filología

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II LOS SOFISTAS; CONTEMPORÁNEOS Y DISCIPULOS SUYOS EN LOS SIGLOS V Y IV El movimiento sofístico del siglo V ocupa una posición única en la historia del mundo antiguo; nunca se repitió y, en sentido histórico, no se debería hablar de una «Segunda Sofística» en época romana. Desempeñó un papel de intermediario en la historia primitiva (o prehis- toria) de la filología clásica. Los sofistas estaban enlazados con el pasado en el sentido de que sus ideas les fueron sugeridas por la literatura anterior; por lo tanto, tenemos que volver siempre los ojos hacia el pasado de la poesía lo mismo que de la filosofía y y la historia. Por otra parte, fueron los primeros en influir con sus teorías no sólo en el arte de la prosa, en la retórica, y sobre todo la dialéctica, sino también en la poesía contemporánea y posterior; por lo tanto, nos obligan a mirar igualmente hacia adelante. Los sofistas pueden ser considerados, hasta cierto pun- to, como herederos de los rapsodos. Como ellos, proce- dían de todos los puntos del mundo helénico y deambu- laban por todas las tierras de habla griega; pero, después de la expulsión de los tiranos y la derrota del invasor persa, sus caminos convergieron naturalmente en Atenas,

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Capítulo ii de Pfeiffer

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    LOS SOFISTAS; CONTEMPORNEOS Y DISCIPULOS SUYOS EN LOS SIGLOS V Y IV

    El movimiento sofstico del siglo V ocupa una posicin nica en la historia del mundo antiguo; nunca se repiti y, en sentido histrico, no se debera hablar de una Segunda Sofstica en poca romana. Desempe un papel de intermediario en la historia primitiva (o prehistoria) de la filologa clsica. Los sofistas estaban enlazados con el pasado en el sentido de que sus ideas les fueron sugeridas por la literatura anterior; por lo tanto, tenemos que volver siempre los ojos hacia el pasado de la poesa lo mismo que de la filosofa y y la historia. Por otra parte, fueron los primeros en influir con sus teoras no slo en el arte de la prosa, en la retrica, y sobre todo la dialctica, sino tambin en la poesa contempornea y posterior; por lo tanto, nos obligan a m irar igualmente hacia adelante.

    Los sofistas pueden ser considerados, hasta cierto punto, como herederos de los rapsodos. Como ellos, procedan de todos los puntos del mundo helnico y deambulaban por todas las tierras de habla griega; pero, despus de la expulsin de los tiranos y la derrota del invasor persa, sus caminos convergieron naturalm ente en Atenas,

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    la ciudad-estado democrtica y dirigente, donde podan agrupar a su alrededor a los mejores discpulos. Los sofistas explicaban la poesa pica y arcaica, combinando sus interpretaciones con observaciones, definiciones y clasificaciones lingsticas, segn las directrices sealadas por los filsofos precedentes; pero su inters por la poesa homrica o lrica, lo mismo que por la lengua, siempre tuvo un objetivo prctico, educar a los hombres, como deca el propio Protgoras, en Plat., Prot. 317 B (= Vors. 80 A 5): 1 Su finalidad no era interpretar la poesa por s misma ni formular reglas gramaticales para comprender la estructura de la lengua. Aspiraban a la correccin de la diccin y a la correcta pronunciacin de la forma exacta, de la palabra exacta; los grandes escritores del pasado tenan que ser los modelos de los cuales haba que aprender. De esta manera se convirtieron en paradigmas de los virtuosos en el campo de la literatura. Si la filologa hubiese sido un mero artificio, ellos habran sido en verdad sus pioneros2; en efecto, descubrieron y ensearon cierto nmero de procedimientos muy tiles y crean que tales recursos tcnicos podan conseguirlo todo. Pero, por esta misma razn, no merecen el nombre de fillogos ni siquiera les habra gustado. Menos an hay que llamarlos humanistas3; los sofistas se preocupaban, no por los valores que impregnan de humanitas la conducta del hombre, sino por la utilidad de su doctrina o tcnica

    1 La palabra (ver Vors. 79) no se usa aqu en el sentido general de hombre hbil o sabio (Esqu., Pr. 944; Hdt., I 29, IV 95); Protgoras, segn parece, declara que pertenece al moderno grupo profesional de maestros y educadores llamados .

    2 P. B. R. Forbes, Greek Pioneers in Philology and Grammar, Cl. R., 47 (1933), 105 ss., da una breve visin de conjunto sobre algunos logros de los sofistas; pero no eran pioneros en filologa, en el estricto sentido de la palabra, como aqu se usa.

    3 W. Jger, Paideia, I (1934), 377, 380 s.

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    para el hombre individual, especialmente en la vida poltica.

    Despus daremos algunos ejemplos entresacados de aspectos particulares de su actividad; veremos la prctica

    ' sofstica de interpretacin, anlisis de la lengua, crtica literaria, conocimiento de la antigedad y polimata.

    Sin embargo, hay que insistir un poco ms en uno de los servicios que prestaron a la futura filologa; y por esa razn, lo tratam os antes que los otros. La propia existencia de la filologa depende del lib ro 4, y parece que los libros se hicieron de uso corriente durante el siglo v, particularmente como vehculo para los escritos sofsticos. La primitiva literatura griega tena que apoyarse en la tradicin oral, tena que ser recitada y escuchada; incluso, en los siglos v y iv se mantuvo una fuerte reaccin contra la inevitable transicin de la palabra hablada a la escrita; nicamente la cultura del siglo m puede ser llamada, y no sin exageracin, libresca5.

    ste puede ser momento oportuno para echar una ojeada, en lo que concierne a la filologa, al fondo orien- tal sobre el cual se proyect la cultura griega como unidad orgnica. Aunque informado de este proceso histrico, me siento, como es natural, poco inclinado a hablar de l, ya que no tengo la menor familiaridad con las lenguas correspondientes; por lo tanto, me veo obligado a confiar en los informes e interpretaciones de los especialistas y sacar de ah conclusiones con las debidas reservas.

    Las excavaciones de M esopotamia6 revelaron la primi

    4 Plinio el Viejo fue, incluso, ms all cuando dijo (N . h. XIII 68): cum chartae usu maxime humanitas vitae constet, certe memoria; difcilmente se habra atrevido a tanto un griego (ver infra, pg. 73).

    5 Ver infra, pg. 191.6 E. Meyer, Geschichte des Altertums, I, 25 (1926), 334 ss., 312 ss.

    (en part. pgs. 335 s., 340, 342 s.). Un resumen ms reciente,

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    tiva existencia, no slo de archivos con documentos en ladrillos de barro, sino, incluso, de bibliotecas con textos literarios. Desde 2800 a. de C. aproximadamente, segn nos dicen, el pueblo de lengua sumeria tena archivos, bibliotecas y escuelas, dependientes de los templos de sus dioses. Los conservadores de las tablillas de arcilla, que tenan por misin custodiar los preciosos textos, concedan extraordinaria importancia a la redaccin esmerada de los originales y se esforzaban por corregir las faltas de los copistas; por esta razn, incluso compilaron una especie de glosarios. Hacia el final del tercer milenio unos invasores semticos procedentes del norte (llamados ms tarde babilonios) adoptaron los mtodos su- merios de conservacin y tambin redactaron listas que contenan las palabras sumerias y sus equivalentes aca- dias. En el transcurso del segundo milenio, los hititas conquistaron extensos territorios en Anatolia; existen tablillas cuneiformes, halladas en su capital Bogasky, que presentan, en tres columnas paralelas, palabras equivalentes en hitita, sumerio y acadio7. Durante las excavaciones de Ugarit (Ras-Shamra), en el norte de Siria, se

    con nueva cronologa y amplia bibliografa, lo da A. Moortgat, Geschichte Vorderasiens bis zum Hellenismus, en A. Scharff y A. Moortgat, gypten und Vorderasien im Altertum (Munich, 1950), 93-535, especialm., 315 ss., 471 ss. Handbuch der Bibliothekswissenschaft2, ed. por G. Leyh, III, 1 (1955), 1-50; F. Milkau y F. Scha- we, Der alte Vorderorient, sobre las bibliotecas de Egipto y del Prximo Oriente; sobre la escritura, ver, tambin, vol. I2 (1952), 1-105. Sobre el uso de la escritura en Mesopotamia, ver Kenjon, Books and Readers, 6 s. Sobre el efecto estimulante de la primitiva escritura mesopotmica en Egipto, ver H. Frankfort, The Birth of Civilisation in the Near East (Londres, 1951), 106 s.

    7 Sobre excavaciones recientes de ladrillos de arcilla, con textos importantes en acadio y traduccin al hetita (o hitita), ver K. Bit- tel, Ausgrabungen in Bogazky (1952-7), en Neue deutsche Ausgrabungen im Mittelmeergebiet und im vorderen Orient (Berlin, 1959), 108.

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    hicieron descubrimientos semejantes que databan de la segunda mitad del segundo milenio. Durante el siglo vil a. de C. la mayor parte de los textos primitivos, especialmente los babilnicos, fueron copiados para la biblioteca del palacio del gran rey asirio Assurbanipal, el cual no estaba menos orgulloso de su habilidad en la escritura que de sus conquistas; en el Museo Britnico existen ms de 20.000 tablillas y fragmentos.

    Sus escribas cultos haban heredado una tcnica verdaderamente refinada y la desarrollaron ms an en las notas aclaratorias al pie de cada tablilla8. Sin exageracin romntica podemos afirmar que dichos escribas sentan una responsabilidad religiosa por la conservacin exacta de los textos, puesto que todos, hasta cierto punto, tenan que ser considerados sagrados9. Su complicado mtodo de catalogar fue inventado para lo que constitua especial material de escritura, las tablillas de arcilla; y las listas de palabras de diferentes lenguas eran producto de las singulares condiciones histricas de Mesopotamia y pases circundantes. Pero de aquellas notas aclaratorias y glosarios paralelos, que servan nicamente para las necesidades prcticas de los archivos, bibliotecas y escuelas de los templos, no naci una filologa. Algo muy parecido ocurre en otros aspectos: los extensos anales orientales no condujeron a una concepcin metdica del escribir la historia. George S arton10, en su History of

    8 C. Wendel da detalles completos en Buchbeschreibung, 2 ss.9 Cf. E. Meyer, loc. cit., 462 s., 583 ss., 597 s. (religin y litera

    tura); C. Wendel, 11 (pero los reyes no eran dioses como en Egipto).

    10 G. Sarton, A History of Science (1952), I. La ciencia a lo largo de la edad de oro de Grecia, 67, con numerosas referencias a textos y libros modernos sobre excavaciones mesopotmicas; ver, tambin, S. N. Kramer, From the Tablets of Sumer (Indian Hills, Colorado, 1956), c. 24, donde describe un catlogo de biblioteca (unas 50.000 tablillas sumerias del Museo de Filadelfia).

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    Science, subraya con razn la importancia de una lengua, sometida a normas para el nacimiento de la ciencia babilnica, que necesitaba instrumentos lingsticos de precisin suficiente. Pero parece que, ms bien, desorienta hablar de nacimiento de la filologa11 hacia 3000 a. de C. No obstante, no se propuso Sarton rastrear la lnea genealgica que se extiende, desde esta filologa oriental (por la cual parece que entenda una especie de estudios lingsticos), hasta la Grecia primitiva. Por otra parte, C. Wendel, al estudiar de qu manera pudieron llegar a los jonios de Asia Menor los recursos tcnicos apropiados para la escritura y para la conservacin de la tradicin escrita, opina convincentemente que vinieron del Este, no de Egip to12; pero, en el estado actual de los conocimientos, no podemos hacer ms que indicar posibilidades de contacto. Es probable que los habitantes griegos de la costa occidental de Asia Menor y de las islas hubiesen escrito en pieles de animales antes de usar los papiros egipcios, y que continuasen hacindolo de vez en cuando. Aunque haba pruebas literarias de que los escribas orientales, especialmente arameos, usaron rollos de cuero no slo en Persia, sino tambin en Mesopotamia, Fenicia y Palestina13, los ejemplares conocidos eran muy escasos hasta que se publicaron, en 1954 14, los pergaminos arameos del siglo v a. de C. (ahora en la

    11 W. von Soden, Leistung und Grenze sumerischer und babylonischer Wissenschaft, Welt als Geschichte, 2 (1936), 411 ss., 509 ss., destaca los lmites de esta filologa de listas sumero-acadia en un artculo muy erudito; pero, de acuerdo con la tendencia de los aos treinta, considera que la verdadera filologa fue inaugurada nicamente por la raza nrdica; cf. Sitz. Ber. d. sterr. Akad., 235 (1960), 1.

