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LA TOMA DE MALAKOFF En 1857, Adolphe Yvon recreó en este lienzo la sangrienta toma por los zuavos franceses de la torre Malakoff, el principal bastión de Sebastopol, el día 8 de septiembre de 1855. La caída de Malakoff llevó a la captura de la ciudad por las tropas franco-británicas. Castillo de Versalles. GÉRARD BLOT / RMN-GRAND PALAIS Rusia contra Europa LA GUERRA DE CRIMEA En 1853, el za los turcos en nombre de la religión ortodoxa, pero éstos recibieron la ayuda de Francia y Gran Bretaña, cuyas tropas derrotaron a las del zar y les arrebataron Sebastopol tras un asedio épico JOSEP MARIA CASALS HISTORIADOR

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LA TOMA DE MALAKOFFEn 1857, Adolphe Yvon recreó en este lienzo la sangrienta toma por los zuavos franceses de la torre Malakoff, el principal bastión de Sebastopol, el día 8 de septiembre de 1855. La caída de Malakoff llevó a la captura de la ciudad por las tropas franco-británicas. Castillo de Versalles.GÉRARD BLOT / RMN-GRAND PALAIS

Rusia contra Europa

LA GUERRADE CRIMEAEn 1853, el za los turcos en

nombre de la religión ortodoxa, pero éstos recibieron la ayuda de Francia y Gran Bretaña, cuyas tropas derrotaron a las del

zar y les arrebataron Sebastopol tras un asedio épico

JOSEP MARIA CASALSHISTORIADOR

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C R O N O LO G Í A

Guerra en Europa oriental

MAYO DE 1853En base al tratado de Kuchuk-Kainardji (1774), el zar Nicolás I exige tener jurisdicción sobre los súbditos ortodoxos del sultán, lo que los turcos rechazan.

OCTUBRE DE 1853Comienza la guerra ruso-turca en la zona del Danubio. En marzo de 1854, Francia e Inglaterra declaran la guerra a Rusia y envían tropas a Varna.

OTOÑO DE 1854La guerra pasa a Crimea. Entre septiembre y noviembre, los rusos son vencidos en el Alma, Balaclava e Inkerman. Empieza el asedio de Sebastopol.

MARZO DE 1855Muere Nicolás I, abrumado por el fracaso en Crimea; circulan rumores de su suicidio e incluso de su asesinato. Lo sucede su hijo Alejandro II.

SEPTIEMBRE DE 1855El 8 de septiembre, los franceses toman el bastión de Malakoff, la principal fortaleza de Sebastopol. Los rusos abandonan de la ciudad.

MARZO DE 1856La paz de París limita la presencia militar de Rusia en el mar Negro y la priva de derechos sobre los cristianos en Turquía.

1877-1878Nueva guerra ruso-turca,concluida con el tratado deSan Stefano: independencia dSerbia, Montenegro y Rumany autonomía de Bulgaria.

CONFLICTO EN LOS BALCANESEl avance de austríacos y rusos en este territorio condujo a fricciones entre ambos Imperios, agravadas porque Rusia se arrogaba el papel de defensora de los eslavos ortodoxos.

SELLO DEL EMPERADORNAPOLEÓN III DE FRANCIA.

La mecha de la guerra de Crimea pren-dió a 1.500 kilómetros de distancia de esta península, en la iglesia de la Nati-vidad de Belén. Los monjes ortodoxos y los latinos se disputaban el control

de este templo, disputa que no tenía nada de debate teológico: monjes y peregrinos de am-bos credos intercambiaban insultos y golpes dentro de la basílica. Los ortodoxos custodia-ban las llaves de la iglesia y en 1847 quitaron la estrella de plata puesta por los católicos sobre el lugar donde nació Jesús. Pero estos últimos, apoyados por Francia, la volvieron a colocar en 1852, cuando el sultán otomano –en cuyos dominios se hallaba Jerusalén– les entregó las llaves del templo. Entonces los monjes ortodo-xos pidieron ayuda al zar Nicolás I.

