Formas y Colores...

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FORMAS Y COLORES de GUALEGUAY

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FORMAS Y COLORES de GUALEGUAY

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IDEA:NIDYA RAMPOLDI

REDACCIÓN, INVESTIGACIÓN: PATRICIA MÍGUEZ IÑARRA

DANIEL A. GABRIELNIDYA RAMPOLDI

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Apostilla 1:Con alegría y placer agradezco a los alumnos de la Escuela Normal por lo que me enseñaron, a través

de sus investigaciones, sobre los temas que contiene este libro.Nidya Rampoldi.

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ÍNDICE

Índice................................................................................................................... 5Palabras previas.................................................................................................... 7

Capítulo 1 Arte colonial en la Argentina................................................................................. 9¿Arte colonial en Gualeguay?............................................................................... 10

Capítulo 2Artes plásticas en la Argentina entre 1810 y 1870. Gualeguay. ...... .................... 11

Capítulo 3Artes plásticas en la Argentina entre 1870 y 1910................................................ 12Secundino Salinas................................................................................................. 15Angélica Muragas................................................................................................. 19

Capítulo 4Arte argentino desde 1910 hasta 1930................................................................. 20Francisco Bernareggi............................................................................................ 23Cesáreo Bernaldo de Quirós................................................................................. 30

Capítulo 5Arte argentino desde 1930 hasta1950...................................................................45Juan L. Ortiz.......................................................................................................... 46Asef Bichilani........................................................................................................ 48

Capítulo 6Arte argentino desde 1950 hasta 1980................................................................. 51Carlos Cúneo........................................................................................... ............ 57Roberto (KCHT) González.................................................................................... 62Antonio Castro...................................................................................................... 68Enrique Aguirrezabala.......................................................................................... 73Carlos Alberto Montella........................................................................................ 78Miguel Ángel Alzugaray.................................................................................. 80Derlis Maddonni . ................................................................................................. 81Un amigo: Ernesto Hartkopf ................................................................................. 86

Capítulo 7Arte argentino desde 1980 hasta 2000................................................................. 87Mario José Tamaño............................................................................................... 88Vicente Cúneo....................................................................................................... 89Cristina Gómez...................................................................................................... 91Fernanda Erro........................................................................................................ 93María Eugenia Herrero.......................................................................................... 95Raúl Gastaldi......................................................................................................... 96Nuevos expositores en Gualeguay a fines del siglo XX........................................ 97Expositores individuales de los ’90.................................................................. 103Exposición de Pintura Argentina en Gualeguay. ...................................... 108

Capítulo 8Siglo XXI. Diego Gouguenheim........................................................................... 110Lisandro Ziperovich.............................................................................................. 112Museos en Gualeguay......................................................................................... 113Matt Lamb.............................................................................................................. 115Un eje organizador.............................................................................................. 117

Epílogo............................................................................................................. 121Fuentes............................................................................................................ 123 Índice de Ilustraciones...................................................................................... 125

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PALABRAS PREVIAS

“Nadie puede amar lo que no conoce...” (Ignacio Gutiérrez Zaldívar).

La verdadera intención es aportar, en la medida de lo posible, al reconocimiento de quienes honraron la vida a través de la pintura, del dibujo y la escultura en nuestra ciudad. También recordar a quienes incursionaron modestamente en estas disciplinas. Los artistas no son ajenos a la historia y la cultura de la que surgen; como los aficionados, aparecen en los medios fértiles para su formación. La distancia entre un aficionado y un artista puede ser infinita pero comparten el mismo espacio cultural. La diferencia está en la calidad de sus productos, pero todos son necesarios en el mundo. El objetivo no es establecer juicios, sino destacar presencias alentadoras para las jóvenes generaciones. Esta es una investigación con fines didácticos. Por razones obvias, este libro se ocupa de quienes han expuesto sus obras al público, lo que indica una posición clara de comunicación hacia la sociedad.

Resulta necesario ubicar en el contexto nacional los temas tratados, por eso se intercalan algunos capítulos para informar sobre este aspecto y dar una orientación sobre el acontecer en el país.

También es un libro de divulgación y no se pretende profundizar en los aspectos que trata. La información ha sido organizada cronológicamente de acuerdo al momento en que las diversas personas hacen su presentación en la actividad artística, así quienes incursionaron ya grandes pueden aparecer después de quienes lo hicieron desde jóvenes. De los pintores de trayectoria y también de los más afianzados incluimos, en reproducción fotográfica, algunos de sus trabajos. Esas pequeñas ilustraciones poco muestran de la obra en sí, sin embargo conforman un testimonio valedero.

Sabemos, por experiencia general, que las investigaciones que seguirán a este trabajo serán más ricas y profundas, pero el viaje más largo se empieza siempre por un paso.

NIDYA RAMPOLDI

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Apostilla 2:A mediados de 2003, cuando vinieron de Paraná a dictar el Curso de Patrimonio, me

preguntaron por elementos de arte colonial en Gualeguay, les respondí que no había nada aquí que yo hubiera visto. Estaban presentes otras personas entendidas en arte y todos asintieron con mi respuesta. Esto viene a ser cierto en cuanto a arquitectura y dentro del casco urbano de la ciudad, hasta el momento. Pero Gualeguay es una continua caja de sorpresas; leyendo sobre arte colonial argentino vengo a caer en la cuenta de que tenemos obras de imaginería de la época colonial, algunas de ellas nunca las había tenido ante mis ojos.

Nidya Rampoldi.

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CAPÍTULO 1

EL ARTE COLONIAL EN LA ARGENTINA. (1)

En el territorio argentino y durante el período colonial, los objetos artísticos provenían del Perú (El Cuzco y Potosí), Chile, Asunción (en un primer momento) y de las Misiones Guaraníticas. Este es el panorama general.

La fundación de ciudades es el elemento clave sobre el cual se apoya la presencia europea. En ellas, la iglesia era un referente visual concerniente a la sociedad constituida. El altar o retablo era el lugar trasmisor de jerarquías y valores. Los temas icónicos más comunes eran La Pasión, las advocaciones de la Virgen y de los Santos.

En nuestro estudio sobre Gualeguay, puede resultar de interés la influencia de las Misiones Jesuíticas. Entre 1609 y 1768 se desarrollaron estas Misiones que fueron reducciones evangelizadoras, intento de la orden para tratar de establecer un Reino de Dios en la tierra.

De recientes estudios del retablo mayor de San Ignacio Guazú (Paraguay) se deduce el concepto de endoculturación aplicado por los misioneros, que puede ser resumido: “Por medio del culto mariano y de los santos de la orden, el neófito era conducido hacia la salvación”.

Los Jesuitas importaron obras europeas de esculpido que eran usadas como modelos para enseñarles a los guaraníes a tallar la madera. En escultura las misiones tuvieron una producción que les permitía responder a las demandas de Buenos Aires y Córdoba. Contaban con maestros de la misma orden, de origen bávaro e italiano. La mano de obra era indígena y llegó a gran perfección. Hacían imágenes de bulto en madera policromada y a veces estofada. En pintura no se destacaron.

Como creaciones notables, especiales de las Misiones Guaraníticas, tenemos Cristos Yacentes, con brazos movibles (Catedral de Corrientes); Vírgenes de la Resurrección y la iconografía de San Miguel, de enorme difusión en las Misiones, que representan un sentimiento alegre del triunfo del bien sobre el mal que parece ser propio de los guaraníes convertidos en esa época. Las obras o imágenes arriba mencionadas pueden considerarse marginales desde el punto de vista europeo, pues no se dan en la cultura europea este tipo de imágenes. Las imágenes que no han sido aprobadas oficialmente por la iglesia quedan un poco fuera de ella desde el punto de vista ortodoxo.

Existen constancias de actos procesionales realizados en las Misiones, donde el domingo de Resurrección, se sacaba al Cristo y a la Virgen de la iglesia por caminos distintos, y hacían que luego se encontraran en la plaza. Los mismos jesuitas, en sus escritos, se plantean reparos sobre estas prácticas y hacen intentos de prohibición.

Por otra parte, las Misiones tenían franquicias especiales y desarrollaban un intenso comercio con los productos excedentes a través de los ríos, pues tenían una flota mercante de grandes barcazas. Las imágenes no eran ajenas a este comercio. Hay obras guaraníticas no sólo en Buenos Aires y Córdoba, sino también en el noroeste argentino.

Al desaparecer las Misiones Guaraníticas, algunos años después de la expulsión, gran parte de la población emigró a distintos puntos de las tres naciones actuales, en forma radial, buscando supervivencia. Cada pueblo que emigraba marchaba con una imagen identificatoria (pintada o esculpida) que los nucleaba. Esta era una constante que figura en los escritos de la Orden, testimonios contemporáneos a los traslados. La imagen era el referente de identificación de estas comunidades. “Siempre había una imagen de la Virgen o de un santo que era llevada al nuevo asentamiento”.

(1). Fuente: José Emilio Burucúa, “Nueva Historia Argentina –Arte, Sociedad, Política”. Tomo II. 1999.

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¿ARTE COLONIAL EN GUALEGUAY?

En el libro I de la Parroquia San Antonio consta la presencia de un movimiento inmigratorio de aborígenes venidos desde diecisiete pueblos jesuíticos fundados en las cercanías de los ríos Paraná y Paraguay (1). “Sólo fueron dueños de su infortunio”, dice Olga Massoni, “pero aún así bautizaron a sus hijos”. En el libro parroquial figura la palabra indio al margen de las anotaciones y “sus nombres no dejan lugar a dudas sobre su origen”.

En la iglesia San Antonio de Gualeguay hay un Cristo Yacente, de brazos practicables que se exhibe colgado en su cruz a la derecha de la puerta de entrada. Durante el viernes de Pascua, en celebración litúrgica de la Pasión y Muerte de Jesucristo, se le desciende y es colocado en angarillas y sacado en procesión alrededor de la plaza.

La obra es de gran realismo, y es de destacar la calidad del rostro que trasunta un entrañable sufrimiento. El análisis formal de la obra nos muestra que es probable que la talla del cuerpo sea de diferente autor que el rostro, pues en ella se ve una dureza en las formas que el rostro no acusa. La obra es de madera estofada (2), técnica usada en las Misiones Guaraníticas. Los brazos, al ser juntados al cuerpo dejan a la vista unas “bisagras” que la piedad de las mujeres que se ocupan de adornar la caja en que es depositado, cubre con flores o puntillas. (En el Cristo de la Catedral de Corrientes, mencionado en la página anterior, las articulaciones están cubiertas por unos “hombros” de cuero, como para que no se vean las bisagras.) Con respecto a la forma en que se han pintado las innumerables salpicaduras de sangre, vemos una ingenuidad que no se observa en obras de técnica europea. El semblante del Cristo, que habitualmente en los artistas europeizados representa “la muerte” como idea básica, en este caso se transforma en una “expresión de entrañable sufrimiento” que el artista ha realizado con extrema delicadeza. Se sabe que los indios eran de natural alegre y optimista y que lo que les había atraído de la religión Católica era el triunfo sobre la muerte, la posibilidad de que la Madre viera al Hijo resucitado.

También en esta ceremonia de la iglesia San Antonio se expone una imagen de vestir de la Virgen de los Dolores, que según Humberto P. Vico estaba en la Capilla Vieja antes de la fundación de la ciudad (3). Esta imagen es, por el análisis de sus características, colonial. Durante la ceremonia del Viernes Santo acompaña al Cristo Yacente, ubicados los dos cerca del altar principal. Lo notable es que se ha conservado en esta iglesia de San Antonio de Gualeguay la costumbre de esta liturgia durante tanto tiempo.

Según Humberto P. Vico, cuando se construye la primer Iglesia que estaba ubicada en el centro de la plaza principal (año 1784), en el frente había un campanario de madera muy bien trabajada y una campana grande traída de las Misiones (4). Sabemos que los guaraníes habían aprendido a labrar la madera a la perfección. ¿Dónde está la campana?...

En otro ámbito, los aborígenes de las Misiones eran muy devotos de los ángeles, fervor que no es tan fuerte en otras regiones. San Miguel (un ángel) es el Santo Patrono de la provincia de Entre Ríos. Este hecho ¿será parte de la influencia de las Misiones Jesuíticas sobre el territorio entrerriano? ¿Y los otros Cristos Yacentes que existen en la provincia?

La investigación sobre qué imágenes han traído aquellos guaraníes que arribaron en las primeras épocas de Gualeguay, antes de la fundación de la ciudad en 1783 es un trabajo que excede los objetivos de este libro.

1. Olga G. de Massoni, “Gualeguay 1765-1900 –El aporte inmigratorio”, página 22. 2. Estofar: completar con blanco para luego dar terminación con color a una obra de madera.3. Humberto P. Vico, Historia de Gualeguay, 1ª Parte, p. 28.4. Ídem, p. 49.

EN LAS ILUSTRACIONES:1. ¿Misiones Guaraníticas?. Cristo Yacente. Sin fecha de origen. Madera estofada, con brazos

practicables para la ceremonia del Viernes Santo. 160 x 120 cm. Iglesia San Antonio de Gualeguay.

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CAPÍTULO 2

ARTES PLÁSTICAS EN LA ARGENTINA DESDE 1810 HASTA 1870. (1)

(Con el agregado de algunas observaciones hacia Gualeguay.)

La Revolución de Mayo provocó una inevitable transformación del sistema simbólico imperante. Fue un proceso lento pero decidido. Los nuevos géneros pictóricos fueron el retrato, pintura de costumbres, temas históricos y paisajes. Se fundaron academias de dibujo. Existía la necesidad de retratar a los personajes ilustres, tarea que realizaron primero artistas locales rudimentarios, luego las prensas litográficas de extranjeros instalados en el país y numerosos pintores europeos itinerantes que realizaban miniaturas, acuarelas y óleos. Pocos se establecían definitivamente pero quedaron sus obras. Después de 1819 se forman los estados provinciales autónomos.

Se suceden varios artistas en este lapso, entre ellos: Francisco de Paula Castañeda, José Guth, Pablo Caccianiga, Amadeo Gras, Emeric Essex Vidal, Carlos Enrique Pellegrini, Carlo Zucchi, César Hipólito Bacle, Adolfo d’Astrel, Fernando García del Molino, Carlos Morel, Cayetano Descalzi, Jacobo Fiorini, Juan Léon Pallière, Raymond Quinsac Monvoisin, Mauricio Rugendas, Martín Boneo, Prilidiano Pueyrredón, Juan Manuel Blanes.

A comienzos de 1850 llegan a Buenos Aires los pintores Ignacio Manzoni y Baltasar Verazzi quienes generaron una larga polémica periodística debido a su simpatía y oposición por Garibaldi respectivamente. Este hecho se puede relacionar con la estadía de Garibaldi en Gualeguay durante el año 1837.

En 1843 llega a Buenos Aires el daguerrotipo. A partir de 1853 las imágenes oficiales se hicieron por este método y recién después de 1860 se pasa a la fotografía. Después de Caseros hubo un importante desarrollo económico. En 1871 se monta en Córdoba una exhibición de carácter nacional con obras de arte producidas en el país. Buenos Aires creó un sistema de becas para que los artistas locales viajaran a Roma y Florencia para perfeccionarse.

En 1856, Prilidiano Pueyrredón coloca sobre la Pirámide de Mayo la estatua de la Libertad, en lugar de la esfera del primer diseño cuya autoría era de Francisco Cañete. Desde entonces la pirámide representa a la República Argentina. En Gualeguay, la “Constitución”, en la plaza que lleva su nombre, fue colocada entre el año 1903 y 1909 en lugar de la copa donada por Urquiza.

En la Argentina, la estatuomanía comienza en 1862 (estatua de San Martín por el artista europeo Daumas). El segundo proyecto es el homenaje a Manuel Belgrano en 1873. Ambos proyectos son resultado de la construcción del pasado argentino que Mitre realizó con sus escritos en el campo de la historia. El tercer proyecto, el monumento a Giuseppe Mazzini, encargado por la comunidad italiana en 1878 y ubicado en la Plaza de Roma (frente a la Casa Rosada), reafirmó ideológica y políticamente al sector republicano y masón de la comunidad argentina. Por otro parte hay algunas evidencias de la presencia de un núcleo masón en Gualeguay a mediados del siglo XIX, que para algunos fue el primero de la argentina.

1810-1870 fue una época pobre en imágenes y recursos humanos pero rica en proyectos e inquietudes.

Lamentablemente no hemos encontrado en Gualeguay testimonios artísticos de esta primera época de nuestra patria, pero sin duda futuras investigaciones así lo harán, entonces podremos saber más sobre nuestra identidad.

(1). Fuente: Emilio Burucúa. Obra citada.

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CAPÍTULO 3

ARTES PLÁSTICAS EN LA ARGENTINA DESDE 1870 HASTA 1910. (1)

Hay en esta época un sentimiento generalizado sobre la necesidad de un arte que sirva de identificación al país, para lograr ese progreso universal en el cual se creía. La generación del 80 fomentó especialmente la producción artístico-visual, por considerar este aspecto el menos desarrollado hasta ese momento, comparado con la literatura y la música. A partir de 1880 aparecen: la pintura de tema histórico, la alegoría, el desnudo y el paisaje.

En este período todas las miradas estaban dirigidas a Europa. Para ser grande un pintor debía triunfar en el Viejo Continente, o al menos en los Estados Unidos. Se buscaba crear un arte nacional tendiendo una doble mirada hacia y desde afuera. Se entendía la civilización como un valor único, universal y mensurable en términos inequívocamente europeos, o mejor, occidentales.

Un enorme contingente de inmigrantes de distintos orígenes incrementa el mercado de artes y diversifica los gustos. Hubo una intensa influencia del arte italiano, francés y español en ese orden. El paisaje de la pampa, el gaucho, más tarde el indio, serán asimilados, una vez desactivados como peligro, para integrar una melancólica mirada hacia el pasado mítico donde se buscaban los rasgos distintivos de nuestra nacionalidad, en medio de aquella Babel de los años 1880-1910. El retrato y el paisaje son los elementos para hacer en ese momento un arte nacional.

En una simple enunciación de nombres de artistas que comprende el lapso 1870-1880 debemos incluir: Lucio Correa Morales, Augusto Ballerini, Martín Malharro, Franklin Rawson, Juan Manuel Blanes, Martín Boneo, Ignacio Manzoni, Giuseppe Aguyari, Eduardo de Martino, Murature, Panuzi, Francesco Romero, Corchio, Contucci, Eduardo Sívori, Alfred Paris, Julio Dormal, Eduardo Schiaffino, Carlos Gutiérrez.

Poco después de 1880, los miembros de la escuela “Estímulo” (oficializada después como Academia Nacional de Bellas Artes) Reinaldo Giudice, Ángel Della Valle, Severo Rodríguez Echart y los escultores Francisco Cafferata y Lucio Correa Morales se consideraron a sí mismos como iniciadores de una actividad inexistente en el medio, tal su desprecio por los anteriores artistas. De la Cárcova y Graciano Mendilaharzu también aparecen por estos años.

Estimulada por la fluida circulación de textos y revistas especializadas que llegaban de Europa, es una época de confrontaciones y discusiones entre los partidarios de la escuela italiana o la francesa, y de polémicas entre el naturalismo o el idealismo. La adhesión a un determinado estilo significaba asumir una posición frente a la vida acorde con él.

Cándido López recién presenta en 1985 los 29 óleos sobre la Guerra del Paraguay que había transcurrido 20 años antes. Fueron tenidos como testimoniales, no dentro del arte, por no ajustarse a los cánones clásicos de la pintura de su tiempo, que el autor conocía bien pero los dejó de lado, para poder entregarse así a una mayor minuciosidad documental. Fueron redescubiertos a mediados del siglo XX como obras de arte y para algunos el autor ha pasado a ser el único artista original del período.

Hay un verdadero esnobismo por tener buenos pintores, “como los de París” y por comprar obras europeas. Aparecen Quesada, Giambiagi y Ripamonte. En 1890, a pesar de la crisis se crean algunos espacios de exhibición e instituciones artísticas. Ángel Della Valle presenta su cuadro “El Malón”. En él invierte simbólicamente los términos del despojo, justificando toda violencia ejercida contra los indios y apoyando, por consiguiente, a la clase terrateniente.

En la vasta producción fotográfica de la época se ve el interés por el paisaje rural y urbano y los tipos populares. La fotografía muchas veces es tomada por los pintores como auxiliar de la inspiración.

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Aparecen nuevas agrupaciones de artistas, como la burlona y conspirativa “La Colmena Artística” donde se encuentran entre otros: Della Valle, José Bouchet (discípulo de Blanes) y el español Vicente Nicolau Cotanda quien, tal vez por español, fue duramente criticado. (Cotanda fue maestro de Quirós).

La sociedad rival, El Ateneo, fue promovida en cambio desde las páginas de “La Nación”. Esta sociedad contaba en sus filas con Eduardo Schiaffino, Alberto Williams (músico), y numerosos literatos. Organizó y concretó tres salones de pintura entre 1893 y 1896.

Pero en 1893 es organizada por la exclusiva sociedad “patricia” una gran exposición privada, a beneficio, con obras totalmente europeas. Hubo esnobismo de nuevos ricos que preferían cualquier cosa que viniese de Europa.

En Gualeguay y en otro campo del arte, esta pasión por lo europeo, también propia de quienes habían sido transplantados, se ve en el cementerio local, por Ej. en el panteón de la familia Morán, íntegramente importado de Francia y realizado en “espuma de mar”.

En 1894, De la Cárcova presenta su obra “Sin pan y sin trabajo”, una pintura naturalista con un tema de contenido social. Martín Malharro presenta “El crucero la Argentina”. En una exposición de 1895, organizada por El Ateneo, sobre 67 artistas que se presentaron, 27 fueron mujeres, todos eran argentinos; sólo venden 2 obras. En esta época los artistas se ven obligados a dar lecciones para sobrevivir. Esto, naturalmente, afecta la producción. En ese mismo año finalmente se aprueba la creación del Museo Nacional de Bellas Artes.

En 1900 se inaugura el monumento a Sarmiento realizado por el artista francés Auguste Rodin, pero cuestionamientos políticos influyen sobre la apreciación de la obra artística. En 1903, Lola Mora inaugura su obra “Las Nereidas”, un conjunto escultórico que conforma una fuente, con profusión de desnudos de ambos sexos, exenta de carácter patriótico y realizada por una mujer, no pudo tener más críticas. Su autora siguió con sus obras sin demostrar interés por las críticas; es que Lola Mora está fuera de los cánones de su tiempo. En esta época también aparece en el país el anarquismo del cual fue simpatizante el pintor Martín Malharro. La Argentina hace un envío oficial a la Exposición Internacional de Saint Louis. En el salón destinado al arte participan De la Cárcova, Sívori, Pío Collivadino, Yrurtya (escultor), Dresco (autor de la escultura homenaje al Dr. Joaquín Aguirrezabala de la ciudad de Gualeguay), Giudice, Correa Morales, Cesáreo Bernaldo de Quirós y obtienen numerosos premios.

Hacia 1907 hacían su presentación en sociedad dos nuevas y diferentes asociaciones de artistas: la Sociedad de Aficionados (con un buen número de médicos y científicos notables) y Nexus, en la que participa Cesáreo Bernaldo de Quirós. Nexus tuvo corta duración, apoyó el avance de los nuevos. En ella estaban Fernando Fader, Carlos P. Ripamonte, Alberto Rossi, Justo Linch, Arturo Dresco e informalmente Della Cárcova. A finales de este período el cosmopolitismo es considerado por algunos escritores como peligroso para la formación de una identidad argentina.

La búsqueda de un carácter nacional en el arte atraviesa todo el período. En la apertura de una exposición, Fernando Fader plantea la conciencia política como un elemento indispensable para el desarrollo de un arte nacional y la mirada puesta en el paisaje rural, para arrancar el secreto de una ansiada identidad por oposición a los conventillos poblados de inmigrantes.

La Exposición Internacional de Arte del Centenario fue un punto de llegada. Fue la oportunidad de confrontarse con los centros artísticos más prestigiosos: España, Italia, Francia... De los artistas argentinos el de mayor presencia fue Cesáreo Bernaldo de Quirós. Los críticos, pesimistas en general, reclamaban un carácter “más nacional”, una “escuela argentina”.

Pero en general estos artistas nacionales, luego de sus triunfos en Europa, sufrían al volver, un paulatino y frustrante olvido. Se hacía necesario no pensar en encargos oficiales, ni apoyo de los ricos y tradicionales coleccionistas que seguían prefiriendo los productos europeos, había que pensar en la profesión desde otro lugar.

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(1).Fuente: Emilio Burucúa. Obra citada.

Apostilla 3:En una ocasión en que les pedía a mis alumnos que investigaran sobre los artistas plásticos de

Gualeguay, insistí bastante con esta exigencia. Un día, en la sala de preceptores donde estábamos casualmente, un colega me dice: “yo a la alumna X le voy a dar una información que seguro vos no conocés, sobre Secundino Salinas, que fue soldado de Urquiza y pintor nacido en Gualeguay”. Efectivamente no lo conocía. Supongo que, según los usos y costumbres, ameritaba que yo a esta alumna le pusiese un diez por el hallazgo, y realmente no recuerdo si en mi afán de ser justa al evaluar a los alumnos, la califiqué de esa manera. Recuerdo el nombre del profesor pero no el de la alumna.

Nidya Rampoldi.

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SECUNDINO SALINAS

El primer artista plástico del que se tienen noticias en Gualeguay.

En 1840 nace en Gualeguay uno de los primeros dibujantes y pintores oriundos de la provincia de Entre Ríos.

“Don Secundino Salinas, de muy modesto origen, fue chasque en su niñez, hombre de campo y después soldado de Urquiza”. Más tarde fue fotógrafo en la ciudad de Buenos Aires. Finalmente alcanzó el éxito como dibujante, pintor y retratista hasta el punto de ser incluido en el “Diccionario de Artistas Plásticos de la Argentina” de Adrián Merlino y en la “Enciclopedia del Arte en América” de Vicente Gesualdo. Murió en Buenos Aires el 9 de octubre de 1912.

“Su casa de fotografía estaba situada frente a plaza de Mayo y en un altillo de la misma se ubicaba su atelier de pintor y dibujante”. Era un hombre absolutamente sencillo y no recibió ayuda de ningún tipo. Es posible que su modestia contribuyera a que su formación quedara en lo que pudo lograr como autodidacta.

Según don Fernando Pérez Tost, “En la Exposición Continental del año 1882, Salinas presentó un cuadro que le valió justo renombre y admiración; se titulaba ‘El domador argentino’. De un apunte, como era su costumbre bosquejar sus primeras impresiones, un día en que era huésped en la estancia ‘Las Palmas’ de su gran amigo don Gregorio Morán, cuando el domador Lino Godoy se enhorquetaba por primera vez en un obscuro (sic) reservado soberbio, tuvo su magnífica realización aquel cuadro, que fuera calificado como una hermosa obra de arte (...) Miles de copias se tomaron de ‘El domador argentino’, que luego sirvieron de propaganda para artículos varios, sobre todo de los destinados al campo. Hoy un autor con éxito semejante, explota ese momento y llega fácilmente a la fortuna. Salinas vendió su cuadro, más bien lo regaló, y no se preocupó en la forma como fueron aprovechadas las copias fotográficas; tal su desinterés de clásico bohemio.”

“Otro cuadro de gran mérito fue ‘Soldado de Caseros’. Hay en él tanta vida en el jinete que con su lanza arremete fiero de bravura, en la expresión de su gesto tan certeramente tomada, y en la perfección de las líneas del caballo a la carrera, que dio motivo al exquisito poeta entrerriano Damián P. Garat para su hermoso soneto ‘Épica’, de difícil superación.”

“La ‘Vuelta al pago’ es otra magnífica obra. Un soldado de los que guerrearan con don Justo, denotando haber dado cumplimiento a la ‘Orden de Cala’ que requería a ‘quien fuera hombre de armas llevar, debía presentarse con un caballo montado y otro de tiro’, regresa a su hogar, deshecho quizá por la larga ausencia, encontrando su rancho abandonado y los alambres del cerco caídos; ni aún el fiel compañero sale a recibirlo. ¡Cuánta tristeza y melancolía trasunta aquel rostro curtido!... Hasta pareciera que una lágrima porfiara incontenible por salirle a los ojos: tal el realismo que el artista llevó a su cuadro” (1).

Realizó también otros cuadros como “Las Palmas” y “Vapor El Indio”, en los cuales, según Vicente Gesualdo, se muestra como notable pintor costumbrista. Pero sobresalió sin dudas como retratista, habiendo representado a innumerables personajes de su época y anteriores: Bernardino Rivadavia, Coronel Plácido Martínez (“El Triunfo de Corrientes”), Alberto Navarro Viola (en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales), Sargento Mayor López, Bartolomé Mitre, Mayor Rawson, etc. En expresión de don Fernando Pérez Tost (2): “Fue también Salinas un retratista extraordinario, captando las expresiones en las formas más ínfimas que dan al original su verdadero carácter”.

En 1880, el retrato de Bernardino Rivadavia fue donado por su autor a la Honorable Cámara de Diputados (entonces aún de la provincia de Buenos Aires). Todas estas realizaciones fueron muy elogiadas por críticos de diversos diarios de entonces: “La Nación”,

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“La Tribuna Nacional”, “El Gallego”, “La Patria Argentina”, “La Razón”, “El Porteño” de Santa Fe.

Don Fernando Pérez Tost organizó una muestra de sus cuadros en el Jockey Club de Gualeguay. En ella se exhibieron los siguientes cuadros:

La Vuelta al Pago, Las Palmas, El Soldado de Caseros, El Domador Argentino, Vapor “El Indio”, Retrato del Gran Capitán General don Justo José de Urquiza, José María Pagola, Francisco Crespo, Francisco Barroetaveña 1877 (60 x 43 cm), Clara Campodónico, Pedro Pablo Eseyza, Miguel Antonio Aguirrezabala, Martín Pagola, Micaela M. Morán, Juan B. Quadri 1873 –1907 (60 x 42 cm), Pedro Dionisio Eseyza, Juan F. Vico, Magdalena de Ántola, Pablo Hereñú, Felipa Méndez de Hereñú, niño Horacio Barroetaveña, Juan Macchiavello, Carolina Bisso de Macchiavello, Félix Méndez, Antonia C. de Méndez, Carlos Carbone, Sra. de Carlos Carbone, Salvador Caje, Sra. de Salvador Caje, Miguel Paredes, Amaro Paredes, Bernardo Gomensoro, Juan Campodónico. En esta exposición también se reunieron “los admirables grabados en marfil realizados por Arquímedes Salinas” (3), pues el pintor tuvo un hijo: Arquímedes, quien “dotado como su progenitor de verdadero talento artístico, realizaba trabajos de grabado en marfil” (4).

El mismo periodista habló para la inauguración de la muestra. Para el cierre el Dr. Roberto Beracochea pronunció un conceptuoso discurso destacando el valor de los cuadros costumbristas y en particular de los retratos de José María Pagola, Francisco Barroetaveña, Clara Campodónico y Pedro Eseyza.

En nuestro medio, el Arq. Oscar Daneri conserva en su poder la libreta y el lápiz de apuntes de Secundino Salinas; ambos le fueron regalados por don Fernando Pérez Tost poco antes de la muerte de este periodista. El pintor los llevaba siempre consigo. Gran cantidad de bosquejos para retratos de los personajes relacionados con el asesinato de Urquiza y otros entrerrianos de ese tiempo, tomados a lápiz, se atesoran en la pequeña carpeta. También se encuentra una pequeña fotografía de Secundino Salinas (junto al retrato de su hijo) mientras está pintando el retrato de Bartolomé Mitre.

Según el testimonio oral de Daneri, el pintor vivió en nuestra ciudad en la casa de San Martín 80, cuyo frente ha sido muy modificado; su hijo al parecer continuó con la casa de fotografía en ese lugar por algún tiempo. Algunas personas mayores tienden a confundir la actividad del hijo, como fotógrafo, con la de su padre, pero es necesario tener en cuenta que Secundino Salinas murió, como ya se consignó, en 1912.

Otros títulos de retratos realizados por Salinas: Mayor Rawson, Bartolomé Cordero, General Viejobueno, Domingo F. Sarmiento, Nicolás Avellaneda, Morse, Dardo Rocha, Gálvez, D’Amico. Se desconoce el destino de la mayoría de los cuadros de Secundino Salinas. Según Adrián Merlino sus obras también se encuentran en el Museo de Bellas Artes, Histórico Nacional y de Historia de la provincia de Buenos Aires (Luján).

En el Museo Juan Bautista Ambrosetti se encuentran en exposición cinco cuadros de Secundino Salinas, entre ellos un Retrato de Urquiza (realizado en la técnica del pastel), otro de José María Pagola (lápiz) y otro de Francisco Barroetaveña, lamentablemente han sido dañadas las referencias de los otros dos. Existe un cuadro de este pintor en el Museo de Artes Visuales de Concordia, se trata de un óleo sobre papel “Canson” original, montado sobre terciado, (29 x 40 cm.); en el cual se ven tres jinetes, uno de los cuales trata de enlazar un novillo (Datos enviados a través de Internet por el director de ese museo).

Si hemos de clasificar la obra de Salinas podemos decir que pertenece al realismo fotográfico, que en general se manifiesta en su más depurada expresión durante el siglo XIX, pero también es capaz de recrear la realidad para componer, dar movimiento y entregar su

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propia visión del mundo. En su producción usó tres técnicas: lápiz, pastel y óleo. Sus temas se identifican con uno de los aspectos más positivos de la generación del 80: la búsqueda de un “ser argentino”.

Entre las críticas de arte que motivaran las diferentes exposiciones en Buenos Aires, extraemos de “LA NACIÓN” (20 de marzo de 1880), que dice:

“Un pintor entrerriano. –En casa del señor Galli, calle Florida Nº 124, se encuentra en exhibición un cuadro que ha merecido la aprobación de los maestros. Representa un militar a caballo que cruza un campo de batalla, cuyo horizonte está aún ennegrecido por el humo; con el brazo derecho del que cuelga la espada por la dragona, levanta en alto su kepí, y a sus pies, entre la vegetación intertropical, se ve una lanza tacuara rota. Es el retrato del malogrado coronel don Plácido Martínez, y su asunto es el triunfo de Corrientes, simbolizado por uno de sus mejores hijos.

Su autor es don Secundino Salinas, hijo de Gualeguay, que por su sola inspiración y sin maestros ni modelos ha llegado a hacerse un pintor distinguido.

Lo notable de este cuadro es que está ejecutado al pastel, género difícil en que sobresale Salinas. Sus colores rivalizan con los más ricos de la paleta al óleo y con los más suaves de la miniatura, notándose únicamente alguna frialdad en las tintas del paisaje. El caballo está perfectamente estudiado y equilibra con la actitud valiente y reposada del jinete, que tiene en su semblante la noble expresión de la victoria popular.

Este cuadro debe llamar la atención pública, así por su ejecución artística como por su asunto patriótico y el nombre simpático que recuerda. ”

De “EL PORTEÑO” de Santa Fe se transcribe aquí parte de un texto, anterior a 1903: “...Figura a la par de Lucio Correa Morales, Mendilaharzu y Ballerini; artista modesto,

que no ha recibido en las academias europeas las inspiraciones de los maestros, pero que ha recogido de la naturaleza sus encantos para traducirlos al lienzo...

Salinas es el pintor argentino que más se ha dedicado al retrato; es el mejor fisonomista entre nosotros: en su especialidad, es un genio en este detalle del arte... Con igual éxito se ha dedicado Salinas a la reproducción y creación de cuadros de costumbres...

El Gobierno de Santa Fe le ha encomendado la confección de los retratos de todos nuestros gobernadores y personajes notables de épocas pasadas... No debemos dudar: Salinas nos dará retratos exactos de los personajes que hasta hoy formaron nuestra historia. Serán retratos tan célebres como los que tiene ejecutados... los que ocuparon lugar preferente en las exposiciones oficiales y particulares...”

Transcripción del texto de Vicente Gesualdo, Enciclopedia del Arte en América, Biografías, Tomo III,

Editorial Bibliográfica Argentina OMEBA, Talleres Gráficos Amorrortu, Buenos Aires, diciembre de 1969:

“Salinas Secundino: Pintor argentino, nacido en Gualeguay, provincia de Entre Ríos, en 1840; murió en Buenos Aires el 9 de octubre de 1912. Autodidacto. De origen humilde, fue en los comienzos peón de campo y soldado de Urquiza, con tesón y voluntad llegó a trabajar

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como fotógrafo y aún como retratista al óleo. Fueron notables sus cuadros costumbristas, entre ellos el titulado ‘Domador Argentino’, que le valió estímulos y aplausos en la exposición de 1882. Siguió pintando modestamente por muchos años en la trastienda de su fotografía frente a la Plaza de Mayo. Obras: retratos de Bernardino Rivadavia (1860) y Francisco Ramírez; Domador Argentino (1882); Soldado de Caseros; etc”.

Transcripción del texto deAdrián Merlino, Diccionario de Artistas Plásticos de la Argentina, Imprenta

de Jorge J. Batmalle, Buenos Aires, mayo de 1954.

“Salinas Secundino: Soldado en su juventud del Gral. Urquiza y posteriormente fotógrafo y pintor.

Pintó, hacia 1860, un retrato de D. Bernardino Rivadavia, un ‘Soldado de Caseros’ y un ‘Domador’. Falleció en Buenos Aires el 9 de octubre de 1912.

Museos: Nac. De Bellas Artes, Histórico Nacional, Colecciones e Historia de la provincia de Buenos Aires, Luján.”.

(1). PÉREZ TOST, Fernando, Revista “TELLUS” 3, “Cuadernos Entrerrianos de Divulgación Cultural”, Editado por Dirección de Cultura de la Provincia de Entre Ríos, 5 de abril de 1948, Nueva Impresora, Buenos Aires 19, Paraná, E. R., Gobernador Maya, pp. 52 y 53. (2). Don Fernando Pérez Tost (1888-1974) fue Comisionado Municipal y Director del Museo Histórico regional Juan B. Ambrosetti. Colaboró en el diario “La Época” de Gualeguay. Durante largos años se desempeñó como corresponsal en Gualeguay del diario “La Prensa” de Buenos Aires. Era Idóneo Farmacéutico y trabajó en el Hospital San Antonio. (3). De un recorte que no conserva el nombre del diario (de Gualeguay) ni la fecha, facilitado por el Arq. Oscar Daneri.(4). Ídem.

EN LAS ILUSTRACIONES:2. Secundino Salinas. “Gran Capitán General don Justo José de Urquiza”. 1910. Pastel sobre

papel. 94 x 64 cm. Museo Histórico Juan Bautista Ambrosetti de Gualeguay (Perteneciente a Margot Marincovich de Velázquez).

3. Secundino Salinas. “Dr. José María Pagola”. 1907. Sanguina sobre papel. 58 x 42 cm. Museo Histórico Juan Bautista Ambrosetti de Gualeguay.

4. Secundino Salinas. Tres jinetes y una vaca. 1874-1882. Óleo sobre terciado. 29 x 40 cm. Museo de Artes Visuales de Concordia. Atención de Oscar Salari, Director del Museo de Concordia.

5. Secundino Salinas. Foto tomada en su estudio en Buenos Aires, en primer plano el retrato de su hijo aún niño y frente a Salinas, el retrato de Bartolomé Mitre.

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MARÍA ANGÉLICA DIONICIA MURAGAS TOST

Es, por su condición de mujer y considerando la época, una precursora.

Hija de José Muragas, de origen catalán, y de Concepción Tost, criolla, nació en Gualeguay el 9 de octubre de 1878, murió el 20 de marzo de 1959.

Siendo muy joven viajó a Buenos Aires para aprender pintura “con un pintor famoso”. Allí permaneció largo tiempo. Luego vuelve a Gualeguay, donde desarrolla sus actividades como pintora y como docente.

Sus primeras obras son de mejor calidad. En 1902 realiza un retrato familiar que incluye once personas (de 120 x 80 cm.). En los años 1912 y 1914 respectivamente, realiza dos amplios retratos de sus padres (70 x 100 cm.); ambos cuadros merecieron el elogio de Roberto González, especialmente el correspondiente a su padre. Hacia 1916 hace un retrato de su sobrino Jorge Patricio Míguez Iñarra, niño de nueve años aproximadamente.

Luego sus temas se hacen más religiosos y pierden frescura y calidad dedicándose a las copias. Se conserva una Virgen al pie de la Cruz: “Virgen Dolorosa”, muy patética, firmada como “Violeta”, que parece ser creación suya, con el cual ganó un concurso patrocinado por la iglesia San Antonio y también una Virgen con el Niño (ambos de 60 por 90 cm.).

Establece una academia de pintura y dibujo a la cual concurrían numerosas niñas. Entre sus alumnas se contaron: Isolina Solari, que después fue a estudiar a Buenos Aires donde se recibió de profesora de dibujo; Margarita Figueroa a quien daba clases en forma individual; Eleonora Otero que despidió sus restos en el cementerio; Olga Cantero, que junto a tres compañeras restauraron el cuadro que da marco a la Inmaculada en el crucero de la iglesia San Antonio y cuyos respectivos nombres al parecer están escritos detrás de la tela, según su testimonio oral. Para hacer ese trabajo Angélica Muragas las dirigía desde una silla pues ya era mayor y, entre otras cosas, sus manos estaban deformadas por la artritis. También dio clases en la escuela Nº 1 Juan José Castelli.

Lamentablemente se han perdido la mayoría de sus cuadros. Se conservan, además de los nombrados: A la luz de la luna, Niño jugando con perros, Perro en una tormenta de nieve.

EN LAS ILUSTRACIONES:

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6. Angélica Muragas (firmado “Violeta”). “La Dolorosa”. Óleo sobre tela. 83 x 55 cm.

CAPÍTULO 4

ARTE ARGENTINO DESDE 1910 HASTA 1930. (1)

A fines del siglo XIX y principios del siglo XX hubo una fuerte inmigración que aumentó la población del país cuatro veces y media, a la vez crecía el número de artistas y aumentaba el público. El temor de perder la identidad se hacía presente una vez más.

En 1902 Martín Malharro (1865-1911) presenta cuadros de influencia impresionista donde se observa el abandono de la imagen como hecho narrativo y su interés por el aspecto exclusivamente pictórico. Hacia 1910 el Impresionismo había sido aceptado. Pero era tiempo de que nuevas corrientes llegaran al país.

En la Argentina, las instituciones promotoras del arte habían adoptado una postura estética defensora de un nacionalismo tradicionalista que se traducía en paisajes y en personajes típicos. Esta postura, desarrollada y dada a conocer, en 1917, por el Arq. Martín Fernán Noel, Félix de Amador, Juan Kronfuss y otros, llamada estética de la tradición, pretendía recuperar las raíces autóctonas. Sin embargo no todos estaban de acuerdo con ella.

Por otra parte, comenzaron a regresar al país los artistas que habían ido a Europa a perfeccionarse: Ramón Gómez Cornet (1898-1964), Xul Solar (1887-1963), Emilio Pettoruti (1892-1971) y Norah Borges (1901-1998). Ellos fueron, pues, los exponentes de las primeras vanguardias locales y propusieron lenguajes originales para representar los tiempos que se vivían. A ellos se sumaron luego Juan del Prete (1897-1987), Horacio Butler (1897-1983), Héctor Basaldúa (1894-1976) y Aquiles Badi (1894-1976). Estos pintores fueron, entre otros, quienes sentaron las bases de la transformación que se generó en las primeras décadas del siglo XX. Trajeron a la Argentina las nuevas estéticas y técnicas de las vanguardias extranjeras. A partir de ellos quedó instalada la nueva Modernidad en el ámbito artístico local.

Entre los artistas nombrados, Pettoruti expone por primera vez en Buenos Aires en 1924. Tuvo críticas adversas que manifestaron la incomprensión del nuevo lenguaje y se lo acusó de destruir el arte nacional. Xul Solar, cuyo nombre era Alejandro Schulz Solari, utilizaba la transparencia y pintaba un mundo propio plagado de numerosos símbolos: flechas, números, letras, signos alquímicos y astrológicos, cruces y elementos de la religión cristiana. Fundía lo real y lo imaginario, no sólo en su obra, sino también en su vida diaria. Esta dualidad lo acercaba fuertemente al Surrealismo. Todas sus acciones tenían la intención de promover la comunicación entre los hombres (la comunicación en los niveles de las dos realidades por él consideradas, la natural y la sobrenatural).

En 1924, apareció en Buenos Aires la revista “Martín Fierro”, del grupo Florida (integrado por los artistas ya mencionados a los que se había sumado el pintor uruguayo Pedro Figari) con un manifiesto que convocaba a todos aquellos que compartían la necesidad de un cambio cultural. Para estos artistas, el lenguaje de la obra pictórica debía ser autónomo con respecto a los valores de la sociedad dominante. Sostenían que el arte no debía tener una función social; esta posición los enfrentaba claramente con los tradicionalistas. El grupo Florida, (formado también por intelectuales como Oliverio Girondo, Eduardo González Lanuza,

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Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal y Jacobo Fijman) sostenía el principio del arte por el arte y tenía una oposición: el grupo de Boedo, que se reunía en la redacción de la revista socialista Claridad.

Los de Boedo fueron llamados artistas del pueblo, dado que le atribuían al artista la función de denunciar las desigualdades políticas y sociales. Así, para crear se sirvieron del trabajo de los obreros y de los campesinos, del tango, de los conventillos. Para las producciones plásticas eligieron el grabado en metal, la xilografía y la litografía con el fin de llegar a un público mayoritario, ya que sus obras podían ser reproducidas con menor costo y similar calidad. Para los de Florida la premisa era: “autenticidad y sencillez”.

Los adscriptos al grupo de Boedo acusaban a los de Florida de hacer un arte que no llegaba a la mayoría del pueblo y que evadía los conflictos económicos y sociales. La respuesta de los de Florida era que el grupo de Boedo recurría a las imágenes tradicionales, convirtiendo la obra de arte en un panfleto.

A fines de la década del ’20, ante las novedades que se percibían en las vanguardias europeas, muchos artistas argentinos decidieron viajar a París. Al regresar, entusiasmados por las estéticas revolucionarias, propagaron sus ideales. Al movimiento que estos artistas inauguraron se lo llamó grupo de París. En 1929, Alfredo Guttero organizó el denominado Nuevo salón. Fueron sus integrantes Raquel Forner (1922-1988), Pedro Neira (1894-1970), Lino Enea Spilimbergo (1896-1964), Emilio Centurión (1894-1970), Juan del Prete, Antonio Berni (1905- 1981) y los escultores Curatella Manes (1891-1962), Antonio Sibellino (1891-1960), Alfredo Bigatti (1896-1964) y José Fioravanti (1896-1977). Usaban diversos lenguajes, pero sí los unía el deseo de romper con las viejas tradiciones y con el arte académico que imperaba en el país. En este sentido sumaron sus acciones a Xul Solar y a Pettoruti, pero, si bien lograron progresos, no pudieron romper definitivamente con las estéticas institucionalizadas. Su labor fue acompañada desde la revista Martín Fierro y el diario La Nación entre otros medios gráficos. En particular Antonio Berni quien, creando siempre nuevas formas de expresión, se ubicó como vanguardista a través del tiempo, a la vez que tomaba un lugar privilegiado por la fuerza expresiva de sus personajes.

En apretado resumen podemos decir que, a partir de la década del ’20 tenemos por un lado las entidades oficiales que promovían la estética de la tradición, que pretendía recuperar las raíces de la argentinidad por medio de obras localistas, con una fuerte temática referida al campo y al pasado.

Por otra parte, los artistas que habían completado recientemente su formación en Europa se sentían comprometidos con las innovaciones estéticas procedentes de los países del viejo continente. Xul Solar y Pettoruti fueron los máximos exponentes de esta tendencia.

Un tercer sector proponía una estética de izquierda, por que demandaba un compromiso del artista con la realidad política y social. Para ellos el arte estaba indisolublemente ligado a la política. Este era el grupo de Boedo, al que luego se sumó Antonio Berni con su arte social.

En este panorama apareció un cuarto grupo que quiso recuperar en su pintura el tema del paisaje urbano. Algunos lo hicieron de una manera más tradicional, otros con un lenguaje plástico más renovado. Eran ellos: Víctor Cúnsolo (1898- 1937), Fortunato Lacámera (1887- 1951), Miguel Diomede (1902-1974), Miguel Carlos Victorica (1884-1955) y Benito Quinquela Martín (1890-1977). Recrearon el paisaje de la ciudad desde diferentes puntos de vista.

La dorada década de 1920 se ha caracterizado por la aparición de artistas que trajeron al país los aires de las vanguardias europeas.

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(1).Fuente: Cristina Ferreras, Alejandro Labastía, Cecilia Nicolini, “Culturas y Estéticas Contemporáneas”, Casa de Ediciones Puerto de Palos, Buenos Aires, 2001.

Apostilla 4:Una vez, durante mis años de trabajo, teniendo necesidad de un libro de texto que pudiera ayudar a los

alumnos, en el sentido que reuniera material sobre los artistas de Gualeguay, le pedí a Olga Gayote de Massoni (quien acababa de editar su libro “Gualeguay 1765-1900 -el aporte inmigratorio” sobre los inmigrantes llegados a esta zona de Entre Ríos) que escribiera sobre el tema. Se mostró interesada, pero tiempo después me dijo que era muy difícil conseguir fuentes para hacerlo. De todos modos me dijo estar interesada en escribirlo. Una vez presentaba yo en la “Biblioteca Popular” la exposición de un artista local, y por esas cosas que tiene la comunicación humana, ella me dice que sigue interesada en el tema, que seguramente yo no sabía que había otro gran pintor nacido en Gualeguay además de Quirós. Ahí nomás hicimos intercambio de figuritas. Yo le menciono a Salinas, pensando que se trataba de él, pero me dijo que ella no lo conocía en ese momento; me menciona entonces a Francisco Bernareggi que yo no tenía en mi colección. Le pregunto dónde hay un cuadro de Bernareggi y me responde: “aquí mismo, en la Biblioteca, arriba”. Días después traté de ver el cuadro pero nunca nadie lo pudo encontrar.

Nidya Rampoldi.

Apostilla 5: ¿Por qué el hombre come huevos de gallina y no de pato? Bernareggi fue un hombre modesto y sencillo

por naturaleza, capaz de quedarse en la soledad de Bariloche en 1940, mientras que Quirós fue un ser social

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brillante, incapaz de amilanarse frente a presidentes, reyes y príncipes, hábil para promocionar su propio trabajo. Por eso todos en Gualeguay conocen a Quirós y muy pocos a Bernareggi.

Nidya Rampoldi.

FRANCISCO BERNAREGGI Y GONZÁLEZ CALDERÓN.

“Crear belleza es lo primero.”

Por Patricia E. Míguez Iñarra.

