Flores de

la locura

Benjamín Castro

Espinoza

Isidora Cartonera

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“Flores de la locura”

por Benjamín Castro Espinoza

Isidora Cartonera

2014

Edición a cargo de Adrián Olivares

Diseño de Portada por Alan Brito

Impreso en Santiago de Chile por

Editorial Isidora Cartonera

Primera edición

Contacto autor:

www.editorialisi.tk

benjamin.clavas@gmail.com

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sin fines de lucro y con autorización previa del autor

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Flores de la

locura

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I

Desde la

población con

amor

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Cazador de mariposas

I No confíes en los poetas, siempre te dirán la verdad.

II Me quema el silencio que rompí en la cancha del cementerio, mientras las mariposas olvidaban como volar. Ríen las lágrimas que no lloré.

III El instante donde la noche se confunde con el día, y ambos se confunden con el mar.

IV

Eres el mar.

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Entre tú y las flores Me pierdo entre las flores que renacen como entre las cenizas. Me pierdo entre la flor que renace entre nuestras sonrisas. Me muero ante la flor que rechaza tus miradas. Me desespero con la flor que lleva tu nombre. Me vuelvo loco cuando veo que la locura ha vuelto en forma de flor.

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Mía Los labios se juntan, crean el puente donde la felicidad se une con la eternidad. Un destello de oscuridad se abalanza para crear la luz en donde las hierbas te elevan del suelo, en donde el amor se compra por kilo. Hombros delineados por el corrupto pelo, creado para hermosear su figura. Soles caminando a un costado, desconcentran a los desprevenidos. Pero ya no podemos dejar de mirarnos, ya los labios se están tocando.

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Flor de mi locura El silencio nos escucha cantar, no nos entiende pero si nos admira. El canto nos escucha callar, no nos entiende pero nos ama. El canto de las aves se confunde con tu nombre.

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La pelirroja del muro amarillo Si usted, bella dama, recibe dentro de los próximos días un mandala hecho con un lápiz roído por mi locura en una hoja manchada por sus ojos, y un poema en donde las palabras solo tienen sentido si hablan de usted; entonces debe saber que alguien la anda buscando.

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Manual para vencer a la poesía con amor Siéntate en una silla para zurdos, es mucho más cómoda para leer; para leer tu poesía, para leer tu vida y tu muerte. Toma los zapatos de un pelirrojo, puedes recorrer más distancias; así podre tal vez alcanzarte o tal vez te pase de largo. Emborráchate con algún licor popular, de pueblo, de población, de fiesta a las 4 de la madrugada, un vino en bolsa o un whisky en polvo, con cualquiera intenta olvidar. Párate de donde estés sentado leyendo estos versos y anda donde tu amada, tu amante, o alguien de tu mismo sexo, en el caso que seas bisexual u homosexual, o ambas. Anda donde la persona que ames, mírala a los ojos y dile lo que sientes, mírala a los ojos y bésala. Como si la poesía estuviera destruyéndose ante sus labios, mata a la poesía con tu amor.

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Retóvica I El tren avanzando con el rocío de un beso escondido. La orilla es testigo de lo nuestro. Se avergüenza de no ser nosotros. El satélite ya no aguanta, la diosa de la belleza derritió mi cuello con cariño. El cemento oculta nuestros pasos.

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La eternidad que aún no nace

I Fue como el instante en que colapsa el mundo. Las sombras comenzaron a juntarse, pero no sabía si se iban a unir o rechazar.

II La mejor poesía es la que no se escribió, es la que viene después de la que se escribe.

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Lluvia Hoy no habrá poema, la lluvia ya escribió tu nombre en mi alma.

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Victoria Colores del amanecer a la vuelta de tus labios. La poesía intenta describirte. (lo dije bien, intenta) Colores del atardecer a la vuelta de tus labios. Comenzamos con esta revolución de color burdeo. Estamos limpiando esta alcantarilla con una flor. Símbolo oculto entre la ciudad y el convento. No dudan los besos en volver a nacer para verla pasar. A la vuelta de tus labios, me hago amigo del mundo. A la vuelta de tus labios, dibujo con tus pétalos. Colores del anochecer, a la vuelta de tus labios.