Desde que la antigua capital del mundo or-todoxo, Constantinopla, había caído en poder de los turcos en el siglo XV, Moscú se había erigido en defensora de esta fe. Desde Rusia, el cristianismo ortodoxo se había extendido en el pasado por los territorios eslavos de los Bal-canes, que en tiempos de Nicolás I se encon-

denía,

BRIDGEMAN / ACI

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EL ZAR QUE FUE A LA GUERRA

Nicolás I decidió afrontar la guerra contra Occidente más allá de todo cálculo racional, convencido de librar una contienda religiosa que completaría la misión asignada a Rusia por la Providencia.

traban en buena parte bajo dominio otomano, excepto una porción controlada por el Imperio austríaco. El papel de los zares como protecto-res de los ortodoxos en el Imperio otomano se había plasmado en un tratado firmado ochenta años atrás, por el que el sultán se comprometía a tener en cuenta las peticiones que el zar for-mulase sobre la situación de los cristianos en el Imperio. Pero Nicolás fue más allá: en mayo de 1853 quiso que se le reconociera como de-fensor de todos los derechos que considera-se inherentes a los ortodoxos. Puesto que dos de cada cinco súbditos del sultán otomano lo eran, esta pretensión resultaba una injerencia inaceptable para los turcos.

Con ellos se alinearon Francia y Gran Bre-taña, que eran conscientes de la debilidad del Imperio otomano –un «hombre enfermo», en palabras del zar– y deseaban mantenerlo con vida para evitar que se alterase el equilibrio de poder europeo en beneficio de Rusia. Desde Catalina la Grande, los zares veían en el avance sobre Estambul (la antigua Constantinopla) el cumplimiento de una misión divina: la libera-

ción de los eslavos del poder otomano y la res-tauración de un gran Imperio ortodoxo, como lo había sido el bizantino en la Edad Media. Nicolás estaba imbuido de esta idea, alentada por un poderoso partido pro eslavo en la corte. Pero franceses e ingleses no podían consentir que Rusia pusiera el pie en el Mediterráneo, y decidieron intervenir después de que el zar ocupara en julio los principados de Moldavia y Valaquia, y en noviembre sus naves aniquila-sen a la arcaica flota turca de madera en Sínope.

La cruzada de OccidenteEn la prensa inglesa y francesa se calificóalzarde nuevo Atila. Como señaló Orlando Figesen su magnífico estudio sobre la contienda,los periódicos británicos y francesesllamarona una cruzada en defensa de la libertady la civilización europea contra unaRusia primitiva y despótica, cuyoapetito expansionista suponía unaamenaza para Occidente y para lacristiandad latina... y protestante:la prensa proclamaba que una

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EN 1825, NICOLÁS I HABÍA SUCEDIDO a su hermano Alejandro I, que se

había enfrentado a la invasión napoleónica. Siempre tuvo presente este

hecho, y en 1854 diría: «Si Europa me obliga a ir a la guerra, seguiré el

ejemplo de mi hermano Alejandro en 1812 y entablaré una guerra sin

cuartel; si es necesario, me retiraré detrás de los Urales y no depondré

las armas mientras los pies extranjeros sigan hollando la tierra rusa».

DECIDIDO A RESISTIR

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Imperio otomano

Territorios otomanos con gobierno autónomo

Territorios independizados

Territorios perdidos en favordel Imperio austríaco

Expedición franco-británica (1854-1855)

Asedio (1854-1855)

Territorios perdidos en favor del Imperio ruso

Fecha de la autonomía, la independencia o la pérdida

Fronteras actuales

(1792)

SARGENTOS BRITÁNICOS CON IMÁGENES DE SAN MIGUEL (A LA IZQUIERDA) Y DE SAN JORGE (A LA DERECHA) TOMADAS DE UNA IGLESIA DE SEBASTOPOL.