Que conjunción de astros se dio cita en Gualeguay en vísperas de la década de mil ocho ochenta, para que dos genios de la pintura universal como Cesáreo Bernaldo de Quirós y Francisco Bernareggi González Calderón abrieran sus ojos al mundo por vez primera en estas tierras... estas dos almas sensibles que vivieron y miraron el mundo con una percepción especial, única... La fama del primero es reconocida por todos nosotros, pero del segundo no podemos decir lo mismo. La búsqueda de datos acerca del desconocido Bernareggi, me llevó a investigar en bibliotecas e Internet, y con asombro descubrí que es un pintor de prestigio reconocido universalmente, aunque olvidado en su propio país. Cual no sería mi asombro cuando comenzaron a desfilar páginas y páginas referidas al maestro, nombres de calles y plazas en países lejanos, en especial en Mallorca. Su vida me atrapó, me emocioné leyendo y he decidido sacar a la luz a este artista que como hijo de Gualeguay nos debe enorgullecer, con ustedes, Francisco Bernareggi, el hombre, el artista:

SUS PRIMEROS AÑOS. GUALEGUAY.Un Sábado de Gloria, el 20 de abril de 1878, nacía en Gualeguay Francisco

Bernareggi González Calderón. Su padre, don Francisco Bernareggi, era de origen español; y su madre, entrerriana, doña Edelmira, era hija de don Jacinto González Calderón, un hombre progresista y de fortuna.

El matrimonio tuvo tres hijos, dos varones y una mujer. En la estancia paterna pasó Francisco sus primeros años. Toda su vida habría de recordar estos momentos, perdurando en su memoria para siempre las lomas y cuchillas, los ríos, las bandadas de coloridas aves, los aljibes, los crepúsculos en el campo, las tardes moribundas y silenciosas...

Durante su infancia realizó numerosos viajes, que dejaron una impronta profunda en él, como aquel que hicieran junto a su padre en diligencia a Paraná, siendo partícipe de una aventura inolvidable donde desfilan vigilantes de campaña con sus herrumbrados sables, aromos en flor, dorados espinillos y sobre todo el relato de la cacería de dos pumas realizada en la plaza de Nogoyá en vísperas a su llegada.

También hizo tres viajes a Barcelona con sus padres. Tenía apenas cinco años cuando al salir de Montevideo descubre el mar!!! Fascinado con los colores azul verdosos y las transparencias de las aguas, derrama el contenido de un frasco de perfume y atándolo a un cordel lo tira por el ojo de buey del camarote con la ilusión de poder llenarlo de mar... pero el líquido que ha apresado no tiene color!!! Tendría que pasar mucho tiempo para que el niño, ya pintor, comprendiera que el color y la luz son lo más difícil de captar y aprisionar en la paleta... La desilusión constituye una anécdota con un significado simbólico que atravesará la vida del artista en su búsqueda constante por plasmar el color en su obra.

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Su primera experiencia con la pintura proviene de esos años. Cada vez que su padre viajaba a Buenos Aires, sus hermanos le pedían juguetes, pero él insistía siempre con ¡una caja de colores!

Cuando tenía unos ocho años, le trae una gran caja de acuarelas, y Francisco con gran fervor la gasta completamente en pintar una imagen marina sobre la pared del patio de la casa. A pesar de la travesura, la pintura llama la atención de los mayores, que no pueden creer que él solo lo hubiera hecho. Esa misma noche la lluvia borraría su cuadro de la pared.

En sus tardes en la estancia, los hermanos escribían e ilustraban un periódico. Un día, ya por los doce años, mientras preparaban su edición, su hermano se pincha el pie con un clavo oxidado, y a los pocos días muere de tétanos.

Llegado el momento de iniciar la segunda enseñanza, sus padres enviaron a Francisco a Paraná, al Colegio Nacional de la ciudad que acababa de fundarse en 1890. Tres años más tarde, ingresaba en el Colegio de los Jesuitas de Santa Fe, donde el joven adolescente continuaría con sus inclinaciones pictóricas, iniciando su aprendizaje del dibujo.

EL APRENDIZAJE.Después de una breve estadía por Buenos Aires, toda la familia Bernareggi se radica

en Barcelona. Sus padres quieren que se dedique a estudios prácticos y, aunque se entrega a ellos, puede más su vocación. Ilustra sus cuadernos y libretas. Su inclinación es tan resuelta, que el padre tras pensarlo mucho y escuchar consejos de propios y extraños, decide finalmente que estudie pintura.

Francisco comienza a frecuentar la Academia de Bellas Artes de Barcelona, trabajando al lado del pintor don Luis Graner que en aquella época sembraba España con sus bodegones y cuadros con motivos de los bajos fondos de la ciudad.

Conoce también allí a Pablo Ruiz Picasso, hijo de uno de sus profesores. Traba con él estrecha amistad, y se aficionan ambos a las corridas de toros. De esta época proviene Plegaria un óleo del año 1897, que presenta un labrador orando (esta tela se encuentra en una ermita en Felanitx, Mallorca).

El pintor Graner aconsejó el envío del novel pintor a Madrid, con el propósito de que conociese sus museos. El padre de Picasso decidió lo mismo con su hijo, así que juntos emprenden el viaje a Madrid y París.

Se van disciplinando en contacto con los grandes maestros de la pintura española: Velázquez, el Greco y Goya, a quienes copian en el Museo del Prado durante el día, y por las noches concurren a las clases de desnudo del Círculo de Bellas Artes. Fue una época de rebeldía contra la pintura de historia que triunfaba en las exposiciones, y copiando al Greco hacían escandalizar a la gente, que los llamaba modernistas. Ponían en práctica sus anotaciones de conjunto y de movimiento en la calle, en el café, en los conciertos, teatros, corridas de toros. Realizaron excursiones al Escorial, a Aranjuez, a Toledo.

De los hombres que trató en aquellos años, Pío Baroja es el que le produjo más fuerte impresión por su charla subversiva y ácida. De esta etapa del pintor se conservan sobre todo dibujos, entre ellos un Retrato de Picasso (1897) y algunos más con el ambiente de los barrios bajos de Madrid.

Viaja después a Italia, donde vivirá en constante deslumbramiento: Turín, Nápoles, Venecia, Florencia, Roma y Pompeya. Estudia el arte italiano, pero sin abandonar nunca sus caminatas por los pueblos, pintando acá y allá. No encontraba todavía su propia expresión plástica.

Llega a París en 1900, donde se reencuentra con Picasso. Trabajará incansablemente, y no dejará exposición por visitar: Renoir, Degas, Monet, Manet lo entusiasman. Como es joven vive intensamente la vida de París. Es allí donde vende su primer dibujo a un discípulo de Pubis de Chavannes. Produce en esta “belle époque” algunos hermosos cuadros como Barrio aristocrático, Motivos del Moulin Rouge, Escenas de Feria en Montmartre, Nocturnos de Fiesta.

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LA BÚSQUEDA DE UN ESTILO.Pero va llegando la hora de concentrarse en sí mismo, y decide radicarse en Mallorca,

corría el año 1903. Su familia pasaba temporadas en la Isla Encantada y por aquella fecha su padre, enfermo, se instalaba en Port Marí, Palma. Existe para ese entonces en su obra un impresionismo puro, una gran sensibilidad para el color y una delicada expresión en las figuras femeninas que aparecen envueltas en ambientes interiores. Todavía continúa atado a sus años de París.

Resuelve entonces aislarse en la naturaleza, que en adelante va a ser su taller. Permanecerá clásico y personal en la actitud de captar la belleza en el mundo, antes que en la subjetividad ansiosa del hombre. Era preciso hacerse un lenguaje y una técnica, y no fueron pocas sus tribulaciones. Pasó meses completamente aislado, trabajando en cuadros que muchas veces no terminó, por considerar que no llegaban a traducir sus intensas emociones. Comenzó así su dura vida de paisajista, buscando e inquiriendo siempre de la naturaleza, en montañas y bosques, entre contrabandistas, lejos de los poblados. De tarde en tarde aparecía en Palma, y se lo tenía por un extravagante o por un maniático.

Pasa así quince años, y a los lugares más escondidos van a verle Santiago Rusiñol, el pintor de los jardines de España, Anglada Camarasa, el gran colorista catalán, Sargeant, el mago del retrato, Juan Sureda Bimet y muchos otros que llevan a Palma noticias de lo que Bernareggi está haciendo en los lugares más apartados de Mallorca. Todos quedaban sorprendidos. Del interés que van despertando estas noticias, nace el deseo de ver reunidas en una exposición sus obras.

Poco a poco Bernareggi comienza a captar la belleza pura. En sus cuadros de este período de madurez se aprecia la composición siempre bien resuelta, el motivo sometido a un ritmo, con sus elementos plásticamente firmes, la pincelada larga y extendida, o pequeña y breve según se trate de obras pintadas a todo sol o a la luz tranquila de los atardeceres. Todas son telas bellas, pero algunas están más logradas, como Camino de Estallenchs (1904) y Puerto de Soller (1908).

Finalmente logra cuadros donde pondera las formas por medio del color, con vibración de matices, como La Isla Dorada (1917), Alegría Payesa (1918) y algunos más.

En 1920 presenta sus monumentales creaciones en el antiguo salón árabe de “La Veda”. Llega de golpe la fama... ¡durante más de cincuenta años aquella exposición será considerada como uno de los acontecimientos pictóricos más resonantes que tuvieron lugar en Mallorca!

Anglada Camarasa, delante de los cuadros de Bernareggi, queda tan impresionado que dice: ”...Esto es brutal. Yo me he pasado la vida buscando el color y ahora me tiemblan las piernas... Es un mazazo en la cabeza para todos los que viven mintiendo y buscando originalidad con recetas. Es un ejemplo para todos.”

Ricardo Güiraldes, autor de Don Segundo Sombra, ha escrito sobre aquella exposición de Bernareggi: “ Yo he entrado a tu exposición a buscar joyeles de arte y he encontrado un alma. En el ambiente solar que reflejan tus telas de oro, he sentido el acorde con mis antenas de poeta y cada nota de aquel acorde era una palabra de amor inscripta en diferentes tonos sobre cada faceta luminosa.”

En los años siguientes a su gran exposición de 1920, se dedicará a decorar su casa paterna, que da a la bahía de la ciudad, con cerámica árabe y mallorquina y tapices tejidos por manos de otros tiempos. Por aquella residencia pasarán Rubén Darío, Anglada Camarasa, Rusiñol, Gabriel Alomar, Bagaría, Cesáreo Bernaldo de Quirós, Pedro Blanes, Tito Cittadini, Alberto Güiraldes, López Naguil, Mariano Montesinos, el arquitecto Bellini y tantos otros.

En 1922 Francisco Bernareggi participó con varios artistas argentinos en la XIII Exposición Internacional de Arte de Venecia. Figuraban en la sala argentina obras de Quirós, Buttler y varios más. El jurado otorga la más alta distinción, medalla de oro, al óleo Sol de Abril de Francisco Bernareggi. El príncipe Humberto de Saboya, en su visita oficial el día de la inauguración, manifestó su complacencia por este cuadro y pidió al director de la sala que

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transmitiera sus congratulaciones al autor de la obra. En el Salón Nacional de 1923 en Buenos Aires, obtendrá el primer premio con ese mismo óleo.

De esta tela ha dicho José León Pagano, que la vio por aquella fecha: “Reproduce la bahía de Soller. Es un efecto asoleado. Todo el primer término son naranjos en sazón de fruto. Luego la costa, rosa, gris, y el mar. Una palmera con ritmo de surtidor divide la composición. Según puede inferirse, el motivo es de una amplitud panorámica. De este conjunto luminoso emergen y se imponen una evidente ciencia de la paleta y una retina sensible a la más fina percepción cromática. Necesidad de construir, voluntad de organizar. Obra de dibujante y obra de colorista.”

Dos años antes de la guerra civil española, en 1934, trabajaba Bernareggi en los bocetos para la decoración del Palacio del Infante don Fernando de Baviera en Madrid. Cuando estalla la guerra civil y se ven frustrados todos sus proyectos. Algunos cuadros vienen de esos años, como Casa Payesa, que se encuentra en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, con el cual Bernareggi concurrió a la muestra universitaria de La Plata y posteriormente al XVI Salón del Retiro en 1926.

EL REGRESO A ARGENTINA.En diciembre de 1936 regresa a la Argentina, sale de Mallorca en plena guerra civil,

dejando sus bienes en manos administradoras. En Buenos Aires piensa en viejos proyectos e ideas que quería ver realizadas en el

país desde muchos años atrás. Hizo gestiones en 1920 para que el Ministerio de Marina argentino facilitase o donase el monitor Patagonia, que iba a ser desmantelado, para acondicionar su casco como taller flotante, y navegar con él por nuestros ríos, pintando los innumerables motivos de sus costas e islas. Piensa volver a Gualeguay, su tierra natal, y pintar sus encantos.

La escasez de medios impide al pintor moverse según sus deseos. Trabaja durante todo el año 1937 como escenógrafo en el teatro Cervantes.

En 1938 obtiene en oposiciones una beca para ir a pintar en los lagos del Sur. Allá va Bernareggi en compañía de su señora, doña Catalina Vidal y de su sobrina María Antonia Losano. Los recursos son pocos, pero lo anima un poderoso deseo de pintar la zona de los lagos patagónicos. La naturaleza lo subyuga, y de su contacto con el Nahuel Huapi escribe: “...Entre la bravura salvaje y agreste – hasta hosca, a veces- del paisaje, hay remansos de paz, de una pureza tan virginal que las acuarelas tendrían que pintarse con agua bendita, o mojando los pinceles en gotas de rocío o en chorros de manantial que brotan de la peña viva.”

Mueven a don Francisco en Bariloche dos propósitos: pintar en los lagos y fundar el Hogar del Paisajista. Cuando llega en enero de 1938, no se conocían en la zona medios económicos y regulares de acercarse a los lagos, ni una vez allí se encontraban refugios en la montaña. “ He debido – dice Bernareggi- levantarme de noche, una y otra vez, en pleno invierno, con temperaturas bajo cero, para llegar al amanecer a la costa del lago y aprovechar la luz.”. Día tras día, cargando su caballete, telas y cajas, por caminos montañosos, con condiciones climáticas muy ásperas, sobreponiéndose al cansancio físico, pinta y pinta... aunque sintiendo que “el tiempo se me va de entre las manos sin que pueda realizar la obra que sueño”... “¿Recuerda usted – le dice a Diego Newbery- aquel rey inglés que ofrecía su reino a cambio de un caballo?, pues yo daría poco menos que mi alma por una vieja camioneta”. Pero nadie provee a su necesidad, todos son indiferentes al arte y a sus idóneos constructores.

En 1939, una vez concluida la beca de trescientos pesos mensuales, y ya contando con sesenta años, debe el pintor irse a vivir a un ranchito de lata en la parte alta de Bariloche, sin las comodidades más elementales, ni siquiera agua. De estos años que se dilatan hasta 1942 se pueden mencionar varios cuadros importantes, como “Cohiues” (Nahuel Huapi, óleo); “Día sereno” (Nahuel Huapi, óleo); “Amanecer” (Lago Moreno, óleo); “El Mirador” (Nahuel Huapi, óleo). Ésta última tela fue premiada en la Exposición de la Patagonia con medalla de oro y premio del Ministerio del Interior (1942).

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A principios de 1942 llega don Francisco a Mendoza, contratado como profesor de pintura en la Academia de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Cuyo, durante el progresista doctorado del Dr. Edmundo Correas. Se lo recibe con mucho entusiasmo, y pronto su cátedra se convierte en una de las más importantes del país y América. En su trabajo como profesor procura que sus alumnos se formen en el dominio del lenguaje plástico, pero sin que cada uno pierda su propio acento personal. Sus enseñanzas traspasaron siempre los límites áulicos y de horarios, y fueron lecciones de arte y de vida. De estos años junto a la cordillera provienen varios cuadros como “Matinal”, “Primaveral”, “Oración al árbol”, “Tarde en la Quinta”.

Cuatro años más tarde, en septiembre de 1946, los frutos de su labor docente se plasmarán en la exposición que la mencionada Academia realiza en Buenos Aires, con exitosa crítica. Todo hacía pensar que su magisterio se iba a prolongar, pero no fue así. El Interventor de la Universidad, Dr. Alfredo Eguzquiza, dio por terminadas sus funciones en noviembre de 1946, a pesar de las protestas de los alumnos, y ante el silencio de sus colegas. Deja el pintor dos cuadros incompletos: Artemisa (o Diana Cazadora) y la Venus de Milo, que pintaba en el patio de la Academia de Bellas Artes cuando fue dejado cesante.

Su casa, antes visitada por tantos, se vuelve desolada. Salvo contadas personas, nadie va a verlo. El maestro y su esposa se refugian entonces en la soledad. Bernareggi comienza a tener problemas de salud, y sólo trabaja cuando se siente bien, dando término a algunas obras inconclusas y realizando algunos dibujos como el retrato del Dr. Gutiérrez del Castillo.

En el Salón Nacional de 1947 su cuadro Tarde en la quinta obtiene el gran premio adquisición. Viaja entonces el pintor a Buenos Aires, y de allí a Paraná y Gualeguay, su tierra natal. En diciembre de 1948 actúa públicamente por última vez en Mendoza, como miembro del jurado del “Primer Salón de Artes Plásticas”.

EL EXILIO Y LA MUERTE.Poco después resuelve marcharse a Mallorca y zarpa el 20 de junio en el Cabo de

Buena Esperanza desde el puerto de Buenos Aires... nunca más volvería.Llega a Palma de Mallorca en vísperas del 9 de Julio. Quiere desembarcar de

incógnito, pero apenas entra en el hotel “Alhambra” se esparce la noticia. Las crónicas editoriales de la época registran la extraordinaria recepción que se le prodiga al pintor. Su regreso moviliza al pueblo en masa: cuando se detiene el coche a duras penas consigue abrir las puertas, pues todos quieren ser los primeros en abrazar al hijo adoptivo que vuelve... campesinos, autoridades, profesionales, comerciantes, ministros, pescadores ovacionan al grito de ¡Viva Don Paco!. Luego de una ceremonia religiosa en el templo, donde se ejecutan compases del Himno Nacional Argentino, terminan los agasajos en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento donde las autoridades le ofrecen una extraordinaria recepción. El Alcalde dice: ”Demos gracias a Dios porque nos ha deparado la alegría, después de largos años de ausencia, de poder abrazar, otra vez, a este gran argentino, a este santañinense de adopción, a este artista extraordinario, y corazón sin par... Bernareggi, el pintor de nuestras calas, ha vuelto. Gracias a sus telas, Santayí ha cobrado renombre internacional”.

El maestro decide irse a vivir a Santayí, en la parte baja de Mallorca, donde el paisaje es suave y el aire de mar puede mejorar su quebrantada salud. En sus años de juventud pintó allí haciendo famosas sus calas, a tal punto que en 1928 el Ayuntamiento había acordado dar el nombre de “Francisco Bernareggi” a la entonces llamada Plaza de la Cruz.

Como contrapartida de semejante recibimiento don Paco, como le dicen en Santayí, prosigue su vida ya con la salud quebrantada a la que se agrega una sucesión de caídas como consecuencia de las cuales debe guardar reposo en sucesivas oportunidades. Esta situación le crea graves dificultades a la hora de empuñar los pinceles y le exige un esfuerzo supremo para seguir pintando. También su esposa se encuentra delicada de salud, y debe ser operada en julio de 1953. Por otra parte, las manos encargadas de administrar sus bienes lo han hecho al descuido, lo que hace que la situación económica en la que se encuentran sea bastante crítica.

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Cuenta un familiar suyo que el pintor solía entrar en un cuarto atestado con sus propias obras, y volvía a estudiar viejos cuadros condenando a algunos de ellos a la destrucción. Esto nos da la pauta de su severidad. Fue inflexible consigo mismo.

En 1953 se traslada definitivamente a Génova, cerca de Palma, donde poseía una casa y un estudio de artista. Allí trabajará en forma irregular, aunque su producción aún es importante. Bernareggi creía que el arte era un medio de apertura de la historia, que le permitía al hombre ser dueño de su propio destino, y hace honor a ello. Sus obras siguen siendo un canto de amor y belleza, pues a pesar de los desencantos y sinsabores que le han tocado vivir, sigue fiel a sí mismo y su espíritu permanece incólume. Obras como “El Pontás” (óleo de 1950), “Cala Llombats” (1951), “Sábado de Gloria” (1952), “Verano” (1955) así lo demuestran.

En noviembre de 1955 el Interventor de la Universidad de Cuyo, Germinal Basso, le comunica que la Universidad ha dispuesto reintegrarlo a su cátedra, pero los médicos no le aconsejan su viaje.

Remanso es una tela que obtiene medalla de honor en el Salón de Otoño de Mallorca en 1956. En aquel mismo año da término a Poema de Pontás, una obra sobresaliente de la cual Adolfo Montero, en ese entonces vicedirector de la Academia de Bellas Artes “ Prilidiano Pueyrredón” de Buenos Aires dijera: “Venimos de Francia, de Italia y hemos visto las más grandes exposiciones y en ninguna hemos encontrado nada superior al Poema de El Pontás”.

En noviembre de 1957 lo nombran miembro de la Academia de Artes de San Sebastián, junto con Anglada Camarasa. Llega para esta misma época su última tela Festival en el Moulin Rouge (1957), que es una evocación del París de 1900 que él conociera en su juventud. Luego los días se hicieron cada vez más difíciles, postrado sigue escribiéndoles a sus amigos, hasta que el 8 de abril de 1959 muere de un ataque de coma diabético, en vísperas de cumplir ochenta y un años.

Sus restos mortales descansan en el cementerio de Génova. Su féretro cubierto con la bandera argentina marchó en manos de fieles amigos y admiradores en medio de una imponente manifestación de duelo. Del cortejo fúnebre participaron distinguidas personalidades de las artes, de las letras y de la sociedad palmesana, representantes de Argentina, Uruguay y Chile y calificadas instituciones culturales, la mayor parte de los cuales participó de una larga caravana automovilística hasta el Cementerio.

En Mallorca no sólo dieron el nombre de Bernareggi a una plaza sino también a un promontorio de su costa marina.

Poco después, en febrero de 1960, falleció su esposa. El único dinero que encontraron en su casa fueron dos pesetas. No tuvieron hijos, pero dejaron una obra que los repetirá para siempre.

SU OBRA.Construye su arte sobre la base del concepto plástico de la belleza de los seres y de

la naturaleza. “Crear belleza es lo primero”, es la frase preferida del maestro. Potencia la belleza a través del matiz y de sutiles gamas de color y luz, climas de

ensoñación, delicados reflejos y veladuras, minucioso detallismo. Sus pinceladas son breves o largas según la obra, y hace uso de los empastes cuando pinta motivos a pleno sol.

“Hace de cada pino un retrato”, dicen que se le oyó decir a Quirós al comentar uno de sus cuadros. Su obra hace culto al optimismo, a la sinceridad, a la inocencia.

EN LAS ILUSTRACIONES: 7. Francisco Bernareggi. “Placidez”. Santayí. 1919. Óleo sobre tela. Colección I. Bonsons. (Colaboración

Javier Rubio.)

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8. Francisco Bernareggi. “Tarde en la Quinta”. Mendoza. 1946. Óleo sobre tela. 127 x 122 cm. Gran Premio Presidente de la Nación Argentina, XXXVII Salón Nacional de Artes Plásticas, 1947. Museo Nacional de Bellas Artes.

9. Francisco Bernareggi. “Casa Payesa”. Mallorca. Óleo sobre tela. Museo Nacional de Bellas Artes.10. Retrato del pintor Francisco Bernareggi. Mallorca. 1951. Dedicado a su amigo y biógrafo Diego Pró.

(Colaboración de Javier Rubio.)

Apostilla 6:Era yo muy joven y bastante ignorante, más que ahora. Había pasado siete años en Buenos Aires

aprendiendo todo lo que podía. Los alumnos de Arquitectura, entre otras cosas, visitábamos museos y galerías de arte casi a diario. Era la época del Di Tella. El arte “moderno” nos llenaba la cabeza, especialmente el “abstracto”. Poco después fijé mi residencia en Gualeguay. Pasaron unos cinco años. Un día me invitan para ir al Museo de Bellas Artes a ver una exposición que había sido anunciada en “La Nación”; no me dicen de qué ni de quién y tampoco pregunté; siempre estoy dispuesta para un paseo de este tipo. Dimos una vuelta por el interior del museo y no encontramos lo que buscábamos. Si me hubiesen dicho tampoco hubiera sabido quién era. No conocía ni siquiera el apellido Quirós, no obstante saber sobre muchos pintores contemporáneos de él.

Al salir nos encontramos en el hall de entrada con Pitina Olhaberry. Era un mundo de gente. Estaba apurada por irme, pues tenía otro compromiso, pero ella insistió, quería que viéramos los cuadros que habíamos buscado en vano. Subimos por una escalera de metro y medio de ancho y a ambos lados, unos encima de otros, había unos excelentes y grandes cuadros, para mí en aquel entonces pintura tipo siglo XIX. Pitina me espectó: ¿qué opinás de la forma de exponer estos cuadros?. Le respondí que quien los había colocado de esa manera no entendía nada de arte. No sabía yo que estaba siendo testigo de una de las páginas más lamentables de la historia del Museo Nacional de Bellas Artes.

Quirós ha sido el pintor argentino más resistido por artistas y críticos a pesar de que en la Exposición del Centenario de 1910 se lo consideró el máximo exponente; a pesar de que en 1928 fue ensalzado por el mismo Lugones, en presencia del presidente de la Argentina, como “el pintor de la patria”. A pesar de su exitosa gira posterior por Europa y EE.UU. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué a Quirós se le han quitado centímetros en los medios y fue odiado por algunos artistas y críticos de arte? Durante años me lo he preguntado.

Mientras escribo este libro he ido ahondando en los entretelones de las pasiones que despiertan las posiciones estéticas entre los artistas. Veo que ha ocurrido muchas veces que los pintores innovadores son incomprendidos y denostados por los que ya están reconocidos. Esto le pasó a Goya, a Monet (y los impresionistas en general), a El Greco, etc. También Bernareggi junto con Picasso que escandalizaban copiando a El Greco. Pero pocas veces vi tan claramente esa guerra entre dos posiciones estéticas como al promediar el siglo XX en nuestro

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país. Quirós era Jurado del Salón Nacional de Pintura y no aprobaba las nuevas posiciones estéticas. Pero los innovadores, pintores entonces jóvenes que vamos a ver en el capítulo 6, libraron una cruda batalla de la cual finalmente salieron ganadores por algún tiempo; hasta que se calmaron las aguas y se pudo ver que lo que importa en arte, es la capacidad de trascender en cuanto a su mensaje respecto de los valores. De todos modos los Quirós del Museo de Bellas Artes siguen guardados en misteriosos depósitos, de donde “desaparecen” en algunas ocasiones.

Patricia Míguez acota que además Quirós tiene un arte increíble por lo popular, mientras que los innovadores tenían un arte de élite y seguramente esto acrecentaba la ofuscación de los ánimos, ya que las posiciones estéticas estaban contrariadas con las posiciones políticas.

Nidya Rampoldi

CESÁREO BERNALDO DE QUIRÓS (1)

Con respecto al más conocido de los pintores de Gualeguay, se puede decir que “su importancia implica no sólo la calidad de su pintura sino su orientación ideológica”. “Su serie Los Gauchos es un fiel reflejo, no sólo de una parte de la historia argentina, sino la valorización de una tradición y de un arte nacional que encontraron en sus lienzos el mejor narrador”.

El pintor fue hijo de Julio Bernaldo de Quirós (español) y de Carlota Ferreyra (argentina). Primogénito, nació el 28 de mayo de 1879 en Gualeguay. Tuvo 7 hermanos y una hermana mayor de otra madre: María. Su padre recibía periódicamente “La Ilustración Artística” de Barcelona. Su primer regalo fue, a la vuelta de un viaje de su padre, “una paletita de cartón con pastillas de acuarelas de colores adheridas a ella”.

Su padre, contra la vocación de Cesáreo, quería que fuera abogado o médico. Su madre, antes de morir, le pide que le permita ser pintor.

Tenía 17 años cuando en 1896 conoce, en Buenos Aires, a su maestro Nicolau Cotanda. Luego toma clases con Reinaldo Giúdice, Ángel Della Valle, Ernesto De la Cárcova y Lucio Correa Morales. En la Academia Nacional de Pintura hace en 3 años el curso de 6, ganando siempre los Primeros Premios. En 1898 muere el que considera su maestro, Nicolau Cotanda. En 1899 gana el llamado Premio “Roma” (Beca a Europa). En 1900 viaja al Viejo Continente.

En su correspondencia cita a Tiziano, Goya, Botticelli, Velázquez. También a Ignacio Zuloaga que era de su misma edad. Hizo intensos cursos por la mañana y museos por la tarde. Le impactó el “Retrato de Inocencio X” de Velázquez. Copia los grandes maestros, método que reconoció como un buen ejercicio. En 1902 asistió a talleres de diversos pintores.

En 1903 viaja a Mallorca. Allí se encontraban numerosos pintores argentinos, entre ellos Francisco Bernareggi y otros españoles y el norteamericano John Singer Sargent. Gozó de la beca por 6 años. No se la prorrogaron un año más porque el último trabajo que envía incluía figura y él, por las condiciones de la beca, sólo debía hacer paisajes. Un tecnicismo. En ese momento manda obras a la “Louisiana Exposition de Saint Louis”, Estados Unidos, donde gana la Medalla de Bronce (De la Cárcova gana el Primer Premio y Pío Collivadino, Eduardo Sívori y Reinaldo Giúdice Medallas de Oro, todos argentinos).

Al no obtener la prolongación de la beca debe hacer grandes ajustes económicos. En 1904 se traslada a Nápoles con el pintor Amadeo Tedeschi. Hace vida bohemia. Luego se muda a Minori (Salerno). Allí vive entre aldeanos y pescadores y realiza magníficos cuadros como “Los Pescadores” (hoy en el despacho de la Municipalidad de Gualeguay) y “La vuelta de la pesca”, este último cuadro es admirado por el Rey de Italia Víctor Manuel III, en la “Exposición Internacional de Venecia” de 1905, quien lo felicita personalmente.

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Es amigo de Gabriel D’ Annunzio y de José Ingenieros, de los grandes pintores de España, Italia, Francia y otros países.

En 1902 conoce a María Antonelli, madre de sus dos hijos. En 1905 se establece unos meses en Mallorca. Luego va a París. Después de 6 años de prolíficas experiencias y aprendizajes vuelve a Buenos Aires. Su padre lo espera en Montevideo. Ya en Buenos Aires conoce a Fernando Fader. Vuelve a Gualeguay el 18 de diciembre de 1905.

(1) Fuente: Ignacio Gutiérrez Zaldívar, “Quirós”.

Por entonces su paleta es oscura, con predominio de azules; el soporte habitual era la tela. Ya usa el bermellón, su color preferido. Existe en sus cuadros una especie de rechazo a la belleza: retrata ciegos, pacientes con síndrome Down, enfermos.

En 1906 exhibe en el Salón Costa (calle Florida de Buenos Aires). Tiene buena crítica pero no vende porque sus precios son altos para el medio local. El Estado le compra “Pax” y “Angelus Domini” en una verdadera fortuna. Ese último cuadro estuvo, años después, en préstamo en la provincia de Entre Ríos y el propio Quirós lo cortó en tres partes desechando una.

En septiembre de 1906 vuelve a Florencia donde ha nacido su hija. Estando en Europa integra el grupo “Nexus” en Buenos Aires junto a Rogelio Yrurtia (también en Europa) y a Pío Collivadino, Arturo Dresco, Fernando Fader, Justo Máximo Lynch, Carlos Pablo Ripamonte y Alberto María Rossi. Son un grupo de jóvenes artistas que buscan una estética nueva.

En 1907, en Mallorca, frecuenta a Rubén Darío, a Francisco “Paco” Bernareggi y al artista uruguayo Pedro Blanes Viale. Vende el cuadro que incluía figura y que había impedido la ampliación de la beca en 1904 al Museo de Arte Moderno de Barcelona. Por curiosidad decide visitar Cerdeña. La isla era cuna de mal vivientes pero Quirós se las ingenia haciéndose amigo de un viejo bandido “Zio Lino” que lo protege y con el cual recorre la isla. Zio Lino le sirve de modelo para varios cuadros, como también otros sardos. Tuvo asimismo allí un contacto de góndola a góndola, mientras pintaba una bahía, con la Reina Margarita de Italia. A lo largo de su vida siempre tendrá esta capacidad para tratar con todos los niveles sociales.

En 1908 nace en Mallorca su hijo Mario. Por entonces preparaba para exponer una sala completa en la Bienal de Venecia, pero observando que a pesar de sus esfuerzos no llegaba a finalizar sus cuadros con el nivel que él se imponía, cancela la muestra.

Pasados unos meses en Palma (pinta un cuadro sobre el interior de la catedral), se dirige a París. Su mujer vuelve a Florencia con sus dos hijos. En París busca un taller, pero los precios son inasequibles. Va a Florencia, donde permanece unos meses y vuelve a la Argentina para preparar su participación en la Exposición del Centenario. Todavía buscando su camino con sabiduría y esfuerzo va dejando los cuadros de coloraciones azules y presenta cuadros donde empieza a aparecer la luz dorada del atardecer. Busca soluciones difíciles.

Pero cuando vuelve a su tierra la luz invade sus lienzos. El 11 de febrero de 1910 llega Cesáreo a Gualeguay. Prepara los cuadros para la Exposición Internacional de Arte del Centenario. Fue la exposición más trascendente del siglo XX en Buenos Aires. Acudieron los países más importantes del mundo con numerosas obras cada uno: Francia, 480 obras; Italia, más de 200; Estados Unidos, 167; Alemania, 111; etc. todas de los mejores artistas. En total 1625 pinturas y 686 esculturas. Se presentaron 55 pintores argentinos. Quirós envía 26 obras que son colocadas en una sala individual. La de mayor tamaño era “Carrera de sortija en día patrio”. Con ella obtuvo el Primer Premio. La compró el Gobierno de Entre Ríos por una suma fabulosa que le permitió a Quirós vivir espléndidamente durante cinco años.

Ese mismo año presenta 22 obras más en el Salón Costa. El diario “La Prensa” reconoce su supremacía entre los pintores de la Argentina.

A fines de 1910 vuelve a Florencia a pasar las fiestas con su familia. Pero debemos saber que el primer amor en la vida de Quirós fue la pintura. En 1911 está en Cerdeña, en 1912 en Mallorca y París y así sucesivamente, volviendo siempre a “Villa Linda” en Florencia,

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cerca de Settignano donde pinta a su familia y envía esos cuadros a salones de París y Buenos Aires.

Desde 1910 su paleta estalla de luz aún en las escenas de interior. Quedan muy atrás los nocturnos y los cuadros azules de la etapa anterior. Fue una época de gran felicidad y sin problemas para el pintor. Los oros dominan su paleta. Su preocupación por el color trasciende en los títulos: “El vaso azul”, “Uvas Blancas”, etc. Busca registrar el reflejo de la luz en los objetos.

En 1913 recibe la visita en Florencia del joven Emilio Pettoruti. A principios de ese año alquila una residencia en París que conservará hasta los inicios de la 1ª Guerra Mundial. Se presenta en el Salón de París. Su familia permanece en Florencia y Mallorca. La residencia de Mallorca era la preferida del pintor, donde permanecía seis meses al año; en París solía estar sólo dos. Unos 20 artistas argentinos pasaban temporadas en Mallorca, entre ellos su compoblano Francisco Bernareggi que vivía allí.

En 1914 vuelve a París y ya nunca regresará a Mallorca, a la que recordará con nostalgia. Allí recibe la influencia de Ignacio Zuloaga y fue amigo de Edgar Degas (ya casi ciego) y de Foujita. Durante esta época pintó naturalezas muertas, donde ya aparece el mantón de Manila que será una presencia constante en su producción y que está presente en un desnudo de ese tiempo: “Azules”. Realiza una muestra en su propio estudio en París. También las había hecho en Barcelona y en Palma. Hacía envíos para los Salones Nacionales en Buenos Aires, en el de 1914 obtiene el premio Adquisición por “Retrato de familia” pero lo rechaza porque considera que su obra vale el doble. En ese año estalla la 1ª Guerra Mundial y en agosto Quirós vuelve a la Argentina.

En febrero de 1915 se encuentra en Buenos Aires. Pasa unos breves días en Mar del Plata. En ese momento varios pintores argentinos logran un triunfo para el país al ser premiados en la Exposición Internacional de Panamá-Pacífico, realizada en San Francisco (California, Estados Unidos). A Quirós se le otorga la Medalla de Oro por su cuadro “Retrato de Familia”. La misma distinción obtiene Fernando Fader entre los 9 pintores argentinos premiados.

Hace varias exposiciones de sus obras. El Ministerio de Obras Públicas requiere su opinión sobre 24 estatuas que pretendían “adornar” el interior de la gran cúpula del Congreso. Esto pone de manifiesto la valoración de los conocimientos de Quirós por parte del Gobierno Nacional. En julio expone 72 obras de los últimos años en el Pabellón Argentino de Retiro, siendo el hecho artístico más importante de la temporada porteña. A la inauguración concurrió el Presidente de la Nación Dr. Victorino de la Plaza; tiene excelentes críticas en “La Nación”, en “Justicia” de Gualeguay, en “La Vanguardia” de Buenos Aires. La revista “Nosotros” ofrece una comida en su honor; numerosas personalidades le brindan un banquete en el “Café de París” entre ellas Fernando Fader, Salvador Maciá (ex Gobernador de Entre Ríos), José Ingenieros, Ricardo Rojas, Alfredo Palacios y Pío Collivadino. Quirós pronuncia palabras de agradecimiento y, refiriéndose a sí mismo concluye: “Llegado a este punto de la sensibilidad, el arte es una necesidad imprescindible del espíritu, no ya un lujo improvisado”.

Quirós y Fader, muy distintos en su forma de ser, se respetaron y apreciaron, incluso frecuentándose cuando coincidieron en un lugar, como sucedió en Buenos Aires en 1915.

Luego Quirós participa en una Muestra Colectiva en la Galería Müller. En septiembre de 1915 se presenta en el “V Salón Anual de Buenos Aires”. Ante el giro que toma la guerra decide traer a su familia de Europa. Participa en la muestra colectiva “Pro Artistas Argentinos en Europa”.

En mayo de 1916 realiza su primera muestra en Montevideo. La exposición tuvo un éxito notable de prensa y concurrencia, vendió muchos cuadros prorrogándose el cierre. Participa en el “1er. Salón de Córdoba”. Es Jurado en el Salón Nacional. Para entonces ya se había instalado en Gualeguay, en la casa paterna, haciéndose cargo de la herencia. Con motivo de la boda de su hermano Arturo, presenta a María y sus hijos en Gualeguay, en 1917 están instalados en esta ciudad y comienza a juntar material histórico para su obra sobre temas

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gauchescos. Cesáreo comienza el trámite de divorcio, vía Montevideo, de su mujer que estaba casada en Italia con el Dr. Mori y tenía un hijo de ese matrimonio.

Se presenta en Chile: lleva sus trabajos a Viña del Mar y Santiago. Instala un taller en Buenos Aires gracias a la ayuda de la Municipalidad y a la gestión de su amigo y Director de Parques y Jardines, Benito Carrasco; le ceden un pabellón en el Rosedal de Palermo, lugar que conservará casi quince años. Este taller fue amoblado con bienes traídos de sus tres residencias de Europa: Florencia, Dayá y París: esculturas, jarrones, mantones de Manila, un gran brasero de bronce, etc.

En 1917 también participa con tres obras en el Salón Nacional, siendo Jurado no puede participar en el concurso.

En 1918 se presenta en el Segundo Salón de Otoño en Rosario. Este año figura como Profesor Nacional de la Escuela de arte Decorativo y como Jefe de Taller de Pintura en la Escuela Superior de Bellas Artes de Buenos Aires. Da clases en el Rosedal a numerosos alumnos. A fines de 1918 prepara una importante exposición que se va a realizar en Santiago de Chile con 60 de sus mejores obras. Pinta algunos cuadros en Chile. Por entonces Quirós tenía 40 años y es contratado por el Jockey Club de Rosario para decorar sus salones con murales. Pero esta obra queda en proyecto, tal vez porque los temas versallescos no eran del agrado de Quirós.

La relación con su mujer, María, se deteriora; lleva a sus dos hijos a Buenos Aires mientras ella queda en Gualeguay.

Pinta constantemente, da clases, busca renovarse. Ya no usa grises ni sienas, tampoco el negro; dentro del iluminismo busca un modelado que tenga valor y consistencia.

En 1919 hace una exposición en Galería Müller titulada “De mi taller a mi Selva” donde empieza a aparecer en forma explícita la búsqueda de raíces en el hombre de la tierra y del pasado histórico.

Cuando recién había vuelto de Europa hizo muchos retratos, especialmente de señoras, cuando se instala en el Rosedal realiza muchos interiores, ahora aparecen el hombre de campo y la naturaleza salvaje de la tierra entrerriana. Siempre asombra la ductilidad de Quirós que le permitía disfrutar de reuniones con gente de noble abolengo y de la reunión de mate y caña en un boliche cualquiera de campo en Entre Ríos, como así también la capacidad de mostrar en sus retratos las más nobles condiciones de los representados.

1920. “Recorrí mi provincia, donde repentinamente me sentí conducido hacia el deseo de fijar la vida pasada, la vida guerrera y romántica de esa provincia cuya historia había sido agitada por tantas y tan grandes pasiones... Era la naturaleza, la voz de mi tierra la que me sugería tales magnificencias... “

Se dedica a esta obra sin perder los contactos con los círculos artísticos nacionales e internacionales. Tan es así que participa en la Asociación “Las Cinco Artes” junto a los mejores artistas del momento en Buenos Aires.

Hasta 1921 permanece en Entre Ríos con su familia. En agosto presenta una muestra en Río de Janeiro. Entre otros cuadros está “La gitanilla”. La crítica es excelente.

María Antonelli seguía en Gualeguay con la familia del pintor y la relación estaba en crisis. Para entonces el pintor tenía en Buenos Aires una amante cubana llamada María (Maruja) Garay. En casa de esta mujer vivirían más tarde sus hijos, cuando María Antonalli regresó a Italia y dejó sus hijos al cuidado de Cesáreo. Su hijo iría pupilo al colegio Ward y a la Escuela Argentina Modelo. Su hija llamaría “madrinita” a María Garay. La relación con la cubana duró seis años. En esta época, a pesar de tener su residencia en Buenos Aires, Cesáreo viaja constantemente a Entre Ríos.

En 1923 se traslada con Maruja al taller del Rosedal mientras que su hija se muda a Banfield, a casa de su tía Aurora. Envía al XIII Salón Nacional algunas obras, pero siendo jurado no puede recibir premios. Finalmente pone inicio a su tarea gauchesca. Para ello se traslada a Médanos, a la estancia “El Palmar” de su amigo Justo Sáenz Valiente. Allí levanta una casa señorial con sus propias manos y comienza la búsqueda, la investigación para documentarse adecuadamente de los usos y costumbres. Puede enlazar un potro, viste con

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pilchas regionales y acude a todas las reuniones del paisanaje que se le presentan. Estos momentos de la vida de Cesáreo son riquísimos en anécdotas que irán convirtiéndose en temas de sus cuadros. En sus recorridas pasaba a menudo por Gualeguay, de a caballo y solo. Esta lejanía de Buenos Aires le trae inconvenientes con respecto a sus hijos y es Salvador Maciá (que fuera gobernador de Entre Ríos) quien lo ayuda ocupándose de ellos.

En 1925 el Gobierno de Entre Ríos le compra la obra “Los Jueces” (realizada en Cerdeña) que pasó a formar parte del Museo de Bellas Artes de la Provincia. Este museo fue inaugurado al año siguiente y se designa para el cargo de Director al Dr. Pedro A. Martínez (hoy lleva su nombre). Esta venta llenó de orgullo a Cesáreo.

En ese mismo año es llamado por el Presidente de la República Dr. Marcelo Torcuato de Alvear para organizar una exposición privada en su estudio con motivo de la visita del Príncipe de Gales a nuestro país, exposición que no llega a concretarse. Hace esporádicas visitas a Buenos Aires donde sigue habitando con María Garay. En Médanos es visitado algunas veces por los periodistas de Buenos Aires que le dedican extensas notas. Explica que la obra que está realizando contemplará todos los aspectos de Entre Ríos, cuna de la organización nacional, que permanecerán allí fijados para la posteridad. En esta época ya piensa en llevar a Europa su obra terminada. Hace un retrato de Ricardo Rojas.

En sus cartas se preocupa por la familia, en especial por la salud de su hija que sufría de epilepsia y que muere en 1927. Cesáreo sufre una fuerte depresión por la muerte de su hija y en este sentido Salvador Maciá le escribe una carta muy amistosa. En esa ocasión estuvo presente María Antonelli que había vuelto de Europa donde se sentía rechazada. Esta mujer vivió una triste existencia durante el resto de su vida.

El 8 de diciembre de 1927, organizada por Víctor Torrini, gran propulsor y mecenas del arte argentino, se inaugura una muestra de Quirós en el Club Social Gualeguay. La muestra es una expresión de la excelencia de su arte, de la historia de la patria y la sociología de una época.

Allí vendió “El rancho del monte” al Sr. Telémaco Carbone y “Otoñal” al Sr. Donato Mendiburu. Quirós entregó una tela con precio adecuado a la capacidad financiera del Club Social, ya que ésta no la aceptó como obsequio: “Maja Sonriente” también conocida como “La Gitanilla”.

1928. La obra está lista para pasearla por el mundo como testimonio realista de una genuina, auténtica reconstrucción de un período determinado. Fruto de 5 años de trabajo son los 28 grandes cuadros que expone en Buenos Aires, en la Galería “Amigos del Arte”, inaugurada el 17 de agosto por, hecho insólito, el propio Presidente de la Nación Dr. Marcelo T. de Alvear, en razón del significado de la obra para el país. Asistieron altos magistrados, críticos, literatos, pintores, profesores universitarios y una amplísima concurrencia. En opinión de la crítica era un hito en la historia de la pintura argentina. En los medios se lo define como uno de los grandes pintores universales. En el teatro Cervantes se organiza una demostración en su honor con más de 250 invitados, personalidades representativas del mundo científico, social, artístico y literario, que admiran su trabajo. A los postres habló Leopoldo Lugones, quien expresa el deseo de que la obra quede entera y unida en la Argentina. El 3 de noviembre se ofrece una fiesta en homenaje a Quirós en el Salón Variedades organizada por una comisión ad hoc presidida por el señor Miguel Lescá. Habló el poeta Leoncio Gianello que recitó un poema dedicado al autor. Agradeció Quirós con muy sentidas palabras. También la sociedad “Los Ñanduces” ofreció una demostración a Cesáreo en el vivero de la ciudad.

A principios de 1929 recibe en Buenos Aires una condecoración por su obra consagratoria de parte de la Sociedad Patriótica Argentina. Por esos días recibe en su taller la visita del Presidente de la Nación Don Hipólito Yrigoyen.

Las obras que componen la serie “Los Gauchos” en orden cronológico de realización son: 1923: “Oros de la tarde”, “Algarrobos”, “El patrón” (“Don Juan de Sandoval”), “El lancero colorado”, “Los bomberos”; 1924: “La ofrenda”, “El carnicero”, “El gavilán”, “Tunas y lechiguanas”, “Y vamos vieja!”, “El cantor y los troperos”, “Amaneciendo”, “El baile”; 1925: “La doma”, “En la costa del monte”, “Fritos y pasteles”, “Los jefes”, “Aves de presa”, “Lanzas y

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guitarras”, “El patroncito”, “El hombre de los arreos”, “El pialador”, “El carneador”; 1926: “La partida”, “Los degolladores”, “Don Anacleto”, “El curandero”, “La pareja y el sandiero”; 1927: “El juez federal”.

En abril de 1929 está nuevamente en Europa. Había dejado a su hijo Mario con su hermano Julio (médico) en Buenos Aires. Llevó sus cuadros enrollados en tubos de aluminio. En España el Director de Bellas Artes y las Infantas Reales le otorgan facilidades para la exhibición de las obras. Visitó el Museo del Prado, donde volvió a admirar las obras de Goya y Velázquez. Fue al estudio del Director del Museo de Arte Moderno y al museo particular del Sr. Lázaro Galdiano. Elige el Real Círculo de Bellas Artes de Madrid para exponer su trabajo. A la inauguración concurre el Rey Alfonso XIII y las más altas personalidades. Poco después lo distinguen con el nombramiento de Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

En octubre presenta en Barcelona 20 obras en las salas del Real Círculo Ecuestre. Las críticas son sumamente elogiosas. Mientras tanto el diario “Justicia” de Gualeguay, siguiendo su trayectoria, publicaba comentarios del mismo tono.

En Barcelona se da una comida en su honor a la que concurren, entre otros muy destacados comensales, el Capitán General y Gobernador Civil de Barcelona Barón de Vives y el pintor Santiago Rusiñol quien expresa: “La pintura de Quirós constituye la historia moral de la Argentina”. Sus cuadros valorizan una tradición, una parte de la historia argentina y un arte nacional.

Un marchand norteamericano le hace una importante oferta por sus obras en conjunto y Cesáreo estuvo dudando sobre venderlas; pero sí vende en Barcelona “La doma”, que hoy está en la Argentina en la colección ENCOTEL. Allí también se enamora de una mujer llamada María Teresa, dejando atrás a María y a la cubana.

Va a París donde no consigue una sala adecuada para exponer sus cuadros. En un atelier que le presta un amigo pinta “La siesta”, obra sumamente sensual y que en Londres no estuvo expuesta libremente al público. Esta obra está en nuestro museo Nacional de Bellas Artes y fue expuesta al público por primera vez en Buenos Aires en 1991.

En 1930 se traslada a Alemania con treinta obras. En Berlín le son ofrecidas las salas de la “Asociación de Escuelas Nacionales para pintores libres e independientes”. En la inauguración es presentado por el Presidente del Reichstag y concurren a ella las más altas autoridades y las personalidades más destacadas de los círculos políticos y sociales. La prensa emite juicios muy elogiosos: “constituyen una epopeya rural de la vida argentina...”

Mantiene siempre contacto con su hijo Mario que le informa sobre intimaciones por falta de pago de canon e impuestos por el taller del Rosedal. Finalmente es despojado de este lugar, por su desidia o falta de interés, en 1931.

También, no obstante su ausencia, se presentan en Buenos Aires cuatro obras de Quirós en Galería Witcomb: “El montaraz”, “El corral de palo a pique”, “Otoño” y “Nocturno”.