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La poesía nos quedó chica Se acercan las comisuras de tus ojos de a poco a los míos. No importa qué pase después, no estamos muertos. Ya estamos juntos, ¿Qué importa que intenten devolver la arena al mar? Estamos cerca, ¿Qué importa que intenten devolver todas las piedras al río? El cielo comienza a descender sin acercarse donde estamos, sabe que no quitaremos nuestros ojos de los ojos del otro. Toda sombra es más ágil que nosotros. Todo beso es más potente que un poema. Hagamos que la poesía tenga envidia de nosotros.

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Sólo quiero decir estas palabras La felicidad es una pregunta que se responde al tocarte.

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Salgo de la vida Veo mi rostro en el tuyo. Se confunden nuestros labios en los límites de nuestra alma. Cabellos que rozan el suelo, en un intento desesperado de caer muertos, e irnos juntos a donde termine la vida. Los timones dejan de mirarme para dejar a los labios que hablen por ellos, para dejar a los labios que digan lo que sienten. Salgo de la vida con un beso para vivir en ti, para morir en ti.

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Joel Donde veías una flor, él veía los gritos de un arcoíris ahogándose por sus propios quejidos, aunque a veces veía a la mujer más hermosa jamás pensada. Donde veías una piedra, él veía un paraíso con el pasto descuidado. Veía en una guitarra las 6 cosas más hermosas. Y en un poema, las lágrimas del poeta. Ya no quedan tipos como él. Donde veías agua, el podía diferenciar las lágrimas de los enamorados con el de las sirenas. Donde veías un árbol, él veía el bien y el mal danzando, dando a luz a su hijo que de real lo tiene todo. Enroscan sus pensamientos desencadenando un mar rojizo, donde los poemas saltan desde una orilla del horizonte. Ya no quedan tipos como él, aunque parece que vi uno hace poco. Lo alcancé a divisar, mientras los últimos pensamientos quedaban hechos añicos con el silbido de una bala. Ya no quedan tipos como él.

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Pero ¿para qué necesito otro? ¿Para qué necesito dos paraísos? El poeta sólo escribe un poema a la vez, y atrás de ese poema hay otro esperando para ser escrito, y así hasta el fin de los tiempos donde se funde con los inicios, en ese preciso lugar es donde nos reuniremos alguna vez. Ya no quedan tipos como él. Ahora descansa con los poemas que no se escribieron, las canciones que no se cantaron y los besos que se suicidaron.

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Flor de pétalos rojos

I Esclavo de la ciudad subiendo un camino sin fin; en este lugar la felicidad se crea caminando. Tomados de las manos, vamos mirando a la ciudad desvanecerse ante nosotros. A la sombra de un árbol, vivimos la eternidad en cosa de segundos. A la sombra de un árbol, descubrimos las letras que los poetas temían escribir. Ya no quiero bajar, la naturaleza nos atrapó en un nido de cariño. ¿Por qué nos atrapa este lugar?

II En la falda del cielo me hago amigo de tu sonrisa. Las sombras reflejan, más que el eco de nuestros besos, reflejan el cariño sacado de los versos.

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Te confundes con los límites de mi locura. Te confundes con la naturaleza; haces al cerro bailar para ti. Te confundes con los pétalos de una flor roja.

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Cuando empieza a atardecer

I Piernas mentas. La repetición y exclamación del saber ya no desembocan en el mar, ya no soy un rio.

II Pintores, entiendan que sólo transforman el por qué en un cómo, y el cómo en un nada.

III La locura escapa del infierno por un tubo hecho de cordura.

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A la que se sienta identificada Cabellos abajo del cielo que delinea los contornos de tu figura, los que caen analfabetos hacia tus pies. Castaños me alumbran el camino y me dan cariño. No esperan a que el miedo se quede sordo para encender el sol. Su cuerpo cae sin mesura en mis brazos, callan los besos con el sonido de nuestras mariposas, esas bailarinas sin sueldo que recorren tu cuerpo como a una flor. Mis manos recorren tu piel, tu pelo, tus labios, tus pechos, tu alma. La oportunidad se escucha, cuando el mar se detiene para observarnos.

