Frías, Gustavo - El Juego

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El JUEGO la dimensión ausente

Gustavo Frías

Prólogo de Eduardo Frei Montalva

Colección

Cruces Literarios

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EL JUEGO, la dimensión ausente Gustavo Frías Segunda Edición 1000 ejemplares, los primeros 100 numerados Las Cruces, 2013 Registro de Propiedad intelectual Nº 46.280

Editorial

Las Cruces Chile Av. Osvaldo Marin 1264 Las Cruces de El Tabo [email protected] DISEÑO & EDICION

Luis Merino Zamorano

Editorial

Las cruces chile

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Cuando Luis Merino Zamorano, un gordo multifacético imposible de definir sino es como un amante de Las Cruces, me propuso reeditar ¡cuarenta y cinco años después! mis dos primeras obras, pensé que era una buena oportunidad para destacar las actividades que, por esos primeros años de la Dictadura, realizaban los que se le opusieron de la única manera inteligente, sin las armas que, claro, habrían terminado siendo “más de lo mismo”.

Recordar a quienes, tratando de mantener vivo el pensamiento, se empeñaron en sostener e incluso crear un movimiento intelectual, como lo hizo, en primera instancia, la revista Mensaje, y más tarde Ediciones Aconcagua y el diario La Época. En ese sentido, como no mencionar, por ejemplo, a Mauricio Amster, quien, si la memoria no me engaña, diseñó la portada de este volumen y el novedoso formato de La Época.

O reconocer que la tan lejana contratapa de aquella primera edición de este breve volumen que el lector tiene entre manos o en una pantalla, fue redactada por otro chileno que merece más que recuerdos y aplausos, don Claudio Orrego Vicuña, a quién pertenece incluso el párrafo final de esta edición, ese que aún se conserva escrito en letra cursiva.

Para esta nueva publicación, el texto original no sólo fue modificado con el fin de adaptarlo tanto a su nueva edición gráfica, como al respaldo electrónico que la acompaña y adeudo a mi hijo Ignacio.

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Además debo confesar que traté de modernizar su lenguaje, intento que me resultó prácticamente imposible, no sé si por la pobreza del idioma contemporáneo o, simplemente, porque mi edad lo impidió.

Las Cruces, fines de Febrero de 2013.

ÍNDICE

PRÓLOGO 0 AGRADECIMIENTO FABER UNA INVITACIÓN AL JUEGO SAPIENS EL MÉTODO UN POCO DE HISTORIA EL LEGADO ORIENTAL EL JUEGO ANIMAL EL JUEGO INFANTIL FUNCIÓN DEL JUEGO LA FIESTA EL JUEGO DE LOS HOMBRES JUGAR ES SER OTRO SER EN JUEGO UNA DEFINICIÓN HOMO LUDENS JUGANDO SE VENCE AL TIEMPO SEMEJANZA ENTRE JUGAR Y ORAR LA VIVENCIA DEL SÍMBOLO PERCEPCIÓN DE LA CONCIENCIA LÚDICA ORIENTACIÓN BIÓFILA ORIENTACIÓN NECRÓFILA LA UNIDIMENSIONALIDAD

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EL EQUILIBRIO ES EL JUEGO LA ESTRUCTURA EL JUEGO UNIDIMENSIONALIZADO LUDENS

LOS MITOS DEFINICIÓN DEL MITO EL LUGAR DEL JUEGO PARTICIPAR EN LA CREACIÓN LA MAGIA REGRESO A LA FE ALEA LUDUM LA SINCRONICIDAD TAROT E I CHING PRINCIPIO DE LA CONFIANZA REGRESO AL PRAGMATISMO

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA FABER COLLAGE SAPIENS LUDENS NOTAS A LAS NOTAS POST SCRIPTUM

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PRÓLOGO

Estas conferencias dictadas por Gustavo Frías tienen un gran interés, porque nos describen un área del pensamiento que no es frecuentemente explorada. Están escritas ellas en un estilo muy personal pero al mismo tiempo muy logrado en cuanto a la expresión de las ideas que contienen.

Si algo podría reprochársele por algunos es que a veces su estilo parece tan apretado que pasa a ser sintético, cosa que a mí personalmente al menos, me agrada mucho, porque entre los que usan tantas palabras sin contenido y quien las ahorra pero dice mucho, me quedo con esta segunda opción.

Conozco pocas personas que como este escritor se hayan decidido a salir del tráfago urbano para retirarse a una vida semimonacal a orillas de nuestro mar Pacífico. ÉI ha tenido el valor de hacerlo y seguramente este y otros aportes serán el fruto de esa capacidad de retiro, de silencio y de reflexión.

Son demasiados los que se pierden en la inutilidad santiaguina, donde la mayor parte de las veces las conversaciones no son otra cosa que recoger rumores

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insustanciales y donde resulta difícil estudiar y sobre todo pensar con serenidad. Son también muy valiosas estas conferencias porque en un momento en que todos estamos abrumados por el presente o por los recuerdos del pasado, nos sacan de temas mil veces repetidos y nos abren horizontes para apreciar las características profundas y tan ricas del ser humano.

Yo no estoy preparado para juzgar cada una de las ideas que aquí expone. Muchas veces hasta me cogen un tanto de nuevo, cosa que debo confesar con franqueza; pero puedo decir que me han dejado una impresión refrescante. Es cierto que la vida tiene algo de juego y al hombre desde niño le ha gustado jugar. Desgraciadamente no siempre estos juegos son inocentes, alegres, reidores. A veces - y ocurre hasta en la niñez - adquieren caracteres de violencia y hasta de tragedia. EI mismo autor nos dice que en su retiro, el espectáculo que presenta la especie humana es desolador. Realmente es un juego trágico. Por eso es conveniente que los hombres recuperen la alegría del juego inocente y no cruel.

Sólo podría agregar un comentario. Él cita a La Fontaine cuando decía que el hombre es de tres maneras: como él cree que es; como los demás creen que es, y como realmente es. "Observamos de inmediato - dice - que el mundo es como el hombre

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cree que es. Esto hace de la confianza más que esperanza, ánimo, vigor o creencia".

Yo pienso también así. Creo que si nos formamos una idea despreciable del hombre, él será despreciable. Si creemos que los que viven junto a nosotros son nuestros enemigos, viviremos en odio y en guerra, y organizaremos nuestra existencia para defendernos o perseguir. La perspectiva no puede ser más sombría, pero al mismo tiempo más desoladoramente real. Si por el contrario, pensamos que el hombre es en definitiva hijo del mismo Padre, hermano nuestro, con las mismas debilidades que todos tenemos, podrá nacer un espíritu de amor, de comprensión y de solidaridad. Si la imagen es buena, el hombre comenzará a vestirse con ella y terminará siendo mejor de lo que él mismo supone; y nosotros mejoraremos con él.

Por eso creo que de estas conferencias de Gustavo Frías se desprende en forma sutil un aroma limpio, de optimismo y confianza.

EDUARDO FREl MONTALVA

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Santiago, octubre de 1975.

AGRADECIMIENTOS Creo indispensable expresar desde ya mi reconocimiento a las muchas personas que, en una u otra forma, facilitaron la redacción de estas notas. Quiero así dejar estampados los nombres de la socióloga Ximena Vergara, del cineasta Silvio Caiozzi, del psicoanalista Gabriel Castillo, del dramaturgo Jaime Silva, del ingeniero Pedro Valdivieso, y del economista R. P. Mario Zañartu S. J., cuyos comentarios y sugerencias me ayudaron más de lo que ellos mismos pueden imaginar. Agradezco también la gentileza del personal de Biblioteca Municipal de Providencia y de la Biblioteca General del Campus Oriente de la Universidad Católica. Pero, sobre todo, debo agradecer los conceptos vertidos en el Prólogo por don Eduardo Frei Montalva. Fueron para mí la mayor gratificación que podía obtener en un país donde, sea por la razón que

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sea, se estimula poco la creación intelectual, entre otras cosas porque somos apenas cuatro pinganillas.

FABER UNA INVITACIÓN AL JUEGO

Suponga el lector o navegante que no se encuentra frente a una pantalla o con un libro en las manos, sino cómodamente sentado en una butaca, haciendo eso que tan poco se hace: conversar… ¿sobre qué? Nuestra vida, nuestra experiencia.

Dicho sea de paso, es el momento de advertir que las líneas anteriores reconocen la paternidad de las primeras frases de la novela-filme de Vicente Huidobro "Cagliostro", publicada por la Editorial Zigzag, en Santiago, 1934, página 17, donde dice: “Suponga el lector que no ha comprado este libro este libro en una librería, sino que acaba de sentarse cómodamente en una butaca”… para hacer eso que tan poco se hace: conversar. Así pues, lector, “no vienes saliendo de una librería”, sino que vas entrando a un diálogo, que versa sobre aquello que siempre se conversa, nosotros, nuestra vida, nuestra experiencia… Y aprovecho este párrafo para sugerir al

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“desaprensivo lector”, como dice Cervantes, analizar las notas incluidas al finalizar este texto.

Para reanudar nuestro diálogo, debo contar que mi experiencia personal es la que se tiene viviendo desde hace ya varios siglos en Las Cruces de El Tabo, en una casa cubierta de hiedra, que mira hacia un horizonte de ciento veinte grados de mar, con puesta de sol incluida desde el solsticio de primavera hasta el de otoño, y próxima a una laguna donde nadan decenas de cisnes de cuello negro.

Aquí trato de escribir todos los días algunas horas, llueva o truene; pero lo más importante para mí es que, viviendo lejos y solo, a ciento veinte kilómetros de la angustia ciudadana, me he inventado el tiempo necesario para sentir lo que ocurre alrededor, así dispongo de las horas necesarias para compadecer, etimológicamente vivir las pasiones que rodean mi paraíso... Y la verdad es que más allá de los cisnes, del mar, el sol y el viento, el espectáculo que presenta la especie humana en el mundo entero, es francamente desolador.

Sobrevivir emocionalmente a un noticiero cualquiera, es una tarea de titanes. Crímenes, guerras, hambrunas y pestes se dan cita en las primeras notas, y en las últimas, cuando uno espera encontrar algo más amable en las secciones artísticas, se topa con invasiones, terremotos, tiburones, espías, asesinos, guerras, extraterrestres buenos y malos, fines de mundo e infiernos de todo tipo.

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Aunque la paz inmutable de Las Cruces indique que de todas formas las sonrisas que no hacen noticia deben ser infinitamente más numerosas que los crímenes que sí la hacen, el contorno periodístico del que hablaba deja en uno el aleteo angustioso de una pregunta sobre la realidad y el destino del hombre y la humanidad.

Proponer una respuesta es lo que nos pretendemos en estas líneas.

