Física y teoría del conocimiento

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Física y teoría del conocimiento Es un hecho manifiesto la estrecha vinculación que desde los griegos ha existido entre la investigación acerca del conocimiento y la investiga- ción acerca de lo real; los dos grandes interrogantes «qué es el conoci- miento» y «qué es la realidad» no parecen poder responderse indepen- dientemente uno de otro puesto que toda teoria sobre el conocimiento es, a fin de cuentas una teoría sobre el conocimiento de lo real. De forma puramente metodológica, y sin que ello quiera implicar grandes pronun- cíamientos metafisicos, podria admitirse la reducción de lo real a dos ti- pos de seres, mentes y cuerpos, debiendo destacarse el hecho de su desi- gual contribución a la gnoseología. Sin duda ha sido la materia. ese obje- to de percepción para los sentidos y muy en especial para dos de ellos, la vista y el tacto, la gran inspiradora de las grandes corrientes gnoseológi- cas. Esto se hace especialmente evidente si se sitúa la cuestión en el mar- co del pensamiento kantiano, ya que es la ciencia de la materia, y no des- de luego la ciencia de la mente, la que da pie a interrogarse por las condi- ciones de posibilidad del conocimiento científico. Desde este punto de vista, resulta innegable que ha de existir algún tipo de relación entre laff- sito, entendida en sentido amplio como estudio de la materia, y la teoría del conocimiento. Históricamente el tema de la materia se ha planteado a dos niveles muy distintos. Uno es el nivel de los objetos materiales perceptibles, los cuerpos; el otro es el nivel de sus partes indivisibles o átomos, a las que nos conduce un proceso de análisis. Lo que tiene dimensiones mesocós- micas va a explicarse por lo microcósmico: lo grande encuentra su razón de ser en lo pequeño, sin que entre un mundo y otro haya ningún abismo ínsondable. Un confortable isomorfismo preside las diferentes escalas de magnitud. de forma que los elementos últimos imperceptibles son tan «objetos físicos», como los todos que componen, o sea, los cuerpos que percibiínos. El Filósofo del conocimiento se planteará así legítimamente la cuestión de la objetividad partiendo del mundo material de dimensio- ‘1 ¡¡ales ¿le! .$‘,,,i,¡ario ch’ Me;c¿fÍxlca. Nú vn - Lxi va - Hovn en a~ e a SI hade. 111. (i O vn pl u en se. 1992

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Física y teoría del conocimiento

Es un hechomanifiestola estrechavinculaciónquedesdelos griegosha existido entrela investigaciónacercadel conocimientoy la investiga-ción acercade lo real; los dos grandesinterrogantes«qué es el conoci-miento» y «quées la realidad»no parecenpoder responderseindepen-dientementeunode otro puestoquetodateoria sobreel conocimientoes,a fin de cuentasunateoría sobreel conocimientode lo real. De formapuramentemetodológica,y sin queello quieraimplicar grandespronun-cíamientosmetafisicos,podria admitirse la reducción de lo real a dos ti-posde seres,mentesy cuerpos,debiendodestacarseel hechode su desi-gualcontribucióna lagnoseología.Sin dudaha sido la materia.eseobje-to de percepciónparalossentidosy muy en especialparadosde ellos, lavista y el tacto,la gran inspiradorade las grandescorrientesgnoseológi-cas.Esto se haceespecialmenteevidentesi se sitúa la cuestiónen el mar-co del pensamientokantiano,ya quees la cienciade la materia,y no des-de luegola ciencia de la mente,la queda pie a interrogarsepor las condi-cionesde posibilidad del conocimientocientífico. Desdeestepunto devista, resultainnegablequeha deexistir algún tipo de relaciónentrelaff-sito, entendidaen sentidoamplio como estudiode la materia,y la teoríadel conocimiento.

