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INFORME-2019 FLORES DE DIGNIDAD EN TIERRA DE SANGRE

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I N F O R M E - 2 0 1 9

F L O R E S D E D I G N I D A D

E N T I E R R A D E S A N G R E

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“No es un sueño

mi sueño, ni tu sueño, Teresa:

Ese aullido de la bestia, insomne,

que me despierta a las tres de la mañana

y hiende las monótonas coyundas

de mi almohada y muerde

la médula maleada de los huesos

es llamada a atravesar

el dintel árido que separa

las fronteras impuestas por el sueño;

es el grito encendido

contra la pesada

mansedumbre del plomo

que hunde y hunde nuestros pies

en el ciénago. Es nostalgia

de la Mar.

Porque somos tierra, sí,

carne, sí, pero carne

y barro enaltecidos, trasterrados.”1

“Sencillamente lucho

por un cielo de dardos incendiados

que nos ardan y empujen a poseer

la Tierra de los desheredados.”2

1 Q. GARCÍA GONZÁLEZ, Conversaciones íntimas con Teresa de Jesús, Gráficas Lope, Salamanca 2006, p. 85.2 Id., p. 92.

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Dedico el presente estudio a:

Mi familia: Pilar, Ángel, Andrés, Alfredo, María Jesús,

María, Alfredito, Victoria y Matilde me animan a se-

guir, con fidelidad y constancia, las huellas de Jesús

en la lucha por la dignidad.

El equipo de Selvas Amazónicas que, guiados por

Fr. Francisco Faragó, anima nuestras misiones con

mente y corazón tejiendo lazos de amistad con los

voluntarios que vienen a compartir y tantas perso-

nas solidarias.

Mis frailes del Vicariato Pedro de Córdoba y de la

Provincia de Hispania que, animados por Fr. José

Hernando y Fr. Jesús Díaz, junto a las Misioneras

Dominicas del Rosario y los Laicos Dominicos, como

familia dominica, queremos seguir la estela de la

voz profética por la dignidad.

Los equipos de personas que día a día dan lo mejor

de sí en: Radio Seybo, el Proyecto de Agricultura

Virgen de Covadonga, el Centro de Salud Fr. Luis

Oregui, la Escuela El Rosario, el Centro de Teología

Santo Domingo de Guzmán, Acción Verapaz, Fun-

dación Anacaona, Fundación Göran Koch-Swahne,

Fundación Studium Pro Aequalitas y Dominicans

for Justice and Peace.

Las familias desalojadas junto a tantos campesinos

y campesinas que siguen sufriendo el usurpamien-

to de sus tierras y la mancillación de su dignidad.

Agradezco a: Hna. María Toribia, Fr. Damián Calvo

y Fr. Javier Atienza que corrigieron y aportaron re-

flexiones de calidad al documento.

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Miguel Ángel Gullón Pérez Doctor en Teología

Natural de Caravia Baja, una de las dos parroquias del concejo de Caravia, en el Principado de Asturias, próximo a Colunga, donde se trasladará de niño con familia. Su formación inicial, tras la Escuela Nacional donde aprendió las primeras letras, tendrá lugar en el colegio de la Virgen del Camino, por aquel entonces seminario menor de los padres dominicos. En septiembre de 1989 tomará el hábito en esa Orden en Caleruega (Burgos), y realizará los estudios de Filosofía en Valladolid. Asignado a la comunidad de Babilafuente se licenciará en Teología por la Facultad de Teología de San Esteban (Salamanca) con la tesina “La utopía del Reino de Dios y el Neoliberalismo”.

Mientras que se iniciaba en la labor pastoral en las parroquias rurales atendidas por los dominicos en Babilafuente y obtenía la licenciatura en Educación social, se ordena de presbítero en el año 1997.

Dos años después, en 1999, abandona la comunidad de Babilafuente y se incorpora al Vicariato Pedro de Córdoba en la República Dominicana. Allí es asignado a la comunidad formativa de San Gerónimo en la ciudad de Santo Domingo como formador de los estudiantes dominicos, a la par que desempeña los oficios de secretario y profesor en el Centro de Teología y atiende la parroquia de Sta. Catalina en los suburbios de la ciudad. Allí creará el Dispensario Parroquial Santa Catalina, que supuso una importante ayuda a la sanidad del Barrio.

En el año 2005 es asignado a la comunidad de Santa Cruz del Seybo, como director de Radio Seybo, emisora de enorme importancia en la formación y defensa del campesinado del área.

En el año 2016, se doctora en Teología por la Pontificia Facultad de San Esteban de Salamanca, con la tesis “La dignidad humana en la nueva evangelización, siguiendo la estela de la reflexión teológica de Gustavo Gutiérrez” dirigida por Jesús Espeja.

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Introducción

Primera parte: los hechos: contemplación de la realidad

Segunda parte: Juzgar desde la revelación

Tercera parte: actuar desde la compasión

1. Introducción 9

2. Orden que se sigue en el estudio 14

3. Siguiendo la estela de la primera Comunidad Dominica en América 19

4. Quinientos años después en El Seybo: las heridas sangrantes de la tierra 22

5. La exclusión en la mirada de las Conferencias del Episcopado Latinoamericano 54

6. Análisis de la situación de pobreza escandalosa. Crítica del desarrollismo 62

7. La persona, imagen sagrada de Dios 65

8. Un pueblo que practique la justicia y el derecho: Gn 18, 17-19. 70

9. Reino de Dios y opción preferencial por los pobres: «Para que tengan Vida» 73

10. En sintonía con el carisma de Santo Domingo 75

11. La opción preferencial por los empobrecidos de la tierra 78

12. El «Buen Vivir» como alternativa al neoliberalismo económico 84

13. Radio Seybo, en la lucha por la dignidad 93

14. Acciones en contra de la impunidad de la Compañía Central Romana 102

15. Acciones en contra de la impunidad del Grupo Vicini 115

16. Acciones en contra de los terratenientes en la “Tierra de Dios” 119

17. Situación de pobreza e injusticia. Constatación desde la experiencia: Manifiesto en contra de la Sentencia n.� 168/13 del Tribunal Constitucional de República Dominicana

122

18. Una Iglesia encarnada que vela por el reconocimiento, protección y cumplimiento de los derechos humanos

124

19. Solidaridad que brota de la compasión y construye la dignidad 126

20. Conclusión 130

21. Bibliografía 135

22. Anexos 138

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98INTRODUCCIÓN

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1. Introducción

La dignidad de la persona humana es un tema que me apasiona y me preocupa, sobre todo desde que estoy compartiendo mi vida con tantas personas y comunidades, inserto en la cultura latinoamericana y caribeña, que constituye un yacimiento importante de vida, fuente de creatividad y belleza, recreación de los valores esenciales de la persona.

El presente estudio nace de la paciente contemplación de los

acontecimientos que reflejan la gracia divina, así como de las si-

tuaciones que oscurecen la dignidad humana en República Do-

minicana y, más concretamente, en la provincia de El Seibo con

las heridas sangrantes de la tierra que afectan a muchas fami-

lias que nacieron en ella y hoy no pueden ni siquiera mirarla.

He podido constatar muchos factores desencadenantes de la

conculcación de los derechos humanos básicos. Pero también

se palpa la extraordinaria fuerza de la Palabra de Dios, que no

sólo confirma la dignidad humana, sino que, además, señala el

único camino para llevar a cabo su verdadero rescate.

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FLORES DE DIGNIDAD EN TIERRA DE SANGREINTRODUCCIÓN 1110

La reflexión sobre la dignidad humana ha estado

presente en algunos momentos de la historia con

mayor conciencia y fuerza. El mismo filósofo Séne-

ca, creyendo que un Dios habitaba en el interior del

hombre, consolaba a uno de sus 70.000 esclavos,

mientras éste le servía a la mesa o le ungía en el

baño, diciéndole que la esclavitud no le afectaba al

alma y que para ser libre bastaba querer3. Aunque

es cierto que la dignidad humana no se pierde com-

pletamente por la esclavitud, sí resulta mermada y

pisoteada. No obstante, las palabras de Séneca tie-

nen su parte de verdad, pues hay cosas que no nos

puede arrebatar la esclavitud; pero también pueden

ser tomadas torcidamente para legitimar cualquier

atropello de la dignidad humana. Por otra parte,

también desde dentro, desde el propio corazón hu-

mano, desde la propia libertad, se puede conculcar

la dignidad.

Santo Tomás de Aquino, en su comentario de la

oración dominical, ofrece un sencillo y profundo

programa de conquista de la dignidad humana,

que consiste en poner por obra lo que Dios es-

pera del hombre, es decir, en que el hombre viva

según el plan que Dios mismo le ha trazado. Un

plan que cuenta siempre con la libertad o la ad-

hesión confiada y gozosa del ser humano. Dios

espera de la humanidad en su conjunto, y de

cada uno de sus miembros en particular, que nos

adhiramos a su voluntad, que no tiene otro ob-

jetivo que nuestra salvación. Esta voluntad be-

nevolente se resume en tres cosas: «que todos

los hombres se salven, que cumplan sus man-

damientos y que lleguen a la plenitud»4. Según

esto, la dignidad humana se recupera entrando

en el deseo de Dios sobre toda la humanidad.

El ser humano responde a la gracia de Dios po-

niendo en práctica los mandamientos divinos, lo

que supone un verdadero voto de confianza en

la Palabra de Dios, en que sus intenciones son

verdaderamente rectas.

3 Cf., A. LOBATO, Dignidad y aventura humana, San Esteban-Edibesa, Salamanca Madrid 1997, p. 27.4 Id., p. 48.5 Id., p. 35.

Los humanistas redescubrieron el tema de la dig-

nidad. Sin ánimo de ser exhaustivos, podemos

recordar aquí a algunos autores como Petrarca

(1304-1374) y Fray Luis de Granada (1524-1588), que

cultivaron y desarrollaron este tema; y, sobre todo,

el célebre Pico de la Mirandola (1463-1494), quien

en su Oratio de hominis dignitate, habla de ella con

gran profundidad. La primera parte de esta Oratio

explica su intento de tratar sobre el hombre comen-

zando por su origen: la creación, por la que obtiene

la dignidad de ser libre y el poder de forjar su pro-

pia personalidad, afrontando los obstáculos y difi-

cultades con las que se encuentra. Para Pico de la

Mirándola el camino del hombre es gradual: va pa-

sando de la filosofía a la teología, y de ahí a la vida

contemplativa. Retoma los tres preceptos délficos:

no hagas «nada con exceso», «conócete a ti mismo»

y «sé tú mismo». También señala que los errores se

vencen con la razón y con la dignidad moral. Pero

el párrafo cumbre de esta obra es aquel en el que

afirma que Dios no sólo crea al hombre libre, sino

que le concede la libertad para realizar su propio

proyecto de vida, siendo así artífice de su propia dig-

nidad. De este modo, para Pico de la Mirándola, no

hay nada tan alto como la libertad de ser autor de sí

mismo o –como decía san Gregorio Niseno– de «ser

padre de sí mismo»5. Dice así el texto:

“Dios tomó al hombre en su primera hechura, cuando aún carecía de una imagen bien definida y, ponién-dolo en medio del mundo, le habló de esta manera: Adán, no te he dado una morada estable, ni te he configurado con una imagen concreta, ni con alguna prerrogativa peculiar, a fin de que tú tengas que con-quistar y alcanzar, conforme a tu proyecto y volun-tad, la morada, la imagen y la prerrogativa que hayas preferido en tu elección. En todos los demás seres, una vez que se ha optado por una naturaleza, se les confirma también en el marco de leyes bien precisas. Pero tú no quedas determinado por ninguna limita-ción, puedes determinarla por ti mismo, para lo cual

he dejado el arbitrio en tus manos. Te he colocado en el centro del mundo para que puedas contemplar con mayor comodidad cuanto ese mundo contiene. No te he fabricado del todo celeste, ni del todo terre-no, ni del todo inmortal para que tú mismo puedas plasmarte conforme al modelo que quieras elegir. Podrás degenerar hasta las cosas inferiores, como los brutos, y si quieres, podrás regenerarte, y hasta hacerte como las creaturas superiores, hasta como los seres divinos. Oh suma libertad de Dios Padre, oh altísima y admirable felicidad del hombre, a quien se le ha concedido el poder de obtener lo que anhela, y llegar a ser aquello que quiere6”.

Este texto condensa el pensamiento humanista so-

bre la dignidad humana, un pensamiento que hun-

de sus raíces en la tradición cristiana. Según este

6 Tomo este texto de id., pp. 35-36.7 Cf., id., p. 36.

texto, la dignidad humana proviene de Dios, y

consiste en la nobleza y la excelencia del ser del

hombre y, sobre todo, en su libertad y en su poder

para disponer de sí mismo. Por su dignidad, el ser

humano es dueño de sí mismo y señor del mundo.

Pero a esta visión de las cosas se le acusa de vestir

al mendigo con un manto de púrpura ajeno, con el

que se pasea por las plazas sin caer en la cuenta de

que se lo pueden reclamar en cualquier momento y

quedarse a la intemperie7.

En el siglo XVI algunos dominicos como Fray Antón

Montesino, Fray Pedro de Córdoba y Fray Barto-

lomé de Las Casas, y varios religiosos de otras ór-

denes, se hicieron portavoces de la dignidad de los

indios de las tierras conquistadas por la corona es-

pañola. Estos hombres vieron en los rostros de los

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indios no sólo la imagen desfigurada del hombre,

sino el mismo rostro de Cristo en los tormentos de

su pasión. Recogiendo este clamor, el papa Paulo

III, en su bula Sublimis Deus (1537) sostuvo que los

indios son hombres y como tales tienen su dignidad

y sus derechos8.

Desde el convento de San Esteban de Salamanca,

Fray Francisco de Vitoria «hizo que la teología en-

trara en la vida»9. Siguiendo este método teológico,

no podía por menos de pensar en la situación de

los indios de América, y analizarla poniendo en jue-

go todas sus capacidades intelectuales y su saber.

Apoyándose en la doctrina de santo Tomás de Aqui-

no, Francisco de Vitoria defendió decididamente la

dignidad de los indios, y compartió con Fray Barto-

lomé de Las Casas el mismo método misional.

Dando un salto en el tiempo llegamos a la segunda

mitad del siglo XX donde el tema y el problema de la

dignidad humana retornan como uno de los «signos

de los tiempos». La expresión «signo» se encuentra

en los evangelios; por su misma condición, un sig-

no se trasciende a sí mismo; y no sólo apunta hacia

algo significado que ya está ahí latente, sino que por

ser «de los tiempos» anticipa lo que ya está gestán-

dose y ya está llegando.

La constitución pastoral sobre la Iglesia en el mun-

do actual, Gaudium et spes, del concilio Vaticano II,

dedicó el primer capítulo a este tema, hablando de

él con gran profundidad, aunque no está ausente de

los otros capítulos. El concilio comienza planteán-

dose la pregunta: «¿qué es el hombre?», respon-

diéndola con la enseñanza de la Biblia: el hombre

ha sido creado «a imagen de Dios», para conocer

y amar a su Creador, quien le constituyó señor de

toda la creación visible para gobernarla y usarla

glorificándolo. Pero Dios no creó al hombre en so-

litario, sino que desde el principio lo creó hombre

y mujer. «Esta sociedad de hombre y mujer –dice

el concilio– es la expresión primera de la comunión

8 Cf., id., p. 43.9 J. L. ESPINEL, San Esteban de Salamanca. Historia y Guía (Siglos XIII-XX), San Esteban, Salamanca 19952, p. 79.

de personas humanas» (GS 12). El papa Francisco,

en su reciente Exhortación Apostólica Postsinodal

Amoris Laetitia afirma que «sorprendentemente, la

“imagen de Dios” tiene como paralelo explicativo

precisamente la pareja “hombre y mujer”» (n.o 10);

y añade: «la pareja que ama y genera la vida es la

verdadera “escultura” viviente –no aquella de pie-

dra u oro que el Decálogo prohíbe–, capaz de mani-

festar al Dios creador y salvador» (n.o 11). Por tanto,

el ser humano ha sido creado como un ser social,

y, por consiguiente, no puede vivir ni desplegar to-

das sus cualidades sin relacionarse con los demás.

Dios mismo juzgó su creación como muy buena,

sin embargo hoy ya no percibimos esa bondad de

forma inmediata. La experiencia del pecado, consis-

tente fundamentalmente en la opción que el hom-

bre tomó de preferir servir a la criatura antes que al

Creador, ha transformado negativamente todas sus

relaciones y su mirada sobre la realidad. El relato

de la caída narrada por el libro del Génesis es muy

ilustrativo a este respecto. Cuando, después de la

caída, Dios llama a Adán y le pide responsabilida-

des de su acción, Adán descarga su responsabilidad

primero sobre Dios mismo, que le ha dado tal mujer,

a quien el primer día había saludado diciendo: «Esto

sí que es ya hueso de mis huesos y carne de mi car-

ne» (Gn 2,23); y luego la descarga sobre Eva; pero

en ningún momento se declara a sí mismo culpable.

Por su parte, Eva, ante la pregunta de Dios («¿por

qué has hecho eso?»), descargó su responsabili-

dad sobre la serpiente: «La serpiente me engañó y

comí» (Gn 3,13). Desde entonces, el hombre ya no es

capaz de cruzar una mirada serena con la mirada

de Dios. El temor se apoderó de él. Ya no es capaz

de ver a Dios como un verdadero padre amoroso.

Ahora el hombre experimenta en su interior una

inclinación al mal y se siente anegado por muchos

males que no tienen su origen en su Creador. Esto

es –sigue diciendo el concilio– lo que explica la

división íntima del hombre, y que la vida humana,

tanto individual como colectiva, se haya convertido

en una lucha dramática entre el bien y el mal, entre

la luz y las tinieblas, y que no pueda dominar por sí

mismo los ataques del mal, «hasta el punto de sen-

tirse como aherrojado entre cadenas». El pecado –

sostiene claramente el concilio– rebaja al hombre y

le impide lograr su propia plenitud (id, 13).

El discurso sobre la dignidad humana no puede

prescindir de referirse, aunque sea de pasada, a

esta realidad contenida en la revelación bíblica. Algo

semejante hay que decir de la constitución del ser

humano, de la dignidad de la inteligencia humana,

capaz de alcanzar la verdad y la sabiduría, de la dig-

nidad de la conciencia moral, de la grandeza de su

libertad y del misterio de la muerte. Respecto de la

conciencia moral, el concilio afirma expresamente

que el hombre tiene una ley escrita en su corazón,

en cuya obediencia consiste la dignidad humana y

por la cual será juzgado personalmente. Y continúa

diciendo:

“La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aque-lla. Es esa conciencia la que de modo admirable da a conocer esa ley, cuyo cumplimiento consiste en el amor de Dios y del prójimo (id, 16)”.

La Declaración sobre la libertad religiosa, Dignitatis humanae, comienza reconociendo que el hombre

de hoy tiene una conciencia cada vez mayor de la

dignidad de la persona humana, y que aumenta el

número de quienes exigen que el hombre en su

actuación goce y use de su propio criterio y de la

libertad responsable, no movido por coacción, sino

guiado por la conciencia del deber. El concilio reco-

noce que esta exigencia de libertad en la sociedad

humana mira sobre todo a los bienes del espíritu

humano, principalmente a aquellos que se refieren

10 Podemos recordar aquí, a modo de ejemplo, la primera encíclica del papa Juan Pablo II Redemptor hominis, sobre la redención y la dignidad humana (4 de marzo de 1979), donde se habla del sentido cristológico del ser humano, de su dignidad, de su vocación más profunda, de los miedos del hombre contemporáneo, y de la letra y el espíritu de sus derechos. Su encíclica Evangelium vitae (25 de marzo de 1995) profundiza sobre la enseñanza de la Iglesia acerca de la defensa y dignidad de la vida humana. Al lado de estos documentos podemos señalar también los siguientes: el documento de la Comisión Teológica internacional Dignidad y derecho de la persona humana (1983); la Instrucción sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la creación, Donum vitae, de la Congregación para la Doctrina de la Fe (22 de febrero de 1987); la Instrucción sobre algunas cuestiones de bioética, Dignitas Personae, de la misma Congregación (12 de diciembre de 2008).

al ejercicio de la religión en la sociedad (cf. N.o 1). El

papa Juan Pablo II entiende que esta Declaración

del concilio nos muestra de manera convincente

cómo Cristo, y después sus apóstoles, al anunciar la

verdad que proviene de Dios, «conservan una pro-

funda estima por el hombre, por su entendimiento,

su voluntad, su conciencia y su libertad, de tal ma-

nera que la misma dignidad de la persona humana

se convierte en contenido de su anuncio, incluso sin

palabras, a través del comportamiento respecto a

ella» (RH 12).

Después del concilio Vaticano II numerosos docu-

mentos del Magisterio eclesial han salido al paso

para defender con energía la dignidad humana pi-

soteada de mil maneras y en cualquiera de las fa-

ses de la vida10.

La experiencia de la dignidad, reflexionada, soña-da y vivida por muchas personas es el motor que impulsa mi vida de misionero peregrino dentro de la Orden de Predicadores en esta tierra. Me acerco con los pies descalzos a nuestra sangrante reali-dad de empobrecimiento y marginación, realidad de constante preocupación en las ricas reflexiones de las Conferencias Latinoamericanas, congrega-das desde el año 1955 en Río de Janeiro, Medellín, Puebla, Santo Domingo y hasta el año 2007 en Aparecida.

La voz indignada contra la injusticia y la opción preferencial por los pobres, que desde Medellín viene haciendo la Conferencia Episcopal de Améri-ca Latina, son una voz profética que puede ser una llamada de gracia para toda la Iglesia y para una sociedad cada vez más desfigurada en el rostro de las personas empobrecidas que buscan la auténti-ca liberación para vivir dignamente.

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2. Orden que se sigue en el estudio

El esquema-itinerario del presente estudio está estructurado en tres momentos guiados por la metodología de la Constitución Pastoral Gaudium et Spes, cuya fuerza permanece vigente en la conmemoración de su cincuentenario: ver la realidad, juzgar desde el Evangelio y actuar en consecuencia.

ORDEN QUE SE SIGUE EN EL ESTUDIO

El esquema-itinerario del presente estudio está estructurado

en tres momentos guiados por la metodología de la Constitu-

ción Pastoral Gaudium et Spes, cuya fuerza permanece vigente

en la conmemoración de su cincuentenario: ver la realidad, juz-

gar desde el Evangelio y actuar en consecuencia.

La primera parte, titulada Los hechos: contempla-ción de la realidad, comienza con dos referencias fundamentales, que son como el telón de fondo so-bre el que se proyecta todo lo que viene a continua-ción. La primera referencia alude a la inspiración de la primera Comunidad Dominica en América. La segunda recoge las heridas sangrantes de la tierra en la provincia de El Seybo que son fruto de la co-dicia de grandes empresas multinacionales como la Compañía Central Romana y el Grupo Vicini. Lue-go sigue una contemplación orante de la realidad al estilo de Domingo de Guzmán, actualizada 800 años después de su inspiración original. Quiere ser una mirada y escucha atentas de la situación de empobrecimiento de tantas personas, familias y comunidades del continente latinoamericano y ca-ribeño. Las atinadas reflexiones de Gustavo Gutié-rrez, nacidas de su estudio atento a la realidad y de su vasta experiencia en medio del pueblo sufriente, serán el faro que me guíe, a la vez que me facilitará las claves de comprensión de la compleja realidad de un mundo dominado por la mano invisible del mercado, según la teoría de Adam Smith. Más ade-lante me inspiro en el testimonio evangélico de la primera Comunidad Dominica en la isla de La Es-pañola, cuyos frailes defendieron y lucharon por la dignidad de los pueblos originarios frente a la do-minación de quienes no reconocieron en las per-sonas la huella indeleble de su Creador. También incluyo el nuevo paradigma emergente del «Buen Vivir», que se está rescatando y revitalizando en el contexto latinoamericano y caribeño, gracias a las instituciones y colectivos populares como la Aso-ciación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) –a la que pertenece Radio Seybo–, que tie-ne como horizonte una comunicación alternativa.

En la segunda parte, titulada Juzgar desde la reve-lación, fijo los criterios para hablar con cierta au-toridad de nuestra sangrante realidad, tomando como referencia la Palabra encarnada. La Biblia ayuda a desentrañar los nudos y cuestiones del hombre de hoy frente a tantos interrogantes rela-cionados con la guerra, el hambre, la pobreza, etc. El Dios de la vida libera al hombre de la esclavitud, defiende su dignidad y cura las heridas de su su-frimiento. Quien atenta contra la dignidad humana camina en contra de la voluntad de Dios, cuyo pro-fundo y eterno deseo es que el hombre disfrute de una vida plena.

En la tercera y última parte, titulada Actuar desde la compasión, intento hacer ver y compaginar las exigencias que implican las dos etapas anterio-res enmarcadas en el ver y el juzgar. La Palabra de Dios, inmersa en la realidad, anima a tomar un compromiso radical en la defensa de los valores del Reino que ensalzan la dignidad de la persona. La Familia Dominica y Radio Seybo han asumido desde hace muchos años la defensa de las fa-milias campesinas luchando constantemente por su derecho a tener derechos, por la salvaguarda de su dignidad. Desde el anuncio del Evangelio y denunciando con palabras y acciones a quienes violan la imagen sagrada de Dios en las perso-nas. La solidaridad, más aún, la gratuidad nacida de la compasión es el motor del cambio de pa-radigma de nuestra sociedad, que promueve el modelo de un hombre productor-consumidor, hacia otra sociedad dinamizada por un hombre austero, fraterno, etc., motivado por los valores y las virtudes enraizados en el Evangelio de Jesús de Nazaret.

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1LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA

REALIDAD

PRIMERA PARTE

Flores de Dignidad en Tierra de Sangre MIGUEL ÁNGEL GULLÓN, OP

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El día 21 de diciembre de 1511, domingo IV de adviento, fue el día en el que Fray Antón de Montesino proclamó un sermón que dejó aturdidas a las autoridades políticas y encomenderos de «La Española», al ver el trato infligido a los indígenas, y que resuena aún en nuestros días:

3. Siguiendo la estela de la primera Comunidad Dominica en América

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“Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la cruel-dad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible ser-vidumbres aquestos indios? ¿Con qué auctoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tie-rras mansas y pacíficas, donde tan infinitas dellas, con muerte y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni curallos de sus en-fermedades, de que los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir, lo matáis, por sacar y adquirir oro cada día? Y, ¿qué cuidado tenéis de quien los doctrine y cog-nozcan a su Dios y criador, sean baptizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿Estos no son hombres? ¿No tienen áni-mas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgicamente dormidos?11”.

11BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, Historia de las Indias, lib. III, cap. 4, Obras escogi-das de Fray Bartolomé de Las Casas, t. 2, Atlas, Madrid 1961, p. 176.

LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDADPRIMERA PARTE

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20PRIMERA PARTE 21LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD

Este conocido y emblemático sermón fue un ma-

nifiesto contra todo tipo de esclavitud, opresión y

marginación humana que anima la lucha en favor

de los derechos humanos. Es el primer jalón en

un largo proceso de reivindicación de la dignidad

humana de la población originaria del continente.

Es un reclamo que sigue plenamente vigente. Hoy

día es necesaria esta lucha pues son muchas las

personas que no son reconocidas como tales, cu-

yos derechos fundamentales son manifiestamente

conculcados, a la vez que gozan de total impunidad

quienes atentan contra ellos y violan sus derechos.

Como escribe Fr. Juan Manuel Pérez, OP:

“América Latina, después de Medellín y Puebla, vuelve a plantearse el problema de la liberación, no ya sólamente de los indios que subsisten en todo el continente, sino también de otras clases oprimidas: campesinos, obreros, marginados, refugiados, etc. Los tiempos han cambiado y con el tiempo han cambia-do los nombres de los opresores y de los oprimidos, las circunstancias, los lugares, pero el problema sigue siendo el mismo. Por eso el proyecto de fray Pedro de Córdoba y de su comunidad conserva toda su virtua-lidad. Sería necesario hacerlo efectivo en el momento actual de América Latina desde la opción y la perspec-tiva en que ellos se colocaron: desde una opción cla-ra, consecuente y comprometida con los oprimidos; desde una toma de conciencia comunitaria, en bloque y sin fisuras y desde la revisión de los presupuestos teóricos que actualmente hacen posible aún y justifi-can el sometimiento del hombre a condiciones que lo degradan a la condición de siervo y de no-hombre12“.

El compromiso de la comunidad de dominicos de

entonces no cuestionaba solamente el modo cómo

eran tratados los indios; iba, de hecho, hasta los

pretendidos fundamentos y la injusticia radical de

la guerra y del sistema esclavista mismo.

La reacción indignada no se hizo esperar: el mismo

virrey Diego Colón fue personalmente al convento

12 J. M. PÉREZ, Estos ¿no son hombres?, Ediciones Fundación García-Arévalo, Santo Domingo 1984, pp. 104-105.13 V. RUBIO, «Orígenes históricos de la Orden de Predicadores en América», CIDALC 18-19 (1987) p. 30.

con el fin de reclamar la retractación del predica-

dor. Fray Pedro de Córdoba, como superior, acogió

con humildad esta reprensión de la autoridad civil.

Al domingo siguiente Fray Antón Montesino, ante

el mismo auditorio deseoso de escuchar su arre-

pentimiento y petición de perdón, comenzó citando

las palabras de Job 36,2-6: «Aguántame un poco y

te enseñaré; todavía hay más razones en favor de

Dios», esgrimiendo nuevos y más fuertes argumen-

tos a favor de los nativos y en contra de las autorida-

des y encomenderos. «La actitud de los oyentes fue

de rabia incontenible. Comprendiendo que de nada

serviría volver a dialogar con los frailes, porque otra

vez se burlarían de ellos, como aquella mañana se

habían burlado, decidieron negarles las limosnas

que les daban, amenazarles con enviarlos a Castilla

en el primer barco disponible y escribir al rey pintan-

do con sombríos colores un inminente alzamiento de

los aborígenes contra los colonos o la resolución de

éstos de abandonar las islas que estaban poblando

para retornar a sus paternos lares»13.

Aquellos sermones constituyen la primera autocrí-

tica de la conquista de América, y tuvieron una cier-

ta repercusión a la hora de redactar las «Primeras

Leyes de Indias». Los frailes dominicos tenían claro

que los nativos de las nuevas tierras descubiertas

eran personas y sujetos capaces de fe y de sacra-

mentos. Las Leyes promulgadas en La Coruña en

1520 consiguieron abolir la encomienda, aunque

para entonces ya muchos nativos habían muerto

por las epidemias y los maltratos. La bula de Pau-

lo III, Sublimis Deus, de 1537, determina «como cosa

de fe, que los indios son verdaderos seres humanos

como los demás, capaces de la salvación y de todos

los sacramentos».

Además de los sucintos datos históricos reseñados

sobre los orígenes históricos de la Orden de Predi-

cadores y de su primera Provincia en América, es

importante destacar el espíritu de aquella prime-

ra comunidad dominica. Según Vicente Rubio, «su

supremo ideal apostólico consistía en plantar en es-

tas tierras una Iglesia cuasi tan excelente como fue

la primitiva»14. Es muy interesante recoger la mística

fundacional del primer convento dominicano en las

nuevas tierras descubiertas:

“Una Comunidad donde se viviese a plenitud la fe que actúa por la caridad, para formar en ella a auténticos testigos de Jesucristo; una Comunidad dedicada a la oración, al estudio y al ministerio de la Palabra, para hacer de ella un Santo Domingo de Guzmán redivi-vo; una Comunidad que mostrara sencillez, pobreza material y servicio generoso a los demás, para que en sus reclamos de justicia no se viera el más míni-mo interés bastardo o menos recto, sino sólo la pura complacencia en la verdad y en el bien; una Comuni-dad que llevase a todos la transparencia del auténtico amor fraterno, singularmente a los más oprimidos, a fin de defender su causa, como si fuera algo propio, ante los poderosos de este mundo15”.

El espíritu misionero de aquellos primeros frailes

es un bello referente para seguir defendiendo la

dignidad de tantas personas que es mancillada de

muchas formas por los poderosos. Me emocionan

14 Id., p. 33.15 Ib.16 Id., p. 34.

las palabras de Fr. Vicente Rubio al describir los

rasgos de la primera comunidad de dominicos en

La Española:

“De ese ideal y de ese fuerte espíritu comunitario, sa-caron los primeros frailes dominicos del Nuevo Mun-do su fervor en las observancias regulares que aquí alcanzaron los más altos niveles de austeridad; su superación de las diferencias naturales que los po-dían dividir; sus análisis concretos acerca de la reali-dad que les rodeaba, para mejor proclamar el Evan-gelio; su afán por lograr que se respetara la dignidad humana de los más débiles, marginados y oprimidos; su plan de evangelizar a los indios de modo pacífico, aunque esto les costara la vida a algunos de aque-llos religiosos, no por culpa de los aborígenes, sino de los colonos salteadores de los poblados indígenas para conseguir esclavos en ellos con toda suerte de engaños; su dedicación profunda a esta tarea evan-gelizadora o misionera, que hizo que el P. Pedro de Córdoba escribiese el primer catecismo o «Doctrina Christiana, para información de los indios por manera de historia», que es unos de los primeros libros escri-tos en América y que luego sirvió para evangelizar a los naturales de México16”.

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23LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD

“Está claro que la solidaridad con los pobres, con el pueblo desposeído injustamente de sus derechos, implica un distanciamiento del poder: es gravísima responsabilidad de la Iglesia aparecer aliada y con-vergente con los poderosos de la región, en perjuicio y sufrimiento de los pobres y los débiles, aunque se pretenda justificar con ortodoxias doctrinales o legi-timidad institucional18”.

Es ésta una realidad que he aprendido en el proce-so de acompañamiento de las personas y familias empobrecidas en la provincia de El Seybo, al este de República Dominicana, muy cerca de los com-plejos turísticos de Bávaro y Punta Cana.

4.1. Marco geográfico y humano

La provincia de El Seibo, ubicada al centro de la

región oriental de la isla de Santo Domingo, es la

segunda más empobrecida del país, rodeada de

grandes sembradíos de caña de azúcar que ocupa

la empresa extranjera Central Romana y grandes

fincas ganaderas de terratenientes que poseen

las mejores tierras en las llanuras dedicadas a la

crianza de ganado. Los campesinos sólo tienen pe-

queños conucos (huertas) en las lomas, de los que

logran pocos frutos por la erosión a causa de las

lluvias en la temporada ciclónica y la sequía de in-

vierno que, a veces, asedia en verano.

La situación de esta provincia no mejora, el poder

adquisitivo de sus habitantes va en constante dis-

minución y el alto costo de la vida se vuelve poco

menos que insoportable para sus habitantes. Esto

genera una creciente conflictividad social con re-

clamos constantes y justos: huelga de choferes, de

médicos, de maestros.

El Seibo se ha ido desarrollando con una menta-

lidad influenciada por la sociedad capitalista: se

consume para ser feliz. El dinero es el motor del de-

sarrollo y lo que articula la sociedad. En general la

18 J. ESPEJA, Contexto en que nos movemos, en AA. VV., Buena noticia para los pobres. Una reflexión Europeo-latino-americana sobre la Iglesia. Coloquio Dominicano, San Esteban, Salamanca 1987, p. 25.

persona es valorada no tanto por lo que es sino por

lo que tiene o puede generar.

Nada más adecuado que la descripción de El Seibo

como una aldea para referirnos a su actual realidad.

Si en otros tiempos el cultivo del café, del cacao y

del azúcar eran las actividades y el sustento de los

campesinos, y con ello se animaba el comercio de

la ciudad, desde el paso del ciclón Georges el año

1998 y de los huracanes Irma y María en el año

2017 estas actividades han quedado casi en el ol-

vido. Olvido, porque la situación provocada por es-

tos fenómenos naturales no ha encontrado, hasta

el presente, las ayudas y los incentivos necesarios,

suficientes y adecuados para ilusionar y motivar a

los pequeños campesinos.

Por razones político-económicas, la provincia no ha

tenido el desarrollo económico que se merece. Hoy

día la economía de El Seibo se mantiene fundamen-

talmente por una agricultura de pura subsisten-

cia por el corte de la caña a cargo de los braceros

haitianos por una economía de servicios públicos

(enseñanza, salud pública, ayuntamiento, oficinas

provinciales del gobierno, etc.), por una muy peque-

ña zona franca y por la gente que se traslada a los

hoteles y fábricas de las poblaciones vecinas. Todo

ello genera una pequeña actividad comercial. Mien-

tras tanto, los gobiernos tienen atención preferente

a los sectores de turismo de playa y zonas francas

olvidando renglones de la agricultura y ganadería.

Si bien la producción y exportación de azúcar son

unas fuentes importantes de ingresos para el país,

los impactos adversos de su producción son varios.

La destrucción del medio ambiente, el acceso re-

ducido a la tierra para las comunidades locales, los

desalojos forzosos y las condiciones laborales pre-

carias en las plantaciones de caña de azúcar. Esta

situación es lamentablemente una realidad en mu-

chas regiones del país. Mientras que el país ha de-

mostrado en los últimos años estar preparado para

4. Quinientos años después en El Seybo: las heridas sangrantes de la tierra

Todavía en el siglo XXI es constante la preocupación por el drama diario del hambre, dolor y muerte de millones de hermanos, que es fruto de una dependencia y forzosa sumisión de los pueblos empobrecidos a los intereses egoístas de los países más enriquecidos. Ramón Marrero Aristy refleja esta sangrante realidad en su obra Over:

“No tengo esperanzas. Estos países son tierras de promisión para los blancos, desde que Colón puso el pie aquí. Ayer es-clavizaron a los indios, los despojaron de sus tierras y su oro, violentamente, y les dieron muerte cazándolos con perros, por-que entonces las cosas se hacían en esa forma. Hoy vienen a despojarnos y a servirse de nosotros, «solicitando» permisos de los gobiernos -respaldados por su gran nación- para hacer inversiones «que favorecerán al país»; pero el fin y los resul-tados son los mismos. Ya no traen negros del África, porque no hay necesidad de buscarlos tan lejos, ni de pagarlos tan caros. Las ideas del padre Las Casas se pueden seguir practicando con haitianos y cocolos alquilados17”.

17 R. MARRERO ARISTY, Over, Taller, Santo Domingo 200121, p. 98.

PRIMERA PARTE22

Page 14: FLORES DE DIGNIDAD EN TIERRA DE SANGRE...acontecimientos que reflejan la gracia divina, así como de las si-tuaciones que oscurecen la dignidad humana en República Do-minicana y,

24PRIMERA PARTE 25LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD

cumplir y aplicar las normas internacionales sobre

asuntos relacionados con las empresas y los dere-

chos humanos, se siguen enfrentando muchos de-

safíos y las evidencias de violaciones de derechos

humanos todavía pintan una realidad complicada.

Dos ejemplos recientes involucrando la industria de

la caña de azúcar ilustran la preocupación constan-

te por los abusos contra los derechos humanos. En

2016, agentes armados de uno de los mayores pro-

ductores de azúcar del país, Central Romana Corp., expulsaron de sus hogares por la fuerza a más de

80 familias durante la noche. Hasta el día de hoy, no

se ha proporcionado alojamiento alternativo o se ha

resarcido a las víctimas para reparar la destrucción

de sus hogares y el trauma causado por la violencia

de los desalojos. En 2017, el Grupo Vicini, la segunda

principal empresa productora de azúcar, utilizó el

19 El 20 de marzo de 2015, la Organización Mundial de la Salud declaró que el glifosato es “un probable carcinógeno para los seres humanos”.20 Canto popular de los años 70, recordado por fr. Anselmo Alonso.

pesticida glifosato19 de tal manera que muchas per-

sonas corrieron peligro de muerte y se destruyeron

los cultivos y el ganado de los campesinos. Hasta la

fecha, las violaciones de los derechos humanos en

ambos casos siguen impunes.

4.2. Las violaciones a la dignidad de la Compañía Central Romana

4.2.1. Historia de la Compañía Central Romana

«¡La tierra del Este es una gran finca sembrada de caña con muchos potreros y empalizadas! ¡Hay mu-chos carriles para tirar caña, pero no hay caminos para la esperanza!»20

En 1912 la SPRSCO/NJ (South Porto Rico Sugar

Company of New Jersey) sorprendió al mundo

azucarero con la adquisición de enormes extensio-

nes de tierra en La Romana, un pequeño poblado al

Este de la República Dominicana. Allí la compañía

cultivaba caña de azúcar para molerla en la Cen-

tral Guánica en Puerto Rico21. Por aquel entonces,

los terrenos eran comuneros, no divididos. Por tra-

dición estas tierras eran ocupadas sin título porque

eran heredadas. Con el auge de la compañía azuca-

rera en la región, el valor de la tierra fue en aumen-

to y, como consecuencia, surgieron muchos fraudes

realizados por la emisión de títulos falsos. De ahí

que muchos abogados, agrimensores y notarios se

involucraron en esta artimaña. Así, en pocos años, la

empresa fue extendiéndose por toda la región Este

de la isla pues el sistema de tenencia de la tierra no

logró adaptarse fácilmente a la agricultura comer-

cial. Como escribe Humberto García:

“Este sistema social estaba moldeado por una his-toria de pastoreo de ganado y cultivo de conucos, y en medio de guerras, inestabilidad política, desidia gubernamental, inercia, creciente presión por la tie-rra y corrupción, dicho sistema derivó en precarios derechos de propiedad de la tierra. Su debilidad fun-damental radicaba en la insuficiencia de documentos de propiedad de la tierra causada por la destrucción de los registros públicos de muchos pueblos y por la falta de una oficina central para conservar los títulos y las transferencias de propiedad, y otros actos le-gales relacionados a las transacciones de tierras22”.