En la novela PASAJE AL FONDO DE LA TIERRA (2), describí en nombre de metáfora y forma de collage, la respuesta que encontré en el contacto diario con estas playas, estos pájaros, estas nubes. EI texto que sigue no es más que la exposición de las razones intelectuales que confluyeron en dicha respuesta. Esta meditación puede ser considerada como otra forma de un mismo PASAJE AL FONDO DE LA TIERRA, texto que el “curioso lector” podrá encontrar en forma de libro bajo este mismo sello editorial y este mismo sitio Web. La verdad es que estas páginas pudieron recibir varios nombres: EL JUEGO, tal vez sea el más evidente; pero tampoco vendría mal llamarlas DEL CAOS AL COSMOS A TRAVES DEL JUEGO, por ejemplo, o EL LIBRO DE MIS LIBROS, porque se trata también de un collage, sólo que no ya de poetas, sino de científicos y filósofos.

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En cualquier forma que ello sea, fueron escritas en Las Cruces, el año 1975, y su redacción primitiva obedeció a la necesidad de dictar unas conferencias en el curso del profesor Edwin Binda, de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, razón por la cual su nombre primitivo fue EL JUEGO DE LO CONTADOR. Y el otoño del '76, tuve ocasión de probar nuevamente su contenido en otras dos conferencias que pude ofrecer gracias a la amabilidad del Instituto Cultural de Providencia. Para la redacción actual refundí además un artículo aparecido en la revista MENSAJE donde sintetizaba lo que he dado en llamar Principio de la Confianza (3). Así, el texto original obedecía a la necesidad de ampliar esos diálogos. El actual, al deseo de prolongar el Juego iniciado.

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SAPIENS EL MÉTODO

Para los fines de nuestra conversación, meditar es una forma de jugar a poner orden en el caos, a descubrir y atribuir al hombre, o sea a nosotros mismos, un puesto en el Juego del cosmos. Todo juego, por simple o complejo que sea, está sujeto a reglas, es el jus ludi, las reglas que los jugadores deben acatar, so riesgo de quedar fuera del juego, excluidos en la oscuridad, marginados en la ausencia de leyes, en la soledad y el caos. Ahora bien, las reglas de esta meditación no son las del filósofo profesional, sino más bien las del poeta studiosi: es decir, está regida por esa forma de asociación y progreso que Edward de Bono llama pensamiento lateral, y que resulta tan fructífera en las poderosas analogías de las ciencias ocultas, en la poesía y los raciocinios platónicos, heracliteanos y neoplatónicos (4). Este método, ensayado con éxito por Robert Graves y Octavio Paz, no oculta su antecedente bergsoniano (5).

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UN POCO DE HISTORIA

“Un enano en los hombros de un gigante ve más lejos que el gigante”, nada tan cierto como este aforismo confirmado por las aventuras del Sastrecillo Valiente. Por ello, antes de ingresar al mundo del juego, parece conveniente trepar a los hombros de los pensadores que han abierto senderos en la tupida selva del ludo y la llama. Aristóteles caracterizaba las acciones propias y únicas del ser humano como actos del hacer, faber, del saber, sapiens, y del jugar, ludens, o animal ridens, como lo llama él (6). Sin embargo, entre las ideas clásicas, el concepto de lo lúdico ha sido el menos desarrollado por la cultura judía y la romano cristiana. Así, tenemos que retroceder hasta el Renacimiento para encontrar en el arte la imagen que describe al mundo como un gran teatro, es decir, un gran juego (7). Durante el romanticismo, la noción del juego ingresó a la filosofía a través de la estética. Para un romántico, el arte proviene de la creación de un jugador que se propone trasladar al espectador, lector o auditor, mediante la empatía, fuera de su contorno habitual, invitándolo a vivir la gran aventura del Juego, una aventura que sólo está permitida a los héroes y los protagonistas. Siguiendo este orden de ideas llegamos a comprender que el objeto de la estética es esa parcela del Juego que llamamos arte (8).

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Fue Johan Huizinga, en su HOMO LUDENS, quién descubrió en el Juego una constante estructural que caracteriza toda cultura y toda la cultura: ya que, en el fondo, el mito es un juego; el lenguaje, un juego; la ciencia, juego; la guerra, otro juego; el deporte… y así, la filosofía, la poesía, el derecho, la ley, la mística y el conocimiento, son todos juegos que los seres humanos acordamos jugar de acuerdo a ciertas reglas. Huizinga ve en la competencia sujeta a reglas la

función creadora de toda cultura. En el curso de nuestra conversación habrá oportunidad, y necesidad, de profundizar estos conceptos (9). Más especialista que Huizinga, Eric Berne desarrolla el aporte más importante para el psicoanálisis, después del kleiniano, en su obra GAMES PEOPLE PLAY (10), best seller estadounidense de la década de los ’60, al estudiar el aspecto profundamente ético de la actitud lúdica en la relación social. EL LEGADO ORIENTAL

Estos antecedentes se unen en la meditación con ideas que, estudiando psicología de las profundidades, expuso Gastón Bachelard en su PSICOANÁLISIS DEL FUEGO (11). ¿Por qué el fuego? Coomaraswamy observó la relación de la palabra sánscrita “lilah”, que significa “juego”, especialmente Juego Cósmico, con la raíz “lelay”, resplandecer, centellear, brillar. Así, el verbo “lelay” puede abarcar las nociones de fuego, luz o espíritu (12).

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De estos antecedentes, Mircea Eliade, EXPERIENCIAS CON LA LUZ MÍSTICA, concluye que el pensamiento hindú apreció una cierta relación, por una parte, entre la creación cósmica, concebida como un juego divino, y por otra, el fuego de las llamas, el resplandor de un fuego bien alimentado. Evidentemente no se puede relacionar la imagen de una creación cósmica en tanto que danza divina, con la imagen de la danza de las llamas sin considerar que el fuego era considerado desde milenios atrás, como una epifanía ejemplar de la divinidad.

De éste y otros datos, Eliade concluye que la llama y la luz simbolizan en la India la creación del cosmos y, más aún, la esencia misma de cosmos, porque el universo es concebido como la libre manifestación de la divinidad y, en último análisis, su Juego (13). - ¿Cómo creó Dios al mundo? -, le preguntó un discípulo a Ramakhrisna. - Jugando -, respondió el maestro. O sea que fiat lux es fiat ludo (14). EL JUEGO ANIMAL

Entonces, finalmente, ¿qué es el Juego? Comencemos por el juego de los animales. Según Gustav Bally, en EL JUEGO COMO EXPRESIÓN DE LIBERTAD, (15) los padres garantizan al cachorro la alimentación y la

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protección del enemigo, lo que relaja las tensiones en los campos de presa y de defensa… y quizás, agrega, incluso en otros campos. Así, la seguridad y la confianza con que el cachorro observa su contorno, le permiten entregarse con plenitud a juegos que van condicionando formas de conducta que no representan actos instintivos, deseosos de alcanzar una meta, sino un ir y venir, un comenzar e interrumpir, un avanzar y retroceder sin finalidad aparente.

Esta conducta lúdica, anota Bally, no termina nunca con el logro de una meta instintiva, sino con los mismos objetos y lugares de campo a los que se había dedicado desde el comienzo.

En definitiva, Bally llama Juego aquella conducta animal que se refiere a determinados sujetos dentro el ámbito de la apetencia, relación que se repite una y otra vez, hasta el cansancio, en ese ir y venir, comenzar, interrumpir y volver a comenzar, que se da bajo las formas más heterogéneas.

Además, afirma que la conducta llamada Juego Animal es tanto más evolucionada cuanto más intenso sea el cuidado de la cría y cuanto más tiempo dure la etapa juvenil. Termina informándonos que el juego no existe en los animales de corta edad y sólo se encuentra plenamente desarrollado durante la juventud propiamente tal. Mientras, agrega, en la vejez, los animales sólo mantienen su inclinación al juego cuando el hombre, en su papel de especie alfa,

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se hace cargo de su protección y alimentación: es decir, cuando reciben del hombre la seguridad y la confianza.

AI terminar nuestra meditación, volveremos a encontrar la confianza, solo que transformada en Fe, la primera de las virtudes teologales. Ir y volver, dice Bally, comenzar, concluir, recomenzar. Una repetición gratuita que, en el reino animal, vuelve a encontrarse en los períodos filogenéticos.

Konrad Lorenz cuenta en LA AGRESIÓN, que poco antes de la Primera Guerra Mundial, cuando su maestro y amigo Julien Huxley realizaba sus estudios de vanguardia sobre el comportamiento del plongeon huppé (16), descubrió un hecho muy curioso: cierto tipo de movimientos en el curso de la filogénesis, léase conquista sexual, perdían su función primitiva para transformarse en ceremonias puramente simbólicas. Huxley llamó ritualización a este proceso, y utiliza la palabra sin ponerla entre comillas, porque el proceso de la historia cultural que concurre a la formación de los ritos humanos le parecía perfectamente asimilable al proceso de la filogénesis que ya conversamos. En el análisis de la ritualización, Lorenz observa que se provoca una desviación o reorientación del ataque; este hecho la convierte, probablemente en la escapatoria más ingeniosa que ha inventado la

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evolución para dirigir la agresión hacia vías inofensivas (17). En este aspecto, digamos ético del Juego, pero trasladado al hombre, nos detendremos más adelante. EL JUEGO INFANTIL

EI siguiente comentarlo de Jean Piaget en LA FORMACIÓN DEL SÍMBOLO EN EL NIÑO (18), enlaza el Juego Animal con el Juego de los Hombres, a través del Juego Infantil. Hay, dice refiriéndose a sus observaciones de J., nueve meses de edad, algo más que una serie de combinaciones, hay lo que podríamos llamar una ritualización de esquemas que, sacados de su contexto adaptativo, son como jugados o imitados plásticamente. En particular, Piaget señala la forma como J. ejecuta ritualmente todos los gestos habituales de la iniciación del sueño: se acuesta, succiona el pulgar y toma la funda simplemente porque este esquema es evocado al azar de las combinaciones.

Se ve inmediatamente como esta ritualización prepara la formación de Juegos simbólicos: para que el ritual

lúdico se transforme en símbolo bastaría con que el niño, en lugar de desarrollar este ciclo de movimientos habituales, tuviera conciencia de la

ficción, es decir, que haga como que se duerme.

Pero donde realmente los psicólogos encuentran problemas, es en explicar la naturaleza del Juego, hasta el punto que Piaget llega a decir que todas las

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teorías tienen razón. Hagamos pues una breve reseña de ellas.

Para Groos el juego infantil es un preejercicio.

Carr ve en el juego de los niños una catarsis que no sólo elimina las tendencias nocivas, además las torna aceptables al canalizarlas y sublimarlas, esta opinión suya recuerda las observaciones de Lorenz sobre la moralidad del juego animal.

Según Lange, la actividad lúdica tiende ante todo a completar el yo, mientras para Claparede el juego tiene por función realizar el yo.

Taylor y Curti por su parte, se inclinan por la libre

satisfacción, y Stanley Hall sostiene finalmente que el juego es una forma de pensamiento que asimila lo

real al yo y puede cumplir todas las funciones particulares posibles (19).

Terminemos este brevísimo análisis de las teorías vigentes sobre el juego infantil, anotando un comentario de Frobenius: los niños, en sus juegos de representación, reproducen el orden del mundo ya

establecido por los hombres (20). FUNCIÓN DEL JUEGO

Pero quién dirige su mirada a la función ejercida por el juego no tal como se manifiesta en la vida animal y en la infantil, sino en la cultura, está autorizado para

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buscar el concepto de Juego allí donde la biología y la psicología terminan su tarea.

