FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

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UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS DÉFICIT DE PRESIÓN DE VAPOR (DPV) Y FACTORES MICROCLIMÁTICOS COMO HERRAMIENTAS DE PRONÓSTICO DE Botrytis cinerea Pers. ex Fr., EN Lactuca sativa L. BAJO INVERNADERO TESIS DE MAGISTER FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES VALDIVIA - CHILE 2013

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UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS

DÉFICIT DE PRESIÓN DE VAPOR (DPV) Y FACTORES

MICROCLIMÁTICOS COMO HERRAMIENTAS DE PRONÓSTICO

DE Botrytis cinerea Pers. ex Fr., EN Lactuca sativa L. BAJO

INVERNADERO

TESIS DE MAGISTER

FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

VALDIVIA - CHILE

2013

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DÉFICIT DE PRESIÓN DE VAPOR (DPV) Y FACTORES

MICROCLIMÁTICOS COMO HERRAMIENTAS DE PRONÓSTICO

DE Botrytis cinerea Pers. ex Fr., EN Lactuca sativa L. BAJO

INVERNADERO

Tesis presentada a la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad

Austral de Chile como parte de los requisitos para optar al grado de

Magister en Ciencias Vegetales, Mención en Protección Vegetal

por

Francisco Javier Beluzán Flores

Valdivia - Chile

2013

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I

INDICE DE CONTENIDOS

Capitulo Página

RESUMEN 1

ABSTRACT 2

1 INTRODUCCION 3

1.1 Procesos físicos en invernaderos: radiación solar como fuente de

energía.

3

1.1.1 Clima y microclima. 3

1.1.1.1 Temperatura 4

1.1.1.2 Sicrometría y Humedad Relativa. 4

1.1.1.2.1 Temperatura de Bulbo Húmedo. 5

1.1.2 Presión de vapor. 7

1.1.2.1 Presión de saturación de vapor. 8

1.1.2.2 Presión real de vapor. 8

1.1.2.3 Déficit de Presión de Vapor (DPV). 9

1.2 Botrytis cinerea Pers. ex Fr. 10

1.2.1 Descripción y morfología. 10

1.2.2 Biología de B. cinerea. 10

1.2.3 Pudriciones causadas por B. cinerea. 11

1.2.3.1 Síntomas, signos y daños en cultivos. 11

1.2.4 Influencia ambiental sobre el desarrollo de B. cinerea. 11

1.2.4.1 Factor temperatura. 11

1.2.4.2 Factor humedad relativa (HR). 11

1.2.4.3 Factor precipitación. 13

1.2.4.4 Factor viento. 13

1.2.5 Necesidad de manejo de la enfermedad. 14

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II

1.2.5.1 Control preventivo. 15

1.2.5.1.1 Modelos y sistemas de pronóstico de infecciones. 15

1.2.6 DPV y sus implicancias en el manejo climático de invernaderos. 15

1.2.6.1 Ventajas del DPV. 16

1.2.6.2 Cálculo del DPV. 18

1.2.6.3 Aplicaciones del DPV en invernadero. 19

1.2.6.3.1 Regulación de absorción de nutrientes desde el sustrato. 19

1.2.6.3.2 Control preventivo de patógenos. 19

2 MATERIAL Y MÉTODO 22

2.1 Ubicación del ensayo. 22

2.2 Duración de los ensayos. 22

2.3 Características del lugar del ensayo. 22

2.3.1 Clima. 22

2.3.2 Suelo. 23

2.4 Infraestructura a utilizar. 23

2.4.1 Características principales de los invernaderos. 23

2.4.2 Capacidad ventilatoria. 24

2.5 Material vegetal. 25

2.6 Material fúngico. 26

2.7 Labores culturales y establecimiento del ensayo. 26

2.7.2 Control de malezas y plagas. 26

2.7.3 Riego. 27

2.8 Diseño experimental. 28

2.8.1 Tratamientos a evaluar. 29

2.8.2 Marco de plantación. 30

2.8.3 Parámetros climáticos registrados. 30

2.8.4 Parámetros a calcular. 30

2.8.4.1 Tiempo térmico. 30

2.8.4.2 Déficit de presión de vapor (DPV). 32

2.8.5 Parámetros a evaluar. 32

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III

2.8.5.1 Análisis fitopatológico general. 32

2.8.5.2 Incidencia total de B. cinerea. 32

2.8.5.3 Incidencia de B. cinerea y su relación con la fenología del cultivo de

lechuga.

33

2.8.5.4 Incidencia de B. cinerea y su relación con el DPV. 33

2.8.5.5 Incidencia de B. cinerea y su relación con factores microclimáticos. 33

2.8.5.6 Producción de esporas de B. cinerea. 34

2.8.5.7 Severidad de infecciones. 35

2.9 Análisis estadístico. 36

3 RESULTADOS Y DISCUSIÓN 38

3.1 Características microclimáticas registradas durante las temporadas

productivas.

38

3.2 Incidencia de B. cinerea y su relación con el DPV. 42

3.2.1 Modificación tabla de umbrales de ataque de B. cinerea (Argus,

2009).

44

3.3 Incidencia de B. cinerea y su relación con la temperatura. 47

3.4 Incidencia de B. cinerea y su relación con la humedad relativa. 49

3.5 Comparación de predicción de modelos de incidencia relativa para

DPV, temperatura y humedad relativa.

53

3.6 Incidencia total y relativa de B. cinerea y su relación con la

fenología del cultivo de lechuga.

55

3.7 Influencia microclimática sobre la esporulación de B. cinerea. 63

3.8 Influencia microclimática sobre la severidad de las infecciones

causadas por B. cinerea.

68

4 CONCLUSIONES 72

5 BIBLIOGRAFIA 73

ANEXOS 86

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IV

INDICE DE CUADROS

Cuadro Página

1 Medias de temperatura (°C), humedad relativa (%) y DPV (kPa), para

el tratamiento de 25 y 75% de ventilación, para la temporada otoño-

invernal y estival.

40

2 Número total de horas con humedad relativa por sobre el 90%, según

la incidencia total en invernadero, por cada tratamiento y temporada

productiva.

53

3 Comparación de valores de r2, obtenidos de regresiones polinómicas

entre incidencia relativa y DPV, temperatura y humedad relativa, para

temporada otoño-invernal y estival, según tratamiento de 25 y 75% de

ventilación

54

4 Medias de DPV, temperatura y humedad relativa (promedio de ambos

tratamientos), para las etapas fenológicas de pre-roseta, roseta y

madurez de cosecha, para la temporada otoño-invernal y estival.

70

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V

INDICE DE FIGURAS

Figura Página

1 Variables incidentes en el control microclimático en invernaderos. 4

2 Bulbo seco y Bulbo húmedo. 6

3 Carta psicrométrica a temperaturas normales y presión barométrica de

101.325 kPa (nivel del mar). En esta carta, la presión parcial del vapor

de agua está en la abscisa (izquierda) medida en g kg-1aire seco. Otra

forma de expresión sería en kPa, desde donde pueden obtenerse los

diferenciales de presión de saturación de vapor de agua. Si se trabaja

a mayores alturas, se debe utilizar un diagrama diferente.

7

4 Presión de saturación de vapor (e°) en función de la temperatura (°C). 8

5 Efecto de temperatura y tiempo de incubación en el desarrollo de B.

cinerea en flores de vid.

12

6 Efecto de la humedad relativa sobre la germinación de conidias de B.

cinerea incubadas en papel celofán sobre placa Petri (C) y en papel

celofán sobre agar agua (C-AA), después de 24 horas.

13

7 Efecto del tiempo de exposición a humedad relativa de 100% post

inoculación de conidias de B. cinerea sobre partes de flores de

geranios incubadas a 25°C.

14

8 Efecto del DPV sobre la transpiración de la soja a 30°C. 17

9 Invernaderos a utilizar, invernadero 1 e invernadero 2. 23

10 Dimensiones de los invernaderos utilizados. 24

11 Plántulas con siete días de emergidas (izquierda) y plántulas con tres

semanas después de la siembra en bandejas (derecha).

25

12 Preparación del suelo (A, B), bandejas con plántulas de lechuga (C),

instalación tensiómetro (D), cultivo con una semana después del

trasplante (E) y cultivo con un mes después del trasplante.

27

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VI

13 Curva retención de agua (CC: capacidad de campo; PMP: punto de

marchitez permanente), suelo Estación Experimental Agropecuaria

Austral.

28

14 Tratamientos a evaluar, 25% (A y B) y 75% (C y D) de ventilación. 29

15 Distribución espacial para cada ensayo (otoño-invierno y estival). 31

16 Trampas de esporas instaladas en el invernadero (izquierda) y placa

Petri con colonias de B. cinerea, donde se ven las manchas marrones

producidas por el hongo luego de 72 h de incubación (derecha).

35

17 Escala de severidad de B. cinerea en lechuga (números indican

porcentaje de área basal que presenta pudrición por B. cinerea).

36

18 Evolución diaria de temperatura, humedad relativa y DPV dentro de los

invernaderos, durante la temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°),

para ambos tratamientos. Líneas sólidas indican tendencia (curva

polinómica).

41

19 Incidencia de B. cinerea y su relación con el DPV, durante la

temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°), para el tratamiento de 25 y

75% de ventilación. Flechas indican puntos de inflexión de la curva

(δy/δx≠1).

42

20 Umbrales de DPV, según incidencia relativa de B. cinerea. A la

izquierda, el cuadro descrito por Argus (2009), donde el rojo: riesgo por

infecciones; amarillo: alerta a los posibles cambios del DPV; verde: sin

riesgo por infecciones y celeste: es necesario humedecer el ambiente.

A la derecha, la nueva propuesta (en base al tratamiento de 75% de

ventilación), donde el rojo: incremento rápido de incidencia; amarillo:

incremento lento de incidencia; verde: decrecimiento lento de

incidencia; celeste: decrecimiento rápido de incidencia y naranjo: sin

incidencia.

46

21 Incidencia de B. cinerea y su relación con la temperatura, durante la

temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°), para el tratamiento de 25 y

75% de ventilación. Flechas indican puntos de inflexión de la curva

47

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VII

22 Incidencia de B. cinerea y su relación con la humedad relativa, durante

la temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°), para el tratamiento de

25 y 75% de ventilación. Flechas indican puntos de inflexión de la

curva (δy/δx≠1).

50

23 Número de horas por día con humedad relativa sobre el 90%, durante

la temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°), según tratamiento.

Líneas perpendiculares a las barras, indican media de la temporada.

52

24 Incidencia acumulada de B. cinerea, para la temporada otoño-invernal

(1°) y estival (2°), durante los días después del trasplante (DDT), según

tratamiento de ventilación. Números romanos indican cambio de fase

de la curva (I: incremento 1, II: estacionaria, III: incremento 2).

55

25 Incidencia relativa de B. cinerea, para la temporada otoño-invernal

(izquierda) y estival (derecha), según tratamiento. Números indican

fenología de L. sativa: diez hojas verdaderas (2°), quince hojas

verdaderas (3°), pre-roseta (4°), roseta (5°), comienzo formación

cabeza (6°), cabeza suave y se comprime con facilidad (7°) y cabeza

compacta y rígida (8°). Letras distintas indican diferencias

estadísticamente significativas.

59

26 Fenología de L. sativa var. Justine: cotiledones completamente

desplegados (1°), diez hojas verdaderas (2°), quince hojas verdaderas

(3°), pre-roseta (4°), roseta (5°), comienzo formación de cabeza (6°),

cabeza suave y comprimible con facilidad (7°), cabeza compacta y

rígida (madurez de cosecha) (8°) y elongación del tallo (madurez

fisiológica) (9°).

61

27 Peso específico de los componentes de la ANDEVA para incidencia

relativa de infecciones causadas por B. cinerea, según porcentaje de

suma de cuadrados.

62

28 Pruebas previas en medio ASB. Placas Petri con B. cinerea (A),

Aspergillus sp. (B), Penicillium sp. (C) y Trichoderma sp. (D), luego de

ser incubadas a 20 °C +/- 2 °C, durante 72 h en oscuridad.

63

Page 11: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

VIII

29 UFC (abajo) de B. cinerea en medio ASB (contabilizadas después de

72 h de incubación a temperatura ambiente) e incidencia relativa

(arriba) y su relación con el DPV (izquierda), temperatura (centro) y

humedad relativa (derecha) existente durante la temporada estival.

67

30 Severidad causada por B. cinerea en tres etapas fenológicas de L.

sativa, según tratamiento, para la temporada otoño-invernal (1°) y

estival (2°). Letras distintas indican diferencias estadísticamente

significativas, entre tratamientos.

68

31 Síntomas y signos visibles de B. cinerea, en el cultivo de lechuga.

Pudriciones en estado de: quince hojas (A y B), pre-roseta (C), roseta

(D y E) y madurez de cosecha (F).

71

Page 12: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

IX

INDICE DE ANEXOS

Anexo Página

1 Solución nutritiva aplicada. 86

2 Preparación medio ASB. 87

3 Evolución diaria de la temperatura (°C) del aire dentro de los

invernaderos, durante la temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°),

para tratamientos de 25% y 75% de ventilación.

88

4 Evolución diaria de la humedad relativa (%) del aire dentro de los

invernaderos, durante la temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°),

para tratamientos de 25% y 75% de ventilación.

89

5 Evolución diaria del DPV (kPa) del aire dentro de los invernaderos,

durante la temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°), para

tratamientos de 25% y 75% de ventilación.

90

6 Análisis de incidencia relativa: ANDEVA. 91

7 Análisis ANDEVA para incidencia acumulada (muestreo 10) para

temporada otoño-invernal y prueba de normalidad.

94

8 Análisis ANDEVA para incidencia acumulada (muestreo 8) para

temporada estival y prueba de normalidad.

94

9 Análisis de regresión polinómica temporada otoño-invernal:

Temperatura, humedad relativa y DPV, para 25 y 75% de ventilación.

95

10 Análisis de regresión polinómica temporada estival: temperatura,

humedad relativa y DPV, para 25 y 75% de ventilación.

96

11 Análisis de regresión polinómica para UFC: temperatura, humedad

relativa y DPV, para 25 y 75% de ventilación.

99

12 Análisis de severidad temporada otoño-invernal: ANDEVA. 101

13 Análisis de severidad temporada estival: ANDEVA. 101

Page 13: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

1

RESUMEN

En el agroecosistema invernadero, inciden numerosas variables que modifican el

microclima. Generalmente, para el manejo microclimático del invernadero, se ocupa la

temperatura y humedad relativa de manera disociada. Por lo anterior, el Déficit de Presión

de Vapor (DPV), representa una herramienta que aporta al manejo microclimático, debido

a integrar a estas dos variables, en un solo valor, expresado en unidades de presión

(kPa). Varios autores han señalado la sensibilidad de ciertos patógenos a esta unidad, por

lo que el uso para el manejo fitosanitario del cultivo, representa una opción viable de

utilizar. En base a estos antecedentes, el objetivo general de esta investigación fue

relacionar la incidencia de B. cinerea, con el DPV, temperatura y humedad relativa, en dos

temporadas productivas (otoño-invierno y verano). Para cumplir con este objetivo, se

midió incidencia (semanalmente), esporulación (mediante trampas de esporas) y

severidad (en tres períodos del cultivo) de B. cinerea, en lechugas cv. Justine, bajo

invernadero, con dos tratamientos de ventilación (25 y 75%). Se registró temperatura y

humedad relativa con un registrador de datos datalogger y se calculó el DPV. Se hicieron

correlaciones polinómicas para determinar el umbral de infección y esporulación de este

hongo. Se obtuvo como resultado, una correlación significativa (P≤0,05) del DPV,

temperatura y humedad relativa, para incidencia y esporulación de B. cinerea, sin existir

diferencias estadísticamente significativas entre ambos tratamientos. El aumento de la

severidad de la infección, se asoció a la condición microclimática favorable, caracterizada

por menor DPV y temperatura, y mayor humedad relativa. El DPV, presentó el mayor

grado de predicción que los factores restantes.

Page 14: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

2

ABSTRACT

In the agroecosystem of a greenhouse many variables affect its microclimate.

Generally, to microclimate management of the greenhouse, handles the temperature and

relative humidity so dissociated. Therefore, the Vapor Pressure Deficit (VPD), is a

management tool that provides the microclimate, due to integrating these two variables

into a single value, expressed in units of pressure (kPa). Several authors have noted the

sensitivity of certain pathogens to this unit, so that use for crop plant management

represents a viable option to use. Based on this background, the objective of this research

was to relate the incidence of B. cinerea, to VPD, temperature and relative humidity in two

productive seasons (autumn-winter and summer). To meet this goal, we measured

incidence (weekly), sporulation (spore trapping) and severity (three periods of culture) of

B. cinerea in lettuce cv. Justine, greenhouse, ventilation with two treatments (25 and 75%).

We recorded temperature and relative humidity datalogger and calculated the DPV.

Polynomial correlations were made to determine the threshold of infection and sporulation

of the fungus. The result was a significant correlation (P ≤ 0.05) of VPD, temperature and

relative humidity, for incidence and sporulation of B. cinerea, with no statistically significant

differences between the two treatments. Increasing the severity of the infection, the

condition associated with microclimate favorable, and retail DPV and temperature and

higher relative humidity. The DPV, had the highest degree of predictability to the remaining

factors.

Page 15: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

3

1 INTRODUCCION

1.1 Procesos físicos en invernaderos: radiación solar como fuente de energía.

La radiación solar es la fuente principal de energía en el microclima de un

invernadero, y está directamente relacionada con el proceso de fotosíntesis que regula el

crecimiento y la producción de las plantas y a su vez, el desarrollo de microorganismos

patógenos. Poder controlar la expresión de estos últimos sin dañar a la planta puede

inducir un aumento significativo de la eficiencia del invernadero. El concepto central pasa

por entender los procesos climáticos y microclimáticos en que están inmersos (Gliessman,

2002)

1.1.1 Clima y microclima. Los parámetros atmosféricos definidos por la Food

Agriculture Organization (FAO), que ayudan a definir el clima y el microclima son: presión

atmosférica, calor latente de vaporización y la constante psicrométrica, la que

corresponde a la energía requerida para aumentar la temperatura de una masa de agua

en 1 °C a presión constante y este valor depende principalmente de la humedad en el aire

(FAO, 2006).

Los invernaderos tienen como principal característica el ser capaces de aislar las

condiciones climáticas del exterior y de esta forma, crear un microclima interior

modificando los parámetros anteriores. Según Barnes y col. (1998), citado por Promis y

col. (2010), el microclima define el conjunto de condiciones climáticas propias de un área

reducida y representa una modificación local del clima general, debido a distintos factores,

entre los que se pueden nombrar: temperatura (T°), humedad (H), radiación y

concentración de CO2. Esta última no se considera en los invernaderos pasivos (Guzmán

y col. 2005). En la FIGURA 1, se muestra esquemáticamente, las principales variables

componentes del microclima dentro de los invernaderos.

