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35 C omo continuación a la primera parte de este artículo, debo de proseguir el itinerario previsto, refiriéndome a la orientación de la cara Norte de la Sierra de El Valle, y de Este a Oeste, desde una pers- pectiva de puntos estratégicos investiga- dos, relacionados con brotadura y recep- ciones de agua, próximos a los asenta- mientos antiguos que conocemos, que fue- ron destino de un aprovechamiento de los hombres que la habitaron. Pero antes, debo hacer notorio home- naje a la figura de D. Emilio Pérez Pérez, quien gentilmente, a petición de este autor, deseando conocer la Legislación más exhaustiva sobre el particular que nos ocupa, me fue entregado el tomo, prepara- do por el mismo: "Legislación de aguas", en su Octava Edición, como recopilación de normas establecidas, con las modifica- ciones del Reglamento del Dominio Público Hidráulico de 2003. Un magnífico libro de consulta y aseso- ramiento personal, para interesarse hasta el último detalle, de todo lo concerniente a los textos legales existentes en la actuali- dad en materia de aguas, donde atendien- do a dichos criterios, expone: "son objeto de regulación del Real Decreto 606/2003, de 23 de Mayo, las normas relativas a la modificación de las características de las concesiones, concesión de aguas en gene- ral, especialidades en la tramitación de ciertas concesiones, acuíferos sobreexplo- tados y Registro de Aguas, respectivamen- te; se da una nueva redacción a los pre- ceptos que regulan el apeo y deslinde de los bienes de dominio público hidráulico, los vertidos y el canon de control de verti- dos; se modifican dos aspectos concretos del régimen de infracciones y sanciones; y se crea un Título VI dedicado al contrato de cesión de derechos al uso privativo de las aguas". Era mi deseo, no obstante, retrotraer- me a las viejas leyes decimonónicas, para que me brindasen una mejor óptica en el entendimiento del uso del agua receptora FUENTES, MANANTIALES Y RAMBLAS, EN LA HISTORIA DEL PARQUE REGIONAL EL VALLE (II PARTE) Angel Luis Riquelme Manzanera Sierra del Valle y Carrascoy. (II Parte). (II PARTE) (I PARTE)

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Como continuación a la primera partede este artículo, debo de proseguir elitinerario previsto, refiriéndome a la

orientación de la cara Norte de la Sierra deEl Valle, y de Este a Oeste, desde una pers-pectiva de puntos estratégicos investiga-dos, relacionados con brotadura y recep-ciones de agua, próximos a los asenta-mientos antiguos que conocemos, que fue-ron destino de un aprovechamiento de loshombres que la habitaron.

Pero antes, debo hacer notorio home-naje a la figura de D. Emilio Pérez Pérez,quien gentilmente, a petición de este autor,deseando conocer la Legislación másexhaustiva sobre el particular que nosocupa, me fue entregado el tomo, prepara-do por el mismo: "Legislación de aguas",en su Octava Edición, como recopilaciónde normas establecidas, con las modifica-ciones del Reglamento del DominioPúblico Hidráulico de 2003.

Un magnífico libro de consulta y aseso-ramiento personal, para interesarse hasta

el último detalle, de todo lo concerniente alos textos legales existentes en la actuali-dad en materia de aguas, donde atendien-do a dichos criterios, expone: "son objetode regulación del Real Decreto 606/2003,de 23 de Mayo, las normas relativas a lamodificación de las características de lasconcesiones, concesión de aguas en gene-ral, especialidades en la tramitación deciertas concesiones, acuíferos sobreexplo-tados y Registro de Aguas, respectivamen-te; se da una nueva redacción a los pre-ceptos que regulan el apeo y deslinde delos bienes de dominio público hidráulico,los vertidos y el canon de control de verti-dos; se modifican dos aspectos concretosdel régimen de infracciones y sanciones; yse crea un Título VI dedicado al contratode cesión de derechos al uso privativo delas aguas".

Era mi deseo, no obstante, retrotraer-me a las viejas leyes decimonónicas, paraque me brindasen una mejor óptica en elentendimiento del uso del agua receptora

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Angel Luis Riquelme Manzanera

Sierra del Valle y Carrascoy. (II Parte).

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de los predios superiores de montaña encascada a los inferiores, sujetos a lassobrantes que naturalmente desciendan,sin obra del hombre, como fuentes,manantiales y ramblas. Así mismo, cono-cer, las condiciones y requisitos que seimpusieron a quienes les fue concedido elderecho de servidumbre de acueducto porsupuesta importancia del recurso o suevacuación de traslado lo exigiera pornecesidades de consumo. Pero debo reco-nocer que, aunque el tema es apasionan-te, al observar que muchas de las conduc-ciones, cuyos restos hidráulicos abando-nados, de un gran valor estético e históri-co, se dispersan por el monte, seríaímprobo el esfuerzo al que me sometería,con la única razón de averiguar el prediodel acuífero, que muchos son y todos ago-tados por sobreexplotación, la posibilidadde restaurar algunos tramos de canaliza-ciones antiguas, que sirvieron en el pasa-do para desarrollar la riqueza cultural,artística y patrimonial, de la que podemosdisfrutar, al margen de las belleza naturalde que se goza en el medio físico donde sedesenvuelven todas las infraestructurasexistentes.

No obstante, de lo que contiene el RealDecreto Legislativo 1/2001, de 20 de Julio,por el que se aprueba el Texto Refundidode la Ley de Aguas (B.O.E. núm. 176, de 24de Julio de 2001; corrección de errores enB.O.E. núm. 287, de 30 de Noviembre),debemos centrarnos en lo que expresa la

Disposición Transitoria 2ª, sobre"Titulares de derechos sobre aguas priva-das procedentes de manantiales, deriva-dos de la Ley de 13 de Junio de 1879", ennuestro caso, dirigida específicamente a loconcerniente a nuestra Sierra, que indica,que aquellos titulares de algún derechoconforme a la Ley citada, que vinieran uti-lizándolos en todo o en parte, con inclu-sión en el Registro de Aguas, como apro-vechamiento temporal, les será respetadodicho régimen por un plazo máximo decincuenta años, a contar desde el día 1 deEnero de 1986, y en caso, de no haberseacreditado sus derechos, mantendrían latitularidad, pero no podrán gozar de laprotección administrativa que se deriva dela inscripción en el Registro de Aguas.

Por tanto, si están extenuados los cau-dales de agua en la actualidad, en la casitotalidad de los predios y no existiera acre-ditación en el Registro de Aguas, la pre-gunta es: ¿quién tendría derecho a su uso,si manara agua?. Seguro, que entonces,sus propietarios se preocuparían de res-taurar y acondicionar rápidamente lascanales para evitar que se desparramarana otros predios, pero ¿gozarían en esteaspecto de la protección administrativa,que solo se deriva con dicha inscripción?.

