria hasta que ingresó en el noviciado de Zumárraga. Fue una mujer de talante universal, muy vital, abierta, acogedora, alegre. Tenía un gran sentido del humor e intentaba contagiar alegría a las personas que se encontraban a su alrededor. Carmen era una mujer inquieta, siempre dispuesta a aprender, en continua búsqueda y en su deseo de que Dios fuera el centro de su existencia y de que él dirigiera su vida y su acción. Dios la configuró en una vida de evangelio y de merced, concretado en carisma, dentro del carisma mercedario. Su misión apostólica, principalmente, y sobre todo en sus inicios fue en el campo sanitario, y desde el voluntariado compaginó su trabajo con la pastoral penitenciaria, a la que se entregó toda ella. Tenía una sensibilidad especial hacia los presos y sus familias a quienes dedicó tiempo y ayudó en sus necesidades humanas y espirituales. La prioridad por la persona hacía que traspasara cualquier límite, de pobreza, enfermedad, y de todo tipo de situaciones. Y como ella solía decir: “hay que escuchar, entender a la persona más allá de sus hechos. ¡¡Qué sabemos nosotros de sus vidas!!”.

“De cuerpo menudo y sonrisa traviesa. Mujer afable, sencilla, abierta, compasiva y con un gran sentido del humor. Su mirada transparentaba una gran luz, la luz del amor de Dios que ella vivió intensamente.En ellos, en los presos, fue precisamente donde Carmen derramó su luz, su alegría y su testimonio de haberse encontrado con Jesús de Nazaret. Algunos internos con cariño le llamaban “la abuela” por su entrañable acogida, a la que confiaban sus cosas sin temor a ser juzgados, sólo queridos. Cada mañana se daba cita en los Juzgados, fue gran conocedora de sus pasillos, despachos y entresijos, donde intentó que jueces y abogados vieran al preso tal como ella los veía: hijos de Dios y hermanos nuestros en dificultad. Ahora para Carmen ya nada será imposible, ya no habrá muros, ni alambradas, ni barrotes, porque a partir de ahora se le abrirán todas las puertas para llenar de amor, de color y esperanza las cárceles del mundo. ¡Un millón de gracias por tu vida y tu testimonio de amor! ¡Descansa en paz, Carmen!”

Paloma Perez M

Eran las 8:20 de la tarde de un sábado 26 de septiembre.Entré con una mezcla de shock e incredulidad. ¡¡Dios!! ¡Estaba entrando en la cárcel!Cuando me estaban haciendo la foto del NIS, incluso me saltaba la risa. El funcionario, que por cierto me trató estupendamente, no daba crédito.Entré a la celda nº 14. Necesitaba llorar, gritar… no sé por qué me era imposible soltar lo que llevaba dentro.El domingo, cuando bajé a desayunar, me sentía perdida, confusa y sola… muy sola. Alguien muy especial me dio su apoyo ese día y lo mantiene desde entonces.Tardé en deshacer el bolso tres semanas. Asumí la situación y por fin, al mes y medio estallé.

Lloré, grité y me vacié de esa amargura que me comía por dentro. Más tarde, en otro módulo encontré a un ángel de la guarda. He decidido sacarle el máximo partido a esta privación de libertad. A las mañanas doy un salto desde la litera de arriba (algún día me partiré la cabeza), sonrío e intento llevar los días con paciencia y buen humor.Desde estas letras quiero decir a los internos nuevos, a todos los presos en general, que abran bien los ojos y busquen, porque os aseguro (yo ya he encontrado dos), que hay manantiales de agua clara y fresca en el infierno.Buscadlos; espero que -como me ha pasado a mí- los encontréis.

Helena del Barrio

Manantiales en el infierno


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Corrían tiempos buenos en la cosecha de viñedos en la finca de los marqueses.La finca era tan grande, que para la mansión que poseían contrataron como ama de llaves a Belladona, una hermosa joven de cabellos pelirrojos, aderezados con sus grandes ojos verdes, y una sonrisa de picardía que tenía enamorado al hijo de los marqueses.Pero la hermosa joven tenía una obsesión que por las noches no la dejaba dormir y no era el amor de Jusseff, el hijo de los marqueses, sino que su obsesión era juntar a dos especies animales imposibles: la paloma común y el ratón.El hijo de los marqueses, a veces se encargaba de las cuadras, algo muy poco común en un joven heredero, solo para poder estar más cerca de Belladona.Belladona instaló un laboratorio secreto en el sótano, para sus experimentos.A los señores no les gustaban los ruidos extraños que oían a las noches en el sótano de la casa, y, enterados de la causa, trataron de disuadir a Belladona del intento de su experimento, pero no lo lograron.Por fin, un día, Belladona logró su objetivo y fue a enseñar a Jusseff su gran obra, una pequeña y extraña criatura: el murciélago común.Cuando el hijo de los marqueses vio el animalito, quedó derrotado por su belleza y se enamoró perdidamente del murciélago común.Moraleja: “Ojo con lo que deseas que tanto lo bueno como lo malo se puede cumplir”.