Page 16: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

4

FIGURA 1 Variables incidentes en el control microclimático en invernaderos.

FUENTE: Guzmán y col. (2005).

1.1.1.1 Temperatura. El balance térmico está relacionado con el espectro de longitud de

onda, el cual es inversamente proporcional a la temperatura. Las longitudes de onda que

interesan en el efecto térmico son aquellas que están comprendidas sobre 760 nm, ya

que cuando un cuerpo las absorbe, estos aumentan su temperatura. La temperatura

dentro del invernadero está dada tanto por la radiación solar y la permeabilidad de los

materiales de recubrimiento (Alpi y Tognoni, 1991), siendo una medida para medir el nivel

de energía dentro de los cuerpos (Pérez, 2006). Las variaciones de temperatura dentro de

los invernaderos dependen de la radiación incidente. La temperatura es un punto crucial

dentro del sistema, ya que determina la actividad de las plantas y cantidad de agua

contenida en el ambiente (humedad) (Castilla, 2001).

1.1.1.2 Sicrometría y Humedad Relativa. La sicrometría (del griego psychros = frio, y

metron = medida) ocupa un lugar especial dentro de la termodinámica. Se refiere al

estudio del sistema aire-agua asociado al aire ambiental en estudio, el cual tiene la

capacidad de absorber diferentes sustancias, entre ellas el vapor de agua, hasta un

determinado límite dado por la misma termodinámica (FAO, 2006).

Page 17: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

5

Para entender los conceptos de y en sicrometría, se debe definir a la Humedad

Relativa como la Presión Parcial del Agua (PPA) en relación a la Presión Parcial de

Saturación del Agua (PPS) multiplicado por 100, como lo describe la Ec.1 (FAO, 2006).

HR (%) = [PPA

PPS] ∗ 100 Ec. (1)

La definición cobra sentido cuando la PPA iguala a la PPS, y entonces el cociente

se hace 1, y por lo tanto se obtiene un 100% de Humedad Relativa. Sin embargo esta

ecuación no es buena para efectuar cálculos debido a su propia relatividad. De mayor

interés es poder denotar el contenido de agua (humedad=h) en un espacio dado en

relación a su masa. De esta manera la Ec. 2, describe a la humedad (h) como:

H (g/Kg) = Masa de agua (g)

Masa de aire seco (Kg) Ec. (2)

1.1.1.2.1 Temperatura de Bulbo Húmedo. Este concepto se utiliza en la sicrometría y

corresponde a la temperatura que se genera en un termómetro con un material

absorbente (muselina, generalmente de algodón), del cual se evapora agua en forma

espontánea hacia la atmósfera aumentando su entropía (FIGURA 2) (FAO, 2006).

Para que el agua se evapore, necesita energía, la que en el concepto

termodinámico se conoce como calor de vaporización, el cual es obtenido desde el mismo

lugar en donde se encuentra, o sea, desde el bulbo del termómetro, logrando que el

mercurio que se halla a su interior pierda temperatura y se contraiga. Cuando se trata de

la medición en los bulbos húmedo y seco se asociará el nombre de Temperatura de bulbo

húmedo (TBH) y/o seco (TBS), respectivamente. De esta forma, si el agua que se

evapora desde la muselina y lo hace a un ambiente completamente seco, el aire

absorberá una gran cantidad de agua, contrayendo la columna de mercurio del

termómetro, generando con esto una diferencia de magnitud térmica con respecto al

bulbo seco. Por el contrario, si el aire está completamente saturado, este no podrá

absorber más vapor de agua impidiendo la pérdida de calor de (por) vaporización, con lo

cual ambos bulbos permanecerán en idéntica medida (FAO, 2006).

Page 18: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

6

FIGURA 2 Bulbo seco y Bulbo húmedo.

FUENTE: Callejo (2013).

Como la energía necesaria para el proceso de evaporización se obtiene desde el

mismo bulbo del termómetro (que a su vez ha tomado la energía desde la radiación

incidente), la temperatura húmeda (TH) se estabiliza, y mientras ocurre la evaporización,

esta no cambia, aumentando entonces la cantidad de humedad en la atmósfera (g m-3),

por lo que se pude decir que la diferencia de temperatura entre el Bulbo húmedo y seco,

es proporcional a la humedad, siendo máxima cuando la atmósfera está completamente

seca, y mínima cuando está saturada, con lo cual se puede obtener una relación entre

ambas temperaturas, por medio de una Carta psicrométrica (FIGURA 3), lográndose

obtener la HR (%) del momento (Callejo, 2013).

Utilizando esta carta o los datos propiamente que de esta se derivan, se pueden

tomar decisiones sobre cuánta es la magnitud energética de la que debemos disponer

para promover las condiciones de máximo confort posible en relación al objetivo buscado.

Page 19: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

7

FIGURA 3 Carta psicrométrica a temperaturas normales y presión barométrica de

101.325 kPa (nivel del mar). En esta carta, la presión parcial del vapor

de agua está en la abscisa (izquierda) medida en g kg-1aire seco. Otra

forma de expresión sería en kPa, desde donde pueden obtenerse los

diferenciales de presión de saturación de vapor de agua. Si se trabaja

a mayores alturas, se debe utilizar un diagrama diferente.

FUENTE: Prenger y Ling (2001).

De esta manera la ventilación, particularmente para el manejo de invernaderos,

quedan adscritos al uso de esta información para el uso agronómico, ya que entre otras

cosas, el contenido de humedad en el ambiente incide sobre la turgencia celular,

expansión foliar, transpiración del cultivo, absorción de nutrientes, y la producción de

materia, además de la nutrición vegetal debido al potencial hídrico atmosférico que

condiciona la magnitud del arrastre de nutrientes en el flujo de masa desde la solución del

suelo, hacia la atmósfera por efecto de la transpiración de la planta.

1.1.2 Presión de vapor. El vapor de agua es un gas y la presión de este, es parte de la

presión atmosférica, lo cual puede ser determinado instantáneamente con ayuda de las

cartas psicrométricas. La cantidad de vapor de agua en el aire está directamente

relacionado con la presión parcial de vapor, siendo de esta forma una medida directa de

Page 20: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

8

la cantidad de vapor de agua que se encuentra en el aire. En el sistema internacional de

unidades se mide en Pascales (Pa) y sus subunidades como son los kilo Pascales (kPa)

(FAO, 2006). La presión de vapor es una de las expresiones más útiles dentro de la

horticultura, ya que permite captar el flujo de agua en el sistema (Grange y Hand, 1987), y

por lo tanto la capacidad de máxima de transpiración de las plantas, lo que condiciona su

fotosíntesis (cuando otros factores no son limitantes) y por lo tanto, la productividad

agronómica del medio.

1.1.2.1 Presión de saturación de vapor. Es la presión en que se alcanza un equilibrio

entre la cantidad de agua que se evapora de una fuente de agua y la cantidad de agua

que vuelve a condensarse. En ese momento se dice que el aire está saturado y que

depende directamente de la temperatura del aire, siendo directamente proporcional, es

decir a mayor temperatura, mayor capacidad de almacenar vapor de agua (aumentando

consigo la presión de vapor) y viceversa (Rosemberg y col. 1983) (FIGURA 4).

FIGURA 4 Presión de saturación de vapor (e°) en función de la temperatura (°C).

FUENTE: Rosenberg y col. (1983).

1.1.2.2 Presión real de vapor. Es la presión ejercida por el vapor de agua en un

momento dado, cuando el aire no se satura, esta es menor que la presión de saturación

de vapor (FAO, 2006).

Page 21: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

9

1.1.2.3 Déficit de Presión de Vapor (DPV). El Déficit de Presión de Vapor (DPV), es una

medida de valor, que puede ser expresada tanto en kPa u otra medida de presión. Este

valor se obtiene mediante la diferencia entre la presión saturación de vapor y la presión

real de vapor. El DPV permite relacionar la tensión actual a la que se hallan sometidas

las partículas de agua en el aire (vapor) con respecto a las condiciones térmicas en donde

este se saturaría, produciendo la condensación (punto de rocío donde se produce la HR

100%) y permite caracterizar el clima. Puede utilizarse para prevención de enfermedades,

determinar si hay riesgo de condensación (agua libre) y necesidades de riego y/o

necesidad de aumentar la humedad en el ambiente, controlar la conductancia estomática

permitiendo de esta forma controlar la fotosíntesis (Grange y Hand, 1987). También

permite caracterizar y controlar microclimas, representando una herramienta útil para

controlar desordenes fisiológicos (Prenger y Ling, 2001).

Como la planta está inmersa en una atmósfera en particular que limita su potencial

de transpiración por la cantidad de vapor que puede contener antes de llegar a 100% HR,

se pueden hacer algunas consideraciones desde el punto de vista fisiológico. Un aumento

en el DPV aumentaría la transpiración y viceversa, pero no necesariamente aumentando

la eficiencia fotosintética (Azcón-Bieto y Talón, 2000; Salisbury y Ross, 2000). Esto se

debe principalmente a la respuesta de los estomas frente al estrés hídrico modificando así

la conductancia estomática o transpiración (Hernández y col., 1989).

Otra condición de interés es la respuesta que pueden tener organismos patógenos

a las condiciones ambientales. La compañía Argus (2009), ha promovido el uso del DPV

para el control de enfermedades, mostrando rangos en donde se presenta

diferencialmente la actividad patogénica en relación al DPV. Lo anterior ha sido

comprobado en varios estudios previos y posteriores, asociados a cultivos en

invernaderos, en donde se modifica el DPV mediante diferentes factores como por

ejemplo el manejo de la ventilación (Grange y Hand, 1987; Hernández y col. 1989; Abreu

y Meneses, 1994; Barakat y col. 1995; Hammer y Evensen, 1996; Boulard y col. 2008;

Baptista y col. 2012), lo que potencia el hecho del estudio de las técnicas para el control

climático.

Page 22: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

10

1.2 Botrytis cinerea Pers. ex Fr.

Botrytis cinerea es un hongo perteneciente al Dominio Eucariota, Reino Fungi,

Phylum Ascomycota, Orden Helotiales, Familia Sclerotiniaceae. Corresponde a la fase

anamorfa, la que tiene fase telomorfa en el género Botryotinia fuckeliana (Williamson y

col., 2007).

Para entender como éste patógeno ataca a las plantas produciendo infecciones,

es necesario conocer aspectos de su morfología y fisiología, detallados a continuación.

1.2.1 Descripción y morfología. El micelio se caracteriza por ser hialino con tabiques

transversales y conidióforos ramificados, los que al madurar se tornan grisáceos (Latorre

y Rioja, 2002; Barnett y Hunter, 2006). Las conidias son hialinas, unicelulares y de forma

ovoide o esféricas (10-12 x 8-10 µm), diseminadas por el viento y se producen en masas

abundantes sobre el hospedero (Latorre, 2007). Como estructura de resistencia, forma

esclerocios, los que son globosos y de corteza negra, al germinar originan micelio, que

formará conidióforos (Messiaen y col. 1995; Sandoval, 2004; Elad y col. 2007).

1.2.2 Biología de B. cinerea. Cuando existen condiciones de bajas temperaturas y

elevada humedad, prolifera el micelio, formando una capa algodonosa de color claro. Al

incrementar la temperatura, comienza a esporular (Ciampi y col. 2006).

Con humedad relativa cercana al 100%, se liberan las conidias, que son

dispersadas por el viento; al tomar contacto con un hospedero susceptible, germinan,

formando un tubo germinativo con una estructura especializada denominada apresorio,

que con la hifa de penetración ingresa en los tejidos de la planta (Agrios, 1998; Ciampi,

2002; Elad y col., 2007). Posteriormente, las hifas se extienden intracelularmente

utilizando enzimas que degradan la pared celular, macerando los tejidos y generando una

pudrición blanda (Moore-landecker, (1972); citado por Milanca, 2001).

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11

1.2.3 Pudriciones causadas por B. cinerea. Según Agrios (2005), este hongo genera

patologías en el cultivo, afectando a todos los órganos verdes de las plantas hospederas y

también problemas en pos cosecha, como pudriciones acuosas de frutos y hortalizas

(Morales, 1972; García y col., 2007).

1.2.3.1 Síntomas, signos y daños en cultivos. En hojas y brotes, la infección comienza

con pequeñas manchas acuosas, generalmente asociadas a tejidos en descomposición,

seguidamente el tejido se torna café grisáceo, para finalizar con necrosis generalizada

(Agrios, 1998; Sandoval, 2004). En flores y frutos, se produce atizonamiento y pudrición

blanda respectivamente, con abundante esporulación, acompañado de esclerocios en

algunos casos, correspondientes a los signos del hongo (Ciampi y col., 2006; Williamson y

col., 2007).

1.2.4 Influencia ambiental sobre el desarrollo de B. cinerea. Este patógeno al igual

que los demás hongos, se encuentra influenciado por factores ambientales, los que

influyen directamente en su crecimiento y desarrollo (Jarvis, 1980).

1.2.4.1 Factor temperatura. B. cinerea puede tener actividad a bajas temperaturas,

generando pérdidas cuando los productos han sido almacenados 10°C (Agrios, 2005). B.

cinerea, requiere temperaturas cercanas a los 20°C para que se generen pudriciones

graves. Por el contrario, la esporulación y germinación de conidias, disminuyen cercano a

0°C. De la misma forma ocurre cuando las temperaturas superan los 30°C, como se

observa en la FIGURA 5, donde se muestra que no sólo el porcentaje de incidencia es

mayor a 20°C, sino que también la tasa de incidencia se incrementa comparada con las

demás temperaturas de incubación (Zhang y Sutton, 1994; Sosa-Álvarez y col., 1995).

1.2.4.2 Factor humedad relativa (HR). Las conidias de B. cinerea germinan entre 93 y

100% de humedad relativa (Blackeman, 1981; Salinas y col., 1989; Williamson y col.,

1995). Resultados obtenidos por Latorre y Rioja (2002) (FIGURA 6), indican que el 80%

de las conidias incubadas en placas Petri, germinan con 85% de humedad relativa,

variando la respuesta conforme al tiempo de exposición. La incidencia de la esporulación

de B. cinerea, afectará en forma diferencial según distintos tiempos de exposición a 100%

de humedad relativa y también de manera diferencial a los órganos de las plantas (Bulger

Page 24: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

12

y col., 1987; Nair y Allen, 1993; Zhang y Sutton, 1994; Sirjunsingh y Sutton, 1996;

Shtienberg y col., 1998) (FIGURA 7). Para O’neill y col. (1997), la incidencia de tejido en

descomposición no difiere significativamente cuando la infección es incubada en alta o a

baja humedad relativa, pero la intensidad de esporulación aumenta cuando la humedad

se incrementa.

FIGURA 5 Efecto de temperatura y tiempo de incubación en el desarrollo de B.

cinerea en flores de vid.

FUENTE: Latorre y col. (2002).

El agua libre es igualmente influyente en la germinación de conidias. Al comparar

porcentajes de germinación obtenidos a 100% humedad (C-AA), en contraste con

incubación de conidias en 0% humedad (C), se observó que la falta de humedad se

tradujo en que las conidias no germinaron (FIGURA 6).

Van Den Berg y Lentz (1968), sostienen que el micelio de B. cinerea puede

sobrevivir hasta un año a baja temperatura con 90% de humedad relativa. Según Raposo

y col. (2001), con la misma humedad y temperatura de 40°C, el micelio pierde viabilidad

en condiciones controladas. Por el contrario Holz y col. (2007), establecen que los

esclerocios requieren para su conservación y sobrevivencia una condición de baja

humedad relativa (sequedad).

Page 25: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

13

FIGURA 6 Efecto de la humedad relativa sobre la germinación de conidias de B.

cinerea incubadas en papel celofán sobre placa Petri (C) y en papel

celofán sobre agar agua (C-AA), después de 24 horas.

FUENTE: Adaptado de Latorre y Rioja (2002).

1.2.4.3 Factor precipitación. Agrios (2005), señala que las precipitaciones son una vía de

transporte de esporas de hongos, lo que podría aumentar la incidencia de infecciones,

efecto que se incrementa cuando van acompañadas de viento. En los casos de

precipitaciones intensas, se forman micro heridas o heridas de mayor nivel que generan

“puertas de entrada” a patógenos. Estudios realizados por Hunter y Rohrbach (1969),

citados por Milanca (2001), establecen que repetidos eventos de lluvias, contrarrestarían

la incidencia de pudrición gris en arándanos, debido al efecto de arrastre de inóculo que

generan las precipitaciones constantes.

1.2.4.4 Factor viento. Es el principal factor de dispersión de conidias de B. cinerea

(Kerssies y Col., 1995; Holz y col., 2007). Las conidias son liberadas por el choque

mecánico entre conidióforos, ocasionado por el viento, por lo tanto, la concentración de

conidias en suspensión en el ambiente será la máxima, cuando la velocidad y turbulencia

del viento sea la mayor. Hammer y Evensen (1996) determinaron que la susceptibilidad

de flores de rosa a B. cinerea, aumenta cuando la velocidad del viento cambia de 0,18 a

0,55 m/s. Por lo anterior, Friedrich y col. (2005); Boulard y col. (2008); Baptista y col.

(2012), establecen que la tasa de ventilación en el invernadero, influirá en la

Page 26: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

14

concentración de esporas de B. cinerea en el ambiente; al aumentar la ventilación, las

infecciones por B. cinerea, disminuyen. Morgan (1984), obtuvo resultados similares para

el mildiu velloso de la lechuga (Bremia lactucae), donde la ventilación logró reducir la

enfermedad a niveles similares que los obtenidos por el fungicida Metalaxil, haciendo de

la ventilación un método efectivo para control, cuando el cultivo se encuentra cercano a

cosecha.

FIGURA 7 Efecto del tiempo de exposición a humedad relativa de 100% post

inoculación de conidias de B. cinerea sobre partes de flores de geranios

incubadas a 25°C.

FUENTE: Adaptado de Sirjunsingh y Sutton (1996).

1.2.5 Necesidad de manejo de la enfermedad. Según Esterio y Auger (1997), en Chile

B. cinerea es de importancia fitopatológica por los problemas que genera en la producción

de uva de mesa y de vinificación, considerando que la producción de uvas es uno de los

rubros agrícolas destacados del país. Broome y col. (1995); Spadaro (2002), señalan que

uno de los problemas agrícolas que ha tomado relevancia en los últimos años, es la

resistencia a ciertos agroquímicos, sumado a la creciente necesidad en la reducción de su

uso (Shtienberg y col. 1998; Molina y col. 2006). Estos problemas han desencadenado

Page 27: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

15

una nueva búsqueda de métodos preventivos o alternativas de control, los que se basan

en un manejo integrado de la enfermedad (Elad y col. 1996; Latorre, 1997).