    12 C. Wendel, loe. cit., 85 ss. Kenyon, 44 s.13 Ver infra, pg. 53, . 19.M Edicin abreviada y revisada por G. R. Driver, Aramaic

    Documents (1957), 1 ss.; cf. C. H. Roberts, The Codex, Proc. Brit.Acad., 40 (1954), 172, n. 1, 182.

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    Biblioteca Bodleyana). La afirmacin de Herdoto (V 58), en su tan discutido excurso (considerado, incluso, a veces, como una interpolacin), queda as plenamente confirmada en cuanto supona que los rollos de cuero haban sido de uso corriente en pases brbaros; por consiguiente, no estamos autorizados para dudar de la otra parte de su observacin acerca de los jonios (V 58.3): , ^- 15 .

    En un famoso prrafo precedente, Herdoto habla del alfabeto que los jonios recibieron de los fenicios y adaptaron a la lengua griega (V 58.1, 2): o ... ... , " ... , ) , , , , . Por tanto, los griegos eran analfabetos en tiempos prim itivos, segn le pareca a Herdoto, pero tuvo que haber conocido otra tradicin, en una de sus fuentes principales, Hecateo de Mileto 16, con quien estaban de acuerdo otros dos escritores milesios, Anaximandro17 y Dionisio1S: a

    15 Cf. Ctesias, 688 FGrHist 5 (vol. III c, 450.17 Jacoby, 1958), , ... ; por poco crdito que concedamos a Ctesias de Cnido como escritor de historia persa, su referencia a las ya no puede ser ignorada; ver tambin Driver, loe. cit., y H. Hunger, en Geschichte der Textiiberlieferung, I (1961),30 (y 34, sobre la preparacin del pergamino; cf. infra, 416 s.).

    16 1 FGrHist 20; ver, tambin, las notas 11-13, de Jacoby, al comentario sobre 489 FGrHist (1955).

    17 9 FGrHist 3.18 687 FGrHist 1; los testimonios de estos tres historiadores

    fueron reunidos por Apolodoro, 244 FGrHist 165.

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    saber, que antes de Cadmo, Dnao trajo las letras up ( ) Dnao haba navegado desde Egipto (no desde Fenicia) a la Arglide: la rivalidad entre Egipto y el prximo Oriente en este aspecto se hace patente desde el principio y persiste hasta hoy d a 19. En 1939, C. W. Biegen encontr junto a Pilos centenares de tablillas de arcilla cubiertas con los signos de la llamada escritura lineal B (que antes se conoca solamente en Cnosos). Tambin las encontraron en otros sitios de Grecia Continental (Alan J. B. Wace, en Micenas, en 1950). A partir de entonces result evidente que Herdoto estaba equivocado al expresar, aunque con mucha precaucin, su opinin ( - ) de que Grecia era iletrada antes de la introduccin del alfabeto fenicio. Se dice que las tablillas fueron escritas entre los siglos xv y x ii a. de C., durante el Heldico reciente o, como lo ha denominado Furtwngler, la poca micnica (para Pilos, los testimonios ms abundantes pertenecen al siglo X I I I ) 20. Podemos llamarla poca heroica, suponiendo que fuese el mundo de los hroes cuyas hazaas leemos en los poemas homricos. Las muestras que quedan de esa escritura micnica (de momento, ms de

    19 Ver supra, pg. 51, y acerca de Egipto, Siegfried Schott, Hieroglyphen, Untersuchungen zum Ursprung der Schrift, Akademie der Wissenschaften und der Literatur in Mainz, Abhandlungen der geistes- und sozialwissenschaftlichen Klasse, 1950, nm. 24, pgs. 63, 86, sobre la probable relacin entre jeroglficos, escrituras semticas y alfabeto griego; cf. pg. 33.

    20 No me inspira mucha confianza la cronologa ms tarda, atribuida a las tablillas de Cnosos por L. R. Palmer, Mycenaecms and Minoans (Londres, 1961), y The Find-Places of the Knossos Tablets, en el libro On the Knossos Tablets (Oxford, 1963); mis dudas se refuerzan, debido a los convincentes argumentos expuestos por J. Boardman en la parte correspondiente del mismo libro, The Date of the Knossos Tablets, donde mantiene contra Palmerlo acertado de la fecha sealada por Evans (unos 250 aos anterior).

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    1.000 tablillas) no van ms all de listas de vveres y de personal; no hay nombres de amanuenses ni compulsa ni alteraciones hechas por un corrector como en las tablillas acadias o de Ugarit, que mencionamos antes. El contenido, lo mismo que el mtodo, resultan muy primitivos, comparados con los de las bibliotecas orientales anteriores y contemporneas. Si es correcta la ingeniosa teora de Michael Ventris sobre el descriframiento de esa escritura silbica21, nos enfrentamos con una extraa y primitiva lengua griega prehomrica en una escritura que comporta infinidad de ambigedades. Es apenas concebible que esa torpe escritura pueda haber sido usada para un texto literario22. Cualquiera que sea el resultado, sabemos ahora que hay algo de verdad en la afirmacin de los predecesores milesios de Herdoto de que Dnao se anticip a Cadmo. Los escritores locales de 23 se hicieron eco de las pretensiones de la isla de Creta (contra Cadmo) como lugar donde las letras haban sido inventadas desde la ms remota antigedad. Los autores sobre antigedades que tratan 24 atribuyen la invencin a otros; pero todas estas leyendas con

    21 JHS, 73 (1953), 84-103, Evidence for Greek Dialect in the Mycenaean archives.

    22 Incluso, John Chadwick, fiel colaborador de Ventris, se mostr, ms bien, reservado (The Decipherment of Linear B [Cambridge, 1959], 130), en contraste con el optimismo desbordante de Alan Wace (ver Documents in Micenaean Greek [Cambridge, 1956], Foreword, XXIX).

    Dosiadas, 458 FGrHist 6, y Diod., V 74.1 = 468 FGrHist 1 (III B, 411.13 ss.).

    24 Escamn de Mitilene (probablemente de principios del siglo IV), 476 FGrHist 3. Testimonios ms completos nos da H. Erbse, Attizistische Lexica (1950), 218.28; cf. Andrn de Halicarnaso, 10 FGrHist 9; foro, 70 FGrHist 105 y 106, llamaba a Cadmo el verdadero inventor, no meramente importador, como Herdoto, V 58, Aristteles, fr. 501 R., o Zenn de Rodas, 523 FGrHist 1, vol. I l l B, pg. 498.20 ss. (=D iod V 58.3).

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    vergen hacia un solo punto: ponen en entredicho la prioridad del alfabeto fenicio y sugieren otra escritura griega anterior; y nicamente ahora, quedan en este aspecto sorprendentemente confirmadas.

    Sin embargo, el origen fenicio del alfabeto tal como era usado en la poca histrica de Grecia, nunca ha sido realmente puesto en tela de juicio. Herdoto no es de ninguna manera el testimonio ms antiguo sobre este asunto algunos de los escritores milesios ya citados son anteriores a l en medio siglo; adems, la inscripcin ms antigua de Teos ( v ... ) fue escrita poco despus de Mcale (479 a. de C.)26, e incluso, la frase de los de Sfocles que se pueden fechar, con probabilidad, en los aos sesenta del siglo v (463 a. de C. ? )27: , 28. La verdad acerca de esta tradicin literaria que, como vemos, no se limitaba a Herdoto, sino que era muy corriente en la prim era mitad del siglo V, puede establecerse comparando las inscrip

    25 Como dice Pearson en su nota a Sf. fr. 514.26 SIG\ 38.38 (W. Ruge, RE, V a [1934], 545.60 ss.).27 P. Oxy., XX (1952), 2.256, fr. 3.4, hiptesis de Las suplican

    tes de Esquilo; Sfocles haba quedado en segundo lugar, y entre la serie de ttulos, ms bien confusa, el de ] es casi seguro.

    28 Hesiquio, V. ", . (fr. 514 !). ( cod.) . De la misma fuente (Diogeniano), Elio Dionis, (fr. 318, Schw. = pg. 148.8, Erbse), en Eust., pg. 1.757.58, ,, dot ; aunque se omiten los nombres del poeta y de la obra, el pasaje debera citarse en el aparato de los fragmentos de Sfocles. La cronologa mtica sita a Cadmo 300 aos antes de la guerra de Troya; el asunto de la obra estaba formado por acontecimientos subsiguientes al desembarco de los griegos en la costa de Trade. De acuerdo con esa cronologa, tanto los nativos como los invasores podan haber estado familiarizados con las letras fenicias (es de notar que los hroes picos de la tragedia se valen de la escritura, o por lo menos, hablan de ella).

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    ciones griegas de finales del siglo v in a. de C. con la escritura semtica de este siglo y del precedente: la semejanza en la forma de las letras m uestra que se haba seguido el modelo fenicio y que ste fue modificado por entonces29. De estas mismas regiones del Prximo Oriente parece que los jonios aprendieron a preparar las pieles como material para escribir y, como el papiro egipcio se llamaba , en griego30, por la ciudad de Byblos, podemos deducir que fue importado, en prim er lugar, de Fenicia, antes de que la fundacin de Nucratis estableciese contacto directo entre Egipto y Grecia en el siglo vu. Por lo tanto, en el estado actual de nuestros conocimientos, todo conduce a la conclusin de que la introduccin de las letras y del papiro data de principios del siglo v in o de fines del IX31; la ru ta 32 puede haber pasado

    29 G. R. Driver, Semitic Writing (1948), 178; J. Forsdyke, Greece before Homer (1956), 20 s.; T. J. Dunbabin, The Greeks and their Eastern Neighbours, Society for the Promotion of Hellen, Studies, Suppl. Paper, num. 8 (1957), 59 ss.; Dorothea Gray, en John L. Myres, Homer and his Critics (1958), 266 ss.; A. G. Woodhead, The Study of Greek Inscriptions (1959), 13 s.: Criterion of close approach between early Greek and Phoenician letter forms; G. Klaffenbach, Griechische Epigraphik (Gotinga, 1957), 34 s. Los testimonios completos hasta 1960 aparecen en L. H. Jeffery, The Local Scripts of Archaic Greece. A Study of the Origin of the Greek Alphabet and its Development from the Eighth to the Fifth Centuries B. C., Oxford Monographs on Classical Archaelogy (1961),12 ss.; fecha de la introduccin del alfabeto, y Addenda, pg. 374.

    30 Herdt., V 58.3 (supra, pg. 52), cf. Esqu., Supl. 946 s., ver infra, pg. 64, n. 48.

    31 Wilamowitz, en 1884, situ la introduccin del nuevo alfabeto sptestens in das 10. Jahrhundert (Homerische Untersuchungen, 287) y nunca cambi de opinin, ver Geschichte der griechischen Sprache (1928), 9; A. Rehm, Handbuch der Archologia, I (1939), 197, dice, incluso, que el siglo x no puede ser excluido; cf. Schwyzer, Griechische Grammatik, I (1939), 141.

    32 Historiadores, arquelogos y epigrafistas se inclinan a acep* tar esta hiptesis, especialmente Miss Jeffery, pgs. 5 ss. (lugar

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    a lo largo de la costa meridional de Asia Menor hasta Rodas33.