Históricamenteel tema de la materiase ha planteadoa dos nivelesmuy distintos. Uno es el nivel de los objetosmaterialesperceptibles,loscuerpos;el otro es el nivel de sus partesindivisibles o átomos,a las quenos conduceun procesode análisis.Lo que tiene dimensionesmesocós-micas va a explicarsepor lo microcósmico:lo grandeencuentrasu razónde seren lo pequeño,sin que entreun mundoy otro hayaningún abismoínsondable.Un confortableisomorfismo presidelas diferentesescalasdemagnitud. de forma que los elementosúltimos imperceptiblesson tan«objetos físicos»,como los todos que componen,o sea,los cuerposquepercibiínos.El Filósofo del conocimientose plantearáasí legítimamentela cuestiónde la objetividadpartiendodel mundomaterial de dimensio-

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nesperceptibles,y a continuaciónlo elevaráa la categoríadecondicionesde todaobjetividad posible: aún sin adentrarseen el campode las tesisconcretasde la ciencia natural, podrá estarsegurode la validez de susafirmacionesparatodo objeto de conocimientocientifico, con indepen-denciade su tamaño.La teoría del conocimientode Kant y la filosofíanaturalde Newton representanel momentocumbrede este matrimoniobien avenido.

Nuestroconvulsionadosiglo XX nosha traído, sin embargo,la ruptu-ra de modoparticularmenteprofundoy con seriasimplicacionestantoenel orden ontológico como gnoseológico.La teoría atómicasurgidade laaplicación del cuantode Planckal estudiode las partículaselementalesha cuestionadosupuestosbásicosde la físicaclásica,queno se conside-rabaqueprecisaranpruebaalgunay queconstituíanprecisamenteel so-porte sobreel que se asentabaese isomorfismoentrelas diversasescalasde magnitudde la materia,fundamentoa su vez de la validez universalde un determinadoideal de objetividad.En concreto,voy a aludir a con-tinuacióna la crisis de dos de estossupuestosreferidos,unoa la necesi-dadde un marco espacio-temporalen el quelocalizar todo fenómenofí-sico, y el otro a la discernibleindividualidadde los objetos.

Es ya un tópico decirquela fisica clásicatrata de la variacióndecier-tas magnitudesen el espacioy en el tiempo. su-viéndoseparaello deecuacionesdiferencialesen derivadasparciales. Esteencuadramientodelo real en un doble marco.unode tresdimensionesy otro de unasoladi-mensión,garantiza,por un lado, la posibilidadde unadescripciónconti-nuadel estadodel universoen todo momento,y por otro, la objetividadde los procesosque se desarrollanen él, al margende toda interferenciapsiquica.El espacioy el tiempo, al menostal y como sonconcebidosenla mecánicanewtoniana,se constituyencomo estructurasdoblementein-dependientes,tanto de la mente del observador,como de los propiosacontecimientosfisicos que se desarrollanen ellos, En definitiva, la con-cepciónclásicanospresentaun mundoqueevolucionaobjetivamentesinque nosotros,serespercipientes.formemosparte de él. aunquesi poda-mos contemplarlodesdefuera.

De todoello derivancaracterísticasimportantesparalas cosasque asíse desenvuelvenen el mareoespacio-temporal.muy en especialel hechode poseeren todomomentounaexactay determinadoposición, lo quea suvez autorizaa representarmedianteunatrayectoria continua la seriesuce-síva de posiciones.Estaperfectalocalizacióngarantizaotra característicano menosimportante,que se refiere a la individualidad de las partesúlti-masde materia,Estas,por supuesto.no sc distinguencomo los cuerpospor suscualidadesy formas,sino por la regióndel espacioqueocupanenun instantedadode tiempo. Dos elementosmaterialesno puedenocuparel mismo lugar. teniendola palabra«mismo»un sentidodefinido y uní-voco, y es estaatribuciónde posiciónen exclusividadlo quepermitedis-tinguir un elementode otro, O si se prefiere,es la posibilidadde seguirla

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diferente trayectoriade un átomo igual a otro, lo que los hace discerni-bIes.

Localizaciónespacio-temporale individualidad sondos requisitosin-dispensablesen basea los cualesel físico clásicoha creadolo queSohró-dinger ha denominadoel ideal de continuidadde la descripcióny quecon-sisteen suponerquees teóricamenteposibleofrecer informaciónprecisaacercade lo quesucedeen cualquier punto del espacioen cualquier ins-tantede tiempo. Aunquelas observacionesson siemprediscontinuas,sepostulaquetodaunidadindivisible de materiapodría estarteóricamentebajoobservacióncontinuaporquees unaentidadpermanenteen el tiem-po con propiedadesconstantes.El caráctersubstancialde estasentidadesestá implicitamentecontenidoen todo lo anteriory constituyeuno de losrasgosdefinitoriosde los objetosclásicos,cosaqueKant entendióperfec-tamentecuandoincluyó el conceptode substanciaentresus categorías.Asimismo hay quedecirqueesteideal dedescripcióncontinuade la evo-lución de los procesosfísicosresumeel ideal de objetividadde todacien-cia acercadel mundoquemerezcatal hombre.