En 1916, cuando los marines norteamericanos asu-

mieron la administración pública, ante el caos que

existía en titulación de tierras, nombraron una junta

de seis miembros norteamericanos, que llegaron a

la conclusión de crear un nuevo registro de tierra23.

En 1920 el gobierno militar emitió la Orden ejecutiva

21 Cf., H. GARCÍA MUÑIZ, De la Central Guánica al Central Romana. La South Porto Rico Sugar Company en Puerto Rico y la República Dominicana, 1900-1921, Editora Búho, Santo Domingo 2013, p. 223.22 Id., p. 307.23 Cf., ib.24 Id., p. 308.25 Cf., V. ALFAU DURAN, “La ganadería en Higüey” en Listín Diario, 18 de septiembre de 1938.

para el registro de Tierra, la cual tenía como meta, re-

gistrar sin retardo toda la tierra localizada dentro del

territorio nacional, y realizar el deslinde, mensura y

partición de los terrenos comuneros. Fue así como:

“La propiedad de tierras de las compañías azucareras fue afectada por el estado crítico de la situación. La Ley de Tierras de 1920, adoptada e implementada por el gobierno militar de los Estados Unidos, benefició a los intereses azucareros y a los nuevos terratenientes permitiéndoles «legalizar» sus esfuerzos expansivos y respaldándolos. Estudios previos también vinculan la creación de estas grandes propiedades azucareras a la emergencia del bandolerismo social o gavilleris-mo en el Este de la República Dominicana24.

Los campesinos, además de no tener cultura de

medir la tierra, debían pagar el dinero del traba-

jo del agrimensor de manera rápida. Con lo cual,

esta medida beneficiaba única y exclusivamente a

la empresa Central Romana. En tal sentido, eso fue

un acto abusivo y totalmente asimétrico. El que más

poder tenía, más tierra tituló: «el establecimiento de

los centrales azucareros en esta región despertó la

codicia de algunos, lo que ocasionó la maravillosa

multiplicación de títulos de tierras, más maravillosa

que la misma multiplicación de los panes realizada

por Jesús y que cuenta el Evangelio»25. Todo esto

dio como resultado la obtención de la gran cantidad

de tierra que ocupa actualmente el Central Roma-

na (Campiña, Chavón, El Seibo, alrededores de San

Pedro de Macorís). Ya para esa fecha, la compañía

pasó de 4,8 km2 a más 538 km2, todo ello en apenas

diez años.

Y por si esto fuera poco, en agosto de 1921, se arra-

só con fuego el batey Higüeral, según se puede ver

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26PRIMERA PARTE LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD 27

En el Seibo, el azúcar que produce representa más del 70% de la producción total del país, más de 1.000 toneladas esclavizando a unas 25.000 personas

en una nota de prensa de la época en la que se le

achaca tal acción al Central Romana26: «como se lo

anuncié oportunamente, el Central Romana redujo

a cenizas el pueblecito de Higüeral. El número de

casas quemadas pasan de 200, las familias bus-

can abrigo entre los árboles. Los detalles de este

crimen, realizado entre ironías y crueldades, son

espeluznantes». Seis días después, el mismo perio-

dista escribió:

Higüeral tenía escuela oficial, zapatería, sastrería, barbería, taller de carpintería, talabartería, sombre-rería y unos cuantos ventorrillos que pagaban pa-tentes. La escuela llegó a contar con 80 inscritos, ¡ochenta niños que andarán diseminados por los montes haciéndose la pregunta, dolorosamente in-fantil: ¿por qué nos habrán quemado nuestras ca-sas? Y ahora este rasgo espeluznante: el truculento encargado de la distribución del fuego, llegose a la puerta de Amelia José, una anciana entullecida por el reumatismo y le dijo: - ¡Salga!, ¡voy a quemar!; - ¡yo no puedo moverme!; - ¡pues ya se moverá…! Y esto diciendo, arrimó la tea a un ángulo de la casa. Unos cristianos que acertaron a pasar en ese instante sal-varon a la tullida27.

El afán acaparador de tierras del Central Romana no tenía límites, «tenían matones que iban a intimidar a las personas para que vendieran el resto de sus tie-rras que aún les quedaba, y si por casualidad ellos se negaban los amenazaban con quemarles las ca-sas»28. Los pobres campesinos, movidos por el mie-do, accedieron al deseo de los magnates empresa-rios, quienes contaban con el apoyo de un ejecutivo y una soldadesca para hacer frente a los ciudadanos que vivían humildemente de sus tierras. Así se ha ido legitimando la posesión de tierra por esta multimi-llonaria compañía. En la actualidad, sólo en cañave-rales se le calcula a la Central Romana en torno a 1.000 km2, además de los 28 km2 incluidos en Casa

26 E. MOREL, “El Central Romana pega fuego al pueblecito del Higüeral. Pasan de 200 las casas quemadas. Más de 200 familias sin abrigo. Se pide justicia” en Listín Diario, 13 de agosto de 1921, p. 1.27 Id., “Sobre la destrucción del Higüeral” en Listín Diario, 19 de agosto de 1921, p. 1.28 H. GARCÍA MUÑIZ, o.c., p. 32129 R. MARRERO ARISTY, o.c., p. 197.

de Campo, uno de los complejos residenciales más lujosos del mundo. En la provincia de El Seibo más del 70% de la tierra está ocupada por el Central Ro-mana, ya sea con caña de azúcar o potreros para las vacas que han sido creadas genéticamente en sus laboratorios para resistir el acarreo de la caña y la producción de carne de calidad destinada a los hoteles de Punta Cana. El azúcar que produce representa más del 70% de la producción total del país, más de 1.000 toneladas esclavizando a unas 25.000 personas, en su mayor parte inmigrantes o hijos de inmigrantes haitianos.

En el siglo XVI, el Papa y la Corona de Castilla legi-

timaron la posesión de las tierras conquistadas en

favor de los encomenderos. Actualmente se sigue

legitimando la posesión de estos grandes latifun-

dios azucareros lo que lleva a dejar a los campe-

sinos sin la posibilidad de tener, aunque sea, una

pequeña porción de tierra para cultivar las horta-

lizas básicas del consumo familiar o mantener un

animal. La tierra no es fuente de riqueza para los

ciudadanos de la provincia. Lo más triste de la si-

tuación es la estrecha relación entre el Gobierno y

esta Compañía. Ante su fuerte poder económico, el

consentimiento gubernamental es tal que sus ac-

ciones parecen normales pues desde hace más de

100 años gozan de total impunidad ante la justicia.

Sabemos cómo «los gobiernos castigan a los des-esperados que matan a los explotadores y cometen actos de terrorismo, pero a quienes deberían castigar es a estos capitalistas sin entrañas. Cegados por su fiebre de atesorar dinero, y empecinados en concep-tos de superioridad racial, explotan, oprimen y siem-bran tal rencor en los hombres, que cuando el día del estallido inevitable llegue, la venganza de las masas lo arrasará todo como un huracán...»29.

Ante esta situación, unida a la poca atención gu-

bernamental al sector agrario, el capital humano de

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28PRIMERA PARTE 29LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD

los campos ha emigrado a las ciudades en búsque-

da de mejores condiciones de vida. Algunos están

malviviendo en los barrios periféricos después de

vender sus tierras. A pesar de ello hay familias que

se han quedado y hoy disfrutan de algún pequeño

negocio.

Desde principios del siglo pasado el Central Roma-

na ha venido mancillando la dignidad de muchas

familias robándoles su tierra de la forma más irres-

petuosa que se pueda conocer. Es el caso, dentro

de cientos, de cómo la familia Severino, desde hace

cinco generaciones, han vivido en la extrema pobre-

za cuando podrían haberlo hecho cómodamente,

debido a un sistema de justicia carente de ética y

articulado sobre la simulación excluyente. En innu-

merables ocasiones, algunos tribunales, por encima

de la presión de la todopoderosa empresa ocupan-

te, les han reconocido derechos a los Severino, pero

de forma insuficiente, haciendo imposible la pose-

sión de los terrenos ocupados30. Cuentan las perso-

nas mayores cómo era frecuente que los agentes

del Central Romana llegaran a una finca presentan-

do supuestos títulos que demostraban su propie-

dad y, a continuación, llevaban presos a integrantes

de las familias. Los frailes iban siempre a la cárcel

para ponerlos en libertad, pero nunca más podían

recuperar la tierra que el Central Romana ocupaba

de forma fraudulenta e ilegal. En 1969, Mons. Juan

Félix Pepén Solimán, Obispo de la Diócesis Nuestra

Señora de la Altagracia, escribe la Carta Pastoral

Sobre el problema agrario y sus posibles soluciones,

haciendo referencia a estas sangrantes situaciones:

“Con frecuencia acuden a sus sacerdotes y a sus obispos en busca de auxilio, campesinos que ven con horror cómo, de la noche a la mañana, se presenta alguien que vive muy lejos de su predio, provisto

30 Cf., D. MOTA VALDEZ, «La dolorosa crónica de la familia Severino y el Central Romana» en Listín Diario, 19 de septiembre de 2018, p. 11 A.31 J. F. PEPÉN, Carta Pastoral «Sobre el problema agrario y sus posibles soluciones», Diócesis Nuestra Señora de la Altagracia, Higüey, 1969, p. 2.32 R. MARRERO ARISTY, o.c., p. 198.33 A. MITILA LORA, Memoria del siglo, “Juan Félix Pepén, Un obispo lucha por los campesinos sin tierra”, Editorial Universitaria Bonó, Santo Domingo 2018, p. 103.

ciertamente de un título legal, pero cuya legalidad no justificará nunca las consecuencias graves de de-jar a un hombre y a su familia en pleno desamparo. Creemos un deber pastoral llamar a la conciencia de todos para pedir en nombre de Dios que se estudie a fondo la situación y sobre todo los sistemas políticos que la hacen posible31”.

Por eso «es lástima que en una tierra donde siem-

pre debió haber paz se haya conocido esta injus-

ticia. Se le está creando un porvenir sombrío a

nuestro pueblo, porque nuestros hombres queda-

rán incapacitados para toda obra de bien, de seguir

amargándoseles así; ¡estrangularán en ellos hasta

el último buen sentimiento!»32

Esta política de apropiación fraudulenta de tierras por parte de los grandes terratenientes ha sido una constante a lo largo de todo el siglo pasado. Los frailes dominicos que han vivido en El Seibo han dejado constantes testimonios de ello como Fr. An-selmo Alonso y Fr. Juan Manuel Pérez que vivieron en El Seibo desde 1968. Su vida corrió peligro en varias ocasiones por defender a los campesinos de la codicia del Central Romana y de los terrate-nientes que les desalojaban salvajemente de sus tierras, arrebatándoles todas sus pertenencias y llevándolos presos. El 4 de mayo de 1977. El co-mandante del Ejército de El Seibo ordenó declarar «personas no gratas» a los sacerdotes Héctor Qui-terio, Anselmo Alonso y Juan Manuel Pérez que denunciaron las condiciones infrahumanas en que viven los campesinos33.

Fr. Anselmo Alonso cuenta como «teníamos cam-pesinos todos los meses presos en la cárcel por motivos de meterse en tierra “privada” según ellos (los terratenientes), no importaba que llevaran años

o la heredaran de sus antecesores. No tenían título y, por lo tanto, de nada les valía. Llegaban con la policía y les enseñaban un pedazo de papel tim-brado, diciendo que esas parcelas les pertenecían y que, por lo tanto, tenían 15 días para desalojarla. Sólo les quedaba el irse a las montañas y empezar con otro pedazo de tierra donde sembrar, para dar de comer a la familia».

«¿Cómo la conseguían? Muy fácil y de muchas formas. Una de ellas consistía en fijar un cartel en un lugar público y mejor del Gobierno, diciendo que tal parcela, con número X, en el lugar X, que según el catastro linda con tal lugar, etc., pertenece a fulano ¿Cuándo un campesino va a enterarse si no sabe leer y menos en un catastro y con señales de un campo con nombres inexistentes que está en litigio si no va nunca a la ciudad?, ¿cómo puede dar-se cuenta que habla de su tierra?».

«Otra forma era que el campesino compraba un saco de arroz o lo que fuera. Si no tenía dinero, pero sí algún título de la casa o parcela le dejaba dicho título para que al final del mes pagara y fuera a recogerlo. Ese día el propietario comerciante, no aparecía y cuando volvía ya se había cumplido el plazo y, por lo tanto, no tenía derecho a dicho títu-lo. Y por un saco de arroz se hacía con X tareas de tierra. La semilla de aguacate, puesta al calor del fuego, pone de un color amarillento a un papel por blanco que sea, que parece que es del siglo pasa-do… cuando ese documento se hizo el día anterior».

Fr. Juan Manuel Pérez: «recuerdo que un guardia del Central mató a un chaval por entrar a coger unas naranjas en un potrero. Recuerdo haber-lo aprovechado para hacer comentarios contra el Central en reuniones e incluso en homilías. Prácti-camente la ciudad de El Seibo estaba cercada por terrenos propiedad del Central. Hay un dato que quizás puede interesar: las Dominicas de Adrian adquirieron una acción del Central para tener voz

34 Id., p. 102.

en las asambleas de la compañía en New York. El primer año hicieron, como socias de la compañía, una denuncia concreta del quebrantamiento de los DDHH con un tono muy fuerte. La denuncia y el re-vuelo suscitado pasó a la prensa y el Central reci-bió muchas críticas. Para que no ocurriera otra vez, el Central cambió el Estatuto: para tener voz en las asambleas había que tener, al menos, 19 acciones. En realidad, a mí me preocupaba más la actitud de los terratenientes con los pequeños campesi-nos que los abusos e injusticias de una compañía extranjera, que actuaba con contrato legal con el Estado».

Mons. Pepén no se cansó de luchar, por eso «las pugnas de intereses lo acosaron. La presión sobre la situación de Pepén y sus sacerdotes, entre los que sobresalió el P. Juan Manuel Pérez, fue in crescen-do, al punto que muchos temieron por sus vidas. La posición asumida por el obispado de Higüey, ante las injusticias que de manera permanente hacían más difícil la vida de los pobres, no fue una actitud perso-nal del obispo y sus sacerdotes contra ningún sector determinado. Fue la aplicación por primera vez de líneas pastorales trazadas por la Iglesia en los do-cumentos del Concilio Vaticano II y en los llamados de “Medellín”. Ningún sacerdote ignora los riesgos de toda acción pastoral cuando hay intereses que se oponen. En este caso, tanto yo como mis sacerdotes asumimos nuestro deber confiados, no es nuestra fuerza humana, sino en la asistencia de Dios»34.

Se trata de una Carta Pastoral que tiene vigencia

actual pues Mons. Pepén denunció el problema de

la tierra que hoy se ha agravado. Tuvo la valentía

de enunciar la injusta distribución de la propiedad

rural considerando imposible un justo desarrollo

económico sobre las bases del sistema de tenencia

de tierras:

“Debemos recordar que nuestro pueblo depen-de hasta hoy, para su bienestar y felicidad, para su

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30PRIMERA PARTE 31LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD

subsistencia y desarrollo, del campo y de la produc-ción rural. A la Iglesia le preocupa la suerte económi-ca de nuestro campesino, porque quien carece de lo necesario para una vida digna, de ordinario no está en condiciones de ser buen cristiano35”.

Escuchando a los fieles de la Diócesis se le recuer-

da por su defensa de los campesinos pues les reci-

bía siempre amablemente. Solicitó solución para los

desalojos de campesinos en el este, y se quejó de

que las autoridades calificaban de comunistas a los

que reclamaban sus derechos:

“Sin una reforma agraria a fondo, nuestro pueblo mo-rirá de hambre, y pronto. Sin ser técnicos sabemos que esa reforma no puede reducirse a asentar cam-pesinos, sino que debe capacitarles técnicamente y convertirlos en obreros rurales, responsables, avisados, previsores. Nuestro pedido es a juristas, legisladores, gobernantes y hombres de buena voluntad, para que se apresuren al estudio del problema rural dominicano, encontrando una so-lución que asegure el bienestar de la generación presente y más aún de las futuras generaciones dominicanas36”.

En esta misma línea escribe Ramón Marrero:

“A los trabajadores no se les deja utilizar una tarea de los inmensos terrenos que ha acaparado el central, y los cuales constituyen la envidia de esta pobre gente, agricultora casi toda, que se extasía ante tanto monte sin cultivo. Una rama de árbol de esos bosques es sagrada, y quien la toque, por lo menos probará el lomo del machete del policía y luego la cárcel, sino es que siente el filo o se lleva un balazo37”.

4.2.2. Enriquecimiento con mano de obra esclava incluyendo niños

35 J. F. PEPÉN, o.c., p. 1.36 Id., p. 4.37 R. MARRERO ARISTY, o.c., p. 54.38 Id., p. 91. Aclarar que cuando el autor nombra «central» se está refiriendo a los ingenios (fábricas de procesamiento de la caña de azúcar) en general.39 Id., p. 48.

La zafra, tiempo de cosecha de la caña, dura desde

noviembre hasta junio. En este tiempo, todos, en su

mayoría nacionales haitianos, se levantan cuando

sale el sol y dejan descansar el machete cuando las

lomas de la cordillera oriental lo ocultan, comienzan la zafra llenos de alegría, pero después se van convir-tiendo en sujetos indiferentes que realizan su trabajo sin esperanzas. Todas las mañanas, antes de salir el sol, desfila la turba harapienta, maloliente -con un hambre que no se le aparta jamás-, camino del corte, como una procesión de seres sin alma. La finca tiene una fuerza de abismo, y fascina. Se traga a cuantos vienen aquí. Después que beben su virus no pueden marchar. A los que el central despide, les ocurre que se quedan dando vueltas, tratando de “arreglar su asunto”, para conseguir nuevamente trabajo38.

Es impresionante ver transitar los camiones car-gados hasta el límite de braceros, de pie donde no cabe uno más, enjaulados, pegados uno a otro guardando equilibrio pues no hay donde agarrarse, los cuales son llevados desde sus humildes casitas en los bateyes, propiedad de la Compañía, hasta el lugar donde se está picando la caña. No se les ve en las manos más que el machete, y durante el día sólo comen caña, quizás un poco de arroz mancha-do con caldo de habichuelas si es que coinciden cerca de un batey. A nadie deja indiferente esta imagen tan acostumbrada y normal, pero «¿dónde halló esta gente tan diabólica forma de exprimir? No hubiera creído, por más que me lo hubieran dicho, que con su apariencia de personas serias, metódicas, vulnerables, podrían ser tan cínicos. ¿Cómo vivir en medio de esta injusticia, sabiéndose uno instrumento de tanta iniquidad?»39.

Hace un tiempo, cuando viajaba en el avión que me

traía de España me llamó la atención que las azafa-

tas tiraban a la basura los sobrecitos de azúcar que

los pasajeros no consumían. Le pregunté a una aza-

fata, para confirmar si era verdad, y ella me contestó:

«¡sí, claro!». Azúcar que endulza nuestros paladares,

nacida del sudor amargo de niños y jóvenes, en una

actualizada esclavitud que nada tiene que envidiar

a la de épocas antiguas. Pongámonos todos como

responsables de esta sangrante realidad. Si hay

grandes compañías que esclavizan es porque nues-

tra sociedad lo permite. Todos somos responsables

de esta amarga realidad. Todos somos cómplices al

consumir el azúcar de la humillación y la ignominia.

Los trabajadores de las plantaciones de caña nunca

se han enfrentado a una vida fácil: viviendas, fre-

cuentemente de la empresa, que a menudo carecen

de electricidad y agua corriente, en condiciones in-

salubres. Ya en 1926, un cónsul de Estados Unidos

en Santo Domingo llega a escribir en un informe:

«Las condiciones de vida de los trabajadores de la

caña eran primitivas hasta el extremo». En el pre-

sente no lo son menos.

Así vienen todos, por un año, por una zafra; pero se quedan hasta que los botan o se mueren. Usted no se irá por iniciativa propia. No sueñe con eso. Mejor es que se vaya acostumbrando. Aprenda a callar sus cosas, porque aquí es peligroso hablar con cualquie-ra, no piense en su destino, sea buen empleado… ¡déjese llevar! Ya llegará el día de partir ¡Cuándo no sirva para nada! A mí pronto me darán un pasaje, por-que ya me queda poca vista. Me enviarán a casa, por consideración, a morirme de hambre, “¡a descansar!” -como dicen ellos-, y supónganse que será de mí en-tonces… Ya no sé dónde está lo que resta de mi fami-lia. Al principio nos escribíamos, formábamos planes sobre un viaje que haría a mi tierra, para enseñarles mis hijos. Aún nos teníamos afecto. Pero el tiempo fue pasando; murieron mis viejos y el viaje nunca se realizó. Como todos los años mi sueldo era menor y los hijos eran más, no pude seguir enviándoles ayu-das a unas tías viejas que me quedaban, y la corres-

40 Id., p. 94.41 J. SOCÍAS, Padre Christopher Hartley Sartorius. En el púlpito de la miseria, La Esfera de los libros, Madrid 2013, p Id., p. 32.42 Id., p. 132.

pondencia se fue haciendo escasa, hasta que el fin dejamos de escribirnos40.

Las condiciones de trabajo son de pura esclavitud,

no se puede decir que se parecen a la esclavitud. Y

esta situación viene de lejos pues «el azúcar del Ca-

ribe empleaba a más de dos tercios del total de es-

clavos que llegaban a América y sólo así pudo pa-

sar de ser una materia prima reservada a los ricos a

estar en todas las mesas de las familias europeas,

incluso en las más modestas»41.

Y son muchos los braceros que han gastado su vida

hasta el final, hasta que sus pies no pueden andar,

dando lo mejor de sí a estas empresas extranjeras

que les han sacado hasta la última gota de sudor,

¡cuántas generaciones de jóvenes vidas se habían desgastado por un sueldo de miseria y explotación! No podía llegar a entender que toda la caña, cientos y cientos de kilómetros de plantaciones, pertenecien-tes a una sola familia, un clan que encima sometía a sus trabajadores a las más indignas de las condi-ciones humanas. Una estirpe presumiblemente rica, muy rica, cuyas riquezas se posaban sobre las vidas que el cañaveral se llevaba por delante42.

La mano de obra que nutre hoy estos cañaverales

es fundamentalmente haitiana, aunque no siempre

fue así. En un primer momento, en torno a 1880, la

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32PRIMERA PARTE 33LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD

mano de obra en las plantaciones azucareras era

predominantemente dominicana, pero la caída de

los precios del azúcar hizo que los braceros domini-

canos fueran sustituidos por mano de obra extranje-

ra. Los primeros inmigrantes fueron principalmente

cocolos, habitantes de las colonias británicas de las

Indias Occidentales. Después los traían de África en

barcos en las condiciones más infrahumanas:

“En el vientre de un buque de carga, meten gene-ralmente una cantidad de hombres dos o tres veces mayor que la prudente. Allí los negros pasan días y noches, los unos encima de los otros, alimentándo-se con pan y sardinas que les son suministrados por los que el Central envía a reclutar hombres a Haití y a las islas inglesas. Gentes no acostumbradas a navegar vomitan con frecuencia encima de sus com-pañeros. Esto les revuelve los estómagos a los de-más y entonces el vómito se llega a generalizar, has-ta quedar la bodega en condiciones tales que no se encuentra lugar donde poner un pie. A esta miseria se añade que muchos, debido a su estado de postra-ción y al mareo, y por falta de comodidades -ya que no pueden salir de su cárcel-, realizan sus necesida-des fisiológicas allí mismo. Esto es en los barcos43.

43 R. MARRERO ARISTY, o.c., p. 75.44 En octubre de 1937, Trujillo ordenó finalmente un alboroto brutal en la que todos los haitianos encontrados fuera de las plantaciones de azúcar fueron muertos (la novelista Edwidge Danticat, en su novela «Cosecha de huesos», describe esta matanza). Las estimaciones del número de víctimas han oscilado entre 5.000 y 25.000. 45 Este acuerdo fue firmado por el actual (2019) presidente del Tribunal Constitucional, Milton Ray Guevara, junto a otros funcionarios y en representación del gobierno dominicano, mediante el cual se contrataron 29 mil haitianos para los campos de caña.

Estos fueron los preferidos porque exigían menos

que los dominicanos en cuanto al trabajo, la vivien-

da y las condiciones sanitarias.

En el comienzo del siglo XX, el deterioro de las

tierras agrícolas de Haití y la disponibilidad de

tierras dominicanas atrajeron mano de obra hai-

tiana. Y se vio que los haitianos podrían ser fuen-

te de mano de obra mejor que los cocolos en las

plantaciones de azúcar dominicanos. Más tarde,

el tirano Rafael Leónidas Trujillo, que había per-

seguido a los trabajadores haitianos en República

Dominicana44, formalizó un acuerdo con el presi-

dente Paul Magloire en 1952 para que le enviara

anualmente miles de braceros (16.500 trabajado-

res), pagando un precio por cabeza. El siguiente

acuerdo lo firmó con François Duvalier en 1959

y el tercero y último, después de haberse creado

el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), lo concertó el

presidente Joaquín Balaguer, en 1966, con el pre-

sidente hereditario y vitalicio de Haití Jean Claude

Duvalier. Estos acuerdos fueron sustituidos por

contratos anuales. Balaguer firmó con Baby Doc

en 1971, 1973, 1974, 1975 y 1976, cada vez por mi-

les de braceros y siempre pagando un precio al

gobierno haitiano.

En octubre de 1978, el nuevo gobierno del PRD que

presidió Antonio Guzmán negoció y firmó un acuer-

do45 con Duvalier y otro más en diciembre de 1979,

el primero por 15 mil trabajadores y el segundo por

14 mil. El gobierno dominicano pagó cada año un mi-

llón doscientos veinticinco mil dólares al gobierno

haitiano por esos braceros, aparte de otras partidas

menores, siguiendo las mismas condiciones que

negociaba Balaguer. Ese dinero iba directamente a

las arcas del Estado haitiano, sin que el cortador de

caña viera el más mínimo céntimo.

Además de los braceros que llegaban al país en base

a estos contratos entre gobiernos, también se daba un

reclutamiento por medio de «buscones», para proveer

de mano de obra a las compañías privadas (de 7 a 10

dólares por cabeza se pagaba en la década de los 80

del siglo pasado). Y esto con una autorización especial

de la Presidencia. Así, por medio de contratos entre los

estados o de un reclutamiento fraudulento, se ha ido

legitimando también la esclavitud y explotación de mi-

les de seres humanos de la forma más cruel:

“A cada hombre se le ata en la pretina, en la pechera de la camisa o en el harapo que haga sus veces, el número que le servirá de identificación. Algunos ma-yordomos de contratistas, o contratistas y colonos, se encuentran en el lugar del reparto, y escogen sus hombres como buenos compradores de reses46”.

Se ha verificado cierta complicidad entre los gobier-

nos que comparten la isla a pesar de los distancia-

mientos de la historia. Sólo se recuerda a Jean Ber-

trand Aristide como el presidente que se preocupó

por los migrantes que salían de su tierra a picar la

caña, para que a su regreso tuvieran mejores con-

diciones de vida:

“El acuerdo establecía que el Estado haitiano dedu-ciría cada dos semanas un dólar a cada trabajador, que sería guardado y entregado al final de la zafra, antes de su regreso al país. Tras varios periodos de suspensión, el contrato entre ambas naciones se suspendió de manera definitiva en los noventa. El presidente de Haití Jean Bertrand Aristide terminó la práctica diciendo que los haitianos no eran vacas en venta con un precio por cabeza47”.

Estos acuerdos bilaterales de los gobiernos se

mantenían en secreto, por lo que los braceros no

llegaban a conocer cuáles eran sus derechos. Hoy

día ocurre lo mismo, no sólo no conocen sus dere-

chos sino que ignoran que los puedan disfrutar.

46 R. MARRERO ARISTY, o.c., p. 77.47 J. SOCÍAS, o.c., p. 103.48 Id., p. 76.

Desde que salen de Haití ya comienza el calvario «los que viajan en camiones hacen el trayecto desde Haití al Central en la caja de carga de los vehículos, de pie, imposibilitados para sentarse durante un mo-mento. Como el cargamento humano sobrepasa la capacidad del camión y los hombres, por efectos de la inercia en las curvas del camino, son arrojados de un lado a otro; esto provoca, año tras año, heridos que raras veces aparecen en las columnas de algún periódico sin ninguna clase de detalles. Cuando lle-gan al batey central, los pobres negros no saben lo que se trata de hacer con ellos. Están molidos, inde-fensos, y se dejan arrear en rebaños. Entonces son repartidos. En un corral de alambre de púas, ence-rrados como ganado, vigilados por los policías el Central que rondan cejijuntos, armados de revólver y machete, son contados y apartados, para ser remiti-dos a las diversas colonias»48.

Al final de cada zafra, los braceros tienen que regre-sar a su país o ser repatriados, muchas veces de for-ma caótica y violenta. Muchos, lógicamente, escapan a esta repatriación y se quedan en suelo dominicano.

Una característica de esta industria ha sido, y po-

dríamos decir que sigue siendo, la rigurosa explota-

ción de la mano de obra, situación que ha quedado

vivencialmente descrita en la literatura dominicana

y extranjera. En el pasado, las potencias eran cons-

cientes que «sin esclavos no había azúcar y sin

azúcar no había colonias». Lo podríamos traducir

al presente: las grandes compañías saben que sin

braceros en condiciones de vida infrahumana no

hay azúcar, y sin azúcar… Industria azucarera y es-

clavitud crecieron estrechamente unidas.

El nativo que vive en la finca es un sujeto gastado, sin equilibrio moral, incapaz de reaccionar en sen-tido alguno. Puede hablar tonterías como un niño, cuando el hambre, su eterna compañera, lo muerde muy duro, pero tan pronto ve el pan, ¡calla y ríe! Y si

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34PRIMERA PARTE LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD 35

El batey es el infierno, pero ahí al menos se sienten seguros. Es el único sitio donde Migración no los irá a buscar.

a los trabajadores extranjeros nos referimos, pode-mos decir lo mismo y aún más. Esas gentes vienen de Haití y de las islas inglesas, todos los años, con la idea de trabajar para volver a sus casas, dentro de seis meses, y no pueden -aunque no tuvieran la esclavitud de siglos en el alma y aún poseyeran capacidad-, pensar en reformas, porque no son de aquí y la suerte del país no les interesa. No creo que el hecho de denunciar abusos que pueden trastornar la vida del país, sea interpretado como acto subversivo, cuando con ello únicamente se perseguiría la obtención de mejores condiciones de vida para los hombres, y así hacerlos más tranqui-los, alejándolos más de cualquier rebelión absurda. Los blancos sólo han venido aquí a hacer dinero, en sus tierras no pueden tratar al hombre como aquí. A nosotros nos sacan la sangre, nos quitan la dignidad, nos desmoralizan, ¡siembran el caos con sus métodos! Y si protestas… ¡ya sabrá la compañía justificar, llegado el caso, hasta que no eres hijo de tu padre!49.

Los haitianos y sus descendientes son tranquilos

y muy sacrificados pues para ellos «el batey es

considerado un trozo del infierno en la Tierra, un

lugar donde sólo terminan aquellos que han per-

dido cualquier esperanza en la vida, los que no tie-

nen nada que perder y, peor, nada que aportar. Los

olvidados»50. Lo peor es que no saben que tienen

derechos como cualquier ciudadano del mundo, se

les niega el derecho a tener derechos. Viven olvida-

dos del país que los vio nacer en los más recónditos

lugares, el batey es un lugar escondido, remoto, de difícil acceso, rodeado de caminos tortuosos que se inundan cuando llueve, custodiado por los muros de la esbelta caña de azúcar, apartado de la vista para no herir la sensibilidad, plagado de enfermedades y sobre todo de mucha hambre; donde nadie puede permitirse el lujo de comer con dignidad, como mere-cen los seres humanos51.

49 Id., p. 65.50 Id., p. 53.51 Id., p. 54.52 Id., p. 55.

Cuando la política migratoria se recrudece son los

momentos más fatales pues nadie está seguro, «el batey es el infierno, pero ahí al menos se sienten se-guros. Es el único sitio donde Migración no los irá a buscar porque el Estado entiende que el batey es el único sitio que los haitianos merecen y porque jamás se atrevería a dañar los interesas económicos de la familia Vicini, despojándoles de la mano de obra que sustenta la producción del azúcar. Aun así, a veces la policía ha entrado en el batey, sobre todo cuando se produce algún asesinato o algún robo en las inme-diaciones. Entonces, llegan enfangadas las camione-tas de la Dirección General, agarran a unos cuantos y ponen rumbo a la frontera. Lo hacen sin pararse a pensar que realmente los haitianos nacidos en los bateyes tampoco son haitianos. Nunca han estado en Haití ni nada que los vincule a ese país, salvo sus an-cestros. Aquel país tampoco les reconoce. Y así viven, en el limbo que crea el miedo y la inseguridad que nadie te reconoce. Que nadie te quiere. Sólo el ba-tey les entiende. Entre los suyos, entre iguales, entre personas que sufren y padecen los mismos abusos. En el batey no son libres, pero están a salvo»52.Cada cierto tiempo, cuando la tensión es más fuer-

te, viene la «camiona» y se lleva a cuanto indocu-

mentado se encuentre sin importar si hay niños o

ancianos para llevarlos a Haití, un país del que no

conocen ni siquiera la lengua porque aquí les ha

dado vergüenza de aprenderla. Todavía me emocio-

no cuando recuerdo lo que me contaron unos niños

que viven en una cloaca de El Seibo donde su casa

se les quemó y con la ayuda de Selvas Amazónicas

se les levantó de nuevo. Pues a los pocos días, en la

madrugada, llegaron varios policías al sector para

subir a la «camiona» a todos. Los niños, junto a sus

papás, se acurrucaron de miedo esperando lo peor,

pues no tenían documentos de su proceso de regu-

larización al habérseles quemado también. Gracias

a Dios, a escasos metros de su casa, los policías se

dieron la vuelta.

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36PRIMERA PARTE 37LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD

Todos los gobiernos se han visto comprometidos

con el Central Romana y el Grupo Vicini porque les

deben todos los favores económicos que les faci-

litaron. Es voz común escuchar que las elecciones

se ganan con dinero tanto para pagar la campaña

electoral como para los clientelismos políticos. Por

eso «nunca les importó el color del gobierno al que

prestaran dinero, siempre y cuando le rindiera plei-

tesía. El Estado, al carecer de liquidez, les pagaba

con tierras, un método de pago que les permitió

amasar ingentes cantidades de suelo»53.

Sin una fuente de mano de obra barata, la industria

azucarera estaría condenada al fracaso inmediato.

Y esta mano de obra, en República Dominicana, la

constituyen los braceros haitianos. Esta es la razón

por la que los haitianos son tan importantes para la

industria azucarera dominicana. Se calcula que en el

Central Romana trabajan más de 20.000 inmigran-

tes haitianos. Muchos de ellos llevan varias décadas

asentados en el país, pesando sobre ellos de mane-

ra constante el peligro de la deportación, dado su ré-

gimen de «ilegalidad». Esta situación de inseguridad

permanente impide que ellos puedan organizarse

en reclamo de sus derechos laborales.

El Gobierno Dominicano inició en junio de 2014 un

plan de regularización de inmigrantes ilegales hai-

tianos, pero el proceso es sumamente lento54 y con

enormes trabas para las personas que pretenden

regularizarse, aunque lleven largos años en el país.

Dada la situación de irregularidad, la mayoría de es-

tos braceros se ven enganchados de zafra en zafra,

así a lo largo de varias décadas de sus vidas, pero

cuando su fortaleza física decae dejan de ser útiles

para el ingenio. Si la vivienda que ocupan es de los

dueños del ingenio, en ese momento son expulsados

de la misma y abandonados a su suerte, maltrechos

ya físicamente, sin una pensión de vejez. La caridad

53 Id., p. 77.54 En una encuesta realizada a más de 100 trabajadores de la caña, el 90% de ellos es de origen haitiano, y de los que han comenzado el proceso de regularización, salvo raras excepciones, todos ellos están esperando algún resultado sobre su estatus, después de haber depositado hace más de un año y medio. Así mismo, se da alguna situación «pintoresca»: Un joven, hijo de padres haitianos, que fue declarado y asentado en el registro civil correspondiente y teniendo su acta de nacimiento dominicana y estudiado en la escuela dominicana, cuando fue a solicitar ésta para obtener su cédula, le fue negada por el funcionario correspondiente dado el color de su piel.

de alguna congregación como es el caso de las Hijas

de María de La Higuera acoge a algunos de estos

ancianos que, al final de su vida útil para el Central

Romana, quedaron en la más absoluta miseria.

Debido a que el Central Romana goza de la com-

plicidad del Gobierno y de la bendición de las dife-

rentes Iglesias que se benefician de sus donativos,

los desalojos siguen abrumando la Comunidad de

El Sebo. En junio de 2018 le tocó al batey Santa Lu-

cía. Varias familias fueron a Radio Seybo pidiendo

ayuda porque varias personas les amenazaron que

en 20 días les desalojarían, plazo que culminaba el

4 de julio. El equipo de la emisora se desplazó al

batey transmitiendo en vivo la programación desde

una de las casas señaladas para ser desalojada. To-

mamos los testimonios más sobrecogedores como

el de Carmela quien, con lágrimas en los ojos, dijo:

«mi esposo, desde el año 1975, está trabajando con

el Central Romana y el año pasado se enfermó, que

tiene problemas de la mente y este año él no pudo

trabajar, él está conmigo, yo lo estoy atendiendo, y

yo ni puedo salir a trabajar. Ellos vinieron así y me

dijeron que tengo que desalojar en 20 días. Y estoy

así con un dolor de cabeza porque estoy pensando

que para donde voy con todos estos muchachos».

Fue emocionante cuando la niña Marioli Alejan-

dra pidió hablar en el micrófono, el mismo día que

cumplía 15 años: «están haciendo una injusticia con

nosotros, no nos valoraron, tantos años que tene-

mos aquí y tampoco están valorando a los estu-

diantes, tampoco a los niños porque yo pasé a 2o

de bachiller y en vez de preocuparme por mis útiles

escolares del próximo año que viene, me estoy pre-

ocupando para saber dónde voy a vivir». Sobre este

hecho también se pronunció el Gobernador en una

entrevista radial al día siguiente: «Ahí hay justicia y

una injusticia. Sacar esas personas que les dieron

a producir mucho dinero durante su juventud, du-

rante el tiempo que tenían fuerza para laborar, que

ahora decirles váyanse para afuera, ya es una si-

tuación inhumana».

El Abogado del Estado de la Región Este, José An-tonio Polanco, encargado de firmar las órdenes de desalojo, mostró su preocupación por la manera cómo se ejecutan estas acciones amparadas en la fuerza pública y personas «tigres»55 que se contra-tan para estas salvajes acciones: «soy consciente del sufrimiento de los niños y niñas, envejecientes y las demás personas, pero mi trabajo es velar por la propiedad privada. A mí me pagan por cumplir esta función. Desde que firmo la orden, no sé nada más».

En esos días llegó una carta de Eladio Uribe, Di-rector de Recursos Humanos del Central Romana, preocupado por el daño a la imagen institucional diciendo que «esta acusación falsa y difamato-ria en contra del Central Romana tiene suficiente base legal en contra de los malhechores detrás de la denuncia». La respuesta de Radio Seybo hacia su amenaza fue contundente: «ustedes violaron la imagen sagrada de Dios en cada una de las perso-nas que desalojaron en Villa Guerrero».

55 La palabra “tigre” es usada popularmente para designar a personas que delinquen habitualmente utilizando la violencia. Normalmente viven en situaciones de extrema pobreza.56 R. MARRERO ARISTY, o.c., p. 31.

Lo que clama al cielo es la presencia de meno-res de 18 años trabajando en las mismas con-diciones infrahumanas con el agravante de que se les está privando del derecho a la educación, del derecho a la salud, etc., en definitiva del derecho a una vida digna, algo que está conde-nado fuertemente por todas las leyes locales y mundiales.

Tal es el caso de Alain que, con 17 años, vino de

su pueblo Jacmel, en Haití, sin documentos y,

de una vez, lo pusieron a picar caña en el batey

de La Higuera. Alain vive en el 35, ¡qué curioso

resulta ver y escuchar un batey por un número!