    A finales de la antigedad, Nono alab sin reservas las ddivas de Cadmo (4, 259 ss.): ) / / , / (vocales) (consonantes) / - . Pero la que llama ddiva merece el agradecimiento, no slo del mundo antiguo, sino de una gran parte de la humanidad de todos los tiempos. La escritura fenicia no era ni cuneiforme ni estrictamente silbica; consista en caracteres simples, pero slo para las consonantes. Cuando los griegos adoptaron esas formas de letra, dieron el paso decisivo de usarlas para todos los elementos de su lengua, a los cuales llamaban 34, tanto vocales como consonantes. Entonces, por primera vez pudo hacerse manifiesta la cantidad de las slabas y, especialmente, la estructura del verso cuantitativo. Haba nacido un verdadero alfabeto35. Fue una

    de la introduccin), y Addenda, pg. 374. Quiz el temible dios Kumarbi de un poema pico hurrita lleg por el mismo camino para influir en el mito de Cronos en Hesodo: ver U. Hlscher, Hermes, 81 (1953), 405 s.; Dunbabin, 56 s.

    33 No habr que desdear la antigua tradicin local, contenida en ', de que Cadmo naveg desde Fenicia hasta Grecia, va Rodas: Zenn de Rodas, 523 FGrHist 1 (= Diod., V 58,2, 3), ... . . . , ... , & ; cf. Poli- zelo de Rodas, 521 FGrHist 1.

    34 H. Diels, Elementum (Leipzig, 1899); ibid., pg. 58.3, la nota proftica de que un da hallaramos el antiguo sistema de escritura. A. Evans haba anunciado por primera vez su descubrimiento en Oxford, en 1894. Sobre el trmino , ver infra, pg. 120 y Excurso.

    35 Plat., Crt. 431 E,

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    de las grandes creaciones del genio griego; como ahora podemos situarla en el siglo ix u v m a. de C., pertenece a los tiempos picos. Los poemas picos fueron productos representativos de estos dos siglos; la Ilada y la Odisea todava nos revelan cmo el genio griego se hizo consciente de s mismo y encontr su propia naturaleza en aquel momento particular de su historia. Surgi un nuevo aspecto del mundo, el verdadero aspecto griego. En mis conferencias sobre Homero yo sola destacar el hecho importante de que la adaptacin de los caracteres fenicios y la forma definitiva de los grandes poemas picos pertenecen a la misma poca. Es una idea sugestiva que el alfabeto pudo haber sido inventado como notacin para el verso griegoM, y nos gustara que pudiese ser comprobada; apenas pueden servir de ayuda nuestras primeras inscripciones alfabticas del siglo vm , que no estn todas en verso37. Mas no hay duda de que aquello fue un empezar de nuevo y no una simple continuidad desde la poca heroica a la pica. Resulta paradjico emplear una evaluacin histrica de la recin descubierta escritura micnica como base para conclusiones acerca de un desarrollo gradual e interno de la civilizacin griega

    ; cf. Diels, loe. cit., 18 ss., 58 ss.; Suet., Div. Iul. 56.6, quarta elementorum littera la cuarta letra del alfabeto.

    & Wade-Gery, The Poet of the Iliad (1952), 11-14; un punto de vista diferente sobre la fecha de un texto escrito, en D. L. Page, History and the Homeric Iliad (Berkeley, 1952), 260.

    37 Epigrammata, Greek Inscriptions in Verse from the Beginnings to the Persian War, por P. Friedlnder y H. B. Hoffleit (Berkeley, 1948), pg. 7. Dos importantes inscripciones en verso del 700 a. de C., aproximadamente, fueron publicadas ms tarde: hexmetros fragmentarios pintados en un enocoe de Itaca, BSA, 43 (1948), 80 ss., lm. 34, Jeffery, pgs. 230, 233, lm. 45.1.2, y tres versos escritos en el estilo retrgrado fenicio, encontrados en Ischia, Rend. Line., 1955, 215 ss., lms. 1-4, Jeffery, pgs. 45, 235 s., 239, lm. 47.1.

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    desde el siglo x i i i al I X 38. Pues, al contrario, la comparacin de la escritura silbica de las tablillas con la escritura alfabtica ms antigua hace patente, ms que cualquier otra cosa, un cambio revolucionario, un punto de partida completamente nuevo. Desde este nuevo arranque tuvo que alcanzarse en poco tiempo el objetivo, , de un sistema alfabtico definitivo. Hubo alteraciones de poca monta y ligeras mejoras, pero no hubo pro-greso ni en tiempos griegos ni en postgriegos39. El alfabeto era perfecto; haba encontrado su propia naturaleza en el perodo pico. Lo mismo ocurri en otros terrenos de la civilizacin griega, en literatura y arte.

    38 Alan J. B. Wace, Documents in Mycenaean Greek, XXVII ss., defiende enrgicamente una evolucin lenta y habla con desprecio del prejuicio clasicista opuesto. Estoy en completo desacuerdo con el cuadro trazado por M. P. Nilsson, Homer and Mycenae (Londres, 1933), 206-11, que cree que los poemas picos griegos se originaron en la gloriosa poca micnica y que hubo un renacimiento de la pica en tiempos jnicos. Las nuevas tablillas no contienen, hasta ahora, ningn texto literario ni ningn indicio de poesa; sin embargo, han impulsado al profesor T. B. L. Webster (con quien estoy de acuerdo en algunos detalles) a escribir From Mycenae to Homer (Londres, 1958), donde trata de reconstruir sin xito, pero con una inmensa erudicin y una audaz imaginacin- cantos de los palacios micnicos. Por otra parte, J. A. Notpoulos, Homer, Hesiod and the Achaean Heritage of oral Poetry, Hesperia, 29 (1960), 177 ss., defiende la existencia de una poesa pica aquea de carcter oral, que sobrevivi en el continente (Hesodo, etc.), lo mismo que en Jonia (Homero, etc.).

    59 El mejor experto en gramatologa, I. J. Gelb., A Study of Writing (Londres, 1952), 239 (cf. 184), hizo la siguiente afirmacin: A pesar de las tremendas conquistas de la civilizacin occidental en tantos campos del quehacer humano, la escritura no ha progresado, en absoluto, desde el perodo griego... Las causas, complejas, de esta actitud conservadora pueden muy bien estar ms all de nuestra capacidad de comprensin. Pero desde el punto de vista de y podemos, sin duda, comprenderlo (ver infra, pgs. 133 s.).

  • 60 Prehistoria de la filologa griega

    Se haba creado un nuevo instrumento, tal que, por una parte, era importante para expresar matices exactos del lenguaje potico y filosfico y, por otra, era indispensable para la interpretacin y anlisis filolgicos. En este sentido, los caracteres fenicios, adaptados, fueron llamados por Critias auxiliares del , en la segunda mitad del siglo V, en un poema elegiaco acerca de varios inventos de pueblos y ciudades: 40 (Vors. 88 b 2.10), los fenicios inventaron letras que ayudan a los hombres a pensar y hablar ( , Eust., p. 1.771.44). En el perodo arcaico, que sigui a la edad pica, el prim er cuidado de los griegos fue la belleza de la escritura; como prueba, nos basta con m irar las prim eras inscripciones en piedra todava conservadas. Esta tendencia hacia la armona, e incluso, hacia normas geomtricas, fue observada por escritores posteriores: (se. ) , ... 41 (Escol. Dionis. Tr., Gr. Gr., III, 183.32). La Grecia arcaica se enorgulleca de la escritura como de una obra de arte; hay un forcejeo por , segn m uestran las inscripciones, y apenas puede dudarse de que el arte de la escritura estaba muy extendido; pero las cuestiones importantes son: qu difusin tuvieron la poesa, primero, y, luego, la filosofa, una vez redactadas por escrito, y en qu momento naci, por fin, una especie de publicaciones comerciales.

    Este

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 61

    El tipo de desarrollo de la Grecia prehistrica se hace visible nicamente cuando se proyecta sobre el fondo oriental; por eso, nos vimos obligados a desviamos algo de nuestro camino. En Grecia, no encontramos gremios de escribas ni castas de sacerdotes a los que estuviese limitado el conocimiento de la escritura, ni libros sagrados 42 cuya transmisin fuese privilegio especial suyo. La escritura griega alfabtica era accesible a todos y, en el transcurso del tiempo, se convirti en herencia comn de todos los ciudadanos que saban usar una pluma (o un pincel) y leer; ya se ha mencionado antes que el material de escritura en los primeros tiempos estaba al alcance de todos, y especialmente, la importacin del papiro de Egipto, donde haba sido usado, en tiempos tan remotos como el tercer milenio, en forma de rollos menores o mayores, con fines rituales o literarios. Por lo tanto, todas las condiciones necesarias para la produccin de libros griegos existan, segn parece, desde el siglo vm o vil en adelante. Si intentamos contestar a las dos cuestiones del ltimo prrafo, tenemos que distinguir cuatro perodos. Probablemente hubo, en prim er lugar, una poca de composicin oral y de transmisin oral de la poesa. La segunda etapa, que, sin ms pruebas, podemos suponerla, se inici con la introduccin de la escritura alfabtica. Los poetas picos, herederos de una antigua tradicin oral, empezaron a fijar sus grandes composiciones en esta nueva escritu ra43: todava poseemos como producto

    42 Excepto, quiz, para pequeas sectas de msticos.43 Opinin opuesta sostiene E. R. Dodds en un captulo muy

    brillante, Homer as Oral Poetry, en Fifty Years of Classical Scholarship (Oxford, 1954), 13-17; qued totalmente convencido por la coleccin de material formulario de Milman Parry. Pero esto prueba nicamente que los poemas picos griegos eran resultado de una larga tradicin oral y estaban destinados a una posterior transmisin oral; no hay argumento decisivo contra la composicin

  • 62 Prehistoria de la filologa griega

    de aquella poca de creacin pica los dos poemas homricos. La transmisin continu siendo oral: los poetas mismos y los rapsodos que los siguieron recitaban sus obras a un auditorio; y esta tradicin oral fue puesta a salvo por la escritura, que hasta cierto punto tuvo que estar bajo el debido control. Hasta ahora no hay testimonios de produccin de libros en gran escala, de circulacin de ejemplares o de un pblico lector en la poca lrica. El poder de la memoria permaneca indiscutible y la transmisin de la poesa y de la ms antigua filosofa continu siendo oral. La historia de la escritura y del libro no apoyan la leyenda de la edicin pisistrtica de los poemas homricos, ni la creencia de que Pisistrato y Polcrates fuesen coleccionistas de bros y fundadores de bibliotecas pblicas.

    No hay ningn cambio digno de mencin hasta el siglo v 44, cuando empez el tercer perodo, en el cual, no slo la composicin oral, sino tambin la transmisin oral, comenzaron a perder su importancia. El prim er signo de esto es la repentina aparicin, en poesa y en arte, de alusiones frecuentes a la escritura y lectura desde los aos setenta del siglo V en adelante; por lo visto, la imagen del amanuense y del lector se haba apoderado, por prim era vez, de la imaginacin potica, lo mismo que de

    escrita de la Ilada y la Odisea. La llamada prueba negativa de Parry slo sirve para desorientar: Apolonio de Rodas sigui la teora helenstica de la variedad, y conscientemente, evit frmulas, repeticiones y cosas similares. Se ha publicado una parte importante de la inapreciable coleccin de Parry de Serbocroatian Songs (19534); pero me pregunto qu ayuda pueden prestar a Homero, por ms que A. B. Lord, The Singer of Tales, Harvard Studies in Comparative Literature, 24 (1960), rechace, despectivamente, a los estudiosos de Homero que todava no dan pleno crdito a las revelaciones de Parry.