A fines de 1930 llega a Londres donde pretende exponer en la National Gallery Millbank, hoy se llama Tate Gallery, donde sólo exponen artistas británicos. Obtiene una entrevista y el director le ratifica disponer sólo de una pequeña salita. Quirós le pide que sea él, el director, quien elija las obras que pudieran exponerse. Debe volver en veinticuatro horas. Al día siguiente observa, al llegar, que hasta los “ordenanzas” lo tratan distinto. Supone que haya intervenido el embajador argentino; el director lo recibe cordialmente, se dirige a su encuentro, lo palmea como a un amigo y le ofrece las salas que sean necesarias, porque se ha encontrado frente a pinturas de una calidad que no veía desde hacía mucho tiempo...

El 6 de enero se abre la muestra con palabras de Robert Cunning Hame Graham y la asistencia del Príncipe de Gales y miembros de la Casa Real. La muestra duró sólo un mes a pesar de los pedidos del Director del museo para prolongarla un mes más, porque Cesáreo tenía otros compromisos asumidos con anterioridad. La muestra consistió en 25 cuadros expuestos al público y uno cuya exhibición fue reservada a un ámbito privado y que era “La siesta”. Éste representa a una mujer blanca desnuda reposando, mientras es apantallada por una negra. Sólo personas seleccionadas podían verlo colgado en el despacho del Director,

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pues se lo consideraba indecoroso para la exhibición pública. El embajador de España en Inglaterra, Marqués de Merry del Val, da una conferencia el 30 de enero sobre la pintura de “Los gauchos de Entre Ríos”, obra de Quirós. Este éxito tiene amplia repercusión en los diarios de Buenos Aires.

Ahora el gobierno francés rectifica su actitud poniendo a disposición de Quirós las dos mejores salas del museo “Jeu de Pomme”. Allí es ampliamente agasajado. Vende “El patroncito” a don Carlos Unzué. Tiene comentarios elogiosos de André Maurois, de Camille Mauclair y de innumerables diarios, hasta el norteamericano Chicago Tribune se hace eco. Lo mejor de la sociedad porteña en París estuvo presente. También la prensa argentina recoge amplias crónicas sobre la muestra: “La Argentina sale victoriosa como productora de valores espirituales” afirma el erudito crítico francés, especializado en arte hispanófilo, Herman Paul. El diario “La Nación” recién saca una nota de Camille de Mauclair cinco meses después elogiando la calidad de la muestra. En París se realiza un concierto en homenaje a Quirós y a Alberto Williams en la Cámara de Comercio.

En julio de 1931 está en New York. Sufre agotamiento nervioso, se interna en una clínica durante casi tres meses y procura que la prensa no lo sepa para que no se entere su hijo Mario. “The Hispanic Society of América” se hace cargo de sus exposiciones en los Estados Unidos y lo designan miembro de la Institución. Alquila un taller-casa en New York.

El 3 de febrero de 1932 inaugura su exposición presentando la serie “Los gauchos” (25 obras). La exposición se prolonga hasta el 15 de abril. “The New York Times” afirma que lo que Quirós ha hecho por sus gauchos es comparable a lo que Gauguin hizo, cincuenta años atrás, por los Mahoríes. El diario “Times” hace una larga descripción de los cuadros. El pintor recibe ofertas muy altas por sus cuadros, pero ya tenía en claro que quería que la serie pasase a formar parte del patrimonio cultural de su país. Quirós concretó esa decisión años más tarde, cuando donó “Los gauchos” a la Nación. Aún así la empresa IBM adquirió otra obra de Quirós: “La pulpería de La Guardia”, expuesta luego con la colección IBM en diversos museos y galerías del mundo. En 1932 expone en San Francisco, en el “Museo de la Legión de Honor”. Ese mismo año decora el edificio de “Radio City”, de los Rockefeller, recientemente construido.

Durante 1933 realiza dos muestras más en Estados Unidos, en la “National Gallery of Art” de Washington y en el Museo de Bellas Artes de Boston. En la primera acude a la inauguración la esposa del presidente: Mrs. Herbert Hoover y 400 invitados especiales. El embajador argentino, Dr. Felipe Espil logra que la muestra permanezca por dos meses. Durante su estadía en el país del Norte le fueron encargados numerosos retratos de importantes personalidades, entre ellos el de Felipe Espil.

En el transcurso de 1933 se instala en Quebec, Canadá. Inicia una producción nueva, totalmente distinta a la de “Los gauchos”: Cesáreo está nuevamente enamorado.

Su paleta cambia totalmente, renuevan su espíritu colores más claros y otra forma de tratar las líneas y las masas de color se presentan en sus obras. La temática es otra: paisajes, naturalezas muertas y retratos.

En 1934 vuelve a los Estados Unidos. Se instala en Westport. Allí vive con Ruth Leonard, mujer adinerada que viajaba a menudo a New York donde recogía la correspondencia de Quirós. Pinta varios retratos de ella. Sigue escribiéndose con su hijo cartas muy afectuosas. A fin de año expone en Wildenstein Galleries de Washington. Declara para “La Prensa” de Buenos Aires que su modalidad pictórica en ese momento significa un progreso. “Un retrato no debe ser sólo un retrato sino una excusa para hacer arte”.

En enero de 1936 parte con destino a París. Dejaba atrás algunos amores con estrellas de cine como Caroll Lombard (luego mujer de Clark Gable) y otras, entre ellas la “Negrita” que también era novia de Carlos Gardel, pero que en sus ausencias...

Se presenta en París en la Galerie Charpentier, patrocinado por el Presidente del Consejo de Ministros de Francia M. Albert Sarraut y el Embajador de la Argentina Dr. Tomás Le Breton. Declara a la agencia de noticias United Press: “Constituirá esta la primera exposición de mis nuevos métodos de pintura, los que difieren grandemente de mis telas anteriores... sobre temas gauchescos”. Habló en la apertura André Maurois quien elogia su capacidad de

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seguir abriendo camino después de su éxito. Presenta 40 obras. Su técnica es claramente post-impresionista. El nuevo horizonte se asienta en “los efectos del color de la luz en la pintura”. Tiene notable repercusión en los medios, los críticos destacan su capacidad de evolución. Emprende entonces el regreso a la Argentina para reencontrarse con su hijo Mario.

Ya sabe que su fuente de renovación será la naturaleza. Había realizado “La Siesta”, “El balcón”, retratos, naturalezas muertas y bodegones. Había pintado paisajes en Canadá y Connecticut que reflejan las experiencias de vida que tuvo en esa época. La obra de esta etapa no es tan numerosa por la falta de talleres adecuados y por momentos puede parecer romántica pero tiene siempre mucha garra.

En agosto de 1936 llega a Buenos Aires. En el viaje ha realizado: “Fiesta a bordo del Alcántara”. Al llegar es entrevistado por los periódicos donde anticipa los cambios habidos en su pintura. Dos meses más tarde muestra, en “Amigos del Arte”, 60 obras pintadas en el trayecto de su viaje más una realizada ya en Buenos Aires (“En la escuela”). Fue presentado por José León Pagano. Su cambio no es comprendido por todos los críticos de Buenos Aires o tal vez existen ciertos recelos sociales, algunos califican su pintura como decorativa. Tal vez se le exige una posición política. Pero “nadie puede negar que es un ‘virtuoso’ que comunica su experiencia categórica y rotunda (La Prensa)”. Ruth Leonard, su último amor, fue una de las pocas mujeres que abandonó a Quirós. Él le envía aún alguna carta.

A fines de 1936 recibe una invitación del Museo Provincial de Bellas Artes de Paraná para presentar sus obras en Entre Ríos. La exposición se concreta en abril de 1937 con 37 obras que muestran sus cambios. Tuvo un rotundo éxito. El Gobierno de Entre Ríos compra para el Museo “Blancos comulgantes” y “En el balcón”.

En marzo realiza una muestra en el Museo “Rosa Galisteo de Rodríguez” de Santa Fe, donde fue presentado por el Ministro de Instrucción Pública y Fomento de la Provincia, Dr. Pío Pandolfo. Son 69 obras en ese museo dirigido por quien sería su amigo desde ese momento: Horacio Caillet-Bois. Las críticas de los diarios no pueden ser más elogiosas.

Es designado Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes, cargo que ocupa por dos períodos consecutivos, lo que demuestra el amplio reconocimiento dentro del ámbito artístico que tiene en todo el país. Interviene en el XXVII Salón Nacional de Artes Plásticas con 14 obras. Por su renombre participa en las Jornadas Folclóricas Argentinas organizadas por la Asociación Folclórica Argentina. A fines de 1937 se le ofrece un espectacular homenaje, con motivo de haber sido elegido en la Presidencia de la Academia Nacional de Bellas Artes, al que adhieren todos los miembros del Gobierno Nacional, de la Municipalidad de Gualeguay, asociaciones culturales, museos, círculos artísticos, etc.

En 1938 se traslada a Paraná, primero a una casa en Puerto Viejo y luego a “El Brete” (estancia “El Mojón”) en voluntario retiro. Expone 41 obras en el Museo Castagnino de Rosario. Realiza un viaje por el Territorio del Chaco.

En 1939 la revista “El Hogar” publica una reproducción de “El hijo del estanciero” y en una entrevista que le hace “El Diario” de Paraná habla de un gran proyecto para hacer un amplio museo sobre las barrancas del Paraná donde abrigar su colección “Los gauchos” y las obras de platería gauchesca por él coleccionadas.

En 1940 visita Concepción del Uruguay donde expone algunas de sus obras y se le brinda un sentido homenaje organizado por Delio Panizza. Es nombrado Académico por Entre Ríos de la Academia Nacional de la Historia.

En marzo de 1941 pasa por un momento de desaliento que se pone en evidencia en una carta dirigida a la que más adelante sería su esposa. En agosto presenta la obra “El puesto de La Guardia” en la Sala de la Comisión Nacional de Bellas Artes. Para interiorizarse de las bellezas naturales del país hace un viaje por el río hasta las Cataratas del Iguazú. Frente a ellas comenta a sus amigos: “¡Pobre Niágara!”.

El 10 de enero de 1942 Gualeguay rinde homenaje a Don Julio Bernaldo de Quirós, su padre, a 100 años de su nacimiento, colocando una placa en su tumba que recuerda al ex-intendente y fundador de la Sociedad Española. Este acontecimiento trasciende en los diarios

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de Buenos Aires. Cesáreo escribe una carta a su amiga “Loló” donde le comenta que su estado de ánimo no le permite pintar.

Es entrevistado por el diario “La Nación” de Buenos Aires que relata que su humilde y añosa casa, en La Bajada, está “llena de recuerdos, de lazos, estribos, riendas, cabezadas, ponchos y fajas, estilo en lanas y cintas, muebles rústicos, hierros, recuerdos de ranchos y estancias”. Cuenta que quiere hacer un museo con todo eso y su colección de los gauchos y obras de todas sus épocas, en las barrancas del Paraná. Esta idea es expresada en otras numerosas ocasiones. Quiere hacer un museo que sea un monumento a la entrerrianía. En esa época realiza ”Los músicos”, obra de gran calidad.

En 1944 compra algunas hectáreas donde levantar sus sueños: una casa, un museo, un taller donde cobijar artistas. Sueña con traer su colección “Los gauchos” que tenía guardada en Washington. Fantasea con hacer un barrio de casas baratas para artistas en el terreno fiscal aledaño. Esto se lo comenta al periodista Claudio Martínez Paiva en reportaje emitido por radio “El Mundo” el domingo 12 de marzo de ese año. Cuando finalmente llegan las obras de Norte América está lleno de dudas sobre cómo las apreciará él mismo, ya que ha evolucionado tanto en su expresión estética.

En este año firma el contrato para decorar el Ministerio de Ejército, recibe un adelanto pero debe dejar en garantía la colección “Los gauchos”, recién llegada de los Estados Unidos después de 15 años, y que fue cotizada por el crítico Jorge Romero Brest quien no simpatizó nunca con el artista. Este contrato que le crearía problemas por 16 años. Los cuadros son exhibidos en una exposición homenaje organizada por su amigo el Arq. Martín Noel. De las 34 obras, el catálogo consignaba que 25 estaban destinadas a Entre Ríos. A la inauguración asiste el Presidente de la Nación, Gral. Farrell y el Vicepresidente Coronel Juan Domingo Perón. Se organizan conferencias y un banquete en su honor con la presencia del Edecán del Vicepresidente y Ministros de la Nación, figuras del círculo intelectual y las más altas personalidades argentinas y españolas.

En 1945 el Arq. Martín Noel presenta un proyecto al Ministro de Justicia e Instrucción Pública para establecer en Paraná un armonioso conjunto de Museos, con la creación de un Parque Nacional adjunto, y así dar un destino definitivo a la colección de cuadros de Quirós. Este sería ubicado entre los arroyos del Yeso y el De los Viejos sobre las barrancas, “naturalmente todo debe ser conforme al Gobierno de la Provincia de Entre Ríos”.

En algún momento de este año Quirós está en Gualeguay y pinta un estudio “Caserío de Gualeguay”. Es jurado en el Salón de Mar del Plata con Pettoruti y Daneri. Son presentadas sus obras de Canadá en la ciudad de La Plata. Inaugura una muestra en Quilmes. Expone “Los Gauchos”, 37 obras, en el “Museo Rosa Galisteo de Rodríguez” de Santa Fe (agrega “La casa rosada”, “La dulcera” y “Flor campera”). A partir de entonces vive en Buenos Aires y luego en Vicente López, vecino a su amigo el pintor Florencio Molina Campos.

En el aspecto pictórico, el nuevo regreso de Quirós del exterior presentando una pintura serena y tranquila no fue comprendido por todos, algunos se confundieron creyendo que era una actitud comercial del pintor. Cuando se instala en Buenos Aires su primer cuadro es “En la escuela”, espléndida obra hoy en el Jockey Club de Buenos Aires. Luego, cuando se instala en La Bajada, pinta “Los músicos”, tema emparentado con “Los gauchos” y hace cuadros sobre el barrio histórico en que vive, hace escenas ambientadas en el siglo XIX. Deja el hardboard usado como soporte en el período anterior y utiliza la madera. Pinta sobre tela “El matadero”.

En 1946 presenta una muestra en Witcomb, 67 obras, luego de 10 años sin exponer en Buenos Aires. “Tengo que empezar de nuevo” dice. Suscita admiración, el beneplácito de la crítica y excelentes ventas. Su manera de pintar ha tomado un carácter nuevo a pesar de sus 67 años. Deja los tonos bermellón que recordaban su época impresionista. Su paleta adquiere las tonalidades que le sugiere el paisaje entrerriano, porque ese sigue siendo su refugio, el Puerto Viejo de La Bajada. El Rotary Club de Paraná le rinde homenaje. Adquiere una casa en Vicente López que él mismo recicla.

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En 1947 se presenta con “Papelillos”, “La niña” y “Barranca dorada” en la Primera Exposición de Artistas Regionales. Es jurado del Salón Nacional junto a Raúl Soldi y también en el Cuarto Salón Municipal de Otoño.

En 1949 aparece en la revista española “Alrededor del Mundo” un extenso comentario sobre su obra gauchesca, donde ponderan sus cualidades y reproducen tres de sus obras, esas que Quirós mismo consideraba superadas. Entrevistado por la revista “La Argentina” declara que “es en América donde los pintores pueden dar un nuevo paso frente a la pérdida del sentido espiritual de eternidad de los artistas europeos”.

Este mismo año presenta 84 obras en la Galería Witcomb, evolucionando siempre, ahora hacia un aspecto más íntimo y sensitivo de su personalidad. Las críticas así lo consignan y son totalmente elogiosas. También fue Jurado en el Salón Nacional.

En 1950 recibe el Primer Premio por veredicto popular en el “XVII Salón de Bellas Artes de Santa Fe” por “Ronda de Guitarras”. Se traslada a Gualeguay donde se organiza una serie de actos en su honor. Se había formado una comisión “Pro Museo Quirós”. Pedro Bolfo dicta una conferencia, el Rotary Club de Gualeguay organiza una comida en el hotel Ferreccio, se realiza un brindis en el Club Social. Estos momentos reviven recuerdos en el alma de Quirós que son volcados en una carta que luego dirige a su amigo Pedro Bolfo. También envía un año después una carta de agradecimiento a Asef Bichilani por las gestiones en pro del Museo Quirós. La comisión lo pone al tanto de las diversas gestiones mediante un telegrama.

Su amigo Caillet-Bois le propone realizar una muestra retrospectiva, como una “historia pictórica” de su obra para que coincida con los cincuenta años desde cuando había ganado la beca “Roma”.

En 1951 se realiza la “Primera Bienal Hispanoamericana de Madrid” donde se exhiben 23 telas de su autoría recibiendo el “Gran Premio de Honor Provincias Españolas” con el que se sintió muy honrado por ser descendiente de españoles.

En 1952 es entrevistado por periodistas españoles. Dice en sus declaraciones: “Creo en la evolución, mas no concibo el arte sin ese sagrado destino de continuidad, de superación basada en el legado de los grandes predecesores, estimando que toda innovación debe arraigar en eso noble que se posee, y desde allí, naturalmente, adaptarse a las nuevas exigencias de un nuevo ritmo, de una renovada fe, de un nuevo entendimiento”.

En Gualeguay siguen las tratativas por el “Museo Quirós” mientras el artista vive en Vicente López, en la casa diseñada y realizada por él mismo, rodeado de los objetos que ha coleccionado a través de su vida.

Con el auspicio de la Embajada de España exhibe 43 obras en la “Galería Velázquez” de Buenos Aires. El “XLIII Salón Nacional de Artes Plásticas” recibe a Quirós en calidad de invitado de honor en una sala especial con diez lienzos de su pintura. El Museo “Rosa Galisteo de Rodríguez” de Santa Fe presenta tres obras de Cesáreo en la Muestra “La Pintura y la Escultura Argentina de este Siglo”. Dona su obra “Evocación de Ricardo Rojas y su obra” a la casa de Ricardo Rojas. Es nombrado consejero honorario de la Cátedra Ricardo Rojas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

En 1953 se le tributa un homenaje académico por su premio de la Bienal Hispanoamericana de 1951 en el cual disertaron entre otros Fernán Félix de Amador, Horacio Caillet-Bois, Alfredo Palacios, Juan Mantovani, Roberto Epele y otros.

Realiza una exposición en el Club Social Gualeguay, con 20 obras, donde le rinden un cálido homenaje. Hace una exposición en la Galería Argentina de Buenos Aires con 45 obras y excelentes críticas en los medios. En este mismo año le organizan una exposición-homenaje de proyección nacional en el Museo “Rosa Galisteo de Rodríguez” en Rosario. Se presentan 136 obras de Quirós, retrospectiva de sus bodas de oro con la pintura. Fue proclamado “Pintor de la Patria”. Como continuación de este homenaje, 129 de esas obras se exhiben en el Museo de Bellas Artes “Juan B. Castagnino” de Santa Fe. Allí recibió un agasajo organizado por la institución “Martín Fierro” de carácter más popular. Es recibido por el Gobernador Dr. Cárcano con el cual cruza agradecimientos. Dona cuatro de sus cuadros al Museo “Rosa Galisteo de Rodríguez” de Rosario. Con tal motivo se inscribe su nombre en el recordatorio de mármol del

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museo que memora a sus benefactores. Los artistas del litoral le entregan una plaqueta labrada como homenaje simbólico.

En 1954 alienta al Ministro de Cultura de la Provincia de Santa Fe y al mismo Gobernador para crear un premio ”A los forjadores de una plástica nacional”.

En 1955 expone en Mar del Plata y en la Provincia de Córdoba; también concurre como invitado al Salón Provincial de Santa Fe. En la Galería Velázquez de Buenos Aires expone 35 obras, con conferencias de destacados críticos de arte que valoran su obra. En el Museo de Arte de Avellaneda expone 63 obras, allí el pintor Carlos Foglia destaca “su patriotismo y su sinceridad”.

En 1957 fue homenajeado por la Municipalidad de Córdoba que se adelantó a las intenciones en igual sentido del Gobierno de la Provincia; Quirós, enterado, envía sus cuadros pero no concurre. Ilustra un álbum en homenaje a su amigo el comentarista deportivo Félix Daniel Frascara. La Conferencia Nacional de Ministros de Educación de todo el país realizada este año se hace en la “Sala de los Gauchos” del “Museo Rosa Galisteo de Rodríguez” de Santa Fe, en lugar de en la Cámara de Diputados, como homenaje a Quirós. La Galería Argentina presenta 47 obras de Quirós con excelente crítica de los medios.

El Ministerio de Guerra le exige a Quirós la culminación de las cinco telas contratadas en 1944. En nota dirigida a la superioridad Quirós explica que estas telas llevan un procedimiento analítico muy riguroso en cuanto a su simbología y los materiales importados eran de difícil adquisición. Había realizado cuatro de las cinco telas; para la quinta, la pared nunca había sido preparada. Pide que se le abone el contrato pues la inflación había aumentado diez veces los valores de las cosas. Se le contesta con razonamientos miserables, como si su trabajo se vendiera por metro cuadrado y como si un boceto fuera una improvisación. Se pretende juzgar la obra por el costo de un tubo de pintura, descuidando la importancia de lo que se es capaz, o no, de realizar con él.

En 1958 es entrevistado por Radio Excelsior de Buenos Aires y sus conceptos tuvieron una amplia repercusión, hace un llamado a los hombres de todo el continente para lograr un arte propio. También al periodista B. Graiver le declara en extenso reportaje: “Nuestro drama es que en vez de mirar hacia dentro, miramos hacia fuera”. En “El Litoral” de Santa Fe el Ministro de Educación y Cultura publica una solicitada donde se refiere en forma peyorativa al arte de Quirós quien le responde imponiéndole con los comentarios de los grandes críticos de arte.

En 1959 recibe innumerables muestras de afecto por sus ochenta años. Se realizan numerosos e importantes homenajes en los cuales se procura restituir la serie “Los gauchos” a la sala del Museo “Rosa Galisteo de Rodríguez”, del que habían sido retiradas recientemente por una orden superior.

Por invitación del Concejo de Gobierno de Uruguay y con el auspicio del Gobierno Argentino se organizó una segunda muestra en ese país con 75 telas. Viajó el Presidente Argentino, Dr. Arturo Frondizi, junto a numerosos funcionarios y personalidades, especialmente para estar presente en este acto de hermandad rioplatense. Las críticas no pueden ser más elogiosas. Es también un éxito de ventas. Cesáreo dona su obra “La Celestina” al Museo Nacional de Bellas Artes de Montevideo. El pintor se abraza con el Consejero Eduardo V. Haedo en una ceremonia de clausura muy emotiva. Había padecido una neumonía tres semanas antes, se aprontaba para operarse de cataratas y planeaba dejar su estado de soltero a los ochenta años.

Entre 1946 y 1959 ha tenido el período más fructífero de su vida. 719 obras son mencionadas en los catálogos de esa época, sin incluir los murales del Ministerio de Ejército y dos murales para el buque “Río Tunuyán”. Sus obras a veces eran compuestas con recuerdos de paisajes o lugares y partes tomadas del natural. Pintaba sobre tabla, extendiendo gruesas capas de pintura que después raspaba con un vidrio.

En 1960 se casa en Santa Fe, en el Registro Civil en 1ra. Instancia y en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, con Yole María Eugenia Lancelotti (Loló), viuda de 63 años, que era su compañía desde hacía algunos años. María Antonelli, que fuera madre de sus hijos,

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había fallecido un par de años antes; su hijo Mario y su nuera, Norah Shine, se habían ocupado de ella y de su sostén. Cesáreo también había tenido algunos altibajos en la relación con su hijo, situación que se allanó cuando éste le dio un nieto. A raíz de un accidente callejero Quirós se ve obligado a recurrir a un bastón, cosa que por su naturaleza altiva le resultó difícil de asimilar.

En este año y con motivo de los 150 años de la Revolución de Mayo se realiza una exposición abarcadora de un siglo y medio de nuestro arte; Quirós está presente con dos obras. Además expone en forma individual en la Galería Argentina, en carácter de homenaje a sus 50 años del Gran Premio en la Exposición del Centenario, presentando 48 obras. Mientras tanto su serie “Los gauchos” descansa en los depósitos del Palais de Glace.

En 1961 expone en “Casa América”, un tradicional comercio dedicado a la música. El Ministerio de Educación edita un libro: “Quirós” de Carlos A. Foglia, a través de Ediciones Culturales Argentinas. También expone en la recién habilitada galería del Teatro Ópera obras de diversas épocas de su vida.

En este año la revista del diario “Clarín” llama la atención sobre el estado en que se encuentran las pinturas de Quirós que componen la famosa serie “Los gauchos”, abandonados en un sótano por un director de museo que creyó que la pintura de Quirós era pasatista. Las obras son restauradas por Aldo Colli y Elena Poyolá y donadas por su autor al Estado, poniendo como condición ser exhibidas todas juntas en una sala. Pero el calvario de estas obras recién comenzaba. Un grupo de aquellos que no compartían las ideas estéticas de Cesáreo se opone tenazmente a la sanción del decreto que debía aceptar las obras por parte del Estado. Sale en defensa de Quirós el joven Rafael Squirru, que había sido fundador del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Buenos Aires y que tenía, ad-honorem, la Dirección de Relaciones Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. Rafael Squirru es exonerado. El Ejecutivo acepta “ad-referéndum” del Congreso de la Nación las pinturas donadas por Quirós para ser destinadas al Museo de Bellas Artes. Alfredo Palacios presenta y defiende el proyecto en las Cámaras, Caillet-Bois lo hace en los diarios.

En 1962 presenta una nueva exposición de 35 obras en Galería Argentina con el éxito de siempre. Cesáreo concurre a la inauguración en silla de ruedas.

En 1963 asiste a una demostración de la Agrupación de Artistas Plásticos de Mar del Plata. También ese año y como muestra de reconocimiento su voz fue grabada para el Archivo Sonoro de la Nación. Manifiesta en él que el eje de su arte fue y será siempre la naturaleza, especialmente la de su tierra argentina. Pide a Dios por el reconocimiento del arte latinoamericano y confiesa que sigue buscando algo nuevo en el camino de la pintura. Participa en actos de la “República de Vicente López”.

En 1964 todavía no se había aceptado definitivamente su donación de la serie “Los gauchos” en forma oficial. Su salud hacía indispensable la presencia de “Loló” a su lado. Dona a la “Asociación de Residentes Entrerrianos en Buenos Aires Justo José de Urquiza” el cuadro “El Mojón”. En el acto de recepción de la obra disertaron el Dr. Alfredo Ravagnan y el Dr. Francisco de Tezanos Pinto. El diario “Clarín” publica un artículo defendiendo la aceptación de la donación de Quirós a la Nación, acusando a los “snobs” de la oposición existente a “obras que codiciaría cualquier museo del mundo”. Dona el “Retrato de Unamuno” a la “Asociación Amigos de Unamuno”. Presenta una nueva exposición de 27 obras en la Galería Argentina. El pintor Armando Repetto, que abandonara su profesión de ingeniero para ser pintor, realiza un cuadro en el que muestra un rincón de esta exposición en Galería Argentina.

En 1965 se muere su amigo el artista Alberto María Rossi, quien pudo pintar hasta último momento en evolución plena; Quirós considera esto, en carta dirigida a Caillet-Bois, como una “suerte grande”. Es como una declaración de admiración, ya que a él se le hacía cada día más difícil pintar en silla de ruedas y con un incipiente Parkinson que le dificultaba sostener los pinceles.

En julio de 1965 es aceptada la donación de la serie “Los gauchos” a la Nación, ya que el pintor ha cedido, admitiendo que sus obras sean mostradas en forma rotativa, pues el “gran tamaño” de las mismas era la dificultad. Para entonces el director del Museo Nacional de

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Bellas Artes ha renunciado. Por primera vez el diario “La Prensa” hace alusión a la donación de Quirós a la Nación. Entre agosto y septiembre sus obras son expuestas en forma bochornosa en las escaleras que llevan al primer piso, amontonadas y sin discernimiento.

El 29 de octubre el Círculo de residentes de Gualeguay en Buenos Aires le realiza un cálido homenaje en el Palais de Glace. Allí, ante diez cuadros de la serie “Los gauchos”, prácticamente todo Gualeguay estuvo presente: el Presidente de la Municipalidad, el Concejo Deliberante, el Club Social, el Jockey Club... Habló el Dr. Zenón Godoy, el Dr. Leoncio Gianello y en representación de Santa Fe, Horacio Caillet-Bois quien reclama “el homenaje nacional que falta al maestro... ”. También el Vicepresidente de la Nación, el entrerriano Dr. Carlos Perette había mandado un telegrama, imposibilitado de asistir. Su salud se deteriora aceleradamente.

En el verano de 1966 pasa unos días en Entre Ríos. Recibe una invitación para hacer una muestra en España, pero no logra reunir la cantidad necesaria de obras importantes y no se concreta el proyecto. La vista no le permite ya casi pintar. En el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires se organiza una retrospectiva donde es espléndidamente homenajeado. Concurre la esposa del Presidente Illía y para asombro de Quirós el crítico de la oposición, Sr. Córdova Iturburu y pintores de la “banda opuesta” (según términos de Cesáreo) lo elogiaron aún en audiciones radiales. Participa en dos muestras colectivas organizadas por la Galería Argentina.

En 1967, el día 28 de Enero, Gualeguay homenajea a su hijo dilecto inaugurando una plazoleta en la intersección de Monte Caseros y boulevard Barroetaveña a la que se impone el nombre del artista y se descubre en ella una escultura representando a Martín Fierro de Luis Perlotti. Por la noche, en el Club Social, Horacio Caillet-Bois expone sobre “Cesáreo Bernaldo de Quirós y sus gauchos”. Cesáreo no puede asistir por razones de salud. Quirós sufre por el destino de sus cuadros donados al Museo de Bellas Artes que siguen “confinados a un sótano ideado mefistofélicamente” según sus propias palabras.

La Galería Argentina emprende una muestra de 25 obras de Quirós en Mar del Plata. Después esa misma galería organiza una presentación en la Galería Renom en Rosario. Cesáreo asiste a la inauguración y a una comida en su honor a los 88 años de edad. Durante la Gobernación de Favre en Entre Ríos se le concede la “Legión al Mérito Entrerriano” en testimonio de admiración y gratitud del pueblo entrerriano y del gobierno de Entre Ríos. La Municipalidad de Gualeguay adhirió de inmediato a la distinción. El honor fue otorgado por el Poder Ejecutivo de la Provincia en pleno, en la casa de Quirós en Vicente López. Estuvo presente el Dr. Leoncio Gianello como representante del Gobierno de la Provincia de Santa Fe.

Se bautiza con el nombre de Quirós la sala principal del Hogar Museo “Estanislao Guzmán Loza” en Miramar; acuden más de 100 artistas plásticos de Mar del Plata, Necochea y Bahía Blanca. A fines de 1967 el estado de su vista empeora y empieza a presentar problemas de concentración.

En 1968 la Galería Witcomb, para festejar los 100 años de existencia, organiza junto a la Galería Argentina una retrospectiva de Quirós. El pintor muere el 29 de mayo, dos días después de cumplir 89 años, junto a su esposa “Loló”, a su hijo Mario y a la esposa de éste, Norah Shine. Sus restos fueron llevados al cementerio de la Recoleta donde hablaron varios oradores. Los diarios publicaron extensas notas necrológicas. En los últimos años había realizado pocas obras. Dos semanas después de su muerte se inaugura la muestra de Witcomb y Argentina con 52 obras de distintos momentos de su trayectoria de artista. Después de su muerte reciben su nombre calles y se realizan exposiciones de sus obras en diversos lugares del país.

En 1981 el Museo de Bellas Artes “Dr. Pedro E. Martínez”, de Paraná, recibe 8 obras de su serie “Los gauchos” que el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, al no poder abrir una sala para su exposición como estaba acordado, le envía en depósito. Con estas obras y otras 14 que facilita en préstamo Norah Shine de Bernaldo de Quirós se conforma una sala especial que es el atractivo especial de este museo.

Recién en 1991 se empiezan a despejar las posturas estéticas e ideológicas, muchas veces importadas, que han mantenido a Quirós lejos de su público. La Galería Zurbarán

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organiza en el Palais de Glace una extraordinaria exposición y la edición de un libro sobre la vida de Quirós que representa 10 años de trabajo de un equipo destacado y es fuente del presente resumen.

La obra de Quirós ha sido poco exhibida después de su muerte: 1968 Galería Witcomb, 1968 Museo de Chivilcoy, 1969 Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, 1973 Galería Kaperotxipi de Mar del Plata. El Museo Rosa Galisteo de Rodríguez de Santa Fe expone en forma permanente 9 obras de la serie “Los gauchos” más las obras de su colección y otras recibidas en préstamo; 1981 el Museo Pedro Martínez habilita la Sala Quirós con 8 obras de la serie “Los gauchos” y 13 de las recibidas en herencia por Norah Shine de Quirós más las obras propiedad del Museo. En 1987 Galería Zurbarán, en 1990 Galería Zurbarán en el Palais de Glace con “40 maestros argentinos” (diez obras). 1992 Galería Zurbarán en el Palais de Glace (150 obras y la serie “Los gauchos” completa). Julio de 1993 Exposición Homenaje del Club Social de Gualeguay auspiciada por Zurbarán. Agosto de 1997 “Gualeguay muestra a Quirós” en el Club Social de Gualeguay.

También se editó una reproducción fotográfica en la portada de la Guía Telefónica de la ciudad de Buenos Aires 1984 y en otras de Entre Ríos. Encotel ha editado un sello postal con una de sus obras.

Con respecto a su cotización fue siempre aumentando en forma parabólica a través del tiempo. En 1991 su cotización era sólo inferior a Emilio Pettoruti y Fernando Fader. En esa fecha sus obras más importantes podían alcanzar 300.000 dólares y sus pequeños dibujos desde 2.000.

Durante su vida intervino en 88 exposiciones, 24 de ellas colectivas y 64 individuales, en diferentes lugares del país y del exterior: Francia, Uruguay, Chile, Estados Unidos, España, Italia, Alemania. “Se estima que Cesáreo Bernaldo de Quirós realizó durante su vida unas 2.000 obras.”

Hasta aquí el extracto de Ignacio Gutiérrez Zaldívar, “Quirós”, Zurbarán Ediciones, Buenos Aires, oct. de 1991.

DE IGNACIO GUTIÉRREZ ZALDÍVAR:

“El viejo lema solariego ‘Después de Dios la Casa de Quirós’, que campea en la divisa hidalga de su hispánica familia, pareciera haber sido hecha a la medida de la excelencia artística de Cesáreo.”

“Destinatario del don del Arte, destacó Quirós desde su primera juventud. Dueño de un innato dominio del dibujo, volcó en sus primeras formas toda la coloración de su ambiente natal. Verdes y azules, colorados y dorados, hacen eclosión en sus telas, en las que el progresivo oficio, lejos de atemperar sus fuerzas, va ordenando crecientemente sus potencias en función de la temática abordada.”

“La obra de arte es siempre un autorretrato de su creador.”

DE CESÁREO BERNALDO DE QUIRÓS:

“El pintor no acaba nunca de aprender su arte. Iniciado en los secretos de la paleta, ve ante el natural muchas cosas que escapan al más suspicaz de los observadores. Pues esas cosas que los otros no ven, son las que le es necesario reproducir. Pero no tomando como medio de conducción al cerebro, sino al espíritu. Es la única manera de hacer obra original y permanente...”

Cuadros de Quirós expuestos en julio de 1993 en el Club Social Gualeguay con el auspicio de Galería Zurbarán:

“Desnudos” (21 x 23 cm), “Paisano” (28 x 19 cm), “Desnudo” (28 x 22 cm), “Las lloronas” (22 x 28 cm), “Estudios” (21 x 27 cm), “Paisaje arbolado” (28 x 22 cm), “Rincón

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dorado” (22 x 28 cm), “Alegoría” (22 x 28 cm), “Entrada a la estancia” (22 x 28 cm), “Autorretrato” (22 x 28 cm), “El pialador” (22 x 28 cm), “Antes del duelo” (22 x 28 cm), “Ronda de guitarras” (22 x 28 cm), “Manos” (28 x 22 cm), “Hombres de lazo” (22 x 28 cm), “El payador” (22 x 28 cm), “El lancero federal” (28 x 22 cm), “El Mojón” (28 x 22 cm), “La calesita” (22 x 28 cm), “Vigía de paz” (28 x 22 cm), “Ramas de Montiel” (22 x 28 cm), “Estudio” (13 x 21 cm), “María” (22 x 18 cm), “El ahorcado” (11 x 17 cm).

Otros de sus cuadros propiedad del Museo Provincial de Bellas Artes “Dr. Pedro E. Martínez”, expuestos en el Club Social Gualeguay en mayo de 1997:

“Los jueces” (óleo sobre lienzo, 149 x 178cm, 1908); “Paisaje -alrededores de Florencia-“ (óleo sobre tabla, 61 x 71 cm, 1911); “Bajo nubarrones” (óleo sobre lienzo, 78 x 83 cm, 1919); “Viejo criollo” (óleo sobre tabla, 67 x 62 cm, 1919); “La granja roja” (óleo sobre hardboard, 89 x 100 cm, 1933); “Blancos comulgantes” (óleo sobre hardboard, 136 x 120 cm, 1934); “Flor campera” (óleo sobre lienzo, 178 x122 cm, 1940); “Peces y paños” / “Peces y cobres” (óleo sobre tabla, 122 x 150 cm, 1941); “Membrillos” (óleo sobre tabla, 60 x 75 cm); “Puerto Viejo” (óleo sobre lienzo, 112 x 140 cm, 1944); “Autorretrato” -68 años- (óleo sobre hardboard, 160 x 120 cm, 1947).

Son propiedad del Club Social Gualeguay:“Hombres de lazo” (óleo sobre lienzo, 230 x 180 cm, 1949); “La gitanilla” / “La maja”

(óleo sobre lienzo, 103 x 193 cm, 1928).Otros de sus cuadros son: “El gavilán”, “El juez federado”, “El carnicero”, “El hombre de los arreos”, “¡Y vamos

vieja!”, “El curandero”, “El lancero colorado”, “El carneador”, “Tunas Y lechiguanas”, “Amaneciendo”, “La partida”, “El patroncito”, “La ofrenda”, “Don Anacleto”, “Lanzas y guitarras”, “Los degolladores”, “El pialador”, “Los jefes”, “Los algarrobos”, “Don Juan Sandoval”, “El baile”, “Los bomberos”, “En la costa del monte”, “Manchas de sol”, “Flor campera”, “Fritos y pasteles”, “El cantor y los troperos”, “Oros de la tarde”, “La pareja y el sandiero”, “Aves de presa”, “Los músicos”, “La siesta”, “La viola dorada”, “La maja”, “Naturaleza muerta”, “Nidos de loros”, “El voto” (Propiedad de la Sociedad Fomento Educacional de Gualeguay).

En el año 2003, de las doce obras que Nora Shine de Quirós había dejado en préstamo al Museo Pedro E. Martínez de Paraná, fueron retiradas once por un oficio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y llevadas a Buenos Aires. Ello debido a una demanda promovida por Juan Las Heras Shine, curador definitivo de Mario Cesáreo de Quirós (nieto del pintor), nieto del pintor, debido al incumplimiento por parte del Gobierno de la Provincia de los términos del contrato. En agosto de 2004 el Secretario de Cultura de la Provincia Roberto Romani, viaja a Buenos Aires para procurar el retorno de esas obras. Son ellas: Peces y Cobres, Grises, Mendigo Sardo, Autorretrato, Flor Campera, Retrato de Niña, Maja en la Ventana, Puerto Viejo, Niño y Loro, Carlota, Mi Ciudad.

EN LAS ILUSTRACIONES:7. Cesáreo Bernaldo de Quirós. “Los pescadores”. Amalfi. 1904. Óleo sobre lienzo. 290 x 319 cm.

Colección Municipalidad de Gualeguay.8. Cesáreo Bernaldo de Quirós. “Bahía de amor”. Mallorca. 1907. Óleo sobre lienzo. 115 x 132 cm.

Colección Escuela Normal “Ernesto A. Bavio” de Gualeguay.9. Cesáreo Bernaldo de Quirós. “Maja sonriente”. (“Gitanilla”). Gualeguay, 1907. Óleo sobre lienzo.

195 x 110 cm. Comprada por el Club Social de Gualeguay en 1927-28. Restaurada en 1976 por la Sra. Gloria Wingord. Colección Club Social de Gualeguay.

10. Cesáreo Bernaldo de Quirós. “Hombres de lazo”. Buenos Aires. 1949. Óleo sobre tabla. 180 x 230 cm. Colección Club Social de Gualeguay (en calidad de depositario desde hace más de 40 años).

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CAPÍTULO 5

ARTE ARGENTINO DESDE 1930 HASTA 1950. (1)

A pesar de la crisis del ’30 los aires de vanguardia no murieron en esta década, sino que siguieron afirmándose, y a ellos se sumaron nuevos exponentes con una fuerte tendencia surrealista.

En 1930, regresa de un segundo viaje a Europa, Antonio Berni. Allí se había acercado a la corriente de pintura arriba mencionada. En 1932 expone dentro de esa línea, pero pronto adquiere una posición determinada frente a la realidad socio económica de ese momento en nuestro país. Esto hizo que su pintura se orientara hacia una imagen comprometida con la defensa de las clases humildes. En 1934 Antonio Berni pinta Desocupados, en 1935 Manifestación, y en 1936 Chacareros. Logró crear un Nuevo Realismo, al que otorgó un carácter nacional.

Pettoruti fue director del Museo Provincial de Bellas Artes de la Plata desde 1930 hasta 1947, lo que posibilitó que en la exposición del Cincuentenario de la ciudad de la Plata, los premios fueran otorgados a los artistas innovadores. En su pintura, la estilización de todos los elementos y la en la economía de medios fueron los recursos que, finalmente, llevaron a Pettoruti a la abstracción. Este artista falleció en París en 1971, luego de una ardua labor y de haber obtenido el reconocimiento en nuestro país.

En 1936, Raquel Forner expone en París obras de lenguaje expresionista, aunque en su madurez deriva hacia un arte más simbólico.

Otro pintor surrealista fue Juan Batle Planas (1911-1966), quien en 1930 comenzó a investigar el automatismo psíquico, desarrollando una serie denominada Radiografías paranoicas.

En 1939 se realizó una exposición de un nuevo grupo, denominado Orión, con propuestas cercanas al surrealismo. Ellos eran: Orlando Pierri (1913-1991), Luis Barragán (1902-1988), Vicente Forte (1912-1980), Leopoldo Presas (*1919) e Ideal Sánchez (*1916).

En la década de 1940 hubo grandes cambios sociales, políticos y económicos. En el campo del arte había dos tendencias: una oficial, basada en los valores autóctonos y tradicionales, que prefería las representaciones realistas, manifestaciones que se suponían mejor comprendidas por los sectores populares y que en arquitectura imponía un carácter monumentalista, como se hacía en Alemania, Italia, España y los países Soviéticos por ese tiempo. Frente a esta postura, surgió como antítesis, un grupo de artistas que proponían la muerte de la representación naturalista y el nacimiento de una imagen “inventada”, independiente de toda realidad que no fuera la obra misma. En 1944 se publica el único número de la revista Arturo, que nucleó a quienes pensaban el arte como un objeto inmanente, con elementos y reglas propias. Entre ellos había artistas plásticos y poetas: Carmelo Arden

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Quin (*1913), Edgar Bayley (*1919), Gyula Kosice (*1924), Rhod Rothfuss (1929-1969), Lidy Prati (*1931) y Tomás Maldonado (1897-1949). Todos ellos proponían realizar objetos concretos en los que no hubiera huella de ilusionismo ni de subjetividad. Como una nueva realidad, querían lograr objetos inventados por la mente del artista. El grupo se presentó al público, por primera vez, en 1945, con el nombre de Movimiento Concreto-Invención, pero enseguida se dividió en la Asociación Arte-Concreto-Invención y en el Movimiento de Arte Madí. Ambas tendencias coincidían en la idea de hacer arte concreto, sin ninguna referencia a la realidad o a la emotividad. En las obras de la Asociación Arte-Concreto-Invención prevalecían las composiciones estáticas. En cambio, en el grupo Madí el arte estaba integrado a la vida diaria, tenía más movimiento y dinamismo.

(1). Fuente: Cristina Ferreras, Alejandro Labastía, Cecilia Nicolini, “Culturas y Estéticas Contemporáneas”, Casa de Ediciones Puerto de Palos, Buenos Aires, 2001.

JUAN LAURENTINO ORTIZ

Juanele, como afectuosamente se le llama, pertenece al universo de las letras, es un excelente poeta latinoamericano. Sus poemas han sido acompañados por “finísimos dibujos a plumilla” de exquisita sensibilidad, por eso su inclusión en este libro.

Por Daniel A. Gabriel.

Quien ha sentido con mayor intensidad y claridad las influencias cósmicas que devienen de elementos tan simples como la llanura ligeramente ondulada y un río que sueña sauces en sus orillas o que refleja los espinillos de las barrancas, es Juanele; él es el que con mayor hondura ha dado la significación poética y pictórica de nuestro mundo inmediato.

Evocar la figura de Juanele puede significar varias cosas: en primer lugar, que la suya es una poesía definitivamente ligada al paisaje entrerriano:

SEÑOR...

Señor,esta mañana tengolos párpados frescos como hojas,las pupilas tan limpias como de agua,un cristal en la voz como de pájaro,la piel toda mojada de rocío,y en las venas,en vez de sangre,una dulce corriente vegetal.

Señor,esta mañana tengolos párpados iguales que hojas nuevas,y temblorosa de oros,abierta y pura como el cielo el alma.

A tal punto que difícilmente se puedan separar sus versos de seres, flores, aguas, colinas, aves y luces, de ese contexto que lo obsesionó en su larga vida. En segundo lugar, que alejado en ese paisaje donde “los árboles, la brisa, los pájaros sienten esta delicia

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suspendida” Ortiz afrontó sabia, modestamente una especie de literatura del exilio, lejos de los booms literarios, de los best–sellers de la moda. Y en tercer lugar, quizás su máxima trascendencia: Juan L. Ortiz fue un gran poeta. Las mismas confesiones de Ortiz pueden ejemplificar más que nada los destinos que se propuso este hombre que fumaba lentos cigarrillos en largas boquillas y cuyos vicios más notorios eran el mate, el Paraná, la modestia y una poesía pura y persistente.

“Yo creo que cada poeta que nace en el mundo crea, si es fiel a sí mismo, una forma nueva de poesía, o una visión, aunque sean matices. Yo quería servir, tenía vocación de servicio. Pero servir a algo que siempre ha sido, a través de toda mi vida, muy operante: la piedad, en el mejor sentido de la palabra.”

Campana, julio de 2003.

JUAN L. ORTIZ:

Este escritor, que amó tanto a Gualeguay, ilustró de su propia mano uno de sus libros de poesía, razón por la cual lo incluimos en este libro.

“Nació en Puerto Ruiz, Gualeguay, en 1896. Vivió su niñez en Villaguay para radicarse luego en Gualeguay y, a partir de 1942, en Paraná. En la capital provincial, ya jubilado de su modesto empleo público, se entregó por entero al estudio, la lectura y la creación poética. Publicó ‘El Agua y la Noche’ (1932), ‘El Alba Sube’ (1936), ‘El Ángel Inclinado’ (1937), ‘La Rama Hacia el Este’ (1940), ‘El Álamo y el Viento’ (1947), ‘El Aire Conmovido’ (1949), ‘La Mano Infinita’ (1951), ‘La Brisa Profunda’ (1954), ‘El Alma y las Colinas’ (1956), ‘De las Raíces y del Cielo’ (1958), ‘El Junco y la Corriente’, ‘El Gualeguay’, ‘La Orilla que se Abisma’ estos tres últimos sin fecha. La editorial Biblioteca, de Rosario, reunió la casi totalidad de la obra poética de Ortiz en tres tomos, bajo el título ‘En el Aura del Sauce’ (1970).

Recibió el premio de la Fundación Argentina para la Poesía. En 1976, Gualeguay le otorgó el Minuán de Oro. Fue amigo de Jorge Luis Borges y de Carlos Mastronardi.

Falleció en Paraná en 1978 y sus restos fueron sepultados en Gualeguay, donde un monumento erigido por la Municipalidad, en el Parque Intendente Quintana, perpetúa su memoria.”

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ASEF BICHILANI

Hacía seis años que había muerto Secundino Salinas cuando nació Asef Bichilani quien habría de ser, por escaso tiempo, alumno de Cesáreo Bernaldo de Quirós.

Compendio de Zélika Alarcón de Tamaño (1) y de Francisca Arrighi de Garibotti (2).

“Nació en Gualeguay, en 1918, en el seno de una humilde y numerosa familia. Desde muy pequeño demostró condiciones para el dibujo y la pintura. Sus primeras manchas, sus pincelazos iniciales, los dio con azul de ropa que le proporcionaba su madre y pintura de puerta que le vendía sin fecha de pago, un buen comerciante de las cercanías de Plaza Constitución, a quien recordaba con cariño.

En 1939, un grupo de amigos le anima a exponer, enfrentando por primera vez el juicio de la crítica en una muestra realizada en el subsuelo del Teatro Mayo. Alentado por el favor de los juicios, inicia luego exposiciones en diversas ciudades de la provincia.

Durante una visita a Gualeguay del mundialmente famoso maestro Cesáreo Bernaldo de Quirós, un grupo de amigos lo pone en contacto con aquél, quien le brinda cordial acogida y a cuyas órdenes trabaja durante más de un año en Paraná. En esa época Quirós estaba pintando, entre otras cosas, el retrato del Dr. Enrique Mihura, gobernador de Entre Ríos, para la galería de retratos de los gobernadores (3).

Con Quirós, Bichilani aprendió el oficio de pintor: desde la preparación de la tela y las pinturas, hasta la fabricación de los pinceles y espátulas. Y se adentró en el mundo del Post-Impresionismo. Fueron pocos los discípulos que tuvo Quirós, lo cual pone en evidencia que el maestro debió encontrar en él condiciones valiosas que, según parece, muchos no apreciaban influidos por modas estéticas de la época.

Luego Bichilani siguió solo, haciendo exposiciones, pintando y estudiando arte. Quirós prestigió con su presencia algunas de las exposiciones de Asef y en otras oportunidades le respaldó con su patrocinio, a veces con extensas cartas de apoyo o con consejos que fueron publicados en esas ocasiones; testimonio de ello son las numerosas cartas de Cesáreo en poder de la familia Bichilani. Y aunque Asef siguió solo, siempre fue muy respetuoso admirador de Quirós.