Vemos,por tanto,quelas partesúltimasde los cuernoscompartenconéstos,no todassus caracteristicas,pero sí las másimportantes,aquellasquegarantizanel isomorfismo,entrelos objetosde recepcióna nivel me-sofísico y suselementosmicrofisicos a quenos hemos referido anterior-mente.Los átomosno poseenla variedadde colores,olores,sabores,for-mas,etc. conquese aparecenlos cuerposantenosotros,pero unosy otrosson objetosindividualesestables,con propiedadespermanentesen el es-pacio y en el tiempo, independientementede los actosdiscontinuosdeobservaciónpor partede un sujeto queaspiraa conocerlo5.Hay, en con-secuencia,dos tipos de propiedades.unas primitivas y otras derivadas.Son primitivas las que se refieren a la propiedadgeométricade ocupa-ción espacialy a la propiedaddinámicade desplazamientoa determina-da velocidad,en tanto queson derivadastodaslas cualidades.Posiciónyvelocidadse convertiránen las dosvariablesque,de acuerdoconel ideallaplaciano.por estarperfectamnetedeterminadas,podríandar a conocercualquierestadopasado,presentey futuro del universoa aquellamenteque fuera capazde abarcarlastodas.

Naturalmente,en todaesa imagenclásicadel mundo fisico subyaceun supuestobásicoacriticamenteadmitido,y queno es otro sino la posi-bilidad de subsumirbajolas mismascategoríasel mundode magnitudesmediasperceptiblesy el mundode magnitudespequeñasimperceptibles,porque lo que vale para ese ámbito de lo «mediano»,vale también acualquierotra escala.El filósofo del conocimientoha de servirsede unúnico modelo de objetividadya que todo, independientementede su ta-maño, se dice «objeto»en el mismosentido.

La física del siglo XX nos ha sacadobruscamentede nuestrasitua-chin de confiadacomodidady nos ha situadoanteel hechode tenerqueafrontarla no pertinenciade tal supuestobásico.Resultaahoraquea es-

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caíaatómicael marcoespacio-temporalpierdetodo suvalor desdeel mo-mentoen quelas partículascuánticasno admitenesalocalizacióndefini-da y continuaquecaracterizaa los objetosmesocósmicos.Como tantasvecesha insistido De Broglie, las propiedadesgeométricasya no son in-dependientesde las propiedadesdinámicas,segúnexpresanlas relacio-nesde incertidumbre,lo queobligaa renunciara la ideade posición,ins-tantee incluso de individuo físico u objetopermanentey discernible.Esmás,de acuerdoconla Escuelade Copenhague.al electróny demáspar-tículas elementalesno les correspondenpropiedadesgeométricasy diná-micas«ensí», sino sólo en tanto queun aparatode medidada cuentadeellas. La distinción entrepropiedadesprimitivas y derivadaspareceesfu-marsedesdeel momentoen quetambiénlas primerasexigen la interven-ción externa(no subjetiva)del observador.Ya no se puedeatribuir a laspartesúltimas de materiacaracterísticasconstantesen el espacioy en eltiempo independientementede los actos discontinuosde observación,porque ya no cabemantenerese ideal de continuidadde la descripciónen virtud del cual se podía informaracercade lo que sucedeen todo mo-mentoen cualquierlugar. La constantede Planckha puestofin a tal po-sibilidad inclusoteórica,haciendoqueconceptoscomolos de posiciónotrayectoriano signifiquennadalo suficientementeprecísocomo paraquepuedanseguirsiendo relevantes.

Y naturalmente,si las panículaselementaleshanperdidosu discerní-bilidad en baseal espacioque ocupanen un instante dadode tiempo,quieredecirselisa y llanamentequehanperdidosu individualidad.Nadaautorizaa afirmar que la panículaqueobservamoses la mismaqueotraquehemosobservadopoco antesen un espaciopróximo. porquelo queahorano tienesentidoempíricamentecontrastablees la ideade «mismo»objeto en situacionesde observacióndiferentes.Unicamentedisponemosde situacionesde observaciónconocidascon un liínite de precisión noinferior a la constantede Planck.cosaque no permite considerara loscomponentesúltimos de la materiacomoindividuos identificables.