Otro tanto, ocurre con los titulares de

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Dibujo del médico alemán Agricola en busca de agua.“Los manantiales”.

Uno de los muchos acueductos abandonados en elValle.

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petencias son, exclusivamente, de laConsejería de Agricultura, Agua y MedioAmbiente. Ello posibilita, una acción másdirecta, y en consecuencia, la rápida actua-ción de la Administración en las anomalíaso improcedencias privadas que se produz-can o se hayan provocado con anteriori-dad. Aún así, he caminado por zonas queson motivo de una inmediata inspección,en función de recuperación y acondiciona-miento de su entorno, o en su defecto, deadvertir al predio de la obligación del buenmantenimiento de la finca, y de las señali-zaciones a que diera lugar, para evitarcometer irregularidades, o arrogarse peli-gro el visitante; a tenor de los que el Dr.Alonso García, escribe en su texto sobre elderecho ambiental en la ComunidadEuropea, y el Profesor Arana García, enrelación con los aspectos competencialesde la evaluación de impacto ambiental, quese produce con los abandonos de este tipode estructuras e infraestructuras hidráuli-cas, extensible a minas, canteras y demásagresiones realizadas por interés generalen un momento determinado, pero perju-diciales para un ecosistema y medioambiente sostenible, y que cada día, esmás importante para la humanidad.

En cualquier caso, lo que venimoscomentando, es lo relativo al agua quehubo en la Sierra de El Valle, que lamenta-blemente fue sobreexplotada, pero queantes, dejó una huella imperecedera, de laque se conservan testigos que iremos des-cribiendo, y de la que intentamos guardarun grato recuerdo para el futuro.

Ante lo propuesto, el siguiente paso,trata de acercarse a aquellos lugares dig-nos de mencionar, que sabemos fueronfocos de emisión de agua, que si bien, des-conocemos el volumen o cantidad, si tene-mos referencias del destino de su aprove-chamiento.

Por el orden que se enunciaba, en laanterior entrega, nos acercaremos a conti-nuación a los siguientes lugares:

La fuente de la Cresta del Gallo.La Rambla del Barranco del Sordo.

derechos sobre aguas privadas proceden-tes de pozos o galerías, derivados de lacitada Ley de 13 de Junio de 1879, quetambién los hay en la Sierra descrita,donde el incremento de los caudales tota-les utilizados, así como la modificación delas condiciones o régimen de aprovecha-miento, requerirán la oportuna concesiónque ampare la totalidad de la explotación,aplicándose las normas que regulan lasobreexplotación de acuíferos, los usos delagua en caso de sequía grave o de urgentenecesidad y, en general, las relativas a laslimitaciones del uso del dominio públicohidráulico. Pero volvemos a preguntarnos,mientras que recuperan estos pozos enesta Sierra de Carrascoy, ¿quien es res-ponsable de sus perjuicios subsidiarios?.

En la primera parte de este artículo, seexpuso lo relativo a una reflexión sobre lamagnífica gestión comunal de los manan-tiales de Marcos y Cordero en la Isla de LaPalma de Gran Canarias, desde finales delS. XIX, comparándola con la que mantuvi-mos en los manantiales de nuestra tierra.

En esta ocasión, solo tratamos de sen-sibilizar a los propietarios de cabeceras deagua de manantial, de la Sierra de El Valle,que mantienen a lo largo y ancho delmonte, estructuras hidráulicas abandona-das a su suerte, expectantes de que ocurrael milagro de los peces, pero con el agua.

Sin duda, en los últimos años, se hamejorado la coordinación del control y ges-tión de esta Sierra, debido a que las com-

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Arco por el que pasa un antiguo canal de agua demanantial.

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hacia el ascenso del monte, que durante laslluvias recogerían agua para llenar labalsa, que sería efectiva, mientras lapequeña sección del tubo, que podría estarcerrada con tapón, contando con la colabo-ración del usuario (ya que no se deducegrifo alguno), descargaba lentamente elvolumen de la cisterna, que podría abaste-cer a los visitantes o usuarios primitivos.

Hay que hacer constar que, a esamisma altura y en dirección Este, aproxi-madamente a un kilómetro, se encuentranlas terrazas de las Cuevas del Muleto y delPeinado, de las que ya escribimos en elartículo anterior; lo que también hace pen-sar, que aquellos primeros hombres de laEdad del Bronce, pudieran haber conocidoeste surtidor.

LA RAMBLA DEL BARRANCO DEL SORDOA 507 metros de altitud, se halla el

mirador del Sordo. Un ligero promontorio

La Fuente del Santuario Ibérico de laLuz del Santo Espíritu. La Cueva de laHiedra. El Convento Antoniano de Frailesde la Luz. Reconducción de Aguas a lasBalsas.

Rambla del Cabezo de la Luz.El manantial de la Ermita de San

Antonio El Pobre. Rambla del Pinar de laLuz y Cabezo del Palomar.

La fuente y canalizaciones del Castilloárabe de la Luz y balsas.

Breve reseña de la Fuente del Conventode Santa Catalina del Monte.

Manantial, Rambla, canalización yBalsa de El Valle.

La fuente de la Necrópolis de "ElCabecico del Tesoro".

La fuente de "El Martyrium".Rambla Paciencia. Manantial, Presa y

Balsas de Torre Isabel.

LA FUENTE DE LA CRESTA DEL GALLO.Justo al píe de la subida que asciende

al Pico de la Panocha, se encuentra, unaroca abandonada, con un pequeño tuboincrustado, que debió surtir de agua en elpasado, fluyendo hacia un seno deteriora-do y ennegrecido, abrasado por el fuegoutilizado para uso gastronómico. Cuandoel agua dejase de brotar, quizá por los añoscuarenta, los responsables de este Parquenatural, introducirían dicho tubo paraconseguir que el agua no se deslizase porla roca, que evidentemente verían se per-día hasta la última gota que emitiera.

Con ello, tratarían de paliar los efectosde las sequías más recalcitrantes, aunquesin ellos saberlo, los efectos de la extincióndel manantial, seria por otros motivos,principalmente la sobreexplotación de laque fue objeto la Sierra.

Pero entendiendo, que tampoco resol-vía el problema, convinieron en la ejecu-ción de una pequeña cisterna, con un fosoprevio, como depósito para los residuos, apocos metros ladera arriba, por encima delnivel de la boca del surtidero en la roca, y,la construcción de unas vertientes canali-zadas mediante segmento en dirección

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Fuente de agua agotada de la Cresta del Gallo.

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busca de aislamiento y meditación queabandonaron la ciudad para refugiarse enel monte sagrado, allá por el S. XV.Ermitaños, que más tarde fundaron diver-sas Congregaciones y Ordenes religiosas,de las que más tarde hablaremos.