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y otra gozarían de menos libertad bajo los ru-sos que bajo los otomanos. El emperador Na-poleón III de Francia, que acababa de llegar al poder tras un golpe de Estado, vio en la guerra una oportunidad de consolidar su prestigio, devolviendo a Francia el rango de gran poten-cia que había perdido tras la derrota de su tío Napoleón Bonaparte y un medio de congra-ciarse con la importante opinión católica fran-cesa. En febrero de 1854, franceses e ingleses exigieron a Rusia la retirada de los prin-cipados y Nicolás anunció que estaba en guerra con ambos países, que se ha-bían puesto «del lado de los enemigos de la Cristiandad», es decir, del Islam.

El primer escenario de la guerra fue la desembocadura pantanosa del Da-nubio, donde el zar tuvo que ordenar en junio la retirada de los principados des-pués de que los austríacos movilizasen a sus tropas frente a los rusos, temiendo que prendiera en sus propios dominios la agita-ción nacionalista de los eslavos promovida por Rusia en territorio otomano. Nicolás I consi-

deró este acto como una traición, ya que cuatro años atrás sus tropas habían ayudado a las aus-tríacas a aplastar la rebelión de los húngaros.

Por esta razón, después de que la expedición franco-británica desembarcase en Varna, al sur de la desembocadura del Danubio, se encon-tró sin enemigos a los que combatir. La guerra podría haber acabado aquí, ya que los rusos se habían retirado de suelo otomano. Pero los militares y los gobiernos aliados necesitaban una gran victoria que justificase la guerra ante la opinión pública. Cuando el cólera diezmó las filas de los aliados y un incendio destruyó sus almacenes en la ciudad, dejándolos con víveres

para sólo ocho días, franceses y británicos se encaminaron a Sebastopol, la base naval

de la flota rusa del mar Negro. Su con-quista debía dar satisfacción a quienes, como el príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria de Inglaterra, pensaban

que «hay que sacarle los dientes y cor-tarle las garras» al oso ruso. Y Sebastopol

era la garra con la que Rusia podía dar un zarpazo a Constantinopla.

LA CORNETA QUE DIO LA ORDEN

La corneta bajo estas líneas perteneció al trompeta Billy Brittain, que dio la orden de cargar a la Brigada Ligera. Brittain murió en el hospital de Scutari por las heridas que recibió en la batalla. Una lanza cosaca perforó la corneta y la dejó así.

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LA CARGA DE LA BRIGADA LIGERAEl 25 de octubre de 1855, durante la batalla de Balaclava, la Brigada Ligera británica cargó dos kilómetros contra la artillería rusa en el llamado Valle de la Muerte, mientras era cañoneada por el frente y los flancos. De 661 hombres que cargaron hubo 113 muertos, 134 heridos y 45 prisioneros.

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Los aliados alcanzaron Crimea el 13 de sep-tiembre, a bordo de 400 naves de vela y vapor cuya visión impresionó a los soldados rusos que las contemplaron, campesinos la mayoría de los cuales jamás había visto el mar: «¡Los infieles han levantado otra Moscú en el agua!», exclamarían a la vista de los mástiles que re-cordaban las agujas de las iglesias ortodoxas. Tras desembarcar a 45 kilómetros al norte de Sebastopol, avanzaron sobre esta plaza.

Alma, Balaclava, InkermanEl 20 de septiembre, el ejército zarista sufrió un tremendo fracaso a orillas del río Alma cuando intentó detener a un enemigo cuyos fusiles Minié eran letales a 1.200 pasos, fren-te a los 300 de los anticuados mosquetes za-ristas. Los rusos se retiraron a Sebastopol y los aliados erraron al no atacar la ciudad, entonces mal defendida. El asedio empezó al cabo de un mes, lo que dio tiempo al ingeniero Eduard Totleben a fortificarla con la construcción de terraplenes donde se hundían las balas de ca-ñón: bombardearlos era como disparar contra

un pudin, observó un oficial británico. El sitio, mal planteado, se dispuso al sur de la ciudad y se dejó casi expedito el norte, por donde llegaban provisiones y refuerzos a Sebastopol.