El resultadode todasestasnovedadesaportadaspor la micr<>fisica denuestrosiglo es desconcertante.La pérdida de isomorfísmoentrelas par-tes y el todo ha abierto una profundabrechaen el conocimientode lamateria que serádifícil cerrar. En la actualidad no sólo constituye unproblemade envergadurala relaciónquepuedaexistir entreel ámbitodelo físico y el ámbito de lo psíquico.entrela mentey la materia,sino queen el propio reino de la materiahemosperdido el puenteque noscondu-cia del conocimientode los cuerposal de sus panesy viceversa.Irónica yalgo cruel situación ésta en la que nos encontramospuestoque. en elmarco de la aceptaciónde la hipótesis atomistaen la que indiscutible-mente sedesenvuelvela ciencia contemporánea.hemosdividido la mate-ria en partesparaasí conocerlamejor, y el resultadoha sido queesaspartes se hanconvertidoen pequeñosmonstruoso cosasextraordinarias,con leyes propiasy con característicasopuestasa las de los cuerposque

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nos rodean.La esperanzade poder recorrerel camino que lleva de locompuestoa lo simplees cadadía máslejana; por el momentose confi-guran como dos mundosenfrentados,sin que encontremosel caminoquenospermitatransitarde unoa otro. Si a todoello unimosel hechodeque ni siquierael físico cuántico puederenunciar al lenguajeespacio-temporalde la fisica clásica,desdeel momentoen queha de servirsedeél para hacercomunicablesy contrastableslos resultadosde sus experi-mentos,fácilmente comprenderemosque la «esquizofrenia»en la quenos vemos sumidos,haya suscitadotan apasionadaspolémicasy hayahechocorrer tanta tinta.

Es cunosoobservar,sin embargo.que es la vertienteontológicade lacuestión,y no la vertientegnoseológica,la quemásinterésha suscitado.Lasdiscusionesy tomasde posiciónen torno al realismose hansucedidodesdelos años en que Schródingery Heisenbergcrearansu novedosamecánica.Pero se echaen falta un replanteamientodel viejo problemakantiano,a saber,cuálesson las condicionesde posibilidaddel conoci-mientoobjetivo,o quizáhabríaquedecirde los diferentestiposde cono-cimientoobjetivo, puesacasohayaqueplantearsesi puedeseguirmante-niéndoseun solo modelo de objetividad.Esta,en todocaso,pareceserlaopinión de buenapanede los padresde la nuevaciencia,paraquieneshay másde unamanerade convertirpercepcionesen objetos.Las entida-descuánticastienenun comportamientono clásico,y en esamedidapa-recenexigir un criterio de objetivaciónpropio. El problemaentonceses-triba en que,al no disponerde un «puente»quenospermitapasarde untipo de objetivaciónaotro, en el fondoestamosrenunciandosimplemen-te a entenderla MATERIA.

En efecto, los cuernosson seresen el espacioy en el tiempo; sus par-tes no, de forma queparaun minúsculoobservadorqueviviera en el in-tenor del átomo,esasnocionesno tendríansentido.Los cuernosson se-res individuales,identificablesy discernibles;sus partesno. Schródingerse preguntarácontodarazón,si las partículasno son individuales,cómoadquiereindividualidad un reloj formado por moléculas,éstaspor áto-mosy éstosa su vez por partículaselementales;resultabastanteinexpli-cablede qué forma se establecela individualidadde objetoscompuestospor no-individualidades.Los cuerposaparecenantenosotrosen cuantoserescon determinadaspropiedadesconstantes;a sus partes no puedeconferírselestal constancia,ni siquieracon respectoa magnitudesconsi-deradasde primer grado por la física clásica,como son la posición y lavelocidad.Pero si no puedehablarsede constanciade la posicióny de lavelocidad,no puedetampocohablarsedetrayectoriacontinuade las par-tes,y sin embargono cabeni siquieraimaginar quéquerríadecirqueloscuernosformadospor dichaspartesno esténen todo momentoen un lu-gar.Atribuimos a los cuernosunapermanenciaen el tiempo,o si se pre-fiere, un cierto caráctersubstancial;nadasemejantepuedeafirmarsedesus partículaselementales,de modo que la preguntapor el fundamento

