Frescos de la escalera del claustro del Monasterio de El Escorial

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LOS FRESCOS DE LA ESCALERA DEL CLAUSTRO PRINCIPAL DEL MONASTERIO DE SAN LORENZO DE EL ESCORIAL. La obra fue realizada por el pintor napolitano Lucas Jordan entre 1692 y 93, en un estilo barroco de gusto italiano, de figuras agitadas en un luminoso cielo, cuajado de nubes doradas. Los temas hacen referencia a la fundación y construcción del Monasterio de El Escorial por encargo de los reyes fundadores de la dinastía,

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LOS FRESCOS DE LA ESCALERA

DEL CLAUSTRO PRINCIPAL DEL

MONASTERIO DE SAN LORENZO

DE EL ESCORIAL.

La obra fue realizada por el pintor

napolitano Lucas Jordan entre 1692 y

93, en un estilo barroco de gusto

italiano, de figuras agitadas en un

luminoso cielo, cuajado de nubes

doradas. Los temas hacen referencia a

la fundación y construcción del

Monasterio de El Escorial por encargo

de los reyes fundadores de la dinastía,

Carlos V y Felipe II.

Bajo la bóveda, en un ancho friso que se extiende por toda la escalera, simulando

ser un tapiz clavado en la pared, como ya se había hecho en la Sala de Batallas.

En él se finge una cenefa de colores como remate, algunas arrugas e incluso un

desgarro. En los lunetos de las ventanas se representan victorias militares del

emperador Carlos V, excepto en dos de ellos que aparecen los retratos de Felipe

IV y Carlos II, simulando bronce.

En tres de los lados se representada la batalla de San Quintín: la lucha de ambos

ejércitos en la pared Sur, el sitio y la toma de la ciudad en la pared Oeste, y la

entrega en la pared Norte.

En la pared este aparece un momento de la construcción de El Escorial: los

arquitectos Juan de Herrera y Juan Bautista de Toledo enseñan el proyecto a

Felipe II, que aparece acompañado de un bufón.

En la parte principal de la

bóveda esta representada la

Santísima Trinidad, en un trono.

A la derecha la Virgen y ángeles

que portan los objetos de la

pasión, y enfrente varios reyes

que fueron santos.

El propio San Lorenzo está

representado en el centro de la

bóveda, encima de la escalera,

arrodillado, con la parrilla a sus

pies, como intercesor de los

reyes Carlos y Felipe ante la

Santísima Trinidad.

Carlos V y Felipe II, aconsejados

por S. Jerónimo, ofrecen la corona

imperial, la corona real y la bola

del mundo. El hecho de que el

Emperador acompañe a su hijo e

incluso aparezca en primer plano,

a pesar de que el fresco haga

alusión a S. Lorenzo el Real, y por

tanto, al fundador, muestra que los

creadores del siglo XVII conocían

perfectamente la influencia que

tuvo Carlos V en Felipe II y en la

fundación y realización de El

Escorial.

Toda la escena aparece rodeada por ángeles músicos y, más abajo, en las esquinas por las alegorías de las cuatro Virtudes cardinales:

La Justicia, con la espada y la balanza, va acompañada de un avestruz. Más abajo una matrona con manto púrpura y un cetro, apoya el brazo sobre un león, símbolo de la monarquía. Porta el cuerno de la abundancia.

En la esquina contraria se encuentra la Fortaleza con manto azul y unas fasces en la mano, apoyándose en una columna, y acompañada por figuras con armas, con llaves, etc.

La templanza lleva un manto rosado y lleva el freno de un caballo, y al otro lado la Prudencia lleva una serpiente y un espejo.

Entre las virtudes, en los lados

mayores, aparecen dos Mujeres

entronizadas, representaciones de la

Monarquía, con corona, cetro y un

águila, y de la Iglesia Católica, con

halo, una cruz y un libro.

En una balaustrada del

margen occidental del

fresco aparece el

fundador del fresco, el rey

Carlos II, explicando el

significado de la obra a su

esposa Mariana de

Neoburgo y a su madre

Mariana de Austria.

Vemos como los temas hacen referencia a la

fundación y construcción del Monasterio, así como

a temas que ya habían sido encargados a otros

artistas por el rey Felipe II. Como ejemplos

podemos citar la Adoración de la Trinidad por

Carlos V y sus esposa Isabel de Portugal de

Tiziano, o La Gloria de la Monarquía de el Greco,

en la que Felipe II aparece en actitud de adoración

ante el nombre de Jesús.

También ambos monarcas habían sentido una gran

devoción por la figura de San Jerónimo y por su

orden, y en la basílica y el conjunto del monasterio

aparece representado en numerosas ocasiones,

incluido el altar mayor.

Adoración de la Trinidad. Museo del Prado.

La Gloria de la Monarquía. Monasterio de El Escorial.