Según Huizinga, en la cultura el juego se manifiesta como magnitud dada de antemano: existe previamente a la cultura y la acompaña y penetra desde sus comienzos hasta su extinción (21).

¿Cuál es pues el Juego propio de los hombres? Porque hay muchos juegos que los hombres heredan del Juego Infantil, como los juegos de representación, otros provienen de los mamíferos superiores, como los juegos de competencia, y, finalmente otros se encuentran en una posición de transición, como los juegos de azar.

Los Caicas jugaban y juegan actualmente, tal como juegan el niño y los animales, juegos llenos de orden, tensión, movimiento, solemnidad y entusiasmo. Pero en el Juego de los Hombres hay algo más. A juicio de Cassirer, lo que separa al hombre del animal, y por lo tanto al Juego del Hombre del Juego Animal, es la capacidad de crear el símbolo, gracias al cual el hombre no vive en un puro universo físico, sino en un universo simbólico, en el cual la realidad física retrocede en la misma proporción en que avanza la actividad simbólica. Es decir que el Juego de los hombres y las sociedades expresa algo más que el Juego de los niños y el Juego de los animales, a saber, una idea de la vida; de modo

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que, lo que en los animales y los niños fue juego

mudo, en los hombres cobra expresión poética (22). LA FIESTA

Ahora bien, es constante en todas las culturas la aglomeración de juegos y rituales en determinados períodos de Fiesta o Juegos Sagrados, cuya realización coincide con ciertos fenómenos cósmicos recurrentes. Así pues, al igual que el Juego, la Fiesta es un fenómeno de independencia primaria y cualidad irreductible, que descarta las actividades de la vida ordinaria. Además, comparte el espíritu festivo con que se desarrolla la acción festiva, pero no necesariamente alegre, porque, al igual que el Juego, la Fiesta puede ser muy seria.

Ambos tienen también en común la delimitación espacial y temporal y la coincidencia de auténtica libertad y legislación rigurosa. Estas son las características esenciales que reúnen al Juego y la Fiesta (23). Así por ejemplo, los indios cora, de la costa mexicana, denominan Juego de los Dioses Mayores a las fiestas sagradas con que celebran el advenimiento de la mazorca tierna y del tueste del maíz. Apoyado en estas pruebas, Huizinga concluye que las

Fiestas son Juegos, y aunque Jensen critique esta

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conclusión, reconoce al menos que cuándo y dónde

los hombres juegan, se lleva a cabo una fiesta (24). EL JUEGO DE LOS HOMBRES

Durante las grandes fiestas de Iniciación, en las cuáles los adolescentes son acogidos en la sociedad de los hombres, toda la tribu queda desligada de las leyes y reglas que regulan la vida ordinaria. Esta suspensión extraordinaria de la realidad cotidiana sobre la base de vivir un Tiempo Sagrado de Juego, se encuentra en nuestra propia cultura de costumbres privadas más rudas, privilegios estamentales bien acuñados y policía intransigente; así, todos hemos conocido con el nombre de estudiantadas, Fiesta de la Primavera o Carnaval, esa libertad saturnal, en todo semejante a aquella de los muchachos de tribu. Las universidades inglesas han formalizado estos juegos en el ragging, "ese desordenado alboroto que tiene lugar desatendiendo la autoridad y la disciplina''. Es decir, durante el tiempo de la fiesta, el Juego Ritual tiene la virtud de hacernos otros, distintos de lo que somos en la vida cotidiana (25). JUGAR ES SER OTRO

Así, al Juego, extraído del tiempo ordinario, de las leyes y los usos de la vida cotidiana, corresponde una posición de excepción que se pone de manifiesto en la

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facilidad conque se rodea de misterio. Ya para los niños aumenta el encanto de su juego si hacen de mismo un secreto. Este misterio del juego, que no es otra cosa que la expresión de que jugando somos otros, da origen a los disfraces, las comparsas, los equipos, los clubes y las sociedades secretas, en algunas de las cuáles el asociado o iniciado recibe incluso un segundo nombre que expresa el cambio de identidad que se produce en el hombre cuando ingresa a la esfera de la Fiesta y el Juego. Este ser otra cosa, ser otro, este misterio del Juego, encuentra su expresión más patente en el disfraz. La extravagancia del Juego es aquí completa, completo su carácter extraordinario. El disfrazado juega a ser otro, representa y es otro ser. EI espanto infantil, la alegría desatada en euforia, el rito sagrado, la fantasía mística y el teatro se hayan indisolublemente unidos en todo lo que lleva el nombre de máscara o disfraz (26). SER EN JUEGO

Esta necesidad de ser otro la expresa muy bien el filósofo Jorge Millas al estudiar la obra de Luis Oyarzún: "Soy, existo”-, dice, - “en cuanto me encuentro con otra cosa que yo mismo... Pero esas cosas que están fuera de mí son también mi limite, su ser es mi no ser, mi propia negación, ¿cómo aspirar,

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entonces, a ensanchar mi existencia no ya viéndolas en su ser, sino siéndolas?" (27).

Shankara, el gran filósofo hindú, sintetiza este proceso con maravillosa lucidez: “- Tat tvam así – dice. - Tú eres eso. Medita esta verdad dentro de tu conciencia" (28). De esta posibilidad de ser diferente, de ser en otro, que yo llamaría ser-en-jueqo, se deducen innumerables consecuencias que poco a poco iremos analizando a lo largo de esta conversación. UNA DEFINICIÓN

Estamos en situación de proponer una definición de Juego. Para este efecto usaremos la de Huzinga que es bastante más larga y compleja que aquella con que resumía Bally el Juego Animal.

Dice Huizinga, “el Juego, en su aspecto formal, es una acción libre, ejecutada como si y sentida como situada fuera de la vida corriente, que puede absorber por completo al jugador, sin que haya en ella interés material ni se obtenga provecho alguno, y se ejecuta dentro de un determinado tiempo, así como en un determinado espacio, y se desarrolla en un orden sometido a reglas, dando también origen a asociaciones que propenden a rodearse de misterio o disfrazarse para diferenciarse del mundo habitual”

(29).

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A pesar de su longitud, a la definición de Huizlnga se le escapa un elemento que él mismo reconoce como esencial en el Juego: el espíritu festivo conque es ejecutado (30).

Como sostiene Unamuno, el aristotélico animal ridens caracteriza todavía mejor al hombre que el término homo sapiens (31). HOMO LUDENS

Superados ya los niveles animales e infantiles, en los cuáles el Juego es expresión de libertad porque no se ejerce por mandato sino porque hay gusto en ello, ni se realiza en virtud de una necesidad física y mucho menos, de un deber moral, encontramos que, así como el Juego de los niños es asimilar lo real yo, el Juego de los adultos es, esencialmente, una forma de vivir distinta de la vida corriente, cuya finalidad no es hacer ni conocer, y que permite al hombre desarrollar una tercera dimensión del ser y de la existencia, dimensión que Huizinga llama homo ludens. Comprobando que el conocimiento se traduce a la larga en creación, Vico ha probado que, en cierto sentido, el homo faber y el sapiens son una y misma

cosa: pragmáticos y utilitarios (32).

Pues bien, así como el hombre que sabe y el que hace tienen conciencia creadora, al hombre lúdico corresponde tener conciencia del Juego, conciencia de estar jugando, conciencia del ser-en-juego.

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Pero, ¿sirve para algo esta conciencia lúdica que propongo? ¿Qué aporta el homo ludens a la problemática general del ser humano? Buscando respuestas, analizaremos brevemente algunas características de lo que llamamos conciencia lúdica. Sabemos ya que el Juego, y por tanto la conciencia del que juega, es desinteresada, es decir, no pretende la satisfacción de necesidades; también sabemos que proviene de una repetición afortunada que se ha ritualizado; además de preparar para la acción, el Juego libera tendencias destructivas al sublimarlas y asimila lo real al yo, completándolo. Finalmente, sabemos también que, jugando, el hombre tiene la posibilidad real de ser otro. JUGANDO SE VENCE AL TIEMPO

Sobre la base de estas características conocidas, podemos deducir otras. Primero, así como en nuestra sociedad, dirigida eminentemente por la conciencia hacedora del homo sapiens y del faber, la conciencia lúdica ocupa un lugar marginal y casi subterráneo, la noción de historia, a la que nosotros otorgamos jerarquía suprema, en el mundo del juego carece de tanta importancia (33).

Esta característica de la conciencia lúdica se origina, como anotábamos antes, en el juego animal, donde está presente la repetición como una de sus

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características esenciales. Es decir, que el juego de los hombres, gracias a su posible recurrencia y mediante la repetición, vence al tiempo ordinario, en el cual cada instante es único e irrepetible.

"Instantes huidos, instantes huyendo, instantes por huir… y, entre instante e instante, la nada", así define el poeta al tiempo ordinario. En el Juego en cambio, siempre habrá otro partido, otra función, otra representación, otro juego. Jugando, el hombre puede reproducir los instantes, detener al tiempo ordinario y, en definitiva, vivir otro tiempo. Así, ya que el tiempo del Juego sale de la cotidianidad, la historia y la duración, jugando la

historia pierde su virulencia.

Al estar volcada al presente, una conciencia iluminada por el espíritu del Juego deja de buscar la plenitud en el futuro, porque sabe que aquí y ahora puede estar contenido todo el tiempo del mundo.

Es evidente que, teniendo como base la ausencia del devenir histórico, no hay diferencia fundamental entre la conciencia lúdica y la religiosa, ya que ambas se originan en una de las características esenciales del Juego, la repetición de las acciones fastas, fenómeno fundamental en la vida. SEMEJANZA ENTRE JUGAR Y ORAR

La identidad entre juego y acción sacra fue expresada por Platón al decir:

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"Dios es, por naturaleza, digno de la más santa seriedad. Pero el hombre fue hecho para ser juguete de Dios, y esto es lo mejor en él... Por eso tiene que vivir la vida jugando los más bellos juegos, hay que sacrificar, cantar y danzar para congraciarse con los dioses, defenderse de los enemigos y conseguir la victoria" (34).

De más está señalar que ante los ojos de un hombre que jugando ha desarrollado la capacidad de ser otro, el mundo que lo envuelve contiene, al decir de Jorge Millas, una llamada irresistible, que no puede sino poner el alma en tensión religiosa. Religiosidad muy peculiar por cierto, que funde con profunda originalidad y en un solo abrazo de si mismo y de la naturaleza, la visión panteísta del mundo con la concepción orientalista del nirvana y la vocación cristiana de la inmortalidad personal (35), suma a la que yo agregaría la vocación del amor universal, esa sutileza panteísta del cristianismo.

Así, representando una cualidad autónoma, en la forma y la función del Juego tiene origen y expresión el sentimiento de incardinación del hombre en el cosmos. Por eso, la zona sagrada en que se desarrolla la acción lúdica, el lugar del juego, es una reducción del cosmos. Así, el Juego cobra significado de acción sacra y el culto se injerta en el juego.