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de la permanenciaa nivel mesocósmicoes ineludible.Los cuerposseen-lazan mediantevínculos causales,o dicho en términos más kantianos.hayquesuponerquetodoacontecimientosigue aotroanterioral quede-besucederde acuerdocon una regla: estasuposiciónno es válidacuandonos adentramosen el mundode lo elemental.Tal como ha señaladoMci-senberg,el principio de causalidades únicamentenecesarioen la cadenade acontecimientosqueparte del hechoatómicoy termina en el ojo delobservador.

En definitiva, no pareceexageradodecir que un gigantescomuro seha levantadoentrecl mundoen el quehabitualmentenosdesenvolvemosy el mundode dimensionesatómicas.Se pretendíaque los átomosy suspartículasfueran los «ladrillos» que.mediantesu combinacióny compo-sición, dieranrazón de esegran «edificio» que es el universo.Pero ladri-líos y edificio manifiestanpautasdc comportamientotan diferentes,quehanobligadoa plantearsi un mismo criterio de objetividadpuedeabra-zar ambosórdenesde magnitud.Ningunade las condicionesde posibili-dad de todacienciaqueKant estableciósobrela basede la físicaclásica,puedenmantenerseen física cuántica(piénseseen la necesidadde unmareoespacio-temporalo en la aplicaciónde categoríascomo substan-cia, causa,realidad,unidad,etc.). pero incluso sin necesidadde suscribirel punto de vista apriorista del ilustre alemán,no puede negarsequecuantomenosresultainquietanteel hechode queningunode los rasgosfundamentalesde los objetosperceptiblesmesocósmicosseancomparti-dospor sus elementosintegrantes.La verdades queun rigurosoanálisisde los escuetosdatosquenos aportanlos sentidosya llevó a Hume a re-chazarbuenapartede esosrasgos,perotambién es verdadquesu conclu-sión fue la imposibilidad de la ciencia en sentidoestricto.Lo paradójicoes queahorase disponede unaciencia básicae imprescindibleen el co-nocimientodel mundo físico, la mecánicacuántica,construidaprecisa-mentesobrela basede lo quepodríamosllamar «objetoshumeanos».Suinesperadaapariciónha llevado a dar unaprimerasalidade emergenciaal problemapor ella creado,consistenteen aceptarcriterios de objetivi-daddiferentes.Tal aceptación.sin embargo.ha de serprovisional,puestoqueno puededejardc reconocerselo altamenteinsatisfactorioqueresul-ta el resignadomantenimientode niveles incompatiblesde conocimientode un solo objeto, la materia.No faltará quizáquien proponganegarto-do valor a los datosde la ciencia física y situar la cuestióndel conoci-miento objetivo del mundocorpóreodentro de los límites exclusivosdela reflexión filosófioca. En esecaso el mundo de dimensionespercepti-bIes volveráa disfrutar de unaprioridad indiscutibley el problemaque-daráresuelto,o mejoreliminado. Perotambiénes cierto que no parecelaactitud másrecomendableaquellaqueponea la filosofia de espaldasa laciencia y la encierraen una torre de cristal. Muy preferibleseria intentarunaconciliaciónentrelos diferentesórdenesdeconocimientodel mundoexterno,aún al precio de renunciara instalarnosen el horizontede la

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percepcióny de sus condiciones: la tarea de la Lirítica de la Razón Puradebería de ser retomada,no comenzandonaturalmentepor la EstéticaTranscendental.Si admitimosquela ciencia no habla de percepcionessi-no dc objetos,es necesariounificar esteconcepto,o pordecirlo deun mo-do másgráfico. hay quedecidir si los átomos son relojes o los relojessonátomos. Por el momento, habremosde conformarnoscon suscribir laspalabrasde Russell a propósito del conocimientofísico: «La conclusiónfinal es quesabemosmuy poco, y sin embargo.es asombrosolo muchoque conocemos.Y másasombrosotodavíaqueun conocimientotan pe-queño nos puedadar tanto poder».

Ana RIOJA(U.C.M.)