1.2.5.1 Control preventivo. Considerando que las condiciones predisponentes para

infecciones por B. cinerea son un rango de temperatura y humedad relativa (Blackeman,

1981), se pueden manejar culturalmente estos factores, para prevenir los ataques por

este hongo como por ejemplo, generar cubiertas vegetales abiertas por medio de

deshojes, el desbrotes, podas en verde y manejos de frutos como raleos y eliminación de

fruta infectada, manteniendo una óptima circulación del aire en el cultivo, generando un

aumento de la velocidad de secado posterior a las precipitaciones o regadío (Savage y

Sall, 1984; Gubler y col. 1987; Thomas y col. 1988; Ellis y col. 1991; Elmer y Michailides,

2007).

1.2.5.1 .1 Modelos y sistemas de pronóstico de infecciones. El pronóstico de

enfermedades causadas por hongos se encarga de determinar las principales condiciones

ambientales para que se produzca una infección, pudiendo manejar la enfermedad por

dos vías, primero, manejando las condiciones ambientales: abriendo o cerrando ventanas

para el caso de la producción bajo invernadero, y segundo, generando una alerta

temprana de infección, con lo que los productores agrícolas puedan realizar algún tipo de

control, como aplicaciones de agroquímicos; de esta manera se podría reducir el número

de aplicaciones, por solo realizar las exclusivamente necesarias (Vincelli y Lorbeer, 1988;

Costa y col. 2001).

1.2.6 DPV y sus implicancias en el manejo climático de invernaderos. Según

Rosemberg y col. (1983); Prenger y Ling (2001); Martínez y col. (2002), para manejo de la

humedad en un invernadero, generalmente es utilizado el concepto de humedad relativa

(% HR) con respecto a una temperatura ambiental determinada o real, estimada como

porcentaje de la capacidad máxima de saturación de agua del aire. Desde una mirada

agronómica es de mayor utilidad referirse a la humedad como DPV, definido como la

diferencia entre el contenido de humedad real (actual) y la capacidad máxima de vapor de

agua que soporta el aire, expresado en unidades de presión como Bar, Pascal o PSI,

Page 28: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

16

donde el DPV toma una ventaja comparativa con respecto al de humedad relativa

(Martínez y col. 2002; Argus, 2009).

1.2.6.1 Ventajas del DPV. Según Dik y Wubben (2007), este concepto es útil para el

manejo climático de invernaderos, al representar un valor integrativo de las variables

climáticas del invernadero como la temperatura y la humedad ambiental actuales,

integrándolas en un solo valor.

Según Ford y Thorne (1974); Grange y Hand (1987); Assmann y Grantz (1990);

Cartagena (2004), la pérdida de agua por parte de la planta, es dependiente del DPV, al

aumentar el DPV, el ambiente se seca, la planta comienza a transpirar, hasta llegar a 2

kPa, posteriormente se detiene la transpiración, cerrando sus estomas, para no perder

agua que podría plasmolizar sus células e interferir en su crecimiento (FIGURA 8). Por lo

anterior, Argus (2009), señala que el DPV podría ser usado como indicador (de manera

indirecta) de un grado de estrés hídrico en el cultivo, ya que cuando el valor del DPV es

alto, existe una baja presión de vapor(planta requiere de agua), siendo necesaria la

humidificación del ambiente, para evitar daños por falta de agua.

Hoffman (1979), citado por Grange y Hand (1987), reportó un crecimiento

significativo en veintiséis cultivos, cuando el DPV disminuyó de 1,8 a 1 kPa, pero valores

inferiores a 0,3 kPa, demostraron tener escaso beneficio sobre el crecimiento de los

cultivos evaluados. Por lo anterior, al manejar los niveles de DPV en un invernadero, se

permite un óptimo crecimiento del cultivo.

Entre otros factores que influyen en el crecimiento y desarrollo de los cultivos, por

ejemplo, el DPV interviene en la polinización. En el cultivo de tomate, valores inferiores a

0,2 kPa, el polen no es capaz de desprenderse de las anteras de las flores, y cuando éste

es superior a 1 kPa, no logra adherirse al estigma de la flor (Van Koot y Van Ravestun

(1963), citados por Grange y Hand, 1987).

Por lo anterior, se recomienda utilizar el DPV para el manejo climático de

invernaderos, ya que este nos entrega información sobre el estado actual del cultivo, tanto

en el crecimiento como en la protección del mismo.

Page 29: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

17

FIGURA 8 Efecto del DPV sobre la transpiración de la soja a 30°C.

FUENTE: Assmann y Grantz (1990).

Según Avilés y col. (1995), Regular el crecimiento del cultivo es de vital

importancia, como lo es la protección de éste, es por esto que el DPV también puede ser

usado como herramienta de pronóstico de infecciones causadas por hongos, obteniendo

ventajas comparativas frente al uso de agroquímicos, como reducción de dos a cuatro

aplicaciones de agroquímicos, dependiendo de la susceptibilidad de cada especie y

cultivar, por lo que en los cultivos o cultivares susceptibles, la reducción de aplicaciones

será inferior, comparado con los resistentes (Van Den Ende y col. 2000). Al reducir el

número de aplicaciones se logra:

- Disminución de la contaminación ambiental ocasionada por el uso reiterado de

estos productos, los que pueden afectar tanto al suelo, aire y agua, afectando a la

alimentación y bienestar animal (Bustamante y Campos, 2004).

- Mayor retorno económico, al disminuir los costos por el ahorro en la compra de

agroquímicos y en la cantidad utilizada, sumado al menor uso de maquinaria y

mano de obra asociada a las aplicaciones (Funt y col. 1990).

- Reducción y prevención de la posible aparición de resistencia, bajando la presión

de selección ocasionada por el uso reiterado de ciertos agroquímicos (Elad y col.

2007).

Page 30: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

18

1.2.6.2 Cálculo del DPV. Según FAO (2006), el déficit de presión de vapor se calcula

como la diferencia entre el valor de la presión de vapor de saturación (PV sat) (4) y la

presión de vapor real del aire (PV air) (5). Según Howell y Dusek (1995), para este cálculo

existen variados métodos, pero es recomendada (por su exactitud) la ecuación de

Penman-Monteith (3), utilizada ampliamente en agroclimatología.

DPV = [PVsat − PVair] Ec. (3)

PVsat = 0,61078 ∗ 𝑒[

17,27 ∗T(°C)

237,3 +T(°C)] Ec. (4)

PVair = [HR

100] ∗ PVsat Ec. (5)

Donde el T°, corresponde a la temperatura (°C), medida con termómetro; HR

corresponde a la humedad relativa (%), medida con higrómetro. Existen también

instrumentos automatizados como lo psicrómetros con bulbos húmedos y mojados con

sensores insertos en un registrador de datos datalogger, que almacena y mide ambos

parámetros. Los valores resultantes son expresados en unidades de presión, kilopascal

(kPa).

Los valores entregados por determinación del DPV pueden ser referencias

importantes para el manejo de enfermedades. Argus (2009) describió a groso modo que

valores inferiores a 0,46 kPa, indican que hay excesiva humedad ambiental, poniendo en

riesgo al cultivo por infecciones causadas por microrganismos, por lo que es necesario

aumentar (en valor absoluto) este valor, por ejemplo ventilando para llegar a valores

ideales (0,8 a 1 kPa) según su descripción, donde no existe riesgo de infecciones para

muchos fitopatógeneos, entre ellos, B. cinerea. Valores absolutos, ≥ 1,25 kPa, indican

que la humedad ambiental está por debajo de los requerimientos vitales del desarrollo del

hongo , siendo desde este punto de vista positivo, sin embargo esto puede conducir a un

colapso estomático , siendo necesario humedecer el ambiente. Cuando el DPV se

encuentra en el rango ideal, la planta absorbe agua normalmente, evitando el estrés

Page 31: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

19

hídrico (en términos generales, considerando que los valores cambian de acuerdo a la

fenología y tipo de cultivo) (Prenger y Ling, 2001; Argus, 2009).

1.2.6.3 Aplicaciones del DPV en invernadero. Según Prenger y Ling (2001), las

aplicaciones del DPV son múltiples, representando una herramienta de manejo climático,

hídrico y de enfermedades dentro de un invernadero.

1.2.6.3 .1 Regulación de absorción de nutrientes desde el sustrato. El DPV, también

interviene en la óptima absorción de nutrientes, es por esto que Fernández y col. (2001) y

Argus (2009) establecen que es necesaria una diferencia en la presión de vapor, entre la

superficie de la hoja y la atmósfera, para la absorción de nutrientes desde el sustrato.

Cuando el DPV es bajo (en valores absolutos), la humedad ambiental se encuentra

cercana a la saturación, generando una disminución en la transpiración del cultivo,

inhibiéndose la absorción de nutrientes como el calcio y otros.

La regulación de la humedad en el ambiente no debe por tanto ser sólo

considerada desde el punto fitopatológico. Según Tisdale y col. (1993), la mayoría de los

nutrientes son absorbidos por la planta preferentemente por “Flujo de Masas”, que

corresponde a un flujo convectivo de nutrientes disueltos en la solución desde la matriz

del suelo hacia la raíz, el cual llegará a destino (diferentes partes de la planta) en la

medida que la saturación de vapor atmosférica deje un espacio suficiente para insertar

más vapor de agua por transpiración estomática al medio y con ello consolidar. Por lo

tanto, si el DPV es bajo, la planta no absorberá agua, ni los nutrientes disueltos en ella,

por lo que su crecimiento y desarrollo podrá ser deficiente. En esta línea Collier y Tibbitts

(1984), se ha demostrado porque al aumentar el DPV de 0,8 a 1,5 kPa, en invernadero,

se logra reducir la patología “quemadura de puntas” o “tipburn”, enfermedad fisiológica,

causada por una deficiente absorción de calcio. Esto evidentemente es variable de

acuerdo al estado fenológico de la panta, el tipo de hongo y las condiciones del medio.

1.2.6.3 .2 Control preventivo de patógenos. Grange y Hand (1987) y Argus (2009),

señalan que en aquellos casos donde el DPV es cero, la humedad relativa y la

temperatura hacen que se alcance el punto de rocío, generando condensación de agua

en las paredes del invernadero y sobre el cultivo. Para López (2005), esta condición de

Page 32: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

20

agua libre es un factor predisponente para infecciones. De la misma forma, este autor

señala que DPV sobre 1,25 kPa, genera una alta tasa de transpiración en la planta,

pudiendo provocar plasmólisis celular, generando micro heridas que representan una vía

de ingreso a bacterias, fitoplasmas y algunos hongos fitopatógenos. Como ejemplo,

Kerssies (1994), estudió el efecto de distintos DPV en invernadero, sobre la

susceptibilidad de flores de gerbera a B. cinerea. La infectividad de las conidias, se vio

afectada por la desecación que se desencadenó por el almacenamiento de flores a un

DPV de 0,8 kPa, generando un menor número de lesiones en pétalos, sumado a la

disminución de azucares (utilizados por el hongo para maduración de conidias) de la flor,

por evaporarse rápidamente. Por el contrario, a 0,2 kPa de DPV, aumentaron su

infectividad. Estos resultados apuntan a que la humedad ambiental es fundamental para

el desarrollo de infecciones en invernadero (Kerssies y col. 1995; Shtienberg, 2007). Por

lo anterior es que Morgan (1984); Abreu y Meneses (1994); Meneses y col. (1994);

Baptista y col. (2012), establecen que la ventilación en invernaderos, reduce la humedad

relativa, aumentando el DPV, restringiendo el número de infecciones por B. cinerea.

La sensibilidad y respuesta de cada fitopatógeno al DPV es variada. Dickens y

Potter (1983), indican que las esporas de la roya blanca del crisantemo (Puccinia

horiana), logra sobrevivir sólo cinco minutos a un DPV de 0,4 kPa, por el contrario, si este

disminuye a 0,2 kPa, las esporas aumentan su duración en una hora. Otras

investigaciones realizadas por Friedrich y col. (2005), estudiaron la dinámica del

patosistema de Fuchsia sp. / B. cinerea, en invernadero. Establecieron que a un DPV

mayor a 0,66 kPa, se captura menor número de esporas que a 0,5 kPa, debido a un lento

desarrollo de micelio, por lo que se genera menor esporulación.

Por otra parte, el DPV también ha sido evaluado como una herramienta

complementaria al control biológico. Estudios realizados por Mangini y Hain (1991),

evaluaron dos insectos predadores (Metaseiulus occidentallis y Neoseiulus fallacis) del

ácaro araña del abeto (Oligonychus ununguis), encontrando respuestas opuestas para

ambos biocontroladores. A DPV inferiores a 0,4 kPa, N. fallacis aumenta su población,

mientras que M. occidentallis, disminuye. Estos resultados establecen la existencia de

Page 33: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

21

rangos de DPV en los que ambas especies biocontrolan, por lo que pueden ser emitidos

de manera diferencial, de acuerdo a DPV óptimos para cada predador.

De acuerdo a estos antecedentes recopilados, la hipótesis planteada para esta

investigación define que la variabilidad del DPV, bajo condiciones de invernadero,

condiciona diferencias de incidencia de infecciones por Botrytis cinerea, dependiendo de

la fenología de Lactuca sativa.

El objetivo general de éste estudio fue determinar el efecto del DPV y los

principales factores microclimáticos, influyentes en el agroecosistema invernadero, sobre

la incidencia de pudrición gris en lechuga.

Los objetivos específicos de ésta investigación son los siguientes:

- Establecer rangos de valores de DPV y los principales factores microclimáticos

que favorezcan la incidencia de pudrición gris en las diferentes etapas fenológicas

del cultivo de lechuga en invernadero.

- Comparar el grado de predicción del DPV, temperatura y humedad relativa, sobre

la incidencia relativa de B. cinerea, en el cultivo de lechugas bajo invernadero.

- Relacionar la severidad y esporulación de pudrición gris en lechuga, con el DPV y

los principales factores microclimáticos influyentes en el agroecosistema

invernadero.

Page 34: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

22

2 MATERIAL Y MÉTODO

2.1 Ubicación del ensayo.

Los ensayos se llevaron a cabo en dos invernaderos ubicados en la Estación

Experimental Agropecuaria Austral, perteneciente a la Universidad Austral de Chile,

ubicada a 6 km de la ciudad de Valdivia (39°75’ Latitud Sur y 73°20’ longitud Oeste),

Región de los Ríos, Chile. Los análisis fitopatológicos fueron realizados en el Laboratorio

de Fitopatología de la Facultad de Ciencias Agrarias de la misma Universidad.

2.2 Duración de los ensayos.

A modo de disponer de valores lo más extremos posibles y también sus

magnitudes intermedias de DPV, se eligió establecer cultivos en la época invernal y

estival. El primer ensayo se estableció en invernadero el 26 abril 2012 y finalizó el 17 julio

2012 (83 días totales), abarcando las condiciones climáticas del periodo otoño-invierno. El

segundo ensayo se estableció el 27 diciembre 2012 y finalizó el 20 febrero 2013,

abarcando las condiciones climáticas del verano (56 días totales).

2.3 Características del lugar del ensayo.

A continuación se especifican las principales características de clima y suelo

pertenecientes a la comuna de Valdivia.

2.3.1 Clima. Valdivia presenta un clima templado lluvioso, con influencia mediterránea,

con precipitaciones de 1871 mm anuales (Dirección Meteorológica de Chile (DMCh),

2013). La temperatura en invierno, alcanza una máxima de 10,8°C, y en verano, un valor

máximo promedio de 22,9°C (DMCh, 2008)

Page 35: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

23

2.3.2 Suelo. La serie Valdivia presenta suelos trumaos, caracterizados por ser

profundos, de color pardo, textura moderadamente fina y pH fuertemente ácido en

superficie y ligeramente ácido en profundidad (Chile, Instituto Nacional de Investigación

de Recursos Naturales (CIREN), Corporación de Fomento a la Producción (CORFO) Y

Universidad Austral de Chile (UACh), 1978).

2.4 Infraestructura a utilizar.

Los ensayos se llevaron a cabo en dos invernaderos, ubicados a tres metros de

distancia uno del otro, con iguales características estructurales y de diseño (FIGURA 9).

FIGURA 9 Invernaderos a utilizar, invernadero 1 e invernadero 2.

2.4.1 Características principales de los invernaderos. Los invernaderos son del tipo

túnel simple. Cada invernadero está compuesto por una unidad de 100 m2 de superficie

cultivable, la estructura está hecha de hierro galvanizado y cubierta de polietileno tricapa

de 180 µm de espesor. Las dimensiones son 8 m de ancho, 3,5 m de alto y 12,5 m de

largo. Los invernaderos se encuentran orientados de Este a Oeste. Cada invernadero

posee características idénticas en cuanto a estructura y almacenamiento de energía

(FIGURA 10).

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24

FIGURA 10 Dimensiones de los invernaderos utilizados.

2.4.2 Capacidad ventilatoria. El microclima se controló de forma pasiva, mediante el

uso de ventanas del tipo cenital (techo) y laterales en las bandas norte y sur (a lo largo del

invernadero). Las ventanas ocupan un 21% (44,7 m2) de la superficie envolvente del

invernadero (210 m2). La apertura o cierre de ventanas laterales se realizó manualmente,

por medio de enrollamiento del polietileno sobre un tubo de acero (mecanismo de rodillo),

mientras que la cenital es abatible.

Page 37: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

25

2.5 Material vegetal.

Se utilizó lechuga (Lactuca sativa L.) cv. Justine, tipo mantecosa. El criterio de

selección de esta variedad se basó en el desempeño positivo comprobado durante tres

temporadas previas, en la zona de Valdivia. Además, su condición de “mantecosa”,

promueve tipología celular carnosa y hábitos de crecimiento que normalmente

favorecerían un nivel de infección y consecuentemente, problemas por pudrición por parte

de B. cinerea.

Se realizó la preparación de almácigos (FIGURA 11) con la finalidad de obtener

plántulas para trasplantar a los invernaderos. Para el primer ensayo, la siembra en

bandejas se realizó el 23 de marzo 2012, realizando el trasplante el 26 de abril de 2012

(total 34 días). Para el segundo ensayo, la siembra en bandejas se realizó el 19 de

noviembre de 2012, realizando el trasplante el 27 de diciembre de 2012 (total 38 días).

Los almácigos se realizaron en diez bandejas de 128 alvéolos, obteniendo un total

de 1.280 plántulas de lechuga. El sustrato que se utilizó fue turba y perlita en una

proporción de 9:1 respectivamente.

FIGURA 11 Plántulas con siete días de emergidas (izquierda) y plántulas con tres

semanas después de la siembra en bandejas (derecha).

