lecturas sugeridas domingo 5 de Febrero

boletin de ayuda liturgica

iglesia protestante libre

Salmo 147:1-7

Lectura –1 Corintios 9 : 16-23

fides

147:1 Alabad a JAH, Porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios; Porque suave y hermosa es la alabanza. 147:2 Jehová edifica a Jerusalén; A los desterrados de Israel recogerá. 147:3 El sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas. 147:4 El cuenta el número de las estrellas; A todas ellas llama por sus nombres. 147:5 Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; Y su entendimiento es infinito. 147:6 Jehová exalta a los humildes, Y humilla a los impíos hasta la tierra. 147:7 Cantad a Jehová con alabanza, Cantad con arpa a nuestro Dios.

9:16 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! 9:17 Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. 9:18 ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio. 9:19 Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. 9:20 Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; 9:21 a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo

Evangelio según San Marcos 1: 29-39

Comentario pastoral al Evangelio

fides sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. 9:22 Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. 9:23 Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él.

1:29 Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. 1:30 Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. 1:31 Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía. 1:32 Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tení-an enfermedades, y a los endemoniados; 1:33 y toda la ciudad se agolpó a la puerta. 1:34 Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían. 1:35 Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. 1:36 Y le buscó Simón, y los que con él estaban; 1:37 y hallándole, le dijeron: Todos te buscan. 1:38 El les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; por-que para esto he venido. 1:39 Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los de-monios.

En este Evangelio vemos como Jesús cura a la suegra de Pedro, un acto que pre-tende demostrar la capacidad sanante del maestro y la inmediatez de ese remedio ya que luego ella inmediatamente al bajarle la fiebre les comenzó a servir. Jesús siempre está a nuestro lado para curar nuestras enfermedades físicas y es-pirituales, muchas veces nos encontramos agobiados por los problemas del diario vivir, o diferentes circunstancias que nos ahogan, tanto enfermedades, acciones externas, discusiones, etc., que nos van mellando día a día nuestras fuerzas y nos sentimos derrumbados, y hasta que llegamos a tocar fondo en nuestro espíritu, es allí cuando necesitamos más a Jesús para que el tome el control pleno de las

fides acciones de nuestra vida, que sepamos también leer el signo de los aconteci-mientos que vamos viviendo para así poder encontrar la voluntad de Dios dentro de ellos, eso nos permitirá escoger mejor las soluciones según la voluntad de Dios. Pero ahora detengámonos en el mensaje del Evangelio y en especial esa frase “Todos te buscan”. Esta frase tiene hoy la misma vigencia para nosotros que hace dos mil doce años. También hoy todos tenemos hambre de Dios, estamos en esa permanente búsqueda de encontrarnos con Él y así poder tener un diálo-go más intimo, pero sabes que es Dios quien nos procura permanentemente, no-sotros por más que queramos muchas veces por nuestra fe débil o por nuestra mala forma de buscar a Dios, no logramos nada, pero no es culpa de Él , si no exactamente es por no saber, por no comprender las Escrituras y pensar que el hombre por sus propios medios puede manipular a la Divinidad, es algo muy co-mún en algunos pensamientos modernos de teología que se incentiva a que le increpen a Dios para que les cubra de materiales, sane sus enfermedades , etc., dejando a Dios como rehén de voluntades humanas y abajándolo a un mero títe-re proveedor de milagros. Pro ello que como el sabio de Hipona sus palabras son siempre actuales, San Agustín escribió al comienzo de sus Confesiones “Nos has hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en Ti”. Una verdad que supera todo palabrerío y que se inserta en la realidad de nuestra existencia, so-mos de Dios, para Dios y con Dios, sin el nada puede darnos descanso, sana-ción, paz, solo en la suprema Divinidad logramos toda la trascendencia necesa-ria y la curación a nuestros males. Entonces cuando el hombre se predispone sinceramente a la lectura de la Pala-bra de Dios, a pretender firmemente vivir según los preceptos del Señor, es allí que se facilita ese encuentro, pues Él busca también a cada persona, y los va añadiendo a sus escogidos. Para lograr todo esto debemos predisponernos a la oración y dialogar frecuente-mente con nuestro Señor, y que nos ayude a nuestras necesidades y logremos a demás dar a conocer a Cristo a los demás, sabiendo que Jesús es Sano, salu-dable y Sanador, es sano estar bajo su guía, saludable porque nos hace bien el poder ser sus heraldos y así tener paz profunda en nuestro interior y sanador, porque sana nuestros males tanto físicos como espirituales. Como hizo la suegra de Pedro debemos ponernos a servirle apenas el nos cure de nuestro mal, así ser servidores de su mensaje, de su figura es importante también para lograr nuestro más profundo equilibro, dentro de un mundo agita-do.

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