Siguieron dos nuevas derrotas rusas. El 25 de octubre, el intento de apoderarse del puerto de Balaclava, la base naval inglesa, se saldó con dos acciones memorables, descritas por William Howard Russell, corresponsal de The Times. En la primera, la carga de la caballería rusa fue detenida por los rifles Minié de una modesta línea de highlanders de dos en fondo. En la se-gunda, un error en la transmisión de las órde-nes llevó a la famosa carga de la Brigada Ligera: casi 700 hombres de la mejor caballería inglesa

SOLDADOS FRANCESES CHARLANDO CON TRES ZUAVOS

SENTADOS. FOTOGRAFÍA TOMADA POR ROGER FENTON EN 1855.

EL EJÉRCITO FRANCÉS era el mejor preparado de Crimea. Los ingleses

no habían intervenido en ninguna gran campaña desde las guerras

napoleónicas, pero los franceses sí: casi un tercio de su ejército había

participado en la conquista de Argelia (allí se creó el aguerrido cuerpo

de los zuavos). Y sus oficiales, auténticos profesionales, mantenían

con sus hombres una proximidad impensable para ingleses y rusos.

LOS MÁS PREPARADOS

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fusiles de los aliados eran moa distancia cuatro veces may

osquetes de los rusos

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LA CIUDADASEDIADASEBASTOPOL HABÍA NACIDO en la década de 1780

como la base naval rusa del mar Negro. La ciu-

dad estaba dividida en dos partes separadas por

el puerto, una ancha ría sin puentes que unieran

sus dos orillas. En septiembre de 1854, toda la

población trabajó para reforzar las defensas de

la ciudad por tierra, que se completaron en el

mar sellando el puerto con el hundimiento de

siete barcos en la bocana. Sebastopol sufrió su

primerbombardeoel 17deoctubre,pero losata-

ques de los aliados, que sitiaron la ciudad por

el sur, se estrellaron durante once meses ante

las improvisadas y efectivas defensas rusas,

centradas en el vital bastión de Malakoff, que

dominaba la ciudad y ante el que se apostaron

los franceses, y el bastión llamado Redan, ante

el que se establecieron los ingleses.

CORBIS / CORDON PRESS

La destrucción de Sebastopol: septiembre de 1855

1 Toma de MalakoffEl día 8, los 9.000 soldados franceses de la división del general MacMahon toman la fortaleza en un cruento asalto que comienza al mediodía.

2 Evacuación del surLos rusos han construido un puente flotante por el que, desde las siete de la tarde del día 8, miles de civiles y militares abandonan el lado sur de la ciudad.

3 El gran incendioEl día 9, los rusos prenden fuego al lado sur, ya abandonado, como habían hecho con Moscú en 1812. Los aliados no pueden entrar en la ciudad hasta el día 12.

MEDALLA DE LA GUERRA DE CRIMEA CON LA EFIGIE DE VICTORIA DE INGLATERRA Y TRES PASADORES DEDICADOS AL COMBATE EN SEBASTOPOL, LA BATALLA DE BALACLAVA Y A ACCIONES MILITARES EN EL MAR DE AZOV.

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Bahía de Kalamita, lugar del desembarco aliado.

Ferrocarril de Balaclava a las líneas inglesas

Kamiesh, base naval francesa

Balaclava, base naval francesa

Torre Malakoff

Redan

Carga de la Brigada Ligerag

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VISTA PANORÁMICA DE SEBASTOPOL Y LAS POSICIONES OCUPADAS POR LOS EJÉRCITOS

QUE ASEDIABAN LA CIUDAD. FUE DIBUJADA POR UN OFICIAL

DEL CUERPO DE INGENIEROS FRANCÉS Y PUBLICADA EN 1855.

