Para los anales de las energías renova-bles quedará que, con las excepcionesde la biomasa y la minihidráulica, expe-rimentaron un importante crecimiento: elviento llegó a 10.000 MW y consiguió encen-der más bombillas que el agua (20.026 GWhfrente a 19.307 GWh); la fotovoltaica siguiótratando de despegar, viviendo una burbujade peticiones de conexión que no se corres-ponde en absoluto con el número de placassolares disponibles en el mercado; se plantea-ron los primeros proyectos comerciales desolar termoeléctrica y los biocarburantescomenzaron a pisar con fuerza.

La evolución positiva de estas renovables,innegable y bienvenida, ha estado jalonadapor numerosas declaraciones políticas favora-bles y por la publicación de tres documentosimportantes: el Plan de Energías Renovables2005-2010 (PER), el Plan de Acción de Ahorroy Eficiencia Energética 2005-2007 y el LibroBlanco sobre la reforma del marco regulatoriode la generación eléctrica en España, que hancontribuido a aumentar el atractivo del sectorpara los inversores.

Desde la perspectiva interna de la Asociaciónde Productores de Energías Renovables(APPA), se recordará 2005 como el año enque se iniciaron una serie de reformas desti-nadas a potenciar la estructura y el alcance dela Asociación, entre las que destacan el naci-miento de la Sección de Biocarburantes o elnombramiento de Enrique Martínez Pomarcomo director general, aprobado por la JuntaDirectiva el mes de noviembre.

¿Hay voluntad?

Indudablemente, ha sido unaño movido, como no podía sermenos en el hervidero del mun-dillo de la energía. Los condicio-nantes externos, como la gue-rra de Irak y la seguridad deabastecimiento, y los internos,desde el funcionamiento delsistema eléctrico hasta la cíclicasequía, preocupan en las altasesferas políticas, se nos dice,que están adoptando medidaspara remediarlo, como elfomento de las energías reno-vables.

Con independencia de lo que se nos diga, losproductores de energías renovables no perci-bimos ese fomento del que se habla; en 2005se alimentaron las expectativas que el partidoahora en el Gobierno viene generando desdeque estaba en la oposición, pero muy pocomás. Se puede alegar que una OPA se ha cru-zado en el camino, mas el problema viene deantiguo, y la OPA es coyuntural, aunque vayaa tener efectos estructurales. A nuestro juicio,el problema real es la falta de voluntad políti-ca.

Esa voluntad política es patente en la UniónEuropea (UE), pero flojea en cuanto descen-demos y la buscamos en nuestra Piel de Toro.Prueba de ello es que prácticamente toda lanormativa de apoyo a las renovables existenteen España ha surgido de la transposición alordenamiento interno de la iniciativa legislati-va comunitaria, y habitualmente fuera de losplazos previstos. Según un refrán archimani-do, pero perfectamente válido para la políticade fomento de las renovables, una cosa espredicar y otra dar trigo.

Predicar y dar trigo

De poco vale que se tenga un PER con nuevasprimas, nuevos objetivos y nuevas posibilida-des, si luego acaba durmiendo el sueño de losjustos en un cajón. Resulta que, a pesar de serfruto del fracaso del anterior Plan de Fomen-to de las Energías Renovables y de urgir suentrada en vigor, no sólo se dio a conocer conmás de un año de retraso, sino que, aunquefue aprobado por el Consejo de Ministros elpasado verano, todavía no conoce las páginasdel BOE. En ningún momento se dijo que elPER fuera meramente indicativo, y los empre-sarios de la biomasa no pueden entender queel PER contenga una subida de primas a latecnología y, haciendo justo lo contrario, elúltimo Decreto de Tarifas las recorte.

Por José Mª González Vélez,Presidente de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA)

El año que alimentó las expectativas

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F I R M A I N V I T A D A

El pasado 2005 pasará a los anales de la energía como el año de la OPA de Gas Natural sobre Endesa, el año de la puesta enfuncionamiento del mercado de derechos de emisión; el año del encarecimiento definitivo del crudo, lo que elevó nuestro déficit

energético un 40%, hasta alcanzar el 3,5% del PIB, o el año en que se desfondó el mecanismo de retribución del sector eléctrico, conun déficit tarifario reconocido superior a los 3.500 millones de euros.