La Rambla del Barranco del Sordo, esfundamental en la historia de los manantia-les de la Sierra, por cuanto se ha podidodescubrir diversas ejecuciones hidráulicasconstruidas a lo largo de los últimos siglos.

Principalmente nos ceñiremos a unavieja canalización de piedra grisácea, exis-tente en el borde de la bajante de la llanu-ra de El Espíritu Santo, pendiente demayor estudio, que por sus característicasconstructivas, podrían datar de épocamedieval o anterior, y sus conductivas vanderechas a encontrarse con el SantuarioIbérico de La Luz. (Composición de las tresfotografías en fuente Santuario pasico deLa Luz.

Ahora, ha de citarse, la perforación delmonte en horizontal, levemente ascen-dente, con una bóveda en piedra, de algomás de un metro de altura por ochentacentímetros de ancho, y una profundidadde algo menos de cien metros, construidaen el mismo nacimiento de la fuente, rocaadentro, que hoy día, exprime un ligerogoteo, con el que llenan, los ecologistas,unas garrafas de plástico, para riego delas plantas autóctonas que se conservanen las inmediaciones. Para acceder a esterecoleto lugar, auspiciado técnicamentepor los frailes de la Luz, puesto que es elmanantial más importante del que se sur-tieron es fácil seguir su ruta, puesto quesolo hay que seguir el rastro de tramos deviejas tuberías de hierro, que se alcanzana la vista, nada más entrar por laCarretera asfaltada de la Luz, y dirigirsecon dirección a la vieja Ermita del antiguoOndoyuelo (donde el propietario de lafinca ha acotado el perímetro con alam-brada, incluida la Rambla que proviene delos Teatinos, y a su vez de la Cresta delGallo, que entendemos de dudosa autori-zación, ya que dicha rambla, también la

en un saliente de la montaña, dondeactualmente se ubican unos bancos reali-zados artesanalmente con troncos demadera de pino, entrelazados en un árbolde la misma especie, que hace la funciónde apoyo principal, con un arreglo muyadecuado, desde el punto de vista medio-ambiental, permite un descanso al pasean-te, con unas vistas panorámicas de excep-cional imágen para la retina.

En este punto, vértice de los caminosde transito, que proceden de la Naveta ydel Sequén, tiene su inflexión el inicio de laRambla del Sordo, que recae al Norte de laSierra, recogiendo las aguas del costadode la propia Naveta, Teatinos, y El Cerillar,descendiendo hacia el Monte del EspírituSanto, que divide a la Rambla en dos ver-tientes. La de izquierda en su curso deagua por gravedad, discurre hacia elCabezo de la Luz, atravesando por mediodel Castillo árabe y el Eremitorio de LaLuz, con destino a las famosas casas cuevade Santa Catalina del Monte, donde hastahace poco todavía vivían familias, siendosu destino el costado Este de La Alberca.La margen de la derecha continua, seintroduce entre el monte del edificio delSeminario y el propio Eremitorio de LaLuz, y termina en Santo Angel, confluyen-do ambos tramos segregados, en el lugardenominado El Charco.

Esta Rambla, contempla en sus lade-ras, distintas cuevas, con hornacina inter-na, que se conservan enhiestas todavía,pertenecientes a aquellos peregrinos en

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Desde la Rambla del Sordo, visualizando al fondo La Luz.

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Luz, solar sobre el que se construiría pos-teriormente la Residencia Fin de Semanade la Obra Sindical de Educación yDescanso, hoy día derribada y donde seconstruye el edificio del Centro deInterpretación Arqueológica, bajo ladirección del Arquitecto D. Gerardo YáñezGestoso, suponemos, referente a mostrarla información sobre todos los yacimien-tos antiguos, existentes en la ladera Nortede la Sierra del Valle; razón de este artí-culo, que comencé a trabajar en 1997, yque ha coincidido plenamente con el espí-ritu y filosofía que persigue la Concejalíade Turismo y la de Cultura delAyuntamiento de Murcia. Al mismo tiem-po, Aragoneses, también se introducía, enla topografía arqueológica de la zonasegún los descubrimientos y hallazgos dela época.

Pero dejando claro la evidente relaciónde esta necrópolis, con otros puntos másalejados, del panorama demográfico iberoromano de la zona: La Fuensanta; LosGarres; Monteagudo y Alcantarilla.

En 1999, llegó a mis manos, a travésde D. Antonino González Blanco, para suinclusión en la Biblioteca del MuseoEtnológico de la Huerta de Murcia, elejemplar núm. 8, de "El Santuario Ibéricode la Luz", redactado por uno de los másactuales arqueólogos e investigadores dela Región, D. Pedro Lillo Carpio, a quienle debemos, buena parte del conocimien-to e información de la carta arqueológica

ocupa, particularmente, para cultivos per-sonales), y tras divisar la primera senda,igualmente a la derecha que se introducepor la Rambla, se hace una subida confuertes pendientes que pronto sobresaleeste recóndito y escondido aforo de diver-sidad de plantas de agua, que parece unpequeño oasis entre montañas. A esteoculto lugar, me acompañó mi entrañableamigo Casto Martínez, en una excursión,en la que nos intercambiamos informa-ción, y del que pude apreciar su nostalgiay recuerdos por esta zona, acompañadode algún fraile de la Luz amigo.

Como las propias cuevas de los ermita-ños, a las orillas de la Rambla, son pruebafehaciente de la residencia de múltiplespersonas, nos dejamos caer a las Cuevasde Santa Catalina de Monte. Son Grandescavidades, que pueden contemplarsehasta un número de diez, que según con-taban sus vecinos, hasta bien entrados losaños ochenta, vivían personas mezcladoscon ganado ovino. Recuerdan viejos brotesde epidemias, donde sus residentes porfalta de las debidas condiciones sanitariasfallecían irremisiblemente.

Según se mira, en este punto, desde laCarretera de Santa Catalina a la rambla, seencuentra una de las galerías más miste-riosas que ahondan las entrañas de laSierra. No he podido hasta la fecha tenerconstancia de su construcción, puesto quesurca el interior de la roca viva, con unaaltura de metro y medio, y metro deancho. Parece tener relación directa conalguna toma de agua pluvial de ramblaarriba, que viniera a desembocar en algu-na cisterna o depósito en la parte baja delmonte.

LA FUENTE DEL SANTUARIO IBERICODE LA LUZ

En 1968, Manuel Jorge Aragoneses,escribía, sobre la badila (badil o paleta demetal para remover la lumbre en las chi-meneas y braseros, utilizada tambiéncomo recogedor de cenizas), de un ritual,encontrada en el Santuario Ibérico de la

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Convento de los Hermanos Antonianos de la Virgen de LaLuz.