Eliana C.L.


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El coordinador de la revista, me ha pedido que deje de dar la brasa con el tema de las falsas denuncias de violencia de género, que no hable de ciertas cosas para evitar problemas, que deje de servirme de esta publicación para expresar mi rabia... que sea positivo, vamos, que cambie de chip a modo de flower power. Dicho con música: “qué bonito es el amor, sobre todo en primavera” (Jarabe de palo)¡Ah, el amor! ¡L´amore! Cuando se está enamorado, hasta una rata de alcantarilla se ve hermosa, como una grácil y alegre ardilla correteando de rama en rama en un exuberante bosque en un día despejado. Los colores brillan con luz propia, los sonidos parecen cánticos angelicales, el aire contaminado de las ciudades se percibe como aroma de Channel Nº5, el pan rancio sabe más rico que el maná que Dios proporcionaba a los israelitas durante el éxodo a través del árido desierto... y la mirada de la persona de la que se está enamorado causa más

gozo que la luz que ven los moribundos al final del túnel.¡Basta de cinismo! A partir de aquí voy a hablar del Amor, con mayúscula, no de la química cerebral encargada de asegurar la perpetuación de la especie. Cuanto más estudio sobre física, química, biología, arqueología, paleontología... más conciencia adquiero que, al retrotraer en las explicaciones de la ciencia ortodoxa, más necesario se hace recurrir a la ciencia heterodoxa, considerada pseudociencia por los científicos diplomados, oficiales, expertos. Yo, académicamente, solo he llegado a F.P I, por lo que según nuestro sistema de castas, soy parte del vulgo. Sin embargo, hago preguntas que los científicos ortodoxos no pueden responder: ¿Qué había antes del big bang? ¿Qué es lo que hace que los electrones de los átomos orbiten, eón tras eón, en torno a sus núcleos? En mi opinión, estos interrogantes no pueden tener respuesta si

se afrontan únicamente con la mente del cerebro biológico. Creo, admitiendo que mis razonamientos no son empíricos, que el cerebro es un sofisticadísimo re c e pt or- t r ans m i s or, parecido al procesador de un dron diseñado para ser guiado a distancia, por control remoto, pero que posee cierta autonomía para operar por sí mismo. Es decir, desde nuestra perspectiva, limitada por los cinco sentidos físicos, es lógico presuponer que somos completamente autónomos, y que la realidad es lo que vemos, oímos, palpamos, olemos y saboreamos. Pero esto no es así, porque hay más que eso. Mucho más. Mucho más de lo que somos capaces de imaginar. Eso que se les escapa a los científicos que pretenden definir la religión, eso que intenta ser representado por los auténticos artistas (músicos, pintores, poetas...): eso es el amor que mueve al mundo.

Miguel Ángel Rodríguez Arteaga

Amor se escribe con mayúscula

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Lo que van a leer a continuación es un hecho real. La historia de Leila comienza de la siguiente manera.Creció arropada, querida y amada por su familia. Sus padres se afanaron por enseñarle que Dios es bueno, que se hizo hombre por amor a ella y a toda la humanidad. Leila agradecía a sus padres que hicieran bien su trabajo, pero no supo valorarlo. Vivió a su manera, haciendo lo que a ella le parecía correcto, sin preocuparse si a su Dios le parecía bien lo que practicaba.A los 12 años Leila cometió un delito, su primer error, decepcionando sobre todo a sus padres y hermanos. Pocos años más tarde cometió otro gran error. Se casó con un hombre al que en realidad no amaba, y eso le salió muy caro. Lo dejó por otro hombre al que amó con todas sus fuerzas y con el que tuvo sus dos grandes tesoros, sus hijos.Pero este hombre bebía, le era infiel e incluso la maltrataba físicamente. Leila estaba tan ciega de amor que no quería ver que el hombre al que amaba era un hombre de la calle, un vividor. Le gustaba

la bebida, los coches y lo peor… robar.Todo aquello que sus padres le dijeron que era pecado, ahora lo practicaba, alejándose más de Dios, de su familia y de todo lo hermoso que había en su vida.Con solo 16 años acabó perdiendo al hombre que intentaba guiarla por el buen camino, perdió a su padre, al que un día defraudó. (TE QUIERO PAPÁ). Con 18 años quedó embarazada de su hija mayor, la niña de sus ojos. Una de las cosas que