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Después de su estadía en Paraná, realiza una nueva muestra en Gualeguay, y enfrenta ya una crítica más rigurosa al exponer en Mar del Plata, Necochea, Santa Fe, Rosario, varias veces en Buenos Aires, una de ellas auspiciada por la Embajada Libanesa. Su vida artística sufre desde entonces la influencia bienhechora de Fernán Félix de Amador, agudo crítico de arte de fama mundial que le brinda su amistad y su consejo, y en cuya compañía expone en La Rioja, y otras provincias: ‘... Hay en su pintura íntima transubstanciación de una soñada realidad, la transparencia de un vivo sentido telúrico...’ (Fernán Félix de Amador, agosto de 1954).

Cuando de Amador le había programado una gira por Estados Unidos, Europa y el Medio Oriente, la muerte del crítico de arte deja trunco ese proyecto. Luego de un período que no fue breve durante el cual trató de reponerse de la forzosa ausencia de quien hasta esos días fuera un verdadero maestro, realiza ocho nuevas exposiciones en el país, en Concordia la última, antes de emprender el viaje a la Unión”, dice doña “Paquita” Arrighi de Garibotti empleando la terminología de esa época.

Bichilani viaja a los Estados Unidos, donde residiera unos años, visita varias veces las Cataratas del Niágara donde realiza una serie de cuadros. Conoce salas y museos, ejecuta retratos que tienen inmejorable acogida; algunos de los cuales vende a muy buen precio. Dio charlas y conferencias sobre temas referentes a la Argentina. Queda encantado con las múltiples pruebas de amistad y cordialidad recibidas y con los juicios que merecen sus trabajos por parte de caracterizados críticos de Estados Unidos. También visita el Líbano donde hace exposiciones y retrata al presidente de aquel país. En octubre de 1958 está de vuelta en Gualeguay.

“Pero su mayor labor la desarrolla en la provincia de Misiones, con una notable producción, uno de cuyos cuadros fue obsequiado al Sumo Pontífice Juan Pablo II. Incursionó en la escultura realizando valiosos calcos de las Ruinas Jesuíticas, realizó estudios sobre el terreno comprobando las medidas, orientaciones y uso de las construcciones, lo que mereció el apoyo del historiador Padre Guillermo Furlong, especialista en la historia de las Misiones Jesuíticas. Bichilani además estudió la literatura referida a las leyendas del Alto Paraná, profundizó en la obra de Juan Bautista Ambrosetti y escribió páginas muy interesantes dentro de este aspecto de la cultura vernácula.”

En Gualeguay, Bichilani inició y organizó un movimiento popular para adquirir la casa paterna de Quirós ubicada en calles Conscripto Denoni y Alem, habiéndose integrado una comisión con Adán E. Carbone, Leopoldo Rezia, Lucindo Albarenque, Nicolás Epele y uno de los Sres. Caliani. Esta comisión efectuó una gran colecta popular y adquirió la casa, que entonces no estaba tan deteriorada. Se pensó establecer en la misma un museo de pinturas y una escuela de artes plásticas.

También en 1950 Bichilani organizó en Gualeguay una exposición de Quirós que se realizó en el Club Social con la presencia del artista, en ésta se expusieron más de 50 obras, algunas de gran tamaño, entre ellas el famoso cuadro con que ganó el Gran Premio de la Bienal de Venecia ‘La vuelta de la pesca’ (hoy en el Museo Nacional de Bellas Artes) y también ‘Hombres de Lazo’, que el gran pintor donó a la Comisión Pro Museo Quirós y que finalmente quedó en custodia en el Club Social (donde está actualmente).

Fue un hombre austero, que vivió humildemente sin importarle los bienes materiales. Simple, sereno, replegado siempre en sí mismo, supo traducir con inclaudicable voluntad, con profunda pasión, con irresistible impulso, las transparencias de su sensitiva realidad. Valioso trabajador de la cultura, dejó una obra meritoria a lo largo y lo ancho del país y aún en el exterior, donando sus mejores expresiones a Instituciones y Museos. Después de su muerte sus hermanas donaron algunas de sus obras a entidades locales que serán custodia de una parte importante del patrimonio que Asef Bichilani ha dejado.

Murió en Gualeguay el 28 de julio de 1988. En julio de 2001 se realizó una Muestra Homenaje en el Club Social con obras propiedad de la Cruz Roja Filial Gualeguay, LELCEC y otras instituciones.

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(1). Folleto de la Muestra Homenaje en el Club Social de Gualeguay, julio de 2001.(2). Diario “Pregón” de Gualeguay, martes 7 de octubre de 1958, entrevista de la directora Francisca Arrighi de Garibotti.(3). Enrique Mihura fue gobernador desde 1º de julio de 1939 hasta el 6 de junio de 1943.

Su pintura, partiendo del post-impresionismo evoluciona al realismo expresionista y aún se puede hablar del hiperrealismo, por la exageración en los efectos de luz y la estructuración al límite en la composición, evolución ocurrida tal vez como consecuencia de su forma de ser, de ubicarse en la vida. Siempre trabaja en óleo, su técnica preferida consistió en aplicar la pintura con la punta de una afilada y pequeña espátula, en toques mínimos y de meticulosa perfección. Con esta técnica incursionó en el puntillismo en algunos de sus cuadros. Logra condensar la atmósfera y detener el tiempo con increíble perfección, trabajando los colores con absoluta certeza.

Nidya Rampoldi.

Entre los motivos tomados por Asef Bichilani para sus cuadros, que conforman extensas series, podemos citar:

En Gualeguay: el paisaje y personajes típicos entre los que se destacan sus bellos crepúsculos y neblinas, “El Curandero”, “El Tatú”, “El Cieguito Pepe”, “Don Mauro”;

En la provincia de Misiones: numerosos cuadros de las Cataratas del Iguazú y de las Ruinas Jesuíticas de San Ignacio;

En Norte América: predominaron las Cataratas del Niágara y los retratos.

Títulos de sus cuadros (todos óleos sobre madera) propiedad de LELCEC Gualeguay:

– “Intimidad” o “Pórtico con medio punto” (Ruinas de San Ignacio –Misiones) (46,5 x 40 cm.)

– “Patio grande de las ruinas” (Ruinas de San Ignacio –Misiones) (100,5 x 80 cm.) – “Desde la sacristía” o “Terraza con balaustrada” (Ruinas de San Ignacio –Misiones)

(100 x 67 cm. )– “Luz Cenital” (Ruinas de San Ignacio -Misiones) (140,5 x 80 cm.)– “Iglesia de San Francisco” (Salta) (153 x 118,5 cm.) – “Clamoroso estruendo” (Cataratas del Iguazú) (109,5 x 140 cm.) – “Sensación de plenitud” (Cataratas del Iguazú) (201 x 121cm.) – “Delicadas irradiaciones” (Cataratas del Iguazú) (120 x 140 cm.) – “Tríptico de las cataratas” (Cataratas del Iguazú) (70,5 x 261 cm.).– “Madre guaraní” (Misiones) (91,5 x 70 cm.)– “Antes del amanecer” o “Calle barrosa” (Gualeguay) (114,4 x 75 cm.)

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EN LAS ILUSTRACIONES:11. Asef Bichilani. “Cataratas I”. Cataratas del Iguazú Óleo sobre hardboard. 69 x 90 cm. Colección

Club Social Gualeguay.12. Asef Bichilani. “Calle con Niebla”. Gualeguay. Óleo sobre hardboard. 55 x 80 cm. Colección Club

Social Gualeguay. 13. Asef Bichilani. “Iglesia de San Francisco”. Salta. Óleo sobre madera. 153 X 118,5 cm. Colección

LELCEC Gualeguay.

CAPÍTULO 6

ARTE ARGENTINO DESDE 1950 HASTA 1980. (1)

En Argentina, a partir de los años ’50 y tal como se anuncia en el capítulo anterior, se pueden delinear dentro de la corriente no figurativa dos perfiles: uno que mantiene la estructuración geométrica y otro que se orienta hacia una abstracción lírica y sensible. Pero también hay otras propuestas de discursos poéticos anclados en la figuración no exentos de compromiso social y, por otro lado, están las búsquedas realizadas por los grupos del interior del país.

En 1951 Antonio Berni expone “Manifestación” y la presencia de este cuadro produce el retiro de las obras de los pintores Basaldúa y Butler de la sala que compartían, tal era la tensión de la época. En los ’50 y ‘60 Berni expone, en diversas galerías de nuestro país y en París, Berlín y Bucarest, sus ciclos narrativos sobre los personajes “Juanito Laguna” y “Ramona Montiel” (personajes por él creados sobre la miseria y la marginalidad que ya eran una realidad de grandes zonas de nuestro país).

Por esa época Raquel Forner plasma la representación de la desesperanza y la angustia de una civilización en peligro de extinción contrarrestada por algunos elementos que sugieren una salida promisoria. La artista usa elementos icónicos y su obra tiene acogida en todo el mundo occidental.

Siempre en los ’50, con estrategias de modernización, nace en Rosario el Grupo Litoral. Es un grupo numeroso en el que está Leónidas Gambartes. Incorpora recursos modernistas junto a un oficio riguroso y a una temática regional, representaciones esquemáticas y densa pincelada. Provoca un gran cambio en la comprensión del arte moderno en esa región.

También tenemos la pintura Geométrica Generativa: el objeto de esta vertiente es la imagen, no el discurso político. En los ’60, Guillermo Mc Entyre y Miguel Ángel Vidal reconocen al grupo Concreto (mencionado en el capítulo 5) como su antecedente. A partir de un punto o una recta y por una serie de secuencias ópticas logran apariencias dinámicas produciendo efectos de movimiento. A este grupo también pertenecen Ary Brizzi y Carlos Silva. Era un acercamiento a la geometría sensible e intuitiva. Las investigaciones atómicas, el fin de la guerra, el avance de la tecnología, la aparición de la informática tuvieron mucho impacto en la sociedad y en este grupo se manifestaba claramente, como así también la preocupación por la topología y el problema de la percepción. En sus obras, que estiman el concepto moderno de “energía”, se encuentra presente un sentido de la armonía y del orden.

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En 1953, el envío oficial a la Bienal de San Pablo incluyó en forma dominante obras de artistas abstractos, no obstante la remanente posición oficial, porque era la imagen que convenía en ese momento a un país que intentaba abrir su economía.

Cuando cae Perón aparece el informalismo, como un sentimiento de libertad, un anhelo de destrucción de todo canon sistemático y tradicional que se manifiesta en artistas como Alberto Greco, Kenneth Kemble, Mario Pucciarelli, Enrique Barilari... También aparece el “Arte Destructivo”, en el cual lo absurdo, lo actitudinal y la disgregación del espacio plástico marcan este momento de alta temperatura política mediante el uso de materiales no convencionales y la aparición de la figura humana en sus representaciones.

Hacia los ’60 se presentan dos tendencias en la Argentina. Por un lado lo ya instituido y casi histórico: Alfredo Bigatti, José Fioravanti, Ángel Guido, el Arq. Bustillo. Por el otro la corriente concreta o constructivista como Ennio Iommi, Gyula Kosice, Martín Blaszco... que manifiestan una nueva forma de entender el concepto de espacio. En la escultura esto se ve en Alicia Penalba, Libero Badii, Aldo Paparella, Julián Athabe...

Las celebraciones del sesquicentenario de la Revolución de Mayo convocaron a revisiones del desarrollo artístico nacional logrado a través del tiempo y al lanzamiento de programas abiertos a la renovación y al futuro. De ahora en más el internacionalismo fue, paradójicamente, una forma de nacionalismo. Buenos Aires llegaría a ser un centro internacional de arte. En 1960, entre otras salas se inaugura el instituto Torcuato Di Tella. Entre 1961 y 1966 la vanguardia argentina renovó su lenguaje, rompió con lo establecido y se anticipó al futuro.

Exactamente en 1961 aparece el grupo “Nueva Figuración” integrado por Luis Felipe Noé, Rómulo Macció, Ernesto Deira y Jorge de la Vega que incorpora la figura, no en el sentido antiguo (fotográfico) sino con un concepto enteramente nuevo, pariente del informalismo pero con mayor valorización. En 1962 Luis Felipe Noé pinta “Introducción a la esperanza” y con esto gana el Premio Nacional Di Tella del año siguiente. En esta obra quiebra la unidad de la composición: la escena se desarrolla en varios soportes, buscando la unidad, por oposición, en la psiquis del observador que recibe estímulos contrapuestos que a la vez son simultáneos.

Ese mismo año, Jorge de la Vega comienza la serie “Bestiario” (63-66), usa collage, frottage, abigarramientos de materia que sintetizan la necesidad de renovación que sentían los artistas de Buenos Aires. Era una pintura sin limitaciones ni fórmulas, en cierta forma improvisada, siempre vital y que impactaba en el público. Además el grupo Nueva Figuración se consagra al recibir la invitación para exponer en el Museo Nacional de Bellas Artes, en la Galería Bonino de Río de Janeiro, a la vez que obtiene el Premio Internacional Di Tella (otorgado a Rómulo Macció) y el premio Nacional (a Luis Felipe Noé).

También aparece el grupo “Arte Destructivo” con Enrique Barilari, Kenneth Kemble, Jorge López Anaya, Antonio Seguí y otros. El trabajo de estos artistas se basa en ideas de desecho y destrucción. Estaban influidos por la tensión de la guerra fría y el peligro de la destrucción nuclear. Incorporaban el sonido (desconcertante) y materiales provenientes de los depósitos de basura. Sus muestras estaban conformadas por una galería de terrores y arbitrariedades. Lo bajo, lo kitsch, lo morboso quebraban las normas del “buen gusto”. Los críticos no soportaban sus temas ni su tratamiento. Se acumulan materiales heterogéneos, de descarte, chapas de metales golpeadas y perforadas; aparecen en las exposiciones “Artefactos” y “Monumentos inútiles”. Un poderoso juego de contradicciones se expresaba en ellas: entre la monumentalidad y la precariedad, entre la aparente solidez y la efectiva fragilidad.

En 1963, Alberto Heredia muestra la crueldad y la fealdad a través de fragmentos mobiliarios, trozos de dentaduras, monstruos con los que configura paquetes de destrozos corporales y laceraciones.

En este año Antonio Castro, de Gualeguay, gana el Premio Nacional para Pintores del Interior.

En 1964, el artista Rubén Santantonín trata de hacer una obra fulgurante sobre la base de materiales pobres y desjerarquizados y escribe: ”La cultura enflaquece de historia.

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Sólo lo actual nutre... Quiero sentir que existí con mi tiempo”. A sus obras les puso el nombre de “cosas” y las colgó en el aire con hilos o alambres. Estas producciones son de gran turgencia vital y altamente contestatarias.

Ese mismo año Emilio Renart expone en el Di Tella inmensas vaginas, fragmentos labiales y pilosos; era llegar al límite de lo que era posible decir y mostrar. Era la búsqueda de una nueva moral desde la provocación y contra la preceptiva castrense que se percibía a través de una débil democracia.

Otra corriente de esta época fue la denominada “Arte Conceptual”. La influencia de la tecnología, la geometría y los medios masivos de comunicación derivaron en el arte conceptual, donde lo importante es la idea que se quiere destacar: en general una reflexión sobre el propio entorno del espectador. Se le llamó la muerte de la pintura, porque este arte se trasmitía a través de los medios y no de una superficie pintada. Se decía que este nuevo arte llegaba al hombre de la calle y no sólo a una élite. El arte podía estar en la publicidad, en los objetos de consumo modificados por algún artista, en objetos colocados en las calles. Más que el placer de mirar se buscaba la reflexión: es el arte basado en ideas y no en objetos. El espectador debe encontrar el mensaje en la obra de arte. La obra puede estar compuesta por fotografías, documentos, afiches, diagramas que tratan de trasmitir un concepto y se la encuentra en los objetos de la vida diaria, en la calle, en las publicaciones. Esta tendencia del “arte conceptual” fue internacional, y trataba de enfrentar la mercantilización de la obra de arte, la obra fetiche. Utilizó la metáfora como una salida posible y su camino deriva de la ideología política, la moral, el derecho y las costumbres. En Argentina se inició a mediados de los ’60 y tenemos a Ricardo Carreira, Oscar Boni, Margarita Paksa como sus cultivadores.

Por entonces Alberto Grecco, provisto con una simple tiza y acompañado de un fotógrafo recorría las calles para firmar “obras de arte” encontradas a su paso; en sus palabras la explicación: -“El arte vivo busca al objeto, pero no lo transforma ni lo lleva a la galería de arte”. Era la disolución del objeto artístico como un hacer material, su sustitución por un “documento”. Lo que importaba era la “idea” y no la “forma”.

Se deseaba la incorporación del arte argentino a la escena internacional. Se desarrollaron diversas estrategias: en Córdoba se organiza una Bienal con el objetivo de que compitieran todos los países americanos (1962, 64, 66). En 1966 se invita al director del Museo de Arte Moderno de Nueva York como jurado, para así acercar más a los norteamericanos, posibles compradores. También vinieron expositores norteamericanos al Instituto Di Tella. Algunas instituciones norteamericanas y la OEA organizaron exposiciones de artistas argentinos. También las galerías Bonino y Rubbers abren locales en Río de Janeiro y Nueva York.

Como consecuencia los artistas argentinos comienzan a obtener premios en el exterior: en 1961, Alicia Penalba en la Bienal de San Pablo; en 1962, Antonio Berni en la Bienal de Venecia; en 1966, Julio Le Parc en la Bienal de Venecia. El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires auspició exposiciones de artistas argentinos contemporáneos en la misma Buenos Aires y en diversos países del mundo.

El crítico y teórico de arte Jorge Romero Brest había dado vida y estructurado todo este progreso del arte argentino desde la revista “Ver y Estimar” (1948–1955) y paso a paso había construido el esplendor a que se llegó. Al frente del Museo Nacional de Bellas Artes (1955-1963) había organizado 60 exposiciones, pero renuncia ante el compromiso del museo de tener que exponer en exhibición permanente la totalidad de las obras de Quirós. Pasó a dirigir el Instituto Torcuato Di Tella. Allí pudo realizar una labor sumamente destacada.

En la corriente artística de los Happenings el público deja de ser expectador y pasa a ser parte inseparable de la obra. Otros artistas buscaban, en algún teatro del “Bajo”, incorporar todas las disciplinas posibles en un solo acto, integrando el diseño de moda y el diseño publicitario en una peculiar iconografía urbana que los ubicaba dentro del Pop.

En 1965, León Ferrari presenta en el Di Tella su obra “La civilización occidental y cristiana”, lema usado por EE.UU. en Vietnam, presentando un cristo de santería crucificado en un FH107 (avión de guerra norteamericano); el avión colgando vertical sobre la cabeza de los

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espectadores, el Cristo grande para el tamaño relativo del avión y todo muy grande para la sala donde se exponía, resultó inaceptable para la época y fue retirado antes de la apertura, pero el resto de su obra, con el mismo eje temático, provocó comentarios negativos en la crítica. Desde entonces el arte pudo tomar parte activa en la política. Todos los recursos de la experimentación y de la “militancia” fueron usados como vínculos entre la vanguardia estética y la vanguardia política. En 1966, en Van Riel, se hace una exposición “Homenaje a Vietnam” reuniendo artistas de diversas posturas estéticas y políticas.

En 1966 Onganía ocupa el poder y comienza la persecución: el pelo largo o un pulóver rojo en un hombre eran suficientes. En 1967 todavía funcionaba el Premio Di Tella aunque de forma diferente: se otorgaba una suma de dinero a cada artista para que realizara un proyecto. Cuando se presentaron las obras dominaba la geometría, pasando así a ser considerado el Di Tella como una expresión servil de las modas internacionales. Se lo vio entonces como escenario central de introducción de novedades foráneas. Se empieza a hablar de imperialismo y dependencia. El Centro para las Relaciones Interamericanas en Nueva York organizó una exposición homenaje por los diez años de funcionamiento del Di Tella, llamada “Más allá de la geometría”. En el catálogo el director del Centro equipara Nueva York, Buenos Aires, Londres, París, Tokio. Pero no todos los sectores de la cultura local pensaban que ésto fuera el objetivo o la meta a alcanzar. El proyecto internacionalista también falló por la dureza en los negocios de los compradores del MoMA (precios y condiciones de pago) (2). En 1968 las insurrecciones urbanas se instalaron en las calles de París, Berlín, Madrid, Río de Janeiro, México, Montevideo, Córdoba. La modernización del capitalismo argentino, administrado por el estado represor, extremó la crisis social. La insurrección popular fue conocida como “El Cordobazo”.

Buenos Aires ya no brillaría como París o Nueva York. Ante la clausura policial de una obra en el Di Tella, el resto de los artistas expositores rompen sus obras en la puerta del Instituto. Esto no quita que se acuse también a la institución de presentar sólo productos ya prestigiados, sin correr ningún riesgo (Pablo Suárez en su carta-obra). Finalmente el Instituto es clausurado a raíz de los graffiti que el público había escrito en una de las obras, de Rodrigo Plate, que era un baño simulado. Por esa época se realizan manifestaciones violentas contra “los yanquis” en la inauguración del premio “Ver y Estimar” en el Museo de Arte Moderno.

El punto culminante fue la inauguración del premio Braque, en el Museo Nacional de Bellas Artes. Organizado por la embajada francesa, trataron, mediante reglamento, de evitar posiciones de apoyo al Mayo Francés de ese año. Los artistas irrumpieron generando tumulto y algunos pintores argentinos, como Julio Le Parc, fueron expulsados del país “por su solidaridad con el movimiento francés antiimperialista”. Se llegó a un punto sin retorno.

En agosto los artistas se reúnen en Rosario en el “Primer encuentro nacional de arte de vanguardia” (artistas de Buenos Aires y de esa ciudad) y acuerdan no participar en premios ni en galerías de arte e insertarse en una cultura de subversión que acompañe a la clase obrera en el camino revolucionario.

El gobierno militar publicitaba el “Operativo Tucumán” como un proyecto de industrialización, que en realidad substituía a la burguesía nacional por el capital norteamericano. Entonces, los artistas dedicaron su energía a denunciar esta realidad.

Se posicionaron en la CGTA de Rosario, que se oponía al sindicalismo peronista aliado a los militares. Antiverticalista y combativa, esta nueva CGT se apoyaba en el movimiento obrero, los estudiantes universitarios y el clero activista.

Se organizó la exposición “Tucumán arde”. Fue casi el accionar de un organismo político. Utilizaron todo lo nuevo de la última década, incluso los medios de comunicación y el concepto de cultura popular. El objetivo era crear una cultura paralela subversiva que desgastara el aparato oficial de la cultura. Es la estética del compromiso. La vanguardia no sólo se renueva en sus formas, sino también en sus significados. Es un arte revolucionario que se integra a la realidad.

Primero llenaron las ciudades de Santa Fe y Rosario con afiches y graffiti con la palabra “Tucumán”. A los pocos días era “Tucumán arde”. Los artistas investigaron la realidad

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en la misma Tucumán, simulando en parte un trabajo “artístico-cultural”. El material obtenido se remitía diariamente a Rosario por razones estratégicas. El 3 de noviembre inauguran la “Primera Bienal de Arte de Vanguardia” en la CGTA. Los materiales producidos en la investigación –filmaciones, grabaciones, fotos- que mostraban la triste realidad de desocupación y marginalidad, se expusieron junto a afiches explicativos. El público (obreros) recibía además información impresa orientada a desenmascarar la prensa oficial y garantizar la veracidad de la información. Se procuraba que los asistentes tomaran posición. También se analizaba la información oficial de los diarios y sus contradicciones, con las consecuentes deducciones de desenmascaramiento y se entregaban folletos realizados por sociólogos con la explicación.

Después de dos semanas de exhibición en Rosario, la muestra es llevada a Buenos Aires y el 25 de noviembre de 1969, se expone en el local de la Federación Gráfica Bonaerense. Habló en la inauguración Raimundo Ongaro, secretario general de la CGTA. La muestra fue cancelada casi inmediatamente por las presiones del gobierno y la policía.

En esta obra, “Tucumán arde”, la realidad ya no se piensa como un espacio de reflexión, sino como un campo para la acción. No hay sutilezas ni juego de lenguaje. Lograron modificar la conciencia de las personas que asistieron a la muestra. Luego de ella algunos artistas dejaron el arte, otros se dedicaron a la política o trabajaron en los sindicatos. Los más jóvenes ocuparon todos los espacios disponibles y denunciaron y se opusieron al poder militar. Las multitudes avanzaban por las calles diariamente, excediendo las aspiraciones de los creadores. Entre las manifestaciones derivadas de este acontecimiento tenemos la Exposición “Arte e Ideología, CAYC” (3), organizada al aire libre en la plaza Roberto Arlt. Fue clausurada porque en una obra se hacía alusión a los fusilamientos de Trelew.

En el 70 se había cerrado el Di Tella. La dictadura militar hace que los artistas, perseguidos, expongan en calles, plazas, etc. En 1971, en el “II Certamen de Investigaciones Visuales” Carlos Hugo Pereyra expone con el título “Made in Argentina” un objeto con una picana eléctrica y Gabriela Bocchi con el título “Celda” una puerta de cárcel. La reacción oficial no se hizo esperar pero los artistas y los diarios defendieron el “arte de protesta”.

En este año Roberto KCHT González obtiene el Premio a la Mejor Producción (1970-71) del Fondo Nacional de las Artes.

Alrededor de 1972 aparecen obras no figurativas de corte expresionista, con notable carga subjetiva buscando una plástica propiamente argentina. El realismo es reconocido por algunos artistas como necesario para permanecer en el presente y en la sociedad. Los artistas más claros y osados, como Berni cuyo taller es incendiado, registran atentados promovidos por el Estado.

Por este tiempo también aparece el “arte de sistemas”, reproducido con técnicas heliográficas de producción masiva.

En 1974 comienza a revalorizarse el dibujo en formato tradicional o como historieta. También hay una revalorización del grabado. Aparecen los objetos seriados o “múltiples”, considerados como adecuados productos artísticos para una sociedad de masas. Mientras tanto el “arte abstracto” se nutre de tendencias geométricas y constructivas.

A partir de 1976 la censura es brutal y solapada, entonces el arte se puebla de metáforas. La efervescencia cultural es interrumpida, los temas de opresión y muerte se hacen recurrentes. A veces se apeló al humor y en algunos casos hubo autocensura.

(1). Fuente: José Emilio Burucúa. Obra citada.(2). MoMA: Museum of Modern Art, de New York.(3). CAYC: Centro de Arte y Comunicación, liderado por Jorge Glusberg de “colaboración entre artistas, científicos, sociólogos y psicólogos”que introdujo tendencias del arte estadounidense y europeo.

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Apostilla 7:En los escasos metros cuadrados de un aula del Hogar Escuela San Juan Bosco se enfrentaron

representantes de las posiciones estéticas más antagónicas que haya habido en la Argentina: a la derecha del ring Asef Bichilani, tal vez de 37 años, endurecido en la lucha por ganarse la vida desde su niñez y que aprende a pintar al lado de un Quirós que seduce desde el primer momento; a la izquierda dos veinteañeros revolucionarios potenciales, que quieren modificar el mundo... y de sensibilidad a flor de piel. Los que conocieron personalmente a Bichilani coinciden en su carácter duro, a quien en los últimos años de su vida nadie le venía bien, incluido el propio Quirós (testimonio oral de Mario Tamaño).

Por aquel entonces lo más importante para un maestro parecía ser su capacidad de innovar en cuanto a la posición estética, hoy día tiende a superarse ese tema, fuente de violentas discusiones al promediar el siglo XX. El artista quiere trascender a través de la obra de arte y su pintura lo logra cuando la obra alcanza a manifestar

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valores como la verdad, la amistad, el amor, etc. no importa por qué medios o estilo. Lo fundamental es que la creación tenga la posibilidad de provocar una vivencia en el espectador con respecto a algo valioso y apreciable, a esto se llama calidad, es decir cuando el observador puede sentir que su espíritu ha sido tocado por un ala angelical que lo emociona y lo conmueve hacia los valores trascendentes (fuera de esto están los trabajos decorativos, que siempre pueden ser útiles). A algunos artistas se les hace difícil comprender que la posición estética no es lo más importante.

Por otra parte ninguna obra es superior a su autor, los perales sólo dan peras. Pero no es nada fácil medir la profundidad de un alma humana. En la expresión plástica se muestra el alma desnuda, por eso duelen tanto las críticas cuando son desfavorables, y nadie es culpable de tener poca profundidad si es joven. Con el tiempo se aprende, o no; en este último caso, lo mejor será guardar el violín o los pinceles. Agradecidos tienen que estar los que nacieron con mucha luz.

Nidya Rampoldi.

CARLOS HIPÓLITO CÚNEO

Un escultor de raza.

Entrevista realizada por los autores en Gualeguay, el 8 de mayo de 2003.

Carlos Cúneo nace el 1º de junio de 1926 en Gualeguay. Sus padres fueron Aquilino Prisciliano Cúneo y Juana Matta. Su padre fallece a los cuarenta años, cuando su madre tenía veintisiete. Eran cuatro hijas y él, único varón de cinco años; tiempo después su madre se volvería a casar y Carlos tuvo otros hermanos de apellido Dasso. Su segundo nombre es Hipólito porque su padre era caudillo radical de la zona de Ceibas y era admirador de Yrigoyen. Su escuela primaria transcurre “en la Castelli”.

Se casó dos veces. Tiene un hijo abogado del primer matrimonio y un hijo que estudia Ingeniería en Informática del segundo. En El Dorado, Misiones, donde vive actualmente, realizó un monumento a “La Pionera” para el cual uno de sus hijos fue modelo de alguna de las partes que componen la obra. Actualmente corre y juega al fútbol. (Se levanta a las cinco de la mañana y hace 6 kilómetros diarios de caminata en “El Circuito”, que queda en un monte, va con un grupo.)

Su vocación por el arte nace cuando era niño: en su casa habían hecho una excavación y desparramado tierra arcillosa, había llovido mucho y él empezó a jugar y a modelar, placer irresistible que determinaría su vida. Recuerda que por entonces, para los jóvenes amigos del arte, había toda una generación anterior de inspiradoras figuras: Quirós, Juan L. Ortiz, Carlos Mastronardi...

“Tenía yo 16 años cuando viajé solo a la casa de mis abuelos que estaba en el barrio de La Boca en Buenos Aires. Frente al Riachuelo, en la vuelta de Rocha, vivía y tenía su taller Benito Quinquela Martín. Fui varias veces a visitarlo, donde conocí a Juan de Dios Filiberto. A Carlos Biscione, escultor, le había sido adjudicada la ejecución de un mural en bajorrelieve para el edificio del hogar obrero. Un día sorpresivamente llego a su taller y logro me permita verlo trabajar.” Por esa época empezó a trabajar en Buenos Aires en una fábrica de tintas y barnices para imprenta en Avellaneda, allí aprendió cosas que le fueron útiles en su trabajo de artista.

Cúneo se acuerda que años después, en el Hogar Escuela, Roberto Epele les enseñaba anatomía artística por un libro de Duval, ayudándoles “a entender”. Y explica que Roberto (KCHT) González decía de Roberto Epele: “me quiere sacar el demonio de adentro”, entre todos llamaban “La Academia” al lugar sobre la calle 1er. Entrerriano donde se reunían. Epele también preparaba allí alumnos para ingresar a la Universidad.

Roberto KCHT González, Alfredo Quito Veiravé y Carlos Cúneo fueron muy unidos. Carlos rememora cuando lo iba a visitar a Veiravé, que estuvo mucho tiempo en cama enfermo

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con TBC en una vértebra. Dice que tenía un especial sentido del humor: “Hoy estuve toda la tarde luchando para ponerme de costado y, cuando lo logré, viene mi madre y me dice: date vuelta que te hice un té.”

Carlos Cúneo menciona que acostumbraban a reunirse también con Juan Luis Morabes, Mario Vigliano y posteriormente Antonio Castro. Relata que Mario Vigliano ganó un concurso de la G.A.C. (“Gualeguay Asociación Cultural” integrada entre otros por los Drs. Roberto Beracochea y Manuel Guerra) con un texto: “El prisma de la infancia”. También hace alusión a un vuelo de bautismo en el Círculo de Pilotos de Gualeguay, todavía se siente agradecido por ello a Carlos Germano. En la década del ’50 se reunían en el ranchito de Intendente Quadri 290, también junto a Raúl Augusto Badaracco, que los visitaba y leía en la galería mientras él modelaba (1).

Recordando épocas pasadas surge el nombre de José Luis Morabes, “que fue un excelente poeta poco reconocido”. (Y le contamos que el Fondo Nacional de las Artes editó la primera parte de su obra y su viuda, Esther Monti, tiene inédita la segunda.)

Además nos narra que por aquel tiempo y dentro de la literatura estaba en Gualeguay Plácido Ruza, hermano de Cacho y Ramón (éste último era músico). Veiravé también pintaba y Carlos Cúneo manifiesta que fue el mismo Veiravé quien lo ilustró haciéndole comprender a Picasso. “Alfredo era el que tenía una cultura más amplia dentro del grupo, porque leía mucho, también porque el reposo en cama lo llevaba a leer”.

Con Asef Bichilani no tenía vínculo ni coincidencias. Carlos comenta que Asef Bichilani tenía celos por el éxito de Roberto González, por la posición estética en que éste se ubicaba. – “Porque nosotros, los nuevos, buscábamos una expresión artística con contenido, no un arte de superficie... simple copia visual de la realidad”.

Cúneo nos informa que fue gran amigo de KCHT González. Después, cuando se fueron a vivir a Buenos Aires, compartían una casa-quinta cerca de Don Torcuato y todas las noches él le enseñaba a KCHT matemática, gramática e historia porque su amigo sólo había hecho la primaria. Nos revela que Roberto había trabajado de chico como lustrabotas, en la esquina de un café situado en la planta baja del edificio donde ahora está LT38 Radio Gualeguay). Roberto era el único del grupo que no tenía sobretodo cuando vivían en Don Torcuato; los Aguirrezabala le regalaron uno que había sido de su padre, Cúneo se acuerda con gracia la frase de KCHT que le había proporcionado múltiples cargadas: –“me están preparando un sobretodo”... pronunciada unos días antes de recibir el regalo.

Cúneo conoció personalmente a Pettoruti, quien siempre contaba que Picasso le había robado los arlequines, ya que fue a visitarlo a su atelier de París, miró detenidamente unos trabajos con arlequines que Emilio Pettoruti había realizado y al poco tiempo presenta ese mismo tema en una muestra. “Todos esos jóvenes cubistas se alimentaron de Cézanne, el verdadero padre del cubismo” afirma Carlos Cúneo.

Estudió dibujo y pintura con Carlos Castagnino quien le enseñó a estructurar una obra. Para ello el maestro se sirvió en forma sistemática de una verdadera Metodología del Arte diseñada en parte por el mismo Castagnino. Esto le permite organizar sus creaciones o analizar cualquier obra. Cuando llevaban varios años en este aprendizaje el maestro se enfermó y tuvo que abandonar las tareas de pintor por una alergia al aguarrás (que no le permitía ni siquiera estar en el ambiente donde se usara esta sustancia). Castagnino le enseña a pintar, a estructurar una obra, armonizar los tonos, cómo ubicar los elementos en un trabajo: le enseñó a componer.

Con Cecilia Marcovich aprendió escultura, empezó a estudiar a los 24 años aproximadamente y lo hizo durante mucho tiempo. Allí tuvo el reencuentro con Enrique Aguirrezabala, a quien conocía porque se lo había presentado Roberto González en Buenos Aires. También menciona a Yrurtia y Urruchúa entre los artistas que influyeron en su actividad creadora.

– “Cuando Roberto (KCHT González) va por primera vez a Buenos Aires, se dirige a lo de Quirós y le lleva algunos trabajos”. Roberto le comentaba a Carlos: –“Dejáme de joder,

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hasta que me atendió después de mucho esperar...!” Entonces Roberto se acerca a Emilio Pettoruti, principal exponente de los nuevos conceptos estéticos.

-“Roberto González no era constante, no soportaba la disciplina y no concurría con constancia a ningún taller, pero tenía talento y siempre supo aprovechar lo que veía y tomaba de diferentes maestros.” –“Una vez Roberto tenía un librito sobre Rembrandt y viendo que yo lo releía con deleite me dijo: –‘Tanto te gusta que te lo regalo’ ”.

- “En una oportunidad, Roberto González le lleva un trabajo a Castagnino, éste lo mira y le dice muchas cosas de su situación psíquica deducidas del análisis del cuadro, y le dijo: ‘¡Ahora, cante!’ (Porque Castagnino decía que el artista tenía que cantar a través de sus obras...).”

Después por un contacto que hace con alguien vinculado a la construcción del Aeropuerto Internacional de Iguazú, Cúneo se va para esa ciudad misionera porque lo contratan para hacer un mural muy grande en ese edificio. Él pensó en poner allí a todos sus amigos, pero finalmente el proyecto no se realiza, queda en un bosquejo por que la inflación afecta el presupuesto. Eso fue en el ’71 ó el ’72, y se quedó deambulando por Iguazú.

En una ocasión, como estaba en construcción la rotonda de entrada a Posadas, lo contratan para hacer una serie de esculturas representativas de los caudillos de la Argentina, ya que es una ciudad de frontera: Juan Manuel de Rosas, Quiroga, Ramírez, López... Con respecto al busto de Rosas, fue hecho bajo contrato; en el ínterin hubo un golpe de Estado, finalmente hizo el busto pero no le pagaron. Durante una temporada escondieron el busto. Después le dieron diversos destinos, lo pasearon por distintos lugares. A través de los años ha realizado unas cincuenta obras en todo Misiones.

Además de trabajar como escultor toda su vida, en alguna época tuvo un negocio en su propia casa; dio clases de Educación por el Arte durante siete años en la Dirección de Cultura de la Municipalidad del El Dorado; también en la escuela de frontera de Puerto Piray. Dictó clases de Educación por el Arte, a las maestras (obligación creada por el director de la escuela), y durante las tardes enseñaba cerámica a los chicos, para lo cual compró un horno. En puerto Piray hizo un busto de Güemes que está en la plaza San Martín y otro de Luis Piedrabuena; también tuvo alumnos en la Escuela de Estética dependiente de la Escuela Normal “Manuel Belgrano” de Montecarlo. Un importante discípulo suyo es el pintor Tingo Rodríguez, de Montecarlo, Misiones, que fue becario en Rusia.

Preguntado por viajes contó que en puerto Stroessner dio un curso de cerámica y luego le hicieron una proposición para hacer esculturas en Asunción, en el Cerrito del Porteño. Se trataba de una serie de estatuas: desde el guerrero guaraní hasta el último héroe, pero no se concretó. También estuvo algún tiempo dictando un curso en Fray Bentos y viajó por Brasil.

Nunca se presentó a concursos o exposiciones, la escultura es para él simplemente su modo de vida. Pero recuerda haber expuesto obras escultóricas en Gualeguay: en la librería-galería de Hartkopf y en la Sociedad Fomento Educacional. También expuso en Montecarlo.

Por contactos de Fernando Pérez Tost, realizó un busto de Pancho Ramírez para el Municipio de Rosario del Tala. Circunstancialmente se menciona el solar en Gualeguay donde nació Bruno Alarcón, el soldado de San Martín, en 25 de Mayo y Jujuy. Entonces hace un cuento del Chueco Alarcón (descendiente de Bruno Alarcón):

“Como Don Fernando Pérez Tost había sacado a la luz pública la existencia de este histórico ascendiente suyo, decía: ‘Antes, los Alarcón vivíamos tranquilos en este pueblo, fresqueábamos, tomábamos mate, ahora este viejo –por don Fernando- nos quita la tranquilidad’.”

Y otro relato: “Una vez que caminábamos por las tierras blancas con KCHT, como era nuestra costumbre... compré cinco bagres; volviendo compramos papel madera, orégano, ají molido, vino. Los hice a la parrilla, envueltos en el papel muy bien ataditos por las puntas. Se sabe cuando están cocidos porque se ve que burbujean en el interior del papel. Cuando estuvieron, le sirvo a KCHT y comemos. Pasa un rato y KCHT me dice: ¿Me das otro paquetito?.”

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(1). En este ranchito se reunían “junto a Roberto González, Carlos Cúneo, Antonio Castro, Alfredo Veiravé, Chuchi Mac Kay y su esposa Nury, Jorge Núñez Miñana, Enrique Aguirrezabala, Asef Bichilani, y otros a trabajar”. Testimonio oral de Carlos Cúneo y Aurora Cúneo. Derlis Maddonni agrega que Roberto González y Asef Bichilani, corridos por la falta de dinero, alguna vez salieron a pedir por las chacras frutos y verduras “para hacer modelos de bodegones”, pero las donaciones tenían un destino gastronómico. Ésa era la bohemia de aquellos tiempos.

Carlos Cúneo encontró aburrida la lectura de esta entrevista narrada anteriormente y nos pidió que le permitiéramos escribir una página, y acá está parte de lo que nos escribió:

“...estos relatos están ubicados entre 1945 y 1955...No éramos parientes, no habíamos ido a la escuela juntos, simplemente nos

conocimos y fuimos amigos: Vigliano, Veiravé Morabes, Cachete, y yo. No recuerdo si alguna vez estuvimos los cinco juntos, nos encontrábamos en la calle o la plaza, en el parque o en el rancho, y nos metimos hondamente, apasionadamente, en el cubismo de Picasso, el surrealismo de Dalí, el psicoanálisis de Freud, el existencialismo de Sartre, Camus, Kafka, el Demian de Hermann Hesse, la poesía de Baudelaire, Rilke, Valèry.

Nos emocionábamos con los tres grandes del postimpresionismo, Cézanne, Gauguin y Van Gogh, las esculturas de Rodin, Bourdelle, Henry Moore. Supimos que el Impresionismo era el descubrimiento de la luz, que Degas, Renoir y los otros se habían dado con él una verdadera borrachera de color.

También los argentinos, Artl, Borges, Mallea, etc., pintores: Castagnino, la Forner, Berni, Soldi, etc., escultores: Irurtia, Fioravanti... todos ellos contribuyeron indirectamente a nuestra formación cultural. Sin olvidar por supuesto Mastronardi, Ortiz.

Al Hogar Escuela  llegué por y con Raúl Badaracco y tras de mí Roberto González. Estuvimos allí algo así como dos años, Roberto Epele nos cedió un lugar para trabajar y estudiar, Cachete dibujaba y sus modelos eran los chicos internados, yo modelaba. Decidimos estudiar anatomía  y lo hicimos con gran dedicación. Con Bichilani y su Hermano Antonio, y con Badaracco a veces, y Cacho Morabes se hacían reuniones informales donde se hablaba de política, arte, religión, etc.

Del Hogar Escuela nos fuimos con Cachete por el constante  desprecio de Bichilani hacia Roberto; porque no queríamos un arte de superficie y sí una obra con contenido, porque para nosotros el Arte era Dios, y no el Arte como un camino hacia Dios.

Bichilani vendía verduras en un carrito por las calles de Gualeguay, él había decorado su carrito con paisajes y cositas de color. Un día lo descubren Chinano Etcheverry y Raúl Badaracco, le dicen que es un artista, le ofrecen ayuda para que pinte cuadros, le hablan de Quirós, y lo convencen para que sea un gran pintor. Bichilani es el más acertado ejemplo de lo que es un autodidacta. Empezó a pintar solo, empeñosa y tenazmente solo, quizá por eso, para él la perfección consistía en lograr representar con exactitud todo lo que veía, de allí su realismo a ultranza. No creo que  Quirós haya sido su maestro, Quirós no tuvo discípulos.

Bichilani le llevó sus cuadros y Quirós lo alertó sobre posibles errores, le dio indicaciones técnicas, nada más. La precariedad de sus conocimientos limitó su cultura, para él sólo existían Leonardo, Miguel Ángel y Quirós; los otros pintores eran mentirosos, incapaces y estafadores. ‘El perro de mi casa, -decía - pinta mejor que Picasso’.

Una vez hizo un dibujo de Raquel Mac Kay y otro a Silvia Crespo, el parecido era tan asombroso, que daba la impresión de haber escapado de un lente fotográfico, orgulloso decía: -‘Está hecho pelito por pelito’-. Para mí su tenacidad lo llevaba al virtuosismo. Bichilani tuvo el respeto y el estímulo de la sociedad de Gualeguay.

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EL RANCHO: Un cuñado le cede a Cachete una precaria vivienda para vivir,  Roberto viene a

invitarme para hacer ‘nuestro taller’. Trasladó su cama, unos modestos enseres y comenzamos así la historia del rancho. Una sola noche durmió Cachete allí pero por varios años fue nuestro lugar de trabajo, reunión y  refugio de amigos. Delante del rancho que prolongué y debajo de él, armé mi taller de escultura.

Por aquel tiempo Cachete viajó a Buenos Aires, visitó a Quirós, le mostró algunos trabajos y regresó sin lograr ser su discípulo, tampoco se lo pidió. Salíamos a dibujar por las tierras blancas, la gente, los ranchitos, los caballos eran nuestro objetivo y el río, punto final de la travesía. Cachete viajó a Paraná, donde sí aprendió alguna técnica de la pintura, y logró una beca del gobierno de Entre  Ríos, para visitar Europa.

Al rancho llegaban visitantes y se establecían improvisadas reuniones, de ellas recuerdo una discusión entre Badaracco y Morabes sobre aquel párrafo del Demian de Hesse  ‘Quería tan sólo intentar vivir todo aquello que brotara espontáneamente de mí, ¿por qué habría de serme tan difícil?’. Badaracco sostenía que si todos aplicáramos semejante pensamiento, la sociedad humana sería un caos. Morabes le decía que Cachete y Carlos eran existencialistas y sin embargo no había ningún caos a la vista.

En el rancho modelé el bajorrelieve que está en la base del monumento a San Martín, el busto de Urquiza que está en el patio de la municipalidad, un busto de Irigoyen que se encuentra en el cementerio, otro de Segundo Gianello, uno de Veiravé, otros que escapan a mi memoria.

En uno de los constantes viajes de Roberto a Buenos Aires decide quedarse, por aquel entonces yo sentía agotadas mis posibilidades de hacer algo nuevo. Abandoné el rancho, sin retorno.”

Carlos Cúneo

En cuanto al encuadre estético de Carlos Cúneo, él se auto califica como figurativo, “haciendo síntesis de volúmenes en algunas de mis obras”. Respecto a las técnicas, modela en arcilla y hace vaciados en yeso y en cemento, según dónde va a ser emplazado el trabajo, en interior o exterior. Una vez le pidieron para el Casino de El Dorado obras en bajorrelieve y allí utilizó la técnica del esgrafiado. Ahora está experimentando técnicas nuevas para un mural que está proyectando.

En Gualeguay se encuentran las siguientes obras de Carlos Cúneo:Bajorrelieve en el pedestal de la estatua de San Martín. Año 1950. Cemento.Busto de Irigoyen. Cemento. Cementerio de Gualeguay.Busto de Paco Carbone. Cemento. Club Sociedad Sportiva.Busto de Ernesto A. Bavio. Yeso patinado. Realizado cuando ya había terminado los estudios con Cecilia Marcovich. Colección Escuela Normal “E. A. Bavio” de Gualeguay.Busto de Urquiza. Cemento. Municipalidad de Gualeguay. (Al verlo después de muchos años le sorprendió por la fuerza que tiene –tal vez subestima la obra de esos años).Busto de Segundo Gianello. Cemento. Museo Regional “Juan Bautista Ambrosetti” de Gualeguay.Busto de Raúl Badaracco. Cemento. Se ignora su paradero.

EN LAS ILUSTRACIONES:14. Carlos Cúneo. “Don Justo José de Urquiza”. Gualeguay. Cemento. Altura: 130 cm. Colección

Municipalidad de Gualeguay.

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15. Carlos Cúneo, “Ernesto A. Bavio”. 1966. Yeso patinado. Altura: 60 cm. Colección Escuela Normal “Ernesto A. Bavio” de Gualeguay.

16. Carlos Cúneo. “General José de San Martín”. Gualeguay. 1963. Cemento. Altura: 85 cm. Colección Escuela Normal “Ernesto A. Bavio” de Gualeguay.

ROBERTO “KCHT” GONZÁLEZ

Una fuerza arrolladora y una calidad increíble al servicio del arte.

Por Patricia Míguez Iñarra.

Su madre Martina González, da a luz a su tercer y último hijo, Roberto, el 9 de febrero de 1928 en Gualeguay. Su padre los abandonaría antes de que él naciera.

De chiquilín transcurriría entre casitas humildes y caminos de tierra... chapaleando barro. En los primeros años de escuela era frecuente que, mientras la maestra explicaba o leía algo, Roberto volara con la imaginación... viendo cosas que él mismo creaba! Pronto ella intuiría que él era un chico fuera de serie, especial. Pero un día llegó a la escuela su padrastro para sacarlo y ponerlo a trabajar. La pobre maestra le pidió llorando que no interrumpiera su estudio, incluso al día siguiente fue ella hasta la casa para convencerlo... pero no hubo caso, la pobreza definió la situación (1).

Y así comenzó el pequeño a repartir leche a domicilio en un carro a caballo, más adelante lustraría botas, vendería golosinas, trabajaría en una panadería y también sería monaguillo.

Ya entrada la adolescencia, su primera pasión fue el fútbol, deporte en el que sobresalió como arquero del equipo del desaparecido club “Estudiantes” de su ciudad natal. La muchachada lo ovacionaba cada vez que Roberto levantaba vuelo para atajar la pelota en el aire. Luego lo quisieron contratar en el Racing Club de Buenos Aires, pero ya en ese tiempo había encontrado un hogar... el Hogar Escuela San Juan Bosco. Tuvo allí como maestro a don Roberto Epele, un educador que siempre supo ver en sus alumnos la vocación y cualidades. Pronto descubrió su faceta artística y le preguntó: “¿Con cuál de los dos caminos querés continuar... pintura o fútbol?...porque no se pueden tener dos novias al mismo tiempo!!!” A lo que Roberto González decididamente respondió: ”Pintura!!!”... Gracias al consejo del maestro Epele comenzaría sus estudios de anatomía artística con modelo vivo que definiría su destino.

Siempre inquieto, hizo culto de la amistad desde muy pequeño. Entre sus amigos más antiguos se contaba Cacho Gálligo. Con el tiempo conocería a Juan L. Ortiz, Carlos Mastronardi. También sería amigo de Jaime Dávalos, Veiravé, Rodríguez Cuenca, Asef Bichilani, Antonio Castro. Cuando niño le llamaban Cacho en la familia, pero pronto sus amigos lo bautizaron KCHT.

En 1950 se va sólo a Buenos Aires, y en un primer momento lo pasa muy mal, teniendo que dormir alguna vez en el pórtico de una iglesia, sólo le interesaba su vocación por el dibujo y la pintura.