BRIDGEMAN / ACI

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CUIDADOSMÉDICOS

Abajo, botiquínutilizado durante laguerra de Crimea porFlorence Nightingale;en realidad, suactuación personaltuvo un carácter másadministrativo queasistencial. MuseoFlorence Nightingale,Londres.

cargaron contra las baterías rusas en el extre-mo de un valle mientras eran batidas por loscañones que tenían enfrente, a su derecha y asuizquierda.ComodijoelgeneralfrancésBos-quet al contemplar tan heroica como absurdaacción:«Esmagnífico,peronoeslaguerra».El5denoviembretuvolugarlaúltimasalidadelosrusos: intentarondesalojara losaliadosde lascimasdeInkerman,quedominabanlas líneasaliadas. En el caos provocado por una densaniebla matutina, la arrolladora actuación delos zuavos, la infantería de élite francesa,decantó labatalla.Entonces llegóel invierno.

Hambre, frío, muerteLas operaciones militares se detuvieron eirrumpieronelfríoyeldesabastecimiento,delosquesólose libróelejército francés,modé-lico en su intendencia: cada regimiento con-taba con su cocina y una vivandera. En su base del puerto de Kamiesh incluso se podían en-contrar las últimas novedades en moda de Pa-rís. Por su parte, el ejército británico era un completo desastre: los soldados, aún en uni-

forme de verano, llevaban los pies envueltosenharaposysecubríanconmantashúmedasdebarroy lluvia.Enel casoruso, lasprivacio-nes eran mayores debido al atraso del país:ningúnferrocarrilconectabaCrimeaconMos-cú, y armas y provisiones llegaban en carrostiradosporbueyesycaballerías.

Lascarenciasresultabanespecialmentela-cerantes en el ámbito sanitario. Los inglesesdebíantrasladarasusheridosyenfermoshas-ta Constantinopla, donde recibían atenciónmédicaenlasinfamesinstalacionesdeScutari(hoyÜsküdar).Laslagunasrusasaúneranmayores–enelAlmaabandonaronasusheridosporcarecerdetransporte–,aun-que contaron con figuras como el doctorPirogov,queempleabaéterparacalmaralosheridosyanestesiaparaoperar,algoquelosmédicosbritánicosrechazabanporque,se-gún escribió uno de ellos, «el dolor producido por el cuchillo es un poderoso estimulante».

Existían otras diferencias entre los ejércitos enfrentados. En el zarista anidaba la corrup-ción (había heridos que tenían que sobornar

NIGHTINGALE Y EL DRAMA DE SCUTARI

Las enfermeras adquirieron un rol decisi-

vo en la guerra con Florence Nightinga-

le. Llegó al hospital británico de Scutari

en noviembre de 1854, entre las bata-

llas de Balaclava e Inkerman: heridos, muertos

y enfermos se hacinaban en jergones sucios,

con parásitos y con tinas de madera colo-

cadas en las mismas salas como sanitarios.

Impuso orden e higiene, pero la mortalidad

aumentó: del 8 por ciento a su llegada pasó al

52 por ciento en febrero de 1855: hubo 4.077

muertes durante el invierno y el 90 por ciento

se debieron a enfermedades contraídas en

Scutari: tifus, disentería, cólera... Las alcan-

tarillas que discurrían bajo el hospital conta-

minaban el agua, pero Nightingale atribuyó

las muertes a otras causas. En marzo, una

comisión gubernamental purgó las cloacas,

y en junio la mortalidad cayó al 2 por ciento.

CHRISTIE’S IMAGES / SCALA, FIRENZE

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FLORENCE NIGHTINGALE RECIBE A LOS HERIDOS EN SCUTARI. ÓLEO POR JERRY BARRET. 1857-1858. CHRISTIE’S, LONDRES.

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a los médicos para recibir tratamiento) y sus aristocráticos oficiales trataban a los soldados campesinos a latigazos; León Tolstoi, oficial en Crimea, reflejó este maltrato en sus Relatos de Sebastopol. Los oficiales ingleses, nobles que compraban sus cargos, también estaban muy lejos de sufrir las penalidades de sus hombres: si lord Cardigan, el comandante de la Brigada Ligera, se retiraba a su yate para dormir, mu-chos disfrutaban de cabañas construidas por sus asistentes; uno de ellos diría que conoció el sufrimiento de sus hombres por la prensa.