Ahora bien, por ser básicamente una repetición, el Juego cobra características de rito religioso: como un sacrificio debe ser realizado siempre de la misma manera y en el mismo orden si se quiere tener éxito, y, al igual que en los rituales mágicos, si no se invoca al

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dios o demonio con su verdadero nombre, la invocación resulta inoperante. A veces, incluso peligrosa.

De aquí, el pensar mítico propio de la conciencia lúdica deduce que el nombre de un dios es parte integral de su naturaleza y revelador de su origen y su destino cósmico.

Así, para los judíos, Jehová es el Innombrable; para los cristianos no se debe mencionar su Santo Nombre en vano; o al decir de Julio Cortázar, Cristo tenía ya la cruz en las primeras letras de su nombre, ya era Cristo, cruz en el principio (36). LA VIVENCIA DEL SÍMBOLO

De este raciocinio, que es de Cassirer, deducimos otra característica de la conciencia lúdica: el símbolo

es considerado una propiedad de la cosa a la cual alude, igual que las otras propiedades físicas (37). Haciendo un alcance, notemos que lo primero que hace una persona al iniciar una relación social es ofrecer su nombre como un gesto de confianza. PERCEPCIÓN DE LA CONCIENCIA LÚDICA

Las siguientes características de la conciencia lúdica dicen relación a la visión del contorno:

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Para la conciencia propia del homo faber y del sapiens, la naturaleza, en sentido empírico y científico respectivamente, puede ser definida, en palabras de Kant, como "la existencia de las cosas en cuanto está determinada por leyes naturales" (38). Para la conciencia lúdica, en cambio, la naturaleza no es causal, sino dialéctica, dramática, de acciones, de fuerzas, de poderes en pugna, milagrosamente equilibrados, pero que la acción del hombre puede desequilibrar.

Así, al percibir el mundo como un juego de portentosas dimensiones, el hombre lúdico ve en todo fenómeno de la naturaleza la colisión de fuerzas en pugna, milagrosamente equilibradas, pero que la acción del hombre puede desequilibrar.

Por eso, la percepción lúdica se haya impregnada de

cualidades emotivas: alegría, pena, angustia, exaltación o postración y ya no resulta posible hablar de las cosas como de materia muerta e indiferente. Esta característica de la conciencia lúdica no supone que el hombre disponga de un lugar destacado en el juego cósmico, el hombre forma parte de la existencia y, en particular de la sociedad de la vida; pero lo mismo ocurre con cada cosa y cada ser. Todos y cada uno, seamos animales o cosas, tenemos un papel en la naturaleza y en ningún aspecto los hombres nos situamos más arriba de cualquier otro miembro (39).

ORIENTACIÓN BIÓFILA

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Profundizando esta característica encontramos lo que Erich Fromm denomina orientación biófila. La esencia de esta orientación, que penetra en nuestro análisis a través de la noción de sociedad de la vida, es el amor por la vida, que resulta básico en esta tercera forma de conciencia.

Spinoza definió claramente esta idea al decir: "todas las cosas en cuanto son, se esfuerzan por seguir siendo" (40) y Arne Saknusem al pensar que "hasta la más ínfima partícula recibió de Dios la misma Regla del Juego: “Crece y multiplícate, puebla la tierra y habita en ella".

La tendencia a conservar la vida y luchar contra la muerte sólo representa un aspecto de la orientación biófila, el segundo es positivo: la materia viva tiende a integrar y unir, tiende a fundirse con entidades diferentes y opuestas y a crecer de un modo estructural. Unificación y crecimiento integrado son características comunes en todos los procesos vitales.

La expresión más elemental de esta tendencia es la fusión de células y organismos, desde la fusión celular hasta la unión sexual de los animales; y sus expresiones más complejas cubren todo el campo de la ética, porque la orientación biófila tiene su propio principio del bien y del mal: bueno es lo que sirve a la vida; malo, lo que sirve a la muerte (41). La ETICA de Spinoza es un ejemplo notable de moral biófila: "el placer”, dice, “no es en si mismo malo, sino bueno. Por el contrario, el dolor es malo en si mismo”.

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Otro ejemplo está en la BIBLIA cuando se refiere al pecado capital de los hebreos: "Por cuanto no serviste a Jehová, tu Dios, con alegría y gozo de corazón, por la abundancia de todos los bienes", y también al predicar en el Deuteronomio: “Elegirás la vida".

Así, a través de la orientación biófila que implica la noción de sociedad de la vida, propia de la conciencia lúdica, el homo ludens es movido por su atracción por la vida y la alegría. De este modo, el esfuerzo moral del jugador consiste en considerar a los otros sus iguales. Si en el mundo animal el Juego sirvió para liberar agresividades y en el infantil como catarsis, en el hombre, la conciencia lúdica es profundamente ética. ORIENTACIÓN NECRÓFILA

Podemos imaginar que la orientación opuesta a la biófila es la que caracteriza al individuo necrófilo, aquel que, al decir de Fromm, aunque está vivo, no es la vida sino la muerte lo que ama, no ama el crecimiento, sino la destrucción. EI necrófilo ejemplar es aquel que, si se atreve a percibir lo que existe fuera de él mismo, expresa su lema de la vida cuando grita: - ¡Viva la muerte! -, como lo hizo el general franquista Millán Astrai, mutilado de guerra, en la Universidad de Salamanca, provocando, al parecer,

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una brillante respuesta de ese gran biófilo que fue Miguel de Unamuno, pero cuyo texto me ha resultado imposible de encontrar.

A esta altura del análisis estamos en condiciones de afirmar que, además de las características señaladas anteriormente, la percepción del hombre lúdico está impregnada de cualidades emotivas; que estima que el juego vence al tiempo de modo que tiene poco desarrollado el sentimiento de la historicidad; además, considera que los símbolos son propiedad de las cosas que designan; y, finalmente, muestra tendencia a asociarse religiosamente con el mundo, al que considera una sociedad de la vida, sentimiento que provoca una orientación biófila a sus acciones.

LA UNIDIMENSIONALIDAD

Ahora bien, considerando que el empirismo no es necesariamente positivo, ya que la actitud ante la realidad del hombre que hace y del que sabe depende de la dimensión particular de la experiencia que tenga como fuente de conocimiento y de su marco de referencias básico, podemos intuir que tras el homo faber y el sapiens que no ha desarrollado las potencias propias del hombre lúdico, se encuentra la triste realidad del hombre contemporáneo, al que Marcuse define con el nombre de “hombre unidimensional”, esto es, monovisionario, poseedor de una conciencia abierta hacia una sola posibilidad de acción (42).

Para Ellul y Marcuse se hace indispensable en este momento social abrir nuevos horizontes a una

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conciencia colectiva que cada día se encierra más y más en las pesadillas de la monovisión (43). Ejemplos de la unidimensionalidad hay en todas partes: la reducción casi masoquista del lenguaje a las seiscientas palabras de uso cotidiano en el habitante medio es equivalente a tener cerrada gran parte de la conciencia.

Otros sencillos ejemplos de conducta cotidiana confirman la urgencia de dar al hombre nuevos puntos de vista y permiten vislumbrar el problema ético que se esconde tras la bestia en que se transforma un hombre mono conducido, guiado por una sola meta, incapaz de abrirse, de jugar a ser otro, como ese Charles Manson poseso por una monovisión mística, algunos dicen satánica, o aquel delirante extremista tan enceguecido por la causa cubana, que pretendía envenenar el agua potable de una ciudad norteamericana.

Casos tan extremos de necrofilia que son casi demonolatrías por el culto a la muerte al que se adhieren, se ven corroborados día a día en las calles de las grandes ciudades, donde se asesina, rapta y roba invocando tesis humanistas.

El análisis de Marcusse y Ellul prueba también que estos ejemplos representan la desmesura del pensamiento unidimensional que, por estos tiempos, prevalece en todo habitante de la organización social tecnocrática que ha caracterizado y caracteriza nuestra época.

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Incluso grandes científicos se han encerrado en la monovisión, como podemos deducir del caso Oppenheimer. Los hombres de ciencia que fabricaron las bombas atómicas estaban tan absortos en el problema técnico, que no percibieron el crimen contra la especie humana y la vida en general que significaban las explosiones de Hiroshima y Nagasaki en 1945. A los pocos años, Oppenheimer comenzó a predicar, inútilmente por cierto, la no proliferación de armas nucleares y dedicó el resto de su vida a pedir disculpas a la humanidad. Podemos complementar este breve análisis del hombre unidimensional con la lectura de una carta escrita por Thomas Arnold en 1836, donde deja claramente expuesta la intrínseca perversidad de la monovisión: "EI fanatismo”, dice, ya que por esos años no existía el concepto y menos la palabra unidimensionalidad, “el fanatismo es idolatría y lleva en sí el mal moral de la idolatría, esto es, un fanático adora algo que es creación de su propio deseo. La angostura mental”, agrega, “tiende a la perversidad porque no extiende su vigilancia a todas las partes de nuestra naturaleza moral y la negligencia fomenta la perversidad en las partes de tal modo descuidadas" (44). EL EQUILIBRIO ES EL JUEGO

Ahora bien, si comparamos objetivamente las características que los autores mencionados señalan para el hombre unidimensionalizado, sea faber o

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sapiens, deduciremos que su equilibrio necesario y natural es el hombre lúdico.

La posibilidad de ser otro que desarrolla el Juego permite revisar la vida de todos los días desde ese ser-en-juego y verla desde afuera, como en una película. Esta capacidad se traduce siempre en una pregunta: ¿Qué papel estoy haciendo, cuál es el rol que juego? ¿EI del malo o el del bueno? De este modo, si para el hombre unidimensional “time is money”, para el hombre lúdico el tiempo puede detenerse “a la sombra de las tres”; si para el primero la plenitud siempre se oculta mañanallá, cuando se cumpla el deseo o satisfaga la necesidad, para el segundo la plenitud siempre está ahoraquí, en este juego de citas por ejemplo. Y, para seguir con ejemplos: con tal de satisfacer su deseo, al hombre unidimensional no le importan las lágrimas que pueden provocar sus acciones; los jainistas hindúes han llevado al extremo lúdico la orientación biófila al caminar barriendo el piso delante de ellos para no matar algún insecto ni aplastar una cucaracha; tanto el que hace como el que sabe, no toleran perder, mientras para el hombre lúdico siempre hay otra oportunidad, otro juego, et sic de ceteris. En el fondo, todas estas razones se resumen, digamos, en palabras de Aldous Huxley (44), en una ecuación casi matemática:

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Así como el hombre unidimensional, por definición, no dispone sino de una única visión del mundo, el hombre lúdico agrega al faber y al sapiens una necesaria dimensión del Juego que permite al individuo contemplar sus acciones desde un Juego al otro, hasta ser finalmente como el buen poeta Basho, creo que fue, quien despertó una mañana soñando que era una mariposa:

- ¿Soy Basho que soñaba ser mariposa? -, cuentan que se preguntó. - ¿O soy una mariposa que sueña ser Basho? LA ESTRUCTURA

Esta digresión demuestra que es indispensable introducir lo lúdico en la conciencia del hombre contemporáneo, y permite ver al Juego como una estructura, es decir, un sistema regido por una cohesión interna, cuya comprensión permanece inaccesible para el jugador de un sistema aislado, pero se revela en el estudio de las transformaciones gracias a cuales se redescubren propiedades similares a las lúdicas en todos los sistemas vitales,

incluso aquellos en apariencia diferentes (45). EL JUEGO UNIDIMENSIONALIZADO

A esta altura de nuestra conversación, el juego aparece en nuestra meditación como una de las estructuras esenciales, participando entonces de la característica básica de las estructuras esenciales, es

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decir, también puede unidimensionalizarse, como ocurre en algunas sociedades. Ejemplos evidentes de esta situación los encontramos en el pan y circo de los romanos, “panem et circenses”; en la vida cotidiana de la corte francesa en Versalles, bajo los últimos Luises; también en el prototipo que caracterizara Dostoievski en su novela “El Jugador”; e incluso en el fútbol o el carnaval para el habitante de las favelas brasileras. Al unidimensionalizarse, el Juego se pervierte e incluso petrifica el desarrollo social y personal, como ha ocurrido por siglos en la India con el sistema de castas (46). Hasta aquí hemos estudiado el Juego desde afuera. Para no pecar de unidimensionales, es necesario le que echemos al menos una ojeada desde dentro.