Page 38: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

26

Una vez emergidas, las plántulas fueron regadas día por medio con solución

nutritiva (ANEXO 1), hasta el día del trasplante, de acuerdo a las normas de producción

de plantines utilizadas en la industria especializada (Fundación para la Investigación

Agraria de la Provincia de Almería (FIAPA) 2005).

2.6 Material fúngico.

Se consideró como fuente de inóculo de B. cinerea, el material presente en los

invernaderos, con monocultivo de lechugas de dos temporada anteriores el cual es

hospedero susceptible a éste patógeno.

2.7 Labores culturales y establecimiento del ensayo.

Para el establecimiento del cultivo, se realizó la preparación de la cama de

plántulas, el hilerado, la instalación del tensiómetro y la fertilización (FIGURA 12).

2.7.1 Fertilización. Se realizó en ambas temporadas (otoño-invernal y estival). Se

consideraron dosis de Nitrógeno, Fósforo y Potasio. La dosis de Nitrógeno, aplicada como

Nitrato de Calcio, fue de 50 g/m2, la cual fue parcializada en dos periodos, 50% en la

preparación del suelo (inicio) y 50% en la formación de la roseta. La dosis de Fósforo,

aplicada como Súper Fosfato Triple, fue de 77 g/m2. Por último, la dosis de Potasio, se

aplicó como Muriato de Potasio, con una dosis de 30 g/m2. Ambas fertilizaciones

(fosforada y potásica), fueron entregadas de forma completa en la preparación del suelo.

Posterior al establecimiento del cultivo, con la finalidad de estandarizar las

condiciones de los invernaderos y que no afecten variables que no se encuentran

contempladas en el estudio, se realizaron las siguientes labores culturales:

2.7.2 Control de malezas y plagas. El desmalezado se realizó de forma manual,

considerando la superficie plantada. Este se ejecutó conforme a la ocurrencia de aparición

de malezas. Durante el periodo invernal se realizaron desmalezados cada dos semanas,

mientras que para el periodo estival, debido a las condiciones favorables para el

crecimiento de estas, se realizó cada una semana.

Page 39: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

27

No sé realizó control de plagas, debido a no representar estas una amenaza

durante el período de los ensayos, por estar bajo el umbral de daño.

FIGURA 12 Preparación del suelo (A, B), bandejas con plántulas de lechuga (C),

instalación tensiómetro (D), cultivo con una semana después del

trasplante (E) y cultivo con un mes después del trasplante.

2.7.3 Riego. Se utilizó un sistema de riego por cinta de 4 Lh-1m-1, regados por un

cabezal automático. Debido a las diferencias en el manejo de la ventilación de los

invernaderos para ambos tratamientos, se establecieron manejo de riegos diferenciados

de acuerdo al uso de tensiómetros (Igrometer, mod. LT 12”, CA., USA), según la curva

PF (FIGURA 13) del suelo perteneciente a la serie Valdivia.

Para ambos tratamientos (25 y 75% de ventilación), se establecieron 15 min como

tiempo de riego (en base al caudal de oferta en el sistema y la relación de aire/agua

deseada en los poros del suelo), cambiando en la frecuencia de riego para cada

tratamiento, la que se estableció mediante la implementación y uso de un tensiómetro, el

Page 40: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

28

cual se ubicó al centro de cada invernadero. La FIGURA 13, muestra la curva de

retención de agua de los suelos de los invernaderos, los cuales se encuentran en inicio de

capacidad de campo (CC) con 96% de sus poros saturados de agua. Cuando el suelo

pierde el 17-19% de agua retenida por los poros, logra una tensión de 15-20 cb,

estableciéndose de esta forma el criterio de 20 cb para la frecuencia de riego. De esta

forma, el aporte de humedad al aire no será dado por el tratamiento de menor ventilación

cuando los riego fueran paralelos. Por el contrario, el aporte de agua se hizo cuando el

suelo estaba a una tensión igual al que tiene mayor ventilación, cambiado por tanto las

frecuencias de riego entre los ensayos.

FIGURA 13 Curva retención de agua (CC: capacidad de campo; PMP: punto de

marchitez permanente), suelo Estación Experimental Agropecuaria

Austral.

2.8 Diseño experimental.

Se ocupó un diseño completamente al azar, con tres pseudorepeticiones por

tratamiento.

Page 41: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

29

2.8.1 Tratamientos a evaluar. Con la finalidad de obtener dos rangos de DPV

contrastantes, se establecieron dos tratamientos de ventilación, asignando aleatoriamente

uno a cada invernadero, durante dos temporadas productivas: otoño-invernal y estival.

Los tratamientos fueron 25 y 75% de la capacidad ventilatoria máxima de cada ventana

del invernadero, incluyendo ambos tipos de ventana (cenital y laterales), correspondiente

al 21% de la superficie envolvente del invernadero.

FIGURA 14 Tratamientos a evaluar, 25% (A y B) y 75% (C y D) de ventilación.

Page 42: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

30

La apertura de las ventanas se realizó desde las 9 am para ambas temporadas, y

fueron cerradas a las 2 pm durante la temporada otoño-invernal y 5 pm para la estival. El

manejo de ventilación se ejecutó todos los días desde el trasplante hasta la madurez de

cosecha, con excepción de aquellos días que se presentaron precipitaciones, donde las

ventanas permanecieron cerradas. En la FIGURA 14, se muestran las posiciones de

apertura de las ventanas, para cumplir con el tratamiento de ventilación asignado. Las

condiciones ambientales de los invernaderos fueron comparadas, con el fin de evaluar la

eficiencia de la estrategia de manejo de la ventilación, sobre el DPV y sobre los

principales factores microclimáticos (temperatura y humedad relativa).

2.8.2 Marco de plantación. Se dispuso de 65 m2 por invernadero para la plantación. Se

establecieron por cada invernadero tres pseudorepeticiones, cada una con un total de 185

plántulas, distribuidas en diez hileras a 30 cm entre y sobre hilera, con una densidad de

plantación de 12,6 plantas/m2, de esta forma, cada invernadero se encontró con un total

de 555 plantas, distribuidas en la modalidad de plantación tres bolillos.

2.8.3 Parámetros climáticos registrados. Durante ambas temporadas de estudio

(otoño-invernal y estival), se registraron datos de temperatura y humedad relativa

presentes, con la finalidad de relacionarlos con la incidencia de infecciones causadas por

B. cinerea en el cultivo de lechugas en invernadero. Para tal efecto, se utilizaron

datalogger (LASCAR ELECTRONICS, mod. EL-USB-2-LCD, UK) ubicados en el centro

de cada invernadero y a 30 cm sobre el suelo (FIGURA 15). Con los datos recolectados,

se elaboraron gráficos de modelamiento de los factores climáticos, considerando medias,

máximas y mínimas para cada temporada en el período de estudio.

2.8.4 Parámetros a calcular. Los datos de temperatura (°C) y humedad relativa (%)

registrados por el datalogger, fueron ocupados por sí solos y para el cálculo de los

siguientes parámetros.

2.8.4.1 Tiempo térmico. Para el cálculo del tiempo térmico, se consideraron las

mediciones de temperatura desde el establecimiento del cultivo (26 de Abril de 2012 para

la temporada otoño-invernal y 27 de diciembre de 2012 para la temporada estival), para

ambos ensayos, hasta que finalizaron (9 de julio de 2012 para la temporada otoño-

Page 43: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

31

invernal y 20 de febrero de 2013 para la temporada estival). Los cálculos se hicieron en

base a la ecuación 6.

Tiempo térmico (°Cd−1) = ∑ [Promedio T°d − T° b] Ec. (6)

𝐷í𝑎=𝑖

𝐷í𝑎=𝑛

Donde i y n corresponden al día inicial y final de toma de datos respectivamente;

T°d y T°b corresponden a la temperatura (°C) diaria y base del cultivo respectivamente.

Se tomó como temperatura base del cultivo de lechuga, 5,5 °C (Vallejo y Estrada, 2004).

FIGURA 15 Distribución espacial para cada ensayo (otoño-invierno y estival).

Page 44: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

32

2.8.4.2 Déficit de presión de vapor (DPV). Para el cálculo del DPV, se consideró las

mediciones de temperatura (°C) y humedad relativa (%) desde el establecimiento del

cultivo para ambos ensayos, hasta la finalización de éstos. Los cálculos se hicieron en

base a las ecuaciones 3, 4 y 5.

2.8.5 Parámetros a evaluar. Con las mediciones de temperatura y humedad relativa, y

los cálculos de DPV y GDA, se evaluaron los siguientes parámetros.

2.8.5.1 Análisis fitopatológico general. Se realizó análisis de las muestras recolectadas

en terreno, donde se procedió a diagnosticar el material vegetal con el siguiente protocolo:

1. Siembra de hongos en medio de cultivo APD + Ácido Láctico al 2%. En

paralelo, preparaciones microscópicas de hongos encontrados en material

vegetal que presenten esporulación.

2. Incubación de las placas sembradas en estufa a 22 °C +/- 2 °C, por 10

días.

3. Aislamiento en cultivo puro en medio APD.

4. Posteriormente se identificó el material aislado mediante preparaciones

microscópicas montadas en lactofenol y con el uso de claves taxonómicas

disponibles (Von Arx, 1981; Barnett y Hunter, 2006). También se midió el

largo y ancho de conidias, usando el microscopio óptico.

2.8.5.2 Incidencia total de B. cinerea. Luego de 26 y 18 días posteriores al trasplante, se

realizaron diez y ocho muestreos para la primera y segunda temporada, respectivamente.

En cada muestreo se contabilizó el número de plantas que presentaron evidencia clara

del ataque por B. cinerea, las que se acusaron con síntomas y signos. El tamaño, número

y posición de la o las lesiones no se consideró para efectos del cálculo de la incidencia de

infecciones, pero sí para la estimación de la severidad de la infección.

Terminado el último muestreo, se procedió al cálculo de la incidencia de

infecciones causadas por B. cinerea para ambos tratamientos en cada ensayo, donde se

utilizó la ecuación 5.

Page 45: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

33

Incidencia de 𝐵. 𝑐𝑖𝑛𝑒𝑟𝑒𝑎 (%) =N° Plantas enfermas

N° Total de plantas ∗ 100 Ec. (7)

Se consideró como número total de plantas, aquellas que permanecieron vivas

hasta la realización del último muestreo.

2.8.5.3 Incidencia de B. cinerea y su relación con la fenología del cultivo de lechuga.

Con el cálculo de los grados día acumulados (GDA) para cada etapa fenológica del cultivo

de lechuga, se estableció la etapa fenológica que presentó mayor susceptibilidad a

infecciones por B. cinerea, para esto se ocupó la frecuencia relativa de las infecciones

contabilizadas por cada muestreo como variable dependiente y el rango de GDA y/o días

después del trasplante (DDT) como variable independiente.

2.8.5.4 Incidencia de B. cinerea y su relación con el DPV. Con el cálculo de la

incidencia de B. cinerea en el cultivo de lechugas, se procedió a relacionar el DPV (kPa),

calculado durante los períodos de ensayo. Para esto se realizó un análisis de regresión,

teniendo al DPV como variable independiente y frecuencia relativa de infecciones

causadas por B. cinerea como variable dependiente. Este análisis, se realizó con la

finalidad de modificar el cuadro propuesto por Argus (2009), estableciendo los principales

rangos de infección, para la cepa de B. cinerea presente en los invernaderos.

Los modelos matemáticos usados para este análisis, se discriminaron de acuerdo

al valor del índice de correlación (R2) obtenidos según el tipo de regresión, donde se optó

por el modelo que demostró el mayor valor.

2.8.5.5 Incidencia de B. cinerea y su relación con factores microclimáticos. Con el

cálculo de la incidencia de B. cinerea en el cultivo de lechugas, se procedió a relacionar

éstos datos con la temperatura (°C) y humedad relativa (%), registrada durante los

períodos de ensayo. Para esto se realizaron análisis de regresión polinómica, teniendo

como variables independientes a los factores microclimáticos antes mencionados y

frecuencia relativa de infecciones causadas por B. cinerea como variable dependiente.

Page 46: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

34

También se calculó el número de horas diarias en que B. cinerea estuvo expuesto

a humedad relativa igual o superior a 90%, para compararlas por tratamiento y

temporada.

2.8.5.6 Producción de esporas de B. cinerea. Con la finalidad de establecer si el DPV y

los factores microclimáticos influyen sobre la esporulación de B. cinerea, se elaboraron

trampas de esporas (FIGURA 16), siendo instaladas en el centro de cada

pseudorepetición de cada tratamiento, en cada muestreo realizado durante la segunda

temporada (estival), con el siguiente protocolo (Kerssies, 1990):

1. Se elaboró medio ASB (ANEXO 2), el cual es selectivo para B. cinerea y B.

allii.

2. Se depositó 10 ml del medio ASB, en placas Petri estériles de 9 cm de

diámetro, para su solidificación (*).

3. Se montó en trampas de esporas, consistentes en una cruz de madera,

con extremos planos, donde se dispondrán las placas Petri de manera

perpendicular a las barras de la cruz.

4. Se instalaron las trampas de esporas en los invernaderos, a 30 cm del

suelo, por ocho horas.

5. Posteriormente, se retiraron las placas Petri de los invernaderos y se

incubaron en estufa a 20 °C +/- 2 °C en oscuridad por 72 h.

6. Finalmente, se contabilizaron las manchas marrones oscuras como

unidades formadoras de colonias (manchas marrones son solo producidas

por B. cinerea y B. allii).

(*) Una vez elaborado el medio y puesto en las placas Petri, se realizaron pruebas

previas al montaje en las trampas de esporas, donde se evaluó el medio selectivo frente a

cuatro hongos de carácter cosmopolita: Penicillium sp., Asperguillus sp. y Trichoderma

sp., donde se observó su comportamiento posterior a 72 h de incubación en estufa a 20

°C ± 2 °C en oscuridad.

Page 47: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

35

Con los datos recopilados, se realizaron análisis de regresión, cuya variable

dependiente fue el número de colonias por placa Petri y temperatura, humedad relativa y

DPV como variable independiente. Se discriminó el tipo de regresión, por el modelo que

presentó mayor índice de correlación (R2).

FIGURA 16 Trampas de esporas instaladas en el invernadero (izquierda) y placa

Petri con colonias de B. cinerea, donde se ven las manchas marrones

producidas por el hongo luego de 72 h de incubación (derecha).

2.8.5.7 Severidad de infecciones. Con la finalidad de establecer si el DPV, temperatura y

humedad relativa, influenció la severidad de las infecciones causadas por B. cinerea en

lechuga, se establecieron tres muestreos de carácter destructivos: el primero en estado

fenológico de pre-roseta, el segundo en roseta y el tercero en madurez de cosecha, para

cada temporada productiva.

En cada muestreo se tomó de forma aleatoria, cuatro plantas (correspondientes a

un metro lineal) en cada pseudorepetición y por cada tratamiento (doce plantas en total

por cada tratamiento), se transportaron en bolsas plásticas al Laboratorio de

Fitopatología, perteneciente al Instituto de Producción y Sanidad Vegetal de la

Universidad Austral de Chile, para su análisis.

Page 48: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

36

La severidad de las infecciones causadas por B. cinerea, se evaluó mediante la

escala detallada en la FIGURA 17.

FIGURA 17 Escala de severidad de B. cinerea en lechuga (números indican

porcentaje de área basal que presenta pudrición por B. cinerea).

FUENTE: Adaptado de Great Britain, Ministry of Agriculture, Fisheries and Food (1976).

2.9 Análisis estadístico.

Con la finalidad de analizar el efecto de la temperatura, humedad relativa y DPV

por medio de dos diferentes manejos de la ventilación en un invernadero sobre la

incidencia de enfermedades caudas por B. cinerea, en dos estaciones del año se realizó

análisis de varianza (ANDEVA) con arreglo factorial de 2x2, donde el primer factor

corresponde a la ventilación del invernadero con dos subniveles: 25 y 75% del potencial,

mientras que el segundo corresponde a la estación climática de cultivo y sus subniveles

Page 49: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

37

de otoño-invernal y estival. Se utilizaron tres pseudorepeticiones al interior de cada

invernadero, las cuales fueron evaluadas en la ontogenia del cultivo. La unidad

experimental correspondió a un metro lineal de cultivo.

El modelo aditivo factorial utilizado fue yij = μ + τi +βj+τixβj+ Ɛi ; donde Y fue la

variable de respuesta, μ es la media general; τi es el efecto de la temporada (otoño-

invernal/estival); βj es el efecto del nivel de ventilación (25/75%), τixβj es el efecto de la

interacción entre ventilación y la temporada climática; y Ɛi corresponde al error

experimental.

Para este tipo de análisis paramétrico, se requiere que los datos cumplan con las

siguientes condiciones en orden de importancia: independencia de residuos,

homogeneidad de varianza y normalidad de residuos. La normalidad de datos fue

evaluada mediante la prueba de Shapiro-Wilk.

Los análisis de regresión y los ANDEVA, fueron realizados por medio del programa

estadístico STATGRAPHICS CENTURION XV.II. y graficados mediante el programa

MICROSOFT OFFICE EXCEL 2013.

Page 50: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

38

3 RESULTADOS Y DISCUSIÓN

3.1 Características microclimáticas registradas durante las temporadas

productivas.

Las condiciones microclimáticas registradas durante ambas temporadas

productivas, se caracterizaron por presentar diferencias entre estaciones de crecimiento

(FIGURA 18).

La temperatura (ANEXO 3), en la temporada otoño-invernal, varió desde los -2

(mínima de la temporada) hasta los 34°C (máxima de la temporada) en el tratamiento de

25% de ventilación. Resultados similares se obtuvieron en el tratamiento de 75% de

ventilación, donde los valores fueron desde -1 (mínima de la temporada) hasta los 36°C

(máxima de la temporada). La temperatura media varió de los 4 a los 17°C y desde los 5

hasta los 17°C, para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación, respectivamente. En

oposición, durante la temporada estival, la temperatura varió desde 7 hasta los 45°C en el

tratamiento de 25% de ventilación. Resultados similares se obtuvieron en el tratamiento

de 75% de ventilación, donde los valores fueron desde 7 hasta los 42°C.La media varió

desde los 15 a los 28°C y desde los 16 hasta los 27°C, para el tratamiento de 25 y 75%

de ventilación, respectivamente. Basándose en lo expuesto anteriormente, con el

aumento del potencial ventilatorio (ventilar al 75%), se obtiene aproximadamente 2°C

menos que si se ventilase al 25%, en el promedio general de las medias de toda la

temporada. Esto puede explicarse porque al generar vías de escape de aire de la

microatmósfera generada dentro del invernadero, el aire caliente sede calor al aire frio,

generando una reducción de la temperatura.