    44 E. G. Turner, Athenian Books in the Fifth and Fourth Centuries B. C. (Leccin inaugural, Londres, 1952).

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 63

    la imaginacin de los pintores de vasos. Difcilmente puede ser casualidad que todos los grandes poetas empezasen a usar el nuevo smbolo de la palabra escrita para expresar la actividad mental del recuerdo, de la ; esto es especialmente digno de tenerse en cuenta, si recordamos el papel que la memoria fsica haba desempeado en el pasado. En el Prometeo (460 s.) de Esquilo, el dios que se enorgulleca de haber inventado / , dijo a : - / (ibid., 788 s .)45; Sfocles repeta expresamente esta imagen en su prim era obra, Triptlemo (hacia el 466 a. de C. ? )46. Esquilo tuvo la audacia de atribuir, incluso, a una divinidad como Hades una , Eum. 273-5: " ..., . En Esquilo encontramos no slo esta concepcin divina de las tablillas de la mente, sino tambin la idea de las tablillas de Zeus, en las cuales los crmenes de los hombres han sido anotados. Esta imagen recuerda la de las grandes divinidades de las religiones orientales que escriban sus libros sagrados, pero Esquilo segua la tradicin hesidica que haca de una de Zeus, y le confi el cargo de suya, como hemos sabido recientemente: ()... [] - (Esqu., Aitnai [?], hacia 470 a. de C.)47. Como

    45 Esqu., Su pl. 179, & (sc., filias). Pnd., O. x. 2 (hacia 474), .. . .

    46 Sf., fr. 597 P., 0 (Pf.: , v V) ( , cf. Call., fr. 75.66, ); cf. Esqu., Cof. 450, Sf. Fit. 1.325; Eur., Tro. 663, - desenrollar mi mente (como un libro).

    47 P. Oxy., XX (1952), 2.256, fr. 9a 21, ed. Lobel = Aesch., fr. 530, Mette; reconocido por E. Fraenkel, Eranos, 52 (1954), 64 ss., como

  • 64 Prehistoria de la filologa griega

    medio siglo despus, Eurpides hizo alusin a este mismo tipo de archivo: ... - / (Melanipa, probablemente , fr. 506 .2). La expresin tradicional en la tragedia para material de escritura continuaba siendo 48, aun cuando se pudiese suponer que el poeta hablaba, en realidad, de textos literarios escritos en rollos de pap iro49.

    Si del campo literario pasamos a los pintores de vasos ticos, no' encontramos representaciones de libros en los vasos de figuras negras; sus temas favoritos eran escenas de la vida sencilla de los . Escenas de la vida intelectual, en las que se encuentran representaciones de rollos escritos, aparecen por prim era vez en el estilo de figuras rojas, obra de los contemporneos de los poetas trgicos, desde 490 aproximadamente hasta 425 a. de C. Por lo menos tres de estas pinturas parecen ser ligera

    fragmento de la obra destinada al festival de la fundacin de la ciudad de Etna por Hiern; cf. F. Solmsen, The Tablets of Zeus, CI. Qu., 38 (1944), 27-30.

    48 La nica excepcin por ahora parece ser Esqu., Supl. 946 s., o / ' (una hoja de papiro doblada con un contrato sellado). Para , ver, antes, referencias y notas; ver, tambin, Sf., Tr. 683, fr. 144 P., Eur., IT 760, [M], 112; Batraeomiomaquia1.3 no es nuestra prueba ms antigua, sino una de las muchas adiciones posteriores, ver Herrn., 63 (1928), 319 (= Ausgewhlte Schriften, 113). Se supona que los dioses continuaban usando las antiguas , , :, ver Babr., 127, y los muchos proverbios recogidos por O. Crusius, De Babrii aetate (1876), 219; cf. F. Marx, Ind. led . Greifswald (1892/3), vi. De tales pasajes no pueden deducirse conclusiones acerca del verdadero uso del material de escritura en ciertas pocas.

    49 Eur. Erechth. fr. 369.6 s. .2, , ccv ; se puede comparar con Scrates cuando desenrolla los tesoros de los sabios de tiempos antiguos en Jenof., Mem. I 6.14: ... - ; ver infra, pg. 66, n. 57.

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 65

    mente anteriores a los dramas con fecha segura de Esquilo50. En media docena de vasos pueden descifrarse todava letras o palabras de poemas picos o lricos, escritas en los rollos de papiro abiertos51. Vemos adolescentes y maestros que leen el texto; en la segunda m itad del siglo v se aaden a esas figuras nombres famosos, como los de Safo, Lino, Museo. En un escarabeido de carne- liana est representada una esfinge como leyendo el famoso enigma en un libro abierto entre las garras (hacia 460 a. de C.)52. Creo que tenemos razn al interpretar la coincidencia de los pasajes literarios de los vasos como prueba de un paso hacia el uso corriente de los libros; no hay duda de que fue lento el cambio que condujo gradualmente al perodo cuarto y ltimo, en que qued establecido un mtodo consciente de , de transmisin literaria por medio de libros.

    No podemos seguir paso a paso su desarrollo en este perodo de transicin. Parece que no hay nuevas pruebas, sino nicamente unas cuantas alusiones casuales, en la Comedia Antigua y en los dilogos platnicos, que son

    so F. Winter, Schulunterricht auf griechischen Vaseribildern, Bonner Jahrbcher, 123 (1916), 275-85, espec., 281 s.

    51 J. D. Beazley, Hymn to Hermes, AJA, 52 (1948), 336 ss., discute con detalle un vaso del estilo de Duris, no presentado al pblico, y otras ocho representaciones de rollos escritos; el ms antiguo, el maestro de escuela del pintor Panecio, es, con toda probabilidad, del 490 a. de C. Tres ejemplos de la lista de Beazley estn explicados tambin ampliamente en Turner, Athenian Books (1952), 13-16, quien, adems, discute una pxide ateniense (nmero 1.241). Contra la suposicin de E. Phlmann, Griechische Musikfragmente (Nuremberg, 1960), 83 s., de que algunos de los signos de los rollos abiertos representaban notacin musical, ver R. P. Winnington-Ingram, Gnomon, 33 (1961), 693, quien los interpreta correctamente como textos poticos y da tres referencias ms en la n. 2 (cf. ibid. [1962], 112).

    52 R. Lullies, Die lesende Sphinx, Festschrift f. B. Schweitzer, Stuttgart (1954), 140 ss.

  • 66 Prehistoria de la filologa griega

    bien conocidas, pero que necesitan ser cuidadosamente revisadas. upolis, contemporneo de Aristfanes, mencionaba, probablemente en los aos veinte del siglo V, el lugar , donde los libros estaban en venta53. Scrates pudo hacerse rpidamente con los libros de Anaxgoras cuando oy a alguien que lea un pasaje interesante de uno de sus escritos, aunque qued muy defraudado por ellos54. Cuando Platn lo represent en la Apologa55 haciendo referencia a , Scrates aluda con irona, si no con desprecio, al escaso valor de un dracma con el cual cualquiera poda comprar ejemplares en la p laza56. Por lo tanto, la cifra no debera tomarse demasiado en se rio57, pero es casi seguro que los libros de Anaxgoras eran asequibles al pblico en general en Atenas5S. Por o tra parte, no hay seguridad acerca de la tradicin transm itida por Clemente de Alejandra, en sus listas de primeros inventores, y repetida con frecuencia, de que Anaxgoras fue el primero en publicar un libro escrito59. La plaga de

    53 Fr. 304 ., pero ver la redaccin exacta de todo el pasaje. Sobre , Pol., IX 47.

    Plat., Fed. 97 b (= Vors. 59 A 47).55 Plat., Apol. 26 D (= Vors. 59 A 35).56 Loe. cit., S , > ,

    (- Diels-Kranz) .; no se refiere al teatro de Dioniso, sino a una parte del , ver W. Judeich, Topographie von Athen1 (1931), 342.2; A. W. Pickard- Cambridge, The Dramatic Festivals of Athens (1953), 36.4.

    57 Como haca casi treinta aos que Anaxgoras haba muerto, los ejemplares pueden haber sido de segunda mano. N. Lewis, LIndustrie du papyrus (tesis, Pars, 1914), 62 s., y Turner, Athenian Books, 21, quedaron atnitos al comparar el costo real del papiro y trabajo de copia en aquella poca con la afirmacin de Scrates.

    58 atenienses se mencionan en la Comedia Antigua: Aristmenes, fr. 9 ., Teopompo, fr. 77 ., Nicef., fr. 19.4 .; ver tambin supra, pg. 64, n. 49.

    59 Clem. AL, Stromat. I 78 (II pgs. 50 s. St.) = Vors. 59 A 36 val -

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 67

    malos en Villa-Cuco-de-las-Nubes, de Aristfanes60, representa la rplica satrica de las condiciones de Atenas hacia fines de siglo; alrededor de 400 a. de C. se exportaban libros, incluso, a los pases del Mar N egro61. Algo tuvo que ocurrir para estimular la produccin librera a tal extremo. Apenas pudo bastar la influencia del jonio Anaxgoras, a pesar de estar establecido en Atenas antes de la guerra del Feloponeso y de gozar de la amistad de Pericles.

    En el transcurso del siglo v, los poetas trgicos, los historiadores y los sofistas se convirtieron en figuras predominantes de la vida literaria de Atenas. Se componan tragedias para ser representadas en el teatro de Dioniso, pero tambin podan conseguirse, ms tarde, en forma de libro. La nica prueba irrebatible es, sin embargo, la confesin de Dioniso, en Ranas 52 s. de Aristfanes (representada en enero del 405 a. de C.): -iU voc- / cuando estaba a bordo leyendo para m Andrmeda, de Eurpides (representada en 413 a. de C.) ffi.

    Kort . . . o . . . . Clemente parece haber entendido como escritura, pero el sentido puede haber sido dibujo, si uno compara Vors. II 6.23, y II 11.2 ( ) , Diels; el hecho de la es destacado por Th. Birt, Die Buchrolle in der Kunst (1907), 213, y por Sthlin, en Vors., loc. cit.,; cf. E. Derenne, Les procs dimpit (infra, pg. 67, n. 82), 25.3.

    60 Aristf., Av. 974 ss., 1.024 ss., 1.288.61 Jenof., Anb. VII 5.14, en el cargamento de buques que nau

    fragaron junto a Salmideso .. . -l .

    62 Cf. Aristf., Ran. 1.114, . Del contexto entero de los versos 1.109-18, discutidos con frecuencia, resulta claro para m que Aristfanes daba a entender que no hay peligro de , de inexperiencia, o ignorancia por parte del pblico ateniense; los aficionados al teatro son mili

  • 6 8 Prehistoria de la filologa griega

    Podemos suponer razonablemente que los atenienses no podran haber captado el matiz de parodia en muchos pasajes paratrgicos de la Comedia Atica, a menos que hubiesen ledo las tragedias, como encontramos al dios del teatro leyendo la Andrmeda. En el siglo xv, Aristteles distingua, incluso, ciertos dramas, que eran especialmente adecuados para la lectura, de los que tenan una puram ente y , y llamaba a sus autores . Pero es una equivocacin creer que haba poetas que escriban sus dramas nicamente para que fuesen ledos63. Nunca han existido tales escritores; los dramas se compusieron siempre, en prim er lugar, para ser representados. La cultura libresca de Eurpides es ridiculizada por Aristfanes64 y se dice de l que posey una biblioteca en te ra65. Wilamowitz66 trat una vez de demostrar que los textos de las tragedias eran los primeros libros griegos, , propiamente dichos. Para los escritos anteriores usaba el trmino . Pero nunca signific un escrito independiente completo; puede aludir a notas que recuerden algn hecho odo o visto en el pasado, o notas tomadas y reunidas como borrador de un futuro libro, o notas aclaratorias de algn otro escrito, o sea, un com entario67. Es completamente arbitrario llamar memoranda a los primeros escritos en prosa jnica, tales como los de Herclito y

    tares y cultos () lectores de libros, capaces de entender los puntos importantes.

    63 La interpretacin correcta de Aristteles, Ret. III 12 pgina 1.413 b 12, nos la da O. Crusius, Festschrift fr Th. Gomperz (1902), 381 ss., pero la interpretacin equivocada se repite por todas partes.

    64 Aristf., Ran. 943, 1.409.65 Aten., I 3 A.66 Einleitung in die Tragdie (1889), 121 ss.67 Referencias en el artculo de F. Bmer, Der Commentarius,

    Herrn., 81 (1953), 215 ss., pero no mencion la teora de Wilamowitz.