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de nuestra geografía. Después de citar lapublicación de Jorge Aragoneses, en sucuaderno expresa, que en 1990, y hastala fecha (entendiendo que sería duranteel mismo año), al mando de un equipo de25 estudiantes de arqueología, llevaronuna campaña de excavaciones, cuyasconclusiones se definen en la reconstruc-ción del Santuario, con su monumentaltemplo, representando el epílogo de ladilatada existencia de un importante cen-tro religioso de época ibérica muy vincu-lado a los influjos culturales delMediterráneo, desde donde en sus prime-ras fases se detecta claramente la devo-ción a una divinidad de culto a la agricul-tura, como sería Deméter, diosa de losgranos y de la cosecha, venerada en losMisterios de Eleusis, rituales sagrados, delas fiestas religiosas, celebrados en laantigua Grecia.

Justo a 200 metros de distancia, alSureste del Santuario ibérico, se halla elConvento de los Hermanos Antonianos deLa Luz, de los que habla en su libro, elPresbítero, D. José Muñoz Martínez, refi-riéndose a la ocupación de la Sierra deSalé o Salent, construyendo Iglesia yMonasterio, en donde existen una serie depequeñas habitaciones, que son ocupa-das, desde tiempo inmemorial, por veci-nos de Alcantarilla. Mi entrañable y queri-do amigo, Casto Martínez Cascales, mepreguntaba en una ocasión, ¿qué atrac-ción mágica podría tener este lugar?, para

que los alcantarilleros vinieran, durantegeneraciones y generaciones, a rezar ypasar unos días de recogimiento y, pazespiritual, en este Convento, tan próximoal Santuario Ibérico. No olvidemos que,Manuel Jorge Aragoneses, dedujo cuandose encargó de la Dirección de instalacióndel Museo de la Huerta, que una vez ubi-cado el Centro Museístico, cabría esperaracontecimientos en sus inmediaciones, alque le auguraba un marcado interés cien-tífico; campo de trabajo que se comenzó atratar en 1987, con el descubrimiento delCerro Ibérico de la Rueda, por parte de D.José Miguel García Cano y D. AngelIniesta Sanmartín, a instancias delProfesor Serrano Várez. Dos necrópolisibéricas, la del "Cerro de la Rueda enAlcantarilla" y la del "Santuario de la Luzen el Monte", unidas posiblemente en la

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Centro de interpretación Arqueológica. 10-XI-03.

Inicio de las excavaciones ibéricas donde estuvo laResidencia de E. y d, y actual Centro de InvestigaciónArqueológica en construcción.

Excavaciones ibéricas de La Luz.

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antigüedad por sus habitantes. En elpasado atávico, y en la actualidad, loshombres y mujeres del primer lugar(Alcantarilla), siguen visitando y pernoc-tando en aras de un extraño sortilegio lasmoradas del convento de "La Luz", paraposibilitar un descanso y recuperaciónfísica, además de recogimiento y recupe-ración, ocupando las moradas o habita-ciones de dicho convento, junto a los res-tos ibéricos.

¿Qué ha motivado en los alcantarille-ros, este fervor por el Convento de La Luz,tan cerca del Santuario Ibérico?.Cualquier elucubración sería un atentadoa la inteligencia, y aunque las tesis tendrí-an un sentido de fantasía apasionante,seguro responderían a una expectativa demelancólicas ilusiones, sólo deseablespara quienes aspiran, a esa identificaciónancestral del remoto pasado, con la suce-sión de las generaciones que se mantie-nen hasta el presente.

Sin embargo, como vemos, a lo largode la historia, ha existido en este lugar,una amplia cronología de poblamiento,en sendos asentamientos, distantes en eltiempo, El Santuario Ibérico y elConvento de los Frailes Antonianos, delque escribió Antonio Peñafiel Ramón enla colección Anthropos, dirigida por MJesús Buxo, sobre "La ReligiosidadPopular". Ahora, falta por deducir, laforma de abastecimiento de agua parabeber y destinada a la agricultura, enambos casos.

Para el primero, el correspondiente alSantuario Ibérico, es necesario investigar,un tramo de unos diez metros de longitud,por uno de altura, todavía en píe, de canalen piedra grisácea, sin juntear (no tieneargamasa, ni cemento, ni ningún otromaterial de junta que impidiera filtracio-nes), situada en el borde extremo, alNorte, de la pequeña planicie del Cerro de

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Restos ibéricos encontrados en el Monte del Santuario deLa Luz.

Cisterna esculpida en la roca del Santuario Ibérico.

Tres instantáneas de una vieja canalización.

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"El Espíritu Santo", que en su día recoge-ría el agua procedente de las fuentes ymanantiales de la ladera de la Rambla deEl Sordo, para ser conducida en descenso,hasta las terrazas cultivadas en la Ramblaentre el Santuario Ibérico y el Convento dela Luz.

En la terraza superior del montículodel Santuario, orientada a medio día, apa-rece una clara balsa, esculpida en la roca,taponada por piedra y argamasa en sucara al desmonte, cuya figura es un rec-tángulo ovoide, con unas dimensiones ensu fondo, de metro, por dos y medio, y,altura de algo más de un metro de media,que pudo representar, bien el lugar para elbaño y ritual sagrado, o un mero depósitode abastecimiento y consumo del Temploibérico.

Respecto el suministro de agua pota-ble, para el primero y el segundo de losasentamientos, efectivamente hay que

remitirse al capítulo de la Rambla delBarranco del Sordo (párrafo dedicado a lacueva excavada para localizar el núcleodel manantial, que ahora solo conserva ungoteo), pero que correspondería, con losrestos hidráulicos y tuberías de las distin-tas conducciones instaladas que lo avalan(algunas de ellas en piedra labrada, lleganhasta Monte Liso, a la espalda delEremitorio), un eficiente y caudaloso brote

de agua, que perdería su potencia, nueva-mente por la tan manifestada sobrexplota-ción de finales del S. XIX, y principio del S.XX; y que su agua, según manifestaciones,en 1805, del doctoral D. Juan Antonio dela Riva (H. de N. S. de la F.), estaba consi-derada: "... la más fina y de mejores efec-tos que se conoce en esta tierra".

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Casto Martínez, en la puerta de la galería de la Fuente deAgua de La Luz.

Balsas del arcén superior de la carretera de La Luz.

Cueva de La Hiedra.

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Más tarde, construirían balsas, que seencuentran ubicadas, en el arcén supe-rior de la carretera, junto al olivar alto,saliendo por el margen derecho desde elConvento de la Luz. La misión de estasbalsas, consistía, en recoger el agua delas vertientes, que se ahuecaron a pico,en la ladera de piedra, del Cabezo de LaLuz, por debajo de la Cueva de la Hiedra(conocida por ser morada durante el S.XVII, del Hermano Miguel de la Soledad,procedente del Monasterio de San Ginésde la Jara), y en sentido ascendente haciael Oeste, durante más de un kilómetro,como se puede todavía comprobar.