Como escribe Ramón Marrero: «llevo dos meses

en un batey sin nombre, porque los fundadores

de este Central, en su afán de abreviar tiempo y

despersonalizar tanto a las gentes, a los sitios

como a las cosas, lo han numerado todo»56. Alain

se hospeda en una casucha del Central Romana

que comparte con otros seis braceros en las más

deplorables condiciones higiénicas, sin inodoro, y

cuando llueve se mojan dentro. Come lo que en-

cuentra en los colmados de la compañía pues del

salario de menos de 200 euros al mes tiene que

enviar a su mamá enferma.

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38PRIMERA PARTE 39LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD

El horario de trabajo de Alain comienza con el

amanecer antes de las 6 de la mañana y termina al

anochecer. Sólo hay dos días de descanso en este

tiempo de la zafra: el día de Año Nuevo y Viernes

Santo. Durante la semana se trabaja todos los días,

el tren de la caña pasa todos los días pues el inge-

nio muele la caña ininterrumpidamente. Alain no

tiene tiempo libre para recrearse, cuando le queda

alguna hora está tan cansado que se acuesta en

lo que pudiera llamarse un colchón en el suelo de

tierra. Por eso mismo los trabajadores a veces no quieren hacer los cultivos; no porque tengan ener-gías para reclamar derechos o formular protestas, sino porque sus ojos les dicen que en dos días de trabajo no ganarán para comer una vez. Y entonces el mayordomo se ve en la necesidad de obligarles por la fuerza, valiéndose de la policía del Central y de su propio machete, o tiene que hacer malabaris-mos; porque cuando el míster da la orden de rea-lizar un trabajo a este o aquel precio, es necesario hacerlo, puédase o no, para conservar el empleo, pues sabido es que los blancos son infalibles y no rectifican órdenes57.

Alain repite que el trabajo es muy malo porque el sol

pica mucho y la lluvia le molesta. Quiere regresar

a Haití para nunca más volver aunque la situación

allá esté tan mal, en permanente conflicto. Sueña

con un trabajo mejor, fundar una familia. No quiere

al Central Romana porque no se preocupa nada de

los trabajadores para curarle una gripe o cuando no

haya para comer. El denigrante salario que recibe

no es entregado siempre en la moneda sino que lo

apuntan en tarjetones verdes para cambiar por ali-

mentos en los colmaditos de la compañía, Ramón, Alberto, Wilkin y Wisner son cuatro niños de 9, 11, 12 y 15 años respectivamente para quienes su úni-co juguete es el machete que utilizan en la corta de caña de azúcar, conocida popularmente como la zafra. Viven en El Cuey, a la vera de la carretera que va desde El Seibo a Punta Cana, donde están las cárceles de oro para los turistas.

57 Id., p. 43.

Los cuatro niños están contentos porque este año subieron el precio de la tonelada de caña cortada a 110 pesos, algo menos de 2 euros. Para hacerse una idea de lo que esto significa: un bracero haitiano, en el mejor estado de forma, puede cortar un máximo de 3 toneladas al día; los kilos cortados de más no cuentan porque la pesadora siempre pesa del lado de la compañía. El pago es quincenal y suele ha-cerse a través de tarjetones verdes en los que el supervisor anota el salario y después pueden can-jear por mercancías en los colmados de la compa-ñía. En estos puestecitos de comida sólo se venden latas de sardinas, arroz, habichuelas y muchas cla-ses de ron. No queda ni medio peso para las medi-cinas, pero tienen la dicha de ser acompañados por unos ángeles llamados Sor Maude, Sor Monfort y Sor Marta que en el Dispensario «Nuestra Señora de Fátima», del batey La Higuera, curan con amor sus enfermedades y endulzan las llagas que la vida les va dejando.

La felicidad resplandece en las mejillas de estos ni-

ños, pues pueden conseguir unos chelitos para lle-

var a casa. Tienen la suerte de calzar botas, de otra

forma pisarían alguna de las muchas cacatas (ta-

rántulas) o culebras que se esconden entre la caña.

Ramón, Alberto, Wilkin y Wisner no viven amarga-

dos porque la sociedad de consumo no les ha mos-

trado la cantidad de cosas superfluas que ofrece;

no tienen televisión, pues no hay tendido eléctrico.

Las noticias, los programas educativos e infantiles y

otras voces más lejanas les llegan a través de Ra-

dio Seybo, emisora comunitaria que acompaña a las

Comunidades de esta empobrecida región oriental

del país desde hace muchos años.

Joana Socías lo afirma rotundamente:

“La historia del azúcar está intrínsecamente ligada a la de la esclavitud, a la lamentable huella que ha dejado el comercio de personas entre África y el nuevo Mundo. Un pasado nefasto que empieza con la llegada de esclavos del continente africano para paliar la mano de obra indígena del Caribe. Hoy, cinco siglos más tarde, la caña de azúcar se sigue cultivan-do en las mismas condiciones de entonces. Machete en mano, espalda doblada, jornadas interminables bajo el acecho del sol Caribe. Pareciera que el reloj no se hubiera movido58”.

No son los esclavos de los siglos XVI, XVII o XVI-

II, reclutados forzosamente en África, sino seres

libres que, dadas las duras condiciones de vida y

pobreza extrema en su país de origen, en Haití, tie-

nen que buscar obligada salida a la situación de

miseria en que viven. Ciertamente, son los escla-

vos del siglo XXI que forman parte de un negocio cruel abusando de sus empleados y trabajadores que, temerosos de perder el pan, ni siquiera se atreven a hacer hincapié para obtener protección, porque ello sería considerado como un crimen, y para sostenerse empleados no tienen otra garan-tía que la de su servilismo. Esto que tiene el carác-ter de una simple industria, ha invadido todos los rincones de la economía regional y ha matado el pequeño comercio nativo, subordinando a su in-terés toda disposición que se haya tomado para proteger a los demás. ¿Pero esto no se puede de-nunciar? No sueñes. Quien hable aquí de hacer de-nuncias, ya sea peón, empleado o particular, será calificado por la compañía de «comunista», «ele-mento agitador», «trastornador del orden social», y no faltará aquí un líder de la región, de esos que tienen contratos de caña, que lo acuse de algo peor, con pruebas y testigos…59.

58 J. SOCÍAS, o.c., p. 31.59 R. MARRERO ARISTY, o.c., p. 64.

4.2.3. Brutales desalojos a 80 familias en Santa Cruz de El Seibo

Hay un refrán dominicano que dice «hay brisas que tumban cocos». La fuerte brisa que tumbó la dig-nidad, a partir de la cual el equipo de Radio Seybo y la Familia Dominica decidió enfrentar al Central Romana, fue después de la madrugada del 26 de enero de 2016 en la que cientos de guardias cam-pestres uniformados, con más recursos que la mis-ma Policía Nacional, destruyeron 80 viviendas de forma alegre y salvaje. Radio Seybo dio la noticia en el mismo momento que las familias acudieron a pe-dir ayuda y denunciar lo sucedido. Desde entonces se está acompañando muy de cerca a estas familias. La población quedó consternada por estos brutales desalojos. El Abogado del Estado expresó cómo, “de forma arbitraria y sin compasión”, se tumbaron 80 casas encima de personas enfermas, encañonando a los niños y a las niñas para sacarles de un camino público al lado de la tierra que ocupa el Central Ro-mana. La pesadilla que siguen viviendo las ochenta familias a raíz del terror sembrado por los agentes del Central Romana, la comparte con las familias de Los Cajuilitos quienes también fueron víctimas de tan brutales acciones y ahora viven con el alma en un hilo, sin poder dormir, por el miedo de que en la madrugada más tranquila se aparezcan los guardias campestres de la Compañía para tumbar sus casas.

No se contó con autorización del Abogado del Esta-

do u otro funcionario competente, tampoco se mos-

traron documentos de propiedad de la tierra, ni se

contó con presencia alguna de oficiales apropiados.

Por supuesto, no se consultó o notificó previamen-

te a las familias afectadas, ni se les presentó una

alternativa de vivienda. Hasta la fecha, las familias

que ya vivían en situación de extrema pobreza no

han recibido ninguna compensación por los bienes

perdidos. Su situación es cada vez más precaria. Las

víctimas temen por su seguridad y la de sus comu-

nidades. El trauma psicológico, principalmente a los

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40PRIMERA PARTE LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD 41

niños y niñas jóvenes, ha sido y sigue siendo signi-

ficativo.

El Central Romana es extremadamente poderoso y

es una presencia influyente en la República Domi-

nicana y por lo tanto las autoridades se han mos-

trado reacias a desafiar públicamente a la compañía

y a sus oficiales.

Por estas razones se decidió tomar el lema «A la luz del día denunciamos la cobardía de la noche» como

proclama simbólica inspirada por el espíritu de lu-

cha de la primera Comunidad Dominica.

El día del desalojo quedó grabado en la memoria

por tratarse del día 26 de enero en el que cele-

bramos el natalicio del patricio Juan Pablo Duarte,

cuya madre Dña. Manuela Díez, nació en Santa Cruz

de El Seibo. Nuestro Padre de la patria luchó por los

derechos de la persona proclamando su inviolable

dignidad. En su ideario dejó escrito: «ningún poder

de la Tierra es ilimitado, ni el de la ley tampoco (26).

Todo poder dominicano está y deberá estar siempre

limitado por la ley y ésta por la justicia, la cual con-

siste en dar a cada uno lo que en derecho le perte-

nezca (27)»60.

A la luz del día denunciamos la cobardía de la noche porque a las 3 de la madrugada llegaron las armas acompañadas de muchos hombres ordenados por la mala voluntad del Central Romana para tumbar, en segundos, 80 casas. Estas humildes moradas fueron construidas con el sudor de las mujeres, lavando y planchando ropa, y de los hombres, echando días en el campo y en la construcción.

60 V. ALFAU DURAN, Ideario de Duarte, Instituto Duartiano, Santo Domingo 2010.

A la luz del día denunciamos la cobardía de la no-che porque estas 80 familias llevaban viviendo casi dos años en una tierra que sólo le pertenece a Dios y en unos segundos la cobardía del Central Romana rompió el silencio de la noche provocando los llantos de las niñas y niños que se quedaron cobijados bajo el frío manto de las estrellas y des-templados por la fría agua de la lluvia del cielo que lloró de impotencia.

A la luz del día denunciamos la cobardía de la noche porque el Buen Vivir que proclama Radio Seybo y todas las emisoras de UDECA y ALER es contrario al Vivir Bien a costa de los otros despojándoles de lo que les pertenece desde muchas generaciones. La tierra fue entregada por Dios para que la cuidá-semos, la sembráramos y recogiésemos sus frutos. Nos la dio sin límites ni fronteras, como un Bien Co-mún de y para todas las personas.

A la luz del día denunciamos la cobardía de la noche porque de forma vil y cobarde han sido terrible-mente conculcados los derechos fundamentales y mancillada la dignidad de muchas personas en el día del padre de la dominicanidad. Es una afrenta a Juan Pablo Duarte que, en su día, en el día donde se izan miles de banderas gloriosas de la indepen-dencia y de la soberanía nacional, la indolente Cen-tral Romana apuntara con sus armas a las niñas y niños, helándoles su bella sonrisa e infundiendo el terror más cruel que les ha quedado grabado en sus corazones y ahora dibujan en la escuela con colores tristes.

A la luz del día denunciamos la cobardía de la noche porque la luz de la verdad y la justicia brillará y ga-nará a la indiferencia y la falta de valores del Cen-tral Romana y de quienes la apoyan. Abuelos, jóve-nes y niños visten de negro, simbolizando el luto, gritando respeto en las calles y en los micrófonos de América Latina y El Caribe. La sagrada madre tierra pide justicia exigiendo a quienes endulzan

sus cuentas bancarias con el sudor amargo de la caña de azúcar restituyan pronto el terreno robado a varias generaciones.

A continuación, transcribo los testimonios de algu-

nas de las víctimas:

Claribel Álvarez: «El 15 de diciembre de 2015 fue-

ron y tumbaron 80 viviendas. Pero el 26 enero ellos

volvieron de una forma agresiva y nos tumbaron

a unas 80 familias las viviendas encima. Nos cayó

un horrendo aguacero y tuvimos que tapar a los

niños en un colchón, en una mata de mango y ta-

parlos con hojas de zinc. Fueron con armas largas,

bueno a mí me pareció que era un batallón, con la

mano en el gatillo y diciendo a las personas que

no se muevan. Estábamos secuestrados. Las per-

sonas que estaban cerca oyeron y fueron para allá

a ver que estaban haciendo y no los dejaban en-

trar y a los que estábamos dentro no nos dejaban

salir. Amenazantes, hubo un joven que se llama

Héctor que uno lo amagó con una mocha porque

estaba grabando un video. Nosotros le pusimos la

madrugada del terror. Fue atemorizante, no tuvie-

ron misericordia, nos sacaron como vulgares delin-

cuentes cuando nosotros ocupamos un lugar que

es un camino público de más de 150 años y si el

camino hubiera sido suyo, lo que digo es que no era

la forma de echarnos a patadas de ahí, porque hay

medios con los cuales se solicitan un desalojo, es-

tamos como los pajaritos cuando les tumban su ni-

dito. Lo que nosotros pedimos es que nos busquen

un lugar donde nosotros podamos criar a nuestros

hijos dignamente, que nos ayuden, que Dios toque

los corazones de nuestras autoridades o de quien lo

tenga que tocar aun sea del mismo Central Roma-

na que tienen tanta tierra, que por favor escuchen

nuestro clamor que ni siquiera pedimos una casa,

sólo un solarcito donde podamos parar aunque

sea nuestras hojas de lata. No es que seamos

conformistas, pero entendemos que, proveyendo a

madres solteras, a personas envejecidas o perso-

nas discapacitadas de un pedazo de terreno, esta-

rían haciendo una obra buena ante la presencia de

Dios. Nosotros no vamos a descansar hasta lograr

nuestros objetivos. Si Dios fue el que hizo la tierra,

¿por qué uno solo tiene tanta y cuando un pobre le

pide una migaja lo que hace es negársela y aun no

siendo de ella arrebatársela de las manos».

Olga Mejía: «A las 3 de la mañana fue un ejército del

Central Romana y nos desalojaron cuando estába-

mos durmiendo. Había gente en la casa que gritaba

que la dejaran salir, pero ellos no entendían. A esa

hora nos agarró un tremendo aguacero, dicho sea

de paso tengo el pecho que no puedo de la gripe

que me ha dado. En ningún momento presentaron

título de propiedad ni papeles de desalojo ni nada,

cosa que es injusta. Los desalojos se hacen de 6 de

la mañana a las 6 de la tarde y ellos llegaron como

unos asaltantes a las 3 de la mañana».

Morena Sánchez, haciendo referencia a las conse-

cuencias: «Todavía están asustados y nerviosos, yo

les digo “no van a volver mis hijos, tense tranquilos”.

Yo tengo cuatro niños y hoy en día hay tres enfer-

mos, sin saber con qué le voy a comprar la medici-

na, sin saber con qué le daré de comer. Pueblo sei-

bano, madre soltera, no nos abandonen únanse a

nosotros. Vamos a luchar por lo que es de nosotros.

Aquí todo el pueblo lo sabe que el camino de Ma-

tencio no es de nadie y como no era de nadie nos

metimos ahí para darles un techo a nuestros hijos».

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43LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD42

PRIMERA PARTE

La única opción cristiana es estar en la misma lucha

que las ultrajadas familias y en contra de la impune

empresa. No se puede estar bendiciendo una casa,

compartiendo una comida, festejando un éxito, etc.,

con quienes tienen las manos manchadas con las

lágrimas y la sangre de los preferidos de Jesús. En

el momento en que se entre en connivencia con los

potentados que amasaron su fortuna a costa del

sudor mal pagado de tantas personas humildes,

se es cómplice de su gestión, se está de su lado, se

bendice su actuación, se da la espalda a las perso-

nas que sufren sus abusos, se llega a formar parte

del sistema neoliberal donde sólo importa el capital

por encima de la dignidad de la persona.

Es curioso que al poco tiempo de las crueles viola-ciones del Central Romana fuera reconocida como «Madre ejemplar de la provincia de El Seybo», Cla-ribel Álvarez, quien fuera una de las madres que más sufrió junto a sus hijos aquella noche. Esta mujer luchadora recibió la distinción de manos de la Primera Dama Cándida Montilla de Medina. La Primera Dama, en el acto de premiación, citó las palabras del Papa Francisco: «las madres son el antídoto más fuerte ante la difusión del individua-lismo egoísta el cual no se entrega, no se divide. En cambio, la madre se divide desde el momento en que acoge a un hijo para darlo al mundo y criarlo».

Creo que es justo reconocer a una madre, en nom-

bre de todas las madres, por el amor sin límites a

su familia. Es necesario ensalzar las virtudes de una

madre en una sociedad donde todavía es discrimi-

nada por multitud de razones sin fundamento. Es

vital proteger a la madre de las acciones violentas

que en ocasiones terminan con su vida. Pero creo

que lo más importante es denunciar a la luz del día

la cobardía de aquella noche de la dominicanidad

en la que los guardia-campestres de la diabólica

Central Romana troncharon los sueños de tantas

madres, niñas y niños que se encontraron de frente

con las armas que vigilan la caña de azúcar. Todavía

hoy, después de 3 años, las 80 familias desaloja-

das siguen sufriendo, no sólo el trauma de aquella

terrible noche, sino las penurias del desarraigo, el

hambre y el miedo. Nadie se ha pronunciado públi-

camente: ni los intocables e impunes fariseos del

Central Romana ni las autoridades políticas, de-

masiado preocupadas en el conteo de los votos de

tantas personas empobrecidas, inundadas de pro-

mesas en las pasadas elecciones de mayo.

Caminando en estos días por el lugar donde vi-vían plácidamente las familias me encontré con un tractor que estaba arando el terreno, supervisado por agentes del Central Romana. Les mostré un zapato de niña que encontré allí olvidado aquella noche por la prisa de las armas sobando sus ga-tillos que violaron el silencio y el sueño sagrado preñado de sueños de esperanza. Este zapato es fruto de lo que hicieron, ¿se recuerdan? - Noso-tros no sabemos nada -, dijeron, pero sin valen-tía de mirar de frente y con los ojos perdidos ha-cia la tierra que clama justicia contra sus mismos hermanos.

El azúcar de la innombrable Central Romana sigue

endulzando las cuentas de sus invisibles dueños,

que son rociados con el agua bendita de las Igle-

sias, pero sumiendo en profunda amargura a tantas

personas como Claribel que en la felicidad de este

reconocimiento del Estado Dominicano aún sufre

el martilleante eco de los gritos sordos de aquella

noche.

En Santa Cruz de El Seibo, Pueblo del Milenio de las

Naciones Unidas en República Dominicana, no sólo

no se han cumplido alguno de los Objetivos de De-

sarrollo del Milenio diseñados para cumplirse hasta

el 2015, sino que es cuna y caldo de cultivo de las

violaciones más patentes en la isla por una Com-

pañía que cuenta con la complicidad de todos los

Gobiernos. Mientras tanto, la impune Central Ro-

mana sigue sosteniendo las fiestas patronales de la

Santísima Cruz a costa de mantener arrodillado al

campesinado de la región oriental del país que no

tiene ninguna de las tres T que proclama el Papa

Francisco: tierra, techo y trabajo.

4.3. El sonido del fututo61 en la Tierra de Dios de La Culebra

Al momento que escribo estas líneas, marzo de

2019, se hace realidad la buena noticia tan espe-

rada de la puesta en libertad de Domingo García,

estudiante de Derecho, quien estuviera preso en

la Fortaleza Santa Cruz desde el mes de junio de

2018. Fue el presidente de la Asociación “Mamá Tin-

gó” en la Tierra de Dios de La Culebra de Vicentillo.

Se le acusó de invadir tierras, de quemar una pala

mecánica, de matar vacas, etc. Pero gracias a Dios,

a sus abogados y a la fuerza de la población que

se congregó en caminatas por El Seybo y en Santo

Domingo frente al Palacio Presidencial, programas

61 La palabra “fututo” es de origen taino. Es la forma de nombrar a la caracola de mar o lambí. Desde tiempo inmemorial es utilizada por las comunidades para convocar a una reunión o mandar mensajes soplando por un extremo lo cual produce un sonido característico. 62 D. A., GARCÍA TAVERA, Relato de una Asociación denominada Unión de Productores Agropecuarios de las Provincias de El Seibo y Hato Mayor Mamá Tingó, Universidad Central del Este, San Pedro de Macorís 2018.

en Radio Seybo y en la emisora nacional la Z 101,

etc., se consiguió su libertad sin que nadie pudiera

probar nada de lo que se le acusa.

Tomo notas de su escrito62 para poner en contex-

to la realidad sangrante de la tierra en este rincón

apartado de la provincia de El Seibo:

“La Asociación fue formada el 1o de mayo de 1970. Los fundadores lucharon contra la familia Santoní logrando que en el 1973 las autoridades hicieran un levantamiento de los terrenos, logrando el decreto 486, del 7 de enero de 1975 (p. 6); estos campesinos junto a cientos de familias plantaron una campaña de luchas por más de 10 años. Caían cientos de presos.

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45LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD44

PRIMERA PARTE

Es así que en la Fortaleza de El Seybo tenían perso-nas presas sin juzgarlas (p. 7); a lo largo de los años, en el 1998, lograron construir un cuartel en el paraje de La Culebra del Rancho II con los fines de maltra-tar a los campesinos (p. 8); el fututo no era más que un caracol con un orificio en el centro, era soplado con fuerza y provocaba un estruendo fuerte y así los compañeros sabían que venían los guardias (p. 9); se logró sembrar en conjunto más de cuatro mil ta-reas de diferentes rubros. Es aquí donde aparece un señor llamado Pedro Guillermo Varona (el cubano). Este señor dice que le compró a la familia Santoní, enfrentó a estos campesinos, les destruyó los sem-brados con un tractor y les echó el ganado a los co-nucos (p. 10); el 11 de noviembre de 2016, el abogado del Estado otorgó la fuerza pública en contra de los campesinos, se presentaron un contingente de guar-dias, policías y civiles con pala mecánica para desba-ratar viviendas (p. 17); Domingo García, junto a 600 campesinos con palos, piedras y machetes desarma-ron a los supuestos militares que fueron a hacer el desalojo. Allí fue quemada la pala, la cual destruyó 30 viviendas y más de 500 tareas de rubros (p. 18)”.

Adentrándonos en el camino de la cordillera orien-

tal con el equipo de Radio Seybo para acompañar

a los campesinos y campesinas cuya dignidad fue

mancillada nos recibe una gran pancarta que dice

“Tierra de Dios”. Así se conoce el paraje de La Cule-

bra en la provincia de El Seibo, donde hace una se-

mana llegaron varios hombres vestidos de militares

(se les conoce popular y vulgarmente como tigres)

que, a cambio de 50 euros, destruyeron todo lo que

encontraron a su paso. El abogado del Estado dictó

una orden de desalojo a petición del terrateniente

Pedro Guillermo Varona que dice ser el dueño de

todos los terrenos que cultivan los campesinos y

campesinas de esta «Tierra de Dios».

A partir de las 5 de la mañana, los «tigres» armados

por el terrateniente comenzaron a destruir todos los

cultivos de yuca, guandules y plátanos. Cuando se

encontraron con el colmado de la Señora Leonidas

no dudaron en tumbarlo y robar todos los alimen-

tos encañonando a su nieta embarazada a punto de

dar a luz. Destruyeron más casas, muy humildes,

pero casas con techo y suelo de tierra que permitía

a sus moradores descansar del trabajo del día. ¡Qué

coincidencia!: las tres T que proclama el Papa Fran-

cisco les fueron robadas en unos segundos.

Pero ya cuando el sol iluminó la tiniebla de la noche

se escuchó el sonido del fututo que alertó a todos los

campesinos y campesinas de lo que estaba ocurrien-

do. Acudieron con sus machetes e hicieron frente a

los violadores de dignidad y ladrones de esperanza.

Se les despojó de su falso uniforme militar y se les

dejó huir mientras se prendía fuego a la gran pala me-

cánica cuya misión era la de arrasar con todo lo que

no abarcaran las manos de los cobardes a sueldo.

María Marciano, dominica brasileña que acompaña a las Comunidades más empobrecidas de Vallejue-lo en República Dominicana y Los Cacaos en Haití nos decía en un encuentro de la Asociación Acción Verapaz: «tenemos riqueza y somos pobres». A es-tas sabias palabras añado: podemos salir del em-pobrecimiento si nos unimos al igual que los cam-pesinos de la «Tierra de Dios» que pusieron bien en alto la bandera de su dignidad para que nada ni nadie se atreva a pisotearla.

La asociación de campesinos coordinados por su

líder Domingo, varias veces amenazado de muerte,

es un ejemplo a seguir en la lucha por los derechos

que nos pertenecen y que no podemos seguir men-

digando de rodillas.

El día 6 de septiembre se quebrantó la paz en esta

«Tierra de Dios», pues Pedro Guillermo Varona des-

truyó más de 250 viviendas de familias campesinas

con la complicidad del Abogado del Estado de la

región Este, José Antonio Polanco, y el apoyo de

los ganaderos y las autoridades políticas de la pro-

vincia de Hato Mayor. Los más de 100 policías que

ejecutaron varias órdenes de desalojo se auxiliaron

de sicarios que, al día de hoy, siguen tumbando las

plantaciones de víveres y miles de matas de cacao

impidiendo el paso a quienes se quieren acercar a

sus conucos.

“Tierra de Dios”. Así se conoce el paraje de La Culebra en la provincia de El Seibo.

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46PRIMERA PARTE 47LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD

Lo más lamentable es que se pasaron por alto to-

dos los diálogos y acuerdos de paz entre el hacen-

dado cubano y el equipo de Radio Seybo, que se

ratificaron en la Fiscalía ante el Procurador Fiscal,

Manuel Emilio Santana, una semana antes de estas

violaciones a la dignidad humana.

Nos remontamos al año 1975, cuando el Presiden-

te Dr. Joaquín Balaguer declaró de utilidad pública

los terrenos que hasta hace unos días cultivaban

las familias de forma apacible y en armonía con la

naturaleza, a través del Decreto no 486, de fecha 7

de julio de 1975, donde declaró de utilidad pública o

interés social 1.846,05 tareas dentro de la parcela

no 119 del D.C. 38/5 del municipio de El Seybo. El

Presidente Danilo Medina prometió en el mes de ju-

nio del año 2018 entregar los títulos de propiedad.

Para ello solicitó al Abogado del Estado que no dic-

tara ninguna orden de desalojo hasta que el Institu-

to Agrario Dominicano realizara las mediciones con

el propósito de fomentar un asentamiento agríco-

la el cual beneficiaría a más de 726 parceleros de

forma directa: «le estamos solicitando encarecida-

mente que tenga usted bien a revocar la orden de

desalojo otorgada el día 28 de junio del presente

año, por la oficina a su digno cargo, hasta tanto cul-

minemos nuestras investigaciones antes mencio-

nadas en esta misiva». Pero el Abogado del Estado,

que obedece también a los intereses de la impune

Compañía Central Romana, firmó varias órdenes de

desalojo en complicidad con altos cargos políticos

y policiales. Lo más sangrante de esta situación es

que varias personas han sufrido crueles torturas y

han sido amenazadas de muerte, como ha ocurrido

con el Pastor Audilín Ubiera.

Pero esta situación no preocupa en lo más mínimo

al Procurador General de la República, quien reci-

bió al Gobernador y al Senador de El Seibo junto

a miembros de la Directiva de la Asociación Mamá

Tingó. El Magistrado Jean Alain Rodríguez se mos-

tró muy cercano a los intereses del extranjero cu-

bano, de Bienvenido Mejía y de los terratenientes

que lo apoyan, permaneciendo impasible al clamor

de la población que pide justicia reclamando la libe-

ración de Domingo y Alejandro, líderes de la Asocia-

ción, y la expulsión de los sicarios que, fuertemente

armados, mantienen en zozobra a todas las Comu-

nidades impidiéndoles el paso a sus conucos.

4.4. Las Comunidades de Mata de Palma arrodilla-das al Grupo Vicini

La familia Vicini llegó a República Dominicana en

1860 procedente del norte de Italia, durante el

auge de la industria azucarera, lo cual aprovecha-

ron para crear una operación respetable dentro de

un período relativamente corto de tiempo. Pronto

se convirtieron en propietarios de dos plantacio-

nes de azúcar y un ingenio. Su relación de amistad

con el dictador Ulises Heureaux (Lilís) les ayudó a

consolidar una fortuna considerable. Con el tiempo

incrementaron las inversiones, modernizando las

factorías y labores de campo en el área azucarera,

y en propiedades inmobiliarias tanto en la zona ur-

bana como rural del país. Uno de los miembros de

la familia llegó a ser presidente provisional del país

de 1922 a 1924. Después volvió a su negocio azuca-

rero y abandonó la política por el resto de su vida.

Al momento de su muerte, el 25 de mayo de 1935,

Juan Bautista Vicini dejó a sus parientes una de las

empresas más grandes de azúcar en el Caribe.

También el poder destructor de esta familia azuca-

rera llegó a nuestra provincia de El Seibo cuando

sus grandes tractores destruyeron los cultivos de

las familias pertenecientes a las Comunidades de

Mata de Palma. Pero no lograron sus objetivos:

Pedro Guillermo Varona destruyó más de 250 viviendas de familias campesinas.

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48PRIMERA PARTE 49LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD

«No nos dejemos vencer» son las palabras muchas

veces repetidas por Dangelyn, una niña de 11 años

de El Guaral - Mata de Palma, en la provincia de El

Seibo, cuando se dirigía a cientos de campesinos

con el corazón en un puño porque el Grupo Vicini

les está expulsando de los terrenos que, desde hace

décadas, les han sostenido gracias a la crianza de

ovejos, chivos, vacas, etc., y a los cultivos de subsis-

tencia como la yuca, plátanos, guayabas, etc. «Nos

están sumiendo en la extrema pobreza» decían al

unísono con la mirada perdida en el horizonte de

las tierras que vieron florecer desde la infancia con

la producción de abundantes cosechas. Al lado de

la enramada del encuentro estaban, de forma tre-

mendamente provocativa, los grandes tractores

que, de sol a sol, siguen arando-destruyendo los

cultivos de los conucos y los verdes pastizales, los

cuales son desde tiempo inmemorial los únicos me-

dios dignos de subsistencia de estas empobrecidas

Comunidades.

Nos podemos consolar o justificar diciendo que no

hay nada que hacer. Podríamos recordar que se re-

pite la historia, que es lo mismo de siempre. Pero

nada más lejos de la realidad, pues está germinan-

do una bella esperanza nacida de una profunda fe

en Dios y enraizada en las fuerzas vivas de Mata

de Palma. Las palabras de Dangelyn alarman el

corazón de nuestra provincia empobrecida por el

enriquecimiento despiadado e indiferente de las

multinacionales extranjeras, las cuales usufructúan

las tierras robadas al campesinado con total impu-

nidad, las dejan contaminadas por muchos años

debido a los abrasivos herbicidas e insecticidas que

utilizan, e incluso son cancerígenos según la Orga-

nización Mundial de la Salud.

Pero aguardamos la alegre esperanza que ya nada

será como antes en la provincia de El Seibo pues las

justicia divina y humana se besan con la paz para

izar juntas la bandera dominicana cuyo escudo reza

“Dios, Patria y Libertad” ante las siguientes realida-

des sangrantes que vivimos:

Si la impune Central Romana se atrevió en enero de 2016 a destruir los techos de 80 familias a las 3 de la madrugada, sin orden del Abogado del Estado, les robó su tierra y les dejó sin trabajo en el Barrio Villa Guerrero de Santa Cruz de El Seybo… pero gracias a la Familia Dominica se está acompañando el proce-so de denuncia en Naciones Unidas desde Ginebra y Nueva York para sentar a sus indolentes dirigentes en el banquillo internacional de la justicia.

Si el protegido terrateniente cubano osó arrasar los cultivos de 600 campesinos en la Culebra de Vicen-tillo y profirió amenazas de muerte a sus líderes comunitarios… pero ellos se unieron al escuchar el sonido del fututo e hicieron frente al salvaje atropello quemando una gran pala mecánica y expulsando a los asaltantes.

Si el Consejo Estatal del Azúcar hirió casi de muerte a un campesino de La Piñita, tumbo varias casas y sigue amenazando de muerte a sus moradores para que dejen sus conucos… pero se sienten alentados por la fuerza del Dios de la vida que les llena de es-peranza.

Si el Grupo Vicini continúa amenazando de muerte a los valientes líderes de Mata de Palma que luchan por ofrecer condiciones de vida dignas a sus empo-brecidas Comunidades… pero éstas están uniendo sus mentes y corazones susurrando a la humanidad

que tienen una dignidad sagrada y que lucharán por ella hasta donde sea necesario.

Entonces hay esperanza, porque hay muchas brasas encendidas de la auténtica utopía que promueve los valores más sagrados de la persona frente al diabóli-co mercado sin rostro humano que sólo sabe acumu-lar riqueza manchada con la sangre y las lágrimas de los inocentes, de los preferidos de Jesús de Nazaret. Por estas y más razones «¡No nos dejemos vencer!»

No es cierto que el Dios de la vida permanece aje-

no a estas injusticias. Es más, las condena con la

mayor energía de sus entrañas y pide que las de-

nunciemos con todas nuestras fuerzas, para que su

eco cruce los océanos como el grito que Fr. Antón

Montesino, en nombre de la Comunidad Dominica,

lanzó hace 500 años en el Adviento de 1511 a los co-

lonizadores al contemplar los maltratos infligidos a

los taínos y que resuena aún en nuestros días. Este

conocido y emblemático sermón fue un manifiesto

contra todo tipo de esclavitud, opresión y margina-

ción humana, que anima la lucha en favor de los

derechos humanos. Es el primer jalón en un largo

proceso de reivindicación de la dignidad humana de

la población originaria del continente.

Dios nos habla a través de los profetas como Isaías

(5, 8): «Ay de los que juntan casa con casa, y campo

a campo anexionan, hasta ocupar todo el sitio y se

quedan solos en medio del país». En la misma sinto-

nía está el profeta Miqueas (2, 2): «Codician campos

y los roban, casas, y las usurpan; se apoderan de la

casa y de su dueño, de un hombre y de su propie-

dad». Pues estos grupos como el Central Romana

y el Grupo Vicini, de violento poder económico y

político, viven todo lo contrario al ideal de igualdad

del Pueblo de Dios donde nadie debe sufrir pobreza

y necesidad por causa de su ambición sin límites.

Todas las personas tenemos derecho a cierto do-

minio particular sobre las cosas, pero no como pro-

pietarios absolutos, sino como administradores. En

este tenor nos ilumina la sabiduría de Santo Tomás

de Aquino: «Los bienes temporales que Dios nos

proporciona son nuestros en cuanto a su dominio.

Pero, en cuanto al uso, pertenecen no a nosotros

solos, sino también a tales personas cuales poda-

mos socorrer de lo que nosotros tenemos más allá

de nuestras necesidades» (Summa Theologica, II-II

32, 5 ad 2). Y escribe aún más tajante: «Hay que afir-

mar que, en caso de necesidad, todas las cosas son

comunes» (Summa Theologica, II-II 66, 7).

Ante estas flagrantes injusticias, Dios nos anima a

acompañar a quienes sufren las cruces del olvido, la

persecución y la violación de su sagrada dignidad.

También nos alienta a denunciar a la luz del día tan-

ta cobardía arropada por la violencia y la impunidad.

Las palabras del Papa Francisco: «expresamos la

misma sed, sed de justicia, y el mismo clamor, tierra,

techo y trabajo para todos» nos empujan a soñar

con ese otro mundo posible convirtiendo nuestros

miedos en esperanzas orientando nuestro caminar

hacia una humanidad preñada de utopías de justi-

cia, paz y fraternidad, pidiendo que no obliguemos

al Señor a arrepentirse de habernos dado las llaves

de la tierra. «No nos dejemos vencer», permanezca-

mos fuertes en la lucha uniendo nuestros corazo-

nes para que se desborden de amor y compasión.

Para la Sagrada Escritura, el único propietario en

sentido absoluto es Dios, los seres humanos somos

en este mundo forasteros: «la tierra no puede ven-

derse para siempre, porque la tierra es mía, ya que

ustedes son para mí como forasteros y huéspedes»

(Lv 25, 23). Y si quedara alguna duda se declaraba

el «año del jubileo», cada cincuenta años todas las

personas recobraban las propiedades que por ne-

cesidad habían tenido que empeñar: «… declararán

santo el año cincuenta, y proclamarán en la tierra

liberación para todos sus habitantes. Será para us-

tedes un jubileo; cada uno recobrará su propiedad,

y cada cual regresará a su familia…» (Lv 25, 8-17).

En el clamor de la gente se puede escuchar a me-

nudo «nos tratan como si no fuéramos personas».

Dangelyn enciende la mecha del clamor por la

justicia con un poderoso discurso ante su Comuni-

dad de El Guaral de Mata de Palma: «nos quieren

quitar nuestros terrenos, pero nosotros debemos

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51LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD50

PRIMERA PARTE

luchar por lo que es nuestro, lo que nos pertenece,

nadie nos lo puede quitar, no nos dejemos vencer.

Las personas vivían de recoger todos los días las

guayabas y los plátanos y nos cortaron todas las

matas de guayaba y de plátanos. Han arado casi

todo. Debemos seguir luchando porque con árbo-

les no nos vamos a mantener. No nos quieren de-

jar nada, absolutamente nada. Nos quitan nuestro

territorio como si no fuésemos nada. Nos tratan

como si no fuéramos personas. Pero debemos se-

guir luchando por lo que es nuestro, pues estamos

aquí desde hace muchos años. Debemos pelear la

batalla para que el territorio de nosotros vuelva a

nosotros y que todo vuelva a como era antes. Las

vacas y las ovejas no encuentran comida porque

todo lo han arado. No nos quieren dejar nada, ab-

solutamente nada. En tiempos antiguos las per-

sonas iban a recoger guayaba para ayudarse con

la comida diaria y ahora quitaron todo. Debemos

seguir luchando por lo que es nuestro. Nunca nos

dejemos vencer por lo que nuestro. Porque cuando

aran la hierba se seca, se marchita. Los animales

están buscando comida que no encuentran. A ellos

no les pertenece nada de tierra. A nosotros sí nos

pertenece pues estamos aquí desde hace muchos

años. Nos quitan nuestro territorio como si no fué-

semos nada».

Manuel Antonio Hinojosa es una de las víctimas:

«A mis 81 años vengo trabajando esta tierra desde

1953, cuando el Estado nos la entregó para ponerla

a producir. La gente subsistía con las vaquitas, los

chivitos y cultivando en sus conucos. Esto es lo que

he visto desde mi niñez. Hasta ahora, en que los

tractores del Grupo Vicini están destruyendo todo

lo que nos pertenece y nos están dejando en la más

absoluta miseria».

Como denuncia Miguel Hernández: «toda la Comu-

nidad corremos peligro, yo fui amenazado de muer-

te el 23 de marzo por el General Ramón Antonio

Bautista Calderón que me encañonó con su pisto-

la. Él dice que yo tengo que salir de ahí, si no me

mata. Vinieron 20 personas con pistolas, machetes

y armas largas. Después el greda destruyó todas

las cercas y cortó árboles de caoba centenarios sin

ningún permiso de Medio Ambiente. Es lamentable

la situación que se va a vivir porque todas las fami-

lias están amenazadas a sacar sus animales y va-

mos a pasar mucha hambre y miseria».

Domingo Hernández no acepta que se les obligue

a más pobreza desde la violencia: «guardias del

Grupo Vicini destruyeron nuestras empalizadas,

los pastos y mataron animales, incluidas muchas

vacas preñadas. Fue un ataque cruel a quienes ve-

nimos trabajando esta tierra desde hace más de

150 años. Hemos denunciado a estas personas a

los tribunales, pero la justicia es demasiado lenta.

Mientras hemos tenido que vender los animales.