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 69

    Hecateo; son obras ms o menos acabadas, copiadas por discpulos y amigos, o depositadas en un templo, como en el caso de Herclito No debemos subestimar la influencia de la tragedia en la expansin del libro; pero hasta ahora no est demostrado que los trgicos fuesen los primeros escritores cuyas obras resultaron asequibles como a un sector ms amplio del pblico.

    Parece que Herdoto dio conferencias pblicas y que recit, en alguna ocasin, un aislado69, un , en frase de Tucdides, y ciertamente, tena un espritu abierto a las ideas sofsticas y a los recursos estilsticos70. Su historia en conjunto, la prim era gran obra de la prosa literaria griega, recibi forma definitiva en Italia hacia el 430 a. de C. y fue publicada como obra postuma. Apenas puede haber tenido alguna influencia en el desarrollo del libro. Pero cuando, en la generacin siguiente, Tucdides esperaba que su histrica fuese un (I 22.4), estaba pensando ya en sus futuros lectores. Tan enorme difusin de la palabra escrita por otros pases se haba realizado, a lo que parece entre las dos generaciones. No sorprende encontrar que, en la ltima dcada del siglo v, la tradicin local tica, que hasta entonces haba sido oral, quedase por prim era vez fijada tambin en un libro, la ' (Tue., I 97.2) de Helnico de Lesbos 71; sus relaciones con los sofistas contemporneos son claramente perceptibles.

    68 Estoy completamente de acuerdo en este punto con Tumer, Athenian Books, 17.

    Marcellin. Vita Thucyd. 54; Paroemiogr. cod. Coisl. 157 = Append. II 35, ed. Gotting., vol. I 400, " . Esta ltima tradicin, rechazada muchas veces, fue aceptada, con razn, por F, Jacoby, RE, Suppl. II, 330, y John L. Myres, Herodotus, Father of History (1953), 5.

    to F. Jacoby, RE, Suppl. II, 500 s. F. Jacoby, Atthis (Oxford, 1949), 216 s., Index, pg. 431, oral

  • 70 Prehistoria de la filologa griega

    Es coincidencia notable que bajo el arcontado de Euclides (403/2 a. de C.) se adoptase oficialmente, en Atenas, el alfabeto jnico para documentos pblicos, en vez de la escritura local tica72. Si la tradicin escrita empez en Jonia, como suponemos, es natural que los caracteres jmeos predominasen igualmente en otras partes de Grec ia73 para fines literarios. El aumento de popularidad de ese alfabeto en Atenas, en la segunda mitad del siglo v, puede ser debido a los sofistas itinerantes que procedan, sobre todo, de las ciudades jnicas; las letras descritas en el Theseus de Eurpides (fr. 382 N.2, representado antes de 422 a. de C.) parecen ser jnicas. Fueron necesarias transcripciones eventuales de textos (y sin duda, se introdujeron algunos errores en la operacin); pero no hubo un 74 general de la literatura anterior. Como es natural, el alfabeto jnico se convirti, en el transcurso del tiempo, en la escritura aceptada universalmente, tanto para textos literarios75 como para documentos.

    Queda por resolver la cuestin de si los sofistas76 des

    tradition, y RE, VIII (1913), 107, 111, 138, Helnico y los sofistas.72 Teopompo, 115 FGrHist 155.73 Cf. Schol. Dionys. Thr., Gr. Gr. III pg. 183.20 ss. Hilg. La teora de una transliteracin universal y sistemtica la

    defiende R. Herzog, Die Umschrift der lteren griechischen Literatur in das jonische Alphabet, Programm zur Rektoratsfeier der Universitt Basel (1912), pero no consigue probar su punto de vista, ni mediante la valiosa coleccin de las que llama pruebas, ni mediante sus argumentos. J. Irigoin, Lhistoire du texte de Pindare(1952), 22-28, intent sostener an la teora del .

    75 La muestra ms antigua que poseemos parece haber sidoescrita en el tercer cuarto del siglo iv a. de C. Ver infra, pg. 192;cf. C. H. Roberts, Greek Literary Hands 350 B. C. - A. D. 400(1955), I.

    76 E. Curtius, Wort und Schrift (1859; reimpresin en Alterthum und Gegenwart, I, 1875), 262: Sophistik... da begann inAthen die Lese- und Bcherwut. R. Harder, Bemerkungen zur

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 71

    empearon realmente un papel decisivo en este cambio. Uno de los sofistas ms destacados, Prdico, es puesto en parangn con un libro por Aristfanes, Tagenista (fr. 490 K.) o bien un libro o bien Prdico ha causado la ruina de ese hombre v / . Esta disyuntiva demuestra, por lo menos, que las pretensiones literarias se consideraban caractersticas de los sofistas; al mismo tiempo seala el peligro de los libros sofsticos, quiz de los libros en general. Del Banquete de Platn (117 b), que describe una escena fechada en 416 a. de C., puede deducirse77 que las Horas de Prdico eran un libro que circulaba por aquella poca; ms tarde, de un ejemplar de este libro, Jenofonte tom la famosa parbola de Hrcules en la encrucijada (M em . II 1.21-34 = Vors. 84 b 2). Jenofonte tambin cita la entrevista de Scrates con un cierto Euti- demo, llamado (Mem. IV 2.1 ss.), que tena una notable coleccin de libros de poetas, lo mismo que de sofistas ( - )78. Como maestros profesionales, los sofistas tenan que dar a sus discpulos textos de libros de los grandes poetas (Plat., Protg. 325 e ), pero empezaron a distribuir tambin copias de sus propios escritos como , m odelos79, y a escribir libros de texto prcticos80.

    griechischen Schriftlichkeit, Antike, 19 (1943), 107 = Kleine Schriften(1960), 79, Thukydides und die Sophisten fhren das Schreibwesen zum endgltigen Sieg; Turner, Athenian Books, 16-23.

    77 K. v. Fritz, RE, XXIII, 86 (totalmente en contra de la nota de H. Diels a Vors. 84 B 1).

    78 Cf. Iscr., 2 (ad Nicocl.) 13, - otoo ; tanto Jenofonte como Iscrates se refieren a escritores contemporneos, no a los antiguos.

    79 Cf. Marrou, 54. Como referencias a semejantes discursos de muestra, puestos por escrito, ver W. Steidle, Redekunst und Bildung bei Isokrates, Herrn., 80 (1952), 271.5. Acerca de la preferen-

  • 72 Prehistoria de la filologa griega

    La enseanza oral, aunque todava muy im portan te81, ya no era suficiente para sus fines especiales (Plat., Fedr. 228 a ). Si hay algo de verdad en la tradicin82 de que los libros de Protgoras fueron recogidos de manos de sus poseedores y quemados en el gora cuando fue acusado de atesmo (hacia 416/15 a. de C. ?), puede suponerse que en aquella poca exista de manera permanente un comercio y distribucin de libros entre el pblico ateniense. Puede que todava fuese a pequea escala; las discusiones sobre semejante problema, o incluso, acerca del peligro de esta nueva costumbre, se referan, sobre todo, a los escritos de los sofistas. Encontramos un ejemplo de esto en la burla de Aristfanes contra Prdico; su punto de vista era exclusivamente tico. Una oposicin filosfica ms general surgi de parte de Scrates83 y

    cia, en Iscrates, por la palabra escrita al modo de los sofistas, ibid., 279, 292, 296.

    80 Plat., Fedro 266 d, itou ... y ; cf. M. Fuhrmann, Das systematische Lehrbuch (1960), 123 s.; ver tambin, infra, pg. 147, n. 108.

    81 Protgoras y Prdico solan leer manuscritos a sus discpulos (Dig. L., IX 50, cf. 54 = Vors. 80 A I). Hipias lea con frecuencia su a los espartanos y atenienses (Plat., Hip. may. 286 bc = Vors. 86 A 9). Ver tambin Diels, NJb, 25 (1910), 11: Da die So- phistik... den mndlichen Unterricht durch eine Unzahl praktischer Handbcher und Broschren eindringlicher und nachhaltiger gestaltete (lo subrayado es mo); esto puede ser algo exagerado.

    82 Vors. 80 A 1 , ibid. A 3, 4, 23; cf. E. Derenne, Les Procs dimpit, Bibliothque de la Fac. de Philos, et des Lettres, Univ. de Lige, 45 (1930), 55; contra J. Burnet, Greek Philosophy, I (1924), 112, y sus seguidores, ver E. R. Dodds, The Greeks and the Irrational (Berkeley, 1951), 189 y n. 66, pg. 201, quien da una interpretacin correcta de Plat., Men. 91 E, sobre Protgoras y todos los antecedentes de procesos contra intelectuales por motivos religiosos.

    Cf. Jenof., Mem. IV 2.9.

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 73

    Platn; esto se repiti una y otra vez desde el Protgoras, uno de sus primeros dilogos, hasta Fedro, uno de los ltim osS4; en estos pasajes85 tan discutidos, dos puntos son interesantes para nuestro objeto.

    En prim er lugar, blanco inmediato de los ataques fueron los sofistas, su respeto exagerado hacia la palabra escrita y su preferencia por el uso de libros. Tal actitud, se objet, propagada por maestros influyentes, tendera a debilitar, o incluso, a destruir la memoria fsica (), en la cual se basaba la tradicin oral del pasado y, en resumidas cuentas, sera una amenaza para la verdadera filosofa, que necesita el trato personal del maestro para implantar la palabra viva en el alma del oyente.

    El segundo punto puede haber sido todava m s importante para el futuro. Los argumentos socrticos y platnicos son la expresin de una aversin griega general, hondamente arraigada, contra la palabra escrita; ellos reforzaron, en pocas literarias posteriores, esta desconfianza instintiva y as contribuyeron a promover una crtica mesurada. El espritu griego nunca se inclin a aceptar una tradicin, simplemente, porque anduviese escrita en libros. Se planteaba la cuestin de si era autntica o falsa y quedaba vivo el deseo de restablecer la palabra original hablada del autor antiguo cuando resultaba oscurecida o corrompida por una larga transmisin literaria. Si los libros eran un peligro para la mente humana,

    ** Plat., Protdg. 329 A, especialm., Fedr. 274 b ss.; Epst. II 314 c, VII 341 B ss.

    85 Sobre la actitud hacia los libros y sobre el problema de la palabra hablada y escrita, hay un captulo brillante en P. Friedlnder, Platon, F (1954), 114 ss., con bibliografa pg. 334 (traduccin inglesa, Nueva York, 1958; bibliografa, pgs. 356 s.); IIP (1960), 220 s., sobre el pasaje del Fedro con n. 33, pg. 469. Ver tambin las observaciones generales de E. R. Curtius, Europische Kultur und lateinisches Mittelalter (Bema, 1948), 304 ss., espec., 306 s.: Das Buch als Symbol.

  • 74 Prehistoria de la filologa griega

    la amenaza disminuy cuando menos por la lucha de Platn contra ellos; nunca se estableci entre los griegos una verdadera tirana del lib ro86 como ocurri en el mundo oriental o en el medieval.

    Continua siendo cierto que su contribucin al desarrollo del libro fue un servicio que los sofistas prestaron a la civilizacin griega en conjunto y a la futura filologa en particular.

    Ahora nos ocuparemos de lo que lograron los sofistas individualmente en el campo de la cultura y estudiaremos unos cuantos representantes tpicos. Para nuestro objeto, el aspecto ms im portante de su actividad fue la interpretacin de la poesa primitiva. Pero era sta una verdadera ? El nico ejemplo importante que todava sobrevive es la explicacin por Protgoras, de un poema lrico monostrfico de Simnides, en un dilogo de Platn (Prot. 339 A ss. = Vors. 80 A 25) a . Apenas puede dudarse de que fue intencionada la eleccin de este poema, dirigido a Escopas, sobre la idea de

    86 Disiento de Turner, Athenian Books, 23, cuando termina su excelente conferencia con este ingenioso rasgo: hacia los primeros treinta aos del siglo IV, los libros se han consolidado y su tirana est asegurada. E. Curtius tena razn cuando afirmaba en un discurso acadmico. Wort und Schrift (1959) (= Alterthum und Gegenwart, I, 255), siempre quedaba una voz que se levantaba contra el predominio de la letra. La costumbre de recitar poesa y prosa artstica permaneci viva hasta el fin de la antigedad; ver E. Rohde, Der griechische Roman3 (1914), 327 ss.; ver tambin Wilamowitz, Die hellenistische Dichtung, I (1924), 98.118, sobre Buchpoesie y Rezitationspoesie.