En definitiva, un magnífico entramadohidráulico, que ha permitido la subsisten-cia del Convento en los últimos siglos, através del agua embalsada, especialmentepara riego y bebida del ganado.

RAMBLA DEL CABEZO DE LA LUZ.A la altura máxima, de la cara Oeste,

del Monte del Espíritu Santo, se produceuna vertiente con mucho y corto serpente-ado de cotas, que recoge las aguas pluvia-les, conduciéndolas, entre el Castillo árabey el Eremitorio, con destino a las Cuevasque estuvieron habitadas, hasta hacepocos años (los vecinos cuentan que en losaños de 1980, vivía alguna familia, reci-biendo correo), que anteriormente cita-mos, en el texto sobre la Rambla delBarranco del Sordo. Quizá en algún puntode su recorrido, pudiera estar cegada laboca de entrada de agua, de la misteriosagalería, que existe en la bajante izquierdade la Rambla a este nivel de las casascueva, denominadas de Santa Catalina delMonte. Una gruta escondida tras peñascosy entre sus juntas arboles y un incipientegranado, impiden avistar, desde la carrete-ra, esta canalización subterránea, que seencuentra abandonada, al igual que lascuevas, y donde no se observa rastro deagua en su solera, a lo sumo restos debasura, y en especial escombros, de unalejana reconstrucción de la pared que pro-duciría perdidas, lindera con la Rambla,sobre la roca desgastada del amplio yoscuro conducto.

Hice una serie de entrevistas entre elvecindario, para obtener información delos datos que se hubieran transmitidodesde antiguo por tradición oral o heren-cia familiar, sobre la enigmática galería deagua. Sólo uno de ellos, me acompañó avisitar una señora, conocida por la Viudade Ruiz, muy mayor, introvertida y deescasa memoria, de la que poco pudeaprender. Los demás vecinos entrevista-dos, rehuían las preguntas, al tocar eltema de la galería subterránea. Despuéssupe, que evitaban hablar de ello, pordarse el caso allá por los años cincuentadel pasado siglo, de uno o varios falleci-mientos por una extraña enfermedad, dechicos jóvenes que vivían en las cuevascon sus familias. Como indiqué en otroapartado anterior al referirme a este lugar,

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Galería subterránea en la rambla del Cabezo de la Luz.Zona Cuevas Santa Catalina

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la galería debe estar obstruida en su cabe-cera, por tanto, se encuentra inutilizada enla actualidad. En las cuevas de mayortamaño, tuvieron encerrado ganado lanar,hasta bien entrados los años 60. El aguapara las personas y ganado en este entor-no, sería de la propia rambla, o de la gale-ría, si algún día condujo agua de algunafuente, además de la pluvial.

EL MANANTIAL DE LA ERMITA DE "SANANTONIO EL POBRE".

Si nos acercamos a la Ermita de SanAntonio El Pobre, podremos disfrutar deun silencio y una paz, solo experimentadosen el tiempo, pero también podremos leerla leyenda que reza: "...allá por el S. XVI,por Fray Juan el Pobre, devoto de SanAntonio, cimentó los orígenes de su cons-trucción. Eran momentos en que los ermi-taños se retiraban del mundo a las cuevaspara rezar y hacer penitencia. El conjuntode la Ermita de gran valor etnológico ymonumental, presenta varias dependen-cias. La Iglesia. El albergue del ermitaño yuna cueva horadada en la montaña."

Julio Álvarez Gómez, en 1946, escribióel siguiente poema en su homenaje:

Hay en Santa Catalina del Monte,un bello rincón,para la alta devoción,de la soledad divina,que es allí donde se inclina,dulcemente reverente,nuestra clara alma ferviente.Una Ermita a San Antonio,como eterno testimonio,de Juan el Pobre creyente.

El edificio ha sido restaurado en variasocasiones para paliar el efecto de los añosy los actos vandálicos que la deterioraron.

Como para los anteriores edificios reli-giosos comentados, se citó su bibliografía,y en esta caso no existe libro que expliquesu importancia, me inclino por desarrollaruna breve secuencia histórica.

La Iglesia del más puro estilo barrocomurciano, es de José López, y hubo de ter-

minarse hacia 1735, estando emparenta-da con otras obras del autor, como el ter-cer cuerpo de la Torre de la Catedral o elPalacio Episcopal de Murcia.

A este lugar, se debe la famosa tradi-ción de la bendición del gusano de Seda.Oficio y actividad de la que escribe fre-cuentemente, en esta Revista, nuestrocompañero Manuel Zapata Nicolás. Comosabemos en la Edad Media pasaba porMurcia, La Ruta o Camino de la Seda, ver-dadero río de riqueza para la precariaeconomía de los huertanos. Tal es así quea partir de 1550, el 60 % de la huerta esta-ba sembrada de moreras, y siendo sushojas el alimento del gusano, más de tres-cientas mil en producción, según la esta-dística, donde el ingenioso dicho popular,dio lugar a la siguiente quintilla, burlándo-se de la muerte:

Gusanos se han de comer,los cuerpos tristes humanos.En Murcia no, que será al revés,que los hombres han de comer,de los lustrosos gusanos.

La estrecha relación entre la actividadsericícola y la religión, dio origen a lapopular romería hasta esta Ermita de SanAntonio, el primer Viernes de Marzo, parabendecir la simiente del gusano de Seda.

Y tan conocido y rentable fue su comer-cio en esta tierra, que llegó a oídos denuestro insigne Miguel de Cervantes,quien escribiría en su universal Quijote,haciendo referencia a esta tradición mur-ciana, lo siguiente: "Y habiendo andadodos millas, descubrió D. Quijote, un grantropel de gente, que como después sesupo, eran unos mercaderes toledanos queiban a comprar seda a Murcia".

Inspeccionando la rambla del Pinar de laLuz, que pasa por la misma puerta de laErmita, debemos ascender a una terrazasuperior, que primitivamente sería unapequeña huerta, y posteriormente unapresa, convertida en balsa, para dar servicioa los pequeños huertos de los alrededores.

Una vez, sobre la superficie, de lo que

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en su día sería la solera del huerto de laermita y presa, nos encontramos con unapared cóncava en chimenea vertical, deaproximadamente quince metros de altu-ra. Es un rincón asombroso por su silen-cio y belleza natural, donde en su caraEste, y a media distancia, se observa unaantigua mancha de humedad, de la quemanaría agua y serviría para abastecer, aaquel primer ermitaño Fray Juan elPobre, y a sus sucesores, que pruebas hayde ello, puesto que en la misma pared deroca, se distinguen hasta cinco diminutasgrutas, acogiendo sus respectivas horna-cinas.

La Rambla del Pinar de la Luz, a la quese le suma en lluvias las que caen en lasladeras del Cabezo Palomar, en sí misma,sería suficiente para abastecer las necesi-dades del grupo de ermitaños, que cultiva-rían la tierra; pero es que además, conta-ron con este manantial de agua, salientede la misma roca, que mantendría húme-do el lugar, en época de sequía. La sangríade la Sierra, dejó como en otras fuentes ymanantiales expuestos, totalmente seco sumanar.