Historia de un gitana sin suerte


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más quiere en esta vida. Pero ¿saben? No supo criarla. Su vida era beber, salir, robar…De no ser por su madre, se la hubieran quitado.A los 19 años tuvo su segundo retoño, al que tampoco pudo criarlo. No sabía qué estaba haciendo con su vida y con la de sus pequeños que estaban sin el cariño de su madre en los malos momentos, y que cuando ellos llamaban a su madre, ella nunca estaba para calmarlos, besarlos o tranquilizarlos. El mal que les había hecho ya no lo podía reparar. Menos mal que estaba la abuela que los ha querido como una madre.A los 20 años Leila se quedó sin marido, pues este ingresó en prisión, y ella, alejándose más y más de Dios se dedicó a beber y a robar y a probar cosas peores.Amargada, y hundida en el pecado no se da cuenta de los errores cometidos, y comete el más grave, se queda embarazada por tercera vez y del hombre que podía ser su padre y era tío de su marido.Se encuentra mal, no sabe dónde encontrar descanso y sigue sin acordarse de Dios, y como era de esperar, al mes de embarazo le cogen presa por ladrona y borracha.Se da cuenta tarde que ha destrozado su vida y que esta no merece la pena sin Dios.No puede ver a su familia que está a 500 kilómetros de distancia, abandonada, criando un niño en medio de la cárcel, pasando penurias. Y se pregunta: ¿Qué he hecho, Dios mío?Entonces se acuerda que le dijeron que Dios aborrece el pecado pero ama al pecador y ahora, con lágrimas en los ojos, se arrepiente, quiere volver a ser hija de Dios, pide perdón y le pide que haga de ella una persona nueva.Hoy, Leila sigue presa.

T. G.

Sus ojos delatan dulzura, sabiduría y un ápice de candidez. Tiene en su mirada profunda y clara el fiel reflejo de toda una vida repleta de sacrificio y sufrimiento, adornada eso sí, con el amor y la ternura que deja entrever cuando mira a cada uno de sus hijos. Sus manos pequeñas, finas e irremediablemente curtidas por el paso del tiempo y el exceso de celo en sus mil y un trabajos. De porte pequeño y gracioso, aunque ágil a pesar de sus muchos años. Su carácter alegre y dicharachero, también firme si es menester. Incansable luchadora y paciente como el tiempo. Qué más se puede decir de esa pequeña gran mujer que es mi madre. En realidad millones de cosas buenas. Se suele decir que a la familia no se la escoge, y con el corazón en la mano te digo que si me hubiese tocado elegir entre todas las madres del mundo, nacidas y por nacer, solo te hubiese escogido a ti. Te amo profundamente. Gracias por ser mi madre.

Daniel Calvo

Mi madre


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país, y disfrutaba teniéndote, sabiendo que contigo todo lo puedo y que sin ti, muero. Nunca se me ocurriría perderte, no quiero más de ti que tenerte.Ya lo tengo todo, se aproximaba mi hocico a lo más alto de mi carrera futbolística. Pero una llamada lo cambiaria todo, no sabía qué hacer. Continuar de tu lado y conseguir el éxito sin abandonar a las personas que más quiero, a las que amo, seguiría de tu lado pero sin ellos, no sé cuánto soportaría. Siempre me he caracterizado por ser un hombre ambicioso y soñador ¿y por qué no hacerlo al otro lado del charco?Mi valentía, en poco menos de dos meses, se convertiría en un pasaje de avión acompañado de una carta de invitación. Viajaría a España, Pamplona, un país que abrió las puertas de

TE QUISE, TE QUIERO Y TE QUERRÉ

Siempre te he tenido y he disfrutado de ti como cualquier loco aventurero. Recuerdo que desde muy pequeño me saciaba sin cesar. Muchas veces dentro de mi infancia, era castigado por mis padres pues no tenían otro remedio que prohibirme estar contigo.Era triste querer estar contigo y no poderlo hacer; esto me provocaba llorar. ¿Cómo era posible que mis padres hicieran esto conmigo? Es mejor recibir un latigazo que prohibirme tu compañía.Estar encerrado en casa todo el día y mirar tras la ventana de aquel balcón. Era lo peor que me podía pasar y más aun viendo como mis amigos y vecinos disfrutaban de ti, se saciaban, llegaba la noche y nadie quería retomar pasos y volver a sus casas, solo se hacía cuando, de repente, un fuerte grito o agudo silbido corría por toda la calle (eran nuestros padres). Era la hora y también el momento en que estuviera tranquilo. Ya nadie estaba contigo.Era muy tarde y hay que preparar todo para el siguiente día. Era día de estudio, día de colegio. Por fin descansaba sabiendo que estaría contigo, sabía que lo que menos podía hacer era aprovecharme de ti, y no porque no quisiéramos los dos, no... Estábamos en el colegio donde los derechos y deberes tenían que ser cumplidos a rajatabla, no veía la hora de acabar con todo esto. Quiero ser futbolista, no sé para qué estudiar, o quizás sí, para hacerlo por si algo se cruza en este camino; quiero ser ingeniero electricista. Así pasaron las semanas, meses y años, los estudios habían acabado y mi sueño más grande, me acariciaba de tu lado. Era futbolista semiprofesional, ¡qué bien me sentía! Semana tras semana eras mi compañera, cómplice de tantas aventuras. Viajaba dos o tres veces al mes por mi