    87 Cf. Temist., Or. 23, pg. 350.20, Dind., .. . ; una referencia a este pasaje de Temistio (que Schneidewin, Simonidis Cei fragmenta (1835), 16, considera acertadamente como derivado del dilogo de Platn) falta en Vors. 80 a y en M. Untersteiner, Sofisti, Testimonianze e Frammenti, I (1949), 2 a.

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 75

    88, y se ha dicho con frecuencia que exista una especie de relacin espiritual entre Simnides y los primeros sofistas. Yo me senta ms bien escptico ante la idea de clasificar a Simnides como protosofista, puesto que este fragmento pareca ser nico; pero hay ahora un estrecho paralelo con el poema de Escopas en un fragmento de Simnides recientemente publicado que trata de , , , 89. El pasaje platnico entero sera de escaso o ningn valor, si contuviese una mera caricatura90 de las enseanzas del sofista. En . realidad, no falta la acostumbrada irona socrtica, pero al mismo tiempo Platn, que siempre sinti un autntico respeto por Protgoras, traza un cuadro perfectamente adecuado de su procedimiento. Protgoras est examinan

    88 Nos estamos ocupando nicamente del modo de exponer Protgoras el texto de Simnides, no de los problemas del texto mismo; E. Diehl, Anth. lyr. Gr., II2 (1942), 77 ss., Simonid., fr. 4 (= fr . 5, Bergk), con bibliografa; D. L, Page, Poetae Melici Graeci (Oxford, 1962), 282 s., Simnid., fr. 37 (texto mejorado). Otras discusiones aduce Friedlnder, Platon, IP (1957), 18-21; 279, . 18. El nico trabajo que se cie a la interpretacin del poema en el dilogo platnico por parte de Protgoras y Scrates es el deH. Gundert, Die Simonides-Interpretation in Platons Protagoras, Festschrift O. Regenbogen (Heidelberg, 1952), 71-73; y nicamente Gundert lleg a la sorprendente conclusion de que Platon parece haber sido incapaz de captar el estilo arcaico del poema y de que ignor los errores que aqul cometi en su interpretacin (pg. 92.34: Die zentralen Missverstndnisse blieben ihm selbst verborgen, cf. pg. 82).

    89 Simonid., fr. 36, Page (= P. Oxy., 2.432). Me inclino a conjeturar que el sujeto perdido, apropiado al verso 1. ] , era ; con mucha frecuencia aparece en discusiones ticas semejantes, en escritos sofsticos y en la tragedia posterior; ver Fr. trag, adesp. 26, pg. 844 N.2, en (Vors. 90.2.19) y Wilamowitz, Sappho und Simonides (1913), 178.1; M. Untersteiner, The Sophists (1954), 367, Index v. .

    90 Esta expresin es usada an por J. W. H. Atkins, Literary Criticism in Antiquity, I (1952), 42.

  • 76 Prehistoria de la filologa griega

    do una obra, bien conocida, del poeta probablemente ms famoso de su generacin (Simnides muri hacia el 468 a. de C., Protgoras haba nacido alrededor del 490 a. de C.); resulta ingenioso descubrir precisamente all una contradiccin obvia (339 B, . Esta especie de examen crtico de las palabras aisladas del poeta y su significado propio (p. ej., y ) es a los ojos del sofista el ejercicio mental ms importante; un joven necesita adiestrarse de esta manera, porque contribuye a hacerse - .

    De manera similar, Protgoras descubri un uso incorrecto de la forma de mandato ( , ) , en vez de deseo, en el prim er verso de la Ilada (Vors. 80 a 29; tambin 80 a 30 sobre Homero 240)91; la cita directa de este texto por Aristteles (Pot. 19.1456b 15) confirma, hasta cierto punto, la suposicin de que Platon, en el pasaje acerca del poema de Simnides, no ridiculiza a Protgoras mientras habla el gran sofista en persona. Por otra parte, cuando Scrates, en su extensa refutacin de los argumentos de Protgoras, da una serie de interpretaciones de detalle y una explicacin del conjunto (341 e , 344 b ) , Platn se perm ite una especie de parodia chispeante del mtodo sofstico. Se representa a Scrates (Prot. 340 a ss.) apropindose ideas de otro eminente miembro de aquel crculo, Prdico, que era compatriota del poeta Simnides de Ceos y prim era autoridad en materia de sinnimos; se apela a Prdico para que haga una aguda distincin entre los significados de y , que Protgoras haba negado, y la absurda identidad de y (341 a ). Para evitar que

    91 Sobre estudios homricos en el siglo v a. de C., ver la til coleccin de pruebas de H. Sengebusch, Dissertatio Homerica, editada antes en Homeri carmina, ed. Dindorf (1855/6), 111 ss.

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 77

    un hombre s e n s a t o como Simnides peque contra la razn, Scrates, finalmente, acude a las ms violentas trasposiciones de un adverbio ( , 343 e ) y de un adjetivo ( , 345 E, 346 e ); los gramticos y retricos posteriores han hecho derivar de este pasaje el nombre de la figura hiprbaton.

    A travs de estas maliciosas y divertidas distorsiones socrticas, a duras penas sera posible discernir la imagen real de la interpretacin sofstica; pero si conseguimos captar una semblanza del Protgoras histrico al principio de su propia discusin (339 A ss.), este pasaje basta para m ostrar que su objeto no era la verdadera leccin y explicacin del texto de Simnides; la crtica de la redaccin y significado, en la cual hace gala de su propia superioridad, se considera til para la disciplina mental de sus discpulos. El Scrates platnico niega al final (347 c ss.), con mucha energa, este valor educativo. No es posible interrogar al antiguo poeta en persona ni discutir sus poemas con l (cf. tambin Hip. min. 365 d), sino nicamente hablar acerca de un texto literario determinado; tales esfuerzos no conducen a la verdad, sino que tienen como resultado opiniones arbitrarias. Tras esta actitud escptica ante los sofistas como intrpretes de la palabra escrita, se aprecia, en este dilogo de la prim era poca, el prim er signo de la desconfianza de Platn hacia la poesa misma como fuente de verdadera sabidura, de lo cual hablaremos ms adelante92.

    Es muy probable que los contemporneos de Protgoras y sus seguidores de la siguiente generacin practicasen una especie de interpretacin s e m e j a n t e 93; hay indica

    92 Ver infra, pgs. 117 ss. Basilios Tsirimbas, Die Stellung der Sophistik zur Poesie

    im V und IV Jahrhundert bis zu Isokrates (tesis doctoral, Munich, 1936), 53 ss.

  • 78 Prehistoria de la filologa griega

    ciones en el Protgoras de Platn referentes a Prdico e H ipias94, pero no hay pruebas claras. Cuando Clices (Plat., Gor g. 484 b ) 95 en su discurso acerca de la ley de la naturaleza (... , 483 ) hace referencia a un pasaje de un poema pindrico (fr. 169 Sn.), no se esfuerza en absoluto en explicar el texto. Al contrario, cita el dicho acerca del 96 para demostrar que el de Pndaro es el mismo derecho del ms fuerte, que l, el propio Clicles, sostena en su larga ; aunque, cualquiera que fuese el punto de vista de Pndaro, nunca podra haber estado de acuerdo con Clicles. Hipias (Plat., Prot. 337 d), en una breve referencia al verso de Pndaro, parece que interpret en un sentido muy distinto, como convenio 97. Critias (Plat., Crm. 163 b ) u s medio verso de Hesodo, Op. 311, pyov , para sostener su argumento, cuando deseaba establecer la diferencia entre , y a la manera de Prdico98.

    Puede sospecharse que, al explicar a Homero, los sofistas, como educadores, se habran sentido inclinados a seguir la lnea alegrica, que empez con Tegenes a ltimos del siglo vi. Pero parece que hubo nicamente un filsofo a mediados del siglo v a quien podemos poner con seguridad la etiqueta de alegorista, no de sofista,

    94 Ver, Vors. 86 B, dudas sobre prosodia en Hom. B 15, 328.95 Ver E. R. Dodds, Plato: Gorgias (Oxford, 1959), 270 ss.

    P. Oxy., 2.450 (publicado en 1961), fr. 1, col. II, comienza con elv. 6 de la cita platnica, pero an puede servir de alguna ayuda;las numerosas referencias a versos de Pndaro las da in extensoA. Turyn, Pindari carm. (1948), fr. 187.

    96 M. Gigante, (1956), 146 ss.: Ippia e Callide,interpreti di Pindaro.

    97 Ver tambin Hdt., III 38.9 Vors. 84 a 18, puesto a nombre de Prdico; habra que decir

    que Cridas es quien habla. Cf. Crm. 163 d; Jenof., Mein. I 2.56.

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 19

    Metrodoro de Lmpsaco, discpulo de Anaxgoras99 (Vors. 61). Ampli la explicacin fsica desde los dioses a los hroes ... , ... - . (61 A 4 10, cf. 2 y 3 - - ); hay tambin una referencia a una cuestin gramatical (61 A 5 ), exactamente como en el caso de Tegenes. En In 530 c, de Platon, Metrodoro va asociado con Estesm- broto de Tasos y un cierto Glaucn, desconocido por lo dems; el rapsodo In pregona que l habla con tal galanura sobre Homero como ni Metrodoro ni Estesm- broto ni Glaucn ni nadie ms podran hacerlo (FGrHist 107 T 3). Como no se dice nada acerca de la alegora, no podemos deducir de este pasaje que Estesmbroto usase el mismo mtodo que Metrodoro 101 ; en los fragmentos de su libro sobre Homero ( f 21-25) no hay la ms ligera huella de interpretacin alegrica. Lo citan en nuestros Escolios a la Ilada en relacin con la copa de Nstor y la divisin del universo entre los tres hijos de Cronos; adems, es mencionado como persona que escribi no

    99 Dig. L., II 11 (Vors. 59 A 1 y 61 A 2). Aun cuando pudisemos confiar en la afirmacin de Favorino acerca de Anaxgoras ( ' - ), ello no significara que ste explicaba la poesa homrica como alegora moral (como muchos parecen creer, incluso Sandys, Hist., P, 30), sino que fue el primero que dio a conocer su tendencia tica; en este aspecto habra sido un predecesor de Aristfanes, ver infra, pgs. 100 s.

    100 Sobre nuevas interpretaciones y lecciones del Pap. Herculan. 1.081 y 1.676, ver J. Heidmann, Der Pap. 1.676 der Herculan. Bibliothek (tesis doctoral, Bonn, 1937), 6 s., y F. Sbordone, Un nuovo libro della Poetica di Filodemo, Atti delVAccad. Pontaniana, n . s . IX (1960), 252 s.

    w. Schmid insisti especialmente en este error tradicional (Geschichte d. griech. Lit., I, 2, 1934, 678). Lo continu F. Buffire, Les Mythes d'Homre et la pense grecque (Paris, 1956), 132-6; Lexgse allgorique avant les Stociens.

  • 80 Prehistoria de la filologa griega

    slo sobre la poesa de Homero, sino tambin sobre su vida y cronologa, ms tarde que Tegenes y antes que Antmaco de Colofn, de quien se afirma que fue discpulo suyo. Si esto es exacto, Estesmbroto nos conduce hacia una figura muy relevante en la historia de la poesa y de la cultura, de quien hablaremos ms adelante, Antmaco de Colofn102.

    En este momento, sin embargo, tenemos que volver la vista hacia los sofistas. Si fuese verdad que Antstenes haba heredado de M etrodoro103 la interpretacin alegrica de Homero, habramos encontrado un alegorista entre

    102 Ver infra, pgs. 176 s. Antimach., ed. B. Wyss (1936), test. 9 y fr. 129; cf. Callim., fr. 452. F. Jacoby en su comentario a Estesmbroto, II D, pg. 343.22, acepta, con razn, el testimonio de Suidas sobre Antmaco (rechazado por Wyss, loe. cit., pg. IV), y dice, hablando de Estesmbroto: Rapsodo de profesin y tambin fillogo homrico en el sentido de aquel tiempo, y pg. 349.17: utiliza todos los medios de la filologa de entonces. Sera mejor evitar el trmino filologa para aquel perodo.