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LUDENS LOS MITOS

Lo primero que salta a la vista al ingresar al mundo del Juego es que para el hombre lúdico no basta con cumplir el Rito del Juego, además debe conocer su origen y aceptar sus reglas, esto es el Mito, es decir, la leyenda que recuerda cómo fue efectuado por primera vez; y más aún, debe considerar esta tradición como una historia sagrada, por tanto, verdadera (47). Así, para un hombre con conciencia del Juego, el mito cosmogénico es verdadero porque aquí está el mundo para probarlo; y el mito de la muerte, real, porque aquí está la muerte. Los mitos más comunes a las grandes religiones son los siguientes:

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Primero, la idea de que Dios envió a los hombres un avatar, un maestro o simplemente un ejemplo o prueba, con el fin de "despertarlos" de un sueño que es a la vez ignorancia, olvido y muerte. Y, segundo, la noción de que al despertar, el hombre descubre la beatitud de los orígenes. La perfección de los comienzos es una de las experiencias religiosas más íntimas y profundas, nutrida por el recuerdo de un paraíso perdido, de una beatitud que precedía a la condición humana actual.

Ahora bien, a medida que la conciencia lúdica se va ampliando, la idea de la perfección de los principios, de que toda plenitud y vigor están en los comienzos, tiende a exprimir una noción complementaria: para que algo verdaderamente nuevo pueda comenzar es preciso que los restos del viejo mundo estén completamente destruidos.

- ¡Prefiero verlo todo destruido a tenerlo que aceptar como herencia inevitable! -, exclama Curzio Malaparte.

Este análisis del mito, que es de Ellade (48), recupera así dos ideas freudianas: primera, la noción de que, por el recuerdo o por un retorno hacia atrás, se puedan revivir algunos incidentes traumáticos de la primera infancia.

Recordemos de paso que, además del psicoanálisis, existen técnicas tradicionales del retorno hacia atrás; también el upanayana hindú significa literalmente

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nacido dos veces; además la gran cantidad de ritos iniciáticos que se llevan a cabo en todas las sociedades del mundo involucran un regressus ad uterum.

La segunda idea freudiana que recuerda la proposición de Mircea Eliade es la de beatitud de los orígenes.

Así pues, en términos científicos, la acción sagrada es un dromenon, algo que se ofrece, un Mito, un drama, una acción, ya sea en forma de representación o de competencia, y que representa un suceso originario, no sólo como mera representación, sino como identificación, lo que reproduce lo acaecido en los orígenes del propio Mito (49). DEFINICIÓN DEL MITO

Con estos datos, sumados a los ya analizados al recordar la conciencia lúdica, estamos en condiciones de comprender la definición de mito propuesta por Malinovski: Primero, dice, el mito constituye la historia de los seres sobrenaturales. Segundo, esta historia es verdadera y es sagrada. Tercero, al conocer el mito, se conoce el origen de las cosas y, como luego veremos, al conocerlas se llega a dominarlas y manipularlas a voluntad. Cuarto, el mito no es un conocimiento abstracto, sino un conocimiento que se vive ritualmente.

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Y, finalmente, quinto: vivir los mitos en forma verdadera, que es la ritual, implica una experiencia religiosa (50). EL LUGAR DEL JUEGO

Ahora bien, el mito se juega siempre en un lugar consagrado, el locus ludorum o Campo de Juego, una zona sagrada, marcada de antemano.

EI estadio, la mesa de juego, el círculo mágico, el templo, la escena, la pantalla, el estrado judicial, son todos ellos, por su forma y función, campos o lugares del Juego; es decir, terreno consagrado, dominio santo, cercado y separado. En última instancia, se trata de una reducción del cosmos donde rigen determinadas reglas, porque es jugando como se crea el orden (51). Toda acción que, respetando las reglas, se juega dentro del locus ludorum, en el lugar del Juego, es un rito, todos los ritos son fiestas y todas las fiestas son juegos; y, aunque no todos los juegos sean fiestas, todos participan del espíritu festivo: un espíritu que transforma las fatigas humanas en fiestas, y que añade algo divino al Juego, gracias a lo cual, lo normalmente imposible se hace posible y el hombre se siente elevado a un plano en el cual todo es como el primer día, donde se está con los dioses, donde, al participar de un hálito de la creación, se

vuelve divino el mismo homo ludens (52).

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PARTICIPAR EN LA CREACIÓN

AI decir de Jensen, participar en la creación es la esencia de la Fiesta. Tan pronto como ciertos signos de la naturaleza, la tradición o la costumbre se lo recuerdan, el hombre lúdico está dispuesto a formar parte de un ser y un crear extraordinarios: el tiempo y el hombre se vuelven festivos. Y, siguiendo el raciocinio de Kerenyi, el trasfondo de cualquier fiesta, la del maíz, por ejemplo, expresa míticamente la realidad del destino del maíz. ¿Por qué a partir de dicha realidad, se origina en los seres humanos que viven dentro de la misma unidad vital del maíz, una idea del destino de esta planta como destino de un ser divino? De algo presente surge algo más presente, de la comparación entre realidades diferentes pero unidas por la otredad lúdica, surge una realidad superior.

La atmósfera festiva flota entre la realidad y el juego, entre lo estrictamente ligado y lo arbitrariamente libre (53), una paradoja que sólo se resuelve si la consideramos desde su raíz. Para el homo ludens, la conciencia de que una realidad distinta de la cotidiana se ha hecho realidad psíquica, brilla como idea absolutamente convincente. Así, dado que el cosmos y su destino están por momentos contenidos en el interior de un estadio o en el circular veloz de la bolita sobre los treinta y seis casilleros rojos y negros de la ruleta, con mucha mayor razón lo está en los ritos religiosos, porque es en ellos donde la realidad del alma individual se resuelve en realidad divina.

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De este modo, la Fiesta, los cultos y sus ceremonias rituales desarrollan dos elementos que, aunque están presentes en el Juego de los niños, adquieren en la cultura grandes construcciones simbólicas y poderosos significados de alianza con el cosmos. Es decir que producen en el jugador una relación más íntima con la realidad.

En este punto debemos recordar que el yo lúdico, al sumergirse en el Juego, abandona la dureza cotidiana y se torna fluído, capaz de ser una cosa más entre las cosas. Y la conciencia de que “ésto es un juego” provoca un estado anímico correspondiente, el sentimiento festivo. Mirado a través de sus ojos, el mundo abandona la hostilidad cotidiana y el yo llama hermanos a todos… y a Todo.

Sin estos elementos adicionales, la Fiesta, el Gran Juego de los Hombres, carecería del sentimiento creador que le es propio. En el rito, en el culto, no se pone en juego un orden cualquiera, sino el verdadero orden del universo (54); ese orden donde viven realmente los hombres y que para el homo ludens domina la visión de la realidad.

Así, aunque no sea más que una de las innumerables repeticiones que han vuelto a jugarse siempre, a intervalos fijos desde el tiempo originario, la Fiesta está penetrada por el espíritu creador de los orígenes, en otra forma no sería una fiesta.

Frobenius afirma que, así como los niños representan en sus juegos el orden del mundo ya establecido por

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los hombres, el Juego Ritual de los hombres repite el orden de la naturaleza, reproduciendo la conmoción causada durante el despertar originario. Por eso, jugar el Rito produce en el hombre lúdico el mismo efecto que se representa en la acción sacra de modo figurado. Su función no es la de simple imitación, sino la de participar (55), es un “helping the action out”, un hacer que se produzca la acción (56).

Para citar solo algunos ejemplos, según la vieja doctrina china, la danza y la música tienen como fin común conservar el mundo en marcha y predisponer a la naturaleza en favor del hombre. Así, de las competencias celebradas en los comienzos de las estaciones solares, depende el curso próspero del año. Digamos, por ejemplo, que si no se realizan, la cosecha no llegará a la sazón. El hombre lúdico se entrega a este tipo de fiestas con la intensa convicción de que atraen bendiciones para el grupo. Por un tiempo, todo estará en orden, las potencias superiores protegerán los intereses de la comunidad, se mantendrá el orden del mundo y se asegurará el bienestar cósmico social. Así pues, la Fiesta se juega dentro de un campo propio, efectivamente delimitado como Lugar del Juego. Para realizarla se crea un mundo de temporada y su efecto no cesa con el término del juego, sino que su resplandor sigue iluminando el mundo de todos los días, proporcionando seguridad, orden y bienestar al grupo que ha realizado la Fiesta,

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hasta el siguiente regreso de la temporada de los Juegos Sagrados. Claro que no hay que figurarse este sentimiento como el resultado final de una serie de conclusiones racionales. Se trata de un sentimiento vital, de una satisfacción que, para el hombre lúdico, desemboca en una fe más o menos formulada. LA MAGIA

Praxis del Rito, entramos al terreno de la Magia. Aquí, el Culto, que es el lenguaje del hombre con los dioses, se transforma en una forma de comunicarse con el

destino, conclusión obvia desde que sabemos que el Juego vence al tiempo. Recordemos que, practicando el rito, el homo ludens saca de contexto al hecho histórico, vaciándolo de todo contenido y, como decíamos al analizar la conciencia lúdica, hace que ayer y mañana sean lo mismo, el fin idéntico al comienzo. De este modo, al encarnar el mito, el hombre lúdico introduce efectivamente el Mito en el presente, y, al suprimir la unicidad del instante, proyecta al infinito el tiempo del Rito, sacándolo del transcurso y la historia para transformarlo en origen del

transcurso y de la historia.

Para los fines de nuestra meditación podemos considerar la Magia como el resultado de un Rito

bien practicado, y decir que, gracias a ella, el hombre deja de sentirse dominado y a merced de los

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fenómenos naturales. Toda práctica mágica, dice Cassirer, se basa en la convicción de que, los efectos naturales dependen en alto grado de los hechos humanos (57). REGRESO A LA FE

Podemos comprender la confianza básica con que el hombre lúdico enfrenta el mundo, ya que se sabe poseedor de un secreto capaz de controlar su contorno.