su frontera para hacer que el joven ambicioso empezara a ser parte de ellos mismos.Qué alegría se siente y como se te queda el cuerpo cuando, por fin, uno de los pasos que has querido dar, consigue su objetivo. Tienes los dos pies bien puestos sobre la tierra, ahora todo depende de ti, de mí, pensaba, mientras dentro de mi cabeza no dejaba de escuchar las palabras de aquel hombre sabio, mi padre: te doy alas para que vueles, no para que te dejes encerrar, y de algún otro, como mi entrenador, quien decía que estaba cometiendo un error, estás a punto de llegar al primer equipo.Si de verdad estaba cometiendo un error, no lo sé, pero quién no se equivoca por ir en busca de la felicidad no puede decir si se ha equivocado o no. Lo que si sé es que aún estás conmigo y sigo siendo feliz de tu lado. Rugen mi alma y mi corazón cuando por méritos propios consigo mis objetivos: un trabajo, un coche… Doy gracias a la vida porque mi inseparable amiga, a veces insignificante para muchos, día tras día marcaba mis pasos. Fui novio, padre y esposo. ¡Uf! ¡Qué compromiso! ¿Me recortará esto tiempo para hacer de las mías y transitar de un lado a otro, sin ese temor que todo hombre tiene cuando de verdad sabe que está poniendo en riesgo su relación, su trabajo y todo lo que conlleva estar sin ti? Te amo; pero ya empecé a jugar contigo.¿Verdaderamente siento temor si te pierdo? ¿O es simplemente la adrenalina que corre por mis venas la que hace que ponga en juego y riesgo el poder de saciarme de ti? No quiero perderte, susurraba mientras mis pulmones se llenaban de aire pensando en aquel día, un día, que tarde o temprano, por mi actitud y mis cambios excesivos iba a llegar.“Estas detenido; tienes derecho a guardar silencio. Todo lo que digas puede ser usado en tu contra. Tienes derecho a un abogado y que te asista un médico si lo crees necesario”.

Es todo lo que recuerdo de aquel día. El día que te perdí, libertad. Un saludo a todos. Y recordad que cuando reconocemos nuestroserrores, damos el primer paso para nuestra nueva vida y errar es de humanos.

Siempre alegres

Oscar Alevis Loaiza Molina-Carlos Salazar


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Reflexión

Todos los días me pregunto cómo llegué a la situación en la que me encuentro. ¿En qué momento perdí el control de mi vida? O la recurrente cuestión ¿por qué a mí? Supongo que todos nos hemos hecho esa pregunta a lo largo de nuestra estancia en prisión. La verdad que es complicado, y más aun si buscamos “culpables” de nuestra situación, con ideas como “me delataron”, “mala suerte”, “lo necesitaba”… En fin, mil y una auto excusas para poder justificar nuestros errores y acciones ante los que nos rodean y nos quieren y también -como no puede ser de otra manera- ante nosotros mismos. La verdad es mucho más simple y sencilla, aunque no por eso más fácil de digerir y aceptar. Tristemente, en la mayoría de los casos es

por culpa de uno mismo. Es cierto que a todos y cada uno de nosotros nos rodean infinidad de circunstancias que nos llevaron a cometer un delito e infringir la ley, unas veces la situación económica, otras las circunstancias sentimentales, las drogas, el alcohol... Serían innumerables las variantes. Llegados a este punto de no retorno, nos damos de bruces con la dura y difícil realidad que es la vida en prisión. Transcurrido el tiempo, toca hacer balance de tu vida pasada antes de ser privado de ese bien tan valioso llamado libertad y es muy duro aceptar esa nueva realidad que es estar preso; pero es peor aún darse cuenta que tu condena no es solo tuya, pues, forzosamente es cumplida día tras día por todos los que quedaron al otro lado

de estos muros, familia, mujer, hijos, padres, amigos, cada uno de ellos pagan de una forma u otra nuestros delitos y errores, económica, social y emo-cionalmente y unido a esto llega la impotencia a la hora de gestionar los problemas que tenemos en la calle, ya que muy a nuestro pesar, la vida tras estos muros no se detiene ante nada. Y esa es la verdadera condena,soledad, impo-tencia, sufrimiento eleva-do a la máxima expresión. En conclusión no hay nada en el mundo que pueda compensar un solo minuto pasado entre estos muros. Si estas cuatro líneas ayudan a cualquier perso-na a pararse a pensar o simplemente a pasar un momento agradable, me sentiré inmensamente feliz y agradecido. (Nunca más).