LA FUENTE Y CANALIZACIONES DELCASTILLO ARABE DE LA LUZ Y BALSAS.

En el libro de mi querido y admiradoamigo, Serafín Alonso Navarro, sobre:"Fortalezas y castillos de la Región deMurcia", en su página 248, escribe: "A 318

metros sobre el nivel del mar, al Sur de lacapital y en las estribaciones de la Sierrade la Fuensanta, junto al eremitorio de laLuz, se mantienen en píe las murallas ytorreones de una fortaleza levantada en elS.XI, denominada de Santa Catalina, porla proximidad de un convento franciscanoen sus inmediaciones, fundado a mediadosdel S. XV. Su emplazamiento debió deci-dirse para enlazar con otras fortalezas deaquella costera serrana, entre las ramblasdel Valle y de San Antonio, y sobre la ace-quia mayor de la Alquibla (Mediodía), quecruza el llano delante de la montaña".Continúa con un texto, describiendo confácil lectura, la arquitectura de la obra, dela que González Simancas, consideróejemplo de estudio por su sistema cons-tructivo. También se refiere a la existenciade un aljibe y un pozo cimbrado que sir-vieron de agua a la fortaleza.

El perímetro elevado de la huerta de

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El castillo árabe de La Luz en Santa Catalina del Monte.S. XI.

Cisterna del castillo árabe.

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Murcia, a excepción de la muralla de laciudad de Mursiya en el propio centro dela llanura aluvial, se encuentra jalonadopor fortalezas de gran entidad, y TorresVigías, creando las líneas defensivas, quecerraban y mantenían el control de pasosy caminos con destino a la zona de "AlBustan" (la Huerta). Como recuerdo dire-mos que por el Este aparecen el Castillo deMonteagudo; acompañado del Castellar(Castillejo) y fortaleza de Larache, seguidopor Torres, como la de Cabezo de Torres yEspinardo. Mientras que por el Sur;Tabala y Cabezo del Moro, enlazaban conla fortaleza del Verdolay (Santa Catalina),para continuar hacia el Puerto de laCadena; donde El Castellar o del Portazgo,junto a la enorme fortaleza en lo alto del"Morrón", completaban las defensas, conpuntos estratégicos de torres vigías, deGüill; Verástegui; Vuznegra; Palomar, etc.,hacia el Oeste, para enfrentarse alGuadalentín.

Pero de lo que se trata, es de conocer,el agua que se disponía en este puntodefensivo, y se ha comprobado, que ade-más del pozo y aljibe (este último todavíavisible) que recibiría agua, exclusivamenteen épocas de lluvia, citados por AlonsoNavarro, frente al Sur del castillo (unos ledenominan de La Luz, y, otros delVerdolay, o Santa Catalina del Monte, pen-diente de una magnífica publicación,denominada "Castillo árabe del Valle", acargo de la Asociación Patrimonio SigloXXI), se sitúa el Cabezo de la Luz, que si seasciende desde la propia carretera asfalta-

da al píe de la fortaleza, existe una senda,que se inicia junto a una pequeña canaldestruida, que procede de una fuente anti-gua al amparo, de dicho Cabezo. Sin dudael agua, bajaría primitivamente por laRambla con destino al lugar (de ubicaciónsiglos después de la Ermita de San Antonioel Pobre), de donde se extraería, parasuministro de la fortaleza. Tuvo que seragua de gran calidad, porque la canaliza-ción llega hasta el Convento de SantaCatalina del Monte, y sabemos que en el S.XIX, con motivo de epidemias, suministróservicio al Barrio de El Carmen, medianteuna tubería, con terminal de caños; puntoal que se acercaban los aguadores para lle-nar sus cántaros sobre animales de tiro(hasta 6 máximo decía la ordenanza),transportarla y ser vendida dentro de laciudad.

BREVE RESEÑA DE LA FUENTE DELCONVENTO DE SANTA CATALINA DELMONTE

En la primera parte, el capítulo referidoa "Manantiales de la Sierra del Valle", sehizo mención al dato que nos proporciona-ba el libro: "Los Franciscanos en Murcia",del Instituto Teológico Franciscano, redac-tado por Fresneda Collado y RiquelmeOliva, transcribiendo los fondos documen-tales del Padre Agustín Nieto Fernández,sobre la antigüedad del agua de la fuenteque llegaba hasta el lugar donde se funda-ría el Convento de Santa Catalina delMonte.

Ahora bien, por abundar en aclararalgunos conceptos, de los que se vienentratando en este artículo, nos remitiremosa lo que se expone en los textos extraídosde las Actas capitulares, descrita en dichapublicación, en las páginas 421 y 422:

El año de 1437, el Concejo concede aJuan Mercader el paraje de la fuentemanantial, a censo perpetuo de 2 reales deplata de renta anual, como se dijo ante-riormente.

No obstante, Juan Mercader, lo cede alos Frailes de la Observancia de San

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Santa Catalina del Monte, desde el Verdolay. 1895.

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Francisco, para la fundación del convento,bajo la guarda y protección del Rey, enBurgos a veintiséis de Agosto de 1441,confirmándose por el Papa Eugenio IV,dada en Sena el 18 de Mayo de 1443, añotrece de su Pontificado.

En Mayo de 1472, piden al Concejo:"Que el guardián de Santa Catalina delMonte ha notificado que días pasados sedesbarató la fuente, de manera que no vaagua al Convento y el agua se va ramblaabajo sin provecho, y les rogaba que loremediasen. Se encargó a los regidoresDiego Riquelme y Alfonso de Lorca que lavean con un Maestro albañil y hagan rela-ción de su gasto". Lo que demuestra queel agua era la que procedía de la fuenteque surtió al castillo, a través de laRambla, y que los frailes canalizaron,

hasta su propio convento.Nuevamente en este mes de Mayo y

años de 1472, se expresa: "Se dice que dedicha fuente bebían y regaban la huerta yque por causa de una higuera, se marcha-ba el agua a una rambla, y que por serellos observantes no podían tener propio yque sería mengua del Concejo que el con-vento se despoblase. Se ordena que elMayordomo pague 4000 maravedíes pararepararla. Los mrs. eran de dos blancasviejas.

En Agosto del mismo año, ante lademasía de las obras realizadas en lareparación de los canales de la fuente, seindica: "Mandan que al Mayordomo lesean recibidos en cuenta 1.072 mrs., quegastó por orden del Concejo en el arreglode la fuente, además de los 4.000 quetenía ordenado se gastasen".