Así, de los tres homos aristotélicos, es el único que ha perdido el miedo. Repitiendo el Rito puede renovar el tiempo, jugando puede crear un tiempo ordinario que le sea propicio, ya que el solo recuerdo del Mito sumado a la práctica del Rito asociado, tiene la virtud de devolver el tiempo al instante originario, al infinito, al minuto mismo de la creación. Como ocurre tanto en la misa católica como en cualquier otra ceremonia religiosa.

Y la presencia del hombre lúdico en ese instante eterno, le permite pergeñar un futuro acorde a sus deseos.

ALEA LUDUM

No es otro el origen de los rituales mágicos, algunos de los cuáles tiñen las ceremonias de religiones tan elaboradas como el cristianismo y el budismo, por ejemplo.

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Para estudiar estos rituales mágicos en su aspecto más puro, detengámonos por un momento en los grandes juegos de suerte, aquellos del enfrentamiento del hombre con su destino. Entre ellos los más perfeccionados por el pensamiento lúdico son el naipe Tarot y el Sistema Astrológico en Occidente, mientras en Oriente lo es el I Ching.

LA SINCRONICIDAD

Carl Gustav Jung, en sus estudios sobre la Astrología y el I Ching, sostiene que el alto porcentaje de aciertos de estos ritos mágicos no puede deberse más que a un principio que propone llamar sincronicidad.

Las implicancias de esta idea son revolucionarias: el tiempo no parece ser abstracto, sino un continuo concreto, capaz de tener cualidades o condiciones que se manifiestan con simultaneidad relativa en diferentes lugares, con un paralelismo causalmente inexplicable (58). EI I Ching y la astrología serían rituales capaces de identificar las características del tiempo que estamos viviendo en un momento determinado. Jung cita como ejemplos complementarios la inexplicable manifestación simultánea de idénticas situaciones, pensamientos, símbolos o estados psíquicos, a gran distancia unos de otros y sin relación causal conocida. Estas conclusiones de Jung están apoyadas por las relaciones no causales que propone Wolfang Pauli (59). Este tipo de acontecimientos, aparentemente independientes, pueden tener entre sí relaciones sin

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causa conocida, pero significativas. Para Pauli son las coincidencias significativas, los signos, la sincronicidad que revela relaciones inesperadas e insólitas entre el hombre, el tiempo y el espacio. EI poeta Paul Claudel llamó "jubilación de los azares" aquello que para Jung era sincronicidad y, para Pauli, coincidencias significativas (60). De acuerdo a este principio, no es que el aspecto astronómico real o la casual caída de las cartas o las varillas de milenrama afecte los sucesos humanos; lo que ocurre es que tanto el sistema solar como el hombre transcurren en un mismo tiempo, tiempo que tiene la capacidad de infundir su carácter en los astros, en los hombres, en los elementos del Juego. TAROT E I CHING

EI rito del Tarot, que algunos consideran cabalista, y el rito del I Ching operan de manera semejante: los arcanos y las varillas del milenrama coinciden con el tiempo de quién los utiliza. Este análisis prueba desde otro ángulo algo que ya habíamos anotado a propósito del Rito Mágico, el culto religioso, el único Juego que juega sólo el hombre, el Juego Sagrado, es decir, un milagro capaz de renovar la vida y que permite a nosotros, los hombres, sumirnos en el tiempo originario, otear hacia el pasado y el futuro, y volver renacido, nacido dos veces, al tiempo de todos los días, para encontrar entonces, en este planeta que es de color celeste, el

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reflejo inmediato de la risa que acompaña al Juego Divino. Jugando el hombre vence al tiempo, vence al miedo y la trascendencia pierde sentido porque ahora y aquí, en una meditación, que es una de las formas rituales más extendidas, se descubre que el pasado no ha tenido más que un sentido: llegar a este instante; ergo, todo el futuro del universo está contenido ahora y aquí. PRINCIPIO DE LA CONFIANZA

Es sobre esta base de confianza como opera la conciencia lúdica sobre el mundo. Así, casi al finalizar nuestra meditación reencontramos la confianza, pero transformada en la

primera de las virtudes teologales: fe. REGRESO AL PRAGMATISMO

Es tiempo de retornar a la praxis, al homo faber y al sapiens, y preguntarnos para que sirven las virtudes teologales.

AI respecto vale la pena recordar las investigaciones zoosemióticas, o sea sobre la relación entre hombres y animales realizadas por Thomas Sebeok (61) y algunos análisis de Rosenthal (62).

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Este último, por ejemplo, constató grandes diferencias entre los resultados obtenidos por diferentes investigadores que experimentaban con los niveles de inteligencia y aprendizaje de una familia de ratones de laboratorio. Considerándolas inexplicables, procedió a investigar a los investigadores, descubriendo que aquellos que creían que los ratones eran inteligentes obtenían mejores resultados que los científicos que pensaban que dichos animalitos eran imbéciles. Otro cúmulo de experiencias semejantes, y en especial las observaciones de algunos adiestradores de fieras salvajes llevadas a cabo por Sebeok, confirman lo que podríamos resumir diciendo que basta con definir a un perro como bravo o a un caballo como chúcaro, para que el primero agreda y el otro se encabrite. Melanie Klein (63) se refirió muy de pasada al mismo fenómeno, que ella llamó adscripción de roles. Esencialmente la idea es la misma, sólo que planteada especto de las relaciones entre padres e hijos. Dos ejemplos pueden aclarar esta noción: LA GALATEA creo que se llamaba un film basado en EL QUIJOTE de Cervantes. En todo caso Peter O’Toole jugaba el papel del Caballero de la Triste Figura. En su argumento, Aldonza Lorenzo, al saber que un Caballero Andante veía en ella a una dama y “desfacía entuertos” honrando el nombre Aldonza, comenzó a transformarse en dama. Y aunque el triste caballero “ficiese más que desficiese” los entuertos que encontraba en su ruta, ella fue aproximando

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paulatinamente su conducta a la imagen que don Quijote tenía de su Dulcinea del Toboso. Otro ejemplo muy acertado lo encontramos en la vida de San Thomas Becket. La historia ha sido profusamente divulgada por poetas, cineastas, historiadores y novelistas. Becket fue nombrado Arzobispo de Canterbury por el Rey Enrlque II con sólo objeto de tener en el importante cargo a un hombre de su más plena confianza. El Arzobispado de Canterbury encabeza hasta hoy la estructura del poder eclesiástico de la Iglesia de Inglaterra y a través de Beckett el Rey pretendía controlar a los religiosos. Pero siendo ya Arzobispo, Becket se supo depositario de la confianza y el amor de su grey y reformó su conducta en consonancia con su dignidad eclesiástica, asumiendo su rol religioso, se transformó en un santo que entregó su vida cumpliendo los deberes eclesiásticos. Es decir que La Fontaine tenía razón cuando señalaba que el hombre es de tres maneras: como él cree que es, como los demás creen que es y como es realmente (64). EI correspondiente sociológico de este principio es la noción de profecía autocumplida (65). Su enunciado es: basta definir una situación como real, para que sean reales sus consecuencias.

Un ejemplo de cómo opera lo encontramos en la histórica quiebra de un banco suizo, originada no tanto por la situación económica de la institución, que era bastante solvente, sino por rumores que

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provocaron la desconfianza del público sobre la solvencia de la institución. Pronto los clientes del banco afectado comenzaron a retirar dinero, lo que hicieron hasta vaciar las arcas.

Una aplicación práctica posible: si los israelitas están seguros de que los árabes violaran los pactos de cese del fuego, los pactos serán violados.

Observamos de inmediato que el mundo es como el

hombre cree que es. Esto hace de la confianza algo más que esperanza, ánimo, vigor o creencia. Finalmente, la meditación sobre el Juego nos ha abierto una posibilidad real de obrar sobre el mundo, porque el hombre lúdico es capaz de cambiarlo en la medida de su fe. No es otra cosa lo que quiso decir Jesús: “Con tanta fe como un grano de mostaza, podrás mover montañas” (66). Sólo que, como el hombre lúdico está efectivamente integrado al juego del cosmos, si la montaña no va hacia él, él va a la montaña (67).

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NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA

En el caso de ambas ediciones, las NOTAS están indisolublemente ligadas a la bibliografía; por eso, aquí, ambas se encuentran juntas:

DE LA PRIMERA PARTE

FABER

(1) La necesidad final de comunicar el contenido de una meditación la justifica "JUVENILIA", que leí en "La Mano Encantada", publicada por la Editorial Iberoamericana, en Madrid, el año 1930. En la página 135 del texto, GERARD DE NERVAL escribe: "Se dirá que esta es la experiencia de todo el mundo, pero todo

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el mundo no ha tenido ocasión de contarla… y si cada uno lo hiciera, sería un beneficio, pues la experiencia de cada uno sería el tesoro de los demás".

(2) Respecto del collage, debo hacer, más que una confesión, un capítulo aparte. EL COLLAGE

Comenzaré por el principio: como ya he dicho, este libro tiene un hermano mellizo novelado PASAJE AL FONDO DE LA TIERRA. Los días de Arne

Saknussem, publicado por la histórica Editorial Del Pacífico en 1975. En el pretensioso Prólogo que escribí para la primera edición, sostengo que el collage literario es un sistema, un método de creación literaria "absolutamente nuevo".

Poco después descubrí el "robo instantáneo", como llama al collage literario MARSHALL MC’LUHAN, en la página 123 de EL MEDIO ES EL MASAJE, una obra elaborada en colaboración con Q. Fiore y editada por Paidos en Buenos Aires, el año 1969. De modo que mi afirmación adolecía de juvenil imprudencia. Y eso no fue todo: al día siguiente de dar el visto bueno a las pruebas de imprenta, descubrí que WILLIAM S. BURROUGHS, en la página 7 de su libro EXPRESS NOVA, publicado bajo el sello de Minotauro en Buenos Aires, 1973, dice haber empleado en la confección de su obra “una variante del método del recorte (cut-up method) de Brion

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Gysin… este libro, por consiguiente, es un compuesto de varios autores, vivos y muertos".

EI lector podrá imaginar mi sorpresa: - ¡Ah! – pensé - ¡ Esta dichosa sincronicidad que anda por todas partes al mismo tiempo!

Por supuesto que me puse a buscar alguna obra de Brlon Gysin, pero como en este país estamos tan bien informados y el movimiento librero es particularmente ágil, hasta hoy no consigo juntarme con ninguna.

En cambio, algunos meses después encontré una obra de NORMAN O. BROWN, publicada en español por Sudamericana en Buenos Aires, 1972, EL CUERPO DEL AMOR en cuya página 7 el autor expresa "…un perpetuo reconocimiento hacia una muy grande compañía, tanto de vivos como de muertos: mis autoridades, mis autores". Evidentemente se trataba de un collage.