David Calvo García


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IdentidadEl músico debe escribir su música, el

artista debe pintar y el poeta debe escribir, si quieren conseguir estar en paz con ellos mismos. Todos necesitamos sentirnos importantes; de hecho, quizás sea esta la mayor necesidad del ser humano. El tema es muy simple: nos acoplamos. ¿Quiere esto decir que si nos meten en la cárcel pasamos a ser reos (ciudadanos de segunda)? ¡No!, Así no son las cosas. ¿Quién eres?, ¿qué eres? Si en la calle tenías tu identidad, vale; pues sigue con ella y llévala por bandera. Si no tenías nada, ¡búscala! Es nuestra misión. No te conformes con lo que te digan que tienes que hacer, ¡no! Busca tu identidad, aprende, no imites, aprende de las personas, suma gente que te sume, que de ti haga algo, que te sientas bien contigo misma y haz tu propia identidad. Una vez hecho esto, aprende a vivir con tu identidad, quiero decir, siéntete orgullosa de tus defectos y virtudes, las que no te gusten, púlelas. Es tu tarea, crecer, pero no te arrepientas de ser como eres. Y si no te gusta ser como eres, ¡cámbiala! Ojo, “todo no vale”. Porque has aprendido de los mejores. No te conviertas en mala gente. No te vendas. No te devalúes. ¡No! Haz de ti una persona que cuando se mire al espejo se sienta orgullosa de sí misma. Y no me digas tú a mí que habiendo hecho daño a otras personas o vendiéndote te sientes bien con lo que ves. Y tú dirás, “y quién se cree ésta para darme lecciones a mí”. Nadie. Una presa, pero asumida, con mi identidad y mis valores. Sin necesidad de medicación y no porque sea más fuerte. Sufro, amo y lloro como todas las demás y tengo más días talegueros de los que puedas pensar. Me faltan mi familia y mis amigos. Encima, las amigas que te vas encontrando por estas casas y con las que has crecido y sangrado (más con unas que con otras), van siguiendo su camino y a ti te toca volver a empezar, buscar en medio de este mundo alguien afín a ti, pues el ser humano no está hecho para vivir solo. Aunque entrenando mi mente, he descubierto que hace falta mucho más que 16 meses para que mi cabecita se venga abajo. Yo tengo un cerebro, dos brazos, dos piernas como tú, y he podido y puedo y podré. ¿Por qué tú no? Buscar tu identidad es buscar tu felicidad. Búscala y sé feliz. Yo lo hago todos los días.

Kathia Chamorro


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Momentos de libertad con fussion Break

El pasado día 17 de febrero en el salón de actos del Centro Penitenciario tuvo lugar un concierto con músicos que son internos de la prisión. Tras cuatro meses con escasos ensayos, fueron capaces de deleitarnos con doce conocidas y maravillosas canciones entre las que se encontraba un pequeño homenaje cultural, con una canción en euskera y otra en catalán. Gracias a estos momentos musicales se vivieron experiencias de libertad entre estos fríos muros.Con este artículo queremos agradecer a las personas que hicieron posible este evento musical y animar a los internos, para que colaboren para conseguir forjar buenos profesionales en cualquier área o actividad de ocio, que permitan a todos caminar hacia la reinserción en la sociedad.

A continuación, preguntamos a los componentes del grupo “Fussión Break” por la organización e interpretación del concierto.¿Cómo se decidieron las canciones a interpretar?

-JAVI: Nos apetecía que hubiera diferentes estilos y para todos los gustos: rock, pop, balada, populares, salsa… Buscamos armonía ente guitarra y teclado eléctricos con trompeta, y el resultado ha sido aceptable.¿Cómo surgiste como vocalilsta?

-DANNY: Por mi experiencia en grupos anteriores y la confianza de los componentes del grupo actual. Quiero destacar que la música es una buena forma de reinserción.¿Cómo se siente un guitarrista profesional en un grupo tan improvisado?


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-DAVID: La verdad es que con las pocas horas de trabajo que hemos tenido, el resultado ha sido mejor de lo esperado. Quería decir que todo lo que he aprendido con este grupo no lo aprendí en ninguna otra banda musical. Me llevo el recuerdo muy especial de estos magníficos y profesionales compañeros.¿Cómo se siente el hijo de una pianista, cuando llega a cumplir el sueño de su madre, tocando el teclado en un grupo?