Para el caso de la humedad relativa (ANEXO 4), en la temporada otoño-invernal,

se registró una variación desde el 48 (mínima de la temporada) hasta el 100% (máxima

de la temporada) en el tratamiento de 25% de ventilación. Resultados similares se

Page 51: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

39

obtuvieron en el tratamiento de 75% de ventilación, donde los valores fueron desde el 45

(mínima de la temporada) hasta el 98% (máxima de la temporada). La media varió desde

el 84 al 98% y desde el 81 hasta el 97%, para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación,

respectivamente. Opuestamente, en la temporada estival, la humedad relativa, registró

cambios desde el 34 hasta el 99% en el tratamiento de 25% de ventilación. Resultados

similares se obtuvieron en el tratamiento de 75% de ventilación, donde los valores fueron

desde el 34% hasta el 98%. La media varió desde el 63 al 94% y desde el 62 hasta el

91%, para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación, respectivamente. En general se

observa para la temporada otoño-invernal, la tendencia de la humedad relativa es a

decaer conforme comienza la segunda parte del segundo mes de producción, pero

contrariamente, en la temporada estival, se observa que la tendencia de la humedad

relativa es a incrementarse al término del primer mes de producción. Estos últimos

eventos pueden producirse debido al mayor potencial evapotranspirativo de las plantas en

un estado fenológico más avanzado.

Finalmente, la última variable microclimática medida en este estudio fue el DPV

(kPa) (ANEXO 5), el cual, en la temporada otoño-invernal, registró una variación desde

los 0,01 (mínima de la temporada) hasta los 2,79 kPa (máxima de la temporada) en el

tratamiento de 25% de ventilación. Resultados similares se obtuvieron en el tratamiento

de 75% de ventilación, donde los valores fueron desde los 0,02 (mínima de la temporada)

hasta los 3,18 kPa (máxima de la temporada). El DPV medio varió desde los 0,02 a 0,49

kPa y desde los 0,05 hasta los 0,55 kPa, para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación,

respectivamente. Para la temporada estival, El DPV, registró un cambio, que fue desde

los 0,02 hasta los 5,57 kPa en el tratamiento de 25% de ventilación. Resultados similares

se obtuvieron en el tratamiento de 75% de ventilación, donde los valores fueron desde los

0,04 kPa hasta los 4,9 kPa. El DPV medio varió desde los 0,14 a 1,94 kPa y desde los

0,22 hasta los 1,87 kPa, para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación, respectivamente.

Al comparar los tratamientos para cada factor microclimático (CUADRO 1), se

observa cierta variación efectiva.

Page 52: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

40

La temperatura se caracterizó por variar en 1°C para la temporada otoño-invernal,

entre tratamientos, sin presentar variación durante la temporada estival. Resultados aún

menores obtuvo Baptista (2007), la que con dos métodos de ventilación (clásica y clásica

+ nocturna), registró una variación entre las medias de los tratamientos de 0,4 °C para el

año 1998 y de 0,1°C para el año 2000.

CUADRO 1 Medias de temperatura (°C), humedad relativa (%) y DPV (kPa), para el

tratamiento de 25 y 75% de ventilación, para la temporada otoño-

invernal y estival.

Tratamiento Temporada otoño-invernal Temporada estival

°C % HR DPV °C % HR DPV

25% ventilación 10 91 0,14 21 74 0,97

75% ventilación 11 90 0,17 21 73 1,03

Diferencia 1 1 0,03 0 1 0,06

La humedad relativa varió en 1% para la temporada otoño-invernal y estival, entre

tratamientos. Resultados con una diferencia contrastante a la obtenida por este estudio,

son los de Baptista (2007), que con los tratamientos diferenciales de ventilación

mencionados anteriormente, registró una variación entre tratamientos de 10,5 % para el

año 1998 y de 1,2% para el año 2000, en Lisboa, Portugal, con un clima mediterraneo.

El DPV varió entre tratamientos en 0,03 kPa para la temporada otoño-invernal y en

0,06 kPa para la estival. Este parámetro en la temporada estival, presentó un cambio

considerable con respecto a la temporada anterior, debido a las diferencias entre el día y

la noche, las que generaron este ostensible cambio, el cual es característico de la

estación estival.

Finalmente, cabe considerar que aunque las diferencias pueden ser menores, sólo

deben ser tomadas como referenciales, pues el efecto final esta normado además por el

segmento en donde se producen estas variabilidades en las escalas de valor.

Page 53: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

41

FIGURA 18 Evolución diaria de temperatura, humedad relativa y DPV dentro de

los invernaderos, durante la temporada otoño-invernal (1°) y estival

(2°), para ambos tratamientos. Líneas sólidas indican tendencia (curva

polinómica).

Page 54: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

42

3.2 Incidencia de B. cinerea y su relación con el DPV.

Para la temporada otoño-invernal, la incidencia de B. cinerea se concentró entre

los 0,05 a los 0,20 kPa, valores que según Argus (2009), son considerados altamente

predisponentes para la infección por hongos (FIGURA 19).

FIGURA 19 Incidencia de B. cinerea y su relación con el DPV, durante la

temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°), para el tratamiento de 25 y

75% de ventilación. Flechas indican puntos de inflexión de la curva

(δy/δx≠1).

Al relacionar la incidencia relativa de B. cinerea con el DPV registrado, se obtuvo

un curva de regresión polinómica, demostrando que el 64 (R2= 0,645) y 67% (R2= 0,673)

de la incidencia es explicada por el DPV, para los tratamientos de 25 y 75% de

ventilación, respectivamente (P≤0,05) (ANEXO 9). Esta regresión, arrojó un

comportamiento de la infección del tipo campana, es decir, a medida que el DPV crece, la

incidencia se incrementa hasta llegar aproximadamente al 14 y 9%, para el tratamiento de

25 y 75% de ventilación, respectivamente en la temporada de otoño-invernal. Según estos

resultados, en un rango extremadamente bajo de DPV (0 a 0,13 kPa), la incidencia crece

al tender al aumento del DPV (ambiente tiende a secarse). Este fenómeno es reportado

Page 55: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

43

por Harrison (1984); Wei (1995, citado por Baptista, 2007). Posterior a esto, se generó un

punto de inflexión aproximadamente a los 0,11 kPa para ambos tratamientos, hasta llegar

al valor máximo de incidencia a 0,12 y 0,13 kPa para el tratamiento de 25 y 75% de

ventilación, respectivamente. Sobre este valor, comienza a descender el porcentaje de

infección hasta 0,15 y 0,16 kPa para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación,

respectivamente, para caer hasta 0,18 y 0,19 kPa, para el tratamiento de 25 y 75% de

ventilación, respectivamente, finalmente, sobre 0,19 y 0,20 kPa, para el tratamiento de 25

y 75% de ventilación, respectivamente, no se expresarían infecciones causadas por el

moho gris.

Lo anteriormente descrito, delimita un rango de actividad de incidencia en el

hongo, es decir, cuando el DPV, se encuentre entre el rango de 0,11 y 0,16 kPa

aproximadamente (puntos de inflexión) para ambos tratamientos, la incidencia relativa

podrá llegar a un máximo de 14 y 10% para los tratamientos de 25 y 75% de ventilación,

respectivamente. Esta diferencia de incidencias, se basa en la ventilación diferenciada.

Pese a que no hubo diferencias estadísticamente significativas en la totalidad de los

muestreos (solo en un 20% de los muestreos, se presentó diferencias estadísticamente

significativas (P≤0,05)) (ANEXO 6). El movimiento de aire generado en el tratamiento de

75% de ventilación, habría provocado un DPV levemente mayor, por lo que esta

diferencia redujo en un 4% la incidencia máxima de infección (FIGURA 19), concordando

con lo estudiado por Meneses y col. (1994); Abreu y Meneses (1994); Baptista (2007);

Baptista y col. (2012). Sumado a lo anterior, el diferencial de DPV generado entre ambos

tratamientos de ventilación, generó en el tratamiento de 75% de ventilación, una posible

disminución en tiempo de vida de las conidias de B. cinerea, como la reportada por

Dickens y Potter (1983), para Puccinia horiana, lo que restringió la expansión de las

infecciones a las demás plantas del invernadero, traduciéndose en una menor incidencia

relativa.

En el caso de la temporada estival, la incidencia de B. cinerea se concentró entre

los 0,50 al 1,4 kPa, valores que según Argus (2009), son considerados de baja

predisposición para la infección por hongos. Con la regresión polinómica obtenida para la

temporada estival, se demostró que el 67 (R2= 0,675) y 47% (R2= 0,46) de la incidencia es

Page 56: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

44

explicada por el DPV, para los tratamientos de 25 y 75% de ventilación, respectivamente

(P≤0,05) (ANEXO 10). Para esta temporada, se obtuvo una respuesta diferente a las

condiciones invernales. Cuando el DPV sobrepasó los 0,70 kPa, la incidencia se merma,

con niveles inferiores al 5% de la misma, para ambos tratamientos. Estos resultados,

pueden deberse a la directa relación que existe entre la incidencia y la esporulación.

Kerssies (1994), determinó que cuando el DPV fue superior a 0,8 kPa, las conidias de B.

cinerea, se desecan, perdiendo infectividad y reduciendo la incidencia de este patógeno

en cultivos bajo invernadero.

3.2.1 Modificación tabla de umbrales de ataque de B. cinerea (Argus, 2009). Con la

información anterior, se pudo afinar el conocimiento acerca del margen de acción de

ataque de B. cinerea, se modificó el cuadro propuesto por Argus (2009), entregando una

nueva propuesta (FIGURA 20). La tabla plantea las combinatorias entre Temperatura y

Humedad que inducen un DPV diferencial que limita la velocidad de acción del hongo,

traduciéndose en un mayor o menor riesgo de daño al cultivo para pronosticar una posible

disminución o incremento de la incidencia de este patógeno en invernadero, ya que

entrega valores concretos, bajo condiciones microclimáticas variables para las infecciones

causadas por B. cinerea. Por lo anterior, Vincelli y Lorbeer (1988); Costa y col. (2001),

establecen que se puede implementar este sistema en invernadero, generando los

manejos agronómicos recomendados para las situaciones críticas de DPV, como

modificar las condiciones microclimáticas que favorezcan la infección (Peterson y

Sutherland, 1989), o bien, integrar este método enmarcándolo en el Manejo Integrado de

Enfermedades (MIE), logrando una posible reducción de las aplicaciones de fungicidas

(Van Den Ende y col., 2000; O’Neil y col., 2002), evitando o disminuyendo la probabilidad

de resistencias (Elad y col., 2007), sumado a la reducción de costos productivos (Funt y

col., 1990) y contaminación ambiental (Bustamante y Campos, 2004).

Si bien, la tabla de DPV propuesta por Argus (2009), es general para el manejo

microclimático dentro de un invernadero, incorporó el manejo fitosanitario de manera

preventiva al ataque de patógenos cuando el valor del DPV fuese inferior a 0,46 kPa, pero

entregando un umbral de ataque amplio en valor de DPV y especificidad de patógeno. Por

la razón anterior, al establecer los rangos de DPV que generan patologías significativas

Page 57: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

45

en invernadero (que para este estudio se basó en el DPV que generó una inflexión en el

incremento de la incidencia relativa de B. cinerea), se logró establecer para un sólo

patógeno específicamente, ampliamente distribuido (Agrios, 2005) y con significancia de

ataque importante dentro de una cosecha de productos vegetales (Latorre, 2007), como

los del área forestal, hortícola (Abreu y col., 1999) y frutícola, un rango acotado de DPV y

para una zona específica (Valdivia, con un clima templado marítimo lluvioso), la cual

muestra una potencialidad en la producción hortícola bajo invernadero.

Los rangos descritos por Argus (2009), expuestos en la FIGURA 20, establecen

que todo DPV que se encuentre por debajo de los 0,46 kPa, son predisponentes para

ataque de patógenos generando algún tipo de problema fitosanitario. Prenger y Ling

(2001), coinciden con este valor, pero no logra determinar un porcentaje de incidencia que

podría considerarse significativo, por lo que pierde valor la cifra.

Para la modificación del cuadro propuesto por Argus (2009), se tomó en cuenta los

siguientes rangos, establecidos en la FIGURA 19, para el tratamiento de 75% de

ventilación, ya que este fue el que presentó un valor reducido de incidencia relativa en

comparación al tratamiento de 25% de ventilación. Por lo anterior y según la FIGURA 20,

se establecieron los siguientes umbrales de daño por la incidencia relativa de B. cinerea:

0,00 - 0,11 kPa, donde ocurre un incremento rápido de la incidencia relativa, por lo que la

planta se encuentra altamente susceptible a la infección. Entre 0,12 - 0,13 kPa el

incremento es cada vez menor, por lo que la planta es medianamente susceptible a la

infección. Cuando el DPV está entre 0,14 - 0,16 kPa, comienza a decrecer lentamente la

incidencia, por lo que en ese momento la planta resiste el posible riesgo de infección.

Finalmente, entre los 0,17 - 0,19 kPa, el decrecimiento de la incidencia es rápido, por lo

que el riesgo por infección es mínimo. No se registró incidencia relativa por sobre los 0,20

kPa, por lo que la planta se encuentra no susceptible a la infección. En el establecimiento

de estos nuevos rangos de ataque de B. cinerea, otros autores como Broome y col.

(1995), fijaron un valor superior de prevención para ataques por B. cinerea, estableciendo

un valor de DPV por sobre los 0,5 kPa, garantiza una mínima incidencia de este

patógeno, lo que concuerda con esta investigación, ya que sobre este valor (0,5 kPa en la

temporada estival), la incidencia del hongo fue inferior al 5%.

Page 58: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

46

FIGURA 20 Umbrales de DPV, según incidencia relativa de B. cinerea. A la izquierda, el cuadro descrito por

Argus (2009), donde el color rojo supone riesgo por infecciones; amarillo: alerta a los posibles

cambios del DPV; verde: sin riesgo por infecciones y celeste: es necesario humedecer el ambiente.

A la derecha, la nueva propuesta (en base al tratamiento de 75% de ventilación), donde el rojo:

incremento rápido de incidencia; amarillo: incremento lento de incidencia; verde: decrecimiento

lento de incidencia; celeste: decrecimiento rápido de incidencia y naranjo: sin incidencia.

Page 59: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

47

3.3 Incidencia de B. cinerea y su relación con la temperatura.

Para la temporada otoño-invernal, la incidencia de B. cinerea se concentró entre

los 7 y los 14°C, valores que según Agrios (2005), son considerados bajos, no

predisponiendo una mayor incidencia de la infección por este hongo (FIGURA 21).

FIGURA 21 Incidencia de B. cinerea y su relación con la temperatura, durante la

temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°), para el tratamiento de 25 y

75% de ventilación. Flechas indican puntos de inflexión de la curva

(δy/δx≠1).

Al relacionar la incidencia relativa de B. cinerea con la temperatura registrada en la

temporada otoño-invernal, se obtuvo un curva de regresión polinómica, demostrando que

el 46 (R2= 0,4606) y 48% (R2= 0,4801) de la incidencia es explicada por este factor, para

los tratamientos de 25 y 75% de ventilación, respectivamente (P≤0,05) (ANEXO 9). Esta

regresión, al igual que para el DPV, arrojó un comportamiento de la infección del tipo

campana, a medida que la temperatura se incrementa, la incidencia crece rápidamente,

llegando a la inflexión aproximadamente al 9 y 8% de incidencia (para el tratamiento de 25

y 75% de ventilación, respectivamente), a los 9°C, tomando un máximo aproximadamente

a los 10 y 11°C para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación, respectivamente, con 10%

Page 60: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

48

de incidencia para ambos tratamientos. Sobre estos valores, comienza a decrecer

lentamente, hasta los 11 y 12°C (para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación), donde

comienza a caer rápidamente la incidencia. Según la regresión, por sobre los 15°C, la

incidencia fue inexistente. Con estos datos, se estableció como rango crítico de ataque de

B. cinerea, cuando la temperatura se encuentre entre los 9 y 12°C (en base al tratamiento

de 75% de ventilación, el cual es propuesto como un adecuado manejo de la ventilación,

disminuyendo la incidencia de este patógeno). Nair y Allen (1993), coinciden con el

presente estudio, indicando que la máxima incidencia ocasionada por B. cinerea, se

produjo entre 10 y 15°C para flores de vid. O’Neil y col. (1997), aportan a esta idea,

señalando que la temperatura óptima para la infección en hojas de tomate varía entre 10 y

20°C, señalando que con menos de 8°C, las infecciones igual se producían, pero con

menor incidencia, coincidiendo con la presente investigación, donde se alcanzó una

incidencia cercana al 5% a esta temperatura. Resultados opuestos son los obtenidos por

Bulger y col. (1987), los que establecen que para alcanzar un 10% de incidencia de

infección en flores de frutilla, fueron necesarios 20°C de temperatura, coincidiendo con lo

planteado por Van Den Berg y Lentz (1968), quienes determinaron que el crecimiento in

vitro en Agar Papa Dextrosa (APD) de B. cinerea fue máximo a 20°C.

En el caso de la temporada estival, la incidencia de B. cinerea se concentró entre

los 20 y 25°C. Con la regresión polinómica obtenida para la temporada estival, se

demostró que el 61 (R2= 0,6169) y 57% (R2= 0,5707) de la incidencia es explicada por la

temperatura, para los tratamientos de 25 y 75% de ventilación, respectivamente (P≤0,05)

(ANEXO 10). Para esta temporada, se obtuvo una respuesta diferente a la temporada

opuesta. Cuando la temperatura se acerca a los 21°C, la incidencia se merma, con

niveles inferiores al 5% de la misma, para ambos tratamientos (FIGURA 21). Estos

resultados, son compartidos por Latorre y col. (2002), los que indican 20°C como

temperatura óptima, donde se maximizó la incidencia, pero sobre este valor, disminuyó

progresivamente.

Al observar estos resultados, sugieren la amplia variabilidad fenotípica (Sanhueza,

2012) de este genotipo de B. cinerea (Carreño y Álvarez, 1990; Giraud y col., 1999;

Page 61: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

49

Kretschmer y Hahn, 2008; Muñoz y col., 2008), al tener un óptimo de temperatura de

desarrollo a los 15°C aproximadamente.