Una primavera decisivaA diferencia de lo sucedido en 1812 con la in-vasión napoleónica, el invierno ruso –«los ge-nerales enero y febrero», en los que confiaba el zar– no puso fin a la ofensiva aliada. En prima-vera, las condiciones materiales de los ingleses mejoraron. Florence Nightingale organizó los hospitales y llegó Alexis Soyer, chef del Reform Club, que organizó el aprovisionamiento de los ingleses al estilo francés, con 400 cocinas móviles diseñadas por él mismo (su modelo

estuvo en uso hasta la segunda guerra mun-dial). Llegaron nuevos aliados: los soldados de Cerdeña-Piamonte, enviados por su soberano con el propósito de que los aliados le apoyaran en su proyectada unificación de Italia. Y, sobre todo, pertrechos y municiones se multiplica-ron con la instalación de un ferrocarril que unió Balaclava con las posiciones de los sitiadores.

La guerra cobró un nuevo impulso con ello y con la sustitución del primer ministro británi-co Aberdeen por el belicoso Palmerston, rusó-fobo notorio. En esta crisis ministerial jugó un importante papel la publicación por The Times de las crónicas de sus corresponsales en Cri-mea y de cartas de soldados y sus familiares que narraban las penurias de los combatientes en Crimea. De hecho, ésta fue la primera guerra en la que la prensa desempeñó un papel decisivo.

El asedio de Sebastopol fue un temprano an-ticipo de la primera guerra mundial: comportó la excavación de 120 kilómetros de trincheras y el intercambio de 150 millones de disparos y cinco millones de bombas y obuses. El fuego que cayó sobre la población la convirtió en una

LA CRUZ VICTORIA

Esta condecoración británica fue instituida durante la guerra de Crimea para premiar el valor demostrado ante el enemigo: hecha con el bronce de los cañones capturados en Sebastopol, se concedía también a simples soldados, no sólo a oficiales.

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LA LUCHA EN LOS BASTIONESLas tropas rusas marchan a contener un asalto enemigo. En el centro, un pope bendice a los soldados, mientras, ante él, una enfermera atiende a un herido. Detalle del gran panorama sobre el asedio de Sebastopol pintado por Franz Alekseyevich Roubaud entre 1904 y 1912.

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ciudad mártir: el asalto final, el 8 de septiem-bre, contó con una preparación artillera de 400 bombas por minuto. El asedio acabó cuando los franceses tomaron el bastión de Malakoff, la clave de la defensa. Nicolás I no vio la derro-ta: había fallecido en marzo, y fue su hijo Ale-jandro II quien firmó la paz en marzo de 1856.

Hoy, la guerra de Crimea ocupa apenas unas líneas en los manuales de historia. Sin embar-go, tuvo repercusiones decisivas. En primer lugar, Rusia, resentida porque la movilización de los austríacos le impidió obtener la victoria en la primera fase de la contienda, no movió un dedo para apoyarlos cuando los derrotaron franceses y piamonteses, y más tarde los pru-sianos, lo que llevó al nacimiento de la Italia y la Alemania unificadas. En segundo lugar, Rusia no dejó de alentar el nacionalismo esla-vo en los Balcanes, lo que sembró las semillas de la primera guerra mundial. En tercer lugar, el afán expansivo ruso, frustrado en Europa, se dirigió hacia Asia Central. Las consecuen-cias dentro de Rusia fueron enormes. Su atra-so económico y tecnológico, que la llevó a la

derrota, se traduciría en medidas modernizado-ras como la liberación de los siervos y la apertura política bajo Alejandro II, sucesor de Nicolás I.

La heroica defensa de Sebastopol adquirió carácter legendario y convirtió a Crimea en parte sustancial de la identidad rusa. En 1954, Nikita Jruschov (ucraniano y presidente de la Unión Soviética) ordenó la transferencia de Crimea a Ucrania, que se quedó con la penín-sula tras la disolución de la URSS en 1991. No es de extrañar que en 2014 el presidente ruso Vladímir Putin decidiera la ocupación de este territorio, reivindicado por el nacionalismo ru-so. Hoy, por orden del presidente, el retrato del zar Nicolás I cuelga en la antecámara del des-pacho presidencial del Kremlin.