No podemos seguir así, las Comunidades necesi-

tan esta tierra, pero ellos la quieren toda. Incluso

pretenden adueñarse del play donde se han jugado

tantos partidos y muchos jóvenes firmaron para los

equipos de grandes ligas. Somos una Comunidad

laboriosa, empobrecida como toda la provincia de

El Seibo. Hace más de un año se apersonó a los al-

rededores de San Miguel y El Cerrito una Comisión

de una empresa llamada La Finca que es adjunta a

los Vicini representada por un ex–General llamado

Ramón Antonio Bautista Calderón. Este señor llega

con un contingente de personas vestidas de guar-

dias, como un grupo paramilitar, cuando estábamos

echando una empalizada a la orilla del río para que

los animales no lo cruzaran. El grupo de paramilita-

res destruyeron la empalizada. Después siguieron

amenazando a más personas. Nunca muestran una

legalidad sobre los terrenos, sólamente dicen que

ellos arrendaron, que uno no puede hacer nada

ahí. El 6 de diciembre publicamos una matanza de

animales, muchas vacas preñadas, que nos hizo en

Charco de Pino. Destruyeron el pasto, pasaron unos

tractores y pusieron sus guardias. Son personas

que viven de ese ordeñito, de la crianza de ovejos

y de los cultivos en esos terrenos que venimos tra-

bajando desde hace más de 150 años. Nuca había

llegado el irrespeto a esta Comunidad. Tenemos so-

metidas a estas personas a los tribunales pero la

justicia va demasiado lenta. Hemos tenido que ven-

der los animales, es una presión, tú sueltas tu ani-

mal y no sabes si va a llegar vivo. Esas personas son

criminales. Desde que llegaron no tenemos sosie-

go. Queremos que todo el mundo vea el abuso que

están cometiendo estas personas, quitando el pan,

apagando una vela pequeña para ellos encender

su llama. No podemos seguir así, las Comunidades

necesitan esa tierra para que se siga produciendo.

Ellos quieren toda la tierra. Quieren lo que uno tiene

en propiedad por varias generaciones. Es lamen-

table que personas que tienen una o dos vaquitas

tengan que venderlas. ¿Qué vamos a hacer?, ¿seguir

engordando el cordón de miseria en las ciudades?

Nos estamos organizando porque nos estamos

quedando sin cultivo de subsistencia. Es, bajo el en-

gaño y la mentira, que ellos pretenden apropiarse

de todo, hasta del campo de pelota donde se han

jugado tantos partidos y muchos jóvenes firmaron

para los equipos de Grandes Ligas. Corremos peli-

gro la Comunidad completa. Hacemos un llamado a

todas las autoridades que se interesen por nuestras

Comunidades porque necesitamos ayuda y respal-

do pues sólo vienen en época de campaña electo-

ral. La Comunidad los quiere ver en un momento de

necesidad como el que ahora tenemos».

El pastor Ramón Marte de la Iglesia Evangélica

Asamblea de Dios, una luz en el camino muestra su

profundo pesar: «mi preocupación es qué va a su-

ceder con todas las familias que han hecho vida en

esos terrenos porque ahí ellos están criando sus

animales y de repente lo destruyeron todo. Siguen

arando el resto de las tierras. Tenemos que unir

nuestras voces para que nos escuchen y se ponga

fin a esta violación de nuestra sagrada dignidad».

Como bien sabe Elizabeth Rodríguez, mamá de Dan-

gelyn, es la hora de luchar, aunque sea en contra de

quienes manejan todas las claves de poder: «quiero

exhortar a mis Comunidades a que no nos dejemos

vencer de esos buitres que desde hace unos meses

están invadiendo nuestros terrenos, nuestras pro-

piedades que con lucha hemos trabajado y ahora

están mancillando nuestra dignidad, nuestro pan

diario. Nos han hecho salir de nuestras crianzas de

vacas, ovejos, chivos y un sin número de plantacio-

nes agrícolas. Muchas familias vivían de la recolec-

ción de la guayaba. Hoy esas personas no tienen

qué poner en su mesa porque no tienen un peso,

una fuente de empleo. Esta compañía que se llama

Vicini ha truncado los sueños de nuestros hijos e

hijas pues no tendrán a donde ir. No nos dejemos

vencer por estas personas que destruyen todo para

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52PRIMERA PARTE 53LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD

sembrar árboles y aprovechar su madera dejándo-

nos sin nada que llevar a la boca».

Es vital la coordinación con otras asociaciones de

campesinos para tener más fuerza en las reivin-

dicaciones por la dignidad de las personas y la

lucha por la tierra. En este sentido me hago eco

de las palabras de Osvaldo Rivera, presidente de

la Asociación de Campesinos sin Tierra de Pe-

dro Sánchez: «nosotros vivimos en una pobreza

extrema, nosotros estamos pidiendo al gobierno

que nos cedan las tierras del estado para noso-

tros trabajarlas dignamente como todo ciudada-

no. Todo el que pueda poner su granito de arena

que nos ayude con esta lucha de nosotros. Nos

daría pena hoy tener que dar 16 pesos por un plá-

tano y 20 pesos por una libra de yuca, lo cual en

nuestra tierra lo pueden producir y está en manos

de los grandes, es por eso que le pedimos al Dios,

todo poderoso, que nos ayude a lograr este obje-

tivo. Si no tenemos tierra, no tenemos sustento y

nuestros hijos pasan hambre; si tuviéramos tierra

trabajaríamos y tendríamos sustento para nues-

tras familias. Nosotros sólo estamos interesados

en que haya un puño de tierra en manos de cada

campesino, para que tengan de donde sacar el

sustento diario, para nuestras familias que exigen

cosas y nuestros niños y niñas que no saben es-

perar cuando tiene hambre».

Como culmen a esta situación en Mata de Palma,

provocada por el Grupo Vicini copio el escrito que

el P. Christopher Hartley pronunció en la bendición

de obras ante el Presidente de la República en una

visita a Gautier el día 8 de enero de 2000:

Excelentísimo señor doctor Leonel Fernández, presi-dente de la República Dominicana. Señor presidente. Se dé cuenta o no, está usted en la antesala del in-fierno. Mire a su alrededor y vea estas extensiones interminables de caña. Caña que ha florecido abona-da por la sangre, el sudor y las lágrimas de los po-bres hombres dominicanos y haitianos a la par. Tan inmensos como son estos cañaverales, son las mi-serias, los sufrimientos y el abandono de las gentes

que por entre sus interminables carriles de barro y lodo deambulan cada día rebuscando un miserable pedazo de pan…

Esparcidos a lo largo y ancho de estos campos, ocultos convenientemente tras unos parapetos de caña hay más de setenta bateyes, aproximada-mente la mitad correspondientes al Consejo Esta-tal del Azúcar y la otra mitad corresponden en su mayoría a la todopoderosa y omnipresente familia Vicini, en cuyos bateyes paradójica e inexplicable-mente nunca se deporta a un trabajador haitiano indocumentado, pero en cuyos bateyes el salario por picar caña es tan pírrico que pagar 35 pesos dominicanos por tonelada de caña o 2,5 dólares estadounidenses equivale a mano de obra esclava por su desproporción.

Señor presidente, Dios, cuya bendición sobre su per-sona invocamos, sabe que estos bateyes son más dignos de ser habitados por animales que por hom-bres. Muchos de estos bateyes esta es la fecha que no han recibido aún la primera visita de organismo oficial o gubernamental alguno después del ciclón Georges. Ellos mismos pueden decirle que solo -y repito- solo la Iglesia católica ha venido en su soco-rro. Al preguntar a los responsables de los ingenios y bateyes que por qué los bateyes no tienen siquiera unas pobres letrinas, la única respuesta que hemos recibido es que para eso está la caña. Más de la mitad de estos bateyes carecen de escuela pública. Siendo miles de niños los que aún están sin escolarizar o que tienen que recorrer distancias inhumanas para un niño pequeño bajo las torrenciales lluvias del tró-pico o el implacable sol del Caribe.

Más del 40 por ciento de los niños están sin escola-rizar en nuestro municipio y sin ninguna posibilidad de hacerlo porque o tampoco sus padres lo están o porque la tarifa de los buscones es prohibitiva para los pobres. Desde Gautier hasta Los Llanos no hay ni un solo médico en los bateyes y en la fachada de los puestos de salud que esporádicamente aparecen, parece que el único medicamento del que disponen es el preservativo.

Esas gentes son tan pobres, señor presidente, que por no tener, ni siquiera disponen de un lugar para dar culto al Dios vivo. Ni un solo batey de este mu-nicipio dispone de la más humilde capilla, no hemos logrado ni un palmo de tierra baldía para poder re-unirnos a dar culto a Dios, un lugar donde llorar nuestras penas, donde encontrar un poco de alivio y esperanza en medio de tanto dolor y abandono. A sus espaldas verá la única iglesia católica que hay en todos estos bateyes. Señor presidente, ni siquiera Dios tiene casa en estos bateyes, al menos un humil-de barracón para vivir y acompañar el éxodo de estas gentes. Dios sólo tiene sitio en el pobre corazón de estas maravillosas y sufridas gentes.

A sólo un kilómetro de donde usted se encuentra en estos momentos hay un batey que se llama La Luisa. La semana pasada fue prácticamente vaciado sin previo aviso. Tal y como ha ocurrido y sigue ocu-rriendo en muchísimos otros bateyes. Los capataces y los representantes de las CREP (Comisión para la Reforma de la Empresa Pública) exigieron que se vaciaran los barracones de inmediato. Aquí, delante de usted hay familias a las que les dieron setenta y dos horas para abandonar lo que hasta entonces y desde generaciones había sido su humilde hogar. Esas familias o bien han sido hacinadas en una úni-ca habitación, con la consiguiente falta de higiene y promiscuidad de todo tipo o simplemente no tienen más techo sobre sus cabezas que el cielo estrellado.Señor presidente, si quiere ser nuestro presidente,

63 J. SOCÍAS, o.c., pp. 149-151.64 R. A. GUERRERO, La coyuntura agraria dominicana, 1976-1990, Amigo del Hogar, Santo Domingo, 2015, p. 87.65 Id., p. 202.

es decir, nuestro servidor del bien público, por favor, no nos olvide ni nos abandone. Los pobres no somos una auditoría, ni una estadística, ni un porcentaje, los pobres tenemos un nombre y un rostro, el de Jesús de Nazaret clavado en el madero de la cruz, una cruz hecha de caña, de lodo y barro.

Ser pobre es horroroso, no lo olvide jamás, señor presidente; repito, ser pobre es horrible. La prueba de que ha descendido la bendición de Nuestro Buen Padre Dios sobre sus personas no son los discursos oficiales, sino los hechos concretos que nos ayuda-rán a salir de nuestra pobreza63.

Lo lamentable del caso es que «el Estado está

subvencionando a la Casa Vicini la producción de

caña, lo cual tiene un costo para la sociedad, ya

que, en la zona en que se halla el ingenio CAEI,

lo que más conviene es la producción de frutas

y hortalizas, no caña que es un producto de poco

valor agrícola. Los Vicini deberían desarrollar su

propio sistema de riego o pagar impuestos en pro-

porción a los beneficios que reciben»64. Siempre se

da la complicidad entre estas empresas y los Go-

biernos que piden para sus campañas electorales

y después les deben muchos favores: «El Central

Romana y los Vicini siempre obtienen ganancias

no importa el precio a que se venda el azúcar. El

Consejo Estatal del Azúcar casi siempre tiene pér-

didas no importa el precio a que se venda el azú-

car. ¿Por qué?»65.

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55LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD

5. La exclusión en la mirada de las Conferencias del Episcopado Latinoamericano

PRIMERA PARTE54

Pero, a partir de mediados del siglo XX, la voz de las mayorías empobrecidas fue escuchada por las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano cómo un reclamo del Espíritu66.

La primera Conferencia General del CELAM, reunida en Río de Janeiro en 1955, se hacía eco de la realidad:

“El panorama social que presenta el Continente latinoamericano nos permite advertir que, no obstante, el cúmulo de bienes que la Providencia ha depositado en él para beneficio de sus pobla-dores, no todos disfrutan efectivamente de tan rico tesoro, ya que muchos de sus habitantes –especialmente entre los traba-jadores del campo y de la ciudad– viven todavía en una situación angustiosa67”.

A partir de ahí las siguientes Conferencias asumieron este de-safío del empobrecimiento material fruto de una concentra-ción generadora de desigualdad. En 1968, los obispos, reuni-dos en Medellín, concluyen sus diálogos así:

66 Cf., J. ESPEJA, Huellas con futuro…, p. 76.67 Conferencia Episcopal de Río de Janeiro 1955, Declaración, n. III.

“El Episcopado Latinoamericano no puede quedar indiferente ante las tremendas injusticias sociales existentes en América Latina, que mantienen a la ma-yoría de nuestros pueblos en una dolorosa pobreza cercana en muchísimos casos a la inhumana miseria. Un sordo clamor brota de millones de hombres, pi-diendo a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte»68. Después afirman que «América Latina parece que vive aún bajo el signo trágico del subdesarrollo, que no sólo aparta a nuestros her-manos del goce de los bienes materiales, sino de su misma realización humana. Pese a los esfuerzos que se efectúan, se conjugan el hambre y la miseria, las enfermedades de tipo masivo y la mortalidad in-fantil, el analfabetismo y la marginalidad, profundas desigualdades en los ingresos y tensiones entre las clases sociales, brotes de violencia y escasa parti-cipación del pueblo en la gestión del bien común69”.

En las conclusiones comienzan afirmando que

«existen muchos estudios sobre la situación del

hombre latinoamericano. En todos ellos se describe

la miseria que margina a grandes grupos humanos.

Esa miseria, como hecho colectivo, es una injusticia

que clama al cielo»70.

La Conferencia de Puebla, en 1979, aporta algo nue-

vo respecto al hombre latinoamericano: «ha tomado

mayor conciencia de su dignidad, de su deseo de

participación política y social, a pesar de que tales

derechos en muchas partes están conculcados. Han

proliferado las organizaciones comunitarias, como

movimientos cooperativistas, etc., sobre todo en

sectores populares»71. Aun así, los obispos son cons-

cientes «del más devastador y humillante flagelo,

la situación de inhumana pobreza en que viven mi-

llones de latinoamericanos expresada, por ejemplo,

68 Documentos Medellín (DM), Conclusiones 14,1. 69 DM, Mensaje 2.70 DM, Conclusiones 1,1.71 Documentos de Puebla (DP), Conclusiones, 18.72 DP, Conclusiones 29.73 Id., 40.74 G. GUTIÉRREZ, La teología: una función eclesial, en G. GUTIÉRREZ y G. L. MÜLLER, Del lado de los pobres. Teología de la Liberación, Madrid 2013, p. 27.75 Documentos de Santo Domingo (DS), Mensaje, 7.

en mortalidad infantil, falta de vivienda adecuada,

problemas de salud, salarios de hambre, desempleo

y subempleo, desnutrición, inestabilidad laboral, mi-

graciones masivas, forzadas y desamparadas, etc.»72.

Y se solidarizan al compartir «con nuestro pueblo

otras angustias que brotan de la falta de respeto a su

dignidad como ser humano, imagen y semejanza del

Creador y a sus derechos inalienables como hijos de

Dios»73. G. Gutiérrez sintetiza las aportaciones Pue-

bla y Santo Domingo con las siguientes palabras:

“En términos concretos y bellos, Puebla nos invitó a “descubrir en los rostros sufrientes de los pobres el rostro del Señor” (nn. 31-39). Santo Domingo reitera esta convocación y nos propone alargar además la lista de esos rostros sufrientes que pueblan nuestro conti-nente (cf. nn. 178 y 179). Ese descubrimiento y esa soli-daridad es el camino histórico privilegiado por el cual el Espíritu nos conduce al Padre a través de Jesucristo74”.

Coincidiendo con el quinto centenario del encuen-

tro de las culturas occidental y taína, se celebró en

Santo Domingo la IV Conferencia Episcopal Lati-

noamericana. En la misma línea que los documen-

tos anteriores los obispos latinoamericanos afirman

lo siguiente:

“Grandes mayorías de nuestros pueblos padecen condiciones dramáticas en sus vidas. Así lo hemos comprobado en las diarias tareas pastorales, y lo he-mos expresado con claridad en muchos documen-tos. Así cuando sus dolores nos apremian, resuena en nuestros oídos la palabra que dijo Dios a Moisés: «He visto la aflicción de mi pueblo, he oído sus gri-tos de dolor. Conozco muy bien sus sufrimientos. Por eso he bajado para hacerlo subir a la tierra espaciosa y fértil» (Ex 3,7-8)75”.

El pueblo de Dios, peregrino de la promesa hacia una tierra que mana leche y miel, sigue clamando por la liberación; quizás la diferencia con nuestros días es que, tiempos atrás, pocos eran los que escuchaban las plegarias.

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57LOS HECHOS: CONTEMPLACIÓN DE LA REALIDAD

la Iglesia «no puede estar ajena a los grandes sufrimientos que vive la mayoría de nuestra gente y que con mucha frecuencia son pobrezas escondidas.

56PRIMERA PARTE

En el año 2007, la Conferencia se reunió en Apare-

cida. Los obispos son conscientes de «la situación

social marcada por la exclusión y por la pobreza»76,

y de que la Iglesia «no puede estar ajena a los gran-

des sufrimientos que vive la mayoría de nuestra

gente y que con mucha frecuencia son pobrezas

escondidas»77. De ahí que «todos los cristianos de-

bemos estar atentos a las necesidades de los más

pobres, comprometidos en los derechos de los más

76 Documento Conclusivo de Aparecida (DA) 89.77 DA 176.78 DA 199.79 DA 3.80 DA 417 c.

débiles y promotores de la cultura de la solidarida-

d»78. En el DA los obispos afirman lo siguiente: «con-

tinuaremos levantando nuestra voz en los espacios

sociales de nuestros pueblos y ciudades, especial-

mente a favor de los excluidos de la sociedad»79.

Apuestan por una Iglesia samaritana. Los cristianos

deben ser discípulos «que saben compartir la mesa

de la vida, mesa de todos los hijos e hijas del Padre,

mesa abierta incluyente, en la que no falte nadie»80.

En clave positiva, los obispos valoran aspectos

válidos del cambio cultural donde aparece el va-lor fundamental de la persona, de su conciencia y experiencia, la búsqueda del sentido de la vida y la trascendencia. El fracaso de las ideologías do-minantes para dar respuesta a la búsqueda más profunda del significado de la vida ha permitido que emerja como valor la sencillez y el reconoci-miento en lo débil y lo pequeño de la existencia, con una gran capacidad y potencial que no puede ser minusvalorado. Este énfasis en el aprecio de la persona abre nuevos horizontes, donde la tradición cristiana adquiere un renovado valor, sobre todo cuando se reconoce en el Verbo encarnado y que nace en un pesebre, y asume una condición humil-de, de pobre81.

Celebrada la última Conferencia General del CELAM

en Aparecida (2007), la Exhortación Apostólica Evan-gelii Gaudium del papa Francisco lanza una fuerte

llamada de atención a la sociedad, pues se está de-

sarrollando en la globalización de la indiferencia:

“Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de com-padecernos ante los clamores de los otros, ya no llo-ramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mien-tras todas esas vidas truncadas por falta de posibi-lidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera82.

81 DA 52.82 EG 54.83 EG 187.84 EG 193.85 Cf., A. GALINDO GARCÍA, Moral socio-económica, Madrid 1996, p. 408.86 Id., p. 409.

Y más adelante afirma:

«Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promo-ción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo. Basta recorrer las Escrituras para descu-brir cómo el Padre bueno quiere escuchar el clamor de los pobres»83.

Pareciera estar clara la interdependencia y cola-

boración entre las personas, las comunidades, los

países, etc., aunque fuera de forma puramente co-

mercial o interesada pero desgraciadamente no es

así. Por esta razón el papa Francisco, de forma deli-

cada y exigente, escribe: «el imperativo de escuchar

el clamor de los pobres se hace carne en nosotros

cuando se nos estremecen las entrañas ante el do-

lor ajeno»84. Pero los países ricos se muestran pre-

potentes en este diálogo al centrar su discurso en

el propio desarrollo hacia dentro, sin importar los

costes hacia fuera. Para superar esta prepotencia

o falta de visión, el diálogo ha de tener en cuenta el

carácter de los ecosistemas actuales: hoy es impo-

sible ponerse a discutir el desarrollo social, econó-

mico y cultural como patrimonio exclusivo de una

raza o hemisferio85. En este sentido subrayo la ati-

nada reflexión de mi profesor Ángel Galindo: «sólo

unas nuevas actitudes éticas y la potenciación de

un nuevo orden de valores podrán ayudar a superar

las opciones de los países ricos y de algunos ricos

de los países pobres»86.

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2JUZGAR LA REALIDAD DESDE

LA REVELACIÓN

SEGUNDA PARTE

Flores de Dignidad en Tierra de Sangre MIGUEL ÁNGEL GULLÓN, OP

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En la primera parte de este estudio he intentado contemplar la realidad sangrante de los preferidos de Jesús en El Seibo, a quienes se les priva del derecho a tener derechos, sobre todo el derecho a la tierra. En esta segunda parte buscaré que la Palabra ilumine el camino a recorrer en esta lucha por la dignidad humana. Si de verdad hubiera una conciencia amplia de la sagrada e inviolable dignidad de la persona, holgaría reflexionar sobre el mundo de los excluidos. Pero, hoy día, el tratamiento de este tema tiene cada vez más actualidad en todos los foros ciudadanos laicos y religiosos, dada la preocupación por la situación creciente de injusticia, desigualdad y empobrecimiento de amplios sectores de la sociedad.

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SEGUNDA PARTE60 61JUZGAR LA REALIDAD DESDE LA REVELACIÓN

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JUZGAR LA REALIDAD DESDE LA REVELACIÓN 63

6. Análisis de la situación de pobreza escandalosa. Crítica del desarrollismo

El análisis de la realidad hace posible el que no se acepte una visión acrítica, una pasividad, una resignación o una ingenuidad política, etc. Se trata de buscar una comprensión más profunda de la realidad87. Se trata de una realidad en el más amplio sentido del término; pueden englobarse dentro de ella «la realidad histórica, la realidad política, la dimensión geopolítica, el movimiento popular, los pobres organizados, los problemas diarios de nuestra vida»88. Desde esta realidad es de donde el hombre es contemplativo en la liberación. Se trata de una encarnación apasionada por la realidad, siempre pendiente de los signos de los tiempos, de lo que pueda ocurrir. Hay una preocupación por encarnar la fe en la realidad, «por inculturar y adaptar el mensaje a cada situación»89.

87 Cf., G. GUTIÉRREZ, La densidad del presente, Salamanca 2003, p. 48.88 Id., p. 151.89 Id., p. 139.

SEGUNDA PARTE62

En América Latina, quien vive, quien está empapado de esta espiritualidad, considera muy importante -casi afirmaría que vital-, ver la cruz..., abrir los ojos..., y decodificarla; ver las causas de tanto crucificado, sus raíces y el porqué de esta estructura maléfica. Es precisa una sensibilización, una concientización profunda, un darse cuenta de que esa cruz no «toca» solamente a quien la lleva, sino que todos debemos ser partícipes de ella en el sentido de tratar que desaparezca; esta cruz nos afecta y nos responsabiliza90. Rápidamente puede encontrarse un ejemplo a tenor de esta afirmación: Jesús no cargó su cruz, sino la Cruz. Por eso, el que se dice cristiano no debe pensar solamente en su propia cruz, en su propio pecado, etc., debe reflexionar y preocuparse por el pueblo crucificado, por ese colectivo de varones y mujeres que en estos momentos son violados en sus más elementales derechos91.

Los empobrecidos son una multitud ingente de

hombres, mujeres, niños, adultos y ancianos, que

sufre el peso intolerable de la miseria92, y nadie me-

jor que ellos pueden dar un testimonio autorizado

que ponga de relieve y dé a conocer con precisión

todos los desastres que origina el drama que están

padeciendo. Por esta razón, G. Gutiérrez sostiene

que «al Dios que libera en la historia, a Cristo pobre

sólo se le puede anunciar con obras, con gestos, en

la práctica de la solidaridad con los pueblos»93. En

esta línea escribe el papa Francisco:

“El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza indi-vidualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la

90 Cf., P. CASALDÁLIGA, El vuelo del Quetzal, Panamá 1988, p. 42.91 Id., p. 43.92 Cf., Encíclica Sollicitudo Rei Socialis (SRS) 13.93 G. GUTIÉRREZ, La fuerza histórica…, p. 27.94 Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (EG) n. 2.95 EG 52.

voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien94”.

Añade el papa que la humanidad vive un giro histó-rico donde se están dando grandes avances, pero la mayoría de la gente vive precariamente el día a día, el miedo y la desesperación se apoderan del cora-zón de numerosas personas, incluso en los llamados países ricos. La alegría de vivir se apaga, la falta de respeto y la violencia crecen, la inequidad es cada vez más patente. Hay que luchar para vivir y, a me-nudo, para vivir con poca dignidad95.

Hoy por hoy vivimos un tiempo de inflexión. Por una

parte, la vida humana está jalonada por las fuerzas

regresivas de la globalización discriminadora, que

quiere eternizarse en la univocidad del discurso y,

por otra, las fuerzas de la globalización de la espe-

ranza la pintan de vida digna y la pueblan de voces

múltiples. La historia en nuestro tiempo está cam-

biando, tiene que cambiar. El mundo está inmerso

en una profunda crisis humanitaria y de civilización,

que pone en peligro tanto la vida de nuestro planeta

como de la especie humana. Nos encontramos en

una situación de supervivencia. La Carta de la Tierra

afirma que «como nunca antes en la historia, el des-

tino común nos convoca a un nuevo comienzo. Esto

requiere un cambio en las mentes y en los corazo-

nes; requiere un nuevo sentido de interdependencia

y de responsabilidad». Estamos contemplando un

cambio de época, originado por la crisis del modelo

de desarrollo industrial, cuyas evidencias se tradu-

cen en las múltiples crisis mundiales, tales como

la ambiental, la financiera, la social, la energética y

la alimentaria, que generan la vulnerabilidad de la

vida en el planeta.

El capitalismo desenfrenado, sin rostro humano, o

el dulcemente llamado neoliberalismo económico

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SEGUNDA PARTE 6564

parte de un error esencial: «el hombre es conside-

rado como un instrumento de producción, la distri-

bución del interés producido es injusta, el salario es

considerado como un coste en la producción, y el

trabajo como un factor de producción en competen-

cia con el capital»96. Este renovado capitalismo ul-

traliberal, mecánico y tecnológico, ha desencarna-

do la actividad económica de las personas, y las ha

desconectado del tejido de sus relaciones sociales.

Es un proceso que ha producido aislamiento, em-

pobrecimiento cultural y quiebra de la solidaridad.

Esto nos lleva a pensar que «la producción econó-

mica no debe ser un fin en sí mismo, sino solamente

un medio para una vida humanamente más rica»97,

porque «el desarrollo es ante todo un aumento de

riqueza, o a lo sumo, una elevación de niveles de

bienestar»98.

La mayoría de los análisis de los sociólogos, po-litólogos, filósofos, economistas, etc., coinciden en afirmar que el neoliberalismo económico es un sistema injusto y desproporcionado. Tiende a sa-tisfacer los deseos de unos pocos que se lucran, destinando los recursos a la producción de mer-cancías de lujo, en contra de unos muchos que ga-nan poco, que ven cómo escasean los productos de primera necesidad, consolidando y profundizando la desigualdad social que es inherente a su propio funcionamiento. La pobreza, la desigualdad y la ex-clusión, tanto en los países empobrecidos como en los países con abundancia de recursos materiales, son una pobreza, desigualdad y exclusión propias de este sistema. A pesar de todo sobrevive la es-

96 A. GALINDO GARCÍA, Moral Socioeconómica, o.c., p. 465.97 E. FROMM, El humanismo como utopía real, Barcelona 1998, p. 42.98 G. GUTIÉRREZ, Teología de la liberación, o.c., p. 47.99 Id., La fuerza histórica…, p. 120.100 Id., Teología de la liberación, p. 131.101 Id., p. 79

peranza y la utopía de una sociedad más fraterna; por eso Gustavo Gutiérrez advierte que «no basta señalar el despojo y la opresión en que viven las clases populares, es necesario ver que ellas crean las condiciones objetivas para que el pueblo inicie el camino de la lucha por sus derechos, por la toma de poder en una sociedad que se niega a reconocerlos como seres humanos. En esa lucha el pueblo va tomando conciencia de ser una clase social, sujeto activo de la revolución y de la construcción de una sociedad distinta»99.

En el continente desde donde reflexiono, América

Latina y El Caribe, no nos es ajeno el hecho de

que «la dinámica de la economía capitalista lle-

va al establecimiento de un centro y de una pe-

riferia, y genera, simultáneamente, progreso y ri-

queza creciente para los menos, y desequilibrios

sociales, tensiones políticas y pobreza para los

más»100. De este caldo de cultivo de injusticias so-

ciales, y en del proceso de liberación reflexiona-

do por Gustavo Gutiérrez, se plantea una fuerte y

fundamentada crítica al desarrollismo, pues éste

ha provocado una fuerte fractura en la sociedad,

dejando a grandes mayorías bajo el umbral de la

pobreza. No obstante, como afirma G. Gutiérrez,

los países pobres toman conciencia cada vez más clara de que su subdesarrollo no es sino el sub-producto del desarrollo de otros países debido al tipo de relación que mantienen actualmente con ellos. Su desarrollo no se hará sino luchando por romper la dominación que sobre ellos ejercen los países ricos101.

65JUZGAR LA REALIDAD DESDE LA REVELACIÓN

7. La persona, imagen sagrada de Dios

G. Gutiérrez apunta lo siguiente: «si bien es impor-

tante y urgente tener un conocimiento serio de la

pobreza en la que vive la mayoría de nuestro pue-

blo, así como de las causas que la originan, el tra-

bajo teológico propiamente dicho comienza cuando

intentamos leer esa realidad a la luz de la Palabra.

Ello implica ir a las fuentes de la revelación. El signi-

ficado bíblico de la pobreza constituye por eso una

de las piedras angulares, y primeras, de la teología

de la liberación»102.

La violación de la imagen sagrada de Dios en las familias desalojadas no podía ser solamente una noticia más de los informativos de Radio Seybo. La dignidad mancillada debía ser restaurada en esta tierra de sangre y sudor amargo. Juan Manuel Fe-bles, fraile dominico seibano, estudió de forma muy acertada este caso en su monográfico, La lucha por el reconocimiento como rechazo de la reificación en las familias desalojadas por Central Romana en la provincia de El Seibo, aportando una interesante re-flexión:

“La tierra es, en una economía primaria como la que existe en esta provincia del Este de República Domi-nicana, un elemento esencial para vehicular el reco-nocimiento de la dignidad de las personas, que ha di-namizado algunas de las luchas más importantes de las últimas décadas. Se trata de un problema aún no solucionado y que está teniendo consecuencias de-vastadoras para la población de El Seybo, hiriéndoles en su misma dignidad103”.

102 Id., p. 27.103 J. M. FEBLES CALDERON, La lucha por el reconocimiento como rechazo de la reificación en las familias desalojadas por Central Romana en la provincia de El Seibo, Santo Domingo 2018, inédito, p. 4.104 Id., p. 48.105 Ib.

En una sociedad donde lo que más importa es el te-ner frente al ser, el mercado frente a la persona, lo material frente a lo espiritual, lo inmanente frente a lo trascendente, etc., no se puede permitir bajo ninguna justificación que alguien, por mucho poder y riqueza que posea, conculque la dignidad de los otros. Me-nos todavía que los trate como si no fueran personas, menos que un animal, como si fueran simples cosas pues «la cosificación es una de las principales for-mas de injusticia, de intolerancia y de discriminación que caracterizan al ser humano en el tiempo presen-te. La lucha por el reconocimiento como rechazo de la reificación, en las familias desalojadas por Central Romana en la provincia de El Seibo. La lucha por re-cuperar la tierra y, con ella, el techo donde habitar es, en el fondo, la búsqueda de aquellas familias por ser reconocidas como personas»104.

Está muy claro que el Central Romana violó la imagen sagrada de Dios en las personas que fueron desalo-jadas de forma cruel, encañonando a los niños y las niñas. Los ejecutivos del Central Romana, en una reu-nión sostenida en el mes de septiembre de 2017 en el Palacio de Justicia de El Seibo, con representación de las personas desalojadas y las procuradoras de los DDHH, dejaron clara la política de la compañía. Vir-gilio Matos, vicepresidente ejecutivo jurídico dijo: «lo sentimos mucho, pero la política del Central Romana es de expansión». Y es aquí donde nace la injusticia, pues «se atentó contra la dignidad de las personas mediante la lógica del interés capitalista pasando por alto el reconocimiento de los derechos humanos»105.

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67SEGUNDA PARTE66

JUZGAR LA REALIDAD DESDE LA REVELACIÓN

Al día de hoy, el Central Romana continúa aún sin

reconocer los derechos de los desalojados del 26

de enero, pero tampoco el derecho a la tierra de

miles de campesinos que han sufrido sus impunes

violaciones desde hace más de 100 años. Por esola empresa debería buscar los mecanismos necesa-rios para ayudar a resarcir el daño físico y psicoló-gico provocado a las familias. Por otro lado, tanto la lucha por el reconocimiento como el acontecimiento del desalojo llevan a una acción específica, esto es, el ejercicio de la solidaridad, que surge ante la nece-sidad de los seres humanos de una experiencia que vaya más allá de la dedicación afectiva y del recono-cimiento jurídico106.

La Constitución Dominicana dice en su artículo 59:

“Toda persona tiene derecho a una vivienda digna con servicios básicos esenciales. El Estado debe fijar las condiciones necesarias para hacer efectivo este derecho y promover planes de viviendas y asenta-mientos humanos de interés social. El acceso legal a la propiedad inmobiliaria titulada es una prioridad fundamental de las políticas públicas de promoción de vivienda”.

Además, en el 2o Examen Periódico Universal (EPU),

en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para

los DDHH en Ginebra (ACNUDH), República Domi-

nicana aceptó la recomendación de velar por una

vivienda adecuada para todos los ciudadanos. Por

estas razones el mayor responsable del desalojo es el Estado Dominicano, en razón de su ineptitud e in-competencia, ya que sus funcionarios no han podido garantizar los derechos de sus ciudadanos a un nivel de vida adecuado para ellos y sus familias, incluyen-do el derecho a una vivienda digna, tal como se con-sagra en el artículo 11, párrafo 1, del Pacto Internacio-nal de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

106 Ib.

107 Id., p. 50.108 G. GUTIÉRREZ, Teología de la liberación, p. 369.109 Cf., id., La opción preferencial por los pobres en Aparecida, en G. L. MÜLLER, Iglesia pobre y para los pobres, Madrid 2014, p. 160.110 Id., p. 14.

Dicho pacto protege el derecho a un nivel de vida adecuado para el desarrollo de todo niño y exhorta a tomar las medidas adecuadas en relación con la vivienda. Cuando decimos que el gobierno es el ma-yor responsable de esa criminalidad, nos referimos a la incapacidad del Estado para proteger y asegurar los derechos de las personas del sector Villa Guerre-ro, en especial el derecho a una vivienda adecuada, y para hacer frente a un desalojo ilegal y con uso de la fuerza107.

Gustavo Gutiérrez tiene como libro de cabecera la

Biblia, es su fuente de reflexión e inspiración. Se nu-

tre de la fuerza expresiva de sus páginas para hilar

un original e inspirador pensamiento que nace de la

vivencia inmersa en una realidad sangrante a causa

de tantas lanzas afiladas contra la dignidad humana.

Su experiencia de vida comprometida con el pueblo

en los sectores más populares es entretejida con la

reflexión concienzuda pasada por el corazón. No en

vano escribe: «la pobreza es para la Biblia un esta-

do escandaloso atentativo de la dignidad humana y,

por consiguiente, contrario a la voluntad de Dios»108.

Y también: «el lazo entre Dios y el pobre impreg-

na toda la Biblia. Bartolomé de Las Casas lo dice en

un bello y expresivo pensamiento, del que hizo una

pauta de conducta en su solidaridad y defensa de

los habitantes autóctonos de estas tierras»109.

Todavía es más radical cuando afirma que Dios se revela en la historia del pueblo que creyó y esperó en él, pero se trata de una historia real, atravesada por conflictos y enfrentamientos […] es necesario reivindicar esta lectura creyente y militante de la Palabra del Señor. Lectura hecha desde “los con-denados de la tierra”, porque de ellos es el “reino de los cielos”. Ellos son los destinatarios del Evangelio, pero lo serán en la medida en que sean también sus portadores110.

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SEGUNDA PARTE68

JUZGAR LA REALIDAD DESDE LA REVELACIÓN 69

Vemos cómo los empobrecidos de la tierra son los

principales sujetos de la teología de G. Gutiérrez,

aquellos que creen fielmente en el Dios de la vida.

En este contexto cobran importancia las siguientes

palabras:

“La historia debe ser releída desde el pobre, desde los condenados de la tierra. La historia de la humani-dad ha sido escrita con mano blanca, desde los sec-tores dominantes... Debemos recuperar la memoria de los Cristos azotados de América, como llamaba Bartolomé de Las Casas a los indios del continente americano. Memoria de un Cristo presente en cada hambriento, sediento, preso, humillado, en las razas despreciadas, en las clases explotadas (cf. Mt 25,31-45). Memoria de Cristo que nos liberó para hacernos libres (Gal 5,1)111”.

Continúa Jesús Espeja en la misma línea: «es el

alma del justo que mantiene viva la confianza en

Dios a lo largo de la historia bíblica y encuentra su

referencia definitiva en Jesucristo, manso y humilde

de corazón»112.

111 Id., p. 31.112 J. ESPEJA, A los 50 años…, p. 298.113 G. GUTIÉRREZ, Beber en su propio pozo, p. 41.114 G. GUTIÉRREZ, La teología: una función eclesial, en G. GUTIÉRREZ y G. L. MÜLLER, Del lado de los pobres…, p. 21.

Según G. Gutiérrez, «el mito histórico centrado en

el proceso de liberación constituye, en verdad, el

territorio en el que se da la experiencia espiritual de

un pueblo que afirma su derecho a la vida»113. Como

ya hemos señalado anteriormente, en los países

latinoamericanos el principal problema no es la

libertad sino la supervivencia. Por eso, el papa Juan

Pablo II en su primera encíclica Redemptor hominis afirma que «la Redención llevada a cabo por medio

de la Cruz, ha vuelto a dar definitivamente al hombre

la dignidad y el sentido de su existencia en el

mundo, sentido que había perdido en gran medida a

causa del pecado» (RH 10). Por su parte, G. Gutiérrez

sostiene que las demandas evangélicas van más

allá del proyecto político de una sociedad diferente.

Ella será justa, y en cierto modo nueva, en la medida

en que se coloque en su centro la dignidad de la

persona humana, dignidad que para un cristiano

tiene su fundamento último en la condición de

“imagen de Dios” que Cristo salva al restablecer la

amistad de los seres humanos con Dios114.

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JUZGAR LA REALIDAD DESDE LA REVELACIÓN 71

En algunos pueblos de América Latina y El Cari-be la gente sencilla dice: «Diosito nos acompaña siempre»; y también: «primero Dios»; no hablan de un Dios metafísico, alejado y trascendente, sino del «Abba» cercano, ternura infinita que no nos abandona.

«Su cercanía benevolente garantiza siempre la confianza incluso cuando humanamente no hay nada que esperar. En la evangelización hay que contar con esta religiosidad. Es urgente una catequesis apropiada que acompañe la fe ya presente en ella; se necesita cuidar el tesoro de la religiosidad popular de nuestros pueblos para que resplandezca cada vez más en ella la perla preciosa que es Jesucristo y sea siempre nueva-mente evangelizada la fe en la Iglesia y por su vida sacramental»117.

117 J. ESPEJA, Iglesia en camino: «La misión desde una doble mirada», Cobán 2014, p. 79.118 J. ESPEJA, A los 50 años…, p. 298.

Siempre está presente la pregunta de la humani-dad sufriente: ¿dónde se encuentra Dios?, sobre todo en los momentos y etapas más difíciles por las que pasa la persona y que pareciera queda a merced de su suerte y destino. Pero el Dios defen-sor de los pobres permanece fiel a su promesa y la figura del pobre, –el anav o los anawin– como hu-mildad abierta delante de Dios, emerge con fuerza en una sociedad que margina e invisibiliza a perso-nas y colectivos que caminan en diferentes dinámi-cas de las que ofrece el mercado. Con gran acierto afirma Jesús Espeja: «hombres y mujeres a quie-nes los dioses de la tierra no satisfacen y hacen de su propia existencia un lugar donde Dios emerge como misericordia, justicia, compromiso histórico para que todos puedan vivir con dignidad. Su cora-zón no está ocupado; se abre incondicionalmente a la trascendencia»118.

8. Un pueblo que practique la justicia y el derecho: Gn 18, 17-19.

SEGUNDA PARTE70

Desde una profunda experiencia de fe, reconocemos que Dios acompaña al pueblo desde el principio a pesar de sus infidelidades. El precioso valor de la compasión siempre está presente cuando realmente se necesita: «así en las antiguas tradiciones, en la legislación deuteronómica y en la predicación profética Dios fue como el liberador de los pobres, defensor de viudas, huérfanos y extranjeros»115. Parafraseando a Gustavo Gutiérrez decimos que el hombre no sólo ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios, sino que es, además, el sacramento de Dios. Por eso oprimir al pobre es atentar contra Dios mismo, conocer a Dios es obrar justicia entre los hombres116.