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Beso del Martes Que hermosa es la piel cuando tu nariz se posa en mi mejilla mientras la eternidad se nos queda mirando.

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Versos encontrados en una población Te mereces un abrazo fuerte, que ahogue tus problemas en mis brazos. Te mereces un abrazo, lo necesitas para sobrevivir en cada ocasión, en cada momento y lugar, por demostrarle al mundo que el cariño si existe. Desde la más recóndita poesía; ojalá estos versos hagan que sientas mis brazos alrededor tuyo.

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El segundo acto de tu vida Caen las cortinas de la soledad en tu mente. Ahora viene el segundo acto de tu vida. Ahora viene nuestro acto. Llego al estado de conciencia, en donde no logro diferenciar las voces. Llego al lugar, en donde todas las cantatas son sobre ti. Llego al estado de locura, en donde solo tú estás en mi cabeza. Siento el instante hermoso cuando nuestros labios se tocaron; cuando el universo cambió de color y se armonizó con nosotros. El instante hermoso cuando la locura baila entre nosotros; cuando el amanecer se pone de acuerdo con nuestras miradas; cuando el árbol de la felicidad crece admirándonos.

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Retóvica II Ella es la poesía. Es todo lo hermoso puesto en forma de flor. Ella es el jardín en donde quiero volverme loco. Ella es el retrato hablado de mi felicidad.

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Felina ¿Será que mi locura te busca?

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Interludio Fue ese pequeño instante entre el interludio y el interludio de nuestra soledad, vivíamos en el mundo en donde el tiempo es un fantasma con mente de villano. Tenía en mi mano tu soledad puesta en una cuerda, en la otra el poema que daría paso al hermoso instante entre el interludio y el interludio de nuestra soledad. Interludio entre tu sonrisa y la mía. Salen las flores de nuestras cabezas. Las lágrimas son el desahogo que en el interludio, hacen al piano besar. Interludio entre tus suspiros y nuestra paz. Nos brillaban las manos, vibraba el aire entre ellas mientras pensaba en cómo hacerte feliz. Interludio entre tus suspiros y nuestra paz.

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La poesía Señor, deje de enseñar qué es la poesía. Dejemos la métrica, las rimas y esos axiomas de las vacas sagradas. La poesía está en el aire, en los ojos de la persona que te hace feliz. No leas poesía, ¡vívela! La poesía eres tú. Sí, eres tú, con tu pelo corto, con tu carácter, con tu amor indescifrable, con tu diente hacia afuera, con tus labios rojos, con tu sonrisa de ángel, con tu cuerpo de sirena. Olvidémonos de todo lo que aprendiste, las estupideces que aprendiste. No existe la poesía si no estás tú.

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II

Descanso para ir

al baño

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Historia de una niña que murió de amor Él dice que se llama Marcelo, pero por lo que cuentan se llama Alberto. Ingeniero por profesión, pero su vida es la pintura. Ella se llama Alejandra, al parecer toca el chelo (cello para los cultos), pero nunca nadie la ha escuchado. Ella escribe poesía para su amado, pero su amado ni siquiera sabe quién es ella.

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La preguntita Comiendo en a la casa de algún suegro: -Y tú ¿qué pretendes estudiar? ¿Cómo lo harás más adelante? -Quiero estudiar filosofía. -Sal de mi casa.

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Y bueno... 20 Cosas sobre mí:

1. No me sé más números.

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Psicólogo de alfombras y comunistas Cada vez que le ponen alfombras rojas o burdeo o moradas a una escalera, esa escalera deja de ser escalera, ahora es algo debajo de una alfombra roja o burdeo o morada. No confundir ciencias duras con viagra. Quedarás en vergüenza si lo dices en un jardín infantil. No calles ante las injusticias del comunismo, pero si pensaste ir a Cuba a hablar con Fidel piénsalo dos veces. Los sueños no caben en un par de bototos, menos en un fusil (aunque desde arriba me digan lo contrario).