3.4 Incidencia de B. cinerea y su relación con la humedad relativa.

Para la temporada otoño-invernal, la incidencia de B. cinerea se concentró entre

los 87 y 95% de humedad relativa. (FIGURA 22). Al relacionar la incidencia relativa de B.

cinerea con la humedad relativa registrada, se obtuvo un curva de regresión polinómica,

demostrando que el 48 (R2= 0,4819) y 38% (R2= 0,3828) de la incidencia es explicada por

este factor, para los tratamientos de 25 y 75% de ventilación, respectivamente (P≤0,05)

(ANEXO 9). Esta regresión, al igual que para el DPV y la temperatura, arrojó un

comportamiento de la infección del tipo campana, a medida que la humedad relativa se

incrementa, la incidencia crece rápidamente, hasta llegar a la inflexión en 8 y 9%

aproximadamente, para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación, respectivamente,

tomando un máximo en los 92 y 90% de humedad relativa con 9 y 10% de incidencia,

para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación, respectivamente. Estos resultados

coinciden con lo planteado por Blackeman (1980), el que estableció que entre el 85 y 90%

de humedad relativa, la infección por este patógeno en uvas, fue mayor, que a menores

valores. Dik y Wubben (2007), comparten estos resultados, indicando que entre los 85 y

95% de humedad relativa, provoca una elevada incidencia de B. cinerea en el cultivo de

gerbera. Resultados distintos son los obtenidos por Ciampi y col. (2006); Dinh y col.

(2011), el que indica que a incidencia se ve incrementada en ambientes con humedad

relativa entre el 95 y 100%. Según la presente investigación, sobre 92 y 90% de humedad

relativa, la incidencia comienza a descender lentamente el porcentaje de infección, hasta

el 93 y 92% de humedad relativa, donde comienza a decrecer rápidamente, llegando al

0% de incidencia al 96 y 94% de humedad relativa para el tratamiento de 25 y 75% de

ventilación, respectivamente. Este comportamiento de reducción de la incidencia al

superar el 95% de humedad relativa, llama la atención, pero es compartido con los

estudios efectuados por Alam y col. (1996), los que establecen que el crecimiento

diametral de la colonia de B. cinerea en placa Petri, fue estimulado ligeramente cuando se

redujo la humedad relativa del medio de 99 a 94%. Este mismo autor, señala que el

crecimiento de este hongo no se vio favorecido en medio líquido, por lo que se deduce

Page 62: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

50

que los ambientes extremadamente cercanos a la saturación de agua de la atmosfera, no

son óptimos para el crecimiento y desarrollo de B. cinerea, por la saturación de agua, que

disminuye el oxígeno requerido.

FIGURA 22 Incidencia de B. cinerea y su relación con la humedad relativa, durante

la temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°), para el tratamiento de

25 y 75% de ventilación. Flechas indican puntos de inflexión de la

curva (δy/δx≠1).

En el caso de la temporada estival, la incidencia de B. cinerea se concentró entre

el 65 y 83%. Con la regresión polinómica obtenida para la temporada estival, se demostró

que el 80 (R2= 0,8027) y 70% (R2= 0,7088) de la incidencia es explicada por la humedad

relativa, para los tratamientos de 25 y 75% de ventilación, respectivamente (P≤0,05)

(ANEXO 10). Para esta temporada, se obtuvo una respuesta diferente a la temporada

opuesta, esto es debido principalmente a que el rango de humedad relativa registrado fue

inferior al de la temporada otoño-invernal, por lo que en este caso, conforme aumenta la

humedad relativa, la incidencia tiende a incrementarse, sin sobrepasar el 5% de infección,

cuando la humedad relativa es inferior al 81% (FIGURA 22). Como se dijo anteriormente,

Page 63: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

51

humedades relativas inferiores al 85%, reducen significativamente la incidencia de este

hongo (Blackeman, 1980; Dik y Wubben, 2007).

En general, se estableció que B. cinerea, varía su respuesta de infección de

acuerdo al tiempo (en horas) de exposición a humedad relativa alta (>90%) (Bulger y col.,

1987; Nair y Allen, 1993; Zhang y Sutton, 1994; Sirjunsingh y Sutton, 1996; Shtienberg y

col., 1998; Baptista, 2007). En la FIGURA 23, se muestra el número de horas diarias en

que B. cinerea se encontró expuesto a humedad relativa igual o superior al 90% dentro de

los invernaderos, durante la temporada otoño invernal y estival para cada tratamiento de

ventilación. Los valores registrados y calculados, demuestran la diferencia que existió

entre los tratamientos de ventilación y la temporada evaluada.

En la temporada otoño-invernal, el número de horas sobre el 90% de humedad

relativa fue generalmente parejo durante toda la temporada productiva, con excepción de

los primeros diez días, donde se alcanzó una mínima de 10 y 6 h para el tratamiento de

25 y 75% de ventilación, respectivamente, y una máxima de 24 h para ambos

tratamientos. Para esta temporada se obtuvo un promedio de 18 y 17 h diarias con

humedad relativa sobre el 90%, alcanzando una incidencia total de 71 y 64% de

incidencia acumulada, para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación respectivamente.

Resultados similares son los obtenidos por Bulger y col. (1987), quienes establecieron

que con 16 h sobre el 90% de humedad relativa, B. cinerea alcanzó un 40% de incidencia

en flores de frutillas. Sirjunsingh y Sutton (1996), aportan a estos resultados indicando que

la incidencia de esporulación a esta misma cantidad y duración de humedad relativa, fue

de 100% en pétalos de geranio.

Para la temporada estival, el número de horas sobre el 90% de humedad relativa

fue similar durante los 35 primeros días, aumentando al final de la temporada productiva,

por acercarse el otoño. Se alcanzó una mínima de 0 h para ambos tratamientos, y una

máxima de 20 y 16 h para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación, respectivamente.

Para esta temporada se obtuvo un promedio de 8 y 6 h diarias con humedad relativa

sobre el 90%, alcanzando una incidencia total de 19 y 16% de incidencia acumulada, para

el tratamiento de 25 y 75% de ventilación respectivamente, resultados que también son

Page 64: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

52

compartidos por Bulger y col. (1987), quienes establecieron que con 8 h sobre el 90% de

humedad relativa, B. cinerea alcanzó menos del 10% de incidencia en flores de frutillas.

Con valores similares, Sirjunsingh y Sutton (1996), indicaron que la incidencia de

esporulación a esta misma cantidad y duración de humedad relativa, fue de 70% en

pétalos de geranio.

FIGURA 23 Número de horas por día con humedad relativa sobre el 90%, durante

la temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°), según tratamiento.

Líneas perpendiculares a las barras, indican media de la temporada.

Page 65: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

53

El número de horas total con humedad relativa sobre el 90% para la temporada

otoño-invernal y estival, se observan en el CUADRO 2, donde se señala la diferencia en

unidades, que provocaron los diferentes manejos de la ventilación.

CUADRO 2 Número total de horas con humedad relativa por sobre el 90%, según

la incidencia total en invernadero, por cada tratamiento y temporada

productiva.

Tratamiento Temporada otoño-invernal Temporada estival

N° h totales Inc. total (%) N° h totales Inc. total (%)

25% ventilación 1510 71 380 19

75% ventilación 1422 64 293 16

Diferencia 94 7 87 3

Por lo anterior (CUADRO 2), al aumentar la ventilación del invernadero (de 25 a

75%), se logran reducir 94 y 87 h menos de humedad relativa por sobre el 90%, para la

temporada otoño-invernal y estival, respectivamente, lo que llevado a una escala

temporal, significa aproximadamente un 6% (para ambas temporadas) menos de tiempo

del cultivo, expuesto a humedad relativa por sobre el 90%.

Esta diferencia de horas entre tratamientos, respondió a una merma en la

incidencia de B. cinerea del 7 y 3%, para la temporada otoño-invernal y estival

respectivamente, por lo que el ahorro en estas 90 h en promedio de ambas temporadas,

logró reducir la incidencia de este hongo en invernadero, independiente de la temporada

productiva, entendiendo que el manejo de la ventilación (cuando se ventiló al 75% de la

capacidad máxima ventilatoria) influenció sobre esta diferencia de incidencia, lo que

benefició al cultivo (Baptista, 2007).

3.5 Comparación de predicción de modelos de incidencia relativa para DPV,

temperatura y humedad relativa.

Según las regresiones anteriormente planteadas, en la FIGURA 19, 21 y 22, los

modelos predictivos para DPV, temperatura y humedad relativa, se correlacionaron

Page 66: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

54

positivamente y significativamente, para las dos temporadas evaluadas (otoño invernal y

estival) y para los dos tratamientos de ventilación (25 y 75% de ventilación).

En el CUADRO 3, se exponen los valores de r2 obtenido de cada regresión

polinómica.

CUADRO 3 Comparación de valores de r2, obtenidos de regresiones polinómicas

entre incidencia relativa vs DPV, temperatura y humedad relativa, para

temporada otoño-invernal y estival, según tratamiento de 25 y 75% de

ventilación

Temporada Tratamiento DPV Temperatura Humedad relativa

Otoño-invernal 25% ventilación 0,645 0,460 0,481

75% ventilación 0,673 0,480 0,382

Estival 25% ventilación 0,675 0,616 0,808

75% ventilación 0,476 0,570 0,708

Media 0,617 0,531 0,594

Según los valores de r2 (CUADRO 3), el DPV obtuvo un mayor índice de

correlación, con un valor promedio de 62%, seguido de la humedad relativa, con un valor

de 59%. Finalmente, le sigue la temperatura, con el menor valor, 53%. Estos resultados

afirman lo expuesto por Prenger y Ling, 2001, los que indican que es de mayor utilidad

para el manejo microclimático de un invernadero, ocupar el DPV, frente a la temperatura y

humedad relativa por separados, ya que distintas combinaciones de estos dos factores,

pueden generar el mismo valor de DPV, por lo que al integrar estos dos factores en un

solo valor, representa íntegramente lo que ocurre con el microclima del invernadero.

Cabe destacar el alto r2 obtenido por la humedad relativa, en la temporada estival

(70-80%). De esta forma, los valores de DPV estarían representando de manera óptima la

incidencia de B. cinerea, en condiciones frías (otoño-invernal), mientas que la humedad

relativa, representaría una mejor predicción en condiciones cálidas (época estival).

Page 67: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

55

3.6 Incidencia total y relativa de B. cinerea y su relación con la fenología del

cultivo de lechuga.

Durante la temporada otoño-invernal, la incidencia de B. cinerea alcanzó un nivel

máximo y final de 71% y 64% en el tratamiento de 25% y 75% de ventilación,

respectivamente (FIGURA 24). Resultados contrastantes son los obtenidos por Matheron

y Porchas (2008), quienes señalan que en el Estado de Arizona (Estados Unidos) (sector

desértico), durante la misma estación, la incidencia de B. cinerea, alcanzó un 25% en el

cultivar Fresh Heart, similar en arquitectura vegetativa al cultivar Justine, en donde no se

trataron con fungicidas; estas diferencias pueden ser explicadas por la diferencia climática

que ofrecen estas dos zonas geográficas.

Cifras opuestas se generaron en la temporada estival, donde este hongo no

alcanzó a infectar un 20% de la totalidad de plantas, con un nivel máximo y final de 19% y

16% en el tratamiento de 25% y 75% de ventilación, respectivamente (FIGURA 24).

FIGURA 24 Incidencia acumulada de B. cinerea, para la temporada otoño-invernal

(1°) y estival (2°), durante los días después del trasplante (DDT), según

tratamiento de ventilación. Números romanos indican cambio de fase

de la curva (I: incremento 1, II: estacionaria, III: incremento 2).

Page 68: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

56

De acuerdo a la incidencia final de cada tratamiento (FIGURA 24), en la temporada

otoño-invernal, no se presentó una diferencia estadísticamente significativa (ANEXO 7).

Esto pudo deberse a que las condiciones invernales de Valdivia, caracterizadas por

constantes precipitaciones, obligó a mantener cerrados los invernaderos, igualándose las

condiciones microclimáticas de ambos tratamientos, no generándose las diferencias

microclimáticas marcadas que se esperaron, sin embargo, la tendencia del tratamiento de

75% de ventilación fue de generar una menor incidencia de infecciones, con respecto al

tratamiento de 25% de ventilación, variando en un 7% la incidencia de B. cinerea. Estos

resultados se acercan a lo planteado por Boulard y col. (2008); Baptista y col. (2012), los

que indican que la tasa de ventilación en un invernadero, influirá en la concentración de

esporas de B. cinerea en la microatmósfera, las que son responsables de la incidencia de

este patógeno. Resultados similares obtuvo Morgan (1984) para el mildiú Bremia

lactucae, el cual redujo su incidencia a niveles similares que el control químico con el

fungicida Metalaxil, cuando se generó y controló la ventilación en invernadero. De la

misma forma, ventilar al 25% estaría favoreciendo la incidencia final de B. cinerea, al

generar un incremento de 7% en las enfermedades causadas por este patógeno, con

respecto al tratamiento de 75% de ventilación, durante la temporada otoño-invernal. Para

la temporada estival, el resultado fue el mismo (en menor proporción), no se registró

diferencias estadísticamente significativas entre tratamientos (ANEXO 8), pero la

tendencia es la misma a la de la temporada otoño-invernal, por lo que ventilar al 25%

favoreció el incremento de la incidencia final de B. cinerea, al generar un aumento del 3%

de la incidencia, con respecto al tratamiento del 75% de ventilación.

Con respecto a las diferentes temporadas productivas (otoño-invernal y estival), el

tratamiento de 25% de ventilación presentó una reducción de 52% de incidencia de B.

cinerea y el tratamiento de 75% de ventilación, una reducción del 48%. Esta reducción de

aproximadamente 50% menos de infección entre una temporada y otra, para cada

tratamiento, se debió a la marcada diferencia microclimática, la que está influenciada por

la estacionalidad de las condiciones meteorológicas. Se observa en la FIGURA 24, que la

incidencia de B. cinerea, presentó un crecimiento sostenido después de los 50 días post

trasplante, para la temporada otoño-invernal. De manera similar se comportó la incidencia

Page 69: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

57

en la temporada estival, donde posterior a los 40 días después del trasplante, la tasa de

incidencia se vio incrementada, con respecto a los días anteriores.

Se determinaron las fases de crecimiento y decrecimiento de la infección, de

acuerdo a los principales puntos de cambio en la velocidad de progresión de la

enfermedad, las que se asociaron principalmente a la fenología de L. sativa. Para ambos

tratamientos en cada temporada productiva, se observa el mismo comportamiento de la

curva de crecimiento (FIGURA 24), la primera fase (I) en donde el hongo comienza a

aumentar su tasa de reproducción, por acceso del hospedero, al ser susceptible, sumado

a la calidad de los tejidos, caracterizados por ser jóvenes, donde las paredes celular aún

no se tornan rígidas, permitiéndole a B. cinerea penetrar con sus enzimas pectinolíticas

este sustrato rápidamente degradable por el hongo. Albershein y col. (1969), aportan a

esta idea, señalando que la interacción entre el patógeno y los carbohidratos de la pared

celular del hospedero, determinan la capacidad de la producción de enzimas degradativas

del patógeno, es decir, la integridad química de los componentes de la pared celular

incentivarán o restringirán el ataque de un patógeno. Resultados compartidos, son los

reportados por Grainger (1956, citado por Jarvis, 1980), el que estableció para frambueso,

que los frutos que se formaron primeramente en la inflorescencia, presentaron mayor

susceptibilidad al moho gris, que los que se formaron después.

Posteriormente, continúa la fase estacionaria (II), donde el hongo disminuye su

tasa de crecimiento y expansión en los tejidos vegetales, debido a que las células del

hospedero comienzan a engrosarse y la pared celular se vuelve rígida, ocasionando que

al hongo le cueste un mayor esfuerzo colonizar este tipo de tejidos, este período según

Jarvis (1980), es llamado como fase fenológica de resistencia relativa. Información

recopilada por Albershein y col. (1969), aportan a esta idea, señalando que el aumento de

la concentración de glucosa a mediados del cultivo, para la formación de la celulosa y

otros polisacáridos de la pared celular de la planta, restringe la síntesis de celulasas

producidas por B. cinerea, lo que disminuye el desarrollo de este patógeno sobre el

cultivo. En otros cultivos, como las frambuesas o arándanos, también se presenta esta

fase de resistencia a la infección, producida por la no germinación de las conidias de B.

cinerea, las cuales se encuentran en estado de latencia, debido a factores climáticos y

Page 70: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

58

estímulos químicos del hospedero subóptimos para la germinación de las conidias

(Ciampi y col., 2006), durante este período, el hongo tiene que sobrevivir, hasta que las

condiciones sean propicias nuevamente para su crecimiento y desarrollo (Blackeman,

1980; Tenbergue, 2007).

Finalmente, continúa con la tercera fase de crecimiento (III), caracterizada por un

nuevo aumento de la incidencia, en la cual el hongo vuelve a aumentar su tasa de

crecimiento y expansión, debido a que el hospedero se encuentra en una etapa fenológica

de senescencia, donde las hojas comienzan a secarse, las cuales se vuelven atractivas

para B. cinerea, debido a la cualidad de este hongo de ser tanto parasítico (se alimenta de

materia orgánica viva) como saprófito (se alimenta de materia orgánica en

descomposición). En esta etapa, al ser la lechuga una planta de tejido carnoso, B.

cinerea, puede convertirse en el saprofito predominante en el inicio de la etapa de

senescencia del cultivo (Hudson, 1968). Así también, Kerssies y col. (1995); Piontelli

(2011), establecen que este hongo, está frecuentemente asociado a los detritus (residuo

proveniente de la descomposición de materia orgánica) de los cultivos anteriores, por lo

que Latorre (2004), recomienda realizar rotaciones para disminuir la carga de inóculo.

Es importante destacar que este comportamiento de crecimiento de la infección es

de carácter policíclico. Este comportamiento es compartido por los registros de Culbreath

y col. (1991, citado por Agrios 2005), el cual señala que existe este mismo patrón de

desarrollo, al relacionar el porcentaje de plantas muertas o marchitas (incidencia total) por

infecciones causadas por Cylindrocladium sp. sobre distintos cultivares de maní, con los

días después de la plantación de este cultivo, se obtiene un incremento sostenido durante

las primeras 16 semanas, luego la tasa disminuye hasta la semana 18, para

incrementarse finalmente hasta la semana 20.

La incidencia relativa, de la totalidad de los muestreos analizados, durante la

temporada otoño-invernal, solo un 20% de ellos (dos muestreos de diez), presentó

diferencias estadísticamente significativas (P≤0,05) entre tratamientos, para la incidencia

relativa de infecciones por B. cinerea (ANEXO 6).

Page 71: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

59

FIGURA 25 Incidencia relativa de B. cinerea, para la temporada otoño-invernal

(izquierda) y estival (derecha), según tratamiento. Números indican

fenología de L. sativa: diez hojas verdaderas (2°), quince hojas

verdaderas (3°), pre-roseta (4°), roseta (5°), comienzo formación

cabeza (6°), cabeza suave y se comprime con facilidad (7°) y cabeza

compacta y rígida (8°). Letras distintas indican diferencias

estadísticamente significativas.