ENSAYO

Crimea. La primera gran guerraOrlando Figes. Edhasa, Barcelona, 2014.

El Valle de la Muerte. Balaclava y la carga de la Brigada Ligera Terry Brighton. Edhasa, Barcelona, 2008.

TEXTOS

Relatos de SebastopolLeón Tolstoi. Gredos, Madrid, 2003.

Para saber más

LA GUERRA DE CRIMEA fue la mayor contienda europea entre las

campañas napoleónicas y la primera guerra mundial. Murieron unos

750.000 soldados, pero sólo el 20 por ciento falleció por las heridas en

combate; el resto murió por enfermedad. Perecieron 500.000 rusos,

100.000 franceses (éstos enviaron a Crimea 310.000 hombres) y

20.000 británicos (que habían destacado a 98.000 soldados).

LUCHAR NO ERA LO PEOR

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TARKER / BRIDGEMAN / ACI

EL BASTIÓN REDAN TRAS LA RETIRADA RUSA DE LA CIUDAD DE SEBASTOPOL, EN SEPTIEMBRE DE 1855.

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da, presentaron imágenes de combatientes muertos. Hacerlo no habría contri-buido a la opinión inglesa favorable a a la justicia de su causa. De hecho, Fenton marchó a Crimea como fotó-grafo oficial, en lo que fue un

El carácter estático de las tomas fotográficas se

debía a que la imagen se for-maba sobre una placa de cristal que debía permane-cer expuesta durante unos 20 segundos. Dado que se trataba de imágenes cuida-

intento de ofrecer una ima-gen amable frente a las cró-nicas de William Howard Russell, corresponsal de The Times, crítico con la conduc-ción de la guerra y las peno-sas condiciones de vida de los soldados ingleses.

dosamente preparadas, no puede decirse que refle-jaran la guerra con fideli-dad. A ello contribuía otro hecho: ni James Robertson ni Robert Fenton, los dos bri-tánicos que dieron testimo-nio fotográfico de la contien-

Estos soldados del 68.o

de Infantería de Durham debían de estar sudando

bajo sus abrigos: la toma de Fenton pretendía mostrar

un ejército equipado para el frío, pero el invierno

ya había quedado atrás. La foto contigua, del

campamento del 68.o de

la Guardia de Dragones, muestra soldados ingleses

y franceses conversando; la mujer es la esposa del

soldado Rogers. Algunas esposas acompañaban a sus maridos a cambio de cocinar y de realizar

diversas labores para sus regimientos.

La cámara oscura sobre ruedas de Roger Fenton. Este vehículo era el laboratorio del fotógrafo en Crimea y el lugar donde revelaba sus imágenes. El hombre sentado al pescante del carruaje es Marcus Sparling, el

ayudante de Fenton. Fotografía de 1855.

NACE LAFOTOGRAFÍA DE GUERRAGracias al desarrollo de la fotografía, la guerra

de Crimea fue la primera contienda de la historia

que los lectores de periódicos pudieron «ver»

mientras tenía lugar. Como las limitaciones

técnicas de la época impedían que se pudiera

fotografiar el movimiento, las imágenes

corresponden a retratos posados y a paisajes.

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E el centro logístico inglés.La elección no fue muy acertada: las naves se apiñaban ante un muelle de sólo 30 metros y a 15 largos kilómetros del frente. Sus tiendas y tabernas atraían a los soldados de permiso.

ValledelaMuerte.NoeselvalledondecargólaBrigadaLigera,tambiénllamadoasí.SucarácterdesoladoylasbalasdecañónqueFentondispusoartísticamenteconvirtieronestafotoenlamáspopulardelaguerra:enLondressecomprabapor5chelines.

El cirujano auxiliar Henry Wilkin, del 11.o

de Húsares, encuadradoen la Brigada Ligera. Como cirujano, a Wilkin no se le exigíacabalgar con su regimiento en una carga, pero así lo hizo el 25de octubre. Él y su montura salieron completamente indemnes.

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