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El antipoeta que escribe poesía Decidí ser antipoeta pero Nicanor vive lejos, o eso me dijo el taxista. Me di cuenta que necesitaba un mate bien bonito, para ser más poeta que mi vecino. “Una pipa, eso es lo que necesitas” me dijeron desde allá, “¿Has visto algún poeta sin pipa?” me dijeron desde acá. Pero como yo quería ser anti poeta me compré una pipa para asmáticos. Ahora que tenía todo para escribir necesitaba un algo o un alguien para escribirle. Estuve 1 año 3 meses y un par de conflictos armados esperando, hasta que una niña se me apareció. Intentaba escribirle y descubrí que la antipoesía no servía para lo que sentía, así que le hice un poema: “Eres la flor de mi locura” Ella lo leyó, se rió y me beso. Fue un buen Domingo.

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4 Años de circo -Pueblo: Queremos mejoras a la salud. -Estado: Hagan más ejercicio, así irán menos al hospital. -Pueblo: No podemos hacer ejercicio, trabajamos demasiado y ganamos poco. No hay tiempo y no nos queda energía. -Estado: Deje de trabajar. -Pueblo: No podemos dejar de trabajar, tenemos familias que alimentar. -Estado: Ahhhh… comprendemos, pero justo ahora que íbamos a hacer un cambio en el sistema de salud, viene el otro gobierno. Saque número en 4 años más. Chao.

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Viviendo en una esquina Ya es tarde y la noche estaba callada. Estaba sentado en algún lugar, aunque no recuerdo muy bien dónde es. Mi último recuerdo es la pelea que tuve, o tal vez cuando choqué en mi auto; preferí pensar en una pelea ya que no tengo auto. Es un barrio sucio, de esos que los humoristas ocuparían para sus rutinas y en todos lados se veían postulantes a alcaldes. Pero bueno, lo que me importaba en ese momento era que estaba lúcido, y eso no estaba bien. Revisé mi bolsillo y ahí estaba, roñoso y demacrado como siempre, mi codo favorito. Me lo dio el Carlos, cuando me vendió mi primera dosis de pasta base.

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Teatro popular La escena ocurre en algún lado. -¿Por qué no me regalas flores? -Pero si tú eres hombre. -¿Por qué no me puedes dar flores? ¿Por ser hombre? -Bueno... algo así. -Quiero que me des flores. -Bueno, te doy mi flor. -No quiero tu flor, ¡quiero flores! Pasado un tiempo que no pude medir… -Aquí te traje a tu amigo. -Dije flores, ¡no a Juan Flores! Aquí me dormí, así que no sé qué paso. Aquí desperté: -Te traje flores. -Maraca.

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Revolución color burdeo Paran los aviones al borde de la alameda, aunque muchos pasan volando sin mirar a las hormigas. El amor va a volar, se desploma. Preferimos marchar, preferimos reír. ¿Qué hice yo para nacer aquí? Los cajones con ruedas giran sin permiso. Los bototos desabrochados no pueden correr, sólo miran hacia arriba ¿Qué hice yo para no vivir? Los cantores pelean contra las hormigas en una disputa armoniosa donde no interesa quién gane. La bolsa sube y baja, pero la ola de suicidios no cesa. Los números crecen pero aun así alguien tiene que morir y yo aún no vivo feliz.

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Versos a mi amada Busqué una flor que estuviera a tu altura y como no encontré ninguna te daré una aceituna.

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Peluca de poeta Doblando por la cárcel, haciendo una irónica figura. La calle está arriba de los autos, ya no hay esperanza. Chocas contra el muro de la vida, hace que tus lágrimas piensen en suicidarse. Los nervios toman control sobre el cuerpo. El sobre ya está en la mesa, no queda más que entregarse a la eternidad.

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Vegetación torturada Hojas secas que no dan ni luz ni sombra. Indiferentes pasan ante ti los oficios del diablo. Tiemblan los edificios al tocar el cielo.

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La maldición El poeta no canta, no pinta, baila cuando está ebrio, y al parecer ni siquiera es humano. Una mujer lesbiana, eso es lo que soy.