Fue becario de la provincia de Entre Ríos en el taller de Juan Carlos Castagnino. Después estudió pintura con Emilio Pettoruti, lo hace gratuitamente, sólo por la fe y el afecto que le tenía el maestro. Más tarde concurrió al taller de la escultora Cecilia Marcovich, con

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quien aprende composición... ella pronto lo consideró un gran talento. Asiste en la Facultad de Filosofía y Letras a las clases de Historia del Arte que dicta el profesor Julio Payró.

En uno de los talleres conoce a Lidya Tchira, retratista, de quien se enamora. Se casaron en 1957 y compartieron toda su vida. Tuvieron cuatro hijos: Marisa, Javier, Martín y Federico. Esporádicamente vivieron en Gualeguay o Buenos Aires.

En la capital se hace más amigo de Mario Vigliano, con quien comparte salidas al Café Tortoni, y con el escribano Rodríguez Cuenca. También se veía con Ariel Petrochelli, Cuchi Leguizamón, Hamlet Lima Quintana, Mercedes Sosa, Lautaro Murúa y su señora Violeta, Osvaldo Pugliese, Horacio Guaraní, Armando Tejada Gómez, Cacho Espíndola, Carlos Alonso, Freddi Martínez Howard, Carlos Distti, Roberto Brullón, Carlos Macció, Ernesto Sábato y su señora Matilde, Julio Payró, el padre del Che Guevara, Costa Peuser. También en los últimos tiempos conversaba con Luis Felipe Noé.

En 1955 expone por primera vez en su ciudad natal, en la librería de Ernesto Hartkopf. En 1957 obtiene el primer premio en el “Salón Mar del Plata”, continúa luego con una serie de exposiciones y obtiene numerosos premios; en 1960 es becado en concurso por el Gobierno de Entre Ríos para viajar a Europa; 3 años más tarde invitado a la muestra “Juventud del Mundo”, realizada en el Museo de Arte Moderno de París, donde obtiene elogiosos comentarios de la prensa de Francia.

Expone en nuestro país en las más prestigiosas galerías, concitando el entusiasmo de la crítica especializada. Obtiene el Gran Premio “Fondo Nacional de las Artes” en 1971. Ilustra diversas publicaciones tales como: “El Mate”, “El Varón Rampante”, “Hombre al Margen” de Marco Denevi y el “Martín Fierro” que presenta en 1979 en el Hotel Libertador. Organiza la exposición “Pintura Argentina” en Gualeguay en 1993. En 1996 es nombrado Padrino del “IV Congreso de Artistas Plásticos de Entre Ríos”, realizado en el Club Social de Gualeguay y organizado por la Escuela de Artes Visuales “Roberto Sciutto” de esta ciudad. En 1997, colabora con la Escuela de Artes Visuales de Gualeguay, aportando sus conocimientos.

Cuenta su hermana Aurora y su sobrina Cristina Etulain que cuando venía de visita, solían salir a caminar por la costa del río Gualeguay con el mate, y en algunas ocasiones él se sentaba a pintar. En sus viajes gustaba de asados en compañía de la familia. Fue una persona totalmente generosa, que daba más de lo que tenía. Incluso con sus obras fue muy dadivoso. Alguna vez un crítico de arte dijo que su pintura no se cotizaría lo que realmente merecía, hasta que él dejara de regalar cuadros. Fue un ser desinteresado completamente por los bienes materiales, fue generoso con todos.

En sus últimos años enseñó pintura, incluso le dio orientación al joven Vicente Cúneo, otro artista gualeguayense. Participó de una Exposición de Arte Erótico que se realizó en el barrio de Belgrano (Buenos Aires).

Fallece el 26 de enero de 1998 en Buenos Aires, poco antes de cumplir los setenta años. Un día antes le había dicho a su mujer que debían aprovechar y pasear, y se toman un colectivo hasta el Tigre. Pasan una jornada muy romántica, él comenzó a tocar árboles, paredes, tierra... fue una despedida... la despedida de alguien muy sensible... le dijo: ”Si volviera a vivir otra vida, me casaría con vos. Las mujeres tienen cerebro de mono, con la única que puedo hablar es con vos. No sabés cuanto aprendí de vos en la vida”. Lidya cree que todas esas expresiones fueron una forma premonitoria de alentarla para seguir viviendo. Incluso antes de acostarse esa noche le dijo: “Nunca olvidaré este paseo”... ya no volvería a despertar...

“Fue un plástico total, reconocido por sus pares y por los más grandes maestros de la plástica de nuestro país. Asombra la enorme cantidad de obras de su pertenencia”.

“Organizada por el Club Social Gualeguay y la Escuela Provincial de Artes Visuales Roberto Sciutto, se realiza una Muestra Homenaje en mayo de 1998, en la que se reúnen la mayor cantidad de trabajos existentes en ese momento en Gualeguay”.

(1) Testimonio oral de Lydia Tchira de González.

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SU TRAYECTORIA ARTÍSTICA:1955 Expone por primera vez en la librería de Ernesto Hartkopf (Gualeguay).1957 Primer Premio en “Salón Mar del Plata”.1958 Gran Premio de Honor en el Salón “Por la Paz” en Galería Van Riel.1960 Primer Premio “Salón del Litoral”.1960 Becado por concurso por el Gobierno de Entre Ríos para viajar a Europa.1962 Muestra de Pintura Argentina en Río de Janeiro.1963 Invitado a la muestra “Juventud del Mundo” realizada en el Museo de Arte Moderno de París. Distinguido en el comentario del periódico “Le Figaro” de Paris.1963 Participa en la ilustración de la carpeta “El Mate” junto a diez pintores argentinos, entre ellos: Policastro, Castagnino, Berni.1964 Exposición en Galería “Nueva”.1964 Exposición en Salón “Ver y Estimar”.1964 Ilustra “El Varón Rampante”, obra literaria del escritor italiano Italo Calvino (Premio Nobel).1964 Exposición en Galería ”Lascaux” en muestra conjunta con Carlos Alonso y Freddi Martínez Howard.1965 Exposición en Galería “Riobó”.1966 Exposición en Galería “Nexus”.1966 Gana el concurso de Quince Pintores Argentinos realizado por Galería “Proar”.1967 Gran Premio de Honor en el Salón “María Calderón de la Barca”, seleccionado por miembros de la Academia Nacional de Bellas Artes1968 Exposición en “Art Gallery International”.1969 Exposición en “Art Gallery International”.1970 Exposición en Galería “Don Jacobo Feldman”. Córdoba.1971 Premio Fondo Nacional de las Artes a la mejor producción (1970-1971).1972 Exposición Retrospectiva en Sociedad Argentina de Artistas Plásticos.1973 Exposición en Fundación Lorenzutti.1974 Centenario de Mar del Plata. Homenaje Pintura Argentina.1975 Exposición en Galería “Altamira”.1975 Ilustra “Tucumán de Paso”, libro de poemas de E Wernike, editado por Alberto Burnichón.1976 Ilustra el cuento “Hombre al margen” de Marco Denevi.1978 Ilustra el Martín Fierro.1979 Exposición en Galería “Van Riel” de los originales para el Martín Fierro.1979 Presentación y exposición del Martín Fierro en el Hotel Libertador.1980 Exposición en Galería “Del Mar”. Mar del Plata.1981 Exposición en Galería “Soudán”.1981 Revista “7 Días”, quince originales para ilustrar “Diálogos con Jorge Luis Borges”.1982 Exposición en Asociación de Repartidores de Diarios, Revisas y Afines.1982 Exposición Galería “El Farol” de Paraná (Entre Ríos).1983 Ilustra el libro de poemas “Sinfonía de la Llanura” de Hamlet Lima Quintana.1983 Exposición Galería “Palatina”.1984 Invitado por el Complejo Cultural General San Martín a la Expo del Dibujo Argentino.1985 Intervino en exposición conjunta en el Encuentro Cultural de la Juventud, Homenaje a Cesáreo Bernaldo de Quirós, en Gualeguay.1985 Exposición en Galería “Centoya” en homenaje a Carlos Gardel. Obra en colaboración con Lydia Tchira.

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1985 Ilustra los poemas “La Sonrisa de Hiroshima” del poeta rumano Eugène Sibelenius junto con Laxeiro, Soldi, Carlos Alonso.1985 Exposición individual en Galería “La Cuadra” con ochenta trabajos sobre las villas y los niños de la calle.1986 Exposición en Galería “Hoy en el Arte”.1987 Exposición en Galería “Hoy en el Arte”.1988 Exposición en Galería “Del Centenario” con Lydia Tchira.1989 Exposición en Galería “Fénix” de Paraná.1990 Exposición en Galería de Sociedad Argentina de Artistas Plásticos.1993 Organiza la exposición “Pintura Argentina” en Gualeguay.1995 Exposición en “Encuentros “ de Buenos Aires.1995 Exposición Arte Erótico en Belgrano.1955 Exposición en el Complejo General San Martín de Buenos Aires.1995 Invitado por el Centro de Ex-Becarios de la OEA-RA a participar del “Catálogo de Pintores del Mercosur”. Se expone también en Río de Janeiro.1996 Exposición en Dock del Plata –Puerto Madero- Bs. As. Con Lajos Szalay, Carlos Alonso y Martínez Howard. 1996 Es nombrado padrino del IV Congreso Provincial de Artistas Plásticos de Entre Ríos.1996 Invitado por la Embajada de Canadá, interviene con Leopoldo Presas en la ilustración de la Revista de las Tres Américas: “Ruptures” editada en Québec –Canadá- con pintura y literatura de Chile, Argentina y Uruguay”. 1997 Expone en el Centro Cultural Recoleta, organizado por Arte BA ’97.1997 Colabora con la Escuela de Artes Visuales de Gualeguay, organizando exposiciones de grandes pintores argentinos: Carlos Alonso, Felipe Noe, Leopoldo Presas y Rómulo Macció. También acerca a dicha escuela al pintor y profesor de la Academia Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova” Ponciano Cárdenas, ex profesor de técnica de Pintura Mural en la Academia Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova”.1998 Organizada por el Club Social Gualeguay y la Escuela Provincial de Artes Visuales Roberto Sciutto, se realiza una Muestra Homenaje en mayo de 1998, en la que se reúnen la mayor cantidad de trabajos existentes en ese momento en Gualeguay.2004 Retrospectiva en Galería de Arte RO, mes de julio.2004 Retrospectiva en Galería de Arte RO, mes de agosto.

ALDO PELLEGRINI en su libro “Panorama de la Pintura Argentina Contemporánea” (Paidós, Buenos Aires, 1967), en un capítulo titulado “Realismo Social” habla de Spilimbergo, Berni, Castagnino, Urruchúa y otros. Luego cita a Enrique Policastro. A continuación dice:

“Pueden ser considerados en este grupo de realistas sociales dos artistas más jóvenes, calificados, como casi todos los artistas de esta tendencia, por su excelente cualidad de dibujantes. Son Carlos Alonso (nació en Mendoza en 1929) y Roberto González (nació en Gualeguay, provincia de Entre Ríos, en 1928). Ambos artistas derivan, en sus últimas obras, hacia una figuración expresionista de tipo moderno que los haría clasificar en la denominada ‘nueva figuración’ ”. (p. 45).

CÓRDOVA ITURBURU en su libro “80 Años de Pintura Argentina”, Librería de la ciudad, Buenos Aires, 1981 dice:

“Roberto González nació en Gualeguaychú (sic) en 1931 y realizó estudios de dibujo y pintura en el taller del maestro Emilio Pettoruti. Dibujante de méritos sobresalientes su pintura

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se apoya, sólidamente, en la excelencia de su dibujo. No se advierten en su arte rastros de influencia de su gran maestro. Roberto González es, esencialmente, un expresionista. Si alguna analogía es observable en su dibujo y su pintura ella es la que lo aproxima a la línea estética que se desarrolla desde Grünewald, Goya y Daumier para desembocar, ya más cerca de nosotros, en el admirable Lajos Szalay y el mejicano Cuevas. Algunas de las figuras descritas por el expresivo pincel de Roberto González recuerdan en algunos de sus aspectos, la plástica dolorosa, los tipos y los ámbitos sombríos y dramáticos de Cuevas. Pero no obstante esto ni sus dibujos ni su pintura carecen de acento personal. Inquietantes y melodiosos, intensos y delicados al mismo tiempo, dolorosa y dramáticamente humanos y refinadamente concebidos y realizados, los dibujos y los cuadros de este artista acusan la presencia de una personalidad en que la emotividad es lo definitorio.” (Pp. 74 y 75).

JULIO E. PAYRÓ en catálogo Art Gallery International dice:

“Es conocida -y apreciada por el público porteño- la trayectoria de Roberto González, un artista joven que nos llegó de la provincia de Entre Ríos, dotado de excepcional talento para el dibujo, buscó la guía de Emilio Pettoruti, realizó un viaje de estudios a Europa, del cual volvió definido y madurado en su arte, y desde entonces cobró relieve como personalidad inconfundible en el ámbito artístico argentino.

El notable dibujante, cuyo estilo, tan personal, ha orientado el quehacer de muchos jóvenes artistas, se ha dedicado recientemente a pintar “como pintor”, con la alegría de crear en libertad, con el entusiasmo que suscitan en él las sonoras tintas del acrílico y con una espontaneidad certera que es la del individuo avezado en la captación de formas significativas.

Maneja con soltura varios “lenguajes” pictóricos, entre los cuales está el relacionado con el expresionismo de origen germánico y el del post-cubismo, nutrido por enfrentamientos de perfiles con imágenes frontales. Es grato reconocer el rastro de vitales herencias del pasado reciente en una obra como la de Roberto González que, por supuesto, es bien de nuestro presente y bien original, tanto por la independencia y energía de la factura, cuanto por su inequívoca intención polémica.

Hacia un Chagall, un Klee, los más imaginativos de los maestros del siglo XX, va nuestro pensamiento al contemplar imágenes tan seductoras. Lo que distingue, sin embargo, a Roberto González es que su estupenda poesía pictórica contiene un tácito rechazo de la violencia, una compasión por el humilde, un inmenso anhelo de paz y de armonía, que hacen de su arte un arte del corazón.”

RAFAEL SQUIRRU, en “Arte de América 25 años de Crítica”, dice:

“González es un dibujante de excepción. La sutileza de su línea que emparenta con la del inolvidable Lajos Szlay, lo coloca en la primera fila del arte del dibujo dentro y fuera de nuestro medio.

Se trata de una sensibilidad cuya exacerbación bordea peligrosas fronteras.Diríase que González se asoma al abismo y que sale airoso donde de otros

difícilmente hubiesen podido escapar de los resultados del vértigo.Los dibujos de González registran el nivel de lo desgarrador; su destreza lineal no

alcanza a disfrazar la hondura de un sentimiento que la sutiliza, cuando así lo exige el móvil de la sugerencia, hasta esfumarla, como si el artista se perdiese y nos perdiese en el blanco del papel.

Sus imágenes se nutren de la vena grotesca y dolorosa de poema, contrapartida que asume Roberto González como la más afín con su sensibilidad.”

FARFÁN AROSEMENA en “Plástica” dice:

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“La idea de la realidad, el acto escrupuloso, sincero, sumiso ante ella, se la ve sobrevenir concretizada por la sensibilidad que se expresa a sí misma: configuración de la libertad y desenvoltura de esta muestra de Roberto González (Van Riel, Florida 659).

La personalidad del artista se advierte en el tratamiento vigoroso de los personajes concebidos por José Hernández, con los que González recrea un infinito sugerido por los límites referenciales del Martín Fierro.

No es posible eludir la particular trascendencia de esta obra, vista en el ámbito de su legítimo esplendor, en el que la madurez del artista accede a un campo que lo identifica con una atormentada genialidad enfrentada a la verificación de resultantes casi apocalípticas.

De aquí la creación estética, apasionada, de un diseño efectuado sobre nociones florecidas en tomo de formulaciones emocionales no ajenas a puras y admisibles concepciones de un virtual conflicto entre valores reales y valores ideales.”

JORGE FELPSILBER en “Crea protagonistas libertarios: Roberto González alienta lo humano” escrito para Arte en diciembre de 1985 dice:

“Roberto González, sin haberse negado a seguir los dictados de las vanguardias, sin caer en círculos viciosos de lo reiterativo, manteniendo intacta la energía de sus contactos con la vida al desbrozar el informalismo de su acción dibujística que refleja constantemente sus querencias internas, logra una vez más con sus obras dedicadas intensamente a provocar dinamismo y sosiego, expresar el grito silencioso donde alienta lo humano.

Aunque parezca un contrasentido el artista propicia con su línea la libertad del encadenamiento. Creador hostigante va plasmando lo fantástico a una lírica realidad, inclusive con arrastres patéticos en sus complejos desarrollos de las formas dispuestas en acontecimientos acuciantes de coherente enriquecimiento interior.

Nacer y ser sugerente conlleva un linaje comprometido de “su línea” que aparenta no tener confín rechazando la opresión, liberando el amor contenido en su personalidad identificada con el gran fabulador: Roberto González siente la existencia y, al margen de remitirse a la ironía acertada sin agresión del sentido u orientación de su imagen, manifiesta el íntimo deseo de que sus contornos, viajes de dibujos maestros configuren genio y clamor, criterio y coherencia de un tiempo que sigue adelante y que, además de la lírica realidad referida más arriba, logra el clima de humanidad que es el mito donde moran sus sueños de “verdad”.

Con su fervor imaginativo anhela las innegadas certidumbres poéticas en su constante milagrear ya que, a pesar de sus historias abstractas en que no hay temas, argumentos o motivos, se las compone para engendrar protagonistas irreales, libertarios, añadiendo títulos a “Series” que se confunden en el admirado estupor que concitan.”

SERIES DE OBRAS:1. “La vida en el circo” (donde se destaca “¡Pasen y vean”),2. “La Fe” (“Y fue en ese río de sueñera y barro”, “Cristo”, “Estudio de Watteau”),3. “Avisos Clasificados” (“Chalet a estrenar gran categoría”),4. “Los Retratos” ( “Linotipo”, “Spilimbergo”, “Retrato de mi abuelo que ganara una

batalla”,5. “Las curanderas”,6. “La sonrisa de Hiroshima”,7. “Caballo”,8. “La comparsa de Nichea”,9. “Vamos todavía” (“Nº 1”),10. “El Sainete”,11. “La Buena Gente” (los varios de “Línea Vitral”),12. “Los ángeles adulones”.

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EN LAS ILUSTRACIONES:17. Roberto González. Óleo sobre lienzo. 79 x 74 cm. Colección Club Social Gualeguay. 18. Roberto González. “Martín Fierro”. Buenos Aires. 1978. Técnica mixta. 58 x 39 cm. Colección Club

Social Gualeguay.19. Roberto González. “El Viejo Vizcacha”. Buenos Aires. 1978. Técnica mixta. 34 x 38 cm.20. Roberto González. “Carlitos de San Telmo”. Buenos Aires. 1997. Técnica mixta. 55 x 75 cm.

(aprox). (C.D. Rom del Mercosur).

ANTONIO CASTRO

Un alucinante cosmos de líneas, formas y colores.

Por Daniel A. Gabriel.

Dice Sir Thomas Eliot que un gran maestro no roba, toma y Antonio lo hace con todos los colores, las formas, los gestos o las líneas que lo seducen sin importarle su procedencia y los cocina en su gran caldero de brujo de la paleta para volcarlos en sus propios moldes.

Fui tras los pasos del hombre de la costa a la casa de su hermano “El Negro”, como le decíamos cariñosamente cuando trabajó en el taller de mi padre; allí estaba muy bien instalado y me recibió con ese modo tan suyo, pintadas en su rostro la alegría, la humildad y la paz. Cuando me fui acercando a la casa, una cálida tarde de septiembre, muchas imágenes desfilaron ante mí que lo tenían como centro, pero nunca imaginé remotamente que la negra zancuda ya atisbaba por el lado del río y sus moradores conocidos, ese amado río suyo, interminable río de luz que nos acerca a ese mundo inefable que sólo se revela a través del acto creador.

Antonio Castro entra en escena para recuperar el lugar de un artista esencialmente gualeyo vinculado con la tierra, el suburbio, el rancho y fundamentalmente la costa del río. Si la voluntad de todo artista es el empeño de una búsqueda pictórica que le permita definir una manera, un estilo, en el caso particularísimo de Castro el territorio de investigación es el color local y los hombres y mujeres que fatigan la ribera; es alguien capaz de adentrarse en los secretos de la materia acrílica y desentrañar desde ellos nuestras propias incógnitas, nuestros propios enigmas, en fin nuestras esperanzas... El pintor va y viene de su pintura oscura a su primavera perpetua, de su viaje inmóvil a su sostenida aplicación creadora, de su viento lírico a eterno buscador de certidumbres permanentes que comprende que no es la perfección de una moda transitoria, sino la belleza de todos los tiempos donde acaso encontrará lo que persigue.

Antonio Castro nace en Gualeguay el 25 de agosto de 1931.Es en realidad un autodidacta que supo construir un universo infinito e intemporal

desde el espacio y el tiempo limitados de su destino. Para llevar a cabo esta labor empieza por crear el instrumento con que ha de realizarla: la expresión exacta de sí mismo: las líneas y los colores; esto que el autor busca no es la mentida realidad externa, sino el único ser verdadero, el interior que recrea desde la conciencia de los objetos.

Vive su niñez y juventud en esta ciudad, estimulado en el dibujo y la pintura por el recordado filántropo don Roberto Epele, Director del Hogar Escuela San Juan Bosco; tiene 15 años. Aprende el oficio de cerrajero con don Antonio Neffa y luego mecánica del automotor con don Guillermo Viden. En esos años le toca la responsabilidad de cuidar de su familia –sus padres y sus hermanos- Busca afanosamente tiempo para dedicarle a la pintura –ya convertida en pasión- pero las obligaciones familiares se lo impiden.

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Accidentalmente ingresa en la Marina de Guerra, sólo por el sueldo que le ofrecen pero no tiene vocación militar. Trabaja en las calderas y en otros menesteres y siempre está presente el dibujo. A bordo del Crucero Almirante Brown recibe por correspondencia instrucciones de una escuela de dibujo y se esconde en lugares insólitos para realizar las consignas del curso.

Vuelve a la ciudad con un ferviente deseo de estudiar pintura sistemática y metodológicamente. Por esa época, 1953 –aunque no es de su agrado- trabaja en la usina durante doce años.

Década de 1950, por una conjunción inequívoca de los astros se reunían –en un ranchito del siglo XIX aún en pie, de ladrillos asentados en barro y techo de paja- Antonio, Roberto (KCHT) González, Carlos Cúneo, Enrique Aguirrezabala, el poeta Alfredo Veiravé, Chuchi Mac’Kay y su esposa y Jorge Núñez Miñana. Esta circunstancia adquirió un perfil de vaticinio y le permitió a cada uno elegir su camino; ese círculo indefinido que hace presentir grandes destinos fue estableciéndose en torno a ellos.

Al principio hay una deliberada intención por el dibujo en blanco y negro. En 1959 hace su primera muestra en el Salón Koph de Gualeguay, trabaja con colores y estos trabajos se exponen luego en Paraná con el auspicio del Círculo Cultural del Teatro Casacuberta.

Enrique Aguirrezabala, que era alumno de Juan Carlos Castagnino, lleva los trabajos de Antonio al maestro y éste expresa su deseo de conocerlo.

En Villa Insuperable se realizaban “Talleres libres de fin de año” que duraban un mes, allí ingresan con Juan Carlos Cúneo y trabajan según la teoría de un libro que había escrito Castagnino al cual llamó “Mi método”.

Roberto Beracochea, abogado, escritor y eminente hombre de la cultura de Gualeguay, había alojado en su domicilio a Juan Carlos Castagnino en oportunidad de realizar su propia muestra en el Salón Koph; entonces Roberto concierta una entrevista entre los artistas. Castagnino ve los trabajos de Antonio y le dice: “ Sus trabajos son buenos, siga con la disciplina que ha adoptado y no se ate a ningún maestro, siga con la suya Castro, va por buen camino” y le hace entrega de una carta para Héctor Basaldúa. Se encuentra con éste en su taller particular y le da una nueva recomendación para Julio Payró (h.) quien por esa época integraba el Fondo Nacional de las Artes. Julio Payró queda encantado con las obras y quiere comprarle una.

Casualmente estaba allí Hugo De Santis –hijo de Gualeguay- en una reunión. En ese momento había un concurso denominado “de Capital para el Interior”, no obstante haber vencido el plazo de presentación lo inscriben, por la buena impresión que habían producido sus obras. Antonio vuelve a Gualeguay y se olvida de esta anécdota, continúa trabajando para sobrevivir (1963).

Finalmente gana el concurso del Fondo Nacional de las Artes para pintores del interior en el ámbito nacional. Le compran un cuadro del puente Brazo Largo –Zárate. El objetivo del concurso era que los artistas del interior se perfeccionaran en Buenos Aires. El premio consistía en una beca para estudiar con el maestro que el ganador eligiera. Antonio eligió Castagnino pero éste se encontraba en Italia. El elegido entonces fue Rubén Dalton, cuya pintura a Castro no le gustaba, pero según sus propias palabras “sabía muchísimo” porque había estudiado en Francia con quien había sido maestro de muchos argentinos en Europa.

Nuestro pintor trabajó un mes con Castagnino en los talleres de verano, tal vez tres con Rubén Dalton aunque no compartían la misma orientación estética y durante cinco meses tomó clases con el gran maestro Héctor Basaldúa. Circunstancias ajenas lo alejaron de las academias de arte y de las universidades, convirtiéndolo en un autodidacto interesado, con su espíritu abierto, observador de cuadros, reproducciones y revistas de arte, atento a los lenguajes de maestros de épocas, escuelas y culturas diversas.

En 1978 vivió en Buenos Aires, por razones de salud, con el poeta gualeyo Juan Luis Morabes a quien le regaló una máquina de escribir Lettera. Entonces conoció a un gitano que le compró muchos trabajos. El gitano vendía los cuadros en Europa como si fueran suyos. En Italia un marchand analizó las pinturas y descubrió el engaño. Al tiempo, recibió una carta en la

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cual el gitano le anunciaba que el marchand le pagaría la estadía en Italia por un año y compartirían las ganancias; Antonio gestiona el pasaporte pero llegado el momento de partir teme no regresar jamás y no viaja.

En 1963 dos artistas argentinos de distintas generaciones se reúnen para la creación de un libro: “De la estación a casa”, con poesía de Fernando Cerolini e ilustraciones en blanco y negro de Antonio. Las ilustraciones resultan magníficas por esa solvencia de construir las formas con una economía de trazos propia de los grandes y con un lenguaje absolutamente personal.

En 1966 expone en Galería Nice, en 1969 en Arte Nuevo, en Los Altos de Florida, en Galería Castagnino y en 1986 en la Galería Cascales de San Telmo. Lo hace también en numerosas localidades del interior: Paraná, Rosario, Santa Fe, Gualeguaychú.

En Gualeguay realizó numerosísimas muestras y en 1985 intervino en la presentación conjunta del Encuentro Cultural de la Juventud “Homenaje a Cesáreo Bernaldo de Quirós”.

Invitado por el Museo de la Ciudad de Buenos Aires ilustra poemas de Oliverio Girondo que se exhibieron en el teatro San Martín. Realiza dibujos para poemas de José Luis Morabes cuyo primer tomo fue editado por el Fondo Nacional de las Artes. Lo mismo hace con poesías de Norma Cobre, Pedro Lacabe y Eise Osman. Juan L. Ortiz conocía a la familia de Castro antes que Antonio naciera, fueron amigos y en algunas oportunidades Juanele lo ayudó aquí y en Paraná.

En 1994 y 1995 ejerce como maestro en el Taller de Arte de Blanqui Sturzenegger en Gualeguay, sembrando semilla en un generoso grupo de niños, jóvenes y no tanto que se entusiasmaron con la pintura y cuyo efecto multiplicador desató una oleada de vocaciones con las consecuentes muestras.

Según confiesa en la entrevista concedida al periodista Pablo Guercovich unos meses antes de su muerte: “Yo siempre trabajé furiosamente. Lamento no poder estar ahora mucho tiempo parado ni sentado. Pero mi mano derecha es sana. Tengo esa fortuna”.

Antonio poseía una habilidad innata para encontrar fósiles y cacharros cerca de los ríos donde habitó el indio, lo cual nos muestra otra faceta más de su amor por lo autóctono. Asimismo fue autor de poesías atesoradas en algunos cuadernos. Muchos de sus cuadros no llevan título, la explicación, en lenguaje de su autoría es: “dos personas no ven lo mismo”.

Sus pinturas se encuadran dentro del Expresionismo Figurativo. Acostumbraba a “manchar” la tela para comenzar la tarea y luego, entre líneas o colores iba dando forma a los objetos. Logra composiciones de gran riqueza expresiva, donde se descubren temas dentro de los temas, detalles que se revelan después que se cree conocer el cuadro, conformando así nuevos motivos. En sus palabras “es un trabajo que nunca se termina de ver”.

Al comienzo de su trayectoria usa el blanco y negro, luego tiene una segunda etapa de colores muy bajos; alrededor de 1976 su paleta se aclara logrando combinaciones y coloraturas muy interesantes; los últimos años simplificó su expresión utilizando abundancia de colores primarios planos.

Podemos ubicar la obra de Castro dentro del neorrealismo testimonial, es un dibujante sobresaliente en quien la soltura y la síntesis expresiva definen su descripción lineal de las formas. Se visualiza en sus trabajos cierto paralelo con Carlos Alonso, que desarrolla una línea similar pero con otras connotaciones anímicas y circunstanciales. Pero hay en su expresión una poética poco común en esta corriente y aunque se apoya en la realidad aparente del mundo, la transfigura animando su representación con una poesía humilde y serena, que tal vez emerge porque Antonio Castro era profundamente creyente desde su educación en el Hogar Escuela. Esto sin dejar de manifestar el conflicto social que es emergente desde su posición y que aparece con claridad en sus cuadros.

En el arte de nuestro país está siempre vigente la necesidad de concretar la identidad argentina, tema recurrente en todas las corrientes pictóricas de nuestro país. El problema es establecer qué es lo ajeno, cuando todos nuestros intelectuales tienen una formación altamente europeizada. Cada sector tiene su definición de lo nacional a partir de su propia percepción de

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la realidad. En el caso de Castro la autenticidad de las raíces no ha sido tocada por influencia foránea alguna.

Considerada en conjunto la obra de Antonio Castro, se muestra ante todo como un desarrollo –obra en marcha- intensivo: un proceso de condensación. Los temas capitales son los mismos desde los primeros hasta los últimos, mas en cada nueva realización la pintura se adelgaza, la idea se concreta, al decir de Juan Ramón Jiménez “un poema no se acaba, sino, se abandona. Yo llevo mi poesía dentro de mí, es como el árbol que da flores, las mismas flores tan diferentes...”

Antonio Castro fue un genio creativo y siempre se empeñó en estar de pie detrás de su obra; su actitud responde a una implacable vocación por su impulso reservado y sostenido, lo cual lo convierte en un modelo ejemplar de argentino que nos deslumbra con su talento y nos demuestra el necesario carácter para llevar a su veloz y optimista navío a un buen puerto.

Este artista cabal fallece el 16 de diciembre de 2002 en las cercanías del río Gualeguay, de cuya costa nunca quiso apartarse.

Dice DERLIS OSCAR MADDONNI en la revista “Borrón y Cuenta Nueva”, Nº 5, Concepción del Uruguay, set./oct. de 1998:

“Castro ha realizado una obra gigantesca, no sólo por su calidad y cantidad, sino también, porque no ha despreciado técnica alguna, ni mixtura de las mismas.

Conocí a Antonio Castro, cuando todavía era obrero de la usina productora de electricidad, en la chacra que habitaba Roberto González y su familia, allá por los ’60. Tanto él como sus <cosas> me fascinaron de inmediato y comprendí, a pesar de mi soberbia, que estaba ante una obra no convencional y original, sino también madura y realizada por un artista cabal, realmente ocupado y preocupado por el problema de la plástica, como un todo no divisible en parcelas, como comenzó a suceder a partir del <impresionismo>.

Ya por entonces su mundo no era el de Roberto (González), al que acudíamos en búsqueda de conocimientos, era otro muy distinto y que con el tiempo se iría separando cada vez más, hasta llegar a esos grandes ritmos que ocupaban toda la tela y su Paleta algo sombría trataba de resolver los problemas del color a la vez que los de la luz, en definitiva para los artistas, la que da existencia a los objetos.

Antonio pinta y dibuja con alegría todos los días de su vida y eso se nota claramente en su obra. Los grandes ritmos siempre danzan sus telas, pero ahora los colores son los primarios casi en exclusividad. Su paleta se ha tornado luminosa, pero no ha perdido forma el desenfado de las deformaciones de sus figuras, ni la necesidad de mostrar lo más posible <eso> que está plantado sobre el soporte. La obra ha ganado en candor, como quien juega a algo que conoce muy bien y no necesita hacerse ni hacer trampa. Eso no quita, tal vez sea todo lo contrario, que sobre un soporte ya pintado, pinte algo distinto y sienta la urgencia que de lo anterior aparezca parte en la nueva pintura.

Más allá de los movimientos en que se encuentran sus personajes, los torbellinos compositivos y los colores que se disputan los espacios, toda la obra de Antonio se ve como sumergida en la felicidad que depara un fuerte equilibrio interior y sus figuras gozan de muy buena salud; no son trágicas, ni parecen sufrir dolores o angustias que las depriman. Con cierta desmesura me animaría a decir que hay como un barniz, como una cobertura <epicúrea>, que nos cuenta del placer de vivir y que no temen a la muerte.

El drama cotidiano, que también se puede ver, aparece como una cuestión totalmente plástica, como una gran metáfora en la que los personajes luchan por acomodarse en los espacios del soporte, adoptando posiciones incómodas físicamente, como revelándose ante el artista, que a veces se ve obligado a mostrar partes o zonas que no podrían verse en una pintura <realista>, dado que sus figuras son fuertes y tienen poder. A la vez esas mismas figuras incómodas, sonríen tranquilas, o tiernas, o socarronas y hasta podría decir pícaras, como Antonio cuando le gana una batalla dura a la cruel sociedad que lo contiene (?).

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Vale agregar que todas y cada una de las pinturas de Antonio, muestran el aspecto de una piedra preciosa sólo facetada en parte, creando un juego más que interesante entre aquello que ya está definido y eso otro que espera nuestra mirada, para adquirir un <ser especial> que cada uno agregará a eso que <casi falta>. Sus trabajos son siempre un estar haciéndose, como él mismo es un continuo hacerse en lo que hace. Estas pinturas nos esperan para terminarse, para sorprendernos con nuestras propias cargas interiores, que ellas empujarán hacia fuera en un encuentro con la libertad del arte. De todas las artes.

Las telas de Castro muestran un lirismo <brutal>, como algo tosco que ha sido tratado con ternura y por qué no, con refinamiento poético, pero que no renuncian a su origen de construcción <romántica>. Esas figuras, posiblemente vecinos, pescadores, canoeros y el mismo Antonio, comparten un misterio, un secreto, una complicidad, tal vez un sueño.”

FRAGMENTO DE UNA ENTREVISTA CON PABLO GUERCOVICH:

“ -No me puedo quejar de lo que me ha dado la vida, aunque sólo sea por haberle dado a alguien alegría con la pintura. Cuando viene un cliente a comprarme algo, yo le miro la cara. Quiero saber si realmente le gusta o simplemente quiere tener algo que es mío, que tiene mi firma, viste. Cuando veo que es desinteresada, que gusta de mi pintura, soy capaz de regalársela. Hace poco vino una chica a comprarme algo. Le encantaron unos dibujos. Anduvimos regateando un rato, hasta que fui a sentarme porque no daba más de la pierna. Ahí le dije a ver, cuánto tenés, y me dijo tengo cien pesos y yo le dije Bueno, listo, ya está pero me dijo no me va a alcanzar para volver a Buenos Aires y entonces me dio los cien y yo le di diez federales. Se lo vendí a noventa.”

FRAGMENTO DE UNA ENTREVISTA CON DANIEL GABRIEL:

- “¿En qué corriente te incluís vos?- Yo estoy en la corriente expresionista.- En la corriente expresionista.- En la corriente expresionista figurativa, sí.- ¿En tu vida, qué hecho determinó o influyó para que vos te inclinaras por la pintura?- Una cosa que yo siempre pienso... porque yo pasaba por unos galpones entre las

calles... yo te voy a decir... la manzana era Colón, Federación y Rosario del Tala... y otra calle... la del Banco de Entre Ríos...

- Islas Malvinas, donde era lo de Bagnatti.- Sí, y ahí se fundó El Hogar Escuela en 1940. Yo pasaba todos los días para ir a la

escuela Nº 2 por esa calle. Y las paredes eran blancas, viste, y un día veo que había un tipo que estaba haciendo la instalación eléctrica y era Jorge Gómez, que fue maestro de la Escuela, que me parece que le decían “Botella”. Y pregunto: “¿Dígame, qué están haciendo acá?”. -“Acá se va a fundar una escuela, el Hogar Escuela”. – “Ah, le digo, yo voy a venir”. Fijáte vos lo que son las cosas. La acción que fue determinante, porque ahí lo conozco a Roberto Epele...

- Te animó, digamos...- Sí, sí, sin decir una palabra... que me veía dibujar, que me veía concentrado, me veía

que yo me tiraba al piso y dibujaba, él dejaba caer un libro, así viste. Del Renacimiento: Rafael Sanzio, Miguel Ángel, todas esas cosas, una moneda del Renacimiento... yo no conocía qué era un talento.

- ¿Del Renacimiento?- Sí, sí, del Renacimiento y le digo...- Una moneda... los talentos de La Biblia...- Sí, sí, claro, le pregunto a él y al leer ahí decía qué era un talento, que era una

moneda y de ahí que pagaran treinta o cuarenta talentos. Y este hombre...

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- Descubrieron la vocación y el talento por la pintura y de ahí...- Fue determinante... ”

EN LAS ILUSTRACIONES:21. Antonio Castro. “El Pescador”. Gualeguay. 1976. Óleo sobre hardboard. 117 x 90 cm.22. Antonio Castro. “La Familia del Pescador”. Gualeguay. 1976-77. Óleo sobre hardboard. 117 x 90

cm.23. Antonio Castro. “Ceibas”. Ceibas. Noviembre de 1978. Acuarela sobre papel. 48 x 32 cm.

ENRIQUE AGUIRREZABALA

Con capacidad de análisis y sentido del humor: “Mostrarse, significa sobre todo plantear públicamente una proposición individual, más o menos clara, acerca de una poética, una ideología, una visión del mundo, un resumen de vida.”

Enrique Aguirrezabala nace en Gualeguay en 1932. Estudia con los maestros Cecilia Marcovich, Juan Carlos Castagnino y con María Freire en Colonia (Uruguay). Además de artista plástico es diagramador. Hace diseño gráfico en diversos medios periodísticos, tapas de libros, etc. Participa en la realización de murales e ilustra libros y textos para revistas. Realiza tareas docentes en su taller en Buenos Aires. Expone regularmente desde 1960 hasta su muerte en Buenos Aires a principios de 1991, realizando numerosas muestras individuales y colectivas en la Argentina y otros países: Buenos Aires, Cali y Bogotá (Colombia), Madrid (España), Viña del Mar (Chile), de los cuales se incluye una lista al final.

“Acuarelas, collages, esculturas, títeres” anuncia el catálogo de una de sus muestras, en la galería Arte Nuevo de Buenos Aires, lo cual da una idea de lo heterogéneo de sus creaciones. Esta galería también edita un libro reproduciendo una serie de sus collages.

En 1990 hace una muestra individual en el Museo Juan Bautista Ambrosetti de Gualeguay. En esta ocasión la mayoría de las esculturas que expone son de ese año y otras son anteriores pero no habían sido presentadas al público. Los materiales utilizados son cartón, papel, cola vinílica, tela y pintura acrílica. Los collages que aparecen fotografiados en el catálogo son versiones aproximadas de algunas de sus obras, y figuran los datos técnicos correspondientes a las mismas. El texto del catálogo es un fragmento del libro inédito de Arturo Carrera, “La banda oscura de Alejandro”.

Un texto escrito por el artista, en mayo de 1981 para el catálogo de la muestra “Collages - Acuarelas” (Galería Arte Nuevo de Buenos Aires), permite apreciar la rica personalidad de Enrique Aguirrezabala, su capacidad de auto análisis, su sentido del humor:

“Desde el invierno de 1960 he colgado 27 muestras individuales y participé aproximadamente en más del doble de colectivas.

Recuerdo particularmente el extrañamiento que sentí al ver en las paredes de la sala I de Van Riel, los veintitantos dibujos que 15 días antes se entreveraban en el taller del marquero, identificados como 120 x 120, 70 x 100 ó 68 x 75½.

Allí en esos muros adquirieron un orden particular, un sentido nuevo que me hizo mirarlos desde afuera por primera vez, y analizarlos a partir y a través de ellos solamente.

20 años después –y sin ánimo de marcar analogías mosqueteriles-, la situación es por cierto diferente, pero no del todo. Es parte importante del trabajo de un artista mostrar lo que hace y colgar una muestra no es lo más difícil. Lo que permanece intacto en mí es el gozo de enfrentar el resultado, o la bronca -generalmente la bronca -, por lo mismo.

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Mostrarse, significa sobre todo plantear públicamente una proposición individual, más o menos clara, acerca de una poética, una ideología, una visión del mundo, un resumen de vida.

Es lo que intento con estas acuarelas y collages realizados este año.”Enrique Aguirrezabala.

“Enrique era un hombre de izquierda, siempre jugado por una causa. Fue alumno, o colaborador de Castagnino, con quien pintó algunos murales y sufrió, si se me permite la subjetividad, el mismo proceso que Castagnino. Como Castagnino, quiso ser épico, cuando lo suyo era ser como era: intimista. Un día le regalaron un libro de grabados, los recortó, empezó con el collage y llegó a la acuarela sobre papel.”

Raúl Santana.

“En vida, Enrique fue uno de esos hombres –escasos- que no corren detrás de la gloria ni están corroídos por la envidia, desesperados por el triunfo de los otros. Enrique era como una tregua en la batalla del mundo. Su obra estaba más cerca de la poesía y de la música de cámara que del ruido y de la furia. De los collages que supo armar con reproducciones de grabados antiguos, se recuerdan irónicas incursiones sobre la realidad, sobre el país, sobre la patria ganadera, en el límite entre lo anecdótico y lo plástico, materia final a la que Aguirrezabala tendía sin concesiones. En sus acuarelas, cercanas al registro de Miró, su afinación de los pocos elementos –entre los que incorpora la presencia del papel, del grano del papel, de su latencia artesanal- crea un mundo sígnico a veces tan transparente que está a punto de desaparecer, de irse al otro mundo.

Serenas, pero cargadas como ciertos sueños, esas acuarelas parecían el camino lógico hacia las esculturas finales, hechas de papel maché, que desafían el equilibrio del mundo, descentradas, dueñas de una estabilidad que parece imposible, como juegos de arena en manos de un niño, y al mismo tiempo reveladoras de la fuerza del material y de la imaginación –extraña, única- de su creador.”

Miguel Briante.

En abril-mayo de 1992 se organiza una “Muestra Homenaje” a Enrique Aguirrezabala. Su amigo Arturo Carrera escribe en el catálogo:

“La certeza de que Enrique Aguirrezabala pasó por aquí, con los zapatos camuflarios de los gnomos, dejando impresa la tierra con la nervadura de la pata de un pájaro y la energía de un hombrecito poco civil. Digamos como Thoreau cuando dijo:

‘También yo confeccioné un cesto de textura delicada, pero por lo visto no lo suficientemente valioso como para despertar por él interés alguno, o para que nadie lo quisiera comprar. Con todo, por lo que a mí respecta, pensé que había merecido la pena mi tiempo, y en lugar de calentarme la cabeza para ver cómo lo vendía, me preocupé más bien de encontrar el modo de no tener que venderlo. La vida que algunos hombres consideran un éxito constituye tan sólo una posibilidad. ¿Por qué habríamos de exagerar, y considerar éxito tan sólo ese aspecto más que discutible, a expensas de otra posibilidad?’ ”.

Prólogo de Hermenegildo Sabat para libro “Aguirrezabala. Collages” de Ediciones Arte Nuevo, Buenos Aires, 1977:

“Entre mayo de 1971 y marzo de 1973, tuve la suerte de trabajar diariamente sentado a escasa distancia de Enrique Agurrezabala. Durante ese lapso, pude y logré compartir su integridad individual, disfruté con su inteligencia, me enriquecí con su delicada ironía y desopilante sentido del humor, A todo esto debe agregarse algo, que, tristemente, no poseo: Enrique jamás se menciona, nunca habla en primera persona, siempre alude a aquello que lo rodea, aunque le moleste. Cuando no estaba trabajando, no se integraba con grupos ociosos.

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En espacios diminutos de papel concretaba sus pensamientos en dibujos, a los que, en otros momentos, en su estudio, daría forma final.

Y esos dibujos, son la obra de un poeta.El aura de poesía que emana de Enrique, incluida su propia apariencia física, le

conduce a percibir su mundo en elementos no advertidos, por ejemplo: los grabados publicados en revistas y libros del siglo XIX. Enrique es un individuo muy seguro dentro del mundo que ha creado, pero no se sospecha que las utopías están allí incluidas. Tampoco las costumbres más diseminadas, infortunadamente, en nuestro medio y no sólo aquí.

Cuando Enrique recorta esos grabados no los armoniza de acuerdo a su gusto o temperamento estético; los reubica en su mundo. La sorpresa que depara la observación de estas construcciones es ajena, por lo tanto, a las que deparan los más concienzudos collages, ya que el propósito no está emparentado con ninguna tendencia.

Obsérvese la coherencia de las imágenes que reúnen, sintomáticamente, las condiciones ya apuntadas de Enrique. No hay simulación. Son los mismos dibujos, rescatados con delicadeza y elegancia de manos que ignoran esta feliz revelación.

La reunión de estos segmentos de las percepciones de Enrique en forma de volumen, facilita el diálogo con un artista que nunca levanta la voz; ese silencio influirá para que disfrute nuestra visión con la misma serenidad que han sido concebidas sus imágenes.”

Nuestra conocida escritora EMMA BARRANDÉGUY fue amiga de Enrique Aguirrezabala, habían sido presentados por Derlis Maddonni. Cuando Emma trabajaba en el diario Crítica en Buenos Aires, al salir de la tarea solía coincidir con Enrique, pues los dos tomaban el mismo troley y, aunque Aguirrezabala se bajaba antes, siempre tenían oportunidad de conversar y mantenerse informados.

Escribe Emma al enterarse de su muerte:“Era un poeta –dice Sabat- en el prólogo de la única obra editada de Enrique

Aguirrezabala. No sé que significaba para el gran dibujante Sabat el ser un poeta, pero sí sé que Enrique merecía el calificativo. Por su sensibilidad, quizá. Porque, qué es un poeta sino aquel más sensible a la realidad que le rodea? Y así era Aguirrezabala en su más cabal expresión, como artista y como hombre. Conocí a Aguirrezabala a través de Derlis Maddonni, como ser humano, y como artista por sus exposiciones. Recuerdo la primera a que asistí en la Galería de Conde donde tenía su librería una amiga mía. Era en el local de Castagnino, si no me equivoco, y sus raros cuadros estaban ahí no para que nosotros los comprendiéramos sino para mostrarnos sólo su rareza y tal vez su sentido del humor. Me refiero a su total posición antiburguesa como si en el fondo quisiera burlarse de nosotros y de todos.

No comprendíamos su pintura, como no comprendíamos a ciertos poetas jóvenes que parecen no decirnos nada. Pero es que es necesario que nos digan algo? Eso nos diría Enrique si le hubiéramos preguntado qué querían decir sus cuadros, sus juguetes, como él llamaba a las figuras geométricas de su última exposición entre nosotros. Es necesario comprender el arte? Es posible comprender a Jerónimo Bosch que nos propuso en el siglo XV sus mágicos cuadros o a los Esperpentos que nos dejó Goya? O a Góngora si creemos en los poetas? Basta de ejemplos. Si veíamos unas manchas de color oscuro donde Aguirrezabala decía que había pájaros u otra pequeña mancha cuando él titulaba ‘Nube de tormenta en el camino de La Costa’, era tal vez defecto nuestro y no de su maravillosa imaginación.

Fue en sus collages donde creí hallar pie para una mejor ubicación. Vi esta exposición en Florida, cerca de la plaza San Martín de la Capital. De los collages allí expuestos se hizo el libro que publicó Arte Nuevo y por poseer ese libro pude entrar más en contacto con la obra de Enrique, verla más a menudo aunque esta parte de sus creaciones pertenecía para él a su etapa ya superada. Allí se me revela sin embargo como un maestro del collage.

Enrique jugaba con sus recuerdos de Gualeguay. A menudo títulos de sus trabajos traían referencias del campo, del arroyo Clé, de juegos de infancia como ‘andelito, andelito de oro’, o ‘Mantantiru liru la’. Otras veces su ironía se traslucía sin ambages o tal vez sin

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melancolía en ese ‘Chau Florencio’ donde la estatua de Florencio Sánchez está junto a una taza de café.

Respecto al hombre Aguirrezabala –el que murió leyendo un libro, porque como su padre los amaba- nos remitiremos nuevamente a Sabat quien dice:

Para mí Enrique era un caballero en el viejo sentido de esta vieja palabra. Fino, delicado, siempre ajeno a las modas del momento, sencillo, su trato era tan cordial que hacía sentirse cómodo a quien conversaba con él. Cigarrillo compartido y algún vino fugaz matizaban su charla en Buenos Aires y un pequeño dibujo que vino en una carta me acompaña siempre como ya su recuerdo entrañable. Chau, Enrique será hasta otro día o mejor, otra noche.”

Abril / 91, Emma Barrandéguy.