115 Ib.116 Cf., G. GUTIÉRREZ, Teología de la liberación, p. 330.

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9. Reino de Dios y opción preferencial por los pobres: «para que tengan vida»

«El profundo estupor respecto al valor de la vida y a la dignidad del hombre se llama Evangelio». Juan Pablo II, al inicio del pontificado, en su Carta Encíclica Redemptor Hominis ayuda a comprender la relación que existe entre la encarnación de Jesús y la dignidad del hombre, afirmando que eseprofundo estupor respecto del valor y de la dignidad del hombre se llama Evangelio, es decir, Buena Nueva. Se llama también cristianismo. Este estupor justifica la misión de la Iglesia en el mundo, incluso, y quizá aún más, «en el mundo contemporáneo». Este estupor, y al mismo tiempo persuasión y certeza, que, en su raíz profunda es la certeza de la fe, pero que de modo escondido y misterioso vivifica todo aspecto del humanismo auténtico, está estrechamente vinculado con Cristo119.

119 Encíclica Redemptor Hominis (RH) 10.

SEGUNDA PARTE72 73JUZGAR LA REALIDAD DESDE LA REVELACIÓN

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SEGUNDA PARTE74

Para Jesús Espeja, «el Evangelio proclama la digni-

dad de todos: los pobres deben tener los recursos

necesarios para satisfacer sus necesidades básicas

y vivir como personas»120; y en otro lugar dice que

Jesús «defendió la dignidad de los excluidos, y li-

bremente asumió el camino de la pobreza entendida

como apertura incondicional y humilde a la volun-

tad del Padre: que todos tengan vida. Es el camino

de la humanización que propuso para todos»121.

La encíclica, Juan Pablo II anima a respetar la vida,

dignificarla y darle plenitud. Pero la amarga reali-

dad nos muestra la existencia de muchas formas

de violencia en nuestra sociedad, que la ponen

continuamente en peligro122: una violencia legal o

institucional, que es ejercida desde el poder y cu-

yas formas son variadas (pena de muerte, torturas,

guerras, injusticias, terrorismo, delincuencia, trata

de personas, aborto, etc.). En ocasiones, es la propia

persona la que atenta contra su vida: el alcoholis-

mo, la droga, la eutanasia, el suicidio, etc. A pesar de

las graves amenazas contra la vida, y esa sensación

que nos sobreviene de impotencia, es el momento

en que el creyente está llamado a profesar la propia

fe en Jesucristo, «Palabra de vida»123.

Para Jesús de Nazaret el plan original de Dios es

que los hombres tengan vida y vida en abundancia.

Jesús hizo una clara opción por la vida. Este Dios de

la vida destruye las falsas divinidades que siembran

la muerte y la división entre los seres humanos, y

siembra semillas de participación, de trabajo, de

paz, de justicia, de amor, y todo ello para que la per-

sona no se quede desamparada y sola ante el cons-

tante avance de los valores de la cultura de muerte.

La pobreza significa muerte, «algo incompatible con

el Dios que quiere la vida de aquellos que ama»124.

120 J. ESPEJA, Jesucristo. Una propuesta…, p. 155.121 Id., p. 160.122 Un interesante y detallado estudio analítico sobre todas las violencias que atentan contra la vida humana se puede encontrar en la obra que han escrito en colaboración un grupo de profesores de Valladolid: AA.VV., Violencia y respeto a la vida, San Esteban, Salamanca 1980.123 Cf., EV 29.124 J. ESPEJA, Hombre de Iglesia…, p. 724.125 P. RICHARD, La reconstrucción de la esperanza, Senderos 43 (1993) pp. 51-52.126 Cf. G. GUTIÉRREZ, La densidad del presente, o.c., p. 38.

Más allá del vacío del hombre posmoderno, ence-

rrado en su soledad, la fe liberadora y comprome-

tida del cristiano afirma que la vida tiene sentido

y merece la pena ser compartida. El fundamento

de esta utopía es su fe en el Dios de la vida como

un Dios trascendente, pero su eficacia se realiza

en nuestra acción y pensamiento humano. La uto-

pía es lo que orienta la acción y el pensamiento.

Frente al concepto limitado de vida, que trata de

implantar la ideología neoliberal, se nos muestra

un Dios que quiere que todos los hombres «ten-

gan vida en abundancia» (Jn 10,10). La vida para

todos y la conservación de la naturaleza no tienen

lugar en esta economía neoliberal de mercado. P.

Richard va más allá: «vida para todos y vida para el

cosmos es una utopía que destruiría la economía

de libre mercado. La vida para todos y la conserva-

ción del cosmos es la utopía de los pobres, de los

miserables, de los excluidos»125.

Los textos del Magisterio recuerdan que promo-

ver la dignidad humana forma parte de la tarea

evangelizadora, pues aquélla se ve cuestionada

por el más devastador y humillante flagelo que

vive América Latina y El Caribe, constituido por el

creciente empobrecimiento de millones de latinoa-

mericanos, consecuencia en gran parte de la polí-

tica de corte neoliberal predominante en el conti-

nente. La renovación de la enseñanza social de la

Iglesia, emprendida por Juan Pablo II, apuesta por

una sociedad justa con total respeto por la vida y

la dignidad humanas. Esos textos nos recuerdan

que los valores de paz, justicia y libertad no son

únicamente metas de un compromiso social, sino

que deben inspirar desde ahora los métodos para

lograr una sociedad humana respetuosa de los de-

rechos de todos126.

75JUZGAR LA REALIDAD DESDE LA REVELACIÓN

10. En sintonía con el carisma de Santo Domingo

La Familia Dominica quiere aportar a la Iglesia lo mejor de sí desde la actualización y encarnación de su carisma. Lo hace desde el corazón de una Iglesia que no está fuera de la sociedad, ni cumple su misión al margen de ésta. La dificultad mayor se presenta en el modo de su encarnación. Por eso, al encarnarse en un mundo de dominación, agresión y muerte, no puede hacerlo sin insertarse en los procesos de liberación. Sólo cuando se encarna en las culturas populares, en los pobres y en los procesos de liberación, actualiza el modelo de la encarnación de Jesús y cumple su misión de servicio al Reino en medio de la historia. Así como la primera Comunidad de frailes en el continente luchó por la defensa de los indios, utilizando su misma lengua y respetando su cultura, de este modo se pide que hoy día se tengan en cuenta los valores autóctonos en orden a la definición de sus propias estructuras y de su estilo de vida.

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JUZGAR LA REALIDAD DESDE LA REVELACIÓN 77SEGUNDA PARTE76

Aquellas personas de las que Santo Domingo se

compadeció, llegando a vender sus libros, pues no

podía estudiar en pieles muertas mientras hubiere

personas que se morían de hambre, son las que

hoy claman por su liberación y defienden cons-

cientemente sus derechos. Los empobrecidos son

el sacramento de Cristo en la historia (Mt 25), pues

él mismo se hizo pobre (Fil 2,6-11). La opción por los

invisibilizados de la historia se fundamenta en la

misma actuación salvífica de Dios en la historia, en

el modo de la encarnación del Hijo de Dios (2 Cor

8,9) y, por lo tanto, en la manera como la Iglesia

continúa la misión de Jesús. Es señal de la novedad

del Evangelio (Mc 10,17), y es la exigencia primera y

fundamental de las bienaventuranzas (Mt 5,1-12; Lc

6,20-23)127.

127 Cf., J. ESPEJA, Contexto en que nos movemos, en AA.VV., Buena noticia para los pobres…, p. 35.

La promoción de la justicia y de la paz, prioridad dentro de la Orden de Predicadores, nace y está intrínsecamente unida al anuncio del Evangelio en un mundo cada vez más alejado de Dios. La justicia y la paz son elementos esenciales de la misión de Jesús, tal y como él mismo la describió en la sinagoga de Nazaret: llevar la Buena Nueva a los pobres (la justicia económica), a los ciegos, los enfermos y los afligidos (curación), a los pri-sioneros o delincuentes (perdón y misericordia) y a los oprimidos (justicia política) (Lc 4,18). Estos son los elementos que Jesús encarna y ofrece al tra-ernos la salvación: la paz en nuestros corazones, en nuestras comunidades, en nuestras socieda-des y en nuestro mundo. Por eso –sostiene Jesús Espeja– la misión de la vida religiosa en el contexto

socio-cultural de América Latina es la de denunciar de manera sistemática, activa y eficaz el sistema de muerte presente en esta realidad, todos sus ídolos de riqueza, poder y sensualidad que matan al pobre, así como acompañar al pueblo en la construcción de una nueva sociedad128.

Justicia y Paz es una orientación prioritaria, una manera de vivir y de actuar, para toda la Familia Do-minica: es nuestra misión como Predicadores de la Gracia. ¿Cómo podríamos permanecer indiferentes ante el sufrimiento que viven millones de humanos en la tierra, ya sea que ese sufrimiento lo hayan provocado las guerras, las crisis económicas o las injusticias de toda clase? En este sentido, la Justi-cia y la Paz son elementos constitutivos de nuestra vida cristiana, de nuestra vocación dominica.

Afirma Bernardo Cuesta que la fe en el Dios de la

Vida exige la lucha decidida contra los ídolos ase-

sinos, en nombre de los cuales se siguen crucifi-

cando y marginando a los seres humanos. Para ello

es necesario tomar conciencia y denunciar como

injusto un sistema que condena a la mayor parte

de la humanidad al subdesarrollo y a la pobreza,

apostar activamente por un nuevo modelo de civi-

lización frente al modelo actual basado en la com-

petitividad y el progreso indefinido, con las secuelas

de muerte que de ello se derivan, y luchar por la

paz creando cauces reales y operativos que la ha-

gan posible129.

La cadena de injusticias impunes y bendeci-

das por los poderes político y económico, que

se han venido dando en el camino martirial de

los empobrecidos en América Latina y El Caribe,

están escritas en las columnas de piedra de la

historia de los pueblos. A este propósito afirma

G. Gutiérrez lo siguiente: «Pueblos dominados,

128 Id., p. 49.129 Cf., id., pp. 61-63.130 G. GUTIÉRREZ, Teología de la liberación, o.c., p. 22.131 Ib.

clases sociales explotadas, razas despreciadas y

culturas marginadas fue una fórmula frecuente

–a la que se sumó una permanente referencia a

la discriminación de la mujer– para hablar de la

injusta situación de los pobres en el marco de la

teología de la liberación»130.

A lo largo de estos 20 años vividos y compartidos en esta otra orilla del océano son muchas las per-sonas que me han enseñado a integrarme en una realidad diferente a la de mi tierra natal. He apren-dido a escuchar los clamores de las familias y co-munidades que luchan, muchas veces incansable-mente, otras con miedo, pero siempre confiados y esperanzados en llegar a ver un mañana mejor para sus hijas e hijos. En esta misma línea escribe G. Gutiérrez lo siguiente:

“En efecto, los numerosos y crecientes compromi-sos con los pobres nos han hecho percibir mejor la enorme complejidad de su mundo. Esta ha sido, en cuanto a nosotros, la experiencia más importan-te –apabullante incluso– de estos años. Se trata en realidad de un verdadero universo en el que el as-pecto socio-económico con ser fundamental no es el único. La pobreza significa, en última instancia, muerte. Carencia de alimento y de techo, imposibi-lidad de atender debidamente a necesidades de sa-lud y educación, explotación del trabajo, desempleo permanente, falta de respeto a la dignidad humana e injustas limitaciones a la libertad personal en los campos de la expresión, lo político y lo religioso, su-frimiento diario131.”

Por tanto, el cristiano ha de tener un compromi-so claro y concreto con las situaciones de pobre-za que oprimen a los más débiles de la sociedad, denunciando las causas y velando para evitar los sufrimientos de los más inocentes.

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JUZGAR LA REALIDAD DESDE LA REVELACIÓN 79

11. La opción preferencial por los empobrecidos de la tierra

La opción preferencial de Dios por los empobrecidos, por el débil, por el último, atraviesa toda la Biblia; ella no se entiende fuera de la absoluta libertad y gratuidad del amor de Dios. Compartir las luchas y esperanzas con los empobrecidos es la esencia de una auténtica solidaridad, condición necesaria para la construcción de un Reino de justicia y amor. Es cierto que la «opción preferencial por los pobres» es un tema clásico –casi viejo, podría decirse–, pero no hay que olvidar que ha recobrado una nueva urgencia, debido a un sinfín de motivos.

Según G. Gutiérrez:

“El significado bíblico de la pobreza constituye una de las pie-dras singulares y primeras de la teología de la liberación. Se tra-ta, claro está, de una cuestión clásica del pensamiento cristiano, y la nueva presencia de los pobres la replantea con vigor. Una pieza clave de la comprensión de la pobreza en esta línea teo-lógica es la distinción –asumida después en Medellín en el do-cumento Pobreza en la Iglesia– de tres acepciones de la noción de pobreza: la pobreza como un mal, es decir no deseada por Dios; la pobreza espiritual en cuanto disponibilidad a la voluntad de Dios; y la solidaridad con los pobres al mismo tiempo que la protesta contra la situación que sufren132”.

132 G. GUTIÉRREZ, ¿Dónde dormirán los pobres?, en G. GUTIÉRREZ y G. L. MÜLLER, Del lado de los pobres…, p. 27.

SEGUNDA PARTE78

Jesús Espeja, profundo conocedor de la realidad

mordiente de la pobreza urbana de los barrios po-

pulares de Madrid y también de La Habana, Santo

Domingo y Lima, y de la escasez de recursos en

las zonas rurales de Cobán, El Seibo, etc., cree que

«la opción por la causa de los pobres e indefensos

pertenece también a la experiencia teologal. El Dios

revelado en la conducta histórica de Jesús es com-

pasivo, corre la “desgracia” de los excluidos, y desde

las víctimas hace que sean las cosas que todavía no

son»133. En la misma línea, Gustavo Gutiérrez afirma

que optar por el pobre es optar por el Dios de la vida,

revelado en Jesucristo, que destruye a los ídolos de

muerte. Como estos ídolos matan dentro de una or-

ganización social, la teología de la liberación exige

«entrar en el mundo de la clase social explotada, de

sus valores, de sus categorías culturales […] hacerse

solidario con sus intereses y con sus luchas»134.

A lo largo de mis años de estudio y de la práctica

docente de las materias Moral Social Cristiana y Doctrina Social de la Iglesia, en el Centro de Teología

Santo Domingo de Guzmán, he mantenido intere-

santes tertulias con mis alumnos y alumnas sobre

este tema que nos preocupa profundamente. El

alumnado proviene de ámbitos de penurias mate-

riales y, por tanto, conoce bien las causas y con-

secuencias de esta realidad que tiene parámetros

muy similares en los diferentes lugares de la región.

Uno de los aspectos en que coincidimos es en re-

lación a los términos para designar correctamente

cada concepto. Preferimos el cambio del término

«pobre» por el de «empobrecido», pues explica me-

jor la situación en la que viven muchas personas

que sufren el empobrecimiento a causa de las es-

tructuras injustas de la sociedad.

Cristo hizo de los pobres los destinatarios principa-

les de su mensaje. Es programática la perícopa del

evangelista Lucas:

133 J. ESPEJA, Jesucristo. Ampliación…, p. 119.134 G. GUTIÉRREZ, La fuerza histórica…, p. 62.135 Id., «La opción preferencial por el pobre en Aparecida», 20-21.136 Id., El Dios de la vida, p. 87.

«El Espíritu del Señor descansa sobre mí, porque él me ha ungido. Para dar la buena noticia a los pobres, para proclamar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año favorable del Señor» (Lc 4,18-19).

¿Se podría afirmar que sólo puede llegar a gozar

de la compañía del Señor quien ha hecho de su

vida un servicio a los demás, quien ha comulgado

en la historia con los sacramentos de Cristo, que

son los pobres y los necesitados? Estamos ante

una pregunta siempre actual que traspasa credos

religiosos, banderas políticas, nacionalidades,

clases sociales, etc., y que espera una respuesta

crítica acorde con el contexto social-político-

religioso en el que se encuentra. Como afirma G.

Gutiérrez, la opción por los pobres nos pide dedicar tiempo a los pobres, prestarles una amable aten-ción, escucharlos con interés, acompañarlos en los momentos más difíciles, eligiéndolos para compartir horas, semanas o años de nuestra vida, y buscando, desde ellos, la transformación de su situación. No es una cuestión de condescendencia, sino de solidari-dad y amistad, y la amistad significa igualdad, reco-nocer su dignidad humana135.

Bartolomé de Las Casas, ante la opresión y el ase-

sinato del indio, expresará este aspecto de la reve-

lación bíblica sobre Dios en una bella fórmula: «del

más chiquito y del más olvidado tiene Dios la me-

moria muy reciente y muy viva» (Carta al Consejo de Indias, en Obras Escogidas, t. V, BAE, Madrid 1958, p.

44). Para G. Gutiérrez esta memoria es «viva y re-

ciente, en consecuencia inspiradora permanente de

nuevos gestos de amor. La memoria de Dios nutre

e interpela la memoria de la Iglesia en la que vive

nuestra fe»136.

Seguir la estela del Apóstol de Las Indias por

los lugares que entregó su vida es hacer vivo el

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SEGUNDA PARTE80

JUZGAR LA REALIDAD DESDE LA REVELACIÓN 81

evangelio redescubriendo su auténtica esencia.

Cuando se vive la Buena Noticia desde el corazón de

los preferidos de Jesús estamos ante una evangeliza-

ción siempre nueva. Pues este hijo de santo Domingo

vio en el indio al pobre del que nos habla el Evangelio.

De aquí su profunda espiritualidad que se nutre del

reconocimiento de los derechos a la vida, a la libertad,

a ser diferente, etc. G. Gutiérrez añade que:

“Las Casas tuvo siempre el sentimiento de que la si-tuación de las Indias representaba una gran novedad. Para hacerse cargo de ella eran necesarias catego-rías nuevas igualmente. Una de ellas, y capital para él, es la de leer y releer los hechos como “si fuésemos indios”, desde los pobres en los que Cristo está pre-sente. No es sólo una cuestión de metodología teoló-gica, se trata del camino hacia el Dios de la vida. Es la manera de hacer suya la memoria reciente y viva que Dios tiene del más chiquito y más olvidado. Esa debe ser también nuestra ruta hoy137”.

Desde esta profunda relación con Dios, como la de

Las Casas, es más fácil reconocer la dignidad en el

hombre: éste llega a su total realización llevando a

cabo su vocación a la unión con Dios (GS 19). Cuan-

do se niega a Dios y se vive como si no existiera, se

acaba fácilmente por negar o comprometer también

la dignidad de la persona humana y el carácter in-

violable de su vida (EV 96).

No por ello se puede perder la esperanza. «Leída la

palabra de Dios desde la situación de pecado y de

violencia estructurales, el amor cristiano se presen-

ta forzosamente en términos de lucha por la justicia

que libere y salve al hombre crucificado y oprimi-

do»138. Esta afirmación es bellamente reforzada por

G. Gutiérrez cuando afirma que:

“El Evangelio leído desde el pobre, desde la mili-tancia de sus luchas por la liberación convoca a una

137 Id., Memoria de Dios y teología, en Las Casas entre dos mundos. Congreso teológico internacional, Instituto Bartolomé de las Casas – Centro de Estudios y Publicaciones, Lima 26-28 de agosto de 1992, Lima 1993, p. 46.138 I. ELLACURÍA, «La Iglesia de los pobres, sacramento histórico de la liberación», en J. SOBRINO e I. ELLACURÍA, Mysterium Liberationis. Conceptos fundamentales de la Teología de la Liberación, t. 2, Trotta, Madrid 1994, p. 143.139 G. GUTIÉRREZ, La fuerza histórica…, p. 268.

iglesia popular, es decir, a una iglesia que nace del pueblo, de los pobres del país, de los predilectos del reino. Una iglesia que echa sus raíces en un pueblo que arranca el Evangelio de las manos de los gran-des de este mundo, e impide su utilización como elemento justificador de una situación contraria a la voluntad del Dios liberador139”.

En este sentido puede concretarse claramente el

mensaje de las Bienaventuranzas: no solamente

son un mensaje personal a cada cristiano, sino que

también conllevan una exigencia a la sociedad, a la

economía y a la política, para que en ellas se reali-

cen esos valores.

Hoy ya no se puede sostener que la pobreza de la

gente procede de una situación pecaminosa o que

es merecida por quien la sufre y padece. En relación

a este prejuicio, el Grupo Vicini salió a los medios

justificando la miseria de los braceros haitianos so-

bre la base de su falta de organización en cooperati-

vas, sindicatos, asociaciones, etc. Es una afirmación

demasiado gratuita que desconoce o se desentien-

de de la sangrante realidad en la que viven estas

Comunidades desplazadas, apátridas e ignorantes

de los derechos que les pertenecen y de las cau-

sas que provocan esta situación. Faltó tiempo para

que diversos colectivos y ONG’s se pronunciaran en

su contra, argumentando razones de peso que re-

batieron esa afirmación del empresario explotador,

aparecida en un gran titular en la portada de un pe-

riódico de tirada nacional de su propiedad.

Sólo desde la mirada samaritana podremos mirar

críticamente el contexto, de forma que nuestras

respuestas ofrezcan verdaderos cauces de solución

a las heridas de nuestro mundo sordo al clamor de

los orillados de la historia. La pobreza, o mejor di-

cho el empobrecimiento, son contrarios a la utopía

y una disfunción comprensible del sistema para el

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JUZGAR LA REALIDAD DESDE LA REVELACIÓNSEGUNDA PARTE 8382

neoliberalismo. Pero, tanto para los más conser-

vadores como para los más progresistas, –dice

G. Gutiérrez– está claro que «la pobreza significa,

en última instancia, muerte». Y a continuación su-

braya que la pobreza no se reduce únicamente a

carencias:

“Carencia de alimento y de techo, imposibilidad de atender debidamente a necesidades de salud y edu-cación, explotación del trabajo, desempleo perma-nente, falta de respeto a la dignidad humana e injus-tas limitaciones a la libertad personal en los campos de expresión, lo político y lo religioso, sufrimiento diario… la pobreza no consiste sólo en carencias. El pobre tiene muchas veces una cultura con sus pro-pios valores, ser pobre es un modo de vivir, de amar, de orar, de creer y esperar, de pasar el tiempo libre, de luchar por su vida. Ser pobre hoy significa igual-mente, cada vez más, empeñarse en la lucha por la justicia y la paz, defender su vida y su libertad, buscar una mayor participación democrática en las decisio-nes de la sociedad, así como organizarse «para una vivencia integral de su fe» (DM, n. 1137) y compro-meterse en la liberación de toda persona humana140”.

Es admirable comprobar que la esperanza ha es-tado siempre presente en la historia de la huma-nidad. Nunca se ha debilitado, al contrario, se ha incrementado su fuerza en los momentos más di-fíciles. Quiero destacar en estas páginas el influjo que ha tenido sobre mí la persistente esperanza de tantas personas que han estado presentes en la configuración de nuestra propia personalidad: la huella que han dejado impresa nos muestra nues-tra verdadera identidad, nos ayuda a descubrir el misterio de nuestra propia persona, quiénes so-mos realmente. A través de ellas he comprendido la maravillosa fuerza que posee la esperanza, me han enriquecido con su sabiduría, y me han ayuda-do a estructurar la base de este trabajo. Ellas son quienes de verdad alimentan el deseo de seguir

140 Id., p. 22.141 Ib.

viviendo y luchando por una humanidad mejor en la que sean ciertas y coherentes las primeras pa-labras de la oración dominical: «Padre Nuestro». Pues, como dice G. Gutiérrez:

“Lo que la miseria y la opresión tienen de muerte inhumana y cruel, y por ende de contrario a la vo-luntad de vida del Dios de la revelación cristiana, no debe impedirnos ver los otros aspectos señalados; ellos manifiestan una hondura humana y una forta-leza que son siempre promesa de vida. En esta per-cepción estriba, nos parece, uno de los cambios más profundos en nuestra manera de ver la realidad de la pobreza y por consiguiente nuestro juicio global sobre ella141.

La esperanza de una nueva humanidad es posible. Me adhiero totalmente a las personas que, afian-zados los pies en la tierra, y conociendo los obs-táculos que limitan los proyectos, viven esperan-zados, aportando su colaboración. La acción de un solo hombre es pequeña, semejante a una gota de agua en el desierto, pero la unión de todas las go-tas produce la lluvia que hace florecer los cultivos de nuestra tierra. La unión de todas las manos que apuestan por el Reino de Dios y lo acogen como un regalo, muestra su presencia en este mundo.

La opción por los empobrecidos de la tierra cons-tituye la esencia del amor de Dios a lo largo de la historia de la salvación, que mira y escucha con ter-nura, acogiendo a los débiles y maltratados de la historia humana. Es el amor gratuito de Dios por los orillados, hambrientos y sufrientes. El compromi-so nace de la vivencia de la misma encarnación de Dios, que inspira la genuina compasión humana. Es una opción teocéntrica y profética que hunde sus raíces en la gratuidad del amor de Dios. Bartolomé de Las Casas, en contacto con la terrible pobreza y la destrucción de los indios de este continente, la explicaba diciendo: «porque del más chiquito y del

más olvidado tiene Dios la memoria muy reciente y muy viva»142.

He aprendido que en nuestra región latinoamerica-na y caribeña la vida cristiana conjuga el compro-miso concreto y la oración. Dice Gustavo Gutiérrez:

“Sin dimensión contemplativa no hay vida de fe. El pueblo latinoamericano lucha por la justicia y es al

142 Tomamos esta cita de id., p. 30. Por su parte, G. Gutiérrez, en la nota 15 de esta página, nos remite a: Carta al Consejo de Indias (1531), en Obras escogidas, Madrid 1958, p. 44.143 Ib.

mismo tiempo un pueblo que cree y espera. Pueblo oprimido y a la vez cristiano, atento –como María en el Magnificat– a la acción de gracias y a la entrega a Dios143”

Es consustancial a la vida de fe tener una vida in-tensa de oración. En este sentido es una pena que la mentalidad moderna la caracterice al nivel de arcaica o pura superstición.

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JUZGAR LA REALIDAD DESDE LA REVELACIÓN 85

12. El «Buen Vivir» como alternativa al neoliberalismo económico

SEGUNDA PARTE84

Los pueblos guaraníes que habitan hoy las tierras del Paraguay, y zonas de la Argentina, Bolivia y Brasil están convencidos de que un día volverá a existir la «Tierra sin mal». Una tierra, donde todo será armonía, a nadie le faltará nada y todos los seres convivirán en perfecta armonía con la naturaleza, la madre tierra y los dioses. La cultura guaraní tiene ese convencimiento porque esa «Tierra sin mal» ya existió antes. Cuenta la leyenda que en la primera tierra, «Yvy Tenonde», los seres humanos convivían con los dioses, no había enfermedades y no faltaba nunca el alimento. Sin embargo, por faltas cometidas, los dioses destruyeron esa tierra y se fueron a vivir a una morada celestial. Los sobrevivientes entonces pasaron a habitar una tierra imperfecta, con enfermedades, dolores y sufrimientos. Por esta razón, los seres humanos que habitan esta nueva tierra, «Yvy Pyahu», tienen la misión de encontrar los caminos que los conduzcan a la primera tierra, a la «Tierra sin mal».

Pero no se trata de «vivir mejor» que los otros.

Vivir mejor es un concepto individualista, pues si al-guien vive mejor ello implica que hay otro que vive peor. El “Buen Vivir” hace referencia a vivir en armo-nía, en equilibrio, es decir, respetando y asumiendo las diferencias, la diversidad, junto con las complemen-tariedades. Se trata también de un Vivir Bonito, Bello, implica una estrecha relación con la Naturaleza, la que no es concebida como un «Banco» inagotable de re-cursos, sino como la Pachamama, la Madre Tierra con la que los seres humanos están en indisoluble rela-ción. Allí florece la vida con belleza y prodigalidad, allí crece el alimento, que a su vez exige de parte de los pueblos el cuidado, el respeto, la atención, el trabajo colectivo, la «minga»144. En relación a la Pachamama se vive el cultivo y la crianza de los animales, así como la danza y la fiesta, todo supone respeto a ciclos natu-rales, y la sacralidad está presente en forma continua. Trabajo, culto y fiesta son inseparables145.

El Buen Vivir pretende buscar opciones de vida dig-na y sustentable, que de ninguna manera pueden ser una copia del estilo de vida occidental. El reto de la humanidad es cómo procesar una nueva forma de organizar la vida, reconociendo los límites naturales y asegurando una sustantiva y sustentable mejoría de las condiciones de vida de los sectores empobre-cidos. El Buen Vivir no pretende acumular, sino una economía de lo suficiente y decente para todos.

Creo que se puede evitar un destino fatalista, pues América Latina es el Continente de la Esperan-za. El Buen vivir es un proceso en construcción, una propuesta inacabada en la que nos cobijamos como ese espacio de diálogo y diversidad en de-fensa de la vida en todas sus formas de convivencia planetaria. Hay muchas formas de entender el buen vivir, el vivir bien, la vida digna, la tierra sin mal, el mundo justo y solidario tan urgente e indispensable.

144 La minga es una tradición precolombina de trabajo comunitario o colectivo voluntario con fines de utilidad social o de carácter recíproco actualmente vigente en varios países latinoamericanos. 145 R. RAMOS, Sumak Kawsay, suma Qamaña, tekopora «vida buena». Una propuesta de la sabiduría indígena, en M. TREJO y R. HERMANO (org.), La reforma de la iglesia en tiempos de discernimiento, Montevideo 2015, p. 214.146 G. GUTIÉRREZ, ¿Dónde dormirán los pobres?, en G. GUTIÉRREZ y G. L. MÜLLER, Del lado de los pobres…, p. 141.

Ya en nuestra América Latina y el Caribe comienza a

ganar espacio el paradigma del Buen Vivir como al-

ternativa al desarrollo. Desde la perspectiva bio-cén-

trica de este paradigma, la sostenibilidad implica cul-

tivar las relaciones, los significados y prácticas que

generan sustento y den sentido a todas las formas y

modos de vida. El Buen Vivir significa otra filosofía de

vida en la cual no hay un estado superior al que as-

pirar, ni un estado inferior a superar. Cada comunidad

imagina, acuerda y construye sus modos de vida. En

síntesis, todo lo que ha sido organizado para el «de-

sarrollo» ahora es reorientado para la vida.

Y ésta es una opción ratificada por comunicadores

populares del continente: comunicación para la vida.

Buen Vivir se traduce en un imperativo ético y en re-

des de solidaridad para superar las desigualdades,

devolver la dignidad y recuperar la identidad de las

personas como parte de sus comunidades y de su

pueblo. Pues, como afirma G. Gutiérrez, «el pobre

y marginado de América Latina es muchas veces

poseedor de una cultura con valores propios y elo-

cuentes que vienen de su raza, de su historia, de su

lengua»146. Es nuestra tarea redescubrir ese poten-

cial de valores, oculto por vergüenza y hecho desa-

parecer por la imposición y avasallamiento de otras

culturas invasoras.

El eje o motor del Buen Vivir es la vida en comuni-

dad o la convivencia entre diversos, donde la exis-

tencia de uno depende no solo de sí mismo, sino

de la de los otros y de la naturaleza y cosmos que

nos dan vida; y donde la felicidad de uno es tam-

bién la de los otros y la felicidad de los otros es

la de uno mismo. O sea que debemos pensarnos

como parte de una sociedad y de un planeta. El

mundo no empieza ni acaba en uno mismo. Este

paradigma del Buen Vivir promueve una sociedad

donde estén presentes el bien común, la solidari-

dad, la igualdad, la justicia, la pacífica convivencia.

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3ACTUAR DESDE LA

COMPASIÓN

TERCERA PARTE

Flores de Dignidad en Tierra de Sangre MIGUEL ÁNGEL GULLÓN, OP

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89

A lo largo de este camino emocionante, durante veinte años compartiendo las alegrías y las tristezas de los preferidos de Jesús, voy descubriendo cómo la encarnación continuada y vivencia del Evangelio están íntimamente ligadas a la defensa de la dignidad y los derechos humanos. Creo que la persona, creada a imagen y semejanza de Dios, enaltece su dignidad desde la tolerancia y el respeto profesados en la diaria convivencia. Vida y evangelio están estrechamente entrelazados, no se pueden disociar. En este sentido dice G. Gutiérrez:

˝¿Cómo hablar hoy auténticamente de los derechos humanos sin la percepción de la diferencia y del respeto por el otro? Los derechos humanos son derechos individuales, pero también son derechos de los pobres y de pueblos enteros. Bartolomé de Las Casas hablaba -textualmente- de los derechos humanos de los pueblos indígenas ya en el siglo XVI147˝.

147 G. GUTIÉRREZ, «Desafíos de la posmodernidad», Páginas 162 (2000) 42.

ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 8988

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 91TERCERA PARTE90

Más aún, cuando se trata del sufrimiento de tantas

personas inocentes, el evangelio cobra más fuer-

za y relevancia: «no hay cuestionamiento mayor al

lenguaje sobre Dios que el sufrimiento del inocente.

¿Cómo entender a un Dios amor en un mundo que

lleva la impronta de la pobreza, del genocidio, de la

violencia terrorista, del desprecio por los más ele-

mentales derechos humanos?»148. En la boca de mu-

chas personas afloran un sinfín de preguntas que

relacionan al sufrimiento con Dios: ¿por qué Dios

permite la guerra donde mueren tantas personas

inocentes?, ¿dónde se encuentra Dios cuando los

huracanes o terremotos azotan a los habitantes de

un empobrecido país?, etc. Por esta razón, «un len-

guaje teológico que no rechace el sufrimiento injus-

to y que no sepa proclamar en voz alta el derecho

de todos y cada uno a ser felices traiciona al Dios

del que quiere hablar»149. Cuando la persona vive

una religiosidad profunda son menos las preguntas

exigentes y más las respuestas gratuitas desde el

compromiso verdadero y auténticamente cristiano.

Pues Dios nos ha creado a su imagen y semejan-

za invitándonos a cooperar, juntamente con Él, con

los talentos que nos ha concedido. En este sentido,

desde una perspectiva bíblica, G. Gutiérrez dice que:

“El tema de los derechos humanos adquiere toda su densidad. No sólo implica el terreno de una sana convivencia social y de una lucha por la justicia; comprende también nuestro encuentro con Dios… la práctica de la justicia forma parte de nuestro camino hacia el Padre, de nuestra espiritualidad. Si no vamos hasta ahí, se nos escapa el sentido de la defensa de los derechos humanos150”.

En el origen de la reflexión que propició el naci-

miento del concepto derechos humanos es preciso

señalar que, aunque no se nombrara expresamen-

te, había una conciencia basada en el respeto a la

persona. A este tenor apunta Gutiérrez lo siguiente:

148 Id., «Lenguaje teológico: plenitud del silencio», Páginas 137 (1996) 72.149 Id., 72-73.150 G. GUTIÉRREZ, La densidad del presente, Salamanca 2003, pp. 198-199.151 Id., pp. 195-196.

“La expresión «derechos humanos» surge en los úl-timos siglos (aunque Bartolomé de Las Casas ya la empleaba en el siglo XVI), pero sus antecedentes se hunden en el tiempo. Las ambigüedades históricas e ideológicas de las que pudo haber estado rodeada en la época moderna se evaporaron rápidamente; su hondo sentido aparece con nitidez. Se trata de la defensa de la inviolable dignidad de la persona humana. Centrada en un comienzo en los derechos políticos, pronto se toma conciencia de los que vienen del campo social, para avanzar hoy hacia otros ámbitos de la conviven-cia social y de la relación con la naturaleza. Sea lo que fuere el detalle de estos derechos (llamados muchas veces de primera, segunda y tercera generación), ellos nos recuerdan las formas concretas que revisten las dos reivindicaciones fundamentales del ser humano: la vida y la libertad. Si bien la expresión moderna «de-rechos humanos» no se halla tal cual en la Biblia, vida y libertad -y sus implicaciones- son dos temas capita-les que atraviesan toda la Escritura. Por ello, la Cuarta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Santo Domingo (República Dominicana), llama con razón al evangelio «raíz profunda de los de-rechos humanos»151”.

La primera Comunidad de frailes dominicos en la isla de La Española se sintió desde el principio muy comprometida con la sangrante realidad por la que estaban pasando los tainos -pueblo originario de la isla- por causa de los fuertes abusos de los colo-nizadores. La evangelización no podía ser ajena ni indiferente a este dolor por lo que, después de una serena y orada reflexión en Comunidad, los frailes dominicos de entonces decidieron levantar su voz en defensa de los inocentes pobladores que esta-ban siendo sometidos a toda serie de vejaciones y trabajos forzados. G. Gutiérrez afirma que:

“En la protesta y compromiso de los frailes hay, cier-tamente, la afirmación de la igualdad fundamental

de todos los seres humanos, y esto autoriza para en-tender su actitud y defensa como la postulación de un derecho humano y natural. Pero detrás de ello, y más profundamente está la percepción del indio o, para ser más exactos todavía, de la nación india, como un oprimido, como un pobre, como el prójimo por excelencia al que hay que amar. Esa óptica se hará aún más explícita en Bartolomé de Las Casas152”.

Todos los escritos de Las Casas rezuman pasión por la vida digna, sobre todo por la de aquellas per-sonas que no son conscientes de sus derechos y, por tanto, no se atreven a reclamarlos perpetuan-do de este modo situaciones injustas heredadas de generación en generación.

Parafraseando a Gutiérrez se constata que esta

perspectiva de los derechos humanos está en la lí-

nea del derecho de los empobrecidos que, de una u

otra forma, son condenados a la muerte y a la des-

trucción por sus opresores que buscan oro. Es aquí

donde nace un derecho nuevo, de hondas raíces no

sólo teológicas sino bíblicas153, fuente de inspiración

para los profetas del Antiguo Testamento y para las

152 Id., En busca de los pobres de Jesucristo. El pensamiento de Bartolomé de Las Casas, Instituto Bartolomé de Las Casas, Centro de Estudios y Publicaciones, Lima 1992, pp. 69-70.153 Cf., id., p. 70.154 Id., p. 274.

personas que hoy anuncian la Buena Noticia de Je-

sús a la vez que denuncian todo lo que atenta con-

tra la dignidad de la persona.

De encomendero de los indios a defensor de los de-

rechos humanos, Bartolomé de Las Casas arranca de la teología que hereda, pero trata de sacar de ella el mayor partido posible para su combate en defensa de la vida y los derechos de los indios. Su noción de Dios y su preocupación por el destino eterno de quie-nes se dicen cristianos le ayudará a ampliar sus pers-pectivas. No separa Las Casas salvación y justicia, el cumplimiento de ésta es una condición para alcanzar la primera154.

Su cambio de actitud vital es un modelo de conver-

sión que como el de san Pablo anima a contemplar

la existencia desde el prisma de una vida preñada

de esperanza y gratitud.

Las Casas luchó por la igualdad de todas las per-

sonas, defendiendo primero los derechos de los

taínos en la isla de La Española, de las etnias ma-

yas de Verapaz y Chiapas y protegiéndolos de las

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TERCERA PARTE92 93ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 93

justificaciones teológicas esgrimidas para guerrear

contra ellos y someterlos155. Así como Jesús de Na-

zaret miraba y escuchaba a las personas compade-

ciéndose de los empobrecidos, del mismo modo Las

Casas asumió la evangelización como un diálogo y

no como una imposición, como una invitación a des-

cubrir la presencia de Dios en cada persona desde

la libertad que da el sentirse ser sus hijos. Por eso,

la presencia evangelizadora en estas tierras tiene

que ver con el derecho que tienen los indios a que

les sea proclamado el Reino de Dios156.

El buen deseo y la profunda preocupación de Las

Casas, inspirado en los frailes de la primera Comu-

nidad Dominica, chocaron frontalmente con la codi-

cia y la arrogancia de los conquistadores. El tiempo

de gracia se transformó en tiempo de tribulación, tiempo de sequedad, de venganza, de ira, de aflicción y disipación, tiempo cruel y de muerte en una época en la que se niega y esconde al indio tanto el pan que alimenta el cuerpo, como el pan de que viven las áni-mas, que es la doctrina de Jesucristo157.

No en vano se conoce este tiempo de la historia

como la «leyenda negra», calificativo con el que la

misma historia de España se mira a sí misma reco-

nociendo la gran gravedad del comportamiento de

quienes violaron la sagrada dignidad de las perso-

nas. Es importante añadir que la historia ha asumi-

do su culpabilidad, a la vez que ha interiorizado el

propósito de la enmienda para que no vuelvan a

suceder tan lamentables episodios.

La reflexión teológica se mueve en el interior de la

fe, y la fe cristiana como seguimiento de Jesucristo,

incluye también una práctica de vida. Es el presu-

puesto que he percibido y he apuntado una y otra

vez a lo largo de estas páginas. Desde esta mirada,

de fe renueva en mí la sensibilidad por la dignidad

de la persona, animándome a continuar en la lucha

comunitaria por el reconocimiento de los derechos

155 Cf., id., p. 494.156 Cf., id., pp. 508-509.157 Id., p. 633.158 Id., La fuerza histórica…, pp. 102-103.

fundamentales en esta tierra de sangre donde ger-

minan flores de dignidad.