-ISMA: El día del concierto tenía muy presente a mi madre mientras tocaba, sabiendo que ella fue mi profesora y siempre ha luchado por mí.¿Qué tal resultó trabajar con tus nuevos compañeros de grupo?

-PABLO: Es una experiencia nueva y desde el punto de vista musical es difícil estar cambiando constantemente la formación del grupo ya que requiere de un entendimiento entre los componentes, tanto musical como personalmente. Aprovecho para dar las gracias por la acogida de los internos hacia el grupo.¿Fue difícil encajar la trompeta en Fussion Break?

-JAVI: Lo más difícil fue recuperar la técnica tras un año sin tocar y sobre todo estar a la altura de tan buen grupo con el poco tiempo que he tenido para prepararme.

Quiero dar las gracias por las gestiones llevadas a cabo para llegar a tiempo al concierto tras mi ausencia de tres semanas antes del gran día.

Destacar el buen ambiente y los magníficos compañeros que me han animado para esforzarme y alcanzar un nivel aceptable. Uno se crece cuando tiene delante un público excelente y dedica el concierto –también- a compañeros que abandonó en Vitoria, G.G. y D.M.¿Qué sensaciones sentiste cantando en

euskera y aportando al grupo un toque cultural?

-SALVA: Sensaciones agradables tras recibir la invitación del grupo y orgullo de rendir homenaje al autor Mikel Laboa ya fallecido.

Me sentí alegre al cantar para todos los internos, pero sobre todo me siento muy satisfecho por la gran acogida y aplausos que recibimos.Nuestro sincero agradecimiento a MIKEL el coordinador y bajo de Fussion Break por su paciencia, profesionalidad y por hacer posible la música en el Centro PenitenciarioEsperamos que el grupo Fussion Break siga adelante y pueda brindarnos este año un nuevo concierto para que todos los internos podamos disfrutar de otros momentos de libertad.

Fco. Javier Garriz- Carlos Salazar.


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Era un veintidós de diciembre del año dos mil catorce. Me levanté como todos los días. Me aseé y fui a desayunar. A las siete cuarenta y cinco me incorporé a mi puesto de trabajo como todos los días. Era un día especial, con muchos sueños, ilusiones y proyectos. Era el día de la suerte. Conecté un aparato de radio antiguo, de la década de los sesenta, que emite un sonido especial para la ocasión, y comenzó el sorteo de Navidad. Iban saliendo números premiados, y yo seguía soñando. Transcurría el tiempo. Los niños con sus voces angelicales seguían cantando y yo seguía soñando. Pero a media mañana se presentó en mi puesto de trabajo el comandante de la Guardia Civil. Saludó con un “buenos días” y, dirigiéndose a mí dijo: “Estás detenido. Tienes que ingresar en el Centro Penitenciario de Pamplona”. –Me quedé sin palabras. El sorteo se paró. Los niños se callaron. Fue un nudo colectivo en la garganta. Pero había que ser fuerte y afrontar la nueva

situación. Me despedí de mis hijos, hermanos y del trabajo sustento de la familia. Las Navidades quedaron puestas encima de la mesa, lo mismo que aquel amor recientemente estrenado, rosa de terciopelo negro, escul-tura de ébano de fina talla. Los sueños rotos, las ilusiones desaparecieron, los proyectos se derrum-baron, pero había que mirar adelante por mis hijos que estaban desolados con su padre en prisión.

Pasaron dos meses y sentí que tenía que ser fuerte y no derrumbarme ante las adversidades. La fórmula era sencilla: tener un buen comportamiento, cumplir las normas penitenciarias y participar en los cursos de reinserción que nos ofrecen. Empecé por ir a la escuela para recordar todo lo que aprendí, con tiza y pizarra: matemáticas, lengua, historia, etc. Comencé a trabajar en el huerto ecológico que regenta Cruz Roja como escuela, cultivando hortalizas,

Tunel o montaña


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plantas ornamentales y flores. Me apunté a un curso de cocina de cinco días semanales durante cuatro meses y medio, vestido de blanco impoluto como los grandes chefs, obteniendo diploma de ayudante de cocina y certificado de manipulador de alimentos de alto riesgo. Asistí a todos los eventos deportivos y culturales, lo cual me hizo ganar puntos para canjear por recompensas y un “excelente” en comportamiento social. Nací un diez de diciembre de mil novecientos cuarenta y nueve y por eso, ahora mis fuerzas eran limitadas. Delante de mí se alzaba una montaña enorme, rocosa y escarpada de setecientos setenta metros. Era mi condena en días. No podía escalarla. Había un túnel que la horadaba, negro como la boca del lobo. Lúgubre, angosto pero llano como la palma de la mano, no como la montaña. Así que decidí entrar y empezar a caminar con paso ligero y firme. Iban pasando los minutos y la luz quedaba a mi espalda. Se iba haciendo pequeña y tenue, pero yo seguía caminando con fuerza, empujado por las recompensas de mi trabajo, el equipo de funcionarios que me ayudaba y mi familia que nunca me