Por tanto, ya en ese momento, la obrade canalización que se construyó, fue deuna gran magnitud y envergadura para laépoca. Hace pensar que pudo referirse a lacanal de la fuente del Cabezo de la Luz,cuyos restos todavía son visibles, con unabajante de cota de 250 metros de altitud,hasta el convento, por una tortuosa, hostily desafiánte zona montañosa de escarpa-das pendientes

Después vendrían reconstrucciones,por inundaciones motivadas por la ram-bla; destrozos por desaprensivos excavan-do tesoros en la salida del manantial,denunciados por el guardián y frailes delMonasterio; y otras circunstancias demantenimiento que la vida de la Ordenreligiosa no contemplaba.

Y aunque de ello se escribe, en estelibro de Agustín Nieto Fernández OFM (+),"Los Franciscanos en Murcia", editado en1996, por Fresneda Collado y RiquelmeOliva, capítulo IV sobre Santa Catalina enel trienio liberal (1821 - 1823), igualmentenos remitimos al texto de Luis LisónHernández: "La supresión del Convento deSanta Catalina del Monte, durante el"Periodo Constitucional", publicado por elCentro de Estudios Alberqueño en 1977.

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Santa Catalina del Monte, antes de su destrucción en laGuerra Civil. 1930.

Santa Catalina del Monte, vista desde la Rambla de LaLuz. 2003

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MANANTIAL, RAMBLA, CANALIZACIONY BALSA DE EL VALLE.

Si existe un lugar para el relax y des-canso personal, en un día de ocio, a lolargo y ancho de la Sierra, lo circunscribi-mos al propio paraje conocido por la balsade "El Valle". Lugar, donde desde haceaños, se instaló un modesto merendero,que junto a una zona de juegos recreativos,es un punto perfecto de visita, para iniciara los niños en el interés por la naturaleza.

Desde allí, se pueden tomar todos loscaminos para recorrer, mediante indica-das sendas, lugares de autentica delicianatural. El paisaje y panoramas que con-templaremos, se convierten en un verda-dero estimulo vivificante para el espíritu.

La balsa circular allí construida, recibeun pequeño hilo de agua, que a su vez, lodesborda por un cauce hasta el ViveroForestal.

Pero si averiguamos su procedencia,observaremos la cantidad de variantes delrecorrido, que se han producido a lo largode los siglos. Anteriormente procedía deuna canal todavía visible en la lomera delmargen de la carretera. Ahora de unafuente de las que se socavaron en interiorpara exprimir y evitar perdidas, desdedonde surte lentamente a la balsa circular;pero también, de canalizaciones que pro-ceden de balsas, recogiendo el agua deuna pequeña meseta, de la espalda infe-rior del Sequen.

La Rambla de El Valle, tiene su máximacota en el Collado del Cerillar, a casi 600metros de altitud, justo al Sur-Oeste delpico de "El Relojero". La Rambla de mayorlongitud, del costado Norte, de la Sierra deEl Valle, después del descenso de la mon-taña, cruza por mitad la pedanía de LaAlberca de las Torres, para morir en elGuadalentín, punto donde se funde con lasacequias de Beniaján y Madre de laAlquibla.

Con amplias laderas en su largo reco-rrido, demuestra su potencial de absorciónpor los importantes acuíferos, que hanofrecido una intensa cantidad de fuentes ymanantiales a lo largo de la historia, ycuyos restos pueden contemplarse, en eltramo superficial de montaña que ocupa.

Balsas; canalizaciones; desvíos a cana-lículos, por medio de pequeñas presas depiedra, interpuestas en el curso de agua dela rambla; y otros elementos hidráulicos,

Balsa de la fuente del Valle. Canículo receptor de agua de la solera de la Rambla.

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confieren el más rico exponente de uso yrentabilidad, de toda el agua recogida porlluvia en la Rambla de El Valle.

Pero además, cuenta en sus entrañas ya una altura aproximada, a los 450metros, s. n. mar, con una sima circularprofunda de unos 40 metros de diámetro y30 metros de profundidad, bajando elcamino del Sequen a la derecha, que es degran interés para el estudio geológico yarqueológico, donde tuve la grata oportu-nidad de bajar, con un grupo de espeleólo-gos, y aunque encontraron cegado el pasohacia el Sur, para continuar el descenso,no paso desapercibido, el muro antiguo,de piedra de contención, que existe en elúltimo fondo de las terrazas internas de lacueva. Inaudito, para un interior de esascaracterísticas, de difícil acceso, si no espor motivos de utilización, en tiempopasado, debido a necesidades humanas.Cuevas en direcciones al Este y al Norte, e

higueras sin fruto, completan un extrañopaisaje, donde el sol no penetra en ningúnmomento del día, y el ambiente refleja ladesnudez de un lugar, que pudo estarhabitado en la antigüedad.

Otras cavidades explotadas, dondeaparentemente se observan fondos desolera, con arrastres de humedad, ensitios remotamente escondidos, dedicadosa la extracción de agua, que pudieron serminas posteriores (puesto que disponen dechimeneas respiradero), y que cuentancon un puente hidráulico sobre la rambla,digno de estudio, y canalizaciones destrui-das, que se pierden en los confines de lasonduladas montañas, vienen a conformarun amplio conglomerado de surtidores ymanantiales, que han hecho posible lavida en esta pared montañosa durantemilenios.

A orillas de esta Rambla se encuentranedificios, tan emblemáticos, como la "Casa

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Cavidad de una galería en zona de minas a la espaldaOeste de La Rambla de El Valle.Sima del camino del Sequén al Relojero.

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El Sequen"; "el extinto Albergue"; el"Centro de Recuperación de fauna silves-tre"; el antiguo edificio del Hospital delMonte y el Vivero Forestal, comprobandoque todos ellos, han tenido canalizaciones,sangrando el agua procedente del lechonatural de este cauce.

LA FUENTE DE LA NECROPOLIS DE "ELCABECICO DEL TESORO".

Bajo la dirección de D. CayetanoMergelina, y recurro nuevamente a miquerido y admirado, Profesor Lillo Carpio,en su breve reseña de los primeros asen-tamientos en la zona de La Alberca, expre-sa cómo después de captar objetos y cerá-micas halladas en el lugar denominado"La Necrópolis del Cabecíco del Tesoro",en 1925, empezaron campañas oficialesde excavación, que volvieron a reanudarpasada la Guerra Civil, cuyos resultadosfueron expuestos en 1947, por D.Gratiniano Nieto, en el III CongresoArqueológico del Sudeste Español.

Cerámica ibérica; armas; restos decomplejos arquitectónicos con relieves yde escultura mayor exenta; 460 sepulturasde incineración exhumadas; semejantes alas del Santuario de la Luz; extendiéndosea la Estación de Hirticultura y Floricultura,siguieron apareciendo durante años con-secutivos.

Aunque el lugar, se encuentra extrema-damente modificado por los movimientosde tierras periféricos y las construccionesque se han realizado, ubicados en el lugar,se ha comprobado el desnivel por grave-dad de los puntos que suministrarían aguaa la necrópolis.