La realidad de este pueblo sufriente desde hace si-glos es muy dolorosa pues se ve, se palpa, se huele y se escucha la gran pobreza en que la que viven in-mersas muchas personas. Las palabras escritas se quedan cortas para expresar no sólo la tristeza sino también la impotencia para buscar salida a esta pe-renne postración. Es cierto, la esperanza de cambio, de un futuro mejor está presente en los rostros de los niños y jóvenes, pero hace falta demoler mu-chas estructuras que hoy ahogan más que nunca y que dificultan el verdadero camino hacia un resta-blecimiento de la dignidad humana conculcada por múltiples intereses políticos y económicos.

Se afianza en mí la convicción de que la fe cristiana

no sería sincera y no podría arraigar en estas tierras

ni ser bendecida por Dios, si no hace suya la opción

preferencial por los pobres, tal como se revela en la

Escritura y la entienden las Conferencias Generales

del Episcopado Latinoamericano. Es esta fe la que

mueve la genuina compasión para mirar hacia un

horizonte más lejano y no quedarse en un presente

que languidece. Es entonces la ocasión de intro-

ducirse en un camino que oriente hacia un futuro

mejor para toda la humanidad. Si bien es cierto que

hay utopías que han caído, que ya no tienen sentido,

no es menos cierto que todavía pervive el horizonte

utópico, basado en nuevas perspectivas, en alterna-

tivas viables a la injusticia y a los descalabros que

pesan sobre nuestro planeta. Para G. Gutiérrez, la

utopía se opone «al realismo del opresor capitalista

incapaz de comprender la racionalidad que nace de

la fuerza de los pobres»; y más adelante sostiene

que «no hay nada, en última instancia, más revo-

lucionario y preñado de utopía liberadora que la

antigua y profunda opresión del pueblo pobre de

América Latina»158.

Desde el año 2005 asumí la encomienda vicarial de animar la

emisora Radio Seybo. De no conocer nada en el ámbito de la

comunicación radial y de la coordinación de equipos de trabajo,

puedo decir ahora que estoy aprendiendo en la medida que me

dejo acompañar y escucho pacientemente a las personas. Es

una misión tan bella como difícil, pues requiere de una atención

y dedicación permanentes. El proceso de innovación institucio-

nal ALER 2020 nos está ayudando al equipo a asumir la impor-

tancia de la «autoridad del argumento». La evangelización y la

defensa de la dignidad humana son columnas que definen la

misión de Radio Seybo. Además, la promoción del «buen vivir»

o «vida digna» va ganando espacio en este pequeño mundo

anestesiado por el mercado.

13. Radio Seybo, en la lucha por la dignidad

Los medios de comunicación juegan un papel favorable al mostrar todas las voces críticas, luchas y modos de empoderamiento en orden a la búsqueda de soluciones viables a esta penosa vivencia de un conflicto que preocupa a muchas personas y colectivos.

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 9594

A continuación, intento resaltar lo más significativo

de esta misión, que me apasiona profundamente,

pues creo cada vez más en su importancia para la

vida de la sociedad seybana, que desde el año 1974

siente la emisora como suya, testigo y cómplice de

las luchas por un mundo más justo.

13.1. Identidad de Radio Seybo

Radio Seybo es un instrumento al servicio de la

evangelización. Conscientes de la misión y finali-

dad de la Iglesia de Jesús, nacida de su anuncio de

la Buena Noticia, trata de difundir su mensaje para

que, entre todos, construyamos el Reino de Dios.

Por eso, expresa su objetivo general diciendo que

Radio Seybo es un instrumento eclesial para llevar

la Buena Nueva de Jesús, para con su influjo, tra-

tar de convertir y transformar los criterios de juicio,

los valores determinantes, los puntos de interés, las

fuentes inspiradoras y los modelos de vida de los

hombres y mujeres de su entorno. Nuestro proyec-

to de radio, acompañando a nuestra gente de la Re-

gión Este de la República Dominicana en sus logros,

alegrías, conflictos y esperanzas, continúa a pesar

de las grandes dificultades que hemos enfrentado.

Gracias a personas e instituciones generosas que

entiende nuestro hacer hemos podido mantener

esta emisora, siguiendo su ideología y con prefe-

rencia hacia los marginados por los poderosos,

evangelizando, educando en todos los aspectos,

orientando sobre Medio Ambiente, salud, ayudando

a identificar sus derechos, informándoles, y creando

espacio para que se hagan escuchar.

En 1982 se afilia a la Unión Dominicana de Emisoras

Católicas – UDECA, e inicia su labor como una radio

popular con una programación dedica al pueblo, en

una época de grandes conflictos con los campesi-

nos por la tenencia de la tierra, en la que la Iglesia,

en unión con Radio Seybo, logró organizar juntas

agropecuarias y motivó al Estado para que creara

asentamientos de campesinos. Se formaron clubes

de madres, juntas de mujeres, juntas de vecinos, co-

munidades eclesiales de base, se incentivó a los jó-

venes a formar clubes deportivos y culturales y la

Pastoral Juvenil. En la época que surge Radio Seybo

como emisora popular, esta era una región muy con-

flictiva, el país estaba bajo el régimen del Dr. Joaquín

Balaguer, caracterizado por su enorme represión.

Radio Seybo no se arredró a la hora de trabajar ar-

duamente concienciando a los campesinos en el co-

nocimiento de sus derechos. Esta emisora ha sido y

es determinante en los logros de la gente del campo,

pues ha mantenido su preferencia por los pobres.

Entre los desafíos de Radio Seybo se pueden citar:

• Canalizar el derecho a la comunicación e inter-cambio de ideas, de informaciones y la opor-tunidad de hacerse oír entre todas las clases y sectores de la sociedad.

• Facilitar procesos de educación formal e in-formal para que los colectivos sin acceso a la educación encuentren medios y posibilidades de acceso a la cultura.

• Fomentar una actitud de análisis crítico ante los mensajes estereotipados sobre mode-los de vida, papel de la mujer, etc. Se trata de crear espacios radiofónicos que ayuden a la criticidad, basados en acciones concretas (educación, formación, participación, cultu-ra), realizando programas que desemboquen en acciones congruentes con la necesidad de contribuir a la construcción de una sociedad más justa y solidaria, fomentando los valores de la solidaridad, responsabilidad, participa-ción, búsqueda de la propia identidad, etc. Todo ello con un enfoque de servicio permanente hacia los sectores populares, promoviendo pe-queños y posibles proyectos, incentivando el trabajo voluntario de profesionales, así como el aporte solidario de grupos y comunidades.

• Servir de nexo de unión entre comunidades de la región aisladas e incomunicadas entre sí.

• Dar prioridad a programas que, dentro del mercado comercial, encuentran poco o nulo

apoyo, con el fin de construir una sociedad más participativa. Tal es el caso de programas como “Escuelas Radiofónicas”, “La Esquina Cultural” y “Los niños también cantan”.

• Contribuir al desarrollo de la región mediante el protagonismo de los ciudadanos, pasando de las palabras a las acciones. No se trata úni-camente de comprender la realidad, sino de contribuir a transformarla.

• Dar a la mujer el protagonismo que se mere-ce en la comunicación, desmitificando la idea de que no es una simple voz decorativa o un reclamo publicitario. Es importante señalar que, para promover la transformación huma-na, buscar la justicia, defender los derechos de las mujeres, su empoderamiento y autonomía, ningún medio más idóneo que la radio, tanto por su alcance, como por su popularización.

La radio llega al rincón más apartado del país, ya que para la misma las barreras sociales no existen ni la distancia es un obstáculo.

• En coordinación con las organizaciones po-pulares y otras entidades de la sociedad civil, participar en la formación y divulgación de propuestas sobre el desarrollo integral de la Región Este del país, coordinar con institucio-nes públicas y privadas para apoyar y ejecutar en conjunto proyectos educativos y promocio-nales, educar en distintas temáticas de interés (salud, ecología, familia, vivencia cristiana, va-lores, agricultura, organización, etc..) que van en beneficio de los diferentes sectores de la población (niños, jóvenes, campesinos, muje-res, grupos populares, comunidades eclesia-les, etc..), informar a través de la radio al sector de la población que no tienen acceso a otros medios de comunicación.

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 9796

13.2. Los protagonistas

Nuestros protagonistas son la gente de los barrios,

de los campos, los profesionales de la enseñanza,

de la salud, los trabajadores de las oficinas públi-

cas, de los comercios, las amas de casa, los niños,

los creyentes, las juntas de vecinos, quienes viven

junto a las cañadas, a la vera del río, los que cami-

nan andando y en motoconcho, etc. Todos aquellos

que de verdad quieren, desean, sueñan y luchan por

un mundo distinto. Desde la realidad en donde viven

y se producen los hechos, y desde su perspectiva,

con sus voces y con su presencia, son los que infor-

man, opinan, cuestionan, exigen, preguntan. Desde

ellos y ellas y su «mundo» es desde donde se ela-

boran las noticias. Si estas personas son las que día

a día tratan de construir un espacio más habitable

para todos, justo es que sean ellas las que cuenten

los fracasos y narren los logros.

Normalmente los medios de comunicación social presentan como acontecimientos sobresalientes lo que realizan y dicen las autoridades, políticos, empresarios y personajes ligados a la farándula o al deporte. La voz y la vida de la gente del pueblo, campesinos, jóvenes, mujeres, niñas y niños pare-cen no ser noticia. O lo es en los acontecimientos delictivos o luctuosos. Por ello mismo el lenguaje que se utiliza en muchos de los medios es ajeno al que diariamente habla la gente. Con raras excep-ciones, se puede afirmar que la vida cotidiana del sector popular está ausente de las preocupaciones de los medios de comunicación.

13.3. Participación activa de las personas y Comunidades

Lo más importante a destacar en este aspecto es

que las personas se sienten sujetos activos en la

emisora. La radio tiene la posibilidad de hacer sentir

a la gente lo que sucede entre la gente.

Lo primero, no por ser pequeño detalle es insignifi-

cante, es que las instalaciones de Radio Seybo son

«su casa». Es una casa a donde la gente acude con

confianza, nadie se siente extraña. Se acude para

participar, para comunicar una noticia o anunciar un

evento, para hacer un aviso social, para buscar ma-

teriales docentes en internet, para entregar una car-

ta para un programa determinado. O, simplemente,

para saludar a sus amigos que en ella laboran.

No es que la vida gire en torno a Radio Seybo, pero

sí que gira alrededor de la vida de la gente. Y eso,

hoy y desde hace tiempo, la gente lo sabe, lo perci-

be y lo valora. Por eso es ¡su emisora!

En una sociedad cuya realidad está altamente centralizada, donde los medios privados y públi-cos son poder y están al servicio del poder, ofrece «su» poder a la gente organizada y no organiza-da, que siente la necesidad y el derecho a expre-sar libremente sus pareceres, criticar y presentar alternativas en todo aquello que le afecta directa o indirectamente. Dar la palabra a la gente que nunca tiene oportunidad de expresarse, de hacer oír su voz y su sentir a quienes hablan y deciden en nombre de ellos es de suma importancia. Por ello, en múltiples ocasiones autoridades, políticos y gente con apellidos «sonoros» en la ciudad han manifestado su desacuerdo con las agendas que presenta nuestra emisora priorizando temas, noti-cias y acontecimientos de la gente de los barrios y campesina.

Y cuando hablamos de gente nos referimos a sec-tores que actualmente están marginados, exclui-dos, conscientemente o no, de un proceso comuni-cativo que también implica a órganos de expresión de partidos y asociaciones; a aquellos sectores no afiliados a siglas concretas, pero que luchan dentro de la vida cotidiana.

Tratamos de hacer una radio participativa cuando

provocamos la palabra y la respuesta en gente que

únicamente se le ha enseñado a asentir; cuando res-

pondemos a los gustos de la mayoría y hacemos del

buen humor y la esperanza su primera respuesta;

cuando informamos verazmente; cuando nos pre-

ocupamos de que entre todos se construya la ciu-

dadanía; cuando ayudamos a resolver los mil y un

problemas de la vida cotidiana; cuando en nuestros

programas se debaten todas las ideas y se respe-

tan todas las opiniones; cuando se estimula la di-

versidad cultural y la no homogenización mercantil;

cuando la mujer protagoniza la comunicación y no

es una simple voz decorativa o un reclamo publici-

tario; cuando no se tolera ninguna dictadura, ni si-

quiera la musical impuesta por las disqueras; cuan-

do la palabra de todos vuela sin discriminaciones ni

censuras.

Hacer una radio participativa es ayudar a hacer una

sociedad participativa. La radio participativa no es

tan sólo el ejercicio del derecho a la comunicación

como un derecho universal, ni el espacio de articu-

lación de propuestas, sino que debe convertirse en

un servicio público que se conjugue con la trans-

formación social. Contribuir al desarrollo mediante

el protagonismo de los ciudadanos, pasando de las

palabras a las acciones. Y es que no se trata de com-

prender la realidad, sino de ayudar a transformarla.

13.4. El Buen Vivir en el horizonte de Radio Seybo

Desde el inicio ha sido fiel a su filosofía y a sus prin-

cipios institucionales; esta perseverancia ha costa-

do un esfuerzo significativo. No ha sido fácil, como

tampoco lo es hoy, su mantenimiento. Pero, por su

fidelidad, en su razón de ser y de existir, ha man-

tenido la coherencia e independencia con grupos

y personas. Radio Seybo ha sido «su emisora», la

del pueblo, la de la gente, la de quienes acuden con

total confianza en las más diversas y variopintas

circunstancias de la vida. Ha escuchado a la gente,

ha sido espacio de pareceres diversos, ha sido vo-

cero de gente –en algunas circunstancias pasadas–

«amordazada», ha caminado en el sufrimiento y en

la alegría, en la fiesta y en el dolor. Nada, en defini-

tiva, de lo que ha sido humano ha sido indiferente

a Radio Seybo. Vuelvo a citar las mismas palabras

de nuestro Fr. Luis Oregui quien decía siempre: «no

será fácil entender la vida y la historia de El Seibo,

su provincia y buena parte del Este del país sin ha-

cer referencia a Radio Seybo».

Radio Seybo mantiene su filosofía inicial de acompa-

ñamiento de las Comunidades, trabajando conjun-

tamente con otras organizaciones que están en la

misma línea de apoyar a la persona en su desarrollo.

Radio Seybo acompaña a la población joven y apo-

ya a las organizaciones que favorecen la producción

local a la vez que promueve el ecoturismo rural.

La población haitiana, y de ascendencia haitiana,

sigue aumentando, y viven mayormente en las zo-

nas rurales y periféricas. Ante esta situación, Radio

Seybo facilita la convivencia pacífica dominico-hai-

tiana y promueve sus derechos. Radio Seybo, ante

la diversidad de culturas, ha fomentado la identi-

dad seibana y la defensa de los recursos natura-

les. También ha fomentado el nuevo concepto del

«buen vivir» a través de su programación y acom-

pañamiento de las Comunidades.

La mujer ha conquistado grandes espacios en la so-

ciedad seibana: económica, académica y política. Tie-

ne incidencia en la toma de decisiones. A pesar de

eso, las realidades como el aumento de feminicidios,

divorcios y las madres solteras también existen. Ra-

dio Seybo sigue impulsando el protagonismo de las

mujeres, tanto en la conducción y producción de pro-

gramas, como en el público a quien se dirige. Ha pro-

movido iniciativas económicas gestionadas por mu-

jeres, y ha contribuido a reivindicar a la mujer dentro

de la Iglesia a través de la formación teológica.

Desde la lógica del mercado, la situación política con-

tinúa recibiendo dinero del narcotráfico para finan-

ciar sus campañas, alimentando así el clientelismo

político pese a la gran insatisfacción de la población.

Radio Seybo, por su parte, continúa su labor siste-

mática de promoción de conciencia ciudadana, dan-

do a conocer que existen otras alternativas políticas

de cambio, al mismo tiempo que cuida y promueve la

independencia de su talento humano.

Radio Seybo forma parte de esta filosofía que apuesta por el cambio de paradigma hacia el Buen Vivir. Es una institución con sensibilidad ecuméni-ca, que combina los valores del Evangelio con los

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 9998

agradece la vida entregada de muchas personas de

buena voluntad, que han dejado detrás y delante de

los micrófonos tanta mente y corazón, las cuales se

sienten agradecidas por esas sonrisas y lágrimas

compartidas. Nos sentimos deudores de este

pasado que nos revitaliza y relanza. Las ilusiones

pasadas y los sueños que se hicieron realidad en

medio de tanta dificultad hicieron madurar este

precioso proyecto educativo a través de las ondas,

animado por los Frailes Dominicos. El eco de esta

realidad pasada está en los labios de las Comuni-

dades, sobre todo de las que viven en los campos

más lejanos, de las gentes más sencillas que sien-

ten suya la radio, nuestra radio.

Radio Seybo es más que una radio, es una gran fa-

milia, y así ya nos conocen. Cada uno de los pro-

gramas, desde «La Palabra de Dios hoy» hasta

«Los niños y niñas también cantan», son escuelas

de formación, de compartir, de diálogo, de alegría

que orientan el Buen Vivir, construyendo ciudada-nía, luchando por un mundo de acuerdo a la digni-dad de los hijos de Dios.

Radio Seybo utiliza creativamente las nuevas tec-nologías de la información y comunicación para estimular la intercomunicación entre la audiencia y los actores sociales, así mismo, para potenciar el intercambio y coproducción de productos ra-diofónicos con las emisoras de la red de la Unión Dominicana de Emisoras Católicas (UDECA), la Asociación Latinoamericana de Educación y Comu-nicación Radiofónica (ALER), la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) y la Asociación Mundial de los medios de comunicación católica (SIGNIS). En trabajo conjunto con las emisoras de UDECA hemos logrado influir en la implementa-ción de políticas públicas que aporten al Buen Vivir de la ciudadanía. Desde el mismo corazón de la Re-gión Oriental de La República Dominicana, infunde optimismo en la población humilde, pero cargada de esperanza en días mejores para las grandes mayorías a través de la Cultura del Buen Vivir. De aquí nace su misión: «acompañar a la sociedad seibana en sus luchas hacia la conquista del Buen Vivir, involucrándose en los procesos encaminados a lograr cambios justos y dignos, prestando aten-ción a los más desfavorecidos. Promover, vigilar, participar y orientar a la comunidad seibana, dán-dole vida a la esperanza de la ciudadanía desde los valores del Evangelio». En el desarrollo de su visión: «Radio Seybo se verá como una institución que mediante un proceso de innovación acentúa con mayor énfasis los procesos de concienciación y educación de la sociedad en sus demandas de un estilo de vida más humano y solidario. Será vista como una fuente donde beben organizaciones so-ciales y comunitarias que buscan un mejor estilo de vida mediante la justicia y todo lo que favorece la dignidad humana. Goza de credibilidad y respeto de la ciudadanía y de las autoridades de la provin-cia, gracias al trabajo comprometido con el Buen Vivir de los seibanos y seibanas, siendo gestora de muchos procesos de cambios sociales. Será vista y reconocida más que una radio, como una fuente

de inspiración generadora de proyectos reales que aportan al Buen Vivir. Será vista como el medio por excelencia y preferencia de la comunidad donde se educa y evangeliza de una forma liberadora donde convergen todos los valores para el Buen Vivir».

Se cumplen 45 años de estar en el aire, con los pies

en la tierra, celebrando muchos años de magia en

las ondas. Han sido muchos los esfuerzos, más las

ilusiones y no menos los desvelos. Radio Seybo

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TERCERA PARTE100

y esperanza. El micrófono nos reúne, la tecnología

nos amplifica gracias a nuestros corazones que se

unen, vibran, crean sintonía y nos comunican.

Es buen momento para sentirse orgullosos y, a la

vez, humildes. Orgullosos porque hemos hecho

mucho bien: hablando, con las voces más melo-

diosas, y escuchando, por eso nuestro lema: «Ra-

dio Seybo, ¡¡¡su emisora… 45 años escuchándote!!!»,

compartiendo tantas alegrías, tristezas individuales

y grupales. Humildes porque siempre nos queda

mucho que inventar, sabemos que la creatividad

nos debe guiar cada día para no caer en la rutina y

seguir acompañando a tantas personas.

13.5. El Proyecto de Agricultura «Virgen de Cova-donga» cuida la tierra

Radio Seybo tiene el privilegio de contar con una

finca de 4 hectáreas donde están los equipos de

transmisión de AM: antena, trasmisores, etc. En

el año 2006 se inició el Proyecto de Agricultura «Virgen de Covadonga» con el objetivo general de

mejorar las condiciones de vida de la empobrecida

población, posibilitar a pequeños y medianos pro-

ductores el desarrollo de nuevas tecnologías en el

cultivo de la tierra y contribuir a la sostenibilidad de

la emisora educativa Radio Seybo.

Los trabajadores del proyecto aman la tierra. Tal es

el caso de Cesarina, Johanna y Lily que son em-

prendedoras, están llenas de vida y muy deseosas

de sacar adelante a su familia de cinco, dos y un

hijo respectivamente. Viven en humildes casitas de

techo de zinc con goteras, sin nevera y sin energía

eléctrica buena parte del día. Durante unos meses

asistieron a un curso de formación que imparte el

Equipo de Educación Mujeres Raíces (EEMUR) es-

pecializándose en el manejo de cultivos en inver-

naderos. Actualmente hacen las prácticas en el

Proyecto de Agricultura «Virgen de Covadonga»,

que está apoyado por «Selvas Amazónicas». Están

aprendiendo de la mano paciente de Alex, Quiquín,

Mercedes, Enrique, y Raúl quienes trabajan desde

hace trece años en este bello proyecto.

Cuando las regresaba a su casa, después de ha-

ber trasplantado 10.000 plantitas de pimiento, me

llegaron al alma las palabras de Johanna: «el di-

nero del detergente me lo gasté anoche para la le-

che de mi hijo pues era su cumpleaños». No sabía

cómo responder y se apoderó de mí la impotencia.

Estas valientes mujeres no se rinden buscando lo

mejor para su familia. En sus labios renace cada

día la palabra esperanza, que las mueve a seguir

en la lucha a pesar de todas las dificultades que

encuentran en el camino. Tienen deseos de apren-

der cosas nuevas y miran atentas las observacio-

nes que se les hacen. Son responsables, inquietas,

animosas, alegres. Están contentas de trabajar en

la tierra, en este proyecto de agricultura, donde

están haciendo suyas las palabras de Cicerón: «La

agricultura es la profesión propia del sabio, la más

adecuada para el ignorante y la ocupación más

digna para el hombre libre». Se enorgullecen de

este trabajo en el que están aprendiendo a sem-

brar semillas en las bandejas de cultivo, a tras-

plantar las maticas al mes de germinadas, a ani-

llarlas al tronco con los hilos, a podarlas, a quitar

las malas hierbas y, por último, a recoger el fruto.

Todavía les queda por aprender la fertilización a

través del riego por goteo y la cura de las plagas

de enfermedades.

Con la fuerza de estas mujeres y de las demás per-

sonas que trabajan en este proyecto se hacen rea-

lidad las palabras del Génesis: «Dijo Dios: Produzca

la tierra vegetación: hierbas que den semillas y ár-

boles frutales que den fruto, de su especie, con su

semilla dentro, sobre la tierra».

Aprenden a sembrar semillas en las bandejas de cultivo, a trasplantar las maticas al mes de germinadas, a anillarlas al tronco con los hilos, a podarlas, a quitar las malas hierbas y, por último, a recoger el fruto

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 103TERCERA PARTE

Radiofónica (ALER); la Comunidad de Dominicos de

Babilafuente y Acción Verapaz de Salamanca; y de

Radio San Martín de Arequipa y la Familia Domini-

cana de Perú. (Ver anexos).

Posteriormente, tomó la palabra el Dr. José Guz-

mán, representante de la Comisión Nacional de los

Derechos Humanos de la provincia que, junto a la

Dra. Noemí Méndez, están acompañando el proce-

so legal de la denuncia.

El acto concluyó con las palabras de agradecimien-

to de Claribel Álvarez, mujer incansable y valiente

que lidera la representación de las familias desalo-

jadas por la mala voluntad de la Compañía Central

Romana. Seguimos en la lucha: No nos quedamos

callados ante esta sangrante y amarga realidad. De

otra forma todos somos cómplices al consumir el

azúcar de la humillación y la ignominia.

14.1. La denuncia llega a la ONU

La denuncia presentada a la Relatora Especial para

la vivienda adecuada en Naciones Unidas de Gine-

bra ha sido acogida con especial interés, gracias a

la tenacidad de Fr. Mike Deeb, Representante de la

Orden ante la ONU, y Laurence Blattmer, coordina-

dora de la Oficina de la Orden ante la ONU en Gi-

nebra. En el Palacio de Justicia local se rechazó la

querella porque debían figurar nombres concretos.

Así las cosas, no se ha conseguido que el CR se pro-

nuncie, vaya a la justicia o repare los daños físicos

y psicológicos causados sobre todo a niñas y niños

que todavía hoy día sufren las secuelas de aquella

noche de la dominicanidad.

Desde la Oficina de la Orden en Ginebra se tomó

esta denuncia como propia de tal modo que el día 7

de marzo de 2016 se presentó un llamado urgente

a la Señora Leilani Farha, Relatora Especial de las

Naciones Unidas sobre el derecho a una vivienda

adecuada, como elemento integrante del derecho

a un nivel de vida adecuado y sobre el derecho de

no discriminación a este respecto. La transcribo a

continuación por la relevancia del caso:

14. Acciones en contra de la impunidad de la Compañía Central Romana

En este sentido, fieles a la estela de la primera Comunidad Dominica, la Familia Dominica de El Seibo animó a una gran movilización, el día 23 de febrero de 2016, en apoyo a las 80 familias salvajemente desalojadas por el Central Romana, la cual fue un éxito de participación.

El cielo bendijo con la lluvia los momentos previos al inicio de

la caminata que recorrió varios barrios de Santa Cruz de El

Seibo, partiendo del Cuerpo de Bomberos y finalizando en el

Parque Duarte. Junto a las familias se dieron cita numerosas

personas de la provincia y las que llegaron de diferentes lu-

gares del país. Además de la Familia Dominica, la Escuela El

Rosario, la Asociación Acción Verapaz y Radio Seibo participa-

ron Ciudad Alternativa, Red Urbana Popular, la Defensora del

Pueblo, las Juntas de Vecinos y representaciones de las Igle-

sias. A destacar la presencia de los más importantes medios

de comunicación locales, regionales y nacionales que dieron

amplia difusión de lo acontecido.

La caminata transcurrió de forma pacífica acom-pañada por la Policía Nacional y la Autoridad Metropolitana de Transporte gracias al apoyo del Procurador fiscal provincial, Dr. Manuel Emi-lio Santana, quien tomó esta lucha como propia. Con la música de fondo de Los Guaraguao se pro-clamaron frases alusivas al derecho de tener un techo digno y de reproche al Central Romana. El Parque Duarte acogió a los caminantes, donde se compartió una bella celebración coordinada por el equipo de Radio Seybo que ha acompaña-do desde el inicio a las familias y ha levantado su voz en contra del Central Romana. Se comenzó escuchando las gloriosas notas del Himno Nacio-nal. Después Olga Mota animó una bella oración. Morena Sánchez y Francisco Herrera, represen-tantes de las familias desalojadas, tomaron la palabra, visiblemente emocionados, para relatar todo lo ocurrido en la noche del 26 de febrero. Entre sus frases destacamos: «Somos pobres en todo el sentido de la palabra», «ya está bue-no que los pobres nos quedemos callados», «si desmayamos, los abusos van a continuar», «no podemos dejar que se nos olvide”. La esperanza fue el hilo conductor de sus palabras entrecorta-das por la emoción. Sócrates Peguero, director de la Red Urbano Popular, ofreció su apoyo desde la Campaña «Casa Ya», que aglutina un colectivo de organizaciones que integran la mesa de políticas sociales del Foro Ciudadano, consciente de que el derecho a una vivienda digna es una garantía de la que todas las personas deben gozar. Esta pro-puesta surge para exigir al gobierno la realización de este derecho, tal cual lo establece la Consti-tución Dominicana en su artículo 59. Añadió que «Casa Ya» busca impulsar una política integral de vivienda superando las acciones dispersas que actualmente se ejecutan desde el gobierno en el país. Se persigue promover la aprobación e imple-mentación de una ley que garantice el derecho a la vivienda digna de manera universal.

A continuación, se dio lectura a los manifiestos de

solidaridad de distintas entidades internaciona-

les: La Asociación Latinoamericana de Educación

102

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 105TERCERA PARTE104

Para: Señora Leilani Farha, Relatora Especial sobre el derecho a una vivienda adecuada

«Llamado urgente a las Naciones Unidas»

80 familias de las Comunidades del batey Los Cajuelitos y el sector Villa Guerrero, en Santa Cruz de El Seybo, Provincia de El Seybo, República Dominicana, fueron brutalmente desalojadas sin orden judicial por agentes de la empresa Compañía Central Romana.

Dominicans for Justice and Peace (Order of Preachers), en nombre de las siguientes organizaciones: La Familia Dominica, la Asociación Acción Verapaz, la Escuela El Rosario y Radio Seybo, quisieran llamar su atención sobre una situación muy preocupante en República Dominicana, que se refiere a los brutales desalojos inhumanos e ilegales de 20 familias ocurridos en Los Cajuelitos el 15 de enero y de 60 familias en Villa Guerrero el 26 de enero del 2016 por parte de los agentes armados o guardias campestres de la Compañía Central Romana.

El 26 de enero, a las 3 de la madrugada llegaron con sus armas 50 agentes de la policía privada de la Compañía Central Romana. Sin autorización, sin documentos de propiedad de la tierra, y sin presencia de funcionarios del Ministerio Público, desalojaron a 60 familias del sector Villa Guerrero en la ciudad de Santa Cruz de El Seibo, sin tomar en cuenta la condición de pobreza en la que esas familias se encuentran. Los agentes de la empresa destruyeron 60 casas, despojando a las familias de sus propiedades. Las víc-timas nunca fueron advertidas o consultadas previamente de este acto de desalojo. Según testimonios de las víctimas, los policías privados apuntaron con sus armas a las personas, incluidas las niñas y los niños, pronunciando fuertes amenazas contra las personas, diciéndoles que les quitarían la vida si no salían de sus viviendas. Los guardas campestres incluso golpearon con sus armas a algunas personas que ofrecían resistencia a irse.

El procedimiento efectuado en contra de estas familias (80 en total que comprende 300 personas) es a todas luces atentatorio a los derechos fundamentales y al debido proceso señalado en la Constitución y legislación dominicana. Ahora las familias se encuentran en una situación muy precaria. Han sido tempo-ralmente acogidas por familiares. Pero los familiares son muy pobres y las casas muy sencillas.

Los afectados solicitaron asistencia al Gobernador Provincial, al Alcalde Municipal y al Procurador Fiscal. A pesar de todo lo ocurrido como afrenta al Estado de derecho, no se ha tomado ninguna acción pública para garantizar la asistencia a todas las víctimas. Hay que señalar que la Compañía Central Romana ha desalo-jado a estas familias sin ser propietaria de los terrenos donde ha llevado a cabo el brutal desalojo. Dicha empresa ocupa el 70 % de la tierra de la provincia de El Seybo y por eso, tiene un gran poder económico y político en el país. De acuerdo con testimonios, hay acciones de intimidación y presiones ejercidas por la Compañía para con las familias desalojadas y el personal que integra el equipo de Radio Seybo, que es muy activo en esta lucha y rechaza los abusos e ilegalidades del Central Romana.

Se presentó una denuncia el 17 de febrero ante el Magistrado Procurador Fiscal de la Provincia de El Seibo, el cual ha tomado muy en serio los abusos e ilegalidades denunciados por los afectados en contra del Cen-tral Romana. Las familias quieren que se les indemnice por el daño causado a su dignidad humana y por el trauma psicológico causado principalmente a sus niños y niñas.

El Ministerio de la Mujer, en la persona de su Directora, Severa Severino, desde una posición crítica con las instancias gubernamentales y de apoyo a esta causa, ha ofrecido el acompañamiento psicológico de sus profesionales para la atención de las personas afectadas por las salvajes actuaciones de la policía privada de la Compañía.

También se está en contacto con el Asesor en Derechos Humanos del Alto Comisionado de Naciones Uni-das en República Dominicana quien ha realizado gestiones para que las autoridades nacionales interven-gan en el asunto.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, entidad de la sociedad civil, ha iniciado recientemente un proceso de movilización con los afectados en reclamo del derecho a una vivienda digna. Asimismo, la Asociación de Seibanos sin Techo, con el apoyo de Radio Seybo, convocó el 23 de febrero a una gran movilización pacífica por las calles de Santa Cruz de El Seybo, para acompañar a las familias afectadas y en protesta a la Compañía Central Romana. En ésta participaron la Familia Dominica, la Asociación Acción Verapaz, Ciudad Alternativa, Red Urbana Popular, la Defensoría del Pueblo, las Juntas de Vecinos y repre-sentaciones de las Iglesias de la Provincia de El Seibo, destacándose la presencia de los más importantes medios de comunicación locales, regionales y nacionales que dieron amplia difusión de lo acontecido.

El problema del desalojo forzoso y de la destrucción y demolición arbitrarias del hogar es recurrente en la República Dominicana, y las autoridades se mantienen al margen del problema. El Comisión Nacional de los Derechos Humanos de la Provincia de El Seibo lleva más de 15 años acompañando a las familias que no tienen techo y son brutalmente expulsados de sus tierras o sus casas.

La Constitución Dominicana establece en su artículo 59 que toda persona tiene derecho a una vivienda dig-na con servicios básicos esenciales. A nivel internacional, la República Dominicana se comprometió tam-bién a respetar el derecho a una vivienda adecuada por la ratificación del Pacto Internacional de Derechos

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 107TERCERA PARTE106

Económicos, Sociales y Culturales en el año 1978. Por tanto, el Estado debe proteger a las personas físicas contra el desalojo forzoso y la destrucción y demolición arbitrarias del hogar, así como proporcionar repa-raciones y recursos jurídicos efectivos cuando eso ocurra. Hoy, la República Dominicana, o sea el Estado Dominicano, no sólo ha fallado en proteger las familias contra estas brutales acciones, sino que tampoco ha provisto de asistencia a las familias.

La empresa no ha cumplido tampoco con los requerimientos de la ley, constituyendo así una violación a los principios básicos del debido proceso que consisten en: a) La notificación previa; b) La determinación de los derechos en juego; c) El derecho a ser asistido jurídicamente; d) ejercer una defensa y disponer de un plazo razonable para preparar los alegatos, formalizarlos y evaluar las pruebas correspondientes; e) Que las actuaciones y decisiones se consignen por escrito; f) Plazo razonable; g) Revisión judicial efectiva.

Mostramos nuestra profunda preocupación ante la situación precaria en la que las familias se encuentran ahora, y denunciamos la pasividad de las autoridades. Es urgente que el Estado de la República Domini-cana asuma sus obligaciones con respecto al derecho a una vivienda digna para ser entregadas a familias pobres.

Recomendaciones:

Por eso, solicitamos elevar el caso con el Estado de la República Dominicana, instándole a:

1. Alojar inmediatamente a las familias.

2. Cesar todas las acciones de intimidación y presión a las que las familias desalojadas y el personal de Radio Seybo se ven sometidas.

3. Poner los medios necesarios para reparar con celeridad los daños causados a estas familias y defender sus derechos básicos.

4. Exigir a la Compañía Central Romana la reparación de los daños materiales ocasionados en la brutal acción de la demolición de las casas. También que asuma la responsabilidad del pago de profesionales para acompañar psicológicamente a las personas afectadas y a sus familias.

También instamos a que usted visite el país para comprobar los hechos presentados y con el fin de evaluar la realización del derecho a una vivienda digna para ser entregadas a familias pobres.

Solicitamos tome la acción pertinente ante esta situación a la mayor brevedad, teniendo en cuenta la sen-sibilidad de estos hechos ante el paso del tiempo. Esperamos que usted pueda abordar este tema ante el Gobierno de la República Dominicana.

Acepte, señora Relatora Especial, la expresión de nuestra más alta y distinguida consideración.

Presentado por Dominicans for Justice and Peace (Order of Preachers) a nombre de: la Familia Dominica, la Asociación Acción Verapaz, La Escuela El Rosario, y Radio Seybo”.

La respuesta y comunicación de la Relatora Leilani Farha enviada al Gobierno Dominicano y al CR fue

contundente:

Mandatos del Grupo de Trabajo sobre la cuestión de los derechos humanos y las empresas transnaciona-les y otras empresas, y de la Relatora Especial sobre una vivienda adecuada como elemento integrante del derecho a un nivel de vida adecuado REFERENCIA: UA DOM 2/2016, 15 de julio de 2016

Estimada Sra. Katherine Urbáez:

Tenemos el honor de dirigirnos a Usted en nuestra calidad de Grupo de Trabajo sobre la cuestión de los derechos humanos y las empresas transnacionales y otras empresas; y de Relatora Especial sobre una vivienda adecuada como elemento integrante del derecho a un nivel de vida adecuado, de conformidad con las resoluciones 26/22 y 31/09 del Consejo de Derechos Humanos.

En este contexto, quisiéramos llamar la atención urgente del Gobierno de su Excelencia sobre la informa-ción que hemos recibido en relación con dos desalojos forzosos de ochenta familias en total, aproximada-mente 300 personas, incluyendo niños y niñas, residentes en la ciudad de Santa Cruz de El Seibo los días

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 109TERCERA PARTE108

15 y 26 de enero por parte de agentes armados de la empresa Compañía Central Romana. Luego de que han transcurrido varios meses de los desalojos, las personas desalojadas, en una de las zonas más empo-brecidas del país, siguen viviendo de forma muy precaria en casas de familiares o en casas alquiladas en el barrio de Villa Guerrero, y hasta la fecha no se ha puesto a su disposición un plan de contingencia después de sus desalojos o una alternativa de vivienda. Alegan también que no han recibido ninguna compensación por parte de la empresa ni apoyo por parte de las autoridades respectivas.

Según la información recibida: el día de 15 de enero, agentes de la Compañía Central Romana irrumpieron en los precarios hogares. Veinte familias de las comunidades del poblado (‘batey’) Los Cajuelitos fueron desalojadas. Durante el segundo desalojo el día de 26 de enero, ocurrido en el sector de Villa Guerrero, es-tos mismos agentes llegaron con armas a las tres de la madrugada y destruyeron viviendas habitadas por sesenta familias, e incluso amenazaron de muerte a las personas que se negaban a salir de sus hogares. Los agentes de la empresa demolieron en total sesenta casas.

Se alega que los desalojos tuvieron lugar con uso desproporcionado de la fuerza y que en ningún de los dos eventos se contó con autorización judicial, con documentos de propiedad de la tierra y/o con presencia alguna del Ministerio Público o autoridad pertinente. Tampoco se les consultó o notificó previamente a las familias afectadas, ni se estableció un plan de contingencia o se les presentó una alternativa de vivienda. No se cuenta con información de que las familias hayan recibido compensación adecuada por los bienes perdidos o destruidos. Las víctimas temen por su seguridad y la de sus comunidades, ya que los agentes pueden seguir actuando bajo la aquiescencia de la empresa que actúa frecuentemente, conforme a la in-formación recibida, con impunidad.

De acuerdo a la información recibida, la Compañía Central Romana es la principal corporación agrícola en la región este de la República Dominicana, y el mayor productor y exportador de azúcar del país. Se estima que ocupa más del setenta por ciento del territorio de la provincia.

En febrero de este año, la Comisión de los Derechos Humanos de la Provincia El Seybo (desde ahora la Comisión), señaló que el desalojo sin orden judicial constituía una violación del derecho a la vivienda. En consecuencia, el Ministerio Público debería haber actuado de oficio, iniciando una acción pública para que Compañía Central Romana tuviese que rendir cuentas por sus atropellos.

Las víctimas han solicitado asistencia a diferentes instituciones gubernamentales como al Gobernador Provincial, a la Alcaldía Municipal y a la Procuraduría Fiscal, pero no han recibido respuesta alguna. Las personas desalojadas alegan que la falta de acción a su favor se debe a la influencia económica y política de la empresa en diversas instituciones del país. Tanto la Comisión como las personas desalojadas unieron fuerzas con diferentes organizaciones sociales para llevar a cabo movilizaciones en reclamo al derecho a una vivienda digna y a compensaciones adecuadas. Motivados por esta causa, la Asociación de Seibanos sin Techo, con el apoyo de Radio Seybo, convocaron el 23 de febrero a una gran movilización pacífica por las calles de Santa Cruz de El Seybo, para acompañar a las víctimas en protesta contra la compañía.