dejó y me animaba. Debo dar gracias, muchas gracias. Seguí caminando. La luz se apagaba. Pasaron unas horas. Llegó un momento que quedé a oscuras. El frío me paralizaba el cuerpo. La angustia penetró en mi alma. La oscuridad me provocó incertidumbre. ¡Qué noche tan larga! Pero yo caminaba. De pronto, delante de mí apareció una diminuta luz con rocío de la mañana. Brisa fresca me acariciaba la cara, y los ojos de alegría se empañaban. Había encontrado la luz, luz de la esperanza. Mi esfuerzo había dado su fruto. Volvían todos mis sueños, ilusiones y proyectos, mis hijos y nietos, y esa rosa

de terciopelo negro, escultura en ébano de fina talla. Había cogido el camino correcto. Soy un hombre nuevo, con mucha fuerza, esperando mi libertad tan deseada. ¡Qué noche tan larga! Entré al atardecer y salí por la mañana. La tenacidad y la buena suerte me llevan a entrar en el túnel por la salida, y salir por la entrada, guiado por la luz, luz de la esperanza. Doy gracias a los colaboradores de Pastoral Penitenciaria y a mi paisano fundador de esta revista, capellán durante más de tres décadas del Centro Penitenciario de Pamplona, Don Antonio Azcona Munilla.

Francisco Javier Díaz Sandoval


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Como estaba previsto, el partido de futbol entre los equipos de las Vacas -vestidos de blanco- y los Toros -de verde-, comenzó a las 5 de la tarde después de que el organizador, el Sr. Buche, tuviera que buscar a los jóvenes deportistas, rezagados unos y escondidos los otros, hasta que se constituyeron los dos equipos. El partido era de mayores de 55 años y multicultural, pues había tantos países como jugadores (vamos, que parecía una menestra).El encuentro comenzó con un desorden total, pues se disputaban la pelota entre los mismos compañeros a pesar de llevar un peto de cada color. Pasados los primeros diez minutos del encuentro, parece que ya se fueron conociendo los contrincantes, y la pelota comenzó a pasar por debajo de las piernas de los asombrados atletas, como huyendo de semejantes morlacos que no acertaban a atinar al esférico, y fue a partir de entonces cuando los esforzados jugadores se dieron cuenta de que esa cosa redon-da que corría por la cancha era lo que había que g o l p e a r para intro-

ducirla en la portería contraria y no las espinillas de los otros jugadores. Llegaron los dos primeros goles del equipo de las Vacas, sin que ninguno de sus jugadores se gloriasen por ello, pues se los metieron en su propia portería los mismos defensas del equipo de los Toros, que usaban las manos, la nariz y todas las partes del cuerpo, menos los pies, para desorientar a su propio portero, que por cierto ya estaba bastante perdido él solo detrás de unos enormes guantes. El encuentro siguió por sus derroteros con encontronazos entre Toros y Vacas, con jugadas tan extrañas que cuando un jugador cogía la pelota (la cual acababa de conocer), él mismo se mareaba hasta caer al suelo. Hasta que llegó el primer gol de los Toros, a los que les costó lo suyo encontrar un hueco en la portería, dado que su portero Torremotxa, con sus

150 kgms de peso y una envergadura de 4 metros

de circunferencia, casi la taponaba

por com-pleto. Es que a esta

p e r s o n a es mejor saltarla que ro de ar la . Hacia la mitad del partido, y tras un sin

Crónicas deportivas del módulo 3

En busca de la felicidad

Todo en esta vida viene y pasa por algo. Es un poco complicado, pues claro que sí, ¿quién dijo que todo es tan fácil? Alguna vez pensé que había perdido la felicidad del todo, pero poco a poco me fui dando cuenta de que no es así y dejé que invadiera otra vez mi vida, la dejé entrar de nuevoSolo hay que saber esperar y aprovechar las ocasiones; sobre todo, saber buscar la felicidad en los mínimos detalles, en las cosas más pequeñas, en los gestos más amables de cada uno. Ser bueno, aunque eso te hace ser diferente, no peor ni mejor, solo te hace ser tú mismo. En algunas ocasiones por supuesto que cada cual elige cuándo y cómo debe ser feliz. Solo podemos elegir nosotros mismos.Es como los derechos. Todavía no he visto ninguno que haya sido regalado. Todos han sido logrados con esfuerzos; pues lo mismo pasa con las personas. La alegría y la felicidad, sí las podemos lograr; tan solo depende de nosotros mismos.