    103 w. Schmid, Geschichte der griech. Lit., I, 1 (1929), 131; I, 2 (1934), 679; Konrad Mller, Allegorische Dichtererklrung, RE, Suppl. IV (1924), 17; J. Geffcken, Entwicklung und Wesen des Griechischen Kommentars, Herrn., 67 (1932), 399: unerfreuliche Allegoristik; ste incluso atribuye a Antstenes el primer comentario real a un escritor, a saber, a Herclito, pero el Antstenes que coment a Herclito (Dig. L., IX 15 = Vors. 22 a 1.15) ha sido identificado hace tiempo como uno de los otros tres mencionados por Dig. L., VI 19, el ': Wisowa, RE,I, 2.537.36; cf. F. Dmmler, Antisthenica (1882), 16 ss.; sus agudas observaciones en el cap. 2, De Homeri sapientia, son parcialmente engaosas, especialm., las de pg. 24. El verdadero camino lo emprendi D. B. Monro, Homer's Odyssey, XIII-XXIV (1901), 412, en su estudio de la antigua crtica homrica; J. Tate en dos artculos sobre alegorismo (ver supra, pg. 38, n. 49) y, por fin, en su vigorosa polmica contra R. Histadt corrobor la afirmacin de que Antstenes no era alegorista, Eranos, 51 (1953), 14-22, con argumentos detallados. Y as, F. Buffire (1956) no repiti el viejo error, como lo hizo en el caso de Estesmbroto (ver supra, pg. 79, n. 101).

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 81

    los sofistas. Antstenes m fue discpulo de Gorgias y estuvo influido tambin por Prdico, antes de incorporarse al crculo de Scrates. Tenemos una larga lista de ttulos de libros suyos sobre temas homricos (Dig. L., VI 17.18), especialmente de la Odisea, algunas citas de los cuales se conservan en nuestros Escolios; parece que existi, incluso, un libro 105 De manera que, al parecer, se interesaba mucho por Homero y su interpretacin; si podemos dar crdito a Din Crisstomo (Or. 53.5 ), Antstenes fue el primero en establecer la distincin entre opinin y verdad en los poemas homricos ( , ) que ms tarde se emple con frecuencia para explicar contradicciones. Tal explicacin era necesaria, porque, para Antstenes, Homero era una autoridad en doctrinas morales; no se fijaba en los significados ocultos106 o en el sentido literal. Cuando discuti la voz (a i ) 197 con cierta extensin, no trataba de entender el proemio de la Odisea, sino de definir e l sig

    lo* No hay ninguna coleccin reciente de testimonios y fragmentos: Antisthenis Fragmenta, ed. Aug. Guil. Winckelmann, Zurich, 1842, reimpreso en F. Philos. Gr., de Mullach, II (1881), 261 ss.; fragmentos retricos en Art. script., ed. L. Radermacher (1951), b XIX. Ver, tambin, H. Sengebusch, Diss. Horn. (1855/6), 115 ss., acerca de sus estudios homricos. Ver Antisthenis Fragmenta, coll. Fernanda Decleva Caizzi, Testi e documenti per lo studio dell'Antichit, 13 (1966), basada en parte en tina tesis no publicada de Jean Humbl, Antisthenes' Fragmenten (Gante, 1932).

    ios Escol. a I, 211 = 257, 106, 525 (texto crtico en Schrader, Porphyr. Quaest. Horn, in Od., 1890); Dig. L., VI 17, , ' codd., corr. Krische; ver Schrader, Porphyr. Quaest. Horn, ad II. (1880), Proleg., pg. 386.

    106 La observacin irnica sobre mvoicti, en la conversacin de Antstenes, Nicrato y Scrates (Jenof., Banquete III 6), no la hace Antstenes, sino Scrates, cuando comenta la ignorancia y locura de los rapsodos que no comprendan los sentidos latentes.

    107 Ver supra, pgs. 26 s.; cf. Hipias, en Plat., Hip. min. 364 c 365 b?

  • 82 Prehistoria de la filologa griega

    nieado tico general del compuesto por el cual se caracteriza la figura de Ulises; la experiencia de Ulises en toda clase () de palabras es para l muy superior a la fuerza brutal de yax (ver tambin sus discursos ficticios y )108. El punto principal, sin embargo, es el siguiente: la investigacin de las palabras es el comienzo de la educacin, , 109. Por lo que sabemos, no puede contarse como alegorista a ninguno de los sofistas destacados ni de sus sucesores inmediatos como Antstenes. Esto ltimo resulta significativo para el movimiento en general, pero no exento de importancia para el futuro. Adems, la contestacin a la pregunta formulada al principio de esta seccin debe ser negativa: no existi verdadera . Las explicaciones sofsticas de la poesa presagian el desarrollo de un campo especial de la investigacin, el anlisis de la lengua; la verdadera finalidad es retrica o educativa, no literaria.

    No es de extraar, por lo tanto, que los sofistas resultasen ms eficientes en este campo que en otro cualquiera. Parece que Protgoras tom la delantera con su concepto de 110; posiblemente trataba de la

    ios Art. script, XIX 11.12 Raderm. Antstenes sigui la versin vulgata del ciclo pico (Bethe, Homer, II, pgs. 165 ss. y 170 s.) de que Ayax transport el cuerpo de Aquiles. Pero parece que hubo otra versin anterior, recogida por Ov., Met. XIII 284 ss., y Escol. 310, donde Ulises transporta el cadver; esto no es un error del escoliasta, pace Bethe, que omiti el testimonio de Ovidio. La existencia de una versin distinta est confirmada por un fragmento de los primitivos hexmetros picos de P. Oxy., XXX, ed. E. Lobel (1964), 2.510.13 y 21, en que Ulises lleva a cabo el transporte del cadver.

    109 Art. script, XIX 6; cf. C. J. Classen, Sprachliche Deutung, Zetemata 22 (1959), 173-6, sobre la interpretacin que Antstenes da de (con bibliografa, 173-6); ver, tambin, F. Mehmel, Antike und Abendland, IV (1954), 34 s.

    110 y er Excurso.

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 83

    correccin de la expresin en su famoso libro llamado Verdad. Homero era objeto de crticas por dar rdenes a la m usa en vez de dirigirle splicas, como hemos visto en las observaciones acerca de la interpretacin. Pues Protgoras haba establecido la regla de que hay que distinguir cuatro clases de oraciones: Deseo (plegaria), interrogacin, contestacin, mandato, , , , ... , que llam tb. bases ('principios fundamentales L-S) de los enunciados u oraciones m. Cuando un poeta est pensando en dirigir una plegaria a la Musa, tendra que emplear la expresin apropiada y no una orden: Mfjviv , . En el proemio de la Ilada el poeta incurre tambin en una falta en el uso indebido del gnero. El sentido de palabras como clera o yelmo es claramente masculino; por lo tanto, ... - , en vez de , fue considerado por Protgoras como un error de construccin m; parece que fue el primero en dividir en masculinos, femeninos y objetos, 113, y

    n i Dig. L., IX 53 s. = Vors. 80 A 1 = Art. script. B III 10.11.Esta divisin en cuatro bases se ve confirmada por Quintil, inst.III 4.10: Protagoran... qui interrogandi, respondendi, mandandi, precandi... partes solas putat (= Art. script. B III 12; no en los Vors.). ot de nuestro texto de Dig. L., IX 54 (Vors.IIs, pg. 254, 14 s.), no significa que otros dijesen que Protgorashizo una divisin en siete clases; significa que otros hicieron otro tipo de divisin, y sabemos, por el pasaje de Quintiliano, acabado de citar, que Anaximenes lo hizo as (Art. script, b III 12 y XXXVI 9). Esto no es ms que un parntesis algo engorroso en el texto de Dig. L. Alcidamante (ver infra, pgs. 104 s.) dividi las oraciones en cuatro clases, utilizando otros nombres (B XXII 8 y 9).

    112 Aristt. Soph. El. ( = Refut. Sofist.) 14 p. 173 b 17, (= Vors. 80 A 28 = Art. script. B III 7).

    113 Aristt. Rhet. III 5 p. 1407 b 6 (= Vors. 80 A 27 = Art. script.b 6).

  • 84 Prehistoria de la filologa griega

    en exigir una observacin estricta de esta divisin en el uso del gnero y terminacin de las palabras. Los poetas cmicos en seguida hicieron burla de esta nueva doctrina de la correccin del gnero. No hay duda de que Scrates, en las Nubes (658 ss .)114 de Aristfanes, reproduce la esencia de las enseanzas de Protgoras, cuando empieza con las palabras caractersticas: ... ... & . Se alecciona al discpulo perplejo a no usar para la gallina, sino - (666), porque sta sera la forma femenina correcta para un animal hembra, y a no decir - Tcov, sino (678), puesto que una palabra no puede llevar terminacin masculina, si es femenina. lo mismo que son invenciones del poeta cmico (cf. tambin Nubes 681 ss. y 847 ss.), pero tras estos versos jocosos se encuentran observaciones y discusiones nuevas e importantes.

    No podemos ir ms all. La suposicin de que Protgoras fue tambin el primero en hacer una distincin entre los tiempos del verbo carece de fundamento; no tenemos ninguna referencia ni cita especial, como tenamos en todos los casos precedentes, aparte la breve observacin, en Dig. L., IX 52, 115 , fue el primero en distinguir y definir (?) la division del tiempo y en estable-

    U4 Vors. 80 c 3 = Art. script, b III 8, con las notas de Rader- macher. Los vv. 658 ss. de Aristf., Nub., estn deliciosamente explicados en todos sus detalles en Wackemagel, Vorlesungen ber Syntax, II (1924), 1-5.

    n s Vors. 80 A 1. M. Untersteiner, I sofisti, I (1949), 19, tempi del verbo; W. Schmid, Gr. Lit. Gesch., I, 3 (1940), 23.11, Tempora, etc.; C. P. Gunning, De Sophistis Graeciae praeceptoribus (tesis doctoral, Utrecht, 1915), 112.3, da ms referencias bibliogrficas; pero propone una interpretacin ms bien trivial (un horario fijo para sus conferencias) que, sorprendentemente, mencionan Diels-Kranz en su nota ad loc.

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 85

    cer la importancia de . Cualquiera que sea el significado de estas palabras misteriosas, no hablan ni d e l verbo (jams mencionado en la tradicin acerca de Protgoras) ni de los tiempos. Incluso en Platn, nunca significa tiempo de verbo, sino siempre tiempo cronolgico m. El contexto en que aparece la observacin se refiere, ms o menos, a la re t ricaw, y parece apuntar a lo mismo. Pero unos cuantos pasajes, en textos filosficos y gramaticales posteriores, tales como Sexto Emprico, P. H. III 144 (I, p. 173.2 Mutschmann- Mau) sugieren otra posibilidad: , se dice que el tiempo se divide en tres partes, pasado, presente y fu tu ro 118. Si Protgoras119 realmente medit en tal divisin del en general, esto podra haber conducido a la divisin posterior de los llamados (siete) tiempos (del verbo), de la misma manera que, con sus cuatro clases de oraciones, prepar, posiblemente, el camino para la doctrina posterior de los cuatro modos.