Según la FIGURA 25, durante la temporada otoño-invernal, la incidencia relativa

de B. cinerea, es mínima y máxima al llegar a los 42 y 60 días después del trasplante,

respectivamente. Se puede observar que en general, la incidencia de B. cinerea, aumentó

al inicio del cultivo, como se dijo anteriormente, alcanzando un pick de aproximadamente

10% de incidencia, durante el tercer estado fenológico (30 días después del trasplante),

cuando el cultivo se encuentra con quince hojas. Luego la incidencia decreció, con valores

inferiores al 10%, en el cuarto y quinto estado (entre los 40 y 50 días después del

trasplante), correspondientes al periodo de formación de la roseta, donde la arquitectura

de la planta le permite un óptimo paso del aire entre sus hojas tanto basales como

Page 72: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

60

superiores. Este paso del aire, según Savage y Sall (1984); Gubler y col. (1987); Thomas

y col. (1988); Ellis y col. (1991); Elmer y Michailides (2007), es fundamental para el

secado de las hojas posteriores a un riego en invernadero o precipitaciones en campo

abierto, lo que estaría actuando como factor de disminución de riesgo de infección en esta

etapa. Finalmente la incidencia aumentó nuevamente, con valores sobre el 10%, durante

el sexto y octavo estado fenológico, (60 días después del trasplante), que comprenden la

formación de la cabeza (FIGURA 25).

Para el caso de la temporada estival, (FIGURA 25) el fenómeno ocurrió de la

misma forma, pero con menor notoriedad. De la totalidad de los muestreos analizados,

durante esta temporada, ninguno presentó diferencias estadísticamente significativas

entre tratamientos, para la incidencia relativa de infecciones por B. cinerea (ANEXO 6). La

incidencia relativa de B. cinerea es mínima durante los primeros 40 días después del

trasplante, con valores inferiores al 3% de incidencia, y máximo a los 48 días después del

trasplante, alcanzando valores sobre el 4% de incidencia. Cabe destacar que durante ésta

temporada, la incidencia de B. cinerea, nunca sobrepasó el 5%, lo que para esta

investigación es considerado un valor bajo, permitiendo deducir, que durante el verano,

las condiciones ambientales registradas, fueron desfavorables para la proliferación de las

infecciones en el cultivo. Se puede observar que en general, la incidencia de B. cinerea,

se mantuvo bajo el 3%, durante los seis primeros estados fenológicos de L. sativa,

correspondientes al período que abarca entre 10 hojas hasta el inicio de la formación de

la cabeza. Finalmente la incidencia aumentó, sobrepasando el 3%, durante el séptimo y

octavo estado fenológico, a los 40 días después del trasplante, que comprenden la

formación de la cabeza.

Los etapas fenológicas expuestas, se encuentran graficadas en la FIGURA 26, las

que van desde el despegamiento de los cotiledones, hasta la madurez fisiológica.

Page 73: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

61

FIGURA 26 Fenología de L. sativa var. Justine: cotiledones completamente

desplegados (1°), diez hojas verdaderas (2°), quince hojas verdaderas

(3°), pre-roseta (4°), roseta (5°), comienzo formación de cabeza (6°),

cabeza suave y comprimible con facilidad (7°), cabeza compacta y

rígida (madurez de cosecha) (8°) y elongación del tallo (madurez

fisiológica) (9°).

Page 74: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

62

En la FIGURA 27, se grafican los pesos específicos de los componentes de la

ANDEVA para incidencia relativa de infecciones causadas por B. cinerea, de ventilación,

temporada e interacción entre estos factores, donde se observa que la temporada juega

un rol principal en la incidencia de este patógeno, siendo responsable sobre un 50% para

el tercer, quinto, sexto y octavo estado fenológico, correspondientes a quince hojas

verdaderas, roseta, comienzo de formación de la cabeza y madurez de cosecha,

respectivamente.

FIGURA 27 Peso específico de los componentes de la ANDEVA para incidencia

relativa de infecciones causadas por B. cinerea, según porcentaje de

suma de cuadrados.

Sin embargo, la ventilación a pesar de no superar el 20% en general de

responsabilidad en la disminución de la infección en ambas temporadas, como se dijo

anteriormente, la tendencia es a la merma en la incidencia de este patógeno, aseveración

que es respaldada por variados estudios (Abreu y Meneses, 1994; Abreu y col., 1999;

Baptista, 2007; Baptista y col., 2012), que para este estudio, fue responsable de una

disminución de la incidencia de 7 y 3%, para la temporada otoño-invernal y estival,

respectivamente.

Page 75: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

63

3.7 Influencia microclimática sobre la esporulación de B. cinerea.

Las pruebas previas realizadas en laboratorio (FIGURA 28), arrojaron como

resultado, para el caso de Aspergillus sp., un nulo crecimiento de este en la placa Petri,

siendo descartado como posible contaminante presente en las trampas de esporas.

FIGURA 28 Pruebas previas en medio ASB. Placas Petri con B. cinerea (A),

Aspergillus sp. (B), Penicillium sp. (C) y Trichoderma sp. (D), luego de

ser incubadas a 20 °C +/- 2 °C, durante 72 h en oscuridad.

Penicillium sp. y Trichoderma sp. (FIGURA 28), fueron diferentes, estos hongos

lograron crecer en la placa Petri, pero se observó que fueron incapaces de generar el

cambio en la coloración de medio, cambio que según Kerssies (1990), es fundamental

para la identificación de B. cinerea en este medio, ya que este hongo produce la enzima

polifenoloxidasa (PPO), que reacciona con el ácido tánico del medio diferencial,

produciendo el cambió de coloración a marrón oscuro (existen otros hongos que producen

la PPO, pero fueron inhibidos por el fungicida y el antibiótico adicionado).

Page 76: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

64

Al relacionar las unidades formadoras de colonias (UFC) de B. cinerea,

contabilizadas en las placas Petri, con el DPV registrado (FIGURA 29), se obtuvo una

curva de regresión polinómica, demostrando que el 66 (R2= 0,6672) y 63% (R2= 0,6339)

de las UFC son explicadas por el DPV, para los tratamientos de 25 y 75% de ventilación,

respectivamente (P≤0,05) (ANEXO 11). Esta regresión, arrojó un comportamiento de la

esporulación del tipo decreciente, es decir, a medida que el DPV crece, las UFC

disminuyen. La mayor cantidad de UFC contabilizadas en las placas Petri, se produjeron

en el tratamiento con menor ventilación (42 UFC vs 30 UFC promedio, para los

tratamientos de 25 y 75% de ventilación, respectivamente), indicando que al disminuir el

DPV, por una baja ventilación, se incrementan las esporas circulantes en el invernadero,

pudiendo generar mayores puntos de infección (lugar donde cae una conidia y genera una

infección). Estos resultados concuerdan con lo planteado por Friedrich y col. (2005), los

que indican que cuando el DPV aumenta de 0,5 kPa a 0,6 kPa, se captura una menor

cantidad de esporas de B. cinerea, en el cultivo de Fuchsia sp. en invernadero, debido a

que al incrementarse el DPV, se genera un lento desarrollo del micelio. Por lo anterior, al

ventilar al 25%, se generó un DPV menor al medido en el tratamiento de 75% de

ventilación. Se estableció que B. cinerea, aumentó su incidencia por sobre el 5%, cuando

el DPV se encontró por debajo de los 0,7 kPa. Por lo anterior, y según la FIGURA 29, se

determinó como umbral de daño las 70 UFC, es decir, cuando el DPV sea inferior a 0,7

kPa, existirán en el ambiente aproximadamente 70 conidias viables de B. cinerea,

pudiendo generar 70 posibles puntos de infección, que se traducirían en un 5% de

infecciones por este hongo en invernadero. Una posible razón por la que estas 70

conidias no generaron 70 puntos de infección efectiva, puede ser debido a que la duración

en tiempo de vida de cada conidia, decrece con el aumento del DPV. Estudios similares

desarrollados por Dickens y Potter (1983), establecieron que el comportamiento de la

germinación de esporas de Puccinia horiana (roya blanca del crisantemo) a distintos DPV,

sobrevivieron solo cinco minutos a 0,4 kPa y una hora a 0,2 kPa. A lo anterior, Kerssies

(1994), complementa esta idea, señalando que la infectividad de las conidias, se ve

afectada por la desecación que produce sobre ellas, un DPV superior a 0,8 kPa.

Page 77: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

65

De la misma forma que para el DPV, al relacionar las UFC de B. cinerea,

contabilizadas en las placas Petri, con la temperatura registrada (FIGURA 29), se obtuvo

un curva de regresión polinómica, demostrando que el 66 (R2= 0,6653) y 64% (R2=

0,6459) de las UFC son explicadas por la temperatura, para los tratamientos de 25 y 75%

de ventilación, respectivamente (P≤0,05) (ANEXO 11). Esta regresión, arrojó un

comportamiento de la esporulación del tipo campana invertida, es decir, las UFC tienen su

menor valor (para ambos tratamientos) en los 23°C aproximadamente, y se ve favorecido

cuando la temperatura este por debajo de los 21°C. Estos resultados se acercan a lo

planteado por Jarvis (1992), el que señala que la temperatura óptima para este proceso

es 15°C. Sumado a lo anterior, Sosa-Álvarez y col. (1995), complementan esta idea,

indicando que la esporulación aumentó entre los 15 y 22°C y que decrece por sobre este

valor. Considerando esta información, se determinó como umbral de daño las 60 UFC

(FIGURA 29), es decir, cuando la temperatura sea inferior a 21°C, existirán en el ambiente

aproximadamente 60 conidias viables de B. cinerea, pudiendo generar 60 posibles puntos

de infección, que se traducirían en aproximadamente un 5% de infecciones por este

hongo en invernadero. Según la presente investigación, al superar los 24°C, la

esporulación aumenta nuevamente, alcanzando valores similares que a 21°C (sobre las

60 UFC), concordando con lo obtenido por Zhang y Sutton (1994), los que indican que la

mayor incidencia de esporulación se encontró a los 25°C, pero al relacionarla con la

incidencia de infecciones en la temporada estival (FIGURA 29), ésta no se ve reflejada en

un incremento, por lo que se deduce que por sobre los 24°C, las conidias de B. cinerea se

inviabilizan por sequedad ambiental, sumado a que las máximas estuvieron siempre por

sobre los 30°C, temperaturas que para Sosa-Álvarez y col. (1995), disminuyen

drásticamente la esporulación (0%). Estos resultados son compartidos por Jarvis (1992);

Kerssies (1994); los que indican que la temperatura óptima de germinación de conidas es

a los 22°C, por lo que al sobrepasarlos, la germinación decae progresivamente.

Para el caso de la humedad relativa, al relacionarla con UFC de B. cinerea,

contabilizadas en las placas Petri (FIGURA 29), se obtuvo un curva de regresión

polinómica, demostrando que el 61 (R2= 0,6141) y 73% (R2= 0,7319) de las UFC son

explicadas por la humedad relativa, para los tratamientos de 25 y 75% de ventilación,

Page 78: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

66

respectivamente (P≤0,05) (ANEXO 11). Esta regresión, arrojó un comportamiento de la

esporulación del tipo creciente, es decir, a medida que la humedad relativa se incrementa,

las UFC también lo hacen, a tasas similares para ambos tratamientos de ventilación.

Resultados que son compartidos con Agrios (2005), el que reafirma esta idea. Para

O’Neill y col. (1997), la intensidad de esporulación se ve incrementada al aumentar la

humedad relativa. A lo anterior, estudios realizados por Harrison (1984), señalan que B.

fabae, incrementó su esporulación cuando la humedad relativa estuvo sobre el 92% de

humedad relativa y la disminuyó a 85%, lo que indica un comportamiento lineal de la

esporulación frente a la humedad relativa, resultados que coinciden con la presente

investigación. Al igual que para el DPV y la temperatura, se estableció para la temporada

estival, que B. cinerea, aumentó su incidencia por sobre el 5%, cuando la humedad

relativa se encontró por sobre el 80% (FIGURA 22). Por lo anterior, y según la FIGURA

29, se determinó como umbral de daño 70 UFC, es decir, cuando la humedad relativa sea

superior a 80%, existirán en el ambiente aproximadamente 70 conidias viables de B.

cinerea, pudiendo generar 70 posibles puntos de infección, que se traducirían en un 5%

de infecciones por este hongo en invernadero. Por sobre el 80% de humedad relativa, el

número de conidias producidas, podrán generar infecciones efectivas, ya que según

Latorre y Rioja (2002), el 80% de las conidias producidas por este hongo, podrán

germinar cuando se alcance el 85% de humedad relativa; mejorando este porcentaje

(100% germinación) en presencia de agua libre (en agar agua), después de 48 h de

incubación (Krause y Weidensaul, 1978). Harrison (1984), difiere con lo planteado

anteriormente, estableciendo que el agua libre inhibe parcialmente la producción de

conidias, observando mayor esporulación en los sectores secos en plantas de haba (Vicia

faba L.).

Page 79: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

67

FIGURA 29 UFC (abajo) de B. cinerea en medio ASB (contabilizadas después de 72 h de incubación a

temperatura ambiente) e incidencia relativa (arriba) y su relación con el DPV (izquierda),

temperatura (centro) y humedad relativa (derecha) existente durante la temporada estival.

Page 80: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

68

3.8 Influencia microclimática sobre la severidad de las infecciones causadas por

B. cinerea.

En cada muestreo destructivo, durante ambas temporadas productivas, se verificó

que el hongo generó pudriciones tanto en hojas como en el tallo principal y nervaduras de

la planta. Estos síntomas y signos coinciden con las pudriciones acuosas y abundante

esporulación en tejidos, reportados por Reeleder y Charbonneau (1987); Agrios (1998);

Sandoval (2004); Agrios (2005); Schumacher y col. (2012), para hojas y con los de Eden y

col. (1996) para tallos. Se evaluó la severidad en tres periodos (según la fenología de L.

sativa: pre-roseta, roseta y madurez de cosecha) para ambas temporadas productivas,

correspondientes a 47, 58 y 82 días después del trasplante, para la temporada otoño-

invernal y 34, 38 y 50 días después del trasplante, para la temporada estival. Los

resultados son graficados en la FIGURA 30.

FIGURA 30 Severidad causada por B. cinerea en tres etapas fenológicas de L.

sativa, según tratamiento, para la temporada otoño-invernal (1°) y

estival (2°). Letras distintas indican diferencias estadísticamente

significativas, entre tratamientos.

Page 81: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

69

No se detectaron diferencias estadísticamente significativas entre los tratamientos

de ventilación, en ninguna de las dos temporadas (ANEXO 12 y 13). Morgan (1984, citado

por Baptista, 2007), obtuvo resultados opuestos a la presente investigación, donde

establece que la ventilación disminuye la severidad e incidencia de B. cinerea en

invernadero. A lo anterior, Meneses y col. (1994); Baptista (2007), investigaron está

afirmación, donde señalaron que existió una reducción significativa de severidad de B.

cinerea en tomates, cuando se aumentó la ventilación del invernadero. Sumado a lo

anterior, O’Neil y col. (2002), señalan que el movimiento de aire producido por la

ventilación, logró una diminución de la severidad de un 29% a un 45% en cultivo de

ornamentales, optimizando el control de esta enfermedad, en invernadero.

En el caso de la temporada otoño-invernal, 47 días después del trasplante, en la

etapa de pre-roseta, la severidad estimada fue de 0% (lo que no garantiza que no haya

existido algún tipo de ataque en alguna planta), once días después, en plena formación de

la roseta, la severidad se incrementó, tomando un valor promedio entre tratamientos de

16%, para alcanzar el mayor valor de severidad, a los 82 días después del trasplante, en

madurez de cosecha, con un valor del 42% en promedio de cobertura de área basal de L.

sativa (38 y 45%, para el tratamiento del 25 y 75% de ventilación, respectivamente).

Similares resultados obtuvo Baptista (2007), indicando que la severidad de infecciones

causadas por B. cinerea, incrementaron linealmente durante la época invernal, para el

cultivo de tomates bajo invernadero, reafirmando que en las etapas finales del cultivo, la

tendencia de la planta a la senescencia, genera un sustrato optimo la acción de B.

cinerea, por su carácter saprófito (Hudson, 1968; Kerssies y col., 1995; Piontelli, 2011).

Las condiciones microclimáticas para la temporada otoño-invernal, expuestas en el

CUADRO 4, señalan que en los tres períodos muestreados, se generaron las condiciones

óptimas para el desarrollo de B. cinerea, por lo que se explica el incremento lineal de la

severidad en las hojas basales de las plantas. Junto con estos resultados, estudios

realizados por O’Neil y col. (1997), establecen que cuando las condiciones

microclimáticas, propician el aumento de la incidencia de este hongo, la intensidad de la

esporulación de B. cinerea también lo hará, por lo que la severidad, al depender de los

dos eventos anteriores, se incrementará proporcionalmente.

Page 82: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

70

CUADRO 4 Medias de DPV, temperatura y humedad relativa (promedio de ambos

tratamientos), para las etapas fenológicas de pre-roseta, roseta y

madurez de cosecha, para la temporada otoño-invernal y estival.

Temporada Estado fenológico Temperatura

(°C)

Humedad

relativa (%)

DPV

(kPa)

Otoño-invernal Pre-roseta 1 11 90 0,18

Roseta 2 9 94 0,09

Madurez cosecha 3 9 91 0,13

Estival Pre-roseta 4 22 71 1,10

Roseta 5 21 75 0,87

Madurez cosecha 6 21 79 0,76

1 Comprendido entre 1 a 47 días después del trasplante, 2 Comprendido entre 47 a 58 días después del trasplante. 3 Comprendido entre 58 a 82 días después del trasplante. 4 Comprendido entre 1 a 34 días después del trasplante. 5 Comprendido entre 34 a 38 días después del trasplante. 6 Comprendido entre 38 a 50 días después del trasplante.

En la temporada estival, 34 días después del trasplante, en la etapa de pre-roseta,

la severidad estimada fue 8 y 1%, para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación,

respectivamente, sin evidenciar diferencias estadísticamente significativas entre ambos

tratamientos (ANEXO 13). Cuatro días después, durante la formación de la roseta, la

severidad incrementó, con valores de 6 y 3%, para el tratamiento de 25 y 75% de

ventilación, respectivamente, para alcanzar el mayor valor de severidad nuevamente, a

los 50 días después del trasplante, en madurez de cosecha, con un 18 y 10% de

cobertura de área basal de L. sativa, para el tratamiento del 25 y 75% de ventilación,

respectivamente. En esta temporada ocurrió un evento diferente a la temporada anterior,

se observó una depresión de la severidad del ataque en el periodo de la roseta. Durante

los periodos evaluados, la severidad establecida en el tratamiento 25% de ventilación,

siempre fue superior a la del tratamiento de 75% de ventilación, indicando que a pesar de

no existir diferencias estadísticamente significativas entre tratamientos, la tendencia es

que al aumentar la ventilación, la severidad disminuye, por lo que si se logran

Page 83: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

71

implementar prácticas de manejo agronómico de la ventilación en invernaderos

(enmarcándose en el manejo integrado de plagas), se podría generar una posible

disminución de la incidencia y severidad, así como lo dijo Baptista (2007), quien indicó

que los manejos de ventilación en invernadero, deben estar dirigidos a optimizar el control

de este patógeno, ya que responde óptimamente a esta práctica agronómica.