Joseane Cardoso


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fin de faltas pitadas por un árbitro que no se podía ver el aparato con el que pitaba una falta, un corner o un saque de puerta, el equipo de las Vacas metió el tercer gol, cuando un jugador de los Toros se encaramó a la espalda del portero de los Vacas, cayendo los dos al suelo, y así facilitando el gol . Después de un breve descanso de 5 minutos y no más, pues se corría peligro de que los jugadores se enfriaran o se despistaran por el recinto, comenzó el segundo tiempo en el que los Toros, y gracias a su nuevo pitxitxi Joxemi Moreno, el modesto cronista de este reportaje, habiendo pillado el truco al gran portero de los Vacas, (pues grande era sin duda pero lo de agacharse nada), le coló por lo bajini 2 goles más, lo que dio por ganado el encuentro a los Toros. El estadio del módulo 3 estaba a rebosar, y la afición pudo disfrutar de una tarde inolvidable alternando los sobresaltos del partido con tentempiés, cervezas, canutos y demás viandas típicas del maco. Los atletas se felicitaron al final por sus tropezones, y el resultado del encuentro fue el siguiente: Toros……………….……....4

Vacas…………………..…...3

Espinillas raspadas...........….6

Revolcones………….....….10

Subidas a caballito……........1 En Pamplona, a 22 de febrero de 2016

José Miguel Moreno Mesonero


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No estuve ahíEste pequeño poema está dedicado a todos aquellos que perdieron a un ser querido y no pudieron despedirse ni dar un último adiós. Está escrito sobre un lienzo de tristeza y sufrimiento que me mostraron a través de sus rostros, rodeados de desesperación e impotencia en los que se ven atrapados tras los muros en tan duros momentos de sus vidas. Espero, a través de mi humilde pluma, aliviar en lo posible esa angustia y ese sentimiento de rabia contenida, y hacer de este poema una especie de despedida o un “hasta pronto” para cada uno de ellos.

Daniel Calvo

Cuantas palabras quedaron en el tiempo y el

olvido Corazones desgarrados tras los muros

de presidio Me faltaron los minutos, me sobraron estos

muros El llanto de mi lamento

suplicando el desagravio de la despedida en vida acallando mis susurros

Maldito hormigón y hierro que marcaron el destino que me arrancaron el luto, aumentando mi

tormento Solo me queda tu estrella que me da valor y vida

Voy a ganar la batalla, destrozar el sufrimiento Lo que no dije en vida, te lo doy en estos

versos Voy a dejar en tu tumba corazón, rosas y el viento


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Viajeros de paso

He podido compren-der que es curioso y asombroso como todo en la vida puede cambiar en un instante.

No trabajaba para vivir, sino que vivía para trabajar, y no era por pasión, tal vez pensando que podía ser más feliz o vivir mejor algún día. No sé, pero me robó la vida. Te das cuenta que muchas cosas tienen que pasar para tener una vida mejor, aunque al principio nos parezca una desgracia. No es fácil decir la verdad de cómo funcionan las cosas en este mundo de tiburones, donde no hay más opción que comer o ser comido.Como dice Kierkegaard “Hay dos formas de dejarse engañar, una es creer lo que no es cierto y otra negarse a creer lo que es

verdad.” Pero el mundo nunca ha funcionado bien, y es muy difícil arreglarlo. Hay que conseguir disfrutar de la vida y aprender de ella lo que nos quiere enseñar, sin ir más lejos. Lo cierto es que no pienso seguir pensando que la vida es levantarse todos los días para ir a trabajar, ver televisión, descansar y divertirse cuando se puede, repitiendo el mismo acto toda la vida, y con esa sensación de que siempre se necesita conseguir más cosas para sentirse mejor. Es como la zanahoria que mantienes delante del burro para que siga caminando. Y creo también que las cosas no pasan por casualidad, quizás el destino, el universo o Dios tiene otros planes para

mí, y cuando te quita unas cosas, es para darte otras, encontrando mi destino. Lo cierto es que gracias a los fracasos, he entendido que hay otra forma de vivir mejor. Os dejo con una regla que dice: “Cuando no veas ningún camino, no sigas mirando. ¡Párate! Cierra los ojos y piensa en algo positivo y cuando lo consigas, mira de nuevo y quizás ya puedas ver; pero si aún no distingues nada, no te preocupes, porque seguro que está ahí y lo único que quiere es darte una sorpresa; y cuando menos lo esperes, aparecerá lo que buscas. Siempre hay un camino, aunque en ese momento parezca escondido”.

Esteban

Galeria nº 229

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