Expuesto el caso y sin realizar, de antemano, una conclusión sobre los hechos, deseamos expresar nues-tra profunda preocupación sobre la manera en que se ha llevado a cabo este desalojo y nuestro llamado urgente para que las autoridades tomen medidas inmediatas con relación a las condiciones en las que con-tinúan viviendo estas familias sin un plan de contingencia efectivo ni una alternativa adecuada de vivienda

cuando han transcurrido varios meses desde el desalojo. Expresamos también nuestra preocupación por la aparente incapacidad del Estado para proteger y asegurar los derechos de las personas en el poblado Los Cajuelitos y el sector Villa Guerrero, en especial el derecho a una vivienda adecuada, y para hacer frente a un desalojo ilegal y con uso de la fuerza llevado a cabo sin orden judicial por agentes una empresa privada, la Compañía Central Romana.

Los hechos alegados parecen indicar una violación prima facie del derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para ella y su familia, incluyendo el derecho a una vivienda adecuada, consagrado en el artí-culo 11, párrafo 1, del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) que fue ratificado por República Dominica, el 4 de enero de 1978; y en el artículo 27, párrafos 1 y 3 de la Convención de los Derechos del Niño, ratificada en 1991 que protegen el derecho un nivel de vida adecuado para el de-sarrollo de todo niño y que exhorta a tomar las medidas adecuadas en relación con la vivienda adecuada.

En este sentido, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su Observación General No. 4 (1991), ha sido enfático en señalar que la seguridad jurídica de la tenencia es un elemento esencial del derecho a la vivienda, y que “sea cual fuere el tipo de tenencia”, todas las personas deben gozar de cierto grado de seguridad de tenencia que les garantice una protección legal contra los desalojos. Así también el Comité ha indicado en la Observación General No. 7 (1997) sobre desalojos forzosos, que es esencial cumplir el más estricto procedimiento en cuando a desalojos forzosos, incluyendo garantías procesales esenciales tales como una auténtica oportunidad de consultar a las personas afectadas; un plazo suficiente y razonable de notificación con antelación a la fecha prevista para el desalojo; recursos y asistencia jurídi-cas, y establecimiento con suficiente antelación de un plan de contingencia, reasentamiento y alternativas de vivienda, entre otros. El Comité ha dejado claro que los desalojos forzosos no deben dar lugar a que las personas se queden sin vivienda, sin techo o expuestas a violaciones de otros derechos humanos además del derecho a una vivienda adecuada, y que no pueden ser ejecutados por terceros.

En conexión con lo señalado, nos permitimos llamar la atención de su Gobierno sobre los Principios Rec-tores sobre seguridad de la tenencia de las personas en situación de pobreza elaborados por la anterior Relatora Especial sobre el derecho a la vivienda, la Sra. Raquel Rolnik, (A/HRC/25/54). Así también sírvase tener en cuenta los informes recientes sobre las obligaciones y responsabilidades de los Gobiernos locales y subnacionales con respecto a la implementación del derecho a la vivienda adecuada (A/HRC/28/62); y sobre la situación de personas sin techo o la falta de hogar y el derecho a la vivienda adecuada (A/HRC/31/54). Subrayamos además Los Principios Básicos y Directrices sobre Desalojos y Desplazamiento Generados por el Desarrollo (A/HRC/4/18).

Adicionalmente, de acuerdo con la información recibida, la empresa Compañía Central Romana no ha cum-plido con su responsabilidad de respetar los derechos humanos de conformidad con los Principios Recto-res sobre las empresas y los derechos humanos (A/HRC/17/31), incluso la responsabilidad de evitar que sus propias actividades provoquen o contribuyan a provocar consecuencias negativas sobre los derechos humanos y hagan frente a esas consecuencias cuando se produzcan; y tratar de prevenir o mitigar las con-secuencias negativas sobre los derechos humanos directamente relacionadas con operaciones, productos o servicios prestados por sus relaciones comerciales, incluso cuando no hayan contribuido a generarlos.

De hecho, si una empresa, a través de sus relaciones comerciales, o en este caso, de sus empleados, causa o contribuye al proceso de expulsión o desalojo ilegal, y no toma las medidas para prevenir, mitigar y re-

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 111TERCERA PARTE110

desalojo forzoso?¿Qué mecanismos específicos pueden ser utilizados con respecto a desalojos forzosos llevados a cabo por actores privados sin orden judicial?

8. Sírvanse indicar las medidas, incluidas las políticas públicas, la legislación, los reglamentos, que el Gobierno ha puesto en marcha para prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones de de-rechos humanos relacionadas con las actividades de las empresas comerciales en su territorio y/o jurisdicción.

9. Sírvanse indicar si el Gobierno ha dado una orientación a las empresas comerciales que operan en la República Dominicana en su proceso de diligencia debida con respecto a derechos humanos. Dicho proceso permite a las empresas identificar, prevenir, mitigar y dar cuenta de la forma en que abordan sus impactos en los derechos humanos (según los Principios Rectores sobre las empresas y los dere-chos humanos, Principios 17-21)

A la espera de una respuesta, hacemos un llamamiento a su Gobierno así como, por su digno intermedio, al Gobierno municipal, a que se adopten todas las medidas provisionales necesarias para mitigar el impacto de los desalojos mencionados sobre los derechos humanos de todos/as los residentes, y de manera espe-cial de los niños y niñas, de las personas adultas mayores, de las mujeres embarazadas y de las personas con discapacidad. Además, le agradeceremos si su Gobierno podría transmitir a la brevedad posible esta carta al Municipio Santa Cruz de El Seibo.

Tenemos la intención de expresar públicamente nuestra preocupación sobre esta situación en el futuro cercano ya que consideramos que la información en que se basa este llamamiento urgente, y que infor-maría nuestro comunicado de prensa, es suficientemente fiable para justificar una atención inmediata. El comunicado de prensa indicaría que hemos estado en contacto con su Gobierno para aclarar los asuntos en cuestión.

Garantizamos que la respuesta de su Gobierno será incluida en el informe que presentaremos a la aten-ción del Consejo de Derechos Humanos. Una comunicación ha sido también enviada a la Compañía Central Romana.

Acepte, Sra. Katherine Urbáez, la expresión de nuestra más distinguida consideración.

Pavel Sulyandziga, Presidente del Grupo de Trabajo sobre la cuestión de los derechos humanos y las em-presas transnacionales y otras empresas

Leilani Farha, Relatora Especial sobre una vivienda adecuada como elemento integrante del derecho a un nivel de vida adecuado.

parar otros impactos adversos sobre los derechos humanos adversos de la población local, se puede con-siderar que dicha empresa no ha cumplido con su responsabilidad de respetar los derechos humanos. No obstante, República Dominicana tiene la obligación de proteger los derechos humanos en contra de todos tipos de hechos en contra del derecho internacional.

El texto completo de las normas contenidas en los instrumentos internacionales que nos permitimos recordar y de los estándares internacionales aplicables se encuentra disponible en la página web www.ohchr.org, y puede ser proveído si se solicita.

Teniendo en cuenta la urgencia del caso, agradeceríamos recibir de su Gobierno una respuesta sobre las acciones emprendidas a la brevedad posible.

Es nuestra responsabilidad, de acuerdo con los mandatos que nos han sido otorgados por el Consejo de Derechos Humanos, intentar clarificar los alegatos sobre los que recibimos información. En este sentido, estaríamos muy agradecidos/as de tener su cooperación y sus observaciones sobre los asuntos siguientes:

1. Sírvase indicar cuales son las autoridades competentes a nivel nacional y/o local para responder ante situaciones como las descritas en esta carta sobre los desalojos ocurridos en la ciudad de Santa Cruz de El Seybo los días 15 y 26 de enero por parte de agentes armados de la empresa Compañía Central Romana.

2. ¿Cuáles son las obligaciones y responsabilidades del Gobierno central sobre el tema de vivienda en la región El Seybo? ¿Cuáles son las acciones y directrices del Gobierno central en relación con desalojos de personas en asentamientos informales? Sírvase detallar las áreas específicas de competencia del Gobierno central en relación con los hechos descritos.

3. ¿Cuáles son las obligaciones y competencias específicas del Municipio Santa Cruz de El Seybo con relación al derecho a una vivienda adecuada, y de manera específica con relación a las comunidades del batey Los Cajuelitos en el sector Villa Guerrero? ¿Qué políticas públicas y programas del Gobierno municipal existen para asentamientos informales? Sírvase detallar las áreas específicas de competen-cia del Gobierno municipal.

4. Sírvase mencionar si se tomaron medidas administrativas o legales por parte del Gobierno nacional o municipal con respecto a la empresa Central Romana en relación al supuesto desalojo forzado de los habitantes de la zona.

5. Sírvase, de ser posible, indicar de forma desagregada (por edad, sexo, procedencia, etnicidad, entre otros) la composición de la población del asentamiento informal Los Cajuelitos.

6. ¿Qué medidas de carácter inmediato y prioritario planifica tomar el Gobierno central para garantizar una vivienda adecuada para las 80 familias que fueron desalojadas, considerando que han transcurri-do varios meses desde su desalojo?

7. ¿Qué mecanismos de queja (judiciales o administrativos) están disponibles para que las personas des-alojadas puedan exigir sus derechos a una vivienda adecuada y a la no discriminación frente a un

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 113112

14.2. Respuesta del Ministerio Público

La larga y constante lucha, a nivel nacional e

internacional, para el reconocimiento de los de-

rechos de las familias dio algunos frutos: en

septiembre de 2017, la Procuraduría General de

la República aceptó examinar la denuncia legal

presentada por las familias. En octubre, repre-

sentantes superiores del Gobierno de la Repú-

blica Dominicana y miembros del Ministerio de la

Justicia se reunieron para discutir el caso en Gi-

nebra con los representantes internacionales de

las víctimas. Se acordaron puntos de acción y, por

fin, el caso está en trámite ante órganos judiciales

competentes. Era de esperar que estas iniciativas

garantizaran que los autores de violaciones de

los derechos humanos no quedasen impunes en

República Dominicana, y que las víctimas de des-

alojos forzosos tuviesen el derecho a obtener un

recurso efectivo y adecuado hasta lograr la repa-

ración del daño causado.

Pero todas las reuniones habidas en el Palacio de Justicia de El Seibo y en la Misión Permanente de República Dominicana ante la ONU en Ginebra con las magistradas de DDHH, Rosalba Ramos, Rhadys Abreu y Danissa Cruz, se garantizó que el CR se-ría fuertemente castigado y obligado a reparar los daños. Sin embargo, en diciembre de 2017 se dio a conocer la sentencia del Ministerio Público de la Procuraduría General de la República referente a la denuncia de las 60 familias desalojadas por la Com-pañía Central Romana, concluyendo así:

«Dictamen de archivo definitivo: …es manifiesto que el hecho no constituye una infracción penal; por lo que se dispone el archivo definitivo en virtud del artí-culo 281 numeral 6 del Código Procesal Dominicano Ley 76-02, modificada por la Ley 10-15, por todas las razones antes indicadas y conforme la norma proce-sal penal dominicana».

Recordamos que fue a las 3 de la madrugada del

26 de enero de 2016 cuando decenas de guar-

dia campestres del Central Romana destruyeron,

según palabras del Abogado del Estado, «de forma

arbitraria y sin compasión», 60 casas, encañonan-

do a niños y niñas, y sacándolos de un camino de

uso público que está fuera de la tierra que ocupa la

Compañía. Después de las condenas de la Relato-

ra Especial para la Vivienda Adecuada de la Orga-

nización de las Naciones Unidas y del Procurador

Fiscal de la provincia de El Seybo y del rechazo

de toda la población, llega este «premio judicial» a

una institución que tiene más de un siglo concul-

cando la dignidad de la región oriental de Repúbli-

ca Dominicana.

14.3. Evento paralelo en la ONU

El día 24 de septiembre de 2018, durante la 39ª Se-

sión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU

en el Palais des Nations de Ginebra, se analizó, en

un evento paralelo, la creciente preocupación in-

ternacional sobre la industria de la caña de azúcar

en la República Dominicana, debido a la impunidad

de sus acciones ante la violación de los derechos

humanos. Junto con el turismo, la producción de

azúcar es una de las principales industrias y una de

las mayores fuentes de empleo en la República Do-

minicana, especialmente en la región oriental. Los

impactos adversos de la producción de caña son

importantes en las condiciones de vida y en el me-

dio ambiente.

A este evento, organizado por la asociación Domi-nicos por la justicia y la paz, asistieron delegados de misiones permanentes en la ONU de varios países. Los panelistas de este evento fueron Fr. Damián Calvo O.P., experto sobre la industria azu-carera en la República Dominicana y sus impactos sobre los derechos humanos; María Magdalena Álvarez Gálvez, víctima de los desalojos forzo-sos por parte del Central Romana y Carlos López, miembro del Grupo de Trabajo sobre la cuestión de los derechos humanos y las empresas transna-cionales. María Magdalena compartió un testimo-nio estremecedor del desalojo forzado que sufrió el 26 de enero de 2016, cuando agentes armados de la azucarera Central Romana irrumpieron en la

madrugada en su casa y las de otras 59 familias. Explicó cómo les expulsaron de sus casas de forma violenta y a continuación destruyeron sus vivien-das sin autorización judicial ni presencia de ningu-na autoridad pertinente. María Magdalena habló en nombre de todas estas familias para denunciar la injusticia que continúa desde hace ya 3 años. Fray Damián presentó el contexto histórico indicando que la industria azucarera y la esclavitud crecieron estrechamente unidas. Explicó la creación de Central Romana y Grupo Vicini, las dos empresas azucareras más poderosas del país. Y finalmente confirmó la explotación laboral existente en el sector. Carlos López, de la Comisión Internacional de Juristas, abordó el problema del trabajo forzoso en este sector empresarial. Explicó que la Repú-blica Dominicana sí que ha ratificado los tratados internacionales al respecto, pero el nivel de imple-

159 Videos de las intervenciones: https://www.facebook.com/ordopraedicatorum/videos/Audios de las intervenciones: https://soundcloud.com/dominicos/sets/azucar-amargo-en-la-republica-dominicana

mentación deja mucho que desear. También indicó los posibles alcances en cuanto a la responsabili-dad de los países de Europa y de Norte América en tanto que somos consumidores del azúcar que allí se produce159.

El principal objetivo fue informar y arrojar luz sobre

esta sangrante realidad poco conocida en la Repú-

blica Dominicana e informar a las delegaciones es-

tatales sobre la importancia de abordar este tema

ante el próximo Examen Periódico Universal de la

República Dominicana, en el cual todos los Estados

Miembros de la ONU examinarán la situación de

los derechos humanos en el país que tendrá lugar

en enero de 2019. El evento también buscó facili-

tar un espacio para el diálogo constructivo entre

varios actores, incluido el Gobierno de la República

Dominicana.

Ahora las familias se encuentran en una situación

muy precaria. Han sido temporalmente acogidas

por familiares. Pero los familiares son muy pobres

y las casas muy sencillas. Más de tres años des-

pués, no se han proporcionado respuestas a las

víctimas para reparar la destrucción de sus ho-

gares y el trauma causado por la violencia de los

desalojos.

Seguimos en la lucha acompañando a las fami-

lias, a la vez que reflexionamos sobre cómo vol-

ver a disfrutar de la tierra robada por la Compa-

ñía Central Romana a los campesinos. Sabemos

que es un camino largo, no exento de dificultades,

pero el miedo se está convirtiendo en valentía y

nos sostiene la esperanza de poder mirar un día

esa tierra que mana leche y miel, una tierra que

ofrezca trabajo y techo dignos para todas las per-

sonas. El caso está ahora en un punto de inflexión

y los defensores a nivel local e internacional de

las víctimas monitorearan el proceso con mayor

interés.

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 115TERCERA PARTE114 115ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 115

15. Acciones en contra de la impunidad del Grupo Vicini

El Grupo Vicini tiene en zozobra y angustia permanente a las Comunidades de Mata de Palma. Es un problema por la tenencia de la tierra que viene de lejos, donde recientemente hubo muertes entre personas que defendieron intereses de diferentes consorcios azucareros disputando tareas de tierra que supuestamente les pertenecían.

En declaraciones recientes del Director del Consejo Estatal del

Azúcar (CEA), afirmó que este organismo rentó por 50 años al

Grupo Vicini 400.000 tareas de tierra (25.155 hectáreas) a 375

RD$ la unidad (6.8 euros). Rápidamente podemos hacer cál-

culos sin sumadora para concluir cuánta tierra por tan poco

dinero. Lo peor de todo es que los beneficiarios de este con-

trato con el Estado no tardaron en invadir las tierras de estas

apacibles gentes. Con sus grandes tractores, en el mes de oc-

tubre de 2016, araron la tierra, destruyendo todos los pastos y

cultivos que encontraron a su paso y matando muchas vacas

y ovejas preñadas. Por si fuera poco, los líderes de estas Co-

munidades campesinas recibieron amenazas de muerte unas

veces siendo encañonados, otras de forma más sutil. Lo cierto

es que nadie duerme tranquilo en la noche mientras que el día

se convierte en una pesadilla, temiendo lo peor de este grupo

de maquiavélico poder político y económico.

Con sus grandes tractores, en el mes de octubre de 2016, araron la tierra, destruyendo todos los pastos y cultivos que encontraron a su paso y matando muchas vacas y ovejas preñadas.

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 117116

En el mes de julio de 2017 saltaron todas las alar-mas cuando, ya sin pudor alguno, el tractor se con-virtió en una máquina de muerte que, con su gran tanque lleno de glifosato, comenzó a regar la tie-rra con este líquido cancerígeno prohibido por las Naciones Unidas. Murieron varios animales y poco faltó para lamentar víctimas humanas, entre ellas niñas y niños que se acercaban a mirar el poder destructor del hombre. La Comunidad de El Gua-ral, junto a varios comunicadores, alentados por el equipo de Radio Seybo, hizo de escudo frente al tractor. Fueron momentos muy tensos pero de mucha esperanza, sabiendo que era la única forma de parar la mortífera actuación por parte de quie-nes sólo tienen en su horizonte la riqueza material. El tractorista se devolvió dejando el gran tanque de veneno. La comunidad, desechando la opción de quemarlo, decidió incautarlo para detener más muerte, transportándolo a la fiscalía donde el Pro-curador Fiscal, persona de gran sensibilidad y pre-ocupación por los más débiles, lo recibió. A los po-cos minutos llegaron varias personas fuertemente armadas denunciando el robo y amenazando al chofer de la camioneta que portaba el tanque junto a una oveja preñada muerta. Fue en ese momento que nos dimos cuenta del gran peligro que venía detrás de nosotros sin darnos cuenta. Ahí sentimos la presencia y protección de Dios entre nosotros: si estos agentes se nos cruzan en los cañaverales y ríos que tuvimos que atravesar sólo Dios sabe lo que hubiera pasado… La audiencia prevista para el 7 de julio fue cancelada porque el Grupo Vicini no presentó documentación de la tierra a petición del Ministerio Público. Hubiera sido un bello juicio de toda la provincia de El Seybo contra este Grupo que es símbolo de impunidad y muerte. Días después, varios hombres, que se identificaron como trabaja-dores de los Vicini, trataron de impedir que el alcal-de construyera un pozo para que la Comunidad de El Guaral tuviera agua potable, pero al fin se hizo el sondeo y hoy día los moradores de esta Comunidad no tienen que caminar lejos para conseguir el agua.

Es una fortaleza ver que las Iglesias evangélicas

y católicas están muy unidas, luchando al uníso-

no por la tierra que Dios ofreció a los hombres y

las mujeres «produzca la tierra vegetación: hierbas

que den semillas y árboles frutales que den fruto

según su especie, con su semilla dentro, sobre la

tierra» (Gn 11). Tenemos la confianza plena que Dios

acompaña a estas Comunidades sufrientes cuyos

derechos son vilmente pisoteados y ultrajados. Pu-

dieran parecer fáciles palabras de consuelo hacia

quienes tiritan de frío y hambre a diario, pero ponto

sus lágrimas se convertirán en el mejor bálsamo

para tanto dolor humano provocado por unos veci-

nos que no tienen el mínimo temor de Dios porque

no respetan la inviolable y sagrada dignidad huma-

na de tantas personas que son, como dice el Após-

tol Pablo, templo del Espíritu Santo: «¿no saben que

su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en

ustedes y que han recibido de Dios?» (1 Cor 6, 19).

Pocos meses después, el 19 de febrero de 2018, el

Grupo Vicini envió varios tractores que volvieron

a arar por encima de los pastos y cultivos de la

Comunidad de El Guaral. Este hecho suponía una

fuerte provocación, tanto a los moradores del lugar

como a las instituciones que apoyan la lucha por la

tierra. El equipo de Radio Seybo junto a otros comu-

nicadores fue a apoyar a la Comunidad desde tem-

prano. De nada sirvieron las negociaciones y diálo-

gos con el tractorista ni con sus inmediatos jefes del

Grupo Vicini, por lo que, armados de valor, se tomó

el tractor y fue conducido por los cañaverales hasta

el Palacio de Justicia. A la entrada de Santa Cruz de

El Seibo interceptaban la entrada varios militares

para impedir nuestro paso, pero haciendo caso omi-

so, seguimos sin detenernos. Ya en el aparcamien-

to del Palacio de Justicia salió el Procurador Fiscal

para recibir el equipo incautado ante la presencia

de la Comunidad y de los militares de los Vicini que

preguntaban quién lo había robado. De ahí, junto

al Procurador, nos encaminamos a la Gobernación

para exponer al Gobernador todo lo ocurrido, de lo

cual él ya estaba informado previamente de todos

los pasos dados. La reunión fue muy tensa, se lla-

mó al director del Consejo Estatal del Azúcar el cual

no hizo sino empeorar la situación, pues es un fir-

me aliado de los Vicini. Al menos se consiguió que

enviaran lejos el tractor y nadie volviera a quebran-

tar la paz de esta Comunidad. La intervención de la

Defensora del Pueblo, que se reunió con represen-

tantes del Consejo Estatal del Azúcar y de los Vicini,

también ayudó a que esta lucha por la dignidad to-

mara más fuerza y apoyo.

El 10 de diciembre de 2018 se acercó a la Comu-nidad de El Guaral el Presidente de la República, Danilo Medina Sánchez, junto a varios ministros, en lo que se llaman «visitas sorpresa». Prometió la tierra para los campesinos, junto a otras obras básicas muy necesarias. El 21 de febrero de 2019 se procedió a la entrega de títulos provisionales de

tierra por parte del Instituto Agrario Dominicano (IAD), de manos de su director. Pero de nuevo se dio otra injusticia, pues los campesinos de la aso-ciación «Valle de bendición» recibieron títulos con porciones de tierra irrisorias, en torno a 1.200 m2; muchos otros se quedaron esperando escuchar su nombre y más de 300 personas, que nadie cono-cía, recibieron títulos con grandes extensiones de la mejor tierra junto al río. Sigue la lucha para des-enmascarar esta injusticia, donde quienes tienen dinero y relaciones saben aprovecharse de los es-fuerzos de la Comunidad y de Radio Seybo que les apoya. Pero no se quedará así, la verdad prevale-cerá sobre esta corrupción y clientelismo político.

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16. Acciones en contra de los terratenientes en la «Tierra de Dios»

Es de admirar la gran unión entre los campesinos de la Asociación «Mamá Tingó», son testimonio de lucha pacífica por su dignidad sin caer en las provocaciones que sutil y violentamente les hacen los terratenientes. Por esta razón, la Carta Pastoral de Mons. Pepén recobra actualidad:

«Teniendo a la vista la situación concreta de nuestro agro, insis-timos en algo que es de importancia vital: campesino dominica-no no luches solo, así quedarías indefenso. Únete a tu hermano campesino en uniones, sindicatos o ligas y entrégate a una acción que ha de liberarte de las trabas que se oponen a tu progreso»160.

160 J. F. PEPÉN, o.c., p. 4.

TERCERA PARTE118 119ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 119

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 121120

En esta línea de acción, el día 6 de diciembre de

2018 se realizó una gran marcha por toda la Avda.

Jiménez Moya, en Santo Domingo, convocada por

la Comisión Nacional de los Derechos Humanos,

que congregó a todos los colectivos que han sufrido

desalojos en la región Este, exigiendo justicia ante

estas violaciones de la dignidad de las personas

que han perdido su tierra, techo y trabajo. La mar-

cha finalizó ante el Congreso Nacional donde, des-

pués de mucha presión, se logró que la Comisión

de los DDHH recibiera a los representantes de la

manifestación. Los diputados, emocionados por los

testimonios relatados, prometieron visitar la Comu-

nidad antes de final de año. El portavoz de los dipu-

tados salió a saludar a los manifestantes diciendo:

«Estamos acá para supervisar la actuación del Es-tado apegada a la Constitución y estos hechos que nos traen como denuncia serán investigados por nosotros siempre acompañando a las personas dé-biles. Esta Comisión de DDHH no hará coro nunca a los poderosos actuando en abuso a los derechos. Y, por tanto, hacemos el compromiso con ustedes de ir a su Comunidad a verificar estos abusos y a actuar. Lo que la Constitución nos da como atribuciones lo pondremos en movimiento… Todo lo que implique a funcionarios públicos en acciones que vulneren de-rechos de ciudadanos serán investigados por esta Comisión y, si comprobamos actuación abusiva, esos funcionarios tendrán que responder ante los órganos correspondientes del Estado, porque esto no es un desorden, aquí hay un Estado y hay una Constitución y los funcionarios públicos estamos obligados a velar por su cumplimiento, aquí no hay patente de corso para nadie abusar de los ciudadanos. No importa la condición social o económica que tenga la gente, la Constitución garantiza derechos y los funcionarios públicos deben velar por el cumplimiento de esos de-rechos. Y, por tanto, esta Comisión les acompañará».

161 Amaury Rijo es un joven campesino socio de la Asociación Mamá tingó que fue sacado violentamente de su casa en presencia de su familia y llevado a un lugar donde fue vilmente torturado en todos los sentidos y de la forma más salvaje hasta el punto de dejarlo casi estéril.

A continuación, el manifiesto entregado a las auto-

ridades en las marchas y concentraciones del 16 de

agosto por las calles de El Seybo, del 2 de octubre

hasta el Palacio Nacional, del 6 de noviembre con el

programa de radio en la Fiscalía y de la marcha ante

el Congreso de la Nación del 6 de diciembre:

UNIÓN DE FAMILIAS POR LA MADRE TIERRA

Unidos y unidas por la defensa de la Madre Tierra, que el Creador nos ha dejado para cuidar y habitar responsablemente, nos hemos reunido para reivin-dicar nuestra dignidad.

Ante la criminal campaña contra los campesi-nos por parte de los terratenientes nos presenta-mos con lo mejor que tenemos, que son nuestras familias.

Ante la violencia ejercida por quienes tienen el po-der, nos presentamos con nuestra familia con paz y humildad.

Exigimos los siguientes puntos:

1. Que se haga justicia con órdenes inmediatas de arresto a las personas que torturaron cruel-mente a Amaury Rijo el día 25 de octubre161.

2. Que se saquen de La Culebra a todos los de-lincuentes fuertemente armados que allí están desde que se produjeron los brutales des-alojos el 6 de septiembre. Al día de hoy han tumbado más de 1 millón de matas de cacao, destruidos los conucos, instaurando el terror y amenazando de muerte a muchas personas.

3. La inmediata libertad de Domingo García y Alejandro Félix, campesinos arrestados injus-tamente.

4. La entrega de los títulos de las tierras que nos prometieron, para poder alimentar a nuestras familias.

5. Que las autoridades presten a la provincia de El Seybo la atención que tantas veces nos ha sido negada y se preocupen por las necesida-des de este pueblo, tan dominicano como los demás.

6. Solicitamos el fin de la violencia contra los ino-centes y apelamos al respeto de los Derechos Humanos. En su lugar, apostamos por el diá-logo como vía de resolución de los conflictos.

En conclusión. Soñamos con la paz y el diálogo, soña-mos con una provincia donde podamos vivir libres de la injusticia y la opresión. Por eso es que hoy nos mani-festamos como Unión de Familias por la Madre Tierra.

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 123

«Reunidos los socios y socias de Acción Verapaz de

República Dominicana y Haití en su XIII Asamblea

General, los promotores y promotoras de Justicia y

Paz de Dominicos y Dominicas de América Latina y el

Caribe, CODALC Y CIDALC, y de la Familia Dominica

a nivel internacional, en La Higuera, provincia de

El Seybo, República Dominicana, los días 8, 9 y

10 de noviembre de 2013, por medio del presente

documento fijamos nuestra posición frente a la

sentencia N° 168/13 del Tribunal Constitucional que

decide cómo a los hijos e hijas de extranjeros resi-

dentes no legales en el país no le corresponde la

nacionalidad dominicana.

En la práctica esta disposición afecta principalmente

a los dominicanos de padres haitianos, una afecta-

ción que colocó sus vidas en suspenso desde al año

2007 al no tener acceso a sus documentos por una

decisión administrativa de la Junta Central Electoral.

Ante esta sentencia, al igual que la primera Comuni-

dad de Dominicos en la isla proclamamos: “Somos

la voz que grita en el desierto de esta isla… ¿es qué

acaso éstos no son hombres?, ¿cómo les despojan

de un derecho fundamental, el de su nacionalidad?…

Y aún más, después de proclamarnos como Repú-

blica hasta la modificación constitucional del año

2010, nuestra Constitución afirma que “todo el naci-do en territorio dominicano es dominicano”.

Reflexionamos cómo la sentencia 168/13 emitida

por el Tribunal Constitucional se pone de espaldas a

acuerdos y convenios internacionales de Derechos

Humanos, ratificados por el congreso dominicano.

La República Dominicana es un pueblo empobreci-

do, muchos de sus ciudadanos se ven obligados a

migrar a otras tierras buscando encontrar medios

TERCERA PARTE

17. Situación de pobreza e injusticia. Constatación desde la experiencia: Manifiesto en contra de la Sentencia n° 168/13 del Tribunal Constitucional de República Dominicana

Quiero reflejar en este punto la actualidad de la reflexión meditada y proclamada por la primera Comunidad Dominica en la Isla de La Española el día 21 de diciembre de 1511, coincidiendo con el IV Domingo de Adviento.

122

En noviembre de 2013 participé en la organización de la Asam-

blea de Acción Verapaz, enmarcada en el encuentro de Promo-

tores de Justicia y Paz de la Orden, CIDALC y CODALC, cuyo

fruto fue un manifiesto en contra de la Sentencia N° 168/13 del

Tribunal Constitucional que decide cómo a los hijos e hijas de

extranjeros residentes no legales en el país no le corresponde

la nacionalidad dominicana. Lo transcribo a continuación:

económicos, tecnológicos o científicos que mejoren

su calidad de vida y que les fueron negados muchas

veces por las desigualdades e injusticias de nuestro

país, entonces preguntamos: «¿tus hijos e hijas na-

cidos en otro país, tienen derechos o no en ese país

al que emigraron?, ¿nuestras y nuestros padres, tíos

o hermanas que hace 50, 30 o 20 años emigraron

a los Estados Unidos u otros países, son persegui-

dos y despojados de su nacionalidad?, ¿tienen que

entregar sus documentos y volver a República Do-

minicana, en dónde nunca han vivido?».

Ante esta sangrante situación proclamamos:

• Nuestro rechazo a la proclamación y aplica-ción de esta Sentencia injusta.

• Reclamamos una salida justa a una situación creada que violenta los derechos más elemen-tales de la persona humana.

• Proponemos la restitución de los derechos que vulnera esta decisión, y el respeto a la na-cionalidad de cientos de miles de dominicanos.

• Recomendamos que las instancias guberna-mentales competentes actúen frente al pro-blema migratorio de cientos de trabajadores inmigrantes que tienen un status irregular y son víctimas de la explotación laboral por su condición migratoria.

• Hacemos un llamado a nuestra Iglesia, a todas las personas cristianas o de buena fe y buena voluntad que unan sus esfuerzos para la de-fensa de la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios».

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 125124

¿Por qué optar por los empobrecidos y no por los

enriquecidos? Cierto que hay mucha discusión,

incluso dentro de la Iglesia, sobre este tema. Creo

que la luz que nos ilumina y orienta es la respuesta

de Jesús ante las diversas situaciones que le salen

al paso, fundamentada en su relación con el Padre.

Siguiendo el discurso de Gutiérrez, hay que decir

que:

«La razón última de la opción por el pobre está en el

Dios en quien creemos. Puede haber otras razones

para esa opción, pero en última instancia la solidari-dad con los desposeídos y explotados -con su vida y su muerte- está anclada en nuestra fe con Dios. En el Dios de la vida que se revela en aquel que no hay que buscar entre los muertos porque está vivo (Lc 24,5). La Iglesia tiene una responsabilidad muy importante y necesaria como portadora y transmisora de la Bue-na Nueva, pues al proclamar el evangelio, raíz profun-da de los derechos humanos, no se arroga una tarea ajena a su misión163.

No escuchar la llamada interior a encontrarse con

los preferidos de Jesús relativiza demasiado la op-

ción radical por el Reino, «recusar la opción preferen-

cial por el pobre, dentro del marco de la universalidad

del amor de Dios, sería para la Iglesia negarse como

asamblea animada por la fuerza del Espíritu»164.

En la región de América Latina subyace una preo-cupación por curar las causas que empobrecen a las personas en orden a una liberación. Por eso «el anuncio del Evangelio hecho desde la identificación con el pobre convoca a una Iglesia solidaria con las clases populares del continente. Solidaria con sus aspiraciones y sus luchas por estar presentes en la historia latinoamericana. Solidaria con la abolición de una sociedad construida por y para unos pocos, y con la edificación de un orden social distinto, más justo y humano para todos»165.

163 DS 165.164 G. GUTIÉRREZ, La verdad os hará libres, p. 202.165 Id., p. 52.166 Id., Líneas pastorales de la Iglesia en América Latina, pp. 30-31.

Nos queda esta gran tarea de seguir la estela de los profetas denunciando desde el anuncio la mi-sericordia de Dios que conoce bien la aflicción y los sufrimientos de su pueblo (cf. Ex 3,7). Por eso, «una denuncia profética de las injusticias sociales surge como una de las grandes tareas de la Iglesia»166.

Jesús no pronunció la expresión «derechos huma-

nos» ni la palabra «dignidad», pero en su mensaje

está bien implícita la esencia más actualizada de lo

que estos términos significan. En este sentido -dice

G. Gutiérrez-, «la Iglesia, como el samaritano, debe

salir constantemente de su camino, practicar la so-

lidaridad con los más pobres y renovar su cercanía

-su proximidad- a ellos, en busca del reino y la jus-

ticia. Y como el escriba que se hizo discípulo del rei-

no, debe sacar de su tesoro “lo nuevo y lo viejo” (Mt

13,52)». Sólo de esta forma construiremos una Igle-

sia encarnada que vela por el reconocimiento, pro-

tección y cumplimiento de los derechos humanos.

TERCERA PARTE

18. Una Iglesia encarnada que vela por el reconocimiento, protección y cumplimiento de los derechos humanos

El compromiso por la salvaguarda de la dignidad prioriza la lucha por las causas que llevan al empobrecimiento, fruto de un organigrama económico injusto cuyo horizonte es la acumulación. Siempre es más fácil y gratificante el asistencialismo o paternalismo a corto plazo, pero es preciso incidir en las causas del empobrecimiento en orden a encontrar la mejor vía de construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Según G. Gutiérrez:

124

«Si la reflexión teológica no lleva a vitalizar la acción de la

Iglesia en el mundo, a hacer más pleno y radical el compromiso de caridad; si, más en concreto, en América Latina no lleva a la Iglesia a colocarse tajantemente, y sin cortapisas mediatizantes, del lado de los oprimidos, esa reflexión habrá servido de poco»162.

162 G. GUTIÉRREZ, Hacia una Teología de la Liberación, p. 81.

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 127TERCERA PARTE

19. Solidaridad que brota de la compasión y construye la dignidad

126

Estamos asistiendo a la multiplicación y profundi-

zación de procesos sociales, culturales, económicos

y políticos, que tienen por horizonte y fin último la

construcción de comunidades felices con modos

de vida sostenibles, mediante el desarrollo de po-

tencialidades y talentos locales, así como personas

felices por lo que son, por lo que viven en comuni-

dad. Abrir los ojos a la realidad dejándose impactar

e interpelar, compartir las alegrías y tristezas de

las personas, palpar las dificultades y logros, etc.,

nos embarca conscientemente en una aventura y

un reto en el que estamos todos emplazados para

que esta ruta hacia una nueva humanidad sea más

llevadera. De aquí surge y tiene sentido la opción

preferencial por el pobre, que exige conocer con

seriedad y responsabilidad la realidad y las causas

de la pobreza. Además, dicha opción debe marcar

también nuestra espiritualidad; es decir, el segui-

miento de Jesucristo que es «el camino, la verdad

y la vida» (Jn 14,6). Su vida, su muerte y su resu-

rrección cobran una gran impronta en el derrotero

histórico de la Iglesia y de cada cristiano167. Me lla-

ma positivamente la atención la opción radical de G.

Gutiérrez cuando en su reflexión en torno a la soli-

daridad pone como fundamento de ésta la amistad:

«sin amistad con los pobres no hay auténticamente

solidaridad ni un verdadero compartir con ellos, la

opción es por personas concretas, hijas e hijos de

Dios»168. Es así que se puede dar una verdadera cus-

todia de la dignidad.

167 Cf., G. GUTIÉRREZ, La teología: una función eclesial, en G. GUTIÉRREZ y G. L. MÜLLER, Del lado de los pobres…, p. 26.168 G. GUTIÉRREZ, La opción por los pobres en Aparecida, en G. L. MÜLLER, Iglesia pobre y para los pobres, p. 177.169 B. CADORÉ, Mendicantes y solidarios: para una cultura de la solidaridad al servicio de la predicación, Roma, 24 de mayo de 2014.

Virtud esencial es la compasión, desde la esencia

pura de la gran familia fundada por santo Domingo

de Guzmán, como actitud esencial para seguir ve-

lando por la dignidad de las personas, actitud ínti-

mamente ligada a la experiencia de un Dios que no

es indiferente ante el sufrimiento de los seres hu-

manos, sino que revela su rostro como amor com-

pasivo y misericordioso.

Por eso, como dice Fr. Bruno Cadoré, Maestro de la

Orden de Predicadores, en su carta del 24 de mayo

de 2014 titulada «Mendicantes y solidarios: para una cultura de la solidaridad al servicio de la predicación»:

«En un mundo con una cantidad de riqueza y una circulación de dinero sin precedentes, pero donde el abismo entre ricos y pobres crece cada vez más, la Orden no puede permanecer indiferente, ni permitir que las “lógicas del mundo” determinen las relaciones entre nosotros. Por eso, debemos desarrollar entre nosotros una “cultura de la solidaridad”, auténtica y exigente, de modo que nuestra predicación esté arraigada en la búsqueda de un mundo más igualitario. Dicha cultura también puede ayudar a fortalecer nuestra unidad, que es una característica fundamental de nuestra Orden»169.

La sociedad actual se rige por lo puramente mercan-

til, lo que es objeto de comercialización buscando la

libertad máxima en cualquier transacción económi-

ca, de modo que se obtenga el máximo beneficio.

Adam Smith lo condensa así: «todo trato es: dame

esto que deseo y obtendrás esto otro que deseas tú;

y de esta manera conseguimos mutuamente la ma-

yor parte de los bienes que necesitamos. No es la be-

nevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero

lo que nos procura nuestra cena, sino el cuidado que

ponen ellos en su propio beneficio»170. La idea clave

de su obra La riqueza de las naciones es engañosa-

mente sencilla: si un intercambio entre dos partes es

voluntario, no se llevará a cabo a menos que ambas

crean que dicho intercambio les beneficiará171.

El papa Francisco se muestra crítico con este modo

de ver las cosas: «ya no podemos confiar en las

fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado.

El crecimiento en equidad exige algo más que el

crecimiento económico, aunque lo supone, requiere

decisiones, programas, mecanismos y procesos

específicamente orientados a una mejor distribución

del ingreso, a una creación de fuentes de trabajo, a

una promoción integral de los pobres que supere el

mero asistencialismo»172.