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F I R M A I N V I T A D A

El Plan de Ahorro afecta especialmente a lasolar térmica, con la que cuenta para conse-guir un 8,5% de ahorro de energía primaria,pero lo supedita a la promulgación de unCódigo Técnico de la Edificación (CTE) queya tendría que estar vigente. Lamentable-mente, las últimas y escasas noticias recibi-das sobre el CTE afirman que está perdiendocafeína en la enésima revisión.

Tampoco tiene mucho sentido encargar a unexperto un Libro Blanco para reformar elinsostenible sistema eléctrico para luego, encontra de una de sus principales recomenda-ciones, aprobar una concentración empresa-rial que, sin duda de ningún tipo, reducirá lacompetencia del sector. Con este preceden-te, es difícil creer que el Gobierno vaya aatender debidamente el resto de recomenda-ciones que su autor, el profesor Pérez Arria-ga, considera “necesarias y urgentes”, entreellas la de situar las renovables como “ejeprioritario de la política energética”.

El caso de la generación eólica es paradig-mático de la situación. Por un lado, se sacapecho en los foros internacionales con el cre-cimiento de la tecnología –y, para mayorregocijo, con el mecanismo de retribuciónmás barato de Europa–, pero por otro no seduda un momento en lanzar un globo sondaamenazando con recortar los ingresos de losparques, asustando a los inversores y dificul-tando ese mismo crecimiento del que tantose presume.

Personalmente, creo hay que cuestionarse laexistencia de una política energética digna

de tal nombre, y másahora, que se proyectamodificar la Ley del Sec-tor Eléctrico del año1997 y el funcionamien-to del mercado. ¿Sabealguien adónde quierenllevarnos?.

Morir de éxito

Gracias a la UE hay unasólida base para el desa-rrollo de las energíasrenovables, pero ésta seconvierte en arenasmovedizas en cuanto lapolítica cortoplacista –que debe ser total-mente desterrada de la planificación energé-tica– empieza a enredar y a cambiar lasreglas del juego según su conveniencia pun-tual. Se da la paradoja de que las buenasnoticias y la afluencia de inversiones al sec-tor de las energías renovables le puedenhacer un muy flaco favor.

Por un lado, los inversores, animados por eléxito eólico, apuestan por las fuentes degeneración limpias, aportando un capitalimprescindible para unas tecnologías quehacen un uso intensivo de él. Pero, por otrolado, esta misma afluencia de fondos facilitalas grandes operaciones empresariales y losgrandes titulares de prensa, y lanza el men-saje de que las renovables son un negocioexcelente, lo que le da pie al legislador aconsiderar que debe reducir las facilidades

para no beneficiarlo enexceso. Como conse-cuencia, se crea unaincertidumbre que afec-ta a la financiación delos proyectos al incre-mentar su riesgo.

El momento, en reali-dad, es crítico. A pesardel miedo a que unmovimiento político pre-cipitado desbarate elauge de las renovables,llevándose con él losmiles de millones deeuros que ya hay inverti-dos y sin amortizar, elcapital está entrando enel sector, y el sector está

creciendo. Ahora bien, si ese movimientopolítico se produce –conociendo los prece-dentes, no puede sorprender a nadie–, seescuchará el grito famoso de “sálvese quienpueda” y habremos perdido, además de unafortuna incalculable, un tejido empresarialpujante y un tiempo precioso, porque, tardeo temprano, habrá que volver a apostar porlas renovables.

Estabilidad legislativa

La cosa, naturalmente, se solventa con esta-bilidad legislativa, con reglas de juego cono-cidas e invariables, alejadas de las veleidadespolíticas de turno. Nada más. Las empresasespañolas están triunfando en países conmarcos económicos diferentes, demostrandocapacidad de adaptación, iniciativa y saberhacer; y es una pena que sea precisamenteen casa donde les crezcan los mayores ena-nos.

Han trascurrido dos años desde que cambia-se el Gobierno, y en ese tiempo sus actualesocupantes no han parado de incrementar lasexpectativas, pero no han pasado de laspalabras a los hechos, o no lo han hecho enel sentido que prometían y que siguen pro-metiendo.

Durante este 2006 tendremos que ver si esasexpectativas, los planes y las declaraciones aluso que han jalonado 2005 llegan a buenpuerto o se van con Fausto. Los promotoresde energías renovables aún esperamos quelas prédicas se transformen en trigo, y sólopedimos que nos dejen sembrarlo con lasyuntas y las rejas adecuadas.

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