El primero de los suministros, corres-pondería a la propia fuente que ahorallena la Balsa de "El Valle", su agua encontinuo, demuestra una permanencia enel tiempo, solo análoga, a la de laFuensanta.

Pero también, tiene relación, con laque procedería de la Fuente de la Sierradel Espíritu Santo, donde encontramosuna obra hidráulica, muy deteriorada,

cuyo descenso, aunque sembrado de pinosy rocas desprendidas, tiene un curso natu-ral hasta el propio Cabecíco del Tesoro.

Finalmente la propia Rambla de ElValle, debió de abastecer de unos caudalesde agua, antes de la sobreexplotación porlos pozos, con las propias emanacionesfluyentes tras las lluvias, en un espacio queocupa varios hectómetros cúbicos permea-bles, plegados entre las innumerables aris-tas de las crestas de la rambla y sus caucesde aportación, confluentes a la solera ser-penteada, del vaso de piedra curtida porlos arrastres.

LA FUENTE DE "EL MARTYRIUM".Al igual que en el apartado anterior, y

dentro de la misma reseña de 1977, LilloCarpio, escribió unos apuntes cronológicosde los restos de época romana encontra-dos en la Calle de La Paz, de La Alberca.

En esta aspecto, el catedrático, D.Antonino González Blanco, pese a encon-trarse todavía en imprenta para correccio-nes, ha tenido la amabilidad, de entregar-me una fotocopia del extraordinario estu-dio de investigación del Cuaderno núm. 2de Patrimonio Histórico Artístico deMurcia, dedicado a "El Martyrium de LaAlberca", confeccionado por D. JoséAntonio Molína Gómez; donde acomete,desde la localización geográfica con la his-toria de las excavaciones y los primerosestudios, pasando por la descripción, iden-tificación y arquitectura del Mausoleo;problemas de cronología y tipología, res-

FUENTES, MANANTIALES Y RAMBLAS, EN LA HISTORIA DEL PARQUE REGIONAL EL VALLE (II PARTE)

Balsa de la fuente del Valle.

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pecto a lo arquitectónico y la técnica cons-tructiva empleada; paralelismo fuera ydentro de la Península Ibérica; y unassugerentes conclusiones, advirtiendo delhecho de que tuvo que ser levantado pormiembros de la aristocracia provincial deCartagonova; y edificio que junto a los deCentcelles en Tarragona, y el dePueblanueva en Toledo, constituyen,según Palol: "los tres ejemplos más evi-dentes de la cristianización de la vida ruralde la Roma Imperial en Hispania".

Lo que significa claramente que losromanos, tuvieron grandes extensiones decultivo en producción constante en lasladeras altas de los cursos del Guadalentíny del Segura, donde aparecen infinitos res-tos de asentamientos, e importantes villas.

Esto viene a demostrar el apoyo agrí-cola, como formula logística de abasteci-miento, que desde la actual Vega deMurcia, se dispensaba a la capital maríti-ma. La falta de agua, la aridez del terrenoy las sequías en Cartagonova, produjeronfuertes migraciones que se asentaron enlas riberas aluviales más próximas deMurcia, primeramente para proveerayuda y cubrir las necesidades delGobierno, dependencias y prioridadeshumanas en esos momentos de precarie-dad, después para colonizar la zona fluvialdel río Segura, con fines de controlar eluso del cauce para transporte de navega-ción (en el libro sobre el Foro del Agua2003, se presentan hipótesis en relacióncon una supuesta huerta romana y unasospecha de nueva ruta de transporte flu-vial a Lucentum y Cartagonova).

Destruidas por las urbanizaciones lascanalizaciones que darían servicio a "ElMartyrium", hay que atreverse a repetir,el mismo proceso de suministro que elreferido para la necrópolis ibérica. Noobstante, al encontrarse este núcleo, máspróximo al cauce del Guadalentín, ade-más de la antigüedad de una acequia,investigada, procedente de la laguna epi-gea, de "Las Zorreras", abastecida por larambla de este nombre y el propio río

Segura con sus avenidas torrenciales, quefinalizaba al píe del monte de La Alberca,tenían asegurada el agua de abasteci-miento y agrícola.

RAMBLA PACIENCIA, MANANTIAL YPRESA DE TORRE ISABEL.

Nace a unos 500 metros de altitud,sobre el paraje reconocido por LasCanteras. Su curso desciende de Este aOeste, por el Cerro de Cueva Colorada;Salabosque y Casas del Valle, hasta pene-trar, por el borde de la urbanización de lafinca de La Paloma, a la espalda, o Sur, dela Residencia Sanitaria Virgen de laArrixaca, muriendo en la Rambla delPuerto, que vierte, surcando la finca deVilla Meroño al Este de El Palmar, sobre elbrazal de la Sierra, que a su vez desembo-ca en el Reguerón o Guadalentín.

En el margen superior de uno de suscaminos, existió, hasta no hace muchosaños, una fuente de agua, al abrigo delCerro de dichas canteras, que fluía enborbotón, dentro de una pequeña poza aras del suelo (los movimientos de tierradel camino por los aluviones torrenciales;de las tierras por los forestales, y de pro-pietarios de terrenos colindantes, hahecho imposible su localización), y alcobijo de una pared de piedra ahuecadapor la erosión, que precedía a una canalde piedra labrada de arenisca amarillen-ta conectada al surtidero, al igual que el

Presa de Rambla Paciencia, dando servicio a Torre Isabel.

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resto de las muchas que se encuentran alo largo y ancho de la Sierra. Esta fuentealimentaba la finca de Torre Isabel, a tra-vés de verter su liquido, en una canal deochenta centímetros de altura y unmetros de profundidad, creada a golpe depico sobre la piedra, por debajo de lapresa construida con doble boquera en lapropia rambla, para abastecer visible-mente, previo llenado de una gran balsarectangular, capaz de almacenar unos300 m3. de agua, el riego agrícola de lafinca.

Actualmente, todo es una ruina porabandono improductivo, ante las dos razo-nes principales, la citada con anterioridad,relativa a la sobreexplotación de la Sierra;y, por lógica, el autoabastecimiento pormedios industriales, de la necesaria eleva-ción del agua, mientras se mantuvo enproducción durante los últimos años.

Con esta terminación, completamos elartículo, en dos partes, referido a toda laSierra de El Valle, desde Beniaján, hastaLa Pinada de El Puerto de la Cadena,dejando pendiente, el estudio de la conti-nuidad de la Sierra, que aunque siendo deesta misma vertiente de montaña elCastillo de la Asomada o del Portazgo, espreferible incluirlo en el paso de laRambla procedente del Castillo delMorrón, por encontrarse íntimamentevinculados, al tiempo de erección deambas fortalezas.

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