    A partir de unos escasos fragm entos120 incoherentes, algunos de los cuales ni siquiera son autnticos, no es

    U6 Ver infra, pg. 149.in Ver nota de Radermacher a Art. script. I II 24. us Cf. el pasaje sobre , . Dysch.,

    De adv., p. 123.21 Schn., o , - (sc. , ); Schol. Dionys. Thr., Gr. Gr. III 59 y 97 Hilg. (sobre el 19 Uhiig), especialm., 97.12 ss. ... 19 s. , - (, , ).

    iw Dig. L. atribuy gratuitamente a Protgoras primeras invenciones; l, o su fuente, cambi claramente el texto del Euti- demo (286 c), de Platn, o . . . o , en . No debemos, pues, tomar muy en serio su .

    i20 De nada sirve aplicar a sus esfuerzos un trmino muy posterior (ver infra, pgs. 362 s.) y llamarle analogas o decir que, en

  • 86 Prehistoria de la filologa griega

    posible ninguna reconstruccin plausible de una verdadera teora de la . Valdra ms que volvisemos los ojos hacia Platn, Prot. 339 A, que hemos tomado como punto de partida; ah se nos dice el verdadero objetivo de todos los esfuerzos que estn comprendidos en el trmino . Si uno ha aprendido a distinguir qu palabras y frases estn formadas correctamente () y cules no, podr llegar a la elocuencia que es la parte principal de la educacin ( ).

    Casi todos los sofistas bien conocidos despus de Protgoras aportan su contribucin al campo lingstico. Prdico de Ceos lleg a ser la figura representativa; era contemporneo de Scrates (nacido en 469 a. de C.) y unos veinte aos ms joven que Protgorasm . Usando, segn parece, la frmula de su gran predecesor, Prdico declar , , (Plat., Eutid. 277 ) 122 y Scrates dijo (Crt. 384 b ); justamente por estas lecciones sobre correccin de palabras cobraba a sus oyentes

    la disputa universal sobre y , la lengua era para Protgoras producto de la convencin humana (Bumet), o de la naturaleza (Gunning); la anttesis no parece haber sido fijada claramente antes de Hipias (ver infra, pgs. 109 y 125), que pertenece a la generacin siguiente (ver, tambin, Excurso a pg. 82). Hay un sugestivo artculo de G. Murray, The Beginnings of Grammar (1931), reimpreso en Greek Studies (1946), 171-91, aunque no digno de confianza en todos sus detalles.

    121 K. v. Fritz, Prodikos, RE, XXIII (1957), 85 ss. El excelente y entusiasta artculo de F. G. Welcker, Prodikos von Keos, Vorgnger von Sokrates, publicado primeramente en Rh. M., 1832 y 1836, reimpreso, con adiciones, en Kleine Schriften, II (1845), 393- 541, es an digno de leerse; sobre el estudio del lenguaje por Prdico, ver, especialm., 452 ss.

    122 Vors. 84 a 16 = Art. script. B VIII 10 con nota de Rader- macher.

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 87

    unos honorarios desorbitados de cincuenta dracmas ( ) m. La misma expresin, poco frecuente, de es usada tan slo una vez, y con cierto nfasis, por Aristfanes, cuando se pone a prueba la lengua de los prlogos de Eurpides (Ran. 1.181)m . En los dos versos del prlogo de Antigona (fr. 157 s. N.2), de Eurpides, Esquilo rechaza dos palabras de las Ranas 1.182 ss.), porque no describen adecuadamente el destino de Edipo fjv... 125 y , fundndose en que era desgraciado desde un principio. La crtica no afecta aqu a la forma de las palabras (como en el pasaje protagoreo de las Nubes 658 ss.), sino a su significado. Por lo tanto, es muy probable que en estos versos de las Ranas entreveamos a Prdico m ; la observacin acerca de - nos recuerda, incluso, el acalorado debate acerca de la distincin entre y en el Protgoras (340 b ss.) de Platn, donde Scrates apela, por ltimo, al testimonio de Prdico. Era la autoridad reconocida en la diferenciacin de trminos afines; todas las referencias directas de Platn y Aristteles (Vors. 84 a 13-19) estn en completo acuerdo con la sugerencia de Aristfanes en las Ranas. Incluso si hay una ligera exageracin irnica en el cuadro de Platn

    123 Vors. 84 a 11 (cf. 12) = Art. script, b VIII 6; cf. infra, pg. 123.124 Por razones mtricas escribi en vez de ,

    que difcilmente encajara en el trmetro ymbico junto al decisivo trmino y a -.

    125 Los editores modernos mantienen la variante errnea - , a pesar de la protesta de Nauck, TGF (1889), Add., pg. XXV, y de Wilamowitz, Aischylos-Interpretationen (1914), 81.1.

    126 L. Spengel, (1828), 41, compar, antes que nadie, Ran. 1.181 con las referencias de Platn a Prdico; pero confundi el resultado, hasta el punto de identificar la de Prdico con la . de Protgoras, siendo, adems, seguido por otros.

  • 8 8 Prehistoria de la filologa griega

    sobre las enseanzas de Prdico, no cabe la menor duda de que a l en particular le agradaba especular con dos o tres palabras diferentes que pareciesen tener el mismo sentido (no llamadas sinnimos antes de Aristteles, infra, p. 151); su propsito era m ostrar el error de esta suposicin. El significado concreto de y p- , de y , de y - , de , , no era, en absoluto, el mismo para Prdico; mediante una sutil discriminacin entre estos trminos llamada 127 instrua a sus discpulos acerca del uso correcto de las palabras - (que no debe confundirse con la - de Protgoras, puram ente formal).

    Se ha dicho 128 que Prdico descuid intencionadamente los argumentos etimolgicos en su tarea de . Pero en su libro , citado por Galeno129, puso reparos al uso de por mucosi- dad en la terminologa mdica, precisamente desde el punto de vista etimolgico; como se deriva de quemar, inflamar, debe significar inflamacin y cosas parecidas; significando un hum or haba que decir - , no (en espaol, an flema, a pesar de la protesta de Prdico). Aunque tales consideraciones puedan parecer un poco pedantes, hay que reconocer que ya no tienen el carcter jocoso de los siglos anteriores; no

    127 Vors. 84 A 17-19; ver tambin Plat., Prot. 358 A, - , ibid. 341 C, y notas de Radermacher sobre Art. script, b VIII 10 y 11. Una lista completa de los sinnimos de Prdico la da Hermann Mayer, Prodikos von Keos und die Anfnge der Synonymik (tesis doctoral, Munich, 1913), 22 ss.

    12 W. Schmid, Gr. Lit. Gesch., I, 3 (1940), 46.8.129 Vors. 84 B 4; Galeno mismo escribi tres libros

    .

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 89

    son tampoco especulaciones filosficas 13, sino reflexiones sobrias y nuevas sobre problemas de lenguaje. Al insistir en distinciones precisas de significado, Prdico lleg al conocimiento de las diferencias de uso en las diferentes regiones del pas; en el curso de la explicacin del poema de Simnides formula la curiosa opinin de que Pitaco no poda ... (Plat., Prot. 341 c, cf. 346 ), como lesbio y acostumbrado al uso de una lengua extranjera no poda distinguir adecuadamente las palabras. Parece que Platn, en su Crtilo, reproduce discusiones sofsticas similares, tomadas de una fuente del siglo V, acerca de 131, cuando se refiere a palabras elias o dricas como extraas, diferentes de la forma tica fam iliar132. H erdoto133, tanto si se dej influir por contemporneos suyos, lase Prdico, como si no, pudo observar con agudeza sutiles diferencias entre el habla de cuatro ciudades jnicas (I 142), y al viajar por tantos pases extranjeros utiliz tales observaciones sobre la lengua para sus conclusiones histricas. Pero su finalidad era la , no un conocimiento formal y un ejercicio de retrica, como ocurra con los sofistas. La

    130 Haba tambin especulaciones etimolgicas ms bien fantsticas, corrientes en el crculo de los llamados heracliteos, ver K. Reinhardt, Parmenides (1916), 241 s.

    131 En pocas prehelenisticas significaba dialctica, no dialecto; es el trmino corriente para indicar lo no- tico, ver infra, pgs. 124, 151 s.

    im Crtilo 401 c, tico , otros , Sotav; 409 a, drico &, tico ; 434 C, , . Algunos ejemplos ms trae K. Latte, Glossographica, Philol, 80 (1925), 158 ss., quien supone que la fuente de Platon procede de un heracliteo jonio.

    us Sobre Herdoto y Hecateo, ver H. Diels, Die Anfnge der Philologie bei den Griechen, NJb, 25 (1910), 14 ss.; cf. infra, pgina 95, n. 157.

  • 90 Prehistoria de la filologa griega

    obra de stos, y especialmente de Prdico, estimul, segn parece, futuros estudios134 en el campo de las , como fueron llamados los primeros glosarios en el siglo n i. Apenas sorprende que, en los escarnios de Aristfanes 135, el nombre de Prdico sea puesto en parangn con un libro: ... ?} . Era esencialmente un hombre de letras, aunque demos crdito a la tradicin acerca de su misin poltica en Atenas en favor de su isla natal; fue un acierto de Plutarco emparejar a este amable sofista con el destacado poeta y erudito, de alrededor de 300 a. de C., Filetas, como valetudinarios tpicos desde su juventud: ... , (An seni 15, p. 791 e ) 136. Este retrato de Prdico como ser enfermizo parece estar tomado de Platn (Prot. 315 d ), pero puede haberse derivado originalmente de un poeta cmico contemporneo, puesto que era realmente la comedia nueva la que haca burla de la frgil salud de Filetas.

    Demcrito, uno de los ms destacados filsofos jonios de la segunda m itad del siglo v, era nativo de Abdera, como Protgoras, y contemporneo de Prdico y de Scrates (hacia 465 y 370 a. de C.); gran viajero, deca de s mismo: llegu a Atenas y nadie me reconoci137.

    134 Sobre la influencia inmediata en el concepto de Antstenes de , v. supra, pg. 81; cf. tambin y [ s ic ] de Demcrito, Vors. 68 B 26 (ver infra, pgina 91. Sobre escritores posteriores , ver Schmid- Sthlin, Gr. Lit. Gesch., II, 2s (1924), 1.080.

    135 Fr. 490 K.; s o b r e s u s '' c o m o lib ro e n c ir c u la c i n , v e r supra, pg. 71.

    136 No mencionado en Vors. ni en Art. script.; cf. Philetae Coi reliquiae, ed. G. Kuchenmller (tesis doctoral, Berln, 1927), test. 14, cf. test. 15 a-b, 16 y pg. 22; ver infra, pg. 171.

    137 Vors. 68 b 116; Demetr. Fal., fr. 93, Wehrli, Die Schule des Aristoteles, 4 (1949), 64, sobre Demcrito y Atenas.

  • Sofistas; contemporneos y discpulos 91

    Platn nunca menciona a Demcrito, a pesar de hablarnos tanto de sus contemporneos. Entre sus escritos, que abarcaban casi todos los campos del saber, hay una pequea seccin llamada en el catlogo de Tra- silo (Thrasillus)138, despus de las de , , etc. Aristteles hace referencia, una y otra vez, a los puntos de vista de Demcrito en m ateria de fsica y tica, pero nunca alude a esta seccin literaria. El ttulo general y los de las obras particulares, , , ., proceden de los 139 de la biblioteca de Alejandra y se conservan nicamente en Digenes Laer cio; ninguno de los pocos escritores posteriores que citaron una frase de Demcrito sobre poesa, lengua o crtica la atribuy a uno de estos libros; la clasificacin de los respectivos fragmentos en nuestras colecciones modernas est hecha de acuerdo con los temas de que tratan, y por lo tanto, es absolutamente arbitraria. Ni siquiera estamos seguros de que fuesen usadas, para los encabezamientos, autnticas expresiones de Demcrito. Los conocimientos de Demcrito sobre la filosofa de su compatriota Protgoras quedan atestiguados por sus polmicas contra ella (68 a 114, b 156); por lo tanto, nos gustara muchsimo saber si Demcrito tom de l el importante trmino M0: ' - (68 a 33, XI 1 = 20 a). La redaccin de este ttulo sugiere una diferenciacin entre una diccin pica correcta y las palabras anticuadas que necesitan una explicacin; esto no habra sido una novedad sorprendente, puesto que se discuta, por lo menos desde el siglo v i 141 en adelante, la propiedad, en Homero,

    138 Vors. 68 a 33, X y xx; b 15 c - 26 a (Philologische Schriften),Cf. infra, pg. 428, n. 61.