SU TRAYECTORIA ARTÍSTICAMUESTRAS INDIVIDUALES DE AGUIRREZABALA:1960 Instituto Vilar. Gualeguay –Entre Ríos. Dibujos.1961 Galería Van Riel. Bs. As. Dibujos.1966 Galería El Altillo. Bs. As. Dibujos y objetos.1967 Galería Arte Nuevo. Bs.As. Dibujos.1968 Galería El Laberinto. Bs. As. Dibujos y objetos.1968 Galería Arte Nuevo. Bs. As. Pinturas.1969 Galería Arte Nuevo. Bs. As. Pinturas y dibujos.1970 Galería Arte Nuevo. Bs. As. Dibujos y objetos.1971 Galería Arte Nuevo. Bs. As. Dibujos.1973 Galería Arte Nuevo. Bs. As. Dibujos.1974 Galería Arte Nuevo. Bs. As. Dibujos.1975 Galería Arte Nuevo. Bs. As. Dibujos. 1975 Galería Sandiego. Bogotá. Dibujos. 1975 Galería Scheinshon. Bs. As. Dibujos.1976 Centro de Arte Actual. Pereira –Colombia. Dibujos. 1976 Galería Losada. Montevideo –Uruguay. Acuarelas y tintas. 1976 Galería Scheinshon. Bs. As. Dibujos.1977 Galería Balmaceda. Bs. As. Dibujos. 1977 Galería Arte Nuevo. Bs. As. Muestra de originales y presentación del libro “Collages”, editado por esa Galería.1978 Galería Sandiego. Bogotá. Dibujos. 1978 Museo del Castillo. Medellín –Colombia. Tintas. 1978 Galería Scheinshon. Bs. As. Dibujos.1979 Galería Arte Nuevo. Bs. As. Dibujos.1980 Galería 9. Lima –Perú. Collages.1981 Galería Sara Cherman. Villa Gesell. Collages. 1981 Galería Arte Nuevo. Bs. As. Collages -acuarelas. 1981 Casa de la Cultura. Coronel Pringles. Dibujos y acuarelas.1983 Galería Arte Nuevo. Bs. As. Acuarelas.1985 Galería Arte Nuevo. Bs. As. “Aguirrezabala”. Acuarelas, collages, esculturas y títeres.1989 Galería de arte Álvaro Castagnino. Buenos Aires. Esculturas.1990 Museo Juan Bautista Ambrosetti. Gualeguay. Pinturas y objetos.1990 Presenta pinturas en el Museo de Arte Americano de Maldonado y dedica la muestra a la pintora uruguaya María Freire.1991 Galería de arte “Álvaro Castagnino” de Bs. As. Muestra- Homenaje.1992 Galería de arte “Arte Nuevo” de Bs. As. “Aguirrezabala”. Muestra-Homenaje.

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MUESTRAS COLECTIVAS:1962 Galería Barín. Bs. As. “5 jóvenes pintores”. 1962 Galería Estímulo. Bs. As. “Dibujos, témperas y monocopias de 7 pintores”.1966 Museo de Arte Moderno de Bs. As. Salón del Tapiz.1972 Centro Cultural General San Martín. Buenos Aires. 1972 Muestra Itinerante del Martín Fierro 72.1974 Galería Arte Nuevo. Bs. As. “Cajas”.1975 Primera Bienal de Grabado y Dibujo de Punta del Este. Uruguay. 1975 Galería Arte Nuevo. Bs. As. “La Naturaleza Muerta”. 1975 Galería Arte Nuevo. Bs. As. “Última Exposición Postal 1975”.1976 Museo de la Tertulia. Cali –Colombia. Bienal Americana de Grabado y Dibujo.1977 Instituto de Cultura Hispánica. Madrid. “Arte Actual de Ibero América”. 1977 Galería Arte Nuevo. Bs. As. “Homenaje a Marcel Duchamp”.1979 Museo de Arte Moderno de Bs. As. “Homenaje a Julio Verne”.1980 Galería Época. Santiago de Chile. “5 dibujantes argentinos” (con Auslender, Bengoechea, Diciervo y Dowek). 1980 Galería Áurea. Rosario. Dibujos (con Norberto Onofrio y Jorge Diciervo).1982 El collage en la Argentina –M.A.M. –Centro Cultural. 1982 Galería Arte Nuevo. Bs. As. Libros de Artistas. 1982 Concursa al Premio Konex de Dibujo1983 Concursa al Premio de Dibujo de la Fundación Navarro Correas, en el Museo Nacional de Bellas Artes. 1983 Murales para la Ciudad, en el Centro Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Organizado por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y la empresa Benson & Hedges. Obtiene uno de los premios y su proyecto se encuentra realizado en la plaza Roberto Arlt (Rivadavia y Esmeralda).1984 Centro Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. “Artistas en Papel”.1985 Centro Económico Gualeguay. “Artistas de Gualeguay”. Homenaje a Cesáreo Bernaldo de Quirrós.1989 Bienal de Arte Internacional de Viña del Mar. Chile. 1989 Muestra “Más allá del objeto”, organizada por la revista Artinf. Buenos Aires.

EN LAS ILUSTRACIONES:24. Enrique Aguirrezabala. “El hombre de la bolsa”. 1976. Litografía y lápiz. 43 x 32 cm.25. Enrique Aguirrezabala. S / T. 1985. Técnica mixta sobre papel. 17 x 25 cm.26. Enrique Aguirrezabala. “En Loreto hay duendes”. Buenos Aires. 1988. Acrílico sobre tela. 69 x 79

cm.

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CARLOS ALBERTO MONTELLA

“Nació en Rosario, pero es en Gualeguay donde cobra forma su estilo, donde recibe influencias de Derlis Maddonni, Antonio Castro y Roberto González”.

“Carlos Alberto Montella nació en Rosario, en 1934 y se radicó en Gualeguay en 1964.” Hacia 1979 se traslada a Paraná. Es autodidacta. Sus trabajos, que pueden considerarse dentro del neo-realismo expresionista, impactan por su increíble fuerza y frontalidad. Ha realizado numerosas muestras individuales y colectivas en Buenos Aires y Entre Ríos, obteniendo premios provinciales.

Ha realizado exposiciones en:Biblioteca Carlos Mastronardi, Comisión de Turismo, Comisión de Cultura, Club

Social, Jockey Club, y Club de Pelota, todas en Gualeguay.Galería Mitchel y Alianza Francesa en Gualeguaychú.Jockey Club en Rafaela.Casa de Entre Ríos y Galería Meridiana en Buenos Aires.Galería El Farol, Galería Fénix, Museo Provincial de Bellas Artes, Banco Coinag,

Centro Empleados de Comercio, Sindicato Empleados y Obreros Telefónicos y Galerías de Arte Bersa en Paraná.

Ha obtenido premios y menciones en el Salón Anual de Artistas Plásticos Entrerrianos. Obtuvo el segundo premio en este Salón de la Provincia en los años 1975 y 1981.

Colaboró como dibujante en el diario El Debate-Pregón de Gualeguay.Ilustró el catálogo para la entrega del Minuán de Oro a Juan L. Ortiz en 1976.Realizó muestras de Humor para la Comisión de Turismo de Gualeguay.Intervino en la muestra realizada por la revista Crisis en la Capital Federal (Galerías

Arthea y Nice, donde obtiene mención).Intervino como jurado en Concursos de Murales en Gualeguay y Paraná.Intervino en exposición conjunta en el Encuentro Cultural de la Juventud, Homenaje a

Cesáreo Bernaldo de Quirós, (1985) en Gualeguay.Colaboró en la revista “La Loca de al Lado”, de Gualeguay.Intervino como Invitado en una muestra conjunta en el Museo “Rosa Galisteo de

Rodríguez” de Santa Fe, en 1991.Muestra individual en el Club Social Gualeguay en julio de 1995.

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Obtiene mención en la “Muestra de pequeño formato” auspiciada por la Municipalidad de Paraná, por su obra “Valentina” en el año 2000.

Ha ilustrado poemas y libros. Realizó ilustraciones para poemas de Eise Osman. Ilustró el libro de poesías “Luz y Pensamiento” de Eduardo Godoy Leyes. Colaboró en la ilustración del libro de cuentos “Los cuentos que cuenta el viento” de Graciela Pacher de Barbará, año 2003.

En ocasión de la Muestra Individual de Carlos Alberto Montella en Galería de Arte (Urquiza y San Martín) en la ciudad de Paraná, en junio de 1995, su amigo el pintor DERLIS MADDONNI escribe:

“PALABRAS DE APROXIMACIÓN

Cuando Carlos me escribió desde Paraná pidiéndome algunas palabras para el catálogo de esta muestra, sentí en mí que me transformaba en un poderoso arco voltaico, cuyos electrodos eran, por un lado, la alegría de haber sido elegido, y por el otro, el horrible temor de ponerme a hacer algo que nunca había hecho para nadie, y menos para un amigo. La contradicción, si es que existe, creo que la puedo explicar más o menos así: somos, con Carlos, viejos amigos, viejos colegas, y durante largo tiempo nuestros talleres estuvieron a 100 metros uno del otro. Ambos fuimos fuertemente influenciados por esa ‘escuela neo-realista’, de algún modo tengo que llamarla, cuyos pilares más brillantes son ‘Cachete’ González, Carlos Alonso y ‘Freddy’ Martínez Howard; y ambos también pertenecemos a esa creativa y poderosa generación de los ’60, perdón por la vanidad y el orgullo. Ya queda planteado, por ejemplo, el amor indisoluble entre el artista y su ‘métier’.

No hay posibilidad de intento artístico sin oficio, y Carlos lo sabe y ama lo trabajoso, lo que enriquece la expresividad, en realidad, lo que la hace posible. Pero si es muy cierto que es necesario el oficio, también es muy cierto y necesario que cada artista encuentre el que es el suyo, y Carlos ha creado, elaborado su propio ‘métier’; ese que se gana con esfuerzo y que va más lejos y es más rico que el que se aprende en las academias o en los talleres independientes de los grandes maestros. No hay final en estas obras, hay intencionalidad que tiembla. Hay una estética y una ética que viajan tomadas de la mano. Creo que no miento si digo que para él, la estética no es más que una forma inmejorable y delicada de la ética.

De todas maneras me resulta claro ver y comprender a esos personajes solitarios, melancólicos, nostálgicos y marginados tomados de la vida cotidiana, de esta simple y a la vez muy compleja realidad de todos los días, y que a la vez que Carlos los muestra, él se está mostrando, desnudando ante Uds., como corresponde a todo artista que como él, trabaja con la cabeza, como quería Leonardo, pero también con los testículos y el triperío, como lo hizo Van Gogh. Creo que así, realmente así, son los fantasmas que habitan el taller, el alma y los papeles todos de Carlos. Ese mundo del que vengo hablando o escribiendo, pugna en ebullición por ser expresado, y Carlos lo expresa, pero no tiene ya apuros por mostrarlo. Su madurez plástica, y también algunos añitos encima, le han dado sabiduría en la expresión y en la vida.

El no trabaja para ganarse un nombre en nuestra pobre sociedad, lo hace porque cree en el futuro, porque cree que el instante se puede capturar y lo hace, porque necesita respirar ‘trece veces por minuto’ en esta atmósfera asfixiante, deshumanizada, y lo peor de todo, aceptada por las grandes mayorías.

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Él no acepta esta realidad, y es por eso que eligió y elige cada día ser artista, y también decide el tipo de artista que quiere ser y es. Hay en algunos artistas como Carlos Montella un cierto pudor, que los vuelve un tanto silenciosos con respecto a su obra, pero eso no quiere decir que él no sepa que en sus trabajos están agazapados la eternidad y el infinito, que son lo mismo, y que la obra, en algún momento, debe ser ‘dada por terminada’, y continuar la búsqueda. Pero el trabajo expuesto no cumpliría su ínfima función si Ud., que tiene este texto en las manos, no la ve. Es necesario, imperioso, casi diría urgente que Ud. Se aproxime a la obra de Carlos Montella, sin prejuicios y con el corazón colgando fuera del pecho, sintiendo que la obra la bebe como un buen vino, y entonces, Ud. y la obra de Montella serán cada vez distintos.

Derlis Oscar Maddonni, Gualeguay, 5 de mayo de 1995”.

La escena frente al parque:

Se cruzan Antonio Castro, “El Negro”, con gorra de cuero negro, dificultad para caminar, bastón, morral en bandolera y Carlos que le dice:

- “Qué hacés Negro, con esa gorra que parecés... “- Dejáme, que lo único que me falta es andar con un cuadro pintado en la cara...

Los otros días me regalaron una botella de ¾ ... (Lo tenía prohibido, pero para “El Negro”, era como oro líquido... acota Carlos.)- ...Y como estaba terminando un cuadro quise festejar... Cuando ya casi no faltaba

nada, me fijo en la botella y quedaba muy poco... tenía ganas de festejar un poco más y le puse alcohol, que tenía, así se mezclaba al vino que le quedaba. Más tarde me di cuenta que estaba en el suelo con el cuadro encima y me quise levantar, pero no pude. Al otro día me voy a lo de mi hermana y me dice: ¿Qué tenés en la cara, Antonio? ...tenía pegada una parte de la pintura del cuadro!!!

(Testimonio oral de Carlos Montella, Gualeguay, 15 de octubre de 2003.)

EN LAS ILUSTRACIONES:27. Carlos Montella. “El Quijote y sus fantasmas”. Paraná. 1997. Tinta sobre papel. 27 x 39 cm. 28. Carlos Montella. “La curandera”. Paraná. 2002. Acuarela. 37 x 55 cm.29. Carlos Montella. “El caserío”. Paraná. 2003. Tiza pastel sobre papel. 87 x 110 cm.

MIGUEL ÁNGEL ALZUGARAY

Nació en Gualeguay en 1934. Conserva hermosos recuerdos de su infancia transcurrida en Holt. Su padre ferroviario. Hizo los estudios primarios y secundarios en Paraná. Egresó en Zárate, donde su padre se jubiló. En el año 1953 ingresa en Arquitectura en la UBA pero sus dificultades con las matemáticas lo llevan a inscribirse en 1955 en la Universidad de La Plata, de donde egresa en 1961 como Profesor de Pintura. Perteneció al Grupo 17 de

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Octubre. Hoy cree que el problema del subdesarrollo pasa por la educación. Es discípulo de Mario Gargatagli. Ha obtenido numerosos premios municipales, provinciales y nacionales. Ha participado en más de ciento cincuenta muestras colectivas en el país y en el exterior, numerosas de ellas en locales, centros culturales y sindicatos, fuera de los circuitos de galerías y museos tratando de reflejar hechos, personajes y paisajes de la realidad nacional. Desde 2002 es Director del Museo Municipal de Arte de La Plata. No ha vuelto a su Entre Ríos natal, por lo cual, según sus palabras, siente siempre una sensación de culpabilidad.

Para agregar en Fuentes:http://www.cnea.gov.ar/xxi/artistas/CUR043.htm http://www.eldia.com.ar/ediciones/20021210/laciudad9.asp

DERLIS OSCAR MADDONNI ( DoM )

Un extremista de las formas y la naturaleza del lenguaje... en sus obras hay una aturdidora belleza dicha entrelíneas.

Tomado del folleto del IV Congreso de Artistas Plásticos de Entre Ríos y otros autores:

“Derlis Oscar Maddonni nació en Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, el 26 de abril de 1938. Los primeros apuntes del natural los toma en el número 20 de la calle ‘Humberto Primero’ de Chivilcoy, en 1942, frente a la estación terminal del ferrocarril.

En 1946 “lo radican” en Gualeguay, Entre Ríos, donde realiza sus estudios primarios y secundarios. En 1957 comienza la carrera de arquitectura en la Universidad Nacional de La Plata, pero abandona atraído por el dibujo y la pintura; los que por breves períodos estudia con los maestros Roberto González (1958), y Juan Carlos Castagnino (1960), sobre todo en los talleres de Villa Insuperable. En algún momento de su vida abre en la Sociedad Fomento Educacional una Escuela de Pintura, donde Roberto Beracochea dicta clases de Historia de la Pintura.

La primera muestra colectiva (1958), y la primera individual (1960), las realizó en el Rincón Kopf de la antigua librería de Don Ernesto Hartkopf de Gualeguay. En Buenos Aires, expone por primera vez junto a Antonio Castro en 1966, en la desaparecida Galería Nice de la calle Viamonte al 400, donde luego funciona La Sociedad Argentina de Artistas Plásticos (SAAP).

A partir de 1963 realiza viajes a Montevideo, San Pablo y Río de Janeiro, Madrid, Roma, Pisa, Florencia, París y Ginebra y sus trabajos se conocen más allá de las fronteras del país: Trabajos suyos pueden encontrarse en casi todas las localidades de la provincia de Entre Ríos y también en la Capital Federal y en la Provincia de Buenos Aires. En el extranjero, los hay en Estocolmo, Indialantic (Florida), La Habana, Lyon, Madrid, Montecarlo, Montevideo, Nueva York, París, Roma, Santo Domingo, San Pablo, Savigliano (Italia) y Tenerife (Canarias).

En 1973 realiza un programa radial dedicado al Jazz moderno y a la poesía contemporánea por LT38 Radio Gualeguay, en 1993 realiza la columna cultural del programa ‘Compromiso’ que se emite por FM Aries, y en 1994, ‘Sin Estilo’ por FM Génesis donde se discuten temas periodísticos / culturales (las tres emisoras son de Gualeguay, Entre Ríos).

En 1985 intervino en la exposición conjunta del Encuentro Cultural de la Juventud, Homenaje a Cesáreo Bernaldo de Quirós (Gualeguay). Durante 1988 obtiene la ‘Pensión al Mérito Artístico’ que otorga la provincia de Entre Ríos de acuerdo a la ley 7849 de 1987. Para 1991 publica el cuaderno de reflexiones sobre el dibujo, el arte y el artista; ‘Apuntes de Taller y 10 Dibujos’.

Hacia 1993 crea el personaje ‘Oliverio O. (pensador a la violeta)’ quien apunta ideas, escribe textos poéticos, aforismos y ensayos breves que son publicados en diversos medios.

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Cuando en 1994 visita Gualeguay para dar una charla, Rafael Esquirru (poeta, ensayista, crítico de arte, creador del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, ex director de asuntos culturales de la OEA y columnista de arte de ‘La Nación’ de Buenos Aires) lo considera ‘un eximio dibujante’. También el dibujo de Maddonni ha sido valorado por los críticos: Vicente P. Caride, E. Ramallo (de ‘La Prensa’ de Buenos Aires), A. Baliari (de ‘Clarín’ de Buenos Aires), J. Taberna Irigoyen (de ‘El Litoral de Santa Fe’) y Cándido Geron (de la ‘Tarde Alegre’ de Santo Domingo).

Maddonni es fundamentalmente dibujante, pero ha realizado vidrieras, diseños de arquitectura y muebles, pinturas de caballete, esculturas, grabados en chapa y linóleo, diseños para libros y banderines, afiches, logotipos, escenografías y dibujos humorísticos. Ilustró poemas de Eise Osman y textos de Emma Barrandéguy y Ramón Luis Torres.

En su trayectoria como plástico ha obtenido 6 primeros premios provinciales y 10 menciones nacionales y provinciales. Ha realizado más de 20 muestras individuales y ha participado en más de 70 exposiciones colectivas y salones.”

A continuación se transcribe la opinión de algunos críticos y escritores sobre el trabajo de Derlis Maddonni:

“Sus dibujos acusan una preocupación social y sicológica. Los mismos nos permiten mirar hacia el interior del artista y de muchos personajes anónimos. En este sentido, sus testimonios son legibles y, al mismo tiempo, introspectivos. Describen las pasiones, los sufrimientos y los antagonismos universales... Por la caligrafía de sus dibujos descubrimos que es un artista impaciente, atormentado. Algo así como un extremista de las formas y la naturaleza del lenguaje... En ciertos casos, conciben una manifiesta familiaridad, tal vez porque tienen causas comunes. Detrás de la realidad que exhiben hay una disimulada irrealidad personal, de tono nostálgico y hasta trágico, pero convincente en los objetivos que postulan”.

Cándido Gerón

“El arte de Derlis Maddonni fluye desde el ‘yo’ profundo de la creación, para socavar el yo superficial de las relaciones sociales, con el objeto de dar salida a una realidad angustiante que nos habita y amenaza ahogarnos”.

Eise Osman

“La obra de Derlis Maddonni tiene mucho de las respuestas que interrogan o cuestionan. Dice de un proceso de búsqueda que reconoce lo indefinido, de ese saber de las frustraciones a pesar del encuentro: porque como conciencia de la sociedad dice o aspira a decir lo que no se puede decir.

El dibujo de Derlis Maddonni además de serlo desde el rasgo, la mueca o el gesto, desde la soledad o la sinécdoque, desde la disconformidad o las contradicciones, desde lo paradójico y desde él mismo y del río y del que se mira en el río, lo es de la ‘alusión’ como un medio técnico de condensación.

Ser desde un dibujo tiene algo de ‘ese existir desnudo’ del que habla Derlis Maddonni.El suyo dice de la desolación, de lo desarbolado, de la amargura y la ironía y ese

adolecer que se escuda delante de tanta rebeldía.En Derlis Oscar Maddonni todo es suma de opuestos. O revelación de lo contrario,

una extraña totalidad: ‘los silencios son siempre una ausencia, un grito’. Y su obra, su excelente obra es sucesión de silencios y / o gritos. Por eso podemos decir como síntesis de algo que no se puede sintetizar: en el dibujo de D.O.M. hay una aturdidora belleza dicha entre-líneas, entre-rítmicos-impulsos... difícil de describir pero fácil de ver y, si se quiere, fácil de entender desde el goce”.

Prof. Luis Alberto Salvarezza

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SU TRAYECTORIA ARTÍSTICA:MUESTRAS INDIVIDUALES1962 Expone en el “Rincón Koph” de Gualeguay.1969 Biblioteca Popular “El Porvenir” de Concepción del Uruguay. Muestra individual.1971 Librería “Papelucho” de Gualeguay. Muestra de Dibujos.1974 Galería Michel, Gualeguaychú. Muestra de Dibujos y Pinturas.1974 Municipalidad de San Salvador (E.R.). Dibujos y pinturas.1976 Galería Meridiana, Buenos Aires. Muestra individual de dibujos.1977 Sociedad Argentina de Artistas Plásticos, Buenos Aires. Dibujos.1978 Expoguay ’78. Muestra de Dibujos y pinturas.1978 Escuela de Artes Plásticas de Gualeguay, 10 años de existencia. Muestra de dibujos y pinturas.1979 Galería Rodolfo Cascales de Buenos Aires. Dibujos.1982 Galería “El Farol” de Paraná. Dibujos.1991 Casa de la Cultura en Galarza (E.R.). “40 dibujos” y presentación del libro “Algunos apuntes del taller y 10 dibujos” del cual es autor.1994 Museo Municipal de Bellas Artes de La Paz (E.R.). Dibujos.

MUESTRAS COLECTIVAS, PREMIOS OTROS DATOS1953 Primer Premio de Dibujo Hermes Compañía de Seguros. 1953 Primer Premio de Dibujo Concurso Escuela Normal Ernesto A. Bavio de Gualeguay.1956 Edita la revista “Esto es Jazz” junto a Carlos Henderson, Carlos Rubín y Henry Rodríguez.1957 Inicia la carrera de arquitectura en La Plata. 1957 Frecuenta el Taller de Roberto (KCHT) González para aprender el oficio.1958 Expone en el Salón Kopf junto a Chiche Pereyra y Henry Rodríguez. 1958 Participa en el IV Salón Estímulo de Arte de La Plata. 1958 Participa en el XV Salón de Arte de Buenos Aires en La Plata.1960 Integra el “Grupo Joven” junto a Luis Reyes, Jorge Álvarez, Víctor Grippo y otros artistas para exponer en el diario “Nueva Era” de Tandil.1961 Concurre al Salón “Semana de Mayo” en La Plata. 1961 Se presenta en el “Salón de Artes Plásticas” de La Plata. 1961 Abandona la carrera de arquitectura. Se casa con Selba Yolanda Irigoyen. 1961 Comienza a frecuentar los talleres de Juan Carlos Castagnino.1962 Participa en la “Muestra de los talleres independientes” en la galería “La República” de la ciudad de Buenos Aires. 1962 Es jurado en los “Juegos Florales de Gualeguay”. 1963 Reorganiza junto a Roberto Beracochea, la escuelita de artes visuales creada por Plácido Ruza en la Sociedad Fomento Educacional de Gualeguay. 1963 Visita la Bienal de San Pablo en Brasil. 1963 Edita, junto a Jorge Guerscovich y Omar Massoni, el primer número de un pretendido periódico: “Unidad” y varios números de la revista de divulgación cultural “Expresión”.1964 Realiza junto a Antonio Castro cuatro murales callejeros en Gualeguay.1965 Nace su hijo Oscar. 1965 Participa en la muestra de “Artistas de Gualeguay” en el Museo Ambrosetti.1966 Junto con Antonio Castro, Luis Silva y Carlos Ántola conforma el grupo de trabajo “Yunque”. 1966 Obtiene el Primer Premio en Dibujo en el Salón de Artes Plásticas de Victoria (E.R.).

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1966 Obtiene el Primer Premio “Fondo Nacional de las Artes” en el Salón de Primavera del Instituto Magnasco de Gualeguaychú. 1966 Realiza una muestra de dibujos en la Galería Fénix de Paraná. 1966 Realiza una muestra de dibujos coloreados en el Rincón Koph de Gualeguay.1967 Muestra en la confitería “El Irún” de Gualeguay.1967 Galería Nice de Buenos Aires (junto a Antonio Castro y por invitación de Roberto González).1967 Realiza dos grandes telas para la confitería “El Irún”.1967 Muestra colectiva en la Biblioteca Popular de Concepción del Uruguay.1967 Salón Entrerriano de Paraná. Segundo Premio en Dibujo.1968 Salón del Litoral, Santa Fe. Premio Secretaría de Cultura en Dibujo.1968 Salón Entrerriano. Premio Lubricom en Pintura.1968 Muestra Colectiva de la Municipalidad de Rosario del Tala.1968 Muestra Colectiva Litio SA, Gualeguay.1968 Galería Fénix de Paraná (invitado por el Fondo Nacional de las Artes y por la Asociación Mariano Moreno de Paraná).1968 XXV Salón Nacional de Santa Fe. Medalla de Oro al mejor conjunto de dibujos.1968 Salón Anual de Campana (B.A.). Mención Dibujo.1968 Biblioteca Popular “El Porvenir” de Concepción del Uruguay. Muestra Colectiva.1969 Nace Beatriz.1969 Salón Entrerriano de Paraná. Segundo Premio de Pintura.1969 Muestra Colectiva Museo de Bellas Artes “Pedro E. Martínez” de Paraná.1969 “Salón del Litoral” en Paraná.1970 Salón Entrerriano de Paraná. Primer Premio de Dibujo.1970 Museo Gómez Cornet de Santiago del Estero. Muestra Colectiva de Artistas Entrerrianos.1972 II Salón de Poesía Ilustrada, Gualeguaychú.1972 Viaja a Madrid y París.1973 Salón de Poesía Ilustrada, Gualeguaychú.1973 Ilustra libros de Eise Osman, Ángel Aráoz y Luis Torres.1975 Muestra conjunta con Antonio Castro y Carlos Montella en “La Tarucha Loca”, Parque Int. Pezzutti de Gualeguay.1975 “Salón del Litoral” en Paraná.1975 Salón Entrerriano de Paraná. Primer Premio de Pintura.1976 Galería Michel de Gualeguaychú. Con Carlos Montella.1976 Sociedad Fomento Educacional de Gualeguay. Muestra colectiva de artistas de Gualeguay.1976 Concursa en revista “Crisis”, Buenos Aires. Segundo Premio.1976 Galería Nice, Buenos Aires. Muestra Colectiva del premio “Crisis”.1976 Galería Arthea, Buenos Aires. Muestra Colectiva del premio “Crisis”. 1977 Salón Dupuytren, Buenos Aires.1977 SAAP de Río Cuarto, Córdoba.1977 Galería Altamira, Buenos Aires. Muestra Colectiva de Fin de Año.1977 Salón de Poesía Ilustrada de Paraná1978 “Muestra de 4 dibujantes en la SAAP”, Buenos Aires.1978 Ilustra un libro y aforismos de Eise Osman.1979 Oficina de Turismo de Gualeguay. Muestra de objetos, collages y dibujos de humor junto a Carlos Montella (Mon y Madó).1979 Club Social de Gualeguay. Muestra de artistas entrerrianos por el centenario del nacimiento del maestro Cesáreo Bernaldo de Quirós.1980 Diario “Noticias” de Gualeguaychú. Publica dibujos y textos.1981 Colegio Médico de Gualeguay. Muestra colectiva “XXXVI Jornadas Quirúrgicas de la Sociedad de Cirugía de Entre Ríos”.

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1981 Galería “El Farol” de Paraná. Muestra colectiva de inauguración.1981 Dibujos para el catálogo “Esencia Muránea” y “En el umbral” de Pico, Carraud, Raurich y Ronconi.1981 Cuadernos Literarios Concordia, Nº 8, número dedicado a Eise Osman y Derlis Maddonni (DoM).1982 Casa de la Cultura, La Paz (E.R.), muestra conjunta con Godoy Wilson y Medrano.1982 Participa en la publicación de la revista “La Loca de al Lado”, dirgida por Daniel González Rebolledo, en la que colaboran varios artistas.1984 Palacio de Educación de Paraná. Muestra colectiva “Semana de Gualeguay en Paraná”.1984 Ilustraciones para el catálogo de la “Epopeya del Supremo Entrerriano”. Espectáculo poético-musical de Román y Velázquez interpretado por “Entre Ríos 5”. Gualeguay.1985 Edificio Plaza, Gualeguay. “Homenaje a Cesáreo Bernaldo de Quirós”, Encuentro Cultural de la Juventud. Muestra colectiva.1985 Viaja a España, Italia, Francia y Suiza.1985 Mención en el concurso para el logotipo de la “Junta coordinadora de alfabetización de la provincia de Entre Ríos”.1987 Casa de la Provincia de Entre Ríos. Buenos Aires. Muestra de artistas de Entre Ríos.1987 XXIV Salón Anual de Artistas Plásticos de Entre Ríos, Paraná. Primer Premio.1988 III Salón Nacional de la Provincia de Entre Ríos. Paraná.1988 XXIV Salón Nacional de Grabado y Dibujo. Buenos Aires.1989 VIII Salón Nacional de Grabado y Dibujo organizado por Banco de Galicia y Buenos Aires. Resistencia, Chaco. Mención fuera de reglamento.1989 El Instituto del Seguro de Entre Ríos edita almanaque con dibujos de artistas entrerrianos. Uno es de su autoría.1990 Galería Los Altos de Sarmiento, Buenos Aires. Organizado por el Museo Provincial de Entre Ríos de Concepción del Uruguay. “5 dibujantes entrerrianos”.1990 XXVII Salón Anual de Artistas Plásticos de Entre Ríos, Paraná.1991 Museo Provincial Pedro E. Martínez, Paraná. Muestra colectiva “Fiestas de las Artes Plásticas”.1991 “100 Años de la Sociedad Fomento Educacional de Gualeguay”. Muestra Colectiva.1993 Gran Muestra de Pintura Argentina en el Club Social de Gualeguay. (Organizada por Roberto KCHT González).1994 Poder Judicial de Paraná: 18 obras donadas por los artistas al Poder Judicial de la Provincia de Entre Ríos. 1994 “Hogar Escuela San Juan Bosco”, Gualeguay. Organizador y partícipe.1994 Club Social de Gualeguay, “90 años”. Muestra colectiva.1995 Club Social de Gualeguay. Salón de poesía ilustrada.1997 Empieza a dibujar y escribir para la revista mensual “Redes de Papel”, de distribución gratuita y editada en Buenos Aires, que dirige Carlos A. Margiotta.1999 Invitado por la UNER hace dos dibujos para una selección de cuentos y poesías con el título “Patria de Luz”, tomo 3. Concepción del Uruguay (E.R.). 2002 Biblioteca “El Porvenir” de Concepción del Uruguay. 130º Aniversario. Muestra colectiva de obras donadas a la institución por los artistas.

EN LAS ILUSTRACIONES:

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30. Derlis Maddonni. “El fumador”. Gualeguay. 1968. Carbón sobre papel. 107 x 73 cm. Colección Club Social Gualeguay.

31. Derlis Maddonni. “Cabeza de muchacho”. Gualeguay. 1978. Témpera y pastel sobre cartón. 50 x 35 cm.

32. Derlis Maddonni. El dibujante. Gualeguay. 1994. Tinta sobre papel.

Nos ocuparemos ahora de una persona que sin ser pintor ni escritor, tuvo gran influencia en la historia de estas disciplinas en Gualeguay:

ERNESTO HARTKOPF

“Su admirable misión cultural. Fue un amigo.”

Dice Emma Barrandéguy en su libro “Crónica de medio siglo”:

“El que mejor se defendía de todos nosotros era Hartkopf, que tenía una librería y luchaba porque la gente leyera, viera cosas diferentes, saliera del cascarón. No que él fuera estrepitoso o agresivo, no; era un hombre suave, bajito, lleno de dulzura; sabía lo que era la poesía, la pintura, la música y en aquel Gualeguay cerril de entonces quería compartir lo que sabía. Trabajo le costaba al pobre. Muchos ataques, cantidad de disgustos. Por él publiqué mis primeras poesías, el artículo sobre el frigorífico, esas cosas que usted encontró buenas, positivas. En la librería de Hartkopf leíamos hasta cansarnos los libros que nos prestaba, que siguió prestando a través de los años, hasta que la librería cerró. Por él vimos las primeras exposiciones de pintura, a veces no iba nadie, pero él persistía como persistió nadie en este Gualeguay; aunque él sabía que era un poco en bardo.”

Emma Barrandéguy

Tomado de un viejo diario, sin firma ni fecha:

.“El salón de libros de don Ernesto Hartkopf, con su admirable misión cultural en los más variados aspectos, treinta años de vida y 131 actos culturales, son suficientes para otorgarle un lugar de distinción en el recuerdo; porque lo de Hartkopf no era solamente una librería sino un rincón permanente de arte. Ernesto Silva, Roberto González, Asef Bichilani, Antonio Castro, Carlos Cúneo, Enrique Aguirrezabala y tantos otros exhibieron sus primeras obras junto a las lacas de Valdez Mujica, las xilografías de Víctor Delhez, las fotografías expresionistas de Pedro Otero y las cerámicas de Desmarás. Exposiciones colectivas de

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Carlos Castagnino, Antonio Berni, Fray Guillermo Butler, Guastavino, Parodi, Pierri. Las acuarelas de Puccinelli, las esculturas de José Alonso, las máscaras de Teitelman, los grabados de Federico Schppens. Julio Pedrazzoli y Roberto Beracochea hicieron un ciclo de conferencias de historia del teatro.

También era proveedor de las más importantes revistas literarias del país como Sur y Nosotros y las europeas como la Revista de Occidente de Ortega y Gasset y las principales de París: Monde, Lettres Françaises, Paris Mach, Mari France, Vogue.

Don Ernesto Hartkopf dejó como herencia su casa a la Sociedad de Escritores de Gualeguay (SEGUAY), ubicada en calle Julio A. Roca de nuestra ciudad.”

Rendimos homenaje a un hombre de tan especiales cualidades.

CAPÍTULO 7

ARTE ARGENTINO DESDE 1980 HASTA 2000. (1)

En las décadas de 1980 y 1990, a los críticos de arte, museos, galerías, coleccionistas, espacios alternativos y medios de comunicación, debe sumarse un nuevo personaje que adquiere relevancia: el curador. Esta persona organiza las exposiciones de acuerdo con su criterio o con su interpretación de los fenómenos artísticos contemporáneos.

Después de la dictadura militar los artistas aparecen siguiendo caminos de propuestas individuales. Algunos se ubicaban dentro del arte posmoderno, otros tenían una postura social y crítica frente a la realidad y su historia. Entre los primeros está Guillermo Kuitca (*1961), Liliana Porter (*1941), Pablo Suárez (*1939) y Marcia Schvartz (*1955). El otro grupo estaba compuesto por artistas vinculados con las tradiciones artísticas indo-americanas como Alejandro Puente (*1933), Marcelo Bonevardi (1929-1994), Adolfo Nigro (*1942), Alberto Delmonte (*1933) y Hernán Dompé (*1946).

En la Argentina de los años ’90, continuó el proceso de popularización del arte y se multiplicaron los espacios alternativos de exposición. Hubo grandes muestras de artistas del siglo XX, provenientes de diversos países, en museos y galerías y proliferaron las publicaciones de arte en los medios gráficos como los grandes diarios de Buenos Aires.

Entre los nuevos artistas está la rosarina Graciela Sacco que desarrolló una búsqueda que le permitió ampliar los circuitos de circulación de la obra artística. Para lograrlo invadió los espacios urbanos, donde quiso ganar el protagonismo del transeúnte-espectador, ubicando sus obras de gran tamaño y con aspecto de instalación ciudadana, en muros, tapias, etc.

El panorama artístico actual presenta numerosas tendencias, propósitos y direcciones en permanente debate. También se cuestiona la legitimidad del artista y de su obra, ya que

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aquel se ve cada vez más “enredado” en el mercado como único indicador de la valoración de los productos que realiza.

(1). Fuente: Cristina Ferreras, Alejandro Labastía, Cecilia Nicolini, “Culturas y Estéticas Contemporáneas”, Casa de Ediciones Puerto de Palos, Buenos Aires, 2001.

En el último cuarto del siglo XX sigue creciendo el número de artistas.

MARIO JOSÉ TAMAÑO

Una especial sensibilidad frente a la naturaleza.

“Nació en 1929 en Sauce de Luna, departamento de Villaguay, provincia de Entre Ríos. Desde 1953 reside en Gualeguay. Es autodidacta y utiliza la pintura como pasatiempo. Gran observador, compensa con la lectura y las visitas a exposiciones su falta de formación. Se expresa con un lenguaje de mucha fuerza.

Su pintura está influida por el post-impresionismo. En su producción abundan los paisajes del campo entrerriano. Ha realizado una serie de trabajos sobre árboles en los que se puede apreciar el carácter de cada espécimen destacando la individualidad de cada uno de estos seres, como si se tratara de retratos, demostrando así una especial sensibilidad frente a la naturaleza que de alguna forma recuerda la manera de sentir los árboles de van Gogh. Generalmente pinta en óleo sobre madera.

EXPOSICIONES COLECTIVAS:1983 Casa Amigos del Arte. La Paz.1985 Encuentro Cultural de la Juventud. Gualeguay.1992 Primer Salón Cultural Jefatura de Policía de Gualeguay.1994 Muestra Popular de Plástica: El Arte de Gualeguay, 90 años del Club Social Gualeguay.1995 Aniversario de SEGUAY. Casa de SEGUAY. Gualeguay.1995 Salón del Poema Ilustrado. Club Social de Gualeguay.1996 IV Congreso Provincial de Artistas Plásticos. Club Social de Gualeguay.1997 Muestra colectiva con Marta Líbano y Miguel D’Aloia. Club Social de Gualeguay.2001 “Adentrismo”. Ciclo Plástico Visual organizado por Arte Joven Gualeyo. Museo Ambrosetti. Gualeguay.2001 Nonagésimo Aniversario de la Escuela F. Chiclana. Gualeguay.

EXPOSICIONES INDIVIDUALES1993 Banco Institucional Cooperativo de Paraná. Paraná.1995 Museo Regional Juan Bautista Ambrosetti. Gualeguay.1995 Sociedad Fomento Educacional. Gualeguay.En 1996 ilustra poemas y relatos en el diario Hora Cero de Paraná.

TÍTULOS DE ALGUNAS OBRAS:

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ACUARELAS: “Paisaje”, “Caballos”, “Inundación”, “Viejo Montielero”, “Tormenta”, “Cruzando el Río”, “El Rancho”, “Cuadrera”, “Vadeando el Arroyo”, “La Tropilla”, “Llegando a Islas”, “Gualeguay Crecido”, “El Carandá”. ÓLEOS: “Girasoles I”, “Girasoles II”, “Guitarrero”, “Árboles”, “Espantapájaros con Luna”, “Nido de Loros”, “Camino al Penco”, “Atardecer”, “Plegaria”, “El Corral”, “Carandazales”, “Invierno”, “Pescador”, “Algarrobo”, “Corral Redondo”, “De Vuelta”, “Se Viene la Tormenta”, “Patio”, “Paisaje Montielero”, “Garras”, “Tiempos Viejos”, “Don Pindú”, “Cabeza de caballo”, “Inundación”, “Algarrobo con nido”, “Tarde gris”, “Doña María”, “Paisaje del Clé”, “Nochero”, “Nidos”, “Maraña”, “El Solitario”, “Malevo”, “Cerca del Cielo”, “Callejón Largo”, “El Abra”, “Invencible”, “De Regreso”, “Espantapájaros con Luna”, “El Molino de Joaquín”, “Árbol con Nido”, “Pescador del Gualeguay”, “La Espera”, “En la otra orilla”, “El Curandero”, “La Hora de la Siesta”, “Patio de Tango”, “Luna de Tango”, “Algarrobo”.

EN LAS ILUSTRACIONES:37. Mario Tamaño. “El solitario”. Gualeguay. 1991. Óleo sobre madera. 70 x 53 cm.

VICENTE JORGE CÚNEO

El compromiso de relatar la vida, sentimientos y costumbres de su gente.

Nació en Gualeguay el 27 de abril de 1951. Se ha inclinado desde los primeros años escolares, quizá desde el placer de los primeros garabatos, hacia la forma de expresarse a través de la plástica. Su pasión es el mundo de la expresión plástica. Hace más de 24 años que se desempeña como docente, Director de Escuelas Rurales a Nivel Primario del Departamento Gualeguay.

Ha estudiado pintura y dibujo en la Escuela de Artes Plásticas, también con el escultor Carlos Cúneo. Como pintor fue discípulo y alumno del reconocido artista plástico Roberto (KCHT) González, cuya influencia es definitoria para él. Ha enriquecido su obra a través de la relación mantenida con plásticos de reconocida trayectoria como Derlis Maddonni, Antonio Castro y Carlos Montela.

Siente el compromiso de relatar la vida, sentimientos y costumbres de su gente a través del lenguaje plástico y cree que todavía no ha logrado ese ideal. Se sitúa a sí mismo entre el hiperrealismo y el surrealismo. Utiliza diversas técnicas: acuarela, tinta, óleo, acrílico.

Su forma personal de expresarse se traduce en un ágil y delicado dibujo, que se detiene con precisión en el detalle, y en la aplicación del color mediante el uso del matiz exacto en la extensión adecuada. En cuanto a la temática dice: “ ...me traicionaría si desconociera lo que realmente me llega, que es el paisaje y mi gente. Los rostros pasan a ser nada más que una síntesis de muchas personas que han influenciado en mi vida...”. Su sentido poético y su amor por lo autóctono corren juntos en sus composiciones.

Sus primeras obras se vieron en repetidas muestras del “Encuentro Cultural de la Juventud”. También participó del Salón Provincial de Misiones. Como dibujante ha ilustrado numerosos trabajos y publicaciones donde ha abordado tanto el humor gráfico y la historieta como caricaturas y bocetos. En este aspecto pueden citarse sus colaboraciones y trabajos publicados en los diarios “El Supremo” de Gualeguay y “El Día” de Gualeguaychú; y semanarios “La Revista de Gualeguay”, “Al Sur”, “El Montaraz”, “Tren Zonal”, “Gualeguay al Día”, “El Miércoles” entre otras de Gualeguay, Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, Paraná.

SU TRAYECTORIA ARTÍSTICA:MUESTRAS COLECTIVAS

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1983 “Expoguay 83”. Invitado por la Municipalidad de Gualeguay.1983 Museo Provincial de Bellas Artes del Chaco. “II Salón Regional de Dibujo y Grabado”. 1985 Encuentro Cultural de la Juventud de Gualeguay. Muestra Homenaje a Cesáreo Bernaldo de Quirós.1988 Ilustra la portada de “Romancero de Montiel” del escritor Roberto Romani.1991 Biblioteca Popular “Carlos Mastronardi” de Gualeguay. Invitado por la comisión de festejos de los 100 años de la biblioteca. 1994 Museo Provincial de Bellas Artes de Corrientes. “III Salón de Pintura”. Invitado por el museo.1994 “90 años del Club Social de Gualeguay“. Adhesión a la muestra.1995 Club Social de Gualeguay. Muestra de Poemas Ilustrados.1997 Ilustra la portada de “Bruno Alarcón –Tambor de la Libertad” del escritor Roberto Romani.1997 Director del Taller de Dibujo y Pintura para Adultos. Escuela Privada Paidós de Gualeguay.1998 Director del Taller de Dibujo y Pintura para Adultos. Sociedad de Escritores de Gualeguay.1999 “90 años de la Escuela Normal de Gualeguay”. Invitado, junto a Evangelina Gervasoni, como ex –alumno de la misma.1999 Junto a otros artistas entrerrianos publica historietas en “Identidad –una mirada diferente”. Libro auspiciado por el Gobierno de la Provincia de Entre Ríos.2001 Ilustra la portada de “Gota de Júbilo” del escritor Roberto Romani.2001 Escuela Nº 2 “Feliciano Chiclana de Gualeguay. 90 aniversario. Invitado por la comisión de festejos.

MUESTRAS INDIVIDUALES1981 Galería de arte “El Farol”, Paraná. Auspiciado por la Secretaría de Cultura y Educación de la Provincia de Entre Ríos. 1995 Biblioteca Popular “Carlos Mastronardi” de Gualeguay. Auspiciado por la Comisión de Cultura de Gualeguay, A.G.M.E.R. y la Dirección Departamental de Escuelas de Gualeguay.2001 Biblioteca Pública de Gualeguaychú. Presentación de “Gota de Júbilo” del escritor Roberto Romani

TÍTULOS DE SUS OBRAS: ÓLEO: “Diciembre”, “Caballos”, “Recuerdos”, “Presencia gatuna”, “La playa”, “El

jagüel", “La tropilla”. TINTA: “Naturaleza muerta”, “Pa’ los Calandria”, “Gurí del barrio”, “Sapucay”, “Tropillero”, “El manso”, “Huída”, “Fiel amigo”, “El músico”. LÁPIZ: “Naturaleza muerta en azul”, “Evange”, “Por qué?...”, “El músico”. ACUARELA: “¡Chino viejo!...”, “Viejo pescador”, “La ranchada”, “El islero”, “Los patices”. TÉCNICA MIXTA: “Abuelo Gringo”, “Seguimos juntos”, “Amigos”. TÉMPERA: “Revolcándose”. COLLAGE: “Retrato de un retrato”, “De canoas y de pesca”. PASTEL: “Va’ llover”.

EN LAS ILUSTRACIONES:38. Vicente Cúneo. “El tropillero”. Gualeguay. 1999. Tinta sobre papel. 26 x 40 cm.

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MARÍA CRISTINA GÓMEZ

Su especialidad es el retrato.

Nació en Gualeguay en 1954. Desde niña se dedicó al arte. En 1968 ingresa en el Instituto Manuel Estrada donde afianza su vocación. En Gualeguay se recibe como Maestra en Artes Visuales, Especialidad Pintura, en 1973. En Paraná obtiene el título de Profesora Superior de Arte (1975). Desde 1976 ejerce como profesora en la Escuela de Artes Visuales “Roberto Sciutto” de Gualeguay y en la actualidad es Rectora de la institución. En 1991 revalida su título de profesora.

Ha actuado como jurado y dictado conferencias, ha participado en cursos y congresos. Ha recibido premios y disertado en Gualeguaychú y en nuestra ciudad. Realizó murales y supervisó su realización en diversas escuelas. Ha intervenido en muestras dentro y fuera de la provincia. Siempre ha apoyado en forma incondicional todas las actividades artísticas y culturales que se le propusieron.

Su labor abunda en retratos y sus creaciones “Sara Salas de Berisso” y “Héctor Berisso” están ubicadas en el salón de actos del Complejo Educativo que lleva estos nombres. Su obra “Sin olvido”, homenaje a la Embajada de Israel después de la catástrofe, fue seleccionada para el Salón Provincial.

Recientemente presentó “La galería de los intendentes”, en el Club Social de Gualeguay, donde figuran once retratos de gran calidad que han sido donados por la artista al Concejo Deliberante de Gualeguay y luego fueron ubicados en la sala de sesiones de ese cuerpo.

Su lenguaje demuestra una evolución constante, transitando desde el realismo hasta incluso crear nuevas técnicas que han sido utilizadas en escuelas de la provincia, trabajando preferentemente en óleo.

SU TRAYECTORIA ARTÍSTICA:MUESTRAS COLECTIVAS:1972 “1er. Concurso Interprovincial -Semana del Río Paraná”. Paraná. Octubre.1972 Concurso de murales “Gualeguay, su tierra y su gente”.1973 “I Salón de estudiantes de Santa Fe”.1976 “Concurso de Murales” del Bachillerato Artístico de Concepción del Uruguay (1er. Premio).1977 “XIV Salón Anual de Artistas Plásticos de Entre Ríos”.1977 “Concurso de murales” de Sociedad Sportiva, Gualeguay (4º Premio Categoría Profesional). Mes de Julio.

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1978 “Concurso de Murales”, Escuela de Artes Visuales de Rosario del Tala.1978 “XV Salón Anual de Artistas Plásticos de Entre Ríos”, Paraná. (Área Dibujo).1979 “XVI Salón Anual de Artistas Plásticos de Entre Ríos”, Paraná. (Área Dibujo).1980 Expoguay 80.1982 Expoguay 82.1984 Muestra en Palacio de Educación. Paraná.1986 Muestra en Escuela Nacional de Comercio “C. Marcó”. Gualeguay.1987 Muestra en Colegio Médico Gualeguay.1989 Muestra de Profesores – Escuela de Artes Visuales de Paraná.1990 Exposición en Villa Elisa.1991 Salón de la Mujer. Gualeguay.1991 Muestra de Aristas Plásticos. Victoria.1991 Salón de Artistas Plásticos de Entre Ríos (Seleccionada). Paraná.1992 “Poemas Ilustrados”, Hogar Escuela San Juan Bosco. Gualeguay.1992 Banco Cooperativo del Este. Gualeguaychú.1993 Expo 103 –Gobernador Mansilla.1993 Galería Tokio (Buenos Aires)1994 Club Social Gualeguay.1994 Primer Salón de Artistas Plásticos Provinciales del Banco Cooperativo del Este (Seleccionada). Paraná.1994 Muestra en Hogar Escuela San Juan Bosco. Gualeguay.1995 Muestra de Poemas Ilustrados. Club Social. Gualeguay. Octubre.1995 Muestra Tren Cultural. Museo “Juan B. Ambrosetti”. Gualeguay.1996 Coordinadora “IV Congreso Provincial de Artistas Plásticos”. Escuela de Artes Visuales “Roberto Sciutto”. Gualeguay.1996 Muestra del “IV Congreso de Artistas Plásticos de Entre Ríos”. Museo Ambrosetti. Gualeguay.1997 Salón de Octubre. Gualeguaychú.1998 Salón de Artes Plásticas Italiano (Seleccionada)1998 Salón Nacional de Artistas Plásticos de San Lorenzo, “Homenaje a García Lorca”. Santa Fe.2000 “Día Internacional de la Mujer”. Marzo.2001 “Semana de la Ciudad”. Marzo.2001 Muestra Plástica “Adentrismo”. Museo Ambrosetti. Gualeguay. Abril.

MUESTRAS INDIVIDUALES:1977 Expoguay 77.1978 Expoguay 78.1991 Banco Cooperativo del Este. Gualeguaychú.1992 Casa de la Cultura. Gualeguaychú.1992 Banco Cooperativo del Este. Gualeguay.