Volviendo a la teoría económica de Adam Smith, ve-

mos que el beneficio propio es la primera meta a

perseguir; por tanto, ha de olvidarse toda referencia

a la comunidad. Quien se comporta así está, de al-

guna manera, contribuyendo al bien común. Hay un

fundamento egoísta. Todos buscan su propio pro-

vecho y nadie hace nada para el bien de los demás

de forma intencionada. Una mano invisible guía este

juego de egoísmos hacia el beneficio común, sin que

sea el propósito expreso de ninguno. Lo que indu-

ce a los hombres a estar juntos no es algún sen-

timiento de amistad o deseo de colaboración, sino

el interés personal, el cual puede cumplirse más

eficazmente utilizando a los demás. El pensamien-

to de Adam Smith se expresa a este respecto en

los siguientes términos: «es verdad que por regla

170 A. SMITH, La riqueza de las naciones, Libro I, cap. 2, Alianza Editorial, Madrid 1997, 2ª reimp., pp. 45-46.171 Cf., M. R. FRIEDMAN, Libertad de elegir. Hacia un nuevo liberalismo económico, Grijalbo, Barcelona 19942, p. 30.172 EG 204.173 A. SMITH, o.c., p. 554.174 Cf., GS 69.175 A. GALINDO GARCÍA, Moral socioeconómica, o.c., p. 245.

general él ni intenta promover el interés general

ni sabe en qué medida lo está promoviendo. Al

preferir dedicarse a la actividad nacional más que a

la extranjera él sólo persigue su propia seguridad;

y al orientar esa actividad de manera de producir un

valor máximo él busca sólo su propio beneficio, pero

en este caso como en otros una mano invisible lo

conduce a promover un objetivo que no entraba en

sus propósitos. El que sea así no es necesariamente

malo para la sociedad. Al perseguir su propio

interés frecuentemente fomentará el de la sociedad

mucho más eficazmente que si de hecho intentase

fomentarlo. Nunca he visto muchas cosas buenas

hechas por los que pretenden actuar en bien del

pueblo»173.

La afirmación de que los bienes tienen un destino universal174 es un criterio axiológico fundamental para la formulación de la ética económica cristiana. La economía tiene como origen y meta al hombre. No podemos olvidar que «a todos y a cada hombre debe llegar la oportuna parte de los bienes materia-les para su uso adecuado, dado el primigenio desti-no universal que tienen los bienes con relación a los hombres, si bien el uso de tales bienes no debe tras-pasar los relativos límites que lo determinan convir-tiéndose en abuso»175.

La utopía que resuena sobre el fondo de esta si-

tuación es la de garantizar unos mínimos para to-

dos. De esta forma la historia de la humanidad nos

proporciona numerosos alegatos que proclaman la

necesidad de su puesta en práctica, pero la realidad

nos dice que «nos encontramos, por tanto, frente a

un grave problema de distribución desigual de los

medios de subsistencia, destinados originariamen-

te a todos los hombres, y también de los beneficios

de ellos derivantes» (SRS 9 y 28). Desde siempre

han existido las desigualdades y no siempre se ha

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 129128

conseguido cortar la raíz que las genera. Es des-

moralizadora la justificación de Naciones Unidas

en cuanto al nivel de vida de los países ricos, reco-

nociendo que sólo es posible mantener el nivel de

vida del Norte en la medida en que se mantenga

la desigualdad extrema, pues de otra manera los

recursos mundiales no alcanzarían. El valor de la

igualdad se plantea también desde una perspecti-

va globalizante, es decir, considerándola como un

176 M. VIDAL, Moral Social. Moral de actitudes III, p. 170.

todo condensador y estructurador de la dignidad

del hombre. Por tanto, «el ideal ético de la igualdad

tiene que ser formulado y vivido a escala interna-

cional. La igualdad egoísta de un grupo, de una na-

ción o de un continente es generadora de grandes

desigualdades»176.

Aunque desde ambientes liberales existe unanimi-

dad respecto a que el crecimiento económico rápido

y sostenido es una condición necesaria para lograr

avanzar hacia un desarrollo más equitativo y sus-

tentable, también hay un consenso entre quienes

hacen un análisis de la realidad más serio sobre la

falacia del desarrollo. Así, Ángel Galindo cree que:

«No se trata de crear más riqueza y repartirla

justamente, sino de repartirla racionalmente

con una visión global que incluya, además de la

instauración de una nueva mentalidad entre los

hombres, los nuevos planteamientos sociales y

culturales, la complementariedad, la comunicación,

la austeridad, la participación y la solidaridad»177.

La enseñanza social de la Iglesia ha reiterado el

principio del destino universal de los bienes contra

una consideración de la propiedad como derecho

absoluto. Con respecto al derecho de la propiedad,

Juan Pablo II recalca que:

177 A. GALINDO GARCÍA, Hacia una nueva mentalidad …, p. 333.178 LE 14.179 SANTO TOMAS DE AQUINO, II-II, q.66 a.2c.180 EG 218.

«La tradición cristiana no ha sostenido nunca este

derecho como absoluto e inviolable. Al contrario,

siempre lo ha entendido en el contexto más amplio

del derecho común de todos a usar los bienes de la

creación entera: el derecho a la propiedad privada

como subordinado al derecho al uso común, al

destino universal de los bienes»178.

El principio del destino universal de los bienes (GS

69) implica la opción ética por la comunicación de

bienes, anteponiendo el compartir por encima del

tener, como actitud básica frente a las posesiones

y los bienes materiales pues «los bienes de la tierra

son propiedad común de todos los habitantes»179. A

este respecto afirma el papa Francisco: «la dignidad

de la persona humana y el bien común están por

encima de la tranquilidad de algunos que no quieren

renunciar a sus privilegios. Cuando estos valores se

ven afectados, es necesaria una voz profética»180.

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 131

La reflexión teológica se mueve en el interior de la fe, y la fe cristiana como seguimiento de Jesucristo, incluye también una práctica de vida. Es el presu-puesto que he percibido y he apuntado una y otra vez a lo largo de estas páginas. Desde esta mirada de fe se renueva en mí la sensibilidad por la dig-nidad de la persona, animándome a continuar en la lucha comunitaria por el reconocimiento de sus derechos fundamentales en esta tierra de sangre donde germinan flores de dignidad.

La realidad de este pueblo sufriente desde hace si-

glos es muy dolorosa pues se ve, se palpa, se huele

y se escucha la gran pobreza en que la que viven

inmersas muchas personas. Las palabras escritas

se quedan cortas para expresar no sólo la tristeza

sino también la impotencia para buscar salida a esta

perenne postración. Es cierto, la esperanza de cam-

bio, de un futuro mejor está presente en los rostros

de los niños y jóvenes, pero hace falta demoler mu-

chas estructuras que hoy ahogan más que nunca y

que dificultan el verdadero camino hacia un resta-

blecimiento de la dignidad humana conculcada por

múltiples intereses políticos y económicos.

Es verdad que este sueño se ve sobresaltado por

la ideología del status quo, por las fuerzas anula-

doras del renovado liberalismo y del capitalismo

desenfrenado, cuyos objetivos no coinciden con los

que proclamaron los profetas y el mismo Jesús. Y,

como hemos visto, el fenómeno del neoliberalismo

es contradictorio en todos y cada uno de los prin-

cipios de su ideología. El neoliberalismo destruye

la utopía de la nueva humanidad, anhelo siempre

presente en el hombre. Es, no lo discutimos, la ban-

dera utópica de los que están bien situados, desde

la cual quieren salvar a un mundo que agoniza, pero

no ofrece alternativas o propuestas configuradoras

de una nueva humanidad que priorice la igualdad,

la libertad y la fraternidad entre todos los hombres.

Su pervertida solidaridad hipócrita es sólo un bál-

182 G. GUTIÉRREZ, Teología de la liberación, o.c., p. 129.183 C. A. LIBANIO, Nueva situación, nuevos desafíos, en S. RODRÍGUEZ, Pasado y futuro de la Teología de la Liberación, Verbo Divino, Estella 1992, p. 256.

samo que intenta mantener la apariencia, pero no

más, la trastienda no tiene ninguna fundamentación

seria que priorice la vida del hombre por encima de

los únicos valores económicos. Lamentablemente

el avance del engranaje neoliberal es cada vez ma-

yor, a la vez que el abismo entre el Norte y el Sur

crece a ritmos agigantados.

Por todo el continente americano, los indígenas han

sido, a lo largo de los últimos decenios, objeto de

una destrucción sistemática; los negros son obje-

to de discriminación violenta, como lo son también

las masas urbanas y rurales que se ven, cada vez

más, reducidas a una miseria extrema; los campe-

sinos son expulsados de sus tierras; los movimien-

tos populares son casi siempre reprimidos y todo

el continente sofocado por la deuda externa, etc. G.

Gutiérrez no se cansa de denunciar esta dramáti-

ca realidad: «la insostenible situación de miseria,

alienación y despojo en que vive la mayoría de la

población latinoamericana presiona, con urgencia,

para encontrar el camino de una liberación econó-

mica, social y política. Primer paso hacia una nueva

sociedad»182.

Hace unos años, Francis Fukuyama, hablaba

del «fin de la historia»; esta rotunda y gratuita

afirmación terminaba por excluir a las grandes

masas pobres, que a partir de ahora serían

miembros sobrantes en nuestro mundo rico. A

pesar de esta fuerte ideología, no hay que olvidar

la esperanza en un mundo solidario. Me sumo a

las palabras de Frei Betto referentes a la última

idea expresada: «la Teología de la Liberación se

opone contra aquellos que pretenden vaciar el don

teologal de la esperanza proclamando el “fin de la

historia”, como si el futuro pudiese ser encarado

como mera extensión del presente»183. Asegurar

la fe cristiana como buena noticia a los pobres es

el signo por excelencia de la fidelidad de la Iglesia

a Jesucristo –criterio suficiente para determinar

TERCERA PARTE

20. Conclusión

130

Al final de este estudio se afianza en mí la convicción de que la fe cristiana no sería sincera, ni podría arraigar en estas tierras si no hace suya la opción por los preferidos de Jesús. Las señas de identidad de la utopía cristiana se fundamentan principalmente en el lugar teológico del empobrecido, en una cosmovisión que considera la negación de su derecho a la vida una fractura en el propio curso del universo. No podemos permanecer al margen de un mundo injusto que nos reclama. La pobreza, además de ser un problema político, social y técnico, nos plantea un problema mucho más crudo y radical, como es el sentido de nuestra propia existencia181.

181 Cf., J. HUARTE OSÁCAR, «Sólo nos pidieron que nos acordásemos de los pobres (Gal 2, 10)», Alternativas 3 (1994) 98.

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TERCERA PARTE132

quién está cerca y quien está lejos de la propuesta

evangélica-. Según G. Gutiérrez, «vivir y pensar la fe

a partir del universo de los condenados de la tierra,

nos hará tomar caminos poco frecuentados por

los grandes de este mundo»184. El papa Francisco,

en esta misma línea, afirma que «estamos lejos del

llamado fin de la historia, ya que las condiciones de

un desarrollo sostenible y en paz todavía no están

adecuadamente planteadas y realizadas»185.

A pesar de todo, la esperanza en un futuro mejor,

donde la dignidad de la persona florezca en medio

de tanta desesperación, es posible. Son muchas las

semillas que están germinando gracias al esfuerzo

y a la buena voluntad de personas e instituciones

que, desde un análisis profundo de la realidad, están

ofreciendo alternativas viables al futuro. Lo más im-

portante es que se está formando en la conciencia

de la persona como sujeto de derechos, pues la ma-

yor de las ignorancias y causas de la pobreza es el

desconocimiento de lo que cada uno es y puede rei-

vindicar. Se está intentando ser una voz distinta en el

concierto mundial, y una voz a favor de la vida plena,

digna. Desde la concepción cristiana de la vida, Dios

es origen, camino y meta del ser humano. Esta clave

de comprensión es fundamental, posee una fuerza

transformadora incomparable, abre al ser humano a

una esperanza que no pueden arruinar las situacio-

nes más difíciles y dolorosas de la vida.

Una condición necesaria para saber acompañar a

los preferidos de Jesús en esta tierra es conocer a

fondo cuáles son las causas del empobrecimiento

para poder combatirlas en su misma raíz. Pero lo

más importante es mantener viva la llama de la es-

peranza, trabajando desde un espíritu optimista a la

luz del Espíritu de Jesús, siendo personas con coraje

y creatividad, ofreciendo un sincero testimonio de

vida. La angustia, el desaliento, etc., deben ser des-

truidos con el arma de la valentía y de la esperanza

que el Dios de la vida nos infunde cada nuevo día

184 G. GUTIÉRREZ, La fuerza histórica…, p. 276.185 EG 59.186 Cf., SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma de Teología, II-II, q. 17, a. 2c.

que nace, lo mismo que hizo con quienes nos han

precedido. Todos y cada uno de nosotros somos co-

rresponsables en la tarea de continuar y fortalecer

esa llama utópica que nace en nuestro corazón para

transmitirla a quienes se ven privados de ella. Entre

todos podemos hacer posible que el espíritu evan-

gélico arraigue de forma permanente en nuestro

mundo y no sea necesario soñar inútilmente. Eso no

impide que el ser humano viva siempre en tensión

por alcanzar el objetivo de nuestra esperanza que,

como en el caso de las otras virtudes teologales, no

es otro que Dios mismo. Santo Tomás de Aquino lle-

ga a decir que no podemos esperar de Dios algo que

sea menor que Él mismo186. Si nuestra esperanza se

contentara con algo menor que Dios quedaría re-

bajada, dejaría de ser virtud teologal; no saciaría los

anhelos más profundos del corazón humano. Mien-

tras peregrinamos por este mundo constatamos la

distancia que hay entre el camino recorrido y que

nos queda por recorrer. Pero la esperanza se acre-

cienta a medida que nos acercamos a la meta.

Queda, ante todo, una puerta abierta a la profundiza-

ción. Considero este estudio como una introducción a

un estudio sistemático serio sobre lo que es en reali-

dad la dignidad de la persona. Hoy día es una utopía,

pero como quiera que sea nos impulsa a seguir las

mejores huellas para continuar luchando por ella. El

esfuerzo por salvaguardar la dignidad de la persona

humana es como una especie de prolongación de la

acción creadora de Dios. Desde la perspectiva cristia-

na la dignidad humana no tiene mayor fundamento

que la fe en el hecho de que hemos sido creados a

imagen y semejanza de Dios. El misterio de la reden-

ción eleva si cabe esta dignidad hasta el punto de que

nos muestra que Dios hecho hombre ha muerto por

nosotros. El misterio de la redención nos muestra

hasta qué punto el ser humano cuenta a los ojos de

Dios, hasta qué punto Dios ama a la humanidad y a

cada ser humano en concreto; pues Cristo no murió

únicamente por la humanidad tomada de forma glo-

ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 133

bal, sino también, de modo más personal, por cada

ser humano en particular, con su nombre y apellido.

Si en el Antiguo Testamento Dios proclamaba que te-

nía a su pueblo tatuado en las palmas de su mano,

en el Nuevo Testamento queda todavía más patente

el amor de Dios por cada miembro de la humanidad.

Todo lo que llevamos diciendo son pistas para avan-

zar en este ilusionante camino de la defensa de la

dignidad humana y que en esta tierra de El Seybo

sigue siendo una tarea muy urgente, pues los aná-

lisis de la realidad efectuados hasta aquí ponen en

evidencia la dramática situación en la que vive gran

parte de la población. Es urgente anunciar la espe-

ranza allí donde la dignidad humana es pisoteada a

diario; esto ya es importante por el dinamismo que

genera. Pero es también necesario trabajar por una

humanidad nueva donde reine el reconocimiento y

el respeto de la dignidad humana de todos; sólo así

será posible la paz y la armonía en la tierra.

Jesucristo sigue siendo el verdadero camino que

conduce a una vida verdaderamente digna. No po-

demos menos de citar aquí las conocidas –y no por

ello menos certeras– palabras del concilio Vati-

cano II en su constitución pastoral sobre las Igle-

sia en el mundo actual, Gaudium et Spes, palabras

que siguen siendo actuales después de más de

cincuenta años de su promulgación: «en realidad,

el misterio del hombre sólo se esclarece en el mis-

terio del Verbo encarnado» (GS 22). En Jesucristo

«un nuevo mundo posible» donde todos quepamos.

Quizás este nuevo mundo pueda parecer que llega

demasiado tarde para muchas personas, pero como

sugiere Pedro Casaldáliga en uno de sus poemas,

siempre estamos a tiempo:

Es tarde, pero es nuestra hora.

Es tarde, pero es todo el tiempo que tenemos a mano para hacer el futuro.

Es tarde, pero es madrugada,

si insistimos un poco.

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TERCERA PARTE134

21. BibliografíaEstamos a tiempo, siempre es buen momento para unir los corazones, las manos y los sueños tenien-do plena confianza en Dios, aunque sintamos su ausencia en los momentos más difíciles de los te-rremotos naturales o espirituales de nuestra vida como ocurrió en esta tierra de montañas –ese es el significado de la palabra taína «Haití»– hace nueve años. Un alumno religioso haitiano del Centro de Teología Santo Domingo de Guzmán, en mi clase de moral social, preguntó sobre la existencia de Dios dudando realmente de su presencia a raíz del seísmo. Según afirma G. Gutiérrez, es la misma pregunta de quienes sufren:

«Dios mío, ¿dónde estás?; es una pregunta que

187 G. GUTIÉRREZ, Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente, p. 20.

nace del sufrimiento del inocente, pero también de la fe. En quienes la formulan, su fe es precisamente la razón de su perplejidad… Si pensasen que Dios no es bueno, ni amante, ni poderoso, entonces no habría problema. El silencio de Dios es más inso-portable para quien cree que el Dios de nuestra fe es un Dios vivo, y no como aquellos, de los que se burla el salmista, que “tienen boca pero no hablan” (Sal 115,5)»187.

En aquella circunstancia, la pregunta del alumno

haitiano fue buen motivo para dialogar en clase y

llegar a la conclusión de que Dios actúa en las per-

sonas y manifiesta su fuerza liberadora a través de

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135ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 135

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓN 139TERCERA PARTE

22. Anexos

138

22.1. Manifiestos enviados por distintas organi-zaciones con motivo de gran movilización, el día 23 de febrero de 2016, en apoyo a las 80 familias salvajemente desalojadas por el Central Romana:

- La Asociación Latinoamericana de Educación Ra-diofónica (ALER):

Exhortamos: Al Estado de la República Dominicana

a que establezca los caminos de entendimiento se-

gún el marco de la ley, garantizando un Estado de

Derecho para con toda la población de la provincia

de El Seybo. Que se respeten los derechos huma-

nos de la población en movilidad humana y condi-

ciones socioeconómicas desfavorecidas.

A los organismos internacionales para que visibili-

cen la amenaza que significa para más de 80 fa-

milias las acciones que la Central Romana ejerce

desde el único interés de ganancia económica, vul-

nerando la situación de integridad y dignidad que

merecen.

A la Compañía Central Romana que establezca los

canales regulares y ajustados a ley, evidenciándose

complicidades en favor de los intereses económicos

y políticos en el país. Que cesen inmediatamente to-

das las acciones de intimidación y presiones para

con las familias desalojadas y/o el personal que in-

tegra el equipo de Radio Seybo.

A los medios de comunicación a difundir respon-

sablemente todos los enfoques posibles, especial-

mente a no silenciar la voz de la comunidad des-

alojada.

A la población en general de República Domini-

cana para que se sensibilice sobre esta situación

que atenta contra personas y familias enteras,

siendo condición de una convivencia democrá-

tica y respetuosa de los derechos humanos tal

como establece la Constitución. Seguiremos

en pie de lucha por la justicia y en contra de la

impunidad.

- Comunidad de Dominicos de Babilafuente y Ac-ción Verapaz de Salamanca: Queremos hacer un

gesto internacional de solidaridad con estas fami-

lias, despojadas violentamente de sus derechos

y de su dignidad de personas y ciudadanos. Nos

unimos a sus reivindicaciones sobre las tierras que

trabajan y las viviendas que habitan frente a los

intereses violentamente impuestos por la multina-

cional Compañía Central Romana que ha ido adue-

ñándose, ante el silencio cómplice de los poderes

políticos, con el 70 % de la tierra de la provincia de

El Seybo.

Al mismo tiempo, desde la lejanía geográfica de es-

tos pueblos de Salamanca (España), pero desde la

proximidad y sentimientos de fraternidad con estas

poblaciones despojadas, instamos a las autorida-

des públicas responsables que pongan los medios

necesarios para reparar con celeridad los daños

causados a estas sesenta familias y la defensa de

sus derechos básicos.

Exigimos a la Compañía Central Romana la re-

paración de la totalidad de los daños materiales

ocasionados en la brutal acción de la demolición

de las casas. También que asuma la responsabi-

lidad del pago de profesionales para acompañar

psicológicamente a las personas afectadas y sus

familias.

Nos comprometemos a informar de la situación de

estas familias y de nuestra adhesión a su causa a

los medios de comunicación a nuestro alcance para

conocimiento público internacional.

- Dominicos del Perú: Radio San Martín de Arequipa

y la Familia Dominicana peruana se solidarizan con

los hermanos dominicos y toda la familia Domini-

cana de la República Dominicana, que alzan su voz

profética en defensa de los más pobres y exclui-

dos. Nos unimos a esta defensa, como lo hicieran

Fr. Antonio de Montesinos, en 1511, para seguir de-

fendiendo y valorando la vida de tantos indefensos.

Al mismo tiempo que el Gobierno de ese hermano

país, cumpla con su rol de defender los derechos

humanos de los más humildes del país.

Con un abrazo de hermanos, nos unimos a uste-

des en ese acompañamiento del cuerpo sufriente

de Cristo que son los que sufren las llagas de la

explotación, del maltrato y la falta de respeto a

su dignidad de personas. Porque ellos son el ros-

tro sufriente de Cristo, a quienes debemos dirigir

nuestra mirada preferencial en este jubileo de la

misericordia.

- Declaraciones del abogado José Guzmán: “En el

Este hay un gobierno paralelo que se llama Central

Romana Corporation. Los afectados acuden donde

las autoridades, en este caso, el gobernador pro-

vincial Federico Bencosme, quien dijo: “No me pue-

do meter en eso porque si me meto me cancelan

inmediatamente”. Cuando estas familias visitan la

fiscalía de esta provincia de El Seybo, el titular exi-

188 Gracias al trabajo de las encuestas aplicadas por Eridania García y Orelie Gretchmane. El análisis crítico es obra de María Toribia Carballo, Misionera Dominica del Rosario.

ge que le hagan llegar una querella para él actuar.

Pero este hecho vulgar de ir a destruir más de 80

casuchas, levantadas en un terreno que no es del

CR, y que generó todo un gran nivel de propugna-

ción por parte de la población y que fue un hecho

notorio debió haber obligado al Ministerio Público

a poner en movimiento la acción pública para que

el CR, tuviera que rendir cuenta, por sus atropellos.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos de

esta provincia de El Seybo, ha iniciado un proceso

de movilización con los afectados en reclamo del

derecho a la vivienda porque cuando se construyen

viviendas aquí, en la provincia, en el municipio de El

Seybo, es para repartírselas entre los políticos y

con ello no se toma en cuenta al pobre pueblo que

en su mayoría vive en pobreza. Ésta es una de las

provincias más pobres de la República Dominica-

na, más del 70% de los habitantes de la provincia

de El Seybo vive en pobreza. La compañía CR, una

productora de azúcar, con grandes inversiones en

el turismo y en otras actividades económicas por

lo que dicen las mismas autoridades, es un gobier-

no sobre gobierno, puede hacer y deshacer; tiene

hombres armados que se comportan como Policía

Nacional, y nosotros nos preguntamos: ¿cómo se

atreven nuestros líderes a decir que en la Repú-

blica Dominicana, vivimos en un estado social y de

derechos?”.

22.2. Análisis crítico sobre los datos de las en-cuestas aplicadas a picadores de caña del Central Romana188

Después de procesar los datos obtenidos de la en-

cuesta aplicada a 72 trabajadores de la caña, que

viven en algunos bateyes de El Seibo. Lo primero

que aflora, antes que al intelecto es el corazón, el

sentimiento. No son sólo números fríos, ni cifras

vacías, son personas en situaciones infrahumanas

que han aprendido a conformarse con menos de lo

necesario para vivir, aprendieron a ser felices con

casi nada.

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 141140

Se puede ver que los trabajadores de la caña son

personas trabajadoras, sacrificadas, pacíficas, fuer-

tes y, sobre todo, gente buena, que ha aprendido a

sufrir en silencio y a aceptar hasta el maltrato a cam-

bio de un trabajo y un ingreso para poder subsistir.

Del total de los encuestados, el 93 % son emigrantes

haitianos que vinieron a República Dominicana en

busca de trabajo y una mejor vida (68 % y 11% res-

pectivamente). Solo un 7% son dominicanos de as-

cendencia haitiana (es decir de padres haitianos).

La comunidad haitiana viene a República Dominica-

na buscando mejores condiciones de vida, lo que da

una idea de lo mal que están en su país para aceptar

vivir de la manera que viven. Donde tan solo el 1%

de los encuestados tiene casa propia, o de su her-

mano o madre. El 47 % vive en casas de Central Ro-

mana y el otro 46 % en casa de un particular llama-

do Bienvenido Zorrilla. Muchos llevan toda su vida

trabajando y ni siquiera tienen derecho a un techo

digno. Nada es suyo, solo la vida y lo que pueden

conseguir para alimentar a sus familias con las que

viven aquí en RD. El 14 % de los encuestados afirma

que no les alcanza lo que ganan para enviar dinero

a su familia en Haití, un 6% no manda nunca dinero

y un 36 % no contestó esa pregunta, lo que pue-

de hacer pensar que tampoco tiene las condiciones

para hacerlo.

3%

11%

10%

14%

17%

22%

22%

1%

15 - 24 años

25 - 34 años

45 - 54 años

35 - 44 años

55 - 64 años

65 - 74 años

75 - 84 años

85 - 95 años

Edad de los Encuestados

23%

14%

53%

10%

6-12 años

13-18 años

No fue a la escuela

19-25 años

Edad hasta que pudo estudiar

7%1%

6%

1%2%

9%

22%

52%

Documento de Haití

Carnet de regularización

Residencia

Cédula Dominicana

Comprobante

Pasaporte

Ninguna

Carnet de pensión

Documento que posee

3%

12%

3%

3%1%1%

35%

42%

Los Pelaos

El Salado

Batey 35

Batey 30

El Higo

El Prado

Ferretería en El Seibo

Santa Lucía

¿Dónde trabaja?

1%6%

43%

50%

SI

NO

Tiene cédula y residencia

Es dominicano

¿Ha hecho proceso de regularización?

Page 73: FLORES DE DIGNIDAD EN TIERRA DE SANGRE...acontecimientos que reflejan la gracia divina, así como de las si-tuaciones que oscurecen la dignidad humana en República Do-minicana y,

ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 143142

1%4%

11%

3%

3%

3%

7%68%

Por trabajo

Trabajar y estudiar

Por una vida mejor

Por conocer el país

Visita y se quedó

Vino con su mamá

No contestó

Nació en RD

Razones por las que vino a República Dominicana

¿De quién es la casa?

Los porcentajes podrían parecer bajos si decimos

que un 44% si puede enviar dinero a su familia,

aunque sea poco. Pero si se toma en cuenta la

cantidad de horas trabajadas por estas personas,

es inconcebible que haya quienes no puedan. El

22% de los encuestados trabaja de 10 a 11 horas

diarias, sin descanso. Un 17% trabaja de 12 a 13 ho-

ras. Un 18% hasta 15 horas y un 8% hasta 18 horas

al día. Para poder obtener, en el mejor de los casos

5000 pesos a la semana. Eso llevaría al mes a un

ingreso de 20,000 pesos que debe alcanzar para

alimentar a una familia promedio de 5 personas.

Ese sería el mejor de los casos, trabajando hasta

18 horas diarias para conseguirlo. Otros se deben

conformar con un ingreso semanal de 500 o 1000

pesos. Ya que se les paga según las toneladas de

cañas que logren picar. Estas condiciones no son

justas, no pueden serlo bajo ninguna circunstan-

cia. En qué momento pasan tiempo con sus fami-

lias, en qué momento ven a sus hijos. ¿Pueden ser

estas condiciones de vida favorables?

14%

8%

1%1%3%

4%

6%

6%

21%

36%

No contestó

2000-3000 pesos semanales

1000-2000 pesos

2000-3000 pesos

4000-10.000 pesos

5000-6000 pesos

8000-10.000 pesos

Solo cuando hay bono

No manda dinero a Haití

No le alcanza lo que gana para mandar

¿Cuánto dinero envía a Haití?

3%

11%

10%

14%

17%

22%

22%

1%

15 - 24 años

25 - 34 años

45 - 54 años

35 - 44 años

55 - 64 años

65 - 74 años

75 - 84 años

85 - 95 años

3%7%

7%

15%

11%

5%

24%

28%

1960 - 1969

1970 - 1979

1990 - 1999

1980 - 1989

2000- 2009

2010 - 2019

No contestó

Nacieron RD

Fecha en que vino a República Dominicana

1%

17%

8%

18%

17%

22%

11%

6%

6-7 horas

8-9 horas

10-11 horas

12-13 horas

14-15 horas

16-18 horas

No hay horario fijo

No contestó

Horas Trabajadas

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 145144

3%3%

10%

29%

55%

10-19 años

20-29 años

40-49 años

30-39 años

No se acuerda

Edad que comenzó a picar

Cuando se les preguntó sobre lo que opinaban sobre

sus condiciones de trabajo un 46% dijo que era duro y

difícil, lo que tenían que realizar. Un 26% expresó que

son malas las condiciones en que trabajan. Un 15% dijo

que no hay condiciones de trabajo, solo obligación, no

hay opción. Al preguntarles sobre qué es lo más duro

de su trabajo, un 67% dijo que cargar la caña luego de

picarla y un 22% que todo el trabajo es duro y difícil.

Son condiciones hostiles de trabajo, a pleno sol y sin

ninguna protección, peor aún, sin ninguna seguridad,

ni siquiera médica. No poseen seguro, cuando se en-

ferman recurren la mayoría al botiquín de la Higuera,

muy pocos logran ir al Hospital o a algún Centro de

salud, otros prefieren quedarse en su casa.

3%1%4%1%

22%

2% 67%

Cargar la caña luego de picarla

Cultivarla

Todo es duro y dificil

No es picador

El sol, la lluvia, el hambre

Cuando uno se enferma

Quemar la caña

¿Qué es lo más duro del trabajo?

3%3%1%

15%

1%

25%

6%

46%

Duro y dificil

Bien, hacemos el trabajo

Malas

Se trabaja con dolor

No hay condiciones, solo obligación

Depende de la carga y la carreta

La condición es trabajar

Ni buena ni mala

Consideraciones de trabajo

Estos hombres, trabajadores de la caña, ni siquiera

pueden albergar la esperanza de contar en su vejez

con un sueldo de jubilación digno, es inalcanzable.

De los encuestados sólo 4 tienen jubilación y de

ellos dos siguen trabajando, pues los 5000 pesos

que reciben no alcanzan para vivir. A pesar de que

un 24% está en edad de recibir su jubilación, pues

pasan los 55 años de edad, muchos ni siquiera les

han tramitado, solo 5 de ellos dijeron haber iniciado

el proceso sin resultados todavía, aunque la solici-

taron hace años. La mayoría de ellos empezaron

muy jovencitos a trabajar en la caña, un 55% inició

cuando tenían entre 10 y 19 años. Y un 29% entre

20 y 29 años. Ha sido toda una vida sacrificada en

el cañaveral, los mejores años de sus vidas entre-

gados a una tiranía que se enriquece a costillas del

pobre haitiano. No reconoce su dignidad como per-

sona, ni siquiera como trabajador. Uno de ellos muy

valiente se atrevió a decir: “somos como animales

para ellos, pues nos tratan peor que a estos”.

Lo peor del oprimido es tener puesta su vida en ma-

nos de su opresor. Vivir del miedo que se alimenta de

la miseria que vive, de la desesperanza, que no hay

otro modo de vivir. Es triste verlos conformarse con

esa vida, pues no ven oportunidad de otra diferente.

Saber, que trabajan en condiciones infrahumanas,

hacinados en unos caseríos, sin ninguna garantía en

el trabajo, sin ninguna protección, con un salario de

hambre, con demasiadas horas de trabajo, muchas

veces violentados, golpeados, maltratados moral y

físicamente (como algunos expresaron) y a pesar de

todo eso, afirmar que son felices, pues al menos tie-

nen trabajo para poder comer.

15%

3%

3%

2%

4%

33%

40%

500-1000 pesos semanales

1200-2000 pesos semanales

2000-3000 pesos semanales

2900 pesos

4000-5000 pesos

3000-3500 pesos

Depende de los viajes y lo que se pique

¿Cuánto le pagan?

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 147146

1%1%1%2%

95%

Todavía sigue trabajando

a los 20 años

a los 59 años

a los 19 años

a los 85 años

¿Hasta que edad trabajó?

6%

94%

NO

SI

¿Tiene pensión o jubilación?

33%

17% 17%

17%

16%

Solicitó 2013 pero no la tiene

Solicitó 2002 pero no la tiene

Le faltan dos años para jubilarse

Tiene edad para jubilación pero nada

Solicitó pero no la tiene

Proceso de jubilación

35%

65%

SI

NO

¿Está feliz?

1%

25%

74%

SI

NO

Le da igual

¿Quiere regresar a Haití?

Un 65% de los encuestados afirmaron que son fe-

lices, las razones son variadas: tienen vida, tienen

trabajo (aunque sea injusto), ganan para comer, tie-

nen salud y, sobre todo, tienen una familia. Por esa

familia aguantan todo y es por esa familia que viven

cada día con la mirada hacia adelante y su rostro de

frente al sol, jamás hacia la tierra, la tierra los sos-

tiene pero no es el horizonte de su mirada, eso sig-

nificaría derrota, y no es así cada mañana hay que

empezar de nuevo. Llevan en su corazón Haití, pues

su origen, sus raíces, un 74% afirmó querer regresar

a Haití, pero son conscientes que la situación es aún

peor allá. Por eso se resignan a guardarlo en su co-

razón y seguir luchando de este lado por sobrevivir.

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 149148

18%

49%

33%

SI

NO

No contestó

¿La empresa es buena?

Un elemento interesante de analizar son las respues-

tas correspondientes a la empresa donde trabajan,

Central Romana. Sólo 2 de los encuestados ya no

trabajan en ésta, pues se les presentó la oportunidad

en una ferretería de El Seibo y actualmente traba-

jan ahí. Han podido apreciar las diferencias abisma-

les en cuanto a condiciones de trabajo y el trato que

reciben como personas. A la pregunta ¿la empresa

da buen trato? Un 25% dijo que si y un 65% que no.

Mientras que cuando se les preguntó si la empresa

era buena, un 49% dijo que no y un 33% dijo que si,

el restante 18% no contestó. De igual forma se nota

que al preguntarles si la empresa es mala, un 49%

volvió a decir que si, y un 26% que no, 25 no contestó.

Los datos muestran contradicciones. Si nos basamos

en los números simplemente, se podría decir que es

normal, en todas las empresas pasa, es cierto. Pero,

también puede aducirse miedo. Miedo, pues, como

algunos dijeron, es la única empresa que contrata

sin papeles. Otros dijeron, con lo poco que me paga

puedo comer al menos dos veces al día. La verdad,

es esa misma contradicción. Ellos no quieren perder

su trabajo. Y aunque sean maltratados, gracias a ese

dinero, que les cuesta sangre y dolor, pueden comer.

Una empresa que no valora la dignidad de la per-

sona no puede dar buen trato. Una empresa que no

protege a sus trabajadores de los riesgos que pue-

den darse en el proceso de corte y recolección de

la caña, no es buena. Una empresa que no garantiza

una vejez recibiendo un sueldo digno, no da buen

trato. No puede ser buena, una empresa que no se

preocupa por brindar unas condiciones mínimas de

humanidad y bienestar para sus trabajadores.

No es buena la empresa que no respeta a sus tra-

bajadores, ni le brinda oportunidades para mejorar

sus condiciones de vida, para obtener una seguri-

dad social, un techo propio, un descanso humano,

un respeto a la vida misma en todas las dimensiones

de lo que vida significa. No hay vida sin respeto a la

dignidad de la persona. Eso es lo único que necesi-

tan los trabajadores de la caña de la Central Romana,

que se les valore su dignidad y le sean tomados en

cuenta sus derechos. Aunque el trabajo de la caña

para ellos sea lo único que tienen y que les propor-

cione oportunidades de vida, es un trabajo que hue-

le a sangre y a muerte. Es un trabajo que debe ser

denunciado. Un trabajo que no debería de realizarse

en las condiciones inhumanas que se realiza. Todo

trabajo, por humilde que sea debe respetar la vida y

la dignidad de la persona que lo realiza, es el trabajo

para la persona no la persona para el trabajo.

Central Romana tiene los medios y el dinero sufi-

ciente para garantizar condiciones básicas a las

personas que contrata, para asegurarlos tanto en

servicios médicos como de riesgos laborales. Brin-

dar mejores oportunidades de progreso y mejoría

laboral según su desempeño, pero simplemente

no les interesa, no es parte de sus prioridades. Les

basta seguirse enriqueciendo y seguir siendo los

dueños de casi todo el territorio Este, como también,

por así decirlo, de sus habitantes.

25%

26%

49%SI

NO

No contestó

¿La empresa es mala?

6%3%

1%5%

60%

25%

SI

NO

Regular

Le paga por su trabajo

CR no sabe tratar a las personas

No contestó

¿La empresa da buen trato?

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 151150

22.3. Dictamen de archivo definitivo dispuesto por el Ministerio Público en relación a la denuncia por los desalojos de 80 familias por el Central Romana

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 153152

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 167166

22.4. Carta de José Bobadilla al Presidente Danilo Medina 22.5. Mapas de situación y calidad de vida

LAGO ENRIQUILLO

DISTRITONACIONAL

2

1

7

10

4

9

8

6

3

5

REGIÓNCIBAO

SUR

REGIÓNCIBAONORTE

REGIÓNEL VALLE

REGIÓN OZAMA O

METROPOLITANA

REGIÓNCIBAO

NOROESTE

REGIÓNHIGUAMO

REGIÓNYUMA

REGIÓNENRIQUILLO

REGIÓNCIBAO

NORDESTE

REGIÓNVALDESIA

LA ALTAGRACIA

MONTEPLATA

HATOMAYOR

LA ROMANA

SAN PEDRODE MACORÍS

PERAVIA

SAMANÁ

BARAHONA

SÁNCHEZRAMÍREZ

MARÍATRINIDADSÁNCHEZ

DUARTE

HERMANASMIRABAL

AZUA

BAORUCO

PEDERNALES

DAJABÓN

ESPAILLAT

MONTECRISTI

SANTIAGO

VALVERDE

SANTIAGORODRÍGUEZ

EL SEIBO

LA VEGA

SAN JOSÉDE OCOA

MONSEÑORNOUELSAN JUAN

SANCRISTÓBAL

PROVINCIASANTO

DOMINGO

ELÍASPIÑA

INDEPENDENCIA

PUERTOPLATA

180450.776272

180450.776272

230450.776272

230450.776272

280450.776272

280450.776272

330450.776272

330450.776272

380450.776272

380450.776272

430450.776272

430450.776272

480450.776272

480450.776272

530450.776272

530450.776272

1932

120.6

5646

2

1982

120.6

5646

2

1982

120.6

5646

2

2032

120.6

5646

2

2032

120.6

5646

2

2082

120.6

5646

2

2082

120.6

5646

2

2132

120.6

5646

2

2132

120.6

5646

2

2182

120.6

5646

2

2182

120.6

5646

2

REPÚBLICA

DE

HAITÍ

OO CC ÉÉ AA NN OO AA TT LL ÁÁ NNTT II CC

OO

CC AA NNAA

LLDD

EELL

AAMM

OONN

AA

MM AA RR CC AA RR II BB EE OO MM AA RR DD EE LL AA SS AA NN TT II LL LL AA SS

VVAA

LL LL EEDD

EEBB

OONN

AAOO

.

División regional vigente según decreto 710 - 04

DEPARTAMENTO DE CARTOGRAFÍAOFICINA NACIONAL DE ESTADÍSTICA

REPÚBLICA DOMINICANAMINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

MAPA ADMINISTRATIVO REGIONAL2016

0 10 20 30 40 50 605Kilómetros

1:270,000ESCALA:

República Dominicana: ICV* Promedio por Provincia, 2010

Fuente: Atlas Pobreza 2010 República Dominicana

*Índ

ice

de C

alid

ad d

e V

ida

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ACTUAR DESDE LA COMPASIÓNTERCERA PARTE 169168

República Dominicana: ICV* Promedio por Municipios y Distritos Municipales, 2010

*Índ

ice

de C

alid

ad d

e V

ida

República Dominicana: Porcentaje de Hogares en Pobreza Extrema por Municipios y Distritos Municipales, 2010

Porcentaje de Hogares en Pobreza Extrema por provincias, 2010 Porcentaje de Hogares Pobres por Provincias, 2010

Fuente: Atlas Pobreza 2010 República Dominicana Fuente: Atlas Pobreza 2010 República Dominicana

Fuente: Atlas Pobreza 2010 República Dominicana Fuente: Atlas Pobreza 2010 República Dominicana

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TERCERA PARTE170

Número de Hogares Pobres por Provincias

Mapa 00.4.2. Número de Hogares Pobres por Provincias, 2010

Fuente: Atlas Pobreza 2010 República Dominicana

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C/ Juan de Urbieta, 51 · 28007 Madrid 91 564 26 12 [email protected]

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