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¿Cómo ama un loco? -Creo que ya no siento nada por ti. -¿Por qué dices eso? -Me cuesta mucho escribirte poesía. -¿Has pensado en sacarle punta al lápiz? -Por eso te amo.

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III

Desde la

población sin

tanto amor

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Gaviotas El galope de nieve hacia la arena, sirve de fondo para una gaviota, que busca su felicidad en esas gotas donde los poetas salen a morir. Unas piedras de marfil dejan en su camino glaciares como dicen algunos pescadores. Pocos osan a ir hacia ellas. Pocos osan a escuchar sus historias. La dicen en todos los idiomas para que los venidos del sol las entiendan. Pero nadie lo hace, ni siquiera los que la consideran como su paloma. Cantan, viven y mueren con los ojos en sus patas, heladas de tanta soledad.

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Zapatos con calcetines burdeos Vendrá callada, suspirando, a preguntar por las flores que el rocío se atrevió a tocar. La luna ya no está, se fue. Cantaban los poetas para no morir. Zapatos con calcetines burdeos ¿Por qué tu mirada se esconde? ¿Por qué no quieres mirarme?

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Musa de los mil colores Parada mirando hacia un horizonte negro, viendo a la figura de su héroe que murió por falta de hombría. Fuego caminando hacia el infinito, mientras el bombero se acobarda a salvar vidas. Ya las sombras se confunden con su figura. La voz ya no sale, se metió debajo de la luz.

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Al borde de un arcoíris Al borde de un arcoíris pienso en las almas torturadas. Al borde de un arcoíris cantan una canción de cuna. ¿Por qué no pueden vivir en paz? Cerca del barro los veo haciendo figuras. ¡Yo los veo! pero ellos no a mí. Al parecer intentan conocer el amor.

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Somos Flores Somos flores buscando la luna, pero mirando el suelo. Bajo tierra, caminando hacia el cielo. Bajo tierra creyéndose rey. Somos flores secas en el jardín del edén. Ojos que no ven más que su color. Las flores me nublan la vista. Somos el perro que le ladra a su sombra.

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Para cuando las luces me olviden Lluvia sin gotas que cae hacía arriba ¿Debería llamarte arte? Una lanza en una mano, la otra ocupada por un saludo. Su capa verdosa pintada por el tiempo ¿Debería llamarte amor? Rieles por donde el tren ya no pasa, pues la curvatura del miedo te sostiene y te atrapa para que los poetas te usen de ironía ¿Debería llamarte vida? La anárquica simetría de tu cielo me hace recordar que estoy en una plaza, pero lo que más me asusta es que estoy solo. Espero que para cuando las luces se apaguen, sean tus ojos los que me iluminen.

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La maraca del paradero 27 Puede que el viento tenga un color, pero lo borraré. El pasto podrá ser rojo, pero aun así lo pintaré verde. ¿Por qué dejaste de quererlo? Eso no puedo cambiarlo.

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Mi dulcinea Me mira con desprecio o algo parecido que no puede ser explicado ahora. Voy apurado, tengo que salir, tengo que morir. Terminaré, diciendo que esto es para ti… perdón, para alguien imaginario.

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¿Será qué el humano es masoquista?

I Iba respirando su (mi) cigarro mirando como el humo subía, callado, intentando ver donde terminaba su mente y empezaban sus sentimientos.

II Sonidos que no se alumbran ni a sí mismos, que incluso se dan el lujo de morir en el intento de suicidarse.

III Se vio emancipado de su cabeza, exiliado de su cuerpo y torturado por su alma. Las cuerdas dejaron de sonar, cuando los pétalos dejaron de hablarle.

IV El anarquista ama la vida. Dios dejó de respirar.

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Duda Pregunté a todos, la respuesta fue la misma: “El mar está lleno de peces, ya vendrán otras” El mar está lleno de peces, pero tú eres el mar.

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En resumen Sólo soy un loco que quiere hacerte feliz.

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“Flores de la locura”

de Benjamín Castro Espinoza

se terminó de imprimir en el mes de

Diciembre del 2014

en los talleres de

Editorial Isidora Cartonera