ALGUNOS TÍTULOS (Óleos sobre tela): “Familia Feliz a las puertas de Dios” (83 x 124 cm.), 1998; “Mujer mocoví” (68 x 89 cm.), 2001; “Vuelo fugaz” (83 x 63), 2002; “Inundación” (120 x 100 cm.), 2003; “Andrea” (63 x 81 cm.), s/f, sin firmar; Autorretrato (tondo 60 cm.), s/f., sin firmar; Retratos: Pedro Roque Galante (63 x 81 cm.), 1992, Juan María Gianello (63 x 81 cm.), 1997, Armando Freyre (63 x 81 cm.), 1998; Gregorio Gastaldi (63 x 81 cm.), 2002; Diego Campañá (63 x 81 cm.), 2003; José Salim Jodor (63 x 81 cm.), 2003; Juan Alberto Legna (63 x 81 cm.), 2003; Hugo Quattrochi (63 x 81 cm.), 2003; Roberto Sciutto (63 x 81 cm.), 2003; Carlos Vaccaro (63 x 81 cm.), 2003; Héctor Darío Jaime (63 x 81 cm.) 2003; Héctor Berisso, 1999; Sara Salas de Berisso, 1999.

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EN LAS ILUSTRACIONES: 39. Cristina Gómez. “Lautaro”. Gualeguay. 2003. Pastel sobre papel. 50 x 35 cm.

MARÍA FERNANDA ERRO

Muy comprometida con causas sociales y docente.

Por Patricia Míguez Iñarra

Nace en Gualeguay el 17 de enero de 1952. Descendiente de una familia tradicional de Gualeguay, de ella se esperaba que estudiara Derecho como corresponde a la hija de un abogado reconocido como es Don Saturnino Erro. Sin embargo la influencia de su abuela Angelita Sperandío de Morán que pintaba en la intimidad de su hogar y de su madre Elsa Morán que le contaba cuentos y poesías, marcan su destino que sería el del arte. Una vez terminada la secundaria en la Escuela de Comercio, estudia en la Escuela de Artes Visuales “Roberto Sciutto” de Gualeguay, de la cual egresa como especialista en Dibujo y Escultura en el año 1973.

Por ese tiempo se casa, y a partir de ese momento conjugaría su vida de madre con su profesión artística.

Es escultora y ceramista. Trabajaba en su cocina, entre mamaderas y pañales, recibiendo la visita de poetas y escritores.

El 13 de marzo de 1973 se emplaza su obra, realizada junto a María Eugenia Herrero, en homenaje al General Don Francisco Ramírez en la Plaza Constitución. Es una cabeza en cemento apoyada sobre una construcción del mismo material.

En 1978, también junto a María Eugenia Herrero y con motivo de los 200 años del nacimiento de Mariano Moreno, realiza el modelado de la cabeza del prócer ubicado en Plaza Constitución.

Durante 1979 da forma, otra vez con María Eugenia Herrero, a la cabeza de Juan L. Ortiz que está frente al Parque Intendente Quintana, homenaje de la Municipalidad de Gualeguay al gran poeta.

Para 1984 obtiene el Tercer Premio en el Salón de Artistas Entrerrianos de Paraná, y al año siguiente recibe el Minuán de Oro otorgado por Residentes de Gualeguay en Buenos Aires.

Participa en muestras del Encuentro Cultural de la Juventud. Estudia Técnicas de Escultura con el Profesor Gabriel Martín Schmidt.

Durante 1992 concurre al Tercer Encuentro Latinoamericano de Cerámica Artística y Artesanal organizado por el profesor Jorge Fernández Chiti. Concurre a una Bienal en Florianópolis- Brasil y toma clases con Cristina Dofour.

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En 1994 participa en la Muestra Popular de Plástica organizada por el Club Social, con motivo de los 90 años del mismo, junto a otros Artistas Plásticos de Gualeguay.

Por los años 1995-96 estudia con Nicolás Passarella y participa de un Taller de Psicología Gestáltica en la Asociación Gestáltica de Buenos Aires.

En el transcurso de 1996 hace un Curso Práctico de Cerámicas y Cerámica sin Horno con Jorge Fernández Chiti.

Durante 1996 junto a Claudia Carboni realiza el Monumento al Indio Americano emplazado en la ciudad de Galarza.

Para el año 2001 expone en el Ciclo Plástico Visual, organizado por Arte Joven Gualeyo, en el Museo Juan B. Ambrosetti; y realiza el busto a Juan Domingo Perón como tributo a su padre, quien nunca estuvo de acuerdo con su vocación artística.

Durante años ha trabajado enseñando el arte ‘ad honorem’, porque siente que su compromiso con la vida debe manifestarse a través de acciones solidarias, en instituciones como el Hogar Escuela San Juan Bosco, entre otros. También ha desempeñado el rol docente en diversas escuelas primarias y en la Escuela de Artes Visuales Nº 12 Roberto Sciutto. Participó en cursos y otras actividades relacionadas como el teatro, estudio de las culturas mapuche y guaraní y prácticas terapéuticas.

Entre el año 2000 y 2001 participa de un curso práctico de Acompañante Terapéutico en el Neuro Psiquiátrico “Tobar García” dictado por la Licenciada Alicia de Dios.

Por ese entonces descubre la carrera de ArteTerapia, se apasiona con ella, pues siente que une el arte con el bienestar de las personas. En el año 2002 estudia en la “Primera Escuela de Arte-Terapia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ha dictado Talleres de Arte-Terapia en las Jornadas de Arte “Cesáreo B. de Quirós” en los años 2002 y 2003.

Actualmente tiene a su cargo un taller de arte-terapia en su propio atelier, así como también la enseñanza de diferentes técnicas artísticas. Trabaja haciendo esculturas, proyectando una futura exposición.

EN LAS ILUSTRACIONES:40. Fernanda Erro y María Eugenia Herrero. “Pancho Ramírez”. Gualeguay. 1973. Cemento. Altura:

63 cm. Plaza Constitución de Gualeguay.

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MARÍA EUGENIA HERRERO

Escultora y docente.

“Nació en Gualeguay en 1952. De pequeña su inquietud la llevó a estudiar dibujo con el mestro Derlis Maddonni. Se graduó en la Escuela de Artes Visuales de Gualeguay con el segundo promedio. Reside en Paraná donde sigue desplegando su actividad. En Gualeguay pueden apreciarse las esculturas realizadas junto a Fernanda Erro en la Plaza Constitución y en el Parque Intendente Quintana, el monumento a Juan L. Ortiz.

Lo que continúa es una lista de algunas de las actividades en que Herrero ha participado, tanto dentro de la provincia como en la ciudad de Buenos Aires:

1973 busto de Francisco Ramírez en Plaza Constitución.1978 busto de Mariano Moreno en Plaza Constitución.1979 expone en la Casa de Entre Ríos en Buenos Aires.1979 monumento a Juan L. Ortiz, junto a Fernanda Erro, en Parque Intendente Quintana. 1884 participa seleccionada con dos obras en el XXI “Salón de Artistas Plásticos de Entre Ríos”.1985 expone junto a 16 pintores en el homenaje a Cesáreo Bernaldo de Quirós en el edificio Plaza de Gualeguay.1985 participa seleccionada en el “XXII Salón de Artistas Plásticos de Entre Ríos”.1985 obtiene el “Minuán de Oro”, otorgado por el Círculo de Residentes de Gualeguay en Buenos Aires.1995 expone en el edificio de Tribunales de Entre Ríos en Paraná.1997 expone en la Sala Institucional del “Bersa” en Paraná, Entre Ríos.2001 expone en la Galería del “Bersa”, en Paraná.2001 expone en el Museo y Mercado Provincial de Artesanías de Paraná.

Además de ejercer la docencia, María Eugenia Herrero se ha desempeñado como jurado de concursos y disertante sobre su especialidad.

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Sus obras están dentro de la corriente neo figurativa, incursiona en escultura y relieve, entre sus técnicas se encuentra el vaciado en piedra reconstituida.

EN LAS ILUSTRACIONES:40. Fernanda Erro y María Eugenia Herrero. “Pancho Ramírez”. Gualeguay. 1973. Cemento. Altura: 63 cm. Plaza Constitución de Gualeguay.

RAÚL NORBERTO GASTALDI

Un dotado para la pintura que nos regala su visión del mundo.

Nace en Gualeguay el 19 de junio de 1956. Estaba cursando 7º grado en Galarza cuando de alguna manera se despierta su vocación. Es en la Facultad de Veterinaria, en Corrientes (cap.) cuando decide cambiar a Bellas Artes. En Paraná también concurrió a Bellas Artes, recuerda que allí solía quedarse desde las 14 a 23 horas pintando, pero no se graduó. Tuvo contactos con Roberto González en Buenos Aires, quien se ofreció para ser su maestro, finalmente concurrió al taller de Salvador Benjuya (Bs. As. n. 1932).

Al principio copia mucho, luego hace recreaciones, finalmente se dedica a pintar libremente. Utiliza el óleo y las acuarelas. Debemos ubicarlo en el neorrealismo aunque últimamente se ha volcado a la pintura abstracta y también a los retratos. Hay en él una franca predilección por las gamas del violeta y por momentos un rechazo por el amarillo y el verde. Actualmente suele utilizar los colores sin mezclar.

Hace una muestra individual en Paraná (Urquiza y Peatonal), auspiciada por la Coordinación de Cultura de la Municipalidad de Gualeguay, el BERSA y otros, en octubre de 1996, bajo el título “Un Camino”.

Dice Raúl Gastaldi en el folleto de presentación:

“Un Camino. Gracias, a todo lo que se ha cruzado por el mío”.

Agrega: “Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir siempre”.

“La vida es como una mariposa, frágil, bella y fugaz.”

Lo cual nos hace pensar en el filósofo y poeta que se esconde tras su reservada actitud. Su pintura es de valores plásticos indiscutibles; superficies y colores son

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manejados con soltura en su permanente búsqueda. Extraños personajes aislados habitan sus dibujos. Sus obras tienen frescura y una carga positiva que sorprende. Raúl Gastaldi es un dotado de la pintura que nos regala su visión del mundo.

EN LAS ILUSTRACIONES:41. Raúl Gastaldi. “El Puerto”. Técnica mixta sobre papel. 49 x 68 cm. Colección Club Social Gualeguay.

NUEVOS PINTORES EN GUALEGUAY A FINES DEL SIGLO PASADO.

Hacia el fin del siglo XX surgen nuevos pintores, unos son jóvenes que recién despiertan a la vida, otros ya adultos que en este momento se animan a mostrarse o vienen a descubrir el placer de la pintura; algunos de ellos perfilan una trayectoria. Se da un entusiasmo contagioso por las artes plásticas que augura un venturoso siglo XXI.

MIGUEL ANTONIO SILGUERO

Miguel Antonio Silguero nació en Gualeguay en 1932. Obtuvo medalla de plata en el Concurso Provincial de Plástica realizado por el Encuentro Cultural de la Juventud en 1985. Intervino en exposición conjunta en el Encuentro Cultural de la Juventud, Homenaje a Cesáreo Bernaldo de Quirós, 1985, en Gualeguay. Es autodidacta.

MIGUEL ÁNGEL D’ ALOIA

Miguel D’ Aloia nació en Victoria en 1941, hijo de padres italianos. Es autodidacta. Pintó y dibujó desde siempre. En Rosario, siendo adolescente hizo dos cursos de dibujo humorístico. Más tarde, en Victoria, concurrió un año y medio a la Escuela de Artes Visuales pero considerando que no le resultaba útil dejó de hacerlo.

Llega a Gualeguay en el año 1962. En 1995 concurre al taller de Antonio Castro con quien logra un buen nivel de comunicación.

Transita la senda del gremialismo y la conducta político-social, cuyo mensaje procura trasmitir a través de sus cuadros y de su música. Trata de encontrar una manera de expresarse que lo satisfaga plenamente.

Su temática se dirige tanto al que padece necesidad económica como al que padece por ser diferente. Incursiona a veces en la pintura de tipo simbólico. Revela una percepción original muy fuerte, con algunos logros muy destacados cuando hace temas sobre personas con capacidades diferentes. Tiene una férrea voluntad que pone al servicio de un ideal que vislumbra en su interior y que pone sentido a su expresión individual.

ALFREDO RAMÓN CLARET

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Alfredo Ramón Claret nació en Gualeguay en 1944. Estudió dibujo por un breve lapso y luego se dedicó a la talla en madera. Ha exhibido sus obras tanto en Gualeguay como en Paraná. Intervino en exposición conjunta en el Encuentro Cultural de la Juventud, Homenaje a Cesáreo Bernaldo de Quirós, 1985, en Gualeguay. Es autodidacta.

CARLOS JOSÉ QUINTANA

“Carlos José Quintana nació en Gualeguay en 1959. Ha realizado exposiciones en diversas ciudades de la provincia y ha intervenido en numerosos concursos locales y provinciales. Intervino en exposición conjunta en el Encuentro Cultural de la Juventud, Homenaje a Cesáreo Bernaldo de Quirós, 1985, en Gualeguay. Es autodidacta”.

RICARDO “CARY” PICO

Ricardo “Cary” Pico nació en Gualeguay en 1959. Es bachiller y ha participado desde 1974 en el Encuentro Cultural de la Juventud de Gualeguay en música, teatro, letras y plástica. Estudió guitarra en la Escuela de Música de Gualeguay y su actividad en este sentido es muy destacada habiendo realizado un cassette: “De la raíz al vuelo” con músicos populares de la región de Gualeguay, Sello Editor, Paraná 1985. También obtuvo el Primer Premio en el Certamen Provincial “Nuestra Gente en la Canción” organizado por Dirección de Cultura de la Provincia, 1986. Obtuvo el Primer Premio, Cat. “A” –canción inédita- en el XVIII Encuentro Entrerriano de Folclore en Villaguay, 1989. Fue coordinador en los Talleres Estivales de Música Popular organizados por la Municipalidad y la Secretaría de Cultura y Turismo del Gobierno de Entre Ríos. Respecto de su labor literaria es autor junto con Daniel González Rebolledo del libro “Sobre el amor y otras yerbas”, ed. de los autores, 1981.

Como plástico intervino en exposición conjunta en el Encuentro Cultural de la Juventud, Homenaje a Cesáreo Bernaldo de Quirós, 1985, en Gualeguay. En 1994 participa en la Muestra Popular de Plástica organizada por el Club Social, con motivo de los 90 años del mismo, junto a otros Artistas Plásticos de Gualeguay. En 2001 expone en el Ciclo Plástico Visual “Adentrismo”, organizado por Arte Joven Gualeyo, en el Museo Juan B. Ambrosetti. En lo referente a dibujo y pintura es autodidacta pero reconoce la influencia de Derlis Maddonni, quien lo orientó positivamente. También incursionó en diseño gráfico y fotografía.

FABIÁN SLONGO

Fabián Slongo nació en Lucas González en 1962 y estuvo radicado en Gualeguay por algunos años en la década del ‘80. Actualmente reside en Buenos Aires. Ha estudiado dibujo de historietas e ilustración con Ricardo Villagrán, Gómez Sierra y Bill A. Grant. Su especialidad son las historietas que dibuja para la editorial Columba. Ha expuesto en varias localidades provincianas. Ilustró poemas de Roberto Romani.

Intervino en exposición conjunta en el Encuentro Cultural de la Juventud, Homenaje a Cesáreo Bernaldo de Quirós, 1985, en Gualeguay.

CLAUDIA IRENE CARBONI

Entre el expresionismo figurativo y el hiperrealismo.

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Claudia Irene Carboni nació en Gualeguay en 1964. Cursó primer año en la Escuela de Artes Visuales de Gualeguay. Luego cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano de la Capital Federal. La escultura es su elección pero razones de fuerza mayor limitan su tarea, razón por la cual muchas veces la pintura pasa a ser su actividad. Su posición es ecléctica, arranca desde lo abstracto, habiendo incursionado en el hiperrealismo en alguna de sus obras y llegado en algunos momentos a expresarse dentro de lo simbólico.

Obtuvo menciones en plástica en los Encuentros Culturales de la Juventud de los años 1982, 1983 y 1984. Ilustró la tapa del libro “Los Pobladores” de Emma Barrandéguy. Intervino en la exposición conjunta en el Encuentro Cultural de la Juventud, Homenaje a Cesáreo Bernaldo de Quirós, 1985, en Gualeguay. En 1986 obtiene el 1er. Premio en Escultura como egresada de la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano de la Capital Federal. En 1994 participa en la Muestra Popular de Plástica organizada por el Club Social, con motivo de los 90 años del mismo, junto a otros Artistas Plásticos de Gualeguay. En 1996 junto a Fernanda Erro realiza el Monumento al Indio Americano emplazado en la ciudad de Galarza. Ilustró la cubierta del libro de Tuky Carboni “Bajo palabra”, Editorial Río de los Pájaros, C. del Uruguay, 1996 y, de la misma autora, “Cárcel sin límites”, Editorial Río de los Pájaros, C. del Uruguay, 2002.

JULIO ARGENTINO SALDAÑA: “JUANA”

Nacido en Gualeguay el 9 de julio de 1966. Autodidacta. Se inició en dibujo y en pintura a comienzos de los ’80, en el Encuentro Cultural de la Juventud, cuando expuso en el Gran Hotel Gualeguay, junto a un grupo de principiantes que fue presentado con maestros como Maddonni, Castro y KCHT González.

En Buenos Aires toma clases con Enrique Aguirrezabala (1984) y con el dibujante e historietista Miguel Rep (1998). Hizo cursos de escenografía y vestuarios auspiciados por el Instituto Nacional del Teatro con el maestro escenógrafo Alejandro Mateo y luego participa en diferentes obras de teatro como escenógrafo.

En 1984 expone en “El Tren de las Artes”, con recorrido entre Federico Lacroze y Corrientes. Colaboró con el Debate-Pregón y con numerosas revistas, entre ellas “El Tren Zonal”, “Gente de Letras” y “Madres de Plaza de Mayo” de Gualeguaychú. Con el grupo “La Trastienda” obtuvo un 3er. Premio en Concurso de Murales en Gualeguay.

En 1999 presenta la instalación “Imágenes de lo que vendrá” junto a Daniel Alsúa, Nora Cosso y el grupo de teatro “Los Desconocidos de Siempre”. El 1º de Enero de 2000 realiza las diapositivas para una obra multimedia “Etnias” en el Parque Quintana. En ese año expone dibujos “El amor en los tiempos del clip” en muestra colectiva con Betty Schenone en el Museo Ambrosetti. También en 2000 es convocado para la Coordinación de Cultura de la Municipalidad. En 2001 expone en el Ciclo Plástico Visual “Adentrismo”, organizado por Arte Joven Gualeyo, en el Museo Juan B. Ambrosetti. En 2002 hace escenografía y dibujos para la obra de teatro “Oniria”, realizada en Gualeguaychú.

En los últimos años se ha dedicado preferentemente a la literatura y al dibujo artístico, en particular a la poesía ilustrada. Firma todos sus trabajos con el seudónimo “Juana”.

ALDO DANIEL CRISTANI

Nació en 1967, cursó segundo año de en la Escuela de Artes Visuales Roberto Sciutto. Dibuja en los ratos libres, en especial “caricaturas animadas”, también pinta sobre tela.

SERGIO CAFFARENA

Su obra se puede ubicar dentro de un realismo expresionista.

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Sergio Caffarena nació en Gualeguay el 14 de mayo de 1972. Egresó como Maestro de Artes Visuales de la Escuela “Roberto Sciutto” de esta ciudad. Su obra se puede ubicar dentro de un realismo expresionista o hiperrealismo.

Ha presentado diversos trabajos en salones y exposiciones en distintas ciudades de las provincias de Entre Ríos y Río Negro. Participó en la realización de murales y bustos que se pueden apreciar en plazas de Gualeguay.

Desde hace años reside en la ciudad de Cipolletti donde ejerce la docencia como profesor de Educación Plástica y Tecnología, haciéndolo también en Allen (Río Negro).

En 1993 realiza en forma conjunta con Evangelina Gervasoni la muestra “Tierra y Azul” presentada en las ciudades de Gualeguay, Larroque, Gral. Galarza, Paraná, Cipolletti y Neuquén.

EVANGELINA GERVASONI

“La clara preocupación por la indiferencia que a diario el hombre tiene frente a los problemas sociales.”

Evangelina Gervasoni nació en Gualeguay el 20 de mayo de 1971.En la Escuela de Artes Visuales “Roberto Sciutto” de Gualeguay obtuvo el título de

Profesora de Plástica para Nivel Inicial y Primario en 1996, habiéndose recibido en 1992 como Profesora de Geografía en el IES “Dr. Luis Federico Leloir”.

En el Primer Encuentro Entrerriano de Muralistas recibió el 2º Premio. Participó en muestras colectivas en las ciudades de Corrientes y Posadas. Sus obras plásticas y literarias han sido seleccionadas en el nivel local, provincial y nacional.

Entre sus trabajos más recientes se cuentan las ilustraciones de tapa de varias publicaciones y los murales que muestran una clara preocupación por la indiferencia que a diario el hombre tiene frente a los problemas sociales.

En 1993 realiza en forma conjunta con Sergio Caffarena la muestra “Tierra y Azul” exhibida en las ciudades de Gualeguay, Larroque, Gral. Galarza, Paraná, Cipolletti y Neuquén. En 1994 participa en la Muestra Popular de Plástica organizada por el Club Social, con motivo de los 90 años del mismo, junto a otros Artistas Plásticos de Gualeguay. En 1999 expone junto a Vicente Cúneo en el salón de actos de la Escuela Normal “Ernesto A. Bavio” con motivo de los 90 años de la misma.

Incursiona en diversos temas, ensaya distintas técnicas, experimenta todo lo que puede imaginar, trata de descubrir sus posibilidades en esa exploración; utiliza el color con equilibrio compositivo.

Entre sus obras tenemos los siguientes títulos:Óleos: “De a Caballo”, “Arena”, “El Gualeguay”, “Al Sol”, “Pueblo”, “Azul Trabajo”,

“Tarde y Viento”, “A Esta Hora”, “Descanso”.Otras técnicas: “Caballos” (acrílico), “Maturano” (tinta), “Porque Sí” (acuarela), “Esperando”

(tinta), “La Sopa” (lápiz), “El Nutriero” (lápiz).

MARIANO DEZORZI

Nació en 1977. Se inicia en el arte en el año 1992. En noviembre de 1995 expone en la Sociedad Fomento Educacional Antonio Medina. Fue autodidacta hasta el año 1998 en que

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concurre a talleres de pintura en la Escuela Prilidiano Pueyrredón de Buenos Aires. Luego sigue como dibujante.

Ha expuesto en la Sala del Museo Nacional de Bellas Artes, Casa de Entre Ríos en Paraná, Secretaría de Cultura de Villaguay, Biblioteca Popular de Gualeguay y en el Museo Juan Bautista Ambrosetti de Gualeguay. En 2001 expone en el Ciclo Plástico Visual “Adentrismo”, organizado por “Arte Joven Gualeyo”, en el Museo Juan B. Ambrosetti.

JUAN MARTÍN SILI

Nació en Gualeguay en 1978, ha asistido a diferentes cursos y participado en exposiciones en nuestra ciudad. También ha expuesto trabajos en el Círculo de Bellas Artes de Buenos Aires. Además se dedica a la música, siendo director del conjunto “Contravoces”.

EVANGELINA PÉREZ

Nació en Gualeguay en 1978. Pintora y escultora. Profesora de Educación Plástica con especialización en cerámica escultórica. Idónea en Color e Ilustración. Ha realizado diversos cursos de capacitación en dibujo artístico y participado en congresos provinciales de artistas plásticos.

Realizó su primera muestra individual el 25 de agosto de 2000. Recibió algunos premios y menciones en concursos y salones en el nivel local. En 2001 expone en el Ciclo Plástico Visual “Adentrismo” organizado por Arte Joven Gualeyo.

Actualmente ejerce la docencia “ad honorem” en diferentes zonas carenciadas; siempre fomentando la educación no formal y los derechos humanos a través del arte. También desempeñó su rol docente en la asociación civil “Espacios” de Gualeguay y coordina el Área de Plástica de Arte Joven Gualeyo.

MAXIMILIANO CRESPO

Nació en 1978. En la Escuela de Artes Visuales Roberto Sciutto obtuvo el título de Realizador Plástico Básico. Sus obras han sido vistas en diferentes exposiciones locales, como las muestras de Arte Joven Gualeyo. En 2001 expone en el Ciclo Plástico Visual organizado por Arte Joven Gualeyo. Ha recibido premios en el nivel local y provincial. Actualmente se dedica a la pintura y a la escultura en su propio taller.

GONZALO AGÜERO

Nació el 13 de marzo de 1978 en Mansilla, Gualeguay, Entre Ríos. En 1994 obtuvo el 1er. Premio en el “Encuentro Cultural de la Juventud”. En 1994 participa en la Muestra Popular de Plástica organizada por el Club Social, con motivo de los 90 años del mismo, junto a otros Artistas Plásticos de Gualeguay. En mayo de 1995 expone con otros artistas en el Museo Juan B. Ambrosetti. Algunas de sus obras son: “Realidades” (lápiz), “El compactador de pensamientos” (rötring y lápiz), “Barrio” (témpera), “¿A dónde vas?” (témpera), “La torre del sueño” (lápiz), “Caras nocturnas” (rötring), “Amigos” (témpera), “El árbol flotante” (birome), “Mirada rota” (lápiz y rötring).

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WALTER MATEO LÓPEZ

Nació el 17 de junio de 1979 en Gualeguay. Cursó estudios primarios en la Escuela Castelli, y prosiguió en la Escuela Superior de Comercio. Recientemente ha cursado en la Antigua Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón” en Buenos Aires y en el presente lo hace en el IUNA, en la carrera de Bellas Artes.

En 1994 expone en la sociedad Fomento Educacional, en 1995 se presenta en la exposición de Poesía Ilustrada en el Club Social de Gualeguay. En ese mismo año también lo hace en el “Encuentro de la Juventud” donde gana el Primer Premio, en la Sociedad Fomento Educacional junto a otros artistas y en una campaña contra el Sida. En octubre de 1996 participa en el “IV Congreso de Artistas Plásticos de Entre Ríos” (Gualeguay). En septiembre de 2003 expone junto a Julio Montana (fotógrafo) y a Lisandro Ziperovich en el Jockey Club de Gualeguay. Es autor, junto a otros artistas, de la talla en madera existente en el Parque Intendente Quintana.

VLADIMIR FIRPO

Nació en 1981. Realizador Plástico Básico y Profesor. Se ha dedicado a la literatura, actividad en la que ha obtenido varios premios. Se ha desempeñado como docente en instituciones de Gualeguay y del departamento Islas del Ibicuy, en los espacios de Educación Artística y Tecnología. Participó del X Encuentro Argentino de Arte y Educación en Buenos Aires. En los años 1997, 1998 y 1999 fue Coordinador de Letras del Encuentro Cultural de la Juventud. En el año 2001 expone en el Ciclo Plástico Visual “Adentrismo” organizado por Arte Joven Gualeyo. Socio y miembro de SEGUAY.

Nombres de otras personas que recientemente han figurado en las exposiciones de Gualeguay o realizado trabajos presentados al público son:

María A. C. Comesaña de Machiavello - Corina Renoldi - Mabel Caro – Luisa Guercovich - Marisa Asselbom – Patricia Barbará – Víctor Julián Benedetti – Ana Inés de la Fuente – Guillermo de la Fuente – Aurora Ibarra – Ramón Morgante – Paula Quintana – Carla Tudanca – Laura Popin – Gladys Ferrando – Cristina Sánchez – Gladys Dovis – Lili Tonón – Mirta Taffarel – Liliana Etala – Estela Valdez – Silvia Lencina – Nicolás Benítez – Brígida Caraballo – Gloria Balbusa – María Elena (Mechi) Arnaudín – Patricia Míguez Iñarra – Patricia Balbuena – Carlos Zárate – Aída Campostrini – Juan Martín Valdez – Claudio Ricardo Olmedo – Andrea Béhéran – Mariela Bassone – Favio Svelitzia – Aldo Cristani – Paula Quintana – Mónica Guzzonatto – Lucía Jajan – Laura Popin – Gladys Ferrando – Gladys Dovis – Silvia Lencina – Paola Castañeda – Raúl Gómez – Adriana Berisso – Beatriz Vallaro – Cristian Mendoza – Martín Lucero – Carolina González – Estela Cichero – Martín Rodríguez Bozzani –Susana Frávega – Blanqui Sturzenegger – Liliana Susini – Magdalena Campostrini – Margarita Figueroa – Bibiana Andersen – Martín Coronel – Juan Francisco Elizalde – Aída Campostrini – Albérico Massoni – Ana Mayer – Fabio Santiligo.

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EXPOSICIONES INDIVIDUALES

A raíz de una muestra realizada en el año 1994, en la que el Club Social Gualeguay convocó a quienes nunca antes hubieran exhibido, se dio origen a numerosos ‘vernissages’ en Gualeguay, entre ellos:

OLGA GAYOTE DE MASSONI

Una infatigable trabajadora de la Cultura.

Olga Massoni es nacida en Gualeguay en 1920. Ya durante 1943 y 1944 cursa estudios de dibujo artístico sobre desnudo en Buenos Aires en el Colegio de Cultura Artística Superior, en el atelier de Jean A. Josse (fr.). En 1994 trabaja en el taller de Antonio Castro. En cuanto a la pintura se considera autodidacta.

Abunda en figuras humanas, trata de expresar al ser humano en toda su complejidad, ha hecho paisajes y algunos trabajos sobre arte sacro. Trabaja en acuarela, óleo y acrílico.

Ha expuesto sus trabajos en el salón de la Sociedad Fomento Educacional “Dr. Antonio Medina” en junio de 1955, en el XXXII Salón Anual de Artistas Plásticos de Paraná y en varias exposiciones colectivas, entre ellas el Salón de Poemas Ilustrados organizado por el Club Social de Gualeguay en octubre de 1995 donde pone formas y colores al poema de Tuki Carboni “Soneto para mi infancia”. Hace su primera exposición individual en abril de 1996, en el Club Social de Gualeguay.

Olga Massoni además es escritora, ha editado varios libros: investigación histórica, novela, cuentos y ha sido titular de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad.

ENTRE SUS LIBROS SE ENCUENTRAN: “El aporte inmigratorio”, Imprenta El Supremo, Gualeguay, 1983. “Gualeguay 1765-1900”, Editorial Colmegna, Santa Fe, 1984.“El epílogo de Raúl Fontana”, Artes Gráficas Negri, Buenos Aires, 1989. “El ángel viene de noche”, Imprenta Silver, Editorial Faro, Buenos Aires, 1994.“La trata”, Imprenta Neffa, Gualeguay, 1999.

HA INTERVENIDO EN DIVERSAS PUBLICACIONES DE GÉNERO ARTÍSTICO:“Muestras literarias de la Dirección de Cultura de Entre Ríos”, Editorial Colmegna, Santa Fe, en 1973, 1975, 1976, 1980.

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“Ser en la Cultura”, revista literaria de la Universidad de San Martín, Buenos Aires.“Borrón y cuenta nueva”, revista literaria de Concepción del Uruguay.

ALGUNOS TÍTULOS DE SUS CUADROS SON:

ACRÍLICOS: “El linar”, “El otoño azota al árbol”, “En la costa del río”. ACUARELAS: “Retrato”, “Simón”, “Autorretrato”. ÓLEOS: “María Llora” (60 x 70 cm.), “Otoño”, “Playa brava La Paloma”, ¿Por qué no viene?”, “Porque está conmigo”, “Adolescencia”, “Volviendo al amanecer”, “Las manos de mi negra”, “Retrato de Antonio Castro”, “El par”, “Descansando”, “Niñas”, “Desnudo en blanco y negro”, “Nosotros y ellos”, Julieta y María Sol”, “Mujer, ¿Qué haces?”, “La madre y su entorno”, “Hombres de campo”, “Así la vi una noche”, “Tierra y vida”, “¿Qué oculta Andrea?”, “El baile”, “Bañistas I”, “Bañistas II”, “Mujer sentada”, “Motel I”, “Motel II”, “Una orilla y la otra”, “El pescador”, “Emmanuel” (70 x 60 cm.), “Mochilero”, “La señorita Gisel”, “La de short verde”, “La de ojos verdes”, “Niña y perro”, “Simón”, “Tierra y Nida” (100 x 80 cm.), “La morocha”, “Retrato de Coro”. ( En su mayoría son trabajos de 50 X 40 cm. , algunos de 60 x 40 cm.).

LIDIA T. REAL DE LEISMEISTER

“Formas y volúmenes se equilibran y conjugan con colores, que brotan de un fondo de irrealidad creíble.”

Lidia Real, nacida en Gualeguay, en 1979 egresa de la Escuela Superior en Bellas Artes “Regina Pacis” de San Isidro, provincia de Buenos Aires.

En 1994 participa en la Muestra Popular de Plástica organizada por el Club Social, con motivo de los 90 años del mismo, junto a otros Artistas Plásticos de Gualeguay. Por otra parte Lidia Real se ha dedicado con continuidad a la docencia artística en Gualeguay. Hace una muestra individual en octubre - noviembre de 1998, en el Club Social, que también es expuesta en el Instituto Magnasco de Gualeguaychú. Posteriormente dos de sus cuadros son seleccionados para el Salón Entrerriano de Pintura del año 1999, realizado en Gualeguaychú como homenaje al Centenario del Instituto Magnasco.

Dice en su folleto de presentación: “Más que enumerar todo lo que he hecho para que me conozcan, diría todo lo que me

falta hacer. Porque cada día es un comienzo nuevo, en el que brota la fuerza inevitable de contar con el pincel la sucesión de percepciones, pensamientos y vivencias que son todas sensaciones.

‘Pienso con los ojos y los oídos, con las manos y los pies, con la nariz y la boca; pensar una flor es verla y olerla y comer una fruta es conocerle el sentido’ (F. Pessoa).

Ser pintor no es una ambición, es la manera de percibir la vida”.

EXPRESIONES DE EISE OSMAN ACERCA DE LIDIA REAL:“En este caso, Lidia nos habla de su yo creador, que socava los pilares de los puentes

sociales de la monotonía. La plástica exilia la palabra y los conceptos para moverse en un mundo de imágenes, donde la verdad se desplaza hacia lo existencial decantado, de donde brota la intuición del artista. En ese juego del arte, como decía Shiller. Del sentimiento a la forma y de la forma a los sentimientos, es donde brota la emoción estética.

En la artista que hoy celebramos, formas y volúmenes se equilibran y conjugan con colores, que brotan de un fondo de irrealidad creíble.

Miradas que profundizan las imágenes y auscultan al observador con complicidad su destino, tinajas que no alcanzan a ocultar la denuncia de una mirada marginada, y aspiran con algunas rupturas a simbolizar la analogía de dos destinos.

Paisajes que reclaman nuestra mirada, para hacernos partícipes de su nostalgia.

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Figuras que emergen como proyectadas a pesar suyo, desde un fondo de tristeza emparentada con la dulzura.

Texturas que palpamos con la mirada en esa correspondencia que tienen los sentidos, hermosos caballos, de los que brotan la luz y los colores, como en un sueño de pegasos. Miradas cómplices con la ternura de la inocencia, que desnudan su noble condición.

Desde el punto exacto, donde se conjugan la forma, los colores y la emoción, brotan las obras de Lidia, como un desafío a una angustia existencial que nos acecha y sólo se puede atemperar con el arte.”

Los trabajos expuestos en su muestra individual de 1998, acrílicos, son: Reflexión (50 x 70), Puerto Dormido (50 x 70), Sosiego (50 x 70), Las Floristas (50 x 70), Amanecer (69 x 80), El Valle de los Secretos (50 x 70), Florero (50 x 60), Camino a la Iglesia (47 x 35), Villa Flor (43 x 30), Mañanitas (47 x 34), El Reposo de Cristo (60 x 80), Caballo Gris (60 x 72), Caballo Gris (60 x 72), Villa Taba –Frente- (50 x 60), Villa Taba –Fondo- (50 x 60), Retoño (60 x 80), Caballo (50 x 70), Mi Negrito (50 x 60), Desnudo (60 x 80), Sueño de Ciruelas (50 x 60).

MARTA LÍBANO DE ARNAUDÍN

Sus recuerdos de la infancia, de su familia, paisajes de la costa y el Gualeguay de hace algunos años ocupan gran parte de sus temas.

Comenzó sus clases de pintura con la maestra Angélica Muragas quien falleció casi inmediatamente. La nueva y joven alumna, realizó varias copias -¡Oh, los viejos métodos!- Apenas había logrado plasmar dos acuarelas y un óleo. Se puede decir entonces que Marta Líbano es autodidacta.

En cierta ocasión Asef Bichilani ve sus obras y le aconseja, afortunadamente, que no copie, que use una manzana o una jarra como modelo. Pero Marta no puede pintar lo que no le interesa, optó por ir a la orilla del río, a pesar de las dificultades que debió superar por este salto cuántico: “estar frente a la naturaleza, con sus cambios a cada instante, con el movimiento del viento o con reflejos que no son siempre los deseados...” comenta.

Sus recuerdos de la infancia, de su familia, paisajes de la costa y el Gualeguay de hace algunos años ocupan gran parte de sus temas. Últimamente ha incorporado con frecuencia la figura humana.

“Expone desde 1995, participando en ciclos culturales de Gualeguay. En junio de 1999 y en junio de 2000 realiza muestras individuales en el Club Social. En 2001 expone en el Ciclo Plástico Visual “Adentrismo”, organizado por Arte Joven Gualeyo en el Museo Juan B. Ambrosetti”. Fue invitada para el Salón de Verano de Gualeguaychú 2001-2002. En 2002 expone en la Escuela “Lucecitas” y en 2003 en la Escuela San “Juan Bosco”. Se ha desempeñado como jurado en distintos eventos.

Dice Roberto Sciutto (h), con motivo de la presentación en su muestra individual en junio de 2000 en el Club Social:

“Toda su obra tiene un aire melancólico, apacible, tanto en la expresión de los rostros como en los paisajes y observando lo realizado a través de los años se aprecia una continua superación... la búsqueda permanente y una gran perseverancia la han enriquecido, brindándole mayor seguridad.

Cuando pinta la figura humana, en su mayoría mujeres y niños, hay una constante que es la fuerte presencia de los rasgos árabes: la piel del color de la oliva, los ojos grandes de mirada profunda y sobre las proporciones se permite transgredir, acentuando ángulos, escapándose de la exacta proporción en una manifiesta y lograda intención de alcanzar mayor plasticidad y expresividad. Alcanza en base a ello cierto dramatismo.

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Sus paisajes se acercan en algunos casos al naïf... en lo referente a la temática, al candor de las imágenes y a la ubicación de su mirada dentro del conjunto”.

FUENTE: Semanario “Gualeguay al Día”, 18 de junio de 2000. Diario “El Debate-

Pregón” de Gualeguay, 25 de junio de 2000.

TÍTULOS DE ALGUNAS DE SUS OBRAS: El Viejo Almacén de Don Pais (70 x 60), Después de la Lluvia (80 x 60), La Hermana Mayor (95 x 120), Un niño (90 x 90), La Crujía (89 x 59), El Gualeguay Indómito (104 x 74), Vigilando la Hacienda (45 x 55), Nocturno (38 x 53), Amanecer (38 x 53), El Sauce (38 x 53), Calle de Mi Pueblo (38 x 53), Reflejos (38 x 53), La Noche (38 x 53), Juancito Barrenechea (59 x 69), En el Barrio Molino (92 x 72), Resignados (61 x 71), Retrato de Evangelina (59 x 68), La Vale (48 x 63), Abril (92 x72), Desde el Puente Viejo (93 x 72), La Vendedora de Flores/ Evocando a Carola (100 x 160), Los Dos Caminos (82 x 61), Aquella Casa (89 x 58), Mujer con Flores (61 x 72), Inundación en el Barrio Molino (61 x 71), El “San Vaca”/ Retrato de Aníbal Ferreira (63 x 82), La Casa Natal (82 x 58), Como la Primavera (60 x 80), En el Viejo Almacén de Don Pais (70 x 60), Después de la Lluvia (79 x 59), Atardecer de un Otoño Pueblero (100 x 74), Andando Camino y Vida (94 x 74), Retrato (70 x 90), Jacarandá en Diciembre (74 x 94), El Árbol Viejo (82 x 90), El Costero (72 x 60).

ATILIA (ATILÍN) DANERI DE BÉHÉRAN

“El arte, como el amor, no se juzga: se siente, se goza, se agradece”.

El pensamiento del subtítulo se puede leer en el folleto de su muestra individual. Nació en 1958 en la ciudad de Gualeguay. Estudió pintura en la Escuela de Artes Visuales. Concurrió a los talleres de Antonio Castro y Lidia Real, como así también a seminarios en Buenos Aires.

Sus composiciones son casi minimalistas, aún en su uso del color; es analítica y detallista (1). Tiene solvencia en el uso del color. En sus temas predominan el paisaje urbano y las naturalezas muertas. Generalmente trabaja en óleo.

Ha participado en diferentes exposiciones colectivas. En el año 1999 hizo una muestra individual en el Club Social. En 2001 expone en el Ciclo Plástico Visual, organizado por Arte Joven Gualeyo en el Museo Juan B. Ambrosetti”. En diciembre de 2002 expone junto a Elva Murissi en el Gran Hotel Gualeguay.

(1). ROBERTO SCIUTTO, diario “El Debate–Pregón” de Gualeguay, 13 de diciembre de 2002.

TÍTULOS DE ALGUNAS DE SUS OBRAS: Óleos: “Recuerdo de farmacia” (57 x 40 cm.), “Rocío” (20 x 30 cm.), “En mi ventana” (60 x 45 cm.), “Composición fría” (42 x 58 cm.), “Peras maduras” (30 x 40 cm.), “Mandarinas” (38 x 56 cm.), “Rincón especial” (50 x 60 cm),

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“Otoño” (40 x 60 cm.), “Descanso” (62 x 80 cm.), “Granero” (80 x 100 cm.), “Pasaje español” (80 x 60 cm.), “Establo” (60 x 50 cm.), “El patio de Elva” (60 x 50 cm.), “Siesta” (60 x 50 cm.), “Lo de González I” (58 x43 cm.), “Lo de González II” (53 x 40 cm.), “Sosiego” (30 x 40 cm.), “Las Toscas” (50 x 35 cm.), “Caserío” (40 x 60 cm.), “Costa del Paranacito” (45 x 60 cm.), “El Cartero” (50 x 60 cm.), “Arco provenzal” (60 x 50 cm.), “Puerto” (40 x 58 cm.), “Puesto de estancia” (40 x 55 cm.), “El Sillero” (42 x 50 cm.), “La Rosada” (70 x 50 cm.).

ELVA SANZ MURISI

Parte de su felicidad está en el arte.

En su folleto de presentación de 1999 elige el siguiente pensamiento de Oscar Wilde: “Todos malgastamos nuestros días buscando el secreto de la vida. Pues bien: el secreto de la vida está en el arte”.

Su inclinación por la pintura nació desde pequeña, en su Córdoba natal. En Gualeguay concurrió a los talleres de la Escuela Nº 12 de Artes Visuales y del maestro Antonio Castro, también asistió al taller de José Macchi (Buenos Aires). El paisaje la atrapa siempre, muchas veces el paisaje ciudadano, un patio, un jardín; generalmente trabaja en óleo.

Ha participado en seminarios en Buenos Aires y en exposiciones colectivas. Realizó una muestra individual en 1999 en el Club Social. En 2001 expone en el Ciclo “Adentrismo”, organizado por Arte Joven Gualeyo en el Museo Juan B. Ambrosetti. En Diciembre de 2002 expone junto a su amiga Atilia Daneri en el Gran Hotel Gualeguay.

Títulos de la muestra individual en el Club Social en 1999:“Clara” (48 x 38 cm.), “Crepúsculo” (49 x 36 cm.), “Caserío” (70 x 50 cm.), “Puerto en

Azul” (60 x 44 cm.), “Acantilado” (52 x 40 cm.), “Sol en Verde” (50 x 70 cm.), “El Árbol” (50 x 40 cm.), “Las Chimeneas” (61 x 46 cm.), “Reflejos de Tormenta” (60 x 50 cm.), “Ventanas” (59 x 74 cm.), “Atardecer” (80 x 60 cm.), “Sosiego” (70 x 50 cm.), “Borrasca” (60 x 50 cm.), “Paisaje

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Europeo” (64 x 55 cm.), “Las Toscas/ Mágico Atardecer” (70 x 50 cm.), “Pastando” (80 x 60 cm.), “Las Diez Boquillas” (48 x 39 cm.), “Jardín Serrano” (66 x 56 cm.), “Abandonada” (60 x 50 cm.), “Las Toscas/ Nuestro Lugar” (70 x 50 cm.), “Entrada al Bosque” (65 x 60 cm.), “Paisaje Serrano” (80 x 65 cm.), “Las Toscas/ Tarde Apacible” (70 x 50 cm.), “Desde mi Ventana” (62 x 48 cm.), “Contraste” (51 x 70 cm.), “Los Indígenas” (50 x 40 cm.), “Portal” (49 x 62 cm.), “Aldea” (46 x 57 cm.), “Después de la Lluvia” (80 x 60 cm.), “Paso al Jardín” (80 x 60 cm.).

Como cierre de oro del siglo XX se realizó a fines de 1993 la Muestra:

“PINTURA ARGENTINA EN GUALEGUAY”

Desde el 20 de noviembre al 4 de diciembre de 1993 Gualeguay cobijó en el Salón Grande del Club Social, con motivo del 90 aniversario del mismo, una increíble muestra de artistas argentinos. Estuvieron presentes los siguientes creadores a través sus obras:

Alfredo Martínez Howard: “Arriba Doña Rosa”.Alfredo Plank: “Desnudo a Contraluz”.Antonio Castro: “Mariposa”.Asef Bichilani: “Atardecer en el Río”.Augusto Busse: “De allá ité”. C. Bernaldo de Quirós: “La Gitanilla”. “Hombres de Lazo”.Cacho Borda: “Tanguito”.Carlos Alonso: “Salto de Cama”.Carlos Castellán: “Paisaje”.Carlos Feifer: “Sin título”.Carlos Gorriarena: “Antífona”.Carlos Migliavaca: “Desdoblamiento de la Chatarra”.Cristina Dartiguelongue: “Paisaje Urbano”.Juan Carlos Diotti: “El Vendedor”. “No es Bueno que el

Hombre esté Solo”.Danielle Camus: “Puerto”.Derlis Maddoni: “Sin nombre”.Diana Ares: “Desplazándose”.Eduardo Serna: “Angelus”.Enrique Aguirrezabala: “Sin título”.Federiso: “Corre, Corre”.Gloria Montoya: “Laberinto”.Ignacio Colombres: “Figura”.Jorge Meijide: “Urbano IV”.Daniel Diotti: “El Bueno”.Kenneth Kemble: “El Dragón de Mierda”.

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Leopoldo Presas: “Composición”.Luis Felipe Noé: “Con los Pies en el Barro”.Luis Wells: “Sin título”.Raúl Gastaldi: “Serie del Puerto”.Martín Girado: “Naturaleza Muerta”.Miguel D’Avila: “El Espejo”.Pérez Celis: “Phoenix Redux”.Lydia Tchira: “Jorge L. Borges”. “Whalt Whitman”.Ricardo Carpani: “Amantes”.Roberto Broullon: “Homenaje a E. Aguirrezabala”.Roberto González: “Homenaje a Federico Fellini”.Rómulo Macció: “El Pergrino”.Rómulo Sidañez: Figura Inclinada.Silvina Benguria: “Conversación”.Sofía Althabe: “Paisaje Geológico”.

Es muy difícil concretar una exposición de este tipo, con obras de autores tan diversos, de tal calidad y en general de grandes tamaños; sólo se pudo hacer por la fuerza de la personalidad de Roberto González, KCHT.

En ese momento el Salón Grande del Club Social mostraba un aspecto espectacular. Quienquiera que en él entrara sentía una fuerte impresión, totalmente sobrecogedora.

Transcribimos las palabras de Roberto González en esa ocasión:

“Como nuestro interés está dirigido casi en su totalidad, a que el éxito de esta Muestra sea la calidad que ella misma genera, la enseñanza y el interés que pueda alentar sobre todo a los jóvenes; creemos que gran parte del objetivo ha sido logrado.

Que signifique también la presencia física de importantes valores nacionales, algunos de ellos reconocidos internacionalmente, la de nuestro querido y respetado Franz Van Riel y la de un grupo de artistas selectos de Paraná, que la representan, tales como la señora Gloria Montoya Ortiz de Daneri, Carlos Migliavaca y Carlos Castellán.

También los que nacimos en Gualeguay como Cesáreo Bernaldo de Quirós, Enrique Aguirrezabala, Derlis Maddonni, Antonio Castro, Raúl Gastaldi y el autor de esta nota”.

KCHT.

Además se hizo presente el artista plástico Pérez Celis, quien disertó sobre el tema “Itinerario de un Pintor”, y varios de los autores cuyas obras integraban la muestra.

Esta exposición alcanzó importancia nacional, porque incluyó a una pléyade de artistas argentinos, constituyendo un hito en la historia artística de Gualeguay.

Apostlla 8:

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Antonio Cramsci dividió a los artistas en general en dos grandes grupos: por un lado los “calígrafos” o “esteticistas”, a quienes les interesa más el factor formal que el mensaje o contenido, y que hablan de “arte por el arte”, y en los cuales distingue una política afirmativa del sistema, pues se dejan manipular por el poder político o religioso con tal de recibir encargos o beneficios. Por otro lado los “contenidistas” que son quienes dan preferencia a la temática social, dejando en un plano de menor preferencia a lo formal. Se debe aclarar que con respecto a los contenidos, no todos son conscientes para el creador. No es fácil (ni posible) agotar los contenidos latentes en una obra artística. Para desentrañar los contenidos es preciso una inspección profunda de la obra por parte de quien se halle en posesión de una multiplicidad de conocimientos requeridos para ello. Existen contenidos inconscientes, dilucidables psicoanáliticamente. Conforman el “contenido” de una obra la expresión, la función, el significado y todo elemento cultural presente en ella (estilo, tipo, historia,etc.) (1).

Se puede discurrir que si los únicos artistas que importan son los que dan preferencia al contenido político, entonces sólo existe la política. Por otra parte algunas corrientes de pensamiento señalan que vivimos en un mundo bipolar: si existe la vida es porque existe la muerte, si existe lo bueno es porque existe lo malo, etc., estos conceptos opuestos vienen a ser como los extremos de una misma cosa. Dentro del arte podemos decir que si existen los “contenidistas” es porque existen los “calígrafos”, y que todos los elementos son necesarios para conformar al Mundo. Claro que siempre los individuos se pueden ubicar en el lugar que les indique su intuición o sus preferencias, pero es necesario siempre saber donde se está parado.