También apareció por esos días un collage de BRAULIO ARENAS, publicado por Nascimento en 1975, aunque en este caso el poeta permite que se noten las diferencias de estilo entre los autores copiados y no pretende sellar su recolección alrededor de un tema central, su creación es básicamente un collage. La paternidad del collage resultaba así un tanto generalizada, de modo que, llevado por el inveterado optimismo que me caracteriza, fui algo más humilde:

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- ¡”Dichosa edad y siglo dichoso” aquel donde salen a luz estas “famosas hazañas” nuestras! -, me dije entonces, porque si bien CHATEAUBRIAND roba instantáneamente a otros autores trozos de EL GENIO DEL CRISTIANISMO, traducido y publicado en Madrid, el año 1852, por Gaspar y Rojas, y lo reconoce en las páginas 180 a 188, lo que hace no es propiamente un collage. Sí, el collage era creación de nuestro siglo. Poco después tuve la oportunidad de conocer un texto firmado por FRANCISCO VALDÉS VERGARA, prolongado nada menos que por Domingo Faustino Sarmiento. Se trataba de un volumen de la Biblioteca Excelsior de la Editorial Ercilla, que incluía tres títulos, el último era la BIOGRAFÍA DE FRANKLIN, del señor Valdés, quien reconocía en el primer párrafo haber armado la obra con extractos escritos por el propio Franklin. Así pues, su libro era básicamente un collage, y ya no había originalidad posible. Para colmo, por los mismos días encontré en anticuario, un impreso por Paulin en París, en 1845: CURIOSITÉS LITTERAIRES PAR UNE SOCIETÉ DES GENS DE LETTRES ET D'ERUDITES, en cuya página 12, bajo el título DES CENTONS, dice, traduzco: “Se llama centón (del latín cento, ropa hecha con remiendos de piezas diferentes) una obra compuesta de versos o de pasajes en prosa, sacados de uno o varios autores. El más antiguo centón que se conserva es MEDEA, de HOSIDIUS GETA".

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Resultaba finalmente que el collage literario no es en absoluto nuevo, sino que, al contrario, se trata de un forma clásica de composición.

(3) EI artículo NECESITAMOS CONFIAR, fue publicado por esos días en las páginas 312 a 314 del número 230 de la revista MENSAJE, Julio 1974.

DE LA SEGUNDA PARTE SAPIENS

(4) Una buena información sobre la teoría de EDWARD DE BONO había aparecido en La Revista del Domingo del diario El Mercurio unos años atrás. Poco después, la librería Studio, importó su obra más importante HOW TO LEARN TO THINK IN FIVE DAYS, texto del cual hay varias ediciones en inglés y traducciones al español.

(5) Me refiero especialmente a LOS SIGNOS EN ROTACIÓN, un texto de extraordinaria lucidez, escrito por OCTAVIO PAZ, también hay varias ediciones. Además fue incluido en EL ARCO Y LA LIRA, del mismo autor.

También debo citar en este punto la reveladora DIOSA BLANCA, publicada por Losada en Buenos Aires, 1970, escrita por el notable ROBERT GRAVES.

(6) Así lo menciona HUIZINGA por la página 17 y su detalle editorial lo incluyo en la nota 9.

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(7) Siendo EL GRAN TEATRO DEL MUNDO, de PEDRO CALDERON DE LA BARCA una buena prueba de que la vida también es un Juego, no es la única: el padre del Renacimiento, el mismísimo DANTE, desarrolla en su DIVINA COMEDIA ideas semejantes.

(8) SCHILLER es un buen ejemplo.

(9) EI famoso HOMO LUDENS, cuya traducción fue publicada por Alianza, en Madrid, 1972, es el texto clásico y esencial escrito por JOHANN HUIZINGA sobre las teorías del Juego.

(10) Una de las numerosas ediciones de GAMES PEOPLE PLAY, la obra de ERIC BERNE, fue publicada por Ballantine en Nueva York, 1975.

(11) Alianza publicó en Madrid, el año 1966, el PSICOANÁLISIS DEL FUEGO, de GASTON BACHELARD.

(12) COOMARASWAMY es citado por ELIADE cuya ficha bibliográfica se encuentra en la nota siguiente. (13) Esta monografía de MIRCEA ELIADE fue publicada en español por Guadarrama, en Madrid, 1969, como parte del volumen MEFISTÓFELES Y EL ANDRÓGINO. Los párrafos citados pertenecen a las páginas 44 y 45 de dicha edición. (14) Sin ser filósofo profesional, me siento excusado de revisar la voluminosa bibliografía de Santo TOMÁS DE AQUINO, pero tengo la impresión de

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que expresó conclusiones en todo semejantes a las de RAMAKHRISNA. Al menos GRAHAM GREENE, en UN CASO ACABADO, traducido por Sur, en Buenos Aires, 1961, hace decir en la página 242 al padre Jean:

- “Después de todo santo Tomás de Aquino dijo que Dios inventó el mundo por juego."

(15) Párrafos idénticos pueden encontrarse en las páginas 58 y 59 de la mencionada obra de GUSTAV BALLY, EL JUEGO COMO EXPRESIÓN DE LIBERTAD, publicada en español por Fondo de Cultura Económica, en México, 1964.

(16) Decidí dejarlo en el idioma original porque desconozco el nombre popular de esta avecilla en español; la traducción literal sería "somormujo coronado".

(17) Las páginas 67 y 68, y las 72 y 73, de L’AGRESSION, UNE HISTOIRE NATURELLE DU MAL, publicada por Flammarion en París, 1969, contienen las ideas que refundo aquí. El libro mencionado es tal vez la obra capital de KONRAD LORENZ. (18) LA FORMACIÓN DEL SÍMBOLO EN EL NIÑO. IMITACIÓN, JUEGO Y SUEÑO. IMAGEN Y REPRESENTACIÓN, obra de JEAN PIAGET, fue publicada por el Fondo de Cultura Económica, en México, 1961. Los textos citados son de las páginas 125 y siguientes.

(19) El análisis de estos investigadores lo realiza PIAGET, en la obra citada más arriba.

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(20) Citado por HUIZINGA.

(21) Estas frases son de la página 15 del mismo HUIZINGA.

(22) Lo dice textualmente ERNST CASSIRER entre las páginas 46 y 49 de su ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA. INTRODUCCIÓN A UNA FILOSOFÍA DE LA CULTURA, traducido y publicado por el Fondo de Cultura Económica, en México, el año 1963.

(23) Ambos párrafos son de HUIZINGA, y se encuentran en la página 36 de la obra citada más arriba.

(24) No será ésta la primera vez que recurriremos a AD. E. JENSEN y su obra MITO Y CULTO ENTRE PUEBLOS PRIMITIVOS, publicada en español por el Fondo de Cultura Económica, en México, en 1966. En este caso me refiero a las páginas 67 y siguientes.

(25) Todo el párrafo ha sido robado instantáneamente de las páginas 25 y 26 de la tan mencionada obra de HUIZINGA.

(26) Los tres párrafos que forman este capítulo también pertenecen a la página 26 de la obra de HUIZINGA. (27) Lo dijo JORGE MILLAS, en un discurso pronunciado en el Teatro Universitario Austral. Posteriormente, su discurso fue publicado como Prólogo de la obra póstuma de LUIS OYARZUN, DEFENSA DE LA TIERRA, Editorial Universitaria,

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Santiago, 1973. EI párrafo citado se encuentra en la página XIII de dicho Prólogo.

(28) Esta frase de SHANKARA fue citada en la página 18 de la obra de ALDOUS HUXLEY, FILOSOFÍA PERENNE, cuyo detalle editorial consta más adelante, en la nota 44. (29) De la página 26 de la ya citada obra de HUIZINGA.

(30) En la página 12 del mismo libro.

(31) Efectivamente MIGUEL DE UNAMUNO lo enuncia en EL SENTIMIENTO TRÁGICO DE LA VIDA, Losada, Buenos Aires, 1969: "EI hombre dicen, es un animal racional. No sé por qué no se haya dicho que es un animal afectivo o sentimental…", en la página 9.

(32) Vale la pena leer sobre este punto a RODOLFO MONDOLFO, VERUM FACTUM. DESDE ANTES DE VICO HASTA MARX, publicado por Siglo XXI, en Buenos Aires, 1971. En cualquier caso sostiene esta afirmación en las páginas 13, 14 y siguientes.

(33) Ver IDENTIDAD ENTRE JUEGO Y ACCION SACRA en las páginas 21 y siguientes de la citada obra de HUIZINGA.

(34) Estas excelentes frases de PLATÓN, son citadas por HUIZINGA en la página 33.

(35) Se trata nuevamente del Prólogo de JORGE

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MILLAS, en la ya citada obra de LUIS OYARZÚN, sólo que esta vez en la página XV.

(36) Sir JOHN FRAZIER, en LA RAMA DORADA (Fondo de Cultura Económica, México, 1956) recoge cualquier cantidad de ejemplos que ilustran “la vigencia del símbolo”.

(37) La frase, “percepción de la conciencia lúdica”, citada de la página 64 de la ANTROPOLOGÍA de CASSIRER, reconoce su antecedente frazeriano.

(38) También citado por CASSIRER, en la página 119 de su obra.

(39) Ambos párrafos han sido textualmente robados de la página 129 del mismo libro de CASSIRER.

(40) ERICH FROMM cita a SPINOZA en la página 46 de EL CORAZÓN DEL HOMBRE, cuyo detalle editorial está en la nota siguiente. (41) Estos magníficos párrafos reconocen la paternidad de ERICH FROMM, en las páginas 46 y 47 de EL CORAZÓN DEL HOMBRE, SU POTENCIA PARA EL BIEN Y PARA EL MAL, publicado por el Fondo de Cultura Económica, en México, 1972. (42) EL HOMBRE UNIDIMENSIONAL. ENSAYO SOBRE LA IDEOLOGÍA DE LA SOCIEDAD INDUSTRIAL AVANZADA, fue publicado por Joaquín Mortiz, en México, en 1968. La obra de HERBERT MARCUSE ya es un clásico.

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También puede consultarse EROS Y CIVILIZACIÓN, UNA INVESTIGACIÓN FILOSÓFICA SOBRE FREUD, también editada en español por Joaquín Mortiz, en México, el año 1968.

(43) Creo pertinente intentar la explicación de la unidimensionalidad utilizando un raciocinio diferente, que tiene origen en el concepto del hombre.

Defina como se defina al individuo de nuestra especie, ya sea que gustemos de SCHELER: "centro activo en el que el espíritu se manifiesta dentro de las esferas del ser finito”, o nos inclinemos por BOECIO, "rationalis naturae individua substancia", o prefiramos a SAN AGUSTÍN, "horizonte entre la bestia y el ángel", o ironicemos con ese PLATÓN apócrifo: "bípedo implúmico”, en cualquier caso está latente la idea de que el ser humano participa sincrónicamente de diferentes formas de existencia, a veces, incluso opuestas, contradictorias. Pero la totalidad de estas existencias heterogéneas que implica el ser humano es algo más que una simple suma de dichas existencias, porque un todo, antes que suma, es unidad. Al respecto vale la pena recordar las recientes investigaciones de STHEPHANE LUPASCO y, en especial sus obras: LES TROIS MATIÉRES, publicada por Julliard, en Paris, 1960, y L’ENERGIE ET LA MATIÉRE VIVANT, en la misma casa editorial, 1962.

