Fundador Siervo de Dios Juan Sánchez Hernández Fundador Siervo de Dios Juan Sánchez Hernández...
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Fundador Siervo de Dios
Juan Sánchez Hernández
Fundador Siervo de Dios
Juan Sánchez Hernández
Instituto SecularSiervas Seglares de Jesucristo
Sacerdote
www.siervas-seglares.org
Mi sacerdocio me exige el reproducir en mí la vida de Jesús.
Debo penetrar mi vivir de la presencia de Jesús y de la exigencia de conformar mi
sentir y mi hacer con el suyo.
Dejarme invadir por Dios
plenamente, y dejarme
transformar por Él totalmente.
No soy siempre fiel, pero no me
desaliento nunca, porque tiendo a
serlo.
Por mí no puedo ser apóstol muy eficaz
ni santo. Dios lo ha de hacer,
supuesta mi humildad profunda,
mi oración ardiente, mi vencimiento
habitual, mi ansia de crecer en
celo y caridad.
Confianza, la llave de todas las
gracias, el suplemento de mi
inutilidad, el secreto para
comunicar optimismo a las almas y
fecundidad a mi ministerio.
Ante la presencia de una dificultad, serenidad, confianza,
apoyarme en Dios, “mi roca”, y actuar con prudencia,
bondad y fortaleza.
Unirse a Cristo en el cumplimiento
de la voluntad del Padre,
a través de la Eucaristía y
profunda vida de oración.
La celebración de la Eucaristía exige:- una sincera conversión interior,
- una verdadera comunión de amor,- un sincero y valiente testimonio.
Ejercitarme a diario, voluntaria y valerosamente en el espíritu de sacrificio. Es algo fundamental en mi vida, porque así como sin
Canon no hay Misa, sin sacrificio personal,
sin tercer grado de humildad,
no hay sacerdocio digno y fecundo.
No puede ser amigo íntimo de Cristo quien no sufre con Él y
no sube con Él a la cruz.
Vivir unido al Espíritu Santo, pidiéndole me
infunda el espíritu de los primeros
apóstoles cristianos.
Los Apóstoles, sacerdotes, fueron elegidos por Jesucristo, antes que nada, “para estar
con Él”. Este es el fundamento de la eficacia de mi sacerdocio: estar con Jesucristo.
“El que permanece en mí y yo en él, este da mucho fruto”.
Ser Cristo por la interioridad,
caridad y paciencia.
Siendo Jesús, Sacerdote, Víctima y
Altar, todo el que participa de su
sacerdocio tiene que participar de los otros
dos caracteres. Sacerdote, Víctima y
Altar son diversas participaciones de
Jesús, que deben estar íntimamente unidas.
En el grado en que seamos Jesús, será perfecto nuestro sacrificio…,
si Jesús vive y se inmola en nosotros. Él hace preciosos y en cierto modo
divinos nuestros más pequeños sacrificios.
Ser Jesús en el apostolado de bondad y de servicio.
Testimonio de paz, de serenidad, de distinguir entre lo
esencial y lo accidental
Preferir la vida escondida y el trato
con los pobres y pequeños
a la compañía delos grandes.
Sostener o restaurar la fe de mis hermanos sacerdotes,
con la fuerza de la oración, el testimonio de vida y la oportunidad del
diálogo cuando me sienta iluminado, humilde y tranquilo.
Cada día un rasgo más de fidelidad, un testimonio más de amor.
Yo en Él y Él en mí en unidad progresiva, hasta llegar al abrazo eterno.