Nidya Rampoldi.(1) Jorge Fernández Chiti, Diccionario de Estética de las Artes Plásticas, Ediciones Condorhuasi, Buenos

Aires, 2003.

CAPÍTULO 8

Siglo XXI. Característico de Gualeguay es su caudal artístico: plásticos, escritores y músicos se multiplican a través del tiempo.

DIEGO GOUGUENHEIM

Un pintor que encuentra en Gualeguay, su lugar en el mundo.

Este pintor adopta Gualeguay sobre el fin del siglo XX. Hace su primera exposición en esta ciudad en octubre de 2002.

Diego Gouguenheim nació en Buenos Aires el 3 de noviembre de 1950. Durante su primera niñez pasó largas temporadas en Francia. A los cuatro años recibe de su madre un preciado regalo: una caja, no de simples acuarelas sino de pinturas al óleo. A partir de allí la pintura estuvo siempre en su corazón. Su madre lo alentó incansablemente en esta actividad, guardando sus mejores trabajos infantiles hasta el fin de sus días. Tuvo la suerte de tener en su casa numerosos libros sobre pintura. Comenzó copiando clásicos como Botticelli, Rembrandt, Veermer, Delacroix.

Cuando descubre a Toulouse Lautrec queda deslumbrado por sus dibujos de caballos, sus retratos y la fuerza de sus colores. Su abuela paterna, que pintaba muy buenos paisajes, lo guió en el aprendizaje y también su padre, que era apasionado por el dibujo. Su madre lo incitó a frecuentar el Museo Nacional de Bellas Artes y cuantas exposiciones importantes transcurrieron en la ciudad.

En la escuela primaria tuvo la suerte de tener buenos profesores de dibujo. En 1960 comienza a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Belgrano, a la cual asiste algo más de un año aprendiendo técnicas de acuarela, témpera y carbonilla. En 1961 practica el dibujo en tinta china al lado de Atilio Rossi (autor del libro Buenos Aires en Tinta China con prólogo de Jorge L. Borges). Más tarde, gracias al apoyo de su madre, puede estudiar al lado de Héctor Basaldúa, Vicente Forte y Luis Cordiviola. Conoce por ese tiempo la pintura de Césareo Bernaldo de Quirós, Fray Guillermo Butler, Fernando Fader y Prilidiano Pueyrredón. También los Impresionistas: Monet, Manet, Sisley, Pisarro, Degas, Morisot; y los post impresionistas: Cézanne, Van Gogh, Gauguin, Seurat, Bonnard. Luego fija su gusto en los pre-impresionistas como Corot, Courbet, Constable, Jondkins, Delacroix, Turner. Se siente profundamente influido por todos estos pintores.

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En el año 1966 la UNICEF seleccionó cuatro postales de su creación para tarjetas de Navidad y una de ellas fue editada.

Entre los años 1970 y 1980 pinta al lado de Demetrio Filip en la técnica del pastel y con Hougras, pintor cordobés radicado en la Banda Oriental, estudia cielos y el agua con sus reflejos. En algún momento de su vida se recibe de Ingeniero Civil trabajando como tal en diversas tareas.

Entre los años 1982 y 1988 forma parte de un taller de pintura junto a discípulos de Felipe Noé y Rómulo Macció con quienes trabaja y crece mucho en técnicas de acrílico, óleo, aguadas y pastel. En ese período comienza a exponer y a vender en forma consistente. Realizan muestras colectivas en distintos sitios, algunas con el auspicio de la Municipalidad de Buenos Aires. En esa etapa incursionó en la neo-figuración, pero pronto la abandona y vuelve a lo suyo.

En 1984 obtiene el Segundo Premio en el Concurso de Pintura del Colegio Ward, y Primera Mención en Dibujo, en el Concurso de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, con un trabajo realizado en tinta china. Por esa época comienza a presentar cuadros en distintas galerías en las que vende numerosos trabajos en pastel.

Entre 1980 y 1990, crea una colección de dibujos al pastel para la firma Dufour, de ropa deportiva, que fueron transformados en gigantografías para sus locales.

En 1991 comienza una temática con la que disfruta mucho y que continúa hasta hoy: animales en sus paisajes. Muchos de estos trabajos han sido vendidos en locales de Pilar y San Isidro.

Durante los años 1992 y 1993 se dedica casi exclusivamente a la pintura exponiendo en locales comerciales y galerías. Varios de sus trabajos son vendidos a personas de Suiza, Francia y Estados Unidos. Sigue pintando temas de la naturaleza, incorporando cada vez más los temas del campo, principalmente de la zona de Gualeguay.

En 1994 viaja a África; su paisaje, sus animales y la luz lo influyen profundamente. Para 1996 ha completado una serie de cuadros sobre esta experiencia, de los cuales tiene en su poder muy pocos.

Ha expuesto en: 1988 en Galerías Suipacha. 1989 en Suaya (San Isidro). 1990 en Suaya (San Isidro). 1991 en Restaurante Lola Recoleta. 1991 en Galería Rubbers. 1992 en los Salones de Punta Carrasco.

La exposición realizada en el Club Social de Gualeguay, el 18 de octubre de 2002, es su primera Muestra Individual.

El rigor del oficio de pintor es mostrado con solvencia; sus cuadros pueden traernos una evocación de algunos artistas que él admira, pero Diego Gouguenheim se expresa en obras donde el ritmo y la luz nuestra, la luz argentina de que hablara Samuel Oliver, tienen vigencia. Su lenguaje es argentino. Los verdes de sus cuchillas pueden ser tan intensos como la realidad entrerriana. Sus caballos tienen toda la gracia que este animal puede aportar. Su composición es correcta siempre, y algunas veces supera este calificativo haciéndose francamente destacada. Sus horizontes, adecuadamente elevados para desarrollar escenas con mucha profundidad, le permiten realizar trabajos generosos en figuras. Los elementos compositivos suelen organizarse en espirales que partiendo de la derecha se elevan y vuelven sobre sí mismas. Su paleta se materializa en delicadas combinaciones de azules con pardos, ocres y tierras que corta alguna vez con toques rojos o verdes.

Diego Gouguenheim logra expresar el aire que existe dentro del cuadro, ese espacio que rodea las figuras, tan importante en su pintura. Logra dar sentido y unidad a toda la composición, expresando algo más que lo anecdótico. Cada cuadro suyo expresa un sentimiento, una idea, una sensación más allá de lo narrado, algo que nos integra a todos los

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seres humanos en la universal comprensión. Observando sus cuadros podemos sentir la emoción que lo motivó para realizar cada obra.

El asombro por todas las cosas buenas que a pesar de las dificultades encierra la vida, es concretado por el artista en su afán por hacer llevadero este mundo bipolar en el cual vivimos. Diego Gouguenheim refleja con realismo la creación maravillosa que Dios nos regala todos los días, alimentando nuestra ilusión y nuestra fe, haciéndonos la existencia más soportable.

Cuadros expuestos en el Club Social Gualeguay en 2002: “Patos en el estero”. (29 x 38 cm.). Óleo sobre madera. 1992. - “Zorro”. (40 x 29 cm.).

Óleo sobre madera. 1992. - “Claro del bosque”. (50 x 59 cm.). Óleo sobre tela. 1992. - “Jirafas al amanecer”. (40 x50 cm.). Acrílico sobre tela. 1996. - “Leones”. (50 x 40 cm.). Acrílico sobre tela. 1996. - “África”. (50 x 40 cm.). Acrílico sobre hardboard. 1996. - “Hechicera”. (40 x 50 cm.). Acrílico sobre papel. 1998. - “Arando”. (33 x 22 cm). Óleo sobre hardboard. 1998. - “Anochecer”. (23 x 33 cm.). Acrílico sobre papel. 2000. - “St. Barth”. (50 x 40 cm.). Acrílico sobre hardboard. 2000. - “Carbó”. (58 x 70 cm.). Acrílico sobre tela. 2001. - “Iglesia San Antonio”. (50 x 40 cm.). Acrílico sobre hardboard. 2002. - “El Ordeñe”. (24 x 29 cm.). Acrílico sobre tela. 2002. - “Desde la plaza”. (30 x 30 cm.). Acrílico sobre tela. 2002. - “El Parque”. (23 x 33 cm.). Acrílico sobre papel. 2002. - “La arenera”. (23 x 33 cm.). Acrílico sobre papel. 2002. - “Polo”. (80 x 120 cm.). Acrílico sobre tela. 2002. - “Río Gualeguay”. (80 x 100 cm.). Acrílico sobre tela. 2002. - “Arando al amanecer”. (70 x 100 cm.). Acrílico sobre tela. 2002. - “Arreando en los Bajos”. (60 x 90 cm.). Acrílico sobre tela. 2002. - “El Embarcadero”. (45 x 60 cm.). Acrílico sobre madera. 2002.

EN LAS ILUSTRACIONES:42. Diego Guguenheim. “Río Gualeguay”. Gualeguay. 2002. Acrílico sobre tela. 80 x 100 cm.

Colección Club Social Gualeguay.

LISANDRO ALBERTO ZIPEROVICH

La generación para el siglo XXI.

Nació en 1976. Cursó en la antigua Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón” en la ciudad de Buenos Aires. Luego continuó sus estudios en la provincia de Jujuy. Expone en galerías de esa provincia.

Expone junto a Julio Montana (fotógrafo) y a Mateo López en el Jockey Club de Gualeguay en septiembre de 2003.

Su trabajo es de calidad sorprendente. Entre el surrealismo y el expresionismo, con muchos elementos simbólicos, no está ajeno al mensaje político. Tiene un lenguaje muy cuidado, donde la textura es un elemento compositivo de alto valor. De excelente composición, hace uso de la llamada simetría incompleta; en algunos casos divide los espacios con bandas trabajadas rítmicamente. Muestra un notable dominio del color. A veces elige como soportes elementos no convencionales. Si bien el mensaje puede ser tremendo, el refinamiento del vocabulario hace que no genere resistencia en el observador.

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Apostilla 9:Sería lindo que en el Museo Quirós de Gualeguay tuviéramos en préstamo algunos de los cuadros de

este autor que posee el Museo Nacional de Bellas Artes y que además estuviera de visita en esa casa, representado por alguna de sus obras, Francisco Bernareggi ya que fue él quien muchas veces recibió a Cesáreo en Mallorca.

Nidya Rampoldi.

INAUGURACIÓN DE MUSEOS

Gualeguay siempre nos sorprende en lo cultural.

El 12 de noviembre de 2003 se publica en el diario El Debate-Pregón un artículo que menciona la posibilidad de recuperar parte del legado pictórico de Cesáreo Bernaldo de Quirós para ubicarlo en la construcción que se está realizando en el solar de la casa natal de Quirós.

Además, el 15 de noviembre de ese mismo año, se inaugura en Gualeguay el Museo Matt Lamb, ya que el reconocido pintor internacional eligió justamente esta ciudad como sede de uno de sus centros de actividad en el mundo. A partir de allí, esta ventana abierta al futuro seguramente habrá de traer grandes novedades. Esta sede interacciona con la Red de Museos Matt Lamb y por lo tanto apunta a intercambiar exposiciones de diversos pintores de otros países y del nuestro. También es su propósito que los visitantes no sean sujetos pasivos sino que interaccionen con actividades dentro del mismo en diversas tareas que pueden ser propuestas aún por los mismos visitantes, exhibiciones, etc. Como es sabido, este artista hace una apuesta a la paz del universo a través de las actividades de su fundación, que podemos ubicar dentro de una orientación artístico-educativa de profundo sentido cristiano. Este museo fue inaugurado en la propiedad de Maipú 79, pero existe el proyecto de realizar un edificio nuevo, con amplias instalaciones, tal vez en un terreno muy próximo a la ciudad. Junto a estos planes hay intenciones más amplias, las cuales pueden ayudar a definir un perfil cultural distinto que caracterice a la ciudad de Gualeguay.

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Si algo puede distinguir a Gualeguay de otras ciudades del interior de Entre Ríos es su patrimonio artístico, histórico y cultural. La buena estrella de Gualeguay en este sentido parece no tener fin.

Apostilla 10:Poder compartir el proceso creador de Matt Lamb ha sido una de las experiencias más impresionantes de

las que he tenido oportunidad de vivir.Poder observarlo en acción cuando pintaba el mural en el comedor de la Escuela Nº 68 de Gualeguay...

Fue sólo llegar y comenzar, pincelada va pincelada viene, delineando una sucesión de formas que muy pronto sacaron a la luz los espíritus del lugar. Los niños de la escuela almorzando, charlando, corriendo... todo al mismo tiempo...

Cada trazo poseía un significado, una poética que al finalizar el trabajo el propio Matt nos explicaría: Por encima de todo el gran paraguas de colores, figura que envuelve a nuestra comunidad en un gran abrazo. Debajo de ella, la figura central es una Iglesia, no importa el credo, representa la Fe. Dentro de ella, en la parte superior, se vislumbra la presencia divina alumbrando el abrazo entre un Hombre y una Mujer, las dos figuras que están debajo, que simbolizan a todo el género humano.

Hay también una puerta, que es pequeña porque para atravesarla hace falta ser como un niño. El artista aclara que cada uno de nosotros puede decidir entrar o no, tenemos libre albedrío...

Envolviendo a la capilla hay dos figuras, la de la izquierda es alguien que ha decidido hacerlo, alguien que confía plenamente en este cambio. A la derecha el ser que duda, la Duda, el que aún no está convencido...

A ambos lados encontramos las casas, nuestro lugar, nuestra ciudad, nuestras familias y amigos, pero también nuestro yo interior... un sitio habitado por montones de espíritus... Y también en el espacio libre que está ubicado sobre toda la comunidad hay espíritus, los de nuestros difuntos, que siguen dando vueltas...

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A la izquierda hay una corona, pues todos podemos ser reyes o reinas, cada uno desde su propio lugar y ocupación, siempre que haga lo que tiene que hacer.

Finalmente, a ambos lados del mural se encuentran dos espíritus protectores (azules), el de la izquierda es la verdad, y el de la derecha el amor.

Y esto tiene que ver con una filosofía muy profunda que Matt Lamb sostiene, que asegura que a través de los cambios que cada uno puede implementar por conseguir un mundo de tolerancia, paz y amor, se podrá lograr con el tiempo un gran cambio universal que permita la convivencia en el futuro. Y ese futuro que todos dibujaremos con nuestras acciones está representado por el espacio que hay encima del paraguas. Nuestras acciones, las acciones de todos los hombres, son las que determinarán ese futuro.

También tuve la suerte de contarme entre los privilegiados que participamos de esa ceremonia que dirigió al iniciar su taller en Argentina. Un gran recipiente donde se mezclaron litros de pintura, de distinta composición y color, pues todas debían aprender a convivir en armonía, como debemos aprender a hacerlo los seres humanos en el mundo. Y en este elixir de vida sumergió Matt cientos de bastidores y metros de tela, y con prontas y certeras pinceladas o incluso con sus propios dedos, “ayudó” a hacerse visible seres desconocidos para nosotros, pero que pronto fuimos descubriendo también El artista fue el médium entre Dios y el mundo, fue dando a luz a todos los espíritus que nos rodeaban...

Patricia Míguez Iñarra.

MATT LAMB

El mundialmente conocido pintor de origen irlandés-norteamericano elige la estancia San Ambrosio de Gualeguay para instalar un atelier.

Por Patricia Míguez Iñarra

De origen irlandés, nace en Chicago en 1932, en el seno de una familia de clase media católica, en un país donde este credo es minoría. Desde su juventud y continuando la empresa funeraria de la familia, logra transformarla en una de las corporaciones más importantes de los EE.UU. Durante más de treinta años estará en contacto cotidiano con la muerte, lo que seguramente influirá en toda su obra posterior, transformándolo en un defensor de la vida y la esperanza.

En el año 1980 un falso diagnóstico lo sume en una crisis personal que lo llevará a realizar un cambio trascendente en su forma de vida. Cede la dirección de la compañía a sus hijos, y se dedica plenamente a la pintura. Es un autodidacto por decisión personal ya que quiere que sus éxitos y fracasos en el arte sean propios. Se permite una total libertad de expresión, que lo lleva a investigar, experimentar, usar colores y técnicas de la manera más atrevida que uno pueda imaginar. Su arte es impredecible, impactante.

Trabaja en diversos talleres alrededor del mundo: París, Key Colony en Florida, Cork Island en Irlanda. Propone proyectos de trabajo alineados con su pensamiento, utilizando en ellos el arte como medio y no como un fin en sí mismo.

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En 1992 en Deauville, la Federación Nacional de Cultura de Francia le otorga la Medalla de Bronce.

En 1994 es elegido Presidente de los Museos Vaticanos del Medio Oeste de EE.UU. y también nombrado Director de la Fundación Museos Vaticanos de New York.

En 1996 la Universidad de St. Thomas, Minneapolis, lo nombra Doctor Honorario en Humanidades.

Desde el año 2001 funda diferentes museos e institutos de arte como el de Tünsdorf en Alemania, Gualeguay (en Entre Ríos) Argentina, Kumming en China. Realiza exposiciones en ciudades como: Washington DC, Londres, Buenos Aires, Tünsdorf, París, Valencia, Luxemburgo, Atenas, Berlín, México, Barcelona, Horta de San Joan (encuentro con Picasso). En abril-mayo de 2004 elige la estancia San Ambrosio de Gualeguay para instalar un nuevo taller.

Su arte es muy personal, arte infantil para adultos... al mejor estilo Saint Exupéry. No importa la luz, ni la perspectiva, no por capricho sino con intención. Sólo el color importa. Sólo la fuerza de la forma. Armoniza con brillantez un juego de ritmo y color.

La incapacidad de expresar lo inexpresable lo lleva a utilizar símbolos plásticos e incluso lingüísticos. Detalles semánticos tales como la cruz, la E, los candelabros... palabras como Paz, Esperanza...

Personajes y formas se suceden a lo largo de su obra, a veces misteriosos, pero que siempre reflejan claramente sus estados de ánimo, sus miedos, sus fantasmas.

La pintura de Matt Lamb tiene en algunos casos un parecido formal con las obras de otros pintores, pero la diferencia fundamental en él es el ecumenismo en función de la paz y la educación, su apostolado por la vida, los niños, su apuesta al futuro.

Ese compromiso ético por el futuro de la humanidad es algo propio de este artista. Sus cuadros son una “excusa” para hacer un trabajo más importante que el arte mismo. “Salvar al Mundo”: desterrar la guerra, soñar con un mundo dorado donde el hombre se realice, un paraíso en la tierra. Ideal recurrente de la humanidad, al cual apuesta como un iluminado. Su obra apunta al ser humano que puede llegar a ser, que puede aprender a vivir una vida mejor, a los niños y a los jóvenes.

En Matt Lamb la pintura es una excusa para jugar un increíble partido por la salvación del hombre, donde él pone todas sus capacidades al servicio de esa lucha como un cruzado del siglo XXI. Obliga a plantearse si él es un ingenuo o uno es un descreído, sino fuere así sólo cabe un camino: apoyar su derrotero, su obra, su proyecto de un mundo mejor.

Sus técnicas pictóricas son absolutamente nuevas, resultando sorprendente para quienes lo acompañaron en la apertura de su atelier en San Ambrosio. Su confianza ciega en los procesos de la naturaleza es el resultado de una proximidad con Dios que pocos alcanzan. En este sentido sus posibilidades son de una apertura total.

Es su intención trabajar periódicamente en Gualeguay, como un lugar más de lo que parece ser su casa: el Mundo. Para Gualeguay es una oportunidad que muchas ciudades desearían emular.

EN LAS ILUSTRACIONES:43. Matt Lamb. S/T. Mural. Escuela Nº 68, Gualeguay. Abril de 2004.44. Matt Lamb inaugura su atelier en la estancia “San Ambrosio” de Gualeguay.

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UN EJE ORGANIZADOR: EL TIEMPO

Incluimos esta lista porque, si bien repite algunos nombres, agrega algunos otros que no aparecen en los capítulos anteriores. Los nombres subrayados son de personas que han realizado por lo menos una muestra individual, tienen alguna obra habilitada en lugar público o alguna obra editada.

SIGLO XIX

PRECURSORES

Secundino Salinas (1840-1912)María Angélica Dionicia Muragas Tost (1878-1959)

ENTRE DOS SIGLOS DOS GRANDES:

Luis Francisco Bernareggi y González Calderón (1878-1959)Cesáreo Bernaldo de Quirós (1879-1968)

EL SIGLO XX:

Virgilio Carboni (1894-1985) –Isolina Solari –Minka Walter – Domingo Di Ciocco (1891-1969) – Angelita Sperandio de Morán – Juan L. Ortiz (1896-1978) – Olga Cantero

PROMEDIANDO EL SIGLO XX:

Asef Bichilani (1918-1988)

DE LOS ’60:

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Aída Rossi - Jesús Echeverría - Pilar SaizarMariette Lydis (fr.) –Carlos Ántola –Luis Silva

UNA ESTÉTICA NUEVA:

Carlos Cúneo (1926)Roberto González (1928-1998)Antonio Castro (1931-2002)Enrique Aguirrezabala (1932-1991)Carlos Montella (*1934)Derlis Maddoni (*1838)

SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX:

Mario Tamaño (*1929) - Vicente Cúneo (1951) – María Cristina Gómez (1954) Raúl Gastaldi (*1956) – Fernanda Erro (1952) - María Eugenia Herrero (1952)

MUCHO ENTUSIASMO:

Trinidad Calcagno de Flores Meza –Albérico Massoni –Roque Freyre –Jesús Bartolomé –Juanita Reynoso de Kempel –María A. C.C. de Macchiavello - Julio Imán - Florencia Mendoza de Vico –Luisa Guercovich –Blanqui Sturzenegger –Miguel D’Aloia –Alfredo Claret –Ana Ardaiz – Liliana Susini - Magdalena Campostrini –Carlos José Quintana –Julio Saldaña –Mabel Caro –Cari Pico –Martín Coronel –Miguel Antonio Silguero –Margarita Figueroa –Bibiana Andersen –Martín Coronel – Juan Francisco Elizalde – Aída Campostrini –Cristina Gómez– Fabián Slongo – Claudia Carboni – Sergio Caffarena – Evangelina Gervasoni - Mariette Lydis – Corina Renoldi.

LOS ’90:

APARECEN NUEVOS EXPOSITORES:

Olga Gayote de Massoni –Lidia Real - Marta Líbano – Atilia Daneri – Elva Murissi –Evangelina Pérez

HACIA EL SIGLO XXI:

Fabio Santiligo –Gonzalo Agüero –Walter Mateo López –Juan Martín Sili –Claudio Ricardo Olmedo –Ramón Morgante –Mariano Dezorzi –Andrea Béhéran –Mariela Bassone –Favio Svetlizia –Aldo Cristani –Cristina Sánchez –Liliana Etala –Paula Quintana –Mónica Guzzonatto –Ana Mayer –Lucía Jajan –Juan Martín Valdez –Laura Popin –Gladys Ferrando –Lili Tonón –Gladys Dovis –Mirta Taffarel –Silvia Lencina –Paola Castañeda –Raúl Gómez –Adriana Bisso –Beatriz Vallaro –Mechi Arnaudín –Vladimir Firpo –Maximiliano Crespo –Corina Renoldi –Cristian Mendoza –Martín Lucero –Carolina González –Estela Cichero –Patricia Míguez Iñarra –Martín Rodríguez Bozzani –Evangelina Correa –Susana Frávega –Evangelina Pérez – Nicolás Benítez –Max Sznicer –María Gervasoni.

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CIERRE DE ORO PARA EL SIGLO:

Exposición de Pintura Argentina en Gualeguay, en noviembre de 1999, organizada por Roberto González con motivo de los 90 años del Club Social.

SIGLO XXI:

UN PINTOR QUE ADOPTA A GUALEGUAY: Diego Gouguenheim (*1950)

LA NUEVA GENERACIÓN: Lisandro Ziperovich (*1976)

NUEVOS MUSEOS: Proyectos de 2003.

EL TALLER ESTABLE DE UN PINTOR DE FAMA INTERNACIONAL: Matt Lamb.

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(1) Apostilla 11:

PARA LOS ESTUDIANTES DE ARTE: Con respecto al valor de las obras de arte, dice Romero Brest (verdadera autoridad reconocida

mundialmente en la materia) que el problema consiste en la capacidad del hombre para emitir un juicio, afirmativo o negativo, con respecto a ellas, de tal manera que no valga solamente para el que lo emite o en un momento histórico dado, sino que se afirme por encima del individuo y de toda determinación temporal. A esto es lo que se llama validez universal del juicio estético.

En el mundo hay objetos naturales y objetos creados por el hombre, objetos sin valor y objetos con valor para el hombre. El goce que procura un cuadro o un poema proviene de algo que hace asimilarlos con el alma y el espíritu, que obliga a vivirlos intensamente, como si fueran expresión del hombre mismo que goza.

Las obras de arte a través de los sentidos pasan al cuerpo y por el goce estético al alma, donde trascienden al componer una estructura que trata de penetrar el mundo de los valores supremos (la verdad, el bien, la belleza, Dios). Porque mediante los valores el hombre aspira a la trascendencia de su propia existencia. El fundamento del valor artístico reside en el fenómeno de la trascendencia y no el de las propiedades objetivas de las cosas.

El valor de una obra de arte depende de su relación entre la naturaleza y los valores absolutos y no del placer o repulsión que la obra produce. Los valores son tan reales que están siempre en el hombre. Las obras de arte, como todas las de la cultura humana, son documentos que el hombre va dejando en esa lucha terrible por el logro de valores absolutos.

Kant delimitó claramente la esfera de lo bello frente a la de lo verdadero y de lo bueno, estableciendo entre ellas una diferencia de naturaleza y no de grado; él fue quien diferenció al placer sensorial del estético.

Por otra parte, una obra responde a un gusto pasajero y circunstancial y por ello adquiere un valor relativo al momento en que se crea, pero sólo alcanza categoría de obra de arte, por lo tanto valiosa universalmente, cuando además es símbolo de una absoluta creación del espíritu. Esta dificultad para diferenciar el aspecto relativo del valor del aspecto absoluto, es precisamente, el escollo que hay que salvar para la validez universal del juicio estético. Por esa razón “la Historia del Arte analiza y describe el gusto de las diversas épocas con el fin de discernir el momento en que el gusto se identifica con el arte por la fuerza del genio. Es ése el momento en que la Historia del Arte se identifica con el juicio crítico”.

Descubrir la voluntad de expresión que anima al artista cuando representa objetos es ponerse en la vía de la comprensión total, aunque bien se comprenda que la investigación crítica no puede quedar allí. Hay una segunda posibilidad crítica que fluye de la primera y que se presenta casi simultáneamente con ella: el estudio de la mayor o menor similitud que hay entre los objetos representados y las imágenes pintadas. Se cree generalmente que en ella reside el secreto de la obra pintada o esculpida. Sería tan erróneo persistir en esa falsa concepción de la representación plástica, como propugnar la contraria. En efecto, el pintor o el escultor nunca reproducen fielmente los objetos que representan, los cuales no son más que vehículos necesarios de la emoción trascendente que los conduce a crear sus obras.

No basta la mera comprobación de la mayor o menor similitud entre la imagen y el objeto representado, como polémicamente se acostumbra hacer, en que para unos basta que se compruebe la similitud para que se niegue la obra, valiéndose de pretendidos principios modernos; así como para otros basta que se compruebe el alejamiento de la similitud para que se la niegue, basándose en pretendidos principios tradicionales. Lo que importa es comprender el sentido íntimo que guía al artista y descubrir en la imagen las infinitas variaciones que ha establecido sobre la base del modelo natural para la creación de su forma plástica, pues así las variaciones cobran una expresión que escapa siempre a quien se encierra en el análisis menudo.

Queda aún otra posibilidad del análisis crítico, el de los elementos técnicos de que se ha valido el artista para crear sus imágenes. Para esto habrá que ayudarse con el pensamiento de críticos e historiadores, incorporando los conceptos de ellos al propio acervo con actitud sincera y ahondando en su observación y meditación.

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No escapará al criterio del lector que el proceso que conduce al juicio crítico constituye un intento de racionalizar la emoción estética. El hombre que juzga rectamente una obra de arte ejercita al mismo tiempo su capacidad para sentir y para pensar. En el momento en que penetra en el mundo complejo de la obra para descubrir su valor simbólico, su sentido trascendente, ni solamente es un sensible, ni menos aún un intelectual. Por eso Benedetto Croce exige con mucha razón en el crítico de arte la triple condición de erudito, hombre sensible e historiador.

Realizadas estas tareas con sinceridad y emoción, aún queda la posibilidad de que los juicios sean erróneos. Se piensa que para juzgar el arte del pasado el juez supremo es la Historia, a través de la cual las obras verdaderamente valiosas se van imponiendo, gracias a la permanencia de la emoción que provocan, por encima de fronteras temporales o espaciales. Por esta razón el juicio crítico va adquiriendo una progresiva objetividad y validez cuando se trata de estimar el arte del pasado; pero se muestra inseguro y vacilante cuando se trata del arte del presente.

Todo juicio crítico sobre el arte presente, por honrado y meditado que sea, siempre tiene una nota de provisionalidad que le resta validez objetiva, aunque posea el calor de una emoción auténticamente vivida.

Nidya Rampoldi

1. Fuente: Jorge Romero Brest, “Qué es una obra de arte”, Emecé Editores, Buenos Aires, 1992. (1ª ed., 1945, Ed. Poseidón.)

EPÍLOGO

Riquísimo y valioso mundo de emociones, ideas, hechos, personajes, lugares y épocas es el acceso a la cultura. Las obras de arte son mensajes construidos con recursos especiales cuya combinación le da unidad. A través de la totalidad, el verdadero artista expresa su anhelo de belleza.

Cuando un artista plasma su obra, leemos en su espíritu como si fuera en un inmenso libro abierto por la mano de un mago invisible. Nos abre horizontes ideales que enriquecen con un atributo más el conocimiento intuitivo del universo. Desde el instante en que atrapamos espiritualmente la significación oculta de su obra quedamos ligados a su vida interior. Es el secreto del arte. Hace visibles a los hombres por su sortilegio de encanto.

Muchas veces el artista se embarca en su nave de coloridos pinceles y boga hacia el fondo misterioso del arte en busca de figuraciones diferentes: el tema de la pintura y la escultura lo perturban amorosamente y a él se entrega una y otra vez, en la inquietante búsqueda de un rostro único y diverso y lo apresa y lo fija, pero siente que se le escapa de nuevo y de nuevo se lanza con su red de colores en la mano hasta fijarlo muchas veces. En apariencia el boceto, perfil, paisaje –vino solo, pero sin duda enraizado en su trasmundo misterioso y antiguo de vivencias largamente acariciadas en el secreto de su alma donde se gesta la obra de arte.

Cuando se pasa días y días sumergido en un continente de colores, de formas, de superficies tan claro y oscuro, tan callado y musical, tan colorido y transparente, tan hondo,

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purísimo y profundo, tan verdadero como la vida y la muerte, el tiempo de vivir se carga de sentido, se llena de una esencia misteriosa y sutil.

Se tiene, en fin, la finísima conciencia de lo que la pintura y la forma significan en todos sus aspectos pero principalmente en su más pura y trascendente misión: despertar inquietudes sensibles, sugerir mucho más allá del color, de los trazos, de las formas, del todo; crear ámbitos misteriosos e inasibles y fecundar el alma de inquietud y belleza creadora.

He aquí una imperfecta visión del mundo trascendente creado por los artistas.

DANIEL A. GABRIEL

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FUENTES

LIBROS:

BARRANDÉGUY, EMMA, “Crónica de medio siglo” (Premio Fray Mocho), Editorial Entre Ríos, Paraná, 1986.

BURUCÚA, JOSÉ EMILIO, “Nueva Historia Argentina –arte, sociedad, política”, Tomos I y II, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1999.

CEROLINI, GUSTAVO, “De la estación a casa”, Ediciones Marginal, Buenos Aires, 1983.

CÓRDOVA ITURBURU, “80 Años de Pintura Argentina”, Librería de la ciudad, Buenos Aires, 1981.

FERNÁNDEZ CHITI, JORGE, “Diccionario de Estética de las Artes Plásticas”, Ediciones Condorhuasi, Buenos Aires, 2003.

FERRERAS, CRISTINA, Labastía, Alejandro, Nicolini, Cecilia, “Culturas y Estéticas Contemporáneas”, Casa de Ediciones Puerto de Palos, Buenos Aires, 2001.

GAYOTE DE MASSONI, OLGA, “Gualeguay 1765-1900, el aporte inmigratorio”, Editorial Colmegna, Santa Fe (Argentina), 1984.

GESUALDO, VICENTE, “Enciclopedia del Arte en América”, Biografías, Tomo III, Editorial Bibliográfica Argentina OMEBA, Talleres Gráficos Amorrortu, Buenos Aires, diciembre de 1969.

GUTIÉRREZ ZALDÍVAR, IGNACIO, “Quirós”, Ediciones Zurbarán, Buenos Aires, octubre de 1991.

MERLINO, ADRIÁN, “Diccionario de Artistas Plásticos de la Argentina”, Imprenta de Jorge J. Batmalle, Buenos Aires, mayo de 1954.

MINISTERIO DE JUSTICIA E INSTRUCCIÓN PÚBLICA DE LA NACIÓN, “XXXVII Salón Nacional de Artes Plásticas”, Dirección General de Cultura, Buenos Aires, 1947.

PELLEGRINI, ALDO, “Panorama de la Pintura Argentina Contemporánea”, Paidós, Buenos Aires, 1967.

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PRÓ, DIEGO, “Francisco Bernareggi”, Imprenta López S.R.L., Bánfield, Buenos Aires, 1969.

ROMERO BREST, JORGE, “Qué es una Obra de Arte”, Emecé Editores S.A., Buenos Aires, 1992.

DIARIOS Y REVISTAS

ARRIGHI DE GARIBOTTI, FRANCISCA, diario “Pregón” de Gualeguay, martes 7 de octubre de 1958. “Asef Bichilani”.

GAYOTE DE MASSONI, OLGA, revista “Semana de Gualeguay”, 24 de noviembre de 1963, “Antonio Castro”.

GUERCOVICH, PABLO, periódico “Gualeguay al Día” de Gualeguay, julio de 2002, apartado “Identidad” Nº 1. “Antonio Castro”.

PÉREZ TOST, FERNANDO, Revista “TELLUS” 3, “Cuadernos Entrerrianos de Divulgación Cultural”, Editado por Dirección de Cultura de la Provincia de Entre Ríos, 5 de abril de 1948, Nueva Impresora, Buenos Aires 19, Paraná, E. R., Gobernador Maya, pp. 52 y 53.

“EL DEBATE – PREGÓN” de Gualeguay.“LA NACIÓN” de Buenos Aires.“LA PRENSA” de Buenos Aires.“LA REFORMA” de Rosario.“PÁGINA 12” de Buenos Aires.“PREGÓN” de Gualeguay.

INTERNET:www.feriadearte.com.ar www.ictp.trieste.it www.maneuart.com www.zurbarangaleria.com.ar [email protected]://www.cnea.gov.ar./xxi/artistas/CUR043.htm http://www.eldia.com.ar/ediciones/20021210/laciudad9.asp

CATÁLOGOS:

ALARCÓN DE TAMAÑO, ZÉLIKA, Catálogo de la muestra homenaje a Asef Bichilani. Club Social Gualeguay, julio de 2001.

IV Congreso de Artistas Plásticos de Entre Ríos, Club Social Gualeguay y Escuela de Artes Visuales Roberto Sciutto de Gualeguay, 1996.

Numerosos catálogos de exposiciones realizadas en Gualeguay. Catálogo Matt Lamb en el Palais de Glass y otros de Matt Lamb

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ÍNDICE DE ILUSTRACIONES:

1. ¿Misiones Jesuíticas? Cristo Yacente. Sin fecha de origen. Madera estofada, con brazos practicables para la ceremonia del Viernes Santo. 160 x 120 cm. Iglesia San Antonio de Gualeguay.

2. Secundino Salinas. “Gran Capitán General don Justo José de Urquiza”. 1910. Pastel sobre papel. 94 x 64 cm. Museo Histórico Juan Bautista Ambrosetti de Gualeguay (perteneciente a Margot Marincovich de Velázquez.)

3. Secundino Salinas. “Dr. José María Pagola”. 1907. Sanguina sobre papel. 58 x 42 cm. Museo Histórico Juan Bautista Ambrosetti de Gualeguay.

4. Secundino Salinas. Tres jinetes y una vaca. 1874-1882. Óleo sobre “Canson” montado sobre terciado. 29 x 40 cm. Reproducción atención de Oscar Salari, Director del Museo de Artes Visuales de Concordia.

5. Secundino Salinas. Foto tomada en su estudio en Buenos Aires, en primer plano el retrato de su hijo aún niño y frente a Salinas el retrato de Bartolomé Mitre.

6. Angélica Muragas (firmado “Violeta”). “La Dolorosa”. Óleo sobre tela. 83 x 55 cm.7. Francisco Bernareggi. “Placidez”. Santayí. 1919. Óleo sobre tela. Colección I. Bonsons.

(Colaboración Javier Rubio.)8. Francisco Bernareggi. “Tarde en la quinta”. Mendoza. 1946. Óleo sobre tela. 127 x 122

cm. Gran Premio Presidente de la Nación Argentina, XXXVII Salón Nacional de Artes Plásticas, 1947. Museo Nacional de Bellas Artes.

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9. Francisco Bernareggi. “Casa payesa”. Mallorca. Óleo sobre tela. Museo Nacional de Bellas Artes.

10. Retrato del pintor Francisco Bernareggi. Mallorca. 1951. Dedicado a su amigo y biógrafo Diego Pró. (Colaboración Javier Rubio.)

11. Cesáreo Bernaldo de Quirós. “Los pescadores”. Amalfi. 1904. Óleo sobre lienzo. 290 x 319 cm. Colección Municipalidad de Gualeguay.

12. Cesáreo Bernaldo de Quirós. “Bahía de amor”. Mallorca. 1907. Óleo sobre lienzo. 115 x 132 cm. Colección Escuela Normal “Ernesto A. Bavio” de Gualeguay.

13. Cesáreo Bernaldo de Quirós. “Maja sonriente”. (Gitanilla). Gualeguay. 1907. Óleo sobre lienzo. 195 x 110 cm. Comprada por el Club Social Gualeguay en 1928. Restaurada en 1976 por la Sra. Gloria Wingord. Colección Club Social Gualeguay.

14. Cesáreo Bernaldo de Quirós. “Hombres de lazo”. Buenos Aires. 1949. Óleo sobre tabla. 180 x 230 cm. Colección Club Social Gualeguay (en calidad de depositario desde hace más de 40 años).

15. Asef Bichilani. “Cataratas I”. Cataratas del Iguazú. Óleo sobre hardboard. 69 x 90 cm. Colección Club Social Gualeguay.

16. Asef Bichilani. “Calle con niebla”. Óleo sobre hardboard. 55 x 80 cm. Colección Club Social Gualeguay.

17. Asef Bichilani. “Iglesia de San Francisco”. Salta. Óleo sobre madera. 153 x 118,5 cm. Colección LELCEC Gualeguay.

18. Carlos Cúneo. “Don Justo José de Urquiza”. Guelaguay. Cemento patinado. Altura: 130 cm. Colección Municipalidad de Gualeguay.

19. Carlos Cúneo. “Ernesto A. Bavio”. 1966. Yeso patinado. Altura: 60 cm. Colección Escuela Normal “Ernesto A. Bavio” de Gualeguay.

20. Carlos Cúneo. “General José de San Martín”. Gualeguay. 1963. Cemento patinado. Altura: 85 cm. Colección Escuela Normal “Ernesto A. Bavio” de Gualeguay.

21. Roberto González. Óleo sobre lienzo. 79 x 74 cm. Colección Club Social Gualeguay.22. Roberto González. “Martín Fierro”. Buenos Aires. 1978. Técnica mixta. 58 x 39 cm.

Colección Club Social Gualeguay.23. Roberto González. “El Viejo Vizcacha”. Buenos Aires. 1978. Técnica mixta. 34 x 38 cm.24. Roberto González. “Carlitos de San Telmo”. Buenos Aires. 1997. Técnica mixta. 55 x 75

cm. (aproximado). (CD. ROM del Mercosur).25. Antonio Castro. “El Pescador”. Gualeguay. 1976. Óleo sobre hardboard. 117 x 90 cm.26. Antonio Castro. “La Familia del Pescador”. Gualeguay. 1976-77. Óleo sobre hardboard.

117 x 90 cm.27. Antonio Castro. “Ceibas”. Ceibas. Noviembre de 1978. Acuarela sobre papel. 48 x 32 cm.28. Enrique Aguirrezabala. “El hombre de la bolsa”. 1976. Litografía y lápiz. 43 x 32 cm.29. Enrique Aguirrezabala. S / T. 1985. Técnica mixta sobre papel. 17 x 25 cm.30. Enrique Aguirrezabala. “En Loreto hay duendes”. Buenos Aires. 1988. Acrílico sobre

tela. 69 x 79 cm.31. Carlos Montella. “El Quijote y sus fantasmas”. Paraná. 1997. Tinta sobre papel. 27 x 39

cm. 32. Carlos Montella. “La curandera”. Paraná. 2002. Acuarela. 37 x 55 cm.33. Carlos Montella. “El caserío”. Paraná. 2003. Tiza pastel sobre papel. 87 x 110 cm.34. Derlis Maddonni. “El fumador”. Gualeguay. 1968. Carbón sobre papel. 107 x 73 cm.

Colección Club Social Gualeguay.35. Derlis Maddonni. “Cabeza de muchacho”. Gualeguay. 1978. Témpera y pastel sobre

cartón. 50 x 35 cm.36. Derlis Maddonni. “El dibujante”. Gualeguay. 1994. Tinta sobre papel.37. Mario Tamaño. “El solitario”. Gualeguay. 1991. Óleo sobre madera. 70 x 53 cm.

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38. Vicente Cúneo. “El tropillero”. Gualeguay. 1999. Tinta sobre papel. 26 x 40 cm.39. Cristina Gómez. “Lautaro”. Gualeguay. 2003. Pastel sobre papel. 50 x 35 cm. 40. Fernanda Erro y María Eugenia Herrero. “Pancho Ramírez”. Gualeguay. 1973. Cemento.

Altura: 63 cm. Plaza Constitución de Gualeguay.41. Raúl Gastaldi. “El Puerto”. Puerto Ruiz. Técnica mixta sobre papel. 49 x 68 cm. Colección

Club Social Gualeguay.42. Diego Guguenheim. “Río Gualeguay”. Gualeguay. 2002. Acrílico sobre tela. 80 x 100 cm.

Colección Club Social Gualeguay. 43. Matt Lamb. S/T. Mural. Escuela Nº 68. Gualeguay. Abril de 2004.44. Matt Lamb inaugura su taller en la estancia “San Ambrosio” de Gualeguay en mayo de

2004.

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1. ¿Misiones Guaraníticas? Cristo Yacente. Sin fecha de origen. Madera estofada, con brazos practicables para la ceremonia del Viernes Santo. 160 x 120 cm. Iglesia San Antonio de Gualeguay.

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2. Secundino Salinas. “Gran Capitán General don Justo José de Urquiza”. 1910. Pastel sobre papel. 94 x 64 cm. Museo Histórico Juan Bautista Ambrosetti de Gualeguay. (Perteneciente a Margot Marincovich de Velázquez.)

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3. Secundino Salinas. “Dr. José María Pagola”. 1907. Sanguina sobre papel. 42 x 58 cm. Museo Histórico Juan Bautista Ambrosetti de Gualeguay.

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4. Secundino Salinas. Tres jinetes y una vaca. Óleo sobre “Canson” montado sobre terciado. 29 x 40 cm. Museo de Artes Visuales de Concordia.

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5. Secundino Salinas. Foto tomada en su estudio en Buenos Aires, en primer plano retrato de su hijo aún niño y frente a Salinas el retrato de Bartolomé Mitre.

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6. Angélica Muragas (firmado “Violeta”). “La Dolorosa”. Óleo sobre tela. 83 x 55 cm.

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7. Francisco Bernareggi. “Placidez”. Santayí. 1919. Óleo sobre tela. Colección I. Bonsons. (Colaboración Javier Rubio).

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8. Francisco Bernareggi. “Tarde en la quinta”. Mendoza. 1946. Óleo sobre tela. 127 x 122 cm. Gran Premio Presidente de la Nación Argentina, XXXVII Salón Nacional de Artes Plásticas, 1947. Museo Nacional de Bellas Artes (en préstamo a la Secretaría de Cultura).

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9. Francisco Bernareggi. “Casa payesa”. Mallorca. Óleo sobre tela. Museo Nacional de Bellas Artes.

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10. Retrato del pintor Francisco Bernareggi. Mallorca. 1951. Dedicado a su amigo y biógrafo Diego Pró. (Colaboración Javier Rubio).

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11. Cesáreo Bernaldo de Quirós. “Los Pescadores”. Amalfi. 1904. Óleo sobre lienzo. 290 x 319 cm. Colección Municipalidad de Gualeguay.

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12. Cesáreo Bernaldo de Quirós. “Bahía de amor”. Mallorca. 1907. Óleo sobre lienzo. 115 x 132 cm. Colección Escuela Normal “Ernesto A. Bavio” de Gualeguay.

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13. Cesáreo Bernaldo de Quirós. “Maja sonriente”. (Gitanilla). Gualeguay. 1907. Óleo sobre lienzo. 195 x 110 cm. Comprada por el Club Social Gualeguay en 1928. Restaurada en 1976 por la Sra. Gloria Wingord. Colección Club Social Gualeguay.

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14. Cesáreo Bernaldo de Quirós. “Hombres de lazo”. Buenos Aires. 1949. Óleo sobre tabla. 180 x 230 cm. Colección Club Social Gualeguay (en calidad de depositario desde hace más de cuarenta años).

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15. Asef Bichilani. “Cataratas I”. Cataratas del Iguazú. Óleo sobre hardboard. 69 x 90 cm. Colección Club Social Gualeguay.

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16. Asef Bichilani. “Calle con niebla”. Gualeguay. Óleo sobre hardboard. 55 x 80 cm. Colección Club Social Gualeguay.

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17. Asef Bichilani. “Iglesia de San Francisco”. Óleo sobre madera. 153 x 118,5 cm. Colección LELCEC Gualeguay.

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18. Carlos Cúneo. “Don Justo José de Urquiza”. Gualeguay. Cemento. Altura: 130 cm. Colección Municipalidad de Gualeguay.

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19. Carlos Cúneo. “Ernesto A. Bavio”. 1966. Yeso patinado. Altura: 60 cm. Colección Escuela Normal “Ernesto A. Bavio” de Gualeguay.

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20. Carlos Cúneo. “General José de San Martín”. Gualeguay. 1963. Cemento. Altura: 85 cm. Colección Escuela Normal “Ernesto A. Bavio” de Gualeguay.

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21. Roberto González. S / T. Buenos Aires. Óleo sobre lienzo. 79 x 74 cm. Colección Club Social Gualeguay.

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22. Roberto González. “Martín Fierro”. Buenos Aires. 1978. Técnica mixta sobre papel. 58 x 39 cm. Colección Club Social de Gueleguay.

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23. Roberto González. “El viejo Vizcacha”. Buenos Aires. 1978. Técnica mixta sobre papel. 34 x 38 cm.

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Page 153: Formas y Colores...

24. Roberto González. “Carlitos de San Telmo”. Buenos Aires. 1997. Técnica mixta sobre papel. 55 x 75 cm. (CD. ROM del Mercosur).

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25. Antonio Castro. “El Pescador”. Gualeguay. 1976. Óleo sobre hardboard. 117 x 90 cm.

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Page 155: Formas y Colores...

26. Antonio Castro. “La familia del Pescador”. Gualeguay. 1976-77. Óleo sobre hardboard. 117 x 90 cm.

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27. Antonio Castro. “Ceibas”. Ceibas. 1978. Acuarela sobre papel. 48 x 32 cm.

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28. Enrique Aguirrezabala. “El hombre de la bolsa”. 1976. Litografía y lápiz. 43 x 32 cm.

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29. Enrique Aguirrezabala. S / T. 1985. Técnica mixta sobre papel. 17 x 25 cm.

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30. Enrique Aguirrezabala. “En Loreto hay duendes”. Buenos Aires. 1988. Acrílico sobre tela. 69 x 79 cm.

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31. Carlos Montella. “El Quijote y sus fantasmas”. Paraná. 1997. Tinta sobre papel. 27 x 39 cm.

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32. Carlos Montella. “La Curandera”. Paraná. 2002. Acuarela sobre papel. 37 x 55 cm.

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Page 162: Formas y Colores...

33. Carlos Montella. “El caserío”. Paraná. 2003. Tiza pastel sobre papel. 87 x 110 cm.

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Page 163: Formas y Colores...

34. Derlis Maddonni. “El fumador”. Gualeguay. 1968. Carbón sobre papel. 107 x 73 cm. Colección Club Social Gualeguay.

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Page 164: Formas y Colores...

35. Derlis Maddonni. “Cabeza de muchacho”. Gualeguay. 1978. Témpera y pastel sobre cartón. 50 x 35 cm.

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Page 165: Formas y Colores...

36. Derlis Maddonni. “El dibujante”. Gualeguay. 1994. Tinta sobre papel.

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Page 166: Formas y Colores...

37. Mario Tamaño. “El Solitario”. Gualeguay. 1991. Óleo sobre madera. 70 x 53 cm.

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Page 167: Formas y Colores...

38. Vicente Cúneo. “El Tropillero”. Gualeguay. 1999. Tinta sobre papel. 26 x 40 cm.

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Page 168: Formas y Colores...

39. Cristina Gómez. “Lautaro”. Gualeguay. 2003. Pastel sobre papel. 50 x 35 cm.

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Page 169: Formas y Colores...

40. Fernanda Erro y María Eugenia Herrero. “Pancho Ramírez”. Gualeguay. 1973. Cemento. Altura: 63 cm. Plaza Constitución de Gualeguay.

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Page 171: Formas y Colores...

41. Raúl Gastaldi. “El Puerto”. Puerto Ruiz. Técnica mixta sobre papel. 49 x 68 cm. Colección Club Social Gualeguay.

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Page 172: Formas y Colores...

42. Diego Guguenheim. “Río Gualeguay”. Gualeguay. 2002. Acrílico sobre tela. 80 x 100 cm. Colección Club Social Gualeguay.

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Page 173: Formas y Colores...

43. Matt Lamb. S/T. Mural. Escuela Nº 68. Gualeguay. 2004.

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Page 174: Formas y Colores...

44. Matt Lamb inaugura su taller en la estancia “San Ambrosio” de Gualeguay en mayo de 2004.

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