La tarea de ser hombre consiste, creo, en equilibrar estas existencias posibles viviendo cada una de ellas con la mayor concentración, la máxima entrega, la conciencia más plena. Me parece así que la gran tarea

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es reproducir en nosotros la portentosa heterogeneidad, que fue probablemente nuestro origen, desde la más ínfima partícula de hidrógeno, hasta la complicada molécula de ácido ribonucleico, desde el instinto de autoconservación hasta la compleja entropía, todo lo que se ha sumado para formar lo que llamamos vida del hombre. Me parece así que tanto el buen ARISTÓTELES, cuando dijo que "en cierto sentido el alma del hombre lo es todo", como los renacentistas cuando pretendieron hacer de nuestra especie “la medida de todas las cosas”, se quedaron cortos: lo cierto es que el hombre es todo: es átomos y energía, es células y vísceras, es flor florecida, y tiene la posibilidad de ser ave y pez, nube y máquina, además de un pequeño dios… cada cosa a su tiempo y cada hora con su afán.

Talvez las tres actividades propiamente humanas, faber, sapiens y ludens, no tengan otro significado que el de ser un llamado a no descuidar parte alguna de nuestra naturaleza. Esos típicos preceptos que hicieron grande al clasicismo, como "mens sana in corpore sano" o “semen retentur venenum est", o esa desconfianza con que la Iglesia occidental miraba a los unidimensionales anacoretas, o la verbosidad con que el Gita incita a la acción creadora inmediatamente después de la especulación filosófica, son expresiones de la necesidad de realización de cada uno de nuestros aspectos. (44) Ambas citas numeradas (44) son recogidas por ALDOUS HUXLEY, en FILOSOFÍA PERENNE,

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publicada en español por la Colección Índice de la Editorial Sudamerlcana, Buenos Aires en 1967. (45) El concepto de estructura que utilizo es una paráfrasis al anotado por CLAUDE LEVI-STRAUSS en LE LECON INAUGURALE y fue citado por Octavio Paz en la página 15 de CLAUDE LEVI-STRAUSS O EL NUEVO FESTÍN DE ESOPO, publicado por Joaquín Mortiz en México, 1969. (46) Evidentemente, a la luz de todo lo anotado hasta aquí el famoso "cogito ergo sum" se revela como lo que siempre fue, un método y no una verdad

DE LA TERCERA PARTE

LUDENS

(47) Así lo expresa MIRCEA ELIADE en la página 64 de MITO Y REALIDAD, publicado por Guadarrama, en Madrid, 1958. (48) En la página 19 de la misma obra de ELIADE. (49) HUIZINGA, en la página 28 de la obra, a esta altura, tan citada.

(50) También ELIADE cita a MALINOVSKI en la página 21 de MITO Y REALIDAD.

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(51) En la página 23 de la obra citada de HUIZINGA. (52) El párrafo es un collage de párrafos de las obras citadas de JENSEN, HUIZUNGA y ELIADE.

(53) Citado por JENSEN en la página 27 de la obra detallada en la nota 24.

(54) Otra vez JENSEN, sólo que en la página 67. (55) Estas frases de LEO FROBENIUS son citadas por HUIZINGA en la página 29 de la obra citada.

(56) Otra vez HUIZINGA, en la página 28 de su obra.

(57) Lo dice CASSIRER, en la página 41 de la obra citada.

(58) CARL GUSTAV JUNG en el prólogo de EL SECRETO DE LA FLOR DE ORO. UN LIBRO CHINO DE LA VIDA. La traducción, que es de RICHARD WILHELM, fue publicada por Paidos, en Buenos Aires, 1961.

(59) No por consumista vamos a dejar de citar a LOUIS PAUWELS y JACQUES BERGIER, quienes abrieron una brecha con su MATIN DES MAGICIEN. INTRODUCTION AU REALISME FANTASTIQUE, publicado por Gallimard, en París, 1960. Son ellos quienes citan a WOLFANG PAULI en la página 253 de dicho texto.

(60) Los poetas conocen perfectamente este principio de sincronicidad. Así, el propio NERVAL, en la misma obra que citamos antes, confirma la idea: "la

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casualidad”, dice en la página 135, “ha jugado siempre tan gran papel en mi vida que no me extraña la manera singular con que siempre ha presidido mis actos, desde mi nacimiento".

Dos párrafos después informa que HOFFMANN llamaba "encadenamiento de las cosas" a esta característica.

(61) Los datos sobre THOMAS A. SEBEOK que utilizo pertenecen a un artículo llamado POSIBILIDADES DE COMUNICACIÓN ENTRE EL HOMBRE Y EL ANIMAL firmado por Heini Hediger e ilustrado con fotografías de Claude Huber.

(62) ROBERT ROSENTHAL, en EXPERIMENTER EFFECTS IN BEHAVIORAL RESEARCH, Appleton-Century-Crifts, New Cork en 1966.

(63) MELANIE KLEIN, en THE PSYCHO-ANALYSIS OF CHILDREN, The Hogarth Press Ltd. London, 1954.

(64) Esta cita de LA FONTAINE recuerdo haberla oído por primera vez en el film MARABUNTA, donde Charlton Heston se la espetaba a su supuesta esposa.

(65) ROBERT K. MERTON, TEORÍA Y ESTRUCTURA SOCIALES. Fondo de Cultura Económica, México, 1964.

(66) EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO, 21-21. También en SAN LUCAS, 17-6.

(67) Información tradicional.

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NOTAS A LAS NOTAS

Esta bibliografía sería incompleta si dejara de mencionar entre los antecedentes a Hermann Hesse y, en particular, a su obra EL JUEGO DE ABALORIOS. ENSAYO DE UNA BIOGRAFÍA DEL MAGISTER LUDI JOSEF KNECHT, juntamente con los escritos inéditos dejados por el mismo Hesse y publicados en español por Santiago Rueda, en Buenos. Aires, 1967.

Es tan cierto lo que digo, que la sola mención de la obra de Hesse me resuena como un gong puntual, alrededor del cual se abre, concéntricamente, el recuerdo de una noche, cuando, recientemente (esto lo escribí hace treinta y cinco años), releí la Introducción de esa obra maestra.

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Aquella noche pasé imperceptiblemente de la lectura real a leer en sueños y, casi de improviso me encontré, leyendo aún, en la galería de una vieja casona rodeada de parques.

Tal como Alicia cuando atravesó el espejo hacia el reino de las maravillas, a mí tampoco me sorprendió encontrar en la casona soñada a un grupo de Jugadores de Abalorios que practicaban para inscribirse en el Ludos Aniversarius. Es más, yo mismo soñaba ser uno de los jugadores.

Este inesperado viaje a Castalia me permitió saber que la forma de jugar a los Abalorios es prácticamente igual a la ensayada aquí; consistiendo ambas, básicamente, en un ir de intuiciones y un volver de autoridades traídas al debate por la mágica coincidencia del Juego, un comenzar de poesías con interrupciones matemáticas, una alianza posible del sueño con la ciencia. Tengo pues que agradecer al Juego de Abalorios al finalizar este relato.

La primera versión de este texto fue finalizada en Las Cruces de El Tabo,

Julio de 1976.

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POST SCRIPTUM

El día antes de que comenzara a imprimirse esta nueva edición, se me ocurrió agregar dos antecedentes que hace cuarenta y cinco años no habían sido publicados, de hecho ni siquiera existían. El primero cuenta unas experiencias llevadas a cabo con los vapuleados ratoncitos de laboratorio, creo que en Francia, y que yo conocí a través de un video que trajeron mis hijos. El experimento consistía en encerrar en una jaula uno o dos ejemplares y proveerles todo el alimento y entretenciones que fuese necesario. Está claro que los ratoncitos subsistían perfectamente, pero al poco tiempo, los científicos

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agregaron dos ratoncitos más, luego cuatro y así, hasta que sobre poblaron el espacio. Y comenzaron los problemas, enfrentamientos y agresiones por las causas más diversas, alimentos, usurpación de espacios, relaciones amorosas, etc… Lo peculiar y asombroso de la experiencia fue que los ratones jóvenes, digamos adolescentes, hijos de los de mayor edad, evidentemente más débiles que sus mayores, comenzaron a juntarse en bandas que asaltaban, golpeaban, llegando a asesinarse entre bandas rivales. Estas pandillas no dudaban en agredir a los ratones mayores, incluso a matarlos y luego comerlos. Esta descripción apocalíptica, es muy semejante a lo que dicen que sucede en los hacinamientos humanos provocados por la necesidad de disponer de mano de obra para las grandes fábricas del homo faber. Afortunadamente la visión apocalíptica tiene una contrapartida capaz de despertar un entusiasmo utópico, pero factible. En los últimos años se han hecho muy populares unos simios, macaca scandens creo que se llaman porque tienen sus nalgas desnudas, rojas, y acostumbran a entibiar en fuentes termales los nevados inviernos que sufren en el grupo de islas e islotes que se prolongan desde el norte del Japón hasta Alaska. El experimento fue consignado en un libro que tuve en una edición pocket, pero desapareció, MONKEY 100, recuerdo que se llamaba, y consistió en descubrir

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cuanto demoraban estos macacos en aprender nuevas técnicas de alimentación. Para ello el equipo de investigadores distribuía sacos de patatas que cada cierto tiempo volcaban en las playas de diferentes islas habitadas por estos monos. La curiosidad propia de los animalitos los atrajo y probaron las patatas, pero les desagradaron, probablemente por estar cubiertas de tierra. No tardó mucho tiempo en que a una mona de edad adulta, Ruth, la llamaban, “probablemente un individuo genial dentro de su especie”, decían de ella los investigadotes, madre de dos pequeños, se le ocurrió lavar las patatas en el mar y luego comerlas con gran placer. A las pocas horas sus hijos la imitaban y a los pocos días una buena cantidad de monos pequeños comenzaba a hacer lo mismo. Pronto fueron copiados por sus madres y sólo los monos machos más viejos se negaban a hacerlo. Hasta que un día el mono principal de la tribu, digamos el gran jefe, lavó una patata que comió con gran placer, siendo muy pronto imitado por todos los machos viejos. Lo inesperado ocurrió al poco tiempo, cuando monos de varias otras islas y diferentes edades comenzaron a lavar patatas y comerlas. Basados en esta experiencia los investigadores postularon una teoría para explicar los hechos, sosteniendo que, superada una determinada cantidad de individuos de la misma especie, el conocimiento adquirido se convierte en un “campo morfogenético”, un espacio generador de formas, imposible de medir

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pero accesible a cualquier individuo de esa especie en particular. Este campo morfogenético explicaría por qué muchas veces, en latitudes y campos de conocimiento muy diversos, se llega a hallazgos simultáneos e incomprensibles. Con el optimismo inveterado que me caracteriza, sueño con que un día próximo ocurra algo semejante con el conocimiento de una forma mejor y más respetuosa de vivir en nuestra propia especie.

En Las Cruces de El Tabo, Febrero de 2013.

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