flores sacerdotales

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Evangelio en el alma Abril, flores sacerdotales Abril 1960 – abril 2010 Abril es Pascua, Pascua florida, como aprendimos en el catecismo. Este año el 4 de abril es Pascua; dos días antes, el 2 de abril, habrá sido Viernes Santo. ¡Qué fecha divina para lo que quiero narrar! Porque ese día, 2 de abril, imborrable, para quien esto escribe, para el director de El Mensajero, Padre Luis Longás, para otros compañeros de curso (P. Jesús María Larrañeta, P. Antonio Lizarrondo, P. Ignacio Martínez de Lizarduy, y P. Miguel Ángel Osés), es la fecha de nuestro Jubileo Sacerdotal. 50 años de sacerdocio desde aquel 2 de abril de 1960, cuando un obispo misionero capuchino, expulsado de China, Mons. Gregorio Ignacio Larrañaga, nos impuso las manos sobre la cabeza implorando la venida del Espíritu Santo para configurarnos con Cristo Sacerdote. Bajo la guía del P. Luis, nuestro decano, nos juntaremos “los del curso” unos días después del Viernes para compartir, celebrar la Eucaristía con la comunidad de Pamplona – Extramuros y el pueblo fiel, y tener una sencilla comida festiva con nuestros hermanos de comunidad. Recordando estas vivencias escribo hoy un artículo distinto…, que es artículo evangélico y sacerdotal. Porque nuestro sacerdocio es Evangelio en el alma. Nuestro sacerdocio en el corazón de la Madre Pero ¿qué homenaje nos vamos a hacer unos a otros…? O ¿qué homenaje esperamos de los demás…? Una oración cariñosa, llena de amor, eso sí…, pero de boato ninguno. Nuestro homenaje se dirige a la Madre de los sacerdotes. Helo aquí. Leyendo unas palabras entrañables de Benedicto XVI sobre cómo María en el Calvario, constituida Madre de los discípulos por su Hijo, se hizo muy madre de los sacerdotes, a ella vaya nuestro homenaje y nuestra confiada plegaria.

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De Rufino Mª Grández

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Evangelio en el alma

Abril, flores sacerdotales

Abril 1960 – abril 2010

Abril es Pascua, Pascua florida, como aprendimos en el catecismo. Este año el 4 de abril es Pascua; dos días antes, el 2 de abril, habrá sido Viernes Santo. ¡Qué fecha divina para lo que quiero narrar! Porque ese día, 2 de abril, imborrable, para quien esto escribe, para el director de El Mensajero, Padre Luis Longás, para otros compañeros de curso (P. Jesús María Larrañeta, P. Antonio Lizarrondo, P. Ignacio Martínez de Lizarduy, y P. Miguel Ángel Osés), es la fecha de nuestro Jubileo Sacerdotal. 50 años de sacerdocio desde aquel 2 de abril de 1960, cuando un obispo misionero capuchino, expulsado de China, Mons. Gregorio Ignacio Larrañaga, nos impuso las manos sobre la cabeza implorando la venida del Espíritu Santo para configurarnos con Cristo Sacerdote.

Bajo la guía del P. Luis, nuestro decano, nos juntaremos “los del curso” unos días después del Viernes para compartir, celebrar la Eucaristía con la comunidad de Pamplona – Extramuros y el pueblo fiel, y tener una sencilla comida festiva con nuestros hermanos de comunidad.

Recordando estas vivencias escribo hoy un artículo distinto…, que es artículo evangélico y sacerdotal. Porque nuestro sacerdocio es Evangelio en el alma.

Nuestro sacerdocio en el corazón de la Madre

Pero ¿qué homenaje nos vamos a hacer unos a otros…? O ¿qué homenaje esperamos de los demás…? Una oración cariñosa, llena de amor, eso sí…, pero de boato ninguno. Nuestro homenaje se dirige a la Madre de los sacerdotes. Helo aquí. Leyendo unas palabras entrañables de Benedicto XVI sobre cómo María en el Calvario, constituida Madre de los discípulos por su Hijo, se hizo muy madre de los sacerdotes, a ella vaya nuestro homenaje y nuestra confiada plegaria.

Acógeme, Madre mía,como a discípulo amado;a la vera de la Cruzsoy tu hijo del Calvario.

Toda ternura maternael Padre por ti ha creado,que quien venía era Dios,Madre del Verbo Encarnado.

Aquí tienes a este hijo,acógeme en tu regazo,heme aquí: soy Sacerdoteen Cristo configurado.

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Acógeme, Madre buena,con caricias de tus manos,en tu fe y en tu purezadejo todos mis pecados.

* * *

“Aquí tienes a tu Madre”,Jesús decía expirando,y volviendo la cabezamiraba a Juan a tu lado.

Yo te acojo, Madre mía,como divino regalo;eres Madre de la Iglesia,el tesoro más preciado.

Seas tú mi intimidad,seas pensar cotidiano,maestra del Evangelio,puerta de Dios humanado.

Ruega a Cristo por nosotros,en este Pan consagrado,Madre de la Eucaristía,Madre del confesonario.

Madre de los Sacerdotes,hazme sacerdote santo,de Jesús y mis hermanosSacerdote enamorado. Amén.

Rufino María Grández