En la FIGURA 31 se puede observar el ataque recibido por las plantas en varios

estados fenológicos.

FIGURA 31 Síntomas y signos visibles de B. cinerea, en el cultivo de lechuga.

Pudriciones en estado de: quince hojas (A y B), pre-roseta (C), roseta

(D y E) y madurez de cosecha (F).

Por los resultados obtenidos en esta investigación, se confirma la hipótesis

planteada. La variabilidad del DPV, bajo condiciones de invernadero condicionó

diferencias de incidencia de infecciones por B. cinerea en L. sativa, disminuyendo su

magnitud cuando el DPV (kPa) aumentó. La incidencia se incrementó cuando el cultivo se

encontró en las primeras etapas fenológicas (menos de quince hojas) y en las últimas

(cercano a madurez fisiológica), estableciendo como etapa resistente, la comprendida

entre pre-roseta y roseta.

Page 84: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

72

4 CONCLUSIONES

La incidencia relativa de B. cinerea, se relacionó significativamente (P≤0,05) con el

DPV, temperatura y humedad relativa, para el tratamiento de 25 y 75% de ventilación,

tanto para la temporada otoño-invernal, como para la estival, en el agroecosistema

invernadero.

Se establecieron los principales rangos de DPV, temperatura y humedad relativa

(los cuales fueron cuantificados), que favorecieron la incidencia de B. cinerea en el cultivo

de lechugas, bajo invernadero.

El DPV, presentó el mayor grado de predicción de la incidencia relativa de

infecciones por B. cinerea (por mostrar mayor correlación con este factor, según valor de

r2 promedio). Sin embargo, el alto r2 obtenido por la humedad relativa, en la temporada

estival, indica que representaría una mejor predicción en condiciones cálidas (época

estival) y que el DPV estaría representando de manera óptima la incidencia de B. cinerea,

en condiciones frías (otoño-invernal).

El aumento de la severidad de la infección generada por B. cinerea en lechugas,

se asoció a la condición microclimática favorable, caracterizada por menor DPV y

temperatura, y mayor humedad relativa. En el caso de la esporulación, se relacionó

significativamente (P≤0,05) con el DPV, temperatura y humedad relativa, para el

tratamiento de 25 y 75% de ventilación, para la temporada estival, en el agroecosistema

invernadero.

Page 85: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

73

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Page 98: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

86

ANEXOS

ANEXO 1 Solución nutritiva aplicada.

Para la Solución A, mezclar las siguientes soluciones madres, posteriormente,

aforar hasta 1 L:

- 1 M Ca(NO3)2 4H2O (236 g/L)

- 1 M KNO3 (101 g/L)

- 1 M Mg SO4 7H2O (247 g/L)

- 1M KH2PO4 (136 g/L)

- 0,1% Quelato de hierro

Para la solución de oligoelementos, mezclar las siguientes soluciones madres,

posteriormente, aforar hasta 1 L:

- MnCl2 4H2O (1,8 g/L)

- H3BO3 (3 g/L)

- ZnSO4 7H2O (0,3 g/L)

- CuSO4 5H2O (0,1 g/L)

- H2MoO4 (0,1 g/L)

Page 99: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

87

ANEXO 2 Preparación medio ASB.

Para la preparación del medio ASB, formulado por Kerssies (1994), se siguieron

los siguientes pasos:

1) Depositar 1 g de NaNO3, 1,2 g de K2HPO4, 0,2 g de MgSO4.7H20, 0,15 g de

KCl, 20 g de glucosa, 25 g de agar, en un litro de agua destilada.

2) Disolver la mezcla a baño María y repartir en dos matraces.

3) Esterilizar los matraces en autoclave a 1 atm (121 ºC), por 20 min.

4) Terminada la esterilización, dejar enfriar hasta los 65 °C.

5) Posteriormente agregar 0,0015 g de PCNB (pentacloronitrobenceno), 0,01

g de Maneb (manganese ethylene bisdithiocarbamate), 0,05 g de

cloramfenicol (antibiótico), 2,2g de CuSO4, 0,1ml de Rubigan (fenarimol) y

5g de Ácido tánico.

6) Finalmente ajustar el pH a 4,5 con 5 N de NaOH.

7) Depositar el medio líquido en placas Petri estériles de 9 cm de diámetro,

para su solidificación.

Page 100: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

88

ANEXO 3 Evolución diaria de la temperatura (°C) del aire dentro de los

invernaderos, durante la temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°),

para tratamientos de 25% y 75% de ventilación.

Page 101: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

89

ANEXO 4 Evolución diaria de la humedad relativa (%) del aire dentro de los

invernaderos, durante la temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°),

para tratamientos de 25% y 75% de ventilación.

Page 102: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

90

ANEXO 5 Evolución diaria del DPV (kPa) del aire dentro de los invernaderos,

durante la temporada otoño-invernal (1°) y estival (2°), para tratamientos

de 25% y 75% de ventilación.

Page 103: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

91

ANEXO 6 Análisis de incidencia relativa: ANDEVA.

2° estado fenológico Suma de Cuadrados Tipo III

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Temporada 5,97841 1 5,97841 1,91 0,3988 NS ventilación 3,13141 1 3,13141 1,00 0,5000 NS Temporada*ventilación 3,13141 1 3,13141 2,34 0,1644 NS Residuo 10,6921 8 1,33651 Total (corregido) 22,9333 11

3° estado fenológico Suma de Cuadrados Tipo III

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Temporada 163,762 1 163,762 338,35 0,0346 * ventilación 0,533408 1 0,533408 1,10 0,4845 NS Temporada*ventilación 0,484008 1 0,484008 0,05 0,8303 NS Residuo 78,9724 8 9,87155 Total (corregido) 243,752 11

4° estado fenológico Suma de Cuadrados Tipo III

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Temporada 0,0833333 1 0,0833333 0,03 0,8949 NS ventilación 3,4347 1 3,4347 1,14 0,4785 NS Temporada*ventilación 3,0 1 3,0 2,06 0,1894 NS Residuo 11,6667 8 1,45833 Total (corregido) 18,1847 11

5° estado fenológico Suma de Cuadrados Tipo III

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Temporada 14,279 1 14,279 16,02 0,1558 NS ventilación 0,468075 1 0,468075 0,53 0,6007 NS Temporada*ventilación 0,891075 1 0,891075 0,53 0,4882 NS Residuo 13,5029 8 1,68786 Total (corregido) 29,141 11

Page 104: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

92

6° estado fenológico Suma de Cuadrados Tipo III

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Temporada 334,541 1 334,541 16,41 0,1541 NS ventilación 18,6501 1 18,6501 0,91 0,5141 NS Temporada*ventilación 20,3841 1 20,3841 1,57 0,2456 NS Residuo 103,879 8 12,9848 Total (corregido) 477,454 11

7° estado fenológico Suma de Cuadrados Tipo III

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Temporada 7,26963 1 7,26963 0,57 0,5885 NS ventilación 8,5683 1 8,5683 0,67 0,5631 NS Temporada*ventilación 12,772 1 12,772 2,14 0,1820 NS Residuo 47,8364 8 5,97955 Total (corregido) 76,4464 11

8° estado fenológico Suma de Cuadrados Tipo III

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Temporada 158,341 1 158,341 21,55 0,1351 NS ventilación 0,0990083 1 0,0990083 0,01 0,9264 NS Temporada*ventilación 7,34767 1 7,34767 1,05 0,3347 NS Residuo 55,7985 8 6,97482 Total (corregido) 221,586 11

Tabla ANDEVA para inc_ Muest_ 1 por ventilación – temporada otoño-invernal

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Entre grupos 17,1704 1 17,1704 12,70 0,0235 *

Intra grupos 5,40773 4 1,35193

Total (Corr.) 22,5782 5

Tabla ANDEVA para inc_ Muest_ 3 por ventilación – temporada otoño-invernal

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Entre grupos 0,201667 1 0,201667 0,01 0,9114 NS

Intra grupos 57,5017 4 14,3754

Total (Corr.) 57,7034 5

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93

Tabla ANDEVA para inc_ Muest_ 5 por ventilación – temporada otoño-invernal

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Entre grupos 9,02827 1 9,02827 7,86 0,0487 *

Intra grupos 4,59713 4 1,14928

Total (Corr.) 13,6254 5

Tabla ANDEVA para inc_ Muest_ 8 por ventilación – temporada otoño-invernal

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Entre grupos 3,1104 1 3,1104 0,97 0,3810 NS

Intra grupos 12,8615 4 3,21538

Total (Corr.) 15,9719 5

Tabla ANDEVA para inc_ Muest_ 1 por ventilación – temporada estival

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Entre grupos 1,73882 1 1,73882 0,61 0,4780 NS

Intra grupos 11,3791 4 2,84478

Total (Corr.) 13,118 5

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94

ANEXO 7 Análisis ANDEVA para incidencia acumulada (muestreo 10) para

temporada otoño-invernal y prueba de normalidad.

Tabla ANDEVA para Otoño_invernal por ventilación (datos transformados con arcsen ((√x)/100))

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Entre grupos 0,0000166667 1 0,0000166667 0,14 0,7247 NS Intra grupos 0,000466667 4 0,000116667 Total (Corr.) 0,000483333 5

Pruebas de Normalidad para RESIDUOS

Prueba Estadístico Valor-P

Estadístico W de Shapiro-Wilk 0,880065 0,266177

ANEXO 8 Análisis ANDEVA para incidencia acumulada (muestreo 8) para

temporada estival y prueba de normalidad.

Tabla ANDEVA para Estival por ventilación (datos transformados con Ln(x))

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Entre grupos 0,0640667 1 0,0640667 0,85 0,4079 NS Intra grupos 0,300333 4 0,0750833 Total (Corr.) 0,3644 5

Pruebas de Normalidad para RESIDUOS

Prueba Estadístico Valor-P

Estadístico W de Shapiro-Wilk 0,847515 0,141565

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95

ANEXO 9 Análisis de regresión polinómica temporada otoño-invernal:

Temperatura, humedad relativa y DPV, para 25 y 75% de ventilación.

Regresión Polinomial - % Infec 75 versus °C Variable dependiente: % Infec 75 Variable independiente: °C Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 195,508 2 97,7539 7,86 0,0038 ** Residual 211,514 17 12,442 Total (Corr.) 407,022 19

R-cuadrada = 48,0337 porciento % Infec 75 = -59,1197 + 12,4201*°C-0,557153*°C^2 Regresión Polinomial - % Infec 25 versus °C Variable dependiente: % Infec 25 Variable independiente: °C Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 168,084 2 84,0421 8,53 0,0021 ** Residual 196,977 20 9,84884 Total (Corr.) 365,061 22

R-cuadrada = 46,0428 porciento % Infec 25 = -48,1526 + 11,0438*°C-0,527762*°C^2

Regresión Polinomial - % Infec 75 versus HR% Variable dependiente: % Infec 75 Variable independiente: HR% Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 143,707 2 71,8533 5,59 0,0129 ** Residual 231,424 18 12,8569 Total (Corr.) 375,131 20

R-cuadrada = 38,3084 porciento % Infec 75 = -6190,63 + 137,331*HR%-0,760347*HR%^2

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96

Regresión Polinomial - % Infec 25 versus HR% Variable dependiente: % Infec 25 Variable independiente: HR% Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 64,063 2 32,0315 7,93 0,0037 ** Residual 68,69 17 4,04059 Total (Corr.) 132,753 19

R-cuadrada = 48,2573 porciento % Infec 25 = -4692,19 + 102,535*HR%-0,559084*HR%^2

Regresión Polinomial - % Infec 75 versus DPV Variable dependiente: % Infec 75 Variable independiente: DPV Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 212,971 2 106,485 14,43 0,0002 ** Residual 125,437 17 7,37865 Total (Corr.) 338,408 19

R-cuadrada = 62,9331 porciento % Infec 75 = -33,865 + 644,37*DPV-2397,08*DPV^2 Regresión Polinomial - % Infec 25 versus DPV Variable dependiente: % Infec 25 Variable independiente: DPV Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 252,33 2 126,165 11,27 0,0010 ** Residual 167,962 15 11,1975 Total (Corr.) 420,292 17

R-cuadrada = 60,0368 porciento % Infec 25 = -50,2729 + 1032,45*DPV-4178,57*DPV^2

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ANEXO 10 Análisis de regresión polinómica temporada estival: temperatura,

humedad relativa y DPV, para 25 y 75% de ventilación.

Regresión Polinomial - % Infec 75 versus °C Variable dependiente: % Infec 75 Variable independiente: °C Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 17,2723 2 8,63615 10,66 0,0011 ** Residual 12,9654 16 0,810338 Total (Corr.) 30,2377 18

R-cuadrada = 57,1217 porciento % Infec 75 = 105,609-8,22124*°C + 0,159994*°C^2 Regresión Polinomial - % Infec 25 versus °C Variable dependiente: % Infec 25 Variable independiente: °C Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 32,7558 2 16,3779 8,85 0,0051 ** Residual 20,3481 11 1,84983 Total (Corr.) 53,1039 13

R-cuadrada = 61,6824 porciento % Infec 25 = 352,94-29,9835*°C + 0,636835*°C^2

Regresión Polinomial - % Infec 75 versus HR% Variable dependiente: % Infec 75 Variable independiente: HR% Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 19,5557 2 9,77786 17,01 0,0002 ** Residual 8,04727 14 0,574805 Total (Corr.) 27,603 16

R-cuadrada = 70,8464 porciento % Infec 75 = -81,9544 + 2,10209*HR%-0,0129306*HR%^2

Page 110: FRANCISCO JAVIER BELUZÁN FLORES

98

Regresión Polinomial - % Infec 25 versus HR% Variable dependiente: % Infec 25 Variable independiente: HR% Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 42,7684 2 21,3842 29,62 0,0000 ** Residual 10,1074 14 0,721959 Total (Corr.) 52,8758 16

R-cuadrada = 80,8846 porciento % Infec 25 = 371,167-10,0543*HR% + 0,0683816*HR%^2

Regresión Polinomial - % Infec 75 versus DPV Variable dependiente: % Infec 75 Variable independiente: DPV Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 15,5583 2 7,77916 6,84 0,0077 ** Residual 17,0531 15 1,13688 Total (Corr.) 32,6114 17

R-cuadrada = 47,7082 porciento % Infec 75 = 4,76144-1,13441*DPV-1,365*DPV^2 Regresión Polinomial - % Infec 25 versus DPV Variable dependiente: % Infec 25 Variable independiente: DPV Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 38,489 2 19,2445 13,56 0,0007 ** Residual 18,45 13 1,41923 Total (Corr.) 56,939 15

R-cuadrada = 67,5969 porciento % Infec 25 = 30,7114-52,1334*DPV + 22,7468*DPV^2

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99

ANEXO 11 Análisis de regresión polinómica para UFC: temperatura, humedad

relativa y DPV, para 25 y 75% de ventilación.

Regresión Polinomial - UFC 75 versus °C Variable dependiente: UFC 75 Variable independiente: °C Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 14153,8 2 7076,91 52,50 0,0000 ** Residual 7818,45 58 134,801 Total (Corr.) 21972,3 60

R-cuadrada = 64,4167 porciento UFC 75 = 8393,82-743,156*°C + 16,4781*°C^2 Regresión Polinomial - UFC 25 versus °C Variable dependiente: UFC 25 Variable independiente: °C Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 33999,4 2 16999,7 65,49 0,0000 ** Residual 17130,9 66 259,558 Total (Corr.) 51130,3 68

R-cuadrada = 66,4957 porciento UFC 25 = 7156,04-622,514*°C + 13,5659*°C^2 Regresión Polinomial - UFC 75 versus HR% Variable dependiente: UFC 75 Variable independiente: HR% Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 13047,7 2 6523,84 60,05 0,0000 ** Residual 4779,93 44 108,635 Total (Corr.) 17827,6 46

R-cuadrada = 73,1881 porciento UFC 75 = 396,049-14,1638*HR% + 0,125954*HR%^2

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100

Regresión Polinomial - UFC 25 versus HR% Variable dependiente: UFC 25 Variable independiente: HR% Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 24538,4 2 12269,2 48,52 0,0000 ** Residual 15425,1 61 252,87 Total (Corr.) 39963,4 63

R-cuadrada = 61,402 porciento UFC 25 = -428,103 + 8,51398*HR%-0,0284813*HR%^2 Regresión Polinomial - UFC 75 versus DPV Variable dependiente: UFC 75 Variable independiente: DPV Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 16357,6 2 8178,81 33,04 0,0000 ** Residual 9406,28 38 247,534 Total (Corr.) 25763,9 40

R-cuadrada = 63,4905 porciento UFC 75 = 42,2016 + 98,1502*DPV-90,0381*DPV^2 Regresión Polinomial - UFC 25 versus DPV Variable dependiente: UFC 25 Variable independiente: DPV Orden del polinomio = 2

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Modelo 23585,3 2 11792,6 56,28 0,0000 ** Residual 11733,5 56 209,526 Total (Corr.) 35318,7 58

R-cuadrada = 66,7783 porciento UFC 25 = 272,536-417,862*DPV + 172,96*DPV^2

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101

ANEXO 12 Análisis de severidad temporada otoño-invernal: ANDEVA.

Tabla ANDEVA para Muestreo roseta por ventilación

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Entre grupos 1,04167 1 1,04167 0,00 0,9622 NS Intra grupos 9947,92 22 452,178 Total (Corr.) 9948,96 23

Tabla ANDEVA para Muestreo madurez de cosecha por ventilación

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Entre grupos 301,042 1 301,042 0,31 0,5823 NS Intra grupos 21247,9 22 965,814 Total (Corr.) 21549,0 23

ANEXO 13 Análisis de severidad temporada estival: ANDEVA.

Tabla ANDEVA para Muestreo pre-roseta por ventilación

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Entre grupos 301,042 1 301,042 2,49 0,1292 NS Intra grupos 2664,58 22 121,117 Total (Corr.) 2965,63 23

Tabla ANDEVA para Muestreo roseta por ventilación

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Entre grupos 51,0417 1 51,0417 1,34 0,2599 NS Intra grupos 839,583 22 38,1629 Total (Corr.) 890,625 23

Tabla ANDEVA para Muestreo madurez de cosecha por ventilación

Fuente Suma de Cuadrados Gl Cuadrado Medio Razón-F Valor-P

Entre grupos 376,042 1 376,042 0,70 0,4102 NS Intra grupos 11739,6 22 533,617 Total (Corr.) 12115,6 23